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PROYECTO FIAT

Las cosas del creer


A su imagen
Aliados con María
Un solo corazón, una sola alma
Anunciaremos tu Reino

Una nube de testigos


nos rodea
Ahora te toca a ti

SE207426
PROYECTO FIAT

Una nube
de testigos
nos rodea
Santidad en la vida marianista
PUNTO DE PARTIDA

Hay que vivir


Hay que vivir, amigo mío, antes que nada hay que vivir,
y ya va haciendo frío,
hay que burlar ese futuro que empieza a ser seguro en ti.
Habrá que componer de nuevo el pozo y el granero
y aprender de nuevo a andar.
Hacer del sol nuestro aliado, pintar el horno ajado
y volver a respirar.
Quitarle centinelas al parque y a la escuela,
columpios y sonrisas volarán.
Sentirse libre y suficiente al cierzo y al relente,
mientras se va dorando el pan.
Habrá que demoler barreras, crear nuevas maneras
y alzar otra verdad.
Desempolvar viejas creencias que hablaban en esencia
sobre la simplicidad.
Darles a nuestros hijos el credo y el hechizo
del alba y el rescoldo en el hogar.
Y si aún nos queda algo de tiempo, poner la cara al viento
y aventurarnos a soñar. www.e-sm.net/207426_11

Era el lejano 1981 cuando un cantautor catalán que durante mucho tiempo había
sido telonero de Joan Manuel Serrat triunfaba con esta canción. Joan Baptista
Humet dejaba una de las letras más lúcidas y proféticas del final de “La Movida”,
con un tono entre preocupado y optimista, un llamamiento a entrar con decisión
en una nueva etapa de la vida (comunitaria y personal). Con esta canción, segu-

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ramente una desconocida para muchos lectores, introducimos el cuaderno en
esta presentación de la espiritualidad marianista para el siglo xxi.
“Va haciendo frío” nos recuerda (igual que el famoso Winter is coming de la
serie Juego de Tronos) que tras la primavera hippie de los años 70 y “La Movida”
de los 80, tras la Caída del Muro en 1989 y el 11S en 2001, el comienzo del siglo
xxi no está siendo precisamente ese paraíso cálido y reconfortante que se soñaba

tras la Guerra Fría. El terrorismo islámico o el populismo convive con el brutal


cambio climático y la desinformación y las fake news han hecho de internet
(prometedor continente digital en torno al 2000) una versión posmoderna de
la Torre de Babel. Ya nadie cree, como pregonó Francis Fukuyama desde la
plácida California, que hayamos llegado al “Final de la Historia” simplemente
porque el sistema comunista haya caído…
Tras la primera oleada de pensadores posmodernos y su retórica del vacío, de
lo light y el nihilismo (Lyotrad, Kundera, Vattimo o Derrida), estamos ante nuevos
gurús como Yuval Noah Harari y la propuesta de un transhumanismo cuyo
principal aliado es la tecnología y la ingenieria genética. ¿Parece un panorama

