Está en la página 1de 44

DIEGO EUGENIO CORREDOR BELTRÁN

Magistrado ponente

SP229-2024
Radicación N° 58105
Acta 25.

Bogotá, D.C., veintiuno (21) de febrero de dos mil


veinticuatro (2024).

VISTOS

Se decide el recurso extraordinario de casación


presentado por el defensor del procesado LEBITH ALDEMAR
RUA RODRÍGUEZ, en relación con la sentencia de segunda
instancia proferida, el 12 de junio de 2019, por la Sala Penal
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla,
mediante la cual confirmó la emitida por el Juzgado Primero
Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento de Soledad
(Atlántico), proveído en el que el implicado fue condenado
como autor responsable de las conductas punibles de acceso
carnal violento agravado, secuestro simple y hurto calificado
agravado.

1
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

HECHOS

Según lo determinado por los juzgadores, se tiene que el día


13 de diciembre de 2017, cuando la menor E.M.T.S., de 17 años,
aguardaba a la entrada de su lugar de trabajo, ubicado al frente
del estadio metropolitano de la ciudad de Barranquilla, a eso de
las 9 a.m., fue abordada por LEBITH ALDEMAR RÚA
RODRÍGUEZ, quien, exhibiéndole un arma de fuego, la tomó del
brazo y la obligó a subirse a un vehículo conducido por él para
trasladarla a una finca llamada «San José», en donde, bajo la
permanente amenaza de atentar contra su vida, la accedió
carnalmente en tres oportunidades.

Luego de casi cinco horas de retención, RUA RODRÍGUEZ


decide dejar en libertad a la menor, no sin antes apoderarse de
su teléfono celular.

ACTUACIÓN PROCESAL

1. En audiencias preliminares concentradas, realizadas


el 15 de diciembre de 2017 ante el Juzgado Segundo Penal
Municipal con Función de Control de Garantías de
Barranquilla, (i) se legalizó el procedimiento de captura,
previamente ordenada, de LIBITH ALDEMAR RÚA
RODRÍGUEZ, a quien (ii) la Fiscalía le imputó cargos como
presunto autor de los delitos de acceso carnal violento
agravado, secuestro simple y hurto calificado y agravado (Arts.
205, 211, núm. 7, 168, 240 y 241 del Código Penal) los cuales

2
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

no aceptó. Asimismo, en consonancia con la petición del


delegado del ente persecutor (iii) al imputado le fue impuesta
medida de aseguramiento restrictiva de la libertad en
establecimiento carcelario.

2. El escrito de acusación fue presentado el 13 de febrero


de 2018, y se verbalizó, en el Juzgado Primero Penal del
Circuito con Funciones Mixtas de Soledad (Atlántico), el 19 de
abril de ese mismo año, oportunidad en la que la Fiscalía
mantuvo la calificación jurídica precedente.

3. La audiencia preparatoria tuvo lugar los días 18 de


junio y 27 de septiembre de 2018, al paso que el juicio oral y
público se instaló el 29 de octubre siguiente y, luego de varias
sesiones, el 13 de diciembre de la misma anualidad tuvo lugar
el anuncio del sentido de fallo condenatorio.

4. Acorde con lo anunciado, el Juzgado Primero Penal


del Circuito con Funciones Mixtas de Soledad (Atlántico)
adoptó las siguientes decisiones: i) condenó a LEBITH
ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ, a la pena principal de 37 años
de prisión y multa de 800 S.M.L.M.V., al hallarlo responsable
de los delitos de acceso carnal violento agravado, en concurso
heterogéneo con secuestro simple y hurto calificado agravado;
ii) le impuso la sanción accesoria de inhabilitación para el
ejercicio de derechos y funciones públicas por lapso igual al de
la pena privativa de libertad y iii) le negó los subrogados

3
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

penales de la condena de ejecución condicional y la prisión


domiciliaria.

5. En contra de la sentencia precedente, la defensa


interpuso recurso de apelación, el cual fue resuelto por la Sala
Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Barranquilla, colegiatura que, a través de fallo de 12 de junio
de 2019, confirmó integralmente lo decidido por el A quo.

6. Inconforme con la sentencia de segundo grado, el


mismo sujeto procesal interpuso recurso extraordinario de
casación.

LA DEMANDA

Los tres cargos formulados por la casacionista se


enfilan a cuestionar la labor dosimétrica de la pena impuesta
al implicado, por incursionar los falladores en errores propios
de la violación directa de la ley sustancial, los cuales
desarrolló de la siguiente manera:

Primer cargo – Interpretación errónea del artículo


171, inc. 2, del Código Penal

Este yerro, según el libelista, residió en la tasación de


la pena del delito de secuestro simple, pues, el juzgador de
primer nivel interpretó equivocadamente la no aplicación de
la atenuante punitiva consagrada en el art. 171, inc. 2, de la

4
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

Ley 599 de 2000, norma que contempla una disminución de


la pena, hasta en la mitad, cuando la persona retenida, en el
término de 15 días, es dejada voluntariamente en libertad.

Ilustró la casacionista que los sentenciadores se


apoyaron en la jurisprudencia emanada de la Sala de
Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, a partir de
la cual estimaron que el implicado obtuvo el fin propuesto,
esto es, acceder carnalmente a la afectada, razón por la que
el fallador de primer nivel, para la tasación del delito de
secuestro simple, se ubicó en el primer cuarto de movilidad
punitiva, que oscila entre 192 y 234 meses de prisión.

Considera, entonces, que el juez singular realizó una


analogía in malam partem respecto de los requisitos exigidos
para la concesión de la diminuente cuando se trata de
secuestro extorsivo, razón por la que, el rango de movilidad
dentro del primer cuarto seleccionado por el juzgador,
contemplando la rebaja de pena dejada de aplicar, debe ser
fijado en un rango que oscila entre 96 y 117 meses de prisión.

Segundo cargo – Interpretación errónea del artículo


211, núm. 7, del Código Penal

Señala la libelista, que en la sentencia se aplicó, sin


estar acreditada, la circunstancia de agravación punitiva
consagrada en el artículo 211, núm. 7, del Código Penal, que
incrementa la pena para los delitos contra la libertad,

5
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

integridad y formación sexuales, cuando la conducta


delictiva «se cometiere sobre personas en situación de vulnerabilidad
en razón de su edad, etnia, discapacidad física, psíquica o sensorial »,

pues, el juzgador, respecto de la víctima, hizo referencia a su


género, minoría de edad, nacionalidad venezolana, afectación
psíquica, aspectos psicológicos sobre la migración, la falta de
políticas de Estado para ese tipo de población y el
aprovechamiento de grupos delincuenciales hacia migrantes
venezolanos, sin que ninguna de estas variables se tuviera
como razón de la ocurrencia de los hechos.

Amplía la recurrente, que no todas las mujeres


migrantes de esa nacionalidad se encuentran en condiciones
de vulnerabilidad, aunado a que el implicado no conocía de
esa situación cuando abordó a la menor, conforme fue
expuesto en la situación fáctica a él atribuida, es decir, el
factor vulnerabilidad no fue la razón en la comisión de los
hechos delictivos, así como tampoco la edad de la menor,
toda vez que, en el momento de los hechos el implicado
desconocía esas circunstancias.

Adicionalmente, para la censora, se ofrece rebatible el


estado de pobreza de la afectada, indicado por los
sentenciadores, pues, como ella lo refirió, su padre le regaló
un celular que costó 300 mil pesos, sumado a que la víctima
iba a trabajar en una peluquería de su tía, «circunstancia esta
que hacen los jóvenes colombianos cuando ayudan en los

6
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

negocios de sus familiares; lo cual no significa estado de


pobreza.».

