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CAPÍTULO XIV: LA DEFENSA.

EXCEPCIONES PREVIAS.

I. CONCEPTO.

Entre las actitudes que adopta el demandado al ser notificado de la demanda, éste puede
esgrimir su defensa a través de las excepciones previas.

El demandado tiene la facultad de limitarse a formular negaciones con el fin de


desvirtuar las afirmaciones contenidas en la demanda o bien puede responder a este ataque con
un verdadero contraataque o defensa.

Mientras que las meras defensas pueden ser identificadas genéricamente como las
distintas clases de oposiciones que el sujeto pasivo puede formular contra la pretensión procesal
constituyendo meras negaciones sin aporte de nuevas circunstancias de hecho, las excepciones
son defensas tendientes a demerituar la pretensión del actor introduciendo hechos
contradictorios a ésta que extinguen su fundabilidad tanto formal como sustancial.

Antes de la reforma que introdujo la ley 25.488 se podía establecer una diferencia entre
excepciones y defensas, asignando a las primeras el carácter de oposiciones al progreso de una
demanda con defectos en los presupuestos formales de admisión y a las otras, la condición de
cuestiones vinculadas con el fondo del problema, que plantea el demandado como fundamento
para que la pretensión se rechace. Actualmente, defensas y excepciones se deducen en un sólo
acto y en forma conjunta con la contestación de la demanda o reconvención, de modo tal que,
las condiciones de procedencia formal y sustancial de la pretensión se analizarán en una misma
lectura, aunque, claro está, no en un mismo momento procesal.

Las excepciones de previo y especial pronunciamiento son pues defensas opuestas por
el demandado o reconvenido cuyo objeto es lograr la extinción o paralización total o parcial,
definitiva o provisoria, de la pretensión del actor o reconviniente.

Estas excepciones son llamadas de previo y especial pronunciamiento, pues hasta la


sanción de la Ley 14.237 el demandado podía entablar ciertas defensas que luego se
convirtieron en previas, mientras que las defensas perentorias debían resolverse con la sentencia
definitiva.

En efecto, toda defensa que no merezca la tipificación de "previa" es en nuestro


ordenamiento ritual, de tratamiento en la sentencia definitiva.

Esta disposición encuentra fundamento en que sería inadecuada su sustanciación


conjunta con las restantes cuestiones de fondo involucradas en el proceso, cuya decisión, por
otra parte resultaría innecesaria en el supuesto de que cualquiera de aquellas prospere,
conduciendo al desarrollo de un proceso inútil. Atento ello, las excepciones perentorias que no
sean previas, tales como la denuncia de un hecho impeditivo como incapacidad, error, dolo o
extintivo como el pago, la novación, la renuncia u otros, se esgrimen como contestación de la

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demanda y se resuelven en la sentencia definitiva. Estas defensas requieren de un conocimiento
más exhaustivo que el tratamiento previo no puede garantizar.

Siempre inspirado en la economía procesal en franco equilibrio con el derecho de


defensa, nuestro ordenamiento ritual prevé la rápida oposición y resolución de las excepciones
previas, considerándolas inadmisibles en el proceso sumarísimo (art. 498, CPCCN).

II. NATURALEZA JURÍDICA.

Tradicionalmente la doctrina opone la excepción a la acción, definiéndola como la


defensa que el demandado alega para paralizar o extinguir los efectos de la demanda (Alsina).

La postura dogmática que se adopte con respecto a la acción determinará la elucidación


de la naturaleza jurídica de la excepción.

A estos fines vale determinar si al hablar de excepción se hace referencia a un acto o a


un derecho. Palacio considera que la oposición, lo mismo que la pretensión, constituye un acto,
no un derecho participando la excepción de la misma naturaleza jurídica de la acción.

En el sistema formulario romano, las excepciones eran auténticas restricciones al poder


condenatorio del magistrado1. Más tarde, con el sistema extraordinario, la excepción dejó de ser
una restricción para ser un medio de defensa, pues el magistrado era quien instruía la causa y
dictaba la sentencia. Sin embargo, se identifica a la excepción como la conocemos hoy al pedido
expreso del demandado de hacer valer esta defensa y no a la actividad oficiosa del juez.

Así pues, puede identificarse a la excepción como un verdadero acto de defensa que
compete al demandado en forma expresa.

III. CLASIFICACIÓN Y ENUMERACIÓN.

Si bien la doctrina refiere distintas clasificaciones de las excepciones 2, tradicionalmente


se las clasifica según los efectos que producen en perentorias y dilatorias. Las primeras son

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ALSINA, Hugo “Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial”, Buenos Aires,
EDIAR, 1961, To.III, p.77. Agrega ALSINA: “sabido es que la fórmula, redactada después de un debate
contradictorio, se componía de la demonstratio -exposición de los hechos- la intentio -resúmen de las
pretensiones del actor, la condemnatio -que autorizaba al juez para condenar o absolver según el resultado
de la prueba- y la adjudicatio -por la que el juez podía acordar a alguna de las partes la propiedad de una
cosa-. Pero la intentio, justa en derecho, podía no serlo en equidad, así según el derecho civil, no se
examinaba por qué había tenido lugar una estipulación, bastando que ella estuviera probada, aunque
hubiese sido concertada con fuerza o por dolo, para el que juez condenase al obligado. Como esto hería la
equidad, los pretores imaginaron una restricción al poder de condenar, y para ello, en lugar de otorgar al
juez en tales casos una autorización general, cuando el demandado alegaba esa defensa, lo hacian en
forma condicional: "condenaréis a menos que se pruebe dolo o violencia". Es así como nacieron las
primeras excepciones: exceptio doli, exceptio metus causa, en forma de restricciones al poder de condenar
para mitigar los rigores del derecho civil.
2
Mientras que ALSINA hace un distingo entre las defensas que paralizan la acción -incluyendo allí a las
excepciones dilatorias que hacen a la regularidad del proceso y las defensas previas que impiden un
pronunciamiento sobre la acción- y las defensas que extinguen la acción -dentro de las cuales enumera las
excepciones perentorias como cosa juzgada o prescripción y las defensas generales como son los vicios
del consentimiento-, existen otros autores como Arazi que clasifican las excepciones en tres grupos: las
que gravitan sobre la constitución regular del proceso -incompetencia, falta personería, litispendencia,
defecto legal y arraigo-, las que se refieren a los requisitos de la acción impidiendo al juez pronunciarse

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aquéllas que extinguen la acción, mientras que las segundas sólo producen el efecto de paralizar
temporariamente la misma.

Las excepciones de previo y especial pronunciamiento se hallan enumeradas en los


artículos 346, 347 y 348 del CPCCN. Con respecto al carácter de esta enumeración, hay quienes
sostuvieron su carácter taxativo, aún cuando pueden existir en los códigos de fondo
disposiciones de carácter procesal que sean necesarias para asegurar la eficacia de las
instituciones que ellos legislan. En tales casos, los códigos de procedimientos tendrían que
reglamentarlas, pues en su defecto correspondería a los jueces arbitrar los medios para su
aplicación.

Nos detendremos nuevamente en este aspecto al tratar las defensas temporarias.

Excepciones Dilatorias.
Tienen por efecto excluir temporariamente un pronunciamiento sobre el derecho del
actor, de manera tal que sólo hacen perder a la pretensión su eficacia actual, pero no impiden
que ésta sea satisfecha una vez eliminados los defectos de que adolecía.

Se cuentan entre ellas las de incompetencia, falta de personería, litispendencia, defecto


legal en el modo de proponer la demanda, defensas temporarias y arraigo.

Excepciones Perentorias.
En este caso, la defensa produce el efecto de excluir definitivamente el derecho del
actor, impidiendo que pueda volver a proponerse en el futuro.

Son excepciones perentorias las de prescripción, falta de legitimación para obrar, cosa
juzgada, transacción, conciliación y desistimiento del derecho.

IV. EXCEPCIONES EN PARTICULAR.

A) DILATORIAS.

1. INCOMPETENCIA.

a. Concepto.

Toda demanda debe interponerse ante juez competente, de modo que como excepción,
la de incompetencia persigue la declaración de la inhibitoria del juez que entiende en la causa en
razón de no resultar el asunto de su competencia.

Los orígenes de esta excepción se encuentran en el derecho romano, cuando los


emperadores destacaron pretores en las provincias, ocurría a veces que las cuestiones que debían
someterse a un pretor eran llevadas a otro, por lo que se acordó al demandado una nueva
excepción, la de incompetencia de jurisdicción.

Actualmente es menester considerar que si bien los jueces pueden declarar de oficio la
incompetencia absoluta (materia, valor o grado) en la oportunidad a que se refiere el art.4° del
CPCCN, si se tratara de incompetencia relativa (por razón de las personas o del territorio), el no

sobre el mérito de la pretensión, o lo que es lo mismo, sobre si es o no fundada -falta de legitimación,


prescripción, cosa juzgada, defensas temporarias- y las que atacan el derecho sustancial del actor, es decir
la fundabilidad de la pretensión -transacción, conciliación y desistimiento del derecho-.

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planteamiento de la excepción comporta sumisión tácita a la jurisdicción del juez interviniente,
dándose una verdadera prórroga en favor de éste.

Sobre la prorrogabilidad de la competencia puede decirse que cuando se dirime acerca


de la materia, valor, grado o territorio en cuestiones extrapatrimoniales, la misma es
improrroglable y el juez debe declararse incompetente de oficio (art.4, CPCCN), más si no
resultara claramente su competencia, mandará que el actor exprese lo necesario a ese respecto
(art.337, párrafo segundo, CPCCN).

Por el contrario, la competencia territorial en asuntos exclusivamente patrimoniales y la


competencia federal, contemplada en el art.12 inc.4 de la ley 48 es prorrogable.

b. Requisitos de fundabilidad.

La oposición de esta excepción deberá fundarse en la falta de competencia del


magistrado que entiende en la causa.

Siendo la competencia requisito para la interposición de la demanda, se impone


merituar cuáles son las distintas oportunidades procesales en las que aquélla es revisada.

La primera oportunidad de expedirse sobre la competencia se le presenta al juez en


ocasión del art.337 párrafo segundo del CPCCN, pues en concordancia con el art.4° CPCCN,
pedirá al actor se exprese respecto a la competencia cuando ésta no resulte clara o se inhibirá de
oficio.

La segunda oportunidad es la prevista en el art.347 inc.1° del CPCCN o del art.10° del
CPCCN, cuando el magistrado decide la excepción planteada o resuelve la inhibitoria.

Y finalmente, cuando el art.352 párrafo segundo, autoriza a que en cualquier estado del
proceso, la Corte en instancia originaria y los jueces federales puedan pronunciarse sobre la
competencia federal.

Así pues, el demandado que cuestiona la competencia del magistrado actuante, debe
alegar tal circunstancia en la oportunidad de contestar la demanda, contribuyendo de tal forma a
una correcta sustanciación de la acción intentada.

Téngase presente que en los casos en que corresponde la acumulación por conexidad,
procede la excepción de incompetencia, porque constituyen excepciones a las reglas de
competencia independientemente de los otros medios por los cuales puede obtenerse la
acumulación. En los supuestos de litisconsorcio pasivo el actor puede radicar su acción ante el
juez del domicilio de cualquiera de los demandados.

2. FALTA DE PERSONERÍA.

a. Concepto.

Las partes del proceso deben acreditar no sólo el interés en obtener una sentencia
favorable, sino también presentarse a estar a derecho en debida forma, acreditando su capacidad
civil para protagonizarlo, o la regularidad de los mandatos que otorguen en favor de terceros
para que los representen en el mismo.

Luego del derecho romano, en que las partes debían comparecer personalmente ante el
magistrado, en España, a partir del Fuero Juzgo, se admitió la intervención de personeros, por lo

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que nació una nueva excepción, la de falta de personería, cuyo concepto fue, sin embargo,
variando con el tiempo hasta llegar al tratamiento actual que merece.

Actualmente cuando no existe capacidad civil en alguna de las partes o bien éstas se
encuentran insuficientemente representadas, nos encontramos ante la llamada falta de
personería.

De este modo, la excepción de falta de personería será acogida en aquellos casos en que
el actor no sea civilmente capaz de estar en juicio o que el poder que ha otorgado no resulta
suficiente para ejercer el pretendido mandato.

Este instituto protege al demandado y en su caso al actor, de las carencias en la


representación de su contraria, evitándose la consumación de procesos cuyos resultados, dada la
falencia inicial, resulten inútiles o directamente nulos.

b. Requisitos de fundabilidad.

Para que esta excepción sea acogida, es preciso que la misma ataque la aptitud procesal
de la contraria. Esta incapacidad se refiere a la legitimatio ad procesum, esto es, si la persona
presentada resulta tener facultades suficientes por sí o por un tercero para estar en juicio.