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PUNTO DE PARTIDA

desolador? Recomiendo al lector que dé un repaso al capítulo I (9-53) de la


encíclica Fratelli tutti del papa Francisco en plena pandemia del Covid-19…
Y sin embargo… “hay que vivir, amigo mío”. Este es tiempo de esperanza y de
reinventarse, de discernir lo importante de lo accesorio, de “demoler barreras,
crear nuevas maneras y alzar otra verdad”. Como decía el cantautor catalán, “de
aventurarnos a soñar”, a recomenzar porque el sueño moderno y la pesadilla
posmoderna no dan más de sí… y nos merecemos algo mejor.
Esta exposición del carisma marianista en una propuesta para el siglo xxi no
podía acabar sino con un llamamiento a la esperanza, la movilización y un reno-
vado compromiso por vivir mostrando que tenemos (nos sobran) motivos para
vivir, razones para la esperanza (ver Fil 2,16 y 1 Pe 3,15).
Esas razones no son un proyecto político ni científico sino el Resucitado, Jesús
de Nazaret, el Hijo de María, que sigue siendo, después de 2000 años, fuente
de inspiración, gracia, fuerza y bendición para millones de personas que quieren
empujar este mundo a cotas más altas de compasión, solidaridad, paz y justicia.
Para ello, es importante, imprescindible, que cada uno de los bautizados tome-
mos las riendas de nuestra vida y de forma gozosa y decidida, la pongamos al
servicio del Reino. Nadie puede entregar su vida (ni a Dios, ni al prójimo, ni en
el matrimonio, ni en la consagración religiosa) si antes no hace apropiación de
la propia existencia asumiendo riesgos, ganando protagonismo, viviendo con
intensidad la propia vida y resistiendo activamente al huracán erosionador de
la desilusión, la apatía o “la insoportable levedad del ser”.
Por eso, este cuaderno tiene una estructura distinta a los otros seis y una
finalidad muy práctica.
En una primera parte, y sirviéndose de los grandes símbolos marianistas (tres
plegarias y una imagen), pretende sintetizar los rasgos de identidad de la pro-
puesta marianista de vida cristiana.
En la segunda parte se presenta un instrumento muy concreto y que se ha
demostrado muy útil en el crecimiento personal de fe: el Proyecto personal de vida
(PPV), que muchos marianistas seglares y religiosos practican desde hace años.
En la tercera parte se dejan varias hojas en blanco para que el lector o la lec-
tora pueda empezar a elaborar su PPV propio. Esta vez no hay preguntas, sino
una invitación clara y directa a abordar qué paso siguiente te están pidiendo
Jesús y María dar aquí y ahora… porque “hay que vivir, amigo mío”.

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LEE Y REFLEXIONA

PRIMERA PARTE

SEÑAS DE IDENTIDAD:
TRES PLEGARIAS
Y UN SÍMBOLO
La identidad no se negocia es un
principio que muchos usan para
autoafirmarse, y es en parte cierto.
En realidad nuestra identidad per-
sonal (lo que somos en esencia, lo
que nos identifica o caracteriza
como personas) es el fruto de una
interacción con el mundo material,
la cultura, con los demás… y con Dios,
presente en todo lo anterior.
Nadie se da a sí mismo la propia
identidad, como nadie se da a sí mismo
la vida. Lo que somos y podemos llegar
a ser es más un don inmerecido que
una conquista. Dicho esto, es cierto
que la identidad tiene signos diferen-
ciadores y característicos, incluso en el
plano de la fe.

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LEE Y REFLEXIONA

Cada cristiano tiene una relación única con Cristo, una particular forma de orar
o vivir los sacramentos, un perfil de santidad propio… aunque se pueden encon-
trar rasgos comunes en un movimiento carismático o comunidad de fe.
En la Familia Marianista esos rasgos comunes los llamamos, con una expresión
de Chaminade, “aire o espíritu de familia”. En los otros seis cuadernos los hemos
glosado por extenso. Ahora volvemos a ellos de forma sintética, como paso
previo para la elaboración de un Proyecto personal de vida. Para hacer esta
síntesis nos vamos a servir de tres plegarias muy usadas en la Familia Marianista
y un símbolo que nos identifica allí donde estamos.

LA DOXOLOGÍA MARIANISTA

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo


sean glorificados en todas partes
por la Inmaculada Virgen María. Amén.

Doxología significa en griego glorificación (viene de doxa, gloria) y designa a


una expresión litúrgica y de oración que glorifica a Dios. Glorificar es alabar a
Dios no por algo concreto que haya hecho a favor mío o de otros (eso es acción
de gracias), sino por ser quien es y como es. Es, por así decirlo, una alabanza
pura. En la Eucaristía, la plegaria central concluye con una solemne doxología:
“Por Cristo, con él y en él…”.
La doxología marianista está tomada de los escritos del beato Guillermo José
Chaminade. Nos sirve para alabar a Dios por ser quien es, un Dios Trinidad, una
comunidad de amor que está en permanente comunicación y que expande su
amor por todo el universo. En ese proyecto de amor, María queda incluida no
a la altura de la Trinidad, sino como un medio privilegiado. Queremos que a
través del misterio de María muchos glorifiquen al Dios trinitario en todas
partes.
El deseo de la Familia Marianista es que se dé gloria a Dios en todo el mundo
por medio de María, Inmaculada y Virgen. María nunca es un fin en sí misma.
Siguiendo a san Ireneo y otros padres de la Iglesia, sabemos que la mayor glo-
ria de Dios es que el hombre viva en plenitud, libre, solidario y feliz.
Esta pequeña doxología, con la que muchos grupos de la Familia Marianista
terminan sus plegarias, resume todo un itinerario de vida: vivir de tal modo que
nuestra vida sea gloria de Dios Trinidad; vivir en alianza con María, medio elegido
por Dios para su gloria.

