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1.1.INTRODUCCIÓN
La legislación sobre salud mental, por tanto, va más allá de los cuidados
y tratamientos, es decir, no se limita a regular los cuidados de salud
mental ofrecidos en las instituciones, sino que proporciona un marco
legal para tratar temas complejos relacionados con la salud mental,
incluyendo la accesibilidad a la atención, unos cuidados de alta
calidad, la rehabilitación y el seguimiento, la integración total de los
enfermos mentales en la comunidad, la prevención de las
enfermedades mentales y la promoción de la salud mental en
diferentes sectores de la sociedad.
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El proceso de redacción, adopción y puesta en práctica de una
legislación específica también proporciona oportunidades para
mejorar la conciencia ciudadana acerca de los trastornos mentales y
para educar a los gestores y al público general sobre los derechos
humanos, la estigmatización y la discriminación. No obstante, se ha
argumentado que las legislaciones específicas aumentan la
segregación de las personas con trastornos mentales. Tiene, además,
el potencial de reforzar los prejuicios y los estigmas contra los enfermos
mentales.
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Las normativas no van incluidas en la legislación, sino que simplemente
se describe el proceso para introducirlas y revisarlas. En Sudáfrica,
por ejemplo, la legislación sobre salud mental utiliza mucho este tipo
de normas. Las normas para acreditar oficialmente a los profesionales
de salud mental no están escritas en la legislación, sino que forman
parte de este tipo de normativas. La legislación específica quién es el
responsable de definir el marco general y los principios básicos en los
que estas normativas deben basarse. La ventaja es que es posible
modificar o adaptar las normas sin pasar por el largo proceso de
modificar la legislación básica Las normas aporta, por tanto, un
elemento de flexibilidad a la legislación sobre salud mental. En
algunos países se emplean los decretos y las regulaciones internas de
los servicios como alternativas a las normas.
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La restricción del ingreso involuntario a un período limitado de
tiempo, normalmente de unos meses en lugar de años, crea
más estímulos para una atención comunitaria y para la
rehabilitación. La legislación debe permitir a las personas con
trastornos mentales, a sus familias y cuidadores el jugar un papel
importante en las relaciones con los servicios de salud mental,
incluyendo el ingreso en los dispositivos de salud mental. Por
ejemplo, las personas podrán apelar en representación de los
miembros de su familia y tendrán el derecho a ser consultados
acerca del plan terapéutico. La legislación puede ayudar a
mantener vínculos y redes sociales que son cruciales para la
integración en la comunidad. Se ha demostrado que estos
vínculos afectan a los resultados: en un estudio sobre 226
pacientes de una unidad residencial en Nigeria, se observó que la
interrupción de las visitas familiares a los pacientes, en familias
extensas, contribuyó a que se prolongaran las estancias o
incluso a que se hicieran indefinidas (Jegede y Colb, 1985).
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1.2 ACTIVIDADES PRELIMINARES A LLEVAR A CABO POR LOS PAÍSES QUE
DESEEN FORMULAR UNA LEGISLACIÓN SOBRE SALUD MENTAL
2. Recopilar las leyes existentes sobre salud mental y/o las leyes
de carácter general que traten aspectos relativos a la salud
mental y buscar aquellos aspectos legales que sean
insuficientes, inexistentes o que precisen ser reformulados.
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La legislación puede utilizarse para superar o romper algunos de esos
obstáculos, en especial aquellos que tengan que ver con la
accesibilidad y la equidad El Cuadro 1 muestra algunos de los
obstáculos que pueden superarse gracias a esfuerzos legislativos y
ofrece también una indicación sobre áreas prioritarias a desarrollar en la
legislación.
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Recopilación de la legislación existente relativa a salud mental
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El Artículo 12 del Convenio Internacional sobre Derechos Económicos,
Sociales y Culturales reconoce el derecho de todas las personas,
incluyendo a aquellas con trastornos mentales, a disfrutar de los mejores
estándares posibles de salud física y mental.
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El Tratado Americano sobre los Derechos Humanos declara
explícitamente que toda persona tiene el derecho a su integridad
física, mental y moral; que nadie podrá ser sujeto a tratamientos o
castigos crueles, degradantes o inhumanos y que toda persona
privada de su libertad deberá ser tratada con la dignidad inherente al
ser humano.
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Entender estos trastornos en términos de discapacidad proporciona
nuevas oportunidades legislativas para proteger los derechos de las
personas afectadas.
- Protección de la confidencialidad.
