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VINOS ESPUMOSOS

INTRODUCCIÓN
Los vinos espumosos son aquellos que, a diferencia de los vinos tranquilos, retienen una
dosis importante de dióxido de carbono (CO2) disuelto cuando termina su elaboración. Este
dióxido de carbono es el responsable de las burbujas que percibimos durante su consumo.

En función del procedimiento utilizado para obtener las burbujas podemos inicialmente
clasificar los vinos espumosos en dos grandes grupos: Aquellos que las obtienen por un
procedimiento exterior al vino y aquellos otros que utilizan el propio vino para conseguirlas.

En el primer caso, gasificamos un vino tranquilo mediante la inyección de dióxido de


carbono de origen químico, en un tanque presurizado. Esta es la forma más básica, fácil y barata
de conseguir burbujas. Los vinos elaborados con este procedimiento industrial reciben el
nombre de vinos espumosos gasificados y habitualmente son de inferior calidad o destinados a
graneles. En el segundo caso hablaremos de vinos espumosos naturales ya que, mediante
diferentes técnicas y procesos naturales, físicos o biológicos, las burbujas se consiguen a partir
del propio vino.

Para conseguir las burbujas partiendo del propio vino se utilizan diversos métodos de
elaboración, pero la mayoría de ellos implican la realización de dos fermentaciones alcohólicas.
Con la primera fermentación conseguimos un vino tranquilo, que denominamos base. Con la
segunda fermentación conseguimos, a partir del propio vino, el dióxido de carbono que
posteriormente formará las burbujas. Estos vinos espumosos además tienen que elaborarse
mediante técnicas, que, bajo presión, disuelvan ese dióxido de carbono en el vino. Por todo lo
anterior, podemos considerar que los vinos espumosos están entre los más técnicos y complejos
de elaborar, desde el punto de vista de la enología.

Las peculiaridades de cada uno de los métodos de elaboración utilizados para crear y
disolver el dióxido de carbono en el vino es uno de los principales elementos que marcan las
distintas calidades y precios en los vinos espumosos. La diferencia en tamaño, consistencia y
persistencia de las burbujas, que forma el dióxido de carbono integrado en el vino, marcará su
carácter. Los vinos espumosos naturales se elaboran desde hace muchos años, en multitud de
zonas geográficas y con diferentes variedades de uva. Gracias a la gran diversidad de climas,
suelos y variedades de las zonas de producción nos encontraremos con vinos de muy diferentes
estilos.

Los vinos espumosos naturales se diferencian entre ellos principalmente por:

Su color. La gran mayoría son blancos, en ocasiones elaborados con variedades de uvas
tintas, y rosados, aunque también encontraremos algunos tintos.

El nivel de azúcar residual (dosage) que marca su dulzor. Pueden ir desde los 0 gramos
por litro, de los totalmente secos, hasta los más de 50 en los intensamente dulces.

La cantidad de dióxido de carbono disuelto en el vino. En ocasiones puede alcanzar los 7


gramos por litro.

La presión a la que se encuentra disuelto el dióxido de carbono en el vino. En algunos se


encuentra a presiones de 3,5 atmósferas (1 atmósfera equivale aproximadamente a 1 bar) pero
en otros llega a superar las 6.

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Esta última cuestión es muy importante ya que, según el método utilizado para conseguir
esa presión, implica grandes diferencias en los costes de producción de los vinos espumosos
naturales.

Antes de conocer los diversos métodos de elaboración es importante destacar el hecho


de que probablemente los primeros vinos espumosos que se bebieron fueron fruto de la
casualidad y no de la pericia del hombre por producirlos. Hace cientos de años alguien embotelló
por error un vino que aún no había terminado la fermentación alcohólica y creó accidentalmente
el primer vino espumoso.

Ahora sabemos que para que se lleve cabo el proceso de fermentación alcohólica se
necesita que el mosto tenga una temperatura mínima. Cuando llega el invierno en las zonas
geográficamente frías las levaduras quedan inactivas por efecto de la bajada de temperatura,
deteniendo la fermentación antes de acabar. Si embotellamos el vino en ese momento veremos
que la subida de las temperaturas de la siguiente primavera reactiva las levaduras y la
fermentación se reinicia en el interior de la botella. Las levaduras consumirán entonces el
azúcar, aún presente en el vino, para convertirlo en alcohol. En este proceso fermentativo se
creará dióxido de carbono que permanecerá en el vino ya que no puede escapar de la botella.

