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Índice de contenido general

Presentación XV
Prólogo XVII
Introducción XIX

Volumen 1
1. Generalidades 1
2. El Derecho prehispánico 31
3. Derecho castellano 115
Índice onomástico 162
Índice analítico 165

Volumen 2
4. Derecho indiano 1
5. Derecho insurgente 219
Índice onomástico 265
Índice analítico 269

Volumen 3
6. Derecho del México Independiente 1
7. El Derecho porfirista 143
8. El Derecho revolucionario 167

Bibliografía general 217


índice onomástico , 239
índice analítico 245
w

Índice de contenido

Presentación XV

Prólogo XVII

Introducción XIX

1. Generalidades

Concepto de historia del Derecho mexicano 1


Concepto de historia 1
Concepto de Derecho 4
Concepto de mexicano 5
El hecho histórico-jurídico 6
Características 6
Origen de la asignatura 8
El Derecho como constante histórica 8
La escuela histórica del Derecho 9
Evolución de la historia del Derecho 10
Método 12
Concepto de método 13
Métodos generales 13
Métodos particulares 14
Utilidad y características de la asignatura 16
Criterios que establecen la utilidad de la asignatura
en la formación del licenciado en Derecho 18
XII índice de contenido

Limitaciones de la investigación histórico-jurídica 21


Fuentes históricas del Derecho 23
Concepto de fuentes históricas del Derecho 23
Clasificación de las fuentes históricas del Derecho 24
Marco cronológico 26
Cronología de la historia de México 26
Cronología de la historia del Derecho mexicano 28
Relatividad territorial 29

2. El Derecho prehispánico
Justificación del tema 33
Limitaciones y cronología 35
Distribución geográfica de los pueblos prehispánicos de México 38
Importancia de la agricultura en el desarrollo
de los pueblos prehispánicos 39
Derecho olmeca 41
Importancia del arte olmeca 42
Economía 43
Otros aspectos de la cultura olmeca 43
Derecho teotihuacano 44
Derecho maya-quiché 46
Cronología 47
Fuentes 48
Organización política 50
Organización social 52
Estructura económica 55
Derecho penal 55
Derecho familiar 56
Derecho mexica, azteca o tenochca 58
Origen y peregrinación 58
Etapas históricas 60
Fuentes 61
Organización política 73
índice de contenido XIII

Los tlatoanis 76
El calpulli 82
Organización social 85
Organización económica 87
Instituciones militares 90
La tenencia de la tierra 92
Estructura judicial 93
Derecho procesal 95
Derecho penal 97
Derecho fiscal 99
Derecho familiar y educación 101
El mundo prehispánico en vísperas de la conquista 112

3. Derecho castellano
Área geográfica 116
Cronología y evolución histórica 116
Fuentes 120
Elementos jurídicos formativos 121
Celtas e iberos 121
Fenicios y cartagineses 122
Derecho griego 123
Derecho romano-bizantino 125
Derecho visigótico 126
Instituciones feudales 128
Derecho árabe 135
Derecho canónico 141
Derecho franco 145
La obra jurídica de Alfonso X el Sabio 147
Derecho foral 151
Los gremios 153
El consulado y las leyes mercantiles 154
Recopilaciones 155
Las universidades medievales 156
XIV índice de contenido

El Regio Patronato 159 160


El Derecho constitucional español
162 165

Índice onomástico

índice analítico
Presentación

Conocí al profesor Marco Antonio Pérez De los Reyes en la Facultad de


Derecho de la Universidad Nacional de México hace más de 25 años y
desde aquella época he estado atento a sus trabajos y a su ejercicio docen-
te. Hace varios años le solicité que escribiera una obra sobre historia del
Derecho mexicano para la colección de Oxford, a lo cual accedió. Sin
embargo, el profesor Pérez De los Reyes me dijo que primero tendría que
cumplir con una serie de compromisos que lo retardaron en la elabora-
ción de esta obra, la que después de algún tiempo concluyó y entregó a
esta Editorial.
El autor es un especialista en el tema al que le ha consagrado su vida.
Su conocimiento de la materia es amplio, lo que le permitió escribir una
obra muy completa que ahora se publica en tres volúmenes.
Asomarse a la historia es un ejercicio fundamental para comprender
al presente y mirar hacia el futuro. En el caso del Derecho mexicano este
ejercicio es todavía más importante en la medida en que sólo puede ser
entendido si se comprende a cabalidad cómo surgieron y se transforma-
ron sus instituciones. La forma en que la mayor parte de esas institucio-
nes que vinieron de otros sistemas jurídicos y culturales fueron recibidas
y aclimatadas a nuestro medio y a la manera en que hoy funcionan.
Por las características propias de su historia, el Derecho mexicano tie-
ne raigambre precolombina y sobre todo colonial, que más tarde fue tami-
zada por las ideas liberales francesas e italianas y a través del marco consti-
tucional de Estados Unidos de América. El accidentado siglo xix contribuyó
a darle un sentido singular a este Derecho. Las alternancias en el poder
entre liberales y conservadores dejaron su impronta en el derecho patrio,
de ahí la importancia de su estudio. Como dice el autor: "la historia del
XVI Presentación

Derecho mexicano proporciona los antecedentes histórico-jurídicos de las


normas e instituciones que configuraron el actual sistema jurídico mexi-
cano y contribuye a formar un criterio jurídico recogiendo las experien-
cias de anteriores generaciones, en la creación y aplicación del Derecho".
Agradezco al profesor Pérez De los Reyes por su trabajo y sólo espero que
su obra tenga el éxito editorial que merece.

Doctor Leonel Pereznieto Castro Director


Académico de la Colección de Derecho
Prólogo

La enseñanza de la Historia del Derecho mexicano cuenta con una larga


tradición en nuestra Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Au-
tónoma de México, donde su rango ha transitado de materia optativa a
obligatoria al consolidarse el reconocimiento de su trascendencia en la
formación del abogado. Sin embargo, el acervo bibliográfico especializa-
do, además de ser reducido no se ha adecuado lo suficiente a las exigencias
académicas que plantean los planes de estudio adoptados en la última dé-
cada del siglo xx, incluida nuestra máxima casa de estudios.
Por ello resulta sumamente significativa la presentación de este libro,
fruto de la amplia experiencia académica del doctor Marco Antonio Pérez
De los Reyes, catedrático de las Facultades y Escuelas de Derecho de las
Universidades Nacional Autónoma de México, Autónoma de Nayarit, La
Salle e Iberoamericana.
A lo largo de sus 28 años de vida académica, el autor ha impartido
Historia de Derecho mexicano, Historia universal del Derecho, Derecho
romano, Derecho electoral y Sociología. Evidentemente, esta amplia con-
junción de áreas afines del conocimiento jurídico es un factor que explica
en parte la perspectiva completa e integral que sobre esta especialidad nos
ofrece el magnífico trabajo que el lector tiene en sus manos.
Esta obra está integrada por ocho capítulos. El primero de ellos, titu-
lado Generalidades, analiza el concepto de historia del Derecho, narra la
trayectoria que esta asignatura ha tenido en la Facultad de Derecho, y ter-
mina con un estudio de los diferentes métodos que son empleados para el
desarrollo de la investigación histórico-jurídica.
El capítulo 2 ubica al lector en el poco explorado campo del Derecho
prehispánico, y en él Pérez De los Reyes ofrece un estudio detallado de los
sistemas jurídicos producidos por las naciones olmeca, maya y azteca, así
XVIII Prólogo

como de la organización política, social y económica que influyó en el


desarrollo de tal riqueza legal.
El estudio del Derecho castellano se desarrolla en el capítulo 3, en
donde se analiza la evolución del reino de Castilla y del Derecho castella-
no, sin dejar de comentar la importante obra de Alfonso X el Sabio, y la
formación de las universidades en la Edad Media.
El Derecho indiano es tratado en el capítulo 4, cuyo contenido incluye
las fuentes que sirvieron para la creación de aquél, la organización guber-
namental de la época, la estructura económica, social y religiosa de las
Indias y el importante tema del régimen de propiedad.
A continuación, en el capítulo 5 el autor trata con claridad sistemática, el
tema del Derecho insurgente, además de comentar las causas de la Guerra de
Independencia, hasta la consumación de la misma, y de resaltar las aportaciones
jurídico-políticas del movimiento encabezado por José María Morelos y Pavón.
El capítulo 6 analiza el Derecho del México independiente, a partir de
una concisa cronología de los dos imperios mexicanos, y de la República,
en sus diversas manifestaciones políticas, amén de tratar las constituciones
promulgadas de 1824 a 1857, así como las relaciones Estado-Iglesia, un
tema interesante y controvertido aun en nuestros días.
El Derecho porfirista es desarrollado en el capítulo 7, en el que se
tratan tanto la rebelión de La Noria como la de Tuxtepec-Palo Blanco, la
obra gubernamental y jurídica del porfirismo, así como los aspectos socia-
les, políticos, económicos y culturales de la época.
El último apartado está dedicado al Derecho revolucionario, y ofrece
un fecundo tratamiento de la problemática prerrevolucionaria, así como
de los movimientos revolucionarios de Madero y Zapata, entre otros, hasta
concluir con el Congreso Constituyente de 1916 y 1917 que nos legó la
Carta Magna vigente. En el contenido de este capítulo destaca el cuadro
comparativo de los gobiernos posrevolucionarios, ya que presenta una
panorámica sistematizada de nuestra historia reciente.
Como es natural, la obra está sustentada en una amplia bibliografía
que reafirma la autoridad de sus contenidos, al mismo tiempo que guía al
lector que desee acceder a fuentes de referencia adicionales.
Así, podemos afirmar que el lector tiene en sus manos una excelente
obra académica orientada especialmente a los estudiosos del Derecho. Por
ello, la comunidad jurídica mexicana se congratula por recibir del doctor
Pérez De los Reyes una obra de excelencia que enriquece notablemente nues-
tro patrimonio cultural y académico, de manera que le expresamos una
merecida felicitación, así como nuestro agradecimiento por beneficiarnos
con nuevos frutos de su enseñanza magistral.
Lic. Edmundo Elias Musi
Introducción

El Derecho, considerado como ciencia, exige el conocimiento de los as-


pectos positivos de los distintos sistemas jurídicos nacionales e internacio-
nales, pero también el análisis de sus raíces históricas, que a veces son muy
profundas e implican una postura determinada respecto a la resolución
de los casos concretos litigiosos que se presentan en la actualidad.
Todo estudioso del orden jurídico se ve en la necesidad de hacer refe-
rencias frecuentes a los orígenes de las instituciones que configuran el pano-
rama del Derecho. Por esta razón, para los académicos, tanto docentes como
investigadores, y desde luego para los estudiantes de Derecho, resulta de
primordial importancia adentrarse en el conocimiento histórico-jurídico.
Esta obra procura allegar a los juristas y a los estudiantes los aspectos
más destacados de la historia jurídica nacional, que tiene un contenido muy
rico, configurado por una amalgama de sistemas jurídicos originados ven
diversas culturas de América y del Viejo Mundo. No debe olvidarse que
Historia del Derecho mexicano es una asignatura que tiene presencia en
nuestros medios académicos desde el siglo xix, si bien con otras denomina-
ciones, como es el caso de Historia del Derecho patrio, que ya se impartía
en dos cursos anuales en la antigua Escuela de Jurisprudencia, y en los que
se analizaban no sólo aspectos netamente histórico-jurídicos, sino también
constitucionales, canónicos, etc. Actualmente es materia obligatoria en los
planes de estudio de casi todas las escuelas de Derecho públicas y privadas
del país; por cierto, en la Facultad de Derecho de la UNAM hasta fechas
muy recientes, con la profunda reforma planteada por la administración
del doctor Máximo Carvajal Contreras, la asignatura que había sido optativa
se elevó a la calidad de obligatoria en el segundo semestre de la licenciatura.
Debe tomarse en cuenta que también en casi todos los planes de estu-
dio de maestrías y doctorados en Derecho encontramos esta disciplina, si
XX Introducción

bien con contenidos académicos de diversa profundidad y especialización.


A pesar de ello, la bibliografía dedicada a esta materia estuvo reducida por
casi tres décadas a la obra de Guillermo Floris Margadant, que representó
un magnífico intento de síntesis, con el dinamismo y la erudición que ca-
racterizaron al inolvidable maestro.
En fechas relativamente cercanas se han publicado algunos libros como los
de José Luis Soberanes, Ariel Rojas Caballero y Graciela Macedo Jaimes, de la
UNAM, del Centro Universitario México y la Universidad Autónoma del Estado
de México, respectivamente. Cada uno de ellos es sin duda un valioso punto de
apoyo para facilitar la labor del docente y del alumno. Destaca igualmente el
texto del Oscar Cruz Barney, el más reciente en la materia y de gran calidad.
La obra que presentamos consta de ocho unidades vinculadas en una
exposición evolutiva acorde con el desarrollo de la historia nacional, con
una primera unidad introductoria que pretende proporcionar los elementos
básicos para la investigación y el estudio metodológico de la asignatura.
El texto se ilustra con cuadros sinópticos y tablas cronológicas que
consideramos que permitirán al lector una comprensión más cabal de los
diversos temas tratados. Asimismo, al final se presenta un cuadro en el
que se concentran los aspectos más destacados de la obra política, social,
económica y jurídica de los gobiernos de los presidentes posrevolucionarios,
incluidos los años de ejercicio de Ernesto Zedillo Ponce de León. Este
cuadro evolutivo seguramente servirá para que se entienda y valore nues-
tra historia jurídica reciente, que aunque parezca difícil de aceptar resulta
casi desconocida para muchos, tal vez porque los maestros prestamos ma-
yor atención a otras épocas históricas, ya que esta deficiencia también pue-
de observarse en los estudios de historia universal.
Cierro este mensaje con unas palabras de gratitud para Oxford
University Press México, prestigiada empresa editorial que cuenta con un
acervo bibliográfico indispensable para todo abogado, y que me ha brin-
dado la oportunidad de presentar este estudio que es el fruto de 28 años al
servicio de la cátedra universitaria.
Igualmente expreso mi gratitud a la Facultad de Derecho de la Uni-
versidad Nacional Autónoma de México, mi Alma Mater, que me confió, el
22 de abril de 1974, la delicada y honrosa misión de catedrático, dignidad
que debe encabezar mi currículo, pues representa la responsabilidad de
formar a los juristas del país. Finalmente, manifiesto mi reconocimiento
sin límites a la profesora y licenciada Susana del Rocío Barragán Alatorre,
mi esposa, porque su apoyo académico, técnico y emocional han sido fun-
damentales para que el lector llegara a tener este texto en las manos.
EL AUTOR
1. Generalidades

Concepto de historia del Derecho mexicano

El nombre de nuestra asignatura está compuesto de tres vocablos: histo-


ria, Derecho y mexicano; en consecuencia, analizaremos por separado
cada uno de ellos a fin de obtener luego, al unirlos, un concepto razona-
do de historia del Derecho mexicano, lo cual es conveniente por las carac-
terísticas peculiares de la materia.
Antes de proceder de la manera indicada, recordemos que de acuer-
do con Aristóteles, padre de la Lógica, para proporcionar una definición
es necesario señalar dos aspectos básicos: el género próximo y la diferen-
cia específica. Se denomina género próximo a la parte del universo a la que
pertenece el objeto por definir; por ejemplo, la Tierra no es una persona,
ni una religión, ni un país, sino un planeta. En cuanto al género próximo, es
el conjunto de notas características que distinguen al objeto por definir
respecto a otros que comparten su lugar dentro del género próximo; por
ejemplo, la Tierra es el tercer planeta del sistema solar, en él se desarrolla
la vida humana, tiene un satélite lunar, etcétera.
De acuerdo con lo anterior, procederemos a definir los vocablos que
forman el nombre de nuestra asignatura.

Concepto de historia

Es la ciencia que estudia los hechos humanos, pretéritos y trascendentes.


Según Raúl Bolaños Martínez, la historia "es la ciencia que estudia y
sistematiza los hechos más importantes del pasado humano, analizados en
2 Historia del Derecho mexicano

función de sus antecedentes, causas y consecuencias...".1 M. Bloch, historia-


dor francés, la considera "la ciencia de los hombres en el tiempo" .2
Mucho se ha discutido por los especialistas si la historia debe ser
considerada una disciplina, es decir, simple narración o descripción evo-
lutiva del desarrollo de la humanidad o si, por el contrario, estamos ante
una verdadera ciencia, lo cual implicaría advertir la relación de causa-efec-
to y las consecuencias de los hechos que analiza la historia, de la misma
manera que aceptar su vinculación y posibilidad de postular leyes que
expliquen los cambios históricos presentados por la humanidad. Así, el
tratadista César Cantú afirma: "Para que la historia se convierta en ciencia
no basta que contenga tradiciones vagas e inconexas, sino que requiere
hechos averiguados, observados, clasificados y bien descritos". 3
Este afán de entender a la historia como ciencia lo encontramos ya en
autores del siglo xvIII influidos por la corriente enciclopedista, como es el
caso de Bossuet, Voltaire, Condorcet, Vico y Montesquieu, preocupados
todos ellos por la causalidad histórica y siempre con la inquietud de que los
estudios históricos sirvan de ejemplo para evitar errores cometidos por
generaciones pasadas. De ahí surgió la idea de que la historia es "la gran
maestra de la vida".
En el siglo xix se dieron los pasos necesarios para considerar la historia
como una ciencia, a lo que contribuyó muchísimo el trabajo realizado por
especialistas como Mommsen, Thierry, Fustel de Coulanges y particular-
mente Hegel, quien distinguió entre las ciencias del hombre y las ciencias de
la naturaleza, lo que luego dio pie para que Wilhem Dilthey manifestara que la
historia implica evolución, libertad, mientras que la naturaleza implica orde-
nación mecánica, necesidad.4 A su vez, Karl Marx con su materialismo his-
tórico y dialéctico, que entiende la historia como el resultado de la lucha de
clases, dio origen a un mayor rigor en el manejo de las fuentes de la historia.
Hoy es evidente que el historiador se esfuerza por ser menos anecdótico y
más cuidadoso en comprobar los hechos que manifiesta. Precisamente gra-
cias a ese cuidado en el manejo de sus fuentes, de ese apego a lo comproba-
ble y de esa necesidad de buscar la causalidad de los hechos, no tanto de
describirlos, la historia va adquiriendo rango de ciencia. En este sentido se
postulan, entre otros, Thomas Hobbes, que la define como la "ciencia del
saber de hechos"; Schopenhauer, que la llama "ciencia empírica o a posterior!

1 Edward H. Carr, La Historia, Salvat, Barcelona, 1973, pág. 30.

-'Juan Brom, Para comprender la Historia, Nuestro Tiempo, México, 1987, pág. 17.
3 César Cantú, Historia universal, Gassó Hermanos Editores, Barcelona, s/f, tomo I, pág. 88.

' H. Carr, op. cit., pág. 53.


1. Generalidades 3

fundada en la teoría de los motivos", y Wuntd, para quien la historia es


"ciencia real del espíritu sistemático".5
La historia se considera una ciencia porque presenta los elementos bási-
cos de la misma, es decir, tiene un objeto de estudio, un método y un sistema:

• Objeto de estudio. Los hechos humanos pretéritos y trascendentes.


• Método. La historia puede estudiarse con diversos métodos propios,
sin que éstos sean contradictorios entre sí; antes bien, son comple-
mentarios.
• Sistema. Hoy los amplios conocimientos conseguidos por la historia
son complejos y jerarquizados, es decir, parten de los aspectos más
generales y simples hasta alcanzar los más elevados y especializados.

Lo anterior implica la necesidad de contar con medios didácticos cada


vez más acordes con la realidad del hombre actual y su necesidad de abar-
car, en el menor tiempo posible, la mayor información en todas las áreas.
En cuanto hace a la formulación de leyes científicas, último requisito
básico para que la historia sea unánimemente aceptada como ciencia, cabe
destacar que al precisar su objeto de estudio no debemos limitarnos a
suponer que basta describir de manera real y concisa los hechos humanos
pretéritos y trascendentes, sino que resulta indispensable comprender las
causas que los motivaron y prever consecuencias, hasta donde lo permi-
ten las ciencias sociales, tomando en cuenta la variable del albedrío y que,
dadas las mismas causas y necesidades, se obtendrán resultados similares.
Según Luis Recaséns Siches,6 el albedrío se manifiesta en la libertad
de elección entre opciones reales que tienen los sujetos y las sociedades;
en consecuencia, al ser el albedrío el fruto de la más amplia libertad del
individuo puede, sin embargo, preverse en sus posibilidades y consecuen-
cias. En otras palabras, el hombre no hace lo que quiere, sino lo que pue-
de, y su albedrío se ejerce solamente en cuanto a la elección que haga entre
las opciones que se le presentan en cada caso concreto.
Por eso podemos concluir con José Fortuna7 afirmando que el obje-
tivo de la historia "no es satisfacer nuestras curiosidades, ni enriquecer-
nos eventualmente, sino averiguar cómo funcionaron las sociedades en el
pasado, para que podamos entender cómo lo hacen hoy, ayudar a la gente
a comprender su situación, haciéndoles inteligible el pasado".
3
Juan Brom, op. cit., págs. 16 y siguientes.
6
Luis Recaséns Siches, Introducción al estudio del Derecho, 9a. ed., Ponúa, México, 1991, págs. 20 y
siguientes.
7
H. Can-, op. cit., pág. 10.
4 Historia del Derecho mexicano

Con base en los planteamientos expuestos, sostenemos que la histo-


ria es una ciencia y que en ella no cabe el refrán popular de que "la historia
la hacen los vencedores". Esto será válido en el fraude histórico, en la
llamada historia oficial, pero no en la verdadera ciencia histórica que bus-
ca, con apego irrestricto a un método, los hechos del hombre, ocurridos
en el pasado, debidamente relacionados y analizados en sus causas, con-
texto, desarrollo y consecuencias.
Es de advertirse que, como ocurre en muchos casos, el sustantivo his-
toria desempeña un doble papel: por un lado denomina al conjunto de
hechos humanos, pasados y trascendentes, y por otro a la ciencia que los
investiga, analiza y divulga. Ello significa que se define como historia a la
vez su objeto y la ciencia misma. Por último, etimológicamente historia sig-
nifica "indagación", en este caso de los hechos pretéritos de la humanidad.
Actualmente se pretende elaborar una historia integral que abarque
no sólo los aspectos políticos y anecdóticos más destacados, sino la activi-
dad total de los hombres en los ámbitos económico, jurídico, religioso,
sociológico, etc., para buscar en el pasado la explicación del presente y
crear así las condiciones que permitan prever el futuro.
Además, no debemos olvidar que los hechos estudiados por la histo-
ria, como todo lo que el hombre hace, son fenómenos plurifactoriales, es
decir, son producidos por varios factores que inciden a la vez para gene-
rarlos, aunque en proporciones diferentes.
Por otra parte, la historia, como ciencia muy amplia, ha ido especializán-
dose en varias áreas, por ejemplo, historia de la Medicina, de la Economía, del
Derecho, etc., cada una de las cuales ha de combinar sus temas y métodos de
estudio específicos con los que son propios de su tronco común: la historia.

Concepto de Derecho

Según Eduardo García Máynez, 8 el Derecho puede considerarse desde


tres puntos de vista:
a) Como conjunto de normas impero-atributivas; así, el Derecho es, en
última instancia, normatividad, y éste sería el sentido objetivo de la
definición de Derecho.
b) Como una facultad derivada de la norma, como cuando decimos
"mi derecho de libre tránsito", o "mis derechos políticos", lo que
equivale al sentido subjetivo del Derecho.
' Eduardo García Máynez, Introducción al estudio del Derecho, 42a. ed., Porrúa, México, 1991, págs. 36 y
siguientes.
1. Generalidades 5

c) Como el estudio metódico y sistematizado de la normatividad. Así,


hablamos del Derecho como profesión, como ciencia e incluso de
sus especialidades académicas, como el Derecho agrario, el Derecho
penal, etcétera.

En cuanto a la historia del Derecho mexicano, estudia al Derecho en


sus tres opciones posibles. Así, se estudian normas que estuvieron vigen-
tes en el pasado, como las Leyes de Indias o el Código Civil de 1870; de la
misma manera, facultades que se tuvieron o no en otros tiempos, como el
derecho de huelga, y finalmente, también se estudia la evolución que ha
sufrido la ciencia jurídica, por ejemplo, el Derecho administrativo que se
derivó del Derecho constitucional o la relativamente reciente creación del
área de los llamados derechos sociales. En consecuencia, más que hablar de
Derecho deberíamos considerar como objeto de estudio el sistema jurídi-
co mexicano, debido a que con el término sistema jurídico abarcamos el
Derecho en sus tres formas de manifestarse, independientemente de que
también comprenderíamos sus subsistemas de aplicación como son el
ámbito federal, el local y el municipal. En este sentido se presenta la obra
de José Luis Soberanes Fernández, titulada precisamente Historia del siste-
ma jurídico mexicano.

Concepto de mexicano

Normalmente entenderíamos como mexicano lo relativo a nacionalidad, es


decir, lo perteneciente a México como país, y así tendríamos que buscar
en el Derecho constitucional y en el Derecho internacional público y pri-
vado un concepto adecuado, que incluso encontraríamos en la Sociolo-
gía si lo consideramos vinculado al concepto de nación. De esta manera,
el art. 30 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece
quiénes son mexicanos por nacimiento o por naturalización, y los arts. 42
y 43 del mismo ordenamiento señalan las partes integrantes del territorio
nacional y de la federación. Sin embargo, en la historia del Derecho mexi-
cano se deben estudiar épocas en las que el país no tenía los límites actua-
les y tampoco existía éste como tal y, en consecuencia, menos se contaba
con un concepto o con un sentimiento de mexicanidad; tal sería el caso
de la época prehispánica o de la colonial. Por ello, proponemos que lo
mexicano sea entendido como el conjunto de elementos culturales que
contribuyeron a formar la nacionalidad mexicana actual.
Esta idea, de orden netamente cultural, permite abarcar una temática rica
y amplia, y justifica estudiar en esta obra aspectos generales del Derecho árabe,
6 Historia del Derecho mexicano

visigótico o carolingio, ya que contribuyeron, así sea de manera indirecta


y limitada, a la formación del sistema jurídico mexicano actual.
Por consiguiente, la historia del Derecho mexicano es la ciencia que estu-
dia el origen, los elementos formativos y el desarrollo del sistema jurídico na-
cional. Esta definición coincide en términos generales con la que de la historia
del Derecho nos da Jorge Basabe: "estudio de la naturaleza, elementos, caracte-
rísticas y variaciones sufridas por un sistema jurídico del pasado".'1
José Luis Soberanes Fernández considera que es la "disciplina que
estudia de manera sistemática, crítica e interpretativa los fenómenos jurí-
dicos del pasado que han tenido verdadera importancia y trascendencia
en la sociedad mexicana".10

El hecho histórico-jurídico
El objeto mismo de la historia es el hecho histórico, es decir, el actuar del
hombre en otras épocas. Alberto Malet señala: "El conjunto de los hechos
históricos ocurridos desde la más remota antigüedad hasta nuestros días
constituye la historia... Sin embargo, no todos los hechos del pasado en-
tran en la historia; sólo son hechos históricos los que han influido de
algún modo en los acontecimientos posteriores." 11
Ahora bien, nuestro objeto de estudio se limita al campo del Dere-
cho; así, puede hablarse del hecho histórico-jurídico como un aconteci-
miento humano pretérito con contenido normativo, por ejemplo, la ex-
pedición y vigencia de las Siete Partidas, el procedimiento inquisitorial, el
juicio militar incoado a Maximiliano de Habsburgo o los debates del Con-
greso Constituyente de 1916-1917.

Características
De este modo, el hecho histórico y específicamente el hecho histórico-
jurídico presenta las características siguientes:

1. Es humano. En virtud del albedrío, facultad única del ser humano, a


éste es a quien corresponde ser actor de la historia, tomando decisio-
nes y emprendiendo afanes que nacen de su libertad de elección en-
'■' Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano. Paquete Didáctico de la Dirección
de la Universidad Abierta de la Facultad de Derecho de la UNAM, México, 1983, pág. 13.
'"José Luis Soberanes Fernández, Una aproximación a la historia del sistema mexicano, Fondo de
Cultura Económica, México, 1992, pág. 10.
" Alberto Isaac J. Malet, Historia del Derecho, Editora Universal, México, 1968, pág. 4,
1. Generalidades 7

tre opciones dadas para un caso concreto. De esta manera, la historia


siempre describe y explica hechos realizados por los hombres, y si en
sus páginas aparecen descritos algunos seres irracionales, como Bu-
céfalo, el caballo de Alejandro, o eventos naturales, como la destruc-
ción de Pompeya y Herculano por la erupción del Vesubio, es por la
vinculación que tuvieron con un personaje histórico o una sociedad
antigua o por la influencia que ejercieron en ellos. Es pretérito. La
historia siempre trata de acontecimientos ocurridos con anterioridad,
ya sea lejanos o cercanos. Si describiera el presente o las
posibilidades futuras estaría invadiendo los terrenos de otras
disciplinas como la Sociología, el Derecho, la Demografía, la Econo-
mía, etc. No obstante, la historia, como ciencia que es, puede mani-
festar posibilidades para el futuro, ya que la ciencia no sólo se propo-
ne conocer y comprender sino que, y ésta es su finalidad más noble,
aplica sus logros al mejoramiento humano. También esta finalidad
se cumple en el caso de la historia, puesto que su conocimiento per-
mite al hombre intervenir con creciente libertad y conciencia en su
propio desarrollo.
Sin embargo, el objeto de estudio de la historia y de la historia
del Derecho se limita a analizar los hechos ya ocurridos.
Es de naturaleza normativa. Independientemente de su contenido eco-
nómico, político, militar, social, religioso, etc., la historia debe guar-
dar vinculación con el Derecho. De esta manera, cuando examinamos
por ejemplo el Derecho prehispánico, estudiaremos sus normas, orga-
nización política, sistema agrario y de propiedad, familia, la estructura
y el desempeño de sus tribunales, temas todos que nos dan cuenta de
su sistema normativo, sin que penetre en otros aspectos muy impor-
tantes pero ajenos al Derecho, como sería el caso de sus concepciones
religiosas o conocimientos médicos, astronómicos o matemáticos. Es
trascendente. Esto implica que sus consecuencias influyeron en ge-
neraciones incluso posteriores; por ejemplo en 1943, el Presidente
Manuel Ávila Camacho abrió al servicio de la clase trabajadora el
Instituto Mexicano del Seguro Social, institución que sigue siendo
de importancia básica en el contexto nacional.
Es único. Los hechos históricos en general son irrepetibles, lo cual des-
carta otro refrán popular que afirma que "la historia vuelve a repetir-
se", esto independientemente de las teorías cíclicas, que tratan de estu-
diar el desarrollo de la historia como una vuelta a los orígenes. Así, se
ha hablado de morfologías, es decir, grandes regularidades que se repi-
ten en ciclos, lo que de ser cierto no sólo nos permitiría comprender el
8 Historia del Derecho mexicano

pasado, sino incluso profetizar con mucha aproximación el porvenir.


En este sentido se han pronunciado historiadores como Oswald
Spengler y Arnold J. Toynbee, este último con la concepción de que la
historia es obra de individuos y de reducidas minorías elegidas.
No obstante, no debemos confundir hechos históricos de carac-
terísticas semejantes que, sin embargo, son en esencia únicos en su
propia manifestación. De lo contrario, se podría decir de los hom-
bres que son semejantes entre sí como cualquier ser irracional por-
que nacen, se desarrollan, se reproducen, envejecen y mueren, sin
tomar en cuenta la individualidad biográfica de cada uno de ellos.
6. Es inmodificable. Por virtud de la característica anterior, si el hecho ya
no ha de volver a vivirse, no puede modificarse, aunque podemos
evitar sus consecuencias posteriores, por ejemplo, derogando una
norma, reformando la Constitución, indemnizando al afectado, etc.
Pero lo ocurrido ya no puede alterarse y cualquier intento por hacer
lo originaría un fraude histórico, una pérdida de la objetividad que
debe perseguir no sólo la ciencia, sino cualquier disciplina académica.
7. Es testimonial. Si bien el hecho histórico-jurídico no se repite, quedan
huellas de su existencia, que constituyen las fuentes del Derecho; por
ejemplo, la tradición oral, los documentos, testigos, descripciones,
reportajes, grabaciones, archivos, etcétera.

Origen de la asignatura
El Derecho es una creación cultural tan antigua como puede serlo la vida
humana comunitaria; sin embargo, dentro de la ciencia jurídica la especia-
lidad encargada de historiarlo es relativamente nueva.

El Derecho como constante histórica

A través de los tiempos encontramos instituciones o creaciones humanas


que siempre han existido, aunque con distintos grados de evolución. Tal
es el caso de la familia, la religión o la educación, instituciones de presen-
cia permanente y universal a las que llamamos constantes históricas. El Dere-
cho es igualmente una constante histórica, porque ya en las sociedades
primitivas hallamos rudimentos normativos, si bien mezclados con nor-
mas de tipo religioso y social. Así, podemos concluir que no hay socie-
dad, por elemental que sea, que no cuente con un sistema normativo de
imposición coercible, es decir, con un sistema de Derecho, razón por la
cual muchos hablan de éste como una constante histórica y social.
1. Generalidades 9

La escuela histórica del Derecho

Esta escuela interpretativa del Derecho, surgida a principios del siglo xix
en Alemania, se basa en la concepción de que el Derecho no es un pro-
ducto de la razón sino del espíritu del pueblo. Por tanto, nace de la entra-
ña misma de cada pueblo y de su historia. Es, además, parte orgánica de la
vida nacional y, por ende, emanación de su sentir ético-espiritual, que
cambia cuando cambia ese sentir.12
Por lo mismo, esta escuela considera necesario que los juristas al inter-
pretar una norma lo hagan dentro del contexto de otros conocimientos con-
temporáneos de economía, sociología o política. Esto era de aplicación indis-
pensable, sostenían los historicistas, cuando se trataba del estudio del Derecho
romano, cuyas características e instituciones no serían entendidas más que a
la luz del marco cultural de la propia civilización romana, de ahí que fue en el
campo de esta especialidad donde nació y se desarrolló la escuela histórica.
En la Universidad de Gottingen, en 1788, un maestro de Derecho ro-
mano escribió la obra titulada Manual de Derecho natural, que otro ilustre
alemán, Karl Marx, denominó el antiguo testamento de la escuela histórica. En
ese libro se considera al Derecho como un producto histórico, ya que sus
normas son reflejo de cada sociedad en un contexto temporal determina-
do y, por ello, sólo pueden ser interpretadas y entendidas dentro del mismo
marco de referencia. Con estas ideas, su autor Gustav Hugo se convirtió en
el "padre de la historia del Derecho", disciplina que entonces se hizo necesa-
ria para establecer una auténtica interpretación normativa.
Entre los discípulos de Hugo sobresale Friedrich Karl von Savigny, quien
destacó como un importante tratadista de Derecho romano y cuya obra e in-
fluencia intelectual aún persisten. Él manifestaba que el Derecho es un produc-
to histórico y social, puesto que cada sociedad genera su propio sistema nor-
mativo; además, sostenía que el Derecho alemán se derivaba directamente del
Derecho romano, por lo cual se le tiene como uno de los fundadores de la
escuela romanista del Derecho. Otro discípulo famoso fue Friedrich Eichhorn,
quien escribió Historia del Estado y del Derecho, prácticamente el primer libro
de historia del Derecho. Este autor postulaba que el Derecho alemán encuen-
tra sus raíces en el sistema jurídico de los pueblos autóctonos de esa nación,
por lo que se le considera uno de los fundadores de la escuela germanista.
Como puede observarse, en una o en otra escuela se está atendiendo a los
antecedentes histórico-jurídicos, en este caso del Derecho alemán.
Seguidores de la escuela histórica del Derecho en general fueron
Mommsen y Jhering, entre otros. La escuela histórica del Derecho distin-
12
Sabinúm Ventura Silva, Derecho romano, 6a. ed., Porrúa, México, 1982, pág. 53.
10 Historia del Derecho mexicano

guió entre historia política, especialmente constitucional, e historia del


Derecho, que apareció entonces como una disciplina autónoma, e inclu-
so se intentó establecer las leyes generales de la evolución del Derecho,
más allá de la individualidad de los ordenamientos nacionales.

Evolución de la historia del Derecho


A partir del siglo xix se multiplicaron los autores y las obras que estudiaban
la evolución histórica de sus respectivos sistemas jurídicos, como se mues-
tra en el cuadro 1.1.
Cuadro 1.1. Estudiosos de la evolución histórica del Derecho
País Autores
Alemania Theodoro Mommsen, Ludwig Mittels, Heinrich Brunner y Richard Scroder, entre
otros
Francia Fustel de Coulanges, Gustave Gloze, Adhemar Esmein, Paul Viollet, Jubainville,
Brissaud, Emile Chinon, Declarevil, etcétera
Inglaterra Ernest Glasson y Edward Henks
Italia Salvioli y Solmi, entre otros
España Francisco Martínez Marina, Rafael Altamira, Eduardo de Hinojosa, Minguijón,
Torres López y Alfonso García Gallo, entre otros
Perú Román Alzamora, Eleodoro Romero, Toribio Pacheco, Fuentes, Jorge
Basabe, etcétera
Cuba F. Carrera y Justiz
Chile Valentín Letelier, Carlos Hamilton, Aníbal Bascuñón, Maquilet Quesada, Urrutia
Salas, etcétera
Argentina Daniel Antokoletz, Ricardo Levene y Donato L Frías, entre otros
Brasil Isidoro Marins
Bolivia Medrano Ossio
Colombia Martínez Sarmiento
Costa Rica Alberto Brenes Córdova

República Gustavo A. Mejía y D. Báez


Dominicana
Venezuela Jesús Vásquez Gayoso
El Salvador N. Rodríguez Ruiz
Paraguay Juan José Soler13

13 Para conocer los títulos de las obras de estos autores, las fechas de sus ediciones y sus características
más relevantes, véase Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano. Antología,
División de Universidad Abierta, Facultad de Derecho, UNAM, México, 1994, tomo I, págs. 34 a 43.
1. Generalidades 11

Para el caso de México, en 1833 el entonces Vicepresidente de la Re-


pública, Valentín Gómez Farías, en funciones de Presidente sustituyendo
al general Antonio López de Santa Anna, suprimió la Universidad de Méxi-
co, a la vez que creó la Dirección General de Instrucción Pública para el
Distrito y Territorios Federales, en la cual se fundó la Escuela de Ciencias
Jurídicas, que se instaló en el edificio que antes ocupaba el Colegio de San
Ildefonso.
La mencionada institución contemplaba en su plan de estudios dos
cursos de Derecho patrio, materia que en términos generales puede equi-
pararse a la historia del Derecho mexicano, si bien destacando únicamente
los orígenes españoles. Diez meses más tarde, en julio de 1834, el Presi-
dente Santa Anna restableció la Universidad y dispuso que el estudio de la
jurisprudencia se llevara a cabo en los colegios de San Juan de Letrán y de
San Gregorio, en cuyas cátedras se incluía la Historia del Derecho civil,
romano, canónico, patrio y natural, en lo que constituía una verdadera
enciclopedia de estudios histórico-jurídicos. A partir de entonces los co-
nocimientos propios de la historia del Derecho mexicano quedaron, a
través de las diversas reformas académicas a los planes de estudios, en el
área del Derecho civil, romano, canónico o constitucional. Es interesante
destacar que en 1858, durante la presidencia del general Félix Zuloaga, se
estableció una cátedra de Derecho romano comparado con Derecho pa-
trio y que a partir de 1867, a la caída del Segundo Imperio, quedó asenta-
da la existencia de dos cursos de Derecho patrio, que se impartían en el
segundo y tercer años de la carrera.
En 1914 el director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, José
Natividad Macías, manifestaba:

La historia interna y externa del Derecho no consiste en una simple relación de


antecedentes, sino en la exposición sistemática de sus tendencias y de su desarrollo
evolutivo en cada época y en cada raza, es decir, en sus diferenciaciones o adaptaciones
a las necesidades sociales en los diversos pueblos a medida que éstos han avanzado en
la senda del progreso hasta el momento de la civilización actual.14

En 1929 se fundaron dos cursos de historia del Derecho mexicano,


que posteriormente se redujeron a uno que quedó en calidad de materia
optativa, para cursarse en el quinto año de la licenciatura en la Escuela
Nacional de Jurisprudencia. A partir de entonces esta asignatura se ha
incorporado prácticamente a todos los planes de estudio de la licenciatu-
ra en Derecho, en escuelas y facultades públicas o privadas, y en casi todos

Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano, op. cit., pág. 25.
12 Historia del Derecho mexicano

ellos aparece como materia obligatoria, incluso en la Facultad de Derecho


de la UNAM, a raíz de la reforma realizada hace algún tiempo.
Paralelamente, aunque con dificultad, se ha desarrollado la historio-
grafía del Derecho mexicano, es decir, el conjunto de autores nacionales o
extranjeros que han cultivado esta disciplina. No haremos mención de los
tratadistas de épocas específicas, como es el caso del Derecho indiano o del
prehispánico, en virtud de que se tratarán en detalle en su oportunidad.
Más bien queremos mencionar a los tratadistas que de alguna manera han
abarcado el panorama general de la asignatura, entre ellos Jacinto Pallares
con su Curso completo de Derecho mexicano o exposición filosófica, histórica y
doctrinal de toda la legislación mexicana, en dos tomos, de los cuales el segun-
do se dedica a temas de nuestra asignatura; José Miranda, autor español,
con su obra Las ideas y las instituciones políticas mexicanas; Toribio Esquivel
Obregón, con sus clásicos Apuntes para la historia del Derecho en México;
Javier Cervantes y su Tradición jurídica de Occidente; Guillermo Floris
Margadant y su obra precursora Introducción a la historia del Derecho mexica-
no; José Luis Soberanes Fernández, con dos textos básicos para nuestro
tema: Una aproximación a la historia del sistema jurídico mexicano e Historia del
Derecho mexicano. Cabe mencionar que en forma monográfica, es decir, de
desarrollo de temas específicos, como la encomienda indiana, el calpulli
azteca o las Leyes de Reforma, la bibliografía suele ser abundante, pero la
panorámica general de la materia es aún terreno en el que han incursiona-
do pocos tratadistas.15

Método

Aun cuando hemos insistido en el carácter científico de la disciplina que


nos ocupa, es necesario que hagamos algunas anotaciones en torno al
método al que debe apegarse nuestra investigación y exposición temática.
En el conocimiento científico se da una trilogía de elementos: a) sujeto,
quién conoce; b) objeto, qué conoce, y c) método, cómo conoce. En las
Ciencias Naturales es más difícil que se plantee el problema de la objetivi-
dad del investigador, ya que los fenómenos que estudia son, en términos
generales, ajenos a sus convicciones y posturas ideológicas o morales. Así
es posible estudiar, sin problemas de conciencia, el movimiento de los
astros, las corrientes marinas o la migración de las aves, mientras que el

15Para ahondar en la historiografía del Derecho mexicano recomendamos consultar la magnífica


síntesis elaborada por José Luis Soberanes Fernández, Una aproximación a la historia del sistema
jurídico mexicano, op. cit., págs. 13 a 26.
1. Generalidades 13

problema de respetar la objetividad que merece la investigación científica


se presenta con mayor dificultad en el caso de las Ciencias Sociales, pues-
to que puede vulnerarse la identidad moral, filosófica, religiosa o política
del investigador al estudiar su objeto y al obtener sus conclusiones. De
esta suerte, resulta más difícil ser objetivos cuando se trata del análisis del
aborto, de la economía neoliberal o de las relaciones Iglesia-Estado. Por
eso, al estudiar los temas histórico-jurídicos debemos ser muy estrictos en
la aplicación del método apropiado, a fin de no caer en la tentación de
hacer de cada tema un motivo de interminables discusiones, la mayor parte
de las veces con resultados académicos muy pobres.

Concepto de método

La palabra método proviene del griego methos, que significa "camino, di-
rección", y se puede definir como el conjunto de procedimientos y técni-
cas aplicables para obtener un conocimiento. En cada área de conocimiento
deben aplicarse métodos específicos que serán determinados por la natu-
raleza del objeto de estudio; por eso el maestro español Alfonso García
Gallo señala: "El modo de concebir y elaborar la ciencia de la historia del
Derecho no puede quedar al arbitrio del estudioso, sino que le viene im-
puesto por el objeto de que se ocupa." 11'

Métodos generales

Se llaman métodos generales los que son aplicables en cualquier área del
conocimiento, incluso en los conocimientos vulgares que carecen de siste-
matización; están basados en los principios elementales de la lógica y, por
lo mismo, se utilizan en todo razonamiento, por sencillo que éste sea.
Esos métodos son los siguientes:

a) Inducción. Partiendo de la frecuencia de casos particulares reiterati


vos en un mismo sentido, se abre la posibilidad de formular un crite
rio general; en otras palabras, consiste en ir de lo particular a lo gene
ral. Este método en Derecho positivo es adecuado para la formación
de la jurisprudencia.
b) Deducción. Exactamente opuesto al anterior, en el que de una regla
general se desprende el caso particular, es el método propio de la
aplicación de la ley, cuando el juzgador determina lo conducente al
|1J
Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano, op. cit., pág. 36.
14 Historia del Derecho mexicano

caso concreto que le toca resolver, gracias a la identidad que se da


entre lo previsto por la norma y lo sucedido en la realidad que ahora
conoce.
c) Análisis. Consiste en la descomposición de un todo en sus elementos
integrantes para conocer sus alcances e interrelaciones; es un méto
do de constante aplicación para el jurista cuando estudia un caso
puesto a su consideración.
d) Síntesis. Es la conformación de un todo a partir de sus elementos
constitutivos, método usual en la redacción de sentencias y resolu
ciones, en donde se deben dar los antecedentes, los puntos contro-
versiales, los aspectos debidamente probados, los fundamentos lega
les y por último los puntos resolutivos de la autoridad en ese caso
concreto.

Métodos particulares

Son métodos utilizados frecuentemente en nuestra asignatura, los cuales


no se excluyen entre sí; antes bien, se complementan y nos dan, si aplicamos
varios de ellos para estudiar un hecho histórico-jurídico concreto, la opor-
tunidad de obtener mayor información y contar con una base para su ade-
cuada comprensión. Estos métodos son principalmente los siguientes:

1. Método histórico o evolutivo. Consiste en estudiar una misma institu


ción o una sociedad a lo largo de sus etapas de desarrollo; por ejem
plo, estudiar la historia de la Ciudad de México a partir de su pasado
prehispánico, novohispánico, durante el siglo xix y en las distintas
décadas del siglo xx hasta nuestros días. Este método es el común en
cualquier obra histórica nacional o universal.
2. Método cronológico. Presenta dos aspectos, el primero de los cuales con
siste en ubicar el acontecimiento por estudiar, con la mayor precisión,
dentro de una escala temporal determinada, es decir, fechar el hecho.
Esto no siempre resulta fácil, sobre todo si pensamos en acontecimien
tos ocurridos en la época prehispánica. El segundo aspecto consiste
en relacionar acontecimientos anteriores, contemporáneos o posterio
res con los que guarda relación el fenómeno histórico que queremos
analizar. Debemos recordar que ningún acontecimiento humano está
aislado, sino que mantiene estrecha vinculación con otros de tipo po
lítico, económico, ideológico, religioso, militar, etcétera.
3. Método comparativo. Pretende confrontar dos o más hechos históri
cos para observar entre ellos semejanzas y diferencias, a fin de encon-
1. Generalidades 15

trar fundamentos similares de causalidad y evolución; por ejemplo,


comparar la conquista de México con la de Perú o comparar la Gue-
rra de Independencia surgida a principios del siglo xix en casi todos
los países de América.
4. Método dialéctico. Sostiene que la historia es el resultado del enfrenta-
miento de grupos de poder y de fuerzas sociopolíticas contradicto
rias. Se parte de la tesis, confrontada con una antítesis y se llega a una
conclusión: la síntesis. Se elimina todo lo anecdótico o particular
para destacar el enfrentamiento de grupos que produce un hecho
histórico determinado. Este método es de gran utilidad al estudiar,
por ejemplo, la causalidad y los efectos de las revoluciones que de
tiempo en tiempo se manifiestan en la historia.
5. Método sociológico. Rechaza la idea de que la historia debe ser sólo la
narración de las grandes biografías, es decir, el estudio de la vida y
obra de las personalidades que tuvieron la facultad de tomar las deci
siones fundamentales en una sociedad. Por el contrario, en este mé
todo se pretende poner de relieve las costumbres, el desempeño y la
manera de ser de los pueblos y las civilizaciones. Así, es cada vez más
marcada la tendencia a estudiar a los aztecas, a los romanos o a los
vikingos, independientemente de sus líderes políticos, religiosos o
militares, atentos sólo a su forma de vida cotidiana.
6. Método descriptivo. Pone énfasis en narrar con la mayor precisión y
detalle posibles los hechos ocurridos. Este método, proclive a la anéc
dota y a la anotación de aspectos muy poco divulgados, presenta el
inconveniente de ampliar exageradamente los volúmenes de la obra
histórica, pero a la vez aporta tal cantidad de información, que resul
ta básica para apoyar la aplicación de otros métodos históricos.
7. Método comprensivo. Pretende buscar siempre la causalidad y las con
secuencias de los hechos de la historia. Así, no basta conocer que
Hernán Cortés ordenó desmantelar y hundir sus naves en las costas
de Veracruz, sino explicarnos el porqué de esta determinación, ya
que al respondernos respecto a sus razones estaremos desentrañan
do la motivación de la conquista española y los intereses políticos en
juego en su época, a la vez que podremos entender otras determin a
ciones básicas de nuestra historia jurídica; por ejemplo, saber a qué
se debió la fundación de la Villa Rica y la integración del primer Ayun
tamiento indiano.
8. Método integral e historia externa del Derecho. Estudia el sistema jurídi
co en forma panorámica, abarcando sus principales áreas e institu
ciones. Por ejemplo, cuando estudiamos el sistema jurídico azteca o
16 Historia del Derecho mexicano

el novohispano se dice que estamos analizando la historia jurídica


externa basada en lo que fueron sus fuentes formales, leyes, costum-
bres, doctrina y jurisprudencia.
9. Método sistemático e historia interna del Derecho. Estudia una a una las
instituciones jurídicas a lo largo de su desarrollo histórico; por ejem-
plo, la historia del matrimonio desde los pueblos prehispánicos has-
ta nuestros días, o la historia del delito de violación, o de los títulos
de crédito, o del derecho de huelga. En este caso se dice que estamos
haciendo historia interna del Derecho, puesto que se estudia una ins-
titución jurídica en particular tratando de desentrañar sus antece-
dentes desde la antigüedad más remota. Este método es propio de
monografías, tesis, tesinas y demás estudios particularizados de las
diversas disciplinas jurídicas.
En realidad, si observamos los dos últimos enfoques de la historia
jurídica podemos afirmar que la historia externa es sólo un instrumento
para desarrollar dentro de él la historia interna. La distinción entre ambos
tipos de historia jurídica fue señalada por primera vez por Leibniz, al tra-
tar el tema de la que llamó jurisprudencia histórica. En todo caso, no se
debe perder de vista que el Derecho es un fenómeno evolutivo y que la
aplicación de estos métodos particulares nos ayuda a comprender las di-
ferentes etapas de desarrollo y las tendencias de cambio que se presentan
entre las instituciones y los sistemas jurídicos, lo que finalmente representa
la razón de ser y la importancia de nuestra materia para el trabajo práctico
del jurista actual.

Utilidad y características de la asignatura

Toda asignatura contenida en el plan de estudios de una licenciatura debe


contribuir a la formación profesional de quien la cursa, y la historia del
Derecho mexicano no es la excepción. Por eso conviene destacar sus ca-
racterísticas para luego comprender su importancia en la formación de
los futuros licenciados en Derecho del país.
La historia del Derecho mexicano como materia académica de la li-
cenciatura en Derecho presenta, en términos generales, las características
siguientes:

a) Es informativa. Proporciona una cantidad impresionante de datos


histórico-jurídicos que constituyen el acervo de la cultura jurídica
1. Generalidades 17

del país, desde los tiempos prehispánicos hasta fechas relativamente


recientes. Si sólo éste fuera su propósito, nuestra asignatura contri-
buiría a desarrollar la erudición del futuro abogado.
b) Es formativa. Propicia el desarrollo de dos aspectos básicos en el tra
bajo cotidiano del jurista. Por un lado, el análisis de un fenómeno
jurídico, que debe ser estudiado incluso en su origen histórico; por
ejemplo, si se habla del actual Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación, su naturaleza, composición y facultades, es importan
te hacer lo propio con sus dos instituciones inmediatamente precur
soras: el Tribunal Federal Electoral y el Tribunal de lo Contencioso
Electoral. Por otro lado, a la capacidad de entender y aplicar correc
tamente el Derecho en un caso concreto sometido a consideración,
ya sea como litigante o como autoridad, los abogados le llamamos
criterio jurídico.
c) Es vinculatoria. En un estudio panorámico o integral de la historia
del Derecho se analizan las historias jurídicas de todas las disciplinas
normativas; por ejemplo, del Derecho del trabajo, agrario, civil, mer
cantil, constitucional, penal, fiscal, etcétera.
d) Es integral. El Derecho es la normación en que se basa una sociedad.
Consecuentemente, al estudiarlo en una época y un lugar determina
dos nos enteramos a la vez de su organización, limitaciones e ideolo
gía. Por ello conviene tener una amplia referencia respecto a otros
fenómenos de esa misma sociedad o de otras de las que recibió in
fluencia, de lo que se deduce que el estudioso de esta asignatura
debe poseer una amplia cultura general, aspecto siempre necesario
en la vida académica y profesional.
e) Es comprensiva. Para quien la cultiva, implica una doble tarea consis
tente en describir los hechos histórico-jurídicos de la manera más
precisa y fundamentada posible y luego analizar la causalidad y la
intención que movió a quienes los realizaron. De otra manera, la his
toria del Derecho sería una simple acumulación de datos poco atrac
tivos para un jurista preocupado por la resolución de casos actuales.
f) Es jurídica. Se ha discutido mucho en torno a si esta ciencia es histó
rica o es jurídica. El que sea histórica es una tesis postulada, entre
otros, por Coing y Wleacker, el primero de los cuales considera la
historia del Derecho como parte de la historia de la cultura. A su vez,
quien considera jurídica esta materia puede sustentar la defensa de la
escuela histórica del Derecho, muy en boga en el siglo xix. Orestano
afirma que la historia del Derecho ofrece al jurista una experiencia
actual de la experiencia pretérita.
18 Historia del Derecho mexicano

A su vez, Graciela Macedo Jaimes señala: "Para nosotros la historia del


Derecho es ciencia esencialmente jurídica. Si bien es cierto que para adquirir
el conocimiento del derecho pretérito se debe emplear el método histórico,
no lo es menos que el objeto de conocimiento, es decir, que el Derecho, una
vez adquirido, debe ser estudiado conforme a un método jurídico."17
Optar por considerar la historia del Derecho como una ciencia jurí-
dica, aunque participe de los métodos de la historia, es de suma trascen-
dencia tanto para el docente como para el investigador y para el estudian-
te. Debemos estar muy conscientes de que vamos a hacer historia, pero
del Derecho; de lo contrario, caeremos en la tentación muy frecuente de
hacer historia de México.

Criterios que establecen la utilidad de la asignatura en


la formación del licenciado en Derecho

Establecer la utilidad de la historia del Derecho mexicano como materia


generalmente obligatoria de los planes de estudio de la carrera de Dere-
cho nos lleva a citar a algunos autores que han impartido esta cátedra en
distintas instituciones y durante varios años:

1. José Luis Soberanes Fernández dice: "Si nos preguntamos acerca de


la utilidad práctica de la historia del Derecho podemos dar varias
respuestas válidas, pero desde nuestro personal punto de vista cree-
mos que todas se reducen a destacar el carácter interpretativo de la
disciplina." Este autor establece que las facultades y escuelas de Dere-
cho pretenden hoy no sólo dar información, sino también forma-
ción a los futuros juristas. En síntesis, Soberanes encuentra los si-
guientes aspectos prácticos en el estudio de esta asignatura:

• Desarrolla el método, siempre útil, de la interpretación histórico-


jurídica de las distintas normas e instituciones jurídicas.
• Da a conocer los antecedentes históricos del Derecho actual para
comprenderlo más cabalmente.
• Proporciona los elementos necesarios para alcanzar una visión glo
bal del Derecho, afirmando la naturaleza unitaria del mismo y per
mitiendo a los juristas tomar conciencia del momento histórico en
el cual son protagonistas. El Derecho vigente es un eslabón de la

' Graciela Macedo Jaimes, Elementos de historia del Derecho mexicano, 2a. ed., Universidad Autónoma
del Estado de México, Toluca de Lerdo, Edo. de México, 1996, vas. 16.

J
1. Generalidades 19

cadena evolutiva del Derecho, pues continúa sobre las bases jurídi-
cas del pasado a la vez que sirve a las del porvenir.
• Brinda un valioso servicio a la historia universal, ya que al estu
diar el orden normativo de otras épocas se obtiene un panorama
total de los logros, alcances y limitaciones de las sociedades anti
guas.
• Ofrece al legislador la indispensable cultura histórico-jurídica para
fundamentar y orientar su creatividad. Soberanes Fernández finali
za con este pensamiento de enorme trascendencia: "la ciencia his
tórico-jurídica es un valor espiritual en sí, independientemente del
servicio práctico que a historiadores y juristas puede prestar, y en
consecuencia, digna de ser estudiada por ella misma". 18

2. A su vez, María del Refugio González afirma:

su estudio resulta de sumo interés no sólo para los juristas, sino para el estudioso de
las ciencias sociales en general... Por otra parte al jurista, al estudiante de Derecho, al
juez, al legislador, el conocimiento de la historia del Derecho le proporciona una
visión de lo que ha sido su ordenamiento jurídico, la forma en que juristas de épocas
pretéritas han resuelto problemas que pueden ser semejantes a los que se les plantean,
los factores que condicionaron la creación de las normas, las causas que llevaron a los
tribunales a pronunciarse en un sentido determinado, la relatividad del Derecho; en
una palabra, les proporciona un conocimiento más profundo del Derecho que están
estudiando, aplicando o creando.

En otra parte, la autora citada manifiesta: "La enseñanza de la histo-


ria del Derecho permite al estudiante familiarizarse con las instituciones y
los conceptos de su nación; lo ayuda a desarrollar un criterio analítico
que le permite encontrar soluciones jurídicas conformes al estado de la
sociedad en que el Derecho se va a aplicar."19
En suma, González considera que la materia proporciona una visión
general para el conocimiento de las Ciencias Sociales porque:

• Da a conocer los antecedentes del Derecho actual.


• Contribuye a formar un criterio jurídico.
• Proporciona experiencia histórico-jurídica.

18 José Luis Soberanes Fernández, op. cit., págs. 10 a 13.


"' María del Refugio González, Introducción al Derecho mexicano (Historia del Derecho mexicano), UNA
México, 1981, págs. 9 a 12.
20 Historia del Derecho mexicano

3. Francisco Tomás y Valiente, destacado jurista español, al hablar de la


historia del Derecho considera que cubre los aspectos siguientes:

a) Exigencia práctica. Cuando necesitamos estudiar un texto frecuen


temente recurrimos al historiador del Derecho para aclarar su
contenido y conocer sus antecedentes.
b) Necesidad especulativa. El Derecho en su conjunto necesita ser ex
plicado y comprendido históricamente. Sólo sabiendo cómo ha
sido, podemos saber cómo es.
c) Experiencia jurídica. Mediante el estudio de la historia del Dere
cho podemos conocer antiguas soluciones jurídico-técnicas que
facilitan la creatividad del legislador actual.
d) Formación del jurista. Lo aleja del dogmatismo y le muestra la
relatividad en tiempo y lugar de la vigencia del Derecho.
e) Conocimiento profundo de la realidad. Al ser el Derecho un produc
to social delimitado claramente por coordenadas espacio-tempo
rales e influido por otros sectores de la realidad social, el estudio
de su historia nos permite no sólo conocer esa realidad, sino
comprender los factores que la condicionaron y que se plasma
ron en las normas jurídicas.20

Nuestro criterio al respecto se expresa en el sentido de que la historia


del Derecho mexicano proporciona al estudiante los beneficios siguientes
en favor de su formación profesional:

a) Enriquece su cultura jurídica, lo que es indispensable para ser un


verdadero profesional del Derecho.
b) Proporciona los antecedentes histórico-jurídicos de las normas e ins
tituciones que configuraron el actual sistema jurídico mexicano.
c) Contribuye a formar un criterio jurídico recogiendo las experiencias
de anteriores generaciones, en la creación y aplicación del Derecho.
d) Al concentrar en una materia especializada y obligatoria los temas
histórico-jurídicos, se facilitan los siguientes aspectos de la enseñan
za histórico-jurídica:

• La vinculación histórica de prácticamente todas las especialidades


del Derecho ya que, por ejemplo, al estudiar la evolución del Dere-
cho constitucional, paralelamente se observan otros orígenes his-

' Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano, op. cit., pág. 60.
1. Generalidades 21

tórico-jurídicos como los del Derecho administrativo, del trabajo,


agrario, etcétera.
Se eliminan de los temarios de otras asignaturas una gran canti-
dad de antecedentes y las horas-clase para su enseñanza.

Limitaciones de la investigación histórico-jurídica

El propósito principal que ha de buscar quien estudia esta materia es ape-


garse en todo momento a la objetividad, para lo cual debe investigar cada
tema sin interponer sus puntos de vista y preferencias particulares. A este
respecto, Floris Margadant señala que es discutible que la historia sea una
ciencia y la incertidumbre respecto de su carácter científico se presenta
también en la historia del Derecho.21 No obstante, el historiador del Dere-
cho debe procurar ir más allá de la misma narración a fin de explicarse las
razones de la evolución del Derecho. Es entonces necesario tratar de
adentrarse en la época a que se hace referencia, ambientarse dentro de ésta,
"vivirla", si bien autores como Spengler y Worriger niegan la posibilidad
de "sentir" el ambiente de una época pretérita, porque siempre vemos lo
antiguo a través de nuestra mentalidad moderna. Pese a ello, es conve-
niente plantearse la objetividad en el estudio histórico-jurídico como meta
básica e indispensable.
En cuanto a la historia del Derecho mexicano, encontramos el pro-
blema de que los diversos autores han hecho naufragar esa objetividad
necesaria para el logro de sus investigaciones y, en términos generales,
han cedido ante la tentación de:

• Minimizar nuestro pasado prehispánico, manifestando equivocadamen


te que aquellos pueblos carecían de verdaderas instituciones jurídicas.
• Exagerar ese mismo origen precolombino, mediante una compara
ción poco afortunada con épocas posteriores y aun con nuestro tiem
po, basándose para ello en estudios todavía más discutibles.
• Rechazar nuestro pasado novohispánico suponiendo que en él sólo
hubo oscurantismo e injusticia.
• Exagerar las bondades de ese mismo periodo, al grado de que algu
nos tratadistas agotan sus exposiciones académicas en tales antece
dentes jurídicos, sin llegar a estudiar el Derecho del México Indepen
diente.

_- Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano, op. cit., pág. 62.
22 Historia del Derecho mexicano

• Criticar acerbamente la obra y las instituciones de las corrientes


iturbidista, centralista y conservadora, a veces con el grave exceso de
no mencionar siquiera las disposiciones constitucionales más impor
tantes de esas tendencias políticas.
• Hacer algo similar con las corrientes republicana, federalista y liberal,
queriendo ver en ellas sólo el caos y la ruina del país.
• Criticar y anular la obra del porfirismo, haciendo resaltar vivamente
sus errores y disminuyendo cuanto es posible sus logros y aciertos.
• Exagerar las bondades del porfirismo, sin mencionar carencias y li
mitaciones.
• Considerar dentro del tema del México revolucionario sólo válidas e
importantes las disposiciones e instituciones emanadas del grupo de
los caudillos triunfadores.

En otras palabras, nuestro error fundamental como historiadores


del Derecho ha sido igual al de muchos historiadores generales de Méxi-
co: convertir la historia en una obra literaria, en una novela con sus hé-
roes y villanos, revestidos tradicionalmente de una aureola legendaria que
suele estar muy lejos de la realidad. Esto es lamentable, ya que precisamente
esa realidad es más interesante, rica y trascendente que el mito que con-
serva a los hombres y a las sociedades en la ignorancia de su pasado y los
incapacita para entender su presente y prever su futuro como entes histó-
ricos.
En nuestra materia debemos evitar las siguientes situaciones, que li-
mitan y alteran nuestros conocimientos:

a) Prejuicios. Tendencia a justificar o criticar anticipadamente actitudes


y decisiones de personas o acciones contrarias a nuestra ideología.
b) Convencionalismos. Dar por ciertos algunos hechos sin comprobarlos
y sólo porque se han repetido popularmente a través de los tiempos.
c) Autoritarismos. Igualmente, dar por ciertos algunos hechos sin com
probarlos, con base en que están consignados en la obra de un autor
eminente.
d) Idealizaciones. Tendencia a aumentar o imaginar cómo pudo haber
sucedido un hecho histórico-jurídico, sin otro fundamento que nues
tro sentido común. Esta inventiva, que implica gran creatividad, es
apta para la novela histórica o para la poesía patriótica, que son áreas
de la cultura nacional que tienen gran valor social y político, pero
que no guardan relación con nuestra ciencia.
1. Generalidades 23

Fuentes históricas del Derecho

Eduardo García Máynez considera una feliz metáfora la expresión fuentes


del Derecho, pues se trata de toda entidad de donde brota o surge el Dere-
cho y su conocimiento.22
Tradicionalmente, las fuentes jurídicas se han clasificado en tres gran-
des grupos:
1. Fuentes reales. Son fenómenos de la realidad que determinan el conte
nido o la modificación de las normas jurídicas; por ejemplo, aspec
tos sociológicos, económicos o políticos.
2. Fuentes formales. Consisten en procesos de creación de la norma jurí
dica, como la legislación, la jurisprudencia y la costumbre, entre otras.
3. Fuentes históricas. Son testimonios que consignan la existencia y los
contenidos de normas que ya no están vigentes, como las inscripcio
nes, los papiros o los libros, por ejemplo, el Código de Hammurabi, las
Siete Partidas o la Constitución mexicana de 1824.

Por razones evidentes, a nuestra materia le compete el análisis de las


fuentes históricas del Derecho; sin embargo, congruentes con lo antes
expresado, no sólo se debe abordar el Derecho escrito, sino que es necesa-
rio llegar a establecer la relación siempre existente entre el Derecho y la
conflictiva que le dio origen, por lo que también se requiere estudiar las
fuentes reales ubicadas en épocas pretéritas, es decir, las fuentes reales
históricas.

Concepto de fuentes históricas del Derecho

Las fuentes histórico-jurídicas son todos aquellos testimonios que permi-


ten conocer la existencia y los contenidos de las fuentes reales y formales
de otras épocas. Como puede observarse, esta definición es dependiente
pues implica el previo conocimiento de lo que debe entenderse por fuen-
tes reales y fuentes formales, pero efectivamente, al historiador del Dere-
cho no le basta estudiar una norma antigua, por ejemplo, las Leyes de
Reforma, sino analizar paralelamente el contexto social, político, económi-
co y cultural que les dio vida y conocer la compleja problemática que se
planteó en el siglo xix en México entre los partidos liberal y conservador,
enfrascados en la llamada Guerra de Reforma o de los Tres Años.

- Eduardo García Máynez, op. cit., pág. 51.


24 Historia del Derecho mexicano

Clasificación de las fuentes históricas del Derecho

Las fuentes histórico-jurídicas pueden clasificarse de acuerdo con cuatro


criterios:

1. Por su relación con el historiador. Las fuentes pueden ser directas o


indirectas; son directas si se da cualquiera de estos tres casos:

a) Si el historiador es autor de lo que escribe.


b) Si fue testigo de lo que afirma.
c) Si fue contemporáneo de ese hecho, por ejemplo, las Cartas de
relación, de Hernán Cortés, o La guerra de las Galias, de Julio
César.

En cambio, son fuentes indirectas si emanan de estudios hechos


generalmente con base en fuentes directas.

2. Por su inmediatez. Las fuentes son inmediatas si se trata de aquellas


que permiten conocer de primera mano el dato históricojurídico que
se investiga, por ejemplo, la Constitución de 1857. Son fuentes mediatas
las que deben ser interpretadas para conocer el dato histórico-jurídi
co que nos interesa; por ejemplo, si leemos el Poema de Mió Cid y de
ello inferimos una serie de costumbres y disposiciones típicas de la
Edad Media.
No debemos confundir mediatez con facilidad para acudir al
documento histórico-jurídico. Así, por ejemplo, el Código de Hammu-
rabi es una fuente inmediata, aunque su lectura requiera especialistas
en escritura cuneiforme.
3. Por su naturaleza. Las fuentes pueden ser jurídicas si se trata de aque
llas que en su tiempo fueron fuentes formales del Derecho, es decir,
ley, costumbre, jurisprudencia. Son no jurídicas si jamás tuvieron
ese rango; por ejemplo, un periódico, una obra literaria.
4. Por su presentación. Pueden ser:

a) Gráficas, si contienen signos o figuras que representan ideas o


sonidos. En este caso pueden basarse en:

• Pinturas, es decir, fuentes pictóricas como los códices precor-


tesianos.
• Esculturas, o fuentes escultóricas, como el Código de Hammurabi.
1. Generalidades 25

• Fuentes escritas, que abarcan desde manuscritos antiguos has


ta las obras impresas incluso con los medios modernos, como
las que son propias de la computación.

b) No gráficas, entre las que tenemos:

• Filológicas, término que se refiere al análisis de ciertas pala


bras; por ejemplo, el origen de términos como ejido, audiencia,
patria potestad, etcétera.
• Objetos diversos, como emblemas, sellos o máquinas de tortu
ra, entre otros.
• Folclore jurídico, que es el conjunto de tradiciones y elemen
tos culturales que tienen relación con el Derecho y la manera
de captarlo por la sociedad en cada época. Se manifiesta en
canciones, leyendas y refranes; por ejemplo, tenemos viejos
refranes del antiguo castellano como: "Ni comer sin beber, ni
firmar sin leer", "Como verás, así harás", o antiguas canciones
como una balada medieval que decía: "una morita madura le
dijo a una morita verde: el que siembra en tierra ajena su tiem
po y semilla pierde". A este respecto, cualquiera puede imagi
nar lo valioso que para un historiador del Derecho resultan los
chistes y las caricaturas que en cada época reflejan el sentir
popular acerca de fenómenos y figuras de la política, del Dere
cho y de la vida social en general.
• Fuentes orales, que son frases, ideas y conceptos que se conser
van de generación en generación. En el Derecho de la India
antigua se distingue entre Scruti (cosas oídas) y Smiriti (cosas
recordadas). En el viejo Derecho romano muchas normas fue
ron transmitidas verbalmente de padres a hijos en las oracio
nes hechas a los dioses domésticos o lares, tal vez en forma
rimada; y los aztecas transmitían a sus hijos e hijas, en bellos
discursos, consejos, sentencias y valores morales.

En el manejo de las fuentes histórico-jurídicas importa no sólo su


localización y clasificación, sino sobre todo la determinación de su auten-
ticidad, su interpretación y valoración, confrontándolas entre sí y relacio-
nándolas con todo conflicto sociocultural de la época. Por ello es necesa-
rio auxiliarse de otras materias como la arqueología, la sociología, la
numismática, la filología, etc. De ahí la necesidad del historiador del Dere-
cho de trabajar en equipo.
26 Historia del Derecho mexicano

Marco cronológico

Las divisiones cronológicas que por estricta necesidad y sentido común


hacen los historiadores para ubicar los acontecimientos que estudian si-
tuándolos en una escala temporal acordada son, sin embargo, suscepti-
bles de hacernos caer en errores porque pueden eliminar aspectos impor-
tantes, o bien abarcar en dos épocas los mismos acontecimientos, ya que
esas clasificaciones son artificiales y se han establecido cuando ha pasado
muchísimo tiempo desde que sucedieron los hechos, además de que a
veces se exagera en cuanto a pormenorizar y subclasificar. No obstante, es
indispensable contar con escalas cronológicas en las cuales enmarcar los
acontecimientos históricos, sobre todo para relacionarlos con otros con
los que guardan estrecha vinculación. Nuestra asignatura requiere la cons-
tante referencia a dos escalas cronológicas estrechamente relacionadas,
como veremos a continuación.

Cronología de la historia de México

Se basa en el conjunto de hechos políticos, sociales, económicos y cultu-


rales de mayor relevancia ocurridos en el país a lo largo de los tiempos. Su
principal directriz es precisamente la evolución política de México. Así,
distinguimos las épocas siguientes:

1. Época prehispánica (12 000 años a.C, aproximadamente, a 1517 d.C.)


a) Horizonte prehistórico (12 000 años a.C. a 5 000 años a.C, aproxi
madamente)
b) Horizonte arcaico (5 000 años a.C. a 1800 años a.C, aproximada
mente)
c) Horizonte preclásico (1800 años a.C. a 100 años a.C, aproxima
damente)
d) Horizonte clásico (100 años a.C. a 850 años d.C, aproximada
mente)
e) Horizonte posclásico (850 a 1250 d.C, aproximadamente)
/) Horizonte histórico (1250, aproximadamente, a 1517)
2. Conquista española (1517 a 1521)
3. Colonia (1521 a 1821)
a) Instauración (siglo xvi)
b) Decadencia intermedia (siglo xvii)
c) Resurgimiento borbónico (siglo xviii)
d) Decadencia final (siglo xix)
7. Generalidades 27

4. Guerra de Independencia (1800 a 1821)


a) Antecedentes (1800 a 1810)
b) Iniciación (1810 a 1811)
c) Resistencia (1811 a 1820)
d) Consumación (1820 a 1821)
5. México Independiente (1821 a 1876)
6. Porfirismo (1826 a 1911)
7. Revolución (1900 a nuestros días)
a) Antecedentes (1900 a 1910)
b) Lucha armada (1900 a 1917)
c) Institucionalización (1917 a nuestros días).

Respecto a los horizontes culturales de la época prehispánica, las fe-


chas son siempre aproximadas y los autores difieren en cada caso por
periodos de 100 a 500 años. Se han tomado, en consecuencia, los datos
más concurrentes entre ellos.
En el capítulo dedicado al Derecho prehispánico se destacan las ca-
racterísticas que distinguen un horizonte cultural de otro.
Cada época está dividida tomando en cuenta acontecimientos a tal
grado trascendentes que marcan verdaderas transformaciones en nuestra
historia, de la manera siguiente:

12 000 años a.C, aproximadamente, es la antigüedad señalada a los


fósiles humanos de los primitivos pobladores.
1517 d.C, descubrimiento de México, en las costas de Yucatán, por
Francisco Hernández de Córdoba, procedente de Cuba. 1521, toma
de Tenochtitlan por Hernán Cortés (13 de agosto). 1810, iniciación
de la Guerra de Independencia, con el Grito de Dolores (16 de
septiembre).
1821, consumación de la Guerra de Independencia, con la firma del
tratado de Córdoba entre el general Agustín de Iturbide y el virrey
Juan de O'Donojú (24 de agosto).
1876, primera Presidencia provisional del general Porfirio Díaz (26
de noviembre).
1910, iniciación del movimiento revolucionario, con el ataque a la
casa de la familia Serdán en Puebla (18 de noviembre).
1911, renuncia del Presidente Porfirio Díaz (25 de mayo).
1917, promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, en vigor (5 de febrero).
28 Historia del Derecho mexicano

Cronología de la historia del Derecho mexicano

En la división cronológica anterior, debemos encuadrar la cronología de


la historia del Derecho mexicano, de la manera siguiente:
1. Derecho prehispánico Del horizonte preclásico,
1800 a.C. a 1521 d.C. De
2. Derecho indiano 1492 a 1821 De 1800 a
3. Derecho insurgente 1821 De 1821 a 1876 De
4. Derecho del México Independiente 1876 a 1911 De 1900 a
5. Derecho porfirista nuestros días.
6. Derecho revolucionario
La anterior es una división cronológica, no un programa de nuestra
asignatura. Se hace esta aclaración porque en la división aludida no apare-
ce el Derecho castellano, que debe verse como antecedente del Derecho
indiano.
En cuanto al Derecho prehispánico, debe ser considerado desde el
horizonte preclásico, en donde ya se tienen datos cronológicos suficien-
tes para analizar su marco jurídico, como en el caso de la cultura olmeca.
En los horizontes prehistórico y arcaico, aunque suponemos que de-
bieron existir rudimentos normativos, no contamos con elementos fide-
dignos para describirlos.
El Derecho indiano es el aplicado por España en sus territorios de
ultramar, por lo que comprende desde los documentos previos al descu-
brimiento hecho por Colón hasta la conclusión de la vida novohispánica,
en el caso de nuestro país. Muchas disposiciones españolas siguieron vi-
gentes en México hasta muy entrado el siglo xix, pero ya por disposición
de nuestros gobiernos nacionales independientes.
El Derecho insurgente se ubica cronológicamente en forma paralela
con los finales del Derecho indiano y constituye el antecedente básico para
la creación de las primeras instituciones de nuestra vida independiente.
En lo tocante al Derecho revolucionario, suele dividirse en dos perio-
dos para distinguir entre Derecho revolucionario y posrevolucionario,
tomando como base para ello la promulgación de la Constitución de 1917.
Se tiene duda acerca de la extensión que debe darse a esta época, y los
autores dividen sus criterios de la manera siguiente:
• Estudiar la evolución histérico-jurídica hasta la Constitución de 1917,
porque en ella se institucionalizaron los principios políticos y socia-
les de la ideología revolucionaria.
1. Generalidades 29

• Estudiar hasta la década de 1930, tiempos del cardenismo, que seña


la el periodo de consolidación de las instituciones surgidas de la Re
volución, además de que en esa época concluye la lucha armada. Los
historiadores consideran la rebelión del general Saturnino Cedillo
en San Luis Potosí, sometida por el Presidente Cárdenas, como el
último movimiento bélico de la Revolución.
• Estudiar hasta los últimos tres regímenes presidenciales (Miguel de
la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce
de León), para observar en ellos cómo desemboca el caudal históri-
co-jurídico emanado de la Revolución.
Incluso, autores destacados indican que debe estudiarse la historia
del Derecho mexicano desde el fin al principio, es decir, de la institución
actual hacia sus antecedentes más antiguos, en un camino de retroceso.
Este criterio fue apuntado por Fernando Vázquez Pando23 y es un punto
de vista que muchos historiadores comparten a fin de asegurar que los estu-
diantes conozcan la etapa contemporánea de la historia, que más los afecta
como generación.
Nosotros consideramos oportuno detenernos a cierta distancia del
México actual, con el propósito de conservar esa objetividad en la que
hemos insistido, y además porque el análisis del panorama jurídico mo-
derno no es ya propiamente quehacer de la historia del Derecho mexica-
no, sino de disciplinas jurídicas positivas. En tal virtud, concluimos nues-
tro estudio con la promulgación de la Constitución de 1917 y complementamos,
a manera de cuadro sinóptico, nuestro análisis evolutivo señalando los
principales acontecimientos político-jurídicos de los gobiernos posrevo-
lucionarios, con lo cual consideramos que se equilibran los criterios
doctrinales señalados.

Relatividad territorial

El estudio histórico-jurídico de México no debe circunscribirse a la


normatividad aplicable en el espacio geográfico que actualmente ocupa
nuestro país. Por el contrario, en muchas ocasiones ese ámbito de vigencia
fue acrecentado o reducido en forma considerable; así, por ejemplo, en la
época prehispánica la cultura maya se extendió por el sureste de México,
pero abarcó también e incluso tuvo su origen en Guatemala y otras áreas de

23
Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano, op. cit., pág. 58.
30 Historia del Derecho mexicano

Centroamérica. A su vez, la influencia política, cultural y económica de la


civilización azteca abarcó asimismo vastas zonas de esa región.
Por otra parte, durante la dominación española nuestro territorio
fue dividido políticamente de manera muy diversa de la actual; de tal suerte
que Chiapas quedó fuera de su demarcación, mientras que Texas,
California y otros territorios, hoy estadounidenses, fueron provincias de
la Nueva España y pasaron a formar parte del territorio mexicano en 1836
y 1848, según el caso, a la vez que el virreinato tenía control en varios
aspectos del área administrativa en lugares lejanos como Santo Domingo
y Filipinas.
A todo lo anterior debemos agregar el hecho de que al considerar al
Derecho castellano como raíz primordial de nuestro actual sistema jurídi-
co, nos vemos obligados a estudiarlo de forma más o menos pormenori-
zada.
Así pues, queda claro que en la historia la relatividad territorial se
hace más patente al analizar una por una las diferentes etapas evolutivas
del sistema jurídico mexicano.
2. El Derecho prehispánico

Se entiende por Derecho prehispánico el conjunto de normas, instituciones


y principios filosófico-jurídicos que regularon a los pueblos autóctonos
de América.
En esta definición estamos hablando de un sistema jurídico, criterio
que no siempre es compartido por los autores de la materia. Por ejemplo,
Graciela Macedo Jaimes afirma: "En términos generales, no es dable hablar
de Derecho que no sea expresión de la voluntad de un Estado, y el Estado
cuando menos en el concepto que hoy tenemos de él, es decir, de sociedad
organizada para crear el Derecho, no existía en la época precortesiana".1
Sin embargo, contra esa opinión cabe observar que los pueblos
prehispánicos se agruparon en sociedades organizadas de algún modo y
generaron civilizaciones de gran alcance como los casos de la zapoteca,
tlaxcalteca, texcocana, maya y tolteca, entre otras, que ya permiten reco-
nocer organizaciones sociopolíticas muy complejas.
El caso de que estas culturas difieran en su estructura, postulados y
sistema político, del tradicional romano-europeo no implica que no hu-
bieran sido capaces de crear sus propias instituciones acordes con su
manera de ver la vida y los elementos propios de su circunstancia, que al
rodearlos los condicionaban.
Aquellas sociedades tuvieron la facultad de establecer sus propias
normas, muchas de las cuales eran consuetudinarias; sus propias institu-
ciones como el matrimonio, los tribunales, una forma muy compleja de

Graciela Macedo Jaimes, Elementos de historia del Derecho mexicano, 2a. ed., Universidad Autónoma
del Estado de México, Toluca de Lerdo, Edo. de México, 1996, pág. 27.
32 Historia del Derecho mexicano

tenencia de la tierra, etc.; además de especular sobre valores y aspectos


éticos que se expresaban a través de su normatividad jurídica.
Estamos hablando de diferentes pueblos autóctonos de América, cada
uno de los cuales tuvo su propio marco cronológico y geográfico de
referencia. Muchos de esos pueblos ni siquiera fueron contemporáneos
entre sí, como en el caso de los primeros olmecas y de los aztecas, separa-
dos por casi 15 siglos. Por otro lado, algunos de ellos se ubicaron en
territorios ajenos a lo que ahora es nuestro país, como los incas en Perú.
En consecuencia, no hay un Derecho prehispánico sino varios, y así pode-
mos hablar con toda propiedad de Derecho azteca, Derecho maya y Dere-
cho purépecha, entre otros, todos los cuales se agrupan en un gran rubro
que llamamos Derecho prehispánico.
Con todo esto, hay quienes juzgan muy primitivo el sistema normati-
vo prehispánico, lo que los alienta a minimizar la importancia de su estu-
dio; al respecto, debemos observar que el Derecho es un producto histó-
rico y social, como bien lo apuntaron en su momento los partidarios de la
escuela histórica alemana. Por lo mismo, los pueblos autóctonos de nues-
tro continente generaron su propia ordenación jurídica, fruto de sus ne-
cesidades particulares y de sus principios rectores como civilización, lo
cual no quiere decir que fuera mejor o peor y, menos aún, que sea válido
comparar los sistemas indígenas con el Derecho castellano que terminó
imponiéndose en estos territorios a raíz de la conquista.
No olvidemos que el Derecho castellano deriva del Derecho romano,
germano, canónico, creado en una evolución que se inició en 753 a.C. con
la fundación de Roma y que para 1521, cuando Cortés conquistó a los azte-
cas, contaba ya con 2274 años de desarrollo; 22 siglos a lo largo de los cuales
se fue nutriendo con muchas y muy variadas aportaciones. Por ello es ab-
surdo compararlo con un pueblo como el azteca, cuya ciudad capital se
fundó en 1325 d.C. y que a su caída contaba con tan sólo dos siglos de desa-
rrollo que, sin embargo, fueron suficientes para dejar honda huella de sus
alcances y madurez, puesto que en algunos aspectos el Derecho azteca al-
canza una notable evolución. Como ejemplos podemos citar:
a) La no existencia de tutela para velar por los intereses de los indivi
duos incapaces, porque contaban con la figura del calpulli de organi
zación vecinal, que absorbía esa responsabilidad.
b) El hecho de que en Texcoco todo hombre nace libre, independiente
mente de ser hijo de padres esclavos, 2 idea de un humanismo no
'■ Guillermo Floris Margadant, Introducción a la historia del Derecho mexicano, 2a. ed., Esfinge, México,
1976, pág. 22.
2. El Derecho prehispánico 33

alcanzado por los romanos, quienes sólo aceptaban el status libertatis


de aquel que pudiera demostrar que su madre esclava había sido libre
alguna vez en el desarrollo de su preñez.
Por ello no debemos pensar que los derechos prehispánicos son de-
rechos rústicos, y menos aún sin el nivel de auténticos sistemas jurídicos
y, en cambio, adentrarnos en su estudio de la manera seria y profesional
que debe caracterizar al investigador académico.

Justificación del tema

En el caso del Derecho prehispánico, antes de iniciarnos en el estudio de


sus diversas áreas es necesario justificar la existencia misma del tema, ya
que, como dijimos, no todos los autores están de acuerdo en la existencia
de un sistema jurídico entre los pueblos autóctonos de nuestro continen-
te y suponen que el Derecho, así llamado con toda propiedad, llegó a
nosotros a través de la conquista europea. En el mejor de los casos, admi-
ten la existencia de normas elementales en aquellas culturas, pero niegan
que las mismas puedan ser elevadas al rango de Derecho, por distar mu-
cho de la estructura, la técnica y el desarrollo alcanzados al respecto en el
Viejo Mundo. Para justificar la presencia del Derecho entre los pueblos
autóctonos de nuestro continente apuntaremos los aspectos siguientes:

1. Lucio Mendieta y Núñez señala que "es indudable que el Derecho no


había alcanzado en el México precolonial, complejidad y desarrollo
tan grandes como los que ofrecía en los países europeos de la época;
pero formaba un cuerpo de preceptos y de previo estudio especiali
zado para conocerlos a fondo y aplicarlos con eficacia". 3 De esta
manera, Mendieta nos recuerda que ya existía una profesión jurídica
entre los antiguos mexicas, profesión que incluso se estudiaba en el
colegio de los nobles, como veremos en su momento.
2. Recordemos que la clásica definición del Derecho considera a éste un
conjunto de normas impero-atributivas que regulan la conducta social
del individuo; a su vez, el concepto de norma como regla de conducta
nos lleva a considerar que en toda sociedad organizada debe existir un
mínimo de normas que determinen las directrices de esa organización.

s MarcoAntonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano. Antología, Paquete Didáctico de la
Dirección de la Universidad Abierta de la Facultad de Derecho de la UNAM, México, 1983, pág. 60.
34 Historia del Derecho mexicano

Por lo mismo, como afirma Rafael Rojina Villegas, no existe sociedad


sin Derecho, aun cuando el mismo en sus orígenes más rústicos apa-
rezca confundido con elementos místicos y religiosos.4
3. El propio Rafael Rojina Villegas señala que podemos considerar la exis
tencia del Derecho cuando encontramos los elementos siguientes:

a) Un conglomerado humano organizado a manera de un cuerpo


social; en otras palabras, un conjunto de personas unido perma
nentemente. Obsérvese que lo que se pide es que estos individuos
mantengan lazos de unión constantes, no necesariamente que es
tén arraigados en un lugar determinado. En consecuencia, es
posible la inclusión de sociedades de tipo nómada, con tal que su
unión sea permanente.
b) Una entidad de poder, o un ente de decisión general. La expre
sión ente está utilizada de manera premeditada, porque en ella
pueden ser comprendidas todas las formas de autoridad política,
desde el mando de un cacique tribal hasta los más refinados siste
mas de gobierno modernos.
c) Que las decisiones que tome ese "ente" sean aplicadas de modo coer
citivo, porque la coercibilidad es la nota característica de la norma
jurídica, que se impone independientemente de la voluntad particu
lar de cada uno de los miembros de la sociedad en que se aplica.

Ahora bien, en los pueblos prehispánicos, por ejemplo, en la socie-


dad azteca, se dan los tres elementos antes señalados y así podemos afir-
mar la existencia de un orden jurídico en aquellos tiempos.

4. Los cronistas españoles al referirse a las costumbres originales de los


pueblos conquistados, describen con sumo detalle su vida jurídica,
dando así testimonio de la existencia de un Derecho prehispánico.
5. En algunos códices provenientes de estas culturas encontramos va
rias representaciones de su orden jurídico, sobre todo en su aspecto
jurisdiccional.
6. Muchos tratadistas por diversas causas han dedicado parte de su tra
bajo de investigación al análisis de los temas del Derecho prehispánico.
Entre ellos cabe destacar a Guillermo Floris Margadant, Fernando
Flores García, Lucio Mendieta y Núñez, Carlos Arellano García, Sara
Bialostosky y Mercedes Gayoso.

4 Marco Antonio Pérez De los Reyes, op. cit., pág. 60.


2. El Derecho prehispánico 35

Las consideraciones anteriores permiten confirmar la existencia de los


sistemas jurídicos prehispánicos y, consecuentemente, la necesidad de
estudiarlos con el ánimo de formar una verdadera especialidad temática
dentro del campo amplísimo de la historia del Derecho mexicano.

Limitaciones y cronología

El estudio del Derecho prehispánico presenta para el investigador algu-


nas dificultades que deben ser tomadas en cuenta a fin de superarlas y de
evitar desviaciones y errores en sus resultados. Tales dificultades son las
siguientes:

a) La especialización profesional. Los temas prehispánicos requieren el aná


lisis de especialistas tales como el historiador, el arqueólogo y el
antropólogo, cuyas disciplinas están fuera del alcance del jurista. Así,
es conveniente que se asesore y esté atento a los avances y descubri
mientos que se vayan presentando en estas materias.
b) El manejo de los idiomas autóctonos. En muchas ocasiones se utilizarán
términos en náhuatl, maya, purépecha, etc., y estos idiomas resultan
hoy día de difícil pronunciación, comprensión y memorización para
quienes no conocen siquiera los rudimentos de los mismos. Por eso
debemos apoyarnos en buenos diccionarios, que afortunadamente
ya están a disposición del público en general.
c) Los testimonios de las fuentes formales. Fueron principalmente los euro
peos quienes consignaron en sus escritos la existencia y las caracte
rísticas de las fuentes jurídicas prehispánicas, y consideraron que en
su mayoría eran consuetudinarias y que, salvo el caso en que se atri
buye a Nezahualcóyotl ser el autor de unas 80 leyes, de las cuales
apenas la mitad han llegado hasta nosotros citadas por historiado
res de origen indígena, no existen testimonios impresos del conte
nido de las normas autóctonas. La descripción de las costumbres y
los modos de vida de aquellos pueblos proviene de los cronistas
españoles.
La crónica es un estilo literario propio de los siglos xvi a xvm,
coincidente con el descubrimiento y la conquista de América, y me-
diante la cual se pretendía divulgar el conocimiento del Nuevo Mun-
do. Por lo mismo, es fácil encontrar en esos relatos aspectos persona-
les, anecdóticos y hasta fantásticos que nada tienen que ver con la
realidad histórica.
36 Historia del Derecho mexicano

Así, es imperioso analizar el origen de las crónicas antes de apo-


yar en ellas nuestro estudio jurídico prehispánico. En tal virtud, dis-
tinguimos dos tipos de cronistas:

1. Los conquistadores, a quienes motivó principalmente el deseo


de destacar por sus hazañas frente a los indígenas; es el caso de
Cortés y Bernal Díaz del Castillo.
2. Los misioneros, impulsados por el interés de dar a conocer a sus
hermanos de orden religiosa los aspectos principales de la vida
de los aborígenes para facilitar la penetración evangélica, como
podemos apreciar en fray Bernardino de Sahagún, Motolinía, et
cétera.

En todo caso, salvo algunas excepciones, como la de Cortés,


que estudió leyes en Salamanca y fue notario en Cuba, y la de Alonso
de Zorita, oidor de la Nueva España, los cronistas no eran juristas y de
ahí su imprecisión al describir aspectos normativos, algo que se pue-
de observar en tres aspectos:

1. Omisiones. Hay aspectos jurídicos de gran importancia que se ci


tan en una crónica, mientras que en otras similares no.
2. Contradicciones. Nos desconcierta que un autor afirme algo y otro
tan famoso como él diga lo contrario.
3. Falsas interpretaciones. Puesto que el esquema cultural de los cro
nistas es el del mundo grecorromano-cristiano-feudal, ellos inter
pretaron las instituciones de los indios tratando de ajustarías a
las suyas, lo cual es causa de imprecisiones, como cuando hablan
de esclavitud, Imperio, Senado, etcétera.
Por tanto, es necesario conocer previamente a los autores y
hacer cierta discriminación entre los mismos; es decir, preferir a
quienes vivieron en los años de la conquista y que, en consecuen-
cia, fueron testigos del mundo que describen; a quienes fueron
más cuidadosos de comprobar lo que afirman, que de dejarse
llevar por la imaginación, la propia deducción y los relatos inge-
niosos pero falsos de algunos informantes; y finalmente, a quie-
nes detallan con mayor abundancia los aspectos jurídicos de los
indígenas.
Es cierto que también hay autores indígenas tales como
Ixtlilxóchitl, Chimalpaín, Tezozómoc y Pomar, pero ellos no escri-
bieron sus obras durante la época prehispánica y de acuerdo con
2. El Derecho prehispánico 37

los modelos culturales entonces existentes, sino que lo hicieron


influidos por la educación adquirida en los primeros colegios
establecidos por los evangelizadores.
d) El marco cultural específico. Hemos dicho que cada sistema jurídico se
da en el contexto de un marco cultural específico. En tal caso, los
derechos prehispánicos se desarrollaron en los parámetros propios
de aquellas civilizaciones. Por eso debemos recordar que no es válido
hacer comparaciones con el sistema jurídico romano-castellano, sino
entender la propia y particular evolución de la vida y la normatividad
de esos pueblos. De ahí la necesidad de que el investigador conozca
cabalmente su organización política, económica, religiosa, etc., y de
ser posible sus principales ideas filosóficas y morales.

Independientemente, conviene recordar que la época prehispánica


se subdivide en seis horizontes culturales, llamados así porque en ellos se
desarrollaron culturas con diferentes grados de civilización que a veces
difieren mucho entre sí. La base que permitió elaborar esta clasificación
es la siguiente:

1. Horizonte prehistórico (12 000 a 5 000 años a.C, aproximadamente). Co


rresponde a la época de los cazadores y recolectores, es decir, los prime
ros pobladores de nuestro país. Sus sitios arqueológicos principales son
Chalco, Peñón de los Baños, Tequisquiac, Santa Isabel Iztapán y Tepexpan,
todos ellos en el Valle de México. Este horizonte concluye con la apari
ción de la agricultura en la vida económica de esas comunidades.
2. Horizonte arcaico (5 000 a 1 800 años a.C, aproximadamente). En él se
inician la agricultura y la consecuente sedentarización, lo que origina
la formación de las primeras aldeas y un mayor desarrollo de la cerá
mica. También se caracteriza por la creación de nuevos elementos
culturales como metates, molcajetes y cestos. Abarca hasta la apari
ción de los primeros centros ceremoniales. Sobresalen como zonas
arqueológicas Tehuacán, Valsequillo, Chalco, Chicoloapan, etc., en
los estados de Puebla y de México.
3. Horizonte preclásico (1 800 a 100 a.C, aproximadamente). Ésta es la
época de las primeras culturas teocráticas que se concentraron en
poblaciones cada vez más importantes, las cuales funcionaban como
centros ceremoniales; es el caso de Zacatenco, Tlatilco, Copilco,
Cuicuilco y Tlapacoya, en el Valle de México, y la región olmeca del
sur de Veracruz y Tabasco, con sitios como La Venta, Tres Zapotes,
San Lorenzo y el Cerro de las Mesas.
38 Historia del Derecho mexicano

4. Horizonte clásico (100 a.C. a 850 d.C, aproximadamente). En este hori


zonte florecen las grandes culturas bajo el poder de una teocracia
que llevó a su más alta expresión al mundo prehispánico en nuestro
país, para luego ser reemplazada por un fuerte grupo militar que
terminó apoderándose del control político de estos pueblos. Desta
can lugares como Teotihuacan, Monte Albán, Palenque y Bonampak.
5. Horizonte posclásico (850 a 1200, aproximadamente). Éste es el tiempo
de la transición de la teocracia a los gobiernos militaristas. Sobresa
len los pueblos de la zona mixteco-zapoteca y tolteca-chichimeca, de
los que ya podemos encontrar auténticas fuentes históricas para co
nocer su desarrollo con veracidad.
6. Horizonte histórico (1200 a 1517). En esta época se formaron los gran
des imperios militares mediante el sistema de conquist as y de
tributación, como es el caso de los aztecas, quienes finalmente fue
ron vencidos por las armas españolas.

Comenzaremos nuestro estudio histórico-jurídico a partir del hori-


zonte preclásico (1 800 a 100 años a.C, aproximadamente), cuando ya
encontramos elementos suficientes para reconstruir sus incipientes insti-
tuciones, en la inteligencia que en los dos horizontes anteriores, prehistó-
rico y arcaico, seguramente hubo manifestaciones normativas que espe-
ran futuras investigaciones para su conocimiento y comprensión.
Por último, cabe señalar que de los numerosos pueblos prehispánicos,
varios de los cuales son de particular importancia en la cultura universal,
nos limitaremos a estudiar a los olmecas, teotihuacanos, mayas y aztecas o
mexicas, por considerar que presentan características relevantes que pue-
den resultarnos útiles para comprender el universo de los derechos
prehispánicos de México.

Distribución geográfica de los pueblos prehispánicos de México

El mundo prehispánico de la República Mexicana actual está conformado


por una gama de pueblos con diferentes grados de civilización que requie-
ren ser clasificados y ubicados en áreas geográficas. Nuestro territorio se
encuentra en gran parte ubicado dentro de lo que los historiadores lla-
man Mesoamérica, territorio que comprende aproximadamente desde el
sur de Tamaulipas y Sinaloa hasta Costa Rica, si bien algunos lo limitan al
norte de Nicaragua. En esa amplia zona se encuentra el asentamiento de
las grandes culturas indígenas, que junto con la incaica en América del
2. El Derecho prehispánico 39

Sur representan lo más logrado de las civilizaciones autóctonas.


En lo que toca a los pueblos aborígenes, contamos con la distribu-
ción geográfica siguiente:

a) Zona maya. Comprende los estados de Chiapas, parte de Tabasco,


Campeche, Yucatán y Quintana Roo, y en el extranjero, Guatemala,
Belice, Honduras y parte de El Salvador. Destaca ahí desde luego la
cultura maya-quiché.
b) Zona oaxaqueña. Corresponde al estado de Oaxaca y parte de los
estados de Puebla, Guerrero, Chiapas y Veracruz, donde encontra
mos las culturas mixteca y zapoteca.
c) Zona costera del Golfo. Abarca desde el sur de Tamaulipas, Veracruz, gran
parte de Tabasco y algunas porciones de San Luis Potosí y de Hidalgo,
con tres culturas importantes: la huasteca, la totonaca y la olmeca.
d) Zona costera del Pacífico. Se extiende desde el sur de Sinaloa, Nayarit,
Jalisco, Colima, Michoacán y comprende partes de Guerrero y
Guanajuato. En ella destaca la cultura purépecha.
e) Meseta central. Con Morelos, Estado de México, Distrito Federal,
Tlaxcala, partes de Puebla e Hidalgo. Ahí se asentaron culturas como
la tolteca, teotihuacana, tlaxcalteca y, desde luego, la azteca.
f) Zona chichimeca o bárbara. Es muy amplia y comprende Querétaro,
San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Aguascalientes y partes de los
estados de México, Hidalgo, Jalisco, Guanajuato, Nuevo León,
Coahuila y Chihuahua. Ahí los grupos culturales son diversos, pero
con pequeños índices de desarrollo cultural. Tal es el caso de huahu-
chichiles, coahuilas, etc., todos ellos agrupados con el nombre gené
rico de chichimecas o bárbaros.

Importancia de la agricultura en el desarrollo


de los pueblos prehispánicos

Aproximadamente en el año 5 000 a.C. la vida del hombre sufrió una


gran transformación al pasar de la etapa de cazador a la de agricultor, lo
que sucedió al extinguirse la fauna del pleistoceno a consecuencia de los
radicales cambios climatológicos. De esta suerte, las comunidades se vie-
ron en la necesidad de alimentarse con frutos, raíces y semillas de su en-
torno, y esto condujo necesariamente al cultivo de la tierra. Como sabe-
mos, la agricultura constituye una nueva manera de vida, es decir, es
auténticamente una nueva cultura.
40 Historia del Derecho mexicano

En nuestro territorio detectamos los sitios donde se obtuvieron las


primeras cosechas, por ejemplo, en las cuevas de Ocampo y La Perra en
Tamaulipas; en el Valle de Tehuacán, en el Ajuereado, el Riego y Valsequillo,
Puebla; Chantuto, Chiapas; Peralta, Sonora; Abasólo, Nuevo León; en el
Valle de México en Chalco y Chicoloapan, y en Yahutitlán, Oaxaca. En
esos lugares se han encontrado restos fósiles de mazorcas junto con im-
plementos rústicos de labranza.
Paralelamente se conocen otros puntos arqueológicos del hombre
agricultor en territorios muy distantes como Huasca Prieta, Perú; Bat Cav,
Nuevo México, y Lagoa Santa, Brasil, por lo que al parecer el cultivo del
maíz fue conocido prácticamente en forma simultánea en todo el conti-
nente.
Además del maíz, tempranamente se conoció el cultivo de frijol, cala-
baza, chile, algodón, zapote blanco y negro, haba, camote, jitomate, etc.
Para sembrar los indígenas se sirvieron en Mesoamérica, hasta la llegada
de los conquistadores, de un bastón plantador llamado coa, con la ayuda de
tres individuos: uno que perforaba el terreno, otro que arrojaba las semi-
llas y el último que cubría la horadación, ya que en esta parte del continente
se carecía de animales de tiro.
La agricultura en América, igual que en su momento en el Viejo
Mundo, trajo las consecuencias siguientes:

1. Se arraigó aún más la sedentarización, porque el trabajo de la tierra


implica la permanencia en un lugar determinado, principalmente en
la cercanía de ríos y lagos, propicios para la agricultura y la sobre
vivencia humana. A su vez, la sedentarización es causa de tres fenó
menos sociales que repercuten considerablemente en los ámbitos ju
rídico, económico y político:
a) La aparición de la propiedad privada.
b) La estratificación social.
c) La identificación del grupo con arraigo en una aldea y, conse
cuentemente, el rechazo al forastero.
2. El desarrollo en gran escala de la cerámica y de las artes conectadas
con ella.
3. Las manifestaciones, cada vez más destacadas, de los ritos de fertili
dad y, por lo mismo, el predominio del grupo sacerdotal, que esta
bleció una fuerte teocracia de enorme trascendencia para los pue
blos prehispánicos.
4. El desarrollo del comercio para intercambiar los excedentes de las
cosechas obtenidas.
2. El Derecho prehispánico 41

5. Una mayor división del trabajo, que si bien ya se había dado desde la
época del hombre cazador, con la agricultura se hizo rutinaria e in-
dispensable.

Margadant apunta que si el maíz agota el suelo más rápidamente que


otros cultivos, "la deficiente técnica agrícola, haciendo disminuir las cose-
chas después de pocos años, puede haber sido el factor responsable de
los incesantes movimientos migratorios de los antiguos indios y de la re-
pentina decadencia de varias ciudades precortesianas". 5

Derecho olmeca

La cultura olmeca se considera la civilización inicial en nuestro territorio,


paralela a los pueblos que se establecieron en la época preclásica en el Valle
de México, es decir, las culturas de Copilco, Cuicuilco, Zacatenco, etc. Por
eso a la cultura olmeca se le denomina madre o reina, de ahí que resulte
interesante estudiarla desde el punto de vista de la historia del Derecho.
Los olmecas se ubicaron en el sureste de nuestro país, en la llamada
Mesopotamia mexicana, entre los ríos Grijalva y Papaloapan, y abarcaron
de esta manera el sur de Veracruz y casi todo el estado de Tabasco. Sus
principales centros arqueológicos son La Venta en Tabasco, y Tres Zapotes,
San Lorenzo y el Cerro de las Mesas, en Veracruz. La influencia de esta
cultura se encuentra en regiones como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, sur
de Puebla, Morelos y en el Valle de México. Esto se debe, entre otras cosas,
a que en el horizonte cultural en que se desarrolló el ciclo histórico olmeca,
el preclásico, se dieron las bases culturales básicas de casi todos los pue-
blos prehispánicos asentados en nuestro actual territorio.
Alfredo Chavero en 1884 destacó la importancia de las peculiares es-
culturas encontradas en la costa del Golfo de México, algunas de ellas, como
las cabezas de niño o de bebé, de proporciones poco comunes, fueron más
tarde relacionadas con la cultura olmeca por el estadounidense Saville. Por
ese tiempo poco se conocía respecto a este pueblo y sólo se tenía alguna
noticia por las tradiciones y relatos de los aztecas y mayas. Hoy sabemos que
los olmecas se desarrollaron entre los siglos x y xi a.C, aproximadamente.
Algunos investigadores opinan que esta cultura se originó en la mis-
ma región costera del Golfo, ya que en ella se encuentran sus sitios ar-
queológicos principales; otros, en cambio, suponen que nació en Oaxaca,

5 Guillermo Floris Margadant, op. cit., pág. 10.


42 Historia del Derecho mexicano

Guerrero y Puebla, lugares donde aparecen sus formas primitivas de ma-


nifestación.
Se desconoce el nombre que se dieron a sí mismos, pues muchos
siglos después de florecida esta cultura los invasores aztecas los llamaron
olmecas o habitantes de la región del hule.
La desintegración de la cultura olmeca se inició al comenzar la era
cristiana y precisamente en la región de La Venta en Tabasco, la que hasta
entonces había sido su capital cultural. Esto se debió a la fuerte presión
que ejercieron los mayas procedentes de Guatemala y Chiapas, quienes
terminaron por someter y dispersar a los olmecas. Sin embargo, algunos
emigrantes pudieron establecerse en la zona de Veracruz, para luego su-
cumbir ante las invasiones teotihuacanas y totonacas, pero todavía mani-
festaron un renacimiento hacia el año 800 d.C. en la zona de Cholula, en
cuyo caso se habla de los neoolmecas.

Importancia del arte olmeca

En todos los pueblos, antiguos o modernos, las manifestaciones artísticas


reflejan en gran medida sus particulares formas de vida, sus valores, idea-
les y luchas cotidianas, por lo cual para la arqueología es de gran impor-
tancia estudiar minuciosamente toda expresión artística de una cultura.
Los olmecas presentan piezas arqueológicas que no tienen precedente
en ningún otro estilo de arte mesoamericano; se trata preferentemente de
esculturas de tipo humano con personajes a la vez negroides y mongo-
loides: son sujetos obesos, con cabezas en forma de pera, nuca abultada,
ojos oblicuos, comisuras hundidas, barbilla saliente, labio superior levan-
tado, nariz achatada y perforada con el propósito de usar nariguera, y
boca semejante a la de un felino, lo que refleja un culto especial por el
jaguar, tal vez antecedente de Chac, Cocijo, Tajín y Tláloc en otras cultu-
ras. También son frecuentes las representaciones de enanos, jorobados e
individuos con deformaciones patentes, a veces esculpidos con gran refi-
namiento en piedra simple o en jade.
Margadant afirma:
algunos especialistas creen encontrar en la cultura olmeca dos clases de origen étnico
distinto, conquistadores y conquistados. La barba postiza de los sacerdotes en algu-
nos bajorrelieves sugiere el recuerdo de una clase invasora dominante, de larga barba,
clase que luego se debilitó, de modo que la nueva élite dominante, ahora con la escasa
barba del indio, tuvo que procurarse barbas postizas para actos ceremoniales. 6

' Guillermo Floris Margadant, op. cit., pág. 13.


2. El Derecho prehispánico 43

Entre los olmecas, los sacerdotes formaban la clase social dirigente,


que imponía su voluntad sobre campesinos y artesanos, quienes movidos
por esta teocracia desarrollaron la labor técnica de transportar y labrar
enormes bloques de piedra, auxiliados por los rústicos elementos con que
contaban, como troncos, punzones de piedra y lianas. Es de observarse
que las enormes piedras encontradas en La Venta, por ejemplo, implican
su acarreo desde regiones remotas y con las grandes dificultades que la
época y las circunstancias imponían, por lo cual es evidente que la férrea
teocracia establecida en la región logró imponer su dominio aun en zonas
muy distantes. Por eso tratadistas como Alfonso Caso y el propio Marga-
dant suponen la existencia de una capital olmeca, algo no muy aclarado,
pero que de haber existido debió de encontrarse en La Venta, en la sabana
tabasqueña.

Economía

Los olmecas se dedicaron a la agricultura, la caza, la pesca y la recolec-


ción, y con sus productos excedentes realizaron un comercio intensivo
con otros pueblos vecinos y aun distantes como los asentados en el Valle
de México, todo ello a través del trueque. Sus habitaciones, incluso las de
la clase dominante, estaban hechas de barro y varas. Además, elaboraron
vestidos, canoas, esteras, máscaras, cuerdas, pelotas y protecciones de hule
para el juego, armas de piedra y vasijas de barro.
Román Pina Chan afirma que podemos hablar en este pueblo de una
economía tributaria aldeana con producción artesanal semiurbana con-
centrada en el centro ceremonial principal, y una población campesina
periférica.7 Ello implica la existencia de una sociedad compleja compuesta
por diversos grupos de poder, cuyos elementos se advierten en las re-
presentaciones escultóricas encontradas hasta la fecha y en las cuales ob-
servamos el mayor o menor atuendo según la jerarquía que ostenten, a
pesar de que en esta cultura el ropaje era mínimo y sencillo.

Otros aspectos de la cultura olmeca

En materia religiosa, las múltiples representaciones del jaguar en el arte


olmeca demuestran que este animal ocupaba un lugar determinante en la
mitología. También rendían culto a la lluvia y al fuego, representado por

7
Marco Antonio Pérez De los Reyes, op. cit., pág. 65.
44 Historia del Derecho mexicano

un anciano con un brasero en la cabeza, llamado Huehuetéotl entre los


pueblos del centro de México. Igualmente veneraban a sus muertos, a
quienes dedicaban ricas tumbas y ofrendas.
Gracias a las estelas, monumentos en forma de lápida o pedestal, se
ha comprobado que los olmecas ya contaban con escritura jeroglífica y
un sistema calendárico y numérico a base de puntos y rayas, parecido al
de la cultura maya.
También se deduce el estatus inferior de la mujer olmeca por la esca-
sa representación femenina en su arte, a diferencia de las culturas del Valle
de México contemporáneas del horizonte preclásico, donde hay una abun-
dante cantidad de esculturas de mujer incluso embarazadas, porque están
relacionadas con el culto a la fertilidad de la tierra. Entre los olmecas se
llegó al extremo de negarle a la mujer su calidad de madre, puesto que en
los mitos se ponía de relieve el hecho de que el varón se internaba en las
entrañas de la Tierra, simbolizada por las fauces del jaguar, y daba la vida
al niño al nacer.
En el ámbito histórico-jurídico, la cultura olmeca contó con una so-
ciedad compleja y organizada, sometida al predominio de una élite sacer-
dotal. En consecuencia, integraba un sistema teocrático basado en una
economía con una doble función: la de autoconsumo y la de un incipiente
comercio por medio del trueque, que abarcó a pueblos vecinos y aun a los
más distantes ubicados en el Valle de México, que luego desaparecieron
sepultados por la lava de las erupciones del Xitle.

Derecho teotihuacano

La fusión de los antiguos grupos de agricultores y artesanos del Valle de


México que sobrevivieron a la erupción del Xitle, con los grupos emi-
grantes de olmecas del Golfo de México que fueron expulsados de su
región por las invasiones mayas, hizo posible la aparición de la cultura
clásica de Teotihuacan, la ciudad de los dioses. Este centro ceremonial de
primordial importancia en Mesoamérica empezó a poblarse hacia el año
500 a.C., y alcanzó tal grado de desarrollo que su influencia cultural se
extendió en todas las direcciones posibles, al punto que se encuentran
elementos suyos aun en Centroamérica.
Se trata de un pueblo principalmente agricultor, que realizaba sus
faenas con el sistema de roza o desmonte y construía terrazas de cultivo
en las laderas de los cerros, así como canales de riego y chinampas o
cultivos flotantes en las orillas de los lagos. La alimentación se comple-
2. El Derecho prehispánico 45

mentaba con productos de la caza y la pesca, así como con la recolección


de nopales y tunas.
La falta de ciertos productos y materias primas se cubría por medio
del comercio local y foráneo. Al respecto, Walter Krickeberg señala:
La antigua suposición de que un extendido comercio debía ir acompañado de una
política de expansión, no se ve confirmada en el caso de los teotihuacanos. Una política
de esta especie sólo es posible cuando se trata de un pueblo belicoso y versado en el
arte militar, pero los fundadores de la antigua ciudad sagrada no tenían el menor
interés en someter pueblos extraños. De aquí que durante las excavaciones de
Teotihuacan aparecieron las armas en número muy reducido. 8

Así, se considera que las puntas de flecha de obsidiana que se han


encontrado sirvieron sobre todo para la caza, al igual que las esferitas de
barro disparadas con cerbatana.
La actividad militar fue entre los teotihuacanos muy pobre; incluso
se ha dicho que la suya era una ciudad abierta, si bien algunos arqueólogos
hacen ver que debe tomarse en cuenta que poseía una serie de defensas
naturales, insignificantes para un ejército moderno, pero que en aquel
tiempo podían obstaculizar un ataque. Sin embargo, algunos expertos
como Ignacio Bernal no están convencidos del pacifismo teotihuacano.
En Teotihuacan hubo un gobierno teocrático. La clase sacerdotal
controlaba todos los aspectos de la vida humana: prácticas religiosas y
ceremoniales, funciones políticas y administrativas, actividades comercia-
les y manufactureras. Todo lo regulaban y todo lo ordenaban los sacerdo-
tes porque representaban a los dioses, y esta representación les aseguraba
la fuerza política de que disponían ampliamente como reyes-sacerdotes.
Debieron de haber ejercido una considerable autoridad sobre sus gober-
nados, pues en caso contrario no podría explicarse la construcción de sus
templos y pirámides impresionantes que requerían un verdadero ejército
de obreros que trabajaran muchos años. Sin embargo, por sus principios
religiosos es casi seguro que el pueblo no consideraba tiránica esta impo-
sición, ya que los edificios se destinaban al culto de los dioses, lo que en
última instancia redundaba en beneficio de sus actividades cotidianas.
Es muy poco lo que conocemos acerca de las actividades normales
de un sacerdote en ese tiempo y se debe principalmente a las representa-
ciones pictóricas en murales y vasijas. Por ello sabemos que solían usar
disfraces de animales, con frecuencia jaguares, y se adornaban con gran-
des tocados de pluma, además de que llevaban pequeños utensilios para

Marco Antonio Pérez De los Reyes, op, cit., pág. 86.


46 Historia del Derecho mexicano

el copal, el tabaco y diversas semillas aromáticas que vertían en el suelo


mientras entonaban himnos ceremoniales.
Por tanto, en Teotihuacan se formaron dos clases sociales: la de los
sacerdotes gobernantes y la del pueblo productor de todas las riquezas de
que podían disponer los primeros.
La ciudad de Teotihuacan resulta impresionante por su extensión
y calidad: en su mejor época alcanzó la extensión de unos 20 kilóme-
tros cuadrados, con cerca de 200 000 habitantes. Nosotros, ahora acostum-
brados a ciudades de millones de habitantes, tal vez veamos con desdén
esta cifra, pero si recordamos que hacia el año 1 000 d.C. Roma apenas
alcanzaba los 10 000 habitantes y en toda Europa ninguna ciudad pasaba
de 20 000 almas, y que tan sólo es posible que Constantinopla rebasara un
tanto esa cifra, podemos afirmar que en su tiempo Teotihuacan fue una
de las ciudades más pobladas del mundo. Ignacio Bernal manifiesta que
la cultura teotihuacana no sólo se limitó al área de la ciudad propiamente
dicha, sino que sus habitantes salieron de ella y se impusieron cultural-
mente a otros pueblos. Esta transculturación explica la presencia de va-
rios elementos sociológicos, económicos y jurídicos que, creados por los
teotihuacanos, se repitieron en varias civilizaciones posteriores, como es
el caso del calpulli, como veremos al estudiar el Derecho azteca.9
Hacia el año 850 d.C. se inició la decadencia de Teotihuacan, que al
fin pereció víctima de conflictos internos entre dos grupos políticos que
se disputaban el poder, los militares y los sacerdotes, y también por las
invasiones bárbaras o chichimecas, entre las que destacaron las de los
otomíes, quienes terminaron estableciéndose en la región y se mezclaron
con la población campesina original. Las clases dirigentes emigraron ha-
cia el Oriente, el Occidente y el sur llevando consigo los principios cultu-
rales de su pueblo, que fueron luego adoptados por otras culturas tan
distantes geográficamente como las centroamericanas.

Derecho maya-quiche

El complejo cultural maya representa uno de los logros más elevados de


las civilizaciones prehispánicas en Mesoamérica. Se trata de un pueblo
distribuido en una amplia zona geográfica cuyos conocimientos en casi
todos los órdenes del saber fueron muy completos. El estudio de los ma-
yas ha despertado el interés de un gran número de expertos, con los cua-

' Marco Antonio Pérez De los Reyes, op. cit., pág. 91.
2. El Derecho prehispánico 47
i j|,t

les ha surgido una especialidad, la mayología, cuyos trabajos son cada vez
más profundos. Por eso el historiador del Derecho cuenta ahí con abun-
dante material para documentar su análisis y fundamentar sus hipótesis.
La cultura maya se ubica en Centroamérica, fundamentalmente en
Guatemala, Belice, parte de El Salvador y Honduras. En esta área desta-
can, entre muchos, los sitios arqueológicos de Tikal, Copan y Quiriguá.
En territorio mexicano los tenemos en Chiapas, parte de Tabasco,
Campeche, Yucatán y Quintana Roo, en centros arqueológicos como Itzapa,
Palenque, Bonampak, Chichén Itzá, Mayapán, Uxmal y Tulum. Toda el
área está cubierta de ruinas arqueológicas, muchas de las cuales todavía
esperan mayor investigación y divulgación.

Cronología

Los arqueólogos ubican el origen de la cultura maya en la zona de Peten,


en Guatemala, limítrofe con el territorio mexicano, y por sus característi-
cas culturales mencionan dos imperios que, debe aclararse, no se refieren
a organización política alguna, sino a un concepto cultural. Estos dos
complejos o "imperios mayas" son los siguientes:

a) El Viejo Imperio maya, que se estableció en Centroamérica y Chiapas


y que tuvo su mayor desarrollo entre los años 600 a 900 d.C, es una
cultura original sin influencia determinante de ninguna otra.
b) El Nuevo Imperio maya, que se desarrolló en Tabasco, Campeche,
Yucatán, Quintana Roo y Belice, después de un periodo de abando
no de las ciudades del Viejo Imperio, muy discutido en cuanto a sus
motivos, y que se manifestó desde el año 1 000, aproximadamente,
hasta la llegada de los conquistadores, en donde ya encontramos una
marcada influencia tolteca y teotihuacana.

Ellos se daban a sí mismos el nombre de quichés y tenían una lengua


vulgar y otra culta que llamaban zuyúa, que sólo dominaban las clases en el
poder.
Su numeración era vigesimal; los números se representaban por me-
dio de puntos, rayas y un signo en forma de caracol que correspondía al
cero. En cuanto a su calendario, tenían uno de 365 días o del año solar
que llamaban haab, y el del año ritual de 260 días denominado tzolkin. Al
día lo llamaban kin, al mes de 20 días uinal, al año de 360 kines le decían
tun; el periodo de 20 años o tunes lo indicaban como katún y el ciclo de 20
katunes, es decir, 400 años, era considerado un baktún.
48 Historia del Derecho mexicano

Fuentes

Entre las fuentes clásicas para el estudio del Derecho maya podemos citar
las siguientes:

1. Los códices. Son los documentos característicos de la escritura prehis-


pánica. Se trata por lo general de extensas franjas hechas con diversos
materiales como fibras de henequén, algodón, piel, etc., ilustradas
con pinturas hechas con tintes vegetales y resinas que han demostra
do gran durabilidad y fijación. Los colores que se utilizaban eran
simbólicos; por ejemplo, el rojo representaba la muerte. Igualmente,
los dibujos tenían gran significación: tal es el caso de las huellas de pie
que representan camino o dirección, el glifo o la voluta que sale de la
boca de los personajes significa que hablan, etc. Las tiras se doblaban
a manera de cuadernillo y en sus páginas, así formadas, se desarrolla
toda una historia.
La profesión de escribano, de gran relevancia en todas las civili-
zaciones antiguas, en el caso de aztecas y mayas era estudiada por los
nobles. Entre los aztecas al pintor de códices le llamaban llacuilo y
entre los mayas, dzib.
Para el estudio en códices de algunos aspectos de la cultura
maya tenemos tres muy famosos:

a) El Códice de Dresde, encontrado en la biblioteca de esa ciudad ale


mana, que se sabe que perteneció desde el siglo xvm al rey Augus
to II de Sajonia y que posteriormente logró ser rescatado entre
las ruinas producidas por bombardeos e inundaciones sufridos
en la Segunda Guerra Mundial.
b) El Códice Matritense o de Madrid, que no debe ser confundido con
otro de nombre similar, propio de la cultura azteca. Este códice
maya también se llama Tro-Cortesiano porque en el siglo xix su pro
pietario, donjuán Tro y Ortelano, quien se decía descendiente de
Hernán Cortés, lo donó al Museo de América en Madrid.
c) El Códice Parisinus o de París, localizado desde el siglo pasado en
la Biblioteca Nacional de esa ciudad.

2. Los libros originales de la literatura maya antigua. En este caso tenemos:

a) El Libro de los Libros de Chilam Balam, del que hay varias versiones,
la más difundida de las cuales es la de Chumayel. Chilam es el
nombre que se daba al sacerdote supremo como una derivación
2. El Derecho prehispánico 49

de chiman o chemán, nombre que todavía reciben en la zona maya los


curanderos y brujos; en tanto que Balam, que significa "jaguar", era
nombre común entre los antiguos mayas. La obra contiene una
miscelánea de temas culturales diversos que reflejan mucho de la
vida y las costumbres de los mayas. b) El Popol Vuh, que trata
diversos aspectos mitológicos, entre los que destacan la creación
del mundo y del hombre. La versión más divulgada de esta obra se
debe al dominico fray Francisco Ximénez, quien la tradujo al
castellano en Santo Tomás Chichicas-tenango, Guatemala.

3. La Crónica de Calkini, de la que según Margadant solamente hay dis


ponible una edición hecha en Baltimore en 1935.
4. Relación de las cosas de Yucatán, escrita en 1566 por el franciscano fray
Diego de Landa, quien llegó a ser el segundo obispo de Yucatán y al
que se le atribuye haberse excedido en su celo apostólico destruyen
do muchos documentos y objetos de la cultura maya, pero cuya obra
se considera básica para el conocimiento de este pueblo.
5. Las Geográficas Relaciones de Motul, Mérida, Chochóla y otras zonas
mayas. En este caso se trata de contestaciones a un cuestionario que
Felipe II envió a las Indias a fines del siglo xvi y que en su mayoría
se encuentran en Sevilla, por lo que para cada cultura prehispánica se
pueden citar, cambiando únicamente la referencia geográfica.
6. Son también importantes las obras de antiguos cronistas e historia
dores como fray Francisco Ximénez, Bernardo de Lizana, Antonio
de Herrera, Diego López de Cogolludo, Gonzalo Fernández de
Oviedo y Valdés, y Gaspar Antonio Chi.
7. La Apologética Historia de las Indias, de fray Bartolomé de las Casas,
quien fue obispo de Chiapas y célebre defensor de los indígenas, que
escribió esta obra precisamente para destacar que los aborígenes vi
vían en un estado de gran civilización, con gobierno y leyes cultas,
aun antes de la conquista española.
8. Las obras de historiadores de los siglos xix y xx, como Eric Thompson,
Manuel de Rivas y Cosgaya, Silvanus Morley y Alberto Ruz Lhuillier,
descubridor este último de la tumba de Pakal en el Templo de las Ins
cripciones de Palenque, gran impulsor de los estudios sobre esta cultura y
creador del centro de estudios mayas del que fue su primer director.
También cabe destacar la invaluable aportación del maestro Pina Chan,
de la maestra Mercedes Gayoso, de Floris Margadant y muchos otros
investigadores nacionales y extranjeros de indiscutible valía.
50 Historia del Derecho mexicano

9. La obra titulada Derecho y organización social de los mayas, de Juan de


Dios Pérez Galaz, que se publicó en Mérida en 1942 y que ha sido
reeditada en México recientemente. Como su nombre lo indica, tiene
un enfoque muy directo de los temas que nos ocupan.
10. El estudio de las zonas arqueológicas mayas en general, como los
murales de Bonampak, que constituyen una verdadera lección de la
estratificación social de este pueblo, que podemos apreciar por la in
dumentaria y posición que ocupan sus personajes en una pirámide
pictórica que se ha hecho particularmente famosa.
11. Los datos proporcionados por el estudio del Derecho primitivo com
parado, en el que encontramos algunas costumbres y usos comunes
entre los pueblos prehispánicos.
12. La observación de comunidades indígenas actuales en el lugar, que
todavía conservan muchas costumbres antiguas, aún visibles a pesar
de la transculturación cristiana y moderna. Este es el caso de haab-cab,
costumbre por la cual el novio paga el "precio de la novia" trabajan
do durante un tiempo para su futuro suegro. Igualmente, el hecho
de que la mujer viuda o divorciada puede contraer nuevas nupcias
simplemente si invita a un hombre no casado a comer a su domicilio; si
él acepta, ya puede quedarse a vivir con ella en calidad de nuevo
marido.
13. El análisis de ciertas palabras mayas, como es el caso del Halach-Uinic o
"verdadero hombre", quien era el jefe supremo en las ciudades mayas.
Lo anterior es así porque al conocer el origen de un vocablo se conoce
igualmente mucho de la manera de pensar de un pueblo. Es lo que
ocurre cuando se analiza, por ejemplo, una palabra derivada del grie
go o del latín; en el caso de nuestro ejemplo, entendemos que el man
dato o la autoridad es un atributo masculino; en la mentalidad
prehispánica se consideraba que el hombre está hecho para ordenar y
la mujer, para obedecer. Sin embargo, un hombre es pequeño si tiene a
su vez otro que le ordene, por eso el jefe supremo, quien ya no es
jerárquicamente inferior a nadie, es el "verdadero hombre".

Organización política

Del llamado Viejo Imperio se conoce tan poco en lo que hace a su organi-
zación política que difícilmente se puede, con suficientes bases, tratar de
reconstruirlo. En cambio, del Nuevo Imperio se tiene mayor noticia.
Entre los mayas privó la organización de ciudad-Estado, de suerte
que cada ciudad era autónoma y predominaba sobre un grupo de aldeas
2. El Derecho prehispánico 51

vecinas. No obstante, entre esas ciudades había un lenguaje común, el


quiche, una religión compartida y algunas costumbres semejantes, igual
que conocimientos similares.
En la península de Yucatán florecieron tres ciudades importantes,
cada una con su propia familia gobernante:

Chichén-Itzá Itzaes
Uxmal Xiu
Mayapán Cocom

Las tres ciudades se confederaron para efectos militares y así se for-


mó la llamada Liga de Mayapán, que funcionó más o menos adecuada-
mente, imponiendo su poder sobre otras ciudades y aldeas, hasta que por
rencillas entre estas familias se debilitó la liga, precisamente en vísperas de
la llegada de los conquistadores, lo que les facilitó la penetración militar.
En cada ciudad gobernaba un Halach-Uinic (verdadero hombre), tam-
bién llamado Ahau, cargo que recibía el hijo mayor por herencia del pa-
dre, con posibilidad de una regencia por parte de un pariente paterno si el
heredero aún no tenía, por su edad, la capacidad de gobernar.
El Halach-Uinic era auxiliado en sus funciones por un consejo de
ancianos, el Ah-Cuch-Cab, o cargadores del pueblo, así llamado porque,
con su sabiduría, este consejo sostenía moralmente al pueblo.
A su vez, contaba el Ahau con la ayuda de tupiles, o policías verdugos,
como los llama Margadant,10 porque a ellos competía cuidar el orden pú-
blico, realizar las aprehensiones que se requirieran y, en su caso, ejecutar a
los condenados a la pena capital. También se les llamaba tupile-boobs.
Otro personaje cercano al Ahau era el Nacom o jefe militar supremo,
a quien no se debe confundir con otro personaje del mismo nombre que
era sacerdote. El Nacom militar era designado entre los guerreros más
valientes y osados, se le nombraba por tres años y durante este lapso era
obedecido en forma absoluta, a la vez que se le rodeaba de grandes home-
najes, sólo superados por el propio Halach-Uinic. Si en combate caía heri-
do, muerto o prisionero, se daban inmediatamente por derrotados todos
los guerreros y huían del campo de batalla, aun cuando tuvieran muchas
posibilidades de triunfar. Esto, sumado a que el Nacom era el más adorna-
do en su vestimenta y plumaje, de suerte que era fácil reconocerlo, fue
sumamente provechoso para los conquistadores españoles, en cuanto su-
pieron de esa costumbre. A cambio de tantos homenajes, el Nacom debía,

1 Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 14.


52 Historia del Derecho mexicano

durante todo su periodo de mando, abstenerse de realizar actividades sexua-


les, bajo pena de ser destituido y condenado a muerte. La causa de esta
prohibición no es aclarada por las fuentes, pero tal vez obedezca a la nece-
sidad de conservarse puro y, por lo mismo, propicio a los dioses, así como
a evitar el desgaste de sus energías, que debían estar siempre al servicio del
ejército. Recuérdese que el Ahau no iba a la guerra para no arriesgarlo.
En las aldeas periféricas, finalmente satélites de la gran ciudad, go-
bernaban unos caciques impuestos por el Ahau, denominados batab o
bataboobs, si bien es cierto que en algunas fuentes estos nombres se le dan
igualmente al Halach-Uinic.u
A su vez, cada aldea contaba con un consejo de ancianos en pequeño
llamado Ah-Cuch-Caboobs, y con mensajeros ejecutores, especie de tupiles,
denominados Ah-Kule-Boobs, quienes también se encargaban de llevar y
traer mensajes entre las aldeas y la ciudad hegemónica.
Mención aparte merece, tanto en las aldeas como en las ciudades, la
popolna o casa del pueblo, adonde la gente podía acudir, como en una
verdadera casa de la cultura moderna, para aprender a danzar, pintar, can-
tar y tocar algún instrumento musical, sin que en ello hubiera limitaciones
por rangos sociales. El director de esta popolna era el Ha-Hol-Popob (a la
cabeza de la estera o petate en donde acostumbraban sentarse, un poco a
la manera de los antiguos orientales), con sus directores para cada activi-
dad, hoy decimos área: los Ah-Holops.
Todo el gobierno maya era aristocrático porque los diferentes cargos
eran ocupados por personas de la nobleza, a los que se les enseñaba en
forma exclusiva la lengua zuyua, y en ella les hablaba el Senado a los aspi-
rantes a cada rango para verificar que la conocían. El Derecho maya fue
siempre consuetudinario. La organización política de los antiguos mayas
se presenta en la figura 2.1.

Organización social

La estructura tribal de la antigua sociedad maya presentaba los grupos


sociales siguientes:

1. El Halach-Uinic y su familia, quienes estaban por sobre todos los de-


más habitantes; generalmente se les atribuía un origen divino o
semidivino. En algunos casos se presentó en forma excepcional la
presencia de mujeres en el poder, un rasgo de matriarcado, que cons-
1 Tal es el caso del tratadista Juan de Dios Pérez Galaz, citado en la parte de fuentes para el Derecho maya.
2. El Derecho prehispánico 53

En la ciudad

Halach-Uinic
(Verdadero hombre)

Tupiles o Ah-Cuch-Cab Nacom


tupile-boobs (Senado- (jefe
(policías cargadores militar
verdugos) del pueblo) supremo)
I
En las aldeas
I
Batab o
bataboob
(cacique)

Ah-Kule- Ah-Cuch-
Boobs Caboob
(mensajeros- (Senado
ejecutores) local)

Ah-Hol-Popob
director, a
la cabeza
de la estera

Ah-Holops
(jefes de
actividades)

Figura 2.1. Organización política de los mayas.

tituye la excepción a lo dicho respecto al mando como atributo mas-


culino. Por eso los cronistas hablan de caciques o cacicas, refiriéndose
a estas mujeres, muchas veces tan belicosas como los varones, verda-
deras "amazonas" que también se enfrentaron a los conquistadores.
Los nobles. Los almenchoob (los que tienen padre y madre), generalmente
destinados a ser guerreros o sacerdotes. Los sacerdotes a su vez
podían ser: Chilam (sumo sacerdote), Nacom (sacerdote sacrificador,
porque a él correspondía extraer corazones o arrojar a las doncellas a
los cenotes o pozos), Atanzahobs (quienes servían de intermediarios
54 Historia del Derecho mexicano

entre las familias para efectos de consolidar el matrimonio de sus


hijos), etc. Casi siempre los cargos sacerdotales eran hereditarios y
en ocasiones el Chilam también gobernaba, en una verdadera teocra-
cia, sobre todo en el Viejo Imperio: recuérdese en Palenque, Chiapas,
el caso de Pakal, a quien se le construyó una famosa tumba-templo.
Las mujeres podrían ser sacerdotisas, en cuyo caso, igual que los
sacerdotes, debían guardar castidad, bajo pena de muerte en caso de
no respetar esta limitación. En varias ciudades arqueológicas se en-
cuentran "palacios de las monjas", así llamadas por su similitud con la
vida de las religiosas cristianas. Un caso típico fue el de las sacerdotisas
de Ixchel (diosa de la luna), quienes sacrificaban en su honor a valien-
tes guerreros flechándolos en el corazón y en los genitales. Muchos
ídolos de esta deidad se encontraron en la isla que Hernán Cortés de-
nominó De las mujeres, en lo que ahora es el estado de Quintana Roo.
A los nobles y sus descendientes, ya en la época de la domina-
ción española, se acostumbraba llamarlos caciques o señores naturales.
El ejército raso lo formaban los holcanes, seleccionados entre el
pueblo, a quienes se reclutaba sólo cuando se necesitaban. Si un holcan
no iba a la guerra, debía sostener con su trabajo al ejército y perdía
su derecho al botín obtenido del enemigo. Al traidor se le sanciona-
ba con pena de muerte.
Cuando iban a la batalla lo hacían en silencio para sorprender al
enemigo, pero al atacar levantaban gran gritería para asustar a los
contrarios. También establecían centros de flecheros, como verdade-
ras guarniciones.12
3. Los agricultores y artesanos. Destinados a sostener al Ahau y a la noble
za; vivían en casas sencillas hechas de varas y paja, por lo que ya poco
queda de los objetos de su vida cotidiana. Se llamaban Ah-Chembal,
Uini-Coob u "hombrecitos".
4. Los esclavos o pencatoobs. Había varias causas de esclavitud, como:
a) Cautividad en guerra, si no eran destinados al sacrificio.
b) Hijos de esclavos.
c) Algunos delitos como el robo y el homicidio.
d) Niños abandonados, si bien era causa de pena de muerte hacer
pasar a un niño por abandonado para venderlo como esclavo. 13

12
Juan de Dios Pérez Galaz, Derecho y organización social de los mayas, Diana, México, 1983, págs. 63 y 64.
13
Alberto Ruz Lhuillier, Los antiguos mayas, Fondo de Cultura Económica, México, 1999, pág. 130 y
siguientes.
2. El Derecho prehispánico 55

Estructura económica

El territorio maya es una región fértil, rica en productos vegetales y ani-


males; así, hay una gran cantidad de frutos: aguacate, pitaya, yuca, etc., y
animales como venados, armadillos, conejos (que en algunos lugares abun-
daban, por lo que se dio nombre a la región de lugar de conejos, como en el
caso de Tuxtla, hoy Tuxtla Gutiérrez), itzcuintli (especie de pequeños pe-
rros que también servían como alimento), etc. Igualmente había aves de
plumas preciosas como el quetzal, muy apreciado para elaborar penachos,
escudos y estandartes, y que también se usaban como moneda.
Se producía cacao y con él chocolate, elaborado con agua, que se bebía
caliente o frío y que ha sido la gran aportación de Chiapas, especialmente del
Soconusco ("lugar de tunas"), la costa chiapaneca, al mundo. De la misma
manera, se contaba con pescado y productos del mar, conchas, corales, etc., y
con algunas piedras preciosas como turquesas, ópalos y esmeraldas, entre otras.
El arte maya fue muy desarrollado. Como muestra pueden citarse
los casos notables de la Cabeza de Palenque, los murales de Bonampak y
otros más.
Los mayas utilizaron sus grandes ríos como vías de transporte y for-
maron un floreciente mercado intercambiando productos con los pue-
blos de tierra adentro, incluso con los del Valle de México. Se sabe que
algunas de sus pequeñas embarcaciones ya eran conocidas por los euro-
peos antes del descubrimiento de México en 1517.
Celebraban contratos tanto civiles como mercantiles, con testigos con
los que bebían públicamente para efectuar la operación. 14

Derecho penal

El Derecho penal maya era muy severo. El procedimiento penal era uniinstancial,
ya fuera ante el Batab o ante el Ahau, según que el delito se hubiera cometi-
do en la aldea o en la ciudad; no cabía pues la apelación. En una sola au-
diencia se efectuaba todo el proceso y se llegaba a la sentencia, absolutoria o
condenatoria, expresada de viva voz. Se desarrollaba el proceso en la plaza
pública popilná. Desgraciadamente, las partes podían dar presentes al juez.
Había responsabilidad colectiva de toda la familia en caso de daño en
propiedad ajena. Sin embargo, se distinguía entre delito doloso (general-
mente castigado con pena de muerte) y delito culposo (con reparación
del daño o indemnización).

14
Juan de Dios Pérez Galaz, op. cit., pág. 95.
56 Historia del Derecho mexicano

En caso de adulterio cometido por la mujer, el marido podía optar


entre la muerte de ella y de su cómplice; entonces se les ataba a un poste y
se les dejaba caer una roca para aplastarlos, o bien se les otorgaba el per-
dón, pero con repudio de la mujer y disolución del matrimonio.
Por violación y estupro la pena era de muerte por lapidación, en
tanto que para homicidio era la muerte, en igual forma que se había infe-
rido a la víctima; pero si el homicida era un menor se le aplicaba la esclavi-
tud a favor de la familia del victimado. También merecía pena de muerte
el incendiario o el que se dedicaba al lenocinio.
En cuanto al robo, la primera vez por lo común el ladrón era perdonado,
pero en caso de reincidencia caía en esclavitud a favor del sujeto pasivo del
delito. Si el robo lo cometía un sujeto de la nobleza, además se le labraba de
por vida la cara con una navaja de obsidiana, desde la frente hasta el mentón.
No existía la prisión como pena y sólo se retenía al posible delincuen-
te atándole las manos y colocándole un aro en el cuello.
Curiosamente tenían una diosa llamada Ix-tab, deidad de los ahorcados,
que también protegía a los suicidas y los llevaba a un mundo de deleites.

Derecho familiar
El matrimonio (kaminicté) era monogámico, pero los nobles por lo gene-
ral tenían varias esposas, si bien sólo una de ellas, no necesariamente la
primera, disfrutaba de mayores derechos. Hoy en día en algunas comuni-
dades de origen maya es frecuente la poligamia.
El primer matrimonio era concertado por los padres de los contra-
yentes por medio del sacerdote llamado atanzahoob, quien en nombre del
padre del pretendiente llevaba regalos a los padres de la novia; estos rega-
los variaban en calidad según la condición social de los implicados. Gene-
ralmente se tenía que solicitar hasta dos o tres veces el permiso de los
consuegros, en cada ocasión llevando obsequios, si bien es cierto que por
lo regular se terminaba aceptando. Esta costumbre aún se observa en al-
gunas zonas indígenas del sureste de México.
Al solicitar a los padres a su hija para contraer matrimonio, el
atanzahoob o "pedidor" decía: "He venido a hacerles una petición, he veni-
do a tocar a su puerta por su regalo, por su esfuerzo. He venido a traerles
un dolor de cabeza, he venido a traerles un dolor de corazón. He venido
de rodillas, he venido bajando la cabeza, con este hijo, con este flojo, con
este haragán (el regalo es la novia, el flojo es el pretendiente)." 15
' Federico Navarrete Linares, La vida cotidiana en tiempos de los mayas, Ediciones Temas de hoy,
Colección Historia de México, México, 1996, pág. 66.
2. El Derecho prehispánico 57

La pareja era considerada como un solo rostro, el que con sus dos
lados y ambos ojos semeja al hombre y a la mujer, y así decían: "Señor
nuestro. Santo Padre, haz que entre en su cabeza, haz que entre en su
corazón, haz que decida en su cabeza, haz que decida en su corazón. Que
una persona no puede vivir sola, ni puede estar sola con un solo lado de
su rostro, un solo ojo. Porque fuiste tú quien lo hizo así, fuiste tú quien
decidió que deben haber dos ojos, dos lados de un rostro."'"
Al fijarse la fecha de la boda, el padre del futuro marido pagaba a su
consuegro el precio de la novia o haab-cab y en ocasiones se daba el com-
promiso de que, una vez casado, el yerno trabajara por un tiempo gratui-
tamente las tierras de su suegro.
A veces los contrayentes apenas se conocían, pero eso no importa-
ba si eran obedientes a los deseos de sus respectivos padres; recuérdese
que los "matrimonios por amor" son prácticamente realidades de nues-
tro tiempo.
La sociedad maya era masculinizada y la mujer no gozaba de un buen
estatus. De niña debía apegarse a su hogar y de adulta, al de su marido. Se
prohibía a las niñas jugar con niños y a las jóvenes hablar o siquiera ver a
los varones. Si en el camino se encontraban un hombre y una mujer, ésta
debía bajar la mirada y cederle el paso a él. Si la sorprendían hablando con
un hombre la reprimían severamente y, en caso de insistir en su conducta
"deshonesta", le aplicaban polvo de chile en los ojos y en los genitales.
Al irse a la siembra el marido, la esposa había de proporcionarle el
pozol, hecho con maíz y cacao. A su regreso debía tenerle preparada la
comida. Todos los varones comían primero, mientras las mujeres, en si-
lencio y con la vista baja, se preocupaban de servirles los platillos, y cuan-
do ellos habían concluido y se retiraban, ellas podían comer lo que sobra-
ra. Se daba lo mejor de la comida al padre y al abuelo; los niños y las
mujeres comían lo que sobrara. Todas estas costumbres, muy del gusto de
los pueblos prehispánicos, aún se observan en muchos lugares del país,
incluso en clases medias urbanas.
Las mujeres, sin embargo, eran muy trabajadoras, responsables y lim-
pias; todo el día traían cargando a sus pequeños hijos apoyados en las
caderas, mientras que, según Landa, los hombres eran apáticos y dados a
la murmuración y el ocio. A cambio de esto realizaban ritos de iniciación
y penitencias muy crueles, como el hecho de atravesar sus miembros viri-
les con espinas y pasar así hebras de henequén para quedar "ensartados" y
su sangre ofrecerla untada a sus ídolos.

"' Ibidem, pág. 72.


58 Historia del Derecho mexicano

El nombre lo daban a sus hijos generalmente tomándolo de un ani-


mal o tótem; luego se añadían el nombre de la familia de la mujer y final-
mente el de la familia del padre. No podían casarse quienes llevaran el
mismo "apellido", aunque entre ellos no hubiera realmente parentesco; a
cambio de ello, quienes se "apellidaban" igual debían prestarse entre sí
asistencia en caso de viaje de una ciudad a otra.
El repudio de él hacia ella era frecuente, por lo que había la facilidad
de matrimonios subsecuentes. Existió la exogamia para evitar la posibili-
dad del incesto, el que por cierto, de darse se castigaba con la muerte. Al
jefe de familia o patriarca lo llamaban Yum.
La sucesión se daba por la vía masculina. Se sabe que cada familia
recibía una pequeña propiedad para ser trabajada colectivamente por sus
miembros y era heredada por el hijo mayor, sin que sepamos qué se hacía
en caso de no haberlo.
A la llegada de los conquistadores los mayas presentaban, en algunos
casos, signos de decadencia. Muchos de sus descendientes se agrupan
ahora en etnias con mayor o menor grado de civilización. Se conservan
sus rasgos, su lenguaje y los topónimos, a veces ni siquiera castellanizados.
Todavía comen y beben lo suyo y las prácticas religiosas y rituales, mezcla-
das con elementos cristianos, sobreviven. Aún subsisten los testimonios
formidables de sus construcciones y de su arte, y queda para todos el
orgullo de que los consideren "los griegos de América"; pero también
tenemos el insoslayable compromiso de respetar su cultura y lograr que
alcancen, porque lo merecen, respeto y bienestar, como herederos legíti-
mos de una de las más notables civilizaciones de nuestro continente.

Derecho mexica, azteca o tenochca

La cultura más destacada del México prehispánico es la mexica, también


llamada azteca o tenochca. Tal vez eso se deba a que a la llegada de los
conquistadores era el pueblo que tenía la hegemonía y, por lo mismo, fue
el más conocido y estudiado por los cronistas europeos. De ahí que en
muchas ocasiones cuando se estudia el Derecho prehispánico sólo se hace
referencia al caso de los aztecas, sin tomar en cuenta a otros pueblos no
menos ricos en aspectos jurídicos.

Origen y peregrinación

Mucho se ha dicho, con base en los mismos textos de ellos, que su origen
se remonta a un lugar lejano ubicado en el norte del país y al que denomi-
2. El Derecho prehispánico 59

naban Aztlán o Chicomostoc ("lugar de garzas, de la blancura o de los la-


gos"), de ahí el nombre de aztecas. De ese lugar peregrinaron durante
muchos años hasta establecerse en el Valle de México y fundar su ciudad,
Tenochtitlan.
La ubicación de Aztlán ha inquietado a muchos estudiosos y se han
ido generando estas versiones:

1. No existió tal lugar; es mítico o simbólico.


2. Se encontraba en Texas o en Colorado, o en algún otro lugar d e
Estados Unidos de América.
3. Se ubicó en la isla de Mexcaltitán, al norte del actual estado de Nayarit.
Por ello ese lugar se considera como la "cuna de la mexicanidad" y en
tiempos recientes se estableció allí un museo para divulgar este ori
gen. El lugar, fundamentalmente lacustre, conserva en sus trazos geo
gráficos y urbanos muchos de los aspectos que se atribuyen a la ciu
dad de Tenochtitlan, según la vieron los testigos europeos en el siglo
xvi. Esta isla pertenece actualmente al municipio de Santiago Ixcuintla,
Nayarit.
4. Se refiere a las ruinas de La Quemada, cerca de la ciudad de Zacatecas.

Los aztecas eran de origen chichimeca, es decir, bárbaros del norte;


en su peregrinación hacia el sur se integraron en un total de siete tribus, a
las que se les ha denominado nahuatlacas, por su lengua común, el náhuatl
(cuadro 2.1).

Cuadro 2.1. Tribus aztecas.


Tribu Lugares que fundaron

Tecpanecas Azcapotzalco

Xochimilcas Xochimilco y Mixquic

Chalcas Chalco y Amecameca

Tlaxcaltecas Tlaxcala

Acolhuas Texcoco y Culhuacán

Tlahuicas Tláhuac y Cuauhnáhuac (Cuernavaca)

Mexicas México-Tenochtitlan
60 Historia del Derecho mexicano

Al parecer, hacia el año 1111 o 1160 d.C. los aztecas emprendieron su


peregrinación hacia el sur. La ruta que siguieron no ha sido precisada por
los historiadores. Los aztecas decían que venían dirigidos por sus sacerdo-
tes, los que a su vez seguían las indicaciones de su deidad principal
Huitzilopochtli ("colibrí zurdo"), personaje entre real y legendario, tal vez
un destacado guerrero, quien los guiaba por medio de unos pájaros que
trinaban con un tigui, que significaba para ellos "¡seguid!" o "¡adelante!"
Es casi seguro que pasaron por Chápala en Xalisco (hoy Jalisco), late-
ralmente por Michoacán, después por Tollan o Tula, Zumpango, Xaltocan,
Ecatepec, Atizapán, Tulpetlac, Cuauhtitlán, Ixtacalco y Chapultepec. Todo
esto se narra con cierto detalle en el códice conocido como la Tira de la
Peregrinación o Códice Boturini, hecho en tiras de papel amate.
Finalmente, en 1325 pudieron establecerse, con la autorización de los
tecpanecas de Azcapotzalco, en un islote al sur-poniente del lago de Texcoco,
en donde encontraron una señal, para ellos de alta significación, según lo
narra Fernando Alvarado Tezozómoc en su Crónica Mexicayotl: "Llegaron
entonces allá donde se yergue el nopal. Cerca de las praderas vieron con
alegría cómo se erguía un águila sobre aquel nopal. Allí estaba comiendo
algo, lo desgarraba al comer. Cuando el águila vio a los aztecas inclinó su
cabeza. De lejos estuvieron mirando el águila..."17
Alfonso Caso sitúa el lugar de ese hallazgo en la actual Plaza de San
Pablo, al sureste del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Con ello llegaba a su fin la gran caminata o peregrinación, desde
Aztlán hasta Tenochtitlan (lugar de tenochcas o sacerdotes), que duró en-
tre 165 y 214 años, según la fecha que se acepte para su inicio. Es claro que
a lo largo de ella fueron dejando asentamientos y rastros de su cultura.

Etapas históricas

La breve historia de los aztecas puede resumirse en las etapas que se mues-
tran en el cuadro 2.2.
Si tomamos en cuenta el tiempo trascurrido entre 1325 (fundación
de Tenochtitlan) y 1521 (caída de la ciudad en manos de Cortés), estamos
hablando de sólo 196 años, a lo largo de los cuales lograron los aztecas
realizar todo su ciclo histórico (origen, esplendor y decadencia). Este ci-
clo suelen tenerlo las civilizaciones al cabo de muchos siglos, como es el
caso de los egipcios, los griegos y los romanos, pero recorrerlo en tan sólo

' Carlos Martínez Marín, "Peregrinación de los Mexicas", en Historia de México, Salvat, México, 1978,
tomo 4, pág. 776.
2. El Derecho prehispánico 61

Cuadro 2.2. Etapas en la historia azteca.


Etapa histórica Cronología Características
1. La peregrinación 1111 o 1160 Originalmente habitantes de Aztlán
d.C. a 1325 o Chicomostoc, abandonan la
región y realizan su peregrinaje
hacia el Valle de México

2. La tributación 1325 a 1427 Se inicia con la fundación de


México-Tenochtitlan, pero
sometidos a tributación por
Azcapotzalco, hasta que su
cuarto tlatoani, Izcóatl, formó la
Triple Alianza y derrotó a sus
dominadores tecpanecas
3. La expansión 1427 a 1519 Mediante la Triple Alianza los
aztecas logran conquistar un
enorme territorio que abarcaba
desde el sur de Sinaloa y
Tamaulipas, hasta incluso Costa
Rica, en Centroamérica, a
excepción de Michoacán, reino
que se mantuvo independiente a
pesar de los esfuerzos de los
aztecas por dominarlo

4. La extinción 1519 a 1521 Se desarrolla la conquista de


México por Hernán Cortés, que
concluye con la toma de
Tenochtitlan el 13 de agosto de
1521

dos siglos, con un promedio de ocho generaciones (una por cada 25 años,
lo cual es razonable), es decir, de un tatarabuelo a un bisnieto, es algo insó-
lito en la historia universal, lo que hace que el pueblo mexica se convierta
en una cultura particularmente atractiva para los expertos en la materia.

Fuentes

En el caso de los aztecas, sus fuentes de información son muy ricas y variadas:

1. Códices. La palabra códice empezó a usarse desde fines del siglo xix
para designar a los manuscritos elaborados dentro de la tradición
62 Historia del Derecho mexicano

indígena, si bien códice es un manuscrito cosido en un lado, lo que


no coincide en el formato o presentación de las pinturas indígenas,
plasmadas en diversos materiales y que les servían a manera de es-
critos.
Los hay anteriores o posteriores a la conquista española, he-
chos de piel curtida, amate o de lienzo o tela. El amate se hacía con
corteza de árbol recubierta con cal alisada o pulida. Los pinceles que
se usaban eran de pelo de conejo con diferentes grosores.
Los pintores de códices o tlacuilos estudiaban en el Calmécac,
colegio de nobles. De estos "códices" hablan en algunos momentos,
entre otros, Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo, fray Diego de
Landa, fray Francisco de Burgoa (cronista de Oaxaca) y fray
Bernardino de Sahagún.
Incluso se ha dicho que existían grandes depósitos de estos do-
cumentos, a manera de bibliotecas, llamadas amozcalli, o "casa de li-
bros". Al llegar la conquista se destruyeron muchas de estas "barbari-
dades", como las llama injustamente el padre Burgoa. Fray Juan de
Zumárraga, primer obispo de México, y fray Diego de Landa, segun-
do obispo de Yucatán, se caracterizaron por la enorme destrucción y
quema de códices que ordenaron debido a su celo religioso desmedi-
do. Hoy apenas se conocen unos 15 o 18 códices auténticamente
prehispánicos, que según su presentación y tamaño pueden ser lla-
mados códice, tira, rollo, lienzo y anales o crónicas.
Por su temática pueden ser míticos y religiosos, históricos, genea-
lógicos, cartográficos, económicos y etnográficos. Los dos últimos
son los más importantes para el estudio del Derecho azteca porque
describen los sistemas de producción, comercialización, costumbres
y sistema sociojurídico de este pueblo.
Los principales códices para el estudio de los aztecas fueron:

a) El Códice Mendocino, mandado elaborar en tiempos del primer


virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza. Consta de tres
partes. En la primera se relata la historia de los reyes de México-
Tenochtitlan y las dos partes restantes contienen amplia informa-
ción respecto a la vida de los indígenas en la primera mitad del
siglo xvi.
Se tenía la intención de obsequiarlo al emperador Carlos V,
pero cuando era trasladado a España el barco respectivo fue cap-
turado por piratas franceses y el códice llegó, por el mercado
negro, al famoso y controvertido viajero André Theruet, quien
2. El Derecho prehispánico 63

hacia 1590 lo vendió al capellán inglés Richard Hakluyt. Actual-


mente se encuentra en la Biblioteca de Oxford.18
Es importante destacar que el códice contiene una biografía
muy detallada del emperador Moctezuma Xocoyotzin y algunos
datos sobre el Derecho procesal y penal de los aztecas.
Forma hoy parte de este documento una copia de la Matrícu-
la de Tributos, en la segunda parte del Códice Mendocino. Esta ma-
trícula la realizó algún tlacuilo, quizá por órdenes de Hernán Cor-
tés, para conservar información precisa respecto a la economía y
tributación prehispánicas.
La Matrícula de Tributos, conjuntamente con el códice
prehispánico Azoyu II constituyen los documentos básicos para
el conocimiento del Derecho fiscal azteca.
En 1770 el arzobispo Francisco Antonio de Lorenzana la pu-
blicó con el nombre de Fragmento de un mapa de tributos, o cordille-
ra de los pueblos, que los pagaban, en qué género, en qué cantidad, y en
qué tiempo, a el emperador Moctezuma en su gentilidad. El original lo
recogió Lorenzo Boturini y Benaducci para una de las secretarías
del virreinato en 1740.
Más tarde, en 1890, se hizo otra edición dirigida por el histo-
riador Antonio Peñafiel.
La matrícula primero quedó registrada en la Secretaría General
del Virreinato, luego pasó a la Biblioteca de la Real y Pontificia Univer-
sidad de México y finalmente al Museo Nacional. En tiempos del em-
perador Iturbide, el embajador estadounidense Joel Poinsett le quitó
dos hojas al original y las llevó a Filadelfia, de donde fueron devueltas
al gobierno mexicano en 1942. Actualmente, ya completa, se halla en
el Departamento de Códices y Pictografías de la Biblioteca del Mu-
seo Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México.
El documento que nos ocupa está pintado en papel de amate
(árbol de la familia de las higueras), parte está elaborado con fi-
bras de maguey y con palma de iczotl o izote y hasta con capullos
de orugas. Consta de 16 hojas de 42 por 29 centímetros. La pri-
mera hoja está prácticamente borrada, pero las restantes se con-
servan muy bien. Se puede clasificar como un códice económico-
estadístico porque trata de los tributos que pagaban los pueblos
vencidos a los aztecas, pero también puede ser considerado como

1 María Sten, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos, 3a. ed., Joaquín Mortiz/Contrapun-
tos, México, 1975, págs. 94 y 95.
64 Historia del Derecho mexicano

geográfico-toponímico, ya que contiene en cada caso el jeroglífi-


co representativo de los diversos pueblos tributarios.
En 1968, a propósito de los XIX Juegos Olímpicos celebra-
dos en México, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a
cargo de Antonio Ortiz Mena, hizo una hermosa publicación en
la que se reproduce la Matrícula de Tributos, con sus explicacio-
nes respectivas, encuadernada con tapas de madera.
b) El Códice Caspianus, que perteneció al marqués de Cospio en Ita
lia y que ahora se halla en la Universidad de Bolonia.
c) Los Códices Borgia. Se trata de un grupo de códices entre los que se
encuentran los códices Vaticano A y B, el Códice Borgia, que perte
neció a esta familia, el Códice Fejervary Mayer (que se halla en
Liverpool), el Códice Laúd (que obra en Oxford), y algunos aña
den el Códice Caspianus.
d) El Códice Ramírez, que perteneció al historiador mexicano José
Fernando Ramírez, quien lo encontró al llevar a cabo algunos
trabajos de reparación del convento de San Francisco, en la ac
tual avenida Madero de la Ciudad de México. Hoy se conserva en
el Museo Nacional de Antropología e Historia.
e) Los códices Tlotzin y Quinantzin, que se encuentran en París.
f) El Lienzo de Tlaxcala, que se refiere a diversos episodios de la
conquista de México por los españoles.
g) El Códice del Museo de América. Éste se ubica en Madrid y contiene
importantes testimonios respecto a la conquista en el Nuevo Con
tinente.
h) El Códice Telleriano, que perteneció al abad parisino Maurice de
Tellier.
i) El Códice Misantla, que se conserva en México.
j) El Códice Florentino, hoy en Florencia, Italia.
k) El Códice Matritense. Se encuentra en Madrid y no debe confun-
dirse con otro de nombre similar que se refiere a los mayas y que
ya fue mencionado en la parte respectiva.
1) El Códice Duran, que debe su nombre a fray Diego Duran, ilustre
cronista español.
m) La Tira de la Peregrinación o Códice Boturini. Es una tira larga y
estrecha (mide 549 por 19 centímetros), que se dobla como biom-
bo, formando unas 22 hojas. Se dibujó de un solo lado, con pin-
turas en negro y rojo. Se creyó que era prehispánico, pero ahora
se sabe que se elaboró en la época colonial. Se conserva en el
Museo Nacional de Antropología e Historia.
2. El Derecho prehispánico 65

n) El Códice Magliabecchiano. El original, que está en Florencia y se


elaboró después de la conquista, es de carácter religioso.
o) El Códice tonalámatl de Aubín. Su nombre se debe a un historiador
de este apellido, quien lo conservó y donó a la Biblioteca Nacio-
nal de París. Es de tipo religioso e histórico, procede probable-
mente de Tlaxcala y a la fecha se discute si se realizó antes o des-
pués de la conquista.
p) Los anales o crónicas. Son subgéneros de los códices, generalmente
con explicaciones manuscritas en castellano. Entre ellos destacan
los de Puebla, Tlaxcala, Azcapotzalco, Tlatelolco, Popotla,
Tecamachalco y Cuauhtitlán. A excepción del de Puebla, los de-
más se encuentran en México.
Para un conocimiento más cabal de los códices y anales es
interesante el estudio de Gonzalo Vilchis Prieto, Los códices
prehispánicos como fuente histórica del Derecho mexicano.

2. Las obras de los historiadores indígenas, quienes fueron cristianiza-


dos y educados por los misioneros españoles, de manera que en sus
obras ya hay influencia europea muy marcada, pero que relataron
con bastante fidelidad la vida y las costumbres del mundo pre -
hispánico. Algunos vivieron en su infancia esa época anterior a la
conquista, o bien estuvieron próximos a parientes que habían sido
testigos y actores de ese tiempo. Entre los historiadores de origen
indígena cabe mencionar a los siguientes:

a) Fernando de Alva Ixtlilxochitl (1578 o 1580-1648). Nació en


Texcoco y estaba emparentado con la nobleza de ese lugar y la de
Tenochtitlan. Se decía descendiente del mismo Nezahualcóyotl.
Estudió con los franciscanos en el Colegio de Santa Cruz de
Tlatelolco. Fue nombrado gobernador indígena de Texcoco y
Tlalmanalco y sirvió como traductor en el juzgado de Indios de
la Ciudad de México. Logró adquirir una amplia cultura. Entre
sus obras destacan Historia chichimeca y Relaciones históricas de la
nación tolteca. La Universidad Nacional Autónoma de México las
ha editado como Obras históricas y gracias a este autor conoce
mos unas 20 de las 80 u 83 leyes que se atribuyen a Nezahualcóyotl.
b) Juan Bautista Pomar (1520-1610). Nacido un año antes de la con
quista de México, también era originario de Texcoco e igual que
Alba Ixtlilxochitl, noble. Escribió Relación de las antigüedades políticas
y religiosas de las Indias, también conocida como Relaciones de Texcoco.
66 Historia del Derecho mexicano

c) Fernando (o Hernando) Alvarado Tezozómoc (1535-1590). Em


parentado con la nobleza azteca, escribió Crónica Mexicayotl y fue
traductor en la Real Audiencia de la Ciudad de México.
d) Domingo de San Antón Muñoz Chimalpaín (1579-1660), nacido
en Amecameca, escribió Memorial de Culhuacán y Relaciones de
Choleo y Amecameca.
e) Cristóbal del Castillo (1526-1606), nacido en San Juan
Teotihuacan, escribió Historia de los mexicanos, obra que fue res
catada del olvido en el siglo XIX por el insigne historiador Fran
cisco del Paso y Troncóse
f) Diego Muñoz Camargo (se desconoce su fecha de nacimiento,
pero murió ya muy anciano en 1684), originario de Tlaxcala, es
cribió Historia de Tlaxcala, que fue publicada en partes en un
periódico, en el siglo XIX, por Alfredo Chavero. Muñoz Camargo
realizó un viaje a España para solicitar permiso al rey Felipe II
para fundar pueblos en la zona de Querétaro; fue varias veces
gobernador indígena de Tlaxcala y en ese cargo falleció. Era con
siderado un hombre talentoso e influyente.
g) Mariano Fernández de Echeverría y Veytia (1718-1770), nacido en
Puebla, historiador indígena tardío, escribió Historia de Puebla de
los Ángeles (en dos tomos) y Baluartes de México.

3. Los cronistas europeos. Ya hemos señalado la importancia del género


de la crónica en el estudio de las costumbres prehispánicas. Para el
caso de los aztecas destacan los cronistas siguientes:

a) Hernán Cortés (1485-1547), nacido en Medellín, en la actual pro-


vincia de Badajoz. Murió en Castilleja de la Cuesta, cerca de Sevi-
lla, cuando se dirigía hacia México, la tierra por él conquistada.
Durante dos años estudió leyes en Salamanca, pero abandonó
la carrera y participó con Diego Velázquez en la conquista de Cuba.
Después fue notario en Trinidad y alcalde en Santiago en ese mismo
país. Se casó con Catalina Xuárez (sic) y emprendió la tercera expedi-
ción española a tierras mexicanas para realizar la conquista de los
aztecas. Más tarde fue nombrado marqués del Valle de Oaxaca.
Con el propósito de informar a la Corona respecto de sus
hazañas en estas tierras, escribió cinco cartas, que han sido llama-
das de Relación, cuyos originales, en manuscrito, se encuentran
en la Biblioteca Imperial de Viena y tienen un total de 325 hojas,
de las que quedaron 15 sin escribir.
2. El Derecho prehispánico 67

La primera se redactó en 1519 en plena campaña de con -


quista para la reina regente Juana la Loca; está firmada en la Villa
Rica de la Vera Cruz. Las cuatro restantes fueron para Carlos V; la
segunda en Segura de la Frontera, la tercera en Coyoacán, la cuarta
y la quinta en México-Tenochtitlan. Todas ellas se escribieron en-
tre 1520 y 1526. Además, se conocen otras cinco o seis que ya no
forman parte de ese grupo de Cartas de relación y que incluso
algunos consideran de dudosa autenticidad.
b) Andrés de Tapia (1485, muerto aproximadamente a mediados
del siglo xvi). Fue soldado de Cortés y al parecer tomó parte en
las luchas más relevantes de la conquista. Más tarde fue Justicia
Mayor (juez) en la Ciudad de México. Escribió Relación sobre la
Conquista de México y también fue contador en la Real Audiencia
de la Ciudad de México.
c) El conquistador anónimo, del que sólo se sabe, porque así titula
su escrito, que era un soldado de Cortés; la obra es Memorias de
un gentilhombre del glorioso capitán Fernando de Cortés. Fue men
cionado por algunos historiadores del siglo xix.
d) Bernal Díaz del Castillo (1492 o 1493-1588). Es el cronista por
antonomasia. Nació en Medina del Campo y murió en la Antigua
Guatemala, donde todavía se conserva la casona en la que vivió
sus últimos años y donde escribió su obra Historia verdadera de la
conquista de la Nueva España, tan bien redactada que a la fecha se
estudia entre las obras de la literatura española, aun cuando él no
fue un hombre ilustrado. Participó en las conquistas de Cuba y
México (en donde formó parte de las tres expediciones de con
quista, es decir, la de 1517, 1518 y la de 1519 a 1521), y también
acompañó a Cortés en sus expediciones por Baja California,
Tamaulipas y Las Hibueras, hoy Honduras (en esta última fue
ejecutado Cuauhtémoc). Más tarde acompañó a Pedro de
Alvarado a la conquista de Tehuantepec, Chiapas, Guatemala y
El Salvador.
A pesar de sus hazañas e incluso de haber sido herido de grave-
dad, no consiguió una recompensa digna de sus proezas. Por
eso viajó a España, pero no logró gran cosa, si bien le dieron una
encomienda y algún cargo inferior en Coatzacoalcos. Más tarde
solicitó la gubernatura del Soconusco, en la costa de Chiapas
(por cierto, Miguel de Cervantes Saavedra también pidió ese car-
go), pero ni Díaz del Castillo, ni el padre de la lengua española,
obtuvieron ese nombramiento. Para colmo, otros individuos sin
68 Historia del Derecho mexicano

más mérito que su parentesco con algunos conquistadores ya


fallecidos y de los que el vulgo hacía referencia de proezas, no
siempre reales, eran beneficiados con buenos empleos. Por eso,
decepcionado quiso escribir su obra donde, según dice, contará
la "verdadera historia" de la conquista de la Nueva España, a fin
de poner a cada quien en su sitio. Esta obra la dictó, ya casi ciego
y muy anciano, a uno de sus hijos.
Hoy su libro se considera una obra básica de la historiografía
mexicana e imprescindible en toda biblioteca.
e) Francisco López de Gomara (1511-1562). Fue catedrático de la
Universidad de Alcalá de Henares y también sacerdote y capellán
de la casa de Hernán Cortés, a quien siempre admiró, a pesar de
que personalmente apenas tuvo vinculación con el conquistador.
Su obra se titula Principios de la conquista de México.
f) Fray Francisco de Aguilar (1479-1571). Fue soldado de Cortés,
encomendero, hombre de negocios y, al final de su vida, religio
so. Su obra se titula Historia de la Nueva España.
g) Francisco Cervantes de Salazar (1513-1573). Intelectual que con
tribuyó a fundar la Real y Pontificia Universidad de México, de la
que fue rector. Felipe II lo nombró cronista de la Ciudad de Méxi
co. También fue miembro del Tribunal de la Santa Inquisición.
Escribió Crónica de la conquista de la Nueva España.
h) Pedro Martínez de Alguera (1437-1526). Nacido en Milán, fue
capellán de la reina Isabel la Católica; embajador de España; miem-
bro del Real Consejo de Indias y primer cronista e historiador de
las Indias, si bien nunca estuvo en ellas. Su obra se titula Décadas
del Nuevo Mundo, porque sus diferentes capítulos abarcan perio-
dos de 10 años.
i) Antonio de Solís Rivadeneyra (1612-1686). Este jesuíta desempeñó
varios cargos en la Corte española y fue nombrado cronista
general de las Indias. Su libro se titula Historia de la conquista de
México. Población y progresos de la América Septentrional conocida
por la Nueva España.
j) Antonio Herrera y Tordesillas (1549-1625). Fue nombrado por
Felipe III cronista general de las Indias. Su obra se titula Historia
general de los hechos de los castellanos en islas y tierra firme de la Mar
Océano.
k) Alonso de Zorita (1512-1585). Este abogado egresado de la Uni-
versidad de Salamanca ejerció su profesión en Granada hasta que
en 1547 lo nombraron oidor (magistrado) de la Real Audiencia
2. El Derecho prehispánico 69

de Santo Domingo. No se ha podido confirmar si obtuvo el gra-


do de doctor en Derecho, pero tenía fama de hombre sabio y
académico. Fue oidor también en Guatemala y más tarde en Méxi-
co. En esta ciudad el virrey Luis de Velasco I lo incorporó al
claustro de la Real y Pontificia Universidad de México, con el gra-
do de doctor en leyes. Más tarde se vio envuelto en muchas intri-
gas políticas y legales, por lo que se retiró a Granada, donde escri-
bió su libro y falleció.
Su obra se titula Breve y sumaria relación de los señores de la
Nueva España, si bien el verdadero título es mucho más largo. 1)
Fray Bernardino de Sahagún (1499 o 1500-1590). Ilustre franciscano,
escritor y gran investigador; para algunos es un precursor muy
precoz de la investigación sociológica en América cuando esta
ciencia aún no se fundaba por Augusto Comte en el siglo xix. Así,
se adelantó a su época haciendo indagaciones directas y
confrontadas. Su nombre original era Bernardino de Rivera, pero al
profesar adquirió el de Sahagún, porque provenía de una destacada
familia de ese lugar. Al parecer descendía de judíos conversos, una
hipótesis que no ha sido totalmente aceptada.
Estudió en Salamanca y se ordenó sacerdote en 1524. En
1529 pasó con otros 19 religiosos a la Nueva España; radicó un
tiempo en Tlalmanalco y luego en Tlatelolco. Igualmente estuvo
en Xochimilco y fue visitador de su orden religiosa en Michoacán.
Los indígenas le tenían especial gratitud y respeto por su pater-
nal desempeño en la evangelización y educación. García Icazbal-
ceta, historiador del siglo xix, dice de él: "era de tan bello sem-
blante que había de permanecer escondido de las miradas de las
curiosas mujeres de la Nueva España, joven y gentil, atraía con su
fisonomía varonilmente hermosa... era de ardiente caridad hacia
los indios; tenía un entusiasmo sin límites por las cosas de la anti-
güedad y era de curiosa e insaciable comezón de saberlo todo y
de explicarlo todo."19
Su obra monumental se titula Historia general de las cosas de la
Nueva España y abarca todos los aspectos de la vida social, jurídi-
ca, económica, familiar, política y religiosa del pueblo azteca. Tam-
bién se considera una obra básica para la historia de México.
Murió en el convento de San Francisco en la Ciudad de México.

19
Ángel María Garibay, proemio general a la Historia general de las cosas de la Nueva España, 5a. ed.,
Porrúa, México, 1982, pág. 13.
70 Historia del Derecho mexicano

m) Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés (1478-1552). Ocupó va-


rios cargos políticos y fue alcalde en Santo Domingo. Escribió
Historia general de las Indias.
n) Fray Diego Duran (1537-1588). Franciscano e incansable misione-
ro, desarrolló su labor en favor de los indios en Tlaxcala, Oaxaca,
Texcoco y México. Escribió Historia de las Indias de la Nueva Espa-
ña e islas de tierra firme. Conservó el códice que lleva su nombre.
Su libro resulta a veces ingenuo por asentar datos fantásticos que
eran simples consejas y mitos de los indígenas, sin ningún senti-
do de método ni de investigación.
o) Fray Juan de Torquemada (1580-1674). Este franciscano, que es-
cribió Monarquía indiana, tuvo fama de hombre caritativo y de
gran entrega hacia los indígenas.
p) Fray Toribio de Benavente, "Motolinía" (1482-1568). Franciscano
de vida ejemplar, escribió Historia de los indios de la Nueva Espa ña,
obra que contiene numerosos aspectos de las costumbres de los
indígenas.
q) Fray Jerónimo de Mendieta (1525-1604). Franciscano dedicado a
la evangelización, escribió Historia eclesiástica Indiana.
r) Fray Bartolomé de las Casas (1474-1566). Fraile dominico, primero
fue encomendero y luego se convirtió en gran defensor de los
indios. Junto con fray Antón de Montesinos se hizo célebre por
sus sermones en Santo Domingo defendiendo los derechos de
los indígenas; Héctor Fix-Zamudio los considera precursores de la
defensa de los derechos humanos. Más tarde, el padre Las Casas
fue nombrado obispo de Chiapas, con sede en Villa Real, luego
Ciudad Real y hoy San Cristóbal de las Casas, llamada así en su
honor.
En su afán de cuidar los intereses de los indígenas escribió,
entre otras obras, la Apologética historia de las Indias.
s) Joseph Acosta (1540-1600). Nacido en Medina del Campo, jesuíta
de gran cultura, ocupó varios cargos eclesiásticos y escribió
Historia natural y moral de las Indias. Fue rector en Lima y murió en
Salamanca, España.
t) Lorenzo Boturini Benaducci (1712-1755). Este incansable viajero
era italiano e hijo de nobles. Reunió muchas figuras y documen-
tos de las culturas prehispánicas, incluso el códice que lleva su
nombre, pero se le acusó de tráfico de antigüedades ante las auto-
ridades virreinales de la Nueva España y fue enviado a España.
En el trayecto su barco fue asaltado por piratas, pero finalmente
2. El Derecho prehispánico 71

logró ser liberado y quedar absuelto de ese delito; sin embargo, su


colección le fue decomisada. Por eso escribió más tarde su libro
titulado Historia general de la América Septentrional, u) Francisco
Javier Clavijero (1731-1787). Jesuíta veracruzano, fue desterrado
junto con todos los religiosos de la Compañía de Jesús y se radicó
en Italia, donde murió. Sus restos reposan en la Rotonda de los
Hombres Ilustres del Panteón Civil de Dolores, en la Ciudad de
México. Su libro, muy famoso por cierto, se titula Historia antigua de
México y de su conquista.
4. Historiadores del siglo xix.
Son los siguientes:
• Francisco del Paso y Troncóse Veracruzano, primero médico y
luego historiador, logró rescatar varias obras de antiguos cronis
tas y él mismo hizo importantes estudios sobre diversos aspectos
de las culturas prehispánicas. Murió trágicamente en París.
• Antonio Peñafiel.
• Antonio García Cubas.
• Joaquín García Icazbalceta.
• Alfredo Chavero, quien también fue gobernador del Distrito Fede
ral durante el porfirismo.
• Nicolás León.
• Genaro García.
• Miguel Orozco y Berra.
• Lázaro Pavía.
• Vicente Riva Palacio, quien coordinó la famosa obra México a tra
vés de los siglos.

De estos autores y de los que se enumerarán en seguida no se


detallan sus obras, salvo en casos particularmente destacados, por-
que suelen tener múltiples estudios publicados.
5. Historiadores contemporáneos.
Son los siguientes:
• Alfonso Caso. Destaca su obra El pueblo del Sol.
• Miguel León-Portilla. Ilustre maestro universitario cuyos trabajos
son de valor incalculable. A guisa de ejemplo pueden citarse Los
antiguos mexicanos, Filosofía náhuatl y Toltecayotl.
• Alfredo López Austin. Es también un destacado maestro universi
tario, autor de múltiples obras; por ejemplo, Cuerpo humano e ideo-
72 Historia del Derecho mexicano

logia. Las concepciones de los antiguos nahuas, en dos tomos, y La


Constitución Real de México-Tenochtitlan.
• J. Kohler. Profesor de la Universidad de Berlín, su obra titulada El
derecho de los aztecas fue publicada por primera vez en 1892 por la
revista Ciencia Jurídica Comparada, en Stuttgart, Alemania. Más tar
de se publicó en México por la Revista Notarial y por la Escuela
Libre de Derecho, traducida por Carlos Rovalo y Fernández. La
mentablemente ya no es posible encontrarla en edición comercial,
sino en bibliotecas públicas o privadas.
Es una magnífica obra sobre el tema, que se basa en el estudio
de las fuentes directas. Es muy completa y si bien en algunos casos
ya está superada, sigue siendo de consulta obligada, con la ventaja
de acudir a las fuentes para ampliar la información, a partir de las
citas respectivas. Su divulgación en castellano data de las primeras dé-
cadas del siglo xx, por lo que se le enumera en esta parte de las
fuentes, debido a la escasa información que se tiene sobre Kohler.
• Ángel María Garibay. Este sacerdote y destacado maestro universi
tario, estudioso apasionado de la lengua y la literatura náhuatl,
fomentó el estudio de este idioma en la Universidad, elaborando
para ello gramáticas y diccionarios y pugnando por fundar una
cátedra al respecto en la Facultad de Filosofía y Letras de la Univer
sidad Nacional Autónoma de México. A su esfuerzo extraordina
rio debemos Panorama literario de los pueblos nahuas, Visión de los
vencidos (donde se describe el punto de vista de los aztecas respec
to a la conquista; esta obra se realizó con el esfuerzo conjunto de
Miguel León-Portilla), etcétera.
• Edmundo O'Gorman. Destacado maestro universitario, es también
autor de múltiples estudios acerca de las diversas épocas históricas
de México.
• Carlos Alba H., quien realizó un estudio comparado entre el Dere
cho azteca y el del México actual.
• Francisco Larroyo, ilustre pedagogo que ha estudiado detallada
mente la historia de la educación entre los aztecas y en toda la
historia de México.
• Lucio Mendieta y Núñez, sociólogo y gran jurista, cuyas obras son
ampliamente conocidas en el ambiente universitario. El libro que
ahora cabe destacar es El Derecho precolonial.
• Manuel Moreno y Moreno.
• Raúl Carranca y Trujillo, con estudios sobre el Derecho penal de los
aztecas, como en su obra La organización social de los antiguos mexicanos.
2. El Derecho prehispánico 73

• Víctor M. Castillo Farreras, quien destaca con una importante obra:


Estructura económica de la sociedad mexica.
• Fernando Flores García, maestro emérito de la Facultad de Derecho
de la Universidad Nacional Autónoma de México, gran impulsor del
Derecho procesal, quien sobresale en este rubro con su estudio La
administración de justicia en los pueblos aborígenes de Anáhuac, publica
do en la Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional
Autónoma de México, de la que él fue director durante muchos años. 20
• Silvia Garza Terazona, con su obra La mujer mesoamericana.
• Romerovargas Yturbide, con su obra ya famosa Los gobiernos socia
listas de Anáhuac.
Otros autores contemporáneos que han escrito diversos ar-
tículos sobre el Derecho azteca son Toribio Esquivel Obregón,
Guillermo Floris Margadant, Sara Bialostosky, José Luis Soberanes
Fernández, Mercedes Gayoso, Marco Antonio Pérez De los Reyes y
Gonzalo Vilchis Prieto. Sin embargo, el campo de la bibliografía
sobre Derecho prehispánico es todavía reducido.

6. La arqueología. En todo momento, con sus sorprendentes estudios y


descubrimientos, va dando nuevas bases al conocimiento del México
prehispánico. Piénsese en los descubrimientos hechos en el Templo
Mayor y en el bosque de Chapultepec en fechas relativamente recientes.
7. El análisis comparativo de algunas comunidades de origen indígena
en el Valle de México, que aún conservan muchas de sus antiguas
costumbres prehispánicas.
8. El estudio comparado de pueblos prehispánicos, por la similitud de
instituciones y principios que compartían.
9. El estudio de la lengua náhuatl, que mucho ayuda a comprender más
cabalmente el origen y contenido de las instituciones prehispánicas.

Organización política

Mientras duró su peregrinación los aztecas se configuraron como un pue-


blo organizado en clanes (grupos de familias), los que a su vez integraban
una tribu, todas ellas formas elementales de organización sociopolítica.
En cuanto a su gobierno, estaban regidos por una teocracia apoyada en
un grupo militar.

' Este estudio se incluye en el núm. 57, tomo XV, enero-marzo de 1965, págs. 81 a 124 de esa
importante publicación.
74 Historia del Derecho mexicano

El lugar donde finalmente pudieron asentarse en el Valle de México


fue el islote en medio del lago de Texcoco, que denominaron México-
Tenochtitlan, si bien previamente habían pretendido establecerse en
Atizapán y en Chapultepec, lugares no muy apropiados para quedarse
por estar infestados de serpientes, el primero, y de langostas o chapulines,
el segundo. Pero el islote quedaba comprendido dentro del territorio
dominado por los tecpanecas de Azcapotzalco, que les impusieron fuer-
tes tributos. Esto se hizo más rígido para los aztecas cuando ascendió al
trono de Azcapotzalco el terrible rey Tezozómoc, de quien se dice que
gobernó 80 años, desde 1347, unos 20 años después de fundada
Tenochtitlan.
Durante el tiempo que transcurrió entre 1325 (fundación de la ciu-
dad) y 1376 (ascenso al trono de México del primer rey o tlatoani
Acamapichtli), Tenochtitlan fue gobernada por sacerdotes y caudillos.
Éstos fueron, entre otros, Ocelopan, Quiapan, Ahueyotl, Xomimitl,
Acacitli, Mentzineauh, Xocoyotl, Atototl, Xihupati y Tenochtli.
La ciudad primitiva se dividía en cuatro barrios o calpullis y se unía a
tierra firme por tres calzadas construidas artificialmente: al norte la de
Tepeyaca, que la vinculaba de paso con Tlatelolco; al poniente la de Tacuba
y al sur la de Tlalpan, que a una altura determinada se dividía hacia dos
rutas, Iztapalapa al oriente y Coyoacán al poniente.
Hacia 1376 lograron que Azcapotzalco les permitiera tener un rey o
cacique de origen militar; éste fue Acamapichtli, con lo que iniciaron su
etapa de caudillaje. Al rey lo denominaron tlatoani y con el tiempo, cuan-
do este funcionario ya era el poderoso señor de un enorme territorio, se
hizo llamar tlatoani huaytlatoani tecpalcantecutli ("el que habla").
Aún seguían siendo tributarios de Azcapotzalco y los primeros tres
reyes de México padecieron esa tiranía. Pero en 1427 murió el temido
Tezozómoc y fue sustituido por su hijo Tayatzín o Teayauhtzín, quien a su
vez murió asesinado por Maxtla, su hermano. Este fratricidio desencade-
nó la muerte del tercer tlatoani de México, Chimalpopoca (por condenar
la usurpación) y el ascenso al trono azteca de Izcóatl, quien aprovechó la
oportunidad para formar una Triple Alianza entre Tenochtitlan, Texcoco
y Tacuba, la que dio por resultado la caída de Azcapotzalco y la muerte de
Maxtla.
La Triple Alianza continuó en funciones y logró dominar territorios
muy alejados. En cada ciudad de la Alianza regía el tlatoani respectivo de
manera autónoma, si bien uniéndose en confederación para los casos
de declaración de guerra, el desarrollo de las campañas militares, la
tributación y los acuerdos de paz y alianza con otros pueblos.
2. El Derecho prehispánico 75

Gracias a ello lograron conquistar un territorio inmenso, como ya


dijimos, que comprendía desde el sur de Sinaloa y Tamaulipas hasta inclu-
so Costa Rica, con excepción de Michoacán, al que nunca lograron ven-
cer, si bien lo intentaron varias veces, y Tlaxcala, cuya posesión fue siem-
pre precaria por lo levantisca.
En suma, lo que los europeos llamaron Imperio azteca en realidad era
una confederación de tres tribus, cada una encabezada por su caudillo o
tlatoani, quien simbolizaba su poder con un carcaj de flechas y arco dora-
dos, y cuyo nombre significaba "el que habla bien". Por eso se colocaba un
glifo en la boca del personaje representado en los códices como tlatoani.
Cuando murió Izcóatl, creador de la Triple Alianza, se trató de elegir
al nuevo tlatoani de México y la pugna política se planteó entre dos sobri-
nos del rey fallecido: Moctezuma Ilhuicamina y Tlacaélel, ambos con me-
recimientos suficientes para aspirar al trono. La situación bien pudo con-
vertirse en un verdadero cisma, por lo que se acordó nombrar a Moctezuma
Ilhuicamina como tlatoani y crear una nueva investidura, un tanto paralela,
la del cihuacóatl, para Tlacaélel.
El cihuacóatl sería una especie de cogobernador, con varias funciones
específicas, como la de ser responsable de la tributación y del tesoro, auxi-
liado en esto por los calpixquis (recaudadores) y el tepalcancete o petlancete
(tesorero); igualmente precedía en ocasiones el Tribunal Supremo y orga-
nizaba y vigilaba a los tlatoques (magistrados) y a los tecuhtlis o teuctlis (jue-
ces menores). Asimismo, fungía como superior de los militares, es decir,
de los tlacatecutlis (señores de los hombres), que eran dos (uno de la orden de
los guerreros águila, y el otro de los guerreros jaguar o "tigres"); el
tlacochcálcatl (jefe de la casa de los dardos o del arsenal), así como los
telpochtlataques (comandantes de batallones de 400 hombres).
El cihuacóatl también tenía autoridad sobre los calpulleques o jefes de
barrio o calpullis. De la misma manera, vigilaba el desempeño de los pochtecas
o comerciantes, que a veces hacían la labor de auténticos embajadores.
Así, se advierte que el cihuacóatl era una especie de primer ministro y
que en la monarquía azteca podía aplicarse el principio europeo de que
"El rey reina pero no gobierna". El nombre de cihuacóatl significa "el de la
falda de serpientes", porque en su mentalidad religioso-política debían
quedar representados en el poder los dos géneros, esto es, el masculino
con el tlatoani y el femenino con el cihuacóatl.
El tlatoani por ello era la más alta autoridad. Su poder provenía direc-
tamente de Huitzilopochtli, el dios principal, con el que incluso estaba
emparentado, si bien era elegido por un cuerpo especial. Él era el respon-
sable del buen gobierno y de dictar la ley al pueblo.
76 Historia del Derecho mexicano

El tlatoani era el gobernador vitalicio y concentraba en sus manos


gran poder político, judicial, religioso y militar. Era el más alto funciona-
rio del llamado tlatocayotl (palabra equivalente a Estado).
El cihuacóatl Tlacaélel resultó ser un verdadero estadista; su capaci-
dad, audacia y responsabilidad contribuyeron a hacer de Tenochtitlan una
hermosa capital, en donde destacaba el cultivo de las artes y de la ciencia,
y con todo ello respaldó de manera significativa el gobierno de su herma-
no Moctezuma Ilhuicamina. De esta suerte en lo sucesivo, a la muerte del
cihuacóatl, el tlatoani en turno nombraba a su sustituto. De hecho, ya siem-
pre hubo un tlatoani (jefe de Estado) y un cihuacóatl (jefe de gobierno).
Con el tlatoani, en calidad de Senado o Consejo estaba el tlatocan,
integrado por los 20 calpulleques o jefes de barrio. De este consejo emergía
otro cuerpo colegiado supremo: el tlatocaltzin. Este último era un consejo
supremo permanente y sus miembros tenían carácter vitalicio. Se integra-
ba con el cihuacóatl, los tlacatecutlis (águila y jaguar) o el tlacochcálcatl (jefe
de arsenal) y el tenochca o sumo sacerdote. En total eran cinco individuos
los que aconsejaban al tlatoani en las grandes decisiones.
A la muerte del tlatoani, el cihuacóatl continuaba dirigiendo al gobier-
no y convocaba al tlatocaltzin para que junto con los tlatoanis sobrevivien-
tes de la Alianza (Tacuba y Texcoco), a manera de grandes electores deci-
dieran, entre los siete, la designación del nuevo tlatoani.
Con todo ello, la decisión de los dos tlatoanis aliados, el cihuacóatl,
los representantes del ejército y de los sacerdotes, el poder del tlatoani
quedaba bastante limitado. En los pueblos sometidos por los aztecas go-
bernaban los tlatoanis menores.
La organización política de los aztecas puede representarse en el es-
quema de la figura 2.2, en la inteligencia de que las fuentes son con-
troversiales y que varían un tanto de una a otra. Lo más variable es la
pronunciación y ortografía de los diferentes cargos.

Los tlatoanis

Como hemos señalado, fueron 11 los reyes o tlatoanis de Tenochtitlan,


agrupados en una monarquía mítica, viril y unidinástica. 21 Las circuns-
tancias específicas de cada uno de estos gobiernos se muestran en el cua-
dro 2.3.

21 Es mítica porque todos los tlatoanis se consideraban descendientes, en alguna medida, de


Huitzilopochtli, el dios de la guerra; viril porque únicamente podía ser tlatoani un varón, y unidinástica
ya que gobernó una sola familia.
2. El Derecho prehispánico 77

Tlatoani Huaytlatoani
Tecpalcantecutli (monarca,
jefe de Estado)

Tlatocaltzin Cihuacóatl (primer Tlatoanis menores


(Gran Comisión) ministro, jefe de (de los pueblos
gobierno) vencidos)

Cihuacóatl Tepalcancete Calpixquis


Tlacatecutlis o petlanc ete (recauda-
(águila y jaguar) (tesorero) dores)
Tenochca
Tlacochcálca ti
Tlatoanis de Calpulleques
Texcoco y de (jefes de barrio)
Tacuba

(sólo para 1 a Tlatoques


elección de ) (magistrados)
tlatoani de
Tenochtitlar
Tecuhtlis o

teuctlis
(jueces)

Pochtecas
(comerciantes
Tlatocan Consejo embajadores)
de los 20
calpulleques o
jefes de barrio Tlacatecutlis
(comandantes
águila y jaguar)

Tlacochcálcatl
(jefe de
arsenal)

Telpochtlatoques
(jefes de 400
hombres)

Figura 2.2. Organización política azteca.


78 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 2.3. Cronología de los tlatoanis aztecas.


Tlatoani Periodo Obra de gobierno

1. Acamapichtli ("el 1376-1396 Joven, laborioso e ingenioso, se dec ía


que empuña la caña descendiente del mismo Huitzilopochtli.
o el cetro") Dividió Tenochtitlan en cuatro barrios o
calpullis: 1. Moyotlan (al suroeste); 2.
Zoquipan (al sureste); 3. Cuecopan (al no-
roeste), y 4. Atzacualco (al noreste). Se sus-
tituyeron las chozas de varas y cañas por
casas de cal y canto. El rey Tezozómoc de
Azcapotzalco los obligaba a pagar fuertes tri-
butos. Los aztecas conquistaron para los
tepanecas los pueblos de Xochimilco, Mixquic,
Tláhuac y Cuauhnáhuac (Cuernavaca).

2. Huitzilihuitl 1396-1417 Se casó con la hija del rey de Cuauhnáhuac,


("colibrí celestial o por lo que los aztecas y ese pueblo estable-
pluma de colibrí") cieron vínculos. Fue igualmente tributario de
Azcapotzalco. Por esos días Tezozómoc atacó
al rey de Texcoco, Ixtlilxóchitl, con la ayuda de
los aztecas, al grado que, derrotado, fue
muerto ante la mirada de su hijo Nezahualcóyotl,
oculto entre las ramas de un árbol.

3. Chimalpopoca 1417-1427 Logró que le otorgaran la custodia del


("escudo que príncipe Nezahualc óyotl. Construyó un
humea") acueducto de madera para traer a Tenochtitlan
agua de Chapultepec. Fue tributario de
Azcapotzalco. Al morir Tezozómoc el trono
correspondía a su hijo Tayatzín, pero su hijo
menor Maxtla lo asesinó para coronarse.
Chimalpopoca desconoció a Maxtla y también
fue eliminado, linchado en Azcapotzalco, se-
gún algunos, o muerto en sus habitaciones en
Tenochtitlan, según otros.

4. Izcóatl ("víbora de 1427-1440 Formó la Triple Alianza con Tenochtitlan,


pedernal") Texcoco y Tacuba (con los reyes Izcóatl,
Nezahualcóyotl y Totoquihuatzin, respectiva-
mente). Se logró la derrota y muerte de Maxtla,
con lo que los aztecas y sus aliados comen-
zaron su época de hegemonía y por lo pronto
vencieron a Coyoacán, Xochimilco, Tláhuac,
Mixquic, Chalco y Amecameca. El grupo militar
predominó sobre el pueblo agricultor y ar-
tesano y se asignaron grandes propiedades a
los guerreros victoriosos.

(continúa)
2. El Derecho prehispánico 79

Cuadro 2.3. Cronología de los tlatoanis aztecas {continuación).

Tlatoani Periodo Obra de gobierno

5. Moctezuma 1440-1469 En su gobierno se estableció el cargo de


llhuicamina ("flechador cihuacóatl, o primer ministro, que ocupó su
del cielo") hermano Tlacaélel, para evitar una división
del pueblo azteca. Estableció el xochiyáyotl o
guerra florida. Conquistó Cuauhnáhuac (Cuer-
navaca) y las regiones de Puebla, Veracruz,
Guerrero y Oaxaca. Estableció su residencia
en Chapultepec y sustituyó el acueducto de
madera de ese lugar, por uno de piedra. Mandó
construir un muro para evitar las inundaciones
en Tenochtitlan.

6. Axayácatl 1469-1481 Conquistó Tehuantepec. Logró sofocar


("cara de agua") una rebelión en Tlatelolco encabezada por
su cacique Moquihua, quien fue derrotado y
muerto. Trató de conquistar a los purépechas de
Michoacán, pero no lo logró. Mandó labrar la
Piedra del Sol o Calendario azteca. En su
tiempo murió Nezahualc óyotl, señor de
Texcoco.

7. Tízoc 1481-1486 A pesar de que se dec ía partidario de la


Chalchihuitlatonacatzín paz, emprendió la guerra contra Huautla y
("agujerado con Tecolutla, y para celebrar sus triunfos hizo
esmeraldas, o pierna labrar la Piedra de TÍZOC O de los sacrificios. Se
enferma") inició la construcción del Templo Mayor de
Tenochtitlan. Murió envenenado.

8. Ahuízotl ("perro 1486-1502 Combatió a los mazahuas y otom íes (en


de agua") los actuales estados de México, Hidalgo,
Querétaro y San Luis Potosí). Inauguró el Templo
Mayor; hizo traer agua a la ciudad, por un
acueducto, desde Coyoacán. Fundó Oaxacan,
hoy Oaxaca, como un asentamiento militar.
Conquistó Chiapas y Centroamérica. Murió víc-
tima de un golpe en la cabeza al resbalar cuando
inspeccionaba los daños sufridos en
Tenochtitlan por una inundación.

9. Moctezuma 1502-1520 Organizó una severa etiqueta para su propio


Xocoyotzin ("señor homenaje; se enfrentó contra Tlaxcala y
señudo y algunos señoríos de Puebla y Oaxaca.
respetable") Embelleció Tenochtitlan a base de la explotación de
los vencidos; su palacio ostentaba grandes

(continúa)
80 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 2.3. {Continuación.)

Tía toan i Periodo Obra de gobierno


riquezas, incluso un zoológico propio. Se ene-
mistó con Texcoco, con lo cual la Triple Alianza
quedó sin efecto, por lo que a la llegada de los
conquistadores europeos la Alianza ya no
ofreció realmente una resistencia a la pe-
netración de Cortés. Influido por una serie de
acontecimientos que Moctezuma tomó como
malos augurios, recibió en son de paz a los
españoles, quienes terminaron haciéndolo pri-
sionero y, cuando el pueblo lo repudió ape-
dreándolo, lo eliminaron un poco antes de la
llamada Noche triste en 1520.

10. Cuitláhuac junio a Originario de Iztapalapa, derrotó a los es-


("excremento noviembre pañoles en la Noche triste, el 30 de junio
divino o seco") de 1520 de 1520. Preparó la defensa de Tenochtitlan
mientras Cortés se retiraba a Tlaxcala para
recuperarse a fin de consumar la conquista
sobre los aztecas. Murió víctima de la viruela,
enfermedad traída a nuestro territorio por los
españoles.

11. Cuauhtémoc 1520-1521 Originario de Tlatelolco, defendió heroica-


("águila que mente Tenochtitlan; al final trató de escapar
desciende") en unas piraguas con su gente, pero fue sor-
prendido y hecho prisionero, en la madrugada
del 13 de agosto de 1521, con lo que Hernán
Cortés logró la conquista de los aztecas. Más
tarde fue atormentado junto con el señor de
Tacuba, Tetlepanquetzal. Luego se le bautizó
con el nombre de Fernando Alvarado. Cuando
Cortés partió hacia Las Hibueras (hoy Honduras)
lo llevó consigo, pero en las selvas del actual
Tabasco, en Izancánac, lo mandó ahorcar, junto
con otros nobles indígenas, acusándolos de
conspirar contra los conquistadores (febrero de
1525). Según la antropóioga Eulalia Guzmán,
sus restos fueron hallados en Ixcateopan,
Guerrero.
2. El Derecho prehispánico 81

Todos estos reyes pertenecían a una sola dinastía o familia, y aunque


las fuentes difieren en algunos casos específicos, su parentesco puede
representarse como se muestra en la figura 2.3.

Acamapichtli
(descendiente de
Huitzilopochtli)

hijos

Huitzilihuitl Chimalpopoca Izcóatl

hijo

Moctezuma
llhuicamina

nie os

Axayácatl Tízoc Ahuízotl


Chalchihuitlatonacatzin

hijos hijo

Moctezuma Cuitláhuac
Cuauhtémoc
Xocoyotzin

Figura 2.3. Dinastía azteca.

A la muerte de Acamapichtli gobernó su hijo Huitzilihuitl, luego el


hermano de éste, Chimalpopoca; posteriormente su hermano Izcóatl, y a
la muerte de él su sobrino Moctezuma llhuicamina. Cuando murió, le
sucedieron sus nietos Axayácatl, Tízoc y Ahuízotl (hermanos entre sí); a la
82 Historia del Derecho mexicano

muerte de Ahuízotl, su sobrino Moctezuma Xocoyotzin, luego un herma-


no de éste, Cuitláhuac y finalmente un primo de ambos, Cuauhtémoc.
Con toda esta gama de fuentes, variadas y amplias es posible estudiar
con gran profundidad el Derecho mexica o azteca, al que entre los dere-
chos prehispánicos podemos considerar un sistema jurídico evoluciona-
do, porque:

1. Los aztecas pudieron aprender las experiencias de numerosos pue


blos anteriores y contemporáneos suyos.
2. Contaron con una estructura político-administrativa más amplia y
compleja, a pesar de haber conservado su organización tribal.
3. Desarrollaron una amplia base filosófica y moral, sustentada en su
concepción religiosa.

Los principios éticos se enseñaban a hombres y mujeres desde la casa


y la escuela. La educación solía ser severa. Se les inculcaba el respeto al
anciano, a los sacerdotes y a los gobernantes, al padre, a la madre y a los
antepasados, y estaban en constante servicio a los dioses. Se tenía en alto
el concepto de yécotl (rectitud), de yectli (recto), y era una virtud que pro-
curaban implantar entre sus hijos y alumnos. Se criticaba la perversión y la
avidez o ambición que tiene el camino de los hombres y los gobernantes.
Es curioso que Sahagún afirme: "es gran vergüenza nuestra que los indios
naturales, cuerdos y sabios antiguos supiesen dar remedio a los daños
que esta tierra imprime a los que en ella viven, ablando a las cosas natura-
les con continuos ejercicios, y nosotros nos vamos al agua abajo con nues-
tras malas inclinaciones..."22

El calpulli

Calpulli equivale a calpolli, aumentativo de calli o "casa grande". Significa


"barrio o suburbio, aldea o poblado".23 Como se ha dicho, esta organiza-
ción es de origen teotihuacano y luego fue adoptada en todo el Valle de
México por las distintas tribus prehispánicas.
Cuando se fundó Tenochtitlan en 1325, se dividió la ciudad en cua-
tro calpullis (cuyos nombres y ubicaciones ya han sido mencionados), si
bien a la llegada de Cortés en 1521 eran 20 calpullis.
22
Miguel León-Portilla, La filosofía náhuatl, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, México,
1983, ,pág. 232.
23
Simeón Remi, Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana, América Nuestra, Siglo XXI, México,
1986, pág. 62.
2. El Derecho prehispánico 83

En cada calpulli había a su vez una subdivisión en tlaxicaüis o clanes,


grupos de familias que reconocían un ascendiente común: el llamado abuelo
o tata.
De esta manera, el calpulli era un "barrio de gente conocida y de
linaje antiguo", como lo define el oidor y cronista Alonso de Zorita en su
Breve y sumaria relación de los señores de la Nueva España. Esto es así porque
había finalmente un parentesco entre las familias avecindadas en cada
calpulli. Por eso éste equivale a una organización de clan.
Hoy se cuenta con mayor información respecto al calpulli y su gran
importancia dentro de la organización azteca, como célula fundamental
de su estructura política. Con base en Víctor M. Castillo Farreras24 y com-
binando otras fuentes, se puede decir que el calpulli era una unidad:
1. Política. Porque tenía su propio gobierno integrado por un consejo
de ancianos o tatas, jefes de los clanes o patriarcas, encabezados por
el de mayor prestigio, llamado teachcauh, quien era elegido por los
propios ancianos. Además, también elegían al calpulleque o jefe de
barrio, entre las cabezas de familia más destacados por su capacidad
y por su honestidad. Igualmente era electo el tecuhtli, guerrero famo-
so por sus hazañas y al que se encargaba la vigilancia del calpulli y el
adiestramiento militar de los varones que debían prestar servicios en
el ejército azteca. Otros funcionarios menores, y ya designados por el
calpulleque, eran los tlacuilos o escribanos.
El cargo de calpulli era de elección y vitalicio, pues sólo se deja-
ba por mala salud física o mental, o por deshonestidad, en cuyo caso
se arriesgaban a sufrir la pena capital. El organigrama político del
calpulli se muestra en la figura 2.4.

Consejo de tatas, presididos por el teachcauh

Calpulleque Tecuhtli
(jefe de barrio) (jefe militar del
calpulli)

Figura 2.4. Organigrama político del calpulli.

21
Víctor M. Castillo Farreras, Estructura económica de la sociedad mexica, según las fuentes documentales,
Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, México, 1972, pp. 73 y siguientes.
84 Historia del Derecho mexicano

Cada calpulli tenía una insignia específica que se colocaba en su


estandarte de ricas plumas. Al conjunto de calpullis le llamaban
calpultín. Al mismo calpulli en el nivel de los pueblos tributarios de la
Triple Alianza se le llamaba altepetlalli.
2. Administrativa. Porque el renglón de lo que ahora se denomina servi
cios públicos era proporcionado a la comunidad por el calpulleque, que
contaba con un grupo de esclavos para mantener limpias las calles y
plazas de su calpulli, y disponía de hombres armados para garantizar la
paz pública. Los calpulleques llevaban la cuenta de su población, sabían
cuántos nacimientos, defunciones y matrimonios se efectuaban y dia
riamente se reunían con el cihuacoátl para dar cuenta a éste del estado
que guardaban sus barrios. Recuérdese que integraban entre ellos el
consejo del tlatocan frente al tlatoani, a manera de gran Senado.
3. Fiscal. Porque el calpulleque se encargaba de reunir entre todas las
familias de su barrio el importe del tributo, a fin de que en la fecha
convenida el calpixque o recaudador lo recogiera. Por lo mismo, el
pago tributario o fiscal se pagaba por barrios y por pueblos, es decir,
era grupal.
4. Militar. Porque cada calpulli debía aportar un número determinado
de hombres para contribuir a la formación del ejército azteca. Estos
hombres eran designados por el calpulleque] el barrio se obligaba a
proporcionarles armas y adiestramiento militar, éste a cargo del tecuhtli
del calpulli.
5. Religiosa. Porque todo calpulli contaba con su deidad propia, su ante
pasado mítico o nahual, su templo o teocalli (casa de Dios) y su cuer
po de tenochcas o sacerdotes incluso con su día de fiesta local. Esto
fue muy importante para facilitar la evangelización por parte de los
misioneros cristianos, porque al formarse los barrios y pueblos de la
Colonia los dedicaron a una imagen religiosa. Así, los cuatro prime
ros barrios del centro de la vieja Tenochtitlan fueron, en la ciudad
colonial de México, los barrios de San Juan, San Pablo, San Sebastián
y Santa María o de la Merced. Hoy aún observamos la importancia
que tienen las festividades patronales de cada lugar.
6. Familiar. Porque el calpulli era un conjunto de linajes o grupos de
familias patrilineales (ambilaterales en el caso de los pillis o pipiltzines
o nobles), así como de amigos y aliados.25
7. Residencial. Porque implicaba tenencia de la tierra en forma comu
nal, en chinampas y parcelas explotadas por cada familia, además de

; Víctor M. Castillo F., op. cit., pág. 73.


2. El Derecho prehispánico 85

la casa habitación, que debía construirse de acuerdo con la posición


social de los habitantes del calpulli.
8. Social. Porque los habitantes del calpulli pertenecían a un mismo es
trato social, pillis (nobles) o macehuallis (plebeyos) y, en consecuen
cia, no podían mezclarse entre sí.
9. Cultural. Porque, dado el mismo nivel social, los habitantes del calpulli
presentaban similares formas culturales, vestidos, adornos, costum
bres, etc. En sentido estricto, formaban una subárea cultural o una
subcultura.
10. Económica. Porque la actividad productiva era compartida por todos.
Así, había calpullis de alfareros, de fabricantes de telas, etc., además
de que la propiedad de la tierra era colectiva o familiar.
11. Laboral. Porque las labores y sus responsabilidades se compartían
entre los habitantes del calpulli en edad productiva.

