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Boquitas pintadas Resumen

La trama de esta novela se desarrolla sobre todo en Coronel Vallejos, una localidad ficticia de la
Provincia de Buenos Aires. Parte de su trama tiene también lugar en la ciudad de Buenos Aires y,
eventualmente, en las sierras cordobesas. La mayor parte de la trama ocurre durante las décadas
de 1930 y 1940.

Aunque la protagonista es Nené, la historia gira alrededor de Juan Carlos, personaje con el que
Nené tiene un romance y de quien queda profundamente enamorada por muchos años.

La historia comienza en 1947 cuando Nené, ya casada, madre de dos hijos y establecida en un
departamento de Buenos Aires con un buen pasar económico, se entera a través de una revista
del pueblo que su amor de la juventud, Juan Carlos, muere tras una larga y penosa enfermedad
contraída tiempo atrás. Consternada por la noticia, decide escribirle una carta de condolencias a la
señora Leonor, madre del fallecido, quien vive en el pueblo junto a su hija menor, Celina. Nené
está enemistada con ellas desde la época en que vivía en Coronel Vallejos y salía con él. Comienza
así un carteo que pone en evidencia que el amor de Nené por Juan Carlos no está extinto, pese a
que ella lleva varios años de matrimonio con otro hombre y ha formado una familia. A partir de la
noticia del fallecimiento, aquel amor se reaviva, pero ahora mellado por la muerte y el
remordimiento, puesto que Nené está convencida de haber sido el verdadero amor de Juan
Carlos. Además, ella está segura de que su ruptura con él tuvo que ver con la incumbencia de
terceros malintencionados, en particular la hermana de Juan Carlos, Celina.

A lo largo de las cartas que dirige a la señora Leonor, Nené reconstruye la historia de aquel
noviazgo tal como ella lo vivió, dando así su versión de los acontecimientos. A partir de aquí, el
tiempo narrativo se retrotrae y la historia de esos años es contada desde distintos puntos de vista.

Corre el año 1937 en Coronel Vallejos. Juan Carlos es un joven empleado de la Intendencia,
famoso en el pueblo por su encanto, picardía y descaro. La compañía de Juan Carlos es codiciada
tanto por las mujeres que ven en él a un galán apuesto, seductor y escurridizo como por los
varones que acuden a él como modelo de hombría, virilidad, inteligencia y astucia. Pero Juan
Carlos es en verdad vago, deshonesto, mujeriego e interesado, y ha violado a una niña, aunque
este crimen nunca sale a la luz. Padece tuberculosis y está cursando intermitentemente el
tratamiento.

Nené es una muchacha de clase media, hija de un jardinero y una ama de casa. Es sensible y algo
inocente, y está muy atormentada por ciertos mandatos sociales como el matrimonio, el amor
eterno y la virginidad. Está perdidamente enamorada de Juan Carlos. En este momento Nené
trabaja en la tienda Al Barato Argentino. Anteriormente se desempeñaba como aprendiz de
enfermera en el consultorio del doctor Aschero. Su trabajo allí terminó porque la esposa de este
descubre que su marido se acostaba con Nené. Estos acontecimientos marcarán la vida de Nené,
quien carga con una gran vergüenza y pesar por lo ocurrido. Actualmente, ella está de novia con
Juan Carlos y se encuentra perdidamente enamorada. Él, por su parte, le dirige un trato despectivo
y misógino. Constantemente busca persuadirla para tener sexo, a lo que Nené se niega,
principalmente por temor a que se descubra que no es virgen.
Mabel, por su parte, es una joven maestra de familia adinerada. Está comprometida para casarse
con un estanciero inglés. Es amante de Juan Carlos, aunque ella está comprometida y él de novio
con Nené.

Pancho es un amigo de Juan Carlos. Es un joven muy humilde que trabaja como albañil y aspira a
ascender socialmente convirtiéndose en policía y siguiendo las recomendaciones de su amigo. Por
consejo de Juan Carlos, está intentando seducir a La Raba, una joven pobre del pueblo, para
acostarse con ella. Finalmente, abusa de ella.