Esta falta de legitimación procesal la sufren los menores de 21 años (art.128, Código
Civil) salvo que se encuentren emancipados (art. 131, Código Civil) o que se trate de cuestiones
laborales, pues un menor adulto puede estar en juicio por derecho propio en esos casos (art.34,
ley 18.345). También son incapaces, entre otros, los dementes declarados en juicio y los
sordomudos que no sepan darse a entender por escrito (arts.140, 141 y 153, Código Civil) y los
inhabilitados judicialmente (art.152bis, Código Civil) que son representados por un curador.

La representación, ya sea necesaria o voluntaria, debe estar plasmada en instrumentos


autosuficientes que no dejen lugar a dudas acerca de la persona representada y el alcance del
mandato.

De modo que se configurará una falta de personería no sólo cuando el actor o


demandado sean civilmente incapaces (en forma absoluta o relativa) sino también en el supuesto
de que sea defectuoso o insuficiente el mandato invocado por quienes pretendan representar a
aquellos.

Vale formular el distingo entre la falta de personería y la falta de acción, pues mientras
que la primera hace a la capacidad para estar en juicio, la cual de no ser suplida acarrea el
desistimiento del proceso, la segunda hace a la titularidad de la relación causal o de derecho
material, cuya carencia conlleva el rechazo de la demanda.

La falta de personería debe ser merituada a la luz de la economía procesal en


concordancia con el derecho de defensa, de modo que si bien la personería debe ser justificada
en la primera presentación (art.46, CPCCN), la falta de legalización del testimonio de la
escritura de poder o el hecho de que se haya acompañado una copia de él en vez del original, no
autorizan la excepción. Corresponderá en este caso fijar un plazo de subsanación razonable. En
esta inteligencia, tampoco procede cuando, por ratificación del mandante, o presentación de un
nuevo poder, quedan subsanadas las deficiencias del mandato.

Finalmente, cabe mencionar que la personería debe ser acreditada tanto por el actor
como por el demandado, de modo que si existe un defecto en su justificación por parte del
demandado, el actor puede hacer valer este derecho por la vía incidental.

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Es importante recordar que la decisión acerca de la personería no hace cosa juzgada
sobre el fondo del problema, sino que posterga la calidad de parte hasta que se acredite
debidamente tal presupuesto de admisión.

3. LITISPENDENCIA.

a. Concepto.

La acción se extingue con su ejercicio, por lo tanto la litispendencia implica la


coexistencia de dos procesos idénticos, aún en trámite y tiene por objeto dejar sin efecto el
nuevo proceso.

La litispendencia se basa en el principio de non bis in idem que persigue evitar dos
pronunciamientos distintos sobre cuestiones iguales.

Si bien nuestro Código Procesal hace mención a la litispendencia diferenciando según


se trate de idéntico proceso o de mera conexidad (art.354 inc.3° CPCCN), lo cierto es que la
litispendencia sólo puede postularse en forma propia de aquéllos procesos que sean iguales en
todos sus elementos. Si falta la identidad de alguno de los elementos del proceso podrá darse un
supuesto de acumulación, pero no de litispendencia en sentido estricto, la que protege contra el
dictado de sentencias contradictorias en procesos idénticos.

Resulta importante diferenciar la litispendencia de la acumulación, pues mientras que la


primera determina la ineficacia del proceso iniciado con posterioridad y su consiguiente
archivo, la segunda, por no concurrir las tres identidades, aconseja la acumulación y tramitación
conjunta con el dictado de una única sentencia (art.190, CPCCN).

b. Requisitos de Fundabilidad.

Esta excepción presupone la existencia de un proceso idéntico aún en trámite. Para que
exista en sentido estricto litispendencia es preciso verificar la triple identidad entre los
elementos del proceso que se invoca para fundarla y el proceso en que ésta se intenta: de las
partes, el objeto y la causa de ambos.

Con respecto a las partes, esta identidad se verifica no sólo cuando coinciden las que
intervienen en el proceso que se denuncia como preexistente y las del actual proceso en el cual
se interpone la excepción, sino cuando esas partes revisten en ambos procesos la misma calidad.
Esto significa que para que se configure la excepción, es necesario que el actor del primer
proceso, sea actor también en el segundo y que el demandado en uno lo sea también en el otro.

El cambio de roles de las partes entre uno y otro proceso no pueden sino indicar la
existencia de dos acciones diferenciables entre sí, suponiendo reclamos recíprocos pero no
litispendencia.

Respecto de la identidad de objeto, debe verificarse que ambos sean idénticos o


susceptibles de identificarse en todo o en parte. Así, se ha dicho que pendiente de resolución una
incidencia planteada en la ejecución de sentencia dictada en el juicio por escrituración, procede
la excepción de litispendencia opuesta al juicio por daños y perjuicios que se reclaman como
cumplimiento indirecto de aquella sentencia y que así también pendiente entre las mismas partes
un juicio por consignación sobre la cantidad que se considera abonada de más, es procedente la
excepción de litispendencia opuesta en el juicio sobre repetición. Por el contrario, no procede en
el juicio que tiene por objeto el pago del precio de mercaderías vendidas, fundada en el hecho de

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estar pendiente un juicio que tiende a obtener del actor la rendición de cuentas de varias
negociaciones.

Con relación a la identidad de causa, debe tratarse de la misma relación origen de las
obligaciones de las partes, por lo que procede cuando ésta es idéntica y no meramente una
interpretación diferenciada de las partes respecto de la misma.

Además de los requisitos previamente detallados para la fundabilidad de la excepción,


son también requisitos para la litispendencia que el proceso invocado como fundamento de la
misma se encuentre pendiente y no terminado por sentencia o por algún modo distinto de la
sentencia, presupuesto de la cosa juzgada. Por lo tanto, no será admitida si el proceso
primigenio ha terminado por declaración de incompetencia que se encuentre firme o se ha
operado la caducidad de la instancia o se ha tenido por desistido del proceso al actor.

Tal circunstancia encuentra basamento en el simple hecho de que mediando abandono


del proceso o declaración de incompetencia, no se ha llegado a resolver sobre el fondo del
asunto, no existiendo por lo tanto riesgo de sentencias contradictorias, único bien protegido al
consagrarse esta defensa.

Asimismo, siendo que la notificación de la demanda crea el estado de litispendencia, es


preciso para fundar esta excepción que la demanda del proceso invocado se encuentre
debidamente notificada.

4. DEFECTO LEGAL EN EL MODO DE PROPONER LA DEMANDA.

a. Concepto.

No sólo la ley del Rito sino también razones fundadas en el adecuado derecho de
defensa, hacen imperioso que la demanda sea propuesta en términos concretos, precisos y
claros.

La excepción de defecto legal es la herramienta con que cuenta el demandado frente a la


dificultad o imposibilidad de contestar en forma acabada una demanda atendiendo la
insuficiencia u oscuridad de sus términos. El defecto legal consiste en carencias del escrito de
demanda que por su defectuosa constitución vuelven incierta su comprensión y consecuente
eficaz contestación, afectándose la posibilidad de una defensa adecuada (Arazi).

Esta excepción se remonta al sistema extraordinario del derecho romano en el que el


procedimiento se hizo escrito, apareciendo la excepción de obscuro libelo, que podía oponer el
demandado cuando la demanda no era clara o tenía defectos de forma, por lo que posteriormente
se le dio el nombre de “defecto legal en el modo de proponer la demanda" (Alsina).

b. Requisitos de Fundabilidad.

El art.330 del CPCCN, al disponer cómo ha de proponerse la demanda, otorga una


referencia para determinar cuando existe defecto legal, pues el incumplimiento de tal
disposición legal dará lugar a la existencia de esta excepción.

Propone Gozaini para verificar que ella procede, un análisis sobre si la demanda puede
ser o no contestada y ser su oscuridad de una gravedad tal que resultare difícil conocer lo que se
pretende creándose en el demandado una situación de perplejidad que le impida ejercer su
derecho de defensa. En definitiva, es necesario que el déficit coloque al demandado en una
situación desventajosa de inseguridad o falta de certeza en el responde.

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La parte accionada al no poder responder a algunos de estos interrogantes, por ser
manifiesto que el actor no los ha precisado en su escrito, queda en un estado de indefensión tal
que se encuentra impedido de articular una respuesta eficaz o desde otro ángulo, allanarse a la
pretensión de la actor, si esa fuera su intención, por no lograr captar lo que el accionante
pretende.

De este modo, existe defecto legal cuando algún elemento exigido por el art. 330 del
CPCCN no se encuentra claramente expuesto o directamente es omitido. Son ejemplos de ello
cuando no se ha denunciado el domicilio real del actor, cuando la cosa demandada no resulta
determinable, cuando no se fija con precisión lo que se pide, como omitir lugar y fecha en que
se prestaron servicios en una acción por locación de servicios, o no se estiman al menos los
daños que se pretenden en una acción resarcitoria, cuando el relato de los hechos es oscuro o
confuso, cuando la petición es autocontradictoria, entre otras.

Por el contrario, no autoriza la excepción la omisión del monto de la pretensión cuando


el mismo no es determinable (art.330 in fine). El CPCCN prevé que la demanda pueda
presentarse en forma defectuosa siempre y cuando el actor se hubiera visto obligado a obrar de
tal modo atento el inminente vencimiento del plazo de prescripción del derecho que esgrime.
Esto, claro está, dará lugar a un emplazamiento para subsanar tales defectos.

Tampoco constituye defecto legal la falta de exposición del derecho o su


fundamentación defectuosa, pues por el principio de iura novit curiae el magistrado está
llamado a encuadrar las relaciones jurídicas sometidas a su decisión. Tampoco tiene entidad de
defecto legal la omisión de adjuntar copias, carencia que tiene un apercibimiento propio previsto
en el código del Rito en el art.120 del CPCCN. Tampoco se canaliza por esta vía la falta de
agregación de prueba documental que tiene una consecuencia propia en el art.335 del CPCCN.

El defecto legal se distingue del rechazo in limine del art.337 del CPCCN, pues mientras
que la excepción de defecto legal es articulada por el demandado frente a una demanda que fue
prima facie admitida, el rechazo in límine implica una actividad jurisdiccional saneatoria que
impide correr traslado de la demanda defectuosa.

5. DEFENSAS TEMPORARIAS.

a. Concepto.

Las defensas temporarias son supuestos legalmente previstos que tienen por efecto
suspender provisoriamente el derecho del actor y que están reguladas en otros cuerpos legales o
bien en otros artículos del Código Procesal. Generan la imposibilidad legal de dirigir
eficazmente la acción contra el demandado cuando alguno de sus supuestos se configura.

Si bien la idea reinante en materia de excepciones previas es el numerus clausus o


cerrado, lo que atiende a evidentes razones de economía procesal y adecuada defensa en juicio,
lo cierto es que la inclusión de las defensas temporarias deja a la vista que -al menos éstas- no
son enumeradas en forma taxativa.

Esto resulta claro de la redacción no sólo del inc.8 del art.346 del CPCCN, sino
fundamentalmente del hecho de coexistir con otras causales que producen el mismo efecto que
las defensas temporarias aún cuando no estén expresamente previstas en tal artículo
puntualmente. Tal el caso del art.553 párr.5to. del CPCCN que erige en excepción previa el
incumplimiento de las condenas impuestas en el ejecutivo que lo precede.

Estas defensas temporarias que a continuación se desarrollan, producen el efecto de


diferir el tratamiento de la pretensión por el plazo que cada una prevé, más no la extinguen.

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b. Requisitos de fundabilidad.

b.1. Beneficio de Inventario


Antes de la reforma introducida por la ley 17.711, los herederos contaban con un plazo
de tres meses para realizar el inventario desde el fallecimiento del causante, plazo durante el
cual podían repeler las acciones de acreedores y legatarios por créditos hereditarios.

Al reformarse el Código, presumiéndose la herencia aceptada con beneficio de


inventario, puede considerarse que esta defensa ha perdido virtualidad (Borda).

b.2. Beneficio de Excusión


Regulado por los arts.2012 y siguientes del Código Civil, esta excepción acordada al
fiador le permite detener la acción del acreedor, obligándolo a excutir con carácter previo los
bienes del deudor principal.

Existen ciertas excepciones a este beneficio tales como la renuncia del fiador al mismo,
la solidaridad de la fianza, la quiebra o ausencia del deudor, cuando el fiador se obligare como
principal pagador, entre otros.

