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LAS FUNAS O ESCRACHES: ANTECEDENTES , ORIENTACIONES E

IMPLICANCIAS JURÍDICO-POLÍTICAS

Resumen

El artículo pretende abordar desde diversas perspectivas el fenómeno de las “funas” o


“escraches”, el que se ha desarrollado desde hace unos años y que ha tenido un auge en
los últimos tiempos de la mano de las denuncias de delitos por redes sociales efectuadas
por mujeres. Se trata de entregar una visión omnicomprensiva sobre sus orígenes,
variantes, orientaciones teóricas subyacente e inspiradora y la recepción del
ordenamiento jurídico y los operadores.

I. INTRODUCCIÓN

El fenómeno de las denuncias públicas de delitos, sea que se efectúen de manera presencial
o que se efectúen a través redes sociales, es relativamente nuevo. Las nomenclaturas para
referirse al fenómeno varían, pero suele denominarse en America Latina y en España
“escraches”, mientras que en Chile se les llama “funas”1.

La palabra escrache hace referencia a “las manifestaciones que se convocan frente al


domicilio o el lugar de trabajo de personajes públicos para reprobar su comportamiento en
determinados asuntos (...). Según el Diccionario de americanismos, “escrache” alude a la
manifestación popular de denuncia contra una persona pública a la que se acusa de haber
cometido delitos graves o actos de corrupción y que en general se realiza frente a su domicilio
o en algún otro lugar público (...)”(SEIJAS, 71).

1
“Escrache” es una palabra proveniente del lunfardo −habla que originariamente empleaba, en la ciudad de
Buenos Aires y sus alrededores, la gente de “clase baja”− que según el diccionario de la Real Academia
Española (rae), significa: 1) Romper, destruir, aplastar (tr. coloq. Arg. y Ur.). 2) Fotografiar a una persona (tr.
coloq. Arg. y Ur.).
También deriva del genovés “scraccá” que apunta a la acción de expectorar o agredir a alguien, de lo cual se
seguiría el sentido que escrachar adopta en varias letras de tangos (DUDIUK et al, 198). Otros dicen que el
término genovés empleado es “scraccé”, que significa “retrato”otros con el inglés scratch (arañar o rayar). La
Academia Argentina de Letras lo define como una "denuncia popular en contra de personas acusadas de
violaciones a los derechos humanos o de corrupción, que se realiza mediante actos tales como sentadas, cánticos
o pintadas, frente a su domicilio particular o en lugares públicos". Provendría, según la Academia, del cruce
entre las palabras "escracho", en su acepción italiana de fotografía o retrato, y "escrachar", en su acepción
anglosajona de "romper, destruir, aplastar” (SCHMEISSER, 9).
Por su parte, el término “funa” originario del Mapudungun y significa “podrido”, en http://www.derecho-
chile.cl/funas-en-redes-sociales/. De acuerdo con el libro “Mapudungun el habla Mapuche”, de Fernando
Zuñiga, editado por el Centro de Estudios Públicos, página 317, reimpresión 2007. “Funa” significa: “Podrido,
abono”. Y “Funan”: “Podrirse” (en COLINA). En Chile se utiliza para nombrar el acto público de repudio
contra el actuar de una persona o grupo que ha cometido un acto que se considera ilegal o injusto
(SCHMEISSER, 6).

1
Podemos definir a los “escraches” o “funas” como “un juicio público abierto a la sociedad
para que la opinión pública emita sus juicios sobre la situación, y de alguna manera, ayude a
resolverlos a favor de las personas afectadas” (BONAVITTA et al, 165, citando a SÁNCHEZ
KURI). Otros dirán, desde una perspectiva como veremos a continuación, “histórica”, que
se trata de una “forma de protesta social, ejercida por toda la sociedad como víctima del
terrorismo de Estado instalado por el autodenominado “proceso de reorganización
nacional”,como la petición de su derecho fundamental a conocer la verdad y luchar por ella,
más allá del riesgo y el peligro que este ejercicio implicara” (DUDIUK et al, 199). Otros
como MEDICI, la definen desde su finalidad como una expresión “que tiene la misión de
señalar públicamente a los antiguos miembros del régimen militar, hacer públicos sus
crímenes y ponerlos al descubierto dentro de su barrio o comunidad (MEDICI, 12). Este
concepto parece adaptarse a la denuncia pública por redes sociales (en adelante “RRSS”) y,
por ello, se han entregado otros conceptos como el que señala que “las funas en redes sociales
parecen encuadrarse mejor en el segundo aspecto de la misma, pues consisten en una
publicación en redes sociales -o cualquier medio similar- a modo de protesta, en contra de
un sujeto determinado, que supuestamente ha vulnerado derechos de otra
persona”(LEGUINA, 2020) o bien que son “ denuncias que un usuario realiza en contra de
una persona, empresa u organización determinada, en que les atribuye una conducta
reprochable, como por ejemplo: la comisión de un delito, un mal servicio, el incumplimiento
de un contrato, etcétera2.

