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Bulletin of Spanish Studies

Hispanic Studies and Researches on Spain, Portugal and Latin America

ISSN: (Print) (Online) Journal homepage: https://www.tandfonline.com/loi/cbhs20

Ensayos feministas censurados durante el


tardofranquismo: Maria Aurèlia Capmany, Lidia
Falcón y Amparo Moreno

Pilar Godayol

To cite this article: Pilar Godayol (2021) Ensayos feministas censurados durante el
tardofranquismo: Maria Aurèlia Capmany, Lidia Falcón y Amparo Moreno, Bulletin of Spanish
Studies, 98:4, 557-582, DOI: 10.1080/14753820.2021.1926773

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Published online: 23 Jun 2021.

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Bulletin of Spanish Studies, Volume XCVIII, Number 4, 2021

Ensayos feministas censurados


durante el tardofranquismo:
Maria Aurèlia Capmany,
Lidia Falcón y Amparo Moreno*
PILAR GODAYOL
Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya

En 1939 empieza una nueva época para los pueblos del Estado
español general y, en especial, para la mujer. Su situación
cambiará aún más radicalmente, si cabe. Las ideologías
antidemocráticas, más que ninguna otra, precisan para su
subsistencia de la sumisión de la mujer. Este cambio
aparecerá en todos los aspectos de su vida. Dentro del campo
legal pierde la equiparación al hombre tanto fuera como
dentro del matrimonio. La ley incapacita a la mujer para
casi todo, y una determinada ideología imperante en aquel
momento en gran parte de Europa, la exaltan como
reproductora de la especie. Se la intentará convencer que
ésta, junto al cuidado de su marido, es su misión principal.1

1 Introducción
En Qué es el feminismo (1976), la abogada y política Magda Oranich sostiene
que ‘las ideologías antidemocráticas, más que ninguna otra, precisan para su
subsistencia de la sumisión de la mujer’.2 En este libro de apenas ochenta
páginas, publicado en la mítica colección de bolsillo ‘Biblioteca de Divulgación
Política’ (dirigida por los hermanos Rosa y Oriol Regàs), de la editorial

* Este artículo se enmarca en las actividades del grupo de investigación consolidado


Grupo de Estudios de Género. Traducción, Literatura, Historia y Comunicación (GETLIHC)
(2017, SGR 136), de la Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya, y de la Red de
Estudios y Datos sobre la Edición Iberoamericana y Transnacional (RED-EDIT), con el
número de referencia RED2018-102343-T, financiada por el Ministerio de Ciencia,
Innovación y Universidades.
1 Magda Oranich, Qué es el feminismo (Barcelona: La Gaya Ciencia, 1976), 58.
2 Oranich, Qué es el feminismo, 60.

ISSN 1475-3820 print/ISSN 1478-3428 online/21/04/000557-26


© 2021 Bulletin of Spanish Studies. https://doi.org/10.1080/14753820.2021.1926773
558 BSS, XCVIII (2021) PILAR GODAYOL

barcelonesa La Gaya Ciencia, Oranich resumía la historia del feminismo


internacional (orígenes, lucha por el derecho del sufragio, retroceso
después de la Segunda Guerra Mundial) y reflexionaba sobre el
feminismo en Occidente y en España. Ante un panorama político, social
y cultural cambiante y esperanzador (se acababa de morir el dictador
Francisco Franco, con manifestaciones y reivindicaciones a favor de la
amnistía política, y las mujeres se empezaban a organizar legalmente en
asociaciones y a vincular en partidos políticos, en su mayoría
relacionados a la izquierda), Oranich recordaba cómo la mayoría de
derechos legales, sociales y laborales conseguidos con la legislación
republicana fueron arrasados por el gobierno impuesto por las armas: se
suprimió el matrimonio civil y el divorcio, la ley otorgó la patria potestad
sólo al padre, el adulterio se convirtió en un delito asimétrico entre el
hombre y la mujer, se prohibieron los anticonceptivos y la educación
sexual, el aborto se declaró ilegal, desapareció la coeducación y la
enseñanza gratuita, no se promocionó a la mujer en el trabajo etc.3 Este
es un resumen del contexto amargo de desigualdad jurídica, política,
social y fisiológica en que vivieron millones de mujeres durante la
dictadura franquista.4
Como las mujeres, la literatura fue otra de las grandes damnificadas de la
derrota republicana de 1939. En concreto las autoras feministas, nacionales e
internacionales, no lo tuvieron fácil para difundir sus ideas durante el
franquismo. En los últimos años del régimen dictatorial y los primeros de
la Transición democrática, habiendo pasado legalmente por la supervisión
del aparato censor, se publicaron algunos títulos muy relevantes, siempre
condicionados por los intereses y objetivos políticos y sociales propios de los
colectivos feministas del momento. Este artículo se propone estudiar la
conexión entre feminismo, ensayo y censura durante los años setenta en el
Estado español, especialmente en Cataluña, a partir de tres historias del
feminismo ibérico publicadas en Barcelona: Mujer y sociedad: análisis de
un fenómeno reaccionario (1969), de Lidia Falcón; El feminismo ibérico
(1970), de Maria Aurèlia Capmany, y Mujeres en lucha: el movimiento

3 Oranich, Qué es el feminismo, 58–61.


4 Para ampliar la documentación sobre feminismo y franquismo, véanse, entre otros:
Mujeres y hombres en la España franquista: sociedad, economía, política, cultura, ed. Gloria
Nielfa Cristóbal (Madrid: Instituto de Investigaciones Feministas/Editorial Complutense,
2003); Teoría feminista: de la Ilustración a la globalización, ed. Celia Amorós & Ana de
Miguel Álvarez, 3 vols (Madrid: Minerva Ediciones, 2005), III, De los debates sobre el género
al multiculturalismo; Rosa María Medina Doménech, Ciencia y sabiduría del amor: una
historia cultural de España (1940–1960) (Madrid: Iberoamericana/Frankfurt am Main:
Vervuert, 2013); A New History of Iberian Feminisms, ed. Silvia Bermúdez & Roberta
Johnson (Toronto: Univ. of Toronto Press, 2018); y Mary Nash, ‘The Resurgence of
Feminism in Catalonia, 1970–1975’, en A New History of Iberian Feminisms, ed. Bermúdez
& Johnson, 280–86.
ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 559

feminista en España (1977), de Amparo Moreno.5 Además de pioneras y


fundacionales, estas obras son representativas del feminismo del momento
y unas de las más censuradas del género. Aunque existen más libros
feministas expedientados de Falcón, Capmany y otras autoras, Mujer y
sociedad y El feminismo ibérico son dos ejemplos paradigmáticos de las
intervenciones censoras que se llevaron a cabo en este tipo de textos
ideológicos durante los últimos años de la dictadura.6 Publicada en el
posfranquismo, Mujeres en lucha, siendo la opera prima de Moreno,
muestra también cómo el aparato censor no dejó de funcionar después de la
muerte de Franco.
A medida que el Movimiento Feminista se organizaba y se afirmaba
como sujeto político de transformación social en el Estado español, la
necesidad de revalorizar las aportaciones de las mujeres en la historia
del país se hizo indispensable para poder explicar quiénes somos, de
dónde venimos, dónde estamos y a dónde vamos. En la línea del
feminismo de la segunda ola—surgido especialmente en Norteamérica y
algunos países europeos en los años sesenta y setenta—, los ensayos de
Falcón, Capmany y Moreno, con matices y diferencias, desarrollan
trabajo arqueológico y de reconstrucción femenina: uno de sus máximos
cometidos es recuperar y difundir textos y autoras simbólicas, clásicas y
contemporáneas, nacionales e internacionales, y así empoderar a las nuevas
generaciones, nacidas después de la Guerra Civil, con redes genealógicas
para superar la orfandad materna crónica que el franquismo propició. El
objetivo imperativo de rescatar y visibilizar pensadoras, movimientos y
obras para construir una historia cultural de las mujeres y del feminismo
no ha dejado de perseguirse hasta la actualidad, intensificándose a partir
de los años ochenta con la creación de los estudios de género en la
academia. Entre otras cuestiones, se ha luchado contra la implacable
selección androcéntrica del canon que sistemáticamente invisibiliza textos
femeninos y feministas, como los estudiados aquí. Cabe destacar que Mujer
y sociedad, El feminismo ibérico y Mujeres en lucha no se han reeditado, a
pesar de su relevancia histórica y sociológica.
Finalmente, esta investigación se enmarca metodológicamente en los
enfoques antiesencialistas de la historia de las mujeres y del feminismo, así
como de la historia de la literatura y de la edición, que propugnan una

5 Lidia Falcón, Mujer y sociedad: análisis de un fenómeno reaccionario, prólogo de


Eliseo Bayo (Barcelona: Fontanella, 1969); Maria Aurèlia Capmany, con la colaboración de
Carmen Alcalde, El feminismo ibérico (Vilassar de Mar: Oikos-Tau, 1970); y Amparo
Moreno, Mujeres en lucha: el movimiento feminista en España (Barcelona: Anagrama, 1977).
6 Véanse Francesc Foguet i Boreu, Maria Aurèlia Capmany, escriptora compromesa
(1963–1977) (Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2018); y Pilar Godayol,
‘Contra la derrota de 1939: Maria Aurèlia Capmany y la historia del feminismo a finales del
franquismo’, Represura, 4 (2019), 132–57.
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conceptualización plural y descentrada, abierta a las interrelaciones entre


historias subalternas e invisibilizadas por los discursos dominantes.7
Asimismo tiene en cuenta el concepto ‘microhistoria’, en el cual se ponen
en valor los detalles y las actuaciones de los actores y las instituciones
que influyeron en el proceso y la recepción de la literatura feminista
original, a partir de la consulta a fuentes primarias (especialmente
archivos) y secundarias, ‘in order to better understand how detailed
analysis of the everyday experience of individuals can shed light on the
bigger picture of the history of translation in specific socio-historical and
cultural contexts’.8 En nuestro caso, para estudiar la censura aplicada a
los ensayos feministas durante el tardofranquismo y la Transición, hemos
consultado los expedientes abiertos a las editoriales Fontanella, Oikos-
Tau y Anagrama, que actualmente se guardan en el Archivo General de la
Administración (AGA), de Alcalá de Henares.9 A partir de la consulta de
los expedientes de censura que el Ministerio de Información y Turismo
(MIT) abrió a estas editoriales barcelonesas, cuando solicitaron la
autorización para reproducir los ensayos de Falcón, Capmany y Moreno,
podremos averiguar cómo reaccionó el régimen ante la posibilidad de
publicar ensayos históricos ‘subversivos’ de autoría femenina, quiénes
fueron sus censores, qué observaciones formularon y, finalmente, qué tipo
de puniciones intelectuales les practicaron.