En los casos de fianza comercial, el fiador podrá exigir que el acreedor acredite haber
interpelado previamente al deudor principal (art.480, Código Comercial), pues la fianza
comercial se considera solidaria. Al acreedor le basta, para demanda al fiador, justificar que ha
hecho la intimación al deudor y que no existen en los registros públicos bienes inscriptos a su
nombre, si el fiador pretende que los hay, tendrá que denunciarlos (Salvat).

b.3. Condenaciones del Posesorio


Dispone el art.2486 del Código Civil que el demandando vencido en el posesorio, no
puede comenzar el juicio petitorio sino después de haber satisfecho plenamente las
condenaciones pronunciadas contra él, de modo que la excepción en este caso compele al actor
a acreditar su cumplimiento previo como requisito de la acción que intenta.

b.4. Días de llanto


Durante los nueve días posteriores a la muerte del causante, ninguna acción hereditaria
tendiente a obtener la aceptación o repudio de la herencia puede ser intentada por considerarse
que durante ese período el heredero se encontrará de luto y no debe ser perturbado (art.3357,
Código Civil).

6. ARRAIGO.

a. Concepto

El término arraigar puede ser identificado con "caucionar" o "garantizar". Esta


excepción está prevista para el caso del actor sin bienes ni domicilio en la República Argentina,
lo que impediría la eventual ejecución de una sentencia que le resulte desfavorable.

Es una defensa que atiende a principios de buena fé procesal, exigiéndole al actor sin
domicilio o bienes en el país, que dé caución suficiente para el supuesto de resultar rechazada su
demanda y condenado en costas.

Con respecto a su exigibilidad, se ha dicho que el arraigo no afecta la garantía de


defensa en juicio ni viola la igualdad de las partes, toda vez que tiene por objeto proteger al
accionado de las demandas temerarias de quien puede eludir su responsabilidad por no tener su
domicilio ni bienes en la República Argentina (Fenochietto-Arazi).

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Se ha visto en el arraigo una suerte de contrapartida del embargo, ya que entra en
función de garantía al demandado, por las eventuales consecuencias derivadas de un resultado
adverso al demandante, asegurándose su responsabilidad por los gastos que ocasionare.

Alsina hace un distingo entre el arraigo y la cautio iudicatum solvi, reservando sólo para
la primera una auténtica identificación con el instituto actual.

b. Requisitos de fundabilidad

Luego de la reforma introducida por la ley 22.434, se reemplazó la partícula "o" por
"ni", receptándose así la opinión doctrinaria preexistente en el sentido de exigir ambos
requisitos, falta de domicilio y también de bienes, para acoger la excepción.

No obstante, configurándose ambos supuestos, la excepción no sería acordada si el actor


se viera compelido a comparecer ante determinado juez o bien cuando el demandado careciera
de bienes que le permitan afrontar los gastos del juicio. Así pues, no procede cuando en el
contrato se ha convenido someterse a la jurisdicción de determinados tribunales, o contra el
demandado que reconviene, o bien si existe otorgado un beneficio de litigar sin gastos en favor
del actor. Tampoco cuando la demanda debe necesariamente ser presentada ante determinado
juez, tal como la demanda ordinaria posterior al juicio ejecutivo o en el caso de fuero de
atracción en los juicios universales.

La determinación de la garantía que debe prestarse a los efectos del arraigo -la que
puede ser real o personal (art.1998, Código Civil)- queda librada en cuanto a su monto al
criterio del juez, pero la jurisprudencia ha establecido que aquél debe ser proporcionado al valor
del reclamo formulado en la demanda y apreciado con referencia a los gastos y honorarios cuyo
pago puede originar el juicio al demandado, con exclusión de los posibles daños y perjuicios
que la iniciación del proceso puede acarrear.

La caución real puede consistir en un depósito de dinero, títulos o valores, o bien dando
a embargo bienes personales, o constituyendo una prenda o hipoteca, o mediante el
afianzamiento con un seguro de caución o acudiendo a los servicios de un tercero que preste
fianza en nombre del obligado.

Sólo un criterio restrictivo en la apreciación del arraigo garantizará un acceso a la


jurisdicción en armonía con su consagración en la Carta Magna. Deberán los magistrados ser
cuidadosos en su exigibilidad para no perjudicar el derecho a la jurisdicción.

Este instituto tiene un decidido carácter provisional, pues aún después de haber quedado
firme la resolución que admite la caución y después de que el actor cumpla lo ordenado, si se
modifican los hechos tenidos en cuenta, procede devolver el depósito de arraigo.
Contrariamente si cambian las circunstancias por las cuales una defensa de arraigo fue
rechazada o no fue deducida, el demandado puede solicitarlo hasta el pronunciamiento de la
sentencia de primera instancia. Así lo ha entendido cierta jurisprudencia, aunque tal criterio
pareciera menguar el carácter previo de la excepción en tratamiento.

En este mismo sentido, el arraigo se extingue cuando el actor traslada su domicilio al


lugar del juicio, cualquiera sea es estado de éste.

Con relación a la vigencia de esta excepción, caben ciertos reparos relativos a los países
signatarios de la Convención sobre procedimiento civil adoptado por la Conferencia de La Haya
de Derechos Internacional Privado, aprobada por ley 23502 para los cuales el arraigo no puede
ser exigido, permitiéndoseles el acceso jurisdiccional sin caución previa.

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En efecto, el art.17 de la Convención de La Haya dispone que no podrá serle impuesta
ninguna caución o depósito, por su condición de extranjeros o por falta de domicilio o de
residencia en el país a los nacionales de uno de los estados contratantes que tengan su domicilio
en uno de dichos estados y que sean demandantes o partes ante los tribunales de otro de estos
estados.

B) PERENTORIAS.

1. PRESCRIPCIÓN.

a. Concepto.

La prescripción es un modo de adquirir derechos o liberarse de obligaciones por el paso


del tiempo. Como excepción, implica la declaración de la extinción de la acción la cual ha
fenecido por el paso del tiempo.

El art.3962 del Código Civil reza que la prescripción debe oponerse al contestar la
demanda o en la primera presentación en el juicio que haga quien intente oponerla.

Coincidentemente, el art.346 del CPCCN permite al rebelde oponerla aún cuando se


presentara con posterioridad al plazo otorgado para contestar demanda si pudiere probar que las
circunstancias que le impidieron presentarse fueron invencibles, e incluso la acuerda al
presentante en primera oportunidad cuando ésta no coincidiera con el plazo para contestar la
demanda o reconvención.

b. Requisitos de fundabilidad.

Si bien son amplias las posibilidades de oponerla, la prescripción no puede ser suplida
de oficio por el juez (Art.3964, Código Civil –ver nota–).

Con respecto a la obligación de comparecer y la necesidad de que la prescripción se


intente en la primera oportunidad posible, atento la reforma introducida por la Ley 25488, no
quedan dudas de que esta excepción debe intentarse junto con la contestación de demanda y las
otras excepciones que eventualmente se opusieran, salvo que por requerirse posteriormente una
correcta integración de la litis o la intervención obligada de terceros, deba extenderse ese plazo.

Téngase presente que la facultad de oponer prescripción está condicionada a la


circunstancia de que la cuestión pueda resolverse como de puro derecho. Caso contrario deberá
ser objeto de prueba durante el período ordinario y resolverse en la sentencia definitiva.

Un caso particular lo ofrece el del rebelde, pues si bien el art.64 del CPCC lo admite
como parte en cualquier estado del juicio que se presente pero sin retrogradar, éste podría
intentar la prescripción según los expresos términos del art.346, por efecto del art.3962 del
Código Civil.

2. FALTA MANIFIESTA DE LEGITIMACIÓN PARA OBRAR.

a. Concepto.

La legitimación activa supone la aptitud para estar en juicio como parte actora, a fin de
lograr una sentencia sobre el fondo o mérito del asunto, que puede ser favorable o desfavorable,
la legitimación pasiva se vincula con la identidad entre la persona demandada y el sujeto pasivo
de la relación sustancial controvertida (Calamandrei).

11
Esta excepción según Palacio, tiene por objeto poner de manifiesto alguna de las
siguientes circunstancias: que el actor o el demandado no son los titulares de la relación jurídica
substancial en que se funda la pretensión; que mediando la hipótesis de litisconsorcio necesario,
la pretensión no ha sido deducida por o frente a todos los sujetos procesalmente legitimados; o
bien que no concurre, respecto del sustituto procesal, el requisito que lo autoriza para actuar en
tal carácter.

Sin embargo hay quienes ven en la "exceptio plurium litisconsortium" un supuesto que
habilita tan sólo una petición de integración de la litis, de conformidad con el procedimiento
establecido por el art.89 del CPCCN, pero no hace procedente la excepción de falta de
legitimación para obrar, lo que no impide que el juez califique correctamente la petición y
ordene la integración con base en el citado art.89 que autoriza a hacer la solicitud hasta la
providencia de apertura a prueba (Fenochietto-Arazi).

Acoger esta excepción equivale a evitar el desarrollo total de un proceso que al concluir
no podrá resolver sobre la pretensión intentada en forma eficaz, pues no existe identidad del
actor o del demandado con la relación causal u obligacional. Se cuestiona la llamada legitimatio
ad causam.

b. Requisitos de fundabilidad.

El rechazo de esta excepción sólo puede fundarse en la circunstancia de que la


pretendida ausencia de legitimación no resulte manifiesta, pues no existe en tal caso obstáculo
para que el juez en la sentencia definitiva y valorando los elementos de juicio aportados durante
el transcurso del proceso, se pronuncie acerca de la existencia o inexistencia de legitimación
para obrar, aún en el caso de que el demandado, tratándose de un proceso ordinario, se haya
limitado a deducir la excepción como de previo pronunciamiento y no haya opuesto la
tradicionalmente denominada defensa de falta de acción.

El carácter manifiesto de esta defensa es lo que le otorga un lugar entre las excepciones
previas. Nada impide al actor que dirigió mal la demanda pueda reintentarla en un proceso
posterior contra quien realmente revista la calidad de titular pasivo de la acción que intente.

Esta excepción resulta manifiesta cuando los elementos obrantes en la causa son
suficientes para resolverla, sin necesidad de prueba, por lo que de no ser indubitable su calidad,
se resolverá en la sentencia definitiva y la prueba que a su respecto se produzca será durante la
etapa probatoria del juicio ordinario, esto es, luego de la audiencia del art.360 del CPCCN.

3. COSA JUZGADA.

a. Concepto

Así como hay litispendencia cuando la nueva demanda comprende a las mismas
personas, persigue el mismo objeto y se funda en la misma causa que otra ya pendiente ante el
tribunal, hay cosa juzgada cuando la nueva demanda pretende un pronunciamiento sobre una
cuestión decidida anteriormente en otro litigio. Es decir, que la litispendencia supone la
existencia de un proceso en marcha y la cosa juzgada un proceso finiquitado, pero ambas
requieren la concurrencia de las tres identidades (persona, causa, objeto) y tienden al mismo
propósito: evitar dos pronunciamientos sobre una misma cuestión.

12
Amén de que el Código Civil no trae una expresa definición de cosa juzgada (nota a los
arts.1102 y 1103, Código Civil) nuestro Código Procesal se refiere a ella en el art.347 inc.6°,
haciendo la expresa mención de que puede existir basamento para esta defensa no sólo en los
casos en que los tres elementos del proceso sean idénticos, sino también en aquellos casos en
que la materia sobre la cual versare la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada pudiera
influir en el proceso iniciado con posterioridad por estar contenido, ser conexo, accesorio o
subsidiario de la pretensión actual.

Puede decirse sin hesitar que el propósito de esta excepción es no sólo evitar el dictado
de sentencias disímiles en procesos idénticos, sino también evitar omitir en tales sentencias
elementos contenidos en otra sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada a cuyo respecto
debieran hacer mérito.

b. Requisitos de fundabilidad.

La procedencia de esta defensa dependerá de la identidad que presente con su


precedente el proceso en que se la intente.

Con respecto a sus distintos elementos, el proceso podrá ser declarado ya juzgado según
se trate de coincidencia en los sujetos, el objeto o la causa que lo integran.

Relativo a los sujetos encontramos quienes hacen un distingo entre la res judicata y la
titularidad del derecho que otorga la sentencia, pudiéndose sólo intentar como defensa de cosa
juzgada por cualquier sujeto en el primer caso 3. Es menester determinar si los sujetos de ambos
procesos coinciden entre sí, análisis que no siempre arrojará resultados indubitables.

En efecto, hasta la reforma de la Ley 25.488, el Plenario Balebona (C.N.Civil, en pleno,


1992-3-4), sostuvo que si la intervención del tercero era provocada por la petición del
demandando y el actor no ampliaba la demanda a su respecto, quedaba atrapada en la cosa
juzgada porque actuaba en calidad de parte, con las facultades, cargas y deberes que ello
significa (esto es, igual a la de quienes son partes legítimas,) pero no era posible ejecutar contra
él la sentencia. Este supuesto muestra como existen casos de legitimación procesal que admiten
intervenciones plenas sin que la eficacia de la sentencia los obligue inmediatamente, aunque hoy
en día también los terceros convocados la proceso se convierten en parte, pudiendo la sentencia
alcanzarlos como a los litigantes principales.