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ACTO DE CONSAGRACIÓN A MARÍA
Señor Dios nuestro, Tú has asociado a María
para salvar a todos los hombres al misterio de tu Hijo,
y conducirlos a ti, para que sea ella, la nueva Eva,
nos has enviado a tu amado Hijo, la madre de todos los vivientes.
que se hizo hombre Confirma la alianza
naciendo de la Virgen María. que con ella hemos contraído;
Concédenos el ser formados por ella, que nuestra consagración
a semejanza de su Hijo primogénito, prolongue sobre la tierra
y ayúdanos a participar su caridad maternal
en el amor de Cristo y haga crecer a la Iglesia,
para con su Madre. Cuerpo místico de tu Hijo,
nuestro Señor. Amén.

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LEE Y REFLEXIONA

Aunque en muchos salmos se repite “Recuerda tu alianza, Señor”, el Dios de


la alianza nunca olvida el pacto con su pueblo. Es el pueblo el que debe ratificarla
una y otra vez, porque el olvido de la alianza lleva a la idolatría, la corrupción y
el pecado. En Israel, este recuerdo cotidiano de la alianza se concreta en el
recitado tres veces al día del Shemà Ysrael (ver Dt 6,4), oración que expresa el
núcleo mismo de la alianza:
“Escucha Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo.
Amarás, pues, al Señor con todo tu corazón y con toda tu alma
y con todas tus fuerzas”.
En el ámbito cristiano el mejor recordatorio, al menos una vez a la semana, de
la nueva alianza, es la Eucaristía: “tomad y bebed todos de él. Este es el cáliz de
mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna…”. Para actualizar y hacer cons-
ciente a cada marianista de su alianza con María, pronto se adoptó la costum-
bre de recitar personal o comunitariamente un acto de consagración. La versión
actual data de los años 90 del siglo pasado, y es la más común entre los maria-
nistas de habla hispana.
Como se ve, la oración va dirigida a Dios Padre, origen y término último de la
alianza. Se hace una memoria (anámnesis) del envío del Hijo en la encarnación
para salvar a la humanidad. En ese momento se menciona a María y se pide la
gracia de ser formados a imagen de Cristo para que él sea el primogénito de
muchos hermanos. En la segunda parte se menciona el papel de María como
Nueva Eva: madre de los discípulos/vivientes desde que Jesús en la cruz nos la
diera como Madre.
En la parte final se pide la acción de Dios para que esa consagración — alianza
— entrega a María no sea una mera devoción sentimental, sino medio para que
llegue a la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo, y a la humanidad entera el amor
maternal de María.
El acto de consagración a María, renovado cada día al comienzo de la jornada,
recuerda a cada marianista su origen y su principal propósito en la jornada que
está empezando: con y como María, prolongar la caridad maternal de la Madre
además de ser formados por ella (o a la vez, porque el marianista es misionero
en cuanto que discípulo y viceversa). De forma muy bella y condensada, esta
plegaria expresa muy bien el carácter misionero y transformador que la alianza
con María tiene para todo discípulo de Chaminade y Adela.
ORACIÓN DE LAS TRES
Señor Jesús, en aquella hora de salvación
aquí nos tienes reunidos y habernos dado a María por Madre.
al pie de la cruz, Virgen Santa, acógenos
con tu Madre y el discípulo bajo tu protección
que tú amabas. y haznos dóciles a la acción
Te pedimos perdón del Espíritu Santo.
por nuestros pecados San Juan, alcánzanos la gracia
que son la causa de tu muerte. de acoger como tú a María
Te damos gracias en nuestra vida
por haber pensado en nosotros y de asistirla en su misión. Amén.