2 Notas sobre feminismo y franquismo


En Mujeres en lucha: el movimiento feminista en España (1977), la académica
y periodista Amparo Moreno, además de incluir documentos fundamentales
del movimiento feminista de la época, hace una radiografía panorámica de
la historia de la lucha feminista bajo el franquismo y defiende que esta
rebelión, combatida desde la derecha y la izquierda, tiene una tradición

7 Véanse Feminism and History, ed. Joan Wallach Scott (Oxford: Oxford U. P., 1996);
Dominick LaCapra, History in Transit: Experience, Identity, Critical Theory (Ithaca: Cornell
U. P., 2004); La historia de las mujeres: perspectivas actuales, ed. Cristina Borderías
(Barcelona: Icaria, 2009); y Ma Carmen África Vidal Claramonte, La traducción y la(s)
historia(s): nuevas vías para la investigación, con prólogo de Edwin Gentzler (Granada:
Comares, 2018).
8 Jeremy Munday, ‘Using Primary Sources to Produce a Microhistory of Translation
and Translators: Theoretical and Methodological Concerns’, The Translator, 20:1 (2014), 64–
80 (p. 65). Véase también Paul F. Bandia, ‘Response’, The Translator, 20:1 (2014), 112–18.
9 En general, los expedientes de censura del AGA, que a menudo son incompletos,
pueden albergar diferentes documentos: las solicitudes de las editoriales al Ministerio de
Información y Turismo (MIT), los informes de los censores, las cartas entre los editores y el
aparato censor, los recursos de alzada, información interna del MIT, algunos originales y
galeradas con tachaduras etc. Este artículo se centra en el estudio de este material
administrativo y no incluye el análisis comparativo entre galeradas y textos finales
autorizados.
ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 561

importante que hay que considerar. Entre 1939 y 1975, Moreno señala tres
etapas desiguales.10 En la primera, hasta finales de los años sesenta, el
feminismo lo conforman mujeres a título individual que, a través de
artículos en la prensa, libros y conferencias, se esfuerzan por denunciar la
situación de la mujer. En la segunda, de mediados de los años sesenta a
mediados de los setenta, las mujeres empiezan a organizarse
colectivamente: como frentes femeninos de partidos de la oposición, con
planteamientos claramente independientes (y surgen a menudo
contradicciones por las dobles militancias) y con fines muy específicos
(mujeres universitarias, juristas, separadas etc.). En la tercera etapa, a
partir de 1975 y, más concretamente, de las Jornadas por la Liberación de
la Mujer celebradas en Madrid en diciembre de este año, empiezan a
sentarse las bases de un movimiento feminista abierto a la mayoría de las
mujeres y, por lo tanto, surgen grupos y tendencias feministas diversas en
todo el Estado.
De la primera etapa, podemos destacar el nombre de la intelectual
católica progresista María de los Reyes Laffitte y Pérez del Pulgar (1902–
1986), conocida, por su matrimonio, como la condesa Campo Alange, quien,
en 1948, publicó La secreta guerra de los sexos en la editorial Revista de
Occidente, obra que tuvo un cierto impacto en círculos intelectuales. En la
reedición de 1950 (también fue reimprimida en 1958 y en 2008), después de
la publicación en París en 1949 de Le Deuxième sexe, de Simone de
Beauvoir,11 la autora reescribió el prólogo e incorporó ideas del clásico
feminista francés, a la vez que se defendió de las críticas de algunos
intelectuales coetáneos, como Eugeni d’Ors, quien, entre el 10 y el 15 de
febrero de 1949, le dedicó cinco glosas beligerantes, con el título ‘Novísimo
glosario. La secreta guerra de los sexos’, en la revista Arriba.12
A partir de los sesenta, la simbólica apertura del segundo franquismo y la
revitalización del feminismo en otros países (como Estados Unidos, Francia y
Gran Bretaña) propiciaron el interés editorial hacia la memoria histórica de
la mujer, especialmente en Madrid y Barcelona: ‘la preocupación por la
historia aparece en toda nueva forma de conciencia de un grupo social
emergente como investigación retrospectiva de su propia problemática’,
sostiene Celia Amorós.13 En este sentido, diversas publicaciones evidenciaron

10 Moreno, Mujeres en lucha, 17–18.


11 Simone de Beauvoir, Le Deuxième sexe (Paris: Gallimard, 1949).
12 Gloria Nielfa Cristóbal, ‘Pensamiento y feminismo en la España de 1961. María
Campo Alange: la mujer como mito y como ser humano’, Arenal. Revista de Historia de las
Mujeres, 9:1 (2002), 185–96.
13 Celia Amorós, ‘Debates ideológicos en el movimiento feminista durante la Transición
española’, en El movimiento feminista en España en los años 70, ed. Carmen Martínez Ten,
Purificación Gutiérrez López & Pilar González Ruiz (Valencia: Cátedra/Univ. de València/
Instituto de la Mujer, 2009), 189–201 (p. 193).
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que el feminismo empezaba a resurgir. Entre otras, sobresalen La mujer como


mito y como ser humano (1961), La mujer en España: cien años de su historia
(1860–1960) (1963), Habla la mujer: resultados de un sondeo en la juventud
actual (1967), de María Laffitte; Los derechos civiles de la mujer: texto,
jurisprudencia, comentarios (1963), Los derechos laborales de la mujer
(1965) y Mujer y sociedad: análisis de un fenómeno reaccionario (1969), de
Lidia Falcón; Feminismo y espiritualidad (1964), de Lilí Álvarez; La dona a
Catalunya: consciència i situació (1966), de Maria Aurèlia Capmany; o La
mujer en España (1967), de Mireia Bofill, Maria Lluïsa Fabra, Anna Sallés
y Elisa Vallès.14
Fuente de inspiración de las autoras nacionales, el ensayo feminista
traducido también ocupó un lugar preferencial en los debates
asociacionistas y académicos del momento. Si durante la vigencia de la Ley
de Prensa de 1938, tanto los ensayos ideológicos originales como los
traducidos fueron prohibidos, con alguna excepción, a mediados de los
sesenta, con la supuesta liberalización de la censura, que se materializó con
la entrada en vigor de la Ley de Prensa e Imprenta de 1966 (la llamada
Ley Fraga, por ser promovida por el ministro de Información y Turismo
Manuel Fraga Iribarne), se publicaron dos obras fundacionales extranjeras
del feminismo moderno: Le Deuxième sexe (1949), de Simone de Beauvoir, y
The Feminine Mystique (1963), de Betty Friedan.15 The Feminine Mystique
se tradujo al castellano (Sagitario) y al catalán (Edicions 62) en 1965 y, Le
Deuxième sexe, al catalán (Edicions 62), en 1968. La versión castellana de
Friedan contó con un prólogo de Lilí Álvarez y, la versión catalana de
Beauvoir, con uno de Maria Aurèlia Capmany. La traducción argentina de
El segundo sexo (1954) circuló clandestinamente en España, dado que el
aparato censor prohibió su importación en 1955. No existió una versión
peninsular de la obra de Beauvoir hasta 1998, en la colección ‘Feminismos’
de Cátedra.16

14 Véanse los libros siguientes de María Laffitte: La mujer como mito y como ser humano
(Madrid: Taurus, 1961), La mujer en España: cien años de su historia (1860–1960) (Madrid:
Aguilar, 1963) y Habla la mujer: resultado de un sondeo sobre la juventud actual (Madrid:
Cuadernos para el Diálogo, 1967); de Lidia Falcón, véanse: Los derechos civiles de la mujer:
texto, jurisprudencia, comentarios (Barcelona: Nereo, 1963), Los derechos laborales de la
mujer (Madrid: Montecorvo, 1965) y Mujer y sociedad: análisis de un fenómeno reaccionario,
prólogo de Bayo; de Lilí Álvarez, véase: Feminismo y espiritualidad (Madrid: Taurus, 1964);
de Maria Aurèlia Capmany, véase La dona a Catalunya: consciència i situació (Barcelona:
Edicions 62, 1966); y finalmente La mujer en España (Barcelona: Ediciones de Cultura
Popular, 1967), ed. Mireia Bofill, Maria Lluïsa Fabra, Anna Sallés & Elisa Vallès.
15 Betty Friedan, The Feminine Mystique (New York: Norton, 1963).
16 Pilar Godayol, Tres escritoras censuradas: Simone de Beauvoir, Betty Friedan y Mary
McCarthy (Granada: Comares, 2017). Véase también la primera edición, en catalán: Tres
escriptores censurades. Simone de Beauvoir, Betty Friedan & Mary McCarthy (Lleida:
Punctum, 2016).
ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 563

Estas primeras publicaciones, del país y extranjeras, ejemplifican los dos


principales movimientos ideológicos que hicieron renacer y repensar el
debate feminista después de la guerra: el catolicismo progresista, más o
menos ligado al régimen, y los movimientos antifranquistas asociados a
partidos de izquierdas clandestinos. El primero, digamos el feminismo
conservador, surgió sobre todo alrededor del Seminario de Estudios
Sociológicos de la Mujer (SESM), organización de mujeres universitarias
católicas fundada el 1960 en Madrid por María Laffitte (con la colaboración
de Lilí Álvarez, Concepción Borreguero Sierra, Elena Catena, Consuelo de la
Gándara, María Jiménez Bermejo, Carmen Pérez de Seoane, María Salas y
Purificación Salas), con el objetivo de analizar la situación del sexo femenino
en la sociedad y reivindicar mejoras. El segundo, el feminismo más
rupturista, en general se concibió en el marco de la militancia clandestina de
los partidos socialistas y comunistas, y denunciaba la situación de opresión
de las mujeres en función de los intereses capitalistas. La escritora Maria
Aurèlia Capmany, afiliada al Partido Socialista de Cataluña (PSC), y la
abogada Lidia Falcón, fundadora en 1981 del Partido Feminista de España
(PFE), son, a pesar de abanderar dos feminismos diferentes—el socialista y
el radical, respectivamente—, dos de sus máximas representantes.17
A partir de los setenta, en pleno auge de los feminismos internacionales y
de sus plataformas editoriales, aparecieron numerosos ensayos de autoras
nacionales, que, mayoritariamente, se encargaron del cometido de recuperar
la historia de las conquistas de las mujeres, silenciada por el modelo fascista
de feminidad impuesto por Franco:18 entre otros, sobresalen El feminismo
ibérico (1970) y El feminisme a Catalunya (1973), de Maria Aurèlia
Capmany; Hablan las Women’s Lib (1972), editado por Maria José Ragué i
Arias; En el infierno: ser mujer en las cárceles de España (1977), de Lidia
Falcón; Manifiesto para la liberación de la mujer (1974), de Victoria Sau
Sánchez; Mujeres libres (1975), de Mary Nash; Mujercitas (1975), de Núria
Pompeia; Qué es el feminismo (1976), de Magda Oranich; Mujeres en lucha:
el movimiento feminista en España (1977), de Amparo Moreno, o Cuaderno
feminista: introducción al self-help (1978), de Leonor Taboada.19

