Provincia Mercedaria del Perú
Domingo 10 de marzo de 2024 – Año IV– Nº 172
Palabra
Liberadora
DOMINGO IV DEL TIEMPO DE CUARESMA
CICLO B
LIBRES PARA LIBERAR
«TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO QUE ENTREGÓ A SU HIJO ÚNICO
PARA QUE NO PEREZCA NINGUNO DE LOS QUE CREEN EN ÉL,
SINO QUE TENGAN VIDA ETERNA»
E
n este cuarto domingo de cuaresma, la Iglesia
celebra el Domingo de Laetare o Domingo de la
Alegría, como canta la antífona de entrada: «alégrate,
Jerusalén, reúnanse todos los que la aman, regocíjense
los que estuvieron tristes para que exulten […]» (Is 66,10),
así se anuncia el gozo de la acción salvífica de Dios en favor
de la humanidad, subrayado en el diálogo de Jesús con Nicodemo,
como enseñanza para comprender la historia de la salvación,
revelando a Jesús quien da sentido y plenitud a la vida del
hombre y, teniendo presente la proximidad de las fiestas
pascuales, que son el centro de nuestra fe.
En el Evangelio de este domingo, tomado de san Juan, se nos
presenta temas centrales de la doctrina cristiana: el amor
de Dios por el mundo, mostrando así que su proyecto
creacional va más allá de las tinieblas del pecado; la fe en
Jesús donde descubrimos la oferta salvadora en la imagen
del nuevo Moisés quien nos libera de la muerte y; la
esperanza en la vida eterna para obrar en la verdad y seguir
el camino de la luz. Y este itinerario, Dios lo realiza por
medio del misterio de la redención como mensaje de salvación,
donde el Hijo es elevado en alto, elevado en la cruz, para dar
vida e iluminar el camino de fe hacia el misterio pascual.
Dios ama al mundo, que es su creación, y quiere el bien de
ella, es por esto que ante la difícil situación que vive la
humanidad, muchas veces marcada por la infidelidad que lo
lleva al destierro, como lo manifiesta la primera lectura (cfr.
2Cro 36,14-16.19-23), el Señor traza su historia mostrando
así su amor enviando a su Hijo, no para condenar sino para
salvar (cfr. Jn 3,17). Y en este diálogo sobresale la afirmación
del argumento de la encarnación y de la grandeza del amor
de Dios que se expresa en el sacrificio de la cruz, así lo
señala san Pablo en la segunda lectura, pues «por el gran
amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los
pecados nos ha hecho vivir con Cristo» (Ef 2,4-5), y a través
de este misterio, configurar nuestra vida con Él.
Y ante la premisa del amor de Dios la respuesta del hombre
es la fe en el Hijo. Y para el cristiano la fe en Jesucristo es de
vital importancia, así nos enseña san Pablo, «por la gracia,
en efecto, han sido salvados mediante la fe» (Ef 2,8) y
también «para que nos dediquemos a las buenas obras»
(Ef 2,10), por eso el juicio no es una realidad última sino la
verificación de la respuesta que damos al Señor en la vida
nueva que Él nos dio en el camino de la fe, es decir, un
obrar en el amor hasta el extremo. Así comprendemos que
nuestra fe en Cristo está unida a la vida de Cristo, con la
mirada en la resurrección que nos vivifica.
Además, hay motivos de esperanza porque se pone de
manifiesto la acción salvadora de Jesús que nos ofrece la
Vida Eterna, y donde el hombre debe acoger este mensaje
de vida y de amor, de gracia y de luz, así cantaremos en la
noche santa de la Vigilia Pascual «¡Qué asombroso beneficio
de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y
caridad! ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!». De
ahí la alegría que este domingo celebra y que nos invita a
recibir este don y abrirnos a la esperanza de la salvación y
de la vida plena en Cristo, porque en su cruz hay esperanza
y vida. Con esta gran noticia nos unimos al salmista y
aclamamos: «que se me pegue la lengua al paladar si no
me acuerdo de ti» (Sal 136,6).
Y en este Tiempo de Cuaresma, como camino de conversión,
debemos tener presente que la verdadera alegría que
ilumina nuestra vida, como nos recuerda san Pablo, no
viene de nosotros sino que es un don de Dios (cfr. Ef 2,8),
porque la cruz de Cristo es signo de salvación y fuente de
vida eterna. Por tal motivo, renovemos nuestro compromiso
cristiano y dejémonos amar por Dios mostrando nuestro
amor hacia Él, en el camino de la verdad y de la luz, así
nuestra alegría será grande en la celebración de la Pascua
de la vida, porque es la alegría de la redención, es la