La Raba es una muchacha pobre que trabaja como sirvienta para familias distinguidas del pueblo.
Está muy preocupada por su decencia, así como por encontrar marido y formar una familia. Es
violada por Pancho, y de ese acto ha quedado embarazada. Pese a ello, quiere al bebé que da a luz
y quiere a Pancho, de quien piensa que es bueno y trabajador. Sin embargo, Pancho la repudia y
no se hace cargo de su paternidad.

A medida que avanza la historia, la salud de Juan Carlos empeora cada vez más. Estando de novio
con Nene, se va a Cosquín para continuar el tratamiento de su tuberculosis. Desde allí mantiene
correspondencia con ella, y le promete que le pedirá casamiento ni bien regrese (una vez muerto
Juan Carlos, estas son las cartas que Nené implora a Leonor que le devuelva). Pero Juan Carlos no
solo escribe a Nené y a su familia; también se escribe con una de sus amantes, la viuda Di Carlo.

Al poco tiempo, Juan Carlos se ve obligado a interrumpir el tratamiento por falta de dinero, por lo
que debe volver a Vallejos. Al regresar de las sierras, enterado de la ruptura del compromiso entre
Mabel y el estanciero y peleado con Nené (porque esta se niega a tener sexo con él antes de
casarse), Juan Carlos acude en busca de la Mabel. Al no encontrarla (tras el escándalo de la
ruptura de su compromiso, Mabel estaba pasando un tiempo en Buenos Aires), se desquita
violando a una niña del pueblo. Este hecho nunca se revela. Finalmente pierde su trabajo en la
Intendencia y se queda sin fondos para costear el tratamiento. Su noviazgo con Nené se rompe ya
que el padre de ella se opone a que su hija se relacione con el enfermo, enterado de que este no
se ha curado en verdad.

Pasan unos pocos años. Nené está casada con Massa y vive en Buenos Aires. Mabel se ha
comprometido con otro hombre y vive todavía en casa de sus padres. Pancho, por su parte, ya
convertido en suboficial de la policía, sigue sin reconocer a su hijo y sin dirigirse a La Raba. Mabel y
Pancho comienzan por entonces a tener encuentros sexuales secretos en la habitación de ella. La
Raba ha regresado al pueblo tras una estadía de trabajo en Buenos Aires, y se desempeña como
sirvienta en la casa de los Sáenz, la familia de Mabel. En una de las visitas nocturnas de Pancho en
la habitación de Mabel, La Raba sorprende a Pancho cuando este se está yendo por los fondos.
Entonces lo asesina con un cuchillo de cocina. El hecho se hace pasar ante la policía como un acto
de defensa propia, de modo que no sale a la luz la relación clandestina que mantenían Pancho y
Mabel. Mientras estos hechos tienen lugar, Juan Carlos se encuentra en Cosquín, continuando el
tratamiento. Logra persuadir a la viuda Di Carlo para que se mude a ese lugar, con el verdadero
objetivo de que ella se ocupe de él. Este concubinato representa una gran vergüenza para las
Etchepare, por lo que negocian con Di Carlo para que se mantenga en secreto.

De nuevo corre el año 1947. Juan Carlos ha muerto en casa de su madre y hermana, acorralado
por la enfermedad. Celina está convencida de que la responsable de la muerte de su hermano es
Nené, ya que cree que todo se desencadenó cuando él la cortejaba en su casa hasta altas horas de
la madrugada, lo que constituía en verdad una mentira de Juan Carlos para ocultar lo que hacía en
verdad. En función de esta convicción, Celina promete hacer justicia por su hermano ni bien se le
presente una oportunidad.

La historia comienza a cerrarse con las respuestas que recibe Nené por parte, supuestamente, de
la señora Leonor. Pero la interlocutora de las cartas resulta no ser otra que Celina, quien engañó a
Nené todo el tiempo haciéndose pasar por su madre y respondiendo las cartas en su nombre. Así
enmascarada, Celina le pide a Nené que relate con más detalle su insatisfacción y su malestar
matrimonial. De esta forma, no solo consigue suspicazmente una confesión por parte de Nené,
sino que además logra averiguar la dirección laboral de Massa, el marido. Así es que le reenvía a
Massa las cartas escritas por Nené, en las que esta reniega y se queja de él y de sus hijos, y en las
que evoca el pasado como la época de mayor felicidad en su vida.