17 Geraldine M. Scanlon, La polémica feminista en la España contemporánea (1868–


1974), trad. Rafael Mazarrasa (Madrid: Siglo XXI, 1976); María Ángeles Larumbe Gorraitz,
Una inmensa minoría: influencia y feminismo en la Transición (Zaragoza: Prensas
Universitarias de Zaragoza, 2002); y Meritxell Ferré Baldrich, El maig de les dones: el
moviment feminista a Catalunya durant la Transició (Tarragona: Arola, 2018).
18 Conxa Llinàs, Feminismes de la Transició a Catalunya: textos i materials (Barcelona:
Horsori, 2008); Amorós, ‘Debates ideológicos en el movimiento feminista durante la Transición
española’, 192–93; y Pilar Godayol, Feminismes i traducció (1965–1990) (Lleida: Puntum,
2020), 90–91 (también disponible en versión española: Pilar Godayol, Feminismos y
traducción [1965–1990], trad. Pilar Godayol [Granada: Comares, 2021]).
19 De Maria Aurèlia Capmany, El feminismo ibérico y El feminisme a Catalunya
(Barcelona: Nova Terra, 1973); Hablan las Women’s Lib, ed. Maria José Ragué i Arias
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Asimismo, con la complicidad de los grupos feministas y de algunos


editores progresistas, como los barceloneses Carlos Barral (Seix Barral),
Josep Maria Castellet (Edicions 62 y Península) o Jorge Herralde
(Anagrama), se empezaron a publicar traducciones de autoras de diferentes
escuelas feministas, mayoritariamente angloamericanas y francesas. Se
incluyeron en los catálogos de editoriales que querían importar literatura
ideológica prohibida hasta entonces.20 Por ejemplo, en Barcelona, entre
otras, Edicions 62 editó La mística de la feminitat (1965), de Betty Friedan,
y El segon sexe (1968), de Simone de Beauvoir; Seix Barral editó Una
habitación propia (1967), de Virginia Woolf, y Las guerrilleras (1971), de
Monique Wittig; o Anagrama, La liberación de la mujer: la larga lucha
(1975) y Psicoanálisis y feminismo (1976), de Juliet Mitchell.21
A partir de la muerte del dictador, el 20 de noviembre de 1975,
coincidiendo con la declaración de las Naciones Unidas del Año
Internacional de la Mujer, con el ímpetu de los movimientos sociales y
académicos de las mujeres, se sistematizó la creación y la recreación de
literatura feminista y se impulsaron varias iniciativas: revistas, colecciones
y alguna editorial especializada. En Cataluña, la celebración, del 27 al 30
de mayo de 1976, de las Primeras Jornadas Catalanas de la Mujer, en el
paraninfo de la Universidad de Barcelona, fue el punto de partida decisivo.
A partir de entonces nacieron diferentes espacios físicos-intelectuales
feministas, con la intención de crear lugares de encuentro entre los
distintos grupos (radicales, subordinados a organizaciones políticas de
izquierdas, terceras vías). Destacamos la creación de las revistas Dones en
Lluita (1977–1983) y Vindicación Feminista (1976–1979),22 publicaciones

(Barcelona: Kairós, 1972); Lidia Falcón, En el infierno: ser mujer en las cárceles de España
(Barcelona: Ediciones de Feminismo, 1977); Victoria Sau Sánchez, Manifiesto para la
liberación de la mujer (Barcelona: Ediciones 29, 1974); Mary Nash, Mujeres libres
(Barcelona: Tusquets, 1975); Núria Pompeia, Mujercitas (Barcelona: Punch, 1975); Oranich,
Qué es el feminismo; Moreno, Mujeres en lucha: el movimiento feminista en España; y
Leonor Taboada, Cuaderno feminista: introducción al self-help (Barcelona: Fontanella, 1978).
20 Fernando Larraz, ‘Gender, Translation and Censorship in Seix Barral’s “Biblioteca
Breve” and “Biblioteca Formentor” (1955–1975)’, en Foreign Women Authors under Fascism
and Francoism: Gender, Translation and Censorship, ed. Pilar Godayol & Annarita Taronna
(Newcastle upon Tyne: Cambridge Scholars Publishing, 2018), 128–45.
21 Betty Friedan, La mística de la feminitat, trad. Jordi Solé Tura (Barcelona: Edicions
62, 1965); Simone de Beauvoir, El segon sexe, prólogo de Maria Aurèlia Capmany, trad.
Hermínia Grau & Carme Vilaginés (Barcelona: Edicions 62, 1968); Virginia Woolf, Una
habitación propia, trad. Laura Pujol (Barcelona: Seix Barral, 1967); Monique Wittig, Las
guerrilleras trad. Josep Elías & Juan Viñoly (Barcelona: Seix Barral, 1971); y las dos obras
de Juliet Mitchell, La liberación de la mujer: la larga lucha, trad. Horacio González Trejo
(Barcelona, Anagrama, 1975), y Psicoanálisis y feminismo, trad. Horacio González Trejo
(Barcelona: Anagrama, 1976).
22 María Ángeles Larumbe Gorraitz, ‘Vindicación Feminista’: una voz colectiva, una
historia propia. Antología facsímil de textos (1976–1979) (Zaragoza: Prensas Universitarias
de Zaragoza, 2009).
ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 565

de referencia del debate teórico feminista de la época, la puesta en marcha de


la colección ‘La Educación Sentimental’ (1977–1984), de Anagrama,23 así
como la fundación de la editorial, LaSal. Edicions de les Dones, la primera
editorial feminista del Estado (1978–1990).24 También aparecieron La
Llibreria de les Dones (1977–1982), el bar-biblioteca feminista LaSal
(1977–1980) y la Casa de la Dona (1979–1981).25

3 La censura literaria franquista: legislación y criterios


La censura, en su versión más dura, recogida en la eufemística ley de
Prensa de 1938, formaba parte del ciclo represivo contra el libro, era un
eslabón más, pero no el único ni el más grave. Primero se destruyó la
oferta editorial y bibliotecaria del país quemando y guillotinando libros,
luego se expurgaron y depuraron los fondos bibliográficos de los
anaqueles de las bibliotecas, de los almacenes de las editoriales y de los
escaparates de las librerías. Después se estableció la censura previa
para controlar la oferta nacional e internacional e impedir que salieran
al mercado títulos prohibidos y perjudiciales, y por último se publicaron
textos sanos de acuerdo con el nuevo decálogo franquista, en muchos
casos propagandísticos.26

En La persecución del libro: hogueras, infiernos y buenas lecturas (1936–


1951), Ana Martínez Rus estudia cómo el régimen franquista persiguió todo
lo que representaba la ‘antiEspaña’: por un lado, eliminó y encarceló
personas e ilegalizó asociaciones y organizaciones y, por el otro, quemó
libros y depuró fondos de bibliotecas públicas y privadas, prohibió obras y
autores y condicionó la oferta editorial del país con el objetivo de aplastar
el pensamiento de los vencidos e imponer el de los vencedores. La política
represiva respecto al libro disidente fue doble: se intentó destruir el
patrimonio existente y se intentó controlar las novedades editoriales de
sellos nacionales y extranjeros para no dejar entrar el ‘otro’ subversivo.
Para eliminar las ideologías ‘peligrosas’, el régimen declaró la ‘guerra a los
intelectuales, a la cultura y al libro’.27

23 Pilar Godayol, ‘Feminismo, traducción y censura en el posfranquismo: “La Educación


Sentimental”, de Anagrama’, en Traducción, género y censura en la literatura y en los medios
de comunicación, ed. Gora Zaragoza Ninet et al. (Granada: Comares, 2018), 13–26.
24 Pilar Godayol, ‘Hacia un canon literario igualitario: LaSal, primera editorial
feminista’, en Traducir para la igualdad sexual/Translating for Sexual Equality, ed. José
Santaemilia Ruiz (Granada: Comares, 2017), 49–62.
25 Llinàs, Feminismes de la Transició a Catalunya, 111–24.
26 Ana Martínez Rus, La persecución del libro: hogueras, infiernos y buenas lecturas
(1936–1951) (Gijón: Trea, 2014), 200.
27 Martínez Rus, La persecución del libro, 12.
566 BSS, XCVIII (2021) PILAR GODAYOL

Las leyes franquistas ampararon esta operación de represión cultural y


editorial. En los primeros años de la dictadura, el libro en lengua
castellana no acorde con el nacionalcatolicismo fue perseguido y el libro en
catalán, gallego y vasco se prohibió completamente (salvo algunas
excepciones de poesía o de religión). En 1966 se aprobó la Ley de Prensa e
Imprenta, que invalidó la de 1938. Se pasó de la ‘censura previa
obligatoria’ de los originales a la ‘consulta voluntaria’, una censura
encubierta que fue válida más allá de la dictadura (1975–1982). Un primer
paso para desmantelar la censura administrativa fue la aprobación del
Real Decreto-Ley 24/1977 sobre libertad de expresión del 1 de abril de
1977, la llamada Ley Antilibelo. Más tarde, la Constitución del 29 de
diciembre de 1978, en el artículo 20, proclamaba la libertad de expresión y
prohibía a la administración la censura previa y el secuestro de las
publicaciones. Entre 1978 y hasta entrados de los ochenta, las editoriales
todavía tuvieron que solicitar al MIT una autorización para publicar sus
libros. En las últimas tres décadas se ha generado abundante bibliografía
sobre censura, literatura y traducción, como muestran los estudios de
Manuel Abellán, Maria Josepa Gallofré, Rosa Rabadán, Eduardo Ruiz
Bautista, Raquel Merino, Montserrat Bacardí, Francisco Rojas Claros o
Fernando Larraz Elorriaga.28 En los últimos años han empezado a surgir
trabajos sobre género, literatura y censura, así como género, traducción y
censura.29
La censura ejercida por el franquismo no sistematizó nunca, de manera
explícita, los criterios que utilizaba. Manuel Abellán distingue dos bloques
básicos de principios estratégicos: por un lado, la intocabilidad y el obligado
respeto al sistema y a los principios ideológicos del franquismo, que
perduró a lo largo de todo el periodo; por otro, la supeditación de la
ciudadanía a una moral católica, que, con la evolución de la sociedad, fue
perdiendo peso, muy poco a poco.30 A grandes rasgos, había dos perfiles de

