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Los retratos del Fayum

El sincretismo greco-egipcio durante la


ocupación romana

Nicolás Martín Fernández


Dirección de arte
0112283

Taller de reflexión artística II


Prof. Carla Ferrari
2022 - marzo
Abstract: El Fayum es un oasis del territorio Egipto, ubicado dentro la depresión del
desierto libio. Durante el reinado de los Ptlolomeos, numerosas tierras fértiles de esta
región fueron otorgadas a veteranos griegos de la guerra greco-macedónica (Bowman
& Rathbone, 1992). Esta inmigración privilegiada de los veteranos griegos ocasionó la
formación de sociedades cosmopolitas, conformadas naturalmente por griegos y
egipcios, como a su vez por otras culturas como sirios y judíos (Doxiadis, 1995).
Dentro de estas sociedades mixtas, se produjo una re-significación de la estética
funeraria egipcia, la cual adoptó elementos provenientes de la escuela helenística
griega. Esta nueva estética funeraria se puede ver en los misteriosos retratos del
Fayum: una colección de sarcófagos y tapices realizados durante la ocupación romana
del territorio egipcio, producidos en conjunto por artistas griegos y egipcios. Estas
obras son evidencia de un proceso de sincretismo cultural muy interesante, con la total
integración de los inmigrantes griegos y la adopción por estos de los ritos locales. Es
justamente este proceso de sincretismo que se pretende investigar y analizar en el
presente proyecto integrador, analizando las distintas culturas con un enfoque
comparativo en pos de lograr un entendimiento comprensivo de estas obras funerarias
y su relevancia historica.

Palabras clave: Sincretismo, rituales funerarios, canon, más allá, alma, arte griego,
arte egipcio, arte helenístico, enkaustica, témpera, mimesis, naturalismo.
Ya desde períodos predinásticos, existe evidencia de esfuerzos egipcios por la
preservación del cuerpo de los difuntos (Arbuckle MacLeod). Inicialmente, los
primitivos ataúdes carecían de elementos ornamentales, consistían simplemente de
una caja rectangular de madera que servía para conservar el cadáver. Fue a partir del
período denominado Imperio Antiguo (2705-2250 a.C.) que los artesanos egipcios
empezaron a decorar los sarcófagos con símbolos mágicos que asistieran al muerto
en la resurrección de su espíritu. Por ejemplo, uno de los primeros símbolos hallados
en sarcófagos egipcios es el ojo de Horus, también denominado ojo de wedjat, cuya
imagen invocaba poder curativo y representaba el renacimiento. Dentro de este
período, en las dinastías V y VI, se pueden ver las primeras apariciones de máscaras
o cabezales pintados, los cuales pretendían representar al muerto dentro de los
parámetros estilísticos del convencionalismo egipcio (Lythgoe, 1910).

Esto se volvería algo característico de los sarcófagos egipcios, retratos


tridimensionales del difunto que, aunque podrían presentar leves diferencias
estilísticas a través de los distintos periodos, siempre respetaban las reglas
establecidas por el canon egipcio. Naturalmente, esto implicaba sacrificar cualquier
pretensión naturalista del artesano, y este sacrificio u objeción se mantuvo hasta la
ocupación romana del territorio. Fue dentro de este nuevo Egipto cosmopolita que se
produjo una reinterpretación de la estética funeraria egipcia, con la incorporación de
retratos helenísticos griegos en madera, sustituyendo las características máscaras
egipcias. Esta reinterpretación no fue generalizada, es decir, no ocurrió a través de
todo el territorio egipcio, sino que fue específica al territorio del Fayum, un oasis
localizado dentro de la depresión del desierto libio.

Es justamente dicha reinterpretación estilística, y sus implicancias culturales, el


enfoque de este trabajo de investigación. Aquí, el objetivo es lograr un entendimiento
comprensivo del sincretismo greco-egipcio que se produjo en el Egipto romano,
evidenciado por esta reinterpretación helenística griega de los rituales funerarios
egipcios. Con este propósito, se propone un análisis comparativo de ambas culturas,
teniendo en cuenta sus dogmas religiosos y filosofías artísticas, intentando identificar
los factores que posibilitaron este proceso.

Para inciar este analisis, es importante primero establecer el contexto historico en el


cual se genero dicho intercambio cultural.

Como se mencionó anteriormente, este proceso de sincretismo greco-egipcio ocurrió


en la región del Fayum, un oasis ubicado a unos 60 kilometros al sur del Cairo y
conectado al Río Nilo desde el Oeste. De acuerdo a Doxiadis (1995), la región del
Fayum tuvo uno de sus mayores desarrollos durante el reinado de Ptolomeo II, quien
otorgó multiples tierras fertiles a veteranos griegos de la guerra greco-macedónica, lo
cual generó un signigificativo incremento en la población del Fayum. En ese contexto
fertil, crecieron multiples sociedades cosmopolitas compuestas, naturalmente, por
griegos y egipcios, como a su vez sirios y judíos. En estas sociedades, se conformaron
comunidades greco-egipcias, consolidadas por las uniones de hombres griegos y
mujeres egipcias en matrimonios secretos (Doxiadis, 1995).

Habiendo establecido el contexto donde se generó este fenomeno, el siguiente paso


naturalmente es definir en qué consiste el sincretismo.

