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LOLA WRIGHT

Una Navidad Devil´s Angel


The Devil´s Angels MC

Historia Corta
23 de Diciembre, última hora de la noche

—¿Estás seguro de que no hay nadie aquí esta noche?—


pregunta Lucy en un susurro.
—Afirmativo. Todos están en la casa de alguien esta noche. El
único aquí es James y está en la puerta principal—contesto mientras
cambio de manos el asa del carro.
—¿Cómo lo sabes?—pregunta Lucy.
—La gente habla, yo escucho—respondo simplemente mientras
nos deslizamos por la puerta principal de la casa club.
—Necesito recordar eso—murmura Lucy mientras alcanza el
interruptor de la luz.
—¡Sin luces!—susurro demasiado fuerte mientras alejo su mano
del interruptor.
—¡Maldita sea! ¡Quiero decir, maldición! Yo... —casi grita Lucy.
—Mujer, respira hondo y cálmate. No estamos infringiendo la
ley, lo sabes—digo interrumpiéndola antes de soltar un pequeño
resoplido.
No tengo idea de por qué está tan nerviosa. Sí, nos estamos
escabullendo como un par de personas siniestras, pero es para bien,
no para mal. Quizás debería haberle pedido a Tessie que me ayudara
esta noche. No habría estado nerviosa en absoluto, pero hay una
buena posibilidad de que hubiera convertido la casa club en un
restaurante de comida para llevar donde pides desde el coche si
hubiera conducido hasta aquí. Además, estoy lejos de ser lo
suficientemente estúpido como para viajar con ella. Dejo esas
decisiones tontas a los demás en el club.
—Agarraré las otras cosas si quieres empezar a descargar el carro
—le digo a Lucy mientras le entrego una pequeña linterna.
—Ok.
Después de hacer varios viajes dentro y fuera de la casa club, me
dirijo al lado de Lucy. Traje algunas linternas pequeñas de acampar
para colocarlas alrededor de la habitación y darnos suficiente luz
para ver pero no la suficiente para ser vistos. Aparte del pequeño
rayo de luz en la mano de Lucy, la habitación está completamente a
oscuras. Dejo las linternas sobre la barra y me vuelvo hacia Lucy.
Antes de decir una sola palabra, una voz profunda y gutural
resuena muy cerca de mi oído:
—Veo gente muerta.
Me avergüenza un poco admitir que el de Lucy no fue el único
chillido de niña que se escuchó en la casa club en ese momento.
Fuimos ruidosos y nuestros tonos coincidían perfectamente.
Instintivamente, balanceo un puño hacia la voz mientras empujo mi
cuerpo contra el de Lucy en un esfuerzo por interponerme entre ella
y el intruso desconocido. Mi puño hace contacto pero no con un
cuerpo humano. Aún más confuso, escucho un graznido en lugar de
una maldición.
—¿Pero qué mierda?—gime la voz.
Lucy apunta con la linterna hacia la voz y veo a Mac, tumbado de
espaldas, con los patas en el aire.
—¿Qué diablos, Mac? ¿Por qué estás aquí, solo, en la oscuridad?
—le grito con voz aliviada. Aliviado de que solo fuera Mac y no un
maníaco homicida.
—¿Por qué me pegas?—pregunta mientras coloca
dramáticamente un ala sobre su rostro.
—¡Me asustaste como una mierda, eres un idiota!—le grito.
—¿Estás bien, Mac?—pregunta Lucy mientras lo vuelve a poner
en pie con cuidado.
—Mi pobre cara—responde Mac con voz apesadumbrada.
—Estarás bien. Sigues siendo un bombón, Mac—dice Lucy
alentándolo.
—¿Mac? ¿Por qué estás aquí?—repito mientras deseo que mi
frecuencia cardíaca vuelva a la normalidad. Soy demasiado joven
para que mi lápida diga: “Insuficiencia cardíaca provocada por un
pájaro demente”.
—Axel—responde él, sabiendo que esa sola palabra lo explica
todo.
—Ava esta vez va a perder su mierda con él —dice Lucy con un
suspiro.
—Lucy puede llevarte a casa cuando hayamos terminado, pero
tendrás que mantener el pico cerrado sobre por qué estamos aquí—
le informo a Mac—. Es un secreto.
—Ok—acepta Mac fácilmente, pero antes de que pueda soltar un
suspiro de alivio, continúa—. Por nueces.
—¿Chantaje, Mac? ¿En serio?—le pregunto en un tono
disgustado. El tono es a propósito, pero estoy realmente
impresionado. Es el momento perfecto para el chantaje y lo está
haciendo. Probablemente yo también lo hubiera hecho.
—Sip.
—Le prepararé un cuenco con nueces para que podamos
ponernos manos a la obra—dice Lucy con una voz que indica que
ella sabe cuándo nos han vencido.
Con Mac recuperándose en la barra, comiendo nueces y gritando
sus opiniones, Lucy y yo nos ponemos manos a la obra. Después de
limpiar nuestro desorden, incluidos los pocos que ocurrieron sin
ninguna razón terrenal más que la presencia de Lucy, salimos de la
casa club y tomamos caminos separados.
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24 de Diciembre

