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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS

LLANOS OCCIDENTALES “EZEQUIE ZAMORA”

VICERRECTORADO DE INFRAESTRUCTURA Y PROCESOS INDUSTRIALES

PROGRAMA DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS. MODALIDAD

SEMIPRESENCIAL. SUBPROYECTO EJE TRANSVERSAL FORMACION

CIUDADANA I

ORIGEN Y CONCEPTO DE CIUDADANÍA

Autora: Mariela Desiree Rivero

C.I. V- 15018106

San Carlos; marzo del 2024


La ciudadanía es un concepto fundamental en cualquier sociedad organizada, ya que

establece los derechos y responsabilidades de los ciudadanos que forman parte de ella. De

la misma forma, la ciudadanía implica la participación y responsabilidad de los ciudadanos

en el ámbito pública, así como el reconocimiento de su dignidad y su diversidad. También

implica, el respeto a las leyes, el pago de impuestos y la participación activa de la vida

democrática de la sociedad. No solo se refiere a la relación del individuo con el Estado,

sino también a las relaciones de los individuos que forman parte de una comunidad. Implica

el respeto a la diversidad y a la convivencia pacifica entre las personas con diferentes

orígenes, creencias y opiniones.

En tal sentido, establece los derechos y deberes de los ciudadanos en una sociedad

organizada. Su origen se remonta a la antigua Grecia, donde los ciudadanos eran los

miembros libres de la poli, es decir, las ciudades-estado que se gobernaban a sí mismas

mediante la democracia directa. Los hombres tenían el derecho de intervenir en las

decisiones colectivas, de elegir y ser elegidos para los cargos públicos, y de acceder a la

educación y a la cultura. Sin embargo, excluía a las mujeres, a los esclavos, a los

extranjeros y a los menores de edad.

Cuando los griegos empezaron a reflexionar sobre el concepto de ciudadano y sus

derechos y deberes lograron comprender que se distinguía de los no ciudadanos por una

serie de prerrogativas y obligaciones que le permitían participar en la vida política, jurídica,

religiosa y social. La poli era una forma de organización social y territorial que

caracterizaba a la civilización griega antigua. En tal sentido, Gallego (2017), señala que las

polis griegas se mostraban en su gran mayoría como sociedades no jerarquizadas,

segmentarias. No obstante, en ciertos casos las formas de patronazgo de unos ciudadanos


sobre otros cumplieron un rol en la constitución de apoyaturas sociales, que los líderes

usaron para el desarrollo de sus carreras políticas. La poli era una ciudad independiente,

con su propia cultura, tradiciones, costumbres y sistema de gobierno, que abarcaba un

territorio reducido y se protegía con murallas. Se componía de tres elementos: la acrópolis

(la ciudad alta), el ágora (la plaza pública) y la chora (la zona rural) (p. 12).

Además, la ciudadanía variaba según el régimen político de cada poli, siendo más

amplia y democrática en Atenas que en Esparta o en otras ciudades oligárquicas o tiránicas.

A lo largo de la historia de la humanidad, la ciudadanía a evolucionado, aumentando su

alcance y su contenido. Siguiendo este mismo orden de idea, en la Edad Media, surgieron

las ciudades libres o comunas, donde las poblaciones se organizaban para defender sus

derechos frente al poder feudal; y ya para la Edad Moderna, se fortalecieron los Estados de

tal manera, que otorgaban a la ciudadanía a sus pueblos en función de su origen o su

religión. Todo eso que aconteció dio lugar en la Edad contemporánea, que se produjeran las

revoluciones liberales y las luchas por la independencia, reivindicando la soberanía popular

y los derechos humanos como base fundamental de la ciudadanía.

Lizcano (2012), firma que la Ciudadanía es la pertenencia a una comunidad política,

y se constituye en diversos términos en las diferentes sociedades. Está ligada a la libertad

(concebida como parte del derecho natural, es decir, universal) o a la justicia (considerada

como orden o igualdad), o a una y otra, y en este sentido se identifica con el ejercicio de

tres clases de derechos humanos: los civiles (por ejemplo: a la vida, a la expresión y a la

propiedad); los políticos (v.gr., al ejercicio electoral, a la asociación en partidos y

sindicatos), y los sociales (entre otros, al trabajo, al estudio, a la salud). (p. 282). Cabe

destacar, que fueron muchas luchas para que ya en el siglo XX, se reconocieron nuevos
derechos sociales, económicos y culturales, así como el derecho al sufragio de manera

universal, dando derecho a la ciudadanía a las mujeres y a las minorías.

