La Educación

del SER
creador
Tacconi, Carina
La educación del Ser Creador : el camino educativo de la nueva tierra: para el
descubrimiento de tu vocación original / Carina Tacconi. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de
Buenos Aires : Galáctica Ediciones, 2019.
La Educación
200 p. ; 23 x 15 cm.

ISBN 978-987-3785-51-1

1. Crecimiento Espiritual. I. Título.

CDD 248.34
del SER
creador
EL CAMINO EDUCATIVO DE LA NUEVA TIERRA
Para el descubrimiento de tu vocación original

De esta edición: © Galáctica Ediciones®

Provincia de Buenos Aires, Argentina.

Diagramación: Sissi Zwobada

ISBN: 978-987-3785-51-1

Primera edición: diciembre de 2019

Impreso en la Argentina. Printed in Argentina

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni CARINA TACCONI
registrada en, ni transmitida por, un sistema de recuperación de la información, en ninguna forma
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o cualquier otro, sin permiso previo por escrito del autor. Su infracción está penada por las leyes
11.723 y 25.446.
 Agradezco especialmente...

A la Fuente de Amor

que me guió en el camino que me llevó a recordar, vivir

y experimentar,
“La Educación del Ser Creador” en la Tierra.

Al Ser Creador y Creadora que soy,

por crear la Educación del Ser.

A la Madre Tierra, a la Madre Divina,

por acompañarme incondicionalmente y por record-
arme el amor incondicional que vive en mí.

A mi madre y mi padre
por aceptar recibirme en la vida física.

A Patricio,
porque con su nacimiento abrió la puerta del amor
incondicional que habita en mí.

A Mateo,
por acompañarme y alentarme en la expresión de mi ser
original, por confiar y recibir la educación del Ser Creador.

A todos los niños,

los que habitan en cuerpos pequeños (y los que aún se
esconden temerosos en cuerpos grandes), por haberme
ayudado a ver y recordar las necesidades genuinas de lo
más puro y esencial, por ser activadores de la expresión
de toda la sabiduría que comparto en este libro.
 Más agradecimientos:

El Ser que somos, se filtra y se cuela por rendijas

insospechadas por el ego, y expresa su majestuosidad
a través de todos nosotros. Cuando esas rendijas se
convierten en canal y todo lo que aparentó separarnos
de Él se diluye, comprobamos que somos lo que siempre
fuimos: Amor.

Agradezco al Amor de todos los Maestros, guías

y acompañantes externos, que con sus vocaciones
naturales y creaciones originales, nacidas y puestas
al servicio de la expresión de lo más verdadero, han
contribuido fuertemente en mi proceso: Lic. Inés
Moreno, Susana Szlain, Pablo Lombardo, Dr. Norberto
Levy, Noemí García, Karina Quiroga, Dr. Lino
Guevara, Cecilia Bonavena y Rosana Agüero Martínez.

Agradezco a cada uno de los seres humanos, de todas

las edades, que se abrieron a recibir la Educación del
Ser Creador, fue su presencia la que activó e inspiró la
expresión del potencial interno que vine a compartir.
Enseñando, aprendí. Ellos reavivan el sentido profundo
y la razón de Ser, hacer y estar en la Tierra.

Agradezco a las personas que espejaron todos mis

miedos, resistencias, rigideces, errores, fantasías,
defensas y contradicciones humanas, por ayudarme a
iluminar el “yo falso”, porque en/y con cada sufriente
e ilusoria experiencia co-creada se avivó el fuego que
me guío hacia la libertad.
Agradezco a María Soledad Serra por verme desde el
primer momento, por su amor incondicional para seguir
recordándome quién Soy, en momentos de profunda os-
curidad, por la apertura y la entrega con la que recibió la
Educación del Ser Creador y por convertirse en la segun-
da en experimentar el proceso completo.
A Dai (Alexandra), por todos los aprendizajes que deja
el intenso camino compartido, por la experiencia de
hermandad.
Prólogo de la autora
Desde pequeña, he sentido esa fuerte conexión con la natura-
leza esencial. Fue muy natural para mí sentir paz, amor, confianza,
seguridad y libertad si permanecía conectada con el mundo interno.
Todo lo que llegaba de esta conexión era fuente única de amor ver-
dadero para mí, espacio de seguridad, fuente de fortaleza para tomar
decisiones, fuente clara de discernimiento, única guía confiable para
escuchar y seguir.
A pesar de la falta de una presencia externa que acompañara y le-
gitimara esta realidad interna, podía expresar este mundo entregada a
los impulsos creativos genuinos que iba recibiendo. Realmente, sentía
estar con el Guía interno más comprensivo y amoroso que pudiera
existir. Esta realidad me permitía ver y sentir cómo todo lo que vivía
externamente lo contradecía.
El mundo que vivía de la piel para adentro cada vez crecía más,
y los espacios externos de vacío creativo para expresarlo y liberarlo
estaban cada vez menos disponibles a medida que la escolaridad y
la creación ilusoria del “yo” que responde a las demandas externas,
avanzaba.
Mientras somos niños, permanecemos en conexión profunda
con la fuente interna de amor y verdad; de otro modo, la experiencia
humana tan sufriente y dolorosa que nos toca atravesar no podría ser
soportada.
Tuve la gracia de ir a colegios de muy poca exigencia académica
y de jornadas simples. Esto, que en algún momento lo experimenté
como carencia, a medida que la personalidad creadora se desplegaba
y el ser espiritual se expresaba dándose a conocer, lo pude ver como
una perfección del plan creado. Me ha costado mucho la escolaridad,
y hoy compruebo que no ha sido por falta de inteligencia, amor al
conocimiento o ganas de aprender, sino por las tensiones y los me-
11
canismos defensivos que fui creando para soportar el dolor vivido
como desconsideración, atropello a mi naturaleza, abuso, violencia,
manipulación, control y por el ejercicio de un autoritarismo maqui-
llado de amor o de protección que generaban profundo rechazo y
desconfianza.
Gracias a estar recibiendo la educación del ser en mi interior, sin
intención ni conocimiento alguno de ninguno de los adultos que me
rodeaban, colmada, yo, de tanto respeto, comunión y amor incondi-
cional hacia mi naturaleza humana, pude experimentar y conocer las
reacciones y síntomas que iban generándose al vivenciar la anti-natu-
ralidad de los sistemas formativos imperantes (familia, instituciones
educativas formales y los sistemas de organización social luego).
El mundo que existía de la piel para afuera contradecía todas las
leyes que se expresaban en el mundo que existía de la piel para aden-
tro. El Guía interior y su educación del ser creador guiaban mis pasos
hacia lugares y situaciones maravillosas que me ayudaban a expresar-
me, conocerme, recordarme, liberarme y autorrealizarme.
Además, el “yo” ilusorio que con su ferviente actividad me lleva-
ba a seguir el camino conocido y establecido, me permitió atravesar
situaciones en las que tuve la posibilidad de experimentar la moral
natural del Ser y rectificar la conducta desviada.
Un impulso creativo me llevó a cursar el Profesorado de Ense-
ñanza Básica. A pesar de obtener excelentes calificaciones, una vez
completada y finalizada la experiencia, una voz inequívoca y contun-
dente proveniente del mundo interno expresó: “Yo no vine a adoctri-
nar niños”. No comprendí, dejé el título en un cajón y seguí el camino
que seguían todos. En mi primera experiencia laboral, llegué a ocupar
el cargo de Jefa de División de personal del “Hospital Argerich”,
con tan solo 21 años de edad. Ese espacio me permitió desplegar
talentos naturales como la empatía, la compasión, la escucha a las
necesidades de los otros, la actitud de servicio, la resolución creativa
de problemas, una capacidad de liderazgo basado en la igualdad y una
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moral firme, serena y natural que me hicieron inquebrantable frente
al soborno, la amenaza, la corrupción, la mentira y el autoritarismo.
Para contar con una instrucción que me permitiera seguir ha-
ciendo carrera en ese contexto, comencé a estudiar Administración
de Empresas, volviendo a experimentar las mismas sensaciones ne-
gativas y los bloqueos vividos en las otras experiencias de educación
formal. Para ese entonces, la conexión y los espacios de expresión de
mi mundo interno eran nulos.
Meses más tarde, enfermedad mediante, se instala naturalmente
la pregunta: ¿Qué estoy haciendo que me daña tanto? La fuerza y la
claridad de la respuesta me llevaron a soltar automáticamente ese es-
tilo de vida, ese camino, ese rumbo directo a la muerte. Estaba yendo
en contra de mi propia naturaleza esencial. Progresiva y naturalmen-
te, se fue abriendo el don de la visión que me permitió empezar a
reconocer un nuevo camino. Entregada a la voz del Guía interno que
había dejado de seguir, un camino maravilloso, perfectamente diseña-
do se fue abriendo ante mí. Su principal objetivo fue acompañarme a
recordar quién soy y qué vine a hacer.
A medida que la naturaleza humana (Personalidad Creadora) y la
psicología se iban preparando, más claro y abierto era el canal para
recibir la guía, la sabiduría y los dones que provenían de la naturale-
za esencial. La expresión del potencial interno que iba expresándose
lentamente fue tomando diferentes formas hasta llegar a la síntesis
del camino, “La Educación del Ser Creador”, un camino educativo
original, natural e innovador centrado en el autoconocimiento, la autosanación,
la autorrealización y el descubrimiento del propósito y la Vocación Original que
cada persona trae al nacer.
Por todo lo compartido, puedo decir que “La Educación del Ser
Creador” es un camino educativo original, esencial e innovador crea-
do por el Ser Creador que Soy, antes de nacer.
13
 Es el camino educativo que educó a la aprendiza que soy.
Es el camino que me guió a descubrir la vocación original natural
con la que fui dotada antes de nacer.
Es el propósito original y singular que traje para compartir con
la humanidad.
Es el modo único y singular hecho tarea, que me permite expre-
sar el Ser que Soy, en el sentir, el pensar y el hacer con otros.
Es la manera singular de compartir con Todo el que quiera reci-
birla, el Amor, la Verdad y la Libertad que en esencia Soy.
Lina Carina Tacconi
Julio 2019
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Prólogo de Ignacio Poullier
En lo profundo de mi corazón habita una indudable confianza
en el poder creador que todos tenemos, en la existencia de una con-
ciencia amorosa capaz de guiarnos de regreso a casa, con la que todos
podemos volver a conectar. Es un amor absolutamente incondicional
que late en lo profundo del corazón de cada ser humano. Eso es lo
que somos, amor, de ahí venimos y hacia allá vamos.
Un amor que evapora toda separación, que abandona toda expli-
cación y que se regocija en la comunión con todo y con todos. Es un
amor que no divide entre observador, objeto y observación, que nos
ayuda a distinguir lo verdadero de la ilusión.
La gracia de ser atravesado y despertado por este amor es un
eterno misterio, pero lo que no es un misterio es lo que nosotros
concretamente podemos hacer para acercarnos.Y para esto hay un
camino. Un camino que está disponible para todos, nadie queda afue-
ra. Es arduo y requiere de mucha entrega, pero es el único camino
que tiene como destino la verdadera libertad y la más pura felicidad.
Es individual, pero no estamos solos. Está lleno de silencio pero del
que trae paz y tranquilidad. La buena noticia es que somos muchos
en este sagrado peregrinar.
Benditas las búsquedas de nuevas formas para crear nuestra reali-
dad. Bendita la valentía que nos da fuerzas para avanzar con convicción
y seriedad. Benditas las sincronías que nos regala el camino para guiar
nuestro andar. Bendita la oportunidad aprovechada, la vida alegre y
los fascinantes momentos de felicidad. Bendita la expresión creativa, la
inocencia natural y la inmaculada autenticidad. Benditos nosotros que
estamos vivos, que podemos alcanzar nuestro más alto ideal.
Jugar para despertar,
Buscar para encontrar,
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 Caminar para construir, va a casa, a la fuente creadora de donde todos venimos. Se trata de
Contemplar para agradecer, comenzar a caminar un camino que poco sabe de problemas y mucho
Servir para aprender, de oportunidades, para hacer realidad la verdad de que todos los que
Dar para recibir, conozcan su voz interior, la escuchen y le hagan caso se van a ganar
Amar para liberar, el “Reino de los Cielos” y van a ser ricos para siempre.
Confiar para iluminar.

Con estas palabras intento describir lo que nos atraviesa cuan- Con amor, Ignacio Poullier.
do nos animamos a ver lo que ya tenemos adentro. En mi humilde
opinión, La Educación del Ser Creador es un puente que conecta la
mente con el corazón y que nos alienta a conocer, seguir y practicar
la llave que abre todas las puertas: la intuición. El lenguaje de la intui-
ción lo conocemos todos, es nuestra voz interior, nada más que a lo
largo de nuestras vidas la vamos callando y le empezamos a prestar
más atención a las voces que vienen de afuera. Afortunadamente,
esta voz es tan perseverante que no termina de apagarse y siempre
tenemos la oportunidad de volver a escucharla.
Lo fascinante de La Educación del Ser Creador, creada por mi
amiga Carina Tacconi, es que va directo al grano y no se pierde en
teorías, es 99% práctica y 1% teórica, es absolutamente experimental,
como los niños, que poseen la virtuosa inocencia que los hace libres.
Jesús dijo: “Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan,
porque el Reino de los Cielos es de quienes son como ellos”. La Edu-
cación del Ser Creador no sólo sienta las bases de una innovadora
forma para educarnos, sino que establece los fundamentos de una
nueva cosmovisión acerca de una original manera de ser, hacer y estar
en la vida, en la que a través de la expresión del ser que originalmente
somos y de su modo único de compartir el amor - a esto le llama
“la vocación natural” - podemos acceder a los más altos estados de
felicidad.
Abriéndonos a la experiencia que propone La Educación del Ser
Creador podremos emprender un camino progresivo que nos devuel-

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 Prólogo de María Soledad Serra

Desde chiquita supe que puedo sentir el alma de la gente, su pu-

reza y su brillo particular.
Esto para algunos puede parecer una insensatez o una locura.
Yo simplemente no lo comunicaba, ni pronunciaba porque sentía un
pesado juicio en mi interior. Y este pequeño detalle de mí que les
comparto hoy día ha sido el comienzo de TODO.
A mis 33 años pude reconocerme en ese lugar educado durante
toda mi vida. Un compañero y esposo, un hijo, amigos, familia (a
quienes amo profundamente), un techo en un lindo barrio y un tra-
bajo fijo y seguro -del cual disfrutaba su esencia pero no su forma- :
fui docente de nivel inicial durante 15 años. Todo parecía encajar ahí
en esa cajita prefabricada que me ayudaron a construir desde que nací
y seguí construyendo luego yo solita… muy bien aprendida.
Pero algo en mi llamaba cada día, cada noche, cada mañana al
despertar. Incluso cuando cerraba mis ojos sentada en el sillón y per-
cibía un mar de sentires, devenidos en forma de preguntas VIVAS re-
tumbar en mi interior. TENGO TODO lo supuestamente esperado
¿por qué me siento tan incómoda, enojada, tan iracunda, tan triste,
tan escondida, tan reprimida, tan oprimida, tan…? TENGO TODO
¿Y NO ME SIENTO EN NADA?
En lo profundo anhelaba sentirme. Sentirme VIVA.
Cada día que pasaba una voz en mi interior iba tomando más y
más fuerza, haciéndose escuchar en forma de síntomas en el cuerpo y
comportamiento de mi hijo y mis alumnos de Jardín de infantes. Así
pude empezar a sentirme y descubrir que eran mis síntomas también,
si bien en ese momento no podía expresar esto que les comparto
ahora (Eso lo descubrí en el camino de LEDSC). Sí puedo afirmar
que podía percibir sentires de desesperación muy intensa.
En este estado interior es que conocí a Lina Carina Tacconi.

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 Sentí su alma -vivencié una vibración afín- y una confianza in-
mensa me llevó a entregarme a todo eso que ella tenía para compartir
desde lo más puro de su SER CREADOR.
Fue así que comenzamos un camino juntas.
Hasta entonces yo no sabía –entre otras cosas que ignoraba
de mí misma- que tenía un Don. Solo conocía de él lo que en
realidad era su rechazo.
La tarea con Carina y LEDSC1 consistió en acompañarme a des-
cubrirlo, apropiarme de mi Don y transformarlo en servicio hacia mí
misma y hacia los demás.
Todo un profundo proceso para que tenga lugar el RE-NACER,
para que florezca el hasta entonces dormido CREADOR en mí y con
ello el florecimiento de los dones y de la Vocación NATURAL.
Lo primero a lo que me invitó LEDSC fue a jugar y bailar para
SENTIR todo aquello que SOMOS, sin dejar nada afuera para inte-
grar así cada aspecto, especialmente aquellos rechazados por mi BIEN
EDUCADA ESTRUCTURA de creencias y valores desde siempre.
Y en ese intento de JUGAR y BAILAR pude VER y SENTIR
mis propias cadenas internas y limitaciones, MIS VERDADES MÁS
INCÓMODAS Y CONDICIONAMIENTOS, MI GRAN CON-
FUSIÓN Y DISTANCIA con mi verdadera esencia, con mis dones
naturales y con los demás.
Durante el proceso un mundo de emociones comenzó a emer-
ger de mi interior y gran parte de la tarea en LEDSC fue RE EDU-
CARME en la LUZ de estas emociones que emergían, escucharlas,
escuchar sus mensajes y permitir la SANA y CREATIVA liberación
y expresión de las mismas.
Durante el proceso de LEDSC vivencié morir muchas partes y
personajes que a lo largo de mi existencia se habían esculpido desde
afuera y yo había aprendido a perpetuar también: aquellos aspectos
1 La Educación del Ser Creador.
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en mí que se manifestaban como opresores del flujo CREATIVO
VITAL. Esta tarea es una tarea en espiral que comprendo -en mi paso
concreto por LEDSC- que iremos atravesando toda la vida.
Descubrirme en LEDSC es simplemente dejar estallar en brillo
todo aquello que ya ES en nosotros y está vivo en nuestras células.
LEDSC es CAMINO, SANACIÓN, NUTRICIÓN, EXPRESIÓN
DE LA FUENTE Y MANIFESTACIÓN CONCRETA.
Del despertar de los dones a LA VOCACIÓN original.
Ya mencioné que de mi Don sólo conocía su rechazo: con
rechazo me refiero específicamente al miedo más grande que
me habitaba y me llevaba a la imposibilidad de tocar y ser
tocada.
Luego de las etapas iniciales del proceso y de mucho trabajo de
sanación en el cuerpo EMOCIONAL, MENTAL Y FÍSICO descu-
brí que “Aquello que más temes es lo que te SANA y ahí está escon-
dido EL DON”. El flujo creativo empezó a emerger, y comencé a
recordar, canalizar y desarrollar una técnica de masajes original inte-
grando los dones que surgieron fusionados en una técnica en la que
el sentir profundo de los cuerpos y las almas de cada persona son las
que guían mis manos.
Se concreta en una forma de servicio que incluye todos sus as-
pectos materiales y más sutiles. La creación pasa a ser así la fuente de
sostén y recepción al mismo tiempo.
VOCACIÓN que ES habilitante de mi propio maestro y apren-
diz interior.
VOCACIÓN que es profundamente amable, amorosa y abun-
dante para mí a la vez.
VOCACIÓN que es sin dudas un DAR nuevo, con una impron-
ta de dar resignificada. VOCACIÓN que se multiplica como los pa-
21
nes tocando con Amor cientos de nuevos corazones que resuenan y
que a su vez llevan las nuevas semillas por toda la tierra.
Expansión PURA de almas a almas.
Ya no puedo sentirme separada de NADA por eso me voy a
tomar el atrevimiento de hablar en plural y expresar mi sentir más
profundo y personal.
“La educación del Ser Creador vive en cada uno de noso-
tros. Todo lo que está escrito en este libro vive dentro de mí,
vive dentro nuestro, en cada célula; es LA CREACIÓN que soy,
que somos”.
En este libro me encuentro, en todos los sentidos de la palabra
ENCONTRARSE.
22
Introducción
El período actual de la humanidad se halla dominado por hechos
y acontecimientos que ninguna época anterior ha conocido.
El modo en el que muchas personas comienzan a mirarse, sen-
tirse y percibirse está en profunda transformación, producto de la
apertura a una conciencia que nos conecta con la sabiduría profunda
que habita en el interior de toda persona. De la expresión de esta sa-
biduría interna surgen modos nuevos de ser, tener, estar, hacer, vivir,
vincularnos, producir, crear y organizarnos.
Esta naturaleza esencial que nos habita, compasiva y entende-
dora de las leyes que regulan y cuidan el equilibrio de toda expresión
sintiente de la creación es patrimonio de todas las personas. Se trata
de una Voluntad profunda e inequívoca que es capaz de guiarnos
hacia un estado de autorrealización que nos lleva a poner al servicio
del bien común todas las capacidades, talentos naturales humanos y
dones esenciales con los que fuimos dotados.
Este proceso de autoconocimiento y autorrealización personal
incluye el reconocimiento de la vocación original que cada persona
trae al nacer y el aporte singular, original y creativo que estamos
destinados a hacer para contribuir en el proceso evolutivo que nos
lleve a crear formas de vida y organización social equitativas, huma-
nas y respetuosas de toda expresión sintiente, viviente y esencial de
la creación.
Esta conciencia nos invita a re-pensar las formas de organización
sostenidas hasta ahora, ya que todas se ven cuestionadas por esta
nueva mirada.
El estilo de educación que damos a nuestros niños y jóvenes es
uno de los sistemas que está siendo mirado y altamente cuestionado.
Los niños y jóvenes de hoy nacen con una profunda conexión con
esta voluntad interna que los guía hacia la autorrealización genuina
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y este plan interno que late en su interior choca cada vez más fuerte
con el plan que externamente se les impone.
La existencia de estos dos caminos, estas dos miradas y estas dos
maneras de ser y vivir es el origen de muchos de los síntomas pre-
sentes en los niños, adolescentes y adultos. Los mismos dan cuenta
de la falta de escucha y respeto al curso que marca la naturaleza más
elevada del Ser humano.
El proceso educativo que centra toda su acción en la incorpora-
ción indiscriminada de conocimientos ya no sirve más, por lo menos
para algunos niños, jóvenes y adultos de hoy. Muchos padres descon-
certados por la conducta de sus hijos, falta de escucha, de empatía,
desconfianza en la autoridad, apatía, etcétera, se preguntan cuál es el
origen profundo de estas reacciones o expresiones, por qué les suce-
de lo que les sucede, qué hacer o cómo ayudarlos.
Hoy día nos encontramos con la problemática, o, mejor dicho,
con la maravillosa realidad de que los niños no responden como antes
a las exigencias, intereses, métodos y demandas del sistema educativo
actual. Esto, lejos de ser visto como un problema, podríamos tomar-
lo como la prueba más fehaciente que un niño puede dar de aquello
que no responde a su modo genuino y orgánico de ser, aprender y
expresar el inmenso potencial interno que tiene dentro. Si pudiéra-
mos salir de los patrones de automatismo y pudiéramos aceptar la
perfección de lo que sucede, descubriríamos que esta manifestación
nos está mostrando las formas que están listas para ser profundamen-
te transformadas.
Adultos, jóvenes y niños de hoy, para responder a las demandas
y el formato del sistema educativo y social actual, hemos tenido que
negar y oprimir la fuerza arrolladora de los impulsos creativos más
genuinos, la inclinación que nos lleva a descubrir y desplegar los ta-
lentos naturales que traemos al nacer, los intereses legítimos, esos
que, de escucharlos, nos llevarían a recordar la vocación original y el
propósito que toda persona trae al nacer.
24
La crisis educativa es una realidad y es necesario que se la
reconozca y que se la nombre. Tan verdadera es la crisis como la ne-
cesidad de la transformación y a esta necesidad también hay que
nombrarla.
Si los padres y las instituciones educativas no participamos de la
transformación de la conciencia que como humanidad se está gestan-
do y de la que los niños son la más pura manifestación, corremos el
riesgo de convertirnos en agentes de desequilibrios, alejándonos de
nuestro verdadero propósito: educar con cuidado y amor.
Ya no sirven las guerras, ya no sirven los bandos, ya no sirve
echar culpas, ya no sirve dividirnos. Todos estamos en el mismo bar-
co, pelearnos nos aleja y desunirnos nos debilita. Hoy nos toca dar-
nos cuenta de que a pesar de las distancias que queremos establecer,
hay algo que en el fondo nos mantiene y nos mantendrá unidos, y
esto es el dolor del desencuentro con lo verdadero.
La realidad nos pide que ampliemos la mirada y la percepción
que tenemos de niños y jóvenes, y también de nosotros mismos.
Las personas que estamos vinculadas a la tarea de educar he-
mos de reconocer que la transformación que necesitamos se va a dar
según la transformación que seamos capaces de hacer en nosotros
mismos. Habrá que partir de animarnos a aceptar que lo que vinimos
haciendo hasta ahora ya no es funcional para los que vamos siendo
hoy ni para los que conforman las nuevas generaciones.
Si el sistema educativo, padres y escuelas no escuchamos las ne-
cesidades que tienen los niños de hoy, los síntomas que en ellos apa-
recen, estos seguirán creciendo, con el consiguiente sufrimiento. Los
síntomas constituyen la manera en la que pueden manifestarse, antes
de renunciar a escuchar los impulsos intuitivos genuinos, los intereses y
motivaciones legítimas que sienten y la sabiduría esencial que los guía.
Somos todos, los niños, las madres, los padres, los docentes, las es-
cuelas de la transición. A todos nos toca vivir esta etapa de profunda
transformación y no hay duda de que estamos preparados para hacerlo.
25
 Con este libro no pretendo dar respuestas acabadas, ni recetas mila-
grosas, creo que estas serán encontradas por cada uno de los lectores, el
día que se reencuentren y escuchen la guía interna que en cada uno habita.
Lo que sí anhelo es compartir el resultado de haber seguido al
Maestro Interior que me guía en esto que ha sido y sigue siendo el
camino de autoconocimiento, autosanación, autorrealización, y ex-
presión de la vocación natural que he traído al nacer y aquello que le Todas las semillas que trajimos al nacer brotarán, echarán
da profundo y trascendente sentido a mi vida. raíces en tierra fértil, florecerán y darán hermosos frutos.
Sé que adentrarnos en esta mirada nos llevará a experimentar Expresarán su belleza y compartirán la dicha y el gozo de
la más férrea resistencia al cambio y el más hermoso de los alivios. Ser Verdad, Amor y Libertad.
Transitamos un momento en el que nos toca asumir la responsabili-
dad que tenemos sobre todas nuestra creaciones. Pero, hacerlo nos
permitirá empezar a tomar conciencia de aquello que no ha contri-
buido a la expresión del aspecto esencial del ser humano, limpiar el
terreno de toda maleza y comenzar a nutrir un suelo fértil que sirva
de cimiento de lo que crearemos a partir de la conexión con la Ver-
dad, el Amor y la libertad que somos.
Caminemos juntos, porque más allá, a una distancia que no se
puede medir con instrumentos pero sí sentir con el profundo sentido
del alma, nos están esperando, ansiosamente, con los ojitos brillosos,
nuestros maravillosos niños.

26 27
 Primera Parte

La educación de hoy

Educar en Verdad o en ilusión.

Existen solo dos tipos de caminos: el camino de la Verdad y el ca-

mino de la ilusión. El camino del Amor o el camino del miedo; el cami-
no de la Abundancia que somos o el camino de la carencia que creemos
ser; el camino de la Dicha y el camino del sufrimiento; el camino de la
aceptación o el de la negación de aquello que en esencia somos.
Lo que diferencia a uno del otro es el origen del que parten. Uno
nace en la Fuente pura y original de Verdad, Amor y Libertad que
somos y otro se crea desde una sensación de separación de ella.
Uno tiene origen en lo Verdadero y otro tiene origen en una falsa
percepción; por lo tanto, todo lo que se cree a partir de ella será pura
ilusión.
Seguir el camino de la Verdad o el de la ilusión es una decisión
muy profunda, de cada ser humano en comunión con su naturaleza
divina. El camino evolutivo de cada persona es suyo y divino, no im-
porta la forma que tome. Opinar acerca de este camino es un atrope-
llo a la libertad de elección que todos tenemos. Pero, ciertamente, es
que un camino nos lleva a recordar y experimentar quiénes esencial-
mente somos, mientras que otro camino posible nos llevaría a experi-
mentar quiénes creemos ser, alejados de la Verdad. Esta creencia pue-

