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Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines

son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.

coordinado por

Margarida de Souza Neves


por
el siglo XX latinoamericano
Intelectuales y cultura en

Oscar Terán
Maria Helena Rolim Capelato
Adolfo Garcé
Sofía Correa Sutil
Gerardo Caetano
IDEAS EN EL SIGLO

Oscar Terán
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Siglo veintiuno editores Argentina s.a. Índice


TUCUMÁN 1621 7º N (C1050AAG). BUENOS AIRES, REPÚBLICA ARGENTINA

Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.


CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310. MÉXICO, D.F.

Ideas en el siglo. Intelectuales y cultura en el siglo XX


latinoamericano / coordinado por Oscar Terán. –
1ª ed. Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2004.
424 p.; 23x16 cm - (Sociología y política)
ISBN 987-1105-86-X Prefacio ...................................................................................................... 7
1. Política latinoamericana. I. Terán, Oscar, coord. Los autores ................................................................................................ 9
CDD 324.980
ARGENTINA
Ideas e intelectuales en la Argentina, 1880-1980
por Oscar Terán ..................................................................................... 13
La Fundación OSDE tiene como uno de sus pilares la defensa del pluralismo, 1. La cultura estética y la cultura científica (1880-1913)............................. 14
por lo cual el presente tratado no necesariamente expresa las ideas de la misma, 2. Crisis del positivismo y “nueva sensibilidad” (1914-1929) ....................... 35
siendo el contenido de este ejemplar de exclusiva responsabilidad del autor.
3. La cultura intelectual en la década de 1930............................................ 51
4. Rasgos de la cultura durante el primer peronismo (1946-1955)............... 63
5. Modernización, tradicionalismo y radicalización (1956-1969 .................. 70
6. Violencia, dictadura y cultura en la década de 1970 .............................. 81
Portada: Peter Tjebbes Bibliografía general ..................................................................................... 92
Imagen de portada: Ricardo Laham, Sin título, 1994 (detalle)

BRASIL
© 2004, Oscar Terán
© 2004, Siglo XXI Editores Argentina SA. Retratos del Brasil: ideas, sociedad y política
por Margarida de Souza Neves y María Helena Rolim Capelato................. 99
1. Los males del presente y las esperanzas del futuro ................................. 102
ISBN 987-1105-86-X
2. Una República de improviso ................................................................... 112
3. El orden y el progreso: los dos escenarios de la Primera República ......... 117
4. El centenario de Brasil ........................................................................... 128
Impreso en 4sobre4 S.R.L.
José Mármol 1660, Buenos Aires, 5. Republicanizar la República por el camino de la educación ..................... 136
en el mes de septiembre de 2004 6. Las ideas autoritarias en los años 1930-1940 ......................................... 146
7. Nuevos retratos de Brasil ....................................................................... 162
8. Nacionalismo y desarrollismo en los años 1950-1960 ............................. 179
Hecho el depósito que marca la ley 11.723 9. Consideraciones finales.......................................................................... 198
Impreso en Argentina - Made in Argentina Bibliografía ................................................................................................. 204
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CHILE Prefacio
El pensamiento en Chile en el siglo XX bajo la sombra de Portales
por Sofía Correa Sutil ............................................................................. 211
1. Introducción.......................................................................................... 211
2. El desencanto que abre el siglo .............................................................. 212
3. El mítico Estado portaliano.................................................................... 227
4. La propuesta corporativista .................................................................. 241
5. El corporativismo estatal de los nacionalsocialistas ................................ 242
6. El corporativismo societal católico.......................................................... 251
7. Un corporativismo de bajo tono.............................................................. 265
8. El imperio de las ciencias sociales.......................................................... 275
9. La confluencia del neoliberalismo y el corporativismo societal ............... 289
10. Reflexiones finales ................................................................................. 299 A través de autores académicamente reconocidos en el ámbito de la histo-
Bibliografía................................................................................................. 302 ria intelectual, este libro ofrece versiones actualizadas del curso de las ideas en
URUGUAY el siglo XX en la Argentina, el Brasil, Chile y el Uruguay. A partir de lineamien-
tos teóricos y de propósitos compartidos, pero al mismo tiempo de las diversas
Ideas, política y nación en el Uruguay del siglo XX posibilidades de abordaje de su objeto de estudio, el lector encontrará diferen-
por Gerardo Caetano y Adolfo Garcé ...................................................... 309 tes modulaciones de la temática desarrollada. Aun así, todas ellas atienden a la
1. Introducción general.............................................................................. 309 articulación de las formulaciones intelectuales en la historia con el mundo de
2. Esquema de la dinámica de las ideas filosóficas, políticas y económicas ...... 310
las relaciones sociales y de la vida política.
2.1. Ideas filosóficas .............................................................................. 310
De tal modo, estas cuatro contribuciones brindan un cuadro sintético y re-
2.2. Ideas políticas y económicas ........................................................... 325
presentativo del despliegue de los fenómenos culturales en nuestros países en
3. Las ideas en la construcción de la Nación .............................................. 359
el siglo pasado. Su agrupamiento permite asimismo una lectura comparativa y
3.1. El imaginario nacionalista uruguayo y sus primeros itinerarios ...... 361
a la vez contrastativa de los mismos en cada espacio nacional. Desde este pun-
3.2. El país reformista, el “centenario” y el nacimiento de una
to de vista, el presente es un libro pionero en la Argentina en cuanto a la aten-
“sociedad hiperintegrada” ............................................................... 363
3.3. El peso de los “pasados de oro”: contestaciones, exploraciones, ción brindada a series histórico-culturales pertenecientes a otros países, en un
invenciones, restauraciones ........................................................... 390 momento en el que las tendencias a la configuración de bloques transnaciona-
3.4. El Uruguay y su “necesidad de espejos” .......................................... 411 les estimulan la necesidad de un mayor conocimiento de las distintas realida-
4. Algunas conclusiones y otros tantos desafíos ........................................ 414 des locales.
Bibliografía ................................................................................................ 418
Oscar Terán
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Retratos del Brasil:


ideas, sociedad y política
por Margarida de Souza Neves*
y Maria Helena Rolim Capelato**

El Brasil quizá sea el único país en el mundo que lleva, bordada en oro en
su bandera nacional, la síntesis de ideas políticas de origen claramente defini-
do. El lema positivista de Augusto Comte, “el amor por principio, el orden por
medio y el progreso por fin”, figura adaptado y resumido en las palabras “or-
den y progreso” inscriptas en la bandera brasileña que representa al país en
todo el mundo y preside la vida de los brasileños como uno de los símbolos fun-
damentales de su identidad.
El hecho, por sí mismo bastante peculiar, induce a reflexionar sobre los sig-
nificados que las palabras de Comte asumen a lo largo del siglo xx en el Brasil.
Es imprescindible señalar que la lectura que hicieron los padres fundadores de la
República es muy distinta de otras interpretaciones que se sobreponen a ella a
lo largo del primer siglo republicano del Brasil. Cabe reconocer, como punto
de partida de lo que aquí se expondrá, que la referencia obligada al orden y al
progreso –siempre anteponiendo el primero al segundo de los términos– jus-
tificó cambios y permanencias, posturas modernas y reaccionarias y estuvo pre-
sente en formulaciones de ideólogos liberales o autoritarios de todos los mati-
ces en el siglo XX.
Los sucesivos dirigentes de la vida política republicana en el Brasil se pau-
taron por el temor a que el desorden, también entendido como anarquía o caos
social, pudiese amenazar la sociedad brasileña, vista por ellos como un todo ar-
mónico, e impedir así el camino natural hacia el progreso, hacia la construcción
de lo que entendían era el futuro del Brasil, una gran nación pacífica y orde-
nada en la que todo parecía preanunciar un destino de gloria determinado por
Dios o por la naturaleza, por sus dimensiones continentales e inagotables ri-
quezas.

* Margarida de Souza Neves es autora de los capítulos 1 al 4.