alegría de amar a Dios en los demás.
Fr. Mirko García Valladares, O. de M.
Director
Colegio “Nuestra Señora de la Merced”, Mirones Bajo,
Lima
Palabra Liberadora
Monición de Entrada
Hermanos: Las lecturas de este domingo nos hablan de
distintos modos sobre el amor de Dios.
El libro de las Crónicas rememora uno de los acontecimientos
más trágicos de la historia de Israel: el exilio. Pero no
todo había quedado allí. Dios, por el profeta Jeremías,
también había prometido rescatar a su pueblo, como
efectivamente lo hace. La segunda lectura, por su parte,
nos recuerda que la cruz de Jesús nos ha rescatado del
camino de muerte en que andábamos, para conducirnos
hacia la vida plena. Y el Evangelio nos ilumina para
comprender el sentido salvífico de la cruz de Jesús, ella
nos revela cuanto ama Dios al mundo.
Dispongámonos en cuerpo y alma para participar de este
encuentro con el Señor.
RITO DE ENTRADA
Antífona de entrada Cf. Is 66, 10-11
Alégrate, Jerusalén, reúnanse todos los que la aman,
regocíjense los que estuvieron tristes para que exulten;
mamarán a sus pechos y se saciarán de sus consuelos.
ORACIÓN COLECTA
Oh, Dios, que, por tu Verbo, realizas de modo admirable la
reconciliación del género humano, haz que el pueblo cristiano
se apresure, con fe gozosa y entrega diligente, a celebrar las
próximas fiestas pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
En la primera lectura, la ira y la misericordia del Señor
se manifiestan en la deportación y en la liberación del
pueblo, pues el amor de Dios es tan grande y compasivo
que perdona su infidelidad.
Lectura del segundo libro de las Crónicas 36, 14-16. 19-23
En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el
pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las
costumbres abominables de los paganos, y mancharon la
casa del Señor, que el Señor había consagrado en Jerusalén.
El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio
avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía
compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se
burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus
palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que la ira
del Señor se encendió sin remedio contra su pueblo. Los
caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las
murallas de Jerusalén; prendieron fuego a todos sus
palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a
los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a
Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos
hasta la llegada del reino de los persas; para que se
cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías:
«Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará
todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los
setenta años». En el año primero de Ciro, rey de Persia,
en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de
Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de
Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en
todo su reino: «Así habla Ciro, rey de Persia: "El Señor,
el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la
tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en
Jerusalén, en Judá. Quien de entre ustedes pertenezca a
su pueblo, que parta hacia allá, y que su Dios lo acompañe"».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 136, 1-2. 3. 4. 5. 6 (R.: 6a)
R. Que no me olvide de ti, Señor.
Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar
con nostalgia de Sión; en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras. R
Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar; nuestros
opresores, a divertirlos: «Cántennos un cantar de Sión». R
¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la
mano derecha. R
Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo
de ti, si no pongo a Jerusalén, en la cumbre de mis
alegrías. R
SEGUNDA LECTURA
En la segunda lectura, san Pablo nos invita a contemplar
la bondad infinita de Dios, ya que estando muertos por los
pecados, nos ha hecho vivir con Cristo.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2, 4-10
Hermanos: Dios, rico en misericordia, por el gran amor
con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados,
nos ha hecho vivir con Cristo – por pura gracia están ustedes