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- Revisión de los mecanismos para la protección de los derechos
de delincuentes con trastornos mentales.
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Cuadro 2. Ley de Cuidados de Salud Mental: diez principios básicos (Organización M
- Autodeterminación.
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Éstas pueden incluir: (1) una legislación mal redactada que no incluye
disposiciones para la protección de los derechos de los enfermos
mentales, el tratamiento adecuado de sus necesidades o el acceso a
unos cuidados satisfactorios; (2) dificultades en la puesta en práctica
que surgen porque los representantes implicados se niegan a cooperar;
(3) leyes que no tienen en cuenta las realidades prácticas.
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las personas con trastornos mentales y las organizaciones que les
representan, los cuidadores y las familias de personas con trastornos
mentales, los profesionales, incluyendo a psiquiatras, psicólogos,
enfermeras psiquiatricas y trabajadores sociales, los políticos, los
gestores, los ministerios del gobierno (salud, bienestar social, justicia,
economía) las organizaciones de apoyo, los proveedores de servicios
incluyendo las organizaciones no- gubernamentales, los grupos de
derechos civiles y las organizaciones religiosas.
Los países que intentan formular una legislación integral que cubra
todos los temas de relevancia para las personas con trastornos mentales
pueden desear incluir todas las disposiciones en un único documento.
Otros países pueden poseer ya una legislación que cubra ciertos
aspectos en este campo y prefieren llevar a cabo enmiendas a los
documentos legislativos para proteger los derechos de las personas con
trastornos mentales. La legislación sobre áreas que afectan a la salud
mental, pero que no tienen por qué estar necesariamente incluidas en
la legislación sobre salud mental, se discuten al final de esta sección.
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Estas áreas son vitales para el bienestar de las personas con
trastornos mentales y por lo tanto precisan de una adecuada atención
legislativa. También son importantes en la promoción de la salud
mental y la prevención de trastornos mentales.
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Para asegurar la puesta en práctica efectiva del principio de la
alternativa menos restrictiva, el documento establece que deben
existir infraestructuras e instrumentos legales para apoyar la atención
comunitaria en salud mental con la existencia de los dispositivos
adecuados para pacientes con distintos grados de autonomía.
b) Confidencialidad
c) Consentimiento informado.
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El punto clave en lo que respecta al consentimiento del
tratamiento está en determinar la competencia del paciente para
dar dicho consentimiento. El derecho a dar el consentimiento del
tratamiento va acompañado del derecho a rechazarlo. Si un
paciente es valorado como capaz de dar su consentimiento, su
rechazo al tratamiento debe ser respetado también.
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La legislación no debería permitir la participación en
investigaciones clínicas o experimentales sin consentimiento
informado, que debe obtenerse de todos los pacientes,
independientemente de que hayan ingresado de manera voluntaria o
involuntaria.
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Las circunstancias concretas del país en cuestión también deben
considerarse a la hora de diseñar las condiciones para el ingreso
involuntario. Un buen ejemplo de esto es la ley que exige la certificación
de al menos dos psiquiatras antes de que tenga lugar el ingreso
involuntario. El objetivo de esta ley es la de ofrecer una protección
adecuada contra el ingreso involuntario.
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Los pacientes que ingresan voluntariamente sólo empezarán a recibir
tratamiento una vez se haya obtenido el consentimiento
informado. En el caso de los ingresos involuntarios, surgen
cuestiones importantes sobre los procedimientos relativos al
ingreso y al tratamiento involuntario.
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Los mecanismos pueden incluir la obtención de una segunda opinión
acerca de la necesidad del tratamiento involuntario, obtener una
autorización independiente de fuentes judiciales y/o de
representantes del paciente, y la apelación por parte del paciente
contra el tratamiento involuntario ante un órgano de apelación
independiente.
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Uno de los problemas con los tratamientos ambulatorios obligatorios
es que los servicios de salud mental se centren en el tema de la
obligatoriedad en vez de centrarse en desarrollar unos servicios
aceptables, invirtiendo recursos y esfuerzos, para la integración de
las personas con trastornos mentales. Esto podría socavar el objetivo
de la desinstitucionalización.
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Por tanto debería existir una norma legal sobre mecanismos de
revisión automática para todos los casos de ingreso y tratamiento
involuntarios o para los casos de ingreso y tratamiento voluntario que
se prolonguen más de un cierto periodo. Las revisiones deberían
llevarse a cabo en intervalos de tiempo razonables, por ejemplo,
mensualmente en procedimientos obligatorios o trimestralmente en
casos de ingresos voluntarios. Estos deberían ser efectuados por un
órgano regulador independiente con un estatus legal o cuasi-legal
para la ejecución de una buena práctica.