** Maria Helena Rolim Capelato es autora de los capítulos 5 al 9.
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100 MARGARIDA DE SOUZA NEVES Y MARIA HELENA ROLIM CAPELATO RETRATOS DEL BRASIL: IDEAS, SOCIEDAD Y POLÍTICA 101
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Por esa razón el orden, o sea el control social y la política de las viejas y nue- al ordenamiento social y, luego, alrededor del primado de los caminos y estra-
vas elites del país, ha sido la preocupación fundamental de los gobiernos, de tegias posibles para el desarrollo económico.
los políticos y de muchos ideólogos que, en distintos momentos, se arrogaron La tesis de la fragilidad o de la ineptitud del liberalismo en lo que atañe al
la responsabilidad de la conducción del país. Brasil termina por influir en el imaginario social de forma tal que el deseo de un
El segundo término de la síntesis que figura en la bandera brasileña, el pro- Estado fuerte y capaz de garantizar el orden es, en amplios sectores de la socie-
greso, en su sentido material, ha sido traducido en distintos momentos por ideas dad, una aspiración latente que se manifiesta, sobre todo, en momentos de cri-
a él correlacionadas, tales como modernización o desarrollo, pero siempre con el sis o en situaciones de conflicto abierto. El miedo o la desconfianza en relación
objetivo de elevar el país al rango de los países hegemónicos en el mundo oc- con la democracia se torna un obstáculo para su consolidación en el país.
cidental. En este trabajo, intentamos poner de manifiesto que el liberalismo brasile-
Cabe señalar que, a lo largo de todo el siglo XX y de distintas formas, no po- ño se constituye, desde los primeros momentos republicanos aunque de distin-
cas voces en esos términos se han alzado para denunciar la dependencia exter- tas maneras, en uno de los pilares de la organización de la sociedad brasileña,
na del país, la modernización de fachada, la estructura social injusta y funda- aun cuando la construcción de una ciudadanía democrática representaba, al
mentalmente excluyente y la ciudadanía siempre inconclusa, sobre todo en lo igual que hoy, un reto para los sectores progresistas. El punto de partida es la
que atañe a los derechos sociales. Aunque pueda parecer una paradoja, en el afirmación de que la contribución de los liberales a la efectiva democratización
Brasil los derechos sociales han sido históricamente una concesión de los gobier- de la sociedad brasileña es muy relativa, puesto que, en el Brasil, los liberales
nos autoritarios del periodo Vargas y de la dictadura militar de los años sesenta se orientan por el primado de la idea de orden sobre la idea de progreso y no so-
y setenta, o sea, en los momentos en que los derechos políticos y civiles –para bre la convicción de que el progreso puede ser entendido como el fundamento
emplear la distinción clásica de Marshall1– estaban ausentes o cercenados. de la igualdad y la libertad. La cuestión de la democracia subyace a lo hasta aquí
También es cierto que desde los orígenes de la República muchos protes- expuesto sobre ideas y prácticas políticas del Brasil contemporáneo.
taron en contra de los principios liberales que pautaban la Carta Constitucio- Desde el punto de vista de la construcción discursiva de las ideas, el texto
nal de 1891, con el argumento de que habían instalado en el Brasil un régimen elige el camino de un análisis diacrónico y temático, porque de esta forma se
exótico, originario de un modelo importado, ajeno a la tradición y a la realidad pone de manifiesto la dialéctica de continuidades y discontinuidades que, con
del país. la clara predominancia del primer término, preside las muchas traducciones
El tema de las ideas importadas2 estuvo constantemente presente en discur- de las ideas en la historia política y social del país.
sos políticos de distintas tendencias y en el debate intelectual. El régimen libe- Desde el punto de vista teórico, este trabajo comparte la perspectiva de una
ral republicano fue considerado por las corrientes antiliberales que lo critica- historia social de las ideas y de la cultura que busca, sobre todo, el impacto de
ban como la imitación pura y simple de modelos europeos o norteamericanos. las formulaciones intelectuales en la historia. Procura, por lo tanto, evidenciar
En contrapartida, los liberales estimaban que el pensamiento autoritario de los la relación orgánica y necesaria entre el universo de las ideas y el mundo de las
años veinte y treinta era tan sólo la importación imitativa del fascismo. El ar- relaciones sociales y la vida política, considerado no tanto como un contexto en
gumento de las ideas importadas, muy empleado en distintos momentos, ter- el que hay que situar el quehacer intelectual y que enmarcaría a las ideas en de-
mina transformándose en un arma política que descalifica al adversario en los bate en el siglo XX brasileño –y por lo tanto como algo exterior a ellos–, sino
juegos de poder, que hasta los años cuarenta se centró en cuestiones relativas como la sustancia misma de la tarea de los intelectuales y la materia prima de
lo que las ideas expresan y traducen en el período para el Brasil, perspectiva
que difiere y contrasta con la historia de las ideas o de la historia intelectual que
1Marshall, T. H. (1967), Cidadania, classe social e status, Río de Janeiro, Zahar. no tiene en cuenta la dimensión extratextual de los documentos que analiza.
2La tesis de las ideas importadas no se limita al campo de la política. Son muchos los intelec-
La perspectiva analítica de este estudio, sin olvidar el diálogo de los pensa-
tuales que intentan interpretar el significado del liberalismo en la historia de las ideas en el Brasil
con el argumento de que es una “idea fuera de lugar”, o como una ideología falsa, ambigua, frá- dores brasileños con escuelas y autores de Europa, América latina y los Estados
gil, inadecuada o de fachada. Según esos autores, el liberalismo en el Brasil es una imitación de Unidos, busca ahondar la relación entre el pensamiento y la experiencia histó-
modelos extranjeros, y, por esa razón, no alcanzó a tomarse una práctica, puesto que hay una dis- rica del país, entre las ideas y la dinámica de la sociedad en la que se origina y
tancia insuperable entre la realidad y esa ideología, o entre “el país ideal y el país real”. Sobre el
debate, cfr., sobre todo, Schwarz, Roberto, “As idéias estão fora do lugar”, Estudas Cebrap, San Pa-
sobre la cual pretende intervenir, así como entre las ideologías, la lucha políti-
blo, CEBRAP, enero de 1973, y Carvalho Franco, Maria Silvia, “As idéias estão no lugar”, idem. ca y sus avatares.
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102 MARGARIDA DE SOUZA NEVES Y MARIA HELENA ROLIM CAPELATO RETRATOS DEL BRASIL: IDEAS, SOCIEDAD Y POLÍTICA 103
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Quedan así expuestos el horizonte de sentido y las premisas teórico-meto- En el Brasil, el año 1870 es uno de esos momentos en que se cristaliza, des-
dológicas de los que partimos, sabiendo que lo aquí presentado es tan sólo una de el punto de vista tanto de los hechos como de las ideas, un largo proceso
de las lecturas posibles del andar y desandar de la República en el Brasil y de que llevará, a finales del siglo XIX, a la tardía abolición de la esclavitud en 1888,
las ideas y prácticas políticas que la sostienen. a la proclamación de la República Federativa en 1889 y a un período particular-
Las dos partes en las que se divide el texto procuran, en primer lugar, iden- mente fértil desde la perspectiva de las ideas que se concretan en la experien-
tificar algunas líneas de fuerza que presiden el debate intelectual en el Brasil cia social, la vida política y el ámbito de la cultura.
entre 1870 y 1964. Al hacerlo, los muchos “Retratos del Brasil”3 que se han ido La historia de las ideas en el Brasil señala la importancia de lo que se ha
presentando desde las distintas ciudadelas letradas4 se irán revelando. En se- convenido en llamar la generación de 1870, para identificar un grupo significati-
vo, aunque heterogéneo, de intelectuales brasileños que actúan públicamente
gundo lugar, procuran constatar qué respuestas han dado los intelectuales a las
a partir de ese momento y que han compartido experiencias colectivas de una
preguntas que acechan, desde siempre, a los que intentan conocer y dar a co-
relativa marginación política en el Estado Imperial,7 de los cambios que a par-
nocer al Brasil. ¿Quiénes somos los brasileños? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dón-
tir de entonces se verifican, de lecturas, referencias e influencias comunes y de
de vamos?
la convicción de que las ideas que formulan están abocadas a tener un impac-
to en la sociedad en la que viven.
Era complejo y múltiple el panorama intelectual de la generación de 1870.
Uno de sus representantes, el crítico, folclorista e historiador de la literatura
1. Los males del presente y las esperanzas del futuro5 brasileña Silvio Romero (1851-1914) así lo describe:
De pronto, como en un movimiento subterráneo que venía de lejos, la ines-
Hay momentos en los que la historia parece condensarse. En ellos, ideas de tabilidad de todas las cosas se hizo patente y la mediocridad del Imperio apa-
contornos aún indistintos y procesos de larga duración afloran, de modo apa- reció con toda nitidez.[...] En la política era todo un mundo que vacilaba. En
rentemente abrupto, en el plano de los hechos, aunque los historiadores sepan las regiones del pensamiento teórico, la pelea emprendida era más formidable
que los acontecimientos, como sugiere Jacques Le Goff, no son más que indi- todavía, porque era horrible el retraso. Un bando de ideas nuevas alzaba vue-
cios que permiten pensar la forma por la cual los hombres piensan y constru- lo sobre nosotros desde todos los puntos del horizonte.8
yen su manera de estar en el mundo. Como la punta de un iceberg, para utili- Es notable la percepción de Romero, uno de los intelectuales más polémi-
zar la metáfora propuesta por el historiador francés,6 ellos nos permiten entrever cos de su tiempo, sobre el panorama de las ideas en 1870. Según ese autor, uno
y comprender algo más hondo y más sólido que aquello que se ofrece a simple de los elementos significativos con que se confrontaba su generación era la he-
vista y que es el mismo proceso histórico. terogeneidad, que Romero ubica en lo que califica de un bando de ideas nuevas
que parecía sobrevolar a aquellos hombres, venidas desde todos los puntos del ho-
rizonte.
La novedad y pluralidad de ideas fue, por lo tanto, algo muy distinto de lo
3 Retrato do Brasil es el título de un libro publicado en 1928 por Paulo Prado y es también una
que había sido el rasgo principal de la intelectualidad brasileña del período an-
fórmula expresiva de la serie de escritos de las primeras décadas del siglo XX que intenta solucio- terior, en gran parte formada alrededor del poder imperial que había ayudado
nar el enigma de la identidad del Brasil por la vía de la literatura, la sociología, la historia u otros
caminos de la cultura. Sobre esas interpretaciones del Brasil, cfr. Santiago, Silviano (org.), Intérpre-
a construir. Los pensadores anteriores a 1870 reunidos sobre todo en la trin-
tes do Brasil, Río de Janeiro, Nova Aguilar, 2000 (3 vol.); y Costa e Silva, Alberto da, “Quem fomos
nós no século xx: as grandes interpretações do Brasil”, Mota, Carlos Guilherme (org.), A experiên-
cia brasileira. A grande transação, San Pablo, SENAC, 2000, vol. 2.
4 La noción de ciudadela letrada se emplea, en ese texto, en el sentido propuesto por Rama, Án-

gel, A cidade das Letras, San Pablo, Brasiliense, 1984.


5 Los males del presente y las esperanzas del futuro es el título de un libro publicado en 1873 por Ta- 7 Ese es el argumento central de un trabajo recién publicado sobre la generación de 1870. Cfr.

