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Instituto De Estudios y Análisis

Legales, Económicos y Sociales


Pasión, seriedad y compromiso

AVATARES DEL PERIODISMO EN EL SIGLO XXI

Retos, Cambios y desafíos

Doctor Joaquín Medina Bermejo, PhD.

Cuando hablamos por vez primera y comentamos la posibilidad e intitular este foro
avatares del periodismo, alguien del grupo, me dijo que para él, los avatares eran
las figuritas que representaban lo que uno pretendía ser, una proyección de
identidad virtual. Algo así como la película del avatar y el famoso niño calvo y con
una flecha hacía arriba.

La verdad es que cuando se habla de avatares, se debe pensar en desafíos, en


vicisitudes, en eventos y efectos contrarios que está ocasionando la guerra, el
periodismo, la deforestación…

De dicha cuenta, hay un libro que se denomina los avatares de la guerra de José
Cervera, y quienes tratamos de focalizarnos en el mejor empleo de idioma, hagamos
uso de la riqueza que tiene.

Yo me he permitido hacer un reducido listado de retos y desafíos para el periodismo


contemporáneo… para el periodismo del siglo XXI… para el periodismo de hoy. No
obstante inicialmente debemos considerar qué no es un periodista y qué lo podría
ir definiendo.
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¿QUÉ NO ES UN PERIODISTA?

1. No es un promotor
2. No es un hacedor de anuncios o promociones
3. No es un fotógrafo (aunque hay reporteros gráficos que se acercan al
quehacer periodístico)
4. No es un historiador (aunque hay cronistas incluso deportivos y
parlamentarios que se acercan a la actividad reporteril del periodista)
5. No es un relacionista público
6. No es un recogedor de boletines
7. No es un diagramador
8. No es el propietario de un medio que toma la actividad como empresa
mercantil
9. No es un hacker
10. No es un programador
11. No es una secretaria que copia texto
12. No es un detenedor de micrófono o de grabadora
13. No es un presentar de noticias ni de programas

¿QUÉ SÍ ES UN PERIODISTA?

1. Es un apóstol de la verdad
2. Es un escudero de la libertad
3. Es un educador de masas
4. Es un investigador comprometido
5. Es un líder de opinión
6. Es un luchador por la democracia
7. Es un servidor de la información imparcial

CONCEPTO GENERAL DE PERIODISTA

Un auténtico periodista es quien investiga, escarba, recolecta,


reportea, documenta, sintetiza, redacta, edita y visualiza sus
publicaciones en cualquier medio existente (Radio, TV, impreso,
Internet, Cine…)
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AVATARES DEL PERIODISMO EN EL SIGLO XXI

1. Cuidado con los intereses personales o de grupo.

2. La indiferencia y la indolencia.

3. La falta de profesionalismo.

4. La falta de valores personales, morales y éticos.

5. El desconocimiento de la verdad.

6. Derecho de informar sí, pero debe primarse el del pueblo a ser

informado

7. Responsabilidad social

8. Respeto a la vida privada y a la dignidad humana

9. Cuidado con el plagio

10. Periodismo moderno no es ser instrumento de sectores.

11. El uso correcto del idioma… no webinar, no fakenews, no fair play…

12. La tecnología ayuda, pero no hay que exagerar.


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1. Cuidado con los intereses personales o de grupo.

El hecho que seamos humanos nos motiva a preocuparnos por nuestro


núcleo familiar, nuestros amigos, nuestros compañeros y hasta por nuestro
equipo de fútbol o nuestra grey religiosa. Por ello no pocas veces podemos
pecar de falta de objetividad, y aunque no ocultamos lo que ocurre con los
nuestros, buscamos que no les afecte como a los demás. Ejemplos hay
muchísimos y confío no harán que hable al respecto. Pero para muestra un
botón… hay un dicho en el que se asegura que entre periodistas no nos
leemos las noticias o como los gitanos, no nos leemos las manos. Es decir,
no se vale el ataque entre nosotros.
La pregunta es ¿por qué no? Por qué no podemos criticar al periodismo y
más cuando se está practicando mal, se está fundamentando en mentiras,
está haciendo uso equivocado de la tecnología y en muchos momentos
abusa de su rol manipulando la opinión pública.

