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El Scout ama a Dios, amor que tiene su expresión en amar al prójimo, que los
Scouts desarrollamos a través de la Buena Acción, de la lealtad, de la generosidad, de la
cortesía, de la solidaridad, del respeto y cuidado de toda la Naturaleza.
Asimismo, al afirmarse que el Scout vive plenamente su Fe, estamos expresando que lo
hace conscientemente, con alegría y responsabilidad, dejando de lado las tibiezas a la hora
de ser testigo de su Fe, temperamento que se replicará en el cumplimiento de los demás
artículos de la Ley Scout. La vivencia de la Fe no es una obligación impuesta, el
Movimiento Scout invita a celebrarla, a vivirla con alegría.
Para los Scouts, las cosas dignas de fidelidad se expresan en la síntesis de nuestra
Promesa: el amor a Dios; el servicio al país, su tierra y su gente; y el esfuerzo continuo
por vivir los valores contenidos en la Ley Scout, tales como la verdad, la solidaridad, la
protección de la vida y la Naturaleza, la alegría, la limpieza de corazón. En esa fidelidad
se fundamenta nuestra identidad personal, los Scouts encontramos nuestra identidad en la
lealtad que hemos prometido a nosotros mismos, a los demás, al mundo y a Dios. Una
persona es digna de confianza cuando sus actos y sus palabras son coherentes con su vida
interior. El hombre y la mujer en quien se puede confiar, dice lo que cree y cree lo que
dice.
Los Scouts creemos que la invitación a compartir con los otros tiene una de sus más
plenas manifestaciones a través del servicio. Creemos que servir a los demás es mirar con
cuidado y respeto al ser humano, es descubrir al otro tal como es, poniéndonos libremente
a disposición de los demás para que cada uno sea, desde su propia dignidad, todo aquello
que está llamado a ser. Pero por sobre todo sabemos que en el otro esta Cristo que nos
dice: “En verdad os digo que todo lo que hicisteis con uno de estos mis más pequeños,
conmigo lo hicisteis”
El Scout es generoso con el prójimo porque ve en el a Dios.
Defendemos la vida como el primer derecho que todos tenemos y sin el cual ningún
derecho tiene sentido, la vida desde el primer momento en que Dios asi lo dispone, la vida
misma comienza desde la concepción, debemos respetarla en todas sus etapas hasta la
muerte natural de cualquier ser, más aún del ser humano, por ser imagen y semejanza de
Dios. Amamos la naturaleza por ser el espejo donde se refleja la real belleza de Dios, que
es la belleza misma, somos parte de esa naturaleza y por lo tanto la amamos porque
amamos a Dios.
Decía San Ignacio de Loyola “Aquellos que, por un generoso esfuerzo, se resuelven
a obedecer, ganan grandes méritos, pues la obediencia entraña un sacrificio parecido al
martirio.” Quien obedece no se equivoca, y obedecer mientras no sea algo que ofenda a
Dios es obedecer a LA VOZ DEL MISMO DIOS, la obediencia implica la responsabilidad
de cumplir mis deberes, en la familia, en la escuela, en nuestros compromisos con los
Scouts, todo con su justa prioridad, pero con responsabilidad, por que elegimos y actuaos
con total libertad.
8. El scout es optimista aun en las dificultades.
El trabajo, no solo nos da el sustento de nuestras vidas, sino que nos dignifica como
personas, nos hace ser personas honradas que buscan el bien común de nuestra sociedad,
respetamos el bien ajeno como si fuera nuestro, concientes del esfuerzo enorme que el
otro hizo para poder tenerlo.
La pureza es la virtud que nos permite vivir en armonía con la sociedad en tres
planos de relación. el scout procede con desinterés, no condiciona ni pone restricción a
todo aquello que debe realizar. es también ser casto, puro en pensamientos, palabras
y acciones, según exige la ley scout. Buscamos vivir la pureza sabiendo que Dios nos
dijo: “Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios”, como Scouts
católicos somos concientes de que veremos a Dios por esta bella virtud, San Juan Bosco
decía: “La bella virtud de la castidad es el centro de las demás virtudes”.