Por ello, el sujeto dentro del calpulli podía hacerlo todo; fuera del
mismo, estaba condenado a la miseria y al desamparo.
El calpulleque asignaba las tierras de cada familia, que debían ser culti-
vadas. Si en un ciclo agrícola no había cosechas por descuido o negligen-
cia, el calpulleque amonestaba a la familia respectiva, pero si se daba la
reincidencia se le quitaba su parcela y se le expulsaba del calpulli.
A la llegada de los conquistadores la organización colectiva del calpulli
fue desapareciendo paulatinamente, pero en lugares apartados de la in-
fluencia europea aún subsiste.

Organización social

La sociedad mexica era estamentaria, es decir, se basaba en estamentos o


estratos sociales, definidos por un estilo común de vida y una función
social determinada. Las personas se distinguían desde su nacimiento en
una sociedad cerrada. En términos generales esta clasificación, en orden
decreciente, se puede fijar de la manera siguiente:

1. Los nobles, llamados pillis o pipiltzines. Esa nobleza era hereditaria, si


bien algunos privilegios de que disfrutaban eran propios de las funcio-
nes que desempeñaban. Entre ellos se distinguían estos tres niveles:

• Los tlatoanis, jefes de caciques.


• Los tecuhtlis, señores o principales.
• Los pillis o parientes subordinados a los anteriores.
86 Historia del Derecho mexicano

Todos ellos tenían acceso a una educación privilegiada, pero


debían mantener su dignidad y conservar sus tierras.
Los nobles se dedicaban al sacerdocio o eran grandes guerre-
ros y comandantes militares.
2. Los pochtecas, comerciantes, quienes a veces hacían labores de espio
naje y aun de embajadores, aprovechando los largos recorridos que
tenían que efectuar para comprar y vender sus mercancías.
3. Los macehuales o macehualtin. Gente común, equivalente a plebeyos,
se decían así porque su nombre significa "el que hace penitencia".
Muchos de ellos eran artesanos de diversos oficios o campesinos y se
agrupaban por especialidades en los diferentes barrios de la ciudad.
4. Los tamemes. Cargadores de oficio. Recuérdese que los aztecas no
conocieron las bestias de carga, por lo que debían trasladar sus bul
tos sobre la espalda apoyándose con una faja de manta colocada so
bre la frente. Cargaban así hasta unos 23 kilogramos y recorrían a pie
un promedio de 25 kilómetros por día.
5. Los mayeques. Eran tributarios de los pueblos vencidos por los azte
cas. Se les consideraba hombres libres, pero debían pagar tributo y
trabajar las tierras que habían sido de ellos y que ahora pertenecían, a
manera de botín, a los guerreros mexicas vencedores. Si eran campe
sinos quedaban adscritos al terreno, sin poder desplazarse, con lo
que se originó una especie de feudalismo.
6. Los esclavos o tlacollis. Podían serlo por varias causas:

a) Cautivos de guerra, porque no había canje de prisioneros; un


individuo en estas condiciones era esclavo de quien lo había apre
sado.
b) Venta. El padre podía vender a un hijo por extrema pobreza y a
condición de tener por lo menos cuatro hijos. De este modo, a uno
lo hacían esclavo y tres quedaban libres.
c) Autoventa. En ocasiones extremas se vendía a sí mismo un sujeto
o se llegaban a vender familias completas, a veces de manera per
manente o temporal, e incluso rotativa.
d) Por delito. Ciertos delitos hacían caer en esclavitud al delincuen
te en favor de la víctima.

Los esclavos se dedicaban a los trabajos del hogar, a la limpieza de las


calles y plazas y a la construcción de obras públicas.
A partir del famoso rey de Texcoco Nezahualcóyotl, legislador, filó -
sofo, poeta, guerrero, juez y constructor, los hijos de esclavos eran consi -
2. El Derecho prehispánico 87

derados libres, algo más humano que lo que al respecto disponía el Dere-
cho romano.
Las causas de liberación eran:
• El matrimonio con el dueño o la dueña, según el caso.
• Por autorrescate, pagándole al dueño su valor comercial. Esto impli
ca que el esclavo conservaba su propio patrimonio, lo cual no era
posible en el Derecho romano.
• Por disposición del dueño, sin que para esa manumitió fueran necesa
rias las solemnidades del Derecho romano.
• Por escaparse del mercado de esclavos y poner un pie en excremento
humano.
• Por alcanzar "asilo" en el templo o en el palacio real.
Si el esclavo era obediente, debía manifestar su consentimiento para
ser vendido a otro dueño; pero si era rebelde, corría el riesgo de ser sacri-
ficado a los dioses.
De acuerdo con las consideraciones anteriores, tal vez no se trataba
de una verdadera esclavitud, sino de una servidumbre extrema.
La estratificación de la sociedad azteca se presenta en el cuadro 2.4.

Cuadro 2.4. Estratificación social azteca.

Estamento Composición
Tlatoani, huaytlatoani, tecpalcantecutli Gobernante supremo de origen divino

Tlatoanis Gobernantes menores o caciques

Tecuhtlis Señores principales

Pillis Nobles subordinados

Pochtecas Comerciantes

Macehuales Artesanos y campesinos

Tamemes Cargadores

Mayeques Tributarios de los pueblos vencidos

Tlacollis Esclavos

Organización económica
En materia económica los aztecas evolucionaron mucho, tanto en el ámbi-
to local como en el intercambio a grandes distancias. Era tan significativo
88 Historia del Derecho mexicano

el comercio que los pochtecas tenían su propia organización, sus jueces,


administradores y deidades como Yacatecuhtli ("señor nariz", dios de los
que viajan).
Las expediciones mercantiles se planeaban y controlaban con
detenimiento. En ellas se invertía mucho y se corría gran peligro, pero las
ganancias lo compensaban todo. De las diferentes partes del Imperio se
traía todo tipo de mercaderías, algunas de las cuales, por su rareza, eran
especialmente deseadas por la población.
Los pochtecas mantenían estrecha relación con los artesanos para com-
prar sus mercancías, a fin de luego revenderlas en el tianguis o mercado. Para
ingresar en el grupo de los pochtecas un individuo debía hacer méritos sufi-
cientes, por lo que generalmente acudía a una expedición y luego se presenta-
ba ante las autoridades de comercio para que lo aceptaran. Si así sucedía, el
nuevo pochteca celebraba una fiesta para agradecerlo a los directivos.
Con el tiempo podía llegar a ser conductor de caravanas. Lo más
importante era llegar a ser un pochteca que no tuviera que viajar, sino que
dirigiera sus negocios desde Tenochtitlan. La actividad comercial se lla-
maba pochtecayotl y se celebraba en el tianguis, que siempre era un local
cerrado; no había vendedores ambulantes. El símbolo del mercado era un
grupo de círculos concéntricos, con varias entradas y salidas.
En el mercado las mercancías se establecían por orden de géneros
(pieles, aves, frutas, joyas, etc.); todo estaba en orden y no se escuchaban
gritos ni pregones. Había personas armadas que cuidaban que nadie
pertubara la paz pública y jueces para dirimir conflictos entre comercian-
tes y entre éstos y sus clientes.
El tianguis era un lugar concurrido. Se dice que sólo en el de Tlatelolco
se reunían diariamente hasta 60 000 personas. En el tianguis no sólo se
compraba y vendía, sino que también se podían contratar los servicios de
cargadores, peluqueros, etcétera.
Además, en los tianguis y en los calpullis o barrios había médicos,
parteras, odontólogos, especialistas en ceremonias fúnebres, astrólogos y
baños públicos, tanto para asearse como para exonerarse, para lo cual
usaban canoas como letrinas. Igualmente había lugares donde se expendía
comida y otros donde se podía albergar cualquier visitante en Tenochtitlan.
La mayor parte de los ingresos públicos provenían del tributo de los
pueblos vencidos, de ahí la importancia de las guerras de conquista, pero
también del odio y resentimiento que tenían estos pueblos hacia los azte-
cas, lo cual fue luego aprovechado por Cortés.
El comercio se ejercía mediante el trueque o utilizando semillas de ca-
cao, manojos de plumas de aves preciosas, como el quetzal, o unas pequeñas
2. El Derecho prehispánico 89

mantas de colores, láminas de cobre en forma de hachas y hasta carrizos o


puntas de plumas rellenos de polvo de oro, todo esto a manera de monedas.
Se calcula la población de Tenochtitlan en 300 000 habitantes aproxi-
madamente, lo que para su época y circunstancia era ya una cifra exagera-
da, sobre todo si se toma en cuenta lo reducido del terreno disponible. De
cualquier manera, éste era muy bien aprovechado, pues en el centro de la
isla se encontraban unos 78 edificios entre los que destacaban el gran
teocalli (templo) con sus dos salas, la de Huitzilopochtli y la de Tláloc; el
templo de Quetzalcóatl; el juego de pelota; el tzompantli o altar donde se
ponían los cráneos de los sacrificados, etcétera.
Para la agricultura se empleaban no sólo parcelas, sino también
chinampas, es decir, canoas o cajas rellenas de tierra para el cultivo flotan-
te, especialmente de hortalizas, lo que llamó mucho la atención a los con-
quistadores por su novedad, que llegaron a denominarles jardines flotan-
tes. Son famosas las descripciones que sobre la ciudad, sus tianguis y sus
chinampas hacen en sus obras los cronistas Hernán Cortés, Bernal Díaz
del Castillo y fray Bernardino de Sahagún.
En nuestros días es interesante la descripción que hace la destacada
investigadora Ángeles González Gambio 26 en torno a la figura de los
pochtecas en el mundo azteca, de la siguiente manera:
Es sabido que los gobernantes, de manera especial Ahuízotl, los tenían en mucho
aprecio y les hacían obsequios y homenajes, aunque por otro lado les prohibían que
hicieran ostentación de su riqueza. Gozaban de privilegios semejantes a los que tenían
los nobles; entre otras cosas, podían poseer tierras, usar insignias y ropas de algodón
y sandalias para ciertas ceremonias.
Se consideraban a la misma altura que los guerreros distinguidos por su valen-
tía. Cuando alguno moría en el camino, no se le enterraba, sino que arreglaban su
cuerpo con pintura y papeles, lo metían en una angarilla y lo colocaban hasta arriba de
un monte, para que fuera al cielo donde moraba el sol, junto con los soldados que
morían en combate y las mujeres fallecidas en parto.
Estos personajes cumplían importantes funciones; además de la comercial eran
embajadores, espías y promotores culturales, y cuando se requería, guerreros, lo cual
no era infrecuente; en sus largas travesías, no faltaba quien quisiera asaltarlos y se
sabe que muchos de ellos se distinguían por su valor.
La vida de estos mercaderes ocupa parte importante de la vasta obra de fray
Bernardino de Sahagún y se conoce como Pochtecayotl (el arte de traficar), maravillosa-
mente estudiada por don Ángel María Garibay y su ilustre discípulo Miguel León-
Portilla. En ella nos enteramos de "cómo comenzaron a ser tenidos por señores y
honrados como tales", "de las ceremonias que hacían cuando partían", "de las que

26 Ángeles González Gambio, Grandeza mexicana a fin de milenio, Colección iYa Leíssste?, Biblioteca
del ISSSTE, Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, México,
1999, págs. 10 y 11.
90 Historia del Derecho mexicano

hacían cuando llegaban", "del modo que tenían de hacer banquetes" y muchos capítu-
los más, verdaderamente fascinantes.
Llama la atención conocer el refinamiento y pulcritud que guardaban en sus
ceremonias. Cuando llegaban a su casa por la noche, se reunía toda la familia y el
servicio y después de servir la ofrenda del dios, "se da lavamano y lavaboca a la gente,
luego se da de comer. Cuando se ha comido, otra vez se da lavamano y lavaboca y ya
sale el tazón de cacao y luego se da tabaco, se fuma".
De las provisiones que hacía un pochteca para la ceremonia de purificación nos
dice Sahagún: "preparaba maíz y frijol y grano de chía, en recipientes de palo; la van a
necesitar todos, será ayuda para que no tengan sed. Compraba chile, en seguida los
guajolotes, unas ochenta o cien piezas, luego compraba perros, que servían de sopor-
te al guajolote al darlo de comer a la gente: abajo en la cazoleta de mole ponían el
pedazo de perro y encima la carne de guajolote, luego adquiría cacao y tres o cuatro
canoas de agua". (Hay que recordar que los perros eran unos animales limpios,
criados y engordados especialmente para ese fin, se dice que eran sabrosísimos.)

Finalmente diremos que en la compraventa el comprador tenía derecho


de arrepentirse y en este caso se le devolvía lo que ya hubiera pagado. Ade-
más, para evitar la sospecha sobre el origen de las mercancías se acostumbraba
comprar exclusivamente en los mercados. Había mercados o tianguis genera-
les y otros especiales; en estos últimos se vendían ciertos géneros exclusiva-
mente. De los mercados se tenían planos donde se detallaba la localización
de puestos y mercancías que se ofrecían. Algunos mercados famosos eran,
además de Tenochtitlan, los de Tlaxcala, Texcoco, Tlatelolco y Azcapotzalco.
Se sabe, además, que se hacían préstamos que no producían interés.

Instituciones militares

Desde la época de la peregrinación los aztecas se caracterizaron por ser un


pueblo guerrero, al grado de que Huitzilopochtli, dios de la guerra, enca-
bezaba su panteón. Gracias a ello los guerreros mexicas fueron aliados
muy valiosos para los tecpanecas hasta la formación de la Triple Alianza,
cuando se independizaron de Azcapotzalco.
Se dice que con anterioridad al reinado del primer tlatoani Acamapichtli
(1375 d.C), los caudillos o dirigentes militares se distinguían por sus divi-
sas ornamentales, a la vez que a sus tropas las "uniformaban" con ropas y
escudos de colores específicos, de manera que las tropas reclutadas en cada
calpulli o en cada pueblo se diferenciaban entre sí por las insignias y los
símbolos de su región de origen. Los guerreros simples o sin grado iban a
la lucha casi desnudos, con sólo un taparrabo, pero pintaban sus cuerpos y
sus rostros con pigmentos hechos de sustancias vegetales, animales o mine-
rales. Estas pinturas se las aplicaban con los dedos o con unos "sellos" he-
chos de barro. A esa pintura o tinte le llamaban tecozahuitl.
2. El Derecho prehispánico 91

Los guerreros veteranos y destacados podían llevar el cabello recogido


en alto, amarrado con cuerdas o cintas. Igualmente usaban peinados y cascos
con cabezas de águilas y jaguares, sus dos órdenes militares supremas.
En la época de Izcóatl el atuendo militar se hizo más complejo y ele-
gante. Los grandes penachos y estandartes de plumas de bellos colores
eran verdaderamente ostentosos. También se usaron camisas de algodón,
cuero y plumas para proteger el pecho y la espalda de los dardos enemi-
gos, y los chimalli o escudos eran verdaderas obras de arte, hechos de
madera, plumas, algodón y cuero.
Para estos bellos atuendos se utilizaban asimismo pieles de coyote y
de caimán, con las que solían hacer también sus sandalias o huaraches.
Los portaestandartes llevaban a la espalda los banderines con los
colores de sus batallones. Su primer comandante era el telpochtlatoque, jefe
de 400 hombres; muy importante era además el tlacochcalcatl o jefe del
arsenal, decían ellos "jefe de la casa de los dardos", puesto que a él corres-
pondía la distribución de las armas para el combate.
La instrucción militar se proporcionaba en los calpullis y estaba a
cargo del tecuhtli, personaje del que ya se hizo alusión.27 En principio,
todo varón era un soldado del ejército mexica, pero sólo los'nobles o
pillis tendrían jerarquía militar. A la guerra se enviaba a los hombres a
partir de los 20 años, pero si era preciso iban desde los 12 e igualmente
algunos ancianos acudían a pelear. Todos lo hacían con gusto, ya que su
filosofía implicaba prestar con ello un alto servicio a los dioses.
A partir del Üatoani Moctezuma Ilhuicamina se estableció el xochiyayotl
(guerra de las flores o florida, en virtud de que solía hacerse en tiempos
de verano), que era una guerra convencional entre la Triple Alianza
(Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba) y otra alianza tripartita (Tlaxcala, Cholula
y Huejotzingo), para hacerse mutuamente prisioneros y luego sacrificar-
los a sus dioses respectivos. Por eso, por tratarse el xochiyayotl de una
guerra periódica y pactada entre ambas partes beligerantes, Modesto Seara
Vázquez la llama antitratado de paz. 28
Lo cierto es que gracias en gran medida al xochiyayotl los aztecas lo-
graron extender de manera significativa sus conquistas.
El ejército azteca contaba además con un importante cuerpo de es-
pías, exploradores, zapadores y mensajeros. Al enemigo se le hacían tres
notificaciones con 20 días de intervalo cada una para que se entregaran
voluntariamente a las armas aztecas, con lo cual podían conservar sus au-

21
Véase todo lo referente a la organización del calpulli. 28
Guillermo Floris Margadant, op. cit., pág. 20.
92 Historia del Derecho mexicano

toridades y cierta autonomía, a cambio de pagar tributos, aceptar una


deidad azteca en sus templos y prestar servicios personales y militares a
los vencedores. De no acatar esas invitaciones debían atenerse a las conse-
cuencias, por lo cual casi siempre los territorios así emplazados quedaban
"voluntariamente" unidos a los dominios mexicas.
Las armas ofensivas y defensivas eran macanas de obsidiana, cuchi-
llos de pedernal, arcos, flechas, dardos, cerbatanas y escudos, muy primi-
tivo todo y generalmente hechos de madera, pieles, piedras y plumas.

La tenencia de la tierra

El propio Hernán Cortés señala que los aztecas no conocían la propiedad


privada en virtud de la importancia que entre ellos tenían la propiedad y
la explotación agrícola colectivas.
Hoy esta afirmación es cuestionable, y podemos señalar los tipos de
propiedad agrícola entre los mexicas que se muestran en el cuadro 2.5.

Cuadro 2.5. Tipos de propiedad agrícola entre mexicas.

1. Propiedad pública o del Estado Destinada a sostener a:

Tlatocalli El tlatoani

Tlatocamilli La familia del tlatoani

Tecpantlalli Los funcionarios de palacio

Teopantlalli Los sacerdotes


Milchimalli Los guerreros

Cacalomilli El avituallamiento de las tropas

Yaotlalli Los embajadores

2. Propiedad comunal o de los barrios Destinada a sostener a:

Calpullalli Cada familia de los barrios o calpullis

Altepetlalli Cada familia en los pueblos tributarios

3. Propiedad "privada" Propiedad de:

Pillalli Los nobles de menor jerarquía

Tecpillalli Altos nobles o de alcurnia


Tlatocatlalli Los tlatoanis
2. El Derecho prehispánico 93

Para sus medidas agrarias usaban el octacatl u octlalli, que equivalía


aproximadamente a 3.5 metros cuadrados. Sus tierras de labranza eran a
base de coa o huictli, bastón sembrador, y ya conocían las ventajas de abo-
nar la tierra con excremento y cadáveres de animales, así como con hojas
secas. Según su relación con la propiedad agrícola, los trabajadores del
campo se dividían como se muestra en el cuadro 2.6.
En cuanto a la disponibilidad de la tierra, podía ser arrendada o
usufructuada o estar vacante.
Las tierras llamadas de propiedad privada eran obtenidas por el tlatoani
o por los nobles a través de su transmisión por familia, o bien como re-
compensa por sus servicios en el desempeño de la guerra. En todo caso,
no debía enajenarse sino entre los mismos nobles, en la inteligencia que de
llegar a manos de plebeyos, las tierras serían "confiscadas" por el tlatoani
para ser luego asignadas a otro pilli o noble más cuidadoso. En conse-
cuencia, las tierras de orden privado estaban sujetas a la modalidad de
permanecer exclusivamente entre el grupo elitista. Así, existió, aunque
muy limitada, la propiedad privada entre los mexicas. 29

Estructura judicial

Había una jerarquización judicial que permitía un sistema de apelación, lo


que lleva a deducir que el proceso azteca era biinstancial y tal vez con más
de dos instancias. Además, se juzgaba por separado a los plebeyos {rnace-
huales) y a los nobles {pillis). A la justicia la llamaban tlamelahuacachinaliztli
("ordenado o recto"). El juez de primera instancia era denominado teuctli o

Cuadro 2.6. Clasificación de los trabajadores del campo.


Categoría Desempeño agrícola

Comuneros o tecalleques Usufructuarios de las tierras del calpulli o


de los altepetlalli

Renteros Para labrar tierras de los nobles o del Estado

Mayeques Campesinos de los pueblos reunidos que


cultivaban tierras de los vencedores como
un servicio personal

29 Víctor M. Castillo Ferreras, "Fuerzas y relaciones mexicas de producción', en Historia de México, op.
cit., tomo 4, pág. 872.
94 Historia del Derecho mexicano

tecuhtli y hacía justicia en el tecalli. El nombre de teuctli o tecuhtli se agrega-


ba al del sujeto, como por ejemplo, Popoca tecuhtli. El cargo era de elec-
ción popular, por parte de los jefes de familia de cada barrio o calpulli, si
bien la designación oficial la hacía el tlatoani y era de desempeño anual.
La competencia jurisdiccional era sólo para casos civiles o penales de poca
monta que se suscitaran entre los vecinos del calpulli. Había tecuhtlis para
nobles y para plebeyos.
También se elegía en cada barrio o de manera anual a sujetos encar-
gados de regular la conducta de las familias y denunciar todo tipo de
irregularidades que observaran. Éstos eran los centectlapixques, e igualmente
se contaba con algunos hombres armados para aprehender a los delin-
cuentes.
Se tenía preferencia porque el teuctli fuera elegido entre los hombres
cultos o los militares, que hubieran egresado del Calmécac, de buenas cos-
tumbres, prudente y sabio, no dado a la embriaguez ni a recibir regalos o
halagos. Se les asignaba también algunas tierras y esclavos para que no
tuvieran necesidad económica y se dedicaran de lleno a sus funciones.
Ese beneficio sólo duraba mientras ejercían su cargo. Los vecinos debían
ofrecerles agua y leña de forma gratuita.
A cambio, eran severamente reprimidos si llegaban a incurrir en fal-
tas, por ejemplo, si recibían obsequios o pedían algo por sus servicios; los
demás jueces los reprendían. Si no se corregían eran trasquilados y priva-
dos de sus cargos, lo que era tenido por verdadera infamia. En casos gra-
ves eran condenados a muerte y se les derrumbaban sus casas. En caso de
mala interpretación del derecho, también podían ser condenados a muerte
y otro tanto sucedía si conocían de causas propias o si falseaban los
datos del proceso.
A veces el tlatoani o el cihuacóatl enviaban a personas ante el teuctli
para tratar de sobornarlo, a fin de comprobar si era susceptible de aceptar
regalos o dádivas, para obrar entonces en consecuencia.
Arriba de los teuctlis estaba el tribunal llamado tlacxitlan o tecalli, inte-
grado por tres o cuatro magistrados o tlatoques tecutécatl nombrados por
el tlatoani y presididos por el tlacatécatl. Eran de carácter vitalicio y sólo
podían ser removidos por mala salud física o mental, debido a su avanza-
da edad, o claro, por faltar a sus deberes, con las penas que esto merecie-
ra. Este supremo tribunal se dividía en dos salas, una para juzgar a los
nobles {tlacxitlan) y otra para juzgar a los plebeyos (tecalli). Ese tribunal
intermedio podía condenar a muerte, pero debía obtener para ello la au-
torización del tribunal del tlatoani. Para los asuntos más graves se recurría
al tribunal del tlatoani, a veces presidido por el cihuacóatl, cada 24 días.
2. El Derecho prehíspánico 95

Este tribunal constaba de unos 12 o 14 magistrados, que tenían su sede en


una sala especial del palacio.
En Texcoco se alcanzó mayor complejidad en la justicia, gracias al
cuidado y criterio de Nezahualcóyotl; así, hubo una Corte Suprema inte-
grada por tres salas de cuatro jueces cada una y un pleno de 12 magistra-
dos designados por el tlatoani de Texcoco, quien los presidía.
Las salas de esa corte eran la civil, la penal y la militar; incluso se ha
dicho que los asuntos militares de Tenochtitlan y de Tacuba solían ser
resueltos en última instancia en esa sala militar de la corte de Texcoco.
Además, había tribunales especiales como el de Tecpan, que era de
orden militar y se denominaba tequihuacalli tecpilcalli ("casa de los guerre-
ros"), con tres jueces: el tlacotecatl (presidente), el cuauhnochtli (represen-
tante del ejército) y el tlailotlac (experto en asuntos militares y de grandes
nobles). Aparte había un tribunal de guerra con cinco capitanes que fun-
cionaba en pleno campo de batalla; tribunales religiosos para juzgar a los
tenochcas o sacerdotes; un tribunal para asuntos del mercado o tianguis y
otro para juzgar a los comerciantes o pochtecas, y aun juzgados entre los
estudiantes.
En todo proceso el acusado debía contar con un abogado o tepantla-
toani ("el que habla por otro"), profesión noble que se estudiaba en el
Calmécac. Mientras eran estudiantes solían acudir a las audiencias con los
teuctlis o con los tlatoques (jueces o magistrados) y estar de pie atrás de
los quipales o asientos de los funcionarios judiciales, para aprender obser-
vando las actuaciones de justicia. Así lo vemos en los códices respectivos.
Todo juzgado contaba con un tecpoiotl, o "mandoncillo", según
Sahagún, un joven que notificaba, a manera de un actuario moderno; y
con un cuauhnoch o ejecutor para llevar a cabo las sentencias. La organiza-
ción judicial azteca y texcocana se muestran en la figura 2.5.

Derecho procesal

Entre los aztecas el procedimiento era oral, pero se levantaba un testimo-


nio de todo lo actuado a manera de expediente, con su clásica escritura
jeroglífica. Este expediente quedaba en poder del juzgado, como si se tra-
tara de archivos judiciales, y ahí la labor del tlacuüo o escribano era muy
importante. La máxima duración de un proceso era de 80 días; curiosa-
mente, los casos más graves eran resueltos con mayor celeridad y, por
desgracia, con menos recursos de defensa.
La carga de la prueba era para el acusador. La prueba podía ser testi-
monial, confesional, presuncional o documental (por ejemplo, presentan-
96 Historia del Derecho mexicano

Supremo tribunal del


tlatoani, a veces
presidido por el
cihuacóatl y 12 o 14
magistrados
(tlatoques) Tribunales especiales
Foráneos En cada calpulco o
Última apelación calpulli rural

Militares Tequihuacalli o
tecpilcalli
De guerra en el
Tlacxitlan para pillis campo de batalla
(nobles) o tecalli De grandes El mismo tecpilcalli o
para macehuales nobles tequihuacalli
(plebeyos)
De comercio Los tlahtocáyotl para
Tres o cuatro comerciantes o
magistrados pochtecas para
{tlatoques) presididos asuntos ocurridos en
por el tlacatécatl o el mercado o tianguis
tecutécatl. De
carácter vitalicio De los gremios Como plumarios,
joyeros, etcétera.
Conocían todo tipo de De menores o En cada colegio, el
asuntos de mediana estudiantes juez supremo era
importancia Huitznáhuatl

Organización judicial en Texcoco


Tecuhtlis o teuctlis
Corte Suprema
Jueces menores Tres salas:
electos anualmente en a) Civil
cada calpulli. Su b) Penal
nombramiento lo hacía c) Militar
oficial el tlatoani. Había
* 12 magistrados o tlatoques. En cada sala,
para nobles y para
plebeyos cuatro.
* Preside las salas y el pleno el tlatoani de
Conocían de todo tipo de Texcoco
asuntos de poca
I
importancia, civiles, Tecuhtlis o teuctlis
penales o mixtos.
Jueces menores anualmente e cada
calpulli electos n

Figura 2.5. Organización judicial azteca.


2. El Derecho prehispánico 97

do códices). En ocasiones se aceptaban los careos, el juramento liberatorio,


la inspección ocular y la reconstrucción de hechos.
Las audiencias podían ser públicas o privadas, a decisión de los jue-
ces. Tenían ya la noción de días y horas hábiles (estas últimas eran sólo las
del sol, fuera diurnas o vespertinas). A los jueces y magistrados les daban
de comer en el juzgado para que no se interrumpiera la audiencia.
Como ya se dijo, entre los aztecas siempre existió el sistema de apela-
ción y es dudoso si había una o dos instancias hasta llegar a la sentencia
del tlahtocan o Supremo Tribunal del tlatoani, cuyos fallos eran definitivos
e inatacables. Tampoco se sabe si todo asunto partía desde el teuctli, pero
lo más seguro es que algunos de mayor monta partieran del tecutécatl o
tribunal del cihuacóatl, lo que traía, en consecuencia, un proceso biinstancial.
La sentencia se llamaba tlatzolequiliztli.
Para los juicios civiles se requería una demanda (tetlaitlaniliztli), a la
que recaía una notificación {tenanaitiliztli) librada por el teuctli. En lo pe-
nal se procedía, por denuncia o por oficio, a la aprehensión del o de los
posibles delincuentes.
Se conocían las cárceles, hechas de madera, a manera de "paloma-
res", y se llamaban telpiloyan ("lugar de presos"); en Michoacán, por cier-
to, se denominaban cataperagua.
A veces también la llamaban los aztecas cuauhcalli ("casa de enjaula-
dos"), y allí entraban los condenados a muerte o al sacrificio. Hay que
agregar el petlacalli, donde estaban los presos por faltas leves, generalmen-
te castigados con trabajos.
De todo lo anterior se deduce el alto sentido de justicia y la importan-
cia que su impartición tenía en las responsabilidades del Estado. Este as-
pecto procesal del derecho azteca siempre ha merecido el elogio de los
estudiosos, desde la época colonial hasta nuestros días.

Derecho penal

Como en casi todos los pueblos de la Antigüedad, el Derecho penal era


muy severo; así, tenemos como principales delitos y penas:

1. Delitos contra la seguridad del Imperio: Traición al soberano, espio-


naje, rebelión y hechicería que atrajera calamidades públicas:
desollamiento en vida, descuartizamiento en vida, confiscación de
bienes, demolición de la casa, esclavitud para el inculpado, los hijos,
el cónyuge y otros parientes hasta el cuarto grado. También muerte a
golpes o por lapidación.
98 Historia del Derecho mexicano

La embriaguez constitutiva de delito. Sin embargo, el octli o pulque


podía ser administrado con autorización del juez a ancianos, enfer-
mos y parturientas. En fiestas podían consumirlo personas de mayor
edad. Si un plebeyo se embriagaba, se le quemaba el pelo públicamen-
te, se le demolía su casa y perdía sus bienes. Si era noble, se le conde-
naba al destierro o a la muerte (si la embriaguez había sido dentro del
palacio).
El lenocinio. Se castigaba con quema del cabello en público o con
muerte, si se daba la reincidencia.
La mentira en la mujer o en los niños. Se castigaba con pequeñas
incisiones en los labios y en la lengua; en hombres adultos, arrastrán-
dolos hasta la muerte.
La homosexualidad era un gran delito. Si se había dado sodomía, el
sujeto activo era empalado (se le introducía un palo por el orificio
anal para atravesarlo y sacarlo por el cuello); al sujeto pasivo le ex-
traían por el ano las entrañas.
Si un sacerdote o una sacerdotisa realizaban actos sexuales, eran muer-
tos e incinerados en el propio templo.
El aborto era castigado con pena de muerte para la mujer y para sus
cómplices.
El adulterio era castigado con la muerte de la adúltera y su cómplice,
envolviéndolos en un petate atados y ahogándolos en la laguna. Por
lo general, el adulterio del marido contra su cónyuge no era casti-
gado.
9. El homicidio era penado con la muerte, salvo que la viuda solicitara
la esclavitud del homicida, a su favor. La riña y las lesiones daban
10. origen a indemnización. La violación, el incesto y estupro
merecían la pena de muerte. En Michoacán, al violador le abrían
11.
con una navaja de obsidiana las comisuras de los labios hasta las
orejas y lo empalaban después. En ocasiones, algunos grupos
prehispánicos mutilaban sexualmente al violador.
Suplantación de un cargo público: pena de muerte. El robo de 20
mazorcas por hambre, si era de primera vez, se perdonaba (robo
12.
famélico), pero si excedía esa cantidad o era en reincidencia, podía
13.
ser castigado con esclavitud o con pena de muerte, según la
gravedad del delito cometido. Los aztecas acostumbraban dejar las
primeras cinco líneas de los zureos, en las orillas, para que los cami-
nantes pudieran arrancar y comer las mazorcas. Era una obra de cari-
dad (aún hoy se practica en algunos lugares y la llaman la viuda,
2. El Derecho prehispánico 99

costumbre parecida a la que consigna la Biblia en la historia de Ruth,


cuando los pobres podían recoger el grano que fuera a dar al suelo al
efectuar la cosecha). Los aztecas llamaban titizar a esa costumbre de
dejar líneas de siembra, pero si alguno tomaba una mazorca más era
condenado a la pena de muerte.
14. El fraude y el abuso de confianza hacían caer en esclavitud.
15. El parricidio o el filicidio eran sancionados con la pena capital. Igual
sucedía al hijo que alzara la voz o levantara la mano a sus padres.
16. El exhibicionismo, por ejemplo, de quien se bañara públicamente,
era castigado con prisión y 100 azotes propinados con tiras de fibra
de maguey.

Se distinguía entre delito doloso (castigado con pena de muerte) y


delito culposo (con indemnización), pero se castigaba igual al delincuente
que a sus cómplices y encubridores. Si se trataba de un noble el castigo era
más severo que si el delincuente era plebeyo. La prostitución femenina no
era castigada, pero a la mujer pública se le pintaba el rostro para infamarla
y marginarla socialmente. La prostitución masculina era penada con la muer-
te. Igual pena se aplicaba a quien usara vestidos de otro sexo o de otra
clase social.
La pena de muerte se aplicaba por ahogamiento, ahorcamiento, lapi-
dación, agotamiento, apaleamiento, degollamiento o desgarramiento del
cuerpo.
El hecho de que los aztecas no se embriagaran y no usaran armas más
que en la guerra hizo que el orden público no se viera alterado con fre-
cuencia y que los casos de lesiones en riña fueran menores.30 Hasta los 10
años de edad el sujeto era considerado inimputable.

Derecho fiscal

Puesto que Tenochtitlan era un islote con pocas perspectivas de creci-


miento y producción, fue mediante el tributo de los vencidos como logra-
ban los aztecas hacerse de los recursos económicos que necesitaba su pue-
blo en expansión. De ahí la importancia de las guerras de conquista de los
pueblos vecinos (próximos o distantes).
Los tributos se pagaban en especie y con periodicidad muy breve.
Los encargados de recogerlo eran los calpixques, quienes recorrían el Im-
perio para recaudar el tributo. Si se les atacaba o siquiera se les hacía obje-

" Guillermo Floris Margadant, op. cit., pág. 27.


100 Historia del Derecho mexicano

to de una descortesía, se consideraba ésta como causa de guerra contra el


pueblo en donde hubiera sucedido el hecho.
Los calpixques debían ser honestos en todo momento; de lo contra-
rio, se exponían a la pena de muerte. Rendían cuentas y entrega de lo
recaudado al tepalcancete o tesorero real.
La carga de tributación era excesiva, por lo que los pueblos tributa-
rios se sentían oprimidos por los aztecas. Esto explica en mucho el hecho
de que Cortés contara con aliados como los cempoaltecas y los tlaxcaltecas
en su lucha contra los mexicas.
A manera de ejemplo, puede verse en la matrícula de tributos del
Códice Mendocino, en la lámina XXV, lo que tributaba el Soconusco ("lugar
de las tierras agrias") en la costa de Chiapas, integrada entonces por los
pueblos de Xoconochco, Ayotlán, Coyuacán, Mapachtepe, Mazatán,
Huixtlán, Acapetlán y Huehuetlán, que tributaban, entre otras cosas, una
sarta de jade, 400 plumas de pájaros azules, 2 000 plumas de diversos pája-
ros, 800 plumas de quetzal, 2 bezotes de oro, 40 pieles de tigre (jaguar),
100 fardos de cacao, 2 piezas grandes de ámbar y 400 piezas de alfarería.
Todo se pagaba anualmente o dividiéndolo en cuatro pagos al año.
La Triple Alianza se dividía el tributo de la siguiente manera:

• Tenochtitlan: 40%
• Texcoco: 40%
• Tacuba: 20%

Los nobles no pagaban impuesto, pero se aprovechaban por medio


del tlatoani y del cihuacóatl de sus beneficios.
Desde luego, también se tributaba frijol, chile, calabaza, haba, maíz,
cacao y frutos diversos. Estos productos se presentaban en cestos de unos
25 kilogramos aproximadamente y eran transportados hasta Tenochtitlan
por esclavos de los pueblos vencidos. Igualmente era recaudado el algo-
dón, telas y vestidos del mismo material; turquesas y otras piedras finas,
obsidiana; animales muertos y vivos para servir como alimento; leña; ar-
mas y trajes de guerreros; caracoles, conchas y muchos objetos más.
La cuantía del tributo dependía de la riqueza de la región y de la
resistencia que hubiera presentado a la conquista azteca. La periodicidad
solía ser de 80 días, medio año o un año. En tiempos de Moctezuma
Xocoyotzin había 38 regiones tributarias en todo el Imperio. A veces en el
tributo se incluían productos que no se daban en la región, a fin de obli-
garla a desarrollar el comercio con otras zonas, fortaleciendo así su eco-
nomía.
2. El Derecho prehispánico 101

Los calpixques se hacían acompañar de tlacuilos para anotar todo lo


recaudado. Se entendían con los caciques o jefes, quienes a su vez previa-
mente habían recaudado el tributo. Esto significa que la tributación era
colectiva.
Con lo recaudado los aztecas satisfacían sus propias necesidades y
además afrontaba los gastos de la Corte, de los funcionarios, los sacerdo-
tes y nobles; se sostenían las guerras; se celebraban las fiestas y se efectuaban
las obras públicas.

Derecho familiar y educación

Para los aztecas la familia era una institución básica y siempre mostraron
gran respeto por ella. De alguna manera era obligatorio para los varones
casarse entre los 20 y 25 años de edad. En Tlaxcala, a quienes llegaban a
los 30 años sin casarse se les quemaba públicamente el cabello.
La familia era patrilineal. El matrimonio solía ser monogámico, pero
los nobles podían tener varias esposas, si bien una de ellas, no necesaria-
mente la primera, tenía la preferencia en derechos y sus hijos eran preferi-
dos en la herencia del padre. Esta costumbre de los pillis o nobles fue
motivo de muchos disgustos con los frailes misioneros del siglo XVI cuan-
do pretendían regularizar las uniones paganas por medio del ritual cristia-
no del matrimonio, pues los indígenas querían casarse, sí, pero con todas
sus mujeres.
Existía la costumbre de casarse la viuda con el hermano del marido
fallecido, costumbre que se llama levirato, tomando en cuenta algo similar
ocurrido en el Derecho hebreo. El consentimiento de los padres era nece-
sario para contraer matrimonio.
La mujer ocupaba un lugar inferior en la vida social y familiar. Se le
acostumbraba desde niña a ir al mercado y hacer las tareas del hogar.
Según el padre Diego Duran, gustaban las mujeres tanto de ir al mercado
que si les daban a escoger entre irse al cielo o ir al mercado, preferían lo
segundo.31
Cuando estaban embarazadas, si había un eclipse o al finalizar el ciclo
o siglo de 52 años del calendario azteca, eran encerradas en grandes tina-
jas o en el temascal y se les tapaba la cara con una máscara para evitar que
el niño naciera como un monstruo. Si morían de parto, eran deificadas y
se les llamaba mocihuaquelzis o mujeres valientes.

Silvia Garza Tarazona, La mujer mesoamericana, Colección Mujeres en su tiempo, Planeta, México,
1991, pág. 30.
102 Historia del Derecho mexicano

Según la mitología, los hijos eran concebidos en un lugar privilegia-


do del cielo, directamente criados por Ometecutli y Omecíhuatl, la pareja
divina original, y luego enviados los niños a sus padres terrenos, por lo
que eran vistos con gran regocijo y cariño, como un don del cielo o un
regalo de los dioses.
La mujer preñada debía esperar a sus hijos con tranquilidad y sosie-
go; no debía llorar, ni sufrir, tener penas, ni enojos, ni sustos para no
abortar. No debía bañarse con agua muy caliente para no quemar a su
hijo, ni comer tierra o tiza para que no se enfermaran ella y el niño, ni
mascar tzictli (chicle) porque a la criatura se le endurecía el paladar. No
debía hacer esfuerzos, ni mirar algo rojo para que el niño no naciera "de
lado" (sic).
Al momento del nacimiento, al extraer al niño la partera decía un
discurso manifestándole que venía a un mundo de trabajos, fatigas, penas
y aflicción y pedía por ello la intervención bienhechora de los dioses. Se le
colocaban en las manos al niño pequeño objetos propios de su sexo (ar-
mas o implementos de cultivo para los varones y trastos o escobas para las
niñas). Con el cordón umbilical se hacía un atado que se depositaba en el
hogar en caso de las niñas o en el campo de labranza o de batalla para los
varones. Con ello se simbolizaba que la mujer quedaba atada a su casa y
el varón, en cambio, debía buscar la vida fuera del hogar.
El nombre que se les daba a los niños constaba del día de su naci-
miento, por ejemplo, Ce Ácatl (uno caña); el designado por sus padres,
por ejemplo, Citlalcohua ("el que adquiere estrellas"); el de la familia de su
padre, por ejemplo, Popoca ("humo"), y un cuarto nombre mágico que
sólo debía ser conocido por el atonaltli (sacerdote agorero), los padres del
niño y, claro, éste mismo, porque tenía poderes mágicos y era selecciona-
do por ese sacerdote consultando los buenos o malos augurios del naci-
miento de la criatura. Por ejemplo, Titil (escogido) quedaría así: Ce Ácatl
Citlacohua Popoca Titil. Lo más seguro es que fuera conocido simplemen-
te como Citlacohua.
Los misioneros se asombraron del amor que los padres aztecas pro-
fesaban a sus hijos; de ellos decían que es la gente que más ama a sus hijos
en el mundo. A diferencia de lo que sucedía en otras culturas, y sobre todo en
España, los padres preferían tener hijas porque las sentían más vinculadas a la
familia y más amorosas.
Se cuidaba la dieta de los menores para evitarles enfermedades. Ni-
ños y niñas debían comer media tortilla de los tres a los cinco años; una
de los seis a los 12, de esta edad a los 14 una y media y de los 14 años en
adelante dos tortillas. No eran partidarios de dormir mucho, por lo que a
2. El Derecho prehispánico 103

los niños y niñas los despertaban de madrugada para que ayudaran en las
tareas del hogar.
Al respecto dice el Códice Mendocino: "mira que no seas dormidora,
despierta y levántate a la medianoche... que de noche te levantes y veles...
echa de ti presto la ropa, lávate la cara, lávate las manos, lávate la boca..."
Se hacía siempre, en el hogar, la distinción entre hombres y mujeres.
Así, las mujeres solteras no podían sentarse a la mesa con sus hermanos o
con ningún hombre hasta que se casaran.
Los aztecas eran sumamente limpios. Toda casa, por humilde que
fuera, tenía su temascal o pequeña cavidad de tabiques y piedras que ca-
lentaban con leña, como verdadero sauna, frotándose el cuerpo con fibra
de maguey. Al salir de ese baño de vapor se metían a tinajas de agua fría,
que según Cortés, "...parece muy dañino", pero que en realidad los mantenía
sanos y frescos. El baño era diario para todo tipo de edades y se conside-
raba causal de divorcio que la mujer, con frecuencia, no tuviera prepara-
do el temascal y la comida al regresar su marido del trabajo cotidiano, así
como también la halitosís o mal aliento de cualquiera que lo padeciera;
por eso mascaban yerbas olorosas. Su ropa, aun entre los macehuallis, siem-
pre estaba impecable, ya no se diga en el caso de los altos nobles; se sabe
que Moctezuma Xocoyotzin se bañaba tres veces al día, sin repetir vesti-
mentas. Había incluso una deidad de los baños llamada Yoalticitl.
Los niños eran castigados con severidad por sus faltas, a veces se les
colocaba de bruces sobre un brasero con humo de chile o se les atravesaba
el cuerpo con espinas de maguey.
El padre Motolinía detalla los siguientes aspectos de la formación de
los niños mexicas:32
Es de uso general entre las madres bañar desde que nacen a sus niños chiquitos que
traen a cuestas, en los arroyos o ríos o fuentes, luego en amaneciendo. Y esto no sólo
en verano, sino mucho mejor en invierno, y en tierras frígidísimas, una de las más frías
de la Nueva España es la provincia o Valle de Toluca.
Esto guardan también los indios al pie de la letra: que como los grandes, así
hombres como mujeres, usan cargarse (las mujeres poniendo lo que llevan por carga
dentro de un lienzo como sabanilla, y anudada por los cabos la echan al cuello, y los
hombres con una faja de palma o de juncia, tejida de hasta cuatro dedos en ancho se
asientan en la frente con sus cabos de recio cordel, que llaman mecapal, para atar con
ellos la caja o carga que han de llevar, se cargan de tres y cuatro arrobas sobre las
espaldas), así a sus hijuelos chiquitos les hacen unos mecapalejos también chiquitos, con
sus cordelillos que parecen juguetes, en que les atan alguna carguilla liviana confor-
me a sus corpezuelos, no para que sirva de algún provecho, porque es nada lo que

2
Toribio Benavente, R. P. o Motolinía, Historia de los indios de la Nueva España, Editorial Nacional,
México, 1967.
104 Historia del Derecho mexicano

llevan, sino para que se hagan a la costumbre de echar sobre sí aquel yugo cuando sean
grandes. Y cuando son de ocho a diez años cargan tan buena carguilla, que a un español
de veinte se le haría de mal llevarla mucho trecho. Y las madres, por lo consiguiente,
enseñan a sus hijuelas desde que saben andar, a traer algún Machuelo de alguna cosa
liviana envuelta en su paño, y la ligadura o nudos echados al cuello, que es la usanza
femenil. Durante la niñez o puericia de los indígenas, los que los cuidaban tenían mucho
en cuenta que no viesen por sus ojos actos ni pinturas torpes, ni oyesen pláticas ni
palabras feas, porque lo que se ve, oye y habla en la niñez, adelante se toma en costum-
bre de lo usar. Y de aquí proceden todos los filósofos a enseñar que a los mozuelos,
desde su tierna edad, sus padres y ayos les ejercitan en honestos ejercicios y trabajos.

A continuación se transcriben algunos fragmentos de las pláticas y


amonestaciones que hacían los naturales a sus hijos.

Plática y exhortación que hacía un padre a su hijo


Hijo mío, criado y nacido en el mundo por Dios, en cuyo nacimiento nosotros tus
padres y parientes pusimos los ojos. No sabemos el tiempo que Dios querrá que
gocemos de tan preciosajoya. Vive, hijo, con tiento, y encomiéndate a Dios que te crió
que te ayude pues es tu padre más que yo. Sírvele con amor y hacerte a merced, y
librarte ha de peligros. Reverencia y saluda a tus mayores, no olvidando a los meno-
res. No seas como mudo, ni dejes de consolar a los pobres y afligidos con dulces y
buenas palabras. A todos honra, y más a tus padres a los cuales debes obediencia,
servicio y reverencia, y el hijo que esto no hace no será bien logrado. Mira, hijo, que
no hagas burla de los viejos, enfermos o con falta de miembros, ni del que está en
pecado o erró en algo. No afrentes a los tales ni les quieras mal.
No hieras a otros, ni des mal ejemplo, ni hables demasiado, ni cortes a otros la
plática porque no los turbes, y si no hablan derechamente, para corregir los mayores,
mira bien lo que tú hablas. Si no fuere de tu oficio, o no tuvieres algo de hablar, calla,
y si lo tuvieres, habla pero cuerdamente, y no como bobo que presume, y será estima-
do lo que dijeres. No tomes ni llegues a mujer ajena, ni por otra vía seas vicioso,
porque pecarás contra Dios, y a ti te harás mucho daño.
Con mucho trabajo, hijo, hemos de vivir: yo con trabajos y sudores te he criado,
y así he buscado lo que habrías de comer, y por ti he servido a otros. Nunca te he
desamparado, he hecho lo que debía, no he hurtado, ni he hecho vileza, por donde tú
fueses afrentado.
Mira, no presumas mucho aunque tengas muchos bienes, ni menosprecies a los
que no tuvieren tanto, porque no enojes a Dios que te los dio, y a ti no te dañes.
Si vivieres, hijo, con otro, ten cuidado de todo lo que te encomendaré, y serás
diligente y buen servicial, y aquel con quien vivieres te querrá bien y no te faltará lo
necesario.
Con estos avisos te ciño y fortifico, y te hago misericordia. Mira, hijo, que no los
olvides, ni de ti los deseches.

Respuesta del hijo


Padre mío, mucho bien y merced habéis hecho a mí, vuestro hijo. Es así lo que decís,
que con esto cumplís conmigo, y no tendré excusa si en algún tiempo hiciere lo contra-
2. El Derecho prehispánico 105

rio de lo que me habéis aconsejado. Vuestra carne y sangre soy, por lo cual confío que
otros consejos me daréis. Yo os doy las gracias, y estéis en buena hora, y reposad.

De otra exhortación que hacía un indio labrador a su hijo ya casado


Hijo mío, estés en buena hora. Contigo tienes a punto tus sandalias, bordón y azada,
con lo demás que pertenece a tu oficio, pues eres labrador, para ir a tu trabajo y
labranza en que los dioses te pusieron, y tu dicha y ventura fue tal, y que sirvas a otro
en pisar barro y hacer adobes. En ello ayudas a tu pueblo en el Señor, y con estas obras
tendrás lo necesario para ti y tu mujer y tus hijos. Toma lo que pertenece a tu oficio.
Trabaja, siembra y recoge, y come de lo que trabajares. Mira, no desmayes ni tengas
pereza porque si eres perezoso y negligente, ¿cómo podrás caber con otro?, ¿qué será
de tu mujer y de tus hijos? El buen servicio recrea y sana el cuerpo y alegra el corazón.
Haz, hijo, a tu mujer tener cuidado de lo que pertenece a su oficio, y de lo que le
conviene. Darles ambos buenos consejos como padres porque vivan bien y no des-
agraden a los dioses, ni hagan algún mal con que os afrenten. Ama y haz piedad, y no
seas soberbio ni des a otro pena; más serás bien criado y afable con todos, y recatado
delante de aquellos con quien vivieres y conversares, y serás amado y tenido en mu-
cho. No hieras ni hagas el mal a alguno, y haciendo lo que debes no te ensalces por ello
porque pecarás contra los dioses y hacerte han mal. No seas vagabundo ni mal gran-
jero, asienta y arraiga; siembra y recoge y haz casa donde dejes asentados tu mujer y
hijos cuando murieres. De esta manera irás al otro mundo contento y no angustiado
por lo que han de comer, más sabrás la raíz o asiento que les dejes en que vivan. No
más hijo, sino que estés en buen hora.

De otra exhortación que una madre hizo a su hija


Hija mía de mis entrañas nacida, yo te parí y te he criado y puesto por crianza en
concierto, como linda cuenta ensartada; y como piedra fina y perla te ha pulido y
adornado tu padre. Si no eres la que debes, ¿cómo vivirás con otras, o quién te querrá
por mujer? No seas perezosa ni descuidada, antes diligente, y limpia y adereza tu casa.
Sirve y da aguamanos a tu marido, y ten cuidado de hacer bien el pan. Las cosas de
casa ponías como conviene, apartadas cada cual en su lugar, y no como quiera mal
puestas y no dejes caer algo de las manos en presencia de otros. Por donde, hija,
fueres, ve con mesura y honestidad, no apresurada ni riéndote, ni mirando de lado
como a medio ojo, ni mires a los que viven de frente, ni a otro alguno en la cara, sino
irás tu camino derecho. De esta manera cobrarás estimación y buena fama y no te
darán pena ni tú la darás a otro; y así, de ambas partes concurrirá buena crianza y
acatamiento. Y para esto, hija, serás tú bien criada y bien hablada. Responde cortes-
mente siendo preguntada, y no seas como muda o como boba. Tendrás buen cuidado
de la hilaza y de la tela y de la labor, y serás querida y amada, y merecerás tener lo
necesario para comer y vestir, y así podrás tener segura la vida y en todo vivirás
consolada. Y por estos beneficios no te olvides de dar gracias a los dioses. Guárdate
de darte al sueño o a cama o pereza. No sigas la sombra, el frescor, ni el descanso que
acarrean las malas costumbres y enseñan regalo, ocio y vicio, y con tal ejemplo, no se
vive bien con alguno. Antes, hija mía, piensa y obra bien en todo lugar. Si fueres
llamada, acude presto a lo que manda tu padre, porque no les des pena, y te hayan de
castigar por tu inobediencia. No seas rezongona y si no lo puedes hacer con humildad
106 Historia del Derecho mexicano

te excuses. No digas que harás lo que no puedes; si otra fuere llamada y no fuere presto
al mandado, ve tú con diligencia. No te des a cosas malas, ni a la fornicación. No te
muerdas las manos como mal mirada. No sigas tu corazón porque te harás viciosa.
No tomes por compañeras a las mentirosas, ladronas, malas mujeres, callejeras,
ni perezosas, por que no te dañen ni perviertan. Mas entiende sólo a lo que conviene
a tu casa y a la de sus padres, y no salgas de ella fácilmente, ni andes por el mercado o
plaza ni en los baños, ni por los caminos, que todo esto es malo y perdición para las
mozas; porque el vicio saca deseo y desatino. No entres, hija, sin propósito en casa de
otro porque no te levanten algún testimonio, pero si entrares en casa de tus parientes
tenles acatamiento y hazles reverencia y luego toma el huso y la tela o lo que allí vieres
que conviene hacer y no estés mano sobre mano.
Cuando te casares y tus padres te dieren marido, no les seas desacatada, mas en
mandándote en hacer algo, óyelo y obedece y hazlo con alegría. No le enojes ni le
vuelvas el rostro, ponió en tu regazo y con amor. No le afrentes delante de otros
porque a ti afrentarás en ello. Tendrás cuidado de las tierras que tuvieres y de proveer
a los que te labraren. No te descuides ni andes perdida de allá para acá, porque así ni
tendrás casa ni hacienda. Si hicieres, hija, lo que te tengo dicho serás tenida en mucho
y amada de todos y más de tu marido.

Agradecimiento de la hija a su madre

Madre mía, mucho bien y merced habéis hecho a mí vuestra hija. Con vuestros sudo-
res me criasteis y me mantuvisteis, y aún no me olvidáis ahora dándome aviso, icón
qué os lo pagaré yo, madre mía, o cómo os lo serviré? Porque aún soy muchacha y
juego con la tierra y hago otras niñerías y no me sé limpiar las narices. ¡Oh!, tuviese
Dios por bien que mereciese yo tomar algo de tan buenos consejos, porque siendo yo
la que vos deseáis, halláis vos parte de los bienes que Dios me hiciere. Yo os lo
agradezco mucho, consolaos, madre mía.

En cuanto a su régimen educativo formal, a partir de Moctezuma


Ilhuicamina se ordenó que en cada barrio hubiera una escuela para for-
mar a los jóvenes y ejercitarlos en religión, buena crianza, penitencia, cos-
tumbres, ejercicios de guerra, trabajos corporales, ayunos, disciplinas y
autosacrificios. Estos colegios debían estar bajo el cuidado de maestros
y de ancianos respetables, que vigilaran la castidad de los alumnos, so pena
de la vida si eran negligentes.
A la palabra de los sabios y su testimonio le llamaban huehuetlatoni
(antigua palabra o palabras de ancianos) y los tenían en alta estima. Por
eso se puede decir que su educación era esencialmente tradicional. El tra-
dicionalismo es el intento pedagógico de basar el proceso educativo en la
mera transmisión de bienes culturales por el conocimiento de usos y cos-
tumbres del pasado, sin acoger nuevas adquisiciones.33

' Francisco Larroyo, Historia comparada de la educación en México, 9a. ed., Porrúa, México, 1970, pág. 69.
2. El Derecho prehispánico 107

Al maestro lo llamaban Temachtiani (el que da sabiduría a los ros-


tros ajenos), puesto que el verdadero sentido del hombre, como ser racio-
nal, está dado en su calidad moral e intelectual, de aquí que destacaran las
palabras rostro y corazón como sinónimos de la formación del hombre.
Había dos instituciones educativas, el Calmécac y el Telpochcalli, que
funcionaban de la siguiente manera:
El Calmécac era un centro de educación superior, cuyo nombre aludía a la
manera como estaban situados los aposentos y salones: calli (casa), mecatl (cor-
dón o hilera).34 En él predominaba la formación religiosa y allí asistían los pillis
o nobles. Su disciplina era muy rigurosa y el plan de estudios costaba de tres
grados, cada uno con duración de cinco años, para obtener los grados de
tlamacazto (especie de monaguillo), tlamecaztli (como diácono) y tlanamácac
(sacerdote). También se estudiaba en ese lugar la astronomía, la astrología, la
medicina, la historia, la abogacía y el oficio de tlacuilo o escribano.
El Telpochcalli era la casa de la juventud o de los jóvenes [de telpoctli
(joven) y calli (casa)], en donde se daba preferencia a la formación militar.
Por lo general aquí acudían los macehualli, pero era posible también el
ingreso de pillis o nobles. El arte de la guerra se enseñaba de una manera
práctica y se trataba de habilitar a los alumnos en el autocontrol de su
cuerpo y en el desarrollo de su resistencia al dolor y a la fatiga. Los gra-
dos que se obtenían eran: instructor o tiacach, jefe de instructores o
telpuchtlato y director de instructores o tlacatécatl. Curiosamente, en este
plantel la disciplina era un tanto más relajada.
Tanto en el Calmécac como en el Telpochcalli había un anexo para
niñas, de donde egresaban para contraer matrimonio o bien, decidían
servir al templo de por vida; algunas también podían ser parteras, sacer-
dotisas, comerciantes o sirvientas.
Existía también el Cuicacoalco ("casa del canto"), en donde se enseña-
ban las artes, especialmente la poesía, la oratoria, la danza y el canto. Por
este último los aztecas tenían especial interés y procuraban que sus hijos
lo aprendieran desde muy pequeños.
Por otra parte, era una obligación básica de los padres, cualquiera
que fuese su nivel socioeconómico, procurar la educación de sus hijos.
"Es admirable que en esta época y en este continente, un pueblo indígena
de América haya implantado la educación obligatoria para todos y que no
hubiera un solo niño mexicano del siglo XVI, cualquiera que fuese su
origen social, que estuviera privado de escuela."35

31 Miguel León-Portilla, op. cit., pág. 378.


** Miguel León-Portilla, La educación entre los mexicas. Historia de México, pág. 891.
108 Historia del Derecho mexicano

Sahagún afirma que siendo un recién nacido, ya los padres ofrecen


ante el templo que a la edad convenida (aproximadamente siete años) lo
enviarán al Calmécac o al Tepolchcalli para realizar su instrucción.
El destino final de hombres y mujeres era el matrimonio, que celebra-
ban entre los 15 y los 22 años de edad. Se dice que en Tlaxcala si un varón
pasaba de 25 años sin casarse, le quemaban el cabello públicamente, lo que
era tenido como gran afrenta.
Si el varón se encontraba todavía cursando sus estudios al pretender
contraer matrimonio, su padre debía ofrecer una rica comida a los maestros
y directivos, al concluir la cual, y mientras fumaban las hojas de yetl (tabaco),
les manifestaba que su hijo, siendo un "ingrato", ya quería alejarse de ellos y
formar su hogar, por lo que les rogaba lo comprendieran en su torpeza y le
otorgaran su autorización. Casi siempre los maestros terminaban por acce-
der, no sin llenar de reproches y de consejos al joven pretendiente.
La familia podría basarse en el matrimonio o en el concubinato, pero
en todo caso se organizaba bajo la potestad del varón, por lo que era
patriarcal. Se podían así formar los tipos de uniones familiares que se
presentan en el cuadro 2.7.
Se llegaba a dar el caso de que los pretendientes seleccionaran entre sí
sus parejas, pero lo común era que las familias pactaran el matrimonio
por alianza e interés. Solían ser endógamos, o sea que seleccionaban a la
novia entre las mujeres de su comunidad, pero no de su familia.

Cuadro 2.7. Tipos de uniones familiares entre los aztecas.

Tipo de unión Características


Matrimonio definitivo Cumpliendo todos los requisitos y ceremonial religioso. En
este caso a la mujer se la llamaba cihuatlantli (legítima)

Matrimonio provisional Sujeto a condición, por ejemplo, tener un hijo, lo que haría
prolongarlo indefinidamente. La mujer entonces era
tlacallacahuilli
Concubinato Simple unión sin formalidades, al que se recurría general-
mente por no poder costearse la fiesta de un matrimonio.
La mujer era llamada temecauh

Poligamia Sólo para los nobles. Una de las mujeres era la legítima o
cihuatlantli y las otras cihuapillis, de las cuales unas
habían sido dadas en matrimonio por sus padres (se lla-
maban cihuanemactli), o eran producto del botín de los
guerreros {tlacihuantin)
2. El Derecho prehispánico 109

Por indicaciones expresas del padre del novio, la cihuatlanque acudía a


solicitar a sus padres "la mano de la novia". Esta solicitud era acompañada de
regalos acordes con el nivel de la familia. La misma se repetía hasta dos o tres
veces, siempre hecha con regalos, para que al final, aceptada la petición, se
fijara la fecha de la boda así como el "precio de la novia", que podía variar
desde cargas de leña hasta cosas más valiosas, e incluso que el contrayente
trabajara gratuitamente durante algún tiempo en las tierras de su suegro.
Para fijar la fecha de la boda se consultaban los designios astrales y
las "cartas astrológicas" de los nuevos cónyuges.
En la víspera la novia era bañada y perfumada por la casamentera, sin
que pudiera ya pisar el suelo; por eso la misma casamentera llevaba, en el
momento adecuado, a la novia sobre su espalda para efectuar el matrimo-
nio. Los primeros en llegar a la ceremonia eran los maestros y condiscípu-
los, a quienes se les daba bebida de cacao. Luego llegaban los ancianos, a
quienes se les ofrecía comida, flores y octli o pulque. Todos llevaban pre-
sentes a los nuevos esposos.
Una vez reunidos, sentaban a la pareja sobre un petate adornado y
los parientes de mayor rango les daban consejos, minimizando las cualida-
des de su hijo o hija y enalteciendo las del yerno o nuera, según el caso.
Luego el sacerdote procedía a realizar sus ritos y finalmente anudaba sus
tilmas o mantos, para simbolizar que quedaban casados; asimismo se pro-
cedía a que ambos se dieran a puños pedazos de un tamal especial de
bodas, para significar la ayuda mutua que se debían de allí en adelante. La
mujer daba entonces siete vueltas en torno al brasero de su nuevo hogar.
Toda la ceremonia debía transcurrir en el patio de la casa, ya que los
cuartos los utilizaban sólo para dormir, y como carecían de ventanas de-
bieron de ser estrechos, fríos y oscuros. Terminada la fiesta, algunos auto-
res dicen que la pareja pasaba a consumar su matrimonio, pero otros
sugieren que hacían penitencia durante cuatro días y a partir de entonces
hacían vida íntima. Durante los días de penitencia solían bañarse el uno al
otro como muestra suprema de entrega corporal. Al siguiente día de la
primera cohabitación, se llevaba la manta ensangrentada al templo como
ofrenda por la virginidad perdida.
Eran impedimentos para contraer matrimonio: 1. que la concubina del
padre casara con el hijo; 2. el parentesco consanguíneo en línea recta ascen-
dente o descendente, sin límite de grado; 3. el de consanguinidad colateral
hasta el tercer grado inclusive, y 4. que el padrastro casara con su hijastra.
Además, la viuda debía esperar el término de la lactancia de su últi-
mo hijo (cuatro años) para contraer nuevas nupcias. Se fomentaba la prácti-
ca del levirato, para que, de ser posible, la viuda se casara con el hermano
110 Historia del Derecho mexicano

de su marido fallecido, con el fin de que la educación de los hijos quedara


aún en manos de la familia de éste.
Predominaba el sistema de separación de bienes. La patria potestad,
que implicaba el derecho de vender al hijo, si bien no de matarlo, termina-
ba cuando éste contraía matrimonio. En materia sucesoria se daba prefe-
rencia a la línea masculina. La mala conducta e ingratitud del hijo le haría
perder su calidad de heredero natural en la sucesión del padre. En las
clases nobles heredaba el hijo mayor, a la manera de los mayorazgos euro-
peos, que se estudiarán en el capítulo 4 de esta obra.
Era frecuente que el marido muriera en el campo de batalla, por lo
que una mujer podía contraer varios matrimonios a lo largo de su vida.
El divorcio se concedía con una fuerte causal, generalmente abando-
no, injurias, amenazas y lesiones o que ella fuera pendenciera, perezosa,
imprudente y respondona. En este caso se debía acudir al sacerdote, quien
pretendía reconciliarlos; si no era posible procedía, de manera forzada, a
disolver la unión conyugal. Los hijos según su sexo quedaban bajo la
custodia del padre o de la madre.
Su moral sexual era muy estricta. Sobre ese particular dice Sahagún:
Sólo podemos describir el prototipo de la casta doncella y del buen mancebo a partir
de dos textos que han conservado los consejos de la madre a su hija y del padre a su
hijo. La pureza y la virginidad, la continencia y la decencia forman el marco estricto
que la sociedad ofrece del prototipo de doncella. Veamos en qué términos la madre se
dirige a la hija.
Te quiero decir que te amo mucho, acuérdate que te traje nueve meses en mi
vientre, y desde que naciste, te criaste en mis brazos: yo te ponía en la cuna y de allí en
mi regazo y con mi leche te crié. Esto te digo porque sepas que yo y tu padre somos los
que te engendramos. Mira que tus vestidos sean honestos y como conviene; mira que
no te atavíes con cosas curiosas y mal laboradas porque esto significa fantasía y poco
seso y locura. Tampoco es menester que tus atavíos sean muy viles o sucios o rotos,
como son los de la gente baja. Y cuando hablares, no te apresures en hablar, no con
desasosiego, sino poco a poco y sosegadamente; cuando hablares, no alzarás la voz
ni hablarás muy bajo, sino con mediano sonido, no adelgazarás mucho tu voz cuando
hablares, ni cuando saludares, sino que tu palabra sea honesta y de buen sonido y la
voz mediana, no seas curiosa en tus palabras.
Mira, hija, que al andar haz de ser honesta, no andes con apresuramiento, ni
con demasiado espacio, porque es señal de pompa andar despacio, y el andar de prisa
tiene resabio de desasosiego y poco asiento. Cuando fueres por la calle o por el
camino, no lleves inclinada la cabeza o encorvado el cuerpo, ni tampoco vayas muy
levantada la cabeza y muy erguida, porque es señal de mala crianza; irás derecho y la
cabeza poco inclinada. Cuando fueres por la calle no vayas mirando acá ni acullá y
volviendo la cabeza a mirar a otra parte, mira a todos con cara serena.
Estas "técnicas del cuerpo decente" llevan la misma meta: hacer a la mujer lo
menos vistosa posible, fundirla en la masa de la sociedad. Estos patrones se oponen a
los patrones de la mujer carnal; pero también al de la dulce joven. Estos textos con-
2. El Derecho prehispánico 111

cuerdan en señalar el amor y la gentileza de los padres hacia sus hijos y la ausencia casi
total de represión física, e invitan a la joven a quebrantar las técnicas de comporta-
miento espontáneas adquiridas de niña.

Surge también la mujer carnal y así recordamos este sermón:


Mira también, hija, que nunca te acontezca afeitar la cara o poner colores en ella o en
la boca por parecer bien, porque esto es señal de mujeres mundanas y carnales; esto
es señal de mujeres que ya han perdido la vergüenza y aun el seso, que andan como
locas y borrachas, éstas se llaman rameras, y para que tu marido no te aborrezca,
atavíate, lávate, y lava tus ropas y esto sea con regla y discreción. Hija, mira que no des
tu cuerpo a alguno; mira que te guardes mucho y que nadie llegue a ti, que nadie tome tu
cuerpo. Si perdieras tu virginidad y después de esto te demandare por mujer alguno,
y te casares con él, nunca se habrá bien contigo, ni te tendrá verdadero amor, siempre
se acordará de que no te halló virgen, y esto será causa de grande aflicción y de
trabajo, siempre estará tu marido sospechoso de ti. En ninguna manera te conozca
más de un varón, ni en ningún lugar le hagas traición, que eso se llama adulterio.

El prototipo del joven enfatiza principalmente el control de la sexua-


lidad; no debe usarla sino con gran moderación. Parece que se temiera el
surgimiento de una sexualidad que se desviara de las normas sociales bien
definidas. El pervertido sexual se arriesga, al no satisfacer a su mujer, a
caer en el engranaje del adulterio y de su terrible represión.
Nota pues ahora, amado hijo, si Dios te diere vida en este mundo, la manera en que
haz de vivir en él; mira que te apartes de los deleites carnales y en ninguna manera los
desees; guárdate de todas las cosas sucias que ensucian a los hombres, no solamente
en las ánimas, pero también en los cuerpos, causando enfermedades y muertes corpo-
rales. Mira, hijo, que el mundo ya tiene un estilo de engendrar y multiplicar y para esta
generación y multiplicación, ordenó Dios que una mujer usase de un varón y un varón
de una mujer; pero esto conviene se haga con templanza y con discreción; no te
arrojes a la mujer como se arroja el perro a lo que ha de comer, aunque tengas apetito
de mujer resiste a tu corazón hasta que ya seas hombre perfecto y recio. Antes que
llegues a mujer crezcas y embarnezcas y seas perfecto hombre, y entonces estarás
hábil para el casamiento y engendrarás hijos de buena estatura y recios; si por desven-
tura antes de tiempo te dieres al deleite carnal, en este caso dijéronnos nuestros
antepasados que el que se arroja así al deleite carnal queda desmedrado, nunca es
perfecto hombre y anda descolorido y desainado y cuando te casares, serás como el
que coge miel del maguey, que no mana porque le agujerearon antes de tiempo, y el que
chupa para sacar la miel de él no saca nada, y aborrecerle ha y desecharle ha; así te
hará tu mujer, porque estás ya seco y acabado, y buscará a otro porque tú ya estás seco
y agotado; y hacerte ha adulterio porque tú te destruiste.

Cada fase de la vida sexual debe someterse al principio "del buen


momento", al periodo propicio a la madurez. Después que pase el fuego
ardiente de la juventud, el hombre busca el matrimonio y llega a la mujer
con el natural apaciguamiento sexual.
112 Historia del Derecho mexicano

En Tenochtitlan, por otro lado, la vida estaba marcada diariamente


por el ritmo de los tambores y las flautas que tocaban en los templos. Se
cuidaba en todo momento el orden, la observación de las normas y el
respeto a los dioses y a los ancianos, cuya deidad era Tonantzin, nuestra
abuela, o Huehuetéotl (el dios viejo). Los entierros solían ser solemnes,
pero austeros. El cuerpo era envuelto en un petate (de allí proviene la
expresión popular de petatearse)36 y sepultado bajo el piso de sus casas,
directamente depositado sobre la tierra y cubierto por ésta, a veces acom-
pañado con algunas ofrendas. A los grandes señores en ocasiones los
incineraban y sus cenizas, colocadas en urnas de barro, eran depositadas
en los templos.
León-Portilla señala que el ollin (movimiento) era un concepto de
suma importancia en el pensamiento náhuatl, porque de él se derivan los
de corazón, que da vida y movimiento a alguien, de ahí el término yoliliztli
(vida), que es el resultado del movimiento interior.37 La vida, pues, es
movimiento, y éste era un concepto básico de un pueblo como el azteca,
que fue todo dinamismo y expresión.

El mundo prehispánico en vísperas de la conquista

Un poco antes de efectuarse el descubrimiento y la conquista de México,


el pueblo hegemónico era el azteca, que había impuesto en una amplia
zona (el llamado Imperio azteca) un férreo poder basado en la conquista y
la tributación, si bien respetando en cada pueblo las costumbres locales,
las deidades y hasta las autoridades, a cambio de su total sumisión.
Esto había generado un verdadero mosaico de culturas y de pueblos
que presentaba diferentes niveles de civilización, sin que existiera una uni-
dad política, como llegó a suceder, por ejemplo, en el Imperio romano.
Además, los aztecas habían generado gran resentimiento en los vencidos
debido a su celo excesivo en el cobro de los impuestos y su constante
petición de víctimas para el sacrificio. Por esa razón fue fácil para los con-
quistadores pactar alianzas o neutralidades entre esos pueblos en contra
de los aztecas, como en el caso de Cempoala, Cholula y Tlaxcala, con la
agravante de que la misma ciudad de Texcoco, parte de la Triple Alianza,
presentó de hecho un estado de neutralidad en la conquista, debido a las
muy hondas rencillas entre su tlatoani Nezahualpilli y el de México,
Moctezuma Xocoyotzin.
36Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España, 5a. ed., Porrúa,
México, 1982, pág. 127. 57 Miguel
León-Portilla, op. cit., pág. 386.
2. El Derecho prehispánico 113

De alguna manera resulta evidente que a la llegada de los españoles


las instituciones sociales, políticas, económicas y jurídicas de los aztecas
se encontraban muy desarrolladas.
Al imponerse la dominación europea se inició un largo proceso de
transculturación; los indígenas junto con sus caciques y dirigentes fueron
evangelizados y bautizados en forma masiva, y casi seguramente sin cono-
cer el contenido del dogma cristiano.
Para colmo, hacia fines del siglo xvm las antiguas familias nobles in-
dígenas estaban en plena decadencia social y económica. Algunos caci-
ques de poblaciones nativas ni siquiera eran de origen noble y sus cargos
ya no eran electivos, sino hereditarios. Posteriormente, en plena época
colonial se les dio el calificativo de principales y servían de apoyo a las
autoridades europeas a manera de auxiliares o caciques, con algunas fun-
ciones para determinar la recaudación de tributos y para el servicio perso-
nal.38 A la vez se fue distinguiendo entre gobernador y cacique indígenas.
Fue voluntad de la Corona española expresada en las Leyes de Indias
de 1680 que las comunidades indígenas continuaran gobernadas por su
buen gobierno y policía, como antes de la conquista, en todo aquello que
no fuera contrario a la fe o a las leyes del reino. No obstante, se fue impo-
niendo el derecho castellano prácticamente en todo el país.
Hoy poco sobrevive del antiguo derecho prehispánico. Tal vez aún
puede observarse algo en comunidades de gran arraigo indígena y muy
alejadas culturalmente del común de nuestra civilización, por ejemplo,
entre los coras, huicholes, tarahumaras, seris, yaquis o lacandones, quie-
nes todavía se rigen por sus "tatas mandones" o colegio de ancianos vene-
rables. Aun en materia electoral, las legislaciones modernas hacen obser-
var el respeto que merecen los usos y las costumbres locales de los pueblos
indígenas. Así, el propio art. 2o. de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos manifiesta en su primer párrafo lo siguiente:
Art. 2o. La nación mexicana es única e indivisible. La nación tiene una composición
pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que
descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la
colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, cultura-
les y políticas, o parte de ellas.

Es interesante destacar que aún perdura en muchas comunidades la


institución de la mayordomía para efectuar las fiestas patronales. El ma-

38
Osear Cruz Barney, Historia del Derecho en México, Oxford University Press, México, 1999, pág. 25.
114 Historia del Derecho mexicano

yordomo adquiere un estatus superior incluso al de las autoridades políti-


cas de la región, si bien en todo ello ya hay un sincretismo entre lo cristia-
no y lo prehispánico, aunado a una tradición cultural de varios siglos.
Donde puede verse en gran medida la supervivencia del derecho
prehispánico es en la extendida figura del tequio o cooperación en especie
y en trabajo que se prestan entre sí los habitantes de un lugar para llevar a
cabo obras de beneficio común. Si fuera en beneficio de una sola persona
o familia se llamaría guelaguetza, como se realiza entre varios pueblos del
centro y sur del país, especialmente en la región de Oaxaca.
De todo lo anterior podemos deducir que, aunque en forma limita-
da, todavía existen algunos vestigios de lo que fue el ancho mundo del
Derecho prehispánico entre las grandes civilizaciones de nuestro país.
3. Derecho castellano

El Derecho castellano es el conjunto de normas, instituciones y principios


filosófico-jurídicos que rigieron la sociedad del reino de Castilla durante
el Medioevo. Hay que recordar que en ese periodo Castilla era un reino
independiente, como lo eran también otros reinos con los que tuvo pugnas
y alianzas, por ejemplo, León, Aragón y Navarra. Este Derecho es particu-
larmente importante porque la empresa de descubrimiento, conquista y
colonización de América se hizo con el patrocinio de Castilla y, en conse-
cuencia, fueron su idioma y su Derecho, formado en el sistema jurídico
romano-germano-canónico, los que se establecieron en nuestro continen-
te. De esa manera, nos incorporamos culturalmente al mundo romano
occidental. Por eso

el sistema romano-canónico se impondrá en nuestro país a través del Derecho caste-


llano, no sólo porque así se estableció desde un principio, sino también porque las
autoridades llamadas a gobernar la Nueva España estaban formadas en la tradición
jurídica castellana y, por lo mismo, era ése el régimen que habrían de aplicar. Por
otro lado, aunque también se elaboró un ordenamiento legal propio para las Indias,
o sea el Derecho indiano, el mismo tenía un sustrato ius castellano.1

Es importante insistir en que cada reino asentado en España era inde-


pendiente, por lo que en ese tiempo y hasta muy entrado el siglo xvi no
puede hablarse de un Derecho español sino, como en este caso, de Dere-
cho castellano, ya que la unificación de todos los reinos y la consecuente
formación de España se inició con la unión matrimonial de los Reyes Cató-
1 José Luis Soberanes Fernández, Una aproximación a la historia del sistema mexicano, Fondo de Cultura

Económica, México, 1992, pág. 35.


116 Historia del Derecho mexicano

lieos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, especialmente a raíz de la


expulsión de los árabes, quienes siglos atrás habían invadido la península.

Área geográfica

En la parte centro-norte de la España actual se encuentran dos provincias


conocidas como Castilla la Vieja y Castilla la Nueva. En esta última se asienta
la ciudad de Madrid, capital del país, a orillas del río Manzanares. Si
bien ahora tiene un régimen autónomo, se sabe que hacia 850 d.C. el jefe
árabe Muhammad erigió una fortaleza llamada Mayrit, que fue tomada por
el rey Alfonso VI. Felipe II elevó a sede de su Corte en 1561. Castilla la
Nueva se denomina así porque a raíz de haberse consumado el triunfo
sobre los árabes, muchas familias provenientes de la Vieja Castilla llegaron
allí para establecerse.
Las colindancias de Castilla para el año 1035 eran los reinos de León al
poniente, Badajoz y Toledo al sur, Zaragoza y Navarra al oriente y el Océano
Atlántico al norte. Esta geografía política fue sumamente cambiante debido
a las guerras y alianzas entre los reinos cristianos, así como por las guerras
de conquista y reconquista sostenidas contra los invasores árabes. La región
se caracteriza por sus vastas llanuras y su clima seco y extremo.

Cronología y evolución histórica

España, en su calidad de península, conjuntamente con Portugal situado al


extremo sur de Europa, fue a lo largo de la historia lugar de migraciones y
de mestizaje. La presencia muy antigua del hombre en la región es testimo
niada por las pinturas rupestres de la cueva de Altamira, en la zona de
Santillana. Más tarde, en la Edad del Bronce, en Galicia, las islas Baleares y
Cataluña surgieron algunas tribus antecedentes del pueblo vasco; y hacia
la Edad del Hierro hicieron su aparición los iberos, "hombres del río",
llegados tal vez de los montes Atlas por el estrecho de Gibraltar. Para en
tonces se empieza a hablar del país como Sepharad por los judíos, lo que
significaba "confín o extremo"; Hesperia, por los griegos, que quiere decir
"occidente", o Hispania, con las raíces He Spania, "la esparcida". Este últi
mo nombre fue el que adoptaron para la zona los romanos y del que luego
derivó el que ahora designa al país. ,
Poco después llegaron los celtas, probablemente en el siglo v a.C,
procedentes del norte por los Pirineos y se asentaron en las montañas que
3. Derecho castellano 117

llamaron Asthor, las altas montañas, hoy Asturias. Con el tiempo ambos
pueblos se fusionaron creando la civilización celtíbera, de gran importan-
cia cultural.
También llegaron a España los fenicios procedentes del Líbano, famo-
sos comerciantes y marinos, cuyas naves surcaron el Mediterráneo y reali-
zaron no sólo una importante labor mercantil, sino que sirvieron de enlace
y de difusores de la cultura entre los diversos pueblos de la costa medite-
rránea, de ahí la relevancia de este pueblo. En aquel tiempo era básico
surtirse de metales, y precisamente España se encontraba en la llamada
ruta del estaño, camino hacia las islas del sur de la actual Inglaterra; por eso
los fenicios fundaron allí algunas colonias o factorías que les servían de
puntos de abastecimiento, de ubicación de astilleros para construir y repa-
rar sus naves, y de centros comerciales para ejercer su actividad mercantil.
Así surgió el puerto de Gadir o Gadez, hoy Cádiz, Malaca o Málaga y Abdera
o Adra. Una de sus colonias ubicada en el norte de África, casi frente a la
península itálica, en territorio del actual Túnez, fue Cartago, que con el
tiempo adquirió plena autonomía como reino independiente y que sostu-
vo tres guerras contra Roma por la hegemonía comercial del Mediterrá-
neo, las llamadas Guerras púnicas, en la época de la República romana. En
la primera de ellas Hispania fue aliada de Cartago y, en consecuencia,
sufrió los efectos de la derrota, pues los romanos vencieron en las tres
guerras. A raíz de ello hubo un asentamiento considerable de cartagineses
en territorio español conocido como Nueva Cartago o Cartagena. Igual-
mente, en la segunda Guerra púnica, unos 200 años a.C, Aníbal, rey de
Cartago, pasó por la región con su impresionante ejército y sus elefantes,
camino a Roma, si bien algunos comerciantes se fueron quedando en di-
versos lugares de esta ruta para colonizar.
A partir del siglo vn a.C. comenzaron a darse los primeros asenta-
mientos griegos, especialmente de comerciantes oriundos de la isla de
Rodas. Una de estas colonias, por cierto muy floreciente, fue Ampurias,
en Cataluña, palabra que proviene del griego emporios, es decir, "merca-
do". También en la época de la República romana sus legiones se anexaron
el territorio de Hispania, pero no con facilidad, pues por espacio de dos
siglos hubo necesidad de sostener largas y sangrientas luchas con sus habi-
tantes, siempre en guerra de guerrillas y en donde el movimiento cumbre
lo protagonizaron el jefe hispano Viriato y el general romano Escipión
Emiliano, quien tuvo que recurrir al magnicidio para vencer la resistencia
heroica de Viriato.
Sin embargo, el hecho que marca para los españoles su máximo es-
fuerzo y sacrificio por la independencia fue el sitio de la ciudad de
118 Historia del Derecho mexicano

Numancia, adonde Roma tuvo que enviar 60 mil legionarios para doblegar
a 8 mil celtíberos, en las cercanías de Garay en el río Duero, hasta que los
últimos defensores decidieron suicidarse con sus familias para no caer en
manos de Escipión Emiliano. Cuando los invasores entraron en la ciudad,
dice un testigo, el historiador romano Polibio, no encontraron más que
cadáveres y restos humeantes, metro y medio de carbones y de tierra calci-
nada;2 finalmente Hispania fue incorporada a Roma en calidad de provin-
cia, tan unida después al Imperio que algunos hispanos figuraron entre los
hombres célebres de Roma, como es el caso del filósofo Lucio Anneo
Séneca, originario de Córdoba y maestro de Nerón, y el mismo emperador
Adriano, nacido en la Bética, hoy en ruinas cerca de Sevilla, en Andalucía.
Más tarde el cristianismo se extendió en España según la tradición,
no confirmada ni negada históricamente, por el apóstol de Cristo, Santia-
go Zebedeo, llamado El mayor, quien introdujo este culto en la región y fue
perseguido con especial encono por los romanos. Esto hizo trascender a la
fama a multitud de mártires, entre los que destacan los santos Santiago,
Lorenzo, Eulalia y Fructuoso, y en Elvira, cerca de Granada, se celebró en
el 306 un concilio, el primero con sede en España. Así, a través de los
tiempos el país ibérico ha sido considerado como baluarte del cristianismo
universal. Se sabe que en España la autoridad del papa era acatada con
fidelidad, a pesar de que la Iglesia española disfrutaba de amplia autono-
mía; por eso los pontífices romanos se apoyaban en gran medida en los
obispos españoles para combatir todo tipo de herejías.
Al finalizar la Edad Antigua se acentuó el poderío militar de los pue-
blos bárbaros, extranjeros que hasta entonces habían sido sometidos por
los romanos y que procedían de todos los confines del Imperio. Los había
rubios como los germanos o de raza mongólica como los tártaros. Entre
estos grupos destacan los godos, pueblo indogermánico proveniente del
mar Báltico, quienes se dividían en godos propiamente dichos, ostrogodos
y visigodos. Estos últimos avanzaron hasta el Danubio, pero el emperador
Teodosio los derrotó y tuvieron que aceptar un pacto de alianza con los
romanos, lo que les permitió, en calidad de colonizadores, avanzar hacia el
sur del Imperio.
A la muerte de Teodosio en el año 392, el Imperio se dividió definiti-
vamente en dos partes, la oriental y la occidental, lo cual debilitó aún más
el ya decadente poder de los romanos, por lo que los pueblos bárbaros
pudieron tomar más posiciones. Así, los pueblos de origen germánico
irrumpieron en España: los suavos ocuparon Galicia, los vándalos la Bética,

'- Jean Descola, Historia de España, Juventud, Barcelona, 1974, pág. 35.
3. Derecho castellano 119

los alanos la Lusitania, hoy Portugal, y los visigodos el sur de Francia, si


bien más tarde, al mando de Alarico, saquearon Roma; este jefe visigodo
se casó con la hermana del emperador de Occidente, Honorio, llamada
Gala Placidia, con lo que intentó adoptar para su pueblo las costumbres y
la cultura romanas, pero fue asesinado por lo suyos. 3 Poco después los
visigodos penetraron en España aprovechando la división religiosa del
pueblo romano-hispano, en el que los hombres comunes eran cristianos y
la nobleza se inclinaba por el culto hereje del arrianismo; por eso hábil-
mente el rey visigodo Recaredo se convirtió al cristianismo para contar
con el apoyo del pueblo y del clero católico, ya para entonces poderoso.
Todo ello logró que al paso del tiempo los otros grupos bárbaros fueran
desplazados, incluso los romanos orientales o bizantinos que se habían
establecido en el sur de España, por lo que al final los visigodos se adueña-
ron en forma absoluta de ese país. Años atrás el rey Atanagildo había tras-
ladado su capital a Toledo, ciudad que fue sede política del gran reino
visigodo y cuya civilización fue de particular importancia en todos los ór-
denes para la historia universal. Con el tiempo este reino terminó adaptán-
dose junto a la cultura romano-cristiana, a la vez que por divisiones inter-
nas se formaron otros reinos cristianos a los que hemos hecho alusión al
inicio de este capítulo.
Algunos siglos más tarde se produjeron invasiones procedentes del
norte de África, como la de los bereberes, vocablo con el que se designaba
a númidas, libios y gétulos, pero sobre todo a los árabes musulmanes, quie-
nes dirigidos por Tarik vencieron el 19 de julio de 711 a los cristianos
encabezados por el rey Rodrigo en la célebre batalla de Guadalete, cerca
de Medina. Esta derrota facilitó la penetración de los árabes a toda la pe-
nínsula gracias a una campaña brevísima y fulminante. Para entonces el
poderío árabe, unificado por la religión musulmana, abarcaba un enorme
territorio que comprendía tres continentes gobernados por otros tantos
califatos autónomos: el de Bagdad en Asia, el de El Cairo en África y el de
Córdoba en Europa, si bien en 715 se nombró a Abdelaziz primer emir
dependiente del emirato de Damasco. Para 740 Abderramán formó el
emirato independiente de Córdoba, que en 929 fue elevado al rango de
califato.
Los cristianos ubicados en la parte de mayor dominación árabe si-
guieron practicando su fe y por eso se les llamó mozárabes, es decir, "medio
árabes", pero la convivencia de ambos pueblos presentó siempre una situa-

3
Toribio Esquivel Obregón, Apuntes para la Historia del Derecho en México, 2a. ed., Ponúa, México,
1986, pág. 36.
120 Historia del Derecho mexicano

ción de crisis y tensión puesto que el mestizaje y la transculturación no


fueron posibles debido a sus convicciones religiosas; por lo mismo, hacia
el norte se fueron formando los reinos cristianos autónomos de León,
Asturias, Navarra, Castilla, Aragón y Barcelona, estos tres últimos al prin-
cipio en calidad de condados. Todos ellos lograron gozar de una gran
autonomía gracias al apoyo del Imperio franco-carolingio, el que para pro-
teger sus fronteras del sur de una invasión musulmana, sobre todo después
de la batalla de Poitiers, en la cual con mucha dificultad Carlos Martell
logró derrotar a los árabes, se fortificó estableciendo lo que se llamaba
una marca, y aunque la permanencia de los francos en ella fue breve, logró
dar aliento a los pequeños países cristianos. Entre ellos destacó el reino de
Asturias, creación de un hombre legendario conocido como Don Pelayo,
que con el tiempo unió a Galicia, Asturias y León; estableció su capital en
esta última y desde allí fomentó la guerra contra los árabes en un movi-
miento conocido como la Reconquista, que tuvo como antecedente impor-
tante la victoria cristiana en la gruta de Covadonga hacia el año 718.
La Reconquista española fue un episodio sangriento que duró casi ocho
siglos, con suerte diversa para ambos bandos, hasta que con el debilita-
miento y la posterior división del califato árabe, a la vez que con la unifica-
ción cristiana bajo los Reyes Católicos, se logró, después de un prolongado
sitio, tomar Granada, último reducto árabe en España, el 2 de enero de
1492.
A partir de ese momento se inició la reconstrucción y unificación del
país, si bien los Reyes Católicos todavía gobernaron en forma separada sus
respectivos reinos: Castilla de Isabel y Aragón de Fernando, con el legen-
dario lema de "Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando". Sin
embargo, en ese trascendente año 1492, España se liberó de la dominación
árabe al tiempo que ganaba todo un continente para incorporarlo a sus
dominios, gracias al viaje de Cristóbal Colón. Así, poco a poco se fue for-
mando la conciencia de una unidad nacional ya con el nombre de España,
con la que entra en la Edad Moderna, independientemente de que algunas
de sus regiones conserven hasta la fecha elementos culturales autónomos
que periódicamente provocan severas crisis políticas en el país.

Fuentes

Las fuentes para el estudio del Derecho castellano son similares a las del
Derecho indiano; por eso en el capítulo siguiente se remitirá al lector al
análisis que se presenta a continuación.
3. Derecho castellano 121

A partir del surgimiento en el siglo xix de algunos estudios sobre la


historia del Derecho español, es posible enunciar las fuentes que se deta -
llan en seguida:

• Francisco Martínez Marina, quien en 1808 publicó su Ensayo histórico-


crítico sobre la legislación y principales cuerpos legales de los reinos de León
y de Castilla.
• Eduardo de Hinojosa publicó en 1887 una obra incompleta titulada
Historia general del Derecho español e igualmente Elemento germánico en
el Derecho español y Estudios sobre la historia del Derecho español.
• Rafael Altamira y Crevea publicó en 1903 su Historia del Derecho español.
• Alfonso García Gallo elaboró en 1942 dos tomos de Historia del Dere
cho español y tres tomos del Curso de historia del Derecho español, así
como el Manual de historia del Derecho español, en dos volúmenes.
• José María Marsal y Maree publicó en 1955 Síntesis histórica del Derecho
español y el indiano.
• José María Ots y Capdequí escribió en 1968 Historia del Derecho espa
ñol en América y del Derecho indiano.
• Francisco Tomás y Valiente presentó en 1987 la cuarta edición de su
Manual de historia del Derecho español.
• Antonio Muro Orejón publicó en 1989 sus Lecciones de historia del
Derecho hispano-indiano.

Otros autores con varias publicaciones tanto de historia general del


Derecho como de diversos artículos sobre aspectos específicos de Derecho
español e indiano son, entre otros, Malagón Barceló, Mantecón, Miranda,
Toribio Esquivel Obregón, Silvio Zavala, Guillermo Floris Margadant, Bea -
triz Bernal Gómez, José Luis Soberanes Fernández, José de Jesús López
Monroy y José de Jesús Ledesma Uribe.

Elementos jurídicos formativos

Celtas e iberos

Estos primitivos habitantes se organizaron en varias comunidades o ciuda -


des independientes y que en casos de guerra se confederaban a través de los
jefes de cada ciudad, los que eran electos periódicamente o ejercían su cargo
en forma vitalicia, si bien los había hereditarios. Además, contaban con un
Senado o consejo de ancianos formado por los jefes de familia. La base de su
organización social era precisamente la familia. La sociedad se dividía, como
122 Historia del Derecho mexicano

era común en esa época, en hombres libres y esclavos. Había nobles y plebe-
yos, y los últimos buscaban el apoyo de los primeros; por lo mismo, se les
sometía, a manera de la clientela en Roma, pero con tanta solidaridad que
los sujetos sometidos a un jefe militar lo protegían con sus escudos y cuerpos
y llegaban al extremo de suicidarse si aquél moría, para seguirlo.4
La familia era monogámica. El marido pagaba el "precio de la novia"
y la mujer se dedicaba al trabajo del campo. La tierra se dividía anualmen-
te entre los jefes de familia; cada quien cultivaba en forma independiente,
pero la cosecha era de todos y así se repartía.
En materia penal se aplicaba la pena capital para casos graves, como
el parricidio, en el cual la ejecución se llevaba a cabo por lapidación o por
despeñamiento; también se permitía la justicia por propia mano mediante
el duelo, así como la amigable composición. Para los prisioneros de guerra
no había más que esclavitud o ejecución, y en algunos casos se les cortaba
la mano derecha para ofrendarla a sus dioses. Sin embargo, respetaban a
los miembros de una embajada enemiga e incluso llegaron a celebrar con-
venios de hospitalidad y comercio con otros pueblos como los romanos y
los griegos. Los celtíberos tenían en tan alto concepto esos convenios, que
el vínculo así generado era permanente y se hacía obligatorio en su cumpli-
miento de padres a hijos. Se sabe además que acuñaron monedas y que
mantuvieron un comercio próspero y amplio.

Fenicios y cartagineses

En las colonias fenicias cada ciudad era administrada como un pequeño


Estado. Su gobierno era aristocrático y estaba integrado por tres magistrados,
dos de los cuales eran considerados supremos y se denominaban suffetes,
con facultades políticas y jurídicas respectivamente, y un tercer magistrado
llamado sofer, representante de la hacienda pública. Además, había una
asamblea que actuaba a manera de Consejo resolviendo las cuestiones de
mayor importancia. Los fenicios introdujeron en España sus monedas y el
uso del alfabeto griego, así como el desarrollo de algunas industrias como
la del vidrio y la de los tintes de las telas. Es interesante observar que la
organización de algunas de estas colonias era similar a una empresa mer-
cantil, de ahí su nombre de factorías.
Las ciudades fenicias establecidas en el territorio actual del Líbano,
como es el caso de Biblos, Arad, Sidón, Tiro, etc., formaron una federa-
ción cuyas relaciones se estrechaban en virtud del intercambio comercial.
4 Toribio Esquivel Obiegón, op. cit., pág. 12.
3. Derecho castellano 123

Al parecer, durante mucho tiempo la hegemonía entre ellas la ostentó Tiro.


Lamentablemente no han llegado a nosotros sus leyes escritas, si bien se
supone que las hubo.
En cuanto a Cartago, fue fundada en el siglo IX a.C. por un grupo de
prominentes fenicios desterrados de Tiro por causas políticas y, como he-
mos señalado, fue tan próspera que su expansión imperialista la hizo en-
frentarse a Roma en las Guerras púnicas. Sabemos que internamente tenía
una estructura un tanto diferente de la de otras ciudades fenicias; así, la
asamblea popular nombraba al tribunal y a sus dos suffetes, quienes des-
empeñaban funciones netamente honoríficas porque el verdadero poder
lo ejercía una delegación de la asamblea integrada por 100 personas, a la
vez que el ejército era comandado por un general supremo, cargo que
ostentaba Aníbal en la segunda Guerra púnica. Debe recordarse que las
tres Guerras púnicas fueron ganadas por Roma, que terminó destruyendo
a Cartago y reduciendo a ruinas la ciudad, de la que sólo quedan vestigios
arqueológicos.
Los fenicios no fueron vistos con simpatía por sus contemporáneos,
tal vez por su desmedido afán de lucro. Se ha dicho que en caso de que sus
murallas fueran rodeadas por barcos enemigos, ellos preferían pactar e
incluso pagar tributación antes que enfrentarse a un conflicto armado,
pero si éste se suscitaba, los varones se escondían con sus hijos y riquezas
en las montañas próximas y dejaban la defensa en manos de sus mujeres.
Por otra parte, cuando zarpaban de un puerto después de haber realizado
sus ventas solían secuestrar a algunas personas e incluso niños para ven-
derlos como esclavos en otros lugares.

Derecho griego

Los viajes comerciales y la migración de los griegos se dejaron sentir en


territorio hispano desde tiempos remotos. En la costa catalana fundaron la
importante colonia de Ampurias, amurallada y con dos zonas: la de los
colonizadores griegos y la de los pobladores autóctonos. De este lugar es-
tratégico partían los barcos griegos hacia las costas de Francia, Italia, Bre-
taña, Córcega y Cerdeña. Resulta importante destacar la estrecha relación
entre el Derecho griego y el Derecho romano: algunas de las instituciones
desarrolladas por este último derivan de los griegos, lo que se advierte por
el origen helénico de los términos:

• Enfiteusis: derecho real que permite a su titular, el enfiteuta, gozar


plenamente de un fundo ajeno.
124 Historia del Derecho mexicano

• Hipoteca: derecho real de garantía.


• Deuda quirografaria: reconocimiento de una obligación mediante la
escritura de puño y letra del deudor.
• Anatocismo: cálculo de intereses sobre intereses, que ya desde enton
ces estaba prohibido.
• Bienes parafernales: son los que pertenecen a la cónyuge y deben ser
separados de los que componen la dote.
• Anticresis: prenda en la que se permite al acreedor prendario el uso y
disfrute del objeto a cambio de la renuncia de los intereses o su reduc
ción.
• Pecuniario: aplicable a cuestiones económicas o patrimoniales, y pro
viene del griego pecunia, que significa "oveja", porque con este tipo
de animales se valuaban las cosas en el mercado en una época
premonetaria. También da origen a la palabra peculio.
• Hiperrocha: significa "demasía" y es aplicable al caso de embargo en
que se debe devolver al deudor el excedente de lo que produzcan los
bienes embargados.
• Sinalagmático: equivale a una obligación bilateral en la que ambos
sujetos son deudores y acreedores entre sí, como es el caso de una
compraventa.5

Lo que destaca especialmente de la influencia griega sobre el Dere-


cho antiguo de España es el contenido de la Lex Rhodia de Iactu, elaborada
hacia el siglo ix a.C. en la isla de Rodas. En ella se estableció la echazón o
facultad del capitán de un navio de arrojar las mercancías puestas a su
cuidado en caso de que la nave se viera ante un peligro grave y requiriera
eliminar lastre, así como la avería gruesa o reparto entre los comerciantes
que embarcaron sus mercancías en el navio, por los daños sufridos a conse-
cuencia de la echazón, y finalmente la pecunia inajecticia, antecedente del
seguro marítimo de nuestros días.
Es indudable que los griegos aportaron mucho al mundo jurídico,
político y filosófico de Occidente, como es el caso de la democracia, la
filosofía y en particular la filosofía jurídico-política, entre otros aspectos;
sin embargo, su análisis ya no es objeto de este estudio, que se limita a las
aportaciones directas que los griegos hicieron al mundo hispánico a través
de sus colonias, sobre todo en la parte sur de la península española.

Guillermo Floris Margadant S., Panorama de la Historia universal del Derecho, 5a. ed., Miguel Ángel
Porrúa, Librero-Editor, México, 1996, pág. 75.
3. Derecho castellano 125

Derecho romano-bizantino

Con la caída de Numancia aproximadamente en el año 132 a.C, Hispania


quedó convertida en provincia romana; para que una región fuera incor-
porada al poderío de Roma era costumbre que el Senado aprobara una Lex
Provintiae o Fórmula Provintiae, en la que se determinaba su organización
administrativa y el grado mayor o menor de autonomía de que gozaría,
dependiendo de la resistencia que sus habitantes hubieran presentado al
ejército invasor. España fue dividida en dos provincias: la Oriental y la
Occidental; en la época de Augusto España pasó a formar parte de una
provincia llamada Bética, a la que se le dio el rango de senatorial, es decir,
administrada por el Senado porque era para entonces una región pacífica
y leal a Roma, a diferencia de las provincias imperiales, como Palestina,
que eran levantiscas y de difícil gobierno, por lo que debían estar directa-
mente al mando del emperador. Es de advertirse además que parte del
territorio español actual quedó comprendido en dos provincias imperia-
les, la Tarraconense y la Lusitania; esta última abarcaba Portugal. En la
época de Augusto el Imperio romano estaba dividido en 22 provincias, 10
de las cuales eran senatoriales y las otras 12 imperiales.
Para la época de Diocleciano el Imperio se dividió en cuatro prefectu-
ras, cada una de las cuales se subdividía en diócesis y éstas en provincias;
así, España fue una diócesis de la prefectura de las Galias. El gobierno de
Roma en España se personificaba en un procónsul o propretor nombrado
por el Senado y este personaje reunía amplias facultades militares, admi-
nistrativas, civiles y penales. Cuando estaba en funciones daba a conocer
un edicto para la provincia, en donde manifestaba las reglas que regirían
en lo administrativo y en lo judicial durante su gobierno. Este edicto conte-
nía disposiciones comunes para todas las provincias y otras específicas
para una colonia en particular.
El emperador Vespasiano concedió la ciudadanía romana a todos los
hispanos libres, aproximadamente en el año 74 d.C, y hacia 212 Caracalla
en su Constitutio Antoniniana otorgó este beneficio a todos los ingenuos u
hombres libres del Imperio. Si bien Roma respetó en gran medida el Dere-
cho autóctono de sus colonias, a la larga se impuso el Derecho romano que
los especialistas denominaron vulgar o posclásico, llamado así porque ya no
tenía la calidad y profundidad del mejor Derecho romano, el clásico, que
se integró con las aportaciones de los grandes juristas. Un aspecto muy
importante fue en ese tiempo la penetración de la figura del municipio; es
curioso observar que hacia el año 364 d.C. Valentiniano creó la magistratura
del "defensor de la ciudad", quien debía proteger y defender al pueblo
126 Historia del Derecho mexicano

contra la insolencia de los oficiales y los excesos de poder de los goberna-


dores.
Es sabido que el Derecho romano pasó por varias codificaciones, pero
la más destacada se realizó en el siglo vi d.C. con Flavio Pedro Justiniano,
emperador de Oriente, quien con la valiosa intervención de juristas como
Triboniano, Constantino, Teófilo y Doroteo desarrolló una labor ardua y
minuciosa de recopilación y actualización, de la cual surgieron cuatro obras
monumentales:

1. El Codex. Colección de leyes o leges y de constituciones de diversos


emperadores a partir de Adriano, y que se divide en 12 libros.
2. El Digesto. Compuesto de 50 libros, también denominado Pandectas,
que contiene problemas concretos y sus soluciones a partir del crite
rio de diversos juristas prestigiosos.
3. Las Instituías, que son libros de enseñanza del Derecho, divididos en
cuatro tomos.
4. Novellas, que se refieren a las constituciones expedidas por el propio
Justiniano durante su gobierno.

Esta magna obra de recopilación se introdujo en España por la parte


sur gracias a la influencia que tuvo el Imperio romano-bizantino hacia el
siglo vi d.C, cuando el general Belisario trató de reconquistar el Imperio
de Occidente para Justiniano.
A este conjunto de textos los juristas medievales lo denominaron Cor-
pus Iuris Civiles, cuerpo del Derecho civil, para diferenciarlo del Corpus
Iuris Canonici o cuerpo del Derecho canónico, y su impacto ha sido funda-
mental para el conocimiento y la divulgación del Derecho romano hasta
nuestros días.
De esta manera el Derecho romano bizantino se estableció en España,
por lo que este país quedó comprendido dentro del sistema romanista, al
que siglos después hizo incorporar a las naciones de América por medio
de la conquista. Por eso el Derecho romano es el antecedente básico del
Derecho mexicano y así en las escuelas de Derecho se le estudia de manera
específica, como asignatura curricular.

Derecho visigótico

Los visigodos tenían un gobierno monárquico, cuyos reyes pertenecían a la


dinastía de los Balthos, que comprende de Alarico a Amalarico. Los suce-
sores de cada monarca eran electos y la nobleza ejercía un poder muy mar-
3. Derecho castellano 127

cado; al principio ésta se reunía en una asamblea de ancianos, que luego se


transformó en un consejo de Estado denominado Aula Regia, formada por
altos nobles y miembros encumbrados de la Iglesia, y que elegía al nuevo
rey. Generalmente los nobles adquirían el rango de condes y tenían el más
alto nivel; después de ellos estaban los bucelarios, que eran hombres libres
aunque sujetos a la jurisdicción de un patrón, a quien además le proporcio-
naban servicios en tiempos de paz y de guerra a cambio de la protección
que, en casos de emergencia, aquél les otorgaba. En un estrato inferior
estaban los liberti o esclavos manumitidos; los siervos de la gleba, en condi-
ción similar a la de los colonos romanos, pues al venderse la tierra se ven-
día también a los siervos adscritos a ella; estos siervos o campesinos podían
adquirir tierras, pero sin tener derecho luego a revenderlas. Finalmente
estaban los siervos comunes, que habían cometido delitos graves o de lesa
majestad o también deudores insolventes y, por lo mismo, estaban marca-
dos por la infamia social.
Ya cristianizados y romanizados, los visigodos desarrollaron un im-
portante centro de civilización que en materia jurídica se caracterizó por la
expedición de varias leyes en las que se advierte la marcada influencia del
Derecho romano unida al Derecho germánico tradicional. A esta combina-
ción de ambos órdenes jurídicos se le denomina leyes romano-bárbaras, que
en el caso de los visigodos asentados en España tuvo además la caracterís-
tica de que se aplicaron en función del origen de cada individuo y no por
territorialidad, por lo que se habla de la época del estatuto personal, de la
manera siguiente:

1. Código de Eurico, tal vez de 475, elaborado durante el reinado de este


personaje, se conoce gracias a algunos fragmentos encontrados en
bibliotecas de conventos medievales y en donde predominan las dis
posiciones de origen bárbaro; era aplicable sólo a los visigodos o en
caso de litigio entre éstos y los romanos.
2. Breviario de Alarico o Lex Romana Visigothorum, del año 506, en donde
ya encontramos mayor influencia del Derecho romano con partes del
Código de Teodosio, las Responsa de Papiniano, los códigos Gregoriano
y Hermogeniano y parte de las Instituías, de Gayo. Este texto se aplica
ba a la población romana radicada en el territorio español, pero ejer
ció gran influencia en las universidades de toda Europa y servía para
consulta y aplicación en los litigios, en la redacción de contratos y
otros documentos jurídicos. Además, se sabe que si en un principio
las leyes visigóticas no eran escritas sino de tradición oral, ya con
estos dos antecedentes tendieron a conservar en textos sus disposicio-
128 Historia del Derecho mexicano

nes normativas, a tal grado que ahora se tiene información de la exis-


tencia de otras leyes promulgadas durante los gobiernos de los reyes
Leovigildo y Recaredo, pero que por desgracia aún no han sido en-
contradas.

Como se observa, al estar regidos por lo que se conoce como el estatu-


to personal, a los visigodos se les aplicaba el Código de Eurico y a los romanos
el Breviario de Alarico, pero al cabo del tiempo y en virtud del mestizaje
entre ambos pueblos ya no era posible determinar el origen étnico de cada
sujeto, por lo que se imponía la unificación jurídica y la aplicación de un
Derecho por territorialidad, y se terminó así con la época del estatuto per-
sonal. Hacia el año 654 se expidió el Liber Judiciorum o Codex Visigothorum,
mejor conocido como Fuero Juzgo, el que por cierto, junto con otro docu-
mento jurídico llamado Fuero o Carta de Aviles, se considera entre los escri-
tos más antiguos del idioma castellano. El Fuero Juzgo fue elaborado entre
los reinados de Recesvinto y Chilperico, y es probable que haya ejercido
gran influencia en las ideas expresadas en el octavo Concilio de Toledo.

Instituciones feudales

La Edad Media, como etapa de la historia universal, abarca desde 476 hasta
1453, enmarcada en estos extremos por la caída del Imperio romano de
Occidente y del Imperio romano de Oriente. Así, comprende un periodo
de casi mil años durante los cuales se fue formando el mapa actual de los
países de Europa, con la mezcla de elementos étnicos y culturales de la
civilización romana y de los pueblos bárbaros, tal como sucedió en España
entre lo romano y lo visigótico.
Durante ese tiempo la conjunción de pueblos de diversos orígenes y de
diferentes grados de civilización originó que en algunas regiones se desa-
rrollaran prácticas jurídicas prerrománicas de antecedentes bárbaros, que
implican necesariamente una situación de retroceso, en ocasiones muy
dramático, pero que alcanzaron notable popularidad al grado que ahora
las consideramos típicas de la Edad Media. Entre estas instituciones desta-
can las que se detallan a continuación:

1. El régimen feudal. Este sistema tiene sus antecedentes en el Derecho


romano y específicamente en el colonato, que se acrecentó sobre todo
a partir de las reformas económico-políticas del emperador Diocle-
ciano. La palabra feudo deriva del germano febu y significa "rebaño o
propiedad", y se entendía como una especie de contrato de concesión
3. Derecho castellano 129

mediante el cual un individuo recibía de manos de su soberano o


señor la posesión de tierras y rentas para administrarlas a su albedrío.
Éstas podían ser heredadas a sus sucesores, todo ello a cambio de
guardar fidelidad y de prestar ciertos servicios al otorgante. En térmi-
nos generales, eran tres los votos que debía ofrecer y cumplir el señor
feudal ante su superior: a) fidelidad, es decir, no cruzar sus armas con
las del soberano; b) hospitalidad, la que se demostraba dando refugio,
escolta, alimentación y cuidados al rey y a su comitiva cuando viajaba
por el feudo, y c) consejo, por lo que el señor feudal debería acudir a
Cortes ante su soberano cuando éste lo convocara, a fin de aportar
sus mejores ideas para la solución de los problemas del reino. A cam-
bio de ello el señor feudal gozaba de amplia autonomía, lo que permi-
tió en muchas ocasiones que se implantara en los feudos una verdade-
ra tiranía para los vasallos, esto es, los individuos avecindados en la
región, entre los que estaban más explotados los siervos de la gleba,
que si bien no eran esclavos vivían en un régimen infrahumano. Este
sistema basado en la tajante división política y social y con base en la
obediencia y sumisión, es de carácter netamente germánico. La
estratificación social en estamentos. La palabra estamento proviene del
latín stamentum, y se entiende por tal a cada uno de los grupos
componentes de la sociedad que gozan entre sí, como grupo, de privi-
legios, derechos y obligaciones similares, con base en su nivel político
y en la distinta actividad que realizan dentro de esa sociedad. Este
tipo de estratificación, por grupos bien diferenciados, fue usual en la
Edad Media y se establecía de la manera siguiente:

a) El rey o soberano, llamado de esta última forma porque Dios ha


bía depositado el ejercicio mundano de la soberanía o poder ori
ginal en su propia persona. De ahí la idea de que el rey lo era por
la gracia de Dios y que desobedecerlo era ir contra los designios
divinos, por lo que el monarca sólo debía responder de sus actos
ante Dios. Así, una rodilla se ponía en el suelo frente al rey y las
dos frente a Dios; en consecuencia, el rey encabezaba la pirámide
social.
b) La nobleza, que mantenía una tradición de carácter histórico-polí-
tico basada en el uso de títulos heráldicos, varios de los cuales
eran de origen germánico, como es el caso de condes, duques,
marqueses (originalmente los comandantes de una fortaleza fron
teriza o marca), barones, vizcondes, etc. Estos individuos compo
nían la alta nobleza y muchos de ellos obtenían varios títulos
130 Historia del Derecho mexicano

nobiliarios heredándolos de ambos progenitores o mediante ma-


trimonios con otros nobles. En cambio, los miembros de la baja
nobleza generalmente eran llamados hidalgos, del antiguo caste-
llano "fijos da algo", es decir, "hijos de alguien", pero natural-
mente de alguien famoso y de cierta alcurnia. La herencia o transmi-
sión de la nobleza era de forma directa de los padres al primogéni-
to, que heredaba la armadura y el escudo de su padre, es decir, el
blasón. Esta línea sucesoria se denominaba linaje y conservaba los
títulos de nobleza entre una misma familia. Los hijos que no alcan-
zaban este privilegio eran llamados infantes o infanzones, caballeros,
ricos-hombres, séniores, príncipes o proceres y gozaban de prestigio y
de privilegios; muchos de ellos incluso pertenecían a la corte de
los monarcas.
c) El clero, es decir, la jerarquía de la Iglesia, que adquirió un enor
me poder político y social en la Edad Media; el clero gozaba de
grandes privilegios y representaba un importante grupo de po
der. A su vez, el clero se dividía en alto, compuesto por los gran
des funcionarios eclesiásticos, como cardenales, arzobispos, obis
pos, etc.; y bajo, integrado por religiosos de menor jerarquía.
d) El tercer Estado o Estado llano, compuesto por burgueses, habi
tantes de los burgos o ciudades, quienes se dedicaban a las labores
artesanales y a los negocios, sobre todo al manejo de los bancos y
las actividades cambiarías. Con el tiempo lograron amasar una
regular fortuna y constituyen el origen incipiente de una futura
clase media, que para proteger sus intereses guardaba celosamen
te las técnicas de su producción mediante el uso de los gremios o
grupos de artesanos productores, quienes no permitían el acceso
a ellos de las clases inferiores. Al paso de los tiempos este grupo
logró un enorme poder económico, pero no social, porque los
nobles los miraban con desdén, sabiendo que eran ricos, pero
que no podían ostentar un origen nobiliario. De esta suerte, aunque
un noble se hubiera empobrecido y fuera deudor de un burgués,
no dejaba de considerarlo como un "burro de oro", al grado que
por ejemplo Moliere, en pleno siglo XVII, todavía satiriza a estos
personajes en su célebre comedia El burgués gentilhombre. También
este tercer Estado lo configuraban los villanos, habitantes de las
villas o aldeas, quienes eran dueños de propiedades rurales a ve
ces muy valiosas y extensas, pero que tampoco podían ostentar un
origen noble; estas personas eran llamadas don o doña, apócope
de las palabras dueño o dueña. Como puede observarse, la palabra
3. Derecho castellano 131

villano no tenía en un principio el sentido peyorativo que ahora


suele dársele. En ocasiones una mujer noble se casaba con uno de
estos villanos y perdía su nobleza, pero pasados algunos años de la
muerte de su marido podía recobrarla si tomando una lanza gol-
peaba la osamenta de su esposo, diciendo tres veces "Villano toma
tu villanía, da a mi mia fidalguía".6
En el último escaño de la organización social se encontraban
los siervos de la gleba o siervos de la tierra, campesinos arraiga-
dos materialmente a la propiedad de los señores feudales. Hay
que advertir que también existían algunos campesinos libres.

Las corveés o faenas que el siervo debía ofrecer a su señor a cambio de


su protección en casos de emergencia, por ejemplo, moler su trigo,
arar sus tierras, cuidar sus rebaños, exprimir sus uvas para fabricar
vino, etc. Además, si el propio vasallo usaba los molinos del señor o
sus hornos, debía pagarle derechos que se llamaban banalidades. Las
tallas, impuestos cobrados periódicamente, lo que a veces era
motivo de fuertes tensiones en la relación señor-vasallo. El ius
primae noctis o derecho de pernada, es decir, el derecho del señor
feudal a pasar la noche de bodas con la mujer de su siervo. Esta
tradición, que estaba muy extendida en la Europa medieval, en Fran-
cia se llamaba ius cunni, en Inglaterra right of marchette, y en Italia
cazzagio. Margadant afirma que le correspondía colectivamente al
monasterio de St. Thiodard respecto del pueblo de Mount Auriol. 7
Los comitatus, o círculo de amigos y colaboradores cercanos que so-
lían acompañar a los nobles. Si se trataba del rey, su grupo se denomi-
naba trustis, y se llamaban vassi si eran los allegados de una persona
destacada que no era precisamente noble.
Los fehmgerichte, organizaciones semisecretas que buscaban a delin-
cuentes cuyos crímenes hubieran quedado impunes. En tal caso los
citaban para que manifestaran sus razones y se defendieran, pero si no
acudían a su llamado o no demostraban su inocencia eran ejecutados.8
Las ordalías o juicios de Dios, que eran procedimientos muy diversos
para demostrar la inocencia de un inculpado. En todos los casos se
trataba de pruebas sujetas totalmente al alea y por lo común con un
alto contenido de crueldad. Ejemplo de ello es el duelo procesal en el

11 Toribio Esquivel Obregón, op. cit., pág. 43.


7 Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 156.
8 Ibidem, pág. 172.
132 Historia del Derecho mexicano

que el sujeto peleaba con otro individuo utilizando diferentes armas:


si perdía, era ejecutado porque se habría demostrado su culpabilidad.
También había pruebas de fuego en las que al acusado le colocaban
un hierro candente sobre ambas palmas de las manos y si al tercer día
estaban cicatrizando, era inocente; o pruebas de agua en donde se
hundía al sujeto en un lago o en un río para ver si sobrevivía o no.
Esto era muy frecuente en el caso de querer demostrar que una perso-
na se dedicaba a la brujería.
9. La tortura era muy usada y los procedimientos para aplicarla fueron
diversos y refinados. Esta práctica inhumana tenía como aparente jus-
tificación el hecho de que se consideraba la confesional como la reina
de las pruebas; por ello era necesario obtenerla del inculpado aunque
existieran otros medios probatorios suficientes para conocer su cul-
pabilidad. Se ha establecido que no fue sino hasta el siglo xix cuando
se abolió la tortura en los diversos ordenamientos y que precisamente
México fue uno de los primeros países en aboliría, tanto por las dispo-
siciones de Cádiz como por las de los primeros proceres de la Inde-
pendencia.
10. La caballería, que era una especie de hermandad basada en el honor
de cada integrante o caballero. Se formaba con hijos de nobles que
prestaban servicios de índole personal desde pequeños a un noble o
al propio monarca, aprendían con esmero el manejo de las armas y
las reglas de la caballería y sólo después de poseer gran dominio so
bre todo esto podían aspirar a ser armados caballeros. Para ello un
caballero los apoyaba como padrino, vistiéndolos con armadura y dán
doles un golpe con la espada en el hombro, lo que se denominaba
pescozada; previamente el interesado había pasado la noche velando
sus armas y reflexionando sobre su nuevo estado, que le permitía
considerarse miembro de una orden determinada de caballería, con
todos los honores y privilegios que eso merecía.
11. La behetría, que en términos generales era un convenio de protec
ción entre campesinos y señores, por el que éstos cedían sus tierras al
señor reservándose el derecho a cultivarlas, para lo cual entregaban
al señor un canon o tributo que podía ser en dinero, especie o servi
cio personal, a cambio de protección para él y su familia, algo muy
importante en tiempos violentos de invasiones y de peligros sin cuen
to como los de la Edad Media. En ocasiones los así protegidos, un
individuo, una familia, una aldea o incluso una pequeña ciudad, po
dían cambiar a su protector si no les cumplía y seleccionar a uno de la
misma familia del anterior, en el cual se trataba de una behetría de
3. Derecho castellano 133

linaje; o bien cambiarlo sin mayores restricciones: entonces se daba


una behetría de mar a mar. Esta figura feudal es importante porque
fue antecedente de la encomienda establecida en las Indias a raíz de la
conquista y colonización españolas, que será estudiada en el capítulo
dedicado al Derecho indiano.
12. La sippe o sibis, nombres que designan a una familia, la que siempre
debía estar al mando de un varón, desde luego el padre y esposo, y a
su muerte del hijo mayor, quien heredaba el munt o potestad sobre su
madre viuda y sobre sus hermanos, que sólo se emancipaban al tomar
las armas. Los miembros de una misma sippe estaban obligados entre
sí a guardarse fidelidad y a proporcionar auxilio a los sobrevivientes
en caso de muerte de uno de ellos. Debían asimismo vengar la muerte
del familiar por homicidio y si en este caso llegaban a obtener una
composición, repartírsela entre todos. La justicia ejercida en la op
ción señalada del familiar asesinado era conocida como venganza de
la sangre.
13. El duelo, o combate que se daba como consecuencia de la justicia por
propia mano y la venganza, todo lo cual estaba permitido e incluso
subsistió hasta muy entrado el siglo xix en diversos países. Para llevar
lo a cabo se recurría al reto o invitación formal al duelo, que revestía
diferentes formas, por ejemplo, arrojar a un sujeto un guante a los
pies y que éste lo recogiera, o bien darle una bofetada, y también
mesando, es decir, tirándole de la barba. De igual manera, para termi
nar una antigua rencilla los rijosos debían darse mutuamente el óscu
lo o beso de la paz, lo que era especialmente necesario en las vísperas
de la Navidad, de la Pascua de resurrección, de acudir en peregrina
ción o en virtud de las Cruzadas a Tierra Santa.
14. Instituciones para impedir los duelos y las venganzas. Las había de
orden religioso, como era el caso de la llamada Tregua de Dios, en
donde la Iglesia prohibía combatir entre cristianos desde el atardecer
del jueves hasta el anochecer del domingo, al considerar santos estos
días en el ritual, ya que fueron fechas en que se desarrolló la pasión y
resurrección de Cristo. A la vez, la Corona establecía la paz del rey, de
suerte que en determinadas leguas a la redonda de donde se encon
traba éste no era posible retarse y pelear. En ambos casos, la violación
de esas disposiciones traía para los implicados la aplicación de la ley
del talión.
15. La prenda extrajudicial, consistente en apoderarse de algún objeto de
un individuo para luego depositarlo en el juzgado y obligarlo a acudir
ante la justicia para responder de un derecho supuestamente violado.
134 Historia del Derecho mexicano

16. El morgengabe, indemnización hecha por el cónyuge al padre de su


esposa el día después de la boda por la virginidad perdida.
17. La wadiation, que consistía en depositar ante un tercero un objeto
simbólico, como la espada o el escudo de armas para que éste lo con
servara hasta que el depositante deudor cumpliera su adeudo ante su
acreedor. En caso contrario, el depositario lo entregaría al acreedor,
quien tendría así una prueba fehaciente del deshonor del insolvente.
18. Los esponsales, contrato celebrado entre el aspirante o pretenso y el
padre de su novia o quien fungía como tal. A partir de ese momento
entraba la novia en la potestad de su futuro cónyuge, ya se la llamaba
esposa y una vez que se casara sería llamada mujer. Si por alguna causa
imputable a ella no se casaba con quien había celebrado esponsales,
debería devolverle todo lo recibido, salvo que la hubiera besado algu
na vez, en cuyo caso podía conservar los bienes que le hubiera dado.
19. La barraganía, nombre con el que se designaba al concubinato que,
aunque mal visto por la Iglesia católica, si se trataba de una mujer
honesta podía obtener parte de los bienes gananciales, es decir, los
adquiridos después de efectuada la unión libre.
20. Los consejos de familia, formados por los parientes de mayor rango o
autoridad y que conocían de asuntos internos y graves de los miem
bros de la sippe, por ejemplo, tutelas, arbitraje por discordias inter
nas, etcétera.
21. La mesta, asociación ganadera que se organizaba para la defensa de
sus intereses y para explotar los pastos comunales o dehesas. También
se le llamaba cabana real y fue trasladada a América a raíz de la coloni
zación.
22. El compadrazgo, parentesco de tipo religioso que entonces tenía reco
nocimiento en el Derecho privado y que incluía derechos de sucesión.
23. Las ferias, o mercadeo colectivo e itinerante, originado por los peli
gros que implicaba viajar por los caminos medievales infestados de
ladrones. En realidad, viajar en esos tiempos era algo reservado a
altos funcionarios civiles o religiosos, siempre acompañados de fuer
tes escoltas, o bien algunos predicadores y frailes mendicantes, así
como juglares y trovadores. Había personas que nacían en una aldea y
ahí transcurría toda su vida y allí mismo morían, sin saber qué había
más allá de las montañas de su región; por eso cuando una caravana
de comerciantes atinaba a pasar por sus comunidades despertaba la
mayor curiosidad y tenía fuerte atractivo. A la entrada de los caminos
se encontraban los banqueros, sentados en bancos, que hacían las ve
ces de cambistas de monedas y ante quienes se podía depositar diñe-
3. Derecho castellano 135

ro a cambio de un título de crédito, como un pagaré o una letra de


cambio, para ser cobrada en otra plaza con un socio del banquero, el
cual en caso de llegar a una quiebra hacía precisamente ostentación
de su ruina quebrando su banco. Como es sabido, estas ferias tam-
bién pasaron a América y se hicieron tan populares que aún hoy se
practican con regularidad y muchas veces están relacionadas con fes-
tividades religiosas, como es el caso de la tradicional feria de San
Marcos, en Aguascalientes.
24. El mayorazgo, vinculación de bienes en una misma familia mediante
la sucesión de éstos al hijo mayor y con la posibilidad de apoyarlo con
mejoras o nuevos bienes con los que algún heredero podía aumentar
el patrimonio familiar. En un principio se requería la autorización del
rey para fundar un mayorazgo, pero posteriormente ya no fue necesa
rio este requisito.
25. Diversos impuestos, entre los que podemos destacar los pectos o pe
chos que pagaban las clases inferiores; la fumagda o impuesto que se
pagaba por cada hogar; la yugada por cada animal; la infurción por
los frutos recogidos; el diezmo consistente en la décima parte de las
ganancias obtenidas; las primicias, primeros frutos obtenidos o pri
meras crías de un ganado; el conducto y el yantar u obligaciones de
conducir al rey o al noble y alimentarlo cuando cruzara por una re
gión; el peaje y el pontaje o impuestos por el uso de caminos y puen
tes, a pesar de que en ese tiempo eran casi intransitables a causa de la
nieve y los bandidos.

Las que hemos mencionado son sólo algunas de las instituciones que
pueden apuntarse en la Edad Media europea, muchas de las cuales tienen
un origen netamente bárbaro, otras romano y algunas más musulmán. En
esa convivencia tales culturas, amalgamadas con el cristianismo, fueron
dando sus características básicas al Derecho castellano.

Derecho árabe

La península de Arabia, ubicada en Asia Menor, entre el Mar Rojo, el Golfo


de Aden, el Mar Arábigo, el Golfo de Omán y el Golfo Pérsico, rodeada a lo
lejos por el Océano índico, fue el lugar de origen de un pueblo y de una
religión que mucho han influido en la historia universal.
Los historiadores han distinguido tres razas que configuran histórica-
mente al pueblo árabe: 1. los árabes primitivos, que ya no existían en la
época de Mahoma, llamados Al-Ariba; 2. los establecidos en el Yemen y que
136 Historia del Derecho mexicano

luego se esparcieron en todas direcciones, y 3. los Mustariba, que se decían


descendientes de Ismael, hijo legítimo de Abraham, primer patriarca he-
breo. Ellos vivieron en la parte desértica y fundaron la ciudad de La Meca,
custodiada por la tribu de los koreichitas, a la que perteneció Mahoma. 9
En un principio la organización de estos pueblos era tribal; recono-
cían en cada familia a un sheik o patriarca, y en tiempos de hostilidad la
unión de familias o tribus se organizaba al mando de un emir. Su religión
era politeísta, plagada de dioses y de espíritus mágicos. En La Meca habían
hecho construir un importante templo, la Kaaba o Casa Cuadrada, en don-
de veneraban una gran roca negra y se encontraban todos sus ídolos, dife-
rentes de una tribu a otra. Este templo era custodiado y administrado por
los koreichitas ("los pequeños tiburones"), quienes hacían un gran negocio
cobrando la entrada a los creyentes de las distintas sectas, ya que para ir al
desierto o regresar de él los beduinos o comerciantes caravaneros solían
encomendarse o dar gracias a sus deidades.
En ese ambiente vivió Mahoma o Muhammed ("el alabado o glorifica-
do"), entre 570 y 632 d.C, quien en esos 62 años logró unificar a su pueblo
en una sola religión y darle un impulso histórico tan fenomenal que lo
llevó a ser dueño de la mitad del mundo conocido.
Mahoma era hijo de Abdallah y Amina y nieto de Abd-al-mutalib, uno
de los seis oligarcas o jefes de La Meca, quien precisamente sugirió el nom-
bre de su nieto ya que lo consideró destinado a realizar una gran misión.
Mahoma quedó huérfano siendo aún un niño, por lo que se hizo cargo de
él su tío Abu Talif, nada menos que el jefe de los mismos koreichitas. Así,
creció junto con su primo Alí. Ya adolescente se dedicó al comercio y gra-
cias a ello visitó varios países en la ruta de las caravanas, a pesar de lo cual
su vida era muy austera; al principio fue camellero, es decir, mozo que
cuidaba y aseaba los animales. Mahoma solía hacer todo esto con pacien-
cia, manifestando que los pobres y los huérfanos tienen mil deberes más
que los ricos.10
Más tarde se casó con una viuda 15 años mayor que él, llamaba Kadidja,
pero su vida siguió siendo austera; en la comida si había dátiles, no había
pan, o al contrario, pues ambas cosas a la vez habrían sido un exceso.11 Por
eso Aicha o Kadidja decía que era un verdadero lujo que Mahoma haya
poseído una servilleta para secarse las manos y enjugarse el rostro. 12 De

9 Consuelo Sirvent Gutiérrez y Margarita Villanueva Colín, Sistemas jurídicos contemporáneos, Colec
ción Textos Jurídicos Universitarios, Oxford University Press Hada, México, 1996, pág. 120.
10 Virgil C. Gheorghiu, La vida de Mahoma, Luis de Caralt, Barcelona, 1963, pág. 87.
1 Ibidem, págs. 100 y 101.
12Ibidem, pág. 100.
3. Derecho castellano 137

ese matrimonio nacieron siete hijos, pero sólo uno de ellos logró sobrevi-
vir y tener descendientes: su hija Fátima.
Una vez integrado al comercio caravanero, Mahoma tuvo oportuni-
dad de visitar Yemen, Siria, Omán e Israel, y allí conoció las religiones
hebraica y cristiana, así como algunas sectas indias. Así tuvo contacto con
monjes cristianos y con nestorianos o monjes sirios.
Él de suyo era un hombre apacible y sólo se sabe que cuando tenía 14
años tuvo que participar en la llamada guerra del crimen o de la violación del
mes sagrado de los koreichitas con otras tribus, pero su papel se limitó,
según la tradición, a recoger las flechas que lanzaba el enemigo para entre-
garlas a los guerreros de su pueblo.
Ya mayor, Mahoma intervino en una decisión que podría haber pro-
vocado un cisma entre los koreichitas, respecto a quiénes tendrían el privi-
legio de colocar la piedra negra de Abraham en el nuevo templo construi-
do en La Kaaba, a raíz de un incendio que había destruido el anterior. Él
pidió que en un lienzo se colocara la piedra y éste fuera sostenido y condu-
cido por representantes de todas las facciones en discordia.
Mahoma acostumbraba hacer oración solitaria en la montaña llamada
Hira ("montaña de la Luz"), cercana a La Meca, y según dijo allí se le
apareció el arcángel Gabriel para darle los principios de una nueva y verda-
dera fe, basada en la proclamación de un solo Dios, de nombre Alá o Allah
("el Señor de esta casa"). Esto ocurrió aproximadamente en el año 610
d.C, a propósito de la celebración del mes sagrado o Ramadán, y el hecho
se conoce como la noche del Kadir (en la que conviene velar y orar, pero
lamentablemente no se sabe con precisión en cuál de las 30 noches del mes
tuvo lugar la aparición); entonces, dice Mahoma, "me hallaba de pie, pero
enseguida caí de rodillas. Después me alcé con los brazos temblorosos".13
Luego vino un periodo de meditación y revelación, el Farah, que terminó
tres meses después, cuando el mismo Gabriel le dijo: "Tu Señor te dará
mucho y quedarás satisfecho. ¿No te halló huérfano y te dio un refugio?,
¿no te encontró perdido y te guió?, ¿no te encontró pobre y te enriqueció?
No engañes al huérfano. No rechaces al mendigo. Y de la bondad de tu
Señor habla a los demás."14
Los primeros seguidores en esta nueva fe, llamada islámica o musulma-
na, fueron su propia esposa, su primo Alí y Zeid, un hijo suyo adoptivo.
El tratadista Jaime Vela del Río, experto, entre otros temas, en Dere-
cho musulmán afirma: "El término Derecho musulmán, que proviene del

19
Virgil C. Gheorghiu, op. cit., pág. 110.
14
Ibidem, pág. 114.
138 Historia del Derecho mexicano

adjetivo calificativo musulmán, es un término que deriva del Islam, que


viene a significar 'sumisión a Dios', y con el que se califica a la religión
recibida y predicada por Mahoma o Mahommed, el profeta del Islam."1"'
Como se advierte, musulmán o islámico pueden considerarse sinónimos.
También nos dice Vela del Río que hoy se tiene aversión a los térmi-
nos mahometano o mahometismo, porque parecen sugerir adoración a
Mahoma, lo que desde luego está lejos del espíritu monoteísta del Islam,
que prohibe adorar imágenes, ídolos, figuras o personas comunes.
La nueva fe de Mahoma entró en conflicto con los koreishitas, quie-
nes primero trataron de humillarlo y difamarlo, pero como los adeptos se
multiplicaban trataron de eliminarlo, por lo que Mahoma decidió abando-
nar La Meca y huir a Yatreb (hoy Medina, "ciudad que protege al Profeta").
Esta huida, con unos 60 de sus seguidores, se conoce como la Hégira ("mi-
gración") y ocurrió el 16 de julio del año 622 d.C, fecha a partir de la cual
se cuenta la era musulmana.
Por ese entonces Mahoma dio a conocer a su pueblo su libro funda-
mental, el Corán, que para los creyentes fue escrito directamente por la
mano de Dios sobre una tabla de piedra preciosa blanca y a la que sólo
tendrán acceso en el cielo los puros de corazón. Contiene 114 capítulos o
suras y 6219 versículos o ayatas. Se le reveló a Mahoma desde el año 610
hasta su muerte, es decir, por más de 20 años. Está escrito a manera de
consejos y respuestas a los creyentes. Qur'an significa "leer los textos sagra-
dos" y por extensión, "lectura o escritura santa".
"Algunas religiones están construidas sobre la esperanza. El Islam está
construido sobre la fe absoluta en Dios. Dice Mahoma: Mi oración, mi vida
y mi muerte están consagradas al Eterno. Él es el soberano del universo.
No hay nada que lo iguale. Me ha ordenado el Islam, yo soy el primer
musulmán."16
La respuesta a su predicación fue muy exitosa y con el tiempo no sólo
La Meca sino toda Arabia quedó bajo la bandera del Islam (la resignación
total a la voluntad de Dios); de esta manera, el país se unificó y fortaleció.
En sus últimos días Mahoma pidió perdón públicamente a todos por lo
que hubiera podido ofender y manifestó su deseo de que cualquiera de los
presentes que tuviera algo que reclamarle lo hiciera; un sujeto tomó al pie de
la letra lo expresado y exigió el pago de tres dracmas que el profeta le
debía. Mahoma entonces ordenó a sus colaboradores que le pagaran por

15JaimeVela del Río, Apuntes de Derecho musulmán, Colección Dixe de Textos Jurídicos, Kadmos,
México, 1996, págs. 4 y 5. 16Virgil C.
Gheorghiu, op. cít., pág. 119.
3. Derecho castellano 139

su cuenta este adeudo. En seguida se despojó de las pocas monedas que


poseía, diciendo que los profetas no dejan herencia. Sus últimos malesta-
res trató de mitigarlos sólo con agua, pensando que ésta es la mejor medi-
cina para cualquier enfermedad. Pidió luego que le ayudaran a asearse la
boca, porque siempre fue obsesionado por la limpieza, a la que considera-
ba la mitad del culto. Falleció el 8 de junio de 632; su cadáver fue amorta-
jado en un tapiz rojo y sepultado sin sarcófago, según la costumbre árabe.
Gracias a la idea de la Guerra Santa, la religión que Mahoma predicó
se extendió por el norte de África, Asia Menor y la mitad de Europa; ac-
tualmente el bloque de países musulmanes o "árabes" es muy numeroso y
representa una fuerza política internacional considerable, con casi 400
millones de creyentes.
El culto islámico se basa en los llamados cinco pilares de la sabiduría,
que son:

1. La profesión de la fe. La creencia en un solo Dios, Alá, y en Mahoma,


su profeta.
2. La oración, cinco veces al día, presidida de abluciones y mirando ha
cia La Meca.
3. El ayuno, por 40 días al año. Se ayuna desde el alba hasta la noche y
no se puede comer, beber, fumar ni tener relaciones sexuales.
4. La limosna, que se considera un derecho de los pobres sobre los ricos.
5. La peregrinación a La Meca; todos los creyentes deben hacerla por lo
menos una vez en su vida.

El Derecho está relacionado internamente con la religión, pero el Corán


no es su única fuente; está también la Sunna, o anécdotas respecto a la vida
y la enseñanza de Mahoma, no siempre comprobadas históricamente. In-
fluye asimismo el Idjema, o doctrina elaborada por eruditos árabes y las
diferentes escuelas jurídicas que se han ido formando a lo largo de los
tiempos. Igualmente es importante el Quiyan, o razonamiento por analo-
gía, propia del trabajo de los jueces al aplicar la norma.
En España los árabes permanecieron desde 711 hasta 1492, principal-
mente en el sur del país y en pugna constante con los cristianos en esa
larga guerra de la Reconquista a la que ya se hizo alusión. En ese entonces
la cultura árabe era muy superior a la europea, con un gran desarrollo en
álgebra, arquitectura, literatura, medicina, química, farmacia, geometría y
otras especialidades, con sabios como Avicena y Averroes. Tanto en Grana-
da como en Córdoba, Sevilla y otras ciudades del sur de España han deja-
do huellas que testimonian sus logros culturales. No obstante, en materia
140 Historia del Derecho mexicano

jurídica la aportación del Derecho árabe al castellano medieval no fue tan


rica debido a que la religión y el Derecho estaban, en esa época, muy rela-
cionados y el fanatismo de ambas religiones no permitió un acercamiento
profundo.
En donde se marca el origen árabe es en el uso de ciertos vocablos
político-jurídicos tales como aduana, almacén, tarifa, albacea, alcalde, algua-
cil, alcabala, alhóndiga y almojarifazgo, entre otros.
A los cristianos que comerciaban y convivían con los árabes, pero
conservando su religión, se les llamaba mozárabes; en cambio, a los que
renegaban de su fe y adquirían la islámica se les denominaba muladíes, y a
los hijos que eran producto del mestizaje de ambos pueblos se les llama-
ba moros.
La expansión fulminante de los árabes se vio detenida por: 1. La bata-
lla de Poitiers en el norte de Francia, 2. las Cruzadas, expediciones de
carácter religioso-mercantil que Europa realizó en diversos puntos estraté-
gicos del mundo árabe, 3. las batallas de Varsovia y de Viena, donde los
árabes fueron derrotados, y 4. la batalla naval de Lepanto, ganada por la
flota española, comandada por donjuán de Austria, en el siglo xvi.
Sin embargo, los turcos encabezados por Mahomed II se apoderaron
de Estambul, la antigua Bizancio-Constantinopla, en 1492, después de derro-
tar a Constantino XII. Con ello termina la Edad Media y se inicia la Edad
Moderna; concluye así el Imperio romano-bizantino y se inicia el otomano
o del Gran Turco, que luego fue tan importante con el bisnieto de Mahomed
II, el sultán Solimán (1495-1566), llamado el Magnífico.11
El mundo se fue cubriendo de mezquitas o templos de la fe islámica.
Estaban compuestas, según la ley, por su minarete o torre para convocar a
los fieles, con cánticos, a la oración colectiva. Allí abundan las inclinaciones
de pie y de rodillas (hasta tocar con la frente el suelo), siempre descalzos,
posados sobre alfombras (en las mezquitas no hay sillas); además, existe el
pulpito o midana, donde el imán conduce la oración; el nicho o Al-Mihrab,
que indica la orientación hacia La Meca, y el cuarto de abluciones, Al-
Maidaa.l$ Todo ello amplió la cultura universal con una nueva perspectiva,
que desde luego se oponía al punto de vista cristiano que hasta entonces
prevalecía en Europa.

17 Para mayores detalles sobre los aspectos del Derecho árabe se recomienda las obras de Guillermo
Floris Margadant, Jaime Vela del Río y la de Consuelo Sirvent Gutiérrez y Margarita Villanueva
Colín, ya citados, así como Sistemas jurídicos contemporáneos, de José Humberto Zarate Pérez, Ponciano
Martínez García y Alma de los Ángeles Ríos Pérez, McGraw-Hill, México, 1997.
18Jaime Vela del Río, op. cit., pág. 12.
3. Derecho castellano 141

En el Corán se encuentran preceptos de gran valor moral, de fe pode-


rosa y de caridad, al igual que otros de profundo divisionismo y belicosi-
dad. Por ejemplo:

Sura IV

124. ¿Quién prefiere religión más hermosa, que el que se ha entregado por entero a
Dios, obra el bien y sigue la creencia de Abraham con toda seguridad?
150. ...Hemos preparado para los infieles un suplicio ignominioso.
151. ...Dios es indulgente y misericordioso.

En lo que toca a otros aspectos jurídicos, el Corán afirma, por ejemplo:

Sura IV

2. Restituid a los huérfanos sus bienes cuando lleguen a la mayor edad.


12. En el reparto de los bienes entre vuestros hijos, Dios os manda dar al varón la
porción de dos hijas.
88. Los hombres son superiores a las mujeres, a causa de las cualidades por medio
de las cuales Dios ha elevado a éstos por encima de aquéllas y porque los hom-
bres emplean sus bienes en dotar a las mujeres.

Sura XVII

39. No camines fastuosamente por la tierra, no podéis ni hendirla en dos, ni igualar


la altura de las montañas.19

Derecho canónico

Debe entenderse por tal el sistema jurídico que regula a la Iglesia católica
apostólica romana. Se denomina así porque proviene del griego canon,
que significa "regla o precepto", y es la división establecida tradicional-
mente por la Iglesia en su normatividad.
Su origen se remonta a los comienzos del cristianismo, cuando los
apóstoles de Cristo se dispersaron por diferentes lugares para divulgar el
Evangelio. En ese tiempo, para apoyar su misión apostólica formaban cole-
gios presbiterales, que ellos mismos dirigían realizando frecuentes visitas y
escribiendo cartas o epístolas a las primitivas comunidades cristianas.
Cuando el número de conversos creció en forma considerable los
apóstoles tuvieron necesidad de delegar sus funciones en los obispos nom-
brados para tal efecto. Posteriormente, la elección de estos prelados se

19 Mahoma, el Corán, traducción de Joaquín García Bravo, Editorial Nacional, México, 1974.
í
142 Historia del Derecho mexicano

hacía de manera conjunta entre el Colegio de Obispos, el clero del lugar y


el pueblo. Además se nombraba a los presbíteros, quienes ayudaban al
obispo en la celebración de la misa, y a los diáconos, cuya misión era reali-
zar obras de caridad entre la feligresía. De esta suerte, fue necesario ir
reglamentando las funciones cada vez más complejas de la nueva Iglesia, al
margen de que las bases filosóficas-doctrinales de este Derecho se encuen-
tran en los propios textos bíblicos, de preferencia en el Nuevo Testamento
y específicamente en las Epístolas de los Apóstoles a las primeras iglesias.
Así, en el Nuevo Testamento (lo ocurrido desde la vida de Cristo y los años
posteriores) encontramos los documentos siguientes:

1. Los Evangelios según San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan,
que son los únicos reconocidos por la Iglesia; cualquier otra versión
(Santo Tomás, San Pedro, etc.) se considera apócrifa.
2. Los hechos de los apóstoles, que narran los realizados por éstos para
divulgar el Evangelio en diferentes lugares del mundo entonces cono
cido.
3. Las Epístolas o cartas de los primeros dirigentes de la Iglesia a las
diversas comunidades: 14 epístolas de San Pablo; una de Santiago;
dos de San Pedro; tres de San Juan y una de San Judas Tadeo.

El Apocalipsis, o revelación, escrito por San Juan, el último libro de la


Biblia cristiana, ya no influye propiamente en el Derecho canónico debido
a su contenido simbólico y profético.
El Derecho canónico se sustenta en su originalidad jurídica, es decir,
mandatos dados por Cristo, el fundador de la Iglesia, contenidos en los
Evangelios, así como de las decisiones tomadas por los primeros dirigentes
y obispos, y las costumbres establecidas en las comunidades recién conver-
tidas. Pero pronto la Iglesia incluyó elementos jurídicos tomados de los
Derechos hebraico, romano y germano.
Al paso del tiempo se incorporaron otras dos fuentes formativas del
Derecho canónico: la legislación nacida en los concilios o congresos de obis-
pos y de altas jerarquías eclesiásticas, y la legislación emitida por los dife-
rentes papas. Estos documentos se fueron multiplicando y como era difícil,
antes de la invención de la imprenta, divulgar las normas de ese Derecho,
se hizo necesario recurrir a colecciones privadas, con algún índice de
confiabilidad, ya que los copistas o escribanos podían alterar, aun sin que-
rerlo, el original de cada documento.
Los sacerdotes debían, por orden papal, conocer las disposiciones del
Derecho canónico; así lo estableció, por ejemplo, Celestino I en 429 ("a
3. Derecho castellano 143

ningún sacerdote le es lícito ignorar sus cánones"). 20 Surgieron de este


modo, entre otros, las siguientes colecciones de Derecho canónico, que
contenían cartas de papas y disposiciones de concilios:

1. Colección Dionisiana, realizada por un monje llamado Dionisio el Exi


guo, en Italia, en 496; esta versión se difundió tanto en Oriente como
en Occidente, antes del cisma, que creó la Iglesia de Constantinopla
hacia el siglo xi, y después de él.
2. La Hispana, realizada en España en la época del mayor esplendor de la
cultura visigótica, hacia 635, tal vez por el mismo San Isidoro de Sevi
lla o al menos bajo su dirección. Este prelado, uno de los doctores de
la Iglesia, nació en Cartagena en 560 y murió en Sevilla en 636. Suce
dió a su hermano San Leandro como arzobispo de Sevilla, presidió el
IV Concilio de Toledo, en el que se fijó la liturgia en España, y en su
tiempo se le consideró uno de los hombres más sabios y dignos de
respeto. Gracias a esta magnífica obra se conservaron muchas dispo
siciones antiguas de papas y de concilios.
3. La Ducheriana o Seudoisidoriana, que es una combinación de las dos
colecciones anteriores, elaborada en las Galias o Francia, en la época
de Carlomagno, es decir, hacia el siglo ix. Contiene muchas alteracio
nes y una gran tendencia reformista para su tiempo.
4. El Decreto de Buchardo o Bureando de Worms, del siglo xi, en Germania,
en el año 1010.
5. El Syntagma Canonum, que recopila los cánones de los concilios orien
tales y adoptó luego diversas presentaciones y nombres.
Más tarde algunos papas comenzaron a realizar importantes tra-
bajos legislativos; tal fue el caso, por ejemplo, de Alejandro III,
Inocencio III, Honorio III, Inocencio IV y Bonifacio VIII, quienes
daban a conocer sus normas por medio de decretos o decretales. Esto
hizo que Roma fuera ya el centro legislativo de la cristiandad, sobre
todo a partir de la reforma profunda del papa San Gregorio VII, el
Grande (1047-1085), quien trató de imponer orden en un complejo
conjunto de documentos canónicos, pues incluso circulaban falsifica-
ciones como las Falsas Decretales, de 850 aproximadamente, si bien
había otras colecciones más serias como la Statuta Ecclesia Antigua, de
506; la Colección Dionisio Adriana, de 778; las Recopilaciones de Ivo
de Chartres, de 1090, etcétera.21

' Varios, Nuevo Derecho canónico. Manual universitario, Biblioteca de Autores Cristianos, Editorial
Católica, Madrid, 1983, pág. 39. ' Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 145.
144 Historia del Derecho mexicano

6. La Concordia Discordiantium Canonum, mejor conocida como Decreto


de Graciano, elaborada por este monje entre 1120 y 1140, hecha con
fines didácticos y donde se trató de reunir aquellas disposiciones que
podrían ser más útiles a la Iglesia.
Se dice que para su formación Graciano consultó cerca de 10 mil
documentos, de los cuales finalmente ocupó unos 3900, provenientes
de los llamados padres de la Iglesia, disposiciones conciliares y decretales
pontificias. Esta colección era privada, pero debido a su uso en uni-
versidades y en los tribunales de ese tiempo se le consideró la síntesis
básica del Derecho canónico en la época medieval.
7. La Colección de Pedro Colivacino, primera que contó con aprobación
expresa del papa Inocencio III, en 1210.
8. Las Decretales, en' cinco libros, de Gregorio IX, elaboradas por San
Raimundo de Peñafort, en España, que apareció con una temática
bien organizada y data de 1234. En esta obra se acepta oficialmente el
Derecho romano como supletorio del Derecho canónico, lo que in
fluyó mucho en el sistema jurídico español de la baja Edad Media.
A propósito de San Raimundo de Peñafort, ha sido considerado
patrón de los abogados, si bien este mismo título se le ha dado a San
Ivone (santo francés) y a Santo Tomás Moro (santo inglés), lo que muestra
que el gremio está suficientemente protegido. San Raimundo nació en
Villafranca en 1180 y murió en Barcelona en 1275; fue nombrado gene-
ral de los dominicos y se le considera uno de los fundadores de la Orden
de Nuestra Señora de la Merced. Su fiesta se celebra el 23 de enero.
9. El Liber Sextus, de 1297, del papa Bonifacio VIII, que como se observa
añade un libro a los cinco que ocuparon las Decretales de Gregorio IX.
Se hicieron de esta obra cuatro copias, una de las cuales fue enviada a
la Universidad de Salamanca, en España.
10. Las Clementinas, denominadas así por Juan XXII, porque fueron obra
de su antecesor, el papa Clemente V. Contiene importantes normas de
tipo procesal, que regulaban sobre todo el llamado juicio sumario.22
11. Las Extravagantes, por no estar contenidas ni en las Decretales de
Gregorio IX, ni en el Liber Sextus, ni en las Clementinas, y que son
decretales expedidas por Juan XXII, Benedicto XII, Clemente VI,
Inocencio VI, Urbano V, Gregorio XI, Urbano VI, Bonifacio IX, Ino
cencio VII, Gregorio XII, Alejandro V, Juan XXIII (sic),23 Martino V,
22
Ibidem, pág. 146.
23
Juan XXIII gobernó a la Iglesia entre 1410 y 1415 y fue el último papa en Roma porque se produjo
el cisma de Aviñón, con dos papas en este lugar: Clemente VII y Benedicto XIII (1378-1415). Era el
tiempo de los papas y los antipapas. Esto explica la repetición del nombre de Benedicto XIII en
1724 y de Juan XXIII en 1958.
3. Derecho castellano 145

Eugenio IV, Nicolás V, Calixto III, Pío II, Paulo II y Sixto IV; es decir,
abarcan un periodo que va de 1316 a 1484.
12. El Corpus Iuris Canonici, de 1580, con cuyo nombre designó Gregorio
XIII la recopilación y actualización de todas estas compilaciones ante-
riores; reconoció además su carácter oficial y lo diferenció del Corpus
Iuris Civiles de Justiniano. Tiene como antecedente el Corpus Iuris Cano-
* nici de 1500, edición privada.

Luego, el Derecho canónico se enriqueció con más disposiciones con-


ciliares, bulas y decretos papales, así como concordatos o acuerdos inter-
nacionales de la Santa Sede con otros países.
Por eso a partir de 1870, con el Concilio Vaticano I, se hizo sentir la
necesidad de un Código canónico, tema al que se dedicó Pío X, pero que fue
promulgado el 27 de mayo de 1917 por Benedicto XV, por medio de la
Constitución Apostólica Providentissima Mater Ecclesia. Este Código canónico
fue abrogado por el actual Codex Iuris Canonici, promulgado por el papa
Juan Pablo II el 25 de enero de 1983, mediante la Constitución Apostólica
Sacral Disciplinae Leges.
Todo este Derecho canónico fue muy importante, especialmente en la
Edad Media, cuando los tribunales eclesiásticos tenían una mayor esfera
de acción pues ejercían competencia en materia sucesoria, contractual y
obligacional, matrimonial y de familia. Al respecto dice Margadant: "Por
mucho tiempo, en las universidades se enseñaron estos dos Derechos, el
romano y el canónico, y sólo en la segunda mitad del siglo xvm, bajo insis-
tencia de la Corte, las universidades hispanas comenzaron a ocuparse del
Derecho de la Corona, el Derecho regio o real."
A esta confrontación entre el Derecho romano y el canónico debemos
interesantes innovaciones como la teoría de rebus sic stantibus, la extensión
de la laesio enormis hacia la protección del comprador, la teoría de la pacta
sum servando (independientemente de la firma del contrato), etc. En mate-
ria penal se debe a la Iglesia la tendencia de encarcelar en vez de ejecutar,
para ofrecer al culpable una oportunidad de rehacer sus cuentas con el
otro mundo.24

Derecho franco

En el territorio de la actual Francia ascendió al trono de los francos el rey


Carlos, conocido en la historia como Carlomagno. Gracias a múltiples con-
24
Ibidem, págs. 147 y 148.
146 Historia del Derecho mexicano

quistas previas y las del propio monarca, su reino era muy extenso: abarca-
ba Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, norte de Italia, norte de España,
Luxemburgo, Andorra y parte de Austria, vasto territorio al que se le dio
el nombre de Sacro Imperio Romano. En la Navidad del año 800 Carlomagno
fue coronado emperador del mismo por el papa León III, su aliado, al que
aquél le había reintegrado sus territorios pontificios en Italia y su autori-
dad puesta en peligro por intrigas de los cardenales de la época. Por eso, el
papa en el momento de su coronación se arrodilló ante el monarca en
señal de respeto a su investidura, encarnando en él la autoridad política y
espiritual de Europa, ya que desde la época del Imperio romano no se
había formado otro Imperio tan amplio y sólido como éste, que se exten-
día desde el río Elba hasta el Ebro.
La unidad de este reino se basaba en la lealtad que todo hombre libre
debía jurar al rey ante algún objeto sagrado, por ejemplo, la reliquia de
algún santo. Esa lealtad implicaba la obediencia a todo mandato real, el
pago de tributos y, en su caso, la prestación de servicios militares.
Carlomagno dividió el reino en provincias o condados, cuyos titula-
res eran nombrados por el emperador y vigilados por los missi dominici o
inspectores enviados por el monarca periódicamente para verificar el esta-
do de la administración pública. Los enviados podían ser laicos o religio-
sos y con el tiempo fueron facultados a nombrar regidores que acudieran
a los tribunales y cuyas opiniones debían ser tomadas en cuenta. En las
fronteras se levantaban fortalezas llamadas marcas al mando de un militar,
el marqués, cuya misión era velar por la seguridad del reino. Muchas pro-
vincias eran administradas por la Iglesia, dada la unión entre la Corona y
el papa.
En cada primavera y otoño y en distintas ciudades del reino se cele-
braban magnas asambleas entre el emperador, sus 12 pares (ministros) y
todas las autoridades civiles y religiosas. En estas reuniones, llamadas capí-
tulos, se atendían diferentes aspectos políticos, militares, religiosos, econó-
micos y culturales, y se dictaban normas o leyes capitularías, que ahora se
agrupan con el nombre de leyes carolingias o Derecho franco-caro Ungió.
Carlomagno unificó la moneda y se reservó, sobre los señores feuda-
les, el derecho de acuñarla. Así surgió el denario carolingio de plata, que
circuló en toda Europa; dividió la propiedad rural en indominicata o tierra
de los señores; mansos o tierra de los siervos, y tierras colectivas para uso
del pastoreo, recolección de frutos silvestres y trabajo de leñadores.
Los hombres del pueblo se dividían en ingenuos (libres) y servi (lega-
dos a la tierra de su señor); a su vez, los esclavos fueron haciéndose escasos
porque la Iglesia prohibía la esclavitud de los bautizados.
3. Derecho castellano 147

Igualmente, Carlomagno fomentó la cultura y la alfabetización en su


Imperio, cuando él mismo aprendió a leer y escribir siendo ya monarca.
El Derecho carolingio influyó en el norte de España, especialmente
en Cataluña y en la zona vasca, por lo que tuvo cierta divulgación en el
Medioevo castellano. Carlomagno murió en 814 en Aquisgrán y más tarde
su Imperio, después del breve reinado de su hijo Luis el Piadoso, se dividió
entre Lotario, Carlos el Calvo y Luis el Germánico, mediante el Tratado de
Verdún, en el año 843.

La obra jurídica de Alfonso X el Sabio

El siglo xin estableció una especie de prerrenacimiento en Europa; así, la


Edad Media se vio interrumpida por un alto desarrollo en el estudio de las
ciencias y especialmente de las humanidades. Previamente el monje
Guarnerio o Irnerio de la Universidad de Bolonia encontró en Pisa un
ejemplar del Digesto de Justiniano; este descubrimiento fue muy importan-
te si se toma en cuenta que en esa época no existía la imprenta y, por lo
mismo, la divulgación de las obras era muy rudimentaria. Esto ocurrió
aproximadamente en 1122.
Al principio el Digesto, trasladado por el propio Irnerio a Bolonia, fue
estudiado con fines filológicos, es decir, para ejercitar el estudio del latín,
idioma culto que junto con el griego eran las lenguas que se hablaban en
las universidades. Pero más tarde se estudió ampliamente su rico conteni-
do jurídico, pues recuérdese que se trata de un amplio conjunto de casos
concretos con sus respectivas soluciones dadas por los grandes juristas
romanos.
Así, del contenido del Digesto se hizo resumen y comentario, es decir,
glosas, y de ahí surgió la famosa escuela de los glosadores, con hombres
como Búlgaro, Martino, Hugo, Jacobo, Placentino, Vacario, Basanio y es-
pecialmente Acursio, que escribió la obra cumbre de esta escuela romanista:
la Gran Glosa, en 1227.
De esta manera, entre 1090 y 1230 los glosadores fueron sistematizando
el Digesto, pues el original es un tanto desordenado, contiene casos prácti-
cos, textos de constituciones imperiales, refranes, etc., lo que hacía difícil
su consulta para fines prácticos. De ahí la importancia del trabajo de los
glosadores, además de que con su esfuerzo contribuyeron a mantener vivo
el interés por el conocimiento del Derecho romano y preservaron, aunque
a veces alterándolo, el patrimonio jurídico de Roma que ha llegado hasta
nuestros días.
148 Historia del Derecho mexicano

Por aquel tiempo gobernaba en Castilla Fernando III, quien luego fue
canonizado, y durante su gobierno el reino alcanzó un notable grado de
prosperidad, a más de que el monarca siempre apegó todos sus actos de go-
bierno a la decisión de las Cortes y fue muy respetuoso de la libertad de sus
subditos. De alguna manera trató de fortalecer la unidad de los reinos
cristianos en su lucha de Reconquista contra los árabes, empeño en el que
se avanzó mucho gracias al esfuerzo conjunto de San Fernando y de Jaime
I, el Conquistador, rey de Aragón, quienes lograron reducir el territorio
hispano-árabe a una pequeña franja en Andalucía.
En este contexto se desarrolló la vida y la obra de Alfonso X llamado
el Sabio, hijo de Beatriz de Suabia y de Fernando III el Santo, quien nació
en Toledo en 1221 y murió en Sevilla en 1284. En 1252 ocupó los tronos de
León y de Castilla, continuó la guerra de Reconquista y se hizo famoso con
las tomas de Niebla y de Cádiz. Más tarde pretendió sus derechos al trono
del Sacro Imperio Germánico, a través de la línea materna, pero esto le
acarreó impopularidad en España debido a las drásticas medidas que tomó
en materia económica por sostener la guerra contra Alemania, por lo que
la nobleza siempre se le manifestó adversa.
Para colmo murió su hijo Fernando de la Cerda, a quien correspondía
la sucesión del trono, y entonces se trabó una lucha entre los hijos de éste
y don Sancho el Bravo, hijo segundo de Alfonso X. Las cosas llegaron al
extremo de que las Cortes, reunidas en Valladolid, lo depusieron y nom-
braron a su hijo como Sancho IV.
A pesar de estos graves problemas políticos Alfonso X realizó una
gran labor cultural; hizo de Toledo, Sevilla y Murcia tres centros básicos de
difusión intelectual. Su propia obra es muy vasta y abarca estudios científi-
cos, textos literarios y de divulgación, e incluso algunos tratados de carác-
ter militar y filosófico. Pero lo que a nosotros nos interesa destacar es su
obra jurídica, que se resume en el cuadro 3.1.
Las Siete Partidas constituyen la cumbre de la obra jurídica de Alfonso
X. Los temas que contienen son los que se muestran en el cuadro 3.2.
Al parecer, el LiberJudiciorum elaborado por los visigodos fue traducido
al castellano por órdenes de Alfonso X y adquirió el nombre de Fuero Juzgo, el
cual se otorgó a varias ciudades de Castilla. Por otra parte, comenzó a surgir la
disputa de jurisdicciones entre los casos que debían resolverse por las autori-
dades jurisdiccionales de las ciudades y los de lajusticia real. Así fue redactado
El Speculum o Espéculo, como un modelo de Código procedimental, pero por la
oposición a que se aplicara quedó sólo como antecedente u obra doctrinal.
Las Cortes de Zamora, en 1274, determinaron que se denominaría
casos de Corte a aquellos a los que se les aplicara el Derecho real, y que los
3. Derecho castellano 149

Cuadro 3.1. La obra jurídica de Alfonso X el Sabio.

Tipo Obra Comentario


Legislativa Fuero Real, de 1255, dividido Originalmente planeado para ser
en cuatro libros. El Primero un ordenamiento municipal de
contiene materia religiosa, as- Aguilar de Campo, después se
pectos relativos al rey y su convirtió en un fuero u ordenanza
familia; las leyes, los alcaldes y municipal tipo, porque fue copiado
su jurisdicción; los escribanos por otro fuero. Hacia 1272 la
y la validez de los juicios. El nobleza obligó a Alfonso X a
Segundo: los juicios y pro- abrogarlo y regresar al llamado
cedimientos; las ferias y la Fuero Viejo de Castilla, que era
prescripción. El Tercero: el más favorable a sus intereses,
Derecho familiar, sucesiones y porque estaban acostumbrados al
contratos. El Cuarto: de los Derecho germano-visigótico y no
herejes, judíos y demás al romano-legislativo que inspiraba
enemigos de la fe; de los al Fuero Real, por cierto muy
delitos y las penas; de los apegado al Fuero de Soria. Al Fuero
peregrinos o romeros y de los Real también se le llamó Fuero del
navios. Libro, Libro del Fuero de las Leyes,
Fuero Castellano, Libro de las
Flores o Flores de las Leyes.

El ordenamiento de tafurerías o Elaborado conjuntamente con el


casas de juego, es decir, el maestro Roldan.
tafur o tahúr.

Las Leyes de la Mesta. La mesta era una asociación ga-


nadera.

Las Leyes de los Adelantados De tipo militar.


Mayores.

Varios Fueros. Leyes municipales dadas en su


reinado a algunas ciudades.

Doctrinaria Speculum y Septedario. No se conocen completas, pero se


trata de una mezcla de ideas
moralistas, consejos, ejemplos,
etc. La palabra speculum o espejo
para nombrar al Derecho era muy
común en la época y simboliza que
la ley, más que ser voluntad de un
legislador, debe reflejar la costum-
bre ya establecida.

(continúa)
150 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 3.1. {Continuación.)

Tipo Obra Comentario

Mixta Las Siete Partidas Se inspira en autores griegos y ro-


Se hizo inicialmente como Escrita entre 1256 y 1263. La manos, en textos de la Biblia y en lo
una obra orientadora, o guía inició San Fernando y la conti- escrito por padres y doctores de la
para legislar, por lo que puede nuó Alfonso X. En esta magna Iglesia, pero sobre todo en el De-
considerarse doctrinal, pero obra contribuyeron los glo- recho romano-bizantino de Justi-
en 1348 el rey Alfonso XI sadores Hugo y Jacobo, así niano y de los glosadores (que fue-
expidió el Ordenamiento de como el maestro Roldan y el ron los maestros de Alfonso X el
Alcalá de Henares, en el que obispo de Zamora, Fernando Sabio). También contiene aspectos
consideró a las Siete Martínez. La obra se divulgó del Derecho canónico y algunas
Partidas como derecho su- gracias a la edición comentada costumbres castellanas antiguas.
pletorio castellano. que en 1555 hizo Gregorio
López. Su nombre original era
El Libro o Fuero de las Leyes.
Está dividida en siete libros o
partidas.

Cuadro 3.2. Las Siete Partidas.


Partida Tema

I Las fuentes del


Derecho y Derecho
eclesiástico
II El rey y los
funcionarios públicos
con sus facultades y
deberes
III Los jueces y el
procedimiento judicial

IV
V

VI Las tres sobre Derecho


civil

Vil Del Derecho penal

El texto original de estas Partidas y de otras


disposiciones antiguas puede consultarse en la
obra Códigos españoles concordados y
anotados, editada en Madrid en el siglo xix, que
se encuentra en las bibliotecas mexicanas
especializadas en el campo jurídico.
3. Derecho castellano 151

tribunales municipales podían consultar sus dudas a los tribunales reales.


Estas dudas y sus respuestas fueron luego recopiladas en 1278 con el nom-
bre de Leyes Nuevas, y más tarde en una nueva recopilación en 1330 adqui-
rieron el nombre de Leyes de Estilo.
Según afirma el ilustre maestro español Alfonso García Gallo, "para
1265 se revisó el Espéculo, dando una nueva redacción que lleva por nom-
bre Libro del Fuero de las Leyes. Más adelante se hizo una nueva revisión,
adquiriendo en esta tercera versión el nombre de Siete Partidas..." Aunque
ya había muerto Alfonso X y probablemente reinara su nieto Fernando IV
(1295-1312), desde ese momento tomó el nombre con que se consagró
para la posteridad y es considerada la obra jurídica más importante de
toda Europa en la Edad Media.23 En esto no están de acuerdo todos los
autores, entre ellos Francisco Tomás y Valiente, por lo que se puede con-
cluir que sobre las Siete Partidas y toda la obra jurídica de Alfonso el Sabio
todavía hay mucho por aclarar.
El Ordenamiento de Alcalá de Henares, antes mencionado, estableció en
su ley primera, título 28, el siguiente orden normativo de aplicación:

1. El propio Ordenamiento de Alcalá.


2. Los diversos fueros u ordenanzas municipales.
3. Las Siete Partidas.

Con el tiempo se aplicaron directamente las Siete Partidas, por lo que


una obra primero de carácter doctrinal se volvió luego de Derecho positi-
vo al aplicarse jurisdiccionalmente. Además, representó un auténtico paso
del Derecho romano-bizantino al Derecho castellano y más tarde al Dere-
cho indiano en la América española. De ahí la trascendencia de la obra
jurídica de Alfonso X el Sabio.

Derecho foral

La Edad Media comprende de 476 a 1453 y suele dividirse en tres periodos:

1. Temprana Edad Media: de 476, caída del Imperio romano de Occi-


dente, a 800, coronación de Carlomagno
como emperador del Sacro Imperio Roma-
no Germánico.

23 José Luis Soberanes Fernández, op. cit., pág. 42.


152 Historia del Derecho mexicano

2. Alta Edad Media: de 800 al siglo xiii, conocido como un prerre-


nacimiento y de decadencia del sistema feudal.
3. Baja Edad Media: del siglo xiii a 1453, con la caída del Imperio ro-
mano de Oriente.

En la Alta Edad Media prevaleció el feudalismo y por eso el poder del


rey era débil, mientras que en la Baja Edad Media, al decaer el sistema
feudal, el poder del monarca se vio fortalecido. Dentro de este esquema
con varias autoridades, el rey, los señores feudales, la Iglesia, etc., un me-
dio importante de actividad políticojurídica fueron las ciudades, que goza-
ban de cierta autonomía respecto al poder real, por lo que contaban con
sus propios fueros o disposiciones municipales, también llamadas cartas
pueblas si la zona había quedado devastada por las guerras contra los ára-
bes y era necesario repoblar o crear una nueva ciudad. Con el tiempo, esas
cartas pueblas (o de poblazón) se incorporaban a los fueros respectivos y de
ahí que se les nombrara indistintamente.
El contenido de los fueros estaba constituido por los privilegios que
el rey otorgaba a los habitantes de la ciudad, su organización política y
algunos aspectos de costumbre local. El fuero podía ser otorgado directa-
mente por el soberano o por el señor feudal o eclesiástico que tuviera el
dominio original. En ocasiones ese fuero era recompensa por algún servi-
cio especial que la ciudad había hecho en favor del monarca, por ejemplo
en caso de guerra, y otras simplemente en forma graciosa. Otras veces el
fuero era consecuencia de una rendición condicionada, mediante la cual
se reconocía a la ciudad su personalidad jurídica y política.
El fuero era redactado por el Ayuntamiento, o bien por un particular
tenido como hombre prudente y docto. Son ejemplo de fueros breves los
de León, Toledo y Nájera, y de extensos el de Cuenca, además del fuero
tipo.26
En caso de lagunas en un fuero determinado, se aplicaba el Fuero
Juzgo hecho por los visigodos y del que ya se hizo mención, si no la costum-
bre local, o bien el criterio judicial; al respecto, cuando el juez emitía sus
sentencias ofazañas se iban creando precedentes que luego podían aducirse
como obligatorios, a la manera de la moderna jurisprudencia.
Al paso del tiempo se redactó el Libro de los Fueros de Castilla, hacia
mediados del siglo xiii, en el que se supone que se aprovechó mucho mate-

26Para más detalles acerca del tema se recomienda la obra de Tomás Muñoz y Romero, Colección de
fueros municipales, Madrid, 1874, mencionada por Toribio Esquivel y Obregón, op. cit., pág. 130.
3. Derecho castellano 153

rial foral, ya desaparecido para nosotros. Contiene unos 300 artículos, agru-
pados sin método, con costumbres de varias regiones, privilegios y fazañas.
Más tarde, en 1365, en tiempos del rey Pedro I se escribió el Fuero Viejo
de Castilla, en cinco libros (con Derecho público, Derecho penal, jueces y
procedimientos, obligaciones y prescripciones, y Derecho familiar).
También se le llama Fuero de los Fijosdalgo, es decir, de los nobles, a los que
sus disposiciones beneficiaban particularmente ya que se decía que: "a todo
solariego puede el señor tomarle el cuerpo e todo quanto en el mundo
ovier".27

Los gremios

Desde la época del Derecho romano surgió la idea de agruparse los traba-
jadores y productores de una misma actividad, por ejemplo, carpinteros,
herreros, panaderos, etc. En Roma no se veía con mucha simpatía a esta
unión porque permitía la mejor defensa de sus intereses y de sus tarifas,
pero ya en la Edad Media, en las aldeas y ciudades tuvieron mucho presti-
gio; se les llamaba, desde el Derecho romano, collegium, societas, gremium; y
si los organizaba la Iglesia, hermandades y cofradías. En algunos lugares se
les denominó guildas. Tenían su propia reglamentación, su santo patrono,
sus fiestas religiosas y civiles; formaban sus miembros un fondo de ahorro
para ayudar a sus lisiados y enfermos, así como para costear entierros y
ayudas para viudas y huérfanos. En una época en que no existía la seguri-
dad social, los gremios contribuyeron al bienestar de sus miembros.
La organización interna de los gremios era muy rígida. Los agremiados
se dividían, según la antigüedad en el oficio, en maestros, oficiales y apren-
dices. Cuidaban mucho su prestigio y la manera de elaborar sus productos,
por lo que los secretos de la producción eran divulgados sólo cuando se
había demostrado la lealtad al grupo.
Para aprender el oficio se celebraba un contrato con el gremio, gene-
ralmente de cuatro años, durante los cuales el aprendiz vivía en la casa del
maestro, quien lo alimentaba y vestía, mientras que el novato le debía obe-
diencia filial y podía ser castigado siempre que no lo lesionaran, en caso
de cometer alguna imprudencia.
Para pasar de la categoría de aprendiz a oficial se requería presentar
rigurosos exámenes y si se lograba acreditarlos, se podía abrir una tienda
o un taller, afiliándose al gremio y pagando las cuotas respectivas.

Ibidem, pág. 51.


154 Historia del Derecho mexicano

Este tipo de monopolios ayudó a desarrollar la actividad económica


de los artesanos y productores, pero por otro lado impidió la divulgación de
la incipiente industria, de manera que al paso del tiempo los gremios
fueron objeto de crítica y descontento social. Algunos aspectos de su
reglamentación pueden verse, entre otros ordenamientos, en las Siete Par-
tidas.

El consulado y las leyes mercantiles

Las sociedades o compañías de comercio y los negocios en general se


consideraban como contratos mercantiles. Así, las Ordenanzas de Bilbao
establecen que una compañía mercantil es un contrato o convenio que se
hace entre dos personas, en virtud del cual se obligan recíprocamente,
por cierto tiempo y en ciertas condiciones y pactos, a hacer y proseguir
conjuntamente varios negocios, por cuenta y riesgo común y de cada uno,
respectivamente, según la parte del caudal o la industria que cada uno
ponga.
De esta suerte, la sociedad era entendida como una copropiedad o
comunidad de bienes. Los comerciantes al asociarse formaron tribunales
especiales, llamados consulados, para conocer y resolver litigios relaciona-
dos con actos de comercio y entre comerciantes. Esto era conveniente por-
que así lograban una justicia más acorde con sus intereses y más rápida y
accesible.
También establecieron sus propias normas que luego se regularon
oficialmente, como sucedió en el Consulado del Mar, de Barcelona, de
1370, aproximadamente; los Roles de Olerón, con costumbres mercantiles
de Francia e Inglaterra hacia 1150; las Costumbres de Wisby, en la zona del
Mar Báltico, del siglo xn, y por esos tiempos también, en Italia, la Tabla de
Amalfi o la Constitución de Pisa de 1161.
De hecho, se dio un dualismo entre el Derecho civil o común y el
Derecho privilegiado de los comerciantes o mercantil, al calor del cual se
crearon paulatinamente la cuenta corriente, la letra de cambio, el giro, el
registro de comercio, la firma mercantil, la marca comercial, la quiebra,
etc., e incluso se dio validez probatoria en los tribunales o consulados a los
libros de contabilidad.
En mucho contribuyó a todo esto la labor de los cambistas, que a las
entradas de los caminos realizaban varias operaciones de crédito y de cam-
bio, en una época en que viajar con dinero en efectivo resultaba arriesgado
por la cantidad de bandidos que pululaban en las diferentes regiones.
3. Derecho castellano 155

Recopilaciones

Siempre ha existido la necesidad de reunir en un solo texto o documento


los distintos ordenamientos en vigor, sobre todo porque en muchas ocasio-
nes las fuentes formales del Derecho eran varías, por ejemplo, disposiciones
reales, de las Cortes, asambleas de laicos y de clérigos.
Así, la ley era dada por el rey, pero a partir del siglo XII las Cortes,
organizadas en concilios o curias mixtas (con religiosos y laicos), también
participaron en la expedición de leyes, en cuyo caso se llamaban acuerdos si
requerían su aprobación final, o pragmáticas si el monarca las daba sin
necesidad de aprobación. Luego se les denominó también reales cédulas, si
provenían de los ministros del rey.
Al principio la compilación de todas esas normas era hecha por los
particulares; después la elaboraron las autoridades y pueden considerarse
oficiales. Como ejemplo de compilaciones privadas del Derecho castella-
no tenemos las Leyes Nuevas, con base en el Fuero Real de Alfonso X, y las
Leyes de Estilo, a las que ya se hizo referencia, que son de orden procesal,
también basadas en el Fuero Real.
Las compilaciones que ya fueron consideradas se presentan en el cua-
dro 3.3.

Cuadro 3.3. Compilaciones del derecho castellano y español.

Compilación Año Características

Ordenanzas Reales 1485 Elaboradas por Alonso Díaz de


de Castilla Montalvo, con los Reyes
Católicos
Leyes de Toro 1505 Eran 83 leyes que contenían
muchos aspectos de Derecho
de familia y sucesiones. Datan
del reinado de Fernando el
Católico. Dadas en la Villa de
Toro

Nueva Recopilación 1567 Reinado de Felipe II. Tienen 12


de Leyes de Castilla tomos, que en el siglo xvm se
aumentaron con otro de autos
acordados

Novísima 1805 Época de Carlos IV. Son 12


Recopilación de libros. Su recopilación se inició
Leyes de España en tiempos de Carlos III
156 Historia del Derecho mexicano

Obsérvese que estas obras no pretendían generar Derecho, sino reco-


pilarlo o reunirlo en un solo texto, si bien previamente se hacía una labor
de confrontación entre disposiciones total o parcialmente contradictorias
y se procuraba actualizar todo el material eliminando, por supuesto, las
normas derogadas o en desuso.

Las universidades medievales


Una de las más grandes creaciones de la Edad Media fue la universidad
auténticamente basada en la tradición cultural del Medioevo, que nació
como una sociedad corporativa de maestros y estudiantes, dotada de sus
propios estatutos, estructura administrativa, currículo y requisitos para
obtener grados y niveles académicos. La autonomía, es decir, su propia
regulación, es algo inherente y constante; sin ella, la universidad pierde su
naturaleza y sus objetivos.
Debe señalarse que la universidad no sólo es fuente inagotable de
conocimientos y de investigación, sino motor de impulso al cambio y a la
crítica al orden establecido, por lo que muchas veces se la ha visto como un
foco de subversión y de peligro para los grupos de poder; pero ha sido en
la universidad donde han surgido los pensamientos y las ideologías que
han transformado el mundo.
En la Edad Media predominaban los religiosos en la enseñanza supe-
rior; en los monasterios se guardaban los viejos textos de los pensadores
griegos y romanos, de ahí la trascendencia de la Iglesia como salvaguarda
de ese tesoro intelectual de la humanidad. Pero al principio las escuelas
medievales eran elementales; allí se enseñaba a leer, escribir, sumar y algu-
nos conocimientos religiosos; una que otra llegaba más lejos y eso gracias
a alguno o algunos maestros que destacaban, como ocurrió con la de Lyon,
con Anselmo, hacia el siglo xn, o la de Monte Casino con San Bernardino,
aproximadamente en el mismo periodo. En mejor situación se encontraba
Italia, con los casos de Pavía, Ravena, Bolonia y Módena.
Para entonces se hizo necesaria la traducción de obras escritas en
griego y en latín, por lo que en Toledo surgieron escritores y traductores.
San Raimundo estableció un centro muy importante en el que convergían
judíos conversos, españoles y extranjeros, lo que terminó por diversificar
el conocimiento. De esta suerte, la labor de copistas y de traductores con-
tribuyó a divulgar las ciencias exactas y las humanidades. También ayudó
el interés por el conocimiento del Derecho con base en la obra de Justiniano,
cuyo estudio fue emprendido por las escuelas de los glosadores y los
posglosadores.
3. Derecho castellano 157

Algunas universidades surgieron de manera libre y espontánea y otras


por fundación, ya pontificia, ya imperial. Se ha dicho que las universida-
des no se crearon, sino que emergieron28 después de un largo periodo de
actividad escolar, en ocasiones discontinuo y caprichoso. A veces la llama-
da fundación no era más que el nacimiento oficial de privilegios dados a
una universidad ya existente.
Un ejemplo es la Universidad de Salerno, según la tradición creada
por un maestro griego, otro cristiano, un judío y un árabe, pero cuyo inicio
es incierto, posiblemente antes del siglo ix; se especializó en medicina, fue
reconocida en 1231 y para muchos es la primera universidad europea.
Otro ejemplo es Pavía, pintoresca ciudad italiana donde se reunían
maestros y alumnos de muchos lugares de la Lombardía y donde en la
enseñanza del Derecho se combinaba lo teórico y lo práctico en el ejercicio
de los tribunales.
Pero fue sin duda Bolonia la universidad que más nivel alcanzó en la
Edad Media en el estudio del Derecho, gracias a la labor de los glosadores.
Al principio los estudiantes celebraban contratos con sus maestros y
éstos radicaban en la ciudad de su preferencia, seleccionaban a sus alum-
nos y ambos grupos iban formando verdaderas sociedades o hermandades
llamadas universitates, que poco a poco cobraban vida jurídica propia, como
si tuvieran personalidad. Es claro que no había planes ni programas de
estudio ni método para impartir enseñanza, sino que cada maestro trabaja-
ba por su cuenta y según su instrucción. Tampoco había evaluaciones ni
calificaciones como tales.
Pero maestros y alumnos alojados en una misma ciudad, a veces en
una misma casa de huéspedes o mesón, convivían más allá de las horas
normales de actividad docente y esto enriquecía mutuamente sus expe-
riencias, como ocurre en algunas universidades europeas y estadouniden-
ses o, en el caso de México, en la actual Universidad de las Américas, en
Cholula, Puebla.
Pero también sufrían, sobre todo los extranjeros, robos, humillacio-
nes y todo tipo de afrentas, por lo que con el tiempo se pidió a la Corona o
al papa la promulgación de privilegios para las universitates. Así, Federico I
Barbarroja emitió en 1157 la Authentica Habita para proteger a quienes
viajaban a Italia por razones de estudio.

!
Rolando Tamayo Salmorán, La Universidad, epopeya medieval (notas para un estudio sobre el surgimiento
de la Universidad en el Alto Medievo), Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, México, 1987.
158 Historia del Derecho mexicano

Se trató de sistematizar el estudio de las ciencias en dos grupos:

1. El Trivium, con gramática latina (se estudiaba a autores paganos y


cristianos), retórica (arte de la argumentación) y dialéctica (enseñan
za del razonamiento).
2. El cuadrivium, con aritmética, geometría, astronomía y música.

Margadant señala que para ingresar en el gremio de maestros se re-


quería someterse a algunos exámenes, que luego fueron utilizados por los
alumnos como culminación de su carrera, aun en aquellos casos en los que
no habían pensado en ser maestros, porque al menos podrían mostrar, al
volver a su país, un diploma. Así surgieron los exámenes correspondientes
al bachillerato, la licenciatura, la maestría y el doctorado.29
Con el tiempo, los privilegios concedidos a las universidades exigie-
ron reglamentación propia, de manera que se convirtieron en un Estado
dentro de otro Estado.
Al principio los maestros enseñaban en sus propias casas; los alumnos
vivían en pensiones o mesones y a veces se unían para formar bibliotecas comu-
nes. Así, como una reunión de colegios de maestros y alumnos surgieron univer-
sidades tan importantes como Oxford, Cambridge, la Sorbona y Bolonia. Tam-
bién se afirma que las huelgas estudiantiles causaron el éxodo o la deserción de
los alumnos; por ejemplo, los estudiantes de París al emigrar en los siglos xn y
XIII fundaron la Universidad de Oxford. Lo mismo sucedió cuando la Universi-
dad de París en 1219 prohibió la enseñanza del Derecho romano, lo que aprove-
chó la de Orleans, que no la había prohibido.30
En España las universidades recibieron la influencia de las de París y
Bolonia y tuvieron marcada inclinación hacia la ciencia árabe; así surgie-
ron la de Toledo, desde la época de Alfonso VI, la del monasterio benedic-
tino de Sahagún y, desde luego, la de Salamanca, que gozaba de gran pres-
tigio en toda Europa, más aún en el tiempo de Alfonso el Sabio. Allí también
se estudiaba música, medicina, teología, Derecho, matemáticas y lenguas
"sabias" (latín, griego, hebreo y árabe).
En el tiempo de Alfonso VIII, tal vez en 1213, se fundó en Palencia la
que se considera la primera universidad española. Luego surgieron las de
Valladolid, Barcelona, Alcalá, Zaragoza, Valencia y Sevilla, entre otras, gra-
cias a lo cual se observa que España fue un importante centro cultural
durante la Edad Media.

29
Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 201.
30
Ibidem, pág. 202.
3. Derecho castellano 159

Debe aclararse que en la legislación universitaria se habla de studia


para referirse a escuelas superiores y de universitas para aludir a una cor-
poración o reunión de maestros y alumnos. Puesto que el rey concedía
privilegios a las universidades y luego éstos eran confirmados por el papa,
se les daba el título de Real y Pontificia Universidad, tradición que en la
época indiana se trasplantó a las universidades de América.

El Regio Patronato

Siempre fue difícil para dos instituciones muy poderosas, la Iglesia y la


Corona, convivir y compartir la autoridad sin invadir las esferas religiosa y
civil, respectivamente.
Así surgió el Real Patronato, como un Derecho de la Corona para inter-
venir en la designación de las altas autoridades eclesiásticas en los territorios
dominados por el rey, específicamente en lo que toca a los obispos.
En el caso de Castilla, el Regio Patronato implicaba la facultad de la
Corona de presentar al papa candidatos para ocupar cargos eclesiásticos y
autorizar la constitución de nuevas iglesias, así como para cobrar algunos
impuestos religiosos, como el diezmo, de igual manera que negar "el paso
de la bula", es decir, el que una orden papal (bula) fuera conocida entre los
fieles de la región, lo que constituía una censura a las disposiciones ecle-
siásticas.
Las Siete Partidas reglamentaban el Real Patronato, y se daba el caso
de que algunos personajes poderosos también ejercieran patronato sobre
algunas iglesias y capillas. A veces los reyes sobrepasaban ese patronato y
trataban de imponer a sus candidatos en un cargo, y se llegó al extremo de
que los Reyes Católicos impusieron como arzobispo de Zaragoza a un bas-
tardo de sangre real de sólo seis años.31
Es importante destacar que así como la Corona tenía derechos sobre
la Iglesia por la vía del Regio Patronato, también debía cumplir con ciertas
obligaciones como protegerla, patrocinar sus misiones y apoyarla en la lu-
cha contra los herejes.
En 1443, con la bula Eximiae Devotionis, el papa Alejandro VI otorgó a
la Corona de Castilla el Patronato sobre la Iglesia que se establecía en las
Indias Occidentales. Posteriormente, el papa Inocencio VIII amplió los
derechos de la Corona de Castilla para el cobro de diezmos, a cambio de
sostener económicamente la obra misional que durante la conquista y co-

' Guillermo Floris Margadant S., Introducción a la historia del Derecho mexicano, op. cit., pág. 95.
160 Historia del Derecho mexicano

Ionización fue tan importante. Como se verá más adelante, este derecho de
patronato (del latín, patronatus, "protección") fue después motivo de gran-
des disputas entre el Vaticano y el gobierno mexicano independiente, para
determinar si éste era ahora titular del derecho concedido al gobierno
novohispano o si requería un concordato específico de la Santa Sede.

