Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
Las dos habilidades fundamentales que conducen al conocimiento experto de las relaciones
interpersonales son, por una parte, la habilidad para analizar una relación y ejercitarla de
forma productiva y, por otra, la habilidad de comunicarnos en los niveles adecuados para
producir un intercambio eficaz de información.
En suma, debemos ayudar a los demás a controlar sus emociones, a comunicarse con eficacia, a
solucionar sus problemas, a resolver sus conflictos y a sentirse motivados. Nuestra capacidad para
ayudar a los demás, junto con nuestro trato acertado en las relaciones interpersonales y nuestra
propia inteligencia emocional, pueden ayudarnos a crear una organización emocionalmente
inteligente.
La actitud de un profesional juega un papel importante en el desempeño laboral y en la
productividad de las empresas. Los cambios de actitud positiva ayudan ...
Si los empleados se sienten bien con su remuneración, estos demuestran tener una
mejor actitud y desarrollan sus labores con compromiso y responsabilidad. El
personal con actitud positiva al poner su máximo interés al momento de resolver
conflictos en la empresa demuestra inteligencia y psicología para resolverlos
inmediatamente.
El empleador contrata personal que demuestre actitudes para desenvolverse y que
desarrolle aptitudes que brinden un alto desempeño. Las empresas buscan que su
público interno se maneje y maneje en situaciones que causen descontrol para
buscar soluciones positivas y efectivas.
La aptitud y la actitud se combinan para aplicarse a alguna acción específica en un
tiempo determinado. Es importante destacar que aun individuos con un buen nivel
de aptitud y con la actitud correcta, no realizan lo que desean alegando la falta de
una oportunidad. Y aunque es verdad que las oportunidades en muchas ocasiones
son limitadas, podemos considerar que la unidad de oportunidad básica es el tiempo,
y éste es el mismo para todos; es decir todos tenemos las mismas 24 horas por día.
Sin embargo no todos las usamos de la misma manera.
Por muy templado que sea el carácter de una persona, nadie está
exento de sentir emociones en el trabajo. No es un objeto, como las
llaves o el portátil, que podamos dejarnos en casa antes de acudir a la
oficina.
Es más, a pesar de que tradicionalmente se ha tratado a las
emociones en el ámbito laboral en términos peyorativos, lo cierto es
que las últimas investigaciones en la materia destacan que los
estados de ánimo deben formar parte del día a día de los
profesionales como un instrumento positivo.
La clave está en desarrollar una adecuada inteligencia
emocional que nos permita gestionar estos sentimientos, controlando
los impulsos negativos y aprovechando los positivos.
Concepto de emociones
¿A qué nos referimos cuando hablamos de emociones en el trabajo?
Según Employees’ Emotions in Workplace, del doctor R.Gopinath, se
trata de “un estado emocional complejo acompañado por una
excitación fisiológica y determinadas conductas manifiestas”.
En este sentido, la investigación Why Does Affect Matter in
Organizations?, de Sigal G. Barsade y Donald E. Gibson, diferencia
entre varios tipos de lo que denominan ‘afecciones’:
Emociones: sentimientos relativamente intensos y de corta duración
percibidos por el propio emisor que se centran en un objetivo o causa
específica y que, después de la intensidad inicial, pueden
transformarse en un estado de ánimo. Por ejemplo, cuando sueltas
una carcajada ante un comentarios ocurrente de un compañero.
Estados de ánimo: sentimientos algo más difusos y sin estar
motivados por una causa específica que presentan una duración
superior y, en ocasiones, no son percibidos por el sujeto. Imagina que
tienes a un familiar en el hospital; tu estado de ánimo en el trabajo
reflejará –seas consciente o no- esa preocupación.
Carácter personal: se refiere a la tendencia general, estable y
predecible de un individuo a la hora de responder ante determinadas
situaciones. Se trata de la personalidad de cada profesional: serios,
amables, divertidos, empáticos, distantes…