En síntesis, se trata de manifestaciones recientes de un modo de elaborar, proponer y activar


demandas, que las enlazan con movimientos sociales históricos de nuestro continente
(BRAVO, 55).

II. MARCO DOCTRINAL DEL FENÓMENO DE LAS FUNAS O


ESCRACHES

En este punto, debemos señalar que los escraches o funas han sido abordadas desde diversos
puntos de vista atendida su instalación en la escena colectiva desde la década de los 90 del
siglo pasado hasta ahora:

1. Los escraches tienen un origen histórico bien definido en la Argentina de los años 90,
momento en el que constituyeron protestas sociales que se generaron como respuesta
al Estado ante la impunidad de los crímenes cometidos durante la última dictadura
cívico-militar (DUDIUK et al, 199)3. En Chile, el inicio es similar y por motivaciones

2 ¿Son las funas en internet legales o ilegales en Chile?, en http://inteligencialegal.cl/wp/son-las-funas-en-


internet-legales-o-ilegales-en-chile/ (16.03.2021).
3 MEDICI relata el surgimiento de la organización H.I.J.O.S. en la Argentina de mediados de los noventa:”En

abril de 1995, como parte de un homenaje a los desaparecidos durante la dictadura argentina reali- zado en la
ciudad de La Plata, fueron convocados gran cantidad de hijos de desaparecidos e invitados a compartir durante
la Semana Santa un campamento para intercambiar experiencias.Como resultado de esta primera reunión a la
que asistieron 70 jóvenes con un promedio de edad de 20 años, surgió la idea de conformar una organización
que agrupara a todos los hijos de desaparecidos en las distin- tas provincias de Argentina.Para octubre de 1995,
Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.), celebró en Córdoba su primer

2
parecidas, después de la detención de Augusto Pinochet en 1998, época en la que se
crea la agrupación “Acción, Verdad y Justicia- Hijos Chile”, a semejanza de su
similar argentina (MARTÍNEZ-LÍBANO et al,; SCHMEISSER, 6 ).

2. En ese contexto, muy claro e históricamente determinado por la aparición de la


normativa que amnistiaba a los responsables de la Dictadura argentina, o la ausencia
de respuesta efectiva al problema de los detenidos desaparecidos, el escrache o Funa
tenía una forma de exposición pública de los violadores y contenía pasos y objetivos
expresivos muy claros: existía una organización y se articulaba sobre la base de
demostraciones públicas de abordaje al “funado” o “escrachado” en su domicilio y
lugar de trabajo, unido a la publicidad de su nombre y actos. (BRAVO, 48; DUDIUK
et al; 207; CUETO RUA, 124, LONGONI; SCHMEISSER, 7). Esta exposición
pública tiene un marcado sentido simbólico y ritual con una triple pretensión: “llamar
la atención de la comunidad hacia una reivindicación o un agravio, constituir una
expresión de la unidad de los participantes y apelar a los no participantes a tomar
posición” (MEDICI, 13).

3. Sin embargo, esa clase de eschache o funa ha derivado a otra (u otras) de posibilidades
y ramificaciones más amplias, que es aquella que elige las redes sociales para
manifestarla y desarrollarla y que de manera fundamental han llevado a cabo mujeres
que son víctima de delitos o abusos.

4. La doctrina ha señalado, en este sentido, que el movimiento feminista ha ocupado


este mecanismo en los últimos tiempos como una forma de enfrentar la violencia
contra la mujer y generar mecanismos de información (GONZÁLEZ, 172). Se señala
por esta doctrina que habría una elección de estos mecanismos (blogs, redes sociales)
por el efecto legitimador y de condena social del denunciado y del hecho cometido
(MANSO 2019, 3; JORNADAS, DUARTE) y que, por cierto, diversifica la funa o
escrache anterior, que podríamos llamar “histórico” o “clásico”.

5. De hecho, estamos asistiendo a un resurgimiento explosivo del fenómeno de la mano


de los movimientos feministas y, en concreto, desde movimientos como #MeToo y
“Ni una menos”, las movilizaciones masivas por el derecho al aborto en diferentes
países y el Paro Internacional de Mujeres de 2017 (JANCIK, 50). En este escenario,
hemos transitado de un tibio destape del fenómeno desde su explosión global en el
2017, a una oleada de polémicas por denuncias de acoso y abuso sexual en el 2018,
año marcado por movilizaciones estudiantiles que se extendieron a ciertos sectores
laborales y desencadenaron la formación de gremios de talante feminista y la eventual
inclusión de la igualdad de género como tema prioritario en la gestación de políticas
públicas (SCHMEISSER, 4)4.