—Ava te está buscando—le dice Gunner a Axel con una gran


sonrisa.
—Mami nos dijo que nos despidiéramos, tío Axel—agrega Mia.
—Y que te dijéramos que te amamos—afirma Zoe con una
sonrisa.
—Fue completamente accidental. Te lo dije, Gunner. ¿Le
explicaste eso a tu rabiosa esposa?—pregunta Axel con una voz
falsamente inocente.
—Ocurre una vez, puede ser un accidente. ¿Cinco veces? No, eres
hombre muerto. Vi a tu hermana buscando mapas en Google esta
mañana. Probablemente buscando sitios funerarios—explica Gunner
mientras su sonrisa adquiere un giro siniestro.
—Te amo, tío Axel. Vamos, Alexia. Vamos a jugar con Snots—dice
Mia mientras salta de la pierna de su padre y toma al pequeño Alex
de la mano.
Termino mi jugo y me paro para irme. Mi trabajo aquí está hecho.
Vine a lo de Gunner solo para asegurarme de que Mac se ha
mantenido callado sobre nuestro secreto y parece que lo ha hecho.
Varios de los muchachos están pasando el rato aquí mientras
esperan la cena del club. Ava y las mujeres están cocinando, así que
fue la razón perfecta para que yo apareciera.
—Hasta luego—le digo a la habitación y le hago la misma seña a
Luke mientras salgo.
Una vez allí, subo a mi moto y la pongo en marcha. Me encanta el
sonido de una moto, así que me siento un par de minutos para
disfrutarla. Normalmente, durante esta época del año, andar en
moto en Navidad no es posible debido a la nieve, pero hoy las
carreteras están limpias, así que estoy aprovechando. Me abrocho el
casco, me bajo las gafas y salgo rugiendo.
Se decidió que, como club, tendríamos nuestra cena de Navidad e
intercambiaríamos regalos esta noche en la casa club. El día de
Navidad, todos pueden pasar la mañana con sus hijos o nietos y
hacer lo que quieran para las fiestas. Los chicos que no tienen familia
tienen que tomar decisiones porque han sido invitados a las casas de
todos. Si quieren un descanso de niños excitados, tendrán a su
disposición las sobras de la cena de esta noche y la paz de una
tranquila casa club.
Mientras viajo en mi moto, me cruzo con una Ava sonriente. Ha
estado cocinando en la casa club y sé que ha visto la obra de Lucy y
mía. Ahora se dirige hacia su casa y donde Axel cree que está a
salvo. Me río porque sé que la ira de Ava está a punto de desatarse
sobre Axel. Estoy tentado a volver para ver los fuegos artificiales,
pero tengo cosas que hacer antes de la cena.
Dejo mi moto junto a la puerta de entrada y me bajo. Al entrar en
el pequeño edificio, encuentro a James mirando su teléfono.
—Hola, James. ¿Tu madre vendrá a cenar esta noche? —le
pregunto mientras tomo asiento.
—Hola. Sí, ella, mis hermanas y mi hermano menor estarán aquí
—responde antes de mirarme y guardar el teléfono en un bolsillo—.
¿Por qué?
—Solo me preguntaba si traería el plato de patatas que trajo al
picnic. También será bueno volver a ver a tu familia. Tienes una
buena familia—respondo mientras le digo en serio cada palabra.
—Sí, lo sé. Sin embargo, gracias—responde James con una
sonrisa genuina.
—¿Viene tu novio?
—¡No! Eh, quiero decir que no, no viene. No hemos salido lo
suficiente como para presentarle toda esta locura, ¿sabes a qué me
refiero? —dice James.
—Sí, lo entiendo. No tiene sentido espantarlo hasta que decidas si
quieres que lo espantemos por ti. Otra vez—digo riendo—. Me tengo
que ir. Solo quería detenerme y preguntar por tu familia. Nos vemos
en unas horas.
Le doy a James un puñetazo en mi camino hacia la puerta. A
horcajadas sobre mi moto, me dirijo a casa de Pooh. Entrando por la
puerta, levanto a Bart. Dejándolo en la encimera, busco en el
refrigerador un bocadillo para los dos. La casa está en silencio,
incluso después de gritar el nombre de Pooh, así que sé que ahora
debe estar en casa de Gunner. Bart y yo compartimos nuestro
bocadillo y lo llevo por la puerta trasera para que pueda correr un
poco.
Mientras entramos en el bosque, me congelo ante un fuerte grito,
entonces me deslizo silenciosamente detrás de un árbol. Intento
determinar de dónde proviene el sonido, pero no tengo que esperar
mucho para saberlo. Escucho a Axel antes de verlo soltando fuertes
gemidos mientras cae estrepitosamente en el césped de sus amigos y
familiares. Adornos navideños son tirados y una cadena de luces se
envuelve alrededor de una de sus piernas. Veo su camiseta blanca,
manchada de rojo, y se me congela la sangre. Antes de que pueda
alejarme y correr a su lado, veo el cañón de un rifle, que sobresale de
detrás de un árbol, apuntando en su dirección.
