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¿Una profesión de ficción?

El periodismo entre los pseudo eventos y la


conquista del acontecimiento
Estudios del Periodismo (Sección 3) – René Jara
Universidad de Santiago de Chile
Por Martín Pérez H.

Introducción
Desde que tengo uso de memoria y la razón que mi sueño es estudiar periodismo, mi
fanatismo por el deporte y las comunicaciones fueron unas de las principales razones que
me lleva a estar aquí escribiendo este ensayo. Sin embargo, no fueron el principal motivo,
ya que entiendo que el periodismo otorga el título de Periodista y no de “Periodista
Deportivo”, por lo que estoy abierto a que esta carrera y más adelante, profesión, me
sorprendan y seduzcan de muy buena forma. Y aunque quisiera, no puedo esconder ciertas
aprehensiones que tengo de esto, pues, como en la mayoría de las profesiones, el campo de
estas tiene cierta estructura que nos amarra de pies a cabeza y que no nos permite
expresarnos como quisiéramos, más aún en nuestro ámbito periodístico.

No sólo el campo, si no también la evolución de la profesión como tal y como esta ha


tomado la mano de los avances tecnológicos que nos tienen relegados a un segundo plano,
por la masificación rápida y la facilidad que a día de hoy tiene cualquier persona para
informar un acontecimiento.

“Campo Periodístico y Pseudoeventos”


Problemática N°1

La primera disyuntiva me viene de inmediato. Actualmente estoy colaborando con un


medio en donde escribo noticias, desde el primer minuto y contacto con la línea editorial
fueron muy claros conmigo, en donde me recalcaron textualmente: “Aquí no nos importan
los likes ni los clics, queremos noticias integrales y de calidad”. Lo que me permitió leer
entre líneas lo que estamos viviendo actualmente en el campo periodístico, más aún con la
masificación del periodismo de RRSS, en donde la instantaneidad de las noticias, los
titulares sensacionalistas (que siempre han estado, pero ahora mucho más), el
reconocimiento por los números, las visitas, lectores y hasta cifras de ventas son lo más
importante. Es una realidad que estamos viviendo hace varios años, debido a que el acceso
a la noticia cada día es más fácil y la labor del periodista se puede ver hasta relegada a un
segundo plano como tal, pero citando al profesor Cristian Arcos una frase que dijo durante
sus clases: “mientras sigamos contando el cómo de la historia de la forma que lo hace un
periodista, seguiremos ahí, ya que es donde podemos poner nuestro sello”

Otra cosa que me es difícil esconder es que el periodismo sensacionalista siempre ha


despertado en mí unas sensaciones muy raras, jamás ha sido de un interés personal pero mi
mirada hacia él es de mucha extrañeza. Más aún, tomando en cuenta que el campo
periodístico nace aquí, de la “oposición” entre los periódicos que ofrecían noticias
sensacionalistas y quienes mostraban valores de objetividad.

Actualmente, la aparición de los llamados “pseudoeventos” y fake news se ha vuelto muy


común, gracias a que todo esto va de la mano de la masificación que tienen estos con las
nuevas herramientas periodísticas como redes sociales e internet. La masividad con que se
mueven es en donde se vuelve peligroso el pseudoevento, ya que por un instante pasa a ser
algo verídico que juega a favor del emisor, provocando que el hecho sea pensado como una
realidad y sea difundido por muchos lugares. Con ello, la persona o el medio (emisor) que
desinforma puede impedir la relación que existe entre el receptor y realidad
verdadera, alimentándose de todo tipo de conflictos. Por ejemplo, en diciembre de 2015,
un periodista del diario “The Sun” inventó que viajó como refugiado a Turquía,
consiguiendo viajar desde un sendero de refugiados de Turquía a Paris en seis días,
saltándose todo tipo de controles, información que fue desmentida por el gobierno croata,
quienes lo controlaron durante la entrada y salida de su territorio. Una vez desmentida, el
diario debió borrar la noticia, sin embargo, ya había causado furor en los lectores (y por
ende en las ventas) la “hazaña” de su reportero.

Así es como podemos confirmar como la prensa sensacionalista se lleva a día de hoy la
mayor cantidad de las miradas, pues, por medio de mentiras y títulos seductores atraen a la
gente a sumergirse en una noticia que pese a ser falsa, no deja de ser un hecho como tal, ya
que está hecho para engañar. Todo esto en desmedro de la prensa objetiva que se encuentra
dentro de la ética de la honestidad, de investigación y trabajo. Por clics, lecturas, likes y
vistas, a día de hoy son capaces de cualquier locura.
Problemática N°2

La segunda problemática la mencioné de forma breve en el primer párrafo pero ahora la


profundizaré, y es la estructura del campo periodístico, pues está sujeta a la autonomía en la
que se encuentra respecto de fuerzas externas. ¿Cuáles son esas fuerzas externas? El
mercado, tanto como de lectores y de financiamiento (publicidad, anuncios).