El incidente de las cartas desemboca en la separación del matrimonio Massa. Durante dos meses
Nené se refugia junto a sus hijos en Córdoba. Decide primeramente llegar a Cosquín, puesto que
anhela conocer el lugar del que tanto le había hablado Juan Carlos en el pasado. Entre
averiguaciones, Nené consigue llegar al lugar en el que Juan Carlos pasó sus últimos años. Al llegar,
se encuentra con la viuda Di Carlo y descubre que durante todo ese tiempo la viuda y Juan Carlos
habían estado juntos. Entre las mujeres no hay rencor. Por el contrario, comparten la nostalgia. La
viuda le cuenta a Nené que Juan Carlos alguna vez le había confiado que era Nené la única persona
con la que había pensado en casarse. En un rapto de melancolía, Nené fantasea con quedarse
indeterminadamente en Cosquín, cerca de los recuerdos. Pero la viuda Di Carlo la disuade y Nené
sigue camino junto a sus hijos hacia La Falda, donde pasa finalmente la estadía de su separación.
Tras unos meses de separación, el matrimonio se recompone.

La historia concluye treinta años después. Nené muere tras una larga enfermedad, rodeada de su
familia. Antes de morir, abdica de aquello que en su momento había establecido como su última
voluntad: que no la cremen y que la entierren con las cartas que se habían mandado con Juan
Carlos. En cambio, pide que la rodeen de ciertos objetos importantes de la vida de la familia
Massa. Y en lo que respecta a aquellas viejas cartas, que sean quemadas para no ser abiertas
nunca. Cumpliendo su deseo, el viudo quema las cartas y la novela termina.

Juan Carlos como un animal cazador (alegoría)

En la cuarta entrega, las acciones de Juan Carlos son descritas como las de una fiera cazadora:
"Decidió seguirla algún día, la niña vivía en una chacra de las afueras. Juan Carlos se refregó las
manos sucias de polvo contra la campera de estanciero y se preparó para dar el salto" (p. 60). Por
un lado, agazapado, Juan Carlos identifica su próxima presa/víctima; la niña a la que más tarde
violará. Por otro lado, sobre la medianera de la casa de Mabel, se dispone a bajar a su encuentro.
El relato dice que se "prepara para dar el salto", lo cual nos hace pensar en un felino cazando
desde las alturas. Esta descripción sirve para relacionar el comportamiento de Juan Carlos con el
de este tipo de animales y mostrar así la ferocidad que sus actos implican.

Interpretación del tarot (alegoría)


En la sexta entrega, la gitana interpreta las cartas que ha elegido Juan Carlos. El relato que hilvana
es fácilmente asociable al derrotero de la enfermedad que asedia al personaje. Las barajas que van
saliendo representan la muerte que lo acecha y la larga batalla que la enfermedad le da. También
aparece un viaje en tierra, asociado al traslado a las sierras para su curación. Aparecen además la
desgracia y el enamoramiento. Al final de la lectura vuelve la figura de la sota de espadas,
interpretada como la muerte. Por otro lado, aparece una baraja que lo ayuda, descrita como "una
rubia que trae suerte", cuyo corazón él no debe soltar: "(...) y te salió una rubia que te quiere (...)
te pone el corazón de ella en la mano, vos lo vas a mirar, espera, lo que veo es que ella se lo
arranca y te lo da, ¡no soltés nunca el corazón podrido de la rubia, tenélo agarrado bien fuerte!"
(p. 79). Esta rubia es fácilmente identificada por el lector con Nené, si bien en el texto nunca se
confirma esta hipótesis. Esta lectura que habilita el tarot revela al lector que de todas las mujeres
que frecuenta Juan Carlos, la que más lo quiere es Nené.