28 Véanse, entre otros: Manuel L. Abellán, Censura y creación literaria en España


(1939–1976) (Barcelona: Península, 1980); Traducción y censura en España (1939–1985).
Estudios sobre corpus TRACE: cine, narrativa, teatro, ed. Raquel Merino (Bilbao: Univ. del
País Vasco/Univ. de León, 2008); Tiempo de censura: la represión editorial durante el
franquismo, coord. Eduardo Ruiz Bautista (Gijón: Trea, 2008); Montserrat Bacardí, La
traducció catalana sota el franquisme (Lleida: Punctum, 2012); Francisco Rojas Claros,
Dirigismo cultural y disidencia editorial en España (1962–1973) (Alicante: Univ. de
Alicante, 2013); y Fernando Larraz Elorriaga, Letricidio español: censura y novela durante
el franquismo (Gijón: Trea, 2014).
29 Véanse, entre otros: Lucía Montejo Gurruchaga, Discurso de autora: genero y censura
en la narrativa española de posguerra (Madrid: UNED, 2010); Godayol, Tres escritoras
censuradas; Foreign Women Authors under Fascism and Francoism, ed. Godayol & Taronna;
Traducción, género y censura en la literatura y en los medios de comunicación, ed. Zaragoza
Ninet et al.
30 Abellán, Censura y creación literaria en España, 88–90.
ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 567

censores: por una parte, los más intelectuales, que comprendían miembros de
la Iglesia, militares, académicos, escritores y críticos; y, por otra, los
funcionarios del MIT. Dependiendo del nombre del autor o autora y de la
complejidad ideológica de la obra, se procuraba que uno de los censores
fuera un especialista, a veces un clérigo.
Cuando la editorial solicitaba traducir una obra al órgano censor del MIT,
se le abría un expediente con un número de referencia y se pasaba a requerir
la opinión de los censores. El impreso a rellenar (más o menos el mismo
durante cuarenta años) contenía las siguientes preguntas, además de un
informe y las observaciones: a) ¿Ataca el dogma? b) ¿A la moral? c) ¿A la
Iglesia o a sus Ministros? d) ¿Al Régimen o a sus Instituciones? e) ¿A las
persones que colaboran o han colaborado con el Régimen? y f) Los pasajes
censurables ¿califican el contenido total de la obra? Así pues, los censores
—uno, dos o más, según la conflictividad de la obra—la leían y redactaban
el informe, que incluía un resumen, una valoración, donde se señalaban los
pasajes conflictivos, y un dictamen. La decisión final era supervisada por
los órganos superiores. El dictamen podía ser: aprobado, aprobado con
supresiones/tachaduras o denegado. Si el MIT emitía un dictamen
negativo, la editorial podía hacer un recurso de alzada, que normalmente
no prosperaba, así como volverlo a intentar más tarde. Si era positivo, el
trámite administrativo oficial se cerraba con el envío de seis ejemplares que
quedaban en depósito en el MIT.
En el AGA de Alcalá de Henares, hemos consultado los expedientes de
censura y de depósito administrativo obligatorio de los ensayos objeto de
estudio: Mujer y sociedad (1969), de Lidia Falcón; El feminismo ibérico (1970),
de Maria Aurèlia Capmany; y Mujeres en lucha: el movimiento feminista en
España (1977), de Amparo Moreno. En la Tabla 1, resumimos los detalles de
sus expedientes administrativos, que analizaremos a continuación.

Tabla 1
Expedientes de censura de los ensayos feministas de Lidia Falcón,
Maria Aurèlia Capmany y Amparo Moreno.

Fecha de Fecha de Expediente Obra Editorial Resolución


entrada resolución
16/04/ 08/11/1969 AGA 21-18888, Mujer y sociedad Fontanella Autorizada
1968 expediente (1969) (Barcelona) (con
3229 tachaduras)
26/07/ 19/06/1970 AGA 66-3298, El feminismo Oikos-Tau Autorizada
1969 expediente ibérico (1970) (Vilassar de (con
7593 Mar, tachaduras)
Barcelona)
23/06/ 27/06/1977 AGA 73-06195, Mujeres en Anagrama Autorizada
1977 expediente lucha. (Barcelona)
8224 El movimiento
feminista en
España (1977)
568 BSS, XCVIII (2021) PILAR GODAYOL

4 Mujer y sociedad (1969), de Lidia Falcón


Abogada, escritora, periodista y activista feminista antifranquista, Lidia
Falcón O’Neill (Madrid, 1935) militó en el Partido Socialista Unificado de
Cataluña (PSUC) y fue encarcelada por sus ideas durante la dictadura. En
1976 fundó el Colectivo Feminista de Barcelona (CFB), la revista
Vindicación Feminista (1976–1979), con Carmen Alcalde, y la editorial
Ediciones de Feminismo. En 1977 creó la Organización Feminista
Revolucionaria (OFR), a partir de la cual, más tarde, se originó el PFE
(legalizado el 22 de marzo de 1981 y, desde 2015, en coalición con Izquierda
Unida (IU)—ahora en coalición con Unidas Podemos—, hasta el 22 de
febrero de 2020 que IU expulsó al PFE por su posicionamiento público
contra las leyes Trans). Desde 1979 dirige la revista Poder y Libertad. Ha
colaborado profusamente en la prensa: Presència, Triunfo, Cuadernos para
el Diálogo, Vindicación Feminista, El Noticiero Universal, El Diario de
Barcelona, El Periódico de Cataluña, El País y El Mundo. Ha publicado
alrededor de cincuenta de libros, de los cuales destacan la obra de carácter
biográfico y la ensayística feminista.31
A finales de 1975 nació, en Madrid, el Colectivo Feminista en el entorno
del despacho de la abogada Cristina Alberdi. Escindido el grupo, poco
después surgieron diferentes Colectivos Feministas en Asturias, Barcelona,
Castellón, Ibiza, Madrid, Sevilla, Oviedo y Valencia. El de Barcelona fue
liderado por Lidia Falcón, con la colaboración de Carmen Alcalde, Regina
Bayo, Anna Estany, María José Ragué y Adela Tomás. El CFB se identificó
con el feminismo radical norteamericano (Shulamith Firestone, Kate
Millett) y defendió el materialismo ortodoxo (en la línea del feminismo
marxista francés de Christine Delphy).32 La mujer era considerada como
una clase social y su máximo cometido era la revolución feminista, que
debía poner fin a la opresión femenina. Con el fin de cambiar la sociedad
capitalista y machista, no sólo pretendía cambiar el modelo de producción,

31 Véanse, entre otros títulos de Lidia Falcón: Los derechos civiles de la mujer; Los
derechos laborales de la mujer; Mujer y sociedad: análisis de un fenómeno reaccionario,
prólogo de Bayo; Cartas a una idiota española (Barcelona: Editorial Dirosa, 1974); En el
infierno: ser mujer en las cárceles de España; La razón feminista, 2 vols (Barcelona:
Fontanella, 1981–1982), I: La mujer como clase social y económica: el modo de producción
doméstico, II: La reproducción humana; Violencia contra la mujer (Barcelona: Círculo de
Lectores, 1991); Mujer y poder político: fundamentos de la crisis de objectivos e ideologia del
movimiento feminista (Madrid: Vindicación Feminista, 1992); Los nuevos mitos del
feminismo (Madrid: Vindicación Feminista, 2000); Memorias políticas (1951–1981)
(Barcelona: Planeta, 1999); La pasión feminista de mi vida: cincuenta años de feminismo en
España (Barcelona: El Viejo Topo, 2012); y Los nuevos machismos (Barcelona: Editorial
Aresta, 2014).
32 Véanse Pilar Godayol, ‘De les mares radicals nord-americanes a les italianes de la
Rivolta Femminile’, en su Feminismes i traducció (1965–1990), 64–76; y Larumbe Gorraitz,
Una inmensa minoría, 198–226.
ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 569

sino también las relaciones sociales, la ideología y la cultura. Defendía la


lucha feminista independiente de los partidos políticos. Un año después de
las I Jornadas Catalanas de la Mujer, en abril de 1977, el CFB sufrió una
escisión: Lidia Falcón, Regina Bayo y Anna Estany fueron expulsadas por
vulnerar uno de los principios fundamentales de los Colectivos: la
‘estructuración no jerárquica’.33 Entonces Falcón decidió formar la OFR,
que después se transformaría en el PFE. Antes, en junio de 1976, después
de las Jornadas, otra parte del CFB ya se había escindido y habían creado
el grupo LA MAR (Lucha Antiautoritaria de Mujeres Antipatriarcales
Revolucionarias).34
Como ya hemos comentado, del 27 al 30 de mayo de 1976, se celebraron
las primeras Jornadas Catalanas de la Mujer, que acogieron a unas cuatro
mil de orígenes, trayectorias e ideologías heterogéneas en la Universidad
de Barcelona.35 Influenciadas por el feminismo internacional y el nuevo
contexto sociopolítico español, a grandes rasgos se delimitaron tres
corrientes ideológicas: el feminismo socialista, el feminismo radical y el
feminismo independiente.36 El feminismo socialista concebía la lucha por
la emancipación de la mujer como una parte de la revolución socialista.
En este sentido, la lucha feminista tenía que ir paralela a la lucha de
clase y, por ello, se instaba a la doble militancia de las mujeres:
organizaciones políticas y sindicales y organizaciones feministas. El
feminismo radical se alimentaba del marxismo. Consideraba que las
mujeres eran una clase social oprimida por los hombres y, el
patriarcado, el instrumento para perpetuar esta dominación. Apostaban,
pues, por la militancia única. Articuló este discurso el Colectivo
Feminista de Barcelona. Finalmente, había representación del feminismo
independiente, encarnado mayoritariamente en Cataluña por el grupo
ANCHE (Asociación Nacional de Comunicación Humana y Ecología), que
integraba mujeres que luchaban por la liberación de la mujer,
autónomamente, sin estar vinculadas a partidos ni a sindicatos, y que
defendían la tercera vía, entre el feminismo radical y el reformista o
socialista de los partidos políticos (en 1977 se disolvió por discrepancias
sobre la doble militancia y la autonomía política del Movimiento Feminista).