Con respecto a la causa del proceso, vale la pena resaltar la diferencia entre cosa
juzgada material y cosa juzgada formal, debiéndose admitir la excepción sólo cuando hubiera
mediado agotamiento de la causa del proceso precedente y por lo tanto haberse vuelto
irrevisable.

Así, nos encontramos con la particular situación de la sentencia de remate y el juicio


ordinario posterior. Esta sentencia hace cosa juzgada sólo en sentido formal, por cuanto dispone
el Rito que ésta puede ser revisada luego en juicio ordinario posterior, resaltándose así su
relativa inmutabilidad. No obstante versar sobre la misma obligación, ambos procesos
simultáneos no plantean materia para esta defensa, pues persiguen distintos pronunciamientos.

3
Respecto a la cosa juzgada ha dicho BELLUSCIO que ésta a veces compete exclusivamente a los
titulares de la relación jurídica, excluyendo a cualquier otro. En estos casos la sentencia tiene eficacia
erga onmes, como son los pronunciamientos que declaran el divorcio, o el carácter de una filiación.
Distingue entre efectos de la cosa juzgada y oponibilidad del título que la sentencia constituye o modifica,
valiendo la primera para todos (erga onmes) como título y por ser tal, puede impugnarse por quienes no
tuvieron oportunidad de alegación y réplica, mientras que el segundo aspecto no se vincula con la res
judicata, porque aun siendo erga onmes, no deja posibilidad a terceros para plantear sus pretensiones
(“Código Civil y Leyes Complementarias”, Buenos Aires, Astrea 2da.Ed.1984, p.74).

13
Aún así, encontramos que la sentencia de remate tiene efecto de cosa juzgada material en la
medida en que la sentencia a dictarse en el proceso ordinario posterior sólo pueda recaer sobre
pretensiones legalmente excluidas del juicio ejecutivo o cuestiones cuya alegación y prueba se
hallen sujetas a restricciones, de modo que algunos de los hechos alegados y probados en el
juicio ejecutivo en cuanto sean materia de la sentencia de remate, no podrán ser replanteados y
valdrá contra ellos la defensa en tratamiento.

Tampoco se ha discutido la causa y resulta por lo tanto proponible la acción reintentada


en virtud de que la precedente hubiera sido repelida in limine en virtud del progreso de una
excepción previa sin una decisión sobre el mérito de la causa, o bien en el caso de haber
perimido la instancia sin haberse llegado a dictar sentencia definitiva. También resulta
proponible un proceso cuya causa no hubiera sido exhaustivamente agotada en el proceso
precedente, tal como si ante la existencia de transacción, conciliación o desistimiento, se
reclamaran derechos que no hubieran sido motivo expreso de esos modos de terminación del
proceso.

En definitiva, podrá existir una identidad absoluta o bien una continencia o conexidad
que autoricen la defensa, pero podrá postularse que lo que la defensa persigue es amparar más
que el texto formal del fallo la solución real prevista por el juzgador (C.S.J.N., 1996-10-29,
"Egues, Alberto c. Pcia. de Bs.As., LL 1998-A, 116).

4. TRANSACCIÓN, CONCILIACIÓN Y DESISTIMIENTO DEL DERECHO.

a. Concepto.

Estas tres defensas son modos de extinción de las obligaciones y como tales se hallan
previstos en la ley de fondo. Como excepciones son opuestos para lograr la desestimación de la
demanda por haber sido su objeto satisfecho a través de alguno de esos modos de extinción de
las obligaciones con carácter previo a su interposición.

Someramente puede referirse a la transacción como un acuerdo de partes en el cual éstas


se hacen concesiones recíprocas en orden a extinguir derechos dudosos o litigiosos. La
conciliación resulta también un acuerdo entre partes aunque ya en una instancia judicial (art.360
inc.1°, CPCCN) y el desistimiento del derecho como una manifestación unilateral en el sentido
de renunciar a reclamar por un derecho subjetivo lesionado.

b. Requisitos de fundabilidad.

Si el proceso precedente ha terminado por alguno de esos modos anormales, siendo


complementado con una sentencia interlocutoria de homologación (art.162, CPCCN)
corresponde otorgarle los mismos efectos de inmutabilidad que la cosa juzgada.

Siendo la transacción fruto de un libre acuerdo de voluntades entre las partes,


corresponderá al juez merituar si tal acuerdo es suceptible de ser revisado para el caso de
replantearse la acción por el mismo objeto que aquélla contempló.

En efecto, si del acuerdo de voluntades resultare violatorio de normas de orden público


o contrario a las leyes, correspondería el rechazo de la defensa y el tratamiento exhaustivo de la
cuestión.

Siendo que lo que se protege es el doble juzgamiento de cuestiones ya resueltas,


corresponde también rechazar la conciliación cuando se articula basada en un acuerdo de
derechos litigiosos solucionado en una etapa judicial, pero que no se halla homologada. La

14
sentencia homologatoria forma parte esencial del acuerdo arribado, pues es lo que le otorga
fuerza ejecutoria y la única garantía de que el acuerdo ha sido conforme a derecho.

Con respecto al desistimiento caben las mismas consideraciones, pues como modo
anormal de terminación de proceso, depende en su eficacia de la sentencia homologatoria
respectiva.

V. REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD.

Ya se han estudiado con cada una de las excepciones los requisitos de su fundabilidad o
en qué hechos han de estar fundadas para ser acogidas, siendo menester en este estado merituar
cuáles son los requisitos de su admisibilidad formal.

Antes de sustanciar las excepciones, el juez debe examinar si son admisibles, es decir, si
están expresamente enumeradas por el art.347, si se han opuesto dentro del plazo legal y si
reúnen los requisitos a que se refiere el art.349 del CPCCN, debiendo rechazarlas sin
sustanciación en el caso contrario.

Así pues nos encontramos con los siguientes supuestos de admisibilidad:

A. Tiempo procesal.

Para ser admisibles, las excepciones deben ser opuestas temporáneamente con él la
contestación de la demanda y en un sólo escrito (art.346, CPCCN).

B. Modo de articularlas.

Las excepciones deben ser articuladas en el mismo escrito de contestación de demanda


y no pueden condicionarse ni intentarse en forma subsidiaria.

No deben quedar dudas acerca de cuál es la excepción articulada, debiéndose expresar


en la suma (art.47, RJN) y en el cuerpo del escrito con precisión de qué excepción de las
legalmente previstas el demandado o reconvenido está intentando valerse.

De este escrito es menester acompañar copias en los términos del art.120 del CPCCN.

C. Ofrecimiento de prueba.

Siendo estas excepciones de previo y especial pronunciamiento y atento que de ser


acogidas la discusión de la cuestión de fondo devendría innecesaria, para poder resolver las
excepciones en algunos casos es menester producir prueba.

En el escrito en que se oponen las excepciones, debe ofrecerse toda la prueba y


agregarse la documental (art.350, CPCCN).

Evidentemente en los casos en que lo manifiesto de la excepción surja de la prueba


documental agregada, se resolverá en base a ella, pero es posible producir prueba más allá de las
meras constancias instrumentales.

Para demostrar la existencia del presupuesto que habilite el acogimiento de la


excepción, el art.349 del CPCCN dispone qué extremos hay que acreditar.

15
Estas exigencias contenidas en el código ritual, tienen la finalidad de evitar que las
excepciones se utilicen como meras maniobras para demorar el proceso. La prueba documental
exigida acredita que las defensas opuestas tienen un fundamento serio.

Como principio general, deberán acompañarse aquellos instrumentos que acrediten la


existencia de la excepción, tal como la documentación de la que surja la distinta nacionalidad en
los casos de incompetencia por razón de la misma o en los casos de prórroga convencional se
omitiera adjuntar el contrato respectivo. También se agregará el testimonio de la demanda
pendiente en la litispendencia o de la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, según sea
el caso. O bien en el caso de invocarse transacción, conciliación o desistimiento del derecho, los
elementos que así lo acrediten -convenios, sentencias interlocutorias que los homologuen, etc.

También se prevé que ante la imposibilidad de acompañar testimonios, se indique en


qué tribunal o juzgado se encuentra la causa en la que se funda la excepción para lograr su
admisibilidad.

De la prueba documental también deberán anejarse copias en los términos del art.120
del CPCCN.

VI. TRÁMITE.

Una vez opuestas las excepciones, se dará traslado de ellas por cédula al actor (art.135
inc.2do., CPCCN) quien tiene la carga de contestarlas, pudiendo a su vez ofrecer prueba para
lograr su rechazo (art.350, CPCCN).

La apertura a prueba es facultativa para el juez por cuanto el CPCCN dice que éste la
dispondrá si “lo estimare necesario”. Luego de de corrido el pertinente traslado al actor, se
resolverá sobre las excepciones.

El código ritual prevé una audiencia de prueba dentro de los diez días posteriores al
vencimiento del plazo para contestar las excepciones (art.351, CPCCN) oportunidad en la que
se oirán las medidas probatorias propuestas por ambas partes.

Produciéndose o no prueba, la resolución que recaiga deberá hacer mérito en primer


término de la declinatoria y la litispendencia. Razones de orden práctico aconsejan que si existe
otro magistrado competente o bien uno que ya previno en la causa, resultaría inútil pronunciarse
sobre las restantes defensas si las hubiera.

Por el contrario, de considerarse competente, el juez resolverá acogiendo o


desestimando las demás excepciones por medio de una sentencia interlocutoria.

Mención aparte merece el juicio sumarísimo, en el cual las excepciones no pueden


resolverse como artículos de previo y especial pronunciamiento y deben ser decididas, por lo
tanto, en la sentencia definitiva (art.498 inc.1, CPCCN).

VII. EFECTOS.

La oposición de excepciones produce distintos efectos y el ordenamiento ritual prevé el


modo en que el juez debe proceder en el caso de admitirlas o rechazarlas.

16
A) Excepción al principio de no suspensión del plazo para contestar
demanda.

La previsión legal contenida en el art.346 in fine del CPCCN, dispone claramente que la
oposición de excepciones no suspende el plazo para contestar demanda, salvo en los casos en
que se opongan excepciones tales como la de falta de personería, defecto legal o arraigo. Con
ello se sienta el principio por el cual el demandado debe oponer las excepciones al tiempo de
contestar la demanda, no pudiendo hacerlo en oportunidad ulterior.

No obstante, por las mismas razones alegadas en ciertas excepciones, el principio


resulta inaplicable, pues existen defensas cuyo efecto necesario es la suspensión o interrupción
del plazo para contestar la demanda.

El principio de no suspensión entonces sufre una excepción en los casos de defecto legal
en el modo de proponer la demanda, arraigo o falta de personería, el plazo debe necesariamente
ser interrumpido en el primer caso y suspendido en los dos restantes.

Esta solución legislativa satisface el principio de bilateralidad procesal o defensa en


juicio consagrado en el art.18 de nuestra Carta Magna, pues garantiza al destinatario pasivo de
una acción, ya sea demandado o reconvenido, la posibilidad de contar con todos los elementos
procesales necesarios para un óptimo ejercicio de su defensa.

El acogimiento de alguna de estas excepciones, por sus especiales efectos, produce el


otorgamiento de un nuevo e íntegro plazo para contestar la demanda o bien la reanudación del
mismo. Se tratará de un nuevo plazo para contestar la demanda reformulada por el actor o
reconviniente y que adolecía de defectos de proposición u obscuridad en sus términos en el caso
del defecto legal. Si por el contrario las excepciones acogidas son la de falta de personería o
arraigo, se prevé una reanudación del plazo para contestar demanda en el caso de que se subsane
la personería o se arraigue (art.354 in fine y art.338, CPCCN).

B) Delimitación del thema decidendum.

La oposición de excepciones por parte del demandado produce determinados efectos


jurídicos que inciden modificando la relación jurídica que une a las partes del proceso.

En ocasiones, su alegación produce la delimitación del thema decidendum, pues a


diferencia de la reconvención –que como se ha visto consiste en introducir una pretensión
propia y autónoma del demandado contra el actor- aquélla sólo determina el alcance del objeto
del litigio pero no lo modifica sustancialmente ni lo transforma. La alegación de excepciones
redundará en la extensión del objeto litigioso (art.163 inc.6to., CPCCN) y con él la extensión de
las resoluciones que a su respecto se dicten, sin introducir ninguna pretensión autónoma del
demandado sino una mera defensa susceptible de modificar o aniquilar el derecho del actor.