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de llevarnos o bien a una felicidad ilusoria que dependa de factores
externos a nosotros mismos, o bien a una desdicha ilusoria. Ambos
estados comparten lo mismo: el grado de desconexión con la Verdad.
Para experimentar el mundo ilusorio, creamos una identidad
también ilusoria, una idea falsa de nosotros mismos, ambas soste-
nidas en un falso poder o en una falsa impotencia. Este es el jue-
go de la víctima y el victimario, con la correspondiente experiencia
de elevado sufrimiento para ambos roles. Ambos egos contarán con
sutiles mecanismos de manipulación, porque ambos se encuentran
desconectados de la fuente de poder verdadero, el amor y la libertad,
el poder de ser quienes en esencia son: seres humanos unidos a una
naturaleza espiritual.
El origen real de todo ser humano es la Verdad, el Amor y la
Libertad, expresados a través de un potencial interno propio y único
en cada persona, pero resulta que al nacer elegimos encarnar en una
realidad ilusoria para hacer los aprendizajes que cada alma necesita
transitar.
Lo cierto es que nadie experimenta nada que no haya elegido, y
hasta que no aprenda la lección que esa experiencia encierra, lo segui-
rá experimentando. Tomar la realidad que nos toca de este modo es
empezar a reconocer nuestro poder interno y la función que tenemos
como creadores. Lo que vivimos lo creamos para aprender lo que
necesitamos aprender. Sumarnos a luchas y bandos es alimentar la
ilusión, la falsa percepción de separatividad y la impotencia, se esté
del lado que se esté.
Podemos hacer toda nuestra experiencia de vida en ella, negán-
donos a aprender, aferrándonos a creencias supuestamente seguras
que no querremos soltar, alimentar el juego de la culpa y el poder
externo; o bien, podemos hacer el aprendizaje y sentir el llamado a
regresar a nuestro hogar, la fuente de Amor y Libertad a la que per-
tenecemos Todos.
Podemos seguir creyendo que somos el “yo ilusorio” creado para
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sentirnos integrados a una realidad ilusoria. O podemos sentir el lla-
mado a despertar a la Verdad para compartir el Amor y la Libertad
que esencialmente somos.
Es por eso que hoy estamos frente a la decisión de elegir entre la
Verdad y la ilusión. Y en función de la decisión que tomemos, tam-
bién elegiremos la educación que nos acompañe en el camino que
hayamos elegido transitar.
La Educación del Ser Creador nace como un camino educa-
tivo para aquellas almas que sienten pulsar en su interior el llamado
a regresar a la fuente de amor original a la que pertenecen. Una sen-
sación de que existe otra forma de vivir, una sensación de profunda
insatisfacción a pesar de haber logrado todo lo que se suponía que
debíamos lograr para ser felices, atraviesa nuestro Ser y el cuerpo
nos avisa que no estamos en paz. El llamado puede tener diferentes
formas, pero de a poco todos sabremos reconocerlo y responderle,
dejando de reaccionar con síntomas físicos, emocionales y mentales
que parten desde un profundo desequilibrio ocasionado por la falta
de fidelidad a lo más verdadero de nosotros mismos.
La Educación del Ser Creador me ha atravesado desde mi pro-
pio surgimiento como alma en esta tierra, y hoy quiero darle nombre
y presentarla para que todos ustedes sepan que también les pertenece,
por el mero hecho de ser humanos.
La educación del Ser Creador reconoce en el ser humano una
doble naturaleza: la naturaleza espiritual y la naturaleza humana. Den-
tro de la naturaleza humana, existen dos tendencias, una positiva y
otra negativa. En el seno de esta última se desarrolla el yo inferior o
el ego, creado para conseguir del afuera lo que siento que no tengo en
mi interior. La naturaleza humana con tendencia positiva está conec-
tada y alineada con la Guía interior y la negativa, con la guía externa
(la cultura imperante).
Cuando la naturaleza humana no se sabe o reconoce guiada y
unida a la naturaleza espiritual, la persona se percibe como alguien
31
solo, abandonado y separado de toda fuente real de genuino amor,
seguridad y confianza. Esta falta de autoconocimiento es el origen
creador de la identidad ilusoria y de todo el sufrimiento y falta de
sentido que de ella nacen, no importa la forma que tomen.
Forma parte de la experiencia humana atravesar esta sensación
profundamente dolorosa que nos lleva a sentir la separación y el
abandono de la Fuente. Esta experiencia fue sentida al comienzo de
nuestra vida en la tierra y luego reproducida a lo largo de ella, con el
propósito de ser integrada, iluminada y sanada. Parecería que sin una
sutil tensión entre fuerzas, la humanidad no extendería las redes de su
espiritualidad con el fin de comprender y sanar.
El sistema educativo y social que conocemos trabaja para acom-
pañarnos a crear y experimentar el “yo ilusorio” y la realidad ilusoria.
El mismo resulta muy difícil de transitar para las almas que vienen con
una determinación férrea a experimentar la Verdad que son en la tierra.
Es para esas almas, las que no necesitan pasar por esa experiencia o
que ya vivieron lo que en ella tuvieron que vivir, que nace la Educación
del Ser Creador, un camino hacia el descubrimiento de la vocación original.
Cuando esas almas viven y experimentan el mundo ilusorio, per-
ciben y sienten la experiencia del sistema educativo tradicional y de la
forma de organización social imperante de un modo muy particular,
que describiré más adelante.
Ahora quisiera aclarar que todo lo vivido, por más doloroso que
sea -y que a veces realmente lo es de un modo casi inaguantable o
incomprensible-, forma parte de algo que existe dentro de nosotros,
que es ilusorio y que nos mantiene separados de la Verdad.
El sistema educativo imperante está creado para hacer el camino
y la experiencia de lo ilusorio y la Educación del Ser Creador fue ges-
tada como una propuesta educativa para liberarnos de ella.
Las dos experiencias son igual de válidas, hemos sido creados li-
bres para elegir experimentar cualquiera de las dos, durante el tiempo
que necesitemos.
32
El grado de sufrimiento es lo que muchas veces determina que la
experiencia es suficiente. No vinimos a sufrir, vinimos a experimentar
la dicha y la gracia de ser Amor y Libertad.
Como humanidad, estamos viviendo el tiempo de un llamado
masivo a regresar al hogar.
Los niños de hoy, los jóvenes y adolescentes, con todos sus sín-
tomas, nos están pidiendo que escuchemos este llamado. Sin nuestro
regreso, a ellos se les hace más difícil y sufriente el camino que ya
intuyen como verdadero.
La Educación del Ser Creador es un camino educativo que nace
en la Fuente Original, se manifiesta a través mío, yo he sido y soy la
primera educada por ella. Todo cuanto la constituye ha sido recibido
de la Fuente. No he estudiando nada más que lo que mi Guía interno
me ha enseñado. Todo lo que he leído, al comienzo de mi camino, me
ayudó a recordar lo que ya sabía. Y ese despertar al potencial interno
me abrió el canal a una fuente de sabiduría que aún hoy me sigue
enseñando.
La Educación del Ser Creador tiene el propósito de acompañar
a todos aquellos que sienten el llamado a regresar a la Verdad. ¿Cuál
Verdad?, la del Ser creador que nos guía, el Guía que vive en cada uno
de nosotros.
Educar para recordarnos o educar para crear el yo ilusorio.
Si desde la temprana edad cuidamos y fortalecemos la conexión
natural que la naturaleza humana tiene con la naturaleza esencial, si
legitimamos el contenido que brota del interior de cada niño, y si lo
ayudamos a reconocer el modo en el que la naturaleza esencial se
manifiesta en y a través de la forma humana, alentando la expresión
original del ser que cada niño es, muchos de los problemas que como
humanidad hoy tenemos y padecemos no existirían.
33
 La tarea de educar se convertiría en un acto de pleno respeto,
cuidado, amor, protección y expresión original creativa. Sería una ac-
ción que abriría el espacio para que los niños crecieran plenamente
conectados con el potencial interno que los lleva a reconocer quiénes
son y qué propósito trajeron al nacer.
Sería una experiencia de autoconocimiento profundo que los
ayudaría a reconocer y ganar confianza en la manifestación de sus
tendencias positivas y a aprender, rectificar y sanar las tendencias ne-
gativas; una vida con profundo y pleno sentido evolutivo donde lo
ilusorio sea reconocido y se le diera sólo el sentido que tiene; una edu-
cación centrada en la persona, con el propósito de contribuir al bienestar
y la plenitud del ser humano, más que el de contribuir a la formación
de una persona ajena a sí misma.
La educación actual resulta muy difícil de aceptar para mu-
chos niños, porque centra su tarea en la creencia de vivir desde la
carencia. Es una creencia que los niños no sienten verdadera, razón
por la cual no terminan de confiar en las figuras de autoridad que
los adultos representan. Es por eso que les cuesta interesarse y re-
tener el caudal de conocimientos en la que dichas figuras centran
la tarea.
La tendencia negativa de la naturaleza humana se hace cuerpo
a través de una modalidad de funcionamiento de la mente. Cuando
la mente toma la forma de exigidor, culpador, avergonzador, critica-
dor, descalificador, enjuiciador, menospreciador, evaluador (positivo
o negativo), se desvía del cauce amoroso. El ejercicio de esta mente
genera una ilusión de impotencia en el exigido, el culpado, el avergon-
zado, el criticado, el enjuiciado, el menospreciado, el evaluado con el
consiguiente efecto emocional corrosivo.
Esta modalidad de la mente se siente muy amenazada y temerosa
frente a la posibilidad de algo nuevo que le muestre su error, y toma
la forma de actitudes tales como el orgullo, la soberbia, la arrogancia,
el egoísmo y el autoritarismo. Esta es la base ilusoria que le hace creer
34
a una persona que tiene el derecho de conducir a otra por el camino
que ella cree correcto. Sobre esta ignorancia está creado el sistema
educativo familiar y social que conocemos.
El autoritarismo que manifestemos con los niños, tome un tono
“agradable” o brutal, hará que ese niño se sienta más confiado o más
solo e incomprendido.
Los niños de hoy perciben la falta de Verdad y genuinidad que
los adultos tienen.
Si no iluminamos y purificamos esta tendencia de la mente, los
niños la tomarán, la copiarán y la reproducirán en el mismo grado en
que la hayan recibido. Por eso, los niños son nuestros espejos. Y todo
lo que ellos nos espejan hoy nos muestra lo que hemos de sanar en
nosotros.
Nos toca reconocer que sobre esta base ilusoria está creado el
sistema educativo actual. Hay mucha de esta modalidad en nuestra
sociedad y el sistema educativo tradicional se crea sobre esta base.
Cuando un niño vive la experiencia de sentir que el mundo ex-
terno, lejos de verlo y recibirlo, le impone lo que considera valioso y
necesario que él haga o que a él le interese, se sumerge en una sensa-
ción de impotencia y desolación muy intensa, que con el tiempo se
hará ira y resentimiento.
De esta experiencia nace la sensación de impotencia y victimiza-
ción. Si el niño silencia más su potencial interno y responde, acaso,
con más eficiencia a lo que este afuera determina, se sentirá más po-
deroso y capaz. Pero, ninguno de esos lugares es genuino. Esta es la
fábrica ilusoria de las víctimas y los victimarios.
Cuanto mayores son la exigencia y la presión del afuera, más se
obliga a un niño a desoírse y a negarse a sí mismo. Esto lo lleva a
crear, en su interior, negatividad y desequilibrio.
Conducir a un niño a desoírse para aceptar lo que el afuera de-
termina como necesario y valioso es algo que necesita ser puesto en
revisión de manera urgente.
35
 Los niños y niñas, los hombres y las mujeres de hoy están abrién-
dose a una conciencia amorosa y muchos de ellos ya no necesitan más
este tipo de experiencia. Y el que aún necesite atravesarla está muy
bien que la elija para él y para sus hijos, no hay manera de evitar los
procesos que se necesitan transitar. Pero, es preciso crear una alter-
nativa para quienes sientan liberarse de la experiencia de la ilusión y
estar preparados para recibir a aquellos niños que no hayan elegido
tal experiencia.
Cuando formamos y condicionamos a la naturaleza humana para
responder a intereses que no están alineados con leyes y principios
esenciales, ésta comienza a alimentar el camino de separación de lo
más verdadero.
La naturaleza humana necesita ser guiada para poder expresar su
tendencia positiva, corregir y purificar la negativa. Sin la escucha de
esta guía esencial, no puede liberarse del mundo de las ilusiones. La
guía está en el interior de cada persona; recuperar esta conexión es
lo que nos hará recuperar la paz, la confianza, el recuerdo de lo que
somos y el sentido de estar aquí.
Cuando esta conexión es muy fuerte, el niño o el joven harán
fuerza por expresar su modo de sentir, ver y percibir la realidad, ya
sea de modo funcional o disfuncional (aislamiento, encierro, violen-
cia, apatía, miedo, drogas, etcétera).
La educación tradicional se hace cada vez más necesaria y adquie-
re más “poder” cuando el niño o el joven se desconectan de su ser
original. Pero, a pesar de todo lo que se avance en ella, la sensación de
falta y sin sentido profundo perdura todavía.
Esta experiencia no es mala ni buena en sí misma, y es necesa-
rio aclarar que aquí no intentamos juzgar ningún modo humano de
ser, pero es importante nombrar que no es Verdadera en tanto que
no es el camino que conduce a la felicidad, la libertad y la plenitud
genuinas.
36
El proceso educativo esencial versus el proceso formativo.
Mucha confusión existe entre aquello que llamamos proceso educa-
tivo y aquello que en realidad es un proceso formativo.
Educar al ser creador es el arte de dar a luz el potencial interno
que existe dentro de cada ser humano. Es un proceso que se desplie-
ga vivo y creativo, y a través del cual la naturaleza esencial y aquello
que cada uno Es se va manifestando.
Educar es expresar al ser espiritual que nos habita a través del
canal humano que somos. Para poder hacerlo, el Guía se ve invitado
a colocarse en un lugar de ignorancia nutricia, que todo el tiempo lo
lleve a preguntarse: ¿quién es, cómo es, qué talentos e inclinaciones
naturales tiene y cuál es el plan que trae consigo?
En el proceso de educar, el respeto a lo que ya Es dentro de cada
persona es esencial.
Nuestra cultura confunde educar con instruir o con formar, pero
bien lejos, y por suerte, está un proceso del otro. El proceso de educar
es algo gigantesco, poderoso, vital, que atraviesa cada experiencia de
la vida misma. La educación es algo significativamente más grande
que la mera escolarización.
La educación es un proceso complejo y profundo que se facilita
o bloquea con cada experiencia de vida.
La vida alineada a los principios naturales que regulan la existencia
es, en esencia, la mejor escuela para educar, la mejor escuela para el Ser.
La realidad ilusoria crea y recrea una realidad que no es ni original
ni verdadera. A través de los medios de comunicación se inventan
percepciones, se instalan creencias, modas, tendencias, mandatos. Se
fabrican necesidades que crean la ilusión de llenar la sensación de
vacío producida por la percepción de desconexión, o la sensación de
desamparo experimentada en la etapa inicial de la vida. Compartimos
con los niños las falsas creencias, percepciones y heridas que noso-
tros aún no hemos sanado.
37
 El amor es la única y verdadera fuente de poder. Y eso es lo que
esencialmente somos. Ningún poder externo a nosotros es verdadero.
Todo lo que le hacemos al otro nos lo hacemos a nosotros mismos.
Todos somos libres en esencia, incluso aquellos que se encuentran
jugando el juego de un ilusorio poder que esté alejado del Amor.
Cada niño, cada alma, trae su propio programa o camino educa-
tivo. Cada ser humano tiene impreso en su interior el camino que lo
llevará a liberarse de las ilusiones y a expresar el Amor y la libertad
que en esencia Es.
El trabajo de la Nueva Educación consiste en, por un lado, acom-
pañar el proceso de purificación y desvío de las creaciones nacidas de
una ilusoria percepción de carencia; y, por otro lado, en acompañar
y facilitar la conexión con el Guía que cada ser humano tiene en su
interior para que de ese modo pueda conocer el camino que le permi-
tirá conocerse, recordarse y manifestar el plan de vida que trazó antes
de nacer. En esencia, ser genuinamente quien Es.
Si un niño aprende a confiar en el canal de conexión y guía interna,
si aprende a amar la verdad que pulsa dentro de sí, aprende también a
no desconfiar del amor y la libertad que Es. Para poder hacerlo, requiere
que los adultos seamos capaces de reconocer y confiar en esa conexión.
Reconocer y cuidar la conexión que cada niño tiene al nacer con su Guía
interior, acompañar el proceso de manifestación del ser que en esencia
Es, es el primer paso para crear una humanidad no violenta.
Cuando desde la temprana edad alimentamos falsas percepcio-
nes de carencia, poniendo énfasis en una formación intelectual que
no es necesaria, se refuerza y alimenta la falsa creencia de que la ver-
dad y lo valioso están en el exterior. Se transmite la idea de que para
“ser” hemos de “poseer” lo que el mundo externo determina, y, de
esta manera, estamos contribuyendo a la creación del yo ilusorio.
Al sistema educativo que conocemos lo creamos desde la ilusión
de carencia. En un comienzo, es cierto, que se nace con una profun-
da intención amorosa de dar al ser humano lo que se creía que el ser
38
humano no tenía. Pero, como su creación no nace de la Verdad sino
de una falsa percepción, contribuye enormemente a la desgastante
tarea de aumentar una ilusión que lleva al sufrimiento.
La Tierra y el hombre de hoy ya están preparados para iniciar un
camino de ascenso evolutivo y, aunque cueste reconocerlo, el sistema
actual lo está retrasando.
Es por esto que a los niños de hoy les cuesta tanto adaptarse a
este sistema. Es por lo mismo que tantos jóvenes, una vez terminada
la escuela secundaria o la facultad, siguen perdidos. Llegan a consu-
mir tantas sustancias como les sean posibles, con el único fin de ali-
viar el dolor que produce esa percepción de estar alejados de la fuente
de amor verdadera.
Padres y educadores están muy habituados a pedir que los niños
sean lo que el afuera quiere; pareciera que lograrlo les valdrá la califi-
cación de haber sido buenos padres y educadores.
“Portarse bien” está sujeto a poder responder con más acepta-
ción o sometimiento a lo que el mundo externo pide, lo que el afuera
necesita, lo que el afuera exige cada día para poder ser integrados y
aceptados. Algunos padres lo hacen con paciencia y ternura, otros
con gritos e insultos, otros usando sobornos o amenazas, algunos
con abandono, otros con sobreprotección y extremo control.
Se forman niños dóciles para aprender a escuchar, responder y
adaptarse a las formas del mundo externo, en el tiempo y medida que
otros les indiquen. Y a desoír lo que su mundo interno les muestra,
les pide y manifiesta. Esto los sumerge en un proceso de aprendizaje
que los entrena a mirar el afuera, conocer el afuera, responder a lo
que pide el afuera, ajustar o silenciar su impulso según los deseos del
afuera, moldear su comportamiento a las formas del mundo que los
rodea. Todo ello, por supuesto, por una cuestión básica de ignorancia
o miedo a ser desvalorizados, los aleja del hábito de escuchar y cono-
cer su interior. Y así se crea un Yo ilusorio, ya sea por oposición o por
aceptación de lo que el afuera dice.
39
 Pasada la primera etapa, la escuela familiar, ingresan a la vida ins-
titucional, el segundo grupo social organizado. Una escuela que alinea
su acción a los requerimientos y lineamientos que impone el sistema
económico-político-educacional, en ese orden.
A la educación formal le tocará la tarea de formar a los niños
que ingresan al sistema educativo de modo tal que el día de mañana
sean hombres y mujeres capaces de seguir sosteniendo esta enorme
maquinaria. Para hacerlo, usa el mismo patrón de hacer todo lo po-
sible para lograr que los niños hagan las cosas según lo que decide el
afuera.
A base de premios, recompensas, manipulación, abuso de poder,
castigos, amenazas y también muchas veces etiquetas psiquiátricas y
medicación. En el fondo, todos estos recursos están guiados por un
propósito: adaptarse a lo conocido, y perpetuarlo.
Ponemos mucha energía, esfuerzo, trabajo, en sostener un mun-
do ilusorio, un mundo alejado de la Verdad que somos. Cuánto más
fácil sería hacer lo contrario, y aceptarnos como somos, para liberar
nuestro potencial.
Mi experiencia me ha permitido comprobar que detrás de los
niños que el sistema juzga, descalifica, rechaza, discrimina, vibran se-
res innovadores, sensibles, visionarios, intuitivos, autodidactas, con
mucha claridad de lo que quieren y de lo que no quieren, de lo que les
permite ser y de lo que los bloquea.
El proceso de adaptación a esta maquinaria social es muy duro y
trabajoso para ellos, porque a diferencia de nosotros, ellos tienen más
intacta la conexión con la verdad que imprime su naturaleza espiritual
y más desnuda su sensibilidad y vulnerabilidad.
El niño cuenta con la sabiduría de su naturaleza expresada a tra-
vés del cuerpo, la emoción, la percepción, su propio deseo puro, vi-
tal, poderoso, latiendo en su interior. Y se encuentra con el mundo
externo que no lo ve.
En los primeros años de vida, por lo general, las madres se vin-
40
culan con una actitud más flexible e inocente que las lleva a respetar
más los pedidos naturales del niño, pero, pasado el tiempo, el adulto
buscará que sea el niño quien se acomode a la forma que marca el
afuera.
Los niños cuentan con un deseo que los llevará hacia un lugar
muy definido. Se manifiesta a través de una curiosidad innata que
los impulsa a buscar, tocar, descubrir, hacer, ensayar, mirar, palpar,
experimentar, ir detrás de sus genuinos intereses, construir, armar,
desarmar, crear, jugar, expresar la verdadera vida como su naturaleza
los invita. En su interior tienen su propia guía que los moviliza, los
impulsa a ser quienes verdaderamente son.
Llegan a un sistema que está organizado sin tener en cuenta esta
presencia.
Con frecuencia, los síntomas y manifestaciones de estos niños
son interpretados como una incapacidad para aceptar y responder a
los límites, es decir, a las órdenes que da el afuera, y que en ocasiones
los llevan a no escuchar las necesidades genuinas del ser y a violen-
tarse a sí mismos. Lo que no terminamos de comprender es que esto,
muchas veces, no es un problema, sino que más bien se trata de un
intento natural e intuitivo que busca cuidar, defender, preservar la
propia armonía y el equilibrio natural.
Entrar en contacto profundo con esta realidad me permite
comprobar, día a día, que el proceso educativo actual, sostenido
por padres e instituciones, no respeta la necesidad profunda que
estos niños tienen de permanecer conectados con su ser, de ex-
presar su naturaleza y conocerse a ellos mismos. Esta ausencia
de reconocimiento y legitimación adulta es el principal origen
de sus desequilibrios, de sus reacciones y de sus manifestaciones
“violentas”, manifestaciones que expresan la necesidad de una
educación y sociedad que sea capaz de ver y respetar la esencia
que los constituye y de generar espacios que permitan su mani-
festación.
41
 Educar confiando en la Verdad.
Nacemos con todo lo que necesitamos. Somos abundancia, pero
no lo recordamos. Venimos a compartir y expresar la Verdad, el amor
y la libertad que somos, pero partimos de la experiencia que nos lle-
vará a vivir y percibir exactamente lo opuesto.
Existen solo dos caminos educativos posibles. Uno es el que
nos acompaña y guía en la expresión y manifestación de la Verdad. Y
hay otro camino que nos aleja de ella, alimentando la creación de una
realidad ilusoria de aparente carencia y sufrimiento.
La Verdad que nos une es que Todos, en nuestro núcleo más ge-
nuino y esencial, somos Verdad, Amor y Libertad, por lo cual:
*No necesitamos de nada que ya no poseamos en nuestro interior.
*Estamos juntos para des-cubrirnos, en igualdad y sana interde-
pendencia.
*Estamos destinados a vivir lo que hayamos elegido experimen-
tar antes de nacer.
Podemos sentir el llamado de vivir la Verdad, que es amor, paz
y serena felicidad. O podemos necesitar vivir la ilusión que es su-
frimiento y percepción de carencia de todo tipo. Esta sensación de
aparente carencia buscará ser aliviada obteniendo cosas del exterior,
cosas que jamás lograrán satisfacerla ni aliviarla. Ese círculo mental
nos hace creer que la sensación de calmará con otra nueva oportuni-
dad, si se consiguen nuevas metas o conquistas, sean estas materiales,
“espirituales” o emocionales.
A mayor necesidad de cosas externas, más alejamiento de nues-
tro núcleo interno de abundancia.
El camino que cada alma trazó al nacer está impreso en el interior
de cada persona. Nadie puede cambiar este plan, pero sí podemos
contribuir, atrasar u obstruir su singular expresión y manifestación.
Este es un tiempo de libertad y amor, muchas son las personas
que están escuchando el llamado a ser quienes en realidad son.
42
Muchos de los niños de hoy tienen una fuerte conexión y deter-
minación que los lleva a escuchar lo que su parte más sabia intuye,
pero necesitan el apoyo de los padres.
Si no pueden expresar su genuino potencial, no encuentran moti-
vos de genuina motivación. Sin motivación, es decir, sin razón genuina
y verdadera, todo carece de sentido. Por esto, no es difícil comprender
la razón por la cual la vida de hoy tiene tan escaso valor para muchos.
Incluso, es así para aquellos que han logrado todo lo que les prometía
la “felicidad”. Esta realidad no conoce fronteras, les sucede a los niños
y jóvenes que han crecido en las más variadas realidades sociales.
Si se ha comenzado la experiencia vital en un contexto de mucha fal-
ta de satisfacción de las necesidades físicas básicas, se creerá que la felici-
dad se logra en la vida que muestran los que ostentan muchos bienes ma-
teriales. Sin embargo, solo bastará ocupar este lugar por un breve tiempo
para comprobar que tampoco ahí está la fuente de genuina felicidad.
Con formación académica o sin ella, se observa que existe alta
presencia de las tendencias negativas que llevan a experimentar la
ilusoria sensación de autodestrucción: drogas, alcohol, anorexia, bu-
limia, cirugías, sexo indiscriminado, son expresiones de la falta de
autoconocimiento y dominio de uno mismo.
Fuimos creados libres y lo seguimos siendo eternamente. Pero,
está en nosotros la elección de depender de ídolos externos o de en-
tregarnos a la guía interna que sabe el camino que juntos, ser humano
y ser divino, han trazado antes de encarnar.
La voluntad esencial siempre responde a lo que la voluntad hu-
mana, en estado de coherencia, anhela y desea genuinamente.
Ejercer nuestra libertad para ser quienes somos es aprender a sernos
fieles a nosotros mismos, a nuestra naturaleza esencial y al camino que
ella nos señala. Porque sólo en ella está la certeza de cada paso, la guía
inequívoca, la confianza en sabernos cuidados y amados profundamente.
La fidelidad es a la Fuente original que nos dio la vida eterna,
cuya buena voluntad está en profunda sintonía con la voluntad
43
que permite a la naturaleza humana desandar el camino creado
por miedo.
Para muchos, es tiempo de volver a casa, es tiempo de más coo-
peración que competencia, más singularidad que uniformidad, más
respeto genuino que desestimación, más Verdad que ilusión.
Hoy, algunos niños son la parte vital más activa y opositora del
sistema formativo.
Estamos en condiciones de iluminar la educación actual, de verla
de frente para poder elegir con consciencia. Este será el acto de liber-
tad más poderoso que nos tocará realizar y cada uno cuenta con el
poder para decidir lo que mejor le parezca.
Este es el primer acto de transformación genuina. No depende
de nadie externo. Y comienza dentro de nosotros mismos. Nace de
descubrir cómo es mi manera particular de conectar con la naturaleza
esencial, nace de la entrega y la fidelidad a su sabia guía.
Esto es en esencia lo que nos toca transformar. No es solamente
un cambio de métodos, es algo mucho más profundo.
Estamos todos invitados. A cada uno le tocará poner su don al
servicio de un gran propósito.
Manifestar la Educación del Ser Creador en la tierra será un de-
safío de muchos.
Ella fue gestada en la Fuente, traigo la tarea de mostrarla y com-
partirla.
Percibo que gran parte de la humanidad está lista para recibir
un camino educativo capaz de respetar y facilitar el despliegue de lo
esencial que todos llevamos dentro.
Iluminando el sistema actual.
El proceso educativo actual, tal como está diseñado, pone todo
el énfasis y supremacía en activar el movimiento a través del cual los
44
niños y los jóvenes adquieren e incorporan conocimientos, procedi-
mientos, pautas, hábitos, normas, reglas, creencias específicas sobre
el mundo externo. Para llevar a cabo su objetivo, utiliza diferentes
recursos, más clásicos y tradicionales o más abiertos y creativos.
A través de programas de estudio, de sistemas normativos, de
reglas, de pautas, de creación de roles, estrategias variadas, metodo-
logía específica, se va alimentando un perfil de hombres y mujeres
profesionales, funcionales al sistema imperante.
En este proceso, la acción básica de la tarea educativa consiste en
formar, es decir, en moldear a las personas de acuerdo a la forma que
el sistema necesita. Voy a usar el término formar como la acción de dar
forma o modelar una materia determinada.
Esta tarea se consigue llevando a cabo una acción básica, la ac-
ción de la incorporación indiscriminada sin tener en cuenta las ne-
cesidades genuinas y reales de cada persona, es decir, el programa
educativo que ya trae en su interior.
El sistema formativo decide unilateralmente lo que el “alumno”
tiene que aprender. De este modo, todos van incorporando los pro-
gramas establecidos, aprendiendo lo que marca el sistema.
La naturaleza esencial que nos dice quiénes somos en esencia
y qué vinimos a hacer no es siquiera reconocida, mirada y mucho
menos considerada en dichos programas. Y si sucede que los progra-
mas se transforman en un afán de comenzar a incluir una visión más
amplia del niño de hoy, se vislumbra un abismo entre aquello que se
enuncia y las posibilidades humanas de materializarlo.
En el último tiempo, grandes han sido los esfuerzos creativos
de aquellos que traen la tarea de contribuir a la transformación edu-
cativa, creo que estos movimientos han estado y están preparado el
terreno para siquiera poder abrirnos a comprender el sentido y el
propósito que trae La Educación del Ser Creador.
Tengamos en cuenta, también, que las familias están muy impli-
45
cadas en todo el proceso. El trabajo de la incorporación comienza
tempranamente en ellas, ya que los adultos también fuimos formados
de este mismo modo.
Llegado el momento de la escolarización obligatoria, cada vez a más
temprana edad, los niños empiezan a recibir la influencia del sistema so-
cial a través de la educación formal y los medios de comunicación.
Más intelectualización indiscriminada y menos creatividad e in-
tuición es la fórmula más efectiva para moldear. Más conocimientos
e intelectualidad del mundo externo no dan espacio a abrir el proceso
para tener más conocimiento de sí.
Incluso en la etapa del jardín de infantes, la etapa de conexión
más limpia con la fuente, el momento en donde todo el potencial
interno está al alcance de la mano, disponible para ser expresado con
orgánica naturalidad, los maestros no cuentan con el trabajo interno
que les permita ver, guiar y acompañar la activación, el despliegue y la
manifestación singular.
La elección de los contenidos que el sistema educativo imparte
está direccionada con el fin de prepararlos para el futuro, para el ma-
ñana, haciendo principal foco en un mañana diseñado en función de
las necesidades de una organización que tiene en el centro al poder
económico, haciendo más hincapié en el futuro que en el presente.
El sistema educativo acompaña fielmente este propósito. Está
diseñado y organizado con el fin de formar hombres capaces de sos-
tener dicho modelo. La concepción de hombre que induce, las ca-
pacidades que se encarga de activar y desarrollar, la distribución del
poder y del tiempo, los roles, los métodos, los contenidos, la falta de
descanso y escucha de las necesidades internas que promueven la
hiperactividad serán funcionales después al sistema productivo, here-
dero del fordismo y la globalización aún en vías de desarrollo. Y claro
que lo productivo forma parte de nosotros, es una de las cualidades
esenciales que tenemos, lo que hemos de cuestionarnos es desde qué
lugar interno se hará.
46
A través de normas que regulan el comportamiento de todos, se
determina qué es correcto o incorrecto hacer. Y se crea el sistema de
sanciones que regulará la conducta de los individuos usando para su
cometido la vulnerabilidad humana. A quien no se ajuste a lo que este
sistema determina le tocará saborear el dolor de la exclusión, discri-
minación y soledad por sentirse fuera de lo que un grupo o sector
entiende como válido y correcto.
Esto es lo que están sufriendo hoy infinidad de niños. Su sabidu-
ría es tan grande y sus capacidades tan asombrosas que por no adap-
tarse a las limitaciones del sistema educativo tradicional y al abuso de
poder presente en su diseño, son discriminados y excluidos “decoro-
samente”. También existe la triste realidad de aquellos niños que son
medicados con el fin de adaptarse a este formato.
El intento más sabio de supervivencia y defensa de la integridad
de nuestro ser es visto por el sistema social como una incapacidad.
En el fondo, podríamos asumir que lo es: es una incapacidad para
adaptarse a una forma que desconoce los genuinos deseos de su natu-
raleza humana y de la guía de su naturaleza esencial, cosa que, mirada
desde la conciencia amorosa del ser, es algo maravilloso.
Sin embargo, sucede que si los alumnos rechazan este formato,
son descalificados, o calificados como problemáticos, apelando a to-
dos los recursos para que se logre la sobre-adaptación.
Los padres, metidos en este aparato, acompañamos sin concien-
cia este proceso y entregamos a nuestros hijos con la misma reve-
rencia que fuimos entregados nosotros, incluso si sentimos que no
son las maneras que más nos gustan. Nuestra cabeza va por un lado,
nuestro sentir por otro, nuestro cuerpo por otro lado más. Estamos
disociados. Y pretendemos que los niños confíen en la guía adulta.
De ellos se dice que están perdidos, que son rebeldes, que no
tienen límites, que no saben lo que quieren, que son maleducados,
que no atienden, que son rebeldes, que están dispersos. Lo que toca
preguntarnos ahora es: ¿Por qué será? ¿Qué estamos haciendo con lo
47
más genuino de ellos? ¿Qué les estamos pidiendo? ¿Qué nos espejan?
Nos toca reconocer que ellos son la consecuencia más clara de nues-
tros límites, carencias e ignorancia, de nuestra propia anestesia, de nuestra
ceguera, de la distancia que aún sentimos de nuestra propia verdad.
Dirán también que son violentos, y no niego que muchas de las
formas de reaccionar y manifestar su descontento son de orientación
destructiva. Pero, ¿acaso lo que se hace con sus deseos, sus sueños,
sus ganas, sus necesidades, motivaciones genuinas no es exactamente
lo mismo?
Obtenemos de ellos exactamente lo que damos.
Si, por el contrario, responden con buena educación y decoro,
recibirán premios y condecoraciones, pero posiblemente renuncien,
sin consciencia de que lo están haciendo al proceso que los llevaría
a buscar sus propios deseos, aspiraciones, talentos y dones. Y eso es,
quizás, lo más triste de todo, porque tarde o temprano aparecerá en
síntomas que no podrán explicar con la velocidad que sus urgencias
de almas agotadas requieran, pasado el tiempo..
El conocimiento es maravilloso, es una manifestación de la na-
turaleza esencial, pero el sentido verdadero de nuestra existencia, pri-
mero y antes que nada, es el conocimiento de sí. Es en este océano
infinito que está todo lo que realmente se necesita reconocer, recor-
dar y expresar.
Infelicidad, exigencia, disconformidad, apatía, anestesia emocio-
nal, insensibilidad, letargo, depresión, ira, incapacidad para disfrutar,
falta de motivación y deseos genuinos, adicciones al éxito, a la infor-
mación, a la tecnología, a la distracción, al trabajo, al sexo, a diferentes
sustancias.
Se cree, además, que tener mucha información es sinónimo de
“ser” inteligente. Se confunde instrucción con saber pensar. La ver-
dadera sabiduría, la que proviene de la fuente, radica en el pensa-
miento intuitivo y en un pensamiento lógico que esté alineado a la
sabiduría esencial.
48
Tanto exceso de información quita espacio valioso para la acti-
vación de procesos mentales más complejos, capaces de ampliar las
limitaciones que supone el almacenamiento de información innece-
saria.
Hasta el aprendizaje de disciplinas como el arte, la música, la
educación plástica pasan por la razón, poniéndole más énfasis a los
aspectos técnicos, y se desaprovecha la oportunidad maravillosa, ex-
presiva, intuitiva que estos tienen.
¿Cuándo vamos a asumir la responsabilidad adulta que nos co-
rresponde? ¿Cuándo vamos a madurar y a hacer uso de nuestra liber-
tad humana y espiritual?
El momento es hoy. Los niños, jóvenes y niños internos lo están
pidiendo a gritos.
La escolarización temprana y la doble escolaridad.
Siendo que un niño incorpora como hábito vivir la mayor parte
del día y desde la temprana edad en pos de la escucha y satisfacción
de las necesidades del mundo externo, ¿en qué tipo de adulto se con-
vertirá?
Si desde la temprana edad enseñamos a los niños que hagan todo
según lo que marca y consigna el afuera, ¿cuándo esperamos que
aprendan a conocerse y escucharse a sí mismos?, ¿cuándo aprenderán
a vivir desde su interioridad? ¿Cómo han de recordarse y conocerse?
¿Cómo podrían descubrir que en su interior está la capacidad para
preguntarse y también para responderse, para parirse a sí mismos?
Si de pequeños les enseñamos a actuar según lo que marca y
consigna el afuera, ¿cuándo aprenden a ganar confianza en lo que
proviene de su intuición y a sumergirse en el proceso progresivo de
conocerse profundamente, y responsabilizarse por su libertad y la
Verdad que los habita?
49
 Este es un tema que nos tocará revisar profundamente. Pense-
mos y sintamos juntos. ¿Qué logra este tipo de modalidad? ¿Qué
hábitos se instalan en el interior de los niños, jóvenes y adultos con
estos patrones formativos? ¿Qué toca hacer con nuestra voz interior,
el pulso de nuestra verdad esencial, para poder seguir el ritmo y las
demandas que implica este estilo de formación y vida?
Por la mañana, los niños se despiertan por un pedido de los pa-
dres, empiezan a recibir las órdenes y consignas desde que comien-
zan el día, para llegar a horario a la escuela, aprenden tal como la
maestra elige, en el momento en que ella decide, descansan cuando la
directora organiza el recreo, van al baño cuando la maestra autoriza,
comen cuando toca el comedor, aprenden lo que dice el sistema que
es importante. ¿Y sus inquietudes? Poco a poco, se van silenciando y
las motivaciones genuinas, anestesiando.
La mayor parte del tiempo activo los niños están actuando según
las necesidades, deseos, pedidos, tiempos y órdenes que dicta el mun-
do externo. Su instinto y fuerza natural tienen que someterse al ritmo
que marca el afuera y para eso se tiene que violentar el flujo natural.
El entrenamiento para seguir al afuera es muy intenso. Para po-
der hacer esto toca no escuchar la propia voz interior, dado que las
condiciones que propician la escucha del sutil flujo natural y vital no
están dadas.
Es por esta razón que los niños y los adultos llegan a sus casas
agotados, sin resto de energía. Esto sucede porque están totalmente
desconectados de sí mismos.
El patrón de entregarse al afuera sigue vivo y actúa llevando al
niño delante del televisor o la computadora. Otro afuera, pero esta
vez tecnológico, decide por ellos.
Este afuera les incorpora otras “verdades” y también exigencias,
patrones de comportamientos violentos presentes en la mayoría de
programas de televisión, realidades ilusorias, creencias que más que
conectarlos con su propio poder y Verdad, confunden y distorsionan
50
más la mente racional y, por ende, el comportamiento emocional y
físico.
Esta realidad hace muy difícil la escucha del ser interior. Sucede
luego que cuando no hay orden externa, los niños no saben qué ha-
cer, no saben qué necesitan, no saben qué elegir. Y aparece la expre-
sión clave: “estoy aburrido”. Estar aburrido es sinónimo de no saber
qué se quiere, qué se necesita, qué gusta, quién se es, qué hacer con
uno mismo. Esta condición interna es el estado ideal que necesita la
sociedad de consumo para hacer con la persona lo que más rédito le
trae.
La doble escolaridad es un entrenamiento muy intenso. Ocho ho-
ras al día recibiendo órdenes, consignas, propuestas que direccionan
el accionar en función del comportamiento deseado por el afuera.
Los niños llegan a casa, donde les toca escuchar a mamá para
seguir haciendo la tarea. Cuando terminan, totalmente agotados y
desvitalizados, se entregan sin pasión a la influencia del televisor. A
esta altura, ya no tenemos niños, tenemos un modelo de adulto den-
tro de un niño que ya comienza a sentir lo que la vida supuestamente
“adulta” es. ¿Será por ello que somos una sociedad con tantas perso-
nas a las que les cuesta tomar responsabilidad sobre su propia vida?
La impronta que se traza en el mundo interno, como una huella
que marca un camino que se sigue automáticamente, dará como con-
secuencia un patrón de conducta que fomentará el hacer compulsivo.
Un hacer desconectado, automatizado, carente de sentido y creativi-
dad personal.
Tenemos que entenderlo: sin actividad receptiva, contemplativa,
lúdica, creativa, libre, espontánea, singular y conectada con el mundo
interno, la naturaleza interna no se despliega y el ser no encuentra
las condiciones para su manifestación. Sin un pensamiento racional
alineado y al servicio de la sabiduría de las verdades del corazón, sin
la posibilidad de conectar, vivenciar y experimentar el despliegue del
potencial interno que cada uno trae, sin espacio para explorar y re-
51
cordarnos, no es posible la educación del Ser, es decir, expresar el ser
original y divino que somos.
Y sin esta habilidad de conexión y expresión, los procesos que
posibilitan el encuentro con nosotros mismos, nuestras necesidades
auténticas, deseos genuinos, motivaciones verdaderas, los impulsos
creativos intuitivos, no terminan de des-cubrirse, reconocerse, des-
plegarse y manifestarse.
Cuando esto sucede, la persona deja de ser dueña de su vida y
empieza a vivir gobernada por las decisiones de otros. El hombre se
automatiza y se olvida de su condición de creador, de su capacidad
creadora y de su potencial infinito.
La pregunta que dejo planteada es: ¿Cómo hemos llegado a so-
meter a los niños a este formato? ¿Cómo esperamos que no reaccio-
nen? ¿Cómo pretendemos qué no estén enojados, tristes, deprimidos,
desinteresados, desconfiados de la autoridad, compulsivos?
Este es uno de los temas que más tocará repensar si queremos
educar para la libertad. Mientras la organización del tiempo que se
proponga haga al hombre esclavo de un sistema que lo automatiza y lo
desconecta de su guía interna, no podemos decir que educamos para la
libertad, por más técnicas maravillosas que estemos empleando.
El dolor de los niños frente a la formación actual.
Los niños tienen en su interior el impulso propio de amor y de
libertad, y a la vez habitan cuerpos físicos y emocionales vulnerables
y dependientes. Naturaleza esencial pura, naturaleza humana conec-
tada a ella, necesidades físicas y emocionales dependientes.
A medida que crecen, el pedido para que se conviertan en lo que
el afuera quiere es más grande y fuerte. Y el tironeo entre hacer lo que
sienten, desean, necesitan y responder a la expectativa externa se hace
cada vez más difícil de sobrellevar.
52
Así es que el niño se encuentra con esta realidad: una fuerza inte-
rior que lo guía en una dirección y otra fuerza externa que lo obliga a
ir en otra contraria, aparentemente mejor.
Si siguen su naturaleza, experimentan la felicidad, pero una fe-
licidad que será puesta en duda con el primer reto, castigo, etiqueta,
reprimenda o exclusión.
Un niño necesita ser visto y escuchado. Guiado sabiamente.
Si siguen al afuera, son supuestamente aceptados, queridos, va-
lorados, reconocidos, integrados y hasta premiados, pero por dentro
han perdido la conexión con lo más esencial de ellos mismos, sus
deseos genuinos, sus sentimientos más puros, no se reconocen a sí
mismos, no reconocen lo que quieren y lo que necesitan.
Este tironeo los coloca en una situación muy compleja, y sumer-
gidos en esta paradoja es muy común que empiecen a experimentar
miedo, desinterés o furia con el contexto que los rodea.
Algunos aprenderán mecanismos de autocontrol, y de a poco re-
primirán su deseo y su sentir. Otros se sobreadaptarán al afuera, otros
se retirarán de la vida del modo que puedan (drogas, alcohol, sexo,
tecnología) y otros expresarán su enojo casi sin límites.
Están los que logran silenciar las necesidades instintivas que ga-
rantizan la supervivencia como comer, dormir, asearse, desconectarse
de la verdad del cuerpo físico y emocional. Su cuerpo, su vitalidad, su
deseo se petrifican, y cuando esto sucede, comienzan a sentir extremo
cansancio, indiferencia, apatía, aburrimiento, miedo, ansiedad, pánico
y hasta depresión.
El deseo inventado por el mundo externo deja de tener peso, el
descontento por no poder expresar su sensibilidad, potencial creativo
y su singularidad no se logra llenar con nada.
Sin deseo genuino, no hay vitalidad, no hay motivación, no hay
sentido.
Mientras que nosotros, los adultos, pudimos adaptarnos de al-
guna manera, a un ambiente que no nos resonaba internamente, los
53
niños de hoy son incapaces de hacerlo completamente. Aquello que
tienen de positivo es lo que más les hace sufrir.
La conexión con su verdad es muy profunda y de no ser es-
cuchados buscarán manifestarse de cualquier modo. Su cuerpo
físico y emocional expresará síntomas dolorosos, a medida que
sean confrontados con energías de opresión, manipulación y con-
trol como las que están presentes en los sistemas tradicionales de
educar.
Someter la verdad de su alma ya no es una opción para los niños
de hoy. Nunca debió haberlo sido.
Esto le ocurre especialmente a los más sensibles. El comporta-
miento se volverá tan problemático que desestabilizará al entorno,
obligándolo a cuestionar sus formas y a cambiar su modo de verlos
y acompañarlos.
Los niños de hoy son los celadores del cambio, con su dolor
invitan a la sociedad a transformarse y aprender a mirarlos de una
manera distinta. Con su incapacidad para dejarse adoctrinar, le ponen
los límites al sistema. Esos límites que no supimos y no sabemos
poner nosotros.
Es así como rechazan el atropello a su naturaleza humana y la
falta de registro de su naturaleza esencial, la falta de reconocimiento
de la verdad de su alma, de sus anhelos, de sus formas personales de
aprender, del arrebato que se hace a su propio sentido, de su derecho
a ser lo que son esencialmente. Por todo ello, nada menos que por
todo ello, es que reaccionan frente al autoritarismo y la injusticia de
la manera en que lo hacen, con las herramientas que han podido de-
sarrollar, incluso, muchas veces, copiar de los adultos. Se enojan, se
enfurecen, se entristecen, se deprimen, siendo tan jóvenes, se drogan,
se alcoholizan, se entregan a la denigración del sexo indiscriminado,
se retiran de esta sociedad del modo que pueden.
Otros aprenden a vivir creando un personaje que les permite no
chocar, haciendo lo que no quieren, pero son muy conscientes de esto.
54
En los Talleres de desbloqueo del Potencial interno creativo y
del trabajo con la inteligencia emocional, he escuchado las siguientes
expresiones:
“Yo hago lo que quiere la maestra, pero renuncio a hacer lo que
yo quiero, me enojo pero no lo digo.” P., 8 años.
“Yo intento hacer lo que quiero hasta que me dicen que voy a ir
a la dirección, ahí me rindo, y cuando lo hago me siento angustiado,
frustrado, deprimido.” M., de 10 años.
La diferencia que existe entre los niños que fuimos y los niños de
ahora es que nosotros no nos quejábamos, el miedo nos hacía entre-
garnos a lo que se esperaba de nosotros con más facilidad.
Los niños de hoy son distintos, cuestionan más, rechazan más, se
oponen más, ven más, escuchan más, hacen más ruido con sus emo-
ciones, sentimientos, visiones, manifestaciones. Nos llevan a cuestio-
narnos y a repensar todo lo que creíamos verdadero.
Con cada una de sus expresiones le están diciendo “¡Basta!” a un
sistema que no ha sabido guiarnos hacia nuestro ser, el amor, la igual-
dad y la justicia, ni siquiera del modo más simple que podría usarse:
dejándolo ser.
Lo más valioso de este despertar es descubrir que en nuestro
interior está el poder para transformarnos y ayudarlos.
La desolación y las anestesias.
Con una meta claramente definida, un perfil de adultez muy bien
determinado de antemano, todo se dispone con premura para lograr
que los niños consigan los objetivos que el mundo externo determi-
na.
Los niños van a la escuela y se someten a una organización que
tiene un formato inflexible. Las metas, las actividades, la organización
del tiempo, todo está reglado de modo tal que no están consideradas
55
las necesidades físicas, mentales, emocionales y mucho menos las de
su Ser. Tienen que aprender lo que el sistema les dice.
En el formato de la educación, tal cual la venimos planteando, el
espacio para la libre exploración, autopercepción, autoconocimiento,
autogestión y autorrealización de los intereses del Ser no es en ab-
soluto posible de considerar, mucho menos de disponer, por lo que
descubrir y seguir un talento natural definido es algo tan simple como
imposible.
Si los niños no responden a este formato, el peso del
error pronto cae sobre ellos. A los niños más conectados con su alma
les resultará imposible no verse afectados emocionalmente en este
proceso. Ver que ellos se salen de la regla mientras otros chicos reci-
ben premios, halagos y recompensas por responder a los pedidos del
afuera con más “facilidad” o con más docilidad, los deja en un lugar
traumatizado.
Los niños y jóvenes, cuando no pueden adaptarse a lo que la
mayoría hace, experimentan miedo y desolación. Miedo al abandono,
al rechazo, a la exclusión, a la no aceptación, a la desvalorización y a
la discriminación. Esta sensación los sumerge en una condición emo-
cional que los aleja de la confianza, actitud básica y vital para poder
desarrollar sus intuiciones.
No pueden adaptarse a un sistema exigente y deshumanizado,
pero tampoco pueden tolerar la sensación de quedarse fuera. Con
esta doble fuente de dolor y sin rumbo claro, a veces eligen caminos
autodestructivos. Este mecanismo los sumerge en la violencia, ejerci-
da hacia fuera o hacia dentro. La violencia es la reacción de quien se
siente impotente. La cultura es una fábrica permanente de producir
ira, rabia, enojo, furia, y cuando esta se expresa, nos preguntamos por
qué sucede, y la condenamos sin más.
Los educamos, sin saberlo –sin quererlo reconocer-, para el so-
metimiento y la ausencia de cuestionamiento, y si su cuerpo emocio-
nal reacciona frente a esto, los tildamos de inadaptados y violentos,
56
o participamos de los modos aceptados de anestesia (alcohol, drogas
de todo tipo o sexo, diagnósticos médicos de nueva nomenclatura y
su correspondiente medicación).
Dar paso a la nueva tierra será el proceso de sanación más her-
moso al que podamos aspirar, el mejor regalo que podemos hacerles
a nuestros niños y jóvenes, y esto es posible solo si nos abrimos al
mensaje profundo que ellos mismos traen consigo.
La era de la desconexión interior.
La paradoja más grande de este tiempo es contar con la posibili-
dad de conectarnos sin siquiera salir de nuestras casas con personas
de cualquier lugar del mundo y, al mismo tiempo, vivir una profunda
desconexión con la verdad que habita en la profundidad de nuestro
interior. Este movimiento, que nos llevó a crear modos que permitie-
ron profundizar, conocer y expandir la capacidad de conectar con el
afuera no es proporcional al movimiento hacia adentro que nos per-
mitiría regresar a casa, es decir, conocernos, expresarnos, sanarnos y
compartir el amor.
La era de mayor conexión por un lado, es la era de mayor desco-
nexión por otro.
El hábito de la conexión con el afuera se instala en los niños des-
de sus primeros años de vida. La computadora y el televisor son sus
aliados, compañeros permanentes e incondicionales.
Se reemplaza con la tecnología, los juguetes sofisticados o la te-
levisión el juego libre y creativo que posibilita entrar en contacto con
lo que al niño le sucede y que permitiría incorporar el hábito que
haga posible entrenar el despliegue del mundo interno con absolu-
ta espontaneidad y naturalidad. Por eso, un niño, cuando no tiene
programado su tiempo, es decir, su vida, según las motivaciones del
mundo exterior, no sabe qué hacer, qué necesita, qué quiere, qué de-
57
sea, cuáles con sus genuinas motivaciones. Hasta logra desconectarse
de sus reflejos más esenciales como son aquellos que dan alerta de las
necesidades de alimento y descanso.
La adicción a los programas del afuera y el hábito de vivir a partir
de la escucha y las órdenes que éste imprime y que le indican qué tie-
ne que hacer, cómo lo tiene que hacer, cuándo lo tiene qué hacer, es
tan grande que hasta puede desesperarse y experimentar altos grados
de ansiedad cuando no tiene que hacer nada. “No desesperes, hasta en la locura más grande la
Las muy presentes frases “estoy aburrido”, “quiero ir al shop- Verdad yace expectante,
ping”, “quiero que me compres un juguete nuevo”, constituyen una todos han sido intentos fallidos por alcanzar la paz que
muestra fiel de la capacidad no desarrollada y usada, la de desconectar se creyó perdida, todo ha
del afuera para conectar con un vacío que con paciencia se llenará respondido al anhelo profundo de crear un falso hogar
de su propia verdad. Por supuesto, esto mismo les sucede a un buen para paliar la angustia que
número de los jóvenes y adultos, razón por la que resulta tan difícil produjo la desconexión del hogar verdadero.”
salir de este laberinto, por lo que será necesario dejar de pedirles a
los chicos que hagan las cosas que nosotros mismos no hacemos. De
poco serviría instaurar sistemas y programas de “conexión con el in-
terior” si acaso los adultos mismos no entramos un poquito allí, para
ver qué es lo que nos pasa y qué es lo que podemos ofrecer realmente
a nuestros niños desde nuestro campo genuino de creación.
El hacer permanente nos quita la capacidad de aprender a entrar
en contacto con nosotros mismos, entrar en contacto profundo y
aprender a conocer, desplegar, liberar y expandir las diferentes di-
mensiones de nuestro Ser. En estado receptivo, lúdico y creativo, se
activan un sin fin de mecanismos internos que hacen posible que lo
esencial aflore, se manifieste y se dé a conocer.
Es imposible conocer nuestro ser esencial si no aprendemos a
conectar con nosotros mismos. Y no me refiero a analizar nuestro
yo falso. Me refiero a entrar en contacto y entregarnos a experiencias
que activen la expresión de lo más verdadero de nosotros.
Esta conexión interna es la que estamos necesitando recordar y
poner en juego.

