Está en la página 1de 2

Monición de entrada

Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Con la celeración del


quinto domingo de Cuaresma, nos acercamos mucho más a la pascua.
Sean todos bienvenidos.

La celebración litúrgica de hoy es una invitación gozosa a reflexionar


sobre el misterio de nuestra vida hecha fecunda por Cristo. El grano de
trigo muere pero después se multiplica en nuevas formas de vida.

Con la esperanza de poder nosotros también morir y resucitar con


Cristo, dispongámonos a iniciar esta santa misa. De pie, cantamos.

primera lectura (Jeremías 31, 31-34)


En la primera lectura de hoy, profeta Jeremías habla para una época
sumamente trágica de la historia de Israel. Los acontecimientos han
superado las peores predicciones y el pueblo necesita ahora ser
consolado.

salmo responsorial (Salmo 50)


El autor del salmo 50 hace suyos los sentimientos del profeta Isaías,
reconociendo ante Dios la realidad del pecado. Nosotros también
clamamos diciendo: Crea en mi señor un corazón puro

segunda lectura (Hebreos 5, 7-9)


El pasaje que escucharemos de la carta a los Hebreos, subraya con un
gran realismo la condición humana de Cristo Jesús, describiendo el
modo cómo Jesús ejercitó el sacerdocio: mediante una obediencia
extrema. Escuchemos.

Monición al Evangelio (Juan 12, 20-33)

En tres domingos sucesivos se nos presentan -en este ciclo B- otros


tantos símbolos expresivos que nos permiten entender mejor el misterio
de la Pascua del Señor: el templo que él reedificará en tres días, la
serpiente levantada que cura a quien le mira con fe, y hoy el grano de
trigo, una imagen muy conocida en el mundo rural de Palestina, con la
que Jesús nos explica el sentido de su misión, muerte y resurrección.
Preparémonos para escuchar esta Palabra.
Presentación de las Ofrendas
Presentemos ahora al Señor las ofrendas de Pan y Vino. También
entreguémosle nuestro corazón quebrantado y humillado, pidiendo al
Señor que nos conceda un sincero arrepentimiento. Cantamos…

Comunión
«Oh Dios, crea en mí un corazón puro» hemos aclamado con el salmista.
Con ese corazón puro vayamos cantando a recibir a Cristo, Pan de vida
bajado del cielo para darnos una vida nueva y eterna.

También podría gustarte