salvados –, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha
sentado en el cielo con él. Así quiso mostrar a los siglos
venideros la inmensa riqueza de su gracia, por la bondad
que nos manifestó en Cristo Jesús. Por la gracia, en
efecto, han sido salvados mediante la fe. Y no se debe a
ustedes, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a
las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos
obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos
dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para
que las practicásemos.
Palabra de Dios.
Palabra Liberadora
Versículo antes del Evangelio Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único. Todo
el que cree en él tiene vida eterna.
EVANGELIO
El Evangelio de hoy nos recuerda que tanto amó Dios al
mundo que envió a su Hijo único, para que por su sacrificio,
el mundo se salve por Él.
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 14-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: – «Lo mismo que
Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser
elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en
él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó
a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que
creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no
mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para
que el mundo se salve por medio de él. El que cree en él
no será condenado; por el contrario, el que no cree ya
está condenado, porque no ha creído en el nombre del
Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz
vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la
luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra
perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para
no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza
la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras
están hechas según Dios».
Palabra del Señor.
PROFESIÓN DE FE
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos a Dios nuestro Padre. Él es rico en misericordia y
muestra su bondad en Cristo Jesús.
1. Para que Cristo, nuestro Redentor y luz de las naciones,
ilumine la labor evangelizadora de la Iglesia y fecunde su
misión en el mundo. Roguemos al Señor.
2. Para que Cristo, el Buen Pastor que dio la vida por sus
ovejas, sea el inspirador y modelo del Papa, obispos y
ministros, para que se entreguen con celo pastoral al
pueblo, a ellos confiado. Roguemos al Señor.
3. Para que los jóvenes, esperanza de nuestra sociedad,
descubran a Jesucristo y, siguiendo sus huellas, puedan
contribuir en la transformación de una sociedad más
justa. Roguemos al Señor.
4. Para que, celebrando el banquete de la palabra y el
Cuerpo de Jesús, en la preparación a las fiestas pascuales
sepamos descubrir que Él está con nosotros y nos llama
a vivir su amor en plenitud. Roguemos al Señor.
5. Para que cuantos han dejado este mundo gocen de la luz
y de la felicidad que no conoce ocaso, e intercedan por
los que lloran su partida. Roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, que no quieres que nadie perezca, sino
que todos se conviertan y tengan vida eterna; te rogamos
que escuches nuestras súplicas y atiendas nuestros
lamentos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, al ofrecerte alegres los dones de la eterna salvación,
te rogamos nos ayudes a celebrarlos con fe verdadera y a
saber ofrecértelos de modo adecuado por la salvación del
mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de Comunión Cf. Sal 121, 3-4
Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá
suben las tribus, las tribus del Señor, a celebrar tu nombre,
Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Oh, Dios, luz que alumbras a todo hombre que viene a este
mundo, ilumina nuestros corazones con la claridad de tu
gracia, para que seamos capaces de pensar siempre, y de
amar con sinceridad, lo que es digno y grato a tu grandeza.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Defiende, Señor, a los que te suplican, fortalece a los
débiles, vivifica siempre con tu luz a los que caminan en
sombras de muerte, y, libres de todo mal por tu compasión,
concédeles llegar a los bienes definitivos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 PUBLICACIONES MERCEDARIAS