Encuentro Nacional con la asistencia de 350 integrantes de 14 provincias, y definió sus lineamientos básicos de
acción después de varios meses de acelerado crecimiento y experimentación organizativa”, en MEDICI, 11.
4 Las ramificaciones de las funas amenazan con desbordar estas manifestaciones básicas. Un siguiente paso en

la transformación de las funas en redes sociales es que ahora se trata también de cualquier denuncia pública por

3
6. Las diferencias entre el escrache o funa previo a la aparición de las redes sociales y
este último aparentemente se presentan como muy claras: En el primer caso, hay una
motivacion de frustración frente a la impunidad que es absolutamente indesmentible:
los escraches comienzan en 1996 cuando la persecución de los agentes de la Dictadura
se hace infructuosa. Por otra parte, si bien es cierto los escraches “clasicos” (sean de
corte político o no) son todos grupales, los que se efectúan por mujeres a través de
redes sociales pueden ser grupales o individuales y, en general, la mayoría de las
denuncias son anónimas (MANSO 2020, 35 y 40; ARENAS et al, 9)5. ARENAS, a
su vez, menciona otras diferencias: “la premeditación de los escraches de H.I.J.O.S.,
dista del rugido llamativo y muchas veces no planeado del feminista, que busca
acabar con el silencio que ha impuesto a las mujeres la ideología patriarcal y poner
en tensión la credibilidad del sistema judicial. Además, “los escraches feministas
proponen desplazamientos tangibles en su dimensión enunciativa: de lo privado a lo
público, de lo individual a lo colectivo, de víctimas a sobrevivientes, de la
complicidad patriarcal a la sororidad feminista y del silenciamiento a nuevos criterios
de verdad” (citado en ARENAS et al, 19).

7. Todo esto, sin embargo, debe ser matizado con las convocatorias masivas efectuadas
por el movimiento “Ni una menos” o las “performance” colectivas de “Las tesis” en
Chile y en el resto del mundo (“un violador en tu camino”) que anticipan una
utilización masiva y pública de la denuncia 6.

problemas de menor gravedad (como de compras y ventas, deudas impagas, etc.). También se funa a figuras
públicas de la farándula o de la política que son denostados en grupo por ser considerados indeseables por
alguna (o ninguna) razón.Pero este último tiempo ha surgido una vez más un cambio en el concepto, una
neofuna ¿Qué se está entendiendo ahora por funa? Ahora se trata de lo siguiente: primero, dentro de un grupo
hay diversidad de opiniones sobre lo que se debería hacer y surge así división en dos o más subgrupos. Pero
para eliminar la posibilidad de uno de estos subgrupos mantenga su postura, el otro lo amenaza con acusar
públicamente a quien no adhiera a la suya (o que al menos guarde silencio). Mediante la creación de listas
negras se pretende manipular haciendo bullying (presencial o por internet), amedrentando matonescamente a
quien se oponga a las ideas del sector que está funando. Y así, por medio al temor a la ridiculización pública o
la exclusión, se elimina poco a poco las voces opuestas. De este modo, se quiere conseguir finalmente una falsa
impresión de un consenso total dentro del grupo, como si no hubiera habido desde un principio diversidad de
opiniones, en https://repo.uss.cl/wp-content/uploads/2020/04/Contra-la-neofuna.pdf.
5
“El testimonio de acoso, muchas veces de carácter anónimo, se puede entender como escrache justo en el
momento en que las mujeres por miedo a retaliaciones o amenazas por parte del agresor hacia su vida o
integridad física, y por la omisión institucional de su denuncia, deciden contar aquello que les sucedió de este
modo oculto”,
6
Aunque las funas han estado presentes constantemente desde el inicio de la “cuarta ola feminista”, el 25 de
noviembre de 2019, jornada de la conmemoración del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres,
marcó el inicio de un boom de denuncias en redes sociales. Esa fue la primera vez que se interpretó la
performance “Un violador en tu camino”, del colectivo “Las tesis”…”. La vocera de la Coordinadora Feminista
8M, Alondra Carrillo, manifiesta que “lo que logró hacer el colectivo Lastesis con la intervención, fue reponer
algo que en la funa también aparece, que es cómo nuestra experiencia particular, singular de cada una de
nosotras, da cuenta de un escenario de violencia sistemática estructural que caracteriza a la forma de organizar
la vida en Chile”, en https://www.cnnchile.com/pais/reportaje-funas-mujeres-violencia-genero_20191217/ (
destacado en el original). La filósofa DIANA MAFFÍA ha afirmado, al contrario de lo que manifestamos que
“el escrache como intervención social no es un acto espontáneo, por el contrario, su sentido es trabajado

4
III. ORIGEN Y MOTIVACIONES DE LOS ESCRACHES Y RELACIÓN
CON LA DESCONFIANZA EN LAS INSTITUCIONES

Nos interesa en este punto, para efectos de nuestra investigación, resaltar que si bien, la
doctrina aborda las motivaciones de quienes realizan o intervienen en estas funas o escraches-
con especial hincapié en las efectuadas por redes sociales y si aparece la desconfianza de las
instituciones públicas,no existe una referencia empírica y tangible de ellas.

