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Hay que construir una superficie armónica sólida sobre la que se deslicen
el resto de instrumentos.
Responsabilidad rítmica:
O bien junto a la batería, o bien sobre ella, hay que construir una
estructura rítmica sobre la que se asienten el resto de instrumentos.
Debemos tener muy claros dónde caen los acentos rítmicos en el compás y
hacer que los temas caminen usando también para ello la articulación.
Responsabilidad melódica:
Groove y fraseo:
1. Escucha:
Muchas veces el problema que tenemos es que nos ponemos a tocar sin
pararnos a escuchar lo que están haciendo los demás. Al principio sería
conveniente por cada vez que vayamos a tocar algo, escuchar 10 veces, pensar 5
veces y cantar lo que voy a tocar 3.
2. Consciencia corporal:
4. Notas:
5. Silencios:
Es interesante pensar en los silencios como algo que se toca (pero solo
suena en nuestro oído interno), más que como algo que nos callamos, también
pensar en ellos como los momentos en los que se respira entre frases, igual que
cuando hablamos, es un momento además para asimilar lo que se acaba de decir
antes de pasar a lo siguiente.
6. Articulación:
8. Técnica:
9. Tono:
El tono puede cambiar según el tipo de bajo, las pastillas, usando un tipo de
cuerdas u otro, con los balances del instrumento, con los del amplificador, con
pedales, según toquemos con la mano (si más cerca del diapasón o del puente)
Según los temas que estemos tocando, los instrumentos a los que
acompañamos o la técnica que usemos, tendremos que utilizar un tono u otro.
Con el tiempo nuestro oído se irá haciendo más fino e iremos oyendo más
matices que antes no éramos capaces. Hay que tener en cuenta también, que
podemos tener todo ecualizado de una manera en la que en el local de ensayo
nos suena el tono que queremos, pero al llegar a la sala de conciertos
probablemente haya que cambiar algo, ya que hay factores ambientales y de
acústica de la sala que también afectan al sonido.
10. Emoción:
Así como los olores conectan con nuestros recuerdos, la música lo hace
con nuestras emociones, y los temas que toquemos, además de contar una
historia, estarán transmitiendo una emoción al oyente. Las emociones con las
que subamos a tocar también saldrán a luz, si estamos nerviosos o inseguros,
aunque sea de manera subliminal se percibirá, si estamos muy emocionados, nos
podemos dejar arrastrar acelerándonos, tocando demasiado o muy rápido,a
veces incluso más allá de nuestras capacidades técnicas.
Conviene ser honestos con nuestras emociones, para poder conectar con
ellas y ser capaces de utilizarlas al tocar, en lugar de ser rehenes de ellas sin
saber muy bien por dónde nos van a llevar.