vares Bastos, abogado, periodista, político y publicista monárquico. Cfr. Aureliano Cândido Tava- Alonso, Angela, Idéias em movimento. A geração de 1870 na crise do Brasil-lmpério, San Pablo, Paz e Te-
res Bastos, Os males do presente e as esperanças do futuro, Río de Janeiro, Companhia Editora Nacional, rra, 2002.
1939, 2ª edición. 8 Romero, Silvio, “Explicações indispensáveis”, Barreto, Tobias, Vários escritos, Aracajú, Editora
6 Le Goff, Jacques, Reflexões sobre a história, Lisboa, Edições 70, s. d., pp. 22-26. do Estado de Sergipe, 1926, p. XXIII.
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104 MARGARIDA DE SOUZA NEVES Y MARIA HELENA ROLIM CAPELATO RETRATOS DEL BRASIL: IDEAS, SOCIEDAD Y POLÍTICA 105
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chera intelectual del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño fundado en Río el belga Louis Ferdinand Cruls (1848-1908) observa el cielo austral en el Im-
de Janeiro en la década de 1830, formados en su mayoría en la Universidad de perio para, años después, comandar una expedición destinada a definir la ubi-
Coimbra y casi unánimes en la matriz romántica del pensamiento, tenían, se- cación de la futura capital que la República recién proclamada planea cons-
gún José Murilo de Carvalho, un perfil más bien homogéneo en lo que atañe truir en el centro oeste, ensueño sólo concretado con la construcción de
a la formación y la trayectoria.9 Brasilia; la Facultad de Medicina de Bahía, donde Nina Rodrigues (1862-1906)
La generación de 1870 rompe con esa relativa unanimidad al poner de ma- intentará, por vez primera en el país, enfocar desde un punto de vista cultural
nifiesto algunas diferencias significativas en su composición, las influencias in- a los africanos en el Brasil, aunque con los prejuicios que conllevaban los pa-
telectuales elegidas, las estrategias de actuación en la sociedad y las matrices de rámetros científicos de entonces; el Museo Nacional, reorganizado durante la
pensamiento que siguen. Presidencia de João Baptista Lacerda (1846-1915), que busca hacer de él un
Efectivamente, si hasta entonces los brasileños pensaban sobre todo bajo la museo científico según el modelo europeo; la Escuela Militar donde Benjamín
influencia de modelos y autores europeos que llegaban filtrados por interpre- Constant Botelho de Magalhães (1833-1891) formará generaciones de milita-
taciones ibéricas, empieza a cobrar fuerza la influencia del modelo norteame- res positivistas, entre los cuales está el joven Euclides da Cunha (1866-1909);
ricano centrado sobre todo en la preocupación por el tema del federalismo, el Museo Paulista en el que Herman von Ihering (1850-1930) se empeña por
cuyo representante más expresivo será Tavares Bastos (1839-1875). AI america- establecer un museo enciclopédico pautado por el modelo de las ciencias bio-
nismo hay que añadir la proximidad al universo intelectual francés de muchos lógicas, y el Museo Paraense, que intenta, por manos del zoólogo Emílio Goel-
intelectuales, como Joaquim Nabuco (1849-1910), quien afirmaba pensar me- di (1859-1917), estructurar una institución científica de talante internacional
jor en francés que en portugués, así como la gran penetración del pensamien- en Amazonia.
to de Augusto Comte entre los positivistas, las teorías racistas de Gobineau y La- El mapa de las ciudadelas letradas desde donde actúan los intelectuales-
pouge, la influencia inglesa –sobre todo del evolucionismo social de Darwin científicos se hace más complejo, plural y recubre las distintas regiones del Bra-
o Spencer– y alemana, puesto que muchos eran lectores de Ernst Haeckel, sil, descentralizando así la cartografía intelectual, hasta entonces concentrada
Georg Büchner, Max Müller, Gottfried Gervinus y Johan Gottfried Herder, Ed- en Río de Janeiro.
mond Scherer, August Wilhelm Schlegel o Hegel. En lo que atañe a las estrategias de acción, si bien el tema del retraso del Bra-
Los hombres de la generación de 1870, lectores de perspectivas más am- sil es una constante, los caminos para su superación y la construcción del progre-
plias y, por eso, abiertos a las ideas nuevas venidas, desde todos los puntos del hori- so son distintos. Por una parte, están quienes eligen la vía del Estado, entendido
zonte, ya no se presentan como letrados de saber enciclopédico, cuya función como el principal agente de la modernización del país, y proponen teínas co-
principal era inventar al Brasil en el plan del imaginario y de las representacio- mo el federalismo o el régimen político, dibujando el proyecto republicano. Por
nes, sino, tal como propone Lilia Moritz Schwacz,10 como hombres de ciencia, otra, los que ponen la sociedad en el centro de sus preocupaciones, diagnósti-
científicos o especialistas, responsables por interpretar al Brasil, definir su com- cos y planes de acción y se vuelcan sobre la cuestión de la identidad del Brasil
pleja identidad y proyectar su futuro en el concierto de las naciones civilizadas y y de los brasileños y los temas correlacionados, como la campaña de abolición
progresistas. de la esclavitud, la raza y el mestizaje, que ganan un relieve particular a la luz de
Para cumplir su cometido, actuarán desde distintas ciudadelas intelectua- las teorías del evolucionismo social y ante la evidencia del hibridismo de la so-
les. Además del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño, ganan relieve la ciedad brasileña.
Facultad de Derecho de Recife, que se originó alrededor de la figura de To- Silvio Romero formula de modo contundente el reto que enfrenta el país
bías Barreto (1839-1889); la llamada Escuela de Recife, de la cual Silvio Rome- desde el punto de vista étnico, según la visión de aquellos hombres. Para él, “to-
ro es el representante más conocido; el Observatorio Nacional, desde donde do brasileño es un mestizo, si no en la sangre, sí en las ideas”.11 Y, al releer el mi-
to de las tres razas constitutivas del pueblo brasileño, establece una jerarquía
entre la contribución europea, indígena y africana al definir el lugar de cada

9 Cfr. Carvalho, José Murilo de, A construção da ordem e Teatro de sombras, Río de Janeiro, Civili-

zação Brasileira, 2003, 3ª edición.


10 Schwacz, Lilia Moritz, O espetáculo das raças, Cientistas, Instituições e questão racial no Brasil, San 11 Romero, Silvio, História da literatura brasileira, Río de Janeiro, José Olympio, 1949, 4ª edición,

Pablo, Companhia das Letras, 1993. p. 104.


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106 MARGARIDA DE SOUZA NEVES Y MARIA HELENA ROLIM CAPELATO RETRATOS DEL BRASIL: IDEAS, SOCIEDAD Y POLÍTICA 107
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una de ellas: “Tenemos a África en nuestras cocinas, como tenemos a América Polémico y contradictorio. Romero enfrentará en el debate público a mu-
en nuestras selvas y a Europa en nuestros salones”.12 chos de los intelectuales de su tiempo. En la década del 70 son famosas sus dia-
El diagnóstico de Silvio Romero es pesimista y, para los que lo leen hoy en tribas en contra de José de Alencar (1829-1877), el gran novelista romántico.
la perspectiva de la historia de las ideas, resume los prejuicios de las teorías cien- Años después polemizará con Machado de Assis (1839-1908) que, por cierto,
tíficas del evolucionismo social y los impasses de los intelectuales de aquel en- jamás entrará en la polémica propuesta por Romero de llevar al campo intelec-
tonces, obligados, en la interpretación de Dante Moreira Leite, a descifrar un tual el enfrentamiento entre la Escuela de Recife y el grupo literario de Río,
enigma indescifrable: “¿cómo un pueblo considerado inferior interpreta su pro- presidido por Machado. Por pelearse con Machado, empieza la polémica con
pia inferioridad?”.13 Escribe Romero: otros intelectuales de su tiempo, tales como el historiador de la literatura bra-
sileña José Veríssimo, el crítico literario Tristão de Alencar Araripe Junior (1848-
El brasileño ha resultado casi un retrato del portugués. La naturaleza, co- 1911), el educador, escritor y pensador Manoel Bomfim (1868-1932), autor del
mo agente de transformación, poco hizo que pudiese alterarlo, puesto que ha libro América latina, males de origen, y con muchos otros.
tenido que luchar en contra de un tiempo estrecho y de la civilización europea. Esas polémicas, cuyo análisis pionero fue obra del crítico Roberto Ventura,
El “caboclo”, tipo casi perdido y que se desvanece cada día, tuvo una contribu- permiten ubicar la tensión entre ideas y entre ideólogos, a la vez que señalan
ción muy débil en ese sentido. El africano, rebelde a los progresos intelectua- los grandes temas que ocuparon el quehacer intelectual: el retraso, el mestiza-
les, altera, sin ventaja, nuestra fisonomía pretérita. Del consorcio por lo tanto
je y el contraste entre naturaleza y cultura. También permiten comprender có-
entre la vieja población latina, tontamente retrasada, tontamente infecunda, y
mo el mundo de las ideas en el Brasil del último cuarto del siglo XIX entrecru-
los salvajes africanos, estúpidamente indolentes, estúpidamente tallados para
za las influencias de los debates europeos con las especificidades del país y de
esclavos, surgió, en gran parte, este pueblo que se dice y se supone grande por
poseer, entre otras maravillas, “el más bello país del mundo”. Es necesario bus- los trópicos. Y, sobre todo, dejan patente cómo aquellos intelectuales, en las pa-
car en la historia las condiciones de su cultura, de su civilización.14 labras de Ventura, “procuran convertir la palabra en acción y cambiar el mun-
do por la fuerza redentora del discurso”.15
Romero cree que la interpretación del Brasil supone la centralidad de un No sólo en el universo del debate intelectual y del pensamiento social la fe-
nuevo tipo, el mestizo, y no considera que el concepto pueda ser puramente el cha de 1870 es significativa. También en el plano de los acontecimientos y de
resultado de la hibridación de portugueses, africanos e indígenas, sino que su- las ideas políticas, en aquel momento, todo un mundo vacilaba, como propuso
pone asimismo en su formación la integración con el medio físico y, con igual Silvio Romero.
importancia, la imitación de paradigmas extranjeros. El Brasil sería para él mes- En 1870 se termina la Guerra del Paraguay, conflicto armado en el que se
tizo en la etnia y la cultura. enfrentaron, como fuerzas aliadas, la Argentina, el Uruguay y el Brasil contra el
Aunque no siempre con los mismos contenidos e implicaciones, la raza y el Paraguay de Solano López. A partir de entonces la monarquía pasaría a ser, pa-
mestizaje eran ideas clave de los que pensaban los impasses de lo moderno en ra los ojos de muchos, la principal responsable de los males del presente: la esclavi-
el Brasil desde las premisas cientificistas y su impacto sobre las cuestiones rela- tud; los problemas financieros; la centralización excesiva que ahogaba a las pro-
tivas a la sociedad. vincias; la arquitectura política que no preveía un lugar para los militares, lo que
era visto como retraso y desorden por los sectores hegemónicos; la eterna alternan-
cia en el mando de los dos partidos oficiales, el Partido Conservador y el Partido
Liberal; la dirección política del Imperio por los conservadores.16
En contrapartida, también a partir de los años setenta, las esperanzas del fu-
12 Romero, Silvio e Veloso, Mônica Pimenta, “O modernismo e a questão nacional”, en Ferrei-
turo parecen plasmarse en la complementariedad de ideas políticas que se per-
ra, Jorge e Delgado, Lucilia de Almeida Neves (org.), O Brasil republicano, vol. 1, “O tempo do libe-
ralismo excludente. Da proclamação da República à Revolução de 1930”, Rio de Janeiro, Civiliza-
ção Brasileira, 2003, p. 356.
13 Leite, Dante Moreira, O caráter nacional brasileiro, San Pablo, Livraria Pioneira Editora, 1969, 15 Ventura, Roberto, Estilo tropical. História cultural e polémicas literárias no Brasil. 1870-1914, San

2ª edición, p. 184. Pablo, Companhia das Letras, 1991, p. 167.


14 Romero, Silvio (1871), O caráter nacional e as origens do povo brasileiro, Süssekind de Mendon- 16 Sobre la dirección política de los conservadores en el Estado imperial brasileño, Cfr. Ilmar

ça, Carlos, Silvio Romero: sua formação intelectual (1851-1880), San Pablo, Companhia Editora Nacio- Rohloff de Mattos, O tempo Saquarema. A formação do Estado Imperial, Río de Janeiro, Access, 1994,
nal, 1938, p. 73. 3ª edición.
son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.