58 59
 Segunda parte

La transición

La perfección de la imperfección.

Se dice que para encontrarse hay que saber perderse. La confir-

mación de lo que uno es crece cuando nos atrevemos a experimentar
al extremo lo que no somos. Lo peligroso puede ser alejarnos tanto
de casa que nos creamos perdidos definitivamente.
En este sentido, las realidades que creamos, los sistemas de for-
mación, de salud, los sistemas de organización y distribución de ri-
queza son perfectos. No para perpetuarlos, sino para acompañarnos
en la transición.
Son perfectos para comprobar los grados de destrucción que el
hombre es capaz de generar cuando impone sus reglas por encima
de las reglas de la naturaleza que nos gobierna y nos da la vida. Pero,
todo lo vivido tiene un sentido, nada carece de él, la tarea es des-cu-
brirlo.
El sentido que lo más atroz puede tener es mostrarnos por dón-
de no hemos de probar ahora. Todo fue perfecto para vernos y reco-
nocer lo que hemos sido capaces de crear y vivir a partir de desoír la
sabiduría esencial.
Todo lo vivido ha de servirnos para aprender y confirmar lo
que no hemos sabido hacer, lo que estamos invitados a recordar, las

60 61
creencias que debemos soltar, las decisiones que hemos de tomar, el
poder interior que poseemos y el propósito para el que lo vamos a
usar.
Creamos un sistema formativo que hizo posible acompañar el
estado de aparente desconexión. Y a partir de este creamos la realidad
que vivimos hoy. Esta creación nos permitió mucho desarrollo en un
sentido y mucha destrucción y desigualdad en otro. En este sistema,
el que menos espacio de expresión y manifestación tuvo es el que más
Amor, Verdad y Libertad contiene.
Ahora toca recrear. Este cambio está cada vez más vivo en noso-
tros y expresándose en el afuera. En este proceso es imprescindible
atrevernos a ver sin mentirnos, por más difícil que nos resulte. Re-
conocer aquello que como humanidad no necesitamos experimentar
más y dar rienda suelta a la creatividad y el amor elevado que fluyen a
favor de la expresión de lo genuinamente vital.
Lo más hermoso de este proceso es que tenemos todo para ha-
cerlo, nos espera en nuestro interior un cántaro de profunda abun-
dancia. Esta fuente de inmensa creación pulsa sin parar, está viva,
deseosa de encontrar los canales que permitan regalar al mundo tan
profunda belleza.
Solo toca reestablecer la conexión con ella y jugar ese juego sabio
que la acompaña a expresar su singular y original sabiduría.
Niños gestores y guardianes del cambio.
Un niño que se adapta fácilmente a las expectativas de la socie-
dad, de los sistemas que se expresan en la tierra, es un niño que se
olvidará más fácilmente de sí mismo. Es un niño que se desconectará
más rápido del Ser que lo guía.
Al hacerlo, se mostrará más dócil a las influencias de las deman-
das de los padres y de la sociedad. Los niños “problema”, los que ma-
62
nifiestan del modo que sea su dificultad para adaptarse, suelen ser los
que más contacto tienen con su ser original, con su energía original.
Podemos mirar a los niños de hoy desde diferentes perspectivas.
Esto nos permite acceder a un conocimiento multidimensional de
ellos y, por qué no, también de nosotros mismos, de esos que somos,
a veces sin saberlo.
Por un lado, vemos niños comunes y corrientes en su aspecto
más humano, concreto y simple. Niños vulnerables al medio, que de-
penden del mundo adulto para vivir y sentirse seguros en él, con
mucha curiosidad por experimentar y enormes ganas de hacer y jugar.
Si ampliamos y profundizamos la mirada, podemos descubrir niños
que expresan con claridad lo que quieren, necesitan y aquello que les
atrae. Esta característica, al mismo tiempo, los convierte en niños
que rechazan, se oponen y cuestionan con mucha fuerza aquello que
entra en contradicción con la sabiduría interna de su ser. Son niños
con altísimos grados de sensibilidad, sabiduría emocional, con una
capacidad para percibir e intuir altísima, con un desarrollo del cuerpo
mental muy evolucionado, con una inteligencia intuitiva asombrosa
que los lleva a reconocer y enunciar patrones de comportamiento
sutiles (por eso pueden ver claramente el autoritarismo o abuso de
poder, la injusticia, aunque no sepan nombrarlos). La mayoría de ellos
posee capacidades autodidactas para desplegar los dones y talentos
personales y muchos expresan dones naturales como lo son la telepa-
tía o la visión de campos de energía.
Pero, si seguimos ampliando la mirada y la conciencia, podre-
mos ver el rol que están cumpliendo dentro de un gran plan. Todas
las características, capacidades, dones, comportamientos, reacciones
y síntomas de los niños de hoy nos llevan a cuestionarnos, y esto a su
vez nos hace desestructurarnos, es decir, romper las estructuras que
nos sostuvieron hasta aquí. A los padres primero, al sistema educativo
y de salud, después.
Este es el más grande trabajo que estos niños están haciendo, po-
63
ner en crisis una forma que ya no sirve. ¿Para qué, con qué propósito?
Impulsar la evolución de la conciencia, la transformación educativa
capaz de educar respetando la sabiduría de la naturaleza manifestada
en el hombre y en el planeta tierra.
Este hombre nuevo será el encargado de crear y dar nacimiento
a los nuevos sistemas de organización social. Los niños son la parte
humana más activa que impulsa el proceso de evolución y creación
de la nueva Tierra.
Mientras juegan en la plaza, mientras se enferman, mientras
manifiestan su rechazo por ir a la escuela, mientras nos cuestionan,
mientras nos muestran nuestras incoherencias, mientras duermen,
mientras no comen, mientras lloran, su ser esencial trabaja duro para
impulsar el cambio evolutivo de la humanidad.
Oponernos a ellos es oponernos a la evolución que la existencia
determina. No hay forma de ir contra la naturaleza. Hoy nos toca
parar y escuchar a nuestro Ser, para parar y escuchar al Ser más puro
y evolucionado que habita en el interior de cada niño y luego crear
formas más afines a la conciencia que está naciendo hoy.
Los niños de hoy son gestadores de lo nuevo, nosotros somos los
que podemos materializar la forma que ellos nos muestran. Por eso,
lo primero que estamos invitados a aprender es a ver y escuchar su
esencia. Esto nos llevará a nosotros a reencontrarnos con la nuestra.
De la sabiduría que provenga de este espacio interior nacerá la nueva
educación y de ésta, la nueva forma de organización social que segu-
ramente será más humana, amorosa y respetuosa de la vida.
Detrás de los síntomas de los niños.
Cuando se acompaña a los niños a conectar con su naturaleza
esencial y se reconoce la necesidad de expresión de la parte del niño
que permanece conectada a ella, el efecto que primero se percibe es el
64
de un estado de tranquilidad, templanza y genuino impulso creativo.
El comportamiento cambia de manera abismal y muchas de las
reacciones que habitualmente tienen en estado de desconexión desa-
parecen. Esto sucede mientras el estado de conexión interna perma-
nece.
Algunos de los síntomas o conductas que nos cuentan que esta
conexión no está presente son: ansiedad, apatía, desgano, enojo, re-
beldía y compulsión. Y esta base da origen a las más variadas actitu-
des, reacciones y emociones.
Algunos pueden manifestarse como rebeldes, contestatarios,
cuestionadores, hiperactivos y arrebatados. Estas actitudes nacen de
la sensación de sentirse solos y sin una guía confiable a la que seguir.
Pueden reconocer la ausencia de autoridad confiable y del auto-
ritarismo solapado.
Con cada actitud de rechazo, lo que están haciendo es manifes-
tando su dolor, diciendo “no” a lo que desoye lo que en esencia son.
Ellos quieren expresar todo lo que vive en su mundo interno, lo que
ven, lo que sienten, lo que necesitan, pero aún no cuentan con me-
dios y recursos en su naturaleza humana para hacerlo con claridad.
Además, se encuentran con sistemas que no están preparados para
ayudarlos a que encuentren los canales y recursos para esa expresión.
Si toda esta verdad esencial que habita en el mundo interno no
logra ser comprendida por algún adulto, la vuelcan hacia adentro ge-
nerando una gran presión de tristeza y enojo que luego podrá tradu-
cirse en comportamientos realmente difíciles.
La soledad y la dificultad que tienen ellos mismos para compren-
der lo que les ocurre los puede aislar y llevar a desconectarse de sus
verdaderos sentimientos. A partir de aquí, el niño o joven está ex-
puesto a mayores desequilibrios y probables adicciones. Al perder
la conexión con su mundo interno, quedan desorientados y sin guía.
Los niños con mayor grado de sensibilidad se ven más afectados
por lo que ellos perciben como una clara falta de amor a su verdadero
65
ser. Cuando no encuentran resonancia en el mundo externo con su
propia energía, hacen un movimiento que los lleva a retraerse, metién-
dose en su propio mundo y desconectándose del entorno. El rechazo
a lo que plantea el afuera esta vez es silencioso, y no por eso menos
doloroso. Estos niños necesitan de mucha paciencia y amor para po-
der sentir el deseo de volver a conectarse con un ámbito que sienten
muy hostil. Su extrema sensibilidad es tan difícil de comprender que
es lastimada, transgredida e incomprendida por hábitos o costumbres
de lo más aceptados por este sistema. Todo les resulta tan doloroso
que encuentran una única forma de sobrevivir, esta es: cerrando la
conexión con sus sentimientos y aislándose del medio externo.
Tanto los niños que dicen “no” de modo activo, ruidoso, libe-
rando su energía hacia fuera, como los que se refugian en su mundo
interno, silenciando su dolor y callando, son niños que están unidos
por algo que los hermana, ambos responden a un deseo genuino de
querer ser quien de verdad son.
En el plano emocional, son niños que se sienten no reconocidos,
no aceptados ni amados por lo que en esencia son. Esto los lleva a no
poder estar del todo presentes y anclados en sus cuerpos físicos. La
conexión con la tierra les resulta muy amenazante. Esta falta de arrai-
go los conecta mucho con el miedo y se sienten tensos a la hora de
abrirse a explorar el mundo que los rodea. Estos niños serán jóvenes
a los que les cueste encontrar su lugar en el mundo, una modalidad de
expresión y manifestación genuinas.
El vacío y la angustia de los jóvenes.
La cultura actual ofrece a los jóvenes un camino que es para su
naturaleza más pura, desesperante, desolador y escalofriante. Y de
verdad que no exagero, porque he tenido la oportunidad de llegar a
ese núcleo, encarnarlo y descubrir lo que se siente.
66
Los niños y jóvenes de hoy son hijos de padres inmaduros, que
cargan con niños internos obedientes y temerosos, incapaces de cues-
tionar y quebrar el orden establecido externamente. No lo digo desde
un lugar alejado. Este conocimiento lo he arrancado de mi propio ca-
mino de autoconocimiento y es fuente de dolor y a la vez inspiración
que alienta la manifestación de este propósito.
Fuimos hijos y padres educados y nacidos del miedo y desde este
lugar no se tiene coraje para ver la Verdad. Desde ese lugar, repro-
ducimos lo conocido y aceptamos lo inaceptable sin ningún tipo de
cuestionamiento y discernimiento.
Participamos y sostenemos costumbres y modas de las más ho-
rrorosas que terminan de lanzar a nuestros hijos a un abismo mons-
truoso, donde el alcohol, las drogas, el sexo indiscriminado, el juego
con la muerte ocupan el lugar que le sacamos a la naturaleza esencial.
Cuando se le entrega el poder y la fidelidad a la guía equivocada, la
autodestrucción y la infelicidad están garantizadas. La muerte se dis-
fraza de diversión, de alegría fabricada y de falsa libertad.
El camino que nace de una naturaleza humana desquiciada nunca
puede conducir a la plenitud, la libertad y el amor. Todo lo que allí
sucede es ilusorio, artificial y mentiroso.
Aun, en el estado más perdido de la naturaleza humana, la natu-
raleza esencial yace intacta, nada la puede tocar. Pero, el niño interior
que permanece unido a ella yace en un lugar recóndito de nuestro
interior, esperando ser rescatado por una madre o un padre que lo
vea y que sepa guiarlo por un camino que le devuelva la confianza y
la esperanza perdida.
¿Acaso cabe recordar que la libertad genuina nos recuerda que
nada externo a nosotros tiene el poder de hacernos felices? Parece
que sí, para una porción de nuestra humanidad que ha perdido el
sentido de aquello que es genuino, puro y verdadero.
La decisión de rectificar una fidelidad invertida es de cada uno,
nadie puede hacerlo por nosotros.
67
 Los adultos somos los primeros en dar ese inmenso paso de
Amor hacia nuestra naturaleza más profunda, de ese modo podre-
mos mostrar a nuestros hijos nuestra intención amorosa de amar y
amarlos verdaderamente.
Los caminos, por más dolorosos que sean, cobran un sentido
sublime si los usamos para aprender, discernir, reparar, rectificar, co-
rregir y asumir un compromiso profundo con la Verdad que pulsa
dentro de nosotros y también dentro de ellos.
Las capacidades de los niños y jóvenes de hoy.
Cuando a los niños se los acompaña y ayuda a encontrar canales
de expresión de su ser, logran desplegar de manera espontánea y flui-
da potencialidades naturales que nos asombran.
Algunas de las capacidades que he podido conocer son las que a
continuación describo, aunque no puedo dejar de hacer la aclaración
de que este apartado lo dejaré abierto eternamente, ya que creo que
cuanta mayor sea nuestra capacidad de apertura, aceptación y amor
incondicional a lo que ellos traen por naturaleza, mayor será el per-
miso para dejar que esta sabiduría interna se manifieste y despliegue,
y más serán las capacidades y los dones que se nos revelen y reconoz-
camos.
Sensibilidad física: sus sentidos delicados y agudos hacen que
perciban las variaciones que se producen en su mundo interno, en
el mundo externo y en los vínculos por la incidencia de diferentes
estímulos. Por eso son muy permeables al impacto de los agentes
externos, productos químicos, agentes tóxicos, sonidos. Esta cualidad
los hace ser extremadamente reactivos y vulnerables frente al contex-
to. Responden muy rápidamente, ya sea a estímulos de ternura como
de violencia y desconsideración. Cuando esta cualidad está cuidada
y equilibrada, pueden conectarse con su sabiduría corporal recono-
68
ciendo los alimentos que le pide su cuerpo, la necesidad de descanso,
la calidad de las fibras de la vestimenta, la necesidad de actividad y
reposo, contacto, protección. Muchos suelen conectarse con este as-
pecto de sí mismos después de experimentar una extrema sensación
de miedo frente a una película de terror, o después de vivenciar un
acto de violencia. La extrema sensibilidad con la que cuentan y los
efectos que produce este tipo de impacto puede congelarlos en un
estado de miedo e inseguridad crónico que resuelven desconectándo-
se del cuerpo físico, perdiendo aún más su capacidad de desarrollar
recursos para cuidarse. Cuando esto suceda, buscarán desesperada-
mente el amparo y protección del mundo adulto, gastando altas dosis
de energía, intentando controlar situaciones, por ejemplo negándose
a cosas nuevas, oponiéndose a situaciones de cambio.
Con esta realidad, los niños nos invitan a ser más consciente de
los estímulos a los que los exponemos, sean estos alimenticios, vi-
suales, auditivos, táctiles, olfativos. Nos toca a nosotros empezar a
ponernos y poner límites a las ofertas de una cultura violenta que se
despliega. Nos tocó a nosotros aprender a cuidarlos más tiernamente
y esto supone despertar la sensibilidad dormida y anestesiada.
Sensibilidad emocional: esta capacidad les permite reconocer y
nombrar lo que ellos sienten. También pueden reconocer las emo-
ciones que experimentan los demás. Pueden percibir el clima emo-
cional de los diferentes ámbitos y responder con agrado, desagrado,
comodidad e incomodidad, incluso con fuerza. Si han desarrollado
recursos orales para expresarlo, lo nombrarán; de lo contrario, se
expresarán a través del cuerpo, los gestos y su estado emocional.
También podrán reconocer el agrado o desagrado hacia una per-
sona, actividad o situación. Para estos niños es extremadamente las-
timoso ajustarse a estructuras y espacios rígidos, rápidamente mani-
fiestan desequilibrios y alteraciones en el comportamiento. Así como
les sucede esto, también pueden captar con mucha facilidad cuando
los adultos flexibilizan sus estructuras, responden rápidamente y con
69
mucha alegría, cambiando de manera rápida su comportamiento.
Sensibilidad social: reaccionan intensamente cuando perciben sis-
temas de organización discriminatorios, excluyentes, exigentes, compe-
titivos, que no guardan un sentido de justicia e igualdad. Cuando per-
ciben amor en el contexto, manifiestan una maravillosa empatía frente
a las necesidades de los demás. Esto los lleva a expresar una tendencia
natural que los hace responder frente a situaciones de discriminación,
desigualdad, necesidad, mostrando una tendencia a la solidaridad y la
cooperación. Es esta sensibilidad la que los hace responder de un modo
no agresivo, cooperativo, empático y solidario, al mismo tiempo que
reaccionan con rechazo, agresión y violencia si los estímulos que reci-
ben no los respetan emocionalmente. Poseen un sentido de igualdad y
justicia muy fuerte. Se ven impulsados por una profunda inclinación a
unir y acercar puntos que están en confrontación y conflicto. Poseen
una sabiduría emocional que no se asocia con su edad biológica. Por
eso pueden comprender a los adultos, sean estos padres o maestros,
incluso más de lo que los adultos los pueden comprender a ellos.
Los niños de hoy son maestros de sus propios padres, si estos
están dispuestos a abrirse a recibirlos.
Sensibilidad estética: que los faculta para sentir y percibir los es-
tímulos provenientes de gestos, imágenes, objetos, música, poesías,
cuentos.
Sensibilidad y percepción psíquica: poseen una gran habilidad
para registrar realidades sutiles. No solo captan la vibración energé-
tica de las diferentes personas, sino que además pueden ver campos
de energía, o presencia de seres sutiles que a veces logran identificar
como amigos imaginarios. Algunos cuentan con capacidades telepá-
ticas que los llevan a anticipar hechos o percibir situaciones trascen-
diendo límites de tiempo y espacio. En estado de equilibrio, pueden
sentir fácilmente el estado de ánimo y las emociones de las personas,
entrar en conexión con lo profundo más que con el comportamiento
externo. Su percepción e intuición son altamente afinadas y refinadas.
70
Llevan en su corazón grandes ideales, están muy abiertos a la in-
formación que reciben de su ser, son inspirados por valores elevados
como la hermandad, la unión, la igualdad, el respeto por los princi-
pios naturales. La alegría, el juego esencial y la creatividad, puentes
para la expresión de su alma, pueden ayudarlos mucho a arraigarse y
a bajar su energía al cuerpo físico.
Seguridad y capacidad autogestiva y autodidacta: reconocen con
fuerza sus puntos de interés y motivación y, si se les da libertad ne-
cesaria, pueden ser autodidactas, autónomos, autogestivos en aquello
que les atrae natural y espontáneamente. Al mismo tiempo, no dudan
en manifestar su descontento con aquello que no les atrae o aquello
a lo que no le encuentran sentido. Poseen mucha conexión con el
derecho a ser ellos mismos, con el derecho a la vida del Ser.
Si nos abrimos a su sabiduría y los alentamos a expresar de modo
creativo el potencial interno, hasta podemos ser tocados por su amor,
dejando que ellos nos acerquen a la verdad de nuestra alma.
Poseen una conexión con el amor que los hace tener menos mie-
do a la autoridad, por eso la cuestionan con espontaneidad y fuerza.
Poseen altísimos grados de iniciativa, inventiva y curiosidad. Son
más adeptos a construir el conocimiento que a repetirlo, por eso se
sienten tan poco motivados con los métodos tradicionales de educa-
ción. Se sienten inspirados cuando pueden dar vuelo a la curiosidad,
la exploración, la indagación libre y cuando es considerada su forma
de ver y percibir. Pueden jugar con las ideas, situaciones, combinar-
las de maneras diferentes, recrearlas, reinventarlas, asociarlas. Su po-
tencial creativo es enorme si se les da espacio para ser canalizado y
expresado.
Encuentran mucho espacio para el despliegue de su pensamiento
creador cuando se los acompaña a imaginar y fantasear, su vuelo les
permite alejarse mucho de la realidad, es decir romper lo concreto y
conocido, llevándolos a planos de alto vuelo mental cargados de una
asombrosa originalidad y creatividad.
71
 Si es a través de métodos prácticos, concretos, vivenciales, logran
manejar el pensamiento lógico con mucha rapidez. Pero, presentan
alta dificultad cuando se les impone un único método de aprendizaje,
puesto que una de las características principales de los niños es que
cada uno tiene una manera única de apropiarse de la realidad que por
resonancia los convoque. Cuando esto no se respeta, el aprendizaje
puede convertirse en una experiencia angustiante y limitante.
Al tener una capacidad mental más desarrollada, pueden, con to-
tal simpleza, estar atentos a muchas cosas a la vez. Esto, en la educa-
ción tradicional, es leído como dificultad para concentrarse, cuando
en realidad lo que les pasa a estos niños es que poseen una actividad
cerebral capaz de mantenerlos atentos a varias cosas al mismo tiempo
con asombrosa eficacia. La supuesta falta de efectividad no se da por
una falta de capacidad, por el contrario, se da por poseer muchas ca-
pacidades inutilizadas que se comprimen en el interior produciendo
desequilibrios por el exceso de energía que no puede fluir y manifes-
tarse.
Los niños de hoy necesitan métodos activos de aprendizaje, po-
der hacer, sentir y pensar al mismo tiempo en una acción significativa
que posea grados de guía pero, además, espacio suficiente para que
ellos puedan experimentar, probar y buscar las respuestas por sus
propios medios.
Estos niños ponen sus cuerpos, su corazón vulnerable, su inte-
gridad al servicio de los adultos, son los motores para un cambio y
una transformación que muchos necesitamos. Los niños de hoy, con
solo ser, ponen al descubierto nuestras carencias, nos muestran los
recursos que hemos usado para educar y nos marcan con sus sínto-
mas y reacciones aquello que no necesitamos más ni como personas
ni como sociedad.
Se manifiestan de dos modos bien claros y diferenciados. Unos
son los que traen en su naturaleza un impulso y caudal para romper
estructuras, abrir camino, emprender, iniciar; se los describe como
72
hiperactivos y de verdad que lo son, lo que falta aclarar es que esta
característica no tiene por qué ser un problema, dado que la mayoría
de estos niños aprenden con la acción. Es decir, los niños llamados
hiperactivos son una “maquinaria” humana perfecta con intermina-
ble caudal energético para iniciar, hacer, construir, crear nuevas for-
mas. Lo que de ninguna manera pueden hacer es aprender sentados,
pasivos, repitiendo información que no pasaron por el cuerpo, por
la experiencia. Ellos necesitan ser los que experimenten, elaboren,
construyan su propio conocimiento.
Cuentan con una mente capaz de funcionar en diferentes niveles
de conciencia, por lo que están capacitados para describir y ver dife-
rentes realidades, con mayor capacidad que nosotros; de hecho, solo
basta con dejarlos hacer con libertad y guía para comprobarlo. Los
más impulsivos y hacedores tienen un gran desafío, que es aprender a
ir a su mundo interno, es decir, poner toda esa facilidad para ir hacia
afuera para poder detenerse e ir hacia adentro y conectar con el mun-
do interno que dará claro cauce, sentido y sensibilidad a la acción que
emprendan. Esto es lo que más les cuesta, parar, ir hacia su interior,
detenerse en el sentir, ver, elaborar, elegir, decidir con conciencia para
volver a salir. He comprobado el alto grado de sensibilidad que tienen
y muchas veces usan la acción compulsiva para desconectarse de una
energía emocional que no logran expresar y liberar con libertad. Son
muy expeditivos con la acción y muy contenidos con la emoción.
El otro caso es el de los niños más receptivos, más introverti-
dos, que gozan de los dones de la sensibilidad, la inteligencia emo-
cional aguda, la visión, la intuición, la creatividad, la imaginación, la
capacidad para fantasear y la sabiduría para conectar con lo que es
más conveniente y necesario en cada situación. Esta facultad natural
de permanecer receptivos y observadores los lleva a sentir profunda
aceptación o rechazo frente a lo que propone el medio externo.
Si no logran expresar lo que sienten, pedir lo que necesitan, ma-
nifestar lo que ven, pueden retraerse y sentir miedo e inseguridad.
73
Estos niños necesitan mucha suavidad y delicadeza. Las conductas
abruptas o el impulso de las personas o niños más activos los atemo-
riza y asusta. Estos niños crecen internamente cuando se los ayuda
a nombrar sus intuiciones, visiones, percepciones y sensaciones, y
cuando se animan a salir de la parálisis, liberar todo el contenido in-
terno en una acción creativa concreta. Si esto no se hace, pueden acu-
mular toda esta información emocional, sensorial, perceptiva e intui-
tiva en su interior y esa energía no expresada pasa al cuerpo mental,
convirtiéndose en parloteo mental torturador interno que los paraliza
o los lleva a crear fantasías basadas en el miedo. Ambas estructuras
internas logran generar extrema inseguridad, impotencia y una sensa-
ción emocional insoportable que los puede llevar a la máxima depen-
dencia de los adultos que los cuidan, hasta el deseo de desaparecer de
esta existencia, a veces anulando el deseo primario de alimentación.
La sensibilidad de estos niños nos invita a recuperar la sensibili-
dad de nuestro niño interior, olvidado, tapado, silenciado y adormeci-
do; de lo contrario, resulta más difícil comprenderlos, acompañarlos
y crear las condiciones y sistemas capaces de acompañar el proceso
de liberación de su potencial.
Si no nos transformamos y transformamos la educación, padres
y maestros experimentaremos impotencia, desilusión, frustración o
extrema ira, controlando la conducta de los niños por medio de re-
cursos ineficientes, que lo único que generan es miedo y dolor en
ellos, enojo, dolor, confusión e impotencia en padres y maestros.
El desafío es generar el clima de amor, guía y libertad que los
niños necesitan para reconocerse internamente, desplegar su verdad
única y original, reconocer sus capacidades, al mismo tiempo que las
manifiestan en una acción y acto significativo, y dar vida a una per-
sonalidad que nazca ya no escuchando lo que marca el afuera sino
aquello que nace del interior único e irrepetible de cada uno.
La naturaleza esencial de los niños de hoy viene dotada de capa-
cidades de fácil reconocimiento y comprobación, solo necesitamos
74
conectarnos, mirarlos, sentirlos, percibirlos, reconocerlos y crear los
espacios que faciliten la expresión de lo que en esencia son.
La dificultad mayor de estos niños y jóvenes es que su esencia
no es reconocida, incluida, mirada y legitimada. Cuando no se le da
los medios para expresar lo que sienten o intuyen, para desplegar
su alto potencial creativo, realmente manifiestan importantes grados
de desequilibrios. Estos pueden traducirse en comportamientos muy
difíciles de acompañar. La reprimenda cargada de incomprensión los
deja en un lugar de desolación y soledad que los puede llevar a ins-
tancias de sufrimiento muy altas, incluso a sentirse deprimidos y a no
encontrar sentido a la vida.
Estamos llamados a cuestionar nuestras formas de actuar, en to-
dos los ámbitos, y abrirnos a la sabiduría que traen y que están deci-
didos a manifestar. Necesitan de nosotros.
Estos niños son las semillas de una nueva humanidad, de un
nuevo hombre que está surgiendo en la tierra, ellos son el anuncio
de este despertar de la conciencia, un despertar que permitirá al
hombre vivir más en armonía y unidad con las leyes y principios de
la naturaleza.
Padres en búsqueda de una educación alternativa.
Un gran movimiento se está manifestando: padres jóvenes co-
nectados con su ser están dispuestos a escuchar y respetar aquello que
ya no quieren para sus hijos. Le dicen “no” a la educación actual, a los
sistemas de salud que no respetan la sabiduría natural del cuerpo, a la
alimentación que nos desequilibra y enferma.
Con un sentido de libertad más potente, se agrupan, se unen, se
expresan, se comprometen, crean espacios acordes a lo que sus hijos
necesitan y defienden con garras y corazón lo que su intuición les va
dictando.
75
 De este modo, nacen diferentes modalidades educativas -jardines
rodantes; maestras con altos grados de sensibilidad, sabiduría emo-
cional y conciencia- que deciden salirse del sistema para plasmar una
forma más blanda y creativa, nacida del respeto y la escucha de las
necesidades esenciales de los niños; hay padres que optan por la edu-
cación en sus casas, decidiendo respetar los ritmos naturales de sus
hijos y los valores que ellos abrazan.
Otros grupos se movilizan e impulsan la gestación de espacios
de reflexión y de búsqueda de información de métodos educativos de
avanzada, que por ser liberadores del ser no gozaron del espacio que
merecían en la sociedad. Hoy toman un protagonismo mayor y cuen-
tan con la adhesión de padres que logran reconocer el alcance de pro-
puestas educativas que miran al niño de manera holística e integrada:
“Pedagogía 3000”, “Pedagogía Waldorf ”, “Montessori”, “Emilia Re-
gio”, entre otras. Son los padres jóvenes, sostenidos e impulsados en
una conciencia ampliada, la validación de su sentir y la sabiduría de la
intuición, los que generan el movimiento necesario para la renovación.
Siento que este es el camino: unir la fuerza de corazones con
propósitos, que pulsen en la misma sintonía; animarnos a crear una
educación capaz de ayudar a los niños a expresar lo más hermoso y
verdadero del hombre.
Educar confiando en la abundancia del ser.
“Después de darse cuenta de la Presencia, el hombre es libre y perfecto. Antes
de percatarse de la Presencia, el hombre también es libre y perfecto; sólo le falta
saberlo.”
Jean Bouchart’Orval
Solo será posible abrirnos a la educación del ser creador si esta-
mos abiertos a verlo de una manera más amplia e integral.
76
Esta manera reconoce al hombre como una unidad constituida
por un Ser Espiritual, al que también podríamos nombrarlo como
Alma, Fuente, Guía interior, Yo superior, y la naturaleza humana con
sus dobles tendencias.
Cuando la naturaleza humana se convierte en canal o instrumen-