Allan (2004), en su estudio sobre la importancia de los dioses nuevos en la tragedia


griega, habla sobre cómo se produce el sincretismo a nivel religioso. Uno de los
modos de sincretismo que describe es el “sincretismo de contacto”, que consiste en la
apropiación de dioses ajenos o la reinterpretación en los términos propios. Con
Herodoto vemos este tipo de sincretismo en cómo el equipará a los dioses egipcios
con sus dioses, reinterpretando a Horus como Apolo y a Osiris con Dionisio.

Estos escritos de Herodoto evidencian un precedente griego de aceptación hacia la


religión egipcia, muy importante para entender cómo es que este matrimonio cultural
tuvo lugar. Y vale destacar que los contactos de Herodoto fueron en el siglo V a.C., si
llevamos nuestro análisis al período helenístico, vemos el surgimiento de movimientos
filosóficos como el estoicismo liderado por Zenón de Citio, el cual proponía, entre
varias cosas, un cosmopolitismo basado en la expansión y la asimilación cultural
(Hadas, 1943). Tomando estas cosas en consideración, se puede asumir que las
concesiones culturales fueron realizadas principalmente por los griegos. Pero a su vez,
se debe tener en cuenta, que se está tratando con dos culturas que en lo religioso,
tenían más en común que en contra. Por ejemplo, ambos sistemas divinos estaban
conformados, en gran parte, por un panteón de dioses. La mayor diferencia entre
estos dos es que en el caso de los griegos, la divinidad no estaba asociada al orden
político. A su vez, para ambos dogmas, el entierro era sumamente importante. Como
se mencionó anteriormente, en el caso de los egipcios, el entierro era elemental para
asegurar el pasaje del difunto al más allá. Los griegos compartían esta valoración del
entierro. En su análisis del alma en el dogma griego, Brenner (2002) menciona una
escena de la Ilíada donde Patoclo, muerto, se le aparece en sueño a Aquiles
pidiendole que este lo creme para así poder lograr cruzar el mar del Hades. Como con
los dioses, aquí tambien encontramos diferencias, pero es lógico al analizar cualquier
par de culturas antiguas, por más similares que sean. Los griegos proponían la
cremación como una alternativa viable al entierro, mientras que los egipcios enfocaban
todos sus esfuerzos en preservar los cuerpos tras la muerte. Por último, si hay algo
que esto evidencia es que justamente ambos dogmas contemplaban la existencia de
un alma, akh para los egipcios (Arbuckle MacLeod) y psiqué para los griegos, y un
más allá,

Aun así, por más similares que fueran sus religiones, sus filosofías artísticas no
podrían ser más distintas. Por un lado tenemos a los griegos con su visión de la
perfección en el embellecimiento de la figura humana y el naturalismo. En su análisis
de las antiguas discusiones filosóficas griegas sobre el arte, Zovko (2018) presenta el
propuesto del filosofo helenistico Plotino, quien argumenta que el artista busca
representar la belleza interior de un objeto, que es aquella “idea que el alma tiene
sobre una cosa en particular o característica” (Zovko, 2018). Para Plotino, la belleza de
una obra de arte yace en la creatividad del artista, quien “en su función mimetica
trasciende la naturaleza al perfeccionarla, corregirla, y completarla.” (Zovko, 2018). Por
otro lado, tenemos a la filosofía egipcia, que encuentra la perfección en la claridad con
la que se representan los objetos. Mientras que Plotino celebra cuestiones como el
escorzo y el sombreado en la busqueda mimetica de los artistas, los egipcios
consideraban estas cuestiones como problematicas ya que proponían la inevitable
substracción u obscuración de ciertas partes por otras. Como explica Gombrich
(1950), “No era lo más importante la belleza, sino la perfección. La misión del artista
era representarlo todo en tan clara y perpetuamente como fuera posible”. Aquí, se
podría argumentar, que se produjo un sincretismo de contacto de parte de los egipcios
hacia los griegos, ya que fueron efectivamente los egipcios quienes tuvieron que
aceptar esta incorporación foranea a sus propios rituales. Y si se tuviese que
ejemplificar este sincretismo egipcio graficamente, solo basta con observar los detalles
en dorado que los artistas egipcios añadían a los retratos griegos, los cuales servían
para unir a estas dos partes en un mismo lienzo (Doxiadis, 1995).

En conclusión, los retratos del Fayum representan el amoroso matrimonio de dos


culturas, que, a pesar de sus diferencias, y gracias a sus similitudes, lograron convivir
y prosperar, no solo en una región, pero en un mismo lienzo.
Anexo:

Tumba de Nebamón, ca. 1370 a.C.


Mapa del Fayun, Egipto.

Joven Artemidorus, ac. 98-117


Pastor de Serapis, ac. 138-161.
Tapis funerario, circa Siglo II.

Hombre, Antonino, circa 138-192


Fig. 5: Relieve de sarcófago de piedra caliza de la princesa Kawit, 2030 a.C.

Fig.6: Lacoonte y sus hijos, ca, 200 a.C.


Fig.7: Fragmento de un fresco de la tumba de Nebamun, Tebas, Dinastía XVIII (1552-
1296 a.C.)
Bibliografía:

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