Competencia (capacidad)
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En muchos países, la legislación contiene disposiciones para el
nombramiento formal de tutores para las personas incapacitadas
debido a un trastorno mental. Deberían existir asimismo disposiciones en
la legislación para que las personas afectadas y/o sus cuidadores o
familias pudieran apelar en el caso de que se haya declarado la
incapacidad.
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Vivienda
Educación
Tanto los niños como los jóvenes y los adultos tienen derecho a disfrutar
de instalaciones y oportunidades educativas adecuadas. Los países
deberían asegurarse de que la educación de las personas con
trastornos mentales forme parte del sistema educativo. Si es
necesario, los planes de enseñanza deberían ser lo bastante flexibles
como para permitir complementos o adaptaciones y así acomodarse a
las necesidades específicas de las personas con trastornos mentales.
Los programas comunitarios y de educación integrada deberían
contemplarse como abordajes complementarios para proporcionar
una educación y formación rentable (coste–efectividad) para las
personas con trastornos mentales.
Empleo
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Deberían existir condiciones para establecer una financiación
adecuada de los programas de rehabilitación laboral y para financiar
de manera preferente actividades rentables por parte de las personas
con trastornos mentales que residan en la comunidad, así como una
discriminación positiva para establecer programas generales orientados
a mejorar el acceso a empleos remunerados. La legislación sobre el
empleo también puede proporcionar protección a los enfermos
mentales que estén implicados en planes de empleo protegido,
asegurando que cobren sueldos comparables a los que reciben el
resto de las personas y que no existan trabajos forzados, o mediante
métodos coactivos, en dichos planes.
Seguridad social
Debería exigirse que las pensiones por minusvalía para las personas con
trastornos mentales fueran de cuantía similar a aquellas que se
proporcionan a personas con minusvalías físicas. El sistema de seguridad
social debería ser lo bastante flexible como para permitir que las
personas puedan obtener un empleo pagado o retribuido sin perder
sus pensiones por minusvalía.
Legislación penal.
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Las disposiciones relacionadas con el matrimonio, la separación, el
divorcio y el ejercicio de la patria potestad de las personas con
trastornos mentales pueden incorporarse en la legislación civil. De
manera alternativa, la legislación sobre salud mental debería hacer
constar que las personas con trastornos mentales tienen, entre otros, los
siguientes derechos:
- a contraer matrimonio;
- a la propiedad privada;
- al empleo;
- a la educación;
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Esto daría como resultado el mismo nivel de accesibilidad y calidad de
los servicios para las personas con trastornos mentales como para
aquellas con problemas físicos.
Acceso a psicofármacos
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Protección de los grupos indígenas y las minorías. Los grupos indígenas y
las minorías se encuentran entre los grupos de gente más vulnerable,
presentando altas tasas de depresión, alcoholismo, suicidio y
violencia. Han sufrido cambios culturales rápidos, siendo marginados
y fagocitados en la economía global, la cual tiene poca consideración
con su autonomía. Su nivel de salud mental puede aumentar
mediante leyes que refuercen su identidad, la vida en comunidad, el
gobierno local y las tradiciones culturales. Estos colectivos también
requieren servicios de salud mental acordes con sus culturas y
lenguas y que, idealmente, incorporen las formas tradicionales de
curación (Kirmayer, 2000).
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2. EL TRATAMIENTO DE LA SALUD MENTAL EN LA
LEGISLACIÓN PERUANA Y EXTRANJERA
Es por ello que todas y cada una de las personas tienen derechos
fundamentales tales como los siguientes:
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Es aquí donde la Constitución se refiere al enfermo mental. La
primera disposición regula claramente con carácter principista que la
dignidad de la persona no se pierde con la enfermedad mental y por
tanto el régimen legal debe ser siempre favorable para él. Se debe
buscar su readaptación. En realidad el enfermo mental debe ser
rehabilitado antes de ser readaptado. La rehabilitación es el resultado
de un tratamiento adecuado para cualquiera de las modalidades de
enfermedades mentales establecidas en el CIE-10.
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El artículo 20 trata sobre los servicios de salud en las instalaciones
estatales para las personas con discapacidades, aseverando que el
propósito del tratamiento es la recuperación.
