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Anna Pelka
Michael Foucault dejó señalada en sus obras Microfísica del poder y Vigilar y castigar
la estrecha relación existente entre el ejercicio del poder y el cuerpo humano, entendido
éste como espacio sobre el cual aquél interviene. Según Foucault, en las sociedades mo
dernas la forma represiva del poder se centra en la "administración del cuerpo",1 incluyen
do su formación y su control. Los fascismos europeos (nazismo, fascio italiano y franquis
mo, entre otros) contemplaron el cuerpo femenino sólo en su función procreadora y en el
marco de las respectivas políticas natalistas.2 Siguiendo a Foucault, a causa de esta bio-po
lítica3 la mujer era percibida en relación a su cuerpo, transmisor además de los valores del
régimen. Se promovía un cuerpo sano y funcional, paradigma de la "raza" y al servicio de
la nación por medio de dicha función procreadora, en contraposición a un cuerpo enfermo,
símbolo de la lejanía al ideario político. Esta concepción funcional del cuerpo femenino se
vinculaba a un canon de belleza predeterminado.
A pesar de su relevancia, el tema del cuerpo femenino como espacio de injerencias
políticas e ideológicas apenas ha despertado interés en España. Mientras la perspectiva de
género se ha incluido en los estudios sobre el nazismo e incluso el fascismo italiano, en as
pectos como la formación de ese cuerpo ideal, la belleza o la indumentaria,4 en España la
investigación se ha centrado en el lugar atribuido a las mujeres en el régimen franquista: la
función dirigente de la Sección Femenina, investigada en numerosas áreas geográficas,5 y
1 Michel Foucault, Histoire de la sexualité: La volonté de savoir, vol. 1, Gallimard, Paris, 1976, p. 184.
2 Véase: Elke Frietsch y Christina Herkommer (eds.), Nationalismus und Geschlecht. Zur Politisierung
und Asthetisierung von Korper, "Rasse" und Sexualitat im "Dritten Reich" und nach 1945, transcript Verlag,
Bielefed, 2009; Adrian Schmidtke, Korperformationen. Fotoanalyse zur Formierung und Disziplinierung des
Korpers in der Erziehung des Nationalsozialismus, Waxmann Verlag, Miinster, 2007; Simonetta Falasca-Zam
poni, "Peeking Under the Black Shirt: Italian Fascism's Disembodied Bodies", en Wendy Parkins, Fashioning
the Body Politic. Dress, Gender, Citizenship, Berg, Oxford, 2002, pp. 145-165.
3 Leonore Siegele-Wenschkewitz, Gerda Stuchlik (eds.), Frauen und Faschismus in Europa. Der faschis
tische Korper, Centauras, Pfaffenweiler, 1990, p. 2.
4 La bibliografía sobre historia de las mujeres es abundante, por lo que se menciona tan solo aquélla rela
cionada con estos concretos aspectos. Dentro del nazismo: Irene Guenther, Nazi Chic? Fashioning Women in
the Third Reich, Berg Publishers, Oxford, 2005; Almut Junker, Frankfurt macht Mode 1933-1945, Jonas Ver
lag, Frankfurt/Main, 1999; Gloria Sultano, Wie geistiges Kokain... Mode unterm Hakenkreuz, Verlag fiir Ge
sellschaftskritik, Wien, 1995; Liliane Crips, "Modeschopfung und Frauenbild am Beispiel von zwei nationalso
zialistsichen Zeitschriften 'Deutsche Mutter' versus 'Dame von Welt' ", en Leonore Siegele-Wenschkewitz y
Gerda Stuchlik (eds.), Frauen und Faschismus in Europa, pp. 228-235. Con referencia al fascismo italiano: Eu
genia Paulicelli, Fashion under Fascism. Beyond the Black Shirt, Berg, Oxford-Nueva York, 2004.