El Derecho constitucional español

En la antigua Grecia, en el pensamiento de Platón y sobre todo de Aristóteles,


existía ya la idea de un orden fundamental y original derivado de la forma
de ser de los ciudadanos de la polis, lo que explica el nombre que, actuali-
zado, damos a la obra La Constitución de Atenas, del propio Aristóteles.32
Ya en Roma la palabra constitutio, derivada del latín contituere, signifi-
caba "colocar, poner, levantar, establecer, construir, fundar", por lo que
vino a derivar en orden, forma de ser, mandato, ordenamiento. Así, estas
disposiciones fueron citadas como constitutio imperialis o constituciones im-
periales, dentro de las fuentes formales del Derecho romano.
Al finalizar la Edad Media, y sobre todo en el Renacimiento, las ciuda-
des cobraron nuevo auge. Fue entonces cuando, como ya se dijo al estudiar
el Derecho foral, las ciudades alcanzaron gran autonomía respecto al po-
der real y feudal; por eso era común agrupar esas disposiciones forales o
municipales con el nombre de constituciones, como ocurría en Alemania,
Francia e Italia (esta última caracterizada por la preponderancia y
autogobierno de sus ciudades, como es el caso de Venecia, Genova, Bolonia
y Florencia), y en la misma España, a cuyas disposiciones ya no de ciudades
sino regionales se les dio el nombre de constituciones, como fue el caso del
principado de Cataluña, con el ordenamiento dictado en Cortes por el rey.
En la Inglaterra medieval surgió la idea de establecer una norma su-
prema o básica que garantizara el Derecho de la nobleza y de los clérigos.
Así, en 1164 Enrique II firmó las Constitutions of Clarendon, y más tarde, el
19 de junio de 1215, el rey Juan Sin Tierra, presionado por los clérigos y
los barones, cansados de sus abusos de poder, firmó la Carta Magna, que
limitaba considerablemente la autoridad real. Luego se dieron las Provisio-
nes de Oxford, de 1259, mediante las cuales el rey quedó bajo el control de
15 barones. Ya en estos documentos, al igual que en la Carta Magna, se

32 A mayor abundamiento del origen antiguo y actual de la palabra Constitución, véase la magnífica
obra de Rolando Tamayo y Salmorán, Introducción al estudio de la Constitución, Instituto de Investiga-
ciones Jurídicas, UNAM, México, 1989,
3. Derecho castellano 161

reconocen ciertos derechos fundamentales del individuo, como el que na-


die puede ser privado de sus derechos sin juicio previo seguido ante los
tribunales legalmente constituidos, antecedente de nuestras garantías cons-
titucionales modernas.
Para el siglo xvii era común el uso del término Constitución como base
de la organización original del Estado, retomando incluso el sentido que la
expresión guarda, desde la Antigüedad, en el pensamiento de Cicerón, y
así fue empleada por los colonos ingleses de Norteamérica, como en el
caso de los fundadores de Virginia y Rhode Island.
Al sobrevenir la independencia de Estados Unidos de América, los
diferentes estados de la Unión formaron sus respectivas constituciones, en-
tre las que destaca la de Virginia, con sus Bill ofRights o derechos indivi-
duales reconocidos por el Estado. Esta Constitución se elaboró en 1776 y
tenía como antecedente lo declarado por el Congreso el 14 de febrero de
1774, donde por primera vez se reconocieron en América varios derechos
inviolables para el ser humano. Posteriormente, en el viejo palacio de go-
bierno de Filadelfia se reunió la Convención con los delegados de las 13 ex
colonias, y el 17 de septiembre de 1787 se firmó la Constitución federal,
que fue ratificada en 1789. Este documento ya era una Constitución en
sentido moderno.
En la Revolución francesa, también en este sentido moderno y gene-
ral, se originaron los Derechos del Hombre y del Ciudadano, del 26 de
agosto de 1789, y las constituciones de 1791 (para establecer la República
Francesa), la de 1795 (para organizar la República bajo un Directorio Eje-
cutivo) y la 1799 (para dar paso al Imperio de Napoleón Bonaparte, quien
se hizo nombrar emperador el 8 de mayo de 1804).
Cuando Napoleón invadió España, como consecuencia de esta inter-
vención se firmaron dos documentos constitucionales: el Pacto de Bayona
de 1808, mal llamado Constitución de Bayona, que simplemente trataba de
justificar el ascenso al trono hispano del usurpador José Bonaparte, y la
Constitución de 1812 o de Cádiz, que se estudiará en el capítulo 5 de esta
obra debido a la enorme influencia que ejerció en la independencia de
América.
Índice onomástico
Abdelaziz, 119 Cárdenas, Lázaro, 29
Abderramán, 119 Carlomagno, 143, 145, 146, 147, 151
Acamapichtli, 74, 78, 81, 90 Carlos el Calvo, 147
Acosta,Joseph, 70 Carlos Martell, 120
Adriano, 118 Carlos V, 62
Águila, Francisco de, 68 Carranca y Trujillo, Raúl, 72
Ahuízotl, 79, 81, 82, 89 Casas, Bartolomé de las, 70
Alarico, 119, 126 Caso, Alfonso, 60, 71
AlbaH., Carlos, 72 Castillo Farreras, Víctor M., 72, 83
Alejandro III, 143 Cedillo, Saturnino, 29
Alejandro V, 144 Celestino 1,142
Alejandro VI, 159 Cerda, Fernando de la, 148
Alfonso VI, 158 Cervantes de Salazar, Francisco, 68
Alfonso VIII, 158 Cervantes Saavedra, Miguel de, 67
Alfonso X, el Sabio, 147, 148, 151, 158 Chartres, Ivo de, 143
Altamira y Crevea, Rafael, 121 Chavero, Alfredo, 41, 66, 71
Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de, 65 Chilperico, 128
Alvarado Tezozómoc, Fernando, 60, 66 Chimalpopoca, 74, 78, 81
Amalarico, 126, 127 Clavijero, Francisco Javier, 71
Aníbal, 117, 123 Clemente V, 144
Anselmo, 156 Clemente VI, 144
Antonio Chi, Gaspar, 49 Coing, 17
Arellano García, Carlos, 34 Condorcet, 2
Aristóteles, 1, 160 Constantino, 126
Atanagildo, 119 Constantino XII, 140
Augusto, 125 Cortés, Hernán, 27, 32, 48, 54, 62, 66, 68,
Averroes, 139 89, 92, 103
Avicena, 139 Cospio, marqués de, 64
Ávila Camacho, Manuel, 7 Cristóbal Colón, 120
Axayácatl, 79, 81 Cuauhtémoc, 80, 81,82
Basabe, Jorge, 6 Cuitláhuac, 80, 81,82
Bautista Pomar, Juan, 65
Belisario, 126 De la Madrid Hurtado, Miguel, 29
Benavente, Toribio de, 70 Del Castillo, Cristóbal, 66
Benedicto XII, 144 Del Paso y Troncoso, Francisco, 71
Benedicto XV, 145 Díaz del Castillo, Bernal, 62, 67, 89
Bernal Gómez, Beatriz, 121 Díaz, Porfirio, 27
Bernal, Ignacio, 45, 46 Dilthey, Wilhem, 2
Bialostosky, Sara, 34, 73 Diocleciano, 125, 128
Bloch, M, 2 Dionisio el Exiguo, 143
Bolaños Martínez, Raúl, 1 DonPelayo, 120
Bonapartejosé, 161 Doroteo, 126
Bonaparte, Napoleón, 161 Duran, Diego, 64, 70, 101
Bonifacio VIII, 143, 144
Bonifacio IX, 144
Bossuet, 2 Eduardo de Hinojosa, 121
Boturini y Benaducci, Lorenzo, 63, 70 Enrique II, 160
Burgoa, Francisco de, 62 Escipión Emiliano, 117
Esquivel Obregón, Toribio, 12, 73, 121
Calixto III, 145 Eugenio IV, 145
Cantú, César, 2 Eurico, 127, 128
índice onomástico 163

Federico I, Barbarroja, 157 Izcóatl, 74, 78, 81


Felipe II, 49
Fernández de Echeverría y Veytia, Mariano, 66 Jaime I, el Conquistador, 148
Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo, 49, 70 Javier Cervantes, 12
Fernando de Aragón, 116, 120 Jhering, 9
Fernando III, 148 Juan Pablo II, 145
Fernando IV, 151 Juan Sin Tierra, 160
Fix-Zamudio, Héctor, 70 Juan XXII, 144
Flavio Pedro Justiniano, 126 Juan XXIII, 144
Flores García, Fernando, 34, 72 Justiniano, 126, 145, 147, 156
Floris Margadant, Guillermo, 12,21,34,41,42, KohlerJ., 72 Krickeberg,
49,51,73, 121, 145 Walter, 45
Fortuna, José, 3 Fustel de
Coulanges, 2 Landa, Diego de, 62
Larroyo, Francisco, 72
Gala Placidia, 119 García Cubas, Ledesma Uribe, José de Jesús, 121
Antonio, 71 García Gallo, Alfonso, Leibniz, 16
13, 121, 151 García Icazbalceta, León III, 146
Joaquín, 69, 71 García Máynez, León, Nicolás, 71
Eduardo, 4, 23 García, Genaro, 71 León-Portilla, Miguel, 71, 89, 112
Garibay, Ángel María, 72, 89 Leovigildo, 128
Garza Terazona, Silvia, 72 Garza, Lizana, Bernardo de, 49
Mercedes de la, 49 Gayo, 127 López Austin, Alfredo, 71
Gayoso, Mercedes, 34, 73 Gómez López de Cogolludo, Diego, 49
Farías, Valentín, 11 González López de Gomara, Francisco, 68
Gambio, Ángeles, 89 González, López de Santa Anna, Antonio, 11
María del Refugio, 19 Graciano, López Monroy, José de Jesús, 121
144 Gregorio IX, 144 Gregorio Lorenzana, Francisco Antonio de, 63
VII, 143 Gregorio XI, 144 Lotario, 147
Gregorio XII, 144 Gregorio XIII, Luis el Germánico, 147
145 Guarnerio, 147 Luis el Piadoso, 147
Hegel, 2 Macedo Jaimes, Graciela, 18, 31
Hernández de Córdoba, Francisco, 27 Mahoma, 136, 137, 138
Herrera y Tordesillas, Antonio, 68 Malagón Bar celó, 121
Herrera, Antonio de, 49 Malet, Alberto, 6
Hobbes, Thomas, 2 Mantecón, 121
Honorio, 119 Marsal y Maree, José María, 121
Honorio III, 143 Martínez de Alguera, Pedro, 68
Huehuetéotl, 44 Martínez Marina, Francisco, 121
Hugo, Gustav, 9 Martino V, 144
Huitzilihuitl, 78, 81 Marx, Karl, 2, 9
Inocencio III, 143, 144 Maximiliano de Habsburgo, 6
Inocencio IV, 143 Mendieta, Jerónimo de, 70
Inocencio VI, 144 Mendieta y Núñez, Lucio, 33, 34, 72
Inocencio VII, 144 Mendoza, Antonio de, 62
Inocencio VIII, 159 Miranda, José, 12, 121
Irnerio, 147 Moctezuma Ilhuicamina, 75, 76, 79, 81, 91
Isabel de Castilla, 116, 120 Moctezuma Xocoyotzin, 63, 79, 81, 82, 100,
103, 106, 112
Mohamedll, 140 Moliere,
130 Mommsen, 2, 9
Montesinos, Antón de, 70
164 índice onomástico

Montesquieu, 2 Sancho el Bravo, 148


Moreno y Moreno, Manuel, 72 Santiago Zebedeo, 118
Morley, Silvanus, 49 Savigny, Friedrich Karl von, 9
Moro, Tomás, 144 Schopenhauer, 2
Moto Unía (Toribio de Benavente), 103 Seara Vázquez, Modesto, 91
Muñoz Camargo, Diego, 66 Séneca Lucio Anneo, 118
Muñoz Chimalpaín, Antón, 66 Sixto IV, 145
Muro Orejón, Antonio, 121 Soberanes Fernández, J. Luis, 5, 6, 12, 18, 73,
121
Natividad Macías, José, 11
Solimán, 140
Nerón, 118 Solís Rivadeneyra, Antonio de, 68
Nezahalpilli, 112 Spengler, 8, 21
Nezahualcóyotl, 38, 86, 95
Nicolás V, 145 Tapia, Andrés de, 67
Tarik,119
O'Donojú, Juan de, 27 Tellier, Maurice de, 64
Ometecutli y Omecíhuatl (pareja divina origi- Teodosio, 118,127
nal), 102 Teófilo, 126
Orozco y Berra, Miguel, 71 Ortiz Tezozómoc, 74
Mena, Antonio, 64 Ots y Theruet, André, 62
Capdequí,José María, 121 Thierry, 2
Thompson, Ene, 49
Pallaresjacinto, 12
Tízoc, 79, 81
Papiniano, 127
Tlacaélel, 75, 76
Paulo II, 145
Tomás y Valiente, Francisco, 20, 121, 151
Pavía, Lázaro, 71
Torquemada, Juan de, 70
Pedro Colivacino, 144
Toynbee, ArnoldJ., 8
Peñafiel, Antonio, 63, 71
Triboriano, 126
Peñafort, Raimundo de, 144
Tro y Ortelano, Juan, 48
Pérez de los Reyes, Marco Antonio, 73
Pérez Galaz, Juan de Dios, 50 Urbano V, 144
Pina Chan, Román, 43 Urbano VI, 144
Pío II, 145
Pío X, 145 Valentín iano, 125
Platón, 160 Vázquez Pando, Fernando, 29
Polibio, 118 Vela del Ríojaime, 137
Velázquez, Diego, 66
Ramírez, José Fernando, 64 Vespasiano, 125
Recaredo, 119,128 Vico, 2
Recaséns Siches, Luis, 3 Vilchis Prieto, Gonzalo, 65, 73
Recesvinto, 128 Viriato, 117
Riva Palacio, Vicente, 71 Voltaire, 2
Rivas y Cosgaya, Manuel de, 49
Rivera, Bernardino de, 69 Wleacker, 17
Rodrigo, 119 Worms, Bucando de, 143
Rojina Villegas, Rafael, 34 Worriger, 21
Romerovargas Yturbide, 73 Wuntd, 3
Ruz Lhuillier, Alberto, 49 Ximénez, Francisco, 49
Sahagún, Bernardino de, 62, 69, 82, 89, 110 Xuárez, Catalina, 66
Salinas de Gortari, Carlos, 29 Zavala, Silvio, 121
San Bernardino, 156 Zedillo Ponce de León, Ernesto, 29
San Isidoro de Sevilla, 143 Zorita, Alonso de, 68, 83
San Ivone, 144 Zuloaga, Félix, 11
San Raimundo, 156 Zumárraga, Juan de, 62
Índice analítico

Aborto entre los aztecas, 98 Caída de Numancia, 125


Actos sexuales de sacerdotes o sacerdotisas Calkini, crónica de, 49
aztecas, 98 Calmécac, 94, 107, 108
Adulterio entre los aztecas, 98 Calpulli, 82-85
Agradecimiento de una hija azteca a su ma- como unidad, administrativa, 84
dre, 106 Agricultura y desarrollo de los cultural, 85
pueblos económica, 85
prehispánicos, 39-41 familiar, 84
Alta Edad Media, 152 Alta fiscal, 84
nobleza, 129 laboral, 85
Amor de los aztecas a sus hijos, 102 militar, 84
Anales o crónicas aztecas, 65 Análisis, política, 83
14 Anatocismo, 124 Aníbal, paso de, religiosa, 84
por España, 117 Apologética historia de residencial, 84
las Indias, 49 Arte olmeca, importancia social, 85
del, 42 Aspectos de la historia del Capítulos, 146
Derecho, 20 Aula regia, 127 Authentica Carta Magna, 160
Habita, 157 Aztecas, castigos a los niños, Cartagena, 117
103 Cartago, 117
etapas en la historia de los, 61 Cartas de relación, de Hernán Cortés, 24, 67
fuentes de la historia de los, 61-73 Cartas pueblas, 152 Casos de Corte, 148
funerales, 112 Castilla, área geográfica de, 116 Celtas e
limpieza de los, 103 iberos, 121-122 Ceremonias y ritos
moral sexual de los, 110 matrimoniales aztecas, 109 Chalco y
organización política de los, 73 Amecameca, relaciones de, 66 Chichimecas,
patria potestad entre los, 110 historia de los, 65 Chilam (sumo sacerdote),
53 Ciencias del hombre y ciencias de la
Baja Edad Media, 152 naturaleza,
Baja nobleza, 130 2
Behetría, 132 Cihuacóatl, 75
Biblia, 142 Civilización celtíbera, creación de la, 117
Bienes parafernales, 124 Clasificación de los trabajadores del campo, 93
BillofRights, 161 Clementinas, 144 Codex romano, 126 Códice,
Breviario de Alarico, 127, 128 Borgia, 64
166 índice analítico

Boturini, 60, 64 Cronología, de la historia de México, 26


Caspianus, 64 de la historia del Derecho mexicano, 28, 29
de Dresde, 48 de los tlatoanis aztecas, 78-80
del Museo de América, 64 maya, 47
Duran, 64 y evolución histórica de España, 116-120
Fejervary Mayer, 64 Cruzadas, 140 Cuadrivium, 158 Cuicacoalco,
Florentino, 64 107
Laúd, 64 Cuidados de la mujer mexica preñada, 102
Magliabecchiano, 65 Culhuacán, memorial de, 66 Cultura y
Matritense o de Madrid, 48, 64 alfabetización en el Imperio carolingio,
Mendodno, 62 147 Cursos de Historia del Derecho
Misantla, 64 mexicano, 11
Parisinus o (fe París, 48
Quinantzin, 64 Décadas del Nuevo Mundo, 68
Ramírez, 64 Decretales de Gregorio IX, 144
Telleriano, 64 Decreto, de Buchardo, 143
Tlotzin, 64 de Graciano, 144 Deducción, 13 Delitos
tonalámatl de Aubín, 65 dolosos y cuposos, distinción azteca
Códices, con representaciones del orden ju- entre, 99
rídico prehispánico, 34 Derecho, árabe, 135-141 Derecho,
mayas, 48 Código, azteca, evolución del, 32 Derecho,
canónico, 145 canónico, 141-145 Derecho,
de Eurico, 127, 128 castellano, 115-161
de Teodosio, 127 fuentes para el estudio del, 120, 121
gregoriano, 127 recopilaciones de, 155
hermogeniano, 127 Colección y español, compilaciones de, 155
de Pedro Colivacino, 144 civil romano, 126
Dionisiana, 143 constitucional español, 160-161
Dionisio Adriana, 143 familiar y educación entre los aztecas, 101 -104
Ducheriana, 143 fiscal azteca, 99-101
Hispana, 143 Colegio de foral, 151-153
Obispos, 142 Colonia, 26 franco, 145-147
Concepto de historia del Derecho mexicano, 1 griego, 123-124
Concilio Vaticano I, 145 Concilios o relación entre el Derecho romano y el, 123
congresos de obispos, 142 Conocimiento maya, fuentes clásicas del, 48
científico, elementos del, 12 Conocimiento maya-quiché, 46-58
profundo de la realidad, 20 Conquista de olmeca, 41-42
México, relación sobre la, 67 Conquista prehispánico, 31-114 definición de, 31
española, 26 Constitución Apostólica testimonios de cronistas españoles sobre
Disciplinae Leges, 145 Constitución Apostólica el, 34 vestigios
Providentissima Mater de, 114
Ecclesia, 145 romano-bizantino, 125-126
Constitución, de Atenas, 160 teotihuacano, 44-46
de Cádiz, 161 visigótico, 126-128
federal, 161 y organización social de los mayas, 50
Constitutions of Clarendon, 160 Derecho, como constante histórica, 8
Consulado y las leyes mercantiles, 154 Derecho, como producto histórico, 9
Corán, 138, 141 Corpus Iuris, Canonici, Derecho, concepto de, 4 Derecho, escuela
145 histórica del, 9
Civiles, 145 Crónica de la conquista de la
Nueva España, 68
Índice analítico 167

Derecho, fuentes históricas del, 23-25 Especialización profesional prehispánica, 35


clasificación de, 24-25 por su inmediatez, Estado llano, 130 Estaño, ruta del, 117
24 por su presentación, 24 por su Estratificación social, azteca, 87
relación con el historiador, 24 en estamentos, 129
concepto de, 23 Estructura judicial, 93
formales, 23 Estudio históricojurídico, autoritarismos y, 22
históricas, 23 convencionalismos y, 22 idealizaciones y, 22
reales, 23 objetividad en el, 21 prejuicios y, 22
Derecho, historia externa del, 15 Derecho, Estudios históricos, como ejemplo para evitar
historia interna del, 16 Derecho, indiano, 28 errores del pasado, 2 Estudiosos
Derecho, insurgente, 28 Derecho, musulmán, de la evolución histórica del
137, 138 Derecho, penal azteca, 97 Derecho, Derecho, 10
porfirista, 28 Derecho, preshipánico, 28,31- Etapas históricas de los aztecas, 60, 61
114 Derecho, procesal azteca, 95-97 Derecho, Evangelios, 142
revolucionario, 28 Derecho romano, 126,153 Evolución de la historia del Derecho, 10
Derechos del Hombre y del Ciudadano, 161 Exhibicionismo impúdico entre los aztecas, 99
Deuda quirografaria, 124 Digesto romano, Exhortación, de un labrador azteca a su hijo
126, 147 Dinastía azteca, 81 Dirección General casado, 105
de Instrucción Pública para el de una madre azteca a su hija, 105
Distrito y Territorios Federales, 11 Existencia de un sistemajurídico prehispánico,
Distinción entre hombres y mujeres aztecas, 103 33
Distribución geográfica de los pueblos prehis- Experiencia jurídica, 20
pánicos de México, 38 Extravagantes, 144
Divorcio entre los aztecas, 110

Economía olmeca, 43 Falsas decretales, 143 Familia azteca, 101


Edad Media, asociaciones ganaderas en la, 134 Fenicios y cartagineses, 122, 123 Formación
compadrazgo en la, 134 del jurista, 20 Fraude y abuso entre los aztecas,
concubinato en la, 134 99 Fuentes normales para el estudio de
consejos de familia en la, 134 derecho prehispánico, testimonios de las, 35
depósito de prendas en la, 134 Fuero(s), de Alavés, 128
duelos o combates en la, 133 de los Fijosdalgo, 153
esponsales en la, 134 en la Edad Media, 152
impuestos en la, 135 Juzgo, 128, 148, 152
mayorazgo en la, 135 real de Alfonso X, 155
prenda extrajudicial en la, 133 Elementos, Viejo de Castilla, 153
jurídicos formativos en España, 121-147
que determinan la existencia del Derecho, 34 Género próximo y diferencia específica, 1
Embriaguez constitutiva de delito entre los az- Geográficas Relaciones de Motul, Mérida, Chochóla
tecas, 98 Enfiteusis, 123 y otras zonas mayas, 49
Epístolas del Nuevo Testamento, 142 Gran Glosa, 147 Gremios, 153-154
Época prehispánica, 26 Esclavos Guadalete, batalla de, 119
(tlacolis), 86 Escuela de Ciencias Guerra(s), de Independencia, 27
Jurídicas, 11 de las Galias, 24
plan de estudios de la, 11 de Reconquista, 148
de Reforma, 23
púnicas, 117, 123
168 índice analítico

Halach-Uinic, 51,52 Hammurabi, Idiomas autóctonos, manejo de los, 35


Código de, 24 Hecho histórico- Iglesia, jerarquía de la, 130 Imperio
jurídico, 6-8 azteca, 75
características del, 6-8 delitos contra la seguridad del, 97
de naturaleza normativa, 7 Imperio romano, división del, 118
humano, 6 Impuestos feudales, 131 Indias, Relación de
inmodificable, 8 las antigüedades políticas y
pretérito, 7 religiosas de las, 65
testimonial, 8 Inducción, 13 Instituciones,
trascendente, 7 feudales, 128-135
único, 7 militares aztecas, 90-92 Instituías, 126
Hechos de los apóstoles, 142 Hégira Investigación histórico-jurídica, limitaciones
(migración de Mahoma), 138 déla, 21-22
Hermandades y cofradías, 153 Hidalgos, Islam, 137
130 Hiperrocha, 124 Hipoteca, 124 cinco pilares de la sabiduría del, 139
Historia, eclesiástica indiana, 70 Ixchel (diosa de la luna), sacerdotisas de, 54
como ciencia, 2, 3, 4
como conjunto de hechos humanos, 4 Jurisprudencia histórica, 16
método de la, 3, 12-16
objeto de estudio de la, 3 Kadir, noche del, 137
oficial, 4
sistema de la, 3 Lengua zuyua, 52 Lenocinio entre
Historia de la conquista de México. Población y los aztecas, 98 Lepanto, batalla
progresos de la América Septentrional conocida naval de, 140 Leyes, carolingias,
por la Nueva España, 68 Historia de la Nueva 146
España, 68 Historia de las Indias de la Nueva contexto social político, económico y cultural
España e islas de las, 23
de tierra firme, 70 de Estilo, 151, 155
Historia de los indios de la Nueva España, 70 de Indias, 5, 113
Historia del Estado y del Derecho, 9 Historia del de Reforma, 23
sistema jurídico mexicano, 5 Historia general de romano-bárbaras, 127 Liber Sextus, 144
las cosas de la Nueva España, Libro de los Fueros de Castilla, 152 Libro de los
69 Libros de Chilam Balam, 48 Libro del Fuero de
Historia general de las Indias, 70 Historia las Leyes, 151 Libros originales de la literatura
general de los hechos de los castellanos en islas y maya antigua,
tierra firme de la Mar Océano, 68 Historia 48-50
naturaly moral de las Indias, 70 Historia Lienzo de Tlaxcala, 64 Liga de Mayapán, 51
verdadera de la conquista de la Nueva Limitaciones y cronología del Derecho prehis-
España, 67 Historiadores, pánico, 35-38 Linaje, 130 Lugar de
contemporáneos, 71 la mujer en la vida social y familiar
del siglo xix, 71 azteca, 101
Homicidio entre los aztecas, 98 Lusitania, 125
Homosexualidad entre los aztecas, 98
Horizonte(s) culturales prehispánicos, 37 Macehuales, 86
arcaico, 37 Maestro azteca o temachtiani, 107
clásico, 38 Maestros, oficiales y aprendices romanos, 153
histórico, 38 Marco cronológico, 26-29
posdásico, 38 Matrícula de tributos en el Códice Mendoáno, 100
preclásico, 37
prehistórico, 37
índice analítico 169

Matrimonio entre los aztecas, impedimentos Órdenes de caballería, 132 Organigrama


para contraer, 109 político del calpulli, 83 Organización(es),
Matrimonio y concubinato entre los aztecas, 108 económica azteca, 87-90
Mayas, derecho familiar de los, 56-58 interna de los gremios, 153
derecho penal de los, 55, 56 judicial azteca, 96
estructura económica de los, 55 policiales feudales semisecretas, 131
Mayeques, 86 Memorias de un gentilhombre política azteca, 77
del glorioso política de los mayas, 50-52
capitán Fernando de Cortés, 67 social azteca, 85-87
Mentira en la mujer o los niños aztecas, 98 social de los mayas, 52-54
Meseta central, 39 Método(s), comparativo, tribal de los árabes, 136
14
comprensivo, 15 Pacto de Bayona, 161
concepto de, 13 Pagos y servicios de vasallos al señor feudal, 131
cronológico, 14 Parricidio o tilicidio entre los aztecas, 99
descriptivo, 15 Pecuniario, 124
dialéctico, 15 Pena de muerte entre los aztecas, 99
generales, 13 Periodos de la Edad Media, 151 -152
histórico o evolutivo, 14 Plática y exhortación de un padre azteca a su
integral, 15 hijo, 104
particulares, 14 Pochtecas, 75, 86, 88 Poitiers,
sistemático, 16 batalla de, 120, 140 Política
sociológico, 15 Mexicano, concepto de, 5 azteca, 83 Popol Vuh, 49
México, baluartes de, 66 México Porfirismo, 27
independiente, 27 México Tenochtitlan, 74 Principios de la conquista de México, 68
Migración y mestizaje en la historia de España, Profesión jurídica entre los antiguos mexicas,
116 33
Mío Cid, Poema del, 24 Propiedad agrícola entre los mexicas, 92
Monarquía indiana, 70 Provincia Bética, 125 Provincia de las
Mozárabes, 119 Galias, 125 Provincia Tarraconense,
Mujeres aztecas muertas en el parto, 101 125 Provisiones de Oxford, 160 Puebla
Mundo prehispánico en vísperas de la con- de los Ángeles, historia de, 66
quista, 112-114
Ramadán, mes del, 137
Nacom (sacerdote sacrificador), 53 Reales cédulas, 155
Nobles (pillis o pipiltzines), 85 Reconquista de España, 120
Nobles almenchoob, 53 Recopilaciones de Ivo de Chartres, 143
Normas de sociedades prehispánicas, 31 Régimen feudal, 128, 129
Novellas romanas, 126 Regio patronato, 159-160
Nueva Cartago, 117 Relación de causa efecto y consecuencias de
Nuevo Imperio maya, 47 los hechos históricos, 2 Relatividad
Nuevo Testamento, 142 territorial, 29, 30 Responso de Papiniano, 127
Numancia, sitio de, 117, 118 Respuesta del hijo azteca a su padre, 104
Revolución, 27 Revolución francesa, 161
Obispos, presbíteros y diáconos, 142 Rey, como cabeza de la pirámide social, 129
Obra jurídica de Alfonso X, el Sabio, 147, 149, Reyes Católicos, 115, 116
150 unificación de España bajo los, 120
Ordalías, 131 Riña y lesiones entre los aztecas, 98
Ordenamiento de Alcalá de Henares, 151
Ordenanzas de Bilbao, 154
170 índice analítico

Ritos aztecas para el nacimiento, 102 Tlatoani(s), 74, 76-82, 85


Robo de mazorcas entre los aztecas, 98 de Tenochtitlan, 78-82
Tlatocan, 76
Sabios aztecas, palabra y testimonio de los, 106 Tlaxcala, historia de, 66 Tolteca, relaciones
Sacro Imperio Romano, 146,151 históricas de la nación, 65 Tortura, 132
Señor feudal, derecho de pernada del, 131 Transculturación tras la dominación europea,
Señores de la Nueva España, breve y sumaria 113
relación de los, 69 Tratado de Verdún, 147 Tributos impuestos
Separación de bienes en los matrimonios az- por aztecas a pueblos vencidos, 99 Triple
tecas, 110 Alianza, 90, 91, 112
Siete Partidas, de Alfonso X, 148, 150, 151 distribución de tributos en la, 100
Sinalagmático, 124 Trivium, 158
Síntesis, 14
Sociedades prehispánicas organizadas, 31 Universidad de Bolonia, 157 Universidad de
Statua Ecclesia Antiqua, 143 Salerno, 157 Universidades medievales,
Sunna, 139 156-159 Utilidad y características de la
Suplantación de un cargo público entre los aztecas, historia del derecho mexicano, 16-18
98
Syntagma canonum, 143 Varsovia y Viena, batallas de, 140 Viejo
Imperio maya, 47 Violación, incesto y
Tamemes, 86 estupro, castigo azteca para, 98
Tecuhtlis, 85
Telpochcalli, 107, 108 Yucatán, relación de las cosas de, 49
Temprana Edad Media, 151
Tenencia de la tierra entre los aztecas, 92, 93 Zona, chichimeca o bárbara, 39
Tenocha, 76 costera del Golfo, 39 costera del
Tenochtitlan, toma de, 27 Pacífico, 39 maya, 39 oaxaqueña,
Texcoco, relaciones de, 65 39
Tianguis, 88, 90
Tipos de uniones familiares entre los aztecas, 108
Tira de la peregrinación, 60,64
Tlacatecutlis, 75
Tlahtocan (Supremo tribunal del tlatoani), 97
índice de contenido general

Presentación XV
Prólogo XVII
Introducción XIX

Volumen 1
1. Generalidades 1
2. El Derecho prehispánico 31
3. Derecho castellano 115
índice onomástico 162
índice analítico 165

Volumen 2
4. Derecho indiano 1
5. Derecho insurgente 219
índice onomástico 265
índice analítico 269

Volumen 3
6. Derecho del México Independiente 1
7. El Derecho porfirista 143
8. El Derecho revolucionario 167

Bibliografía general 217


índice onomástico 239
índice analítico 245
índice de contenido

4. Derecho indiano
Área de aplicación 4
Cronología 4
Implantación del Derecho castellano en Indias 6
Cronología del Derecho indiano en la Nueva España 7
La empresa de las Indias 10
Los justos títulos y las bases jurídicas de la conquista 16
Las capitulaciones y la hueste 21
El enfrentamiento de culturas 23
Fuentes del Derecho indiano 24
La legislación y las recopilaciones 24
La costumbre 35
La doctrina 36
La jurisprudencia 39
Los principios generales del Derecho 39
El gobierno indiano 39
Principios rectores 40
Organigrama 43
Autoridades radicadas en España 44
Autoridades radicadas en Indias 54
VIII índice de contenido

El virrey 54
Presidentes gobernadores 77
Los gobernadores 77
Intendentes 79
Adelantados 80
Capitanes generales 80
Comandantes generales 81
Las audiencias La 81
administración de justicia 82
Los tribunales ordinarios 84
Los tribunales especiales El control 90
de los funcionarios públicos El 118
Ayuntamiento indiano 120
La Real Hacienda 130
Divisiones geográfico-políticas 138
Generales 139
Regiones específicas de la Nueva España 140
Fundaciones 144
Las repúblicas 154
Repúblicas de españoles 154
República de indios 156
Estructura social de las Indias 158
Estructura económica de las Indias 166
Estructura religiosa de las Indias 175
El trabajo de los naturales 180
La esclavitud La 180
encomienda Las 184
utopías El 186
repartimiento El 187
peonaje asalariado Los 189
obrajes 189
El régimen de propiedad 190
Propiedad de la Corona 190
Propiedad privada 191
Propiedad comunal 193
Propiedad de los indios 194
índice de contenido IX

Propiedad corporativa 194


Propiedad de manos muertas 195
La desamortización 196
La educación en la Nueva España 196
La política monetaria en la Nueva España 207
La organización militar en la Nueva España 210
El Derecho privado indiano 215
El Derecho penal indiano 217

5. Derecho insurgente
Cronología y marco histórico 219
Causas de la Guerra de Independencia 222
Causas internas 222
Causas externas 229
La intervención francesa y sus repercusiones 232
Las juntas gubernativas 233
La conspiración de 1808 234
Las juntas conspiradoras 237
Aportaciones jurídico-políticas del movimiento
de Miguel Hidalgo 239
La Junta de Zitácuaro y sus aportaciones
jurídico-políticas 242
Aportaciones jurídico-políticas del movimiento
de don José María Morelos y Pavón 244
La Constitución de Cádiz 252
El Congreso Constituyente 253
Características generales de la Constitución de Cádiz 253
Leyes reglamentarias 254
Derogación y nueva proclamación 257
Repercusiones políticas 257
X índice de contenido

La consumación de la Guerra de Independencia 258


El Plan de la Profesa El Plan de Iguala Los 259
Tratados de Córdoba El Acta de 260
Independencia Supervivencia de la 261
legislación española 262
263
índice onomástico
265
índice analítico
269
4. Derecho indiano

El derecho indiano es el conjunto de normas, instituciones y principios


filosófico-jurídicos que España aplicó en sus territorios de ultramar, a los que
llamó las Indias Occidentales, de ahí el nombre de indiano con que se designa
este Derecho histórico.
No cabe pues confundir el Derecho indiano con el Derecho indígena
o prehispánico, puesto que el primero es el que estuvo vigente durante los
siglos xv al xix en esos territorios y no se aplicaba solamente a los naturales,
sino también a los españoles, criollos, mestizos y demás castas del Nuevo
Mundo. Así, el Derecho indiano no es el derecho de los indios, sino de las
Indias (las Indias Occidentales).
Se trata de un conjunto muy amplio de normas, agrupadas en una
variedad de documentos. A guisa de ejemplo podemos citar las llamadas
Leyes de Indias de 1680. Igualmente, constituye un grupo complejo de ins-
tituciones de tipo jurídico, político, económico, educativo y religioso, al-
gunas de las cuales fueron trasplantadas de España a las Indias, como el
Tribunal del Santo Oficio, mientras que otras fueron creadas específica-
mente para las Indias, como el sistema de intendencias. En otras palabras:
se trata de principios filosófico-jurídicos, generalmente tomados del Dere-
cho romano-germano-canónico, por medio de los cuales se daba sustentación
a todo el sistema jurídico, de acuerdo con los principios de la cultura occi-
dental cristiana.
En ocasiones se ha mencionado el Derecho indiano con otros membre-
tes, pero no es adecuado. Entre las denominaciones más frecuentes tenemos:

1. Derecho novohispánico. Es correcto si nos circunscribimos al caso de


nuestro país, que fue conocido como Nueva España durante toda la
2 Historia del Derecho mexicano

época de la dominación europea. El nombre al parecer comenzó a uti-


lizarlo y a divulgarlo Hernán Cortés en sus Cartas de relación. Pero
recuérdese que el área que abarcaba este Derecho comprendía no
sólo la América española, sino también otras regiones ajenas a este
continente, como las Islas Filipinas, o Islas del rey Felipe.
2. Derecho virreinal. En el caso de España, la conquista se realizó en 1521
y en 1535 ascendió al trono virreinal Antonio de Mendoza. Antes se
tuvieron otros tipos de gobiernos, por lo que esos años quedarían
fuera de la denominación que nos ocupa, además de que no todos los
territorios indianos estuvieron organizados en virreinatos, sino que
había otras opciones como las capitanías generales, en el caso de Gua
temala y Chile.
3. Derecho colombino. Esta denominación es por completo inapropiada,
ya que Cristóbal Colón sólo representó, con sus viajes y hazañas, el
momento inicial de la penetración europea en América, pero pasada
esa primera época carece de significación utilizar su nombre para
designar un derecho que se desarrolló a lo largo de varios siglos.
4. Derecho cortesiano. Igualmente errónea por razones similares, con la
agravante de que Hernán Cortés es un personaje local de la historia
de México.
5. Derecho colonial. Suele mencionarse en la historia nacional la época de
la Colonia o colonial, que abarca los casi 300 años de dominación
(1521-1821); así, se habla de una cultura colonial, un arte colonial e
incluso ciudades coloniales, a las que mostramos con orgullo a pro
pios y a extraños. Sin embargo, son los tiempos nuevos los que han
suavizado y hasta dignificado la palabra colonial, ya que colonia y colo
niaje implican dominación, subordinación y explotación. El dicciona
rio señala que colonia es un territorio ocupado y administrado por
una potencia extranjera, en tanto que colonialismo es una doctrina que
tiende a legitimar la dominación política y económica de un territo
rio o nación.1 En tal virtud, los especialistas han discutido si la pala
bra colonial es o no apropiada para designar esa parte de nuestra his
toria. Las dos tendencias se basan en los supuestos siguientes. No es
apropiado llamar colonial a este periodo porque durante los tres siglos
de dominación española, ni en un documento público ni en uno pri
vado se usó tal denominación, sino que siempre hubo referencia a los
"reinos de ultramar". La palabra colonia fue utilizada hacia fines del
siglo XVIII y principios del xix por los simpatizantes de la Independen-

Diccionario de la lengua española esencial, Larousse, México, 1997.


4. Derecho indiano 3

cia, a fin de justificar su causa, destacando la dependencia oprobiosa


de América hacia la Corona española.
En estos territorios se tenía oportunidad de designar a las pro-
pias autoridades, como era el caso de los ayuntamientos.
La explotación que se dio en América no fue producto de una
concepción de dependencia de un territorio metrópoli sobre una co-
lonia, como se entiende en la teoría económico-política del colonialis-
mo. Por el contrario, dentro del contexto del mercantilismo, teoría
predominante en la época de la conquista y los años posteriores, una
nación era considerada más rica en la medida que lograba acumular
mayor número de metales preciosos, por lo cual era prioritario en-
contrar yacimientos de oro y de plata, y las tierras de América "suda-
ban plata", como se decía en aquel tiempo.
Cuando a principios del siglo xix, y como reacción a la interven-
ción napoleónica en España, los patriotas de la resistencia trataron de
efectuar un Congreso Constituyente, que fructificó en la llamada Cons-
titución de Cádiz de 1812, se integró ese Congreso con representantes
de todas las Españas, es decir, de las entidades de Europa y de las de
América, que luego pasaron rutinariamente a formar parte de las
Cortes o Parlamento español. Además, el art. 5o. de esa Constitución
considera españoles, entre otros, a todos los hombres libres nacidos y
avecindados en los dominios de las Españas, y a los hijos de éstos (en
Europa y América, si lo relacionamos con lo expresado en el art. lo. de
ese mismo ordenamiento: la nación española es la reunión de todos
los españoles en ambos hemisferios).
Por otra parte, resulta apropiado llamar colonial a este periodo
porque las cosas son por su naturaleza y no por su denominación. El
que le hubieran o no llamado colonias a los territorios de América es
intrascendente ante el hecho mismo de que los trataron como tales.
Las principales autoridades indianas radicaban en España y allá
eran nombrados sin tomar en cuenta la opinión de los habitantes de las
Indias Occidentales, incluyendo en este último caso a los virreyes, quie-
nes recibían su nombramiento en Europa sin considerar en absoluto el
deseo de los habitantes de estos territorios, desde luego, en la inmensa
mayoría de los casos, sin que los así designados conocieran ni remota-
mente las regiones que iban a gobernar. Además, en los cargos públicos
se dio preferencia a los españoles respecto de otras castas.
La explotación de las riquezas en América, especialmente de los
minerales, fue desmedida y desconsiderada para estos territorios, por
lo que de hecho se dio un coloniaje.
4 Historia del Derecho mexicano

A su vez, la integración a una nacionalidad española por parte de


los habitantes del Nuevo Mundo fue sumamente tardía e incluso con la
pretensión de neutralizar los movimientos independentistas que ya in-
cendiaban todo el continente y que concluyeron en la ruptura política
con España y el surgimiento de las nuevas naciones hispanoamericanas.
Con todos estos argumentos contradictorios, es de verse que utilizar la
palabra colonial para designar este periodo de unos tres siglos en nuestra
historia resulta controversial e inoportuno porque sitúa a quien lo emplee en
una de ambas posiciones teóricas. Así, el término apropiado y el que utilizan
los académicos y especialistas sigue siendo, hoy como ayer, Derecho indiano.

Área de aplicación

En principio el Derecho indiano se aplicó en los territorios del Nuevo


Mundo, al que los europeos conocieron con el nombre genérico de Indias
Occidentales. Sin embargo, las normas e instituciones que lo contienen se
aplicaron alternativamente como se muestra en el cuadro 4.1.

Cuadro 4.1. Normas e instituciones indianas.


Área de aplicación Ejemplos

Lo referente al rey y sus facultades


España y América En toda Lo referente al Real Consejo de Indias o a los municipios
indianos
América Lo referente al trato especial a los indios caribeños, muchos
En algunas partes de América de los cuales fueron tenidos por antropófagos, por lo que
requerían un tratamiento diferente y mayor control 2

Cronología

El Derecho indiano comprende una amplia época que abarca desde 1492,
concretamente para muchos, desde la firma, el 17 de abril de ese año, de las
llamadas Capitulaciones de Santa Fe, documento de mutuas concesiones entre

Estos indígenas se encontraban en las pequeñas y grandes Antillas, y la primera experiencia de los
españoles con tales prácticas de canibalismo las tuvieron durante el segundo viaje de Cristóbal
Colón, cuando fue descubierto en ruinas el Fuerte de Navidad, que el almirante había construido
para que allí le aguardaran algunos de sus hombres, puesto que la embarcación Santa María había
quedado inutilizada para volver a España.
4. Derecho indiano 5

la Corona de Castilla y Cristóbal Colón para efectuar el viaje de descubrimiento,


hasta el siglo xix, si no es que principios del xx, según consideremos la fecha
de consumación de la Independencia en cada país de América; en México sería
hasta el 24 de agosto de 1821, con la firma del Tratado de Córdoba. Este
periodo muy prolongado del Derecho indiano suele dividirse en varias
etapas, tomando en cuenta diversos aspectos de su aplicación y efectividad
(cuadro 4.2).

Cuadro 4.2. Cronología del Derecho Indiano.

Etapa Período Características

Caribeña Siglo xv y primeros El Derecho indiano se establece en la parte


años del xvi insular del continente americano, es decir, el
Caribe, en las grandes y pequeñas Antillas,
de ahí su nombre
Carlista Primera mitad del Corresponde a la época de las grandes con-

siglo xvi quistas sobre el territorio continental: Perú,


México, Colombia, Chile, etc., durante el rei-
nado de Carlos V

Felipista Segunda mitad del El reinado de Felipe II se caracteriza por la

siglo xvi burocratización del Derecho indiano

Decadencia Siglo XVII Época de retroceso político de España en

intermedia Europa. Francia se convierte en la nación lí-


der; España es acosada por los piratas y por
diversas epidemias; además, sufre pérdidas
territoriales y económicas. No obstante, la
cultura alcanza un buen nivel en América: es
la época de sor Juana Inés de la Cruz y, por
otro lado, se promulgan, en 1680, las llama-
das Leyes de Indias

Resurgimiento Siglo xviii Cambia la dinastía Habsburgo con la muerte

borbónico de Carlos II el Hechizado, quien no dejó su-


cesor al trono, y el advenimiento de la familia
Borbón. España se recupera política y eco-
nómicamente con la conducción, sobre todo,
del rey Carlos III

Decadencia final Primeros años del Francia invade España, Napoleón Bonaparte
siglo xix se impone en Europa y los diversos reinos
indianos se independizan del Imperio espa-
ñol para formar nuevas naciones
6 Historia del Derecho mexicano

Implantación del Derecho castellano en Indias

El descubrimiento y la colonización de América se llevaron a cabo con el


patrocinio de la Corona de Castilla; en consecuencia, el Derecho castellano
pasó a esta parte del mundo, lo que ha dado origen, entre los especialistas, a
diversas conjeturas (cuadro 4.3).
Cuadro 4.3. Teorías sobre la implantación del Derecho castellano en Indias.3

Autor Teoría

Jorge Basadre Se trata de un fenómeno de re-


cepción del Derecho castellano
en Indias
Lalinde Abadía Estamos ante una recepción de

carácter político

Alfonso García Gallo Es un verdadero trasplante del

Derecho castellano a las Indias


María del Refugio Es una implantación del Derecho

González y Ariel A. castellano en las Indias, porque:


Rojas Caballero • El derecho de los naturales no
desapareció por completo, sino
que quedó sujeto a un orden ju-
rídico nuevo
• El Derecho castellano se im-
puso a la población aborigen
pero no a la española, ya que se
trataba de su propio ordenamien-
to de origen

No obstante, el Derecho indiano así configurado de origen como una


implantación del Derecho castellano en América, adquirió luego caracte-
rísticas y generó instituciones específicas que distinguen al indiano del
Derecho castellano. Esto se debió, entre otras cosas, a que este último no
pudo regular todas las necesidades de la cultura de los pueblos autóctonos
americanos. Por ello, las autoridades indianas fueron creando institucio-

3 En la elaboración del cuadro 4.3 se tomó en cuenta la magnífica síntesis realizada por Ariel A.
Rojas Caballero, Visión panorámica de la historia del Derecho mexicano, Centro Universitario México,
División de Estudios Superiores, A.C., México, 1996, págs. 55 y 56.
4. Derecho indiano 7

nes y normas peculiares de acuerdo con el sistema de ensayo y error, y


estableciendo regímenes especiales para cada región del continente ya que
no era lo mismo, por ejemplo, gobernar a los descendientes de pueblos de
civilizaciones avanzadas como los mayas o los incas, que a pueblos casi
prehistóricos como los habitantes de la Patagonia.

Cronología del Derecho indiano en la Nueva España

A casi todo el territorio actual de la República Mexicana se le llamaba en la


época indiana el Reino de la Nueva España. Fue el propio Hernán Cortés
quien divulgó este nombre para el territorio conquistado por él, manifes-
tando la similitud de paisajes entre el campo español y el americano.
En cuanto a la cronología de implantación y desarrollo del Derecho
indiano en la Nueva España, puede resumirse de la manera siguiente.

1502. Durante el cuarto viaje de Colón el piloto Antón de Alaminos, desde


las islas Guanajas, es testigo de la llegada hasta sus barcos de unas
canoas indígenas, muy probablemente mayas de Yucatán, quienes le
informan de la existencia de tierras densamente pobladas. Sin embar-
go, Colón no hace el intento de investigar más al respecto.
1517. Por órdenes del gobernador de Cuba, Diego Velázquez, se realiza
una expedición al mando de Francisco Hernández de Córdoba, a fin
de capturar indígenas para remitirlos a Cuba y así reemplazar a los
aborígenes cuya población disminuía considerablemente. En esa ex-
pedición el piloto es Antón de Alaminos. Se descubre Isla Mujeres
(llamada así por encontrar figuras femeninas que se adoran en los
templos, así como un grupo de sacerdotisas, probablemente dedicadas
al culto de Ixchel o la Luna); luego bordean las costas de Quintana Roo
y Yucatán hasta llegar a un lugar donde los indígenas les gritaban,
desde la costa, Comex Cotoch ("vengan aquí") y por eso los españoles lo
llaman Cabo Catoche, aunque algunos también lo denominan Gran
Cairo por la semejanza que, según ellos, presenta el paisaje con la costa
de Egipto. Siguen hacia un lugar denominado Akimpech ("lugar de
insectos, o de serpientes y garrapatas") y lo llaman Campeche. Pero al
desembarcar en Champotón son atacados por los indígenas y el propio
Hernández de Córdoba resulta herido; por eso al lugar lo llaman
también Bahía de la Mala Pelea. De ahí regresan a Cuba, en donde
muere Hernández de Córdoba, descubridor de México, a consecuencia
de las heridas recibidas en Champotón. En esa misma expe-
8 Historia del Derecho mexicano

dición son encontrados Gonzalo Guerrero yjerónimo de Aguilar, que


ya vivían entre los mayas. Guerrero prefiere quedarse con los indíge-
nas, en tanto que Jerónimo de Aguilar retorna a Cuba y luego es de
gran valía como intérprete en la expedición de Cortés.
1518. Se desarrolla una segunda expedición al frente de la cual va Juan de
Grijalva, quien descubre la Isla de Santa Cruz o de las Golondrinas y
que hoy se denomina Cozumel; luego llegan a Tulum y a un lugar que
Antón de Alaminos considera los términos de la "Isla de Yucatán",
que ahora se denomina Laguna de Términos, pasan por la Isla del Car
men y por Xicalango, que es una colonia de pochtecas mexicas, y por el
Río San Pedro y San Pablo, en los límites de Campeche y Tabasco. Entran
entonces en el territorio del cacique Tabazcoab, hoy Tabasco, donde Grijalva
le impone su apellido a ese río. Llegan a Veracruz, donde Pedro de
Alvarado descubre el Papaloapan y la población que ahora lleva su
nombre. Arriban al río Jamapa, que ellos llaman Banderas y hoy se
conoce como Boca del Río. Descubren las islas de los Sacrificios y de
San Juan de Ulúa, siguen hacia el Río Cazones, pasando por Nautla
y
Tecolutla; continúan por Tuxpan y alcanzan la desembocadura del
Pánuco ya en la zona de los huastecas, y de ahí vuelven a Cuba a dar
cuenta de sus descubrimientos.
1519-1521. Se desarrolla la expedición de conquista sobre el Imperio azteca
por parte de Hernán Cortés, quien toma Tenochtitlan el 13 de agosto
de 1521.
1519. El Viernes Santo se funda, en los arenales de Quiahuiztlan, la Villa
Rica de la Vera-Cruz (o verdadera cruz), una fundación temprana, ya
que aún no se efectúa la conquista sobre los aztecas y, por lo mismo,
Cortés no es más dueño que del territorio que pisa. Sirve, sin embar
go, para establecer un ayuntamiento, es decir, un gobierno autóno
mo, sin dependencia del gobernador de Cuba, Diego Velázquez, lo
que es importante puesto que Cortés había salido de la isla sin la auto
rización expresa del gobernador, por lo que podía considerarse reo
de alta traición. En tal virtud, habiendo con esta fundación de la Villa
Rica, una "poblazón", o conjunto de vecinos, éstos pueden nombrar
un Ayuntamiento con plenos poderes y, a su vez, nombrar a Cortés,
como lo hacen, el 22 de abril de 1519, Capitán General y Justicia
Mayor, con lo que dan un aspecto legal a su conquista. Algunos afir
man que Cortés era partidario del sistema de ayuntamientos porque
él mismo había sido alcalde en Santiago del Puerto, hoy Santiago de Cuba.
Lo cierto es que el primer gobierno indiano en México es el de Ayunta
miento, quien designa a Cortés con los títulos antes señalados.
4. Derecho indiano 9

1520. Se funda un segundo municipio en Tepeaca, Puebla, al que se le


nombra Villa de Segura de la Frontera.
1521. A la caída de Tenochtitlan gobierna Hernán Cortés como Capitán
General y Justicia Mayor, títulos que le había otorgado el Ayuntamien
to de la Villa Rica de la Vera-Cruz. En ese mismo año se funda el
tercer Ayuntamiento en Coyoacán, aunque sólo se conservan sus ar
chivos desde 1524.
1522. A Cortés se le nombra gobernador y Capitán General de la Nueva
España por parte del rey Carlos V, desde Valladolid. Se prohibe al
gobernador Diego Velázquez, de Cuba, que intervenga en los asuntos
de México. Cortés dicta las primeras ordenanzas, que son básicas para
la organización de ciudades y municipios. Tal es el caso de las de 1524
y 1525, que se conocen como Plan Municipal. Según Carlos Quintana
Roldán,4 en esas ordenanzas "se regulaban las siguientes cuestiones:
el servicio militar; la implantación de la encomienda; planes agrícolas;
reglas sobre el arraigo de pobladores; cristianización de los indios; im
plantación de las penas; nombramiento de autoridades; formación de
cabildos; recaudación de diversos tributos y contribuciones".
.524. Cuando Hernán Cortés realiza su expedición a las Hibueras (Hon-
duras), el gobierno queda a cargo de Alonso de Estrada (tesorero de
la Real Hacienda), su asesor Alonso de Zuazo y de Rodrigo de Albor-
noz, a quienes luego se les unen Gonzalo de Salazar y Pedro Almídez
Chirino (el primero factor y el segundo veedor, es decir, los dos ya
tienen cargos como funcionarios reales). A este gobierno se le conoce
como de los oficiales reales y es muy desventurado, lleno de intrigas
entre ellos, al grado de acusarse y encarcelarse unos a otros, perdiendo
toda su imagen frente a la población ya cansada de sus abusos. Desde
luego atacan al propio Hernán Cortés, quien regresa en 1526 para
enfrentarse a estos oficiales reales.
.526-1527. Carlos V decide abrir juicio de residencia contra Cortés, y nombra
a Luis Ponce de León, quien es reconocido como gobernador de la
Nueva España el 4 de julio de ese año, pero muere el siguiente día 20,
dejando encargado del poder a Marcos de Aguilar, quien a su vez fallece
en 1527. Así, Alonso de Estrada y Gonzalo de Sandoval toman el poder
provisionalmente y persiguen a Hernán Cortés, quien pasa de
Coyoacán a Texcoco y luego en Veracruz se embarca a España donde,
después de justificarse ante el rey, se le nombra marqués del Valle de
Oaxaca y se le confirma su título de Capitán General, pero ya no se le

Carlos Francisco Quintana Roldan, Derecho municipal, Porrúa, México, 1998, pág. 54.
10 Historia del Derecho mexicano

permite ejercer el gobierno de la Nueva España, de modo que ese


cargo queda como simplemente honorífico.
1528-1535. Se designa el gobierno de Audiencias para todas las posesiones
en América. En la Nueva España la Primera Audiencia Gobernadora
queda a cargo del ex gobernador del Panuco Ñuño Beltrán de Guzmán
como presidente y como oidores Juan Ortiz de Matiezo, Diego
Delgadillo, Francisco Maldonado y Alonso de Parada. Los dos últi-
mos mueren sin ser reemplazados. El gobierno de esta Audiencia es
de terrible memoria por sus abusos, al grado que las denuncias ante
la Corona no se hacen esperar. El obispo fray Juan de Zumárraga pide
con urgencia la destitución de estos malos gobernantes y la reina Isabel
de Portugal, esposa de Carlos V, en ausencia de éste, resuelve
nombrar un virrey para la Nueva España. Mientras esto tiene lugar, la
Primera Audiencia es destituida y se nombra una Segunda en 1531,
presidida por Sebastián Ramírez de Fuenleal, obispo de Santo Do-
mingo, y como oidores quedan Juan de Salmerón, Alonso Maldonado,
Francisco Ceinos y Vasco de Quiroga (religioso y abogado, más tarde
obispo de Michoacán). La Segunda Audiencia Gobernadora ejerce
un gobierno breve y provisional, pero su régimen es muy bien aceptado
y elogiado. En su tiempo se abre juicio de residencia contra los
miembros de la Primera Audiencia Gobernadora, y al encontrarlos cul-
pables de graves delitos son remitidos presos a España.
1535-1821. Se establece el virreinato para la Nueva España. El primer virrey,
Antonio de Mendoza, toma posesión de su cargo el 17 de abril de 1535.
Se disuelve en consecuencia la Segunda Audiencia Gobernadora. En
adelante las nuevas Audiencias tendrán funciones netamente jurisdic-
cionales y sólo ejercerán interinamente como gobernadoras en casos
de ausencias del virrey. El virreinato duró en la Nueva España 286 años.
Siglo xviii. Se desarrolla la reforma para establecer el sistema de intenden-
cias y con ello descentralizar las funciones del virrey.
1812. La Constitución de Cádiz establece en su art. 324 que el gobierno
político de las provincias residirá en el Jefe Superior nombrado por el
rey en cada una de ellas.
1821. Con la firma del Tratado de Córdoba, el 24 de agosto, entre Agustín
de Iturbide yjuan O'Donojú, se proclama la Independencia del país.

La empresa de las Indias


Bajo este rubro se enmarca toda la polémica intelectual, religiosa y jurídica
que se derivó del descubrimiento, la conquista y la colonización de Améri-
4. Derecho indiano 11

ca. Tal controversia se resume en la justificación o no respecto a que España


debería postular su soberanía sobre los territorios recién descubiertos va
que éstos, lejos de estar deshabitados, eran asiento de naciones civilizadas,
si bien con marcos culturales muy diferentes de los europeos.
Al terminar la Edad Media en 1453, el paso a la Edad Moderna pre-
sentó algunas características peculiares que veremos a continuación:
La población de Europa descendió notablemente: a principios del siglo
xiv se calcula en unos 70 millones de habitantes y al finalizar el siglo xv era de
50 millones. Esto se debió principalmente al largo período de malas cosechas
desde 1315, lo que provocó varias hambrunas, el debilitamiento de la pobla-
ción y la gran peste que asoló Europa a mediados del siglo xiv.
Muchos campesinos huyeron hacia las ciudades, que comenzaron a
presentar problemas de sobrepoblación, miseria y bandolerismo, por lo
que al sobrevenir la peste los índices de mortalidad fueron elevadísimos, al
grado que muchas ciudades perdieron la mitad de sus habitantes y otras
casi desaparecieron, como fue el caso de Bruselas.
En el plano político, la constante rencilla entre el poder del rey y el de
los señores feudales se fue resolviendo a favor de la monarquía, ya que
muchos grandes caballeros habían muerto en la desventurada empresa de
las Cruzadas.
Paralelamente a esas expediciones militares, infructuosas en cuanto a
su objetivo aparente, el poder real se fortaleció puesto que los reyes fueron
respaldados por la burguesía, estamento o grupo social formado por pe-
queños y grandes comerciantes, industriales y banqueros, quienes en gran
medida financiaban a los monarcas a cambio de privilegios y prerrogativas
en sus burgos o ciudades, que por esa razón fueron alcanzando gran auto-
nomía, que se plasmaba en su Derecho foral o municipal. Sin embargo, la
crisis económica era tan grave que la moneda se depreció de manera con-
siderable, por lo que la burguesía requería urgentemente de un reac-
tivamiento del aparato productivo y comercial, que podría lograrse, en
gran medida, abriendo rutas para el comercio de productos entre Oriente y
Occidente, de ahí que los burgueses apoyaran política y económicamente
las expediciones para encontrar vías marítimas hacia Oriente. Incluso surgió
una dramática competencia entre España y Portugal por hallar la ruta que
conectara Europa con la India Oriental, sabiendo que el país que lograra
establecerla alcanzaría un desarrollo económico envidiable.
Las Cruzadas trajeron consigo un gran intercambio entre la cultura
cristiana y la musulmana, transculturación que puede resumirse, sólo desde
el punto de vista de lo que Europa recibió del mundo árabe, de la manera
siguiente:
12 Historia del Derecho mexicano

• Comunicaciones. Uso de la paloma mensajera y la brújula (básica para


orientarse en alta mar).
• Textiles y ropa. Muselina (de Mosul), la chaqueta, la divulgación del
uso de la seda.
• Productos agrícolas. El albaricoque, los chayotes y el conocimiento de
unos frutos dulces que no pudieron aclimatarse en Europa y que aho
ra conocemos como plátanos o bananas. Se amplió el uso de especias,
plantas aromáticas y hierbas de olor.
• Conocimientos académicos. El álgebra (algaber), el arco morisco (an
tecedente del arco gótico), el uso del cero (sifr, de donde deriva la palabra
cifra) y el empleo de los llamados números arábigos, de origen indio.
• Lenguaje. Se introdujeron palabras árabes como almirante (Amir Arrah
o emir de la flota), entre otros muchos vocablos.

Toda esta transculturación hacia Europa obedeció a tres corrientes de


divulgación: a) el contacto que entre Oriente y Occidente representaron las
Cruzadas; b) la larga dominación que los árabes ejercieron en España, en donde
incluso se instaló el califato de Córdoba, y c) la proyección cultural que ejerció
la corte siciliana de Federico II, tan importante que al parecer en ese lugar se
inició el uso y divulgación del cero, que fue llamado en latín nulla figura
("ningún número", de donde procede la palabra nulo), lo que agilizó los cálculos
y fue desplazando con rapidez el uso de los números romanos.3
A la vez, a partir del siglo XIII, conocido como del prerrenacimiento, se
pugnó por que los conocimientos partieran de la razón y no de los dogmas,
ni de las creencias populares; esta corriente intelectual puede observarse en
el criterio del monje inglés Rogerio Bacon. Paulatinamente fue surgiendo
la idea de dedicar el tiempo de la ciencia y del conocimiento a los
problemas propios del hombre, por lo que a esa corriente intelectual se le
denominó humanismo y fue típica del Renacimiento.
En el siglo xv el alemán Gutemberg inventó la imprenta de caracteres
metálicos movibles, que luego se divulgó en Europa facilitando de manera
sorprendente el desarrollo de los conocimientos. La primera obra impresa
con esta nueva técnica fue la Biblia, en 1456, de la que se editaron 300
ejemplares, tiraje entonces impresionante si se toma en cuenta el volumen
de ella y que antes se elaboraba a mano por los copistas. La introducción de
este invento obligó a fijar los vocablos de los diferentes dialectos, lo que
favoreció la creación de las lenguas oficiales de cada región y contribuyó a
desarrollar un concepto de nacionalidad.

Johannes Lehmann, Las Cruzadas, Martínez Roca, Barcelona, 1989, págs. 320 y 321.
4. Derecho indiano 13

Hacia fines del siglo xiv se inició entre Francia e Inglaterra la llamada
Guerra de los cien años, en la que participó la joven heroína Juana de Arco.
Cuando terminó la contienda, se extendió en Europa el uso de las armas
de fuego, que se sumaron a las armas medievales de hierro. Precisamente
los árabes divulgaron el conocimiento chino milenario de la pólvora, lo
que permitió ataques de largo alcance. Las armas de fuego tuvieron una
influencia decisiva en la conquista de América.
La crisis social también se manifestaba agudamente por la hambruna
v la falta de empleo, por lo que estallaron graves motines populares en las
ciudades y en el campo. Por ejemplo, en la campiña de Francia hubo una
rebelión sangrienta conocida como de la jacquerie, porJacques, palabra con
la que se nombraba a los campesinos franceses. Esto ocurrió en 1358, en
Londres en 1381 y en París en 1382. Era evidente que Europa padecía
hambruna crónica desde siglos atrás:
un cronista cuenta nada menos que 48 años de hambre; en el periodo de 1028 a 1033
la hambruna fue tal, sobre todo en Francia, que miles de personas emigraron hacia
Italia, España, Portugal e incluso Inglaterra para no morir de inanición. Hubo epide-
mias, la opresión de los nobles sobre el campesinado se hizo aún más despiadada y
aumentaron en proporciones aterradoras el bandidaje y los crímenes. 6

Hacia el siglo xv la península ibérica, independientemente de los te-


rritorios dominados por los árabes hasta 1492, estaba configurada por
cuatro reinos cristianos: Portugal, Castilla, Aragón y Navarra.
Los portugueses, dirigidos por el rey Enrique el Navegante, abrieron
la ruta al Atlántico bordeando la costa occidental de África, para lo cual
formaron una poderosa flota, generalmente dirigida por navegantes italia-
nos de gran experiencia. Se estableció entonces la Academia Naval de Sagres,
que reunía a destacados marinos, cartógrafos, astrónomos y constructores
de barcos a fin de profesionalizar la actividad marítima. A la vez, se perfec-
cionaron las carabelas o naves de tres palos, ligeras y rápidas, fácilmente
maniobrables, e hizo su aparición la nao, el mejor barco de su época.
Los portugueses exploraron la costa africana; ocuparon las islas
Madeira y las Azores; cruzaron el Cabo Bojador (donde la tradición asegu-
raba que el mar hervía y el sol ennegrecía a las personas); pasaron el Cabo
Verde, la Costa de Oro y el temible Cabo de las Tormentas, hoy de la Buena
Esperanza, en el extremo sur de África. Con estos avances establecieron un
significativo tráfico de vinos, pescado, sal, oro y esclavos, todo lo cual con-
virtió a Portugal en una verdadera potencia en Europa.

Johannes Lehmann, op. cit.


14 Historia del Derecho mexicano

Este auge portugués se enfrentó con las ambiciones del reino de Castilla,
y la guerra duró de 1475 a 1479. El rey portugués Alfonso V fue derrotado y
para colmo los reyes Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, al contraer
matrimonio, unieron ambas coronas. Unidos así los dos reinos hispanos se
desarrolló también para ellos la "empresa de las Indias", los barcos españoles
llegaron a las Islas Canarias; Castilla se apoderó del Estrecho de Gibral-tar;
Aragón tomó las Islas Baleares, Cerdeña y Sicilia, y celebró convenios de paz
y comercio con Napóles y Genova. A la vez, las fuerzas castellano-aragonesas
cercaron el reino o califato de Córdoba, derrotaron a los árabes y los
expulsaron definitivamente de la Península Ibérica el 2 de enero de 1492.
Eliminado el poder árabe, España trató desesperadamente de ganar
terreno en esa carrera hacia las Indias Orientales (la península de la India),
máxime que los portugueses llegarían más adelante a la India, y concreta-
mente a Calcuta, principal mercado de especias. A este importante lugar
arribó el famoso navegante portugués Vasco de Gama y más tarde Pedro
Alvarez Cabral, que en 1500 afianzó el poder de la Corona portuguesa en
la India, entonces subordinada a los árabes. Por ello, el tráfico por el Océano
índico y el Atlántico bordeando África fue monopolio de Portugal.
A España no le quedó más que intentar una ruta "absurda", por la
idea de que el mundo era plano, y un poco más allá del Estrecho de Gibral-
tar o Columnas de Hércules el océano caía al infinito en una enorme cas-
cada; además de que navegar hacia Occidente alejaba a los buques españoles
de la India, ubicada al Oriente. Por ello esta ruta hacia Occidente sólo
podría desarrollarse si se aceptaba la redondez del planeta, puesto que
entonces, marchando hacia Occidente, se daba la vuelta al mundo y se
llegaría a la India, de ahí el nombre de Indias Occidentales con el que se conoció
a América, por ese error según el cual se consideraba mucho más pequeño el
diámetro de la Tierra, sin tomar en cuenta la existencia de otro continente
"intermedio".
Para lograr sus propósitos marítimos, Castilla y Aragón se fortalecie-
ron primero internamente, lo que se logró gracias a la audacia y el dominio
político de ambos monarcas, que gobernaron durante 40 años, ya que Isabel
murió en 1504 y Fernando en 1516. Los Reyes Católicos consiguieron la
anexión de Navarra, así como la conquista de Napóles y del norte de África.
Además, para calmar las preocupaciones de la nobleza de Castilla y de
Aragón respecto a una influencia perjudicial para sus intereses, por parte
del rey o de la reina, respectivamente, dada su calidad de cónyuges, se
acordó que los Consejos de los reinos aprobaran los actos de autoridad de
su correspondiente monarca. Así, los documentos que afectaban a ambos
simultáneamente iban firmados por el rey y la reina.
4. Derecho indiano 15

Ya desde la Antigüedad algunos científicos como Ptolomeo habían


manifestado que la Tierra era redonda, pero para fines del siglo xv esta
idea aún no se había aceptado, de ahí lo difícil que fue para Cristóbal
Colón convencer a los monarcas de España de la posibilidad de llegar a las
Indias por la ruta occidental, mucho más cuando en Portugal ya habían
rechazado su proyecto. De hecho, desde tiempos remotos algunos nave-
gantes audaces habían hecho contacto con América; por ejemplo, se sabe
de naves fenicias que alcanzaron las costas de Brasil y, entre otros, del desta-
cado caso de los vikingos, que bordearon buena parte de las costas de
Groenlandia y Norteamérica; pero estos viajes no se divulgaron en Europa.
Se habla también de un viaje hecho por el propio Colón en 1476 a Islandia
v tal vez a Groenlandia. De ahí que el proyecto no era producto de simples
deducciones. Hoy incluso se habla de predescubrimientos de América.
El rey Fernando el Católico, quien siempre fue tenido por cauteloso,
prefirió mantenerse al margen del proyecto, más aún cuando el Colegio de
San Esteban reunido en la prestigiosa Universidad de Salamanca entre 1486
v 1490, rechazó el proyecto de Colón argumentando que, en su época, San
Agustín y Lactancio habían manifestado claramente que la Tierra era plana,
además de que sus cálculos geográficos y matemáticos estaban equivocados,
lo que por cierto era verdad.
No obstante la reina Isabel de Castilla, convencida por algunos de sus
allegados decidió correr el riesgo y apoyar a Colón, de suerte que se firmaron
las Capitulaciones del 17 de abril de 1492 en la Villa de Santa Fe de la Vega
de Granada, por Colón y por ambos reyes, si bien era la Corona de
Castilla la que financió el viaje. Este tuvo un costo total de 2 millones de
maravedíes, dos terceras partes de las cuales fueron aportadas por comer-
ciantes italianos amigos de Colón, a quien se le otorgaba 10% del valor del
oro, gemas y otras mercaderías que trajera de las Indias. También se con-
cedía a él y a sus descendientes los títulos de Gran Almirante de la Mar
Océano, virrey y gobernador de las tierras descubiertas, con todos los pri-
vilegios que esto implicaba, además de que podría nombrar libremente al
personal administrativo y judicial que fuera necesario para conducir la
gobernación de esos territorios, si bien quedó claro que las tierras descu-
biertas se incorporarían a la Corona de Castilla. Es por eso que las Capitu-
laciones de Santa Fe se consideran el documento de iniciación del Derecho
indiano, ya que sus efectos tendrían lugar en un territorio que aún no se
conocía, pero al que se pretendía llegar y al que por error se le llamaba
Indias Occidentales.
Sobre esas bases y previa autorización para zarpar, se hizo el viaje del
descubrimiento de América, que se inició el 2 de agosto de 1492 en la
16 Historia del Derecho mexicano

barra de Saltes, en el Puerto de Palos en Santa María, para llegar el 12 de


octubre, cuando un marinero de la nave La Pinta, Rodrigo de Triana, al-
canzó a ver tierra a unos ocho kilómetros de distancia. Así arribaron aque-
llos 87 individuos, la mayoría de ellos vascos y andaluces, a la isla de las
Bahamas, conocida por los aborígenes como Guanahaní y que los europeos
denominaron San Salvador.

Los justos títulos y las bases jurídicas de la conquista

Al regreso triunfante de Colón de su viaje de descubrimiento en 1493, las


preocupaciones principales de España fueron asegurar su poder sobre los
territorios descubiertos y garantizar su monopolio en la ruta occidental, y
justificar mediante razonamientos legales el apoderamiento de esos terri-
torios ya habitados por pueblos de distintas culturas. En otras palabras:
dar a entender que la conquista sobre los indígenas no era un acto de
barbarie sino, por el contrario, el ejercicio de un derecho en favor de la
civilización y de la fe.
Por eso, el primer objetivo era ganar para su causa al papado. Como
antecedente es de notarse que Portugal ya había logrado con anterioridad
el reconocimiento papal manifestado en los documentos siguientes:

1. Bula Romanus Pontifex, de 1455, expedida por Nicolás V.


2. Bula ínter Caetera, de 1456, expedida por Calixto III.

Estas bulas reconocían para los portugueses la ruta a Indias por Oriente,
condicionándola a su cristianización bajo el patrocinio de la Corona
portuguesa.
En 1478, a raíz de la derrota de Portugal se firmó el Tratado de
Alcacovas, que dejó a este reino en el disfrute de sus descubrimientos en
las costas de África, por lo que pudo continuar explorando esa ruta, que
conducía a la India; pero en cuanto se supo en Lisboa el resultado del viaje
de Colón, el rey Juan II de Portugal reclamó a España los derechos exclusivos
que tenía por las bulas papales antes referidas sobre la ruta a Indias.
Por esta razón España solicitó el arbitraje del papa Alejandro VI (por
cierto de origen español) para que decidiera esta cuestión entre ambos
reinos cristianos. El asunto fue tan delicado y había tantos intereses econó-
micos y políticos en ello, que se expidieron cuatro bulas en un tiempo
relativamente corto. Estos cuatro documentos se conocen como bulas o
letras alejandrinas, todas ellas firmadas en 1493:
4. Derecho indiano 17

1. ínter Caetem, del 3 de mayo. Es la bula de donación por que se concede


a España la ruta exclusiva de Occidente y las tierras descubiertas y por
descubrir, a cambio de su cristianización. Así pues, se otorga a la Coro
na de Castilla, concretamente, la propiedad original de estas tierras.7
2. Eximia Devotiones, del 3 de mayo (la fecha es discutible; hoy se sabe que
fue expedida en julio, pero fechada con anterioridad). Otorga a Castilla
los mismos derechos que a los reyes de Portugal, en su caso. E igual que
la bula anterior, manifiesta excomunión mayor a quien llegue a las tie
rras descubiertas sin permiso expreso de la Corona castellana.
3. ínter Caetera, del 4 de mayo. Se denomina de partición, pues divide
entre Portugal y Castilla los territorios marítimos a partir de una línea
imaginaria (alejandrina), trazada de norte a sur a 100 leguas al Occi
dente de las Islas Azores y Cabo Verde.
4. Dudum Siquidem, del 25 de septiembre. De ampliación, porque conce
de a Castilla las tierras que se alcanzaran al este, sur y oeste de las
Indias, si no estaban ya en posesión de un gobierno cristiano.

Portugal quedó inconforme con el contenido de estas bulas, todas en


beneficio de Castilla, por lo que negoció por la vía diplomática una modi-
ficación a su favor en lo referente a la línea alejandrina, que lo privaba de
participar en la ruta occidental.
Ante el temor de una intervención armada portuguesa, que complicaría
notablemente el avance castellano hacia las nuevas tierras recién descu-
biertas, el 7 de junio de 1494 se firmó el Tratado de Tordesillas entre ambos
países, que modificó la línea alejandrina para fijarla a 370 leguas de las islas
Azores y Cabo Verde. Así Portugal ganó una extensión de 270 leguas, lo que
luego le permitió tomar posesión de Brasil como colonia portuguesa.
El Tratado de Tordesillas modificaba el de Alcacobas, aún vigente, y
requirió una confirmación papal, que se otorgó en la bula del 24 de enero
de 1506 expedida por Julio II. De esta suerte, las tierras de América quedaron
repartidas a España, y las de África y Asia a Portugal, pero hubo excepciones
como el caso de Brasil y Filipinas.
Es de aclarar que si originalmente las tierras de América quedaron
incorporadas a la Corona de Castilla, años más tarde cuando ascendió al
trono, ya español, el nieto de los Reyes Católicos, Carlos I (conocido como
Carlos V por serlo así en Alemania), pasó todo a poder de España, si bien
el propio monarca manifestó que esos territorios pertenecerían por siempre
a la Corona castellana.

Osear Cruz Barney, Historia del Derecho en México, Oxford University Press, México, 1999, pág. 116.
18 Historia del Derecho mexicano

Situación aparte fue resolver la cuestión fundamental que implicaba


la legitimidad de la conquista sobre los territorios indígenas en América.
El problema se inició con el sermón del dominico fray Antón de Montesinos
pronunciado el 30 de noviembre de 1511, en el que condenó severamente
el maltrato que se daba a los indígenas en La Española (hoy República
Dominicana) por los encomenderos, a quienes manifestó que debido a sus
excesos ya no eran dignos de la salvación.
Entonces surgió una polémica aún vigente entre los expertos en cual-
quier congreso de Derecho indiano, y es lo relativo a los justos títulos de la
conquista de América. Esta discusión puede resumirse como se detalla a
continuación:

1. Tesis a favor de la plena soberanía de España en América:

a) Enrique de Suza, cardenal de Ostia (el Hostiensis). Teoría regalista,


que sostiene que el papa como representante directo o vicario de
Cristo en la Tierra está en plena facultad de donar territorio a una
Corona cristiana.
b) Juan Guiñes de Sepúlveda, autor del Tratado sobre las justas causas de
la guerra contra los indios. Afirma que los indígenas son de raza infe
rior; ellos mismos a través de sus monarcas cedieron su soberanía a
los conquistadores (caso de Moctezuma a Cortés y de Atahualpa
a Francisco Pizarro, en Perú). Sus prácticas idólatras y de sacrifi
cios humanos hacían más que necesaria la intervención armada de
los europeos; además, de esa manera se garantizaba el libre tránsito
por las tierras y los mares en donde se asentaban los indígenas.
c) Juan López de Palacios Rubios, miembro de la Junta de Burgos de
1512. Proponía leer en latín a los indígenas, antes de combatirlos,
un documento (requerimiento) en el que se les explicara la existen-
cia de un solo Dios, del papa como su representante, de la dona-
ción hecha a los Reyes Católicos y, en consecuencia, la necesidad
de que se sometieran a la soberanía de Castilla. Si no aceptaban se
les haría la guerra, se les esclavizaría y se les quitarían sus bienes.
Aunque parezca increíble, este requerimiento se llegó a leer antes
de los combates. Nadie entendería nada, pues los propios con-
quistadores, salvo tal vez los religiosos, sabían latín. Algunos capi-
tanes eran analfabetos, como Pizarro, pero con esto quedaban tran-
quilas sus conciencias y no se consideraban responsables de lo
que ocurriera después de que los indios hicieran caso omiso del
tal requerimiento.
4. Derecho indiano 19

2. Tesis que limitan la soberanía de España en América:

a) Fray Bartolomé de las Casas (quien luego fue obispo de Chiapas).


Sus obras más destacadas son: Historia de las Indias; Apologética
historia de las Indias y Brevísima relación de la destrucción de las In
dias. Se preocupó por dejar muy claro que los indígenas eran "se
res de razón" y que desde antes de la llegada de los conquistadores
tenían una organización política, jurídica y moral digna de respe
to por el Derecho de gentes. En consecuencia, los indios debían
continuar sujetos a sus autoridades originales coordinadas con los
funcionarios europeos, y la autoridad española debía reducirse a
la evangelización.
b) El papa Paulo III en 1537 expidió primero el Breve Pastorales Offidum
y luego, el 2 de junio de ese mismo año, la bula Sublimes Deus o
Ventas Ipse. Declaraba que los indios eran gente de razón, entonces
sujetos de la redención de Cristo, por lo que no debían ser privados
de su libertad ni de sus propiedades. Prohibe, en consecuencia, la
esclavitud del indígena. Carlos V ordenó que se negara el paso
de esta bula para que su contenido no fuera conocido en América.
c) Francisco de Vitoria, ilustre teórico y jurista, escribió al respecto
las Relecciones sobre las Indias. Destaca lo que llamó títulos ilegítimos
y legítimos, por los cuales podía o no justificarse el poder castella
no en Europa. No acepta que el papa sea la suprema autoridad
terrenal, sino sólo espiritual; rechaza el derecho de ocupación que
venía desde el Derecho romano, por considerarlo inadecuado pues
to que las Indias estaban habitadas, no eran res nullius. No supone
que la "entrega de soberanía pueda darse porque éste no es un
acto de voluntad libre, sino que surge de la ignorancia y el miedo,
lo que jurídicamente recae en error y en intimidación que anulan
el consentimiento". Acepta, en cambio, como títulos legítimos los
que nacen de la comunicación libre y sin afectaciones, y desde
luego del deber de cristianizar a los naturales.
d) Domingo de Soto, Luis de Molina, Francisco Suárez, Vázquez de
Menchaca, Diego de Covarrubias y Baltasar de Ayala. Se basaron
en el estudio de la guerra justa, establecido por Santo Tomás de
Aquino, en la que deben cumplirse tres requisitos para conside
rarla como tal: 1. que sea declarada por autoridad legítima, 2. que
sólo pretenda restaurar un derecho afectado, y 3. que tenga la
recta intención de promover el bien o evitar el mal, sin que se dé
el caso de represalias. Estos personajes coincidían en que los dere-
20 Historia del Derecho mexicano

chos de Castilla sobre América sólo tenían por finalidad la


cristianización de los indígenas.

De la exposición de estas tesis surgió un caudal de reflexiones y de puntos


de vista que mantienen viva la discusión sobre el tema; a la par, el derecho y la
filosofía (jurídica y política) se enriquecieron de manera notable.
La histórica polémica entre fray Bartolomé de las Casas y Juan Guiñes
de Sepúlveda tuvo sus más notorias manifestaciones en una junta de varios
eruditos que se celebró en Valladolid en 1550, convocada por Carlos V, a
petición del Real Consejo de Indias, para aclarar si la guerra de conquista
en Indias era justa o injusta. El asunto fue controversial: ambos tratadistas
defendieron sus teorías, uno basado en la barbarie y el paganismo de los
naturales, y el otro defendiendo la dignidad y el derecho natural de los indíge-
nas. No se llegó a ninguna conclusión; puede decirse que la divergencia
continuó y, como tantos temas a lo largo de la historia, el tiempo diluyó su
oportunidad e interés, ya que finalmente España mantuvo su soberanía en
estas regiones por más de tres siglos.
La defensa que fray Bartolomé de las Casas hizo de los indígenas le ha
ganado un reconocido lugar en la historia de América. No obstante, sus
detractores afirman que fue el promotor de la llamada leyenda negra, que
manifiesta que los peores males nos vinieron de España, en perjuicio de
los "pobres indígenas". Naturalmente, no ha faltado en contraposición la
"leyenda blanca", que afirma que sin la colonización española éste sería un
continente de pueblos bárbaros. Ambos criterios son extremos y discuti-
bles, pero lo cierto es que el obispo de Chiapas sigue siendo tema de con-
troversia, siempre ubicado en el ojo del huracán.
La postura digna y valiente de fray Antón de Montesinos y del propio
Bartolomé de las Casas en su defensa de los indígenas contra los abusos de
los encomenderos les ha hecho merecedores de admiración al grado que
Héctor Fix-Zamudio afirma que debe considerárseles "precursores de la
defensa de los derechos humanos en el mundo".
La labor de los grandes teólogos-juristas como Vitoria, Suárez, Molina,
Menchaca y Soto, entre otros, debe ser reconocida como brillante y fructí-
fera y refleja el avance notable del humanismo en la España de aquel tiempo.
A estos ilustres maestros se les considera precursores de esa formidable
especialidad jurídica que es el Derecho internacional, cuya paternidad se
atribuye al holandés Hugo Grocio (1583-1645) con su famo'sa obra De Iure
Belli et Pacis, publicada en 1625.
La polémica en torno de los "justos títulos de la conquista" redundó
en el tratamiento que debería darse a los indígenas, prohibiendo su esclavi-
4. Derecho indiano 21

tud y procurando su evangelización, al considerarlos dignos de la reden-


ción como todo ser humano, es decir, reconociéndoles su dignidad de
personas. Actualmente los pueblos indígenas de México y de América si-
guen siendo motivo de discusión y controversia, en las que debe privar el
respeto que merecen su dignidad y su cultura.
Es evidente que las relaciones entre Carlos V y el papado fueron su-
mamente tensas, sobre todo con los pontífices León X, quien firmó un
concordato con Francisco I de Francia, enemigo de España; Adrián VI;
Clemente VII (de carácter tan difícil que con su falta de tacto provocó el
saqueo de Roma llevado a cabo por las tropas españolas el 6 de mayo de
1527; Pablo III; Julio III y Paulo IV, el que incluso llegó a manifestar que a
Carlos V debería considerársele cismático y hereje por las tibias medidas
que había tomado en contra de los luteranos en la Dieta de Augusta en
1530.
La polémica trascendió a otros lugares de Europa; por ejemplo, John
Maior, profesor de la Universidad de París, llegó a impugnar el poder papal,
manifestando que debía limitarse al reino espiritual y no al terrenal, con
base en lo dicho en el mismo Evangelio ("mi reino no es de este mundo").
Sólo justificó la soberanía española en Indias por la "razón civilizadora",
es decir, por la incorporación de los indígenas a la fe y a la cultura euro-
peas.8

Las capitulaciones y la hueste

Capitulación significa "asiento, concierto, acuerdo, convenio, pacto o con-


trato". Se trata de un documento público, que se divide en párrafos o
capítulos, en el que se hace constar un mutuo compromiso entre la Corona
v otra u otras personas individuales o colectivas, a fin de llevar a cabo
tareas de descubrimiento, conquista, fundación o colonización.
Naturalmente, en ese caso nos referimos a las capitulaciones en el
Derecho indiano, ya que una capitulación podía, en términos generales,
otorgarse para muchos fines. En todo caso se trata de un verdadero contrato
de concesión, puesto que el Estado otorga a un particular la asignación de
una empresa que le es propia, a cambio de que éste pueda alcanzar un
lucro reglamentado.
Las capitulaciones fueron el instrumento más usual empleado por
España para realizar una conquista tan vasta que, de haberla emprendido

Ariel Rojas Caballero, op. cit., pág. 33.


22 Historia del Derecho mexicano

la Corona de manera directa, le hubiera resultado sumamente onerosa. De


hecho, la capitulación es una figura del Derecho castellano que solamente
se trasplantó al Derecho indiano.
Las capitulaciones indianas podían ser firmadas directamente por el
monarca o por alguno de sus representantes, como el virrey. Es curioso
que las capitulaciones de conquista en ocasiones se denominaron de pacifi-
cación, si bien eran autorizaciones para ocupar pacíficamente o por fuerza
determinados territorios. También cabe destacar que en todo caso los ries-
gos que corría la Corona eran mínimos comparados con los que afrontaban
los particulares, quienes por lo general debían realizar su empresa en un
plazo determinado, por lo común de un año, para proveerse de los materiales
y de las personas adecuadas, procurar la evangelización en los territorios
afectados, etc.; a cambio, obtendrían títulos, honores y algunas ventajas
económicas, por ejemplo, beneficiándose con parte del oro encontrado o de
la tributación lograda.
No siempre hubo un respeto absoluto por estos compromisos por
parte de la Corona, y como ejemplo puede citarse el caso de las capitulaciones
de Santa Fe; al no cumplirse cabalmente lo dispuesto a favor de Cristóbal
Colón, éste y sus hijos Diego y Fernando se enzarzaron en un fatigoso litigio
de cuyo resultado no se enteró el almirante pues murió el 20 de mayo de
1506. La polémica se tornó más compleja cuando el cartógrafo italiano
Américo Vespucio demostró que las tierras descubiertas eran un nuevo
continente, y también cuando "los Colones" (hijos de Colón) solicitaron que
otros descubrimientos realizados posteriormente se reconocieran como
producto de las cartas geográficas que su padre había levantado en su tercer
viaje, lo que haría más amplios los beneficios que ellos podrían reclamar.
Por esta razón, la Corona ordenó levantar un minucioso padrón de
capitulaciones en las que se fijaran los límites, las facultades, los privilegios
y los territorios otorgados para cada descubridor y conquistador. Es de
recordar que Diego Colón logró ser nombrado gobernador de La Española.
En cuanto a la hueste, se originaba precisamente en una capitulación.
Se trataba de una institución de origen medieval, que consistía en un pe-
queño ejército formado por particulares convocados, contratados y pagados
por un jefe que había formado una capitulación para realizar una empresa
de conquista. Los particulares interesados debían acudir al llamamiento
armados, ya fuera como infantes o como caballeros; naturalmente su sol-
dada y los beneficios que obtuvieran de botín o de mercedes, concedidas a
raíz del triunfo de su empresa, serían más altas para los de a caballo que
para los de a pie. Igualmente podían ser contratados marinos, sacerdotes e
4. Derecho indiano 23

incluso los mismos indígenas como guías y hasta como guerreros. Tam-
bién iban en la hueste funcionarios fiscales que vigilaban que la Corona
recibiera cabalmente el llamado quinto real del botín obtenido y del oro
encontrado.
La hueste se reclutaba tanto en España como en América, según lo
especificado en cada capitulación, pero a partir de 1526 ya no se reclutó en
Indias para no despoblar las ciudades recién fundadas.

El enfrentamiento de culturas

Es indudable que al entrar en contacto dos culturas contrastadas, la euro-


pea y la indígena, y una vez pasado el primer impacto que psicológicamente
debió haber sido fuerte y de difícil asimilación, era necesario adaptarse,
transculturizarse y convivir. Este proceso no sólo fue de los indígenas res-
pecto a los españoles, ya que la presencia de personas de diferente raza y
origen ponía en tela de juicio la tesis, hasta entonces conocida, de que
todos los hombres descendían de los hijos de Noé, Sem, Cam yjafet, según
lo asentado en el Génesis.
De la misma forma, ambos "mundos" ampliaron sus bases culturales
intercambiando productos agrícolas, fauna, palabras, costumbres e ideas,
rransculturizándose y adaptándose mutuamente.
En lo que toca al ámbito jurídico, si bien se impuso el Derecho caste-
llano, subsistieron algunos aspectos del Derecho prehispánico. Incluso en
las Leyes de Indias de 1680 se observa el criterio de que los indígenas siguieran
gobernados por sus normas y autoridades, en tanto ello no se opusiera a las
disposiciones españolas en lo religioso o lo jurídico.
Era natural que se impusiera el Derecho castellano sobre el pre-
hispánico, no sólo por la dominación armada de España, sino porque el
Derecho europeo era más amplio y de mayor alcance dada su tradición de
siglos, cuyas raíces están en el Derecho romano.
También cabe destacar que por el diferente desarrollo cultural original
de cada región de América, la imposición del Derecho español fue también
distinta y propia en cada caso, debido a lo cual el sistema político varió de
lugar a lugar.
Aún muy entrada la época colonial muchos territorios permanecían
argenes respecto a la cultura europea; de hecho, en pleno siglo xvm se reali-
zaron expediciones armadas a lugares como las Californias y el actual estado
de Quintana Roo. Por eso, cuando se dice que la conquista se realizó en 1521
se está hablando sólo de la que Hernán Cortés consumó sobre los aztecas.
24 Historia del Derecho mexicano

Finalmente, para que España pudiera imponer en estas tierras sus


modelos culturales fue necesario combatir muchas costumbres indígenas,
en lo tocante a sus mitos y ceremonias religiosas, a la poligamia, etc., lo que
se logró a duras penas ya que en la mayoría de los casos se fue dando un
sincretismo que subsiste hasta nuestros días.
De cualquier manera, la historia brindó al mundo la oportunidad de
alcanzar una "tercera cultura", la mestiza, en la que se sustentan, sobre dos
profundas y ricas raíces (la prehispánica y la europea), los pueblos inde-
pendientes de la América Latina, incluyendo en este criterio a naciones de
origen hispano, portugués y francés. Así se generó una nueva identidad de la
que hoy podemos sentirnos muy orgullosos, ya sin los antiguos complejos
del dominado y del dominador.

Fuentes del Derecho indiano


Resulta complejo analizar las fuentes formales del Derecho indiano, pri-
mero porque se trata de un sistema jurídico que estuvo vigente de 1492 a
1821, en el caso de nuestro país, por lo que necesariamente a lo largo de esos
años hubo una evolución en cuanto al proceso de formación y de aplicación
de tales fuentes; y segundo porque en la época en que estuvieron vigentes
las fuentes del Derecho indiano fueron llamadas de forma diversa y
provenían de órganos diferentes.
Es posible afirmar que las fuentes formales del Derecho indiano son:
• La Legislación, con sus compilaciones respectivas.
• La costumbre.
• La doctrina.
• La jurisprudencia.
• Los principios generales del Derecho.
Analicemos cada una de estas fuentes.

La legislación y las recopilaciones

Pueden considerarse como legislativas fuentes con diversas denomina-


ciones:
1. La ley proveniente de la Metrópoli
a) Reales Pragmáticas. Dadas por el rey, con igual autoridad que si
las hubieran expedido las Cortes.
4. Derecho indiano 25

b) Reales Cédulas. Dadas a individuos o corporaciones civiles en for


ma de órdenes, o a eclesiásticos (en este caso a manera de ruegos
o encargos). Constaban de las partes siguientes:

• Una intitulatio o encabezado con los datos del rey y sus nume
rosos títulos. También se expresaba a quién se dirigía y su mo
tivación.
• Una parte dispositiva, en donde viene la orden o el ruego.
• La pena que se aplicaría si no se cumplía.
• La data, es decir, la fecha de su expedición.
• La firma y sello del rey.
• El refrendo del Secretario, sellos y rúbricas de funcionarios del
Real Consejo de Indias.

c) Reales Provisiones. Similares a las Reales Cédulas, pero usadas en


casos más importantes y para darles mayor solemnidad; por ejem
plo, al hacer el nombramiento de un alto funcionario.
d) Reales Ordenanzas. Auténticas leyes que regulan una institución
o materia determinada. Suelen dividirse en capítulos, como la Or
denanza de Intendentes.
e) Reales Instituciones. Generalmente en ellas se reglamentaban las
facultades específicas de una autoridad o de una institución.
f) Cartas Reales. Misivas del rey a ciertas autoridades o incluso a
particulares residentes en América respecto a dudas que le habían
planteado, o simplemente para emitir una opinión sobre algún
aspecto de gobierno. Cada párrafo de la carta era llamado capítulo
y se podía luego citar textualmente para aplicarlo en casos simila
res; por eso, si eran de interés general se daban a conocer pública
mente.
g) Autos acordados del Real Consejo de Indias. Los emitía esta auto
ridad y se referían a aspectos reglamentarios; necesitaban confir
mación real.
h) Cartas acordadas del Real Consejo de Indias. Que también hacían
las veces de normas legisladas en aquellos aspectos de orden ge-
neral, e igualmente podían ser citadas para casos análogos.
i) Autos acordados de la Cámara y de la Junta del Real Consejo de
Indias. Tenían la misma función que los autos acordados de la
Casa de Contratación de Sevilla. También requerían confirma-
ción real, pero se referían a la materia propia de esta institución,
como en el comercio.
26 Historia del Derecho mexicano

j) Capitulaciones. Para algunos autores eran verdaderas leyes dadas


las instituciones específicas que contenían para ser cumplidas ca-
balmente por los conquistadores.9
k) Instrucciones. Por lo común expedidas por el Real Consejo de
Indias, en ellas se daban lincamientos generales para desarrollar
cualquier empresa de descubrimiento, conquista o colonización.
De alguna manera, en lo sucesivo las capitulaciones deberían ajus-
tarse a estas instrucciones.
1) Reales Decretos. Establecidos a partir del siglo xvm con los reyes de
la familia Borbón, eran disposiciones emanadas directamente del
monarca, sin intervención del Real Consejo de Indias o de los
Secretarios de Estado. Debe aclararse que hay algunos Reales
Decretos anteriores a ese siglo.
m) Real Orden. Dada en forma directa e inmediata por el rey, pero
muy concreta, para casos específicos y limitados. A partir del siglo
XVIII suelen ser tajantes y muy propias del régimen absolutista, al
grado que ya ni siquiera se tomaba el monarca la molestia de dar
a conocer el motivo de emitir esa orden.
n) Reglamento. Denominación que se hizo más usual a partir de la
dinastía de la Casa Borbón, ya con las características de un regla-
mento actual, normando aspectos o materias concretas.
2. La ley proveniente de las propias Indias, también llamada criolla
Las autoridades indianas radicadas en Indias fueron facultadas de manera
muy amplia para legislar, debido a que la incomunicación entre esta parte
del mundo y Europa dificultaba la toma de decisiones desde la metrópoli, lo
que necesariamente retardaría las medidas que en algunos casos eran ur-
gentes. Esta facultad legislativa también se extendió a las autoridades ecle-
siásticas. En ambos casos (civil o religioso), las normas expedidas por las
autoridades locales requerían confirmación real, pero aun sin tenerla todavía
comenzaban a regir para sus destinatarios, si bien la confirmación o no de la
norma produciría efectos retroactivos. De acuerdo con lo anterior, la
legislación local o criolla puede dividirse en secular (civil) y eclesiástica.
1. Legislación secular
• Reales Provisiones de los virreyes. Eran similares a las dictadas por
el Real Consejo de Indias. Se procuró que se tratara sólo de asien-
Antonio Dougnac Rodríguez, Manual de Historia del Derecho indiano, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, Serie C Estudios Históricos, núm. 47, UNAM, México, 1994, págs. 237 y 238.
4. Derecho indiano 27

tos administrativos propios de las facultades de los virreyes y no de


materia de justicia, que era atribución de los tribunales.
• Bandos de virreyes y gobernadores. Se trataba de autos o bandos
de buen gobierno. Podían ser propios o de otra autoridad, por ejem
plo, de los corregidores; generalmente se trataba de asientos relacio
nados con la paz pública, la salubridad, la vigilancia, etc. Muchos de
estos bandos resultan hoy interesantes para el estudio'histórico del
Derecho municipal.
• Ordenanzas de virreyes y gobernadores. Verdaderas leyes que re
glamentaban en forma más amplia ciertas materias.
• Autos o decretos de virreyes y gobernadores. A través de ellos estos
funcionarios iban desarrollando los diversos aspectos de su gobier
no. Eran pues mandatos u órdenes para casos concretos.
• Reales Provisiones de las Audiencias. Disposiciones de carácter ge
neral dictadas por estos tribunales. Se dieron con más frecuencia
en las Audiencias Gobernadoras, esto es, en los casos en que ade
más de funciones jurisdiccionales propias de su naturaleza, tenían
a su cargo el gobierno o administración del reino.
• Autos acordados de las Audiencias. Disposiciones concretas, pero
de orden general, que dictaban o acordaban las Audiencias, por
ejemplo, en materia de entierros, de visitas a cárceles, juramento
de empleos, etcétera.
• Ordenanzas de Cabildo. Verdaderos reglamentos municipales que
requerían su confirmación primero ante el virrey y luego ante el rey.

2. Legislación eclesiástica

• Cánones conciliares. Normas surgidas de un concilio o asamblea


religiosa local, que tratan asuntos generales de una provincia. Re
querían autorización papal.
• Constituciones sinodales. También surgen de una reunión, pero de
obispos de la región. Requerían autorización papal.
• Consuetas. Colección escrita de costumbres que regían a las igle
sias catedrales en su administración. Requerían confirmación real.
• Decretos episcopales. Órdenes emitidas por los obispos para apli
carse en sus diócesis respectivas.

Como se advierte, se trata de una multiplicidad de normas con dife-


rentes nombres, alcances y autoridades emisoras, todo lo cual hacía desde
esa época muy difícil su conocimiento y aplicación. Por ello fue necesaria
28 Historia del Derecho mexicano

la recopilación respectiva, lo que dio origen a verdaderas colecciones; esto


fue a la postre muy útil porque hoy en día se cuenta con abundante material
para conocimiento de los interesados en el Derecho indiano.
Para el estudio de este vasto movimiento codificador deben tomarse
en cuenta los aspectos siguientes:
1. En el Derecho indiano se dio un exceso de legislación a lo largo de su
tiempo de vigencia, sobre todo porque al no haber división de pode
res o facultades, toda autoridad de elevado rango podía legislar.
2. Se trató de que la norma abarcara cada situación concreta, lo que
llevó al legislador a caer en un casuismo inapropiado. En consecuen
cia, a veces se ordenaba algo para una región y otra cosa distinta para
otra, lo que favoreció un localismo excesivo.
3. Una misma disposición era enviada a diferentes autoridades para su
observación y aplicación: al virrey, al gobernador, etc., por lo que al
hacer la compilación, esa misma disposición se repite en varias colec
ciones.
4. Muchas disposiciones modifican o hasta derogan otras, lo que provo
caba que en la práctica se citaran normas derogadas, haciendo más
intrincado el problema de la impartición de justicia.
5. Al recopilar, a veces no se transcribía textualmente la norma, sino que
se hacía un resumen o se daban a conocer sus partes esenciales, por lo
que no siempre es posible conocer su redacción original. Ahí es don
de puede notarse la diferencia entre un cedulario en el que se copia
íntegramente el contenido de las normas, y una recopilación que las
resume.
6. El mismo problema de reunir en una obra las normas referentes a una
materia (compilación) se presentó respecto al Derecho castellano y
casi en forma paralela.
7. Según algunos autores, el proceso de recopilación presenta cuatro
etapas de desarrollo:
a) Preparatoria, consistente en reunir el material jurídico.
b) De anteproyecto, para confrontarlo, seleccionarlo, distribuirlo por
materias, etcétera.
c) De proyecto, para elaborar su versión definitiva.
d) De aprobación, pues la requería del monarca, quien con ella la ele
vaba al nivel de recopilación oficial y, por lo mismo, consultable y
citable ante los tribunales y demás autoridades del caso.10
' Antonio Dougnac Rodríguez, op. cit., pág. 241.
4. Derecho indiano 29

Las recopilaciones principales, ordenadas cronológicamente, son las


que se detallan a continuación:

1510. No se llegó a dar una obra concreta, pero se ordenó a la Casa de Contra-
tación que reuniera todas sus disposiciones, tanto de la institución como
de sus facultades ejercidas en Indias, para tenerlas siempre a mano.
1512. Leyes de Burgos, adicionadas en 1513, lo que suma un total de 32
leyes. Son el resultado de la junta celebrada en ese lugar a raíz del
conflicto generado por fray Antón de Montesinos en contra de los
encomenderos de La Española. Se referían a la regulación de la enco-
mienda indiana.
1522. Andrés de Carvajal reunió las disposiciones relativas a la Casa de
Contratación.
1526. Provisión de Granada. Daba indicaciones de un nuevo modo de des-
cubrir, conquistar y colonizar sin afectar gravemente a los naturales.
1542. Nuevas leyes dadas en Barcelona, añadidas en 1543. Leyes y Orde
nanzas nuevamente hechas por S. M. para la gobernación de las In
dias y el buen tratamiento y conservación de los indios. Regulaba el
tratamiento y el trabajo de los indígenas. Se establecía de manera
reiterada su libertad y se limitaba el ejercicio de la encomienda a los
titulares actuales, es decir, no sería hereditaria.
1543. Carlos V ordenó a las Audiencias de México, Guatemala y Perú que
enviaran copia al Real Consejo de Indias de todas sus ordenanzas,
provisiones y cédulas.
1548. Ordenanzas y compilación de Leyes de la Audiencia de la Nueva
España, elaborada por órdenes de Antonio de Mendoza (primer vi-
rrey). Se reducía a las normas elaboradas por la Real Audiencia de la
Ciudad de México y trató de acatar la orden del rey en ese sentido.
Cuando luego fue virrey de Perú trató de hacer algo similar con la
Audiencia de Lima.
1550. Se ordenó a Luis de Velasco I (segundo virrey de la Nueva España)
que se archivaran con cuidado las disposiciones emanadas del gobierno
virreinal. Por eso en 1552 se elaboraron dos tomos de cédulas.
1555-1562. Repertorio de Cédulas para las Indias en general, de Luis
Maldonado, fiscal de la Real Audiencia de México. La fecha de esta
obra aún se discute. Está ordenada alfabéticamente por la materia
contenida en las cédulas. Al parecer no se concluyó y su original no
ha llegado a nuestros días.
1562. El Real Consejo de Indias ordenó a todas las audiencias indianas que
recopilaran sus disposiciones y las imprimieran lo antes posible.
30 Historia del Derecho mexicano

1563. Provisiones, Cédulas, Instrucciones de Su Majestad, Ordenanzas de


difuntos y Audiencias para la buena expedición de los negocios y ad-
ministración de la justicia y gobernación de esta Nueva España y para
el buen tratamiento y conservación de los indios, desde el año de
1525 hasta el presente de 1563 (Cedulario de Puga). Se elaboró por
órdenes del virrey Luis de Velasco I, cumpliendo las indicaciones del
Real Consejo de Indias. El autor fue el oidor de la Real Audiencia de
México, Vasco de Puga, nacido tal vez en Granada. Las cédulas que
contiene están transcritas íntegramente, pero en desorden en cuanto
a cronología y temática; sin embargo, incluye un índice que facilita su
localización. En esta obra están, entre otros, los documentos expedi-
dos por las dos Audiencias Gobernadoras de la Nueva España. El pro-
pio Puga costeó los gastos de la impresión.
1569. Copulata de Leyes de Indias o Libro de la Gobernación Espiritual y
Temporal de las Indias. Elaborada por el Real Consejo de Indias,
cuyo responsable fue su secretario, Juan López de Velasco. Abarca
disposiciones que incluyen desde las capitulaciones de Santa Fe, de
1492, hasta la fecha de su publicación. Contiene normas que ya estaban
derogadas o en desuso, en un total de 9 170 disposiciones, y menciona
dónde se encuentra el texto íntegro.
1573. Proyecto de Código de Juan Ovando o Proyecto de Recopilación
de Indias de Felipe II, o Código Ovandiano. Fue redactado por Juan de
Ovando, presidente del Real Consejo de Indias. Se trataba de un gran
proyecto para contener toda la legislación indiana, con un total de
siete libros, pero no se logró concluir. Algunas de sus partes fueron
aplicadas agrupándolas en las siguientes disposiciones: Ordenanzas
del Consejo de Indias, Ordenanzas del Real Patronato y Ordenanzas de
descubrimientos, nuevas poblaciones y pacificaciones.
1574. Leyes y Ordenanzas Reales de las Islas del Mar Océano (Cedulario
de Alonso de Zorita). Su título original es más amplio, a la usanza de
la época. Tomaba en cuenta normas de Derecho indiano y de Derecho
castellano. Es una obra muy completa; sin embargo, el Real Consejo
de Indias la rechazó por tratarse sólo de normas y de la Nueva Espa
ña, y no tuvo eficacia en la vida práctica.
1575. El virrey Francisco de Toledo, del Perú, pretendió hacer también una
compilación general de las Indias, pero el proyecto no se concluyó.
Gobernación Espiritual y Temporal de las Indias (dos volúme-
nes). No se tiene el año de su publicación y es anónimo, pero posible-
mente sea de la misma época que el Cedulario de Zorita; lo menciona
Margadant (Introducción a la historia del Derecho mexicano, pág. 43).
4. Derecho indiano 31

1590. Alonso Fernández de Bonilla, visitador de la Audiencia de Lima,


trató de hacer una recopilación referente a esta institución, sin que se
tenga noticia de sus resultados.
1596. Cedulario de Diego de Encinas (su título es mucho más amplio),
cuatro volúmenes. El autor era el oficial más antiguo de la Escribanía
de Cámara del Real Consejo de Indias. Contiene 2 462 disposiciones;
trató de abarcar normas indianas desde la época de los Reyes Católicos
hasta la fecha de su publicación; la impresión de sólo 48 ejemplares,
por cierto muy deficiente, no permitió su debida divulgación. No
contiene todas las normas que pretende abarcar y su ordenación es
inadecuada.
A principios del siglo xvn Alonso Maldonado de Torres, presi-
dente de la Audiencia de Caracas, preparó un libro de Cédulas y Pro-
visiones, sin mayores consecuencias.
1602-1609. Proyecto de Recopilación de Diego de Zorrilla. Esta obra la en-
comendó el Real Consejo de Indias a este autor, quien aspiraba a la
plaza de oidor en Quito. Estaba planeada en nueve libros, su original
no ha llegado a nuestros días y no tuvo mayores consecuencias.
1628. Sumarios de la Recopilación General de las Leyes, Ordenanzas, Pro-
visiones, Cédulas, Instrucciones y Cartas acordadas (su título es más
amplio). Elaborados por Rodrigo de Aguiar y Acuña, consejero del
Real Consejo de Indias, con un total de 4 051 disposiciones divididas
en cuatro libros organizados por materias. Trató de abarcar disposi-
ciones que venían desde el tiempo de los Reyes Católicos hasta el año
de su publicación. La obra se reimprimió en la Nueva España en 1678
con adiciones del oidor Juan Francisco de Montemayor y Córdoba de
Cuenca. Las adiciones se referían a los documentos dados por las
Audiencias de la Ciudad de México, por lo que se trataba de una
adaptación para los juristas locales. Para hacer estas añadiduras se
contó con la autorización de fray Payo Enríquez de Rivera, virrey de
la Nueva España.
1635. Recopilación de las Indias, de Antonio de León Pinelo. Este autor
comenzó sus trabajos como ayudante de Rodrigo de Aguiar y Acuña y a
la muerte de éste, en 1629, continuó su labor recopiladora en el Real
Consejo de Indias. Su obra fue revisada por el consejero e ilustre jurista
Juan de Solórzano y Pereira (quien por cierto también realizó un
proyecto de Recopilación General que no ha llegado a nuestros días).
Consta de 7 308 disposiciones distribuidas en nueve libros. Por falta de
recursos y apoyo el autor no vio impreso su trabajo, a pesar de que el
Real Consejo de Indias utilizó sus originales para despachar los
32 Historia del Derecho mexicano

asuntos de su jurisdicción entre 1636 y 1680, y fue una obra básica para la
redacción de las famosas Leyes de Indias de 1680. 1680. Recopilación de
Leyes de los Reinos de las Indias, o Leyes de Indias (cuatro tomos). Aprobada por
el rey Carlos II el 18 de mayo, se publicó en noviembre de 1681. El proyecto se
basó sobre todo en los de Solórzano y Pereira y León Pinelo, pero quien
finalmente entregó el original para su aprobación real fue Fernando Jiménez
de Paniagua, relator del Real Consejo de Indias y oidor de la Casa de
Contratación de Sevilla. Se trata de una obra de primera importancia porque
al fin representó una normatividad común para todos los reinos indianos. Se
estableció que cualquier norma no recopilada quedaba sin efecto, salvo la
legislación local que no fuera contraria a esta Recopilación. Consta de nueve
libros con 218 títulos y 6 447 disposiciones. La temática de los libros es la
siguiente:
• Libro I. Asuntos eclesiásticos.
• Libro II. Leyes del Consejo de Indias, Junta de Guerra, Audiencias,
Juzgado de Bienes de Difuntos, etcétera.
• Libro III. De las facultades de los virreyes y algunos aspectos de tipo
militar.
• Libro IV. De los descubrimientos y establecimiento de nuevos cen
tros de población, derecho municipal, casas de moneda, talleres,
pesquerías, obrajes, etcétera.
• Libro V. Sobre corregidores y alcaldes, escribanos y algunos aspec
tos procesales.
• Libro VI. Tratamiento de los indios. Destacan algunos aspectos es
pecíficos de los indígenas de Chile, Tucumán, Paraguay, Río de la
Plata y Filipinas.
• Libro VIL Aspectos morales, penales, penitenciarios; fugitivos, va
gabundos, juegos prohibidos, etcétera.
• Libro VIII. Todo lo referente a la Real Hacienda.
• Libro IX. Sobre la Casa de Contratación, el comercio, la navegación,
etc. Lamentablemente, la labor de recopilación siempre va detrás de la
creación de normas; de hecho, al publicarse ya había disposiciones
nuevas no contenidas en la obra, y a principios del siglo xvm se decía
que se le deberían agregar otros dos tomos. De las Leyes de Indias se
hicieron varios comentarios y notas. En la Nueva España fueron desta
cados como comentaristas Prudencio Antonio de Palacios y José Le
brón y Cuervo. Sin embargo, se prohibió la glosa de estas leyes.
1754. La Reforma Agraria. De Fernando VI, que trató diversos aspectos
referentes a la propiedad agraria, a fin de regularizarla mediante titu-
lación; también tocó lo relativo a la propiedad eclesiástica limitándola.
4. Derecho indiano 33

1791-1798. Obras de Xavier Pérez y López, de Madrid, y de José de Matraya


y Ricci, de Lima. Con normas posteriores a las Leyes de Indias.
1792. Proyecto de Nuevo Código de las Leyes de Indias (un solo libro).
Tenía el propósito de poner al día el contenido de las Leyes de Indias.
Se propuso desde la época de Carlos III, pero apenas con Carlos IV se
logró tener un primer libro. Más tarde, con Fernando VII se pensó en
continuar la obra, pero sin resultado.
1797. Recopilación Sumaria de todos los Autos Acordados de la Real Au-
diencia y Sala del Crimen de esta Nueva España, de Eusebio Ventura
Beleña. De carácter local y conformada especialmente por cédulas.

En la época que nos ocupa se tenían dos mecanismos para combatir


una norma inadecuada:
1. El principio de "Obedecer pero no cumplir".
2. El recurso de suplicación, que cabía contra cédulas, provisiones, ban
dos, etc., pero no contra leyes generales ni contra pragmáticas.
"Obedecer pero no cumplir" no es un principio que nació de la rebeldía
ni de la burla a las disposiciones normativas, mucho menos si procedían
del propio rey. Para algunos mal informados, la frase "Obedézcase, pero
no se cumpla" ha servido para manifestar que ningún caso se hacía de las
disposiciones reales en América. Esto es absolutamente falso.
En primer lugar, obedecer implicaba en la época ser respetuoso, oír
comedidamente la voz del rey (no lo que ahora se entendería como acatar
o cumplir lo que se ordena), de ahí la confusión para nosotros, puesto que
hoy "obedecer pero no cumplir" resulta una frase sin sentido. Cuando lle-
gaba a Indias una Real Cédula se leía con todo respeto (obedecer), pero en
seguida se analizaba si debía o no cumplirse. Esto podía depender de que:
1. se tratara de un mandato contra conciencia;
2. fuera una disposición contra la fe, contra el Estado o la Iglesia, o su
aplicación trajera muchos males;
3. contraviniera el orden natural o el de gentes;
4. fuera contraria a otras leyes;
5. careciera de causa y fundamento, o
6. el rey, actuando por enojo, sevicia o pasión sin orden, mandara ejecu
tar a alguna persona.

También debe tomarse en cuenta que por la distancia entre ambos


continentes podía darse el caso de que una orden llegara a su destinatario
34 Historia del Derecho mexicano

en forma extemporánea, y aplicar la norma como estaba redactada hubiera


sido incluso contrario a los propios intereses del rey. Esto hacía que el buen
criterio y el mejor servicio al monarca diera sentido a esa premisa de
obedecer pero no cumplir.
En caso de optar por no cumplir, debía acudirse de inmediato al re-
curso de suplicación para solicitar a la autoridad legislativa que había emi-
tido la norma su modificación o derogación, exponiendo sus razones. Si
se daba el silencio de la autoridad suplicada, se tenía por concedida la
derogación, pero si se reiteraba el mandato no quedaba más que acatarlo,
si bien algunos tratadistas hablan de la posibilidad de una segunda
suplicación. El antecedente de este recurso fue el contrafuero medieval, en
donde se podía suspender una mala legislación hecha con base en los fueros
otorgados a algunas ciudades.
Este recurso era muy importante y permitía la protección de los indi-
viduos frente a la autoridad. En ocasiones con él se pretendía alcanzar dos
objetivos: que se suspendiera la ejecución de la norma y la revocación de
ésta por parte del legislador. Este recurso podían interponerlo los virreyes y
otras autoridades indianas e incluso grupos de vecinos. La suspensión la
realizaba la autoridad encargada de ejecutar la orden, en tanto que la dero-
gación correspondía a la propia autoridad obligada. Como es de verse, el
recurso de suplicación actuaría como una especie de amparo contra leyes, si
bien la autoridad impugnada y resolutoria era el propio órgano legislador,
lo que ahora desde luego no ocurre.
En forma supletoria se aplicaba el Derecho castellano, específicamente
en materia civil, mercantil, procesal y penal. El orden de prelación era el
siguiente:

1. Leyes dictadas especialmente para las Indias, ya fuera en España o en


Indias.
2. Las costumbres de los municipios, españoles o indianos.
3. Las costumbres indígenas, en lo que no afectaran a las disposiciones
castellanas ni a la fe.
4. La Novísima Recopilación de 1805.
5. La Nueva Recopilación de 1567.
6. Las Leyes de Toro de 1505.
7. El Ordenamiento de Alcalá de 1348.
8. Las Siete Partidas de Alfonso el Sabio.

En el orden de prelación no había cabida para los fueros municipales,


porque no se concedió fuero a las ciudades de Indias, excepto a Panamá,
4. Derecho indiano 35

que se le otorgó el de Sevilla, por lo que el paso intermedio entre el Ordena-


miento de Alcalá y las Siete Partidas de hecho desapareció.11

La costumbre

Desde el Derecho romano se ha considerado a la costumbre como fuente


formal básica del Derecho. Precisamente de Ulpiano es la famosa defini-
ción que dice que la costumbre son los usos arraigados por el tiempo con
la conformidad tácita del pueblo.
Hasta ahora prevalecen en la costumbre jurídica dos elementos
configurativos:

1. El elemento objetivo, es decir, la reiteración común de la conducta.


2. El elemento subjetivo: el razonamiento o la certeza de que tal conduc
ta es apropiada, o sea, que constituye un deber jurídico.

En el Derecho indiano se tomó en cuenta la costumbre como una


fuente jurídica y había de tres tipos, según su origen: la costumbre metropo-
litana, la costumbre criolla y la costumbre indígena. La costumbre criolla
podía ser establecida por españoles o por criollos, pero avecindados en las
Indias.
En las Siete Partidas se dice que la costumbre puede tener valor según
la ley, si ésta se remite o si se refiere a la costumbre; en el silencio de la ley,
integrando la norma, es decir, calmando la laguna legal, y en contra de la
lev. si la costumbre supera o rebasa lo ordenado en leyes antiguas o en
desuso.
Para invocar la costumbre habían de tenerse en cuenta los aspectos
siguientes:

1. Comprobación de por lo menos dos actos o casos reiterados.


2. Que la costumbre aludida fuera racional, lo que valoraría el juez.
3. Que fuera utilizada públicamente.
4. Que se hubiera usado por lo menos en un plazo de 10 años entre
presentes y de 20 entre ausentes.

Mucho se utilizó la costumbre en materia agraria, procesal y aun de


protocolo y etiqueta en el ceremonial oficial al que debían ajustarse las
distintas autoridades, el que solía ser muy estricto. También es de obser-

Oscar Cruz Barney, op. cit., pág. 190.


36 Historia del Derecho mexicano

varse que siendo la ley tan casuística, la costumbre solía llenar lagunas que
necesariamente se hacían frecuentes.
En cuanto a la costumbre indígena, tenía además dos limitaciones:
que no fuera contra la fe cristiana y que no fuera contra las disposiciones
legales. En este aspecto cabe destacar que al existir en el continente tantos
y tan variados pueblos indígenas, la costumbre fue muy amplia y compleja y
solía aplicarse en las poblaciones o repúblicas de indios, en donde prevale-
cieron sus normas y autoridades propias.

La doctrina

De particular interés son el estudio, el análisis, la discusión y la divulgación


del trabajo realizado por los grandes juristas indianos (cuando se utiliza
este adjetivo no debe pensarse en forma exclusiva en los autores nacidos
en Indias, sino incluso en los europeos, pero que se dedicaron al estudio
del Derecho indiano). En la actualidad sus obras ofrecen la posibilidad de
comprender más cabalmente el panorama jurídico de aquel tiempo.
Cabe destacar que en la asimilación de dos órdenes jurídicos, el caste-
llano y el indiano, fue surgiendo un interés particular por el ius commune y
las raíces profundas del Derecho romano. También hay que mencionar
que las grandes corrientes intelectuales del humanismo y del racionalismo
influyeron en su momento en los juristas indianos. En otras palabras, al
ser tan prolongado el tiempo de aplicación del Derecho indiano, necesa-
riamente fue variando el enfoque de su tratamiento.
Las Universidades disponían de nutridas bibliotecas, que también
poseían algunos particulares; además, los programas académicos eran
amplios y complejos, lo que refleja un buen nivel intelectual. También se
advierte que los tratadistas no sólo estudiaban, sistematizaban y divulgaban
el conocimiento del Derecho positivo vigente, sino que hacían critica y
presentaban propuestas, lo cual demuestra la independencia de su trabajo.
Actualmente hay estudios muy profundos sobre la cultura del libro
jurídico de la época, y en este rubro cabe destacar la labor del investigador
mexicano Alejandro Mayagoitia.
Conviene señalar que el uso del latín hizo elitista el círculo de juristas
doctos en aquel tiempo, pero había también bibliografía en castellano, de nivel
más accesible, dirigida a litigantes, notarios y escribanos, e incluso bibliografía
jurídica llamada circunstancial, que divulgaba ciertos casos específicos, si bien
eran los menos los que podían interesarse por su conocimiento y divulgación.
En el cuadro 4.4 se presentan los doctrinarios más connotados del
Derecho indiano.
4. Derecho indiano 37

Cuadro 4.4. Doctrinarios del Derecho indiano.12

Autor Obra

Juan Matienzo Gobierno del Perú (1567)

Castillo de Bobadilla Práctica para corregidores y señores de vasallos en tiempos


de paz y de guerra (1585)

Juan de Hevia Bolaños Curia Philipica (1603)

Es un tratado de Derecho procesal que fue muy usado en el


foro hasta la aparición del movimiento codificador del siglo xix
Laberinto de comercio terrestre y naval (.1617)

Es un tratado de Derecho mercantil

Juan de Larriñaga Salazar Tratado sobre el oficio de Protector General de los


(peruano, oidor en Panamá) Indios (1626)

Diego González Holguín Los privilegios concedidos a los indios (1608)

Duarte Gómez Solís (portugués) Discurso sobre los comercios de las Indias (1622)

Fray Antonio Vázquez Espinoza Confesionario general con los contratos y tratos de los
indios (1624)

Pedro de Oñate De contractibus (1646)

Gaspar de Escalona y Agüero Gazophilacium regium perubicum (1647)


(nacido en Bolivia, ocupó
importantes cargos en Lima.
Murió en 1550)

Antonio de León Pinelo (peruano, Discurso sobre la importancia, forma y disposición de la


considerado uno de los tratadistas Recopilación de Leyes de las Indias Occidentales (1623)
más importantes del Derecho Tratado de confirmaciones reales de encomiendas, oficios y
indiano. Fue catedrático en la casos en que se requieren para las Indias Occidentales
Universidad de San Marcos, en (1630)
Lima)

Juan de Solórzano y Pereira De Indiarum iure (1628). El título es más amplio. La obra,
(autor fundamental del Derecho que consta de dos tomos, fue muy divulgada y consultada
indiano, nacido en Madrid.

(continúa)
Este cuadro dista de ser completo, por lo que si se pretende profundizar en el tema es recomendable
acudir a autores destacados como Antonio Dougnac Rodríguez y Osear Cruz Barney, ya citados, y,
desde luego, a la obra siempre necesaria de Alejandro Mayagoitia.
38 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.4. (Continuación.)

Autor Obra

Fue catedrático en Salamanca, Política indiana (1648), con seis libros. Obra muy exitosa y
consejero de Indias y vivió varios hasta la fecha básica para los estudiosos del Derecho
años en Perú) indiano
El autor escribió otras obras más breves sobre diversos
aspectos e instituciones del Derecho indiano.

Juan Francisco de Montemayor Discurso político, histórico, jurídico del Derecho y reparti-

y Córdoba de Cuenca (nacido miento de presas y despojos aprehendidos en justa guerra,


en Huesca, fue oidor en Santo premios y castigos de los soldados (1658)
Domingo y en México)

Gerónimo de Ustaniz Teoría y práctica de comercio y marina (1724)

Dionisio de Alsedo y Herrera Memorial de la Real Hacienda y Comercio de los indios

(1726). El título es más amplio


José Gutiérrez Rubalcaba Tratado histórico, político y legal del comercio en las Indias

Occidentales (1750)
Joaquín de Rivadeneyra y Compendio del Regio Patronato Indiano (1755)

Barrientes (poblano, maestro


en la Real y Pontificia
Universidad de México. Oidor
de la Audiencia de la misma
capital)

Pedro Murillo Velarde Curso de Derecho canónico, hispano e indio (1743). Escrito
en latín
Práctica de testamentos (1745). El título es más amplío.

Francisco Javier Gamboa Comentarios a las Ordenanzas de Minas (1761)


(nacido en Guadalajara, México,
fue oidor en México)

Manuel de Lardizábal y Uribe Discurso sobre las penas contraído a las leyes criminales

(tlaxcalteca ilustre, que mucho de España (1782). El título es más amplio


participó en las Cortes de Cádiz.
Fue académico de la Real
Academia Española)
4. Derecho indiano 39

La jurisprudencia
Ni en el Derecho castellano ni en el indiano tuvo gran relevancia el conoci-
miento y divulgación de casos precedentes, como sucede en el Derecho
anglosajón; sin embargo, era factible alegar a favor el sentido de una reso-
lución dada con anterioridad. Existía también la distinción entre la juris-
prudencia de la metrópoli y la jurisprudencia criolla, emitida en los tribu-
nales radicados en Indias.
El juez tenía un amplio margen para imponer su criterio, sobre todo en
materia penal, ya que algunas instituciones y penas provenían desde la Edad
Media y desde luego no debían aplicarse con la severidad que implicaban. Es
de notarse que había una tendencia a no fundamentar las sentencias o ser
muy parco en ello, contrario a lo que ahora se ordena constitucionalmente.
Por esa razón tenía suma importancia el criterio interpretativo del juzgador.

Los principios generales del Derecho


Esta quinta fuente formal del Derecho indiano no la citan los autores sino
en forma excepcional y tangencial, pero es indudable que al ser el Derecho
romano y el Derecho canónico los pilares de formación del Derecho hispano
y del indiano, éstos debieron tener muy en cuenta la instrumentación
filosófico-jurídica que se dio desde la Antigüedad clásica.
Así, principios como el de justicia, equidad, bien común, interés público,
etc., debieron influir tanto en el juzgador como en el legislador. Si se analizan en
forma general y objetiva las disposiciones en torno a los indios, a las mujeres, al
trabajo, etc., se advierte que no todas fueron normas represoras ni tiránicas,
sino que había mucho de humanismo y a veces hasta de sobreprotección para
ciertos grupos marginados, como en el caso de los indígenas.
Ningún trabajador europeo del siglo xvi podía contar con un articulado que lo bene-
ficiara tanto como a los indios las Leyes de Burgos y Valladolid de 1512 y 1513. Horario
de trabajo, habitación, alimentación, protección a los menores y a la embarazada
fueron algunas de las fecundas conquistas sociales obtenidas por los naturales. A
ellas se fueron agregando muchas más según pasaba el tiempo.13

El gobierno indiano
Una de las tareas de mayor trascendencia para entonces y para los siglos
por venir fue haber establecido todo un sistema de gobierno en las Indias,
con la precipitación dada por los acontecimientos históricos, al grado que
Antonio Dougnac Rodríguez, op. dt., pág. 12.
40 Historia del Derecho mexicano

paralelamente a la campaña de conquista se iban estableciendo los cimien-


tos de la estructura jurídico-política, como sucedió con Hernán Cortés al
fundar el Ayuntamiento de la Villa Rica de la Veracruz, apenas iniciada su
lucha contra los aztecas.
A lo largo de los siglos de aplicación del Derecho indiano también se
fueron modificando las estructuras de gobierno, su organización y faculta
des, por lo que un tema como éste de tiempo en tiempo puede ofrecer
variantes a veces fundamentales. ,
Recuérdese además que en las diferentes partes de las Indias se inten-
taron diversos tipos de administración, ya que se tomó en cuenta el mayor
o menor índice de población, la tradición cultural original y las zonas eco-
nómicas, entre otros factores.

Principios rectores

Independientemente del tipo de organización establecida en cada lugar de


las Indias, siempre se procuró obedecer en el Derecho indiano algunas
bases o principios rectores que lo regularan, lo que de algún modo daba
uniformidad al sistema político-administrativo. Esos principios rectores
fueron fundamentalmente los que se detallan a continuación:

1. Delegación defunciones. Con base en la tesis vigente hasta la Ilustración,


la soberanía o poder supremo y original radica en Dios mismo, quien
deposita ese poder en el pueblo y éste, a su vez, deposita el ejercicio
terreno en el monarca; por eso al rey, con toda propiedad, se le deno
mina soberano. Así pues, toda autoridad radica en la persona del monar
ca, por lo que éste delega diversos aspectos de esa potestad en los dife
rentes órganos de gobierno integrados por funcionarios concretos.
De esta manera, desde los altos burócratas como los virreyes
hasta quienes ejercían los cargos más modestos, derivaban su función
de esa delegación real. Por ello todo acto de autoridad se ejercía en
nombre del monarca, de ahí la frase de los alguaciles (policías de la
época) de abrir, o darse preso en nombre del rey, que muchas veces se
escucha o lee en obras de teatro de la época.
Esta delegación de funciones explica también que la legislación
emitida por una autoridad requiriera la aprobación real para confir-
mar su vigencia, si era el caso de que hubiera empezado a surtir efectos
sin la tal aprobación.
2. Acumulación de funciones. Como no estaba vigente el principio de se
paración de funciones, muchas autoridades ejercían actividades alter-
4. Derecho indiano 41

nativas de administración, legislación e impartición de justicia. Por


ejemplo, el rey realizaba funciones de gobierno y administración, a la
vez que legislaba y nombraba funcionarios judiciales; otro caso era el
de las Audiencias, que tenían funciones esencialmente jurisdicciona-
les pero también legislaban y en ocasiones se desempeñaban como
órganos de administración, convirtiéndose en Audiencias goberna-
doras.
Debe quedar claro que esta acumulación de funciones no obede-
cía a desconocimiento ni irracionalidad, puesto que desde el siglo xvi
ya se conceptuaban con precisión las distintas funciones de gobierno;
más aún, se diferenciaba entre el poder espiritual y el temporal, es
decir, lo propio de la Iglesia y lo del rey. También se hablaba de asuntos
de alta policía, es decir, administración política, y de baja policía o
administración urbana, conceptos estos dos últimos muy usados en el
siglo xvm. Naturalmente, a veces la distinción entre un campo de apli-
cación y otro no era muy clara y se suscitaban enfrentamientos entre
diversas autoridades por supuesta invasión de facultades y atribucio-
nes, si bien es cierto que en ocasiones un mismo órgano de autoridad
debía responsabilizarse de todos los aspectos de gobierno, dada la
lejanía respecto a las autoridades europeas y la dificultad de comuni-
carse con regularidad.
Por otra parte, en ocasiones se hacía la distinción entre dos tipos
de población: la república de españoles y la república de indios. Para la
primera era conveniente proporcionar todos los medios para su esta-
blecimiento y prosperidad, promover la educación, el orden, velar por
la moral pública, etc., en tanto que en la república de indios debería
procurarse la cristianización de los naturales y su incorporación a la
cultura europea. En ambos casos es de entenderse que la organización
era considerada más globalmente que por ámbito de funciones.
3. Derecho de queja. Consistía en la posibilidad de que los gobernados
pudieran, en persona y de viva voz, acudir a sus autoridades para
expresar sus querellas por actos de autoridad. Este derecho se les otor
gaba a los naturales para combatir actos de maltrato y despojo. El
virrey dedicaba parte de su tiempo a escucharlos, y esta preocupación
por facilitar el acceso de los indios a sus autoridades venía desde la
época de los Reyes Católicos, especialmente a instancias de la reina
Isabel.
4. Suplicación de las leyes. Como hemos señalado, era un recurso por el cual
se pedía a la autoridad legislativa que modificara o derogara el texto
de una disposición contraria a derecho o a razón.
42 Historia del Derecho mexicano

5. Venta de oficios. Era una práctica usual vender algunos cargos; para
llevarla a cabo había que tener en cuenta los siguientes aspectos:
• La venta se hacía por parte de la Corona, de modo que lo que se
obtuviera era para beneficio de ésta; así, no estamos hablando de
actividades ilícitas ni clandestinas.
• Por lo mismo, la venta de un oficio se realizaba en subasta pública
y previo pregón para convocar a los interesados.
• No se incluían cargos que implicaran jurisdicción.
• Se podía comprar un cargo y luego renunciar a él en favor de otra
persona, siempre que para ello se pagaran los derechos respectivos
a la Corona.
• Sólo se vendía un cargo a las personas que cubrieran el perfil y los
requisitos para obtenerlo.
• Dependiendo del cargo, se podía vender por una vida o a perpetuidad.
• En las repúblicas de indios no se vendían los cargos.
• El comprador debía pagar el impuesto, que consistía en medio año
de sueldo (se denominaba media anata).
• Quien compraba el cargo tenía derecho a cobrar honorarios y cos
tos por las delegaciones que se efectuaran en función de su ejerci
cio. También podía cobrar propinas.
Hoy resulta muy difícil entender este tipo de ventas de oficio,
pero en el tiempo del Derecho indiano se justificaba en parte ese
cobro de propinas y demás entradas económicas a cargo de los particu-
lares, en virtud de que los sueldos solían pagarse con retraso.
6. El buen tratamiento a los indios. Desde la época de los Reyes Católicos,
y de hecho a través del gobierno de todos los monarcas que reinaron
durante la época del Derecho indiano, se hizo énfasis en la protección
que merecían los indígenas y en la responsabilidad que recaía sobre
los distintos funcionarios para observar que en la práctica se cumplie
ra con esta protección. Tal vez se pueda argumentar que se trataba de
una política paternalista en extremo, que partía de considerar a los
naturales como niños y hasta como seres inferiores, lo que en vez de
reivindicar sus derechos e igualarlos a otras castas, los condenaba a
vivir en la dependencia y la necesidad de ayuda. Sin embargo, la orien
tación política y filosófica de la época explica esta constante preocu
pación por cuidar de los indígenas. Esto nos mueve a hacer una re
flexión: en la época actual ya no es posible ni conveniente llevar a
cabo políticas proteccionistas que mantienen en desamparo y propi
cian la autoconmiseración, que resulta perjudicial y limitativa. En otras
4. Derecho indiano 43

palabras: no es con ayudas, caridades ni lástimas como deben resolverse


los grandes problemas sociales, sino con una política bien fundamentada
y con objetivos precisos que impliquen oportunidades económicas y
educativas que impulsen la superación individual y nacional. 7. El
principio de control y supervisión. Fue una política constante por par te de la
Corona mantener a todo funcionario muy limitado y vigilado en el
ejercicio de sus funciones. Esto era a todas luces necesario si se toma en
cuenta lo difícil de las comunicaciones, lo que podría llevar a
consecuencias negativas.
Por todo ello, al determinar las funciones y al nombrar a sus titulares
se procuraba que unas autoridades controlaran a otras, incluso se dejaban
con toda intención algunos aspectos muy ligeramente normados o con una
redacción ambigua para que, llegado el caso, se tomaran decisiones especí-
ficas. Finalmente, mediante esta política de frenos, contrapesos y espionaje
mutuo se evitaban los nefastos frutos de la dictadura, de modo que ningún
funcionario, por elevado que fuera su rango, podía convertirse en señor de
horca y cuchillo, puesto que podía ser removido o incluso procesado.

Organigrama
Es difícil establecer un organigrama respecto de las autoridades indianas,
debido a que a lo largo de más de tres siglos que duró la dominación se fue
reestructurando y modificando el aparato gubernamental, cuyo esquema
se presenta en la figura 4.1.

Rey

_L
Secretarios Real Consejo de Indias Casa de Contratación

Capitanes Reales
Adelantados Virreyes
Generales Audiencias

Gobernadores o
Intendentes

Corregidores o
Alcaldes Mayores

Cabildos

Figura 4.1. Autoridades políticas indianas.


44 Historia del Derecho mexicano

En el organigrama de la figura 4.1 se anotan solamente las autorida-


des relevantes, puesto que existían muchos otros cargos menores, propios
de una burocracia muy amplia y compleja. Por otro lado, los gobernadores
lo fueron hasta el siglo xvm, ya que entonces se efectuó una importante
reforma administrativa y cambiaron su denominación por la de
intendentes.

Autoridades radicadas en España

Al estudiar las autoridades en el Derecho indiano debemos distinguir dos


tipos:
• Autoridades radicadas en España, que eran las de mayor rango y en
quienes solía concentrarse la mayor parte de las facultades. Algunas
se encontraban en la misma capital, que al principio fue Valladolid y
después Madrid, pero no necesariamente. De todas maneras, se ha
blaba de las autoridades metropolitanas.
• Autoridades radicadas en Indias, que desde luego eran más en núme
ro, si bien no en capacidad de funciones. Entre ellas existía una rela
ción de jerarquía, con algunos visos de autonomía.
Las autoridades radicadas en España eran las que se detallan a conti-
nuación:
1. El rey. Era la máxima autoridad y de la suya se derivaba por delega-
ción cualquier otra. Desde la época de San Isidoro de Sevilla (siglos vi y vn
d.C.) surgió la teoría pactista, que consideraba a Dios como fuente de toda
soberanía, pero le otorgaba el poder terrenal al pueblo y éste lo entregaba
al monarca, pasando después, por legítima sucesión, a sus descendientes.
Por tal razón surgía entre el rey y el pueblo un pacto recíproco, de ahí el
juramento que aquél debía hacer al momento de ser coronado, con la ad-
vertencia que de no cumplir con el pacto perdería su poder. "Si fixieres
justicia seréis Rey, et ni no la fixieres non lo seréis"; este juramento o pro-
testa se extendió a los funcionarios indianos, con las palabras adecuadas a
cada cargo y es el origen de la toma de protesta que aún subsiste, claro que
con las formalidades republicanas. De cualquier manera, en la persona del
rey se centraba todo origen de autoridad.
Los monarcas indianos fueron los que se presentan en el cuadro 4.5.
En el cuadro de la monarquía española durante la vigencia del Dere-
cho indiano cabe destacar algunos aspectos:
1. Fueron dos las dinastías reinantes: los Habsburgo, de origen austríaco,
y los Borbón, de origen francés.
4. Derecho indiano 45

Cuadro 4.5. Reyes indianos.

Monarca Periodo

Isabel de Castilla y 1474-1516 Estos monarcas contrajeron matrimonio en 1469 y


León, y Fernando cinco años después Isabel fue coronada como reina
de Aragón y de de Castilla. Lograron unificar los diversos reinos de
Navarra (los Reyes España, expulsar a los árabes concluyendo así la
Católicos) guerra de Reconquista, e iniciar la empresa de des-
cubrimiento en las Indias. Isabel murió en 1504.
Fernando de Aragón y V de Castilla se casó enton-
ces, en 1506, con Germana de Foix, sobrina de
Luis XII de Francia, por lo cual logró ser reconocido
como rey de Ñapóles.

Felipe el Hermoso y 1506-1517 Juana fue la segunda hija de los Reyes Católicos y
Juana la Loca heredó la Corona de Castilla a raíz de la muerte de
su hermana Isabel. Casó con Felipe el Hermoso,
hijo de Maximiliano de Habsburgo, archiduque de
Austria. En 1506 Felipe murió casi al mismo tiempo
de ser reconocidos él y Juana como soberanos de
Castilla. Al enviudar, Juana perdió la razón, por lo
que al morir Fernando el Católico, en 1516, se nom-
bró regente al cardenal Gonzalo Jiménez de Cisneros.

i Carlos I de España, 1517-1556 Fue reconocido como emperador de Alemania. De


: V de Alemania esta manera, sus dominios eran inmensos: abar-
caban parte de los Países Bajos, Italia, Francia,
Austria y toda España, así como la América espa-
ñola. Su época fue de gran expansión para España;
estableció en ella la dinastía Habsburgo. Enfrentó
el problema de la Reforma protestante de Martín
Lutero. En 1555 abdicó en Bruselas, dejando el
trono de España a su hijo Felipe y el de Austria a su
hermano Fernando, con lo que la casa austríaca
de Habsburgo se dividió en dos ramas.

Felipe II 1556-1598 Durante su largo gobierno consolidó las instituciones


de sus reinos en Indias. Se enfrentó sin éxito con
los ingleses, pero logró vencer a los turcos en la
batalla de Lepante.

Fue considerado un rey débil. Decretó la expulsión


Felipe III 1598-1621
de los moriscos de España. Participó en la guerra de
los Treinta Años.

Dejó que el conde-duque de Olivares gobernara tras


Felipe IV 1621-1665
el trono. En su época se perdieron para España los
Países Bajos y la Isla de Jamaica.
(continúa)
46 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.5. (Continuación.)

Monarca Período

Carlos II el Hechizado 1665-1700 Era enfermizo y deforme; padecía de epilepsia, de


ahí su apelativo; sin embargo, trató de ocupar con
dignidad el trono. Murió sin dejar herederos, a pe-
sar de haberse casado dos veces. Esto provocó
una guerra de sucesión, que terminó con la intro-
misión de Francia. Concluyó la Casa Habsburgo
en España y se estableció la de Borbón.

Felipe V, duque 1700-1724 Inició la dinastía de los Borbón. Era de origen francés,
de Anjou nieto de Luis XIV de Francia. Reformó las finanzas de
España, lo que mejoró la economía del Estado.

Luis I 1724 Felipe V abdicó en favor de su hijo Luis, pero éste sólo
gobernó siete meses, pues murió de viruela. No obs-
tante, escandalizó a todos por su conducta libertina.

Felipe V 1724-1746 A la muerte de Luis I, volvió al trono su padre Felipe


V, quien se vio envuelto en numerosos problemas
internos y externos.

Fernando VI 1746-1759 Aunque fue un rey débil, trató de emprender varias


reformas económicas y administrativas en el Impe-
rio español.

Carlos III, duque de 1759-1788 Hermano de Fernando VI, fue un gobernante muy
Parma y Plascencia y activo. En su tiempo España alcanzó un mejor lugar
rey de Ñapóles en Europa y se fortaleció el papel del Estado. Pro-
tegió las artes y las ciencias.

Carlos IV 1788-1808 Dejó el poder en manos del ministro Manuel Godoy


y éste se involucró en la política expansionista de
Napoleón Bonaparte. Firmó el tratado de Fontainebleau
en 1807, por el cual se permitió el paso de las tropas
francesas a España, camino de Portugal, lo que ori-
ginó la intervención francesa. Enfrentó una grave crisis
política con su hijo Fernando, al que tuvo que someter
militarmente. Sin embargo, a raíz del motín de
Aranjuez abdicó a favor de Fernando. Murió en 1819.

Femando Vil 1808 Gobernó de marzo a junio de ese año debido a que toda
la familia real se trasladó a Bayona, para que
Napoleón nombrara rey de España a su hermano José.

José Bonaparte 1808-1813 Siempre fue considerado usurpador y tuvo que enfrentar
constantemente la oposición popular; el pueblo lo
denominaba Pepe Botella, por su afición a la bebida.
(continúa)
4. Derecho indiano 47

Cuadro 4.5. (Continuación.)

Monarca Período
-ernando Vil 1814-1833 Regresó al trono de España a la caída de Napoleón y
de su hermano José Bonaparte. Suprimió la Cons-
titución de Cádiz de 1812, que se promulgó en su
ausencia, pero en 1820 tuvo que jurarla por la pre-
sión que ejerció la revolución liberal de Rafael de
Riego en Asturias. En su tiempo se logró la consu-
mación de la Independencia de México (1821).

2. La familia Habsburgo quedó dividida en dos ramas, la austríaca y


la española, a raíz de la abdicación de Carlos V de Alemania, I de
España.
3. La dinastía Habsburgo en España concluyó en 1700 con la muerte de
Carlos II el Hechizado, sin que dejara heredero al trono.
4. La dinastía Habsburgo en Austria se prolongó hasta el siglo xx con el
emperador de Austria-Hungría Francisco José, cuyo único heredero,
el archiduque Francisco Fernando, fue asesinado en Sarajevo en 1914.
Con este episodio se desencadenó la Primera Guerra Mundial.

El archiduque Fernando Maximiliano, hermano del emperador Fran-


cisco José, aceptó en 1864 el trono del Segundo Imperio Mexicano, des-
pués de renunciar a sus posibles derechos al trono del Imperio austro-
húngaro. Los partidarios de Maximiliano hacían valer para sus fines, entre
>tras cosas, el hecho de que al ser un Habsburgo de alguna manera tenía
derecho al trono de México, puesto que este país había pertenecido al
Imperio de la familia en siglos anteriores.
También debe tomarse en cuenta que la monarquía en España evolu-
cionó igual que sus homologas europeas, en cuanto a la orientación política
¡cuadro 4.6).
Como titular del Estado, el rey concentraba una variedad de facúltales.
Era fuente de toda potestad y jurisdicción: a su potestad quedaba con-rerir
dignidades y cargos, acuñar moneda, asignar minas en explotación,
convocar a la guerra y pactar la paz. Sin embargo, su poder estaba limitado
por el Derecho natural, por lo que excederse no era fácil para él. También
el poder real era limitado por el Derecho positivo, fundamentalmente a
:ravés de las leyes y de las costumbres, que se entremezclaban con la moral
■■" la fe. Se partía de la base de que el rey debía ser un buen gobernante y
mantener el orden, la justicia y la tranquilidad de sus subditos. Desde las
48 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.6. Evolución de la monarquía española.

Tipo de monarquía Reyes Características

Monarquía feudal Reyes Católicos Con un poder compartido entre el monarca


Juana la Loca y los grandes nobles. El rey era sólo el
"primo Ínter pares", es decir, el primero
entre los iguales. Se trataba de un poder
real debilitado, sujeto a alianzas y pactos
con los nobles.
Absolutismo Carlos 1 El poder se centralizó cada vez más en

Felipe II el monarca, especialmente cuando se fue


Felipe III neutralizando el poder de la nobleza, la
Felipe IV burguesía y la Iglesia. Esto se logró al
Carlos II grado que muchos nobles se convirtie-
Felipe V ron en meros cortesanos y aduladores del
Luis 1 rey, siempre en busca de sus favores.
Felipe V
Fernando VI
Despotismo ilustrado Carlos III Sistema típico de Europa en el siglo XVIII,

Carlos IV en que se trató de introducir las reformas


sociales que postulaban los filósofos
racionalistas, pero sin perder los privile-
gios y el poder de la Corona y de los no-
bles. Por eso se llamó ilustrado, pues se
nutría de las ideas de la Ilustración y pro-
movía el arte y las ciencias. Su lema po-
lítico era "Todo para el pueblo, pero sin la
intervención del pueblo".
Monarquía Fernando Vil Con la Constitución de Cádiz en 1812 se
constitucional estableció una monarquía moderada y
hereditaria, con facultades compartidas
entre el rey, las Cortes y los tribunales
(arts. 14 a 17).

Cortes de Briviesca, de 1387, se estableció que si el rey emitía una disposi-


ción contra el Derecho natural o positivo, la misma fuera suspendida. 14
En torno al monarca se fue generando una idea, tal vez ingenua pero
siempre viva, de que era infalible, misericordioso, bueno, justo, de noble
trato y con las mejores intenciones ("dogma de la Majestad Real"), de suer-

14 Antonio Dougnac Rodríguez, op. cit., pág. 71.


4. Derecho indiano 49

te que las injusticias, los errores y las arbitrariedades eran cometidos por
los malos funcionarios y sin que el rey fuera sabedor y menos aún autor de
esos actos negativos. De ahí que en cualquier intento de rebeldía la masa po-
pular lanzaba vivas al rey y mueras al mal gobierno, puesto que para esa
época estas ideas, aparentemente contradictorias, tenían un claro sentido.
En esto había de meditarse más, pues se ha visto cómo en tiempos republi-
canos pero de grandes dictaduras, aún parece persistir la idea de que las
injusticias las cometen los malos funcionarios y no el Jefe del Estado, quien
seguramente es ajeno a ellas, razonamiento desde luego total y legalmente
insostenible.
2. El Real, Universal y Supremo Consejo de Indias. Era un cuerpo colegiado
que validaba los actos de gobierno en lo tocante a los asuntos de Indias.
Desde la época medieval los reyes acostumbraban apoyar sus decisiones en
Consejos; los había tanto para el gobierno de ciertas regiones (Consejos de
Castilla, de Aragón, de Flandes, de Italia, etc.) como para resolver en mate-
rias concretas (Consejo de Hacienda, de Órdenes Militares, etcétera).
En el caso de las Indias, en un principio se contó con el Consejo de Castilla
para organizarías; más adelante, los Reyes Católicos encargaron de estos
asuntos al obispo Juan Rodríguez de Fonseca, confesor de Isabel la Católica,
para que junto con otros funcionarios y colaboradores tomara decisiones
en torno al buen gobierno de las Indias recién descubiertas. Con el tiempo
surgió una Junta de Indias para separar los asuntos de éstas de los de
Castilla.
En 1524 Carlos I estableció este Consejo con su primer presidente
fray García de Loayza, general de la orden de Santo Domingo, obispo de
Osma y quien luego fuera arzobispo-cardenal de Sevilla. Este organismo
primero no contó con Ordenanzas que regularan sus funciones, por lo que
se tomó en cuenta las del Consejo de Castilla. Más tarde las leyes nuevas de
1542 le asignaron algunas funciones respecto al trato de los indígenas. Felipe
II en 1571 le otorgó sus Ordenanzas y en 1636 Felipe IV las modificó.
El número de consejeros varió de cinco a 19 (en tiempos de Carlos II),
iba modificándose de menos a más, o al contrario, en la medida de las
necesidades burocráticas y presupuéstales de cada época.
El Consejo estaba integrado por el presidente; un número variable de
consejeros (unos eran llamados de toga o letrados, para conocer de los as-
pectos jurisdiccionales y administrativos, y otros eran de capa y espada, es
decir, militares, para los asuntos respectivos); había también un gran canciller
y un fiscal.
Este Consejo contaba con una maquinaria burocrática que se fue am-
pliando con el tiempo, hasta quedar con un secretario refrendador; dos
50 Historia del Derecho mexicano

secretarios (uno para asuntos de la Nueva España y otro para los de Perú);
un alguacil mayor; un teniente de gran canciller; un cosmógrafo-cronista; un
tesorero general; un solicitador fiscal; un solicitador de pobres; dos relatores;
dos escribanos de cámara; dos contadores; un procurador de pobres; un
tasador; un catedrático de matemáticas; un capellán y un receptor de penas
de cámara.
El Consejo se regía por sus ordenanzas dadas en Barcelona en 1542,
que se reformaron en Valladolid en 1543. Más adelante, en 1571, se emitie-
ron nuevas Ordenanzas. Ya en las Leyes de Indias de 1680, en el Libro Se-
gundo, se regula la institución.
Las funciones del Real Consejo de Indias eran múltiples:

1. Como órgano superior de la administración indiana, regulaba, entre


otras cosas, el buen tratamiento de las Indias, las misiones religiosas,
la navegación, los descubrimientos, la colonización, las fundaciones
de centros de población, el establecimiento de audiencias, tribunales,
obispados, conventos, iglesias, universidades, todo lo referente al co
mercio y a la Real Hacienda, la defensa militar de las costas, el nom
bramiento de los altos funcionarios indianos, tanto civiles como ecle
siásticos. En tal virtud, autorizaba los nombramientos de virreyes,
presidentes de Audiencia, gobernadores y obispos.
2. En ejercicio de sus facultades legislativas expedía Ordenanzas, Provi
siones y Reales Cédulas.
3. En su calidad de Tribunal Supremo conocía de juicios penales muy
graves, los que se determinaban por el delito en sí o por los sujetos
activos y pasivos del mismo. En caso de asuntos del orden civil inter
venía como última instancia para los de mayor cuantía. De la misma
forma, entendía de visitas y residencias de los altos funcionarios, y de
determinación de competencias entre autoridades civiles y religiosas.

El Consejo sesionaba durante tres horas por la mañana y dos por la


tarde de lunes a sábado, excepto los días de "fiestas de tablas", o festivos.
El primer día hábil de cada año se leían a los señores consejeros las Orde-
nanzas en vigor y se les pedía que dedicaran un tiempo a la meditación de
los problemas del Nuevo Mundo. El Consejo estaba a su vez sujeto a visitas
extraordinarias, a manera de auditorías, que siempre eran muy severas, como la
realizada por Carlos I en 1542. Se llegaba así a castigar a los malos consejeros
con destitución del cargo, destierro de la Corte y penas pecuniarias.
También el Consejo acompañaba al rey en sus desplazamientos de residencia,
por lo que cuando en 1561 la Corte se estableció en Madrid, este cuerpo
4. Derecho indiano 51

colegiado ocupó una serie de habitaciones en el alcázar viejo de esa ciu-


iad, según lo dispuso Felipe II.
Así, al Consejo le correspondía entender en el más alto nivel de todos
.: s asuntos temporales y espirituales de las Indias. En su propio seno se formaron
juntas, que a modo de comisiones conocían de asuntos específicos, como
la de Hacienda (a partir de 1575), la de Guerra (en 1579) y la de Indios en
1650). También hubo Secretarías, como las ya mencionadas de Perú y
Nueva España.
Con la llegada de los monarcas de la Casa de Borbón y la influencia
iel Derecho francés que éstos tuvieron, en 1714 se creó la Secretaría Uni-
versal de Indias directamente dependiente del rey, por lo que el Consejo
quedó reducido a sus funciones judiciales. Finalmente las Cortes de Cádiz
:erminaron de suprimirlo, al considerar que en las Indias debería llevarse
¿ cabo la última instancia de cualquier procedimiento local o indiano, tan-
:o civil como criminal.
Por cierto, la Constitución de Cádiz formó siete Secretarías de Estado, la
cercera de las cuales se denominó de Ultramar, para conocer de los asuntos
indianos. Más adelante Fernando VII formó la Secretaría de la Gobernación
ie Ultramar y nombró en su ejercicio a Manuel de Lardizábal, originario de
Tlaxcala y destacado político del que se hará alusión en el capítulo 5 de esta
:>bra. En 1814 se formó el Ministerio Universal de Indias, pero en 1815 este
órgano se disolvió y los asuntos de Indias fueron distribuidos entre los diversos
ministerios que en España colaboraban con el rey, si bien para ese tiempo ya
se aproximaba la consumación de nuestra Independencia.
3. La Casa de Contratación. Fue el primer órgano creado por la Corona
con funciones específicas sobre las Indias; quedó establecida el 20 de enero
de 1503, por Real Cédula de Isabel la Católica. Se le radicó en Sevilla por
ser un puerto fluvial, y por lo mismo interior, lo que estratégicamente era
muy adecuado en contra de los ataques de la piratería. Esta designación
favoreció enormemente a los transportistas, astilleros y comerciantes
sevillanos, de modo que siempre se despertó la envidia y los reclamos de
otras ciudades que solicitaban la sede de este organismo. En 1717 fue tras-
ladada a Cádiz.
Cuando comenzaron a realizarse ex !; clones hacia las islas cercanas
al litoral hispano se había establecido en Sevilla un grupo de receptores
encargados de cobrar los derechos de la Corona, especialmente el "quinto
real" respecto a las mercaderías que se comerciaban a raíz de la apertura
de esas rutas nuevas. Algo semejante habían establecido en su país los
monarcas portugueses (Casa de Indias), sobre todo porque se consideraba
que las Indias abastecerían a Europa de las apreciadas especias.
52 Historia del Derecho mexicano

Cuando Colón se estableció en La Española se fundaron aduanas en


ese lugar y en el puerto de Cádiz. Las primeras Ordenanzas de la Casa de
Contratación se dieron precisamente en 1503, al establecerse en el cuarto
de los almirantes del alcázar viejo de Sevilla.
Al frente de la Casa se nombró a un factor, el primero de los cuales
fue Francisco de Pinedo, y también se nombró un tesorero y un escribano
o contador. Más tarde se nombraron un Piloto Mayor, un Correo Mayor de
Indias, un cosmógrafo y en 1579 un presidente que se colocaba a la cabeza
del organismo y al que se supeditaba el factor.
La función principal de la Casa de Contratación era regular el comercio
entre las Indias y España, por lo que actuaba como una verdadera aduana,
con filiales en diversos lugares de las Indias. Almacenaba, vendía y en ella
se contrataban los fletes y las mercancías que se embarcaban hacia las
Indias. Era la misma Casa la que designaba a los capitanes y escribanos de
las expediciones mercantiles. Hay que considerar que el tipo de navios, su
avituallamiento y sus elementos de defensa quedaban debidamente regula-
dos. En 1510 este organismo contó con nuevas Ordenanzas, que fueron
ampliadas en 1511.
Entre sus funciones destacan:

a) Atribuciones comerciales. Si bien al principio se pensó en un comercio


indiano de exclusivo monopolio de la Corona, después se puso en ma
nos de los particulares pero bajo la vigilancia de la Casa de Contrata
ción, a fin de que ella asegurara el cobro de los impuestos respectivos.
En este grupo de atribuciones debe considerarse el grave pro-
blema que representaron para el comercio de la época por un lado las
guerras que España sostenía con otras potencias europeas y, por otro,
el auge de la piratería.
Una universidad de mareantes, gremio que reunía a los dueños
de navios, pilotos, maestres, contramaestres, grumetes, marineros y
guardianes, era la encargada de organizar los viajes a las Indias. Toda
nave tenía que ser examinada antes de partir y no podía ser menor de
300 toneladas; esta revisión debía hacerla un oficial de la Casa de Con-
tratación conjuntamente con el capitán general de la flota.
b) Atribuciones hacendarías. En sus inicios la Casa operó como recaudadora
de la hacienda pública al cobrar los derechos e impuestos que impli
caba el comercio con las Indias, pero más adelante gran parte de esta
función fue realizada por el Real Consejo de Indias. Las cuentas fisca
les anuales de los reinos indianos se enviaban para su revisión tanto al
Real Consejo como a la Casa de Sevilla.
4. Derecho indiano 53

Atribuciones de custodia. Correspondió a la Casa la custodia del oro, la


plata, piedras preciosas y alhajas provenientes de las Indias, así como
de las mercaderías en tránsito hacia América o a la inversa. Los metales
preciosos eran trasladados a la Casa de Moneda de Sevilla para su
acuñación.
Atribuciones referentes a los bienes de difuntos. Se trataba de custodiar los
bienes de personas fallecidas en América, testadas o intestadas, pero
con herederos en España. La Casa custodiaba esos bienes y publicaba
edictos para encontrar a quienes tuvieran vocación a la herencia.
Atribuciones relativas al paso de inmigrantes. Se cuidó siempre que quie-
nes llegaran a las Indias fueran cristianos viejos con buenos antece-
dentes. Por tanto, se prohibía el paso a América de judíos, herejes,
reconciliados, moros, hijos o nietos de quemados, sambenitados y
extranjeros perniciosos. Los esclavos y los clérigos y religiosos reque-
rían permiso o pase. Los gitanos, considerados perezosos y malvivientes,
tampoco podían pasar. Las mujeres casadas únicamente podían viajar
con permiso de sus maridos, y a los comerciantes casados sólo les
otorgaban permiso de pasar tres años en Indias; luego debían volver a
España para hacer vida conyugal allí. Toda la vigilancia de estos pases
v autorizaciones corría a cuenta de la Casa de Contratación. Derecho
de información. Desde la época de Fernando el Católico se estableció que
no se tomara ninguna determinación respecto a las Indias si no se
informaba de ello a la Casa.
Atribuciones respecto al Correo Mayor. La Casa de Sevilla se encargaba del
despacho de toda la correspondencia a las Indias. En la Ciudad de
México esta dependencia tenía sus oficinas atrás del Palacio Virreinal
(esa calle aún conserva este nombre). Cuando un barco llegaba a
Yeracruz con correspondencia y bultos postales, se entregaba a una
diligencia que hacía el viaje a la capital del reino de la Nueva España,
v a su llegada, con pregones, se anunciaba la presencia del correo
para que las personas acudieran a las oficinas del Correo Mayor a
reclamar su correspondencia. Esto era para todos, es decir, nobles y reli-
giosos, funcionarios, comerciantes y pueblo en general. Atribuciones
náuticas. Había un Piloto Mayor en la Casa de Sevilla, quien examinaba
a los pilotos de carrera. Además, a partir de 1552 también hubo un
cosmógrafo que vigilaba la exactitud de la cartografía, las cartas de marear
y los instrumentos de navegación. Así pues, para ser piloto o cartógrafo se
requería la licencia respectiva de la Casa de Sevilla. Celebración de
Capitulaciones. Muchas veces la facultad del monarca para firmar
Capitulaciones de descubrimiento, conquista o coloniza-
54 Historia del Derecho mexicano

ción fue delegada a la Casa de Sevilla, y algo similar sucedió con el


Real Consejo de Indias.
j) Atribuciones judiciales. La Casa operaba como un verdadero consulado,
esto es, como un tribunal especial que conocía de los litigios planteados
por los comerciantes en actos del comercio indiano. Hacia 1511 se
amplió su competencia a las materias civil y criminal, y por ello fue
necesario nombrar para la Casa un asesor letrado. Pero sus sentencias
carecían de coercibilidad, pues debían hacerse cumplir por medio de
los jueces de Sevilla. Más adelante se le dio plena jurisdicción si se
trataba de asuntos inferiores en cuantía a 40 000 maravedíes, y en
caso de ser superior se turnaban al Real Consejo de Indias. Para 1583
se establecieron jueces letrados, lo que le dio a la Casa un aspecto
auténtico de Audiencia o tribunal; así, contó con tres oidores o jueces,
un fiscal, un relator, un alguacil, un escribano, un portero y un
carcelero; y para llevar a cabo los procedimientos jurisdiccionales se
utilizaban las normas de las Audiencias de Valladolid y Granada.
En 1701, con la llegada al trono de la familia Borbón se redujo nota-
blemente la burocracia de la Casa de Sevilla, y para 1717, como ya se dijo,
su sede se trasladó a Cádiz. Igualmente se le redujeron sus funciones juris-
diccionales. Más adelante, al irse consolidando el principio de libre comer-
cio, se hizo inútil el trabajo de la Casa, por lo que poco a poco fue sustituida
por una red de aduanas, encargadas específicamente de la recaudación
tributaria, y el 18 de julio de 1790 fue cerrada definitivamente.

Autoridades radicadas en Indias

El virrey
Era el representante directo y personal del rey. Es una figura de origen
aragonés, para representar al monarca de ese lugar en Sicilia y Cerdeña.
Cuando se descubrió América se formó un virreinato indiano con sede en
La Española, cuyos titulares fueron Cristóbal Colón (1492-1500), Francisco
de Bobadilla (1500-1502), Nicolás de Ovando (1502-1509) y Diego Colón
(1509-1523).
Así, Colón fue el primer visorrey, como entonces se decía, en América.
Este cargo provenía de lo estipulado expresamente en las Capitulaciones
de Santa Fe, además de que se le reconocía como Gran Almirante de la
Mar Océano y Gobernador de las tierras que descubriera, facultades que
ejercería en forma vitalicia y podía heredar a sus descendientes. Estos car-
gos se los confirmaron en 1493. Para 1500, por quejas y problemas de los
4. Derecho indiano 55

: :lonos, fue removido del cargo de virrey, si bien conservó el de almiran-íc


En 1526 Luis Colón y Toledo, nieto del descubridor, renunció a toda
risibilidad hereditaria de los nombramientos de su abuelo.
En plena época indiana se crearon para las Indias cuatro virreinatos:

1. Nueva España (México), con capital en la Ciudad de México.


2. Perú (Perú), con capital en Lima.
5. Nueva Granada (Colombia), con capital en Bogotá.
4. Río de la Plata (Argentina), con capital en Buenos Aires.

Las áreas específicas de circunscripción de los cuatro virreinatos eran:

1. Sueva España: México, Santo Domingo, Puerto Rico, Venezuela, Yucatán,


Acapulco, Tabasco, Cuautla, Tacuba, Metepec, Ixtlahuaca, Veracruz,
Guatemala, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Soconusco (Chiapas), El
Salvador, Guadalajara, Durango, Zacatecas, Florida y Filipinas.
2. Perú: Perú, Panamá, Bolivia, Ecuador.
3. Nueva Granada: Colombia y partes de Ecuador, Venezuela y Panamá.
4. Río de la Plata: Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y parte del Alto
Perú (hoy Bolivia).

En el caso de la Nueva España, el virreinato se estableció en 1535 con


Antonio de Mendoza, si bien se había pensado también para ejercer el
zxzgo en el conde de Oropeza y en Gómez de Benavides, mariscal de
Promesa. Pero el conde estaba enfermo y no aceptó, y el mariscal pedía el
elevado sueldo de 30 000 ducados y una amplia gama de facultades, por lo
;ue se terminó nombrando a Antonio de Mendoza.
Los virreyes de la Nueva España fueron los que se detallan en el cua-
iro 4.7.
Como se advierte, el número de virreyes de la Nueva España fue de 62 o
¿e 63, según se considere o no como tal al penúltimo, Francisco de Novella.
Tres de ellos fueron criollos: Lope Díaz de Armendáriz, Juan de Acuña y
Manrique y el segundo conde de Revillagigedo. También, algunos fueron
: bispos-virreyes, ya que era posible ocupar ambos cargos.
Hubo algunos virreyes especialmente notables, como Antonio de
Mendoza, Luis de Velasco, padre e hijo, los dos condes de Revillagigedo,
rrav Payo Enríquez de Rivera y Bucareli, entre otros.
A su vez, el caso más escandaloso fue el del marqués de Branciforte;
cor desgracia, el juicio de residencia no resultó efectivo en cuanto a evitar
los abusos de los malos funcionarios.
56 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.7. Virreyes de la Nueva España.

Período Virrey Obra

1535-1550 Antonio de Mendoza, Contribuyó con fray Juan de Zumárraga a traer


segundo conde de la primera imprenta a México. Fundó Valladolid
Tendilla (hoy Morelia). Acuñó por primera vez moneda en
México. Fue nombrado virrey de Perú y murió
en Lima en 1552.

1550-1564 Luis de Velasco En su tiempo se fundaron Durango y San Miguel


(padre) el Grande (hoy de Allende). Fundó la Real y
Pontificia Universidad de México. Murió en fun-
ciones y era tan honrado que fue difícil reunir el
dinero para su sepelio.

1566-1568 Gastón de Peralta, Como se observa, hubo un intermedio de dos años


marqués de Falces en que gobernó la Audiencia. Peralta ordenó, des-
de Puebla, la suspensión de la pena de muerte
para los hermanos Cortés, hijos del conquistador,
acusados de rebelión, y esto lo enfrentó a la Au-
diencia, quien lo acusó de protegerlos. El enfrenta-
miento entre ambas autoridades provocó su desti-
tución y proceso en España, pero resultó absuelto.

1568-1580 Martín Enríquez de Protegió a los indios. Trató de evitar los conflictos
Almanza religiosos entre las órdenes monásticas. En 1573
se comenzó a construir la Catedral de México. En
su época se estableció el Tribunal del Santo Oficio.

1580-1583 Lorenzo Suárez de Estableció el Consulado de la Ciudad de México.


Mendoza, conde de Trató de combatir la corrupción en la adminis-
la Coruña tración del virreinato, sin lograrlo. Murió en fun-
ciones y la Audiencia de la Ciudad de México
se hizo cargo del gobierno.

1584-1585 Pedro Moya de Contreras, Fue un hombre recto y enérgico, que logró recau-
arzobispo y primer dar grandes cantidades para el fisco y procuró
inquisidor de México beneficiar a los indígenas.

1585-1590 Alvaro Manrique de Zúñiga, Se enfrentó con diversas órdenes monásticas.


marqués de Villamanrique Formó grupos de milicianos para combatir a los
piratas en las costas del Golfo de México. Sus
enemigos lo acusaron de varias injusticias; fue
destituido y procesado y perdió todos sus bienes.

1590-1595 Luis de Velasco (hijo) Logró la pacificación de los indios chichimecas.


marqués de Salinas Ordenó el traslado de 400 familias tlaxcaltecas
(primer periodo) para colonizar el centro y el norte del país. Luego
fue nombrado virrey de Perú.
(continúa)
4. Derecho indiano 57

Ouadro 4.7. (Continuación.)

-eriodo Virrey Obra

"595-1603 Gaspar de Zúñiga y Era originario de Monterrey, España. Apoyó la


Acevedo, conde de expedición a la Alta California, donde se fundó
Monterrey una ciudad con el nombre de Monterrey. Fundó el
Puerto de La Paz en Baja California. También
colonizó Nuevo México y fundó Santa Fe. Se le
tuvo como benefactor de los indios. En su tiempo
se fundó la Ciudad de Loreto; la ciudad de
Veracruz quedó asentada en el lugar que ac-
tualmente ocupa (diferente de la ubicación que
originalmente le dio Hernán Cortés, "La Anti-
gua"). Fue nombrado virrey de Perú.

"503-1607 Juan de Mendoza y Luna, Acusó a su antecesor de gastos desmedidos y


marqués de Montesclaros de abuso de funciones, pero estas acusaciones
no progresaron. Para hacer frente a las inunda-
ciones de la Ciudad de México construyó el acue-
ducto que traía el agua de Chapultepec; cons-
truyó las calzadas de San Antonio Abad,
Chapultepec y Guadalupe Tepeyac.

"507-1611 Luis de Velasco (hijo), Construyó el canal de Huehuetoca bajo la di-


segundo periodo rección del ingeniero Enrico Martínez. Construyó
la Alameda Central. Defendió a los indios, lo que
le valió el disgusto de los encomenderos. Fue
nombrado presidente del Real Consejo de
Indias. Murió en España en 1617, rodeado del
reconocimiento más alto de todo el Imperio.

Era arzobispo de México. Trató de reivindicar


"5-1-1612 Fray García Guerra
en sus derechos de propiedad a los indios, pero
murió al poco tiempo, víctima de un accidente.
La Audiencia tomó el poder mientras se nom-
braba a otro virrey.

Combatió la rebelión indígena en Sinaloa


• = 12-1621 Diego Fernández de
y Durango. Fundó las ciudades de Córdoba y
Córdoba, marqués de
Lerma. Para evitar el arbitrario reparto de mercurio
Guadalcázar
y de azogue, necesario para la actividad minera,
fundó el Tribunal de Tributos y Repartimientos de
Azogues.

(continúa)
58 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.7. (Continuación.)

Periodo Virrey Obra

1621-1624 Diego Carrillo de Mendoza Se enfrentó a terribles hambrunas y trató de apo-


y Pimentel, marqués de yar a los más pobres, por lo que se enemistó con
Gálvez y conde de Priego los acaparadores. Combatió el bandidaje, que se
encontraba muy extendido en ciudades y caminos.
Se enfrentó al arzobispo de México, Juan Pérez de
la Sema, hombre arbitrario y difícil, y lo hizo dete-
ner y llevar a Veracruz camino a España; el clero
se insubordinó y alzó al pueblo contra el virrey;
incendiaron el palacio virreinal. El virrey, disfrazado
de sirviente, pudo esconderse en el convento de
San Francisco. Luego viajó a España, donde se
le perdonó por sus excesos en el celo de la
administración y el caos que esto originó.

1624-1635 Rodrigo Pacheco y Osorio, Fue inquisidor en Valladolid. Se enfrentó con


marqués de Cerralvo éxito a una flota holandesa que amenazaba a
Acapulco, ya que España estaba en guerra con
Holanda y Francia. En 1629 hubo una terrible
inundación en la Ciudad de México: el agua su-
bió en promedio dos metros. Se pensó en trasla-
dar la capital del virreinato a las lomas de Tacubaya.
El agua se estancó durante cuatro años y a los
siete bajó. Por esa razón se continuaron los tra-
bajos del canal de Huehuetoca. Se dijo que el
virrey fue deshonesto con el manejo del dinero
de estas obras.

1635-1640 Lope Díaz de Armendáriz, Era criollo; nació en Quito, en el virreinato de Perú.
marqués de Cadereyta En su gobierno un terremoto arruinó las obras
del canal de Huehuetoca, por lo que hubo de
abrirse un tajo por Nochistongo para dar paso a
las aguas negras de la Ciudad de México. Fundó la
villa de Cadereyta, en Nuevo León. Formó la ar-
mada de Barlovento para combatir a los piratas
en el Golfo de México. Tuvo problemas con el
obispo de Puebla, Juan de Palafox y Mendoza.

1640-1642 Diego López Pacheco Por esos días Portugal, que estaba unido a Es-
Cabrera y Bobadilla, paña, se levantó en armas para separarse. El
marqués de Villena, conde virrey fue acusado de favorecer a los portugue-
de Xiquena y duque de ses. El obispo Juan de Palafox y Mendoza se
Escalona enemistó con él. El virrey salió a Churubusco y
luego a España, en donde lo absolvieron de toda
responsabilidad.
(continúa)
4. Derecho indiano 59

Cuadro 4.7. {Continuación.)

Período Virrey Obra

1642 Juan de Palafox y Mendoza, De carácter conflictivo, se ocupó de regular los


obispo de Puebla de los asuntos de la Iglesia novohispánica. Continuó
Ángeles las obras de la Catedral de México. Trató de
mejorar el nivel académico de la Real y Pontificia
Universidad. Fue un buen escritor. Fundó en
Puebla la Biblioteca Palafoxiana y construyó la
Catedral de ese lugar. Se enemistó con la Real
Audiencia de la Ciudad de México y con la or-
den de los jesuítas. Finalmente, por tener tantos
problemas en su administración fue destituido,
pero se le nombró obispo en Osma.

1642-1648 García Sarmiento de También se enfrentó al problema de las inunda-


Sotomayor, segundo conde ciones de la Ciudad de México, esta vez al des-
de Salvatierra y marqués de bordarse la laguna de Zumpango. En su época
Sobroso se fundó la ciudad de Salvatierra, en Guanajuato.
Estableció el uso de papel sellado para trámites
legales y administrativos (este tipo de papel se
utilizó en México, desde luego con las dispo-
siciones legales de cada época, hasta que fue
derogado en el gobierno del presidente Luis
Echeverría). Después se le nombró virrey en
Perú.

1648-1649 Marcos Torres y Rueda, En su gobierno, el 11 de abril de 1649 la Inquisición


obispo de Yucatán llevó a cabo uno de sus más importantes autos
de fe, en el que fueron ejecutadas 107 perso-
nas. El arzobispo virrey murió unos días des-
pués.

1650-1653 Luis Enríquez de Guzmán, En los meses que transcurrieron entre la muerte
conde de Alba de Leste del virrey anterior y el ascenso al cargo del
conde de Alba de Leste, gobernó la Real Audiencia
de México. Sofocó una rebelión de tarahumaras en
Chihuahua, que había provocado la muerte de
algunos misioneros. Organizó la Real Hacienda,
recaudando considerables sumas de dinero
entre impuestos, alcabalas y gabelas. Mucho de
su ingreso lo envió a España. Luego fue nom-
brado virrey de Perú.

(continúa)
60 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.7. (Continuación.)

Periodo Virrey Obra

1653-1660 Francisco Fernández de la Colonizó Nuevo México, en donde fundó Albur-


Cueva, duque de querque. Fortaleció las instalaciones de San Juan
Alburquerque, marqués de de Ulúa, en Veracruz, por temor a un ataque de
Cuéllar, conde de Ledesma naves inglesas. Apoyó también la fortificación
y de Hulma de La Habana. Acrecentó el comercio con Fili-
pinas. Fortaleció con instalaciones militares la
defensa de Campeche. Sufrió un atentado cuan-
do oraba en la Catedral de México; el frustrado
homicida, Manuel Ledesma, fue ejecutado.

1660-1664 Juan de Leyva de la Cerda, Él y su familia tuvieron fama de ser déspotas y


conde de Baños y marqués deshonestos. Sus arbitrariedades hicieron levan-
de Leyva y de Ladrada tar a los indios de Tehuantepec. Las quejas en
contra de su gobierno lo llevaron a ser destituido
vergonzosamente del cargo y tuvo que ir a
España a responder de sus malos actos. Fue
destituido de todo cargo público e inhabilitado
de por vida. Más tarde, al enviudar, tomó el há-
bito de los carmelitas hasta que murió en 1667.

1664 Diego Osorlo de Escobar y En su corto gobierno el arzobispo-virrey arregló


Llamas, obispo de Puebla de manera notable el correo, del que había mu-
de los Ángeles chas quejas; fortaleció los puertos del Golfo de
México y contribuyó a fortificar el de Santiago
en Cuba, ya que continuaba el peligro de un ata-
que inglés. Por su mala salud renunció al cargo
y murió en Puebla poco después.

1664-1672 Sebastián de Toledo Molina Ordenó que no se hiciera gasto alguno en su re-
y Salazar, marqués de cepción puesto que seguía el peligro de ataques
Mancera ingleses y de los corsarios Davis y Morgan. For-
taleció la armada de Barlovento y los fuertes de
Campeche. Cuando se sintió enfermo solicitó
su renuncia, que no le fue aceptada sino varios
meses después; cuando regresaba a España,
su esposa murió en Tepeaca, Puebla.

1672 Pedro Ñuño Colón de Se decía descendiente directo de Cristóbal Colón.


Portugal, duque de Veragua, Debe aclararse que antes se había nombrado
marqués de Jamaica, conde virrey de la Nueva España a Enrique de Toledo y
de Gálvez Osorio, marqués de Villafranca, pero éste pre-
textando motivos de salud renunció al cargo, sin
haber tomado posesión. Lamentablemente, des-
de su llegada a México, Pedro Ñuño Colón cayó
gravemente enfermo y murió unos meses des-
pués, en funciones.
(continúa)
4. Derecho indiano 61

Cuadro 4.7. (Continuación.)

Periodo Virrey Obra

1672-1680 Fray Payo Enríquez Religioso agustino, fue un destacado catedrático


de Rivera en España. Fue obispo de Guatemala y de
Michoacán y arzobispo de México. Puesto que
había muerto el virrey anterior, se abrió un pliego
secreto en el que fray Payo era nombrado nuevo
virrey. Una vez en funciones logró expulsar a los
ingleses de Coatzacoalcos y de la Laguna de
Términos. Realizó muchas obras públicas;
inauguró el acueducto a la Villa de Guadalupe;
construyó la Iglesia de San Agustín en la Ciudad
de México (donde por muchos años estuvo luego
la Biblioteca Nacional); hizo construir 25 puentes
en los canales de la Ciudad de México para
sustituir los de madera. Solicitó su renuncia al
cargo, pero antes de salir a España donó todos
sus bienes a asilos de niños y ancianos; fue
tenido por hombre sabio, prudente, culto y de
intachable honestidad, muy respetado por
humildes y por encumbrados.

1680-1686 Antonio de la Cerda y Enfrentó un terrible levantamiento en Nuevo


Aragón, conde de Paredes México. En su época el jesuíta fray Eusebio Kino
y marqués de la Laguna comenzó a evangelizar la Baja California Sur.
El puerto de Veracruz fue saqueado por el pirata
Lorenzo Jacome "Lorencillo", quien también
atacó Campeche y las costas de Yucatán.

1686-1688 Melchor Portocarrero y Le apodaban "Brazo de Plata" porque de esa


Lasso de la Vega, conde manera suplía el brazo que perdió en la guerra
de la Monclova contra Francia. Fundó el presidio, hoy ciudad,
de Monclova; expulsó a los sacerdotes extran-
jeros que no tuvieran licencia de las autorida-
des religiosas; construyó la fuente del Salto del
Agua, cuyo costo salió de su propio peculio.
Luego fue nombrado virrey de Perú.

(continúa)
62 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.7. {Continuación.)

Período Virrey Obra

1688-1696 Gaspar de la Cerda Procuró limpiar de piratas las zonas de Tabasco


Sandoval Silva y Mendoza, y de Campeche. Éstos, además de saquear a la
conde de Gálve población, contrabandeaban maderas precio-
sas que enviaban a Jamaica. En Texas esta-
bleció la guarnición de Panzacola. Se logró pa-
cificar a los indios rebeldes de Coahuila y
Texas, pero una sequía prolongada causó una
hambruna general que motivó un motín en
México, en el que la multitud enardecida incen-
dió algunas tiendas y el palacio del Ayuntamiento
(hoy viejo Edificio de Gobierno de la Ciudad de
México), cuyos archivos pudieron perderse, lo
que no sucedió porque el sabio mexicano
Carlos de Sigüenza y Góngora, con riesgo de
su vida, rescató esos documentos.

1696 Juan Ortega y Montañez, Era inquisidor; fue obispo de Guatemala. Enfrentó
obispo de Michoacán (primer un problema estudiantil de la Real y Pontificia Uni-
periodo) versidad de México, cuando los estudiantes in-
tentaron quemar la picota que se alzaba per-
manentemente en la Plaza de Armas, frente al
palacio virreinal. Los rebeldes arrojaron piedras
contra los guardias desde los puestos y baratillos
instalados en esa plaza. El motín fue sofocado y
se detuvo a algunos estudiantes, entre ellos a
Francisco González de Castro, a quien le atri-
buían dirigir a los insurrectos.

1696-1701 José Sarmiento y Valladares, Estaba casado con la tercera condesa d e


conde de Moctezuma y Tule Moctezuma, descendiente del emperador azteca,
de ahí su título nobiliario. Autorizó el consumo
del pulque como bebida para los indios. Recons-
truyó el palacio virreinal y el de Cabildos, des-
truidos por incendios y motines. Para combatir
la delincuencia ordenó dividir la Ciudad de México
en ocho cuarteles a cargo de otros tantos
alguaciles mayores. Los delincuentes detenidos
eran azotados públicamente, al reincidir se les
marcaba la espalda con hierro candente y ante
una nueva reincidencia se les cortaba una oreja.
A los salteadores de caminos se les aplicaba
pena de muerte. Al regresar a España se le
concedió el título de duque de Atlixco.

{continúa)
4. Derecho indiano 63

Cuadro 4.7. (Continuación.)

Periodo Virrey Obra

1701-1702 Juan Ortega y Montañez, Retornó a este cargo el ahora arzobispo, pero
arzobispo de México sólo lo ocupó unos meses; en ese tiempo se
(segundo periodo) inició una rebelión muy fuerte en la Sierra de
Nayarlt, que se prolongó por varios años y man-
tuvo la región en constante zozobra. Tuvo algu-
nos enfrentamientos con la Real Audiencia.

1701-1711 Francisco Fernández de la Exigió que el clero entregara al gobierno la déci-


Cueva Enríquez, marqués ma parte de sus rentas, por lo que enfrentó graves
de Cuéllar y duque de crisis con la Iglesia. En 1710 estableció el Tribunal
Alburquerque de la Acordada (llamado así porque nació de un
acuerdo de la Real Audiencia), destinado a com-
batir a los bandidos. Aplastó de manera despia-
dada la rebelión de indios en Durango.

•711-1716 Fernando de Alencastre A poco de su llegada en 1711 cayó una nevada


Noroña y Silva, duque de en la Ciudad de México y el 16 de agosto de ese
linares, marqués de mismo año un terremoto causó grandes estragos.
Valdefuentes El virrey ayudó en la reconstrucción, incluso con
su propio peculio. Concedió a los ingleses trata
de esclavos negros por 10 años. Pidió, pero no
logró, que hubiera libre comercio entre Perú y
Nueva España. Fundó la primera biblioteca pú-
blica y el primer museo de plantas y animales.
En su tiempo hubo hambrunas y pestes; a pesar
del esfuerzo de las autoridades, algunas personas
quedaban abandonadas en las calles. En su
tiempo se fundó San Felipe de Linares, en
Nuevo León. Prohibió la fabricación de aguar-
diente de caña; trató de controlar políticamente
al clero, que se desbordaba en críticas contra el
gobierno, lo que agudizó la crisis con la Iglesia.

-716-1722 Baltasar de Zúñiga y Como dato curioso se apunta que fue soltero.
Guzmán (sic), duque de Trató de llevar a cabo la colonización de Texas
Arión y marqués de Valero y de Florida. Formó, a favor del gobierno, el mo-
nopolio del tabaco, por lo que las fábricas de
este producto se cerraron. Colonizó la Sierra
Gorda desde Querétaro hasta Tamaulipas. Su-
frió un atentado. Contribuyó a fortalecer Texas y
las islas La Española, Puerto Rico y Santo To-
más, en el Caribe.

(continúa)
64 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.7. (Continuación.)

Periodo Virrey Obra

1722-1734 Juan de Acuña y Manrique, También era criollo, nacido en Lima. Se rodeó
marqués de Casafuerte de buenos colaboradores, respetados por el pue-
blo. Modificó la política hacendaría, logrando
sanear notablemente las finanzas. Pacificó de
manera más sólida la región de Nayarit. Cons-
truyó una fundición de cañones en Orizaba. Hizo
mejorar la explotación de minas en Pachuca y
organizó la explotación de minas de estaño. No
pudo expulsar a los piratas ingleses en Belice,
porque incluso la Corona británica explotaba en
ese lugar el palo de tinte; finalmente ese territorio
se perdió para la Nueva España y para México.
Estableció a todos los plateros en una sola
avenida de la ciudad de México, que se llamó
así hasta principios del siglo xx, cuando cambió su
nombre por el de avenida Madero. Mandó cons-
truir el edificio de la aduana y reconstruir la Casa
de Moneda. Murió en funciones el 17 de marzo
de 1734.

1734-1740 Juan Antonio de Vizarrón y A la muerte del virrey anterior se abrió el "pliego
Eguiarreta, arzobispo de de mortaja", en el que se encontró el nombra-
México miento, en reemplazo, del arzobispo de México.
El virrey tuvo que ordenar la confiscación de los
bienes del duque de Montelone y marqués del
Valle de Oaxaca, descendiente de Hernán Cor-
tés, por haber tomado partido a favor de la Casa
de Habsburgo, en contra de los Borbón, lo que
suscitó un gran escándalo en la sociedad
novohispana. Trató de evitar el contrabando in-
glés en el Caribe y el Golfo, por lo que la armada
inglesa amenazó el puerto de Veracruz, pero
todo se resolvió por la vía diplomática. Mandó
tropas a Yucatán, acosada por los contraban-
distas ingleses; sufrió una rebelión indígena en
California. En 1739 estalló la guerra contra In-
glaterra y el virrey-arzobispo ayudó a reforzar
las instalaciones militares en Florida, Puerto
Rico, Santo Domingo y Cartagena.

(continúa)
4. Derecho indiano 65

Cuadro 4.7. (Continuación.)

Virrey Obra

740-1741 Pedro de Castro y Figueroa, En su viaje a México estuvo a punto de caer prisio-
marqués de Gracia Real y nero de los ingleses en aguas de Puerto Rico. Apoyó
duque de la Conquista la defensa de la Florida en contra de los ingleses.
Mejoró la explotación de minas en Zacatecas. Tam-
bién apoyó la labor misionera en Filipinas. Forti-
ficó el castillo de San Juan de Ulúa y formó con
milicianos de leva el Batallón de la Corona, que fue
muy famoso por su valentía. Al estar supervisando
las instalaciones militares en Veracruz, enfermó
gravemente de disentería y murió en funciones el
22 de agosto de 1741, en la Ciudad de México.

"42-1746 Pedro Cebrián y Agustín, Este virrey levantó proceso penal contra Lorenzo
conde de Fuenclara Boturini, acusándolo de contrabandear piezas
prehispánicas. Por indicaciones suyas se publi-
có el libro titulado Teatro americano, del geó-
grafo José Villaseñor, que contenía información
sobre las poblaciones de la Nueva España. En
Puebla reprimió con tropas un motín callejero,
lo que le valió fuertes críticas.

'46-1755 Juan Francisco de Güemes Fue gobernador de La Habana, y con gran capa-
y Horcasitas, primer conde cidad y honestidad corrigió la administración
de Revillagigedo hacendaría. Autorizó el juego de naipes. Combatió
en vano el contrabando. En su tiempo se colonizó
y formó Nueva Santander, hoy Tamaulipas, gracias
al esfuerzo del coronel José de Escanden, quien
por ello fue nombrado conde de Sierra Gorda. Se-
paró los archivos civiles de los eclesiásticos y con
esto se inició lo que después sería el Archivo Ge-
neral de la Nación. Pacificó a los indígenas de
Sonora y Sinaloa. Entregó el gobierno con exce-
dentes, lo que fue excepcional.

"55-1760 Agustín de Ahumada y Hizo arreglar algunas irregularidades del clero


Villalón en Puebla, que incluso por medio de terceras
personas poseía casas de juego y fábricas de
aguardiente. Contuvo una rebelión indígena en
Texas. Surgió en su tiempo un volcán en la ha-
cienda de San Miguel del Jorullo, en Ario (hoy de
Rosales, en Michoacán), por lo que hubo que tras-
ladar a !a población a otros lugares. Murió en fun-
ciones el 5 de febrero de 1760; su familia quedó
tan limitada económicamente que el gobierno
tuvo que apoyarla para que regresara a España.
(continúa)
66 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.7. (Continuación.)

Periodo Virrey Obra

1760 Francisco Cajigal Al abrirse el pliego de mortaja, al morir el virrey


de la Vega anterior, se nombraba virrey al gobernador de
Cuba, Cajigal. Libró de impuestos a muchos
productos, lo que agilizó la economía. Vendió
los derechos de naipes y de recaudación a la
aduana de Veracruz por cinco años. Aumentó a
3 000 el número de soldados en el virreinato.
Sin embargo, tuvo fama de deshonesto; exigió
que se le aumentara considerablemente el sueldo
y los gastos de una corte lujosa. Fue devuelto a
la gubernatura de Cuba.

1760-1766 Joaquín de Monserrat, Enfrentó una terrible peste de viruela; ordenó


marqués de Calillas que se pagaran sueldos oficiales retrasados por
la anterior administración. Sometió una rebelión
indígena en Sonora debido a abusos de las au-
toridades de aquella región. Los ingleses toma-
ron La Habana y se temió por la seguridad de
Veracruz, por lo que hubo que reforzar su de-
fensa. Formó un cuerpo de granaderos negros y
mulatos, "los morenos", para escoltar las mu-
niciones de Veracruz a México, debido al au-
mento del vandalismo; los comerciantes sos-
tenían los gastos de este grupo. Organizó el
ejército con nuevos batallones en Oaxaca,
León, Valladolid, Puebla y México. Muchos lo
consideran el primer organizador del Ejército
Mexicano. La ciudad de Guanajuato sufrió una
grave inundación. Se firmó la paz con Inglate-
rra, que devolvió a España La Habana, pero se
quedó con Belice. En su tiempo llegó el visita-
dor José de Gálvez, con quien el virrey tuvo
serios enfrentamientos, por lo que renunció al
virreinato.

(continúa)
4. Derecho indiano 67

Cuadro 4.7. (Continuación.)

Periodo Virrey Obra

1766-1771 Carlos Francisco de Croix, Era de origen flamenco. Estableció el servicio


marqués de Croix militar por sorteos, como se hacía en Prusia,
con gran descontento de la población. Hubo que
volver a someter a los indios alzados en Sonora.
En 1767, por orden del rey Carlos III, se expulsó
a los jesuítas de la Nueva España y de la
América hispana. Esta expulsión provocó seve-
ros tumultos en diferentes lugares, lo que motivó
una actitud déspota e imprudente del virrey. Lo
anterior provocó una pugna entre criollos y
peninsulares, y se llegó al extremo de destruir
retratos al óleo del rey; el mismo clero y la In-
quisición chocaron con las disposiciones arbi-
trarias del virrey, por lo que el escándalo se hizo
mayor. Ante el temor de que los rusos ubicados
en Alaska pretendieran atacar la Nueva España
hubo que reforzar las instalaciones militares de
California, Colorado, Nuevo México y Texas. Se
estableció la Lotería de México. Se intensificó
la enseñanza del castellano entre los indígenas.
Se combatió una rebelión indígena en Durango.
Hubo tumultos entre trabajadores de minas en
Guanajuato y Pachuca, que se calmaron al subir
los sueldos.

■771-1779 Antonio María de Bucareli y Fue gobernador de Cuba, en donde se distinguió


Ursúa, marqués de por su capacidad y buen trato. En La Habana cons-
Vallehermoso y conde de truyó las fortalezas de El Príncipe y El Morro.
Jerena En México pacificó todo el norte. Prohibió el co-
mercio de mercancías extranjeras. Estableció
el Hospital Militar. En 1772 se fundó San Fran-
cisco, en California. En ese tiempo se logró el
libre comercio entre Nueva España, Perú y Co-
lombia a instancias del virrey Bucareli. Se fundó
el Monte de Piedad por Pedro Romero de
Terreros, conde de Regla. Se comenzó a cons-
truir el fuerte de San Diego, en Acapulco. En su
tiempo se inauguró el castillo de San Carlos, en
Perote. Fue considerado uno de los virreyes más
prestigiosos de la Nueva España. Murió el 9 de
abril de 1779.

(continúa)
68 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.7. {Continuación.)

Período Virrey Obra

1779-1783 Martín de Mayorga Había sido Capitán General de Guatemala. En


el pliego de mortaja abierto al morir el virrey
Bucareli se nombraba para este cargo a Matías
de Gálvez, pero fue enviado a Guatemala, por
lo que Mayorga sustituyó a Bucareli. Se enfrentó
a una peste de viruela y a una rebelión indígena
en Puebla. Mandó empedrar las calles de la
Ciudad de México. Pidió su renuncia por mala
salud; en su tiempo, fray Junípero Serra realizó
su obra misionera.

1783-1784 Matías de Gálvez Fue Capitán General en Guatemala. Era de muy


mal carácter y tenía tal enemistad con el virrey
anterior que algunos decían que había mandado
envenenarlo, algo que nunca se demostró. Mejoró
el servicio de policía. Apoyó la creación de la
Academia de Artes de San Carlos. Trató de rees-
tructurar el uso de coches, tanto públicos como
privados. Murió en funciones el 7 de noviembre
de 1784.

1785-1786 Bernardo de Gálvez, conde Era hijo del virrey anterior. Se hizo popular por su
de Gálvez buen trato y cordialidad. De su propio peculio
ayudaba a los necesitados. Reconstruyó el Cas-
tillo de Chapultepec; abrió el camino real a Aca-
pulco; construyó las torres de Catedral. Trató de
intensificar la agricultura. Enfermó y falleció en
funciones el 30 de noviembre de 1776, en Ta-
cubaya.

1787 Alonso de Núñez de Haro y Creó el Jardín Botánico. En su tiempo se esta-


Peralta, arzobispo de bleció el gobierno de intendencias. Trató, sin
México lograrlo, de suprimir el sistema de repartimiento
de indios. Fundó el Seminario de Tepozotlán.

1787-1789 Manuel Antonio Flores Reorganizó el ejército y trató de hacer prevale-


cer la autoridad de los virreyes frente a la de los
intendentes.

(continúa)
4. Derecho indiano 69

Cuadro 4.7. (Continuación.)

Periodo Virrey Obra

1789-1794 Juan Vicente de Güemes Era originario de La Habana, hijo del primer conde
Padilla Horcasitas y de Revillagigedo. Organizó el Archivo General.
Aguayo, segundo conde Modernizó el alumbrado de las principales ciu-
de Revillagigedo dades novohispanas. Intensificó también la vi-
gilancia en ciudades y caminos. Fundó nuevas
escuelas; estableció paseos, fomentó el cultivo
de plantas textiles, reglamentó el corte de
madera y mejoró los caminos principales. Im-
pulsó el estudio de la botánica y las matemáti-
cas. Ordenó levantar planos de las ciudades
más importantes. Procuró dignificar al indio
dándole oportunidades de trabajo. Fue muy
estricto en materia de finanzas y esto originó
que lo acusaran de excederse en sus funcio-
nes, pero en el juicio de residencia que se le
practicó fue absuelto y hoy se le considera uno
de los mejores virreyes de la Nueva España.

"794-1798 Miguel de la Grúa De origen italiano, era cuñado del Primer Ministro
Talamanca, marqués de Manuel Godoy. Fue ambicioso y deshonesto; hizo
Branciforte confiscar arbitrariamente los bienes de los france-
ses residentes en Nueva España, beneficiándose
con ello en gran medida. Llegó al extremo de "ven-
der" grados militares. También expropió propie-
dades de ingleses. Para halagar a Carlos IV soli-
citó a Manuel Tolsá que realizara la estatua en la
que el monarca aparece ataviado como un em-
perador romano ("El caballito"). Sus excesos
le valieron ser vergonzosamente destituido; tal
vez fue el peor virrey que tuvo la Nueva España.

•798-1800 Miguel José de Asanza Reorganizó el ejército. Fortaleció el puerto de San


Blas. En su tiempo hubo una conjura de criollos
encabezados por Pedro de la Portilla, para se-
cuestrar al virrey y declarar la independencia del
país. Esta conspiración, conocida como la rebe-
lión de los machetes, fue denunciada y sus miem-
bros cayeron en prisión. Como dato curioso se
dice que cuando volvió a España se pasó al bando
de José Bonaparte, quien lo hizo duque de
Santa Fe, por lo que al caer este usurpador tuvo
que huir. Los españoles lo condenaron en au-
sencia a la pena capital y confiscaron sus bie-
nes. Murió en el extranjero, en la miseria, en 1826.
{continúa)
70 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.7. (Continuación.)

Periodo Virrey Obra

1800-1803 Félix Berenguer de En el camino a Nueva España fue hecho prisionero


Marquina por los ingleses, pero le permitieron, después de
una breve estancia en Jamaica, seguir a Ve-
racruz. A este virrey le tocó entregar la Luisiana a
los franceses (que luego Napoleón vendió a los
estadounidenses). En 1801 se denunció una
conspiración libertaria encabezada por Francisco
Antonio Vázquez, pero no se logró demostrar
nada. Por esas fechas estalló la rebelión del in-
dio Mariano, en Tepic, que también fue contro-
lada. Renunció al cargo por estar en contra de
algunas medidas de la Corona.

1803-1808 José de Iturrigaray Desde el principio se mostró deshonesto porque


hizo pasar un cargamento de contrabando apro-
vechando su llegada a México. Presionó para que
los diferentes sectores sociales le hicieran valio-
sos regalos, por eso viajó a Guanajuato para reci-
bir mil onzas de oro de los mineros de ese lugar.
Inauguró la estatua ecuestre de Carlos IV. Enajenó
bienes de obras pías para enviar el dinero a
España y enriquecerse. Le tocó enfrentarse al
movimiento libertario encabezado por el Ayunta-
miento de la Ciudad de México con Francisco Pri-
mo de Verdad y Ramos, a raíz del ascenso al trono
de José Bonaparte. Al virrey se le acusó de
apoyar a los criollos, por lo que fue aprehendido
por la Inquisición el 15 de septiembre de 1808 y
remitido a España, en donde recuperó su libertad.

1808-1809 Era ya muy anciano y se convirtió en instrumento


Pedro Garibay
de los "parianeros", como les decían a los amo-
tinados en contra del destituido virrey Iturrigaray,
dirigidos por Gabriel del Yermo, organizados en
"El Parián", o mercado ubicado en el centro de la
Ciudad de México. Ante el desorden político que
privaba en España, este virrey reconoció primero
a la Junta de Sevilla y luego a la de Aranjuez. El
19 de julio de 1809 renunció a su cargo.

Lo nombró la Real Audiencia de México. Era bon-


1809-1810 Francisco Javier de Lizana
dadoso, pero débil. En su tiempo se descubrió la
y Beaumont
junta conspiradora de Valladolid, con Mariano
Michelena. A los implicados sólo se les envió a
prisión. La Junta de Aranjuez resolvió removerlo.
{continúa)
4. Derecho indiano 71

Cuadro 4.7. (Continuación.)

Periodo Virrey Obra

1810-1813 Francisco Javier Venegas Lo nombró la Junta de Cádiz y tomó posesión


del virreinato el 14 de septiembre de 1810. Dos
días después estalló la guerra de Independencia
encabezada por Hidalgo, por lo que tuvo que
dedicarse a sofocar la rebelión. Estaba decidido
a abandonar la Ciudad de México cuando las
tropas de Hidalgo vencieron a los realistas en
el Monte de las Cruces, en el camino de
Toluca, pero inesperadamente los insurgentes
cambiaron su rumbo hacia Guadalajara. Más
tarde los primeros caudillos fueron hechos pri-
sioneros y fusilados en Chihuahua. No obstante,
la insurgencia continuó con López Rayón y
Morelos. A este virrey le tocó, aunque a su pe-
sar, proclamar la Constitución de Cádiz, que apa-
rentemente hacía inútil la guerra de Indepen-
dencia por coincidir con los ideales básicos de
la insurgencia, por lo que se recrudeció el sistema
de represalias contra los insurgentes. Final-
mente, por no poder controlar el país se le des-
tituyó, pero una vez en España se le nombró
marqués de la Reunión y de la Nueva España.

-813-1816 Félix María Calleja y del Derrotó a los primeros insurgentes en las batallas
Rey, conde de Calderón de Acúleo, Guanajuato y Puente de Calderón,
en Guadalajara. Sitió al Generalísimo Morelos en
Cuautla, pero el caudillo rompió heroicamente
el sitio. Ya como virrey fue cruel y sanguinario.
Logró vencer a Morelos y hacerlo fusilar, pero
las guerrillas insurgentes continuaron. Sus me-
didas arbitrarias lo hicieron odioso y terminó des-
tituido. En España lo nombraron conde de Cal-
derón. Fue hecho prisionero cuando la rebelión
de Riego, pero recobró su libertad. Murió en
Valencia en 1828.

(continúa)
72 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.7. {Continuación.)

Período Virrey Obra

1816-1821 Juan Ruiz de Apodaca, El país ardía en la guerra de Independencia.


conde del Venadito Destruyó la guerrilla de Francisco Javier Mina,
cuando este caudillo fue apresado en el Rancho
del Venadito, cerca de Silao, de ahí el título del vi-
rrey. Logró también aprehender a Guillermo
Robinson, agente estadounidense que trató de
apoderarse de Altamira y de Tampico. Al triunfo
de la rebelión de Riego en Asturias se tuvo que
jurar la Constitución de Cádiz, y así lo hizo este
virrey en 1820 en la Nueva España. Ofreció el in-
dulto a los rebeldes que depusieran las armas, con
lo que logró casi pacificar al país. Finalmente fue
sorprendido por Agustín de Iturbide con ei Plan de
Iguala el 24 de-febrero de 1821, por lo que algunos
jefes militares realistas lo destituyeron y lo juzgaron
en España, donde fue absuelto de todo cargo.

1821 (junio Francisco de Novella Era un brigadier sin renombre y formaba parte
a del grupo de militares que destituyeron al conde del
septiembre) Venadito. Esa Junta Militar lo nombró virrey
sustituto, pero el cargo no fue confirmado en Espa-
ña, por eso para muchos nunca fue virrey. En sep-
tiembre de 1821 entregó la Ciudad de México al
triunfante Ejército Trigarante de Agustín de Iturbide.

1821 Juan O'Donojú De origen irlandés, nació en Sevilla en 1762. Era


liberal, masón y amigo de Rafael de Riego. De
acuerdo con la Constitución de Cádiz se le nombró
Capitán General de la Nueva España; a su llegada
a Veracruz se percató de que todo el país estaba
de parte del Plan de Iguala, por eso desde el puerto
lanzó una proclama declarándose liberal y consi-
derando que Francisco de Novella no era auténtico
virrey. Pidió una entrevista con Iturbide, la que
se dio en Córdoba, en donde el 24 de agosto de
1821 se firmaron los tratados en los que se reconocía
la Independencia de México. Más tarde, el 13 de
septiembre en la Hacienda de la Patera, por la Villa
de Guadalupe, se reunieron Novella, Iturbide y
O'Donojú para pactar la entrega de la Ciudad de
México. Las tropas realistas salieron hacia Veracruz,
José Joaquín Herrera tomó el Castillo de Cha-
pultepec y el 27 de septiembre el Ejército Trigarante
ocupaba, triunfante, la capital. O'Donojú formó parte
de la Regencia que se integró entonces, pero el
8 de octubre murió en la Ciudad de México.
4. Derecho indiano 73

Es de observarse que, al menos en los primeros tiempos, los virreyes


¿estacados en México eran luego enviados al virreinato del Perú. Además,
:enemos el caso especial de Luis de Velasco hijo, que fue virrey en la Nueva
España, luego en el Perú y otra vez en México, y siempre sobresalió por *u>
virtudes como gobernante.
Lamentablemente, hasta la fecha es poco conocida la labor de estos
iobernantes, lo cual no deja de ser dañino ya que se están ignorando tres
•idos clave en la formación de nuestro mestizaje. Además, al examinar
¿;ontecimientos principales de la época virreinal se advierte el origen de
— uchos aspectos de la vida nacional que todavía subsisten.
Aunque hay bibliografía donde se reseña el paso de los virreyes por
1¿ historia de México, como la obra México a través de los siglos, clásica de la
;■_:iconografía mexicana, es de obligada consulta la obra de José Ignacio
Rubio Mané.15
Las funciones del virrey como cabeza de las autoridades indianas ra-
neadas en América pueden resumirse de la manera siguiente:

1. Representación real. Era el representante directo y personal del rey. Por


lo mismo, en teoría tenía las mismas facultades que éste en su territo-
rio, por eso en 1614, por Real Cédula, se ordenó que se le guardara la
misma obediencia y respeto que al monarca. Se le daba, por tanto, el
tratamiento de "Excelentísimo Señor". Ganaban los virreyes en un
principio 6 000 ducados. Cuando se fundó el Virreinato de la Nueva
España obtenían 10 000 ducados y en Perú ganaban más, hasta 50 000
ducados. Para trasladarse de Europa a América tardaban un promedio
de seis meses, se les abonaba su sueldo y tomaban el mando de la
embarcación que los conducía, además de que se les facilitaba el tras-
lado de su moblaje y se les rendía todo tipo de honores y agasajos en
su camino hacia su sede capital. Sin embargo, a partir de 1571 se
prohibió recibirlos bajo palio y ese ceremonial quedó exclusivamente
para homenajear al rey. La sola recepción del virrey en la ciudad de
México costaba 8 000 pesos y en Lima 12 000. El virrey contaba con
una guardia especial de soldados reclutados entre las familias más
distinguidas del reino. En México estos jóvenes cadetes solían desfilar
por una céntrica calle que por eso se denominó de los Donceles.
Contaban con varios secretarios, letrados y sirvientes. El virrey
por lo general procuraba reproducir en su palacio el boato de la Cor-

_": §é Ignacio Rubio Mané, El virreinato, 2a. ed., Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM
y : :r.do de Cultura Económica, México, 1992.
74 Historia del Derecho mexicano

te hispana y en toda ceremonia se observaba la más estricta etiqueta;


desde luego, él siempre ocupaba el sitio de honor.
2. Ejercicio del gobierno o Gobernador General. El virrey ejercía las mismas
funciones que el rey, salvo que éste le hubiera expresamente limitado
algunas, lo que era muy raro. Por esa razón, para asuntos graves se les
sugería que consultaran a la Corona y, en última instancia, a la Au
diencia; a esto se llamaba acuerdo. En materia de gobierno, como ca
bezas del mismo, los virreyes ejercían dos tipos de mandato:

a) El Superior Gobierno, por el cual dirigían, como autoridades cen


trales, la política y la economía de las provincias que integraban
sus virreinatos.
b) El Gobierno Inmediato, que era el que desempeñaban en la pro
vincia donde se asentaba su capital.

Un virrey debía tener gran dominio de sus territorios y por ello


podía designar a los comandantes de las expediciones de descubri-
miento, conquista y colonización que fueran necesarias.
Se procuraba que los virreyes recompensaran a los conquistadores
por sus hazañas y que observaran un trato justo y benigno con los
naturales, además de que en su manera de ser dieran ejemplo de recti-
tud, capacidad y diligencia.
Designaban a su vez varios cargos burocráticos. Debían cuidar la
moral pública y por eso perseguían los juegos prohibidos, las casas
públicas, las riñas y los duelos callejeros, etcétera.
Alentaban el desarrollo de la industria, el comercio y la educa-
ción, así como la construcción de caminos. En México los virreyes se
afanaron por combatir inundaciones de la ciudad, casi siempre catas-
tróficas.
También dictaban bandos para regular algunos aspectos de baja
policía. La mayor parte de sus mandatos se contenían en autos y de-
cretos, que eran apelables ante las Audiencias.
Se ordenó además que el virrey saliente dejara sus memorias y
los documentos oficiales a su sucesor para que éste pudiera continuar
rápidamente la obra de gobierno.
3. Vicepatronato de la Iglesia. Si el rey era el patrono de la Iglesia, es decir,
su protector, el virrey era el vicepatrono en su jurisdicción. Por lo
mismo, debía dar cumplimiento a las bulas papales y velar por que los
sacerdotes tuvieran licencia para oficiar, así como por que los diez
mos fueran aplicados adecuadamente.
4. Derecho indiano 75

El virrey debía alentar las misiones, proteger la labor de los mi-


sioneros y auxiliar a la Iglesia en el cumplimiento de sus funciones,
especialmente hacia los indios.
Para el establecimiento de iglesias y conventos sólo el rey podía
decidir, pero el virrey daba su parecer, puesto que conocía su territorio
y población. Él cuidaba que a la Corona se le entregara la parte que
le correspondía de los diezmos, es decir, dos novenos de la mitad del
monto total de esos diezmos, cantidad que teóricamente debía
aplicarse a desarrollar obras pías.
También el virrey vigilaba la conservación y el funcionamiento de
los hospitales, especialmente de los indios, casi todos ellos administrados
por la Iglesia. Seleccionaba, entre una terna presentada por el obispo,
a los sacerdotes que sustituirían los cargos vacantes en las parroquias de
su virreinato. Y hasta 1795, en que se erigió un juicio canónico, los virre-
yes y obispos podían remover a los párrocos de sus jurisdicciones.
Igualmente, el virrey debía intervenir imponiendo la calma en los pleitos
entre órdenes religiosas. Podía determinar asimismo si un asunto era
de la jurisdicción de la Audiencia o de los tribunales eclesiásticos.
Entre estas facultades derivadas del Regio Patronato estaba el
control de las universidades; así, en 1625 el virrey Rodrigo Pacheco y
Osorio, marqués de Cerralvo, dispuso los nuevos Estatutos de la Real
v Pontificia Universidad de México, conocidos, por esta razón, como
Constituciones de Cerralvo.
Presidencia de la Real Audiencia. A pesar de que pocos virreyes fueron
letrados, ya que la mayoría eran militares, se desempeñaron como presi-
dentes de los más altos tribunales locales, es decir, las Audiencias.
En consecuencia, presidían las sesiones públicas y privadas. Nom-
braban a los magistrados de las salas y a otros funcionarios y emplea-
dos del ramo de la justicia. Se preocupaban de la agilización de la
justicia y de los aranceles. Controlaban el régimen penitenciario, acu-
dían a visitas a las cárceles, acompañados de los oidores.
Debe aclararse que sólo votaban en las decisiones judiciales si
eran letrados, pero firmaban las actas respectivas, excepto las del or-
den penal.
Para 1776 estas últimas funciones las ejercían unos individuos
llamados regentes, a fin de evitar que los virreyes perdieran demasiado
tiempo en todo esto.
A veces el virrey enviaba jueces al interior del país para investigar
la conducta de los corregidores, y si se determinaba que había causa
para demandarlos, así procedía ante la Audiencia respectiva.
76 Historia del Derecho mexicano

A partir de 1591 el virrey conocía en primera instancia de asuntos


de justicia respecto a los indígenas, si bien la Audiencia, los ayunta-
mientos indios y el Juzgado General de Indios también tenían juris-
dicción al respecto.
El virrey conocía, en primera instancia, de los delitos comunes
cometidos por los miembros de la Audiencia.
En caso de duda respecto al área de jurisdicción entre el virrey y
la Audiencia, era aquél el que tomaba la decisión por seguir.
Finalmente, el virrey podía perdonar algunos delitos comunes
de poca gravedad e incluso indultar en casos más graves. Capitanía
General. Los virreyes eran capitanes generales o comandantes generales
de las tropas de mar y tierra de su jurisdicción, independientemente de
ser o no militares (aquí tenemos un antecedente de una facultad
similar que se otorga actualmente al Ejecutivo Federal).
También tenían a su cargo las milicias o ejército formado por los
habitantes, en una especie de servicio militar. Procuraban la defensa
de sus territorios levantando fortificaciones y cuidando los pertre-
chos y su conservación.
Nombraban cargos militares menores y sugerían al rey los sujetos
adecuados para ocupar los mayores. En 1607 se encargó al virrey de
la Nueva España ayudar en lo militar al gobernador de Filipinas.
Igualmente, los virreyes ejercían el fuero militar en su provincia
inmediata, desde 1608, si bien de decisiones podían apelarse ante la
Junta de Guerra de Indias ubicada en España.
Superintendencia de la Real Hacienda. La Corona dictaba las medidas
hacendarias para las Indias, pero los virreyes las ponían en práctica. En
tal condición, eran considerados superintendentes de la Real Hacienda
y celebraban juntas hacendarias para vigilar el cobro de los caudales
del fisco. En Nueva España cada jueves se llevaban a cabo estas re-
uniones (si era fiesta de guardar, se adelantaba al miércoles). Las juntas
podían ser ordinarias o extraordinarias, dependiendo del asunto que
trataran. Los virreyes desde 1603 se daban a la tarea de conocer y
resolver en casos de controversia judicial de los deudores del fisco.
Les competía asimismo combatir el contrabando y administrar
adecuadamente la hacienda pública, así como aumentar el monto de
la recaudación, evitando el fraude y la evasión fiscal.
De cualquier forma, su administración hacendaria estaba contro-
lada por el Real Consejo de Indias y la Casa de Contratación de Sevilla
(a ambas instituciones se remitían sendos libros fiscales anuales y un
tercero quedaba para archivo y memoria en el propio virreinato),
4. Derecho indiano 77

debido a las visitas e inspecciones fiscales que periódicamente se prac-


ticaban, a manera de auditorías.
7. Otras facultades y obligaciones. Como Gobernador General, o Gobernador
de Gobernadores, debía velar por el buen funcionamiento de los reinos y
provincias que integraban su virreinato; por eso visitaba las poblaciones
de estas provincias e informaba de su estado al rey. También debía ver
que se aplicaran las leyes, tomar medidas para acuñar moneda, vigilar
el buen desempeño del trabajo de los naturales, controlar los salarios
y los precios de las mercancías para evitar la inflación, etcétera.
En 1786 el régimen de organización interna cambió por inten-
dencias; así, el virrey podía ser considerado ya no como gobernador,
sino como Intendente General. Con la Constitución de Cádiz de 1812 el
título de Virrey cambió por el de Jefe Político Superior.

Residentes gobernadores

In muchas ocasiones los presidentes de las Audiencias estaban a la vez


r.vestidos de facultades de gobierno; así sucedía, por ejemplo, en Nueva
Galicia. En estos casos esos presidentes tenían las mismas facultades que
: s gobernadores o que los virreyes, por lo que eran considerados también
::mo capitanes generales. Además es conveniente señalar que de ellos
dependían otros gobernadores.

-15 gobernadores

Su cargo era definido como el del oficial que tiene a su cuidado tareas de
i: bierno; en este sentido, los mismos virreyes podían ser considerados gober-
radores generales, como quedó asentado en el rubro relativo a sus funciones.
Para comprender su papel como autoridades debemos recordar que
t. virreinato era, en última instancia, una división territorial integrada por
irovincias, reinos y gobernaciones, que se uniformaron como intendentas
en el siglo xvm, por lo que en cada una de estas regiones se requería un "ere
de Gobierno denominado primero gobernador y luego intendente; así, ::. la
Nueva España había un gobernador para la Nueva Galicia, otro para i
Nueva Vizcaya, etcétera.
En las provincias sin sede de Audiencia, el gobernador era la autoridad
t nncipal. Esto se debía a que generalmente al fundarse una provincia se había
; eiebr ado la respectiva capitulación, la que permitía al fundador ostentarse como
?\: gobernador en forma vitalicia y aun heredar el cargo a sus descendientes.
Más tarde el Real Consejo de Indias designó a los gobernadores, quienes
iñadían a su cargo el título de capitanes generales, los que al iniciar su
78 Historia del Derecho mexicano

mandato debían presentar inventario de sus bienes y otorgar fianza para ga-
rantizar la honestidad con que procurarían desempeñarse. Un tercer grupo
de gobernadores eran los electos en los cabildos de indios o de españoles.
El cargo de gobernador tenía una duración de tres años y hasta un
máximo de cinco años. Sus funciones eran las siguientes:

1. De Gobierno. Éstas podían ser:

a) Generales: fundar ciudades, organizar la administración de su pro


vincia, realizar obras públicas, organizar el comercio interno, vi
gilar el buen tratamiento a los naturales.
b) Particulares: nombrar funcionarios subalternos, premiar a los con
quistadores y a sus descendientes por sus altos servicios a la Coro
na, conceder mercedes reales y encomiendas, designar a los te
nientes o representantes de ciudades e intervenir en los casos de
ventas de oficios.

2. De Justicia. Fungían como presidentes de la Real Audiencia de su re


gión, aunque la mayoría de ellos fueron militares. Podían nombrar a
funcionarios menores de la Real Audiencia. Debían procurar la hones
tidad de los funcionarios judiciales y administrar las cárceles. Firmaban
las sentencias y si eran letrados participaban en la resolución de los
asuntos jurisdiccionales con voz y voto. En un principio los goberna
dores administraban justicia en primera instancia, pero en 1537 la
reina Juana ordenó pasar esa responsabilidad a los alcaldes ordina
rios. Sin embargo, siguió siendo el gobernador autoridad jurisdiccio
nal de primera instancia en los casos donde los inmiscuidos eran los
indígenas, si bien la Real Audiencia también podía intervenir por ser
"casos de Corte".
3. De Guerra. Los gobernadores eran a la vez capitanes generales de su
provincia, y en tal virtud comandaban las expediciones militares de
mar y de tierra. Podían efectuar nombramientos militares y llevar a
cabo alardes o revistas militares a las que debía acudir todo individuo
en edad militar, salvo si estaba exento expresamente por voluntad real.
Los gobernadores organizaban las milicias locales y la defensa de su
región. También ejercían la justicia militar entre sus tropas, si bien
podía recurrirse de sus resoluciones ante el Consejo de Guerra.
4. En materia de Hacienda. Los gobernadores recaudaban y administra
ban la Real Hacienda, participaban en las Juntas de Hacienda y toma
ban medidas en contra del contrabando.
4. Derecho indiano 79

En cuanto a las Juntas de Hacienda, se efectuaban los jueves por la


tarde y se integraban con el oidor decano de la Audiencia, el fiscal, los
oficiales reales y un escribano. Las juntas podían ser ordinarias o ex-
traordinarias, estas últimas para llevar a cabo gastos extraordinarios.

En ocasiones el virrey nombraba a un gobernador interino para una


provincia de su virreinato. También los gobernadores eran vicepatrones
de la Iglesia y en tal virtud veían lo relativo "al paso de las bulas papales".

"tendentes

Con la Real Ordenanza de Intendentes de 1786 se formó el sistema de


intendencias. A partir de entonces, los intendentes sustituyeron a los go-
bernadores de provincia. A ellos los nombraba el rey y sus funciones eran
específicamente las de justicia, policía, hacienda y guerra. Podían dictar
eves y mantener la paz en su territorio.
Para estos cargos se prefirió a los peninsulares respecto de los criollos,
lo que trajo como consecuencia mucho malestar en la sociedad. El
nombramiento de intendente lo hacía el mismo rey y en él no se limitaba
e:i forma expresa su duración en el cargo. El territorio de la Nueva España
a", formarse las intendencias se fraccionó en las regiones siguientes:

1. México
2 Puebla
3. Guadalajara
4. Oaxaca
5. Guanajuato
6 Mérida
7 Valladolid (hoy Michoacán)
8. San Luis Potosí
9Durango
'.■'

Veracruz
).

Zacatecas
1 Sonora (llamada Arizpe)
2
Esta división se caracterizó porque algunas regiones comprenden otras
:ue no se enuncian, pero que luego fueron autónomas ya en la vida inde-
pendiente del país; por ejemplo, Aguascalientes integrada al territorio de
'acatecas. Al surgir la República Federal en 1824, este modelo de 12 inten-
:encias sirvió de base para erigir las primeras entidades federativas.
80 Historia del Derecho mexicano

En la época de Carlos III se crearon en la Nueva España estas inten-


dencias y si el intendente nombrado era militar, también ejercía el mando de
tropa en su intendencia.
La provincia de Nuevo México, que quedó al mando de un gobernador
y capitán general, estuvo a su vez sometida a la jurisdicción de Nueva
Vizcaya (Durango) en todo lo referente al campo hacendario.

Adelantados

Este cargo se recibía por capitulación, es decir, por convenio entre la Corona
y un particular, para llevar a cabo una expedición de descubrimiento,
conquista o colonización. El título se podía heredar hasta por tres genera-
ciones. Entre las facultades que correspondían a los adelantados tenemos:

• Otorgar "mercedes reales" o "mercedades", es decir, tierras donadas


por el rey en recompensa a los conquistadores por sus servicios. Estas
tierras podían ser peonías o caballerías, según fuera la extensión y
calidad de las mismas.
• Fundar ciudades o villas.
• Administrar las regiones por ellos conquistadas.
• Establecer encomiendas.
• El derecho de tener para su uso personal una fortaleza o casa fuerte.
• El derecho de explotar las minas que descubriera, desde luego me
diante el pago de sus respectivos derechos e impuestos a la Corona.
• El derecho al cobro del rescate por los indios cautivos de guerra.

Hubo en la historia de América algunos adelantados famosos, como


Pedro de Alvarado, conquistador de parte de Chiapas, Guatemala y El Sal-
vador, y Pedro de Valdivia, conquistador de Chile, quien no llegó a ejercer
el cargo por haber fallecido. Cabe destacar que al comienzo de la coloniza-
ción fue común unir los cargos de adelantado y gobernador.

Capitanes generales

Eran los gobernantes de una extensa región que se gobernaba en gran


medida en forma independiente, pero sujeta a un virreinato próximo, es-
pecialmente en lo que hace al ejercicio de ciertas partidas presupuéstales
de consideración o en lo que toca al manejo y movimiento de tropas.
Tal fue el caso de la Capitanía General de Yucatán, que a partir de
1617 casi fue autónoma, aunque en alguna medida dependía del virreinato
de la Nueva España en lo político, y en lo judicial, de la Real Audiencia de
4. Derecho indiano 81

México. En lo militar no quedaron controlados estos capitanes generales,


sino que respondían de sus actos sólo ante el rey, quien también los desig-
naba directamente; en caso de fallecimiento, el virrey de la Nueva España
nombraba un interino, esperando la posterior designación del monarca.
Ya en el siglo xvm la región se convirtió en intendencia.
Otro caso fue el de la Capitanía General de Guatemala, conquistada
por Pedro de Alvarado, después de vencer la heroica resistencia del prín-
cipe Tecún Umán, y erigida en Capitanía en 1542 por Cédula Real de
Carlos V. Comprendía Chiapas (Soconusco, Tuxtla y Ciudad Real, hoy
San Cristóbal de las Casas), Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicara-
gua, así como la Gobernación de Costa Rica. Su capital estuvo en la ciudad
de Santiago de los Caballeros de Guatemala (hoy la Antigua) y a partir del
siglo xvm en la actual ciudad de Guatemala. Esta Capitanía dependía
del Virreinato de la Nueva España, y en lo judicial, primero, a partir de 1548, de
"a Audiencia de la propia Guatemala, que fue sucesora de la de "los Con-
fines" (se refiere a los confines entre Guatemala y Nicaragua, fundada en
1542), y después, cuando la aduana guatemalteca se trasladó a Panamá,
Guatemala pasó a depender de la Real Audiencia de México. Por lo demás,
los capitanes generales tenían funciones similares a las de los virreyes.

Comandantes generales

Ejercían el cargo en las llamadas provincias internas donde, dada la lejanía,


ellos desempeñaban las funciones militares, administrativas y jurisdiccio-
nales. Tales fueron, en un principio, los casos de Chihuahua, Durango,
Sonora, Sinaloa, Nuevo México, Coahuila, Texas, Nuevo León y Tamaulipas.
En los lugares alejados que servían de puntos de avance para una
mayor penetración de conquista, eran los llamados presidios o fuertes con
una guarnición donde se podía encontrar cierta protección. Los presidios
más importantes fueron los que se muestran en el cuadro 4.8.
Muchos de estos lugares fueron importantes centros estratégicos para
contener ataques de indios bárbaros y apoyar el desarrollo de misiones
religiosas para la cristianización de esas zonas.

.ss Audiencias

Se consideraban autoridades administrativas cuando ejercían funciones


de gobernadores; su origen es castellano. A las Audiencias indianas se les
dotó de grandes facultades para que sirvieran de límite al poder de gober-
nadores y de virreyes.
82 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.8. Presidios principales en la Nueva España.