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filarán con más nitidez y se asociarán de forma definitiva también a partir de En un régimen de compresión y de violencia, conspirar seria nuestro de-
1870: la República y el federalismo. recho. Pero en el régimen de ficciones y de corrupción en el que vivimos, dis-
El día 3 de diciembre de 1870, un nuevo periódico circula por las calles de cutir es nuestro deber.
la capital del Imperio. Es A República, propiedad del Club Republicano y desti- Las armas de la discusión, los instrumentos pacíficos de la libertad, la re-
nado a ser, según uno de sus analistas, “la primera página verdaderamente po- volución moral, los amplios medios del derecho, puestos al servicio de una con-
lítica del movimiento republicano”17 en el Brasil y, según el gran arquitecto de vicción sincera, son suficientes, a nuestro parecer, para la victoria de nuestra
causa, que es la causa del progreso y de la grandeza de nuestra patria.20
la política en la Primera República brasileña, el futuro presidente Campos Sa-
lles (1841-1913), “el punto de partida del movimiento republicano”.18 Aunque extensa, la cita es sugerente, puesto que permite, por una parte,
El hecho de que el movimiento republicano no haya sido el responsable di- resaltar desde el texto fundador del movimiento republicano en el Brasil la
recto de la caída del régimen monárquico brasileño en noviembre de 1889 no identificación entre la idea de República y “la causa del progreso”, y, por otra,
le quita importancia a la formulación de ideas del Partido Republicano, que la la anteposición de la afirmación del orden al ideal del progreso. Es significativo
publicación de A República empieza a divulgar. que las primeras palabras que expresan el ideal republicano cuajado en la pro-
El primer número del nuevo periódico traía en sus páginas un Manifiesto, puesta de un partido político sean las que afirman que esos hombres no tienen
donde los 56 signatarios y fundadores del partido exponían el contenido de su la intención de “convulsionar la sociedad” en la que viven, y que, al proponer
propuesta republicana. un cambio radical en la institucionalidad del país, califiquen la suya de una “re-
Larguísimo, retórico, inspirado en los principios del liberalismo y capaz de volución moral”, ajena a todo intento de “conspiración”, y que elijan como me-
malabarismos ideológicos en sus formulaciones de forma de no cristalizar ani- diaciones suficientes para lograr su intento “las armas de la discusión, los ins-
mosidades y lograr adhesiones, el Manifiesto republicano es referencia obliga- trumentos pacíficos de la libertad [...] [y] los amplios medios del derecho,
da para los que hoy estudian la idea republicana en el Brasil. puestos al servicio de una convicción sincera”.
No queda claro quién o quiénes entre sus 56 signatarios fueron de hecho Si a esa formulación, quizá demasiado cautelosa para una propuesta de cam-
sus autores. El Manifiesto llegaba al público sin una autoría individual y prefe- bio institucional, añadimos el silencio elocuente del Manifiesto respecto de la
ría presentarse como la formulación de un autor colectivo, al elegir sus prime- esclavitud, no será difícil concluir que para aquellos hombres libres que firman el
ras palabras; “Es la voz de un partido la que hoy se alza para hablarle al país”.19 documento fundador del republicanismo en el Brasil la defensa del principio
De inmediato, afirma sus puntos nodales: la convicción de que los cambios, de la libertad –palabra que el Manifiesto repite exactamente 32 veces, como un
por sustantivos que fuesen, se podían realizar dentro del orden, la creencia en refrán, a lo largo de sus páginas– está subordinada a la defensa de la propiedad,
el poder de las luces de la razón, la afirmación de los principios de la sobera- principio y fundamento del orden. Y, si en el caso de la sociedad brasileña de en-
nía del pueblo, de la libertad y del progreso: tonces la propiedad es, por definición, la propiedad en condiciones presididas
por la esclavitud y sobre la esclavitud se funda el orden, ese no es un problema
Sólo a la opinión nacional cumple acoger o repudiar esta aspiración. No- de los republicanos, como explicitará en 1873 el Manifiesto del Congreso del Par-
sotros no reconocemos otra soberanía sino la soberanía del pueblo, y a ella di- tido Republicano de San Pablo:
rigimos nuestro ruego. Ningún otro tribunal puede juzgamos. Ninguna otra
autoridad puede interponerse entre ella y nosotros. La cuestión [de la esclavitud] no nos pertenece exclusivamente porque es
Como hombres libres y esencialmente subordinados a los intereses de nues- social y no política: está bajo el dominio de la opinión nacional y es de todos
tra patria, no es nuestra intención convulsionar la sociedad en la que vivimos. los partidos, y de los monárquicos más que nuestra, puesto que es responsabi-
Nuestro designio es aclararla. lidad de los que detentan el poder, o de los que pretenden detentarlo mañana
mismo, al establecer los medios para su desenlace práctico.21

17 Diegues Júnior. Manoel, “Notícia histórica sobre a idéia republicana no Brasil”, Revista do

Brasil, Río de Janeiro. 1039, año 2, nº 17, 3ª fase, p. 14.


18 Salles. Manuel Ferraz de Campos, Da propaganda à presidência, San Pablo, A Editora, 1909, p. 1. 20Ibídem, p. 40.
19 “Manifesto Republicano de 1870”, en Pessoa, Reynaldo Carneiro, A idéia republicana no Bra- 21 “Manifesto do Congresso do Partido Republicano Paulista de 1873”, en Pessoa, Reynaldo
sil, através dos documentos, San Pablo, Alfa Omega, 1973, pp. 39-62. Carneiro, op. cit., p. 65
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¿Cuál es el contenido sustantivo que la propuesta republicana expresa en resumir la propuesta del Manifiesto fundador de su Partido: “¡Qué opuestos a
el Manifiesto de 1870? los tristes efectos de la centralización son los magníficos resultados del federa-
En primer lugar, su contenido es una negatividad, plasmada en el rechazo lismo!”.26
vehemente del poder moderador, privativo del emperador, al que atribuyen to- Aunque el libro, como todos sus escritos, haya tenido un gran impacto, so-
dos los males del presente. bre todo por contener una propuesta de abolición gradual de la esclavitud y to-
En segundo lugar, y como única proposición positiva de su republicanis- do un programa de educación con el objetivo de preparar a los esclavos para
mo, estaba la idea federalista, según el Manifiesto de 1870, impuesta por las exi- la libertad, su alegato federalista no tuvo ningún éxito.
gencias de la naturaleza y las dimensiones continentales del país. Para aquellos Tal como había sucedido anteriormente con los debates sobre el federalis-
hombres, la historia reafirmaba la necesidad del federalismo, el cual se pre- mo y tal como volverá a suceder entre 1870 y 1889, fecha de la proclamación
sentaba como una mediación capaz de proyectar para el futuro el deseo de- de la República, el gobierno monárquico y los partidos políticos rechazarán la
jar de ser una monarquía exótica en el nuevo mundo, porque, en las palabras posibilidad de introducir la idea federalista en la pauta monárquica.
de los republicanos de 1870, “somos de América y queremos ser americanos”.22 De modo simétrico y opuesto, en el mismo período, los publicistas, la propa-
Por eso resumían sus convicciones en una máxima que sintetizaba todo su pro- ganda y las manifestaciones republicanas son unánimes en identificar la pro-
grama político: “Centralización-Desmembramiento. Descentralización-Uni- puesta republicana con la idea de federalismo. Los libros de Assis Brasil (1854-
dad”.23 Desde entonces el federalismo se identificaría al ideario republicano en 1938), Alberto Salles (1857-1904) y Antonio Ferreira Vianna (1832-1903)27 son
el Brasil. referencias obligadas y cumplen un papel importante en la profundización y
Por otra parte, en aquel mismo año de 1870, fue también publicado un li- divulgación de la idea republicana como indisociable del federalismo.
bro que contenía uno de los planteamientos más consistentes para convertir en Constantemente alardeada y asociada al programa republicano, la idea fe-
un sistema federativo la monarquía brasileña, y no es poco probable que algu- deralista en el Brasil no tardaría en ser considerada como un corolario de la Re-
no de los lectores del primer número del periódico oficial de los republicanos pública. Sistemáticamente rechazada por el Imperio y por los partidos políticos
federalistas tuviese sobre su mesa de trabajo un ejemplar del libro A Provincia,24 imperiales, pronto los hombres de aquel tiempo llegarían a la conclusión de una
de Aureliano Cândido Tavares Bastos. incompatibilidad teórica entre el federalismo y el régimen monárquico.28
El autor, nacido en 1839 en la provincia de Alagoas, gran publicista, cerca- Mientras algunos hombres de ideas brasileños de finales del siglo XIX inten-
no a los intereses e ideas norteamericanos y miembro del Partido liberal era, taban descifrar el enigma del Brasil por la vía del análisis de la sociedad, y en
a la vez, un confeso defensor de la monarquía y un adepto a los ideales de mo- ella destacaban la cuestión del hibridismo étnico y cultural, otros buscaban, por
dernización. la vía de un pensamiento centrado en el Estado, la construcción de un futuro
En el libro A Provincia, Tavares Bastos proponía una reforma constitucio- abocado al progreso y cimentado en la República y el federalismo. Entre los
nal con vistas a la introducción del federalismo, al que veía como “la base só- que componían ese segundo grupo, algunos se distinguían por sus ideas libe-
lida de instituciones democráticas”,25 y expresaba el deseo de que su partido rales, en ese momento enfocadas en la creencia en las virtudes del modelo ame-
inscribiera en su programa la defensa de ese sistema, puesto que, desde su pun- ricano. Otros se inclinaban por la defensa de un Estado fuerte y centralizado,
to de vista, la centralización paralizaba el país y la descentralización bajo la for-
ma federativa permitiría el desarrollo de las potencialidades de cada provin-
cia, la solución de los problemas del Brasil y la salvación de la monarquía. Para 26 Ibídem, p. 46.
él, la fórmula síntesis de la apología al sistema federativo aplicado a la monar- 27 Assis Brasil, J. F., A República Federal, San Pablo, Tipografía King, 1985, 2ª edición. Salles, Al-
quía era sencilla y sonaba casi al unísono con la que los republicanos intentan berto, Política Republicano, Río de Janeiro, Tipografía de C. Leuzinger, 1882: Catecismo Republicano,
San Pablo, Leroy King Boodwalter, 1885; A Pátria Paulista, San Pablo, s. e., 1887. Fialho, Anfrisio,
Processo da monarquia brasileira, Río de Janeiro, s. e., 1886.
28 Sobre ese tema, cfr. Neves, Margarida de Souza, La federalización de Brasil 1870-1890, Ma-