to de manifestación, la abundancia que en esencia somos puede ex-
presarse en el mundo de la materia. Si esto sucede, el niñ@, futuro
joven y adulto, caminará armónicamente hacia la autorrealización y la
trascendencia que por naturaleza está destinado a experimentar.
Si esta conexión perdura pero entra en contradicción con el rum-
bo que se impone desde la cultura y los modelos imperantes, vivirá
una especie de lucha interna que le generará altos grados de tensión
que podrán traducirse en diversas manifestaciones físicas, emociona-
les o psicológicas.
Y otra de las realidades que puede ocurrir es que el niño se desco-
necte de esta guía interna y acepte el modelo planteado por el mundo
externo. En este caso, el vacío de amor y verdad puede llevarlo a ex-
perimentar un vacío que por lo general se busca llenar -sin éxito, por
cierto- con distintas adicciones, permitidas o prohibidas.
Los niños nacen con una conexión muy profunda con su ser
espiritual; reconocerla y trabajar para que se fortalezca y se manifieste
es un acto de verdadero amor.
El mero acto de reconocimiento del ser esencial como fuente
de sabiduría interna dentro de cada niño puede abrir las puertas a
una actitud de humildad y receptividad por parte del adulto, que
actúa como aliento para una genuina y orgánica manifestación del
mismo.
El período de transición que va de una formación e instrucción
al de una educación del ser creador requiere de mucha apertura para
cuestionar creencias, ideas y viejos conceptos, requiere de abrirnos a
77
un nuevo paradigma, un nuevo modo de ver la realidad del hombre,
más acorde con la conciencia que se está despertando hoy en la tierra.
También requiere que aprendamos a amar incondicionalmente
nuestra naturaleza esencial, enseñando a restablecer la conexión per-
dida con ella, para soltar, poco a poco, el miedo de entregarse a su
guía y al camino que señala.
En definitiva, se trata de hacer uso de nuestra libertad co-creado-
ra de manera comprometida y responsable.
El propósito final y principal de la educación del ser creador es fa-
cilitar en cada persona el proceso a través del cual se logre construir una
personalidad alineada con el ser espiritual que todos tenemos dentro.
Para que la abundancia que habita en cada una de las células de
nuestro Ser esencial se exprese, salga a la luz, se dé a conocer, es ne-
cesario contar con una presencia facilitadora y una experiencia que
invite a la manifestación libre, auténtica, espontánea, creativa orien-
tada en el propósito de liberar y conocer quiénes somos en esencia.
Un niño que en los primeros años de vida fue ayudado a confiar en la
conexión con su ser esencial tiene más posibilidades de ser un joven y
adulto totalmente conectado con su pulso vital y su sabiduría interior,
ya que contará con el don natural de la curiosidad que lo impulsará
orgánicamente a ir en busca de lo que necesita para expresar sus
talentos.
A mayor conexión interior, mayor certeza de los medios que se
necesitan desplegar para que se manifiesten los talentos, dones que
traemos por naturaleza, mayor claridad del propósito de nuestra vida,
mayor libertad y capacidad para seguir la verdad interna del Ser, ma-
yor grado de autorrealización personal compartida con el mundo.
Nos toca dar un salto de conciencia capaz de llevarnos a recono-
cer una verdad que desafía muchas de nuestras creencias. Lo mejor
a lo que podemos aspirar para nuestros hijos y para nosotros es faci-
litarles a ellos el proceso a través del cual co-crean una personalidad
que se convertirá en instrumento de su alma, una estructura interna
78
que sea capaz de decodificar la verdad de las diferentes dimensiones
de su ser e ir en búsqueda de los instrumentos que permitan que esta
se manifieste paso a paso en la experiencia terrena.
El compromiso de los padres.
Este aspecto es simple como propio de una entrega tan inmensa
e inconmensurable de amor que no cabe en palabras, actitud tan dis-
tinta del llamado ‘amor dependiente’. Solo vivirla nos permite com-
prender la dimensión de este tipo de Amor.
Además de cuidar la vida física -tan frágil, por cierto-, hay una
vida eterna que solo podrá expresarse en el plano físico si como per-
sonas, antes que como padres, somos capaces de aprender a amar por
sobre todas las cosas lo más verdadero de nosotros mismos. Poner
la Verdad y el camino que nos señala nuestro ser esencial por encima
de todos los apegos y de las necesidades que dicta nuestra naturaleza
humana es el camino a seguir.
Desarrollar una confianza sin condiciones será lo que nos haga
aceptar que todo lo que ocurre tiene un sentido maravilloso y un
aprendizaje que busca ser revelado.
Lejos del llamado ‘amor egoísta’, estaremos en condiciones de
aprender a entregarnos a amar lo más genuino y verdadero de nues-
tros hijos, si primero hacemos eso con nosotros mismos.
No existe otro camino.
Loco sería pretender que nuestros hijos hagan lo que nosotros
como adultos no nos atrevemos a hacer.
Nuestros hijos llevan a cabo la tarea de espejar nuestras igno-
rancias humanas, y claro está que son muchas. Tienen esa inmensa
tarea y ya asumen el dolor que les toca según el lugar que han elegido
ocupar. Una vez que nosotros aprendemos, los liberamos de seguir
mostrándonos lo que tanto nos cuesta ver.
79
 Por lo tanto, lo único que podemos hacer, como personas, prime-
ro, y padres después, es ir en busca del niño interno que quedó sus-
pendido e interrumpido en su proceso de autoconocimiento genuino
y acompañarlo con amor incondicional hasta que logre vislumbrar
quién es, humana y esencialmente, qué está llamado a rectificar, puri-
ficar y cuál es el aporte singular que vino a hacer al mundo. Esto es lo
mismo que decir: hasta que des-cubra la fuente de amor y creatividad
que es, la vocación original que trajo, es decir, su manera singular de
compartir su belleza esencial con todos los demás.
Si como padres no nos atrevemos a soltar todo lo que nos impide ser
quienes somos, ¿cómo podemos pretender que lo hagan nuestros hijos?
Por eso, lo único que podemos hacer como padres es compartir
con nuestros hijos el camino que nosotros nos hayamos atrevido a
vivir, libres de la expectativa de que ellos también elijan el mismo.
Solo compartimos nuestra experiencia de vivir de un modo en
particular y de haber tenido el coraje de dejar morir todo lo que no
ha sido verdadero, volviendo a empezar desde una base genuina y
alineada con lo que de Verdad somos.
Lo que hicimos los adultos y no sirvió.
Los niños cuentan con la herramienta de dar a conocer sus ver-
daderos deseos a través de sus síntomas y reacciones emocionales.
Los niños de hoy no necesitan la formación ni la instrucción que
hasta ahora les hemos dado.
Los niños escuchan su verdad, intentan seguirla, pero saben que
dependen de los adultos. Los niños son serviles, primero y antes que
nada, a sus padres, porque depende de ellos su supervivencia física y
su necesidad emocional, aunque esté insatisfecha.
Ellos lo dicen claramente de una y mil maneras: la escuela los
sofoca. Lo dicen con todas las voces, la del enojo, la de la furia, la de
80
la tristeza, la de la enfermedad, la de la depresión, la de la apatía.
Los niños de hoy tienen mayor conexión con la fuente, con su ser
esencial, aunque su naturaleza humana necesite todo lo que necesita
cualquier persona para desarrollarse con plenitud.
Nos alertan una y otra vez sobre lo que no hemos sabido hacer, y,
por más que nos cueste admitirlo, el formato tradicional de educación
no ha sabido cuidar en los niños la alegría de ser.
Frente a la apatía y el desinterés que ellos manifiestan, los padres
construyen diferentes hipótesis, en un intento desesperado por com-
prender algo de lo que les sucede.
Están los padres que responden aduciendo que la reacción se
debe a la “vagancia” o al “capricho”; también están los que se atreven
a ir más profundo, preguntan, indagan, acompañan a sus hijos a clari-
ficar sensaciones, sentimientos, necesidades e intuiciones.
Con asombro, estos últimos terminan confirmando la solvencia
y la contundencia de la mirada infantil y se abrazan con su causa re-
conociendo en algunos casos su propia impotencia para hacer algo
frente a esta realidad, o, en otros casos, abriendo espacios de educa-
ción libre como un primer intento de modificar la situación.
Muchos son los padres que comprenden el stress al que están so-
metidos los niños y la falta de espacio para ser lo que son, niños con
ganas de jugar, aprender en libertad y hacer creativamente a partir de
la escucha interna.
¿Qué estamos haciendo los adultos?
Miramos a los niños desde nuestra perspectiva adulta. Prepara-
mos a los niños para el mañana. Hacemos mucho esfuerzo por pagar
una instrucción para que se conviertan en futuros adultos competiti-
vos y con habilidades que les aseguren un lugar en la misma cultura
que cuestionamos y en muchos casos padecemos.
81
 Entregamos al sistema niños curiosos, con sed de búsqueda, en-
tusiasmados, vivaces, apasionados por explorar e investigar, inocen-
tes, simples, y a cambio recibimos niños cargados de información,
stress, tristeza, enojo, aburrimiento, desgano y un sin fin de conoci-
mientos que probablemente poco usarán para expresar la verdadera
vida que se despliega dentro de ellos.
Entregamos lo que más amamos a un adoctrinamiento que los
prepara para ser esclavos de una cultura que no aprobamos. Pensa-
mos en darles lo mejor para el mañana y no miramos que no están
pudiendo vivir felizmente el día de hoy, el momento presente.
Los adultos armamos nuestra vida sobre grandes ilusiones que
se nos caen cuando vemos que a pesar de todo lo hecho y de todo lo
que damos, nada alcanza cuando un niño manifiesta apatía por la vida
o insatisfacción permanente.
¿Preparar a los niños para el mañana?
Si no están pudiendo vivir felizmente y sanamente el Hoy, ¿hasta
cuándo vamos a creer que controlamos el mañana cuando no esta-
mos presentes ni vivos en el único tiempo que existe, el eterno ahora?
Lo único que de verdad tenemos es el hoy, y lo mejor que pode-
mos hacer por nuestros niños es escuchar y respetar las necesidades
genuinas que tienen en el momento presente. Si nos atrevemos a se-
guir su pasión y su deseo de búsqueda, comprobaremos que la natu-
raleza que pulsa en su interior es la mejor escuela y guía para expandir
y dejar explotar el sin fin de potencialidades y talentos naturales que
habitan en su interior.
Respetar las motivaciones e intereses genuinos, ayudarlos a co-
nocer las inclinaciones naturales, acompañarlos mientras ganan con-
fianza en sus expresiones auténticas y evolutivas, por encima de las
necesidades que inventa el sistema y los métodos que silencian las
ganas, el deseo y la pasión. De esto se trata.
Algunos padres miran el jugar como un no hacer nada, igno-
rando todos los procesos que se activan mientras lo hacen. El juego
82
esencial, libre, creativo, grupal, imaginativo, tan sano, necesario y libe-
rador, ha sido reemplazado por la pantalla y los juegos electrónicos.
Si un niño en su casa no los tiene, es discriminado y excluido. Los
padres, orgullosos, siguen comprando objetos que generan hábitos
adictivos que después ni ellos mismos pueden frenar.
Encontramos niños de corta edad que no escuchan la necesidad
de descanso por estar atrapados y adictos frente a la pantalla.
Si soy un chico de hoy, probablemente juegue a juegos de gue-
rra, pruebe estrategias para matar, cree una vida virtual, me crea un
futbolista frente a la pantalla y me frustre cuando no logre lo mismo
en la vida real.
Padres que describen esta realidad con cierta lucidez intuyen el
desequilibrio y están paralizados, sin poder hacer nada.
Hay una frase que podría justificar la falta de una postura adulta
comprometida y decidida: “Y bueno, ¿qué querés que haga?, si todos
lo hacen”.
¿Es verdad que “todos lo hacen”?, aun así, ¿eso significaría que
les va a hacer bien? La mayoría lo hace y es por eso que la mayoría
de los niños tienen los hábitos, las conductas y los desequilibrios que
tienen.
Creemos que cuánto más juguetes les compramos, más buenos
padres somos y más felices los haremos. Pero, rara vez nos pregunta-
mos cuál es la razón oculta que los hace estar tan enojados e insatis-
fechos, tristes y abatidos, incluso con nosotros mismos.
Los niños necesitan respeto, libertad, simpleza, amor, armonía y
espacio para ser, jugar, crear y recordar, estímulos que los ayuden a
des–cubrirse, y modelos de autoridad adulta verdaderos e inspirado-
res. No necesitan maquinaria sofisticada, sino guía, autoridad adulta
en la que confiar, amor incondicional para poder expresar y descubrir
quiénes son.
En el interior de esta generación de padres se esconde un niño
que aún está tratando de complacer a sus padres para ver si así recibe
83
el amor que necesita. Esta realidad hace que, aunque tengamos edad
adulta biológicamente, emocionalmente seguimos actuando como ni-
ños, aceptando y complaciendo modas, hábitos y costumbres extre-
madamente dañinas para nosotros, los niños, los jóvenes y ni hablar
de los adolescentes. No existe ni una mínima cuota de sano discer-
nimiento. Sumergidos en esta realidad, ¿cómo vamos a confiar en la
naturaleza esencial que guía a nuestros hijos?
Somos los empleados más efectivos para el sistema: trabajamos
un montón para pertenecer, pagamos un montón para que nuestros
niños pertenezcan y pagamos también para que nos digan por qué
nuestros niños y jóvenes la están pasando tan mal.
Pero, los tiempos de hoy nos están impulsando a despertar. Dar-
nos cuenta plenamente y hacer algo diferente con todo esto es nues-
tra urgente tarea actual.
Si eligiéramos purificarnos del rol de víctima, victimario, del lu-
gar de la queja, la lucha, la protesta por todo lo que se hace afuera
cuando nos sentimos impotentes por no poder con la única batalla
que en realidad existe, no nos alejaríamos constantemente del enfren-
tamiento inevitable con nuestro interior. Somos Creadores de todo
lo que vivimos. Podemos crear desde nuestra humanidad perdida y
desorientada, o podemos crear, aprender y hacer correcciones con
la guía de nuestra naturaleza esencial. Podemos volver a educarnos,
ahora, para ir a la escuela que nos conecta con nuestro guía interior,
descubrir la sabiduría interna que poseemos cuando podemos escu-
charlo y ver qué parte de nuestra temblorosa humanidad nos impide
seguirlo.
Si eligiéramos dejarnos guiar por la simpleza y la potencia de la
intuición que nace como consecuencia del amor intenso que brota
de nuestro corazón, veríamos cómo se unen nuestros actos con la
verdad y la claridad de la conciencia.
Comprometernos con nuestra sabiduría interior por encima de
cualquier otra verdad y atrevernos a buscar formas de organización,
84
educación y vida ajustaría enormemente lo que necesitan nuestros
niños hoy en día. Terminó el momento de hablar, quejarse, aneste-
siarse, tapar, callar, someternos, echar culpas.
Hoy nos toca comprometernos con la transformación interna
que solo puede darse si nosotros tomamos la decisión de escuchar el
llamado de la naturaleza esencial que pulsa en nuestro interior. Cada
uno es responsable de su propio proceso educativo. No hay nadie
que lo pueda hacer completamente por nosotros y no hay nadie que
pueda impedir que lo hagamos.
Llegó el momento de darnos cuenta de que la libertad de espíri-
tu es algo que no se pierde jamás. Puede que no hayamos sabido de
su existencia, puede que no hayamos tenido el permiso para usarla
cuando éramos niños. Sin embargo, silenciosamente, ella sigue la-
tiendo con una fuerza majestuosa como la de la existencia misma.
Allí, en nuestro interior, susurra su mensaje sutil, esperando para
llevarnos al lugar que merecemos, el del amor incondicional y la
libertad espiritual.
Abrir nuestra mente, expandir la conciencia y aprender a escu-
char al corazón para recordar quiénes somos esencialmente, y cuál es
el genuino deseo del alma, es el camino que nos regresa a casa.
De nada sirve dejarnos abatir por la culpa por lo que ya ha sido.
Todo está siendo perfecto para evolucionar. Hicimos y hacemos des-
de nuestros propios límites y heridas.
Ser padres de un niño de hoy, y ver todo lo que sufren en
su intento de adaptación al medio, no es algo que resulte fácil.
La situación nos lleva a nuestros miedos más profundos, a sacar
nuestras partes más ensombrecidas. El dolor tapado de nuestro
propio niño, la impotencia y la ira nos pueden hacer sentir que el
sistema es nuestro gran enemigo. Ser padres de un niño de hoy
nos lleva directo a conectar con aquello no resuelto de nuestro
propio niño. Es una invitación que podemos aceptar con tran-
quilidad.
85
 El despertar a la naturaleza
“La vida no se somete al medio, sino al contrario, es el medio el que se somete
a la Vida.”
René Quintón2
El sistema de organización mundial está diseñado sin considerar
los principios de la naturaleza esencial.
Nosotros, hombres y mujeres, hemos sido educados en sistemas
“formativos” que ha creado este gran sistema.
Si todo lo creado se sustenta y apoya en formas que no recono-
cen ni respetan, sino que violentan los principios básicos que garan-
tizan la expresión de la naturaleza esencial, ¿cómo hemos de esperar
que las formas “educativas” que conocemos lo hagan?
El planeta llora y patalea por la violencia de una estructura social
que lo desequilibra. En una manifestación más humana y pequeña,
lloran nuestros niños por la violencia estructural que el sistema que
les brindamos ejerce sobre ellos.
Nosotros anestesiamos nuestro dolor y buscamos las más va-
riadas formas para desconectarnos de nuestra naturaleza humana
y esencial. Sin consciencia de que lo estábamos haciendo, pagamos
un alto costo por pertenecer y no tener que soportar el sabor de la
exclusión, primero familiar y después social. Fuimos muy buenos
sobre-adaptando nuestra naturaleza humana a los sistemas, y, en
el mejor -o peor- de los casos, hemos recibido varios “premios y
recompensas” por servir a sus intereses. Pero, al hacerlo, renun-
ciamos, por un largo tiempo, a lo más valioso que tiene el hombre,
la libertad de espíritu, la autorrealización y la plenitud. Algunos
antes, otros después, otros nunca, cedieron ante la tentación de la
2 (1866-1925) científico intuitivo, descubrió y comprobó las propiedades
curativas del agua de Mar. Murió en el olvido, su descubrimiento no era
negocio para el sistema capitalista. Hoy vuelve a difundirse su obra.
86
fantasía de la felicidad a costa de ser el que tenían que ser, cueste
lo que cueste.
Rápidamente, el afuera nos apresó y dejamos de escuchar y de se-
guir la voz de la naturaleza esencial, esa voz que habla un idioma que
esta cultura intenta silenciar con los mejores argumentos de civiliza-
ción y “buenas costumbres”. Y, para cuando eso falla, ha sabido crear,
sacando gran provecho, anestesia de todos los sabores y colores.
Con buenos modos, nos sometimos y caímos rendidos a seme-
jante empalago; aparecían otros modos, educados también, pero muy
lejanos estaban del aroma del amor, el sabor de la verdad y las alas de
la libertad.
Amar es rendir culto a los principios que sostienen la vida y a
esos principios no los crea ningún hombre, esos principios existen
y sostienen Todo lo que Es. Nos sostienen a nosotros. A lo sumo,
lo que el hombre puede hacer, con altísimas cuotas de humildad, es
intentar descubrirlos y entregarse a ellos.
Por más doloroso que nos resulte, nos toca reconocer que per-
manecimos anestesiados, pero la verdad de la naturaleza espera en lo
profundo, y tarde o temprano aparece, irrumpe, se impone y se hace
escuchar.
Junto al grito de la tierra que declara la soberbia de un sistema
nefasto y aniquilador, se escucha el grito de los niños. Su sensibilidad
pura, aguerrida y en sintonía con los principios naturales, no les da la
posibilidad de permanecer indiferentes e insensibles frente a seme-
jante desconsideración.
Tenemos, así, niños que padecen desnutrición infantil y niños
que padecen de exigencia, desnutrición emocional y soledad.
Estábamos anestesiados, ciegos, sordos y mudos. Hoy, ha llegado
el momento de despertar.
La verdadera vida late agitada en el interior de muchísimas per-
sonas que están dispuestas a morir a formas que ya han dado prueba
suficiente de su ineficacia y poder de destrucción.
87
 Lo primero que debe cambiar para que sea posible crear un siste-
ma de organización basada en valores elevados es LA EDUCACIÓN.
Ya no hay lugar para medias tintas, ni para una lavada de cara,
mucho menos para disfrazar de amoroso y tierno lo que no ha sabido
guiar al hombre hacia el Amor que Es.
Si estás leyendo este libro, quiere decir que, para vos, el tiempo
del autoengaño terminó.
El cambio que vamos a hacer es de fondo y respeta la sabiduría
natural y esencial. El cambio que vamos a hacer nace de nuestro pro-
pio interior, de una voz que hace mucho tiempo está esperando y hoy
regresa a la vida.
Este cambio viene de la mano de la intuición, el cuerpo, la emo-
ción, el corazón y la conciencia. Es un cambio que nos va a permitir
ser, existir y vivir conforme a nuestra naturaleza divina. Es un cambio
que nos llevará a la libertad, la verdad, el amor incondicional, la ple-
nitud y la alegría de Ser.
Liberación.
Conseguirás tu libertad cuando logres que tu naturaleza humana
con sus talentos naturales se entregue a la guía y al servicio de tu na-
turaleza esencial.
Detrás de la personalidad que armamos para ser aceptados, que-
ridos, integrados, primero al sistema familiar y luego al sistema social,
existe un lugar interior cargado de Verdad, tu única verdad que es al
mismo tiempo diferente y común a la verdad de todos.
Para poder descubrir nuestro ser esencial, tenemos que animar-
nos a emprender un camino progresivo que se desplegará en nuestro
mundo interno.
El verdadero Maestro posee la sabiduría de ayudar a que lo más
verdadero de cada persona se exprese, descubra, conozca y manifieste.
88
Nuestra cultura confunde instrucción con genuina educación y sí
que son cosas bien diferentes.
El verdadero sentido de la educación se ha olvidado hoy en día
y tenemos, nosotros, los padres y los Maestros, el desafío de recupe-
rarlo.
El cambio empieza por nosotros mismos, somos los protagonis-
tas de una verdadera revolución, la re-evolución del Ser.
El camino empieza por recuperar la conexión con ese lugar espe-
cial dentro de uno mismo, cargado de toda la sabiduría necesaria para
hacer aquello que vinimos a hacer.
En una primera etapa, no hay nada que estudiar de libros. Se trata
de aprender a ir hacia dentro, soltar las creencias, mandatos, bloqueos
que te alejan de tu esencia.
Luego, toca empezar a soltar, echarte a bailar, jugar, crear, reír,
llorar sin reservas, cantar, arrancarle la sabiduría a las heridas, sanarlas
y asombrarte por lo que va a ir brotando de tu interior.
Te aseguro que lo vas a disfrutar y que los temores que al prin-
cipio te pueden aparecer, rápidamente se desvanecerán por la magia
de tu propia luz.
Tus deseos genuinos, tus talentos naturales, las motivaciones más
genuinas, los impulsos creativos, las inteligencias predominantes y la
sabiduría esencial irán brotando.
Tus sueños verdaderos volviendo a la vida. Toda la existencia te
apoyará. Tu ser atraerá todo lo que sea necesario para que lo puedas
manifestar y descubrirás en tu caminar que tu mejor Guía está dentro
tuyo, en tu corazón, y habla el lenguaje de la intuición, el sentimiento
y el impulso creativo.
Luego, compartirás con tu presencia todo el amor que sos, en tu
casa, tu aula, tu vida, sin dejar de considerar que descubrirte y sanarte
será un trabajo, quizás, de toda la vida.
Cada uno de nosotros vino a hacer algo único, de una manera
singular y personal. Educar con maestría es saber acompañar el pro-
89
ceso en que el niño descubre quién es en realidad, al mismo tiempo
que se apropia de lo que necesita para poder instrumentarse y mani-
festar eso que necesita expresar.
La propuesta que hace la Educación del Ser Creador es la de
acompañar y guiar, a partir de la creación de espacios y de una viven-
cia liberadora, el proceso en el que los niños fortalecen el contacto
con su sabiduría interior. Legitimar la escucha de ella, respetarla, ma-
nifestarla, creativa, constructiva y amorosamente.
Cuando nos encontramos con nuestra esencia, la vida adquiere
otro sentido, otra dimensión y el gozo por vivirla es imposible de
explicar con palabras.
Esto no nos evita tener que pasar por pruebas, momentos de
confusión, superar grandes obstáculos, perder las fuerzas muchas ve-
ces, pero esto se vive como lo que son, nuevos desafíos para descu-
brir más de uno mismo.
Aprendemos que el encuentro con situaciones, personas o ener-
gías disonantes tienen un propósito trascendente. Arrancamos la lec-
ción e integramos la sabiduría que nos deja el encuentro y seguimos
nuestro camino agradecidos por la experiencia vivida.
Cada dificultad que logremos superar en el mundo exterior se
convierte en el claro, fiel y contundente reflejo de que algo nuevo en
nuestro mundo interno hemos expandido y conquistado.
Cuando encontramos ese lugar personal dentro de nosotros y
vivimos desde este centro, encontramos felicidad en cada cosa que
hacemos porque podemos manifestar el amor que somos esencial-
mente. Compartimos nuestros dones, los dejamos ser y manifestar-
se, y al darlos nos bendicen con su gracia, gracia que se multiplica
cuando se hacen obra, acción y los entregamos al servicio de los
demás.
Nuestra cultura no ha sabido guiarnos hacia el Ser, es más, ha
sabido, y “sabe” cada vez más, entorpecer el encuentro con nosotros
mismos.
90
Nuestra cultura nos da el mensaje subliminal de que en nosotros
habita la carencia y el afuera tiene todo lo que necesitamos para poder
Ser “alguien digno de ser aceptado”. Esto es MENTIRA.
Todo lo que necesitas, lo más precioso de ti, está en tu interior.
Solo tienes que mirar hacia adentro, aprender a caminar por un bos-
que interior que al principio se verá cargado de malezas, que no son
otra cosa que las creencias y mandatos limitantes.
Necesitarás aprender a podar con amor valiente, tomando la
forma y la intensidad que cada rama necesite para ser cortada, y en
momentos de confusión, necesitarás hacer todo lo posible para no
perder la esperanza y la confianza en vos mismo.
Desde esta perspectiva, el verdadero sentido de tu tarea como
educador, seas educador de vos mismo, de tus hijos, o de tus alum-
nos, es la de facilitar la conexión con el mundo interior. Se trata de lo-
grar que cada niño sepa de la existencia de este espacio interior único
y colaborar para que aprendan a habitarlo y liberarlo. Es cuestión de
ayudarlos a decidir desde ahí con libertad, amor y alegría. Ubicados
en su centro, podrás alentarlos a salir al mundo con su innata curio-
sidad y sed a apropiarse de los recursos y técnicas que su naturaleza
esencial les indique para poder manifestarse.
Cuando se educa respetando el Ser, el proceso educativo se con-
vierte en una danza que fluye cargada de vida. De otro modo, la tarea
parece una gran carga, como si se pretendiera arrastrar, a fuerza de
autoritarismo, castigos, sobornos, recompensas y manipulación, a ni-
ños y adultos que se oponen a percibir que una fuerza interior pugna
por rebelarse a la falta de respeto y el avasallamiento que reciben de
un sistema que peca de soberbia e ignorancia. Contamos, en nuestro
interior, con todo lo que necesitamos para producir una verdadera
transformación educativa, no necesitamos autorización del poder de
turno, no dependemos de ello. Solo necesitamos comprometernos
con nuestra propia transformación de autoconocimiento y autorrea-
lización.
91
 Quizás, por momentos, no sea fácil el camino, pero algo que te
puedo asegurar es que será más gratificante y vital. De repente, te
darás cuenta de que en tu interior hay algo único para dar, para hacer,
para decir y en ese momento te convertirás en co-creador de tu pro-
pia vida y de tu entorno.
Mientras te esfuerzas por sostener una personalidad que responda
a los mandatos externos, las modas, las necesidades que inventa una so-
ciedad que ha perdido un rumbo amoroso, tu Ser te llama y tu natura-
leza humana expresará su descontento con desequilibrios emocionales,
síntomas físicos, adicciones aceptadas o prohibidas, depresión, apatía,
aburrimiento, sensación de vacío y falta de sentido de la vida. Mientras
tanto, afortunadamente, tu naturaleza esencial está intacta.
Descubrirás que el tiempo que te dedicas a ir hacia tu interior te
dará tu propia Maestría, una maestría que quizás al principio te haga
sentir raro y solo, que no obtendrá puntaje en el Ministerio de Edu-
cación, ni arrojará diferencia en tu recibo de sueldo. Para ese enton-
ces, habrás descubierto que la dicha que experimentes por la libertad
de Ser, conquistada por vos mismo, no tiene precio, no te la arranca
nadie, ni se vende por nada del mundo.
Cuando la naturaleza golpea la puerta
Una sed que nos impulsa a buscar, una sensación de insatisfac-
ción que nos invita a cuestionar todo lo existente, la presencia de un
sin sentido que comienza a agrandarse, la sensación de vacío que nos
derrumba, la angustia que nos oprime el pecho, un ataque de pánico
que nos impide continuar con nuestra cotidianidad, una gigantesca
apatía, la ansiedad hecha tensión que impide detenernos, una enfer-
medad que nos conecta con una herida no escuchada, una sensación
de inadecuación a un sistema deshumanizado que nos duele en lo
más profundo del corazón.
92
Todos estos son los llamados del alma. Con cada una de estas
sensaciones nos dice que ha llegado el sublime y esperado momento
de la transformación.
Es nuestra decisión escuchar este llamado o seguir poniendo
toda la energía en seguir negando la Verdad que somos.
Salir de la ilusión y regresar a la Verdad.
Es lo mismo que decir: salir del miedo, de sus creaciones y sen-
tires ilusorios, regresar a la Verdad, el Amor y la Libertad que somos.
Reconocernos aprendices y Maestros y también Maestros y apren-
dices. Experimentarnos conectados con la única fuente de Verdad y
genuina guía, nuestro Ser Espiritual.
La Educación del ser Creador nace para acompañar y guiar el
camino de regreso a casa.
Confía plenamente en el Guía interior que cada persona posee.
Nos sabe hijos del cielo y de la Tierra.
Acompaña la expresión y el despliegue de lo más Verdadero.
Vive en el nuevo tiempo, ve al nuevo hombre y alienta la mani-
festación de la nueva tierra.
El primer paso hacia la Verdad, el Amor y la libertad
es pequeño e inmenso a la vez. Se da el día en que
el niñ@ se atreve a nombrar aquello que hasta ese
momento silenció.
93
 Tercera Parte