Intendencia Presidios

Zacatecas Ojuelos y Portezuelos

Durango Conchos, Janos, San Buenaventura, San Pedro Gallo, San Carlos, Cerro
Gordo, Pasaje, Namiquipa, Coyame, Mapimí, Huejoquilla, Julimas, San
Jerónimo, Santa Eulalia, Batopilas, Loreto, Guainopa, Cosiquiriachi, Topago,
San Joaquín, Higuera, San Juan, Reyes, Tababueto, Coneto, Téjame,
Sianuri, Indé, Oro, Tablas, Caneza, Panuco y Avino

Sonora Bavispe, Buenavista, Pitic, Bacuachi, Tucson, Fronteras, Santa Cruz, Altar y
Rosario

Nuevo León Santa Fe y Paso del Norte

Las Californias San Diego, Santa Bárbara, Monterrey y San Francisco

San Luis Potosí Nacogdoches, Espíritu Santo, Béjar

Coahuila San Juan Bautista del Río Grande, Aguaverde y Bavia

Mérida Bacalar y El Carmen

La primera Audiencia en Indias fue la de Santo Domingo (1571), que


originalmente se denominó Juzgado de Apelaciones.
En México, como hemos señalado, hubo dos Audiencias gobernadoras
previas a la creación del virreinato.
No debe olvidarse que las funciones de gobierno de las Audiencias
eran en cierta medida extraordinarias, pues su principal tarea era la juris-
diccional. Éstas podían ser:

• Virreinales, presididas por un virrey.


• Pretoriales, con un presidente gobernador (en lo que eran extensas sus
facultades de gobierno).
• Subordinadas. Tenían un presidente-letrado, es decir, un magistrado o
jurista, y dependían en última instancia del virrey. Tal fue el caso de la de
Guadalajara, creada en 1548, igual que las de Quito, Charcas, etcétera.

La administración de justicia

La justicia indiana se caracterizó por su gran complejidad en cuanto al


número de instituciones jurisdiccionales y lo intrincado de su tramitación.
4. Derecho indiano 83

Había varios tribunales ordinarios y generales, y muchos extraordinarios


rué impartían justicia a los diferentes sectores de población que gozaban
¿e fueros:

1. Tribunales ordinarios. Actuaban con base en una acusación o una ac


ción fundada en Derecho y guardando las formas establecidas para el
caso. Estos tribunales eran:
• Real y Supremo Consejo de Indias
• Reales Audiencias
• Alcaldes mayores o corregidores
• Cabildos españoles e indígenas
• Alcaldes ordinarios (de lo civil y de lo penal).

2. Tribunales especiales. Se procedía en la mayoría de los casos por comi


sión, es decir, por oficio, y estaban relacionados con los diferentes
fueros establecidos. Éstos eran:
• El Consulado
• El Protomedicato
• El Tribunal del Santo Oficio (o de la Inquisición)
• La Acordada
• El Tribunal de Minería
• El Juzgado General de Indios
• El Tribunal de la Real Hacienda y el Tribunal de Cuentas
• El Fuero Universitario
• El Fuero Eclesiástico
• Los Fueros Militar y de Marina
• La Mesta
• El Tribunal de Bienes de Difuntos
• El Tribunal de la Bula de la Santa Cruzada
• El Tribunal de composición de Tierras
• Los Tribunales de Provincia.

?. Otros tribunales menores. Incluían el del Estanco de Pólvora; el del Es-


tanco de Tabaco; el de Montepíos; el de Alcabalas; el Juzgado de Bebi-
das Prohibidas (que a veces quedaba comprendido en el de la Acorda-
da), Juzgados de Provincia, etcétera.
Todos los tribunales de la justicia ordinaria tenían un poder o facul-
i¿¿ jurisdiccional dependiente de la autoridad real, puesto que en sus ac-
84 Historia del Derecho mexicano

tuaciones invocaban el hacerlo en nombre del rey, además de que muchas


veces recibían instrucciones de éste.
En cuanto a las instancias procesales, se presentan en el cuadro 4.9.

Cuadro 4.9. Instancias procesales en la Nueva España.


Instancia Asuntos Órgano jurisdiccional

Primera De poca importancia entre Alcaldes ordinarios (ya sea civiles o


colonos penales)

Segunda En apelación Cabildo del lugar

Primera Entre indígenas, en pueblos Alcaldes indígenas


de indios

Segunda En apelación Cabildo indígena

Primera De mediana importancia Alcalde mayor o corregidor del lugar


(civiles o penales)

Segunda En apelación La Audiencia

Primera Asuntos de mayor importancia La Audiencia


(civiles o penales)

Segunda En apelación El Real y Supremo Consejo de Indias

Los tribunales ordinarios

En los apartados referentes a las autoridades indianas radicadas en España


v en Indias es de notarse que en lo tocante a los alcaldes ordinarios, los
alcaldes mayores y aun los corregidores, en muchas ocasiones ejercían las
funciones jurisdiccionales sin tener realmente preparación en materia jurí-
dica, puesto que sus facultades las derivaban de ser miembros de los ayun-
tamientos, lo que era particularmente visible en el caso de los ayuntamientos
de los pueblos indígenas. Por esa razón, para imponer sentencias de muerte
o de penas definitivas o trascendentes requerían la autorización de los
corregidores de Indias.
Por otra parte, los gobernadores, específicamente si eran letrados,
ejercían también funciones jurisdiccionales de primera o de segunda ins-
tancia, según fuera el caso. Igualmente, los adelantados, capitanes generales
y jefes de presidio eran "justicias mayores" entre los miembros de sus
respectivas expediciones y cuerpos castrenses.
4. Derecho indiano 85

Conviene indicar que para evitar la temeridad de los litigantes era


necesaria una fianza para apelar una sentencia ante el Real y Supremo
Consejo de Indias, y que esta última instancia desapareció con la Constitución
de 1812, que regularizó la justicia en las Indias, por lo que las resoluciones de
la Real Audiencia alcanzaron la calidad de definitivas e inatacables.
De acuerdo con su contenido los juicios en la justicia ordinaria tenían
las características que se detallan en el cuadro 4.10.

Cuadro 4.10. Contenido de los juicios en la justicia ordinaria.


Tipo de juicio Descripción

Ordinario Llevaba a cabo todos los procedimientos y solemnidades establecidos por


la ley

Extraordinario Era breve, urgente y sin tanta tramitación, para materias que así lo requerían

Civil Para asuntos de carácter privado y de contenido civil y mercantil entre


particulares

Criminal De materia penal, por la posible comisión de un delito

Mixto En donde, por razones de la materia de que se tratara, pod ían verse

involucradas las materias civiles y criminales


Definitivo Si resolvía la litis, ya sea absolviendo o condenando

nterlocutorio Resolvía incidentes para una posterior resolución definitiva en otro juicio

Mixto Cuando se le daba, por alguna causa, el carácter de definitivo a lo resuelto

en un juicio interlocutorio

En cuanto hace a la Real Audiencia, en sus funciones jurisdiccionales,


ue son las propias de su naturaleza, dada su calidad de tribunal, se puede
ecir lo siguiente:

1. Su origen es medieval y su nombre proviene de ver, escuchar, en realidad


oír. Desde el punto de vista jurídico significa atender una petición o
expresión, fuera o no jurisdiccional, de ahí que hasta la fecha se habla
de audiencia como de actuación judicial. Pero a partir del siglo xv se
utilizó la palabra Audiencia para designar al mismo Tribunal y no a otros
funcionarios que ejercían ¡ajusticia como los alcaldes, el rev, etcétera.
86 Historia del Derecho mexicano

2. Al principio era el rey quien debía hacer justicia apoyado por los ju
ristas allegados, o en los que depositaba su confianza y con los que se
configuraba la Casa del Rey.
3. Estos juristas al principio impartieron justicia itinerante, recorriendo
los distintos puntos del reino, pero con el tiempo se fueron estable
ciendo en diversas regiones y actuando con relativa independencia
respecto del monarca. Sus decisiones dadas en primera instancia eran
impugnables ante el propio rey.
4. En la Corte del monarca además había un juez superior a los de la
Casa del Rey. Este funcionario se llamaba sobrejuez, alcalde de los alza
dos o adelantado mayor de la Corte.
5. El rey contaba con la asesoría de cuatros juristas que formaban su con
sejo y con tribunales que impartían su justicia, es decir, su Audiencia.
6. Con el tiempo la Audiencia, ya en pleno siglo xv, fue considerada el
más alto tribunal de la época y sólo era posible apelar de sus resolu
ciones ante el mismo rey.
7. La Audiencia estaba formada por juristas, religiosos y laicos. Entonces
sólo impartirían justicia en materia civil, en tanto que de los casos cere
moniales se encargaban los juristas que conformaban la Corte del Rey.
8. Las Audiencias instaladas en diferentes lugares del reino contaban
con la Cancillería como una oficina por medio de la cual se emitían
las resoluciones, se certificaban los documentos, etcétera.
9. Al colonizarse las Indias se vio la urgente necesidad de formar Au
diencias en esos territorios debido a la distancia con la metrópoli.
10. En 1511 Fernando el Católico comenzó a enviar jueces de apelación
en las Indias, por lo que el virrey de La Española se convertiría en
juez de primera instancia, y la segunda instancia se tendría en la Au
diencia y Cancillería Real de Santo Domingo. De hecho, esta Audien
cia fue la primera en América, recibió sus Ordenanzas en 1528 y esta
ba integrada por tres oidores o jueces, un escribano y un procurador
de pruebas. Conocían de asuntos civiles y criminales y sus sentencias
eran apelables ante el rey y el Supremo Consejo de Indias.
11. En la Nueva España la Real Audiencia se fundó en noviembre de 1527.
12. Cada Audiencia tenía su Ordenanza o Reglamento y como Derecho
supletorio estaba a lo dispuesto para Valladolid y Santo Domingo.
13. La Real Audiencia de México recibió sus Ordenanzas en 1527, con
reformas en 1530, 1536, 1542 y 1543. Luego se dieron las Ordenanzas
de 1544 (del visitador Tello de Sandoval), y las de 1548 que formaron
en la Nueva Galicia la Audiencia de Guadalajara, y en ese mismo año
las de Antonio de Mendoza, primer virrey de la Nueva España, quien
4. Derecho indiano 87

luego hizo las de Lerma en 1552 como virrey del Perú. Más tarde se
expidieron las Ordenanzas de 1563, con reformas en 1568 y 1597,
1739 y 1776.
14. La Audiencia de Guadalajara estaba subordinada a la de México, y en
esta última la presidencia quedó en manos del virrey de la Nueva
España.
15. En la Audiencia había dos salas, una de lo civil y otra de lo criminal o
penal.

La integración de la Real Audiencia se muestra en el cuadro 4.11.

Cuadro 4.11. Integrantes de la Real Audiencia.

Integrante Funciones

Presidente Era el mismo virrey. Si no era letrado, no debía intervenir en los juicios
ni opinar, pero sí firmar las sentencias. En su ausencia el Presidente
era el Primer Decano, y después lo fue el Regente.

Regente Este cargo comenzó a ejercerse en el siglo xvm, si bien antes ya se


tenía, aunque no reglamentado con precisión. Era una especie de
primer ministro, un enlace entre el virrey y la Audiencia. Era designado
por el rey a propuesta del Real Consejo de Indias. La Constitución de
1812 los convirtió en Presidentes de las Reales Audiencias,
desplazando al virrey o capitán general.

Oidores Eran jueces, se les daba tratamiento de "Señoría", gozaban de fuero


y usaban vara de justicia. Ni ellos ni sus cónyuges podían ser
propietarios de bienes raíces, aceptar donaciones o préstamos, asistir
a bautismos, hacer visitas, ni casarse con una mujer de su área de
jurisdicción. Fueron, según la época, de ocho a doce. En general
gozaron de un gran prestigio.

Alcaldes del Crimen Eran los encargados de la Sala de lo Criminal, es decir, el lugar en
donde se juzgaban los casos penales. En forma individual resolvían
en los juzgados de provincia.

-iscales Los había en la rama civil y la criminal. Representaban al fisco y eran


el órgano acusador ya sea de oficio o coadyuvando con la parte
acusadora. Fueron, en sus funciones, el antecedente de los agentes
de Ministerio Público.
{continúa)
88 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.11. {Continuación.)


Integrante Funciones

Alguaciles Mayores Ejecutores de las resoluciones de los oidores y de los virreyes.

Contaban con el auxilio de los llamados tenientes y alguaciles de


campo, estos últimos para llevar a cabo las ejecuciones fuera de las
ciudades. Podían aprehender a sujetos sorprendidos in fraganti. Su
obligación era recorrer la ciudad de día y de noche, y tenían que pagar
a los vecinos por los daños que les hubiera causado su negligencia.
Su oficio era vendible y tenían derecho a 10% de todas las actuaciones
en las que participaban. También eran responsables del cuidado de
los detenidos y de los sentenciados en prisión.
Teniente de Gran Encargado del sello real, que servía para validar todas las actuaciones
Canciller porque el sello era la representación misma del rey. Los sellos tenían
que ser cambiados al subir al trono un nuevo monarca.
Relatores Eran cuatro y debían ser letrados. Preparaban un resumen de los
pleitos habidos antes del periodo probatorio y hacer otro resumen
antes del cierre de la instrucción. Hacían memoriales de los mismos
asuntos para los oidores.
Escribanos de Eran secretarios que además daban autenticidad a las firmas asentadas
Cámara en autos.
Solicitadores Actuarios.

Abogados Debían ser titulados en Derecho, por lo menos con cuatro años de
experiencia profesional y aprobar un examen para poder ejercer la
abogacía en la Audiencia. Para el pago de sus honorarios se fijaba un
arancel general.
Tasadores Repartían los asuntos entre escribanos y relatores.

Receptores de penas Recibían las multas y las administraban.


de cámara, estrados
y justicia

Receptores ordinarios Se encargaban del desahogo de pruebas cuando éste no se efectuaba


y extraordinarios ante los oidores.
Procuradores Representaban a una de las partes por contratación de la misma. También

debían ser examinados por la Audiencia para poder ejercer en ella.


intérpretes Actuaban en caso de pleitos con indígenas que no sabían castellano.

Porteros Cuidaban las puertas del Tribunal y llamaban a los individuos que
fueran solicitados a una audiencia.
4. Derecho indiano 89

En cuanto a los abogados de la Nueva España, Hernán Cortés reco-


mendaba no enviarlos a estos territorios para que no trajeran sus
costumbres deshonestas y torcieran el camino de la Ley. Sin embargo, en
su casa de Coyoacán dispuso que fuera enseñado el Derecho, además de
que él mismo había estudiado leyes en la Universidad de Salamanca y
ejercido como escribano (notario) en Trinidad, Cuba.
Finalmente, Carlos V resolvió aceptar la labor de los abogados en la
Nueva España y luego en la Real y Pontificia Universidad de México se
estableció la carrera de Derecho. Después, la carrera se podía estudiar en
los colegios de Todos los Santos, San Pedro y San Pablo, San Ildefonso, San
Juan de Letrán, San Pablo, Porta Coeli, San Ramón y en el de Cristo, pero
revalidando los estudios en la propia Real y Pontificia Universidad.
Ya en el siglo xvm los abogados se organizaron en una cofradía de corte
religioso, si bien había antecedentes de ella desde el siglo xvi. En 1758 se reunieron
unos 60 abogados para apoyarse y dar prestigio a la profesión, así como para
auxiliarse mutuamente en casos de enfermedad, vejez y muerte.
Carlos III en 1760 aprobó sus estatutos y así surgió el Ilustre y Real
Co legio de Abogados de México, que mereció la protección directa del rey
yque finalmente se incorporó al Colegio de Abogados de Madrid con
iguales privilegios. Sus estatutos fueron reformados en 1808 por elvirrey
José de Iturrigaray.
Paralelamente se fundó una Academia de Jurisprudencia Teórica-Prác-
tica, Real y Pública que comenzó a desarrollarse a partir de 1807 y que
mucho contribuyó a la enseñanza y práctica del Derecho en la Nueva España
Una vez lograda la Independencia se fusionaron el Colegio y la Acade-mia
y adoptaron el nombre de Ilustre e Imperial Colegio de Abogados de
México, que aprobó sus estatutos en 1830, pero ya con el nombre de Ilus-
re y Nacional Colegio de Abogados de México, que aún conserva con
legítimo orgullo.
La palabra abogado deriva del latín advocatus, persona que defiende
los intereses de las partes en litigio o en conflicto procesal y las asesora
sobre temas jurídicos. También deriva de bozero (sic), orador, según el texto
de las Siete Partidas del siglo XIII, ya que el abogado no sólo es un experto en
la Ley, sino que convence con su oratoria.
En todos los pueblos ha habido abogados ilustres; por ejemplo, en
Roma destacaron Ibeo, Hortensio, Scévola y sobre todo Cicerón, al que
podríamos considerar advocatus de causas perdidas, esto independiente-
mente de juristas o teóricos famosos, no precisamente practicantes, como
“el divino Ulpiano", Papiniano, llamado el príncipe de los juristas, Paulo,
modestino, Gayo y Pomponio, entre otros, todos de ilustre memoria.
90 Historia del Derecho mexicano

En la Nueva España los santos patronos del Colegio de Abogados fueron


la Virgen de Guadalupe, San Juan Nepomuceno, San Juan de Dios y San
Andrés Avelino.16
Durante la época colonial los abogados siempre estuvieron considera-
dos entre los grupos distinguidos y elitistas de la sociedad. De ahí que si
Cortés no quería su presencia por los muchos males que podían acarrear,
también, como pensaba Carlos V, más males se darían al no contar con su
presencia, lo que demuestra que no es el abogado lo que representa un pro-
blema, sino la corrupción en que puede caer. Por tanto, el abogado eficiente
y honesto es indispensable para crear y mantener un Estado de Derecho al
que aspira todo individuo dentro de una sociedad.
Para sus funciones administrativas las Audiencias disponían de comi-
siones para la resolución y vigilancia de actividades específicas. También
se tomaban decisiones y Reales Acuerdos con la presencia del propio vi-
rrey, al que en caso de ausencia o muerte debía suplir automáticamente
este Tribunal. La Real Audiencia fue una de las instituciones más destaca-
das del Derecho indiano.

Los tribunales especiales

Como se ha dicho, estos tribunales impartían justicia a los sectores de la


población que gozaban de fueros personales o de grupo, y eran los que se
detallan a continuación.

1. El Consulado. En general, los consulados eran grandes corporaciones de


comerciantes, que desde la Edad Media se habían agrupado para de-
fender sus intereses económicos. Para ingresar en estos grupos era
necesario acreditarse como comerciante establecido. Dentro de estos
gremios se formaba un tribunal del mismo nombre, consulado, para
conocer y resolver litigios donde la controversia versaba contra actos
de comercio entre mercaderes. Los jueces o cónsules eran comerciantes
y resolvían con base en usos y costumbres mercantiles, así como en las
normas o leyes que regulaban el comercio.
Los principales consulados en España fueron los de Burgos (1494);
Bilbao (1511), que tuvo jurisdicción sobre las Indias; Sevilla (1543),
creado precisamente para el comercio indiano; México (1592); Lima
(1593); Caracas (1793); Guatemala (1793); Buenos Aires y La Habana
(1795), y Cartagena, Santiago de Chile, Guadalajaray Veracruz (1795).

16 Osear Cruz Barney, op. cit., pág. 559.


4. Derecho indiano 91

Todavía en el México Independiente Agustín de Iturbide fundó


el Consulado de Puebla en 1821, pero se extinguió en 1824.
Con la creación de los consulados se dio paralelamente la rivali-
dad por mantener el monopolio del comercio con Indias entre las
sedes de Cádiz, Sevilla, las Canarias, Lisboa (en la época que Portugal
pertenecía a España), La Coruña, Gijón y Santander, si bien se puede
decir que generalmente fue Sevilla la favorecida con ese monopolio.
Cuando actuaba como tribunal, el consulado era exclusivo de co-
merciantes y funcionaba de manera independiente, como un tribunal
autónomo. En la Nueva España los consulados se rigieron por las Orde-
nanzas de Burgos y de Sevilla. Más tarde, en 1603, en 1772 y en 1816 se
dictaron sus sucesivas Ordenanzas propias, si bien las de Burgos, Sevilla
y Bilbao fueron aplicadas todavía como normas supletorias.
El Consulado de comerciantes de la Nueva España estaba inte-
grado por los funcionarios siguientes:

• Prior. Su cargo era anual. Daba audiencia de 8 a 10 horas todos los


martes, jueves y sábados. Tenía funciones administrativas y juris
diccionales. Para nombrarlo debía demostrar, entre otras cosas, que
era casado o viudo y de buenas costumbres.
• Cónsules. Eran de dos a tres, también electos anualmente. Ejercían
igualmente funciones administrativas y jurisdiccionales.
• Consejeros. Cargo que desempeñaban el prior y los cónsules salien
tes para capacitar a quienes los sustituían.
• Diputados. Eran cinco y auxiliaban al prior y a los cónsules para
reconciliar a las partes en conflicto. También los ayudaban en ta
reas administrativas: uno de ellos era el contador encargado de las
entradas y salidas del dinero de la institución.
• Electores. Eran 30, duraban dos años en su encargo y estaban para
elegir al prior, a los cónsules y a los diputados.
• Escribanos. Secretarios encargados de levantar las actas de todas las
actuaciones y archivarlas adecuadamente.
• Asesores letrados. Expertos en Derecho cuya formación consistía en
auxiliar a los funcionarios con facultades jurisdiccionales. Podrían
ser uno o dos en cada Consulado.
• Procurador. Auxiliares en tareas administrativas.
• Letrados y solicitadores. Representantes de los Consulados ante la Corte
española.
• Agentes. Representantes de los consulados en el puerto de Sevilla
ante la Casa de Contratación.
92 Historia del Derecho mexicano

• Alguaciles. Encargados de ejercitar las órdenes y resoluciones del


Consulado.
• Portero. Empleado de intendencia y vigilancia que además voceaba
a las personas que acudían a las audiencias del Consulado.
• Receptor. Encargado de las cajas de cobro del Consulado.

El prior y los cónsules debían resolver en los asuntos de su cono-


cimiento a verdad sabida y buena fe guardada, y sus juicios solían ser
sumarios. En caso de apelación de sus sentencias conocía un oidor de
la Real Audiencia, acompañado de dos comerciantes del género para
asuntos del orden civil y criminal que afectaran el tráfico entre España
y las Indias.
2. El Protomedicato. Desde la Edad Media se exigió que quienes ejercían
la medicina o actividades relacionadas fueran examinados por peri-
tos, independientemente de presentar exámenes académicos en su
universidad de origen; además, debían ejercer su profesión en forma
colegiada.
En el siglo xv, entre 1477 y 1498 surgió el Real Patronato, organis-
mo colegiado de las profesiones médicas (cirujanos, parteras, oculistas,
herbolarios, ensalmadores, boticarios, etc.). El Patronato realizaba los
exámenes respectivos y concedíalas licencias o autorizaciones para ejer-
cer la profesión; y constituido en tribunal, conocía de las causas civiles
y criminales que se derivaran del desempeño de las tareas médicas.
También vigilaba el buen funcionamiento de las boticas.
Los médicos debían demostrar, a satisfacción del Patromedicato,
su conocimiento de la medicina, su honestidad y su "pureza de san-
gre", es decir, que no eran judíos ni de ascendencia judía, ni tenían en
su familia personas procesadas en la Inquisición.
El ejercicio de la medicina sin licencia implicaba una fuerte multa,
y también las licencias podían ser suspendidas temporal o definiti-
vamente, según la falta cometida en el ejercicio de la profesión. En la
Nueva España el Patromedicato se estableció en 1527.
En 1575 se fundó en la Real y Pontificia Universidad de México
la Cátedra Prima de Medicina y con ella la carrera respectiva. En un
principio el virrey nombraba a los protomédicos o miembros del
Protomedicato, pero a partir de 1646 el organismo se formaba con
dos médicos nombrados por la Universidad, uno de ellos el decano de
la escuela de medicina, y el tercero de sus miembros siguió siendo
designado por el virrey en turno. Además de los tres protomédicos se
contaba con tres examinadores, quienes realizaban los exámenes a los
4. Derecho indiano 93

aspirantes en un recinto de la Real Audiencia habilitado para el caso.


Es de destacarse que un oidor de la Real Audiencia también formaba
parte del Protomedicato en sus funciones jurisdiccionales.
Las normas que regían sus actividades eran el Fuero Juzgo, el Fuero
Real, las Siete Partidas, la Nueva y la Novísima recopilaciones, las Leyes
de Indias y algunas Ordenanzas de carácter local.
En caso de apelación las resoluciones del Protomedicato pasaban
a consideración, en segunda instancia, de las Reales Audiencias.
Por otra parte, el Protomedicato realizaba frecuentes visitas de
inspección a las boticas para verificar la calidad y el precio de los
medicamentos que expendían.
También quedaba bajo su jurisdicción el trabajo de los barberos,
quienes además de cortar el cabello, afeitar y arreglar las pelucas de
sus clientes, actuaban como dentistas, oculistas y otorrinolaringólogos.
Igualmente a su cargo estuvo el Jardín Botánico (hoy bajo la administra
ción de la Universidad Nacional Autónoma de México).
En el México Independiente se reorganizó el Protomedicato con
disposiciones específicas otorgadas en 1830 y 1831, pero en 1841 desa-
pareció al fundarse el Consejo Superior de Salubridad. 3. El Tribunal del
Santo Oficio (Inquisición). El Tribunal de la fe surgió desde el siglo xn en
Italia y se extendió luego en toda Europa; su función principal era
combatir las herejías, es decir, las afirmaciones contra el dogma.

Las herejías surgieron desde los primeros tiempos del cristianismo,


va que los apóstoles de Cristo enfrentaron este tipo de cuestionamientos
en las comunidades recién convertidas.
Desde el Edicto de Milán de 313, del emperador Constantino, el delito
de herejía se castigó con pena de muerte.17 Sin embargo, el Tribunal de la
Inquisición perseguía varias conductas contra la fe o contra la moral
pública y privada (cuadro 4.12).
Esta gama de conductas era tan amplia y ambigua que casi cualquier
incidente podía dar origen a la intervención del Santo Oficio. Así, puede
leerse en los archivos del ramo acerca de gente que fue procesada porque
cuando se quiso poner una camisa y ésta no estaba limpia profirió una
maldición, o bien porque alguna dama consultó con una vecina la probabi-
lidad de conseguir una sustancia para atraer a cierto individuo, etc. El uso
de palabras altisonantes estaba muy extendido en la época colonial; era

Osear Cruz Barney, op. cit., pág. 317.


94 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.12. Conductas perseguidas por la Inquisición.

Conducta Descripción
Herejías protestantes Afirmación contra la fe.

Apostasía Renegar de la fe cristiana.

Blasfemia Proferir palabras injuriosas contra las cosas de la fe.

Sacrilegio Realizar actos indebidos en templos o lugares sagrados y


contra las imágenes y objetos de culto.

Judaismo Propagación o culto de la religión hebraica o de Moisés.

Hechicería Preparación de todo tipo de sustancias o desarrollo de ritos

para causar daño a alguna persona.

Magia blanca Invocaciones para hacer el bien o para curar a una persona.

Magia negra Invocaciones para hacer el mal o para enfermar o matar a

una persona.
Actos contra natura Prácticas sexuales aberrantes (incesto, sadismo, sodomía,
bestialismo, etcétera).

Satanismo Invocaciones y culto al diablo en cualquiera de sus manifes-

taciones.
Aquelarre Reunión orgiástica de brujos y brujas con invocaciones des-

enfrenadas a los demonios.


Espiritismo Invocación a los espíritus de las personas fallecidas.

Misas negras Rituales semejantes a la misa cristiana, pero en adoración al

demonio.
Cismatismo Actividades tendientes a dividir a la comunidad o Iglesia cristiana.

Ateísmo Negación de la existencia de Dios.

Mahometanismo Práctica de la fe del Islam.

Sectas místicas Practicadas por "iluminados", que se decían privilegiados por

una supuesta revelación divina.


Celebración de no Celebración de misas y otros rituales y administración de

ordenados sacramentos por personas no ordenadas sacerdotes.


(continúa)
4. Derecho indiano 95

Cuadro 4.12. (Continuación.)

Conducta Descripción

Solicitación Prostitución de hijos o hijas. Se castigaba tanto a quien efec-


tuaba como a quien solicitaba esta prostitución.

Bigamia Matrimonio efectuado sin ser soltero o viudo.

Matrimonio de religiosos Incluía a los miembros del clero secular y del regular.

Conculcación de imágenes Atentados contra las imágenes sagradas.

Proposiciones en general Cualquier palabra o acto en el que se exaltara otra religión.

Simple fornicación Cualquier acto sexual cometido fuera de matrimonio, espe-


cialmente el amancebamiento.

Superioridad del estado Si se le consideraba mejor que el estado religioso.


matrimonial

Supersticiones Prácticas contra la fe, en cualquier manifestación: amuletos,


adivinaciones, horóscopos, suertes, talismanes, brebajes,
elíxires, afrodisiacos, uso de herraduras, collares de ajos,
etcétera.

Pactos con el demonio Para obtener cualquier beneficio o poder.

Rebautizantes Si se bautizaba dos veces un adulto o un niño, para obtener


beneficios económicos por el parentesco con los padrinos.

Astrología Aplicación de la astronomía para efectos adivinatorios.

Extracción o abuso de Mal uso de los sacramentos.


formas sagradas

Quebrantamiento de Es decir, no aplicación de penas o de discriminaciones a


prohibiciones impuestas a descendientes de personas condenadas por la Inquisición.
descendientes de relajados

Testimonio falso Era considerado así no sólo si el testigo mentía, sino también si
callaba algo.

Quebrantamiento de condena y Las sentencias del Tribunal debían cumplirse cabalmente.


evasión de presos

(continúa)
96 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.12. (Continuación.)

Conducta Descripción

Revelación de declaraciones No sólo por parte de funcionarios, carceleros y verdugos, sino


hechas ante el Tribunal del también por ex presidiarios que hubieran purgado su condena y
Santo Oficio fueran puestos en libertad. A ellos se les advertía del riesgo grave de
contar afuera sus experiencias en las cárceles inquisitoriales.
Especialmente a partir del siglo xvm cuando aparecieron varias
Masonería Libros y música logias, que luego fueron importantes en la Independencia de
América.
El índice de publicaciones era amplio en materia de obras,
especialmente las referentes a los pensadores de la Ilustración
prohibidos y del enciclopedismo. Pero la misma Biblia estaba prohibida en
el nivel de lectura popular, para evitar la libre interpretación de la
misma como lo hacían los protestantes. También se ocultaron,
en la medida de lo posible, las noticias sobre la Revolución
francesa y la independencia norteamericana. En cuanto a la
música, se prohibían sobre todo los ritmos afroan-tillanos por su
evidente sensualidad; entre los títulos musicales censurados
estaban: "El Chuchumbé", "Señora", "Si el alma os di", "La tirana"
y nuestra "Bamba", hoy muy popular.

popular, por ejemplo, la frase "¡voto al diablo!", pero esto podía ser censu-
rado por la Inquisición; recuérdese que en la Francia del rey San Luis (Luis
IX) se exponía en un cepo con la cabeza cubierta de tripas de cerdo a
aquellos sujetos que proferían malas palabras.
La herejía, sin embargo, era la conducta que se consideraba más peli-
grosa por la Iglesia pues provocaba el cisma o la división entre sus miem-
bros, lo cual la debilitaba y hacía perder su poder. Puede decirse que preci-
samente de cismas surgió la Iglesia ortodoxa griega o Iglesia oriental, y
también las iglesias cristianas o protestantes, que se dieron con la Reforma
de Martín Lutero, a partir del siglo xv, y que se fueron multiplicando en
diferentes lugares de Europa, en donde provocaron en los siglos xvi y xvn
las llamadas guerras de religión, muy sangrientas.
Para frenar las herejías la Iglesia en un principio optó por un sistema
inquisitorial episcopal, encargando a los señores obispos en sus diócesis co-
nocer y resolver sobre estos "delitos contra la fe". Por eso estos funcionarios
religiosos recorrían el área de su jurisdicción predicando e invitando al arre-
pentimiento y a la penitencia y, de ser el caso, denunciando a los infractores,
aun cuando se tratara de personas cercanas por parentesco o por amistad,
puesto que en ello les iba su propia salvación espiritual. Esto hizo tan temible
al Tribunal del Santo Oficio, ya que ante él nadie podía sentirse a salvo.
4. Derecho indiano 97

Más adelante, y debido a que los obispos no supieron cumplir con dili-
gencia su misión, la Iglesia estableció la Inquisición pontificia, con delegados
papales enviados a las zonas infestadas de herejes. Ésta resultó más eficaz
que la Inquisición realizada por los obispos específicos, por lo que hacia 1220
en Sicilia se creó el primer Tribunal Inquisitorial con el emperador Federico
II y el papa Honorio III, Tribunal que fue permanente.
A la vez, se precisó llevar a cabo toda una campaña de predicación para
combatir a los herejes en distintos lugares y en ello se distinguieron algunos
futuros santos como San Bernardo, San Francisco de Asís y Santo Domingo
de Guzmán.
Precisamente Santo Domingo de Guzmán, español nacido en 1175 y
fallecido en Bolonia el 8 de agosto de 1221, fundó la orden de los predica-
dores conocida como de los dominicos, quienes se caracterizaron por su
lucha frontal contra las herejías y a los que se les encargó el Tribunal de la
Inquisición, a partir de 1233, con el papa Gregorio IX. Más adelante, en
España, la labor de predicación la continuó brillantemente el también do-
minico San Vicente Ferrer.
Aunque la Inquisición ya se había establecido prácticamente en toda
Europa, España se conservó como un país liberal, en donde los judíos, por
ejemplo, vivían tranquilos e incluso disfrutaban de un estatus elevado si se
compara con la vida que llevaban en los ghetos o barrios discriminados en
otras partes del continente, padeciendo humillaciones y represalias por
oarte de los fanáticos que los acusaban de haber sido los causantes históri-
cos de la muerte de Cristo.
En ocasiones los monarcas y nobles españoles recurrían a solicitar
oréstamos ante los ricos comerciantes judíos. Sin embargo, poco a poco el
fanatismo se fue apoderando de la voluntad popular bajo el influjo de
sacerdotes y frailes enardecidos. Así, en 1391 en Sevilla hubo una masacre
de cuatro mil personas, cuando la turba asaltó la "judería" del lugar. Ante
estos hechos, judíos y también algunos moros se convirtieron, aunque fuera
en apariencia, a la fe de Cristo. Pero en secreto seguían practicando sus
religiones; entonces, el movimiento antijudío se extendió a muchas otras
ciudades de España.
Por estas razones, dos siglos y medio después de establecida en Europa,
en 1478 por bula Exigit sincerae devotionis affectus et integra fides del papa Sixto
IV, y a petición de los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, se estableció el
Tribunal del Santo Oficio en España. Es sabido que en secreto la oropia
reina Isabel solicitó al papa la bula.
Al penetrar la Inquisición en ese país lo hizo con grandes muestras de
crueldad; se dispuso que el secreto de los testigos de cargo fuera inviola-
98 Historia del Derecho mexicano

ble, que se adoptara el tormento y la confiscación de bienes, exceptuando de


ella a quienes en un término de gracia dado abjuraran de sus ideas y se
denunciaran a sí mismos; también se admitían y adelantaban las denuncias
entre padres e hijos, hermanos y cónyuges. Así, la persecución contra los
judíos aumentó en número y en saña, pues de entrada se procedía a despo-
jarlos de sus bienes en beneficio de la Corona.
Es notable que los personajes que más se caracterizaron por su odio
hacia los judíos fueran descendientes precisamente de éstos, como en el
caso de Fernando el Católico, quien era hijo de Juan II de Aragón y de su
segunda mujer, Juana Enríquez, judía de nacimiento. A su vez el obispo
de Segovia, Juan Arias de Ávila, que condenaba con frecuencia a los judíos
a ser ahogados o colgados, era hijo de un judío converso, y en Sevilla, en
1474, el marqués de Villana provocó una matanza atroz de judíos, que no
respetó edad, sexo ni rango social, cuando él mismo era descendiente de
abuelos judíos. Pero a mayor abundamiento, un nieto de judíos, fray Tomás
de Torquemada, fue el primero y más temible inquisidor por su fanatismo
en la época de los Reyes Católicos.
No obstante estos horrores, la Inquisición fue un factor importante
para evitar en España las guerras de religión que tanto afectaron a otros
países europeos.
Para formar el Tribunal inquisitorial español los Reyes Católicos esta-
blecieron el Consejo de la Suprema y General Inquisición en 1483. Su
régimen jurídico se encuentra en las disposiciones siguientes:

1. Instrucciones Antiguas, dadas en Sevilla entre los años 1484, 1485,


1488, 1498 y 1500.
2. Compilación de Instrucciones de la Santa Inquisición, de 1561, elabo
rada por Fernando Valdés en Toledo.
3. Instrucciones del Santo Oficio de la Inquisición, sumariamente anti
guas y nuevas, dadas en Madrid en 1627.
4. Compilación de las Instrucciones del Oficio de la Santa Inquisición,
también de Madrid, en 1667.

En América, el Tribunal inquisitorial partió de un "memorial de Re-


medios para las Indias" que fray Bartolomé de las Casas, entonces residente
en La Española, envió en 1516 al cardenal Jiménez de Cisneros, Regente del
Reino e Inquisidor General de España, en donde le solicitaba establecer en
estas tierras el Tribunal del Santo Oficio. La respuesta de Cisneros se dio
en julio de 1517, nombrando a los obispos de Darién en Panamá y de Santo
Domingo y Concepción de la Vega, ambas poblaciones de La
4. Derecho indiano 99

Española, como inquisidores apostólicos para proceder judicialmente con-


tra cristianos nuevos relapsos en las sectas de Moisés y de Mahoma.18
Sin embargo, este primer intento por establecer la Inquisición en
América fue infructuoso puesto que sus titulares, por diversas razones, no
pudieron ejercer sus cargos. Por eso en 1519 el cardenal Adriano de Utrecht,
sucesor de Cisneros, nombró nuevos inquisidores en Indias a Alonso Manso,
obispo de Puerto Rico, y a fray Pedro de Córdoba, viceprovincial de los
dominicos, ambos con facultades por crear tribunales inquisitoriales en
diversos lugares de las Indias.
En el caso específico de la Nueva España, el primer juicio inquisitorial
se practicó en 1522, a unos meses de efectuada la conquista de Tenochtitlan,
v se realizó en la persona de un indígena recién convertido llamado Mar-
cos, vecino de Acolhuacan, acusado de concubinato. En 1523 se publicaron
los dos primeros edictos inquisitoriales, uno contra herejes y judíos y el
otro contra personas que tuvieran conductas que parecieran pecados.
En 1524 se le dio el cargo de primer comisario de la Inquisición a fray
Martín de Valencia, uno de los 12 primeros franciscanos que llegaron a
estas tierras para evangelizar. Este religioso fue muy controversial, pues
como inquisidor persiguió con tenacidad a los indígenas que caían en ido-
latría y como misionero tuvo fama de hombre dulce y benevolente; sus
restos descansan en el Santuario del Señor del Sacromonte en Amecameca,
Estado de México.
En 1526 fray Martín de Valencia fue sustituido por fray Domingo de
Betanzos, quien estuvo en el cargo hasta 1528 y trató de establecer una
Inquisición de tipo episcopal.
Betanzos procesó a varios españoles por blasfemia, si bien se dijo que
todos los implicados eran partidarios de Cortés, por lo que parece que más
que religiosos eran motivos políticos los que originaron estos juicios. Más tarde
Betanzos fue sustituido por fray Vicente de Santa María, quien condenó a
algunos judaizantes.
Para fines de 1528 el franciscano fray Juan de Zumárraga tomó pose-
sión de su cargo como primer obispo de México, lo que automáticamente
'.e daba el cargo de inquisidor, y a él le tocó organizar el primer tribunal de
'.a fe en la Nueva España a partir de 1536, el cual fue muy activo pues
conoció de 150 procesos. También la actuación de este religioso fue con-
.radictoria, pues por un lado se le llamó protector de los indios, y por otro fue

Antonio M. García-Molina Riquelme, El régimen de penas y penitencias en el Tribunal de la Inquisición


de México, serie Doctrina Jurídica, núm. 17, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, México,
1999, págs. 1 y 2.
100 Historia del Derecho mexicano

muy severo como inquisidor, lo que levantó grandes protestas, especial-


mente cuando entregó al brazo secular, es decir, a la justicia criminal ordi-
naria, al cacique de Texcoco Carlos Chichimecatecuhtli, acusado de idola-
tría, quien fue ejecutado. Este hecho despertó tal inquietud que Zumarraga
fue cesado como inquisidor y Carlos V, a instancias del Real Consejo de
Indias, nombró como visitador e inquisidor apostólico a Francisco Tello
Sandoval para que inspeccionara en el ramo a la Nueva España e informara
al rey y al arzobispo de Sevilla, del que en aquel entonces dependía el
obispado de México.
Tello Sandoval ejerció su poder de inquisidor de 1543 a 1546 y apenas
efectuó una decena de procesos inquisitoriales, pero que afectaron también
a algunos indígenas considerados "principales".
El sucesor en el obispado de Zumarraga, el dominico Alonso de Montúfar,
actuó también con mano enérgica en lo tocante a la Inquisición. Paralela-
mente se abrieron tribunales en otras sedes novohispánicas como Oaxaca,
Mérida, Valladolid (Michoacán), Puebla y Guadalajara, y más tarde en Filipi-
nas, región que quedaba incorporada al virreinato de la Nueva España.
En 1569 Felipe II autorizó la creación de un Tribunal Inquisitorial en
México y otro en Perú; luego, en 1610, se creó otro en Cartagena, Colombia.
En la Nueva España se nombró a Pedro Moya de Contreras (quien luego
fue virrey) y a Juan de Cervantes como inquisidores. A esta decisión la avaló
el papa Pío V, quien por cierto luego fue canonizado. El Tribunal tendría
jurisdicción sobre toda la población, incluso sobre los virreyes, pero no con
los indígenas, a los que se les debía tratar con "amor y no con temor"; su
área de aplicación era, además de la Nueva España, Guatemala, El Salvador,
Honduras, Nicaragua y Filipinas.
El 2 de noviembre de 1571, al iniciar sus actividades, el Tribunal fijó un
"bando requiriendo a la población mayor de 12 años que se presentara ante el
Tribunal el día 4 para hacer públicamente el juramento de la fe, bajo amenaza
de excomunión, en una ceremonia que se llevó a cabo en Catedral";19 además
se anunciaba que en un periodo de seis días se aceptarían y perdonarían, con
una ligera penitencia, las autodenuncias. A esto se le llamó Edicto de Gracia,
Era típico que la Inquisición procediera en tres tiempos o periodos:

1. De gracia o arrepentimiento, en el que cualquiera podía arrepentirse,


autodenunciarse y ser castigado de forma más o menos ligera.
2. De denuncia o acusación, en el que se recibían los testimonios de quienes
aseguraban que alguien presentaba una conducta sospechosa o irregular.

i<;
Osear Ciuz Barney, op. cit., pág. 322.
4. Derecho indiano 101

3. De indagación o investigación, en cuyo caso el Tribunal se daba a la


tarea de buscar indicios en contra de las personas, actuando como
juez y parte, lo cual es desde luego contrario a la más elemental idea
procesal de justicia e imparcialidad.

Conviene ahora conocer algunos testimonios relacionados con el Tri-


bunal de la Inquisición:

1. Abogado de presos. Defensor de oficio en el Tribunal del Santo Oficio.


Anatema. Excomunión, maldición, imprecación, censura, estigma.
Auto de fe. Castigo público de los sancionados por el Tribunal del Santo
Oficio. Los condenados eran llevados de la cárcel de la Inquisición, ubicada
en la Ciudad de México en la Plaza de Santo Domingo, hasta la Plaza de
Armas ("Zócalo"), montados en unas muías, con una cera verde (símbolo
de penitencia) y con el sambenito puesto. Ya en la Plaza de Armas se les
subía a un entarimado, se leía públicamente sus delitos-pecados y la resolu-
ción tomada y se les azotaba frente a todos para escarmiento general. Casa
chata. Se denominaba popularmente así al edificio que ocupaba en la
Ciudad de México el Tribunal del Santo Oficio, ubicado en la esquina
de las actuales calles República del Brasil y Belisario Domínguez,
en la Plaza de Santo Domingo. Se le decía chata por el remate que
contiene en la parte superior de su esquema sur-poniente que aparece
en diagonal, en vez de cuadrangular como sería lo usual; por eso
también le decían casa de la esquina chata. Como a los prisioneros los
conducían hasta este recinto en un carruaje verde, el pueblo decía: "se
lo llevaron a la calesita verde", para indicar que alguien había caído
en poder del Santo Oficio. En el Patio de los Naranjos estaban las
celdas con un área de 16 pasos de largo por 10 de ancho cada una,
con dos puertas gruesas y en una de ellas un agujero con barrotes para
comunicarse al exterior y una tarima de azulejos a manera de cama.
La cárcel propiamente dicha se encontraba en la actual calle República
de Colombia y en ella se mezclaban los procesados y los condenados.
Cuando se cerró la Inquisición el edificio sirvió de prisión y llegaron a
llamarle la Bastilla mexicana. Más adelante fue el asiento de la Escuela
de Medicina, y allí se suicidó el joven poeta coahuilense Manuel
Acuña. En 1953, cuando se inauguró la Ciudad Universitaria, el recinto
quedó, como hasta ahora, en el patrimonio histórico de la Universidad
Nacional Autónoma de México. Cristiano viejo. Es quien profesaba la fe
de Cristo y provenía de familia cristiana a lo largo de todas sus
generaciones.
102 Historia del Derecho mexicano

Familiar del Santo Oficio. Se les encomendaban tareas policiacas o de


indagación. Eran verdaderos espías, "ojos y oídos de la Inquisición"
para indagar vida y conducta de toda la población. Actuaban sin
ostentarse como empleados del Santo Oficio para introducirse en cual-
quier círculo social sin levantar sospechas. Para ser familiar se requería
demostrar la "pureza de la sangre".
Excomunión mayor. Apartar de la Comunión, no administrarla ni en
caso de extrema urgencia o gravedad de un enfermo. Por extensión,
se negaba la aplicación de los demás sacramentos. Si la pena era general,
es decir, para una población entera, se llamaba entredicho. Garrote vil.
Este instrumento, utilizado para ejecutar a los condenados a muerte,
constaba de un poste, una pequeña banca o garrote en el que se
sentaba al reo, colocándole un torniquete de hierro en el cuello que al
darle vuelta lo estrangulaba.
Inquisición. Nombre que se le dio también al Tribunal del Santo Oficio.
Proviene del verbo inquirir, es decir, indagar o examinar cuidado-
samente una cosa, y alude al carácter de investigador y juzgador que
indebidamente tenía ese Tribunal, ya que actuaba como acusador y
juez a la vez, por lo que era doblemente temido por el pueblo. Pureza
de la sangre. La tenía el que no había sido enjuiciado y sentenciado, ni
él ni ningún miembro de su familia, especialmente sus ascendientes,
por el Tribunal del Santo Oficio.
Quemadero. Término popular que aludía al lugar en donde eran que-
mados vivos o ya fallecidos los reos condenados a muerte. En la Ciudad
de México hubo dos quemaderos, uno en el lado oriente de la actual
estación Pino Suárez del metro (Plazoleta y capilla de Santa
Magdalena) y otro en la Plaza de Santa Paula, en el costado oeste de la
Alameda Central.
Relajamiento. Proviene de relajar o soltar, descansar en algo o en al-
guien. Consistía en entregar a la justicia ordinaria, o brazo secular, a
aquellos reos reincidentes o no arrepentidos; se les entregaba a la
justicia humana con la súplica de que ésta fuera misericordiosa con
ellos, pero en la realidad eran condenados casi siempre a la pena
capital. También se pedía "relajar en estatua" a un ausente. Relapso.
Calidad de relajado, es decir, de reo entregado por la Inquisición a la
justicia ordinaria.
Sambenito. Ropa grotesca que debía usar temporal o definitivamente
un sentenciado por el Santo Oficio. Era una especie de babero largo
hasta las rodillas, que cubría el pecho y la espalda, de color amarillo
con dos cruces en forma de X, o cruz de San Andrés. A veces se le
4. Derecho indiano 103

agregaban al bordado diablos o serpientes de fuego, y un gorro en


forma cónica. Esta indumentaria, al morir el reo, era colgada en las
paredes internas laterales del templo de su localidad con un letrero
que contenía los datos del caso para escarmiento general y vergüenza
de su familia.
Tortura. Dolor corporal y moral que se infligía a los reos para que
confesaran sus culpas y se arrepintieran. En general se aplicaba este
procedimiento en todos los tribunales de lo criminal, ya que la
confesional era considerada la "reina de las pruebas", cuanto más en
la Inquisición. Se justificaba por la idea cristiana de que es preferible
perder el cuerpo y salvar el alma. No a todos los procesados se les
daba tormento; esto ha constituido la llamada leyenda negra de la Inqui-
sición. Sólo se aplicaba en delitos graves, o si el reo se mantenía en
actitud rebelde o no daba muestras de arrepentimiento. El fiscal debía
solicitar el tormento en forma expresa y fundamentada; se notificaba
entonces al preso para darle la oportunidad de confesar o arrepentirse
y evitarse así esta calamidad. El tormento podía aplicarse sobre la per-
sona del inculpado o sobre una tercera persona, para intimidarlo. Se
requería la presencia de un notario para levantar el acta respectiva y en
ella se debían anotar incluso los lamentos que profiriera el atormentado,
lo que hace particularmente dramática su lectura actual. Se aplicaba la
tortura de menos a más gravedad en el dolor y con constantes
exhortaciones para que confesara o se arrepintiera. Si se consideraba
inútil seguir torturando al reo, se concluía la práctica diciendo que él
había "vencido el tormento", pero esto no se le decía al preso para
mantenerlo en expectativa y zozobra. Después, un médico lo revisaba
para evaluar las consecuencias de la tortura aplicada, en la inteligencia
de que el reo era culpable y responsable de las mismas y aun de su
muerte, si era el caso, por haber llevado al Tribunal a esos extremos.
Los medios de tortura eran diversos y con toda la crueldad de la época;
lo más usual era el del embudo, que se colocaba en la boca del sujeto
para hacerlo tragar agua hasta casi producirle la muerte. También eran
frecuentes la flagelación, el potro y otros instrumentos tristemente céle-
bres. La tortura fue abolida con la Constitución de Cádiz en 1812.
Verdugo. Encargado de aplicar la tortura o la pena de muerte. Los
había en todo tribunal de lo criminal; llevaban una capucha para ocultar
su identidad y no ser víctimas a su vez de la venganza de los parientes
o familiares del sentenciado. Por esa misma razón, en ocasiones los
inquisidores ocultaban sus rostros con capuchas, y esto también forma
parte de la "leyenda negra sobre la Inquisición".
104 Historia del Derecho mexicano

Visitadores de librerías o recogedores. Hacían inspecciones en librerías y


bibliotecas para recoger libros prohibidos a fin de quemarlos pública-
mente.

El Tribunal del Santo Oficio estaba integrado por inquisidores, quienes


en número de uno a tres actuaban como jueces y a ellos tocaba conocer y
resolver en todos los procesos; el fiscal, encargado de promover los juicios
después de haber realizado las indagaciones suficientes para proceder en con-
secuencia; el Secretario del secreto o notario del secreto, quien estaba investido
de fe pública y por eso autorizaba las actas respectivas, así como otras
diligencias, despachos, edictos, etc.; un alguacil; un receptor; un notario, quien
debía estar presente en caso de aplicación de tormento; un abogado del fisco,
porque un procedimiento previo era la confiscación de los bienes del inculpa-
do; un nuncio; un médico; un barbero cirujano; un portero; un dispensero;
varios comisarios, que eran representantes del Tribunal en las provincias de la
Nueva España; varias familias, es decir, espías que actuaban como informadores
de la conducta de las personas sospechosas para el Tribunal; varios califi-
cadores o teólogos, encargados de ayudar a elaborar las sentencias basándose
lo más posible en los textos del Derecho canónico; y varios consultores,
quienes también eran expertos en temas religiosos y por eso auxiliaban con
sus opiniones y dictámenes a los inquisidores (por cierto, podían ser laicos).
El procedimiento inquisitorial constaba de varias etapas:

1. De relación. Se iniciaba con las denuncias presentadas, la investigación


sumaria, la acusación formal y la aprehensión del inculpado.
2. De procedimiento judicial. Comprendía los alegatos, la disposición de
pruebas y los alegatos de defensa.
3. De resolución. Al dictarse la sentencia respectiva.

La aprehensión era fulminante. Al pregón de "¡Abrid en nombre


del Santo Oficio!", toda persona o autoridad debía dar paso a los guar-
dianes del Tribunal. Nunca se decía al reo por qué se le detenía; por
esa razón, muchas veces, la persona en su desesperación por salvarse
se acusaba de algunas faltas que no eran las que el Tribunal estaba
persiguiendo, con lo que su situación se tornaba más difícil.
Todos sus bienes eran puestos a resguardo; si se encontraba entre
ellos una Biblia o una estrella de David, si el inculpado estaba
circuncidado o si se demostraba que su verdadero nombre era de
origen hebreo, se tomaba como evidencia de que practicaba el judais-
mo, aunque ya se hubiera convertido; a los nuevos cristianos que aún
4. Derecho indiano 105

profesaban secretamente la religión de Moisés los llamaban despecti-


vamente marranos.
Para proceder a la aprehensión se requería tres denuncias más o
menos creíbles; al prender al inculpado toda su familia, amigos, conocidos
y vecinos quedaban bajo sospecha, de ahí que casi nunca se encontraba
quien quisiera visitar o defender a un procesado por la Inquisición.
Además, el reo quedaba completamente incomunicado; se procuraba
disuadirlo de sus faltas para que, arrepintiéndose, se reconciliara con la
Iglesia, pero como no se le decían sus imputaciones, ni se le daba a conocer
el nombre de los acusadores, ni testigos en contra, era muy difícil que
pudiera lograrse este "arrepentimiento".
Se violaba el secreto de confesión, pues el confesor debía mani-
festar a los inquisidores lo que hubiera escuchado del reo en confesión;
también se colocaban "cautelas" o "embusteros", es decir, aparentes pro-
cesados que se introducían a la celda del inculpado para ganarse su con-
fianza y servir de espías al Santo Oficio. Se le nombraba un abogado
defensor, quien más que preparar sus alegatos en pro, trataba de conven-
cerlo para que se arrepintiera y lograra una sentencia más benigna.
Lo confesado mediante tortura debía luego ser ratificado ante
notario. No había careos, pues los acusadores y los testigos permane-
cían en el anonimato.
La Iglesia aplicaba tortura pero no ejecutaba, pues simplemente
relajaba o entregaba al reo a la justicia secular, quien procedía a senten-
ciar y aplicar la pena de muerte. Si el acusado moría durante el proceso,
el juicio continuaba contra sus familiares; si estaba ausente, se le
perseguía por edictos, declarándolo hereje si no comparecía en el
término de un año. También se podía quemar en efigie o imagen a un
ausente; se dice que esto ocurrió con el poeta Francisco Gómez de
Quevedo y Villegas (1580-1645), si bien no por la Inquisición sino por
las autoridades de Venecia, debido a una conspiración en la que el
escritor se vio involucrado. Si se trataba de una persona fallecida, sus
restos podían ser exhumados y quemados.
Lamentablemente la infamia caía sobre la familia del reo, ascen-
dientes y descendientes, por eso una de las primeras interrogantes en
un juicio inquisitorial era el origen y estirpe de su familia.
Ante una sentencia del Tribunal del Santo Oficio cabía el recurso
de suplicación o apelación, ante el propio Tribunal, la primera, y ante
el Consejo de la Suprema y General Inquisición en España, la segunda,
pero sólo para casos excepcionales. No eran competentes al respecto
ni la Audiencia ni el virrey.
106 Historia del Derecho mexicano

A lo largo de la historia universal algunos procesos inquisitoriales


han sido famosos, por ejemplo, el de Girolamo de Savonarola en 1498
en Florencia, quemado en la Plaza de la Signoria de esa ciudad; el de
Giordano Bruno, quemado vivo en Roma en 1600, y el de Galileo en
el siglo XVII, quien se salvó retractándose de sus ideas respecto al mo-
vimiento de la Tierra en derredor al Sol, cuando pronunció luego su
famosa frase "y sin embargo se mueve".
En realidad este Tribunal, al tener facultades para intervenir en
la vida, familia e intimidad de las personas, era un instrumento eficaz
para que el Estado, unido con la Iglesia, ejerciera un control absoluto
sobre la población.
La temible persecución que se desató contra la comunidad judía,
sobre todo durante el siglo XVII, se explica gracias al despojo que se
hizo de las cuantiosas fortunas que habían amasado los comerciantes
judíos. Por eso el Tribunal resultaba un gran proveedor para el fisco.
El virrey Martín Enríquez de Almanza recibió con solemnidad,
pero con frialdad a los primeros inquisidores, Pedro Moya de Contreras
y Juan de Cervantes, pues era claro que este Tribunal representaba
una autoridad independiente de la suya y desde luego rival, lo que se
demostró con el paso del tiempo, con los diferentes virreyes hasta
1808, en vísperas de la Guerra de Independencia, en que fue apresado
por el Tribunal el propio virrey Iturrigaray.
Actualmente los archivos guardados con tanto celo por la Inqui-
sición se conservan casi intactos en el Archivo General de la Nación
para ser analizados por investigadores especializados, entre los que
han destacado Edmundo O'Gorman, Toribio Esquivel Obregón, Luis
González Obregón y J. T. Medina.
Por otra parte, y puesto que se pretendía que el castigo fuera
ejemplar y causar temor al pueblo, los autos de fe y el relajamiento
eran motivo de gran solemnidad. La procesión de inculpados partía
de la Casa de la Inquisición hasta el Zócalo, en medio del clamor popular
que gritaba e insultaba a los reos, quienes eran acompañados por
frailes que los exhortaban a arrepentirse. Una vez en la plaza principal
había tablados donde se acomodaba el virrey, su familia, la Audiencia,
el arzobispo y todo el cuerpo episcopal, los maestros de la
Universidad y los miembros de diversos colegios y gremios. Se procu-
raba que estas tribunas, especialmente la del virrey, quedaran próximas
a una ventana del palacio virreinal para que, mediante una especie de
puente de madera, se pudiera pasar a una habitación suntuosamente
decorada en donde "se disponía almuerzo y refresco para las
4. Derecho indiano 107

personas principales y hasta alcoba para que el virrey pudiera dormir


la siesta..."20 Todos los balcones de las casas por donde debía pasar la
procesión de reos y los de la Plaza Mayor eran adornados con ricos
tapices y la gente acudía ataviada como a una fiesta.
De ese lugar, los sentenciados a muerte partían hacia alguno de
los "quemaderos", en tétrica procesión con tambores a duelo. Al llegar
al sitio de la ejecución todavía los frailes trataban de convencer a los
condenados; si finalmente se arrepentían, lo hacían saber al verdugo para
que diera vuelta al torniquete puesto en el cuello de las víctimas (el
garrote vil), a fin de que murieran antes de ser quemados. Algunos reos
debían ser amordazados para evitar que gritaran o blasfemaran.
Diversos autos de fe fueron particularmente famosos, por varios
motivos. Entre ellos pueden citarse los siguientes:
• 1574. Se declaró inocente a Pedro Juárez de Toledo, acusado de herejía
en Guatemala, pero que ya había fallecido en la cárcel durante el proce
so. A la vez se condenó a varios "luteranos", es decir, protestantes.
• 1590. Se condenó a muerte a Luis de Carvajal "El Viejo", que había
sido Gobernador de Nuevo León, y a varios miembros de su familia
por ser judíos.
• 1596. Muy solemne y considerado como "cosa maravillosa" por las
crónicas de la época, en donde fueron ejecutados otros miembros
de la familia Carvajal.
• 1601. También se ejecutó a otros miembros de la familia Carvajal,
entre ellos dos damas jóvenes de 14 y 19 años.
• 1649. Todavía se ejecutó a un miembro de la familia Carvajal, y un
individuo llamado Treviño de Sabremonte se hizo famoso por su
frase: "Echen leña, que mi dinero me cuesta." En total se ejecutó a
107 personas.
• 1659. Fueron "quemadas" varias personas en efigie y en restos por
ser ya fallecidas. Pero sobre todo destacó la ejecución de Guillen
de Lampart, quien a su manera pretendía lograr la independencia de
México y cuya escultura se encuentra ahora en la cripta del Monu
mento a la Independencia en el Distrito Federal.
Los autos de fe abarcaron, en Nueva España, los siglos xvi, xvn,
xvm y los primeros años del siglo xix, aunque ya en este último fueron
menos crueles y populares que en otros tiempos. Las penas que podían
ser aplicadas por el Santo Oficio se muestran en el cuadro 1.13.
20
Varios, Enciclopedia de México, tomo VIII, op. cit., pág. 4266.
108 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.13. Penas que aplicaba el Tribunal de la Inquisición.


Pena Descripción

Relajación Entregar al reo al brazo secular, lo que generalmente equivalía a


ser condenado a la pena capital

Galeras Consistía en servir como remero en los barcos de la armada,


de por vida o durante un tiempo; las mujeres estaban excluidas

Cárcel De por vida o temporal. Existía en la Nueva España o en


otros lugares del Imperio español, sobre todo en las colonias
del norte de África

Destierro Generalmente de por vida

Confiscaciones y multas A casi todos los reos se les aplicaban estas sanciones
económicas, independientemente de otras penas

Azotes Por lo regular de "40 menos uno", es decir, 39, según la usanza
pública

Vergüenza pública Con el uso del "sambenito", mordaza, vela verde, lectura
pública de sus delitos; haciendo comer a un religioso en el
suelo, etcétera

Abjuración Debía renegarse públicamente de la fe judía o musulmana

Infamia Se hacía pública por bando y afectaba a la familia

Represión Sanción aplicada en forma colectiva, por ejemplo, cuando un


religioso era azotado por todos los miembros de su comunidad

Penitencias espirituales Ayunos, oraciones, limosnas, peregrinaciones, asistencia a


misas, vigilias, etc. Aun cuando un individuo fuera declarado
inocente, se le ordenaban estas penitencias pues su conducta
había sido de menos tan imprudente que había motivado la
intervención del Santo Oficio. Por eso era claro que de éste
nadie salía bien librado

Por disposición de la Instrucción número 35 dada al Tribunal,


los indígenas no fueron sujetos de la Inquisición, pero lamentable-
mente las castas de origen negro sí, y muchos de ellos fueron procesa-
dos por el Santo Oficio. Era claro que de las primeras indagaciones
que efectuaba el Tribunal para determinar la aprehensión del incul-
pado, éste no sabía absolutamente nada, como sucedió en el primer
4. Derecho indiano 109

juicio inquisitorial seguido a Miguel Hidalgo y Costilla en 1780, por


denuncia de un sacerdote de San Felipe Torresmochas, en donde se
hizo indagaciones con algunos religiosos de Querétaro y otras perso-
nas, sin citar a Hidalgo, sino mucho después, en 1800, a la Ciudad de
México, en donde pudo demostrar su inocencia, sin que por el mo-
mento esto lo afectara demasiado.
Es discutible el número de ejecutados a causa del Santo Oficio.
Recuérdese que éste no condenaba a muerte y buscaba hasta el último
momento el arrepentimiento y la reconciliación con la Iglesia. Luis
González Obregón calcula que en los dos siglos y medio que duró en
funciones en la Nueva España el Tribunal Inquisitorial, sólo hubo 51
ejecutados; en cambio, otros historiadores calculan que sólo en 1481
en España hubo 21 mil procesos inquisitoriales, si bien no todos ter-
minaron con sentencia de muerte.
En 1811 el Tribunal juzgó en Chihuahua por segunda vez al pa-
dre Hidalgo, a raíz de su aprehensión en Acatita de Bajan, Coahuila,
en virtud del movimiento insurgente. El 12 de febrero de 1813, por
decreto de las Cortes de Cádiz fue abolido el Tribunal del Santo Ofi-
cio, en tal virtud se mandó quitar de la catedral de la Ciudad de México
las tablillas con los nombres de penitenciados de otros tiempos, y se
entregaron a la Corona 64 000 pesos de plata y 8 000 de oro que tenía
la Inquisición. Pero el 21 de enero de 1814, con el regreso de Fernando
VII al trono español se restableció el Tribunal. En esas condiciones
conoció de la causa seguida en la Ciudad de México a José María
Morelos y Pavón. Sin embargo, para el 31 de mayo de 1820, con la
entrada en vigor, de nuevo, de la Constitución gaditana, quedó abolido
definitivamente el temido Tribunal.
De sus cárceles, ya clausuradas, fue liberado el polémico religioso
fray Servando Teresa de Mier. En el caso de los caudillos Hidalgo y
Morelos, ambos fueron condenados a perder su jerarquía sacerdotal
de manera vergonzosa y en pública degradación.
En fecha reciente la Iglesia ha repudiado la actuación histórica
de este tristemente célebre Tribunal del Santo Oficio o de la Inquisi-
ción.
La Acordada. Debido a la inseguridad en los caminos infestados de
bandidos, quienes en forma individual u organizados en bandas
patibularias asaltaban a comerciantes y viajeros, desde la Edad Media,
bajo la organización de las autoridades municipales, se formaron gru-
pos de voluntarios que se conocían como hermandades y realizaban
tareas de protección y vigilancia.
110 Historia del Derecho mexicano

Más adelante, hacia el siglo xv se unieron en España varias her-


mandades de este tipo y establecieron una Junta General para controlar
sus actividades e intentar regularlas. En la Nueva España se tomaron
algunas medidas preventivas contra la delincuencia, como la prohibi-
ción de que los indios montaran a caballo, que los negros se juntaran
en grupos de más de tres, que se limitara el abuso del juego de naipes
y de las bebidas embriagantes, especialmente el pulque. Para 1553,
durante el gobierno de Luis de Velasco padre, se estableció la llamada
Santa Hermandad; sin embargo, sus funciones fueron ineficientes y
poco eficaces.
Por esa razón, durante el siglo xvn la inseguridad en los caminos
era alarmante. En 1710 hubo un acuerdo de la Real Audiencia de la
Ciudad de México, a petición de los habitantes de Querétaro, para
designar a Miguel Velázquez de Loria Alcalde de la Santa Hermandad
en esa ciudad, subordinada a la Sala del Crimen de dicha Audiencia,
para que procediera a organizar la lucha contra la delincuencia en
caminos y lugares despoblados de la región, sometiendo a los deteni-
dos ajuicio pero elevando sus fallos a la Real Audiencia antes de eje-
cutarlos.
En 1719, y debido a la eficiente labor de Velázquez de Loria, se le
concedió a su grupo plena autonomía para poder ejecutar sus resolu-
ciones sin necesidad de autorización de parte de la Audiencia.
De esta manera se creó el Tribunal de "la Acordada", llamado así
porque nació de un acuerdo de la Real Audiencia. Era creación auténtica
del derecho novohispano, tenía jurisdicción en los reinos de México,
Nueva Galicia y Nueva Vizcaya, y su función era perseguir y ejecutar a
criminales y bandoleros. Sus juicios eran sumarios y las ejecuciones se
hacían colgando de un árbol a los sentenciados. Las sentencias eran
inapelables.
Más adelante la Acordada tuvo también jurisdicción en las zonas
urbanas. A partir del virrey Bucareli, en 1772 se le dio jurisdicción para
conocer de la fabricación, el almacenaje y la venta de bebidas prohibidas,
y para el cobro de impuestos por las bebidas permitidas, con lo que el
fisco salió beneficiado. En 1788 se decretaron sus instrucciones o regla-
mentación, pero desde 1776 contaba ya con un reglamento propio.
El virrey podía conceder indulto a los sentenciados a muerte, por
lo que se le debía avisar de la fecha y hora de la ejecución. Más adelante
se exigió la aprobación del virrey para efectuar una ejecución.
El Tribunal de la Acordada estaba conformado por un juez pro-
pietario, cargo que posteriormente recayó en algunos de sus deseen-
4. Derecho indiano 111

dientes; también se contaba con un escribano o secretario; un defensor


de oficio; varios comisarios o representantes en diferentes lugares del
país, un ayudante, un médico, un capellán, un carcelero y un verdugo.
Su asiento era la Ciudad de México, sede de la temida cárcel de la
Acordada, en donde el pueblo decía que mediante el tormento,
práctica común en todo Tribunal penal de la época en todo el mundo,
"te acordabas hasta de lo que no habías hecho".
Las penas aplicables eran la muerte, azotes, galeras, prisión y
trabajos forzados, que se efectuaban en México, en Veracruz o en La
Habana. Más tarde, cuando se concedió una liberalización en el co-
mercio de bebidas, ya no se hizo necesaria la intervención de la Acor-
dada para controlar este ramo.
Cuando el país se alzó en armas en la Guerra de Independencia,
se pretendió dedicar a la Acordada a reprimir los movimientos gue-
rrilleros, pero la Constitución de 1812 ya no era compatible con un
Tribunal especial, pues sólo se reconoció jurisdicción a los Tribunales
ordinarios. Así se extinguió la Acordada, de la que queda sólo el re-
cuerdo de su eficacia y de su arbitrariedad en la represión de los
malhechores en los caminos.
El Tribunal de Minería. La Nueva España fue rica en zonas mineras
como Durango, Zacatecas, Taxco, San Luis Potosí, Guanajuato, Pachuca
y otros lugares. De ahí la preocupación por regular el ramo de la
manera más eficaz posible.
Hacia 1550 el virrey Antonio de Mendoza expidió las primeras or-
denanzas de minería. Felipe II también reglamentó la explotación minera,
y desde luego quedó normada en la Nueva Recopilación de 1567.
Hacia el siglo xvm, con el auge de la minería, cuando la Nueva
España "sudaba plata", se organizó el gremio de la minería para la
defensa de los intereses de los mineros y en 1789 el rey Carlos III creó
el Real Tribunal de Minería.
Este Tribunal estaba situado en la Ciudad de México y el país se
dividía en distritos mineros, al frente de los cuales había una diputa-
ción minera formada por representantes de dueños de minas y explo-
tadores de las mismas. En el Tribunal había un director general, un
administrador y tres representantes, todos elegidos por las diputacio-
nes, para un periodo de seis años. Además, había un cuerpo de consul-
tores integrado por mineros con experiencia que auxiliaban con sus con-
sejos y dictamen sobre asuntos específicos.
La primera instancia se daba en las diputaciones y la apelación
ante el Director y los representantes centrales; en caso de delitos refe-
112 Historia del Derecho mexicano

rentes a la minería, como hurto de metales, se debía dar parte a la Sala


del Crimen de la Real Audiencia. El Tribunal también ejercía funcio-
nes administrativas y burocráticas para controlar los títulos de propie-
dad y la explotación de las minas.
El Tribunal resolvía en caso de controversia respecto a la titulari-
dad de las minas, medidas, deslindes, desagües y servidumbres, etc.
Sus procedimientos eran sumarios y había abogados defensores. Las
apelaciones sólo se daban para asuntos cuantiosos.
Más adelante, para las apelaciones se integró un oidor de la Real
Audiencia, en lo que se llamó tribunal de alzada. A veces el Tribunal de
Minería adelantaba fondos de los impuestos al fisco, con lo cual se
aseguró el apoyo de la Corona.
6. El Juzgado General de Indios. En el afán de proteger y hacer justicia
entre los indígenas, y a sugerencia del virrey Luis de Velasco hijo se
formó un Juzgado General de Indios para conocer en primera instancia
de todas las causas civiles que se dieran entre indígenas, o entre éstos
y los españoles. En caso de apelación resolvía en forma sumaria la Real
Audiencia.
Este juzgado quedó formalmente establecido en 1591 y le fueron
expedidas sus Cédulas Reales el 19 de abril y el 5 de octubre de 1605.
Los indios podrían optar entre someterse a este Tribunal o a la juris-
dicción de los alcaldes ordinarios en la justicia municipal.
En la Audiencia se procuró tener siempre disponible un protector
o procurador de indios para defender sus causas y se prefería que este
abogado tuviera nociones de sus lenguas nativas. El trato especial que
recibían los indígenas respecto a la impartición de justicia se debía a
que se les consideraba grupos marginados. De ahí la política
proteccionista.
Para pagar a los servidores del juzgado general de indios se co-
braba a éstos un tributo especial llamado medio real de ministros, que
pagaba todo indio adulto, varón y casado. La mitad la pagarían viudos,
viudas y adultos solteros. El tributo era anual. Por lo mismo, ni los
funcionarios del Tribunal ni los abogados debían cobrar absolutamente
nada.
Poco a poco se extendió la materia de jurisdicción a casos de arren-
damientos, cacicazgos, malos tratos, quejas contra la Iglesia, etc. Las
penas que podía aplicar este Tribunal eran, entre otras, flagelación,
trabajos forzados, amonestación, marca con hierro candente, mutila-
ción, confiscación y pena capital. Estaba constituido este Tribunal por
un procurador general, que sería abogado defensor de los indios; un
4. Derecho indiano 113

asesor y dos abogados, uno para las causas civiles y otro para las crimi-
nales; dos solicitadores, un relator, un notario, un intérprete y un alguacil.
El propio virrey podía ser juez sin que fuera necesariamente letrado. De
hecho los primeros virreyes solían conceder audiencias públicas en su
residencia o palacio, en ciertos días de la semanas para que los indios
pudieran expresar sus quejas y querellas y fueran atendidos.
El Tribunal desapareció con la expedición de la Constitución de
Cádiz, en septiembre de 1812. En 1814 el virrey Calleja lo reabrió,
para cerrarse definitivamente en 1821.
7. El Tribunal de la Real Hacienda y el Tribunal de Cuentas. En las Antillas
se organizó por primera vez la Real Hacienda Indiana, pero la recau-
dación hacendaría siempre fue objeto de múltiples reclamaciones y
juicios fiscales.
En 1600, dentro del Real y Supremo Consejo de Indias se formó la
Junta de Hacienda, y a partir de 1605 Felipe III creó los Tribunales de
Cuentas de México, Lima, Santa Fe, Colombia, Río de la Plata y Chile.
Los llamados tribunales de cuentas o fiscales tienen sus orígenes en
el derecho medieval francés. Este Tribunal se configuraba con tres
contadores, dos oficiales y un portero. Todos los miembros del orga-
nismo debían ser personas respetables; si eran solteros requerían au-
torización expresa para contraer matrimonio y se procuraba que no
se casaran con hijas o parientes de funcionarios fiscales para evitar
que se crearan intereses entre ellos.
Conocían del cobro de recargos en adeudos fiscales, de presen-
tación de cuentas de recaudadores y controlaban las finanzas que se
otorgaban al asumir un cargo de responsabilidad fiscal; de los pleitos
que surgieran con los contribuyentes, como en el caso de pago de lo
indebido. Se podía apelar de sus resoluciones ante la Real Audiencia
o ante el Consejo de Indias, dependiendo el monto de lo litigado.
En cuanto a la recaudación original, que luego daba lugar a pleitos
en el Tribunal de Cuentas, normalmente eran los oficiales reales los en-
cargados de efectuarlas, y para ello contaban con el auxilio de tesore-
ros, contadores, factores (quienes vigilaban los almacenes de depósito de
mercancías que pertenecían al rey en función de multas, recargos,
decomisos, etc.) y veedores o inspectores.
Con la creación de las Intendencias en el siglo xvm el Tribunal de
Cuentas fue perdiendo importancia al formarse la Junta Superior de Ha-
cienda, así como porque el virrey actuaba como superintendente de la
Real Hacienda. Para fines del siglo xvm el Tribunal de Cuentas era un
organismo recargado de burócratas y de difícil tramitación.
114 Historia del Derecho mexicano

8. El fuero universitario. Desde la Edad Media se otorgó fuero a las uni


versidades, por lo que contaron con su propio organismo de jurisdic
ción. Por eso al fundarse las universidades de México y del Perú reci
bieron privilegios parecidos.
El responsable de la justicia universitaria era el rector y, en su
caso, el vicerrector. Quedaban bajo su conocimiento asuntos de orden
académico, civil; los pleitos surgidos a causa del juego y los asuntos
criminales ocurridos dentro o fuera de los edificios universitarios si
estaban implicados miembros de la comunidad.
Estaban sometidos a la jurisdicción del rector, los maestros en cual-
quiera de sus grados (doctores, maestros, bachilleres, etc.), los estudiantes
de cualquier nivel, incluso los "oyentes", que se permitían en esa época.
Las penas estaban contenidas en las constituciones de cada universidad y
de sus sentencias se podía apelar ante la Real Audiencia. En 1649 el virrey
Juan de Palafox y Mendoza dotó de su constitución a la Real y Pontificia
Universidad de México. Se podían aplicar multas y suspensiones. Si el
delito cometido implicaba mutilación, flagelación, cárcel o muerte, se
debía remitir al inculpado ante la justicia criminal ordinaria.
Este tribunal desapareció con la Constitución de 1812 porque con
ella se eliminó el fuero universitario.
9. El fuero eclesiástico. Si una persona pertenecía en cualquier grado al
clero secular o regular, con un mínimo de seis meses de antigüedad
quedaba ya bajo la jurisdicción del fuero eclesiástico, lo que significa
ba que ninguna autoridad civil podía conocer de causas en las que
estuviera implicado. Esto incluía asuntos de orden religioso, como
excavaciones, así como también de tipo civil e incluso criminal.
La práctica en este fuero alcanzaba hasta tres instancias con los
obispos y arzobispos de la región. Se podían imponer multas e incluso
solicitar el auxilio de la Real Audiencia para ejecutar penas corporales
y hasta la pena capital a los infractores, en el entendido de que era el
brazo secular y no la Iglesia quien llevaba a cabo tales sentencias.
El fuero quedaba siempre limitado porque la Corona podía ex-
traer el asunto litigioso de manos de los Tribunales Eclesiásticos y pa-
sarlo a la justicia ordinaria, manifestando ser un "recurso de fuerza".
En las provincias apartadas los obispos se valían de vicarios para
extender sus facultades jurisdiccionales; por eso se dotaba a estos fun-
cionarios religiosos de plenos poderes al respecto.
Ya en la época de la Reforma en el México Independiente se
eliminó al fuero eclesiástico, por lo que la justicia ordinaria se aplicó
indistintamente a religiosos y civiles. El Derecho canónico regulaba
4. Derecho indiano 115

esta materia, pero también se encontraba reglamentada en las Leyes de


Indias de 1680.
10. Los fueros militar y de Marina. Para los miembros del ejército y la arma
da el fuero implicaba la justicia civil y criminal y se hacía extensiva a
los miembros de su familia.
En la primera instancia las causas las conocían los capitanes de
las respectivas compañías, y en apelación pasaban al gobernador o al
mismo virrey, en su calidad de Capitán General, pero siempre con el
auxilio de un asesor letrado. Para causas oficiales conocía en ambas
instancias el Capitán General.
El fuero militar lo tenían todos los hombres de toga; en cambio,
el personal administrativo de cualquier nivel tenía fuero político, de-
rivado del anterior.
En 1701 se dispuso que las causas criminales en que se vieran
implicados militares pasarían a un Consejo de Guerra integrado por
oficiales debidamente facultados.
En 1718 Carlos III en sus Ordenanzas militares extendió el
fuero a los hijos y sirvientes de los militares. Todos gozaban del pri-
vilegio de portar armas para su defensa personal y para la cacería.
No se les debían embargar bienes sino por disposición de la Real
Hacienda.
La justicia ordinaria sólo podía proceder a denunciar las causas y
criminales ante los tribunales militar o de Marina, según correspon-
diera, para que éstos continuaran el procedimiento respectivo.
Este fuero subsistió en el México Independiente, si bien se pidió
que los jueces de distrito asesoraran a los comandantes generales
para que se desarrollaran los procesos del caso. Hoy la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su art. 13, señala las directrices
del fuero de guerra y prohibe que se extienda en ningún y por ningún
motivo sobre personas que no pertenezcan al ejército.
11. La mesta. También proviene de la Edad Media, cuando pastores y ga
naderos se reunían para defender sus intereses como gremio. Alfonso
X, el Sabio, rey de Castilla, fue el primero en reconocerlos oficial
mente como una verdadera organización.
Los miembros de la mesta aportaban cuotas para sostenerla y
efectuaban sus celebraciones religiosas y civiles a fin de mantener la
unidad.
El funcionario principal era el alcalde de mesta o de cuadrilla
electo por los "hermanos de la mesta", por un periodo de cuatro años,
para que ejerciera funciones administrativas y de justicia.
116 Historia del Derecho mexicano

Los miembros de la mesta debían pagar además el montazgo


para que su ganado pudiera pastar en mestas y terrenos comunales, y
el portazgo por poseer ciertas tierras pastorales.
A partir de 1529 se estableció este Tribunal y su respectiva orga-
nización. Para ser miembro mesteño se debía poseer por lo menos
300 cabezas de ganado. Se controlaba el herraje y pastoreo de anima-
les. Se formaba un Consejo que debía perseguir a los ladrones de
ganado y que se constituía con cinco hermanos de la mesta.
A lo largo de su existencia la mesta se enfrentó con varios grupos
de poder: a) con los indígenas que reclamaban como suyos los terrenos
comunales; b) con los propietarios de tierras de cultivo, y c) con los
propios ganaderos, unos propietarios de tierras y otros simples
estanceros o propietarios de pequeñas extensiones de terreno para
mantener sus ganados.
Además la mesta contaba con procuradores, algunos de ellos de
puestos que precisamente eran representantes de la organización y se
ubicaban en los lugares de cobro fiscal para impedir abusos en tal
sentido. La mesta tenía facultades para elaborar y aplicarse sus propias
ordenanzas, previa la autorización real correspondiente. Al respecto,
se contó con las de 1537 y 1574.
12. El Tribunal de Bienes de Difuntos. Se encargaba de las sucesiones intestadas
y todos los bienes que constituían la masa hereditaria quedaban en
custodia del Tribunal, para proceder, por edictos, a determinar la cali
dad de herederos de los parientes del de cuius, en el entendido que se
reconocía hasta el vigésimo grado de parentesco, si bien, como es usual
en la materia, el pariente más próximo desplazaba al más lejano.
Primero la Casa de Contratación de Sevilla se encargó exclusiva-
mente del caso de los intestados; después, en 1550 se creó un Tribunal
especial cuyo responsable era un oidor de la Real Audiencia. En las
provincias, los gobernadores, los oficiales reales y los corregidores
debían actuar como jueces de bienes de difuntos.
Se debía procurar encontrar herederos primero en la Nueva Es-
paña, después en Indias y luego en España; si no los había, la Real
Hacienda se consideraba propietaria. Los bienes con su respectivo
inventario eran transportados a España y puestos a disposición de la
Casa de Contratación de Sevilla, y más tarde, cuando ésta desapareció,
al Real Consejo de Indias para su custodia.
13. El Tribunal de la Bula de la Santa Cruzada. Su nombre proviene de la
época de las Cruzadas y se trataba de un donativo que los fieles ha
cían para sostenerlas económicamente, a cambio de lo cual recibían
4. Derecho indiano 117

indulgencias y privilegios, por lo que se expedía una bula o documento


que así lo manifestaba.
A pesar de que las Cruzadas concluyeron, continuó la costumbre
de proporcionar donativos a la Iglesia por este motivo y los diferentes
papas confirmaron tales operaciones. Era tradición familiar comprar
anualmente los certificados o bulas para sus miembros e incluso hacer
un festejo especial por este motivo.
En función del Regio Patronato, la Real Hacienda se encargaba
del cobro de las limosnas y donaciones que implicaba la bula, por lo
que podían surgir litigios entre la Iglesia y la Corona, de modo que a
partir de 1603 se dispuso crear como un añadido de la Real Audiencia
un Tribunal de la Bula de la Santa Cruzada, con un solo delegado
general, un oidor decano, un fiscal de la Real Audiencia y un cuerpo
de contadores.

Las apelaciones se daban en el Consejo General de la Cruzada y el


Comisionado General en Madrid.
Ya en el siglo XVIII, el papa Benedicto xiv concedió al rey de España el
privilegio de administrar con entera libertad este donativo, y a la postre
fueron los virreyes quienes lo administraron, dando cuenta al rey con la
mayor fidelidad posible, por lo que el Tribunal desapareció.
Otros tribunales menores eran los siguientes:

• Composición de Tierras. Para regularizar propiedades inmuebles y títu


los que los acreditaran.
• Estanco de pólvora. Para garantizar los monopolios concedidos en la
fabricación y venta de este producto.
• Estanco de tabaco. Igual que el anterior, pero para el tabaco.
• Montepíos. Para los litigios surgidos por estas instituciones, que se crea
ban para beneficio de los empleados de la Corona y que se configuraban
con aportaciones del fisco y de parte de los sueldos de los propios
beneficiarios. El litigio se planteaba al desconocer o disminuir el monto
de sus derechos.
• Alcabalas. Para el cobro indebido o el no pago en este tipo de impues
tos fiscales, que eran por transacciones mercantiles.
• Bebidas prohibidas. Quedó bajo el control del Tribunal de "la Acor
dada".
• Juzgados de provincia. Para pleitos que se dieran en la Ciudad de Méxi
co y a cinco leguas a la redonda. Eran para asuntos menores y se
juzgaban sumariamente.
118 Historia del Derecho mexicano

El control de los funcionarios públicos

El hecho de que los reinos de Indias estuvieran allende el mar, en España


era más urgente la necesidad de controlar a los funcionarios públicos para
evitar que se formaran grupos de poder y de arbitrariedad. Las medidas
que se tomaron fueron varias y a veces se tiene la impresión de que la
metrópoli estableció un sistema de espionaje y de control exagerado, de
manera que los funcionarios estaban prácticamente impedidos de actuar
pues cada uno de sus actos se hallaba controlado. Las medidas usuales en
estos casos eran las siguientes:
1. Nombramiento. Las designaciones las hacía el rey, pero solía someter
las a la autorización del Real y Supremo Consejo de Indias. En el caso
de los virreyes, los cargos no eran vitalicios y nunca se especificaba
un tiempo determinado de función, por lo que el así nombrado igno
raba si su mandato se prolongaría por algunos años o si sería de corta
duración.
2. Confirmación. Toda disposición normativa emanada de las autoridades
indianas requería la autorización final del rey. En ocasiones entraba en
vigor provisionalmente con la autorización del virrey, si se trataba de
autoridades de menor rango, pero finalmente era indispensable la
autorización real para que surtiera efectos.
3. Despido. Cualquier autoridad podía, en todo momento, ser sustituida
sin que existiera forma de impedir o condicionar el despido.
4. Juicio de residencia. Al principio se efectuaba en caso de denuncia gra
ve, pero después fue de rigor someterse a este juicio una vez cesado
en el cargo. Se aplicaba a todo funcionario y tenía por objeto conocer
y resolver lo conducente en caso de haber cometido irregularidades o
excesos en el desempeño de una función pública. Es el antecedente
del juicio de responsabilidad de servidor público y del juicio político
de nuestros días. Se denominaba de residencia porque la persona a la
que se le aplicaba debía quedar arraigada en alguna ciudad cercana a
México mientras se decidía su situación jurídica. En el caso de la Nue
va España casi siempre fueron las ciudades de Tulancingo y de Texcoco
las preferidas para residenciar a los funcionarios, especialmente a los
virreyes. Se podía aplicar este juicio a funcionarios civiles, militares y
eclesiásticos. Era un juicio y cualquier persona podía formularles car
gos, con base en el interés jurídico público. El arraigado debía mientras
tanto otorgar fianza para garantizar el cumplimiento de su responsa
bilidad, en caso de que se la demostraran. Si había indicios graves el
juicio era sumario; de cualquier modo, en seis meses debía quedar
4. Derecho indiano 119

sustanciado el expediente para remitirlo al Real y Supremo Consejo


de Indias a efecto de dictar sentencia. Las penas aplicables eran multa,
inhabilitación temporal o permanente, traslado a España o destierro.
Los jueces de residencia podían ser nombrados por el rey o por el
Consejo de Indias, siempre eran jueces ad hoc, es decir, nombrados
para ese efecto. Se podía apelar, según el caso ante el Consejo o ante
la Corona. Si se trataba de los corregidores, generalmente eran resi-
denciados por su sucesor.21 Todavía en las constituciones de 1812 y
1814 apareció regulado este juicio.
Visitas generales. Fueron muy usuales sobre todo en el siglo xvín; las
realizaban los visitadores nombrados por la Corona o por el Consejo,
con amplias facultades para conocer y tomar medidas urgentes en casos
de extrema vaguedad. Desde su llegada al territorio visitado comenza-
ban sus indagaciones, con el mayor secreto posible, para enterarse por
denuncias o mediante sus observaciones de cualquier irregularidad. Ya
en presencia de la Real Audiencia o del virrey eran tratados con todo
comedimiento y respeto y quedaban a su disposición libros, documentos
y todo lo que pudiera ser útil para esta especie de auditoría. Los visitadores
podían viajar por el territorio, interrogar a todo tipo de personas, visitar
instalaciones militares, etc., y, de hecho, inspeccionar todos los rubros de
la administración. Al terminar su visita redactaban un memorial que
entregaban a la Corona o al Real Consejo de Indias para que estas supre-
mas autoridades decidieran al respecto. A raíz de estas visitas se podía
destituir, inhabilitar y hasta procesar penalmente a malos funcionarios.
Los visitadores podían incluso tomar medidas legislativas de primera
mano para corregir algunas irregularidades. Había visitas ordinarias y
extraordinarias, según la urgencia y gravedad para realizarlas.
Inspecciones. También se podían realizar auditorías, pero sólo para un
ramo específico de la administración; por ejemplo, había inspectores
en materia de hacienda, del ejército, etc., y sus nombramientos eran
más de rutina y quedaban comprendidos dentro de la burocracia propia
de cada institución.
Prohibiciones y limitaciones. Los virreyes no debían adquirir bienes
inmuebles en los territorios de su administración. Para casarse reque-
rían autorización real y se prefería que no lo hicieran con mujer de su
virreinato. No debían aceptar regalos, ni siquiera acudir a fiestas o
reuniones; por eso eran ellos los que ofrecían en forma oficial alguna
fiesta ocasional en su residencia.

Osear Cruz Barney, op. cit., pág. 364.


120 Historia del Derecho mexicano

Lamentablemente, hacia el siglo xvm estos controles se relajaron y


hubo muchos casos escandalosos de corrupción. Paradójicamente, buenos
virreyes como Bucareli y los Revillagigedo tuvieron que pasar, si bien con
éxito, por juicios de residencia, mientras que otros funcionarios que habían
alcanzado fama de corruptos no sufrieron consecuencia alguna por su mal
desempeño.

El Ayuntamiento indiano

Derivado de los fueros municipales de la Edad Media y con profundas


raíces que se pueden percibir desde la época de los romanos y de los grie-
gos, el municipio fue y es la célula básica de la organización política de un
sistema auténticamente democrático.
En plena guerra de Reconquista para expulsar a los árabes del territorio
español, el Ayuntamiento sirvió para mantener la solidaridad local que fue
de tanta utilidad para mantener viva esa lucha de ocho siglos.
En la Edad Media, entre los siglos x al XIII, se fue fortaleciendo el
Ayuntamiento, o gobierno colegiado, que llegó a gozar de gran autonomía
respecto de otras autoridades, incluida la de rey. Por esa razón, podía ela-
borar sus propias normas, conocidas generalmente como fueros, pues se
basaba en un privilegio que le concedía la Corona, generalmente como
retribución por algún servicio importante que la ciudad le proporcionaba,
sobre todo en tiempos de guerra.
De la natural mezcla de costumbres que se dio a raíz de las invasiones
bárbaras sobre el Imperio romano, ya en decadencia, surgió, como deriva-
ción del Concilio germánico, el Consejo Municipal.
Así tuvo lugar el Consejo o cabildo abierto, por el cual los vecinos eran
convocados en la plaza central al repique de una campana, para discutir
libre y abiertamente sus problemas y necesidades y tomar decisiones al res-
pecto, a mano levantada, incluso con la participación de las mujeres. Cabe
destacar que si el cabildo se reunía en forma exclusiva para sesionar, sólo lo
formaban munícipes en el salón de cabildos, y era un Consejo cerrado.
Las disposiciones legales emitidas autónomamente por los ayuntamien-
tos formaban un derecho llamado/ora/, compuesto por esos fueros, los que
a su vez podían agruparse, por su similitud y tendencia, en fueros tipo y
fueros filiales, así como en familias forales; este derecho foral es básico
para el estudio moderno del Derecho municipal.
Al consolidarse a finales de la Edad Media el poder de los reyes, es de
entenderse que la autonomía municipal ya no era compatible con una po-
testad tan grande, por lo cual se fue limitando al grado máximo.
4. Derecho indiano 121

La palabra municipio deriva del latín munus, cargos, oficio, obligacio-


nes, y capere, hacerse cargo de algo. En consecuencia, consiste en otorgarle
a una ciudad la suficiente autonomía como para responsabilizarse de sí
misma en lo que toca a su gobierno y administración.22
Si bien en civilizaciones tan antiguas como la India, China, Egipto,
Fenicia, Palestina y Mesopotamia encontramos formas de organización
comisional que podríamos llamar premunicipal, fue en la polis griega donde
se configura abiertamente la estructura municipal, originada por el
nacimiento y desarrollo de la democracia, en la cual, por necesidad evidente,
la vida política de la ciudad se hizo tan profunda y vivencial que toda la
actividad del hombre giraba en torno de su pertenencia a una ciudad.
En Roma floreció de manera significativa la organización de las ciudades,
que gozaron de gran autonomía, especialmente para atender asuntos internos
de los que no quería hacerse cargo la administración central del Imperio.
Así las cosas, al pasar Hispania a convertirse en una colonia de Roma,
se vio involucrada en esa maquinaria municipal, como sucedió en ciudades
como Urso (Osuna), Carthago Nova (Cartagena), Valentia (Valencia),
Augusta Emérita (Mérida), etcétera.
Con los visigodos y los árabes en la península se fortaleció aún más la
vida municipal. Los primeros crearon el Conventus publicum y el Placintum,
antecedentes de los cabildos abiertos y cerrados, respectivamente, mientras
que los segundos nos heredaron muchos términos aplicables a la vida
municipal (cuadro 4.14).

Cuadro 4.14. Términos árabes relacionados con el municipio.

Término Origen Significado

Alcalde Al'kade Juez

Alcaide Al'gaid Jefe de una guarnición o de una fortaleza

Alarife Al'arífen Jefe de obra arquitectónica

Alférez Al'fariz Jinete, portador de estandarte

Alguacil Al'wasir Gendarme, policía

Alfaquí Al'faqih Jurista, abogado

Alhóndiga Alondiga Bodega de granos

: Carlos Francisco Quintana Roldan, op. cit., págs. 1 a 71.


122 Historia del Derecho mexicano

Luego, mediante el desarrollo de los fueros o cartas pueblas, es decir,


los estatutos privilegiados de las ciudades o poblaciones medievales, se fue
formando una cultura jurídica importante local o municipal que originó
algunos principios nacidos de la práctica comercial y que luego fueron
recogidos por las disposiciones nacionales, especialmente por la Constitu-
ción, como fue el caso de:

1. La igualdad de todos ante la ley.


2. La inviolabilidad del domicilio.
3. La participación de los vecinos en la cosa pública.
4. La responsabilidad de los funcionarios públicos.

Ante este auge de la autonomía municipal, el rey Alfonso X, el Sabio,


en 1255 centralizó las disposiciones forales mediante la expedición de su
Fuero Real. Enrique III de Castilla y León, en 1396 estableció la figura de
los corregidores, para supervisar a los municipios y restarles así autono-
mía. A su vez, en 1340 Pedro IV de Aragón instituyó al "Justicia Mayor",
con amplias facultades judiciales que centralizaron la justicia en estos fun-
cionarios que representaban al rey.
Estas restricciones y la tendencia evidente al control de los municipios
hizo estallar la llamada rebelión de los comuneros, que encabezó Juan de
Padilla junto con otros líderes populares como Juan Bravo, Francisco
Maldonado, Pedro Girón y el obispo Antonio Aviña. Para 1520 los comu-
neros estaban abiertamente enemistados con la Corona, por lo que estalló
la guerra, que culminó el 21 de abril de 1521, en Villalar, con la sangrienta
derrota de los alzados y la muerte de sus dirigentes principales.
Así entró en decadencia el municipio en Europa, si bien, en compen-
sación, resurgía en la recién descubierta América, ya que al irse conquis-
tando y colonizando el continente los españoles fueron aplicando el régi-
men municipal para organizar y controlar a las nacientes ciudades.
Primero surgieron los municipios insulares, al colonizarse las grandes
y las pequeñas Antillas, especialmente Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico
entre 1492 y 1519. A su vez, los municipios continentales, o del macizo
continental, se desarrollaron a partir de 1519 cuando el 22 de abril de ese
año, como ya ha quedado asentado, Hernán Cortés fundó la Villa Rica de la
Veracruz y de esa suerte el primer municipio y Ayuntamiento de nuestro país.
Era un Viernes Santo y el fraile mercedario Bartolomé de Olmedo celebró la
misa solemne del día, en que hizo alusión a la Vera Cruz (verdadera cruz),
la de Cristo en el Calvario, cuyos restos se encuentran en la Basílica de
San Pedro en Roma, trasladadas a esa ciudad por santa Elena,
4. Derecho indiano 123

madre del emperador Constantino, hacia el siglo iv d.C. Después de la


ceremonia, Cortés procedió a fundar la Villa Rica de la Vera Cruz (cerca
del Puerto de Veracruz en el sitio conocido como la Antigua, donde aún se
conserva una casona propiedad del conquistador y donde supuestamente
procedió a hundir sus naves).
Según Francisco López de Gomara,23 el propio Cortés nombró alcalde,
regidores, procurador, alguacil, escribano y demás cargos de ese cabildo, en
nombre del emperador Carlos I de España, a la vez que les entregó después
las "varas" que simbolizaban su poder (cuadro 4.15).
Más tarde, en 1673, Felipe II expidió las Ordenanzas de Población,
donde minuciosamente reiteraba muchos aspectos de las Ordenanzas de
1524 y 1525, dadas en la Nueva España por Cortés y que, como ya se dijo,
se denominaron Plan Municipal.
La autoridad del municipio era un órgano colegiado llamado cabildo,
ayuntamiento, consejo o regimiento. Además, como era común que los vecinos
de una población se reunieran a la salida de la misa principal del domingo
para ponerse de acuerdo y tomar decisiones respecto a sus problemas
locales, en esas mismas "sesiones públicas" se elegía por aclamación a las
personas que habían de sustituir a los funcionarios en los distintos cargos,
si bien al principio de la colonización eran los capitanes generales,
adelantados, descubridores o fundadores de villas quienes hacían la desig-
nación de los funcionarios municipales iniciales. Esto explica que Hernán
Cortés haya nombrado a quienes formaron el Ayuntamiento de Veracruz.
Más tarde el rey hacía las designaciones y también se daba el caso de
venta de oficio para algunos cargos.

Cuadro 4.15. Integrantes del primer Ayuntamiento de la Nueva España.

Alcaldes Alonso Hernández Portocarrero y Francisco de Montejo

Regidores Alfonso Dávila, Pedro de Alvarado, Alonso de Alvarado y Gonzalo


de Sandoval

Alguacil mayor Juan de Escalona

Procurador general Francisco Álvarez Chico

Tesorero Gonzalo Mejía

Alguaciles Ochoa Viscaino (sic) y Alonso Romero

23 Carlos Francisco Quintana Roldan, op. cit., pág. 49.


124 Historia del Derecho mexicano

Según la importancia y el tamaño de las poblaciones, los cargos muni-


cipales se distribuían de la manera siguiente:

1. Ciudad metropolitana. Doce regidores


Dos fieles ejecutores
Dos jurados de cada parroquia
Un procurador general
Un mayordomo
Un escribano de Concejo
Dos escribanos públicos
Un pregonero mayor
Un corredor de lonja
Dos porteros
2. Ciudades diocesanas o sufragáneas. Ocho regidores
Varios oficiales propietarios
3. Villas y lugares. Un alcalde ordinario
Cuatro regidores
Un alguacil
Un escribano de Concejo Público
Un mayordomo.24

Como se advierte, algunos cargos eran transitorios; otros, perpetuos.


Normalmente eran por dos o cuatro años y no se admitía la reelección
inmediata, pero era posible volver a desempeñar la misma función dejando
un periodo intermedio. A esto se le llamaba popularmente la ley del hueco,
y es precedente de la no reelección inmediata que ahora se da con los
miembros del Poder Legislativo y de los ayuntamientos en las legislaciones
locales y en la federal, y que fue en su momento utilizada por los generales
Porfirio Díaz y Alvaro Obregón para retomar el poder presidencial.
También se observa gran heterogeneidad en los nombres de los cargos y en
la integración de los ayuntamientos, lo que hace muy complejo su estudio.
Para desempeñar algunos cargos se requería caución, e igualmente los
funcionarios municipales estaban sujetos al juicio de residencia. Los cargos de
venta de oficio eran comúnmente los de alcaldes y regidores, pero los intere-
sados debían cubrir los requisitos del caso. Este sistema trajo como conse-
cuencia gran desprestigio para los funcionarios municipales, al grado de
que para fines del siglo xvm era proverbial la corrupción de los corregidores

24 Según la Ley II, tít. VII, Libro IV, de Indias de 1680, citada por José Ots Capdequi, en Carlos
Francisco Quintana Roldan, op. cit., págs. 54 y 55.
4. Derecho indiano 125

(este aspecto fue satirizado magistralmente por el escritor español del siglo
xix, Pedro de Alarcón, en su obra El sombrero de tres picos). Las funciones de
los ayuntamientos eran, entre otras:

1. Orden legislativo. Redacción de sus propias Ordenanzas municipales.


2. Orden judicial. Conocer y resolver respecto a las apelaciones de fallos de
los alcaldes ordinarios, si no eran competencia de la Real Audiencia.
3. Orden administrativo. Planificación urbana, obras públicas, aguas, sa
lubridad, hospitales, policía, pesas y medidas, fiestas y ceremonias,
emergencias, etcétera.
4. Orden económico. Control del abasto y en consecuencia de las alhóndi-
gas o depósitos de granos, también conocidas como pósitos, todo ello
para controlar los precios y suministros de artículos de primera nece
sidad, concretamente alimentos.

Debe recordarse que las Ordenanzas municipales requerían la apro-


bación de la Corona por medio de sus representantes directos, los virreyes.
También debe distinguirse entre cabildos de indios y cabildos de españoles:

1. Cabildo de indios. Propios de las llamadas reducciones o lugares donde


se establecían las poblaciones de indios, y se conservaba a las autori
dades indígenas, ahora con cargos de la organización municipal, pues
se buscó que los indios se rigieran por sus antiguas autoridades. Los
cargos eran hereditarios, si bien más tarde fueron electos por la co
munidad. A veces votaban sólo ciertos vecinos, los más ancianos, anti
guos "tatas mandones", y a veces toda la comunidad, por lo general
frente a los frailes misioneros o los curas del lugar, como testigos de
calidad, y luego debían ser confirmados en elecciones por el goberna
dor de la provincia o por los alcaldes mayores o corregidores del dis
trito. En todo esto no había venta de oficios.
2. Cabildo de españoles. Estaban organizados en forma similar a la de los
europeos. Se rigieron por lo dispuesto en las Ordenanzas para descu
brimientos, nuevas poblaciones y pacificaciones de 1573, que remitían
a las capitulaciones respectivas; las leyes de Indias de 1680 y el Regla
mento para el Gobierno de la Provincia de las Californias, de 1781.

Como se ha dicho, los corregidores o alcaldes mayores encabezaban


los ayuntamientos y equivalían a los actuales presidentes municipales, de
ahí que en algunos lugares se hable de alcaldías para referirse a los palacios
126 Historia del Derecho mexicano

municipales y a los cargos de presidente, respectivamente, si bien en el


caso de nuestro país no es adecuado pues los vocablos constitucionales son
otros.
Algunos autores confunden a los corregidores y a los alcaldes mayo-
res, ya que es muy complejo establecer la diferencia entre ambos, pero
queda claro que no son similares. Era común que en las grandes ciudades
se nombraran corregidores, que tenían funciones jurisdiccionales y admi-
nistrativas, en tanto que en las pequeñas poblaciones estaban más generali-
zados los alcaldes mayores, con funciones eminentemente jurisdiccionales.
En todo caso, las funciones de ambos eran, en general, las siguientes:

1. De gobierno. Consistía en cuidar y procurar el abastecimiento de sus


poblaciones; procurar el buen tratamiento a los indígenas, impulsar
las obras públicas, la enseñanza elemental y los principios de la fe
católica; perseguir a malhechores, aprehenderlos y cuidar del orden y
la tranquilidad de sus regiones (de ahí que resultara incongruente
con el cargo de corregidor que la conspiración libertadora de 1810 se
hubiera realizado en la misma casa de Miguel Domínguez, en
Querétaro). Los corregidores también se desempeñaban como vice-
patronos de la Iglesia en su región.
2. De justicia. Eran jueces, a veces de primera y a veces de segunda ins
tancia en asuntos menores tanto civiles como criminales. De ahí que
también ostentaran la vara o el bastón de la justicia, típica de su cargo.
3. De Guerra. Actuaban como capitanes de guerra y debían coordinar las
milicias locales para combatir sobre todo a los piratas.
4. De Hacienda. Recaudaban los ingresos fiscales, los administraban y apli
caban en su área de jurisdicción. Participaban en las juntas de hacienda
y combatían el contrabando. También eran jueces de apelación de los
tribunales de Hacienda. Estas funciones fiscales fueron las que les faci
litaron la corrupción, tradicional, por desgracia, en sus cargos.

Hay que distinguir por otra parte a los corregidores españoles (de
poblaciones de españoles, no necesariamente peninsulares, ya que podían
ser criollos); los corregidores indios (de reducciones indígenas), cuyas dis-
posiciones en materia de justicia requerían aprobación, sobre todo tratándose
de aplicar penas infamantes, trascendentes y desde luego la pena capital, y
los corregidores de indios (que eran precisamente los encargados de
vigilar que en las comunidades indígenas no se cometieran excesos en
contra de las disposiciones de la Corona o de la Iglesia). Los cargos en estos
casos recaían en peninsulares, criollos o a lo sumo mestizos.
4. Derecho indiano 127

Con el establecimiento de las Intendencias en la Nueva España, a partir


de 1786 se tenía la intención de sustituir a los alcaldes mayores y a los
corregidores, para que poco a poco sus funciones fueran absorbidas por
los intendentes (o gobernadores), a fin de combatir la corrupción, pero
ese proceso de sustitución resultó tan lento que fue interrumpido drás-
ticamente por la Guerra de Independencia.
En cuanto a sus funciones hacendarías y económicas, el Ayuntamiento
indiano tuvo gran importancia. A él correspondía controlar el abasto y el
precio de los artículos de primera necesidad, igual que los precios de los
artículos agrícolas; el control de los pesos y medidas, etcétera.
En materia hacendaria, era el Ayuntamiento el órgano recaudador
inicial y para su sostenimiento contaba con bienes: 1. comunes; 2. propios,
que generalmente eran terrenos cuya explotación se destinaba a apoyar los
gastos del Ayuntamiento respectivo, y 3. arbitrios, que eran mercedes o
privilegios reales ("al libre arbitrio y bondad del rey"). Los arbitrios se
clasificaban en:

1. Sisas. Impuestos especiales aplicados a la realización de una obra pú


blica.
2. Derramas. También llamadas repartimientos, en donde se repartía la
carga que implicaba una función de gobierno entre los supuestos be
neficiarios de la misma; por ejemplo, el caso de una democracia o
repartimiento para sostener una Audiencia.
3. Contribuciones. Impuestos específicos respecto a terrenos, por ejem
plo.
4. Concesiones. Consistían en conceder a alguna persona la elaboración o
explotación de un producto que implicaba el pago, al fisco, de una
cantidad previamente establecida.

La función del abasto de productos básicos en una población se cu-


bría mediante:

1. Pósitos. Fondos que administraban las autoridades municipales para


prevenir hambrunas, comprando y comerciando granos básicos como
maíz, frijol, trigo, arroz. Si había ganancias se aumentaban al fondo
del pósito.
2. Albóndigas. Esta palabra, de origen árabe, significa "almacén de depósi
to", generalmente de granos y semillas. El fiel executor controlaba el
almacenamiento para evitar especulaciones y escasez, así como que
los granos almacenados se infectaran con plagas o humedad.
128 Historia del Derecho mexicano

Carlos Francisco Quintana Roldan25 presenta el cuadro que reprodu-


cimos a continuación respecto a las fuentes de referencia del Derecho
municipal colonial (cuadro 4.16).

Cuadro 4.16. Fuentes del Derecho municipal colonial.


Fuentes metropolitanas o peninsulares El Rey El Real Consejo de Indias La
Casa de Contratación de Sevilla El
Tribunal Superior de Cuentas

Fuentes centrales coloniales El Virrey Las Audiencias Los regentes reales


Los gobernadores generales de capitanías

Fuentes centrales provinciales Los gobernadores de las provincias


Los alcaldes mayores Los
corregidores

Fuentes capitulares Los descubridores


Los conquistadores
Los fundadores Los
adelantados

Fuentes locales municipales Los ayuntamientos y cabildos


Los cabildos abiertos

Fuentes de naturaleza eclesiástica Las ordenanzas de curias religiosas Los


regidores monásticos de pueblos hospitales El
Tribunal de la Inquisición

Quintana Roldan plantea:


Puede observarse así la pirámide diversificada y heterogénea que debía
ser soportada por el municipio. Claro está que la importancia y el peso de
cada una de estas fuentes de normas municipales son muy distintos. El
soberano mediante ordenanzas, decretos y acuerdos reales influyó mucho
más, por ejemplo, que las curias de órdenes religiosas, que en forma indi-
recta reglamentaban municipalmente asuntos sencillos de festejos y cere-
monias rituales de los pueblos.

1 Carlos Francisco Quintana Roldan, op. cit., págs. 56 y 57.


4. Derecho indiano 129

Debemos destacar las llamadas fuentes municipales, en estricto sentido,


que eran los ayuntamientos y sus cabildos, ya ordinarios o abiertos. Estos
cuerpos colegiados fueron, sin duda, la principal fuente local de reglamen-
taciones municipales, mediante sus ordenanzas y bandos.
Entre los funcionarios del Ayuntamiento indiano se encuentran:

• Corregidores o alcaldes mayores. Presidían el Ayuntamiento.


• Regidores. Algunos eran vitalicios o hereditarios, a veces designados
por mayorazgo, y otros electivos u honorarios. En general eran conse
jeros municipales con alguna función específica.
Los regidores podrían ser: Alférez real, nombrado desde la Ciudad
de México. A veces presidía el cabildo. Alcaldes ordinarios, jueces de
primera instancia. Generalmente eran dos: el de la justicia civil y el de la
justicia criminal. Procuradores, representaban al Ayuntamiento frente
a otros Ayuntamientos o ante las autoridades de la provincia o del
virreinato.
• Fieles Executores. Controlaban la calidad de los productos alimenticios,
su suministro y su precio.
• Fieles de Alhóndiga. Vigilaban el almacenaje y distribución de alimen
tos en la alhóndiga o almacén.
• Alcaldes de Mesta. Apoyaban la mesta o asociación ganadera.
• Depositario general. Tesorero y administrador de las finanzas del Ayun
tamiento.
• Alguaciles. Policías.
• Corredores de Lonja. Notarios.
• Escribanos de Cabildos. Secretarios.

A su vez, los alguaciles tenían a su cargo: 1. la ronda, o guardia de


vigilancia formada por un piquete de soldados; 2. el sereno, que recorría
las calles observando que todo se mantuviera en calma y dando pregones
para tranquilidad de los vecinos, y 3. el farolero, que se encargaba de en-
cender o apagar, según el caso, los mecheros de los faroles del alumbrado
público.
Este análisis del Ayuntamiento indiano revela que en su tiempo repre-
sentó la célula de organización básica, sustentada en una inicial "democra-
cia" de los habitantes de cada municipalidad, por lo que no es de extrañar
que hacia fines del siglo xvn los Ayuntamientos fueron cada vez más un
refugio de criollos, lo que propició que a la larga en ellos surgiera la in-
quietud por la Independencia. Éste fue el caso del Ayuntamiento de la
Ciudad de México en 1808, el de Querétaro en 1810, y ya en otras latitudes
130 Historia del Derecho mexicano

destaca la importancia que tuvieron para su independencia los Ayunta-


mientos de Caracas, Buenos Aires y Santiago de Chile, entre otros.
Tampoco hay que olvidar, en esa vinculación Ayuntamiento-Indepen-
dencia, que Miguel Hidalgo y Costilla formó, el 17 de septiembre de 1810,
a dos días de iniciado el movimiento insurgente, un nuevo Ayuntamiento,
el primero independiente, constituido como Junta Directiva y presidido
por Ignacio Aldama, en San Miguel el Grande, hoy de Allende; más tarde
hizo lo propio en Celaya y en Guanajuato. Así como el municipio y su
Ayuntamiento fueron las instituciones iniciales de la conquista española,
también lo fueron en nuestra lucha libertaria, todo lo cual explica, entre
otras cosas, nuestra profunda identidad con el Derecho municipal.

La Real Hacienda
Una preocupación fundamental de la Corona fue organizar la Real Hacienda
en las Indias. En principio los soberanos podían fijar la causa y el monto de
los tributos que debían pagar sus vasallos. Al analizar este campo del
Derecho indiano destacan los aspectos que se detallan a continuación:
1. Los ingresos. Se refiere a todos los conceptos por los cuales la Corona
obtenía sus caudales (cuadro 4.17).

Cuadro 4.17. Ingresos de la Corona.

A. Ramos de primera clase o de masa común.

Destino: Cubrir los gastos del virreinato y se integraba por:

Tipo de ingreso Origen y descripción

Ensaye o extracción de oro Metales presentados en las Reales Cajas de fundición para
y plata examinar su ley y quilates.

Derechos del oro, plata o "quinto También conocido como quinto real, consistía en un por-
real" centaje del oro extraído en Indias. Su monto varió entre
10 y 3%.

Derecho de vajilla Al quintarse plata u oro labrados en vajillas y joyas. Se


pagaba 1 % del valor comercial de la pieza.

Amonedación hecha en la Casa La pagaban los particulares por convertir sus metales en
de Moneda moneda.

Alumbre, cobre, estaño y plomo Su explotación la daba la Corona en arrendamiento a los


particulares.
(continúa)
4. Derecho indiano 131

Cuadro 4.17. {Continuación.)

A. Ramos de primera clase o de masa común. Destino:

Cubrir los gastos del virreinato y se integraba por:


Tipo de ingreso Origen y descripción

Alcabalas Impuesto sobre el valor de todas las cosas muebles,


inmuebles y semovientes que se vendían o eran objeto
del trueque o permuta. Esta palabra es de origen árabe y se
trataba de impuestos de tipo mercantil, por lo que tuvieron
una importancia fundamental en la vida financiera y
comercial de la época. Al principio las Indias quedaron
exentas de este pago, pero luego Felipe II ordenó que se
cobrara la alcabala respectiva al efectuarse toda venta,
por eso en 1574 el virrey Martín Enríquez de Almanza
comenzó a aplicarla. Al principio era 2% del valor de la
venta, pero después ese porcentaje varió.
Almojarifazgo También de origen árabe, era 7% del valor de toda mercancía
procedente de España a las Indias. Varió hasta 10%.

Alcances de cuentas Al hacerse la revisión anual del presupuesto ejercido, la


Contaduría Mayor del Reino detectaba partidas que la Real
Hacienda había manifestado como ejercidas, sin que esto
fuera real, y luego se le abonaban para el presupuesto del
siguiente año fiscal.

Aprovechamientos Beneficios por diversos conceptos, por ejemplo, por au-


mento de los bienes obtenidos en compraventas hechas
por la Real Hacienda o por fletes hechos en embarcacio-
nes del rey, etcétera.

Venta de mostrencos Eran bienes muebles o semovientes sin dueño conocido


que se vendían a beneficio del erario, si en un año contado
a partir de su denuncia ante la Real Hacienda no eran
reclamados por su propietario.

Anclaje Derecho que pagaban las embarcaciones por usar las insta-
laciones portuarias, especialmente las del puerto de Veracruz.

Buque Derechos que pagaba toda embarcación que salía del


puerto de Campeche.

Arrendamiento de bienes Arrendamiento que la Corona hacía respecto de sus bienes


realengos inmuebles.

Censos Lo que producía a la Corona permitir el arrendamiento


agrícola o enfiteusis de sus terrenos a los particulares.

(continúa)
132 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.17. (Continuación.)

A. Ramos de primera clase o de masa común.

Destino: Cubrir los gastos del virreinato y se integraba por:

Tipo de ingreso Origen y descripción

Derechos de ventas, Se pagaba por regularizar títulos de propiedad sobre tierras


composiciones y y aguas, que eran originalmente del dominio de la Corona y
confirmaciones de que ésta entregaba a los particulares para constituir una
tierras y aguas propiedad derivada o particular. Al respecto había un pro-
cedimiento para reclamar esa regulación, primero ante los
intendentes de las provincias o intendencias del virreinato,
y luego ante la Junta Superior de Hacienda.

Derechos de pulperías Los pagaban los dueños de pulperías o tiendas de co-


mestibles, ropa y objetos de uso común. Eran de 30 o 40
pesos anuales.

Comisos Pena impuesta a los contrabandistas, cuyo contrabando


pasaba a poder del erario. Por eso se vigilaba lo más po-
sible la ruta a México procedente de los puertos de
Veracruz, Campeche, Acapulco, Manzanillo y San Blas.

Fortificación Impuesto por cada barril de vino que se introducía a la


Nueva España por Veracruz y cuyo monto se destinaba a
la fortificación de San Juan de Ulúa.

Hospitalidades Cada soldado debía aportar un porcentaje de su sueldo


para sufragar sus propios gastos médicos.

Impuesto del pulque Por la fabricación y venta de esta bebida de origen autóc-
tono; con ello se pretendía también frenar su excesivo
consumo entre los indígenas y las clases marginadas. Su
monto se destinaba a combatir a los piratas que asolaban
nuestras costas.

Quinto de perla Por la extracción y venta de perlas. Este comercio tenía


grandes riesgos para el buscador de perlas pues debía ex-
ponerse al ataque de tiburones y tintoreras, además de que
buceaba sin aparatos para respirar. Así, se exponía a sufrir
enfermedades auditivas, visuales, cardiacas y pulmonares.
En la Baja California era frecuente este tipo de actividades.

Pólvora La fabricaba y vendía la Corona, con lo cual obtenía buenas


ganancias, pero como su calidad era deficiente y además no
había forma de abastecer adecuadamente el mercado,
siempre hubo quejas. Por ello en su momento Hidalgo y
Morelos se refirieron en sus proclamas a la necesidad de
liberar la explotación de la pólvora.
{continúa)
4. Derecho indiano 133

Cuadro 4.17. {Continuación.)


A. Ramos de primera clase o de masa común.

Destino: Cubrir los gastos del virreinato y se integraba por:

Tipo de ingreso Origen y descripción

Salinas y venta de sales Su explotación y administración quedaba a cargo de la


Corona.

Impuestos sobre grana, Los pagaban los comerciantes dedicados a su explotación y


añil y vainilla al tinte.

Caldos Se debía pagar este impuesto por la fabricación de aguar-


diente, vinagre, vino y todo tipo de licores.

Gallos Al principio se prohibieron las peleas de estos animales.


Luego se popularizaron, pero se debía pagar por la auto-
rización de criarlos y jugarlos.

Lanzas Derecho que debían pagar quienes obtenían un título de


nobleza y que consistía en 20 lanzas para el ejército. Se
pagaba en vez de la obligación de proporcionarle hom-
bres armados al rey.

Tributos Cantidades que aportaban las castas, específicamente de


indios y negros libres en toda la Nueva España, a excepción de
Nueva Vizcaya (Durango), Sonora, Nuevo México y Texas.

Avería Real y Armada Se cobraba para sostener la flota que escoltaba a los barcos
que hacían el tráfico de mercaderías entre España y América,
y se debía pagar al llegar los buques al puerto de Veracruz.

Oficios vendibles y renunciables Algunos oficios eran vendidos por la Corona, a veces por
una o por más "vidas", en cuyo caso el concesionario podía
renunciar a su cargo, y entonces el nuevo adquirente sólo
pagaba una parte de lo que valía el empleo.

Oficio de Chancillaría El cargo de Chanciller o secretario de Corte era vendible y


de él se obtenía un ingreso para la Corona.

Donativos forzosos La Corona exigía estos donativos a sus subditos en caso de


emergencia. Se llamaban dones gratuitos; lo curioso era
que las autoridades virreinales fijaban y exigían con pron-
titud su pago, puesto que España frecuentemente estaba en
guerra con otras naciones.

Préstamos forzosos Los que supuestamente pagaría en su momento la Corona,


pero en realidad no cumplía, por lo que se volvían
también donativos; además, no generaban intereses.

(continúa)
134 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.17. (Continuación.)

A. Ramos de primera clase o de masa común. Destino:

Cubrir los gastos del virreinato y se integraba por:


Tipo de ingreso Origen y descripción

Reales novenas Parte de los diezmos recaudados por la Corona para la


Iglesia y que el papa cedía al rey; una parte se destinaba a
construir iglesias, otra al pago de sueldos de los curas y
otra más a beneficio de la Corona.
Licencias Sobre uso de fierros para herrar ganado destinado al abasto,
igual que para matarlo en el rastro, o bien para establecer
mesones, molinos, baños, curtidurías, etcétera.

Papel sellado Este tipo de gravamen fiscal se introdujo a partir de 1638


para ser usado en escrituras, instrumentos públicos y actua-
ciones judiciales con el fin de darles autenticidad, bajo pena de
nulidad del escrito que no cumpliera con tal requisito.
Había sellos de diferentes precios que serían usados para
cada tipo de documento; valían desde uno hasta 24 reales.

Depósito de nieve Por el arrendamiento de la nieve estancada a favor del rey.


La nieve se extraía del Popocatépetl o del Pico de Orizaba.

Cordobanes y carambres Se arrendaba el derecho a fabricarlos; se trataba de pieles


curtidas necesarias para la fabricación del calzado,
chaquetas, bolsas, etcétera.

Lotería En 1770 el virrey marqués de Croix estableció la lotería


en la Nueva España, con un fondo de un millón de pesos (el
erario cobraba 14% sobre la venta de billetes).

Panadería y bayuca Por la elaboración del pan y por la venta de víveres y de


vinos en el Castillo de San Juan de Ulúa. Este lugar en
aquella época servía de guarnición a las tropas que custo-
diaban el puerto de Veracruz. Bayuca significa "taberna".

Estanco de lastre La venta de piedras para servir de lastre a las embarca-


ciones.

Impuesto a especias y plantas Como el cultivo del palo de Brasil, la canela, la pimienta, el
específicas clavo, etcétera.

Productos Que se utilizaban tanto en el tinte como en la alimenta-


ción y la farmacia.

Media Anata Civil Los empleados públicos debían entregar al erario la mitad
de su sueldo en el primer año de ejercicio.
(continúa)
Cuadro 4.17. (Continuación.)

4. Derecho indiano 135


A. Ramos de primera clase o de masa común. Destino:

Cubrir los gastos del virreinato y se integraba por:


Tipo de ingreso Origen y descripción

Un impuesto por su importación.


Seda Miel de
Pago de derechos por el uso del residuo del azúcar utili-
purga zada en la elaboración del aguardiente de caña.
Impuesto por el movimiento comercial de géneros y frutos
en el puerto de Campeche.
Entrada y salida
Los particulares lo pagaban para regularizar la tenencia
de las mismas.
Tierras

B. Ramos de segunda clase.


Destino: Específicamente para ser enviados a España o bien a utilizarlos en la Nueva España
pero con un fin determinado, por lo general piadoso:

Tipo de ingreso Origen y descripción

Monopolio del tabaco Sólo se permitía su explotación en la sierra de Veracruz


(Córdoba, Orizaba y Zongolica), y también en Cuba y en el
Naipes Azogue Bulas de la Norte de Florida. Dejaba grandes utilidades a la Corona.
Su fabricación constituía un buen ingreso dadas las cos-
tumbres de la época.
Santa Cruzada Diezmos Para la obtención de plata mediante el procedimiento de
amalgamación. Era un monopolio de la Corona.
eclesiásticos Se trataba de donativos que percibía la Corona para ex-
tender la fe.
Mesadas y medias anatas
La Corona los percibía de los obispados de nueva crea-
eclesiásticas
ción hasta que algún obispo tomaba posesión de ellos.
Penas de Cámara
Los funcionarios eclesiásticos al tomar posesión de su cargo
pagaban un mes o medio año de sus sueldos a la Corona.
Subsidio eclesiástico Vacantes
Penas pecuniarias destinadas a la Real Cámara y para
gastos de estrados y de justicia de las Audiencias y de
mayores y menores otros tribunales.
Concesión hecha por el papa al rey sobre las ventas del
estado eclesiástico.
Rentas de obispados y otras dignidades eclesiásticas que
quedaban vacantes y que eran para la Corona hasta que se
designaban nuevos prelados. Su monto se destinaba es-
trictamente a obras de caridad.

(continúa)
136 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.17. (Continuación.)

C. Ramos de tercera clase o ajenos.

Destino: Eran recaudados y administrados por la Real Hacienda para aplicarlos a gastos espe-
cíficos, que se determinaban de los propios ingresos.

Tipo de ingreso Origen y descripción

Temporalidades Las órdenes religiosas que dejaban de funcionar entrega-


ban sus bienes a la Corona y se les denominaba tempo-
ralidades. Estos bienes eran rematados. El caso típico
fue el de los bienes de los jesuitas expulsados de toda
América en 1767, por decreto de Carlos III; en consecuen-
cia, sus bienes muebles e inmuebles fueron intervenidos
y se dispuso que el beneficio de su venta se destinara a
sostener los colegios que la orden tenía en este continente,
en tanto que lo sobrante se envió a España.

Fondo Piadoso de las Bienes donados por algunos filántropos como el marqués de
Californias la Peña para fomentar las misiones en Baja y Alta California,
primero administradas por los jesuitas, pero que luego pa-
saron a manos de la Corona, que conservó este patrimonio
hasta llegar la Independencia. Más tarde, con la pérdida de
nuestros territorios del norte a manos de Estados Unidos
de América en 1848, el Fondo Piadoso de las Californias se
volvió un asunto litigioso entre ambos países porque los obis-
pos de California exigían, con apoyo del gobierno estadouni-
dense, los réditos que producía este fondo. Lamentablemente,
el arbitraje internacional nos fue adverso y el gobierno del
general Porfirio Díaz, en 1902, tuvo que pagar 1 426 682.67
pesos por este concepto. El asunto siguió siendo conflictivo
hasta que al devolverse El Chamizal a México se logró can-
celar este enojoso problema, que siempre representó una
sombra en las relaciones México-estadounidense. Así, el Pre-
sidente Gustavo Díaz Ordaz manifestó al Congreso de la
Unión, en su informe del 1 de septiembre de 1967, que me-
diante el pago de 716 546.00 dólares se había liquidado para
siempre esta "histórica deuda", si bien la Corte Permanente
de Arbitraje de La Haya nos había condenado, desde 1902,
al pago a perpetuidad de una renta anual por concepto de
este Fondo Piadoso de las Californias.

La mitad era para el rey y la otra para el descubridor.


Tesoros encontrados
Si bien la vía legítima alcanzaba hasta el décimo grado,
Herencias vacantes
era frecuente que la Corona se quedara con los bienes de
personas fallecidas que no podían ser heredados por la
vía legítima.
(continúa)
4. Derecho indiano 137

Cuadro 4.17. {Continuación.)


C. Ramos de tercera clase o ajeno s.
Destino: Eran recaudados y admin strados por la Real Hacienda para aplicarlos a gastos espe-
cíficos, que se determinat jan de los propios ingresos:

Tipo de ingreso Origen y descripción


Bienes de naufragio Entraban al patrimonio de la Corona como si fueran mos-
trencos.
Quinto real Al comienzo de la colonización se cobraba una quinta parte de
los beneficios obtenidos por los descubridores y con-
quistadores.

Indios de rescate Por cada indio importante que fuera rescatado por los
suyos, la Corona obtenía un ingreso.

Confiscación de bienes Por la comisión de ciertos delitos, como sucedía con los
sujetos procesados por la Inquisición.

Depósitos de bienes en litigio Se depositaban en cajas especiales en tanto se adjudicaban o


destinaban.

Impuestos de mezcales Su producto se destinaba a obras públicas.

Inválidos Se cobraba del sueldo de los soldados para crear fondos de


invalidez.

Medio real de hospitales Se cobraba a los indígenas, consistente en un medio real


anual para sostener el Hospital de Indios fundado en 1553.

Medio real de Ministros También de medio real anual para sostener el Juzgado de
Indios.

Minería Era un derecho cedido por el rey para el Tribunal de Minería.

Montepíos Aportaciones del fisco y de los empleados públicos para


sostener un Monte de Piedad o de Pignoración para ellos.

Propios y arbitrios Impuestos municipales.

Redención de cautivos Limosnas que tenían por objeto rescatar cautivos cristia-
nos de manos de los turcos.

Cajas de consolidación A partir de 1799 se obligó a la Iglesia a enajenar sus inver-


siones para sostener obras piadosas, a fin de formar una
Caja de Consolidación que le pagaría a la Iglesia un interés
determinado. Esto obligó a rematar muchas fincas, cuyas
hipotecas ya estaban vencidas, pues recuérdese que la
Iglesia era la principal prestamista de la época, con lo que
sólo se logró el mayor empobrecimiento de los deudores y
una grave crisis de los mercados de bienes inmuebles.
138 Historia del Derecho mexicano

2. Los egresos. Se refiere a los conceptos en los cuales la Corona invertía


lo recaudado (cuadro 4.18).

Cuadro 4.18. Egresos de la Corona.

A. Gastos propios
Destino: Pagar los sueldos de los funcionarios de la Nueva España, los gastos militares y los
gastos generales de administración y obra pública.

B. Gastos situados
Destino: Eran las aportaciones que la Nueva España daba para ayudar a lugares más débiles
económicamente en las Indias, como fue el caso de Guatemala, Santo Domingo,
Puerto Rico, Filipinas y sobre todo Cuba.

C. Gastos reales
Destino: Dinero que se enviaba directamente a España a disposición de la Corona.

En 1803, según indica Humboldt,26 en la Nueva España se recaudaron


20 millones de pesos: 10 se gastaron en México, 3.5 fueron destinados a
gastos situados y 6.5 se enviaron a España, en tanto que el virreinato del
Perú, en ese mismo año, sólo mandó un millón, el de Buenos Aires 700 000
pesos, el de Nueva Granada (Colombia) 500 000 pesos y las demás regiones
de América no pudieron enviar nada, sino que, por el contrario, tuvieron
que ser apoyadas mediante los gastos situados. Así, en vísperas de la
Guerra de Independencia la Nueva España era el reino más preciado para
la Corona española.

Divisiones geográfico-políticas

Una de las tareas de mayor trascendencia realizadas por España en las Indias
fue colonizar y organizar los territorios respectivos. Tanto es así que los países
actuales que configuran su geografía política deben su contorno y
denominación en gran medida al esquema original implantado por los espa-
ñoles, si bien en el devenir de su vida independiente cada nación ha visto
transformado su territorio de manera particular, como es el caso de México.
A raíz de la conquista España se encontró con que la población autóctona
formaba un verdadero mosaico de culturas, con distintos grados de civiliza-

26
Guillermo Floris Margadant S. Introducción a la historia del Derecho mexicano, Esfinge, México, 1976,
pág. 94.
4. Derecho indiano 139

ción. Así, por ejemplo, mientras los aztecas, los mayas o los incas habían
alcanzado un gran desarrollo, había pueblos en la Baja California o en
Patagonia que vivían en la barbarie. Por esa razón no era posible dar a todas
las regiones indianas el mismo tratamiento y administración; esto originó que
la Corona formara una red, a veces muy compleja, de estructuras geopolíticas.

Generales

Sabemos que desde el año 1002 d.C. el navegante normando Leif Ericson,
conocido también como Erik el Rojo, visitó las costas de Groenlandia, y que
por ello otros normandos recorrieron la zona isleña y costera de Canadá y
el norte de Estados Unidos de América, además de que puede sospecharse
que existieron algunos viajes precolombinos procedentes de Europa. Sin
embargo, con Cristóbal Colón se inicia la colonización del continente y,
por tanto, la organización geopolítica y administrativa.
Es interesante destacar que el nombre de América que luego se le
impuso al continente proviene del navegante y cartógrafo italiano Américo
Vespucio, y que el contorno que trazó de la región se publicó por primera
vez en un mapamundi, editado en 1507, por el cartógrafo alemán Martín
Walseemüller.
Sin entrar en los detalles, ya que exceden del propósito de esta obra,
al final de la época indiana los reinos de Indias se subdividían para su
administración como se muestra en el cuadro 4.19.
Es de entenderse que cada una de estas regiones comprendía otros
lugares, los que al paso de los años y ya en el siglo xix fueron formando
nuevos países.

Cuadro 4.19. Subdivisión administrativa de los reinos de Indias.


Tipo de administración Lugar Capital

Virreinato 1. Nueva España México


2. Perú Lima
3. Nueva Granada Bogotá
4. Río de la Plata Buenos Aires
Capitanías generales 1. Guatemala Guatemala

2. Puerto Rico San Juan


3. Cuba La Habana
4. Venezuela Caracas
5. Chile Santiago
6. Filipinas Manila
140 Historia del Derecho mexicano

Regiones específicas de la Nueva España


En la Nueva España resulta difícil la definición de las regiones que la inte-
gran, además de que la geopolítica local fue modificándose a lo largo de
300 años de dominación (cuadro 4.20).
Cuadro 4.20. Subdivisiones del virreinato de la Nueva España.
1. División eclesiástica

Región Lugar Año de fundación


Provincias o mitras Michoacán, México, 1534 (fue una clasificación
Guanajuato y las Mixtecas inicial)

Región Lugar Orden religiosa


Provincias de México y Tlaxcala (provincia Franciscana
evangelización del Santo Evangelio)
Jalisco y Michoacán
(provincia de San Pedro y
San Pablo)
Yucatán (provincia de
San Francisco)
Guatemala, Nicaragua y
Honduras (provincia del
Nombre de Jesús)
Oaxaca, Chiapas y Dominica
Centroamérica
México y actual estado Agustina
de Hidalgo
División judicial Distritos del Tribunal de la Inquisición que comprendían en el caso de la
eclesiástica Nueva España, en cierto momento, México, Guatemala, El Salvador,
Honduras, Nicaragua y Filipinas

Región Lugar Sede


Obispados Yucatán Mérida
México México
Tlaxcala Tlaxcala
Oaxaca Oaxaca
Michoacán Valladolid
Chiapas San Cristóbal
Guadalajara Guadalajara
Puebla Puebla
Durango Durango
Monterrey Monterrey
Sonora Arizpe, luego en Álamos
(continúa)
4. Derecho indiano 141

Cuadro 4.20. {Continuación.)


2. División administrativa-judicial

Audiencia Distritos Gobiernos Corregimientos Alcaldías mayores


jurisdiccionales

México En Nueva España y Varios Varios Varias


Centroamérica.
Luego se le restaron
varias regiones

Santiago de Guatemala, Varios Varios Varias


Guatemala (o Nicaragua; en
de los ocasiones Chiapas,
Confines)* Yucatán y Cozumel

Guadalajara Jalisco, Colima, Varios Varios Varias


Sinaloa y parte de
San Luis Potosí y
Zacatecas

* La Audiencia de los Confines fue denominada así porque se asentó en los confines de Guatemala y Nicaragua,
sin precisar su sede. Finalmente se estableció en 1543, en nombre de Dios, en los confines de Honduras. Además,
cada Audiencia se dividía en distritos jurisdiccionales y éstos en gobiernos, corregimientos y alcaldías mayores.

3. División político-administrativa (de 1548 a 1786)

Región Nombre Lugar que comprendía

Reinos México México, Tlaxcala, Puebla, Oaxaca (o Nueva


Antequera) y Michoacán (o Valladolid)

Nueva Galicia Jalisco, Zacatecas y Colima

Nuevo Reino de León Nuevo León

Gobiernos Nueva Vizcaya Durango y Chihuahua

Yucatán Yucatán, Campeche, Tabasco y el actual Quintana Roo

Provincias Texas o Nueva Texas


Filipinas

Coahuila o Nueva Coahuila


Extremadura

Sonora y Sinaloa o Sonora y! sinaloa


Nueva Navarra

{continúa)
142 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.20. (Continuación.)


Región Nombre Lugar que comprendía

Nuevo México de Nuevo México


Santa Fe
Las Californias Alta y Baja California

Nayarit o Nuevo Reino Nayarit


de Toledo o de San José
de Nayarit

Nueva Santander Tamaulipas

Los reinos, provincias y gobernaciones, en una distinción de rango


más que de facultades, estaban administrados por un gobernador, quien se
encargaba de asuntos de hacienda, justicia, guerra y en general de gobierno.
Dentro de cada una de estas divisiones había numerosas ciudades y
poblaciones al mando de un alcalde mayor o corregidor, auxiliado por
tenientes de alcalde y subdelegados, quienes practicaban visitas a los dis-
tritos del municipio respectivo, para vigilar la enseñanza religiosa y el buen
tratamiento a los indígenas, así como la construcción y conservación de los
caminos y de las obras públicas en general. También se encargaban de
recaudar algunos impuestos y de perseguir a vagos, malvivientes y criminales
(cuadro 4.21).

Cuadro 4.21. Provincias internas (1776-1786).

Región Gobernante Territorios

Provincias internas Comandante general Sinaloa, Sonora, las Californias, Nueva


(1776-1785) Vizcaya (Durango y Chihuahua),
Coahuila, Texas y Nuevo México
Primero fueron tres y Comandante general Coahuila, Texas, Nuevo Reino de León,
luego quedaron en dos: Nueva Santander (Tamaulipas), Parras
a) Provincias Internas y Saltillo
de Oriente
b) Provincias Internas Comandante general Nueva Vizcaya (Durango-Chihuahua),
de Occidente Nuevo México, Sonora, Sinaloa y las
Californias
4. Derecho indiano 143

En 1793 las Californias, Nuevo León y Nueva Santander volvieron al


control directo del virrey de la Nueva España, y con las restantes se formó
una sola comandancia. En 1804 se retornó a la formación de las dos pro-
vincias internas (de Oriente y Occidente). Además, al iniciarse la guerra
insurgente las Californias estaban separadas en dos porciones y dependían
directamente del virrey de la Nueva España.
El propósito de formar estas provincias internas fue facilitar el gobierno
de esas regiones, fomentar su desarrollo y colonización, así como su control
militar, por lo que se separaron del poder del virrey, sobre todo ante la
amenaza que ya se observaba de que estos territorios fueran ambicionados
por Inglaterra primero y luego por Estados Unidos de América.27
Más tarde, a raíz de una visita que hizo a la Nueva España el visitador
José de Gálvez, cuando era Ministro Universal de Indias, se logró en 1786
la expedición de la Real Ordenanza para el Establecimiento e Instrucción
de Intendentes del Ejército y Provincia en el Reino de la Nueva España
(sic). Esta disposición establecía una división geopolítica similar, la que
privaba en España desde 1701 y en el Río de la Plata desde 1782, y formó
12 intendencias, que ya se han mencionado anteriormente: México, Puebla,
Guadalajara, Oaxaca, Santa Fe de Guanajuato, Mérida, Valladolid, San Luis
Potosí, Durango, Veracruz, Zacatecas y Sonora o Arizpe.28
Esta era la organización interna que geopolíticamente presentaba la
Nueva España, previa al México Independiente. Cada intendencia se dividía
en partidos y éstos en municipalidades; así, paulatinamente los antiguos
gobernadores fueron sustituidos por los intendentes y la idea era que los
alcaldes mayores y los corregidores fueran reemplazados por los subde-
legados, proceso que interrumpió la Independencia.
También es importante destacar que además de las 12 intendencias
existían tres provincias que dependían directamente del virrey de la Nueva
España: Nuevo México, Nueva California y Vieja California (la Vieja abar-
caba toda la península), hoy Baja California y Baja California Sur, en tanto
que la Nueva se extendía por la actual California en Norteamérica, pero
incluía la franja costera de los actuales estados de Oregon y Washington.
La Real Ordenanza de Intendentes contiene 306 artículos y no sólo
prevé disposiciones para establecer la división política en intendencias,
sino que también incluye reglas para administrar justicia, ordenaciones
fiscales y militares, políticas de fomento agrícola e industrial, vías de co-
27
Los cambios y la evolución de la geografía política del país en la época indiana y en los periodos
posteriores están magníficamente detallados en Edmundo O'Gorman, Historia de las divisiones te
rritoriales de México, 4a. ed., colección "Sepan cuantos..." núm. 45, Porrúa, México, 1968.
28
Véase supra.
144 Historia del Derecho mexicano

municación, control de funcionarios, medidas contra la corrupción y contra


la vagancia y la delincuencia, etc. Por cierto, prohibe se hagan glosas de su
contenido a fin de no alterar sus preceptos.
A los nuevos funcionarios les estaba prohibido ejercer el comercio
para evitar la corrupción; sin embargo, dejaba a los subdelegados en cali-
dad de honoríficos, sin retribución, lo cual propiciaba que cayeran en las
mismas corruptelas que habían ejercido los alcaldes y corregidores a quie-
nes debían sustituir.
No obstante, esta Ordenanza fue una magnífica ley administrativa,
según Margadant, a veces incluso con matices de Constitución para la Nueva
España.29

Fundaciones

En medio de los acontecimientos que implicaban la conquista y coloniza-


ción de América, la fundación de distintos lugares era hasta cierto punto
caótico, pues bastaba que se reunieran unos 30 individuos para establecer
un nuevo centro de población y luego conseguir, mediante una capitula-
ción, el reconocimiento oficial de esa fundación, pudiendo la "poblazón"
nombrar entre ellos mismos a los miembros de su Ayuntamiento.
También los adelantados y capitanes generales podían ejercer este
derecho, especificándolo en la capitulación que amparaba su empresa, y
fundar centros de población, en cuyo caso ese adelantado era responsable
vitalicio de la jurisdicción civil y penal en primera instancia. Esta facultad
podía transmitirla a su hijo, amén de que nombraba a los demás regidores
municipales. En lo tocante a fundaciones, igual facultad tenían el gobernador
y el virrey.
Los nuevos centros de población, dependiendo de su extensión e im-
portancia, podían tener alguna de las siguientes categorías: a) lugar, b) villa,
y c) ciudad. Esta distinción era un tanto opcional por parte del gobernador
de la región. Más adelante y conforme se desarrollaron estos centros
poblacionales, era posible que fueran alcanzando otro nivel, es decir, pasar
de lugar a villa o de villa a ciudad.
Cuando finalmente, o bien si desde un principio se adquiría el estatus
de ciudad, el propio rey concedía ese rango y otorgaba un escudo de armas,
que trataba de representar algunas características notables de la región o
de la fundación; andando el tiempo esta heráldica se hizo famosa, y ya en
el México Independiente se dio a tales escudos el grado de símbolos
29 Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 62.
4. Derecho indiano 145

de una entidad federativa. Al paso de los siglos tienen gran significado,


por lo que es recomendable que se conserven sin las alteraciones que a
veces ocurren siguiendo el parecer de gobernantes del momento, quienes
no siempre, por desgracia, tienen una adecuada información histórica.
Como ejemplos de escudos con fuerte sabor colonial tenemos, entre otros,
los de Querétaro, San Luis Potosí, Durango, Jalisco, Zacatecas, Yucatán,
Campeche, Veracruz, Chiapas, Tlaxcala, Guanajuato, Michoacán, Colima y
el Distrito Federal.
En otras entidades los escudos son modernos y surgieron ya en la vida
republicana; es el caso de Morelos, Hidalgo, Guerrero, Baja California,
Baja California Sur y Sonora. En otros se combinan elementos antiguos
con aspectos modernos, como sucede con el de Nuevo León, Oaxaca, Puebla
y Aguascalientes.
En ocasiones los nombres otorgados a las ciudades eran muy amplios
y ostentosos; por ejemplo, Muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de la
Asunción de las Aguascalientes, o Muy Noble y Leal Ciudad del Real de Minas
de la Santa Fe de Guanajuato.
Al fundar un centro de población se hacía un trazo desde su parte
principal y hacia los cuatro puntos cardinales para integrar el llamado fundo
legal, esto es, la zona donde se asentaría la ciudad, que se trazaría con
calles de sur a norte y de Oriente a Poniente con manzanas que luego
serían lotificadas para constituir solares o terrenos para habitar y sembrar.
La extensión de este fundo legal varió, según la época, de 500 a 600 varas,
considerando que una vara equivale a 835 mm, es decir, poco menos de un
metro, y se dividía en cuatro palmas.
La Plaza Central o Plaza de Armas estaba delimitada por la iglesia
principal (generalmente denominada catedral), el palacio de gobierno y
algunos otros edificios que eran sede de diferentes autoridades. La catedral
era el punto de referencia respecto al origen de la ciudad. Por eso en toda
población de la América hispana encontramos una plaza central y su
catedral respectiva, que puede estar en cualquier parte del cuadrilátero de
la plaza; por ejemplo, al norte en el caso de la Ciudad de México, al sur en
San Luis Potosí, al Oriente en Tepic (cuya catedral ya no corresponde a la
época colonial) o al Poniente como en Aguascalientes. Sin embargo, hay
algunas excepciones como Zacatecas, cuya catedral tiene su fachada ubicada
hacia la importante avenida Miguel Hidalgo, una de las más representativas
de la arquitectura colonial de América. Lo mismo sucede con la catedral de
Morelia, cuyo frente da a la avenida Francisco I. Madero; caso parecido es
el de Guanajuato, cuya catedral tiene forma de esquina, dada la traza que
hace tan peculiar y única a nuestra Ciudad Procer, como se le
146 Historia del Derecho mexicano

denomina oficialmente. La preocupación de construir la iglesia obedecía a


la idea de que era lo primero que había que hacer, para que "se pueda
decir misa con decencia, y que tenga puerta con llave".30
De la plaza principal se iban desprendiendo las demás manzanas y
calles, en el entendido de que en el centro se ubicaban las casas señoriales
de las familias más representativas y acomodadas, que trataban de rivalizar
en lujo y ostentación, de ahí la inmensa riqueza que ahora representa el
"centro histórico" en nuestras diversas ciudades. Las últimas casas, situadas
en las orillas de la población, solían ser las de las personas más débiles
económica y socialmente. A veces las ciudades adquirían un plano horizontal
y alineado como en Guadalajara o en Aguascalientes, mientras que en otros
casos era irregular y escalonado como en Taxco, Zacatecas, Pachuca o
Guanajuato, debido a lo accidentado del terreno.
En cada población se tenía que destinar o distribuir el territorio dis-
ponible de la manera siguiente:

• Fundo legal. Lugar oficial del asiento de la ciudad, con la plaza de


armas, los edificios públicos y religiosos, calles y solares o terrenos
para habitar.
• Exidos o ejidos. Salidas hacia los caminos, para personas, carros y ani
males.
• Dehesas. Terrenos comunales de pastoreo.
• Propios. Terrenos del Ayuntamiento para ser explotados y aprovecha
dos por éste.

Además, debían reservarse ciertas zonas para el crecimiento natural


de la población y para el esparcimiento público. Generalmente ésta era
la razón de establecer las famosas alamedas, típicas de la urbanización de la
época y que con diferentes nombres y circunstancias aún se conservan
como en la Ciudad de México, San Luis Potosí, Querétaro, etcétera.
Debe aclararse que el término zócalo utilizado para denominar a la
plaza principal o de la Constitución de la Ciudad de México, obedece a una
razón simplemente circunstancial, ya que hacia el siglo xix se pretendió
levantar un monumento en el centro mismo de esa plaza, del cual sólo se
construyó el basamento o zócalo, que terminó por desaparecer con el tiempo.
Por ello resulta erróneo llamar así a otras plazas principales de ciudades
cercanas a la capital de la República.

' Toribio Esquivel Obregón, Apuntes para la Historia del Derecho en México, 2a. ed., Porrúa, México,
1984, tomo I, pág. 357.
4. Derecho indiano 147

Las razones para fundar ciudades obedecieron a múltiples circuns-


tancias; por ejemplo:

• Puertos. Acapulco, Veracruz, Campeche, San Blas, Manzanillo.


• Misiones. La Paz, San Antonio (en Texas), San Francisco (en California).
• Asentamientos previos de los indígenas. México (Tenochtitlan), Vallado-
lid, hoy Morelia (en Guayangareo).
• Ciudades de posta o intermedias en caminos. Puebla, Querétaro, Celaya.
• Explotación de minerales. Zacatecas, Pachuca, Taxco, San Luis Potosí,
Durango, Guanajuato.
• Santuarios de alta peregrinación. Villa de Guadalupe.
• Defensa militar o presidios. Monterrey en California, Espíritu Santo en
Texas, San Pedro Gallo en Durango, Altar en Sonora, Rosario en Sinaloa,
Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, en Chihuahua.

Es de observarse que la Villa de Guadalupe, en un tiempo Villa de


Guadalupe Hidalgo y ahora Villa Gustavo A. Madero, ha conservado su
nombre de Villa, original de la época en que surgió en torno al santuario
guadalupano.
Paralelamente se dieron las fundaciones para indígenas, algunas ubi-
cadas en los mismos asentamientos prehispánicos mientras que otras cons-
tituyeron fundaciones originales, muchas veces con traslado de indígenas
hacia diferentes lugares de colonización. Destaca el caso de los tlaxcaltecas,
que colonizaron lugares tan importantes como San Luis Potosí y Saltillo e
incluso regiones más distantes como California, Nicaragua, Alaska, Canadá
y Filipinas.
Esta política de formar lo que se llamó reducciones de indios surgió a
partir de 1540 y repetía el esquema de organización y distribución de los
pueblos de españoles, si bien se exigía que entre un poblado indígena y
otro español hubiera una distancia de por lo menos 1000 varas.
Por otra parte, la conquista sobre el territorio mexicano actual y de
aquellos lugares que ya no pertenecen a México se efectuó a lo largo de un
periodo muy prolongado, que se inició entre 1519-1521, cuando Cortés
conquistó Tenochtitlan, y llegó hasta el siglo xvm, época en que todavía se
realizaron algunas expediciones a California y a otras zonas de Norte-
américa.
Desde la Ciudad de México se planeó la conquista de Michoacán, Ja-
lisco, Colima, Nayarit, Zacatecas y Sinaloa, así como de San Luis Potosí y
Tamaulipas; de la península de Yucatán; de Oaxaca, Chiapas, Guatemala,
El Salvador y Honduras; las Californias, Texas y Nuevo México, por men-
148 Historia del Derecho mexicano

cionar las expediciones más importantes. Los territorios del norte conside-
rados como salvajes por estar poblados de chichimecas, apaches y otros
indios indómitos recibieron el doble tratamiento de la mano militar y
misional para lograr su sometimiento, aunque con frecuentes ataques de
indígenas a las nacientes poblaciones. Se hizo célebre el caso de Guadalupe,
población cercana a Zacatecas, de donde solían salir las expediciones hacia
tierras indígenas, por lo que precisamente a Zacatecas se le llamó la Madre
del Norte, puesto que podía decirse que durante muchos años fue el último
punto civilizado de la región (cuadro 4.22).

Cuadro 4.22. Desarrollo de las fundaciones en las principales regiones del país.
Entidad Año Ciudad Fundador

Aguascalientes 1565 (primeros Villa de los Romeros, Jerónimo Orozco, presidente


asentamientos) luego Villa de de la Real Audiencia de
1575 (fundación) Nuestra Señora Guadalajara
de la Asunción de
las Aguascalientes,
hoy Aguascalientes

Baja California 1542 San Mateo, hoy Juan Rodríguez Cabrillo


Ensenada
Baja California Sur 1697 Nuestra Señora de Fray Juan María Salvatierra

Loreto, hoy Loreto


1720 Nuestra Señora del Juan de ligarte, Jaime Bravo

Pilar de la Paz, hoy y Clemente Guillen


La Paz
1730 San José del Cabo Nicolás Tamaral

Campeche 1540 Villa de San Francisco de Montejo, "el

Francisco de Mozo"
Campeche, hoy
Campeche

1717 Villa del Carmen, Alonso Felipe de Andrade


Con hoy Ciudad del
asentamientos Carmen
anteriores de
indígenas y de
piratas extranjeros
{continúa)
4. Derecho indiano 149

Cuadro 4.22. (Continuación.)


Entidad Año Ciudad Fundador

Coahuila 1552 Villa de Santa María Luis de Carvajal


de las Parras, hoy
Parras
1577 Villa de Santiago del Alberto del Canto (aunque
Ojo del Agua del desde 1555 Francisco de
Saltillo, hoy Saltillo Urdiñola logró establecerse
en el lugar)
1674 Villa de Nuestra Antonio de Balcárcel
Señora de Rivadereyra y Sotomayor
Guadalupe o Villa de
Santiago de la
Monclova, hoy
Monclova
Colima 1521 San Sebastián de Juan Francisco Álvarez Chi-
Colima, luego Villa co y Alonso de Ávalos. Luego
de Santiago de los pacificaron la región Cristóbal
Caballeros, hoy de Olid y Gonzalo de San-
Colima doval
1536 Villa de Santiago Juan de Saavedra Cerón
de Buena Esperanza,
hoy Manzanillo
Chiapas 1524 San Marcos Tuxtla, Luis Marín, en un asenta-
hoy Tuxtla Gutiérrez miento prehispánico de indios
zoques
1527 Villa Real de las Diego de Mazariegos
Chiapas, luego
Villaviciosa o
San Cristóbal de los
Llanos, más tarde
Ciudad Real, hoy
San Cristóbal de
las Casas
1528 Chiapa de los Indios, Diego de Mazariegos

hoy Chiapa de Corzo


1590 San Agustín Se desconoce
(algunos indican Tapachula, hoy
que en 1600) Tapachula

(continúa)
150 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.22. (Continuación.)


Entidad Año Ciudad Fundador

Chihuahua 1631 San José del Parral, Juan Rangel de Viezna


hoy Parral

1659 Nuestra Señora de Fray García de San Francisco


Guadalupe del Río y Zúñiga
del Norte, luego
Paso del Norte, hoy
Ciudad Juárez

1709 Real de Minas de Antonio de Deza y Ulloa


San Francisco de
Cuéllar, hoy
Chihuahua

Durango 1563 Villa de Durango, Francisco de I barra y Alonso


hoy Victoria de de Pacheco
Durango

Distrito Federal 1521 Muy Noble y Leal Hernán Cortés, sobre las
Ciudad de México, ruinas de Tenochtitlan
hoy México, D.F.

Guanajuato 1526 Villa de Acámbaro, Nicolás de San Luis Monta-


hoy Acámbaro ñés y Fernando de Tapia
(Conin)

1555 Villa de San Miguel Fray Juan de San Miguel y


el Grande, hoy San Ángel de Villafañe
Miguel de Allende

1557 Real de Minas de Juan de Jaso


Santa Fe de
Guanajuato, hoy
Ciudad Procer de
Guanajuato

1571 Villa de Celaya, Virrey Martín Enríquez de


hoy Celaya Almanza

1576 Villa de San Virrey Martín Enríquez de


Sebastián de León, Almanza
hoy León de los
Aldama

{continúa)
4. Derecho indiano 151

Cuadro 4.22. (Continuación.)

Entidad Año Ciudad Fundador

Guerrero 1550 Puerto de Acapulco, Fernando de Santa Ana, con


hoy Acapulco de vestigios de asentamientos
Juárez indígenas anteriores
1591 Villa de Chilpancingo, Capitanes Leyva, Alvarado,

hoy Chilpancingo de Guevara y Alarcón. Antes


los Bravo hubo una guarnición azteca

Hidalgo 1524 Villa de Pachuca, Francisco Téllez, con asenta-


hoy Pachuca de Soto mientos indígenas anteriores

Jalisco 1539 Muy noble y leal Santiago de Aguirre. En 1532

ciudad de Juan de Oñate había funda-


Guadalajara do una villa con este nombre,
que luego se refundo en otro
lugar. Todo esto originó gra-
ves conflictos hasta que en
1539 se le dio la ubicación
que tiene actualmente

México 1521 Villa de Toluca, hoy Gonzalo de Sandoval, sobre


Toluca de Lerdo asentamientos indígenas
Michoacán 1534 Pátzcuaro Vasco de Quiroga, sobre tie-

rras habitadas por los puré-


pechas y algunos vecinos
españoles

1540 Uruapan, hoy Fray Juan de San Miguel

Uruapan del
Progreso

1540 Zamora Antonio de Mendoza

1541 Valladolid, hoy Por órdenes de la reina Jua-

Morelia na y el virrey Antonio de


Mendoza, la fundaron Juan de
Alvarado, Juan de Villaseñor
y Luis de León Romero

Morelos 1523 Cuernavaca Hernán Cortés, sobre un an-


tiguo poblado prehispánico,
Cuauhnáhuac

(continúa)
152 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 4.22. (Continuación.)

Entidad Año Ciudad Fundador

Nayarit 1524 Ixtlán del Río Francisco Cortés de San Bue-


naventura, sobre asenta-
mientos prehispánicos

1531 Villa del Espíritu Francisco Verdugo por órde-

Santo de la Mayor nes de Ñuño Beltrán de Guz-


España, hoy Tepic mán y sobre asentamien-
de Ñervo tos prehispánicos. Luego se
refundo en forma solemne en
1532 como Santiago de Ga-
licia de Compostela de Te-
pique
Nuevo León 1596 Santa Lucía o Villa Diego de Montemayor, en
de San Luis Rey de honor al virrey Gaspar de Zú-
Francia, o Villa de ñiga y Acevedo, conde de
Nuestra Señora de Monterrey, sobre otras dos
Monterrey fundaciones anteriores
Oaxaca 1528 Villa de Antequera Andrés de Monjarraz, sobre

de Oaxaca, hoy una fortaleza azteca que data


Oaxaca de Juárez de 1486, llamada Huaxyacac
o Huaxacán
Puebla Puebla de los Fray Julián de Garcés, obis-
Ángeles, hoy po de Tlaxcala
H. Puebla de
Zaragoza

Querétaro 1531, tal vez Santiago de Fernando de Tapia


1532 Querétaro
Quintana Roo 1531 Villa Real, luego Alonso Dávila

Payo Obispo, hoy


Chetumal
San Luis Potosí 1592 San Luis de Miguel Caldera, en honor al

Mezquitic, hoy virrey Luis de Velasco II y


San Luis Potosí sobre un poblado que data
de unos 15 años atrás lla-
mado Puesto de San Luis,
habitado por algunos indíge-
nas, fundado por fray Diego
de la Magdalena
[continúa)
4. Derecho indiano 153

Cuadro 4.22. {Continuación.)

Entidad Año Ciudad Fundador

Sinaloa 1531 San Miguel de Ñuño Beltrán de Guzmán,


Culiacán, hoy sobre asentamientos prehis-
Culiacán de Rosales pánicos
Sonora 1700 Santísima Trinidad Juan Bautista de Escalante. A
de Pitic, hoy Sonora y Sinaloa juntas se les
Hermosillo llamó Nueva Andalucía
Tabasco 1557 San Juan Bautista Diego de Quijada
de Tabasco, luego
San Juan de
Villahermosa, hoy
Villahermosa
Tamaulipas 1554 Villa de San Luis de Fray Andrés de Olmos
Tampico, hoy Tampico

1750 Santa María de José de Escanden, primer


Aguayo, hoy conde de Sierra Gorda
Ciudad Victoria
Tlaxcala 1519, pero se Tlaxcala, hoy Hernán Cortés, sobre asenta-
habla también de Tlaxcala de mientos prehispánicos
1520 y 1524 Xicoténcatl
Veracruz 1519 Villa Rica de la Vera Hernán Cortés, pero en un lugar
Cruz, hoy Tres Veces algo distante del puerto
H. Puerto de Veracruz actual. La ubicación sufrió
tres cambios
1519 Jalapa, hoy Fundada por los indígenas
Xalapa de desde el siglo xiv. Se em-
Enríquez pezó a poblar al paso de
Hernán Cortés por la zona
1618 Villa de Córdoba, hoy Diego Fernández de Córdoba,
Córdoba marqués de Guadalcázar,
virrey de la Nueva España

Yucatán 1542 Mérida Francisco de Montejo, sobre


asentamientos prehispánicos

1543 Valladolid Francisco de Montejo


Zacatecas 1546; otros Real de Minas de Juan de Tolosa, Cristóbal de
afirman que Nuestra Señora del Oñate, Diego de Ibarra y
en 1548 Patrocinio de los Baltasar Temiño de Bañuelos
Zacatéeos, hoy
Zacatecas
154 Historia del Derecho mexicano

Las repúblicas

Cuando en Derecho indiano se habla de república, se da a este término una


connotación diferente de la que podría otorgársele en nuestros días, ya que
hace referencia a un cuerpo político formado por una comunidad encabe-
zada por un gobierno autónomo. De esta manera, el municipio con su
respectivo Ayuntamiento integraban una auténtica república.
Éste era el concepto que manejaban los griegos, como en las obras de
Platón y Aristóteles, cuando desde su título el primero y en diversos mo-
mentos de sus escritos ambos, aluden a la República y la analizan, la que
corresponde al caso de la ciudad-Estado, típico de su organización política.
Esta orientación pasó a la Edad Media y así se llamó repúblicas a comu-
nidades independientes, a manera de verdaderos Estados autónomos como
los casos de la Italia renacentista, de Venecia y Genova.
Cuando se colonizó América, los conquistadores fueron conformando
estas repúblicas, las que a su vez se dividían en dos, las de españoles y las
de indios, según fuera la población que las habitara.

Repúblicas de españoles

Hernán Cortés, además de establecer el municipio en la Nueva España,


incluso antes de realizada la conquista sobre los aztecas, otorgó las primeras
ordenanzas municipales en 1524 y 1525. En ellas establecía la obligación
de prestar servicio militar y de sembrar sarmientos y otras plantas no
conocidas en América a fin de propagar el conocimiento y uso de esos
alimentos. Se imponía igualmente la obligación de cristianizar a los indíge-
nas y también la de cobrarles el tributo, aunque no en oro.
A la vez, los colonos se obligaban a construir sus casas en los solares
que les habían adjudicado, así como a casarse los solteros o mandar por
sus mujeres e hijos los casados, todo ello para garantizar la población de
esos territorios. Por ello se expropiaron aquellos terrenos que habían
sido abandonados o dejaran de producir. Cada población tenía derecho a
nombrar sus respectivas autoridades, lo cual se haría el 1 de enero de cada
año.
Hacia 1573 Felipe II otorgó las Ordenanzas sobre Descubrimientos,
Poblaciones y Purificación de las Indias, con normas que luego formaron
parte de la Recopilación de Leyes de Indias. Para evitar conflictos entre los
españoles en razón de propiedad, se prohibió, incluso con pena de muerte,
que se hicieran nuevos descubrimientos sin permiso expreso del rey, el
virrey, el gobernador, la Audiencia o la Justicia en sus jurisdicciones res-
4. Derecho indiano 155

pectivas. Además, al fundar una población debía respetarse la propiedad


de los indígenas, sin tomarles cosa alguna sin su consentimiento expreso.
Para fundar una población debía observarse que el lugar tuviera abas-
tecimiento de agua y se estudiaría a los pobladores autóctonos de comarcas
cercanas, en lo que hace a sus edades, complexiones y vitalidad. Igualmente
debía preverse que estuvieran ubicados los lugares en sitios de fácil acceso
y comunicación, y en donde hubiera pastos y fertilidad adecuados.
Una vez seleccionado el lugar, se procedía solemnemente a su funda-
ción; el gobernador designaba su categoría (lugar, villa o ciudad) y después
se hacía una lista de personas que serían sus primeros habitantes, excluidos
aquellos que ya tuvieran asiento y propiedad en otros sitios. Quien fundaba
una ciudad debía comprometerse a que quedara poblada por lo menos con
30 vecinos en el plazo que fijara la autoridad competente mediante la
capitulación respectiva, en el entendido de que eran suficientes 10
personas para proceder a fundar un poblado. Por eso a la distancia del
tiempo sabemos casi con exactitud los nombres de los primeros habitantes
de cualquier ciudad, lo que resulta muy importante para los estudiosos de
la historia, la heráldica y la crónica oficial.
Se establecía entonces el fundo legal o área de asentamiento del po-
blado y se trazaban las calles a "cordel y regla", a partir de la plaza principal.
En los puertos las casas y edificios debían servir también de defensa. Las
calles serían anchas en lugares fríos y angostas en los calurosos, y en la plaza
debían construirse zonas de portales.
Las carnicerías, pescaderías y tenerías debían instalarse en lugares en
que su limpieza resultara fácil. Algunos solares se otorgarían a los vecinos,
y otros les serían asignados por sorteos, pero todos pagarían un moderado
impuesto predial.
En la Edad Media los Ayuntamientos o Concejos (sic) gozaron de plena
autonomía y podían darse sus propios fueros o normas municipales, y de
ahí se originó el derecho foral o municipal, pero tal autonomía y democracia
vino a concluirse a partir del régimen de Sancho IV, en 1286, quien
pretendió, sin lograrlo, nombrar a los titulares de los cargos concejales; en
el siglo xvi Alfonso XI consiguió controlar esos nombramientos. Por otra
parte, después de la derrota de los comuneros o defensores de la autonomía
municipal, Carlos V restringió mucho más las libertades municipales.
El Ayuntamiento era presidido por el corregidor, cargo creado en
1348 por las Cortes de Alcalá, y que sustituyó el de juez forero o foral.
Cuando Cortés fundó Veracruz en 1519, constituyéndolo en el pri-
mer Ayuntamiento continental, actuaba sin haber firmado capitulación con
alguna autoridad, lo cual estaba prohibido desde la época de los Reyes
156 Historia del Derecho mexicano

Católicos, cuando se manifestó que quien así obrara perdería, sin necesidad
de sentencia ni declaración alguna su navio, mercaderías, bastimento,
armas y todo cuanto llevase en su expedición.
En las repúblicas de españoles no debían vivir indígenas, salvo los
artesanos con tienda propia y los sirvientes domésticos, a los que se les
denominaba naborios.

Repúblicas de indios

Para los indígenas se procuró aplicar una política de organización autónoma


respecto de las poblaciones de españoles, y por eso se crearon las llamadas
reducciones de indios. Esta política fue inspirada en las ideas de muchos mi-
sioneros, quienes pretendían que los indios debían ser educados sin la con-
taminación de las costumbres europeas.
Tal situación privó en los primeros asentamientos habidos en América
en la zona antillana, y en tiempos de la segunda Audiencia gobernadora se
recibieron instrucciones muy claras para integrar a las Indias en ese tipo de
congregaciones que serían auténticas repúblicas como las de los españoles.
En 1589 el virrey conde de Monterrey comenzó a formar las reduccio-
nes, en ocasiones desarraigando a los indios de sus lugares de origen, con
la consiguiente protesta de éstos; para ello se valió de los Mamados jueces de
congregación, quienes designaban a las familias que debían poblar una región.
También protestaron enérgicamente algunos encomenderos y religiosos,
pero de nada valió y el plan siguió adelante.
Cada núcleo de población indígena tenía derecho a nombrar sus pro-
pias autoridades, cuyo número variaba según el volumen de la población
asentada. Se podían nombrar hasta dos alcaldes y cuatro regidores, varios
jueces, alguaciles y escribanos.
Para vigilar el buen orden de una población indígena se nombraba a
un corregidor, que debía visitarla con frecuencia pero sin permanecer más
de 15 días en el lugar. Hubo tres tipos de corregidores:

1. Corregidor español, para poblaciones de europeos. No era requisito que


fuera peninsular.
2. Corregidor indio, para las reducciones de indios.
3. Corregidor de indios, que era un blanco designado para vigilar el traba
jo de los ayuntamientos de indios. Debieron de haber protegido a los
indios. Incluso las penas de muerte o las trascendentes no debían
aplicarse sin su autorización, pero lamentablemente en la realidad se
volvieron elemento de corrupción y de arbitrariedad.
4. Derecho indiano 157

Las reducciones obedecieron a la preocupación de la Corona por el


hecho de que algunos indígenas prefirieron huir de las proximidades de
los españoles para conservar sus costumbres y modos de vida prehispáni-
cos, por lo que se asentaban en lugares inhóspitos de las selvas y las mon-
tañas. Por eso desde las instrucciones a Nicolás de Ovando en 1501 y en las
Leyes de Burgos de 1512 se establece que los indios deben quedar sujetos a
reducciones o congregaciones en pueblos por ellos fundados, donde apren-
dieran el idioma, se cristianizaran y tuvieran un medio honesto de vida,
para incorporarlos a la economía de la Corona.
En las reducciones había terrenos comunales y algunos otros que eran
arrendados para el pago de los tributos, pero también había parcelas fami-
liares e individuales, que no eran objeto de aprobación personal, sino que
al morir su titular pasaban a un fondo común para ser redistribuidos.
Igualmente se contaba con una caja comunal que se formaba con los
fondos de la explotación de los bienes comunales y algunos trabajos reali-
zados por los indios, todo ello supuestamente para fines colectivos del
pueblo. Sin embargo, para disponer de ese dinero se requería la autoriza-
ción de los españoles, lo que hacía que la burocracia y el abuso se conju-
garan y los naturales no pudieran disponer de sus propios recursos, por lo
que contribuir a esas cajas comunales equivalía a otro impuesto o carga en
contra de los indios. A veces esos fondos se enviaban a España para contri-
buir a los gastos de guerra del monarca, cuando los indios ni sabían ni
entendían la razón de tales conflictos.
En las reducciones de indios no debía establecerse ningún español o
individuo de otra casta de origen europeo, ni siquiera permanecer más de
dos días, salvo casos de fuerza mayor. Por esta razón quedaba muy clara la
separación entre ambos tipos de fundaciones, comunidades o repúblicas.
En Chiapas se establecieron ambos tipos de poblaciones, conocidas como
Chiapa de los Españoles y Chiapa de los Indios, de ahí el nombre en plural de
las Chiapas, o Chiapas, como hoy se denomina la entidad.
Los ayuntamientos de indios contaban con un menor número de fun-
cionarios, que eran elegidos de acuerdo con las costumbres prehispánicas,
generalmente mediante la elección hecha por los ancianos o tatas, o por
elección abierta de los vecinos, pero en presencia del fraile o misionero del
lugar; luego los nombramientos eran confirmados por el gobernador res-
pectivo. En ningún caso los cargos del Ayuntamiento indígena eran vendibles.
Desde Antonio de Mendoza se empezó a nombrar gobernadores de pue-
blos indios, y en 1680 las Leyes de Indias manifestaban su interés en que las
comunidades indígenas se conservaran con su antigua organización política,
en todo lo que no fuera contrario a la ley y a las normas de la fe cristiana.
158 Historia del Derecho mexicano

Estructura social de las Indias

Al establecerse la Colonia se formó un sistema de castas muy complejo,


con tres elementos raciales constitutivos: 1. blancos; 2. indios, y 3. negros.
Esto originó un sistema de estratificación cerrado, puesto que quien nacía
dentro de una casta no podía ya tener movilidad social, puesto que su
clasificación se basa en un criterio racial. La casta puede definirse como
un grupo social integrado por individuos de una misma raza o linaje y sus
respectivos subgrupos.
En la Nueva España tal sistema se fue integrando paulatinamente,
pero tuvo su mayor importancia en el siglo xvm. Tanto a los españoles pe-
ninsulares como a sus descendientes nacidos ya en Indias (por lo que se les
conocía también como indianos) no se les consideraba propiamente como
castas, ya que éstas eran las mezclas de blancos, indios y negros (cuadro
4.23).

Cuadro 4.23. Grupos sociales o castas en la Nueva España.

Grupo social Origen

Español peninsular Nacido en Europa. Se denominaba gachupín o chápete, si bien es-


tas palabras son aún de origen incierto
Criollo Hijo de españoles nacido en América; también se le llamaba indiano

Mestizo De español e india

Castizo De española y mestizo

Mulato De español y negra

Morisco De español y mulata

Zambo De negro e india

Chino o albino De español y morisca

Salta atrás De español y china o albina

Lobo De indio y salta atrás

Jíbaro De lobo y china

Zambaigo De lobo e india

{continúa)
4. Derecho indiano 159

Cuadro 4.23. (Continuación.)


Grupo social Origen

Cambujo De zambaigo e india

Calpamulato De zambaigo y loba

Albarazado De cambujo y mulata

Tente en el aire De calpamulato y cambuja

Barcino De albarazado y mulata

No te entiendo De tente en el aire y mulata

Coyote De barcino y mulata

Torna atrás De no te entiendo e india

Barnocino De albarazado y mestiza

Coyote (también) De indio y mestiza

Chamizo De coyote e india

Ahí te estás De chamizo y mestiza

A esta clasificación, que incluso abarcaba más subgrupos y cuyos nom-


bres también podían variar de región en región, se le daba gran importancia
social y política y originaba discriminación, abusos y resentimientos. Se
calcula hasta en 50 los grupos de castas.
Tal clasificación era también coincidente con mejores o peores condi-
ciones económicas y sociales y oportunidades políticas limitantes, si bien no
existía prohibición de uniones, de hecho o de derecho, entre tales grupos.
Los peninsulares gozaron del mayor cúmulo de privilegios, aun en
detrimento de los criollos, lo que a la postre originó un grave resentimiento
entre éstos, que fomentó su conciencia de grupo nacional, fenómeno al que
se le ha denominado criollismo, de enorme trascendencia como causa de la
guerra insurgente.
El español se consideraba un ser especial; tenía el control de las insti-
tuciones políticas, económicas, militares y religiosas, y al llegar a América
encontraba grandes oportunidades para progresar.
160 Historia del Derecho mexicano

A su vez, los criollos resultaban los más instruidos y constituían una


parte vital y progresiva de la sociedad novohispana: algunos eran descen-
dientes de los antiguos conquistadores y fueron formando una especie de
nobleza local, a la par que entre ellos emergía un grupo muy representativo
de propietarios, comerciantes y profesionales. Estos grupos perpetuaban su
poder por medio de los llamados mayorazgos o vinculaciones. Por otra parte,
los criollos eran proclives al lujo, la ostentación y el derroche, lo que les
ganaba la antipatía de las demás castas.
El conservarse, a través de generaciones, dentro de un grupo privile-
giado español o criollo era considerado un alto honor, al que se le denomi-
naba pureza de la sangre, por lo que a las castas se les tachaba de infames y
era una grave afrenta social tener que ostentarse con alguna de sus deno-
minaciones, la que a mayor escarnio quedaba consignada en los libros
parroquiales al bautizar a una persona. Las castas pagaban tributos especí-
ficos y muchos de sus miembros eran la parte que proveía de fuerza de
trabajo a la economía indiana.
En cuanto a los indios, la explotación, la marginación y la miseria
acabaron por disminuir su número. Por añadidura, de tiempo en tiempo
se desataban pestes que los afectaban, debido a los índices muy bajos de
higiene y nutrición, así como al hecho de carecer de defensas ante enfer-
medades no conocidas en el continente. Así, fue famosa la epidemia de
matlazáhuatl o tifo, de 1576, que acabó con familias enteras, al grado que
los misioneros tuvieron que rebautizar a los niños sobrevivientes pues no
había quien pudiera dar razón de sus nombres originales. Para colmo, los
indios acudían a sus iglesias en busca de alivio y al concentrarse extendían
el contagio. A pesar de ello, Felipe II ordenó para los indígenas una doble
tributación: cada indio debía pagar cada año siete reales y una gallina.
Antonio de Mendoza prohibió que los indios fueran tratados como
bestias de carga y dispuso que se diera audiencia pública para ellos en su
palacio, donde solía escuchar directamente sus demandas y agravios. Men-
ción aparte merece Luis de Velasco padre, segundo virrey de la Nueva
España, quien fue llamado padre de los indios por lo mucho que se preocupó
por auxiliarlos. A él se debió la frase "más importa la libertad de los indios
que todas las minas del mundo". Estableció el juzgado de indios y liberó y
exentó de tributos a muchísimos naturales.
En diferentes lugares del país se suscitaron numerosas rebeliones in-
dígenas debido a las injusticias que se cometían contra ellos. Los indios
vestían de una manera muy sencilla, a veces casi desnudos, por lo que se les
denominaba despectivamente pelados y hubo necesidad de emitir disposi-
ciones municipales para exigir que se cubrieran y vistieran con decoro.
4. Derecho indiano 161

Desde luego, su dieta era mínima, carecían de instrucción y se fomentaba


entre ellos la embriaguez para tenerlos más sojuzgados. Al paso del tiempo
se hicieron taciturnos, desconfiados, serviles y taimados. Por si fuera poco, se
trasmitía de generación en generación el uso discriminatorio del trata-
miento entre personas, el uso del tú y del usted, este último derivado de
Vuestra Merced o Vuesarced, con el que debían dirigirse a los grupos supe-
riores. Hoy todavía obligamos a nuestros niños a dirigirse a los mayores
con expresiones como mande usted, que se consideran de buena educación,
a pesar de tener un origen discriminatorio evidente. Es de justicia indicar
que en ocasiones se procuró disminuir la distinción de castas, sobre todo
en el ejército, y al llegar la Guerra de Independencia los decretos que
abolían la esclavitud y las castas hicieron particularmente popular la causa
libertaria, incluso en la consumación de la lucha en 1821.
Entre los aspectos sociales más notables de la época colonial destacan
los siguientes:

1. En 1527 se trató de introducir el agua potable en la Plaza Mayor de la


Ciudad de México, trayéndola desde Chapultepec. Para ello se hizo
una arcada que concluía en la fuente del Salto del Agua.
2. Los indígenas fueron obligados a derrumbar sus antiguos edificios y
construir los palacios, las oficinas públicas, los templos y los conven
tos de los españoles, sin descanso y sin sueldo.
3. El 4 de octubre de 1523 Carlos V concedió a la Ciudad de México su
escudo de armas, que es hoy el del Distrito Federal, y en 1530 se le
dieron los mismos privilegios que los de Burgos, en España.
En 1548 se le designó muy noble, insigne y leal ciudad.
4. La amistad y alianza de los tlaxcaltecas fueron recompensadas por la
Corona, que convirtió a Tlaxcala en una república con grandes privi
legios para sus moradores, como estar exentos de tributos y poder
montar a caballo.
5. En materia municipal se expidieron diversas disposiciones en forma
de bandos para la limpieza, alumbrado, baños públicos, lavaderos,
temazcales, empedrado, etcétera.
6. Se crearon varios hospitales, generalmente financiados con fondos
piadosos, ya sea por medio de donaciones o en forma testamentaria.
Destaca el Hospital de Jesús dispuesto en el testamento de Hernán
Cortés, cuyo nombre era Hospital de la Limpia Concepción de María
Santísima de Jesús Nazareno; en la iglesia construida en forma anexa
se conservan los restos del conquistador, identificados y reinhumados en
1946. El hospital, que aún presta servicios a enfermos de bajos recur-
162 Historia del Derecho mexicano

sos, fue el primero de la Nueva España. Otros hospitales fueron los de


San Lázaro, para enfermos contagiosos; el de Santa Fe de Vasco de Qui-
roga, en las afueras de la ciudad de México, y los de Santa Fe de
Tzintzuntzan, Nuestra Señora de la Concepción y Santa Marta, en
Pátzcuaro, del obispo Quiroga. También cabe mencionar el Hospital
Real de San José de los Naturales, fundado por los franciscanos y
luego administrado por el virrey, en él se practicaron autopsias desde
1576; el virrey Palafox y Mendoza dispuso que cada cuatro meses se
hicieran prácticas de anatomía sobre cadáveres. Otro hospital impor-
tante fue el de San Hipólito, edificado por fray Bernardino Álvarez,
para atender a enfermos mentales. El mismo benefactor construyó el
Hospital de Miserables en Oaxtepec e hizo otro tanto en Acapulco,
Jalapa, Veracruz, Querétaro, Puebla, Perote, Oaxaca y Guatemala, to-
dos bajo la custodia de los frailes de San Hipólito de la Ciudad de
México. En 1582, el doctor Pedro López fundó el Hospital de Nuestra
Señora de los Desamparados para atender a los negros.
Igualmente se crearon hospitales para mujeres, lo que originó la
cátedra universitaria referente al arte de asistir un parto. Poco a poco
los hospitales se multiplicaron por todo el país; en ellos se distinguían los
frailes de la orden de San Juan de Dios, santo español que se dedicó a
atender víctimas de incendios y catástrofes, así como los Hermanos
de la Buena Muerte, que asistían a moribundos, orden fundada por
San Camilo de Lelis. Asimismo, destacaron en México el Hospital del
Amor a Dios y el de la Santísima Trinidad.
Otra orden que se dedicó a los enfermos fue la de San Antonio
Abad, que llegó a la Nueva España en 1628 pero que fue disuelta en
1791. En 1687 José Sayogo fundó con escasos recursos un hospital
para enfermas mentales, el que ya en el México Independiente pasó a
depender de las hermanas de la caridad y que desapareció en 1910,
cuando el gobierno del general Díaz inauguró el Manicomio de la
Castañeda, en Tacubaya.
En 1774 el obispo Lorenzana fundó el Departamento de Partos
Ocultos, para que dieran a luz las mujeres españolas que no eran
casadas. Al dejar el hospital podían llevarse a su hijo o pedir que
ingresara a la Casa Real de Expósitos, con lo cual esas mujeres salvaban
su prestigio social.
7. El 13 de agosto de 1529, para celebrar un aniversario de la conquista
de Tenochtitlan, se efectuó una corrida de toros en un patio de la casa de
Cortés en la Ciudad de México, frente a la Plaza de Armas. Así se
inició este espectáculo en nuestro país. La ganadería de Ateneo, de
4. Derecho indiano 163

Juan Gutiérrez Altamirano, pariente de Cortés, fue la primera en su


género y se formó con toros bravos traídos de Navarra.
8. El primer transporte en la Nueva España fue el de carretas tiradas por
bueyes, para trasladar cereales, frutas, verduras, animales y minerales.
Las introdujo Sebastián de Aparicio, de origen gallego, y con ello
abrió la ruta México-Veracruz y México-Zacatecas. Este hombre ya viu
do por segunda vez, se hizo franciscano y murió a los 98 años; fue
beatificado y su cuerpo está expuesto en una capilla del convento de
San Francisco, en Puebla.
9. Desde los primeros tiempos de la colonización se creó el Correo Ma
yor organizado por el Real Consejo de Indias y en 1580 sus oficinas se
establecieron a espaldas del palacio virreinal. En 1771 el virrey Bucareli
prohibió el correo particular. Cuando llegaba de tiempo en tiempo el
correo se daban "avisos" para que los vecinos acudieran a las oficinas
por su correspondencia.
10. El terreno que hoy ocupa el Palacio Nacional pertenecía a Hernán
Cortés y fue vendido a la Corona en la cantidad de 34 000 castellanos
en 1562, por su hijo Martín Cortés. El primer virrey que lo ocupó fue
Luis de Velasco padre. El edificio ha sufrido múltiples transformaciones.
11. Entre las tradiciones coloniales pintorescas de la Ciudad de México
estaba el del Paseo del Pendón, celebrado cada 13 de agosto, para
conmemorar la toma de Tenochtlitlan. Se sacaba en desfile el estan
darte de Cortés, acompañado de las altas autoridades civiles, milita
res y religiosas, lo que servía de pretexto para llevar a cabo fiestas
populares muy diversas. En 1630 el paseo se hizo en canoas a causa de
la terrible inundación sufrida en la ciudad. Esta tradición terminó al
consumarse la Guerra de Independencia.
12. Las inundaciones fueron el azote de la Ciudad de México, rodeada por
lagos y lagunas. Se hicieron varias obras hidráulicas para evitarlo, la más
famosa de las cuales fue la emprendida, pero no concluida, por el cosmó
grafo Enrico Martínez. Desde Luis de Velasco I se emprendieron los
trabajos del canal del desagüe, pero entre 1629 y 1632 la ciudad perma
neció bajo las aguas, a tal grado que se pensó en trasladarla a las lomas
de Tacubaya. Había gente que se ganaba la vida en las calles transportan
do sobre la espalda a las personas para cruzarlas de un lado a otro.
13. La paz colonial era alterada por algunos tumultos provocados por la
hambruna, como ocurrió varias veces en el Mercado del Parián, ubi
cado en la Plaza Mayor de la Ciudad de México. Parián era el vocablo
con que en Filipinas designaban a un local cerrado donde se expendían
mercaderías.
164 Historia del Derecho mexicano

14. Se expidieron varios bandos a veces permitiendo o a veces prohibien


do la venta del pulque y su adulteración. Esta bebida era muy comba
tida por los religiosos por los estragos que producía en la salud física
y moral de los indígenas.
15. Los conquistadores introdujeron las peleas de gallos, que luego se
hicieron muy populares entre todas las capas sociales. Incluso en el
México Independiente siguieron practicándose con gran entusiasmo.
16. Con el tiempo también surtieron de agua al valle de México los acue
ductos de la Tlaxpana, que corría por la hoy avenida Ribera de San
Cosme; el de los Remedios por Tlalnepantla y Naucalpan, y el de la
Villa de Guadalupe procedente de Ticomán; aún se conserva parte de
los arcos respectivos. En el interior del país destacan, entre otros, los
de Querétaro y Morelia. El vital líquido había de transportarse de la
fuente pública a las casas particulares, por eso se hizo típica la figura
del aguador, que transportaba el agua para uso doméstico.
17. En las calles de las ciudades solían establecerse artesanos y comercian
tes de géneros en común, por lo que sus denominaciones se refieren a
estos aspectos. Así, tenemos en la Ciudad de México las calles de Pla
teros, Tabaqueros, Mecateros, Cordobanes, Mesones (en donde esta
ban las casas de hospedaje de todos los niveles económicos), e incluso
la calle de la Muertería, en donde los muerteros fabricaban los ataú
des a la medida de las personas fallecidas.
18. El 1 de enero de 1722 se publicó en la capital de la Nueva España la
Gaceta de México, primer periódico del país, fundada por Juan Ignacio
Castoreña Ursúa, ilustre zacatecano, obispo de Yucatán. Antes se ha
bían publicado hojas sueltas para divulgar algunas noticias, pero sin
organización ni periodicidad. La Gaceta luego fue suspendida por las
autoridades, que consideraban que su contenido era peligroso para la
política del país. Luego se publicó Mercurio de México; La Gaceta de
Literatura de México, de José Antonio Álzate; Mercurio Volante, de José
Ignacio Bartolache; y para 1805 el Diario de México, primer periódico
cotidiano del país, en el que colaboraba Carlos María Bustamante.
19. A instancias de Pedro Romero de Terreros, conde de Regla, un rico
minero, se fundó en 1774 el Sacro y Real Monte de Ánimas o Monte de
Piedad. En dos ocasiones se detectaron graves desfalcos y tuvo que ser
intervenido por la autoridad; después de ocupar varios lugares quedó
establecido en lo que fue la casa de Cortés, frente a Palacio Nacional.
20. La Real Lotería se fundó en 1770 con el virrey marqués de Croix, por
órdenes de Carlos III. Para ello se tomaron en cuenta los modelos de
lotería ya establecidas en Inglaterra y Holanda.
4. Derecho indiano 165

21. Al principio las ciudades estaban muy mal iluminadas y eso propicia
ba robos y riñas. Por ello se establecieron las rondas de hombres ar
mados dependientes del Ayuntamiento, a fin de garantizar la seguri
dad de las personas que se veían precisadas a salir de sus hogares
después de las nueve de la noche, considerada hora de queda y que
era anunciada por los campanarios de las iglesias. En 1762 se impuso
en la Ciudad de México que todo propietario de casa habitación colo
cara un farol con cristales y que lo prendiera desde el oscurecer hasta
las 11 de la noche. El segundo conde de Revillagigedo agregó a la
ronda o guardia nocturna un farolero por cada 12 faroles expuestos
por su gobierno en las esquinas de la ciudad, con la obligación de dar
los gritos de la hora y anunciar que todo estaba sereno, de ahí el
nombre popular de estos empleados. En 1790 se estableció, por ban
do, que quien rompiera un farol lo pagaría o sufriría pena de trabajos
forzados; si se atentaba contra un sereno recibiría 200 azotes, cinco
años de prisión, destierro a 20 leguas de la ciudad o pena de tres años
en San Juan de Ulúa. Los serenos sufrían abnegadamente las incle
mencias del tiempo, pero eran estimados por todo el vecindario.
22. La Ciudad de México contaba con canales y acequias que unían a
Chalco y Xochimilco con el centro de la población, lo que producía
un tráfico lacustre con canoas y trajineras y constituía un foco de
infección e inundaciones. Se tomaron medidas para sanear estos luga
res, pero el problema subsistió hasta el México Independiente.
23. Los transportes usados en las poblaciones y en los caminos variaron
con el paso del tiempo, desde sillas de andas conducidas por indios o
negros, y desde luego literas tiradas por muías y todo tipo de carrua
jes llamados bombes, estufas, calesas, simones, cupés, fanones, carrozas y
diligencias, estas últimas para viajes muy largos, en donde los pasajeros
que iban en medio no contaban con respaldo pero pagaban menos.
Se llegó a prohibir el exceso de velocidad, impedir el paso de tran
seúntes al estacionar carros y animales y se multaba a los cocheros
que utilizaran silbidos o palabras altisonantes. En 1793 se estableció
el primer sitio de coches de alquiler, que se concesionó a Antonio
Valdés Murguía y cuyos carros se llamaron coches de provincia.
24. Muchas casas señoriales ostentaban sus escudos de armas labrados en
piedra. Las clases encumbradas hacían gran ostentación en sus atuendos,
fueran hombres o mujeres. El uso de joyas y abanicos era casi obligato
rio, y había todo un "lenguaje" convenido con sus movimientos.
25. La llegada de un nuevo virrey o la consagración de un obispo, así
como las procesiones religiosas y las de Semana Santa eran motivo de
166 Historia del Derecho mexicano

grandes fiestas oficiales y populares y servían de disipación a los habi-


tantes, quienes por lo demás llevaban una vida monótona regida por
tres toques de campana cotidianos que implicaban hacer un breve
paréntesis para arrodillarse en plena vía pública: la hora del ángelus
en la mañana, la de la bendición al mediodía y la de las ánimas a las
ocho de la noche. Los pregones de todo tipo de vendedores, que se
prolongó en el México Independiente, rompían también la calma de
la ciudad, igual que las voces de "aguas" que daban los sirvientes para
alertar a los transeúntes antes de arrojar a la calle el agua ya usada. En
Pascua y en Navidad las calles se llenaban de vendedores ambulantes,
por lo que hubo que ubicarlos en plazas específicas para no dar un
aspecto denigrante y permitir el paso de los transeúntes. Los saraos o
fiestas con motivo de convivencia social, los paseos por plazas y jardi-
nes, la costumbre de reunirse a tomar chocolate entre las clases nobles
y las ferias y verbenas entre los pobres rompían la monotonía de las
costumbres, igual que los pregones que se daban a veces para divulgar
algunos bandos o noticias importantes. Lo mismo sucedía con los
temibles autos de fe de la Inquisición.
26. Las ferias ya muy divulgadas en Europa se popularizaron en América.
En la Nueva España destacaron las de Jalapa, Acapulco, Saltillo y las
de Chihuahua, o de los apaches, donde se comerciaba con pieles, ga
nado y otros géneros, e incluso se intercambiaban prisioneros de tri
bus salvajes.31
27. El Castillo de Chapultepec se terminó de construir y restaurar en 1787
por el virrey Matías de Gálvez, y en ese lugar se estiló pasar los virre
yes entrante y saliente el bastón de mando, lo que antes se hacía en
San Cristóbal Ecatepec.

Estructura económica de las Indias

En materia de doctrinas económicas fueron dos las que rigieron durante


el Derecho indiano: el mercantilismo y la fisiocracia, de ahí primero el
afán de adquirir metales preciosos y luego el acaparar tierras de labranza
y desarrollar la agricultura, formando impresionantes latifundios. En tér-
minos generales, en materia de economía indiana cabe destacar lo si-
guiente:

31 Osear Cruz Barney, op. cit., pág. 399.


4. Derecho indiano 167

1. La población sufrió un decaimiento expresado en estas cifras:


1521. 7 264 059
1790. 4 636 074
1795. 5 200 000
1803. 5 237 100
1820. 6 204 000

En la época precortesiana los datos respecto a la población son


discutibles. Rosenblat la calcula en 4.5 millones de indígenas en 1492,
pero otros tratadistas hablan de 6 a 7 millones. También hay que tener
en cuenta la mayor extensión que tenía el territorio de la Nueva España
respecto a nuestro país actual. Lo cierto es que la población indígena
disminuyó por las hambrunas, la guerra, la esclavitud, la explotación y
las epidemias. El censo de 1790, el primero oficial, lo realizó el virrey
segundo conde de Revillagigedo. Es alarmante ver que en los 300 años
que duró la colonización, entre 1521 y 1803, la población decayó en
unos 2 millones de habitantes, y en cambio entre 1803 y 1820 aumentó
en un millón a pesar de la Guerra de Independencia, que no impidió,
sino al parecer aceleró el volumen poblacional. Se calcula que sólo la
décima parte de los habitantes novohispanos eran blancos. La
agricultura se intensificó con el intercambio de productos entre
ambos continentes:
♦ Las Indias proporcionaron a Europa: aguacate, jitomate, tomate,
cacao, maíz, papa, camote, zapote, etcétera.
• Europa proporcionó a las Indias: vid, caña de azúcar, trigo, naran
jas, manzanas, ciruelas, arroz, plátano, etcétera.
Hernán Cortés pidió al rey que no se permitiera la salida de
ningún barco hacia la Nueva España que no trajera plantas útiles para
aclimatarlas aquí. Igualmente se obligaba a los colonizadores a rein-
vertir la décima parte de sus ganancias en las Indias.
En 1782 se creó el Banco de San Carlos con aportaciones de
comunidades indígenas y sirvió para dar crédito a la empresa agrícola.
Se fomentó notablemente la construcción de trapiches e ingenios. El
precio del maíz era básico para fijar la economía local, por eso su
aumento o escasez originaba tumultos y protestas. El trigo y el pan
sólo eran consumidos por los blancos, ya que la población indígena
siguió teniendo una dieta a base de maíz, frijol, chile, nopales, habas
y algunas verduras.
168 Historia del Derecho mexicano

Se comenzó a cultivar flores con fines comerciales, tanto origi-


narias de América como del Viejo Mundo, y fueron muy apreciadas
por el mercado interno.
El cultivo del maguey para producir pulque y del agave para el
tequila y el mezcal fue también muy extendido, aunque de tiempo en
tiempo prohibido o limitado para evitar la ebriedad consuetudinaria de
las capas sociales menos favorecidas. El cultivo de la morera y la cría del
gusano de seda eran importantes en el siglo xvi, pero luego fueron
prohibidos para evitar la competencia con los productos españoles.
La vid y el olivo también estuvieron prohibidos; sin embargo, a
fines del siglo xvm se les volvió a fomentar y se desarrollaron grandes
cultivos vinícolas en Aguascalientes, Coahuila y las Californias. Se ex-
plotó la cochinilla, un insecto que se cría en los nopales y sirve para el
teñido de telas; era muy apreciado y se desarrolló especialmente en
Oaxaca, dando origen a una verdadera industria textil.
También fue notable la explotación de la vainilla, el algodón, el añil,
el tabaco (antiguo yetl de los indígenas) y el cacao; la bebida del choco-
late se popularizó entre las clases altas.
En cuanto al tabaco, de consumo muy extendido, al principio su
cultivo era posible en todas partes. Nayarit, Veracruz y otras regiones
florecieron con su producción, pero en 1764 se estableció el estanco
del tabaco y sólo en Veracruz se permitió cultivarlo, con un permiso
especial y vendiendo todo el producto al monopolio real. Algo parecido
sucedió con la fabricación de aceite.
Las limitantes para el desarrollo más próspero de la agricultura
fueron los mayorazgos, que muchas veces eran descuidados por sus
dueños, quienes carecían de vocación hacia el trabajo del campo y
dejaban sus haciendas en manos de administradores voraces y torpes;
el uso del arado rudimentario; la falta de buenos sistemas de riego, la
prohibición de algunos cultivos y la erosión y el desgaste de las tierras
por el abuso del monocultivo.
3. En cuanto a la explotación de los bosques, comenzó a darse de manera
inmoderada para producir leña y carbón, que luego eran vendidos a
lomo de muías en las poblaciones. Por eso desde el siglo xvi se dictaron
algunas medidas de limitación, pese a lo cual se realizó una devastadora
destrucción de nuestros bosques, según lo comentaba en 1836 José
María Luis Mora.32 Es terrible admitir que a 500 años de distan-

52 Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 75.


4. Derecho indiano 169

cia no hemos podido contener y organizar la explotación forestal, y


de manera que el daño ecológico es verdaderamente criminal. En
materia ganadera, se trajeron de España todo tipo de animales para
aclimatarlos en las Indias, tales como caballos, cerdos, vacas, burros,
muías, ovejas, patos, gallinas, palomas, abejas, incluso perros y gatos.
La abundancia de ganado y la explotación de pieles dio origen a
la industria de los cordobanes. En lo que concierne al ganado caballar,
alcanzó un magnífico desarrollo pero a los indios, salvo excepciones, se
les prohibía montar para evitar que superaran en habilidad a los
europeos.
La ganadería no sólo fue desarrollada por los españoles, sino
también por los indios; a su vez, en la cría de aves de corral era famosa
la habilidad de los naturales.
En 1529 se estableció en las Indias la Real Corporación de la
Mesta, como organización ganadera formada para fomentar esta acti-
vidad y proteger los intereses de sus agremiados. Contaba con funcio-
narios elegidos por los cabildos, denominados alcaldes de mesta, y
efectuaban entre los agremiados asambleas semestrales. Combatían
el abigeato y presentaban una lucha común contra los terrenos agríco-
las, pues ambas actividades, agricultura y ganadería, fueron siempre
rivales en virtud de la distinta explotación de las tierras. La variedad
de explotación ganadera fue llamada estancia de ganado. Diferentes
normas nacidas de la mesta regulaban la cría, el pastoraje, el herraje
y la venta de animales.
En lo tocante a la minería, dio origen a la fundación y el desarrollo de
varias ciudades como Pachuca, Tlalpujahua, Zacatecas, Guanajuato,
Durango, Oaxaca, Fresnillo, San Luis Potosí y Taxco, entre otras. La
derrama de dinero que se producía en varios sitios por este concepto
hizo florecer la agricultura, la ganadería y el comercio y desarrolló el
arte y la arquitectura con la construcción de edificios públicos, pala-
cios e iglesias que aún hoy son motivo de orgullo.
Durante el siglo xvm, algunos mineros particularmente ricos fueron
José de la Borda, en Taxco; Pedro Romero de Terreros, conde de Regla,
en Pachuca; los condes de la Valenciana en Guanajuato y varios más. Se
calcula que el rubro de la minería en la Nueva España produjo, hacia
1804, 2 028 000 pesos en plata, 68 778 411 pesos en oro y 542 893 pesos
en cobre. Por eso se decía que el suelo de las Indias "sudaba plata", y se
afirma que por esa época sólo a la Nueva España correspondían dos
terceras partes de la producción mundial de plata. Por
170 Historia del Derecho mexicano

todo ello es difícil evaluar la enorme influencia que el envío de metales


preciosos ejerció en el desarrollo económico, político y artístico de
Europa, especialmente en el siglo xvm.
El arte de trabajar los metales se originó entre los indios de
América en los territorios de Colombia y del Perú y luego se introdujo
en México y otras regiones del continente. Se utilizaba para ello el
martilleo tanto en frío como en caliente en pequeños hornos de barro
o de piedra. También se usaron moldes de piedra y arcilla para el
vaciado del metal; los indios alcanzaron tal destreza en esta actividad
que asombraron a los conquistadores y despertaron su ambición por
poseer joyas valiosas y plenas de significado. Al principio de la con-
quista los españoles utilizaban el llamado rescate y cambiaban el oro
por vidrios, espejos y baratijas, pero luego quisieron extraer el metal
de los ricos yacimientos que había en la Nueva España.
Desde la época del Derecho castellano, en las Siete Partidas y en
el Ordenamiento de Alcalá quedó muy claro que la propiedad originaria
de las minas era de la Corona y sólo podía ser explotada por los
particulares con permiso real. Para ello debía hacerse una denuncia
de algún fundo minero y solicitar la concesión demostrando ser el
descubridor, tener recursos para explotarla y tomar las medidas técnicas
para evitar inundaciones y derrumbes. La concesión se hacía por 50
años, renovables una vez, pero en todo momento esa concesión podía
entrar en crisis si otra persona presentaba un litigio afirmando tener
mejor derecho. Para el siglo xvm se calcula que funcionaban unas 3
000 minas agrupadas en reales y realitos, según el monto de su
producción, organizados en 37 distritos mineros, cada uno de ellos
dirigido por una diputación. En 1789 se estableció el Real Tribunal
de Minería, organismo de tipo jurisdiccional y administrativo que apoyó
la explotación minera.
Los mineros gozaban de muchos privilegios, no podían ser apre-
sados, y en caso de juicio contaban con su propio tribunal. No se les
embargaban las minas ni los metales extraídos, herramientas o ma-
quinarias. El clero no fue proclive a prestarles precisamente por falta
de garantías, pero surgieron los llamados Bancos de Plata, que
refaccionaban a los mineros; tal fue el caso del llamado Banco de Avío
de Minas.
Había pocos trabajadores expertos en el beneficio de los metales
y las técnicas eran rústicas, lo que limitaba la producción. Al principio
la extracción se hacía con barras y picos, y los indios transportaban
sobre su espalda el metal, en un promedio de seis horas diarias,
4. Derecho indiano 171 S

cargando costales que pesaban 300 libras. Las minas se abandonaban


al alcanzar cierta profundidad o si las vetas se empobrecían.
En 1554 el sevillano Bartolomé de Medina, en la Hacienda de
Purísima Grande, de Pachuca, ideó el sistema de extraer plata de los
metales usando azogue, esto es, mercurio, sobre una especie de torta
hecha aplastando los metales con molino y con las pezuñas de caballos
y muías. La masa se mezclaba con varias sustancias químicas y luego
se añadía el mercurio; después se lavaba todo para purificar la plata.
El inconveniente era que la producción de mercurio, sobre todo el
proveniente de Chile, estaba acaparado por la Corona, que lo distribuía
dando preferencia a las regiones más ricas y elevando su precio a veces
exageradamente. Al sistema ideado por Medina también se le conoció
como mexicano, de amalgama o de patio. En Taxco, Juan Capellán
inventó un sistema para recuperar el mercurio y se le conoció como
capellina.
Un real de minas era explotado por varios lados. Así, tan sólo en
las montañas que circundan la ciudad de Zacatecas había, en el siglo
XVIII, unas 3 000 bocas de minas, tiros y catas. También se explotó el
cobre, plomo, alumbre, azogue y la sal, aunque algunos de estos pro-
ductos estaban estancados a favor de la Corona. Los metales se utiliza-
ron mucho en la fabricación de espadas, balcones, rejas y puentes, así
como en campanas, peroles y acuñación de moneda.
Las Ordenanzas de 1563 fueron ampliamente comentadas por el
jurista mexicano Francisco Javier Gamboa. En 1783 aparecieron las
Ordenanzas de Aranjuez, sugeridas por el destacado jurista y mate-
mático Joaquín Velázquez de León. Desde luego, la Corona recibía en
forma directa e indirecta un enorme beneficio en el ramo de la explo-
tación minera.
En la industria indiana hubo diversos frenos y prohibiciones para que
no compitiera con la de España. Los instigadores de esta política no
fueron propiamente los fabricantes hispanos, sino los monopolizado-
res o traficantes. Se calcula para fines del siglo xvm una riqueza de
unos ocho millones de pesos en la Nueva España por concepto de la
actividad industrial.
De España vinieron personas de diversos oficios: boneteros, al-
bañiles, panaderos, pasteleros, guanteros, carpinteros, cerrajeros, za-
pateros, sastres, etc. Cada rama estaba organizada en gremios, a la
usanza medieval, con sus propios estatutos y su típica clasificación de
maestros oficiales y aprendices. Mediante estos gremios los ayunta-
mientos podían controlar los diversos oficios y las tarifas de los pro-
172 Historia del Derecho mexicano

ductos que elaboraban; por eso los exámenes de habilidad y conoci-


miento para ser promovidos de categoría los realizaban los cabildos.
También se organizaban en cofradías de carácter religioso y con mon-
tepíos para ayudarse mutuamente en caso de enfermedad, viudez o
vejez. En la cofradía se veneraba un santo patrón y sus miembros lle-
vaban una vida seglar, pero muy apegada a la Iglesia. En Europa los
gremios generalmente gozaron de mayor autonomía.
7. Los mestizos y las castas infames o de "color quebrado" eran admiti
dos en los talleres, pero no en calidad de agremiados, sino sólo como
asalariados. Se les destinaba a las tareas rudas y simples, sin divulgar
les los secretos de la producción. La artesanía española se vio enrique
cida con la tendencia artística de los habitantes de las Indias, la que
tenía un sello propio de identidad, que aún sobresale en el ámbito
internacional.
8. Los gremios se daban sus propias Ordenanzas que regulaban detalla
damente los horarios del trabajo, los salarios, las condiciones de hi
giene, el descanso dominical, la prohibición de que nadie ajeno al
gremio pudiera trabajar en la artesanía respectiva, la calidad y canti
dad de los artículos producidos y que éstos no fueran competitivos
respecto a los españoles, la forma de examinarse y de ser promovido,
etcétera.
9. Los oficiales percibían sueldo, pero los aprendices no, y los maestros
estaban como contratistas o patrones. En todo ello privaba mucho la
costumbre.
Se desarrolló la industria textil, la vidriera, la de la porcelana y
muebles de madera, la confección de ropa, de zapatos y de artículos
de cuero, la impresión y la encuademación de libros, etcétera.
La Constitución de Cádiz abrió las puertas a la libertad de produc-
ción, lo que dio un golpe rudo a los gremios, pues ya cualquiera podía
dedicarse a la actividad económica de su preferencia, sin necesidad de
examen o licencia alguna. Sin embargo, los gremios pasaron al
México Independiente y terminaron su vigencia con las Leyes de
Reforma hacia 1859.
10. Existían también los llamados oficios reales, que eran actividades admi-
nistrativas pagadas por el erario en auxilio de los funcionarios del rey
y con las facultades que de éste se derivaban. A estos funcionarios a
veces se les llamaba oficiales, magistrados o ministros. Los cargos se ocu-
paban temporalmente o de por vida y algunos eran vendibles, pero
todos exigían conocimientos y buenos antecedentes e implicaban res-
ponsabilidad en su ejercicio.
4. Derecho indiano 173

Al cabo del tiempo se pudo renunciar a un cargo perpetuo; los


salarios estaban gravados por el erario. Este tipo de trabajo en donde
todo cargo es adjudicado, al menos teóricamente por el rey, es el ante-
cedente de la burocracia moderna, así como del concepto de servidor
público.
11. Los caminos eran pocos. Entre ellos podemos mencionar:

a) México-Veracruz, pasando por Puebla y Jalapa u Orizaba y Córdoba.


b) México-Acapulco, pasando por Cuernavaca, Iguala y Chilpancingo.
c) México-Guatemala, pasando por Puebla, Oaxaca, Tehuantepec,
Tapachula y Quetzaltenango.
d) México-Santa Fe por Zacatecas, Durango, Chihuahua y Paso del
Norte.