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Esta comunicación se debe dar en “términos comprensibles información
completa y continuada sobre su proceso, incluyendo el diagnóstico,
pronóstico y alternativas de tratamiento, así como sobre los riesgos,
contraindicaciones, precauciones y advertencias de los medicamentos
que se le prescriban y administren”.
Es del caso indicar que, de conformidad con el artículo 576° del CC, el
curador protege al incapaz, provee en lo posible a su restablecimiento
y, en caso necesario, a su colocación en un establecimiento
adecuado; y lo representa o lo asiste, según el grado de la
incapacidad, en sus negocios.
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quienes “ por cualquier causa se encuentren privados de
discernimiento”, o sea a quienes no puedan emitir juicio por cuyo medio
se perciba y declare diferencia entre varias cosas, ( artículo 43, inc 2)
y a quienes tengan retardo mental ( inc 2 del 44) y adolezcan
deterioro mental . Dentro de estas tres cerradas y estrechas
categorías, no es posible incluir varios casos que pudieran ser
considerados causales de incapacidad de ejercicio. Por ejemplo, los
desórdenes de personalidad múltiples y desordenes disociativos
(diversas formas de amnesia).
Discernimiento.
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2.3.2. La interdición del enfermo mental rehabilitado
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Otra variable es la del juez que dolosamente en complicidad con el
curador no expide a sabiendas la declaración de rehabilitación de una
persona declarada interdicto. Este se da, según mi experiencia
profesional, tanto si el interdicto presente su demanda para obtener
su declaración probando con documentos el éxito de la terapia a la
que ha sido sometido o sin ellas pero constando las pruebas en el
hospital donde este se atenido.
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Se deben denunciar estas situaciones, en apariencia solucionadas por
las leyes, pero que en la realidad cotidiana son el problema de
muchos paciente rehabilitados del Hospital Larco Herrera en donde
ejercí mi profesión de psicólogo en donde vi como personas
rehabilitadas no podían recuperar sus derechos porque no tenían
familiares y el curador estaba en el extranjero. O porque el juez
dolosa o culposamente dilataba el proceso de declarar la
rehabilitación del interdicto.
Esta es una situación que solo podemos describir los médicos quienes
vemos la situación caótica de muchos pacientes a quienes
rehabilitamos y que por asuntos de formalismo no pueden recuperar
el pleno ejercicio de sus derechos.
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2. El segundo caso ea un Recurso extraordinario interpuesto por
doña Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca contra la resolución
de la Segunda Sala Penal de Reos en Cárcel de la Corte
Superior de Justicia del Cono Norte de Lima, de fojas 182, su
fecha 8 de setiembre de 2003, que declaró improcedente la
acción de hábeas corpus de autos.(Sentencia . N.° 2663-2003-
HC/TC).
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2.4.2. Jurisprudencia Civil
2.6 DOCTRINA
El art 414 c.c. italiano somete a tutela especial a los mayores de edad
y los menores emancipados que se “encuentran en condiciones de
enfermedad de mente habitual que los hace incapaces de proveer a
sus propios intereses”, En cuanto respecta la enfermedad de mente,
se pueden mover dos consideraciones preliminares:
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La primera reside en los criterios que se deberían utilizar para su
determinación, teniendo en cuenta que el concepto de normalidad es
diverso a través del tiempo y de las diversas sociedades y responde a
modelos fijados en función de la mayoría o de una elección político.
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En el ámbito de estos procedimientos se puede autorizar el
nombramiento de un administrador provisorio, pero sin reducir
considerablemente la capacidad de obrar del disminuido psíquico.
En el mismo orden de ideas se coloca la Ley del 05.02. 92, n 104, Ley
- cuadro para la asistencia, la integración social y los derechos de las
personas con handicap en Italia, que mira a promover la plena
integración de personas disminuidas en la familia, en la escuela, en el
trabajo y en la sociedad. Merece relieve la atención dedicada a la
diagnosis prenatal y precoz de las disminuciones (art 5). Intervenciones
educativas y de instrucción están previstas, desde el nacimiento, en
los nidos, y en los institutos de todo orden y grado, comprendida la
universidad. Entre las iniciativas dirigidas a la inserción laboral y social, la
ley en examen prevé a los fines del aviamiento al trabajo, la
evaluación de la persona disminuida en función de la capacidad
laboral y racional del individuo y no solo de la disminución física o
psíquica (art 19).
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Si nos encontramos en el segundo caso, devienen irrelevantes los
determinados intervalos lúcidos.