Ibídem, p. 60.
22 drid, Universidad Complutense, 1975 (tesis doctoral presentada en la Facultad de Filosofía y Letras-
Ibídem, p. 56
23 Sección de Historia). Sobre el federalismo brasileño en el siglo XIX, cfr. Carvalho, José Murilo de,
24Tavares Bastos, Aureliano Cândido, A Provincia, San Pablo, Companhia Editora Nacional, “Federalismo y centralización en el Imperio brasileño: historia y argumento”, en Carmagnani, Mar-
1937, 2ª edición. cello (org.), Federalismos latinoamericanas: México, Brasil, Argentina, México, Colegio de México/Fondo
25 Tavares Bastos, Aureliano Cândido, op. cit., p. 13. de Cultura Económica, 1996.
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en la estela del pensamiento autoritario que hará escuela en el Brasil republica- pos de Recife y Belem por los tribunales imperiales,31 y más de uno de los que
no. Significativamente, la cuestión de la democracia y de la construcción de la compondrían, al día siguiente, el primer gobierno republicano, también se sor-
ciudadanía no ocupó mucho espacio en el debate de ideas de ningún grupo en prendieron de ver el régimen instaurado por el ejército bajo el mando de un
ese momento. viejo héroe de la Guerra del Paraguay, Deodoro da Fonseca, quien por cierto
En 1889 es proclamada la República y, con ella, se instaura el federalismo. había sido hasta la víspera un partidario de la monarquía.
La República, proclamada el 15 de noviembre, parecía ser más el resultado
de intereses y pasiones con los que el Imperio del Brasil se había tomado in-
compatible que el triunfo de un ideario republicano formulado por intelectua-
2. Una República de improviso les que pensaban la cuestión del Estado y del régimen político como premisa
para la construcción de un Brasil moderno. Fuertemente presentes en los de-
bates de la Asamblea Constituyente, los enfrentamientos de ideas entre libera-
El 15 de noviembre de 1889, el Brasil amanece como un Imperio centrali- les, positivistas, católicos, federalistas, oligarquías regionales y otros grupos no
zado para anochecer República Federativa. Aunque el movimiento republica- supusieron, entonces, la clara victoria de ningún sector. La conducción políti-
no hubiera prosperado tanto en la capital del Imperio como en las provincias ca de la República abrigaba, en 1889, distintas tendencias y el primer momen-
y fuera entonces receptor de todas las insatisfacciones de la política de la mo- to republicano es de indefinición y crisis. Los liberales de San Pablo tuvieron
narquía y de ideas republicanas de muy distintos matices, fue un golpe militar que esperar hasta 1898 para hacer de la República Federativa el instrumento
y no una acción concertada por los republicanos lo que hizo caer el régimen de su incuestionable hegemonía política.
monárquico en el Brasil. De hecho, cuando el tropel de la caballería rebelada Para colmo de males, el régimen recién instaurado no logró conquistar, in-
rompió la rutina de las calles centrales de Río a gritos de “¡Viva la República!” mediatamente, corazones y mentes, y aunque sea posible identificar el esfuer-
y “¡Abajo el emperador!”, pocos eran los republicanos informados de lo suce- zo oficial en la construcción de símbolos, ritos y héroes republicanos, el éxito
dido. de ese intento, según los historiadores José Murilo de Carvalho y Edgar Leite
Aristides Lobo, periodista, signatario del Manifiesto de 1870 y quien al día
siguiente sería nombrado ministro del Interior del primer Consejo de Minis-
tros republicano, no duda en afirmar en una carta fechada el mismo 15 de no-
viembre que: “De momento, el color del gobierno es puramente militar y así 31 Los republicanos históricos son los signatarios del Manifiesto de 1870, como Quintino Bo-

deberá ser. El hecho fue de ellos, y sólo de ellos, porque la colaboración del ele- cayúva, Christiano Benedicto Otonni y el mismo Aristides Lobo. Los liberales republicanos son,
mento civil fue casi ninguna”.29 en gran parte, egresados del Partido liberal del Imperio y adhieren al ideal republicano a lo lar-
go de los últimos años de la monarquía por considerarla incompatible con las ideas liberales que
Es verdad, tal como asevera Lobo en la misma carta, que “el pueblo a todo defienden, tales como Rui Barbosa. Los positivistas, seguidores de las ideas de Augusto Comte y
asistió bestializado, atónito, sorprendido, sin entender qué significaba todo en gran número miembros de la Religión de la Humanidad, son importantes en la historia de las
aquello. Muchos creían sinceramente ver un desfile militar festivo”.30 ideas republicanas de la época en el Brasil. Entre ellos, militares como Benjamín Constant Botel-
También es cierto que muchos republicanos históricos, republicanos libe- ho de Magalhães y civiles como Miguel Lemos y Teixeira Mendes. Los “republicanos del 14 de
mayo” son los propietarios de esclavos que abandonan la monarquía cuando la princesa Isabel
rales, positivistas civiles defensores de la República, muchos de los que eran lla-
proclama la abolición de la esclavitud en el Brasil el 13 de mayo de 1888, de ahí la alusión iróni-
mados despectivamente los “republicanos del 14 de mayo” por haber pasado a ca a la fecha de la conversión republicana de esos hombres. Los republicanos radicales –pocos,
las filas republicanas a raíz de la abolición de la esclavitud el 15 de mayo de por cierto– son hombres como Silva Jardim, periodista y redactor del Almanack Republicano, de-
1888, algunos de los radicales republicanos, no pocos católicos ultramontanos fensores de ideas republicanas que intentaban traducir en el Brasil los ideales de la Revolución
que habían dado la espalda a la monarquía después de la condena de los obis- francesa de 1789. Los católicos ultramontanos que, aunque no fuesen republicanos, se vuelven
indiferentes en lo que atañe a los destinos del Imperio a raíz de lo que la historiografia ha con-
venido en denominar las cuestiones religiosas, o sea. el enfrentamiento entre la Iglesia católica y el
Estado imperial en consecuencia de la condena pública de la masonería por parte de dos obis-
pos brasileños, to cual rompió los acuerdos firmados entre el Vaticano y el Estado imperial, según
29 Carta de Aristides Lobo, Río de Janeiro, 15 de noviembre de 1889, en Carone, Edgard, A pri- los cuales las decisiones del papado –en ese caso, la condena de la masonería por Pío IX– sólo
meira república, Río de Janeiro, Difusão Européia do Livro, 1969, p. 289. podrían ser aplicadas por la Iglesia en el Brasil con el placet (la anuencia mediante firma) del em-
30 Ibídem, loc. cit. perador.
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Ferreira Netto,32 es más bien relativo. La “formación de las almas”, para utilizar del ejército que habían llegado de todas las regiones del país, y no pocos hé-
la expresión acuñada por Carvalho, era más difícil que la implantación de la roes de la Guerra del Paraguay y fundadores de la República. La técnica mili-
nueva institucionalidad. tar, las tácticas y las estrategias de la guerra convencional poco o nada podían
La gran prueba a la que se vio sometido el gobierno republicano en su pri- en contra de la horda de guerrilleros invisibles en la desolación de la caatinga,
mer momento no llegó, sin embargo, del escaso entusiasmo de las multitudes La aldea de Canudos sólo será vencida después de la muerte de su líder y fren-
urbanas con la nueva realidad republicana, ni de las crisis regionales, las revuel- te a la fuerza avasalladora de un ejército de 4.500 soldados comandado por cua-
tas militares, el descontrol financiero o las distintas corrientes republicanas pre- tro generales, que recibirá, en los últimos días de combate, un refuerzo del do-
sentes en el corazón mismo del poder. Llegó, en el plano simbólico y en el pla- ble de ese efectivo militar.
no militar, de la dificultad del gobierno en develar un movimiento mesiánico El 5 de octubre de 1897 se dará el enfrentamiento final, dramáticamente
que crecía, incontrolable, en el sertão de Bahía. narrado por un reportero que siguió de cerca la acción bélica para describirla
Identificada con el lema positivista Orden y Progreso, que pasará a figurar en en las páginas del periódico O Estado de São Paulo. En 1902, a raíz de esa expe-
la nueva bandera nacional, la República puso todo su empeño político y gran riencia, publicará un libro de gran impacto, uno de los muchos retratos del Bra-
parte de su efectivo militar en una lucha que se extendió entre 1896 y 1897 sil que los intelectuales brasileños, desde distintas latitudes geográficas e ideo-
en contra de la Aldea Sagrada de Canudos y sus habitantes, una multitud de lógicas, se impondrán como misión33 ofrecer a los lectores del país. Su nombre
miserables, seguidores de un predicador de nombre Antonio Vicente Mondes era Euclides da Cunha. El libro que escribe, una de las obras maestras de la li-
Maciel (1828-1897), pero que todos los brasileños conocen como Antonio Con- teratura brasileña y una de las expresiones más acabadas del panorama de las
selheiro. ideas a principios del siglo XX, se titula Os sertões. En sus páginas, el final de la
En la perspectiva de entonces, la guerra de Canudos representaba el en- guerra de Canudos se describe así:
frentamiento del progreso con el retraso, o sea, con los mestizos del sertão, raza in-
ferior según las premisas del evolucionismo social que informaba el cientificis- Cerremos ese libro.
mo y, por eso, socialmente enfermos, intelectualmente irracionales y políticamente Canudos no se ha rendido. Ejemplo único en toda la Historia, ha resistido
excluidos. Incompatibles, por lo tanto, con lo que se presentaba como moderno hasta el completo agotamiento, expugnado, palmo a palmo, en la más precisa
acepción de ese término, cayó el día 5 al atardecer, cuando cayeron sus últimos
según los principios de la ciencia y la República.
defensores, puesto que todos los demás murieron. Eran sólo cuatro: un viejo,
Los seguidores de Conselheiro, gran parte de ellos mestizos, pobrísimos, anal-
dos hombres hechos, y un niño, delante de los cuales rugían, rabiosamente,
fabetos y desnutridos, no tenían, en principio, ninguna intención de subvertir cinco mil soldados.
el orden establecido. Herederos de generaciones de marginados a los que el Cayó la aldea el 5. El día 6 terminaron de destruirla, destrozando sus casas.
Estado republicano, tal como la monarquía, dejaba a cargo del arbitrio de los Cinco mil doscientas en un recuento cuidadoso.34
terratenientes y de la inclemencia de las constantes sequías a las que desde siem-
pre se enfrentó el nordeste del Brasil, la multitud de hombres, mujeres y niños En Os sertões, en medio de una detallada descripción de la caatinga –el pai-
que abandonaban los latifundios y villas para seguir al Conselheiro intentaban saje de aquel rincón remoto– y del serlanejo –el hombre que la habita–, es-
alejarse de una sociedad que les daba la espalda y fundar un mundo aparte, pro- crita según el canon positivista, es posible leer una síntesis original que conden-
bablemente sin darse cuenta de que Canudos representaba, por el sencillo he- sa el contraste entre las ideas de progreso y civilización, clave de los ensueños
cho de existir, una amenaza al orden. de la intelectualidad de su tiempo y la dura realidad del país. Destilada por su
Cuando las fuerzas militares de represión se enfrentaron con los sertanejos
de Canudos, fueron duramente rechazadas. En las cuatro expediciones milita-
res enviadas entre 1896 y 1897 al sertão de Canudos murieron miles de soldados
33 La idea del quehacer literario entendido como una misión que cumplen los intelectuales

puede ser comprendida mejor con la lectura del libro de Sevcenko, Nicolau, A literalura como mis-
32 Cfr. Carvalho, José Murilo de, A formação das almas. O imaginário da república no Brasil, San Pa- são. Tensão social e criação cultural na primeira república, San Pablo, Brasiliense, 1983. En el libro, uno
blo, Companhia das Letras, 1990; y Ferreira Neto Edgar Leite, A memória da ordem: comemorações cí- de los autores estudiados es precisamente Euclides da Cunha.
vicos no Río de Janeiro. 1888-1895, Niterói, Universidade Federal Fluminense, 1989 (tesis de maes- 34 Cunha, Euclides da, Os sertões, San Pablo, Ática, 1998, edición crítica de Walnice Nogueira