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LEE Y REFLEXIONA

Es muy probable que en su contacto temprano con el Carmelo, Adela adqui-


riera la costumbre de, al toque de una campana o reloj, recogerse en oración a
las tres de la tarde (la hora nona) del evangelio (ver Mc 15,34) para recordar la
muerte de Jesús en la Cruz. Tras el contacto entre Adela y Chaminade, el fun-
dador incorpora esta costumbre a los congregantes y más tarde a las religiosas
y religiosos marianistas.
En su origen carmelitano, era un momento de arrepentimiento de los propios
pecados y de acción de gracias por la redención. En su formulación actual, que
se remonta a finales del siglo xx, la Oración de las Tres es una mini contempla-
ción de la escena de Jn 19,25-27 con tres miradas breves e intensas: a Jesús
que muere en la cruz para el perdón de los pecados y salvación de la humanidad;
a María, que al pie de la cruz es dócil a la acción del Espíritu Santo; al discípulo
amado, identificado con Juan, que acogió a María como precioso don de Jesús.
Es una de las oraciones marianistas más entrañables e intensas y, justo a mitad
de la jornada, nos hace conscientes del amor de Cristo, la protección de María
y el ejemplo de Juan como modelo de quien quiere acoger a María en la propia
vida y asistirla en su misión.

LA CRUZ MARIANISTA
Durante gran parte de su historia y debido a su origen en la Revolución francesa,
los marianistas seglares y religiosos no tenían signos distintivos propios como
insignias o símbolos. En este punto, el Padre Chaminade era bastante discreto
y prudente, y de hecho a los religiosos y religiosas marianistas les propuso un
simple anillo de oro o plata como símbolo de consagración. Con los seglares se
utilizaron símbolos más comunes como medallas, banderines y banderas con
la Inmaculada…
Hemos de esperar a la época posterior al Concilio Vaticano II para encontrar
un símbolo común para la Familia Marianista. Su autor es el francés Padre Noël
Le Mire SM (1916-1997) que fue Asistente General de la Compañía de María y
gran impulsor de las Comunidades Laicas Marianistas. La cruz marianista es la
evolución de la cruz de las Congregaciones Marianas de los jesuitas, pero con
algunas características propias:

LA CRUZ L a cruz como tal nos recuerda que seguimos a Cristo, crucificado
MARIANISTA por nuestros pecados, pero resucitado para nuestra justificación.
Es el gran símbolo del amor que se entrega, amor que queremos
vivir y contagiar.

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LA CRUZ E n la parte baja de la cruz se incrusta una letra inicial, una gran “M”
MARIANISTA de María, pero también de “mundo”. Cristo entra en el mundo
por medio de la encarnación en el seno virginal de María
E sta “M” no tiene los brazos rectos, sino curvos, como un seno
materno que acoge la salvación de Cristo o unas manos abiertas.
En la India se interpreta como una estilizada flor de loto, símbolo
tradicional de santidad y pureza (flota y es fragante sobre el agua
sucia y contaminada).
 tra posible interpretación ve en esa “M” las figuras estilizadas
O
de María y el discípulo amado, que unen sus manos en alianza
a los pies de la cruz de Jesús.
C olocada en lo alto de un campanario, formando parte de un escudo
o anagrama o llevado al cuello o en la solapa, este símbolo sencillo,
bello y elocuente, con numerosas variedades y reinterpretaciones,
acierta a sintetizar el corazón mismo de la espiritualidad marianista:
el misterio de la encarnación.

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SEGUNDA PARTE

UN PROYECTO PERSONAL DE VIDA.


