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¡ANÍMENSE, Cristo ha vencido al mundo!

TEXTO BÍBLICO: (Juan 17:14-16)


Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo.

INTRODUCCIÓN: Se dice que el ser humano experimenta el trauma más grande cuando es expulsado desde la
protección cálida en el interior de la madre a un mundo frío y lleno de amenazas. Es un proceso tan terrible que el
primer acto del recién nacido es llorar. ¡Y con el nacer, apenas empiezan las dificultades!
Pero, ¿por qué existen los problemas y por qué existen también para los hijos de Dios? ¿No deberíamos esperar que a
los justos siempre les vaya bien?
El TEMA de hoy, la actitud del creyente en medio de situaciones difíciles, tiene el PROPÓSITO de mostrarnos que el amor
de Dios reside aún en el problema más doloroso
Leamos las palabras del Señor Jesús a sus discípulos en Juan 17:15 y Juan 16:33. ¿Qué nos enseña esto?

1. LAS AFLICCIONES SON CARACTERÍSTICAS DEL MUNDO.


Dificultades, dolor, tristeza hacen parte de la experiencia humana desde que exista memoria. ¿Qué pasó con el mundo
que Dios hizo tan bueno?
La creación sufrió el impacto del pecado. (Como si un meteorito hubiera impactado en nuestro planeta)

Primera consecuencia: La naturaleza del hombre fue corrompida. El inocente sufre a causa de las malas acciones de
otras personas de forma directa ataques físicas y emocionales, robos, traiciones o como víctima anónima -guerras, crisis
económica, explotación. Y, por supuesto, sufrimos el efecto de nuestros propios pecados y malas decisiones.
Segunda consecuencia: La naturaleza misma fue trastornada. Desastres naturales, enfermedades, la muerte, afectan a
todos sin excepción.
El mundo es el terreno del pecado; por ende, el mal y el dolor son parte inseparable de él (Romanos 8:22).

2. LOS DISCÍPULOS VIVIMOS EN EL MUNDO


Para poder terminar la tarea de Jesús, sus discípulos debemos continuar en el mundo. Esto implica que nos vemos
sujetos a las condiciones de la vida terrenal, de las cuales las aflicciones hacen parte como el clima hace parte del lugar
donde residimos. No es realista esperar que crezcan rosas en el Polo Norte; tampoco es realista esperar que el mundo
no nos haga sufrir.
¿Qué podemos esperar, entonces? Que Dios nos guarda, no del mundo con sus problemas, sino del efecto sobre
nuestra identidad cristiana. Esa es la victoria que Jesús obtuvo: venció el mal aceptando el sufrimiento (Lucas 22:42).
Luc 22:42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Luc 22:43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.

3. LA VICTORIA DE LOS DISCÍPULOS SOBRE LAS AFLICCIONES DEL MUNDO


Si Jesús venció sobre la fuente de todos los problemas, el mal, entonces las aflicciones del mundo no pueden ser el
problema mayor que nos ocupa.
Cuando las dificultades parecen interminables a pesar de hacer lo humanamente posible y a pesar de las oraciones, sólo
queda aceptar la realidad en la que Dios nos ha colocado. “Todo lo puedo en Cristo” no quiere decir que tengamos
poder para lograr lo que deseamos; quiere decir que podamos aguantar lo que sea sin cambiar porque Jesús nos
acompaña en ello (Filipenses 4:13).
Vencer, por lo tanto, no significa hacer desaparecer el sufrimiento, significa pasar por él sin sufrir daño en nuestra fe, sin
sufrir daño en nuestra alma

CONCLUSIÓN: En medio de problemas, dolor y tristeza, lo verdaderamente importante es tener la certeza que somos
amados por Dios y confiar en Él, con esperanza y en la resolución de permanecer fieles.

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