33 Moreno, Mujeres en lucha, 214.


34 Llinàs, Feminismes de la Transició a Catalunya, 90–93; y Lola G. Luna, ‘Apuntes
históricos del feminismo catalán: de LA MAR a las Lagunas de Riudera, pasando por
Granada, 1976–1986’, Anuario Hojas de Warmi, 8 (1997), 95–108.
35 Teresa Pàmies, Maig de les dones: crònica d’unes jornades (Barcelona: Laia, 1976);
Anna Balletbò, Una mujer en la Transición: confesiones en la trastienda (Barcelona: Flor del
Viento, 2004); y Mary Nash, Dones en transició: de la resistència política a la legitimitat
feminista. Les dones en la Barcelona de la Transició (Barcelona: Ajuntament de Barcelona,
2007).
36 Ferré Baldrich, El maig de les dones, 244–47.
570 BSS, XCVIII (2021) PILAR GODAYOL

Las asistentes a las Jornadas Catalanas de la Mujer presenciaron el


enfrentamiento irreconciliable entre el feminismo radical de Lidia Falcón y el
socialista de Maria Aurèlia Capmany. En la biografía Maria Aurèlia
Capmany: l’època d’una dona, Agustí Pons narra la gran camaradería y
colaboración antifranquista entre Capmany y Falcón antes de la muerte de
Franco: ambas compartían amistad con Carmen Alcalde y, cuando Falcón,
con su pareja Eliseo Bayo, fueron encarcelados tras el atentado de ETA en
Madrid el 13 de septiembre de 1974, Capmany se desvivió para ayudar a
liberarlos, lo que ocurrió el 11 de junio de 1975.37 Sin embargo, por motivos
ideológicos, Capmany y Falcón rompieron relaciones antes de las Jornadas de
mayo de 1976, donde claramente se constata que su pensamiento feminista
se había separado hasta convertirse en incompatible. No obstante, sus ideas,
plasmadas en múltiples obras, son consideradas, con las de Beauvoir y
Friedan, la base del Movimiento Feminista catalán del tardofranquismo,
como apunta Mary Nash: ‘Women’s rebellion was inspired to some extent by
the writings of feminists such as Simone de Beauvoir, Betty Friedan, Lidia
Falcón, and Maria Aurèlia Capmany known as the Catalan Beauvoir’.38
En Mujer y sociedad (1969), Falcón defiende la revolución de la mujer
como una necesidad histórica. Descrita por su prologuista, el escritor y
periodista Eliseo Bayo, como ‘uno de los estudios más rigurosos, más serios
y más “intransigentes” que se han hecho en este terreno’, la obra es ‘un
recorrido por la historia a la búsqueda de las causas que motivaron el
fenómeno reaccionario y un análisis de los condicionamientos políticos que
han operado sobre la mujer’.39 Fue editada por la editorial barcelonesa
Fontanella, dirigida por Francesc Fortuny Comaposada, uno de los editores
antifranquistas que al final de la dictadura consiguió constituir una
distribuidora propia: Distribuciones de Enlace.40 Mujer y sociedad se
organiza en dos partes: la primera hace un profundo estudio del papel de la
mujer en la sociedad a lo largo de la historia; la segunda, se centra en el
siglo XX en Europa y Norteamérica, para acabar dedicando los tres últimos
capítulos a la historia de la mujer en España, apoyándose en bibliografía de
autoras como Lilí Álvarez, Concepción Arenal, Llucieta Canyà, Maria
Aurèlia Capmany, Mercedes Formica y María Laffitte.
El 16 de abril de 1968 la editorial Fontanella presentó al MIT la solicitud
para reproducir Mujer y sociedad (1969), de Falcón, con una tirada de 2.000
ejemplares.41 Al día siguiente el informe era asignado al censor número 8,

37 Agustí Pons, Maria Aurèlia Capmany: l’època d’una dona (Barcelona: Columna,
2000), 255–57 & 264–65.
38 Nash, ‘The Resurgence of Feminism in Catalonia’, 281.
39 Eliseo Bayo, ‘Prólogo’, en Falcón, Mujer y sociedad, 10.
40 Agradezco al Dr Manuel Llanas sus informaciones sobre editoriales, siempre tan
valiosas.
41 AGA. 21-18888, expediente 3229.
ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 571

quien, a pesar de valorar el ensayo ‘como una exposición crítica y erudita de las
situaciones jurídicas y sociales por las que ha pasado la mujer de todos los
tiempos y de todas las áreas geográficas, a través de las culturas, las
religiones, los regímenes políticos comúnmente conocidos a lo largo de la
Historia, desde los tiempos bíblicos hasta nuestros días’, sugería supresiones
de índole política, religiosa, comunista y feminista. ‘Aunque, en la línea de
apertura moral’, el libro era ‘polémico y discutible en varios aspectos’ y debía
ser examinado ‘cuanto antes’ por ‘un lector eclesiástico’: por ejemplo, ‘acusa a
Pio XII de complacencias con el fascismo y con la Alemania de Hitler, por
estimar que su victoria constituiría la mejor barrera contra el comunismo
soviético y su expansión’, ‘exagera y raya en el derrotismo el enjuiciar el papel
que la mujer tiene asignado en España […]’;42 ‘ataca a la Sección Femenina’;
‘las citas bíblicas, las alusiones a la moral, la repercusión de conceptos sobre
la mujer cristiana’ etc.43 Así pues, el 26 de abril era designado a otro censor,
en este caso el número 18, del cual sabemos su identidad, Manuel Pui,
seguramente un censor en plantilla del MIT. Pui reconoce que se trata de un
estudio sociológico la ‘documentación’ del cual ‘haría honor a una tesis
doctoral’. No obstante, lo considera impublicable por ‘la atribución de la
opresión de la mujer a la Iglesia y al judaísmo y la desdeñada complacencia
con que trata a los SS. Padres en sus citas habilidosamente desglosadas del
contexto y del ambiente y de la época’.44 En fecha de 4 de mayo de 1968 se
denegaba la solicitud de publicar Mujer y sociedad.
Fontanella no inició ningún recurso de alzada, pero, pasados doce meses,
el 27 de mayo de 1969, envió una carta de actitud conciliadora y
condescendiente al MIT solicitando de nuevo la publicación de la obra,
apelando a su seriedad y al hecho de que podía ‘prestar un buen servicio a
nuestro país’.45 ‘Ante nuestro interés y, naturalmente, el de su autora’,
revelaba que se había efectuado ‘una profunda revisión de la misma,
suprimiendo o modificando aquellos pasajes que, a nuestro juicio, podían
ofrecer mayores dificultades atendiendo el contexto actual de nuestra
sociedad’. Finalmente, Fontanella se ponía ‘en la mejor disposición para
aceptar cuantas sugerencias considere oportuno efectuarnos al respecto’.
Después de esta carta, el 10 de junio se presentaba de nuevo la solicitud de
reproducir la obra (consta el mismo número de expediente), con la misma
tirada que la anterior, 2.000 ejemplares. Al día siguiente se transfería el

42 Informe del lector número 8, Madrid, 17 de abril de 1968, AGA. 21-18888, expediente
3229.
43 Informe del lector número 8, Madrid, 17 de abril de 1968, AGA. 21-18888, expediente
3229.
44 Informe del lector número 18, Manuel Pui, Madrid, 3 de abril de 1968, AGA, 21-
18888, expediente 3229.
45 Carta de Francesc Fortuny Comaposada al jefe de la Sección de Ordenación Editorial
del MIT, Barcelona, 27 de mayo de 1969, AGA. 21-18888, expediente 3229.
572 BSS, XCVIII (2021) PILAR GODAYOL

expediente al lector número 31, quien, a pesar de manifestar sus


prevenciones religiosas (‘se traen a colación valoraciones religiosas muy
arbitrarias, aunque no se llega al insulto o a la blasfemia’) y políticas (‘[l]a
actitud de la autora es de un progresismo ingenuo e infantil.
Constantemente liga la esclavitud femenina a los regímenes totalitarios [no
el comunista] y tiene alusiones poco simpatizantes para el movimiento
nacional español’), aseguraba que ‘este libro contiene sin duda material y
datos aprovechables’ y reconocía que ‘la editorial ha introducido muchos
cambios y ha suprimido muchos párrafos que eran menos aceptables’.46 Por
todo eso, se autorizaba su publicación el 23 de junio de 1969, con algunas
supresiones de las páginas 359 y 360, referentes a la ignorancia del personal
de la Sección Femenina sobre su misión. En definitiva, a pesar de que Lidia
Falcón era una de las intelectuales observadas con lupa por los aparatos
censores del franquismo—por comunista, feminista y anticlerical—, después
de la primera denegación, la paciencia e insistencia del editor, así como la
autocensura que se impuso la autora antes de presentar de nuevo la
solicitud, llevaron al MIT a la aprobación de Mujer y sociedad.

5 El feminismo ibérico (1970), de Maria Aurèlia Capmany


Novelista, ensayista, dramaturga, traductora, política, activista cultural y
destacada feminista, Maria Aurèlia Capmany Farnés (Barcelona, 1918–
1991) es una de las intelectuales catalanas más sólidas e influyentes de la
segunda mitad del siglo XX. De actitud crítica y doctrina de acción, cuenta
con una obra vasta, compleja y claramente ideológica. Sobresalen las
novelas Necessitem morir (1952), Un lloc entre els morts (1967), Quim-
Quima (1971) y Vés-te’n ianqui (1980), así como los ensayos de temática
feminista: La dona a Catalunya (1966), La dona catalana (1968), El
feminismo ibérico (1970, con Carmen Alcalde), Cartes impertinents de dona
a dona (1971), De profesión: mujer (1971), Carta abierta al macho ibérico
(1973), El feminisme a Catalunya (1973), La dona i la Segona República
(1977), Dona i societat a la Catalunya actual (1978) y En busca de la mujer
española (1982). Después de promocionar la traducción catalana de The
Feminine Mystique (1963) (La mística de la feminitat [1965]), de Betty
Friedan, el editor de Edicions 62, Josep Maria Castellet, le encargó una
‘réplica adaptada’, La dona a Catalunya (1966), considerada la primera
historia del feminismo catalán.47 A partir de entonces, entusiasta de la
temática feminista y sus reivindicaciones, segura de que existía toda una
nueva generación que necesitaba tomar conciencia y conocer a sus