En suma, considera la impugnante que la norma en


cuestión no puede ser contemplada, toda vez que no se
configura fáctica, jurídica ni probatoriamente, la condición
de vulnerabilidad.

Tercer cargo – Interpretación errónea

Considera la libelista que los juzgadores, en el propósito


de imponer la sanción máxima al implicado, desconocieron
los preceptos consagrados en el artículo 3 del Código Penal,
según el cual «La imposición de la pena o de la medida de
seguridad responderá a los principios de necesidad,
proporcionalidad y razonabilidad.».

Así, la censora, luego de reseñar la fundamentación


esgrimida en las sentencias para la tasación de cada una de
las conductas punibles endilgadas al acusado, que «a pesar
de que en cada agravante está incorporada la conducta que
según el fallador se cometió, adicionalmente, el juzgador parte
del máximo del primer cuarto en todas las conductas
justificándola en lo que ya fue objeto de subsunción.».

Además, amplía la recurrente, si bien, se hizo relación


a una «retención» y al hurto del celular de la menor «estas

7
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

circunstancias no fueron aisladas según se desprende de los


hechos, sino que fueron medio para lograr el fin del acceso
carnal violento», razón por la que, la dosificación punitiva, al
situarse en el límite máximo del primer cuarto de movilidad
de pena, en cada una de las conductas ilícitas, desborda el
principio de proporcionalidad, en cuanto «el daño causado
con la conducta de acceso carnal es de mayor envergadura
que el medio utilizado para ello, o el haberle quitado el celular,
no fue con fines patrimoniales, sino para la materialización del
acceso.».

Adicionalmente, señala, la ponderación de la necesidad


y razonabilidad de la pena máxima y la «multiplicación por
dos» del concurso, trascienden los 37 años de pena privativa
de la libertad impuestos, siendo desproporcionado ese monto
respecto de los hechos objeto de condena, lo que la convierte
en una sanción exagerada que contraria los criterios de
necesidad, proporcionalidad y razonabilidad desglosados en
la jurisprudencia de la Corte Constitucional, cuyos apartes
pertinentes trae a colación.

Así las cosas, considera la censora que la dosificación


punitiva debe adaptarse a la corrección de las falencias
previamente señaladas, razón por la que, solicita casar
parcialmente el fallo confutado, con el fin de que se
disminuya la pena, atendiendo los criterios consagrados en
el artículo 3 del Código Penal.

8
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

AUDIENCIA DE SUSTENTACIÓN DEL RECURSO

a. Casacionista

Se mantuvo en la sustentación de los cargos


presentados y desarrollados en la demanda casacional, a
través de la reiteración de la argumentación y pretensiones
allí consignadas.

b. Fiscalía

La delegada del ente persecutor solicitó a la Sala no


casar la sentencia confutada, atendiendo que ninguno de los
tres cargos formulados por la libelista está llamado a
prosperar.

En ese sentido, en relación con el primer cargo, precisó


que, respecto de la atenuante consagrada en el artículo 171-
2 del Código Penal, esta Corporación, en el radicado n° 32003
de 14 de abril de 2010, estableció que los presupuestos para
su reconocimiento, en el caso del secuestro simple, obedecen
a los mismos consagrados para el secuestro extorsivo, esto
es, que la liberación se produzca dentro de los 15 días
siguientes a la retención, que sea voluntaria y que el plagiario
no haya obtenido el fin propuesto.

De tal manera que, precisa, para el caso bajo estudio, si


bien, el implicado liberó a la víctima en un término menor al

9
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

indicado, lo cierto es que durante ese lapso fue sometida a


vejámenes sexuales, repetitivos y diversos, es decir, fue
puesta en libertad luego de cumplir el plagiario su objetivo,
por consiguiente, no se colmó el último de los requisitos
indicados, con lo que, asoma improcedente aceptar la
posición de la casacionista.

Respecto del segundo cargo, a juicio de la Fiscalía el


perpetrador advirtió dos factores para la escogencia de la
víctima, en este caso, su minoría de edad y la condición de
migrante, lo que se demostró en el juicio con la declaración
de la menor, quien señaló que su victimario le advirtió que
«si gritaba me mataba, me dijo él hacía eso con las
venezolanas porque una vez lo habían robado”.

Recordó la no recurrente, que la expedición de la Ley


1257 de 2008, es producto del cumplimiento de compromisos
internacionales que el Estado colombiano asumió para
repeler la violencia de género como, en efecto, se deriva de la
agravante consagrada en el artículo 211, num. 7, del Código
Penal.

Y, en lo que atañe al tercer cargo, recalcó que a través


de las leyes 51 de 1981 y 248 de 1995, Colombia se obligó
con la comunidad internacional a prevenir, investigar, juzgar
y sancionar, con todo el rigor punitivo, actos de violencia y
discriminación contra la mujer.

10
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

De modo que, por vía del bloque de constitucionalidad,


los estándares internacionales prevalecen en el orden interno
y ello plasma la filosofía punitiva, de donde se deriva que,
imponer 37 años de prisión a un depredador sexual, autor
de secuestro contra una mujer menor de edad, en su
condición de migrante venezolana, accederla carnalmente y,
por último, despojarla de su celular como único bien que le
permitía buscar auxilio de manera posterior, sin duda, se
constituye en una condena razonable, proporcional y
necesaria de cara a materializar esa especial protección.

Por lo tanto, solicita la interviniente no casar la


sentencia y mantener la pena impuesta al sentenciado.

c. Ministerio Público

De entrada, planteó que, a tono con lo señalado por la


Fiscalía, no le asiste razón a la demandante.

Agregó que, en lo atinente al delito de secuestro simple,


llama la atención que no se haya tenido en cuenta la causal
de agravación específica relativa a la edad de la víctima,
quien, para el momento de los sucesos contaba con 17 años.

Empero, en consonancia con lo expuesto por quien lo


antecedió en su intervención, no resulta procedente el
reconocimiento de la atenuante dispuesta para el delito
contra la libertad individual, pues, pese a que la liberación

11
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

de la víctima se realizó en un lapso menor al exigido por la


norma, lo cierto es que, el implicado cumplió con su cometido
delictivo.

En lo que corresponde al delito de acceso carnal


violento, para endilgar la causal de agravación (artículo 211,
num 7, del Código Penal), precisó que fue tenida en cuenta
la minoría de edad de la víctima, dato claramente enunciado,
tanto en la formulación de imputación, como en la de
acusación.

Reconoce que el sentenciador no podía tener en cuenta


el aspecto atinente a la vulnerabilidad, relacionado con la
condición de migrante venezolana de la víctima, pues, en
ningún momento fue atribuido por la Fiscalía, pero, de todos
modos, resultaba innecesario, dada la verificación de la
agravante, por la minoría de edad de la afectada.

Así las cosas, ante la falta de comprobación de los


reproches previamente aducidos, señaló que ello era
suficiente para acreditar la improsperidad del tercer cargo,
pues, resulta diáfano que no se desconocieron los factores
requeridos en la cuantificación de la sanción punitiva, en
específico, aquellos consagrados por el artículo 61 del Código
Penal.

Por lo tanto, considera que al estar ajustados a derecho


los fallos confutados, lo ortodoxo es su ratificación.

12
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

CONSIDERACIONES

Teniendo en cuenta que los presuntos yerros exhibidos


por la casacionista, respecto de la sentencia emitida en
contra del procesado RÚA RODRÍGUEZ, finalmente apuntan
a descalificar el proceso de dosificación de la pena impuesta
por los falladores, una vez definida la responsabilidad penal
en la comisión de las conductas delictivas objeto de
acusación, Sala estima necesario traer a colación el sustento
exhibido por el juzgador de primer nivel en ese preciso tópico,
destacando que el Tribunal avaló, en sede del recurso de
apelación, la labor dosimétrica, pese a la inconformidad
exteriorizada por la defensa respecto de ese específico
acápite.