El reconocimiento y la ampliación de los derechos civiles, políticos y sociales de las

personas, especialmente de las mujeres, los niños, los indígenas y los grupos minoritarios,

la participación activa y crítica de la ciudadanía en los asuntos públicos, mediante el

ejercicio del voto, la formación de partidos políticos, la organización de movimientos

sociales y la defensa de causas colectivas, la construcción de una identidad nacional y

cultural diversa y pluralista, que respeta las diferencias y fomenta el diálogo intercultural, la

integración y la cooperación regional e internacional, que busca el desarrollo económico,

social y ambiental de los países y el fortalecimiento de la democracia, la paz y los derechos

humanos, la conciencia y la responsabilidad ecológica, que implica el cuidado del medio

ambiente, el uso racional de los recursos naturales y la prevención y mitigación de los

efectos del cambio climático.

En el siglo XXI, se plantean nuevos desafíos para la ciudadanía, como la

globalización, la migración, la diversidad, la participación digital y la sostenibilidad

dejando en claro que el concepto de ciudadanía no es único ni definitivo, sino que varía

según los contextos históricos, políticos y culturales. En tal sentido, diferentes autores han

ofrecido diversas definiciones y clasificaciones de la ciudadanía, atendiendo a sus

dimensiones, sus niveles y sus tipos.

Algunos aspectos de la ciudadanía que cobran mas relevancia en el siglo XXI son

los siguientes: la participación activa de los ciudadanos en la vida política y social, ya sea

en votar en elecciones, involucrarse en organizaciones no gubernamentales o participar en

protestas y manifestaciones. También, gracias a la conectividad en línea, las personas tienen


acceso a informaciones a nivel global y hay mas conciencia con el cambio climático, la

desigualdad económica y los derechos humanos. Por otro lado, se evidencia una mayor

conciencia sobre la responsabilidad social individual y colectiva, lo que a llevado a un

aumento en las acciones voluntarias y en las defensas de las causas sociales.

Del mismo modo, la tecnología ha permitido a los ciudadanos tener una voz más

fuerte a través de los medios de comunicación masivos, las redes sociales y las plataformas

en línea, los que les brinda la capacidad de organizarse y movilizarse de manera más

efectiva. La ciudadanía del siglo XXI, implica una mayor conciencia, participación activa y

empoderamiento de las personas para contribuir positivamente a la sociedad y al mundo en

general.

La evolución de la ciudadanía en América Latina ha sido un proceso complejo y

diverso a lo largo de la historia de la región. Algunos aspectos importantes de este proceso

radican desde la independencia y la emancipación durante el XIX, ya que muchos países

lograron su independencia de las potencias coloniales europeas. Esto marco el surgimiento

de una ciudadanía nacional y el establecimiento de instituciones democráticas de la región.

En las últimas décadas del siglo XX y principio del siglo XXI, varios países de América

Latina experimentaron transiciones hacia régimen democráticos después de periodos de

dictadura y autoritarismo. Estas transiciones permitieron una mayor participación política y

una de los derechos ciudadanos en la región.

Se ha experimentado avances significativos en el reconocimiento de los derechos

civiles y políticos, así como en el desarrollo de mecanismos de participación directa y

acción colectiva. Sin embargo, persisten problemas como el clientelismo, la corrupción, la

violencia, la exclusión y la falta de confianza en las instituciones. La ciudadanía política en


América Latina requiere fortalecer el Estado de derecho, la representación efectiva, la

educación cívica y el diálogo intercultural. Sigue siendo un tema relevante en la actualidad

en términos de inclusión, participación y derechos civiles.

En Venezuela la ciudadanía tiene sus raíces en la época Colonial, cuando los

habitantes de la Capitanía General de Venezuela eran considerados súbditos del rey de

España, es decir, estaba bajo el dominio español. Durante este periodo la ciudadanía estaba

restringida a un pequeño grupo de personas con ciertos requisitos, como ser blancos, tener

propiedades o simplemente pertenecer a la elite social. Sin embargo, el proceso de

independencia de Venezuela a principio del siglo XIX marco un cambio significativo en la

noción de ciudadanía en el país. En 1811, Venezuela proclama su independencia de España

y se estableció una junta suprema de gobierno que abrió las puertas a una mayor

participación política de diversos sectores de la sociedad. Durante la guerra de la

independencia liderada por figuras como Simón Bolívar y Francisco de Miranda, se

promovió la idea de una nueva ciudadanía basada en la igualdad, la libertad y la

participación democrática.