46 Informe del lector número 31, Madrid, 11 de junio de 1969, AGA. 21-18888,
expediente 3229.
47 Godayol, Tres escritoras censuradas, 103–12.
ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 573

referentes simbólicos, Capmany se lanzó a la investigación, la escritura y la


divulgación feminista.
Capmany fue una de las pioneras del feminismo de posguerra, así como ‘la
primera en oferir públicament un model de dona diferent, de dona lliure, el
que li reportaria una certa mala fama en sectors “benpensants” ’.48
Bebiendo de libros como Le Déuxième sexe (1949), de Simone Beauvoir
(Capmany escribió el prologó a la traducción catalana de 1968), y The
Feminine Mystique (1963), de Betty Friedan, abogó por el feminismo de la
igualdad de la segunda ola, que critica los sesgos sexistas del proyecto
ilustrado de la modernidad y la exclusión de las mujeres de los ámbitos
sociales y políticos. Activa militante del PSC, luchó desde dentro para que
se reivindicaran los derechos de las mujeres y promulgó la doble militancia,
a diferencia del feminismo radical de Falcón que proclamaba la única. En
definitiva, cuando los estudios de las mujeres cobraron fuerza en el Estado
español, Capmany se convirtió en un modelo para las jóvenes intelectuales
catalanas nacidas alrededor de los años cuarenta y cincuenta en Cataluña
(Anna Balletbò, Maria-Mercè Marçal, Marta Pessarrodona, Montserrat
Roig, Isabel-Clara Simó, Helena Valentí). Testigo activo de la historia de su
tiempo y defensora de la recuperación de la memoria para las nuevas
generaciones, hizo de puente entre el feminismo de antes de la guerra y el
de la segunda mitad del siglo XX.49
El feminismo ibérico (1970) fue escrito por Maria Aurèlia Capmany, con la
colaboración de la periodista Carmen Alcalde (Girona, 1936).50 Incluido en la
colección ‘Libros Tau “Ciencia y Cultura” ’, dirigida por el profesor de
geografía de la Universidad Autónoma de Barcelona Enric Lluch (1928–
2012), El feminismo ibérico estudia las características del Movimiento
Feminista en España hasta la segunda mitad del siglo XX y examina las
causas de su supuesto fracaso. Se apoya en la consulta de una gran
variedad de revistas feministas (conservadas en la Hemeroteca de la
Ciudad de Barcelona y la Hemeroteca Municipal de Madrid). Un apéndice
recupera muestras de trabajos periodísticos de prensa femenina (La
Mujer, La Ilustración de la Mujer, Or i Grana, Fémina, Feminal, La Voz
de la Mujer, Por y Para la Mujer, Las Feministas o Mundo Femenino), que

48 Jordi Font, ‘L’Aurèlia i la política’, en Un lloc entre els vius: homenatge a Maria
Aurèlia Capmany (Barcelona: Partit dels Socialistes de Catalunya, 1992), 128–38.
49 Para más información sobre el feminismo de Maria Aurèlia Capmany, véanse, entre
otros: Pons, Maria Aurèlia Capmany; Maria Aurèlia Capmany: l’afirmació en la paraula, ed.
Montserrat Palau & Raül-David Martínez Gili (Valls: Cossetània, 2002); y Godayol, Tres
escritoras censuradas.
50 Periodista y escritora, Carmen Alcalde fue directora de la revista Presència (1965–
1968), icono de la resistencia franquista y cofundadora, con Lidia Falcón, de la revista
Vindicación Feminista (1976–1979). También es autora de libros como La mujer en la
Guerra Civil (Madrid: Editorial Cambio 16, 1976) y Mujeres en el franquismo: exiliadas,
nacionalistas y opositoras (Barcelona: Flor del Viento, 1996).
574 BSS, XCVIII (2021) PILAR GODAYOL

corroboran sus teorías. Además de revisar los trabajos de autoras


extranjeras como Mary Wollstonecraft, Charlotte Perkins Gilman,
Virginia Woolf, Simone de Beauvoir o Betty Friedan, resigue los de las
autoras de aquí, como Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán, María
Lafitte, Dolors Monserdà, Maria Cambrils, Leonor Serrano o María Luz
Morales, con una constatación: ‘Damos por supuesto pues, que el
Feminismo, como tantos otros programas políticos y sociales, tardó en
pasar la muralla pirenaica, llegó con retraso mínimo de cincuenta años y
se abrió paso con lentitud y los retrocesos con que se mueven las
influencias retardadas’.51 Remata: ‘El feminismo español ni siquiera tuvo
fracaso, porque no salió al campo de batalla, no hubo manifestaciones de
mujeres reclamando sus derechos, no hubo universidades de mujeres—las
mujeres se colaron en la Universidad, que es otra cosa’. No obstante,
aunque el Movimiento Feminista de la primera ola aquí fue fallido, vago y
disperso, la autora sostiene que sería un error no conocer sus orígenes,
protagonistas, problemas y contradicciones, y, sobre todo, razones por las
cuales fue decapitado, porque ‘en definitiva la circunstancia española no
es más que la reproducción, dentro de nuestros límites económicos y
políticos, de todo lo que fue el gran fracaso del movimiento de liberación
de la mujer’.52
El 26 de julio de 1969 la editorial Oikos-Tau, dirigida por Jordi Garcia
Bosch, solicitó al MIT la autorización para reproducir El feminismo ibérico,
de Maria Aurèlia Capmany (en el expediente no aparece el nombre de
Carmen Alcalde).53 Era la segunda petición de ensayo feminista de la
autora.54 La primera fue la de La dona a Catalunya (1966), a cargo de
Edicions 62, bajo la dirección literaria de Josep Maria Castellet: entró a
trámite el 6 de diciembre de 1965 y obtuvo un veredicto positivo, sin
tachaduras, el 28 del mismo mes.55 No obstante, Oikos-Tau no corrió la
misma buena suerte que Edicions 62. Solicitó una tirada de 3.000
ejemplares para un manuscrito de unas 150 páginas. Como era habitual, se
pidieron informes de lectura a dos censores, asignados con los números 25 y
31, de los cuales desconocemos la identidad. Desautorizaron la publicación
de la obra, explicitando numerosas tachaduras.
El informe del censor número 25, del 5 de agosto, fue muy beligerante:
‘Por más que el tema es útil y necesario, la autora no ha revelado ni

51 Capmany, con la colaboración de Alcalde, El feminismo ibérico, 27.


52 Capmany, con la colaboración de Alcalde, El feminismo ibérico, 99–100.
53 AGA. 66-3298, expediente 7593.
54 Véase el estudio panorámico de los expedientes de censura, entre 1965 y 1978, de la
obra ensayística feminista de Maria Aurèlia Capmany, en Godayol, ‘Contra la derrota de 1939:
Maria Aurèlia Capmany’. Véanse también las transcripciones de algunos de esos informes de
censura, en Foguet i Boreu, Maria Aurèlia Capmany, escriptora compromesa.
55 AGA. 21-16850, expediente 9000.
ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 575

preparación ni solidez de exposición […] todo sumido en una continua


admiración del ensayo de revolución sexual en Rusia, único camino que
la autora defiende como meta del feminismo, con la destrucción de todos
los tabúes religiosos y políticos, que no sean los socialistas’.56 Asimismo,
el censor número 31 sostenía: ‘Este libro intenta establecer la siguiente
tesis: no es posible un auténtico feminismo, es decir, un movimiento
verdaderamente liberalizador de la mujer, sino con la implantación de
un socialismo-comunismo’; ‘Según la autora, el Evangelio es un
instrumento de atropello de la mujer (8). Las citas bíblicas son traídas
de manera arbitraria. La crítica que se hace de la Sección Femenina y
del Opus raya en el insulto y la calumnia’; ‘Creo que este libro rebasa
los límites de lo autorizable. Las tachaduras no pueden arreglarlo. Se
trata de una tesis general falsa y subversiva’.57 En suma, ambos
dictámenes hacen hincapié en la peligrosidad de la obra por contener
tesis comunistas de liberación de la mujer y críticas al régimen y a sus
instituciones afines, como la Sección Femenina y el Opus Dei. En
consecuencia, el 11 de agosto se emitía una resolución desfavorable.
El 3 de octubre la editorial Oikos-Tau solicitaba una revisión del
expediente al MIT e incluía una carta del director dirigida al jefe de la
sección de Ordenación Sectorial, Faustino G. Sánchez Marín.58 Intentando
buscar complicidades con el aparato censor, la carta expone que la
editorial ha presionado ‘al máximo a la autora para que suprimiera y
escribiera los capítulos y párrafos que consideramos pudieran representar
obstáculo para una nueva denegación’ y que, ‘después de ímprobos
esfuerzos’, se ha conseguido ‘vencer la natural resistencia de la autora a
amputar su obra’. Al requerir un tercer informe de seguridad al censor
número 20, éste emitió, de nuevo, una resolución negativa: ‘Su ideal es la
mujer libre que años atrás proclamó el comunismo ruso. Se siente la
autora como continuadora de la obra de la célebre Nelken, a la que sigue
en todo y supera’.59
Pero el editor no desistió y el 5 de marzo de 1970 presentó una tercera
versión, acompañada de otra carta, donde aseguraba que adjuntaba ‘un
tercer juego de pruebas con correcciones y supresiones con respecto a
los otros dos anteriores’, al tiempo que advertía que una desautorización

56 Informe del lector número 25, Madrid, 5 de agosto de 1969, AGA. 66-3298, expediente
7593.
57 Informe del lector número 31, Madrid, 6 de agosto de 1969, AGA. 66-3298, expediente
7593.
58 Carta de Jordi Garcia Bosch a Faustino G. Sánchez Marín, jefe de la Sección de
Ordenación Editorial del MIT, Barcelona, 10 de septiembre de 1969, AGA. 66-3298,
expediente 7593.
59 Informe del lector número 20, Madrid, 31 de octubre de 1969, AGA. 66-3298,
expediente 7593.
576 BSS, XCVIII (2021) PILAR GODAYOL