—¡Ax! ¡Abajo!—grito cuando mis pies finalmente se reencuentran
con mi cerebro y comienzan a moverse.
Ante mi voz, Axel desacelera y se vuelve hacia mí, con una
expresión de sorpresa en el rostro. En lugar de eso, debería haberme
escuchado. Escucho un pop, Axel grita y más rojo aparece en su
camiseta. Al mismo tiempo, veo a Loki dirigiéndose hacia Axel a
toda velocidad. Me echo a correr pero no soy rival para la velocidad
de Loki.
Los ojos de Axel se agrandan un segundo antes de que Loki lo
golpee de lleno en el pecho. Axel se estrella contra el suelo con
fuerza y Loki coloca su poco sonriente cara de perro en la de Axel.
Reduzco la velocidad, extiendo la mano de manera apaciguadora y
me acerco. Los ojos de Loki se mueven rápidamente hacia los míos y
su cola se mueve a medias. El alivio porque él no me va a despachar
se apodera de mí mientras coloco una mano en su cabeza con
cuidado. Poniéndome de rodillas, miro a Axel para evaluar el daño.
—Muerto—jadea Axel sin mover nada más que su boca.
—Aléjate para que pueda terminar con la miseria de todos—
afirma Ava mientras se detiene junto a nosotros.
—Sálvate tú solo, hombre—grita Axel mientras suena como que
tener aire en sus pulmones es más importante que la amenaza del
gran perro encima de él.
Mirando hacia arriba confundido, noto el rifle en las manos de
Ava. También noto el regocijo brillando en sus ojos mientras mira a
su hermano.
—¡Es una pistola de paintball!—grito cuando me doy cuenta—.
¡Le disparaste con una pistola de paintball! ¡Santo cielo, pensé que en
serio le habían disparado! ¡Dios mío, mujer! ¡Acabas de quitarme
años de mi vida!—rujo mientras mi miedo por Axel se desvanece
lentamente.
De pie con las piernas algo temblorosas, paso la mano por mi
cabello.
—Lo siento—dice Ava con sinceridad, pero lo dice sin quitar el
cañón del rifle apuntando al estómago de Axel.
—Me estoy haciendo demasiado mayor para esta mierda—
murmuro mientras me doy la vuelta para irme.
—¡Espera! ¡No me dejes aquí con ella! —suplica Axel.
—Lo siento, amigo, estás por tu cuenta. Pero buena suerte. Buen
tiro, Ava. Has mejorado mucho—respondo con una sonrisa.
Mientras me alejo sosteniendo a Bart, miro hacia la carretera y
veo a varios hombres grandes, con cámaras en la mano, riéndose a
carcajadas. Levanto el mentón en su dirección, mientras sigo mi
camino. Mientras camino, me empiezo a reír para mí. Vivo en un
mundo loco, rodeado de gente que no solo vive su vida como quiere,
sino que lo hace disfrutando de cada minuto. Tampoco lo querría de
otra manera.
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Horas más tarde, me encuentro caminando por la calle,
dirigiéndome a la casa club. Estoy rodeado de todas las personas que
más amo en este mundo. Lucy está en un lado, Luke al otro. Frente a
nosotros están Pigeon, Horse Nuts, Rex y Reeves. Detrás de nosotros
están todos los demás. Aparte de algunas de las mujeres que ya
están en la casa club, todo el club y sus familias están caminando en
un grupo grande. Están las clásicas bromas y los juegos habituales,
las niñas pequeñas que quieren que sus papás las carguen y las
mascotas siguen a la masa de personas.
Me apresuro, abro y sostengo la puerta para que entre el grupo.
Escucho los jadeos y chillidos de alegría de las niñas y sonrío.
Siguiéndolos, veo que sus rostros se iluminan de alegría. Valió la
pena todo el trabajo que se invirtió en la decoración de la enorme
sala principal y el bar.
Me doy cuenta de que las mujeres que estaban aquí para cocinar
se apiñan en la puerta de la cocina. Caras sonrientes y tiernas
dirigidas a los niños y sus reacciones.
No hay solo uno, sino dos árboles de Navidad en esquinas
opuestas. Ambos están completamente decorados y con hermosos
regalos envueltos apilados debajo y alrededor de cada árbol. A lo
largo de una pared, cuelgan abultadas medias con nombres. Hay
luces brillan por todas partes y la vegetación decora las escaleras y el
bar. Adornos navideños de gran tamaño cuelgan del techo y el
muérdago del ventilador de techo.
Se puede escuchar un motor, luego un suave silbido. Un tren sale
de detrás de un árbol avanzando por las vías haciendo la figura de
un ocho alrededor del otro árbol y regresando por donde había
venido. Con varios carros adjuntos, no es de extrañar que Duffy haya
encontrado uno de su agrado. Se pueden escuchar risas cuando el
tren pasa con el gordo y temperamental gato durmiendo encima de
uno.
Escucho los oohhh y aahhh de pequeñas voces cuando una
máquina de nieve comienza a arrojar “nieve” al aire en una esquina
