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Nombre Isabel Mª Carrasco Ramírez

MEJORA DE LAS CONDICIONES DE TRABAJO

Estudio de Contenido UD 2. Consecuencias Laborales tras la pérdida de


salud.

Para comprobar la comprensión y asimilación de los contenidos teóricos de la


Unidad Didáctica 2, hay que contestar las siguientes preguntas:

 Describir las diferencias entre accidente e incidente. Señala un ejemplo


significativo para cada uno de ellos.

Como se ha visto en la Unidad Didáctica 2, la definición desde el punto de


vista técnico-preventivo del accidente de trabajo es “cualquier suceso
anormal que se presenta de forma brusca e inesperada, normalmente
evitable, que interrumpe la continuidad del trabajo, pudiendo causar o no
lesiones a las personas y genera pérdidas económicas”. A diferencia de la
definición desde el punto de vista legal, esta definición no requiere que haya
un trabajador lesionado, y considera accidente cualquier suceso que ponga
en riesgo a las personas y materiales, independientemente de si se ha
producido lesión o no. Si se produce un suceso que pone en peligro a las
personas y a los materiales, sin que se hayan producido ni lesiones
personales ni pérdidas materiales, se considera accidente de trabajo, pero
en la terminología, este tipo de accidentes se denominan incidentes
(aquellos accidentes donde no se han producido lesiones personales). El
incidente, digamos que es un “aviso” de lo que pudo pasar. Por tanto:

- Incidente: suceso anormal no querido ni deseado que se presenta de


forma repentina o inesperada y que interrumpe la actividad normal.
- Accidente: incidente que afecta a la actividad física del trabajador.

Un incidente sería, por ejemplo, la caída de una lámpara o de un foco del


techo de una oficina, sin causar daños porque cayó directamente en el
suelo, y no había ningún trabajador cerca. Y como ejemplo de accidente,
podría ser el corte en un brazo por un motosierra en un trabajador que se
dedica a explotaciones forestales.
 ¿Qué es una evaluación de riesgos?

La Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, en su artículo 4 define el


riesgo como la probabilidad de que un trabajador sufra un determinado daño
derivado del trabajo, y además dice que para calificar un riesgo desde el punto
de vista de su gravedad, se valorarán conjuntamente la probabilidad de que se
produzca el daño y la severidad del mismo.

La evaluación del riesgo es el proceso mediante el cual se identifica el


riesgo, se valora el mismo en función de la probabilidad de que se materialice
y, si ello se produjese, las consecuencias para la salud del trabajador; también
se definen las medidas preventivas o los medios de protección a implementar
con el fin de eliminar el riesgo o, si esto no fuese posible, de minimizarlo.

Para trabajar con riesgos, y gestionarlos correctamente, es necesario medirlos


o, como dice la definición de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales,
calificarlos, así tendremos un riesgo grave o leve, alto, medio o bajo, nivel 0,
1, 2 3, 4 o 5…; es decir, en función del criterio o metodología utilizada se
obtendrá un resultado mediante el cual, y en comparación con un patrón de
referencia, se califica al mismo.

El objeto de la calificación de un riesgo es conocer su potencial peligrosidad


para el trabajador y con ello priorizar las acciones a adoptar, luchando en
primer lugar contra el que más peligro genera y, en último, contra el que
menos; por lo tanto, si un riesgo no está calificado, o sea si no se ha medido,
no aporta una información útil y concreta, sino abstracta y, por lo tanto, poco
práctica, lo cual dificulta sobremanera luchar contra él.

 ¿Qué tipo de empresas deben realizarla y cuándo?

Es una obligación legal para el empresario (Artículo 16 de la Ley de Prevención


de Riesgos Laborales).
A partir de la entrada en vigor de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre de
Prevención de Riesgos Laborales. La evaluación de los riesgos deberá
extenderse, inicialmente, a toda la empresa. Posteriormente deberá realizarse
en los puestos de trabajo que se vean afecta dos por:

• Modificaciones en los equipos de trabajo, sustancias o preparados químicos,


o el acondicionamiento de los lugares de trabajo.
• Un cambio en las condiciones de trabajo.
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• La incorporación de un trabajador cuyas características personales o estado
biológico conocido lo hagan especialmente sensible a las condiciones del
puesto.

(Fuente: INSHT. Qué es y cómo abordar la Evaluación de Riesgos en las


empresas).

El proceso mediante el cual se evalúan los riesgos para los trabajadores,


resulta una obligación legal, es decir, es un proceso que irremediablemente
debe llevarse a cabo, porque así lo obliga la normativa vigente, pero además
debe realizarse siguiendo unas pautas definidas por dicha normativa; en este
apartado se describen esas pautas y la normativa que las aplica, debiendo
aclarar que incluso la normativa es mucho más concreta con respecto a la
evaluación de determinados riesgos, como el riesgo eléctrico, el riesgo
biológico, los trabajos con amianto, los riesgos en obras de construcción,...