Así las cosas, retómese que el acusado fue hallado


penalmente responsable, como autor de los delitos de acceso
carnal violento agravado, secuestro simple y hurto calificado
y agravado, razón por la que, el juez singular individualizó la
pena que corresponde a cada uno de esos delitos
concursales, para establecer cuál de ellos representa mayor
gravedad.

En ese trasegar, el fallador comenzó con el ilícito de


secuestro simple (Artículo 108 del Código Penal), que
consagra una sanción oscilante entre los 192 y los 360 meses
de prisión, y multa de 800 a 1500 S.M.L.M.V., razón por la

13
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

que determinó los siguientes rangos de movilidad punitiva:


cuarto mínimo: 192 meses, hasta 234 meses de prisión;
segundo cuarto: 234 meses y 1 día, hasta 276 meses de
prisión; tercer cuarto: 276 meses y 1 día, hasta 318 meses
de prisión y cuarto máximo: 318 meses y 1 día, hasta 360
meses de prisión.

Seguidamente, esgrimió las razones que, en su criterio,


justificaban para esta ilicitud la pena correspondiente al
quantum del extremo máximo del cuarto mínimo de
movilidad punitiva, esto es, 234 meses de prisión.

Así se pronunció:

Así las cosas y siguiendo los derroteros trazados por el legislador


en el numeral 3 0 del artículo 61 de la ley 599 del 2000, deberá
fijarse la pena en el límite máximo del cuarto seleccionado, pues
en el presente caso la gravedad de la conducta perpetrada por
el acusado LEBITH ALDEMAR RUA RODRIGUEZ con base en el
material probatorio arrimado a la presente actuación, resulta
evidente, que éste, valiéndose de una premeditación soterrada y
calculada del reato, e impulsado por la rabia que le causara las
personas originarias de Venezuela, llegando a someter a todo
tipo de vejámenes a una menor totalmente indefensa, generando
en ella el trauma propio de aquella persona a quien durante más
de cinco horas la estuvieron amenazando con acabar con su vida
si no accedía a satisfacer el libido del acusado, comportamiento
que denota sin dudarlo un absoluto desprecio por la vida
humana, aspecto que sin lugar a dudas conlleva que la pena se
fije en el máximo del cuarto elegido, fijándose en consecuencia la
pena a imponer al acusado por este reato 234 meses de
prisión. (Subrayado y negrilla del texto original).

14
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

A continuación, el sentenciador dosificó la sanción


punitiva para el delito de acceso carnal violento agravado
(Artículos 205 y 211, num. 7, del Código Penal), punible que,
contemplando la referida agravante, establece un rango
punitivo oscilante entre 192 y 360 meses de prisión, lo que
determinó en el funcionario la fijación de los siguientes
cuartos de movilidad punitiva: cuarto mínimo: 192 meses,
hasta 234 meses de prisión; segundo cuarto: 234 meses y 1
día, hasta 276 meses de prisión; tercer cuarto: 276 meses y
1 día, hasta 318 meses de prisión y cuarto máximo: 318
meses y 1 día, hasta 360 meses de prisión.

Posteriormente, el fallador fijó la sanción a imponer


exponiendo lo siguiente:

El despacho se moverá en el primer cuarto, por no haberse


alegado por las partes circunstancias genéricas de menor ni de
mayor punibilidad. Así las cosas y siguiendo los derroteros
trazados por el legislador en el numeral 3° del artículo 61 de la
ley 599 del 2000, deberá fijarse la pena en el límite máximo del
cuarto seleccionado, atendiendo las consideraciones que al
respecto se hicieron frente al secuestro simple, fijándose en
consecuencia la pena a imponer al acusado por este reato 234
meses de prisión. (Subrayado y negrilla del texto
original).

Finalmente, en relación con el delito de hurto


calificado y agravado (Artículos 239, 240, inc. 2º, 241, num.
9, del Código Penal), que estable un rango punitivo de 144
meses a 336 meses de prisión, el juzgador estableció los
siguientes rangos de movilidad: cuarto mínimo: 144 meses,

15
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

hasta 192 meses de prisión; segundo cuarto: 192 meses y 1


día, hasta 240 meses de prisión; tercer cuarto: 240 meses y
I día, hasta 288 meses de prisión y cuarto máximo: 288
meses y 1 día, hasta 336 meses de prisión.

A partir del precedente cómputo, el juzgador determinó


la pena a imponer para esta ilicitud bajo la siguiente
argumentación:

El despacho se moverá en el primer cuarto, por no haberse


alegado por las partes circunstancias genéricas de menor ni de
mayor punibilidad. Así las cosas y siguiendo los derroteros
trazados por el legislador en el numeral 3 0 del artículo 61 de la
ley 599 del 2000, deberá fijarse la pena en el límite máximo del
cuarto seleccionado, atendiendo las consideraciones que al
respecto se hicieron frente al secuestro simple y el acceso carnal
violento agravado, fijándose en consecuencia la pena a imponer
al acusado por este reato 192 meses de prisión. (Subrayado
y negrilla del texto original).

Así las cosas, el juez singular consideró que el delito que


representaba mayor gravedad correspondía al de acceso
carnal violento agravado, pues, «si bien el secuestro comporta
la misma pena individualizada, atendiendo al bien jurídico
tutelado con la tipificación de dicho comportamiento, se tomará
como base para fijar la pena, la que ostenta dicho reato.».

Por ello, en aplicación de lo consagrado en el artículo 31


del Código Penal, para la estimación del «otro tanto» a
considerar respecto de cada una de las conductas
concursales, el juzgador señaló:

16
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

Así, la suma simple aritmética de las condenas por los tres


delitos es de 660 meses de prisión. El “hasta en otro tanto” será
de 468, valor que corresponde a la pena del delito más grave
multiplicado por dos.

La sanción máxima por concurso de delitos no puede exceder de


SESENTA años (o 720 meses) de prisión, según el inciso 2 del
artículo 31 del Código Penal.

Así que el extremo máximo de 468 meses de prisión se encuentra


de los límites señalados en la norma antes citada.

La pena deberá establecerse entre el mínimo de 234 meses 1 día


de prisión hasta 468 meses, como máximo.

En este sentido, la pena puede incrementarse por razones de


necesidad, proporcionalidad y razonabilidad o prohibición de
exceso (Art. 3 0 C.P.), así mismo se debe tener en cuenta el
número de delitos concursantes, su gravedad y sus modalidades
específicas.

Luego entonces, se incrementará a la pena más grave de 234


meses y 1 día de prisión que corresponde con el ACCESO
CARNAL VIOLENTO AGRAVADO, la mitad de las penas de cada
uno de los delitos así: 117 meses por el delito de secuestro simple
y 96 meses por el delito de hurto calificado y agravado, para un
total de pena a imponer de 447 meses de prisión.

En tal virtud, la sanción definitiva que se impondrá en contra del


acusado LEBITH ALDEMAR RÚA RODRIGUEZ, por el acceso
carnal violento agravado, secuestro simple y hurto calificado y
agravado de la menor EMTS, será de 447 meses de prisión, los
cuales al convertirlos a años quedarán en 37 años de prisión.

Resulta necesario advertir que como quiera que el delito de


secuestro simple comporta una pena de multa a la vez que la de
prisión, el despacho le fijara como pena de multa al condenado
el mínimo de la sanción que el artículo 168 de la ley 599 del 2000
prevé, esto es, 800 salarios mínimos legales mensuales vigentes
por cuanto, tal y como refirió la fiscalía al individualizar al

17
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

acusado, éste para la época de los hechos se encontraba


desempleado.