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Las medidas especiales adoptadas con la única finalidad de
proteger los derechos de las personas que padezcan una
enfermedad mental o de garantizar su mejoría no serán
consideradas discriminación. La discriminación no incluye ninguna
distinción, exclusión o preferencia adoptada de conformidad con
las disposiciones de los presentes Principios que sea necesaria
para proteger los derechos humanos de una persona que
padezca una enfermedad mental o de otras personas. Aquí se
incluiría la declaración judicial de interdicción.
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7. Cuando una corte u otro tribunal competente determine que
una persona que padece una enfermedad mental no puede
ocuparse de sus propios asuntos, se adoptarán medidas, hasta
donde sea necesario y apropiado a la condición de esa persona,
para asegurar la protección de sus intereses.
Principio 3
La vida en la comunidad
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3. ANÁLISIS DEL SISTEMA DE SALUD MENTAL EN EL PERÚ
DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS DERECHOS HUMANOS
3.1 Organización institucional de los servicios de salud mental en el Perú
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Incluso, hospitales generales que cuentan con médicos psiquiatras,
con frecuencia derivan a los/las pacientes que requieren ser
hospitalizados/as a establecimientos especializados o de cuarto nivel.
Además, la mayor par te de las camas registradas para psiquiatría se
ubican en los hospitales especializados en salud mental de Lima.
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un tiempo mayor, pueden recibirla en alguna clínica contratada o en
centros de rehabilitación especializados de la institución. Al regresar a
sus domicilios son remitidos, para su seguimiento, a los servicios de
donde fueron inicialmente referidos. El Programa de Atención
Domiciliaria (PADOMI), en las ciudades donde opera, hace el
seguimiento del tratamiento atendiendo a los/las pacientes en sus
casas.
a) Ministerio de Salud
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Cuadro Nº 1
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De ellos, 6 estaban en situación de abandono y 1 por mandato
judicial que ordenaba su internamiento como medida de
seguridad por 6 años.
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Cuadro Nº 2
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Cabe indicar que la clínica Resurrección y la clínica Hermilio Valdizán
(MINSA) se encuentran contratadas por EsSalud para brindar atención
a pacientes asegurados/as que requieren un período de
hospitalización mayor al que se brinda en el Hospital Rebagliati (45
días).
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Cuadro Nº 3
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De igual modo, dicha ley dispone que corresponde al Estado vigilar,
cautelar y atender los problemas de salud mental de la población y
los problemas de salud de las personas con discapacidad, del niño,
del adolescente, de la madre y del anciano en situación de abandono
social. Asimismo, reconoce que los trastornos psiquiátricos son un
problema de salud mental y el derecho de toda persona a la
recuperación, rehabilitación y promoción de su salud mental.
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Además, los temas de salud mental también tienen una ubicación
marginal en los planes y programas de esta institución.
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Cuadro Nº 4
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b) Restricciones en el acceso a la atención de la salud mental como
consecuencia de la ineficiente distribución del gasto público en
salud y de la inadecuada distribución geográfica de los servicios
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De las 1,069 personas con enfermedades mentales internadas en
establecimientos del MINSA, 913 (85.40%) se encuentran en hospitales
ubicados en Lima.
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Una modalidad de atención asilar-custodial, en la que la
institución asume una función de tutela (cuidado y protección)
de los/las pacientes, más allá de cualquier propósito
terapéutico. Desde allí, se establece el ritmo de vida de los/ las
pacientes: la hora de comer y de acostarse, los momentos para
recibir a sus familiares o amigos/as, las actividades que podrán
realizar, los espacios públicos que podrán recorrer, los
programas de televisión o las lecturas a los cuales podrán
acceder, los vestidos que usarán cada día, las pertenencias que
les corresponden, etcétera. Esta intervención se perpetúa por
tiempo indefinido; incluso – y con frecuencia– por toda la vida.
Los pacientes caen en abandono.
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Esta modalidad de hospitalización no obedece, en ningún caso, a
razones médicas. Más aún, en lugar de suponer un beneficio para
los/las pacientes, puede acarrear perjuicios en estas personas, en
especial por el deterioro de sus vínculos sociales. Sin embargo, en
algunos servicios aún persiste una fuerte lógica asilar. Esta tendencia
refuerza la exclusión social y estigmatización que sufren las personas
con enfermedades mentales, fortalece la identificación entre el
hospital de salud mental y el asilo (manicomio); y acrecienta la
predisposición de las familias a desentenderse de los/las enfermos/as
y a abandonarlos/as.
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