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Introducción
Desde que tengo uso de memoria y la razón que mi sueño es estudiar periodismo, mi
fanatismo por el deporte y las comunicaciones fueron unas de las principales razones que
me lleva a estar aquí escribiendo este ensayo. Sin embargo, no fueron el principal motivo,
ya que entiendo que el periodismo otorga el título de Periodista y no de “Periodista
Deportivo”, por lo que estoy abierto a que esta carrera y más adelante, profesión, me
sorprendan y seduzcan de muy buena forma. Y aunque quisiera, no puedo esconder ciertas
aprehensiones que tengo de esto, pues, como en la mayoría de las profesiones, el campo de
estas tiene cierta estructura que nos amarra de pies a cabeza y que no nos permite
expresarnos como quisiéramos, más aún en nuestro ámbito periodístico.
Así es como podemos confirmar como la prensa sensacionalista se lleva a día de hoy la
mayor cantidad de las miradas, pues, por medio de mentiras y títulos seductores atraen a la
gente a sumergirse en una noticia que pese a ser falsa, no deja de ser un hecho como tal, ya
que está hecho para engañar. Todo esto en desmedro de la prensa objetiva que se encuentra
dentro de la ética de la honestidad, de investigación y trabajo. Por clics, lecturas, likes y
vistas, a día de hoy son capaces de cualquier locura.
Problemática N°2
En el caso de los medios de comunicación, los ingresos de publicidad son un gran aporte
para financiar programas, ya que ayudan a su realización, a financiar los gastos propios del
medio, sea radio, televisión, prensa o redes sociales. Esto a mi parecer, genera una
moderación del contenido, pues, para tener publicidad, se debe dar un contenido acorde
para atraerlos primeramente y segundo, para que estos no abandonen el barco cuando el
contenido no represente los valores de la marca. Por lo que me hace pensar que en todo
momento el contenido no está siendo natural, que es limitado y manipulado hacia la
supervivencia del medio, a la mantención de este, que pese a que es válido, desnaturaliza un
montón de aspectos.
Por otra parte, tenemos los medios que son subvencionados por el Estado, otra gran
sujeción proveniente de las fuerzas externas y que podemos relacionar sin mucho esfuerzo
a esferas políticas. Sin movernos del territorio nacional y aprovechando la actualidad,
tenemos el duopolio de medios compuesto por El Mercurio (el diario de Agustín) y La
Tercera (algo más conservadora) -pese a que estos no son subvencionados, si logran
congeniar con mi idea de la relación con esferas políticas- que han salido al rescate de
sectores políticos de derecha en innumerables ocasiones y en cierta parte, son los que
dominan el empresariado y el modelo donde nosotros los peones somos los empleados, que
debemos velar por nuestro bienestar personal, familiar y si eso implica escribir cosas que
no queremos, bienvenido sea.
Además, tampoco se puede olvidar que en el caso del periodista, la autonomía respecto a
las fuerzas externas también es una gran condicionante a la hora de entregar contenido,
debido a que este depende del grado de concentración de la prensa, en donde aparecen los
potenciales empresarios y por ende, recursos para el medio y para ti como periodista, por lo
cual el contenido pasa por otro filtro antes de ser publicado. Otro factor es la posición del
periódico entre los periódicos (del medio entre los medios), pues, la forma del contenido
difiere de si es un medio informativo independiente o hegemónico, de si es un medio
partidario o imparcial. Como último factor que quiero mencionar, está el cargo dentro del
medio en el que se encuentre, en donde hay gran diferencia entre ser un peón dentro de un
tablero periodístico a ser el rey, por lo que cada investigación, contenido y posterior noticia,
debe ser revisada por una editorial, que deja su impronta y sello en la noticia, lo que lleva a
desnaturalizar la noticia como tal del periodista o incluso escrita de forma desnaturalizada
por el mismo periodista para adaptarla a los “estándares” del medio en que se encuentre.
Con lo dicho anteriormente, podemos responder parte de la pregunta que habla periodismo
como profesión de ficción, en donde yo creo fielmente que si lo es. Esto porque vivimos
sumergidos en un campo que nos limita a decir las cosas no de la forma tal como son, si no
que nos limita a decirlas para entrar en los márgenes de lo “correcto”, tomando en cuenta
los auspiciadores, líneas editoriales y medios. Esta desnaturalización de la noticia como
tal me hace percibirla como ficticia, no natural y adaptada.