Los primeros elaboradores pudieron recrear de forma controlada este proceso, seguro
que, a partir de multitud de accidentes, hasta convertirlo en el primer método utilizado en la
historia para elaborar vinos espumosos. Embotellar un mosto que aún no ha terminado su
fermentación alcohólica para que la finalice en la botella, con la consiguiente creación de dióxido
de carbono en el vino, es la técnica de elaboración de vinos espumosos naturales más antigua
que conocemos y por eso recibe el apropiado nombre de Método Ancestral. Este método,
también conocido en Italia como Método Rurale, ha seguido utilizándose desde la antigüedad
hasta nuestros días. Entre otros vinos que se elaboran con esta técnica tenemos los pét-nat, tan
de moda en los últimos tiempos. Variaciones en esta técnica, que incluyen la eliminación de los
restos de levaduras en el vino o la utilización de tanques durante la elaboración, han dado lugar
a otros métodos, como el Método Dioise y el Método Gaillacoise en Francia o el Método Asti en
Italia, por los que se elaboran vinos espumosos muy conocidos.

MÉTODOS DE ELABORACIÓN
A diferencia del Método Ancestral y similares, basados en una sola fermentación, los tres
métodos más importantes y más utilizados para crear vinos espumosos naturales parten de un
vino ya elaborado, es decir que sí ha finalizado la fermentación alcohólica. Habitualmente ese
vino base estará compuesto por una mezcla de diferentes vinos, que en muchas ocasiones
provienen de diferentes variedades de uvas y que incluso han podido envejecer en madera.
Estos métodos se conocen como Método Tradicional, Método Transfer y Método Charmat.

Estos tres métodos tienen en común, además de elaborarse a partir de un vino finalizado,
que se añade un licor de tiraje al vino base para que se lleve a cabo una segunda fermentación
alcohólica. Este licor de tiraje está compuesto por vino, azúcar, levaduras, nutrientes para las
levaduras y un agente clarificante, como la bentonita. Durante esta segunda fermentación
alcohólica, realizada en un recipiente cerrado, se genera como residuo el dióxido de carbono
que se integra en el vino finalizado a la vez que se eleva ligeramente su nivel de alcohol. Las
similitudes entre estos tres métodos terminan aquí ya que cada uno de ellos tiene sus propias
peculiaridades.

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Método Tradicional

En este método el licor de tiraje, necesario para que se realice la segunda fermentación
alcohólica, se añade al vino base en una botella. Estas botellas posteriormente permanecerán
apiladas en horizontal, posición conocida como de rima, durante un largo periodo de tiempo en
una zona oscura y fresca de la bodega. A lo largo de este proceso, el dióxido de carbono
generado durante la fermentación se integrará en el vino, que también ganará complejidad
gracias a la presencia de las lías. La permanencia del vino junto con sus lías tiene que superar los
9 meses para que en la Unión Europea pueda legalmente etiquetarse como vino espumoso
elaborado por el Método Tradicional.

Pasado el tiempo de permanencia con las lías que el productor considere óptimo, en
ocasiones de varios años, se procede a clarificar el vino. A través del degüelle se eliminan los
restos de lías presentes en el vino, labor facilitada por el agente clarificante, y posteriormente
se rellenan las pequeñas pérdidas de líquido que este proceso causa en las botellas. El vino
utilizado para rellenarlas se conoce como licor de expedición. Este licor de expedición puede ser
el propio vino elaborado, pero más habitualmente será otro diferente, que presenta las
características organolépticas y los distintos niveles de dulzor, que confieren al vino espumoso
finalizado el estilo deseado por el productor. Es este licor de expedición es, en base al azúcar
que contiene, el que establece la categoría legal del vino espumoso en función del dulzor ya que
todos los vinos son secos cuando finaliza el proceso de creación de las burbujas. Los vinos
finalizados, ya con su tapón definitivo, podrán someterse en algunas ocasiones a un periodo de
crianza posterior. Con este método de elaboración el vino espumoso se comercializa en la misma
botella en la que realizó la segunda fermentación y la crianza.

El Método Tradicional es el más costoso de elaborar entre los vinos espumosos, pero
también el más apreciado y valorado en términos de calidad y precio. En función de su origen se
conoce por diferentes nombres como Traditionnelle, Champenoise, Classique o Classico, entre
otros. Los vinos más conocidos elaborados con este método son: Champagne y los diversos
Crémant de Francia, Cava y Espumosos de Rioja en España, Franciacorta y Trento en Italia o Cap
Classique en Sudáfrica, entre otros muchos de todo el mundo.