Los caminos que unían México con Querétaro, Celaya, Vallado-


lid, Tepic, Aguascalientes y otras localidades pueden considerarse ra-
males o extensiones de los anteriores.
Hernán Cortés ordenó en 1522 a Alonso López la construcción
del camino de México a Veracruz que luego, con el sistema de carretas
tiradas por bueyes introducido por Sebastián de Aparicio, convirtieron
la ruta en una verdadera carretera.
En el valle de México se abrieron caminos de arrieros procedentes
de Metepec, Toluca, Naucalpan, Zumpango, Otumba, Apan, Atlixco,
Tehuacán, Tacuba, Actopan, Almoloya, Nopala y Tizayuca.
Los caminos podían ser reales si permitían el paso de carruajes,
o de herradura si sólo lo hacían las recuas. De cualquier manera eran
incómodos y peligrosos por el ataque de bandidos. Por eso en 1553 se
estableció la Santa Hermandad, especie de policía de caminos, pero
fracasó y hubo que organizar otra en 1631 sin mejores resultados, por
lo que viajar continuó siendo muy arriesgado en la época indiana.
12. En cuanto a las rutas marítimas, las principales eran hacia España y
Filipinas, por Veracruz y Acapulco, respectivamente, aunque también
destacaban los puertos de Campeche, Soto la Marina, Tampico,
Manzanillo y San Blas.
13. El comercio se organizaba por medio de la Casa de Contratación de
Sevilla y del Tribunal del Consulado de la Nueva España. Se desarro
lló mucho el contrabando por la falta de libertad comercial con otras
naciones y con los mismos vecinos indianos. Hacia 1765 la familia
reinante de los Borbón comenzó a variar de política permitiendo un
comercio más libre, como consecuencia del Tratado de Utrecht de
174 Historia del Derecho mexicano

1713, que otorgó a Inglaterra el derecho de enviar mercancías e incluso


esclavos negros a las Indias, con grandes facilidades y libertad.
Finalmente, hacia 1778 el comercio interno y externo fue enteramente
libre, pero los pésimos caminos, la escasa producción, los ladrones, los
ataques de indios bárbaros y las enormes distancias típicas de nuestro
país hacían que resultara improductivo.
14. Había muy pocos extranjeros en la Nueva España y siempre estaban
en riesgo de ser considerados espías, herejes o ladrones evadidos.
Pero en el siglo xvm la política de apertura hizo emigrar a varios de
ellos. Algunos destacaron como Alexander von Humboldt, barón ale
mán de grata memoria que a principios del siglo xix recorrió el país y
nos ha dejado un estudio socioeconómico del país de primera línea,
en vísperas de la Guerra de Independencia.
15. Las medidas usuales en el comercio eran:

a) Agrarias: legua, caballería, fanega y aranzada.


b) De peso: onza, marco, libra, dracma, adame, arroba, quintal, car
gas, tercio, etcétera.
c) De capacidad: barril, moyo, cántara, cuartilla, pinta.
d) De longitud: pie, pulgada, línea, vara, milla, etcétera.

16. La pesca no estuvo muy desarrollada en la Colonia. Hasta la fecha resul


ta paradójico el poco gusto del mexicano por la comida del mar, a
pesar de contar con litorales tan extensos y ricos. En la Nueva España se
explotaba hacia el siglo xvm la pesca del camarón, salmonate, anguila,
bobo, róbalo, bagre, mojarra, ostión, pámpano, tiburón, volador, dora
do, bacalao, sierra, guachinango, pulpo, mero, cangrejo y jaiba.
17. El mercado se hacía en locales cerrados como los parianes y en forma
de ambulantaje. La pobreza de ciertos grupos era extrema; abundaban
los limosneros y se daba con frecuencia el robo de parte del famélico.
18. Una ruta comercial naviera exitosa fue la de Acapulco-Manila-Acapulco.
Se inauguró con el viaje del galeón San Jerónimo, que salió de Acapulco
el 1 de mayo de 1566 y la ruta duró casi 250 años en ejercicio, de
manera regular, con uno o dos galeones por año. A Filipinas debía
llegar la plata de la Nueva España, y aquí venían damascos, tejidos y
muselinas, medias, tapices, vajillas de porcelana —incluso piezas de la
dinastía Ching—, té, canela, clavo, pimienta, nuez moscada y azafrán,
muebles, lacas, enconchados, etc.; muchas de estas piezas aún pueden
observarse en diversos museos del país. Algunos productos se queda
ban en Nueva España y otros iban hasta Perú. Para Filipinas el tráfico
4. Derecho indiano 175

era muy importante, puesto que también llegaban colonizadores y de


alguna manera las costumbres, el idioma y el orden jurídico de España
se mantenían y fomentaban.
Al regresar a México se veían completadas las rutas comerciales
de Arabia, Persia, India y Japón. Felipe II reguló este tráfico y ordenó
el comercio manifestando que un solo individuo, en nombre de todos
los comerciantes, haría el trato con los comerciantes orientales.
En Manila se estableció un astillero para la construcción y repa-
ración de los navios. La empresa naviera fue monopolizada por la
Corona con base en el Real Patronato, por lo cual el monarca debía
fomentar la divulgación de la fe en las regiones de Oriente, pero con
el tiempo los particulares también intervinieron en este negocio y
más tarde incluso los ingleses.
El viaje era largo, peligroso por las tormentas, los piratas y las enfer-
medades. Se sabe que unas 30 naves se hundieron en distintas épocas.
Por diciembre o enero llegaba una nave a Acapulco y era saludada
con descargas de cañones en el fuerte de San Diego, se organizaba una
feria y la pequeña población se animaba con el arribo de comerciantes de
todo el país. Muchos filipinos se establecieron como comerciantes en
diversos lugares de la Nueva España. En 1813 el Magallanes partió hacia
Filipinas, pero ya no regresó. En cambio, en 1821 llegó a Acapulco un
pequeño barco mercante de cuyos caudales se apoderó el ejército de
Iturbide.

Estructura religiosa de las Indias

Dada la cultura hispana imperante en la época de la conquista, la Iglesia


tuvo una presencia real en la Nueva España, desde el momento mismo en
que los españoles llegaron a nuestro país. Así, el padre Juan Díaz vino en la
expedición con Juan de Grijalva en 1518; lo mismo ocurrió con fray
Bartolomé de Olmedo, capellán del ejército de Cortés, en 1519 y en sus
posteriores viajes de descubrimiento y conquista.
Carlos V ordenó el viaje en 1523 de tres franciscanos flamencos: Juan
de Aora, Juan de Tecto y Pedro de Gante. El papa León X concedió una
bula con privilegios especiales a dos franciscanos para venir a la Nueva
España, pero esta expedición no llegó a realizarse.
El papa Adriano VI expidió la bula Exponi Nobis en 1522 para traer a 12
franciscanos encabezados por fray Martín de Valencia, que llegaron a Veracruz
el 13 de mayo de 1522. El propio Cortés salió a recibirlos con especial
176 Historia del Derecho mexicano

comedimiento; entre ellos venía fray Toribio de Benavente, a quien los


indios llamaban Motolinía, "el pobre", por su humildad.
Entre los aspectos más destacados del desarrollo de la Iglesia indiana
cabe señalar los que se detallan a continuación.
La Iglesia se divide para su servicio en clero regular, formado por
religiosas y religiosos sujetos a una regla u orden monástica, y clero secular,
o del siglo, integrado por párrocos, obispos, arzobispos y cardenales, esto
es, la jerarquía sacerdotal.
Las órdenes religiosas se agrupaban en conventos con un prior o su-
perior por cada establecimiento, un provincial para toda una comarca y un
general que usualmente radicaba en Roma, sujeto a la autoridad papal.
Las relaciones entre ambos cleros no fue precisamente armónica, pues los
frailes debían ceder en muchas ocasiones sus iglesias y misiones a la admi-
nistración del clero secular. Políticamente se observó que el clero secular
apoyaba a los españoles y el regular a los indígenas. Muchos miembros del
clero secular eran criollos pues los peninsulares difícilmente se animaban
a venir a América a servir algún curato.
También había discrepancias entre el bajo clero, formado por sacer-
dotes y frailes de comunidades pobres y el alto clero integrado por las
jerarquías eclesiásticas. Esto se hizo más palpable al venir la Guerra de
Independencia, cuando del clero bajo salieron varios caudillos insurgen-
tes, mientras el alto clero se aliaba a las autoridades realistas y excomulgaban
a los jefes insurgentes.
Cada obispo y arzobispo contaba con un cabildo eclesiástico formado
por varios canónicos y funcionarios, quienes entre otras facultades recau-
daban los diezmos y las rentas eclesiásticas. Para ello establecieron colec-
tuarias. Por ejemplo, la archidiócesis de México tenía estas dependencias
en Pachuca, Taxco, Acapulco, San Ángel, Toluca, Cuautitlán, Amilpa,
Tulancingo, Texcoco y Coyoacan.33 Para ello, cada persona debía manifestar
sus ingresos y utilidades. A fin de administrar lo recaudado se crearon las
curias de gobierno y de justicia, en las cuales se ejercía jurisdicción.
En 1519, a instancias de Carlos V, el papa León X expidió la bula Sacri
Apostolatus Ministerio, cuyo propósito era erigir una catedral en tierras de
Yucatán, pero esto no se llevó a cabo. En cambio, se erigió el primer obis-
pado de la Nueva España en 1527 en Tlaxcala. A esta sede obispal se le
denominó carolense y su primer titular fue fray Julián de Garcés.
Durante la Colonia en Nueva España se contaba con 10 diócesis:
Tlaxcala (que luego pasó a Puebla), México, Oaxaca, Michoacán, Chiapas,

1 Osear Cruz Barney, op. cit., pág. 460.


4. Derecho indiano 177

Guadalajara, Yucatán, Durango, Monterrey y Sonora. No se pudieron erigir,


aunque estaban programadas, las de Chilapa, Veracruz y San Luis Potosí.
Las 10 diócesis reportaban en total, para 1810, 1 070 parroquias. A lo largo
de la época colonial hubo 171 prelados, de los cuales 130 fueron españoles,
32 novohispanos, incluido un prelado de Oaxaca de apellido Puerto, que era
de raza indígena, y nueve de Filipinas y otros dominios españoles. A su vez,
60 obispos mexicanos ocuparon luego sedes en otros lugares de América.
Erigido por Carlos V en 1527, el obispado de México tenía como base de
legalidad las facultades derivadas del Regio Patronato; en 1530 la decisión
real fue confirmada por la Santa Sede. En un principio los obispos mexicanos
dependieron del arzobispado de Sevilla, pero en 1546 se independizaron de
éste y quedaron adscritos al de México, que fue elevado a arzobispado.
Filipinas, Guatemala y Nicaragua pertenecían al arzobispado de México
y luego se separaron de éste. Fray Juan de Zumárraga fue el primer obispo y
luego arzobispo de México; también se le dio el título de Protector de los
Indios.
El alto clero tenía acceso a parte de los diezmos y algunos otros ingresos
como los provenientes de capellanías; en cambio, el bajo clero vivía de las
limosnas y del cobro de derechos parroquiales por misas de difuntos,
bautismos, bodas, etc. Los indios debían pagar la mitad de los derechos, pero
aun así no podían hacerlo, por lo que a veces dejaban a sus hijos muertos
abandonados en algún lugar de los templos para que luego alguien piadoso
les diera sepultura.
La Iglesia otorgó, a la Corona casi desde el principio de la coloniza-
ción, el llamado Regio Patronato, con fundamento en el patronato medieval.
Son básicas para su formación las siguientes bulas papales: 1. ínter Caetera
(4 de mayo de 1493), 2. Eximiae Devotionis (16 de noviembre de 1501), ambas
de Alejandro VI, y 3. Universalis Ecclesiae (28 de julio de 1508), de Julio II.
Así, se configuraron para la Corona los derechos de:

a) Enviar misioneros a evangelizar a los indios.


b) Construir iglesias, conventos y hospitales.
c) Presentar ternas al papa para nombrar a los altos funcionarios ecle
siásticos en América.
d) Recaudar los diezmos, aunque luego se pasaba un porcentaje a la Igle
sia (los indios no los pagaban).
e) Modificar en los Tribunales Reales las sentencias dictadas por un tri
bunal religioso.
f) Derecho de censura respecto a las bulas papales, llamado pase regio,
paso de la bula o placet.
178 Historia del Derecho mexicano

Estas dos últimas facultades se daban de hecho, pues la Iglesia no las


reconocía oficialmente.
El derecho de censura llegaba a tener consecuencias; por ejemplo,
Carlos V prohibió la lectura de la bula Sublimis Deus, en 1537, del papa
Paulo III, por defender abiertamente a los indios en contra de los
encomenderos y esclavistas.
El diezmo era una contribución anual que a manera de impuesto pa-
gaban los creyentes, tiene su origen en disposiciones contenidas en el Viejo
Testamento. La Corona pudo cobrar directamente esta contribución gracias
a la bula Eximiae Devotionis: de sus ingresos, con parte se quedaba la Corona
y parte era destinada a fomentar misiones y construir templos.
Por razón del Real Patronato, la Corona a veces intervenía en lo refe-
rente a los límites de los obispados, pues las relaciones entre los obispos
por ese motivo fueron muchas veces tensas; por ejemplo, entre los obispa-
dos de México y de Michoacán.
Al lograrse la Independencia, la titularidad del Regio Patronato para
el gobierno mexicano fue motivo de grandes controversias, que se analizan
en el capítulo 6 de esta obra.
La labor educativa que desplegó la Iglesia en las Indias representó un
gran avance e influyó en todos los aspectos de la vida social, económica y
política.
En materia de conventos, para 1810 había 264 con 3 112 religiosos y
2 098 religiosas, así como 4 229 clérigos. De la Nueva España fue canonizado
Felipe de Jesús y beatificados Sebastián de Aparicio, Bartolomé Laurel,
Bartolomé Gutiérrez, Luis Flores y Pedro de Zúñiga.
La orden jesuita, fundada por san Ignacio de Loyola como Compañía de
Jesús, fue aprobada por Paulo III en 1540 y contribuyó en gran medida
a formar el movimiento de Contrarreforma protestante. San Francisco de Borja
logró el permiso de Felipe II para que la orden se estableciera en la Nueva
España en 1572. Rápidamente se extendieron por el centro del país y Sonora,
Chihuahua, Sinaloa y la Baja California, donde realizaron una obra colo-
nizadora que llega hasta nuestros días. Dedicados a la enseñanza, atendieron
unos 23 colegios en el país, todos ellos de gran prestigio; entre sus alumnos y
maestros distinguidos se puede citar a Juan Ruiz de Alarcón, Carlos de
Sigüenza y Góngora, José Antonio Álzate, Francisco Javier Alegre, Francisco
Javier Clavijero y varios más. Desde luego, acumularon también muchos bie-
nes, lo que despertó la envidia de otras órdenes y el recelo de la Corona,
porque sus centros culturales fueron focos de ilustración y conocimiento.
Lidio Pablo Abarca y Bolea, conde de Aranda, presidente del Consejo
de Castilla y ministro de Carlos III, acusó a los jesuítas de divulgar ideas
4. Derecho indiano 179

subversivas y fomentar desórdenes públicos, por lo que convenció al mo-


narca en 1767 para expulsar a esta orden de todos los dominios del Imperio
español. Esto originó uno de los mayores escándalos sociales y políticos de
la época.
Algunos misioneros y religiosos notables fueron los siguientes:

• Fray Andrés de Olmos, franciscano. Maestro del Colegio de Santa


Cruz de Tlatelolco. Evangelizó las Huastecas, Florida y el sur de
Tamaulipas. Fundó el puerto de Tampico y fue autor de diccionarios
y gramáticas de las lenguas indígenas.
• Fray Pedro de Gante, franciscano. De origen belga, fundó unos 100 tem
plos. Fue maestro en Tlatelolco y Texcoco. Decía: "Mi oficio es predicar y
enseñar día y noche."34 Fundó la primera escuela de la Nueva España.
• Fray Toribio de Benavente, Motolinía, franciscano. Gran defensor de los
indios, escribió, entre otras obras, Historia de los indios de Nueva España.
• Fray Bernardino de Sahagún, franciscano. Maestro en Texcoco y
Tlatelolco, escribió, entre otras obras, Historia general de las cosas de-
Nueva España.
• Fray Juan de Zumárraga, franciscano. Primer obispo-arzobispo de
México, Protector de los Indios. A sus gestiones se debe el haber teni
do la primera imprenta y la creación de la Universidad de México.
Fundó varias escuelas y hospitales.
• Vasco de Quiroga, "Tata Vasco", franciscano. Oidor y obispo de Mi-
choacán. Fundó el Colegio de San Nicolás y varios hospitales y escue
las, así como orfelinatos.
• Fray Sebastián de Aparicio, franciscano. Abrió la ruta comercial con
carretas de México a Veracruz y a Zacatecas.
• Fray Julián de Garcés, dominico. Obispo de Tlaxcala, fundador de
Puebla de los Ángeles.
• Fray Bartolomé de las Casas, dominico. Obispo de Chiapas, gran pro
tector de los indios y autor de varios tratados a favor de los naturales.
Fue notable su influencia para expedir las leyes nuevas de 1542 que
abolieron, aunque no retroactivamente, la esclavitud de los indios.
• Fray Alonso de la Veracruz, agustino. Ilustre maestro universitario,
gran humanista, fundó diversos colegios.
• Fray Alonso de Montúfar, dominico. Segundo obispo de México, reu
nió el Primer Concilio Provincial Mexicano.

34 Pedro de Gante, en carta del 27 de junio de 1529 dirigida a los superiores y hermanos de la
Provincia de Flandes, reproducida en Enciclopedia de México, op. cit., tomo 6, págs. 3174 y 3175.
180 Historia del Derecho mexicano

• Fray Bernardino Álvarez, hipólito (fundador de esta orden). Estable


ció la Cofradía y el Hospital de San Hipólito para enfermos mentales,
así como escuelas, asilos y otros hospitales.
• Fray Juan de Torquemada, franciscano. Misionero, cronista y defen
sor de los indios, construyó el templo de Tlatelolco y reconstruyó las
calzadas de Chapultepec y de los Misterios.
• Fray Martín de Valencia, franciscano. Superior de los primeros 12
misioneros de esta orden, evangelizador inicial, fundó la provincia
franciscana del Santo Evangelio.
• Fray Juan de San Miguel, franciscano. Evangelizador de México y
Michoacán, fundó San Miguel el Grande (hoy de Allende) y desarro
lló la Villa de Uruapan.
• Eusebio Kino, jesuíta. Nació en Tirol. Fundó importantes misiones en
Sonora, Sinaloa y la Baja California.
• Juan María de Salvatierra, jesuita de origen italiano. Fundó varias mi
siones en la Baja California, Sonora y Chihuahua.
• Fray Junípero Serra, franciscano. Evangelizó en el siglo xvm la sierra
de Querétaro e Hidalgo, la zona de Nayarit y la Alta California; fundó
las misiones de San Diego, San Carlos, San Juan Capistrano, San Bue
naventura y otras, y contribuyó indirectamente a fundar las de Los
Angeles y San Francisco.
Desde luego, ésta es una relación muy reducida en una enorme lista
de personalidades religiosas cuya obra ha trascendido hasta nuestros días.
En 1578 Gregorio xni dispuso que toda controversia relativa al Regio Patro-
nato se resolvería ante los tribunales estatales y todo asunto eclesiástico debía
resolverse en los reinos españoles sin pasar en apelación a Roma. Como he-
mos señalado, el titular del Regio Patronato en la Nueva España era el virrey.

El trabajo de los naturales


Para España siempre representó un problema importante organizar de
manera adecuada a los indígenas para aprovechar su mano de obra incor-
porada al sistema de producción. Lo anterior estaba aunado a la necesidad
de evangelizarlos, castellanizarlos y de cuidar que en la medida de lo posible
no fueran explotados ni afectados en sus derechos y dignidad.

La esclavitud
La esclavitud data de tiempos remotos, cuando los guerreros vencedores
en lugar de masacrar a los vencidos, los convertían en objetos de su propie-
4. Derecho indiano 181

dad para realizar los trabajos más pesados y humillantes. En América la


reina Isabel la Católica se manifestó contraria a la esclavitud del indígena,
si bien este aspecto es controversial entre los autores.35 Lo que resulta ma-
nifiesto es que ella y los monarcas posteriores se esforzaron por exigir
buen trato para los naturales.
En la vía de hechos y mientras se discutía la naturaleza verdadera del
indígena y si debía ser tratado o no como auténtico ser humano, los indios
quedaron sujetos al régimen esclavista. Había tres clases de esclavos:

1. Esclavos de rescate, que ya eran esclavos a la llegada de los conquistadores.


2. Esclavos de guerra, que caían prisioneros en acciones militares.
3. Esclavos rebeldes, personas que no habían aceptado ser evangelizados, o
que siendo esclavos tenían un comportamiento desobediente y violento.

El 2 de agosto de 1530 se suprimió la esclavitud de guerra, lo que se


confirmó en las Leyes Nuevas de Burgos en 1542. Lamentablemente, los
efectos de estas leyes no eran retroactivos, es decir, quienes al expedirse
las disposiciones ya eran esclavos, seguirían siéndolo. Fray Bartolomé de las
Casas protestó enérgicamente por esto y hasta escribió un pequeño trabajo,
pero fue objeto de severas críticas por parte de las autoridades civiles y
eclesiásticas.
A los esclavos se les llegó a marcar en el rostro con hierro candente, lo
que significaba que eran cautivos de guerra. Fray Diego Duran dice que
llegó a conocer ancianos que tenían la cara horriblemente marcada porque
eran o habían sido esclavos. Esta bárbara costumbre se suprimió en 1532.
Se ha dicho que el marcar a los indios tendía a proteger a los que no eran
esclavos, ya que el hierro de marcar lo custodiaba la autoridad civil o
eclesiástica, que teóricamente sólo lo prestaba cuando se verificaba que el
sujeto que se iba a marcar era esclavo.
Las Leyes Nuevas eran muy benignas para los indios. También impe-
dían la esclavitud por rebelión y se ordenaba que los oidores cuidaran de
su instrucción, buen trato y pago de sus servicios. Esta disposición resultaba
impracticable pues es conocido el caso de que la primera Audiencia de la
Nueva España, encabezada por Ñuño Beltrán de Guzmán, propició el
herrar o marcar a los indios y cometió todo tipo de atropellos.
El canónigo Francisco Tello de Sandoval fue enviado a México en
1544 para observar que se cumplieran las Leyes Nuevas; en su trayecto de
Veracruz a México fue recibido con muestras de alegría por parte de los

35
Toribio Esquive! Obregón, op. cit., pág. 212.
182 Historia del Derecho mexicano

indios, pero al llegar a la capital la población española se amotinó en el


templo de Santo Domingo, donde se hospedó, y aunque proclamó solem-
nemente tales leyes, un mes después abandonó el país manifestando que
eran impracticables.
Mucho se discutió sobre el derecho de España para esclavizar a los
indios. Se dijo que podía hacerlo por ser éstos infieles, pero fray Matías de
Paz consideraba que los indígenas eran infieles en segundo grado, puesto
que no combatían a Dios y a su Iglesia como lo hacían los de primer grado,
caso de los musulmanes, sino que simplemente desconocían la fe, por lo
que se debía proceder a evangelizarlos.
Debe señalarse que prácticamente por iniciativa propia y ante el
despoblamiento de indígenas, los españoles organizaban expediciones para
asaltar poblaciones y hacerse de esclavos; a esta infame conducta la llama-
ban salteo. Se tenía preferencia por la esclavitud de mujeres y niños para
que sirvieran como domésticos en casa de los conquistadores.
Los indios que eran liberados por sus dueños gozaban de tres años de
exención de trabajos en obras públicas y privadas.
Las autoridades podían trasladar a grupos indígenas rebeldes de una
región a otra para sofocar una insurrección, lo que era frecuente en la
época colonial, sobre todo por las regiones de Sinaloa, Durango, Nayarit y
Zacatecas.
Los frailes se dieron a la tarea de proteger a los indios contra el mal-
trato. Destacó en ello la labor incansable de fray Bartolomé de las Casas,
cuyo tratado Sobre los indios que se han hecho esclavos, publicado en Sevilla en
1552, fue calificado por el cabildo de la Ciudad de México como "librillo
de cosas falsas y fabulosas en daño y perjuicio y deshonor de toda esta
tierra".36
La esclavitud del indio fue desapareciendo después de 1542, de suerte
que, aunque tratados con injusticia y marginación, ya no eran esclavos al
estallar la Guerra de Independencia, por lo que los decretos de abolición
de la esclavitud promulgados por el padre Hidalgo en 1810 se referían
propiamente a los esclavos negros.
La esclavitud de los negros en América se originó por la demanda
de mano de obra no satisfecha por la población indígena. Se decía, además,
que un negro podía hacer lo que cuatro indígenas debido a su mayor fuerza.
Los frailes Jerónimos, tratando de salvar a los indios de la esclavitud,
solicitaron al rey, desde Santo Domingo, el traslado de esclavos negros

' Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 65.


4. Derecho indiano 183

procedentes de Cabo Verde o de Guinea. En 1518 Carlos V concedió a


Lorenzo de Garrevod el primer privilegio para introducir en Indias 4 mil
esclavos, con la condición de convertirlos al cristianismo. Después, el co-
mercio negrero lo ejercieron italianos, portugueses, alemanes e ingleses.
El propio Cortés llegó a poseer 60 negros en su ingenio de Cuernavaca. En
1560 el obispo Alonso de Montúfar protestó por el exagerado tráfico de
negros en las Cortes de Nueva España, y lo mismo hizo luego el obispo-
virrey Pedro Moya de Contreras. En 1786 se prohibió marcar a los esclavos
y finalmente el tráfico de esclavos negros terminó en 1817 por acuerdo de
los reyes de España e Inglaterra.
A los negros que se llegaban a escapar de las fincas se les llamaba
cimarrones y solían esconderse en las montañas; si se les lograba atrapar
recibían 50 azotes por cuatro días de ausentes, 100 si pasaba de ocho días,
o 200 si pasaba de cuatro meses; por más tiempo podían ser ahorcados.
En 1527 se dispuso que sólo se casaran negros entre sí, pero sin quedar
libres por eso. Luego se estableció que los cimarrones de primera vez
podían ser perdonados y ya no se les persiguió con jauría, pues a veces se
recurría a esta práctica inhumana porque era preferible que un esclavo
evadido muriera destrozado por los perros a fin de escarmentar y atemorizar
a los restantes. También se prohibió castrarlos. Si un negro maltrataba a un
indio podía ser azotado, se le cortaba las orejas o se le desterraba, según
la gravedad y la reincidencia del caso. No podían los negros portar armas
ni aun en compañía de sus amos. Si atentaban contra sus dueños se les hacía
azotar, o se les clavaba la mano o se la cortaban. No podía hombre o mujer
portar joyas ni seda, pero si estaba casada la negra con español podía lucir
algunos adornos. Los negros libres debían inscribirse en un padrón y pagar
tributo. Debían abstenerse de salir de noche o de reunirse más de tres,
incluso en caso de sepelio.
Todas las castas derivadas de la raza negra eran consideradas inferiores
por derecho. No podían encontrar empleo y aunque la ley no lo decía, se
les impedía ingresar a las órdenes religiosas; un caso de excepción lo
constituyó Martín de Porres, fraile dominico, en Lima.
Los negros libres en ocasiones lograban trabajar como capataces en
las haciendas, igual que en las minas, en los obrajes y aun en el ejército,
donde había batallones de pobres, es decir, de negros.
Varias veces se les implicó en conspiraciones contra el régimen opre-
sor. Por ejemplo, en 1546 fueron ahorcados varios de ellos; en 1609 hubo
que dar latigazos a algunos negros acusados de complot. En 1612 se divulgó
en México el rumor de un levantamiento de negros, de modo que la gente
se escondió en sus casas en la noche del Jueves Santo, y los vecinos se
184 Historia del Derecho mexicano

asustaron, más aún cuando escucharon ruidos extraños que atribuían a los
rebeldes. Al día siguiente supieron que habían sido producidos por una
carga de cerdos traídos al mercado de la ciudad; sin embargo, se ahorcó a
36 esclavos, incluidas mujeres, y sus cuerpos fueron clavados en tablones.
Hacia el siglo xvn se dio la famosa conspiración de Yanga, que originó la
fundación de San Lorenzo de los Negros, en Veracruz.
Mucho se ha escrito sobre la salvaje práctica del tráfico negrero, que
secuestraba poblaciones enteras en África y las trasladaba en un viaje dan-
tesco hasta América para vender a hombres, mujeres y niños. España llegó
a expedir un Código de Negros en 1789, que atenuaba un poco la desgraciada
situación de éstos, pero levantó tantas protestas que se le derogó en 1794.

La encomienda

La figura de la behetría medieval originó la encomienda indiana. Nicolás


de Ovando solicitó a Isabel la Católica el paso de esta institución a Santo
Domingo. A través de ella el rey autorizaba al encomendero a aprovechar
el trabajo de un grupo de indios, a cambio de evangelizarlos y educarlos.
Además, los indios debían pagarle tributo al encomendero.37 Así, familias
indígenas enteras quedaron sometidas al poder del encomendero, quien
en muchas ocasiones les dio un trato más cruel que el de la esclavitud.
En 1536 se regularizó la encomienda y se le dio carácter hereditario,
pero se suprimió en 1542 con las Leyes Nuevas, igual que la prestación de
servicios personales, por lo que mejor pagarían tributo.38 Esto levantó grandes
protestas por parte de los españoles, de modo que se autorizó la encomienda
por dos vidas, y de hecho se redujo al pago de tributos, aunque a veces los
encomenderos seguían utilizando mano de obra indígena.
La encomienda fue renovada en 1629 y en 1704, pero a cambio de
pagar un tercio de las rentas que producía, pago que provocó que los
encomenderos perdieran interés en conservarla. Fue abolida definitiva-
mente entre 1718 y 1721.
La explotación que se dio sobre las Indias fue tan despiadada que en
las Antillas prácticamente se extinguió la población.
En la Nueva España, Cortés, sin autorización real, aunque justificando
su decisión en el beneficio para los conquistadores, formó las primeras
encomiendas. De cualquier manera, siempre se discutió la conveniencia

37
Véase el clásico estudio de Silvio Zavala, La economía indiana, Porrúa, México, 1973.
38
Graciela Macedo Jaimes, Elementos de Historia del Derecho mexicano, Universidad Autónoma del Esta
do de México, Toluca de Lerdo, Estado de México, 1996, pág. 110.
4. Derecho indiano 185

de esta institución, que se entendió como temporal, mientras los indios se


cristianizaban y se organizaba mejor la economía.
Entre las necesidades que originaron la encomienda destacan:

1. Recompensar a los conquistadores por haberse arriesgado a realizar


una labor peligrosa e impredecible.
2. Incorporar lo más pronto posible a los indígenas al cobro de tributos,
si bien éstos al principio eran para el propio encomendero y luego
parte de ellos para el fisco.
3. Aprovechar la mano de obra de los naturales, quienes comenzaron a
edificar casas y templos bajo la dirección de los encomenderos.
4. La necesidad de cristianizar a los indígenas.
5. La posibilidad de contar con una fuerza armada para proteger la colo
nia, gracias al servicio militar que debían prestar los encomenderos,
específicamente en momentos de alarma.

Por otra parte, los indígenas aceptaron de algún modo el sistema,


puesto que ya estaban acostumbrados a prestar servicios personales y tri-
butos a algunos nobles. Muchos indios tuvieron como apellido el de sus
encomenderos.
Lamentablemente, la encomienda partía de la base de un proteccio-
nismo, idea paternalista que como todas las de su género dejó en estado de
indefensión al indio y lo sometió a un tratamiento similar al de la esclavitud,
por lo que los encomenderos se ganaron la fama de explotadores e
inhumanos.
En sus Ordenanzas dé Buen Gobierno de 1524, Hernán Cortés impuso
a los encomenderos algunas obligaciones como mantener el servicio de las
armas, vigilar el buen tratamiento a los indios, no cobrar en oro el tributo
pues este metal ya no lo poseían los indígenas, pagar al religioso que los
cristianizaba, dar a la Iglesia parte del tributo para construir el templo del
lugar y que las autoridades locales tasaran adecuadamente la cantidad y
calidad de los trabajos personales que los indios debían prestar a los
encomenderos.
Como se advierte, la encomienda fue base de la primera organización
económica, social y política del reino. A lo largo del tiempo se fueron dic-
tando varias normas para el caso, por ejemplo, el encomendero debía pre-
sentar una probanza de sus méritos en campaña para obtener una enco-
mienda, y algo similar pasaba con sus descendientes; también era posible
que hubiera encomenderas. El encomendero debía casarse como máximo
a los tres años de haber entrado en posesión de su encomienda, la cual era
186 Historia del Derecho mexicano

inalienable, de manera que no podía venderse ni hipotecarse, pero los


frutos de ella sí. Tampoco podía dividirse ni abandonarse; en cambio, po-
dían agruparse pequeñas encomiendas en un destino común.
A veces los indios fueron inducidos a vender sus tierras a los encomen-
deros, a pesar de las limitaciones y prohibiciones que en este aspecto exis-
tían, lo que originó grandes latifundios. Si el encomendero moría sin des-
cendencia, abandonaba el lugar o si se llegaba a la última generación
beneficiada, los indios respectivos quedaban libres de la encomienda y
pasaban a ser vasallos de la Corona.
Puesto que la encomienda era una institución transitoria, no debía
durar más allá de cuatro generaciones. Sin embargo, resultaba tan deseada
por los colonizadores, que veían en ella la oportunidad de explotar la mano
de obra del indio más aún que en el caso de la esclavitud; sólo algunas
encomiendas privilegiadas quedaron en pie, como el caso de la de los des-
cendientes de Hernán Cortés que la tenían a perpetuidad.
Se puede decir que la parte central de la Nueva España y en especial
las regiones de Nueva Galicia y el Bajío fueron colonizadas intensamente
bajo el régimen de la encomienda, lo que permitió un desarrollo notable
de la agricultura y la ganadería.

Las utopías

La palabra utopía deriva del griego ou: no, y topos: lugar, es decir, lugar que
no existe, o en ningún lugar. Se trata de calificar con este término proyectos
de noble intención pero inalcanzables. El vocablo se toma de la obra del
mismo nombre, publicada en 1515, de Tomás Moro, en la que se describe
una isla ideal donde sus habitantes, los utópicos, tenían una organización
social y política perfecta: todos trabajaban, se ayudaban, no había
desigualdad económica y vivían en forma armónica. A su vez, esta obra se
basa en la "República" de Platón (otra utopía, lo que demuestra que el
hombre siempre ha buscado mundos perfectos). En realidad, Moro hizo
en su libro de manera sutil una severa crítica a la sociedad de su época. Él
vivió entre 1477 y 1535, y murió mártir de la represión que contra los
defensores del papa entabló Enrique VIII en Inglaterra al implantar el
anglicanismo. Fue teólogo y filósofo y se le considera uno de los hombres
más ilustres del Renacimiento inglés. La Iglesia lo santificó, y es indudable
que su obra ejerció fascinación entre los hombres del siglo xvi, quienes
imaginaban que en América con los indios podría realizarse el sueño de
una utopía, si se les agrupaba en pequeñas comunidades, sin contacto con
los españoles y bajo el patrocinio y dirección de un religioso.
4. Derecho indiano 187

Otros proyectos utópicos que tuvieron influencia en la colonización


de América fueron el de La Ciudad del Sol, de fray Tomás de Campanella
en 1623, y la Nova Atlantis, de Bacon, en 1627.
En la Nueva España, de acuerdo con estas directrices basadas en la
razón y en la naturaleza humana, tendencia típica del Renacimiento, tuvi-
mos algunos ejemplos de organizaciones utópicas como la de fray Bartolomé
de las Casas en Chiapas y la de Vasco de Quiroga en Michoacán, con sus
hospitales, que eran en realidad pueblos en donde se ayudaba y orientaba
a los indígenas, enseñándoles artesanías y labores con las que luego podían
ganarse la vida dignamente. Así se introdujeron en Michoacán la dulcería y
los trabajos de lacas, que aún son típicos de la región. Los franciscanos, los
agustinos y los jesuítas también fueron muy dados a este tipo de organiza-
ciones en su obra misional.
En Paraguay los jesuítas organizaron una gran utopía entre los indios
guaraníes ("hombres de guerra"), a los que pacificaron y cristianizaron. En
poco tiempo lograron conformar comunidades laboriosas y ejemplares, pero
fueron masacrados y disueltos en 1767 junto con sus dirigentes, cuando éstos
se negaron a obedecer la orden de expulsión contra la Compañía de Jesús de
todos los Reinos de España. En este sangriento episodio no se respetó la jerar-
quía de los religiosos, ni las vidas de mujeres, niños y ancianos, y por ello
representa uno de los hechos más tristes y vergonzosos de la época colonial.
Lamentablemente, al desaparecer su fundador las "utopías" tendían a
disolverse y los indios caían en el régimen de explotación y atraso a que los
sometían los españoles en forma sistemática.

El repartimiento

Puesto que los indios preferían alejarse de los colonizadores y éstos no


ofrecían un verdadero estímulo a la mano de obra, hubo necesidad de que
la Corona procediera de manera drástica para distribuir el trabajo de los
naturales a fin de levantar la economía inicial de los reinos indianos. Así
surgió el repartimiento, establecido por Real Cédula, el 14 de agosto de
1509, de Fernando el Católico para Cristóbal Colón en La Española.
Cada español tenía derecho a recibir un número determinado de indios
para realizar trabajos personales, pero no como esclavos ni encomendados, sino
mediante el pago de un salario. El trabajo que podían prestar era el de sirvientes,
en las labores agrícolas, pastoreo, manejo de trapiches, minas, etcétera.
No podían los patrones hacerles préstamos a cuenta de sus salarios
futuros, a fin de no perpetuar sus deudas y obligarlos a trabajar de por
vida e incluso a lo largo de varias generaciones.
188 Historia del Derecho mexicano

También se creía que la institución sería pasajera, mientras se organi-


zaba mejor la economía indiana. Además, por cada indio repartido había
que pagar un impuesto anual y los indios debían ser cristianizados por
cuenta de sus patrones. En las comunidades indias se nombraron jueces de
repartimiento para determinar quiénes debían ir a trabajar con los españo-
les, lo que se prestaba a injusticias y arbitrariedades.
El número de indios repartidos variaba según la población, la necesi-
dad del trabajo y la jerarquía del patrón. Normalmente se ocupaba 4% de
la población indígena en estas labores; en Perú, 7%. Se trabajaba por turnos
semanales y a estos repartimientos rotativos los llamaban mitas o
cuatequiles y equivalen a los turnos que luego se establecieron en las fábricas.
Estas mitas o turnos los organizaba el virrey, la Audiencia o el Juzgado de
Indios, a petición de quien los requería.
Después la mita se hizo por sorteo y así se determinó que los indígenas
no ocupados en otras actividades podían acudir como mitayos. En 1632
el virrey marqués de Cerralbo suprimió la mita excepto en materia minera,
la que sin embargo había sido prohibida, sin resultados, desde el reinado
de Carlos V.
En lo que toca a la mita, cabe destacar que el sistema fue impuesto
para proteger al indio y no agotarlo; por ejemplo, la mita doméstica era de
15 días, la pastoril de tres a cuatro meses, la minera de 10 meses. Además,
nadie podía ser obligado a realizar otro trabajo mientras no se hubiera
concluido el turno anterior.
Los lugares de trabajo no debían exceder de 10 leguas del sitio donde
vivieran los indios. De su sueldo se descontaba el pago de tributo y el resto
se les debía dar en efectivo. Era obligación de los patrones sostener casas
de hospital y de justicia para sus trabajadores indígenas.
En forma especial existieron en Perú los yanaconas y en Nueva España
y las Antillas las naborías, instituciones en las cuales los indios dependían
de los patrones, en forma permanente y sin pagar tributo, generalmente
adscritos al servicio personal, pero era necesario que el indígena estuviera
de acuerdo y su cacique lo autorizara.
La mita minera era la más temida por los indios, por lo pesado del trabajo,
el peligro de contraer enfermedades, la claustrofobia que implicaba trabajar en
las profundidades y el peligro, siempre constante, de derrumbes. Al respecto,
se expidieron varias disposiciones tanto en las Leyes de Indias como en las
Ordenanzas otorgadas en Perú por el virrey Fernando de Toledo. De todos
modos, este tipo de trabajo subsistió hasta la llegada de la Independencia.
A partir de 1632 al desaparecer las mitas, excepto la minera, los indios
fueron incorporados para realizar su trabajo al sistema de concertaje,
4. Derecho indiano 189

en el que, bajo la vigilancia de un comisario de alquileres, se les obligaba a


presentarse en los lugares de "enganche" para prestar servicios a cambio
de un sueldo, lo que originó el peonaje asalariado.

El peonaje asalariado

En este caso el peón o trabajador podía emplearse con entera libertad. Así
lo hacía el indio en haciendas, minas e incluso en obrajes, a pesar de que
en este último caso había prohibición expresa.
Desde luego, la marcada desigualdad económica provocó otro sistema
de explotación tan bárbara como la encomienda. Las jornadas eran de
exterminio, nunca menores de 12 horas diarias. Por medio del sistema de
adelantos se iba endeudando al indígena y las deudas pasaban de padres a
hijos, lo que aseguraba su permanencia en el centro de trabajo. De hecho,
hipotecaban sus vidas, de ahí que se hablara de encasillarlos.
En las haciendas había una cárcel privada llamada tlapizquera, donde
se les encerraba al caer la noche, como bestias de carga. El virrey Matías de
Gálvez, en 1785, expidió el Reglamento de Cañería, en donde prohibía
adelantos salariales de más de cinco pesos a los indios. También se ordenaba
pagar el salario con moneda corriente, pero en la práctica se pagaba con
comida, ropa y aguardiente, que se proporcionaba en las tristemente
célebres tiendas de raya. De esta suerte, el peón o gañán siempre estaba
endeudado con el patrón.
En el siglo xvm, el salario en las minas era de dos a cuatro reales
diarios y la posibilidad del beneficio de partido, es decir, de quedarse a
trabajar después de sus 12 horas de jornada, con lo que tenían derecho
a obtener una minúscula parte del metal extraído. Sin embargo, esto se
prohibió en las Ordenanzas de 1770, por lo que los trabajadores se moles-
taron tanto que hubo tumultos en San Luis Potosí, Durango y Pachuca.
También existía el sonsaque, es decir, la posibilidad de inducir a un
trabajador, específicamente de las minas, a trabajar con otro patrón que
pagaba más. La Corona exigía el cobro de un derecho determinado por
cada indio sonsacado.

Los obrajes

Eran pequeñas fábricas donde se explotaba de manera temible a indios,


negros y otras castas. Los trabajadores, supuestamente voluntarios, queda-
ban casi en calidad de prisioneros; se les azotaba por cualquier falta y
también se les encerraba en calabozos particulares; la alimentación era
190 Historia del Derecho mexicano

escasa y de mala calidad. Por si fuera poco, se les mezclaba con criminales.
Solía cobrárseles "multas" y deducir de su miserable jornal cualquier daño
ocurrido a la maquinaria o a la materia prima. Los trabajadores no salían
del obraje, excepto los casados, que los domingos iban a ver a sus familias.
Por lo general, los obrajes eran talleres textiles y de confección de
vestidos. Felipe IV dispuso que no podía establecerse ningún obraje sin
licencia real y mediante informe de virreyes, Audiencias o gobernadores.
Luego el mismo rey estableció que en ellos no trabajaran los indios, lo cual
no se cumplió. El disgusto por desobedecer el afán de protección al indio
hizo que Carlos II en una cédula agregara de su puño y letra un mensaje en
el que exigía que se respetara el deseo de proteger a los naturales "...que
tanto sirven a la monarquía y tanto la han engrandecido e ilustrado". 39
Por desgracia, buena parte de este sistema de explotación pasó a la
época del México Independiente.

El régimen de propiedad

La propiedad originaria de los territorios de las Indias quedó en dominio


de la Corona merced a la donación hecha por el papa Alejandro VI en
1493, si bien el monarca podía extender por concesión graciosa la propiedad
privada a los particulares. A esta donación papal se agregó el derecho que
le otorgaba a España el hecho del descubrimiento, la conquista y la
ocupación pacífica o en "guerra justa" sobre los territorios indianos, ade-
más de la donación o el sometimiento de los monarcas indígenas como
Atahualpa o Moctezuma. Existieron de hecho varios rangos o tipos de pro-
piedad, de acuerdo con las normas aplicables de la época.

Propiedad de la Corona

Por disposición de la bula ínter Caetera y demás títulos legítimos del derecho
de gentes de la época, los reyes de España se manifestaron titulares del
señorío o dominio de las tierras de las Indias, así como montes, aguas y
ríos. Si bien el rey ordenó que se respetara la propiedad de los pueblos
indios, incluso la poseída antes de la conquista, y aunque hubo muchas in-
fracciones por parte de los españoles, es indudable que la Corona nunca
pretendió despojar a los indios de sus tierras.

1 Toribio Esquivel Obregón, op. cit., pág. 465.


4. Derecho indiano 191

Propiedad privada

Se basa en el inicio en las capitulaciones, instrucciones y Ordenanzas sobre


descubrimientos, conquistas y poblazones. El rey otorgaba a los conquista-
dores por merced o favor real la propiedad de terrenos, también llamada
mercedades. Este repartimiento de tierras en un principio fue gratuito y
como recompensa por servicios prestados a la Corona.
Para obtener esa propiedad era necesario comprometerse a edificar
dentro de los cinco años siguientes a que se le entregara, o que se trabajara
si era de uso agrícola o ganadero; también se debía comprometer el intere-
sado a no donar sus tierras a la Iglesia y a no afectar los derechos de los
indígenas sobre las mismas.
Con el paso del tiempo la Corona comenzó a vender tierras y en 1591,
con la reforma habida en ese año, se podía regularizar todo terreno para
obtener su titulación, mediante una multa o composición, para lo cual
existían los tribunales respectivos. Periódicamente, hasta muy entrado el
siglo xvn se exigió proceder a regularizar los terrenos. En 1692 se formó la
superintendencia del Benéfico y Composición de Tierras o Juzgados de
Tierras precisamente para regularizar esos terrenos y recaudar para la Real
Hacienda el monto de lo que representaban las composiciones. Incluso se
nombraron delegados para actuar en el interior del país.
En 1754 se efectuó una nueva reforma agraria que regularizó los te-
rrenos adquiridos por municipio o prescripción positiva.
Se ha dicho que desde el principio el reparto de tierras para construir
la propiedad privada fue injusto y propició el acaparamiento de parte de
unos cuantos, incluso despojando, aunque no era éste el deseo de la Corona,
a los pueblos indios. Así, a fines de la época colonial toda la propiedad
privada rústica y urbana estaba en manos de una quinta parte de la pobla-
ción de la Nueva España, de modo que las cuatro quintas partes de los
habitantes no eran dueños de ningún terreno. Las grandes propiedades
privadas de carácter rústico o rural fueron llamadas haciendas (con un con-
junto de ranchos) en el norte y centro de la Nueva España; fincas en Chiapas
y Centroamérica, y estancias en América del Sur, pero en general se trataba
de latifundios impresionantes y absurdos. Algunos propietarios cultivaron
con dedicación sus tierras, pero otros las rentaban y se despreocupaban de
ellas o las hipotecaban con el clero o con los mineros poderosos.
La Corona trató de evitar el latifundio en Indias, pero paralelamente
lo propició; un caso muy comentado fue la configuración del marquesado
del Valle de Oaxaca. España premió a los descubridores y conquistadores
con escudos de armas, encomiendas de indígenas y mercedes reales, pero
192 Historia del Derecho mexicano

excepcionalmente con señorío, es decir, tierras que implicaban vasallaje


de sus habitantes. Los casos especiales fueron el ducado de Veragua para
los descendientes de Colón; el marquesado del Valle de Oaxaca para Hernán
Cortés; el marquesado de Santiago de Oropeza para Ana María Coya de
Loyola, esposa del marqués de Alcañices en Perú, y el ducado de Atlixco a
José Sarmiento de Valladares, conde de Moctezuma, virrey de la Nueva
España. Los dos últimos fueron descendientes de los reyes indígenas del
Perú y de México, respectivamente.
El marquesado del Valle de Oaxaca se dio a Cortés por Cédula Real
del 6 de julio de 1529, de Carlos V; le daba poder a perpetuidad sobre 23
mil vasallos, con jurisdicción civil y criminal, y tanto a la población indígena
como a la europea, si bien sólo los indios pagarían tributo.
El marquesado no tenía unidad geográfica: abarcaba varias regiones
dispersas y separadas entre sí hasta por 700 kilómetros. Comprendía, sin
detallar, Coyoacán, Mixcoac, Tlalpan, San Ángel, Churubusco, Tacubaya,
Cuernavaca, Oaxtepec, Acapixtla, Jonacatepec, Cuautla, Jojutla, Yautepec,
Etla, Tlapacoya, Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxtla, Toluca, Charo, Jalapa
del Marqués, en Oaxaca, Tehuantepec y parte de Xochimilco y Chalco. No
comprendía la ciudad de Oaxaca. Su superficie total era de 11 550 km 2
(casi equivalente al actual estado de Querétaro).
Sólo Cortés, su hijo Martín y su nieto Pedro vivieron en el marquesado
en sus palacios de Coyoacán, Cuernavaca y México, pues sus descendientes
radicaron en España pero nombraban a un gobernador, justicia mayor y
administrador general que les administraba el lugar. Éste rendía cuentas
de su ejercicio en la Ciudad de México en la casa del marqués, ubicada en
donde ahora está el Nacional Monte de Piedad.
Los tributos cobrados eran cuantiosos; por ejemplo, en 1567 arrojaron
la suma de 75 623.40 pesos. El marquesado fue incautado de 1557 a 1574
por la conspiración de Martín Cortés, de 1707 a 1726 por la guerra de
sucesión al trono, y finalmente de 1810 a 1811 por haber aceptado el
entonces marqués Diego María de Pignatelli el cargo de embajador de José
Bonaparte. En 1821 se anuló el marquesado y a lo largo del siglo xix se
fueron liquidando los bienes que comprendía.
Otra fuente de latifundio la constituía el mayorazgo, institución que
proviene del Derecho castellano y se encuentra regulada en las Leyes de
Toro de 1505. Consiste en el derecho de suceder en los bienes dejados por
el fundador, con la condición de que se conserven íntegras a perpetuidad
en su familia para que los posea el primogénito o hijo mayor, más próximo
por orden sucesivo. Desde 1585 para constituir mayorazgos se requería
permiso de la Real Audiencia y además se les imponía un cobro a favor del
4. Derecho indiano 193

precio de 15% del valor del patrocinio. Esto hacía crear derecho al patri-
monio en un régimen de "manos muertas" porque salía del comercio. El
fin del marquesado era conservar los bienes en que descansaba el linaje de
una familia. Podían ser regulares si seguían el orden sucesivo de preferir al
hombre respecto a la mujer y al hijo mayor frente a otros hijos. Si no era
así, se hablaba de mayorazgos irregulares. Los bienes del mayorazgo eran
inalienables. La mujer casada podía constituir uno sin autorización de su
marido. Los mayorazgos fueron desapareciendo entre fines del siglo xvm y
principios del xix.
En lo que hace a las mercedes reales otorgadas por los capitanes gene-
rales, en nombre del monarca, requerían por lo regular una confirmación
real posterior. Se dividían de la manera siguiente:

a) Caballerías. Sólo se podían obtener tres por persona y se componían


de un solar para casa, con 100 pies de ancho por 200 de largo y 100
fanegas de labor, más huerta para frutales y arenales.
b) Peonía. No más de cinco por persona; se les daba a quienes habían ido
a pie a la conquista. Era un solar de 50 pies de ancho por 100 de largo,
con tierra de cultivo y una pequeña huerta.

En todo caso se debía utilizar la tierra y la finca, porque de lo contrario


se le despojaría al indolente. Incluso si se iba del lugar se le podía aprehender
y regresar para cumplir su obligación, pues estaba fija la idea de que aparte
de premiar al conquistador se quería poblar y colonizar el territorio.
Las tierras realengas podían ser dadas a los particulares, constituyendo
la propiedad privada, no sólo por los capitanes generales sino también por
los virreyes, gobernadores y los ayuntamientos, si bien se cuidó de no
despojar a los indios. Así lo señala con precisión Felipe IV en la Cédula que
expidió en 1631, aunque en la práctica, como hemos señalado, se cometie-
ron muchos abusos.

Propiedad comunal

Paralelamente a la propiedad individual surgió la comunal, es decir, la propie-


dad de las ciudades, villas y lugares a los que se les adjudicaban propios,
o sea, terrenos para ser explotados por sus ayuntamientos, así como apro-
vechamiento comunal de montes, pastos y aguas.
En materia de aguas debe señalarse que las provenientes de lluvias y
ríos eran de pertenencia común a todos los hombres y no debían ser acapa-
radas por comunidad alguna. En el Cabildo se arreglaba cualquier conflicto
194 Historia del Derecho mexicano

que surgiera por el uso y consumo del agua, e incluso se llegó a designar
jueces de agua. Se respetó la costumbre de los indígenas, que venía desde la
prehispanidad, de que regaran sus chinampas o cultivos flotantes mediante
sistemas comunales de riego. Los particulares tenían derecho a abastecer sus
casas de agua para consumo, previa autorización del Ayuntamiento y este abas-
tecimiento era preferente respecto al de la agricultura. También era preferente
el interés de la comunidad respecto al de cada individuo. Se comprendía
asimismo en esta propiedad comunal a los ejidos o salidas de la población, los
terrenos de esparcimiento común y las dehesas o terrenos para el pastoreo.

Propiedad de los indios

En toda la legislación indiana encontramos la preocupación por respetar


las tierras y propiedad de las comunidades o pueblos de indios, si bien los
indígenas no podían disponer libremente de estos bienes para evitar que
les fueran despojados por los españoles. Por ello todo acto de traspaso de
propiedad debía ser supervisado por la autoridad municipal respectiva.
No obstante, la ignorancia y la marginación social, sumadas a la co-
rrupción e ineficiencia de los funcionarios, trajeron como consecuencia
que se dieran casos escandalosos de despojo por parte de los colonizadores
blancos, si bien en algunos momentos llegaron a presentarse restituciones de
inmuebles para estas comunidades. Empero, si los indios abandonaban sus
comunidades para irse a radicar, como muchas veces ocurrió, a lugares
remotos de la selva o las montañas, sus tierras pasaban a ser realengas y, por
lo mismo, de posible denuncia y apropiación de parte de, los particulares.
También se daba el caso de despojos de indios contra indios y aun, lo que
parece insólito, de españoles despojados por los indios. 40

Propiedad corporativa

Se entiende por tal la propiedad de la Iglesia, a la que la Corona desde un


principio trató de limitar en su acumulación de bienes, especialmente para
evitar mermas al fisco, ya que esa propiedad salía del comercio y puesto
que la Iglesia es una institución atemporal, constituía una auténtica propie-
dad de manos muertas. Por eso al conceder mercedes reales se pedía al
beneficiario comprometerse a no enajenarlos a la Iglesia.
A pesar de ello, y basado en el Patronato Real y en la necesidad de
fomentar la castellanización y evangelización, al establecer el fundo legal

' Toribio Esquivel Obregón, op. cit., págs. 675 y siguientes.


4. Derecho indiano 195

de una ciudad se destinaban los solares suficientes para construir la catedral


y los conventos e iglesias de las principales órdenes religiosas. Pero al llegar
nuevas órdenes y comenzar la competencia entre éstas por obtener la
hegemonía en la sociedad indiana, se vio cada vez en mayor medida el
fenómeno de acaparamiento de inmuebles.
En 1535 por Cédula Real se prohibió a los colonos indianos vender
tierras a la Iglesia o monasterio alguno o a cualquier otra persona del servicio
eclesiástico, bajo pena de confiscación de tales bienes. A pesar de ello, la
Iglesia logró acumular bienes considerables mediante fundaciones piadosas.
Además, varios obispados contaban con los llamados juzgados de capellanías,
los que administraban fondos, generalmente aportados mortis causa, cuya
finalidad era el sostenimiento de algún capellán, clérigo particular adherido
a alguna gran familia en obras pías o para que se celebraran misas en des-
canso del alma de quien instituía estas capellanías. Tales juzgados desempe-
ñaban funciones bancarias más que judiciales y su política de inversión de
los fondos contribuyó sobre todo a la agricultura novohispana.41
Una gran cantidad de iglesias y conventos, en ocasiones los de más
trascendencia artística, fueron construidos gracias a benefactores o patro-
nes que, al ser acaudalados, no se detenían para hacer gala de ostentación
y desprendimiento a favor de la Iglesia no sólo con fines espirituales, sino
porque estos actos les daban un estatus muy alto. Piénsese en el caso del
minero franco-español José de la Borda, quien hizo levantar en 1751 la
parroquia de Santa Prisca y San Sebastián, en Taxco, la primera una de las
más notables exponentes del barroco y churrigueresco mexicano.
Otra fuente de adquisición de bienes la constituían los préstamos
insolutos que muchas personas tenían con la Iglesia, que se constituyó en
la gran prestamista de la época, lo que aunado a las donaciones inter vivos
o mortis causa se tornó alarmante para la Corona, que se percataba del
aumento de la riqueza eclesiástica en los territorios de las Indias.

Propiedad de manos muertas

Tres eran las fuentes que generaban la propiedad de manos muertas, es


decir, de bienes que salían de la circulación normal del comercio, mediante
opciones traslativas de dominio, con la consecuente merma del fisco, que
no podía aprovechar los derechos e impuestos que cada transacción
implicaba. Además, con ello se propiciaban el latifundismo y el desequili-
brio social, económico y político de la población.

Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 101.


196 Historia del Derecho mexicano

Esas fuentes eran los mayorazgos, las propiedades comunales de los


pueblos indígenas y la propiedad de la Iglesia.
Mucho se ha discutido desde el siglo xix a cuánto ascendía la riqueza de
la Iglesia novohispana. Según José María Luis Mora, 90% de las fincas urbanas
eran del clero. El barón de Humboldt calculaba una propiedad en bienes
raíces de unos 50 millones de pesos, de los cuales sólo unos tres deberían
corresponder a fincas urbanas. A su vez, Lucas Alamán sostuvo que la mitad
de los bienes inmuebles eran de la Iglesia. En los tres casos se están conside-
rando estos bienes en vísperas de estallar la Guerra de Independencia.

La desamortización

Además de la prohibición de enajenar bienes a la Iglesia expresada en


1535 y reiterada en 1576, la Corona procuró levantar censos de tierras con
cierta regularidad y en el siglo xvn obligó a la Iglesia a regularizar en com-
posición algunas tierras a fin de que el fisco lograra recabar los beneficios
que en tiempos de guerra eran urgentes.
En 1735, mediante concordato con la Santa Sede se manifestó que la
Iglesia pagaría impuestos sobre los bienes que pasaran a su propiedad.
Cuando los jesuítas fueron expulsados del territorio español en el siglo
xvm, la Corona se posesionó de muchos de sus bienes y esto redujo un tanto la
propiedad eclesiástica. Para 1799 se formó la Junta de Consolidación para
obligar a la Iglesia a vender sus fundos rústicos y urbanos, lo que afectó grave-
mente a la Iglesia misma y a la economía del país, pues produjo una venta
masiva de bienes con el consiguiente desplome de los precios y la necesidad
imperiosa de algunos deudores de pagar créditos vencidos que tenían con el
clero. La medida comenzó a aplicarse en 1804. Según se dijo, el producto de
esas ventas se entregaría al Estado para formar una caja de consolidación o
fondo común, de cuyo beneficio pagarían a la Iglesia un interés determinado
para financiar sus obras piadosas. Por tal motivo, la Iglesia en México se des-
prendió de unos 10 millones de pesos, pero en 1809 con los sucesos de la
invasión napoleónica se suspendió el procedimiento, al tiempo que sobrevino
la Guerra de Independencia, lo que permitió a la Iglesia pasar al México Inde-
pendiente conservando y aumentando sus muchas propiedades.

La educación en la Nueva España


Desde que se efectuó la conquista de los primeros reinos de América se
observó la necesidad de lograr la incorporación de los indígenas a la cultu-
4. Derecho indiano 197

ra hispana. Por eso en las Ordenanzas de Burgos de Fernando el Católico


se especificaba que aquellos encomenderos que tuvieran a su cargo más de
50 indios encomendados tenían la obligación de enseñarles a leer y escribir,
para lo cual debían adiestrar a uno de ellos para que enseñara a los demás.
A la vez, debían procurar a todos la enseñanza del idioma y de la fe.
Al mismo tiempo se realizaba la labor misional de la Iglesia a fin de
convertir a los naturales; pero para evangelizar era necesario enseñar, por
eso en los templos o junto a ellos se levantaron las primeras escuelas, de
suerte que los religiosos utilizando a la vez el silabario y el catecismo em-
prendieron su pesada labor.
El emperador Carlos V como titular del Real Patronato asumió la
responsabilidad de evangelizar, por lo que de hecho, para la Nueva España,
las tareas evangelizadoras se iniciaron en 1523 con los franciscanos Juan
de Tecto, Juan de Aora y Pedro de Gante.
El lego fray Pedro de Gante estableció en Texcoco la primera escuela
primaria de América en 1524, dedicada a educar a los niños indígenas; la
idea era enseñarles a hablar castellano, a leer, escribir, cantar y tocar algún
instrumento musical, además de nociones de pintura y escultura.
Este religioso desplegó una gran actividad misional y educativa y murió
en 1574 a los 93 años, rodeado del afecto y reconocimiento de indios y españoles.
Otro de los primeros educadores, fray Juan de Tecto, acompañó a Cortés en
su expedición a las Hibueras (Honduras), en donde murió.
Los niños se educaban en escuelas que los frailes encargaban a mujeres
piadosas. En el proceso de enseñanza se usaba el método de cuadros y
pinturas ideado por frayjacobo Tastera. Son clásicos los catecismos ilus-
trados con pictografías por medio de los cuales se evangelizaba a los indios.
También se utilizaban pequeñas comedias o autos sacramentales para di-
vulgar pasajes bíblicos; éste es el origen de las actuales pastorelas de tra-
dición mexicana.
Entre los colegios notables en la Nueva España cabe recordar los si-
guientes:

• San Francisco, de Texcoco, para la educación de indios. Fue la prime


ra escuela española de América. Ahí también se enseñaba latín y se
formaba a maestros para divulgar la enseñanza.
• Santa Cruz, de Tlatelolco, para la educación de indios. Era una escuela
de enseñanza superior fundada en 1536 por Antonio de Mendoza y
fray Juan de Zumárraga. Entre sus maestros figuraron fray Andrés de
Olmos, fray Bernardino de Sahagún y fray Juan de Torquemada. Entre
otras cosas se enseñaba gramática latina, retórica, filosofía, música y
198 Historia del Derecho mexicano

herbolaria mexicana. Ahí se educaron personajes como Antonio Vale-


riano, de Azcapotzalco, quien contribuyó con fray Alonso de Molina a
formar un vocabulario de la lengua indígena; Hernando Rivas, que luego
fue gobernador de Texcoco; Fernando Alva Ixtlilxóchitl y Hernando
Alvarado Tezozómoc, destacados cronistas. Sin embargo, el temor de
que los indios rebasaran a los españoles en cuanto a ilustración hizo que
hacia finales del siglo xvi quedara reducida a una escuela primaria.
• Colegio de San Juan de Letrán, para la educación de mestizos. Funda
do por el Ayuntamiento de la Ciudad de México en 1547; sólo recibía
niños pobres. A los tres alumnos más adelantados se les daba el cargo
de tutores para instruir a los más pequeños, y también se les ayudaba
para estudiar la enseñanza superior. Se extinguió en 1857.
• Colegio de la Ciudad o Colegio de Niñas, para mestizas. Fundado por
fray Juan de Zumárraga en 1548 con el apoyo del virrey Antonio de
Mendoza. Se les daba instrucción personal y de diversas labores feme
ninas a fin de prepararlas para el matrimonio; incluso se apoyaba
económicamente a quien se casara con una alumna. A las solteras se
les animaba a prestar sus servicios educando o cuidando a las niñas.
Luego se extendió a niñas criollas y españolas.
• Colegio de San José de los Naturales, para la educación de los indios.
Se enseñaban varios oficios y artes.
• Colegio de San Pedro y San Pablo, para criollos y españoles. Fundado
por los jesuítas en 1574 en la Ciudad de México. Luego fundaron los
Colegios de San Miguel y San Bernardo, y con el tiempo unieron a
los tres colegios en uno solo, que fue el de San Ildefonso, institución
de gran prestigio en México.
• Colegio de San Nicolás de Santa Fe, para la educación de los indios.
Lo fundó Vasco de Quiroga en las cercanías de la ciudad. También
fue Seminario de México en 1534.
• San Nicolás, en Pátzcuaro, para indios y mestizos. Lo fundó en 1538
Vasco de Quiroga. En 1543 Carlos V fue nombrado su patrón o pro
tector. Luego se trasladó a Valladolid por órdenes del virrey Antonio
de Mendoza. Para muchos constituyó la primera Universidad de Améri
ca. Actualmente subsiste como la Universidad de San Nicolás de Hidal
go, con enorme prestigio pues contó entre sus alumnos a Miguel Hi
dalgo, quien fue también su rector, y a José María Morelos.
• San Francisco, en Xochimilco, para la educación de los indios. Funda
do por los franciscanos en 1535, tenía muy alto nivel de enseñanza.
Entre sus alumnos se contó ajuan Badiano, que tradujo del náhuatl al
latín el códice que lleva su apellido.
4. Derecho indiano 199

Además, el obispo Zumárraga fundó un hospicio en Texcoco y el virrey


De Mendoza otro en la Ciudad de México para niños mestizos; Pedro López
la Ermita, el Hospital y Casa de Cuna de Nuestra Señora de los
Desamparados, en 1582, y Vasco de Quiroga propuso al Real Consejo de
Indias un plan de emergencia social para los indígenas, que implicaba ins-
trucción de la niñez, protección a los huérfanos, hospedaje a los peregrinos,
albergue a los desvalidos y cuidado a los enfermos. Con este proyecto se
inició la educación rural, porque además de enseñar a los niños a leer y
escribir, se les instruía en agricultura, carpintería, herrería, albañilería, te-
jido de telas y otros oficios. Así surgieron en diferentes lugares unos 200
hospitales-pueblo, como congregaciones de indios organizados según la
práctica del cristianismo, del trabajo colectivo y la vida en comunidad.
La educación se basaba no sólo en el aspecto intelectual, sino también
en el religioso, moral, técnico y manual, por lo que puede decirse que se
trataba de un desarrollo integral.
El gran benefactor novohispano fray Bernardino Alvarez al fundar su
asilo de ancianos dio a éstos la ocupación de ser maestros de los niños en
los orfanatos que él mismo había fundado, con lo cual lograba que se sin-
tieran útiles y activos.
Hacia 1603, con el virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo una Ordenanza
para los Maestros del Nobilísimo Arte de Leer, Escribir y Contar reglamentó
la enseñanza impartida por los particulares; se decía también allí que cada
escuela fuera para un sexo determinado y que entre una y otra hubiera por
lo menos dos cuadras de distancia. Se entiende que estas escuelas
particulares eran para niños de clase media alta. Se exigía que en ellas la
alfabetización corriera a cargo de profesores de primeras letras, en tanto
que la gramática, la filosofía y las artes las impartieran bachilleres, es decir,
profesores de mayor nivel académico.
Los agustinos establecieron otro importante colegio en Tiripitío,
Michoacán, en donde el organizador fue el gran humanista fray Alonso de
la Veracruz. Para algunos ésta fue una verdadera escuela de altos estudios;
se destinaba a jóvenes religiosos que terminaban su noviciado en la orden.
En 1551 el colegio se trasladó a la Ciudad de México, luego se extinguió y
sus maestros pasaron a formar parte de la Real y Pontificia Universidad de
México.
Caso aparte fue el del papel que en la educación del país desempeñó
la Compañía de Jesús, dedicada en gran medida a impartir cultura. Los
jesuítas llegaron a México en 1572 y fundaron los siguientes colegios: San
Pedro y San Pablo, San Miguel, San Bernardo, San Gregorio y San Ildefonso,
en México; y los de Pátzcuaro, Puebla, Querétaro, Veracruz, Parral, Ciu-
200 Historia del Derecho mexicano

dad Real, en Chiapas; Monterrey, Campeche, Chihuahua, Celaya, León,


Guanajuato y Zacatecas.
En total cubrieron 23 ciudades con escuelas que hoy equivaldrían a
secundaria y bachillerato; la enseñanza era gratuita y de muy alta calidad;
divulgaron desde sus aulas la Ilustración basada en la razón que fue propia
del siglo xvm ("Siglo de las Luces"). En 1763 los jesuítas intentaron una
amplia reforma educativa, pero en 1767 fueron expulsados de todos los
territorios de dominio español, por lo que algunos de sus colegios fueron
administrados por otras órdenes religiosas.
Los betlemitas (orden de Belem) fundaron siete escuelas en diferentes
lugares del país. Uno de sus colegios estaba ubicado en su convento en lo
que ahora es la avenida Arcos de Belem en la Ciudad de México, y con el
tiempo se convirtió en la temible cárcel porfirista de Belem, hoy desapare-
cida. El lema de esta orden para enseñar era "la letra con sangre entra",
por lo que sus métodos eran sumamente rigurosos.
Los planteles superiores para mujeres se formaron propiamente en el
siglo xvm, como el Colegio de la Enseñanza (1754), Belem y las Vizcaínas
(1767), en el que por cierto fue alumna Josefa Ortiz de Domínguez. En
realidad el colegio se llamaba de San Ignacio de Loyola, de la Paz o de las
Vizcaínas, porque se hizo con el patrocinio de comerciantes de Vizcaya.
Los tres colegios estaban en la Ciudad de México, así como el de Jesús
María y Santa Gertrudis en Guadalajara.
En 1683 se dio la primera orden para la castellanización de los indíge-
nas; en 1690 se dijo que para emplearlos se diera preferencia a los que
hablaran castellano. En el siglo xvm el arzobispo Antonio Lorenzana y
Buitrón desarrolló en gran medida el aprendizaje del castellano entre los
indios, y Carlos III, en 1778, ordenó la apertura de escuelas elementales en
todos los pueblos del virreinato.
Había también las llamadas escuelas "Amigas" o de "La Amiga", al
cuidado de mujeres piadosas medianamente instruidas, donde se enseñaba
a las niñas las primeras letras y algunas labores manuales. Se requería
licencia para abrir una de estas escuelas.
La educación recibió un fuerte impulso cuando en 1539 llegó a México
la primera imprenta de América, gracias a las gestiones de Antonio de
Mendoza y de fray Juan de Zumárraga. El primer impresor fue el italiano
Juan Pablos y la primera obra impresa fue La escala espiritual para llegar al
cielo, escrita por San Juan Clímaco y traducida al español por fray Juan de
Estrada. El autor es considerado doctor de la Iglesia, murió en el Monte
Sinaí en el año de 525 d.C. y su obra también se conoce como La escala del
Paraíso.
4. Derecho indiano 201

El auge de la imprenta fue tal que en 1579 ya había cuatro talleres


trabajando y para 1650 se habían impreso, entre muchas otras obras, 14
diccionarios de diferentes lenguas indígenas.
El virrey segundo conde de Revillagigedo, en las instrucciones deja-
das a su sucesor, decía que había que fundar más escuelas primarias, como
él mismo las había fundado en México, Huatulco, Querétaro, Coscomatepec,
Santa Ana, Tepic y otras poblaciones. Además, afirmaba que se había pro-
curado que las maestras y maestros fueran personas de buenas costumbres
y gran capacidad.
Mención aparte merece la fundación, el 25 de enero de 1553, de la
Real y Pontificia Universidad de México, mediante Cédula del rey Carlos
V, fechada en Toro el 21 de septiembre de 1551.
Ya desde 1537 el obispo Zumárraga y el Ayuntamiento de la Ciudad
de México habían solicitado al monarca el establecimiento de una universi-
dad, donde se enseñara ciencia y tecnología, y de hecho desde 1547 existió
la intención de fundarla.
En 1555 el papa Paulo IV le concedió los privilegios de que gozaba la de
Salamanca y adquirió entonces el nombre de Real y Pontificia Universidad
de México, que conservó hasta 1821. Luego, ya en el México Independiente se
le llamó Pontificia y Nacional Universidad de México, hasta su desaparición
en 1865, con periodos de clausura y reapertura en esos 40 años. Fue reabierta
el 23 de septiembre de 1910, pero ya sin vinculación con la universidad original.
La universidad fue creada tanto para los indios como para los españoles.
El papa Clemente VIII dio su sanción pontificia para que sus egresados
tuvieran el derecho de enseñar en todas partes. Curiosamente, el virrey
Venegas en 1810 pretendió que los maestros universitarios hablaran y es-
cribieran contra la Guerra de Independencia, pero al no lograrlo dispersó
a la comunidad y convirtió su edificio en cuartel. El primer rector fue
Antonio Rodríguez de Quesada. Felipe II en 1562 la equiparó a las universi-
dades de Salamanca y Alcalá. Precisamente la constitución de Salamanca
sirvió, con adaptaciones, para establecer la constitución de la Universidad
de México. Se inició con unos 100 alumnos.
Tocó al virrey Luis de Velasco padre inaugurar solemnemente la Univer-
sidad, que se disputa con la de San Marcos, en Lima, el honor de ser la primera
del continente. Las clases se iniciaron el 31 de junio de 1553 y la institución
se dedicó a San Pablo, por haberse abierto un 25 de enero, en que se festeja
la conversión de este apóstol en el camino a Damasco. El patrocinio sería el
de los reyes de España. Como escudo representativo tendría las armas de
Castilla y de León. En 1580 se dieron nuevos estatutos, que se corrigieron
en 1583, y otros más se expidieron en 1626.
202 Historia del Derecho mexicano

En 1645 el obispo virrey Juan de Palafox y Mendoza reformó su cons-


titución. La máxima autoridad era el claustro, integrado por el rector, el
maestrescuela, quien representaba al papa, y los maestros; luego se incor-
poraron los oidores de la Real Audiencia, cinco doctores y tres bachilleres.
Se impartían siete cátedras, comunes a todas las carreras: teología,
escritura, cánones, leyes, artes, retórica y gramática. Las carreras eran Teo-
logía, Derecho canónico, Leyes y Medicina; y los grados que se otorgaban
eran los de bachiller, licenciado, maestro y doctor. De hecho el ser licenciado
daba paso a ser maestro, y para obtener el grado era necesario profesar la
fe católica, jurar obediencia al rey, al virrey, al papa y al rector, difundir el
dogma de la concepción de María y presentar examen con réplica.
Parte del financiamiento de la universidad corría a cargo de la Real
Hacienda. Debe advertirse que en el testamento de Hernán Cortés se asienta
la idea de convertir su casa de Coyoacán en un colegio para estudiar Teología,
Derecho civil y Derecho canónico, pero lamentablemente sus herederos se
enfrascaron en un litigio tan largo y difícil que no se pudo llevar adelante el
proyecto. También cabe señalar que desde 1540 en el palacio obispal de
Zumárraga se habían impartido cursos universitarios a cargo de Juan Negrete.
Las cátedras se daban por oposición y según Margadant durante el
virreinato la Universidad produjo 37 732 bachilleres y 1 655 licenciados y
doctores. Señala además:

El rector que podía ser un estudiante (escribo esto con vacilación, temiendo sugerir
ideas subversivas...) juzgaba los delitos cometidos dentro del recinto universitario,
que no ameritasen penas de efusión de sangre o mutilación de miembros u otra
corporal; tratándose de casos en los que el derecho previera tales penas graves, el
rector podía detener a los culpables (la universidad contaba con calabozos) para
entregarles luego a la autoridad competente.42

Debe mencionarse que entre sus egresados hubo 84 obispos y arzobis-


pos, que ejercieron su cargo no sólo en Nueva España, sino también en
Guatemala, Perú, Santo Domingo y Filipinas. Hubo asimismo Consejeros
del Real Consejo de Indias y algunos inquisidores.
Uno de los grandes maestros fundadores de la Universidad fue fray
Alonso de la Veracruz y la primera cátedra de Teología la impartió Juan
González, quien por cierto se dice que fue intérprete entre fray Juan de
Zumárraga y los indígenas.
En cuanto hace al caso específico de la carrera de abogado, la primera
asociación profesional del gremio se dio en 1330 por órdenes del rey

1 Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 84.


4. Derecho indiano 203

Alfonso IV de Aragón. En el caso de la Nueva España ya se manifestó el


punto de vista de Hernán Cortés de no dejar pasar a estas tierras abogados
por los males que supuestamente podía traer su presencia, dados los índices
de corrupción de la época. Sin embargo, como queda apuntado, el propio
conquistador disponía en su testamento que su casa de Coyoacán fuera
sede de un colegio en donde se estudiara, entre otras cosas, Derecho civil y
Derecho canónico.43
Al aumentar la población española en México y desarrollarse la vida
económica se hizo necesario el servicio de abogados, por lo que quienes
tenían esta profesión o al menos nociones de ella, instruían a otras personas.
Por eso, como hemos dicho, Carlos V autorizó el paso de abogados a la
Nueva España.
El propio Cortés, que había estudiado leyes en Salamanca y ejercido
como notario en Cuba, utilizó los servicios del licenciado Alonso Zuazo
para que le asesorara en la elaboración de sus ordenanzas, que fueron las
primeras disposiciones jurídicas del reino, versaron sobre diversas materias
y representan la labor de un Cortés legislador que es casi desconocido por
el común de las personas.
El sujeto que aprendía de otros en forma particular el oficio de la
abogacía debía examinarse ante la Audiencia y obtener la matrícula respec-
tiva. Felipe II en 1562 facilitó que los abogados conocieran también de
causas de los indígenas. Si no había abogados en una región, se autorizaba
a los vecinos a procurarse unos a otros, pero presentando previamente
examen ante la Audiencia. En consecuencia, el estudio del Derecho en
los primeros tiempos de la Colonia fue sólo empírico. Para colmo, los
indios empezaron a confundirse entre el tratamiento jurídico-procesal al
que estaban acostumbrados y el sistema hispano, cuyo formalismo y com-
plejidad no entendían.
Al principio los catedráticos eran nombrados por el propio virrey,
luego lo hicieron los oidores de la Real Audiencia conjuntamente con el
rector y el maestrescuela. Más adelante fue necesario obtenerlas por oposi-
ción, que solía ser rigurosa. Los profesores propietarios de cátedra podían
nombrar sustitutos con acuerdo del claustro. En la Universidad había unos
empleados llamados bedeles, especie de prefectos, que vigilaban la puntual
asistencia de los maestros y que éstos trabajaran íntegra la hora de su clase.
Para ser bachiller en cualquier facultad se debía presentar un examen
en el que el solicitante explicara un tema del plan de estudios, demostran-
; Sobre el desarrollo de la carrera de Derecho en la época, véase Francisco de Icaza Dufour, La
abogacía en el Reino de Nueva España, 1521-1821, Miguel Ángel Porrúa Librero-Editor, México,
1998.
204 Historia del Derecho mexicano

do así sus conocimientos. Para la licenciatura había que probar no sólo


conocimientos, sino habilidad para la enseñanza; por eso se decía que se
otorgaba licencia para repeticiones, es decir, para enseñar. El sustentante
en este caso pedía al jurado su tema, hacía una reseña y la entregaba a un
padrino nombrado previamente. El escrito (antecedente de la tesis profe-
sional) se colocaba en un lugar visible y se enviaban copias a los doctores
que debían examinar, por lo menos tres. El examen profesional debía durar
una hora, pero luego venía una segunda parte del examen consistente en
recibir una serie de temas del jurado, formular también un resumen con
conclusiones sobre los mismos y, una vez entregados al jurado, regresar al
otro día para someterse a un examen riguroso sobre todos esos temas. El
resultado lo conocía el interesado un día después de haber presentado este
nuevo examen.
En cuanto al doctorado, el sustentante debía acudir a una procesión o
paseo solemne con los maestros y autoridades de la Universidad: partía de
la Universidad y tornaba a ella. Al siguiente día se hacía otro paseo con
gran solemnidad hasta llegar a Catedral donde, después de escuchar la
misa, se examinaba al doctorando sobre un tema de la ciencia jurídica. Si
se pasaba la prueba se le sometía a un vejamen, que era una sátira formu-
lada en prosa o un verso para combatir la soberbia que podía alcanzar el
graduado. Lucio Mendieta y Núñez reproduce un ejemplo de estos
vejámenes:

Ese idioma enigmático


y estilo macarrónico
haría llorar a Heráclito,
risa daría a Demócrito,
ese tono ridículo
tan confuso y exótico
es propio de un fanático,
ajeno a un retórico44

Tocó a Bartolomé de Farías y Albornoz dictar la cátedra de Prima de


Leyes el 16 de diciembre de 1554. El Derecho que se estudiaba entonces se
basaba enteramente en el romano, específicamente en los cuatro libros del
Corpus Iuris Civiles. "La Universidad de México, en cuanto se refiere a la
enseñanza del derecho, permaneció, si no del todo, en gran parte al mar-

Lucio Mendieta y Núñez, Historia de la Facultad de Derecho, 2a. ed., Dirección General de Publica-
ciones, UNAM, México, 1975, pág. 62.
4. Derecho indiano 205

gen de la vida, como centro de estudios conservador, en medio de un


mundo cambiante, y así la sorprendió el gran movimiento revolucionario
de 1810."45
Para el siglo xvm la cultura de las élites también surgió de instituciones
como las Reales Academias, la Escuela de Minería, fundada en 1792, el
Colegio de Nobles Artes de San Carlos o Academia de San Carlos, en 1785,
institución de gran valor para el arte de México. Aparecieron también
academias filosóficas como la de San Francisco de Sales, de 1771, y el
Jardín Botánico, de 1787, donde se impartían cursos de botánica moderna
y que se ubicaba en un costado del Palacio virreinal (hoy forma parte de la
Universidad Nacional Autónoma de México).
Pero a no dudarlo fue el Real Seminario de Minería, o Colegio de
Minería, la institución académica sobresaliente de cuantas se fundaron en
Nueva España en el Siglo de las Luces. Se inauguró en tiempos de Carlos
IV, en 1792, por el segundo conde de Revillagigedo, en un hermoso edificio
neoclásico que aún es típico de la arquitectura colonial de la Ciudad de
México, conocido como Palacio de Minería. Su primer director fue el español
Fausto de Elhuyar, un verdadero sabio de su tiempo, descubridor del
elemento químico llamado tungsteno o wolframio. El propósito del Colegio
era formar técnicos e ingenieros metalúrgicos que desarrollasen la minería
en el reino. El Colegio contaba con sus propias Ordenanzas y plan de
estudios e incluía varios gabinetes o laboratorios para las prácticas adecua-
das. Entre sus ilustres maestros tenemos a Andrés del Río, quien en 1802
descubrió el vanadio, y José Garcés y Equia, quien llegó a proponer el
beneficio de los metales por medio del tequesquite. Al barón de Humboldt
prestaron un gran auxilio los maestros y alumnos del Colegio para sus
investigaciones y viajes, realizados entre 1803 y 1804. Lamentablemente,
en la Guerra de Independencia algunos de los alumnos del Ilustre Colegio
fueron fusilados por los realistas. Esta brillante institución es el antecedente
de la actual Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma
de México, orgullo de nuestra vida académica.
Hacia 1792 se inauguró la Universidad de Guadalajara por Cédula
Real de Carlos IV firmada en el año anterior. Las universidades, aunque
financiadas por el Estado, gozaban de gran autonomía, aunque sin utilizar
este término. Sus rectores tenían flexibilidad para el uso de sus facultades
e incluso podían disponer de lacayos con espada para su seguridad
personal.

45
ídem, pág. 120.
206 Historia del Derecho mexicano

El índice de intelectualidad fue muy alto en la Nueva España y se


aportó un rico caudal de conocimientos al Imperio español:

• Literatura, con Francisco Cervantes de Salazar, Gutierre de Cetina,


Bernardo de Balbuena, Mateo Alamán, Juan Ruiz de Alarcón, Sor
Juana Inés de la Cruz, Joaquín Fernández de Lizardi (El Pensador
Mexicano), Rafael Landívar (de Guatemala) y Diego José Abad.
• Teatro. En 1735 se inauguró el Coliseo, luego Teatro de México y hoy
Teatro de Bellas Artes (construido durante el porfirismo).46 En él des
tacan Hernán González de Eslava, Sor Juana Inés de la Cruz, Juan
Ruiz de Alarcón, Joaquín Fernández de Lizardi y Eusebio Vela.
• Poesía, con fray Manuel Navarrete, fray Diego Toledo, José Manuel
Sartorio, Anastasio de Ochoa y Acuña, José Agustín de Castro.
• Ciencia, con Francisco Javier Gamboa, Antonio León y Goma, Joaquín
Velázquez de León, Antonio Álzate, Carlos de Sigüenza y Góngora, An
drés del Río, José Garcés y Equia, y Alejandro von Humboldt (alemán).
• Pintura y escultura, con José Alcíbar, Diego Berrueco, Nicolás Be
rrueco, el Viejo y el Mozo, Juan de Rúa, Baltasar de Echave, Alonso
Vásquez, Luis Juárez, Sebastián de Arteaga, Antonio Rodríguez, Juan
de Herrera, Miguel Cabrera, Manuel Tolsá, José Ibarra, RafaelJimeno,
José de Páez, Juan Morlete Ruiz y Jerónimo Zendejas.
• Arquitectura, con Eduardo Tresguerras.
• Historia, con Lorenzo Boturini, Mariano Fernández de Echeverría y
Veytia, Antonio León y Gama, Francisco Javier Clavijero, Francisco
Javier Alegre, Andrés Calvo, Francisco Palau, Juan Agustín de Morfi,
Francisco Antonio Lorenzana Butrón, Nicolás de Lafora, y Pedro
Tamorón y Romeral.

Sin embargo, la masa popular se encontraba muy lejos de los beneficios


de la educación y la cultura. En 1791 la población en edad escolar de la
Ciudad de México era de 20 mil niños, pero sólo 1500 asistían a la escuela; un
siglo atrás, en 1632, había en la misma ciudad 26 maestros y una maestra y
para 1794, 31 profesores, de los cuales siete no habían obtenido licencia para
ejercer, todos ellos repartidos en 10 escuelas elementales. Las escuelas eran
fundadas por lo general por cada pueblo o ciudad o por instituciones pia-
dosas, de modo que sin el apoyo del clero la educación hubiera caído en

' Ya en la época prehispánica se contaba con el momoztli hecho de piedra para sentar al público, con
una parte elevada para servir como teatro. Había uno en Tlatelolco para que la gente pudiese ver
las danzas y juegos. Los españoles trajeron la tradición de los corrales o teatros de madera, muy
usados en el Siglo de Oro.
4. Derecho indiano 207

un verdadero caos de atraso y desorganización, con las consecuencias que


esto hubiera acarreado para la sociedad novohispana. Al llegar la Indepen-
dencia, de un total de 6 millones de habitantes que había en el virreinato
sólo 30 000 eran alfabetizados, lo cual da idea de que gran parte de la
población era ajena a la educación, de suerte que el país nacía sustentado
en la ignorancia y el fanatismo de un pueblo injustamente marginado por
una política de explotación, envilecimiento y barbarie, que nada tenía que
ver con los principios cristianos que postulaba España.

La política monetaria en la Nueva España

Los conquistadores trajeron a este continente muy pocas monedas, puesto


que el efectivo generalmente lo habían gastado en la compra de armas
para su campaña. Al hacerse de botín despojando de oro y otros metales y
piedras preciosas a los indígenas, se encontraron con la dificultad de cam-
biar estos objetos por monedas de uso corriente. En esa época circulaba en
España el Castellano.
En tal virtud trataron de acuñar moneda tomando como base el peso
que tenían en España las monedas. Así, surgieron varios criterios: 1. el
peso de oro; 2. el peso de oro de minas; 3. el peso de oro ensayado; 4. el peso
de oro común, y 5. el peso de oro de tepuzque; todo ello porque los metales
utilizados no siempre eran de la misma calidad ni ley. El tepuzque era un
peso con tres quilates más de los que tenía de ley, para hacerlo más
confiable y que fuera aceptado por los primeros comerciantes llegados a la
Nueva España. La palabra tepuzque significa "cobre" en lengua náhuatl,
según lo afirma Bernal Díaz del Castillo.47
El Ayuntamiento de la Ciudad de México legalizó el uso de los
tepuzques siempre que su acuñación fuera aprobada por los oficiales reales,
mediante peritaje de expertos plateros. Desde entonces se vio la necesidad
de contar con una casa de acuñación de moneda.
Por Real Ordenanza del 11 de mayo de 1535 el virrey Antonio de
Mendoza fundó la Casa de Moneda de México, que comenzó a trabajar en
1536. Se estableció en un costado de lo que después sería el Palacio virreinal,
hoy Palacio Nacional, por lo que esta calle hasta la fecha se denomina
Moneda. En el edificio que ocupó la Casa Monetaria se alojó después el
Museo Nacional, que permaneció en ese sitio hasta su traslado al actual
edificio de Paseo de la Reforma, en Chapultepec. Hoy en el local se ubica
el Museo de las Culturas.

Toribio Esquivel Obregón, op. cit., tomo I, pág. 446.


208 Historia del Derecho mexicano

Posteriormente, ya en el siglo xvm y con el auge de la minería la Casa se


mudó unas cuadras atrás, a un edificio donde se hacía el apartado o la
selección del oro y la plata para amonedación, de ahí el nombre de la calle
del Apartado.
Las primeras monedas acuñadas en la Casa se llamaban popularmente
macuquinas o macuinas, y ya fueran de oro o de plata tenían grabada una
cruz. Sin embargo, los indígenas no estaban acostumbrados al uso de ese
tipo de monedas y confundían su valor, pues las había de ocho reales (que
les llamaban pesos); de cuatro, tres, dos y un real. A los de cuatro reales
también se les denominaba tostones. Como lo importante era que la moneda
tuviera el peso legal, aunque su figura fuera irregular y tosca, comenzó a
llamarse así peso, denominación que aún subsiste. También se acuñaron
monedas de cobre, pero no fueron del gusto de los indios porque eran tan
pequeñas que se les perdían. Muchos de ellos las tiraban a la laguna pues
no se acostumbraban al manejo monetario.
En 1535 se ordenó que la moneda labrada en México tuviera curso legal
en las Indias y en España. Los indígenas por mucho tiempo siguieron usando
granos de cacao en sus transacciones comerciales, pero ya reglamentado este
tráfico por los españoles; así, 140 almendras equivalían a un real. También
había un xiquipil equivalente a 21 pesos, lo que también se denominó carga.
Luego se prohibió la acuñación de monedas de oro, pero en 1675 nueva-
mente se autorizó, siempre que la amonedación fuera similar a la de España.
Las macuquinas eran labradas toscamente a martillo, de forma muy
irregular y sin cordón, lo que permitía que fácilmente se les fuera desgas-
tando el borde, hasta que en ocasiones disminuían mucho su tamaño y su
peso. No obstante, circularon hasta 1731.
En febrero de 1732 se acuñó otra moneda, la columnaria, porque
llevaba grabadas dos columnas griegas, que recordaban las columnas de
Hércules, como se le denominaba al Estrecho de Gibraltar, de donde por
siglos se pensó que nadie debía pasar. De ahí la frase "Non plus ultra", que
en la moneda se cambiaba por "plus ultra", lo que conmemoraba la proeza
de España al haber cruzado el océano para conquistar un nuevo continente.
Estas monedas ya eran regulares, mejor labradas y con canto o cordón para
impedir su mutilación.
En 1728 se dictaron ordenanzas para acuñar monedas en España y en
las Indias y en 1730 en otras ordenanzas se estableció que las casas de
moneda fueran oficiales y no particulares. Esto último se ratificó, para el
caso de la Nueva España, en las Ordenanzas de 1750.
En 1772 se acuñó un nuevo tipo de moneda con el busto del rey Carlos
III, muy idealizado, como si fuera un emperador romano. A cambio se
4. Derecho indiano 209

recogió la moneda antigua y se ordenó que sin que la gente lo supiera,


se rebajara su ley, pero esto no resultó puesto que pronto se descubrió la
alteración y se perdió la confianza en su uso (cuadro 4.23).

Cuadro 4.23. Algunas monedas usadas en la época indiana.


Moneda Equivalencia

Real de plata antigua o nueva 64 maravedíes


Real de vellón 34 maravedíes

Peso duro 8 reales plata

Peso sencillo 15 reales vellón

Marco de plata 68 reales

Ducado de plata 8.5 pesos mexicanos

Marco de oro 136 pesos fuertes

Doblón 750 maravedíes

Castellano 500 maravedíes

Ducado antiguo 375 maravedíes

Dobla 365 maravedíes

Escudo o corona 350 maravedíes

Blanca 4.4 maravedíes

Onza de oro 16 pesos fuertes

Doblón de oro 8 pesos fuertes

La plata que se acuñaba en México provenía por lo general de Nueva


Galicia y de Nueva Vizcaya, por lo que los mineros pedían que se instalara
una Casa de Moneda en el norte (actualmente la hay en San Luis Potosí)
para beneficiarse con ello, pero no se llegó a concretar.
Con Carlos V se cambió su efigie en las monedas, y en tiempos del
virrey primer conde de Revillagigedo se acuñó la llamada cuartilla o cuarto
real de plata. En tiempos de Fernando VII, en 1814, ya se aceptó de manera
generalizada la moneda de cobre y también se cambió el busto por el del
nuevo rey, quien entre 1815 y 1821 aparecía con una corona de laurel.
Hacia principios del siglo xix se estilaron como monedas pequeñas, o
"de cambio" unas fichas o cartones, sin valor metálico y fácilmente
210 Historia del Derecho mexicano

falsificables, a las que se denominó tlacos, señales y pelones. El virrey Calleja


las prohibió y las sustituyó por monedas de cobre.

La organización militar en la Nueva España

En Europa, el constante estado de guerra con otras potencias (Francia,


Inglaterra, Holanda) hizo que España mantuviera un ejército permanente
y regular, organizado y disciplinado, profesional. Ese mismo ejército sirvió
para extender sus dominios en los Países Bajos, Italia y el norte de África.
En América, en cambio, durante un periodo prolongado no se tuvie-
ron estos cuerpos militares regulares porque, como se recordará, la con-
quista se hizo mediante capitulaciones o contratos de concesión, firmados
por la Corona y los particulares.
De tal suerte, durante muchos años las Indias se vieron protegidas
militarmente de la siguiente manera:

1. Hueste. Surgía a raíz de una capitulación celebrada entre la Corona y


los particulares, a fin de que éstos realizaran las tareas de descubri
miento, conquista y colonización. Ellos mismos debían ser armados
por sus contratantes. Esta institución tiene un origen medieval y se
podía formar en Europa o en las Indias. Al son de tambores se anun
ciaba en los pueblos la posibilidad de alistarse en una hueste. Serían
mejor recompensados los que acudieran con un caballo que los peo
nes. Debían, desde el momento de su ingreso en la hueste, fidelidad
militar absoluta a su jefe, quien podía imponer el orden y la disciplina
aun con pena de muerte. El jefe podía hacer nombramientos de carác
ter militar. Los miembros de una hueste carecían de sueldo y sólo
esperaban su recompensa al final de la empresa. Se debía pagar a la
Corona el quinto real de lo que se adquiriera como botín. Por eso
solía acompañar a la hueste un funcionario fiscal, y también un reli
gioso para convertir a los naturales, a la vez que servía de capellán a
ese improvisado ejército.
2. Encomienda. Era deber del encomendero, a cambio de beneficio que
le reportaba haber obtenido una encomienda, prestar un servicio mi
litar permanente en su región para combatir a invasores e indios alza
dos. Por eso los encomenderos debían contar con armas y entrena
miento militar constante.
3. Milicias cívicas. Todos los vecinos varones que tenían casa en una po
blación debían mantenerse en servicio militar, por lo cual tenían que
4. Derecho indiano 211

estar instruidos en el manejo de las armas y mantenerlas en buen


estado y listas para ser utilizadas. La Corona realizaba de tiempo en
tiempo "alardes", es decir, inspecciones para revisar a los milicianos y
sus armas. En momentos de peligro se daba aviso o pregón mediante
toque de cornetas y tambores o por repiques de campanas. Esto era
muy común en poblados situados en las costas, por el ataque de piratas,
igual que en las montañas y llanuras del norte de la Nueva España
por el frecuente ataque de tribus salvajes de chichimecas, apaches,
coman ches y cheyenes. Más adelante se fue reglamentando lo referente
a los núcleos cívicos: Carlos V, en 1540, ordenó que los alardes fueran
periódicos; Felipe III, en 1599, ordenó que todo individuo en edad
militar debía acudir a los alardes y pregones, salvo si estuviera exento
por ley o por privilegio real. En 1764 se expidió un reglamento de
milicias en Cuba que se hizo extensivo a todas las Indias. Allí se
especificaba que debían ser soldados de carrera los encargados de
dirigir las milicias, para lo cual serían agrupados en regimientos, ba-
tallones, escuadrones y compañías.
4. Tropas veteranas. Estaban constituidas por soldados de carrera y eran
permanentes. Era posible que una persona que se hubiera distinguido
por su participación en las milicias cívicas durante unos cinco años
pudiera solicitar su ingreso a las tropas veteranas. Sin embargo,
había muy mala organización y mucha corrupción, e incluso solían
venderse las plazas de oficiales. Es cierto que algunos virreyes como
Bucareli trataron de poner orden, pero no siempre tuvieron éxito.
Las Leyes de Indias y luego la Real Ordenanza de Intendentes
contenían disposiciones sobre aspectos militares concretos. En 1788
surgió un proyecto para la organización militar en la Nueva España,
de Francisco Antonio Crespo. Y en 1793 hubo un decreto real que
concedió al ejército fuero en causas civiles y militares. También en el
siglo xvni se fundó un Monte Pío para apoyar a las viudas y huérfanos
de militares.

Al sobrevenir el debilitamiento de las encomiendas fue necesario for-


talecer las milicias cívicas, pero este tipo de cuerpos irregulares demostra-
ron no tener capacidad para defender al país, y en caso de peligro muchos
de sus miembros pedían "licencias" por estar enfermos o por tener que
atender asuntos personales urgentes.
Hacia 1804, en vísperas de la Guerra de Independencia, se calcula
que el ejército novohispánico estaba formado por 32 000 hombres aproxi-
madamente, de los cuales 21 000 eran de tropa miliciana y unos 10 000 de
212 Historia del Derecho mexicano

tropa veterana, con sueldo, y adscritos a cuarteles. Tal vez en 1808 se haya
alcanzado la cifra de 40 000 hombres en números redondos. 48
Es de notarse que el propio Hernán Cortés en 1520 dictó medidas de
tipo militar y que se expidieron varias disposiciones sobre el particular
con Carlos V, Felipe II, Felipe III, Felipe IV, Felipe V y Carlos III.
Además, hubo una Ordenanza General para el Gobierno e Instrucción de
Intendentes de Ejército y Provincia que sólo tuvo vigencia entre 1803 y 1804.
Así, durante casi 200 años la Nueva España careció de un verdadero
ejército y sólo en 1761, al sobrevenir la guerra con Inglaterra, el virrey
Joaquín de Monserrat, marqués de Cruillas, quien por cierto era militar de
carrera, trató de organizar adecuadamente a los militares y a las tropas
veteranas, pero se encontró con una oposición enorme por parte de la
población, que no tenía el menor interés en el servicio de las armas.
A lo largo de toda la época colonial se crearon presidios militares, que
eran lugares de acuartelamiento de tropas en sitios estratégicos, con un
promedio de 120 hombres. Estos lugares sirvieron como verdaderas fron-
teras para contener a indios salvajes. Eran inspeccionados constantemente
y en 1772 se dictó el Reglamento e Instrucción para los Presidios.
En 1762 los ingleses se adueñaron de Cuba, por lo que la Nueva España
reforzó su aparato militar y fortificó sobre todo el puerto de Veracruz, pero
afortunadamente no se resintió un ataque invasor en nuestras costas.
El virrey era la suprema autoridad en materia militar, pero debía con-
sultar en lo administrativo con la Junta Superior de la Real Hacienda. Él
contaba para su seguridad con las compañías, una de infantería y otra de
caballería al mando de un capitán con un Estado Mayor de 20 hombres.
El virrey Bucareli estableció un Reglamento para el cuerpo de milita-
res inválidos en 1773. Por desgracia, el ejército recién conformado sirvió
para reprimir salvajemente a la población, como sucedió en los levanta-
mientos que provocó, en 1767, la expulsión de los jesuitas.
Destacados fueron en el siglo xvm y principios del xix el Escuadrón
del Comercio en la Ciudad de México; los batallones León, España y Prín-
cipe en Puebla, Oaxaca y Valladolid (hoy Morelia), y los regimientos del
Rey, de la Reina, y de Borbón y de Farnesio en el Bajío. Precisamente al
regimiento de la Reina en San Miguel el Grande pertenecía Ignacio Allende,
los hermanos Aldama, Mariano Abasólo y otros ilustres caudillos de la
primera etapa de la insurgencia.
También fue importante el reforzamiento de algunos lugares costeños
como San Juan de Ulúa, en Veracruz; las murallas de Campeche; el

' Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág.


4. Derecho indiano 213

fuerte de San Diego, en Acapulco, y la Contaduría Mayor en San Blas,


sobre todo cuando en 1805 el almirante Horacio Nelson derrotó a la escuadra
franco-española en la batalla de Trafalgar.
En cuanto al área naval, y una vez fundados el Real Consejo de Indias
y la Casa de Contratación de Sevilla, se estableció la ruta marítima de
Sevilla y Cádiz hacia Veracruz. Para 1522 se ordenó artillar todos los bu-
ques para defenderse de cualquier ataque y por eso se reguló lo referente
a tonelaje, tripulación (que generalmente era de unas 30 personas), y equipo.
Todo barco que hiciera viaje a las Indias, incluidos los que fueran ex-
tranjeros, debían someterse a un examen en la Casa de Contratación.
Antes de zarpar se le hacían dos inspecciones, una sin carga y otra
después de cargar, para efectuar el registro o inventario de la mercancía
transportada. Para hacerse a la mar se debía contar con una licencia vigente,
un seguro marítimo, que incluía a los pasajeros, y si se encontraba contra-
bando, se decomisaba y se multaba al capitán con el equivalente al cuádruple
del decomiso. Era frecuente que se hiciera otra inspección al paso del barco
por Sanlúcar de Barrameda para detectar contrabando. Esta inspección incluía
a los barcos de la armada, pues en ocasiones se ocultaba mercancía en sus
bodegas; sin embargo, era fácil encontrar casos de corrupción y de
participación delictiva entre empleados y funcionarios de la Casa de Con-
tratación.
Los naufragios eran frecuentes. Por ejemplo, en 1563 se hundieron
cinco barcos de la flota de Veracruz frente al Golfo de Campeche, en 1571
cuatro barcos se fueron a pique en las playas de Tabasco y, en 1590, 15 barcos
naufragaron frente al puerto de Veracruz.
Otro peligro para el tráfico marítimo lo constituyó el auge de la pira-
tería. Ésta es una actividad ilícita que se ha dado en todos los tiempos, pero
que al comercio entre España e Indias lo afectó especialmente a partir de
1520 y tuvo su amplio desarrollo entre los siglos xvi y xvn, para disminuir
en el siglo xvni.
El inicio de la piratería contra el comercio español se vio favorecido
por las guerras que España sostenía contra Inglaterra, Francia y Holanda,
así como por el hecho de que estas naciones fueron desplazadas del reparto
del Nuevo Mundo efectuado entre los Imperios español y portugués.
La piratería fue una verdadera calamidad para España, sin contar con
el saqueo efectuado a Panamá, La Habana, Santo Domingo, Maracaibo y
Puerto Príncipe, entre otros.
En 1635 el virrey Lope Díaz de Armendáriz, marqués de Cadereyta,
inauguró la Armada de Barlovento y la obra la continuó el siguiente virrey,
el duque de Escalona, hacia 1640. Lamentablemente, varios de sus barcos
214 Historia del Derecho mexicano

naufragaron y en 1672 el virrey marqués de Mancera tuvo que restablecerla.


En Perú se formó otra armada en 1570 para proteger la ruta Lima-Panamá,
pero fue suspendida en 1717.
Por desgracia, Inglaterra protegía abiertamente a los corsarios, por lo
que Francis Drake fue elevado al rango de Sir, a Henry Morgan se le nombró
teniente gobernador en Jamaica, y ya muy tardíamente George Aunson, en
1743, atacó Acapulco aunque no logró tomarlo, y a cambio de este acto de
piratería fue nombrado Lord del Almirantazgo. Entre su gente estaba John
Clipperton, quien llegó a la isla que hoy lleva su nombre en el Océano
Pacífico, la que a pesar de que fue descubierta por los españoles desde el
siglo xvi, y que México incluía en su territorio en el texto original de la
Constitución de 1917, terminó por perderla a favor de Francia, que indebi-
damente se adjudicaba el descubrimiento. En 1931 un fallo arbitral del
monarca italiano Víctor Manuel III la cedió a Francia. En México se le
conocía como Isla de la Pasión.
Las Ordenanzas Reales de 1561 formalizaron el comercio entre España
e Indias, especialmente en lo tocante a metales preciosos; las de 1564
protegían el comercio en Sudamérica; las de 1633 y 1717 regulaban las
armadas y flotas, y las de 1748, 1793 y 1802 regularon los últimos años del
México virreinal. Además, en 1801 se dictó una Ordenanza sobre el corso.
Al frente de una flota iba un Capitán General, cargo que ya se le había
dado a Colón en 1492 con las capitulaciones de Santa Fe. El nombrado debía
prestar juramento de que guardaría con fidelidad el servicio de Dios y del
rey. Además, tenía jurisdicción sobre sus hombres, aun en tierra.
En cuanto a la marina mercante, el arqueador calculaba el volumen de
mercancía que podía caber en sus bodegas. Para ello medía la parte más
ancha del barco, llamado tonel macho castellano porque precisamente con
base en el volumen ocupado se pagaría el flete realizado. En toda embarca-
ción solía ir un escribano para dar seguridad jurídica a los hechos ocurridos
durante el viaje. También iba un juez de avería o factor, esto es, un contador
de la Real Hacienda, para calcular el impuesto respectivo.
Los pasajeros a Indias sufrían muchos percances en su viaje; en primer
lugar deberían llegar a Sevilla, que era el punto de partida, conseguir un
pasaje, que siempre era caro, y esperar la fecha de salida. Una vez a bordo
era muy difícil hacerse de un camarote, ya que estaban reservados para los
oficiales de altajerarquía, nobles o altos eclesiásticos. Por lo general se viajaba
sobre cubierta y el pasaje costaba más si garantizaba sombra o resguardo
contra la lluvia. En la noche y en caso de tormenta se ataba a los viajeros a los
palos del barco para impedir que cayeran al mar. La comida y la bebida se
racionaban y era frecuente que estallara en el barco una epidemia.
4. Derecho indiano 215

Se impedía el paso al mar a embarazadas, ancianos, niños pequeños,


enfermos y, desde luego, a judíos o a extranjeros de mal vivir, y en general
a quien tuviera antecedentes penales. Sin embargo, era frecuente que se
infringieran estas prohibiciones.
Si alguien moría a bordo, se inventariaban sus bienes, se levantaba
el acta correspondiente y se arrojaba el cadáver con lastre al mar. Cual-
quier ilícito que se cometiera quedaba a conocimiento del Capitán General,
también se levantaba acta, y al llegar a tierra se ponía a disposición de la
autoridad correspondiente el expediente del caso y al detenido, si lo había.
A bordo se entretenían pasajeros y tripulación con juegos de naipes,
aunque por mucho tiempo estuvieron prohibidos, y organizando peleas
de gallos, ceremonias religiosas (siempre iba un fraile a bordo, que además
confesaba a todos los pasajeros al salir del puerto); algunos incluso se
aventuraban a nadar en las aguas del océano. Se ordenó con mucho rigor
prohibir blasfemias y actitudes procaces que ofendieran la moral y el buen
gusto. Pero los peligros eran muchos, entre piratas y riesgo de la navega-
ción, por lo cual los actos de devoción y hasta de fanatismo se dejaban
sentir, de suerte que en caso de peligro se buscaba, por un lado, la protección
de Santa Bárbara, patrona de los marineros y, por otro, si a bordo iba algún
gran pecador, para arrojarlo al mar.
Al llegar a puerto un funcionario de la Casa de Contratación subía al
barco para inspeccionarlo y hacer una revisión de personas y mercaderías
antes de que se desembarcara.
La actividad naval mereció tanto cuidado que a la fecha se conservan
documentos muy valiosos en donde se contiene el detalle de fechas de
viaje, lista de pasajeros, mercancías y además datos de cada embarcación,
lo que resulta interesante para los estudiosos de la época, incluidos los que
gustan de la heráldica.

E! Derecho privado indiano

En materia de Derecho privado se pueden dar las siguientes características


en la época indiana:

i. Por catecer de normas en materias especificas, va que el Derecho


indiano estaba en fonnat ion. el Derecho ¡ asieliano fue supletorio en
<,;¡ an medida de i as dispo.sií " >;¡cs I¡ICXÍS|!-!¡ = C- p,¡¡ a loSmar las f re<. nen-
H's lagunas de la lev.
216 Historia del Derecho mexicano

2. Margadant afirma que en ciertas materias la distinción entre las insti


tuciones de Derecho público y de Derecho privado no son muy claras;
es el caso de la propiedad, que revestía aspectos de ambos campos
jurídicos.49
3. También el Derecho canónico era aplicable al Derecho privado india
no, sobre todo en lo que toca a la familia, por disposición expresa de
una Real Cédula de 1546.
4. Ya en los aspectos concretos de las instituciones del Derecho privado
indiano, la Corona llevó a cabo una política constante para unir a la
familia, por lo que se procuraba que la esposa y los hijos pasaran lo
más pronto posible a las Indias para integrarse de nuevo con los espa
ñoles emigrados como conquistadores y colonos.
5. De igual manera se procuró legalizar mediante matrimonio cristiano
las uniones ocurridas entre los indígenas antes de la conquista. Esto a
veces no resultaba fácil, por ejemplo, en caso de que estas uniones
fueran incestuosas o polígamas.
6. Se establecía como requisito para ejercer ciertos derechos el estar ca
sado, como era el caso de los encomenderos, ya que el fin de la enco
mienda era precisamente colonizar una región determinada.
7. El Real y Supremo Consejo de Indias llevaba un control respecto de
las legitimaciones que se realizaban en Indias, puesto que al des
vincularse de su familia original el emigrado en Indias podía engen
drar hijos adulterinos o naturales.
8. El ejercicio de las tutelas también era controlado por los cabildos.
9. Para salvaguardar la moral familiar se prohibía que la mujer trabajara
en lugares donde no fuera trabajador también su padre o su marido.
10. Se llevaba a cabo una política constante tendiente a arraigar al sujeto
a una región, es decir, a colonizar. Por eso, quien obtenía una tierra
como repartimiento debía construir en ella su casa e invertir allí en
forma constante la décima parte de sus ganancias.
11. En materia de hallazgo de tesoros, que era frecuente por la costumbre
de la época de enterrar o emparedar los valores, era común que quien
se encontrara con estos bienes pagara a la Corona un derecho de 10%
sobre el valor del tesoro hallado, si bien el fisco reclamaba, aunque
sin mucho éxito, la mitad.
12. En materia de contratos estuvieron ampliamente reglamentados los
de seguro, flete, mandato, trabajo (con disposiciones protectoras para
el indígena), etcétera.

49 Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 106.


4. Derecho indiano 217

13. En regiones donde la moneda era escasa se podían pagar las deudas
con entrega de mercancías, a manera de dación en pago, y desde lue
go se desarrollaba el trueque.
14. En materia sucesoria el procedimiento era muy complejo. Los indios
podían testar.
15. Fue una constante preocupación de la Corona impedir que la Iglesia
abusara presionando a los fieles a testar a su favor, en su afán de
"salvar sus almas de la condenación eterna".

El Derecho penal indiano


El Derecho penal indiano fue muy disperso porque las disposiciones nor-
mativas del ramo se encuentran en varios ordenamientos. Así, por ejemplo,
aparecen en las llamadas Leyes de Indias, especialmente en el libro séptimo.
Supletoriamente se aplicó en el ramo el Derecho castellano, que a su vez se
basaba en lo dispuesto en el Fuero Juzgo, el Fuero Viejo de Castilla, el Fuero
Real, las Siete Partidas, el Ordenamiento de Alcalá, las Ordenanzas Reales de
Castilla, las Leyes de Toro, la Nueva y la Novísima recopilaciones, y también en
algunas Ordenanzas dictadas para la Nueva España, como la de Mercería,
la de Intendentes y las de los Gremios.50
En el caso de la Nueva España se cuenta con una Ordenanza para el
Gobierno de las Indias, que data de 1546 y que contiene normas de aplica-
ción penal para los indígenas. Margadant51 señala algunas características
específicas del Derecho Penal de la Nueva España:
1. Las penas pecuniarias aplicadas en las Indias eran generalmente del
doble a las de la península ibérica.
2. Se mantuvo un trato paternalista y muy tolerante respecto a los
infractores indígenas.
3. Se trató de evitar la tendencia de algunos jueces por moderar las
penas aplicables a los casos concretos e incluso de conciliar a las par
tes de los juicios penales.
4. Se combinaba la prueba civil y la prueba penal.
5. Ya existía la libertad bajo fianza.
6. Se debía contar con una orden judicial para llevar a cabo una apre
hensión.
7. El proceso penal tendría como máximo de duración dos años.

50
Guillermo Floris Margadant S., op. cit., págs. 104 a 106.
51
Fernando Castellanos Tena, Lincamientos de Derecho penal, 31a. ed., Porrúa, México, 1992, pág. 44.
218 Historia del Derecho mexicano

8. Lamentablemente en la vía de hechos se hacía distinción en el trata


miento procesal y penal en virtud de la clase social del inculpado.
9. En muchas ocasiones se confundían los aspectos de delito y pecado.

Era práctica usual el tormento (rueda, embudo, flagelación, quema-


duras, sofocación, etc.) para obtener la confesión, ya que ésta era manejada
como prueba básica o "reina de las pruebas". Todavía hoy resulta impresio-
nante el sadismo manifiesto en los instrumentos de tortura que han llegado
hasta nosotros y que reflejan pálidamente los horrores que se sufrían en
las cárceles y cámaras de tortura.
También había penas infamantes y trascendentes, como mutilación,
confiscación, destierro, etc. A su vez, la pena capital se aplicaba en forma
ejemplificativa, de ahí que en la plaza principal de la Ciudad de México,
igual que en otros lugares de la América española, se levantaba amenaza-
dora la picota o instrumento de ahorcamiento.
La Iglesia tenía la posibilidad de sancionar ciertas conductas ilícitas
en sus tribunales eclesiásticos, por lo cual hacía valer esta facultad ante las
autoridades civiles para que procedieran a la entrega del inculpado con su
expediente respectivo, lo que ocurría con frecuencia en el caso de que el
responsable perteneciera al servicio religioso. A su vez, el Estado podía
ejercer el llamado recurso de fuerza para retener bajo su jurisdicción un asunto
penal, aun cuando en el delito cometido se viera involucrado un religioso.
También la Iglesia podía ejercer la excomunión mayor en contra de malos
funcionarios del gobierno. En virtud de ello, se daba un equilibrio razonable
entre los poderes religioso y político.
Se tiene la impresión de que la ley penal tendía a conservar el sistema
de castas, por lo cual había un cruel tratamiento intimidatorio para los ne-
gros y mulatos principalmente; a ciertos grupos se les prohibía circular por
las calles en las noches y, desde luego, portar armas. Para las castas inferiores
existía la obligación de vivir cerca de un amo conocido. Había además penas
de azotes, mutilaciones, trabajos forzados en las minas y en las salinas.
A los indios se les trataba con más benignidad y podían incluso pagar
sus deudas con servicios personales, sin abandonar sus hogares; pero los
mayores de 13 años que delinquieran podían ser empleados en la transpor-
tación de mercancías, como si fueran bestias de carga.
Con la Constitución de Cádiz se reglamentaron algunas medidas a favor
del inculpado, como un verdadero antecedente de nuestras garantías cons-
titucionales modernas. En ello se advierte ya la influencia del noble italiano
Cesare Bonesana, marqués de Beccaria, cuya obra De los delitos y las penas,
escrita en 1764, se considera base del Derecho penal moderno.
5. Derecho insurgente

El Derecho insurgente es el conjunto de normas, instituciones y principios


filosófico-jurídicos que emanan del pensamiento y de las proclamas de los
principales líderes de la Guerra de Independencia. Es cierto que a este
Derecho le falta la imposición coercitiva que caracteriza a cualquier orden
jurídico; en otras palabras: su vigencia se reducía al ámbito territorial,
siempre precario, que podían defender las armas insurgentes. Sin embargo,
estos principios y ordenamientos, a veces plasmados en el nivel consti-
tucional, sirvieron de base a nuestra organización como país independiente,
especialmente al implantarse el régimen republicano y, en todo caso, el
Derecho insurgente configura los orígenes de nuestra tradición jurídica
nacional.

Cronología y marco histórico

La Guerra de Independencia presenta las etapas siguientes:

1800 a 1810. Antecedentes


1810 a 1811. Iniciación
1811 a 1815. Expansión
1815 a 1820. Resistencia
1820 a 1821. Consumación

Los antecedentes de la Guerra de Independencia se encuentran desde


los primeros años de la dominación española, con importantes movi-
mientos preinsurgentes:
220 Historia del Derecho mexicano

1. La conspiración de los hermanos Cortés, hijos del conquistador


Hernán Cortés. Ellos eran Luis Cortés, hijo de Elvira de Hermosillo, y
los Martín, el legítimo y el bastardo, el primero hijo de Juana de Zúñiga,
criollo nacido en Cuernavaca, y el segundo, mestizo, hijo de Marina,
llamada la Malinche. Los tres se aliaron con algunas personas des
tacadas como los hermanos Alonso y Gil Ávila y formaron una conspi
ración para proclamar al legítimo Martín Cortés como Martín I, rey
de México, pretextando que las nuevas leyes de 1542 establecían
que las encomiendas dejaban de ser hereditarias y eso afectaba pro
fundamente sus intereses como sucesores de padres encomenderos.
El complot se llevó a cabo en 1565 durante el gobierno de Felipe II
y el virreinato de Luis de Velasco I, pero fue descubierto y reprimi
do con severidad. Martín, el ilegítimo, salvó la vida, pero se le some
tió al tormento del potro y del agua y sus bienes le fueron confisca
dos. Martín, el legítimo, salió desterrado a España y Luis se salvó de
ser ejecutado gracias a que el nuevo virrey, Gastón de Peralta, lo
envió a España, donde finalmente quedó absuelto de todo cargo,
mientras que los hermanos Ávila fueron decapitados igual que va
rios de los conjurados.
2. En las cercanías de la actual Córdoba, Veracruz, los esclavos negros,
traídos de África para suplir la mano de obra de los indígenas, solían
escapar de las haciendas azucareras y ganaderas e irse a vivir a las
montañas formando gavillas de evadidos a los que se les daba el nom
bre de cimarrones. En este contexto fue particularmente importante el
caso del negro Yanga, quien logró obtener permiso de las autorida
des para fundar en 1609 un pueblo de negros libres que se llamó San
Lorenzo de los Negros, luego Cerralvo y que ahora se denomina Yanga.
Hay que advertir que como la zona seguía siendo levantisca se decidió
fundar una ciudad bien protegida para neutralizar los frecuentes ata
ques de los rebeldes; así surgió la Villa de Córdoba en 1618, por ins
trucciones del virrey Diego Fernández de Córdoba.
3. El intento independentista de Guillen de Lampart, quien pretendió
coronarse rey de América y emperador de los mexicanos. Este perso
naje, más que caudillo fue al parecer un intrigante, pero atrajo la aten
ción del público durante mucho tiempo. Lo arrestaron y consiguió
escapar, hasta que en 1659 fue juzgado como hereje y ejecutado en
auto de fe celebrado en la Ciudad de México.
4. En Yucatán en 1761, un indígena educado por frailes franciscanos,
llamado Jacinto Canek, se alzó en armas y se hizo coronar rey en el
pueblo de Quisteil; su movimiento no duró más de una semana, ya
5. Derecho insurgente 221

que fue emboscado y apresado por las fuerzas realistas y trasladado a


Mérida, en donde se le juzgó y condenó a muerte.
5. En 1793 Juan Antonio Montenegro impulsó la primera conjura por la
independencia de la Nueva España para establecerla como una Repú
blica libre dividida en 12 provincias. El Tribunal del Santo Oficio lo
procesó y condenó al destierro por 10 años, pero logró sobrevivir y
formó parte del Congreso Constituyente de 1824, mas no pudo fir
mar la Constitución ya que murió poco antes de su promulgación.
6. En 1801 surgió en Nayarit el movimiento del indio Mariano, apodado
"Máscara de oro". Los historiadores han dudado de su existencia, pero
el tratadista Genaro García reseñó su insurrección. Al parecer, un
individuo llamado Juan Hilario convocó a los indígenas provenientes
de diversos lugares para concentrarse en Tepic a fin de proclamar rey
a Mariano. Así llegaron a las inmediaciones de esa ciudad unos 2 000
indígenas, pero las autoridades realistas lograron convencerlos de que
se retiraran tranquilos a sus pueblos y solamente algunos indios
renuentes fueron remitidos presos a Guadalajara; lo cierto es que
Nayarit fue escenario de múltiples tumultos en la época novohispánica,
especialmente en la zona de la sierra y en las cercanías de Acaponeta.

Además de estos movimientos rebeldes, es de notarse un constante


estado de agitación durante los tres siglos de la dominación española, que
se reflejó particularmente en las comunidades indígenas asentadas en
Chiapas, Oaxaca, Jalisco, Chihuahua y Coahuila. Sin embargo, la más peli-
grosa para la Corona no se dio en la Nueva España, sino en Perú, en el siglo
xvni con el indio Túpac Amaru, quien con su movimiento reivindicador en
favor de los indígenas generó tal violencia que hubo que movilizar gran
cantidad de tropas para someterlo. Este personaje fue detenido y ejecutado
de forma inhumana, destrozado por cuatro caballos atados a cada uno de
sus miembros.
Sin duda, los antecedentes de la Guerra de Independencia pueden
rastrearse a lo largo de toda la época indiana; empero, se considera como
etapa de antecedentes a los 10 primeros años del siglo xix debido a la tras-
cendencia de los sucesos ocurridos en Europa y en América, que fueron
de enorme importancia para el movimiento insurgente.
En cuanto a la iniciación de la Guerra de Independencia, es el primer
movimiento de insurrección contra España, el encabezado por el cura Hi-
dalgo, y representó un formidable esfuerzo para penetrar de manera signi-
ficativa en la opinión pública del virreinato, dividiendo intereses y formando
bandos a favor o en contra, aun en el seno de las familias más conservadoras.
222 Historia del Derecho mexicano

La etapa llamada de expansión la debemos a José María Morelos y Pa-


vón, quien consiguió desplegar una energía tan arrolladora que sorprendió
a los realistas con sus triunfos y su ideario político y representó en los
hechos y en el campo incipiente del Derecho mexicano un momento de
máximos logros y de proyección.
La muerte de este ilustre caudillo hizo decaer notablemente la Guerra de
Independencia, pero los insurgentes que aún mantenían la bandera
independentista defendían palmo a palmo su terreno en una resistencia de
guerrillas, que no dejaban de ser perjudiciales para la Corona española.
No obstante, nuevos acontecimientos ocurridos en España hicieron consi-
derar la posibilidad de consumar la Independencia, no precisamente a los
jefes insurgentes, sino a los representantes de las altas clases sociales de la
Nueva España, lo que de alguna manera condujo al país a alcanzar su vida
independiente a partir de 1821.

Causas de la Guerra de Independencia

Al analizar la Guerra de Independencia, los estudiosos señalan causas in-


ternas, que se dieron dentro del imperio español y sus territorios de ultra-
mar, y otras externas, acaecidas en diferentes partes del mundo, pero que
fueron de tanta importancia que lograron influir en el movimiento insur-
gente.

Causas internas

Como hemos señalado, se trata de fenómenos que se originaron dentro


del territorio español y que precipitaron su caída:

1. El sistema de castas, que implicaba una tajante división social, política


y económica, basada en una pirámide social formada por tres grupos
muy definidos, blancos, indios y negros, con todas las subcastas que
llevaban nombres extravagantes como "zambos", "cambujos", "tente
en el aire", "no te entiendo", "allí te estás", "torna atrás", etc. Estas
castas implicaban distinto tratamiento social, hacendario y cultural,
pues había escuelas para algunas de ellas por separado, mientras otras
carecían por completo de instrucción.
2. La desigualdad económica, en la que influyó el sistema de castas
imperante y que se hizo cada vez más radical; por ejemplo, se dice que
a pesar de los esfuerzos que en materia educativa desplegó el gobier
no novohispánico, para 1804 del total de 6 000 000 de habitantes de la
5. Derecho insurgente 223

Nueva España solamente 30 000 estaban alfabetizados.1 Se calcula que


para fines del siglo xvm, en números redondos, la población total del
país se dividía en 40% de indios, 40% de castas y 20% de blancos,
estos últimos entre peninsulares y criollos. Tal grupo predominaba
entonces sobre el 80% de personas que vivían en una situación marginal
muy aguda y sometidas a una fuerte explotación.2 La mayor población
se concentraba en la Ciudad de México, que según se calcula tenía
168 811 habitantes.3 Sin embargo, los indios aún no habían sido
incorporados en forma significativa a la civilización europea; se cu-
brían con trozos de sábanas y por eso se les llamaba pelados. Estaban
hundidos en la miseria y la embriaguez, el trato que recibían en las
haciendas era terrible, ya que trabajaban en jornadas excesivas y du-
rante la noche eran encerrados en galerones denominados tlalpixqueras.
Se les engañaba y sus jornales, de por sí reducidos, terminaban en las
llamadas tiendas de raya, propiedad de los patrones, en donde queda-
ban endeudados de por vida. La legislación indiana generada para
protegerlos los dejó en estado de absoluta dependencia respecto a
los blancos, pues quedaba sin efecto toda operación económica que
ellos hicieran por más de tres pesos. En las calles de las principales
ciudades era muy marcado el contraste entre la opulencia de algunos
y la miseria de la mayoría, y entre estos dos extremos estaban los mes-
tizos que, si bien empobrecidos, se sentían superiores a los indios en
virtud de su sangre española paterna. Por otra parte, la propiedad
estaba muy mal distribuida, ya que a raíz de la conquista las mejores
tierras se habían repartido entre un pequeño número de conquista-
dores y de pobladores. Se favoreció así la creación de latifundios, de-
dicados sólo en parte a la agricultura y a la ganadería, dejando gran
cantidad de hectáreas ociosas, en tanto que los pueblos indios sola-
mente podían poseer como tierras comunales las que estuvieran dentro
de un radio de 600 varas respecto de sus comunidades (cuadro 5.1). Todo
lo anterior explica el marcado contraste económico y social que se daba
entre peninsulares y criollos respecto a las otras castas, que ya apuntaba de
manera detallada el obispo de Michoacán Manuel Abad y Queipo.4

1
Guillermo Floris Margadant S., Introducción a la historia del Derecho mexicano, 2a. ed., Esfinge, Méxi
co, 1976, pág. 86.
2
Ernesto Lemoine, Nueva España a principios del siglo xix, Historia de México, Salvat, México, 1978,
tomo VIII, págs. 1669 y 1670.
3
Alfonso Toro, Compendio de historia de México. La Revolución de Independencia y México Independiente,
Patria, México, 1963, pág. 13.
4
Alfonso Toro, op. cit., págs. 18 a 20.
224 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 5.1. Distribución de la propiedad de las tierras de la Nueva España en 1810.

Terrenos de comunidades indígenas, incluyendo fundos legales, 18 000 000


propios, ejidos y pequeñas propiedades particulares de indígenas

Terrenos de los pueblos no indígenas, incluyendo el ocupado por 5 000 000


ciudades, villas, minerales, y las propiedades de pequeña y
mediana extensión de sus habitantes

10 438 Haciendas y ranchos 70 000 000

Baldíos 100 000 000

TOTAL 193 000 0005

De igual manera se expresa el barón Alejandro von Humboldt en


su Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, publicado en 1808,
obra fundamental para entender la problemática de la Nueva España
en vísperas de su Guerra de Independencia. El criollismo. Desde fines
del siglo xvi en la sociedad indiana se fue configurando de manera
cada vez más relevante el grupo del criollismo, constituido por los
descendientes de los peninsulares, que ya nacidos en América se
encontraban en una situación desfavorable respecto de sus padres por
el solo hecho de ser indianos, si bien tenían físicamente las mismas
características que los europeos y en no pocas ocasiones eran más
cultos que ellos por haber estudiado tanto en el Nuevo como en el Viejo
Continente. Todo ello trajo como consecuencia la formación de un
sentimiento de vinculación local, por el que el criollo se sentía
arraigado a su lugar de nacimiento y, por lo mismo, despojado de lo
que consideraba su legítimo derecho para ascender en la escala social
y política. Según cálculos de la época, en números redondos los
criollos sumaban 1 000 000, en tanto que los peninsulares eran sólo 70
000.6 Los mejores cargos y empleos tanto en el ejército como en la
Iglesia y el gobierno eran para los peninsulares, aun en contravención
de lo expresado en las leyes; por ejemplo, en algunas órdenes
religiosas se establecía que se alternara a criollos y peninsulares en las
elecciones de prelados, pero en realidad pocas veces sucedía así, de
manera que en 1808 de todos los obispos de la Nueva España sólo uno
era mexicano.

Ernesto Lemoine, op. cit., pág. 1668.


Alfonso Toro, op. cit., pág. 20.
5. Derecho insurgente 225

La casa reinante de Borbón profundizó esta diferencia entre


ambos grupos al excluir sistemáticamente a los indianos de todos los
cuadros de decisión; se llegaron a dar opiniones como la del arzobispo
de México, Alfonso Núñez de Haro, quien en un informe rendido al
rey Carlos III expresó que "el espíritu de los americanos es sumiso y
rendido porque se hermana bien con el abatimiento, pero si se eleva
con facultades o empleos está muy expuesto a los mayores yerros, por
esto conviene mucho tenerlos sujetos aunque con empleos medianos".7
Este comentario fue objeto de una enérgica protesta por parte
del Ayuntamiento de la Ciudad de México en 1771, en la que se afir-
maba que no preferir a los criollos en la nominación de los empleos
contradecía el derecho de gentes y hacía caminar hacia la ruina del
reino, ya que la Nueva España formaba parte de las coronas de Castilla
y de León, y por conocer mejor las costumbres de sus habitantes, eran
precisamente los criollos quienes más podrían hacer en provecho de
la Corona al desempeñar diferentes cargos en la administración pública,
a diferencia de los españoles, que venían sólo con el afán de enriquecerse y
cuyo traslado ya constituía una pesada carga para los gobernados. Hay
que advertir que para los criollos era de primordial importancia la
dotación de empleos puesto que el comercio estaba acaparado también
por los peninsulares, y los oficios ni les aseguraban un modo "decente"
de sobrevivencia ni estaban acordes con el linaje de sus apellidos;
recuérdese que en aquel tiempo en términos generales era mal visto
socialmente el dedicarse a algún oficio considerado inferior.
El criollismo como sentimiento de vinculación a la tierra natal es
el inicio de un futuro sentimiento de nacionalidad que arraigó a los
hombres más brillantes de este continente a su cultura y a su identidad.
Así, no es casual que los movimientos independentistas en toda
América estuvieran encabezados por criollos.
4. La deficiente administración de los reinos indianos. Como hemos se-
ñalado, el solo traslado de altos funcionarios de Europa a las Indias
implicaba un gasto exagerado que solía variar entre 20 mil y 45 mil
pesos, puesto que el sujeto designado se hacía acompañar de su familia,
de sus sirvientes y de algunos amigos cercanos, además de que una
vez en América tenía que instalar su casa con la comodidad y el lujo
que requería la dignidad de su cargo. Esto facilitaba la corrupción, ya
que el funcionario fácilmente se llenaba de deudas y de compromisos
políticos.

Alfonso Toro, op. cit., págs. 20 y 21.


226 Historia del Derecho mexicano

Por otra parte, España aplicó una serie de medidas económicas


impopulares, como la fundación del Banco de San Carlos, para lo
cual se recogieron los fondos comunales de los pueblos indígenas,
que se perdieron al darse la quiebra de esa institución. Del mis mo
modo, con la Real Cédula del 26 de diciembre de 1804, que tiene
como antecedente el decreto real de 19 de noviembre de 1799 que
estableció la llamada caja de consolidación, se obligó a la desamortiza-
ción de bienes inmuebles y capitales de capellanías y de obras pías,
para entregar todo esto a la caja de consolidación, y a su vez ésta se
comprometió a pagar intereses mediante vales reales. Tal medida afectó
de manera considerable a muchas personas que tenían créditos con la
Iglesia, que hasta ese momento habían sido relativamente fáciles de
renegociar a su vencimiento, pero ahora los interesados se encontra -
ban ante el dilema de pagar todo el monto de los adeudos o perder
sus bienes dados en garantía, lo que generalmente ocurrió, para arrui -
nar aún más a las incipientes clases medias indianas. Además, era
motivo de público repudio el hecho de que una gran proporción de
los recursos obtenidos por la Real Hacienda salieran del país para
apoyar a otras colonias más empobrecidas, en el rubro de los llama dos
gastos situados, o para financiar los gastos de la Corona.
Así, en 1803 el ingreso total fiscal de la Nueva España fue de 20
000 000 pesos, de los cuales sólo la mirad se quedó en el virreinato, puesto
que se destinaron 3.5 millones a gastos situados y 6.5 a gastos de la
Corona. A esto hay que añadir el despotismo insufrible de algu nos
funcionarios y gobernantes como el virrey Carlos Francisco de Croix,
quien se caracterizó por su absoluta sumisión al rey, a quien solía llamar
mi amo, pero que a la vez mostraba gran desprecio por el pueblo, lo que
se demuestra en su publicación de ia orden de destierro a los jesuítas el 25
de junio de 1767, que termina en forma lapidaria: "De una vez para lo
venidero deben saber los subditos del gran monarca que ocupa el trono de
España, que nacieron para callar v obedecer v no para discurrir ni opinar
en los altos asuntos del gobierno"," 5. La expulsión de los jesuítas en 1767.
Este episodio dio origen a una agitación considerable en los reinos
indianos. Desde 1565 llegaron a Florida los primeros misioneros jesuítas
acompañando a una expedición conquistadora v para i 572 ocho de eilos
hicieron -ui entrar.!.! en la dudad de México. A paru» - de ese momento se
dedicaron a abíh i "olfí i "i os. (^p ecia lmc r.u •■ > ; : ! ; ¡ !, ¡ cn s eñan z;
rv.nos

. J Y i l í . \¡c
5. Derecho insurgente 227

dad educativa y misional fue particularmente importante sobre todo


en zonas como Sonora, Baja California, Sinaloa, Zacatecas, Durango,
Nayarit, Jalisco, San Luis Potosí y Puebla, igual que en América del
Sur, sobre todo en Paraguay. Con ello lograron ganarse la simpatía y
el respeto de los habitantes de estos lugares, quienes los tenían por
hombres sabios y benefactores. Sin embargo, la orden se enemistó
con la Corona en su afán de ser firme frente a otros Estados como
Portugal y Francia, que pretendían ganar territorios a costa de los
dominios españoles, y por ello los jesuítas fueron objeto de una siste-
mática campaña difamatoria que sirvió como pretexto para dictar el
vandálico decreto, como lo llama Menéndez y Pelayo,'1 que de la noche a
la mañana expulsó de los dominios españoles a todos los miembros de
la Compañía de Jesús. Se dejó así sin mentores a un significativo
número de estudiantes, incluso de las clases privilegiadas y, desde
luego, sin misioneros a una multiplicidad de grupos indígenas dise-
minados por todo el continente. La orden de expulsión se ejecutó de
la manera más estricta; a los jesuítas se Íes confiscaron sus bienes y
sólo se les dejó llevar al destierro lo indispensable y personal; única-
mente a una veintena de ellos les permitieron quedarse en hospitales
y conventos debido a su mal estado de salud o a su edad muy avanzada.
Ya en Europa, el papa Clemente XIII les asignó como sedes Bolonia y
Ferrara dentro de sus Estados Pontificios, para que se alojaran pro-
visionalmente, pero más tarde el breve de Clemente XIV suprimió la
Compañía de Jesús y los sobrevivientes de la misma tuvieron que de-
dicarse a la enseñanza en forma particular para obtener algunos in-
gresos, hasta que Pío VII, el 7 de agosto de 1814, restableció la orden.
Muchos de estos jesuítas desterrados llegaron a destacar en el
campo de la intelectualidad como es el caso de Francisco Javier Clavi-
jero y de Francisco Javier Alegre, historiadores veracruzanos. v los
literatos Diego José Abad v Rafael Landívar.
La inesperada orden de expulsión enardeció a los habitantes de
estos reinos y se dieron casos de motines en Ouanajuato. Michoacán v
San Luis Potosí, que fueron reprimidos con mano dura. Por ejemplo.
en Pátzcuaro se llegó al extremo de ejecutar al gobernador indígena
Pedro de Soria Villarroel por órdenes de! visitador fose de Gálvez, si
bien es cierto que este rebelde propicio un movimiento muv violento
al grito de "¡nueva lev y nuevo revi"'" Sin embargo, en Paracruav ¡a

Enciclopedia de México, Tomo VIII. Mexr<', 1906.


Enciclopedia ele México, tomo VIII.
228 Historia del Derecho mexicano

expulsión de los jesuítas resultó todavía más cruenta puesto que fue-
ron masacrados varios misioneros y miembros de sus comunidades.
6. Las limitaciones en materia industrial y comercial. España desde un
principio aplicó una política de restricciones para el desarrollo indus
trial y comercial de sus provincias indianas a fin de que no se tuviera
un frente de competencia entre éstas y la metrópoli; por eso prohibió
la producción de seda, vinos, aceite de oliva y muchos productos más.
En otros casos se establecieron a favor de los peninsulares los mono
polios, llamados estancos, corno fue el caso del tabaco, la pólvora o el
mercurio. Asimismo, las industrias más prósperas como la de hilados
y tejidos, vidrio, loza, jabón, curtido de pieles y otras estaban en ma
nos de los peninsulares.
En materia de comercio también los peninsulares acaparaban
los productos provenientes del exterior. Además, sólo Sevilla y Cádiz
en España; Veracruz, Panamá, Cartagena y Portobello eran puertos
autorizados para efectuar el comercio de ultramar. Normalmente Es-
paña proveía a sus dominios indianos de vino, aceites, telas, armas,
vajillas, papel y objetos de hierro, pero llegó el momento en que ya no
pudo satisfacer las necesidades del mercado americano y entonces
tuvo que aceptar la intervención mercantil de Francia, Inglaterra, Ale-
mania y Flandes, lo cual propició cierta apertura comercial. A su vez,
la Nueva España abastecía a la metrópoli de oro, plata, cacao, azúcar,
añil, grana, pieles, etc. Las colonias tenían también restricciones comercia-
les entre sí, salvo casos específicos como el de Filipinas, que surtía al
continente de seda cruda, ámbar, perlas, porcelana, objetos de marfil
y de bronce, diamantes, clavo, canela y pimienta, principalmente.
Con el advenimiento de la casa de Borbón se produjo una mayor
apertura comercial, que se inició con la firma del Tratado de Utrecht
en 1713, el cual dio a Inglaterra una buena oportunidad para introducir
sus mercancías en América, incluido el llamado asiento de negros, es decir,
la exclusividad para vender esclavos africanos en territorio español.
Más tarde, en 1778, con la pragmática de libertad de comercio se
concluyó la época de las restricciones mercantiles con el exterior, pero
de cualquier manera los beneficios de esa libertad comercial ya no
favorecieron sino a los peninsulares debido al deterioro económico
de los otros grupos sociales.
7. El descontento de los trabajadores por las pésimas condiciones labo
rales, que provocó motines sangrientos en Puebla, Yautepec, Guana-
juato, Valladolid, San Luis de la Paz, San Luis Potosí, Uruapan y la
famosa huelga de mineros del Real del Monte, en Pachuca, en 1776.
5. Derecho insurgente 229

Esta última, culminó con la muerte de Ramón de Coca, Alcalde Mayor


de Pachuca, todo porque el dueño de estas minas, Pedro Romero de
Terreros, Conde de Regla, pretendió retirarles a sus trabajadores "el
beneficio de partido", que consistía en proporcionar parte del ex-
cedente del mineral obtenido por cada trabajador una vez cubierta la
cuota diaria del mineral. Para algunos historiadores ésta es la primera
huelga habida en tierras americanas.

Causas externas
Entre ellas destacan las siguientes:

1. La Revolución industrial, fenómeno acaecido en Europa, especialmente


en Inglaterra, a fines del siglo xvm y principios del xix, debido al
cambio en la fuerza motriz de las industrias que suplieron la mano de
obra de sus trabajadores por la fuerza del vapor y la utilización en
gran escala de las leyes de la mecánica. En consecuencia, dejaron de ser
talleres artesanales para convertirse en verdaderas fábricas, lo que
originó una sobreproducción que ya no podía ser colocada en Europa
y requería nuevos mercados, que podrían ser los del continente ame
ricano, el único que en ese momento ofrecía similitud de cultura y
costumbres con Europa en sus clases pudientes y medias.
2. Las ideas de los enciclopedistas. El enciclopedismo fue un movimien
to renovador en todos los campos del saber que se originó en Francia
a mediados del siglo xvm por aquellos autores que se propusieron
elaborar una obra que contuviera todos los conocimientos en forma
alfabetizada. Esta magna realización implicó un análisis crítico de cada
conocimiento, lo que llevó a rechazar muchas antiguas teorías para
entonces ya superadas. Este movimiento intelectual repercutió par
ticularmente en la economía, la filosofía y la política. En cuanto a la
economía, los enciclopedistas postulaban libertad de industria y de
comercio, sin la intervención del Estado y, por lo mismo, una sociedad
basada en la libre empresa, antecedente del capitalismo. En materia
política discutían el derecho divino de los reyes a gobernar, al que
sustituyeron por el principio de la soberanía popular. En otras pala
bras, hasta entonces y con el apoyo del cristianismo se tenía la convic
ción de que la soberanía, como poder supremo y original, emanaba
de Dios y su ejercicio terreno lo desempeñaba el monarca, quien lo
era por la gracia de Dios y por eso se le llamaba soberano. Pero los
enciclopedistas afirmaban que si bien la soberanía radicaba en Dios,
el ejercicio terreno de la misma estaba en el pueblo, de ahí el concep-
230 Historia del Derecho mexicano

to de soberanía popular; en consecuencia, el gobernante debía res-


ponder de sus actos primero ante el pueblo, titular de la soberanía, y
luego ante Dios, fuente original de toda soberanía. De ahí ya se des-
prendía la necesidad de cambiar el régimen absolutista de los reyes
por un gobierno de facultades reales limitadas y, en su caso, un go-
bierno abiertamente democrático, emanado del pueblo, constituido
por éste y ejercido para su beneficio y superación.
En España penetró de manera significativa el espíritu de esta
corriente, también llamada Ilustración, y así el conde de Aranda, mi-
nistro de Carlos III, en 1785 presentó al rey una memoria secreta en la
que manifestaba que la extensión de los territorios indianos, su lejanía
con España, los malos tratos de sus gobernantes y otras circunstancias
hacían casi imposible que se pudieran conservar por mucho tiempo
esas posesiones en el Nuevo Continente. Algo similar afirmaba el
obispo Abad y Queipo, de Michoacán, cuando manifestaba: "Las
Américas ya no se pueden conservar con las máximas de Felipe II."11
A su vez, el virrey duque de Linares en el informe que deja a su
sucesor hace relación del estado de decadencia moral en que se en-
contraba el reino de la Nueva España, en el que humildes y poderosos
aparentaban llevar una vida moral sana y en realidad trataban sola-
mente de lograr su beneficio a base de corrupción y de impunidad,
todo lo cual nos habla de un estado de ingobernabilidad.
Los libros de los autores más destacados de la Ilustración como
Voltaire, Rousseau, Diderot y Montesquieu fueron leídos subrepticia-
mente a pesar del celo intransigente del Santo Oficio, y precisamente
entre los miembros del clero hubo entusiastas lectores y simpatizantes
de estas ideas, como quedó demostrado al estallar la Guerra de Inde-
pendencia, que tuvo como caudillos a muchos sacerdotes y religiosos.
Además, en varios colegios se estudiaban los nuevos enfoques de la
filosofía, como sucedía en Mérida, San Miguel el Grande, Valladolid y
México.
3. El incremento de la masonería. Ésta puede considerarse una asocia-
ción secreta internacional, cuyos miembros profesan principios de
fraternidad y utilizan símbolos específicos. Algunos autores señalan
su origen en la Edad Media hacia el siglo xm y a propósito de la cons-
trucción de las grandes catedrales europeas, cuando sus artífices se
reunían en grupos secretos o logias para conservar sus conocimientos,
lo que los llevó a buscar fines más amplios y de carácter político.
11 Alfonso Toro, op. cií., pág. 27.
5. Derecho insurgente 231

Esto los hizo enfrentarse a la Iglesia y a la Corona, contra las que


siempre presentaron una actitud hostil y por eso fueron varias veces
reprimidos.
En la Nueva España se detecta con cierta precisión su presencia
desde el siglo xvm en el gobierno del virrey segundo conde de Revi-
llagigedo; se trataba de algunos franceses ligados a las logias o grupos
secretos masónicos con raíces no sólo en Francia, sino también en
Inglaterra. La Inquisición detuvo, entre otros, a Juan Laussel, cocinero
del virrey, y al doctor Durrey, al relojero Juan Estrada Larroche y a
los peluqueros Lulie y Du Roy. Más tarde, en la casa número 5 de la
Calle de las Ratas, hoy Bolívar, en la Ciudad de México, domicilio del
regidor Manuel Luyando, se fundó formalmente la primera logia
masónica del país y algunos estudiosos afirman que a ella pertenecie-
ron Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro, en cuya casa se
fraguó la conspiración de Independencia, así como el padre Hidalgo
y el capitán Allende, si bien otros autores lo niegan.
La presencia y actividad de estos grupos masónicos alentaron a
los criollos, ya de suyo sensibles a la situación política del reino, y
desde Londres en 1798 se fundó la gran reunión de América, con la
finalidad de destruir al Imperio español desde sus bases; en este mo-
vimiento participaron masones provenientes de México, Chile, Argen-
tina, Ecuador y Colombia.
La independencia de Estados Unidos de América. Como es sabido,
en 1776 en este país se firmó su acta de independencia, separándose
de la Corona inglesa. Este trascendente acontecimiento histórico tuvo su
origen precisamente en las limitaciones comerciales y económicas que la
metrópoli imponía a sus colonias del Atlántico, lo que motivó que los
ideólogos de la independencia fueran ahondando sus diferencias hasta
llegar a abanderar un movimiento separatista irreversible, en 1783, con
el tratado de paz de París. Inglaterra reconoció esa independencia y
en 1788 entró en vigor la Constitución del nuevo país, que nacía como
una República representativa y federal, dando principio con ello a la
instauración de un gobierno democrático en los tiempos modernos.
En el año siguiente, 1789, George Washington, padre de la
independencia estadounidense, se convirtió en el primer presidente
de esa nación; curiosamente España se alió con los independentistas
norteamericanos en contra de los ingleses y reconoció su indepen-
dencia desde 1779.
En los reinos indianos se trató de ocultar estos acontecimientos;
sin embargo, entre los grupos intelectuales de criollos se conocieron
232 Historia del Derecho mexicano

y divulgaron ampliamente, alentando así los proyectos independentistas


de este continente.
5. La Revolución francesa. Estalló el 14 de julio de 1789 con la toma de la
Bastilla, en el corazón de París. Como se sabe, este movimiento de
repercusiones internacionales tuvo por objeto terminar con el sistema
feudal de Europa e implementar un liberalismo acorde con los intere
ses de la burguesía francesa. Con el principio de legislar en beneficio
de los intereses del pueblo, la burguesía logró incrementar su poder
excediendo las fronteras francesas para extenderse primero por el
Viejo Mundo y luego por América. El movimiento revolucionario des
de sus orígenes, el 26 de agosto del mismo 1789, produjo la Declara
ción de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que se inspiró en
algunas de las constituciones locales de la Unión Americana, el Bill of
Rights inglés de 1689 y las ideas de Locke y de Rousseau.12 Además, la
convulsión política que provocó la Revolución francesa fue tan gran
de que generó en unos cuantos años cuatro constituciones: la de 1791,
todavía monárquica pero ya con alguna apertura democrática; la de
1793, que introduce el sufragio universal; la de 1795, que reorganiza
a la república, y la de 1799, con la influencia de Napoleón. Todo esto
hizo ver que era posible implantar nuevas formas de gobierno y que el
poder hasta entonces supremo de los reyes podía ser cuestionado y
aun suprimido para otorgar mejores perspectivas de vida a las nacio
nes, según lo proclamaban en sus obras los diversos guías de la Ilus
tración; es decir, se estaba pasando de la teoría a los hechos y se veía
que era posible hacerlo si se tomaba la decisión.
6. La intervención francesa en España. El advenimiento al trono francés
de Napoleón Bonaparte trajo, entre muchas otras consecuencias, la
intervención armada en España, lo que debilitó considerablemente
la monarquía española y contribuyó con ello al movimiento de inde
pendencia en América.

La intervención francesa y sus repercusiones


A raíz del desarrollo de la Revolución francesa y a la muerte de Luis XVI,
España declaró la guerra a Francia en 1793, pero en 1796 hizo las paces
con ella y se declaró su aliada en la guerra contra Inglaterra mediante el
tratado de San Ildefonso. En 1803 Napoleón ordenó el bloqueo continen-

12
José Luis Soberanes Fernández, Una aproximación a la historia del sistema mexicano, Fondo de Cultura
Económica, México, 1992, págs. 101 a 107.
5. Derecho insurgente 233

tal a fin de entorpecer el desarrollo comercial de ese país, y en esta pugna


de intereses, España bajo la conducción del primer ministro Manuel Godoy,
Príncipe de la Paz, firmó el tratado de Fontainebleau, por medio del cual
se permitía a las tropas francesas atravesar territorio español, ocupar sus
plazas fuertes y desplazarse con la ayuda de las autoridades ibéricas camino
a Portugal para ocupar militarmente esa nación, por no ajustarse al
bloqueo napoleónico. Sin embargo, el pueblo se amotinó en Aranjuez, lo
que precipitó la caída del primer ministro Godoy y la abdicación del rey
Carlos IV en favor de su hijo Fernando VII, al que unos meses antes el
propio Carlos IV había sometido por una rebelión en su contra. Al mismo
tiempo, el comandante Murat, duque de Berg, ocupaba Madrid con las
tropas francesas, mientras la familia real española se encaminaba a Bayona
para solicitar a Napoleón su intervención como arbitro en la disputa por el
trono entre padre e hijo, Carlos IV y Fernando VII, ya que el primero
manifestaba que había abdicado presionado por el motín de Aranjuez.
Napoleón obligó a Fernando VII a devolver la Corona a su padre Carlos
IV, y a éste a su vez lo presionó para abdicar a favor del propio Napoleón, quien
nombró rey de España e Indias a su hermano José Bonaparte, a petición
de una junta de 150 nobles españoles. A este acontecimiento se le dio el
nombre de Farsa de Bayona, si bien los tratadistas hablan de la Constitución
de Bayona de 1808, cuando en realidad fue un pacto o tratado entre el
emperador francés y la casa reinante en España.
Lo anterior provocó el descontento del pueblo español, el que sin
líderes, sin organización y casi sin armas se alzó a partir del 2 de mayo de
1808 en barricadas callejeras, que fueron reprimidas bárbaramente por
las tropas francesas.

Las juntas gubernativas

José Bonaparte fue rey de España desde 1808 hasta 1813, pero siempre
gobernó entre el descontento y los brotes de rebelión de los patriotas espa-
ñoles. La monarquía hispana debilitada y desprestigiada prácticamente era
rehén del emperador francés, quien envió a Roma a los reyes Carlos y
María Luisa y retuvo en Valencia al príncipe Fernando durante seis años.
El pueblo había iniciado su guerra de liberación y para ello se integraron
varias juntas locales de gobierno, cada una de las cuales pretendía ser la
coordinadora y responsable de las operaciones de resistencia en el país;
entre éstas destaca la de Sevilla, llamada/imto Suprema de España e Indias, si
bien sólo era reconocida en una parte de Andalucía. Más tarde se pensó en
formar una sola junta central y así surgió la junta de Aranjuez, que alcanzó
234 Historia del Derecho mexicano

prestigio tanto en la península como en América. Posteriormente se disol-


vió y en su lugar se implantó la regencia, que preparó el camino para la
formación de las cortes constituyentes de Cádiz.
Estos acontecimientos, al ser conocidos en México en junio del mismo
año 1808, hicieron ver al virrey José de Iturrigaray la necesidad de definir
la posición de la Nueva España frente a la crisis española. En otras palabras,
o se reconocía el gobierno usurpador de José Bonaparte o se declaraba la
obediencia a alguna de las juntas gubernativas integradas por los patriotas
rebeldes; en este último caso, habría que definir a cuál de ellas se
reconocería. La decisión era particularmente grave no sólo por las
repercusiones políticas del reino, sino también porque Iturrigaray estaba
arriesgando su carrera pública, ya que su nombramiento lo debía al de-
puesto primer ministro Manuel Godoy, además de que él mismo tenía fama
de corrupto, puesto que cuando tomó posesión del virreinato en enero de
1803, en el barco en que viajó a Veracruz introdujo contrabando por un
valor aproximado de 119 mil pesos y ya en el ejercicio de su investidura
se valió de todo tipo de medios para acrecentar su fortuna, a la vez que
hacía ostentación con su familia de derroche y prepotencia.
Por otra parte, en la Nueva España se habían formado a esas alturas
dos grupos políticos muy definidos: el de los peninsulares, que pretendían
sinceramente salvar al virreinato del poder francés, y el de los criollos, que
veían los acontecimientos como una oportunidad para alcanzar la inde-
pendencia política de la Nueva España. Estos dos grupos se encontraban
abiertamente enemistados y ya desde 1799 se había descubierto en la Ciu-
dad de México una curiosa conspiración denominada popularmente de los
machetes, formada por un grupo de jóvenes criollos que se reunían frecuen-
temente en el callejón de "Los gachupines" con el propósito de dar muerte
a los españoles acaudalados y al propio virrey Miguel José de Azanza.13

La conspiración de 1808

Al enterarse de la situación en Europa, los criollos manifestaron que era


conveniente formar juntas provinciales a semejanza de lo que se hacía en la
resistencia española. El Ayuntamiento de la Ciudad de México, integrado
por criollos entre los que destacaba Francisco Primo Verdad y Ramos, origi-
nario de Aguascalientes, el peruano fray Melchor de Talamantes y Francisco
de Azcárate, se postuló por proclamar el principio de soberanía popular,
afirmando que dada la vacatio regis, o ausencia de legítimos gobernantes

1
Enciclopedia de México, tomo II.
5. Derecho insurgente 235

en España, la soberanía recaía en el pueblo, el cual en uso de esa potestad


debería proclamar su independencia, si bien manifestándose solidaria con
la resistencia española. En consecuencia, el virrey Iturrigaray debía seguir
en el poder, pero no dependiendo ya de España, sino gobernando en forma
independiente y por voluntad de esa soberanía popular. Es muy importante
destacar esta idea filosófico-política que hacía resaltar por primera vez en
la Nueva España, en forma pública y abierta, el principio básico de
soberanía popular.
La propuesta del Ayuntamiento fue entregada al virrey, quien la con-
sultó con la Audiencia, la que, formada por peninsulares, la rechazó por
considerarla traidora a los intereses de España; entonces el Ayuntamiento
hizo otra propuesta en el sentido de convocar a una junta de representantes
del reino para tomar entre todos la decisión más favorable. A esas alturas el
nombre de Fernando VII como legítimo rey de España se manejaba con
mucha insistencia y de hecho era el único personaje en torno al cual se
alcanzaba algún punto de coincidencia entre las diversas facciones políti-
cas. La junta se citó para el 9 de agosto de 1808, con unas 80 personas
entre las que estaban el virrey Iturrigaray, la Audiencia, el Ayuntamiento,
el Tribunal del Santo Oficio, altos dignatarios del clero secular y regular,
así como algunos vecinos notables de la Ciudad de México.
En esa reunión habló Primo Verdad y sostuvo su idea de que puesto
que España ya no tenía auténticos monarcas, la soberanía recaía en el pueblo
de la Nueva España y éste, representado legítimamente por sus ayunta-
mientos, debía declarar su independencia de la metrópoli y conservar el
reino para cuando Fernando VII recuperara su trono. Ante tal manifesta-
ción los peninsulares se mostraron indignados, al grado que el inquisidor
decano Bernardo Prado y Ovejero declaró en alta voz que la doctrina de la
soberanía popular era herética, por lo que, con esta situación confusa y
enojosa, lo único que se logró fue proclamar a Fernando VII como legítimo
rey de España. Unos días después, el 13 de agosto, aniversario de la toma de
Tenochtitlan, se juró solemnemente a Fernando VII como monarca.
Por esos días las juntas de Oviedo y de Sevilla, por medio de repre-
sentantes, pretendieron que la Nueva España les manifestara su reconoci-
miento, por lo cual el virrey convocó a una nueva junta que se celebró el 31
de agosto, pero tampoco ahí se logró un consenso: los peninsulares apoya-
ban a Cádiz y los criollos a Oviedo, por lo que se convocó a una nueva
reunión para el 9 de septiembre. En esta ocasión los ánimos se exaltaron
aún más; el virrey Iturrigaray manifestó su deseo de renunciar, por lo que
el Ayuntamiento le rogó que continuara en el cargo, y se llegó a proponer
la convocatoria para integrar una diputación que definiera la situación del
236 Historia del Derecho mexicano

reino y determinara las facultades que deberían asumirse en sustitución de


las del Consejo de Indias. Esta propuesta provino del alcalde de corte Jacobo
Villaurrutia y fue ruidosamente rechazada por el partido peninsular. Ante
tal situación se concluyó la junta y se manifestó que se haría una nueva
convocatoria, pero ya no hubo otra reunión, pues los oidores, viendo la
abierta inclinación de Iturrigaray por el partido criollo, ya que representaba
la única opción para prolongar su propio mandato, decidieron dar un golpe
de Estado con la ayuda de Gabriel Yermo, rico comerciante vizcaíno
establecido en el mercado del Parián, en plena plaza principal de la Ciudad
de México. Este conspirador encabezaba a muchos otros comerciantes de
ese mercado, además de que por algunos negocios deshonestos había
tenido diversos enfrentamientos con Iturrigaray. Entonces los oidores
Aguirre y Bataller, el arzobispo y los inquisidores sobornaron a la guardia
del virrey y lograron penetrar al palacio virreinal, hoy Nacional, a las 12 de
la noche del 15 de septiembre de 1808. El depuesto virrey fue conducido a la
cárcel de la Inquisición y la virreina y sus hijos al convento de San Fernando;
se les decomisaron objetos valiosos por más de un millón de pesos y la
Audiencia reunida esa misma noche nombró en sustitución al mariscal
Pedro de Garibay.
A la vez se aprehendió a los miembros del Ayuntamiento, fray Melchor
de Talamantes fue conducido a las tinajas o calabozos húmedos de San
Juan de Ulúa en Veracruz, donde poco tiempo después murió víctima de
la fiebre amarilla. Este religioso mercedario había ya redactado las bases
para celebrar el congreso de diputados, así como un plan de independencia
y un escrito titulado Discurso filosófico. Primo Verdad fue internado en el
edificio del arzobispado, donde unos días después se encontró su cadáver y
se dijo que se había suicidado, lo que no ha sido probado. A Azcárate se le
tuvo preso hasta 1811, igual que a otros detenidos, algunos de los cuales
fueron remitidos a España, como el mismo Iturrigaray, al que se le
formaron dos procesos: uno por infidencia, que concluyó con la amnistía
en 1810, y el otro como juicio de residencia, en el que se le condenó a
pagar casi 400 mil pesos.
De esta manera trágica terminó la primera conspiración que pretendió
otorgar a la Nueva España su independencia, sin derramamiento de sangre
y aprovechando las circunstancias de crisis imperantes en España, con base
en el principio de soberanía popular, producto del pensamiento de la
Ilustración francesa, que venía a revolucionar la concepción medieval del
poder divino de los monarcas. Sin embargo, la agitación que todo esto
propició y el hecho mismo de la aprehensión del virrey por el que el pueblo
sentía un respeto exagerado, a pesar de sus desmanes, minó sensiblemente
5. Derecho insurgente 237

los cimientos del régimen colonial y preparó el camino para el desarrollo


de la Guerra de Independencia.

Las juntas conspiradoras


El gobierno de Pedro de Garibay fue muy breve, dada su incapacidad para
gobernar, especialmente en un momento tan difícil, por lo que fue sustituido
por el arzobispo de México, Francisco Javier de Lizana y Beaumont,
hombre de gran prestigio pero igualmente carente de habilidades políticas
y demasiado ingenuo.
Hay que tomar en cuenta que estos acontecimientos ocurridos en la
Nueva España han de ser confrontados con los que paralelamente ocurrían
en España, debido a la vinculación política que había entre ambas regiones
y más aún ante la intervención napoleónica.
El 25 de septiembre de 1808 se fundó la Junta Central instalada en
Aranjuez, que fue reconocida por el virrey Pedro de Garibay. El 22 de
enero de 1809 esa junta firmó un decreto en el que se manifestaba que las
Indias formaban parte de la monarquía y, por lo mismo, debían tener re-
presentación nacional e inmediata en lajunta Central gubernativa. En con-
secuencia, se debía nombrar un diputado por cada virreinato (Nueva España,
Perú, Nueva Granada y Río de la Plata) y uno por cada capitanía general
(Cuba, Guatemala, Chile y Venezuela). La instalación de este cuerpo de
representantes sería para el 1 de marzo de 1810, mientras que para dar
cumplimiento a la inmediatez de la representación indiana se seleccionaron
28 diputados americanos residentes en Cádiz, en calidad de suplentes.
El arzobispo-virrey Lizana y Beaumont y los miembros de la Audiencia
de México, el 4 de octubre de 1809 sortearon entre los candidatos de-
signados por los ayuntamientos de la Nueva España a uno de ellos. Resultó
electo Miguel de Lardizábal y Uribe, originario de Tlaxcala y miembro del
Consejo de Castilla, quien había radicado en España desde su niñez y era
partidario del grupo peninsular a favor de Fernando VIL
El avance de las tropas francesas sobre Andalucía obligó a la Junta
Suprema Central a salir de Sevilla con destino a Cádiz, y desde la isla de
León sus miembros se despojaron de su mando y establecieron el Supremo
Consejo de Regencia el 28 de enero de 1810: este Consejo lo integraban
cinco personas, entre ellas, en sustitución de Esteban Fernández de León,
el propio Miguel de Lardizábal y Uribe.
El 7 de mayo de 1810 el virrey Lizana y las altas autoridades del
virreinato juraron fidelidad a la regencia y publicaron en la Gaceta de México,
el 16 de mayo, el decreto para elegir diputados a cortes extraordinarias.
En el decreto se manifestaba que los ayuntamientos de las capitales
238 Historia del Derecho mexicano

provinciales designarían una terna y de ella saldría el diputado de la pro-


vincia respectiva. Dice el historiador Ernesto Lemoine:
Por supuesto quedaron muy lejos de ser la expresión literal de la voxpopuli, pero algo
tuvieron de ella y, en todo caso, significaron el comienzo de una prometedora pers-
pectiva. Porque, en primer lugar, ha de recordarse que los ayuntamientos en general
estaban dominados por los criollos; consecuentemente, de tal sector saldrían los
miembros de las ternas. Luego hubo interés entre las fuerzas vivas de cada provincia
por la composición de las ternas y muchos precandidatos fueron discutidos y analiza-
dos, incluso a nivel callejero, formándose bandos a favor o en contra de los nombres
que sonaban. No pocos aspirantes montaron verdaderas campañas preelectorales, que
aunque hoy parezcan risibles, que no lo son, sirvieron por lo menos para merecer la
concienciación política del mexicano medio.14

Así, fueron elegidos 16 diputados, uno por cada provincia: Alta


California, Baja California, Nuevo México, Sonora, Coahuila, San Luis Po-
tosí, Zacatecas, Jalisco, Guanajuato, Valladolid, México, Tlaxcala, Puebla,
Veracruz, Oaxaca y Yucatán. Casi todos eran eclesiásticos, originarios de
esas provincias y criollos. Entre ellos destacan Antonio Joaquín Pérez, Mi-
guel Ramos Arizpe y José Eduardo Cárdenas. Las elecciones se efectuaron
durante el interinato de la Real Audiencia de México, que empezó a gobernar
a partir del 8 de mayo de 1810 por renuncia del virrey Lizana y
Beaumont, siempre hostigado por los peninsulares, que ni lo respetaban
ni lo obedecían. La Audiencia gobernó hasta el 25 de agosto de ese mismo
año, en que desembarcó en Veracruz el nuevo virrey Francisco Javier
Venegas. Las Cortes de Cádiz se abrieron el 24 de septiembre en la isla de
León, y alternativamente cinco mexicanos fueron presidentes de ellas. Estas
Cortes declararon que la soberanía nacional reside en el Congreso de los
representantes de las Españas. Hacia febrero de 1811 las Cortes se trasladaron
a Cádiz, lugar en donde se incorporaron los diputados americanos.
A pesar de estar en medio de la guerra insurgente, se celebraron cinco
elecciones de diputados a Cortes entre 1810 y 1822, no obstante que entre
1814 y 1820 se mantuvo suspendida la vigencia de la Constitución de Cádiz,
que fue la obra fundamental de estas Cortes gaditanas y que tantas
repercusiones tuvo para la independencia de los reinos indianos.
Una vez fracasada la conspiración del Ayuntamiento de la Ciudad de
México de 1808, a quienes eran partidarios de la independencia del país
sólo les quedó el camino de la clandestinidad. Por eso surgieron otras juntas
conspiradoras, dos de las cuales se hicieron particularmente famosas,

Ernesto, Lemoine, "El liberalismo español y la Independencia de México", Historia de México, Salvat,
México, 1978, tomo VIII, pág. 1723.
5. Derecho insurgente 239

una por las personas que la integraban, la de Valladolid de 1809, y la otra


porque además del rango e importancia de los conspiradores logró iniciar
la Guerra de Independencia: la de Querétaro en 1810. En Valladolid
Mariano Michelena reunía en su domicilio con regular frecuencia a perso-
nas como fray Vicente de Santa María, hombre de vasta cultura y abierta-
mente partidario de las ideas del Iluminismo francés, el capitán Manuel
García Obeso y el licenciado Manuel Ruiz de Chávez, entre otros.
La idea de estos conspiradores era iniciar un movimiento armado a partir
del 21 de diciembre de ese mismo año. Para el efecto contaban con
partidarios en Celaya, San Miguel el Grande, Zamora y Guanajuato. La-
mentablemente, fueron denunciados y los principales líderes conducidos a
prisión, si bien un poco después el obispo-virrey Lizana y Beaumont les
otorgó el indulto, ya que los conspiradores manifestaron que su fin último
era mantener el reino de la Nueva España para Fernando VIL
A raíz de estos sucesos, el capitán del Regimiento de Dragones de la
reina, Ignacio José de Allende y Unzaga, formó una nueva conspiración en
San Miguel el Grande con algunos militares como Juan Aldama, José
Mariano Abasólo, Ignacio Aldama y varios más, pero pronto este núcleo
conspirador se estableció en Querétaro. Allí aumentó el número de sus
miembros y las reuniones se hacían en varios domicilios, incluida la casa
del corregidor de esa ciudad, Miguel Domínguez. El movimiento terminó
por ser encabezado por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, párroco de Do-
lores, ex rector de la Universidad de San Nicolás en Valladolid y hombre
que se había ganado el respeto de una amplia feligresía por su carácter
solidario con el pueblo. El propósito era hacer estallar la rebelión el 2 de
octubre en diversos puntos de la región, pero fueron sorprendidos y esto
precipitó los acontecimientos, de manera que la insurrección se inició en
el amanecer del domingo 16 de septiembre de 1810 precisamente en el
pueblo de Dolores, en la intendencia de Guanajuato.

Aportaciones jurídico-políticas del movimiento de Miguel Hidalgo


Una vez iniciado el movimiento insurgente, comenzó de manera paralela
la organización militar y jurídica de los independentistas. En él destacan
los acontecimientos siguientes:

1. El 16 de septiembre en el atrio de la iglesia de Dolores se lanzó la


proclama para iniciar la Guerra de Independencia, que se conoce
tradicionalmente como el Grito de Dolores, a cuya expresión exacta no
se ha podido llegar con fidelidad incuestionable. Al respecto, el histo-
riador Ernesto Lemoine afirma que tomando en cuenta documentos
240 Historia del Derecho mexicano

inmediatamente posteriores signados por el propio Hidalgo es posible


aventurar las palabras que se dijeron en esa proclama libertaria, tal
vez una introducción resaltando la humillante y vergonzosa sujeción
de los mexicanos a la península durante 300 años, la individualización
que debe hacerse del país al que ya no se va a nombrar Nueva España,
sino Nación mexicana, y la ambivalencia de conservar la nación para
el rey Fernando VII, terminando con una arenga de vivas a la religión
católica, a la patria, a la Virgen de Guadalupe y a Fernando VII, igual
que mueras al mal gobierno.15 A su vez, Alfonso Toro16 señala que el
padre Hidalgo prometió a quienes lo siguieran un peso diario si
llevaban armas y caballo y 50 centavos si iban a pie.
Este acto inicial de la Guerra de Independencia fue conmemorado
en diversas ocasiones, aun en plena guerra insurgente, por algunos
caudillos, como es el caso del cura José María Morelos, y ya en el
México Independiente se conservó la tradición, si bien en la época
del Presidente Antonio López de Santa Anna se varió la fecha de la
ceremonia del Grito a las 11 de la noche de cada día 15 de septiembre,
como se acostumbra hasta hoy. Más tarde, en Atotonilco tomó un
estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe para abanderar
su movimiento, lo que originó que los españoles nombraran a su vez
a la Virgen de los Remedios como su "Generala".
2. El 21 de septiembre entró el ejército libertador en Celaya, el que ya
para entonces estaba integrado por unos 50 000 individuos, en su
mayoría campesinos y proletarios. En esa ciudad se dieron los nom
bramientos de Capitán General o Generalísimo de América para el
padre Hidalgo y el de Teniente General para el capitán Allende, nom
bramientos a los que se les dio el carácter de un plebiscito tumultuo
so. De hecho, fueron los primeros nombramientos del ejército insur
gente. Meses más tarde, en la derrota y en camino hacia el norte del
país, en la hacienda de Pabellón, cercana a Aguascalientes, Hidalgo
fue despojado de su cargo y Allende quedó como comandante su
premo.
3. El bando suscrito por José María de Anzorena, quien fue nombrado
por Hidalgo intendente o gobernador de Michoacán, y en esa calidad,
siguiendo las indicaciones del caudillo, publicó un decreto fechado el
19 de octubre de 1810 en el que se abolía la esclavitud y el pago de

' Ernesto Lemoine, "Hidalgo y los inicios del movimiento insurgente", Historia de México, Salvat,
México, 1978, tomo VIII, pág. 1680. 1
Alfonso Toro, op. cit., pág. 67.
5. Derecho insurgente 241

tributos a todo género de castas en esa provincia. Este documento en


su parte medular manifiesta lo siguiente:

• Los dueños de esclavos y esclavas deberán proceder de inmediato a


ponerlos en absoluta libertad.
• Los liberados serán personas capaces, esto es, sujetos en plenitud
de ejercer sus derechos y de cumplir sus obligaciones.
• Queda desde ahora abolida la compraventa de esclavos, por no exi
girlo la humanidad, ni dictarlo la misericordia.
• Queda abolida para siempre la paga de tributos para todo género
de castas y, por lo mismo, ningún juez ni recaudador
exigirá 17 esta
pensión

4. La edición, desde Guadalajara, del periódico insurgente El Desperta


dor Americano o Correo Político Económico de Guadalajara, cuyo primer
número apareció el 20 de diciembre de 1810, bajo la dirección de
Francisco Severo Maldonado. Este medio de comunicación sólo al
canzó a publicar siete números ordinarios y dos extraordinarios; su
última aparición ocurrió el 17 de enero de 1811.
5. La formación del primer gobierno independiente, también en la ciu
dad de Guadalajara, encabezado por Hidalgo como Jefe Supremo de
la Nación, dándole con este carácter el tratamiento de Alteza Sere
nísima. Él a su vez nombró a dos ministros: en Gracia y Justicia José
María Chico, y en Estado y Despacho a Ignacio López Rayón, e igual
mente nombró al guatemalteco Pascasio Ortiz de Letona como agen
te diplomático ante Estados Unidos de América, a fin de negociar una
alianza ofensiva y defensiva, además de adquirir en ese país algunos
elementos de guerra y celebrar un tratado de comercio útil para am
bas naciones y cuanto más conviniese a la felicidad de los dos países.
Desgraciadamente, todo esto no se pudo siquiera intentar porque
Ortiz de Letona cayó prisionero de las fuerzas realistas. Al respecto,
hay que tomar en cuenta lo difícil de su misión, ya que la frontera con
Estados Unidos se ubicaba a la altura de Luisiana, a más de 2 000
kilómetros de Guadalajara, y se tenía además que atravesar montañas
y desiertos en medio de las filas españolas, todo lo cual implicaba
grave riesgo y gran sacrificio.

' Alfonso Toro, op. cit., pág. 83.


242 Historia del Derecho mexicano

6. El padre Hidalgo tenía la intención de crear "...Un Congreso nacional


que se componga de representantes de todas las ciudades, villas y
lugares del reino, que teniendo por objeto principal mantener nues
tra santa religión, dicte leyes suaves, benéficas y acomodadas". Asi
mismo, manifestó su deseo de elaborar una Constitución que "...Ha de
forjar nuestra felicidad".18
De la misma manera, Hidalgo consideraba que el Congreso así
formado debería dictar leyes que gobernaran con "la dulzura de pa-
dres; nos trataran como a hermanos; desterraran la pobreza, mode-
rando la devastación del reino y la extracción de su dinero, fomentaran
las artes; se avivara la industria... Y a la vuelta de pocos años disfrutaran
sus habitantes de todas las delicias que el soberano autor de la
naturaleza ha derramado sobre este vasto continente". 19
7. El 5 de diciembre de 1810 en Guadalajara se dictó un decreto por el
cual el goce de las tierras de los pueblos comunales debía ser exclusi
vo de sus habitantes.
8. El día 6 de ese mismo mes y año y en Guadalajara se refrendó el
bando de Valladolid, mediante el cual se abolía la esclavitud en toda
la Nueva España, se establecía el disfrute de las tierras comunales
para los indígenas y se extinguían los tributos, las alcabalas y los es
tancos, así como el uso del papel sellado para documentos oficiales.

La Junta de Zitáeuaro y sus aportaciones jurídico-políticas

Lamentablemente, las tropas de Hidalgo fueron derrotadas a la salida de


Guadalajara en la batalla del puente de Calderón por el general Félix María
Calleja el 17 de enero de 1811, por lo que los caudillos decidieron retirarse
hacia Saltillo, ciudad ocupada por el insurgente Mariano Jiménez. En ese
lugar Ignacio Allende otorgó a López Rayón la jefatura del ejército
insurgente mientras él estuviera ausente, puesto que se planeaba salir hacia
Estados Unidos de América en busca de apoyo para la causa. Esto último no
se llevó a cabo porque la comitiva fue sorprendida merced a la traición de
un coronel realista, Ignacio Elizondo, quien fingió ser simpatizante de los
insurgentes y de esa manera pudo aprehenderlos en las Norias de Acatita de
Bajan, cerca de Monclova, episodio que concluyó con la prisión, el juicio y
el fusilamiento de los primeros conductores de la Guerra

1
Nuestra Constitución, Historia de la libertad y soberanía del pueblo mexicano. De la Constitución de Cádiz ala
de la República Federal de 1824, Cuaderno núm. 2, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la
Revolución Mexicana, México, 1990, pág. 15.
1 ídem.
5. Derecho insurgente 243

de Independencia en la ciudad de Chihuahua, entre junio y julio de 1811.


El padre Hidalgo fue sometido a dos procesos: el inquisitorial, que lo privó
de su investidura sacerdotal, y el militar, que lo condenó a la pena capital.
Este descalabro hizo que López Rayón quedara como Jefe Supremo de la
Insurgencia, y a esas alturas el movimiento se había extendido por todo el
país, de modo que se necesitaba un centro de coordinación de las diversas
operaciones bélicas. El panorama de acciones insurgentes era el siguiente:

1. Tepic y San Blas con el padre José María Mercado, quien aunque murió
trágicamente en San Blas, dejó sembrada la insurrección en toda el
área de Nayarit.
2. León, Guanajuato, Zacatecas, Aguascalientes y San Luis Potosí con
Rafael de Iriarte.
3. El Rosario, Mazatlán, Culiacán y Guaymas con José María González
Hermosillo.
4. Toluca y Zitácuaro con Tomás Ortiz y Benedicto López.
5. Huichapan y Querétaro con los hermanos Villagrán.
6. Colima, Sayula y Zacoalco con José Antonio Torres.

En esas condiciones López Rayón avanzó hacia el sur para buscar un


lugar más seguro a fin de reorganizar la insurgencia; desde Saltillo fue a
Zacatecas y de ahí a Zitácuaro, donde estableció la Suprema Junta Guber-
nativa de América en agosto de 1811. Esta Junta se integraba con el propio
López Rayón en calidad de presidente y como vocales José María Liceaga y
Sixto Verduzco; más tarde se sumó José María Morelos y Pavón a este cuerpo
colegiado que se conoce como lajunta de Zitácuaro.
Por iniciativa de López Rayón, la Junta elaboró un proyecto muy breve
de Constitución, al que se le denominó Elementos Constitucionales, en agosto de
1811. En este documento se hace destacar que la soberanía dimana
inmediatamente del pueblo, idea que supera la de la Ilustración francesa,
según la cual la soberanía dimana de Dios; pero lamentablemente después
de este avance sorprendente en la ideología independentista, el artículo
quinto de ese ordenamiento señala que la soberanía reside en la persona
de Fernando VII y su ejercicio en el Supremo Consejo Nacional Americano,
con lo cual se cae de nuevo en la ambigüedad de considerar el reino
reservado para el monarca español. Por otra parte, en los Elementos Constitu-
cionales se afirma que la América es libre e independiente de toda otra na-
ción, que la religión católica será la única sin tolerancia de otra, esto porque
se había propagado, oficial y popularmente, que el movimiento
244 Historia del Derecho mexicano

insurgente era herético e incluso éste fue uno de los cargos de la Inquisición
sobre el cura Hidalgo. Tal vez por esa razón López Rayón, en el documento
que se analiza, afirma que el dogma será sostenido por la vigilancia del
Tribunal de la fe, es decir, que se conservaría el Santo Oficio. Así pues, en un
balance objetivo de los Elementos Constitucionales de López Rayón en-
contramos aspectos de avance y de retroceso por las razones mencionadas,
pero debemos admitir que fue un primer esfuerzo concreto para regular
constitucionalmente el ideario de la insurgencia, sin contar aún con una
experiencia venida de España, sino sólo con las noticias escuetas y parciales
procedentes de la Revolución francesa y de la guerra de independencia
estadounidense. Además, se contenían los ideales hidalguistas de sustituir
la escasez por la abundancia, la esclavitud por la libertad y la miseria por la
felicidad. Por ello se abolía la esclavitud, se reconocía la igualdad de todos
sin la oprobiosa división de castas; se otorgaba libertad de expresión y se
consideraba inviolable el domicilio. En otras palabras, aparecen ya algunos
aspectos jurídicos hoy consagrados en el rubro de garantías
constitucionales; además, entre ellas, en el art. 31 se introduce la institu-
ción del habeas corpus e igualmente se proclama la libertad de imprenta.
El Congreso se debía formar con cinco vocales, nombrados por las
representaciones de provincias, y cada vocal duraría cinco años en sus fun-
ciones. El más antiguo sería el presidente y el más nuevo el secretario, por
lo cual serían electos uno por cada año. Sus personas serían inviolables
durante su desempeño. Se establece la división de poderes y subsiste el
sistema de ayuntamientos con representantes nombrados cada tres años.
Los Elementos Constitucionales constan de un preámbulo y de 38 puntos
y concluyen diciendo que la cobardía y la ociosidad serán las únicas que
infamen al ciudadano. No obstante, el propio López Rayón se mostró luego
inconforme con su texto y en marzo de 1813 manifestó a Morelos que no
podía convenir en que se publicara en borrador, sino que era preferible
esperar a que se diera una Constitución que fuera verdaderamente tal, lo
que demuestra los cambios políticos e ideológicos drásticos y constantes que
se suscitaban en la época y la dificultad que se tenía aún para concebir un
país auténticamente independiente después de tres siglos de dominación
europea.

Aportaciones jurídico-políticas del movimiento de


don José María Morelos y Pavón

En enero de 1812 Félix María Calleja, enemigo tenaz de la insurgencia,


logró tomar la plaza de Zitácuaro, por lo que la Junta se suspendió; esto
5. Derecho insurgente 245

originó que Morelos se dedicara por sí mismo a encabezar el movimiento


independentista de mayor trascendencia en el país. Él era cura de Carácuaro
y de Necupétaro en Tierra Caliente, y cuando el padre Hidalgo se alzó en
Dolores, Morelos pretendió ser admitido en su ejército en calidad de cape-
llán. Para ello se trasladó a la población de Indaparapeo a fin de entrevistarse
con el caudillo, quien algunos kilómetros adelante, en Charo, lo nombró su
lugarteniente en el sur, con la comisión específica de tomar el puerto de
Acapulco.
Así, de manera precaria, nació la guerrilla sureña encabezada por
este famoso personaje, a cuyo movimiento podemos atribuir los siguientes
aspectos jurídico-políticos:

1. Sus hazañas militares, un total de cuatro campañas que abarcaron los


territorios de Michoacán, México, Puebla, Veracruz y Oaxaca, en las
cuales logró hacerse de un sólido prestigio como estratega y organiza
dor. Así, erigió la nueva provincia denominada de Nuestra Señora de
Guadalupe de Tecpan, en 1811, que de alguna manera se convierte
en un antecedente de las actuales entidades federativas del país.
2. Desde Oaxaca en abril de 1813 Morelos decidió lanzar una convocato
ria para que en septiembre de ese mismo año se instalara en Chil-
pancingo un Congreso nacional que sustituiría a la Junta de Zitácuaro
y que fuera representante de la soberanía nacional y centro de la auto
ridad coordinadora del movimiento insurgente en el reino; un poco
antes Morelos había expedido un reglamento de dicho Congreso,
donde se fijaban sus facultades y las bases para elegir diputados al
mismo.
Los miembros de ese Congreso serían representantes que elegiría
cada una de las provincias en las cuales había control por parte de las
tropas insurgentes. Los representantes serían electos por las juntas de
parroquia, un diputado por cada provincia; las elecciones serían
indirectas, porque al igual que en las Cortes de Cádiz pasarían por la
votación de juntas de parroquia, juntas de partido y juntas de provincia.
En caso de que por razones de guerra alguna de estas provincias
no pudiera efectuar elecciones, el propio Morelos determinaría el nom-
bre del representante de la misma.
El Congreso llamado de Anáhuac, que se declaró a sí mismo Su-
premo Congreso Nacional de América, quedó instalado formalmente
el 14 de septiembre de 1813 en la catedral de Chilpancingo (cuadro
5.2).
246 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 5.2. Integración del Supremo Congreso Nacional de América.

Diputado Provincia Tipo de


nombramiento
José María Murguía Oaxaca electo

José Manuel Herrera Tecpan electo


Ignacio López Rayón Guadalajara designado
José Sixto Verduzco Michoacán designado
José María Liceaga Guanajuato designado
Andrés Quintana Roo Puebla designado
Carlos María Bustamante México designado
José María Cos Veracruz designado

Los tres últimos diputados que se mencionan en el cuadro 5.2 en


calidad de suplentes, además de Cornelio Ortiz de Zarate y Carlos
Enrique del Castillo, quienes se desempeñaban como secretarios. 3. Para
iniciar los trabajos del Congreso, Morelos dio a conocer un documento
firmado por él y que se conoce como Sentimientos de la Nación. Consta de
23 puntos, en donde se declara que la soberanía dimana inmediatamente
del pueblo, que el ejercicio del gobierno se divide en tres poderes, el
legislativo, el ejecutivo y el judiciario; las provincias elegirían a sus
vocales y éstos a los demás, que funcionarían cuatro años, turnándose
alternativamente, y que todos los electos serían sujetos sabios y de
probidad. Se declara también que la América sería libre e independiente
de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía; que la religión
católica sería única sin tolerancia de ninguna otra; que los empleos los
obtuvieran sólo los americanos; que las leyes obliguen a la constancia y
al patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia y de tal suerte se
aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la
ignorancia, la rapiña y el hurto; que la ley sea general; que se respete el
domicilio de las personas y que quede abolida la esclavitud y la tortura;
que se protegieran las propiedades; que se abolieran las castas y la
infinidad de tributos, pues con que cada individuo pagara al Estado 5%
de sus ganancias y se administraran bien esos recursos, éste podría
sufragar sus gastos; e igualmente que se solemnizaran el 16 de septiembre
y el 12 de diciembre de cada año como fiestas relacionadas con el inicio
de la Independencia el primero y como conmemoración de la patrona de
la causa insurgente, la Virgen de Guadalupe, el segundo.
5. Derecho insurgente 247

4. A pesar de que en el Congreso se presentaron ideas controvertidas en


torno a todos estos aspectos, el 6 de noviembre de 1813 se firmó el
Acta de la declaración de la Independencia de América Septentrional, redactada
por Carlos María de Bustamante, en donde se manifestó que América
ha recuperado su soberanía usurpada y en tal virtud queda rota para
siempre jamás y disuelta la dependencia del trono español. Esta de
claración de Independencia fue ratificada en Chilpancingo en 1814.
5. El Congreso nombró a Morelos Generalísimo y encargado del Poder
Ejecutivo, dándole el tratamiento de Alteza, que el caudillo declinó y
cambió por el de "Siervo de la Nación". En el pensamiento de Morelos
se encuentra muy claramente fundamentada la supremacía del Poder
Legislativo sobre los otros dos poderes, el Ejecutivo y el Judicial. Por
esa razón, en ejercicio del Poder Ejecutivo subordinó sus decisiones a
las del Congreso y fue tan congruente en esa manifestación de acata
miento, que precisamente en su afán de custodiar a los miembros del
Congreso en medio de las dificultades de la guerra contra los realis
tas, sacrificó su propia seguridad y cayó prisionero en 1815 en Tesma-
laca, en los límites de Puebla y Guerrero.
6. En Oaxaca fundó Morelos un periódico para divulgar las ideas insur
gentes, con el nombre de El Correo Americano del Sur, bajo la dirección
del cura José Manuel Herrera y de Carlos María de Bustamante. Este
periódico tuvo tal difusión que algunos de sus ejemplares llegaron
hasta la capitanía general de Guatemala.
A partir del documento Sentimientos de la Nación y de diferentes
cartas y proclamas del Generalísimo Morelos, es posible sintetizar su
pensamiento de la manera siguiente:

a) En lo político. Se establece una verdadera independencia nacional,


una independencia total y no mediatizada, en la que ya no se alude a
Fernando VII como gobernante del país. Esta ruptura con la posición
inicial del movimiento insurgente originó el distanciamiento entre
López Rayón, que insistía en conservar la apariencia de unión con el
monarca español, y Morelos, que manifestaba la necesidad de inde
pendencia absoluta. De la misma forma, se manifiesta una soberanía
que dimana originalmente uel pueblo y que se deposita en sus legíti
mos representantes. Se dice que el ejercicio del gobierno se desarro
llará en tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judiciario, que actuarán
con autonomía pero con preponderancia del Legislativo.
b) En lo económico. La idea de Morelos consistía en moderar la opulen
cia y la indigencia y aumentar el jornal del pobre, además de que se
248 Historia del Derecho mexicano

suprimieran las alcabalas, los monopolios y los tributos. Se establece


con toda precisión que cada uno debe trabajar para ganar su sustento,
evitando la ociosidad, y se menciona la necesidad de devolver sus
tierras a los campesinos y a los pueblos para su cultivo, declarándose
enemigo del acaparamiento de tierras. De ese modo, Morelos alcanzó
a vislumbrar que un problema fundamental del país era la desigualdad
económica.
c) En lo social. Se pronuncia por la abolición de la esclavitud y de las
castas y por la igualdad de todos ante la ley, a la vez que se ordena que
los empleos los obtengan sólo los americanos. Por eso, en un escrito
titulado Medidas políticas que deben tomar los jefes de los ejércitos america
nos afirmaba lo siguiente: "deben considerarse como enemigos de la
nación y adictos al partido de la tiranía todos los ricos, nobles y em
pleados de primer orden, criollos y gachupines, porque éstos tienen
autorizados sus vicios y pasiones en el sistema de legislación euro
pea". Por tanto, dispone que se despoje de sus bienes a los acomoda
dos y se repartan entre los pobres y la caja militar; que se derriben los
edificios y se quemen los archivos, porque para reedificar es necesa
rio destruir; que se fraccionen entonces las grandes haciendas, por
que el beneficio de la agricultura consiste en que muchos puedan
subsistir con su trabajo e industria, y no en que un solo particular
tenga mucha extensión de tierras infructíferas esclavizando a millares
de gentes para que cultiven por fuerza en la clase de gañanes o escla
vos, cuando pueden hacerlo como propietarios de un terreno limita
do, con libertad y beneficio suyo y del pueblo.20
d) En lo jurídico. Se manifiestan ya algunas garantías constitucionales,
como la abolición de la tortura y el respeto a la propiedad individual,
la inviolabilidad del domicilio y la moderación en el pago de impues
tos. De igual manera, se expresa que las leyes deben ser generales y
obligar a la constancia y al patriotismo.
é) En lo religioso. Hay una intolerancia absoluta pues sólo se admite la
religión católica; de la misma forma, se obliga al pago del diezmo,
aunque se suprimen las obvenciones parroquiales.
7. La labor más importante del Congreso de Anáhuac se llevó a cabo
cuando Morelos lo convocó para reunirse, esta vez en Apatzingán. Ese
Congreso lanzó desde Tiripitío, el 15 de junio de 1814, un manifiesto
a la nación en el que informaba sobre su labor de redactar una Consti-
tución.

1 Alfonso Toro, op. cit., pág. 178.


5. Derecho insurgente 249

La Constitución se llamó Decreto constitucional para la libertad de la


América Mexicana, conocido popularmente como Constitución de
Apatzingán, promulgada el 22 de octubre de 1814 en esa ciudad. Se
trata de la primera Constitución mexicana, si bien careció de vigencia
porque unos meses después Morelos fue hecho prisionero y fusilado.
Los firmantes fueron José María Liceaga, en su carácter de presidente
del Congreso, José Sixto Verduzco, José María Morelos, José Manuel
Herrera, José María Cos, José Sotero Castañeda, Cornelio Ortiz de
Zarate, Manuel Alderete y Soria, José Antonio Moctezuma, José María
Ponce de León y Francisco de Argandar. Los secretarios fueron
Remigio de Yarza y Pedro José Bermeo. Se sabe que también partici-
paron en la elaboración del texto constitucional Ignacio López Rayón,
Manuel Sabino Crespo, Andrés Quintana Roo, Antonio Sesma y
Carlos María de Bustamante, pero no pudieron firmar por estar au-
sentes el día de la promulgación.
Este documento consta de las dos partes básicas de toda Constitu-
ción: la dogmática y la orgánica. La primera contiene 41 artículos que
tratan de religión, soberanía, ciudadanos, la ley, los derechos del hom-
bre y las obligaciones de los ciudadanos. La segunda parte está con-
formada por 196 artículos en los que se reglamenta la organización y
las funciones de los poderes públicos.
Se establece que la soberanía es imprescriptible, inenajenable e
indivisible, y que radica originariamente en el pueblo y su ejercicio en
la representación nacional compuesta de diputados elegidos por los
ciudadanos. También se dice que la sociedad tiene el derecho de alte-
rar, modificar o abolir su gobierno cuando su felicidad lo requiera.
La división de poderes queda normada en los arts. 11 y 12.
Se consagra la igualdad social, el derecho de propiedad, el derecho
de elección, la inviolabilidad del domicilio, el derecho al trabajo, el
derecho a la educación, la libertad de expresión, el que las penas sean
necesarias, moderadas y personales; el derecho de audiencia, el que
todo individuo se reputa inocente hasta que no se le demuestre lo
contrarío, el que la ley determine los delitos y que al ciudadano en
juicio se le cumplan las formalidades marcadas por la ley; el que las
expropiaciones solamente se efectúen por causa de utilidad pública y
mediante justa compensación, las reglas que deben cumplirse para
las ejecuciones civiles y visitas domiciliarias, y otros derechos más que
dan a este histórico documento el carácter de avanzado para su época
y circunstancia. También se estableció que son ciudadanos de América
todos los nacidos en ella y los extranjeros católicos que no se opon-
250 Historia del Derecho mexicano

gan a la libertad y obtengan su carta de naturaleza. Esa ciudadanía se


podía perder por herejía, apostasía y lesa nación, y se suspendería por
sospecha vehemente de infidencia. La integración de los tres poderes
queda determinada con los elementos siguientes: Supremo Congreso
Mexicano, Supremo Gobierno y Supremo Tribunal de Justicia, todos
ellos sujetos a juicio de residencia para delimitar su responsabilidad
en el desempeño de su ejercicio. Al Poder Legislativo se le dan amplias
facultades al considerarlo el centro de los poderes o el poder funda-
mental. Se nominaría a un diputado por cada provincia para el Con-
greso y a un elector por parroquia; para ser diputado se requería ser
ciudadano de 30 años de edad, gozar de buena reputación, patriotismo
y luces no vulgares para desempeñar las augustas funciones de este
empleo. Subsisten para integrar el Congreso las juntas electorales de
parroquia, de partido y de provincia; se trata entonces de un sistema
de elecciones indirectas de tercer grado.
El Ejecutivo se deposita en tres sujetos y se le denomina Supremo
Gobierno. Este triunvirato sería igual en autoridad y se alternarían por
cuatrimestres en el ejercicio de la presidencia, tratando de esa manera
evitar la tiranía de un solo individuo, preocupación que ya manifesta-
ban varios caudillos de la época, incluido Simón Bolívar en América
del Sur. Para integrar el triunvirato el Supremo Congreso debía elegir
en sesión secreta, por escrutinio y a pluralidad absoluta de votos, a
seis individuos, para que en una segunda vuelta fueran votados tres de
entre ellos.
Jurada la Constitución, se integró el Poder Ejecutivo que recayó en
las personas de José María Cos, José María Morelos yjosé María Liceaga.
De igual manera, en la población de Ario se instaló el Tribunal Supre-
mo de Justicia y se nombró a José Manuel Herrera para que intentara
entablar relaciones diplomáticas con Estados Unidos de América.
En cuanto al territorio de las provincias de la América Mexicana,
se consideraba integrado por México, Puebla, Tlaxcala, Veracruz,
Yucatán, Oaxaca, Tecpan, Michoacán, Querétaro, Guadalajara,
Guanajuato, Potosí (sic), Zacatecas, Durango, Sonora, Coahuila y el
Nuevo Reino de León.
Esta Constitución fue tan mal vista por los realistas que el ya para
entonces virrey, Félix María Calleja, ordenó que se le quemara pública-
mente. Y en realidad careció de vigencia, como se señaló anteriormente,
por la caída del Generalísimo en 1815, pero sirvió de antecedente
básico para futuros textos constitucionales del país, y de profunda raíz
nacional.
5. Derecho insurgente 251

8. El destacado constituyente José María Cos Pérez, sacerdote y doctor en


teología de origen zacatecano y miembro del triunvirato del Poder Eje
cutivo, como ya se dijo, publicó en Sultepec el periódico insurgente El
Ilustrador Americano, donde publicó su célebre Plan de Paz y Guerra.
Éste se divulgó ampliamente junto con el Edicto importante de los daños
causados por la insurrección, dirigido a evitar la nueva anarquía que nos ame
naza si no se dividen con equidad entre deudores y acreedores los daños causa
dos por la insurrección, y no se pone modo y término en las ejecuciones, escrito
por el obispo de Michoacán Manuel Abad y Queipo; ambos documen
tos fueron otros tantos puntos de orientación e influencia en el pensa
miento de los insurgentes en la etapa del Generalísimo Morelos.
9. El gran desarrollo militar mostrado por la insurgencia en la época de
Morelos se vio muy favorecido por los trabajos realizados por una
sociedad secreta de simpatizantes del movimiento, que actuaban en
forma clandestina sobre todo en las zonas urbanas, infiltrando varios
de sus elementos en las altas esferas de la administración, de la Iglesia
y de la sociedad. En general, este grupo fue conocido con el nombre
de los Guadalupes, quienes ingeniosamente hacían llegar a los campa
mentos insurgentes diversos recursos e informes valiosos para la cau
sa. Lucas Alamán cuenta que algunas damas de la Ciudad de México,
con el pretexto de pasar un día de campo en San Agustín de Las
Cuevas, hoy Tlalpan, llevaron a los patriotas, en canastas de mimbre,
toda una imprenta para difundir sus proclamas. Lo anterior nos hace ver
que la causa independentista ganaba día a día partidarios en diferen
tes sectores del país. Entre sus miembros se contaban también algunos
nobles como los condes de Medina, de la Valenciana, de la Presa de
Jalpa, de Regla y de San Juan de Rayas y los marqueses de Valle Ame
no, de San Miguel de Aguayo y de Guardiola, así como el padre
Belaunzarán, quien detuvo la matanza ordenada por Calleja al tomar
la ciudad de Guanajuato en la época del padre Hidalgo, y algunas
damas destacadas en la historia nacional como Josefa Ortiz de
Domínguez, Leona Vicario, Gertrudis Bocanegra de Lazo de la Vega,
fusilada en Pátzcuaro, Margarita Peimbert y muchas personas más. A la
muerte de Morelos sus actividades disminuyeron considerablemente.
10. Cuando el Congreso se encontraba en Puruarán, Michoacán, emitió
un decreto el 3 de julio de 1815 en el que se determinaban las carac-
terísticas de la bandera nacional, con cuadros en azul y blanco en las
orillas y en la parte central un águila devorando una serpiente, posada
de frente sobre una arcada de acueductos con las letras V.V.M. (Viva
la Virgen María) y la leyenda en latín "oculis et unguibus aeque
252 Historia del Derecho mexicano

victriz" (vencedora con los ojos y con las uñas). Es, por tanto, la pri-
mera vez que se hace uso de la representación del origen de la capital
azteca como escudo de la nación. Igualmente debe observarse que
fue el grupo de colaboradores cercanos del Generalísimo el primero
en hablar de la América Mexicana para designar al país y no de América
o de América Septentrional, como se hacía en el tiempo del padre Hi-
dalgo y de López Rayón. Por lo mismo, el nombre y el escudo nacional
pueden con justicia atribuirse a Morelos. Por cierto, la bandera de
Puruarán fue izada por primera vez en acción naval en junio de 1816,
cuando la goleta patriota de Juan Galván capturó cerca de Coatza-
coalcos a la corbeta española Numantina.

La Constitución de Cádiz

Morelos fue hecho prisionero en Tesmalaca, conducido a la Ciudad de


México y sometido ajuicio inquisitorial que lo condenó a perder su inves-
tidura sacerdotal, y ajuicio militar que lo sentenció a la pena capital. Fue
ejecutado en San Cristóbal Ecatepec, hoy Ecatepec de Morelos, el 22 de
diciembre de 1815.
A su muerte el movimiento insurgente decayó considerablemente y se
desarrolló en guerra de guerrillas, que también fueron perdiendo fuerza,
con algunos aspectos más o menos destacados como la expedición realizada
por el español Francisco Javier Mina desde Tamaulipas hasta Guanajuato, que
terminó con su aprehensión y fusilamiento.
Pero aún los insurgentes intentaron reanimar el sistema de juntas para
centralizar las operaciones guerrilleras. Así surgió la Junta de Jaujilla, en
Michoacán, que luego se trasladó a Huetamo, pero ya no fue posible conti-
nuar sus trabajos y sus integrantes José Pagóla, Pedro Villaseñor, Mariano
Sánchez Arrióla y Pedro Bermeo fueron aprehendidos por los realistas.
Igual suerte corrieron López Rayón, Nicolás Bravo y Sixto Verduzco, entre
otros. Mientras muchos guerrilleros insurgentes se atenían a la política de
indultos establecida por el virrey Juan Ruiz de Apodaca, lo que disminuyó
aún más la actividad rebelde, otros personajes continuaban desesperada-
mente su resistencia, como Vicente Guerrero, Pedro Ascencio, Manuel Félix
Fernández, mejor conocido como Guadalupe Victoria, y algunos más.
Es necesario recordar que paralelamente al desarrollo de la Guerra
de Independencia en este continente, en España se llevaba a cabo la guerra de
liberación contra el invasor francés y la formulación de una Constitución,
que fue jurada el 19 de marzo de 1812 con el nombre de Constitución Poli-
5. Derecho insurgente 253

tica de la Monarquía Española y es conocida popularmente como Constitu-


ción de Cádiz o de 1812.

El Congreso Constituyente

Como es sabido, a ese Congreso Constituyente, llamado Cortes de Cádiz,


acudieron por votación de sus distritos, representantes no sólo de España,
sino también de los reinos de Indias, lo que se dio en llamar las Españas.

Características generales de la Constitución de Cádiz

En este histórico texto constitucional encontramos, entre lo más destaca-


do, lo siguiente:

Art. lo. La nación española es la reunión de todos los españoles de ambos


hemisferios.
Art. 3o. La soberanía reside esencialmente en la nación.
Art. 5o. Son españoles:
a) todos los hombres libres nacidos y avecindados en los domi
nios de las Españas y los hijos de éstos.
b) los extranjeros que hayan obtenido de las Cortes cartas de na
turaleza.
c) los que sin ella lleven diez años de vecindad, ganada según la
ley en cualquier pueblo de la monarquía.
d) los libertos desde que adquieran la libertad en las Españas.
Art 13 El objeto del gobierno es la felicidad de la nación.
Art
. 14
. El gobierno de la nación española es una monarquía moderada
.Art .15 hereditaria.
s 15 , 16 y 17. Establecen la división de facultades, de esta manera:
• Hacer leyes: las Cortes del rey
• Ejecutar las leyes: el rey
• Aplicar las leyes: los tribunales civiles y criminales.
Art. 18. Son ciudadanos aquellos españoles que por ambas líneas traen su
origen de los dominios españoles de ambos hemisferios y estén
avecindados en cualquier pueblo de sus dominios.
Art. 19. El extranjero que gozando ya de los derechos de español obtuviera
de las Cortes carta especial de ciudadano.
Art. 20. Para ello debe estar casado con española y haber fijado en las
Españas alguna invención, o industria apreciable, o adquirido bie-
nes raíces que paguen contribución directa, o un comercio con
254 Historia del Derecho mexicano

capital propio y considerable, o hecho servicios en bien y defensa


de la nación.
Art. 21. Los hijos legítimos de extranjeros domiciliados en las Españas que
habiendo nacido en ellas no hubieran salido nunca sin licencia
del gobierno y teniendo 21 años se hayan avecindado en algún
lugar de ellas y tengan un oficio, profesión o industria útil.
Art. 22. A los españoles nacidos en África, sólo por realizar servicios a la
patria y por ser talentosos y de buena conducta, que sean hijos
legítimos de matrimonio de ingenuos y casados con mujer inge-
nua y avecindados en las Españas con un trabajo útil y capital
propio.
Art. 24. La ciudadanía española se pierde por:
1. Naturalizarse en otro país.
2. Admitir empleo en otro gobierno.
3. Sentencia de penas infamantes.
4. Residir cinco años fuera sin licencia del gobierno.
Art. 25. La ciudadanía española se suspende por:
1. Interdicción por incapacidad física o moral.
2. Ser deudor quebrado o de los caudales públicos.
3. El estado de sirviente doméstico.
4. No tener empleo o modo de vida conocido.
5. Ser procesado criminalmente.
Por cierto, a partir de 1830 para recuperar esa ciudadanía debería el
interesado saber leer y escribir. Art. 27. Se define a las Cortes como la
reunión de todos los diputados que
representan a la nación nombrados por los ciudadanos. Art.
104. Se reunirán todos los años en la capital del reino a partir del
primero de marzo y por tres meses consecutivos. Art. 108. Sus miembros
se renovarán en su totalidad cada dos años. Art. 110. Los diputados no
podrán reelegirse Sino mediando otra diputación.
Arts. 35 a 103. La elección de diputados a Cortes es indirecta, no existen
organismos electorales, el sufragio es secreto y se desarrolla en
tres niveles:
a) Juntas electorales de parroquia, con todos los ciudadanos
avecindados y residentes en el territorio de cada parroquia; se
toman en cuenta las circunscripciones religiosa-administrativa.
Por cada 200 vecinos se nombraría un elector parroquial; el
voto sería de viva voz ante una mesa directiva integrada por un
presidente, un secretario y dos escrutadores.
5. Derecho insurgente 255

b) Juntas electorales de partido, integradas por los electores


parroquiales elegidos anteriormente. Se elegirían tres electo
res de partido por cada diputado por elegir, tomando en cuen
ta que sería un diputado por cada 60 000 personas.
c) Juntas electorales de provincia, que se reunirían en las capita
les de cada provincia. Se integraban por los electores de parti
do y elegían a los diputados de provincia con sus suplentes.
Tanto en las juntas de partido como en las de provincia se re
quería la mayoría absoluta de votos, es decir, la mitad más uno
de los electores respectivamente.
Para ser diputado a Cortes se necesitaba ser ciudadano mayor
de 25 años, nacido en la provincia que representara o con una
residencia en ella de por lo menos siete años y tener una renta
anual proporcionada, procedente de bienes propios. La califi-
cación de las elecciones de los diputados a Cortes la haría la
propia Corte que pretendieran integrar, es decir, se daba un
sistema de autocalificación, forma que subsistió en México hasta
la reforma electoral de 1993.
Debemos recordar que en la Nueva España, con base en
estos ordenamientos gaditanos, se efectuaron elecciones rui-
dosas y desordenadas el domingo 29 de noviembre de 1812,
mientras el país estaba en plena guerra insurgente. El cómputo
se concluyó a las 20:30 horas y resultaron electos en forma ma-
yoritaria personas del partido criollo como Jacobo de
Villaurrutia, José Manuel Sartorio y José María Alcalá, entre
otros.
Arts. 309 a 323. Subsisten los ayuntamientos y se elegirían sus miem bros
por un año por pluralidad absoluta de votos de los ciudada nos del
lugar. Se permitía la reelección, pero con dos años de intermedio.
Arts. 324 a 337. Se formarían diputaciones provinciales para limitar el
poder centralista del virrey y de la Real Audiencia. La Nueva España
contaría con seis de estas diputaciones: las de México, San Luis Potosí,
Guadalajara, Mérida, Monterrey y Durango. Con ello se estaba propi-
ciando, para el futuro, la implantación de un régimen federalista y la
ciudadanía comenzaba a convertirse en una fuerza política básica. Por
eso Miguel Ramos Arizpe, después conocido como el padre del
federalismo mexicano, pugnaba por la formación de esas diputaciones
provinciales, si bien las autoridades españolas hicieron todo lo posible
por posponerlas y finalmente no establecerlas.
256 Historia del Derecho mexicano

En materia de derechos individuales, la Constitución de Cádiz es de


tendencia progresista para su época. Por ejemplo, se pronuncia contra
las detenciones arbitrarias, contra la tortura, la esclavitud, la confisca-
ción, y a favor de la inviolabilidad del domicilio, de la equidad en materia
de impuestos, de la individualidad de la pena, del beneficio de la
libertad bajo fianza, de la publicidad del proceso, etcétera.