C) Archivo o remisión de actuaciones. Fijación de plazo.

Según que la excepción admitida sea perentoria o dilatoria, se producirá el archivo o la


suspensión o remisión de las actuaciones.

Si se trata del acogimiento de la excepción de falta de legitimación para obrar, la de


cosa juzgada, prescripción, transacción, conciliación o desistimiento del derecho, se dispondrá
el archivo de las actuaciones, no pudiéndose reintentar la acción en el futuro.

Si las excepciones que se acogen son la litispendencia o incompetencia, el juez deberá


remitir las actuaciones al tribunal competente o bien donde tramite el expediente conexo.

17
Procederá a archivarlas en el caso de que los procesos sean idénticos. En este último caso, por
tratarse de dos contiendas iguales, corresponde archivar la iniciada con posterioridad.

Con respecto a la incompetencia, el art.352 del CPCCN prevé que para el caso de
rechazo de la misma, las partes no podrán cuestionarla en lo sucesivo y deja a salvo el caso de la
competencia federal que ya se merituó al desarrollar esta excepción.

En el caso de acogerse alguna de las defensas temporarias previstas en el inciso 8º del


artículo 347, corresponderá la suspensión del procedimiento hasta tanto se acredite el
emplazamiento al deudor principal en el caso del beneficio de excusión, o se acredite el
cumplimiento de las condenas del posesorio o transcurra el plazo de llanto y luto previsto por el
art.3357 del Código Civil.

En las particulares excepciones de falta de personería, defecto legal y arraigo, el juez


fijará un plazo para subsanar las omisiones de la demanda, corrigiendo sus términos y
acreditando los extremos que fueren menester o arraigando, para luego reanudar del plazo de
contestación de la demanda o decretar un nuevo cómputo, según el caso (art.354 bis, CPCCN).

D) Desistimiento del proceso.

Una vez acogida la excepción de que se tratare y de no cumplirse en tiempo y forma el


emplazamiento judicial a subsanar los defectos de que pudiera adolecer, existe un grave
apercibimiento contenido en el art.354 in fine consistente en tener por desistido del proceso al
contendiente remiso. Asimismo, prevé la imposición de las costas judiciales al actor compelido
en tal sentido.

VIII. RECURSOS.

El corolario de la sustanciación de las excepciones y la eventual producción de la


prueba, es el dictado de una resolución o sentencia interlocutoria que las acoge o rechaza.

Como toda resolución, esta sentencia interlocutoria, al acoger o rechazar una excepción,
puede generar perjuicio en alguna de las partes del proceso. Para remediarlo, nuestro Código
Ritual prevé el recurso de apelación en relación y con efecto suspensivo.

Son excepciones a este principio el nuevo análisis de la competencia federal en los


casos del art.352 del CPCCN o la incompetencia por el carácter civil o comercial de la
contienda en los que el recurso se concede con efecto devolutivo atento que los trámites
cumplidos aprovecharán al magistrado que resulte competente (art.353, último párrafo,
CPCCN).

También es una excepción la irrecurribilidad en el caso de desestimación de la


excepción de falta de legitimación para obrar fundada en no ser manifiesta, pues al diferirse la
cuestión para resolver en la sentencia definitiva, no existe gravamen irreparable con la sentencia
definitiva (art.353, párr. segundo, CPCCN).

AUTOR: XIMENA SERGI.

CUADRO DE CLASIFICACION DE EXCEPCIONES SEGÚN SUS EFECTOS.

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EXCEPCIONES DE PREVIO Y ESPECIAL PRONUNCIAMIENTO (arts.346, 347 y
348 CPCCN)

A) DILATORIAS 1. Incompetencia (347, inc.1°)


2. Falta de Personería (347, inc.2°)
3. Litispendencia (347, inc.4°)
4. Defecto Legal (347, inc.5°)
5. Defensas Temporarias (347, inc.8°)
6. Arraigo (art.348)

B) PERENTORIAS 1. Prescripción (346)


2. Falta Manifiesta de Legitimación para Obrar (347,
inc.3°)
3. Cosa Juzgada (347, inc.6°)
4. Transacción, Conciliación, Desistimiento del Derecho
(347, 7°)

________________________

CONTESTACIÓN A LA DEMANDA

A. CONCEPTO.

Como es sabido una de las actitudes que puede tomar el accionado frente al traslado de
la demanda, es presentarse y contestar la demanda. Dicha actitud constituye una carga, que de
no satisfacerla produce la consecuencia que establece el art.356 del Código Procesal y en su
caso la declaración de rebeldía (art.59 del Código Procesal).

Originariamente, algunos autores adoptaban un criterio amplio en cuanto al ámbito de


éste instituto, entre ellos Guasp quien sostenía que la contestación de la demanda era “todo tipo
de alegaciones y peticiones que formulaba el demandado respecto de la pretensión del actor”,
situación demasiado amplia ya que en ella podemos encontrar otras actitudes del accionado ante
la demanda, que pueden comprender desde un allanamiento hasta su simple presentación en el
expediente.

Otros, como Alsina sostienen que contestar la demanda “es dar una respuesta”,
basándose en que se trata de una interrogación que realiza el juez ante una demanda y el
traslado, y fundado en el derecho de fondo. Sin embargo debemos señalar que el actor no
interroga al demandado ni el juez lo hace, sino que se afirman hechos y se reclaman derechos.

También se considera a la contestación de la demanda como una impugnación, cuando


en realidad dicho término está referido específicamente a la pretensión de declaración de certeza
negativa, por ejemplo, la nulidad de un acto jurídico, siendo que la contestación de la demanda
puede consistir en una simple negativa de los hechos.

19
La doctrina mayoritaria sostiene que la contestación de la demanda es un acto procesal,
mediante el cual se pone en ejercicio el derecho de defensa. Si nos trasladamos a un concepto
más concreto, señalamos que es el acto procesal, mediante el cual el demandado alega
oposiciones frente a la pretensión del actor (Palacio).

Asimismo, se ha dicho que “la contestación de la demanda es un acto procesal que


posee trascendencia no sólo en cuanto completa la relación procesal y determina los hechos
sobre los cuales versará la prueba y la sentencia, sino también en tanto constituye la
demostración del sentido en que se produce el accionar humano que trata de conducir el proceso
hacia un deliberado fin”.

Resumiendo podemos decir que la contestación a la demanda es el acto procesal,


mediante el cual el demandado, en el ejercicio de su derecho de defensa, opone a la pretensión
del actor, su propia acción, que consiste en una declaración de certeza negativa, es decir la
desestimación de la demanda (Carli). A través de esas oposiciones se manifiesta la resistencia a
lo requerido por el actor, persiguiendo esa declaración negativa de absolución, evidenciando por
ello que al actor no le asiste razón.

Es pues un derecho del demandado en tanto es la oportunidad que tiene de defenderse


de la acción instaurada en su contra. También constituye una carga ya que –en la medida que no
ejercite esa facultad defensiva- crea una presunción en su contra que le desfavorece al ceder
campo al adversario dado que si no se opone en término está admitiendo implícitamente la
razón del accionante.

Asimismo, la contestación de la demanda tiene para el demandado la misma


importancia que la demanda para el actor porque fija el alcance de la controversia y al
entablarse la demanda y darse traslado de ella al demandado, el juez interroga al accionado
sobre la exactitud de sus términos. Por ello, su silencio o respuesta evasiva puede ser
interpretada como un reconocimiento tácito de los hechos expuestos en la demanda.

1. Facultades del demandado.

Esa facultad de oponerse a la pretensión del actor, que tiene el demandado, la pueda
ejercer de diferentes maneras:

1) Desconociendo los hechos afirmados por el accionante, oponiéndose en consecuencia


a la pretensión del actor, denominada como contestación a la demanda propiamente dicha. Es
decir que en éste caso estaremos ante la presencia de hechos controvertidos, donde la carga de
la prueba recaerá en el actor,

2) Admitiendo los hechos afirmados, pero cuestionando el fondo de la pretensión,


alegando la inexistencia de norma jurídica alguna que ampare los derechos del actor;

3) Oponiendo a la pretensión del actor una situación jurídica distinta que podría llevar a
su extinción. Por ejemplo, en una demanda por cumplimiento de contrato, el accionado opone
la nulidad del acto jurídico, en virtud de existir un vicio de consentimiento u opone la extinción
de la obligación. Observamos en éste caso que la existencia del hecho impeditivo o extintivo
recaerá en poder del demandado, el que en el caso de no poder probar, la demanda será
rechazada.

2. Diferencias con la reconvención.

Debemos dejar en claro la distinción que existe con la reconvención. En la contestación


de la demanda, el demandado solicita al juez que se rechace la demanda, es decir su finalidad es

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que el actor no obtenga algo contra él, mientras que en la reconvención, el que reconviene
requiere al magistrado que se admita su pretensión, es decir espera obtener algo del actor,
independientemente de la suerte que puede correr la pretensión del accionante. Un ejemplo de
éste último caso, lo encontramos cuando el actor inicia una demanda por rescisión de contrato y
el demandado reconviene por cumplimiento de contrato, de modo tal que nada impide que si el
juez rechace la demanda, haga lugar a la reconvención.

Con la contestación de la demanda queda integrada la relación jurídica procesal, se


cierra la etapa introductoria del proceso. En ella quedan fijados los hechos litigiosos, que al ser
controvertidos constituirán el objeto de la prueba y sobre los cuales deberá el juez expedirse en
la sentencia, siguiendo los lineamientos de lo dispuesto en el art.163 inc.6º del CPCCN que
establece que la sentencia deberá contener la “decisión expresa, positiva y precisa de
conformidad con las pretensiones deducidas en el juicio”. Queda delimitado en consecuencia el
“thema decidendum”.

En pocas palabras el aspecto central de la contestación de la demanda consiste en


precisar cuáles son los hechos controvertidos y cuáles las defensas que se invocan como
obstáculo al progreso de la pretensión de la contraparte y, como consecuencia, establece los
aspectos que deberán ser materia de prueba y las cuestiones que el juez deberá considerar en el
fallo.

3. Plazos para contestar demanda.

Difiere según el tipo de proceso. Con anterioridad a la sanción de la ley 25.488, dentro
del proceso de conocimiento, existían tres tipos de procesos: 1) ordinario; 2) sumario y 3)
sumarísimo.

Al suprimirse el proceso sumario con la sanción de la ley referida precedentemente, el


proceso de conocimiento se divide en dos tipos de proceso: el ordinario y el sumarísimo. En el
proceso ordinario el plazo para contestar la demanda es de quince días (art.338, CPCCN), amén
de la ampliación de plazo que pudiera corresponder en razón de la distancia, debiendo dicha
ampliación disponerse por un día por cada doscientos kilómetros o fracción que no baje de los
cien. (Artículo 158, CPCCN).

A ello se debe agregar que cuando se demande a la Nación, una provincia o la


municipalidad el plazo para contestar la demanda es de sesenta días (art.338, CPCCN) En
cambio en el proceso sumarísimo el plazo para contestar la demanda es de cinco días (Art.498,
inc.3º, CPCCN).

Dicho plazo comienza a correr a partir del día siguiente a la notificación, revistiendo el
carácter de individual, es decir, en forma separada para cada una de las partes. Además es
perentorio, de modo tal que una vez vencido el plazo de contestación, si la parte no ejerció dicha
facultad procesal, opera su caducidad, no siendo posible su renacimiento, por el principio de
preclusión procesal.

También las partes pueden solicitar prórroga o suspensión del plazo para contestar la
demanda. La suspensión del plazo para contestar la demanda la puede solicitar el demandado
cuando al recibir la cédula advierte que no se han adjuntado las copias de traslado (escrito de
inicio y documentación). Asimismo también procederá cuando en el transcurso de dicho
término se produce el deceso del demandado, encontrándose dicho plazo suspendido a tenor de
lo dispuesto por el art.43 del CPCCN.

Las partes en función de lo dispuesto por el art.155 del código de rito, podrán requerir la
suspensión del plazo para contestar la demanda en el supuesto de encontrarse en tratativas

21
conciliatorias. Por el contrario si el demandado solicita la suspensión del plazo para contestar la
demanda invocando únicamente la supuesta falta de claridad de la demanda, sin oponer el
impedimento procesal de defecto legal, el mismo será rechazado.

En efecto, el plazo para contestar la demanda puede suspenderse en el supuesto que se


haya dispuesto la citación de un tercero, toda vez que hasta su comparecencia, los plazos se
encuentran suspendidos. (Art.95, CPCCN).

