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Hagamos un recuento de hechos evidentes; en todo ser humano existe

un impulso de imitar y representar a otras personas.


En las sociedades primitivas este impulso se manifestó a través de las
expresiones tribales de esperanza, alegría, miedo, deseo, tristeza, odio y
adoración a los dioses. Cualquier sentimiento interno era expresado por
el hombre primitivo a través de la danza o de la pantomima. Sus
representaciones pronto se convirtieron en ritual, en los que se daba,
además de la danza y música, la poesía.
En la Grecia antigua, las celebraciones religiosas dieron origen a las
representaciones teatrales como expresión creativa del pueblo y al
surgimiento de autores de piezas de teatro.
En la edad media, el teatro tiene su origen en la Iglesia. Las obras son
anónimas, los autores lo hacen por afición y espontáneamente. En
general, en cada período de la historia las representaciones dramáticas
han tenido un propósito significativo, cual es interpretar o influir sobre la
vida del pueblo. Es evidente que la capacidad de representar es
inherente en el hombre; por ello, los niños, a muy temprana edad,
manifiestan el impulso de hacerlo. Así vemos como juegan
representando las acciones más familiares o aquello que más le ha
llamado la atención. Los niños expresan sentimientos a través de sus
propias palabras y movimientos; conforme van haciéndose mayores,
crean situaciones cada vez más complejas. Si estimulamos este impulso
de actuar, este puede convertirse en forma de aprendizaje, en medio de
expresión, en forma eventual, en arte creativo.
El teatro es un arte tan antiguo como la humanidad y el ser humano de
cualquier época gusta de describirse para transmitir sus vivencias, para
enseñar a sus descendientes. Porque, si la pedagogía creativa reposa
sobre una serie de actividades del comportamiento teniendo como
finalidad permitir a la persona expresarse, el teatro busca los mismos
fines a través de una serie de actividades artísticas favoreciendo la
creatividad y la comunicación. El teatro se revela como un instrumento
educativo de primera magnitud para la formación de la persona, sea cual
sea su edad o procedencia. El arte dramático es el que más está
relacionado con la historia de nuestra vida. Visto desde este ángulo, el
arte teatral integra la historia, la literatura, la sociología, la filosofía... y la
pedagogía. Se conoce como arte dramático a todas aquellas actividades
que involucran la representación de interrelaciones y conflictos
humanos, en los cuales se revelan desde estados de ánimo y situaciones
específicas hasta concepciones de una determinada sociedad. Podríamos
decir que DRAMA es todo conflicto humano. El hombre desde que nace,
vive una serie de dramas, ya sea individualmente o socialmente; cuando
estos son representados ante un público tiene lugar el TEATRO. Por lo
que teatro, constituye una de las actividades del Arte Dramático. El arte
dramático tiene un valor educativo definido; como todo arte, forma
parte de la misma esencia humana, ya que es expresión, es
comunicación.

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