La Educación del Ser Creador

¿A qué aspecto de nosotros llamamos el Ser esencial Creador?

“Cuando no sé quién soy, me pongo a tu servicio pues tengo la

tarea de recordarme...”
El Ser esencial Creador, la Naturaleza Espiritual Original, es un
aspecto de nosotros incapaz de ser modificado, alterado o transfor-
mado. Las características del mismo dependen del desarrollo espiri-
tual que cada persona haya alcanzado en las diferentes encarnaciones.
El Ser esencial Creador goza de un poder infinito y un potencial
creativo único. Es posible acceder a él con una actitud abierta que
nos permita recordarlo y descubrirlo, no se puede inventar, puesto
que ya Es, ya existe, lo único que podemos hacer es disponer a la
naturaleza humana para abrirse a su presencia, su escucha y su guía.
Esta naturaleza interna nos hace iguales y diferentes al mismo
tiempo. Lo que es igual es que en todos habita y que cada persona
cuenta con la libertad de escucharla y entregarse a su guía. Lo que es
diferente es que conserva una cualidad de singularidad que la hace
única e irrepetible en cada persona.
Esta naturaleza interna es esencialmente amor que se expresa en
el plano concreto en forma de conocimiento intuitivo, ideas origi-
nales, percepciones puras, sabiduría, talentos naturales, inspiraciones

95
genuinas, motivaciones profundas, inclinaciones irracionales, impul-
sos creativos auténticos y dones variados.
Yace en el silencio, a la espera de ser escuchada. Su más profun-
do anhelo es fluir, expresarse y compartirse. Esa acción nos recuerda
quiénes somos y lo que realmente tendrá sentido para cada uno de
nosotros.
En ese fluir, se le entrega a la naturaleza humana lo que desde
el comienzo de los tiempos se le ha otorgado, aquello con lo que ha
sido dotada, la abundancia real que nadie podrá arrebatarle. En esa
entrega que va desde lo esencial a lo humano, la acción de dar está
unida con la de recibir. Recibimos del ser original, lo expresamos a
través de la personalidad creadora (ego sano), compartiéndolo con la
humanidad. Cuanto más damos en estado de conexión, más dejamos
que la naturaleza Espiritual se exprese, y más recibimos de ella.
Esta acción expresiva, hecha tarea y aporte a la sociedad, se cons-
tituirá en la base de la vocación original natural, es decir, la tarea que
nos permite expresar el amor que somos y que carga de sentido pro-
fundo nuestra existencia, la tarea que nos une a un plan mayor que
ya está creado y de los que somos co-creadores al manifestarlo en el
plano concreto. Es de esta acción que nacerán las nuevas formas de
organización social y humana, lo que se comienza a nombrar como
la nueva Tierra. Antes de que esto sea posible, es necesario dar na-
cimiento al nuevo hombre, ese que yace en nuestro interior. Es un
humano conectado a una fuente de sabiduría superior a la humana.
Un humano creador y creativo, guiado por su Ser espiritual.
No escuchar, negar, desconsiderar, deslegitimar y bloquear la ex-
presión de este núcleo esencial es la principal causa de insatisfacción,
apatía, depresión, toda manifestación de desequilibrio físico y hasta
de la falta más profunda ausencia de sentido.
No desplegar nuestra naturaleza esencial es el acto de mayor vio-
lencia y desamor que ejercemos hacia nosotros mismos. Y es la base
de la violencia que manifestaremos en el mundo externo.
96
En los niños, ya estamos viendo los mismos síntomas, adicción a
la tecnología, al consumismo, desgano, ataques de pánico, apatía, falta
de deseo y motivación genuina, pérdida del apetito, tristeza, insatis-
facción, indiferencia.
Cuando este potencial esencial interno se encuentra bloqueado,
la vida se convierte en un acto de automatismo que no nos pertenece.
Vivir la vida abiertos a la guía del Ser amoroso y creador que en
esencia somos nos lleva a experimentarnos como la Vida misma y
descubrimos que en nuestro interior se encuentra todo lo que genui-
namente anhelamos.
Es por esto que resulta tan valioso e imprescindible replantear
la educación actual; re-educarnos para ser capaces de acompañar la
educación del ser creador que vive en cada niño, para cuidar y legiti-
mar la natural conexión que ellos tienen con el Ser espiritual en los
primeros años de vida, para que crezcan fortaleciendo y confiando en
esta unión, única fuente real de confianza, amor y paz.
Cuando se les reconoce y respeta a los niños la información que
viene de su naturaleza espiritual y se les acompaña en la creación
de una personalidad creadora que sirva de canal de manifestación
constructiva del potencial interno, la tarea de guiar y educar fluye
orgánicamente.
Los niños traen innata su capacidad de Ser y hacer creativamente,
pero cuando en su formación vamos inculcando creencias que limi-
tan o contradicen su naturaleza, por dependencia y miedo, se empie-
zan a alejar de este centro, bloqueando este aspecto que los dota de
espontaneidad, alegría, originalidad, curiosidad, motivación, vitalidad
y fluidez.
Los niños de hoy poseen capacidades y potencialidades más de-
sarrolladas que los niños de generaciones pasadas. Necesitan más es-
pacios de expresión de estas capacidades, más espacio de instrumen-
tación de sus dones y talentos y menos presión para responder a los
formatos conocidos.
97
 Educar no es lo mismo que formar. Formar es “dar forma” y
educar es “dar a luz” a una forma que ya existe en nuestro interior y
lo único que necesita es manifestarse progresivamente.
Cuando se forma, se desarrolla un tipo de vínculo en el que al-
guien decide sobre otro, unilateralmente. No hay receptividad, aper-
tura ni posibilidades de decir que no.
Cuando se educa, hay alguien que genera el espacio para acom-
pañar y descubrir el nacimiento de un Ser que tiene la forma que la
existencia determinó.
Educar para que el niño manifieste el ser esencial constituiría un
aporte fundamental en el proceso de educar hacia la libertad, el amor
verdadero, la verdad, la plenitud, la autorrealización y la no violencia.
Acompañar al adulto para que reconozca los patrones, creencias,
ideas, hábitos, comportamientos, bloqueos emocionales, corporales,
culturales, familiares que le impiden conectar y manifestar su esencia
es un acto de sanación que aportará sensibilidad y humanidad a esta
sociedad.
He comprobado que cuando la naturaleza humana no sirve al
propósito de expresar la naturaleza esencial, entonces comienza a
manifestar su descontento. Reacciones y comportamientos autodes-
tructivos, destructivos, reacciones violentas, todos originados por la
ausencia de aceptación, amor incondicional y por la frustración de los
deseos internos de autorrealización más profundas.
Contamos con una naturaleza interna poderosa que baila al ritmo
de la existencia, late sin cesar dentro de nosotros mismos, es fuerte,
dominante, sabia e inequívoca como lo pueden ser la sed, el hambre,
el sueño, el deseo genuino, la pasión elevada y el amor. Al mismo
tiempo, es sutil y delicada y al contacto con hábitos y presiones ava-
sallantes podemos no percibirla y ahogarla. Seguirá latiendo en un
pulso suave y silencioso, se filtrará de vez en cuando o estallará con el
cúmulo de dolores y frustraciones expresando el descontento, frente
a un sin fin de actitudes erróneas en relación con ella. Aun latiendo en
98
el silencio de la profundidad, en la sombra, no desaparece nunca. Aun
cuando se la niegue, perdura calladamente presionando de continuo
por salir a la luz.
Hoy todos estamos invitados, más que en otros tiempos, a escu-
char y a integrar esta naturaleza en los niños, ya que es tan potente
y arrolladora que ningún método la está pudiendo silenciar. Esta na-
turaleza amorosa y solidaria con todo lo que existe es la fuerza que
nos permitirá recuperar nuestra armonía natural y, desde este lugar,
recrear una nueva realidad, personal y social, sosteniéndonos en la
certeza de la sabiduría que emana de ella.
Escuchar nuestra naturaleza esencial, respetarla y guiarla con res-
peto supone una solución a muchos de los problemas con los que se
encuentran hoy padres y maestros.
La tarea que estamos invitados a realizar es bucear en nuestro
interior, investigar cómo somos y cómo funciona nuestro mundo
interno, no solo en el aspecto personal, particular e individual sino
también como parte de la especie humana. Se trata de crear espacios
que faciliten la liberación del ser espiritual, incluso el de los maestros,
para que puedan facilitar y respetar el fluir natural que se da en los
niños. Al mismo tiempo, se trata de abrir espacios cuyo propósito
principal sea legitimar y facilitar el fluir del ser espiritual de los niños,
para que puedan manifestar la verdad de su interior con creatividad,
originalidad, fluidez y amor.
Abrazar con decidida fuerza nuestra naturaleza esencial es abra-
zar a nuestro niño interior con toda su sabiduría y vulnerabilidad,
pero, al mismo tiempo, con todo el potencial ilimitado que brota de
manera natural y espontánea. Esta experiencia posibilita conquistar
un sentimiento de auto respeto y auto confianza que constituirá la
fuente de mayor tranquilidad, paz, bienestar interno que podemos
experimentar.
Ya no se trata de convertir a los niños en seres sobreadaptados
que respondan como el sistema necesita. Estamos invitados a mani-
99
festar un sistema educativo que sea capaz de acompañar a un niño,
joven o adulto en la liberación de su esencia con pasión, libertad y
placer. Desarrollándose integralmente, desplegando las capacidades
que su sabiduría interior señala, alcanzando el máximo y pleno de-
sarrollo posible, paso a paso, aprendiendo a respetar su singularidad,
sus tiempos, sus dones, sus inclinaciones, sus visiones, su estilo único
y personal de aprender a ser. Manifestando su naturaleza interior li-
bremente en lugar de usar toda su voluntad para doblegarla, oprimir-
la, forzarla o negarla.
En el caso de los niños, la tarea es preventiva, ya que se trata de
crear formas capaces de acompañar y guiar el desarrollo libre y pleno
de esta naturaleza; mirar cuáles serían las mejores condiciones per-
sonales, sociales, organizativas, educativas para asegurarnos que esto
suceda. La educación del ser creador trae ese propósito.
Los niños son la expresión más pura de la naturaleza esencial,
pero su naturaleza humana yace en estado de máxima vulnerabilidad
y dependencia. Sus desequilibrios, sufrimientos, desgarros emociona-
les son producto de un sistema que no ha sabido ver y acompañar el
despliegue de lo verdadero. En su vulnerabilidad y dependencia no
tienen otro camino que el de someterse a lo que marca el afuera y
sumergirse en la experiencia de negarse a sí mismos.
Aprender a Ser fieles a nuestra propia naturaleza esencial es el
acto de amor incondicional y de dignidad más grande que podemos
experimentar. Negarla por miedo, debilidad, conveniencia, falsa se-
guridad, apego o por cualquier otra razón es negarnos a ser lo que de
verdad somos y, por lo tanto, a vivir nuestra real existencia.
¿El aspecto que llamamos el Ser inferior?
El ser inferior lo podemos mirar de dos maneras, uno en su as-
pecto o forma ilusoria y otro en su núcleo más profundo.
100
El aspecto Verdadero, su núcleo, la sustancia original, la fuerza
pura que le da vida, forma y razón trascendente de Ser, estar y hacer
en el plano de la materia, es decir en la Tierra.
El aspecto ilusorio está compuesto por todas las capas de falsas
ideas, pensamientos, creencias, emociones, patrones de comporta-
miento, modos de reaccionar emocionalmente, percepciones de no-
sotros mismos y de la realidad experimentada en la Tercera dimen-
sión, dimensión que nos permite hacer la experiencia dual. En esta
experiencia, una porción de la mente, asociada a su cualidad racional,
no es libre. Estas capas que nos alejan del núcleo, son sistemas o
mecanismos de defensas y protección que, al momento de encarnar
y nacer, nos aseguraron por un lado la supervivencia física y por el
otro la experiencia y el camino desde donde arrancaríamos este viaje.
En estado de Unidad con el Todo, elegimos todo lo que hemos
de experimentar en la tercera dimensión, conocemos desde siempre
la razón de ser de cada una de las experiencias, por más dolorosas y
traumáticas que sean. En nuestro interior está la razón, por ende tam-
bién el conocimiento, que esa experiencia nos invita a recordar. La
sabiduría, el sentido y la vinculación de dicha experiencia, con el plan
trazado por el Ser Creador que somos. Por esto resulta tan impor-
tante educar apropiadamente desde la temprana edad, para darle el
sentido evolutivo que la experiencia del sufrimiento posee, con el fin
de rectificar y soltar las creencias que crean la dicha realidad. Guiar
al yo inferior a una correcta gestión de todo lo que experimenta para
que pueda encontrarle el sentido profundo que guarda el sinsentido.
Que la vivencia cumpla el sentido que tiene, es decir, que a través
de ella pueda aprender, reparar, rectificar, soltar y estar listo para la
próxima lección. Esta es la educación que el yo inferior ha de recibir
para avanzar en el proceso de rectificación y dilución.
Hasta que ese proceso no esté concluido, con cada experiencia
creada y elegida en el origen, el ser inferior no puede rectificar la
percepción, purificar la conducta errónea, diluir la emoción distor-
101
sionada, liberar la sabiduría o conocimiento interior habilitado y con
esto iniciar el camino que lo saca del mundo ilusorio. En síntesis,
emprender el camino de regreso al hogar, eje y núcleo donde se en-
cuentra su pureza.
A cambio de este proceso de autoconocimiento, autosanación,
autorrealización profunda, la humanidad ha creado un sistema for-
mativo que enmascara al ser inferior, y, ¿por qué lo ha hecho?, porque
allí se encuentran las experiencias, las emociones y lo más distorsio-
nado de nuestra “perdida” humanidad. Lo que nos avergüenza cono-
cer de nosotros mismos. Lo que en la experiencia dual denominamos
maldad. Esa porción del ser inferior que se ha desviado y alejado
demasiado de su pureza, y que ha creado muchas realidades ilusorias,
cada una de ellas atenta a diferentes formas de autonegación y auto-
destrucción.
En cambio de integrar esta realidad a rectificar, el camino formativo
elegido y propuesto socialmente es el de trabajar para crear una imagen,
un “yo falso” que lo oculte. Una máscara que nos muestre una imagen
socialmente aceptada por el aparato social al que soñamos pertenecer.
Un “yo” que nace de la percepción de estar separados, solos, des-
amparados y abandonados por la Fuente original. El “yo” funcional
y encargado de sostener la experiencia ilusoria.
Para comprenderlo mejor, los invito a cerrar los ojos, ahí donde
estén, a lentificarse. Imaginen el inmenso y sublime momento en el
que somos solo sustancia creadora. Somos Uno con el canal del Ser.
Estamos en Unidad con el Amor, la Libertad y la Paz de Ser sin for-
ma, en la más alta dimensión creadora, en y siendo el origen mismo
de todo lo gestado. A medida que descendemos a esta realidad más
densa, comenzamos a recibir los programas de vida que hemos ele-
gido y las lecciones que hemos aceptado atravesar. Venimos de la no
forma al mundo de la forma.
Para poder hacer esa transición, el pasaje de una realidad a la otra,
aceptamos estar “protegidos” por materia densa. Uno de los sentidos
102
de esa materia densa es el de protegernos del impacto que se experi-
menta de pasar de un plano sutil a un plano denso. El otro es ase-
gurarnos las experiencias afines a nuestro camino en sintonía con la
Voluntad de un plan Mayor.
Nuestra familia de origen servirá a esa función, dado que com-
partiremos las defensas usadas, es decir, las distorsiones.
Sin esas densas defensas o mecanismos de protección, no hu-
biéramos podido soportar la entrada a una realidad tan densa, así
como tampoco recordar lo que cada uno ha de rectificar, aprender y
la sabiduría a recordar.
Esos mecanismos o defensas están compuestos por los errores
comunes, las debilidades personales que varían de una persona a otra,
la ignorancia y la pereza.
De acuerdo a la evolución espiritual del Ser, serán las defensas
que se tengan. No todos los aspectos del mismo se encontrarán en
estado defensivo, es decir, cubiertos de materia densa. Algunos niños
llegan con grandes porciones de su Ser en estado de libertad. A ellos
se los ha nombrado como niños índigos, cristal, etc. Estas almas y
espíritus traen el propósito de ayudar a salir del plano ilusorio a los
que aún se encuentran atrapados .
Lo que cabe recordar es la presencia de la chispa divina en cada
uno de nosotros. La fuerza variará de acuerdo al desarrollo espiritual
que se venga acumulando en las diferentes encarnaciones.
Estas defensas toman diferentes formas, el orgullo, la soberbia
y la vanidad son algunas de ellas. Se manifiestan como una máscara,
una autoimagen idealizada, un dibujo glorificado de quien creemos
que deberíamos ser y tratamos de hacer creer a otros. Pero, pueden
maquillarse con actitudes cercanas al voluntarismo y una generosidad
no genuina o toda forma o resistencia cuya base profunda sea el mie-
do al cambio. Es que el ser inferior odia cambiar, renunciar a la “co-
modidad” conquistada y poner en duda sus percepciones, mirar con
sensata lógica sus creencias, echar luz y transformar sus creaciones.
103
 El Ser inferior cree que la felicidad se logra ignorando o desa-
tendiendo las imperfecciones y escondiendo los defectos. Quiere ser
perfecto de un modo engañoso, con el fin de obtener gratificación,
para recibir lo que cree no tener y busca ser admirado. No importa la
forma que tome. Veremos este punto en el apartado de la educación
del ser creador como camino de autosanación, ya que este puede pre-
sentarse de modos muy disimiles.
Parte del camino propuesto por la educación del ser creador nos
ayuda a determinar y separar los pensamientos o motivaciones que
vienen de una fuente original y aquellos que vienen del ser inferior.
Antes de iniciar el camino de autoconocimiento, aparecen mezclados.
Obviamente que esta experiencia creada, sostenida y alimentada por
todos los sistemas y las formas nacidos con este propósito tiene un senti-
do, todo lo creado lo tiene. De alguna manera Todos, de un modo u otro,
estamos al servicio, cumpliendo el papel que evolutivamente nos toca.
Sabíamos que iniciaríamos este viaje con una experiencia opuesta
a la Verdad y que estando en ella tendríamos que discernir la una de la
otra. No hay nada en contra de esta experiencia, el camino se hace ar-
duo e innecesario cuando no se recuerda cómo es usar la experiencia
de la ilusión de modo tal que cumpla con el verdadero sentido para la
que fue creada. Cuando el ser inferior queda atrapado en los mecanis-
mos defensivos que un día lo protegieron, en un círculo vicioso, que
perpetúa la repetición de patrones esclavizantes, cuando no puede
salir del sueño de pseudo placer, amor, poder y su consiguiente su-
frimiento, sin recordar cuál es la puerta de salida y cómo es el camino
de regreso a casa.
Un camino evolutivo, educativo y espiritual que no incluya, inte-
gre, guíe y acompañe al ser inferior en su plan de rectificación, pu-
rificación y disolución de las defensas que lo enmascaran, que no lo
acompañen a vencer las resistencia a sentir los sentimientos no sen-
tidos en la primera etapa de la vida, no responde a los anhelos más
profundos de Ser Creador Original que Todos somos.
104
Parte del propósito de la educación del ser creador es acompañar
la disolución de las defensas que cubren al ser inferior, corregir sus
distorsiones, llegar a experimentarse en unidad con el Ser Superior
que en su núcleo lo espera.
Vivimos un tiempo donde todo en el universo está dispuesto
para hacer el camino de regreso a la Verdad, para que cada uno pueda
encontrarse con el plan educativo que trajo al nacer y que le permita
experimentar el camino que ha pactado en el origen. Ese es el cami-
no hacia una genuina felicidad. Todo está dispuesto para que experi-
mentemos y manifestemos en la Tierra el Ser original que en esencia
somos. El tiempo eterno existe desde siempre, el hombre nuevo está
despertando y la Tierra nueva vibra para que se rompan las cadenas
mentales. Solo se necesita la libre elección de cada uno.
El propósito que las defensas tuvieron en una primera etapa de
la vida es profundamente amoroso, pero nacieron para que con el
correr del camino, se diluyan y den paso a la Verdad que vive detrás
de ellas.
Fueron útiles en el comienzo del camino, nos protegieron del
dolor experimentado en el momento en que sentimos ser arrancados
y abandonados por la fuente, pero resistirse al proceso de disolverlas
es una de las causas de mayor sufrimiento.
A mí me ha servido mucho, para atravesar este tramo tan de-
safiante del camino, recordar que detrás de formas más difíciles de
aceptar y de las actitudes que más me avergonzaron, existe un nú-
cleo de auténtica luz y un niño puro que anhela recuperar el amor por
expresar la Vida y la auténtica alegría que existe en su interior.
La educación del ser creador nos recuerda el mejor modo de
atravesar la experiencia de la separación de modo tal que no pierda el
sentido trascendente que esta guarda, al mismo tiempo que nos pre-
para para el momento en el que la biología esté lista para comenzar
a diluir dichas defensas, de modo tal que pasemos a vivir como seres
humanos integrados alineados, conectados y expresando su originali-
105
dad. Este pasaje puede darse a partir de los 21 años; de ese modo, se
evitaría el tiempo dedicado a la creación del “yo” ilusorio que luego
tocará disolver y soltar.
La otra manera en la que el Ser inferior se libera es a través del
desbloqueo de la energía emocional, proceso que se desarrollará me-
jor en el apartado (la educación del ser como camino de autosanación
emocional). El tan ansiado y sublime momento en el que salimos de
la realidad ilusoria se da, también, de la mano de la emoción pura.
Para hacerlo, será necesario volver a sentir y atravesar las emo-
ciones y sentimientos que en la primera etapa de la vida no pudimos
sentir. Estas emociones, estados y sentimientos son la antesala del
núcleo. Y son también los sentimientos de los que venimos huyendo,
impulsados por un miedo infantil desactualizado que nos viene pro-
tegiendo del dolor y del terror a sentir. Es la entrega más grande que
como humanos hacemos a la sabiduría del Ser. Supone soltar todo
para ir más allá del miedo que nos mantuvo en el mundo de la ilusión.
Atravesar ese lugar tan temido para renacer, esta vez con los pies bien
firmes en la tierra, a la maravilla que siempre y eternamente seremos.
Hasta este momento, el alma, el aspecto femenino receptivo
(niña y madre), se habrán experimentado como canal, trabajando
para bajar a la tierra lo Creado en el origen. El ser inferior, en su me-
jor función, (ego sano), habrá manifestado y compartido lo que de
ella venía. Cuando el sentido de esta experiencia concluye, el momen-
to más anhelado por ambos habrá llegado. A la porción de la mente
masculina, le toca atravesar toda la negatividad creada por miedo a
la Vida, Aquello que se había separado atraviesa el umbral que hasta
el momento había negado, para volver a experimentar la Verdad que
en su núcleo nunca dejó de Ser. En este proceso la mente racional se
libera de lo ilusorio y recupera su libertad. Femenino y masculino se
fundirán en Amor y Libertad y de esa santa unión el niño “herido”
volverá a nacer puro expresando en esta bendita tierra el plan origi-
nal, y se hará real en su momento el paraíso prometido.