Pancho como un gorila (alegoría)

La Raba se representa a Pancho como "un gorila temible, con las cejas tupidas pero bien
delineadas, las pestañas arqueadas y el bigote cubriendo en parte la boca grande" (p.76). El gorila,
recordemos, es un animal que guarda cierto parecido con la figura humana, pero es más fuerte y
feroz, y con la piel completamente cubierta por un pelaje oscuro. Todos estos rasgos podemos
asociarlos al carácter y la fisionomía de Pancho, agregando que, en comparación con el hombre, el
gorila es una bestia no racional. Podemos interpretar esta alegoría como una forma de anticipar la
brutalidad de Pancho en el acto de violación contra La Raba, que tendrá lugar en la siguiente
entrega, la sexta. Allí leemos lo que piensa Pancho cuando está con La Raba en el pastizal: "(...)
pero si te retobás estás perdida lo mismo, mirá la fuerza que tengo..." (p. 88). Como se vio más
arriba en la alegoría de Juan Carlos como animal cazador, en este caso, la fuerza y la brutalidad de
los hombres contra las mujeres aparece representada mediante la imagen del gorila.

Celina como una gata sarnosa (alegoría)

Nené asocia a Celina con una gata sarnosa:

pensó en Celina, en sus ojos verdes. Pensó en la posibilidad de hacerse amiga de un gato, amiga de
una gata, sobarle el lomo, pensó en una gata vieja con sarna, cómo curarle la sarna, llevarle de
comer, elegir el plato más bonito de la alacena y llenarlo de leche fresca para una gata vieja
sarnosa. (p. 51).

El gato es tenido en el imaginario popular como un animal mezquino, esquivo, indiferente al


humano y traicionero. Al representársela como una gata, Nené proyecta los desaires de la amiga
en el comportamiento del animal. Pero también proyecta sus deseos de dominio de la situación.

Higo (símbolo)

El higo es una fruta con connotaciones sexuales. En muchas culturas antiguas se lo asoció al sexo.
Por su forma, evoca al órgano sexual femenino. En esta novela se hace referencia a la fruta en el
momento en que Pancho y Mabel tienen relaciones sexuales. El símbolo se presenta en el fluir de
la conciencia de Pancho: “...el higo maduro, la pielcita verde no tiene gusto, debajo la pulpa roja
con las gotas de almíbar, comí todo lo que quise, al buche” (pp. 151 - 152). Pero además, la
mención de esta fruta se relaciona con el momento en que Mabel y Pancho hablan literalmente de
los higos en la entrega anterior, la décima. Ella le pide que le de unos higos maduros de la higuera
que está en su patio, cuando él está subido al tapial lindante con la comisaría. La conversación que
mantienen en esa oportunidad da lugar al próximo encuentro sexual entre ellos dos.

“Ella era quien le chupaba la sangre" (metáfora) (p. 31)

La expresión "chupar la sangre" alude al comportamiento alimenticio de ciertos animales e


insectos, como los murciélagos y las garrapatas, quienes se nutren a partir de la sangre de otros
animales. La sangre simboliza en esta metáfora el flujo vital, puesto que el comportamiento de
este tipo de animales por lo general produce enfermedades, heridas o la muerte al animal que es
su huésped o presa.

Con esta expresión Nené se refiere a la viuda Di Carlo. Usa esta metáfora en una carta dirigida a
Leonor en la que le explica que Juan Carlos estaba perdiendo su salud a causa de los encuentros
con la viuda. Nené quiere que Leonor y su hija Celina no la responsabilicen a ella de la enfermedad
de Juan Carlos, y por eso señala a la viuda como la culpable. Al decir que la viuda "chupaba la
sangre de Juan Carlos", no se refiere al comportamiento literal de sobar o consumir la sangre del
otro, sino que busca dar a entender que la viuda Di Carlo contribuía con la enfermedad de él.

“Podríamos arrancarle la careta a la verdadera asesina de Juan Carlos” (metáfora) (p. 31)

La imagen de la careta por lo general se vincula a la idea de la mentira, el engaño, fingir o


esconder. La máscara aparece como algo que tapa una verdad o realidad de fondo, mientras
muestra otra cosa. Se utiliza a menudo para referir al encubrimiento de la verdadera identidad.