tría, presentada en el Departamento de Historia). Galvão, 2ª ed., lib, III. cap. IV, p. 488.
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pluma, la percepción de Euclides ofrece la cartografía simbólica de un Brasil resumen de la segunda parte del libro–, el sertanejo, para Euclides un “Hércules-
roto y doble: Quasimodo” que es la evidencia empírica de las teorías raciales que presidían
el debate de ideas de su tiempo. La simbiosis entre aquella tierra inhóspita y
Nosotros estamos condenados a la civilización. O progresamos o desa- aquel hombre al que el litoral daba la espalda, explicaría “La lucha”, tercera par-
parecemos. te del libro en la que Euclides registra, con percepción de periodista y mirada
La afirmativa es segura. [...] Viviendo cuatrocientos años en el litoral vas- de científico, la guerra de la que fue testigo ocular.
tísimo donde, pálidamente, se refleja la vida civilizada, tuvimos, de improviso, Sin embargo, más allá de la estructura y de las tesis positivistas y cientificis-
como una herencia inesperada, la República. Ascendemos de pronto, arreba- tas de la época, según las cuales lo social se explica por la combinación entre
tados por el caudal de los ideales modernos, dejando en la penumbra secular el medio físico y la raza, el argumento central de Os sertões sugiere la superación
en la que yace, en lo recóndito del país, un tercio de nuestra gente. Engaña- de los determinismos cientificistas, puesto que el sertanejo era, para Euclides,
dos por una civilización de préstamo; recogiendo, en una faena ciega de copis- “por encima de todo un fuerte”, y, por lo tanto, señalaba la posibilidad de su-
tas, lo que hay de mejor en los códigos orgánicos de otras naciones, hicimos, plantar toda sobredeterminación de la naturaleza y anunciar la originalidad del
revolucionariamente, huyendo al más tenue transigir con las exigencias de Brasil. Quizá por esa doble razón una de las analistas de su obra elige como tí-
nuestra propia nacionalidad, más hondo el contraste entre nuestro modo de tulo de su más reciente estudio sobre el libro de Euclides una fórmula sugeren-
vivir y el de aquellos rudos compatriotas, más extranjeros en esta tierra que los te: “Os sertões: paisaje con figuras”.36
inmigrantes de Europa, porque de ellos no nos separa la mar, sino que nos se- Poco antes de que la República encontrara su cauce en el gobierno de Cam-
paran tres siglos [...]35 pos Salles, el diagnóstico de Euclides da Cunha resume y denuncia la falacia de
la retórica republicana. Aquella no era, en definitiva, y como dirían otros con-
Expulsado del ejército imperial en su juventud en razón de sus ideas repu- temporáneos suyos, la República de nuestros ensueños.
blicanas, el autor reconoce que, en el Brasil, la República llegó como una heren-
cia inesperada, y advierte en las ideas de progreso y civilización, tan caras a su ge-
neración, una condenación inexorable y un ideal de préstamo. Sensible al abismo
que separa los dos Brasiles –el litoral y el sertão–, mide por siglos la lejanía en- 3. El orden y el progreso: los dos escenarios
tre el litoral vastísimo y el recóndito del país, y la ve más honda y más ancha que el de la Primera República
océano. Sagaz, elabora discursivamente el terrible contraste entre, por un la-
do, un nosotros –los copistas ciegos, pálidamente iluminados por los reflejos de
En 1898 Campos Salles asume la Presidencia de la República Federativa del
ideales modernos– y, por otro, un ellos, a quienes esos mismos ideales dejaron en
Brasil. Con Salles, el mando republicano pasará directamente a la oligarquía
la penumbra secular en que yacen, y que Euclides reconoce como nuestros rudos com- de San Pablo, hegemónica en el país, lo que provoca que el poder político que-
patriotas, más extranjeros que los inmigrantes, aquellos que la exclusión reiterada de en las mismas manos que el poderío económico. También con él la arqui-
y la marginación de los sistemas políticos y las ideas de los letrados expulsan de
tectura política de la Primera República encontrará su forma eficiente, aquella
la arena política formal.
que ha logrado adaptar el liberalismo, el republicanismo y el federalismo a la
Euclides da Cunha es el gran intérprete del Brasil del primer momento re-
lógica de exclusión propia de la sociedad brasileña.
publicano y su obra maestra puede ser leída como la síntesis de las tesis enton-
Campos Salles hará del federalismo el eje fundamental de la ingeniería po-
ces presentes en el escenario de las ideas. lítica que, en su gobierno, finalmente encontrará su estabilidad en la doble ver-
La estructura del libro, tallada en moldes positivistas, sugiere la explicación tiente que enmarcó su fórmula política: por una parte, esa ecuación de fuerzas
determinista del conflicto. “La tierra” (título de la primera parte en la que el
hará de una dada apropiación de la idea de federalismo el fulcro del concier-
autor describe la topografía, la geología y el clima que se expresan en la natu-
raleza inhóspita de aquella parte del Brasil) determina “El hombre” –título y

36 Galvão, Walnice Nogueira, “Os sertões: paisagem com figuras”, en Rocha, João Cezar de Cas-
35 Ibídem, lib. II, cap. I, p. 141. y lib. II, cap. V, p. 231. tro (org.), Nenhum Brasil existe, Río de Janeiro, TopBooks/UERJ/UniverCidade, 2003.
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to de las oligarquías regionales, y, por otra, Ia consolidación del régimen repu- tal de la Unión, que Salles veía como agitada por las multitudes. En consecuen-
blicano supondrá el predominio del Estado sobre la sociedad y la arena públi- cia, Río de Janeiro, visto bajo el signo del desorden, debería ser despolitizado
ca se mantendrá como un paisaje desolador desde el punto de vista del ejerci- para poder responder, paradójicamente, a su función de ciudad-capital de la
cio de la ciudadanía. República.
Comprender el equilibrio complejo, frágil y sin embargo eficiente hasta los Así dibujada, quedaba todavía la tarea de poner en marcha el maquinismo
años treinta, que Campos Salles logró dejar como herencia a la Primera Repú- político. En tanto, Campos Salles y los presidentes de la República que lo suce-
blica brasileña supone emprender, con la lupa de la historia, el examen del en- derán hasta 1930 encontrarán en cierta comprensión del federalismo el engra-
granaje de la máquina política que puso en marcha. Y es el mismo Salles quien naje fundamental que pondrá en marcha la República en el Brasil, puesto que
nos da la clave para entender la lógica que la preside. esa fórmula permitirá consagrar, desde el punto de vista de las instituciones,
En el libro escrito después de dejar la presidencia de la República y que en- una gran autonomía para las oligarquías regionales y sus disputas internas y, a
cierra sus memorias políticas, Campos Salles formula la síntesis del sistema que la vez, ofrecerá una base segura para la política de contraprestación de favores
ideó y puso en marcha: políticos que las pondrá en consonancia con el gobierno federal.
Como en un gigantesco móvil político, las oligarquías de los Estados fede-
En esa, como en todas las luchas, busqué mi fuerza en el respaldo de los
rados encontraban un equilibrio dinámico alrededor del eje federativo y osci-
Estados, y eso porque –nunca será demasiado repetirlo–, es allí donde está
laban al compás de los arreglos políticos. Al hacerlo, ponían de manifiesto la
la verdadera fuerza política. [...] Aunque los centralistas piensen de otra for-
ma, el verdadero público que forma la opinión e imprime dirección al senti- jerarquía entre los Estados de la federación.
miento nacional está en los Estados. Es desde allí que la República es goberna- Al poder federal cabria, una vez despolitizada la capital federal y sometidas
da, por encima de las multitudes que tumultúan, agitadas, las calles de la Capital las multitudes de las ciudades por la policía, gobernar los vientos políticos pa-
de la Unión.37 ra que no se enredasen los tenues hilos que enlazaban los distintos intereses
políticos y no se rompiera el delicado, intrincado y, a su manera, eficiente equi-
Su fórmula política suponía, en primer lugar, la distinción entre dos Brasi- librio sobre el cual se edificaba la República. Ese era el secreto del orden que,
les. En uno de ellos se ubicaba el primer escenario, el de los Estados que forma- a cada paso, se anteponía al progreso, subordinando al primer término de la di-
ban la federación, en el que el tiempo aparenta una inmovilidad engañosa. La visa positivista el segundo, aunque en la bandera nacional republicana los dos
República recién proclamada nada parece haber cambiado allí donde las oligar- términos se mantuviesen en el mismo plano.
quías regionales o locales siguen dominando y peleándose por el mando, el po- El dibujo político esbozado por Campos Salles encontró en el gobierno de
der personal se mantiene intocable, el patriarcado es la única regla, el ritual de su sucesor, Rodrigues Alves (1902-1906), su complemento necesario. La inter-
las elecciones es una pantomima y el coronel38 sigue siendo el señor de la vida y vención hecha por este presidente en la capital federal resignificará la ciudad
de la muerte de los hombres y mujeres que se acogen a su protección y viven su- en el concierto político.
bordinados a él. Ese es indudablemente el locus de la continuidad y la perma- Bajo la bandera de la idea de progreso, la ciudad será modernizada. El al-
nencia. Para Salles, es allí donde está la verdadera fuerza política del Brasil y es desde calde Pereira Passos (1836-1913), nombrado por el presidente, emprenderá la
allí desde donde se gobierna la República. “reforma de la ciudad y la remodelación de sus costumbres”,39 en palabras de
La contrapartida necesaria para entender la lógica de sus ideas políticas su- Luis Edmundo (1878-1961), uno de los cronistas de la época.
pone mirar hacia el segundo escenario de la República, el otro Brasil, urbano Las costumbres que Pasos quiso reformar eran, sobre todo, aquellas que man-
y en constante cambio. El gobierno tendría que hacerse por encima de la Capi- tenían en la ciudad su aire colonial. Los vendedores ambulantes que llenaban
las calles con sus pregones, las manifestaciones culturales de la población de
origen negro, como el candomble, la capoeira o los ritmos africanos y las prácti-
cas de sociabilidad de los de abajo.
37Salles, Manoel Ferraz de Campos, Da propaganda à presidência, Brasilia, UNB, 1983, 2ª ed.
38 Coronel es como se designa el potentado local. Esa designación, originaría de la antigua