con un letrero que dice Polo Norte. Ese rincón de la habitación ahora
parece pertenecer a una esfera de navidad. Junto a eso, hay varios
elfos que se mueven como si estuvieran construyendo juguetes. Hay
renos, brillando con sus diminutas luces blancas, parados cerca del
taller de Santa como si supervisaran a los elfos. Cada mesa tiene un
pequeño muñeco de nieve iluminado como pieza central. Cada
respaldo de la silla está cubierto con un lazo rojo. Toda la habitación
parece una postal de Navidad.
Mirando alrededor de la habitación, siento una oleada de orgullo
por lo que Lucy y yo logramos. Ese sentimiento se duplica cuando
veo la expresión de asombro y admiración en el rostro de Luke.
Debido a que se ha estado adaptando tan bien a su nueva vida, es
fácil olvidar que probablemente ésta no sea una Navidad normal
para él. Me acerco a él y toco su hombro para llamar su atención.
Cuando mira en mi dirección, empiezo a señalar cosas y a dar
explicaciones de todo. Llevándolo a una serie de campanas
encendidas, trato de explicarle que están repicando villancicos
mientras parpadean al ritmo. No estoy seguro de cuánto entiende,
ya que todavía estamos aprendiendo lenguaje de signos, pero lo
intento. Después de unos minutos, decido probar algo más.
Llamando su atención, golpeo con el pie al ritmo de las campanas y
las luces intermitentes de las campanas. Puedo decir que está
confundido, pero cae en la cuenta cuando las gemelas agarran una
de sus manos y hacen lo mismo que yo. No pasa mucho tiempo y
todos estamos pisando fuerte al ritmo de Jingle Bells. La sonrisa de
Luke y las risitas de las gemelas hacen que mis fiestas sean aún más
alegres.
—Santa Mierda—murmura Rex—. Esto es increíble. Os habéis
superado a vosotras mismas, señoras.
—No fuimos nosotras—responde Bailey—. Se veía así cuando
Ava y yo llegamos esta mañana.
—¿En serio?—pregunta Pooh.
—Todo estaba oscuro cuando entramos por la puerta de la
cocina. Poco tiempo después de que llegamos aquí, se encendieron
las luces y el tren empezó a funcionar. Bailey y yo entramos aquí
para ver qué estaba pasando y lo encontramos así—afirma Ava.
—¿Entonces, quién lo decoró?—pregunta Axel mientras se gira
lentamente para ver todo.
—Ni idea. ¿Alguien quiere responder a eso? —dice Gunner
distraídamente mientras mira la puerta de su oficina que ahora
estaba envuelta como un regalo.
—No sé nada—grita Mac, llamando la atención de todos.
Aguanto la respiración esperando que Mac recuerde cuántas
nueces disfrutó anoche.
—Debes saber algo, Mac. Estuviste aquí—insiste Trudy.
—Nop—responde, y yo exhalo con alivio.
—Te encanta chismorrear, Mac, así que escúpelo—le ordena Axel.
—¿Realmente importa? Está hecho y es jodidamente perfecto.
Estamos todos juntos y tenemos una gran comida para disfrutar. Es
Navidad, así que supongamos que Santa se tomó un tiempo extra
aquí anoche—dice Petey.
—Pensé que Santa vendría esta noche—dice Mia.
—Vino más temprano este año. Tenemos tantos chicos y chicas
buenos que tuvo que hacer un viaje especial—explica Taja.
Las cabezas asienten y la gente comienza a arremolinarse para
ver todo de cerca. Crisis evitada.
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Mi estómago ruge cuando las damas comienzan a servir la cena.
Trigger, Gunner y Vex saltan para ayudar a llevar los platos más
grandes y no pasa mucho tiempo antes de que todos llenen sus
platos.
Mirando alrededor de la habitación, mi corazón se ablanda ante
las personas con las que estoy compartiendo este tiempo. Familia,
independientemente de los lazos de sangre. Estamos “relacionados”
por sangre, adopción, matrimonio, hermandad, amistad, pero lo más
importante, por elección. Nadie es mejor que otro, nadie es menos
importante. Se requiere lealtad pero también se da libremente. Lo
mismo con el respecto. Los niños y las mascotas forman parte de este
grupo tanto como los adultos, y muchas veces más. Todos los niños
de esta sala saben que pueden acudir a cualquier adulto en busca de
ayuda, abrazos o respuestas.
Miro como Liam, el pequeño de Cash y Livi, se mete un trozo de
jamón demasiado grande en la boca. Antes de que Cash o yo
podamos llegar a él, Terry, el cuidador de Lars, lo hace. Saca la
mayor parte del jamón mientras consigue los dedos masticados.
Todo el mundo se ríe del jadeo de dolor de Terry porque somos
malos de esa manera. Terry nos da el dedo, pero inmediatamente
deposita un beso ligero en la cabeza rubia de Liam.
—El chico come como Chubs. Si sigue creciendo al ritmo que lo