2. La indiferencia y la indolencia.

El periodismo de antes era muy humano, siempre estaba comprometido con


causas nobles, con causas sociales. Recuerdo que si nos pedían una silla de
ruedas, la conseguíamos; que si alguien necesitaba una válvula hidrocefalia
hacíamos el llamado y la gente respondía; no pocas veces se apostó por el
periodismo a apoyar personas que necesitaban una operación, incluso a
corazón abierto, o una beca para estudiar en el extranjero.
Hoy, el periodismo, claro que no todo, es carnicero… vende muertos, heridos,
violados y todo lo negativo. Claro eso es noticia, pero las acciones de antes
que nos ubicaban como medios de comunicación sociales en favor de los
pueblos dónde están, Los medios de comunicación se han vuelto indiferentes
y no pocos periodistas se han vuelto engreídos y hasta indolentes (flojos) con
el sufrimiento humano.
Hay medios que todavía reaccionan y subrayo reaccionan, ante una
desgracia humana, pero ya no hay medios que accionan y prevén qué
pueden hacer antes que ocurra una situación que cobre vidas.
Les digo por ejemplo, saben ustedes que está ocurriendo en el interior del
país con las niñas de meses a catorce años que son violadas por padrastros,
vecinos, profesores, y lo más triste hasta por los padres… nada. Los
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tribunales los sancionan y mandan a prisión. Pero no se está impulsando


campañas que promuevan un cambio en esa visión errática del mundo. Acá
estamos comprometidos con las posiciones extremas de las féminas, pero
nos hemos olvidado de nuestros pequeños, y ojo, también nos hemos
olvidado de nuestros ancianos. Sepan que una Procuraduría General de la
Nación como la que tenemos no sirve, pero que el reproche debe ser dirigido
a los medios de comunicación porque no están advirtiendo la existencia de
estos males sociales que se han vuelto peor que la pandemia que nos está
azotando. Las víctimas por violación son muchísimas, pero que hacen los
medios, usarlas únicamente para grandes y sensacionalistas titulares, como
el que salió el 23 de noviembre… lo capturan porque violaba a su sobrino de
cinco años. No leí la noticia, no leo ese tipo de información, pero ojalá hayan
preservado el nombre del niño, porque esa sería una afrenta a su edad, al
interés superior del niño y su desarrollo. Pero ese sólo es un caso de varios
cientos de miles que se han reportado los últimos siete años, incluso contra
menores de dos meses de edad. Eso nos ubica ante algo inevitable, el
periodismo requiere de preparación y de conciencia, sino nos vuelve faltos
de profesionalismo.

3. La falta de profesionalismo.

Estar sometido a un ingreso mensual como periodista ya es de por sí muy


difícil, pues el que paga manda. Esto se aplica a todo, por ello es que quien
le paga un sobresueldo o si usted tiene otro empleo vinculado a información,
debe tener en cuenta que siempre se le va a dificultar la añorada
independencia.
Es difícil depender económicamente de alguien, sobre todo cuando quien da
las órdenes es analfabeta funcional, pero quien es el dueño o el hijo de éste.
No obstante es mucho más difícil no siendo profesional. Ser profesional
obliga a pensar en nuevas opciones dentro de los medios de comunicación,
ahora, escuchamos recientemente de la conversión de un centenario medio
de comunicación a digital. Pero no es sólo poner nuestra página o aplicación
informativa y con ello pensar que estamos siendo periodistas y menos
periodistas profesionales.
Ser profesional implica convicción, compromiso, actualización permanente y
el adecuado manejo de la información que nos ha sido confiada. Claro
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podemos cometer errores, pero la idea es que no incurramos en situaciones