Por lo antes expuesto, la Constitución de 1811, la primera carta magna de

Venezuela, estableció los derechos y deberes de los ciudadanos, así como la separación de

poderes y la garantía de libertades individuales. Desde el siglo XIX y el siglo XX,

Venezuela paso por diferentes escenarios políticos, incluyendo gobiernos dictadores y

gobiernos demócratas, que influyeron en la evolución de la ciudadanía en el país. Durante

el siglo XX, se promulgaron varias constituciones que ampliaron los derechos civiles y

políticos de los venezolanos. También, el derecho a la nacionalidad por nacimiento en el

territorio, el derecho a la nacionalidad por descendencia de padres venezolanos. La


Constitución de 1830 fue la primera en regular la ciudadanía venezolana, y desde entonces

ha sufrido varias reformas y modificaciones.

En la actualidad, la ciudadanía en Venezuela enfrenta desafíos importantes, debido a

la gran crisis políticos, económica y social que atraviesa el país, ha generado tensiones y

divisiones en la sociedad venezolana en torno a la defensa de los derechos civiles, la

participación política y la democracia. El filósofo estadounidense John Rawls citado por

Herrera (2013), establece que la ciudadanía es un «concepto moral y político que implica el

reconocimiento de la igualdad básica de todos los miembros de una sociedad, así como el

respeto a sus derechos y libertades». El mismo, propone una teoría de la justicia basada en

el principio de que las instituciones sociales deben ser justas para todos,

independientemente de sus circunstancias personales, religiosas, culturales o económicas (p

35). Para ello, Rawls imagina un escenario hipotético en el que las personas se encuentran

en una situación de ignorancia original, es decir, desconocen su posición social, sus

talentos, sus preferencias y sus planes de vida.

En esta situación, las personas elegirían los principios de justicia que regirían la

estructura básica de la sociedad, sin saber si les beneficiarían o perjudicarían. Estos

principios expresan la idea de que la ciudadanía implica no solo derechos sino también

deberes, y que la justicia requiere una distribución equitativa de los bienes sociales

primarios. En Venezuela la ciudadanía ha estado marcada por procesos históricos bastante

complejos como la independencia, la lucha por la democracia y la promulgación de

constituciones que han contribuido a definir de alguna manera u otra, los derechos y

deberes de los ciudadanos en el país.


La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, (1999), capitulo II. Arts

32 y 33. De la nacionalidad y de la ciudadanía establece:

1.Toda persona nacida en el territorio de la Republica; 2.Toda persona nacida en


territorio extranjero; hijo o hija de padre venezolano por nacimiento y madre venezolana
por nacimiento; 3.Toda persona nacida en el extranjero hijo o hija de padre venezolano
y madre venezolana por nacimiento, siempre que establezca su residencia en territorio
de la Republica o declare su voluntad de acogerse a la nacionalidad venezolana; 4.Toda
persona nacida en territorio, de padre venezolano por naturalización o madre
venezolana por naturalización, siempre que antes de cumplir dieciocho años de edad
declare su voluntad de acogerse a la nacionalidad venezolana (P.p. 167 y 168).

Establece los principios y normas que rige la vida política, social y jurídica del país.

Además, quienes son considerados ciudadanos de la Republica Bolivariana de Venezuela,

incluyendo a los venezolanos mayores de edad y extranjeros con residencia legal en el país.

En cuanto a la ciudadanía, reconoce y garantiza una serie de derechos y deberes para los

ciudadanos, así como los mecanismos para su ejercicio y protección. Implica el ejercicio

pleno de los derechos políticos y sociales establecidos en la Constitución y las leyes. Entre

estos derechos se encuentra el derecho a la salud, que es concebido como un derecho

humano fundamental y una condición indispensable para el desarrollo integral de las

personas. La Constitución establece que el Estado debe garantizar el acceso universal y

gratuito a los servicios de salud, así como promover la participación y corresponsabilidad

ciudadana en su gestión.