TOMAR TU VIDA EN LAS MANOS
PARA PODER ENTREGARLA

EL PPV: DEFINICIÓN Y FINALIDAD


Queremos acabar esta presentación de los núcleos centrales de la espiritualidad
marianista invitándote, querido lector, a pasar de la teoría a la práctica. Si el
camino espiritual marianista es un camino de crecimiento en la fe para varios
miles de creyentes en el mundo, debe haber una forma sencilla y accesible de
convertirlo poco a poco en mi camino personal.
Creemos que el Proyecto personal de vida (PPV, en adelante) es un excelente
método, bastante usado y contrastado en muchos sectores de la Iglesia en los
últimos 50 años.

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El PPV es eso justamente: una herramienta para el crecimiento personal que
un cristiano, normalmente en diálogo con su acompañante personal, discierne,
elabora y redacta por escrito para un periodo no muy extenso (un año o dos),
estableciendo objetivos, medios y modos de revisión.

LA FINALIDAD NO ES FISCALIZAR
LA PROPIA VIDA O IMPONERSE UN RÍGIDO
REGLAMENTO DE ACTOS, SINO...
“CAPTAR” LAS LLAMADAS DEL ESPÍRITU EN
UN MOMENTO DADO DE LA PROPIA VIDA,
“CONCRETAR” ESAS LLAMADAS EN UNOS
OBJETIVOS EXIGENTES PERO REALISTAS
Y “PONER MEDIOS” CONCRETOS, REVISABLES
Y AL ALCANCE DE CADA PERSONA.

La vida, con sus imprevistos, eventos y acontecimientos, obligará una y otra


vez a reformular el PPV, pero este permanece como una guía.
Una comparación nos viene bien: Un agricultor quiere cultivar tomates, pero
sabe que la tomatera es una planta rastrera y que si se quedan a ras de tierra,
los tomates serán pequeños y nada sabrosos.
Por eso, a la vez que planta el esqueje o simiente, pone al lado unas cañas o
emparrado. Con vigilancia y cuidado, procura que la plantita cuando crezca se
apoye en estas cañas, trepe y gane altura. Los tomates que salen son más
grandes, de buen color y mejor sabor porque toman más el sol que los que
surgen a ras de tierra…
El PPV es precisamente ese entramado de cañas que yo pongo y superviso
para que la semilla del Reino que Dios plante en mí no crezca al tuntún, sino de
forma armónica y fructífera. Posiblemente, la vida de muchos cristianos no da
todo el fruto que podría por carecer de un PPV o instrumentos similares. Dicho
lo cual, la eficacia del PPV no es mágica: de nada sirve haber discernido unos
objetivos estupendos y colocar medios adecuados si luego no se trabaja per-
sonalmente sobre ellos.
El PPV estimula y presupone un compromiso de un creyente que de forma
madura y deliberada quiere avanzar en su vida cristiana. Sin este deseo inicial,
el PPV es puro engaño.

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LEE Y REFLEXIONA

ASPECTOS A TENER EN CUENTA


EN LA ELABORACIÓN DE UN PPV
Partamos del supuesto de que nunca has elaborado un PPV y te quieres lanzar
a ello. Para empezar puedes tener en cuenta algunos principios básicos:

BUSCAR EL MOMENTO
San Ignacio decía que “en tiempo de desolación no hacer mudanza”.
Cuando uno está pasando una mala racha espiritual (tristeza, desánimo,
desconfianza de Dios y de uno mismo), no es momento de plantearse
un PPV porque uno está bloqueado, herido o confuso. Es mejor espe-
rar a volver a encontrar el equilibrio.
PURIFICAR LA INTENCIÓN
La finalidad del PPV no es ser mejor sin más. Detrás de un afán de
perfección pueden esconderse muchas ansias de estar por encima de
los demás, falta de aceptación de uno mismo o fariseísmo. Se trata de
que se cumpla el sueño de Dios sobre mí, un sueño que no coincide
necesariamente con el mío.

DARSE TIEMPO
Uno no hace el PPV en una tarde de retiro y puede ocurrir que pasen
meses hasta que esté elaborado bien. No se trata de cumplir plazos,
sino de permanecer a la escucha de Dios que nos habla (a veces de
forma muy silenciosa) en la Palabra, las personas y acontecimientos…

SER FLEXIBLE
Un PPV no puede prever todas las circunstancias. Si surge un imprevisto
(una enfermedad, cambio de trabajo o de ocupación) el PPV debe poder
adaptarse o reformularse para que pueda seguir siendo válido.