hace, solo Cash podrá levantar su regordete cuerpo de bebé—se
queja Terry.
—Tiene buen apetito como su abuelo—afirma Lars.
—¡Y yo tuve que empezar a levantar pesas para desarrollar
músculos debido a tu apetito! ¡No quiero músculos! ¡Soy delgado,
esbelto y me veo fabuloso tal como soy!— se queja Terry en voz alta.
Ésta es una vieja discusión así que sigo dejando que mis ojos
vaguen por la habitación. Al ver a Snots y Gee, uno al lado del otro,
suelto una carcajada. El cerdo y el perro se han convertido en
mejores amigos y comen juntos. Ambos llevan feos suéteres
navideños , que supongo, Pooh les puso. Gee también lleva botas de
barro con bastones de caramelo que chocan horriblemente con el
suéter. No parece importarle, así que sigo adelante.
Noto que Loki todavía se mantiene alejado de Bart el zorrillo.
Bart nunca ha rociado nada, pero aparentemente Loki todavía no se
arriesga. Snots hace lo mismo con Lucy. Si la ve mirándolo, retrocede
lentamente y se pone a cubierto. Con la forma en que siempre
suceden cosas extrañas alrededor de Lucy, tal vez Snots sea más
inteligente que el resto de nosotros.
—¿Alguien está listo para el postre?—pregunta Ava a la
habitación.
Un coro de no y aún no, responde a su pregunta mientras las
sillas se deslizan hacia atrás de las mesas. Los gemidos por el exceso
son fuertes y estoy seguro de que escucho que se sueltan algunas
hebillas de cinturón. Esto es algo que ocurre con frecuencia cuando
las mujeres están ocupadas en la cocina, pero especialmente cuando
la mamá de James trae platos especiales.
—¡Entonces es hora de abrir los regalos!—grita Axel tan
emocionado como un niño de 4 años.
—Es hora de guardar la comida y limpiar primero—insiste Ava
mientras mira a su hermano.
Veo como la cabeza de Axel cae hacia abajo y me río abiertamente
cuando descubro por qué.
—Lo prometiste—dice Ava con una sonrisa.
—¡Lo prometí bajo coacción! ¡Estabas apuntando con un arma a
mis partes colgantes!—grita Axel.
—Hiciste una promesa y la vas a cumplir—interviene Petey.
—¿Seguro que quieres insistir en eso, Pops?—responde Axel.
—Sí. Le prometiste a tu hermana que limpiarías después de la
cena, ya que las mujeres cocinaban. Ponte manos a la obra—dice
Petey con una voz sensata.
—Sí, lo hice. También prometí que TODOS los hombres
ayudarían a hacer eso—responde Axel con una sonrisa maligna.
—¿Puedo pedir una votación para un nuevo vicepresidente?—
grita Pigeon.
—Es justo que las mujeres se sienten cómodas un rato.
Terminemos con esto, muchachos. Sin embargo, dado que Axel era el
que estaba en problemas e hizo esta promesa, puede ser él quien lave
los platos—opina Trigger.
—De acuerdo—dicen varios de los hombres a la vez.
Mientras acosan a Axel sin parar, las mesas y la cocina se limpian
y las mujeres también tienen un descanso para disfrutar del día.
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—¿Quién va a jugar a Santa y repartir los regalos?—pregunta
Tessie.
—Gunner debería hacerlo. Él es el Pres—responde Horse Nuts.
Gunner se pone de pie y camina hacia la larga fila de medias.
Tomando varias, se las entrega a las personas cuyos nombres están
en ellos. Continúa hasta que se reparten todas las medias y los
regalos y después se sienta entre sus gemelas.
—Todos los míos son de Santa—afirma Pigeon—. Obviamente he
sido un buen chico este año.
—Santa está siendo amable o no tendrías una mierda frente a ti—
argumenta Pooh.
—¿Puedo abrir el mío ahora, papá?—pregunta Zoe.
—Sí, princesa, puedes hacerlo. Todos pueden—responde Gunner
con una gran mano acunando suavemente la cabeza de su hija.
El sonido del papel rasgado es todo lo que se puede escuchar
durante unos momentos. Entonces murmullos emocionados y
chillidos felices llenan el aire.
Abro mis regalos y actúo emocionado y sorprendido a pesar de
que había ayudado a envolverlos hace unos días. Sin embargo, mis
regalos no son lo que me importan. Las miradas en los rostros de
todos son lo único que realmente importa hoy.
Cuando le hice algunas preguntas sobre la Navidad, Lucy se
apresuró a explicar que el mejor regalo era dar alegría a otra
persona. Explicó que su familia siempre pasaba las vacaciones
retribuyendo a los menos afortunados y que había aprendido esas
lecciones cuando era muy pequeña. Continuó diciendo que saber
que ayudaron a servir una comida caliente o proporcionaron un
abrigo abrigado a alguien que lo necesitaba hizo que la Navidad
fuera más especial que recibir un regalo. Su familia tenía una regla