incómodas que nos pongan entre la espada y la pared. Por ejemplo, si hemos
fallado en alguna información que ha perjudicado a una persona, estamos
obligados a enmendar ese error con una aclaración, pero lamentablemente
el periodismo de las últimas dos décadas ha abandonado esa obligación legal
que está impregnada en la Ley constitucional de emisión del pensamiento y
que por lo tanto se vuelve un derecho constitucional.
La falta de profesionalismo se observa no sólo en la forma como preguntan
los reporteros o en cómo redactan un párrafo. Está incluso en sus
vestimentas. No es que las periodistas deben ir de seda y satín, y los
hombres de traje de marca, pero por lo menos que se vea que son
cazanoticias, buscadores de información, cazadores de la verdad. Un
chaleco con la identificación del medio, una camisa polo que diga soy
periodista no es lo mejor, pero ayuda. Sobre todo cuando hay emergencias
y no podemos identificarnos con nuestro carné. Por cierto, el carné debe
servirnos para dar el ejemplo y no para abusar y pretendernos colar en
discotecas donde se paga el ingreso (mal llamado cover) o pretender entrar
al cine o al estadio sin pagar. No somos ciudadanos de primera categoría, es
más, por naturaleza, el periodismo se opone a los famosos ciudadanos de
primera categoría. Nos encanta partir de la igualdad y la equidad.
Un profesional del periodismo está con los medios de comunicación y no
trabaja para el gobierno, Se trata de actividades incompatibles y esa es una
actitud que evidencia falta de ética profesional. Para trabajar con el gobierno
están los relacionistas públicos o comunicadores corporativos, quienes
deben encargarse de maquillar cada error del gobierno, el periodismo
anuncia y denuncia, pero también propone.
Ser profesional del periodismo o periodista profesional implica prepararse a
diario y todo el tiempo para realizar cada vez mejor el hermoso apostolado
de informar con objetividad, de desvelar la verdad en los rincones más
oscuros y de dar luz a los problemas sociales más ingentes que existan.
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4. La falta de valores personales, morales y éticos.

En el periodismo, específicamente, hay dos corrientes del pensamiento que


dominan cuando se habla de códigos éticos, los que están de acuerdo y lo
impulsan, y quienes creen que todo marcha bien y no es necesario regular la
conducta profesional de los periodistas. El primer proyecto de Código de
Ética Internacional en materia de periodismo recibió por nombre Declaración
de México de 1980, y responde a la cuarta reunión consultiva de la UNESCO,
que se reunió en Praga, Checoslovaquia. Dicho primer documento que se
sostuvo en ocho principios1, fue signado por la Federación Latinoamericana
de Periodistas, FELAP, y la Organización Internacional de Periodistas, OIP.
En 1979 en el Segundo Congreso Latinoamericano de Periodistas realizado
en Carcas, Venezuela, se aprobó el primer Código Latinoamericano de ética
periodística, pero no fue acogido finalmente por todos los participantes,
porque comenzaron a surgir sus propias ponencias. Pero desde entonces se
habla de objetividad, defensa del secreto profesional, defensa del derecho
de réplica, defensa del libre acceso a las fuentes informativas; rechazo al
soborno (fafa o chorizo); no a la calumnia, la difamación o discriminación de
cualquier naturaleza; defensa a la humanidad, la vida y los derechos
humanos; defensa de la paz, la cultura y el entendimiento entre los pueblos;
respeto a la verdad; respeto al derecho a la información; solidaridad
profesional y gremial; defensa de la igualdad y equidad; responsabilidad
noticiosa, y responsabilidad personal y de grupo de quienes participan en la
publicación.
No obstante este proyecto venía latente desde 1948 cuando se adoptó la
iniciativa de elaborar un código universal de ética periodística. En 1983, se
aprobó el texto definitivo de lo que se conoce como los principios básicos de
la ética del periodismo, que son diez enunciados, los que se sintetizan en:

1
Derecho del pueblo a información veraz, dedicación del periodista a la realidad objetiva, responsabilidad
social del periodista; acceso y participación del público; respeto a la vida privada y dignidad humana; respeto
al interés público; respeto a los valores universales y la diversidad de culturas, y eliminación de la guerra y de
otros males mayores con que se enfrenta la humanidad.
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i. El derecho del pueblo a una información verídica;


ii. Deber de adhesión del periodista a la realidad objetiva;
iii. Favorecer el acceso del público a la información;
iv. Respeto a las personas a su vida privada y a la dignidad
humana;
v. Respeto a la propiedad intelectual;
vi. Respeto a la comunidad nacional, las instituciones
democráticas y la moral pública;
vii. Respeto a los valores universales y a la diversidad de culturas;
viii. Eliminación de guerra y otras grandes plagas de la humanidad;
ix. Promoción de un nuevo mundo de la información y la
comunicación;
x. Derecho a la integridad moral del periodista o de objeción de
conciencia (abstenerse a trabajar contra sus convicciones,
revelar sus fuentes, además de poder participar en las
decisiones de los medios en los que está trabajando).

No obstante, no podemos pedirle peras al olmo, y por ello no podemos pedirle


a un periodista que guarde la compostura, si vemos que nuestros
gobernantes no lo hace, que todos los líderes corrompen y rompen las
normas elementales de trato humano y termina encontrándose en la
encrucijada. Claro, el periodista tuvo sus primera formación en la familia y la
escuela, y poco a poco fue reforzando sus valores personales y morales, y
ahora en la profesión del periodista tiene que tomar como propios los valores
éticos que se le exigen, pero la verdad y la realidad, en la actualidad son
diferentes.
Quizá un periodista entienda que un funcionario, por ejemplo, debe (está
obligado a actuar con probidad, decoro y prudencia… pero cuando se le
exige que él mismo actúe bajo estos postulados no está dispuesto a
atenderlos. Obviamente es mucho más cómodo estar desde donde puede
criticar y permanecer bajo el mando de la libre expresión del pensamiento
que actuar de esa manera.
Un abogado, igualmente debe (aunque muchos no lo hagan) partir de esos
tres postulados: probidad, decoro y prudencia, pero conforme su norma
deontológica igualmente debe actuar con lealtad, independencia, veracidad,
juridicidad (legitimidad y justicia en el ejercicio profesional), eficiencia y
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solidaridad. Además debe mantener el secreto profesional, la defensa de los


pobres, debe responder por su actitud (negligencia, error inexcusable o dolo),
debe respetar a sus pares (colegas), defender el estado de Derecho, y el
honor profesional (atacar la conducta incorrecta de jueces, funcionarios y
abogados) y actuar con honradez.
Pero por qué le podemos exigir a todos que actúen con rectitud,
honorabilidad y respeto, pero los periodistas no lo hacemos, qué derecho
tenemos nosotros para no cumplir con postulados éticos.

5. El desconocimiento de la verdad.

La realidad es sólo una y muchas veces negamos formar parte de ella. EL


periodista no puede partir de supuestos, su mayor aliada es la verdad, lo que
ocurre, lo que se puede probar.
Los chismes, rumores y testimonios falsos que los dejen para la gente sin
formación, para quienes no se han comprometido con el periodismo.
El buen periodista, el que quiere a su pueblo, a su gente estudia la realidad
en la que vivimos en forma constante y se actualiza en sus planteamientos.
Pero cómo debemos entender ese compromiso con la verdad. En primer
lugar, debemos entender que la verdad surge sola, pero para que pueda
surgir, debemos ayudarla, caso contrario, siempre habrá interesados en
hacer o provocar que no se conozca la verdad de los hechos.
Los factores de poder económico, político, militar y hasta religioso, pueden
ser aliados o enemigos en esta búsqueda, por eso no hay que irse a los
extremos, hay que buscar la verdad desde un punto de equilibrio que permita
visualizar el bosque y todo lo demás.

