Está en la página 1de 4

MODOS NARRATIVOS

 Monologo interior:

El monólogo interior es una técnica literaria que muestra los pensamientos y


procesos mentales de un personaje tal como ocurren en su mente, sin intervención
de un narrador externo.

Ejemplo: “Qué curioso. Todo el día estoy esperando algo. ¿Qué es? Esa sensación de
vacío. Como si estuviera esperando a alguien. ¿A quién espero? No lo sé. A nadie en
particular. A nadie en absoluto. A veces pienso que estoy esperando a algo que
nunca llegará. O que ya llegó y no lo reconocí. ¿Será eso? ¿Habré pasado ya por el
momento que estaba esperando? Quizás debería prestar más atención a lo que me
rodea. A las pequeñas cosas. A veces pienso que la vida se me escapa entre los
dedos. Como arena. ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Es esto todo lo que hay?
Trabajar, comer, dormir. Repetir. Una y otra vez. Como un engranaje en una
máquina. ¿Dónde está la emoción? ¿Dónde está la pasión? ¿O es que la vida no es
más que una sucesión de días iguales, sin sentido? A veces me siento atrapado.
Como si estuviera en una jaula. Una jaula hecha de expectativas y responsabilidades.
¿Quién soy realmente? ¿Quién quiero ser? ¿Hay algo más allá de esto? ¿O es esta mi
vida para siempre?” Novela “Ulises” de James Joyce donde el personaje principal,
Leopold Bloom, reflexiona sobre su vida y sus preocupaciones

Un soliloquio es un discurso largo y expresivo en el que un personaje habla


consigo mismo, expresando sus pensamientos y emociones en voz alta. Aquí tienes
un famoso ejemplo de soliloquio de la obra de teatro "Hamlet" de William
Shakespeare, donde el príncipe Hamlet reflexiona sobre la vida, la muerte y el
sentido de la existencia:

Ser o no ser, esa es la cuestión: ¿Qué es más noble para el alma, sufrir los golpes y
flechazos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un mar de desdichas y
darles fin? Morir... dormir, nada más; y con un sueño, decir que terminamos el
sufrimiento y los mil quebrantos naturales que heredamos: es un consumación
ardientemente deseable. Morir... dormir, dormir, tal vez soñar. ¡Ay!, ahí está el
obstáculo, pues en ese sueño de la muerte pueden llegar sueños que después de
muertos, no sabemos qué es lo que vamos a soñar, así que esa perspectiva nos
detiene, y hace que soportemos las miserias que ya tenemos, en vez de lanzarnos a
otras que no conocemos. Así la reflexión hace de todos nosotros unos cobardes, y
así la naturalidad de la resolución se apaga por el pálido reflejo del pensamiento; y
empresas de gran importancia y trascendencia perdemos a causa de esa duda.
¡Vaya, amada Ofelia! En tus oraciones recuerda todos mis pecados.

En este soliloquio, Hamlet reflexiona sobre la vida y la muerte, sopesando las


ventajas y desventajas de continuar viviendo o poner fin al sufrimiento mediante el
suicidio. Además, muestra su angustia interior y su lucha con sus propios
pensamientos y emociones.
El flujo de la conciencia es una técnica narrativa que intenta reproducir los
pensamientos y asociaciones de ideas tal como ocurren en la mente humana, sin
una estructura lineal clara. Aquí tienes un ejemplo de flujo de la conciencia tomado
de la novela "Ulises" de James Joyce, donde el personaje Stephen Dedalus
reflexiona sobre la vida y su lugar en el mundo:

¿Qué importa si murió hace cien años? Martin es muerto y ya no importa quien lo
mató. Es igual a si yo muero. Ellos están viniendo, presten atención, pienso que la
casa está llena de fantasmas, nunca puedo soportar la presión de la presencia de
esos fantasmas. Un día seré más joven, una vez, uno de esos muchachos hará algo
grande y deslumbrante en el mundo. La eterna negación de la voluntad, pero una
voz me habla en el oído y dice que no me jacte, no seré yo quien hará algo grande
y deslumbrante en el mundo. En un cementerio inglés.
En este ejemplo, las ideas y pensamientos de Stephen Dedalus se presentan en un
flujo constante, sin pausa ni estructura clara. La narrativa imita la forma en que los
pensamientos pueden saltar de un tema a otro en la mente de una persona, sin
seguir un orden lógico o cronológico.

El montaje en literatura implica la combinación de diferentes elementos textuales


para crear efectos específicos, transmitir mensajes complejos o reflejar la
multiplicidad de la experiencia humana. Aunque es más común en medios visuales
como el cine, también se puede encontrar en la literatura. Aquí tienes un ejemplo
de montaje en una obra literaria:

En "Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez, hay un pasaje notable que
utiliza el montaje para resumir varias generaciones de la familia Buendía. En este
pasaje, García Márquez presenta una serie de oraciones cortas que saltan de una
generación a otra en rápida sucesión, resumiendo décadas de historia familiar en
un breve espacio. Este montaje refleja la sensación de repetición cíclica que
atraviesa la novela y captura la idea de que la historia se repite de manera
inevitable.

Por ejemplo:

"Entonces llegaron los gitanos, y en su carromato llevaban cosas nuevas y


maravillosas, como espejos de aumento y encendedores. Entonces llegaron los
gitanos con sus trajes coloridos y su música alegre. Entonces llegaron los gitanos y
Úrsula recogió a sus hijos y los escondió en la casa. Entonces llegaron los gitanos y
José Arcadio Buendía contempló maravillado las maravillas que traían consigo.
Entonces llegaron los gitanos y Melquíades, el gitano anciano, mostró a José
Arcadio Buendía el hielo."

En este pasaje, García Márquez utiliza el montaje para mostrar cómo la llegada de
los gitanos marca el comienzo de una nueva era para la familia Buendía, al tiempo
que evoca la sensación de cambio y transformación que atraviesa la novela. El uso
del montaje en este contexto ayuda a crear una sensación de fluidez y dinamismo
en la narrativa, mientras que también resalta la naturaleza circular y repetitiva del
tiempo en la historia de la familia Buendía.
En este ejemplo, el monólogo interior de Leopold Bloom revela sus pensamientos
más íntimos, sus dudas y sus inquietudes, permitiendo al lector adentrarse en su
mundo interior y comprender mejor su personaje.

También podría gustarte