‘supondría un grave quebranto económico para nuestra firma’.60 A


continuación, se solicitó un nuevo informe al censor número 51, Alfonso
Álvarez Villar, quien finalmente autorizó el manuscrito: ‘Se trata de un
libro muy interesante sobre los problemas de la mujer española y la
mujer en general. La autora se apoya en una documentación
periodística más que libresca, pero en general las tesis pueden ser
sustentadas’; ‘[s]e refleja entre líneas un cierto aire de filocomunismo y
filosocialismo en la autora y en este sentido es imprescindible suprimir
una expresión en la página 81, en la que ensalza indirectamente la
Pasionaria’; ‘[e]n general, sin embargo, la obra es positiva y repite tesis
de la Condesa de Campo Alange, Lilí Álvarez y las sufragistas’.61
Valorando la incorporación de bibliografía especializada, Álvarez Villar
reconocía la importancia de las tesis ‘socializantes’ del texto y de la
documentación adjunta, aunque también se fijaba en el ‘tono expresivo
comunistoide’ de Capmany.
El feminismo ibérico se aprobó el 11 de abril de 1970 y se depositaron
los seis ejemplares requeridos el 19 de junio. Pasaron once meses desde el
primer contacto con el MIT y el libro sufrió tachaduras oficiales y no
oficiales: además de incluir las supresiones sugeridas por los censores,
Capmany, seguramente aconsejada por el editor, Jordi Garcia Bosch, y
el director de la colección, Enric Lluch, se autocensuró, vistas las
diligencias represivas del sistema. Por ejemplo, partiendo del
manuscrito inicial, se puede comprobar que la autora eliminó algunas
observaciones sobre la idea de la gran derrota histórica del sexo
femenino, la condición de oprimidos que comparten el proletariado y las
mujeres, el hecho de que no se puede transformar la sociedad sin
transformar la situación de la mujer, el elogio del socialismo como
sistema que arranca a la mujer de la familia y la inicia por el camino
de la individualidad e identidad o el retroceso de las políticas sexuales
de los últimos años.62

6 Mujeres en lucha: el movimiento feminista en España (1977),


de Amparo Moreno
Amparo Moreno Sardà (Calamocha, 1947) es periodista, catedrática emérita
del departamento de Periodismo y Ciencias de la Comunicación de la
Universidad Autónoma de Barcelona, directora del Laboratorio de
Periodismo y Comunicación para la Ciudadanía Plural, fundadora del

60 Carta de Jordi Garcia Bosch a Faustino G. Sánchez Marín, jefe de la Sección de


Ordenación Editorial del MIT, Barcelona, 30 de enero de 1970, AGA. 66-3298, expediente 7593.
61 Informe de Alfonso Álvarez Villar, Madrid, 11 de marzo de 1970, AGA. 66-3298,
expediente 7593.
62 Foguet i Boreu, Maria Aurèlia Capmany, escriptora compromesa, 49–50.
ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 577

Feminario Mujeres y Cultura de Masas y, desde 2018, Socia de Honor de la


Asociación Española de Investigación de la Comunicación. Activista e
investigadora feminista en los setenta, formó parte del Grupo de
Periodistas Demócratas y colaboró con la revista Vindicación Feminista y
algunos periódicos de Barcelona, como El Noticiero Universal, El Correo
Catalán, Diario de Barcelona o Tele-Exprés. Debutó como ensayista con el
libro Mujeres en lucha: el movimiento feminista en España. Le siguieron
muchos otros: El arquetipo viril, protagonista de la historia: ejercicios de
lectura no-androcéntrica (1986), La otra ‘política’ de Aristóteles: cultura de
masas y divulgación del arquetipo viril (1988), Pensar la historia a ras de
piel (1991); La mirada informativa (1998), ¿De qué hablamos y no
hablamos cuando hablamos del ‘hombre’? Treinta años de crítica y
alternativas al pensamiento androcéntrico (2008) y, con Florencia Rovetto y
Alfonso Buitrago, ¿De quién hablan las noticias? Guía para humanizar la
información (2007).63
Dedicado a la también periodista feminista Carmen Alcalde, Mujeres en
lucha: el movimiento feminista en España se divide en tres partes. La
primera, ‘Apuntes para una historia de la rebelión bajo el franquismo’, es
una introducción histórica del Movimiento Feminista durante la dictadura
franquista. La segunda, ‘Documentos fundamentales de la historia del
Movimiento Feminista’, presenta una selección de textos que muestran la
evolución del Movimiento de Liberación de la Mujer en estos años y las
distintas tendencias y grupos surgidos, como las resoluciones de las I
Jornadas por la Liberación de la Mujer (14 de febrero de 1976), las
conclusiones de las I Jornadas Catalanas de la Mujer (31 de mayo de 1976),
el manifiesto inicial de la Asamblea de Mujeres de Vizcaya (octubre 1976),
la declaración del grupo LA MAR, surgido de una escisión del Colectivo
Feminista después de las I Jornadas Catalanas de la Mujer (marzo 1977), o
el documento del Colectivo feminista PELVIS (Mallorca) sobre self-help.
Finalmente, la tercera parte es una cronología de los logros obtenidos desde
1948 (publicaciones, seminarios, traducciones, primeras reuniones de los
colectivos) y un índice de las organizaciones citadas.
Moreno abre la Introducción con estas palabras: ‘El Movimiento
Feminista ha conquistado ya en la actualidad una presencia pública y un
peso específico en todo el Estado español, a pesar de todo y a pesar de

63 De Amparo Moreno: El arquetipo viril, protagonista de la historia: ejercicios de lectura


no-androcéntrica (Barcelona: LaSal, Edicions de les Dones, 1986); La otra ‘política’ de
Aristóteles: cultura de masas y divulgación del arquetipo viril (Barcelona: Icaria, 1988),
Pensar la historia a ras de piel (Barcelona: Ediciones de la Tempestad, 1991); La mirada
informativa (Barcelona: Bosch, 1998), ¿De qué hablamos y no hablamos cuando hablamos
del ‘hombre’? Treinta años de crítica y alternativas al pensamiento androcéntrico (Barcelona:
Icaria, 2008); y, con Florencia Rovetto & Alfonso Buitrago, ¿De quién hablan las noticias?
Guía para humanizar la información (Barcelona: Icaria, 2007).
578 BSS, XCVIII (2021) PILAR GODAYOL

todos’. Es muy crítica con el régimen impuesto por las armas: ‘A pesar del
franquismo, que ha puesto todos los medios a su alcance para subyugar a
las mujeres y acallar sus voces de protesta’. Pero también lo es con colegas
que ocupan los primeros puestos en los partidos y las administraciones
públicas del momento: ‘Y a pesar, también, de quienes se han opuesto al
franquismo, la oposición política y sindical en pleno, que en lo que respecta
a la mujer (más de la mitad de la población) se ha limitado a reproducir los
intereses y la ideología de la clase dominante’.64 Moreno volvía a
recriminar el machismo imperante en los ambientes políticos progresistas
de los setenta en el prólogo de la traducción castellana de Política sexual
(1995), de Kate Millett, uno de los detonantes, a su juicio, para que algunas
militantes de izquierdas decidieran abandonar las organizaciones en que
militaban para integrarse a grupos feministas independientes.65
Coincidiendo con la publicación de Mujeres en lucha: el movimiento
feminista en España, el año 1977 marcó el inicio de tres proyectos editoriales
feministas en Barcelona, plataformas que tenían como objetivo restaurar la
memoria histórica de las mujeres y crear debate sobre su identidad y
sexualidad. En primer lugar, en el entorno del Colectivo Feminista de
Barcelona, Falcón y Alcalde fundaron, en el marco de la revista Vindicación
Feminista, Ediciones de Feminismo (1977–1979), que solamente sacó a la
luz tres títulos: En el infierno: ser mujer en las cárceles de España (1977), de
Falcón; la traducción de Scum (1977), de Valérie Solanas, y Tesis, del
Partido Feminista (1979).66 En segundo lugar, también en 1977 se creaba el
espacio cultural y político café-bar LaSal y, un año más tarde, se fundaba la
primera editorial feminista del Estado, LaSal. Edicions de les Dones (1978–
1990), que albergó seis colecciones que combinaron los textos de
pensamiento y debate feminista con los de creación, tanto de escritoras
nacionales como extranjeras.67 Finalmente, en tercer lugar, la editorial
barcelonesa Anagrama abría la colección pionera, centrada en temas
feministas y de diversidad sexual, ‘La Educación Sentimental’ (1977–1984).
Fundada en 1969 por el ingeniero Jorge Herralde Grau (Barcelona, 1935),
con un espíritu culturalista y progresista análogo al de otros sellos
barceloneses como Edicions 62, Seix Barral, Lumen o Tusquets, Anagrama

64 Moreno, Mujeres en lucha, 15.


65 Amparo Moreno, ‘Prólogo a la edición española’, en Kate Millett, Política sexual, trad.
Ana María Bravo García, revisado por Carmen Martínez Gimeno (Madrid: Ediciones Cátedra/
Univ. de València/Instituto de la Mujer, 1995), 7–15 (p. 12).
66 Véanse Valérie Solanas, SCUM. Manifiesto de la Organización para el Exterminio del
Hombre, prólogo & trad. de Ana Becciu, presentación de Carmen Alcalde (Barcelona: Ediciones
de Feminismo, 1977); y Partido Feminista, Tesis (Barcelona: Ediciones de Feminismo, 1979).
67 Godayol incluye el catálogo completo en ‘Hacia un canon literario igualitario: LaSal,
primera editorial feminista’. Véase también Pilar Godayol, ‘ “Un espacio de trabajo en
relación”: el ensayo feminista traducido de LaSal. Edicions de les Dones’, en Traducir en
femenino: prácticas textuales y políticas, ed. Assumpta Camps et al., Transfer, 15 (2020), 15–41.
ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 579

surgió como una editorial básicamente de ensayo, donde los textos políticos
atesoraron gran importancia: ‘Anagrama fue una plataforma de
radicalidades y vanguardismos varios, caja de resonancia de muchas de las
ilusiones y no pocos delirios de la época’.68 Catalizando la efervescencia
ideológica del momento, en diferentes colecciones (‘Argumentos’,
‘Documentos’, ‘Cuadernos Anagrama’, ‘Serie Informal’ y ‘Textos’), publicó,
no sin prohibiciones y secuestros del MIT, autores ‘subversivos’ como Louis
Althusser, Fidel Castro, Noam Chomsky, Che Guevara, Vladimir Lenin,
Rosa Luxemburgo, Mao Zedong, Karl Marx, Juliet Mitchell, Jean-Paul
Sartre o Leon Trotski. En 1977 Jorge Herralde fundó la colección ‘La
Educación Sentimental’, la cual, se dedicó ‘al cuestionamiento de la
cloroformizada vida cotidiana de las sociedades burguesas, a la
reivindicación de una sexualidad libre, con atención expresa al feminismo y
a los movimientos gays’.69 Para este y otros proyectos, el editor contó con el
apoyo de amigas feministas, la mayoría autoras, traductoras o
colaboradoras de Anagrama, ‘como Mireia Bofill, Falcón, Moreno, Núria
Pompeia, Isabel Steva Hernández, Laura Tremosa o Helena Valentí’.70
‘La Educación Sentimental’ publicó veinte títulos, cinco originales y
quince traducciones. La etapa más intensa y regular fue entre 1977 y 1979,
durante la cual vieron la luz trece de los veinte títulos. A partir de 1980, se
editaron uno o dos por año, hasta su cierre en 1984. Reapareció
efímeramente con el nombre de ‘La Educación Sentimental (Serie Mayor)’
de 1993 a 1996. Después de la traducción de La condición de la mujer
(1977), de la feminista marxista británica Juliet Mitchell, y el original La
rebeldía sexual de la juventud (1977), de la niña prodigio y miembro del
Partido Socialista Obrero Español, Hildegart Rodríguez, salió a la luz
Mujeres en lucha: el movimiento feminista en España (1977), primer libro
de Moreno. Después vinieron otros autores y autoras, nacionales (como
Magda Catalá, Jesús M. de Miguel y Josep-Vicent Marqués), y extranjeros
(como Anne Hooper, Ursula Linnhoff, Carla Lonzi, Christine Rochefort y
Sheila Rowbotham). Todos estos títulos alimentaron la contracultura de
unos años muy particulares, marcados por la euforia y la excitación de los
movimientos sociales y académicos de las mujeres después de años de
sequía y frustración durante el franquismo.
De los veinte títulos de ‘La Educación Sentimental’, se presentaron al MIT
los doce primeros, entre 1977 y 1980 (de finales de 1978 hasta principios de
1980, los expedientes son un mero trámite administrativo).71 En su
mayoría anónimos, los censores de las doce obras no realizaron ninguna

