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CULTURA DEL CAMBIO

Ejercicios Prácticos

Sabemos que no es un punto fácil, razón por la cual se ha escrito mucho sobre
cambio, pero no tanto sobre cómo ayudar al emprendedor a ejecutar el cambio.

Dado que, como decíamos en la anterior entrega, la capacidad de cambiar está


fuertemente condicionada por nuestros conocidos “mapas mentales”, es
necesario lograr visualizar dos niveles bien diferenciados de cambio:

• El cambio superficial: actitudes que son fácilmente identificables por quien


las desarrolla y le permiten desarrollar acciones alternativas que lo ubican en el
sendero del cambio.

• El cambio profundo: actitudes que están “grabadas” profundamente en el


emprendedor, forman parte de su temperamento y requieren de un ejercicio
sostenido y más sutil. Surgen como comportamientos automáticos que
usualmente emergen del inconsciente. En este caso se necesita entender que
los cambios se dan en dos instancias distintas pero secuenciadas: desaprender
y aprender. Desaprender tradicionales métodos y actitudes y aprender nuevas
formas de comportamiento frente a la realidad.

El emprendedor está sujeto a estímulos de diversa complejidad. Algunos


enfocados a niveles superficiales de su comportamiento y otros a niveles de
mayor dificultad.

Les propongo entonces algunos ejercicios para lograr cambios en ambos


niveles del comportamiento.

Cambia de ubicación física: Busca cambiar de lugar en reuniones laborales,


en la mesa familiar, etc... La ubicación física que las personas adoptamos no
tiene sólo que ver con la costumbre sino con la seguridad y la inseguridad. El
inconsciente nos aferra a lugares y nos lleva a apropiarnos de los mismos. Algo
similar ocurre con la ubicación física y la relación con los demás, “me siento al
lado de….”, “no me gusta estar cerca de…”. No se trata de un ejercicio de
tortura intentando forzarte a que estés donde no queras, pero si aspiras a estar
al frente de tu emprendimiento y de tu equipo, tienes que estar listo para
convivir con todos los miembros de tu equipo y en cualquier lugar, aún fuera de
tu empresa.

Cambia tus lugares de encuentro: La mayoría de las personas solemos


sentirnos más a gusto en determinados lugares que en otros, incluso para
reunirnos por trabajo. Repetir continuamente los lugares de encuentro suele
hacernos caer en la rutina y no descubrir otros que, seguramente, tienen
atractivos que no conoces. Es simple darse cuenta, llévalo a la práctica y
cambia de bar, restaurante, evita juntarte siempre en la oficina de tu interlocutor
o en la tuya, en zonas locales o visitantes, busca zonas neutrales. Rota,
cambia, busca relacionarte con la gente que atiende cada lugar, establece
relaciones con ellos, llega a cada lugar con razones que excedan tus propios
intereses.

Cambia de ropa: Sí, no te vistas siempre igual. No seas tan previsible, fíjate
qué te puede resultar más divertido. Cuando uno renueva el tipo de ropa que
usa, su corte de pelo, su aspecto, lo siente como una renovación positiva. Se
recarga de energía. Tu estilo es tu propia visión sobre vos mismo. Esto no
significa ir contra los gustos personales o el estilo propio. Al contrario, uno se
reafirma a sí mismo cuando emerge de la diversidad. No nos distingue ser
siempre iguales, sino ser iguales a nosotros mismos.

Cambia de mujer/marido (¡¡NO!!!…..!!Era una broma!!) No lo tomes al pie


de la letra, era un chiste solamente….

Busca lo distinto a Vos y a lo que siempre hiciste: Vincúlate con lo distinto


en la práctica: personas, espacios, profesiones, hobbies, ámbitos, idiomas,
gente. Lo distinto te aporta visiones distintas de la misma realidad que vivís y
que consideras “a tu medida”. Desconfía cuando todos los miembros de tu
equipo dicen pensar lo mismo que vos. Lo normal es que la gente piense y
sienta distinto. Como líder, conviene que logres crear un clima de libertad
responsable para que cada uno aporte lo mejor de sí mismo sin
condicionamientos. Anda por lo diverso y saldrás enriquecido mediante lo
distinto.
Muévete, sé activo físicamente: El movimiento físico y el psíquico se
entrelazan y juntos se potencian. Baila, practica deportes, juga con tus hijos,
tus sobrinos, tus vecinos. Intégrate a un grupo de personas cuyo objeto sea el
movimiento físico.

Intercambia todo lo que puedas con jóvenes y niños, si son tus hijos
mejor.

Sobre todo escúchalos, sus visiones sobre la vida y las cosas siempre son
distintas a las nuestras. Tienen una dosis de innovación tan grande que nos
llevan a dudar fácilmente de nuestras históricas convicciones. Nos motivan a
ejecutar el cambio, y hacer las cosas de manera distinta.

Habla de sus dificultades para cambiar: Convérsalo con tus amigos, tu


familia. Ríete de vos mismo y tus limitaciones, es el principio del cambio.

Escribí lo que quisieras cambiar y sobre lo que está cambiando: Poner


todo sobre papel es una buena forma de “verlo” y tomar conciencia de lo que
quieres, de lo que puedes y de lo que te cuesta modificar. Revísalo cada tanto
para volver a la carga con lo que no se termina de corregir.

Mantén tus redes sociales: Mantén contacto con la gente, no te aísles. Estar
en relación con otras personas te mantiene más activo, atento y receptivo a los
enfoques de los demás.

Mantén el buen humor: Aún en las situaciones más conflictivas, vivirlas con
buen humor es saludable y permite ser permeable a distintas visiones además
de la tuya.

Mira a tu equipo y detecta en sus integrantes los resultados de tu cambio:


En todas las organizaciones, y en tu emprendimiento también, el humor social
que se impone en el día a día es el de su líder. Si el emprendedor es sociable y
buen comunicador, su equipo será amable y buscará comunicarse para
resolver su día a día. Si el líder es rígido y poco flexible, será difícil que la
organización desarrolle acuerdos internos, con sus clientes y con sus
proveedores.
A medida que puedas implementar tus cambios, verás claramente como tus
nuevas actitudes y conductas se reflejarán en las de tu equipo. Tanto las
conductas deseadas del emprendedor como las no deseadas generan
cambios en las actitudes colectivas de su equipo.

En síntesis, la mejor manera de cambiar es ser parte del cambio. Nada se


produce por sí solo. Si queremos que las cosas en nuestro emprendimiento
cambien, comencemos por cambiar nosotros como líderes. Con menos
palabras y muchos hechos.

Los hechos quedan y son tomados como referencia por el equipo. Las palabras
cobran valor sólo si son refrendadas por los hechos.

Empecemos ahora mismo

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