En el caso de los medios de comunicación, los ingresos de publicidad son un gran aporte
para financiar programas, ya que ayudan a su realización, a financiar los gastos propios del
medio, sea radio, televisión, prensa o redes sociales. Esto a mi parecer, genera una
moderación del contenido, pues, para tener publicidad, se debe dar un contenido acorde
para atraerlos primeramente y segundo, para que estos no abandonen el barco cuando el
contenido no represente los valores de la marca. Por lo que me hace pensar que en todo
momento el contenido no está siendo natural, que es limitado y manipulado hacia la
supervivencia del medio, a la mantención de este, que pese a que es válido, desnaturaliza un
montón de aspectos.

Por otra parte, tenemos los medios que son subvencionados por el Estado, otra gran
sujeción proveniente de las fuerzas externas y que podemos relacionar sin mucho esfuerzo
a esferas políticas. Sin movernos del territorio nacional y aprovechando la actualidad,
tenemos el duopolio de medios compuesto por El Mercurio (el diario de Agustín) y La
Tercera (algo más conservadora) -pese a que estos no son subvencionados, si logran
congeniar con mi idea de la relación con esferas políticas- que han salido al rescate de
sectores políticos de derecha en innumerables ocasiones y en cierta parte, son los que
dominan el empresariado y el modelo donde nosotros los peones somos los empleados, que
debemos velar por nuestro bienestar personal, familiar y si eso implica escribir cosas que
no queremos, bienvenido sea.

Además, tampoco se puede olvidar que en el caso del periodista, la autonomía respecto a
las fuerzas externas también es una gran condicionante a la hora de entregar contenido,
debido a que este depende del grado de concentración de la prensa, en donde aparecen los
potenciales empresarios y por ende, recursos para el medio y para ti como periodista, por lo
cual el contenido pasa por otro filtro antes de ser publicado. Otro factor es la posición del
periódico entre los periódicos (del medio entre los medios), pues, la forma del contenido
difiere de si es un medio informativo independiente o hegemónico, de si es un medio
partidario o imparcial. Como último factor que quiero mencionar, está el cargo dentro del
medio en el que se encuentre, en donde hay gran diferencia entre ser un peón dentro de un
tablero periodístico a ser el rey, por lo que cada investigación, contenido y posterior noticia,
debe ser revisada por una editorial, que deja su impronta y sello en la noticia, lo que lleva a
desnaturalizar la noticia como tal del periodista o incluso escrita de forma desnaturalizada
por el mismo periodista para adaptarla a los “estándares” del medio en que se encuentre.

Con lo dicho anteriormente, podemos responder parte de la pregunta que habla periodismo
como profesión de ficción, en donde yo creo fielmente que si lo es. Esto porque vivimos
sumergidos en un campo que nos limita a decir las cosas no de la forma tal como son, si no
que nos limita a decirlas para entrar en los márgenes de lo “correcto”, tomando en cuenta
los auspiciadores, líneas editoriales y medios. Esta desnaturalización de la noticia como
tal me hace percibirla como ficticia, no natural y adaptada.

Mismo caso podemos ver con los pseudoeventos, pues la mayor recompensa periodística
a día de hoy la encontramos por medio de noticias falsas, que están inventadas para
engañar a la gente y que nos sumergen en historias ficticias, que para colmo, la gente
consume este tipo de productos y les genera un ingreso a los auspiciadores (por
consiguiente, empresarios que invierten) al ser vistos dentro de su portal, diario o página y
a los mismos del medio.

Acontecimiento

Cuando nos referimos al acontecimiento, hablamos de “la construcción social de la


realidad como producto de la interacción entre realidad y conocimiento” (Alsina, 1993)
sin embargo, con el paso de los años este concepto ha ido mutando, por lo que su naturaleza
no es la misma del principio.

En los tiempos de antes de la prensa de masas, el acontecimiento solo estaba en manos de


aquellas clases dominantes, casi como una ostentación de poder, a diferencia de quienes no
la tenían, a diferencia de quienes solo debían conformarse con el rumor. Los factores que
permitían esa sustancial diferencia eran geográficos y temporales. En el caso de los
geográficos, tal como dice Alsina en “La Construcción de la Noticia”: “La distancia
condicionaba fundamentalmente el conocimiento de los hechos” (Alsina, 1993) pues, a
medida que esa distancia se incrementaba, era más difícil conseguir ese acontecimiento y
no se encontraba al alcance de un pueblo, localidad o ciudad. Aunque las clases
dominantes, con más recursos, seguían en su dominio del acontecimiento. Por otra parte,
encontramos el factor temporal, pese a que ambos factores van de la mano, el temporal es
una variable que permite que el acontecimiento llegue a la hora o en el peor de los casos,
con retraso respecto al hecho que lo causaba.