LOS MERCEDARIOS EN LA UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS DE LIMA (68)

TERCERA PARTE (11)

LOS MERCEDARIOS EN LA CÁTEDRA DE SUÁREZ (11)

LA CÁTEDRA DE SUÁREZ CONVERTIDA EN PRIMA DE SAGRADA ESCRITURA (3)

3. Fr. Francisco Bustamante

En diciembre de 1798, el P. Francisco Bustamante intervino como replicante en dos actos de Filosofía en la Universidad
de San Marcos. Y el 10 de noviembre de 1811 recibió el grado de doctor en Teología. Consta que de 1807 a 1810 fue
Comendador del Convento de Huánuco, y de Cartagena de Indias desde 1810 a 1813.

Al asumir el P. Gastañaduy la cátedra de prima de Santo Tomás, quedó vacante la de prima de Escritura; pero, en su
momento había sido propuesto para ella el P. Bustamante. De modo que, el 21 de junio de 1816, el citado D. Buenaventura
de Tagle Isásaga, Rector de la Universidad, le dio posesión de la cátedra de prima de Sagrada Escritura al presentado
Fr. Francisco Bustamante, "que dicha su Religión sirve en esta Universidad en virtud de la presentación hecha por el
R. P. Provincial, a consecuencia del Superior Decreto de Su Excelencia, con la que se conformó el Claustro que se
celebró ese día". Al mismo tiempo que el de catedrático, desempeñó también, de 1816 a 1819, el cargo de Rector del
Colegio San Pedro Nolasco.

Habiendo sido nombrado Comendador de Ica para el trienio 1819 a 1822, el P. Bustamante solicitó al Rector se sirviese
admitir por su sustituto en la cátedra al lector jubilado P. Bernardo Quintana, bachiller en Artes y Teología, "a quien
repetidas veces ha oído V. S. con complacencia en sus respectivas aulas". Admitida la petición, el 12 de octubre de
1819, fue nombrado el P. Quintana sustituto de dicha cátedra, durante la ausencia del titular, es decir, hasta 1822.

Una vez concluido su oficio de comendador de Ica, en 1823 Bustamante aparece nuevamente en los documentos de la
Universidad como catedrático de Escritura. Después ocurrieron cambios. En efecto, el 15 de marzo de 1825, Don
Toribio Rodríguez de Mendoza, canónigo teologal de la Iglesia Metropolitana y Rector de la Universidad, "en virtud del
nombramiento de catedrático de vísperas de Sagrada Teología, propia de esta Escuela, por Decreto del Excelentísimo
Señor Libertador", le dio posesión de dicha cátedra al maestro Francisco Bustamante, "gozando de la renta que le
está asignada y de todos los demás privilegios que sus antecesores".

Al ser elegido provincial el 18 de julio de 1825, el P. Bustamante tenía, además, el título de examinador sinodal del
arzobispado y de los obispados de Huamanga, Cuzco y Arequipa. Ocupando los altos cargos de provincial y catedrático,
terminó por renunciar a ellos, para irse de cura doctrinero al lejano curato de Huambos (hoy provincia de Chota,
departamento de Cajamarca). Curato que, junto con el de Churín, por concesión del rey, a raíz de la secularización de
las doctrinas de religiosos, había quedado a cargo de los mercedarios de la provincia de Lima. Pero, antes de irse a
Huambos, Bustamante, aún de provincial, el 17 de agosto de 1825, presidió la sesión de Definitorio en la que se tomó
la, ahora incomprensible, decisión de entregar al gobierno, "en voluntario ofrecimiento", el hermoso complejo del
Colegio San Pedro Nolasco de Lima.

Es cierto que la Iglesia ya vivía, por obra del gobierno republicano, días aciagos y se presentía como inminente la
aplicación del nefasto Reglamento de Regulares, de 28 de setiembre de 1826, con el claro propósito de diezmar las
órdenes religiosas en el Perú.

Cuando se marchó Bustamante, la Provincia de Lima quedó a cargo del P. José Domingo Oyeregui como vicario provincial;
y la cátedra de vísperas de Teología también fue encomendada al mismo religioso, en calidad de regente, el 31 de
mayo de 1820.