Leyes reglamentarias

La Constitución de Cádiz fue la primera que rigió formalmente a México,


todavía con el nombre y el régimen de la Nueva España. Además, de ese
texto constitucional se desprendieron luego otras leyes reglamentarias:

Noviembre de 1810. Libertad de imprenta


Diciembre de 1810. Abolición de la esclavitud
Marzo de 1811. Agricultura e industria en América
Marzo de 1811. Abolición del tributo de los indios y reparto de tierras
Abril de 1811. Abolición de la tortura
Agosto de 1811. Abolición de los privilegios de los señoríos
Noviembre de 1811. Igualdad de criollos y de peninsulares y libertad
económica
Enero de 1812. Abolición de la pena de la horca Enero de 1812.
Admisión de negros y mulatos en la universidad Mayo de 1812.
Ayuntamientos constitucionales Mayo de 1812. Exclusión de
eclesiásticos en cargos municipales Octubre de 1812. Proceso
penal
Noviembre de 1812. Jurisdicción castrense, religiosa y ordinaria
Noviembre de 1812. Abolición de la mita y otras formas de servidum-
bre indígena
Enero de 1813. Reducción de baldíos y terrenos comunes Febrero de
1813. Abolición de la Inquisición y nacionalización de sus
bienes
Marzo de 1813. Responsabilidad de empleados públicos
Junio de 1813. Servicio militar general Junio de 1813.
Libertad de gremios Junio de 1813. Derechos de autor
Noviembre de 1813. Abolición de la pena de azotes
Noviembre de 1813. Supresión de las misiones de
religiosos
5. Derecho insurgente 257

Como se advierte, algunas de estas leyes son anteriores y otras poste-


riores, propiamente reglamentarias a la promulgación de la Constitución de
Cádiz en 1812, por lo que más bien se debe hablar de leyes preconstitucionales
y posconstitucionales.
En cuanto a la supresión de la Inquisición, se sustituyó por unos tribu-
nales defensores de la fe. En 1814 se reabrió la institución y finalmente se
cerró en 1820.
La Constitución de Cádiz consta de 384 artículos y las repercusiones po-
líticas que tuvo tanto en España como en América son fundamentales tanto
para implantar el liberalismo en España como para consumar la guerra de
insurgencia en nuestro continente,

Derogación y nueva proclamación

Cuando cayó el Imperio de Napoleón, Fernando VII volvió al trono español,


aclamado por un pueblo deseoso de restaurar plenamente su soberanía; en
esa virtud el monarca anuló las Cortes del reino y la Constitución de Cádiz. Por
tanto gobernó el país en forma absolutista durante aproximadamente seis
años, porque en enero de 1820 estalló una rebelión en su contra en Cabezas
de San Juan Andalucía, al frente de la cual se encontraba el comandante del
batallón de Asturias, Rafael Riego. Este movimiento casi de inmediato fue
secundado en diferentes lugares, hasta que el 9 de marzo de 1820 Fernando
VII terminó jurando la Constitución de Cádiz, que de esta manera se ponía
otra vez en vigor, lo que obligó a que las autoridades indianas la juraran
también. Así sucedió en la Ciudad de México, donde el virrey Juan Ruiz de
Apodaca, de común acuerdo con el arzobispo y otras autoridades civiles y
religiosas, trató de ocultar la noticia del triunfo de la rebelión de Riego, pero
cuando las autoridades de Mérida, Campeche y Veracruz juraron la Constitu-
ción, no le quedó más remedio que hacer lo mismo en la plaza principal de
la capital del virreinato el 31 de mayo de 1820. A partir de ese momento la
plaza aludida se denominó, como hasta la fecha, Plaza de la Constitución; en
consecuencia, y acorde con la propia Constitución, dejó de ser virrey y se con-
virtió en jefe político superior y capitán general.

Repercusiones políticas

Hacia julio de ese año se reabrieron las Cortes y la Nueva España envió a
ellas personajes de reconocida fama liberal como Miguel Ramos Arizpe,
José Mariano Michelena, José María Couto, Manuel Cortázar, Francisco
Fagoaga, José María Montoya y Juan de Dios Cañedo.
258 Historia del Derecho mexicano

Se suprimió la Inquisición, ahora sí de manera definitiva, y de sus


calabozos lograron salir con vida algunos presos políticos simpatizantes de la
insurgencia, entre ellos fray Servando Teresa de Mier. La libertad de im-
prenta volvió a implantarse como en la época del virrey Francisco Javier
Venegas, y al igual que en aquel tiempo personas como Joaquín Fernández
de Lizardi, quien editó el celebre periódico El Pensador Mexicano, editaron
numerosos folletos y periódicos en contra de la monarquía española; tal
fue el caso de El Juicio de los Locos, Las Zorras de Sansón, La Balanza de
Astrea, El Limpio de Corazón Piensa que Todos lo Son, Alerta a los Mexicanos y
otros más editados en México, Puebla, Veracruz y Guadalajara, algunos de
los cuales eran francamente de mal gusto y agresivos.
Ante todos estos acontecimientos los peninsulares decidieron actuar
propiciando la Independencia de México, pero para que en su gobierno
independiente se propusiera al propio Fernando VII a fin de que gobernara
sin la presión de la rebelión liberal de España y, desde luego, sin la
Constitución de Cádiz. Al respecto existía el antecedente de lo acontecido
con la familia real de Portugal cuando Napoleón invadió ese país en 1808.
Entonces el príncipe regente Juan VI salió con su familia y sus principales
colaboradores hacia Brasil, en donde permaneció hasta 1821, y en 1815
esta colonia fue declarada Reino Unido al de Portugal, pero a raíz del
regreso de Juan VI a Europa, su hijo Pedro lanzó el llamado Grito de Ipiranga
y proclamó la independencia de Brasil, que nació como Imperio, precisa-
mente con la Corona de Pedro I.

La consumación de la Guerra de Independencia

En la sacristía de la iglesia de la Profesa, ubicada en el centro de la Ciudad


de México, comenzó a reunirse un grupo de individuos pertenecientes a
las altas esferas del ejército y del clero, encabezados por el canónigo Matías
de Monteagudo, miembro del Tribunal de la desaparecida Inquisición, to-
dos ellos inconformes con que en España Fernando VII hubiera tenido
que aceptar la Constitución liberal de Cádiz. Ésta daba un golpe mortal a
sus intereses y a sus privilegios, de manera que formaron un grupo conocido
como la conspiración de la Profesa, que pretendía consumar la Independencia
de México a fin de ofrecer la Corona a Fernando VII. Para llevar a cabo
este propósito se pidió a Agustín de Iturbide que fuera la cabeza visible
del movimiento subversivo.
Iturbide era un criollo nacido en Valladolid, hoy Morelia, que comba-
tió con denuedo a los insurgentes y en gran medida contribuyó al debilita-
5. Derecho insurgente 259

miento militar del Generalísimo Morelos. Había llegado a ser coronel y


comandante del ejército del norte con sede en Guanajuato, en esa localidad
se caracterizó por extorsionar a los comerciantes lugareños y realizar malos
manejos en las partidas puestas a su administración, de tal suerte que fue
relevado del cargo y sometido a proceso, del que obtuvo una sentencia
favorable, si bien el escándalo que esto provocó aún perduraba por los días
en que ingresó en el grupo de la Profesa.
El virrey Juan Ruiz de Apodaca se vio entonces en la necesidad de
sustituir al coronel José Gabriel Armijo, comandante del ejército del sur, y
por recomendación y presiones de Matías de Monteagudo nombró a
Iturbide en ese puesto, con la comisión específica de terminar con la guerrilla
de Pedro Ascencio y de Vicente Guerrero, quienes mantenían interrumpido
el tránsito de mercaderías por el camino hacia el puerto de Acapulco.
Al principio Iturbide trató de combatir a los rebeldes, pero sufrió dos
derrotas importantes, una en Tlatlaya y otra en la Cueva del Diablo. A raíz
de estos sucesos, decidió cambiar de estrategia y comenzó a intercambiar
correspondencia con Guerrero a fin de atraerlo a su causa. Para ello solicitó
al jefe insurgente una entrevista, que se llevó a cabo el 10 o el 14 de marzo de
1821, en Acatempan, población perteneciente al municipio de Telo-
loapan, si bien antes, desde Iguala, hoy de la Independencia, Iturbide había
proclamado su famoso Plan de las Tres Garantías o de Iguala, por lo que
Vicente Guerrero sólo fue invitado a sumarse a esta nueva corriente política
tendiente a lograr la Independencia de México.

El Plan de la Profesa

La idea original de los conjurados de la Profesa era que en virtud de que


Fernando VII se había visto obligado a jurar la Constitución de Cádiz por la
rebelión de Rafael de Riego, esta Constitución no debía ser obedecida en
México y el virrey Apodaca debería continuar al frente del gobierno en nombre
del soberano de España, regido por las Leyes de Indias e independiente de
las decisiones de las Cortes españolas. En lo general, esta estrategia era muy
parecida a la que proponían los miembros del Ayuntamiento de la Ciudad
de México en 1808 encabezados por Francisco Primo Verdad, pero con la
diferencia que aquel movimiento era planteado y desarrollado por los
criollos, y el de la Profesa, por los peninsulares. De cualquier manera, el
Plan de la Profesa proponía que el trono del México independiente fuera
ocupado por Fernando VII. Este proyecto, por ser clandestino, no se
difundió públicamente.
260 Historia del Derecho mexicano

El Plan de Iguala

Fue redactado por Agustín de Iturbide y está fechado en Iguala el 24 de


febrero de 1821. Se trata de un plan de 23 puntos, con un preámbulo y una
proclama o arenga final. En él se establece la absoluta independencia de
este reino, que observará la religión católica, apostólica, romana, sin tole-
rancia de otra, con un gobierno monárquico templado por una Constitución
análoga al país. El trono de México se ofrece a Fernando VII, y en su caso
los de su dinastía o de otra reinante, para evitar así los atentados funestos
de la ambición. Por otra parte, mientras se decidía el nombre del titular del
reino, se contaría con una junta gubernativa, que podría ser sustituida más
tarde por una regencia. Se ofrecía a la nación tres garantías: la libertad, la
religión y la unión; esta última se manifestaba abiertamente al considerar a
los mexicanos como ciudadanos, lo que equivale a un principio de igualdad,
ya sin la distinción tradicional de castas que tanto demeritó a la sociedad
en la época novohispánica. Es de notarse que en este trascendente Plan se
habla de la América septentrional y no de México precisamente, a la vez que
se asegura el respeto a la propiedad de los ciudadanos y a los fueros y las
propiedades del clero. Se afirma, además, que los males ocasionados a raíz
del Grito de Dolores se deben superar mediante la unión de españoles y
americanos para lograr juntos la Independencia, para lo cual se integraría
un ejército denominado de las Tres Garantías o Trigarante. Iturbide
convocó entonces a dos reuniones de toda su oficialidad, que se llevaron a
cabo en Iguala, y en ellas obtuvo la adhesión a su Plan y el reconocimiento
como primer jefe del Ejército Trigarante. A la vez encargó a un sastre de la
localidad, José Magdaleno Ocampo, que elaborara una bandera tricolor que
representara esas garantías, si bien los tres colores tradicionales de la
bandera mexicana ya eran usados desde años atrás en las banderas de las
guerrillas de la sierra de Veracruz comandadas por Guadalupe Victoria y
Nicolás Bravo. En seguida se valió de escríbanos para elaborar varias copias del
Plan de Iguala y enviarlo a todas las partes del reino, incluidos el virrey y los
altos funcionarios civiles y religiosos. El virrey Apodaca lo destituyó de su
cargo como comandante del ejército del sur, lo declaró traidor y trató de
organizar una fuerza militar para aprehenderlo; sin embargo, Iturbide
recibió apoyo de prácticamente todo el virreinato. Así, el obispo Cabanas
de Guadalajara le envió una fuerte suma de dinero y el obispo Antonio
Pérez, de Puebla, le entregó una imprenta para divulgar con más facilidad
el Plan. Gracias a ello Iturbide imprimió unos días después un periódico
llamado El Mexicano Independiente, a la vez que realizaba una fulminante
campaña por Michoacán, Querétaro, Guanajuato,
5. Derecho insurgente 261

Puebla y otras regiones con la que consiguió aumentar el número de sus


adeptos. Apodaca ordenó el servicio militar obligatorio de los 16 a los 70
años y trató de resistir a los independentistas en Guadalajara, Toluca,
Durango, San Luis de la Paz y otras ciudades, pero las derrotas y deserciones
se hicieron tan evidentes que se presentó un estado de ingobernabilidad muy
grave, por lo que finalmente fue destituido por un golpe de Estado de los
propios militares, quienes terminaron sustituyéndolo por el mariscal
Francisco de Novella, a la vez que en San Pedro Tlaquepaque, Zacatecas,
Saltillo, Jalapa, San Juan del Río y Oaxaca se proclamaba el Plan de Iguala.
Ante tal estado de cosas, las Cortes de España nombraron a Juan
O'Donojú virrey de la Nueva España o, para decirlo con certeza, Jefe Polí-
tico Superior y Capitán General, según la Constitución de Cádiz; el así nom-
brado era liberal, masón y anticolonialista, y se dice que por estas razones
Ramos Arizpe apoyó su designación ante las Cortes.

Los Tratados de Córdoba

Al llegar O'Donojú a Veracruz no quiso desembarcar de inmediato, sino


que permaneció a bordo hasta que tuvo cabal conocimiento de lo que ocu-
rría. Finalmente se trasladó a Córdoba, donde se entrevistó con Iturbide,
que a esas alturas era ya dueño de la situación. En tales circunstancias
firmaron ambos lo que se ha denominado los Tratados de Córdoba, el 24 de
agosto de 1821.
Se trata de un documento de 17 puntos en los cuales se manifiesta
que esta América se reconocerá como nación soberana e independiente y
se llamará en lo sucesivo Imperio Mexicano. Tendría un gobierno monárquico
constitucional moderado, al frente del cual sería llamado a gobernar a
Fernando VII o, en su caso y orden a los infantes Carlos, Francisco de
Paula o a Carlos Luis. Si alguno de éstos no aceptara, gobernaría aquel al
que las Cortes del Imperio designaran, lo que ya preparaba el camino hacia
la coronación de Iturbide, pues es de destacar que en el Plan de la Profesa
se menciona sólo a Fernando VII, en el Plan de Iguala a éste o algún otro
monarca reinante y en los Tratados de Córdoba, a Fernando VII, o
algunos familiares suyos especificados concretamente o aquel que las
Cortes del Imperio designen. Entretanto gobernaría una Junta Provisional,
que lo más pronto posible nombraría una regencia integrada por tres
individuos.
Con este documento se ponía fin a la Guerra de Independencia ini-
ciada en 1810, después de 11 años de sangrientas batallas, y el país nacía a
la vida independiente, si bien España no reconoció estos tratados y no fue
262 Historia del Derecho mexicano

sino hasta 1836 cuando finalmente aceptó la Independencia de México y


acordó intercambiar embajadores. Pero antes hubo un intento fallido de
reconquista por parte del general Isidro Barradas, en 1829, además de que
la guarnición del fuerte de San Juan de Ulúa, en Veracruz, se mantuvo
todavía bajo el poder de la guarnición española hasta 1825, cuando el go-
bierno republicano de Guadalupe Victoria logró su capitulación.
O'Donoju envió una carta muy amplia a Fernando VII justificando de
alguna manera su actitud. La misiva terminaba de este modo: "La indepen-
dencia era ya indefectible, sin que hubiese fuerza en el mundo capaz de
contrarrestarla. Nosotros mismos hemos experimentado lo que sabe hacer
un pueblo que quiere ser libre. Era preciso, pues, acceder a que la América
sea reconocida por nación soberana e independiente y se llame en lo
sucesivo Imperio Mexicano."
El Ejército Trigarante con Iturbide y O'Donoju a la cabeza, así como
con la incorporación de algunos jefes insurgentes, avanzó desde Córdoba
hasta la Villa de Tacubaya, próxima a la Ciudad de México, desde donde
se pactó con Francisco de Novella la entrega de la capital, la que ocurrió
de manera triunfal el 27 de septiembre de 1821.

El Acta de Independencia

Ese día, para cerrar el desfile triunfal y en medio de la más cálida ovación
popular, desde el balcón principal del hoy Palacio Nacional Iturbide pro-
nunció un discurso en el que, entre otras cosas, manifestó: "ya sabéis el
modo de ser libres. A vosotros os toca el de ser felices". Habían transcurrido
300 años, un mes y 14 días desde que Hernán Cortés tomara la capital de
los aztecas y concluía así toda una época para la historia nacional.
De inmediato, el día 28, se instaló la Junta Provisional Gubernativa,
de acuerdo con lo establecido en los Tratados de Córdoba. Iturbide fue su
presidente y en tal virtud se procedió a redactar el Acta de la Independencia
mexicana, que fue firmada por personas totalmente ajenas al movimiento
insurgente, entre ellas, además de Iturbide, el conde de Xola y de Regla, el
marqués de San Juan de Rayas, el marqués de Salvatierra, el conde de
Casa de Heras Soto y otros más, lo que demostraba que la Independencia
de México se alcanzaba sin la intervención del grupo insurgente original,
que fue marginado, lo que a la postre originó nuevas y muy graves crisis
políticas.
Luis Villoro afirma que pocas revoluciones manifiestan a primera vista
las paradojas que se observan en la Guerra de Independencia, pues en el
continente americano consuman esa insurgencia sus antagonistas y no
5. Derecho insurgente 263

sus iniciadores, lo que demuestra que no hubo una Revolución de Inde-


pendencia sino varias, y que el proceso fue múltiple y no unívoco.21

Supervivencia de la legislación española

En realidad, los Tratados de Córdoba no pueden considerarse como un


acuerdo bilateral entre México y España, porque jurídicamente México no
era una colonia sino una provincia española, según la Constitución de Cádiz,
y porque además Fernando VII, como ya se ha mencionado, decidió no
reconocer estos tratados, tomando en cuenta, entre otras cosas, la ausencia
de facultades de O'Donojú para firmarlos, separando territorio del Imperio
español y reconociendo su independencia.
Por otra parte, el punto 20 del Plan de Iguala manifiesta la permanencia
de las leyes españolas en todo lo que no contravengan al propio Plan,
disposición que se vio reforzada en el artículo segundo del proyecto de
Reglamento Provisional Político del Imperio. En tal virtud y para el manejo de los
tribunales se siguió aplicando el antiguo Derecho español, que se entiende
que sería derogado paulatinamente en la medida en que el Legislativo de
la nación fuera expidiendo en su oportunidad nuevos ordenamientos jurí-
dicos.
Algo similar contiene el art. 12 de los Tratados de Córdoba. Por otra
parte, el primer Congreso Constituyente de México decretó en 1822 que
quedaban confirmadas las autoridades jurisdiccionales para que continua-
ran impartiendo justicia según las leyes en ese momento vigentes. Soberanes
señala que el problema se planteó cuando se quiso determinar cuáles eran
las leyes vigentes de la época de la dominación española y su orden de
prelación, así como el lugar que ocuparían las nuevas normas del México
independiente, y cita a María del Refugio González, que ofrece la siguiente
lista:

lo. Decretos dados por los congresos mexicanos.


2o. Decretos dados por las Cortes de España, publicados antes de
declarar la independencia.
3o. Reales disposiciones novísimas aún no inscritas en la Recopilación.
4o. Leyes de Recopilación. 5o. Leyes de la Nueva Recopilación. 6o. Leyes
del Fuero Real y Juzgo.

Ernesto Lemoine, op. cit., pág. 1734.


264 Historia del Derecho mexicano

7o. Estatutos y fueros municipales de cada ciudad, en lo que no se


oponían a Dios, a la razón y a las leyes escritas. 8o.
Las Partidas, en lo que no estuvieran derogadas.

Todavía en 1838 una circular del Ministerio del Interior manifestaba


que seguían vigentes las disposiciones de la época de la dominación espa-
ñola, en todo lo que no fueran contrarias a las normas nacionales. 22

2 José Luis Soberanes Fernández, Historia del Derecho mexicano, Pornia, México, 1995, pág. 97.
índice onomástico

Abad y Queipo, Manuel, 223, 230, 251 Berenguer de Marquina, Félix, 70


Abadía, Lalinde, 6 Bobadilla, Francisco de, 54
Abasólo, Mariano, 239 Bolívar, Simón, 250
Acuña y Manrique, Juan de, 64 Bonaparte, José, 46, 232, 234
Adriano VI, papa, 175 Bonaparte, Napoleón, 5, 233
Aguiar y Acuña, Rodrigo, 31 Bonesana, Cesare, 218
Aguilar, Jerónimo de, 8 Borda, José de la, 195
Aguilar, Marcos de, 9 Bucareli y Ursúa, Antonio María de, 67, 110, 212
Ahumada y Villalón, Agustín, 65 Bustamante, Carlos María, 164
Alamán, Lucas, 196, 251
Alaminos, Antón de, 7, 8 Cajigal de la Vega, Francisco, 66
Albornoz, Rodrigo de, 9 Calixto III, papa, 16
Aldama, Ignacio, 130, 239 Calleja, Feliz María, 71, 242, 244, 250
Alencastre Noroña y Silva, Fernando de, 63 Campanella, Tomás de, 187
Alejandro VI, papa, 16, 177 Canek, Jacinto, 220
Alfonso V, 14 Capellán, Juan, 171
Alfonso X, el Sabio, 115, 122 Carlos I, 17, 45, 48, 49, 50
Allende y Unzaga, Ignacio José de, 239, 242 Carlos II, 5, 32, 46, 48, 49
Almídez Chirino, Pedro, 9 Carlos III, 33,46,48, 111, 115
Alsedo y Herrera, Dionisio de, 38 Carlos IV, 33, 48, 233
Alvarado, Pedro de, 8 Carlos V, 5, 9, 10, 19, 21, 29, 89, 177, 178, 183,
Álvarez, Bernardino, 162, 180, 199 197, 211
Álvarez Cabral, Pedro, 14 Carrillo de Mendoza y Pimentel, Diego, 58
Álzate, José Antonio, 164 Carvajal, Andrés de, 29 Carvajal, Luis de,
Anzorena, José María, 240 107
Aparicio, Sebastián de, 173, 179 Casas, Bartolomé de las, 19, 20, 98, 179, 181, 182
Aquino, Santo Tomás de, 19 Castilla, Isabel de, 14, 15, 45, 48, 51, 181
Aragón, Fernando de, 14, 15, 45, 48, 86, 98, 197 Castillo de Bobadilla, 37 Castoreña Ursúa, Juan
Arco, Juana de, 13 Ignacio, 164 Castro y Figueroa, Pedro de, 65
Arias de Ávila, Juan, 98 Cebrián y Agustín, Pedro, 65 Ceinos,
Asanza, Miguel Jóse de, 69 Francisco, 10
Auson, George, 214 Cerda Sandoval Silva y Mendoza, Gaspar de la, 62
Azcárate, Francisco, 234, 236 Cerda y Aragón, Antonio de la, 61 Cicerón, 89
Clemente VII, papa, 21
Bacon, Rogerio, 12 Clemente VIII, 201
Bartolache, José Ignacio, 164 Clemente XIII, 227
Basadre, Jorge, 6 Clemente XIV, 227
Beltrán de Guzmán, Ñuño, 10, 181 Clipperton, john, 214
Benavente, Toribio de, 176, 179
Benedicto XIV, papa, 117
266 índice onomástico

Colón, Diego, 22, 54 Flores, Manuel Antonio, 68


Colón, Cristóbal, 2, 4, 5, 15, 16, 22, 52, 54 Francisco I, 21
Colón y Toledo, Luis, 54
Constantino, 123 Galileo, 106
Cortés, Hernán, 2, 7-9, 23, 40, 89, 122, 154, Gálvez, Bernardo de, 68
161, 167, 173, 175, 185, 186, 202, 203, 212, Gálvez Matías de, 68, 166, 189
220 Gama, Vasco de, 14
Cortés, Luis, 220 Cortés, Martín, 192, 220 Gamboa, Francisco Javier, 38, 171
Cos y Pérez, José María, 251 Crespo, Gante, Pedro de, 179, 197
Francisco Antonio, 211 Croix, Juan Francisco Garcés, José, 205
de, 67, 226 Cruz Barney, Osear, 17, 35, 37, Garcés, Julián de, 179
90, 93, 119, García de Loayza, 49
166, 176 García Gallo, Alfonso, 6
García, genaro, 221
Díaz de Armendáriz, Lope, 58, 213 García Guerra, 57
Díaz del Castillo, Bernal, 207 Garibay, Pedro, 70, 236, 237
Díaz Ordaz, Gustavo, 136 Garrevod, Lorenzo de, 183
Domínguez, Miguel, 239 Godoy, Manuel, 233
Dougnac Rodríguez, Antonio, 26, 28, 37, 39 Gómez de Quevedo y Villegas, Francisco, 105
Drake, Francis, 214 Gómez Solís, Duarte, 37
Duran, Diego, 181 González, María del Refugio, 6
González Hermosillo, José María, 243
Elhuyar, Fausto de, 205 González Holguín, Diego, 37
Elizondo, Ignacio, 242 González, María del Refugio, 263
Encinas, Diego, 31 González Obregón, Luis, 109
Enrique el Navegante, 13 Gregorio IX, papa, 97
Enrique III, 122 Gregorio XIII, papa, 180
Enrique VIII, 186 Grijalva, Juan de, 7, 175
Enríquez de Almanza, Martín, 56, 106 Grocio, Hugo, 20
Enríquez de Guzmán, Luis, 59 Grúa Talamanca, Miguel de la, 69
Enríquez de Rivera, Payo, 31, 61 Güemes, Juan Francisco de, 65
Erick el Rojo, 139 Güemes, Juan Vicente de, 69
Guerrero, Gonzalo, 8
Escalona y Agüero, Gaspar, 37
Guerrero, Vicente, 259
Esquivel Obregón, Toribio, 146, 181, 190, 194,
Ginés de Sepúlveda, Juan, 18-20
207 Estrada, Alonso
Gutemberg, 12
de, 9 Gutiérrez Rubalcaba, José, 38
Guzmán, Santo Domingo de, 97
Farías y Albornoz, Bartolomé, 204
Federico II, 12 Hernández de Córdoba, Francisco, 7
Felipe el Hermoso, 45 Hevia Bolaños,Juan de, 37
Felipe II, 5, 45, 48, 49, 51, 100, 111, 123, 154, Hidalgo y Costilla, Miguel, 109, 130, 221, 239-
175, 201, 203 Felipe 242 Humboldt, Alexander von, 138, 174,
III, 45, 48, 211 Felipe IV, 205, 224
45, 48, 49 Felipe V, 46,
48 Iriarte Rafael, 243
Fernández de Bonilla, Alonso 31 Isabel de Portugal, 10
Fernández de Córdoba, Diego, 57, 220 Iturbide, Agustín de, 10, 91, 258-260
Fernández de la Cueva, Francisco, 60, 63 Iturrigaray, José de, 70, 89, 234-236
Fernando Maximilano, 47 Fernando VI,
Jiménez de Paniagua, Fernando, 32
32, 46, 48 Jiménez, Mariano, 242
Fernando VII, 33, 46, 48, 51, 109, 233, 235, 257 Juan II de Portugal, 16
Fix-Zamudio, Héctor, 20 Juan VI, 258
Juana la Loca, 45, 48
índice onomástico 267

Juárez de Toledo, Pedro, 107 Moro, Tomas, 186


Julio II, papa, 177 Moya de Contreras, Pedro, 56, 100, 183
Murillo Velarde, Pedro, 38
Kino, Eusebio, 61, 180
Nelson, Horacio, 213
Lampart, Guillen de, 107, 220 Nicolás V, papa, 16
Lardizábal y Uribe, Manuel de, 38, 51, 237 Novela, Francisco de, 72, 262
Larriñaga Salazar, Juan de, 37 Ñuño Colón, Pedro, 60c
Lebrón y Cuervo, José, 32 Núñez de Haro y Peralta, Alonso de, 68, 225
Lehmmann, Johannes, 12
Lemoine, Ernesto, 224, 238, 239, 263 O'Donojú.Juan, 10, 72, 261, 262
León Pinelo, Antonio de, 37 O Gorman, Edmundo, 143
León X, papa, 21, 175, 176 Olmedo, Bartolomé de, 122, 175
Ley va de la Cerda, Juan, 60 Olmos, Andrés de, 179
Lizama y Beaumont, Francisco Javier de, 70, 237 Oñate, Pedro de, 37
López, Alonso, 173 Ortega y Montañés, Juan, 62, 63
López Bendicto, 243 Ortiz de Letona, Pascasio, 241
López de Gomara, Francisco, 123 Ortiz de Matiezo, Juan, 10
López de Palacios Rubio, Juan, 18 Ortiz Tomás, 243
López de Santa Anna, Antonio, 240 Osorio de Escobar, Diego, 60
López de Velasco, Juan, 30 Ovando, Juan de, 30
López Pacheco, Diego, 58 Ovando, Nicolás de, 54, 157, 184
López Rayón, 241-244
Luis I, 46, 48 Pablos, Juan, 200
Lutero, Martín, 96 Pacheco y Osorio, Rodrigo, 58, 75
Palacios, Prudencio Antonio de, 32
Maior, John, 21 Palafox y Mendoza, Juan de, 59, 114, 162, 202
Maldonado, Francisco, 10, 29 Parada, Alonso de, 10
Maldonado de Torres, Alonso, 31 Paulo III, papa, 19, 178
Manrique de Zúñiga, Alvaro, 56 Paulo IV, papa, 21, 201
Margadant, S., Guillermo Floris, 30, 138, 144, Paz, Matías de, 182
168, 182, 195, 202, 212, 216, 217 Peralta, Gastón de, 56
Matienzo, Juan, 37 Pérez de la Serna, Juan, 58
Matraya y Ricci, José de, 33 Pérez y López, Xavier, 32
Mayagoitia, Alejandro, 36, 37 Pinedo, Francisco de, 52
Mayorga, Martín de, 68 Pinelo, León, 32
Medina, Bartolomé de, 171 Pío V, papa, 100
Mendieta y Núñez, Lucio, 204 Ponce de León, Luis, 9
Mendoza, Antonio de, 2, 10, 29, 55, 56, 86, Pones, Martín de, 183
111, 157, 160, 207 Portocarrero y Lasso de la Vega, Melchor, 61
Mendoza y Luna, Juan de, 57 Prado y Ovejero, Bernardo, 235
Menéndez y Pelayo, 227 Primo Verdad y Ramos, 234-236
Mercado, José María, 243 Ptolomeo, 15
Michelena, Mariano, 239 Puga, Vasco de, 30
Mina, francisco Javier, 252
Montemayor y Córdoba de Cuenca, Juan Fran- Quintana Roldan, Carlos Francisco, 9, 121, 123,
cisco de, 31, 38 124, 128 Quiroga, Vasco
Montenegro, Juan Antonio de, 221 de, 10, 179
Montesinos, Antón de, 18, 20, 29
Monserrat, Joaquín de, 66, 212 Ramírez de Fuenleal, Sebastián, 10
Montúfar, Alonso de, 100, 179, 183 Ramos Arizpe, Miguel, 255
Mora, José María Luis, 168, 196 Río, Andrés del, 205
Morelos y Pavón, José María, 109, 222, 240, Rivadeneyra y Barrientos, Joaquín de, 38
243-247, 252 Rodríguez de Quesada, Antonio, 201
Morgan, Henry, 214 Rodríguez de Fonseca, Juan, 49
268 índice onomástico

Rojas Caballero, Ariel A., 6, 21 Torres y Rueda, Marcos, 59


Romero de Terreros, Pedro, 164, 229 Triana, Rodrigo de, 16 Tupac
Rubio Mané, José Ignacio, 73 Ruiz de Amaru, 221
Apodaca, Juan, 72, 257, 259
Ulpiano, 35
Sabremonte, Treviño de, 107 Ustaniz, Gerónimo de, 38
áagoyo, José, 162
Sahagún, Bernardino de, 179 Valencia, Martín de, 99, 175, 180
Salazar, Gonzalo de, 9 Valdés Murguía, Antonio, 165
Salmerón, Juan de, 10 Vázquez Espinoza, Antonio, 37
Salvatierra, Juan María de, 180 Velasco I, Luis de, 29, 30, 56, 109, 160, 163, 201
San Miguel, Juan de, 180 Velasco, Luis de, 56, 57, 73, 112
Sandoval, Gonzalo de, 9 Velázquez, Diego, 7-9
Sarmiento de Sotomayor, García, 59 Velázquez de León, Joaquín, 171
Sarmiento y Valladares, José, 62 Velázquez de Loria, Miguel, 110
Savoranola, Girolamo, 106 Venegas, Francisco Javier, 71, 238
Serra, Junípero, 180 Ventura, Eusebio, 33
Severo Maldonado, 241 Veracruz, Alonso de la, 179, 199
Solórzano y Pereyra, Juan de, 31, 32, 37 Vespucio, Américo, 22, 139
Soria Villarroel, Pedro, 227 Villoro, Luis, 262
Suárez de Mendoza, Lorenzo, 56 Vitoria, Francisco de, 19
Suza, Enrique de, 18
Vizarrón y Eguiarreta, Juan Antonio, 64
Talamantes, Melchor de, 234, 236
Tastera, Jacobo, 197 Washington, George, 231
Tecto, Juan de, 197
Tello Sandoval, Francisco, 100, 181 Yermo, Gabriel, 236
Teresa de Mier, Servando, 109
Toledo, Fernando de, 188 Zuazo, Alonso de, 9
Toledo, Francisco de, 30
Toledo Molina y Salazar Sebastián de, 60 Zorita, Alonso de, 30
Toro, Alfonso, 223-225, 230, 240, 241, 248 Zorrilla, Diego, 31
Torquemada, Tomás de, 98, 180 Zuazo, Alonso, 203
Torres, José Antonio, 243 Zumárraga, Juan de, 10, 56, 99, 177, 179, 201
Zúñiga y Acevedo, Gaspar, 57
Zúñiga y Guzmán, Baltasar de, 63
índice analítico

Abjuración, penas de, 108 Anclaje, 131


Abogado(s), 88 Apostasía, 94
concepto, 89 Aprovechamientos, 131
de presos, 101 Aquelarre, 94
Absolutismo, 48 Arbitrios, 127, 137
Academia Armada de Barlovento, 213
de San Carlos, 205 Arrendamiento de bienes realengos, 131
de San Francisco de Sales, 205 Asiento de negros, 228
Naval de Sagres, 13 Astrología, 95
Acordada, 109 Acta Ateísmo, 94
de la declaración de la Independencia de América Audiencias
Septentrional, 247 de los Confines, 140
de Independencia, 262 Actos indianas, 81
contra natura, 94 Acumulación Pretoriales, 82
de funciones, 40 Adelantado(s), Subordinadas, 82
80 Virreinales, 82
mayor de la Corte. Véase Sobrejuez Auto(s) de fe, 101
Administración de justicia indiana, 82 famosos, 107
Alardes, 211 Alarife, 121 Alcabalas, Autoridades indianas, 43, 44
131 Alcaide, 121 Alcalde(s) Autoridades radicadas en Indias, 54
de los alzados. Véase Sobrejuez Autos acordados
de Mesta, 129, 169 de la Cámara y de la Junta del Real Consejo
del crimen, 87 de Indias, 25
mayores, funciones, 126 de las Audiencias, 27
significado de, 121 del Real Consejo de Indias, 25 Autos o
Alcances de cuenta, 131 decretos de virreyes y gobernadores, 27 Avería
Alfaquí, 121 Alférez, Real y Armada, 133 Ayuntamiento(s)
121 Alguacil(es), 129 funciones de los, 125
Mayores, 88 indiano, 120, 127
significado de, 121 funcionarios del, 129
Alhóndiga, 121, 127 Azotes, penas de, 108
Almojarifazgo, 131
Anatema, 101 Banco(s)
de Avío de Minas, 170
de Plata, 170
de San Carlos, 167, 226 Bandos de
virreyes y gobernadores, 27
270 índice analítico

Bayuca y panadería, 134 de Diego Encinas, 31


Bedeles, 203 de Fuga, 30
Beneficio de Partido, 229 Celebración de no ordenados, 94
Bienes de naufragio, 137 Censos, 131 Cismatismo, 94 Clero
Bigamia, 95 BillofRighs, 232 regular, 176
Blasfemia, 94 Bula(s) secular, 176
de la Santa Cruzada, 135 Coches de provincia, 165 Código Ovandiano.
Dudum Siquidem, 17 Véase Proyecto de Código de
ínter Caetera, 16, 17, 177, 190 Juan Ovando
Exigit sincerue devotionis affectus et integra fides, 97 Colegio(s)
Eximia Devotions, 17, 177, 178 betlemitas, 200
Exponi Nobis, 175 de la Ciudad, 198
Romanus Pontifex, 16 de la Enseñanza, 200
Sacri Apostolatus Ministerio, 176 de Minería, 205
Sublimes Deus, 18, 178 de San Idelfonso, 198
Universalis Ecclesiae, 177 de San José de los Naturales, 198
Buque, 131 de San Juan de Letrán, 198
de San Miguel y San Bernardo, 198
Caballerías, 193 de San Nicolás de Santa Fe, 198
Cabildo de San Pedro y San Pablo, 198
de españoles, 125 jesuítas, 199 Colonia,
de indios, 125 definición, 2 Colonialismo,
Caldos, 133 definición, 2 Comandantes
Cajas de consolidación, 137, 226 generales, 81 Comisos, 132c
Cánones conciliares, 27 Capitanes Concesiones, 127 Conculcación
generales, 80 Capitulación, de imágenes, 95 Confiscaciones
concepto, 21 Capitulaciones, 26 de bienes, 137
de Santa Fe, 4, 15 y multas, penas de, 108
en el Derecho Indiano, 21 Congreso
indianas, 22 Constituyente, 253
Calambres y cordobanes, 134 de Anáhuac, 245
Cárcel, pena de, 108 Cargos Consejo
municipales, 124 Cartas de Castilla, 49
acordadas del Real Consejo de Indias, 25 de la Suprema y General Inquisición, 98
de relación, 2 Conspiración
Reales, 25 de la Profesa, 258
Casa de los machetes, 234
chata, 101 de Yanga, 184
de Contratación, 51 de de 1808, 234
Sevilla, 173, 213 Constitución
funciones, 52-54 de Apatzingán, 249
Moneda de México, 207 de Cádiz, 2, 10, 48, 51, 113, 172, 218, 252-257
Castas Constituciones
definición, 158 de Cerralvo, 75
en la Nueva España, 158, 159 sinodales, 27
Cautelas, 105 Cedulario Consuetas, 27
de Alonso Zorita. Véase Leyes y Ordenanzas Consulado, 90
Reales de las Islas del Mar Océano de comerciantes de la Nueva España, 91
Contribuciones, 127
índice analítico 271

Copulata de Leyes de Indias, 30 fuentes formales del, 24


Cordobanes y carambres, 134 penal, 217
Corredores de lonja, 129 principios rectores del, 40
Corregidores privado, 215
funciones, 126 proceso de recapitulación en el, 28
tipos de, 156 Derramas, 127 Desamortización, 196
Cortes Despertador Americano, 241
de Briviesca, 48 Despotismo ilustrado, 48 Destierro,
de Cádiz, 51, 238, 253 pena de, 108 Dogma de la Majestad
Costumbre, 35 Real, 48 Donativos forzosos, 133
indígena, 36 Criollismo, 159, 224 Cristiano Dones gratuitos, 133
viejo, 101 Cruzadas, Las, 11 Cuartilla, 209
Cuatequiles. Véase Repartimientos rotativos Edad Media, 155
Edicto
Declaración de los Derechos del Hombre y del de Gracia, 100
Ciudadano, 232 de Milán, 93
Decreto constitucional para la libertad de América Educación en la Nueva España, 196
Mexicana. Véase Constitución de Apatzingán Egresos de la Corona, 138 Ejercicio
Decretos episcopales, 27 Dehesas, 146 del gobierno, 74 Ejército Trigarante,
Delegación de funciones, 40 260 Ejidos, 146
Depositario general, 129 El Correo Americano del Sur, 247 Elementos
Depósito Constitucionales, 243, 244 Embusteros.
de bienes en litigio, 137 Véase Cautelas Empresa de las Indias, 14
de nieve, 134 Enciclopedismo, 229 Encomienda, 184,
Derecho 210 Entredicho, 102 Epidemia de
castellano, 34 matlazáhuatl, 160 Época colonial, aspectos
implantación del, 6 sociales de la, 161 Esclavitud, 180
colombino, 2 abolición de la, 182
colonial, 2 Esclavos, clases de, 181
cortesiano, 2 Escribanos
de audiencia, 249 de Cabildos, 129
de censura, 178 de la Cámara, 88
de pulperías, 132 Escudos de armas, 144
de queja, 41 Escuela(s)
de vajilla, 130 Amigas, 200
de ventas de tierras y aguas, 132 de Minería, 205
foral, 120 Espiritismo, 94
insurgente, 219 Estancia(s), 191
Municipal Colonial, fuentes del, 128 de ganado, 169 Estanco de
novohispánico, 1 lastre, 134 Estudio de la
Penal de la Nueva España. 217 guerra justa, 19 Excomunión
virreinal, 2 mayor, 102 Exidos. Véase
Derecho indiano, Ejidos Expulsión de los
aplicación del, 4 jesuítas, 226
autoridades en el, 44
capitulaciones en el, 21 Familiar del Santo Oficio, 102
cronología del, 4, 5, 7-10 Farsa de Bayona, 233
definición, 1
doctrinarios del, 37
272 índice analítico

Fieles Ilustración, 230


de alhóndiga, 129 Impuestos del pulque, 132
executores, 129 Independencia de Estados Unidos de América, 231
Fincas, 191 Fiscales, Indias Occidentales, 14, 15
87 Fisiocracia, 166 Indios de rescate, 137
Fondo piadoso de las Californias, 136 Infamia, penas de, 108
Fortificación, 132 Fuentes Ingresos de la Corona, 130
municipales, 129 Fuero Inquisición. Véase Tribunal del Santo Oficio
eclesiástico, 114 Instancias procesales en la Nueva España, 84
militar y de marina, 115 Instrucciones, 26
real, 122 Intendentes, 79
universitario, 114 Intérpretes, 88
Funcionarios públicos, control de, 118 Intervención francesa en España, 232
Fundación de ciudades, 144 Inválidos, 137
desarrollo de las, 148, 153
razones para la, 147 Jardín Botánico, 205
Fundo legal, 145, 146 Judaismo, 94
Jueces de congregación, 156
Gaceta de México, 164 Juicio(s)
Galeras, pena de, 108 de residencia, 118
Gallos, 133 Garrote vil, tipos de, 85
102 Gobernador(es), 77 Junta(s)
funciones, 78 conspiradoras, 237 de
General, 74 Querétaro, 239 de
Gobierno Valladolid, 239
de Audiencias, 10 de Aranjuez, 233
de los oficiales reales, 9 de Zitácuaro, 242, 243
indiano, 39 Suprema de España e Indias, 233
Grito Juzgado(s)
de Dolores, 239 de Apelaciones, 82
de Ipiranga, 258 de capellanías, 195
Guerra(s) de provincias, 117
de los cien años, 13 de Tierras, 191
de religión, 96 Guerra General de Indios, 112
de Independencia
causas externas de la, 229 Lanzas, 133
causas internas de la, 222 Legislación
consumación de la, 258 eclesiástica, 27
etapas, 219 secular, 26, 27
iniciación, 221 Leyenda
blanca, 20
Haciendas, 191 negra, 20
Hechicería, 94 Ley
Herejías, 93, 96 del hueco, 124
protestantes, 94 Herencias local o criolla, 26
vacantes, 136 Hospitales, fundación Leyenda negra de la Inquisición, 103
de, 161, 162 Hospitalidades, 132 Leyes
Hueste, 22, 210 Humanismo, 12 de Burgos, 29, 39, 157, 181
de Indias de 1680, 1, 5, 23, 32, 50, 157, 188,
211
de Reforma, 172
del Toro, 192
reglamentarias, 256
índice analítico 273

y Ordenanzas Reala de las Islas del Mar Océano, 30 Negros cimarrones, 183, 220 Normas
Libro de la Gobernación Espiritual y Temporal de inadecuadas, combate de, 33 Nuevos
las Indias. Véase Copulata de Leyes Indias centros de población, 144
Licencias, 134 Lotería, 134
fundación de la, 164 Obrajes, 189
Oficio(s)
Magia de Cnancillería, 133
blanca, 94 reales, 172
negra, 94 vendibles, 133 Oidores,
Mahometanismo, 94 87 Orden de prelación, 34
Macuquinas, 208 Ordenamiento de Alcalá, 170
Marquesado del Valle de Oaxaca, 191, 192 Ordenanzas
Masonería, 96, 230 Matrimonio de religiosos, de Aranjuez, 171
95 Mayorazgo(s), 160 de Buen Gobierno, 185
bienes del, 193 de Burgos, 197
irregulares, 193 de Cabildo, 27
Medidas usuales en comercio, 174 de difuntos, 30
Media Anata de Población, 123
Civil, 134 de virreyes y gobernadores, 27
eclesiástica, 135 Medidas políticas que deben municipales, 125
tomar los jefes de los Reales de 1561, 214
ejércitos americanos, 248 sobre Descubrimientos, Poblaciones y Purifica-
Medio real ción de las Indias, 154 Órdenes religiosas, 176
de hospitales, 137
de ministros, 112, 137 Pactos con el demonio, 95
Mercantilismo, 166 Panadería y bayuca, 134
Mercedades, 191 Papel sellado, 134
reales, 193 Mesta, Parián, 163
115 Milicias cívicas, Pase regio, 177
210 Minería, 137 Paseo del Pendón, 163
Misas negras, 94 Paso de la bula. Véase Pase regio
Mitas. Véase Repartimientos rotativos, 188 Pelados, 160, 223
Momostli, 206 Monarquía Penas de Cámara, 135
constitucional, 48 Penitencias espirituales, 108
feudal, 48 Pensamiento de Morelos, 247, 248
Monedas Peonaje asalariado, 189
acuñación de, 207 Peonía, 193
usadas en la época indiana, 209 Pesos, 208
Monte de Piedad, 164 Montepíos, Piratería, 213
137 Movimiento Placet. Véase Pase regio
de José María Morelos y Pavón, 244-247 Plan
de Miguel Hidalgo, 239 de Iguala, 259-261
del indio Mariano, 221 Multas y de la Profesa, 250
confiscaciones, penas de, 108 Municipio, de Paz y Guerra, 251
concepto, 121 Municipal, 9, 123
Plaza
Naborios, 156 Central, 145
Naufragios, 213 de la Constitución, 257 Población en la
Nueva España, 167 Política monetaria en la
Nueva España, 207 Pólvora, 132
274 índice analítico

Porteros, 88 Cédulas, 25
Pósitos, 127 Decretos, 26
Predescubrimientos de América, 15 Instituciones, 25
Presidente(s) novenas, 134
de la Real Audiencia, 87 Ordenanzas, 25
gobernadores, 77 Presidios de Pragmáticas, 24
la Nueva España, 82 Préstamos Provisiones, 25
forzosos, 133 Principio de la Audiencias, 27 de
de control y obligación, 43 los Virreyes, 26
de "Obedecer pero no cumplir", 33 Rebautizantes, 95
Procedimiento inquisitorial, etapas, 104 Rebelión
Procuradores, 88 Propiedad de los comuneros, 122
a manos muertas, 195 de los machetes, 69
comunal, 193 dejacquerie, 13 Receptores de penas de
corporativa, 194 cámara, estrados yjusti-
de la Corona, 190 cia, 88
de los indios, 194 Recopilación
privada, 191 Propios, 137, de las Indias, 31
146 Proposiciones en de Leyes Indias, 154
general, 95 Protomedicato, Sumaria de todos los Autos Acordados de la
92 Protección de los indios, Real Audiencia y Sala del Crimen de
42 Provincias internas, 81 esta Nueva España, 33
de 1776-1786, 142 Recurso
Provisión de Granada, 29 de fuerza, 218
Proyecto de suplicación, 33, 34
de Código de Juan Ovando, 30 Redención de cautivos, 137
de Nuevo Código de Las Leyes de Indias, 33 Reducciones de indios, 147, 156
de Recopilación de Diego Zorrilla, 31 Reforma Agraria, 32 Regente de
Pureza de la sangre, 102, 160 la Real Audiencia, 87 Regidores,
129 Régimen de propiedad, 190
Quebrantamiento de condena, 95 Regio Patronato, 177 Regiones
Quemadero, 102 de la Nueva España. 140
Quinto Reglamento, 26
de perla, 132 de Gañería, 189
real, 23, 130, 137 e Instrucción para los Presidios, 212
Provisional Político del Imperio, 263 Reino de
Raza negra, 183 las Indias, subdivisión administrativa,
Real 139
Audiencia, 86 Relatores, 88 Relajación,
funciones jurisdiccionales, 85 pena de, 108
integrantes de la, 87, 88 Colegio de Relajamiento, 102
Abogados de México, 89 Consejo de Relapso, 102
Indias, 49, 213 Repartimiento(s), 187
funciones, 50 rotativos, 188
Corporación de la Mesta, 169 Represión, penas de, 108
Hacienda, 130 Orden, 26 República(s), 154
Ordenanza de Intendentes, 79, 143, 211, 212 y de indios, 156
Pontificia Universidad de México, 201 Reales Rescate, 170
Revolución
francesa, 232
industrial, 229 Reyes
indianos, 4547
índice analítico 275

Sacrilegio. 94 Tratado(s)
Salteo. 182 de Alcacovas, 16
Sambenito. 101. 102. IOS de Córdoba, 10, 261, 262
Santa Cruz, escuela. 197 de Fontainebleau, 233
San Francisco, escuela. 197 de San Idelfonso, 232
Santa Hermandad. 173 de Tordesillas, 17
Satanismo. 94 de Utrecht, 173, 228
Secretaría Universal de Indias. 51 sobre las justas causas de la guerra de los indios, 18
Sectas místicas. 94 Tres Poderes, integración de los, 250
Sentimientos de ¡a Sación, 246, 247 Tribunal(es)
Siete Partidas, 35, 170 de aleábalas, 117
Sisas, 127 de alzada, 112
Sistema de bebidas prohibidas, 117
capellina, 171 de Bienes Difuntos, 116
de amalgama, 171 de composición de tierras, 117
de castas, 222 de Cuentas, 113
de concertaje, 188 de estanco de pólvora, 117
de intendencias, 79 de la Acordada, 110
Sobrejuez, 86 Solicitación, 95 de la Bula de la Santa Cruzada, 116
Solicitadores, 88 Sonsaque, de la Real hacienda, 113
189 Subsidio eclesiástico, 135 de Minería, 111, 170
Sumario de la Recopilación General de las Leyes, de montepíos, 117
Ordenanzas, Provisiones, Instrucciones y Cartas del Consulado de la Nueva España, 173
acordadas, 31 Superioridad del estado del Santo Oficio, 93, 97, 102
matrimonial, 95 Supersticiones, 95 abolición del, 109 penas que
Suplicación de las leyes, 41 Supresión de la aplicaba, 108
Inquisición, 257 Supremo especiales, 83, 90
Congreso Nacional de América, integración ordinarios, 83, 84
del, 246 Tributos, 133 Tropas
Gobierno, 250 veteranas, 211
Universidad de Guadalajara, 205
Tasadores, 88 Temporalidades,
Utopías, 186
136 Teniente del Gran Canciller,
88 Teoría Venta
pactista, 44 de mostrencos, 131 de
legalista, 18 Tepuzque, 207 Tesoros oficios, 41, 133 Verdugo,
encontrados, 136 Testimonio falso, 95 103
Tiendas de raya, 223 Tlacos, 210 Vergüenza pública, penas de, 108
Tlapizquera, 189, 223 Tonel macho Vinculaciones, 160 Virreinato
castellano, 214 Tormento, 218 de la Nueva España, subdivisiones del, 140
Tortura, 103 Tostones, 208 Transporte para las Indias, 55
en la Nueva España, 165 para la Nueva España, instalación del, 10
Virrey, 54
funciones del, 73-77
tipos de mandato, 74 Virreyes de la
Nueva España, 56, 72 Visitadores de
librerías, 104
Xiquipil, 208
Zócalo, 146
Índice de contenido general

Presentación XV
Prólogo XVII
Introducción XIX

Volumen 1
1. Generalidades 1
2. El Derecho prehispánico 31
3. Derecho castellano 115
índice onomástico 162
índice analítico 165

Volumen 2
4. Derecho indiano 1
5. Derecho insurgente 219
índice onomástico 265
índice analítico 269

Volumen 3
6. Derecho del México Independiente 1
7. El Derecho porfirista 143
8. El Derecho revolucionario 167

Bibliografía general 217


índice onomástico 239
índice analítico 245
Índice de contenido

6. Derecho del México Independiente

El gobierno provisional 2

El primer Imperio Mexicano 5


El primer Congreso Constituyente 6
La instauración del Imperio 6
El Reglamento Provisional Político del Imperio Mexicano 6
Obra de gobierno 9
La crisis política y la caída del Imperio 11

La República 13
El gobierno provisional 14
El segundo Congreso Constituyente 14
Las tesis centralista y federalista. Fray Servando
y Ramos Arizpe 15
La Constitución de 1824 17
Los gobiernos republicanos 20
Política exterior 41
El centralismo y sus consecuencias 43
Las Siete Leyes Constitucionales 52
Política económica del centralismo 57
La restauración del federalismo 58
Las guerras extranjeras 67
Obra jurídica y administrativa de las primeras
formas republicanas 73
VIII índice de contenido

La Constitución de 1857 75
Integración del Congreso Constituyente 82
Debates 83
Consecuencias de la Constitución de 1857 83
La Guerra de Reforma 85
Las Leyes de Reforma 89
El segundo Imperio 91
Causas 91
Obra de gobierno y aportaciones jurídicas 95
Caída del Imperio La restauración de la 97
República 98
El movimiento codificador La codificación 99
en general La codificación civil y 99
procesal civil La codificación penal y 100
procesal penal Otras codificaciones 103
104
El amparo mexicano
Legislación Las relaciones Estado-Iglesia 105
durante el siglo xix 106
El Regio Patronato 107
Las relaciones con el Vaticano 108
Las crisis político-religiosas 109
La separación de competencias 113
114
Las divisiones territoriales de México
11
El municipio en el siglo xix
4
La enseñanza del Derecho en el siglo xix y
el papel del abogado 128
La doctrina jurídica en el siglo xix
La obra jurídica del liberalismo El 130

problema de la reelección 134


137
7. El Derecho porfirista
Cronología y marco histórico 139

La rebelión de La Noria
143
144
índice de contenido IX

El gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada 145


La rebelión de Tuxtepec-Palo Blanco 149
Gobiernos porfiristas 150
Aspectos sociales, económicos, políticos y culturales
del porfirismo 152
La obra de gobierno del porfirismo 161
La obra jurídica del porfirismo 162

8. El Derecho revolucionario
Cronología y marco histórico 167
Los planes y programas prerrevolucionarios 169
La Revolución maderista y sus consecuencias. El Pacto
de la Embajada y la usurpación huertista 172
El movimiento constitucionalista 181
La legislación preconstitucional 184
La Constitución de 1917 189
El Congreso Constituyente 189
El Proyecto del Primer Jefe 190
Los debates 191
La promulgación 193
Los gobiernos posrevolucionarios 194

Bibliografía general 217

índice onomástico 238

índice analítico 245


6. Derecho del México Independiente

Está constituido por el conjunto de normas e instituciones que rigieron al


país desde la consumación de su Guerra de Independencia, en 1821, hasta
el ascenso a la Presidencia de la República de Porfirio Díaz en 1876.
Es cuestionable llamar a esta época México Independiente y concluirla
en 1876, puesto que el país sigue siendo independiente, pero el porfirismo
y la Revolución social de 1910 representan etapas tan completas y trascen-
dentes que se ha querido separarlas por razones especialmente didácticas.
El México Independiente presenta la siguiente cronología, con base
en aspectos políticos:

1821-1823. Primer Imperio Mexicano


1823-1835. República federal
1835-1847. República centralista
1847. Retorno al federalismo
1857-1860. Guerra de Reforma
1860-1863. Crisis republicana
1863-1867. Segundo Imperio Mexicano
1867-1876. República restaurada

Cabe destacar que los años anotados anteriormente no representa-


ron situaciones de cambios drásticos y que, por lo mismo, se dieron situa-
ciones de convergencia entre dos etapas, como sucedió en algunos mo-
mentos entre las repúblicas federalista y centralista. Además, el llamado
periodo de la República restaurada concluye en 1876, porque el gobierno
prolongado de Porfirio Díaz implica pasar a otra etapa de la historia
nacional.
2 Historia del Derecho mexicano

El gobierno provisional

Con base en el Tratado de Córdoba del 24 de agosto de 1821, firmado


entre el jefe del Ejército Trigarante, Agustín de Iturbide, y el último virrey
de la Nueva España, Juan O'Donojú, y a raíz de la entrada triunfante de
Iturbide en la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, se formó al
día siguiente la Junta Provisional Gubernativa del Imperio Mexicano, inte-
grada por 38 personas. Según manifestó Iturbide, para su integración se
tomaron en cuenta aquellos individuos de todos los partidos que merecían
un mayor concepto, pues éste era el mejor camino para consultar la opinión
del pueblo. En la Junta, sin embargo, no figuraba ningún antiguo
insurgente, como se desprende de las firmas del Acta de Independencia
que la propia Junta elaboró y dio a conocer de manera solemne. Esta Junta,
desde Tacubaya, se declaró soberana y exigió el tratamiento de "majestad",
a la vez que nombró a Iturbide como su Presidente. Por cierto, el ex virrey
O'Donojú figuraba entre sus miembros.
La Junta a la vez nombró una Regencia integrada por Agustín de
Iturbide, Juan O'Donojú, Manuel de la Barcena, José Isidro Yáñez y Ma-
nuel Velázquez de León. En tal virtud, la Presidencia de la Junta Provisional
Gubernativa se le otorgó a Antonio Pérez, obispo de Puebla. Iturbide fue
nombrado Generalísimo, con el tratamiento de Alteza Serenísima y Gran
Almirante de la Armada.
La Regencia tenía como propósito gobernar en nombre de Fernando
VII, entre tanto éste ocupara el trono del Imperio Mexicano, y lanzar la
convocatoria para integrar una Cámara Legislativa. En un principio el es-
tado de cosas que dejaron los españoles continuó relativamente sin altera-
ción; así, la Audiencia de la Ciudad de México se mantuvo como Supremo
Tribunal de Justicia; los territorios del Imperio se agruparon en cinco dis-
tritos militares, con un Capitán General en cada uno. Los antiguos
intendentes siguieron en sus cargos como agentes financieros del gobierno.
Se formaron los ministerios de Relaciones Exteriores e Interiores, Justicia y
Asuntos Eclesiásticos, Hacienda, y Guerra y Marina.
Se dieron ascensos a mariscales a algunos jefes de la insurgencia como
Anastasio Bustamante, Luis Quintanar y Vicente Guerrero; a este último se
le dio el mando del Distrito Sur. Igualmente, se concedió una amnistía
general y se manifestó que cualquiera que atacara las Tres Garantías sería
considerado traidor de lesa nación. Por esos días se adhería al Imperio
Mexicano la Asamblea de Monterrey y la Alta California. También se co-
menzó a organizar el ejército municipal mexicano con cuatro regimientos
de infantería y 10 de caballería.
6. Derecho del México Independiente 3

En octubre de 1821 Agustín de Iturbide invitó al capitán general de


Centroamérica, Gabino Gainza, para que esta región se uniera al Imperio
Mexicano. A raíz de ello los cabildos centroamericanos votaron por la unión
a México y así quedó sancionado el 5 de enero de 1822, e incluso se advirtió
a la población que sería castigada como sedición cualquier crítica que se
expresara respecto a esta unión.
Se lanzó la convocatoria para integrar las Cortes del Imperio Mexica-
no; sería por medio de elecciones indirectas en tres niveles, es decir, por
ayuntamientos, distritos y provincias; se nombrarían 162 diputados pro-
pietarios y 29 suplentes, pero su designación obedecía a que los aspirantes
pertenecieran al grupo de terratenientes, militares, eclesiásticos, letrados,
magistrados y otras profesiones. Se trataba, pues, de un sistema corporativo
que distaba mucho de considerarse popular.
Se planteaba un grave problema porque el gobierno provisional in-
tentó ejercer el Real Patronato, derivado de la concesión de los reinos de
Castilla y de León, en tiempos del virreinato y por el cual el poder político
podía nombrar candidatos a diversos puestos eclesiásticos, a lo que se ne-
gaba la Iglesia del México Independiente, manifestando que para ello se
requería obtener de la Santa Sede una nueva concesión de Patronato.
Pero el problema fundamental era el económico, que llegó al extremo
de no poder pagar los sueldos a 68 000 soldados que integraban el ejército
nacional, por lo que el Gobierno se fue endeudando de manera
significativa con la Iglesia.
Todo ello originó gran descontento en diversos sectores de la pobla-
ción. Carlos María de Bustamante en su periódico semanal La Abeja de
Chilpancingo atacaba a Iturbide y a otros personajes encumbrados; Francisco
Lagranda escribió un folletín con el título de Consejo prudente sobre una de
las garantías, en donde recomendaba a los españoles vender sus propiedades
y salir del país. A Lagranda se le condenó a seis años de prisión y su
publicación fue destruida; sin embargo, resultaba evidente que la opinión
no era unánime a favor del Imperio. Incluso se llegó a hablar de una cons-
piración encabezada por los antiguos jefes insurgentes. Para colmo, por
esas fechas murió de pleuresía Juan O'Donojú, quien de algún modo re-
presentaba a los españoles peninsulares en esta nueva nación. Su cargo en
la Regencia fue ocupado por Antonio Pérez, obispo de Puebla.
En 1822 México inició sus relaciones exteriores, concretamente con
Londres, Roma y Washington, mientras que la Santa Sede no otorgaba aún
su reconocimiento oficial al país.
El 24 de febrero de ese año se reunió el Soberano Congreso Constitu-
cional, cuyos miembros juraron solemnemente sus cargos en la Catedral
4 Historia del Derecho mexicano

de México y luego se trasladaron al templo de San Pedro y San Pablo, que


sería asiento de este primer cuerpo legislativo.
Desde el inicio de sus actividades el Congreso se enfrentó con Iturbide,
especialmente cuando ordenó que éste no hiciera gasto público alguno sin
su consentimiento y autorización.
Desde un principio se notó en el seno del Congreso la presencia de
tres grupos políticos, aún no partidos:

a) Los borbonistas, quienes postulaban el ascenso al trono de México de


Fernando VII, de acuerdo con lo establecido en el Tratado de Córdoba.
b) Los iturbidistas, que pugnaban por coronar a Agustín de Iturbide.
c) Los republicanos, quienes aspiraban a formar una República, similar
a Estados Unidos de América; en sus filas militaban los antiguos in
surgentes.

Entonces, de España llegó la noticia de que el rey no sólo se negaba a


venir a México, sino que desconocía el Tratado de Córdoba, manifestando
que el virrey o Capitán General O'Donojú no tenía facultades para enajenar
un territorio del suelo español. Esto rompía el último vínculo con España,
por lo que los borbonistas se disolvieron; unos se unieron a los iturbidistas
y éstos a los republicanos. A mayor abundamiento se contaba con el
ejemplo de Colombia, Perú y Argentina, países que habían optado por el
gobierno republicano.
Las relaciones entre Iturbide y el Congreso se hicieron tan tensas que
el libertador renunció a la Presidencia de la Regencia y al cargo de
Generalísimo, si bien el Congreso no llegó a aceptar estas renuncias. Esto
precipitó un golpe famoso en nuestra historia, dado por Iturbide, la noche
del sábado 18 de mayo de 1822, mediante el Regimiento de Celaya, enca-
bezado por el sargento Pío Marcha. Éste logró reunir a muchos efectivos
acuartelados en el ex convento de San Hipólito, atrás de la Alameda Central
de la Ciudad de México, para comenzar una manifestación jubilosa que
gritaba: "¡Viva Agustín I, emperador de México!", a la vez que repartían
licor entre los vecinos, sorprendidos por el ruido de cohetes y fuegos
artificiales, música y disparos al aire.
Agustín de Iturbide salió al balcón de su casa, situada en la actual
avenida Madero, y fue proclamado por la multitud. Hacia las tres de la
mañana los jefes militares enviaron una petición al Congreso para valorar
el pronunciamiento, mientras Iturbide rogaba a la gente que mantuviera el
orden y acatara la decisión del Congreso. Éste sesionó de manera extraor-
dinaria, a partir de las siete de la mañana del día 19. La sesión resultó larga
6. Derecho del México Independiente 5

y al filo de las 13:30 horas Iturbide fue llamado al recinto. Se supo entonces
que, por la negativa de Fernando VII, quedaban anulados el Plan de Iguala
y el Tratado de Córdoba, de modo que era posible para el Congreso tomar
cualquier otra decisión respecto al titular del Imperio Mexicano. En esta
posición se encontraba el diputado Valentín Gómez Farías, de Jalisco,
mientras que otros diputados pedían tiempo para consultar a las provin-
cias. Finalmente se votó con 67 votos a favor y 15 en contra, e Iturbide fue
nombrado oficialmente emperador.
Luego el Congreso manifestó que quedaba disuelta la Regencia y que
la proclamación de Iturbide se justificaba por la negativa de Fernando VII
a ocupar el trono mexicano. Lo cierto es que España no reconoció la Inde-
pendencia de nuestro país sino hasta 1836.

El primer Imperio Mexicano

Agustín de Iturbide se coronó emperador en una solemne ceremonia efec-


tuada en la Catedral de la Ciudad de México, el domingo 21 de julio de
1822. Hubo necesidad de nombrar entre las personas más destacadas del
clero, del ejército y de la antigua nobleza a los que ocuparían diferentes
cargos de las cámaras del emperador y de la emperatriz, haciendo uso de
una etiqueta que tal vez en Europa era adecuada, pero que resultaba ajena
a nuestro medio. La propia doña Josefa Ortiz de Domínguez fue invitada a
formar parte de la cámara de la emperatriz, pero rehusó indignada. Por su
parte, el general Vicente Guerrero escribió una carta desde Tixtla felicitando
al nuevo emperador: "...no me toca otra cosa que añadir mi voto a la
voluntad general, y reconocer como es justo las leyes que dicta un pueblo
libre y soberano".1
Iturbide juró defender, como única, la religión católica, respetar las
leyes emanadas del Congreso, en donde residía la voluntad soberana de la
nación, y también los derechos de cada individuo, en la inteligencia que de
no hacerlo, no fuera obedecido.
La extensión del Imperio Mexicano era notable: además del actual
territorio nacional, abarcaba los vastos territorios del norte que luego se
perdieron a favor de Estados Unidos de América, así como América Central
hasta Costa Rica inclusive, de suerte que tenía por el sur frontera con
Colombia, puesto que Panamá pertenecía a este último país.

; Niceto Zamacois, Historia de México, Salvat, México, 1979, tomo XI, pág. 319.
6 Historia del Derecho mexicano

El primer Congreso Constituyente

La intención inicial de crear un Congreso cuyos miembros fueran electos,


de manera indirecta, en tres instancias, entre las clases privilegiadas fue
promulgar una Constitución propia; muchos diputados se inclinaban por
tomar como modelo la Constitución española, adaptándola en lo posible a
nuestra realidad. Sin embargo, los miembros del Congreso se dividían en
dos grupos radicales: los liberales y los conservadores. Los primeros que-
rían establecer una monarquía muy limitada con varios controles constitu-
cionales, y los conservadores aspiraban a mantener el estado de cosas subor-
dinándose plenamente a las órdenes del emperador. Todo ello retrasó la
elaboración de la Constitución del Imperio, la que era el motivo de creación
del propio Congreso.

La instauración del Imperio

No del todo convencidos los diferentes grupos de poder: clero, ejército,


comerciantes e intelectuales, se estableció el primer Imperio Mexicano,
encabezado por Agustín I, personaje controvertido, aun entre sus contem-
poráneos, quienes se encargaron de destacar sus defectos por encima de
sus virtudes, lo que perjudicaba mucho su imagen. Se magnificaron los
problemas que tenía en su familia y los gastos exagerados de su modo de
vida, con lo cual la base moral del Imperio se vino abajo. De nada sirvió,
en última instancia, la solemne consagración imperial ante los obispos de
Guadalajara, Puebla, Durango y Oaxaca (faltó el de Sonora, que no pudo
llegar a la Ciudad de México), pues ni el emperador fue unánimemente
respetado ni gobernó de manera adecuada. Por el contrario, se vio en la
necesidad de actuar en contra de las decisiones del Congreso, lo que le
hizo merecer la fama de dictador y déspota.

El Reglamento Provisional Político del Imperio Mexicano

El Congreso del Imperio Mexicano, al instalarse el 24 de febrero de 1822,


estableció las bases constitucionales que serían su fundamento:

1. En el Congreso reside la soberanía de la nación.


2. La religión católica, apostólica y romana sería la única, con exclusión
de cualquier otr^.
3. El gobierno sería una monarquía moderada constitucional y el país se
denominaría Imperio Mexicano.
6. Derecho del México Independiente 7

4. Se llamaría a gobernar el Imperio a las personas designadas en el


Tratado de Córdoba (esto fue derogado por decreto del 8 de abril de
ese mismo año).
5. La división tripartita del poder quedaba de la siguiente manera:

• El Poder Legislativo correspondía al Congreso.


• El Poder Ejecutivo a la Regencia.
• El Poder Judiciario a los Tribunales entonces existentes o que se
crearan posteriormente.

6. Se declaró la igualdad de derechos civiles de todos los habitantes li


bres del Imperio, cualquiera que fuera su origen.

Más tarde, al ser designado Iturbide como emperador se disolvió la


Regencia y él ocupó el Poder Ejecutivo del país.
La convocatoria lanzada por la Regencia para integrar el Congreso lo
consideraba bicameral, pero en la práctica nunca se fraccionó. Además, al
reservarse el Congreso el Poder Legislativo, se autoasignó las funciones
constituyente y legislativa ordinaria, lo cual originó muchas controversias,
sobre todo de tipo doctrinal. Así, Lorenzo de Zavala calificaba esta situación
como "falta de reglas".2
Fray Servando Teresa de Mier se convirtió en uno de los más enconados
opositores del emperador, ya que defendía el sistema republicano y poco
a poco logró ganar adeptos para su causa entre los diputados. Algunos de
ellos fueron aprehendidos por órdenes expresas del subsecretario de
Estado, Andrés Quintana Roo, mientras el diputado Valentín Gómez
Farías se pronunciaba por la disolución del Congreso. En el Palacio Imperial
(hoy Nacional) Iturbide explicó ante 40 diputados las razones para disolver
el Congreso, concretamente dos: 1. Que no habían logrado elaborar la
Constitución del Imperio después de cerca de ocho meses de estar reunidos,
y 2. Tampoco habían elaborado ley alguna, sino que habían dedicado el
tiempo sólo a criticarlo y obstaculizar sus actos de gobierno. Por ello, una
vez que el Presidente del Congreso conociera su orden de disolución,
dispondría de 10 minutos para llevarla a cabo. Esto ocurrió en la
madrugada del 31 de octubre de 1822.
En lugar del Congreso se estableció una Junta Nacional Instituyeme
con uno o dos diputados por cada provincia, según el número de sus habi-

■ Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México (1808-1991), 16a. ed., Porrúa, México, 1991,
pág. 121.
8 Historia del Derecho mexicano

tantes. Así se formó un grupo de 45 miembros y ocho suplentes, todos


leales a Iturbide, y se instaló el 13 de noviembre. Sería un cuerpo legislativo
provisional que debería redactar un proyecto de Constitución para someterla
a su aprobación ante un nuevo Congreso que se establecería más adelante.
Es de aclararse que el desaparecido Congreso había formado una
Comisión para elaborar un proyecto de Constitución, integrada por los di-
putados Mendiola, Alcocer, González, San Martín, Godoy, Ibarra, Martínez
de los Ríos, Marín, Jiménez, Abarca, Herrera y Bustamante. Así, se llegaron
a presentar los proyectos siguientes:

1. La Constitución del Imperio (proyecto de organización del Poder Legis


lativo), de un señor Valdés.
2. El Proyecto de Constitución del doctor Herrera.

Ya en forma personal el diputado por Jalisco, Prisciliano Sánchez,


presentó un proyecto que tituló Pacto Federal de Anáhuac, el que desde luego
se pronunciaba por un régimen republicano y federal. 3
En febrero de 1823 la Junta Nacional Instituyente aprobó, con 21 votos
a favor y 17 en contra, el Reglamento Político Provisional del Imperio, do-
cumento que le urgía al emperador para legalizar su gobierno, con lo que
quedaba abolida la Constitución española (art. lo.).
El clero secular y regular conservaba sus fueros y privilegios, y en tal
virtud se pedía reinstalar a las órdenes de hospitalarios y de jesuitas en
aquellos lugares donde aún no tuvieran presencia (art. 4).
Los arts. 7 y 8 confieren la nacionalidad mexicana a todos los habitantes
del Imperio y el voto a los extranjeros que hayan prestado servicios útiles
al país, o que paguen contribución al Estado. Se conceden algunos
derechos o garantías individuales. Se regula la expropiación (art. 13). Se
dice que: "La fuerza pública es esencialmente obediente a la ley" (art. 22) y se
establece la clásica división tripartita del poder (Ejecutivo, Legislativo y
Judicial). Además, se anuncia que se hará una ley electoral.
Se menciona que habrá cuatro ministros: del Interior y de Relaciones
Exteriores; de Justicia y de Negocios Eclesiásticos; de Hacienda; de Guerra
y Marina, y "además una Secretaría de Estampilla" (art. 32). El "emperador
menor" no puede contraer matrimonio, ni salir del Imperio sin consenti-
miento del cuerpo legislativo (art. 38). El art. 90 prevé proteger la propie-

3 José Luis Soberanes Fernández, Una aproximación a la historia del sistema mexicano, Fondo de Cultura

Económica, México, 1992, pág. 119.


6. Derecho del México Independiente 9

dad de los indígenas y de los ciudadanos "beneméritos" e industriosos; el


repartimiento de tierras comunes o realengas, sobre los ejidos precisos a
cada población. También en el art. 99 se propicia el desarrollo de la activi-
dad educativa del país. El Reglamento Provisional consta de 100 artículos, se
expidió el 18 de diciembre de 1822 y lo firmaron Toribio González, Antonio
J. Valdés y Ramón Martínez de los Ríos.

Obra de gobierno

El primer Imperio Mexicano estuvo vigente de 1821 a 1823, si bien Iturbide


fue emperador del 19 de mayo de 1822 al 20 de marzo de 1823, es decir,
aproximadamente 10 meses, por lo cual su obra de gobierno fue muy escasa.
Para colmo, la guarnición española aún retenía el castillo de San Juan de
Ulúa en Veracruz, con lo cual impedía que los productos de esa aduana
llegaran al gobierno imperial. Además, el país estaba empobrecido des-
pués de 11 años de guerra insurgente y en las provincias reinaba el caos;
Jalisco, Yucatán, Zacatecas y San Luis Potosí pretendían formar países in-
dependientes, igual que las provincias de Centroamérica, incluida Chiapas.
Todo ello originaba un estado de inestabilidad muy grave.
El Imperio recurrió a préstamos forzosos y se aumentó considerable-
mente la deuda externa; de esta suerte, con la agricultura y la industria casi
paralizadas, la situación del país era francamente alarmante. Mientras tanto,
los gastos de la Corte iban en aumento; incluso se creó la Orden Imperial
de Guadalupe para rendir homenaje a hombres distinguidos, lo que se
convirtió en un gasto incesante, ya que cada nombramiento implicaba fiestas
y derroche.
Lo más destacado de la administración imperial fue la incorporación
v desincorporación de Centroamérica y Chiapas a México. Al respecto, el
28 de agosto de 1821 en el templo de Santo Domingo el religioso
tapachulteco fray Matías de Córdoba lanzó una proclama al pueblo de Co-
mitán para declarar la independencia de Chiapas. En seguida, el padre Córdoba
invitó a los presentes a pasar a la sacristía para firmar un acta que for-
malizara el "grito de Comitán", pero en ese momento algunos comenzaron
a objetar éste, argumentando que era prudente esperar a saber qué estaba
sucediendo en México. Entonces una mujer llamada Josefina García mani-
festó que si los hombres querían esperar, se quedaran cuidando las casas y
los niños y ellas, las mujeres, apoyarían la causa libertaria. Esto conmovió a
todos y así se firmó el acta respectiva.
Al divulgarse el hecho, lo secundaron Villa Real (hoy San Cristóbal de
las Casas), San Marcos Tuxtla (hoy Tuxtla Gutiérrez), Guatemala, San Sal-
10 Historia del Derecho mexicano

vador, Tegucigalpa, Managua, San José de Costa Rica y Tapachula; todos


se declararon independientes de España.
En esos días Chiapas pertenecía a la Capitanía General de Guatemala,
y el gobernador de ésta, Gabino Gainza, anexó Centroamérica a México,
como ya se ha señalado. Pero hacia los últimos días del Imperio, las provin-
cias de Centroamérica, incluida Chiapas, decidieron separarse, con lo que
resultó evidente el descuido en que se tenía a estas regiones, a las que sólo
se les cobraba impuestos. En realidad, desde su anexión había habido mucha
controversia en algunos casos, como Nicaragua y El Salvador, donde incluso
hubo necesidad de asentar una fuerte guarnición mexicana para evitar
levantamientos. Edmundo O'Gorman dice al respecto: "...es cierto que la
agregación, por lo que toca a la provincia de San Salvador, fue tan sólo
nominal, porque hubo necesidad de someterla por medio de la fuerza".4 Y
Lucas Alamán, ilustre historiador y político guanajuatense de tendencia
conservadora, consideraba que ese vasto territorio que comprendía de Alta
California hasta Costa Rica sólo podía subsistir unido bajo una forma de
gobierno monárquico y rigurosamente constituido.5 Lamentablemente, la
unión duró sólo un año. Mucho influyó en la separación la falta de cuidado
y los errores políticos del Imperio Mexicano, pero también la nefasta
intervención del embajador estadounidense Joel Poinsett, quien avivó las
enemistades y apoyó a los separatistas, puesto que a Estados Unidos no le
era grata la unión de las naciones hispanas porque representaría un obs-
táculo a sus intereses expansionistas; por eso el vecino país del norte com-
batió a toda costa el sueño integrador de Simón Bolívar.
Entonces Chiapas recibió dos invitaciones en sentido contrario:

1. La de Nicolás Bravo, desde Oaxaca, para unirse al Plan de Casa Mata


a fin de derrocar a Iturbide y proclamar la República.
2. La del general Vicente Filisola, desde Guatemala, para que enviara
diputados al Congreso que esa región había convocado el 29 de mar
zo de 1823, con el propósito de que tal cuerpo colegiado resolviera si
debía o no subsistir la unión con México. (Por cierto, el general Filisola
nació en Rivelle, Italia.)

Lamentablemente, Iturbide había abdicado el 20 de marzo anterior y


Filisola, que había sido enviado por el emperador para mantener bajo con-
trol a Centroamérica, optó por dejar que los intentos separatistas siguieran

4
Edmundo O'Gorman, Historia de las divisiones territoriales de México, Porrúa, México, 1973, pág. 40.
5
Lucas Alamán, Historia de México, Tus, México, 1969, tomo II, páe. 306.
6. Derecho del México Independiente 11

su curso. Para colmo, el nuevo gobierno mexicano, en su afán de mostrar


una tendencia republicana y federal, manifestó que respetaría la decisión
del Congreso Centroamericano, porque seguramente representaría la vo-
luntad del pueblo de aquellas provincias. Entonces Guatemala, El Salva-
dor, Honduras, Managua y Costa Rica fundaron la Federación de Provin-
cias del Centro de América, que tuvo una vida muy breve, pues casi de
inmediato se segregaron para formar los países que hoy configuran la re-
gión.
Por su parte, el 8 de junio de 1823 se formó una Junta Provisional
Gubernativa en Chiapas, que la declaró independiente de México y de
cualquier otra nación. Filisola, en este caso, disolvió la Junta y con ello
provocó un levantamiento en Comitán, que proclamó el Plan de Chiapas
Libre (sic), en el que se exigía la inmediata salida de las tropas mexicanas.
La Junta Provisional Gubernativa fue restituida el 30 de octubre de ese
mismo año y Chiapas permaneció separada de México y de Guatemala, hasta
que en septiembre de 1824 decidió su reincorporación a nuestro país.
Con todo esto México perdió sus territorios del sur y la frontera quedó en
el Istmo de Tehuantepec.

La crisis política y la caída del Imperio

Hacia diciembre de 1822, el gobernador de Veracruz, general Antonio López


de Santa Anna, se alzó en armas proclamando la República y junto con el
general Guadalupe Victoria lanzó el Plan de Veracruz, en el que pedía la
reinstalación del Congreso. Más tarde se unieron al Plan los generales Vi-
cente Guerrero y Nicolás Bravo; como se advierte, era la reacción de los
insurgentes desplazados por el Imperio.
El emperador envió a la zona al general Echávarri, pero en vez de combatir
a los rebeldes éste proclamó el Plan de Casa Mata, el 1 de febrero de 1823,
en el que exigía también la reinstalación del Congreso, aunque respetando
al emperador en su cargo.
El grupo de Santa Anna se unió al Plan de Casa Mata (así llamado
porque se firmó en esa hacienda, cerca de Xalapa), y después también se
unió Puebla. Iturbide nombró Jefe del Ejército al marqués de Vivanco,
pero ya no era posible sostener la situación.
El 4 de marzo a las 9 de la noche se decretó la reinstalación del Con-
greso y se disolvió la Junta Instituyeme. Se reunieron entonces unos 50
diputados, pero Puebla exigía que el Congreso se trasladara a esa ciudad,
o que, de quedarse en México, el emperador saliera de la capital a fin de
que no influyera en sus deliberaciones. Ante tal estado de franca
12 Historia del Derecho mexicano

ingobernabilidad, el emperador presentó su solicitud de abdicación ante


el Congreso el 20 de marzo de 1823. Se le fijó entonces como residencia la
ciudad de Tulancingo, mientras se resolvía al respecto.
El Congreso rechazó la abdicación de Iturbide y consideró nulo todo
lo actuado por él desde su "ascenso al trono", porque éste lo obtuvo por la
fuerza (recuérdese el motín del sargento Pío Marcha). Por lo mismo, el
Congreso determinó entregar el Poder Ejecutivo vacante a un triunvirato
formado por los generales Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Pedro
Celestino Negrete. Este triunvirato, que sería provisional hasta que se ela-
borara la Constitución, en la que se definiría el tipo de gobierno del país,
tendría el nombre de Supremo Poder Ejecutivo.
A Iturbide se le asignó una pensión pero se exigió su exilio. Él se
trasladó con su familia y allegados al puerto de Veracruz y el 11 de mayo
de 1823 se embarcó hacia Liorna, Italia, donde se alojó en la casa de campo
de la princesa Paulina Bonaparte, si bien más tarde se ubicó en Londres.
En esta ciudad se percató de la existencia de un famoso pacto entre los
soberanos de la Europa cristiana para restablecer sus dominios y su
hegemonía política. Desde 1815, entre Alejandro I, zar de Rusia; Francisco
I, emperador de Austria, y Federico Guillermo III de Prusia, se había
formado un "pacto religioso" que en realidad era político y trataba de
oponerse a la influencia de los principios de la Revolución francesa y
de Napoleón.
Más tarde se adhirieron a ese pacto España, Portugal, Suecia e incluso
Francia, una vez derrocado Napoleón. Se realizaron varios congresos de
este grupo, al que se denominó La Santa Alianza y que pretendía apoyarse
para recuperar sus dominios en América. Por eso se encomendó a Luis
XVIII de Francia que apoyara a Fernando VII de España en ese intento, y
por esa razón la Santa Sede retardaba su reconocimiento a una nación
eminentemente católica como México. Asimismo, Estados Unidos de Amé-
rica se vio en la necesidad de ejercer presión para evitar que los intereses
europeos chocaran con los suyos de expansión y predominio económico
sobre las nuevas naciones latinoamericanas, de ahí que el Presidente James
Monroe, quien gobernó de 1817 a 1825, proclamara su famoso principio o
doctrina, con el lema de "América para los americanos". Con ello se mani-
festaba que cualquier agresión europea a una nación del mismo continente
sería considerada como internacional y no local; tal fue la declaración de
Monroe ante el Congreso estadounidense el 4 de diciembre de 1823.
Iturbide consideró amenazada la Independencia de México y se puso
en comunicación con el Congreso para ofrecer sus servicios en defensa del
país. Pero este Congreso, ya abiertamente republicano, estimó peligrosa
6. Derecho del México Independiente 13

esta actitud y lanzó un decreto en el que lo declaraba traidor a la patria, lo


mismo que aquellos que lo ayudaran a retornar al país. De intentarlo,
Iturbide sería reo de muerte.
Iturbide ignoró este decreto que nunca le fue comunicado y se embarcó
desde Londres hacia Soto la Marina, pero fue aprehendido por el general
Felipe de la Garza y fusilado en Padilla, Tamaulipas, en cumplimiento de la
sentencia del Congreso de ese Estado, que se basó en el decreto antes
mencionado. Esto ocurrió el 22 de septiembre de 1824.
En su testamento, redactado en Liorna el 27 de septiembre de 1823,
Iturbide manifestaba: "Mexicanos... cuando instruyáis a vuestros hijos en la
historia de la patria, inspiradles amor al primer Ejército Trigarante... Recibid
mi último adiós y sed felices".6

La República
Una de las primeras preocupaciones del gobierno de Iturbide fue entablar
relaciones con otros países. Los primeros en responder a este intento fue-
ron Chile, Colombia y Perú. Estados Unidos de América aceptó al recono-
cimiento de México en 1823 por iniciativa del Presidente James Monroe. El
primer "visitante", que no aún embajador, fue Joel Poinsett, quien dándose |
!
cuenta de la inminente caída del Imperio recomendó a su gobierno no :
enviar a un representante oficial. México envió a Washington a su primer
embajador en ese país, José Manuel Zozoya, y más tarde el mismo Poinsett
se convirtió en embajador.
La situación en México, ahora republicano, era delicada, porque la
Santa Alianza amenazaba con reconquistar las colonias de España en Amé-
rica; Centroaméricay Chiapas se le habían separado. A su vez Estados Unidos
reclamaba la Provincia de Texas porque, según ese país, formaba parte del
territorio de Luisiana que le había comprado a Francia, a pesar de que en
1819 el Tratado Adams-Onís, firmado todavía con España, fijaba claramente
los límites fronterizos. Además, Rusia reclamaba para sí el territorio de la
Alta California; España se resistía a dar su reconocimiento a las nuevas
naciones hispanoamericanas, y la Santa Sede retardaba también ese reco-
nocimiento.
Respecto a Inglaterra, el gobierno provisional mexicano fue reconocido
en 1825. Entonces, Mariano Michelena fue enviado a Londres para

Agustín Iturbide, Su testamento desde Liorna, Colección México Heroico 116, Jus, México, 1973,
pág. 41.
14 Historia del Derecho mexicano

negociar un préstamo, acompañado de Francisco de Borja Migoni, de origen


ecuatoriano, al que hubo de habilitarle la nacionalidad mexicana para que
cumpliera funciones diplomáticas y consulares, pero este sujeto a espaldas de
Michelena y contando con la complicidad de deshonestos banqueros y
comerciantes ingleses, depositó el dinero del préstamo en su propia cuenta y así
logró amasar una buena fortuna. Lamentablemente, al poco tiempo falleció y
por más esfuerzos legales que se hicieron, México terminó perdiendo todo
ese dinero, y quedó, no obstante, endeudado con Inglaterra.
Las relaciones con Francia tampoco fueron muy claras, sino más bien
de facto, es decir, comerciales y no propiamente diplomáticas. Incluso am-
bos países llegaron a la guerra en 1838, como veremos más adelante.

El gobierno provisional

Ante este desolado panorama era urgente definir la estructura política que
debería asumir el país. Al respecto, es importante señalar que Jalisco, Yucatán,
Querétaro, Guanajuato, Zacatecas, Michoacán y Oaxaca se pronunciaban
por una República Federal. Entonces era claro que la forma imperial de
gobierno quedaba totalmente superada, pero en un régimen republicano
debía elegirse entre el centralismo (con un gobierno central prevaleciendo
sobre departamentos internos supeditados), o el federalismo (con estados
autónomos integrando una unión o federación). Así las cosas, el Triunvirato
o gobierno provisional, integrado por los generales Victoria, Bravo y Negrete, y
como suplentes Vicente Guerrero, Mariano Michelena y Miguel Domínguez,
alentó la formación de un Plan de la Constitución Política de la Nación Mexicana,
que está fechada el 16 de mayo de 1823, conformado todavía por el Primer
Congreso Instituyente (el formado, disuelto y luego restaurado por Iturbide),
y que fue redactado por José C. del Valle, diputado guatemalteco, cuando esta
región ya se separaba de nuestro país. De acuerdo con este Plan, el 17 de junio
siguiente se expidió un decreto para convocar a elecciones a fin de integrar
el nuevo Congreso Constituyente, que se instaló el 7 de noviembre. El
Congreso anterior, iturbidista, se disolvió. Así, el nuevo Congreso ya se
entendía separado de lo pactado en el Plan de Iguala y en el Tratado de
Córdoba. El Plan se pronunciaba por el régimen federal.

El segundo Congreso Constituyente

Este ilustre Congreso abrió sus sesiones con el discurso inaugural de Mi-
guel Domínguez, el antiguo corregidor de Querétaro, quien para esos efec-
tos ocupaba el cargo de titular del Poder Ejecutivo.
6. Derecho del México Independiente 15

Hay que advertir que con el triunfo del Plan de Casa Mata, México
quedó dividido en provincias o estados independientes, con un jefe político
y una diputación provincial local. Lo anterior favoreció la presencia de
caciques regionales poderosos como Jerónimo Treviño, Gándara, Servando
Canales, Juan Álvarez, Pesqueira y otros, muchos de los cuales se pronun-
ciaban por el federalismo para asegurar su influencia política regional,
por lo que manipulaban las decisiones de las diputaciones provinciales.
Mientras tanto, los simpatizantes del centralismo consideraban que sólo la
unión formada con un poder fuerte a la manera del antiguo Imperio español
podría mantener la integridad política y territorial de un país tan vasto y
con una geografía y desarrollo contrastados.
Por otra parte, la precaria situación económica del país hacía temer
nuevos brotes de rebeldía; un refrán de la época decía: "Cuando los sueldos
se pagan, las revoluciones se apagan", para referirse al retraso en el pago
de sueldos a burócratas y militares; además de que el experimentado aparato
burocrático colonial había sido desplazado por personas no conocedoras y,
en muchos casos, ineficientes.
Por su parte, las provincias de Michoacán, Guanajuato y San Luis Po-
tosí se reunieron en Celaya para pronunciarse por el federalismo, dispuestas
a separarse del país si no se inclinaba hacia esta tendencia.

Las tesis centralista y federalista. Fray Servando y Ramos Arizpe

Las dos tendencias quedaban ya definidas y había que optar por una de
ellas. Los centralistas tenían como representantes más destacados al pres-
bítero José María Becerra, quien elaboró un voto particular al respecto;
Carlos de Bustamante y sobre todo el ilustre regiomontano fray Servando
Teresa de Mier Noriega y Guerra, quien había sido un gran impulsor de la
Independencia y había convencido a Francisco Javier Mina para luchar por
esa causa en México. En síntesis, los argumentos de los centralistas eran los
siguientes:

1. Ese sistema era de verdadera transición entre el poder monárquico y


el republicano, con lo que se evitaban los cambios drásticos no desea
bles en materia política, sobre todo en un país con grandes masas de
marginados.
2. Un poder central fuerte garantizaría conservar la unión de las dife
rentes provincias.
3. La economía podría fortalecerse con un poder central organizador,
con planes de aplicación general.
16 Historia del Derecho mexicano

Para divulgar sus ideas los centralistas publicaban un periódico:


El Sol.
A su vez, los federalistas contaban con gente como Lorenzo de Zavala,
Juan de Dios Cañedo, Valentín Gómez Farías, Juan Cayetano Portugal y
José María Covarrubias, pero sobre todo con Manuel Crescencio Rayón,
Prisciliano Sánchez y Miguel Ramos Arizpe, originario de Coahuila, dipu-
tado a Cortes en Cádiz, gran luchador político, que incluso sufrió prisión
en España y al que se le ha denominado Padre del federalismo mexicano. Los
argumentos federalistas eran:

1. Solamente un sistema que dé autonomía a cada provincia permitirá


que regiones con cultura divergente puedan permanecer unidas.
2. La unión de las soberanías estatales garantizaría un gobierno general
más sólido, un ejecutivo fuerte capaz de enfrentar los más grandes
problemas nacionales o internacionales, con la ayuda de un Congreso
también fuerte, en donde se escuchara la voz auténtica y libre de to
das las provincias.
3. Ya se ha dicho que varios Estados (Texas, Coahuila, Tamaulipas, Jalis
co, Michoacán, San Luis Potosí, Guanajuato, Zacatecas y Yucatán) se
separarían de no adaptarse a este régimen. Chiapas, ya separada, tal
vez accediera reunificarse si México se erigiera en República federal.

Los federalistas también editaron su periódico: El Águila Mexicana.


En estas ideas contribuían el Pacto Federal de Anáhuac, que en 1823 lanzó
Prisciliano Sánchez, y la Constitución de los Estados Unidos de América, de
la que según decía Lorenzo de Zavala circulaba una edición con pésima
traducción, publicada en la ciudad de Puebla.
El segundo Congreso Constituyente actuó en tres etapas:

1. Primero confirmó su tendencia federalista con base en lo establecido


en el voto por la forma de República federal.
2. Luego expidió el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, con 36
artículos, donde manifestaba su posición federal. Este documento, fe
chado el 31 de enero de 1824, consta de tres partes:

• En la primera se establecen los principios fundamentales que da


ban origen a la nación, como la soberanía popular, la forma de
gobierno republicano, representativo, popular y federal; la división
de poderes, etcétera.
• En la segunda, los órganos de gobierno y sus facultades.
6. Derecho del México Independiente 17

• En la tercera, las previsiones generales para efectuar todo lo antes


expresado. Sin embargo, no se consagra ningún derecho o garantía
individual.

3. La promulgación de la esperada Constitución Federal, en 1824.

La Constitución de 1824

Con base en el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, aprobada el 24 de


enero de 1824, en la que el país se postulaba por una República federal, el
1 de abril siguiente comenzó a discutirse el proyecto de Constitución, que fue
aprobada el 3 de octubre de ese año y publicada al día siguiente.
El nombre oficial del documento es Constitución Federal de los Estados
Unidos Mexicanos. Se caracteriza, entre otras cosas, porque en sus 171 artículos
establece lo siguiente:

a) Proporciona el nombre oficial del país: Estados Unidos Mexicanos.


b) Se presenta "En nombre de Dios Todopoderoso, autor y supremo le
gislador de la sociedad".
c) México se ostenta como república, representativa, popular y federal.
d) En su territorio se integraron los estados de Chiapas, Chihuahua,
Coahuila y Texas, Durango, Guanajuato, México, Michoacán, Nuevo
León, Oajaca (sic), Puebla de los Angeles, Querétaro, San Luis Potosí,
Sonora y Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Xalisco (sic), Yucatán,
el de los Zacatecas (sic); y los Territorios de Alta California, Baja
California, Colima y Santa Fe de Nuevo México. Es de observarse que
Coahuila y Texas estaban unidas, lo mismo que Sonora y Sinaloa; ade
más, Chiapas había decidido, por la voluntad mayoritaria de sus ayunta
mientos, ingresar de nuevo en el territorio mexicano, decisión que se so
lemnizó el 14 de septiembre de 1824, es decir, unos días antes de que
se firmara la Constitución. Por ello su ingreso se hizo sobre la base de
que México adoptaba el régimen federal, de modo que se dice que no
se trata de una incorporación, sino de algo más profundo: una
federalización. También debe tomarse en cuenta que el Soconusco, es
decir, la franja costera de esa entidad, no se anexó en ese momento,
sino hasta la época del Presidente Santa Anna, por lo que ese lugar
quedó durante casi 20 años en una situación ambigua, entre ser autó
noma o incorporarse a México o a Guatemala. Lo curioso es que por
orden alfabético Chiapas encabezaba la relación de las entidades del
país, ya que Aguascalientes estaba incorporada a Zacatecas y las
18 Historia del Derecho mexicano

Californias eran territorios, al igual que Colima. Sin embargo, Coahuila


y Texas debieron nombrarse antes.
También es interesante hacer notar que en el mismo art. 5o. de
esta Constitución, en donde se dan a conocer las entidades confi-
gurativas de la Federación, se manifiesta que "Una ley constitucional
fijará el carácter de Tlaxcala", lo que implica que Puebla y Tlaxcala no
terminaron de decidirse respecto al carácter de esta última, entre
formar parte de Puebla o ser un estado aparte, como finalmente
ocurrió.
Las entidades actuales que allí faltan estaban integradas a otros esta-
dos, como Nayarit, Quintana Roo, Campeche, Morelos, Guerrero, Hi-
dalgo, etc. Tampoco se señala específicamente al Distrito Federal como
la capital del país, pero no en la Constitución sino en la ley posterior.
e) El Poder Legislativo se integra con dos cámaras: la de diputados y la
de senadores. Se elegiría un diputado por cada 80 mil habitantes, y un
suplente por cada tres propietarios. La Cámara de Senadores tendría
dos por cada entidad federativa. Éste era el modelo tomado de la
Constitución estadounidense.
f) Se establece que al cabo de cinco años se levantará un censo de pobla-
ción, que se renovará cada 10 años, precisamente para efectos electo-
rales. La elección de los miembros del Congreso es indirecta.
g) Para ser electo diputado se requería una edad mínima de 25 años y de
30 para ser senador.
h) La apertura de sesiones del Congreso sería cada año el 1 de enero. En
esta fecha el titular del Poder Ejecutivo rendiría su informe y éste
sería contestado por quien presidiera el Congreso.
i) Se establecía la Presidencia y la Vicepresidencia de la República; el
Vicepresidente asumiría las facultades y prerrogativas del Presidente,
en caso de imposibilidad física o moral de éste.
j) La elección de estos dos funcionarios era indirecta: primero en las
cámaras locales y luego en el Congreso. El ciudadano con mayor número
de votos sería el Presidente; el que le siguiera sería Vicepresidente. Esto
dio origen a que ellos fueran de diferente facción política, lo que
propició discordias graves y verdaderos rompimientos. El cargo duraba
cuatro años.
k) Ya se establece la obligación del refrendo para todas las disposiciones
del Ejecutivo, por parte de los Secretarios del despacho respectivo.
1) El Poder Judicial federal se depositaba en una Corte Suprema de Justi-
cia, Tribunales de Circuito y Jueces de Distrito. La Corte se integraba
con 11 ministros, divididos en tres salas y un fiscal. Los ministros eran
6. Derecho del México Independiente 19

electos por las legislaturas de los estados y por el Congreso y se les


llamaba individuos.
m) Se establece el sistema para interpretar y, en su caso, modificar la
Constitución.
n) No se establece un capítulo específico de declaración de derechos
fundamentales de la persona (parte dogmática), menos aún las garan-
tías de estos derechos. Sí hay intolerancia religiosa, sólo se practicaría
la fe católica.

Empero ésta fue, con sus limitaciones, pero con gran entusiasmo po-
pular, la primera Constitución del México Independiente. De acuerdo con
lo anterior y en forma esquemática, las constituciones de México han sido
las que se muestran en el cuadro 6.1.

Cuadro 6.1. Constituciones de México.

Denominación Año de Origen


expedición

Constitución Política de la 1812 Todavía bajo el régimen colonial


Monarquía Española

Decreto Constitucional 1814 Del Congreso de Anáhuac,


para la Libertad de la inspirado en el pensamiento de
América Mexicana José María Morelos

Constitución de los Estados 1824 Del Segundo Congreso


Unidos Mexicanos Constituyente, que establece una
República federal

Bases y Leyes Constitucionales 1836 Son Siete Leyes que establecen


de la República Mexicana una República centralista

Bases de la Organización 1843 Forma una República representativa y


Política de la República popular. Continúa el régimen
Mexicana (Bases Orgánicas) centralista

Acta Constitutiva y 1847 Reinstala el federalismo de la


de Reformas Constitución de 1824

Constitución Federal de los 1857 Establece un régimen liberal


Estados Unidos Mexicanos

Constitución Política de los 1917 Establece las garantías sociales y


Estados Unidos Mexicanos los principios emanados de la
Revolución Mexicana de 1910
20 Historia del Derecho mexicano

Los gobiernos republicanos

Al establecerse el gobierno republicano con la Constitución de 1824, se


sucedieron en el ejercicio del Poder Ejecutivo varios presidentes, en oca-
siones de manera muy irregular, debido a las pugnas que se suscitaron
entre federalistas y centralistas, y más tarde entre liberales y conservadores
(cuadro 6.2).

Cuadro 6.2. Gobiernos republicanos a partir de la Constitución j 1824.*


d<
Tipo de
Período Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
1824-1829 General Tamazula Federalista En su gobierno comenzó a
Guadalupe Intendencia usarse el término ciudadano y
Victoria de Nueva el lema "Dios y Libertad". Pro-
Vizcaya, hoy pagó la fundación de las logias
Durango yorkinas. Fundó el Museo Na-
cional y expulsó a los españo-
les del último reducto que aún
tenían en México: el castillo de
San Juan de Ulúa, en Veracruz.
El 20 de diciembre de 1827 or-
denó la expulsión de los espa-
ñoles en todo el país por la re-
belión del padre Joaquín Are-
nas, quien luego fue fusilado. A
raíz de esto hubo un levanta-
miento en Otumba y Tulancingo
encabezado por el Vicepresi-
dente Nicolás Bravo, quien
fue derrotado y desterrado.

1 de abril General Tixtla de Federalista El incipiente Partido Liberal, de


a 19 de Vicente Guerrero, origen masónico yorquino, se
diciembre Guerrero Gro. dividió entre la postulación de
de 1829 Manuel Gómez Pedraza y Vi-
cente Guerrero. La elección
la ganó Gómez Pedraza, pero
los guerrerístas no lo aceptaron
________ (continúa)
* Este cuadro contiene solamente los datos más relevantes de cada periodo presidencial. Debe observarse que en
ocasiones es muy difícil determinar con precisión el tiempo durante el cual se desempeñó la Presidencia de la
República, dada la inestabilidad política de algunas etapas de la historia nacional, además de que a veces simultá-
neamente se tuvo a dos presidentes en funciones, naturalmente de facciones distintas. También es de considerarse
los casos en que los presidentes delegaban por breve tiempo el poder, a fin de combatir algún brote rebelde o una
invasión extranjera, aunque de hecho no perdieron el control político del país. Esto explica, por ejemplo, las "once
presidencias" del general Antonio López de Santa Anna.
6. Derecho del México Independiente 21

Cuadro 6.2. (Continuación.)

Periodo Tipo de
Presidente Origen gobierno Aspectos destacados

y hubo brotes rebeldes en todo


el país. El general Antonio
López de Santa Anna se alzó
en Xalapa, pero fue derrota-
do. En la Ciudad de México,
en su mercado principal "El
Parián" se amotinó el pueblo
con los generales José María
Lobato y Vicente Guerrero, el
coronel Lucas Balderas y Lo-
renzo de Zavala. Al grito de
"¡Viva Guerrero, viva Lobato y
viva lo que arrebato!", los co-
merciantes sufrieron un robo
de más de un millón de pesos,
entre dinero y mercancías.
Gómez Pedraza renunció a la
Presidencia, no ejercida, y
Guerrero de hecho se convir-
tió en el segundo Presidente
de México.
Trató de colonizar Texas y
Coatzacoalcos, pero el 27 de
julio de 1829 el país fue inva-
dido desde Cuba por el co-
mandante español Isidro
Barradas, quien fue derrota-
do por los generales Manuel
Mier y Terán y Antonio López
de Santa Anna en Tampico.
Más tarde el Vicepresidente
Anastasio Bustamante se su-
blevó en Xalapa. Guerrero
trató de combatirlo, pero fue
derrotado y destituido por el
Congreso; entonces se refugió
en las montañas del sur, luego
se fraguó su captura por 50
000 pesos en oro, que se le
pagaron al capitán del barco
genovés Colombo, Francisco
Picaluga, quien traicionó en
Acapulco a Guerrero y lo llevó
a Huatulco, de don-
(contínúa)
22 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.2. (Continuación.)


Tipo de
Periodo Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
de fue trasladado a Oaxaca.
Finalmente, un Consejo de
Guerra lo sentenció a ser fu-
silado en Cuilapan el 14 de fe-
brero de 1832.
18 a 23 de Lie. José Hacienda de Federalista José María Bocanegra fungió

diciembre María La Troje, en Triunvirato como Presidente de la Suprema


de 1829 Bocanegra, Guanajuato Corte de Justicia de la Nación
Lucas (hoy Ciudad en el gobierno de Vicente Gue-
Alamán y Procer), Gto., rrero y lo sustituyó en la Presi-
general México, D.F. dencia de la República cuando
Luis partió a combatir a los rebeldes
Quintanar de Bustamante en Xalapa.
El comandante militar de la Ciu-
dad de México, Luis Quintanar,
lo destituyó y Bocanegra se
retiró a la vida privada. Años
más tarde fue Secretario de
Relaciones Exteriores. Tuvo
fama de honesto. Escribió
Memorias para la historia de
México Independiente. Murió
en la capital en 1862.
Lucas Alamán (1792-1853)
fue un ilustre intelectual. Fue
diputado a Cortes en Cádiz y,
más tarde, destacado miem-
bro del grupo conservador.

23 a 31 de Lie. Pedro Zacatecas, Federalista Suplió a José María Bocanegra


diciembre Vélez Zac. Interino en la Presidencia de la Supre-
de 1829 ma Corte de Justicia de la Na-
ción y en la de la República.
Gobernó al país durante ocho
días, en calidad de triunviro y
luego se retiró a la vida priva-
da. Murió en México en 1848.
1830-1832 General Jiquilpan, Federalista Si bien representaba los intere-

Anastasio Mich. Interino ses de los antiguos iturbidistas


Bustamante y centralistas, subió a la Pre-
(primera sidencia por la rebelión de
Presidencia) Xalapa. Tuvo que enfrentar le-
icontinúa)
6. Derecho del México Independiente 23

Cuadro 6.2. {Continuación.)


Tipo de
Periodo Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
vantamientos en Veracruz,
Texas, Tampico, Acapulco,
Guanajuato, Toluca, San Luis
Potosí, Guadalajara, Puebla,
Zacatecas, Michoacán, Nue-
vo León y Coahuila. La ingo-
bernabilidad era tal y el des-
orden público tan manifiesto
que fue obligado a firmar los
Convenios de Zavaleta en
Puebla, el 23 de diciembre de
1832, para retirarse de la Pre-
sidencia y nombrar en su lu-
gar al general Manuel Gómez
Pedraza. Bustamante se fue
a Europa y regresó en 1836.

14 de agosto General Santa Rosa Federalista Suplió al general Anastasio


a 26 de Melchor (hoy ciudad Interino Bustamante cuando fue a
diciembre Múzquiz Múzquiz), combatir a los rebeldes en
de 1832 Coah. Guanajuato. El Congreso lo
designó Presidente interino.
Tuvo fama de honesto, al gra-
do de que murió en la más
completa pobreza, a pesar de
haber desempeñado altos
cargos públicos, incluso la
Presidencia del Congreso
Constituyente de 1836. Su
rectitud en el manejo del, de
por sí, exhausto erario, era
proverbial.

1832-1833 General Santiago de Federalista Trató de llevar hasta sus últi-


Manuel Querétaro, Interino, mas consecuencias, sin lo-
Gómez Qro. aunque grarlo, la expulsión de los es-
Pedraza representaba pañoles perniciosos.
al grupo
centralista
1833 General Xalapa Federalista Fue 11 veces Presidente de la

Antonio (hoy de República, aunque por perío-


López de Enríquez), dos muy cortos. Sin embargo,
Santa Anna Ver. encabezó la política mexica-
{continúa)
24 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.2. (Continuación.)

Periodo Tipo de
Presidente Origen gobierno Aspectos destacados

(primera na durante casi 25 años, a ve-


Presidencia) ces militando a favor del fe-
deralismo y otras a favor del
centralismo. En esta primera
Presidencia solicitó licencia
para retirarse a su hacienda
de Manga de Clavo, por lo que
el Vicepresidente Valentín
Gómez Farías tomó el cargo.

1 de abril Dr. Valentín Guadalajara, Federalista A unos cuantos días de su go-


a 18 de Gómez Farías Jal. Interino bierno se inició la llamada pri-
junio de (primera mera Reforma Liberal. Abolió
1833 Presidencia) la pena de muerte por delitos
políticos. Solicitó a Roma la
disminución de días festivos.
Pugnó, sin lograrlo, por que se
abolieran los fueros, las primi-
cias y las exenciones de im-
puestos. Propuso al Congreso
que no dejara de sesionar ni
en Semana Santa. Suprimió la
coacción para cumplir los vo-
tos monásticos. Eliminó al clero
de la enseñanza pública.
Secularizó las misiones de
Baja y Alta California. En
Veracruz y otros estados se
dictaron medidas para incau-
tar los bienes del clero. Cerró
la Universidad para crear la di-
rección de Instrucción Pública.
Fundó la Biblioteca Nacional.
Todos los ataques contra el clero
provocaron una violenta re-
belión de tipo "cristero", con los
Planes de Religión y Fueros,
en Morelia y en Cuernavaca.
Santa Anna regresó al poder y
Gómez Farías fue destituido y
desterrado a Nueva Orieans.
{continúa)
6. Derecho del México Independiente 25

Cuadro 6.2. (Continuación.)


Tipo de
Periodo Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
1833-1835 General Federalista Disolvió las cámaras del Con-
Antonio con greso de la Unión. Se trató de
López de tendencia llevar a la República hacia el
Santa Anna al centralismo. Se redujo el núme-
(segunda centralismo ro de milicias en los estados a
Presidencia) fin de controlarlos. Convocó
a un Congreso Constituyente.

1835-1836 General Ciudad del Federalista Mientras él gobernaba interina-


Miguel Maíz, S.L.P. Interino mente, Santa Anna derrotó al
Barragán federalismo en Zacatecas y
formó el Departamento de
Aguascalientes.

1835 General Centralista Se expidieron las Siete Leyes


Antonio Constitucionales que dieron
López de base al centralismo. Texas se
Santa Anna rebeló contra el centralismo y
(tercera pidió su separación de México.
Presidencia)

1836-1837 Lie. José Guadalajara, Centralista Mientras él gobernaba, Santa


Justo Corro Jal. Interino Anna fue a Texas para comba-
tir la rebelión de los colonos del
lugar, pero fue hecho prisione-
ro y firmó el Tratado de Velasco
en que se reconocía la separa-
ción de esa región. En ese tiem-
po la Santa Sede y España re-
conocieron la Independencia de
México. Redujo a la mitad el
valor de la moneda de cobre.

1837-1839 General Centralista Su gabinete fue muy inestable,

Anastasio con frecuentes cambios de ti-


Bustamante tulares. Varios temblores afec-
(segunda taron la capital y casi destru-
Presidencia) yeron el puerto de Acapulco.
Hubo varías rebeliones en el
país. Se desarrolló la primera
guerra internacional de Méxi-
co, esta vez contra Francia,
conocida como Guena de los
Pasteles.
(continúa)
26 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.2. (Continuación.)


Tipo de
Periodo Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
1839 General Centralista Ocupó la Presidencia de mar-
Antonio Interino zo a agosto de ese año. Se
López de sepultó con honores la pier-
Santa Anna na que había perdido en com-
(cuarta bate contra los franceses. Lo-
Presidencia) gró la paz con Francia me-
diante un convenio desventa-
joso económicamente para el
país. Reprimió la prensa y
esto le atrajo muchos enemi-
gos. Solicitó permiso para re-
tirarse del poder.
1839 General Chilpancingo Centralista El Congreso lo nombró interina-

Nicolás (hoy de los Interino mente. Trató de mantener el


Bravo Bravo), Gro. orden en medio de numerosos
(primera conflictos internos y externos,
Presidencia) y también procuró poner al día
las muy deficientes finanzas
públicas.

1839-1841 General Centralista Se establecieron relaciones


Anastasio diplomáticas con España.
Bustamante Yucatán se proclamó como
(tercera República, aunque luego se
Presidencia) reincorporó a México. Hubo
varios levantamientos en el
país, el más grave en Tacuba,
que culminó con la firma del
Plan de la Presa de la Estan-
zuela, por el que el general
Bustamante renunciaba a la
Presidencia de la República
y se iba a Europa. Se formó
una Junta de Notables.
Septiembre Francisco Xalapa Centralista Lo nombró la Junta de Nota-

a octubre Javier (hoy de moderado bles. A pesar del corto tiempo


de 1841 Echeverría Enríquez), Interino de su mandato, aprovechó la
(comerciante) Ver. oportunidad para hacer nego-
cios propios. Ya retirado del
cargo, exigió el pago de suel-
dos que según él no se le ha-
bían pagado.
(continúa)
Cuadro 6.2. {Continuación.) 6. Derecho del México independiente 27

Tipo de
Periodo Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
1841-1842 General Centralista Designado por la Junta de No-
Antonio moderado tables. Aumentó el sistema de
López de leva para recluitar soldados.
Santa Anna Persiguió a los falsificadores de
(quinta moneda. Se convocó a otro
Presidencia) Congreso Constituyente, pero
éste no se formó por haber
muchos prisioneros federalis-
tas. Su gobierno cayó en la des-
honestidad y la arbitrariedad.
Construyó el Teatro Santa
Anna, luego Nacional, y el Mer-
cado del Volador. Quiso cons-
truir un monumento a la Inde-
pendencia en la Plaza de la
Constitución, del que sólo se
alzó el zócalo, de ahí el nom-
bre popular de esa zona. Pi-
dió permiso al Congreso para
retirarse a su hacienda de
Manga de Clavo.

1842-1843 General Centralista Sofocó una rebelión en Chilapa,

Nicolás Bravo moderado Gro. Se enemistó con el Con-


(segunda Interino greso y terminó por disolverlo.
Presidencia)

Mayo a General Centralista Expidió una nueva Constitución

octubre Antonio centralista conocida como Ba-


de 1843 López de ses Orgánicas. Aumentó es-
Santa Anna candalosamente los impues-
(sexta tos. Abiertamente reprimió
Presidencia) cualquier oposición. De nue-
vo se tensionó el proyecto se-
paratista de Yucatán. Se ene-
mistó con el clero por algunas
medidas arbitrarías. Solicitó per-
miso para retirarse a Xalapa.

1843-1844 General Monterrey, Centralista Fue nombrado interinamente


Valentín N. L Interino y sin mayor autorización por
Canalizo el propio Santa Anna. Redujo
(primera los impuestos y se enfrentó
Presidencia) al Congreso, que no lo reco-
{continúa)
28 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.2. (Continuación.)


Tipo de
Periodo Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
nocía debido a su origen ile-
gítimo; entonces entregó de
nuevo el poder al general
Santa Anna.
Junio a General Centralista Trató de obtener autorización
septiembre Antonio ante el Congreso para empren-
de 1844 López de der una campaña contra Texas,
Santa Anna que ya era República indepen-
(séptima diente. Como se lo negó, San-
Presidencia) ta Anna se declaró enemigo de
este cuerpo colegiado. Por
esos días murió su esposa,
María Inés de la Paz García,
y Santa Anna solicitó permi-
so para retirarse del poder a
fin de recuperarse de este fa-
llecimiento.

12 a 24 de General Xalapa Centralista Fue nombrado Presidente in-


septiembre José (hoy de Interino terino por unos días, para que
de 1844 Joaquín Enríquez), luego lo hiciera el general
de Herrera Ver. Valentín Canalizo. Únicamente
(primera presidió los festejos de la In-
Presidencia) dependencia.

Septiembre General Centralista Disolvió al Congreso y empren-


a diciembre Valentín Interino dió una rebelión popular que
de 1844 Canalizo hizo derribar la estatua de San-
(segunda ta Anna ubicada en la Plaza
Presidencia) de la Constitución, en México.

6 a 30 de General Centralista Era honesto y llegó al grado de

diciembre José Joaquín Interino empeñar algunas pertenencias


de 1844 de Herrera para sostener a su familia, a
(segunda pesar de ser el Presidente de
Presidencia) la República. Indultó a los pre-
sos de buena conducta. Tra-
tó de establecer la política del
país entre el centralismo y el
federalismo, repartiendo algu-
nos cargos entre los partida-
rios de unos y otros.
(continúa)
6. Derecho del México Independiente 29

Cuadro 6.2. {Continuación.)

Periodo Tipo de
Presidente Origen gobierno Aspectos destacados

1844-1846 General José Centralista Santa Anna había salido del


Joaquín de país, por lo que el Congreso
Herrera declaró a Herrera Presidente
(tercera ya no interino sino constitucio-
Presidencia) nal. Por esos días Texas se
incorporaba a Estados Unidos
y se planteó el problema de
límites con ese país. La situa-
ción se tornó tensa. Herrera
hizo lo posible por evitar la
guerra, pero no lo logró.

Enero a General México, D.F. Centralista Tomó el mando del ejército de


julio de Mariano unos 6 000 hombres que con
1846 Paredes y trabajos había reunido el Presi-
Arrillaga dente Herrera para marchar
al norte, a fin de combatir al in-
vasor estadounidense, pero en
San Luis Potosí se alzó en ar-
mas contra Herrera y retomó a
la capital, apoderándose de la
Presidencia a partir del 2 de
enero de 1846. Con esta grave
traición fue incapaz de orga-
nizar la defensa del país.
Yucatán se volvió a separar de
México y formó una Repúbli-
ca neutral en el conflicto con
el invasor. Hubo un pronuncia-
miento en contra del Presidente
Paredes desde Guadalajara
por parte del general José Ma-
ría Yáñez. Paredes decidió ir
personalmente a combatir y
dejó en el cargo al general Ni-
colás Bravo.

Trató desesperadamente de
Julio a General Centralista
organizar la defensa del país,
agosto Nicolás Bravo Interino
pero hubo un levantamiento
de 1846 (tercera
en la Ciudadela, por parte del
Presidencia)
general Mariano Salas, y se
vio obligado a renunciar.
(continúa)
30 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.2. (Continuación.)


Tipo de
Periodo Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
Agosto a General México, D.F. Federalista Restableció la Constitución
diciembre Mariano de 1824 y, consecuentemente,
de 1846 Salas el régimen federal. Convocó a
un nuevo Congreso Constitu-
yente.
Diciembre General Federalista Se formó un nuevo Congreso
de 1846 Antonio Constituyente que deliberó en
a enero López de medio de la guerra invasora.
de 1847 Santa Anna Santa Anna solicitó permiso
(octava para combatir al enemigo, por
Presidencia) lo que se trasladó a San Luis
Potosí y quedó en la Presi-
dencia el Vicepresidente, que
era de nuevo Valentín Gómez
Farías.

Enero a Dr. Valentín Federalista Trató de apoyar económica-


mayo de Gómez mente la guerra contra los in-
1847 Farías vasores estadounidenses, por
(segunda lo que ordenó la confiscación
Presidencia) de los bienes del clero. Con ello
provocó alzamientos en Puebla
y en la Ciudad de México, en
donde el cura de San Antonio
Tomatlán ocasionó un tumul-
to. También se dio la famosa
rebelión de "los Polkos". San-
ta Anna regresó a calmar los
ánimos y a hacerse cargo de
la Presidencia.
Marzo a General Federalista Trató de coordinar desde la

abril de Antonio capital la defensa del país.


1847 López de
Santa Anna
(novena
Presidencia)

Abril a General Huichapan, Federalista Apoyó desde la capital con di-

mayo de Pedro María Hgo. Interino nero y efectivos al ejército en


1847 Anaya campaña. Después de la ba-
(primera talla de Cerro Gordo convocó
Presidencia) a una junta militar para que re-
(continúa)
I
Cuadro 6.2. (Continuación.) 6. Derecho del México Independiente 31

Tipo de
Periodo Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
solviera respecto a la defensa
de la Ciudad de México, a la
que declaró en estado de
emergencia. Entregó el poder
al general Santa Anna el 20 de
mayo de 1847 y se reintegró al
ejército para defender al país.
Mayo a General Federalista Al día siguiente de tomar po-

septiembre Antonio sesión, el 21 de mayo se pro-


de 1847 López de clamó el Acta de Reformas a
Santa Anna la Constitución con la que ofi-
(décima cialmente se estableció de
Presidencia) nuevo el federalismo. El Con-
greso se trasladó a Querétaro
porque el invasor estadouni-
dense había tomado la ciudad
de Puebla y avanzaba hacia
la capital. Después de la de-
rrota de Chapultepec en la
noche de ese mismo 13 de
septiembre, Santa Anna aban-
donó la capital y salió hacia
Querétaro. Renunció al cargo
en la Villa de Guadalupe.
16 de Lie. Manuel Tacuba, Federalista Había sido Presidente de la
septiembre de la Peña D.F. Suprema Corte de Justicia de
al 13 de y Peña la Nación y miembro del Poder
noviembre Conservador. Negoció el trata-
de 1847 do de Guadalupe-Hidalgo por el
que México perdió más de la
mitad de su territorio. El Con-
greso dividido y con profundos
intereses de partido, obstacu-
lizaba cada acción ejercida por
el Presidente para poner orden
en el país, por lo que lo obli-
garon a renunciar al cargo.
Noviembre General Federalista Continuó las negociaciones
de 1847 a Pedro María para establecer la paz con Es-
enero de Anaya tados Unidos. Trató de evitar
1848 (segunda que triunfara un movimiento
Presidencia) separatista en Michoacán y de
(continúa)
32 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.2. (Continuación.)

Periodo Tipo de
Presidente Origen gobierno Aspectos destacados

contener a la prensa nacional


que se manifestaba abierta-
mente contra su gobierno.
Concluyó su periodo, que el
propio Congreso, cuando lo
nombró, limitó al 8 de enero.

Enero a Lie. Manuel de Federalista Tuvo que firmar el 2 de febrero


junio de la Peña y el fatídico Tratado de Guada-
1848 Peña (segunda lupe-Hidalgo, con el que se
Presidencia) puso fin a la guerra con Esta-
dos Unidos. Este tratado se
ratificó el 30 de mayo en
Querétaro, ya que desde que
la capital cayó en manos de
los invasores el gobierno
mexicano despachaba en esa
ciudad del Bajío.

Junio de General José Federalista Quiso renunciar al cargo, pero


1848 a Joaquín de no le aceptaron la renuncia.
enero de Herrera (cuarta Trasladó su gobierno a Mix-
1851 Presidencia) coac, mientras el ejército in-
vasor abandonaba el país.
México estaba en total postra-
ción económica y moral y abun-
daba el bandidaje en ciudades
y campos. En Aguascalientes
el ex presidente usurpador y
traidor a la patria Mariano Pa-
redes y Arríllaga se alzó en ar-
mas desconociendo el Tratado
de Guadalupe-Hidalgo y ca-
lificando de traidores a los
mexicanos que lo negociaron
y firmaron. Finalmente, este
individuo fue derrotado en
Guanajuato, logró huir al ex-
tranjero y regresó en 1849 por
la amnistía que Herrera con-
cedió a los mexicanos que
apoyaron la invasión, no ocu-
pó ya cargo alguno y fue dado
de baja vergonzosamente del
{continúa)
I 6. Derecho del México Independiente 33

Cuadro 6.2. {Continuación.)


Tipo de
Período Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
ejército, pero no se le enta-
bló juicio por su proceder
irresponsable cuando derrocó
al gobierno en plena guerra
de intervención extranjera.
El Presidente Herrera estable-
ció la línea telegráfica México-
Puebla. Ofreció su apoyo a
Yucatán (entonces república
independiente) para calmar la
guerra de castas y se logró,
en agosto de 1848, que la pe-
nínsula se reincorporara a
México. Concluyó su periodo,
dejando el cargo a disposición
del Congreso.
1851 a 1853 General San Luis Federalista Se enfrentó a serios problemas

Mariano Potosí, económicos y políticos. Hubo


Arista S.L.P. levantamientos en varias par-
tes del país, sobre todo en
Tamaulipas, en Jalisco y en
Michoacán. Finalmente la re-
belión del Plan de Hospicio
Cabanas en Guadalajara
triunfó con adhesión en Duran-
go y en Veracruz, por lo que
el Presidente renunció.
5 de enero Lie. Juan Durango (hoy Federalista Fue Presidente de la Suprema

a 8 de Bautista Victoria de Interino Corte de Justicia de la Nación.


f
ebrero de Ceballos Durango), Trató de reformar la Constitu-
1853 Dgo. ción sin lograrlo, por lo que se
enemistó con el Congreso y
renunció.
Febrero a General México, D.F. Arregló el camino a Veracruz y

abril de Manuel María el de Acapulco; reguló la na-


"853 Lombardini vegación por el lago de Chalco.
Se creó la Escuela de Ingenie-
ros adjunta a la Academia de
San Carlos. Se convocó a elec-
ciones en las que salió triun-
fante el general Santa Anna.
[continúa)
34 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.2. (Continuación.)

Periodo Tipo de
Presidente Origen gobierno Aspectos destacados

1853-1855 General Federalista Se inclinó hacia la corriente con-


Antonio López servadora; suprimió la libertad
de Santa Anna de imprenta. Restableció la
(decimaprimera Orden de Guadalupe creada
Presidencia) por Iturbide. Aumentó la leva.
Dilapidó el erario; estableció
impuestos por uso de puer-
tas, ventanas, y por tener ani-
males domésticos. A solicitud
de la Legislatura se le dio el
título de Alteza Serenísima;
se prorrogaba su mandato por
tiempo indefinido y se le da-
ban facultades para nombrar
a su sucesor. En 1855 vendió
a Estados Unidos el territorio
de La Mesilla por diez
millones de pesos. En su tiem-
po se compuso el Himno Na-
cional Mexicano. Se inició la
navegación con barcos de va-
por en Texcoco. Sus arbitrarie-
dades facilitaron el estallido de
la Revolución de Ayutla, de fi-
liación liberal, en el estado de
Guerrero, y pronto cundió por
todo el país. En esos momen-
tos en Sonora el filibustero
francés Rousset de Boulbon
trató de apoderarse de ese
lugar, pero fue derrotado y fu-
silado. La Revolución de Ayutla
rápidamente se convirtió en
un problema para Santa
Anna; por eso el gobierno ofre-
ció crear una nueva Constitu-
ción, pero ya no fue posible
evitar el derrumbe de la dicta-
dura; Santa Anna renunció y
salió al extranjero.
(continúa)
6. Derecho del México Independiente 35

Cuadro 6.2. (Continuación.)


Tipo de
Periodo Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
Agosto a General Puebla de los Federalista Trató de ordenar al país; algu-
septiembre Martín Ángeles (hoy Interino nos estados reconocieron su
de 1855 Carrera Heroica mandato, otros no. Incluso
Puebla de Nuevo León reasumió su so-
los Ángeles), beranía. En Veracruz se con-
Pue. fiscaron los bienes de Santa
Anna. Finalmente, ante tantas
presiones el general Carrera
renunció al cargo.

Septiembre General Juan Atoyac Liberal Se le nombró Presidente al


a octubre Álvarez (hoy de Interino triunfo del Plan de Ayutla,
de 1855 Benítez Álvarez), tomó posesión en Cuemavaca
Gro. y estableció su gobierno en
Tlalpan. Convocó al Congre-
so Constituyente de 1856-
1857. Decretó la Ley Juárez
en contra de los fueros. Lue-
go renunció a su cargo.

1855-1857 General Puebla de Liberal Combatió rebeliones cristeras


Ignacio los Ángeles Interino en Puebla, expulsó al obispo de
Comonfort (hoy Heroica esa entidad, Pelagio Antonio
Puebla de de Labastida y Dávalos. Expi-
los Ángeles), dió la Ley Lerdo, mediante la
Pue. cual se desamortizaban los
bienes del clero, y la Ley Igle-
sias, que limitó los ingresos
del clero. Suprimió la orden de
San Francisco, nacionalizó
sus bienes y derribó parte de
su convento para abrir las ca-
lles de 16 de Septiembre y
Gante. En su tiempo se promul-
gó la Constitución de 1857,
que originó un levantamiento
reaccionario con el Plan de
Tacubaya. Comonfort se dio un
autogolpe de Estado al desco-
nocer la Constitución, por lo que
repudiado por liberales y con-
servadores, terminó por aban-
donar el país en enero de 1858.
(continúa)
36 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.2. (Continuación.)

Período Tipo de
Presidente Origen gobierno Aspectos destacados

1858-1861 Lie. Benito San Pablo Liberal Enarbolando la bandera liberal


Juárez García Guelatao Interino y la defensa de la Constitución,
(primera (hoy se hizo cargo interinamente
Presidencia) Guelatao de de la Presidencia. Trasladó su
Juárez), gobierno a varias partes del
municipio de país, debido a la guerra de
Santo Tomás Reforma o de los Tres Años,
Ixtlán, Oax. entre liberales y conservado-
res. En ese tiempo se firmó el
tratado McLane-Ocampo. Fi-
nalmente venció a éstos en di-
ciembre de 1860. En esta ad-
ministración se expidieron las
Leyes de Reforma. Por razo-
nes extemas se vio obligado a
decretar una suspensión de
pagos de la deuda extema, lo
que trajo funestas consecuen-
cias. Terminó su mandato in-
terino en marzo de 1861.

En las elecciones resultó electo


1861-1865 Lie. Benito Liberal
Presidente de la República. En
Juárez constitucional
esta administración se dio la
García
guerra de Intervención fran-
(segunda
cesa. El Presidente Juárez sa-
Presidencia)
lió al norte del país para soste-
ner la resistencia republicana y
se instaló el Segundo Imperio
Mexicano con el archiduque
Fernando Maximiliano de
Austria. En medio de esa lu-
cha debía concluir su mandato
institucional el 1 de diciembre
de 1865, pero manifestó la im-
posibilidad de convocar a elec-
ciones y la necesidad de man-
tener la unidad en el mando
para enfrentar a los invasores,
de modo que expidió un decreto
el 8 de noviembre de ese año, en
el que consideraba que en uso
de las facultades extraordinarias
que le había otorgado el
{continúa)
6. Derecho del México Independiente 37

Cuadro 6.2. (Continuación.)

Periodo Tipo de
Presidente Origen gobierno Aspectos destacados

Congreso de la Unión, prorro-


gaba sus funciones y las del
Presidente de la Suprema Corte
de Justicia, el general Jesús
González Ortega. Para sus
propios partidarios esto resul-
taba un golpe de Estado y se
dio una crisis muy grave en el
grupo de los liberales.

1865-1867 Lie. Benito Liberal con En esta nueva administración


Juárez García facultades el Presidente Juárez logró ven-
(tercera prorrogadas cer la Intervención francesa.
Presidencia) Maximiliano de Habsburgo
fue fusilado en Querétaro, y
el gobierno liberal hizo su en-
trada triunfal en la Ciudad de
México el 15 de julio de 1867,
restableciendo la República.

Agosto a Lie. Benito Liberal con De hecho, esta Presidencia fue


diciembre Juárez García facultades simplemente una prolongación
de 1867 (cuarta prorrogadas de la anterior, con la única di-
Presidencia) ferencia de que ya no se tenía
un gobierno conservador o im-
perial paralelo. Restauró la ha-
cienda pública, reorganizó el
ejército y licenció algunas tro-
pas irregulares que habían
apoyado la guerra contra el
Imperio. Se hicieron reformas
constitucionales y se convocó
a elecciones generales.

1867-1871 Lie. Benito Liberal Hubo levantamientos por la re-


Juárez García constitucional elección en Yucatán, Sinaloa y
(quinta Puebla, por lo que e¡ Congreso
Presidencia) concedió al Presidente Juárez
nuevamente facultades extraor-
dinarias y se pudieron vencer
de manera represiva estos
movimientos. Jalisco, el Esta-
do de México y Tamaulipas tam-
bién se sublevaron. Se fundó la
(continúa)
ía)
38 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.2. (Continuación.)


Tipo de
Periodo Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
Escuela Nacional Preparatoria.
Se inauguró el ferrocarril a Pue-
bla. Se reglamentó el juicio de
amparo. Se emitió el Código
Civil y de Procedimientos Ci-
viles para el Distrito Federal.
Se expidieron otras leyes.

1871-1872 Lie. Benito Liberal Logró vencer en las elecciones,


Juárez García constitucional aunque en medio de un des-
(sexta contento generalizado. El ge-
Presidencia) neral Porfirio Díaz se alzó en
armas con el Plan de la Noria,
pero fue derrotado y huyó a la
Sierra de Alica, en Nayarit. El
Presidente Juárez murió en
ejercicio del poder el 18 de ju-
lio de 1872, de un padeci-
miento cardiaco, en la Ciudad
de México.

Enero a General Álamos, Son. Conservador Su gobierno fue paralelo al del

diciembre Félix María Interino Presidente Juárez y luchó por


de 1858 Zuloaga el grupo conservador en la
(primera Guerra de Reforma. Estableció
Presidencia) su capital en la Ciudad de Méxi-
co. Su base de legalidad era el
Plan de Tacubaya. Enfrentó un
levantamiento de los propios
conservadores en el Estado de
México. Con el Plan de Navi-
dad, el 24 de diciembre de
1858, fue proclamado por el
general José María Echegaray,
que terminó por destituirlo.
Diciembre General Guanajuato Conservador Gobernó sólo un mes para en-

de 1858 a Manuel (hoy Ciudad Interino tregar el poder al general Mi-


enero de Robles Procer de guel Miramón, que había sido
1859 Pezuela Guanajuato), postulado Presidente de la
Gto. República por los conservado-
res, de acuerdo con el Plan de
Navidad. Tiempo después tra-
tó de apoyar al invasor fran-
(continúá)
6. Derecho del México Independiente 39

Cuadro 6.2. {Continuación.)

Tipo de
Periodo Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
cés, pero fue hecho prisione-
ro y fusilado como traidor a la
patria en el estado de Puebla.
1859 a 1860 General México, D.F. Conservador Llegó a la Presidencia a los
Miguel Interino 27 años de edad. Durante su
Mi ramón gobierno se firmó el Tratado
(primera Mont-Almonte. Combatió a
Presidencia) los liberales en la Guerra de
Reforma, por lo que dejó pro-
visionalmente en el poder al
Lie. José Ignacio Pavón.
Agosto de Lie. José Veracruz Conservador Desde la capital trató de apo-

1860 Ignacio (hoy Heroica Interino yar a los conservadores en la


Pavón Ciudad de Guerra de Reforma. Devolvió
Veracruz), el poder al general Miramón.
Ver.
Agosto a General Conservador Ordenó a su jefe de policía que

diciembre Miguel Interino allanara la casa del cónsul in-


de 1860 Miramón glés para hacerse de fondos
(segunda para la guerra. Fue derrotado
Presidencia) por los liberales en San Miguel
Calpulalpan, Edo. de México,
en 1860 y huyó al extranjero.
Después regresó a apoyar el
Imperio y fue fusilado en
Querétaro en 1867.
'860-1862 General Félix Conservador A la caída de Miramón los gene-

María Interino rales conservadores lo nom-


Zuloaga braron nuevamente Presiden-
(segunda te de la República, pero dado
Presidencia) el triunfo de los liberales este
nombramiento fue sólo hono-
rífico y dejó de ejercerlo cuan-
do los conservadores termina-
ron reconociendo a la Junta de
Gobierno que se formó a raíz
de la Intervención francesa.
(continúa)
40 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.2. (Continuación.)


Tipo de
Período Presidente Origen gobierno Aspectos destacados
1872-1876 Lie. Xalapa Liberal Recuérdese que de 1862 a
Sebastián (hoy de Interino 1867 se desarrolló la Interven-
Lerdo de Enríquez), ción francesa y el Segundo
Tejada Ver. Imperio de Maximiliano, y de
(primera 1858 a 1872 las presidencias
Presidencia) de Benito Juárez. Precisamen-
te al morir éste subió a la Presi-
dencia Lerdo de Tejada, quien
se desempeñaba como Presi-
dente de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación. Inauguró
el Ferrocarril México-Veracruz.
Sofocó la rebelión de Manuel
Lozada en Tepic. Incorporó las
Leyes de Reforma a la Consti-
tución. Combatió varias insu-
rrecciones en el país. Reabrió
el Senado de la República.
Enero a Lie. Liberal En elecciones discutibles se
noviembre Sebastián constitucional proclamó vencedor. De inme-
de 1876 Lerdo de diato enfrentó el levantamien-
Tejada to porfirista de Tuxtepec y el
(segunda desconocimiento de la Supre-
Presidencia) ma Corte de Justicia. Fue de-
rrotado en Tecoac y huyó a
Estados Unidos.
Octubre de Lie. José México, D.F. Liberal Desconoció a Lerdo de Tejada
1876 a María Interino y se declaró Presidente de la
enero de Iglesias República. Trasladó su gobier-
1877 no a Salamanca, pero fue de-
rrotado por las fuerzas del ge-
neral Díaz en la zona de Jalis-
co y huyó a Estados Unidos.
Diciembre General Tétela de Liberal Desempeñó interinamente la
de 1876 a Juan N. Ocampo, Interino Presidencia, que ya ocupaba
febrero Méndez Pue. desde noviembre de 1876 el
de 1877 general Porfirio Díaz. Sola-
mente estuvo en el cargo
mientras Díaz combatía a los
iglesistas. Lanzó la convoca-
toria a elecciones, que favo-
recieron a Porfirio Díaz.
{continúa)
6. Derecho del México Independiente 41

Cuadro 6.2. (Continuación.)


Periodo Presidente Origen Tipo de ¿Aspectos destacados
gobierno

1876 y años General Oaxaca (hoy Liberal (Para estudiar todo el gobierno
siguientes Porfirio de Juárez), de Porfirio Díaz, véase el
Díaz Oax. capítulo 7 de esta obra.)

Política exterior

Desde su nacimiento como nación independiente, México se vio en la ne-


cesidad de lograr el reconocimiento de los países extranjeros. Sus primeras
relaciones internacionales las tuvo con Chile, Colombia y Perú en 1822.
Estados Unidos de América reconoció a México en 1823, pero no fue sino
hasta 1825 cuando se entablaron relaciones entre ambos países.
Por otra parte privaba, como ya se dijo, el peligro que representaba la
Santa Alianza o unión de países europeos, que trataban de lograr que Es-
paña recuperara sus ex colonias en América, si bien éstas contaban con el
apoyo abierto de Estados Unidos, expresado en la Doctrina Monroe.
Guatemala y Centroamérica en general se habían separado de México,
pero Chiapas había retornado a la unión nacional. También peligraba !a
región de Texas, que Estados Unidos reclamaba como suya porque, según
los norteamericanos, formaba parte de la Luisiana que habían comprado a
Francia; sin embargo, el tratado Adams-Onís de 1819 firmado con España
dejaba claros los límites de ambas zonas. A la vez, la Rusia zarista pretendía
tener derechos sobre California.
México obtuvo el reconocimiento de Inglaterra hacia 1825, pero las
relaciones entre ambos países se vieron enturbiadas por el lamentable su-
ceso del préstamo conseguido para México por Mariano Michelena, al que
va se hizo alusión.
Por otra parte, el gobierno republicano de Guadalupe Victoria logró,
el 17 de noviembre de 1827, la capitulación del fuerte de San Juan de Ulúa
en Veracruz. Éste era el último baluarte que en México quedaba aún en
manos de los españoles, quienes por lo mismo manejaban todavía la aduana
del lugar. El héroe de la jornada fue el general Miguel Barragán, quien
luego fue Presidente interino de la República Mexicana.
España hizo el intento de reconquistar a México, primero por medio
de la Santa Alianza, sin que se llegara a concretar nada, y después en 1829,
enviando una expedición de 3000 hombres que salieron de Cuba al mando
del brigadier Isidro Barradas, que se apoderó del Puerto de Tampico.
42 Historia del Derecho mexicano

Unos días después capituló acosado por las fuerzas del general Antonio
López de Santa Anna y con ello terminaron los intentos de reconquista
española.
En cuanto a Francia, este país formó parte de la Santa Alianza; sin em-
bargo, al margen de esto comenzaron a establecerse algunos convenios co-
merciales entre mexicanos y franceses desde 1827, si bien el reconocimiento
oficial se otorgó a México en 1830. No obstante, las continuas reclamaciones
de franceses en nuestro territorio por daños que les ocasionaba en su econo-
mía la inestabilidad política del país, así como la difícil situación financiera
que hacía que México incumpliera sus compromisos internacionales en ma-
teria de empréstitos, hizo que esas primeras relaciones fueran muy difíciles.
En cuanto a los países de Latinoamérica, ya antes de la consumación
de la Independencia Francisco de Miranda, ilustre patricio venezolano,
apuntó la idea de una unión continental. Sin embargo, fue el libertador
Simón Bolívar quien expresó su plan de que los países hispanos de América
(no incluía a Brasil) formaran una liga, integrada en un Congreso General,
el que, entre otras atribuciones, tendría la de determinar las relaciones
exteriores en común. En tal virtud Bolívar convocó a un Congreso en Panamá,
denominado Asamblea Americana, al que México acudió, y por iniciativa del
general Santander, también Brasil, además de que hubo observadores
holandeses e ingleses. México firmó en 1823 el Tratado de Unión, Liga y
Confederación, promovido por Colombia, que de hecho fue nuestro primer
tratado internacional.
En esa Asamblea se acordó prohibir el tráfico de esclavos negros y
firmar un Tratado de Unión, Liga y Confederación perpetua en 1826, con
la idea de formar un ejército confederado. Se decidió también cambiar la
sede de la Asamblea a la ciudad de Tacubaya, en México, pero al reanudarse
las actividades asambleístas ya no se integró un cuerpo colegiado repre-
sentativo y el esfuerzo bolivariano de integración concluyó en fracaso.
Con el Vaticano las relaciones mexicanas fueron muy difíciles, primero
porque el gobierno independiente pretendía ejercer el patronato derivado
del que ejercía España en tiempos de la dominación, lo que desde luego
rechazaba la Iglesia, y segundo porque la influencia de las logias masónicas
en las esferas del poder hacía que el papa León XII manifestara, en una
encíclica de 1824, que deploraba la situación de la Iglesia en países rebeldes
y contaminados de "ideas heréticas", con lo que se ponía, como su
antecesor Pío VII, de parte de la Santa Alianza.
El Presidente Victoria envió una carta a León XII explicándole que
México era un país que reconocía en su Constitución como única fe la cató-
lica y que era deseo del pueblo mexicano entablar cuanto antes relaciones
6. Derecho del México Independiente 43

con el Vaticano. Previamente se había nombrado al canónigo Francisco


Pablo Vázquez para acercarse al Vaticano, pero sólo si fuera recibido ofi-
cialmente por el papa, lo que la influencia española logró impedir, por lo
que nuestro representante permaneció en Bélgica y en Francia sin poder
hacer gestiones ante la Iglesia. Más adelante intervino Mariano Michelena
v logró que el papa negociara con el Presidente Victoria, aún sin reconoci-
miento oficial. Lo que no se decía es que la Constitución de Yucatán daba
tolerancia religiosa a los extranjeros y la de Jalisco manifestaba que la Iglesia
se subordina al Estado.
Más tarde un nuevo pontífice, Pío VIII, aceptó la terna para nombrar
obispos que le presentó el Presidente Anastasio Bustamante.
El Vaticano reconoció nuestra Independencia el 29 de noviembre de
1836 por decisión de Gregorio XVI, aunque se envió un representante
oficial a México apenas en 1851.
Lucas Alamán, quien también luchó por entablar relaciones con el
Vaticano, estaba empeñado en lograr acuerdos aduanales para fines de
comercio y de mutua ayuda. Así, se firmó uno con Colombia, pero por
desgracia esta política fue frustrada por la inestabilidad en las naciones de
Latinoamérica. La tan deseada unión de países del continente se vio con-
denada al fracaso por las presiones de las grandes potencias, a las que les
convenía más la existencia de países divididos, pobres, débiles y enemigos
entre sí, sobre todo por motivos fronterizos, a veces reales y a veces ficticios.
También en 1836, el 28 de diciembre y a raíz de la muerte de Fernando
VII, España y México firmaron el Tratado de Paz y Amistad con el que se
reconocía la Independencia del país y se entablaban relaciones diplomáticas.
Por México el documento lo firmó Miguel de Santa María y por España José
María Calatrava. El primer embajador español, el marqués Calderón de la
Barca, fue recibido con grandes honores en México y su esposa la marquesa se
hizo famosa al escribir sus memorias tituladas La vida en México, donde relata
con mucho detalle la vida mexicana en los primeros años del siglo xix.

El centralismo y sus consecuencias

Es importante destacar que de acuerdo con los arts. 163 a 171 de la Consti-
:ución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, conocida como Constitución de
1824, no se podría modificar dicho texto sino hasta 1830.
Con la caída del Imperio de Iturbide se formaron dos grupos políticos
antagónicos, el federalista y el centralista, los que andando el tiempo, y con
los incidentes de las guerras civiles, se convirtieron en liberal y con-
servador, respectivamente.
44 Historia del Derecho mexicano

En el fondo, como en toda lucha política tras de estas tendencias se


enfrentaban intereses de grupo. El Partido Conservador contaba entre sus
mejores representantes con personajes de la talla de Lucas Alamán, quien
se manifestaba abiertamente a favor de los intereses y privilegios del clero,
y afirmaba respecto a sus propios principios: "Es el primero, conservar la
religión católica..."
México carecía de partidos políticos, concepto que empezó a perfilarse
a fines del siglo xix y se consolidó en el siglo xx a raíz de la Revolución de
1910. En tal virtud, fue en las logias masónicas donde los políticos de la
época se agruparon para presentar frentes y hacer prevalecer sus ideas,
específicamente respecto al modelo republicano que pretendían, es decir,
centralismo o federalismo; lo único grave era que estas logias masónicas
estaban dirigidas desde el extranjero y representaban intereses político-
económicos ajenos al país.
La masonería, como hemos señalado, llegó a México en el siglo xvm
durante el virreinato. Las primeras logias fueron apéndices de las españolas
y se divulgaron en varios lugares del país, especialmente en la capital y en
Jalisco, Veracruz y Campeche. Se mencionó como destacados masones de
diversas logias a Hidalgo y Allende (lo que no es del todo aceptado por los
tratadistas), Miguel Ramos Arizpe, fray Servando Teresa de Mier y el
propio Juan O'Donojú, último virrey de la Nueva España.
Ya en el México Independiente, en 1823 Guadalupe Victoria fundó
en Jalapa la gran Logia del Águila Negra, cuyos postulados eran contrarios
a los españoles y a la religión católica; más adelante, en 1825, y con la
abierta intervención del embajador estadounidense Joel R. Poinsett, el
Águila Negra y otras pequeñas logias se agruparon bajo los auspicios de la
gran logia de Nueva York. Así surgió el llamado rito yorkino que favorecía
los intereses de Estados Unidos de América y pugnaba por una república
federal. En él militaron desde luego el Presidente Victoria, pero además
Vicente Guerrero, Ramos Arizpe y otros políticos destacados.
Por su parte, Inglaterra organizó la logia del rito escocés, con tenden-
cias centralistas y tratando de establecer un frente a la expansión estado-
unidense. En este grupo estaban Nicolás Bravo, Manuel Gómez Pedraza y
el general Anastasio Bustamante, quien primero fue yorkino, pero al le-
vantarse contra Guerrero se hizo escocés.
Algunos políticos, viendo el peligro que entrañaba recibir influencias
del extranjero, formaron el Rito Nacional Mexicano también en 1825, pero
a la postre se plegaron al rito yorkino. En reacción a esto los escoceses
apoyaron el levantamiento de Manuel Montano, con su Plan de Otumba,
en el que entre otras cosas pedían la abolición de las sociedades secretas.
6. Derecho del México Independiente 45

Finalmente, en 1828 se promulgó una ley que prohibía toda reunión clan-
destina que formara colegios e hiciera profesión de fe secreta, bajo penas
que iban desde pérdida de los derechos ciudadanos hasta el destierro.
No obstante, la masonería siguió extendiéndose e influyendo en las
decisiones políticas más trascendentes del país. Se procuró un acercamiento
de ambos ritos, especialmente a raíz del fusilamiento de Vicente Guerrero,
lo que indignó a unos y a otros por igual; sin embargo, las pugnas de las logias
continuaron presentándose de manera constante en su lucha por el poder.
A veces la osadía de las logias llegaba a extremos, como en 1839, cuando
los masones alentaron el pronunciamiento del general Urrea y de Valentín
Gómez Farías en contra del Presidente Anastasio Bustamante, lograron
sorprender a la guardia del Palacio Nacional y exigieron la renuncia del
mandatario. Empero, ante la garantía presidencial de respetar sus vidas,
empleos y propiedades, los alzados se retiraron del lugar y el complot se
frustró.
A lo largo de la historia de México la masonería ha ejercido influencia
política en menor o mayor proporción, dependiendo las tendencias y co-
\iinturas del momento, pero a no dudarlo constituye un factor importante
para comprender muchos pasajes de nuestra evolución política.
La República federalista configurada por la Constitución de 1824 contó
con dos presidentes, los generales Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero,
cuyos aspectos destacados de gobierno pueden apreciarse en el cuadro
dedicado a los gobiernos republicanos.
El Presidente Vicente Guerrero, antiguo caudillo insurgente, recono-
cido por su amor patrio y valentía, había llegado al poder apoyado por la
iogia yorkina y con la simpatía de las grandes masas populares, si bien era
notable su falta de ilustración y habilidad para el cargo. Algunos de sus
contemporáneos lo trataron en sus escritos con mucha severidad e hicieron
juicios que entonces no lo favorecieron frente a las clases encumbradas,
pero que hoy serían deseables para cualquier mandatario deseoso de ser
considerado demócrata. Por ejemplo, Lorenzo de Zavala dice de él:
Guerrero amaba la clase a que pertenecía, que era la de los indígenas, y al entrar en
los primeros rangos de la sociedad no hizo lo que muchos de su clase, que hacen
ostentación de desprendimiento y de menosprecio de la estirpe que les dio el ser... al
extremo de huir de la sociedad de las gentes civilizadas en la que no podía encontrar
los atractivos... Muy pequeño debía ser el círculo en que podía escoger las personas
a quienes tenía necesidad de confiar el depósito de la Constitución que idolatraba y de
las leyes cuya observancia deseaba...7

Lorenzo de Zavala, citado por Varios, Historia de México, op. cit., tomo VIII, págs. 1803 y 1804.
46 Historia del Derecho mexicano

La prensa fue adversa a Guerrero. Cuando el general español Isidro


Barradas atacó las costas de Veracruz y Tamaulipas, procedente de La
Habana, con el propósito de reintegrar el territorio al Imperio español, se
publicó que el Presidente sólo quería aprovechar la invasión para que el
Congreso le otorgara facultades extraordinarias. No obstante el goberna-
dor de Veracruz, Antonio López de Santa Anna, y el general Mier y Terán
lograron hacer capitular a los invasores en el puerto de Tampico, anulando
todo intento de reconquista por parte de España, a pesar de lo cual la prensa
dijo que antes que destruir a los españoles era necesario destruir a las
autoridades ineptas que estaban al frente de la nación. Las cosas llegaron
al punto de que el general Guerrero ordenó castigar a algunos autores y
editores, lo que hizo aumentar el encono de la prensa en contra de su
gobierno; para colmo, éste carecía por completo de recursos económicos,
por lo que se tuvo que incautar bienes a españoles previamente expulsados.
Además, Guerrero apoyó abiertamente la independencia de Cuba, lo que
no se logró sino hasta principios del siglo xx, con todo lo cual se cayó en
una grave situación de ingobernabilidad.
La oposición representada por las "gentes de bien", como se hacían
llamar sus partidarios, exigía la renuncia de Guerrero y de otros miembros
del gobierno, así como la salida del nefasto embajador Poinsett. En
Campeche en 1823 estalló un levantamiento que proclamó la República
central; Guerrero trató de combatir los muchos focos de insurrección, el
más grave en Jalapa encabezado por el Vicepresidente Anastasio Bus-
tamante, pero el Congreso lo destituyó y tuvo que retirarse a las montañas
del sur.
Bustamante asumió el poder y comenzaron las represalias contra los
yorkinos, cerrándoles periódicos, expulsando y encarcelando a varios; in-
cluso se pasó por las armas a personajes como el coronel Francisco Victoria,
hermano del ex presidente, y a Juan Nepomuceno Rosains, héroe de la
Independencia. Ante esta situación Guerrero trató de organizar con Juan
Álvarez un levantamiento en la zona guerrerense, pero Nicolás Bravo logró
derrotarlos, y cuando Guerrero trataba de escapar del país fue sorprendido
por la traición de Picaluga y fusilado en Cuilapan el 14 de febrero de 1831.
Bustamante organizó las finanzas públicas y gestionó ante el Vaticano
que se cubrieran las sedes vacantes de algunos obispados. Su Secretario de
Hacienda, Lucas Alamán, hizo recaudar hasta 20 millones de pesos, como
en los tiempos del virreinato. Alamán trató de llevar a cabo una gran revo-
lución industrial, al estilo de Inglaterra, modernizando y ampliando la in-
dustria nacional, sobre todo en lo que hace al vidrio y los hilados y tejidos.
Igualmente se pretendía colonizar con gente del centro y sur del país las
6. Derecho del México Independiente 47

vastas zonas deshabitadas del norte, que tanto deseaban adquirir los esta-
dounidenses, para lo cual se ofrecieron incentivos y exenciones. Desafortu-
nadamente, la inestabilidad política no contribuyó a realizar estos planes,
pero se llegó a expedir la Ley de Colonización del 6 de abril de 1830, favorable
a la formación de asentamientos mexicanos en el norte, como respuesta a los
alarmantes informes del general Mier y Terán, quien consideraba casi perdida
Texas por la invasión clandestina de familias estadounidenses.
En cuanto al desarrollo de la industria, se creó el Banco de Avío para
fomento de la industria nacional, con un capital de un millón de pesos for-
mados de los impuestos aduanales; se prohibió la importación de textiles
extranjeros y se pretendió apoyar la compra de maquinaria para modernizar
las empresas nacionales y facilitar la llegada de capitales extranjeros.
También se estableció una cátedra de Economía política en el Colegio de
San Juan de Letrán. Unos años más tarde, en la época del centralismo se
crearía también una Junta de Fomento Industrial.
El 1 de enero de 1832 Bustamante rindió su informe presidencial ante
el Congreso de la Unión y en él se manifestaba optimista respecto al pano-
rama económico y político del país. Sin embargo, al día siguiente el general
López de Santa Anna se alzó en armas en Veracruz y el movimiento cundió
por distintas partes del país, por lo que, a pesar del triunfo de Bustamante
en la batalla de El Gallinero en la zona de Guanajuato, se vio obligado a
aceptar los Convenios de Zavaleta en noviembre de 1832, mediante los
cuales terminaba el gobierno de Bustamante y entraría en funciones el
general Manuel Gómez Pedraza.
En su breve mandato todavía se publicó un nuevo decreto de expul-
sión de españoles, que ya no tuvo efectos. Entonces se convocó a elecciones
v puesto que el general Manuel Mier y Terán se había suicidado, el único
hombre fuerte para la Presidencia era Antonio López de Santa Anna, quien
'legó al poder con el Vicepresidente Valentín Gómez Farías.
Santa Anna solicitó permiso al Congreso y se retiró a su hacienda de
Manga de Clavo, en Veracruz, dejando en el ejercicio del poder a Gómez
Farías, quien formaba un grupo político federalista y liberal que se deno-
minaba Partido del Progreso, con personajes como Francisco García Salinas
v José María Luis Mora. Este grupo llevó a cabo lo que se conoce como la
primera reforma liberal, la de 1833. Esta reforma tenía antecedentes en la ya
iniciada por los monarcas borbones en el siglo xvm, además de que algunas
legislaturas locales habían establecido medidas anticlericales en seis
entidades, por ejemplo, en los estados de México y Durango el Patronato
antes Real) quedaba en manos del gobernador, y en Michoacán la Legisla-
tura podía reglamentar respecto al cumplimiento de cánones, o normas
48 Historia del Derecho mexicano

del Derecho canónico y también sobre disciplina externa eclesiástica; en


Yucatán se daba tolerancia de cultos (aun en contra de la Constitución Federal
de 1824); y en el Estado de México se prohibían las adquisiciones de bienes
de manos muertas y sólo se reconocía como autoridades ajenas a las del
propio estado a las federales, lo que implicaba desconocer al papa.
En este accidentado tramo inicial de nuestra vida republicana se puede
decir que, bajo la influencia de las logias de origen extranjero, se forjaron
dos conjuntos políticos antagónicos, que evolucionaron con el correr del
tiempo y al calor de los acontecimientos (cuadro 6.3).

Cuadro 6.3. Tendencias políticas en el México del siglo xix.


Postulado original Postulado derivado Personajes principales

Fray Servando Teresa de Mier, Lucas Alamán,


José Ramón Malo, José María Gutiérrez
Estrada, José María Tornel, Nicolás Bravo,
Centralistas Conservadores Félix Zuloaga, Miguel Miramón, etcétera.
Miguel Ramos Arizpe, Francisco Garc ía
Salinas, Manuel Crescencio Rejón, Joaquín
Miguel Gutiérrez, Ángel Albino Corzo, Ignacio
Comonfort, Juan Álvarez, Benito Juárez,
Federalistas Liberales Ignacio Ramírez, Melchor Ocampo, Gui-
llermo Prieto, Sebastián Lerdo de Tejada,
etcétera.

El Presidente Santa Anna, que dominó por unos 30 años la escena


política mexicana, varió su postura de un grupo a otro y terminó por
postularse como conservador.
Para José María Luis Mora las tendencias liberales, con las que simpa-
tizaba, se reducían a los aspectos siguientes:
1. Libertad absoluta de opinión.
2. Abolición de privilegios del clero y el ejército.
3. Supresión de órdenes monásticas y del control del clero en los actos
de la vida civil.
4. Reconocimiento y pago prioritario de la deuda pública.
5. Mejor designación y distribución de la propiedad pública.
6. Mejorar la educación y la moral de las clases populares; alfabetiza
ción intensiva; formación en valores sociales y nacionales; creación de
museos, bibliotecas e instituciones de enseñanza, y divulgación de co
nocimientos humanísticos y técnico-científicos.
6. Derecho del México Independiente 49

7. Abolición de la pena capital para los llamados delitos políticos.


8. Aseguramiento de nuestros territorios, fomentando la colonización
con nacionales que propagaran el uso generalizado del español y de
las costumbres mexicanas.

Ideas similares postulaba Lorenzo de Zavala, liberal yucateco muy di-


námico, quien fundó el periodismo en su estado. Escribió varias obras, fue
diputado a Cortes en España, desterrado y encarcelado, luego gobernador
del Estado de México y Secretario de Hacienda con el Presidente Guerrero
v más tarde diplomático en Texas, de la que llegó a ser Vicepresidente, por
lo que perdió su nacionalidad mexicana e hizo que muchos lo consideraran
traidor a la patria.
Otro precursor del liberalismo fue el célebre Pablo de Villavicencio,
nacido en Sinaloa, mejor conocido como El Payo de Rosario, muy exaltado
e ingenioso, como lo muestran sus escritos, por ejemplo: O se destruye el
Congreso o se lleva el diablo al Reyno (1822); El hijito del Coyote (1824); Plan de
desgachupinar si vienen los de la Liga (1826), etc. Murió asesinado en Toluca
mientras era secretario del gobernador Lorenzo de Zavala. Lo cierto es
que los liberales reformistas propiciaron la creación de institutos de artes y
ciencias que proliferaron en varios lugares del país y que fueron antece-
dentes de las universidades autónomas de las diferentes entidades fede-
rativas, que ahora son de vital importancia para la educación superior y
profesional en México.
Gómez Farías procedió a emitir un decreto en diciembre de 1833 en
el que se exigía la obediencia del clero al gobierno, lo que provocó un
movimiento armado en Morelia patrocinado por la Iglesia con el Plan de
Escalada, al grito de "Religión y Fueros". En respuesta, Gómez Farías emi-
tió los decretos siguientes:

Socialización de las misiones de California, las que serían atendidas


en adelante por sacerdotes a sueldo.
Supresión del Colegio de Santa María la Mayor de todos los Santos.
Supresión de la Pontificia Universidad de México, por ser un refugio
de reaccionarios. A cambio se estableció la Dirección General de Ins-
trucción Pública, lo que quitó al clero el monopolio de la educación.
El gobierno se hizo cargo entonces de bibliotecas públicas y museos,
así como de la elaboración de programas académicos, designación de
profesores, designación de libros de texto, expedición de títulos pro-
fesionales, etcétera. Determinación de que el pago de diezmos a la
Iglesia fuera voluntario.
50 Historia del Derecho mexicano

5. Determinación de que el cumplimiento de votos monásticos fuera


voluntario.
6. Desamortización y enajenación de los bienes del clero, dejándole a
éste el usufructo de dichos bienes.
7. Limitación de las jurisdicciones de los tribunales eclesiásticos y mili
tares para evitar que protegieran a influyentes que ni siquiera perte
necían a estos cuerpos.

Para evitar que algunos políticos importantes se opusieran a tales


reformas, Gómez Farías expidió una ley que expulsaba del país a 51 perso-
nas, enlistándolas, pero sin explicar la causa de esta medida. En su artículo
segundo advertía que el gobierno podría expulsar a todas las personas que se
hallasen en "el mismo caso", pero no decía cuál, por eso la disposición
mencionada fue conocida como la Ley del caso y hasta la fecha sirve para
ilustrar lo que no debe hacerse ni técnica ni jurídicamente al elaborar una
norma. Gracias a esta medida personas como Anastasio Bustamante,
Mariano Michelena, Miguel Santa María y otros más fueron desterrados.
El descontento aumentaba y los rebeldes de Michoacán pedían el re-
torno al poder del Presidente Santa Anna, a quien proclamaban Supremo
Dictador. Éste, indeciso, se dejaba homenajear; la confusión creció cuando
aparentemente el general Mariano Arista lo hizo prisionero, para luego su-
bordinarse al caudillo. En Cuernavaca se produjo otro levantamiento aus-
piciado por el clero. Santa Anna regresó a la Presidencia y destituyó a
Gómez Farías, a pesar de que su cargo de Vicepresidente era de elección;
igualmente destituyó arbitrariamente a varios gobernadores y miembros
de los ayuntamientos; suspendió la aplicación de las leyes reformistas y
mandó desarmar las milicias cívicas. Entonces, Gómez Farías se autoexilió
en Estados Unidos de América.
Así terminó este primer intento de reforma liberal, oprerreforma como
la llama José Luis Soberanes.8 Con base en ella se incautó el fondo piadoso
de las Californias, lo que luego originó muchos trastornos al país; se
exclaustró a algunos religiosos; se pretendió nombrar a titulares de algunos
curatos y obispados, a pesar de que el Vaticano no reconoció en ningún
momento para el gobierno mexicano la facultad de Patronato. Por cierto,
en 1836 se incorporó a México la diócesis de Chiapas.
En Jalisco y Tamaulipas se establecía que el culto público sería soste-
nido por el gobierno, por lo que de hecho los sacerdotes pasaban a ser
empleados públicos. Se manifestó que por cada parroquia debería estable-

' José Luis Soberanes Fernández, op. cit., pág. 137.


6. Derecho del México Independiente 51

cerse una escuela de enseñanza elemental. Los seminarios quedaron bajo


el control del gobierno.
La Dirección General de Instrucción Pública formó seis escuelas: 1.
estudios preparatorios, 2. estudios ideológicos y humanidades, 3. estudios
físicos y matemáticas, 4. estudios médicos, 5. estudios de jurisprudencia, y
6. estudios sagrados.
También se ordenó cerrar todo monasterio que no tuviera por lo
menos 24 religiosos ordenados y con esta medida, por ejemplo, en Veracruz
no quedó ni un solo monasterio en funciones. Por esos días ocurrieron
algunos fuertes sismos y epidemias que el pueblo ignorante atribuyó a
castigo divino por las medidas tomadas contra la Iglesia y con todo ello las
relaciones con el Vaticano se hicieron sumamente tensas. Estaba ya prepa-
rado el camino hacia el centralismo, con la llegada del cual se pudo propi-
ciar el reconocimiento de nuestra Independencia, que ocurrió el 5 de di-
ciembre de 1836, gracias en gran parte a las gestiones de Manuel Diez de
Bonilla, a quien sustituyeron José María Mendoza, Ignacio Valdivieso y
Manuel Larráinzar; en tanto que la Santa Sede envió en 1851 al arzobispo
Luis Clementi como delegado apostólico.
Las leyes reformistas quedaron suspendidas para que la siguiente Le-
gislatura decidiera derogarlas o no. El Congreso de la Unión se molestó
por esa decisión que carecía de fundamento legal y Santa Anna manifestó
que daría libertad de expresión y acción a los legisladores. Sin embargo,
cuando éstos quisieron prolongar su periodo de sesiones, tuvo el desplante
de enviar a un empleado a recoger las llaves del recinto legislativo para evitar
que pudieran reunirse y lanzó una convocatoria para nuevas elecciones.
Con base en estas elecciones el 4 de enero de 1835 se instaló el nuevo
Congreso con una mayoría centralista y conservadora, por lo que se apresuró a
confirmar todo lo hecho por Santa Anna respecto a la suspensión de las refor-
mas de Gómez Farías ("Gómez Furias", como le decía el pueblo). Para mayo de
ese año manifestó al Congreso que estaba investido por voluntad del pueblo con
facultades extraconstitucionales para modificar la Constitución de 1824, sin ne-
cesidad de tomar en cuenta el procedimiento para reformas que ésta preveía;
por lo mismo, se autoproclamó como el Tercer Congreso Constituyente.
El Presidente Santa Anna combatía algunos brotes de rebelión, por lo
que el Presidente en funciones, el general Miguel Barragán, sugirió al
Congreso que actuara como una sola Cámara, lo que comenzó a ocurrir a
partir del 14 de septiembre de ese mismo año. A la vez, el Congreso declaró
que podía variar la forma de gobierno y constituirlo de nuevo. 9

losé Luis Soberanes Fernández, op. cit., pág. 139.


52 Historia del Derecho mexicano

Con base en todo ello quedó suspendida la Constitución de 1824 y


otras disposiciones legales y reglamentarias, a la vez que se designó una
comisión redactora para la nueva Constitución, con José Ignacio de Amezcua,
José María Cuevas, Antonio Pacheco Leal y Francisco Manuel Sánchez de
Tagle, entre otros.

Las Siete Leyes Constitucionales

El país ardía entre la pugna de federalistas, desesperados por mantener la


Constitución de 1824, en la que Zacatecas representaba la entidad más con-
vencida, y los centralistas, que trataban de darle al país una estructura
tradicional y acorde con el sentir de grandes masas de población; curiosa-
mente era Veracruz en donde se inclinaban por esta postura.
El caudillo zacatecano general Francisco García Salinas mucho se pre-
ocupó por el progreso de esa entidad tan entrañable para México y logró
desarrollarla hasta que fuera un ejemplo de laboriosidad para todo el país.
Éste, a quien el pueblo llamaba Tata Pachito, se preocupó especialmente
por la educación y la creación de empleos, tanto en ejercicio de la
gubernatura como fuera de ella. En 1835 estableció en el estado la ense-
ñanza primaria obligatoria (55 años antes de que el gobierno nacional adop-
tara una medida semejante) y también ordenó la vacunación general contra
la viruela. A los presos los empleó en las minas, dándoles un sueldo y
poniéndolos a ahorrar para que tuvieran algún patrimonio al concluir sus
sentencias. El dinero público se manejó con una rectitud hasta entonces no
imaginada, y en su afán de ser justo dio asilo en Zacatecas a religiosos y
sacerdotes desterrados por las luchas de facciones. Al dejar la gubernatura
siguió al frente de la guardia nacional sin remuneración alguna.
Para 1835 gobernaba Zacatecas Miguel González Cosío, quien se opuso
a que se desmantelara la guardia nacional formada por milicias, por lo que
solicitó al general García Salinas que se resistiera a esta medida dispuesta
por el gobierno de Santa Anna para debilitar a los estados frente a su poder
casi monárquico.
Santa Anna dejó en la Presidencia al general Miguel Barragán y salió
personalmente a combatir a los rebeldes, liquidando de paso la débil resis-
tencia de Querétaro, San Luis Potosí y Jalisco. Finalmente atacó por sor-
presa y con toda la fuerza del ejército a su mando a las milicias, que aunque
numerosas, estaban formadas por gente bisoña, y entró en Zacatecas orde-
nando el saqueo y la destrucción de la ciudad, así como de Guadalupe y
Fresnillo. No contento con esta acción indigna de asolar a su propio país, a
su paso por Aguascalientes, que pertenecía a Zacatecas, a instancias de
6. Derecho del México Independiente 53

María Luisa Villa de García Rojas y varios vecinos del lugar, quienes le
tributaron una solemne recepción, ordenó que fueran eliminados a la en-
tidad, para formar el territorio de Aguascalientes, unos 6000 km 2 y nombró
como primer gobernador a Pedro José García Rojas, esposo de doña María
Luisa Villa. También incautó el rico mineral de Fresnillo, de manera que dejó
en ruinas lo que había sido un emporio nacional. A la vez, Nicolás Bravo
vencía en Guerrero al general federalista Juan Álvarez, con lo que la
resistencia al centralismo cayó por tierra. Se prohibió la conmemoración
oficial del 4 de octubre como aniversario de la promulgación de la Consti-
tución de 1824.
El maestro Daniel Moreno Díaz, de ilustre memoria, afirma que el
proceso para derogar la Constitución Federal se había iniciado desde la con-
vocatoria para elegir al Congreso en 1834, pues esa convocatoria, publicada
en el Diario Oficial del Gobierno El Telégrafo, decía en su cláusula secunda
que los gobernadores procurarían expresar las facultades que querían otorgar
a ambas Cámaras para que obraran en consecuencia a fin de evitar las
revoluciones.10
Ya en plan de Congreso Constituyente, el radicalismo de Santa Anna
llegó al extremo de retirar de las vitrinas en que estaban colocados en el
recinto legislativo los ejemplares originales del Acta Constitutiva y la Consti-
tución de 1824, los que luego se supo que fueron vendidos en París.
Hacia el 23 de octubre de 1835 se aprobó el documento denominado
Bases para la nueva Constitución, que dio fin al sistema federal e instituyó el
centralismo. La nueva Constitución se dividió en siete estatutos, por lo que
este paquete legislativo se conoce como las Siete Leyes Constitucionales. Para-
lelamente a las labores del Congreso Constituyente se desarrollaba la guerra
con Texas, que trajo por consecuencia la pérdida de ese territorio.
Desde luego, se hacía caso omiso del art. 171 de la Constitución de
1824, que señala que jamás se podrán reformar los artículos referentes a la
organización política de México, su forma de gobierno, libertad de im-
prenta y división de los poderes supremos de la Federación y de los estados.
Además, no faltaban algunos que consideraban que no era el Congreso
ordinario quien tenía legítimos poderes constituyentes, sino que se debió
haber convocado a un Constituyente oficial.
"La Constitución centralista de 1836 es hija espuria de un Congreso
que, no obstante que emanó de la Constitución de 1824, se erigió en 'Cons-
tituyente', violando con todo el ordenamiento que le dio vida jurídica." 11

1
Daniel Moreno Díaz, Derecho constitucional mexicano, 3a. ed., Pax-México, México, 1976, págs. 132 y 133.
Ignacio Burgoa, Las garantías individuales, 22a. ed., Porrúa, México, 1989, pág. 131.
54 Historia del Derecho mexicano

En las Bases Constitucionales de 1835 se establecía como única religión la


católica; el gobierno sería republicano, representativo y popular, y el poder se
dividiría en Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Se respetaba el bicamarismo del
Congreso, con diputados y senadores electos periódica y popularmente. El
Presidente de la República sería electo en forma indirecta y periódica. Para
elegirlo se formaría una terna con candidatos propuestos por el Senado, la
Suprema Corte de Justicia y el Ejecutivo en funciones; la Cámara de Dipu-
tados formaría la terna con los nombres de los ciudadanos propuestos y la enviaría
a los congresos locales y se elegiría a quien hubiera obtenido más votos.
Las famosas Siete Leyes Constitucionales se expidieron entre el 15 de
diciembre de 1835 y el 30 de diciembre de 1836 (cuadro 6.4).

Cuadro 6.4. Las Siete Leyes Constitucionales.

Ley Núm. de Contenido


artículos
Primera 15 Calidad de mexicanos y ciudadanos, derechos y obligaciones de éstos y de los
habitantes de la República en general. Algunas garantías como libertad de imprenta,
Segunda 23 tránsito, no retroactividad de la ley, respeto a la propiedad privada, etcétera.
Se forma el Supremo Poder Conservador, para controlar la legalidad de los
actos de los otros tres poderes; radicaría en la Ciudad de México.
Tercera 58
Todo lo referente al Poder Legislativo y sus periodos de sesiones ordinarias
del 1 de enero al 31 de marzo de cada año.
Cuarta 34 Respecto al Poder Ejecutivo, que duraría en funciones ocho años y sería
irrenunciable, salvo en caso de reelección (lo que daría 16 años de ejercicio)
y también por causas graves. Se crean cuatro Ministerios: el del Interior,
Relaciones Exteriores, Hacienda y el de Guerra y Marina.
Quinta 51 31 Referentes al Poder Judicial, integrado por la Suprema Corte con 11 minis-
tros y un fiscal, Tribunales Superiores de Justicia de los Departamentos
6 (antiguas Entidades Federativas), Tribunales de Hacienda y Juzgados de
Primera Instancia. Se conservaban los fueros religioso y militar.
La división del territorio en Departamentos con gobernadores adscritos al
Sexta gobierno central, con ocho años de ejercicio, auxiliados por una Junta Depar-
Séptima tamental integrada por siete individuos. Los Departamentos se dividirían en
Distritos con un prefecto ubicado en la cabecera del Distrito; lo nombraría el
gobernador y lo confirmaría el gobierno central, con cuatro años de ejercicio,
y podría nombrar un subprefecto con anuencia del gobernador. Se
conservaba el régimen de ayuntamientos electos popularmente. Como puede
observarse, era una estructura monolítica y piramidal del poder.
Respecto a la modificación de estas Leyes, que no podía darse antes de
seis años de publicadas.
6. Derecho del México Independiente 55

Para la elección del Supremo Poder Conservador, que se integraba


por cinco miembros, cada Junta Departamental enviaba una lista a la Cá-
mara de Diputados, la que elegía una terna que remitía a la Cámara de
Senadores y éstos determinaban al elegido, entendiendo que cada dos años
se rotaban en su ejercicio. Este Poder Conservador, una figura novedosa
en nuestro medio constitucional, se tomó del Derecho francés y de hecho
constituía un cuarto poder que sólo era responsable de sus actos "frente a
Dios y frente a la opinión pública" y cuya función era vigilar la constituciona-
lidad de los actos de los otros tres poderes.
El Consejo de Gobierno se integraba con 13 miembros, de los cuales
dos eran eclesiásticos y dos militares, y en su designación intervenían el
Presidente de la República y el Congreso.
Posteriormente, el 30 de noviembre de 1836 se decretó la ley sobre
elecciones de diputados para el Congreso General y para los miembros de
las juntas departamentales; los representantes por elegir serían siete miem-
bros de esas juntas y en todo Departamento un diputado por cada 150 mil
habitantes. La organización electoral sería indirecta, conjuntas primarias,
secundarias y departamentales.
En las juntas primarias se elegía a un compromisario, en las secunda-
rias a un elector de partido y en las departamentales, por mayoría absoluta
v voto secreto, se elegía a los diputados.
La calificación de las elecciones era dada por la Cámara de Senadores,
v así desaparecía el sistema de autocalificación de la Cámara de Diputados.
Se dividía el territorio en departamentos y se debería elegir a un di-
putado por cada 150 000 habitantes o fracción mayor de 80 000. Si un
Departamento no alcanzaba esta cifra elegía, no obstante, un diputado.
La Cámara de Diputados se renovaba por la mitad cada dos años,
para lo cual el país se dividía en dos secciones, proporcionalmente iguales
en población. Para la elección se procedía primero a elegir un compromi-
sario por cada sección del Departamento, quienes a su vez, en elecciones
secundarias, elegían un elector de partido. Los electores de partido elegían
finalmente a los diputados y a los miembros de las juntas departamentales.
Para elegir diputados y miembros de las juntas departamentales, los
electores de partido se reunían en la capital del Departamento y después
de calificar sus elecciones procedían, mediante voto secreto, a elegir a los
diputados correspondientes a ese Departamento; si en el primer escrutinio
nadie reunía la pluralidad absoluta de votos, se procedía al segundo entre
los dos que tenían mayor número; si la mayoría respectiva se daba entre
muchos, porque dos o más estuvieren empatados, se hacía previamente
nuevo escrutinio sólo entre éstos, para determinar al que entraría a competir
56 Historia del Derecho mexicano

con el que obtuvo mayor número; si en el segundo escrutinio resultaba


empate, decidía la suerte.
Al día siguiente de la mencionada elección se elegían los miembros
de las juntas departamentales.
De acuerdo con la legislatura centralista, las facultades de legislar y
coordinar pasaban al gobierno del centro; sin embargo, la realización de
las elecciones seguía en lo básico dirigida por los ayuntamientos. No se
creaba todavía un organismo electoral de jurisdicción nacional, ni el pa-
drón electoral, que ya la Constitución de 1824 mencionaba. Pero sí se esta-
blece la obligación de los ciudadanos de "inscribirse en el padrón de su
municipalidad".
Se pensó que el Supremo Poder Conservador sería un órgano garante
del respeto de las garantías individuales al vigilar la legalidad de los actos
de los tres poderes de la Unión. Además, ya aparecía en un solo cuerpo, la
primera ley, el capítulo referente a los derechos del individuo, lo que supe-
raba la dispersión que al respecto privaba en la Constitución de 1824.
El antecedente escrito del Supremo Poder Conservador fue la Consti-
tución del año VIII en Francia promulgada durante el Consulado en 1799,
basada en el criterio de Sieyés que estableció un Senado Conservador que
velaba por los derechos de la nación. El Supremo Poder Conservador po-
día, en México, declarar la incapacidad física o moral del Presidente de la
República, e incluso declarar "cuál es la voluntad de la Nación".12 En una
época en que no existía aún el juicio de amparo, la institución estudiada no
era tan absurda como puede pensarse. Lo cierto es que tuvo una vida efí-
mera y sus disposiciones nunca fueron acatadas. Inició sus actividades el
24 de mayo de 1837 y el mismo Supremo Poder Conservador hubo de
clausurarlas en 1841 al triunfo del Plan de Tacubaya, que suprimió el régi-
men de las Siete Leyes.
Las decisiones de este mismo poder se toman en votación secreta,
utilizando bolas blancas y negras, y el desacato a las mismas era considerado
traición a la patria y condenado con la pena de muerte; en 1838 el
Supremo Poder Conservador hizo renunciar al ministro de Guerra, general
José María Moran.
Carlos María de Bustamante fue el cronista de este tercer Congreso
Constituyente y manifiesta que sus miembros padecieron por falta de emo-
lumentos y que si no hubiera sido porque Santa Anna cayó prisionero en la
campaña de Texas, habrían tenido que ir a legislar a San Juan de Ulúa, lo
que demuestra la volubilidad de ese personaje, que lo mismo alentaba a los
12José Luis Soberanes Fernández, op. cit, pág. 141.
6. Derecho del México Independiente 57

centralistas que a los federalistas y que aún suscita discusiones entre sus
biógrafos respecto a sus convicciones políticas, si es que tuvo realmente
alguna.13
Curiosamente el artículo de la Primera Ley Constitucional hace per-
der totalmente los derechos ciudadanos por adquirir el estado eclesiástico,
igual que por ser deudor de la administración pública, o por caer en quiebra
fraudulenta o por ser vago, mal entendido o no tener industria o modo
honesto de vida. Tampoco se resuelve nada respecto a la titularidad del
Patronato eclesiástico. En la Quinta Ley, el art. 12, fracc. XII, señala como
atribución de la Suprema Corte conocer los recursos de protección y de
fuerza que se interpongan de los muy reverendos arzobispos y reverendos
obispos de la República.

Política económica del centralismo

Con las Siete Leyes Constitucionales el país quedó dividido en 24 departa-


mentos: Aguascalientes, Californias, Las Chiapas, Chihuahua, Coahuila,
Durango, Guanajuato, México, Michoacán, Nuevo León, Nuevo México,
Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Las
Tamaulipas, Tejas (sic), Veracruz, Jalisco, Yucatán y Zacatecas. Desapareció
el Distrito Federal y se incorporó al Departamento de México. Tlaxcala y
Colima pasaron a formar parte de México y Michoacán, respectivamente.
Las Californias se unieron en una sola región. Desaparecieron los territo-
rios, ya que todos fueron departamentos. Coahuila y Tejas se separaron en
sendos departamentos, pero en 1837 el Senado de Estados Unidos de
América reconoció a la República de Texas como país independiente. Por
otra parte, también se apuntan por separado Sonora y Sinaloa.
El centralismo representaba el retorno a la ideología tradicional desde
la época colonial, que se identificaba con los intereses del clero, la aris-
tocracia y la burguesía. Es significativo el despliegue de ceremonias que se
tributaron a los restos de Agustín de Iturbide, traídos desde Padilla,
Tamaulipas, y depositados con toda la solemnidad del caso en la Catedral
de la Ciudad de México.
En lo que toca a la inversión extranjera, no pudo efectuarse con la
celeridad que era de desearse, entre otras cosas porque el constante estado
de guerra interna y externa hacía que se generara, con sobrada razón,
gran incertidumbre y desconfianza. Se logró parcialmente la canalización

- Para consultar los textos de las constituciones de México es obligado acudir a la obra de Felipe
Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México, op. cit.
58 Historia del Derecho mexicano

de las inversiones hacia el sector minero y algunas industrias, pero en rea-


lidad no resultó nada significativo.
La situación del erario era tan deprimente que en 1835 la Secretaría
de Hacienda ordenó a todos los gobernadores que no pagaran sueldos y
pensiones, sino que todos los ingresos que recaudasen en sus localidades
los entregaran para el pago de las tropas. Además, se autorizó al gobierno
para negociar un préstamo de un millón de pesos enajenando las aduanas.
Al mismo tiempo, se desató en todo el país, en ciudades y campos, una ola
de crímenes, robos, asaltos y secuestros que tuvo constantemente aterrori-
zada a la población.
Por otro lado, se trató de intensificar la productividad, lo que fue
visto con agrado, y se le concedió el pase al Breve del Papa Gregorio XVI
que disminuía los días festivos, lo que desde luego disgustó a muchos indi-
viduos que tenían pretexto para promover todo tipo de jolgorios.

La restauración del federalismo

El centralismo distó mucho de traer la paz; por el contrario, de inmediato


se desencadenó la rebelión de los federalistas, en casi todo el país. El nuevo
Presidente fue Anastasio Bustamante, que así recobraba el poder, pero el
mismo día en que rindió su protesta, el 19 de abril de 1837, se levantaron
en armas San Luis Potosí, California y Veracruz, con el grito "¡Federación o
Muerte!", y de inmediato se sumaron al movimiento Yucatán, Chiapas y
Jalisco. El Presidente Bustamante tuvo muchas dificultades para integrar su
gabinete y varios ministros fueron removidos en un tiempo muy corto.
En medio de ese caos, el diplomático José María Gutiérrez Estrada
publicó una carta abierta en la que ponía en duda las bondades tanto del
centralismo como del federalismo y proponía una monarquía dirigida por
un príncipe extranjero, lo que naturalmente levantó una enconada polémi-
ca; la carta fue retirada de librerías y puestos de periódicos y Gutiérrez
Estrada se fue a Europa, donde siguió fomentando su idea, pero nunca
volvió a México.
El Presidente Bustamante salió a Tampico para combatir un levanta-
miento y dejó al general Santa Anna en la Presidencia. Éste tuvo que ir a
Puebla también a sofocar una rebelión y si bien lo logró, se enfrascó en
serios conflictos con el Congreso, por lo que antes de que se pidiera su
renuncia él solicitó separarse del cargo manifestando quebranto en su salud,
al grado que se hizo trasladar en litera hacia sus propiedades en Veracruz,
mientras Nicolás Bravo asumía la Presidencia de la República por un breve
lapso.
6. Derecho del México Independiente 59

De nuevo en el Poder Ejecutivo, Bustamante se enfrentó con la crisis


de Yucatán (que entonces comprendía toda la península) y que se pronunció
en contra del régimen centralista, por los elevados impuestos, en especial
los aduanales, que pasaban directamente a México sin beneficiar a los
yucatecos, además del odioso sistema de leva, por medio del cual se obligaba
a los varones a entrar en las filas del ejército y a permanecer en él, a riesgo
de ser considerados desertores y procesados como tales.
En Tizimín se alzó Santiago Imán en 1838 y el movimiento fue cre-
ciendo en proporciones. En 1840 los rebeldes tomaron Valladolid y ame-
nazaron Mérida, declarando a Yucatán independiente de México mientras
este se rigiera por el centralismo.
El gobierno mexicano comisionó a Andrés Quintana Roo para nego-
ciar con los alzados y se celebró un convenio mediante el cual se declaraba
zona libre a Yucatán, con exención del servicio militar y utilización directa
de sus recaudaciones aduanales. Paralelamente, el coronel Anastasio Torrens
proclamó el federalismo desde Mérida y el Congreso local declaró rotas
todas las conversaciones y los tratos con México.
Para entonces Texas ya se había constituido como República indepen-
diente y Yucatán firmó un tratado con ella de amistad, comercio y ayuda
moral, por lo que algunos barcos texanos fueron a patrullar las costas
yucatecas, si bien no llegaron a intervenir en el conflicto con México.
La Presidencia del país fue asumida de nuevo por Santa Anna, quien
no reconoció lo que había convenido Quintana Roo y declaró la guerra
nacional a Yucatán. Afortunadamente, el general José María Tornel y
Mendívil, ministro de Guerra y Marina, logró que Yucatán aceptara las
Bases de Organización Política de la República Mexicana, por lo que Yucatán
se incorporó de nuevo a México como un Departamento. En esto contribu-
yo mucho el general Pedro Ampudia (por cierto, de origen cubano). El
convenio se firmó el 11 de enero de 1844 por el general Valentín Canalizo
en su calidad de Presidente interino.
En ese conflicto separatista destaca el hecho de que una comisión de
diputados yucatecos integrada por Pedro C. Pérez, Ario Escalante y Ma-
nuel Crescencio Rejón presentó un proyecto de nueva Constitución local
que supliría a la de 1825, en donde:

1. se señala el régimen de elección popular directa;


2. se establece el jurado popular, la libertad de cultos y de prensa;
3. se suprimen los fueros civiles y militares, y
4. se establece el juicio de amparo, al declarar que el Poder Judicial ten
dría la facultad de amparar en el goce de sus derechos a todo aquel
60 Historia del Derecho mexicano

que fuera afectado por leyes o actos anticonstitucionales de cualquier


autoridad. Con ello, Manuel Crescencio Rejón formó esa trascendente
y noble institución, motivo de legítimo orgullo del foro mexicano, por
lo que se le conoce como padre del amparo, si bien la figura se circunscribía
al ámbito de Yucatán, declarado independiente de México.

La Constitución entró en vigor el 16 de mayo de 1841 y tuvo escasa


vigencia por haber aceptado Yucatán su ingreso a México aceptando el
régimen centralista. Así, el juicio de amparo tardó un poco más en estable-
cerse para todo el país.
Capítulo aparte fue la guerra de Texas. Este vasto territorio fue colo-
nizado en pequeña proporción por los misioneros, especialmente los fran-
ciscanos, y se consideraba comprendido en la región de Coahuila. Incluso
se le llegó a denominar Nueva Filipinas, y en la clasificación de las 12 inten-
dencias del siglo xvín quedó dentro del área de la Intendencia de San Luis
Potosí.
Desde la época de los virreyes se trató de gestionar, por parte de las
recién independizadas colonias inglesas, la venta de Texas y de otros terri-
torios de la Nueva España. Para colmo, Napoleón vendió Luisiana y la
Florida, lo que hacía más codiciables nuestros territorios del norte, sobre
todo por los productores de algodón que soñaban con adquirir las fértiles
llanuras texanas para ampliar sus áreas de cultivo.
Por otra parte, la gente asentada en el centro y sur de México difícil-
mente emigraba hacia el norte a pesar de las facilidades que el gobierno
ofrecía, pues los lazos familiares y de costumbres se imponían. Se trataba
de una cultura diferente a la de los estadounidenses, que procuraban con-
vertirse en colonos y probar fortuna en nuevas regiones; para reforzar esta
tendencia, su gobierno veía con simpatía el proyecto de extenderse hacia el
Oeste y alcanzar un día las costas del Pacífico, lo cual necesariamente re-
quería la invasión de territorio mexicano.
En 1820 Moisés Austin solicitó permiso al virrey Apodaca para esta-
blecer una colonia con 300 familias en Texas, pero como murió, su hijo
Esteban efectuó la colonización.
Por esos días se hacía muy controversial el asunto de la esclavitud de
los negros, de modo que poseer otros territorios y convertirlos en estados
de la Unión, que desde luego defendieran el esclavismo, daría fuerza a los
intereses capitalistas, especialmente de los estados del Sur. Por eso al
Generalísimo Morelos un agente estadounidense le propuso ayuda para su
causa a cambio del compromiso de la venta de Texas, lo que el caudillo
rechazó indignado. Ya con el emperador Iturbide, Poinsett trató por órde-
6. Derecho del México Independiente 61

nes del Presidente Jackson de adquirir Texas. Luego, el nuevo embajador


Anthony Buttler, rico propietario de tierras y esclavos, también procuró
esa compra ante el Presidente Vicente Guerrero, pero no le fue aceptado
ni siquiera discutir sobre el tema.
Cuando España vendió Florida mediante el tratado Adams-Onís en
1819, se fijaron los límites con Estados Unidos de América a partir de la
desembocadura del Río Rojo, siguiendo el curso del Río Mayo y el de
Arkansas y después en línea recta hasta el paralelo 42. El tratado fue firmado
de mala gana por la Corona y sólo en el afán inútil de calmar las intenciones
expansionistas de la Unión Americana. Además, se actuó en contra de lo
dispuesto por las Leyes de Indias, que prohibían enajenar territorio español,
por eso España daba todas las facilidades a los habitantes hispanos e
indianos de Florida para que ocuparan tierras de cualquier parte del
Imperio.
Cuando se inició con los Austin la colonización estadounidense en
Texas, se estableció que sólo se establecerían allí personas de raza blanca,
católicas y con una forma honesta de vida, y que no se asentarían en costas
ni en fronteras, todo lo cual se desobedeció con gran facilidad debido a la
escasa vigilancia de las autoridades mexicanas.
A pesar de que en México no se aceptaba la esclavitud, los colonos de
Texas fueron exentados de obedecer este principio y cuando el gobierno
mexicano se proponía exigir la libertad de los negros en esas regiones, se
alzaban olas de protesta por parte de los estadounidenses dentro del país y
fuera de él.
Resulta interesante observar que si bien Miguel Hidalgo, José María
Morelos, Ignacio López Rayón y la Constitución de Cádiz prohibieron expre-
samente la esclavitud, ni la Constitución de 1824, ni las leyes constitucionales
de 1836 hicieron expresa alusión a ello, si bien puede desprenderse una
prohibición tácita, cuando se afirma que se ha de garantizar a todos los
habitantes la libertad de expresión, de tránsito, etc. La prohibición expresa
no aparece sino hasta el Proyecto de Reforma a las Leyes Constitucionales
de 1836.
El aislamiento y la falta de control eran tales en esos lugares que en
1827 un aventurero, Hayden Edwards, desde Nacogdoches proclamó la Re-
pública de Fredonia, aunque el propio Esteban Austin lo redujo al orden.
La Ley de Colonización de 1830 prohibió la entrada de más colonos en
Texas u otros territorios mexicanos. El general Manuel Mier y Terán trató
de obligar a los texanos a respetar el orden jurídico nacional, pero se en-
frentó a muchos problemas y sabotajes. Lorenzo de Zavala, por su parte,
desterrado por Bustamante alentaba a los colonos a pronunciarse contra el
62 Historia del Derecho mexicano

centralismo. Además, había abusos de parte de los militares, cobro excesivo


de impuestos, limitaciones al desarrollo de la industria y el comercio y todo
tipo de abusos contra la población, por lo que se propiciaba el camino para
la separación. Por otro lado, los colonos sentían que el gobierno de
Coahuila no se preocupaba por sus intereses, no construía escuelas ni
caminos ni los ayudaba en su lucha contra los indios salvajes.
Por todo ello, primero en 1833 en San Felipe de Austin y luego en
1835 en Nacogdoches se reunieron algunos representantes texanos, quie-
nes finalmente se declararon independientes pretextando el centralismo
del gobierno mexicano y el despotismo del Presidente Santa Anna; además de
que consideraban roto el pacto federal que, según manifestaban, unía a
Texas con México. Debe tomarse en cuenta que los extranjeros avecindados
en aquellos lugares carecían de legitimidad para discutir e intervenir en
los asuntos políticos del país, pero lo hicieron animados por Estados Unidos,
a quien esa rebeldía convenía a sus planes de expansión y por eso la
fomentaba.
Así, los colonos firmaron la declaración definitiva de su independen-
cia el 2 de marzo de 1836. Se constituyeron en República de Texas, osten-
taron su propia bandera y tuvieron como Presidente a David L. Burnet y
como Vicepresidente a Lorenzo de Zavala. En todo ello había contribuido
mucho Samuel Houston, nacido en Virginia y jefe de las operaciones mili-
tares de los texanos, y Esteban Austin, quien fue hecho prisionero en Saltillo
por subversivo y al año liberado por el propio Santa Anna.
Santa Anna salió a combatir a los colonos y logró algunos triunfos en
San Antonio Béjar, concretamente en el Fuerte del Álamo, en el fuerte
Goliat, etc., donde ordenó fusilamientos y consintió desmanes, pero fue
sorprendido a orillas del Río San Jacinto y se le hizo prisionero. Houston le
pidió, para salvarle la vida, que diera órdenes a sus subalternos de retirarse
de Texas y así se giraron las órdenes a los generales Filisola, Urrea y
Gaona, quienes se alejaron del lugar, a pesar de que un jefe prisionero
pierde el mando de su tropa y debe asumirlo el que le seguía en jerarquía.
Santa Anna firmó el Tratado de Velasco en la Bahía de Galveston, en Texas,
el 14 de mayo de 1836. Hay dos documentos o Tratados de Velasco, uno
público, donde se comprometía a no hacer en lo sucesivo la guerra a Texas
y ordenar el retiro de sus tropas hasta allende el Río Bravo, y otro secreto,
donde permitía influir en el gobierno mexicano para que reconociera la
independencia de Texas.
La reacción en México fue de escándalo. A Filisola se le acusó de
traidor a la patria por haberse retirado, si bien él adujo que no lo hizo por
obedecer a Santa Anna, sino porque no tenía ya recursos para combatir. El
6. Derecho del México Independiente 63

Congreso no aprobó nada de lo pactado en el tratado de Velasco, lo cual


era evidente y de sentido común porque estando Santa Anna prisionero
carecía de la libre expresión de su voluntad; así, se daba un claro vicio del
consentimiento. Pero además no tenía facultades, como comandante de las
tropas, para decidir su retiro de la zona de Texas y el cese de hostilidades,
v ni siquiera fungía como Presidente de la República, pues este cargo lo
ejercía provisionalmente José Justo Corro, quien tampoco hubiera tenido
facultades para desmembrar el territorio nacional.
Por todo ello el Tratado de Velasco no puede ser considerado como
tal, debido a la falta de facultades de ambas partes, pues la posición de
república independiente que se daban los colonos era defacto. México quiso
combatir todavía, pero por carecer de recursos y la lucha entre centralistas y
federalistas que hacía imposible la unidad nacional, era imposible intentar
nada. Mal se dice por ello que Santa Anna vendió Texas: simplemente
Texas se perdió por la ineficiencia, la corrupción y la falta de dignidad que
manifestaron muchos personajes de ese entonces.
Santa Anna fue puesto en libertad, viajó a Washington y sostuvo pláticas
con el Presidente Andrewjackson. Éste siempre se manifestó neutral, lo
cual es discutible; de todos modos Santa Anna regresó al país en 1837 y se
refugió en su hacienda de Manga de Clavo, en Veracruz, sin que se le
causara ningún contratiempo y, en cambio, se le respetó su libertad y sus
propiedades, si bien pasaba por un periodo de insolvencia política.
Estados Unidos de América reconoció como República independiente
a Texas en 1837, Francia en 1839 e Inglaterra en 1840. Todo había terminado,
pero todavía los texanos ensoberbecidos por su fácil triunfo pretendieron in-
vadir el territorio mexicano hasta el Pacífico, pero fueron rechazados al atacar
Nuevo México y por el momento se conformaron con el área de Texas.
Resulta claro que México vivía una etapa de indefinición, en la que se
conservaban las viejas estructuras coloniales y aún no se podía organizar
un país dinámico y republicano, lo que ha llamado en su obra Jesús Reyes
Heroles la sociedad fluctuante.
Después del descalabro de Texas y de la guerra con Francia (que se
verá en seguida), Bustamante perdió imagen política, lo que provocó el
alzamiento del 5o. Batallón de la Ciudad de México, que lo hizo prisionero,
aunque luego fue puesto en libertad, como ha quedado asentado al
estudiar a las logias masónicas.
En 1841, en Guadalajara, se pronunció el general Mariano Paredes
Arrillaga, solicitando un nuevo Congreso para reformar las Leyes Constitu-
cionales de 1836; el movimiento fue secundado por los generales Gabriel
Valencia y Santa Anna, ante lo cual Bustamante firmó los tratados de la
64 Historia del Derecho mexicano

Estanzuela y salió del país. Se formó por breve tiempo una junta de nota-
bles, mientras los rebeldes redactaban el Plan de Tacubaya mediante el
cual desconocían a los tres poderes de la Unión y pedían un Presidente
provisional. Finalmente lo fue Francisco Javier Echeverría, al que luego
suplió Santa Anna, quien gobernó entre 1841 y 1842 de manera absoluta
con el apoyo que le daban las llamadas Bases de Tacubaya, de septiembre de
1841, que conservaban el régimen centralista pero daban pie a una dicta-
dura militar al otorgar al Presidente de la República facultades extraordi-
narias para reorganizar la administración pública. Santa Anna privilegió
al grupo militar para obtener su apoyo, a cambio de pauperizar a las grandes
masas y afectar a la naciente clase media mexicana.
En junio de 1842 se reunió, de acuerdo con las Bases de Tacubaya, un
nuevo Congreso constituyente donde predominaban los federalistas, quie-
nes redactaban un proyecto de Constitución que suscitó olas de protesta y
levantamientos en todo el país, por lo que el Congreso se disolvió. Se sabe
que el foco de mayor rebelión estaba en Huejotzingo y era alentado por el
mismo Santa Anna, quien nuevamente daba muestras de su volubilidad
política.
Nicolás Bravo ocupó la Presidencia provisional, formó y disolvió otro
Congreso Constituyente, a pesar de lo cual se logró en 1843 establecer un
nuevo texto constitucional, denominado Bases de la Organización Política de
la República Mexicana, conocidas como Bases Orgánicas, las que establecen
lo que se ha llamado la segunda República centralista, que por cierto encabezó
otra vez Santa Anna como Presidente de la República. Este documento lo
firmó en decreto el propio Santa Anna, quien se ostentó como Benemérito
de la Patria, General de División y Presidente Provisional de la República
Mexicana.
Las Bases señalan que México adopta la forma de gobierno de Repú-
blica representativa y popular. Contiene la intolerancia religiosa, al admitir
sólo la fe católica. Comprende en el territorio nacional al que fue virreinato
de la Nueva España, más la península de Yucatán, las comandancias de las
Provincias de Oriente y Occidente, la Alta y la Baja California, las Chiapas
y todos los terrenos anexos a estos lugares, adyacentes en ambos mares. En
el art. 9o. se señala la prohibición de la esclavitud y otros derechos indivi-
duales y se prohibe el destierro; se dice que se suspenden los derechos de
los ciudadanos, entre otras cosas, por ser sirvientes domésticos y también
por ser ebrio consuetudinario o tahúr de profesión, o vago, o por tener casa
de juegos prohibidos. Igualmente se pierden sus derechos, entre otras cau-
sas, por malversación o deuda fraudulenta en la administración pública y
"por el estado religioso".
6. Derecho del México Independiente 65

El Presidente de la República duraría cinco años en el cargo. Aparece


el fuero para él. Desaparece el Supremo Poder Ejecutivo pero se forma un
Consejo de Gobierno como apoyo y dictamen para los actos del Poder
Ejecutivo. El Título VIII regula lo que llama el poder electoral y se refiere a
todo el proceso electoral, que volvió al intrincado sistema de las elecciones
indirectas. El texto constitucional contiene 202 artículos y se cierra con el
lema oficial de "Dios y Libertad" y la fecha: 12 de junio de 1843.
Es discutible que este texto constitucional exigía una renta anual efectiva
de 1 200 pesos para ser electo diputado, mientras que para ser senador el
candidato debía haberse distinguido en la carrera civil, militar o eclesiástica,
es decir, constituyen verdaderos cuerpos de plutocracia y oligarquía. Cabe
mencionar que las Leyes Constitucionales de 1836 también señalaban tener
un capital que produjera anualmente 1 000 pesos para el diputado y 2 000
pesos para el senador, y la Constitución de 1824 pedía para ambos 8 000 pesos
en bienes raíces o una industria que produjera 1 000 pesos por año.
Santa Anna continuó su política de irse y volver a la Presidencia de la
República, lo que dio motivo a varias presidencias interinas, todo ello en
medio del derroche de los exiguos dineros públicos, el incremento del
desempleo, la mendicidad, la delincuencia y el crimen.14 No obstante, se
hicieron algunas obras suntuosas como el Teatro Nacional; además, se eri-
gió el Tribunal Mercantil y el de Minería y se formó una Junta Calificadora
de la Legislación Nacional.
En 1840 el voto particular de José Fernando Ramírez bosquejó la posibi-
lidad de facultar a la Suprema Corte para conocer la acción de incons-
titucionalidad de leyes y de actos de autoridad, y en las Bases de 1843 se da
la facultad del Congreso de desaprobar decretos de las asambleas departa-
mentales contrarias a la Constitución y a las leyes.
Por esos días se incorporó Texas a la Unión Americana y esto revivió
la pugna de límites con México, lo que hizo estallar la llamada guerra de
intervención estadounidense de 1846-1848, popularmente llamada guerra
del 47, en la que se perdió más de la mitad del territorio nacional.
Poco antes la Junta Departamental de Jalisco exigió a Santa Anna que
rindiera cuentas a la nación sobre el uso que había hecho de las facultades
extraordinarias que le otorgó el Congreso. El Presidente salió a combatir
la rebelión y dejó en el cargo a Valentín Canalizo, quien le dio por decreto

'-* Tómense en cuenta algunas novelas costumbristas del siglo xix como la clásica obra Los bandidos de
Río Frío, de Manuel Payno, que reflejan mucho de la vida socioeconómica del país en esa época, y
cómo en ocasiones altos funcionarios corruptos se unían con bandoleros para enriquecerse
ilícitamente.
66 Historia del Derecho mexicano

al Presidente de la República un poder con facultades tan amplias, que de


hecho lo volvieron un dictador. Nuevamente se alzaron las protestas en
todo el país. En ello fue importante la participación de la prensa, como el
caso del periódico El Siglo Diez y Nueve donde escribían, entre otros, Fran-
cisco M. Olaguíbel, Luis de la Rosa, Juan B. Morales ("El Gallo Pitagórico"),
Manuel Gómez Pedraza y Mariano Otero.
El general José Joaquín de Herrera llegó a la Presidencia, Santa Anna
fue aprehendido y llevado al Castillo de Perote y finalmente expulsado,
contra lo que prohibía la Constitución de 1843. Se refugio en La Habana en
junio de 1845.
En medio de la guerra con Estados Unidos de América, un nuevo
Presidente, el general Mariano Salas, convocó a otro Congreso para resta-
blecer la Constitución Federal de 1824, con el Acta Constitucional y de Refor-
mas, publicada el 21 de mayo de 1847. Este Constituyente sesionó en medio
de las acciones militares de la guerra contra el invasor: es inimaginable que
el país, que enfrentaba graves problemas, tuviera forma y ánimo de seguir
confrontando posiciones políticas en un Congreso Constituyente.
En este documento se erige un nuevo estado, el de Guerrero; se vuelve
a establecer el Distrito Federal y se dispone la denominación de estados para
las entidades del país. Consta de 30 artículos y manifiesta que nunca se
podrán alterar los principios que establecen la independencia de la nación,
o su forma republicana, representativa, popular y federal y la división de los
poderes generales y de los estados. El decreto aparece firmado por el
general Santa Anna, desde el Palacio de Gobierno federal y fungiendo
nuevamente como Presidente, ahora por el federalismo, después de su
destierro en Cuba.
Se lanzó una convocatoria para un Congreso extraordinario para que
se reuniera en 1846, con representantes por elegir en 160 diputaciones
distribuidas entre las clases dominantes, de la siguiente manera: propieta-
rios rústicos y urbanos y la industria agrícola (38), comercio (20), minería
(14), industria manufacturera (14), profesiones literarias (14), magistratura
(10), administración pública (10), clero (20) y ejército (20).
Se mantiene el sistema electoral de 1836, salvo para la clase minera,
cuyos representantes eran electos por votación directa.
Con el Acta Constitucional y de Reformas a la Constitución de 1824, decre-
tada en 1847, se tenía que elegir un diputado al Congreso por cada 50 mil
habitantes. Se determinó que mediante leyes posteriores se desarrollarían
las elecciones de diputados, senadores, Presidente de la República y minis-
tros de la Suprema Corte de Justicia. Se podía adoptar la elección directa,
con excepción de una tercera parte el Senado.
6. Derecho del México Independiente 67

Se manifiesta que el voto es derecho de todos los ciudadanos y por


primera vez se contemplan los derechos de asociación política y de petición.
Por otra parte, en el transcurso de 1846 a 1853 se promulgaron varias
disposiciones de carácter electoral:

1. Convocatoria para un Congreso Extraordinario debido a una rebe


lión en San Luis Potosí en 1845, expedida el 27 de enero de 1846 por
el general Paredes y Arrillaga en calidad de Presidente interino de la
República Mexicana.
2. Convocatoria que reforma la del 17 de junio de 1846, expedida por el
general Mariano Salas como Presidente de la República.
3. Decreto que declara vigente la Constitución de 1824, expedido por el
general Mariano Salas.
4. Ley sobre Elecciones de los Poderes Legislativo y Ejecutivo de la Unión, del 3
de junio de 1847, del Presidente Santa Anna.
5. Ley de Elecciones de los Supremos Poderes, del 15 de mayo de 1849, del
Presidente José Joaquín de Herrera.
6. Elecciones de Ayuntamientos, expedida el 19 de mayo de 1849, del
Presidente José Joaquín de Herrera.
7. Bases para la Elección de Presidente de la República y Senadores, del 13 de
abril de 1850, del mismo Presidente José Joaquín de Herrera.
8. Convocatoria a un Congreso Extraordinario para reformar la Consti
tución, del 19 de enero de 1843, del Presidente Juan B. Ceballos.