MEZCLAR REALISMO Y UTOPÍA EVANGÉLICA


El PPV debe partir siempre de tu realidad concreta, mezcla de pecado
y virtud, luces y sombras. A la vez, debe plantear algunas metas o aspi-
raciones estimulantes y que movilicen. Como en un entrenamiento, hay
que explotar las propias posibilidades saliendo cada vez un poquito
más de la “propia zona de confort”.

DEJARSE AYUDAR
Las primeras veces que haces un PPV es muy bueno consultarlo y con-
frontarlo con un buen amigo, tu pareja o tu acompañante espiritual.
Son personas que te conocen y te quieren y te ayudarán a formular
objetivos y discernir mejor. Compartir el PPV mutuamente puede ser
una estupenda ocasión de crecimiento en pareja y puede llevar a ela-
borar un Proyecto de pareja.

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LEE Y REFLEXIONA

PROCESO DE ELABORACIÓN DE UN PPV


El proceso que describo a continuación no es un dogma de fe ni pretende ser
infalible. Lo hemos utilizado con muchas personas y por eso lo ofrezco. Lo ideal
es que el proceso de elaboración del PPV esté acompañado con una oración
personal un poco más intensa centrada en la búsqueda de la voluntad de Dios
aquí y ahora. Los pasos que ofrezco son meramente orientativos:

MOMENTO DE INTROSPECCIÓN Y AUTOCONOCIMIENTO


Un buen PPV debe partir de la realidad de lo que soy aquí y ahora. Hay
varios métodos que nos pueden ayudar a ganar esta autoconciencia:
Puedes escribirte a ti mismo una carta viendo los cambios de la
última temporada (1-2 años) y diciéndote a ti mismo cómo te ves
de forma integral (salud, relaciones, familia, trabajo, formación, vida
de fe, retos…).
Otra manera muy eficaz es hacer (mejor con ayuda de alguien) un
análisis DAFO, para ser consciente de puntos débiles que te oca-
sionan dolor y falta de crecimiento (D, debilidades); datos externos
que te dificultan el crecimiento (A, amenazas); rasgos positivos de
ti mismo en los que te sientes seguro y valioso (F, fortalezas) y
circunstancias externas a ti que te favorecen o ayudan a ser mejor
y más feliz (O, oportunidades).
Estas y otras técnicas llevan tiempo y una cierta concentración y es
mejor ponerlas por escrito para que no sean ideas pasajeras.

ESCUCHA DE LA PALABRA
Es el momento más importante y delicado y el que necesita más tiempo.
Se trata de ponerse a la escucha de llamadas que capto que Dios me
hace, normalmente a través de la Palabra de Dios. En la oración perso-
nal y frecuente (al menos un cuarto de hora al día) voy intuyendo las
llamadas de Dios siendo consciente de la atracción o el rechazo que tal
texto provoca en mí al rezar con Él.
El Espíritu Santo nos habla a través de ese impacto afectivo. Hay gente
que selecciona textos concretos ya conocidos. Los hay que siguen las
lecturas de la liturgia durante un tiempo largo. Es importante usar la
Palabra de Dios y no otros tipos de lectura, porque la Palabra inspirada
viene directamente de Dios y tiene como objetivo la revelación. También
en este caso es importante poner por escrito las citas bíblicas que más
nos tocan y volver varias veces a ellas…

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FIJAR OBJETIVOS Y MEDIOS
Una vez discernidas las llamadas del Espíritu (ejemplo: “debo ser más
generoso con mi tiempo, debo comprometerme más con la verdad…”),
las concreto en los distintos ámbitos de mi vida, procurando no caer en
contradicciones e incoherencias que me llevarían al autoengaño.
El PPV debe abarcar varios aspectos de mi vida, los más relevantes en
cada momento vital. Campos importantes son:
 Mi salud física y mental.
Mi formación intelectual.
Mi familia (pareja, padres, hijos).
 Mis relaciones sociales y mi implicación en la sociedad (vecindario,
barrio, política).
Mi dedicación profesional (estudios, trabajo, jubilación).
Mi ocio y tiempo libre.
Mi aspecto espiritual.