106 107

“...Y cuando la Tarea de recordarme haya concluido,
atravesaré el terror a mi propia grandeza, confiada de
que del otro lado estarás esperándome para volver a
percibirme de manera limpia y pura, en ese hogar de
donde nunca me había ido.”
¿Qué es La Educación del Ser Creador?
La Educación del Ser Creador es un camino educativo original,
natural e innovador centrado en el autoconocimiento, la autosana-
ción, la autorrealización, que posibilita el descubrimiento de la Voca-
ción original y del propósito que cada persona trae al nacer, que no
es otro más que Ser y expresar el ser original que se Es.
Es el camino, la sabiduría, la metodología que me ha educado.
Es la experiencia que me mostró la manera singular de recor-
darme, abrir los canales expresivos, reconocer el potencial interno
que Soy, corregir las distorsiones, sanar el alma, diluir el ser inferior,
expresar la verdad del Ser original y creador que soy.
Es el camino que ha seguido, experimentado, compartido y ser-
vido el alma que soy, el femenino sagrado.
Es el camino al que se ha entregado, atravesando todos sus mie-
dos y resistencias, el masculino que me habita, en su anhelo de reen-
contrarse con la Fuerza de su Espíritu.
Es el camino que ha hecho renacer a la niña pura que vive en mi.
Y Hoy es la síntesis del camino recorrido hasta aquí, el aporte
singular que he de compartir y dejarle a la humanidad.
También es el amor incondicional que me acompaña y es la fuer-
za arrolladora que me guía mientras atravieso el miedo a expresarla,
para compartirla más expansivamente, sentar las bases para una ma-
108
nifestación mayor. Es la fuerza que me impulsa a escribir cada
una de estas palabras y es el Amor incondicional a la humanidad que
me inspira a compartirla.
Todo cuanto comparto lo he recibido del Ser Creador que soy.
Incluso el nombre. La he creado en el Origen en un estado de común
unión con la Fuente original Creadora a la que pertenecemos Todos.
Mi tarea humana consistió en recordarla y disolver todas los mecanis-
mos de defensa y autoengaño.
La educación del Ser Creador reconoce en cada persona la pre-
sencia de un Ser original de naturaleza Superior, de un ser de naturale-
za humana (aprendiz) motivado por tendencias positivas y negativas.
El ser inferior puede ser guiado para que la parte de la mente que
tiene capacidad receptiva (el alma) sirva de canal e instrumento de
manifestación de lo que proviene del Ser Creador que está unido a la
fuente.
Para este camino educativo, la tarea de Educar consiste en el arte
de dar a luz lo que existe dentro y se entrega al modo, pulso y singularidad
de cada proceso. Educar, desde esta perspectiva, es acompañar y guiar el pro-
ceso a través del cual lo que Es esencialmente se expresa, despliega y manifiesta.
Trabaja para contribuir y alentar a que lo esencial se exprese y
para que lo herido sea integrado, reconocido y sanado. Avanza por
Amor a lo Verdadero.
Reconoce en cada aprendiz a un Maestro y en cada Maestro a un
aprendiz.
Es acompañada y aplicada por un Guía externo cuya función
es acompañar a que cada persona descubra, conecte, crezca en con-
fianza con el suyo propio. Él no controla el proceso pero sí lo dirige,
haciendo uso de la experiencia que le ha dejado el hecho de haber
recorrido el camino.
El Guía nunca impone su voluntad porque reconoce el libre al-
bedrío que toda persona tiene para hacer su experiencia. Su principal
función es acompañar el proceso a través del cual la naturaleza huma-
109
na aprende a entregarse a la guía de la naturaleza espiritual y crea es-
pacios y situaciones para que lo que habita en el interior se manifieste
de manera única y original.
Según sea el momento y el estado de la persona, la educación del
Ser Creador podrá ser:
Un camino de autoconocimiento profundo que permite re-
conocer al Ser superior en su triple naturaleza (padre, madre y
niño Divino) y comenzar un camino de expresión y manifes-
tación, reconocer al ser inferior en su triple naturaleza (padre,
madre y niño herido) para corregir sus distorsiones y falsas per-
cepciones.
-Un camino para reconocer y fortalecer el canal de conexión en-
tre la naturaleza espiritual y la naturaleza humana.
- Un camino para despertar y activar la capacidad de autosana-
ción emocional.
Un camino para despertar el potencial interno genuino.
Un camino y método para la gestación de la personalidad crea-
tiva y creadora.
- Un camino para la autorrealización.
- Un camino para el descubrimiento de la vocación original.
Un camino y método para encarnar y expresar el Ser original.
Este camino educativo comienza con la vida, pero para muchos
se hace consciente cuando se escucha el llamado interno que nos in-
vita a realizar una transformación profunda de la naturaleza humana
desviada y a conocer y expresar la naturaleza humana positiva alinea-
da con la naturaleza Superior o Espiritual.
También puede comenzar cuando el niño interior despierta al de-
recho natural de Ser quien esencialmente Es y expresa su descontento
por seguir un camino que desoye su natural y genuino fluir.
Axiomas de la Educación del Ser Creador
110
1- El propósito más elevado que la Educación del nuevo tiempo tie-
ne es acompañar el proceso de Dar a Luz lo que ya existe dentro de cada
ser humano. El potencial interno que cada persona trajo al nacer define,
al mismo tiempo, quién es y con qué vocación natural fue dotado.
2- Toda persona está constituida por una naturaleza Espiritual y
una naturaleza humana. La naturaleza espiritual no puede ser alterada
por ninguna circunstancia humana.
3- El aspecto humano tiene dos tendencias, una positiva y una nega-
tiva. El propósito de la tendencia positiva es el de recordarnos la verdad
de quienes somos. Cuando a esta porción de la naturaleza humana se
la educa alineada a los principios que le dieron la vida, se convierte en
canal e instrumento de la naturaleza Espiritual. El aspecto humano con
tendencia negativa es el que necesita purificación, rectificación y curación
porque en su núcleo también se encuentra una porción de naturaleza es-
piritual. El aspecto humano con tendencia positiva avanza motivado por
la búsqueda de la Verdad y el Amor que Es. Al aspecto humano con ten-
dencia negativa lo mueve la búsqueda de gratificación egoísta, se mueve
motivado por la búsqueda de admiración y aprobación. Confunde esto
con amor y se sostiene en patrones de dependencia externa.
4- La naturaleza espiritual y humana positiva tiene una triple cua-
lidad. Padre, Madre e hijo. Cada una de ellas, con cualidades, talentos
naturales y una función específica. La naturaleza humana también
tiene esta triple cualidad, solo que en estado distorsionado.
5- El aspecto humano que tiene tendencia positiva está guiado
por la naturaleza espiritual. Se expresa a través de los deseos y motiva-
ciones genuinas, los intereses orgánicos, las habilidades espontáneas,
los talentos naturales, las inclinaciones apasionadas, los impulsos in-
tuitivos, entusiastas y creativos. En los planos de manifestación más
sutil, esta naturaleza espiritual se expresa a través de dones. Es decir,
de una cualidad que traemos al nacer y que no es posible que sea ad-
quirida o desarrollada por un trabajo, esfuerzo o voluntad personal.
5- La Educación del Ser Creador gesta las condiciones nece-
111
sarias para acompañar el proceso que posibilita que la naturaleza
humana con tendencia positiva reconozca y legitime la natural co-
nexión que tiene con la naturaleza espiritual, aprenda a confiar en
su guía y se convierta en instrumento de expresión del potencial
interno, a través de la gestación de la personalidad creadora. A par-
tir de esta expresión original, la persona accede al conocimiento de
sí mismo, lo que a su vez le posibilitará el des-cubrimiento de su
vocación natural original.
6- La tarea principal que tiene el ser humano es la de recordar
y reconocer su identidad original, (camino de autoconocimiento) y
la de expresarse desde esa originalidad (autosanación y autorrealiza-
ción) para recordar el aporte singular que vino a compartir con la
humanidad, es decir, descubrir su vocación original. Es este el único
camino real hacia la verdadera felicidad y Libertad.
6- Todo lo que la naturaleza humana necesita para expresar la vo-
cación original lo posee en su interior. Solo le toca recordar la manera
de conectar o acceder a este potencial interno, descubrir la capacidad
singular y autodidacta para la manifestación y perfeccionar los canales
de liberación, expresión y manifestación.
7- Para que la naturaleza humana gane seguridad y confianza en
la expresión de la naturaleza espiritual, necesita de un contexto y un
acompañamiento externo determinado. Si no cuenta con las con-
diciones externas que respeten su expresión singular y genuina, se
expresará de modo disfuncional (mediante variados síntomas como
expresión de desequilibrio).
8- La naturaleza humana guiada y unida a la naturaleza espiritual
toma la forma de: energía pura, gestadora y protectora de la vida,
contenido o sabiduría original, y respuesta o acción innovadora.
9- La Educación del Ser Creador es una creación original. Ha
sido Creada por el Ser Espiritual Creador que Soy, unida a la fuen-
te. No es una creación realizada en el plano humano. A la aprendiz
humana que soy le ha tocado la tarea de educarse a través de ella, es
112
decir, de recordarse. Le ha tocado aprender al mismo tiempo que la
recibo y la comparto, de manifestarla al mismo tiempo que me ma-
nifiesto. El nombre y todo cuando comparto lo he recibido del Ser
Espiritual y aún hoy me encuentro haciéndolo.
A través de este camino educativo, pude y puedo conocerme hu-
mana y espiritualmente, acceder a una percepción diferente, acceder
a un conocimiento innovador, expresar una energía gestadora y pro-
tectora de la Vida esencial, y manifestar en el plano físico una acción
metódica o una metodología que acompaña y ha acompañado a otras
personas en diferentes tramos de su camino.
10- La vocación original natural es la manera única y singular
que cada persona tiene para expresar y compartir el potencial interno
amoroso que ES.
11- He observado que la naturaleza espiritual en su aspecto re-
ceptivo femenino va a buscar expresarse con más fuerza al nacer y
a los 4, 8, 12, 16 y 20 años. El aspecto activo, con su capacidad de
transformar y crear estructura, al nacer y a los 7,14 y 21 años.
Cada uno de los aspectos necesita de diferentes condiciones para
expresarse y reconocerse. En la medida en que estos crecen en expre-
sión genuina, hacen posible la expresión de un tercer aspecto, el niño
interior, que es el encargado de traer la información de la vocación
origjnal natural y con ella, el propósito.
El aspecto receptivo, si no cuenta con las condiciones exter-
nas de respeto y mirada, aceptación incondicional que acompañe su
expresión genuina, se replegará, expresándose luego en el formato
de diversos síntomas físicos, emocionales, psicológicos y compor-
tamientos sociales. El aspecto activo, si no cuenta con el cauce de
la información dada por el aspecto receptivo, se manifestará como
perdido, ansioso, hiperactivo, con una acción orientada a la supervi-
vencia o a la búsqueda de placer.
El aspecto receptivo se expresa a través de los canales de creati-
vidad vertical y el aspecto activo, a través de los canales de creatividad
113
horizontal, unidos e integrados para accionar conjunta y complemen-
tariamente a través de la personalidad creadora. El canal que permite
al niño interior expresarse de modo más seguro y original es el que
posibilita el juego esencial.
A los 21 años de edad ambos aspectos, receptivo-activo, y el
niño interior se unen manifestando la unidad y con esto la infor-
mación que des-cubre la vocación original natural y el propósito
que cada persona creó antes de nacer. Claro que este conocimien-
to y entendimiento natural, que guarda una perfección maravillosa,
es desconocido por nuestra cultura. De este modo, la verdadera
identidad queda dormida y escondida detrás de una falsa identidad.
Esta es una de las causas de mayor sufrimiento humano. La natu-
raleza espiritual seguirá pulsando a través de la naturaleza humana
con tendencia positiva, manifestando su impulso vital y creador en
ciclos de 4 y 7 años. No importa la edad biológica que se tenga.
Cada impulso expresivo original dejará al descubierto el episodio
emocional que impidió a ese niño o joven manifestar orgánica y
genuinamente su identidad original.
12- La identidad original no expresada en cualquiera de estas
etapas volverá a pulsar a lo largo de toda la vida, no importa la edad
biológica que se tenga. El sentido más profundo que las crisis existen-
ciales tienen es poner en duda la identidad ilusoria y todo lo creado
por ella.
13- Aplicar la educación del ser creador desde la temprana edad
evitaría grandes cuotas de sufrimiento infantil, vacío y apatía juvenil,
autodestrucción y falta de sentido humano.
14- Nadie, salvo nosotros mismos, tiene el poder de conocer y
expresar la identidad original, comprometerse con el proceso de au-
torrealización y descubrir la vocación original natural con la que ha
sido dotado.
15- Los adultos tenemos la responsabilidad de crear formas ca-
paces de acompañar y guiar el camino en los niños y en los jóvenes.
114
¿Quiénes pueden ser educados con la educación del Ser
Creador?
Todos los que sientan el llamado. En cada caso el camino y el
método tomarán una forma diferente.
No sirve imaginar cómo sería aplicar la Educación del Ser
Creador dentro del sistema educativo tradicional, puesto que son
creaciones que nacen de motivaciones y leyes diferentes. El sistema
educativo tradicional es la creación de una mente que no es libre.
Pero, claro está que mucho de lo que la educación del Ser Creador
tiene para compartir podría ser integrado para aliviar la situación
que viven los niños. Además, contribuiría, siempre que se haga con
sincero compromiso con la Verdad y poniendo a los niños en pri-
mer lugar, a crear un puente que sirva como proceso de transición
entre un sistema y otro, es decir, entre una mente condicionada y
una mente libre.
La Educación del Ser Creador nace con el propósito de liberarnos de
las tendencias humanas negativas y guiarnos en el camino que ayuda a re-
conocer la conexión natural que tiene la parte humana con tendencia po-
sitiva a la guía amorosa y certera del Guía Interior que cada persona tiene.
Nada externo puede tocar o alterar la Vida esencial de una perso-
na, pero sí puede facilitar u obstruir sus intentos de natural expresión
y manifestación. Cuanto a más temprana edad se comience, menor
será el retraso y, por ende, menor, la creación de sufrimiento.
Los niños nacen con el canal de conexión muy fortalecido. Ayu-
darlos a legitimar y validar esta conexión, a confiar en la naturaleza
humana que está alineada a la información que fluye de la guía de su
Guía interno, es un acto de verdadero respeto. Es aquí donde se gesta
la única y verdadera fuente de genuina seguridad y confianza.
Los niños son los más conectados. Usar este método con los
niños, adolescentes y jóvenes es trabajar para la prevención, el amor
y la no violencia. Es decir para la Paz.
115
 Cuando se educa esperando conocer al niño que ya Es, cuan-
do se quita del espacio el condicionamiento que exige responder de
una determinada manera, la verdad esencial de cada niño comienza a
emerger con su original manera de hacerlo.
En un espacio cargado de receptividad respetuosa, se comienza a
ver a niños que llegan con una sensibilidad artística increíble, niños a
los que les fascina el mundo de las construcciones, niños con talentos
musicales naturales, niños con cualidades de liderazgo y gestión ma-
ravillosas, niños con inclinación natural a la preservación de la natu-
raleza, con certezas intuitivas muy fuertes que los llevan a interesarse
e inclinarse por temas de interés social, etc.
Son talentos innatos y naturales que responden al llamado de
recordarse. Estos niños llegan a nuestra sociedad para enriquecer-
la, transformarla y recrearla pero sin nuestro respeto, predisposición
para crear la educación que necesitan, encuentran como camino la
opresión del potencial interno que en esencia son y, por consiguiente,
el sufrimiento.
Cuando se educa desde el respeto al Ser esencial, los niños pro-
gresivamente comienzan a manifiestan una sensibilidad que da cuenta
de la existencia de una moral natural que proclama la cooperación,
la solidaridad, el cuidado y la empatía por toda expresión viviente,
amor por los ciclos naturales y la hermandad entre los seres vivientes.
El niño, en esa entrega pura y genuina que surge de su ser crea-
dor, se expande, se abre, se expresa, aprende a conocerse, a aceptarse
y a confiar en sus propias inclinaciones.
¿Qué propósito tiene la educación del ser Creador?
La Educación del Ser Creador tiene el propósito de acompañar
el proceso a través del cual la identidad y la vocación original de cada
persona se van manifestando, recordando y reconociendo. Esto, en
116
esencia, significa que el ser humano se libere de la ilusión que creyó
ser y exprese la belleza que en esencia Es.
Este camino progresivo se hace posible cuando la naturaleza hu-
mana (el aprendiz) reconoce, escucha y sigue la guía que viene de la
naturaleza espiritual, es decir, de su Guía interior. La educación del
ser centra toda su tarea en acompañar de manera singular el proceso
que posibilita que el potencial interno con el que toda persona fue
dotado antes de nacer despierte y gane confianza en su capacidad
de manifestación singular y creativa. Esa manifestación original se
convierte, al mismo tiempo, en la experiencia vital que hace posible la
toma de conciencia que lleva a la persona a recordar quién es, cuál es
el contenido esencial que se despliega en ella y descubrir cómo este
contenido se une con la vocación original natural que trajo.
El des - cubrimiento consciente de este contenido interno es lo
que tendrá vital predominancia. Lo que somos ya Es, solo yace en
estado latente en nuestro interior esperando el momento de expresar
su vida.
La educación del ser genera las condiciones externas que faci-
litan la manifestación del potencial interno y también acompaña el
proceso de transformación de las condiciones internas que lo están
obstruyendo.
El despliegue de este proceso hace posible, al mismo tiempo, li-
berarnos progresivamente de la identidad ilusoria creada por y desde
el miedo, lo que nos ayuda a reconocer la porción de la naturaleza
humana con tendencia negativa y purificarla de las creencias falsas.
Esta mente también necesita ser integrada, mirada y reconocida para
ser curada y devuelta a la luz a la que pertenece.
Este proceso no es lineal, por lo tanto, el modo de desplegarse es
tan propio y original como cada persona. Lo que tiene en común en
todos es la motivación que lo activa y el propósito que le da origen,
que en ambos casos es encontrarnos con la fuente de amor que so-
mos y compartirla con el mundo.
117
 Para que el potencial interno se despliegue, se necesita que el
“instrumento humano” se encuentre en condiciones de acompañar
su orgánica fluidez. Por eso, la educación del ser creador trabaja en
un primer momento en dar nacimiento o gestar la personalidad crea-
dora. Esto hace posible abrir de manera consciente los canales hu-
manos que posibilitarán la manifestación del contenido original que
fluye desde la fuente creadora. Esta personalidad está naturalmente
presente en la mayoría de los niños, pero luego, con el avance de la
escolaridad, suele quedar paralizada y bloquearse el flujo de la expre-
sión del potencial interno.
La naturaleza humana ha de prepararse para ser un canal de ex-
presión al servicio de la naturaleza esencial, un aprendiz receptivo y
activo guiado por el Guía Interior.
Acompañar a que desde la temprana edad el niño conecte con su
potencial interno y no caiga en distorsiones que lo lleven a creerse o
sentirse víctima o victimario del medio solo será posible si quien lo
acompaña ha de escuchar la guía de su propio Maestro.
Conocer, descubrir, cuidar y atender los talentos naturales, los
impulsos creativos genuinos, los deseos y anhelos puros, las moti-
vaciones auténticas, la manera de ver la realidad, el modo único y
personal de establecer relación con el medio y los objetos es una
tarea decididamente fundamental. Este contenido es extremada-
mente valioso y es muy importante confiar en que esto ya existe en
el interior de todos. Es a través de cada una de estas expresiones
que el ser esencial se muestra en una primera etapa. Es el “idio-
ma” que utiliza para ayudarnos a recordarnos y a recordar lo que
vinimos a hacer.
El ser esencial es pura energía de amor, pero ésta tomará diferen-
tes formas y cualidades en cada uno de nosotros. Esa energía amoro-
sa logra fluir y encontrar cauce para salir a la vida y mostrarse, a través
de una personalidad capaz de ser un canal que permita su más pura y
genuina expresión.
118
Contrariamente a lo que hace la educación que conocemos, que
centra todo su trabajo en crear una personalidad al servicio de los
intereses externos, la educación del Ser Creador trabaja en sentido
contrario: acompaña la orgánica predisposición de la naturaleza hu-
mana a dejarse movilizar por la naturaleza espiritual. Para que esto
pueda darse, pone todo el énfasis en la generación de las condiciones
externas que hacen que esto sea posible. O bien, acompaña a corregir
las condiciones internas que obstruyen la expresión orgánica. Pero, el
cauce del proceso lo establece el Ser espiritual de cada persona.
Cuando la naturaleza humana es guiada por la naturaleza espi-
ritual, la confianza y la paz crecen. Cuando esta unión se altera, se
violenta, se manipula, la naturaleza humana se desequilibra. La natu-
raleza espiritual sigue intacta porque no hay nada que la pueda tocar,
cambiar o alterar.
En segundo plano estará conocer el mundo externo, pero será de
modo discriminado. Es preciso ir hacia el conocimiento que existe en
el mundo externo, pero con capacidad selectiva y teniendo en cuenta
que la guía de qué, cómo, dónde, cuándo y para qué provendrá de la
única fuente fidedigna, nuestro Guía interior. Es decir, se trata de ir
al exterior conectado y usando los talentos naturales que nos llevan a
elegir selectiva y conscientemente.
La alianza que existe entre nuestra naturaleza humana y divina
hace que salgamos al mundo comprometidos con darle nuestro apor-
te singular. Esta acción tiene siempre propósitos amorosos porque
viene de la fuente de amor que somos y que nos guía. El hombre
consciente y conectado toma el lugar que tiene asignado. Es decir,
toma su lugar en el mundo, pero primero ha de encontrarlo dentro
de sí. Guiado por el amor y con una función singular, asignada desde
el origen, va a una cultura creada por un hombre que se ha desconec-
tado de esta guía amorosa.
Es este el modo en el que asumimos nuestra función, poder y
compromiso de ser co-creadores de las nuevas formas de organiza-
119
ción social, formas que nacen en sintonía, mientras estamos unidos
a una inteligencia superior a la humana, una inteligencia esencial que
conoce cuál es el mejor camino para establecer un orden que nos per-
mita revertir el camino y otro que nos ayude a cuidar toda expresión
de vida.
La naturaleza esencial que somos es la única capaz de llevarnos
al camino que nos ayude a recordar quiénes somos y qué vinimos a
hacer. Es la única capaz de llevarnos al camino de la autorrealización,
porque es la única que lo conoce. Nada externo a nosotros cuenta
con esta sabiduría.
¿Qué es la vocación original?
“Aprender es placentero si te conduce por la senda que te resulta
natural.”
Si se te enseña en contra de tu naturaleza, lo que aprendas supon-
drá una sensación de pérdida, porque cada cosa que aprendas, lejos
de liberarte, te aprisiona en un lugar que no es genuino.
Cuando la naturaleza espiritual logra expresarse con fluidez a tra-
vés de la naturaleza humana, la cualidad positiva y amorosa de ésta
se hace evidente. Y la información que fluye desde la fuente creadora
toma impulso y se hace camino al andar.
A cada paso, lo que brota de nuestro interior nos da cuenta del
ser espiritual-humano que somos y con cada manifestación se hace
evidente el aporte singular que cada uno ha de compartir con el mun-
do.
Si la expresión de nuestra singularidad se ve oprimida y afectada,
del mismo modo transcurrirá el proceso de descubrimiento de la vo-
cación original natural. Eso no significa que no exista, significa que
espera latente en el interior de toda persona.
120
La vocación original natural, en esencia, no es otra cosa que la
manera particular en la que cada persona experimenta el amor que
Es, al mismo tiempo que lo comparte con los demás. Posibilita ex-
presar nuestro ser Verdad, Amor y libertad en la tarea que sea que
realicemos.
Implica, entonces, y antes que nada, experimentar y sentir el ser
bondadoso que todos somos. Sentirnos bondadosos no es lo mismo
que actuar bondadosamente. Vivimos en un mundo en donde mucha
gente actúa bondadosamente pero lo hace muy alejada internamente
de la fuente de bondad y amor que Es.
La vocación original se va expresando progresivamente. Es el
resultado de un proceso de profundo autoconocimiento, autosana-
ción y autorrealización. A medida que se avanza en este proceso, la
naturaleza humana y la naturaleza espiritual se hacen Uno.
La vocación original tiene mucha importancia en la vida de una
persona, porque es la tarea que nos permite expresar quiénes somos
esencialmente y, al mismo tiempo, soltar y diluir la falsa identidad. Es
por esto que muchas crisis existenciales están relacionadas con seguir
o dejar el trabajo que se viene haciendo o soltar la carrera que se venía
estudiando.
Tu voluntad forma parte de tu naturaleza, por lo tanto, no pue-
des ir en contra de ella. Al ser formados e instruidos desoyéndola, es
de esperar que, luego, lo que surja de esa creación no nos lleve a una
autoexpresión genuina. Sin la expresión del yo original, no hay auto-
rrealización verdadera; sin vocación original natural, no hay plenitud
y felicidad.
Esto explica la infelicidad de muchas personas a pesar de toda
su historia intelectual, o el sin sentido que muchos jóvenes experi-
mentan a pesar de haber seguido “exitosamente” el camino que la
sociedad les marcaba.
La única felicidad que existe es la Verdad y la Verdad que somos
es Amor y Libertad. Por lo tanto, la vocación no es natural ni esencial
121
si al expresarse no da amor al que la expresa y no guarda sentido con
el amor.
En la felicidad verdadera, la voluntad humana está unida a la
voluntad espiritual. Por ello, la vocación original natural es una ex-
presión y creación original. Las creaciones originales solo pueden ser
recibidas por una mente receptiva, una mente abierta y conectada con
una fuente de sabiduría Espiritual.
De otro modo, cambiamos las combinaciones, damos orígenes a
nuevas carreras y profesiones, inventamos nuevas realidades que a su
vez dan origen a nuevas y supuestas necesidades, hacemos grandes
intentos por mejorar pero siempre desde el mismo plano o nivel de
realidad.
Nuevo o novedoso no es lo mismo que innovador, creativo y
original. Vivimos en una cultura altamente novedosa pero desnutrida
de expresiones puras que acompañen la manifestación de lo genuino
y original que ya somos.
Creación original y comunicación interna van de la mano. La na-
turaleza humana se abre a recibir información que la naturaleza Esen-
cial comunica. Cuanto más haya demostrado la naturaleza humana su
receptividad y fidelidad a la naturaleza espiritual, mayor será el fluir de
información que esta enviará.
A medida que avanza el camino de autoexpresión, el camino de
autoconocimiento se hace más profundo. A medida que vamos ga-
nando confianza en nuestro yo genuino y sus expresiones, más cre-
cemos en autorrealización. La vocación original natural es la manera
personal, única y genuina de autorrealizarnos, es decir, de expresar el
ser humano esencial, singular y puro que somos.
Es también un estado interno, una manera de pensar y entender,
una manera única de ver, de hacer, de sentir, de percibir, de expresar
y compartir el Amor que en esencia soy, un Amor que se expresa
a través de esos talentos naturales, habilidades particulares y dones
singulares.
122
La vocación original es un estado del Ser que se conquista pro-
gresivamente, un modo único y personal de expresar mi singularidad.
También es la comunión que se da cuando la naturaleza humana
y esencial se unen, se expresan y se comparten con la humanidad a
favor de uno y en beneficio de Todos.
La vocación original es gozosa, no requiere esfuerzo y no supone
conflicto. Todo lo contrario. Es la forma de expresar todo aquello
que yace aprisionado y oprimido en nuestro interior.
Recordemos que la naturaleza esencial se expresa a través de la
naturaleza humana en el formato de impulsos e inclinaciones creati-
vos genuinos, deseos puros, motivaciones auténticas, talentos y ha-
bilidades naturales, inspiraciones, visiones, percepciones elevadas,
intuiciones, etc. Toda esta información que se va revelando está di-
rectamente relacionada con la vocación natural que la persona trae.
A través de la información que irá dando contenido y sustancia a la
pregunta de quién soy y cómo soy, se va develando la información
que permite responder la pregunta: ¿qué vine a compartir? De este
modo, progresivamente, la naturaleza esencial va manifestando a la
naturaleza humana la función que ya tiene asignada.
Esta función, junto con el ser esencial, ya existe y ya fue creada.
Está alineada y en sintonía con una inteligencia que cuida, ama y pre-
serva de igual modo todo lo viviente.
La nueva tierra y las formas de organización que esta tenga nace-
rán de las expresiones originales y genuinas que fluyan de un grado de
conciencia superior a la conocida y experimentada hasta acá.
El hombre nuevo es el hombre que siempre existió, el hombre
libre de ilusiones y despierto y unificado en su triple naturaleza. Lo
único que hemos de evitar en el nuevo tiempo es trabajar en la cons-
trucción ilusoria de un hombre que nunca fue ni será.
El hombre nuevo cumple en su expresión humana de ser canal
de manifestación de la naturaleza superior o esencial, de modo tal que
lo humano y lo esencial sean uno.
123
 Por ello, la vocación original es la manera pura y singular de ser,
estar, sentir, pensar y hacer de cada persona. Es aquello que permite
compartir y dar al mundo lo que es de orden Divino. Es el aporte
que cada uno hará dentro de un plan mayor que permita restituir a
la humanidad, en el camino y cauce perdidos. Se trata de salir de la
creación ilusoria autodestructiva de una mente que no es libre a la
expresión de un orden amoroso que ya fue creado.
La Educación del ser como camino de autoconocimiento.
El proceso de autoconocimiento puede comenzar a la temprana
edad o en el momento en que se decide escuchar los llamados del
alma, no importa la forma que estos tomen. Puede comenzar en cual-
quier momento de la vida, no importa la edad biológica. Lo eterno
sigue esperándonos.
Es esa primera escucha la que nos impulsa a abrirnos a recibir
el acompañamiento o la guía que nos puede orientar a encontrar las
respuestas que estamos buscando. Pero, ¿qué es lo que estamos bus-
cando? Nada más y nada menos que reconectar y experimentar, el ser
original que se es y el sentido más profundo de nuestra existencia, que
es evolucionar como seres espirituales.
A medida que despertamos el potencial interno que yace latente
y expectante dentro nuestro y lo desplegamos, sucede que comen-
zamos a experimentamos a nosotros mismos en el plano físico, por
ende también a des-cubrirnos.
Cuando este camino comienza, quedan en evidencia dos voces,
una es la voz que expresa la conciencia Superior (el Maestro que to-
dos tenemos dentro), recibida por la mente en estado de receptividad
y desplegada a través de la personalidad creadora y otra es la voz que
expresa al ser inferior, el aspecto movido por el miedo, con alta capa-
cidad autodestructiva, que también todos tenemos.
124
Cada uno de estos aspectos necesita ser guiado y acompañado de
diferente modo, pero ambos tienen un mismo destino, volver a la luz
que eternamente son.
Lo que permite la expresión de uno retrasa el regreso del otro. Es
decir, ambos necesitan de un acompañamiento y una guía absoluta-
mente diferente, un Amor expresado con modalidades disímiles. Lo
que expande a uno aumenta la distorsión del otro y lo que encauza a
uno puede retraer al otro.
Para desplegar el camino que se abre cuando se comienza a escu-
char al ser superior, se necesita una vivencia que se haga experiencia.
Para desplegar el camino que posibilite conocer y reeducar al ser in-
ferior, se necesita otra. Pero, ambos necesitan conectar con la Verdad
más profunda que habita en lo más profundo de sí.
Un camino es Vertical y otro camino es horizontal. Uno permite
ser canal del ser superior y otro permite desarmar las defensas para
alcanzar al ser espiritual que existe detrás de las defensas que construi-
mos para no sentir los sentimientos experimentados en la infancia. Un
proceso de autoconocimiento honesto y profundo incluye los dos.
En ambos caminos nos encontramos con tres formas en las que
la energía del Ser se manifiesta: la forma del Padre, (principio activo
masculino), la forma de la Madre (principio receptivo femenino) y la
forma del Hijo (niño voluntad Divina). En el plano ascendente todos
están en estado de pureza y conexión con la Verdad. Expresión del
Ser superior espiritual. La personalidad creadora prepara a la natu-
raleza humana para recibir la información que proviene del origen y
desplegarla en la tierra.
Con el Ser inferior el trabajo es distinto, también están los tres
principios, como ocurre en el anterior, pero todos en estado de im-
pureza y con necesidad de corrección, purificación y rectificación.
Aceptar e integrar este aspecto de nosotros es la tarea más compro-
metida que como seres espirituales podemos hacer, aceptar el Ser
inferior o “yo ilusorio.”
125
 El proceso de autoconocimiento integrado contempla recibir al
ser superior y disolver las defensas o negatividades del ser inferior
hasta llegar a conectar con la vulnerabilidad escondida, al mismo
tiempo que con la fuerza de la Vida.
El trabajo de autoconocimiento concluye cuando recordamos la
vocación original que hemos traído antes de nacer y cuando las de-
fensas del “yo inferior” desaparecen por completo, dejando disponi-
ble la fuerza creadora de vida.
El Ser espiritual nos recuerda quiénes somos y a qué vinimos.
Trae la Idea Original y el Ser inferior purificado aporta la sustancia
energética física y vital para expresar esa singularidad en el plano de la
materia. Desde este núcleo humano en estado de pureza, renacemos
nuevamente, pero esta vez fieles a nuestra Verdad original.
La educación del Ser Creador nos invitará a participar de viven-
cias y experiencias que nos permitan activar, despertar y desplegar el
potencial interno que vive en cada niño, joven o adulto. A medida que
el potencial interno emerge y se expresa, el ser original es reconocido
y recordado.
Las características que toma este camino son tan singulares como
lo es cada persona, pero todos guardan un denominador común, cada
paso dado es motivado por la búsqueda de la Verdad y de la llamada
a recordarme, a recordar quién es y cómo es el ser original que soy.
Cuando esto se trabaja con un niño, el camino es limpio y fluido,
la expresión del niño Divino y Original va ganando curso y confianza a
medida que el mismo se siente visto, escuchado, respetado. No existe
un yo ilusorio duro y alimentado por años. El niño divino está ahí, al
alcance de un juego, una experiencia que lo eche a rodar, a ser. El niño
herido también, pero con posibilidades de ser comprendido y educado
en conocimiento legítimo, que lo ayude a saberse visto en sus necesida-
des genuinas y acompañado por adultos conscientes y auténticos.
En la primera etapa del proceso de autoconocimiento en un
adulto, se comienza a vivenciar una clara separación de la conciencia
126
con tendencia positiva de la conciencia con tendencia negativa. Esto
pone en evidencia la existencia de dos caminos posibles a seguir. La
persona se encuentra frente a la decisión de comenzar a ser fiel a la
guía del mundo interno o seguir fiel a lo establecido por el mundo
exterior. Decidir conscientemente es el primer acto de libertad.
La conciencia con tendencia positiva se mueve a partir del deseo
genuino de expresar su singularidad y compartir el amor hecho ta-
lento con los demás. La conciencia con tendencia negativa se mueve
en busca de una sensación de pseudoseguridad que nace de un falso
poder y en busca de gratificación personal.
Es muy hermoso descubrir, después de 27 años acompañando y
guiando a tantos niños (en cuerpos pequeños o grandes), que a pesar
de la presencia que tenga el yo ilusorio, cuando la persona está decidi-
da a encontrar una solución a aquello que le causa tanto sufrimiento,
casi siempre emerge la voz de ese niño que quedó “interrumpido” en
alguna etapa de su vida. Esa es la punta de un ovillo que nos permitirá
conocer el camino que llevará a ese niño de regreso a casa. Y es la
presencia de ese niño lo que despierta a la madre y al padre latentes
en el interior de cada persona.
Para que ese niño se despliegue y exprese, necesita de un con-
texto y una modalidad de acompañamiento muy distintos de los que
conocemos, tanto en los ámbitos familiares como en los escolares.
La expresión del niño original abre la puerta a la expresión de los
otros dos aspectos en los que el ser se manifiesta: el Padre (principio
masculino), la Madre (principio femenino).
En todos los casos se buscará guiar y acompañar la expresión
creativa original de estos tres aspectos de la mente. Una es la mente
receptiva creativa, otra es la mente racional creadora, otra es la mente
original que es la que trae la creación, la idea original al servicio de la
humanidad.
A medida que el ser inferior se purifica en sus tres aspectos, la
verdad del ser superior, también en esos tres aspectos, va bajando y
127
anclándose en el cuerpo físico. Es decir, lo que somos en el cielo se
va haciendo cuerpo en la Tierra.
La educación del Ser Creador cuenta con muchas maneras de
guiar y acompañar este proceso pero sólo podrá hacerlo si la persona
asume el compromiso y la responsabilidad total sobre sí misma. Sin
esa porción de sustancia humana abierta a la transformación, no hay
nada que se pueda hacer.
Conocer la identidad ilusoria no es conocernos esencialmente.
Gran parte del arduo y desgastante trabajo educativo y formativo,
familiar y social que se hace en la vida está orientado a la creación de
este “Yo ilusorio”. El nuevo hombre puede prescindir de esta expe-
riencia de separación tan sufriente, sea que lo ilusorio nos coloque en
un lugar de supuesto bienestar o en un lugar de supuesta carencia.
Disolver y desapegarnos de esta identidad ilusoria, así como tam-
bién de todo lo que nos ata a ella, forma parte del proceso de auto-
conocimiento. Para esto hemos de estar disponibles a aceptar ese yo
destructivo, que hemos enmascarado, para comenzar a diluirlo hasta
llegar a la verdad más profunda y original. La fuerza vital con los ta-
lentos naturales se harán presentes. Los talentos del ser espiritual que
late en las profundidades del yo inferior nos permiten la manifesta-
ción del ser espiritual en el plano terreno.
Es por eso que este proceso se puede ver muy entorpecido si la
persona no está dispuesta a pasar por la experiencia de reconocer las
máscaras o las falsas personalidades que lo llevan a creer y sostener
una imagen idealizada de sí misma, a reconocer la destructividad o el
apego a lo negativo, presente en ella e ir más allá.
El proceso de autoconocimiento tiene un aspecto de plenitud
cuando se trata de comenzar a recordar, descubrir y expresar el ser
original que somos.
Y otra etapa, paralela, que requerirá de toda la valía y determi-
nación, es la que nos permite disolver las ilusiones y adentrarnos a
iluminar las falsas creencias de las cuales nacen todas las emociones
128
destructivas (odio, resentimiento, envidia, ira, miedo) y las falsas per-
cepciones nacidas de la psicología del niño egocéntrico que se sintió
herido.
Una vez que este potencial interno comienza a fluir, el proceso
de conocerse a través de la vivencia y experiencia expresiva y libera-
dora, se hace vivo y real. Comienza un camino de reconocimiento
del ser real, de creación de la personalidad creadora y un proceso de
reeducación y purificación del ser inferior.
Iniciar este camino a la temprana edad posibilitaría llegar a la
mayoría de edad con un importante conocimiento de sí, con grados
apreciables de autorrealización genuina y un claro conocimiento de
la tendencia de la vocación original natural; puesto que el potencial
interno presente en cada persona está directamente vinculado con la
vocación que se trajo al nacer.
El canal de conexión que existe entre la naturaleza Espiritual y la
naturaleza humana está intacto. Lo que puede ocurrir es que no este-
mos alineados con él por estar viviendo a través de la identidad ilusoria.
La naturaleza Espiritual siempre buscará que la naturaleza huma-
na la escuche. Y usará maneras muy creativas de “llamar su atención”.
Si no es escuchada con un llamado sutil, lo hará de manera más
intensa. Es tan amoroso el Ser Espiritual, y tan creativo, que buscará
despertarnos con los grados de intensidad que necesitemos.
Con cada llamado nos quiere decir: “no estás solo, nunca te
abandoné y no tienes que hacer ningún sacrificio para ser amado.
La fuente de amor que buscas se encuentra en tu interior, junto con
todo aquello que le dará sentido y propósito verdadero a tu vida. Tus
talentos naturales, tus motivaciones y deseos genuinos, los impulsos
e inspiraciones creativas más verdaderas, la fuente de sabiduría y tu
vocación natural te esperan. No hay planes que, lleno de ansiedad,
debas inventar, ya hemos creado el camino, solo te toca recordar la
manera en la que nos hacemos uno y que te entregues al camino que
te iré señalando.”
129
 El proceso que se da en los adultos depende mucho del apego a lo humano se reencuentran y se hacen uno, cuando la “porción” de
la identidad ilusoria y a todo lo creado a partir de esta. La experiencia la mente inferior que no era libre, se libera y se une a la porción de
me indica que este pasaje puede ser de diferentes modos, uno más mente libre que conservaba su estado de pureza.
gradual y otro más directo. Para cada caso se usa una metodología El camino concluye cuando la porción de la mente que se había
diferente, pero en todos los casos el camino lo guía el Ser de cada separado, que había perdido su libertad, se libera de las ilusiones y
persona. regresa nuevamente al hogar.
Si la naturaleza humana con tendencia negativa se halla en un
estado de mucho enajenamiento, resistencia al cambio, orgullo, so-
berbia, exigencia, apego a las falsas formas de poder, es decir, si se En el plano superior las tres mentes funcionan así:
percibe a sí misma muy carente de amor y siente mucho miedo, qui-
zás necesite “llamados más fuertes”.
En estos casos, lo más importante es recordar que cualquier si-
tuación que derrumbe las ilusiones creadas no es un castigo, sino un Fuente Original Creadora
intento amoroso de re-establecer el rumbo para volver a encontrar el
camino perdido.
El propósito siempre será recordarte que hay un camino que ali-
nea tu naturaleza humana perdida con tu naturaleza Espiritual sabia. Niño Divino Voluntad y Vocación Original
Lo más genuino de la naturaleza humana desea lo mismo que la na-
turaleza Espiritual y esa es la guía más certera y la única fuente de
genuina confianza, plenitud y dicha. Ambas están unidas en y por
una voluntad buena y amorosa.
Cuando la naturaleza humana con tendencia positiva comienza a
ganar confianza en sí misma y logra no seguir las voces con tendencia
negativa, comienza el proceso de autoconocimiento del ser creador.
Ya estamos listos para recibir al niño interior divino y al herido. Madre Padre Nuevo Tiempo
(Amor Incondicinal) (Conocimiento) Nuevo Hombre
El niño divino nos mostrará cuál es su modo singular de comenzar a Mente receptiva Mente lógica Nueva Tierra
expresar quién es, con sus motivaciones más auténticas y profundas.
El niño herido egocéntrico necesitará de mucha guía, amor firme,
límites claros, rectificación para poder regresar a la verdad que yace Aquí las tres mentes unidas en orden Divino, cada una aportando
en lo más profundo de sí. su cualidad única, en estado de armonía y Unidad.
El camino concluye cuando tanto la parte superior como la in- Cada una de estas mentes al mismo tiempo tiene un potencial
ferior están perfectamente alineadas, integradas, cuando lo divino y interno creativo diferente y aporta a la unidad cualidades únicas. Tra-