Con todo esto el centralismo quedó eliminado definitivamente, si bien


luego el país se enzarzó en otros procesos de lucha interna tan violentos
como el que protagonizaron centralistas y federalistas.

Las guerras extranjeras

El primer encuentro bélico de México, como país independiente, frente al


extranjero se produjo con una escuadra española, enviada desde Cuba y
comandada por el general brigadier Isidro Barradas en 1829, que atacó las
costas del norte de Veracruz y el sur de Tamaulipas. El plan de reconquista
en nuestro país para la Corona española, que para entonces aún no reconocía
la Independencia, era la suposición de que las masas populares recibi--an con
apoyo a los invasores, considerándolos libertadores por librarlos de gobiernos
ineficientes y hacerlos tornar al orden y a la prosperidad. Pero rs:o nunca
ocurrió. Por el contrario, se hizo frente a los españoles, quienes agotados
por las enfermedades del trópico terminaron capitulando en
68 Historia del Derecho mexicano

Tampico y abandonando las costas nacionales. La defensa del país corrió a


cargo de los generales Manuel Mier y Terán y Antonio López de Santa Anna.
La segunda confrontación bélica con el extranjero la representó, en
tiempos del Presidente Bustamante, una escuadra francesa dirigida por el
barón Deffaudis y el almirante Bazoche que se presentó, en marzo de 1838,
en el puerto de Veracruz con el ultimátum de cobrar, en no más allá de dos
meses, 600 000 pesos en que se estimaba la indemnización por daños y
perjuicios ocasionados a residentes franceses por las guerras internas del
país. En esa cantidad se incluían 60 000 pesos que reclamaba un pastelero
francés de la Ciudad de México, por el saqueo sufrido en su establecimiento
por soldados mexicanos. De ahí el nombre con que popularmente se
conoció a este conflicto: la guerra de los pasteles.
México se negó a entrar en negociaciones mientras los 10 buques
enemigos estuvieran amenazando aguas nacionales, por lo que Francia
declaró rotas las relaciones con nuestro país y bloqueó los puertos del Golfo.
En noviembre llegaron Carlos Baudín y el príncipe Joinville con un ultimá-
tum; se sostuvieron pláticas en Jalapa y al no llegar a un acuerdo se hizo
fuego sobre San Juan de Ulúa, que terminó rindiéndose. En tal circunstancia
Santa Anna, de regreso al país y tratando de borrar la mala impresión
causada por su conducta en la campaña de Texas, atacó a la escuadra fran-
cesa en un tiroteo sin importancia, pero en el que resultó herido en la
pierna y tuvo que serle amputada, lo que aprovechó para ostentarse como
defensor de la patria.
Finalmente, México tuvo que firmar un tratado con Francia compro-
metiéndose a pagar todo lo que ese país reclamaba, con lo cual terminó
este episodio enojoso. La cantidad pactada fue exagerada; por ejemplo,
parte de ella ya no se aplicó al pago de indemnizaciones, porque no hubo
quién las reclamara.
Otro problema general lo representa Estados Unidos de América, que
comenzó a llevar a cabo su política expansionista. La opinión pública de
ese país reclamaba la anexión de Oregon y Texas. El Presidente Tyler pre-
sentó la propuesta de incorporación de Texas a la Unión Americana, la
diputación aprobó la medida, pero el Senado la rechazó por considerar
que ello fortalecía la posesión de los estados esclavistas. Tyler salvó el obs-
táculo presentando una resolución conjunta de ambas cámaras, mediante
sendas comisiones, que aprobó la anexión en 1845.
El Presidente de México, José Joaquín de Herrera, aconsejado por los
ingleses, manifestó que se reconocía la independencia de Texas si se com-
prometía a no unirse con Norteamérica, pero ya no se pudo evitar la ten-
dencia anexionista, que se consumó el 21 de junio de 1845.
6. Derecho del México Independiente 69

La sociedad mexicana de la época estaba lejos de competir con la


estadounidense. El contraste económico era claro, y mientras los norte-
americanos, entusiasmados por sus logros al ver ensanchado su país desde
una franja en la costa del Atlántico hasta la posibilidad de llegar al Océano
Pacífico, desarrollaban su teoría del "destino manifiesto", término divul-
gado por John O'Sullivan, en la década de 1840. México, en cambio, se
hallaba desalentado por las guerras, la depresión económica y el caudillaje
de opereta. Había pues, entre otras cosas, una alta y una baja moral nacional,
respectivamente. Las relaciones diplomáticas entre ambos países eran muy
tensas, tanto por la presión de Estados Unidos por que se le vendiera
territorio como por que había innumerables reclamaciones de indemniza-
ción por parte de ciudadanos estadounidenses por daños sufridos en las
guerras. El gobierno mexicano prometía satisfacerlas, pero no podía ha-
cerlo por su constante limitación presupuestaria.
Cuando Texas quedó incorporado como un nuevo estado de la Unión
Americana, México consideró que nunca había reconocido la independen-
cia de ese lugar y aún lo estimaba parte de su territorio. Así, manifestó que
"a actitud de Washington era hostil, por lo que nuestro embajador Juan
Nepomuceno Almonte se retiró de su misión diplomática.
Además, Estados Unidos pedía la venta de California, a lo que el Pre-
sidente Herrera se negó rotundamente. No obstante, Herrera trataba de-
sesperadamente de lograr la paz, sabedor de la debilidad de nuestro país,
aunque muchos pensaban, de manera irresponsable, que un conflicto ar-
mado fortalecería los lazos de solidaridad nacional y resolvería las pugnas
entre centralistas y federalistas.
El gobierno de Herrera logró con grandes esfuerzos formar un ejército
de 6 000 hombres para defender al país, al mando del general Mariano Paredes
Arrillaga, quien salió de la Ciudad de México, y al llegar a San Luis Potosí,
aduciendo falta de recursos y que Herrera quería pactar con los estadouni-
denses y traicionar a la patria, regresó a México y se proclamó Presidente de la
República. Incluso manifestó que la mejor defensa contra Estados Unidos sena
formar una monarquía encabezada por un soberano español. En Jalisco se
ilzaron contra su gobierno espurio, el general Mariano Salas lo hizo prisionero
v restableció el federalismo. Finalmente Paredes fue expulsado a Francia y en
1848 se opuso a la firma del Tratado de Paz con Estados Unidos de Améri-ra.
considerando una traición la entrega del territorio nacional. Así, organizó una
guerrilla en Guanajuato, pero derrotado de nuevo, huyó al extranjero.
Regresó en 1849 para morir en la miseria y en medio del repudio nacional.
Las hostilidades se iniciaron propiamente al fijar los límites entre Texas,
ahora parte de Estados Unidos de América, y México; tradicionalmente se
70 Historia del Derecho mexicano

habían dado en el Río de Las Nueces, en tanto que los norteamericanos


pretendían que fuera en el Río Grande o Bravo. Las fuerzas estadounidenses
comenzaron a posesionarse de la franja entre ambos ríos, por lo que el
comandante del ejército mexicano general Mariano Arista manifestó a su
homólogo Zacarías Taylor que se retiraran. Se dieron algunos tiroteos ais-
lados y esto fue aprovechado por el Presidente James K. Polk para manifestar
que sangre estadounidense había sido derramada en territorio norte-
americano, con lo que logró el apoyo del Congreso y la guerra se declaró
oficialmente el 13 de mayo de 1846.
Fue una guerra trágica para México: una a una cayeron las ciudades
más importantes en manos del enemigo, todo ello debido a ineptitudes,
traiciones, apatía y falta de recursos. En esos momentos se dio el desconoci-
miento del general Mariano Salas contra el Presidente Paredes Arrillaga y el
restablecimiento del federalismo, lo que refuerza la afirmación de la falta de
capacidad y responsabilidad de los dirigentes mexicanos de aquel entonces.
En plena guerra de intervención regresó al país el general Santa Anna
—resulta curioso que no fuera interceptado por la escuadra estadounidense
que bloqueaba el Golfo de México—, tomó la presidencia y trató de organizar
la defensa del país, pero poco fue lo que pudo prepararse. La invasión se
dio por ambas costas y por el norte del país. El propio Santa Anna salió al
frente de batalla y dejó al Vicepresidente Valentín Gómez Farías, con quien
nuevamente gobernaba, a pesar de los lamentables episodios de 1833. El
diario El Monitor Republicano afirmaba: "...a un lado los principios, a un
lado los congresos, si ellos estorban para que la nación se salve... Si hay un
hombre que nos defienda, sea con el título de presidente, dictador o
cualquiera otro, venga ese hombre; acatemos todos su voluntad, y después,
si venciéramos, se hará lo que fuere de la nación". 15
En esta situación Santa Anna decidió regresar a la capital para impo-
ner el orden. Suprimió la Vicepresidencia, expulsó del gobierno a los lla-
mados puros, es decir, federalistas extremos, y los sustituyó por algunos
centralistas que habían participado en el cuartelazo, por lo que el clero
accedió a prestarle 2 000 000 de pesos.
Después de varios fracasos bélicos, el país completamente derrotado
se enfrentó a la tragedia de ver ocupada su capital por las fuerzas estado-
unidenses en septiembre de 1847. El Presidente Santa Anna decidió trasla-
dar la sede del gobierno a la ciudad de Querétaro, mientras Winfield Scott
desde el Palacio Nacional declaraba en sitio a la capital debido a que sus
habitantes mantenían una situación de guerrilla urbana resistiendo a los
15
Varios, México a través de los siglos, compendio general, Editorial del Valle de México, México, 1974,
tomo IV, págs. 383 y 384.
6. Derecho del México Independiente 71

invasores. Santa Anna no alcanzó a llegar a Querétaro y desde la_Villa de


Guadalupe renunció a la Presidencia de la República. El poder recayó en
Manuel de la Peña y Peña, quien luego lo cedió al general Pedro María
Anaya, para volver a ejercerlo el mismo Peña y Peña, lo que demuestra lo
difícil de la situación, en un país dividido políticamente y ocupado por una
fuerza invasora abrumadoramente mayoritaria. Ambos presidentes despa-
charon ya en Querétaro. Era enorme la presión que ejercían la presencia
de los extranjeros, una pésima situación económica, el desorden completo
en todo el país y la constante desobediencia y crítica de las propias autori-
dades nacionales y locales, por ejemplo en San Luis Potosí, Zacatecas y
Guanajuato, que deseaban continuar la guerra. Ante tales circunstancias,
negociar con los extranjeros fue largo y costoso. Algunos pretendían que
todo el país se anexara a Estados Unidos, lo que no dejaba de animar a los
federalistas más exaltados. Por su parte, el gobierno de Washington pre-
tendía arrancar a México los territorios de Tamaulipas a Baja California.
Los ingleses y los franceses ayudaban a nuestros diplomáticos tratando
de evitar el peligroso expansionismo estadounidense. Así las cosas, el 2 de
febrero de 1848 se firmó el Tratado de Paz, Amistad y Límites entre ambos
países, en la sacristía de la Basílica de Guadalupe, por lo que se le conoce
como Tratado de Guadalupe-Hidalgo (éste era el nombre oficial de la pobla-
ción). Por él México perdió unos 3.5 millones de kilómetros cuadrados. Nuestro
país actualmente tiene un área, en números redondos, de 2 000 000 de
kilómetros cuadrados y se dice que perdió más de la mitad del territorio. Los
lugares afectados fueron parte de Texas, parte de Tamaulipas, Nuevo México,
Alta California, parte de Sonora y de Baja California, Arizona, Nevada, Colo-
rado, parte de Nevada y Utah. Nuestro país se dividió entonces en 21 estados,
entre ellos el nuevo de Guerrero, más tres territorios, Baja California, Colima
y Tlaxcala, y el Distrito Federal; es decir, 25 entidades federativas.
El tratado lo firmaron por Estados Unidos Nicholas P. Trist y por
México Bernardo Couto, Miguel Atristáin y Luis G. Cuevas. Se recibieron
15 millones de dólares como pago de indemnizaciones a los propietarios
de terrenos afectados y ese dinero se perdió en la desorganización admi-
nistrativa de la época. Había quienes sugerían que se aprovechara para
levantar la incipiente banca del país, pero esto no llegó a concretarse.
El Senado estadounidense ratificó el tratado el 10 de marzo, por 38 votos
a favor y 14 en contra. Estos votos negativos se dieron en función de que al
aceptar nuevos territorios se fortalecía al grupo de los esclavistas. México rati-
ficó el tratado por el Congreso, es decir, ambas cámaras, en mayo de 1848.
Las tropas estadounidenses comenzaron a retirarse de Toluca, Pachuca y
Cuernavaca. En el caso de la Ciudad de México, el Ayuntamiento llegó a la
72 Historia del Derecho mexicano

indignidad de ofrecer una comida a Scott y a sus soldados. Por su parte Santa
Anna, desde Puebla, pidió que se le dieran pasaporte a él y a "su inocente
familia" para salir del país; en Toluca estuvo a punto de ser hecho prisionero
por un regimiento norteamericano. Solicitó luego permiso al gobierno de
Benito Juárez en Oaxaca para refugiarse en ese estado, pero se le negó y se fue
a Estados Unidos, después a Jamaica y finalmente a Turbaco, en Colombia.
El 30 de julio los estadounidenses entregaron el Castillo de San Juan de
Ulúa en Veracruz y salieron definitivamente de nuestro mutilado territorio.
Es importante conocer el caso de Laredo, fundado por el capitán To-
más Tadeo Sánchez de la Barrera, por órdenes expresas del coronel José
de Escandón y Helguera, conde de Sierra Gorda, colonizador de Nueva
Santander, Tamaulipas, como San Agustín de Laredo en 1755, y cuyos edi-
ficios, como el del cabildo, la catedral y la mayoría de sus casas quedaron
del lado estadounidense. La población decidió cruzar el Río Bravo e incluso
se exhumaron los restos de familiares para trasladarse al área mexicana, el
15 de junio de 1848, conducidos por Andrés Martínez Garza, presidente
municipal, por indicaciones del gobernador tamaulipeco Francisco Vital
Fernández. Así nació Nuevo Laredo, con el lema "Siempre con la patria",
que desde entonces ostentan sus habitantes.
La guerra México-Estados Unidos representó para ambos países con-
secuencias positivas y negativas (cuadro 6.5).

Cuadro 6.5. La guerra contra Estados Unidos de América.

País Aspectos positivos Aspectos negativos


Estados Aumentó enormemente su territorio. Reforzó al grupo de los esclavistas
Unidos de Afianzó su carácter de primera potencia sureños, lo que a la postre fue un factor
América continental y mundial. Afianzó el orgullo importante en la terrible Guerra de
México nacional de sus habitantes. Secesión.
Afianzó su nacionalismo, casi inexis- Se perdió más de la mitad del territorio
tente antes de la guerra. Hizo madurar al nacional. El país quedó empobrecido y
pueblo y al gobierno respecto a las arruinado. Aumentó el bandolerismo por
posibilidades reales del país, pues había la misma falta de organización del
quienes pensaban que ganar la guerra gobierno.
contra Estados Unidos era fácil y que Se atacaron entre sí los políticos
pronto nuestra bandera ondearía en federalistas y centralistas, acusándose
Washington. Comenzaron a formarse los mutuamente del fracaso bélico. La moral
futuros partidos políticos al verse las nacional decayó de manera muy notable,
nefastas consecuencias de actuar por lo que hubo que reforzar nuestro
desorganizadamente y sin verdaderos culto a los héroes caídos para
programas ni líderes. salvaguardar el honor del país.
6. Derecho del México Independiente 73

Obra jurídica y administrativa de las primeras formas republicanas

A pesar del caos que originaron las guerras civiles y extranjeras desde
1824 hasta 1854 se llegaron a realizar algunas obras materiales y se desa-
rrolló el sistema jurídico mexicano, impulsado por el centralismo y el
federalismo, respectivamente (cuadro 6.6).

Cuadro 6.6. Desarrollo material y jurídico mexicano de 1824 a 1854.

Grupo político Obras principales

Centralistas y Las Siete Leyes Constitucionales de 1836 y las llamadas Bases Orgánicas
luego de 1843.
conservadores
Se reorganiza el ejército. En 1842 se crean con Santa Anna las fuerzas
reales formadas por los pueblos y hacendados, a disposición del Presidente
de la República. En realidad, se volvieron grupos de presión y de corrupción.

Santa Anna reúne en 1853 las guardias de los estados con las tropas
nacionales y forma un ejército de unos 70 000 hombres, pero no pudo
disciplinarlos ni modernizarlos.

Se reorganiza el notariado.

Se impulsa la lucha contra la esclavitud.

Se desarrolla el Derecho fiscal.

En 1853 se promulga una Ley de Expropiación.

En 1846 se reorganiza el Archivo General de la Nación con José María


Lafragua. En ese mismo año se establece la primera Biblioteca Nacional.

En 1854 se expide la Ley sobre Extranjería y Nacionalidad. Desde 1823 ya


se daban cartas de naturalización; también se permitió a los extranjeros
poseer derechos mineros. Al principio de la vida independiente no podían
adquirir bienes inmuebles, salvo si se casaban con mexicana (según las
Siete Leyes Constitucionales). También se les prohibió el comercio al
menudeo. Para 1842 ya pudieron adquirir bienes inmuebles.

En 1843 se crea la Escuela de Artes y Oficios y la Escuela Nacional de


Agricultura.

En 1853 retorna a México la Compañía de Jesús, que se dedica especial-


mente a la enseñanza.

En 1843 todavía se mencionaba que la educación debía tener orientación


religiosa. El centralismo concentra en un Plan Nacional la educación.

Se trata de cuidar la salubridad general y se desarrolla una campaña in-


tensiva de vacunación contra la viruela.

(continúa)
74 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.6. (Continuación.)

Grupo político Obras principales

Federalistas y Se publican importantes colecciones de leyes como las de Basilio José


luego liberales Arrillaga, Juan R. Navarro y Vicente García Torres y la del impresor Mariano
Gal van Rivera, nacido en Tepotzotlán en 1782. Este último publicaba su
famoso Calendario y los originales de algunas obras jurídicas y novelas
famosas (como lo era entonces el Calendario de las Señoritas Mexicanas),
igual que algunos periódicos como El Observador de la República Mexicana
y el Indicador de la Federación Mexicana, que dirigía José María Luis
Mora. Su colección jurídica fue la Nueva Colección de Leyes y Decretos
Mexicanos. De este personaje se dijo que en 1810 denunció la conspiración
de Querétaro a Joaquín Quintana, administrador de Correos de ese lugar,
quien a su vez informó a las autoridades virreinales.
Se elabora el Código del ilustre jurista Teodosio Lares, quien por cierto fue
creador e impulsor en México del Derecho administrativo. Publicó Lecciones
de Derecho administrativo para su cátedra en el Ateneo Mexicano, en 1852.
Su Código estuvo vigente entre 1854 y 1855.
Algunos estados llegaron a publicar códigos locales de comercio, basados en
el de Lares. Otros, en cambio, siguieron rigiéndose por las Ordenanzas de
Bilbao de la época colonial.
Se decreta la Ley para el Arreglo de lo Contencioso Administrativo del
propio Teodosio Lares.
La Constitución de 1824 establece el régimen federal, y el Acta Constitucional y
de Reformas devolvió al país la vigencia de la Constitución de 1824.
El general Mariano Arista decreta la primera Ordenanza General del Ejército
Mexicano, en 1852, que reduce el ejército, trata de disciplinarlo y elimina la
leva.
Se quiere impulsar la educación haciéndola laica y científica, además de otor-
garle a los estados la facultad de organizaría en sus respectivas entidades.
Se da la prerreforma liberal de 1833, que lamentablemente no pudo afianzarse.

En otros aspectos, es importante indicar que en 1854, de nuevo bajo


el régimen del Presidente Santa Anna, se firmó el Tratado de Gadsen,
oficialmente conocido como Tratado de Límites o de La Mesilla, por medio
del cual se vendió ese territorio que pertenecía a los estados de Sonora y
Chihuahua, un total de 109 574 kilómetros cuadrados, en 10 millones de
dólares. El Presidente estadounidense Pierce deseaba adquirir Tamaulipas,
Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Sonora y la Baja California en 50 millo-
nes de dólares, e incluso se habló de entregar toda la República. Finalmente
James Gadsen, Presidente del Ferrocarril de Louisville, logró el tratado
6. Derecho del México Independiente 75

que lleva su nombre. El propósito de este tratado era tender la vía del
ferrocarril del Atlántico al Pacífico sin pasar por el Cañón de Colorado,
además de que se habían descubierto placeres de oro en los ríos de la
región. Ante la imposibilidad de enfrentarse a una nueva guerra, México
accedió a enajenar su territorio, lo que también convenía a Estados Unidos,
pues se evitaba un conflicto y se daba la idea ante el mundo de un trato
racional y democrático de buen vecino. Es La Mesilla lo que realmente vendió
Santa Anna como parte del territorio nacional y lo que equivocadamente se
viene repitiendo, de manera infundada, respecto a la venta de Texas. Sin
embargo, se justificaba esta entrega de territorio al extranjero. El periódico
El Universal decía el 31 de diciembre de 1853, un año antes de que se firmara
el Tratado de Gadsen: "Quienes anticipan desde ahora, que el negocio de
La Mesilla, según lo que hemos podido alcanzar, no sólo era honroso para
México, sino que le proporcionará inmensas ventajas, libertándole por una
parte de conflictos y disgustos, y dándole por otra los medios de realizar
vastos proyectos en el campo de las mejoras materiales."16

La Constitución del 1857

Después de la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo en 1848 el país,


desmoralizado, atravesaba por una crisis total. Era evidente la miseria en
el campo y las ciudades, donde se podían ver las ruinas que había dejado la
guerra. El gobierno federal apenas tenía autoridad sobre la capital del
país, pues en los estados reinaba la anarquía total y varios de ellos se gober-
naban a su arbitrio. Así las cosas, se eligió a José Joaquín de Herrera como
Presidente de la República en 1848, quien gobernó hasta el 15 de enero de
1851, cuando entregó el cargo al general Mariano Arista.
Del pago de 15 millones de dólares que Estados Unidos de América
hizo a raíz de la cesión de gran parte del territorio nacional, sólo tres se
utilizaron para pagar parte de la deuda externa, pues el resto se aplicó a la
pacificación interna y al pago de sueldos a la burocracia. El bandidaje hacía
de las suyas en todas partes, al grado que se tuvieron que tomar medidas
militares para controlarlo. El mismo Batallón de San Patricio, formado por
irlandeses que desertaron del ejército estadounidense invasor y contri-
buyeron a la defensa del país, fue licenciado debido a un intento de suble-
vación. Para colmo, estalló con gran violencia la guerra de castas en Yucatán,
lo que tornó más difícil la administración de Herrera.

10
Varios, México a través de los siglos, compendio general, op. cit., tomo IV, pág. 719.
76 Historia del Derecho mexicano

Resulta curioso que el papa Pío IX desde Gaeta y con grandes dificul-
tades por las rebeliones de los mismos Estados pontificios, envió una carta
al Presidente de México el 4 de diciembre de 1848 explicándole las razones
de su salida de Roma. El gobierno mexicano lo invitó a trasladar su sede a
nuestro país, donde encontraría 7 millones de fieles que lo auxiliarían. Se
destinó igualmente un donativo de 25 mil pesos para apoyarlo.
Al concluir el gobierno del general José Joaquín de Herrera se eligió,
ya no por las cámaras, sino por los ciudadanos, al general Mariano Arista,
quien intentó conciliar a los liberales y a los conservadores, grupos políticos
que habían desplazado a los federalistas y centralistas, respectivamente.
El liberalismo como fuerza política había surgido en Europa y Estados
Unidos de América y pretendía modernizar al país, abatiendo las es-
tructuras feudales que aún subsistían, representadas por la Iglesia, el ejér-
cito y los caciques. Por su lado, los conservadores deseaban mantener en
términos generales el estado de cosas, apoyándose en el deseo de no afectar
sus ideas religiosas y sus costumbres tradicionales. Ambos grupos en-
contraban apoyo en el extranjero.
Arista no logró armonizar los grupos y fue combatido por los conser-
vadores y por liberales, puros o radicales; tampoco pudo organizar la ha-
cienda, ni reducir el número y el poder de los empleados públicos, acos-
tumbrados a sacar provecho de sus cargos mediante la prepotencia y la
corrupción. En tal virtud estallaron las rebeliones en todo el país, la más
grande de las cuales ocurrió en Guadalajara en 1857, en contra del gober-
nador Jesús López Portillo, pero luego se extendió y con el Plan del Hospicio
Cabanas se pidió la renuncia del general Arista, el sostenimiento de la
República Federal y llamar del extranjero a Santa Anna para que gobernara
de nuevo al país.
Traicionado por el general José López Uraga que había sido enviado
a combatir a los rebeldes y se unió a ellos, y frente a un Congreso que todo
se lo negaba, Arista terminó por renunciar en 1853. Se nombró entonces a
Juan Bautista Ceballos, quien disolvió a mano armada las cámaras, lo que
avivó la rebelión. El Congreso disuelto intentó nombrar a otro Presidente,
Juan Múgica y Osorio, quien se desempeñaba como gobernador de Puebla,
pero éste se negó a ejercer el cargo. En Jalisco la guerra civil hacía todos
sus estragos y en San Luis Potosí el gobernador, Julián de los Reyes, fue
asesinado en un paseo público, sin que se supiera la autoría del atentado.
La misma Ciudad de México se pronunció contra Ceballos y el coronel
Manuel Robles Pezuela también solicitaba el regreso de Santa Anna.
Ceballos renunció a la Presidencia y se nombró en su lugar al general
Manuel María Lombardini, quien se enfrentó a invasiones de indios barba-
6. Derecho del México Independiente 77

ros en el norte del país, a las presiones de empresas estadounidenses para


crear un "canal" en Tehuantepec, concediéndoles el derecho de cobro y
administración, lo que de darse originaría la pérdida de la soberanía en el
lugar, y el ataque de tropas guatemaltecas en el Soconusco, que llegaron a
atacar la ciudad de Tapachula, aunque fueron rechazadas.
Finalmente, el general López de Santa Anna llegó a Veracruz el 1 de
abril de 1853 y fue recibido por las autoridades de la plaza. Se le comunicó
que por voto de los estados de la República, representados por sus congresos
respectivos, había sido electo por mayoría Presidente de la República. Santa
Anna se quedó un tiempo en su hacienda del Encero, cerca de Jalapa, y el 20
de abril llegó triunfante a la Ciudad de México.
Formó un gabinete con hombres de prestigio como Lucas Alamán
(Relaciones Exteriores), Teodosio Lares (Justicia), Antonio Haro y Tamariz
(Hacienda) y José María Tornel y Mendívil (Guerra). Lucas Alamán renunció
el 2 de junio de 1853.
El 22 de abril de 1853 se expidió un decreto mediante el cual se cen-
tralizó la administración pública, lo que daba al traste con el federalismo.
De hecho se anunciaba una nueva Constitución, que afortunadamente no
llegó a darse.
Se formó una Junta de Calificación para examinar la conducta de
todos los militares en la guerra de 1847 contra el invasor estadounidense.
Se persiguió a los periódicos de oposición, lo que afectó a periódicos como
El Telégrafo^ aun el conservador Siglo Diez y\Nueve. Se desterró al ex presi-
dente Mariano Arista, quien murió en el extranjero (hoy sus restos se en-
cuentran en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón Civil de Dolores,
en la Ciudad de México).
Se dispuso que todas las propiedades, contribuciones y envíos de los
estados pasaran a manos del gobierno, lo que en la práctica anuló el
federalismo.
Se suprimieron algunos ayuntamientos; aumentó el ejército perma-
nente a 90 000 hombres; se creó la Administración Nacional de Caminos,
v se proyectó el ferrocarril México-Puebla-Veracruz. Al respecto, cabe des-
tacar que el Presidente Anastasio Bustamante había otorgado la primera
concesión para construir ferrocarriles en 1837 y que la inauguración hasta
la ciudad de Veracruz se efectuó muchos años después, en la época del
Presidente Lerdo de Tejada.
Desde 1849 comenzó a formarse entre los conservadores un partido
monárquico mexicano, que logró incrustar a algunos de sus miembros en
el Ayuntamiento de la Ciudad de México, como fue el caso de Lucas Alamán.
Esto avivó la contienda entre liberales y conservadores, que llegó al extremo
78 Historia del Derecho mexicano

de atacar entre sí a nuestros héroes de la Independencia, por un lado a Hi-


dalgo, Morelos y Guerrero, y por otro a Iturbide e incluso al virrey Calleja.17
En las ciudades se reorganizó la policía, con el propósito de perseguir
a cualquier opositor, y en el campo de nueva cuenta apareció la guardia de
rurales, con el fin de limpiar de malhechores los caminos, pero en realidad
se convirtió en un azote para los pueblos. Las multas a la prensa por
cualquier comentario, por breve e inofensivo que fuera, pero que afectara
al gobierno o a la Iglesia, se castigaba con la multa de entre 50 y 600 pesos.
Los periódicos debían depositar en el Nacional Monte de Piedad de 3 a 6
mil pesos para garantizar el pago de las sanciones en que incurrieran.
De esta manera, la dictadura santanista quedó plenamente instaurada.
Por eso se expidieron las Bases para la Administración de la República hasta
la promulgación de la Constitución, lo que ocasionó, el 22 de abril de 1853,
que se considerara principalmente:
1. Formar cinco Secretarías de Estado:
a) Relaciones Exteriores
b) Relaciones Internas, Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción
Pública
c) Fomento, Colonización, Industria y Comercio
d) Guerra y Marina
e) Hacienda.
2. Nombrar un Procurador General de la Nación.
3. Formar un Consejo de Estado compuesto por 21 personas.
4. Establecer un receso para las legislaturas locales y dictar un reglamen
to para el debido funcionamiento de los gobiernos locales.
Como se advierte todo quedó, como en los tiempos del centralismo, en
manos del gobierno presidencial. Se llegó al extremo de que Gutiérrez Estrada
y José María Hidalgo formularan un plan para establecer la monarquía.
Se aumentaron los impuestos hasta lo increíble; se pagaba cinco pesos
por cada carruaje que se tuviera, todos los perros eran objeto de impuesto,
salvo los que sirvieran de guía a invidentes; el costo era de un peso mensual
por cada perro. También se cobraba por puertas y ventanas exteriores, y
había personas que tapaban sus puertas y entraban en sus casas o salían de
ellas por los balcones, por ser más barato el impuesto; igualmente, zaguanes
y cocheras llegaron a ser objeto de gravamen.
Mientras tanto, se daba preferencia al lujo y ornato de la gente de
palacio; se uniformó a los soldados del Estado Mayor y las guardias presi-
7 Recientemente el historiador Manuel Villalpando ha publicado una novela sobre este personaje,
con el título Mi gobierno será detestado.
6. Derecho del México Independiente 79

denciales, a la manera de las de las cortes europeas. En 1853 se restauró la


Nacional y Distinguida Orden de Nuestra Señora de Guadalupe, que había
sido creada por Iturbide. Se condecoró con ella, en forma postuma, a Iturbide,
Juan O'Donojú y Vicente Guerrero.
Cuando López de Santa Anna asumió esta última Presidencia se le
dotó de facultades extraordinarias por 12 meses para controlar la caótica
situación del país, y a punto de vencerse este plazo el Congreso se las pro-
rrogó de manera indefinida, hasta que "cesen los males de la patria", y se
le otorgó además el título de Generalísimo, Almirante y Capitán General.
Se le daría trato de Alteza Serenísima (si bien este tratamiento sería el
adecuado en adelante para todo Presidente de la República). En sus decretos
Santa Anna también se daba el título de Benemérito de la Patria.
Paralelamente surgieron rebeliones de grupos indígenas en varias
partes del país como se detalla a continuación:
1848. Guerra de Castas, en Yucatán.
1848-1849. Rebelión de Sierra Gorda en Querétaro, San Luis Potosí y
Guanajuato.
1849. Rebelión dejuchitán, en Oaxaca.
1849. Rebelión de las Huastecas en Tamaulipas, Hidalgo, Veracruz y
San Luis Potosí.
1850. Rebelión de la Sierra de Guerrero.
1853. Rebelión de Tlaxcala.
1853. Rebelión chamula, en Chiapas.
También se sufrieron ataques de filibusteros o aventureros que inva-
dían el norte del país con fines expansionistas, como en el caso de la inva-
sión de Gastón Raoulx, conde Raousset Boulbón, en Sonora, Walker en
Baja California Sur, el primero francés y el segundo estadounidense, quie-
nes finalmente fueron rechazados del territorio nacional.
Desde luego, en esta época agitada y difícil destacan algunos aspectos
positivos, por ejemplo:
1. Se comenzó, desde la época del Presidente Arista, en 1850, a colocar
el alumbrado eléctrico de la Ciudad de México; lo primero que quedó
iluminado fue la Plaza de la Constitución. Este mismo presidente esta
bleció el primer telégrafo, que se probó en una botica y luego se ten
dió entre el Palacio Nacional y el Palacio de Minería, aproximada
mente un kilómetro, con gran asombro del pueblo.
2. Se concedió la construcción y navegación de barcos de vapor por el
lago de Texcoco; en 1854 se inauguró este servicio público partiendo
del Canal de la Viga.
80 Historia del Derecho mexicano

3. Después de varios intentos fallidos se llegó a oficializar el Himno Na-


cional Mexicano mediante un concurso convocado en 1853 para es-
cribir la letra, que ganó el poeta potosino Francisco González Bocane-
gra, entre 24 concursantes. El triunfador, por cierto, renunció a su
premio. Se hizo otro concurso para escribir la música y lo ganó, con
su composición Dios y Libertad, el español Jaime Nunó, quien era ins-
pector de las bandas militares. Al parecer, los primeros compases se
inspiraron en el repique de las campanas de la Catedral Metropolitana.

El 15 de septiembre de 1854 en el Teatro Santa Anna cantaron por


primera vez el Himno la soprano Claudia Florentini y el tenor Lorenzo
Salvi, apoyados por un coro. El Presidente de la República no acudió esa
noche, pero sí a la siguiente y fue recibido con el Himno Nacional. Por
cierto, el mismo Santa Anna cambió la fecha de celebración del Grito de
Dolores, de la mañana del 16 de septiembre de cada año a las 11 de la
noche del día 15, como hasta la fecha ocurre.
Es importante señalar que la vida social fue cambiando en sus valores;
así, se pasó del valor prestigio al valor dinero. Ya no fue tan relevante la
alcurnia del apellido o el ser una persona digna y honesta, aunque de
limitados recursos. Lo trascendente fue poseer bienes y dinero y ostentarlos
para parecer "gente de bien" o "decente", como se decía entonces, pro-
curando rivalizar en lujos y uso de modas de tipo europeo. Mientras, la
gente humilde vivía en infectas vecindades, en un ambiente sórdido, que se
retrataba con gran fidelidad en las novelas costumbristas de la época y en
donde pululaban los vagos, viciosos y pendencieros a los que la gente lla-
maba léperos en forma genérica.
Los paseos obligados de las clases sociales en general, en vacaciones
o en ciertas festividades religiosas eran a San Agustín de las Cuevas, en
Tlalpan, San Ángel, la Villa de Guadalupe por la Calzada de los Misterios,
las Lomas de Tacubaya o el Bosque de Chapultepec.
Sorprende observar el rubro de ingresos y egresos del país en 1853:
ingresaron 19 028 975 pesos y se gastaron 32 378 040 pesos. Resulta evidente
que el endeudamiento del gobierno era colosal; a la vez que se hablaba de la
honestidad de los secretarios de Hacienda en los diferentes gabinetes, a su
calidad moral no se añadían la nota de capacidad y profesionalismo.
La importación se hacía sobre todo de Inglaterra, Francia, Estados Uni-
dos de América y Alemania, y en cuanto a la exportación se llegó a establecer
una ruta comercial entre Veracruz y Nueva York, con un éxito relativo.
En materia educativa, tanto Luis Mora como Gómez Farías habían
insistido en la necesidad de intensificar la enseñanza elemental de acuerdo
6. Derecho del México Independiente 81

con un sistema laico. A partir de 1842 la Compañía Lancasteriana, institu-


ción filantrópica, tuvo una destacada participación en la educación del
país. Fue fundada por el inglés Lancaster, y en ella un profesor auxiliado
por los mejores alumnos o monitores (instructores) puede atender a un
numeroso grupo de estudiantes.
Si bien había muchas escuelas privadas y religiosas, el índice de anal-
fabetismo era notable; a pesar también de que se imprimieron miles de
cartillas lancasterianas y catecismos de enseñanza. El catecismo es un sistema
pedagógico que consiste en establecer preguntas y respuestas. La compañía
lancasteriana funcionó hasta 1890.
Ante el estado de crisis que había en el país, cundió en el estado de
Guerrero la llamada Revolución de Ayutla, por el plan que le daba base y
que se firmó el 1 de marzo de 1804. El dirigente de este movimiento fue
Juan Alvarez, antiguo jefe insurgente y hombre de gran influencia política
en la región; también participaban Florencio Villarreal, Tomás Moreno,
Diego Alvarez, Eligió Romero e Ignacio Comonfort, quien desde Acapulco
le hizo algunas modificaciones al Plan para ganar la simpatía de los liberales
moderados o menos radicales.
El gobierno santanista trató de ser implacable con los opositores, destituyó
del ejército a todos los implicados, ordenó fusilamientos y prisiones, incendió
poblaciones, etc., pero el levantamiento crecía. Por ello decidió Santa Anna ir
personalmente a sitiar Acapulco, en donde estaba el foco principal de la
revolución, pero al no poder tomar el puerto y ante el incremento de la insu-
rrección en casi todo el país decidió, en agosto de 1855, abandonar el poder y
embarcarse hacia La Habana dejando un triunvirato integrado por Ignacio
Pavón, Mariano Salas y Martín Carrera. El dictador se exilió en Cuba perse-
guido por el mayor desprestigio; incluso se hablaba de que la muerte de Nicolás
Bravo en Chilpancingo, ocurrida el 23 de abril de 1855, y unas horas después
la de su esposa Antonina Guevara, eran producto de un envenenamiento
atribuible a Santa Anna, lo que desde luego no llegó a demostrarse. Años más
tarde regresó Santa Anna a ofrecer sus servicios primero a Maximiliano y
luego a Juárez, pero ambos lo rechazaron. Murió olvidado en 1876.
En el Plan de Ayutla elaborado en la hacienda "La Providencia" y que
sirvió de base a la Revolución de Ayutla se manifestó lo siguiente:

1. Se desconoce el gobierno dictatorial de Antonio López de Santa Anna.


2. Se establecerá en su lugar un gobierno provisional sostenido por las
armas liberales.
3. Lo antes posible se convocará a un Congreso Constituyente.
4. Se restablecerá el gobierno republicano, representativo, federal y popular.
82 Historia del Derecho mexicano

Al proclamarlo se dijo que quienes se opusieran a la realización del


Plan serían tratados como enemigos de la independencia nacional.
El triunvirato que determinó Santa Anna para sustituirlo no llegó a fun-
cionar y el poder quedó provisionalmente en manos del general Martín Carrera,
mientras que en Cuernavaca se nombraba Presidente interino al general Juan
Álvarez, quien formó su gabinete con gente del partido liberal como Melchor
Ocampo, Ponciano Arriaga, Benito Juárez, Ignacio Comonfort y Guillermo
Prieto. El nuevo gobierno tomó la capital del país en noviembre de 1855. En
seguida firmó la convocatoria para formar el Congreso Constituyente, así como
un decreto para integrar la guardia nacional constituida por civiles que debían
sustituir al ejército santanista. También se firmó la Ley Juárez, que suprimía los
fueros eclesiástico y militar (este último sólo se aplicaría para casos relacionados
con la disciplina militar). Pero presionado por los liberales moderados que
querían reformas paulatinas y no drásticas, Álvarez prefirió renunciar y
regresar a Guerrero, dejando en el cargo a Ignacio Comonfort.
Comonfort se enfrentó a varias rebeliones, al grito de "Religión y
fueros", desde luego patrocinadas por el clero, como la que hubo en la
sierra de Puebla. Comonfort actuó con energía, degradó a los generales
que habían participado en la revuelta, embargó los bienes del clero en
Puebla y desterró al obispo Labastida.
El propio Comonfort decretó la ley que suprimía la obligatoriedad de
los votos monásticos; otra que extinguía la Compañía de Jesús; la de des-
amortización de bienes de corporaciones civiles y eclesiásticas o Ley Lerdo,
y finalmente la que prohibía el cobro de derechos y obvenciones parro-
quiales, llamada Ley Iglesias.
El clero entonces organizó una conspiración en el convento de San
Francisco en la Ciudad de México, por lo que el gobierno incautó los bienes
de esa orden religiosa, demolió parte de sus instalaciones para abrir la calle
de Independencia y encarceló a los civiles implicados. La rebelión cundió
en Guerrero, Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Puebla y San Luis Potosí,
pero Comonfort logró dominar la situación.

Integración del Congreso Constituyente

En esa situación de desorden y pasiones resultó difícil integrar el Congreso


Constituyente, pero al fin quedó formado con 78 diputados; predominaban
los liberales puros o radicales, lo que se vio reflejado en la Constitución que
elaboraron.
Entre los miembros más destacados de esa Asamblea Constituyente
figuran Ponciano Arriaga, José María Mata, Francisco Zarco, León Guzmán,
6. Derecho del México Independiente 83

Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto, Santos Degollado, Ignacio Mariscal,


Manuel Doblado, Ignacio Luis Vallarta, Vicente Riva Palacio, Bernardo
Couto y José María del Castillo Velasco.
Todos ellos en general eran poseedores de una enorme cultura y de
especial talento; tenían un conocimiento muy claro de los problemas na-
cionales y de las necesidades sociales. Se dijo de ellos que formaban un
Constituyente ilustrado.

Debates
El Congreso debatió en la Ciudad de México desde el 14 de febrero de
1856, formalmente a partir del siguiente día 18, haciéndose el juramento
solemne de la Constitución el 5 de febrero de 1857, es decir, fue un Consti-
tuyente largo, con duración de un año. Resulta curioso que al principio se
propuso como sede a Dolores Hidalgo, Guanajuato. Francisco Zarco, origi-
nario de Durango y destacado periodista, llevó puntual crónica de este
Constituyente y gracias a él se tiene noticia de lo allí ocurrido a través de
las páginas de su periódico El Siglo Diez y Nueve.
Se discutió si debía restablecerse la Constitución de 1824 o crearse una
nueva, lo que finalmente sucedió; mientras se daba la Constitución se pro-
mulgó el 15 de mayo de 1856 un Estatuto Orgánico Provisional, para llevar a
cabo la administración pública. En este Estatuto, que se inspiró en la Cons-
titución de 1824 y en las Bases Orgánicas de 1843, se proclamó la abolición de
la esclavitud; se establecieron las bases para el servicio personal; se declaró
la libertad de enseñanza; se prohibieron los monopolios, las penas de-
gradantes y los préstamos forzosos; se determinó respetar la propiedad
privada y establecer las penitenciarias, entre otros aspectos destacados.
El nombre oficial de este documento fue Constitución Federal de los
Estados Unidos Mexicanos.
El 17 de febrero de 1857 se clausuraron las sesiones y el 11 de mayo se
promulgó la Constitución. Su artículo transitorio señala que empezará a
regir el 16 de septiembre "próximo venidero" (sic), día en que se instalaría
el Primer Congreso Constitucional.

Consecuencias de la Constitución de 1857


La Constitución cuenta con ocho títulos, 128 artículos y uno transitorio. Se
inicia manifestando: "En el nombre de Dios y con la autoridad del Pueblo
Mexicano..." Entre sus principales características se cuentan las siguientes:

1. Contiene una sección dedicada a los derechos del hombre.


84 Historia del Derecho mexicano

2. El art. 2 señala la prohibición de la esclavitud, en términos similares a


la disposición relativa contenida en el primer artículo de la Constitu
ción vigente y donde se dice que un esclavo que pase al territorio
nacional recobra su libertad y tiene la protección de las leyes, disposi
ción que era importante ya que en Estados Unidos de América preva
leció la esclavitud casi una década más hasta que fue abolida en tiem
pos del Presidente Abraham Lincoln.
3. Se otorgan libertades de prensa, enseñanza, trabajo, expresión, peti
ción, portación de armas para su seguridad y legítima defensa, tránsi
to, etc. Se dan garantías procesales y penales; se prohiben las penas
trascendentes e infamantes, la retroactividad de la ley, los monopolios
y estancos, la propiedad de manos muertas, y se garantiza la inviolabi
lidad del correo. Se establece, en el art. 29, la forma para proceder a
suspender garantías y los casos en que debe efectuarse.
4. Se establecen las categorías de mexicanos, extranjeros (sic) y ciudadanos.
5. Se establece la clásica división de los tres poderes, su integración,
organización y funcionamiento.
6. Se postula como prerrogativa del ciudadano el voto activo y pasivo,
excluyéndose de ello a las mujeres.
7. Desde los 18 años de edad se tiene la ciudadanía mexicana, pero no es
sino hasta los 25 cuando se puede obtener un cargo de elección popular.
8. Además de la edad, se debe tener la calidad de ciudadano mexicano,
en ejercicio de sus derechos, residir en el lugar de la elección y no ser
eclesiástico, para aspirar a un cargo de elección popular.
9. Desaparecen la Vicepresidencia y el Senado de la República.
10. El voto es universal e igualitario, sin distinción de clases sociales. Hay
un sistema de elección indirecto en primer grado y con escrutinio
secreto.
11. Ya aparece el principio de que las facultades que no se expresen para
la Federación se entienden reservadas a los estados.
12. Se cuenta con el procedimiento de mayoría calificada en el Congreso
y en las cámaras de los estados para que obre una reforma constitu
cional.

La Constitución era tan anticlerical que fue rechazada por el clero, al


grado de que el papa Pío IX criticó abiertamente lo promulgado y el clero
excomulgó a quienes la juraran, a la vez que el gobierno procedía a cesar a
todo empleado que no lo hiciera.
La Constitución se inspiró en los grandes principios filosóficos de la
Revolución francesa, era pues republicana y liberal. El modelo constitucio-
6. Derecho del México Independiente 85

nal que se formó con ella tenía dos ramas de origen: el constitucionalismo
francés y el estadounidense. Se dice que pese a las protestas del clero, la
Constitución no era radical, sino más bien moderada o ecléctica. El modelo
resultaba adecuado para un país desarrollado, en donde cabía el liberalismo
económico y la simple vigilancia del Estado en cuestiones comerciales y de
producción, pero nuestro pueblo distaba de estar en condiciones de adecuarse
a tales principios, por lo que la injusticia sobre las clases populares urbanas
y rurales continuó, lo que explica el posterior estado de cosas en el porfirismo.
Para colmo de males, los pueblos indígenas fueron despojados de sus tierras
y se acentuaron el descontento y la marginación en el campo.
Parecía que el texto constitucional no gustaba a los conservadores
por ser liberal y anticlerical, a los liberales puros por ser moderada y a los
moderados por algunas de sus medidas radicales. Así, levantó tal polémica
que nos hizo arribar a la llamada Guerra de Reforma, que fue una contienda
civil de proporciones fatales.

La Guerra de Reforma
Se realizaron las elecciones conforme a la nueva Constitución y fueron electos
como Presidente el general Ignacio Comonfort, y en la Presidencia de la
Corte Benito Juárez (ya que entonces eran electos los ministros o individuos
de la Corte, arts. 91a 94). Esto daba a Juárez la calidad de posible Presidente,
porque también la Constitución prevenía la sustitución automática en caso de
ausencia temporal o definitiva del Presidente de la República (arts. 79 y 80).
Comenzaron a ejercer sus cargos el 1 de diciembre de 1857.
Comonfort se mostró muy molesto por el contenido de la Constitución y
manifestó que no era posible gobernar con ella: él pretendía pacificar al país
y el texto constitucional se lo impedía. Así, alentó un complot organizado
por los conservadores desde Tacubaya. Esto se hizo evidente, e incluso se
pidió a Manuel Payno, miembro del gabinete presidencial, que compareciera
ante el Congreso a aclarar las cosas. Se hablaba de la falta de carácter del
Presidente Comonfort y su ruptura con los liberales puros. Los periodistas
Vicente García Torres y Francisco Zarco advertían abiertamente el peligro
del complot, pero Comonfort dejó correr los acontecimientos.
El general Félix Zuloaga presentó a la nación el Plan de Tacubaya, que
en lo esencial manifestaba:
1. Cesa en su vigencia la Constitución porque no satisface las necesidades
del país.
2. Comonfort continuará en el cargo de Presidente con facultades om
nímodas.
86 Historia del Derecho mexicano

3. A los tres meses se convocará a un nuevo Congreso Constituyente.


4. Se promulgará una ley para la elección de Presidente de la República.
5. Mientras tanto habrá un Consejo de Gobierno.

Se dice que la Constitución debe abrogarse porque no nació de los


principios sino de las pasiones, por consignar como derecho del hombre
principios disolventes y por agitar las conciencias y turbar la tranquilidad
de las familias. El Plan se firmó el 17 de diciembre de 1857.
Manuel Payno logró el enlace entre los alzados y el Presidente Comon-
fort, y en la mañana de ese 17 de diciembre, apoyados por la guarnición de
la Ciudadela se acercaron al Palacio Nacional con salvas de artillería en
señal de júbilo. Muchos funcionarios públicos renunciaron, como los mi-
nistros Ruiz y La Fuente; el Administrador de Correos, Guillermo Prieto,
etc. A la vez, el Presidente de la Corte, Benito Juárez, el Presidente del
Congreso, Isidoro Olvera, y los diputados Garza, Meló y Banuet fueron apre-
hendidos, lo que significaba un verdadero golpe de Estado del Poder Eje-
cutivo contra el Legislativo y el Judicial. El día 19 Comonfort publicó un
manifiesto mediante el que se adhería al Plan de Tacubaya diciendo que la
nación repudiaba la Constitución y las tropas sólo habían cedido ante la vo-
luntad nacional. Se hacía un llamamiento a la armonía entre todos los grupos
políticos, ya que en todos "se encuentran personas de capacidad y
honradez reconocidas".
Algunos miembros del Congreso se fueron a Querétaro y luego a
Guanajuato y lanzaron, desde la primera ciudad, un Manifiesto a la Nación
en el que desconocían a Comonfort por estos hechos, ya que "cambió de
improviso los honorables títulos de jefe constitucional de un pueblo libre
por los menguados de un faccioso vulgar".
Manuel Doblado, gobernador de Guanajuato, quiso mediar, pero
Comonfort se vio abandonado por los liberales, tanto puros como mode-
rados, y también por los conservadores, de manera que cayó en la cuenta
que al desconocer la Constitución de 1857 de hecho había procedido a darse
un "autogolpe de Estado", caso que no tiene paralelo en la historia. Varios
gobernadores eran partidarios de sostener la vigencia de la Constitución.
El 21 de enero de 1858 Comonfort renunció y se embarcó en Veracruz
hacia Estados Unidos de América; años más tarde regresó a prestar sus
servicios contra la intervención francesa y murió en una emboscada en el
estado de Guanajuato. Antes de abandonar el país dejó en libertad a los
funcionarios que mandó aprehender, entre ellos a Juárez, quien de hecho
debía ser considerado Presidente de la República, con base en lo dispuesto
por la Constitución de 1857.
6. Derecho del México Independiente 87

Así estalló la Guerra de Reforma (porque en medio de ella se dictaron


las Leyes de Reforma a la Constitución), o Guerra de los Tres Años (de 1858
a 1860), con dos grupos (cuadro 6.7).

Cuadro 6.7. Grupos en la Guerra de Reforma.


Grupo político Presidente Sede Documento político

Conservadores Félix Zuloaga, México, D.F. Plan de Tacubaya


luego sustituido y Plan de Navidad
por Miguel
Miramón
Liberales Benito Juárez Itinerante. Constitución de 1857

De Salamanca a
Veracruz, pasando
por Guanajuato,
Guadalajara, Colima,
Manzanillo y Panamá
(por barco); después
por tierra para salir al
Océano Atlántico y
posteriormente por
barco a Veracruz

Fueron destacados en esta guerra como políticos o como militares,


entre otros, las personas siguientes:

1. Liberales. Jesús González Ortega, Melchor Ocampo, Sebastián Lerdo


de Tejada, Guillermo Prieto, Ramón Corona, Mariano Escobedo, Ig
nacio Zaragoza, Santos Degollado, Leandro Valle, Porfirio Díaz, Ma
nuel Gutiérrez Zamora y Manuel Doblado.
2. Conservadores. Miguel Miramón, Tomás Mejía, Robles Pezuela, Fernan
do Márquez Echegaray y Luis G. Osollo.

El Partido Conservador se dividió y el 23 de diciembre de 1858 lanzó


un grupo de ellos el Plan de Navidad, en el que desconocían a Félix Zuloaga
y nombraban Presidente a Miguel Miramón. Por esos días el general
Leonardo Márquez atacó Tacubaya, que había caído en poder de los liberales
en marzo de 1859, y ordenó pasar por las armas a un grupo de pasantes de
medicina por atender heridos de los dos bandos. Entre estos médicos, a
quienes se les ha denominado Mártires de Tacubaya, estaba el poeta Juan
Díaz Covarrubias. Al general Márquez se le conoce como el Tigre de Tacubaya.
88 Historia del Derecho mexicano

Miramón sostenía que debía reorganizarse la administración pública,


suprimiendo las leyes que provocaban el descontento del clero y respetando
los derechos de la Iglesia. Juárez, en cambio, manifestaba los principios de
la Constitución de 1857 e incluso sostenía que debían hacerse varias
reformas para someter definitivamente al clero y al ejército al imperio de
la ley. Por esa razón, desde Veracruz comenzó a decretar las llamadas Leyes
de Reforma.
En medio de esa guerra se firmaron dos tratados internacionales
que no fueron ratificados por diversas razones, pero que han servido
para demeritar la actuación de ambos grupos. Estas célebres convenciones
son:

1. Por el grupo conservador, el tratado Mont-Almonte. En 1856 un gru


po de gente armada mató algunos españoles en el estado de Morelos
y robó e incendió ranchos y propiedades. El embajador de ese país,
Pedro Sorela, consideró rotas las relaciones con México. El Presidente
Comonfort envió tropas a la región y se pudo detener a varios de los
implicados, a quienes se les condenó a muerte. A pesar de ello, para
que España otorgara su reconocimiento al gobierno de Miramón se
exigió la firma de este tratado por Juan Nepomuceno Almonte, de
México, y Alejandro Mont, ministro de España, comisionado de la
reina Isabel II, en septiembre de 1859 en París, mediante el cual se
reconocía como deuda oficial los daños causados a subditos españo
les, lo que afectaba la dignidad nacional. No tuvo mayores efectos
porque los conservadores perdieron la guerra.
2. El grupo liberal firmó, por indicaciones del Presidente James Bu-
chanan, quien incluso amenazaba con invadir a México para imponer
el orden en el país, el tratado McLane-Ocampo. El nombre con que se
conoce este documento se debe a Robert McLane y Melchor Ocampo,
que representaron a sendos gobiernos. En el tratado se reconoce el
gobierno liberal de Juárez y se dice que se entregarán cuatro millones
de pesos a México a cambio de libre tránsito de personas y efectos
estadounidenses, a perpetuidad, por el Istmo de Tehuantepec y en la
franja fronteriza del Norte, si bien México no renunciaba a la sobera
nía que ejercía en todas esas zonas. El tratado no fue ratificado por
Estados Unidos, ya que el país conservaba la soberanía sobre el terri
torio afectado y porque el desarrollo económico que implicaría esta
situación beneficiaba a los estados sureños esclavistas, a lo que no
estaban dispuestos los norteños antiesclavistas, a punto de hacer esta
llar la Guerra de Secesión.
6. Derecho del México Independiente 89

Desde Guanajuato, Juárez expidió una. Ley Orgánica Electoral en la que


ya se podía interponer ante la mesa directiva de casilla, el mismo día de la
elección, la no inclusión de un nombre en el padrón electoral. Además, el
manejo y desarrollo de las elecciones quedaron a cargo de los gobiernos
estatales y municipales.
Por su parte, Miramón contrató con un banquero suizo, Jecker, quien
actuaba como subdito francés, un préstamo de 15 millones de pesos, de los
que sólo recibió un millón y medio en octubre de 1862. Más adelante ordenó
que de la embajada inglesa ubicada en la calle de Capuchinas (hoy Venustiano
Carranza, en la Ciudad de México) se tomaran 600 000 pesos, que los subditos
ingleses habían depositado allí para su resguardo; todo ello para organizar
sus tropas y lanzarse sobre Toluca, defendida por el general Felipe Berriozábal.
El 22 de diciembre de 1860 Miramón fue derrotado en Calpulalpan
por el general Jesús González Ortega, batalla que fue decisiva para la caída
de los conservadores y el triunfo consecuente de los liberales. Por esa razón,
Juárez entró triunfante en la Ciudad de México el 11 de enero de 1861,
mientras Miramón salía hacia Europa.
De esta guerra se puede concluir que a raíz de todo lo ocurrido quedó
separada definitivamente la Iglesia del Estado, el clero ya no tuvo injerencia
en los asuntos de gobierno, se encontraron en la cumbre del poder
económico los hacendados y los capitalistas, incluso extranjeros; se desa-
rrolló la democracia y se fomentó la educación laica.

Las Leyes de Reforma

Benito Juárez, como cabeza del Partido Liberal, consideraba que la labor re-
formista del Estado era impostergable, a pesar de que México atravesaba por
una terrible guerra civil. Aún más, tal vez a causa de ella era urgente entregar
al país todo el programa de reformas constitucionales, legales e institucionales
que éste requería para su desarrollo y modernización. La reforma era, pues,
un movimiento complejo que pugnaba por derribar las viejas estructuras y los
procedimientos caducos que constituían un pesado lastre.
Por el momento, lo más importante era retornar al orden constitucio-
nal roto por el Plan de Tacubaya y el advenimiento del gobierno conserva-
dor. Por ello el gobierno de Juárez postuló siempre, como principio de su
legitimidad, la vigencia de la Constitución de 1857.
En tal virtud, y en medio de la guerra civil, teniendo por capital al
puerto de Veracruz, su gobierno expidió una serie de disposiciones a las
que se ha denominado Leyes de Reforma, puesto que eran una continuación
de las que se expidieron durante los gobiernos de los generales Juan Álvarez
90 Historia del Derecho mexicano

e Ignacio Comonfort, previos a la promulgación de la Constitución de 1857,


y que implicaban una reforma liberal al Estado mexicano y a toda su es-
tructura legal. Las llamadas Leyes de Reforma dieron nombre a la guerra
civil sustentada por los conservadores y los liberales, que concluyó con el
triunfo de éstos en 1861.
Para su tiempo, tales disposiciones eran de un radicalismo total y trata-
ban de dar gusto al área más exaltada del grupo liberal. Desde luego, los
conservadores quedaron francamente escandalizados ante su tendencia
anticlerical. En síntesis, las Leyes de la Reforma juarista fueron las siguientes:

• 12 de julio de 1859. Ley de Nacionalización de los Bienes Eclesiásticos.


• 23 de julio de 1859. Ley de Matrimonio Civil.
• 28 de julio de 1859. Ley Orgánica del Registro Civil.
• 28 de julio de 1859. Ley sobre el Estado Civil de las Personas.
• 31 de julio de 1859. Decreto que declara que hace cesar toda interven
ción del clero en cementerios y camposantos.
• 11 de agosto de 1859. Decreto que declara qué días han de tenerse
como festivos y prohibe la asistencia oficial a las funciones de la Iglesia.
• 4 de diciembre de 1860. Ley sobre Libertad de Cultos.
• 2 de febrero de 1861. Decreto por el que quedan secularizados los
hospitales y los establecimientos de beneficencia.
• 2 de febrero de 1861. Ley de Imprenta.
• 15 de abril de 1861. Ley sobre Instrucción Pública.
• 26 de febrero de 1863. Decreto por el que se extinguen en toda la
República las comunidades religiosas.

Más tarde, ya en el gobierno del Presidente Sebastián Lerdo de Tejada,


en 1872 todas las Leyes de Reforma fueron formalmente incorporadas a la
Constitución Federal.
Con estas leyes se estableció que:

1. Los bienes de la Iglesia, clero regular y secular, son del dominio de la


nación.
2. Quedan totalmente separados en sus ámbitos y funciones la Iglesia y
el Estado.
3. Se garantiza la libertad de cultos.
4. Para defender la libertad del hombre quedan suprimidas las órdenes
religiosas regulares o monásticas en todas sus opciones.
5. El matrimonio es un contrato civil que se contrae válida y lícitamente
ante la autoridad civil.
6. Derecho del México Independiente 91

6. Los actos fundamentales de las personas físicas deben ser registrados


ante funcionarios del orden civil; por eso se creó el Registro Civil,
cuyos actos son los documentos de probanza plena de tales actos.
7. La administración de los cementerios es de la estricta responsabilidad
de las autoridades civiles (curiosamente conservarán sus nombres re
ligiosos, pero con el membrete de cementerio civil, por ejemplo, de
Dolores, de San Isidro, de San Fernando, del Santo Sanctorum, etc., en
lo que es de observarse el profundo arraigo de una cultura nacional).
8. Queda suprimido el asilo que pudiera ejercerse en templos y edifi
cios religiosos.
9. Queda derogado el juramento en las actuaciones judiciales y en las
tomas de protesta al asumir un cargo, reemplazándolo por la protesta
de decir verdad y por la protesta constitucional.
10. Se prohibe practicar ceremonias y solemnidades de culto fuera de los
recintos religiosos.
11. Se niega tratamiento oficial a personas y corporaciones religiosas.
12. Se reglamenta el uso de campanas.
13. Queda prohibida la asistencia de elementos de tropa y de funciona
rios públicos, como tales, a los actos religiosos.
14. Se concede libertad de imprenta, sin más límite que el respeto a los
derechos de terceros y a la moral pública.
15. Se secularizan los hospitales y los establecimientos de beneficencia.
16. Se reglamenta la educación impartida por el Estado, en la que se eli
mina la influencia ejercida por la Iglesia.

El Segundo Imperio
Al triunfo de la Guerra de Reforma, Benito Juárez manifestó: "En México no
habrá quien ejerza autoridad sino por el voto, por la confianza, por el consenti-
miento explícito del pueblo." A la vez, incautó bienes del clero por un valor de
aproximadamente 16 millones de pesos y formó un gabinete de liberales puros.
El país requería reestructurarse económica y socialmente, pero esto se vio apla-
zado por la guerra contra Francia y por la instauración del Segundo Imperio.

Causas

El expansionismo y el colonialismo eran fenómenos imperantes entre las


grandes potencias, como Estados Unidos de América, Francia, Inglaterra,
Rusia y Alemania. Parecía una guerra no declarada el añadir territorios a
sus enormes posesiones. Era conocido el interés de Estados Unidos por
92 Historia del Derecho mexicano

poseer Tehuantepec, la Baja California y otros lugares de nuestro país, e


incluso Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Francia, por su parte, representada
por el emperador Napoleón III, igual que Inglaterra y España deseaba in-
fluir en los países de América y detener el expansionismo estadounidense.
Esa intervención en el continente americano era alentada por los cons-
tantes desórdenes y la declarada ineptitud de los gobiernos de las naciones
de América, la debilidad de sus ejércitos y el endeble espíritu nacionalista de
su pueblo, así como la pobreza crónica y el rezago intelectual.
La lucha ideológica que pugnaba por el progreso y las luces del razo-
namiento se enfrentaba con el fanatismo y los intereses económicos de un
clero que también cayó en extremos de irresponsabilidad y de intolerancia.
Para colmo, Estados Unidos se enfrascó en una terrible guerra civil del
norte contra sur, lo que no permitiría que neutralizaran a Europa y sus
condiciones aduciendo la Doctrina Monroe de "América para los america-
nos". Por todo ello, el momento propicio para extender su influencia polí-
tico-económica sobre el Nuevo Continente era precisamente en la década
de los sesenta del siglo xix. Para el caso de México, se sumaba a su favor el
resentimiento de los conservadores por perder la guerra de Reforma. Des-
tacados conservadores pululaban por las cortes europeas murmurando y
conspirando contra el régimen juarista, lo que servía a las mil maravillas a
los intereses de Europa.
En esos momentos críticos el Presidente Juárez se vio obligado a de-
cretar en julio de 1861 la suspensión del pago de la deuda pública durante
dos años, tanto la interior como la exterior, para organizar las finanzas
públicas y atender las necesidades más urgentes. De paso desconoció el
tratado Mont-Almonte con España, manifestando que se había celebrado
con un gobierno espurio y por la misma razón negó su reconocimiento al
adeudo con Jecker y los reclamos de la embajada inglesa por el robo de la
calle de Capuchinas en la Ciudad de México.
Ante tal estado de cosas Inglaterra, Francia y España firmaron en
Londres en octubre de 1861 un convenio de Triple Alianza para enviar
una escuadra tripartita a aguas mexicanas a fin de presionar por el pago
de sus adeudos respectivos. El compromiso insistía en comprar algunas
partes del Golfo de México y formar una comisión para respetar equitati-
vamente los ingresos de las aduanas respectivas, si bien sin atentar contra
la integridad y soberanía del país.
Entre diciembre de 1861 y enero de 1862 se tomó el puerto de Veracruz
y se lanzó un ultimátum al gobierno juarista. Se nombró ministro de Rela-
ciones Exteriores a Manuel Doblado para que negociara con los invasores
y paralelamente se derogó la ley de suspensión de pagos de la deuda pública.
6. Derecho del México Independiente 93

Pero se declaró traidores a la patria a todos los mexicanos que apoyaran de


algún modo la intervención extranjera, por lo que serían juzgados como
tales quienes así procedieran (decreto del 25 de enero de 1862).
Para evitar el mal clima de la costa que afectaba a los europeos se
convino negociar en la población de La Soledad, Veracruz, en la inteligencia
de que si no se llegaba a un acuerdo el ejército tripartito ubicado en
Orizaba regresaría a Veracruz para comenzar las hostilidades.
El general español Juan Prim apoyó a México para lograr la firma del
famoso Tratado de La Soledad, en el que se acordó:

1. Recurrir al gobierno del Presidente Juárez y negociar todo con él.


2. Declarar que no se atentaría contra la soberanía, la integridad, ni la
dignidad del país.
3. De ser necesario, trasladar la sede de las negociaciones a Orizaba y
permitir que las tropas extranjeras ocuparan Tehuacán y Córdoba
para estar más a salvo de enfermedades tropicales.
4. Si las pláticas se rompieran, los ejércitos regresarían a Veracruz.
5. En caso de guerra, los hospitales quedarían a cargo del gobierno mexi
cano.
6. En Orizaba y Tehuacán se izaría en todo momento el pabellón mexicano.

México exigió que se ausentara de las pláticas el general Juan


Nepomuceno Almonte, que venía con las tropas francesas. A ello se opuso
el conde de Dunois Saligray, lo que dio pretexto a Francia para romper
todo trato con México. Esto rompía a su vez la relación en la Triple Alianza
y así en Orizaba cada país decidió actuar por cuenta propia. Puesto que
México aceptó negociar las deudas con España e Inglaterra, estos países se
retiraron del territorio nacional. España no consiguió firmar tratado alguno
respecto de la deuda, pero Inglaterra logró que se reconociera el pago de
su adeudo en un tratado conocido como Wyke-Zamacona.
Apoyados por los conservadores y el clero, los franceses consideraron
iniciada la guerra con México, y no respetando lo convenido en La Soledad
avanzaron hacia Puebla desde el Fortín y Orizaba comandados por el
general Lorencez, quien fue derrotado en Puebla el 5 de mayo de 1862.
Meses después la capital cayó en manos de los invasores comandados
por el mariscal Forey, mientras el Presidente Juárez, investido de facultades
extraordinarias por el Congreso, se iba a San Luis Potosí. Luego siguió un
largo peregrinaje por el norte del país llevando consigo las banderas de la
legitimidad y la soberanía.
94 Historia del Derecho mexicano

Por indicaciones de Forey se formó una Junta Provisional de gobierno


con 35 personas que designó personalmente Saligray. A su vez, esta Junta
formó un triunvirato con los generales Juan Nepomuceno Almonte, José
Mariano Salas y el arzobispo de México Pelagio Antonio de Labastida y
Dávalos. También se integraría una Junta de Notables con 215 personas.
La Asamblea de Notables se instaló el 8 de julio de 1863 con la Presi-
dencia de Teodosio Lares y se declaró lo siguiente:

1. México adoptaba una forma de gobierno monárquica moderada, he


reditaria, con un principio católico.
2. El soberano tomaba el título de emperador de México.
3. La Corona se ofrecería al archiduque austríaco Fernando Maximiliano
de Habsburgo, para sí y sus descendientes.
4. Si no aceptaba este príncipe, México solicitaría la benevolencia de
Napoleón III para nombrar a otro príncipe católico.

Todo se aprobó por unanimidad y con aplausos, se remitió copia al


papa Pío IX y la Asamblea dio el título de Regencia al Poder Ejecutivo de
tres personas y dos suplentes.
Los liberales, en respuesta, el 18 de julio decretaron la expropiación
de los bienes de los conservadores y se creó la figura penal de infidencia.
Las guerrillas proliferaron en Tamaulipas, Sinaloa, Morelos, el Estado de
México y otros sitios. El estado de Chiapas quedó aislado defendiendo la
República, igual que Sonora y otras regiones del país. Destacaron en esa
guerra de guerrillas (los chinacos, plateados o mucheros) Catarino Fra-
goso, Matías Eslava, Manuel Díaz Mirón, Rosalío Elizondo y Nicolás Ro-
mero ("El León de las Montañas"), entre otros. Forey ordenó a su vez el
secuestro de propiedades de los liberales, estableció cortes marciales para
juzgar a los rebeldes y para delitos menores impuso pena de azotes. Luego
a Forey lo sustituyó el general Bazaine, quien fue ocupando paulatinamente
el territorio nacional, pero falto de tacto rompió con la Iglesia al no dar
marcha atrás a la nacionalización de bienes, disolvió la Suprema Corte de
Justicia, que no lo secundó en su lucha contra el clero, y ofendió al general
Miramón al querer, despóticamente, que se sometiera a sus órdenes.
Mientras tanto, se integró la comisión para ofrecer el trono de México
a Maximiliano. La componían José María Gutiérrez Estrada, Joaquín Velázquez
de León, Ignacio Aguilar, Francisco Javier Miranda, José Manuel Hidalgo,
Adrián Woll, Antonio Suárez Peredo, Antonio Escandón, José María de
Landa y Ángel Iglesias.
6. Derecho del México Independiente 95

Se entrevistaron con Maximiliano el 3 de octubre de 1863 y se le hizo


observar al archiduque la vinculación que por su familia Habsburgo había
con México a través del emperador Carlos V en siglos anteriores, así como
la simpatía que despertaba su postulación en todo el país. Maximiliano
dijo que aceptaría el trono mexicano si la nación en forma libre y general
manifestaba así su deseo. Por ello se recogieron firmas en todos los lugares
invadidos por Francia y se levantaron actos de adhesión. Unos meses des-
pués, el 9 de abril de 1864, Maximiliano renunció a sus posibles derechos
sobre la Corona austríaca ante su hermano el emperador Francisco José.
También renunció a sus rentas como miembro de la casa reinante y al día
siguiente firmó los llamados Tratados de Miramar con Napoleón III. De
acuerdo con ello, el ejército francés en México, de 38 mil habitantes, se
reduciría paulatinamente hasta llegar a 20 mil en 1867 y sería reemplazado
por soldados mexicanos. México pagaría a Francia 270 millones de francos
por concepto de gastos de guerra hechos desde el comienzo de la expedición
hasta el 1 de julio de 1864, más 76 millones de francos por intereses de un
préstamo que se le haría al país, además de mil francos anuales por cada
soldado francés en tierras mexicanas y 400 000 francos por transporte de
tropas, y por si no fuera suficiente se sumaría el pago del adeudo de Jecker.
Todo ello implicaba que México pagaría su propia intervención armada.
Este tratado era a todas luces injusto e imposible de cumplir.
Maximiliano y su esposa, la princesa belga Carlota Amalia, viajaron a
Roma para entrevistarse con el papa Pío IX, pero no se logró ni resolver la
cuestión eclesiástica de México, ni que el pontífice se comprometiera en forma
alguna con los emperadores en su nueva empresa. El 20 de mayo de 1864 a
bordo de la fragata Novara llegaron los recién nombrados Jefes de Estado al
puerto de Veracruz y fueron recibidos con grandes homenajes en algunos
lugares y en otros con indiferencia, según la bandera política de cada región.
Ya instalados en la capital del Imperio, Maximiliano se aseguró un
sueldo de un millón y medio de pesos al año, así como 200 mil para su
esposa. Se rodeó de liberales moderados y no pudo resolver las demandas
del clero, por lo que su gobierno estaba destinado a fracasar.

Obra de gobierno y aportaciones jurídicas


A pesar de la oposición abierta en todo el país a su gobierno, Maximiliano
realizó una enorme actividad:
1. Reorganizó la Academia de San Carlos y fundó el Museo de Historia
Natural y el de Historia y Arqueología, así como la Academia de Cien-
cias y Literatura.
96 Historia del Derecho mexicano

2. Promulgó el 10 de abril de 1865 el Estatuto Provisional del Imperio Mexi


cano, una especie de preconstitución. En él se respetaron las garantías
constitucionales, si bien al término de la guerra de secesión de Esta
dos Unidos permitió el paso a territorio mexicano de sureños que
conservaron sus esclavos. El emperador era el titular de la soberanía
nacional. En el Estatuto se definía con claridad el territorio nacional.
3. Dividió al país en 50 departamentos y ocho regiones militares.
4. Contribuyeron con su gobierno personas de gran cultura e imagen
social como José Fernando Ramírez, Juan de Dios Peza, Luis Méndez,
José María Lacureza y Pedro Escudero y Echánove.
5. Estableció el respeto a las Leyes de Reforma.
6. Se legisló en materia administrativa, policiaca, electoral para ayun
tamientos, personas individuales; libertad de trabajo, derecho mili
tar, cuerpo diplomático y consular, notariado, administración de jus
ticia, Ministerio Público, deuda pública, fincas urbanas y rústicas,
Tribunal de Cuentas, Derecho penal, penitenciarias, empresas y quie
bras mercantiles, materia fiscal, materia agraria para dotación de
tierras y aguas a los pueblos y para que los terrenos baldíos se adju
dicaran a los vecinos del lugar. Prefirió a los más necesitados y a los
casados respecto a los solteros; el reparto sería gratuito. Una ley de
1866 escrita en español y en náhuatl establece los fundos legales y
los ejidos de los pueblos.
7. Se restableció el Código de Comercio, de Teodosio Lares.
8. Se proponía promulgar un Código Civil, pero ya no fue posible aun
que había una Comisión Revisora para ello.
9. Se prohibió la tienda de raya en las haciendas.
10. Expidió una ley de terrenos baldíos para otorgarlos a personas que
los trabajaran.
11. Introdujo la costumbre del reparto de aguinaldos a los trabajado
res.
12. Estableció el Banco de México como banco emisor.
13. Estableció que la educación no sería gratuita, salvo para aquellos alum
nos cuyos padres tuvieran una constancia de pobreza expedida por
las autoridades de su región.
14. Se trató de proteger los documentos y monumentos históricos.
15. Integró el Poder Judicial con un Tribunal Supremo, Tribunales Supe
riores, Tribunales Colegiados y Juzgados de Primera Justicia, Tribu
nales Correccionales y Jueces Municipales.
16. Se acondicionó el Castillo de Chapultepec y se embelleció el Palacio
Nacional.
6. Derecho del México Independiente 97

17. Se abrió la Calzada de la Emperatriz, hoy Paseo de la Reforma, para


unir al Palacio Nacional con el Castillo. Para ello se siguió el modelo
urbanístico francés.
18. Se creó el Diario del Imperio a manera de Diario oficial.
19. Se propuso a Benito Juárez participar en el gobierno imperial, pero
éste no contestó a tal ofrecimiento.
20. El 3 de octubre de 1865 se estableció que los defensores de la Repúbli
ca eran simples guerrilleros y por lo mismo podrían ser pasados por
las armas y en un término de 24 horas después de pronunciadas las
sentencias.
21. Para finales de 1865 Bazaine declaró que todo individuo capturado
con las armas en la mano se haría fusilar. No había canje de prisione
ros. "Ésta es una guerra a muerte, una lucha sin cuartel que se empe
ña entre la barbarie y la civilización; es menester, por ambas partes,
matar o hacerse matar."
22. Promovió la inmigración de cuantos quisieran establecerse de mane
ra pacífica en el país. Así entraron en México negros, chinos e
indoasiáticos.
23. Se creó el Consejo de Beneficencia presidido por la emperatriz Carlo
ta, y la Junta Protectora de las clases menesterosas. Se apoyó el trabajo
de las hermanas de la caridad de San Vicente de Paul en los hospitales.
24. Se expidió un decreto de libertad de imprenta.
25. Se reinstaló la Real Orden de Guadalupe y se criticó mucho el despil
farro de la Corte.

Caída del Imperio

Al concluir la guerra de secesión con el triunfo de los norteños, Estados


Unidos de América manifestó su desagrado a Napoleón III por los sucesos
de México, por lo que exigía el retiro de las tropas europeas en la región.
Así lo expresaba el Presidente Andrew Johnson.
Después de tres años de ejercicio de gobierno (1864-1867) y acosado
por las guerrillas, Maximiliano no había logrado formar un ejército nacional
que supliera al francés y Napoleón, a su vez, enfrentaba una guerra con
Alemania por la posesión de Alsacia y Lorena (que finalmente perdió,
igual que la Corona, pues tuvo que refugiarse en Londres) y fue vencido
por el temible Canciller de Hierro Von Bismarck. Ante tantas calamidades
Napoleón ordenó el retiro de las tropas francesas en México aún sin cum-
plirse los plazos del Tratado de Miramar, para lo cual faltaba un año aproxi-
madamente.
98 Historia del Derecho mexicano

La emperatriz Carlota fue a Europa para exigir a Napoleón III el cum-


plimiento del tratado, pero nada logró. Entonces viajó a Roma a pedir la
intervención de Pío IX, pero fue perdiendo la razón y tuvo que ser recluida
en Bélgica en donde murió en 1927.
Maximiliano, ya sin el ejército francés ni los guardias belgas, apoyado
sólo por algunos conservadores, consideró la posibilidad de abdicar, pero
finalmente decidió resistir a los liberales.
Los últimos combates se dieron en Querétaro; la ciudad fue sitiada
por los generales Mariano Escobedo y Ramón Corona. Después de varias
batallas y posiblemente por la traición del coronel Miguel López, hecho
aún controversial, la plaza cayó y Maximiliano se rindió ante el ejército
republicano; fue entonces trasladado al Convento de la Cruz en esa ciudad.
Se instauró un Consejo de Guerra para juzgar a Maximiliano, Miguel
Miramón y Tomás Mejía, de acuerdo con la ley del 25 de enero de 1862,
que condenaba a muerte a cuantos atentaran contra la Independencia na-
cional.
El jurado militar se integró con militares de escaso renombre y Ma-
nuel Aspiroz fungió como fiscal. Los abogados defensores fueron Rafael
Martínez de la Torre, Mariano Riva Palacio, Eulalio María Ortega y Jesús
María Vázquez. El 14 de junio de 1867 fueron condenados a muerte los
tres prisioneros y el 19 de ese mes cayeron fusilados en el Cerro de las
Campanas frente a la ciudad de Querétaro. Poco después el cadáver de
Maximiliano se envió a Europa en la misma fragata en la que había llegado
en 1864.

La restauración de la República

Así concluyó una etapa más de la muy accidentada historia de México en el


siglo xix. El 15 de julio de 1867 el Presidente Juárez se instaló en la Ciudad
de México restaurando el gobierno republicano. Fue entonces cuando pro-
nunció su famosa frase: "Entre los individuos como entre las naciones el
respeto al derecho ajeno es la paz."
En estos últimos años del gobierno juarista se realizó lo siguiente:

1. Se expidió la Ley Orgánica de la Instrucción Pública en el Distrito Federal.


2. Se fundó la Escuela Nacional Preparatoria, con Gabino Barreda y ba
sada en los principios del positivismo.
3. Se estableció que la educación sería gratuita, laica y obligatoria. Se
enseñaría civismo en vez de religión, para exaltar los valores naciona
les y el respeto de las instituciones.
6. Derecho del México Independiente 99

4. Se trató de conseguir un equilibrio entre los ingresos estatales y fede


rales.
5. Se elaboró una nueva Ley de Amparo.
6. Se promulgó una Ley Orgánica de Notarios y Actuarios del Distrito Federal.
7. Se expidió una Ley sobre Protección de Antigüedades Nacionales.
8. Se estableció el Semanario Judicial de la Federación.
9. Se dio el movimiento codificador, que se estudiará más adelante en
este capítulo.
10. Se restableció la Constitución de 1857 y se aplicaron las Leyes de Reforma.
11. Se enfrentaron muchos conflictos en todo el territorio debido a la
permanencia del Presidente Juárez en el poder.
12. Se trató de reconciliar al país para restaurar el orden social.

El movimiento codificador
La idea de reunir en un solo cuerpo legal un conjunto de disposiciones
con una temática definida y de acuerdo con un plan metódico por materias
se remonta al Código de Hammurabi, de aproximadamente 1728 a.C, e
incluso más atrás con algunos códigos mesopotámicos prehamurábigos.
Sin embargo, es en el campo del Derecho romano privado donde se
asienta la idea concreta de una codificación. Dentro del estudio histórico
del Derecho romano surgió, desde finales del siglo xvm de nuestra era, lo
que se ha denominado movimiento codificador, que se refiere a la expedición
de códigos, lo que se inició con la materia civil y luego se extendió a otras
áreas jurídicas.
El movimiento codificador se inició en el centro de Europa durante el
siglo xvm y su primer resultado importante fue el Código de Prusia (1794).
Esta corriente llegó a su punto culminante con el Código de Napoleón (1804),
que fue imitado por muchos países. Su fruto tardío más significativo fue el
Código alemán (1950), que también dio lugar a un grupo de códigos inspi-
rados en él.18
Desde luego, esta corriente codificadora pasó de Europa a América
y en la historia del Derecho mexicano es trascendente observar cómo pe-
netró en nuestro país y las consecuencias que de ello se derivaron.

La codificación en general

En el caso de España, cuyo derecho irradia después para generar el nuestro,


recuérdese que en la época del estatuto personal se generaron:
18
Guillermo Floris Margadant S., El Derecho privado romano, 15a. ed., Esfinge, México, 1988, pág. 89.
100 Historia del Derecho mexicano

1. El Codex Euricianus o Código de Eurico de 475 d.C, tal vez el Código más
antiguo del mundo germánico.
2. El Breviario de Alarico o Lex Romana Visigothorum, de 506, al que tam
bién se le llamó Breviario de Aniano por ser éste el ministro canciller
del rey Alarico y quien lo refrendó e hizo público a todos los conda
dos del reino.
3. El Fuero Juzgo o Liber Judiciorum, de 654, con aportaciones de
Leovigildo, Eurigio, Chindasvindo, Recesvinto y Chilperico. Para su
elaboración se tomó en cuenta el contenido de los Concilios IV, V, VI,
VII y VIII de Toledo, convocados por los reyes Sisenando, Chintila,
Chindasvindo y Recesvinto, respectivamente.

De toda la época del Derecho castellano e indiano se tiene referencia


en los capítulos respectivos en lo que toca a la legislación civil, por lo que
se puede avanzar en el tiempo y manifestar que en la Constitución de Cádiz,
de 1812, el art. 258 dispone que el Código Civil, el de Comercio y el Criminal
serán uno solo para toda la monarquía. "La disposición constitucional es-
pañola excluyó en su texto los códigos procesales, lo que explica que ac-
tualmente en España no tengan Código de procedimientos, sino leyes de
enjuiciamiento tanto civil como criminal."19

La codificación civil y procesal civil

Se ha considerado que en la América hispano-portuguesa el primer Código Civil


fue el de Bolivia, del 22 de octubre de 1830, y el primero en México fue el del
estado de Veracruz, del 17 de diciembre de 1868. Pero afirma Raúl Ortiz Urquidi20
que el primer Código de toda la región señalada fue el del estado de Oaxaca,
expedido en tres libros sucesivos entre 1827 y 1829 (cuadro 6.8).

Cuadro 6.8. Código del estado de Oaxaca.

Libro Fecha de expedición Gobernador

1 II 31 de octubre de 1827 2 de septiembre de José Ignacio de Morales

III 1828 29 de octubre de 1828 (se promulgó en Joaquín Guerrero Miguel

1829) Ignacio de Iturribarría

19
Osear Cruz Barney, Historia del Derecho en México, Oxford University Press, México, 1999, págs. 561
y 562.
20
Raúl Ortiz Urquidi, Oaxaca, cuna de la codificación iberoamericana, Porrúa, México, 1974.
6. Derecho del México Independiente 101

Los tres libros fueron expedidos por el segundo Congreso Constitu-


cional del estado de Oaxaca. El propio Ortiz Urquidi, en nota de pie de
página, dice que en otra nota igual del Código Civil de 1870, Pablo Macedo,
citando a su vez a Isidro Rojas, manifiesta que el 1 de diciembre de 1828 se
expidió el Primer Proyecto de Código Civil del estado de Zacatecas, formado
con la aportación de Anastasio García, Juan G. Solana, Julián Rivero,
Pedro Vivanco y Luis de la Rosa. Luego hubo otro proyecto de Código
zacatecano, y entre 1869 y 1870 se promulgó el Código Civil del Estado de
México.21
Debe aclararse que en el mundo francés de este continente, Lousiana,
ya estado de la Unión Americana, expidió dos códigos civiles, uno en 1808
y otro en 1824, y Haití ya independiente, lo hizo en 1825. Obsérvese que
cuando se expidió el Código oaxaqueño, ni España ni Portugal tenían sus
propios códigos civiles.
Más adelante se expidieron otros códigos importantes, como el de
Perú en 1852 y el de Chile en 1855, obra del ilustre Andrés Bello.
En el Distrito Federal desde 1822 se nombró una comisión para realizar
la codificación civil, pero no tuvo éxito. En 1833 en Jalisco se intentó tam-
bién legislar al respecto, pero también sin resultados; algo similar sucedió
en Guanajuato. Vicente González de Castro realizó un proyecto particular
de codificación civil, y oficialmente Manuel de la Peña y Peña fue nombrado
por el Presidente López de Santa Anna para integrar una comisión sin ma-
vor trascendencia, debido a la inestabilidad del país. Por eso, al carecer de
codificación algunos autores como Vicente González de Castro y Juan N.
Rodríguez de San Miguel destacaron recopilando disposiciones de Derecho
español y mexicano, que se convirtieron en obras de consulta obligada.
Benito Juárez, en su calidad de gobernador de Oaxaca, hizo revisar el
Código Civil que había dejado de estar vigente en 1837. En 1852 se pretendió
reinstalarlo ya actualizado, pero Santa Anna lo impidió. En calidad de
Presidente de la República Juárez encargó ajusto Sierra que elaborara un
proyecto de Código Civil, lo que se realizó en cuatro libros en 1860. Este pro-
vecto fue el que adoptó el Código Civil de Veracruz en 1861.
Dicho proyecto se basaba en disposiciones del proyecto español de
García Goyena de 1851, el Código Civil de Lousiana, el Código Civil francés,
las Leyes de Reforma, la Constitución de 1857 y la Ley de Matrimonio Civil de
1859.
Se hizo tan rigurosa revisión del Proyecto del Código de Justo Sierra,
que se estableció que la comisión revisora continuara su labor para crear

Ibidem, pág. 10.


102 Historia del Derecho mexicano

ahora el Código Civil del Imperio Mexicano, que en 1866 estaba casi listo en
sus cuatro libros cuando sobrevino el derrumbe del Imperio y ya no se
pudo realizar el proyecto.
El gobierno republicano de Veracruz-Llave adoptó un nuevo Código
en 1868, y fue entonces cuando se expidió el Código Civil para el Distrito y
Territorio de Baja California en 1870, basado en el proyecto de Antonio
Martínez de Castro, Secretario de Justicia, que también tomó en cuenta los
proyectos de Justo Sierra y el del Imperio de Maximiliano. Este Código inició
su vigencia el 1 de marzo de 1871 y prácticamente fue secundado por las
legislaciones civiles de toda la República.
Para 1872 se expidió el Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal y Territorio de Baja California, formulado por juristas distinguidos
como José María Lafragua, Mariano Yáñez, Luis Méndez, Pablo Zayas y
Manuel Dubláñ. Casi inmediatamente comenzó a reformarse, por lo que
hubo un nuevo Código de Procedimientos Civiles en 1880, mientras que para-
lelamente se expidió una Ley de Organización de Tribunales del Distrito Federal
y la Baja California.
El Presidente Manuel González logró expedir un nuevo Código Civil
para el Distrito Federal y Territorio de la Baja California en 1884, que estuvo
vigente hasta 1932 (aunque se expidió en 1929). También en 1884 tuvimos
para la misma región del país un nuevo Código de Procedimientos Civiles, que
entró en vigor en 1885.
En 1897 Porfirio Díaz puso en vigor el Código Federal de Procedimientos
Civiles, modificado en 1909, que a su vez fue sustituido por el de 1942.
En toda la legislación civil del siglo XIX se tuvieron tres modelos de
codificación: el Código de Napoleón de 1804, el portugués de 1867 y el
alemán de 1896, el primero precursor en su género y con un lenguaje
elegante (el escritor Stendhal le tenía por modelo del buen decir, como
libro de cabecera); el segundo, original en muchas de sus apreciaciones,
obra del vizconde de Deabra, y el tercero, de un tecnicismo asombroso.
Como dato curioso, pero relacionado con el estado de Oaxaca, primero
de la legislación civil, el 19 de junio de 1821 el general Antonio León
proclamó en Tezoatlán la separación de la Provincia de Oaxaca de la Corona
Española, pero no de México; y más adelante, el 1 de junio de 1823, el
mismo general León proclamó solemnemente la Constitución de la Provincia
Colonial de Oaxaca, en Estado Libre y Soberano como entidad integrante de
la Federación Mexicana.
Antonio León, originario de Huajuapan, también impulsó en 1842 la
unión del Soconusco a Chiapas y murió defendiendo a la patria en 1847 en
la batalla de Molino del Rey.
6. Derecho del México Independiente 103

La codificación penal y procesal penal

El primer Código Penal español data de 1822 y sirvió de base para la elabo-
ración de otros códigos de América.
En forma aislada se dieron en el México Independiente algunas
disposiciones en materia penal e igualmente se reguló en materia de
prisiones.
El estado de Oaxaca en 1828, con el gobernador José Ignacio de Mo-
rales, expidió su Ley Penal. En 1831 aparece un Plan General de Código
Penal para el Estado de México. En 1835 el estado de Veracruz contó con el
primer Código Penal, que fue modificado en 1849.
En 1861 Benito Juárez nombró una comisión de juristas destacados
para elaborar el Código Penal para el Distrito Federal, pero por la intervención
francesa se suspendieron los trabajos. Maximiliano hizo lo propio, pero no
se llegó a concretar nada, aunque se pudo dictar algunas disposiciones en
materia penal y penitenciaria durante el Segundo Imperio.
Restablecida la República, el Presidente Juárez pidió al ministro de
Justicia Ignacio Mariscal, en 1868, que nombrara una comisión para redactar
el Código Civil. Esta comisión estuvo integrada por Antonio Martínez de
Castro, Manuel Zamacona, José María Lafragua, Eulalio María Ortega e
Indalecio Sánchez Gavito.
En 1871 se promulgó el Código Penal para el Distrito Federal y Territorio
de la Baja California sobre delitos del fuero común y para toda la República sobre
delitos contra la Federación, que empezó a regir en 1872. Se le conoce como
Código Martínez de Castro y fue reformado en 1884. De 1903 a 1912 se ini-
ciaron los trabajos de modificación de este Código, pero no fue sino hasta
1929 cuando se contó con nuevo Código Penal para el Distrito y Territorios
Federales.
En materia procesal penal, el Código Penal contenía añadida una Ley
transitoria sobre procedimientos penales. Luego se formó una comisión
redactora con Manuel Dublán, Manuel Ortiz de Montellano, Luis Méndez,
José Linares, Manuel Siliceo y Pablo Macedo; así surgió en 1880 el Código
de Procedimientos Penales del Distrito y Territorio de la Baja California, integrado
por cuatro libros.
Más adelante, en 1891, se expidió una. Ley de Jurados. En 1894 se pro-
mulgó un nuevo Código de Procedimientos Penales del Distrito y Territorios
Federales bajo la supervisión de Joaquín Baranda, que fue sustituido por el
Código de 1929.
En 1909 entró en vigor el Código Federal de Procedimientos Penales, que
fue sustituido por otro en 1931.
104 Historia del Derecho mexicano

Otras codificaciones

A pesar de la consumación de la Independencia, las Ordenanzas de Bilbao si-


guieron rigiendo en materia mercantil. En 1841 se crearon las Juntas de Fo-
mento y los Tribunales Mercantiles. Durante el gobierno de López de Santa
Anna, en 1854, se publicó el primer Código de Comercio, inspirado en los
códigos francés y español. Esta obra de Teodosio Lares debía aplicarse en
todo el país, pero sólo estuvo vigente hasta 1856 por la caída de Santa
Anna y el triunfo de la revolución de Ayutla. El Código Lares fue restablecido
entre 1863 y 1867 durante el Segundo Imperio, pero quedó sin efecto nueva-
mente con la derrota de los imperialistas. Ya en la República se aplicó el Código
Lares en Puebla y el Estado de México. En 1884, con Manuel González surgió
el Código de Comercio, de aplicación en todo el país, que fue sustituido en 1890.
La materia del trabajo no se reguló en el siglo xix a manera de ley o de
Código, aunque existían diversas disposiciones relativas en varios
ordenamientos; lo mismo sucedía en materia agraria, en donde fueron
muy importantes las leyes sobre baldíos y colonización (cuadro 6.9).

Cuadro 6.9. Disposiciones en materia agraria.

Año Documento

1823 Decreto que crea la provincia del Istmo, con capital en Tehuantepec, que se basa
sobre todo en disposiciones para ocupar terrenos baldíos.

1824 Ley General de Colonización, cuyo fin es colonizar los territorios del norte.

1830 Ley de Colonización; trata de arraigar mexicanos en zonas despobladas.

1846 Decreto que crea la División General de Colonización. Se pretende con ello levantar
plano de terrenos y zonas de toda la República.

1854 Ley de Colonización, cuya aplicación se reserva al Ministerio de Fomento, Coloniza-


ción, Industria y Comercio.

1848 Plan de Sierra Gorda, nacido de una revuelta que afectó a los estados de San Luis Potosí,
Querétaro y Guanajuato; se denomina Plan político y eminentemente social, se firmó en Río
Verde el 13 de marzo de 1849 y pretende que los campesinos adquieran tierras propias.

1856 Ley de Desamortización de Bienes de Manos Muertas.

1859 Ley de Nacionalización de Bienes del Clero. Ley de

1863 Baldíos.

1892 Ley de liberación de fincas para responsabilidades originales de la nacionalización de


bienes eclesiásticos.

1894 Ley sobre ocupación de terrenos baldíos.


6. Derecho del México Independiente 105

Como puede observarse, no se llegó a dar una legislación agraria


codificada y el problema del campo, con todas sus implicaciones políticas,
económicas, jurídicas y sociales, pasó al porfirismo e hizo crisis en la Revo-
lución.

El amparo mexicano

Una de las instituciones más nobles de nuestro sistema jurídico es, sin duda,
el juicio de garantías o juicio de amparo.
Los antecedentes de nuestro actual amparo son el hateas corpus y la
Judicial Review del derecho inglés y estadounidense; la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, en Francia; y los recursos de fuerza
y las apelaciones ante la Real Audiencia, el amparo colonial y el juicio
sumarismo de amparo de la Real Audiencia de la Ciudad de México de
1744, todo ello en la Nueva España. Asombra ver que ya en las Siete Partidas
existen algunos antecedentes de esta institución.22
En los Elementos constitucionales de Ignacio López Rayón de 1811 se
establece que la Suprema Corte velará por las infracciones de la Constitu-
ción y leyes generales, según se prevenga por la ley.
En la Constitución de 1824 se faculta a la Suprema Corte para conocer
de las infracciones de la Constitución y leyes generales, lo que implica un
control de constitucionalidad y legalidad, pero la ley reglamentaria respec-
tiva no llegó a expedirse.
En las Siete Leyes Constitucionales de 1836, al crearse el Supremo Poder
Conservador, se le encomendaba la misión de vigilar la constitucionalidad
de los actos y resoluciones de los tres poderes. Además, podía conocer las
quejas que interpusieran las personas afectadas por expropiaciones res-
pecto a la calificación de causa de utilidad pública, en la que se debían
justificar aquéllas. Es la que Burgoa denomina amparoide.
En 1840 hubo un voto particular de José Fernando Ramírez para re-
formar las Leyes Constitucionales de 1836, en donde expresa vivamente las
razones existentes para contar con un buen control constitucional.
En la Constitución de Yucatán de 1841 se atribuyó a Manuel Crecencio
Rejón el haber ideado un mecanismo de control de la constitucionalidad
ejercido por el Poder Judicial, precisamente en lo que se denominó el am-

- Entre los autores que han profundizado en estos antecedentes destacan Ignacio Burgoa, Andrés
Lira González, José Luis Soberanes Fernández, José Barragán Barragán, Guillermo Floris Margadant
y Osear Cruz Barney.
106 Historia del Derecho mexicano

paro, y que facultaba a la Suprema Corte a conocer de todo acto de autori-


dad, incluso del Poder Judicial, que fuera contrario a la Constitución. Se
establecían los principios de relatividad e instancia de la parte agraviada,
propios de esta institución. Recuérdese que Yucatán se separaba en esos
momentos de la República Mexicana.
En 1842, en el plano nacional el jurista jalisciense Mariano Otero, quien
por cierto mereció del papa Pío IX la Gran Cruz de la Orden Piora, presentó
un proyecto para elevar al nivel nacional la figura del amparo yucateco, de
manera que la Corte conocería de todo acto institucional de los poderes
Ejecutivo y Legislativo, pero no del Judicial. Es famoso su voto particular
en el que explica a fondo los motivos de su propuesta.
En las Bases Orgánicas de 1843 se hizo desaparecer al Supremo Poder
Conservador y no se especificó el que hubiera un órgano de control cons-
titucional. Más adelante el general Mariano Salas, en el cuartelazo de la
Ciudadela, llevó al país de nuevo al federalismo, con el Acta Constitucional
y de Reforma de 1847; en ese documento ya aparece formulado el juicio de
amparo y se concede la facultad del control constitucional a los Tribunales
de la Federación respecto de las demandas interpuestas por cualquier ha-
bitante del país en lo tocante a la constitucionalidad de los actos realizados
por los poderes Legislativo y Ejecutivo, si bien los Tribunales sólo se limita-
rían a proporcionar el amparo de la justicia al demandante, agraviado o
quejoso, sin hacer declaración alguna respecto a la ley o al acto que motivaron
el amparo.
En 1857 se propuso extender la competencia de los Tribunales Federales
a los de los estados, con la previa garantía de un jurado, integrado por personas
del lugar para determinar la inconstitucionalidad del acto reclamado. Este
proyecto fue impugnado por Ignacio Ramírez y entonces sólo se concedió
facultad a los Tribunales Federales, mas no a los estatales. Así nació el amparo
en la Constitución de 1857, concretamente en los arts. 101 y 102. Hasta 1908 se
modificó el artículo 102 y se pudo ya interponer el juicio de amparo contra
actos y resoluciones del Poder Judicial.

Legislación

Las leyes que normaron al amparo mexicano fueron:

1. Anteriores a la Constitución de 1857: un proyecto de ley de José Urbano


Fonseca para normar su participación conforme al Acta Constitu-
* cionaly de Reforma de 1847. Se hizo, pero no llegó a decretarse, en la
época del Presidente Mariano Arista.
6. Derecho del México Independiente 107

2. Leyes que estuvieron vigentes durante la aplicación de la Constitución


de 1857:

a) Ley Orgánica de Procedimientos de los Tribunales de la Federación. Pri


mera Ley de Amparo, de noviembre de 1861, obra de Riva Palacio,
Ignacio Mariscal y otros, quienes a su vez se basaron en varios
proyectos.
b) Ley Reglamentaria, de 1869.
c) Ley Reglamentaria, de 1882.
d) La materia de amparo quedó comprendida en el Código de Procedi
mientos Federales de 1897 y el Código Federal de Procedimientos Civiles
de 1909, que derogó al anterior.

3. Leyes posteriores a la Constitución de 1857:

a) Ley Reglamentaria de los artículos 103 y 107, de 1919.


b) Ley de Amparo, de 1939.23

El amparo se aplicó por primera vez en San Luis Potosí, el 13 de agosto


de 1848, por parte de Pedro Zámano actuando como primer suplente del
juzgado de Distrito de esa localidad, en ausencia del juez propietario,
Manuel de Anola, respecto a una orden de destierro dictada por el gober-
nador del estado, el 24 de abril de ese año, en perjuicio del ciudadano
Manuel Verasteguí, a quien se ampara y, por lo mismo, se manda notificar al
gobierno de la entidad y al interesado para su debida ejecución.

Las relaciones Estado-Iglesia durante el siglo xix

Cuando se revisa la historia política y jurídica de nuestro país en el siglo xix


destaca como aspecto básico el de las conf lictivas relaciones Iglesia-Estado,
agravadas por el hecho de que la Iglesia católica se constituye en el Estado
Vaticano, lo que implica el mantener o no relaciones diplomáticas con éste
y la intromisión de un gobierno extranjero en los asuntos internos del país.
Esta problemática llegó hasta el siglo xx y se continuó con las reformas
constitucionales establecidas en el gobierno del Presidente Carlos Salinas
de Gortari.

23 Osear Cruz Barney, op. cit., págs. 608 y 609. Este autor sintetiza de manera admirable el intrincado
camino del amparo.
108 Historia del Derecho mexicano

El Regio Patronato

Esta institución de mutuo compromiso, derechos y obligaciones entre el Es-


tado y la Iglesia, es decir, entre el poder espiritual y terreno, es de origen
medieval y luego fue otorgada, como ya se vio, a la Corona española y se
extendió al campo del Derecho indiano, lo que dio titularidad a los virreyes
en el Regio Patronato como vicepatronos de la Iglesia.
A raíz de la consumación de la Independencia, la titularidad del Real
Patronato y Vicariato de Indias fue un tema controversial, pues mientras la
Iglesia manifestaba que se necesitaba un convenio expreso para concederlo
a las nuevas autoridades, éstas pretendían estar investidas de él ya que
reemplazaban al gobierno virreinal.
El asunto era grave y ocasionó episodios molestos y confusos, sobre
todo cuando algunos de nuestros jefes de Estado pretendieron actuar a la
usanza de los virreyes en lo tocante a los destinos de la Iglesia.
En realidad, desde la Colonia hubo varias discrepancias entre virreyes
y obispos por distintas causas. Por ejemplo, en 1605 fray García de Santa
María de Mendoza y el virrey de Montesclaros, por un edicto que publicó
el obispo y que ofendía al virrey; en 1624 entre Juan Pérez de la Serna y
Diego Carrillo de Mendoza y Pimentel, marqués de Gálvez, porque el alcalde
de Metepec, Melchor Pérez Varaés, quiso resolver un pleito judicial. Llegó a
la Ciudad de México para tal efecto y como viera que se le iba a aprehender,
se acogió al derecho de asilo. Los guardias entraron en el Convento de
Santo Domingo y tapiaron las puertas y ventanas de la celda donde se
alojaba, lo que provocó el grave disgusto de la Iglesia. En 1635 el obispo
Manzo y Zúñiga riñó con el virrey de Cerralvo por motivos de asilo e
inmunidad, y en 1657 Mateo Saguede Bugueiro se enfrentó al duque de
Alburquerque por el orden en que debían aparecer los pajes del arzobispo
y el virrey en las procesiones, especialmente las de Corpus Christi. A su
vez, en 1664 Diego Osorio de Escobar se enemistó gravemente con el conde
de Baños porque éste interceptaba la correspondencia del arzobispo.
En concreto, el Regio Patronato otorgaba a la Corona las atribuciones
siguientes:
1. Control sobre el establecimiento y la localización de todas las institu
ciones religiosas.
2. Delimitación territorial de diócesis y parroquias, y presentación de
candidatos a las sedes y parroquias vacantes.
3. Regulación de tránsito de sacerdotes y religiosos.
4. Fundación y administración de instituciones de beneficencia de la
Iglesia.
6. Derecho del México Independiente 109

5. Supervisión financiera de los recursos del clero, especialmente por


motivo de donaciones.
6. Intervención directa e indirecta en los tribunales eclesiásticos; una
espina en la garganta de la Iglesia, dice Margadant.
7. Comunicación de los clérigos y religiosos con el papa.
8. Desarrollo de concilios provinciales y sínodos diocesanos y ejecución
de sus decisiones.24

Pero el Vaticano nunca cedió el Regio Patronato al gobierno mexicano


independiente, y de hecho la Ley del 12 de julio de 1859 eliminó todo interés
al respecto por ambas partes, pues otorgaba libertad de credos religiosos y
declaraba que cualquier obvención a las iglesias era un asunto privado.
Prohibía las donaciones de bienes raíces; nacionalizaba los bienes de la Iglesia,
suprimía las órdenes monásticas y prohibía el uso de ropas talares.25

Las relaciones con el Vaticano

El papa León XII negaba el reconocimiento a las naciones iberoamericanas


por el carácter republicano de las mismas y la presión de los monarcas
Borbones a través de la Santa Alianza, al grado que en 1824 el pontífice
lanzó su Encíclica Etsi Iam Diu, pidiendo a los nuevos "países" que se some-
tieran de nuevo al rey de España.
Con el papa Pío VIII el Presidente Bustamante pudo pactar el nom-
bramiento de sedes obispales aun sin reconocimiento oficial del Vaticano.
Ese reconocimiento se otorgó en 1836 con el papa Gregorio XVI y fue
paralelo al reconocimiento de España.
La transición entre el federalismo y el centralismo causó enorme ten-
sión entre la Iglesia y el gobierno mexicano, con la agravante de que aun en
las disposiciones centralistas había muchas limitaciones que disgustaban a la
Iglesia, además de los ataques que a la primera oportunidad recibía de liberales
extremos como Valentín Gómez Farías y José María Luis Mora. La Constitución
de 1857 resultó tan incómoda para el clero que el papa Pío IX ordenó la
excomunión de las personas que la aceptaran o juraran, lo que obligó al
gobierno a despedir a empleados y funcionarios que no lo hicieran.
Al triunfo de los liberales después de la Guerra de Reforma, en 1861
el Presidente Juárez ordenó la expulsión de los embajadores de España,
Ecuador y al nuncio apostólico Clementi, por el apoyo abierto que todos
24
Ricardo Ampudia, La Iglesia de Roma. Estructura y presencia en México, Fondo de Cultura Económi ca,
México, 1998, pág. 237. '*'■ Ibidem, pág. 251.
110 Historia del Derecho mexicano

ellos habían dado a los conservadores, rompiendo la neutralidad a que los


obligaba su investidura. También fueron expulsados varios obispos mexi-
canos, como el arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, quien
por cierto luego formó parte de la Regencia durante el Imperio de
Maximiliano, pero tuvo que renunciar por diferencias con los franceses y
se fue a Europa, para regresar al país en 1871, un año antes de la muerte de
Juárez.
El emperador Maximiliano pretendió revivir el Regio Patronato, pero
no aceptó derogar la libertad de cultos; de alguna forma simpatizaba con las
ideas liberales juaristas, a pesar de que declaraba la fe católica como religión
de Estado. Además, confirmó las leyes de desamortización de bienes ecle-
siásticos; ordenó que los sacerdotes prestaran gratuitamente sus servicios
religiosos, quedando sujetos a sueldo del gobierno; y llegó al extremo de
exigir que la correspondencia entre el clero y la Santa Sede fuera supervisada
por el gobierno mexicano, todo lo cual impidió un arreglo con Pedro
Francisco Meglia, enviado por el papa para negociar con el Imperio.
Al triunfo de la República toda la legislación juarista permaneció vi-
gente; sin embargo, en los últimos años del Presidente Juárez se suavizó
mucho el trato con la Iglesia. Pero en 1872, al asumir el cargo presidencial
Sebastián Lerdo de Tejada, elevó al rango constitucional las Leyes de Refor-
ma y se prohibió al Congreso legislar para establecer o impedir religión
alguna. Por cierto, en 1872 comenzaron a llegar y divulgarse en México las
iglesias protestantes gracias a la libertad de cultos. En 1874 todas las dispo-
siciones en materia religiosa quedaron comprendidas en una sola ley en la
que se declaraba que los bienes eclesiásticos eran nacionales y su adminis-
tración quedaba en manos de las instituciones religiosas. Todo esto levantó
grandes protestas en los estados de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán
y Zacatecas, pero no tuvieron mayores consecuencias.
Con Porfirio Díaz la Iglesia y el Estado mantuvieron una relación se-
parada pero hasta cierto punto cordial, lo que permitió que se establecieran
seminarios y comunidades religiosas y que solapadamente se adquirieran
bienes y se abrieran escuelas con enseñanza doctrinal. Incluso encíclicas
como la Rerum Novarum de León XIII, de materia laboral, tuvieron reper-
cusiones importantes en México; por ejemplo, se formaron asociaciones
obreras como la Unión de Dependientes Católicos, en 1910, que luego se
transformó en la Unión Católica Obrera.
En 1857 la Constitución, en su art. 27, prohibía a corporaciones civiles
o eclesiásticas la capacidad legal para adquirir propiedad y administrar
por sí bienes raíces, con la única salvedad de los edificios destinados inme-
diata y directamente al servicio u objeto de la institución.
6. Derecho del México Independiente 111

En la Constitución de 1917, el art. 130 en la parte respectiva desconoció


la personalidad jurídica a las iglesias, si bien esto fue reformado en 1992
(cuadro 6.10).26

Cuadro 6.10. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Artículo 130.

1917 1992

Corresponde a los Poderes Federales ejercer El principio histórico de la separación del Estado
en materia de culto religioso y disciplina ex- y las iglesias orienta las normas contenidas en
terna la intervención que designen las leyes. el presente artículo. Las iglesias y demás
Las demás autoridades obrarán como auxilia- agrupaciones religiosas se sujetarán a la ley.
res de la Federación. Corresponde exclusivamente al Congreso de
El Congreso no puede dictar leyes en las que la Unión legislar en materia de culto público y
se establezca o prohiba cualquier religión. El de iglesias y agrupaciones religiosas. La ley
matrimonio es un contrato civil. Éste y los reglamentaria respectiva, que será de orden
demás actos del estado civil de las personas público, desarrollará y concretará las disposi-
son de la exclusiva competencia de los funcio- ciones siguientes:
narios y autoridades del orden civil, en los tér-
minos prevenidos por las leyes, y tendrán la a) Las iglesias y las agrupaciones religiosas
fuerza y validez que las mismas le atribuyan. tendrán personalidad jurídica como asociacio
La simple promesa de decir la verdad y de nes religiosas una vez que obtengan su co
cumplir las obligaciones que se contraen, su- rrespondiente registro.
jeta al que la hace, ya que la ley no reconoce La ley regulará dichas asociaciones y deter-
personalidad alguna a las agrupaciones reli- minará las condiciones y requisitos para el
giosas denominadas iglesias. Los ministros registro constitutivo de las mismas.
de los cultos serán considerados como b) Las autoridades no intervendrán en la vida
personas que ejercen una profesión y estarán interna de las asociaciones religiosas.
directamente sujetos a las leyes que sobre la c) Los mexicanos podrán ejercer el ministerio
materia se dicten. Las legislaturas de los de cualquier culto. Los mexicanos, así como
estados únicamente tendrán facultad de los extranjeros, deberán, para ello, satisfacer los
determinar, según las necesidades locales, el requisitos que señale la ley.
número máximo de ministros de los cultos. d) En los términos de la ley reglamentaria, los
Para ejercer en los Estados Unidos Mexica- ministros de culto no podrán desempeñar car
nos el ministerio de cualquier culto se necesita gos públicos. Como ciudadanos tendrán de
ser mexicano por nacimiento. Los ministros de recho a votar, pero no a ser votados. Quienes
los cultos nunca podrán en reunión pública o hubieren dejado de ser ministros de cultos con
privada constituida en junta, ni en actos de culto la anticipación y en la forma que establezca la
o de propaganda religiosa, hacer crítica de las ley, podrán ser votados.
leyes fundamentales del país, de las Tampoco podrán en reunión pública, en actos
autoridades en particular o en general del de culto o de propaganda religiosa, ni en pu-
gobierno; no tendrán voto activo ni pasivo, ni blicaciones de carácter religioso, oponerse a
derecho para asociarse con fines políticos. las leyes del país o a sus instituciones, ni agra-
viar, de cualquier forma, los símbolos patrios.
{continúa)

26 Secretaría de Gobernación y Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones


Jurídicas, Serie Estudios Doctrinales, núm. 160, México, 1994, págs. 195 a 199.
112 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.10. (Continuación.)

1917 1992

Para dictar el culto a nuevos locales abiertos Queda estrictamente prohibida la formación de
al público se necesita permiso de la Secreta- toda clase de agrupaciones políticas cuyo tí-
ría de Gobernación, oyendo previamente al tulo tenga alguna palabra o indicación cual-
gobierno del estado. quiera que la relacione con alguna confesión
Debe haber en todo templo un encargado de religiosa. No podrán celebrarse en los templos
él, responsable ante la autoridad del cumpli- reuniones de carácter político. La simple
miento de las leyes sobre disciplina religiosa promesa de decir verdad y de cumplir las
en dicho templo y de los objetos pertenecientes obligaciones que se contraen, sujeta al que la
al culto. El encargado de cada templo, en unión hace, en caso de que faltare a ella, a las penas
de diez vecinos más, avisará desde luego a la que con tal motivo establece la ley. Los
autoridad municipal quién es la persona que ministros de cultos, sus ascendientes, des-
está a cargo del referido templo. Todo cambio cendientes, hermanos y cónyuges, así como
se avisará por el ministro que cese, las asociaciones religiosas a que aquéllos per-
acompañado del entrante y diez vecinos más. tenezcan, serán incapaces para heredar por
La autoridad municipal, bajo pena de destitu-
testamento, de las personas a quienes los pro-
ción y multa hasta de mil pesos por cada caso,
pios ministros hayan dirigido o auxiliado espi-
cuidará del cumplimiento de esta disposición;
ritualmente y no tengan parentesco dentro del
bajo la misma pena llevará un libro de registro
cuarto grado. Los actos del estado civil de las
de los templos, y otro, de los encargados. De
personas son de la exclusiva competencia de
todo permiso para abrir al público un nuevo
las autoridades administrativas en los térmi-
templo, o del relativo al cambio de un en-
nos que establezcan las leyes, y tendrán la
cargado, la autoridad municipal dará noticia a
fuerza y validez que las mismas le atribuyan.
la Secretaría de Gobernación, por medio del
Las autoridades federales, de los estados y
gobernador del estado. En el interior de los
municipios tendrán en esta materia las facul-
templos podrán recaudarse donativos en ob-
jetos muebles. Por ningún motivo se revalida- tades y responsabilidades que determine la ley.
rá, otorgará dispensa, o se determinará cual-
quier otro trámite que tenga por fin dar validez
en los cursos oficiales a estudios hechos en
los establecimientos destinados a la enseñanza
profesional de los ministros de los cultos. La
autoridad que infrinja esta disposición será
penalmente responsable; y la dispensa o trá-
mite referido será nulo y traerá consigo la nu-
lidad del título profesional para cuya obtención
haya sido parte la infracción de este precepto.
Las publicaciones periódicas de carácter
confesional, ya sea por su programa, por su
título o simplemente por sus tendencias ordi-
narias, no podrán comentar asuntos políticos
nacionales, ni informar sobre actos de las au-
toridades del país o de particulares, que se
relacionen directamente con el funcionamiento
de las instituciones públicas.

(continúa)
6. Derecho del México Independiente 113

Cuadro 6.10. (Continuación.)

1917 1992
Queda estrictamente prohibida la formación de
toda clase de agrupaciones políticas cuyo título
tenga alguna palabra o indicación cualquiera
que la relacione con alguna confesión religiosa.
No podrán celebrarse en los templos reuniones
de carácter político. No podrá heredar por sí, ni
por interpósita persona, ni recibir por ningún
título, un ministro de cualquier culto, un inmueble
ocupado por cualquier asociación de
propaganda religiosa, o de fines religiosos, o de
beneficencia. Los ministros de los cultos tienen
incapacidad legal para ser herederos por
testamento de los ministros del mismo culto o de
un particular con quien no tengan parentesco
dentro del cuarto grado. Los bienes muebles o
inmuebles del clero o de asociaciones religiosas
se regirán para su adquisición por particulares
conforme al art. 27 de esta Constitución. Los
procesos por infracción a las anteriores bases
nunca serán vistos en jurado.

Las crisis político-religiosas

Las relaciones Iglesia-Estado siempre fueron conf lictivas durante el periodo


1821-1940, es decir, desde la consumación de la Independencia hasta el
inicio del gobierno del Presidente Manuel Ávila Camacho, cuando la polí-
tica del Estado mexicano se suavizó y ambas instituciones trataron de man-
tener una relación respetuosa y hasta cierto punto cordial, si bien en mu-
chas ocasiones vulnerando los textos constitucionales y legales vigentes.
Dentro de ese largo periodo hay momentos de crisis, a veces dramáti-
cos; por ejemplo:

a) La Prerreforma de 1833.
b) La expedición de las Leyes Preconstitucionales (Lerdo, Juárez e
Iglesias).
c) La expedición de la Constitución de 1857.
d) La expedición de las Leyes de Reforma y la conclusión de las relaciones
diplomáticas con el Vaticano en 1861. Éstas se reanudaron en 1992 a
raíz de la reforma salinista.
114 Historia del Derecho mexicano

e) El gobierno extremista en materia religiosa de Sebastián Lerdo de


Tejada.
f) La expedición de la Constitución de 1917.
g) La guerra cristera con los presidentes Alvaro Obregón y Plutarco Elias
Calles.

La separación de competencias

Desde 1833 con Gómez Farías se pretendió separar ambas funciones, la


civil y la religiosa, pero hasta la Constitución de 1857 era costumbre la cele-
bración de oficios religiosos para conmemorar actos cívicos y políticos, lo
que también ocurrió en el Imperio de Maximiliano. Pero previamente, en
1859, dentro de las llamadas Leyes de Reforma, se dio la de separación del
Estado y de la Iglesia. Ahora se reitera este criterio en el art. 25 de la Ley de
Asociaciones Religiosas y Culto Público.

Las divisiones territoriales de México

Las 12 intendencias que se formaron hacia el siglo xvm fueron la base de


la división territorial de nuestro país en el México Independiente (cuadro
6.11).

Cuadro 6.11. Evolución de la división territorial de México.

Época División geopolítica

Primer Imperio (1821-1824). Provincias


Fue la época de mayor 1. México 12. Mérida de Yucatán
extensión del territorio 2. Guadalajara 13. Tlaxcala
nacional. La provincia de 3. Veracruz 14. Nuevo Reino de León
Guatemala llegaba hasta 4. Puebla 15. Santander
Costa Rica inclusive. Para 5. Nueva Vizcaya 16. Coahuila
1823 Chiapas y Guatemala 6. Sonora 17. Texas
se separaron de México. 7. Valladolid 18. Nuevo México
8. Oaxaca 19. Californias
9. Zacatecas 20. Querétaro
10. San Luis Potosí 21. Chiapas
11. Guanajuato 22. Guatemala
{continúa)
6. Derecho del México Independiente 115

Cuadro 6.11. (Continuación.)


Época División geopolítica

Acta Constitutiva de la Provincias


Federación 1. Alta California 14. San Luis Potosí
2. Baja California 15. Santander
3. Coahuila 16. Sinaloa
4. Durango 17. Sonora
5. Guanajuato 18. Tabasco
6. Guadalajara 19. Texas
7. Nuevo Reino de León 20. Tlaxcaia
8. México 21. Veracruz
9. Nuevo México 22. Yucatán
10. Michoacán 23. Zacatecas
11. Oaxaca 24. Chihuahua
12. Puebla 25. Istmo
13. Querétaro
Constitución Federal de los Estados
Estados Unidos Mexicanos 1. De las Chlapas 11. Querótaro
(1824-1835) 2. Chihuahua 12. San Luis Potosí
3. Coahulla y Tejas 13. Sinaloa
4. Durango 14. Sonora
5. Quanajuato 15. Tabasco
6. México 16. Tamaullpas
7. Michoacán 17. Veracruz
8. Nuevo León 18. Xalisco (sic)
9. Oajaca (s/c) 19. Yucatán
10. Puebla de los Ángeles 20. El de los Zacatecas (sic)
Territorios
1. Alta California 3. Colima
2. Baja California 4. Santa Fe de Nuevo México
Se decía que una ley fijaría el carácter de Tlaxcaia; no se menciona
el Distrito Federal, si bien el art. 50 otorgó al Congreso la facultad de
fijar la capital del país.

Ley de octubre de 1835 Estados

(1835-1836) 1. De las Chiapas 11. Querétaro


2. Chihuahua 12. San Luis Potosí
3. Coahulla y Tejas 13. Sinaloa
4. Durango 14. Sonora
5. Guanajuato 15. Tabasco
6. México 16. Tamaulipas
7. Michoacán 17. Veracruz
8. Nuevo León 18. Xallsco
9. Oaxaca 19. Yucatán
10. Puebla de los Ángeles 20. Zacatecas
{continúa)
116 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.11. (Continuación.)


Época División geopolítica

Territorios
1. Alta California 5. Tlaxcala
2. Baja California 6. Aguascalientes
3. Colima 7. Distrito Federal
4. Santa Fe de Nuevo México

Leyes Constitucionales Departamentos

(1836-1843). Texas sólo 1. Aguascalientes 13. Puebla


nominalmente formaba 2. Californias 14. Querétaro
parte de nuestro país, 3. De las Chiapas 15. San Luis Potosí
pues por esos días se 4. Chihuahua 16. Sinaloa
configuró como 5. Coahuila 17. Sonora
República independiente. 6. Durango 18. Tabasco
7. Guanajuato 19. De los Tamaulipas
8. México 20. Tejas
9. Michoacán 21. Veracruz
10. Nuevo León 22. Jalisco
11. Nuevo México 23. Yucatán
12. Oaxaca 24. Zacatecas

Bases Orgánicas de 1843 Es igual al caso anterior, si bien Texas evidentemente ya no formaba

(1843-1847) parte de la República Mexicana.

Acta Constitutiva y de Estados

Reformas de 1847 1. Aguascalientes 13. Puebla


(1847-1853) 2. Californias 14. Querétaro
3. Chiapas 15. San Luis Potosí
4. Chihuahua 16. Sinaloa
5. Coahuila 17. Sonora
6. Durango 18. Tabasco
7. Guanajuato 19. Tamaulipas
8. México 20. Texas
9. Michoacán 21. Veracruz
10. Nuevo León 22. Jalisco
11. Nuevo México 23. Yucatán
12. Oaxaca 24. Zacatecas
Territorios

1. Colima
2. Tlaxcala
3. Distrito Federal

(continúa)
6. Derecho del México Independiente 117

Cuadro 6.11. (Continuación.)


Época División geopolítica

Tratado de Paz, Amistad y Estados


Límites entre México y 1. Chiapas 12. Querétaro
Estados Unidos (1848) 2. Chihuahua 13. San Luis Potosí
3. Coahuila (sin Texas) 14. Sinaloa
El Estado de Guerrero 4. Durango 15. Sonora
estaba todavía condicionado 5. Guanajuato 16. Tabasco
a su aceptación por las 6. Jalisco 17. Tamaulipas
legislaturas estatales. 7. México 18. Veracruz
8. Michoacán 19. Yucatán
9. Nuevo León 20. Zacatecas
10. Oajaca (sic) 21. Guerrero
11. Puebla
Territorios

1. Baja California
2. Colima
3. Tlaxcala
4. Distrito Federal

Bases para la Departamentos

Administración de la 1. Aguascalientes 12. Oajaca (sic)


República, hasta la 2. Chiapas 13. Puebla
promulgación de la 3. Chihuahua 14. Querétaro
Constitución 4. Coahuila 15. San Luis Potosí
(1853-1856) 5. Durango 16. Sinaloa
6. Guanajuato 17. Sonora
En 1853 surgió el territorio 7. Guerrero 18. Tabasco
de Tehuantepec en el 8. Jalisco 19. Tamaulipas
Istmo, con capital en 9. México 20. Veracruz
Minatitlán. 10. Michoacán 21. Yucatán
11. Nuevo León 22. Zacatecas
En 1853 también se formó
el territorio de la Isla del Territorios
Carmen separándola de 1. Baja California 5. Isla del Carmen
Yucatán; y se formó 2. Colima 6. Tehuantepec
igualmente el territorio de 3. De la Sierra Gorda 7. Tlaxcala
Sierra Gorda con zonas de 4. Distrito de México
Guanajuato, con capital en
San Luis de la Paz.
En 1854 el Distrito de
Tuxpan pasó al
Departamento de
Veracruz.
(continúa)
118 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.11. (Continuación.)


Época División geopolítica
Constitución de 1857. Estados
Curiosamente no se 1. Aguascalientes 13. Puebla
incluye al Distrito Federal 2. Colima 14. Querétaro
como parte integrante del 3. Chiapas 15. San Luis Potosí
territorio nacional, pero se 4. Chihuahua 16. Sinaloa
desprende su existencia a 5. Durango 17. Sonora
partir de la lectura de otros 6. Guanajuato 18. Tabasco
artículos de la propia 7. Guerrero 19. Tamaulipas
Constitución. 8. Jalisco 20. Tlaxcala
9. México 21. Valle de México
10. Michoacán 22. Veracruz
11. Nuevo León y Coahuila 23. Yucatán
12. Oaxaca 24. Zacatecas
Territorio
Baja California
Distrito Federal
(Se prevé que se conservaría en el lugar de siempre mientras los
Poderes de la Unión no se trasladaran a otro sitio, en cuyo caso su
territorio se erigiría en el Estado del Valle de México.)
Ley del 3 de marzo de 1865 Departamentos
durante el Imperio de 1. California 26. Tuxpan
Maximiliano (1865-1867) 2. Arizona 27. Autlán
3. Sonora 28. Colima
Se trató de ampliar el 4. Chihuahua 29. Coalcomán
número de divisiones 5. Álamos 30. Tancítaro
territoriales, ubicándolas 6. Batopilas 31. Michoacán
por zonas económicas y 7. Huejuquilla 32. Toluca
áreas de geografía común; 8. Mapimí 33. Tula
se dice que tal organización 9. Sinaloa 34. Valle de México
era muy adecuada. 10. Nazas 35. Tulancingo
11. Coahuila 36. Tlaxcala
Arizona correspondía al 12. Nuevo León 37. Acapulco
extremo noroeste 13. Matamoros 38. Iturbide
de Sonora. 14. Mazatlán 39. Puebla
15. Durango 40. Guerrero
16. Fresnillo 41. Teposcolula
17. Matehuala 42. Veracruz
18. Tamaulipas 43. Oaxaca
19. Nayarit 44. Ejutla
20. Zacatecas 45. Tehuantepec
21. San Luis Potosí 46. Chiapas
22. Jalisco 47. Tabasco
23. Aguascalientes 48. Laguna
24. Guanajuato 49. Campeche
25. Querétaro 50. Yucatán
6. Derecho del México Independiente 119

Algunos casos específicos de la división política de la República Mexi-


cana fueron los siguientes:

1. Chiapas. En 1823 integró una Junta Provisional Gubernativa y se de


claró independiente de México y de Guatemala. En julio de 1824 se
sublevó el Soconusco, es decir, la franja costera y se declaró unido a
Guatemala y, por lo mismo, a la Federación de Provincias del Centro
de América.
Al saberse en Chiapas que México se regiría por el federalismo,
se llevó a cabo una elección en la que 96 829 habitantes votaron por la
anexión a México y 60 400, por la unión a las Provincias del Centro de
América. Así, con toda solemnidad el 14 de septiembre de 1824 Chiapas
se reincorporó al territorio nacional, pero se afirma que más que
reincorporarse lo que hizo fue federalizarse, algo que pone de relieve
su vocación federalista. En esa virtud la entidad quedó comprendida
en la Constitución jurada el 4 de octubre del mismo año.
El Soconusco siguió siendo motivo de desorden entre Guatemala
y México, hasta que el 11 de septiembre de 1842 el Presidente Santa
Anna expidió un decreto que establecía la unión irreversible del Dis-
trito del Soconusco al Departamento de las Chiapas y, por tanto, a
México. Como su cabecera quedó la Villa de San Agustín Tapachula,
que se elevó al rango de ciudad.
Como se suscitaron varios incidentes enojosos en Guatemala con
la zona fronteriza —por ejemplo, en 1848 fuerzas guatemaltecas ataca-
ron Tuxtla Chico y amenazaron a Tapachula—, se formaron comisiones
para delimitar la frontera entre ambos países y el 27 de septiembre de
1882 se firmó un tratado de límites que aún está vigente, en el que
Guatemala renuncia para siempre a los derechos que pudiere tener
sobre el territorio de Chiapas y el distrito de El Soconusco. Este último
quedó ya definitivamente comprendido en el estado de Chiapas.
2. Aguascalientes. Lo formó en 1835 el general Antonio López de Santa
Anna, que lo desprendió del territorio del estado de Zacatecas, a raíz
de la guerra contra los federalistas zacatecanos. Surgió primero como
Departamento, y ya con el federalismo fue erigido en estado de la
República.
3. Tlaxcala. La disputa por quedar comprendido en territorio de Puebla
originó que en la Constitución de 1824 se establezca que una ley poste
rior determinará el carácter de Tlaxcala. Para el 22 de noviembre de
1824 una ley declaró territorio de la República Federal a Tlaxcala. Las
Siete Leyes Constitucionales la comprendieron en Puebla. En el Acta
120 Historia del Derecho mexicano

Constitucional y de Reformas de 1847 vuelve a aparecer como territorio,


carácter que conservó hasta que la Constitución de 1857 lo enumera
como Estado de la Unión.
4. Estado de México. En la época colonial el llamado Reino de México com-
prendía cinco provincias mayores: las de México, Tlaxcala, Puebla,
Antequera (hoy Oaxaca) y Valladolid (hoy Michoacán). Hacia 1786 se
estableció el sistema de intendencias, con 12 de ellas, una de las cuales
fue la de México, que ocupaba prácticamente todo el centro del país.
Colindaba con San Luis Potosí, Puebla, Guanajuato, Valladolid y el Océano
Pacífico; es de observarse que incluía los corregimientos de Toluca,
Lerma y Querétaro, con lo que destaca la magnitud de su territorio.
Con el advenimiento del Imperio de Iturbide se le segregó el
área del actual estado de Querétaro. Más tarde, a raíz de la promul-
gación de la Constitución Federal de 1824 nació el Estado de México
con ocho distritos: Acapulco, Cuernavaca, Huejutla, México, Taxco,
Toluca, Tula y Tulancingo, con aproximadamente 1.3 millones de habi-
tantes y concentrando una tercera parte de la riqueza nacional.
Posteriormente se creó el Distrito Federal como sede de los Poderes
federales; al principio se propuso como territorio un círculo de un radio
de dos leguas a partir de la Plaza Mayor de la Ciudad de México, pero
en abril de 1826 se amplió toda el área de la Ciudad de México,
quitándosela al Estado de México. En esta partición se incluyó el área
municipal de la propia Ciudad de México. La capital del Estado de
México fueron sucesivamente Texcoco, Tlalpan (San Agustín de las
Cuevas) y, a partir de 1830, Toluca.
El desmembramiento de la entidad se fue haciendo mayor y entre
1849 y 1869 se formaron los estados de Guerrero, Hidalgo y
Morelos, desprendiéndose de su territorio. Es importante destacar
que los estados de Hidalgo y Morelos nacieron de un decreto del Pre-
sidente Juárez, que adujo razones estratégicas de defensa contra la
intervención francesa. En 1854 el Presidente Santa Anna agregó al
Distrito Federal las llamadas Prefecturas de Mixcoac, San Ángel,
Coyoacán, Xochimilco, Iztapalapa, Naucalpan, Tlalnepantla, Tlalpan
y Santa Fe. Todos estos lugares pertenecían al Estado de México, de
los cuales sólo pudo recuperar más tarde a Tlalnepantla y a Naucalpan.
En 1863 se le quitó el territorio de Calpulalpan para pasarlo al Estado
de Tlaxcala y en 1917 se le restaron casi 2 mil kilómetros cuadrados de
superficie en beneficio del crecimiento de la Ciudad de México.
Así las cosas, el Estado de México quedó reducido a 21 461 kiló-
metros cuadrados, lo que equivale a una quinta parte de su área origi-
6. Derecho del México Independiente 121

nal. Actualmente el estado, ubicado en la parte central del país, en-


vuelve al Distrito Federal, excepto por la parte sur; colinda con éste y
con los estados de Hidalgo, Tlaxcala, Puebla, Querétaro, Morelos,
Guerrero y Michoacán. Tiene 121 municipios y desde 1861 su capital,
Toluca, se llama de Lerdo, denominación que se debe a Miguel Lerdo
de Tejada, muerto en la Ciudad de México en ese año y a quien se
debe la elaboración, en 1856, de la Ley de Desamortización de Fincas
Rústicas y Urbanas, conocida precisamente como Ley Lerdo, que afectaba
los bienes de la Iglesia.
El primer gobernador del Estado de México fue el general
Melchor Múzquiz, coahuilense que se adhirió al Plan de Iguala en
1821 y que más tarde fue Presidente de la República. Entre sus gober-
nadores destacados se puede citar a Manuel de la Peña y Peña, Mariano
Riva Palacio, Felipe Berriozábal, Vicente Villada, Francisco León de
la Barra, Francisco Murguía, Gustavo Baz e Isidro Fabela.27
5. Guerrero. En 1842 estalló una rebelión indígena en la zona de tierra
caliente, a raíz de la cual el general Juan Álvarez, antiguo jefe insur
gente, firmó un pacto en 1845 para que se formara una comisión que
examinara el problema y lo resolviera. Este documento se considera
un documento precursor del agrarismo y del indigenismo actuales,
por su tendencia a favorecer la posición de los campesinos. No obs
tante, la región siguió agitadísima. Más tarde el propio Álvarez y Nico
lás Bravo insistieron en la creación del Departamento del Sur o De
partamento de Acapulco, si bien por el momento no avanzó más el
proyecto.
El 14 de mayo de 1847 se aprobó la creación del estado de Guerrero,
pero el Presidente José Joaquín de Herrera no expidió el decreto de
fundación sino hasta el 27 de octubre de 1849. La capital primero estuvo
en Tixtla y luego se trasladó a Chilpancingo, hoy de los Bravo.
6. Distrito Federal. Con base en lo dispuesto en la fracc. XXVIII del art. 50
de la Constitución de 1824, el 18 de noviembre de ese año el Congreso
fijó la residencia de los Poderes de la Unión en la Ciudad de México y le
asignó su Distrito que desde entonces se denominó Distrito Federal, en
un círculo con un radio de 8 800 metros que tenía por centro la Plaza
Mayor de la ciudad capital. Coyoacán, Tlalpan, Xochimilco y
Mexicaltzingo siguieron perteneciendo al Estado de México.

27 Marco Antonio Pérez De Los Reyes, "Siete procesos electorales locales en la República Mexicana.
Justicia electoral", Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, núm. 12, México,
1999, págs. 110 y 111.
122 Historia del Derecho mexicano

7. Morelos. Esta región fue muy agitada por la lucha entre federalistas y
centralistas. Precisamente el 25 de mayo de 1834, Ignacio Echeverría
y José Mariano Campos firmaron el Plan de Cuernavaca, que permi
tió a Santa Anna derogar la Ley del Patronato Eclesiástico, destituir a
Valentín Gómez Farías de la Vicepresidencia de la República, anular
toda la reforma liberal de 1833, reabrir la Universidad y disolver el
Tribunal que debía juzgar a Anastasio Bustamante por el fusilamiento
del general Vicente Guerrero. La situación siguió siendo caótica en
toda el área y se ahondó con la lucha por la propiedad agraria.
En 1861 el Estado de México formó los nuevos distritos de
Cuernavaca, entonces de Iturbide, Jonacatepec, Yautepec y Tetecala.
El 17 de junio de 1862 Benito Juárez aceptó formar tres distritos mili-
tares en el Estado de México, para organizar la defensa contra los
invasores franceses. Uno de estos distritos correspondió al territorio
del actual estado de Morelos.
Al triunfo de la República, los diputados Francisco Leyva y Rosa-
rio Aragón insistieron en la división militar y la posible creación del
estado de Morelos, que al fin fue erigido el 17 de abril de 1869.
8. Hidalgo. También se formó por la división de distritos militares consti
tuidos por el Presidente Juárez. Uno de ellos, en el Estado de México,
correspondió al área del actual Hidalgo y desde entonces se hicieron
gestiones por integrar un nuevo Estado. En ello se distinguió el dipu
tado Manuel Fernando Soto, y finalmente se logró tal objetivo el 16
de enero de 1869. Su capital actual es Pachuca de Soto.
9. Yucatán. Después de su reincorporación a México en 1844 quedó bajo
el régimen centralista, pero ya que México desconoció algunos aspec
tos de lo pactado, por ejemplo, lo referente a los ingresos aduanales y
la prohibición de la leva, en 1846 Yucatán desconoció de nuevo su
unión con el país. Sin embargo, al volver México al centralismo, Yucatán
se adhirió otra vez a la nación, pero Campeche se rebeló ante tal deci
sión y puso en su territorio de nuevo en vigor la Constitución yucateca
de 1841. Como en esos días se desarrollaba la guerra contra Estados
Unidos de América, Campeche se declaró neutral y aunque los inva
sores ya estaban en posesión de la Isla del Carmen, permitieron la
continuación del comercio marítimo de la zona. También en 1847
hubo un levantamiento indígena de alarmantes proporciones, llama
do guerra de castas. Entonces Justo Sierra O'Reilly viajó a Washington
a ofrecer la anexión de Yucatán a cambio de que se pacificara a los
indígenas, pero Estados Unidos no aceptó el trato y poco después, el
17 de agosto de 1848, se firmó de nuevo la unión con México.
6. Derecho del México Independiente 123

10. Campeche. Desde antaño surgieron controversias por intereses encon


trados entre Mérida y Campeche. Después de varios momentos de
separación y reencuentro, en 1857 Campeche se autoproclamó esta
do independiente y autónomo, y expidió su propia Ley Orgánica de la
Administración Pública y su Reglamento Interior de Gobierno. Ese afán de
ser autónomo encontró eco en los gobiernos de Chiapas, Tabasco y
Oaxaca y el 19 de febrero de 1862 el Presidente Juárez firmó el decre
to que convirtió a Campeche en un estado de la Unión.
11. Quintana Roo. Originalmente la región formó parte del Estado de
Yucatán, pero el 16 de enero de 1902 el general Porfirio Díaz decidió
separarla para formar el Territorio de Quintana Roo, porque la zona
se encontraba en un constante estado de agitación debido a la llama
da "guerra de castas". La capital fue entonces Santa Cruz de Bravo,
lugar que de hecho se convirtió en lugar de destierro de muchas per
sonas enemigas del régimen porfirista. El territorio quedó dividido
en tres distritos, y adquirió este nombre en honor del patriota insur
gente, que nació en Mérida en 1787, y quien entre otros muchos car
gos ocupó el de ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Na
ción, de 1824 a 1827 y de 1835 hasta su muerte, ocurrida en la Ciudad
de México en 1851, y a quien se debe el arreglo del primer conflicto
separatista de la Península de Yucatán, conservando para México tan
importante parte de su territorio nacional.
El primer gobernador del Territorio fue el general José María de
la Vega, nombrado el 6 de noviembre de 1902; posteriormente le su-
cedieron en el cargo los generales Ignacio A. Bravo, Manuel Sánchez
Rivera y Rafael Egealiz, el que decretó la anexión del territorio al
estado de Yucatán en 1913, debido a los grandes conflictos regionales
como consecuencia de la Revolución. Así las cosas, el gobernador de
Yucatán, general Salvador Alvarado, trató de organizar la zona. Poco
después se volvió a formar el Territorio de Quintana Roo y su capital
se trasladó de Santa Cruz de Bravo a Payo Obispo. En esas
condiciones fueron gobernadores el general Carlos Plank, el coronel
Carlos A. Vidal, Octaviano Solís, los generales Madero Estrada e Isaías
Samarripa, el general Pascual Coral Heredia, los coroneles Librado
Abitia y Atanasio Rojas, de nuevo el coronel Librado Abitia, el doctor
y coronel Enrique Barocio, el general Amado Aguirre, Antonio
Ancona, Candelario Garza, el doctor y general José Siurob y los gene-
rales Arturo Campillo Seyde y Félix Bañuelos. En 1931, debido a las
penurias económicas de la zona, el Presidente Pascual Ortiz Rubio
decretó la anexión de nuevo al Estado de Yucatán, excepto las islas
124 Historia del Derecho mexicano

Holbox, Mujeres y Cozumel, que siguieron administradas por el go-


bierno federal hasta 1934, cuando también fueron anexadas a Yucatán;
en tanto que Payo Obispo y la zona sur con Bacalar, Xcalak e Icaiché
se agregaron a Campeche. Ambos estados enviaron presidentes mu-
nicipales a sus respectivas zonas de Quintana Roo para gobernar al
pueblo en esta nueva condición.
Sin embargo, la ciudadanía quintanarroense se manifestó en contra
de esa pérdida de su identidad y se formó un comité en pro del
territorio. Se llegó a proponer de manera muy formal una nueva ad-
ministración interna a fin de solventar su propio erario sin necesidad
del apoyo federal, ni el de los dos estados que estaban aún más empo-
brecidos. Lamentablemente el Presidente Ortiz Rubio no prestó ninguna
atención a esta demanda esencial de los habitantes de Quintana Roo.
Durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas, el 16 de enero
de 1935 se volvió a erigir el Territorio de Quintana Roo y se designó
gobernador a Rafael E. Melgar, quien durante su administración en
1936 cambió el nombre de la ciudad de Payo Obispo por el de
Chetumal.
En 1974 el Territorio de Quintana Roo se convirtió en estado de
la Unión.
12. Baja California Sur. El 3 de octubre de 1974, por reforma a los arts. 43
y demás relativos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexica-
nos, fue erigido de Territorio a estado libre y soberano por el Congreso
de la Unión, mediante el decreto respectivo, que fue publicado en el
Diario Oficial el 8 de ese mismo mes y año. Se nombró, en calidad de
gobernador provisional, a Félix Agramont Cota.
El 10 de noviembre siguiente se eligieron los diputados al Con-
greso Constituyente en siete distritos electorales, además de un dipu-
tado y dos senadores federales, así como tres presidentes municipales:
los de La Paz, Comondú y Mulegé.
La Constitución Política del estado se promulgó el 15 de enero de
1975, a raíz de lo cual se convocó a elecciones para gobernador, siete
diputados de mayoría relativa y uno de representación proporcional,
con lo que el 26 de marzo siguiente se instaló la primera legislatura.
El primer gobernador electo para esta entidad federativa fue Ángel
César Mendoza Arámburo.
Por disposición de su Carta Suprema, en su art. 35, la ciudad de
La Paz es designada como capital del estado y residencia oficial de los
Poderes estatales. El art. 120 señala que el territorio sudcaliforniano
(gentilicio que expresa así textualmente la misma Constitución) se divi-
6. Derecho del México Independiente 125

de en cinco municipios: La Paz, Comondú, Mulegé, Los Cabos y Loreto,


incluidas en cada caso las porciones insulares que le son propias.
Como antecedente interesante es de recordarse que en la época
del porfirismo, el 1 de enero de 1888 la península de Baja California
fue dividida en los distritos Norte y Sur, y se señaló como línea artifi-
cial de sus fronteras el famoso paralelo 28. Años más tarde, el 7 de
febrero de 1931 desaparecieron los distritos que eran considerados
entidades militares-administrativas y en su lugar se crearon los terri-
torios Norte y Sur, respectivamente. Esta dualidad concluyó cuando
el 21 de noviembre de 1952 se publicó en el Diario Oficial el decreto
constitutivo del estado de Baja California, con capital en Mexicali, en
tanto que la parte Sur siguió siendo territorio hasta 1974, como ha
quedado asentado.
13. Nayarit. El nombre del estado se debe al legendario rey Nayar, caudillo
de la región, cuyos restos eran venerados por los indios de la sierra,
hasta que en auto de fe fueron quemados públicamente por la
Inquisición en la Ciudad de México el 1 de febrero de 1722.
A raíz de la conquista hispana, Nayarit perteneció al reino de la
Nueva Galicia, con capital en Guadalajara, aunque se le conoció
como Nueva Toledo y en su extensión comprendía el importante puerto
de San Blas, que junto con el de Acapulco, en la zona sur de la Nueva
España, eran las entradas y salidas navieras para el comercio con
Filipinas o islas del Rey Felipe en Oriente.
En 1801 fue escenario de un importante movimiento precursor
de la Guerra de Independencia con la rebelión del indio Mariano
desde Tepic, la que fue reprimida con lujo de violencia, afectando de
manera considerable a las comunidades indígenas. Ya en la guerra
insurgente, el sacerdote José María Mercado apoyó al cura Hidalgo y
alzó a Nayarit en contra de la Corona española. Más adelante, al eri-
girse la República en 1824, se estableció el estado de Jalisco, que se
dividió en 28 partidos entre los cuales estaban los de Acaponeta,
Ahuacatlán, Compostela, El Nayar, San Blas, Santa María del Oro,
Sentispac y Tepic. Cuando Jalisco promulgó su primera Constitución
dividió su territorio en ocho cantones y asignó el séptimo a Tepic,
con la extensión que ahora tiene Nayarit.
En medio del caos político que sufrió el país desde la Guerra de
Independencia, en 1821, y hasta 1876 con el advenimiento del régi-
men porfirista, la zona nayarita vivió una época de gran intranquili-
dad y pugnas político-militares por la hegemonía de los cacicazgos
que se formaron en ese lugar. Destaca especialmente la lucha del "Ti-
126 Historia del Derecho mexicano

gre de Alica", Manuel Lozada, quien con ideas reivindicatorías de las


clases campesinas mantuvo a Nayarit en un estado de guerra civil
permanente. Por esa razón el Presidente Benito Juárez, el 7 de agosto
de 1867, al triunfo de la República, ordenó por decreto la separación de
Jalisco del Séptimo Cantón de Tepic, al que convirtió en Distrito Mili-
tar, sujeto al gobierno federal. Nombró a Juan San Román como jefe
político, con facultades para nombrar a las otras autoridades locales,
lo que provocó grandes resentimientos contra la Federación. Ya en el
régimen del Presidente Sebastián Lerdo de Tejada, Manuel Lozada
organizó el llamado Ejército Mexicano Popular Restaurador, pero en su
camino hacia Guadalajara fue derrotado por las tropas federales del
general Ramón Corona y fusilado en 1873, por lo que más adelante la
zona entró en un proceso de pacificación.
Posteriormente, a instancias del Presidente Manuel González, el 12 de
diciembre de 1884 el Distrito Militar aludido se erigía en el Territorio de
Tepic; su gobernador fue el general Leopoldo Romano. Es curioso
destacar que por esos tiempos, en enero de 1905, el gobierno del
general Porfirio Díaz le compró a Gila Azcona viuda de Carpena, vecina
de Tepic, las Islas Marías para establecer en ellas una colonia penitenciaria.
Al Concluir el porfirismo y establecerse el Congreso Constituyente de
1916-1917, fueron electos como diputados en él Juan Espinoza Bávara,
Marcelino Cedano y el teniente coronel Cristóbal Limón, quienes
lograron convertir al territorio en estado, lo que quedó especifi cado en
el texto del art. 47 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, que expresa: "El Estado de Nayarit tendrá la extensión
territorial y límites que comprende actualmente el territorio de
Tepic." Su gobernador provisional, nombrado por el Primer Jefe del
Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza, fue el general bri-
gadier Jesús M. Ferreira; más adelante se realizaron elecciones y resultó
triunfador José Santos Godínez, a quien le tocó promulgar la Cons-
titución local en 1918.
14. Coahuila de Zaragoza. En la época prehispánica la región fue habitada
por unas 100 tribus nómadas de origen bárbaro o chichimeca,
aglutinadas en tres grandes grupos: los coahuiltecas, los tobosos y los
guachichiles. Además, existían otros grupos bárbaros que luego se
concentraron en territorio estadounidense como los apaches,
comanches y cheyenes.
La conquista española provino de la zona de Durango, conocida como
Nueva Vizcaya. En tal virtud, en 1577 el capitán Alberto del Canto
fundó la Villa de Santiago del Saltillo del Ojo del Agua, en una zona a
6. Derecho del México independiente 127

la que se consideraba el centro de la cultura chichimeca, habitada


preferentemente por los indios coahuiltecas, a los que los conquista-
dores llamaron los borrados o rayados. Más tarde, y en las proximidades
de esta villa, se fundó San Esteban de Nueva Tlaxcala, principalmente
como un asentamiento de tlaxcaltecas para colonizar la región.
Después ambas fundaciones se unieron y en 1828, ya en el México
Independiente, se le dio el nombre oficial de ciudad a Saltillo. Coahuila
fue llamada por los españoles Nueva Extremadura. La división
territorial de Coahuila en la época colonial, después de muchos
movimientos, en 1787, comprendía las llamadas provincias internas.
Según el virrey conde de Gálvez, las de Oriente comprendían
Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León y Texas. Saltillo fue designada
capital de Coahuila, en lugar de la ciudad de Monclova. En la guerra
insurgente, Mariano Jiménez fue comisionado por el general Ignacio
Allende para alzar en armas a la región, si bien precisamente en esta
zona ocurrió el prendimiento de los primeros caudillos, en Acatita de
Bajan, cerca de Monclova. Años más tarde, al promulgarse el Plan de
Iguala en 1821, el Ayuntamiento de Saltillo proclamó la Independencia
y los vecinos formaron una Junta Gubernativa Provisional. Al
establecerse la República Federal en 1824 se erigió el estado de
Coahuila y Texas con capital en Monclova, que era el menos poblado
del país, contaba con 48 922 habitantes distribuidos en esa amplia
extensión. Para 1836, Texas se separó de México y más adelante se
unió a Estados Unidos de América, con lo que Coahuila perdió esa
parte importante de su territorio.
Durante la Guerra de Reforma, Nuevo León se anexó el estado de
Coahuila, según el decreto del 19 de febrero de 1856; sin embargo, en
plena guerra contra la intervención francesa, el Presidente Benito
Juárez, el 26 de febrero de 1864, separó ambas entidades y Coahuila
quedó comprendida en su actual territorio, con capital en Saltillo.
Coahuila ha participado de manera destacada en las distintas etapas
históricas de México. Baste recordar que allí nacieron, entre otros,
Miguel Ramos Arizpe, padre del federalismo mexicano; el general
Andrés Viesca, comandante que se distinguió combatiendo al invasor
francés, Francisco I. Madero, "apóstol de la democracia", y Venustiano
Carranza, quien con su Plan de Guadalupe encabezó la revolución
constitucionalista que culminó con la expedición de la Carta de
Querétaro en 1917.28
' Todo lo referente a la geopolítica histórica del país debe consultarse en la magnífica obra de Edmundo
O'Gorman, op. cit.
128 Historia del Derecho mexicano

El municipio en el siglo xix

El municipio ha sido la base de nuestra organización política desde el inicio


de la conquista hasta nuestros días.
En la Constitución de Cádiz de 1812 en el Título del Gobierno Interior
de las Provincias y de los Pueblos, VI, Capítulo I denominado de los Ayun-
tamientos, en los arts. 309 a 323, se regula todo lo referente al municipio.
Así, se establece que había ayuntamientos con alcalde o alcaldes,
regidores y el procurador síndico; todos presididos por el jefe político,
donde lo hubiere, o por el alcalde, o el primero de los nombrados, entre
éstos, si hubiere dos. Todo pueblo de mil habitantes como mínimo debería
contar con su Ayuntamiento. El nombramiento de cada uno sería por deci-
sión de los pueblos. Quedaban cesados quienes venían ejerciendo oficios
perpetuos, como se estiló en la época indiana para algunos casos.
Las elecciones se harían en el mes de diciembre y a pluralidad de
votos y entrarían a ejercer sus cargos el 1 de enero. Una reelección cabría
con dos años de intermedio, lo que se llamaba popularmente la Ley del
hueco. Se requería, entre otras cosas, tener un mínimo de 25 años de edad
y cinco de residencia para ser elegido. Se contaría con un Secretario de
Ayuntamiento elegido por sus miembros.
Entre sus funciones tradicionales se añadía cuidar de todas las escuelas
de primeras letras y de los demás establecimientos de educación. Sus obras
debían ser aprobadas por las Cortes o al menos provisionalmente por la
diputación provincial, la que también vigilaba el manejo honesto de sus
caudales.
Dice Carlos Quintana Roldan: "Con la Constitución de Cádiz se inicia
toda una importante corriente doctrinaria que repercutiría en nuestras
leyes posteriores, sobre todo en cuestiones relativas a los asuntos munici-
pales, además de otras materias."29
En los Sentimientos de la Nación y en la Constitución de Apatzingán de
1814 no se hizo alusión expresa al municipio. En el caso de la Constitución
aludida, el art. 208 manifiesta que continuarían en funciones las gober-
naciones y repúblicas, los ayuntamientos y demás empleos, mientras no se
adoptara otro sistema.
Al proclamarse la Independencia, el Reglamento Provisional Político del
Imperio Mexicano de 1822 menciona al municipio en los arts. 24, 52, 91, 92
y 94. En realidad, estas disposiciones se entiende que eran de transición y
regulaban lo concerniente a la formación de los ayuntamientos, dejando
1 Carlos Francisco Quintana Roldan, Derecho municipal, Porrúa, México, 1998, pág. 64.
6. Derecho del México Independiente 129

en manos de las diputaciones provinciales y los jefes políticos la organiza-


ción de esos primeros ayuntamientos; se decía también que en el momento
de elegir a las autoridades municipales se debería contar con la presencia
del cura del lugar para que certificara la moralidad y aptitud de los elegidos.
Al llegar la época republicana, la Constitución de 1824 no expresó nada
respecto al municipio, pero su art. 161 manifiesta que los estados de la Re-
pública deben organizar su gobierno y administración interior sin oponerse
a los principios constitucionales federales. Con base en este ordenamiento
los estados fueron promulgando sus constituciones particulares y sus respec-
tivas leyes municipales, para lo cual se guiaron a grandes rasgos por la Cons-
titución de Cádiz, de ahí que perdurara la figura del jefe político.
En el centralismo subsistió el municipio, ya que la sexta Ley Constitu-
cional de 1836 manifestaba que los estados serán en adelante Departamen-
tos, se subdividirían en Distritos, los que a su vez formarían partidos y
municipalidades. Los arts. 3o., 5o., 7o. y 8o. a 11; 16, 18, 19, 21 a 23, y 25
regularon concretamente al municipio. Para elevar una localidad al rango
municipal requería tener entre 4 000 y 8 000 habitantes; si no alcanzaban
esa cifra contarían con jueces de paz encargados también de la policía.
Para ser miembro del Ayuntamiento se requería, entre otras cosas, tener
un capital físico o moral que produjera por lo menos 500 pesos anuales. Se
le daban al Ayuntamiento amplias facultades para administrar la vida mu-
nicipal, velando por la conservación de la tranquilidad y el orden público
en su localidad. Advierte Quintana Roldan que en esta sexta Ley Constitu-
cional hay un antecedente de la suspensión de ayuntamientos, que queda a
discreción de los gobernadores de los Departamentos. 30
Las Bases Orgánicas de 1843 continuaron regulando el Ayuntamiento,
aunque de manera menos completa, si bien ya se establece la obligación de
los ciudadanos de inscribirse en el padrón municipal, así como que las
Asambleas departamentales efectuaran la división territorial respectiva,
expidiendo las ordenanzas municipales y aprobando los planes tributarios
y los presupuestos de los municipios.
La Constitución de 1857 otorgó a los estados la facultad de estructurar
sus ayuntamientos, aunque se manifestó la obligación de todo mexicano de
contribuir a los gastos públicos de la Federación, estado o municipio res-
pectivos, así como la de todo ciudadano de inscribirse en el padrón muni-
cipal de su localidad.
Al venir el régimen imperial de Maximiliano, en el Estatuto Provisional
del Imperio Mexicano de 1865, el art. 36 indica que cada población ten-

50 Carlos Francisco Quintana Roldan, op. cit., pág. 67.


130 Historia del Derecho mexicano

drá una administración municipal propia y proporcionada al número de


sus habitantes. Según el art. 37, habría además alcaldes, ayuntamientos y
comisarías municipales. Los arts. 38 a 44 regulan diversos aspectos munici-
pales; por ejemplo, se establece que en la capital el alcalde será nombrado
y removido por el emperador, y todos los demás alcaldes de los departa-
mentos lo serían por los prefectos. El emperador tenía la facultad de decretar
las contribuciones municipales de todo el país con base en los proyectos
que se le presentaran para estos efectos.
En las poblaciones que excedieran de 25 000 habitantes, los alcaldes
serían auxiliados y sustituidos en sus faltas temporales por "tenientes".
También habría un letrado para asesorar al alcalde y fungiría como síndico
procurador en los litigios sostenidos por la municipalidad. Los otros
miembros del Ayuntamiento serían elegidos popularmente.
Durante el porfirismo, la estructura piramidal de gobierno se hizo
sentir en una franca dictadura monolítica, en la que el Ejecutivo federal
controlaba todo el país mediante estructuras de hecho o de derecho. Esto
implica que había una organización formal basada en una muy bien elabo-
rada distribución de funciones que se relacionaban entre sí y partía de la
Presidencia de la República; pero también había una estructura informal
integrada por amistades, compromisos y chantajes de todo tipo que hacía
que entre todos los funcionarios hubiera un ánimo de protección y de
apoyo en detrimento de los justos reclamos del pueblo. La base de todo
ello fueron los nefastos jefes políticos que venían ejerciendo su poder desde
la Constitución de Cádiz y que ya con Díaz formaron verdaderos cacicazgos
quitando y poniendo autoridades a su servicio, lo que arruinó la autono-
mía municipal.
El ilustre jurista Miguel S. Macedo se quejaba abiertamente de que el
municipio fuera un simple instrumento en manos de las jefaturas políticas,
sometidas a su vez a la autoridad federal. De ahí el planteamiento de muni-
cipio libre que caracterizó a los primeros movimientos revolucionarios y
les sirvió de bandera ideológica en contra del régimen caduco y tiránico
de Díaz, lo que en el campo del Derecho se plasmó en el art. 115 de la
Constitución de 1917.

La enseñanza del derecho en el siglo xix y el papel del abogado

El 13 de octubre de 1823 el Soberano Congreso Constituyente facultó por


decreto a todos los colegios de la nación, que no las tuvieran, a establecer
cátedras de Derecho natural, civil y canónico y a conferir los grados menores.
6. Derecho del México Independiente 131

La Iglesia siguió influyendo de manera decisiva en todos los planes


de estudio y la enseñanza del Derecho. En 1833 el Congreso autorizó al
gobierno para arreglar la enseñanza pública en todos sus niveles en el Dis-
trito Federal y territorios federales. Con base en ello, Valentín Gómez Farías
ordenó la supresión de la Universidad de México y la creación de la Direc-
ción General de Instrucción Pública, que en adelante establecería escuelas
de enseñanza superior, elaboraría planes y programas de estudio, nombraría
profesores y expediría títulos y grados.
Tocó a Manuel Eduardo de Gorostiza recibir de la Universidad los
edificios, la biblioteca, capilla, archivos, libros de cuentas, escrituras y en
general todo aquello que formaba su patrimonio.
Luego, por el Reglamento del 23 de octubre de 1833 se formaron
varias escuelas, entre ellas la de Jurisprudencia.
La Escuela de Jurisprudencia o de Ciencias Jurídicas contaba con ocho
cátedras:

1. Primera y Segunda de Latinidad


2. Ética
3. Derecho natural, de gentes y marítimo
4. Derecho político constitucional
5. Derecho canónico
6. Derecho romano
7. Primera y Segunda de Derecho patrio
8. Retórica.

La Escuela se instaló en el tradicional edificio de San Ildefonso. Pero


10 meses después, el 31 de julio de 1834, el Presidente Santa Anna resta-
bleció la Universidad y se frustró esta reforma educativa. El Derecho se
enseñaba por esos días no sólo en la Universidad, sino también en los
colegios de San Juan de Letrán y San Gregorio. La carrera se hacía en tres
años y había clases por la mañana y por la tarde, de modo que el estudiante
debía acudir en ambos turnos. En 1834 los maestros universitarios ganaban
700 pesos anuales.
Un proyecto de Reglamento de 1835 señalaba hasta los autores que
debían consultarse en cada cátedra; por ejemplo, Wattel, Domat, Berandi,
Murillo, etc. Por cierto, para Derecho patrio, antecedente de la actual cáte-
dra de Historia del Derecho mexicano, debía estudiarse a Juan Sala. El 16
de febrero de 1835 se expidió un Reglamento para la Universidad y en
1842 un Reglamento para los colegios de San Juan de Letrán y San Gregorio.
En 1844 se elaboró un nuevo plan de estudios para Derecho, que aumentó
132 Historia del Derecho mexicano

a cuatro los años de la carrera, con nuevas materias como Introducción al


estudio del Derecho, Derecho canónico, Idioma inglés, Derecho forense,
Procedimientos judiciales, Derecho político y administrativo, Elocuencia
forense, Derecho mercantil y Economía política. Para obtener el grado de
doctor en un año más de estudios se estudiaba Filosofía del Derecho, Le
gislación comparada e Historia de los tratados.
La Universidad inició un terrible declive en su nivel de estudios. Por
ello, en 1854 Teodosio Lares dio un nuevo plan a Jurisprudencia; para
ingresar a ella se debía estar graduado en Filosofía en la sección de Litera-
tura y se aumentó a ocho los años de la carrera. En 1855 se expidió otro
Reglamento General de Estudios y se redujo a cuatro los años de la carrera.
Se observa la suavidad de quienes hicieron tal plan, buscando facilitar a los
alumnos el camino de la enseñanza. Así, se dice que los maestros
explicarían por sí mismos las lecciones sin exigirlas de los estudiantes antes
de haberlas dado los catedráticos; a la fecha, sin estar en Reglamento alguno,
se sigue la tradición de que el alumno reciba la enseñanza y no de que inves-
tigue, típica deformación que afecta a los estudiantes pues los vuelve pasivos
y limitados, y a los maestros porque los torna rutinarios y mediocres.
El 14 de septiembre de 1856, el Presidente Comonfort suprimió de
nuevo la Universidad y sus bienes se destinaron a organizar y mejorar la
Biblioteca Nacional, fundada en 1846. Lo más probable es que el Derecho
se siguiera enseñando en San Juan de Letrán y en San Gregorio.
El Presidente conservador Félix Zuloaga, en 1858, reabrió la Universi-
dad restableciendo en la rectoría a José María Diez de Sollano; el sueldo de
los catedráticos sería de 500 pesos anuales. Entre las cátedras que se abrieron
en la carrera de Derecho estaban Estudio de los códigos, Medicina legal
y Moral médica.
En 1865 el emperador Maximiliano suprimió definitivamente la Uni-
versidad. En 1867, ya con el triunfo de los republicanos se expidió la Ley
Orgánica de la Instrucción Pública en el Distrito Federal, por lo que en 1868
se abrió la Escuela Nacional de Jurisprudencia, mientras que paralelamente se
cerraba el Colegio de San Ildefonso. El primer director de la Escuela fue
Antonio Tagle. En ese mismo año se especifica en el plan de estudios la
materia de Derecho penal. Se expedían títulos de abogado y de notario.
Para ser notario se requería acreditar español, francés, latín, paleo-
grafía, aritmética, elementos de álgebra, geografía, ideología, gramática
general, lógica, metafísica, moral, principios de bellas letras, Derecho
patrio, Derecho constitucional y administrativo y Procedimientos, además
de haber practicado en un bufete de notario y en juzgados civiles y
penales.
6. Derecho del México Independiente 133

Para titularse como abogado se requería también esas prácticas y haber


concurrido a las academias de jurisprudencia del Colegio de Abogados
por el tiempo que designaran sus estatutos.
Resulta interesante destacar que entre las materias que se cursaban en
la Escuela Nacional Preparatoria se encontraban elocuencia y declamación,
taquigrafía y teneduría de libros.
A partir de 1867 comenzó el despegue de los estudios de jurisprudencia
con buenos programas y profesores idóneos. Se procuró sustituir el
estudio del Derecho español por el nacional y se fortalecieron las especia-
lidades de los derechos civil, penal, mercantil, constitucional, administrati-
vo y procesal. En 1904 apareció la asignatura Legislación fiscal.
Ilustres maestros fueron Jacinto Pallares, Tomás Reyes Retana, Miguel
S. Macedo, Blas José Gutiérrez, Joaquín Eguia Lis, Ignacio Duran, Rodolfo
Reyes, Rafael Ortega, Pedro S. de Azcué, Manuel Escalante, Luis G.
Labastida, Víctor M. Castillo, Ramón Ramírez, Antonio Ramos y varios
más, todos ellos grandes juristas de la época.
De esta manera se entró en la época del porfirismo con una adecuada
preparación jurídica, que dio por resultado contar con buenos abogados
que dignificaron la carrera en los últimos años del siglo xix y la primera
década del xx. Los maestros debían anualmente presentar a la dirección de
la escuela el desglose de sus programas de estudios y sus consideraciones
en lo tocante al método didáctico que utilizarían. Por ejemplo, Jacinto
Pallares y Miguel S. Macedo señalan acertadamente que dejaron a sus alumnos
estudiar en los textos las clases anticipadamente, que luego se daría lectura
a la clase del día, se abriría un tiempo de discusión y análisis y se aportarían
casos prácticos. Ambos maestros impartían clases de Derecho mercantil.
Ellos también manifestaban las ventajas de que los estudiantes hicieran un
resumen oral de la clase anterior para coordinarla con la nueva clase.
En Derecho penal se recomendaba actualizar los textos con los nuevos
logros de la ciencia penal y de la sociología criminal, la consulta directa de
códigos y leyes y la ilustración con casos prácticos.
Los maestros de Derecho fundaron en 1905 la Sociedad de Estudios
Sociales para estudiar serena y tranquilamente cuestiones filosóficas, eco-
nómicas, jurídicas o de cualquier otra naturaleza, desde el punto de vista
social.
Todo esto demuestra el desarrollo de una intensa vida académica muy
del estilo del siglo xix, liberal y aburguesado, que propiciaba la formación de
élites intelectuales que llenaban los cuadros de la administración pública y
privada y ejercían el poder político.
134 Historia del Derecho mexicano

En ese contexto, los abogados y los militares acaparaban los mejores


cargos, además de que los abogados no tenían rival en todo tipo de espe-
cialidades, ya que aún no había carreras como las de economista, sociólogo,
administrador de empresa, diplomático, politólogo, etc., y entonces el
panorama profesional del abogado era infinito.
La tradición atribuía una vasta cultura a los abogados, con dominio
sobre el mundo clásico de Grecia y Roma y un profundo conocimiento de
las humanidades. Además, eran famosas la elocuencia y la oratoria en los
abogados, quienes de paso se dedicaban también a la historia, la literatura
en prosa y verso y demás aficiones que a veces reflejan otras vocaciones
que, ajenas al Derecho, se cubrieron con éste para darle al interesado la
seguridad laboral y el estatus que implicaba tener el título de licenciado en
Derecho.
La sociedad de la época tenía muy clara una imagen extrema de los
abogados, o los consideraban deshonestos y truculentos, verdaderos legu-
leyos buscapleitos, y así se reseña en algunas novelas costumbristas de aquel
tiempo, como en las obras de Manuel Payno y José Tomás Cuéllar, entre
otros. O bien, por el contrario, se les ve con respeto y admiración, se les
considera como los hombres que forjaron las instituciones nacionales y el
progreso del país, manifestándose siempre como ejemplos de rectitud, la-
boriosidad y erudición.

La doctrina jurídica en el siglo xix

Al cambiar el régimen colonial al del México Independiente, el orden jurí-


dico interno siguió siendo en gran medida el de la época de la domina-
ción, pero paulatinamente se fue supliendo por el del nuevo Estado, lo
cual se hizo más evidente hacia la segunda mitad del siglo xix, cuando se
desarrolló el movimiento codificador.
La doctrina jurídica mexicana se fue expresando de manera paulatina,
pero constante y en ocasiones de forma brillante y original, alcanzando una
temática y estilo propios, que mucho dignifican al Derecho nacional de la
época. El medio para expresarse eran los libros, fascículos, artículos
periodísticos y textos académicos (cuadro 6.12).31

" En el estudio actual de este tema es importante destacar los trabajos espléndidos de María del
Refugio González, José Luis Soberanes Fernández, Guillermo Floris Margadant y Osear Cruz Bamey,
entre otros.
6. Derecho del México Independiente 135

Cuadro 6.12. Doctrina y obra jurídica del siglo xix y principios del xx.
Autor Año Obra

Mariano Galván 1852 Nuevo febrero mexicano (cuatro tomos)


Rivera (editor)

Juan Sala (autor 1870 El litigante instruido o el Derecho puesto al alcance de


español) todos (contiene un apéndice con legislación mexicana).
Novísima Sala Mexicana o Ilustración al Derecho Real
de España. Con la aportación de Manuel Dublán y Luis
Méndez (dos tomos)

Juan N. Rodríguez 1852 Pandectas hispano-mexicanas (dos tomos)


de San Miguel

Florentino Mercado 1857 Libro de Códigos

José María del Apuntamientos para el estudio del Derecho


Castillo Velasco 1871 constitucional mexicano Ensayo sobre el Derecho
administrativo mexicano
1874
Wistano Luis Orozco Legislación y jurisprudencia sobre terrenos baldíos
1895 (dos tomos) Los negocios sobre terrenos baldíos.
Resoluciones judiciales y estudios
1902

Francisco de Paula 1871 Lecciones de Derecho civil


Ruano

Raymundo Guerra 1873 Derecho del Código

Isidro Montiel y 1877 Tratado de las leyes


Duarte

Nicolás Islas 1876 índice de las referencias y concordancias de los


Bustamante artículos del Código Civil

Manuel Matías 1900 Estudios sobre el Código Civil (seis tomos)


Alarcón
Agustín Verdigo 1885 Principios de Derecho civil mexicano (cinco tomos)

Víctor José 1856 Compendio razonado del Derecho de tutor


Martínez

Nicolás Pizarra 1861 Catecismo político-constitucional

Francisco Zarco 1857 Historia del Congreso Extraordinario Constituyente


(1856-1857) (dos tomos)

(continúa)
136 Historia del Derecho mexicano

Cuadro 6.12. (Continuación.)


Autor Año Obra

Silvestre Moreno 1902 Tratado del juicio de amparo


Cora

Francisco Cortés 1907 El juicio de amparo al alcance de todos

Fernando Vega 1883 La nueva Ley de Amparo de garantías individuales

Ignacio L. Vallarta 1893 Votos

José M. Tornel y 1854 Manual de Derecho mercantil mexicano


Mendívil

Antonio de J. 1890 Código de Comercio


Lozano

Clemente Munguía 1849 Del Derecho natural (cuatro tomos)

Jacinto Pallares 1874 El Poder Judicial

Manuel Dublán y Abarca desde Legislación mexicana o colección completa de las


José María Lozano 1687 hasta disposiciones legislativas expedidas desde la
1910. Se editó Independencia de la República (42 tomos en 52
entre 1872 y volúmenes)
1912

Pablo Zayas 1872 Tratado elemental de procedimientos en el ramo civil

Blas José Gutiérrez 1883 Lecciones teorice-prácticas de los procedimientos


Flores Alatorre judiciales en los fueros común y de guena (dos tomos)

Justo Sierra 1854 Lecciones de Derecho marítimo internacional32

Se hicieron también traducciones de numerosas obras y se escribió mu-


cho en folletos y artículos periodísticos, lo que generó una bibliografía jurídica
más fresca y actualizada, costumbre que lamentablemente ya no se ha divulgado
en nuestros días, si bien ahora se cuenta con los medios computarizados que
permiten actualizaciones más efectivas que las ediciones literarias.33

*2 Los títulos de estas obras son mucho más amplios. Cabe destacar que este cuadro se basa en la
extraordinaria síntesis de Osear Cruz Barney, en cuya obra aparecen muchos otros autores.
" Para mayor información sobre la importante obra de Dublán y Lozano, véase el "índice temático de
Dublán y Lozano, su utilidad en la investigación histórico-jurídica", de Marco Antonio Pérez De los
Reyes, en Memoria del Primer Congreso de Historia del Derecho Mexicano, Coordinación de Humanidades,
UNAM, México, 1981, págs. 111 a 120.
6. Derecho del México Independiente 137

La obra jurídica del liberalismo

Independientemente de la importancia política que el liberalismo alcanzó


en nuestra historia nacional, es importante destacar la trascendencia de la
obra jurídica que impulsó en la segunda mitad del siglo xrx:

• 1865. Ley de Administración de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la


Federación, conocida como Ley Juárez, por su autor intelectual. Abolió
el fuero eclesiástico en asuntos civiles, dejando opción al clero de
acudir al fuero común o al eclesiástico en materia penal, si bien en el
Derecho canónico se establece que el fuero eclesiástico es irrenuncia-
ble. En cuanto al fuero militar, sólo subsiste para asuntos de la vida
militar.
• 1859 a 1863. Se expiden las Leyes de Reforma, cuyo contenido puede
verse en esta obra en el rubro correspondiente. Tales leyes se incor
poraron a la Constitución de la República con Sebastián Lerdo de
Tejada.
• 1856. Ley de Desamortización de fincas rústicas y urbanas propiedad de
corporaciones civiles y religiosas (en realidad fue un decreto), cono
cida como Ley Lerdo, por su autor, Miguel Lerdo de Tejada. Por ello
toda persona que trabajara tierras de propiedad de una corporación
religiosa o de una comunidad indígena, podría adquirirla en un plazo
de tres meses, pasados los cuales cualquier persona podría denunciar
sus tierras y reclamarlas. Los resultados fueron nefastos:

1. Se despojó a las comunidades indígenas de sus propiedades, lo que


no ocurrió ni con los colonizadores españoles durante la Colonia.
2. Los campesinos, por pobreza o por temor a la excomunión con que
los amenazaba la Iglesia, no se hicieron de esas tierras.
3. La Iglesia ya no participó en el desarrollo agrícola del país, lo que
representó un empobrecimiento en la producción.
4. Los terratenientes, que tenían dinero y a quienes no les interesaba
tanto la excomunión, aumentaron sus propiedades y de paso for
maron cacicazgos de triste memoria; este despojo de tierras indíge
nas se hizo mayor durante el porfirismo.
5. La Iglesia conservó el dinero de las ventas, por lo que ingenuamen
te el gobierno permitía así el financiamiento de la guerra que el
clero mantenía contra él. Por eso en las Leyes de Reforma se dio el paso
definitivo al privar a la Iglesia, sin indemnización alguna, de sus
propiedades mediante la nacionalización.
138 Historia del Derecho mexicano

• 1854. Se derogaron las disposiciones del grupo conservador en lo


que toca al respeto de los votos eclesiásticos.
• 1856. Derogación del decreto que readmitía en México a los jesuitas,
expedido en 1853.
• 1856. Intervención de los bienes eclesiásticos en la diócesis de Puebla.
• 1855. Decreto que establece la Guardia Nacional.
• 1857. Ley sobre Obvenciones Parroquiales, Ley Iglesias, por José María
Iglesias, que prohibía el cobro de los derechos parroquiales.
• 1857. Decreto para el deslinde de los terrenos baldíos en la Repú
blica.
• 1857. Adopción del Sistema Métrico Decimal.
• 1857. Ley de Administración de Caminos y Peajes.
• 1857. Leyes respecto al ejército, la armada y la justicia.
• 1856. Derogación del Código de Comercio de Lares (1854).
• 1855. Ley Lafragua, que limitaba la libertad de prensa.
• 1856. Estatuto Orgánico Provisional de la República Mexicana (de Igna
cio Comonfort).
• 1857. Constitución Política de la República Mexicana.
• 1861. Reglamentación del Amparo.
• 1862. Algunas disposiciones de orden penal.
• 1861. Se establece el catastro nacional.
• 1862. Tratado de Extradición con Estados Unidos.
• 1863. Ley sobre Ocupación y Enajenación de Terrenos Baldíos.
• 1867. Disposiciones para reorganizar el ejército.
• 1867. Ley Orgánica de la Instrucción Pública en el Distrito Federal.
• 1868. Disposiciones para la distribución de rentas entre las entidades
federativas y la Federación.
• 1869. Ley Orgánica del Amparo.
• 1867. Se reforma la moneda.
• 1867. Ley Orgánica de Notarios y Actuarios del Distrito Federal.
• 1868. Ley sobre Protección de Antigüedades Nacionales.
• 1870. Se establece el Semanario Judicial de la Federación.
• 1867. Disposición de la obligatoriedad de las leyes por publicarse en
el Diario Oficial.
• 1869. Se crea el jurado popular en el Distrito Federal.
• 1869. Se establece la libertad bajo fianza.
• 1870 en adelante. Movimiento codificador (que ya se analizó antes).
• 1874. Reapertura del Senado de la República.
• 1873. Incorporación de las Leyes de Reforma a la Constitución Federal.
• 1874. Ley del Timbre.
6. Derecho del México Independiente 139

Gran parte del material aquí resumido se tomó de la magnífica síntesis


elaborada por Guillermo Floris Margadant.34 Sólo se han presentado algunos
aspectos particularmente destacados, pero puede realizarse un estudio más
detallado si se consultan colecciones de leyes como la de Dublán y Lozano.35

El problema de la reelección
Desde la instauración de la República en 1821 se vio la trascendencia de
definirse respecto a la posibilidad o imposibilidad de la reelección del Pre-
sidente de la República.
En la Constitución de 1824 el Presidente duraba en su ejercicio cuatro
años y no podía ser reelecto sino al cuarto año de haber ejercido su mandato,
es decir, con un periodo presidencial intermedio, lo que equivalía a la ley
del hueco de la época colonial.
En las Leyes Constitucionales de 1836, la cuarta establece que el cargo
durará ocho años y puede ser reelecto en el periodo inmediato, sin que se
especifique cuántas veces, por lo que por interpretación cabría prolongar
su mandato mediante reelecciones de manera indefinida.
En las Bases Orgánicas de 1843 el Presidente de la República duraba
cinco años en ejercicio y no se especificaba lo referente a la reelección. En
el Acta Constitutiva y de Reformas de 1847 no se menciona ni la duración del
cargo ni reelección alguna.
En la Constitución de 1857 se establecían cuatro años en la titularidad
del Poder Ejecutivo, que entraba en funciones el 1 de diciembre, y en au-
sencia temporal o definitiva del Presidente o si llegada la fecha de toma de
posesión no se hubieran efectuado elecciones, debe asumir el cargo el Presi-
dente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (arts. 78 a 82).
Independientemente de estas disposiciones, la realidad política del país
hizo que de hecho o por derecho, es decir, mediante reelección o por situaciones
de golpes de Estado o de emergencia al no haber Ejecutivo electo, algunas
personas ocuparan varias veces el cargo, con pocos o varios periodos o años.
Así tenemos a Anastasio Bustamante, Antonio López de Santa Anna, Valentín
Gómez Farías, Nicolás Bravo, Valentín Canalizo, José Joaquín de Herrera,
Pedro María Anaya, Manuel de la Peña y Peña, Miguel Miramón, Félix
Zuloaga, Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada, por mencionar a los
presidentes que fungieron en el periodo histórico que abarca este capítulo.
34
Guillermo Floris Margadant S., op. cit., págs. 142 a 151.
35
Para mayor información acerca de esta colección de leyes, véase Marco Antonio Pérez De Los
Reyes, artículo citado.
140 Historia del Derecho mexicano

Los casos más polémicos de continuidad en el mandato presidencial


fueron los de Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada:

Benito Juárez. Seis presidencias. 1858-1872 (14 años). Cuando el 18 de


enero de 1858 fue hecho prisionero en Palacio Nacional por órdenes
de Comonfort, a raíz de la proclamación del Plan de Tacubaya por el
general conservador Félix Zuloaga, fungía con el doble carácter de
Secretario de Estado y Presidente de la Corte, por lo que se discutía si
operaba o no la licencia en el cargo de Presidente de la Corte, lo que
hasta la fecha ha resultado tan confuso y controversial que todavía se
discute la legitimidad con la que se proclamó Presidente de la Repú-
blica a partir del 11 de enero de 1858, al renunciar Comonfort víctima
de su propio golpe de Estado.
Independientemente de esto Juárez sostuvo su mandato en lo esta-
blecido en la Constitución de 1857. El periodo emergente justificable
por la Guerra de Reforma lo cubrió de 1858 a 1860, y el 1 de enero de
1861 entró triunfante en la Ciudad de México, después del triunfo liberal
en Calpulalpan. Se convocó a elecciones y resultó electo para el
periodo 1861-1865, término en el que interfirió la guerra de interven-
ción francesa. Por ello, el 8 de noviembre de 1865, mediante decreto y
en uso de las facultades extraordinarias que le otorgó el Congreso, pro-
longó su mandato, con gran disgusto del general Jesús González Orte-
ga, quien fungía como Presidente de la Suprema Corte. El periodo se
prolongó de 1865 a 1867. Luego resultó electo de 1867 a 1871 y des-
pués de 1871 a 1875, pero falleció el 18 de julio de 1872.
Esta permanencia en el poder le atrajo impopularidad y levanta-
mientos en su contra en varias partes del país.
Sebastián Lerdo de Tejada. Dos presidencias. 1872 a 1876 (cuatro años). A
partir del 18 de julio de 1872 suplió al Presidente Benito Juárez, puesto
que era Presidente de la Suprema Corte de Justicia a la muerte del
Benemérito.
En tal virtud convocó a elecciones en noviembre de ese año y fue
electo para el periodo que debía iniciarse el 1 de diciembre de 1872. En
1876 concluyó este mandato, que duró cuatro años por expresarlo así la
Constitución de 1857, en su art. 80, que establece: "Si la falta del Presidente
fuere absoluta se procederá a una elección con arreglo a lo dispuesto en
el artículo 76 y el nuevamente electo ejercerá sus funciones hasta el
último día de noviembre del cuarto año siguiente al de su ejercicio."
Los porfiristas se habían pronunciado con el Plan de Tuxtepec y
el país estaba en plena guerra civil; a pesar de ello se llevaron a cabo
6. Derecho del México Independiente 141

las elecciones y resultó reelecto Lerdo de Tejada por el periodo 1876


a 1880, pero fue derrotado en Tecoac y salió del país el 20 de noviembre
de 1876. Precisamente José María Iglesias, Presidente de la Corte, había
desconocido los resultados de las elecciones. En realidad, su gobierno
duró muy pocos años, pero la prolongada Presidencia de Juárez hizo
que la sensibilidad política de la época no resistiera otro periodo del
Presidente Lerdo de Tejada.

Benito Juárez fungió como titular del Ministerio de Gobernación (hoy


Secretaría de Gobernación) del 20 de octubre al 30 de noviembre de 1857.
Primero lo fue con Juan Álvarez (20 de octubre a 2 de noviembre). A partir
del 3 de noviembre el Presidente Ignacio Comonfort lo ratificó en el cargo,
por lo que siguió fungiendo como ministro de Gobernación hasta el 30 de
noviembre.
El 1 de diciembre fue electo Presidente de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, pero el 3 de diciembre solicitó licencia al Pleno de la Corte
para seguir al frente del Ministerio de Gobernación, de modo que durante
un tiempo estuvo al frente de ambas instituciones, al menos hasta el 11 de
diciembre, en que dejó la Secretaría de Gobernación; la licencia de la Corte
no se llegó a otorgar, por lo que se entiende que seguía siendo Presidente
de ella cuando se dio el autogolpe de Estado de Comonfort.
Esta ambigüedad en el caso de la reelección hizo posible el triunfo de
la revolución de Tuxtepec encabezada por Porfirio Díaz, y siguió generando
conflictos muy graves que desembocaron en la prolongada dictadura
porfirista y el advenimiento de la Revolución de 1910, aspectos que se
estudiarán en capítulos posteriores. Debe recordarse que todavía en 1928
se llevó a cabo la reelección del general Alvaro Obregón, quien ya en fun-
ciones de Presidente electo (mejor, reelecto) fue abatido en un atentado en
San Ángel, Distrito Federal.
7. El Derecho porfirista

Se denomina Derecho porfirista al conjunto de normas, instituciones y


principios filosófico-jurídicos que regularon a la sociedad mexicana du-
rante el régimen presidencial del general Porfirio Díaz (1876-1911).
Este Derecho es de gran trascendencia para comprender el desarrollo
del Derecho mexicano actual, ya que en esa época se establecieron las bases
para la apertura económica y cultural de México frente a las principales
potencias de entonces. Tal apertura se produjo a fines del siglo xix, tanto
en América como en Asia, de grado o por presión política, ejercida a veces
de manera arbitraria por los grandes países colonialistas, como fue el caso
de China y Japón, finalmente invadidos por las naciones en expansión.
Por esa razón conviene estudiar el tiempo de don Porfirio, como aún
suele denominársele popularmente, comparándolo con el contexto colo-
nialista de Europa y Estados Unidos de América sobre los otros continentes
y países menos fortalecidos.

Cronología y marco histórico

En 1876 el general Porfirio Díaz ocupó por primera vez la Presidencia de la


República, de manera interina, gracias al triunfo de la rebelión de Tuxtepec
encabezada por él en contra de la reelección del Presidente Sebastián Lerdo
de Tejada. A partir de ese momento ocupó el cargo hasta 1911, cuando fue
obligado a renunciar por el triunfo, en Ciudad Juárez, de la Revolución
encabezada por Francisco I. Madero. Si bien entre 1880 y 1884 fue Presidente
el general Manuel González, se entiende que este personaje actuó siempre
144 Historia del Derecho mexicano

bajo la voluntad y dirección del general Díaz, quien al ubicarlo en el poder


trataba de mostrar a la opinión pública el cumplimiento del postulado básico
del Plan de Tuxtepec, esto es, la no reelección.
Sea como fuere, el gobierno porfirista abarca 35 años de la historia
de México, con el añadido de que esos años se cuentan entre el fin y el
principio de dos siglos, lo que trae consigo un cambio de cultura, de
necesidades y de objetivos, por el afán de renovación propio de las socie-
dades en evolución. Necesariamente el advenimiento del siglo xx se veía
por aquellas generaciones no sólo como la transformación de la ciencia y
de la técnica por la llegada de inventos y novedades hasta entonces fantás-
ticos, sino como la oportunidad de pasar de una organización fundamen-
talmente rural a otra citadina, acorde con los modelos siempre atractivos
del extranjero.
Por esos años, al otro lado del mundo el aparentemente fuerte Imperio
zarista se debilitaba internamente para caer después por el impacto de la
Revolución bolchevique. Algo similar sucedía con la China imperial y un
poco antes con el Imperio de Pedro II en Brasil, de modo que la directriz
que movía la historia era la del derrumbe de las grandes dictaduras y la
apertura hacia nuevas perspectivas políticas. Esto se precipitó con la
Primera Guerra Mundial iniciada en el corazón mismo del Imperio austro-
húngaro.

La Rebelión de La Noria

Como ha quedado asentado en el capítulo anterior, a la caída del Segundo


Imperio encabezado por Maximiliano de Habsburgo, Benito Juárez
restableció la República, pero se mantuvo en el poder de manera ininte-
rrumpida mediante reelecciones no siempre plenamente justificadas, lo
que originó varios levantamientos en su contra en diversos lugares del
país, todas ellas sofocadas de forma enérgica por el ejército federal co-
mandado por el general Sostenes Rocha.
En este contexto surge la figura del general Porfirio Díaz Mory (15
de septiembre de 1830-2 de julio de 1915), nacido en Oaxaca y quien se
había distinguido en varios hechos de armas contra las fuerzas invasoras
en defensa de la República. Al triunfo de las armas nacionales fue nom-
brado jefe de la Segunda División con sede en Tehuacán y era miembro
radical del Partido Liberal, por lo que le disgustó mucho que el Presidente
Juárez planteara su reelección en 1867, intentando además aumentar sus
poderes al frente del Ejecutivo federal, e incluso considerar la posibili-
7. El Derecho porfinsta 145

dad de que los eclesiásticos gozaran del derecho de voto y elección, 1 ade-
más de que licenció a muchos destacados miembros del ejército mexicano.
Por todo ello Porfirio Díaz pidió su retiro, que le fue concedido.
Entonces fue a su estado natal y se dedicó a administrar sus propieda-
des, pero en 1870 resultó electo diputado al Congreso federal; en ese mo-
mento el Presidente Juárez lanzó su campaña para una nueva reelección,
que se efectuó en 1871. Por esos días los grupos políticos eran tres: juaristas,
porfiristas y lerdistas (estos últimos apoyaban al Presidente de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, Sebastián Lerdo de Tejada).
Desde su hacienda de La Noria en Oaxaca, don Porfirio encabezó una
rebelión, con un Plan firmado en ese lugar el 1 de octubre de 1871. Contaba
con simpatizantes en la Ciudad de México, los que se apoderaron de la
cárcel de Belén y de la Ciudadela, en donde estaban depositados pertrechos
de guerra y casi toda la artillería de la comandancia militar de la zona.
Los rebeldes fueron desalojados de estos puntos, pero la ciudad vivió
momentos de grave peligro y tensión, por lo que el Congreso otorgó facul-
tades extraordinarias ajuárez para someter la rebelión. Sin embargo, el Plan
antirreeleccionista de La Noria se había divulgado tanto en todo el país, que
al asumir de nuevo la Presidencia de la República, el 1 de diciembre de ese
mismo año, Juárez calificó la sublevación como amenazadora, en su discurso
de toma de protesta.
Empero, el 1 de abril de 1872 informó al Congreso que, gracias a las
victorias obtenidas en Oaxaca y Zacatecas, el gobierno había echado por
tierra "los proyectos de los revoltosos".
Sin embargo, al general Díaz se le vio en Tepic reuniendo hombres
para la resistencia antijuarista; al sentirse en peligro huyó hacia la Sierra de
Alica. El 18 de julio de 1872 falleció Benito Juárez a consecuencia de un mal
cardiaco, con lo que la Presidencia, de acuerdo con la Constitución de 1857,
fue asumida por el Presidente de la Suprema Corte, Sebastián Lerdo de
Tejada, quien ofreció una amplia amnistía para todos los alzados, en el en-
tendido de que con la muerte de Juárez quedaba sin efecto lo publicado en
el Plan de La Noria. Entonces Díaz pudo retornar a la vida privada en Oaxaca.

El gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada

Por ministerio de ley, Sebastián Lerdo de Tejada asumió la Presidencia de


la República a partir del 18 de julio de 1872 como consecuencia de la

1 Enciclopedia de México, tomo IV, pág. 2275.


146 Historia del Derecho mexicano

muerte de Benito Juárez. Lerdo había nacido en Xalapa en 1823 y murió


en 1889 en Nueva York. Era egresado del Colegio de San Idelfonso en
1851, del que más tarde fue rector. Ocupó varios cargos públicos, como
diputado federal, Secretario de Relaciones, de Gobernación y de Justicia y
Presidente de la Suprema Corte; había sido además, durante muchos años,
el hombre más próximo al Presidente Juárez.
Durante su gobierno trató de pacificar al país, luego de la rebelión de
La Noria. Inauguró el Ferrocarril México-Veracruz en enero de 1873, con
48 años de retraso respecto a los ferrocarriles ingleses. Contaba con 470.8
kilómetros de extensión y se venía construyendo desde la época del Presi-
dente Santa Anna, pero no se había concluido por estar el país constante-
mente en guerras y en medio de la inestabilidad política. Sin embargo,
Lerdo de Tejada no propició una política de expansión ferroviaria porque
se percató de que los inversionistas estadounidenses, quienes podían
animarse a patrocinar este desarrollo, sólo querían construir líneas fé-
rreas hacia Estados Unidos de América a fin de facilitar la salida de materias
primas en beneficio de sus propias industrias y sin apoyar a las regiones
más alejadas de nuestro país. Así, Lerdo ya no se interesó por aumentar el
kilometraje ferroviario y a él se le atribuye la frase: "Entre la debilidad y la
fuerza, el desierto."
El 7 de agosto de 1867 Juárez había firmado el acuerdo que separaba
al Séptimo Cantón de Jalisco, con sede en Tepic, del estado de Jalisco y lo
convirtió en distrito militar, sujeto al gobierno federal en lo administrati-
vo. Nombró a Juan Sanromán como jefe político, con facultades para
designar a las autoridades secundarias.
Este jefe político logró pacificar la región, que se había mantenido
agitada por el liderazgo de Manuel Lozada, personaje que había militado a
favor del Imperio y que, amparado por el indulto juarista que se otorgó a raíz
de la caída de Maximiliano, siguió desarrollando una actividad significativa
a favor del campesinado nayarita. Sin embargo, en sus propias filas
Lozada enfrentó una rebelión, que fue haciéndose más peligrosa y rebasó
los límites de sus dominios, al grado de que Lozada logró desarmar al
ejército federal de la guarnición de Tepic exigiendo la devolución de tierras
a los pueblos del lugar. Lerdo de Tejada lo conminó a llevar a litigio ante
los tribunales comunes el deslinde de tierras, por lo que Manuel Lozada
terminó alzándose en armas el 17 de enero de 1873 con el Plan Libertador,
proclamado en la Sierra de Alica por los llamados pueblos unidos de
Nayarit. Este plan consta de 18 artículos, en uno de los cuales se exige el
cese a la represión sufrida por los grupos indígenas por parte de los
grandes hacendados.
7. El Derecho porfirista 147

Así las cosas, se formó el Ejército Mexicano Popular Restaurador, divi-


dido en tres columnas para atacar a la vez Sinaloa, Zacatecas y Jalisco. Sin
embargo, en el camino a Guadalajara, en un lugar llamado La Mojonera, los
rebeldes fueron derrotados por las fuerzas del general Ramón Corona y
poco después Manuel Lozada, conocido como El Tigre de Alica, cayó pri-
sionero de las fuerzas federales, que lo pusieron a disposición de un consejo
de guerra en Tepic. Éste lo condenó como plagiario y aunque Lozada adujo
que su lucha siempre buscó el beneficio de los indígenas, fue fusilado el 19 de
julio de 1873 en la loma de Los Metates, en las cercanías de Tepic.
No obstante, la zona siguió convulsionada durante toda la época del
Presidente Lerdo y los primeros años del régimen porfirista, lo que de-
muestra la inquietud y tensión que vivían los nayaritas por la tenencia de la
tierra y la marginación de los grupos étnicos. En la Constitución de 1917,
el territorio de Tepic se convirtió en estado de Nayarit (art. 47).
En el gobierno de Lerdo de Tejada las Leyes de Reforma fueron incorpo-
radas a la Constitución de 1857 a fin de que su permanencia quedara garantizada.
Por eso, mediante el decreto del 25 de septiembre de 1876 se manifestó que
se incorporaban a la Constitución las disposiciones siguientes:

1. El Estado y la Iglesia son independientes entre sí. Al Congreso no


procede dictar leyes que establezcan o prohiban religión alguna.
2. El matrimonio es un contrato civil. Éste y los demás actos del estado
civil de las personas son de la exclusiva competencia de las leyes.
3. Ninguna institución religiosa puede adquirir bienes raíces ni capita
les impuestos sobre éstos, con la sola excepción establecida en el art.
27 de la Constitución.
4. La simple promesa de decir verdad y de cumplir las obligaciones que
se contraen sustituirá el juramento religioso con sus efectos y penas.
5. Nadie puede ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa re
tribución y sin su pleno consentimiento. El Estado no puede permitir
que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o convenio que tenga por
objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la liber
tad del hombre, ya sea por causa de su trabajo, de educación o de voto
religioso. La ley no reconoce, en consecuencia, órdenes monásticas,
ni puede permitir su establecimiento, cualquiera que sea la denomina
ción y objeto con que pretendan erigirse. Tampoco puede admitir con
venio en que el hombre pacte su proscripción o destierro.

También, por decreto de diciembre de 1874 se expulsó a las hermanas


de la caridad, orden de origen francés fundada en el siglo xvn por
148 Historia del Derecho mexicano

San Vicente de Paul y que mucho ayudaban en los trabajos hospitalarios,


en una época en la que la enfermería comenzaba a desarrollarse como
profesión. Esta expulsión causó grandes trastornos a los enfermos y a
los médicos, pero era fruto del radicalismo liberal que se vivía entonces.
En cuanto a la conformación del Congreso de la Unión, éste era
unicameral porque debido a las pugnas políticas entre liberales y conser-
vadores en la Carta Magna de 1857 se suprimió el Senado de la República,
al considerarlo un refugio de aristócratas y un gasto inútil para el país. En
su momento Francisco Zarco, Guillermo Prieto y otros hombres ilustres
trataron de que se restaurara, sin éxito. Entonces el 16 de septiembre de
1875, 18 años después, el Presidente Lerdo de Tejada logró reabrirlo y su
vida republicana continuó hasta nuestros días.
Por otra parte, Lerdo de Tejada tuvo que enfrentar algunos levanta-
mientos en su contra, como la revolución cristera en Michoacán y Jalisco,
en 1875-1826, debido al radicalismo liberal del propio Presidente. En esta
lucha se pugnaba asimismo por la restitución de tierras que los hacendados
habían incorporado arbitrariamente a sus propiedades despojando a los
campesinos, como era el caso del pueblo de Coalcomán, si bien el ejército
replegó a los rebeldes hasta las costas michoacanas. También los militares
enemigos del régimen lerdista se alzaron en armas, en lo que se llamó la
Revolución soñada, encabezada por los generales Vicente Riva Palacio,
Francisco Carreen y Sostenes Rocha. La rebelión pretextaba las constantes
violaciones al sufragio popular en las elecciones locales, la dependencia de los
poderes Legislativo y Judicial al Ejecutivo federal, la anulación de las
facultades de los estados por la Federación, la mala aplicación de los
recursos públicos, que se destinaban más a obras de ornato que a las nece-
sarias, como en el caso de la construcción de vías férreas, pues era evidente
que el ferrocarril México-Veracruz en realidad había sido construido
durante el régimen juarista y que Lerdo sólo había inaugurado su tramo
final. Además, era visible que había preferencia por otorgar los cargos
públicos a los amigos del propio Presidente. El levantamiento fue sometido
a duras penas por el ejército federal.
Para colmo, las finanzas públicas resultaron afectadas sensiblemente
debido a la pobreza extrema del país, de modo que en el ejercicio fiscal de
1874-1875, el déficit ascendió a la cifra, entonces inimaginada, de seis
millones de pesos. Sin embargo, se aumentó la red telegráfica y los caminos
de diligencias, por lo que la ciudad de México quedó enlazada a casi todas
las capitales de los estados y a los puertos más importantes del país.
7. El Derecho porfirista 149

La rebelión de Tuxtepec-Palo Blanco

En cuanto al periodo de gobierno del Presidente Lerdo de Tejada se inició,


como ya se ha dicho, con la muerte de Juárez el 18 de julio de 1872 y
concluyó en 1876. Para cubrir ese lapso Lerdo gobernó como Presidente
interino de julio a noviembre de 1872; en tal virtud convocó a elecciones,
que entonces eran indirectas, y el Congreso lo declaró Presidente de la
República para iniciar su gobierno en tal calidad a partir del 1 de diciembre
de 1872 y concluirlo el 30 de noviembre de 1876. Sin embargo, para
entonces, a pesar de que Lerdo había prometido no reelegirse, lanzó de
nuevo su candidatura y así provocó de nuevo la lucha antirreeleccionista.
Entre junio y julio de 1876 se realizaron, con gran índice de absten-
cionismo y muchas irregularidades, las elecciones, en las cuales Lerdo de
Tejada se proclamó ganador. Lo anterior precipitó desde unos meses antes
la formación en Tuxtepec de un grupo rebelde que elaboró el Plan
respectivo proclamado el 10 de enero de 1876, firmado en Ojitlán por el
coronel Hermenegildo Sarmiento, que proponía como jefe del movimiento
al general Porfirio Díaz. Este Plan en su punto segundo manifestaba: "Ten-
drán el mismo carácter de Ley Suprema la no reelección de Presidente y
gobernadores de los Estados..."
La rebelión de Tuxtepec se extendió hacia varios puntos del país y en
la población de Palo Blanco, Tamaulipas, Porfirio Díaz modificó un tanto
el texto del Plan de Tuxtepec para manifestar que el Presidente interino,
dada la ilegitimidad de la Presidencia de Lerdo de Tejada, sería José María
Iglesias, entonces Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
para atraer a este personaje a su lucha; de cualquier manera, Iglesias rechazó
públicamente todo vínculo con el grupo porfirista. Díaz adoptó a partir de
ese momento como lema de lucha la "no reelección", si bien un poco
después fue derrotado en Icamole, Coahuila, por lo que prefirió replegarse
a Veracruz y Oaxaca. En ese momento su causa parecía perdida.
No obstante, el 16 de septiembre de 1876 el general Manuel González,
adepto al porfirismo, venció al ejército federal en Tecoac, Tlaxcala, lo que
motivó la caída del Presidente Lerdo de Tejada, quien terminó saliendo
del país hacia Nueva York. A esto hay que añadir el caso específico del
propio José María Iglesias en esta pugna por la silla presidencial. El desta-
cado jurista originario del Distrito Federal ocupó varios cargos públicos
hasta que finalmente en la época de Lerdo de Tejada fue nombrado Presi-
dente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero debido a la
promulgación de la ley del 18 de mayo de 1875 que restringía la actuación
de la Corte presentó su renuncia, que no le fue aceptada.
150 Historia del Derecho mexicano

Entonces, a raíz de la reelección de Lerdo, Iglesias por medio de un


manifiesto a la nación declaró ilegítima esta reelección y, con base en la
Constitución de 1857, se postuló como Presidente de la República, por lo
cual desde Salamanca dio a conocer su postura y fue reconocido por los
gobernadores de Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes, San Luis Potosí
y Jalisco. Pero al triunfo porfirista de Tecoac la posición de Iglesias se
debilitó, y más aún cuando desde Toluca (hoy de Lerdo) se presentó la
renuncia de don Sebastián.
Díaz cedió el cargo de Presidente interino al general Juan N. Méndez
y marchó a Querétaro para conferenciar con Iglesias a fin de convencerlo
de retirarse de la vida política, pero no se llegó a un acuerdo y poco des-
pués, en diciembre de 1876, los soldados iglesistas fueron derrotados en
las cercanías de Lagos de Moreno, Jalisco, por lo que Iglesias huyó hacia
Estados Unidos de América. Curiosamente también se radicó en Nueva
York, si bien regresó al país en pleno porfirismo y falleció en la Ciudad de
México en 1891.
El general Juan N. Méndez, Presidente interino, convocó a elecciones
en las que resultó electo Porfirio Díaz, quien de hecho era Presidente inte-
rino con licencia gracias al triunfo de Tecoac. Así se inició, con dificultades
políticas, lo que se ha dado en llamar el porfirismo o porfiriato (término éste
no muy apropiado porque indicaría una usurpación en un gobierno
que, con todos sus errores era, sin embargo, constitucional, pues Díaz se
cuidó siempre de modificar el texto de la Constitución para adecuarlo a sus
requerimientos políticos). De cualquier manera, esta época representó para
la sociedad mexicana el disfrute de una aparente paz de unos siete lustros,
que eran novedosos porque desde 1810 el país había vivido una etapa de
guerras nacionales e internacionales que mucho gravaron su economía y
que dejaron prácticamente nulificado su progreso, además de la enorme
pérdida de vidas. Por todo ello esta paz, si bien basada en la represión y
la injusticia, era benéfica para muchos sectores sociales de propios y
extraños.