En efecto, algunos dicen que el objetivo de tales acciones es “sacar del anonimato a la persona
denunciada” (MANSO, 34, citando a BONALDI); “evidenciar públicamente la impunidad”
(LONGONI); “revertir'' el ''silenciamiento'' que padecen en sus vidas cotidianas”
(JORNADAS); “hace pública para que la sociedad civil dé cuenta de la misma” (JANCIK,
51); una forma de “decir verdad” en contraposición a la “negación de la verdad por los
órganos judiciales encargados de su investigación” (DUDIUK et al, 205) o bien, una forma
de suplantar a la justicia oficial “linchamientos públicos sin convenio colectivo, sin sumario,
sin asamblea” (VERA GAJARDO, 84).

La doctrina dedicada suele mencionar la desconfianza que le merecen a los/las escrachadores


(as) on line las instituciones públicas y judiciales. GAHONA, por ejemplo, utiliza las
expresiones “quedando sistemáticamente relegadas al olvido” y “está en deuda con la verdad
y reconstrucción compensada” para referirse a que la institucionalidad política y jurídica ha
defraudado a las víctimas.

La relación de las víctimas y la institucionalidad se ha rebelado compleja y desilusionante.


En este sentido, se ha expresado por ciertos autores que el Poder Judicial es una de las
instituciones a quienes más acuden las víctimas de violencia pues ésta es, por excelencia –
junto con la fuerza policial– la encargada de brindar protección contra la violencia y dotada
de los medios para frenar al agresor (HASANBEGOVIC, 124), aunque, a la vez, se ha
aludido a los obstáculos que los tribunales colocan y se insiste en que existe un patrón de
impunidad por los actos de violencia contra las mujeres y éstas, enfrentan serios problemas
para acceder a la justicia, a la protección de sus vidas y al resarcimiento de sus derechos
vulnerados (Ibidem, 132).pero no hay -salvo el evidente caso del escrache a violadores de

colectivamente y enunciado explícitamente”. PAULINA GUTIÉRREZ ha manifestado algo parecido cuando


afirma que la Funa y especialmente la Funa en RRSS cataliza los esfuerzos y la vocación colectiva del fenómeno
(“Pero a pesar de la situación individual, la funa parece buscar colectivizarlo, generar respaldo y apoyo, de ahí
que se pida su difusión y exista la respuesta de muchas en compartir la información. El hecho que muchas (o
casi la totalidad) de estas se expresen por redes sociales, va en la misma línea: es el lugar donde las
individualidades construyen un espacio de interacción con otras y otros individuos y ante una profunda
sensación de soledad e incomprensión, serían estas redes sociales donde se encuentra la compañía que no se
tiene fuera del celular.

5
derechos humanos- ninguna demostración empírica de qué tal desconfianza se derive clara e
indefectiblemente de la insuficiencia de la respuesta judicial frente a los delitos o afectaciones
sufridas por ellos o ellas.

Por consiguiente, son claras las motivaciones que llevan a la realización de estas actividades:
Se afirma que el escrache se asocia a la “falta de resolución de los problemas que prevalecen
en las instituciones (judiciales, policiales, estatales, etc)” ya que “estas instituciones
relativizan las experiencias de las mujeres” (JORNADAS; BONAVITTA et al; 169); mutatis
mutandis, a la “convicción respecto de la inoperancia o la complicidad de las instituciones
públicas” (VILAS, 24 y ss); la ineficiencia del aparato público (“los escraches surgen frente
a la ineficacia de la policía y otras instituciones para resolver las múltiples violencias de
género, acosos y hostigamientos que vivencian las mujeres y las personas
LGTBQI”)(BONAVITTA et al, 165) 7.

Es decir, se expresa como motivación relevante la desconfianza de la institución judicial 8


aunque, en concreto, no aparece claro si es el correlato efectivo de una respuesta judicial
ineficiente o derechamente nula. Vale decir, no tenemos absoluta claridad absoluta sobre la
influencia en la aparición y desarrollo de estas funas o escraches la falta de respuesta judicial.

IV. ORIENTACIONES E IMPLICANCIAS DE FILOSOFÍA POLÍTICA DE


LAS FUNAS O ESCRACHES

Más allá de las motivaciones que existan respecto de quienes participan o hayan llevado a
cabo este fenómeno, resulta relevante para objeto de este artículo constatar las orientaciones
que el fenómeno trasunta y que consecuencias podrían avizorarse inmediatamente para el
orden jurídico y para el Estado.