Actualmente con nuevas herramientas gracias a la evolución en la tecnología, se han


provocado cambios en los medios de comunicación y en un modelo que parecía ya
asentado. El periodismo de teléfono permite fotografiar, grabar videos o subir todo tipo de
información que con las RRSS activas, en su pleno peak, permite que se propaguen en cosa
de segundos incluso adelantándose a los medios comunes. Por eso, en la persecución del
acontecimiento es donde hay que saber reinventarse y estar a las alturas de los tiempos
actuales, acercándose a esas herramientas tal como hacen algunos reporteros que podemos
ver en televisión que salen con sus teléfonos al aire, con la instantaneidad del
acontecimiento para ser transformado en noticia a través de una pantalla y ser difundido, si
es que no fue difundido antes.

Lo que antes era una problemática, una dificultad, hoy se ve subsanada. Pero creo que
desnaturaliza un poco la investigación periodística del acontecimiento como tal, ya que al
estar al acceso de todos, puedo pensar que a día de hoy se puede ser periodista cualquier
persona, al informar de un acontecimiento, difundirlo, hacerlo noticia y sin siquiera estudiar
cinco años para serlo. ¿Será que con los avances tecnológicos irá desapareciendo el
periodista?

Control Político del Acontecimiento

A pesar de que los tiempos de “antes de las masas” ya pasaron, encontramos a día de hoy
un hecho en común son aquellos tiempos, y es el intento del poder político por el control
del acontecimiento como tal. En nuestro país vivimos hace dos años una crisis de carácter
social que es conocida como el “Estallido”, durante este periodo ocurrieron un sinfín de
manifestaciones, expresiones sociales bajo un marco de injusticias, violencia desmedida por
parte del control policial y personas que resultaron heridas por pedir dignidad y justicia.
Los medios de comunicación jugaron un rol preponderante durante esos álgidos días de
despertar, ya que se desvió el foco real de la lucha y se llevó a demonizar estas
manifestaciones que la gente realizó en su pleno derecho.

20 de octubre del 2019

El presidente Sebastián Piñera emitió una polémica declaración al señalar que nuestro país
“se encontraba en guerra ante un enemigo muy poderoso”, haciendo alusión a las diferentes
marchas y a las personas que se encontraban en las calles.

21 de octubre del 2019

Diario “El Mercurio” -uno de los más prestigiosos del país- no señala absolutamente nada
de esas declaraciones y en su portada aparece: “Autoridades intentan recuperar la
normalidad con gestos de unidad y cambio en las prioridades políticas”

El carácter negacionista de aquel medio, férreo defensor del oficialismo en aquel momento
evitó hablar de esas declaraciones y prefirió mostrar una imagen de un gobierno
conciliador, hablando de unidad, cosa que nunca fue así, menos cuando se le declara la
guerra su propio país. “Pero este control no sólo hay que entenderlo como la censura de
determinados acontecimientos, sino también como elemento capital en la creación de
acontecimientos convenientes” (Alsina, 1993). Así es como podemos entender la censura
del acontecimiento de la declaración de Piñera y la creación de un escenario de unidad por
parte del gobierno que jamás existió los primeros días del movimiento. Además de
reafirmar la idea del control político que se ejercen sobre los acontecimientos para
mantener el “equilibrio”, eliminar la novedad y negarlo como tal.

Conclusión

La persecución del acontecimiento tendrá muchos ripios, esto es porque nosotros como
periodistas tenemos la misión de investigar, llegar a él, recibirlo y luego emitirlo para que
sea una noticia. Pero las herramientas que a día de hoy pueden ser de gran ayuda como la
tecnología y las RRSS, también pueden ayudar a desaparecer la labor del periodista. Ya que
la instantaneidad y la difusión masiva que abarca todo el mundo la puede hacer cualquier
persona que tenga un teléfono móvil. Para el periodista actual es más difícil conquistar el
acontecimiento sin que otro lo haya hecho antes ya.

Respecto a si somos una profesión de ficción, pues creo que sí, ya que nuestra labor está
quedando poco a poco relegada al hecho de “cómo” contamos las historias, es ahí donde se
destaca el periodismo sensacionalista con titulares atractivos, despertando la mentira y
contando una historia desnaturalizada para atraer a las personas, de modo que se puedan
conseguir más clics y visitas, atrayendo empresarios que inviertan y dándole vista a su
publicidad. Además, se recurre a inventar hechos, que pese a que siguen siendo hechos, no
son verídicos, sin embargo, seguimos contando bien la historia.

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