estricta de que los regalos que se hicieran entre ellos no debían ser
algo caro, sino algo significativo para esa persona. Dijo que su padre
siempre insistió en que la Navidad no se trataba de malcriar a sus
hijos con cosas que realmente no necesitaban, sino que siempre
j q q p
debería consistir en dar alegría o amor. Me gustó lo que dijo y le
pregunté si me ayudaría a hacer que hoy fuera especial para nuestra
familia. Ella estuvo de acuerdo y nos pusimos manos a la obra.
Nadie recibió el último móvil o un perfume caro, sino artículos
pequeños que pensamos que serían significativos para esa persona.
Pigeon recibió dos púas de guitarra personalizadas con el parche
Devil's Angels estampado en ellas, un juego de cuerdas de guitarra y
algunos chocolates Lindor a los que sabemos que es adicto. Al
observarlo cuando abrió sus artículos, vi su sorpresa y la mirada que
lanzó hacia Horse Nuts. Sí, Pigeon, algunos de nosotros sabemos
que tocas la guitarra, pero lo mantienes en secreto. Por qué es un
secreto, no tengo idea, pero parece que él piensa que Horse divulgó
un secreto. Eso está bien para mí. Deja que Horse cargue con la culpa
y yo disfrutaré del caos que va a causar.
Trigger sonrió enormemente cuando vio sus señuelos de pesca y
una caja de cerezas cubiertas de chocolate. Bailey chilló como una
niña pequeña cuando abrió sus regalos y encontró materiales de
dibujo. Sin embargo, sus ojos se llenaron de lágrimas cuando vio la
pequeña tarjeta de presentación incluida. La tarjeta tiene Bailey’s Art
y la dirección de un sitio web escrita en ella. El sitio está configurado
y listo para cuando esté lista para compartir su arte con el mundo. Es
solo un suave empujón que creo que necesita para darse cuenta de
que es lo suficientemente buena como artista para mostrar su arte.
Axel grita en voz alta mientras se pone de pie y levanta su taza de
café y su camiseta. El Mejor Papá Del Mundo está impreso en ellos, y
sabía que los amaría.
—¡Ya es hora de que alguien reconozca este hecho! Santa es sabio
—informa a la sala.
—Nunca se va a quitar esa camiseta—murmura Cash
inteligentemente.
—No, y vamos a tener que escucharlo alardear sobre esto para
siempre—agrega Pooh.
—También podría mostrarnos lo que hay en tu calcetín, Axel,
para que podamos pasar al resto de nosotros—dice Reeves con un
suspiro.
Axel sonríe mientras pone su media boca abajo sobre una mesa y
todos observamos cómo varios trozos de carbón se caen de ella. La
habitación ríe a carcajadas cuando la sonrisa de Axel se convierte en
un ceño fruncido.
—¿Pero qué demonios?—pregunta mientras toma un trozo de
carbón.
—Sí, Santa es sabio—se ríe Vex mientras se gana una mirada
oscura de Axel.
—Eres el mejor, papá—dice Alexia mientras envuelve sus brazos
alrededor de la pierna de su padre.
Axel se inclina, levanta a su hija y la abraza.
—Tú eres todo lo que necesito para que ésta sea una gran
Navidad—murmura Axel en su cabello—. Te amo, bichito.
—Te amo, papi—dice la pequeña.
—Esto no es gracioso—dice Tessie con un resoplido.
—¿Qué no lo es? —pregunta Taja.
Tessie levanta su regalo sin envolver. Es un casco que se parece a
los que se ponen en los maniquíes de prueba de choque. Este, sin
embargo, tiene el nombre de Tessie escrito en naranja brillante.
—Esto no es gracioso—murmura Tessie, pero su boca se contrae y
estoy bastante seguro de que está luchando contra una sonrisa.
—El trineo de Papá Noel es prácticamente lo único contra lo que
no te has estrellado todavía, Tessie. Aparentemente, él está
preocupado por tu seguridad—afirma Freddy. Cabe señalar que
tardó un poco en decirlo porque seguía rompiendo a reír.
—¡Nueces! ¡Un montón!—grita Mac mientras extiende sus alas
por completo.
—Bien por ti, Mac. ¿Qué más obtuviste?—pregunta Bella.
—Antiparras de protección1—responde.
—¿Antiparras de protección? ¿Para qué?—pregunta Horse.
—Para volar o andar en moto. Ayudarán a proteger sus ojos.
¿Verdad, Mac? —pregunta Lucy.
—Las necesitaba anoche—masculla Mac y yo giro la cabeza y
lucho contra mi risa.
—Te las pondré—ofrece Bella mientras se acerca a Mac.
Una vez que tiene las antiparras puestas, Mac se pavonea arriba y
abajo de la barra, luciéndolas. Obtiene la atención que anhela cuando
todos aplauden y lo alientan.
—¡Santo cielo!—exclama James.
—¿Tú también tienes unas?—pregunta Livi con una gran sonrisa.
—¿Tener qué?—pregunta Tammy.
—Luces del ángel de la guarda2—responde Livi mientras sostiene
un pequeño dispositivo negro con luces rojas, azules y blancas.
—¿Que es eso?—pregunta la madre de James mientras mira la