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LEE Y REFLEXIONA

No es necesario que pongamos, en un PPV, objetivos y medios a todos


estos aspectos, sino a los más urgentes, necesarios y significativos. Los
objetivos es mejor formularlos con verbos (ejemplo: “tratar mejor a mis
amigos, dedicar más tiempo semanal a la lectura y menos a la televi-
sión…”) y los medios, con sustantivos concretos. Un buen PPV no debe-
ría pasar de seis o siete objetivos y uno o dos medios por cada uno.
Como en tantas cosas, “el que mucho abarca, poco aprieta”. Es muy
importante que el objetivo sea concreto y evaluable (ejemplo: “voy a
acudir a la Eucaristía dos veces entre semana” vale más que “voy a rezar
más”). También es importante fijar la duración del PPV (uno o dos años
no está mal) y es recomendable reelaborarlo en momentos de cambio
importante (paso de estudiante a trabajador, de soltero a casado, de
trabajador a jubilado).

CONTRASTAR Y CONFIRMAR
Durante el tiempo de elaboración del PPV, que pueden ser varios meses,
es importante irlo contrastando con alguien que nos conozca bien y
nos quiera. La capacidad que tenemos de autoengañarnos es muy
grande. A veces, llamadas evidentes del Señor que nos resultan incó-
modas quedan soslayadas y el PPV que termino haciendo es un monu-
mento a la autorreferencialidad.
Una vez terminado, redactado y escrito el PPV es bueno llevarlo a la
oración y pedirle al Señor que lo confirme como expresión de su volun-
tad aquí y ahora. Si la confirmación no se da, lo propio sería volver a
comenzar porque ese PPV no es expresión de la voluntad de Dios, sino
de otros espíritus (mi comodidad, mi miedo, mi cobardía…).

Más que una elaborada técnica intelectual, el PPV es un instrumento de


crecimiento personal que ayuda a vivir una vida cristiana en tensión de creci-
miento. Si recordamos aquello de que “el que no recoge conmigo, desparrama”,
que decía Jesús (ver Mt 12,30), podemos captar la importancia que, para alguien
que se decide a avanzar en su fe, tiene este medio tan importante, si es que no
queremos vivir “desparramados”…

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TERCERA PARTE

AHORA TE TOCA A TI
Llegados a este punto, no me queda mucho más que decirte, amable lector.
Hemos recorrido juntos los principales núcleos carismáticos de la forma maria-
nista de seguir a Jesús. Estamos convencidos de que ser marianista es un camino
de plenitud, felicidad y santidad. Ahora te toca a ti, si te reconoces llamado o
llamada a encarnarlo en tu vida y plasmarlo en un Proyecto personal de vida.

En este largo espacio en blanco que hay a continuación,


puedes ir tomando notas o redactando. Es el momento de volver
a las preguntas de los seis cuadernos anteriores por si te pueden
ayudar… No te olvides de compartir este PPV con alguien que te
pueda ayudar (pareja, amigo, comunidad o acompañante espiritual).

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PROYECTO PERSONAL DE VIDA

20
21
PROYECTO PERSONAL DE VIDA

22
23
PROYECTO PERSONAL DE VIDA

24
25
PROYECTO PERSONAL DE VIDA

26
27
PROYECTO PERSONAL DE VIDA

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PARA SEGUIR EN CAMINO

Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, Sal Terrae, Santander 2010.


P
 edro J Gómez, Nos sobran los motivos. Una invitación al cristianismo, PPC,
Madrid 2011.
Interesantísimo libro con un nombre iluminador.
 V.AA., Oraciones marianistas. De las oraciones a la oración, SPM, Madrid,
V
2000.

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ÍNDICE

PUNTO DE PARTIDA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2

LEE Y REFLEXIONA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
PRIMERA PARTE
Señas de identidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

SEGUNDA PARTE
Un proyecto personal de vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

TERCERA PARTE
Ahora te toca a ti . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

PARA SEGUIR EN CAMINO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

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