En tal sentido, la concepción de la ciudadanía social en Venezuela ha sido objeto de

diversos estudios e investigaciones, que han analizado las creencias, comportamientos y

valores de los ciudadanos respecto a sus derechos y deberes, así como las formas de

organización y movilización social para exigirlos y defenderlos. Estos estudios han

mostrado que existe una diversidad de visiones y prácticas sobre lo que significa ser
ciudadano, que dependen del contexto histórico, político y cultural en el que se

desenvuelven los actores sociales. Reconoce, por tanto, que la ciudadanía no se limita

únicamente a los nacionales, sino que también se extiende a aquellos extranjeros que

cumplan con los requisitos establecidos por la Constitución y las leyes venezolanas.

Villarroel (2012), afirma que «la ciudadanía social en Venezuela se ha caracterizado

por una tensión entre dos modelos: uno liberal-representativo, basado en el reconocimiento

formal de los derechos y la delegación del poder en las instituciones democráticas; y otro

participativo-protagónico, basado en el ejercicio directo y permanente de los derechos y la

construcción del poder popular» (p. 30). Estos modelos no son excluyentes ni homogéneos,

sino que conviven y se entrecruzan en las experiencias concretas de los ciudadanos. Así, la

ciudadanía social en Venezuela es un fenómeno complejo y dinámico, que refleja las

aspiraciones, demandas y conflictos de una sociedad diversa y plural, que busca consolidar

un modelo democrático inclusivo y participativo, donde se respeten y garanticen los

derechos humanos de todos y todas.

Ya para concluir, la ciudadanía en Venezuela es un concepto fundamental que otorga

derechos y deberes a los individuos que forman parte de la sociedad. Es importante

reconocer la diversidad de personas que pueden ser consideradas ciudadanos, ya sean

venezolanos o extranjeros con residencia legal en el país. Este reconocimiento refleja la

inclusión y el respeto a la diversidad que caracteriza a una sociedad democrática.

Ser ciudadanos no solo implica tener derechos, como el derecho al voto y a la

participación en la vida política, sino también cumplir con deberes y responsabilidades

hacia la comunidad y el estado. Es necesario promover una cultura cívica que fomente la
participación activa de todos los ciudadanos en la construcción de una sociedad justa,

democrática y solidaria.

En un contexto de cambios y desafíos, es fundamental fortalecer la conciencia

cívica y el compromiso de todos los ciudadanos con el bien común, el respeto a los

derechos humanos y la defensa de la democracia. La ciudadanía en Venezuela debe ser

ejercida de manera responsable, critica y comprometida, construyendo así el desarrollo

integral del país y al fortalecimiento de una sociedad inclusiva y participativa.


REFERENCIAS CONSULTADAS

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. [Const], (1999). [Capitulo II]


Artículos 32 y 33. Disponible en:
http://www.defiendete.org/docs/de_interes/Leyes/CONSTITUCION%20. P.p. 167-
168

Francisco L. Fernández (2012). Conceptos de ciudadano, ciudadanía y civismo. Revista de


la Universidad Bolivariana, Volumen 11, N.º 32, 2012. Universidad Autónoma del
Estado de México, Toluca, México. Disponible:
https://scielo.conicyt.cl/pdf/polis/v11n32/art14.pdf. p.282

Gladys E. Villarroel (2012). La ciudadanía en Venezuela: creencias, comportamientos y


valores. Revista Politeia, N°47, vol. 34. Instituto de estudios Políticos, UCV, 2011.
Universidad Central de Venezuela, Caracas. Disponible en:
https://bing.com/search?q=origen+de+ciudadan%c3%ada+en+Venezuela+seg%c3%
ban+los+autores. p.30

Nallely D. Herrera (2013). La concepción de la ciudadanía liberal de John Rawls.


Programa de Maestría y Doctorado en Filosofía. Instituto de Investigación
Filosóficas Facultad de Filosofía y Letras. México D.F. Disponible en:
http://132.248.9.195/ptd2013/abril/0692443/0692443.pdf. P. 35

Julián Gallego (2017). La pólis griega Orígenes, estructuras, enfoques. Cátedra de Historia
Antigua II (Clásica), carrera de Historia. Editorial de la Facultad de Filosofía y
Letras Colección Libros de Cátedra. Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República
Argentina. Disponible en:
http://publicaciones.filo.uba.ar/sites/publicaciones.filo.uba.ar/files/La%20p%C3%B
3lis%20griega_interactivo.pdf. p.12

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