Gobiernos porfiristas

Porfirio Díaz asumió la Presidencia el 5 de mayo de 1877. A partir de esa


fecha se mantuvo casi ininterrumpidamente en el poder hasta 1911. Sus
diferentes periodos presidenciales se sintetizan en el cuadro 7.1.
7. El Derecho porfirísta 151

Cuadro 7.1. Gobiernos de Díaz.


Porfirio
Periodo presidencial Duración

Presidencia interina 26 de noviembre de 1876 a 5 de mayo de 1877


Primer periodo 1887 a 1880
Presidencia de M. González 1880 a 1884
Segundo periodo 1884 a 1888
Tercer periodo 1888 a 1892
Cuarto periodo 1892 a 1896
Quinto periodo 1896 a 1900
Sexto periodo 1900 a 1904
Séptimo periodo 1904 a 1910
Octavo periodo 1910; debería llegar hasta 1916, pero renunció el 25 de
mayo de 1911 y murió en 1915 en París.

Para conjugar estas reelecciones con el lema de su revolución de


Tuxtepec se dieron los pasos siguientes:

1. En 1878 se llevó a cabo una reforma constitucional que permitía la


reelección presidencial con un periodo intermedio, lo que explica el
gobierno del general Manuel González. La disposición del periodo
intermedio también se otorgó para los gobernadores de los estados;
esto representaba el retorno a la vieja "ley del hueco" de la época
colonial.
2. Igualmente se expidió una reforma a la Ley Electoral de 1857, en el
sentido de que el Presidente de la Suprema Corte fuera electo por los
propios ministros por mayoría absoluta de votos.
3. En la reforma constitucional del 20 de diciembre de 1890 ya no se
alude a la reelección, por lo que se debería entender que ésta podía
ser indefinida.
4. El 18 de diciembre de 1901 se expidió una nueva Ley Electoral, la que
establecía que los distritos electorales estarán formados por una po
blación de 60 000 habitantes, en lugar de los 40 000 que señalaba la
Ley de 1857, a la vez que especificaba la forma en que se integrarían
los Colegios Electorales de ambas Cámaras.
5. En 1904 el periodo presidencial se aumentó de cuatro a seis años y se
restableció la Vicepresidencia de la República, que había sido elimina
da en la Constitución de 1857. El Vicepresidente fue el sonorense Ra
món Corral (quien, por cierto, murió antes que Díaz, ambos en su
destierro voluntario en París).
152 Historia del Derecho mexicano

Aspectos sociales, económicos, políticos y culturales del porfirismo

Un gobierno tan prolongado como el de Díaz resulta difícil de reseñar,


pero se puede manifestar como lo más destacado lo siguiente:

1. Aspectos sociales. Estableció un floreciente capitalismo, concediendo


múltiples privilegios a los grupos elitistas en detrimento de las masas
populares, las que se debilitaron al extremo de lo inhumano. Los
peones en las haciendas padecían una situación virtual de esclavitud
en las grandes propiedades agrícolas, bajo el yugo de los capataces,
las tiendas de raya y la represión de grupos paramilitares al servicio
de los terratenientes.
Hubo grandes despojos de terrenos en contra de los indígenas,
bajo el pretexto de aplicar las leyes que trataban de evitar la formación
de bienes de "manos muertas", como fueron la Ley de Terrenos Baldíos
del 20 de junio de 1863, en la que se define lo que debe entenderse por
terreno baldío y se manifiesta la conveniencia de que cualquier
ciudadano lo denunciara para que se le adjudicara; la Ley de
Colonización del 31 de mayo de 1875, en la que se facultaba a los
extranjeros para que se radicaran en diferentes lugares del país a efecto
de colonizarlo, para lo cual se les otorgaban facilidades y concesiones.
Fue así como se formaron famosas colonias, algunas de las cuales han
llegado hasta nuestros días, como es el caso de los mormones en
Chihuahua y Sonora. También cabe citar la Ley de Deslinde del 15 de
diciembre de 1883, que formó las Compañías Deslindadoras de
Terrenos Baldíos, cuyo objeto era determinar qué tierras carecían
de dueño para regularizarlas. En la práctica, esto redundó en el des-
pojo abierto para los campesinos, especialmente los indígenas, lo que
provocó severas injusticias y masacres entre los pueblos aborígenes de
Sonora, Chihuahua, Nayarit, Oaxaca y Chiapas. Los terrenos así des-
pojados eran luego incorporados a las grandes haciendas del país;
como consecuencia, la distribución de la propiedad agraria fue com-
pletamente desequilibrada.
Para 1910 en todo el territorio nacional había 8 431 haciendas
con 48 635 ranchos, que acaparaban todas las tierras de cultivo y
pastoreo disponibles. Había casos en que sólo 11 haciendas se repar-
tían toda la extensión rural de una entidad federativa, como Baja
California (Norte y Sur, pues entonces no estaba dividida y cuenta
con una extensión casi similar a la de Italia), igual el Distrito Federal;
un caso extremo era el de Quintana Roo, con sólo tres grandes ha-
7. El Derecho porfirista 153

ciendas. Esto hizo posible que el general Luis Terrazas, quien fue go-
bernador de Chihuahua, llegara a poseer 2 580 000 hectáreas, o sea, la
novena parte de la superficie del estado más grande de la República,
lo que equivalía casi al área de Holanda, Suiza y Dinamarca juntas. Por
eso se jactaba de ser capaz de colocar una cabeza de ganado en cada
durmiente del ferrocarril Chihuahua-México, y a él se le atribuye esta
frase: "Yo no soy de Chihuahua, Chihuahua es mía."
En 1910 el censo de población arrojó la cifra de 15 160 369 habi-
tantes. La tercera parte de ellos eran indígenas, los cuales representaban,
según Justo Sierra, "la auténtica familia mexicana".2 La población había
ido en aumento a pesar de las guerras y de la inestabilidad política, pues
en 1810 se calculaba en 6 500 000 habitantes (incluyendo las zonas que
luego se perdieron a favor de Estados Unidos de América), y al iniciarse
el régimen de Díaz en 1876 era de 9 495 000 habitantes.
Entre tanto contraste social se daban casos de verdadero valor
cívico, como el del joven ferroviario Jesús García, quien con sacrificio
de su vida puso a campo traviesa un vagón cargado de pólvora, que
por estar envuelto en llamas habría volado la población de Nacozari,
en Sonora, el 17 de noviembre de 1897.
Todo esto originaba una abierta situación de marginación e in-
justicia, que se vivía tanto en el campo como en las ciudades. En estas
últimas empezaba a florecer una clase media que conformaba la bur-
guesía mexicana y de ella provenía la mayor parte de la gente ilustrada
del país, es decir, los intelectuales, con grandes aspiraciones eco-
nómicas, políticas y sociales.
En las mismas ciudades se formó rápidamente un creciente lumpen
integrado por los campesinos emigrados que buscaban inútilmente
mejorar su situación económica. Se les aplicaba el apelativo de pelados,
y en el mejor de los casos servían como obreros en las fábricas y talleres
o como empleados domésticos, o bien en comercios ambulantes y
pobres, pero los más se dedicaban a la mendicidad o al hurto.
En contraste, en algunas colonias de creación reciente, por ejem-
plo, en la Ciudad de México, la Colonia Roma, la San Rafael, etc., se
levantaban casas residenciales de corte europeo, en donde los poten-
tados lucían sus riquezas, mientras las clases medias luchaban por
aparentar una posición que no tenían, pero trataban de parecer "de-
centes", y las masas populares se apiñaban en horrendas vecindades
con lavaderos y sanitarios comunes.

2
Ernesto de la Torre Villar, "La economía y el porfirismo", Historia de México, op. cit., pág. 2325.
154 Historia del Derecho mexicano

En el campo fue desapareciendo la propiedad eclesiástica y la


comunal de los pueblos indígenas, merced a las leyes de desamortiza-
ción y colonización, y esto benefició a los grandes terratenientes; a
cambio de ello los campesinos cumplían en las haciendas jornadas
de sol a sol, siempre endeudados en las tiendas de raya y sometidos
hasta el encarcelamiento en prisiones particulares de los amos, llama-
das tlapizqueras. Además, las autoridades militares de la región se
confabulaban con las haciendas para hacer ingresar en el ejército,
mediante leva, en un enganche forzoso, a los campesinos más
levantiscos o difíciles. Debe destacarse que las deudas pasaban de
padres a hijos y por ello resultaban interminables.
Los indígenas despojados de sus tierras eran trasladados en masa
a zonas alejadas de Oaxaca (Valle Nacional), Yucatán y Quintana Roo,
en donde caían en una esclavitud considerada a veces más cruel que
el destierro en Siberia en tiempos de los zares rusos, o en las colonias
africanas.3 Lo anterior originó grandes masacres como la de los indí-
genas fanatizados por líderes seudorreligiosos en la sierra de Chi-
huahua, descrita de manera muy cruda en Tomochic, la obra de
Heriberto Frías.
Los Constituyentes de 1857 no atendieron el problema agrario
porque en ese momento lo importante era destacar el triunfo del
liberalismo en México. La excepción la constituyeron los votos de
Ponciano Arriaga, Isidoro Olvera y José María del Castillo Velasco,
quienes señalaban algunas medidas prudentes para atenuar la miseria
de los campesinos.
En el caso de los trabajadores de menor nivel también se come-
tieron abusos y grandes injusticias, como las de ofrecerles trabajo en
ciudades como Guadalajara, Puebla o Morelia y en realidad llevarlos
casi secuestrados a las fincas chicleras de Quintana Roo o al temido
Valle Nacional, en donde al poco tiempo perecían por la explotación
y las malas condiciones de higiene y del clima. A estos verdaderos
secuestros se les conoció como enganches o engañes porque los patrones
les adelantaban una pequeña suma de sus salarios, con lo cual
quedaban imposibilitados de evitar el secuestro. Por todas estas cosas
el mismo Justo Sierra, eminente porfirista, llegó a decir: "El pueblo
tiene hambre y sed de justicia."
3 Al respecto es recomendable consultar la obra de John K. Turner, reportero de The American Maga-
zine ofMexican Herald, quien también colaboró en el diario Regeneración, de Ricardo Flores Magón,
llamada México bárbaro. En este libro denunció el estado de esclavitud que se vivía en las haciendas
henequeneras de Yucatán.
7. El Derecho porfirista 155

2. Aspectos económicos. El porfirismo logró un notable desarrollo en este


sector, gracias a dos principios básicos:

a) La aplicación del liberalismo, que permitió un mayor juego eco


nómico, protegió la inversión nacional y extranjera y renegoció
los adeudos internos y externos que el país tenía y que mucho
habían afligido a gobiernos anteriores.
b) La constante observación de una política hacendaria ordenada y
cuidadosa. Por eso en 1881 comenzaron a mejorarse las finanzas
públicas y en 1893 prácticamente la situación estaba controlada,
hasta que en 1894, por primera vez en la historia independiente
de México, se pudo nivelar el presupuesto nacional entre activos
y pasivos, gracias a un estricto control del gasto público, un au
mento de las exportaciones, un ordenado sistema impositivo y
subiendo prudentemente el monto de los impuestos. Esta atina
da política fiscal se atribuyó principalmente al secretario de Ha
cienda José Ivés Limantour.

El sistema de alcabalas o impuestos en operaciones mercantiles bene-


ficiaba a los estados de la República, pero limitaba la economía en
general; por eso, entre 1895 y 1896 quedó abolido. Poco a poco co-
menzó a presentarse un fenómeno nunca visto: el del superávit o ex-
cedentes, que se aplicaron, a partir de 1899, a obras públicas y gastos
extraordinarios. Lo asombroso fue que entre 1900 y 1910 México al-
canzó una reserva de 86 millones de pesos, cifra récord para ese tiempo.
Lo anterior permitió invertir en obras públicas, que también se
apoyaron con inversión nacional y extranjera:

• Se inauguró la nueva Biblioteca Nacional de México (todavía en el


régimen de Manuel González).
• Se inició la explotación del petróleo, con capitales extranjeros.
• Se fundó el Banco Nacional Mexicano, que luego se convirtió en
el Banco Nacional de México.
• Se realizaron importantes obras en el desagüe de la Ciudad de México.
• El ingeniero Miguel Ángel de Quevedo, "apóstol del árbol", fomen
tó una importante política de reforestación en el Valle de México.
• Se desarrolló el sistema ferroviario, con concesiones a los particu
lares. Al efecto se promulgó la Ley General de Ferrocarriles el 29 de
abril de 1899, que consideraba a los ferrocarriles dependientes de la
Federación como vías generales de comunicación. Las empresas
156 Historia del Derecho mexicano

concesionadas, por un plazo improrrogable de 99 años, debían


ser mexicanas. Así, para evitar que empresas estadounidenses ab-
sorbieran nuestra red ferroviaria, el 14 de diciembre de 1906 se
crearon los Ferrocarriles Nacionales de México, con participación
mayoritaria de la Federación. De esta manera, gran parte del país
quedó comunicada por este medio, importante para la época.
• Se fundó el Hospital General con los doctores Manuel Carmona y
Valle, Daniel Vértiz, Rafael Lavista, Eduardo Liceaga, Leopoldo
Río de la Loza, Martínez del Río, Miguel F. Jiménez, Rafael Lucio y
otros facultativos destacados.
• Se aumentó considerablemente la producción minera, en especial
de plata, oro, cobre, plomo, hierro, antinomio, mercurio y cinc. El
valor de la producción de los metales preciosos aumentó a una
tasa anual de 5.1%, a pesar de que la plata descendió de valor en
todo el mundo.
• La acuñación de moneda se centralizó en manos del Estado, gra
cias a las atinadas gestiones de Matías Romero, ya que antes se
hacía en casas arrendadas a particulares. Sin embargo, hubo nece
sidad de acuñar algunas monedas en Estados Unidos de América.
• La industria tuvo un enorme auge en el porfirismo. Se beneficiaron
los metales, se desarrolló la industria henequenera y algodonera, las
pieles, el ixtle, el azúcar, la fibra y el vidrio; la industria textil y la de
hilados y tejidos en general; la del calzado, tabaco, papel, aceites,
jabones y cemento; la siderurgia, la loza, productos químicos, perfu
mes, la industria cervecera (ésta primero se desarrolló en el Distrito
Federal y en Toluca, pero luego también en Monterrey y Orizaba y
más tarde en Yucatán, Sinaloa y Jalisco). En 1903 surgió la Fundidora
de Hierro y Acero de Monterrey, con capitales franceses y españo
les. Desde luego, se daba el contraste entre las grandes empresas
modernamente organizadas y las pequeñas factorías poco desa
rrolladas y de índole personal o familiar. Además, el beneficio eco
nómico no alcanzaba a todos los sectores, pues los sueldos eran
muy bajos, no se pagaba el descanso semanal ni los días festivos, ni
había responsabilidad de los patrones para cubrir los accidentes o
las enfermedades de trabajo o profesionales. Desde luego, no ha
bía jubilaciones, ni gastos por maternidad.
• Se reglamentó la beneficencia pública y la privada.
• Se desarrollaron los servicios públicos, introduciendo el alumbra
do eléctrico, los teléfonos y los tranvías en las principales ciudades
del país.
7. El Derecho porfirista 157

• La producción agrícola creció entre 1877 y 1907 en 21.3%, con al


gunas bajas intermedias. Notable auge alcanzó el cultivo del maíz,
frijol, café, azúcar, algodón, trigo, vainilla, garbanzo, hule, etcétera.
• La ganadería también elevó su producción y se exportaban gran
des cantidades de animales a Estados Unidos de América.
• Se trató de vincular la economía a los inversionistas europeos para
equilibrar el poder de los estadounidenses, pero esto trajo como
consecuencia el disgusto de la Unión Americana y el enfriamiento
de las relaciones entre ambos países.
• El régimen propició un creciente capitalismo con base en inversio
nes de nacionales y de extranjeros, estas últimas provenientes de
Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Alemania, España, Canadá y
Holanda, y ese dinero de inversión se canalizó hacia los ferrocarri
les, el pago de deuda pública, las minas, el petróleo, los bancos, los
servicios públicos, los bienes raíces, la industria y el comercio.4

Los bancos de la época fueron el de Londres y México, el Banco


Nacional de México, el Monte de Piedad, el Banco Internacional, el
Banco Central Mexicano y el Banco Agrícola. También importa des-
tacar el funcionamiento de la Compañía Nacional de Seguros sobre
la vida "La Mexicana", organizada con capital de 100 mil pesos y con
sede central en la ciudad de Chihuahua.

Aspectos políticos. Como es sabido, la prolongada presidencia de


Porfirio Díaz frenó de manera significativa el avance democrático
del país. Su lema de gobierno era "poca política y mucha administra-
ción", producto de algún modo del positivismo francés, fundado
por Augusto Comte (también padre de la sociología), personaje que
vivió de 1798 a 1857 y destacó la importancia de la explicación cien-
tífica de los fenómenos naturales y sociales, a fin de que el conoci-
miento intelectual sirviera para orientar y solucionar las grandes ca-
rencias del hombre. Esto significa que cabe sólo atenerse al conoci-
miento de lo "dado", es decir, de lo existente (el positum) a la luz de la
experiencia: rechazar en consecuencia toda "realidad" no basada en
los hechos demostrables y las relaciones de causalidad de esos he-
chos; por lo mismo, queda fuera de apreciación toda consideración
metafísica o conocimiento apriorístico.

4 Para entender mejor el desarrollo en todos los aspectos de la economía porfirista y otros rubros
importantes del régimen es básica la obra de Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México.
158 Historia del Derecho mexicano

Esta orientación académica era acorde con el desarrollo del libe-


ralismo individualista, que fue la política en uso en el siglo xix. En
México la moda del positivismo surgió desde los tiempos de Benito
Juárez, pero ya en el porfirismo se formó un verdadero partido na-
cional, la Unión Liberal, integrado por destacados banqueros, hom-
bres de negocios, industriales, intelectuales, políticos y gente en ge-
neral rica, instruida e influyente, como Pablo y Miguel Macedo, Emilio
Pimentel, Joaquín Casasús, Justo Sierra, José Castellot, Fernando
Pimentel y Fagoaga, Enrique Creel, José Ivés Limantour, Guillermo
de Landa y Escandón, etc. Éstos ponían de relieve que había que
gobernar al país de acuerdo con la ciencia política, la ciencia econó-
mica, la ciencia pedagógica, etc., por lo que el pueblo terminó por
llamarlos los científicos y vinieron a constituir un grupo elitista de
poder. Como ya se ha dicho, la aplicación de estas políticas originó
un enorme desarrollo económico, pero éste se concentró en unas
cuantas manos a la vez que formó grandes masas de desamparados.
El régimen de Díaz consolidó cacicazgos y componendas políticas
desde la Presidencia de la República hasta los últimos servidores
públicos de los lugares más remotos del país, todo ello controlado por
los jefes políticos que servían de contacto entre los ayuntamientos y
otras autoridades locales y municipales o federales. El soborno y los
intereses creados estaban a la orden del día; a quienes no se sometían a
este régimen de cohecho se les eliminaba mediante la destitución, el
congelamiento político, la prisión o "la ley fuga". Por eso popularmente
se hablaba de la política de pan o palo. Francisco Bulnes llegó a decir que
"deben haber sido exterminados por la ley fuga, para limpiar de
bandidos a la República... unos 10 mil individuos."5
Estas injusticias fueron enfrentadas por algunos opositores va-
lientes como Salvador Díaz Mirón, Fernando Duret, Alberto García
Granados y Joaquín Verastegui, pero sin mayores resultados.
También hubo en el porfirismo algunos brotes rebeldes como
el del general Mariano Escobedo y el del buque Libertad anclado en el
puerto de Alvarado, Veracruz (en donde se ordenó el fusilamiento
de los sobrevivientes, sin formarles causa; ahí se hizo famosa la frase de
"mátalos en caliente"). También fueron vilmente asesinados los gene-
rales opositores Trinidad García de la Cadena, Ramón Corona e Ig-
nacio Martínez.

5 Artemio Benavides Hinojosa, El general Bernardo Reyes. Vida de un liberal porfirista, Ediciones
Castillo, Monterrey, N. L., México, 1998, pág. 175.
7. El Derecho porfirista 159

Se puede afirmar que al subir a la Presidencia de la República,


entre 1876 y 1880, Díaz incorporó el principio de no reelección a la
Constitución y al término de ese periodo se negó a plantear su nueva
candidatura, manifestando: "jamás admitiré ser reelecto, pues siempre
acataré el principio de donde emanó la revolución nacida en Tuxtepec".
Lo anterior originó la llegada a la Presidencia del general Manuel
González, pero éste se caracterizó por sus despilfarros en la hacienda
pública, su abierta arbitrariedad y corrupción, el expedir la "ley del
níquel", que introdujo este tipo de metal para elaborar las monedas,
con gran rechazo popular, por lo que terminó suspendiéndose su
emisión. También fue objeto de escándalos con su propia esposa Laura
Mantecón Arteaga, quien sorprendió a la sociedad solicitando su di-
vorcio por adulterio y malos tratos, aunque no logró su propósito,
porque si bien desde el Código Civil de 1870 ya se permitía el divorcio,
éste sólo se concedía "en casos extremos", y el adulterio sólo se tomaba
en cuenta si el afectado era el varón.
Con todo ello, el desprestigio de Manuel González hizo que la
opinión pública viera con muy buenos ojos la postulación en 1884 del
general Porfirio Díaz, sin detenerse ya a pensar en la ruptura que eso
significaba para la bandera antirreeleccionista del Plan de Tuxtepec.
Tímidamente el general Bernardo Reyes, gobernador de Nuevo
León, se oponía no a las reelecciones de Díaz, sino a que la Vicepresi-
dencia la ocupara Ramón Corral. En realidad, se carecía de verdaderos
partidos políticos, los cuales comenzaron a surgir hacia principios del
siglo XX, como se verá en el capítulo siguiente. Por eso fue posible la
aparición siempre chusca de Nicolás Zúñiga y Miranda, candidato
independiente y perpetuo a la Presidencia, quien vestido
impecablemente (como "lagartijo") paseaba por las mejores calles de la
ciudad, criticando el régimen y haciéndose pasar por Presidente de
la República, con gran regocijo del público y bajo la indulgente tole-
rancia del régimen.
En el plano internacional, las relaciones con Guatemala se hicieron
muy tensas debido a divergencias por límites fronterizos entre ambos
países, lo que terminó en la época del general Manuel González con un
tratado aún vigente y en donde Guatemala reconoce que Chiapas y su
costa, el Soconusco, "pertenecen para siempre jamás a la República
Mexicana", lo que concluyó una era de enojosos incidentes que afecta-
ron en ocasiones a nuestros conciudadanos de aquella región. Pero
también la política guatemalteca de unificación de Centroamérica hizo
difíciles los asuntos diplomáticos con México. Asimismo, el dictador
160 Historia del Derecho mexicano

José Santos Zelaya, de Nicaragua, en su lucha contra Honduras produ-


jo otra gran crisis entre nuestro país y Centroamérica.

En cuanto a Estados Unidos de América la situación también


era delicada debido a que mediante la Doctrina Monroe, el presidente
Theodore Roosevelt en 1904 pretendió ejercer un poder internacional
en el continente. Además, la franja fronteriza estaba incontrolada del
lado mexicano por la presencia de grupos de bandidos y
arbitrariedades de caciques, e igualmente las inversiones estadouni-
denses en México eran causa de discusiones respecto a las prerroga-
tivas que se otorgaban a los europeos. Así las cosas, en octubre de
1909 en Ciudad Juárez y El Paso se entrevistaron los presidentes
William Taft y Porfirio Díaz, aquél buscando presionar al gobierno
mexicano para obtener mayores concesiones y éste pidiendo que
Estados Unidos se mantuviera neutral ante la actividad subversiva de
los enemigos del régimen, como los hermanos Flores Magón, Ricardo
y Enrique, Antonio L. Villarreal, Juan José Arredondo y otros más
que estaban refugiados en la Unión Americana. Pero era indudable que
los estadounidenses ya no consideraban adecuado apoyar al
decadente sistema porfirista.

4. Aspectos culturales. Mucho se desarrolló el aspecto cultural y educativo


durante el porfirismo. Los siguientes son los acontecimientos más
destacados:

• La fundación de la Escuela Normal para Maestros en el Distrito


Federal, en 1887.
• La expedición del Reglamento de la Escuela Nocturna para Adul
tos, en 1890.
• Se fundaron los jardines de niños o de párvulos de acuerdo con el
sistema alemán del Kindergarden, muy desarrollado por los pe
dagogos Pestalozzi y Federico Froebel.
• Se reabrió la Universidad Nacional de México en 1910.
• Se creó el Consejo Supremo de Instrucción Pública, luego Secreta
ría de Instrucción Pública y Bellas Artes.
• Se introdujo en materia de literatura la corriente modernista, muy
del gusto europeo de la época, con grandes maestros como Ama
do Ñervo, Luis G. Urbina, Justo Sierra, Manuel Acuña, Manuel
Mejía Flores, Manuel José Othón, Marcelino Dávalos, Juan de Dios
Peza, Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Gutiérrez Nájera (El
7. El Derecho porfirista 161

Duque Job), Salvador Díaz Mirón, Ángel de Campo (Micros), José


Juan Tablada, Efrén Rebolledo, Manuel de la Parra, Manuel Payno,
José T. Cuéllar, Emilio Rabasa, José López Portillo y Rojas, Rafael
Delgado, Victoriano Salado Álvarez y Federico Gamboa, todos ellos
ilustres poetas y novelistas que gustaron mucho de destacar en sus
obras los paisajes, las costumbres y características de la vida social
del país, tanto en sus áreas urbanas como rurales.
• En historia sobresalieron Manuel Orozco y Berra, Joaquín García
Icazbalceta, Justo Sierra, Luis González Obregón, Vicente Riva Pa
lacio, Alfredo Chavero, Julio Zarate, José María Vigil, Juan A. Mateos
y Juan de Dios Arias, entre otros.
• La cultura en la alta burguesía se afrancesó, lo cual se hizo notorio
sobre todo en la arquitectura y escultura.
• Se impuso la labor pedagógica del suizo Rébsamen y su Escuela
Modelo, en Orizaba.
• Joaquín Clausell introdujo en México la pintura impresionista.
• Se contó con magníficos secretarios de Educación como Protasio
Tagle, Joaquín Baranda y Justo Sierra.
• El analfabetismo se abatió muy poco, de 90% al inicio del régimen
a 75% al llegar la Revolución de 1910. Por eso cabe recordar el
pensamiento de Félix Palavicini (Constituyente en 1917): "el pro
greso colectivo no se mide por la felicidad boyante de los hombres
de negocios, los especuladores, los concesionarios, ni por el kilo
metraje de las vías de comunicación o por los edificios construi
dos al término del año fiscal; se aprecia antes bien, por el número
de habitantes que han recibido los beneficios de la escuela y que
han sido puestos en condiciones económicas que les permitan gra
var y utilizar aquellos tesoros de la civilización y de la cultura que
pueda brindar la enseñanza". También conviene recordar lo que dijo
Salvador Díaz Mirón, ilustre e impulsivo poeta veracruzano: "nadie
debe gozar de lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto".

La obra de gobierno del porfirismo


En su prolongada permanencia en el poder es muy amplia su obra de
gobierno. Entre lo que más ha trascendido hasta nuestros días destacan:

• El pabellón morisco que México presentó en la Exposición Interna-


cional de París de 1889 y que luego se ubicó en la Alameda de Santa
María la Rivera, de la Ciudad de México.
162 Historia del Derecho mexicano

• La inauguración, en el Paseo de la Reforma de la capital de la Repú


blica, del monumento a la Independencia, a propósito del centenario
del Grito de Dolores, obra del arquitecto Antonio Rivas Mercado, de
origen nayarita.
• El monumento al padre Hidalgo en Dolores y la instalación, arriba
del balcón central del Palacio Nacional, de la histórica campana del
Grito, traída en forma solemne desde la parroquia de Dolores.
• La inauguración del Edificio Central de Correos en la Ciudad de
México.
• La creación en 1901 del territorio de Quintana Roo.
• La modernización de las instalaciones portuarias de Tampico,
Veracruz, Manzanillo y Mazatlán.
• La inauguración de la Penitenciaría de la Ciudad de México, el des
pués tristemente célebre Palacio de Lecumberri y que ahora alberga
al Archivo General de la Nación.
• La formación de la guardia de rurales para imponer el orden en los
caminos y las pequeñas poblaciones, lo que facilitó la corrupción y
las arbitrariedades que ya se habían sufrido en tiempos del Presidente
Santa Anna.
• La inauguración del Hospital General en la Ciudad de México, en
1905.
• Las obras para dotar de agua potable a la capital de la República.
• La fundación de la Primera Casa de Maternidad, en Puebla.
• La inauguración del Manicomio de la Castañeda.
• La inauguración de la Escuela de Arquitectura de Chapingo.
• La modernización y el embellecimiento de ciudades como Saltillo,
Morelia, Mérida, Guadalajara, Monterrey, Puebla, Oaxaca, Chihuahua,
Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí, Durango, Zacatecas y
Aguascalientes.
• La fundación de Torreón el 8 de julio de 1893.
• La inauguración del ferrocarril Coatzacoalcos-Salina Cruz, en 1907.

La obra jurídica del porfirismo

Los aspectos más destacados de la amplia obra jurídica del régimen


porfirista se muestran en el cuadro 7.2. 6

Para conocer más detalles de lo que fue la gran obra legislativa del gobierno porfirista véase la
magnífica síntesis de Guillermo Floris Margadant S., op. cit., págs. 155 y siguientes.
I
7. El Derecho poríirista 163

Cuadro 7.2. Obra jurídica del porfirismo.


NORMATIVIDAD AÑO

Código Civil del Distrito Federal 1884


Código de Comercio Federal (de Joaquín Baranda) 1884
Código de Comercio 1889
Ley sobre Sociedades Anónimas 1888
Ley Sobre Extravío y Caducidad de Títulos de Crédito 1898
Ley Naval 1881
Ley de Marcas 1889 y 1897
Ley de Patentes 1890 y 1907
Ley de Marcas Industriales y de Comercio 1903
Adhesión a la Convención de París de 1883 para proteger 1903
la propiedad industrial
Ley de Instituciones de Crédito 1897
Ley General del Timbre 1887
Código Federal Minero 1884
Ley Minera 1892
Ley Petrolera 1901
Ley Penitenciaria del Distrito Federal 1900
Reforma al Código Civil del Distrito y Territorios Federales 1880 y 1884
(todavía con
Manuel González)
Código de Procedimientos Civiles Federales 1897 y 1908
Ley de Organización del Ministerio Público Federal 1908
Ley de lo Contencioso Administrativo 1898
Ley de Amparo 1883
Código Postal 1894
Ley Ferrocarrilera 1881 y 1899
Ley de Extranjería y Naturalización 1886
Ley de Inmigración 1909
Ley Orgánica de Secretarías de Estado 1891
Ley de Vías de Comunicación y de Aguas 1888
Ley sobre Aprovechamiento de Aguas de Jurisdicción Federal 1908
Código de Justicia Militar 1892
Ordenanzas del Ejército y de la Armada 1897
Ley de Organización y Competencia de los Tribunales Militares 1897
Ley de Procedimientos Penales en el Fuero de Guerra 1897
Ley Penal Militar 1897
Ley Penal para la Armada 1897
Ley Orgánica del Ejército Nacional 1900
Código Sanitario 1891,1984 y 1902
Ley de Instrucción Primaria Obligatoria 1888
Ley Sobre Enseñanza Preparatoria (proyecto de Ezequiel Chávez) 1896
Reglamento de las Escuelas Regionales de Agricultura 1879
Ley sobre Pesas y Medidas 1895
Ley Orgánica del Cuerpo Diplomático Mexicano 1896*

* La época que abarcan estos ordenamientos incluye tanto a los periodos porfiristas como el gobierno del general
Manuel González.
164 Historia del Derecho mexicano

También se elaboraron importantes colecciones y obras jurídicas,


como las de José María Lozano, Ignacio L. Vallaría, Emilio Rabasa, Jacinto
Pallares, Juan A. Mateos y Miguel y Pablo Macedo. Desde luego se desa-
rrolló mucho el estudio del Derecho constitucional, mercantil, civil y ad-
ministrativo.
El sistema penitenciario era rígido y se hicieron célebres las cárceles
de San Juan de Ulúa y el Castillo de Perote, en el estado de Veracruz;
ambos edificios fueron construidos en la época colonial. En el primero
en sus llamadas tinajas, especie de cuevas húmedas e insalubres, estuvieron
prisioneros en otros tiempos personajes como fray Melchor de Talamantes,
fray Servando Teresa de Mier, Mariano Michelena y el propio Benito
Juárez. Algunas de estas celdas de castigo se hicieron famosas con
nombres como "el infierno", "el purgatorio", "el limbo", "el potro", "la
leona", "la cadena" y "el jardín". Igualmente temible fue el ex convento de
la orden betlemita, ubicado en la actual calle de Arcos de Belén en la Ciudad
de México, que se destinó a cárcel de periodistas enemigos del régimen y
otros reos políticos. Además, a partir del 4 de diciembre de 1904, por
decreto, se destinó el archipiélago de las Islas Marías en el Océano Pacífico
a colonia penal que albergaba a los delincuentes más temibles. A pesar de
ello algunos delincuentes se hicieron famosos por su audacia o su saña,
según el caso, como Jesús Arriaga, "Chucho el Roto", el bandido generoso;
o el "Tigre de Santa Julia", famoso por ese rumbo y por Tacubaya y cuyo
verdadero nombre era Jesús Negrete; Francisco Guerrero, "el
Chalequero", quien degollaba compulsivamente a sus víctimas; Guadalupe
Martínez de Bejarano, "La mujer verdugo", quien mataba a las niñas que
previamente "adoptaba"; y otros casos más que fueron el escándalo de la
sociedad porfirista.
En la época de don Porfirio el país se dividía en 27 estados, tres
territorios (Baja California, incluyendo Norte y Sur, Tepic y Quintana Roo)
y el Distrito Federal, y se le veía como un país de grandes riquezas naturales,
el "cuerno de la abundancia". En medio de esa imagen optimista, pero ya
con signos evidentes de una pronta convulsión social, se celebraron las
fiestas del primer centenario del inicio de la Guerra de Independencia,
que dieron la oportunidad de promover ante el mundo los logros de la
dictadura porfirista. Para entonces a Díaz se le llamaba el héroe de la paz,
por esos 35 años de calma; la "paz de los sepulcros", como decían sus
opositores.
La Iglesia logró sobrellevar la época porfirista disfrutando tácitamente
de un periodo de tregua, después del extremismo antirreligioso de la época
lerdista, pues aunque Díaz se mantenía fiel al liberalismo, prefirió no
7. El Derecho porfirista 165

hostigar al clero, el que finalmente siguió influyendo con fuerza en la


vida política, económica y social del país, tanto en sus esferas encumbradas
como en las masas populares.
La vasta obra del régimen porfirista comenzó a desdibujarse por sus
mismas contradicciones al iniciarse fastuosamente el nuevo siglo, y a la
postre origina el desarrollo de la primera reivindicación social del mundo
contemporáneo, que se inició como una pugna por el poder político y
luego se orientó hacia la revolución de los derechos de los grandes sectores
sociales marginados.
r

8. El Derecho revolucionario

Es el conjunto de normas, instituciones y principios filosófico-jurídicos


que emanaron de los planes, programas e idearios de las diversas facciones
que se enfrentaron en la Revolución político-social mexicana.
Este Derecho presenta para el estudioso la característica peculiar de
que, teniendo profundas raíces históricas, entronca en las instituciones
del México contemporáneo, lo que lo hace particularmente importante
para todo jurista.

Cronología y marco histórico

La Revolución es una época en la historia jurídica de México que abarca


de 1900 a nuestros días, como quedó asentado en el primer capítulo de
este libro, y se divide en tres grandes momentos:

• 1900 a 1910. Antecedentes.


• 1910 a 1917. Lucha armada (que se prolongó hasta tiempos más re
cientes).1
• 1917 a nuestros días. Institucionalización, a partir de la promulgación
de la Constitución de ese año.
Las grandes injusticias y contradicciones del régimen porfirista fueron
la causa de esta Revolución. En un principio en ella se plantearon as-
piraciones reivindicatorías de tipo socialista, por ejemplo con los herma-
1 Véase la cronología de la historia de México en el capítulo 1 de esta obra.
168 Historia del Derecho mexicano

nos Flores Magón, pero luego se definió como una lucha eminentemente
política con la bandera antirreeleccionista de Francisco I. Madero, para
adquirir más tarde un tinte reivindicatorio y de índole social a favor de los
grupos obreros y campesinos del país, lo que llevó finalmente a la expedi-
ción de la Carta de Querétaro.

Los antecedentes principales de este movimiento son los siguientes:

1. El pésimo reparto agrario, que benefició a un grupo de hacendados


en contra de una masa proletaria en aumento.
2. Las condiciones de extrema miseria de obreros y campesinos y las
grandes injusticias y arbitrariedades de que eran objeto.
3. El despotismo insufrible de las clases elitistas en el poder.
4. Las limitaciones en oportunidades para la clase media urbana, que
iba en aumento.
5. Las constantes reelecciones del general Díaz, que implicaban una li
mitación infranqueable para otros grupos que pugnaban por alter
narse en el poder, y el desgaste de las figuras políticas tanto en el
centro como en el interior del país.
6. La propagación internacional de las ideas socialistas.
7. El enfrentamiento con la política expansionista de Estados Unidos
de América.

Lo cierto es que el lema positivista de "orden y progreso" entraba en


crisis con el principio de siglo y era evidente que el liberalismo estatista
sólo había generado extrema miseria en todo el país.
Surgió entonces la crítica periodística clandestina y la obra de graba-
dores y caricaturistas, que no desaprovechaban la oportunidad de atacar
al régimen, como sucedió con los periódicos El Ahuizote, El hijo del Ahuizote,
El Colmillo Público, La Madre Matiana,Juan Panadero, La voz de Juárez, pero
sobre todo Regeneración de los hermanos Flores Magón y El Diario del
Hogar, de Filomeno Mata. Cabe destacar el célebre caso del grabador José
Guadalupe Posada, quien con sus calaveras catrinas satirizaba a la
burguesía porfirista.
Para colmo, en junio de 1900 Ignacio Montes de Oca, obispo de San
Luis Potosí, declaró en París que por fin México vivía una paz religiosa y
hacía velados votos por un reencuentro de la Iglesia y el Estado. Esto encendió
los ánimos de los liberales, que exigieron el cumplimiento cabal de las Leyes
de Reforma, para lo cual propusieron crear clubes liberales, que fueron
antecedentes de los partidos políticos. El primero de ellos se formó
8. El Derecho revolucionario 169

en 1901 en la ciudad de San Luis Potosí, con Camilo Arriaga, y todo esto
originó una fuerte represión por parte de las autoridades porfiristas.
Los oaxaqueños Jesús y Ricardo Flores Magón imprimían un perió-
dico llamado Regeneración, porque aspiraban a una reconstrucción de la
sociedad, sin perder sus valores histórico-culturales; pero después de pa-
decer presiones y persecuciones huyeron a Estados Unidos de América,
formaron el Partido Liberal Mexicano y divulgaron un programa redactado
con la colaboración de Juan Sarabia en 1906, así como un manifiesto en el
que dieron a conocer las bases de su lucha.

Los planes y programas prerrevolucionarios

Destacan en esta etapa los siguientes documentos antiporfiristas:

1. El Manifiesto y el Programa del Partido Liberal Mexicano, suscrito en


1906 en San Luis Missouri por Ricardo Flores Magón, que pedía:

• Enseñanza netamente laica y obligatoria.


• Prohibir la inmigración china.
• Que los templos fueran considerados como negocios mercantiles
y estuvieran sujetos a tasa impositiva.
• Pagar sueldos decorosos a los maestros.
• Jornada máxima de ocho horas (eran de 12 y de 14 horas).
• Un peso como salario mínimo general (normalmente era de 20
centavos).
• Reglamentación del servicio doméstico.
• Hacer obligatorio el descanso dominical.
• Establecer, a cargo de los patrones, las indemnizaciones en caso de
accidentes de trabajo.
• Restitución a los pueblos de tierras injustamente expropiadas en
beneficio de grandes terratenientes.
• Que el municipio fuera libre (lema de la lucha magonista), sin la
odiosa intervención de los jefes políticos.
• Protección de la raza indígena.

Lamentablemente, el movimiento de los hermanos Flores Magón se


volvió luego una rara combinación de sinarquismo sindicalista que los
llevó a pretender fundar en Baja California una república nueva. Desde
luego, no tuvieron éxito en sus pretensiones.
170 Historia del Derecho mexicano

2. Además, algunos libros y folletos reflejaban la necesidad de grandes


cambios en México, como fue el caso de:

• Los grandes problemas nacionales, de Andrés Molina Enríquez, donde


el autor hace un estudio interesante de la evolución étnica y social
del país entre criollos, indios y mestizos y propone la creación y
divulgación de la pequeña propiedad agraria por iniciativa del Es
tado, en el entendido de que ha llegado el tiempo de que los intere
ses sociales priven sobre los particulares para que la nación no
deje de existir.
• El problema actual. La Vicepresidencia de la República (1903), del di
putado federal Manuel Calero, donde con mucho cuidado se hace
ver la necesidad de suplir, en su momento, al anciano Presidente
de la República. Ya hemos señalado que finalmente se reformó la
Constitución y se creó de nuevo la Vicepresidencia, que ocupó Ra
món Corral, haciendo a un lado a otros aspirantes destacados como
el general Bernardo Reyes.
• ¿Hacia dónde vamos?, de Querido Moheno, en el que se hace un
urgente llamado a definir el camino de la política interior del régi
men porfirista.
• La sucesión presidencial de 1910, célebre obra de Francisco I. Made
ro, que publicó el recientemente creado Partido Nacional Demo
crático. Este libro alcanzó merecida fama y en él Madero hace ver
que el lema de "No reelección" era del propio general Díaz, en su
para entonces ya olvidada rebelión de Tuxtepec.
• Aún es tiempo, de Manuel M. Alegre, que constituye igualmente un
aviso de alerta al régimen porfirista, ya caduco por la corrupción
y la injusticia.

Por desgracia, a todo el que se inclinaba por el cambio de las viejas


estructuras se le etiquetaba como enemigo de México, enemigo de la civi-
lización o extranjerizante, y se le hacía ver como un peligro para la religión,
la patria, la familia, la moral y la paz social.
Otros antecedentes importantes fueron los que se detallan a conti-
nuación:

1. La huelga de Cananea, en Sonora, en 1906, de los mineros de la


Cananea Consolidated Copper Company, cuyos trabajadores forma-
ron la Unión Liberal Humanidad, con varios líderes entre los que
destacaban Esteban Baca Calderón, Manuel M. Diéguez y José María
8. El Derecho revolucionario 171

Ibarra. Este movimiento pedía un trato más humano y mejoras sala-


riales. Lamentablemente, la situación fue haciéndose tensa, al grado
de que el gobernador de Sonora, Rafael Izábal, llegó en la mañana del
2 de junio con un fuerte contingente de soldados mexicanos, guardias
rurales y rangers estadounidenses y masacró a los trabajadores. Ello
ocasionó un escándalo tal que el Congreso del Estado, erigido en
gran jurado, lo juzgó como traidor a la patria; sin embargo, luego de
unos días logró ser exonerado de ese cargo. A los huelguistas
sobrevivientes se les manifestó que no se les aumentaría nada por
disposición del Presidente Díaz, a quien se le atribuyó la frase de "no
me alboroten a la caballada", y los líderes sindicalistas fueron conde-
nados a 15 años de prisión en San Juan de Ulúa. En la época del
Presidente Madero fueron dejados en libertad, a instancias del general
Adolfo de la Huerta. Lo vergonzoso de todo esto es que Izábal, que
ni siquiera era sonorense, pues había nacido en 1854 en Culiacán,
Sinaloa, y se había caracterizado por su feroz persecución contra los
yaquis, los mayos, los seris y otros grupos indígenas, en 1907 fue
elegido como senador por Guerrero. Este personaje murió en 1910,
cuando viajaba por mar hacia Europa.
La huelga de Río Blanco, en Veracruz, entre 1906 y 1907, que involucró
a varias fábricas textiles de ese estado y de los de Puebla y Tlaxcala, en
donde también se pedían algunas reivindicaciones sociales y se formaron
asociaciones obreras como el Gran Círculo de Obreros Libres y el
Centro Industrial Mexicano, que incluso tuvieron roces entre sí por
la orientación del movimiento. Las cosas subieron de tono y se pidió la
intervención como arbitro del Presidente Díaz, quien falló en contra
de los intereses laborales. Entonces la huelga se extendió a otros estados
de la República, lo que hizo que la violencia estallara en Río Blanco, en
Orizaba y otras poblaciones. El ejército masacró a los trabajadores,
muchos de los cuales fueron fusilados. El 9 de enero de 1907 los
sobrevivientes retornaron vencidos y amenazados a sus labores. La
huelga ferroviaria de San Luis Potosí, en donde se formó la Gran Liga
de Trabajadores Ferrocarrileros, cuyos miembros empezaron a ser
hostilizados por los patrones a partir de 1906, lo que originó una
huelga de unos 3 000 trabajadores dispersos en varias partes del país;
el ferrocarril México-Nuevo Laredo quedó paralizado. El general Díaz
presionó para que el dirigente Félix Vera suspendiera la huelga, a fin
de que se evitaran represalias de tipo penal. Vera se entrevistó en
México con el Vicepresidente Ramón Corral y finalmente se levantó
la huelga sin haberse conseguido nada en favor de los trabajadores.
172 Historia del Derecho mexicano

4. La huelga de Tizapán, de la fábrica "La Hormiga", de hilados y teji


dos, en las cercanías de la Ciudad de México, que tampoco tuvo éxi
to y en donde se calificaba a los dueños de avaros, ladrones y verdu
gos de los trabajadores.
5. La célebre entrevista que el Presidente Díaz concedió al periodista
estadounidense James Creelman, en 1908, para el diario The Pearson's
Magazine y que varios días después fue publicada en El Imparcial. En
esa entrevista el dictador hace un análisis moderado de la situación
social del país y considera que México ya está maduro para vivir la
democracia; manifiesta que no se reelegiría para 1910 y que antes
bien vería con buenos ojos la formación de partidos políticos nacio
nales que representaran las diversas tendencias de los ciudadanos.

Lo anterior propició la creación casi inmediata de partidos como el


Partido Demócrata, el Partido Nacional Democrático (que postuló la fórmula
Madero-Emilio Vázquez Gómez), el Partido Antirreeleccionista y otros
más, en los que destacaban Madero, Vázquez Gómez, Félix F. Palavicini,
Filomeno Mata, Paulino Martínez, Luis Cabrera, José Vasconcelos y Toribio
Esquivel Obregón.
Mientras tanto, el país comenzaba a arder y los movimientos guerri-
lleros aparecían en Palomas y Jiménez, en Chihuahua; Acayucan e Ixtla-
huacán, en Veracruz; Viesca y Las Vacas, en Coahuila, y en muchos otros
lugares de Guerrero, Michoacán, Chiapas, Oaxaca, Sinaloa y Nayarit.

La Revolución maderista y sus consecuencias. El Pacto de la Embajada y


la usurpación huertista

A raíz de esas declaraciones se desató en gran parte de México una verda-


dera euforia política. En San Pedro de las Colonias, Coahuila, Francisco I.
Madero publicó el libro La sucesión presidencial de 1910, en el que, como ya
se dijo, con alguna libertad, se expresaba respecto a los errores más desta-
cados del régimen, para rematar pidiendo la más activa participación po-
pular en los comicios federales, para dar institucionalmente fin a 30 años
de dictadura. El libro, ya de por sí fuera de lo usual para la época, desper-
taba mayor interés porque su autor era miembro de una de las familias
más acaudaladas del norte de México, además de tener una esmerada edu-
cación adquirida en Estados Unidos de América y en Europa, como era
costumbre entre los jóvenes de la aristocracia mexicana.
Madero fundó, en 1909, el Centro Antirreeleccionista de México,
que postulaba el lema de "Sufragio efectivo. No reelección". Su Mesa Di-
8. El Derecho revolucionario 173

rectiva estaba integrada por personajes que luego fueron muy destacados
en el proceso revolucionario, como el mismo Madero, Emilio Vázquez
Gómez, Toribio Esquivel Obregón, Filomeno Mata, Paulino Martínez, Félix
Palavicini, José Vasconcelos y Luis Cabrera, entre otros.
A la vez, un grupo de cierta disidencia con Porfirio Díaz formó el
Partido Nacionalista Democrático, postulando al general Bernardo Reyes
para la Vicepresidencia, en lugar de Ramón Corral; no obstante, poco
después el propio Reyes declinaba su postulación.
Ya en franca actividad política, Madero hizo algunas giras por el inte-
rior del país con resultados contrastados; en algunos lugares recibió gran
apoyo popular como en Aguascalientes, y en otros tuvo logros intrascen-
dentes como en León y Guanajuato. Incluso en algunos se le impidió el
uso de la palabra en público, como ocurrió en Zacatecas.
Así las cosas, en abril de 1910 se realizó en el Teatro Tívoli de la
Ciudad de México la Convención Nacional Independiente, en la que
resultaron candidatos Francisco I. Madero y Emilio Vázquez Gómez para
la Presidencia y la Vicepresidencia de la República, respectivamente. To-
davía se intentó un acercamiento entre Madero y el general Díaz, merced
a una entrevista personal entre ambos en la Ciudad de México, organizada
por Teodoro Dehesa, gobernador de Veracruz, pero no se llegó a arreglo
alguno.
Entonces, el 26 de abril de ese mismo año se publicó un Manifiesto
a la Nación, en donde Madero se proponía, de llegar al poder, los si-
guientes puntos como plan de gobierno:
1. Restablecer el cumplimiento cabal de la Constitución.
2. Incluir en ella de nuevo el principio de "no reelección", postulado
por el general Díaz en su Plan de Tuxtepec.
3. Mejorar las condiciones de los trabajadores.
4. Fomentar la instrucción popular.
5. Realizar obras de irrigación y apoyar financieramente al campo.
6. Reformar la Ley Electoral para garantizar la efectividad del voto.
7. Vigorizar el poder municipal.
8. Mejorar las condiciones del ejército.
9. Fomentar las relaciones con los países extranjeros.
La campaña política por el Poder Ejecutivo continuó, pero el gobierno
porfirista fue haciéndose presente cada vez más como factor de represión,
hasta que Madero fue detenido en Monterrey, acusado de propiciar la fuga
de Roque Estrada, quien era buscado por la policía por ser causante de
algunos desórdenes públicos. Ambos fueron luego trasladados a la
174 Historia del Derecho mexicano

penitenciaría de San Luis Potosí y aunque se les dejó libres bajo fianza, su
situación jurídica le hizo perder a Madero su elegibilidad para el cargo.
De junio a julio de 1910 se realizaron las elecciones, ya que todavía
eran indirectas, y para el 1 de septiembre el Presidente de la República
informaba que los comicios se habían llevado a cabo con absoluto orden.
El día 27 del mismo mes se dio a conocer el Bando Solemne que comuni-
caba la reelección del general Díaz y de Ramón Corral, su Vicepresidente.
Todavía los antirreeleccionistas quisieron insistir sobre la nulidad de las
elecciones, pero el Congreso les negó esa posibilidad.
Ante la circunstancia de los festejos del Primer Centenario del Grito
de Dolores y en el afán de dar al mundo una imagen de paz social, las
autoridades de todo el país aumentaron los actos de represión, lo que
contribuyó a caldear los ánimos.
Francisco I. Madero logró huir a la Unión Americana y ya en ese país
redactó el Plan de San Luis Potosí, fechado el 5 de octubre de 1910 en esa
ciudad, porque de lo contrario se hubiera violado la neutralidad de Estados
Unidos. En ese histórico Plan se manifestaba el repudio a la dictadura
porfirista, se declaraban ilegítimas las elecciones y, por lo mismo, se con-
sideraba que la República había quedado acéfala, por lo que él mismo
se postulaba como Presidente provisional, hasta que fuera posible designar
nuevas autoridades. En este contexto Madero convocaba al pueblo a alzarse
en armas en todo el país a partir de las 6 de la tarde del domingo 20 de
noviembre de 1910. Además, se manifestaba lo siguiente:
1. Se declara Ley Suprema, en tanto no se hagan las modificaciones del
caso, la no reelección de Presidente, Vicepresidente, gobernadores y
presidentes municipales.
2. Se llevará a cabo la devolución de tierras a sus legítimos propietarios,
afectados por la aplicación arbitraria de la Ley de Terrenos Baldíos.
3. Se reconocerá como autoridad, en cada ciudad y pueblo, al principal
jefe de las armas revolucionarias.
4. Se nombrarán gobernadores provisionales en cada estado y se convo
cará a elecciones generales extraordinarias, una vez que la capital y más
de la mitad de los estados estén en poder de las fuerzas del pueblo.
Madero distribuyó ejemplares de su Plan por medio del correo y
nombró gobernadores provisionales a Abraham González en Chihuahua,
José María Maytorena en Sonora, Manuel Bonilla en Sinaloa, J. Guadalupe
en Zacatecas, Alberto Fuentes en Aguascalientes, Rafael Cepeda en San
Luis Potosí, Manuel Urquidi en Michoacán, José María Pino Suárez en
Yucatán, Miguel Albores en Chiapas y Aquiles Serdán en Puebla.
8. El Derecho revolucionario 175

La policía porfirista intervino y el viernes 18 de noviembre los anti-


rreeleccionistas de Puebla fueron sorprendidos. Murieron algunos de ellos,
como Aquiles Serdán, y los demás fueron encarcelados; algo similar ocurrió
en otros lugares del país.
Al llegar la fecha indicada en el Plan de San Luis Potosí no hubo
realmente reacciones populares masivas como se esperaba; los levantamien-
tos fueron aislados y el ejército los controló fácilmente. Más importante,
pero sin consecuencias fundamentales, fue el movimiento de Pascual
Orozco en el estado de Chihuahua. De esta manera, Madero, que se en-
contraba en Estados Unidos (posiblemente en San Antonio, en Nueva
Orleans o en Dallas), manifestó su pretensión de viajar a Argentina, consi-
derando que la causa estaba perdida.
En esa coyuntura se tuvo conocimiento de una orden de aprehensión
por parte de Estados Unidos en contra de Madero, por estar violando el
principio de neutralidad internacional. En tal virtud el caudillo se internó
en territorio nacional la noche del 13 de febrero de 1911 por Isleta, un
lugar cercano a Ciudad Juárez.
A esas alturas los brotes rebeldes proliferaban en varios lugares y esto
fue consolidando la lucha revolucionaría, que culminó con la toma de
Ciudad Juárez el 10 de mayo. A raíz de ese episodio, y presionado por
Estados Unidos, el gobierno porfirista terminó por pactar con Madero en
los Tratados de Ciudad Juárez, firmados la noche del 21 de mayo, a la luz
de los faros de un automóvil estacionado frente a la Aduana, que se en-
contraba cerrada y que aún hoy se conserva, con su estructura original,
en calidad de museo.
De acuerdo con tales documentos, el Presidente y el Vicepresidente
renunciarían a sus respectivos cargos, el gobierno provisional lo ejercería
Francisco León de la Barra, entonces Secretario de Relaciones Exteriores,
y de inmediato se convocaría a elecciones. Por lo mismo, cesaban las
hostilidades de ambos bandos y se procuraría resolver la situación política
específica de cada entidad federativa, de acuerdo con la corriente do-
minante de opinión pública. En ese contexto, las renuncias de Porfirio
Díaz y de Ramón Corral se presentaron al Congreso de la Unión el 25 de
mayo. Al día siguiente León de la Barra asumió la Presidencia Provisional,
y para el 7 de junio Francisco I. Madero entraba en la Ciudad de México
en medio de la algarabía popular. Mientras, Díaz y Corral con sus familiares
se trasladaban a Veracruz para abordar el buque Ipiranga que los
conduciría a Europa, en donde don Porfirio murió en 1915.
Al convocarse a elecciones, la candidatura a la Presidencia era indis-
cutiblemente para Madero, de tal suerte que la pugna electoral se centró
176 Historia del Derecho mexicano

en la Vicepresidencia. El Partido Antirreeleccionista se disolvió por luchas


internas y en su lugar se formó el Partido Constitucional Progresista; otros
partidos contendientes fueron el Nacional Democrático, el Liberal y el
Católico Nacional, este último de mucha popularidad, sobre todo en la
provincia. Las elecciones se efectuaron el 15 de octubre y triunfó la fórmula
Madero-Pino Suárez, del Partido Constitucional Progresista.
El 6 de noviembre de 1911 Francisco I. Madero tomó posesión de la
Presidencia de la República y el 27 del mismo mes se elevó a precepto
constitucional el principio de "no reelección". En este contexto, el 18 de
diciembre se expidió la Ley Electoral, que ordenaba que se formara una
Junta Revisora de Padrón Electoral, la que además de levantar el padrón
tenía el deber de resolver las reclamaciones de ciudadanos y partidos polí-
ticos respecto a las elecciones.
Se reguló en esta ley, por vez primera, la constitución y el funciona-
miento de los partidos políticos, y se dividía el territorio nacional en dis-
tritos electorales. Se debían publicar las listas de empadronamiento de los
ciudadanos y éstos podían impugnarlas, al igual que los nombramientos de
funcionarios de casilla. Las boletas electorales las elaboraban los propios
partidos, de acuerdo con el modelo que establecía la Secretaría de Gober-
nación. Los escrutadores de casilla eran propuestos por los partidos con-
tendientes y nombrados por el presidente municipal, y cada partido podía
nombrar un representante ante la casilla. Los partidos ya consignaban un
color distintivo. Los senadores eran declarados electos por las legislaturas
de los estados. Para constituir un partido político se requería una asamblea,
con un mínimo de 100 miembros. Las candidaturas debían ser registradas
por lo menos un mes antes del día de la elección.
Las elecciones eran indirectas en primer grado. Por cada 500 habi-
tantes se elegía un elector para formar los Colegios Sufragáneos. Entre los
requisitos para ser candidato estaban: ser ciudadano empadronado, saber
leer y escribir, no tener mando militar, funciones judiciales, ni ser ministro
de algún culto.
Más tarde, en 1912, se realizó una reforma constitucional para formar
una junta que efectuara el cómputo de la elección indirecta de diputados y
senadores. Esta junta estaba integrada por diez ciudadanos residentes en el
distrito respectivo. Con este panorama legislativo, que en su tiempo
implicó un adelanto notable en la vida democrática nacional, justificaba el
Presidente Madero la trascendencia de la ideología política en la que basó la
lucha revolucionaria a la que convocó al pueblo mexicano para deponer
la dictadura porfirista. Con toda justicia se le ha llamado el apóstol de la
democracia.
8. El Derecho revolucionario 177

Francisco León de la Barra, que se desempeñaba como Secretario de


Relaciones Exteriores, ocupó la Presidencia de la República a raíz de las
renuncias de Porfirio Díaz y de Ramón Corral. Su gabinete lo integró con
una marcada mayoría porfirista, aunque en los estados se nombraron en
algunos casos gobernadores maderistas, como en Coahuila, Chihuahua,
Tabasco y Yucatán. Pero era evidente que a Madero le faltaban hombres de
confianza para ubicarlos en las esferas de poder, lo que fue aprovechado
por los antiguos porfiristas resentidos por la caída del dictador.
Los aspectos importantes del interinato de León de la Barra se deta-
llan a continuación:

1. El licénciamiento de las tropas irregulares o populares de la Revolu


ción maderista, lo que se realizó con cierta facilidad y rapidez, excep
to en el caso del Ejército Libertador del Sur comandado por el gene
ral Emiliano Zapata, quien para entregar las armas exigía la dotación
de tierras a sus campesinos.
La situación se hizo cada vez más conf lictiva porque Madero se
ofreció a mediar entre el gobierno y los alzados, pero no logró con-
vencer a Zapata, máxime cuando el general Victoriano Huerta había
emboscado a unos zapatistas que acababan de entregar sus armas.
2. Andrés Molina Enríquez lanzó en agosto de 1911 su Plan de Texcoco,
en el que desconocía a De la Barra y proponía crear un Consejo Revo
lucionario. El Plan fracasó y Molina fue hecho prisionero.
3. Poco después el Presidente De la Barra exigió la renuncia en su gabi
nete del doctor Emilio Vázquez Gómez, político cercano a Madero.
4. El gobierno interino logró su propósito de dividir y debilitar al Parti
do Revolucionario Antirreeleccionista y esto se acentuó en el mo
mento de designar candidato a la Vicepresidencia, seleccionando entre
Emilio Vázquez Gómez y José María Pino Suárez.

La división fue tan grande que se formó otro partido político, el


Constitucional Progresista, con maderistas de primer nivel como el her-
mano del caudillo, Gustavo A. Madero. Igualmente surgió el Partido Ca-
tólico Nacional y aún subsistía el Partido Liberal Mexicano, de los herma-
nos Flores Magón.
Una vez en la Presidencia de la República Francisco I. Madero, lo más
destacado de su gobierno fue lo siguiente:

1. Trató de conceder amplia libertad de prensa, pero esto fue aprove-


chado para atacarlo y satirizarlo con caricaturas, a veces agresivas.
178 Historia del Derecho mexicano

2. El general Pascual Orozco se alzó en armas en Chihuahua con su


Plan de la Empacadora (llamado así porque se firmó en una empresa
empacadora chihuahuense).
El Secretario de Guerra José González Salas trató de combatir a
Orozco, pero fue derrotado y se suicidó. Entonces, el general Victo-
riano Huerta atacó a Pascual Orozco y en la batalla del Cañón de
Bachimba logró derrotarlo, con lo que terminó el alzamiento oroz-
quista.
3. El general Bernardo Reyes se rebeló en el norte del país, pero fue
vencido y hecho prisionero en la cárcel militar de Santiago Tlatelolco.
4. El sobrino del general Díaz, Félix Díaz, se levantó en contra del go
bierno en octubre de 1912 en Veracruz. Este brote rebelde también
fue detenido y Díaz fue hecho prisionero en la penitenciaría del Dis
trito Federal.
5. La XXVI Legislatura Federal, integrada de manera heterogénea por
porfiristas y maderistas, en general fue hostil hacia el gobierno de
Madero.
6. El 17 de septiembre de 1912 se fundó en México la Casa del Obrero
Mundial, importante antecedente del desarrollo sindicalista del país.
7. Durante el gobierno de Madero se fundó la Escuela Libre de Dere
cho, noble institución que hoy ocupa un merecido lugar de prestigio
en la vida académica del país.
8. Las relaciones con Estados Unidos de América se hicieron muy ten
sas porque Madero no aceptó aumentar concesiones y privilegios en
materia petrolera para los estadounidenses. Además, se estableció
un impuesto de tres centavos por barril y el uso del idioma español
en los ferrocarriles, todo lo cual lo enemistó con el Presidente
Woodrow Wilson, al grado de que el embajador Henry Lañe Wilson
fue considerado persona non grata y se pidió su salida del país. Esto
precipitó los sucesos de la Decena Trágica y el fin del gobierno y de la
vida de Madero.
9. Emiliano Zapata, nacido en San Miguel Anenecuilco, en Morelos, se
había desempeñado como jefe agrario de la región, cargo dado por las
comunidades campesinas. Designado por elección por los varones ma
yores de edad para administrar y defender el patrimonio común (un
tanto como remembranza de los calpulleques o jefes de barrio pre-
hispánicos), y que se había unido a la Revolución maderista para derro
car a la dictadura de Díaz, se disgustó por el licénciamiento al que se hizo
alusión anteriormente. Entonces, el 25 de noviembre de 1911, a escasos
20 días de la toma de posesión de Madero, desde Ayoxustla, en la sierra
8. El Derecho revolucionario 179

de Puebla, lanzó su Plan de Ayala, redactado por el profesor Otilio


Montano, con su lema "Libertad, Justicia y Ley". En el Plan se desconoce a
Madero como Presidente de la República y se le llama traidor. Se ofrece la
dirección del movimiento al general Pascual Orozco, y además se pretende
expropiar una tercera parte de la superficie de las haciendas para dotar a los
pueblos de tierras comunales y se plantea la necesidad de entregar tierras
a los campesinos del país. La rebelión se extendió por todo Morelos,
Tlaxcala, Puebla, Michoacán, el Estado de México, Guerrero, Oaxaca y el
sur del Distrito Federal, y el gobierno de Madero no pudo eliminar esta
severa amenaza para su estabilidad. 10. A pesar de su breve gobierno
(noviembre de 1911 a febrero de 1913), se realizaron obras importantes;
por ejemplo, se repararon vías férreas, se crearon estaciones
experimentales agrícolas, se hicieron varias obras de beneficencia pública,
etcétera.

Todo ello terminó con los sucesos llamados de la Decena Trágica (9 a


19 de febrero de 1913), que comenzó con el levantamiento de algunos
cuerpos militares, quienes después de liberar a los generales Bernardo
Reyes y Félix Díaz atacaron el Palacio Nacional en la Ciudad de México,
pero fueron rechazados; en el intento murió el general Reyes y muchos
militares y civiles.
Madero fue escoltado desde el Castillo de Chapultepec hasta el Zócalo
capitalino por los cadetes del H. Colegio Militar ("Marcha de la lealtad") y
los rebeldes se atrincheraron en la Ciudadela.
Durante varios días se combatió por calles y casas cercanas a la Ciudadela.
Los vecinos vivieron horas de angustia y necesidad, hasta que, debido a la
traición del general Victoriano Huerta, fueron hechos prisioneros Madero,
Pino Suárez, el general Felipe Ángeles, Gustavo A. Madero y otros
personajes, la mayor parte de los cuales fueron bárbaramente asesinados.
Todo esto se consolidó a favor de los traidores mediante un pacto
conocido como de la Ciudadela o de la Embajada, en el que Victoriano
Huerta, Félix Díaz y el embajador Lañe Wilson planearon la renuncia y
muerte de Madero y el ascenso de Huerta al poder, para luego, en eleccio-
nes, obtener el poder Félix Díaz. Ésta es una de las páginas más oprobiosas
de la historia nacional.
El 19 de febrero Madero y Pino Suárez firmaron sus renuncias, y las
aceptaron los miembros del Congreso de la Unión. Se hicieron gestiones por
parte del gobierno de Cuba para salvar a ambos personajes dándoles asilo
en ese país hermano, pero el día 22 fueron ejecutados a las afueras de la
penitenciaría de la Ciudad de México.
180 Historia del Derecho mexicano

A su renuncia fue Presidente de la República Pedro Lascuráin, quien


había sido Secretario de Relaciones Exteriores de Madero. Se le tomó la pro-
testa de ley y nombró su gabinete, cuya Secretaría de Gobernación la tomó
Victoriano Huerta. En seguida Lascuráin renunció a la Presidencia, re-
nuncia que le fue aceptada y se nombró Presidente al general Huerta.
Lascuráin ha sido el Presidente de más corto mandato: éste duró aproxi-
madamente 45 minutos, de las 17:15 a las 18:00 horas de ese día infausto
19 de febrero de 1913.
Así comenzó el gobierno usurpador de Huerta, producto de un cuar-
telazo, de una traición y de una alianza ilícita con un embajador indigno
de esa alta investidura.
El gobierno de Huerta trató de militarizar tanto al sector público como
al educativo. Los empleados de las diversas secretarías fueron uniformados,
recibieron instrucción militar y algunos altos funcionarios ostentaron
grados. Las escuelas primarias, secundarias y la misma preparatoria tam-
bién fueron militarizadas; incluso la Escuela Nacional Preparatoria llegó a
desfilar el 16 de septiembre de 1913, en la inteligencia de que aquellos
preparatorianos que se negaran a cumplir estas nuevas exigencias militares
serían separados del plantel.2
Los secretarios de Estado fueron con frecuencia renovados de sus
cargos o renunciaron, e incluso tuvieron que ausentarse del país para
evitar severas represalias por no estar de acuerdo con las medidas arbitra-
rias del régimen huertista. Tal fue el caso de Toribio Esquivel Obregón,
Secretario de Hacienda, quien años después regresó al país y fue famoso
por ser un verdadero precursor de la historia del Derecho mexicano; in-
cluso sus Apuntes para la Historia del Derecho en México llenaron una laguna
bibliográfica en la asignatura durante varias décadas, cuando circularon
en forma mimiografiada. Ya han sido publicados en dos tomos, que
constituyen una obra básica en nuestra materia.
Varios políticos fueron asesinados por órdenes del dictador; por ejem-
plo, Abraham González, gobernador de Chihuahua; Serapio Rendón, dipu-
tado por Yucatán, y Solón Arguello, escritor nicaragüense. El caso más
escandaloso fue el de Belisario Domínguez, senador por Chiapas, quien
elaboró un célebre documento en el que acusaba a Huerta por sus atroci-
dades, y aunque no llegó a pronunciar este discurso en la Cámara, su
contenido se divulgó, por lo que fue asesinado en el panteón de Coyoacán
en la Ciudad de México el 8 de octubre de 1913.

Enciclopedia de México, op. cit., tomo II, pág. 2393.


8. El Derecho revolucionario 181

Ante tal situación, la Cámara de Diputados exigió esclarecer el asesi-


nato del senador Domínguez y del Lie. Rendón y, en su caso, responsa-
bilizar al Presidente Huerta, por lo que éste ordenó a Manuel Garza Aldape,
Secretario de Gobernación, que con el apoyo de la policía y del ejército
procediera a disolver y detener a los miembros de la XXVI Legislatura,
quienes fueron trasladados a la prisión de Lecumberri. El 26 de octubre
se realizaron elecciones extraordinarias y el 20 de noviembre se hizo la
apertura oficial de una nueva Legislatura.
Para ese momento el Pacto de la Embajada estaba roto y Félix Díaz
había sido nombrado embajador en Japón, para alejarlo de la política na-
cional. Por su parte el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, se
había negado a secundar al dictador en su administración, a raíz de un
telegrama que Huerta había enviado a todos los gobernadores de la Repú-
blica, en donde les manifestaba que asumía la Presidencia del país y pedía
su apoyo al nuevo gobierno.

El movimiento constitucionalista

Carranza se rebeló ante esta usurpación e invitó a los gobernadores a


secundarlo. Su movimiento se llamó Revolución Constitucionalista porque
pretendía la reivindicación de la Constitución, ahora vulnerada por la usur-
pación. Para tal efecto convocó a una sesión extraordinaria de la dipu-
tación local, en la cual se desconoció a Huerta como Presidente de la
República y se concedió al gobernador Carranza amplias facultades para
restablecer el orden legal en el país.
Posteriormente salió de Saltillo y en la hacienda de Guadalupe dio a
conocer a la nación el Plan de ese nombre, mediante el cual se desconocía
a Huerta como Presidente de la República, igual que a los miembros de los
poderes Legislativo y Judicial de la Unión y sus equivalentes, junto con
los gobernadores en cada una de las entidades federativas, si éstas en un
término de 30 días contados a partir de firmado el Plan (26 de marzo de
1913) seguían obedeciendo al régimen dictatorial de Huerta.
Con este mismo Plan de Guadalupe se formó el Ejército Constitucio-
nalista. Venustiano Carranza fue el primer jefe del mismo y luego Presi-
dente interino de la República al ocupar la capital del país. Se comprometió,
una vez consolidada la paz pública, a convocar a elecciones generales. A su
vez, los diversos jefes militares ocuparían interinamente los gobiernos locales.
Carranza comenzó a tomar medidas políticas y jurídicas inmediatas,
como las que se detallan en seguida:
182 Historia del Derecho mexicano

• Reconocimiento de grados a los militares maderistas, regulares o irre


gulares, que se incorporaran al Ejército Constitucionalista.
• Desconocimiento de todos los actos del gobierno huertista.
• Autorización de una deuda interior por cinco millones de pesos y
expedición de moneda.
• Autorización para que nacionales y extranjeros pudieran reclamar el
pago de daños causados por la Revolución.
• Poner en vigor la Ley del 25 de enero de 1862 contra traidores a la
patria.
• Organizar el Ejército Constitucionalista en siete cuerpos.

Fueron grandes victorias de este ejército las tomas de Nogales, Cananea,


Naco, Agua Prieta, Torreón, Paredón, Saltillo, Chihuahua, Casas Grandes,
Pedriceña, Durango, Tepehuanes, Parral, Hermosillo, Guaymas, Culiacán,
Mazatlán, Acaponeta, Tepic, Monterrey, Tampico y Guadalajara. Pero sin
duda la batalla decisiva se dio con el triunfo del general Franciso Villa en
Zacatecas, que condujo a la renuncia de Victoriano Huerta el 15 de julio de
1914, después de 19 meses de usurpación. Es de notarse que el general
Lucio Blanco estando en Matamoros, Tamaulipas, llevó a cabo en agosto de
1913 el primer reparto agrario de que se tiene memoria, lo cual disgustó
a Carranza a tal punto que ordenó el traslado de este comandante a la
ciudad de Hermosillo, es decir, al otro lado del país.
Importa destacar que en medio de este conflicto se dio la interven-
ción estadounidense; muchos de sus aspectos fueron responsabilidad di-
recta del embajador Henry Lañe Wilson, quien trató de ganarse el apoyo
de los embajadores de Inglaterra y de Alemania para intrigar en contra de
los intereses económicos de México. Sin embargo, el gobierno estadouni-
dense estaba en manos del Presidente Woodrow Wilson, que no reconoció
al gobierno de Huerta, se retiró al embajador Wilson y la embajada quedó
a cargo del primer secretario Nelson O'Shaughnessy.
Para diciembre de 1913 Estados Unidos de América ordenó el retiro
de todos sus nacionales del territorio mexicano, y poco después los
barcos de la armada de aquel país se ubicaron en aguas territoriales de
México, como una medida de presión contra Huerta para que solucionara
el problema de la revolución constitucionalista.
El 9 de abril de 1914 algunos marines del acorazado Dolphin desem-
barcaron en Tampico, según se dijo para abastecerse de petróleo; en ese
momento el puerto estaba sitiado por las tropas constitucionalistas del
general Pablo González. El general federal Ignacio Morelos Zaragoza aprehen-
dió a los estadounidenses y aunque luego los dejó en libertad y ofreció
8. El Derecho revolucionario 183

amplias disculpas al comandante H. Mayer, jefe de operaciones de la flota


norteamericana, el incidente fue aprovechado por el gobierno de Wilson.
Tras de intercambiar notas ambos países respecto a honrar la bandera
estadounidense en desagravio y hacer lo propio con la mexicana, pero en
realidad con el ánimo de ganar tiempo, el 21 de abril de 1914 las tropas
norteamericanas atacaron la aduana del Puerto de Veracruz.
El almirante estadounidense Fletcher fue repelido por los heroicos
cadetes de la Escuela Naval. En la acción murieron, entre otros, los cadetes
Virgilio Uribe, José Azueta y muchos civiles, mientras las tropas de Huerta
se retiraban hacia Tejería sin presentar batalla a los invasores, lo que
demostraba que para él era más importante allanar dificultades con
Estados Unidos que velar por la dignidad y la soberanía del país.
Wilson fue a su vez severamente criticado por su intervención en
México, y en vísperas de entrar Estados Unidos en la Primera Guerra
Mundial, cuando ya se observaban señales alarmantes en el panorama eu-
ropeo, propició la intervención de los representantes de Argentina, Brasil
y Chile ("La comisión del ABC") para lograr una salida decorosa en el
conflicto. Así, los representantes de Huerta, de Carranza (José Vasconcelos,
Luis Cabrera y Fernando Iglesias Calderón) y de Wilson se reunieron en
territorio de Canadá, país neutral, en lo que se ha llamado la conferencia
de Niágara Falls. Ésta, aunada a los triunfos de Carranza en el campo de
batalla, determinó la caída de Huerta y la retirada, el 14 de noviembre
de 1914, de los invasores estadounidenses del Heroico Puerto de Veracruz,
después de siete meses de ocupación.
A la renuncia de Victoriano Huerta ocupó interinamente la Presi-
dencia de la República Francisco Carbajal; entonces el general Alvaro
Obregón fue designado por Carranza para pactar la entrega pacífica de
la Ciudad de México, por lo cual en el Estado de México y con presencia
de los embajadores de Inglaterra, Francia, Brasil y Guatemala y distin-
guidos representantes del gobierno de Carbajal y del Ejército Consti-
tucionalista se firmaron los tratados de Teoloyucan, el 13 de agosto de
1914, entre los generales Eduardo Iturbide y Alvaro Obregón. En ese
documento se pactó la entrada sin violencia de las tropas revolucionarias
y la disolución del ejército federal (todavía de origen porfirista), que
fue sustituido por el ejército revolucionario, con lo cual surgió el nuevo
instituto armado del país, con una extracción netamente revolucionaria.
Huerta huyó a Estados Unidos, en donde finalmente falleció. Mien-
tras tanto, el 20 de agosto Carranza entró triunfalmente en la Ciudad de
México, para ocupar de manera interina la Presidencia de la República.
184 Historia del Derecho mexicano

La legislación preconstitucional

Lamentablemente, en el transcurso de la revolución constitucional sus prin-


cipales dirigentes se habían enemistado. Tal era el caso del rompimiento
entre el general Francisco Villa y Venustiano Carranza, al grado de que Villa
renunció a la jefatura de la famosa División del Norte y aunque su renuncia
fue aceptada, sus lugartenientes le pidieron que continuara en el cargo, por
lo que el rompimiento con Carranza fue definitivo.
Por otra parte, los zapatistas habían aportado mucho a la revolución
constitucionalista con la toma de Milpa Alta, Xochimilco, San Pablo Topilejo
y Tulyehualco en pleno Distrito Federal, pero al triunfo de Carranza, Zapata
exigió que el Primer Jefe se uniera al Plan de Ayala, por lo que el rompi-
miento entre ambos caudillos también fue inevitable. A Zapata para entonces
lo apoyaban otros personajes destacados como Manuel Palafox y Antonio Díaz
Soto y Gama (quienes salieron de la Casa del Obrero Mundial cerrada por
Huerta), José Guerra (autor del famoso lema "Tierra y Libertad", quien era
cercano a Ricardo Flores Magón) y otros más. Zapata propuso celebrar una
Junta Revolucionaria Nacional para elegir un Presidente interino;
Carranza, en un intento de reconciliarse con zapatistas y villistas, convocó
el 4 de septiembre de 1914 a una Convención de Generales y Gobernadores.
No obstante, rechazó cambiar el Plan de Guadalupe por el de Ayala, por lo
que Zapata decretó la nacionalización de los bienes de quienes se opusieran a
la Revolución y el general Villa desconoció la jefatura de Carranza.
A pesar de ello la Convención se reunió en la Ciudad de México el 1 de
octubre. Carranza renunció, pero los convencionistas le reiteraron su con-
fianza y acordaron trasladarse a la ciudad de Aguascalientes, que ofrecía
neutralidad frente al conflicto revolucionario.
En esa ciudad, en el Teatro Morelos, la situación se hizo crítica. La
Convención nombró como Presidente interino de la República al general
Eulalio Gutiérrez y lo acordado se firmó sobre una bandera nacional. En-
tonces Carranza desde Córdoba desconoció a la Convención y trasladó su
gobierno a Veracruz. Mientras, villistas y zapatistas unidos se aliaron en
Xochimilco, donde los jefes de ambos grupos firmaron el Pacto de ese nombre
y mediante el cual trataban de unificar las luchas campesinas del norte y del
sur de México, para reivindicar los derechos de los hombres del campo.
Una vez aliadas las dos fuerzas, entraron en la Ciudad de México el 3 de
diciembre de 1914, ocasión en que el general Villa llegó a Palacio Nacional
y tomó asiento en la silla presidencial.
La Convención de Aguascalientes tuvo tantos problemas internos que
presentó sucesivamente tres Presidentes, Eulalio Gutiérrez, Roque González
8. El Derecho revolucionario 185

Garza y Francisco Lagos Cházaro, hasta que con la derrota de Villa en Celaya
por el general Alvaro Obregón en abril de 1915 la Convención, que se había
asentado en Toluca, a la que declaró capital de la República, se tuvo que
trasladar hacia el Norte y en tierras de Zacatecas se disolvió. Lagos Cházaro
huyó hacia Centroamérica, con lo que el triunfo de Venustiano Carranza se
consolidó. Entonces Carranza declaró capital de México a la ciudad de
Querétaro, a partir de enero de 1916, y procuró pacificar al país.
Esta pugna entre constitucionalistas y convencionistas se conoc e
como la guerra de facciones, en la que cada facción presentó sus diversas
disposiciones legales o leyes preconstitucionales porque se dieron antes
de la Constitución de 1917.

1. Leyes decretadas por la Convención de Aguascalientes:


a) Ley Agraria (24 de mayo de 1915), en donde se trató de fijar la
pequeña propiedad agraria y se dio pauta para expropiar tierras
y aguas de las haciendas.
b) Ley relativa a beneficiar a los campesinos y a los trabajadores, que
preveía destruir el latifundismo, devolver a los pueblos campesi
nos los ejidos y las aguas de que habían sido despojados por las
haciendas; fundar bancos agrícolas para apoyar a los campesi
nos; establecer escuelas regionales agrícolas; expropiar bienes
raíces con base en su valor catastral; hacer reformas de tipo social
para evitar la miseria de los trabajadores, como implementar una
educación moralizadora, promulgar leyes sobre accidentes de tra
bajo, otorgar pensiones de retiro, reglamentar las horas de traba
jo, de higiene y seguridad jurídica a las uniones y asociaciones
obreras, evitando que los empresarios trataran individualmente
con el trabajador; reconocer el derecho de huelga y de "boico
teo"; suprimir las tiendas de raya y el sistema de vales para el pago
de salarios, etcétera.

2. Leyes expedidas por el movimiento constitucionalista:


Venustiano Carranza entendió que la Revolución que encabezaba
debía ofrecer a la nación perspectivas más importantes que las meramente
políticas. Por eso desde el comienzo de su lucha, en el Salón de Cabildos
del Ayuntamiento de Hermosillo, el 24 de septiembre de 1913 manifestó:
"Que sepa el pueblo de México que terminada la lucha armada, tendrá
que principiar, formal y majestuosamente, la lucha social."3

Enciclopedia de México, op. cit., tomo 3, pág. 1370.


186 Historia del Derecho mexicano

Es de destacarse que Carranza al triunfo de la Revolución


constitucionalista rehusó el título de Presidente interino y conservó
el de Primer Jefe, encargado del Poder Ejecutivo de la Unión.
En su gobierno incrementó la deuda pública a 130 millones de
pesos, pero procuró dotar al país de una legislación avanzada. Así,
por ejemplo:
• Se legalizó el divorcio el 29 de diciembre de 1914. (Hasta entonces
sólo se permitía la separación de los cónyuges pero sin posibilitar
un nuevo matrimonio.)
• Se expidió la Ley de 1915, que reformaba varios artículos del Código
Civil del Distrito y Territorios Federales, en lo que toca a derecho familiar.
• Se promulgó la Ley de Relaciones Familiares del 9 de abril de 1917,
cuyas disposiciones luego pasaron al Código Civil del Distrito y Te
rritorios Federales de 1929. Destacaba en esta ley la igualdad jurídi
ca del hombre y la mujer respecto al matrimonio y algunas limita
ciones a la patria potestad de los hijos.
• Se hizo famosa la Ley del 6 de enero de 1915, obra atribuida al
jurista Luis Cabrera, que prevé la restitución de tierras a los cam
pesinos. Esta Ley sirvió de base en gran medida a la redacción del
art. 27 de la Constitución federal.
• También se sujetó la explotación petrolera al control de los esta
dos en cuyos territorios se encontraran los centros de extracción.
• Se suprimió la Lotería Nacional.
• Se instituyó el municipio libre (bandera magonista) sin los jefes
políticos.
• Se estableció la jornada máxima de trabajo en ocho horas y se ini
ció el concepto de salario mínimo.
• Lamentablemente, y a raíz de una huelga estallada en contra del go
bierno de Carranza en protesta por el pago de sueldos con los muy
devaluados billetes carrancistas, en 1916 se decretaron medidas se
veras que implicaban pena capital para "agitadores" en el campo
laboral. Lo único que esto logró fue despertar tanto enojo en la
opinión pública y en los medios políticos que a la postre se elaboró
el art. 123 constitucional para proteger a los trabajadores. 4
• Se estableció en 1916 una Ley de Pagos para resolver en parte el
endeudamiento del país, por lo cual se decretó una moratoria ge
neral, que también fue muy controversial.
4
Guillermo Floris Margadant S., Introducción a la Historia del Derecho mexicano, 2a. ed., Esfinge,
México, 1976, pág. 168.
8. El Derecho revolucionario 187

• Se reorganizó, con la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federa


ción, el funcionamiento de los tribunales federales.
• Se prohibieron las corridas de toros en 1916 por ser "un placer
malsano".
• La Escuela Preparatoria se unió a la Universidad en 1916, y ya no
fueron gratuitas.
• Se suprimió, también en 1916, la Vicepresidencia de la República.
• Se elaboró en 1917 una nueva Ley Electoral con distribución de
electores en secciones y distritos; con base en esta Ley se hicieron
las elecciones federales de 1917.
• Se estableció una Ley Orgánica del Cuerpo de Prácticos, que reguló a
la Marina Nacional.
• Se elaboró en 1917 una Ley de Secretarías de Estado.

3. Legislaciones locales:
Es importante destacar que en las entidades federativas se dieron
algunas disposiciones legales que luego tuvieron trascendencia en
el país; por ejemplo:
• En Tabasco se fijaron los salarios mínimos, las jornadas máximas y
se suprimieron las deudas de los obreros.
• Lo mismo sucedió en Jalisco, con el gobernador Aguirre Berlanga
y en Veracruz con Cándido Aguilar.
• En Yucatán, con el gobernador (por cierto sinaloense) Salvador
Alvarado se promulgaron cinco leyes ("las cinco hermanas"), una
agraria, una fiscal, una catastral, una del municipio libre y otra
laboral; mediante ésta última se crearon las juntas de conciliación y
arbitraje. 5 En Jalisco y Coahuila también se fundaron estos orga
nismos.
• En Durango se expidió asimismo una ley agraria con Pastor Rouaix.

4. Planes de la Revolución agrarista:


Así se denomina a los movimientos revolucionarios de villistas
y zapatistas, que si bien al principio apoyaron a Carranza en su lucha
constitucionalista, luego rompieron con ésta y actuaron por su cuenta.

Emiliano Zapata hacia 1916, después de la derrota del villismo en


Celaya, se estableció en Tlaltizapán en Morelos y organizó los gobiernos
de los ayuntamientos de la región. Se fundaron asociaciones para defen-

Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 167.


188 Historia del Derecho mexicano

der a los trabajadores, se dieron conferencias y consejos para regular el


funcionamiento de las escuelas rurales y se crearon varias escuelas por co-
operación popular. Más tarde, al promulgarse la Constitución Federal de 1917,
Zapata pretendió reconciliarse con Carranza, a condición de que éste reco-
nociera la legalidad del Ejército Libertador del Sur, sobre todo porque en la
Constitución se reconocían los postulados agraristas del zapatismo.
Pero Carranza no aceptó pactar con "bandidos que actuaran fuera
de la ley", en realidad porque al haberse enfrentado al zapatismo resultaba
difícil para él reconocer las razones del caudillo morelense, al que la sociedad
elitista que se veía afectada por las nuevas disposiciones agrarias le llamaba
despectivamente el Atila del Sur. Por esta razón, el 10 de abril de 1919 el
general Zapata y algunos de sus hombres fueron cobardemente
emboscados en Chinameca por el coronel Jesús Guajardo, quien militaba
a las órdenes del general Pablo González. Días después del homicidio
Guajardo fue ascendido a general. Pero tras su muerte la figura de Zapata
se acrecentó y la historia nacional tuvo finalmente que darle un sitio desta-
cado en la Revolución; así, Emiliano se convirtió en un símbolo de las
luchas agrarias del pueblo de México.
Por su parte, el general Francisco Villa, nacido en la hacienda de Río
Grande, jurisdicción de San Juan del Río, en Durango, representaba la
lucha de los campesinos desposeídos del norte del país. Sus célebres haza-
ñas militares lo habían tornado particularmente peligroso para el gobierno
de Carranza. Al hacerse cargo por poco tiempo del gobierno de las
ciudades que caían bajo el mando de su famosa División del Norte, Villa
dio muestras de su gran capacidad creativa y organizadora, como en
Chihuahua, en Torreón y en Zacatecas, y se caracterizó por defender los
intereses de las clases humildes. El general Villa sintetizaba sus ideales
agraristas diciendo que su afán era de "entregarles sus derritas al pue-
blo".6 También consideraba incompatible la paz de la República y la exis-
tencia de grandes haciendas, por lo que proclamó la Ley General Agraria
del 24 de mayo de 1915, expedida en León, Guanajuato, en la que sé dice
que la tierra es "casi la única fuente de riqueza" y que, por lo mismo, debe
distribuirse para alcanzar al mayor número posible de mexicanos.
Esta ley, sin embargo, era ya extemporánea porque la de enero de 1915
de Luis Cabrera, a la que se hizo alusión anteriormente, serviría de base al
art. 27 de la Constitución federal de 1917. En otro orden de ideas, Villa
proponía trabajar tres días a la semana y los otros destinarlos a preparación
escolar y militar y al descanso.

Eugenia Mayer, El Villismo. Historia de México, op, cit., tomo XI, pág. 2440.
8. El Derecho revolucionario 189

Cuando el gobierno de Carranza fue reconocido por Estados Unidos


de América, Villa, molesto, mandó ejecutar a unos ingenieros estadounidenses
en Santa Isabel, Chihuahua, cruzó la frontera y atacó la población de
Columbus, en Nuevo México, lo que originó el reclamo del gobierno nor-
teamericano y la expedición punitiva del general John Pershing, quien,
con autorización de Carranza, penetró en territorio nacional para apre-
hender a Villa, sin lograrlo. Poco después regresó a su país.
El general Villa siguió encabezando una guerrilla en el norte de México,
hasta que en 1920 el Presidente interino Adolfo de la Huerta firmó con
él los tratados de Sabinas, que pusieron fin a la lucha armada del llamado
Centauro del Norte, que se retiró a su hacienda de Canutillo, en Durango.
Allí conservó una escolta de 50 hombres, cuyos sueldos pagaría el
gobierno federal. Eran gente de su confianza: muchos habían formado parte
de su Estado mayor en su grupo de "Dorados", como se les llamaba
popularmente. Sin embargo, el 20 de julio de 1923 fue asesinado, durante
el gobierno del general Alvaro Obregón, en plena plaza principal de
Hidalgo del Parral, en Chihuahua.

La Constitución de 191.7

Una vez vencido Villa en los combates de Celaya (6, 7, 13 y 15 de abril de


1915) y casi derrotado el general Zapata en el sur, a lo largo de 1916
Carranza modificó el Plan de Guadalupe y convocó el 16 de septiembre
de ese año a la integración de un Congreso Constituyente, para que por
su intermedio la nación expresara su voluntad de generar las reformas
necesarias acordes con los planteamientos de la Revolución social. El Dis-
trito Federal y cada entidad federativa elegiría un diputado propietario y
un suplente por cada 60 mil habitantes, o fracción mayor de 20 mil, de
acuerdo con el censo general de población de 1910 y según las normas de la
Constitución de 1857. Los comicios se efectuaron el 22 de octubre y el 1 de
diciembre se instaló solemnemente este Congreso Constituyente, en el
Teatro Iturbide (hoy de la República), de la ciudad de Querétaro.

El Congreso Constituyente

Esta magna asamblea tenía la limitante de no contar realmente con oposi-


ción, pues no se dio cabida a representantes del porfirismo, del huertismo,
del zapatismo, del villismo o de la disuelta Convención de Aguascalientes.
190 Historia del Derecho mexicano

Simplemente era la expresión del constitucionalismo carrancista triunfan-


te, la realidad vuelta legalidad.
No obstante, los Constituyentes desde un principio se dividieron en
dos grupos: los liberales moderados y los radicales extremistas, quienes
pugnaban por un Estado fuerte promotor de reformas sociales en el país.
En sus filas destacaron por su animada y brillante participación, entre
otros Luis Manuel Rojas, quien se desempeñó como presidente del Con-
greso, Félix F. Palavicini, Alfonso Cravioto, José Natividad Marías, Francisco
J. Mújica, Heriberto Jara, Rafael Martínez de Escobar, Esteban Baca
Calderón, Hilario Medina, Arturo Méndez, Agustín Garza González,
Paulino Machorro, Cándido Aguilar, Salvador González Torres, Fernando
Lizardi, Jesús López Lira, Ernesto Meade Fierro, José María Trochuelo,
Antonio Ancona, Juan de Dios Bojórquez y Fernando Castaños.

El Proyecto del Primer Jefe

Venustiano Carranza sólo pretendía reformar la Constitución de 1857, no


crear una nueva Carta Magna. En realidad su proyecto poco avanzaba en
lo que toca a reivindicaciones profundas de los derechos de los grandes
grupos sociales. Según Daniel Moreno Díaz,7 en el proyecto que el Primer
Jefe sometió a la consideración del Congreso Constituyente de 1917 des-
taca lo siguiente:

1. El cambio de la denominación derechos del hombre por el de garantías


individuales.
2. Algunas modificaciones a los arts. 14, 20 y 21 para agilizar el proce
dimiento penal; la función investigadora quedaba a cargo del Minis
terio Público, evitando así que el juez fuera también parte acusadora.
3. Otorgaba mayores facultades al Poder Ejecutivo Federal como la de
veto y de nombramiento de su gabinete, para evitar que éste fuera
débil frente al Legislativo, como había ocurrido en la Constitución de
1857. En esto era evidente la influencia que ideológicamente se reci
bió de la obra La Constitución y la dictadura, libro clásico del Derecho
constitucional mexicano, escrito por Emilio Rabasa, quien asegura
ba que esa debilidad del Ejecutivo trajo como consecuencia la necesi
dad de gobernar con facultades extraordinarias, algo típico de los
gobiernos de Benito Juárez y de Porfirio Díaz.

7
Daniel Moreno Díaz, Derecho constitucional mexicano, 3a. ed., Pax-México, 1976, págs. 242 y siguien-
tes.
8. El Derecho revolucionario 191

4. Se reducía a uno solo el periodo ordinario de sesiones del Senado.


5. Se establecía la elección directa del Presidente de la República.
6. Se eliminaban las jefaturas políticas, postulando el municipio libre y
autónomo.
7. Se procuraba dar mayor autonomía al Poder Judicial de la Federación.

Los debates

El Congreso Constituyente de Querétaro sesionó desde el 1 de diciembre


de 1916 hasta el 5 de febrero de 1917, pero su labor fue titánica para desa-
hogar todas las inquietudes vertidas en los múltiples discursos y debates,
en su mayoría apasionados y radicales, fruto natural de las corrientes re-
volucionarias de la época. Muy destacados fueron los debates sobre:

1. La educación pública. En lo relativo al art. 3o. constitucional sobresa


lió la postura de Francisco J. Mújica y su idea radical respecto a que el
clero no participara en esta materia. La base de la discusión era la
supremacía del Estado en la educación o el derecho natural de los
padres de determinar qué tipo de educación deben recibir sus hijos.
2. La propiedad y la reforma agraria. El objetivo era determinar la pro
piedad original de la tierra, aguas, bosques y subsuelo del territorio
nacional.
De alguna manera es el concepto moderno de lo que en la
antigüedad fue el derecho de la Corona. Se dice que así se recogía el
pensamiento agrarista de Andrés Molina Enríquez, y que uno de
los redactadores del art. 27 fue el Ing. Pastor Rouaix. Este artículo
determinó el cambio de política respecto a la propiedad agraria del
país. Surgió así el Derecho agrario, básico para el desarrollo actual
de México.
3. El aspecto laboral. Se discutió lo concerniente al art. 123. Se recibió
fuerte presión de parte de la opinión pública y sobre todo de un
grupo de activistas famosos, los llamados batallones rojos de la re
abierta Casa del Obrero Mundial. También destacó la participación
del Ing. Rouaix. Se estableció la necesidad prioritaria del Estado de
regular las relaciones obrero-patronales; surgió así el Derecho del
trabajo, como una nueva especialidad jurídica, que también dio ori
gen, algún tiempo después, al Derecho de la seguridad social. Lo
anterior hizo nacer en el panorama jurídico una nueva área respecto
a la tradicional división, de origen romano, del Derecho público y el
Derecho privado (tan discutible hoy día), o sea el Derecho social. Se
192 Historia del Derecho mexicano

consignó el derecho de huelga, el de sindicalización y se señalaron


las principales prestaciones e indemnizaciones a las que tienen dere-
cho los trabajadores.
4. Las relaciones Iglesia-Estado. Al respecto se discutió lo referente a los
arts. 24 y 130. En este punto destacó el criterio de Hilario Medina,
quien quiso dejar claro que las limitaciones y críticas de sus argumen
tos eran contra el clero, como grupo de poder y no contra la reli
gión, cuya práctica dentro de los lineamientos del orden y la moral es
un derecho básico del hombre. Más profundo y radical en sus limi
taciones a la Iglesia fue Félix Palavicini.
5. El presidencialismo. Se discutieron las facultades concedidas al Ejecu
tivo federal, en los arts. 80 a 89, y se trató de equilibrar la fuerza de
mando entre los poderes Legislativo y Ejecutivo, sobre todo porque
algunos constituyentes consideraban muy peligroso erigir un presi
dencialismo desbordante. Tal era la manera de pensar de Froylán C.
Manjarrez, quien prefería que México se orientara hacia un sistema
parlamentario.
Además, se discutió en torno al nombre oficial del país. Algunos
proponían el de República Mexicana; sin embargo, imperó el de
Estados Unidos Mexicanos, arraigado desde 1824. Igualmente se es-
tableció, en el art. 47, que el hasta entonces Territorio de Tepic se
convirtiera en estado de Nayarit. Asimismo se discutió lo tocante a
los arts. 117 y 129 y lo referente a fijar el matrimonio como un contrato
civil; las elecciones de gobernadores, etc. Al darse una tendencia social
al Derecho, y en esto fue precursor nuestro país, fue necesario
doctrinalmente replantear la ciencia jurídica. Así, a la tradicional divi-
sión de Derecho público y Derecho privado, que venía desde la época
del Derecho romano, se aumentó un área conocida como Derecho
social, donde se ubicaron las nuevas especialidades de Derecho del
trabajor Derecho de la seguridad social y Derecho agrario. Este último
fue impulsado vigorosamente por personas como el potosino Antonio
Díaz Soto y Gama, destacado abogado que ayudó al movimiento de
Camilo Arriaga al fundar el Club Liberal Ponciano Arriaga contra la
dictadura porfirista; igualmente ayudó en su lucha a los hermanos
Flores Magón y al general Emiliano Zapata, y fue un destacado profesor
de esta asignatura en la Universidad Nacional.
Actualmente han surgido muchas nuevas especialidades del De-
recho, como el Derecho familiar, el electoral, el procesal electoral, el
municipal, el ecológico, el económico, el burocrático, el informático,
etcétera.
8. El Derecho revolucionario 193

La promulgación

Con muchas presiones en cuanto a tiempo, pues se había fijado el plazo


del 5 de febrero de 1917 (coincidiendo con el de la misma fecha en 1857 de
la Constitución anterior), y en medio de fuertes protestas por parte de los
grupos más conservadores del país, se promulgó la Constitución emanada
de este Congreso Constituyente, el que por atención al Proyecto del Pri mer
Jefe nombró al documento Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos que reforma la del 5 de febrero de 1857. Esto recibió una fuerte crítica
de parte de Felipe Tena Ramírez, quien dice que ni modificaba la
Constitución de 1857 ni se manifestaba abiertamente como una nueva Cons-
titución.6
Lo cierto es que el pueblo, el foro y la historia contemporánea de
México han dado plena legitimidad a la Constitución de 1917 y al margen
de precisiones técnico-jurídicas y políticas, se le considera una nueva Cons-
titución, y por cierto la primera de orden social, lo cual nos honra. No en
vano la Asamblea Constituyente de Querétaro es recordada con especial
respeto y admiración.
La Constitución entró en vigor el 1 de mayo de 1917, pero con base
en ella, desde el 6 de febrero se convocó a elecciones para Presidente de
la República y miembros del Congreso. Éstas se efectuaron el 11 de marzo
siguiente y la primera magistratura correspondió a Venustiano
Carranza.
La promulgación de la Constitución fue muy solemne, con la presencia
del propio Carranza. En un principio fue criticada por algunos políticos
exiliados como Rodolfo Reyes y Jorge Vera Estañol, quienes le señalaron
múltiples errores jde carácter técnico-jurídico, pero todo ello no tuvo
mayores consecuencias para el país.
Con la expedición de ese importante documento se iniciaba la etapa
de institucionalización de la Revolución social de México, se abría el pano-
rama de su historia contemporánea, rica y accidentada y de la que muchos
ya hemos sido testigos y actores. Por eso aquí debería concluirse el análisis
histórico-jurídico nacional, a fin de guardar la objetividad que da la dis-
tancia temporal que todo estudio histórico debe procurar. No obstante, a
continuación se presenta una reseña breve y concisa de lo más destacado
de los regímenes presidenciales posteriores a la promulgación de la Cons-
titución de 1917.

Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México (1808-1998), 21a. ed., Porrúa, México, 1998,
pág. 816.
194 Historia del Derecho mexicano

Los gobiernos posrevolucionarios

Venustiano Carranza (1917-1920), Cuatro Ciénegas, Coahuila


En su calidad de Presidente Constitucional, al triunfar en las elecciones de
marzo de 1917, volvió a establecer la capital de la República en la Ciudad
de México. Creó el Ministerio de Industria y Comercio, y expidió una ley
para la indemnización de daños causados por la Revolución. Se suspen-
dieron las relaciones diplomáticas con Gran Bretaña. El general Emiliano
Zapata fue asesinado en Chinameca, Morelos. Se incautó la existencia en
metálico de los bancos y se planteó la necesidad, pero no se llegó a crear
un banco único de emisión de dinero. Se trató de combatir la existencia
de estancos y de monopolios. Se pretendió iniciar la moderna industriali-
zación del país e incluso se celebró un Congreso Nacional de Industriales
en Puebla. Se amplió la red ferroviaria y se abrieron caminos en diversos
lugares del país.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, México logró mantener su
neutralidad, situación difícil dada su ancha frontera con Estados Unidos
de América. Incluso se sabe que Alemania pretendía animar a Carranza a
aliarse con las potencias centrales de Europa, en el entendido de que, de
ser derrotada Norteamérica, se le devolverían a nuestro país los territorios
perdidos en 1848. Tal es el escandaloso caso planteado en el famoso
telegrama de Arthur Zimmermann, ministro de Asuntos Exteriores del
gobierno alemán, que fue interceptado por el servicio de inteligencia inglés
y no tuvo mayores consecuencias para México.
Se creó una Comisión Nacional Agraria para estudiar la redistri-
bución de la propiedad planteada en el art. 27 constitucional y se exigió
que los extranjeros que adquirieran bienes raíces en territorio nacional
renunciaran previamente a solicitar el apoyo de sus países de origen en
caso de litigio.
Se ordenó un control oficial respecto a la explotación de mantos
petrolíferos. Se estableció la propiedad nacional del subsuelo y se regla-
mentaron los impuestos para la comercialización del petróleo, lo que dis-
gustó a Estados Unidos y desató una nueva crisis entre ambos países. Para
colmo, a propósito de la Conferencia de París, Carranza manifestó que
no aceptaba la Doctrina Monroe porque atacaba la soberanía e indepen-
dencia de México y constituía una tutela forzosa sobre todas las naciones de
América.
El movimiento obrero aumentó en intensidad, a pesar de la abierta
hostilidad de Carranza, y en Saltillo se celebró en 1918 el Congreso Obre-
8. El Derecho revolucionario 195

ro Nacional, que exigió el cabal cumplimiento de lo expresado en el art.


123 constitucional a favor de los trabajadores.
En varias ciudades del país hubo marchas y manifestaciones obreras,
pero siempre fueron reprimidas de manera violenta por las autoridades.
Esto lo único que provocó fue la unión de sindicatos y fuerzas obreras y la
creación de un organismo nacional conocido como Confederación Regional
Obrera Mexicana (CROM), cuyo primer Secretario General fue Luis N.
Morones. En oposición de ésta se creó la Confederación General de Tra-
bajadores, que se decía continuadora de la directriz marcada por la ya
rebasada Casa del Obrero Mundial.
En materia de partidos políticos se fundaron el Partido Nacional Coo-
perativista (1917), el Partido Comunista Mexicano (1919) y el Partido Na-
cional Agrarista (1920); y en los estados, el Partido Socialista del Sureste
(en Yucatán), el Partido Socialista Agrario de Campeche, el Partido Labo-
rista del Estado de México, el Partido del Trabajo de Puebla, el Partido del
Trabajo de Veracruz, la Confederación de Partidos Revolucionarios
Guanajuatenses, el Partido Liberal Yucateco, etcétera.
Al finalizar su administración se planteó el problema de la sucesión
presidencial; Carranza pretendía establecer un gobierno civilista con Ig-
nacio Bonillas, político desconocido para la opinión popular, en tanto
que los generales Alvaro Obregón y Pablo González también aspiraban al
cargo. El resultado fue que en el estado de Sonora surgió el Plan de Agua
Prieta desconociendo a Carranza, el 23 de abril de 1920; el movimiento lo
encabezaba el gobernador de Sonora, general Adolfo de la Huerta, con
los generales Alvaro Obregón y Plutarco Elias Calles (el grupo Sonora).
Cercado, Carranza trató de escapar hacia el estado de Veracruz, donde
el general Cándido Aguilar podría auxiliarlo; por ello organizó una larga
comitiva en vagones de ferrocarril porque pretendía mover a toda la buro-
cracia federal; pero a partir de la estación Aljibes las vías estaban levantadas
y Carranza tuvo que seguir a caballo con algunos leales hacia la sierra poblana.
En Tlaxcalantongo, Puebla, fue víctima de una traición, la madrugada del
21 de marzo de 1920, preparada por el general Rodolfo Herrera. Sus restos
reposan en el Monumento a la Revolución en la capital del país.

General Adolfo de la Huerta (mayo a diciembre de 1920), Hermosillo, Sonora

Ex gobernador de Sonora; el Plan de Agua Prieta contra el Presidente


Carranza lo postulaba como jefe interino de este movimiento armado. Al
morir Carranza, el Congreso de la Unión lo designó Presidente sustituto
y sólo para complementar el periodo carrancista. Se procuró pacificar al
país, por lo que se licenció a unos 40 mil hombres de fuerzas irregulares.
196 Historia del Derecho mexicano

Francisco Villa se disciplinó al gobierno federal retirándose a la vida


privada; y el general Félix Díaz decidió abandonar el país.
De la Huerta tuvo fama de hombre honesto, responsable y de trato
amable, y era conocida su verdadera entrega al país.
Se abrió el periodo de elecciones con el Ing. Alfredo Robles
Domínguez y el general Alvaro Obregón, y triunfó este último. Más tarde
se sublevó contra Obregón en 1923, pero fue sometido y huyó a Estados
Unidos; después regresó al país.
General Alvaro Obregón Salido (1920-1924), Navojoa, Sonora
Gran estratega de la Revolución constitucionalista, vencedor del general
Villa en los combates de Celaya, aunque allí perdió su brazo derecho.
Al tomar posesión de la Presidencia de la República, la población
total del país era de 14.2 millones de habitantes, en tanto que en 1910 era
de 15.1 millones, lo que indica que la Revolución dejó al país aproximada-
mente un millón de muertos.
Estados Unidos de América condicionó el reconocimiento del go-
bierno de Obregón a la reanudación del servicio de la deuda pública y al
pago de indemnizaciones por daños causados por la guerra (ya De la
Huerta había firmado al respecto el Convenio De la Huerta-Lamont). Sin
embargo, Estados Unidos exigía la no aplicación retroactiva del art. 27
constitucional para evitar expropiaciones de minas y tierras de norteame-
ricanos. Con este motivo se firmaron los Tratados de Bucareli (llamados
así porque se firmaron en el edificio del número 85 de la calle de este
nombre en la Ciudad de México), por los cuales se limita el derecho de
México a la interpretación cabal del artículo aludido.
Durante el gobierno de Obregón se creó la Secretaría de Instrucción
Pública y Bellas Artes con José Vasconcelos, quien se desempeñaba como
rector de la Universidad Nacional y era el autor de su lema "Por mi raza
hablará el espíritu". Gran intelectual, filósofo, literato y promotor de la
cultura nacional, el maestro intentó realizar una intensa campaña de alfa-
betización y publicó, para ponerlas al alcance de las mayorías, las obras
más destacadas de la cultura universal; con él, esta dependencia se trans-
formó en 1921 en una verdadera Secretaría de Educación Pública. Creó
las llamadas misiones culturales, tomando ejemplo de los misioneros reli-
giosos de la Nueva España. En su tiempo se dividió la educación secundaria
de la preparatoria. Se construyó el Estadio Nacional, se abrieron numerosas
escuelas diurnas, vespertinas y nocturnas y se fomentó la enseñanza para
formar obreros calificados. Además, se estimuló la labor de escritores,
pintores y muralistas.
8. El Derecho revolucionario 197

En Yucatán se agudizó el radicalismo socialista con Felipe Carrillo


Puerto, quien finalmente fue fusilado en 1924. También fue fusilado, en
Durango, el general Francisco Murguía, y fue asesinado, en Hidalgo del
Parral, Chihuahua, el general Francisco Villa.
En el Cerro del Cubilete, en Guanajuato, se colocó la primera piedra
del monumento a Cristo Rey, lo que provocó gran disgusto al general
Obregón, por lo cual expulsó al Delegado Apostólico Monseñor Philippi.
Estalló la revolución delahuertista y el movimiento se extendió a los
estados de Veracruz, Jalisco, Hidalgo y Michoacán, rebelión que fue dete-
nida por las tropas federales.
Los movimientos huelguistas fueron reprimidos con severidad, por
ejemplo en México y Veracruz.
Las relaciones con la Iglesia católica se hicieron muy tensas.
Se entregaron a sus antiguos dueños los bienes que habían sido in-
cautados por Venustiano Carranza.
Se elaboraron la Ley sobre Bancos Refaccionarios, la Ley General de Ins-
tituciones de Crédito y Establecimientos Bancarios, y se fundó la Comisión
Nacional Bancaria. Se creó el Impuesto del Centenario (llamado así por la
conmemoración del centenario de la consumación de la Independencia
en 1821), antecedente del actual impuesto sobre la renta.
Hubo serios problemas electorales en algunos estados de la República,
e incluso en cinco de ellos se instalaron dobles Congresos.
Se expidió la Ley Agraria que creó la Procuraduría de Pueblos, para
asesorar a los campesinos y se permitió a todo mexicano mayor de 18
años ocupar terrenos baldíos.
El Secretario de Hacienda Alberto J. Pañi, para librar un déficit de 41
millones de pesos, fruto de la abierta deshonestidad de muchos políticos
de la época, redujo en 10% el sueldo de los burócratas.
Se organizó el servicio diplomático y consular, se puso en vigor la
Convención Postal Universal y se otorgaron las primeras concesiones aé-
reas para pasaje, carga y servicio postal. La Escuela Nacional de Agricultura
se estableció definitivamente en Chapingo.

General Plutarco Elias Calles (1924-1928), Guaymas, Sonora

Se suprimió la etiqueta del cuerpo diplomático. Se iniciaron las conversa-


ciones para resolver el problema del Chamizal con Estados Unidos de
América. Se reanudaron las relaciones con Gran Bretaña y se establecieron
relaciones con la Unión Soviética y con Hungría, de la misma manera que
se rompieron brevemente con Chile, por el derrocamiento del presidente
Alessandri.
198 Historia del Derecho mexicano

Se expidieron las leyes sobre tierras y petróleo, y se modernizó el


ejército con el general Joaquín Amaro. Se decretó un nuevo Código Civil
para el Distrito Federal aún vigente (agosto de 1928 para entrar en vigor el
1 de octubre de 1932).
El Presidente Calles promulgó las Leyes Orgánicas del Ejército, de Disci-
plina Militar, de Retiro y de Pensiones. El Colegio Militar fue cerrado por un
año y reabierto con nuevos planes de estudio.
Se introdujo la Comisión Nacional Bancaria; se expidió la Ley General
de Instituciones de Crédito; se creó el Banco de México, S. A. (31 de agosto
de 1925), por lo que hubo un solo banco emisor de moneda y se liquidaron
25 bancos que tenían esta función en todo el país. Se decretó la Ley de
Crédito Agrícola y se crearon bancos agrícolas y ejidales. Se elaboró la Ley
Reglamentaria del Artículo 123 Constitucional. Se estableció la Ley General
de Pensiones Civiles y de Retiro (1925); se creó el Banco Cooperativo Agrícola.
Se elaboró una Ley General de Sociedades Cooperativas.
Se fundó la Federación Nacional de Maestros y la Casa del Estudiante
Indígena.
En 1928 se formó el Partido Nacional Revolucionario (PNR), que a la
fecha se conoce como Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sigue
siendo muy importante en la vida nacional.
Las relaciones Iglesia-Estado fueron tan difíciles que estalló la Guerra
Cristera (1926-1929), que ensangrentó al país por los extremos de fa-
natismo a que llegaron ambos bandos, la "cristiada" y el Ejército federal;
los estados más afectados fueron Guanajuato, Zacatecas, San Luis Potosí,
Jalisco, Colima, Michoacán y Aguascalientes.
El clero, con autorización del papa Pío XI, suspendió el culto en
toda la República, por lo que en domicilios particulares los fieles, clandes-
tinamente, acudían de alguna manera y con grandes riesgos a sus prácticas
religiosas. Se clausuraron varios templos y colegios católicos. En 1926 se
estableció una Ley sobre delitos y faltas en materia religiosa (Ley Calles),
igual que un Reglamento para la enseñanza laica en los colegios particu-
lares. En Tabasco, Tomás Garrido Canabal estableció medidas muy radicales
contra la Iglesia y el culto, y cambió incluso la nomenclatura original de la
geografía de la entidad que tenía nombres religiosos. Por otra parte, con la
Asociación Católica de la Juventud Mexicana y la Liga Defensora de la
Libertad Religiosa, el sector católico se propuso realizar un boicot contra
el gobierno, no pagando impuestos, ni utilizando motores con gasolina, ni
comprando ciertos artículos, pero la represión se hizo muy violenta. En
Los Altos de Jalisco se organizó un Plan de defensa religiosa con el general
Enrique Goroztieta.
8. El Derecho revolucionario 199

En otro orden de ideas, a raíz de la presión de muchos militares se


reformó la Constitución para permitir una reelección presidencial con un
periodo intermedio (otra vez "la ley del hueco"). En las elecciones conten-
dieron Francisco R. Serrano, quien luego cayó asesinado en Huitzilac,
Morelos, y Arnulfo R. Gómez, quien fue fusilado en Veracruz. Entonces
quedó como vencedor Alvaro Obregón, pero sufrió un atentado en
Chapultepec a causa del cual fueron fusilados, entre otros, el destacado
sacerdote Miguel Agustín Pro Juárez. Hubo otros intentos para asesinarlo
en Sonora y en Celaya, pero fracasaron, hasta que en el restaurante "La
Bombilla", en el sur de la Ciudad de México, fue ultimado por José León
Toral, quien luego fue pasado por las armas; se inculpó también a la religiosa
Concepción Acevedo de la Llata ("La madre Conchita"), que fue condenada
a prisión en las Islas Marías. En tal virtud se nombró Presidente interino a
Emilio Portes Gil, a quien le entregó el cargo el general Calles.

Lie. Emilio Portes Gil (1928-1930), Ciudad Victoria, Tamaulipas

Con la muerte de Alvaro Obregón, el general Calles quedó como caudillo


máximo de la Revolución y se mantuvo en el poder detrás de tres gobiernos
presidenciales: los de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L.
Rodríguez. A esta situación se le llamó Maximato.
Portes Gil gobernó interinamente durante 14 meses. Redactó el pro-
yecto del Código Federal del Trabajo; promulgó el Código Penal (1929) y los
códigos de Procedimientos Civiles y Penales, con sus Leyes Reglamentarias,
la Ley Orgánica del Ministerio Público.
En esos días estalló una huelga en la Universidad, en protesta contra
los exámenes trimestrales estrictos implantados por el rector Antonio
Castro Leal; entonces el Presidente Portes Gil logró que el Congreso de la
Unión, en periodo extraordinario de sesiones, aprobara la Ley Orgánica
que concedió la autonomía a la Universidad Nacional.
En 1933, ya en el gobierno del general Abelardo L. Rodríguez, se dio
mayor autonomía a nuestra máxima casa de estudios (por cierto, fue en la
entonces Escuela Nacional de Jurisprudencia, hoy Facultad de Derecho,
donde se inició este histórico movimiento gracias al cual se alcanzó la
autonomía universitaria).
Se crearon los Comités Nacionales de Turismo, de Protección a la
Infancia y de la Lucha contra el Alcoholismo.
Se concedió asilo político por algún tiempo a Agustín César Sandino,
quien encabezaba un movimiento guerrillero en Nicaragua.
En 1929, con el Plan de Hermosillo que proclamaba libertad de cultos,
de conciencia y de enseñanza, estalló la rebelión escobarista del gene-
200 Historia del Derecho mexicano

ral José Gonzalo Escobar; este movimiento se unió con los cristeros, pero el
ejército federal los derrotó. Sin embargo, con gran habilidad Portes Gil resolvió
la guerra cristera, que había durado de 1926 a 1929 (con antecedentes
iniciales en el periodo de Obregón), por lo que la Iglesia suavizó su posición.
El recientemente creado Partido Nacional Revolucionario (PNR) ce-
lebró su primera convención en 1929 en Querétaro.
En 1930 Portes Gil rompió relaciones diplomáticas con la Unión
Soviética.
Finalmente, el 5 de febrero de 1930 entregó el poder a Pascual Ortiz.

Ing. Pascual Ortiz Rubio (1930-1932), Mordía, Michoacán

Las elecciones fueron muy reñidas, especialmente entre José Vasconcelos, ex


secretario de Educación Pública y destacado intelectual, y Ortiz Rubio. La
situación era sumamente tensa y hubo incluso heridos y muertos, en Guada-
lajara y en el Jardín de San Fernando en la Ciudad de México. Desde Mazatlán,
Vasconcelos se enteró de su derrota y fue a Estados Unidos de América,
diciendo que no había sido derrotado, sino defraudado. Más tarde, desde
Guaymas, el 10 de diciembre de 1930 lanzó un plan invitando al pueblo a la
lucha y se autoproclamó Presidente de la República. Luis Cabrera manifestó
que esto ponía de relieve la imposibilidad, en México, de que triunfara un
candidato independiente. Vasconcelos regresó a Estados Unidos.
En el gobierno de Ortiz Rubio se modificó el art. 120 de la Ley Orgánica
del Distrito y Territorios Federales, para dar al Territorio Norte de Baja
California el carácter de estado; y dos veces los arts. 43 y 45 de la Constitu-
ción, una de ellas para fijar el paralelo 28 como línea divisoria entre los
territorios Norte y Sur de Baja California.
Se promulgaron las leyes siguientes: Ley Orgánica de los Tribunales de la
Federación, de Aeronáutica Civil, Ley sobre la Planeación General de la República,
y la nueva Ley Minera, reglamentaria del art. 28 de la Constitución; la de
Instituciones de Crédito y de Títulos y Operaciones, la de Responsabilidades
de Funcionarios y Empleados Agrarios, y la de Asociaciones Agrarias.
Se expidió el Código Penal para el Distrito y Territorios Federales, así
como el Código de Procedimientos Penales, y se puso en vigor la Ley Federal
del Trabajo.
En materia de población, Ortiz Rubio mandó levantar el censo general
de 1930, abrió el registro de extranjeros y dio preferencia a la repatriación
de mexicanos.
En economía, redujo sueldos y gastos en todas las dependencias ofi-
ciales a consecuencia de la crisis económica de Estados Unidos de América;
bajó el valor de la producción minera; descendió el valor de la plata; la
8. El Derecho revolucionario 201

producción de petróleo se desplomó y aumentaron los precios de los


artículos de consumo popular. Se modificó la organización del Banco de
México; se creó la nueva empresa de Ferrocarriles Nacionales y se funda-
ron los Bancos de Trabajo y Nacional de Crédito Agrario.
En materia laboral, se promovió la Sociedad Nacional de Seguros,
para evitar la insolvencia patronal respecto de accidentes de trabajo o de
enfermedades profesionales.
En lo que toca a la deuda pública, se logró cancelar 211 007 944
dólares y que el saldo se pagara a 45 años con 5% de recargos.
En educación, se redujo el precio de los libros de texto para escuelas
federales y se estableció el reparto gratuito de estos libros entre los niños
pobres; se reglamentó el funcionamiento de las escuelas secundarias y se
fundó la Dirección General de Educación Militar.
En el sector salud, se terminó el Hospital para Tuberculosos en
Huipulco.
En comunicaciones y transportes, se otorgaron nuevas concesiones
para el transporte aéreo; entró en función el Circuito Radiofónico México-
Mérida y quedó lista para su inauguración la carretera México-Nuevo Laredo.
El Congreso de la Unión declaró desaparecidos los poderes de los
estados de Colima, Nayarit, Durango y Guanajuato.
En materia internacional, en España se elevó a la categoría de embajada
la representación de México; se suspendieron las relaciones diplomáticas
con Perú, por denunciar éste la intervención de México en su política.
México postuló la llamada Doctrina Estrada, por su autor Genaro
Estrada, Secretario de Relaciones Exteriores, por la que nuestro país no
reconoce ni desconoce a gobierno extranjero alguno y sólo se limita a
mantener o retirar a sus agentes diplomáticos en el país de que se trate.
Por críticas a su régimen, Ortiz Rubio expulsó al ilustre jurista Luis
Cabrera. A su vez, el poder absorbente y nulificador del general Calles
originó la renuncia del Ing. Ortiz Rubio el 2 de septiembre de 1932, sin
que en ella se adujeran motivos concretos, pero todos entendieron que en
el fondo había una crisis en la llamada familia revolucionaria.
General Abelardo L Rodríguez (1932-1934), Guaymas, Sonora

Fue electo unánimemente por el Congreso de la Unión, en sustitución de


Pascual Ortiz Rubio. Antes de asumir su cargo presidencial, siempre mostró
gran interés por el desarrollo de la industria, especialmente la del petróleo,
y se caracterizó por su simpatía hacia la clase obrera.
En su época México padecía una grave recesión y el peso perdía su
valor adquisitivo, lo que motivó muchos problemas de orden económico.
202 Historia del Derecho mexicano

Fundó el Banco Hipotecario y de Obras Públicas, en 1934, y algunas empresas


industriales y pesqueras con participación estatal, como Petromex (Petróleos
Mexicanos). Fundó Nacional Financiera, S.A., y para aumentar las reservas de
hidrocarburos decretó la ampliación de fronteras litorales en 50 kilómetros.
En su tiempo continuó el conflicto religioso, por lo que las relaciones
Iglesia-Estado se tornaron muy tensas. En Jalisco y Tabasco se perseguía al
clero, y en los demás estados se reglamentó la Ley de Cultos con estrictas
medidas anticlericales. Esto originó que el papa Pío XI criticara
severamente en una Encíclica al gobierno mexicano.
El 10 de octubre de 1934 se aprobó una reforma al art. 3o. de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. También se estableció la
Ley del Servicio Civil, que aseguraba la estabilidad en el empleo a los
burócratas; se decretó el salario mínimo y se elevó, a partir del siguiente
periodo presidencial, a seis años el ejercicio de gobierno (plan sexenal).
El general Rodríguez se opuso abiertamente a la participación de los
sindicatos en la política del país.
A consecuencia de la mala situación económica, su periodo concluyó
con 300 000 desempleados, cifra récord en su tiempo.

General Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940), Jiquilpan, Michoacán

Por sus diversas acciones de armas, a los 25 años de edad se le nombró


general brigadier. En 1920 ocupó por sólo tres meses la gubernatura inte-
rina de Michoacán.
Más tarde enfrentó la rebelión cristera en Coalcomán, Michoacán, y
logró, sin derramar sangre, pacificar la región. Fue gobernador de su
estado y presidente del Partido Nacional Revolucionario (PNR); ocupó la
Secretaría de Gobernación y luego la de Guerra y Marina.
En 1934 fue electo Presidente de la República. A él ya le tocó gobernar
durante seis años, pero no vivió en el Castillo de Chapultepec, como era
tradición desde muchos años atrás, sino en la Casa Presidencial de los Pinos,
en tanto que el Castillo se convertía en Museo Nacional de Historia.
Cerró las casas de juego, incluido el Casino de la Selva, en Cuernavaca.
Destituyó a Tomás Garrido Canabal, Secretario de Agricultura, ex gober-
nador radical de Tabasco, enemigo del clero, leal al ex Presidente Elias
Calles y protector de un grupo de choque tristemente célebre llamado los
camisas rojas; igualmente pugnó por la caída de gobernadores callistas,
como fue el caso en Tabasco, Guanajuato, Colima, Durango, Sinaloa,
Sonora, Chiapas y Tamaulipas.
El propio ex Presidente Calles se vio obligado a salir del país, con lo cual
concluyó el periodo del Maximato y se consolidó la autoridad presidencial.
8. El Derecho revolucionario 203

El movimiento obrero estaba en su apogeo con líderes como Vicente


Lombardo Toledano. El gobierno cardenista respetó plenamente el derecho
de huelga; entre 1934 y 1937 se dieron 2 381 huelgas en todo el país.
Incluso se creó un Comité Nacional de Defensa Proletaria, para apoyar a
los trabajadores más activistas. Se aceleró el ritmo del reparto agrario con
unas 280 hectáreas por mes aproximadamente.
En 1936 se creó la Confederación de Trabajadores de México (CTM),
con el propio Lombardo Toledano, a la vez que el líder de la CROM,
Morones Prieto, era expulsado del país por su posición abiertamente ca-
llista; aún más, Calles y sus más cercanos colaboradores y partidistas fueron
expulsados del Partido Nacional Revolucionario.
Se determinó el pago del séptimo día a los trabajadores. La Universi-
dad Nacional alcanzó un subsidio nunca visto de 2 millones de pesos. El
23 de junio de 1937 se nacionalizaron los ferrocarriles y fueron puestos
en manos del sindicato respectivo. En 1934 se reformó el art. 3o. constitu-
cional, para implantar en forma obligatoria la educación socialista, lo que
trajo como consecuencia una enorme reacción por parte del clero y de la
sociedad, al grado de que algunos profesores, sobre todo los rurales, fueron
asesinados o se les mutiló el pabellón de la oreja.
México impuso sanciones económicas a las importaciones italianas
debido a la invasión de ese país a Etiopía.
Con grandes críticas se ordenó el inmediato reparto ejidal en la re-
gión de la Laguna, lo que levantó airadas protestas de algunos hacendados
en Torreón.
Se fundó el Banco de Comercio Exterior y el Banco Obrero de Fo-
mento Industrial.
El 18 de marzo de 1938 se expropiaron las empresas petroleras, apro-
vechando un conflicto entre ellas y sus trabajadores. Esto se consideró en
su época un acto nacionalista y audaz.
El general Saturnino Cedillo se alzó en armas contra el gobierno
cardenista en la sierra de San Luis Potosí, pero en enero de 1939 murió en
combate y su movimiento concluyó.
En ese mismo año México recibió una gran cantidad de inmigrantes
españoles, especialmente niños que huían de la guerra civil en aquel país; estas
personas se radicaron en diferentes partes de nuestro territorio y formaron
una colonia próspera, emprendedora y digna de respeto y afecto; también
llegaron por ese motivo muchos intelectuales que contribuyeron a nuestro
desarrollo cultural y profesional.
En 1940 León Trotsky, antiguo caudillo soviético, fue asesinado en Méxi-
co, en donde se encontraba refugiado huyendo de la dictadura de José Stalin.
204 Historia del Derecho mexicano

En 1938 se creó la Confederación Nacional Campesina con Graciano


Sánchez y se trató de implementar la explotación colectiva ejidal. Se reorganizó
el partido oficial y se convirtió en Partido de la Revolución Mexicana (PRM),
creado como partido de masas sectoriales, con obreros, campesinos y clases
urbanas populares. Se fundó el Instituto Politécnico Nacional, institución
magnífica que ha dado prestigio a nuestro país. También se creó el De-
partamento de Educación Obrera para la Enseñanza de los Trabajadores.
En 1939 México condenó públicamente la política expansionista de
la Unión Soviética hacia Finlandia y Polonia.
En contra de la política izquierdista de Cárdenas se crearon, entre
otros, la Acción Revolucionaria Mexicanista, la Unión Nacional Sinarquista,
el Partido de Salvación Pública y el Partido Acción Nacional. Este último,
fundado en septiembre de 1939, aún subsiste y representa una gran fuerza
política en la vida democrática del país. Es obra de Manuel Gómez Morín,
quien también fue director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia y
rector de la Universidad Nacional.
En materia legislativa tenemos, entre lo más importante, la Ley de
Amparo (1935), la Ley de Indulto, la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, la Ley de Crédito Agrícola, la Ley de Procedimientos Civiles y Penales,
la Ley Orgánica de los Artículos 102, 103 y 104 Constitucionales, la Ley Orgánica
de la fracción I del Artículo 27 Constitucional, la reforma a los arts. 43 y 45
constitucionales, la Ley de Nacionalización de Bienes, la Ley de Expropiación, las
reformas al art. 78 de la Ley Federal del Trabajo, la Ley General de Población,
el decreto que crea la Secretaría de la Defensa Nacional (antes de Guerra y
Marina), la reforma al Código Civil del Distrito Federal, en el que se reconoce
a los llamados hijos naturales; la Ley sobre Industria Eléctrica, la Ley Federal de
Estadística, la Ley de Retiros y Pensiones del Ejército y la Armada, el decreto que
creó para los profesores la Medalla Maestro "Manuel Altamirano"; la Ley de
Vías Generales de Comunicación, la Ley de la Federación, la Ley del Servicio
Militar, la Ley Reglamentaria del artículo 3o. constitucional, la Ley de Caza, el
nuevo Código Agrario, la Ley General de Instituciones de Fianzas y el Estatuto
Jurídico de los Empleados al Servicio de los Poderes de la Unión.
Se modernizaron las carreteras México-Guadalajara y México-Nuevo
Laredo, y se construyeron varias presas.
Las elecciones para la renovación del Poder Ejecutivo federal fueron
muy difíciles, entre los generales Juan Andrew Almazán y Manuel Ávila
Camacho, en las que triunfó este último. Se llegó incluso a hablar de un
posible levantamiento armado en la zona de Tamaulipas, pero no ocurrió
y el 1 de diciembre de 1940 se hizo la transmisión pacífica de titulares.
8. El Derecho revolucionario 205

General Manuel Ávila Camacho (1940-1946), Teziutlán, Puebla

Inició su gobierno en tiempos muy difíciles, ya que el país sufría grandes


carencias provocadas por la Segunda Guerra Mundial, resultado de la
política de dominación de las potencias nazi-fascistas. La producción era
principalmente agrícola y la industria petrolera apenas representaba 10.91%
del ingreso nacional. Se consolidó la expropiación y la nacionalización de
la industria petrolera y se realizaron obras de infraestructura para benefi-
ciar a la producción agrícola y ganadera. Se respetó la pequeña propiedad
protegida por la Constitución. El Presidente, a través de la Nacional Finan-
ciera, impulsó la creación de industrias básicas. Se expidió una nueva le-
gislación agraria que favorecía al sistema ejidal. Respecto a la regulación
de las garantías individuales, se promulgó la Ley de Prevenciones Generales.
En favor de los partidos políticos y procesos electorales para la ins-
tauración de un sistema pluripartidista, se promovió una iniciativa de ley
que fue aprobada en 1945.
Se convirtieron en Secretarías de Estado los Departamentos de Marina
y del Trabajo; y la Secretaría de Guerra cambió su nombre a Secretaría de
la Defensa Nacional.
El Presidente se vio obligado a declarar el estado de guerra entre
México y las potencias del Eje, a partir del 22 de mayo de 1942, tras el
hundimiento de los barcos "Potrero de Llano" y "Faja de Oro" por un
submarino alemán.
Por arreglos celebrados entre México y Estados Unidos de América
para que los residentes de un país en otro pudieran enlistarse en el ejército,
14 449 mexicanos lucharon por la bandera estadounidense, y allí se distin-
guió la participación del Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Mexicana.
Se reanudaron las relaciones diplomáticas con Gran Bretaña y la Unión
Soviética.
Se tomaron medidas para la protección de los trabajadores y su poder
adquisitivo, mediante rentas congeladas de casas y creando el régimen de
seguridad social; se fundó la Nacional Reguladora y Distribuidora
(Conasupo), el Consejo Nacional Obrero (el 11 de junio de 1942) y el
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en 1943, institución básica
en el México contemporáneo.
Se abrieron 11 mil kilómetros de carreteras y se realizaron diversas
obras de irrigación. Se promulgó la ley para establecer la Campaña Nacional
contra el Analfabetismo y se creó la Comisión Impulsora y Coordinadora
de la Investigación Científica.
Por medio de un Comité Administrador se edificaron millares de
escuelas y aulas de todo tipo, y se trató sobrellevar de la mejor manera las
206 Historia del Derecho mexicano

cargas económicas que implicó en el plano internacional el desarrollo de


la Gran Guerra.

Lie. Miguel Alemán Valdés (1946-1952), Sayula, Veraeruz


A partir de él, la Presidencia de la República ha estado en forma continuada
en manos de civiles.
En 1947 se reformó el art. 115 constitucional y se concedió el voto a
la mujer en elecciones municipales (antes San Luis Potosí y Chiapas lo
habían otorgado en sus elecciones locales).
Se promulgaron, entre otras, las siguientes leyes: Ley del Banco Nacional
del Ejército y la Armada, Ley de Riegos, Ley de Secretarías y Departamentos de
Estado, que creó las Secretarías de Recursos Hidráulicos y de Bienes
Nacionales e Inspección Administrativa, y la Ley Federal de Colonización.
Se hicieron reformas al art. 27 constitucional para otorgar el amparo a los
dueños protegidos con certificados de inafectabilidad. Se expidieron la Ley
General de Población, la Ley Forestal, la Ley de Pesca, la Ley sobre Derechos de
Autor y la Ley Federal del Impuesto sobre Ingresos Mercantiles.
Se crearon la Comisión Nacional de Turismo (luego Dirección General
de Turismo) y el Premio Nacional de Artes y Ciencias, el Instituto
Nacional Indigenista, la Comisión Nacional de Cinematografía, el Instituto
Nacional de Bellas Artes, el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana y
la Compañía Exportadora e Importadora Mexicana, S.A. (CEIMSA).
El 18 de enero de 1946 el Partido de la Revolución Mexicana (PRM)
cambió su denominación por Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Se fijó la paridad del peso mexicano respecto al dólar estadounidense
en 8.50. Se emitieron los Bonos del Ahorro Nacional y los Certificados de
Nacional Financiera. Se ampliaron las carreteras de México-Nogales,
México-Ciudad Juárez, Coatzacoalcos-Salina Cruz y México-Acapulco. Se
construyeron varias presas.
Desapareció la viruela como enfermedad endémica.
Se crearon las unidades multifamiliares Miguel Alemán y Benito
Juárez, en el Distrito Federal.
Se creó la Ciudad Politécnica en Santo Tomás y la Ciudad Universitaria
en Copilco. Se inauguró la Escuela Nacional de Maestros, la Escuela Naval
de Veraeruz y la Escuela de Aviación Militar en Zapopan, Jalisco.
Se descubrieron las ruinas del Templo y Tumba de las Inscripciones
de Palenque, en Chiapas (1952).
Se intensificaron las relaciones con casi todos los países del mundo.
Estados Unidos de América devolvió a México las banderas capturadas a
nuestro ejército en la invasión de 1847.
8. El Derecho revolucionario 207

México declaró terminado su estado de guerra con Japón. Se firmó


con Estados Unidos un tratado sobre tratamiento de braceros.
Se unió la carretera Cristóbal Colón o Panamericana para entroncar
a Tapachula, Chiapas, con las ciudades de Guatemala y el resto de
Centroamérica.
El gobierno alemanista desarrolló focos de turismo, como el puerto de
Acapulco y las ciudades de Guadalajara, Mérida, Veracruz y el Distrito Federal.
La fiebre aftosa que afectaba al ganado vacuno fue un terrible azote
para la ganadería nacional, pero logró erradicarse.
Se erigió el Altar de la Patria o Monumento a los Niños Héroes en
Chapultepec, a propósito de la conmemoración de los 100 años de la
intervención norteamericana.

-
En 1948 se fundó el Partido Popular, más tarde Partido Popular So-
cialista (PPS).

Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), Veracruz, Ver.

Prestó atención especial a la producción del campo y mantuvo en armonía


los sistemas ejidal y de pequeña propiedad, beneficiando además al sector
ganadero; por otra parte, se expropiaron los latifundios propiedad de
extranjeros, como los de Cananea. Al igual que sus antecesores, realizó un
mayor volumen de obras de riego, destacando entre ellas la Presa Fal-cón.
Con éstas y otras medidas, como el crédito y los subsidios, logró
incrementar la producción del campo.
Fomentó la industria con el apoyo del Banco de México, por lo que
aumentó también la producción en este sector.
Mediante un plan sexenal se pudo aprovechar el petróleo, no sólo
como materia prima, sino también para productos que antes se importa-
ban, incrementando además las exportaciones.
En abril de 1954 se decretó la devaluación del peso frente al dólar, de
$8.65 a $12.50. El gobierno prefirió afrontar los gastos públicos con apoyo
de los bancos Mundial y de Exportaciones, más que con el aumento de los
impuestos.
Se inauguró una constructora de vagones de ferrocarril; además, se
logró un mejoramiento general de vías y equipos, y casi se duplicó la red
de caminos federales y estatales.
El gobierno mantuvo relaciones cordiales con la Iglesia.
Los servicios y beneficios del Instituto Mexicano del Seguro Social
se extendieron a todos los estados de la República.
Se respetaron las posiciones políticas de las organizaciones obreras,
y a los trabajadores del Estado se les otorgaron aumentos bianuales de
208 Historia del Derecho mexicano

salarios. La emigración masiva de trabajadores mexicanos a Estados Unidos


de América en busca de empleos mejor remunerados no tuvo grandes
soluciones.
Se iniciaron importantes obras de captación y distribución de agua
potable; se construyeron vías periféricas; se crearon nuevos mercados como
el de La Merced en la Ciudad de México; y se inauguró la planta hidroeléc-
trica El Cobano.
En 1953 se concedió a la mujer el derecho al voto activo y pasivo en
elecciones federales y locales, convirtiéndola así en ciudadana con plenos
derechos.
En 1954 se fundó el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana
(PARM).
Al final de su gobierno, Ruiz Cortines enfrentó fuertes problemas de
huelga como la de los sindicatos de maestros, ferroviarios y telegrafistas,
entre otros.
Este Presidente supo manejar las finanzas públicas con mano diestra
y organizada.

Lie. Adolfo López Mateos (1958-1964), Atizapán de Zaragoza, Estado de México

En materia legislativa reformó los arts. 27, 42, 48, 52, 54, 63, 107 y 123
constitucionales. Nacionalizó la industria eléctrica. Estableció la suplencia
de la queja en materia agraria, su gobierno hizo mejoras a las comunidades
ejidales y dio apertura al amparo en materia agraria.
Se estableció la calidad de diputados de partido, para dar mayor co-
bertura democrática.
Se estableció el reparto de utilidades para los trabajadores.
Se logró para México la sede de los XIX Juegos Olímpicos. Visitaron
el país 23 jefes de Estado y el Presidente López Mateos a su vez recorrió
innumerables países para promover la imagen y las relaciones de México.
Sin embargo, entre 1959 y 1960 se rompieron las relaciones diplomáticas
con Guatemala debido a una agresión injustificada de ese país a nuestros
nacionales. Se logró mantener las relaciones con Cuba, a pesar de la presión
estadounidense en el seno de la OEA, por la posición izquierdista del
gobierno del comandante Fidel Castro.
En 1963 se obtuvo la solución favorable para nuestro país de la devo-
lución al suelo patrio de la franja de El Chamizal, en Ciudad Juárez.
El gobierno reprimió el sindicalismo ferroviario en su huelga de 1959.
En 1964 se inauguró la Unidad Profesional de Zacatenco del Instituto
Politécnico Nacional. Se inauguró también el Museo Nacional de An-
tropología e Historia en Chapultepec, así como el Museo de Arte Moder-
8. El Derecho revolucionario 209

no y el de Ciencias Naturales. El analfabetismo decreció a 28.91% de la


población. En 1960 se estableció la entrega gratuita del libro de texto para
la educación primaria.
Se llevó a cabo un intenso programa de construcción de escuelas y
mercados públicos. Se edificaron las unidades habitacionales de Tlatelolco
y de San Juan de Aragón.
Se creó el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabaja-
dores del Estado (ISSSTE).
Se hizo obligatoria la vacuna oral contra la poliomielitis para los in-
fantes.
Se construyeron y modernizaron varias carreteras en todo el país,
por ejemplo la de México-Puebla; Durango-Mazatlán; Guadalajara-
Zacatecas; San Luis Potosí-Torreón y otras. Se inauguró el ferrocarril
Chihuahua-Pacífico. Se comunicó la península de Baja California mediante
servicio de transbordador.
Se logró un alto índice de inversiones extranjeras y creció el producto
nacional bruto. Se derogó la Ley Federal de Colonización, que limitaba la
reforma agraria.
Se creó el Instituto Mexicano del Café y el Instituto Nacional de Pro-
tección a la Infancia.
Se creó el impuesto sobre tenencia y uso de automóviles.
Lie. Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), San Andrés Chalehicomula (hoy Ciudad
Serdán), Puebla

La administración pública fue su primer punto de preocupación, por lo


que reorganizó la Junta de Gobierno de los Organismos Descentralizados
y estableció cuatro programas en favor de la inversión, obras públicas,
geografía y agricultura; formuló el Plan Maestro del Área Metropolitana
para coordinar la acción del gobierno federal por medio del Departamento
del Distrito Federal y el gobierno del Estado de México.
La denominada Conasupo se transformó en un organismo público
descentralizado por servicio ampliado.
Se promulgó la Ley General de Bienes Nacionales, y por primera vez en el
presupuesto de egresos de la Federación se conocieron los ingresos y
gastos de los principales organismos descentralizados. Se dio especial apoyo
a la actividad privada. Los recursos extranjeros se aplicaron a obras pro-
ductivas.
La deuda externa se obtuvo a tasas menores y con amplios venci-
mientos. La Comisión Federal de Electricidad colocó por primera vez una
emisión de bonos en Europa.
210 Historia del Derecho mexicano

Se fundaron el Banco Nacional Agropecuario, para fomentar la pe-


queña y mediana industria y el Fondo de Fomento a Productos Manufac-
turados.
Se permitió la expedición de tarjetas de crédito bancario, por parte
de las instituciones respectivas. México fue de los primeros países en utilizar
el nuevo sistema internacional uniforme de cuentas nacionales.
En la industria, se fomentó el renacimiento de la minería y también
comenzó a operar la empresa Zincamex. Se crearon otras como la Empresa
Mexicana del Cobre y la siderúrgica Lázaro Cárdenas.
De igual manera se fomentó la actividad agropecuaria, pesquera y
forestal y se obtuvo un incremento en el valor de las cosechas gracias al
Plan Agrícola Nacional.
Dentro de este proceso se modificó la Ley de Instituciones de Crédito
para garantizar la mexicanización de la banca.
Se instaló un sistema de estaciones meteorológicas, para disponer
mejor de los recursos naturales del territorio nacional, y se inició el sistema
aéreo fotogramétrico.
Se modificó el impuesto sobre la renta para gravar los ingresos globales
de las personas físicas y morales.
Se terminaron 107 presas de almacenamiento y se construyeron las
de Coahuila, Sinaloa, Chihuahua y Michoacán, entre otras. Se terminó el
canal Endó, en Hidalgo.
Se extendió el servicio eléctrico; 19 empresas que había adquirido el
gobierno se integraron a la Comisión Federal de Electricidad y ésta quedó
como una unidad administrativa. Se fundó el Instituto Mexicano del Pe-
tróleo y se terminaron ocho plantas de refinación; además, se pusieron en
operación diversas plantas de gasolina.
Las grandes obras del régimen fueron el Sistema de Transporte Co-
lectivo (Metro); un sistema de drenaje profundo; la Avenida de los Cien
Metros y el tramo sureste del anillo periférico.
Se adquirieron los ferrocarriles Internacionales y de Nacozari; se inició
un programa de telefonía rural y de microondas, y se creó el organismo
descentralizado Aeropuertos y Servicios Auxiliares.
Se actualizó la Ley Federal de Trabajo y se establecieron por primera
vez los salarios mínimos profesionales.
Se puso especial interés en los deportes y por primera vez en un país
de América Latina se realizó una Olimpiada (los XIX Juegos Olímpicos de
1968). Por tal motivo se construyeron la Villa Olímpica, el Palacio de los
Deportes, la Alberca Olímpica y el Velódromo, entre otros, y se acondicionó
el Estadio de la Ciudad Universitaria, al igual que otras instalaciones.
I
8. El Derecho revolucionario 211

El Presidente Díaz Ordaz recibió además físicamente el territorio de


El Chamizal.
Lamentablemente, su gobierno enfrentó problemas sociales muy gra-
ves como la huelga de médicos y los movimientos estudiantiles de
Michoacán, Sonora y Sinaloa, pero especialmente el llamado movimiento
del 68, que culminó con los trágicos sucesos de Tlatelolco, el 2 de octubre
de ese año.

Lie. Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), México, D.F.

La difícil economía del mundo se manifestó también en México con la


rápida y desordenada elevación de los precios y una fuerte tendencia al
desempleo, a la vez que una escasa inversión privada, por lo que una de las
preocupaciones de su gobierno fue la de elevar el ritmo de la inversión pública.
Se aumentó el gasto del Estado y la deuda exterior creció de 10 000 000 a 20
000 000 de dólares durante su sexenio. Lamentablemente, hubo necesidad
de efectuar una devaluación del peso mexicano el 31 de agosto de 1976
y así la divisa nacional perdió 58%. Se elevaron los precios de la gasolina,
el gas y el suministro de electricidad. Se aumentó la producción de
hidrocarburos, minerales metálicos y energía eléctrica.
El Presidente Echeverría formuló ante la Organización de Naciones
Unidas la creación de una Carta de Derechos y Deberes Económicos de
los Estados, como complementaria de los Derechos del Hombre. Logró
también la fundación del sistema económico latinoamericano. México se
pronunció por la zona exclusiva de 200 millas. Igualmente se dio apoyo,
en medio de graves crisis, a Cuba y Panamá.
Se efectuaron 48 reformas a la Constitución Federal, 267 iniciativas de
leyes y decretos, se declaró al Golfo de California como mar interior mexi-
cano; se expidió la Ley Federal de la Reforma Agraria, se promulgó la Ley
Federal de Protección al Consumidor, la Ley para Promover la Inversión Mexicana
y regular la Inversión Extranjera, la Ley de Amnistía y la Ley Federal de Aguas. Se
creó el INFONAVIT, se inició un proceso de reformas administrativas y se
establecieron las secretarías de Turismo y de la Reforma Agraria. Se
protegió la tecnología y el uso de patentes y marcas.
El gobierno promovió la utilización de tecnologías intermedias; se
formó la comisión nacional tripartita para la fijación del salario mínimo y
se redujo la jornada de trabajo de los servidores públicos.
Se dio impulso al presupuesto educativo. Se fundó la Universidad
Autónoma Metropolitana, institución que hoy goza de merecido prestigio.
Se concluyó el sistema de drenaje profundo, se amplió la red de carreteras
y se construyeron nuevos aeropuertos.
212 Historia del Derecho mexicano

En 1975 se estableció el Partido del Frente Cardenista de Reconstruc-


ción Nacional y en 1976 el Partido Revolucionario del Trabajo. Se enfren-
taron algunos problemas sociales importantes en Guerrero, Michoacan y
otros lugares, e incluso en la Ciudad de México (como el llamado Jueves
de Corpus). Se llevó a cabo una gran inversión en materia de salud y se im-
pulsó el deporte y la educación física en prácticamente todo el país. Se
desarrolló turísticamente a Puerto Vallaría, en Jalisco.
Se rompieron las relaciones con Chile a raíz del golpe de Estado en
contra del Presidente Salvador Allende por el general Augusto Pinochet.
Se estableció el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para las Fuerzas
Armadas Mexicanas (ISSSFAM).
En su tiempo se implemento en México, en diversos niveles, la educa-
ción según el sistema abierto, que ha sido de enorme utilidad al país.

Lie. José López Portillo y Pacheco (1976-1982), México, D.F.

El país se encontraba en una profunda crisis económica, por lo que en


1982 el peso fue devaluado de $24.50 a $69.50 por dólar; se suspendió
temporalmente el pago de intereses de la deuda exterior, que ya para en-
tonces se había triplicado; se aumentó el gasto público y se elevaron con-
siderablemente los precios de los energéticos y de algunos artículos de
consumo popular. Disminuyeron las exportaciones y aumentaron las im-
portaciones. En 1982 se decretó la nacionalización de la banca.
Se sustituyó el impuesto sobre ingresos mercantiles por el impuesto
al valor agregado (IVA). Se dieron estímulos fiscales para la producción de
artículos de primera necesidad y la construcción de vivienda de interés social.
Se reformaron y adicionaron 17 artículos de la Constitución, lo que
permitió el registro de nuevos partidos políticos, como el caso del Partido
Demócrata Mexicano (PDM), en 1978, y el Partido Socialista Unificado de
México (PSUM), en 1981. Se suprimió la Secretaría de la Presidencia y se
formaron las Secretarías de Programación y Presupuesto; Patrimonio y Fo-
mento Industrial, Agricultura y Recursos Hidráulicos; Asentamientos
Humanos y Obras Públicas, así como la de Pesca.
Se elevó a 400 el número de los diputados en el Congreso de la Unión
y se estableció el sistema mixto de mayoría relativa. Para todo ello se pro-
mulgó la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE).
Se redujo el índice de desempleo. Se cubrió 77% de la demanda de agua
potable y se iniciaron las obras de la nueva Central de Abastos. Se amplió
en el Distrito Federal el sistema de transporte colectivo, Metro, y se cons-
truyeron 34 ejes viales. Se terminó la vía férrea a Lázaro Cárdenas,
Michoacan, y se desarrollaron obras portuarias importantes.
8. El Derecho revolucionario 213

Se inició el proceso de desconcentración administrativa de la Secreta-


ría de Educación Pública y por primera vez en México se cubrió la demanda
de educación primaria.
Se reanudaron relaciones con España. Se apoyó financiera y tecnoló-
gicamente al gobierno sandinista en Nicaragua. Se desarrolló turística-
mente el Puerto de Cancún y en ese mismo lugar en 1980 se inauguró el
Diálogo Norte-Sur de Jefes de Estado y Cancilleres de 21 países del conti-
nente. Se dio refugio político a unos 10 000 guatemaltecos en los estados
de Chiapas y Campeche. Se concluyó el sistema de drenaje profundo en
la Ciudad de México.
Las relaciones defacto con la Iglesia se hicieron suficientemente cor-
diales como para permitir la visita del papa Juan Pablo II a México.

Lie. Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1987), Colima, Col.

Durante su gobierno se trató de reducir significativamente la inflación,


para lo cual se llevó a cabo un Programa Inmediato de Reordenación
Económica, que pretendía aumentar los ingresos del sector público. Igual-
mente se aumentó el impuesto al valor agregado (IVA) y la contratación de
nueva deuda fue mínima. Todo esto permitió reducir el déficit del sector
público; incluso se eliminaron varias subsecretarías y direcciones generales
en la administración pública. El tipo de cambio fue controlado para mantener
una paridad cambiaría real, evitando así la sobrevaluación. Igualmente se
dio a conocer el Plan Nacional de Desarrollo, que proponía mejorar el nivel
de vida de los mexicanos. No obstante, la deuda pública alcanzó la cifra de
104 millones de dólares.
El gobierno de de la Madrid enfrentó el desastre que implicó la explo-
sión en San Juan Ixhuatepec, en el Estado de México, y el terremoto de la
capital en 1985.
Se reformaron los arts. 25, 26, 27, 28 y 29 de la Constitución. Se aprobaron
la Ley Reglamentaria de Servicio de Banca y Crédito (lo que permitió finalizar el
régimen de incorporación de los bancos al Estado) y la Ley Federal de
Responsabilidades de los Servidores Públicos. Se reformó el art. 115 constitu-
cional para ampliar la esfera de acción de los municipios y se puso en marcha
el programa de descentralización de la administración pública federal.
Se promulgó el Código Federal Electoral, que permitió el establecimiento
del Tribunal de lo Contencioso Electoral.
En 1983 se transfirió a los estados de la República la responsabilidad
de la educación básica. En 1985 se pusieron en órbita los satélites Morelos
I y Morelos II para el desarrollo de las comunicaciones, con la asistencia
del primer astronauta mexicano, Rodolfo Neri Vela.
214 Historia del Derecho mexicano

México se incorporó a las normas del comercio mundial con su in-


greso en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y de Comercio
(GATT). En 1983 se formó el Grupo Contadora (llamado así por haberse
establecido en la isla de ese nombre, en Panamá) en favor de la paz y las
buenas relaciones de Latinoamérica, con México, Colombia, Panamá y
Venezuela.
Se trató de dar impulso a la creación de nuevos empleos y se formó
el Sistema Nacional de Salud a fin de desarrollar un proceso de descentra-
lización en los servicios hospitalarios.
Se desarrolló el proyecto turístico de Huatulco, en las costas de
Oaxaca.

Lie. Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), México, D.F.

Su elección como Presidente de la República fue muy controversial. Una


vez en el ejercicio del poder logró una considerable reducción en el por-
centaje de inflación; privatizó una gran cantidad de empresas, como fue
el caso de Teléfonos de México, la banca, los ingenios azucareros, la in-
dustria siderúrgica, etc. Aumentó la inversión extranjera en 98%. Se elimi-
naron tres ceros a la moneda nacional para facilitar las transacciones finan-
cieras y comerciales. Se firmó el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento
Económico, con la participación del gobierno, los empresarios y los obre-
ros. También se firmó el Programa Nacional de Solidaridad a fin de apoyar
el desarrollo de las zonas marginadas del país. Se renegoció la deuda
externa y se firmó el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados
Unidos de América y Canadá. Se firmó con Chile un documento que
eliminó las barreras arancelarias entre ambos países. Las relaciones diplo-
máticas con ese país se habían reanudado en 1990. En 1991 se celebró en
Guadalajara la primera Cumbre Iberoamericana con los presidentes del
continente y los jefes de Estado de Portugal y España. Se firmó un tratado
de libre comercio con Colombia y Venezuela. Se inauguró en la Ciudad de
México la Asamblea General de la OEA, dedicada a problemas del desa-
rrollo y pobreza en la región. Al final de su sexenio la paridad con el dólar
era de $3.50.
Se reformó el art. 27 de la Constitución para permitir el juego econó-
mico respecto a los ejidos. Se creó la Comisión Nacional de Derechos
Humanos.
Se promulgó el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales
(COFIPE), se estableció el Tribunal Federal Electoral y el Instituto Federal
Electoral. Ese mismo Código fue reformado, entre otras cosas, para eliminar
el sistema de autocalificación de las elecciones respecto a la Cá-
8. El Derecho revolucionario 215

mará de Diputados y Senadores; se inició la formación de un nuevo pa-


drón electoral y se estableció la credencial para votar con fotografía. En
1989 se fundó el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que a la
fecha representa una importante opción político-electoral en el país. Igual-
mente, en 1993 se fundaron el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde
Ecologista de México (PVEM), que también han desempeñado una labor
destacada en la vida democrática del país.
Se puso en marcha el programa Hoy no Circula en el Distrito Federal
y en su área metropolitana.
Se reformó el art. 130 constitucional para proporcionar personalidad
jurídica a las iglesias en México, y después de 130 años de rotas las
relaciones con el Vaticano, éstas se reanudaron, con el reconocimiento
diplomático entre ambos Estados.
En enero de 1994 estalló un movimiento rebelde en el estado de Chiapas
con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), cuyas consecuen-
cias y situaciones conflictivas aún subsisten. Hubo algunos magnicidios
importantes, entre ellos el de Luis Donaldo Colosio, candidato por el PRI a
la Presidencia de la República, ocurrido en Tijuana, Baja California.

Dr. Ernesto Zedillo Ponee de León (1994-2000), México, D.F.

En las elecciones en las que resultó triunfador ya estuvieron presentes


visitantes extranjeros. En 1996 estableció una importante reforma tanto a la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como al Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE). A través de ella se
incorporó el Tribunal Electoral al Poder Judicial de la Federación; se posi-
bilitó, como facultad de la H. Suprema Corte de Justicia de la Nación, el
conocimiento y la resolución de acciones de inconstitucionalidad en ma-
teria electoral (art. 105, fracc. II, de la Constitución); se estableció la facultad
del Tribunal Electoral para determinar, con base jurisdiccional, el nombre del
ciudadano que obtenga la Presidencia de la República en las elecciones
federales. Se promulgó la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación
en Materia Electoral y se llevó a cabo la redistritación electoral y la nueva
distribución de las circunscripciones plurinominales.
En 1994 se presentó una grave crisis económica que implicó una nueva
paridad cambiaría frente al dólar, por lo que surgió un Plan de Estabilización
Económica y un Programa de Austeridad, que se vio aún más acentuado por
la baja al precio del petróleo en el campo internacional.
Además del conflicto de Chiapas, se presentó el de otro grupo rebelde
denominado Ejército Popular Revolucionario, que actúa principalmente en
los estados de Guerrero y Oaxaca.
216 Historia del Derecho mexicano

El Departamento del Distrito Federal cambió su nombre por el de


Gobierno de la Ciudad de México, y por primera vez en 1997 hubo elec-
ciones para elegir al jefe del gobierno capitalino. Resultó electo
Cuauhtémoc Cárdenas, del Partido de la Revolución Democrática.
En 1999 se establecieron nuevos partidos políticos: Convergencia
por la Democracia, Alianza Social, Democracia Social, Organización Au-
téntica de la Revolución Mexicana, Comité Promotor del Centro Demo-
crático y Sociedad Nacionalista.
El 2 de julio del año 2000 se efectuaron elecciones federales en las
que resultó electo Presidente de la República Vicente Fox Quezada, de la
Alianza por el Cambio, integrada por los Partidos Acción Nacional y Verde
Ecologista de México.
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índice onomástico

Abarca, 8 Arias, Juan de Dios, 161


Abitia, Librado, 123 Alista, Mariano, 33, 50, 70, 74-77, 79, 106
Acevedo de la Llata, Concepción, 199 Arredondo, Juan José, 160
Acuña, Manuel, 160 Arriaga, Camilo, 168, 192
Agramont Cota, Félix, 124 Arriaga, Jesús, "Chucho el Roto", 164
Aguilar, Cándido, 187, 190, 195 Arriaga, Ponciano, 82, 154
Aguilar, Ignacio, 94 Arrillaga, Basilio José, 74
Aguirre, Amado, 123 Atristáin, Miguel, 71
Aguirre, Berlanga, 187 Austin, Esteban, 61, 62
Agustín I, 6 Austin, Moisés, 60
Alamán, Lucas, 10, 22, 43, 46, 48, 77 Ávila Camacho, Manuel, 113, 204, 205
Alarico, 100 Azcona, Gila, 126
Alatorre, Flores, 136 Azcué, Pedro S. de, 133
Albino Corzo, Ángel, 48 Azueta, José, 182
Albores, Miguel, 174
Alburquerque, duque de, 108 Baca Calderón, Esteban, 170, 190
Alcocer, 8 Balderas, Lucas, 21
Alegre, Manuel M., 170 Banuet, 86
Alejandro I, zar de Rusia, 12 Baños, conde de, 108
Alemán Valdés, Miguel, 206 Bañuelos, Félix, 123
Alessandri, 197 Baranda, Joaquín, 161
Allende, Ignacio, 43-127 Barcena, Manuel de la, 2
Allende, Salvador, 212 Barocio, Enrique, 123
Almonte, Juan Nepomuceno, 69, 88, 93, 94 Barradas, Isidro, 41, 46, 67
Altamirano, Ignacio Manuel, 160 Barragán, Miguel, 25, 41, 51, 52
Alvarado, Salvador, 123, 187 Barreda, Gabino, 98
Álvarez Benítez, Juan, 15, 35, 46, 48, 53, 81, Baudín, Carlos, 68
82, 89, 121, 141 Amaro, Joaquín, Baz, Gustavo, 121
198 Amezcua, José Ignacio de, 52 Bazaine, 94, 97
Ampudia, Pedro, 59 Anaya, Pedro Bazoche, 68
María, 30, 31, 71, 139 Ancona, Becerra, José María, 15
Antonio, 123, 190 Andrew Almazán, Bello, Andrés, 101
Juan, 204 Ángeles, Felipe, 179 Anola, Berandi, 131
Manuel de, 107 Apodaca, 60 Aragón, Berriozábal, Felipe, 89, 121
Rosario, 122 Arenas, Joaquín, 20 Bismarck, 97
Arguello, Solón, 180 Blanco, Lucio, 182
Bocanegra, José María, 22
Bojórquez, Juan de Dios, 190
Bolívar, Simón, 10, 42
Bonaparte, Paulina, 12
240 índice onomástico

Bonilla, Manuel, 174 Chilperico, 100


Bonillas, Ignacio, 195 Chindasvindo, 100
Boija Migoni, Francisco de, 14 Chintila, 100
Boulbon, Rousset de, 34 Clausell, Joaquín, 161
Bravo, Ignacio A., 123 Clementi, Luis, 51, 109
Bravo, Nicolás, 10-12, 14, 20, 26, 27, 29, 43, Colosio, Luis Donaldo, 215
46, 48, 53, 58, 64, 81, 121, 139 Buchanan, Comonfort, Ignacio, 35, 48, 81, 82, 85, 90,
James, 88 Bulnes, Francisco, 158 Burgoa, 132, 138, 140, 141 Comte, Augusto, 157
Ignacio, 105 Burnet, David L., 62 Bustamante, Coral Heredia, Pascual, 123 Córdoba, Matías
Anastasio, 2, 8, 21, 22, 23, 25, 26, de, 9 Corona, Ramón, 87, 98, 126, 146, 158
43, 44, 46, 47, 50, 58, 59, 61, 63, 68, 77, Corral, Ramón, 151, 159, 170, 171, 173-175,
109, 122, 139 177
Bustamante, Carlos María de, 3, 15, 56 Corro, José Justo, 25, 63
Buttler, Anthony, 61 Cortés, Francisco, 136 Couto,
Bernardo, 71, 83
Cabrera de Córdova, Luis, 172, 173, 182, 188, Covarrubias, José María, 16
200, 201 Cravioto, Alfonso, 190
Calatrava, José María, 43 Creel, Enrique, 158
Calderón de la Barca, 43 Creelman, James, 172
Calero, Manuel, 170
Cuéllar, José Tomás, 134, 161
Calleja, 78
Calles, Plutarco Elias, 114, 195, 197, 201, 202 Cuevas, José María, 52
Campillo Seyde, Arturo, 123 Campo, Ángel Cuevas, Luis G., 71
de, 161 Campos, José Mariano, 122 Canales,
Servando, 15 Canalizo, Valentín, 27, 28, 59, Dallón, Manuel, 83
65, 139 Canto, Alberto del, 126 Cañedo, Juan Dávalos, Marcelino, 160
de Dios, 16 Carbajal, Francisco, 182 Cárdenas De la Huerta, 196
del Río, Lázaro, 124, 202 Carlos V, 95 De la Madrid Hurtado, Miguel, 213
Carlota Amalia, 95, 97, 98 Carmona y Valle, Deabra, vizconde de, 102
Manuel, 156 Carranza, Venustiano, 126, 127, Deffaudis, barón, 68
181, 182, 184- Degollado, Santos, 83, 87
189, 193, 194, 197 Carreón, Francisco, 148 Dehesa, Teodoro, 173
Carrera, Martín, 35, 81, 82 Carrillo de Delgado, Rafael, 161
Mendoza y Pimentel, Diego, 108 Carrillo Díaz Covarrubias, Juan, 87
Puerto, Felipe, 197 Casasús, Joaquín, 158 Díaz, Félix, 178, 179, 181, 196
Castaños, Fernando, 190 Castellot, José, 158 Díaz Mirón, Manuel, 94
Castillo Velasco,José María del, 83, 135, 154 Díaz Mirón, Salvador, 158, 161
Castillo, Víctor M., 133 Castro, Fidel, 208 Díaz Mory, Porfirio, 144
Castro Leal, Antonio, 199 Ceballos, Juan Díaz Ordaz, Gustavo, 209
Bautista, 33, 67, 76 Cedano, Marcelino, 126 Díaz, Porfirio, 38, 40, 41, 87, 102, 110, 123,
Cedillo, Saturnino, 203 Cepeda, Rafael, 174 126, 130, 141, 143-145, 149, 150, 157, 160,
Cerralvo, virrey de, 108 Chavero, Alfredo, 161 173-175, 177, 190
Díaz Soto y Gama, Antonio, 182, 192
Diéguez, Manuel M., 170 Diez de
Bonilla, Manuel, 51 Diez de Sollano,
José María, 132 Doblado, Manuel, 83,
86, 87, 92 Domat, 131
Domínguez, Belisario, 180, 181
Domínguez, Miguel, 14 Dublán,
Manuel, 102, 103, 136, 139 Duran,
Ignacio, 133 Duret, Fernando, 158
índice onomástico 241

Echávarri, 11 García, María Inés de la Paz, 28


Echeverría Álvarez, Luis, 211 García Rojas, Pedro José, 53
Echeverría, Francisco Javier, 26, 64 García Salinas, Francisco, 47, 48, 52
Echeverría, Ignacio, 122 García Torres, Vicente, 74, 85
Edwards, Hayden, 61 Garrido Canabal, Tomás, 198, 202
Egealiz, Rafael, 123 Garza Aldape, Manuel, 181
Eguia Lis, Joaquín, 133 Garza, Candelario, 123
Elizondo, Rosalío, 94 Garza González, Agustín, 190
Escalante, Ario, 59 Garza, Felipe de la, 13
Escalante, Manuel, 133 Godínez, José Santos, 126
Escanden, Antonio, 94 Godoy, 8
Escanden y Helguera, José de, 72 Gómez, Arnulfo R., 199
Escobar, José Gonzalo, 200 Gómez Farías, Valentín, 5, 7, 16, 23, 30, 44, 47,
Escobedo, Mariano, 87, 98, 158 48, 50-51, 70, 80, 109, 114, 122, 131, 139
Escudero y Echánove, Pedro, 96 Gómez Morín, Manuel, 204 Gómez Pedraza,
Eslava, Matías, 94 Manuel, 20, 21, 23, 43, 47, 66 González,
Espinoza Bávara, Juan, 126 Abraham, 174, 180 González Bocanegra,
Esquivel Obregón, Toribio, 172, 173, 180 Francisco, 80 González Cosío, Miguel, 52
Estrada, Genaro, 201 González de Castro, Vicente, 100 González
Estrada, Roque, 173 Garza, Roque, 184, 185 González, Manuel,
Eurigio, 100 102, 104, 126, 143, 149,
151, 155, 159
Fabela, Isidro, 121 González Obregón, Luis, 161 González
Federico Guillermo III de Prusia, 12 Ortega, Jesús, 37, 87, 89, 140 González,
Fernando VII de España, 2, 4, 5, 12, 43 Pablo, 182, 188, 195 González Salas, José, 178
Ferreira, Jesús M., 126 González, Toribio, 9 González Torres,
Filisola, Vicente, 10, 11, 62 Salvador, 190 Gorostiza, Manuel Eduardo de,
Fletcher, 182 131 Goroztieta, Enrique, 198 Guadalupe, J.,
Florentini, Claudia, 80 174 Guajardo, Jesús, 188 Guerra, José, 182
Flores Magón, Enrique, 160 Guerra, Raymundo, 135 Guerrero, Francisco,
Flores Magón, Jesús, 168 el "chalequero", 164 Guerrero, Joaquín, 100
Flores Magón, Ricardo, 160, 168, 177, 182, 192 Guerrero, Vicente, 2, 5, 11, 14, 20-22, 43, 44,
Flores Margadant, Guillermo, 139 46, 48, 61, 78, 79, 122 Guevara, Antonina,
Forey, 93, 94 81 Gutiérrez, Blas José, 133, 136 Gutiérrez
Fox Quezada, Vicente, 216 Estrada, José María, 48, 58, 78, 94 Gutiérrez,
Fragoso, Catarino, 94 Eulalio, 184 Gutiérrez, Joaquín Miguel, 48
Francisco I, emperador de Austria, 12 Gutiérrez Nájera, Manuel, 160 Gutiérrez
Francisco José, 95 Zamora, Manuel, 87 Guzmán, León, 82
Frías, Heriberto, 154
Froebel, Federico, 160 Haro y Tamariz, Antonio, 77
Fuentes, Alberto, 174 Herrera, Dr., 8
Herrera, José Joaquín de, 28, 29, 32, 33, 66-69,
Gadsen, James, 74 75-76, 121, 139 Herrera,
Gainza, Gabino, 3, 10 Rodolfo, 195 Hidalgo, José
Galván Rivera, Mariano, 74, 135 Manuel, 94 Hidalgo, José
Gálvez, conde de, 127 María, 78
Gamboa, Federico, 161
Gándara, 15
Gaona, 62
García de la Cadena, Trinidad, 158
García Goyena, 101
García Granados, Alberto, 158
García, Jesús, 153
García, Joaquín, 161
García, Josefina, 9
242 índice onomástico

Hidalgo, Miguel, 61, 78, 125 Ley va, Francisco, 122


Houston, Samuel, 62 Huera, Adolfo Liceaga, Eduardo, 156
de la, 171, 188, 195 Huera, Limantour, José Ivés, 155, 158
Victoriano, 177-180, 182 Limón, Cristóbal, 126
Linares, José, 103
Ibarra, José María, 8, 171 Lizardi, Fernando, 190
Icazbalceta, 161 Lobato, José María, 21
Iglesias, Ángel, 94 Lombardini, Manuel María, 33, 76
Iglesias Calderón, Fernando, 182 Lombardo Toledano, Vicente, 203
Iglesias, José María, 40, 113, 138, 141, 149, 150 López de Santa Anna, Antonio, 11, 17, 21, 23,
Imán, Santiago, 59 25-28, 30, 31, 33-35, 42, 46-48, 50-53, 56, 58,
Isabel II, 88 59, 62-68, 70, 71, 73, 74, 76, 77, 79-81, 101,
Islas Bustamante, Nicolás, 135 104, 119, 120, 122, 131, 139, 146, 162
Iturbide, Agustín de, 2-5, 7, 8, 12, 14, 60, 57, 79, López Lira, Jesús, 190
120 López Mateos, Adolfo, 208
Iturbide, Eduardo, 182 Iturribarría, López, Miguel, 98
Miguel Ignacio de, 100 Izábal, López Portillo y Pacheco, José, 212
Manuel, 171 López Portillo y Rojas, José, 161
López Portillo, Jesús, 76
Jackson, Andrew, 61, 63 López Rayón, Ignacio, 61, 105
Jara, Heriberto, 190 López Uraga, José, 76
Jecker, 89 Lorencez, 93
Jiménez, Mariano, 127 Lozada, Manuel, 40, 126, 146, 146
Jiménez, Miguel, 156 Lozano, Antonio dej., 136
Johnson, Andrew, 97 Lozano, José María, 136, 164
Joinville, príncipe, 68 Lucio, Rafael, 156
Juárez García, Benito, 36, 37, 38, 40, 48, 72,
81, 82, 85-89, 91-93, 97-99, 101, 103, 109, Macedo, Miguel, 130, 133, 158, 164
110, 113, 120, 122, 123, 126, 127, 139-141, Macedo, Pablo, 101, 103, 156, 164
144-146, 158, 164, 190 Machorro, Paulino, 190
Macías, José Natividad, 190
La Fuente, 86 Madero Estrada, 123
Labastida y Dávalos, Pelagio Antonio de, 35, 82, Madero, Francisco I., 127, 143, 168, 170-177, 179
94, 110 Madero, Gustavo A., 177, 179
Labastida, Luis G., 133 Lacureza, José Malo, José Ramón, 48
María, 96 Lafragua, José María, 73, Manjarrez, Froylán C, 192
102, 103 Lagos Cházaro, Francisco, Mantecón Arteaga, Laura, 159
185 Lagranda, Francisco, 3 Lancaster, Manuel Aspiroz, 98
81 Landa, José María de, 94 Landa y Manuel Rojas, Luis, 190
Escandón, Guillermo de, 158 Lañe Manzo y Zúñiga, 108
Wilson, Henry, 178, 179, 182 Lares, Marín, 8
Teodosio, 74, 77, 94, 96, 132 Mariscal, Ignacio, 83, 103, 107
Larráinzar, Manuel, 51 Lascuráin, 180 Márquez Echegaray, Fernando, 87
Lavista, Rafael, 156 León, Antonio, Márquez, Leonardo, 87
102 Martínez de Bejarano, Guadalupe, la "mujer
León de la Barra, Francisco, 121, 175, 177 verdugo", 164
León Toral, José, 199 Leovigildo, 100 Lerdo Martínez de Castro, Antonio, 102, 103
de Tejada, Miguel, 121 Lerdo de Tejada, Martínez de Escobar, Rafael, 190 Martínez
Sebastián, 40, 48, 77, 87, 90, de la Tone, Rafael, 98 Martínez de los
110, 113, 114, 126, 139, 140, 141, 143, 145, Ríos, Ramón, 9 Martínez del Río, 156
146, 148, 149 Martínez Garza, Andrés, 72 Martínez,
Ignacio, 158 Martínez, Paulino, 172, 173
Martínez, Víctor José, 135
índice onomástico 243

Mata, Filomeno, 168, 172, 173 Napoleón III, 12, 60, 94, 95, 97, 98
Mata, José María, 82 Navarro, Juan R., 74
Mateos, Juan A., 161, 164 Negrete, Jesús, 164
Matías Alarcón, Manuel, 135 Negrete, Pedro Celestino, 12
Maximiliano, 36, 40, 81, 94, 95, 97, 98, 103, Neri Vela, Rodolfo, 213
110, 114, 129, 132, 144, 146 Ñervo, Amado, 160
Mayer, H., 183 Maytorena, José Nunó, Jaime, 80
María, 174 McLane, Robert, 88
Meade Fierro, Ernesto, 190 O'Donojú, Juan, 2-4, 79
Medina, Hilario, 190, 192 O'Gorman, Edmundo, 10
Meglia, Pedro Francisco, 110 O'Shaughnessy, Nelson, 182
Mejía Flores, Manuel, 160 Mejía, O'Sullivan, John, 69
Tomás, 87, 98 Melgar, Rafael E., Obregón, Alvaro, 114, 141, 182, 185, 188, 195,
124 Meló, 86 196, 199, 200
Méndez, Arturo, 190 Ocampo, Melchor, 48, 82, 87, 88
Méndez, Juan N., 40, 150 Olaguíbel, Francisco M., 66 Olvera,
Méndez, Luis, 96, 102, 103 Isidoro, 86, 154 Ormiechea, Juan Bautista
Mendiola, 8 de, 93 Orozco, Pascual, 175, 178, 179
Mendoza Arámburo, César, 124 Mendoza, Orozco, Wistano Luis, 135 Orozco y
José María, 51 Mercado, Florentino, 135 Berra, Manuel, 161 Ortega, Eulalio María,
Mercado, José María, 125 Michelena, 103, 98 Ortega, Rafael, 133 Ortiz de
Mariano, 14, 41, 43, 50, 164 Mier y Terán, Domínguez, Josefa, 5 Ortiz de
Manuel, 21, 46, 47, 61, 68 Mina, Francisco Montellano, Manuel, 103 Ortiz Rubio,
Javier, 15 Miramón, Miguel, 38, 39, 48, 87- Pascual, 123, 124, 199, 200 Ortiz
89, 94, 98, Urquidi, Raúl, 100, 101 Osollo, Luis G.,
139 87 Osorio de Escobar, Diego, 108 Otero,
Miranda, Francisco de, 42 Miranda, Mariano, 66, 106 Othón, Manuel José,
Francisco Javier, 94 Moheno, Querido, 160
170 Molina Enríquez, Andrés, 170, 177,
191 Monroe, James, 12, 13 Mont, Pacheco Leal, Antonio, 52
Alejandro, 88 Montano, Manuel, 43 Palafox, Manuel, 184
Montano, Otilio, 179 Montes de Oca, Palavicini, Félix, 161, 172, 173, 190, 192
Ignacio, 168 Montesclaros, virrey de, 108 Pallares, Jacinto, 133, 136, 164
Montiel y Duarte, Isidro, 135 Mora, José Pañi, Alberto J., 197
María Luis, 47, 48, 74, 109 Morales, José Papa Gregorio XVI, 43, 58, 109
Ignacio de, 100, 103 Morales, Juan B., 66 Papa León XII, 42, 109
Moran, José María, 56 Morelos, José Papa León XIII, 110
María, 60, 61, 78 Morelos Zaragoza, Papa Pío VII, 42
Ignacio, 182 Moreno Cora, Silvestre, 136 Papa Pío VIII, 43, 109
Moreno Díaz, Daniel, 53 Moreno, Tomás, Papa Pío IX, 84, 94, 95, 98, 106, 109
81 Morones, Luis N., 195 Mújica, Papa Pío XI, 202
Francisco J., 190, 191 Munguía, Paredes Arrillaga, Mariano, 29, 32, 63, 67, 69,
Clemente, 136 Murguía, Francisco, 121, 70, 161
197 Murillo, 131 Múzquis, Melchor, 23, Paula Ruano, Francisco de, 135 Pavón, José
121 Ignacio, 39, 81, 93 Payno, Manuel, 85, 86,
134, 161 Pedro II, 144 Peña y Peña, Manuel de
la, 31, 32, 71,101,121,
139
Pérez de la Serna, Juan, 108
Pérez Varaés, Melchor, 108
Pérez, Antonio, 2, 3
244 índice onomástico

Pérez, Pedro C, 59 Robles Pezuela, Manuel, 38, 76, 87


Pershing, John, 188 Rocha, Sostenes, 144, 148
Pesqueira, 15 Rodríguez, Abelardo L., 199, 201
Pestalozzi, 160 Rodríguez de San Miguel, Juan N., 101, 135
Peza, Juan de Dios, 96, 160 Rojas, Atanasio, 123
Philippi, Monseñor, 197 Rojas, Isidro, 101
Picaluga, Francisco, 21, 46 Romano, Leopoldo, 126
Pierce, 74 Romero, Eligió, 81
Pimentel, Emilio, 158 Romero, Matías, 156
Pimentel y Fagoaga, Fernando, 158 Romero, Nicolás, 94
Pino Suárez, José María, 174, 177, 179 Roosevelt, Theodore, 160
Pinochet, Augusto, 212 Rosa, Luis de la, 66
Pío Marcha, 4 Rosains, Juan Nepomuceno, 46
Pizarro, Nicolás, 135 Rouaix, Pastor, 187, 191
Plank, Carlos, 123 Ruiz Cortines, Adolfo, 207
Poinsett, Joel, 10, 13, 46, 60
Polk, James K., 70 Saguede Bugueiro, Mateo, 108
Portes Gil, Emilio, 199 Sala, Juan, 131, 135
Portugal, Juan Cayetano, 16 Salado Álvarez, Victoriano, 161
Posada, José Guadalupe, 168 Salas, Mariano, 29, 30, 66, 67, 69, 70, 81, 94, 106
Prieto, Guillermo, 48, 82, 83, 86, 87, 148 Saligray, Dunois, 93, 94
Prieto, Morones, 203 Salinas de Gortari, Carlos, 107, 214
Prim, Juan, 93 Salvi, Lorenzo, 80
Pro Juárez, Miguel Agustín, 199 Samarripa, Isaías, 123
San Martín, 8
Quevedo, Miguel Ángel de, 155 San Román, Juan, 126
Quintana, Joaquín, 74 Sánchez de la Barrera, Tomás Tadeo, 72
Quintanar, Luis, 2, 22 Sánchez de Tagle, Francisco Manuel, 52
Quintana Roldan, Carlos Francisco, 128, 129 Sánchez Gavito, Indalecio, 103
Quintana Roo, Andrés, 7, 59 Sánchez, Graciano, 204
Sánchez, Prisciliano, 8, 16
Rabasa, Emilio, 161, 164, 190 Sánchez Rivera, Manuel, 123
Ramírez, Ignacio, 48, 83, 106 Sandino, Agustín César, 199
Ramírez, José Fernando, 65, 96, 105 Sanromán, Juan, 146
Ramírez, Ramón, 133 Santa Julia, el "tigre" de, 164
Ramos, Antonio, 133 Santa María de Mendoza, García de, 108
Ramos Arizpe, Miguel, 15, 16, 43, 48, 127 Santa María, Miguel de, 43, 50
Raoulx, Gastón, 79 Santos Zelaya, José, 160
Raousset Boulbón, 79 Sarabia, Juan, 168
Rayón, Manuel Crescendo, 16 Sarmiento, Hermenegildo, 149
Rebolledo, Efrén, 161 Scott, Winfield, 70, 72
Recesvinto, 100 Serdán, Aquiles, 174, 175
Rejón, Manuel Crescendo, 48, 59 Serrano, Francisco R., 199
Rendón, Serapio, 180, 181 Sierra O'Reilly, Justo, 101, 102, 122, 136, 153,
Reyes, Bernardo, 159, 170, 173, 178, 179 154, 158, 160, 161
Reyes Heroles, Jesús, 63 Silíceo, Manuel, 103
Reyes, Julián de los, 76 Sisenando, 100 Siurob.José,
Reyes Retana, Tomás, 133 123 Soberanes.José Luis, 50
Reyes, Rodolfo, 133, 193 Solís, Octaviano, 123
Río de la Loza, Leopoldo, 156 Sorela, Pedro, 88 Soto,
Ríos, 8 Manuel Fernando, 122
Riva Palacio, Mariano, 98, 107, 121 Stalin, José, 203 Stendhal,
Riva Palacio, Vicente, 83, 148, 161 102 Suárez Peredo,
Rivas, Antonio Mercado, 162 Antonio, 94
Robles Domínguez, Alfredo, 196
índice onomástico 245

Tablada, José Juan, 161 Verasteguí, Manuel, 107


Taft, William, 160 Verdigo, Agustín, 135
Tagle, Protasio, 161 Vértiz, Daniel, 156
Talamantes, Melchor de, 164 Victoria, Francisco, 46
Taylor, Zacarías, 70 Victoria, Guadalupe, 12, 14, 20, 41-44
Tena Ramírez, Felipe, 193 Vidal, Carlos A., 123
Teresa de Mier Noriega y Guerra, Servando, 7, Viesca, Andrés, 127
15, 43, 48, 164 Terrazas, Luis, 153 Vigil, José María, 161
Tornel, José María, 48, 59, 77, 136 Villa de García Rojas, María Luisa, 53
Torrens, Anastasio, 59 Treviño, Villa, Francisco, 182, 184, 185, 188, 196, 197
Jerónimo, 15 Trist, Nicholas P., 71 Villada, Vicente, 121
Trochuelo, José María, 190 Trotsky, Villarreal, Antonio L., 160
León, 203 Tyler, 68 Villarreal, Florencio, 81
Villavicencio, Pablo de, 48
Urbina, Luis G., 160 Vital Fernández, Francisco, 72
Uribe, Virgilio, 182 Vivanco, Marqués de, 11
Urquidi, Manuel, 174
Urrea, 44, 62 Walker, 79
Wattel, 131
Valdés, Antonio J., 8, 9 Wilson, Woodrow, 178, 182
Valdivieso, Ignacio, 51 Woll, Adrián, 94
Valencia, Gabriel, 63
Vallarla, Ignacio L., 83, 136, 164 Yánez,José Isidro, 2
Valle, José C. del, 14 Yáñez, José María, 29
Valle, Leandro, 87 Yáñez, Mariano, 102
Vasconcelos, José, 172, 173, 182, 196, 200
Vázquez, Francisco, 43 Zamacona, Manuel, 103
Vázquez Gómez, 172, 173, 177 Zámano, Pedro, 107
Vázquez, Jesús María, 98 Zapata, Emiliano, 177, 178, 184, 187, 188, 192,
Vega, Fernando, 136 194
Vega, José María de la, 123 Zaragoza, Ignacio, 87
Velázquez de León, Joaquín, 94 Zarate, Julio, 161
Velázquez de León, Manuel, 2 Zarco, Francisco, 82, 83, 85, 135, 148 Zavala,
Vélez, Pedro, 22 Lorenzo de, 7, 16, 21, 44, 61, 62 Zayas, Pablo,
Vera Estañol, Jorge, 193 102, 136 Zedillo Ponce de León, Ernesto, 215
Vera, Félix, 171 Zozoya, José Manuel, 13 Zuloaga, Félix
Verastegui, Joaquín, 158 María, 38, 39, 48, 85, 87, 132,
139, 140 Zúñiga , Nicolás y
Miranda, 159
índice analítico

Acción Revolucionaria Mexicanista, 204 Acta, Aspecto laboral, 191


Constitucional de la Federación Mexicana, 16 Audiencia de la Ciudad de México, convertida
Acta, Constitucional y de Reforma, 66, 106 en Supremo Tribunal de Justicia, 2
Constitutiva de la Federación Mexicana, 17 Austeridad, programa de, 215 Ayala, Plan
Constitutiva y de Reforma de 1847, 120, 139 de, 179, 184 Ayutla, Revolución de, 34,
de Independencia, 2 de Reformas a la 35, 81
Constitución, 31 Acuerdo General sobre
Aranceles Aduaneros y Bachimba, batalla de, 178 Banca,
de Comercio (GATT), 214 Adams- nacionalización de la, 212 Banco
Onís, tratado, 13, 41, 61 Administración, de Nacional de México, 155
caminos y peajes, ley de, creación del, 198 Bases Constitucionales, 54
138 Bases de la Organización Política de la República
de la República, bases para la, 78 Mexicana, 59, 64
Aeropuertos y Servicios Auxiliares, 210 Bases Orgánicas, 27, 73, 83
Agua Prieta, Plan de, 195 Aguascalientes, de 1843, 129, 139
Convención de, 184, 189 Beneficencia, Consejo de, 97
leyes decretadas por la, 185 Agustín Bilbao, Ordenanzas de, 74
de Iturbide, coronación de, 5 Alarico, Borbonistas, 4 Bucareli,
breviario de, 100 Amparo, juicio de, tratados de, 196 Burguesía,
105 Ley de, 99, 107 Ley orgánica del, intereses de la, 57
138 mexicano, 105 Cádiz, Constitución de, 100, 128, 129, 130
leyes que normaron al, 106 reglamentación Camisas rojas, 202 Cananea, huelga de, 170
del, 138 Anexión de Centi oamérica a México, Carta de Derechos y Deberes Económicos de los
10 Aniano, Breviario de, 100 Antigüedades Estados, 211
Nacionales, Ley sobre Protección de, Querétaro en 1917, 127 Casa Mata,
138 Plan de, 10, 11, 15 Caso, Ley del, 50
Apatzingán, Constitución de, 128 Castas, guerra de, 79, 123 Catastro
Aristocracia, intereses de la, 57 Artículo 3o. nacional, 138 Celaya, combates de, 196
de la Constitución Política de los Centralismo, política económica del, 57
Estados Unidos Mexicanos, 202 Artículo y sus consecuencias, 43
123 constitucional, Ley Reglamentaria Centralistas, 48
del, 198 Centro Antirreeleccionista de México, 172
Asociación política y de petición, derechos de, Centro Industrial Mexicano, 171 Chamula,
67 rebelión, 79
248 índice analítico

Chiapas, Junta Provisional Gubernativa de, 119 Constitución de 1824, 17, 105, 119, 139
libre, Plan de, 11 suspensión de la, 52
reincorporación de, al territorio nacional, 119 Constitución de 1857, 35, 75, 87, 99, 101, 107,
Científicos, 158 Ciudad Politécnica, 206 109, 113, 114, 139, 140, 145, 151, 189,
Ciudad Universitaria, 206 Clero, abolición de 190, 193
privilegios del, 48 consecuencias de la, 83
intereses del, 57 Constitución de 1917, 111, 114, 147, 185, 189, 193
Club Liberal Ponciano Amaga, 192 Constituciones de México, 19 Constituyentes
Codificación, civil y procesal civil, 100 en de 1857, 154 Contencioso, Ley para el arreglo
general, 99 penal y procesal penal, 103 de lo, 74 Córdoba, Tratado de, 2, 4, 5, 7, 14
Código, alemán, 99 Civil, 96, 100 de 1870, Crédito Agrícola, Ley de, 198 Crisis político-
158 religiosas, 113 Cronología y marco histórico del
del Distrito y Territorios Federales, 186 Federal de porfirismo, 143 Cuernavaca, Plan de, 122
Instituciones y Procedimientos Electorales Cuerpo de Prácticos, Ley orgánica del, 187
(COFIPE), 214, 215 Federal de Procedimientos Cultos, Ley de, 202
Civiles, 102 Federal Electoral, 213 Colonización,
Ley de, 47, 67, 152 Comercio, código de, 96, 104 De la Huerta-Lamont, convenio, 196
Comisión Nacional Agraria, 194, 197 Decena Trágica, 178, 179 Derecho, de la
Comisión Nacional de Derechos Humanos, crea- mujer al voto activo, 208 porfirista, 143
ción de la, 214 revolucionario, 167
Comité Nacional de Defensa Proletaria, 203 Derechos Humanos del Hombre y del Ciudada-
Competencias, separación de, 114 no, declaración de los, 105 Desamortización,
Confederación, de Trabajadores de México Ley de, 137 Desarrollo material yjurídico
(CTM), 203 mexicano de 1824
General de Trabajadores, 195 a 1854, 73
Nacional Campesina, 204 Regional Deslinde, Ley de, 152
Obrera Mexicana, 195 Congreso, Deuda pública, pago prioritario de la, 48
Constituyente, 189 integración del, Diario Oficial, 138
82 primer, 6 segundo, 14 tercer, 51, Distrito Federal, jurado popular en el, 138 ley
56 orgánica de la instrucción pública en el, 138 y
reinstalación y disolución del, 11 Consejo Territorio de Baja California, código civil para
Supremo de Instrucción Pública, 160 el, 102
Constitución, bases para la nueva, 53 de Cádiz, código de procedimientos civiles para el, 102
61 Civil, 101 del Imperio, 6, 7, 8 Federal de código de procedimientos penales del, 103
1917, 188 ley de tribunales, organización de, 102
de los Estados Unidos Mexicanos, 17, 83 código penal sobre delitos del fuero común para
incorporación de la Leyes de Reforma a la, el, 103
138 )' Territorios Federales, código penal para el, 103
Política, de la Nación Mexicana, plan de la, 14 División territorial de México, evolución de la, 114
de la República Mexicana, 138 de los División tripartita del poder, 7, 8 Divisiones
Estados Unidos Mexicanos, 215 territoriales de México, 114 Doctrina jurídica
artículo 130 de la, 111 en el siglo xix, 134 Doctrina Monroe, 41
promulgación de la, 193 Doctrina y obra jurídica del siglo xix y principios
del xx, 135

Educación, gratuita, laica y obligatoria, 98


política, 191 y moral de las clases
populares, 48
índice analítico 249

Ejército, abolición de privilegios del, 48 Gadsen, tratado de, 74, 75


constitucionalista, 181 Garantías individuales, 190
libertador del sur, 188 Generales y gobernadores, convención de, 184
mexicano popular restaurador, 126 Gobierno provisional, 2, 14
zapatista de liberación nacional (EZLN), 215 Gobierno, obra de, 9
Elementos constitucionales, 105 Embajada, y aportaciones jurídicas, 95
Pacto de la, 179, 181 Empacadora, Plan de la, Gobiernos, porfiristas, 150
178 Empresas petroleras, expropiaron las, 203 posi evolucionarlos, 194
Enseñanza, del derecho en el siglo xix, 130 republicanos, 20
libertad de, 83 Gran Círculo de Obreros libres, 171
primaria obligatoria, 52 Escalada, Plan de, 49 Guadalupe-Hidalgo, tratado de, 31, 32, 71,
Esclavitud, abolición de la, 83 Escuadrón 201 75
de la Fuerza Aérea Mexicana, 205 Escuela, de Guadalupe, Plan de, 127, 181, 184, 189
arquitectura de Chapingo, inauguración de la, Guerra, cristera, 198
162 de los pasteles, 25, 68
de aviación militar, 206 de los tres años, 87
nacional de maestros, fundación de la, 206 Guerras extranjeras, 67
nacional preparatoria, 98
naval de Veracruz, 206 Habeas corpus, 105 Hammurabi, código de, 99
normal para maestros, fundación de la, 160 Hermosillo, Plan de, 199 Hospicio Cabanas,
Estabilidad y el Crecimiento Económico, Pacto Plan de, 33 Hospital General, en la Ciudad de
para la, 214 México, inauguración del, 162 fundación del,
Estabilización Económica, Plan de, 215 Estado 156 Huastecas, rebelión de las, 79 Hueco, ley
Civil de las Personas, Ley sobre el, 90 Estados del, 128, 139, 151, 199 Huelga, derecho de,
Unidos de América, guerra contra, 66,122 203
Tratado de extradición con, 138
Tratado de paz con, 69 Iglesias, Ley, 138
Estanzuela, tratados de la, 63, 64 Iguala, Plan de, 5, 14, 121
Estatuto Orgánico Provisional, 83 Igualdad de derechos civiles para todos en el
de la República Mexicana, 138 Estatuto Imperio, 7
Provisional del Imperio Mexicano, 96 Estrada, Imperio, caída del segundo, 97
Doctrina, 201 Eurico, Código de, 100 crisis política y caída del, 11 de
Expansionismo y colonialismo, 91 Iturbide, caída del, 43 diario
del 97 instauración del, 6
Facciones, guerra de, 185 Mexicano, código civil del, 102
Federación, código penal para toda la República Congreso del, 6 cortes del, 3
sobre delitos contra la, 103 Estatuto Provisional del, 129 Junta
de provincias del Centro de América, 11 Provisional Gubernativa del, 2
Federalismo, mexicano, 16 primer, 5
restauración del, 58 Reglamento Provisional Político del, 128
Federalistas, 48 Ferrocarriles, Ley Segundo, 36 vigencia del Primer, 9 Imprenta,
General de, 155 Ley de, 90
Nacionales de México, creación de los, 156 Impuesto(s), al valor agregado (IVA), 212
Fianza, libertad bajo, 138 Francia, guerra del Centenario, 197 por tener animales
contra, 91 Fredonia, República de, 61 Fuero domésticos, 34 por uso de puertas y
Juzgo, 100 ventanas, 34
Fundidora de Hierro y Acero de Monterrey, con
capitales franceses y españoles, 156
250 índice analítico

Incorporación y desincorporación de Centroamérica Juárez, 35, 82


y Chiapas a México, 9 Lerdo, 35, 82
INFONAVIT, creación del, 211 Orgánica de la Institución Pública, 132 en
Inmigrantes españoles, 203 el Distrito Federal, 98
Instituciones de Crédito, Ley General de, 198 Orgánica de Notarios y Actuarios del Distrito
Instituto, de Seguridad y Servicios Sociales de los Federal, 99
trabajadores del Estado, creación del, 209 Orgánica de Procedimientos de los Tribunales de
Federal Electoral, 214 Mexicano del la Federación, 107
Petróleo, 210 Mexicano del Seguro Social, Orgánica Electoral, 89
207 Politécnico Nacional, fundación del, sobre Extranjería y Nacionalidad, 73
204 Leyes, constitucionales de 1836, 139
Instrucción Pública, Ley sobre, 90 proyecto de reforma a las, 61
Intervención, estadounidense, guerra de, 65 de Indias, 61
francesa, guerra de, 36 francesa y el preconstitucionales, 113, 185
Segundo imperio, 40 Liberales moderados 190
Iturbide, abdicación de , 10 Liberalismo, individualista, 158
Iturbidistas, 4 obra jurídica del, 137 Libertad,
absoluta de opinión, 48
Jardines de niños, fundación de los, 160 de Cultos, Ley sobre la, 90 Libro de texto
Jecker, adeudo con, 92 gratuito, 209 Liga de Trabajadores
Juan Pablo II, visita del papa, a México, 213 Ferrocarrileros, 171
Juárez, Ley, 137
muerte de, 149 Manicomio de la Castañeda, inauguración del, 162
Juchitán, rebelión de, 79 Manifiesto a la Nación, 86, 173
Judicial Review, 105 Mariano, rebelión del indio, 125
Junta, Nacional Instituyente, 7 Martínez de Castro, Código, 103
Provisional Gubernativa en Chiapas, 11 Masonería, 44, 45
Revisóla de Padrón Electoral, 176p Materia agraria, disposiciones en, 104
Jurados, Ley de, 103 Matrimonio Civil, Ley de, 90, 101
McLane-Ocampo, Tratado, 36, 88
Lafragua, Ley, 138 México, del siglo xix, tendencias políticas en el, 48
Lares, Código de Comercio de, 104, 138 independiente, cronología del, 1
Lealtad, marcha de la, 179 derecho del, 1
Legislación preconstitucional, 184 primera Constitución del, 19
Legislaciones locales, 187 México-Estados Unidos, guerra, 72
Lerdo, gobierno de, 145 Miramar, tratados de, 95 Molino del
Ley, 121, 137 rey, batalla del, 102 Monopolios,
reelección de, 150 Ley, prohibición de, 83 Monroe, doctrina,
Agraria, 185, 197 92, 160, 194 Mont-Almonte, tratado,
Calles, 198 39, 88, 92 Movimiento, codificador,
constitucional, primera, 57 99
de asociaciones religiosas y culto público, 114 constitucionalista, 181
de organizaciones políticas y procesos electo- leyes expedidas por el, 185
rales, 212 del 68, 211
electoral, 176 Municipio en el siglo xix, 128 Museo Nacional
de 1857, reforma a la, 151 de Antropología e Historia, 208
reformas a la, 173
Federal de Colonización, derogación de la, 209 Nacionalización de los bienes eclesiásticos, ley
Federal de Responsabilidades de los Servidores de, 90
Públicos, 213 Napoleón, Código de, 99, 102
General Agraria, 188 Navidad, Plan de, 38, 87
Iglesias, 35, 82 Nayar, rebelión del indio, 125
índice analítico 251

Nayarit, pueblos unidos de, 146 Porfirio Díaz, gobiernos de, 151
Niágara Falls, conferencia de, 183 tiempo de don, 143
Noria, Plan de la, 38, 145 rebelión de Porfirismo, 150
la, 144, 146 aspectos sociales, económicos, políticos y cul-
Notarios y Actuarios del Distrito Federal, Ley orgá- turales del, 152
nica de, 138 obra de gobierno del, 161
Nueva Colección de Leyes y Decretos Mexicanos, 74 obra jurídica del, 162, 163 Potencias del
Nueva Extremadura, 127 Eje, guerra entre México y las,
205
Oaxaca, Código del Estado de, 100 Prerreforma, 50 Prerreformas de 1833, 113
Constitución de la Provincia Colonial de, 102 Presa de la Estanzuela, Plan de la, 26
Obra jurídica y administrativa de las primeras Presidencialismo, 192 Préstamos forzosos,
formas republicanas, 73 prohibición de, 83 Primer jefe, proyecto del,
Ocupación y Enajenación de Terrenos Baldíos, Ley 190, 193 Primera casa de maternidad, fundación
sobre, 138 de la, 162 Primera Guerra Mundial, 144, 194
Ordenanzas de Bilbao, 104 Prisiones particulares, llamadas tlapisqueros, 154
Órdenes monásticas y del control del clero su- Programa hoy no circula, 215 Propiedad,
presión de las, 48 privada, respeto a la, 83
Otumba, Plan de, 44 pública, designación y distribución de la, 48
y la reforma agraria, 191 Protección de
Pacto, de la embajada y usurpación huertista, 172 Antigüedades Nacionales, Ley sobre,
Federal de Anáhuac, 8 Pagos, 99
Ley de, 186 Pan o palo, política Proyecto de Constitución, 8
de, 158 Partido, Acción Nacional, Prusia, Código de, 99
204
Antirreeleccionista, 176 Querétaro, Congreso Constituyente de, 191
Constitucional Progresista, 176
de Salvación Pública, 204 Radicales extremistas, 190
del Progreso, 47 Real, Audiencia de la Ciudad de México, 105
Demócrata, 172 patronato, 3 Rebelión,
Liberal Mexicano, 169 cristera, 202
manifiesto y programa del, 169 escobarista, 199
Nacional Democrático, 172, 173 Patronato Reconquista, Plan de, para la corona española, 67
eclesiástico, 57 Pena capital para delitos Reelección, el problema de la, 139 Reforma,
políticos, abolición de grupos en la guerra de, 87 Reforma, guerra
la, 49 de, 36, 38, 39, 85, 91, 109,
Penas degradantes, prohibición de, 83 127, 140 causas de la, 91 resentimiento
Penitenciarias, establecimiento de, 83 de los conservadores por
Pensiones Civiles y de Retiro (1925), Ley General perder la, 92 leyes de, 40, 88, 89, 90,
de, 198 96, 99, 101, 110,
Petróleo, explotación del, con capitales extranje- 113, 114, 137, 147, 168
ros, 155 Plan, Agrícola Nacional, 210 liberal, primera, 47 Regencia, 2
Libertador, 146 al Poder Ejecutivo, título de, 94 Regio
Nacional de Desarrollo, 213 Planes y patronato, 108 Registro Civil, Ley Orgánica del,
programas prerrevolucionarios, 169 Poder, 90 Reglamento, Político Provisional del Imperio,
Ejecutivo, 7 6, 8 Relaciones, Estado-Iglesia durante el siglo
Judicial de la Federación, Ley Orgánica del, 187 xix, 107
Judiciario, 7
Legislativo, 7 Política
exterior, 41 "Polkos", rebelión
de los, 30
252 índice analítico

familiares, Ley de, 186 Supremo Poder Ejecutivo, 12


Iglesia-Estado, 192, 198, 202 Tacubaya, bases de, 64
República, 13 mártires de, 87
centralista, segunda, 64 Plan de, 35, 38, 56, 64, 85, 87, 89, 140
Mexicana, casos específicos de la división Teoloyucan, tratados de, 183 Terremoto de
política de la, 119 1985, en la capital, 152, 173,
restauración de la, 98 Republicanos, 4 213
Revolución, agrarista, planes de la, 187 Tesis centralista, 15 Texas, guerra
cronología y marco histórico de la, 167 con, 53, 60 Texas, República de,
delahuertista, 197 57, 62, 63 Texcoco, Plan de, 177
francesa, principios filosóficos de la, 84 Tienda de raya, 96 Timbre, Ley del,
maderista y sus consecuencias, 172 138
señalada, 148 Tlatelolco, 2 de octubre del 68 en, 211
social, 189 Río Blanco, Tlaxcala, rebelión de, 79 Tratado, de
huelga de, 171 Límites o de La Mesilla, 74
de Paz y Amistad entre España y México, 43
Sabinas, tratados de, 189 de Unión, Liga y Confederación, de 1823, 42
San Juan Ixhuatepec, explosión en, 213 de Libre Comercio, con Colombia y Venezue-
San Luis Potosí, huelga ferroviaria de, 171 la, 214 entre México, Estados Unidos de
plan de, 173 Santa Alianza, 41, 42 América
Secesión, guerra de, 88 Secretaría, de y Canadá, 214
Educación Pública, 196 Tribunal Federal Electoral, 214 Triunvirato
de Instrucción Pública y Bellas Altes, 196 o gobierno provisional, 14 Tuxtepec,
Secretarías de Estado, Ley de, 187 Segunda levantamiento porfirista de, 40
Guerra Mundial, 205 Segundo Imperio, 91 Plan de, 140, 144, 149, 173
caída del, 144 rebelión de, 149
intervención francesa y el, 40 Semanario revolución de, 141 Tuxtepec-Palo
Judicial de la Federación, 99, 138 Sentimientos Blanco, rebelión de, 149
de la Nación, 128 Séptimo día, pago del, 203
Servicio Civil, Ley del, 202 Servicio de Banca y Unidad Profesional de Zacatenco del Instituto Poli-
Crédito, Ley Reglamentaria técnico Nacional, inauguración de, 208
de, 213 Unión, Liberal Humanidad, 170
Servicio personal, bases para el, 83 Sexta Ley Nacional Sinarquista, 204
Constitucional de 1836, 129 Sierra de Guerrero, Universidad Autónoma Metropolitana, funda-
rebelión de la, 79 Sierra Gorda, rebelión de, ción de la, 211
79 Siete Leyes Constitucionales, 52, 57, 105, Utilidades, reparto de, para los trabajadores,
119 Siete Partidas, 105 Sieyés, criterio de, 56 208
Sistema, de Transporte Colectivo (Metro), 210
económico latinoamericano, 211 Soberano Vaticano, conclusión de las relaciones diplomá-
Congreso Constitucional, 3 Sociedades ticas con el, 113 relaciones con el, 109
Cooperativas, Ley General de, 198 Soledad, Velasco, Tratado de, 25, 62, 63 Veracruz, Plan
Tratado de la, 93 Sufragio efectivo, no de, 11 Voto, derecho de todos los ciudadanos
reelección, 172 Supremo Poder Conservador, al, 67
56, 105
elección del, 55 Wyke-Zamacona, Tratado, 93

XIX Juegos Olímpicos de 1968, 208, 210

Zavaleta, convenios de, 47

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