Con la metáfora “arrancarle la careta”, Nené se refiere a descubrir la identidad de la mujer con
quien Juan Carlos mantenía encuentros secretos. Nené utiliza esta metáfora en la última carta que
le escribe a Leonor. Allí le cuenta el episodio en el que ella le encuentra a Juan Carlos un pañuelo
de otra mujer. Ella cree que el empeoramiento de la salud de Juan Carlos y su muerte guardan
alguna relación con su vinculación con aquella mujer, por eso habla de "arrancarle la careta a la
verdadera asesina" .

"Dar el zarpazo" (metáfora) (p. 58)

Esta expresión se vincula a la conducta alimenticia de ciertos animales cazadores, principalmente


los felinos. Estos animales, poseedores de fuertes y afiladas garras o zarpas, aguardan agazapados
la oportunidad para atacar a su presa. Por eso se dice que "dan el zarpazo" cuando atacan a la
presa, luego de haber esperado el momento adecuado.

En este caso, se utiliza esta expresión para referirse a abordar sexualmente a alguien. Es notable la
relación que esta frase establece entre la práctica de comer y las prácticas sexuales. En referencia
al manotazo hábil de un animal cazador que atrapa a su presa, Juan Carlos utiliza esta expresión
para recomendar a su amigo Pancho que aborde sexualmente a La Raba. Sino, afirma, "se le
adelantaría cualquier otro". La conversación tiene lugar en un bar. Se trata de la cuarta entrega.
Pancho recuerda las palabras de su amigo, "dar el zarpazo", cuando está con La Raba en el
pastizal, en la sexta entrega. De esta manera, vemos cómo el comportamiento violento de estos
hombres aparece vinculado una vez más con el de los animales de caza (ver "Símbolos, alegorías y
motivos").
"Me baño como Adán" (símil) (p. 95)

Juan Carlos escribe esto en una carta dirigida a Nené, en la séptima entrega. Con esta frase se
refiere a que se baña desnudo en el río. Adán es el primer hombre creado por Dios según el libro
del Génesis, y allí se dice que estaba desnudo. En la novela, Juan Carlos dice: "Me baño como
Adán, porque no traje la maya, y como no puedo traerme una tohalla me tengo que secar al sol
nomás".

La comparación que establece Juan Carlos entre Adán, el primer hombre, y sí mismo, contribuye a
la idea que el lector se va haciendo sobre la personalidad de este personaje. En varias
oportunidades, Juan Carlos se muestra egocéntrico, altanero y arrogante. La expresión "bañarse
como AdáMenos mal que no tengo los muebles buenos todavía, por eso no quiero llamar a gente
de Vallejos para visita, después salen criticando que no tengo la casa amueblada de lujo, como ya
pasó una vez, no le digo quién fue, qué se gana…

Nené (p. 28)

En este pasaje puede verse la importancia que tienen el lujo y las apariencias en algunos sectores
de la sociedad. Para el personaje, es preferible no recibir a las visitas de sus conocidos de Vallejos,
a tener que dejar que vean que su casa no tiene muebles lujosos. Por otro lado, se ve que el
personaje teme ser juzgada, y que las personas hablen mal de ella a sus espaldas por cosas
superficiales.

-...¿Salís mucho?

- No, ¿adónde voy a ir con estos dos que están siempre llorando? O se hacen pis o caca. Tené hijos,
vas a ver lo que es.

-Si no los tuvieras los desearías, no te quejes —adujo Mabel engañosa, pues tampoco para ella era
deseable esa vida rutinaria de madre y esposa ¿pero era acaso preferible quedarse soltera en un
pueblo y continuar siendo el blanco de la maledicencia?

Mabel y Nené (p. 172)

Mabel se refiere a los hijos de Nené. Su pensamiento muestra una perspectiva poco alentadora
sobre las alternativas que se le presentaban a una mujer a principios del siglo XX. En este diálogo
puede verse que el ambiente social es machista. Las mujeres viven en una sociedad que las
empuja a casarse, porque de lo contrario se convierten en blanco de acusaciones. Mabel piensa
que la vida de madre y esposa es rutinaria y poco deseable, pero no cree que haya una alternativa
mejor.