B. CONTENIDO.

En la contestación de la demanda es donde observamos con mayor nitidez el ejercicio


de la garantía constitucional de la defensa en juicio (art.18, Constitución Nacional), donde las
regulaciones procesales conceden a la defensa la mayor amplitud dentro de los procesos de
conocimiento.

A su vez el marco para el planteo de excepciones o defensas es ilimitado a diferencia


de lo sucede en los procesos de ejecución en el cual median restricciones derivadas de su propia
naturaleza.

La oportunidad que tiene el demandado de defenderse es el instrumento técnico de la


garantía constitucional del “debido proceso”. Lo que constituye una garantía política no es la
mayor o menor extensión de la defensa; dada una chance razonable para poder hacer valer la
defensa, el principio queda respetado. En su dimensión procesal, “debido proceso legal”
equivale a debida defensa en juicio.

El art.356 del CPCCN, prevé que en la contestación de la demanda, el accionado deberá


oponer todas las excepciones o defensas de que se intente valerse. Esto quiere decir que en el
mismo escrito de contestación, el accionado deberá oponer todas las excepciones que pudieran
corresponder, las que se encuentran enumeradas en el art.347 de dicho ordenamiento legal,
respetando así el principio de concentración procesal.

C. REQUISITOS FORMALES Y SUSTANCIALES.

Siendo la contestación la contrafigura de la demanda, deben observarse en ellos los


mismos requisitos formales y sustanciales:

1 Requisitos formales.
1) El encabezamiento con la expresión del objeto, el nombre de quien lo presenta, su
domicilio constituido y la enunciación precisa de la carátula (Art.147, Reglamento para la
Justicia Nacional y 118, CPCCN)

2) La exigencia del patrocinio letrado. (Art.56, CPCCN) Toda persona que se presente
en juicio debe ser asistida con patrocinio letrado. En el supuesto que no se cumpla con dicho
requisito dentro del plazo de dos días de notificado por ministerio de ley la providencia
respectiva, se devolverá al peticionante el escrito pertinente.(art.57, CPCCN).

Debemos dejar en claro al respecto que ello implica que hubo incontestación de la
demanda, aunque sí comparecencia de la parte, sin perjuicio de ser defectuosa por ausencia de
un presupuesto formal El efecto que producirá la misma será el del inc.1º del art.356, es decir
una presunción de tener por ciertos los hechos pertinentes y lícitos invocados en la demanda y
un reconocimiento de toda la documentación anudada por la accionante.

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3) Invocar la personería mediante la pertinente documentación o escritura pública que
acredite dicho carácter. Si en la contestación de la demanda se invoca la representación del
titular del derecho sea convención o legal, deberá acompañarse la documentación que acrediten
el carácter de es representación. (Art.46, CPCCN)

La representación en un juicio puede ser legal o convencional. Como representantes


legales podemos mencionar a los padres, tutores y curadores que suplen la incapacidad de hecho
del titular del derecho (Art.57, Código Civil), teniendo que presentar los instrumentos que
acreditan tal carácter, salvo el caso de los padres que están eximidos de cumplir ese deber, salvo
que el juez de oficio o a petición de parte los emplace a presentarlos. También encontramos a
las personas jurídicas, que deberán acreditar la calidad de representante legal con el contrato
social, los estatutos sociales o el acta de socios que designó la autoridad.

En el caso de la representación convencional la personería se acredita con la escritura


público del mandato, el que es instrumentado mediante un poder el que puede ser general para
todos lo negocios del mandato o especial para actos determinados.

4) Adjuntar toda la documentación que estuviese en poder del demandado (Art. 333,
CPCCN).

5) Ofrecer toda la prueba que intente valerse. Artículo 333 del CPCCN, con la
particularidad que en la prueba testimonial, deberá indicar el extremo que se quiere probar con
la declaración del testigo. Este requisito ha sido agregado con la sanción de la ley 25.488.

6) Con el escrito de contestación de la demanda deberán agregarse copias de dicho


libelo y de toda la documentación original que se acompañe.

Ahora bien, en el supuesto de no cumplirse con dicha exigencia, el demandado tendrá


dos días para adjuntar las copias, previa intimación del Tribunal que se notificará por ministerio
de ley. En caso de incumplimiento, se tendrá por no presentado y se devolverá el escrito al
peticionante, ello de conformidad con lo dispuesto en art.120 del ordenamiento legal. En este
sentido se ha planteado el tema de la inconstitucionalidad de dicho artículo. Eisner sostiene “que
el artículo 120 es inconstitucional porque importa una reglamentación irrazonable del derecho
de defensa garantizado por el artículo 18 de la Constitución Nacional”.

Sin embargo los derechos y garantías constitucionales no son absolutos, sino que deben
ejercerse de conformidad con las leyes que reglamenten su ejercicio y que si hablamos de una
irrazonabilidad, también podrían ser extendido los mismos argumentos para todas las
restricciones y requisitos formales que exige la ley, lo cual caería en un absurdo.

Puede suceder que el apoderado no haya adjuntado el poder respectivo en su


presentación, lo que traerá aparejado la intimación por parte del Tribunal para subsanar dicha
omisión, con el apercibimiento de tenerlo por no presentado en caso de incumplimiento.

7) El escrito de contestación de la demanda debe ser suscripto por la parte y el abogado


en caso que aquél actúa por derecho propio, mientras que para las copias sólo basta con la firma
de letrado. Ahora bien, si la parte actúa a través de un letrado apoderado, basta con la firma de
éste último. Asimismo dicho letrado deberá indicar su tomo y folio, número de matrícula y
denunciar su CUIT. En la provincia de Buenos Aires, se exige el ius previsional. También
deberá el letrado acompañar el bono que exige el art.51 inc. d) de la ley 23.187, el que es
adjuntado una solo vez en la primera presentación y un bono de CASSABA (ley 1181)

2. Requisitos sustanciales.

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Son los enumerados en el art.356 del CPCCN, también denominados requisitos
intrínsecos a saber:
1) Admisión o negación de los hechos: El demandado deberá en el responde, reconocer
o negar categóricamente cada uno de los hechos expuestos en la demanda.

Es decir pesa sobre el demandado la carga procesal de reconocer o negar


categóricamente todos y cada uno de los hechos alegados por el actor en su demanda, en forma
particular y separada –hecho por hecho-, así como también la autenticidad de cada uno de los
documentos acompañados que se le atribuyen y la recepción de las cartas y telegramas que le
fueron dirigidos cuyas copias se acompañen –art. 356 inc. 1 CPCCN. Esto es fundamental y se
debe tener especialmente en cuenta al tiempo de contestar una demanda en vista de las
perniciosas consecuencias que se derivan de su incumplimiento.

En cuanto a los hechos expuestos en la demanda, establece la norma que el silencio, las
respuestas evasivas o la negativa meramente general se podrán estimar como reconocimiento de
la verdad de ellos en tanto sean pertinentes y lícitos.

En lo referente a los documentos y cartas o telegramas, se los tendrá por reconocidos o


recibidos respectivamente. El art. 356 inc.1 del CPCCN distingue claramente entre los efectos
del silencio total o parcial de los hechos expuestos en la demanda de los documentos que con
ella se acompañasen pues aquel silencio adquiere fuerza de admisión en un conocimiento o
admisión de la verdad de esos hechos pero sin que adquiera una presunción de verdad ni
autoricen a prescindir de la apertura a prueba. Sólo importa a lo sumo una presunción simple o
judicial, de modo que incumbe exclusivamente al juez, en oportunidad de dictar sentencia, y
atendiendo a la naturaleza del proceso y a los elementos de convicción que de ellos surgen
establecer si el silencio es o no susceptible de determinar el acogimiento de la pretensión
deducida.

Es necesario señalar que la norma se refiere a los hechos personales del demandado o en
los que éste haya participado, como asimismo en lo referente a los documentos, pues si se trata
de hechos de terceros o documentos atribuidos a ellos, no es aplicable la carga procesal y por
tanto, su transgresión no acarrea ningún efecto, toda vez que verosímilmente el accionado puede
desconocerlos o no constarle su existencia.

Entonces podemos apreciar que ante la falta de negativa categórica y pormenorizada


existe una diferencia en cuanto a los efectos adjudicados: los hechos pueden ser estimados como
reconocidos por el juez –lo cual va a depender de los otros elementos que la causa ofrezca-
mientras que a los documentos y cartas o telegramas se los debe tener por auténticos o
recibidos.

En la práctica cotidiana los escritos de contestación, en su parte pertinente, comienzan


con una negativa general, como forma de cubrir cualquier tipo de olvido o respuesta evasiva
formulada intencionadamente durante el decurso de la contestación. Sin embargo, esta
prevención no tiene ningún efecto ni trascendencia. La carga legal de contestar por separado
cada hecho invocado en la demanda no puede ser obviada con la sacramental y añeja fórmula
consistente en negar genéricamente lo que no reconozca en forma expresa.

El defensor oficial o el demandado que actuare como sucesor a título universal


(heredero) de quien participó en los hechos o suscribió los documentos o recibió las cartas está
exento de cumplir las cargas procesales expuestas, le está permitido brindar respuestas en
expectativa, es decir que se puede reservar la respuesta definitiva para una vez producida la
prueba.

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2) El inc. 2 del art. 356 prevé como carga para el demandado la de especificar con
claridad los hechos que alegare como fundamento de su defensa. Es un correlato de la carga que
el art. 330 inc 4 impone al actor.

Quiere decir que el demandado tiene que dar su versión de los hechos, el accionado
contrapondrá sus propios hechos a los del demandante. No basta pues con limitarse a reconocer
o negar cada uno de los hechos expuestos en la demanda, sino que además se deben explicar los
hechos en que se basa la defensa.

Al relatar su versión el demandado puede incorporar hechos que resultan extraños a los
alegados por el actor. A éstos se los denomina nuevos hechos.

Los nuevos hechos de la demanda hacen procedente que con la finalidad de rebatirlos en
el proceso ordinario el actor agregue prueba documental –art. 334, CPCCN texto según ley
22434- lo cual se debe efectuar dentro de los cinco días de quedar notificada ministerio legis la
providencia que tiene por contestada la demanda.

Si en virtud de lo expuesto el actor agregase prueba documental se correrá traslado al


demandado para que reconozca o niegue su autenticidad –art. 334, in fine Cód. Procesal texto
según ley 22434-

3) En la contestación de demanda se deben observar en lo aplicable los requisitos


intrínsecos de la demanda previstos en el art 330 CPCCN –denunciar el domicilio real si el
denunciado por el actor resultara erróneo, invocar el derecho, precisar su petición con arreglo al
tenor de su contestación –art. 356, inc. 3, CPCCN, evitando repeticiones innecesarias

Es decir pesa sobre el demandado la carga procesal de reconocer o negar


categóricamente todos y cada uno de los hechos alegados por el actor en su demanda, en forma
particular y separada –hecho por hecho-, así como también la autenticidad de cada uno de los
documentos acompañados que se le atribuyen y la recepción de las cartas y telegramas que le
fueron dirigidos cuyas copias se acompañen (art. 356 inc. 1, CPCCN)

Esto es fundamental y se debe tener especialmente en cuenta al tiempo de contestar una


demanda en vista de las negativas consecuencias que se derivan de su incumplimiento.

En cuanto a los hechos expuestos en la demanda, como se dijo, establece la norma que
el silencio, las respuestas evasivas o la negativa meramente general se podrán estimar como
reconocimiento de la verdad de ellos en tanto sean pertinentes y lícitos.

D. EFECTOS DE LA FALTA DE CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.

La falta de contestación de la demanda es una de las distintas actitudes que puede


adoptar el accionado al ser notificado de una demanda: cuando se desinteresa total y
absolutamente del proceso.

Tal situación posibilita que el demandado sea declarado rebelde a pedido del actor.
La falta de contestación a la demanda, no altera la secuela regular del proceso, que prosigue
con su tramitación en forma normal.

Si el demandado no constituye domicilio procesal, las sucesivas notificaciones se le


tendrán por notificadas ministerio legis a excepción de la audiencia de absolución de posiciones
y la sentencia definitiva que deberán ser notificadas por cédula en su domicilio real –art. 59, 3er
párr. y 41 ler. párrafo, CPCCN –modif. ley 22434-.

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La falta de contestación a la demanda no debe necesariamente estimarse como un
reconocimiento de la verdad de los hechos expuestos al accionar, pues los jueces conservan la
facultad de resolver el alcance que corresponde atribuir en cada caso al silencio con arreglo a las
circunstancias.

Sin embargo la falta de contestación de la demanda implica un reconocimiento de los


hechos expuestos en el escrito inicial y crea una presunción de verdad de los sucesos afirmados
por el accionante, máxime si es el propio recurrente quien ha reconocido que ante la falta de
contestación de la demanda la prueba documental acompañada quedó reconocida por imperio de
lo dispuesto por el art. 356 del CPCCN.