Y, en relación con la cuantificación de la sanción


accesoria a imponer, determinó lo siguiente:

Se impondrá como pena accesoria el mismo término de la pena


principal en contra del acusado la inhabilitación para el ejercicio
de derechos y funciones públicas, conforme a lo dispuesto en el
artículo 52 inciso 3º de la ley 599 del 2000.

Plasmadas así las consideraciones que dieron soporte a


las penas impuestas al implicado, lo subsiguiente es
confrontarlas con las criticas elevadas por la casacionista, a
efecto de constatar su eventual prosperidad.

Retómese que la demandante, respecto de la


determinación de la pena para el delito de secuestro simple,
primer cargo, considera que los sentenciadores realizaron
una equivocada interpretación de la diminuente consagrada
en el artículo 171, inc. 2, del Código Penal, que establece una
reducción de la pena para esa ilicitud en los siguientes
términos:

ARTÍCULO 171. CIRCUNSTANCIAS DE ATENUACIÓN


PUNITIVA. Si dentro de los quince (15) días siguientes al
secuestro, se dejare voluntariamente en libertad a la víctima, sin
que se hubiere obtenido alguno de los fines previstos para el
secuestro extorsivo, la pena se disminuirá hasta en la mitad.

En los eventos del secuestro simple habrá lugar a igual


disminución de la pena si el secuestrado, dentro del mismo

18
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

término fuere dejado voluntariamente en libertad. (Subrayado


fuera de texto).

La verificación del fallo refutado enseña de manera


diáfana que la libelista soslayó el principio de corrección
material, pues, no dio cuenta de la cabal comprensión
esgrimida por el sentenciador singular para apartarse del
reconocimiento de la diminuente punitiva que, con apego en
el criterio jurisprudencial acuñado por esta Corporación,
obviado por la recurrente, pese a ser ampliamente exhibido
en el referido fallo, descartó su concurrencia, pues, estaba
acreditado que el perpetrador de la ilícita restricción de la
libertad de la víctima, obtuvo el fin propuesto, tal como se
exige para eliminar la atenuante en los casos de secuestro en
la modalidad extorsiva.

Esa permisión analógica del referido presupuesto,


ampliado al secuestro simple, fue producto de un desarrollo
jurisprudencial emanado de esta Corporación1, cuya
fundamentación, aún vigente, resulta pertinente traer a
colación:

La doctrina reciente de la Corte ha venido sosteniendo de


manera uniforme que la atenuante prevista para el secuestro
simple en el inciso segundo del artículo 171 del Código Penal,
debe cumplir para su reconocimiento los mismos presupuestos
que la norma exige en el inciso primero para el secuestro
extorsivo, es decir, (i) que la liberación se produzca dentro de los
15 días siguientes a la retención, (ii) que sea voluntaria, y (iii) que
los plagiarios no hayan obtenido el fin propuesto.

1
CSJ SP, abril 14 de 2010, Rad. No. 32003.

19
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

En respaldo de esta postura doctrinal se ha dicho que el


secuestro simple persigue también una finalidad, y que
radicando la diferencia entre las dos especies delictivas en que
en el extorsivo el propósito es específico, y en el simple es
indeterminado y residual, puesto que los verbos rectores que
describen la conducta típica son literalmente idénticos, no
resultaba racional ni jurídicamente sostenible exigir para el
secuestro simple el sólo cumplimiento de las dos primeras
condiciones.

Adicionalmente se ha precisado que establecer criterios


diferenciadores entre los requisitos exigidos para la obtención de
la diminuente punitiva frente a una y otra modalidad delictiva,
desnaturalizaba la teleología del precepto y las motivaciones de
política criminal que lo inspiraban, porque lo que se busca con
esta rebaja es estimular al secuestrador para que renuncie a la
realización del propósito perseguido, no para que precipite su
accionar delictivo con el fin de lograr el objetivo buscado en el
menor tiempo posible.

De acogerse la interpretación que propugna por establecer


diferencias entre los requisitos de esta atenuante, se propiciaría
una incoherencia insalvable en la justificación de su razón de
ser, como quiera que terminaría beneficiando a quien ha dejado
en libertad a la víctima por el solo hecho de hacerlo cuando ya
ha ejecutado en su integridad la conducta típica, lo cual no deja
de contrariar los principios de política criminal que deben
orientar este tipo de reconocimientos.

Los argumentos centrales de esta postura jurisprudencial vienen


siendo expuestos por la Sala en los siguientes términos:

“6. Acorde con el artículo 171 de la Ley 599 de 2000, la pena


para el delito de secuestro extorsivo comporta un descuento
punitivo “hasta en la mitad” si la víctima es dejada
voluntariamente en libertad dentro de los quince (15) días
siguientes al secuestro, siempre y cuando no se haya obtenido
alguno de los fines previstos para esta delincuencia. El segundo
párrafo de esta disposición refiere que respecto del secuestro
simple se ameritaría similar descuento si dentro del mismo lapso
el secuestrado es también voluntariamente liberado.

20
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

“Evidenciado que el tipo penal de secuestro nominado como


simple exige y contiene por igual la presencia de un elemento o
ingrediente subjetivo, no resultaría jurídicamente sustentable en
la aplicación de la causal atenuante de la pena admitir un criterio
diferenciador para esta modalidad delictiva y la concerniente al
extorsivo.

“En efecto, dos son los supuestos de la atemperante punitiva: la


liberación de la víctima dentro de los quince (15) días siguientes
al plagio y que no se hayan verificado los fines previstos para la
retención extorsiva, esto es, ‘el propósito de exigir por su libertad
un provecho o cualquier utilidad, o para que se haga u omita algo
o con fines publicitarios o de carácter político’ y ‘propósitos
distintos’ a los destacados, tratándose del secuestro simple.

“Es evidente que el criterio diferenciador en la aplicación de la


causal atenuante de este delito, cuya base ha estado en la
escueta literalidad del texto legal, acusa un tratamiento
inexplicablemente disímil a situaciones no pasibles de mengua
punitiva por revelar conductas punibles de secuestro con
materialización del propósito del agente que hacen inocua la
liberación dentro del simplemente objetivo marco de los quince
(15) días previsto como uno de los presupuestos para su
viabilidad.

“La atenuante en comento se ha edificado sobre la base de un


criterio de lesividad que frente al delito de secuestro impone
entender que cuando el propósito de realización ultratípico por
parte del agente se materializa –trátese de la modalidad
extorsiva o simple de dicha delincuencia-, no hay lugar a
menguar la drasticidad punitiva.
(…)

“6. Para la Sala, el hecho de producirse la liberación de la víctima


dentro de los quince días siguientes al secuestro no puede
conducir en forma automatizada e inexorable a la rebaja de pena
y solamente soportar un trato benigno en tanto el móvil de la
retención no se haya materializado.

“No se está confundiendo, desde luego, la exigencia que hace


viable la atemperante de pena para el delito contra la libertad

21
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

individual, con la circunstancia consecuente de que con la


conducta el agente de lugar a un concurso delictivo por afectación
de diversos bienes jurídicos e independencia típica, caso en el
cual, desde luego, cada delincuencia se hace merecedora de la
pena respectiva a la confluencia de delitos.