5 Kathleen Richmond, Las mujeres en el fascismo español. La Sección Femenina de la Falange 1934
1959, Alianza Editorial, Madrid, 2004; Cristina Gómez Cuesta, Mujeres en penumbra. Trayectoria y alcance de
Feminidad y "raza"
12 Justino Sinova Garrido, La censura de prensa durante el franquismo, Debolsillo, Barcelona, 2006, p
302.
13 Sobre las revistas para mujeres como "documento de una época" véase Ma del Carmen Muñoz Ruiz,
"Amas de casa y trabajadoras: imágenes en la prensa femenina (1955-1970)", en Josefina Cuesta Bustillo (ed.
Historia de las Mujeres en España. Siglo xx, vol. 2, Instituto de la Mujer, Madrid, 2003, pp. 331-370.
14 Enrique Moradiellos, La España de Franco (1939-1975). Política y sociedad, Síntesis, Madrid, 2008, p.
51.
15 Helen Graham, "Gender and the State: Women in the 1940s", p. 184.
16 Jordi Gracia García y Miguel Angel Ruiz Carnicer, La España de Franco (1939-1975). Cultura y vida
cotidiana, Síntesis, Madrid, 2001, p. 93.
17 Véase Jordi Roca i Girona, De la pureza a la maternidad. La construcción del género femenino en la
posguerra española, Ministerio de Educación y Cultura, Madrid, 1996; Rosario Sánchez López, Mujer españo
la, una sombra de destino en lo universal. Trayectoria histórica de Sección Femenina de Falange (1934-1977),
Universidad de Murcia, Murcia, 1990; Dies: "Ideal de la Mujer Falangista. Ideal Falangista de la Mujer", Las
mujeres y la Guerra Civil Española, Instituto de la Mujer, Madrid, 1989, pp. 202-210; María Teresa Gallego
Méndez, Mujer, Falange y franquismo, Taurus, Madrid, 1983.
18 Agustín Ysern, "Alabanza y homenaje a nuestras mujeres", Y. Revista para la mujer 68 (1943), p. 40. 25
cilla, viejo*
IOS mi* que en su»
vidbuenos tiempos
lugar" re brinca algo
recordarán ha porasi
todos lo* tauna canrion
como
lleres de modistería, y hasta ae conaervaba cuidadosamente er.
diacra gramofónico* Parece que unaa señoritas elegantísimas de
hace— z años, tuvieron la os «di» de presentarse en laa carreña de
caballos, o cr laa sitias mi* dejantes—entonces ae dei-ia chic—de
su época, exhibiendo unaa faldaa... fyirtidaa por gala en dos.
Algunos añas mka tarde, laa elegantes de playa y aierra decre
taron también que d pantalón era imprescindible para tomar d sol.
por ejanpto. Y ya se las hicieran sin ndnguna disculpa estética, coran
si esa gran degancia lea permitiera aprovechar la ropa uaada dd
marido o loa hermanos
Era horrible. Gracias a Dios han reaccionado bastante, y ya. ni
siquiera por extravagancia. Ice atrae. Para emplear so virus de mal
guato <>cnen bssiante con laa peanaa de siete sudaa.
Nueatraa mushachaa. dinimicas o deportivas, van encontrando
una fórmula femenina y discreta de la falda-pantalón. Porque ellas,
naturalmente, tienden a la ropa práctica y favorecedora, y puente,
que han de acudir leja» de caaa a su trabajo o a su estudio, la bid
cteta se impone. Con ella, laa faklitaa cortas se dedaran incompatibles
e incómodas Esta*, que dan a la aihieta un aspecto perfectamente
femenino, y que ni siquiera parecen "de truco" a primera vista, no
tienen picaresco mia que d nombre. Y ofrecer, sin duda alguna, ,1a
garantía dr una amplia libertad de movimientos, sin concenonea a
lo ambiguo. Que todo ae ha de acordar en la vida pars el mejor uso
y empleo de su intención y momento.
26
30 Antonio Vallejo Nájera, "Higiene psíquica de la raza", en DN de Deportes de FET y de las JONS: Me
moria resumen de las tareas científicas del I congreso Nacional de Educación Física, Jesús López, Madrid,
1943, p. 243, cit. en Kathleen Richmond, Las mujeres en el fascismo español, p. 51.