68 Jorge Herralde, Anagrama. 25 años: 1969–1994 (Barcelona: Anagrama, 1994), 18.


69 Jorge Herralde, Opiniones mohicanas (Barcelona: El Acantilado, 2001), 25.
70 Entrevista realizada por la autora el 20 de mayo de 2017 a Jorge Herralde.
71 Godayol estudió la censura literaria aplicada a la colección en su artículo ‘Feminismo,
traducción y censura en el posfranquismo’.
580 BSS, XCVIII (2021) PILAR GODAYOL

tachadura ni desautorización. Teniendo en cuenta la nueva situación política,


las valoraciones de los funcionarios del MIT tendieron a manifestarse
tolerantes con los ‘ismos’ atacados durante la dictadura: el ateísmo, el
comunismo, el existencialismo, el feminismo, el republicanismo, etc. No
obstante, hasta los últimos días de sus funciones, ya fuera por inercia
profesional o por mandato de sus superiores, los censores recelaron de dos
cuestiones: la unidad nacional y la libertad moral y sexual. El informe
dedicado a Mujeres en lucha: el movimiento feminista en España, de
Moreno, ejemplifica la segunda prevención.
Entró a trámite el 23 de junio de 1977 y, a los ojos de las sensibilidades
censoras, Mujeres en lucha: el movimiento feminista en España es uno de los
libros más ofensivos de la colección. El informe del censor, no identificado,
ataca directa y despiadadamente a las mujeres y a los movimientos
feministas del momento.72 Recoge algunas frases lapidarias que ilustran el
sexismo y el androcentrismo tácito del aparato censor posfranquista, contra
los cuales luchó la autora. He aquí una pequeña muestra representativa:
‘Tónica marxista de izquierdas, federalismo republicano larvado, mantiene
todos los tópicos profeministas (aborto, anticonceptivos, etc.)’; ‘[l]ibro sin
chica. Y esa falta de profundidad lo salva, pues como dije es puramente
expositivo. Se pueden desmontar sus argumentos’; ‘[u]na tontería solemne y
profundamente antifeminista es la propuesta de que las niñas no tengan
juguetes de niñas’; ‘[y] la lista de asociaciones feministas actualmente
existentes en España, que ocupa tres páginas, demuestra que no fueron tan
perseguidas como dice. Casi tocan asociación por española. Por cierto que
algunas tienen nombres tan divertidos como Pelvis, o LA MAR’; ‘[e]n
conjunto es un librejo sin sentido común y huero. Lástima que no se
publique foto de la autora, que—naturalmente—es nada menos que
periodista’; ‘[p]ese a la ideología de propaganda de delitos y de posturas
políticas conflictivas’; ‘su falta de meollo lo hace no impugnable’. En
definitiva, los argumentos del censor de Mujeres en lucha: el movimiento
feminista en España reflejan la situación política de transición del país:
aunque dedica comentarios muy beligerantes al libro y a la autora, e incluye
consideraciones dialécticas del pasado franquista, dictamina la no
impugnación final esperada por los nuevos tiempos.

7 ‘Historiografías alternativas’
La historia única la cuentan siempre los vencedores, especialmente si ha
habido colonización de un pueblo sobre otro. […] La percepción que tiene
el colonizado de los hechos, en cambio, da lugar a historias muy
diferentes. Así, un ejemplo podría ser el caso de Hélène Cixous, que

72 AGA. 73-6195, expediente 8224.


ENSAYOS FEMINISTAS CENSURADOS EN EL TARDOFRANQUISMO 581

relata su ‘otra’ historia, como argelina, francesa, judía y mujer. En la


misma línea expresan sus historias intelectuales como Jacques Derrida o
François Lyotard, quienes a pesar de todo han podido, dada su posterior
relevancia académica, reescribir la historia oficial y ofrecer su traducción
de los hechos a través de discursos desde el otro lado. Sin embargo, como
es fácil suponer, muchos subalternos, en el sentido que le da Spivak a ese
término, no han tenido tanta suerte y no se les ha permitido participar
en esa política cultural de historiografías alternativas.73

A la manera de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, en la


célebre conferencia de 2009 en la plataforma TEDx The Danger of a Single
Story (El peligro de la historia única; traducida al español y publicada en
2018),74 África Vidal Claramonte advierte que la historia única no existe y
que contar la historia de los otros, de los seres subalternos, en determinados
periodos históricos, puede ser difícil, comprometido e incluso peligroso.75
Como Vidal Claramonte, Adichie, Hélène Cixous, Jacques Derrida o Jean-
François Lyotard, a pesar de la distancia temporal y contextual, Falcón,
Capmany y Moreno también lucharon contra el relato de una sola historia
de las mujeres construido por el poder franquista dominante.
Las tres ensayistas, representantes de feminismos tardofranquistas
diversos—Falcón, el radical; Capmany, el socialista, y, Moreno, el
independiente—, intentaron deconstruir las certezas femeninas del
régimen, así como revisar y narrar la historia de las mujeres desde una
perspectiva no androcéntrica e interconectada genealógicamente, con el
objetivo de proponer nuevos modelos identitarios. Todas ‘reescribieron la
historia oficial’ y ofrecieron ‘historiografías alternativas’. Se encomendaron
dos tareas fundamentales: por un lado, recuperar autoras y obras olvidadas
de todos los tiempos; por el otro, reivindicar pensadoras simbólicas para
configurar los discursos feministas emergentes de los setenta. En este
sentido, para restituir la cultura literaria feminista tantos años silenciada,
trabajaron la doble dimensionalidad de las genealogías femeninas, como
apunta Maria-Mercè Marçal: rescataron ‘madres verticales’ nacionales e
internacionales, las que abren camino para las que vendrán, y visibilizaron
‘hermanas horizontales’, con las que se comparten (o no) paralelismos
personales y profesionales.76 En suma, intentaron tejer un linaje de

73 Véase el discurso de Chimamanda Ngozi Adichie, <https://www.ted.com/talks/


chimamanda_ngozi_adichie_the_danger_of_a_single_story/transcript?language=en> (accedido
el 29 de abril 2021).
74 Chimamanda Ngozi Adichie, El peligro de la historia única, con epílogo de Marina
Garcés, trad. Cruz Rodríguez Juiz (Barcelona: Random House, 2018).
75 Véase África Vidal Claramonte, La traducción y la(s) historia(s), 36.
76 Maria-Mercè Marçal, Sota el signe del drac: proses 1985–1997, ed. Mercè Ibarz
(Barcelona: Proa, 2004), 117.
582 BSS, XCVIII (2021) PILAR GODAYOL

referentes en femenino que brindara autoridad e influencia a las nuevas


generaciones nacidas bajo la dictadura.
Falcón y Capmany—Moreno, menos, por publicar su ensayo después de la
muerte de Franco, aunque bajo el mismo aparato censor—tuvieron serios
encontronazos con el MIT: la autorización de Mujer y sociedad (1969) llegó
diecinueve meses después de presentar la primera solicitud; la de El
feminismo ibérico (1970), once meses más tarde. Por ser una de las primeras
historias de las mujeres en lengua española, Mujer y sociedad fue la más
castigada. Por el contrario, cabe destacar que dos años antes Capmany ya
había publicado el ensayo histórico La dona a Catalunya (1966), dedicado al
feminismo catalán, y en lengua catalana, es decir, con un público potencial
más reducido, lo que favoreció su aprobación veintidós días después de
presentar la solicitud. A pesar de que los expedientes analizados evidencian
que fueron autoras vigiladas por el régimen, por ser feministas, filosocialistas
y filocomunistas, a medida que transcurrían los meses y se acercaba el
esperado cambio político, Falcón y Capmany se beneficiaron de que el
gobierno franquista empezaba a suavizar sus alegatos contra la emancipación
de la mujer. Obviamente, la especialización temática y la tirada reducida,
también facilitaron su aprobación. Además, con el paso del tiempo, Falcón y
Capmany—que se habían autocensurado para poder franquear el segundo
proceso administrativo—no se prohibieron más porque su notoriedad pública
y sus contactos con intelectuales de dentro y fuera del país las protegieron de
nuevas persecuciones ideológicas. No le convenía al régimen, en su última
etapa de supuesta apertura ideológica y social, recibir denuncias de la
oposición interior o de la prensa extranjera que corroboraran que se
perseguían autoras contemporáneas de renombre. Desaparecida la dictadura,
a pesar de las críticas inclementes a la obra y a la autora, Mujeres en lucha: el
movimiento feminista en España, de Moreno, fue consentida porque, como
escribió el censor: ‘Pese a la ideología de propaganda de delitos y de posturas
políticas conflictivas, su falta de meollo lo hace no impugnable. Además creo
que produciría el efecto contrario al que se propone’.77 En definitiva, el
franquismo no perdonó nunca a Lidia Falcón, Maria Aurèlia Campany y
Amparo Moreno su voluntad de querer cartografiar y explicar otra historia
que no fuera la autorizada, una historia alternativa de la mujer española, que
restaurara su dignidad, su autoestima y su memoria.*

77 AGA. 73-6195, expediente 8224.

* Cláusula de divulgación: la autora ha declarado que no existe ningún posible conflicto


de intereses.

ORCID
Pilar Godayol http://orcid.org/0000-0003-2513-5334

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