“En condiciones tales, la pretensión del actor bajo el supuesto de


constatar el simple factor temporal como elemento sine qua non
y único en orden a sustentar una rebaja de la pena para el delito
de secuestro simple es jurídicamente inaceptable y en este
sentido no concurre falta de aplicación del precepto 171 del C.P.,
toda vez que, repítase, aún tratándose del reato de secuestro
simple, es siempre forzoso determinar si en el caso concreto se
ha consolidado alguno de los fines para el delito distintos de los
previstos para igual índole delictiva en su modalidad extorsiva”.2

De tal manera que, en el asunto que ahora ocupa la


atención de la Sala, quedó establecido, y ello no ameritó
refutación alguna de la censora, que RUA RODRÍGUEZ liberó
a E.M.T.S., a las cinco horas de haber restringido su derecho
a la locomoción, es decir, por debajo del lapso de 15 días
dispuesto por el legislador para el reconocimiento de la
diminuente, lo que realizó de manera voluntaria, al extremo
de entregarle dos mil pesos a la víctima para que pudiera
abandonar el lugar de cautiverio.

Solo que tal gesto se produjo luego de que la adolescente


fuera sometida a múltiples vejámenes sexuales y despojada
de su teléfono celular, es decir, su puesta en libertad se
realizó después de que el plagiario obtuviera la finalidad
propuesta, aspecto este que, de tajo, anulaba cualquier

2Casación 28563 de 11 de marzo de 2009. En el mismo sentido casación 31219 de 21


de mayo de 2009. Casación 27932 de 23 de septiembre de 2009 y casación 32559 de
9 de noviembre de 2009, entre otras.

22
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

posibilidad de conceder el descuento de pena que viene de


enunciarse.

De tal manera que, se recalca, el juzgador no incurrió


en un error de interpretación normativa, como
equivocadamente lo advierte la censora, en tanto, aplicó el
precedente jurisprudencial acabado de citar, bajo la
comprobación, con elementos de convicción válidamente
aducidos a la actuación, que no se colmaban a cabalidad los
requisitos para aplicar la reducción punitiva reclamada,
derrotero sobre el que la censora omitió referirse.

En suma, los sentenciadores actuaron de forma


acertada al no considerar la multicitada rebaja punitiva en el
proceso dosimétrico de la sanción determinada para el delito
contra la libertad individual, razón por la que, el primer cargo
no está llamado a prosperar, como atinadamente fue
reclamado por los no recurrentes.

Ahora bien, en el segundo cargo, recuérdese que la


casacionista sitúa su inconformidad en la aplicación de la
agravante consagrada en el artículo 211, num 7, del Código
Penal, en virtud de la cual, el quantum punitivo dispuesto,
entre otros, para el delito de acceso carnal violento, se
incrementa «si se cometiere sobre personas en situación de
vulnerabilidad en razón de su edad, etnia, discapacidad
física, psíquica o sensorial, ocupación u oficio.», pues, en sentir
de la libelista, el sentenciador la atribuyó al acusado sin que

23
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

existiera comprobación fáctica, jurídica ni probatoria, acerca


de la condición de vulnerabilidad de la víctima.

De entrada, se advierte que la censura planteada por la


libelista no se ubica dentro de la causal de violación directa
de la ley que soporta el cargo, en tanto, remite a una
discusión eminentemente probatoria, falencia en el
planteamiento del cargo, que se entendió superada con la
admisión del libelo casacional, por lo que corresponde a la
Sala verificar de fondo la existencia o no de tal
inconsistencia.

Para ello, es necesario destacar que, en consonancia


con la formulación de imputación, en la audiencia en la cual
se verbalizó el escrito de acusación, realizada el 19 de abril
de 2018, la delegada del ente persecutor, luego de resaltar
que el cúmulo de conductas delictivas emprendidas por RUA
RODRÍGUEZ, afectó a una menor de 17 años, a quien
identificó enunciando las iniciales de su nombre y los datos
pertinentes de su registro civil de nacimiento, concretó la
calificación jurídica de la conducta de acceso carnal violento
agravado, de la siguiente manera:

…la Fiscalía acusa el ciudadano Lebith Aldemar Rúa Rodríguez


con cédula…para que en juicio responda por las conductas
delictivas de acceso carnal violento conforme a los artículos 205,
212, 212A, en concurso homogéneo y sucesivo, artículo 31 del
Código Penal, en cuanto la víctima señala que fueron tres veces,
en un lapso de cinco horas, que fue accedida carnalmente, con
circunstancia de agravación punitiva del artículo 211, numeral

24
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

7, sobre personas en situación de vulnerabilidad en razón de su


edad, toda vez que se trata de una menor de edad señor juez…3

Así las cosas, asiste la razón al representante del


Ministerio Público, cuando en su intervención como no
recurrente resaltó que la imputación fáctica y jurídica de la
aludida circunstancia de agravación punitiva, solo se ciñó al
estado de vulnerabilidad de E.M.S.T. por su minoría de edad,
no por otra de las alternativas que se establecen en el
numeral 7 del artículo 211 del C.P., esto es, por la fragilidad
que se derive de la etnia, discapacidad física, psíquica o
sensorial, ocupación u oficio de la víctima.

Es más, puntualiza la Sala, la censora pretende


desconocer que la atribución del comportamiento ejecutado
por el acusado, en atención de la condición de inmigrante
venezolana de la víctima, tomada en cuenta por el juez de
primer grado, fue desestimada por el Tribunal al desatar el
recurso de alzada.

Así quedó plasmado en el fallo de segundo grado:

(…) no hay que recordar lo que dice el juez de conocimiento en su


fallo condenatorio en cuanto que la marginalidad de la víctima
por ser migrante convirtió a esta en presa fácil del acusado y por
tal virtud las circunstancias inherentes a la dinámica de los
sucesos factuales se le facilitaron por esta condición.

Sucede pues, que esta postura del juez a juicio nuestro es


accidental en el entendido que tal como lo sostiene y reafirma la

3 Cuaderno principal n° 1, fol. 21, minuto 19:20” del audio.

25
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

menor víctima es con la exhibición de un arma de fuego por parte


del sujeto agente Io que desencadenó el que su voluntad tuviera
en manos de este y se convirtiera en esos momentos en una
persona que obedece y a su vez tiene temor de perder su vida
injustamente al punto que ante insinuaciones de su ya captor de
la voluntad como atributo de su personalidad y ante la orden que
este le diera para que se introduzca en el automotor que estaba
a su disposición no otro camino le correspondió que abordarlo e
incluso el arma de fuego era exhibida constantemente por el
procesado en el recorrido que en esas condiciones hizo con este
hasta el sitio predestinado en donde daría rienda suelta a esos
asquerosos apetitos lujuriosos y que jamás estos tenían en su
ejecución la dispuesta voluntad de la víctima quien contrario a
ello suplicaba e imploraba para que la dejara salir de ese mundo
inmerecido y lúgubre que no debía soportar como ser humano
libre sea extranjero o Colombiano, con el ingrediente que apenas
por edad despuntaba su vida en una sociedad que en veces,
como aquí sucedió, cuentan con personas que mancillan el honor
y atributos sexuales con unas profundas consecuencias
psíquica… (Subrayado fuera de texto).

Sustraer la situación de vulnerabilidad por la condición


de inmigrante de la ofendida, en manera alguna afecta la
acreditación de la agravante en estudio, pues, esta encuentra
soporte, se insiste, en que la víctima, para la fecha de los
hechos, era menor de edad, circunstancia que, debidamente
atribuida por el ente acusador y comprobada en la actuación
-al juicio oral fue incorporado el registro civil de nacimiento
de la víctima4-, desdibuja la presunta falencia que la
casacionista edificó, nuevamente, de espalda a la realidad
procesal.

4 Folio 119, cuaderno de primera instancia.

26
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

Bajo estos presupuestos, surge evidente que el cargo


tampoco está llamado a prosperar.