Mismo caso podemos ver con los pseudoeventos, pues la mayor recompensa periodística
a día de hoy la encontramos por medio de noticias falsas, que están inventadas para
engañar a la gente y que nos sumergen en historias ficticias, que para colmo, la gente
consume este tipo de productos y les genera un ingreso a los auspiciadores (por
consiguiente, empresarios que invierten) al ser vistos dentro de su portal, diario o página y
a los mismos del medio.
Acontecimiento
Lo que antes era una problemática, una dificultad, hoy se ve subsanada. Pero creo que
desnaturaliza un poco la investigación periodística del acontecimiento como tal, ya que al
estar al acceso de todos, puedo pensar que a día de hoy se puede ser periodista cualquier
persona, al informar de un acontecimiento, difundirlo, hacerlo noticia y sin siquiera estudiar
cinco años para serlo. ¿Será que con los avances tecnológicos irá desapareciendo el
periodista?
A pesar de que los tiempos de “antes de las masas” ya pasaron, encontramos a día de hoy
un hecho en común son aquellos tiempos, y es el intento del poder político por el control
del acontecimiento como tal. En nuestro país vivimos hace dos años una crisis de carácter
social que es conocida como el “Estallido”, durante este periodo ocurrieron un sinfín de
manifestaciones, expresiones sociales bajo un marco de injusticias, violencia desmedida por
parte del control policial y personas que resultaron heridas por pedir dignidad y justicia.
Los medios de comunicación jugaron un rol preponderante durante esos álgidos días de
despertar, ya que se desvió el foco real de la lucha y se llevó a demonizar estas
manifestaciones que la gente realizó en su pleno derecho.
El presidente Sebastián Piñera emitió una polémica declaración al señalar que nuestro país
“se encontraba en guerra ante un enemigo muy poderoso”, haciendo alusión a las diferentes
marchas y a las personas que se encontraban en las calles.
Diario “El Mercurio” -uno de los más prestigiosos del país- no señala absolutamente nada
de esas declaraciones y en su portada aparece: “Autoridades intentan recuperar la
normalidad con gestos de unidad y cambio en las prioridades políticas”
El carácter negacionista de aquel medio, férreo defensor del oficialismo en aquel momento
evitó hablar de esas declaraciones y prefirió mostrar una imagen de un gobierno
conciliador, hablando de unidad, cosa que nunca fue así, menos cuando se le declara la
guerra su propio país. “Pero este control no sólo hay que entenderlo como la censura de
determinados acontecimientos, sino también como elemento capital en la creación de
acontecimientos convenientes” (Alsina, 1993). Así es como podemos entender la censura
del acontecimiento de la declaración de Piñera y la creación de un escenario de unidad por
parte del gobierno que jamás existió los primeros días del movimiento. Además de
reafirmar la idea del control político que se ejercen sobre los acontecimientos para
mantener el “equilibrio”, eliminar la novedad y negarlo como tal.
Conclusión
La persecución del acontecimiento tendrá muchos ripios, esto es porque nosotros como
periodistas tenemos la misión de investigar, llegar a él, recibirlo y luego emitirlo para que
sea una noticia. Pero las herramientas que a día de hoy pueden ser de gran ayuda como la
tecnología y las RRSS, también pueden ayudar a desaparecer la labor del periodista. Ya que
la instantaneidad y la difusión masiva que abarca todo el mundo la puede hacer cualquier
persona que tenga un teléfono móvil. Para el periodista actual es más difícil conquistar el
acontecimiento sin que otro lo haya hecho antes ya.
Respecto a si somos una profesión de ficción, pues creo que sí, ya que nuestra labor está
quedando poco a poco relegada al hecho de “cómo” contamos las historias, es ahí donde se
destaca el periodismo sensacionalista con titulares atractivos, despertando la mentira y
contando una historia desnaturalizada para atraer a las personas, de modo que se puedan
conseguir más clics y visitas, atrayendo empresarios que inviertan y dándole vista a su
publicidad. Además, se recurre a inventar hechos, que pese a que siguen siendo hechos, no
son verídicos, sin embargo, seguimos contando bien la historia.