que está en la mano de su hijo.
—Son pequeñas barras de luces que se colocan en el hombro
mientras se trabaja. Tienen una linterna potente para la visibilidad
del oficial y una barra de luces en la parte trasera para hacerlo visible
al tráfico que se aproxima. La linterna nos permite tener las manos
libres cuando es necesario. Son dispositivos de seguridad que todos
los policías quieren, pero pocos departamentos gastan en comprarlos
—responde James en voz baja.
—Hemos querido estos durante mucho tiempo—agrega Livi.
Estos fueron los regalos más caros que compramos, pero Lucy y
yo sentimos que eran los más importantes. Nadie aquí quiere perder
a Livi o a James por ningún motivo, pero especialmente si algo tan
simple como este regalo puede ayudar a evitar que suceda. Saber
que hicimos algo para ayudar a garantizar su seguridad deja una
sensación cálida en mi pecho.
—¿Por qué no me hablaste de ellas, Livi? Les hubiera comprado
una a cada uno—refunfuña Cash.
—Son caras, cariño. James y yo estábamos ahorrando para
comprarlas, pero ahora no tenemos que hacerlo—responde Livi.
—Independientemente del dinero que hayáis ahorrado para ellas,
agregaré lo que se necesite para comprar dos más—dice Trigger con
firmeza.
—Trigger, cariño, no tienes que hacer eso. Ahora estamos
cubiertos—responde Livi.
—Y tienes dos mujeres policías con las que trabajas y ambas son
cercanas, ¿cierto?—pregunta Trigger.
—Sí, las tenemos y estoy feliz de usar lo que he ahorrado para
equiparlas con estas luces también—responde Livi, sabiendo a
dónde iba Trigger con su pregunta. Caminando hacia él, Livi se
inclina y deposita un suave beso en su mejilla.
—Yo también y gracias, Trigger—dice James con sentimiento.
Miro a Lucy y veo que sus ojos están puestos en mí. Con una
mirada, sé que ambos sentimos lo mismo. Dimos un regalo de
nuestro corazón para ayudar a proteger a los que amamos. Ese
pequeño gesto se volvió más grande de lo que esperábamos y se
siente increíble. Amo la Navidad más de lo que jamás creí posible
ahora que entiendo que la verdadera alegría proviene de dar, no de
recibir. Nunca podré pagarle a Lucy por enseñarme esta importante
lección de vida.
Miro mientras las tías alardean de sus pantuflas y la madre de
James exclama feliz sobre su nueva cacerola de hierro fundido. Los
niños están en el suelo jugando con sus regalos y las mascotas están
masticando las golosinas que tenían en sus medias.
Sin embargo, estoy vigilando a Gunner porque sé que su regalo
es sensacional. Éste fue el único regalo que Lucy consiguió permiso
previamente para compartir. Ava juró guardar el secreto, pero sabe
de la participación de Lucy en todas estas cosas navideñas. Escuché
una conversación, se la mencioné a Lucy y ella lo tomó a partir de
yy p
ahí. Con la bendición de Ava, Gunner está a punto de recibir el
regalo de su vida.
Estoy empezando a impacientarme esperando que abra su regalo.
Gunner lo había dejado a un lado para ayudar a Mia a abrir algunos
paquetes y aún no ha vuelto a él. Obviamente se está divirtiendo
viendo a sus chicas y a Luke pasar un buen rato. Justo cuando estaba
pensando en una manera de hacer que lo abriera, Vex y Taja se
ponen de pie y piden la atención de todos. Cuando la habitación se
queda en silencio, Vex suelta una de sus sonrisas que derriten bragas
(el término de las mujeres para su sonrisa, no el mío) y conmociona
la habitación.
—¡Estamos embarazados!—brama Vex mientras lleva a una
sonriente Taja a su lado.
La habitación permanece en un silencio sepulcral durante unos
segundos antes de que estalle en gritos. Todo el mundo está de pie y
yendo hacia la pareja para dar abrazos y palmadas de felicitación.
Un silbido fuerte y penetrante detiene el ruido al instante.
—¿Por qué me acabo de enterar de esto?—grita Tessie, con las
manos plantadas en las caderas.
—Feliz Navidad, tía Tessie—dice Taja en voz baja mientras
camina hacia su hermana pequeña.
—¡Estás en un gran problema, Vex! Ni siquiera me pediste
permiso —afirma Tessie mirando por encima del hombro de Taja a
su cuñado.
—No estaba en tu lista de reglas, Tessie. Y de nada—dice Vex con
una sonrisa arrogante.
Tessie mira a Vex con los ojos entrecerrados por un momento
antes de volverse hacia su hermana. Su rostro se derrumba
instantáneamente, y lanza sus brazos alrededor de Taja. Las
hermanas se mecen de un lado a otro, abrazándose, su amor y sus
lágrimas son claramente visibles.
—Te amo, hermana. Voy a ser una tía infernal—afirma Tessie
enfáticamente.