130 131
bajando en armonía forman una Unidad completa e integrada. En La Educación del ser como camino de autosanación emo-
los planos superiores está mente se encuentra en estado de perfecta cional.
unidad.
En los planos inferiores están en estado de distorsión puesto que “De cierto, te digo que el que no naciere otra vez, no puede ver
el orden natural no ha sido respetado. el reino de Dios.”

Para comprender el proceso de autosanación que propone la

educación del Ser Creador, antes que nada es necesario compartir
cómo ve ella la creación llamada enfermedad y cómo se vincula con
el proceso de rectificación y purificación emocional.
Madre (Sumisión) Padre (Agresividad) Cultura basada en la
Lo que conocemos como emoción es, esencialmente, energía vi-
Victimización Dominación conciencia del ego
Voluntarismo Desconexión emocional Ilusión - Miedo tal creadora. De esto se deduce que somos en esencia mente creadora
Supremacía autodestrucción unida a la fuente energética dadora de vida.
La Verdad última es que Somos mente creadora y creadores.
El estado al que llamamos salud podríamos imaginarlo como una
mente con disposición abierta y receptiva, una voluntad clara y bien
dirigida, una acción orgánica, natural y relajada, que convierte al ser
humano en una expresión de la corriente proveniente de la Fuente de
energía vital. Ocurre entonces que cuando la mente se une a través
de una idea, una creencia, un pensamiento con la energía emocional,
Percepción distorcionada de carencia. crea. Dicho de otro modo, pensamiento más energía emocional da
como resultado una creación.
Niño Herido (Retraimiento - Pseudo tranquilidad Cuando los pensamientos o ideas vienen de una mente en estado
Apatía - falsa tranquilidad
de armonía, libertad y comunión con la Fuente original, expresarán
Niño puro vulnerable creaciones puras, amorosas y originales. El estado de armonía de esa
mente o de esa porción de mente se verá expresado en el cuerpo
Genuina alegría - genuino enojo - genuina tristeza - genuino miedo como estado de salud. Por el contrario, la porción de la mente que
Genuinos impulsos, motivaciones, talentos, inclinaciones naturales
no es libre, porque aún permanece unida a una intención negativa o
a una creencia distorsionada, impactará en la energía vital obstruyén-
dola, bloqueándola o petrificándola, generando de este modo lo que
conocemos como enfermedad.
Tierra Principio Divino Natural La enfermedad siempre se origina en la porción de mente que se

132 133
ha distorsionado. Pensamientos destructivos que se unen a la energía
vital dan como consecuencia la enfermedad física. O pensamientos
que bloquean y obstruyen el libre fluir emocional.
La condición de creador, en este caso, toma un cauce destruc-
tivo. Por eso, muchas veces, un síntoma físico sirve como puerta de
entrada para desestructurar, sacar a la luz y recrear las creencias de
autocastigo o autocondenación que se han sostenido hasta el mo-
mento, y habilitar las preguntas que ayuden a la mente distorsionada
a rectificar la dirección creadora.
En esencia, la enfermedad como tal no existe, no es real, es la
expresión o manifestación creativa de una mente que necesita ser rec-
tificada. Para la educación del ser creador es mucho más importante
el potencial transformador latente que existe en una enfermedad que
la enfermedad misma.
En el plano real de la existencia, el Ser es eterno, no puede ser
tocado por nada.
En el plano ilusorio, cuando la mente crea una percepción de se-
paración de la verdad, la experiencia de la enfermedad parece cobrar
una condición de realidad. El cuerpo físico es lo único que puede
morir; el Ser, nuestra esencia, es eterno.
Es por eso que la verdadera salud, tanto mental, emocional como
física no se alcanza ni depende de una medicación. Esto puede aliviar
el síntoma, silenciarlo o eliminarlo temporariamente, pero si no se
llega a comprender cuál es la raíz o la distorsión que lo crea, lo más
probable es que vuelva a expresarse con una nueva forma. Como en
todo, la verdadera causa y solución llega si se entra profundamente en
el núcleo donde se origina esa creación negativa y se destituye aquello
que la ha creado. Este es el viaje que propone la educación del ser
creador, de modo tal que la persona pueda activar el potencial interno
de autosanación latente que todos tenemos.
Si se tuvo la posibilidad de crear la enfermedad a partir de una
percepción o idea errónea, entonces quiere decir que existe el poder
134
de revisar esa distorsión, corregirla y reestablecer el flujo de la energía
hacia el sistema de salud original. La naturaleza del cuerpo fluye con
más facilidad hacia la salud, puesto que ese es su cauce orgánico y
verdadero.
La salud es el estado natural de una mente sana, y esto significa
libre de ilusiones, que se refleja en un cuerpo sano. Por el contrario,
la enfermedad es la expresión de una mente alejada del origen, domi-
nada por creencias de miedo, culpa, resentimiento y odio que afectan
e impactan en el cuerpo físico. Dicho de otro modo, la enfermedad
es una creación del Ser inferior. Por eso, es tan importante asumir el
compromiso de aceptar la negatividad que todo ser humano tiene,
y purificar las distorsiones que en ella habitan. No es agradable esta
parte del camino ,pero de cierto es el trabajo que nos conecta con el
más inmenso y profundo amor hacia nosotros, hacia la verdad y por
el bien de Todos.
En el plano superior no existe la enfermedad, solo existe en el
plano ilusorio. Si recordamos las tres dimensiones presentes en este
plano, principio activo masculino, principio receptivo femenino y
niño “herido”, podremos ver que la enfermedad es, en esencia, un
profundo desequilibrio y lucha entre estas tres partes. Hay una mente
que rechaza, niega o excluye la singularidad de la otra por ser dife-
rente. La expresión original, con la cualidad particular de cada una de
estas mentes, funcionando entre ellas en perfecta armonía, da como
resultado la dicha plena, el estado de salud original.
Cuando la “llamada” a la transformación viene de la mano de una
enfermedad, la educación del ser propondrá ir a revisar la calidad del
vínculo existente entre estas tres mentes, cuál o qué aspecto ha queda-
do excluido, rechazado y silenciado, qué aspecto ejerce el poder o do-
minio sobre los otros. En este núcleo tan profundo, se hallan todas las
respuestas a los conflictos que luego vemos reflejados en la humanidad.
¿Y cómo fomenta esto el sistema educativo actual? El sistema
actual fomenta la sobrestimulación de la mente racional, el principio
135
activo, de un modo totalmente alejado de la educación que en reali-
dad esta mente necesita. De ese modo, la mente racional toma una
forma que atenta contra su propia naturaleza y la deja imposibilitada
de recibir el flujo proveniente de la mente receptiva, que es la que
puede establecer contacto con la Guía del Ser Creador.
El poder para reestablecer el equilibrio que nos devuelva al es-
tado original, la salud, se encuentra dentro de nosotros. No depende
de nada externo. Somos creadores de todo lo que experimentamos
y todo tiene un propósito maravilloso si aprendemos a leerlo con la
visión del ser.
La autosanación no solo incluye escuchar a la parte que habla a
través del síntoma, sino también indagar en la profundidad de aquello
que origina esa expresión, y además descubrir la calidad de vínculo
existente entre las partes involucradas.
Cuando cada mente recupera la conexión con su núcleo origi-
nal y comienza a expresar el potencial o el poder interno que cada
una trae, aceptando completamente su singularidad; cuando las tres
mentes comprenden que de la unión de las tres cualidades diferentes,
actuando complementariamente en la misma dirección, encuentran
su sentido y razón de Ser Verdadero; cuando la conciencia de unidad
entre las tres mentes se reestablece, la salud vuelve a fluir. Esta es la
medicina más valiosa con la que todo ser humano cuenta. Esta es la
“medicina” que nos dieron en el origen, la medicina del Amor.
El proceso de autosanación consiste en recuperar esta concien-
cia, y para ello la educación del ser usa variados recursos.
Cada mente -el niño, la femenina receptiva y la masculina activa-
necesita de un recurso diferente para re-establecer su estado original.
Pero, para todos los casos, lo que es común es que cada una tiene que
hacer un trabajo consigo misma, comprometerse a expresar su Ver-
dad y su potencial, purificar sus distorsiones, recordar su sentido de
ser, para luego aprender a abrirse a la experiencia de recibir a un otro
diferente pero inmensamente complementario.
136
El modo en que el desequilibrio o el estado de enfermedad se ex-
presan en cada una de estas mentes, es diferente. La mente más con-
dicionada y la más “mal educada” es la correspondiente a la mente ra-
cional principio activo. Esta mente desoye y desestima la información
proveniente de la mente receptiva que es la que posee conexión con
el Ser Superior. La mente del niño herido no puede expresarse si la
mente de la madre y la del padre no se encuentran en perfecta unión.
Según la característica del síntoma, se puede descubrir cuál de las
tres mentes está más afectada. Se puede entrar por cualquiera de las tres
mentes para comenzar a detectar el estado de la relación entre ellos.
Es importante tener en cuenta que el malestar de una, en esencia, ex-
presa el malestar de las otras dos también, es decir, el malestar del sistema.
La mente Superior no conoce la “muerte”. Esta mente tripartita
o trina es única para Todos, y tiene su asiento en el corazón humano.
Cada una de ellas es canal expresivo de Amor Incondicional (Prin-
cipio femenino), sabiduría (Principio masculino) y Voluntad del Ser
Creador (Niño Divino). En los planos superiores, estas tres mentes
funcionan de manera armónica y en total estado de unidad. Esta gran
Mente, con asiento en el corazón humano, es eterna e intocable, y es
la expresión más clara de la naturaleza espiritual que nos creó y que
somos. El camino de ascenso nos lleva a conectar y recordar nuestro
Ser superior y a crear una personalidad para expresarlo. Pero, este ma-
ravilloso proceso estaría incompleto sin el viaje de descenso que per-
mita purificar los planos inferiores para que la mente original baje al
plano humano. La naturaleza humana, es decir, los planos inferiores,
necesita hacer un trabajo de purificación emocional y rectificación
mental, y en este proceso la activación del potencial creativo original
cumple una función muy importante.
El ser inferior, en estado de distorsión mental, por ende emocio-
nal y física, se expresa del siguiente modo:
La mente con cualidad receptiva femenina distorsionada se pre-
senta de modo sumiso y se alimenta de la creencia “si me amaran,
137
se me terminarían los problemas”. La distorsión se da por buscar la
fuente de amor fuera de uno mismo y crear relaciones para obtener
algo que se cree no tener. Una mente que busca el “amor” afuera
se someterá a las exigencias reales, expectativas o a las necesidades
de los otros, así como también creará una vida en torno a la vida de
otras personas. Aunque en el mundo externo esos “otros” existan, el
sometimiento real es a los dictámenes de la mente racional educada
con patrones y modelo con altos grados de ignorancia y distorsión.
Esto es algo que sufren tanto hombres como mujeres. Desde esta
mente distorsionada, se buscará crear vínculos de dependencia que le
den “solución” al problema del desamor. Esta mente genera en quien
la expresa una actitud de entrega sacrificada, que genera la confusión
de un amor egoísta que da, movilizado en una necesidad (percepción
de carencia). Desde aquí, se genera dependencia, manipulación y se
alimenta una calidad de relación que desempoderiza tanto al que da
como al que recibe. A esta porción de nuestra mente le corresponde
recuperar la conexión con su potencial creativo, el pensamiento in-
tuitivo y creador, recordarse y expresarlo. Esto equivaldría a activar
el flujo de verdad que vive en lo más profundo de sí, entregarse a la
sabiduría de la intuición, es decir, autosanarse. En la escucha interior,
en la confianza de la intuición, en la expresión de sí, en el desbloqueo
de la energía (emoción) bloqueada, radica su poder sanador. Es una
mente muy poderosa, ya que es ella la que tiene el poder de escuchar la
guía del Ser espiritual y abrir un nuevo camino a casa. El lenguaje que
usa para expresar su desequilibrio es la apatía, la actitud psicológica
es la victimización, el voluntarismo, y la emoción que se crea con este
estado mental es la tristeza o el dolor. Para sanar, hay que activar el po-
tencial creativo y liberar la emoción no expresada, esto limpia la mente
creativa y desbloquea el potencial creativo vertical. El estado original
de esta mente es ser canal de Amor incondicional a la Vida esencial.
La mente racional activa, en estado de distorsión, se expresa
como agresividad, supremacía y dominación, es decir, impotencia
138
disfrazada de poder. El verdadero poder de esta mente radica en la
capacidad de resolver problemas de manera asertiva y de manifestar
en el plano físico lo recibido por la mente femenina. En estado de
desequilibrio, se manifiesta como la capacidad de imponer su volun-
tad a los demás, hacer para obtener una sensación de pseudovalía y
obtener gratificación externa, lo que alimenta su sensación de falso
poder. Esta mente es la que puede fabricar mayor negatividad, des-
trucción y hostilidad al sistema tripartito. Funcionando en distor-
sión, imprime una cualidad opresora de las otras dos mentes. Se
alimenta con el estado de orgullo y “espíritu de lucha”, de esta dis-
torsión mental nacen las guerras. El lenguaje emocional con el que
se expresa es el odio, la ira, el falso desapego (indiferencia respecto
de sus emociones y la de los demás), y también de una hiperactividad
desconectada de sus deseos e intereses profundos y genuinos. En su
estado más agravado, toma la forma de exigidor, culpador, avergon-
zador, criticador, enjuiciador, descalificador de todo lo que no sea
como su marco de referencia le indica. Es una mente que ha llegado
a una estrechez y rigidez muy grande. Para sanar esta mente, se nece-
sita, ante todo, humildad, disposición para atravesar la resistencia al
cambio, capacidad para cuestionarse y cuestionar todas las creencias
sostenidas hasta el momento, abrirse a la capacidad de perdonarse y
perdonar. Al mismo tiempo, se ha de trabajar para que despierten las
cualidades naturales con las que fue dotada. Este último trabajo se
hace activando el potencial creativo horizontal y nutriéndola de co-
nocimiento certero que la acompañe a una toma de conciencia que
incluya el material guardado en el inconsciente. La mente racional es
la más susceptible al condicionamiento externo. Desde esta porción
de mente se crea el “yo ilusorio”, ese “yo” de reacción automática,
y las máscaras que ocultan al yo inferior, quien carga con percep-
ciones, pensamientos y emociones distorsionadas. Está presente en
todas las personas, no importa la máscara con la que se lo esconda.
Las emociones que lo constituyen son: la hostilidad, la envidia, el
139
odio, los celos, el temor, el orgullo, la pereza, la ira, la vergüenza,
la indiferencia. Sanar estas distorsiones requiere de mucho coraje,
amor y disposición firme de nuestra naturaleza humana consciente y
de mucha ayuda de nuestro Ser superior. Para dejar de negarlo, reco-
nocerlo, integrarlo, dejar de huir de él, dejar de atribuírselo a otros.
Es necesario saber que para esta parte del proceso de sanación nece-
sitaremos de mucho diálogo con nuestra ser espiritual y también con
este aspecto destructivo. Es alentador saber que detrás de todo este
bloque de gran negatividad yacen los sentimientos que en la infancia
tuvimos miedo de sentir. Es decir, detrás de lo más temido, negado,
excluido, disfrazado se encuentra el niño vulnerable que espera re-
nacer y su belleza.
El origen del “mal” nace de una respuesta reactiva que en la vida
infantil nos preservó de sentir los sentimientos que creímos desvas-
tadores. El mal es la consecuencia de una actitud defensiva dirigida
hacia afuera y hacia dentro, que nos “separó” de nuestra humana
vulnerabilidad. No haber podido permanecer conectados con ese es-
pacio emocional vulnerable a causa de las dolorosas experiencias que
elegimos atravesar, la falta de aceptación de nuestra singularidad y de
la sensación de abandono, desamparo, soledad y de la falsa percep-
ción acerca de que la insuficiencia del amor recibido, se debía a no ser
alguien digno de amor.
Esta herida original, presente en todos, yace cubierta de las mu-
chas defensas creadas para fabricar sensaciones de falsa seguridad.
Sanar esta mente no solo supone, morir al falso yo y sus máscaras,
sino también diluir las defensas que nos separan de la verdad. Sin el
debilitamiento de las defensas, la experiencia emocional genuina no
es posible. Esta parte del camino requiere de mucha honestidad con
uno mismo y de una inmensa determinación. Se sana cuando los sen-
timientos que yacían petrificados y endurecidos son devueltos al flujo
de energía vital. Es decir, cuando estamos dispuestos a sentir aquellos
sentimientos de los que vivimos escapando.
140
En el camino de autosanación que propone la educación del ser
se incluye tanto expresar la divinidad que somos como purificar aque-
llo que nos distancia de ella. Sentir lo que deba ser sentido, aunque sea
atemorizante y doloroso. Entrar a la nube oscura de la que venimos
escapando para descubrir la realidad que vive del otro lado.
Sanada la madre inferior, el padre inferior se abre la puerta a la
última porción de la mente distorsionada que corresponde al niño
interior “herido”. Se expresa en estado de distorsión como una falsa
serenidad y tranquilidad. También, como la femenina, se encuen-
tra en estado de retraimiento, apatía e inactividad. De este estado
se origina la depresión, la sobreadaptación al mundo externo y el
aburrimiento. El lenguaje emocional con el que lo podemos encon-
trar es el pánico, una fuerte necesidad de pseudo-independencia o
desconexión de los demás, indiferencia respecto de sus emociones
y de todo lo que lo rodea, tiranía, desapego respecto de los demás.
La frase que lo sintetiza es: “me da igual”. Esta porción de la mente
no sana si no sanan las otras dos. El niño depende de los padres, por
si solo no puede, pero al mismo tiempo en él se encuentra el poder
de la resurrección, recordemos que en el plano superior expresa la
fuerza de la Voluntad del Creador, es decir, la expresión más pura de
lo divino en nosotros. Sana cuando es mirado y escuchado, cuando
puede jugar orgánica, esencial y creativamente, cuando se lo acom-
paña a experimentar los sentimientos negados. El fluir emocional
no solo lo libera de la energía estancada sino también de las ideas
equivocadas que él mismo creó.
Esta porción humana divina tan negada nos recuerda que después
de atravesar el dolor se encuentran el placer y la genuina alegría, detrás
del miedo más grande yace la seguridad verdadera, detrás de la soledad,
la más pura satisfacción, amor y compañerismo, detrás del tan escondi-
do odio, se encuentra la capacidad de amar, detrás de la desesperanza,
se encuentra una auténtica Fe y detrás de todo lo que no hemos tenido
en la infancia, yace la fuente genuina de autosatisfacción.
141
 El niño anhela expresarse desde este núcleo auténtico para re-
cordar su singularidad. Se abre en la presencia de un espacio lleno
de amor incondicional, guía sabia y libertad, donde pueda fluir en
respuesta a sus impulsos más auténticos, es decir, cuando se lo acom-
paña a legitimar quién es, cuando se lo acepta en su más exquisita in-
dividualidad. A medida que sana, expresa el amor crístico en la tierra,
que será compartido a través de la Vocación original.
Si dentro del trabajo de sanación no se incluye la reeducación
del aspecto “destructivo”, el cielo seguirá arriba, y abajo seguiremos
recreando la ilusión del infierno.
El Hombre nuevo está listo para hacer este trabajo, la educación
del ser es el camino educativo que lo acompaña de regreso al hogar.
Llegó el tiempo de expresar el ser original que somos, el tiempo eter-
no, el hombre nuevo, y la nueva tierra vive en nuestro interior.
Si no atravesamos este proceso seguiremos recreando la ilusión
de experimentar a un padre distorsionado, una madre distorsionada y
a un niño que nunca habrá nacido. Esta realidad interna después se
verá espejada en los sistemas familiares, sociales, relaciones o víncu-
los que se establecen con personas que comparten la misma distor-
sión. Es por eso que los niños son espejos de todo lo que los adultos
están invitados a rectificar.
El trabajo de autosanación emocional tiene un papel central en la
educación del ser creador. Es a través de él que el agua de la vida, la
energía emocional, se limpia, recupera su cauce y es utilizada con el
propósito creativo para el que fue originariamente concebida.
Profundizando un poquito más sobre el origen de las dis-
torsiones:
Las distorsiones son en esencia mecanismos de defensa que el
ser inferior creó a partir de lo que llamamos “herida original”, el pri-
142
mer impacto físico y emocional experimentado en el momento en el
que se percibe estar separado o arrancado del Todo.
Estos mecanismos psicológicos defensivos se crean desde el mo-
mento de la gestación, se refuerzan luego durante los primeros siete
años de vida ayudados por el entorno familiar elegido. Los mismos
determinan y condicionan el modo en que la energía vital será expre-
sada y/o obstruida pero al mismo tiempo los desafíos que cada alma
se propuso trascender, las lecciones que pactó aprender, las rectifica-
ciones de errores que se propuso subsanar.
De estos mecanismos, surgirán modos de percibir la realidad y
maneras de reaccionar mental, emocional y fisicamente. El reaccionar
difiere del accionar en tanto que uno es un hacer condicionado que
se repite de manera automática en busca de crear una sensación de
seguridad infantil. Estos mecanismos actúan impidiendo la expresión
genuina de la voluntad más profunda del ser original. A través de
estos mecanismos defensivos, la inteligencia divina no solo plasmó
el viaje evolutivo de cada ser, es decir, las ilusiones a las que se ha de
morir para renacer, sino que al mismo tiempo cuidó la vida física.
Cada detalle fue creado y elegido en estado de unión con la fuente
creadora. La voluntad divina está alineada con la voluntad humana.
Venimos de la unidad en estado de pura libertad a una experien-
cia de separatividad y en la máxima vulnerabilidad y dependencia.
Ahora bien, cuando elegimos nacer en una dimensión más densa,
encarnar en un cuerpo físico, elegimos hacer una experiencia humana
Divina sabiendo que lo primero que experimentaríamos es el estado
opuesto, la separatividad, es decir, la oscuridad. Todo esto, con el plan
de volver a integrarnos para poder hacer la experiencia de Ser humanos
expresando todo el potencial Divino que se nos ha otorgado. Ser huma-
nos experimentando la Divinidad en la Tierra. No venimos desprovistos,
traemos todos los recursos internos para poder hacer este maravilloso
viaje. También sabíamos que yacía impreso y en estado latente en la ter-
cera mente, la mente del niño Divino, el plan co-creado en el estado de
143
Unidad. Lo que hacía desafiante la experiencia era saber que el camino,
en el plano de la materia, comenzaría experimentándonos a partir de una
percepción de separación de la Fuente. En el momento en el que siendo
humanos experimentamos ese cambio de estado, se crea el trauma ori-
ginal, no importa el formato humano que haya tenido ese momento en
el que nos sentimos arrancados de la fuente Creadora.
El cauce de la energía vital emocional pasa de un estado de uni-
dad, pureza y fluidez a tomar una forma alejada del estado original.
Al nacer, la energía queda configurada u organizada con la forma
que imprimen los mecanismos de defensas. Sin esos mecanismos, la
experiencia de separación no podría haber sido tolerada por el niño
humano. Lo paradójico de este camino es que aquello que en su mo-
mento hizo posible preservar la vida física, luego, si permanece más
tiempo del necesario, se convierte en lo que la deteriora.
Gran parte del camino consiste en diluir el yo ilusorio, las másca-
ras, es decir, las protecciones que nos defendieron de nuestra propia
vulnerabilidad humana, para acercarnos en cada dilución a experi-
mentar el ser que en realidad somos.
El proceso de sanación emocional cumple un rol central en el
camino que propone la educación del ser creador. En esencia, activar
el proceso de autosanación es ayudar a esa mujer, ese hombre y ese
niño interno a conectar con la verdad más profunda y a expresar la
emoción, energía vital estancada, que ya está disponible para volver
a fluir. Las maneras en que esto se hace dependen mucho de la edad,
el contexto y la disposición personal a asumir una postura activa y
comprometida con el propio proceso.
La educación del ser creador sabe que el síntoma, la “enferme-
dad”, es solo la expresión de un modo creativo distorsionado e in-
consciente del manejo de la propia energía. Y que ese modo interno
solo puede ser recreado por el poder y la conciencia creadora de cada
persona. La guía y el acompañamiento externo está dirigida a que
cada persona active su potencial original y con esto su capacidad de
144
autosanación. Todo lo que proviene de afuera ayuda a mejorar las
condiciones, pero lo que realmente sana es el cambio sincero que se
produce en el interior.
Existe un momento clave en este proceso, es el que se da desde
los 16 años hasta los 21 años. En esta etapa empieza a tomar cuer-
po la vocación original de cada persona. Recuerden que esto puede
no coincidir con la edad biológica. Es en este momento donde los
mandatos externos ejercen más presión en el mundo interno y toca
atravesar el miedo a expresar la singularidad que se viene reconocien-
do. Si el proceso de autoconocimiento, autorrealización, ha sido im-
portante, esta etapa será menos crítica. Este es el momento de pasaje
de la vida infantil a la vida adulta, a asumir el compromiso original de
expresar su Ser y compartirlo con los demás.
Es a partir de los 18 años que se está en condiciones de hacer el
trabajo de dilución de los mecanismos de defensa. La dilución de estos
mecanismos nos permite llegar a una emocionalidad genuina, pura, li-
bre y adulta. Hasta que esto no sucede, estamos presos de una emocio-
nalidad distorsionada y absolutamente dependiente, con los costos que
esto trae. Las formas que toman estos patrones o mecanismos están
directamente vinculadas con las cualidades energéticas de cada perso-
na. Esta realidad nos sumerge en otra consideración, la energética. La
Fuente de energía creadora es una, por ende para todos la misma. Lo
que no es lo mismo para todos son las cualidades y los talentos de cada
una. La astrología intuitiva aporta una mirada y un recurso original para
esta parte del camino, de una majestuosidad sin igual.
Sanar la dependencia emocional, disolver la fuente de su-
frimiento.
Todo lo que nos impidió o impide expresar nuestra originalidad,
que no es otra cosa que el genuino Amor y la Libertad que somos,
145
se expresa en pocas palabras: DEPENDENCIA EMOCIONAL. Y
todos, antes de nacer, elegimos exactamente lo que necesitamos ex-
perimentar según el plan creado en el origen. No hay imperfección,
por más difíciles que sean las circunstancias. Cada experiencia será
espejo de lo que en nuestro interior espera ser iluminado, integrado,
trascendido, sanado y soltado.
El niño conectado experimenta una tensión que se crea entre lo
que viene de su intuición o aquello que llega de un mundo “adulto”
lejos del estado de pureza y Verdad. Esta situación es el origen de la
falta de credibilidad y confianza que los niños sienten hoy día por las
figuras de autoridad.
Ahora bien, si el niño interior divino, esa porción de mente que
conoce la Voluntad creadora original, no cuenta con legitimación
adulta y con la guía que lo acompañe a gestar una personalidad crea-
dora que le permita expresar lo que proviene de su interior, quedará
latente pero oculto.
Lo que quedará expuesto es la porción de la mente en estado
de distorsión, el niño interior herido, con el conflicto emocional que
eligió experimentar, con una mente receptiva (madre) y activa (padre),
con los mismos patrones presentes en la familia que eligió. Es decir,
es la base a partir de la cual se forma el yo ilusorio. Comenzar un ca-
mino educativo desde aquí es contraproducente, dado que en la tem-
prana edad no se está en condiciones de desarmar los mecanismos de
defensas que el niño herido tiene. Todo lo que se cree desde aquí será
ilusorio, puesto que nace de una base distorsionada.
Lo que la educación del ser propone es guiar y acompañar la ex-
presión del yo original y la gestación de la personalidad creadora. Co-
menzar el proceso de autoconocimiento, expresión del potencial in-
terno original y poner en marcha el proceso de autorrealización desde
la temprana edad, en el caso de los niños, implica guiar y acompañar
al niño herido, madre y padre en estado de ignorancia, a purificar
sus distorsiones mentales y emocionales de la manera más cuidadosa
146
posible, sabiendo que solo será posible diluir las defensas del niño a
partir de los 18 años.
El camino de la educación del ser creador comienza tendién-
dole la mano a ese niño divino e invitándolo a que despliegue su
fluir original. La presencia de este niño hace posible despertar y ex-
presar las cualidades de la madre divina y del padre divino. Es decir,
la expresión de la mente divina tripartita. En la medida que crece la
expresión, manifestación y conocimiento del ser original, se está en
mejores condiciones para soltar al “yo ilusorio” dependiente y todas
las creaciones gestadas desde este lugar.
Cuanto a más temprana edad se comience con la educación del
ser, menos energía de sufrimiento y distorsión crearemos.
Los niños y los padres niños.
Traemos niños al mundo desde un anhelo inconsciente de reen-
contrarnos con ese niño que quedó suspendido en algún lugar de no-
sotros mismos. En el fondo, sabemos que es en ellos donde habita la
Verdad. Pero, como otra vez lo hacemos desde un patrón de depen-
dencia, ese que nos lleva a buscar afuera la fuente de lo que estamos
necesitando encontrar adentro, el círculo eterno de sufrimiento se
vuelve a repetir. Es que solo podemos aceptar la Verdad más profun-
da del otro si hemos caminado el camino de hacernos responsables
y nos hemos comprometido con nuestra propia verdad. Ese es el
camino de encontrar el Amor propio. El que nos hace libres. El único
real, el que crece y se expande cuando expresamos quién en esencia
somos y nos ayuda a discriminarnos del yo con patrones infantiles,
por lo tanto dependientes.
En un lugar de nuestro interior, aguarda ese niño que vino a
brillar, expresar el amor puro que Es, y también esa porción de niño
“herido” que toca liberar y purificar de sus ilusiones.
147
 Todos nosotros tenemos el potencial maternal y paternal inte-
rior con las cualidades que nuestro niño necesita. Pero, es nuestra
responsabilidad liberar este potencial y soltar de a poco los patrones
recibidos y heredados. Es decir, morir al “yo ilusorio” y renacer al
“Yo esencial”, atravesar el miedo para renacer en la Verdad, el Amor
y la Libertad.
En la profundidad de toda creación que no responda al orden de
la Verdad, el Amor y la Libertad, existen niños que no han podido ser
ellos mismos. No importa el título académico que se tenga, el confort
o la miseria, la posición económica conseguida o el “éxito” obtenido.
Nada de lo creado a partir de una mente presa del miedo es expresión
de Verdad, pureza y genuina felicidad.
Lo que no nos hace libres no es verdadero. Vivimos un tiempo
que nos invita a expresarnos con libertad genuina. Y lo más hermoso
es que solo depende de nuestra decisión elegir este camino.
Dentro nuestro está el Guía que sabe qué pasos hemos de dar,
cómo es el camino que hemos de desandar, el que hemos de transitar
y la vocación que se nos ha asignado. Aguarda con un Amor pro-
fundo e inalterable, es el único que sabe regresarnos otra vez a casa.
Educar para la libertad supone que cada persona se comprometa
consigo misma en el proceso de autoconocimiento que es al mismo
tiempo un proceso de autosanación y autorrealización. Este proceso
también supone responsabilizarnos del sufrimiento fabricado por el
miedo a ser quién en esencialmente soy, comprometernos a sentir
todo lo que un día no pudimos expresar, devolver la energía vital de
la emoción al cauce de luz al que pertenece.
Es por todo lo que expreso que muchas veces la puerta que nos
devuelve a la verdad viene de la mano del despertar de nuestro niño,
del revivir desde esa anestesia emocional en la que estuvo, o de la sensi-
bilidad de un hijo al que no podemos comprender o no sabemos guiar.
En cada conflicto emocional en el que el niño silencia su voz
también silencia sus motivaciones, sus talentos naturales, las inclina-
148
ciones más puras y los deseos genuinos. Esta es la causa de la falta de
motivación real de muchos niños adultos y de muchos niños de hoy.
En cada conflicto donde el niño se siente emocionalmente incom-
prendido y repliega su genuino sentir, también esconde los impulsos
más auténticos. En cada descalificación o desvalorización, un impul-
so creativo o una inspiración queda enterrada y encerrada. Con cada
exigencia a responder a los intereses o conveniencias del afuera, más
miedo tendrá de expresar su autenticidad.
No importa la edad biológica que se tenga, el pulso de lo más
verdadero y vital de nosotros está intacto, esperándonos para expre-
sar la belleza que cada uno Es y trae.
He observado, y sigo profundizando esta investigación, que las
edades en las que el impulso vital receptivo tiene más fuerza y más
disposición a expresar la verdad retenida son los 4, 8, 12, 16 y 20 años.
Si este impulso vital emocional y creador no cuenta con el apoyo de
un entorno que legitime, valide y acompañe el despliegue de su exis-
tencia tanto como su expresión, volverá a replegarse y la naturaleza
humana, a desconfiar de sí misma. Cualquier expresión emocional,
sensación, intuición del pasado que resurge o sale a la superficie pue-
de ser la punta del ovillo de un camino que nos llevará al núcleo, al
niño. Es la apertura de esa puerta que permitirá la expresión de lo
más genuino de nosotros mismos.
La emoción es, en esencia, energía vital, impulso para ser y hacer,
y cuando esta se bloquea, también lo hace aquello que tiene la facul-
tad de movilizar lo más auténtico de nosotros.
Que aquel niñ@ que careció de mirada y escucha ahora cuente
con la disposición de nuestra conciencia para escucharlo y mirarlo con
entera confianza nos otorga una hermosa sensación de esperanza.
Sacar al niño de su condición ilusoria de víctima o victimario
para que despierte el potencial interno y recupere el poder per-
sonal que le fue otorgado por naturaleza esencial, acompañarlo
a experimentar su condición de creador y co-creador, es el acto
149
de mayor amor propio que podemos hacernos a nosotros y a la
humanidad.
Este acto solo depende de nosotros. Dar ese primer paso, deci-
dido hacia la experiencia de conocernos profundamente, es la única
posibilidad con la que cuenta nuestro niñ@ de experimentar un amor
libre e incondicional que lo lleve a expresar el amor que en esencia Es.
El juego esencial y creativo es un recurso maravilloso para que
esto suceda. También la vida misma puede convertirse en un gran es-
cenario de juego esencial que muchas veces se encarga de recrear los
escenarios que nos llevan a volver a pasar por las situaciones que en el
pasado no pudimos resolver, siendo fieles a la verdad que pulsaba en
nuestro interior. Una y otra vez se repetirán, como nuevos intentos
que nos animan a expresar lo que venimos silenciando.
El Ser Creador que habita en cada uno de nosotros recreará es-
tas situaciones para volver a tener la oportunidad de decidir desde el
amor a nosotros mismos y a la verdad. Y soltar lo creado desde la
percepción de carencia o dependencia.
Uno de los propósitos por los que comparto esta información
es para invitarte a disponer la atención que te permita no dejar pasar
esos momentos de tanta potencialidad autocurativa.
A veces, el despertar adulto se da de la mano de un hijo, por
la necesidad de comprender o acompañar el sufrimiento de un
hijo que hace de espejo del sufrimiento o padecimiento del niño
interno que ese adulto tiene. Muchos hijos han sido grandes ins-
piradores de inicios de procesos de transformación y sanación de
adultos.
La apatía, ansiedad, exigencia, insatisfacción, ataques de páni-
co, ira, adicciones, violencia, fanatismos, hacer compulsivo, pue-
den ser entradas maravillosas, si no son silenciadas. Son síntomas
que expresan el desequilibrio que sufre nuestra naturaleza humana
por no poder escucharse y ser fiel a los dictados de la naturaleza
Espiritual.
150
El aferramiento e identificación que tengamos al “yo ilusorio”
retrasa el regreso al amor. Pero este no puede soltarse sin una expe-
riencia que posibilite conectar con el Ser esencial.
Los niños tienen esta información vital muy cercana. Y al no po-
der validarla, expresarla y legitimarla, se convierte en tensión y ansie-
dad. La fuerza genuina que pulsa en su interior, por tener una fuerte
conexión con el ser espiritual, se encuentra con la fuerza externa que
les exige responder al camino que marca el afuera.
No puedo evitar mencionar otra vez el sufrimiento humano que
se evitaría si trabajáramos para cuidar esta conexión natural desde la
temprana edad, si con humildad aprendemos a respetar y confiar en
la guía amorosa y sabia que tiene cada niño.
Escuchar y acompañar a ganar confianza y presencia a la porción
de naturaleza humana que ha escuchado el llamado, y que con diver-
sos síntomas está comunicando su deseo de transformación, es una
de las principales tareas de la educación del Ser Creador. A esta parte
también se la ayuda, al recordar cómo el Ser Espiritual se expresará a
través de ella, para limpiar y fortalecer el puente que los une.
Una vez que la persona comienza a discriminarse del yo ilu-
sorio, el trabajo con el desbloqueo del potencial creativo es vital.
Es a través del proceso de recordar cuál es su modo personal y
autodidacta de expresar el mundo interno que el ser esencial co-
mienza a desplegar la información que guarda en su interior. Es
esta información la que nos irá develando el misterio, ya no solo de
quién soy sino de cómo soy y cuál es el camino que hará posible la
autorrealización.
Si este proceso se respetara, desde la temprana edad hasta los 21
años, la vocación original natural quedaría expuesta y al descubierto,
y la persona estaría en condiciones de saber cuál es la actividad que
le permitirá compartir el amor que fluye de la fuente de amor que es
y lo habita, al mismo tiempo que transitar el proceso de diluir el yo
ilusorio.
151
 Los dos aspectos de nuestro niño interior.
El niño interior puede manifestarse en dos formas. Una, sintien-
do puro amor, alegría, Verdad y creatividad, y la otra, viviendo en el
pánico, la soledad y la desolación.
Hay una porción de nuestro niño interior que se ha rebelado a
los condicionamientos externos. Atesora, en el cofre sagrado de su
corazón, la pureza de su verdadero origen, su condición esencial.
Nuestro niño es Amor puro manifestado en un cuerpo humano,
un amor hecho talentos, dones y voluntad divina. Por eso, ese niño
que tenemos dentro guarda en un sentido la condición de Guía, pues-
to que ve el mundo con ojos limpios y libres.
Al mismo tiempo, está el niño que ha sido y es afectado por la
experiencia física.
El niño interior puro sabe mirar y sentir el mundo con los ojos
del Ser. Es la manifestación humana más cercana a la fuente. La pure-
za de este aspecto de nosotros mismos no fue tocada por el tiempo,
dado que es eterno. Tampoco fue afectada por los condicionamientos
culturales, lo único que ha sucedido es que yace a la espera de ser
visto, escuchado y contar con un espacio que acompañe su genuina y
singular manifestación.
En un lugar muy profundo de nuestro interior late nuestro niño
con su modo puro de ver y de sentir el mundo. Es esa parte esencial
de nosotros que tiene una profunda conexión con la Fuente y con
la sabiduría eterna. Cuando este aspecto de nosotros no encuentra
espacio de manifestación, se retrae, pero aun así permanece vivo e
intacto. La educación del ser fue el camino que me permitió ser y
expresar su manifestación creativa.
El centro de nuestro niño interior aporta una emocionalidad au-
téntica, espontaneidad, fluidez, liviandad, la sed de indagar, la avidez
de explorar y el impulso creativo genuino por entregarse a un camino
que lo siente natural, seguro y confiado.
152
Ayudar a los niños a confiar en la verdad intuitiva y perceptiva
que de ellos brota, escuchar y honrar la verdad de sus sentimientos
más puros y legitimar sus necesidades genuinas, es un acto noble y
reparador que el mundo adulto puede dar. Es el camino para una
maravillosa transformación.
La Educación del Ser como método de autosanación de la
naturaleza humana desviada.
“Cuando se comprende que el mal es intrínsecamente un flujo de energía divina
distorsionada momentáneamente a causa de ciertas imperfecciones, ideas y conceptos equi-
vocados, entonces ya no se rechaza su esencia.”
Eva Pierrakos.
Como vimos anteriormente, para poder reconocer la mente des-
viada, lo primero que propone la educación del Ser Creador es ir a la
mente que está conectada con la naturaleza Espiritual, fortalecer la
percepción de este canal y crecer en confianza de la guía y la informa-
ción que proviene de él.
En tanto la mente receptiva crece en expresión de su sabiduría,
se ilumina con más claridad a la mente que ha sido entrenada con
modalidades que están cargadas de ignorancia.
Aquí, la educación del ser creador acompaña, guía y alienta la
expresión de la mente que goza de la capacidad de recibir la guía que
ayude al sistema a recuperar la cordura. Esa mente que en su momen-
to no ha tenido apoyo, que ha dudado de sí misma y que en su mo-
mento ha aceptado como válidos los mandatos de la mente desviada.
Cuando esto sucede quedan en evidencia las modalidades de la mente
distorsionada. Una mente con modalidad exigidora, culpadora, enjuicia-
dora (positiva o negativa), criticadora, descalificadora, deslegitimadora,
controladora, dominadora, menospreciadora, abusadora y avergonzado-
153
ra. La mente entrenada de este modo da origen a la creación interna y
externa de la víctima y el victimario, del dominador y el esclavo.
Aquí, la educación del ser propone un trabajo que permite dotar de
sana lógica a la parte que no la tiene, ir al núcleo donde nace la distorsión,
rectificarlo y acompañar a esa porción de mente humana con tendencia
positiva a ganar confianza en sí misma y en la información que trae.
Las técnicas y recursos que se usan en esta etapa son bastantes
variadas, pueden ir de recursos de psicología transpersonal hasta acti-
vidad física, o juego esencial. Esto se gesta en el encuentro que se da
entre el guía y el aprendiz de cada consultante.
Un libro que me ha acompañado profundamente a transitar esta
parte del camino es, “No temas el mal”3. La guía y el trabajo que
propone ha sido un recurso de lo más valioso para quitarle poder a
la creación distorsionada y animarme a atravesar aquello de lo que
siempre había huido, atraído y proyectado.
La Educación del Ser Creador como camino de fortaleci-
miento y confianza a la guía interior.
Parte importante del proceso de la educación del ser creador es guiar
y acompañar a que la parte humana con tendencia positiva se disponga
a recibir la sabiduría de la guía interior. Fortalecer la percepción de este
canal y crecer en confianza de la guía y la información que proviene de él.
Este es un proceso tan íntimo, singular, artesanal y creativo como
lo es cada persona.
Cuando este proceso avanza, la naturaleza humana con tendencia
positiva despierta al don de la visión y la lectura intuitiva. Deja de
estar ciega y esclava de la porción humana con tendencia negativa.
3 “No temas el Mal”. El método para la transformación del ser inferior. Eva
Pierrakos - Donovan Thesenga.
154
Cuando la mente receptiva comienza a expresar su sabiduría, la
persona inicia un camino que tiene un sentido contrario al que venía
siguiendo.
Se abre un espacio de plena confianza, al mismo tiempo que se
comienza a reconocer con más claridad la mente con modalidades
distorsionadas.
La primera etapa del camino requiere mucha constancia y perse-
verancia, y un trabajo regular, dado que se establece como una gran
pulseada entre el camino que se quiere abrir a la luz y el camino crea-
do por miedo.
Comenzar a seguir la guía interna permite recuperar el re-estable-
cimiento de un orden sano y natural. Es este orden el encargado de
bajar los niveles de ansiedad, sufrimiento y miedo fabricados por la
modalidad de la mente distorsionada.
Este movimiento permite comenzar a hacer una clara diferencia-
ción entre las motivaciones de la naturaleza con tendencia positiva y
las motivaciones de naturaleza con tendencia negativas. Y empezar a
realizar un ejercicio consciente de la libertad. Elegir a qué motivacio-
nes decirles que sí y qué motivaciones se necesitan soltar.
A medida que el yo con tendencia positiva va ganando confianza
y posibilidades de expresión, se van vislumbrando los talentos na-
turales y el potencial interno, es decir las cualidades esenciales de la
persona. Este contenido expresa sus dos aspectos, el que fluye por el
canal vertical y el que fluye por el canal horizontal. Cada uno de estos
necesita de condiciones diferentes para expresarse y manifestarse.
Cuando este caudal de luz y potencial creador empieza a mani-
festarse, se separa del yo ilusorio creado por miedo. Este es un mo-
mento en el que se pueden vivenciar y diferenciar con claridad las dos
voces internas y las motivaciones de cada una.
Reestablecer el cauce de la sabiduría esencial y aprender a vivir
entregados a ella pone en movimiento un progresivo desarrollo de la
autoconfianza genuina, libre del mundo externo. Avanzado este pro-
155
ceso de conexión, la persona recupera de a poco el don natural de la
lectura intuitiva y de la visión.
Todo lo que antes se veía con una perspectiva desviada y equivo-
cada, comienza a ser visto como escenario perfecto de aprendizaje. Las
señales que el camino comienza a traer, las sincronicidades que ocurren,
las intuiciones, los impulsos creativos genuinos que nos llevan a lugares,
encuentros y situaciones, empiezan a ser legitimados. Esta experiencia
nos hace ver con claridad la condición de co-creadores que tenemos.
Es así que se comprueba que la naturaleza esencial usa todos los
canales a su alcance para hablarnos, guiarnos y señalarnos el camino
que de seguro nos llevará a los encuentros y situaciones que nos ayu-
den a recordarnos.
A medida que se avanza en este proceso, siempre respetando lo
que la guía interna indica, se incluye el trabajo que lleva a abrir otros
canales de comunicación, expresión y reconocimiento del potencial
interno.
Con la energía fluyendo por un canal de cauce seguro y respetuo-
so de la forma y de los tiempos que la naturaleza esencial indica, el
don de la autosanación se encuentra activado.
La educación del ser como método de gestación de la per-
sonalidad creativa y creadora.
A medida que los canales expresivos se abren, la personalidad
creadora se va gestando. Es en este momento del proceso donde se
descubren y reconocen los modos únicos y singulares de hacerlo. Se
manifiesta con claridad el recurso y la forma autodidacta con el que
cada persona cuenta para desplegar su naturaleza y expresarla en el
mundo de las formas.
Este momento tiene una alta carga emocional porque, al mismo
tiempo que la naturaleza humana se expresa, también lo hace la parte
156
de la mente que un día trabajó para impedir que esto suceda, es decir,
el mecanismo de defensa creado por el niño herido.
En este trabajo, todas las disciplinas artísticas son bienvenidas,
pero la sabiduría de cuál es la primera habilitada viene de la guía in-
terna de cada persona.
La educación del ser tiene un método especial para propiciar este
proceso. Es preciso acompañar estos primeros pasos para reconocer
el origen del que proviene la expresión.
El trabajo con los diferentes tipos de creatividad, tanto los que
provienen de la fuente receptiva, como aquellos que vienen de la crea-
tividad horizontal, es muy intenso en esta etapa. Todo el sistema se
prepara para recibir y desplegar, a través de los canales de creatividad
vertical, y manifestar, a través de los canales de creatividad horizontal,
el contenido esencial que habita en cada persona, la expresión de su
“Yo soy”. Primero Ser, y luego hacer. El hacer está guiado y motivado
por el Ser.
Los talentos creativos naturales y las inclinaciones auténticas de
cada persona se hacen muy visibles en este momento. La vocación
original natural se va develando y revelando.
La educación del ser creador como método de activación y
expresión del potencial interno.
Cada persona es una fuente preciosa de potencial creativo. Un
misterio a descubrir.
El potencial único e irrepetible en cada persona, así como tam-
bién los talentos naturales que tiene para expresarlo, posibilitarán la
activación del don natural de la autoexpresión.
La naturaleza humana, dotada de la personalidad creadora, es-
tructura viva en constante transformación, se convierte de este modo
en instrumento de manifestación de la naturaleza esencial.
157
 Ser esencial (naturaleza espiritual) y ser humano (naturaleza hu-
mana) se unen al servicio de un plan mayor. Fuente original, co-crea-
dores y creaciones se unen en el sublime proceso de la autoexpresión.
Es, en este momento, que la sabiduría superior baja a guiar a la hu-
mana, en el que Guía interno y aprendiz se funden y se hacen Uno.
La Educación del Ser Creador como camino de autorreali-
zación.
A medida que el potencial interno encuentra canales de expre-
sión a través de la personalidad creadora, se comienza a revelar el
contenido que permitirá darle sustancia a la primer pregunta: ¿Quién
soy esencialmente?, ¿quién soy en el aspecto espiritual?, y ¿cómo el
ser se manifiesta a través de la naturaleza humana?
En ese momento, se profundiza más el camino de autocono-
cimiento porque se hace más vivo el recuerdo de quien siempre
fuimos.
Este camino de autoconocimiento profundo necesita de la expe-
riencia y de la vivencia directa. Es en este momento del proceso don-
de el recurso de los puentes adquiere vital importancia. La experien-
cia de la kermesse vocacional dará orden y cauce a esa información.
La personalidad creadora en esencia habilita los canales por donde
esta información esencial y espiritual se expresará progresivamente.
Gestar la personalidad creadora supone abrir canales de creati-
vidad vertical (potencial creativo receptivo) y horizontal (potencial
creativo activo), cada uno con sus talentos esenciales. Decir receptivo
y activo es lo mismo que decir cualidad femenina y masculina de na-
turaleza esencial. Ambos estarán al servicio de un tercer componente
de la estructura, el hijo, el niño interior, espacio interno que atesora
la información que revelará la vocación original natural y el lugar que
cada persona tiene dentro de un plan mayor.
158
Cuando uno hace referencia a encontrar su lugar en el mundo, en
el camino espiritual, hace referencia a encontrarse con este lugar in-
terno. El mundo interno luego se verá reflejado en el mundo externo.
Este triángulo esencial: madre esencial, padre esencial, hijo esen-
cial, habita potencialmente dentro de cada persona. Y es a la expre-
sión de la verdad esencial de estos tres aspectos a la que los puentes
han de servir.
Es el niño interior esencial el que trae la información de la voca-
ción original natural, pero la función de padre y madre lo acompañan
en su experiencia expresiva y de manifestación física.
Cuando la naturaleza espiritual fluye a través de la naturaleza hu-
mana (identidad integrada y personalidad creadora), se pone en mar-
cha un proceso vital que posibilita tanto el autoconocimiento como
la autorrealización.
El potencial interno que vamos descubriendo toma la forma de
manifestación creativa. El autoconocimiento y autorrealización se ha-
cen uno. Ser, hacer y estar son lo mismo.
El Ser es el origen creador del hacer. La autorrealización, al mis-
mo tiempo, revela la vocación original natural.
Ser y hacer es la manera personal de expresar el potencial interno
que traje antes de nacer. Es el aporte singular de cada uno, la con-
tribución única para la creación de un mundo alineado con las leyes
espirituales naturales que honran la vida.
De esta experiencia se deduce que, para que un dar original sea
posible, la naturaleza humana primero ha de abrirse a lo que la natu-
raleza espiritual le ofrece. Para dar, primero he de abrirme a recibir la
abundancia que desde el comienzo de los tiempos me fue dada.
Cuando entrego y comparto esta sustancia amorosa que me consti-
tuye, se establece un circuito en el que al dar más, más recibo. Y con esto
experimentamos la falsa creencia acerca de nuestra supuesta carencia.
Nada externo puede impedir esa expresión. Los bloqueos son
siempre internos.
159
 Cuando la persona se expresa desde este lugar, experimenta la
libertad que en esencia Es y tiene dada por derecho universal.
El majestuoso hecho de expresar quién soy ya genera dicha y
plenitud, porque cuando expresamos nuestra esencia, no importa la
forma que tome, estamos expresando el Amor que somos.
La educación del ser creador como camino para descubrir
la vocación original natural.
El camino de autoconocimiento, autosanación, autorrealización
y descubrimiento de la vocación original están unidos.
Todo aquello que se va revelando acerca de nosotros mismos
guarda profunda relación con aquello que me dará placer manifestar,
pasión por crear y alegría de compartir.
El ejercicio de la vocación original natural beneficia de igual
modo al que da como al que se abre a recibir. El que da recibe de la
fuente y el que recibe lo hace no para “obtener” sino para recuperar
la conexión con su propio Ser. El Dar es Ser, hacer y compartirse con
los demás. El bien de uno se abre en busca del bien del otro.
Lo que diferencia la vocación natural esencial de una vocación
fabricada es la fuente de la que se nutre y el resultado que produce
en el medio.
En la vocación natural la fuente es original y pura, viene otorga-
da por una naturaleza superior a la humana. Todo lo que la persona
necesita ser, saber y tener para realizarla ya le fue dado. A medida que
la persona se compromete con esa tarea, desde una fuente interna irá
teniendo acceso a este contenido o potencial.
Otra cualidad de la vocación original natural es que persigue
un único propósito: manifestar de manera singular el amor, con la
intención de manifestar la pureza que esencialmente somos. Como
la fuente que la crea es amorosa, lo único que puede hacer al des-
160
plegarse es contribuir a la restitución y rectificación de todo aquello
que no lo sea.
Todo lo que la persona necesita para desplegar la vocación origi-
nal natural ya le fue dado, su tarea es escucharlo, expresarlo, hacerse
consciente de su sí mismo y de las características de potencial otorga-
do, manifestarlo de manera única y compartirlo con los demás.
Otra vez, la creencia de carencia queda totalmente debilitada. La
naturaleza humana abre los canales para recibir de la naturaleza espi-
ritual. Cuanto más nos comprometemos más nos abrimos y recibi-
mos. Cuanto más compartimos, más recibimos.
La Educación del Ser Creador como estilo de Vida, modo
de ser, estar, hacer y compartirme.
Siendo el Amor la fuente que da forma al Ser, que nutre el estar,
que guía el hacer y que crea la forma de compartirlo, la educación del
Ser Creador es al mismo tiempo un camino educativo y un estilo de
Vida respetuoso de toda expresión viviente y sintiente.
Por lo tanto, aunque respeta la expresión de otras creaciones, no
alienta ni participa de estructuras que no respetan estos principios.
Está alineada a los principios universales de la Verdad, el Amor,
la libertad y la igualdad entre los hombres.
Por eso, me ha enseñado que es un modo de estar en el mundo,
un estilo de vida que alienta y respeta el amor por lo puro y lo esencial.
La educación del ser creador como camino educativo.
He traído el propósito de abrir un campo de reflexión y com-
prensión totalmente nuevo que nos ayude a gestar las bases que darán
nacimiento a un nuevo camino educativo, un “sistema” educativo que
161
se base en el respeto y el reconocimiento de lo que cada persona es,
tanto en su faz humana como espiritual.
Un camino educativo que respete la unión natural que existe
entre la naturaleza espiritual y la naturaleza humana, que reconozca
el poder de la fuente de amor interna que guía a cada persona y
que devuelva la esperanza de rectificación a la naturaleza humana
desviada.
El desafío evolutivo de este tiempo y de esta era es manifestar
el Ser espiritual y humano esencial que somos, más allá de cualquier
modelo conocido.
Somos los únicos responsables de lo que hacemos con el poder
personal y el potencial interno que se nos ha dado.
Los niños de hoy traen una determinación mucho más marcada
de ser quienes son. La vibración que hoy tiene el Planeta Tierra nos
alienta y acompaña. Por eso, ir encontrando la manera de manifestar
una educación capaz de respetar la libertad del ser es la responsabi-
lidad más grande que los adultos conscientes tenemos. Esto evitaría
grandes cuotas de sufrimiento innecesario.
Es necesario reconocer que el propósito de la Educación del
Nuevo Tiempo se centra en el autoconocimiento, la autosanación, la
autorrealización y la expresión de la vocación original natural. Porque
es este el propósito que está alineado con el único y genuino sentido
que traemos al encarnar en la tierra, que es la evolución espiritual.
Esta es la base de la creación de un mundo más amoroso y respetuo-
so de toda expresión de vida. Un modo orgánico que nos permita
expresar el cielo que somos en este maravilloso plantea. Gestar desde
lo más verdadero la belleza de la Nueva Tierra.
La Educación del Ser Creador será una alternativa de camino
educativo y reeducativo para aquellas almas que sientan una fuerte
determinación a Ser quienes son y a hacer lo que se comprometieron
a hacer antes de nacer, y también para quienes estén dispuestas a mo-
rir a todo lo creado desde la ilusión.
162
Sin Amor por la Verdad y sin determinación a soltar todo lo ilu-
sorio, no es posible abrirse a recibirla.
Abrirse a la educación del Ser Creador nos lleva a cuestionar absolu-
tamente todo lo que hemos conocido y creído hasta acá en relación con
nosotros mismos y con el modo de expresar la Verdad que nos habita.
Percibo y vislumbro que sentará las bases de una transformación
muy esperada por todos los que amamos la Verdad, el Amor y la Li-
bertad del Ser, y una mano hermana para todos los que no recuerdan
que lo aman.
La Educación del Ser creador como espacio.
La Educación del Ser Creador también es un contexto, un hábitat,
un lugar que presenta las condiciones apropiadas para que se exprese lo
que estuvo en estado de latencia. Un espacio potenciador, donde más
que respuestas hay preguntas y un permiso a la exploración singular.
Sin interferencia: “Yo te explicaré.”
Sin sustitución: “Yo lo haré por vos.”
Sin fusión: “Empaste emocional.”
Sin paternalismo: “Sobreprotección.”
Sin heroísmo: “Yo te salvaré de este obstáculo.”
Con Humildad: “Estamos descubriéndonos y descubriendo, ex-
plorándonos y explorando juntos. Sabemos que somos diferentes e
iguales y que cada uno es y trae algo único para compartir.”
Crearemos un ambiente seguro: “Podes expresar lo que necesi-
tás, sentís, querés, te gusta o no te gusta, te molesta o te agrada.”
Crearemos un ambiente de Humor: “Nos reímos de todo lo que
nos haga dudar de nuestra valía”. “Le sacaremos sabio provecho a los
errores.”
Crearemos un ambiente con consentimiento: “Aquí podemos
fluir, sentir, investigar lo que te interesa, explorar, fluir, probar, ex-
163
perimentar, ensayar, encontrar, descubrir, seguir tus inclinaciones,
descubrir tus motivaciones genuinas, expresar tus impulsos creativos,
validar tu intuición, crear encontrando tu propio modo, conocerte,
amarte, respetarte, honrar tu singularidad, ser auténtico y genuino al
relacionarte, comprometerte con lo que fluye de tu interior, aprender
a confiar y serte fiel a vos mismo.”
Crearemos un espacio de poder: “Ensayaremos la libertad res-
ponsable que aparece luego de profundizar la conexión con el guía
interior, y el compromiso de ser uno mismo.”
No estamos solos: “Nuestro Maestro interno nos guía y hay un
compañero haciendo lo mismo que yo a mi lado.”
Hay una presencia adulta responsable que con su experiencia nos
acompaña y nos guía sin quitarnos el poder.