De la doctrina y de la práctica de las funas o escraches es posible deducir una desconfianza,


resquemor o alejamiento, pero, más allá de un resentimiento visceral motivado por
experiencias negativas de acercamiento o inserción institucional, mucho más relevante es
que analicemos las orientaciones que subyacen a ese comportamiento.

Para nuestros efectos, hemos agrupados en dos las poderosas orientaciones que sirven de guía
a estos comportamientos:
7
“Es muy comprensible que mujeres y niñas decidan tomar este camino para encontrar sanción y reparación
desde la sociedad cuando no la encuentran en quien debieran encontrarla, que es el Estado” (Opinión de la
abogada Francisca Millan, en https://www.cnnchile.com/pais/reportaje-funas-mujeres-violencia-
genero_20191217)(destacado en el original).
8
“Cada funa es la materialización de la falta del sistema judicial a las víctimas de violencia de género y que se
agudiza aún más en los casos de delitos sexuales”. En Ibidem. (destacado en el original).” El sentimiento y la
sensación de inseguridad en las mujeres, así como unapersistente desconfianza de éstas en el sistema
de administración de la justicia” (Relatoria sobre los derechos de la mujer, Comision Interamericana de
Derechos Humanos, en https://www.cidh.oas.org/women/Acceso07/cap2.htm.

6
1. La Verdad autárquica como expresión única de la justicia y como antagónica a
la impunidad

Es muy frecuente que se encuentre entre la doctrina que se refiere al tema una línea de
argumentación que una estos tres elementos (verdad-Justicia e impunidad).

Aparece un reclamo que vincula la falta de verdad y el correlativo derecho a ella, con la
impunidad, efecto respecto del cual el Estado ha tenido un papel relevante (“la ausencia de
verdad y justicia, como necesidades negadas, se ha prolongado en el tiempo, trasvasándose
generacionalmente en la forma de reclamos de reconstrucción de la identidad de los hijos de
desaparecidos, a través del restablecimiento del vínculo que los une con las víctimas de la
represión y que los hace a ellos mismos víctimas”)(MEDICI, 10).

Uno de los temas de interés que se advierte es el tipo de verdad que quienes llevan adelante
la Funa revelan. La doctrina en Argentina ha expresado que, al amparo del “derecho a la
verdad” reconocido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos 9, puede sostenerse
que la Funa es una forma de manifestación de la “verdad”, una verdad única y no dialogante
ni persuasiva e intransable, emanada de los movimientos sociales (DUDIUK et al, 215 y ss.).

Esta visión autárquica y no cuestionable considerará a la heteronomía normativa inválida


para comprender y juzgar su realidad. Esto se advierte en posiciones como las que
parangonan el escrache con la pena. JANCIK ha señalado al respecto que “los escraches
aparecen como una práctica punitiva, ya que “aunque la relación con el sistema penal no sea
central, e incluso aunque la misma no sea deseable por el grupo, la adopción misma del status
de víctima implica la adopción de un lenguaje y una lógica propia de la justicia penal” (55).
Como afirma SEGATO, el escrache trasunta en un “proceso”, aunque no se trate de justicia
estatal frente a un enemigo que es el patriarcado que impregna la visión del derecho y la
justicia tradicionales 10.

2. El Estado y la institucionalidad oficial como una organización ajena y extraña:


la construcción de un Estaso paralelo

Si tuviéramos que formular una idea matriz que resulta transversal a las formas “clásica” o
de denuncia de violaciones a Derechos Humanos y “moderna” o “feminista”, es la idea de
que el Estado y sus instituciones de las que depende la persecución de los culpables del hecho

9 El derecho a la verdad se consagra en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de derechos humanos en


los siguientes casos: “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros vs. Guatemala. Sentencia de 8 de marzo de
1998), “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros vs. Guatemala. Sentencia de 19 de noviembre 1999),
“Velázquez Rodríguez vs. Honduras”. Sentencia de 26 de junio de 1987, entre otros (DUDIUK et al, 200;
MEDICI,
10
https://www.google.cl/amp/s/www.eldesconcierto.cl/internacional/2018/12/17/rita-segato-el-feminismo-no-
puede-y-no-debe-construir-a-los-hombres-como-sus-enemigos-naturales.html/amp/. El escrache como pena
humillante paralela en BASTUS.

7
denunciado son ajenas y extrañas a los denunciantes y no son, por consiguiente, el sujeto de
la denuncia.