Ahora bien, en lo que corresponde al tercer cargo, pese


a la confusa fundamentación esgrimida por la casacionista,
logra rescatarse que su inconformidad subyace en que, a su
juicio, los juzgadores realizaron una interpretación errónea
de los presupuestos de necesidad, proporcionalidad y
razonabilidad consagrados en el artículo 3° del Código Penal
para la determinación de la pena, lo que dio como resultado
la imposición de un desbordado monto punitivo, respecto del
concurso delictual por el que fue declarado responsable el
infractor.

Al establecer la Sala que, en parte, le asiste razón a la


libelista, se anticipa la decisión de casar parcialmente el fallo
confutado, lo que, a la postre, redundará en redosificar la
pena a imponer al implicado, en aras de ajustarla al principio
de legalidad. Veamos:

Recientemente, a partir de los fundamentos normativos


consagrados en el código sustantivo penal, la Sala tuvo la
oportunidad de refrendar los criterios que el fallador debe
contemplar para la adecuada determinación de la sanción
punitiva, particularmente, cuando se trata de cuantificar la
pena en eventos de concurso delictual.

27
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

Así, en la sentencia SP282-2023, julio 19 de 2023, Rad.


58846, esta colegiatura precisó:

El procedimiento para dosificar la pena atribuible a un delito es


regulado, en lo fundamental, por los artículos 60 y 61 del
estatuto sustantivo; el cual parte de la determinación del ámbito
punitivo de movilidad para seguir con la división de este en
cuartos y fijar la sanción en el que corresponda según unos
criterios taxativos. Esta segunda fase es descrita por el artículo
61 así:

…, el sentenciador dividirá el ámbito punitivo de movilidad


previsto en la ley en cuartos: uno mínimo, dos medios y uno
máximo.

El sentenciador solo podrá moverse dentro del cuarto mínimo


cuando no existan atenuantes ni agravantes o concurran
únicamente circunstancias de atenuación punitiva, dentro de los
cuartos medios cuando concurran circunstancias de atenuación
y de agravación punitiva, y dentro del cuarto máximo cuando
únicamente concurran circunstancias de agravación punitiva.

Establecido el cuarto o cuartos dentro del que deberá


determinarse la pena, el sentenciador la impondrá ponderando
los siguientes aspectos: la mayor o menor gravedad de la
conducta, el daño real o potencial creado, la naturaleza de las
causales que agraven o atenúen la punibilidad, la intensidad del
dolo, la preterintención o la culpa concurrente, la necesidad de
pena y la función que ella ha de cumplir en el caso concreto.
(…).

En la misma decisión, la Sala también hizo hincapié en


la debida sustentación del proceso dosimétrico punitivo, para
lo cual, señaló:

La ponderación de estos criterios dosificadores debe ser


motivada, como lo ordena el artículo 59 C.P.: «Toda sentencia
deberá contener una fundamentación explícita sobre los motivos

28
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

de la determinación cualitativa y cuantitativa de la pena» (art. 59


C.P.). Tal deber de motivación ha sido explicado en lo que resulta
pertinente, entre otras, en la sentencia SP918-2016, feb. 3, rad.
46647, citada con posterioridad en la SP1511-2022, jun. 15, rad.
61499:

[El] debido proceso sancionatorio está integrado por el respeto del


principio de proporcionalidad en la imposición de la pena, el
seguimiento de los lineamientos legales para la individualización de
la sanción y el acatamiento del deber de motivar suficientemente el
procedimiento de dosificación e imposición de la pena. Si se
desconoce alguno de estos componentes, la fijación de la
consecuencia punitiva se torna arbitraria.
(…)

En reciente decisión (CSJ SP 24.06.2015, rad. 40.382), la Sala


rechazó enérgicamente la práctica judicial consistente individualizar
inmotivadamente las sanciones penales. En dicha oportunidad
clarificó que los jueces carecen de discrecionalidad para estimar a
su arbitrio el monto de pena a imponer. Ello, por cuanto existen
parámetros legales para individualizar las sanciones (arts. 59 y 61
inc. 3º CP), los cuales han de aplicarse motivadamente de cara al
asunto particular, con la debida concreción de los fines de la pena
establecidos en el art. 4º del CP. La simple enunciación o la mera
alusión a dichos criterios, sin la debida articulación y análisis con el
caso en concreto, en nada satisfacen el deber de motivar la
individualización de la sanción penal. Por el contrario, implican un
reprochable proceder que pretende encubrir el arbitrio del
funcionario bajo la apariencia de una supuesta motivación que, en
verdad, es inexistente (subrayado ajeno al texto).
(…)

…, la adecuada motivación del proceso de dosificación punitiva es


un elemento toral para predicar la legitimidad de la imposición de
una determinada pena. El sistema punitivo adoptado por el Código
Penal colombiano concibe un proceso de tasación que parte de
montos mínimos de sanción prefijados legislativamente, como
expresión de compensación (general y abstracta) del injusto
culpable. Así mismo establece límites máximos que el juez no puede
sobrepasar, so pena de violar la legalidad y desconocer la
prohibición de exceso.

29
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

Dentro de tal margen de apreciación reglado, al sentenciador no le


es dable escoger a su discreción un monto que bien le parezca para
sancionar. No. Partiendo del respectivo tope mínimo a aplicar dentro
del cuarto pertinente, aquél está en el deber de argumentar por qué
se aparta de la mínima sanción prevista legislativamente e
incrementa, en el caso concreto, el monto de pena. (…). Así como un
aumento de penas inmotivado o carente de fundamento en el ámbito
legislativo deviene en inconstitucional (CSJ SP 27.02.2013, rad.
33.254), esta misma consecuencia es predicable de la imposición
concreta de una pena, que inmotivadamente se aparta de los límites
mínimos.

La motivación del proceso de individualización de la pena —en lo


cuantitativo y lo cualitativo— no puede desarrollarse de cualquier
manera. La fundamentación explícita de que trata el art. 59 del CP
ha de abordar los criterios a ponderar, establecidos en el art. 61
incisos 3º y 4º ídem. La simple transcripción de éstos, sin un concreto
razonamiento probatorio que los articule con el asunto sub júdice es
del todo insuficiente. Como también se ofrece incompleta una
motivación carente de conexión con las funciones que la pena ha de
cumplir en el asunto particular.

Seguidamente, en lo que atañe a la debida


determinación de la pena a imponer en relación con
conductas concursales, en la sentencia que viene de
enunciarse, la Sala indicó:

En lo que hace al concurso de delitos, establece el artículo 31 del


C.P. que la pena aplicable será «la más grave según su naturaleza,
aumentada hasta en otro tanto, sin que fuere superior a la suma
aritmética de las que correspondan a las respectivas conductas
punibles debidamente dosificadas cada una de ellas». Al respecto,
la sentencia SP338-2019, feb. 13, rad. 47675, reiterada en la
SP2107-2022, jun. 15. rad. 58109, estableció:

(…). La confrontación de la pena individualizada para cada ilicitud


permite determinar cuál es la más grave, esta consideración no
procede hacerse con fundamento en la prevista por el legislador.

30
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

La sanción más grave así establecida será la base para


aumentarla hasta en otro tanto, considerándose como factores de
ese incremento el número de ilícitos concurrentes, su naturaleza,
gravedad, modalidad de la conducta, intensidad del elemento
subjetivo, entre otros.