31 "Retrato ejemplar de la raza", Y. Revista para la mujer, 1 (1938), p. 14.
32 Marie-Aline Barrachina, "Religion. Biologie und Mutterschaft in der Propaganda des Franco-Regimes
1938-1945", en Leonore Siegele-Wenschkewitz y Gerda Stuchlik (eds.), Frauen und Faschismus in Europa, p.
69.
33 Antonio Vallejo Nájera: "Higiene psíquica de la raza", cit. Kathleen Richmond, Las mujeres en el fas
cismo español, p. 51.
34 Emilio Enciso Viana, ¡Muchacha!, Ediciones Studium de Cultura, Madrid, 1943, p. 16.
35 "Mujeres verdes, mujeres rojas, mujeres lilas, mujeres grises y mujeres azules", Y. Revista para la mu
28 jer, 6-7 (1938), pp. 36-37.
que se mejora cuando sufre y goza cuando se mejora; la que puede ser alegre sin ser lige
ra; la que trabaja solo en lo suyo, porque lo suyo es a la larga lo de todos; la que es justa
sin pedir justicia". Este ideal de mujer se corresponde con el prototipo de mujer definido
por el citado Enciso Viana: "la mujer perfecta es aquella que mejor realiza la misión que
Dios le ha dado en la naturaleza, la que mejor conserva las cualidades más nobles, subli
mes y bellas impresas en lo más íntimo de su ser", "la mujer cien por cien", "la mujer cris
tiana".36
El cuerpo disciplinado
La revista Y. Revista para la mujer alentaba la práctica de ejercicio físico, pues "p
la prosperidad futura de la raza, la sana constitución y las formas armoniosas, tienen
cha más importancia en la mujer que en el hombre, y estos dos hechos, la falta de oca
y la necesidad más grande que de la cultura física tiene la mujer, nos deben convenc
la importancia de los ejercicios gimnásticos".37 Dado que la valoración del cuerpo fem
no en el discurso nacionalsindicalista se ligaba a la maternidad, la salud y la higiene de
cuerpo que ha de traer al mundo un niño sano y perpetuar la "raza" se revelaban pun
centrales en las actividades de la Sección Femenina.38 Este sentido utilitarista del cue
39 "Después del viaje de Pilar a Alemania", Medina, 28 (1941), p. 15. Véase también: Toni Morant I Ari
ño, "Junge, tapfere Spanierinnen!" - "Starkes und sportliches BDM-Mádel". Selbst- und Fremdbilder in den
Kontakten zwischen der Sección Femenina de Falange und dem Bund Deutscher Mádel in der HJ (1937
1943)", Jahrbuchfür historische Bildungsforschung, 13 (2007), pp. 187-210.
40 "El deporte en la casa", Medina, 89 (1942), p. 25.
41 "Cultura física", Y. Revista para la mujer, 1 (1938), p. 33.
42 Ibid.
43 Emilio Enciso Viana, ¡Muchacha!, p. 217.
u Ibid., p. 216.
45 María Antonia Fernández Jiménez, Pilar Primo de Rivera. El Falangismo femenino, Síntesis, Madrid,
2008, p. 64.
46 Kathleen Richmond, Las mujeres en e! fascismo español, p. 64.
47 "Hacia una gimnasia española", Medina, 62 (1942), p. 13.
48 Kathleen Richmond, Las mujeres en el fascismo español, pp. 122-123.
49 Juan Carlos Manrique Arribas, La mujer y la educación física durante el franquismo, Universidad de
30 Valladolid, Valladolid, 2008, p. 211.
31
La mujer incorpórea
59 Cit. Susana Sueiro Seoane, "La Posguerra en imágenes", en Posguerra: Publicidad y Propaganda
(1939-1959), p. 84.