—También te amo y sé que lo serás. No preferiría tener como tía
para mi hijo a nadie más—dice Taja entre lágrimas.
—¿No recibo nada de amor?—dice con sorna Vex.
Tessie se aparta de su hermana, desliza una mano suave por la
mejilla de Taja antes de caminar lentamente hacia Vex.
—Golpéalo en las bolas con fuerza—grita Mac.
Tessie se acerca a Vex antes de lanzar sus brazos alrededor de su
cintura y enterrar su mejilla en su pecho. Vex cierra sus brazos
alrededor de ella y deja caer su barbilla sobre su rubia cabeza.
—Te amo, hermano mayor. Te amo por poner una sonrisa en el
rostro de mi hermana todos los días y por darle la vida que siempre
se mereció. Te amo por aguantarme a mí y a mis habilidades de
conducción menos que estelares. Sé que este bebé siempre tendrá tu
amor, al igual que Taja y yo. Seguro que le quitarás el título a Axel.
Te amo por todo lo que haces por nosotras, pero principalmente por
el tipo de hombre que eres. Somos muy afortunadas porque te
tenemos en nuestras vidas.
—Dios, Tess. También te amo, niña—murmura Vex con voz tensa.
Vex podría estar tratando de contener las lágrimas, pero muchos
en la habitación no ocultaron las suyas en absoluto. Sonriendo a
través de ellas, las felicitaciones comienzan de nuevo.
Durante ellas, miro hacia Lucy y veo a Ava susurrándole al oído.
Sin tener que escuchar toda la conversación, sé lo que Ava le está
diciendo. Me deslizo silenciosamente por la habitación hasta que
llego al regalo de Gunner. Cuando nadie está prestando atención, lo
meto en la parte de atrás de mis vaqueros y me dirijo a la cocina.
Espero, sabiendo que Lucy aparecerá.
—Ava no quiere…—comienza Lucy a decir cuando llega, pero la
interrumpo.
—Lo sé y lo entiendo. Aquí está el regalo de vuelta—digo
mientras se lo entrego.
Pongo un trozo de pastel en un plato pequeño de papel y regreso
a la sala principal. Tomando asiento en una mesa vacía, empiezo a
comer mientras solo escucho a medias las conversaciones que tienen
lugar en la habitación.
Miro hacia arriba cuando Petey toma asiento a mi lado. Empiezo
a saludarlo, pero habla antes de que pueda.
—Lucy y tú lo hicieron bien. Realmente bien. Sin embargo, no
entiendo cómo lograron hacer todo esto sin que nadie lo supiera. ¿Te
importaría compartir? —dice Petey en voz baja.
—Uh, no sé de qué...—comienzo a decir antes de que Petey agite
su mano entre nosotros.
—No te molestes en negarlo. Sé que todo esto lo hicieron tú y
Lucy. Me encanta como a todos los demás aquí. No voy a decir nada,
solo tengo curiosidad por saber por qué el secreto.
—Solo queríamos hacer algo bueno por las personas que
amamos. Dejar que los niños pequeños crean que Santa existe y vino
hasta aquí para dejarles algo. La Navidad se trata de dar alegría y no
de recibir algo por hacerlo—respondo en voz baja mientras observo
el rostro de Petey de cerca.
Esperaba que me entendiera porque no sabía de qué otra manera
explicarlo. Debería haber sabido que no tenía que preocuparme
porque Petey siempre parece entender todo. Se sienta en silencio por
un minuto, reflexionando sobre lo que dije, antes de demostrar que
tenía razón sobre él.
—Lo entiendo. Estoy orgulloso de conocer a personas como tú y
Lucy. Dos de las mejores personas que conozco y el año que viene,
soy tu primera llamada para que esto vuelva a suceder. ¿Vale?—
pregunta en voz baja.
—Sí, Petey, eso sería genial. Gracias—respondo con una sonrisa.
—Este asunto de ti escabulléndote con el regalo de Gunner.
¿Quieres explicar eso?
—No—respondo en un tono serio.
—Correcto. Bien, entonces hablaré con Ava y le diré lo orgulloso
que estoy de que ni ella, ni tú, ni Lucy quisieran invadir el gran
momento de Vex y Taja al anunciar su propio embarazo. Supongo
que el regalo de Gunner era una prueba de embarazo y ahora ella
esperará un momento privado para decírselo. ¿Acerté? —insiste
Petey ahora sonriendo con complicidad.
—¡Santo Cielo, Petey! ¿Eres un lector de mentes?—exclamo.
—No, solo soy un anciano que mira a las personas tan
atentamente como tú las escuchas. Como dije, el secreto está a salvo
conmigo. Solo quería agradecerte por hacer que las fiestas de tantas
personas sean mucho más brillantes este año. Ojalá más personas
entendieran el verdadero significado de estas fiestas como tú lo
haces. Estoy muy orgulloso de ti, Craig. Feliz Navidad, jovencito.

Fin
CONO del SILENCIO
Traducción

Colmillo
Corrección

La 99
Edición

El Jefe
Diseño

Max
Notas

[←1]

Se verá guapo Mac con ellas, ¿verdad?


[←2]

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