Ese incremento “hasta en otro tanto” tiene límites, a saber: i)


conforme al artículo 31 del C.P., el incremento no puede superar
el duplo de la pena básica individualizada en el caso concreto
para el delito más grave, ii) tampoco la sanción definitiva puede
superar la suma aritmética de las penas que correspondería a
cada punible en el caso concreto (sistema de acumulación jurídica
de penas), iii) otro de los topes se relaciona con la prohibición en
el concurso de delitos de no superar la pena los 60 años de prisión
(artículo 31-2 de la Ley 599 de 2000, modificado por el artículo 1º
de la Ley 890 de 2004), …

Empero, no sobra traer a colación la precisión


jurisprudencial que, con posterioridad, la Sala realizó en
torno al referido criterio de “suma aritmética” de las penas5:

(…) la Sala ha venido estimando que cuando de concurso de


ilícitos se trata, es viable aumentar la pena base hasta en otro
tanto de la pena aplicada al delito más grave, siempre y cuando
ese mayor valor de incremento no supere la suma aritmética de
cada uno de los delitos individualmente considerados e
individualmente tasados.

17. Sin embargo, una nueva aproximación al artículo 31 del


Código Penal, que atiende una correcta hermenéutica, anclada en
su propio tenor, permite establecer que la suma aritmética de las
penas individualmente consideradas solamente está prohibida
cuando quiera que el incremento punitivo sobre la pena del delito
más grave, por razón de las conductas punibles concursales,
exceda el otro tanto.

18. Así, del tenor del precepto examinado se infiere claramente el


propósito del legislador de establecer dos límites que interactúan

5
CSJ SP322-2023, 26 jul. 2023, rad. 59683.

31
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

recíprocamente para gobernar la discrecionalidad del juez en


eventos de concurso de conductas punibles: el incremento por
razón del concurso no puede ser superior al doble -hasta en otro
tanto, dice la norma”- de la pena tasada para la conducta más
grave, y éste a su vez, no puede ser superior a la suma aritmética
de las conductas concursantes con aquella.

Esta interpretación, entraña la obligación de que la suma


aritmética de las sanciones que correspondan a los respectivos
punibles en concurso no supere el doble de la delimitada para la
infracción mayor, lectura esta que además de emerger claramente
del tenor literal de la norma, no desconoce los principios de
necesidad, razonabilidad y proporcionalidad, derivado de la
máxima de prohibición de exceso, en los términos del artículo 3º
de la Ley 599 de 2000 y que se ajusta a las funciones de la pena
de retribución justa y prevención especial.

19. En efecto, advierte la Corte que, la tesis que hasta ahora


prohijaba en su jurisprudencia, impone una restricción excesiva a
la discrecionalidad reglada del funcionario judicial en la tasación
de la pena, que no se desprende de la norma y que, por ende, es
ajena al debido proceso sancionatorio.

20. Ciertamente, es indispensable destacar que, la intención del


legislador, quien acogió la iniciativa legislativa de la Fiscalía
General de la Nación -proyecto de ley 40 de 1998-, fue la de
mantener la misma estructura de acumulación jurídica de penas,
la cual, bajo el rito del artículo 26 del Decreto 100 de 1980,
explícitamente, contemplaba la regla de “hasta en otro tanto” y no
preveía la de la prohibición de la suma aritmética6, misma que, en
todo caso, fue añadida en la Ley 599 de 2000, en clave de
precisión, para proscribir, se insiste, cualquier exceso por encima
del doble de la pena dosificada para el delito base.

21. De este modo, la pena del delito más grave, incrementada por
el concurso, siempre deberá arrojar como resultado un guarismo
que no sea superior al otro tanto y, por consiguiente, cualquier
suma aritmética por encima de ese límite infringe el principio de
legalidad de la pena.

6
Cfr. Gaceta del Congreso 280 del 20 de noviembre de 1998. p. 13.

32
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

22. En el sentido anotado se corrige la jurisprudencia en cuanto a


las reglas para la tasación del concurso de conductas punibles.

Bajo el contenido de los referidos presupuestos, pronto


se advierte que el error en la dosificación de la pena a
imponer al implicado residió, de manera primordial, en la
insuficiencia argumentativa para situarse en el extremo
máximo del cuarto de movilidad seleccionado para cada una
de las conductas delictivas concursales.

En efecto, siguiendo la regla, según la cual, ante la


pluralidad de conductas delictivas el primer paso
corresponde a la individualización de la pena respecto de
cada uno de los delitos, a afecto de determinar cuál reviste
mayor gravedad, se tiene que en ese cometido, como se
plasmó en precedencia, el juzgador inició con el delito de
secuestro simple, respecto del cual estableció el marco de la
pena, por mínimo y máximo, el ámbito de movilidad y los
cuartos de punibilidad, seleccionando el primero de ellos,
que gravita entre 192 y 234 meses de prisión.

Y, luego, para justificar por qué imponía 234 meses de


sanción punitiva por esa ilicitud, esto es, el extremó máximo,
consideró que el implicado:

(i) Se valió de una «premeditación soterrada y calculada


del reato.».

(ii) Actuó «impulsado por la rabia que le causara las

33
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

personas originarias de Venezuela.».

(iii) Sometió a todo tipo de vejámenes a una menor


totalmente indefensa.

(iv) Generó en la víctima «el trauma propio de aquella


persona a quien durante más de cinco horas la estuvieron
amenazando con acabar con su vida, si no accedía satisfacer
la libido del acusado.». Y,

(v) Su comportamiento denotó «sin dudarlo un absoluto


desprecio por la vida humana.».

Se resalta, entonces, la forma como la juzgadora, para


apartarse del extremo mínimo de ese primer cuarto de
movilidad punitiva, exhibió consideraciones genéricas,
propias de la naturaleza delictiva, no solo del punible por el
que emprendió la individualización de la pena, esto es el
secuestro simple, sino del ilícito de acceso carnal violento
agravado.

Es decir, de manera inapropiada entremezcló aspectos


inherentes a la configuración de las conductas delictivas
atribuidas al implicado, en un inadecuado esfuerzo para
fundamentar la gravedad de una sola ilicitud, a lo que sumó
aspectos insustanciales para el fin propuesto en el sustento
que correspondía, como que, el implicado habría planificado

34
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

su proceder delictivo, suceso, por demás, etéreo e


indeterminado en la actuación.

A su turno, se refirió al desprecio del implicado por las


personas originarias de otra nacionalidad o a la minoría de
edad de la víctima, pasando por alto que tales circunstancias
hacen parte de los factores alternativos por los cuales es
procedente la configuración de la causal de agravación
punitiva consagrada en el artículo 211, num 7, del C.P., la
primera de ellas, incluso, descartada para ser endilgada en
el proceder del acusado, como lo determinó el juez colegiado
y lo corroboró la Sala en la desestimación del cargo
precedente.

De otra parte, cuando el fallador sostiene, a fin de


considerar agravado el secuestro, que el implicado sometió a
la víctima a vejámenes sexuales, desconoce que ello,
precisamente, hace parte de los elementos estructurales del
delito de acceso carnal violento por el que se determinó la
responsabilidad penal del acusado, falencia que igualmente
se proyectó en la consideración referida al «trauma propio» de la
víctima por padecer la restricción de su libertad bajo la
permanente amenaza destinada a satisfacer la libido del
procesado, pues, se insiste, son aseveraciones que atañen al
disvalor de acción de los delitos contra la libertad individual
y la libertad, integridad y formación sexuales, endilgados al
acusado, así como el daño natural que genera el delito,
contemplado en la estimación punitiva consagrada en el tipo

35
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

penal, aspectos, todos ellos, se recalca, ajenos a la


sustentación de la gravedad que permite apartarse del primer
extremo de movilidad punitiva determinado para el delito de
secuestro simple.

En suma, los factores mencionados por la


sentenciadora, de ninguna manera se constituyen en
circunstancias que justifiquen el incremento enunciado para
el delito contra la libertad individual.