60 Ibid.
61 Emilio Enciso Viana, ¡Muchacha!, p. 191.
62 Cit. Susana Sueiro Seoane, "La Posguerra en imágenes", p. 85.
63 Cit. Antonio Francisco Canales, "La moralització dels costums", en Borja de Riguer i Permanyer,
Historia. Política, societat i cultura dels Paisos Catalans, Enciclopedia Catalana, Barcelona, 1997, pp. 188
189.
64 Cit. Rafael Abella, La vida cotidiana bajo el régimen de Franco, p. 114.
65 Susana Sueiro Seoane, "La Posguerra en imágenes", p. 83. 33
La moda presente tiende como nunca a exagerar el atractivo de la feminidad. Es esclava de este re
alce exterior de lo femenino en la forma. [...] La moda es una enemiga de la maternidad. En otros
tiempos las faldas largas y huecas, las ropas más amplias y flojas, no marcaban la línea femenina,
como lo hacen hoy. Velaban discretamente la deformación corpórea de una futura maternidad. Hoy
la moda es incompatible con ir a ser madre, y muchas mujeres desean no tener hijos por no perder,
ni siguiera por unos meses, el atractivo de su tipo y de su figura. Las mujeres de hoy son esclavas de
su feminidad, sin saber que ésta no tiene otro fin que conseguir la maternidad, y que es un mero ins
trumento en la más noble tarea de llegar a ser madre.67
Especialmente repudiada era la exhibición del cuerpo en las playas, de ahí que se mi
rasen con severidad los trajes de baño, pues "el vestido de playa amplio y completo que la
mujer española ha usado siempre ha sido desterrado y substituido por una ridicula carica
tura de desvestido impuesta por el extranjero".68 En consecuencia, se recomendaban "fal
das amplias en el talle para estrecharse al llegar a las rodillas".69
Por su contradicción con el papel tradicional de la mujer, así como por su evocación
del mono republicano, se rechazaba el uso del pantalón y otras prendas masculinas: "Nada
de masculinización, ni de carnavales milicianos o sufragistas",70 apelaba la revista Medina.
El capuchino Quintín de Sariegos concluía que "la mujer en pantalones es una mujer vesti
da de hombre, que adopta las formas de convivencia contrarias a su sexo, y esta conducta
incluye una especie de aberración del sexo, que suscita fácilmente ideas de perversión y lla
madas al pecado. Al ver a una mujer en pantalones dificulta, si es que no imposibilita, su
poner en ella virtud, modestia y dignidad".71 Dado que el pantalón era, sin embargo, espe
cialmente cómodo para el deporte, se recomendaba entonces la falda-pantalón:
Nuestras muchachas, dinámicas o deportivas, van encontrando una fórmula femenina y discreta de
la falda-pantalón. Porque ellas, naturalmente, tienden a la ropa práctica y favorecedora, y puesto
que han de acudir lejos de casa a su trabajo o a su estudio, la bicicleta se impone. Con ella, las faldi
tas cortas se declaran incompatibles e incómodas. Estas, que dan a la silueta un aspecto perfecta
mente femenino [...], no tienen de picaresco más que el nombre.72
Otro tipo de calzones oscuros con elásticas llamados "pololos" eran usados para acti
vidades deportivas como la gimnasia.73
La ocultación del cuerpo equivalía, por lo tanto, no a una ausencia de feminidad,
sino, por el contrario, a una feminidad que debía ser modesta y, por ende, conforme a la
moral cristiana. La belleza de la mujer estribaba en su naturaleza, que había de cuidarse.