La Educación del ser Creador como Metodología.

El “instrumento metodológico” principal de la educación del Ser

Creador ha sido hasta ahora el Guía. A la educación del Ser Creador, para
aprenderla, hay que vivirla. Para enseñarla, hay que estar abierto y dis-
puesto a recibirla. Y, para compartirla, hay que sentir el llamado a hacerlo.
Por lo tanto, para la educación del ser creador, Guía es quien ha
realizado el proceso, quien se reconoce aprendiz de su Guía Interior,
y aquel que se sabe un aprendiz eterno junto con la persona que llega
a su encuentro.
Cuanta más fidelidad y entrega muestre el aprendiz, más fluidez
recibirá del Guía interno que lo instruye, lo guía y le enseña.
Un guía se sabe también aprendiz receptivo frente a cada persona
o situación que le llega, habilitando su canal de conexión y todos sus
talentos naturales al servicio de aquello que ha atraído.
Un guía colabora para que la naturaleza humana de cada persona
perciba y escuche la conexión con su propio Guía. Alienta con pro-

164 165
funda confianza la expresión de aquello que está naciendo en mani-
festación.
Un guía es por sobre todas las cosas un co-creador junto con el
guiado.
Tanto como la educación del ser creador es un camino educativo
original, también lo es toda la metodología que utiliza.
Existe una metodología para el aspecto receptivo y otra para el
aspecto activo de la persona. Pero, para ambos, la creatividad cumple
un rol central.
La misma está compuesta por un conjunto de métodos o estra-
tegias a los que he denominado “puentes”. Cada puente cumple una
función fundamental y específica en todo el proceso, pero todos tra-
bajan con un único propósito: dar a luz lo que existe dentro.
Algunos puentes son de aplicación individual y otros, de aplica-
ción grupal. Cada puente es una matriz amorosa que genera un cam-
po y un contexto de experiencia vital que permite que se fortalezca la
unión entre la naturaleza espiritual y la naturaleza humana.
Cada puente es una experiencia que va gestando la personalidad
creativa y creadora.
Cada puente es un canal para dar a luz lo que fluye del interior
de cada persona.
Cada puente es un iniciador de una experiencia y vivencia reve-
ladora.
Los puentes
Un puente posibilita el acercamiento de dos partes;
Un puente posibilita el contacto;
Un puente posibilita el encuentro;
Un puente une dos partes que se creían separadas;
Un puente es algo que desaparece cuando el dos se hace Uno.
166
El ser creador vive dentro nuestro, solo toca abrir los canales de
expresión para descubrirlo y reconocerlo.
Para acompañar el proceso a través del cual lo más esencial se
vuelve humano y cuerpo, la educación del ser cuenta con puentes. Los
puentes son experiencias, vivencias y metodología, al mismo tiempo.
Estos están al servicio de abrir los canales de expresión creativa
original a través de los cuales la naturaleza humana va gestando una
personalidad creadora capaz de expresar lo que la naturaleza esencial,
sabiduría interna, indica o determina.
La naturaleza humana, al mismo tiempo que explora libremente,
recuerda cuál es el fluir orgánico y singular que la ayuda a dejar ser
y recordar su naturaleza esencial. Este proceso posibilita vivenciar y
descubrir cómo es el modo singular que trae cada persona para darse
a luz a sí misma.
Los puentes son actividades vivenciales, experiencias, disposi-
ciones para el despliegue que permiten reconocer el fluir expresivo
de la naturaleza esencial. Son experiencias para dejar que el cuerpo
emocional traiga su sabiduría, los impulsos creativos sean escuchados
y gestionados; la originalidad, reconocida; la espontaneidad, honrada;
la autenticidad, celebrada; la capacidad de elegir entregándose a las
inclinaciones naturales, respetada.
En y a través de los puentes, la naturaleza humana se dispone,
hace consciente y valida la escucha de los registros internos y se en-
trega a lo que ellos determinen. En esta experiencia, la naturaleza
humana gana confianza y familiaridad en la acción que nace del fluir
que se gesta en la fuente original de la naturaleza Espiritual.
En estos espacios, se hace presente la capacidad de ver o leer lo
que sucede desde la perspectiva del ser.
Conocerse a sí mismo implica no solo ir reconociendo al ser es-
piritual, los modos naturales y autodidactas de expresarlo que gesta-
rán la personalidad creadora, sino reconocer cómo reacciona el ego,
el yo ilusorio creado por miedo, cuando esto sucede. Con esta parte
167
también hay un trabajo que hacer. Ella también merece regresar a la
corriente de amor a la cual pertenecer y corregir todas las distorsio-
nes, falsas lecturas y miedos que sustentan su creación. Y no hay que
olvidar que en su núcleo más profundo yace el amor más puro que ha
permanecido oculto detrás de la errada percepción.
En este despliegue es que todo se va revelando, lo verdadero y lo
ilusorio. Este modo de educar supone aprender desde pequeños a ir
asumiendo la responsabilidad de lo que se va expresando y reconocer
nuestro poder personal, humano y esencial para reparar y corregir, o
para desplegar y expresar lo que desde siempre existió dentro nuestro.
Cuando se hace este proceso libre de juicio y de crítica, se puede
aceptar y ver la perfección de absolutamente todo lo que va ocurriendo.
Esta actitud, y el clima que se desprende de ella, se fortalecen aún más
con la metodología de usar las preguntas centradoras. Son preguntas que
permiten transformar cualquier evento en un escenario perfectamente
diseñado por el ser creador de todos, con el propósito encubierto de
reparar o corregir cualquier distorsión o de recordar la sabiduría presente.
Instalando la premisa de que todo lo que ocurre es perfecto, no
existe la casualidad, cada situación creada tiene en su esencia la ver-
dad del creador más sabio que nos habita y es una maravillosa opor-
tunidad para corregir o rectificar aquello que se creó por miedo o
ignorancia.
Todo lo que experimentamos desde el yo humano guarda el pro-
pósito de tener la oportunidad de corregir las creencias que creamos
en torno a nosotros mismos, a otros o a diferentes situaciones.
Muchas de las expresiones creativas que en la cultura actual se
rebelan tienen en esencia el propósito de reconocer la capacidad crea-
tiva que nos lleva a la expresión de lo más verdadero de nosotros,
como así también las creaciones destructivas que nacen de una mente
alejada de los principios más puros de la creación.
Por lo tanto, todo puede ser considerado al servicio de la evolu-
ción. Esta perspectiva es muy valiosa de aplicar, porque con ella com-
168
probamos que el error tiene un maravilloso sentido de ser. A partir de
él, tenemos la oportunidad de rectificar o crear algo que sea más afín
con lo que nos pide el corazón. Se quita poder al miedo y se libera del
ambiente toda forma de juicio externo, tanto positivo como negativo,
porque ambos encierran la misma distorsión. Si hay alguien que pue-
de determinar que soy bueno, también existe alguien con el poder de
decir que no lo soy. Y esto no es así. El poder está en la conciencia de
cada uno y a cada persona le toca evaluar la experiencia y el sentido
profundo que encierra.
De esta manera el castigo, rechazo, exclusión, penitencia, premios,
recompensas, culpa y vergüenza, van perdiendo peso y son hermosa-
mente reemplazados por la autoestima genuina y la autoaceptación.
Con esta mirada, el clima de tensión y miedo es reemplazado por
otro de confianza, soltura y relajación, condiciones indispensables
para que el niño interior manifieste su singularidad.
Las vivencias puentes tendrán el propósito de poner en situación
al buscador aprendiz y al guía en una experiencia que posibilitará el
despliegue de diferentes aspectos o cualidades del ser creador, acti-
vando de este modo el proceso de autoconocimiento.
Como vemos, todo el despliegue del potencial se va organizando
de modo tal que el núcleo, lo esencial, se va orgánicamente revelando.
En constantes movimientos de muertes y renacimientos, muerte y
disolución de lo ilusorio, revelación y renacimiento de lo verdadero y
esencial, con cada renacimiento se va desplegando y encontrando el
contenido esencial que permite experimentar: ¿Quién soy, cómo soy
y cuál es mi vocación natural?
Des-cubrir quiénes somos cuando nos desplegamos en estas
condiciones, es decir, en un contexto que nos reconoce profunda-
mente, que nos ve, es una de las búsquedas del tendido de puentes.
Los puentes son vivencias para desplegarnos dentro de un marco
de cuidado pero libres de los condicionamientos que obturan el des-
pliegue de la sabiduría interna.
169
 Todo esto crea un escenario que abre el espacio al despliegue del
ser esencial e inicia un camino de liberación, autoconocimiento del
potencial interno y de auto-realización genuina y singular.
Las vivencias están diseñadas de modo tal que la totalidad inte-
grada por la mente receptiva y activa actúe en profunda integración.
De este modo, se establece una conexión con el contenido vivo del
mundo interno que luego será manifestado en el mundo físico con-
creto.
Los espacios puentes están diseñados conociendo los principios
que respetan y que alientan el despliegue de la naturaleza esencial a
través de la naturaleza humana. A medida que el niño interior se
despliega desde su propia sabiduría, gana una sensación de autocon-
fianza y seguridad cada vez más sólida.
Los puentes son acompañados y co-creados entre los guías y los
aprendices. Sabiendo que ambos alternarán dichos lugares.
El espacio y el guía invitan, pero una vez que el fluir orgánico y
creativo comienza a rodar, el arte consiste en entregarse a él y des-cu-
brir la magia que revela.
Esta tarea artesanal requiere mucha confianza en el fluir orgáni-
co que acontece en la vivencia. Mucho tacto para leer y para alentar,
siempre que la naturaleza esencial necesite de apoyo externo para
expresarse. Y, también, mucho respeto por los tiempos y modos na-
turales de cada uno.
El guía guardará siempre una actitud abierta, receptiva, despoja-
da de prejuicio y expectativa. No hemos de olvidarnos que lo que ha
de desplegarse no es conocido por él. Lo que sí sabemos es que ese
ser se expresará a través de un aspecto humano que necesita mucho
amor y cuidado, por tratarse de un niño que aún no tuvo la posibili-
dad de ver manifestado el potencial interno que alberga.
A medida que el niño reconoce que en el mundo externo están
dadas las condiciones para expresar su verdad interior con libertad
y tranquilidad, va gestando la personalidad creadora y creativa que
170
posibilita la manifestación confiada y fluida de los intereses, las aspi-
raciones, los deseos, inclinaciones, su realidad personal y emocional,
el potencial interno, las capacidades naturales, los talentos más autén-
ticos, genuinos y esenciales.
Los puentes permiten que se fortalezcan los lazos de conexión
interior que ayudan a ir diluyendo la distancia entre lo esencial y lo
humano.
En síntesis, un puente es eso, el canal interior que posibilita en-
trenar dos movimientos: uno que va hacia el interior, de conexión, y
otro hacia fuera, de expresión y manifestación.
Cuando a un niño, desde la temprana edad, se le reconoce la exis-
tencia de su naturaleza esencial, cuando se la legitima y alienta en su
manifestación, cuando se lo ayuda a no desconfiar de su propia forma
y sabiduría, se siente más confiado y seguro, la Verdad que habita en
el interior, momento a momento, cuenta con lo que necesita para
hacerse presente en el plano externo.
El primer puente: el juego esencial y creativo.
Los adultos tenemos al niño interno sumergido en un sistema
interno y externo opresor. Con la naturaleza humana atrapada, blo-
queada y altamente condicionada. Identificado con un “yo” ilusorio
creado para responder a los intereses externos que le dieron “vida”.
El yo de naturaleza esencial, en esas condiciones, no cuenta con un
vehículo humano que lo exprese, por lo tanto, pareciera no existir.
Esta realidad está tan presente en niños pequeños como en adul-
tos. Lo que varía es el grado de fijación y el estado de creación del yo
ilusorio. Es decir, el grado de condicionamiento en el que se encuen-
tre la naturaleza humana.
Ahora, toca preguntarnos por dónde empezar el camino de
expresión de lo más genuino. Y la respuesta es simple, pura y sen-
171
cilla. Se empieza por despertar el don natural y también esencial
de jugar.
El juego esencial ayuda a que la naturaleza interna comience a des-
plegarse, saque de la opresión al niño, lo ayude a manifestar progresi-
vamente quién en esencia Es. Tímidamente, al jugar, entramos en un
espacio donde las leyes y principios naturales que alientan la expresión
de lo vital y genuino se hacen presentes. Se ingresa a una nueva dimen-
sión de tiempo, un espacio no lineal que posibilita que se nos revele lo
que la inteligencia natural quiere mostrarnos en ese momento.
Al poner el cuerpo y entregarnos al juego esencial, una realidad
sutil de otra dimensión se despliega y manifiesta. En ella se ilumina-
rán tanto la realidad interna que desea expresarse como los bloqueos
mentales, físicos y emocionales que lo impiden.
Nadie enseña a un niño a jugar. Jugar es un don natural y por eso
se considera un don esencial y divino. Solo toca recordar esta sabi-
duría. En el cuerpo está la memoria y lo más hermoso es que todos
la poseemos.
Podemos estar muy tristes, sentirnos duros, estructurados, tie-
sos, oprimidos, deprimidos, pero si alguien tiene el corazón dispuesto
para invitarnos a jugar; y si abrimos para puerta a esa invitación, en
segundos esa experiencia nos puede llevar a un lugar interno y a una
actitud que nos acerca a lo esencial.
Jugar puramente nos aliviana, nos hace soltar lugares tensos, nos
devuelve la alegría, nos revela la verdad que necesita ser expresada,
mirada, abrazada, transformada y sanada.
Cuando jugamos, el niño puede encontrarse con la naturaleza
esencial que habita en su interior, una esencia que jamás se pierde, que
nada puede tocar y que es eterna. Por eso, jugar de este modo sana.
Jugar de este modo posibilita que la naturaleza humana se dis-
ponga a actuar en sintonía con los principios de la naturaleza esencial.
Es salir de un lugar que se siente tieso, duro, rígido, oscuro y
estructurado para sumergirnos en la verdad del ser esencial. Es una
172
manera progresiva de pasar a la liviandad, espontaneidad y autentici-
dad internamente disponible.
Jugar nos puede acercar al mundo de las infinitas posibilidades,
de la exploración, investigación, la búsqueda, el contacto con otras
realidades a través de la fantasía y la imaginación. Es decir, comenzar
a abrir canales en la mente racional e intuitiva creativa, para recibir la
información que viene de la fuente esencial.
En este espacio libre de condicionamientos y preparado para la
libre expresión, la naturaleza humana del niño se prepara para recibir
y expresar la naturaleza esencial que la guía en el camino de autoco-
nocimiento y autorrealización.
Despertar el don de jugar, o, mejor dicho, limpiar y remover
aquello que lo mantuvo dormido, es una de las claves del proceso de
expresión del niño y de conexión con el ser esencial.
Los niños son los maestros del juego, ellos tienen a flor de piel
este talento tan poderoso. Por eso, facilitar el proceso de liberación
del creador de un niño solo requiere la capacidad de reconocer esta
presencia y animarnos a acompañar y dejar que se exprese esa llama
que arde en su interior.
Cuando jugamos, el niño interior recupera su derecho natural a
ser y a manifestarse. Esta experiencia creadora hace posible que se
vaya acercando a su centro, donde habita el niño divino, ese aspecto
que no ha perdido la conexión con la fuente.
El juego es, en esencia, experiencia. Una experiencia que por sus
características hace posible vivenciar la interacción con la cualidad
esencial.
Es en la experiencia lúdica y esencial que el niño encuentra el
lenguaje más orgánico para manifestarse.
Al comenzar a jugar, puede que aparezcan los aspectos más visi-
bles de la personalidad estructurada para seguir los mandatos del afue-
ra, pero, a medida que el proceso creativo que posibilita el juego esen-
cial se da, de la mano del niño creador, el misterio y la magia se hacen
173
presentes. Una sabiduría más vasta se manifiesta, la intuición toma más
fuerza, el potencial innato del niño se desbloquea, trayendo inspiración.
Entonces, el entendimiento de una realidad esencial sale a la luz.
Para los adultos, al comienzo, entrar en el mundo del juego puede
resultar muy angustiante y amenazante para el yo ilusorio. Este puede
responder con critica, juicio, descalificación, menosprecio es decir,
miedo, lo cual nos permitirá iluminar la parte que se resiste a recono-
cer su falso poder y su inexistencia real.
El desafío es ponerle el cuerpo a la experiencia y observar ese
aspecto mientras que de a poco el niño interior trae su gracia, su dicha
y su magia.
Una vez que este don se despierta, puede ayudarnos a teñir de
esta actitud la vida misma; después de todo, vivir es el juego más in-
tenso, completo y fascinante al que hemos sido invitados.
El segundo puente: creatividad, potencial creativo y proce-
so creativo.
Me gustó mucho una frase que define a la creatividad de una
manera absolutamente cercana a la realidad que siento y he experi-
mentado. “La creatividad es un potencial natural que todos tenemos
y que se manifiesta en un proceso, factible de ser incitado e iniciado”.
Es muy importante aclarar que todos, absolutamente todos, so-
mos dotados del potencial natural de la creatividad, pero para que se
manifieste, es necesario iniciar e incitar un movimiento que lo ponga
de manifiesto.
Existen diferentes tipos de creatividad y, dependiendo de la ex-
periencia, tendencia y también oportunidades que hemos tenido, se-
guramente nos ha sido más fácil expresar una u otra.
A mí me gusta repasar los diferentes modos en los que la creati-
vidad puede hacerse presente, porque he comprobado que al hacerlo,
174
muchas personas que sostenían fuertes creencias en relación con no
sentirse creativos, logran diluirlas al reconocer el modo personal en el
que el potencial creativo se manifestaba en ellos.
De todos modos, vale aclarar que el potencial creativo también se
encuentra disponible para el yo ilusorio, solo que éste lo usa con propó-
sitos totalmente diferentes al propósito de la educación del Ser Creador.
He experimentado el proceso creativo de dos maneras totalmen-
te diferentes.
Una de ellas ha sido estando en estado de quietud, receptividad y
vacuidad profunda. Incluso, en muchas ocasiones, se desplegó estan-
do dormida a través de sueños, visiones, o despertándome abrupta-
mente para escribir o dibujar la idea que se hacía presente.
En los casos en que la creatividad se hace presente de este modo,
me he experimentado más siendo un canal que recibe lo ya creado
por el Ser esencial que soy.
De hecho, parte de la sabiduría que en este libro comparto ha
llegado a mí a partir de estar en un estado de conciencia ampliado.
A través de esta creatividad, podemos traer a la dimensión humana
porciones de las creaciones realizadas antes de encarnar y que están
vinculadas con la vocación natural que traemos. Este fue el modo en
que fue gestada la educación del Ser Creador. No surge de una com-
binación de cosas conocidas, sino como una expresión nueva y origi-
nal que viene a mostrar y a accionar sobre una realidad que implica al
mismo tiempo una elevación en el plano de la conciencia.
Este tipo de creatividad nos permite traer una idea original pre-
sente en una dimensión que tiene un nivel de conciencia superior a
otra dimensión inferior para ayudarla a elevarse. A esta creatividad la
he llamado creatividad vertical. Es una experiencia creativa que nos
permite vivenciar un proceso que se da de arriba hacia abajo y de
abajo hacia arriba. La naturaleza humana se abre a recibir lo que la
naturaleza esencial ya ha creado. La mente receptiva cuenta con dos
maneras de vehiculizar el potencial creativo.
175
 Uno es a través de un proceso que permite dejar fluir una crea-
tividad espontánea, emocional y ampliada. Después de haberla ex-
perimentado, en infinitas ocasiones, descubrí que este tipo de crea-
tividad se genera en la amígdala cerebral, que es donde se procesan
las emociones básicas. En mi experiencia personal, comprobé que a
medida que las emociones bloqueadas se iban expresando, más fre-
cuentemente se daba este tipo de creatividad. Llegando a la experien-
cia cumbre en el año 2011, momento en que pude ver la educación
del ser de un modo más completo, y en el 2019, donde logro hacer
la síntesis dando nacimiento a La educación del Ser Creador, tal como
la comparto aquí, puedo afirmar que este tipo de creatividad es muy
poderosa. Es propia de los grandes innovadores de la humanidad,
así como también de artistas que han podido expresar en sus obras
aspectos muy elevados de la creación.
Es por eso que cuando se la experimenta se vive como una es-
pecie de epifanía o experiencia religiosa. No se necesita ningún tipo
de conocimiento específico para desarrollarla. Es más, creo que en el
programa educativo que cada persona trae al nacer, también se inclu-
yen los recursos o dones internos que le serán habilitados para llevar
a cabo su propósito. Lo que sí requiere es de que nuestra naturaleza
humana, la personalidad creadora, ya haya reconocido los talentos y
ejercitado las habilidades para poder expresarla. Este es el propósito
que lo artístico o creativo cumple dentro de la educación del ser. La
escritura, el lenguaje plástico, musical, corporal, etc. al servicio de la
expresión de la naturaleza esencial.
Esta creatividad supone estar en estado receptivo, abierto a una
fuente de sabiduría mayor. Es la creatividad que nos conecta con el
ser esencial creador que todos potencialmente somos.
La otra manera ha sido la de la creatividad deliberada y emocional.
El fluir de este tipo de creatividad surge a partir de un esfuerzo cons-
ciente (y constante) por llegar a una solución. La fuente de la que se ali-
menta es también la del ser esencial, pero se expresa en el plano humano
176
usando como canal el mundo de los sentimientos y las emociones. Aquí,
la respuesta original, creativa y singular se expresa en las creaciones que
nacen de nuevos modos de sentir y percibir una realidad.
El otro modo de experimentar la creatividad o el potencial crea-
tivo original lo he denominado la creatividad horizontal. Surge de
la inspiración proveniente de la realidad captada por los canales de
creatividad vertical. Y se convierte en una idea para ser manifestada
en el plano físico. En esta creatividad se ponen en juego modos nue-
vos de combinar la información existente, modos de crear formas
respondiendo a los principios esenciales, impulsos creativos puros,
pensamientos innovadores. Este tipo de creatividad hace posible que
podamos dar forma en el plano físico a las creaciones recibidas por la
mente receptiva. La mente racional, entrenada en las cualidades de la
naturaleza esencial, se pone al servicio de la mente receptiva para que
sea posible la manifestación en el mundo concreto.
La creatividad deliberada y cognitiva es un talento natural que se
despliega cuando llegamos a una solución a partir de hacer un esfuer-
zo consciente. La fuente de la que se nutre es el conocimiento que
poseemos de la realidad a la que queremos dar respuesta o solución.
Lo creativo surge de la aplicación de este conocimiento en el plano
de una realidad concreta.
El tipo de creatividad horizontal ocurre sin que nosotros haga-
mos un esfuerzo o intento consciente. Más bien, ocurre de manera
casi accidental, pero con la peculiaridad de que esta se basa o nace a
partir del conocimiento que poseamos sobre una realidad dada. Sin
esos conocimientos previos, este tipo de creatividad jamás se da. Se
manifiesta cuando algo en apariencia casual o accidental enciende una
chispa que crea “un momento de inspiración” que nos ayuda a en-
contrar una respuesta, solución, idea, conocimiento o creación, que
hasta el momento no teníamos.
Los niños poseen una cualidad de inocente curiosidad muy cer-
cana a la condición o estado que la mente racional ha de tener para
177
que este tipo de potencial creativo se manifieste. Es como pedirle a la
mente esencial que te muestre el camino, que te enseñe a resolver el
problema o que lo haga por ti. Esto implica un soltar la obstinación
mental y dejar que la naturaleza más sabía actúe. Abrirse y rendirnos
a la posibilidad de “no saber qué hacer, cómo salir, cómo resolver,
cómo sentir o ver de otro modo lo que ocurre” puede ser un terreno
maravilloso para que el ser se exprese a través de esta habilidad.
El Proceso creativo:
El proceso creativo es otro puente que ayuda a que la naturale-
za humana des -cubra su modo natural de manifestar la naturaleza
esencial.
Es un tiempo y un espacio donde nos entregamos al libre y na-
tural fluir de la vida que acontece en nuestro interior. Un sublime
momento en el que todo se dispone a acompañar al nacimiento y ma-
nifestación de algo original, es decir, de algo que proviene del origen
de cada persona.
El proceso creativo tomado de este modo se convierte en el cur-
so o el camino que sigue el ser para manifestarse desde la fuente hasta
el plano físico, desde el origen sutil al plano concreto, desde el cielo a
la tierra. El proceso creativo nos recuerda cómo es “ser en el proce-
so” más que en el resultado.
En este viaje, el misterio se hace presente y con asombrosa mag-
nificencia recordamos y participamos de otra manera de parirnos a
nosotros mismos de nuevo. Al mismo tiempo que la naturaleza hu-
mana reconoce sus talentos y desbloquea su función de canal, la na-
turaleza esencial va dando muestras de su presencia.
El juego esencial se une al proceso creativo y juntos crean la
alquimia que permite que lo esencial de cada uno quede revelado y
tome la forma de un “producto original y único”, un producto que
hablará de creador humano y el creador esencial que somos.
El niño interior, a través de este puente, despliega las cualidades
de la espontaneidad, flexibilidad, originalidad y libertad para tomar
178
decisiones a partir de la escucha de las intuiciones e inspiraciones.
Esto posibilita no solo reconocer y abrazar su modo natural de ma-
nifestarse y hacer, confiar en la capacidad autodidacta que tiene, sino
que también consigue crecer en autoconfianza y seguridad en la escu-
cha de la información que proviene del mundo interno.
Es también durante la expresión de este proceso que salen a la
luz muchos de los bloqueos y las resistencias que impiden la expre-
sión de lo más auténtico, pero es también en ese viaje fluido y libre
que se hace presente la alquimia interior que posibilita trascenderlos.
El don natural de la creatividad también es divino, nos recuerda
que cada uno de nosotros trae consigo la capacidad esencial de entrar
en contacto con la fuente que todo lo crea, así como también los talen-
tos innatos que nos permitirán manifestar de modo único, espontáneo
e irrepetible eso que nuestro ser esencial vino a entregar al mundo.
El proceso creativo es un orden natural, es la forma en que la
vida esencial se expresa y se manifiesta.
El tercer puente: el teatro.
La tarea consiste en lograr habilitar con más determinación las habi-
lidades físicas, mentales y emocionales, desbloquear los canales expresivos
de la naturaleza humana para ponerlos al servicio de la naturaleza esencial.
Cada puente contribuye de una manera diferente a la gestación
de una personalidad creadora, es decir, una personalidad más abierta
y porosa a la naturaleza esencial.
El teatro es una disciplina que permite que la naturaleza humana
en sus expresiones físicas, mentales y emocionales, se abra a recibir
todas sus posibilidades energéticas.
Es jugar a ser esos otros que se manifiestan más allá de la perso-
nalidad que oprime la naturaleza humana y que bloquea la expresión
de la naturaleza esencial.
179
 Este tercer puente ofrece la posibilidad y el permiso para ocu-
par lugares que muchas veces se tienen absolutamente negados,
al mismo tiempo que reconoce los lugares que habitualmente se
ocupan.
Esta vivencia ayuda a desbloquear la energía emocional que el
niño acostumbró a reprimir toda vez que por miedo se ubicaba en el
lugar que sentía menos amenazante, un lugar no genuino ni respetuo-
so de su verdadero sentir y de su intuición.
El teatro facilita la expresión de lo que genuinamente se siente, se
piensa, se hace y se intuye. Permite ejercer el derecho a sentir, expre-
sar orgánica y espontáneamente lo que siente, ver lo que la intuición
muestra, recuperar la espontaneidad y la pureza.
Al mismo tiempo, ofrece la posibilidad de jugar la dualidad, dejar
que estas formas se manifiesten, ocupar todos los lugares y entrar en
contacto con un espacio, un centro que las trasciende. Entrar en una
realidad más allá de la dualidad, la realidad del corazón.
El teatro se da la mano con el juego esencial y el proceso creativo,
los profundiza y especifica más, permite hacer foco en abrir la puerta
de salida a las identificaciones con conductas repetitivas, automáticas
y estereotipadas. El uso de la imaginación y la fantasía abren el espa-
cio y el acceso a nuevos territorios internos y con esto a la posibilidad
de conectar con realidades más sutiles.
Así se puede entrar en lugares no habitados con la ayuda de un
“personaje” que invita y habilita a recuperar la emocionalidad más
auténtica y pura, darle cuerpo, emoción y voz a esas partes de uno
mismo que pudieron haber quedado replegadas y silenciadas.
El cuarto puente: el trabajo corporal esencial.
El cuerpo, templo sagrado que todo lo atesora, lo guarda, lo al-
berga. El cuerpo, vehículo e instrumento de manifestación, canal ex-
180
presivo de los impulsos creativos auténticos, vehículo de las inspira-
ciones verdaderas, de las motivaciones genuinas, de los deseos puros
y de la corriente vital que nos une con la fuente.
Escuchar al cuerpo con sabiduría es poder escuchar a la natura-
leza esencial que habla a través de él.
El cuerpo, además de vehículo, es ese territorio donde quedaron
grabadas y registradas tanto las emociones no expresadas de nuestro
niño interior como también quedó grabado el camino que la natura-
leza humana ha de desandar, corregir y purificar.
El cuerpo es, entonces, un territorio a purificar y un vehículo a
escuchar y honrar.
Cuanto más purificado esté, más purificada estará la mente infe-
rior. Cuanto más purificada la mente inferior, más purificado el cuerpo.
Escuchar de manera pura y sabia es atender a su llamado de ser
cuidado, mirado, leído, con sabiduría, purificado y honrado.
La educación del ser nos enseña a recordar el valor que el cuerpo
tiene como instrumento de manifestación de la naturaleza esencial.
Se diferencia de lo que hace una personalidad que se ha desconectado
de la naturaleza esencial, que ha aprendido a usarlo como un objeto o
medio para sus aparentes conquistas.
El trabajo corporal emotivo, creativo e intuitivo es el puente que
posibilita re establecer la sintonía esencial entre la naturaleza humana
y la naturaleza esencial, a través del cuerpo. Para que esto se vaya
dando progresivamente, hemos de disponernos a un modo de mo-
vimiento en el que el cuerpo pueda despertar la fuerza que lo ayuda
a recuperar su autonomía, libertad y con esto su original fluir. Recu-
perar la memoria ancestral de cómo es fluir libre de las expectativas,
condicionamientos y órdenes de esa parte de la naturaleza humana
que lo ha entrenado para que sea su esclavo y servidor.
Con este puente abrimos el espacio para que el cuerpo pueda co-
menzar el proceso de recordar y dejarse guiar por la sabiduría esencial
que lo atraviesa.
181
 El cuerpo guarda dentro de sí una conexión sublime con la sabi-
duría natural, solo hay disponerlo a que limpie el canal que le permita
empezar a moverse guiado por esa sabiduría y que en este movimien-
to limpie, purifique y exprese las emociones estancadas, las memorias
contenidas que se han convertido en bloqueos y que obstaculizan su
original fluir.
Con este puente comenzamos a establecer una relación de amor
y respeto diferente con el cuerpo y con la naturaleza esencial que lo-
grará expresarse cada vez de manera más clara y consistente, a través
de un canal más limpio.
El estado natural del cuerpo es la salud. Cuando la naturaleza
esencial y la humana están en sintonía, el estado de salud se conserva.
Cuando esto no sucede, es porque algo de esta unión necesita ser
mirado. Por eso, el cuerpo es un gran comunicador de aquello que es
necesario atender para corregir la distorsión, y así se haga posible que
ambas naturalezas se encuentren.
Para la educación del ser, cada síntoma físico es un puente en sí
mismo para la resolución de una realidad que está pidiendo ser con-
siderada y escuchada. Y ve, toda manifestación física como un aviso
para una transformación genuina deseada por todo el sistema.
La capacidad de auto-percibir al cuerpo, tanto para la tarea de
purificación y corrección, como para ganar confianza en la escucha
de las manifestaciones de la naturaleza esencial a través de él, es uno
de los trabajos que la educación del ser propone y que contribuirá a
la gestación de la personalidad creadora.
La emoción, energía vital, buscará fluir a través del cuerpo. Cuan-
do este fluir se vea impedido, usará al cuerpo físico para hacerlo, con
lo que comúnmente llamamos síntomas físicos o enfermedades.
La función pura del cuerpo es la de ser un instrumento y canal de
expresión de la naturaleza esencial. El bebé, cuando está en armonía,
se entrega orgánicamente a la sabiduría natural del propio cuerpo:
conciencia esencial y biología están majestuosamente unidas.
182
El sistema de autorregulación biológica espiritual funciona a las
mil maravillas, solo toca creer y confiar en su lenguaje y reconocer
que los síntomas nos advierten cuando la naturaleza humana se ha
desviado del camino correcto.
La enfermedad es el lenguaje corporal que usa el cuerpo para
advertirnos que la naturaleza humana está siendo contrariada en su
saludable fluir y que la verdad de la naturaleza esencial no está siendo
integrada y tenida en cuenta.
El lenguaje del ser esencial es sutil, y a la vez muy concreto cuan-
do se expresa a través del cuerpo físico. Este canal es perfecto y aun-
que a veces resulta difícil la lectura de lo que se expresa, entrenarnos
en esto es uno de los propósitos de esta educación.
En el cuerpo se refleja lo que sucede con dos fuerzas, una que
quiere fluir en una dirección, manifestarse, expresarse, expresar la li-
bertad que en esencia es, otra que está impidiendo, reteniendo, con-
trolando esta expresión.
Además, los síntomas físicos son expresiones que el niño interior
manifiesta por la falta de registro y escucha.
Los impulsos, los deseos puros, las motivaciones genuinas, las
inclinaciones naturales son en esencia energía vital del ser esencial.
El trabajo corporal emotivo y creativo es el puente que ayuda a
liberar y purificar el cuerpo físico, a despertarlo en su capacidad natural
de desplegarse orgánica, fluida y creativamente. Con este puente, se in-
vita al cuerpo a despertar y desplegar la sabiduría que permite percibir
los bloqueos que alberga y dejar que encuentre respuestas creativas y
singulares que posibiliten el desbloqueo, la expresión y la purificación.
Esta práctica entrena a la naturaleza humana en el ejercicio or-
gánico de dejarse llevar por la fuerza proveniente de la naturaleza
esencial. Los impulsos orgánicos creativos pueden desplegarse con
fluidez en un cuerpo permeable que se deja guiar por ellos.
El niño interior despierta a la intuición que surge de la conexión,
escucha y percepción de su cuerpo y también de sus emociones y
183
sentimientos. Entrar en contacto con el flujo de información que
se despliega a través de ellos permite recuperar la confianza, nutre el
proceso de autoconocimiento.
En el caso de los niños pequeños, pueden fluir más fácilmente
con lo espontáneo y natural que brota de ellos. Nacemos con esta
capacidad, es otro don natural.
Cuando se trabaja con jóvenes o adultos, se requiere de más
tiempo para lograr esta fluidez, puesto que el cuerpo funciona como
un espejo de los condicionamientos que la naturaleza humana ya ha
recibido.
Al poner el cuerpo en movimiento en una actividad de estas ca-
racterísticas, también se posibilita registrar realidades emocionales
profundas y abrir el canal para la expresión de la creatividad emocio-
nal y ampliada.
En este tipo de movimiento, la conciencia nos lleva a los conflic-
tos emocionales estancados en el cuerpo y a las creencias mentales
limitantes. Al mismo tiempo, habilita la capacidad de resolución, au-
tocuración o autosanación.
Cuando, a partir del movimiento, la sabiduría corporal se impo-
ne por sobre el cuerpo mental que condiciona y controla, cuando la
entrega a las respuestas intuitivas y orgánicas crece, los movimientos
que aparecen son tan profundos y genuinos, tan puros, que se con-
vierten en medicina.
El cuerpo despliega resoluciones creativas dando origen a movi-
mientos que actúan con profundo impacto. Esta cualidad hace que
el movimiento desbloquee la energía que alguna vez se estancó o
cristalizó teniendo repercusión e incidencia en el cuerpo emocional
y mental.
El trabajo corporal emotivo, creativo y expresivo zambulle al
cuerpo en un proceso creativo que posibilita también que el con-
tenido esencial se exprese a modo de visiones, intuiciones o claras
percepciones. Además de aumentar y fortalecer la confianza en las
184
capacidades naturales de la autopercepción y la auto-escucha, que ha-
cen posible conectar con la realidad que vive en el mundo que existe
de la piel para adentro.
Cuando comenzamos este proceso, los registros serán más físi-
cos y concretos y a medida que se avanza podrán aparecer contenidos
y realidades y experiencias más sutiles. Cualquiera sea el caso, lo más
valioso es ayudar a reconocer y confiar en los mensajes que provienen
del mundo interno a través de este instrumento físico.
Entrar en contacto profundo con el cuerpo físico es una de las
necesidades básicas que todos tenemos. No se trata del desarrollo de
las habilidades físicas que aparecen con la práctica y el aprendizaje de
un deporte, o de la clase de educación física tradicional.
Es la capacidad de poner el cuerpo en un movimiento que lo ayu-
de a recordar su libre, orgánico y natural fluir. Activar el movimiento
para liberar la energía vital como la sabiduría del sistema corporal lo
pide. Recuperar la función original que el cuerpo tiene: ser canal, ins-
trumento y templo al servicio de la naturaleza esencial.
El quinto puente: el trabajo con la emoción.
Liberar al cuerpo físico nos acerca a conectar y liberar el cuerpo
emocional. El niño interior es muy emocional, por eso, escuchar y
acompañar la emoción nos permite conectar de un modo directo con
su universo.
Es importante reconocer la naturaleza de la emoción, la fuente
de la que proviene, si la emoción es tomada por el yo creado para
satisfacer al afuera o si la emoción viene genuina del niño puro. En
cada caso, la respuesta ha de ser diferente.
La emoción es en esencia energía vital. Cuando bloqueamos la
emoción, bloqueamos el impulso intuitivo creativo, el deseo puro,
las motivaciones genuinas, las ganas, las inclinaciones y la fuerza
185
que el niño interior tiene. Puesto que cada emoción tiene una sabi-
duría y trae un mensaje, aprender a descubrir lo que el niño interior
nos quiere decir a través de cada emoción es lo que nos permite
este puente.
Este puente le permite al niño interior divino expresar la verdad,
la integridad y la pureza emocional que en esencia tiene. Y al niño
interior humano, purificar y transmutar la energía emocional y mental
nacida de las interpretaciones que hizo por el amor incondicional no
recibido en la infancia.
Vivenciando y experimentando este puente, comenzamos a des-
pertar la capacidad de atender a las necesidades emocionales que
nuestro niño tiene, así como también, reestablecer el flujo del amor
que siempre nos hemos merecido y que siempre tuvimos.
Al mismo tiempo que aprendemos a responsabilizarnos, liberar
y purificar las emociones creadas en la experiencia humana, lo im-
portante es saber que contamos en nuestro interior con todo lo que
necesitamos para sanarlo.
Todas las emociones, se trate de las placenteras o las displacente-
ras, guardan una profunda sabiduría.
El cuerpo físico y el cuerpo emocional están profundamente
unidos. Toda tensión o rigidez física nos cuenta algo acerca de una
emoción que no tuvo el suficiente amor como para poder ser com-
prendida y acompañada en su expresión.
La emoción es uno de los lenguajes más usados por el niño in-
terior para expresar su descontento. Por eso, para sanar nuestro niño
interior, es necesario aprender a re vivirlas, dejarlas fluir y permitir
que nos atraviesen. Esto ayuda al niño a madurar emocionalmente y
a recuperar la sabiduría que había dormido.
Sanar a nuestro niño herido, abrazarlo comprensivamente en las
sensaciones de desamparo, abandono, rechazo, soledad; permitir que
fluyan las emociones que en él habitan posibilita limpiar los canales
para la manifestación plena de la naturaleza esencial en el plano físico.
186
Lo que hacemos con nuestra emoción es exactamente igual a lo
que hacemos con nuestro niño interno y, por ende, lo que hacemos
con los niños que nos rodean.
Si la reprimimos, la silenciamos, la bloqueamos, eso mismo esta-
remos haciendo con el niño que nos habita.
El proceso de sanación de nuestro niño interior está totalmente
vinculado al proceso de aceptación y desbloqueo de nuestro cuerpo
emocional.
Por eso, resulta tan lastimoso para un niño, y sobre todo para
nuestro niño interno, ignorar la emoción, juzgarla o reprimirla.
Con un cuerpo emocional claro y equilibrado, con un niño inte-
rior amado y comprendido más plenamente, podrá manifestarse el
ser esencial porque será más claro de escuchar el lenguaje de la intui-
ción y el sentimiento.
Cuando abrimos el espacio interior para integrar lo que una vez
nuestro niño no se atrevió a expresar, cuando en lugar de juzgar la
emoción la abrazamos y la miramos con total aceptación, se abre la
puerta a un entendimiento mayor y accedemos a un amor mayor, que
permite comprender lo incomprendido.
En este acto se establece una atmósfera de amor interior que
posibilita integrar aquello que una vez fue excluido; rodear de amor
a esa parte que se alejó del amor, agarrarla de la mano y retornarla
al hogar.
Cuando nuestro niño interno recibe aceptación, amor y com-
prensión en su emoción, se calma y tranquiliza. Y cuando el niño
siente que es aceptado, respetado y comprendido en su sentir, apren-
de a confiar en la información que vive intensamente dentro de sí.
Esto, a su vez, permite abrir el canal para hacer uso del potencial
de creatividad ampliada o emocional.
Por eso, para la educación del ser, la emoción es un puente clave,
ese conector que nos permite ir achicando la distancia entre nuestro
niño herido no escuchado y nuestro niño divino.
187
 El sexto puente: la voz esencial.
La voz, otro canal que posibilita a la naturaleza humana expresar
la verdad de la naturaleza esencial.
Jugar, intuitiva, orgánica y creativamente con nuestra voz puede
acercarnos a conectar con la voz creativa, esa voz capaz de expresar la na-
turaleza esencial que pulsa dentro de nosotros. Este puente nos ayuda a
ir ganando confianza y disolviendo el miedo que le impide manifestarse.
Entregarnos a la experiencia de sonar sin expectativas abre el
espacio para que la voz más genuina y pura recupere el fluir, al mismo
tiempo que se va limpiando el canal.
Jugar con la propia voz abre una puerta a la expresión de las ver-
dades que un día el niño se tragó o dejó petrificadas en algún lugar del
cuerpo. También posibilita revivir, re-sentir, experimentar y retornar
al presente todo aquello que una vez se vio interrumpido.
Animarnos a decir lo no dicho, a dar carácter de verdad a esa
intuición que un día negamos.
La voz esencial, en tanto canal y energía del ser esencial fluyendo,
es otro poderoso recurso de autosanación con el que contamos. En-
tregarnos al juego, movimiento y sonido orgánico nos permite entrar
en contacto con esas tensiones, dolores primarios que tarde o tem-
prano irrumpen buscando expresión y alivio.
A medida que el cuerpo se libera de la energía emocional que
yace petrificada en el cuerpo físico, los canales de percepción se lim-
pian y la permeabilidad para entrar en contacto con el ser esencial
creativo aumenta.
Cuando jugamos con el sonido orgánico creativo, el niño recupe-
ra la posibilidad de la libre expresión. Este trabajo está directamente
vinculado con recuperar la libertad intelectual. Es decir, legitimar la
visión personal, el modo único de ver.
Este puente permite limpiar el canal que habilita que la sabiduría
intuitiva fluya con fuerza, confianza, determinación y claridad.
188
El séptimo puente: El ejercicio de la auto-observación.
Como vengo compartiendo, las vivencias y experiencias que po-
sibilitan que el niño se exprese a través del juego esencial, del proceso
creador, del teatro, del trabajo corporal, de la expresión del sonido
orgánico, no podrían estar completas si no incluimos la capacidad de
la auto-observación.
La vivencia con el ejercicio posterior de la auto-observación
fortalece y completa el proceso de autoconocimiento. Cuando a la
vivencia se le suma la observación, la experiencia se convierte en co-
nocimiento de sí.
El ejercicio de la auto-observación se da cuando volvemos a lo
vivenciado con la intención de hacer consciente lo que se manifestó
espontánea y naturalmente en la experiencia transitada.
A medida que la personalidad logra expresar la verdad proveniente
del ser esencial, la autoconfianza en el fluir creativo y natural aumenta.
El ejercicio de auto-observarnos ayuda a crear en el mundo inter-
no el rol del testigo observador neutral y con esto, comenzar a abrir
un espacio para que la conciencia amorosa se haga presente.
Cada persona va accediendo a esta posibilidad tal como su propio
sistema lo posibilita. No hemos de olvidar que este proceso educativo
supone guiar a la naturaleza humana a que cada vez más reconozca y
se entregue a la guía de la naturaleza esencial.
Es decir, se trata de que el yo humano (aprendiz) reconozca la
guía y presencia del Yo esencial (Guía). Todo lo que acontece es guia-
do por la inteligencia que todo lo crea, manifestándose en la presen-
cia de ese Guía interno y el aprendiz que lo manifiesta.
Cuanto a más temprana edad comencemos con la educación del Ser
Creador, menor es el trabajo de rectificación de la naturaleza humana.
No olvidemos que los niños nacen con y en este estado de conexión.
En nuestra condición de aprendices, la tarea es religar cada
vez más fuerte la naturaleza humana con la esencial, gestar la per-
189
sonalidad creadora alineada a los principios naturales y acompa-
ñar las manifestaciones que la naturaleza esencial determina. Las
manifestaciones que provienen de nuestra naturaleza esencial son
gobernadas y cuidadas por ella. En tanto la naturaleza humana
aprenda a ser fiel a la naturaleza esencial, es decir, acepte la verdad
que ella va manifestando, más caudal y potencial fluirá para ser
expresado. Si es más fuerte el impulso creativo, las creaciones re-
cibidas, las motivaciones genuinas, las sincronicidades, las señales
recibidas, las claridades de las decisiones a tomar, la fortaleza y la
determinación para tomarlas, mayores serán la apertura y certeza
del camino a seguir.
Octavo puente: “La Kermesse vocacional”.
Se trata de un espacio que es puente y metodología al mismo
tiempo. Es un escenario que posibilita vislumbrar de manera orde-
nada las inclinaciones naturales, las motivaciones puras y los talentos
naturales que estén más disponibles y accesibles, al mismo tiempo
que permite que se vayan expresando.
Mientras que los demás puentes se ponen al servicio de abrir los
canales de expresión y gestar la personalidad creadora, este recurso
ayuda a dar cauce, orden y claridad a la información que a través de
ellos se va desplegando.
Este puente posibilita reconocer de manera intuitiva, percepti-
va, vivencial y experiencial la inclinación o preferencias vocacionales
profundas que surgen de la conexión con uno mismo y, por lo tan-
to, de los talentos, inclinaciones, motivaciones naturales, genuinos y
esenciales de la persona.
Ayuda a reconocer las inclinaciones naturales y a buscar modos
singulares de expresión, por ello también es un recurso para conocer
las capacidades autodidactas.
190
El espacio cuenta con ocho sectores que crean escenarios dife-
rentes. Cada escenario recrea un contexto de realidad que al mismo
tiempo despierta el llamado natural a responder a él o a descartarlo.
Cada espacio cuenta con elementos, objetos y actividades ten-
dientes a despertar y reconocer las inclinaciones, motivaciones genui-
nas y pasiones que habitan dentro de cada participante. De manera
lúdica y espontánea, se despliegan las tendencias más predominantes
y las menos predominantes. En esta libre exploración, entra en movi-
miento y en juego aquello que cuenta con un motor natural.
Esta metodología permite ordenar el contenido vital que se viene
expresando en el proceso de autoconocimiento y la inclinación voca-
cional original natural que la persona trae. Es con esta información
que la persona podrá elegir la primera forma singular de compartir
sus talentos con la sociedad.
Con la tendencia vocacional reconocida se puede profundizar
sobre el camino a seguir. Siempre, el propósito será encontrar expe-
riencias que posibiliten dar instrumentos a la naturaleza humana para
encontrar la mejor manera de manifestar quién es y así poder crear
un espacio o propuesta singular en el que sea posible desplegar los
talentos reconocidos, compartirlos con los demás y contribuir con la
sociedad.
191
 Para terminar...

Soy el Ser Creador y Creadora de la Educación del Ser Creador.

Soy la primera aprendiza humana educada a través de la Educa-
ción del Ser Creador.
Todo lo que comparto lo he vivido y experimentado.
La educación del Ser Creador fue y es el camino que me permitió
recordar quién soy, con qué talentos y dones naturales he sido dotada
y desplegar la vocación original que me expresa.
La educación del Ser me ha enseñado a compartirla de diferentes
maneras a lo largo de mí y de su manifestación. Es el camino que
recorro, la vida que elijo y, al mismo tiempo, la creación singular que
he traído para compartir.
El nombre se fue ampliando a medida que el proceso de autoco-
nocimiento, autosanación, autorrealización y despliegue de la voca-
ción original se ampliaban y expandían.
He comprobado con mi propia vida y experiencia, en la simpleza
y el amor, que la Educación del Ser Creador se sostiene.
Ella ha sido agua para muchas personas que la recibieron en la
proporción que elegían.
Los desvíos del camino me han dejado mucho aprendizaje y ha
capacitado más la tarea de Guía que desempeño.
Días antes de terminar este libro, en ese compartir sabio, siempre
presente e incondicional de mi hijo menor, llegué a esta frase que de
algún modo resumió todo este viaje:

“Cuando no sé quién soy, me pongo a tu servicio.

Cuando sé quién soy, me transformo en Ti.”

Ram Dass. Going Home

193
 Esta síntesis es, al mismo tiempo, un nuevo comienzo, la mani-
festación de un Hombre Nuevo, expresándose en un Nuevo Tiempo
y contribuyendo a la gestación de una Nueva Tierra. Un tramo del
camino que comienzo a transitar que me irá revelando cómo es vivir
expresando el cielo que soy en la Tierra.
Así cerraba el ensayo publicado en el 2017.
Un final abierto...
No llegué a esta tierra para ser encerrada en estrechos lugares,
llegué para ayudarte a recordar la magia del infinito.
No vine a esta tierra para que apagues mi sonrisa,
vine para que recuerdes la sonrisa que olvidaste.
No estoy aquí para que encadenes mi vuelo,
estoy aquí para que te animes a romper las cadenas,
para que descubras la pureza de mis ojos,
vine a mostrarte las formas de un tiempo eterno.
Entrégate al misterio que me guía,
volverás a encontrarte con el tuyo y seremos Uno.
Fúndete en la ternura de mi amor,
ese que desconcertado buscas.
Anímate a jugar el juego que me gobierna,
despierta a la existencia que me penetra,
traigo las semillas de la Nueva Tierra.
Caruchi
Septiembre, 2017.
194
Así lo cierro hoy
La síntesis de un camino que aún continúa desplegándose...
No llegué a esta tierra para encerrarme en estrechos lugares,
llegué para experimentar la magia del infinito.
No vine a esta tierra para ahogar mi sonrisa,
vine para recordarme la sonrisa con la que fui creada.
No estoy aquí para encadenar mi vuelo,
estoy aquí para animarme a diluir las ilusiones,
para compartir la pureza de mis ojos.
Vine a compartir las formas de un tiempo eterno,
A entregarme al misterio que me habita,
y también a encontrarme con el tuyo,
Y seremos uno, y seremos Uno.
Fúndete en la ternura de tu Amor,
Anímate a jugar el juego que nos gobierna,
despierta a la existencia que nos penetra,
¿O acaso no ves que traemos las semillas,
Las semillas de la Nueva Tierra?
Lina Carina Tacconi
Julio 2019
195
 ÍNDICE

Prólogo de la autora.................................................................. 11
Prólogo de Ignacio Poullier........................................................ 15
Prólogo de María Soledad Serra................................................. 19
Introducción.............................................................................. 23

Primera Parte - La Educación de Hoy.................................... 29

Educar en Verdad o en ilusión.................................................... 29
Educar para recordarnos o educar para crear el yo ilusorio.......... 33
El proceso educativo esencial versus el proceso formativo............ 37
Educar confiando en la Verdad................................................... 42
Iluminando el sistema actual. .................................................... 44
La escolarización temprana y la doble escolaridad....................... 49
El dolor de los niños frente a la formación actual......................... 52
La desolación y las anestesias. ................................................... 55
La era de la desconexión interior................................................. 57

Segunda parte - La transición............................................... 61

La perfección de la imperfección................................................ 61
Niños gestores y guardianes del cambio..................................... 62
Detrás de los síntomas de los niños............................................. 64
El vacío y la angustia de los jóvenes........................................... 66
Las capacidades de los niños y jóvenes de hoy............................. 68
Padres en búsqueda de una educación alternativa....................... 75
Educar confiando en la abundancia del ser. ............................... 76
El compromiso de los padres...................................................... 79
Lo que hicimos los adultos y no sirvió.......................................... 80
¿Qué estamos haciendo los adultos? ......................................... 81
El despertar a la naturaleza........................................................ 86
Liberación................................................................................. 88
Cuando la naturaleza golpea la puerta....................................... 92
Salir de la ilusión y regresar a la Verdad...................................... 93
Tercera Parte - La Educación del Ser Creador........................ 95
¿A qué aspecto de nosotros llamamos el Ser esencial Creador?.... 95
¿El aspecto que llamamos el Ser inferior?................................. 100
¿Qué es La Educación del Ser Creador?................................... 108
Axiomas de la Educación del Ser Creador................................. 110
¿Quiénes pueden ser educados con la educación
del Ser Creador?..................................................................... 115
¿Qué propósito tiene la educación del ser Creador? ................ 116
¿Qué es la vocación original?.................................................. 120
La Educación del ser como camino de autoconocimiento........... 124
En el plano superior las tres mentes funcionan así:..................... 131
La Educación del ser como camino de
autosanación emocional.......................................................... 133
Profundizando un poquito más sobre el origen
de las distorsiones:.................................................................. 142
Sanar la dependencia emocional,
disolver la fuente de sufrimiento................................................ 145
Los niños y los padres niños..................................................... 147
Los dos aspectos de nuestro niño interior................................... 152
La Educación del Ser como método de autosanación de la
naturaleza humana desviada.................................................... 153
La Educación del Ser Creador como camino
de fortalecimiento y confianza a la guía interior. ...................... 154
La educación del ser como método de gestación
de la personalidad creativa y creadora..................................... 156
La educación del ser creador como método de activación y
expresión del potencial interno. .............................................. 157
La Educación del Ser Creador como
camino de autorrealización...................................................... 158
La educación del ser creador como camino para descubrir la
vocación original natural......................................................... 160
La Educación del Ser Creador como estilo de Vida,
modo de ser, estar, hacer y compartirme. ................................ 161
La educación del ser creador como camino educativo................ 161
La Educación del Ser creador como espacio.............................. 163
La Educación del ser Creador como Metodología...................... 164
Los puentes ............................................................................ 166
El primer puente: el juego esencial y creativo............................. 171
El segundo puente: creatividad, potencial
creativo y proceso creativo....................................................... 174
El tercer puente: el teatro. ....................................................... 179
El cuarto puente: el trabajo corporal esencial. .......................... 180
El quinto puente: el trabajo con la emoción............................... 185
El sexto puente: la voz esencial................................................. 188
El séptimo puente: El ejercicio de la auto-observación................ 189
Octavo puente: “La Kermesse vocacional”................................ 190
Para terminar.......................................................................... 193
Un final abierto....................................................................... 194
Así lo cierro hoy...................................................................... 195
Este libro se terminó de imprimir
en la Ciudad de Buenos Aires,
en el mes de diciembre de 2019.