En el primero de los casos, vale decir, lo que hemos dado en llamar “funa o escrache clásico”,
quienes aluden a las funas con visos de legitimidad plantean la decepción que produjo el
hecho de que, ante las violaciones a los deeechos humanos en Dictadura, ellas no hayan
tenido una respuesta efectiva. MEDICI, respecto del fenómeno en Argentina, señala que el
reclamo de las funas o escraches no es social sino institucional (“Si bien la sociedad ha
adoptado una clara aptitud de repudio y condena, la actuación del estado respecto de esos
hechos ha sido cómplice a veces por acción y otras por omisión, del olvido, el silencio y la
impunidad”). Resulta muy interesante el reemplazo que la final el escrache hacen de la
justicia oficial por la justicia del escrache. Como bien señala MEDICI, existe en ello una
“denuncia” que no se ubicaría solo en el sentido vulgar del término, sino que tiene todo un
significado de juicio y de sanción que los es tachados no han tenido (“ El escrache marca un
territorio que delimita una prisión simbólica, espacio carcelario que las instituciones no
dieron a los escrachados. Deja al escrachado fuera de la categoría de ciudadano, de lo que se
tiene en común con el otro, un barrio, una semejanza, llegando a provocar incluso en algunos
casos mudanzas a otros barrios.”(MEDICI, 13). En este sentido, el lema de la agrupación
H.I.J.O.S. año es de recibo ( “Sin justicia, hay escrache”). La funa o escrache representa un
espacio de recreación de una democracia distinta al modelo oficial propuesto (“La funa como
movimiento social, como acción callejera y democrática…La funa es profundamente
democrática, pues la democracia es también la capacidad de la población de expresar sus
inquietudes, sus necesidades, sus aspiraciones y anhelos” (GAHONA). Yaún cuando no se
le auspicia y es más, se le critica, se señala que “bastante explicable en el contexto histórico,
que precisamente, casi terminada la década de los 90, ante la relativamente escasa respuesta
del sistema judicial en materia de investigación de las violaciones a los derechos humanos, y
frente a ese punto de inflexión en que constituyó el arresto del ex mandatario de
facto…surgiera un movimiento de personas que sintieron que la institucionalidad no les daría
ni justicia ni reparación, haciéndose pago por sus propias manos, como ya hemos connotado”
(RAMOS).

En el segundo de ellos, el auspiciado por los movimientos feministas fundamentalmente, se


alude también a la aparición del fenómeno frente a la inacción estatal (“el escrache tiene lugar
cuando los mecanismos institucionales de defensa de la sociedad ante situaciones que la
dañan no son efectivos o no existen”…” . Y si es verdad que avanza sobre lo privado, lo hace
denunciando la falta de respuesta de lo público… el escrache en su propia ruptura de la
formalidad democrática denuncia las omisiones de las instituciones que deben encauzar el
derecho de las personas a peticionar a las autoridades, su falta de acceso a la justicia, su
ineficiencia y muchas veces su propia complicidad con el encubrimiento y la impunidad de
las faltas”(MAFFIA). En nuestro ámbito, se ha dicho algo parecido: “Podemos analizar la
funa como una manifestación de una sensación de injusticia ante la falta de sanción de un
comportamiento reprochable, pero también es la expresión de un profundo agobio al no
encontrar espacios donde abordar el conflicto, encontrar apoyo y reparación frente a un hecho
profundamente doloroso” (GUTIÉRREZ). Y ello no ocurre sólo con la nula recepción estatal
o la lentitud e inoperancia de los organismos estatales, sino también a nivel micro o

8
subestatal, por ejemplo, se afirma que: el desarrollo del escrache a nivel universitario ha
tenido como abono “la falta de apoyo institucional que recibieron las víctima” (GONZÁLEZ,
178)11

Entre nosotros, específicamente, se alude a la ineficacia del Poder Judicial y a la


institucionalidad del Poder Ejecutivo como detonante de las funas: “El Ministerio de la Mujer
tiene una activa campaña llamando a que las víctimas denuncien, pero este llamado no se
condice con el lento rol del sistema judicial. Por eso, ante esta falta de justicia, aparece como
método legítimo el ajusticiamiento social que se hace a través de redes sociales 12.

Estas visiones que estimulan y justifican la Funa o el escrache tienen un efecto decidido
respecto claro respecto de las instituciones políticas y el entramado jurídico que la sustenta
en un Estado de Derecho:

1. En primer lugar, advertimos la deslegitimación del Estado y sus organismos a quienes


ya no se acude para la solución de conflictos Inter individuales, sea que ello aparezca
o no motivado por elementos plausibles.
2. En segundo lugar, la creación de fórmulas paralelas de procedimientos y sanciones
que funcionan al margen de las fórmulas e institucionales jurídicas y políticas
oficiales o extendiendo sus límites e interpretación Muchos autores hacen ver por
ejemplo cómo los escraches o funas redefinen y ayudan a reinterpretar los derechos
a la manifestación y reunión ( RUIZ-RICO et al, 66 y ss).
3. En tercer lugar, el escrache o Funa es una manifestación de la desintegración de la
relación social que no sea la existente con los “iguales”, que son únicamente aquellos
que comparten la visión de las comunidades afectadas sea que hayan sufrido o no las
afectaciones que la Funa o escrache denuncian.
4. En cuarto lugar y es consecuencia de lo anterior, la creación de verdaderos “ghettos”
ideológicos cuya integración social e ideológica es escasa.