6. Derecho de informar sí, pero debe primarse el del pueblo a ser


informado

Importante que siempre estemos dignificando la labor del periodista, sobre


todo del reportero que debe conseguir la información, y que por esta razón
debe contar con fuentes informativas abiertas y transparentes. No obstante,
así como defendemos el derecho a informar que va implícito en el quehacer
periodístico, resulta mucho más importantes que coloquemos en primer lugar
el derecho del pueblo a estar bien informado. Las redes sociales y la internet
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en general, se ha encargado de difundir información falsa y con ello, cuesta


mucho que un medio serio, pueda estar aclarando qué es correcto y que no.
El derecho de la gente a ser informada en forma adecuada, pronta y con base
a la verdad, debe motivarnos a realizar nuestro trabajo, cuidando nuestras
fuentes, las que por cierto deben permanecer abiertas y accesibles.

7. Responsabilidad social

Precisamente el hecho que siempre actuemos primando el derecho a ser


informado, atendiendo la realidad social y no olvidándonos de dónde
provenimos nos hace actuar con responsabilidad social.
No puede ser que nosotros seamos periodistas de la élite, que
representemos a sectores que no ayudan al desarrollo del país o que incluso
defendamos discursos poco o nada plausibles de gobernantes mediocres o
corruptos.
Eso no nos vuelve responsables ante la sociedad desnuda que no cuenta
con alimentos, no tiene escuelas ni hospitales, donde hay desempleo y
hambre, las carreteras no sirven y afectan el comercio, todo sube de precios,
pero los salarios cada vez alcanzan menos.
Ser responsable, socialmente hablando, es nunca voltear a ver a los que se
quedaron rezagados, a los que no tienen nada o a los que el Estado ha
olvidado. Puede sonar a una posición izquierdosa o socialista, pero la mejor
respuesta está en que incluso el gran capital trabaja con Responsabilidad
Social, por lo que no es cierto.

8. Respeto a la vida privada y a la dignidad humana

El compromiso más grande todo buen periodista es, debe ser, el respeto de
todo ser humano, de toda persona, por ello es que no puede ni debe
incursionar en la vida privada de las personas que expongan su dignidad.
No se trata que ocultemos información de quienes a gritos piden que
anunciemos sus desviaciones o errores, pero no es correcto que estemos
escudriñando en sus vidas íntimas, en su vida privada en elementos que
perjudican su dignidad humana.
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Una situación diferente es que un gobernante sea exhibicionista y otra lo es


que nosotros, los que estamos a cargo de educar y formar las masas,
anunciemos constantemente sus constantes desvaríos y trabes psicológicos.

9. Cuidado con el plagio

Aunque esto se observa y detecta mucho más en la literatura y el trabajo


científico doctrinal, el periodista debe tener cuidado de no caer en plagio de
hechos, frases, conceptos y hasta de noticias.

10. Periodismo moderno no es ser instrumento de sectores.

Por mucho que pretendamos que el periodismo deba actualizarse y


modernizarse al igual que la tecnología, debemos tener cuidado con quién
está atrás de los respaldos mediáticos, porque podrían ser sectores
alborotadores y enemigos de la democracia.
No faltan ONG´s, fundaciones, embajadas y hasta países que podrían buscar
apalancar medios de comunicación en nuestros países, pero que esconden
dentro de sus propósitos oscuras intenciones, nuestra obligación, como
periodistas es descubrir esas intenciones.
El periodismo, al igual que no puede estar al servicio de un gobierno, no
puede estar al servicio de un sector específico. El periodista puede
especializarse y volverse conocedor en derecho económico, criminal,
sociológico, político y religioso, pero ello no lo obliga, en nada, a responder
a los intereses de grupos económicos, judiciales o incluso criminales,
religiosos o políticos.

11. El uso correcto del idioma… no webinar, no fakenews, no fair play…

“Escribe claro quien piensa claro”, por ello es que se impone como primer
requisito para una buena redacción la claridad. Pero junto a ella, también se
encuentran la originalidad, la precisión, la sencillez y la concisión.

1. Claridad: la claridad está acompañada del adecuado empleo o uso de


los signos de puntuación, la revisión y relectura de lo escrito y la hilatura
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adecuada de nuestras ideas. La definición clara de conceptos permite tener


una redacción fluida comprensible y fácil de leer.

2. Precisión: consiste en emplear las palabras, expresiones y cifras


adecuadas en los escritos. Evita la ambigüedad y la confusión en el
significado y por ello se le compara con la exactitud.