Pese a la falta de contestación de la demanda, el demandado puede ofrecer prueba no


documental siempre y cuando la misma esté referida a los hechos expuestos en la demanda,
debiendo en su caso el Juez, al momento de proveer la prueba, desechar la impertinente, siempre
que sobre esa calidad no exista duda alguna, ya que en caso de duda podrá considerarla al
momento de resolver.

El art. 365, inc. 1 de ese Código al prescribir la obligación de reconocer o negar


categóricamente los hechos expuestos en la demanda y la autenticidad de los documentos que se
atribuyen a los emplazados o su recepción, sanciona el silencio, además con la pérdida del
derecho a oponer aquellas excepciones o defensas de cualquier naturaleza que no hubieren sido
articulados.

Es cierto que el silencio será susceptible o no de obrar sus efectos de acuerdo a la


legitimidad de la pretensión de que se trata y los elementos de convicción aportados como
sucede también que el desinterés de la parte requerida para contestar el traslado de la acción no
autoriza para suplir luego oficiosamente la actividad que le incumbe en el desarrollo de las
defensas pertinentes a sus intereses que sólo en aquella oportunidad preclusiva pudo deducir.

Observamos que la contestación de la demanda produce los siguientes efectos, a saber:

1) Cierra la etapa introductiva de la instancia. Con dicho escrito se abren las


contingencias posteriores de la apertura a prueba o de la declaración de la cuestión como de
puro derecho.

2) Fija la cuestión litigiosa: Con la demanda el accionante propone un esquema de


cuestiones jurídicas que serán objeto litigioso y que constituirán el thema decidendum. Dicho
esquema se completa con la contestación a la demanda, toda vez que sobre las admisiones o
negaciones del demandado se determina cuáles serán los hechos controvertidos y cómo se
distribuirá la carga de la prueba.

3) Queda determinada la competencia del juez: Si no mediare una excepción de


incompetencia, queda aceptada la competencia del juez aunque fuere incompetente ya que la
competencia territorial es prorrogable.

4) Precluye el derecho de recusar sin causa: Siendo que la facultad de recusar sin causa
es en la primera presentación, al omitir la misma en la contestación de la demanda y al no
ejercerla, no podrá hacerlo con posterioridad.

E. CONTESTACIÓN CON RESERVA.

Por excepción, el defensor oficial y el demandado que interviene en el proceso como

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sucesor a título universal, no están sujetos al cumplimiento de la cargas impuestas en el artículo
356, inciso 1º del CPCCN, ya que podrán reservar su respuesta definitiva para después de
recibida la causa a prueba.

Como antecedente de ello, podemos mencionar al proyecto de Couture que en su art.115


previó para este caso una actitud de expectativa: “Cuando la demanda debe ser contestada por
quién no ha tenido participación personal en los hechos y carezca de la posibilidad inmediata de
informarse respecto de los mismos, como el heredero o el defensor de oficio, le será admitido su
respuesta en definitiva para después de producida la prueba”.

No se trata de una exoneración de cargas, sino de un aplazamiento para ser cumplido


cuando se haya producida la prueba.

En cuanto al fundamento de dicha regla, señalamos que el defensor oficial por el mismo
carácter de su función sustitutiva de la defensa del ausente en juicio y el sucesor a título
universal, carecen de conocimiento sobre los hechos en que intervino el ausente o el causante,
respectivamente, lo cual los coloca en una situación dubitativa que les impide reconocer o negar
categóricamente, aunque no pueden abstenerse de contestar, porque esa abstención les haría
asumir el riesgo del ficto reconocimiento.

Asimismo tampoco incurren en la llamada respuesta evasiva, siempre y cuando la


manifestación se funde en la ignorancia, (ej. no me consta la exactitud de los hechos o sea
dubitativa; no puedo afirmar si la firma es o no de su autor). Ello se encuentra supeditado a las
resultas de la prueba.

La contestación con reserva se encuentra limitada al defensor oficial y al heredero a


título universal, enumeración que no permite su ampliación a otras personas, como por ejemplo
al sucesor a título singular, ni a los representantes del Estado, padres, tutores o curadores por los
hechos de las personas sometidas a la patria potestad.

Ahora bien, la contestación con reserva implica postergar la contestación categórica, es


decir que ni se reconocen ni se niegan los hechos o la autenticidad de los documentos,
simplemente se ignoran si ocurrieron o si la firma corresponde al accionado. Sin embargo la
respuesta categórica deberá realizarla una vez producida la prueba.

Tampoco la contestación con reserva cercena al demandado para producir prueba


tendiente a demostrar la inexactitud de los hechos o la falta de autenticidad de los documentos.
Esa actitud de expectativa no siempre será una posición pasiva ni un sometimiento a lo que
resulte probado por la actitud del actor. Dicha situación acontece cuando ante el fallecimiento
del demandado, se cite a los herederos, recayendo en éstos últimos el deber de colaboración
vinculado a la autenticidad de la prueba documental, suministrando para ello los elementos
indubitados que serán considerados por el perito, ya que su reticencia podrá ser considerada por
el juez como “respuesta evasiva”.

En cuanto a la oportunidad procesal para dar esa respuesta en expectativa, si bien se


hace referencia a una vez producida la prueba, consideramos que la misma procederá cuando se
clausure el período probatorio y se pongan los autos para alegar., fijando el plazo para los
herederos para contestar la misma y en el caso del Defensor Oficial, corriéndosele vista de las
actuaciones.

F. HECHOS NO INVOCADOS EN LA DEMANDA Y DOCUMENTOS


POSTERIORES O DESCONOCIDOS.

1. Hechos no invocados en la demanda.

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El art. 334 Dice: “… Cuando en el responde de la demanda o de la reconvención se
alegaren hechos no invocados en la demanda o contrademanda, los demandantes o
reconvinientes según el caso podrán ofrecer prueba y agregar la documental referente a esos
hechos, dentro de los 5 días de notificada la providencia respectiva. En tales casos se dará
traslado de los documentos a la otra parte, quien deberá cumplir la carga que prevé el art. 356
inc. 1.”

Son los denominados nuevos hechos, es decir hechos anteriores a la demanda, pero
distintos a los informados por aquélla y que sin ser conducente al progreso de la pretensión del
acto, lo son a la defensa del demandado (Colombo).

También se denominan hechos constitutivos, modificativos o extintivos involuntaria o


deliberadamente omitidos y que la adversaria incorpora para que la decisión de la causa le sea
favorable.

Invocado el nuevo hecho, dentro de los cincos días de notificada dicha providencia, la
parte actora podrá agregar toda la prueba documental y ofrecer el resto de la prueba que
considere pertinente respecto del nuevo hecho invocado por el demandado. En virtud de ello,
corresponderá dar traslado de la documentación a la parte accionada quien deberá cumplir con
la carga de reconocer o no la autenticidad de la prueba documental, como así también la
recepción o no de las cartas y telegramas.

Por ejemplo la excepción de pago documentado deducida o bien la defensa de


incumplimiento contractual (art. 1201, Código Civil) ambas situaciones de oposición a la
pretensión o que fueron desconocidas por el demandante o bien porque se las consideró
irrelevantes. En este caso, corresponde dar traslado de la documentación, a fin de mantener el
principio de igualdad de las partes.

Pero debemos hacer una distinción entre el art. 334 (nuevos hechos) de los hechos
nuevos, es decir al acaecido o conocido con posterioridad a la contestación de la demanda,
previsto en el art. 365 del CPCCN.

2. Hechos Nuevos (art. 365, CPCCN).

Estos hechos que llegan a conocimiento de las partes una vez cerrada la etapa
introductoria, no pueden ser ignorados por el juez siempre que tengan relación con la cuestión
que se está debatiendo.

Estos hechos que por supuesto deben ser conducentes, pertinentes y contradictorios para
llegar a la etapa final que es fundar la sentencia, son aquellos hechos ignorados por la parte en el
momento de presentar la demanda, contestación o reconvención.

Para que estos hechos nuevos puedan integrar la etapa probatoria deben cumplirse
ciertos requisitos de admisibilidad:

1.- El hecho nuevo debe guardar relación con la cuestión que se ventila (art. 365, primer
párrafo, CPCCN) de esa forma no puede variar el objeto, ni la causa en la cual está sustentada la
pretensión o defensa, porque sino modificaría lo deducido en la demanda.

Por ello el hecho es nuevo y no la causa.

2.- La alegación debe ser oportuna hasta “cinco días después de notificada la audiencia
prevista en el art. 360 del CPCCN. El plazo es de carácter individual, debiendo computarse

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para cada una de las partes a partir del día siguiente al de notificación de la providencia de
apertura a prueba”.

3.- Debe versar sobre un tema fáctico y no representar la alegación de normas legales.

4.- Debe haberse producido con posterioridad a la contestación de la demanda o


reconvención, o que siendo anterior llegara a conocimiento de la parte que lo invocó después de
aquella oportunidad (art. 365, primer párrafo, CPCCN).

La jurisprudencia ha sostenido que “Hecho Nuevo es un acontecimiento que llega a


conocimiento de las partes después de trabada la relación procesal y que debe hallarse
encuadrado en los términos de la”causa” y “objeto” de la pretensión deducida en el proceso”.

La admisibilidad del hecho nuevo en primera instancia se encuentra subordinada a que


se haya producido con posterioridad a la contestación de la demanda, o que, aún siendo anterior,
hubiese llegado recién a conocimiento de la parte en ese momento, tenga relación con la
cuestión que se ventila, y hubiese sido alegado oportunamente.

Es así que el hecho nuevo significa una ampliación del debate probatorio y parecería
que contradice el art. 311 que le prohíbe al actor modificar la demanda una vez notificada, de
acuerdo al principio de preclusión, por ello su admisibilidad tiene carácter excepcional.

La alegación de hechos con posterioridad a la traba de la litis es excepcional y procede


en tanto los mismos sean conducentes y se encuadren en los términos de la litis y el objeto de la
pretensión, y sean útiles para su solución.

En cuanto al trámite del mismo, corresponde señalar que una vez invocado se deberá
dar traslado a la otra parte quien puede admitirlo expresamente, no contestar u oponerse a él por
tratarse de un hecho que no guarda relación con la controversia. El juez decidirá en la audiencia
del art. 360 la admisión o rechazo de los hechos nuevos. (Art. 365 último párrafo, CPCCN).

3. Documentos posteriores o desconocidos.

Como es sabido la oportunidad para agregar la prueba documental, es en los escritos


constitutivos del proceso: demanda, reconvención y contestación de ambas, sin perjuicio de lo
dicho anteriormente con relación a los nuevos hechos y hechos nuevos.

Excepcionalmente, el actor luego de propuesta la demanda, puede agregar prueba


documental de fecha posterior o anterior, bajo juramento o afirmación de no haber tenido
conocimiento de ello, conforme lo dispuesto por el art.334 del CPCCN.

En este caso, deberá correrse el traslado de dicha documentación a la contraria, quien


podrá oponerse a su agregación por resultar extemporánea o negar su autenticidad, cumpliendo
así con la carga impuesta por el art.356 inc.1º del CPCCN.

Son considerados documentos las fotocopias certificadas de sentencias, que son de


fecha posterior a la iniciación de la demanda, como así también las publicaciones periodísticas
de las cuales el actor, bajo juramento, manifestó ignorar su existencia.
________________________

RECONVENCION.

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I. CONCEPTO.

Las normas del proceso permiten al demandado la oposición de excepciones con el


único fin de obtener simplemente el rechazo de la acción. De este modo puede lograr una
sentencia de declaración negativa, cuya función es específicamente desestimar la demanda
instaurada.

Pero también, en los procesos de conocimiento pleno, se le permite que el demandado,


en el mismo juicio, accione contra el actor. Tal facultad esta consagrada en el artículo 357 del
CPCCN y se la denomina reconvención.

Cabe tener presente que este instituto es mucho más que una simple réplica o defensa,
por cuanto importa la introducción al proceso de una nueva pretensión autónoma de singulares
características.

Palacio la define como la "pretensión procesal interpuesta por el demandado frente al


actor y que debe ser tramitada y resuelta conjuntamente con la pretensión que motivó el
proceso pendiente”.

Como se señaló, no es una simple forma de oposición ni puede por ello concebirse
como un tipo singular de excepción. Es una verdadera reclamación de fondo, dirigida al órgano
jurisdiccional, cuya característica estriba en que su sujeto activo es el sujeto pasivo de otra
pretensión anterior.

La reconvención sólo puede plantearse en el escrito de contestación de la demanda. Así


pues reconviene el demandado que no sólo se defiende sino que además contraataca.