Pensó en los consejos de la patrona. Según ésta las sirvientas no debían dejarse acompañar por la
calle ni bailar más de una pieza en las romerías populares con muchachos de otra clase social.
Debían descartar ante todo a los estudiantes, a los empleados de banco, a los viajantes, a los
propietarios de comercio y a los empleados de tienda (…). Le recomendaba en cambio a cualquier
muchacho buen trabajador, palabras con las que designaba a los obreros de toda índole.

Narrador (p. 73)


El pensamiento de La Raba pone de manifiesto las convenciones sociales sobre las relaciones
amorosas. Los lazos amorosos están estrictamente pautados según la clase social. Las relaciones
que se apartan de esta norma están mal vistas.

Pensó en (...) el cuello almidonado de la camisa a rayas de Juan Carlos, en su pedido de que ella le
besara la piel afectada, en los forcejeos que siguieron, en la posibilidad de que Juan Carlos la
abandonara en caso de comprobar que había habido otro hombre en su vida, en la posibilidad de
dejar que Juan Carlos lo comprobara sólo pocas semanas antes del casamiento, en la posibilidad
de que Juan Carlos lo comprobara la noche de bodas, en la posibilidad de que Juan Carlos la
estrangulara en un hotel de Buenos Aires la noche de bodas, en el olor a desinfectante del
consultorio del doctor Aschero...

Narrador (p. 49)

El devaneo de Nené ilumina varias cuestiones. Por un lado, evidencia la naturalización de la


violencia recibida por parte de los hombres. Tanto en el momento en que Nené imagina la
posibilidad de que su amado la asesine, como cuando se asume como responsable de haber
provocado los abusos de Aschero. Por otro lado, pone de manifiesto la fuerza del mandato social
que ordena a las mujeres a conservar la virginidad hasta el casamiento, mandato que Nené lleva
interiorizado.

A las 6:35 allí se lavó la cara, el cuello y las axilas. Después se aplicó el liquido antisudoral rojizo
que le había comprado la patrona. Antes de ponerse el delantal gris de manga larga aleteó como
un pájaro para que se le secaran debajo de los brazos las gotas rojas: la patrona le había dicho que
de lo contrario se quemaría la ropa.

Narrador (p. 72)

En este pasaje se expone descarnadamente el tema de las clases sociales. El personaje de La Raba
se higieniza en condiciones muy precarias, lo cual de entrada sensibiliza al lector sobre esta
cuestión. Que la patrona le haya comprado el producto, indica la incomodidad y disgusto que le
provocaría el olor de la sirvienta antes que su interés en beneficiarla, ya que, de ser ese el caso, la
podría beneficiar mejorando su condición habitacional. Esta imagen de miserabilidad es llevada al
extremo por el narrador, cuando la joven debe aletear como pájaro para que se le seque el
líquido, una imagen que la ridiculiza y veja.

Flores prematuramente marchitadas la noche del domingo 26 de abril de 1937, debido al brusco
descenso de la temperatura: los lirios blancos y las rosas mosqueta del jardín del doctor Aschero, y
algunas flores silvestres crecidas en las cunetas de las afueras de Coronel Vallejos.

Insectos nocturnos no afectados: las cucarachas de la obra en construcción, las arañas de las telas
tejidas entre ladrillos sin revoque y los cascarudos volando en torno a la lamparita colocada en el
medio de la calle y perteneciente al alumbrado municipal.

Narrador (p. 89) En este pasaje se puede advertir el recurso kitch de la suposición sin sentido
aparente. El carácter abigarrado de la lista nos recuerda el cuento de Borges "El idioma analítico
de John Wilkins", que Foucault cita al comienzo de su libro Las palabras y las cosas. Convivimos
con elementos en contradicción, rodeados de interpretaciones dispares respecto a un mismo
hecho. Pero sucede que nos damos cuenta cuando reparamos en ello. La regla, lo regular, lo que
se da más comunmente no es ni la proporción, ni el orden, ni lo justo, sino el caos y el desorden.

En este sentido, Puig se emparenta con Nietzsche. Ambos entienden que un mismo hecho es
pasible de innumerables interpretaciones, que no hay un solo punto de vista ni una sola verdad
sobre cómo son las cosas. Lo que se ve depende del lugar en el que uno se pare para verlo.