Método Transfer

El procedimiento técnico a seguir es idéntico al del Método Tradicional, hasta que llega el
momento de eliminar los restos de lías producidas tras la segunda fermentación en botella. En
este método las botellas se vacían tras el periodo de segunda fermentación, habitualmente más
corto que en el Método Tradicional, en un tanque presurizado y a baja temperatura. En este
tanque se realizará la clarificación de un gran volumen de vino al mismo tiempo, en vez de
botella a botella. Una vez clarificado se añade al depósito el licor de expedición, que marcará el
estilo del vino espumoso finalizado. A continuación, el vino del depósito se embotella de nuevo,
mediante procesos presurizados que mantienen integrado el dióxido de carbono en el vino. Con
este método el vino espumoso se comercializa en una botella diferente a la que utilizó para la
segunda fermentación. Por el método Transfer se elaboran muchos vinos espumosos de
calidades comerciales, sobre todo en el nuevo mundo. Cada vez se utiliza menos porque los
costes de producción son similares a los que conlleva el Método Tradicional, pero sin alcanzar
su misma calidad.

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La elaboración de vinos espumosos por el Método Tradicional es complicada cuando se
lleva a cabo en formatos de botellas diferentes al estándar de 750 mililitros. Estas botellas
muchas veces presentan roturas durante la crianza y además dificultan las tareas del degüelle.
Para el embotellado de estos formatos, menores a la media botella y superiores al jéroboam (o
doble magnum), se utiliza un tanque rellenado con vino espumoso obtenido, tras el degüelle,
desde botellas estándar. Pese al uso de un sistema similar al Método Transfer en estos formatos,
con contenidos atípicos, se comercializan como vino elaborado por Método Tradicional.

Método Charmat

Difiere de los dos métodos anteriores fundamentalmente en que la segunda fermentación


alcohólica se realiza en un tanque cerrado, en vez de hacerlo en una botella. El licor de tiraje se
añade a un gran tanque cerrado, presurizado y con temperatura controlada, donde se realiza la
segunda fermentación alcohólica. Estos vinos tendrán habitualmente un corto periodo de
contacto con sus lías ya que una vez finalizada la fermentación se clarifican por frío. Con
posterioridad se añade el licor de expedición, que marcará el estilo del vino finalizado, y se
embotella mediante procesos presurizados.

Este método de elaboración no es intrínsecamente peor que el de segunda fermentación


en botella, pero, dado su carácter industrial y el evidente ahorro de costes que conlleva, se utiliza
para grandes producciones de vinos enfocados a gamas bajas de precios. Este método también
se conoce como Granvás en España y Método Martinotti o Autoclave en Italia. Los vinos más
conocidos elaborados con este método son: Sekt en Alemania y Austria o Prosecco y Lambrusco
en Italia; entre otros.

Además de los anteriores métodos de elaboración tenemos el denominado Método


Continuo o Método Ruso, que se desarrolló en la antigua Unión Soviética para la producción
industrial de sus vinos espumosos. Este método, que también se utiliza en países como Alemania
y Portugal, consiste en una sucesión de grandes tanques presurizados por los que el vino va
pasando las diferentes etapas de elaboración. En el primer tanque se va añadiendo vino base,
levaduras y azúcar de forma continua, de ahí su nombre, para que comience la fermentación y
siga su transformación en el resto de tanques. Esta elaboración implica un lento proceso, en el
que las lías permanecen en contacto con el vino, que puede necesitar hasta tres semanas para
su finalización. En la fase final un vino espumoso prácticamente limpio llega a un tanque desde
el que se realiza el embotellado. Este método sólo se utiliza para generar grandes volúmenes de
vinos espumosos simples y baratos.

CLASIFICACIÓN VINOS ESPUMOSOS


Las categorías de los vinos espumosos en la UE en función del contenido en azúcar residual son:

Brut Nature. Son vinos espumosos que presentan un nivel de azúcar residual inferior a
3 gramos por litro. Este azúcar debe proceder exclusivamente de la elaboración por lo
que no pueden recibir licor de expedición y deberán rellenarse con el mismo vino.

Extra Brut. Son vinos espumosos que presentan un nivel de azúcar residual inferior a 6
gramos por litro.

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Brut. Son vinos espumosos que presentan un nivel de azúcar residual inferior a 12
gramos por litro.

Extra Seco. Son vinos espumosos que presentan un nivel de azúcar residual entre 12 y
17 gramos por litro.

Seco. Son vinos espumosos que presentan un nivel de azúcar residual entre 17 y 32
gramos por litro.

Semi Seco. Son vinos espumosos que presentan un nivel de azúcar residual entre 32 y
50 gramos por litro.

Dulce. Son vinos espumosos que presentan un nivel de azúcar residual superior a 50
gramos por litro

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