Guardia Nacional (1831-1918), es utilizada incluso hoy en día, con una fuerte connotación de afir-
mación del poder personal y arbitrario, del mando incontestado y como expresión de fuerza polí-
tica local con base en la subordinación de la base electoral. 39 Edmundo, Luis, O Rio de Janeiro do meu tempo, Imprensa Nacional, 1938, p. 47.
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Para aquellos hombres, hacía falta blanquear al Brasil, y esa ha sido una de blicana la acción de los médicos, bajo el comando de Oswaldo Cruz (1872-1917),
las justificaciones de la gran inmigración europea favorecida por el gobierno, hizo posible, por criterios que suponían científicos, una política sanitaria que,
que veía en los inmigrantes que cruzaban el Atlántico en la esperanza de hacer si por una parte solucionó problemas endémicos de Río de Janeiro, por otra
la América una fuerza civilizadora y, a la vez, la posibilidad de, en sus palabras, allanó la privacidad de las casas y de los cuerpos por la acción de los agentes sa-
mejorar la raza. El gran número de europeos, sobre todo italianos, portugueses nitarios, quienes actuaban, sobre todo, en los conventillos y barrios pobres. En
y españoles, que se desplazaron al Brasil en los primeros años del siglo XX por 1905, el día de la proclamación de la República no pudo ser celebrado en la ca-
no encontrar trabajo en sus países de origen, aunque involuntariamente, ha- pital, convulsionada por un motín popular conocido como la Revuelta de la Va-
rán todavía más difícil la vida de los trabajadores nacionales, negros oriundos cuna, por protestar en contra de la vacuna antivariólica que una medida del
de la esclavitud y mestizos de todos los matices, considerados, como vimos, una gobierno había hecho compulsiva.
raza degenerada, enfermiza, perezosa y torpe, discriminados en el mercado de Al lado de los médicos, los ingenieros bajo el mando de Pereira Pasos im-
trabajo como, finalmente, en la vida. pulsarán, a golpes de piquetas, una de las interpretaciones más acabadas de la
El racismo se hacía duramente presente en el universo de las ideas, y el li- idea de progreso en la ciudad. Bajo el mando del alcaide, se encargarán de-
beral Julio de Mesquita Filho (1892-1969) –heredero y futuro propietario del rrumbar una parte de la ciudad colonial para dar lugar a la gran Avenida Cen-
más importante periódico de San Pablo– interpretará la presencia de los ne- tral, larga, ancha y rectilínea. En ella se construirán grandes edificios en estilo
gros en la sociedad brasileña en la década de 1920 de tal forma que pone de ecléctico, entre ellos el conjunto monumental formado por el Teatro Munici-
manifiesto que el liberalismo de las ideas políticas no impedía posturas racis- pal, el Museo de Bellas Artes y la Biblioteca Nacional. Por ella circularán los to-
tas, corroboradas por el pensamiento médico-higienista aplicado al análisis de davía pocos automóviles y la elite, vestida según la moda parisina. Y en la gran
la sociedad, que se consolida en el momento en que las facultades de medici- Avenida, Río de Janeiro vivirá el ensueño de ser una París tropical41 que João
na, a la par del club de ingeniería y las escuelas de ingenieros se vuelven las ciu- do Rio (1881-1921), uno de los principales cronistas de la capital, resumiría así:
dadelas letradas más importantes en la formación de intelectuales actuantes en “De pronto, de la noche a la mañana, se ha comprendido que hacía falta ser tal
la arena pública: cual Buenos Aires, que es el esfuerzo destrozador de ser París”.42
La reforma suntuaria y costosa de la capital que, como se dijo, había per-
Con la abolición de la esclavitud empezó a circular en el sistema arterial dido su potencial político en el conjunto de la República, tenía sin embargo un
de nuestro organismo político la masa impura y formidable de dos millones de sentido. Para comprender esa aparente paradoja es necesario señalar el signi-
negros súbitamente investidos con las prerrogativas constitucionales [...]. Ese ficado simbólico de Río de Janeiro como ciudad-capital. Reformada, ilumina-
repentino flujo de toxinas provocado por la subversión total del metabolismo da, higienizada y modernizada, la capital expresará, como ningún discurso, la
político y económico del país trajo como consecuencia necesaria una gran subordinación del progreso al orden, puesto que se vuelve la representación mis-
transformación nacional que, antes alerta y llena de ardor cívico, pasó a pre-
ma de la fórmula política que logra equilibrar las dos ideas y, de este modo,
sentar, casi sin transición, señales alarmantes de decadencia moral.40
transformarse en su mejor monumento y en el locus de una pedagogía vivida
El complemento al racismo era la idea del blanqueamiento necesario para por todos los que circulan por sus calles.
la mejora de la raza brasileña, que encontró en las teorías raciales de los cien- Lo que quedaba teatralizado en la reforma de la ciudad hizo posible a los
tíficos una importante aliada y en la inmigración de trabajadores blancos de extranjeros que la visitaban, a la elite que circulaba por sus aceras y a los líde-
Europa la mediación estratégica más conveniente. res republicanos que desde allí gobernaban el país, creer que el Brasil –que
En ese período, o sea, hasta los años veinte del siglo XX, el cientificismo en- en la capital había encontrado su metonimia– había por fin ingresado en la
contrará cauces políticos para hacer de la acción de médicos e ingenieros en era del progreso y la civilización. Para todo el país, o sea, para los Estados, según
Río de Janeiro la mejor palanca de la reforma de la capital. En la capital repu- la formulación de Campos Salles, la capital modernizada cumplía una función

40 Mesquita Filho, Julio de, A crise nacional Reflexões em torno de uma data, San Pablo, Editora de 41Needell, Jeffrey, Belle Époque tropical, San Pablo, Companhia das Letras, 1993.
O Estado de São Paulo, 1925, pp. 11-13. Capelato, Maria Helena, y Prado, María Ligia, O Bravo Ma- 42 João do Rio (seudónimo de Paulo Barreto). Vida vertiginosa, Río de Janeiro/París, Garnier,
tutino. Imprensa e ideologia: o Jornal O Estado de S. Paulo, San Pablo, Alfa-Ômega, 1980, p. 118 1911, p. 215.
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distinta e igualmente fundamental al representar una fundón profética, pues- En efecto, Oliveira Vianna, crítico del liberalismo y de la Constitución de
to que, al contemplarla, podían anticipar un futuro que, un día, imaginaban 1891 por considerar a los dos como la negación misma de la especificidad bra-
que sería el suyo. sileña, ofrece en esos dos libros las bases ideológicas a cierto prurito aristocrá-
Diametralmente opuestos en apariencia, los dos escenarios se inscriben, sin tico del mundo rural en el Brasil, y responde así a los intereses de aquel grupo
embargo, en el mismo círculo constituido por la lógica de la Primera Repúbli- que dominaba el escenario de los Estadas y de las pretensiones a una pureza ra-
ca en el Brasil y se revelan complementarios. En el primero –el de los Estados– cial que distinguiera a los terratenientes de la plebe mestiza.
la República ahonda los cimientos políticos que justifican la privatización de la En Populações meridionais do Brasil, Vianna propone, sin mucha base empí-
res publica e imprime dirección al gobierno. En el segundo –el de la capital fe- rica, eliminar que los “aristócratas rurales brasileños”, para él “hidalgos de san-
deral despolitizada y modernizada– la República monta un cuadro vivo de en- gre, descendientes auténticos de los más notables e ilustres linajes de la Penín-
sueño, proyecta un futuro imaginado, borra la memoria colonial y, al empren- sula” y que en 1808 se unen a la corte de D. João, se constituyan en el “centro
der ese triple movimiento, legitima el presente. de polarización de los elementos arianos de la nacionalidad” y que, mientras
En ambos escenarios las ideas modernas cumplen el papel de coartada pa- “en las camadas plebeyas en las que, por la profusa mezcla de sangres bárbaras,
ra la manutención, bajo formas nuevas, de las prácticas sociales, la estructura se opera una desorganización sensible en la moralidad [...] en la alta clase ru-
económica, la lógica política y las visiones de mundo tradicionales. ral mantiene su nivel inalterado hasta, por lo menos, 1888”.45
Mientras que en la latitud de las ideas políticas la República encontraba la De ahí Vianna deriva dos conclusiones. La primera es la elección de 1888
fórmula que aunaba el liberalismo postulado y la práctica de la exclusión, en –fecha de la abolición de la esclavitud–como marco de la decadencia del Bra-
la longitud del pensamiento social, el drama de los hombres de pensamien- sil, por entender que a partir de entonces los que considera grandes líderes po-
to era encontrar cómo traducir el Brasil para los brasileños, cómo descifrar el líticos del pueblo, la supuesta aristocracia rural capaz de guiar a la plebe, aban-
enigma de la identidad del país y cómo hacer compatible la historia pretéri- dona la conducción del Estado. La segunda es el peso determinante del pasado,
ta con la superación de la inferioridad de los brasileños como pueblo, fórmu- que sintetiza en la fórmula: “El pasado vive en nosotros, latente, oscuro en las
la que creían necesaria para la construcción de una moderna sociedad en los células de nuestro subconsciente. Es él quien nos dirige, hoy todavía, con su in-
trópicos. fluencia invisible, pero ineluctable y fatal.”46
Muchos se lanzaron a ese cometido, pero la consideración de tres de ellos, La única posibilidad de redención para el país a la que se mantendrá fiel
Oliveira Vianna (1883-1951), Alberto Torres (1865-1917) y Manoel Bomfim en sus futuras obras es, por una parte, la que supone un Estado fuerte, de base
(1868-1932), por sus características propias, por representar distintas posturas corporativa y con una autoridad concentrada que permita ordenar la sociedad.
en el espectro del pensamiento de su tiempo y por las relecturas que sus obras Por otra parte, es la progresiva arianización de la sociedad. Para defender esa
tendrán en el futuro, merecen un análisis más detenido. estrategia, establece una compleja distinción entre mestizos superiores e infe-
Francisco José de Oliveira Vianna es reconocido en la historia del pensa- riores y afirma en Evolução do povo brasileiro que la raza superior es capaz de ge-
miento social brasileño, sobre todo, por ser, en los años treinta y cuarenta, uno nerar tipos superiores y, por eso, “esos hombres, los únicos que marcan una
de los ideólogos del Estado Novo, y así aparecerá en la segunda parte de este sociedad, son los que dirigen las masas, los que, al modelar la conciencia de los
trabajo. individuos sin personalidad, que son la gran mayoría, modelan el alma y la fi-
Sin embargo, considerar sus primeros libros, en especial los dos volúmenes sonomía de los grupos a los cuales pertenecen”.47
de Populações meridionais do Brasil43 y Evolução do povo brasileiro44 es esencial pa- Representante más acabado del pensamiento autoritario en la Primera Re-
ra comprender las premisas de su pensamiento y ubicar sus ideas en la Prime- pública, no es de extrañar que Oliveira Vianna sea una referencia fundamen-
ra República. tal del autoritarismo del Estado Novo por su defensa del Estado fuerte y del cor-
porativismo, así como por su postura con relación a la cuestión racial.