La obligación legal de que se realice la evaluación de riesgos es del


empresario, él es quien ostenta esa responsabilidad y, por lo tanto, quien debe
impulsarla y preocuparse de que se elabore.

En la Ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales se considera a la


evaluación de riesgos, junto con la planificación de la actividad preventiva,
como los instrumentos esenciales para la gestión y aplicación del plan de
prevención de riesgos.

 ¿Cuál es la diferencia entre riesgo grave e inminente y peligro?

La norma internacional de gestión de seguridad y salud en el trabajo, ISO


45001:2018, define peligro como una fuente con potencial para causar
lesiones y deterioro de la salud, o una combinación de estos.
La norma ISO 45001:2018 define el riesgo como “efecto de la incertidumbre”
y riesgo para la seguridad y salud en el trabajo como “combinación de la
probabilidad de que ocurran eventos o exposiciones peligrosos relacionados
con el trabajo y la severidad de la lesión y deterioro de la salud que pueden
causar los eventos o exposiciones”.

Pongo un ejemplo de peligro y riesgo. Un peligro puede ser que en la cocina de


un restaurante este el suelo húmedo y resbaladizo. El riesgo se da cuando este
peligro amenaza la salud de una persona.

Ante una situación de riesgo calificada como «grave e inminente», la ley no


sólo obliga al empresario a tomar todo tipo de medidas preventivas sino que,
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además, reconoce el derecho de los trabajadores/as a paralizar el trabajo.
(LPRL, art. 21).
Si se detecta que las condiciones de trabajo son peligrosas, presentándose una
situación de riesgo grave e inminente, los trabajadores pueden negarse a
trabajar.
Hacen falta dos condiciones para que un riesgo pueda ser
considerado grave e inminente: (LPRL, art. 4.4.)
 Que la exposición al riesgo se pueda producir de forma inmediata.
 Que esa exposición suponga un daño grave para la salud de los
trabajadores/as, aunque este daño no se manifieste de forma inmediata.
(Fuente: ISTAS, Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud).

¿Cuándo debe un empresario proporcionar a sus trabajadores equipos de


protección individual?

Uno de los derechos, desde un contexto preventivo, de los que disfrutan los
trabajadores en los centros de trabajo es el de disponer de equipos de
protección individual (EPI) (Arts. 4.2 y 19.1 del Estatuto de los Trabajadores,
Art. 14 de la LPRL).
Los empresarios han de proporcionar a los trabajadores los equipos de
protección individual necesarios, siempre que los riesgos no se puedan evitar o
reducir lo suficiente para impedir el peligro.
En relación con los EPI, la LPRL los define como «cualquier equipo destinado a
ser llevado o sujetado por el trabajador para que le proteja de uno o varios
riesgos que puedan amenazar su seguridad o su salud en el trabajo, así como
cualquier complemento o accesorio destinado a tal fin» (artículo 4.8).
Es importante establecer el principio de utilización de dichos equipos, que,
además de conocido y ampliamente difundido y aplicado con criterios técnicos,
está recogido actualmente por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales
(LPRL), en su art. 17 y, asimismo, en el art. 4 del Real Decreto 773/1997, de
30 de mayo, sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la
utilización por los trabajadores de equipos de protección individual), y es de
obligada observancia y cumplimiento por parte del empresario: «Los EPI
deberán utilizarse cuando los riesgos no se puedan evitar o no puedan
limitarse suficientemente por medios técnicos de protección colectiva o
mediante medidas, métodos o procedimientos de organización del trabajo».
A este respecto, la LPRL, en su art. 29, y el Real Decreto 773/1997, en su art.
10, obligan a los trabajadores a: «Utilizar correctamente los medios y equipos
de protección facilitados por el empresario, de acuerdo con las instrucciones
recibidas de este».
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Fuentes Bibliográficas:

- UNIDAD DIDÁCTICA 2. Consecuencias laborales tras la pérdida de salud.


Asignatura: Mejora de las condiciones de trabajo. Dña. Carla Andrea
Sánchez Gutiérrez. Máster Universitario en Prevención de Riesgos
Laborales, Universidad Isabel I, Burgos.
- Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales.
BOE núm. 269, de 1011/1995.
- Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba
el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores.
BOE núm. 255, de 24/10/2015.
- INSHT. Qué es y cómo abordar la Evaluación de Riesgos en las
empresas.
- ISO 45001:2018- Seguridad y Salud Laboral.
- ISTAS, Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud.
- Real Decreto 773/1997, de 30 de mayo, sobre disposiciones mínimas de
seguridad y salud relativas a la utilización por los trabajadores de
equipos de protección individual. BOE núm. 140, de 12/06/1997.

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