A través de ella, el demandado provoca la actividad jurisdiccional en favor suyo, no


sólo pidiendo el rechazo de la demanda sino además solicitando una condena para el actor,
produciendo de tal modo una multiplicación del objeto del proceso.

De este modo, al incorporarse una pretensión distinta a la originariamente perseguida


por el actor, se configura un supuesto de “acumulación sucesiva por inserción de pretensiones”.

Con relación a qué tipo de pretensiones son admisibles por la vía de la reconvención, el
segundo párrafo del artículo antes citado -introducido por la ley 22.434- despeja las dudas que
con anterioridad se habían planteado.

De la propia redacción, puede advertirse que se ha adoptado un sistema abierto pero no


ilimitado, existiendo ciertas pautas para poder articularla. Así, se admitió la reconvención
cuando el demandado introduce una pretensión contra el actor, siempre que ambas sean conexas
o derivaran de la misma relación jurídica, de modo tal que, de no acogérsela, pudiera la
sentencia de una de ellas hacer cosa juzgada en la otra.

En definitiva lo que trata de evitar este instituto es la división de la continencia de la


causa. Esto es, ante la posibilidad de que por su especial contenido, sea aconsejable que las
pretensiones se acumulen, el demandado tenga pleno derecho a articular reconvención en los
términos del art. 357 del CPCCN.

Podemos decir entonces que, cuando la defensa opuesta por el demandado importa
requerir del juez una resolución que va más allá del simple rechazo de la demanda, es necesaria
la reconvención y que su admisibilidad está limitada en su admisibilidad por la derivación o
vinculación aludidas.

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La finalidad que inspira a este instituto, no radica únicamente en la economía procesal y
la celeridad que implica la tramitación conjunta de varios juicios entre las misma partes,
reduciendo el tiempo, el esfuerzo y el dinero empleado para tratar más de una pretensión, sino
también, evitar el dictado de sentencias contradictorias.

Hay que tener presente que si se reconviene, las partes quedan ligadas a un proceso
común en el que se dictará una única sentencia.

Recae sobre el juez la tarea de determinar, en cada caso, si la reconvención intentada


por el demandado, respeta los principios y fines que la inspiran o, si por el contrario, sólo tiende
a entorpecer y demorar el normal desarrollo del proceso.

Tomando como principio lo antedicho y la pauta legislativa del artículo 357 del
CPCCN, que habilita la reconvención siempre que la pretensión derive de la misma relación
jurídica o fuere conexa con la invocada en la demanda, podemos comenzar por depurar los
casos en los que no procede la reconvención.

En efecto, todo reclamo que no estuviera emparentado con el introducido en la demanda


y, que al contrario, pudiera ser articulado como un modo de obstaculizar el proceso debe, sin
más, ser desestimado.

Asimismo existe una gama de cuestiones, que lejos de obstaculizar el proceso, por su
especial conexidad, deben ser propuestas en el mismo juicio, pero que no requieren
ineludiblemente la articulación de reconvención.

Así, nos encontramos con el caso de quien pretende compensar una deuda menor a la
reclamada en la demanda, o quien contesta a la demanda arguyendo la existencia de simulación,
que puede también ser opuesta por vía de excepción, sin que obste a su reconocimiento la
circunstancia de no haberse deducido reconvención.

Otro supuesto es el de quien, contra el reclamo por cumplimiento contractual, contesta a


la demanda fundado en la nulidad relativa por demencia, o el que hace uso del derecho de
arrepentimiento, en los casos de acción de reivindicación, en que procede la oposición de
excepción de usucapión, resultando en tales casos innecesario reconvenir.

II. PRESUPUESTOS.

A modo de introducción, es necesario aclarar que como presupuesto esencial para


articular la reconvención, resulta necesaria la existencia de una demanda y de un plazo en curso
para contestarla.

La temporaneidad de la reconvención lo es todo, lo cual resulta claro del texto legal, que
impide proponerla fuera del término para contestar a la demanda.

La reconvención, se insiste, debe ser planteada en el mismo momento de contestar a la


demanda y debe ir acompañada de la prueba documental, ofreciéndose la restante, respetando
los requisitos previstos para la demanda propiamente dicha.

No puede deducirse en subsidio, sólo cabe intentarla como vía principal, siendo el
proceso ordinario, el único que la admite (art. 498, inciso 2º, CPCCN).

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Es dudosa su admisibilidad en otro tipo de procesos, pues como se verá, uno de sus
requisitos de procedencia, está dado por el mismo trámite de la demanda originaria, lo cual es
muy difícil que acontezca en la práctica, frente a un proceso especial o de conocimiento más
limitado (vg. Alimentos).

Como se ha dicho, le caben a la reconvención todas las consideraciones previstas para la


demanda y, por lo tanto, puede solicitarse junto con ella: beneficio de litigar sin gastos; medidas
cautelares; etc.

En cuanto a las facultades para reconvenir en representación de la parte, consideramos


que no resultaría suficiente un poder general judicial, que no contuviera la específica mención a
la reconvención. Esto se funda principalmente en el hecho de que quien faculta para contestar
una demanda, no necesariamente desea introducir un nuevo objeto litigioso, constitutito de un
verdadero acto de disposición patrimonial (dejando a salvo una gestión oficiosa de
conservación, claro está), pues reconvenir, irroga consecuencias previsibles tales como gastos,
tasa de justicia, eventuales costas en caso de rechazo, etc.

Ahora bien, una vez contestada la demanda e, introducida la reconvención, su traslado y


notificación corresponden ser cursados al domicilio ya constituido por el actor en el proceso, no
pudiendo éste oponer a su progreso la excepción de incompetencia territorial, pues de otro modo
se favorecería la lentitud y la deslealtad procesal.

Una vez fijadas ciertas pautas al promover demanda, no pueden ser modificadas al
contestar la reconvención por parte del prístino actor que las consintió primero.

Por otra parte, basado en el principio de contradicción y bilateralidad procesal, el actor


reconvenido goza de aquellas facultades de que gozó su contrincante y podrá, por ello, oponer
excepciones al progreso de la reconvención (tales como la de defecto legal, la prescripción,
etc.), aunque como veremos, podría muy excepcionalmente reconvenir.

“Reconventio reconventionis non admititur”


Con relación a la admisibilidad de la reconvención es remarcable la imposibilidad de
reconvenir por parte del reconvenido (reconventio reconventionis non admititur). Su
prohibición encuentra basamento en la búsqueda de la depuración del proceso de constantes,
indefinidos y sucesivos planteos. Es por ello que nuestro ordenamiento, si bien permite
reconvenir y luego al actor reconvenido contestar la reconvención, impide a éste reconvenir a su
vez.

No obstante ello, como adelantáramos, existen creaciones jurisprudenciales que dieron


como fruto la excepcional reconvención del reconvenido.

Se presentan ciertos casos particulares, la equidad hace inobjetable su admisibilidad,


como cuando se demanda por consignación de las cuotas pactadas como precio de la
compraventa y el demandado reconviene por resolución de ese contrato, en este caso, se admite
que el actor reconvenido pueda deducir, a su vez, reconvención por escrituración, aduciendo
haber consignado la última cuota, con lo que recién entonces nacía su derecho para pedir dicha
escrituración.

Otro supuesto, se da cuando se reconviene por el cumplimiento de un contrato y el actor


reconvenido tiene motivos para solicitar la rescisión contractual.

La llamada reconventio reconventionis, se da en caso que “El actor reconvenido en un


juicio de divorcio o separación personal iniciado por la causal objetiva que contemplan los arts.
204 y 214 inc. 2º del Código Civil, t.o. ley 23.515, puede, a su vez, deducir una reconvención,

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sin que, a tal efecto, resulte indispensable que se haya formulado reserva acerca de no haber
dado causa a la separación (Berizonce).

La reconvención debe contar con los requisitos indispensables que a continuación se


desarrollaran, los que permiten asegurar la realización del fin de su instituto, que no es otro que
favorecer la economía procesal y garantizar la justicia.

III. REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD.

Para la admisibilidad de la reconvención, es menester, no sólo que se cumpla la


conexidad exigida por el art. 357 del CPCCN, sino además, que el juez que ya entiende en la
causa, sea competente para dilucidar lo que es objeto de la reconvención y, que al asunto
introducido a través de ella, corresponda el mismo tipo de trámite que a la demanda originaria.

Debe además ser deducida en el mismo escrito de contestación a la demanda.

Debe también ser deducida en forma principal y no por vía subsidiaria.

El derecho a reconvenir, sólo puede ser ejercido contra el actor. No puede ejercerla
contra un tercero ajeno al proceso.

IV. CONEXIDAD.

El requisito de la conexidad, exige que la pretensión articulada derive de la misma


relación jurídica que dio origen a la demanda o sea conexa con ella.

Existirá esta especial conexidad, si ambas pretensiones están ligadas al extremo de que
no podrían fallarse por separado sin correr riesgos de incurrir en dictado de sentencias
contradictorias. Ambas deben nacer del mismo negocio jurídico, del mismo contrato o evento
que funcionó como causa fuente de las obligaciones en cuestión.

A modo de ejemplo, aplicando este criterio, se ha afirmado que no existe identidad entre
el objeto de una ejecución, en la que se persigue el cobro de una suma de dinero y el de un
juicio de nulidad de determinadas cláusulas del mutuo, pues mientras en la ejecución hipotecaria
se invoca el incumplimiento contractual del deudor, en el juicio de conocimiento se discute la
ineficacia del contrato.

Tampoco existe conexidad, cuando en un juicio de desalojo, se reconviene por cobro de


mejoras realizadas, pues el fundamento de la acción principal no guarda relación directa con el
reclamo de alquileres, sino que sólo se pretende obtener el desahucio de la demandada.

Es también incompatible la sustanciación de una reconvención por cobro de pesos, con


la acción de división de condominio, que sólo resulta contenciosa en caso de discrepancia sobre
la calidad de condómino o de oposición a la división.

El quid de la cuestión es determinar qué procesos pueden acumularse y qué otros deben
tramitar por separado.

Tal como se ha dicho, la conexidad o derivaciones litigiosas de una misma relación


jurídica, son las pautas genéricas de restricción de este instituto, que no será admitido, si puede
presumirse que su articulación, tiene por único fin obstaculizar el avance de la demanda
originaria.

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V. TRÁMITE.

Como ya se precisó, la oportunidad para introducir la nueva pretensión a través de la


reconvención, es la contestación a la demanda, cumpliendo con los requisitos exigidos por el
Código Procesal para la demanda.

En ese sentido, el artículo 358, prevé que una vez propuesta, se dará traslado de la
reconvención al actor, quien deberá contestarla dentro de quince o cinco días, según
corresponda al tipo de proceso en el que se articule.

A su vez, el actor reconvenido, al responder, deberá respectar las reglas que el Código
Procesal establece respecto de la contestación a la demanda.

La notificación de la reconvención y la documentación que a ella se acompañe, se hará


por cédula dirigida al domicilio constituido por el actor.

El reconvenido puede oponer excepciones previas: la de incompetencia sólo cuando se


funde en razón de la materia; la de defecto legal cuando la pretensión deducida por el
reconvincente no se ajuste a lo normado por el párrafo segundo del artículo 357 o se dirija
contra el actor y un codemandado o un tercero; no es admisible, en cambio, la excepción de
arraigo, ya que ésta está prevista para el caso en que el actor demanda en forma principal.

Una vez que se contestó el traslado de la reconvención o, vencidos los plazos para
hacerlo, resueltas las excepciones previas, se decidirá lo atinente a si procede resolver la
cuestión como de puro derecho o, por el contrario, de haber alegado las partes hechos
conducentes, procede abrir la causa a prueba, dando cumplimiento a lo preceptuado por el art.
360 CPCCN. Dicha audiencia, también se celebrará en el proceso sumarísimo.

Respecto de esto último, es dable destacar que no basta que existan hechos
controvertidos para que se decida recibir la causa a prueba, sino que debe tratarse de hechos
conducentes a la resolución del asunto, de otro modo, no serán objeto de actividad probatoria.

VI. EFECTOS.

La reconvención produce los siguientes efectos:

1) Implica la interposición de una nueva demanda, con los mismos efectos que la demanda
original.
2) Genera la prórroga de la competencia territorial del juez que entiende en la demanda
principal, el cual deviene competente para entender en la reconvención, según el
principio conocido como forum reconventionis.
3) Las partes cambian sus roles. El actor se convierte en demandado y el demandado en
actor.
4) A cada una de esas contrapartes corresponde la carga de la prueba.
5) En la sentencia misma sentencia deberán resolverse las pretensiones deducidas, tanto en
la demanda como en la reconvención.
6) Las costas del proceso, se aplicarán al vencido respecto de cada una de las pretensiones.

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