43 Oliveira Vianna, Populações meridionais do Brasil: História, organismo, psicologia, Río de Janeiro,

José Olympio, 1952, 5ª ed., prefacio de 1918. 45 Oliveira Vianna, Populações meridionais do Brasil: História, organismo, psicologia, op cit., p. 65.
44 Oliveira Vianna, Evolução do povo brasileiro, San Pablo, Civilização Brasileira, 1933. 2ª ed. (la 46 Ibídem, p. 1 (prefacio).
1ª edición es de 1923). 47 Oliveira Vianna, Evolução do povo brasileiro, op. cit., p. 154.
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La perspectiva de Alberto Torres es otra. Autor de un libro significativo, O Alberto Torres y Silvio Romero han formulado una de las vertientes de los
problema nacional brasileiro, publicado en 1914, tuvo un destino intelectual cu- orígenes de la ciencia social brasileña –la organológica– que tuvo influencia
rioso. Sus libros tuvieron más impacto en las décadas de 1930 y 1940 que en el en el pensamiento autoritario, en el que se ha formado una ideología de Esta-
momento de su publicación, puesto que Torres, por desilusionarse con la Re- do de carácter intervencionista y tutelar, en contraposición al modelo de mer-
pública, con el federalismo y el liberalismo, aunque parta de premisas distintas cado y en ruptura con el concepto liberal de gobierno.51
de las de Oliveira Vianna, termina por sostener que la solución para el Brasil Desde un lugar diametralmente opuesto en el espectro de las ideas de su
estaría en un nacionalismo que sólo podría ser obra de un Estado fuerte y cen- tiempo, Manuel Bomfim en el libro A América Latina,52 publicado en 1905,
tralizado. busca una explicación para los problemas del Brasil y de toda América lati-
Crítico de la intelectualidad brasileña, identificaba su distancia de la reali- na, no en el eje del clima o de las razas y del mestizaje sino en la clave de la
dad del país y su tendencia a mirarse en el espejo europeo. Por eso señala: cultura y las relaciones sociales. La originalidad de su aporte está en propo-
Los teóricos repiten, mecánicamente, las doctrinas y sentencias de moda: nerlo en una época en que los presupuestos cientificistas tenían casi unani-
sistemas rígidos y construcciones facticias, algunas de ellas condenadas a la es- midad.
terilidad en los anales del pensamiento, como piezas de un herbario o colec- Es alrededor del concepto de parasitismo que ese médico, formado por las
ciones de un musco, otras, contrarias a la realidad y opuestas a nuestros intere- facultades de Medicina de Bahía y de Río de Janeiro, teje su diagnóstico del
ses vitales en el combate de las ideas.48 Brasil; pero el hecho de buscar en la biología el parangón que utilizará para
analizar al Brasil y a los países latinoamericanos no lo hace caudatario del na-
La postura central de Alberto Torres presupone la percepción de que los turalismo o el cientificismo. Las nociones de parásito y de parasítico son, para
cambios en el sistema capitalista occidental, y no alguna dolencia innata de su él, distintas por su naturaleza cuando se aplicaban a la sociedad o a los organis-
formación social, condicionan el retraso del Brasil y la comprensión de que las mos vivos.
perspectivas racistas importadas llevaban los análisis de muchos de sus contem- En América latina el parasitismo es, para Bomfim, un mal de origen, heren-
poráneos a un callejón sin salida. Además, insistía en la negación de la inferio- cia ibérica que adviene de un colonizador formado en la lucha en contra de los
ridad del pueblo brasileño, al que no consideraba indolente, sino carente de moros y más acostumbrado a vivir del saqueo de la guerra que del sudor del tra-
oportunidades reales. Nacionalista, condena lo que considera una ingenuidad bajo. Considera que “la cura dependerá en gran parte de la importancia que se
del Brasil al fundar su economía en la exportación de productos agrícolas y al dé a esa característica histórica”.53 Entender el parasitismo de origen es compren-
beneficiar los capitales extranjeros aplicados en el país. der la causa primera de lo que considera la degeneración.
De ahí que su preocupación central fuera la organización nacional, según él, Bomfim entiende que el parasitismo de origen se revela, según uno de sus
obra del Estado, el único que puede crear la nacionalidad. Por eso uno de sus mejores intérpretes, en las relaciones entre “dominantes y dominados, señores
críticos, Adalberto Marson, identifica en su obra un nacionalismo idealista y ro- y esclavos, patrones y trabajadores, metrópoli y colonia, capital extranjero y na-
mántica49 que, al fin y al cabo, terminó por influenciar al ideario antiliberal de ción, Estado y pueblo”.54
los años treinta. Esa interpretación es cercana a las de Bolivar Lamounier50 y De ahí su crítica radical al Estado tal como este se formó en América lati-
Roberto Ventura. Para este último, na, donde actúa sólo para “cobrar impuestos, coaccionar al pueblo y organizar
a las fuerzas armadas que lo defienden y representan su poder. [...] y donde só-

48 Torres, Alberto, O problema nacional brasileiro. Introdução a um programa de organização nacio-

nal, San Pablo, Companhia Editora Nacional, 1933, p. 216. 51 Ventura, Roberto, op. cit., p. 158.
49 Marson, Adalberto, A ideologia nacionalista em Alberto Torres, San Pablo, Duas Cidades, 1979. 52 Bomfim, Manoel. A América Latina: males de origen. O parasitismo social e evolução, Río de Janei-
Apud Maria Helena, Capelato, Os arautos do liberalismo. Imprensa paulista -1920-1945, San Pablo, Bra- ro/París, 1905.
siliense, 1988, pp. 190 y 191. 53 Ibídem, p. 22.
50 Lamounier, Bolivar, “Formação de um pensamento político autoritário na primeira repúbli- 54 Ventura, Roberto, “Manoel Bomfim: Estado e elites como parasitas do povo-nação”, en Ro-

ca: uma interpretação”, en Fausto, Boris, História geral da civilização brasileira, San Pablo, DIFEL, 1977, cha, João Cezar de Castro (org.), op. cit., cfr. Ventura, Roberto e Süssekind, Flora, História e depen-
t. III, Vol. 1. dencia cultura e sociedade em Manoel Bomfim, San Pablo, Moderna, 1984.
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lo existe como poder de opresión, para obligar a los dominados, a la masa pro- mo loco por ser alcohólico, la que desde la literatura denuncia con más vehe-
letaria a producir en provecho de los dominantes”.55 mencia el drama de la exclusión de los de abajo y del mito de una República
Para curar la enfermedad del parasitismo, Bomfim privilegia la reorganiza- para todos.
ción del Estado que, a su manera de ver, tendría que asumir una función pro- La última frase de su novela Clara dos Anjos es contundente. Embarazada y
tectora de los individuos y la función regeneradora de la educación, único me- abandonada por el seductor Cassi Jones, Clara, la niña negra de la barriada po-
dio de salvación para el Brasil y América. bre de un suburbio de Río, resume para su madre la condena del pueblo: “No-
Poniendo en práctica su creencia en la fuerza redentora de la enseñanza, sotros no somos nadie...”.58
Bomfim actuó en las estructuras estatales que tenían a su cargo la educación En otra de sus novelas, O triste fim de Policarpo Cuaresma, el antihéroe Poli-
pública; dirigió instituciones educativas; fue editor jefe de la revista Educação e carpo es condenado a muerte después de intentar encontrar cauces para su pa-
Ensino; publicó obras de pedagogía y libros didácticos entre los cuales se desta- triotismo en la defensa del tupí-guaraní como lengua oficial del Brasil, en el
ca Através do Brasil,56 manual de lectura para las escuelas públicas primarias, cu- cultivo de la tierra dadivosa y en el servicio al ejército por ocasión de la Revuel-
yo modelo es el de los manuales franceses entonces en boga, escrito en colabo- ta de la Armada, aunque derrotado en los tres frentes intente, a cada paso, re-
ración con el poeta parnasiano Olavo Bilac (1861-1918) que, a su vez, era el currir a las autoridades del Estado sin ningún éxito.
líder de campañas de alfabetización del pueblo y del servicio militar obligato- Tras peregrinar por las tres estaciones de su vía crucis, ser internado en un
rio para formar al soldado-ciudadano. manicomio por su monomanía del tupí-guaraní, ver frustrados sus planes de
Através do Brasil, vulgata del optimismo del progreso en versión infantil, una reforma en el mundo rural por los terratenientes y las hormigas destructo-
así como buena parte de las crónicas publicadas en los periódicos lo eran pa- ras de sus plantaciones y terminar en el patíbulo por defender a los marineros
ra el público adulto, es un libro cuya lectura es de gran importancia para los sometidos a condiciones inhumanas, ese hombre común y patriota convicto cae
que estudian el período. Allí se cuentan las aventuras de dos niños huérfa- en la cuenta de que no hay lugar para sus planes de regeneración de la patria
nos de madre que se escapan de un colegio en el nordeste y cruzan todo el en ningún sitio: “La patria que quisiera tener era un mito; era un fantasma crea-
Brasil en busca de su padre, quien, según noticias recibidas, se había enfer- do por él en el interior de su gabinete. Ni la patria física, ni la intelectual ni la
mado en el sur, donde era ingeniero de ferrocarriles. Por medio del libro, los política que juzgaba existir de hecho existía”.59
pequeños lectores, supuestamente muy interesados, aprenderían todo sobre Lima Barreto muere en 1922. En ese mismo año el Brasil vivirá, por un la-
el Brasil, sus riquezas naturales, sus distintas regiones, su potencialidad sin do, la apoteosis final de la ideología del progreso en la Exposición Internacio-
límites, su historia y la bondad de su pueblo. En sus páginas conocerían las do- nal del Centenario de la Independencia que tuvo lugar en Río de Janeiro y,
lencias del escenario rural marcado por el pasado y las maravillas del progre- por otro, la ruptura con los paradigmas intelectuales y estéticos que presidie-
so en el escenario de la capital reformada que señalaba el camino de un futu- ron a la Primera República en la Semana de Arte Moderno que tuvo lugar en
ro mejor. San Pablo.
Aunque crítico de la herencia del pasado que cimienta el mundo rural,
Bomfim, considerado por Antonio Cândido como el más radical entre los pen-
sadores de principios del siglo XX,57 no escapa de la creencia en el progreso que
mece los ensueños de su tiempo y se proyecta sobre las ciudades. 4. El Centenario del Brasil
Es la voz de Lima Barreto (1881-1922), negro, marginado, perdedor en
dos elecciones para la Academia Brasileña de Letras, dos veces internado co- Para el país oficial, el año 1922 fue una fecha cargada de contenido simbó-
lico. El país conmemoraba los cien años de su independencia política y sus di-

55Bomfim, Manoel, op. cit., pp. 215 y 146.


56 Bomfim, Manoel y Bilac, Olavo, A través do Brasil: leitura para o curso médio das escolas primárias,

Río de Janeiro. Francisco Alves. 1910. Hay una edición reciente de este libro como parte de la co- 58 Lima Barreto, Ciara das Anjos, en Barbosa, Francisco de Assis (org.), Obras de Lima Barreto,

lección Retratos do Brasil, San Pablo, Compañía das letras, 2000. San Pablo, Brasiliense, 1956, p. 139.
57 Cändido, Antonio. “Radicalismos”, Várias escritas, San Pablo, Duas Cidades, 1995. 59 Lima Barreto, O triste fim de Policarpo Cuaresma, op. cit., p. 285.

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