V. LA RESPUESTA DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO FRENTE AL


FENÓMENO

El enfrentamiento del escrache o funa y el orden jurídico tradicional, como puede advertirse,
reviste el carácter de un antagonismo radical. Es posible que este antagonismo sea
precisamente el buscado por los movimientos que propugnan por estas formas de expresión.
MEDICI dice al respecto que “el escrache, en tanto forma de protesta colectiva, constituye
una modalidad de resistencia civil no violenta, cargada de un fuerte simbolismo, y que de ser
confrontada con el ordenamiento jurídico, prescindiendo de su carga de sentido, sería

11 “La ausencia de leyes y falta de protocolos institucionales hace que las mujeres se sientan solas y vulnerables.
Esto motiva el ejercicio de justicia a mano propia a través del escrache” en ARENAS et al, 13.
12
“El marco legal de las Funas”, El Mostrador, 12.12.2016, en
https://www.google.cl/amp/s/m.elmostrador.cl/braga/2019/12/12/el-marco-legal-de-las-funas/amp/

9
calificada como ilegal: atentados a la “propiedad privada”, “intimidad”, “circulación”,
etc.(MEDICI, 15).

Por ende, la colisión con doctrina e institucionalidad es absoluta y brutal. Por citar sólo un
ejemplo de la primera, CORRAL TALCIANI, entre nosotros, afirma que “las funas a
personas individuales ya podían criticarse porque, aunque se tratara realmente de culpables,
se transformaban en una especie de denigración pública por la que se hacía justicia por propia
mano, y además de manera agresiva y amedrentadora”.

En materia de respuesta legislativa la respuesta frontal al escrache o la Funa es la penalización


del acoso público. España, por ejemplo, a través de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo,
introdujo un nuevo artículo el 172.ter al Código Penal, cuyo texto es el siguiente: «será
castigado con la pena de prisión de tres meses a dos años, o multa de seis a veinticuatro meses
el que acose a una persona “llevando a cabo de forma insistente y reiterada, y sin estar
legítimamente autorizado, alguna de las conductas siguientes y, de este modo, altere
gravemente el desarrollo de su vida cotidiana: 1ª La vigile, la persiga y busque su cercanía
física; 2ª Establezca o intente establecer contacto con ella a través de cualquier medio de
comunicación, o por medio de terceras personas; 3ª Mediante el uso indebido de sus datos
personales, adquiera productos o mercancías, o contrate servicios, o haga que terceras
personas se pongan en contacto con ellas; 4º) Atente contra su libertad o contra su patrimonio,
o contra la libertad o patrimonio de otra persona próxima a ella”. En nuestro país, una
herramienta socorrida es la aplicación de los delitos contra el honor, siempre que se logre
establecerse la identificación de los presuntos responsables (COLINA)13.

En lo que se refiere a los fallos judiciales nacionales, resoluciones que se han incrementado
en los últimos tiempos14, no parece haber dobles lecturas: el rechazo frente al fenómeno es
absoluto y sin ambages. Los argumentos usados por los tribunales, sean estos superiores o
no, los podemos sintetizar en los siguientes:

1. Una funa no es otra cosa que un llamado a la violencia y al repudio, un acto de auto
tutela que es contraria el ordenamiento jurídico y que a través de éstas se pretende
hacer justicia por mano propia15.

13 Véase http://www.diarioeldia.cl/tendencias/funas-en-redes-sociales-arma-doble-filo;
https://noticias.utem.cl/2020/01/08/que-es-una-funa-y-cuales-son-sus-consecuencias/;
https://www.latercera.com/la-tercera-domingo/noticia/funas-poder-peligro/939178/
La El fenómeno de las funas se ha intensificado en los últimos años. Si hasta el año 2017 se encontraron
12 sentencias que hacen referencia a la palabra “funa”, desde el año 2018 hasta hoy se registran 53 fallos,
en LEGUINA, 2020.
15Corte Suprema, rol 2682-2019; Corte de Apelaciones de Valdivia roles 5605-2109 y 317-2020, citados en
LEGUINA, 2020 y en http://www.derecho-chile.cl/c-suprema-acoge-r-de-proteccion-y-ordena-eliminar-
publicaciones-en-facebook-de-contenido-difamatorio-en-las-que-se-llama-a-hacer-una-funa-contra-el-actor/.
También en Corte de Apelaciones de Santiago, causa rol 63746-2019, cite en ALDUNATE, José
Miguel;”Funas: híper auto tutela, híper transparencia e híper democracia”, 05.08.2020, en
https://www.elmercurio.com/legal/movil/detalle.aspx?Id=908803&Path=/0D/DE/. Hay fallos absolutorios en
Corte Suprema 21.811-2021 (citada en https://www.diarioconstitucional.cl/2021/04/01/cs-confirma-fallo-que-
desestimo-recurso-de-proteccion-interpuesto-por-sujeto-que-denuncio-ser-victima-de-funa-a-traves-de-

10
2. La Funa no es una manifestación de la libertad de expresión, sino un abuso y una
injuria16.