La mujer tenía que estar atractiva también al realizar las faenas del hogar:
Respecto al cuidado corporal, Enciso Viana consideraba que las mujeres pecan de
presunción: "Esa belleza no es tuya; Dios te la dio para que fuese un reflejo de su belleza
divina, y al contemplarte los hombres encontrases en ti un medio de ir hacia El; y tú, olvi
dada de Dios, te atribuyes esas bellas cualidades y las utilizas para atraer a los hombres
hacia ti apartándoles de El".75 En realidad, la Iglesia parte en este aspecto de Tomás de
Aquino, a quien Pío XII cita en unas instrucciones del año 1940 sobre la belleza femenina,
afirmando que "una joven puede ser moderna, culta, deportiva, llena de gracia, de naturali
dad y de distinción, sin plegarse a todas las vulgaridades de una moda malsana, conser
vando su rostro que ignora los artificios, como el alma, cuyo reflejo es".76 Haciéndose eco,
los jerarcas eclesiásticos españoles condenan la realidad en el país: "se ven labios tan ra
biosamente rojos que parecen cuchilladas sanguinolentas, con un color escarlata que nin
gún ser humano ha recibido jamás de la naturaleza. Se ven uñas rojas que parecen garras
de ave de rapiña".77 No obstante, sobre el ideal en vigor, la Sección Femenina optó por una
posición intermedia en cuestiones de moda: "se debe seguir un poco la moda, pero huyen
do de todo lo exagerado que hay en ella y siempre que favorezca. Húyase de las cabezas
complicadas, con muchos rizos, o de esas permanentes de onditas paquetas que tan ordina
rias resultan, y no digamos ya nada de los tintes. [...]. El maquillaje que se lleva es pruden
te".78 Intolerables resultaban, por ejemplo, los "esnobismos" procedentes de las modas ex
tranjeras, siendo criticada así aquella mujer "que adora lo extravagante y se parece por lo
extranjero",79 entre quienes se incluían las que fumaban80 o utilizaban la moto "vespa" en
lugar de la bicicleta.81 La asimilación de tendencias extranjeras fue desde un principio re
pudiada por antifemenina.
Pese a la consideración de la moda por la Iglesia Católica como algo opuesto a Dios
y el parcial acogimiento de sus consignas por la Sección Femenina, como se ha visto, sor
prendentemente fueron publicadas numerosas revistas sobre moda dirigidas a mujeres. En
este sentido, nos detendremos a continuación a analizar a qué tipo de mujer iban dirigidas
y de qué concretas tendencias se hacían eco estas publicaciones. ¿Eran sus propuestas de
alguna manera compatibles con el ideal de mujer reseñado anteriormente, o eran tan sólo
maneras distintas de contemplar la feminidad?
88
"Orientaciones", Vértice, 15 (1938), p. 1.
89
"Tendencias y perfiles de la moda", La moda en España, 49 (1944), p. 7.
90
Ibid.
91
"Trajes de playa y baño", La moda en España, 47 (1944), p. 17.
92
"¿La moda bizarra?", Fotos, 184 (1940), p. 17.
93
Ibid.
94
Ibid.
95
"Un tema que no se agota", Fotos 155 (1940), p. 21.
96
"Las arrugas", La Moda en España, 7 (1941), p. 10.
97
"Defienda del tiempo su belleza y la elegancia de su silueta", La Moda en España, 181 (1954), p. 58.
98
"La belleza femenina ante el Año Nuevo", La Moda en España, 196 (1955), p. 98. 37
38
105 Esther Tusquets, Habíamos ganado la guerra, ZETA Bolsillo, Barcelona, 2009, pp. 27-28.
106 Kathleen Richmond, Las mujeres en el fascismo español, p. 196.
107 Miguel del Puerto, "Los obeliscos de la moda", Liceo, 6 (1945), p. 9.
108 Ibid., p. 8.
109 "Las nuevas tendencias", El hogar y la moda, 1217 (1946), p. 15.
40 110 "Asunción Bastida se inspira en lo español", La Moda en España, 149 (1952), p. 34.
111 "La moral y los trajes de baño", Ecclesia, 623 (1953), p. 15.
112 Patronato de Protección a la Mujer, La moralidad pública y su evolución. Memoria correspondiente al
bienio 1943-1944, Edición reservada, destinada exclusivamente a las autoridades, Madrid, 1944, p. 15.
113 Ibid., p. 50.
114 Ibid.
115 Ibid., p. 16. 41