Tanto la precisión como la claridad exigen el empleo de herramientas


valiosas de soporte redaccional como lo son los diccionarios de la Real
Academia Española, un diccionario de sinónimos y antónimos, un diccionario
técnico jurídico…

Enemigo de la precisión es el cosismo y el alguismo, así como el uso


exagerado de verbos como: ser, estar y tener y el empleo inadecuado del
verbo haber.

Por ello se recomienda el menor uso de tecnicismos incluso en escritos


especializados, sin caer en el lenguaje vulgar (vulgo). Otro enemigo de la
claridad y la precisión es el empleo bien de palabras rebuscadas o de
palabras simples, muy populares.

3. Sencillez: consiste en el empleo de palabras y formas de construcción


de fácil comprensión. Cuidado con lo rebuscado, pomposo y rimbombante.

No obstante, no hay que confundir lo sencillo con lo corriente, con lo simple.


Se recomienda por ello un lenguaje coloquial que igual sea entendido por un
doctor en derecho internacional o mercantil que un alfabeto primario.

4. Concisión: consiste en evitar la repetición y la redundancia, y no


acepta el pleonasmo. En escritos legales es tradicional que exista
redundancia, cuando en la exposición de hechos y las peticiones
prácticamente se repiten los hechos, pero esto tiende a futuro a eliminarse.

Hay que emplear únicamente las palabras y los párrafos que sean
necesarios, indispensables, justas y significativas, sin adornos ni
exageraciones, sin abultar el texto.
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5. Originalidad: partiendo del hecho que lo original nos hace diferentes


y que precisamente el ser diferentes nos hace pensar de forma distinta a
todos los seres humanos, una de las riquezas de una buena redacción es
precisamente la originalidad.
Por supuesto, que esto no implica caer en los inventos, las mentiras, las
falacias y el cuento.

La originalidad es la enemiga natural de las frases hechas. No obstante, se


debe reconocer que en el ámbito profesional técnico existen estructuras
redaccionales que no dan mucha pauta a la originalidad.

La originalidad consiste en decir las cosas tal y como las vemos y sentimos.
Original es: “No es el que no imita a nadie, sino aquel a quien nadie
puede imitar.”

Una recomendación general para cualquier tipo de redacción, técnica,


doctrinaria, académica, periodística… es que se debe partir de la
construcción lógica de las oraciones. No se está inventando el agua
azucarada.

Emplee frases de transición sin convertirlas en frases hechas o muletillas que


obscurecen su escrito.

Su redacción mejora en la medida que lee y practica su escritura. Tenga


presente que la ambigüedad le hace caer en anfibología, es decir, en el
empleo de planteamientos oscuros y que pueden provocar doble significado
como: zapatos para señoras de charol (acá se afirma que las señoras son de
charol), o se hacen antigüedades nuevas (o son antigüedades o son nuevos
elementos que imitan las antigüedades).

Evite la cacofonía que es el empleo de sílabas similares dentro de la misma


oración. El rincón más recóndito de la nación, por decir el rincón más
apartado de un país.
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12. La tecnología ayuda, pero no hay que exagerar.

