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Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo.
INTRODUCCIÓN: Se dice que el ser humano experimenta el trauma más grande cuando es expulsado desde la
protección cálida en el interior de la madre a un mundo frío y lleno de amenazas. Es un proceso tan terrible que el
primer acto del recién nacido es llorar. ¡Y con el nacer, apenas empiezan las dificultades!
Pero, ¿por qué existen los problemas y por qué existen también para los hijos de Dios? ¿No deberíamos esperar que a
los justos siempre les vaya bien?
El TEMA de hoy, la actitud del creyente en medio de situaciones difíciles, tiene el PROPÓSITO de mostrarnos que el amor
de Dios reside aún en el problema más doloroso
Leamos las palabras del Señor Jesús a sus discípulos en Juan 17:15 y Juan 16:33. ¿Qué nos enseña esto?
Primera consecuencia: La naturaleza del hombre fue corrompida. El inocente sufre a causa de las malas acciones de
otras personas de forma directa ataques físicas y emocionales, robos, traiciones o como víctima anónima -guerras, crisis
económica, explotación. Y, por supuesto, sufrimos el efecto de nuestros propios pecados y malas decisiones.
Segunda consecuencia: La naturaleza misma fue trastornada. Desastres naturales, enfermedades, la muerte, afectan a
todos sin excepción.
El mundo es el terreno del pecado; por ende, el mal y el dolor son parte inseparable de él (Romanos 8:22).
CONCLUSIÓN: En medio de problemas, dolor y tristeza, lo verdaderamente importante es tener la certeza que somos
amados por Dios y confiar en Él, con esperanza y en la resolución de permanecer fieles.