Los Mercedarios en la Universidad de San Marcos de Lima

Mons. Fr. Severo Aparicio Quispe, O. de M.
Obispo Auxiliar del Cusco
Lima, 1999
Palabra Liberadora
146 ANIVERSARIO DE FUNDACIÓN DE LA CONGREGACIÓN
DE HERMANAS DE LA CARIDAD
DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED
El próximo 16 de marzo, la Congregación de Hermanas
de la Caridad de Nuestra Señora de la Merced, cumpli-
rá 146 años de vida institucional, recordando que un 16
de marzo de 1878, el sacerdote español Juan Nepomu-
ceno Zegrí y Moreno, fundó este instituto con el fin de
ejercitar las obras de caridad cristiana, especialmente
en favor de los pobres y necesitados.
Un poco de historia
Después de su fundación, el instituto recibió la aproba-
ción como congregación religiosa de Derecho Diocesa-
no en 1878, de parte de Mons. Esteban Pérez Fernán-
dez, obispo de Málaga. El 9 de junio del mismo año, la
congregación fue asociada a la Orden de la Merced. El
Papa León XIII elevó el instituto a Congregación
Religiosa de Derecho Pontificio, mediante Decretum
laudis, del 25 de septiembre de 1900.
Las religiosas Mercedarias de la Caridad viven según
la Regla de San Agustín, adaptada a sus propias Cons-
tituciones y se dedican a la pastoral social entre
pobres, abandonados, niños, ancianos, encarcelados,
entre otras obras de caridad.
Hacia el 2017, el instituto contaba con 873 religiosas
presentes en Angola, Argentina, Brasil, Chile, Colom-
bia, Corea del Sur, España, Filipinas, Haití, India,
Mozambique, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico y
República Dominicana.
A lo largo de la historia, se han diversificado de manera
LA MERCED EN EL MUNDO
creativa las obras apostólicas guiadas por las Merce-
darias de la Caridad, teniendo en cuenta las múltiples
demandas de la sociedad en diferentes ámbitos y
lugares. Alrededor de cuatrocientas fundaciones han
configurado el mapa fundacional, hasta el momento.
Acerca del fundador, Beato Juan Nepomuceno Zegrí y
Moreno
Nació en Granada, España, el 11 de octubre de 1831.
Perteneció a una familia acomodada. Fue educado
cristianamente, basado en los valores humanos y
evangélicos.
Realizó tres carreras de estudios (derecho, letras,
teología y filosofía). Recibió el sacramento del Orden
sacerdotal el 2 de junio de 1855, en la Catedral de
Granada. Perteneció a la Diócesis de Granada y
después a la de Málaga (1869), donde desempeñó
múltiples cargos importantes. Escribió 188 sermones
que revelan un amplio bagaje cultural y una profunda
fe en Dios y en la Iglesia.
El 16 de marzo de 1878 fundó la Congregación de
religiosas Mercedarias de la Caridad. Sin embargo, a
causa de una calumnia fue injustamente alejado de la
Congregación en 1895.
Murió en Málaga el 17 de marzo de 1905. Fue beatifi-
cado en Roma el 9 de noviembre de 2003, por el Papa
Juan Pablo II.
Palabra Liberadora

DECESO DE
Fr. IRANILSON FERREIRA DO VALE, O. de M.

Con profundo pesar, comunicamos el sensible fallecimiento de

nuestro hermano, Fr. Iranilson Ferreira do Vale, O. de M.,
religioso de la Provincia de Brasil.

Había cumplido 47 años de edad. Nació el 19 de julio de 1976, en

el municipio de Dom Expedito Lopes, Estado de Piauí, Brasil.
Durante 19 años fue profeso mercedario. Formuló sus primeros
votos religiosos el día 2 de enero de 2005.

Ejerció su ministerio sacerdotal por espacio de 14 años. Fue ordenado

sacerdote el 25 de julio de 2009.

Falleció en el Señor el día 8 de marzo de 2024, en su ciudad natal.

El testimonio de entrega quedará presente, especialmente entre los

hermanos de su Provincia, y entre los fieles que con gran generosi-
dad acompañó en su peregrinar, como sacerdote.

Nos unimos al dolor de los religiosos de esta querida Provincia y

elevamos nuestras plegarias por su descanso eterno.

Provincia Mercedaria del Perú, Marzo de 2024.

Una publicación elaborada por la PROVINCIA MERCEDARIA DEL PERÚ

Colabora: Equipo de liturgia de la parroquia “Nuestra Señora de la Merced” de Mirones Bajo - Lima

“Libres para liberar” www.mercedarios.pe

Curia Provincial: Pasaje Quiñones 142, Jesús María, Lima - Perú, Teléfono: (01) 261-7520