Ahora bien, aunado a ese yerro, se tiene que en el


proceso de individualización punitiva respecto de los delitos
concursales de acceso carnal violento agravado y hurto
calificado y agravado, la orfandad argumentativa es aún más
evidente.

Recuérdese, tal como se plasmó en precedencia, que


respecto de tales conductas delictivas, para justificar la
imposición de la pena en el extremo máximo del primer
cuarto de movilidad, el juzgador remitió a lo justificado para
el delito de secuestro simple.

Con tal proceder, el funcionario soslayó su deber de


determinar, de manera independiente, para cada ilicitud y
frente al proceder delictivo del implicado, las razones que
permitían el aludido incremento punitivo.

36
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

Pasó por alto que cada delito contiene elementos que los
particularizan, atendiendo, además, al bien jurídico tutelado,
la «libertad, integridad y formación sexuales» y el «patrimonio
económico», respectivamente, y, por ende, la justificación
para sustentar la gravedad y distanciarse del primer extremo
de movilidad debe soportarse frente a los aspectos disimiles
que puedan desprenderse de cada uno de esos
comportamientos.

Por ello, la Sala tiene establecido que, acorde con lo


reglado en el artículo 61, inc. 3°, del Código Penal, en
garantía de los principios de legalidad y de proporcionalidad
de la sanción, al fallador le asiste la carga de justificar la pena
a imponer en cada caso concreto, apartándose del simple
señalamiento sobre la lesión de determinados bienes
jurídicos y de consideraciones abstractas que atañen a las
consecuencias naturales del proceder delictivo.

De tal manera que, un correcto proceder obliga del


juzgador auscultar el caso concreto y «con base en la
conducta individualmente demostrada, precisar, justificar y/o
motivar, más allá de la genérica descripción típica del delito,
cuáles son esas circunstancias que dejan al descubierto, en
concreto, esa mayor intensidad en la gravedad de la conducta
y que llevan al contrario, a incrementar la pena; cuál ha sido
ese daño (real o potencial) causado y su trascendencia; las
cualidades singulares de las causales que agravan la
punibilidad (si las hay); y finalmente, las peculiaridades que

37
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

develan de manera inminente un dolo intenso y que hacen


necesaria la pena.»7

Entonces, al acreditarse que ese no fue el proceder de


los juzgadores, se especifica que, en efecto, interpretaron
erróneamente el artículo 61, inc. 3, del Código Penal, para
presentar argumentos ajenos a la naturaleza de la norma, lo
que significó la imposición de montos punitivos excesivos y
desproporcionados, razón por la que, no existe alternativa
diferente a la de imponer el mínimo punitivo del cuarto de
movilidad sancionatorio seleccionado para el efecto,
conforme la consecuente redosificación punitiva, que se
emprende a continuación.

Al efecto, se tiene que, en relación con el plexo de delitos


concursales en este asunto, el juez de conocimiento
consideró que el delito de acceso carnal violento agravado
revestía mayor gravedad.

Ello, en principio, no es acertado, pues, si bien, los


delitos de secuestro simple y acceso carnal violento agravado,
de manera coincidente, consagran la misma sanción
privativa de la libertad, esto es, de 16 a 30 años de prisión,
como atinadamente lo determinó el fallador, disiente la Sala

7 CSJ SP3805-2021, agosto 18 de 2021, Rad. 57836.

38
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

de que el último de los enunciados delitos revista mayor


gravedad «atendiendo el bien jurídico tutelado», como lo
justificó el juzgador singular.

Es que, precisamente, si se adopta como determinante


aquel factor -el bien jurídico tutelado- tras apreciar el orden que
el legislador le otorgó al plexo de conductas ilícitas que
integran el código de las penas, en relación con los «Delitos
contra la libertad, integridad y formación sexuales» -Titulo IV
del Código Penal- le dio prelación, por su relevancia intrínseca

con la protección del derecho a la dignidad humana, a los


«Delitos contra la libertad individual y otras garantías -Título
III, ibidem-, espacio en el cual se ubica el delito de secuestro

simple -artículo 168 ídem-, conducta que, por demás, también,


como pena principal, apareja una sanción pecuniaria, lo que
de suyo redunda en que se castiga con mayor severidad este
comportamiento, en un plano eminentemente abstracto.

Sin embargo, para los efectos prácticos de la


determinación cuantitativa de la pena, que la impropiedad
argumental del juez singular, en cuanto, dedujo en abstracto
que el punible de acceso carnal violento es más grave que el
secuestro, se alza irrelevante en este asunto, dado que,
respecto de ambas ilicitudes, que comportan iguales mínimo
y máximo de sanción privativa de la libertad, individualizó la
misma pena en concreto.

39
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

Sea, entonces, que se tome como base el punible de


acceso carnal violento, o el de secuestro simple, es lo cierto
que la pena a aplicar para cualquiera de ellos, acorde con lo
dicho en precedencia respecto de la falta de soporte de las
razones que gobernaron imponer sanción superior al límite
inferior, es la de 192 meses de prisión -que, por efectos
metodológicos se tomará como propio del secuestro simple
aquí-, monto a partir del cual, con fundamento en el artículo
31 del Código Penal, se harán los incrementos
correspondientes en atención a los delitos concursales,
respetando el rigor punitivo del juzgador en este apartado.

Así las cosas, por el delito de acceso carnal violento


agravado el aumento será de 96 meses de prisión, que
corresponde a la mitad del extremo mínimo del primer cuarto
de movilidad punitiva, y en lo que concierne al punible de
hurto calificado y agravado, se incrementarán 72 meses de
pena privativa de libertad, guardando así la misma
proporción, dispuesta por el sentenciador de primer grado.

En suma, a LEBITH ALDEMAR RUA RAMÍREZ, se le


impondrán, como principales, la pena privativa de la libertad
de treinta (30) años de prisión, así como la multa equivalente
a 800 S.M.L.M.V., que no es objeto de readecuación, por
ajustarse a los parámetros establecidos en el artículo 39 del
Código Penal.

40
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

Asimismo, como pena accesoria de inhabilitación para


el ejercicio de derechos públicos, contrario a lo que fuera
determinado por el A quo, quien la tasó en el mismo monto
de la pena privativa de la libertad, la Sala la ajustará al lapso
de 20 años, acorde con la limitante consagrada en el artículo
51, inc. 1, del Código Penal.

La precedente redosificación punitiva no incide en la


negativa de subrogados penales, debido a la improcedencia de
estos por la expresa prohibición consagrada en el artículo 199
de la Ley 1098 de 2006, al tratarse la víctima de una menor de
edad, conforme fue argüido por el juez de primer grado.

En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA, Sala de Casación Penal, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de ley,

RESUELVE

Primero: CASAR, parcialmente, la sentencia emitida


por la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Barranquilla, el 12 de junio de 2019, y, en consecuencia,
modificar el término de la pena de prisión impuesta a
LEBITH ALDEMAR RÚA RODRIGUEZ, el cual se fija en
treinta (30) años, conforme a las pautas consignadas en la
parte motiva de esta decisión.

41
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

Asimismo, modificar el lapso de la pena accesoria de


inhabilitación de derechos y funciones públicas, para
reducirlo a veinte (20) años.

Segundo: Confirmar en todo lo demás el fallo


confutado.

Tercero: Contra esta providencia no procede recurso


alguno.

Notifíquese, cúmplase y devuélvase la actuación al


Tribunal de origen

42
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

43
Casación acusatorio N° 58105
C.U.I.: 08001600876820170104201
LEBITH ALDEMAR RUA RODRÍGUEZ

Nubia Yolanda Nova García


Secretaria

44

También podría gustarte