Mañana a la mañana voy a salir a pedir precios por las casas de fotografía de la calle Callao,
perdón, la avenida Callao, se me enoja muchísimo Massa cuando me hago estas confusiones de
nombres.

Nené (p. 125)

En este pasaje podemos ver que el personaje de Nené naturaliza la inferioridad que siente
respecto de Massa. No puede ver ese gesto como una denostación por provinciana. En cambio, lo
ve como el gesto del marido/maestro hacia la esposa/alumna, y a esta relación desigual como
natural en el matrimonio.

Es posible aventurar que la sumisión de Nené se relaciona directamente con la culpa que siente
por los episodios con Aschero. La sumisión es, para siempre, el precio a pagar por la dignidad y el
honor.

Al final tanto no yoraste, solo unas lagrimitas de cocodrilo, que a una mujer al fin y al cavo mucho
no le cuesta.

Juan Carlos (p. 91)

En estas palabras dirigidas a Nené en una carta, se pone de manifiesto la misoginia con la que se
conduce Juan Carlos. Le reprocha no haber sufrido por él lo suficiente, al tiempo que la acusa de
farsante y fingidora. Esto guarda un paralelo interesante con la lectura del tarot que le hicera la
gitana a Juan Carlos. En un momento, ella le recomienda tener bien apretado el corazón de la
rubia, no dejarlo ir. Por otro lado, la cita se relaciona también con las palabras del mismo Juan
Carlos en ocasión de una charla sobre mujeres con Pancho, en la que le recomendaba a su amigo
este tratar mal a las mujeres para "tenerlas derechitas", es decir, para que se comporten según el
rol de mujer que la sociedad les asigna.

En el mismo ropero a un lado se alinean cajones cargados de ropa interior, blusas, pañuelos,
medias, toallas y sábanas. Escondido entre sábanas de hilo bordado: un forro para bolsa de agua
caliente de lana floreada y bordes de puntilla. Adentro del forro dos libros científicos titulados
Educación para el matrimonio y La verdad sobre el amor. Entre dichos libros una fotografía donde
con otros jóvenes se ve una pareja sentada frente a un mantel de picnic, ella con aire ausente, él
apuntando a un plato con un tenedor.

Narrador (p. 38)

En este pasaje se deja traslucir la influencia del cine en la técnica de escritura del autor. La
experiencia de lectura que el narrador construye a lo largo de este texto es similar a una escena de
cine en la que la cámara dirige la atención del espectador, manejando el suspenso y marcando el
pulso de las emociones que el lector siente a medida que lee. Sus descripciones sensoriales son
tan completas que permiten al lector representárselas fácilmente. En este sentido, podemos decir
que su escritura es muy visual. Sin embargo, el recurso no se agota en descripciones de orden
visual, sino que incluye elementos más singulares como la sensación táctil de la sudoración, el olor
de la almohada y otros elementos que nos permiten representarnos la escena también a otros
niveles.

-¿Qué tiempo tiene ya tu nenito?

-Hace poco tiempo, una semana que no lo veo, pero no me voy a poder estar sin ver al negrito,
señora Nené.

-No, yo te pregunto qué tiempo tiene, si ya cumplió un año.

-Ah si, cuando se cumpla un año que estoy acá yo voy a verlo...

Nené y La Raba (p. 132)

Este pasaje es un fragmento de conversación telefónica. Los malentendidos de la comunicación


generan un clima de incomodidad. Las diferencias de clase se ponen de manifiesto en el
intercambio, tanto por las formas de hablar como por aquello que dicen.

La Raba es quien no entiende. Desde el principio, es ella quien está en el error. No entiende
porque no escucha a su interlocutora por el ruido del ambiente, y no escucha porque no se ha
tapado el otro oído. Sucede que no está acostumbrada al aparato telefónico. Por otro lado, su
hablar es de provinciana y vulgar, mientras que Nené se expresa correctamente y con claridad,
señal de que tiene "más mundo". Además, lo que La Raba está contando es que no puede ver a su
hijo todo lo que quiere porque está obligada a trabajar, mientras que Nené es mantenida por su
marido.n", si bien es de uso popular, en este caso refuerza la idea sobre su personalidad ruin.

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