Ya lo decía Bastenier en su libro El Blanco Móvil, al parafrasear a Marchall


McLuhan “Las tecnologías de punta han provocado una multiplicación de
medios ¿Cuáles son las consecuencias? La principal es el descubrimiento
que la información es una mercancía cuya venta y difusión puede
proporcionar importantes beneficios. Antaño, el valor de la información iba
asociado a diversos parámetros, en particular la de la verdad. Hoy todo ha
cambiado. El precio de la información depende de la demanda, del interés
que suscita. Lo que prima es la venta. Una información será juzgada sin valor
si no consigue interesar a un amplio público.”2
Aunque en Guatemala, por ejemplo, ya hubo un destacado periodista que
refirió precisamente al periodismo como mercancía, y me refiero a Mario
Carpio Nicolle, quien en su libro “El Negocio de la Prensa” de los años 70 ya
compartía ese concepto, hay que admitir que en éste siglo, donde apenas
corren 21 años, quienes dirigían y hacían los periódicos han sido
reemplazados por hombres de negocios, y como asegura Bastenier, ahora
se mide por las leyes del mercado, oferta y demanda.
La Internet, las redes sociales, las App´s, las páginas web, la virtualización
de los medios, han deshumanizado aquellas muy humanas salas de
redacción, en donde se compartía experiencias, vivencias y hasta temores y
angustias, ahora, aunque se pueda hablar de la globalización de las
comunicaciones, lo que sobresale en los medios radiales, televisivos e
impresos que aún sobreviven son voces antisonantes, titulares
sensacionalistas, aparecimiento de personajes que impulsan y apadrinan los
medios, y el ataque a otros que buscan destruir y por supuesto la información
denominada mercancía que pretenden que se confunda con la información
real.
Pero no es todo. Ahora un patojo, como le decimos a los adolescentes en
Guatemala, toma su computadora un software de sonido y vídeo, consigue
un patrocinador y se lanza al estrellato mediático, y lo peor del caso, es que
como van las cosas ahora, con toda seguridad tendrá más éxito que los

2
Miguel Ángel Bastenier. El Blanco Móvil. Curso de periodismo. Grupo Santillana. Madrid, España. 2001:
pág. 15.
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medios de comunicación que alguna vez se ocuparon de la buena redacción,


de la sana información y del propio lenguaje.
Por eso es que la tecnología, más que nada, está destruyendo al verdadero
periodista.
Como lo afirmó alguna vez el gran maestro Ryzard Kapucinski y que ahora
reitera Bastenier… “periodista puede serlo cualquiera, lo que no significa que
cualquiera pueda ser un buen periodista, y por esa razón hay que admitir que
el único control de acceso a la profesión sea el interés del me4rcado
conjuntamente con el de la sociedad: la aprobación del lector y la decisión
del empresario, que otorgará la condición de periodista a quien se dé la
oportunidad de serlo.”
En todo caso, el periodista tiene de psicólogo, de sociólogo de político, de
economista, de historiador, de novelista, de constructor, de soñador, pero sin
ser todo eso, es un periodista comprometido con la verdad, pero y qué
hacemos con quienes no son lo que hemos dicho y tampoco son periodistas,
pero se esconden tras la tecnología, la sobrilla de la libertad de expresión.
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BIBLIOGRAFÍA:

BASTENIER, Miguel Ángel El blanco móvil. Curso de periodismo. Ediciones


país - Grupo Santillana. Madrid, España, 2001:
260 págs.

BENAVIDES Y QUINTERO, Escribir en prensa. 2ª. Ed. Editorial PEARSON.


José Luis y Carlos Madrid, España. 2004: 394 págs.

CARPIO NICOLLE, Mario El negocio de la prensa. Un ensayo sobre el


periodismo guatemalteco. Editorial Universitaria.
Guatemala, 2006: 232 págs.

ESCOBAR GALICIA, Dennis Ética Periodística. 1ª. Ed., Editorial RED -


Asociación para el Desarrollo de las
Comunicaciones Sociales, ADCS. Guatemala,
1992: 26 págs.

INTERIANO, Carlos El ABC del Periodismo. Fondo de Cultura


Editorial. Guatemala, 1998: 277 págs.

KAPLÚN, Mario El Comunicador Social. 1ª. Ed., CIESPAL. Quito,


Ecuador, 1985:263 págs.

LEÑERO Y MARÍN, Manual de periodismo. México. Editorial


Vicente y Carlos Grijalvo. 1986: 315 págs.

LEÓN MEJÍA, Alma B. Estrategias para el desarrollo de la comunicación.


Profesional. Editorial LIMUSA. México, 2004: 247
págs.

JOHNSON Y HARRIS, El Reportero Profesional. Editorial Trillas,


Stanley y Julián México. 1966: 315 págs.

VIVALDI, Gonzalo Martín Géneros Periodísticos. 2ª. Ed., Editorial Paraninfo.


Madrid, 1979: 396 págs.

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