3. La Funa es una institución que carece de las garantías necesarias del debido proceso 17.

4. Se ha reconocido, también a nivel jurisprudencial, la vulneración que pueden suponer


las funas al derecho a la honra, resolviendo a este respecto que se han utilizado con
ánimo de causar daño a la imagen del recurrente, lo que ha provocado reacciones
ofensivas e inquisitorias de terceros 18 y que enfática, la “funa” no es ni puede
constituir el ejercicio legítimo de un derecho cuando afecta en forma abusiva el
derecho a la honra del “denunciado”. 1920

5. Sin perjuicio de que la jurisprudencia en el ámbito de recurso de protección sea


tajante, la de tribunales con competencia criminal resolviendo causas por calumnias
o injurias no han tenido decisiones que aborden el fondo, sea condenando o
absolviendo21.

VI. CONCLUSIONES

1. Las funas o escraches son manifestaciones públicas de denuncia que se vienen


desarrollando en diversas latitudes desde la década de los noventa y, al respecto,
podemos distinguir formas “clásicas” y “modernas” según si su objeto es denunciar
la inacción e impunidad de violadores de Derechos Humanos en Dictaduras
latinoamericanas o bien, denunciar los delitos manifestaciones de la violencia de
género. Estas son inclinaciones no son, ni con mucho, taxativas, ya que advertimos
nuevas derivaciones especialmente ocupando como mecanismo de denuncia laS
enormes posibilidades de penwtrqxion, amplificación y convencimiento que generan
las redes sociales.

cuenta-de-restaurant-en-red-social-instagram-y-facebook-si-b/) y en Corte de Apelaciones de Talca,


PROTECCIÓN, 970-2019.
16 Corte Suprema, rol 26.599-2018, citado en http://www.derecho-chile.cl/recurso-de-proteccion-acogido-

contra-particular-por-publicar-en-su-perfil-de-facebook-una-denuncia-o-funa/
17 RP rol 4358-2016, Corte de Apelaciones de Temuco, citado en ALANÍS et al
18 Corte de Apelaciones de Valdivia, rol 474-2020; Corte de Apelaciones de Puerro Montt, rol 1858-2019,

citados en Ibidem. También Corte de Iquique, rol 279-2020, citas en aldiachile.microjuris.com. Asimismo,
puede verse en LEGUINA, 2018 una importante mención de casos de recursos de protección acogidos, todos
ellos por afectación de la honra por funas efectuadas por RRSS y donde los tribunales superiores adoptaron
medidas para restablecer el imperio del derecho.
19 RP Corte de Valdivia, rol 497-2018, citado en ALANÍS et al
20 Hay fallos que rechazan RO cuando la mención en RRSS ha sido eliminada, Coetw de Copiapo rol 205-

2020, citado en https://www.diarioconstitucional.cl/wp-content/uploads/5010/2090/1597926562.pdf


21
Como ejemplo de sentencia que terminó en disculpas públicas, RIT 242-2018, 10° Juzgado de Garantía de
Santiago, citado en LEGUINA, 2018. Como ejemplo de sentencia absolutoria por Funa en RRSS, RIT 7767-
2019, 3º Juzgado de Garantía de Santiago.

11
2. Las funas o escraches se originan en presupuestos de desconfianza respecto de la
institucionalidad, derivados de la ineficacia de respuesta a delitos que las fórmulas
oficiales no son capaces de absolver.

3. Las funas o escraches exhiben orientaciones que plantean fórmulas de solución


paralelas a las oficiales y evidencian el establecimiento de una cultura comunitaria
autárquica e incomunicable.

4. La funa, asimismo, podría conllevar una importante disgregación social y una


deslegitimación de las instituciones oficiales. El aislacionismo social e ideológico que
producen aseguran una cohesión con los que comparten el mensaje, pero una
segregación de quienes no lo comparten o armonizan con los “funados” o
“escrachados”.

5. Las funas no han armonizado con los ordenamientos jurídicos ni han tenido el apoyo
de la jurisprudencia. Por el contrario, estos han rechazado de manera tajante estas
expresiones.

6. Sin perjuicio de ello, a fortiori también es posible entender la funa o escrache como
una redefinición de derechos constitucionales, como la libertad de expresión, reunión
o manifestación, los que podrian ser reinterpretados a raíz de estas expresiones
públicas.

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