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Pedagogías Queer

Evidentemente se hace necesario el cuestionamiento de las prácticas educativas y sus


espacios ya que existe una carga impositiva de valores y criterios desde un punto de vista
hegemónico. Idealmente la escuela se ha concebido como un espacio de protección de la
infancia en el cual precisamente se ejerce más violencia, así lo menciona el periodista João
França en su artículo y también la idea de concebir un colegio más abierto “plástico”, capaz de
trabajar con todas las riquezas de las subjetividades posibles producto de un pensamiento
colectivo que propone la educación de las generaciones futuras. La práctica de la violencia a
partir del irrespeto hacia el otro es inadmisible ya que el respeto no puede ni debe preguntar
por preferencias o diferencias, sabores o colores.

Si bien la pedagogía Queer pretende de manera decolonial visibilizar al oprimido en los


diferentes contextos y revindicar su visión y su pertenencia a la sociedad, también es cierto que
tendríamos que preguntarnos si la pedagogía Queer se promueve desde una postura ética que
protege la vida y el bienestar social. Consideramos que se podría categorizar las diversidades
entre pacifica, violenta y sutil. La diversidad pacifica no atenta contra la integridad propia ni de
su entorno, por ejemplo el color de piel, de ojos, de cabello y hasta algunas diferencias
ideológicas; la violenta es aquella diversidad que necesariamente es repudiable por su
capacidad destructiva, la cual solo mira sus intereses por encima del bienestar del otro, el
ejemplo claro es un pedófilo en serie y agresor sexual; la diversidad sutil es la que fusiona
aspectos de ambas, parece pacífica e inofensiva (tolerable), pero es potencialmente violenta en
cuanto a que a mediano o largo plazo muestra efectos destructivos para su entorno y para sí
mismo.

Sobre las pedagogías Queer y desde el planteamiento de Carrera (2017) se entiende que:

Esta pedagogía se orienta a: i) denunciar la violencia que generan las rígidas normas de
género; ii) poner de relieve el carácter construido de los estereotipos de género, así como de
la lectura binaria del sexo, visibilizando la intersexualidad; iii) fomentar actitudes contrarias
al sexismo, la homofobia y la transfobia; y iv.) promocionar la valoración de la diversidad
sexual.

Siendo estas las orientaciones de la pedagogía Queer, valdría la pena preguntarnos si ¿las
formas de denuncia y de decolonización desarrolladas no atentarían también violentamente
contra aquellos contra los que se lucha? Y, ¿de qué manera las nuevas flexibles normas de
género no violentarán las concepciones conservadoras o tradicionales? Así mismo, el hecho de
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poner de relieve la construcción de estereotipos de género no permitiría afirmar que sea


conveniente o inconveniente. La necesidad de fomentar miradas críticas hacia conceptos como
homofobia y transfobia, así como también fomentar y promocionar la intersexualidad para
valorarla y legitimar sus prácticas nos recuerda las palabras de Fromm (2011) quien habla de
los defectos socialmente modelados, la salud mental de la sociedad y al definir su idea de
“patología de la normalidad” dice:

Lo que es muy engañoso, en cuanto al estado mental de los individuos de una sociedad, es la
“validación consensual” de sus ideas. Se supone ingenuamente que el hecho de que la
mayoría de la gente comparte ciertas ideas y sentimientos demuestra la validez de esas
ideas y sentimientos. Nada más lejos de la verdad. La validación consensual, como tal, no
tiene nada que ver con la razón ni con la salud mental. (…) El hecho de que millones de
personas compartan los mismos vicios no convierte esos vicios en virtudes; el hecho de que
compartan muchos errores no convierte a estos en verdades, y el hecho de que millones de
personas padezcan las mismas formas de patología mental no hace de esas personas gentes
equilibradas. (p.20)

En el mismo orden de ideas y hablando de un relativismo ético que necesita ser validado, al
hablar de la razón contra irracionalidad se entiende que:

Por irracional o inmoral que sea una acción, el hombre siente un impulso insuperable a
racionalizarla, esto es, a demostrarse a sí mismo y a los demás que su acción estuvo
determinada por la razón, por el sentido común, o al menos por la moral convencional.
(Fromm, 2011, p.60)

Volviendo a la pregunta de si las pedagogías Queer se promueven desde una postura ética
que protege la vida (a mediano o largo plazo) y al ponerlo en discusión con el imperativo
categórico de Kant (1980) que dice: “Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse,
por tu voluntad, ley universal de la naturaleza” (p. 73). ¿Podría afirmarse que las prácticas
sexuales respaldadas por la teoría Queer debieran tornarse leyes universales sin atentar contra
la permanencia de la especie humana? ¿Sin poner en riesgo no solo la educación del futuro,
sino también las generaciones? O más bien se debería considerar el planteamiento de Ignace
Lepp (1964) quien afirma:

El elemento demoniaco del instinto sexual es tanto más fuerte como el hombre es más
auténticamente hombre. En el animal el instinto sexual se contenta con obtener satisfacción,
que asegura el bien de la especie. Lo mismo ocurre con los hombres poco evolucionados
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cercanos a la naturaleza. En cambio para el hombre evolucionado la meta primordial del


instinto sexual no es la procreación sino la voluntad de potencia expresada en el dominio de
otra persona espiritual. Para mejor llegar a este dominio, el instinto inventa refinamientos
perversos en mayor o menor grado, por los que la sexualidad humana se transforma a veces
en algo vil y envilecedor. (p.64)

Finalmente y sin olvidarnos de la necesidad de promover una inclusión no excluyente sería


necesario preguntarnos también si al plantear una institución “plástica” y flexible en temas
como la sexualidad y que promueva la pedagogía Queer ¿no sería también incluyente e
igualitario hacerlo con otros discursos como por ejemplo el religioso? y de este modo
promover el fortalecimiento de los valores morales que alzan su voz intentando configurar una
forma de sexualidad y que últimamente no son permitidos; sería necesaria la promoción de
discursos religiosos para fortalecimiento de voces como la religión hindú, la musulmana, judía,
cristiana, entre otros, que también tienen su necesidad de expresión acerca del ser humano y su
sexualidad.
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PRIMER ARTÍCULO

Por una Pedagogía Queer en la escuela


Hacia una educación verdaderamente inclusiva
Mavi Carrera 22/11/2017 18:15 H.

A pesar de las constantes reformas educativas, las críticas a la escuela, especialmente


visibles después de la Segunda Guerra Mundial, no dejan de producirse desde muy variadas
perspectivas. Entre las críticas formuladas en la sociedad contemporánea postmoderna destaca
el rechazo a la centralidad de la razón, al absolutismo axiológico y a la homogeneización del
alumnado.

En este sentido, en la escuela, categorías identitarias como la nacionalidad, la etnia, el


género o la orientación sexual son concebidas de forma uniforme, a través de un discurso de
asimilación, imponiendo el lenguaje, la historia y los conocimientos de acuerdo a los intereses
de los grupos dominantes.

AGENTES DE SOCIALIZACIÓN

En relación al género, la escuela, conjuntamente con la familia o los medios de


comunicación, constituye un eficaz agente de socialización diferencial, que crea identidades de
género diferentes y desiguales. Este proceso de socialización toma como referencia el sexo de
la persona recién nacida, que cuando no es excluyentemente femenina o masculina se fuerza
quirúrgicamente a una de las dos casillas–como sucede en el caso de bebés intersexuales, que
constituyen un nada despreciable 1.7% de la población, tal y como destaca Anne Fausto-
Sterling en su libro Cuerpos sexuados (2000).

A partir de esta marca sexual binaria – en muchos casos para nada natural, sino
médicamente construida-, los diferentes agentes de socialización socializarán a los niños en la
instrumentalidad-masculinidad, a las niñas en la expresividad-feminidad, y a ambos en la
heterosexualidad. En el marco de lo que Judith Butler, feminista precursora de la Teoría Queer,
en su obra "El género en disputa" (1990), denomina la matriz heteronormativa, en referencia a
las normas y discursos sociales relacionados con el género y la sexualidad, que dan lugar a la
concepción de identidades de género binarias, opuestas, jerárquicas y complementarias,
obligatoriamente heterosexuales. Impregnadas de sexismo y homofobia.
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Así, en la escuela se excluyen del currículum las aportaciones de las mujeres a la ciencia, así
como las aportaciones de los movimientos feminista y homosexual; la educación para la
igualdad y la promoción de la diversidad sexual continúan siendo materias pendientes; los
libros de textos reproducen roles y estereotipos de género, y los modelos de personas o familias
homoparentales brillan por su ausencia.

Asimismo, la escuela constituye también un espacio relacional en el que el alumnado


despliega toda una serie de conductas alimentadas por prejuicios sexistas, homófobos y
transfóbicos, dando lugar a situaciones de bullying en los que muy habitualmente la institución
escolar no interviene, transmitiendo indirectamente una cultura de la violencia. Con datos
alarmantes de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (2014) que
ponen de relieve que el 70% de lxs adolescentes LGBTIQ en España ha sufrido violencia
escolar, siendo el colectivo trans* el más afectado. Lo que se ha relacionado consistentemente
con la ideación suicida y el intento de suicidio. Recientemente, en el marco de las jornadas
“Teoría Queer y Educación” organizadas por nuestro grupo de investigación y que tuvieron
lugar en la Facultad de Ciencias de la Educación de Ourense, participó una menor trans*
escolarizada en un IES de esta ciudad. La menor, acompañada de sus abuelas y de Cristina
Palacios, presidenta de Arelas -Asociación de Familias de Menores Trans* de Galicia- relató,
ante un auditorio abarrotado, formado en su mayoría por futurxs educadorxs, la incomprensión
y la violencia que sufría en su día a día escolar, con insultos como “maricón de mierda”,
“travelo” o “¿Por qué no te mueres? La reacción del público, de indignación por los hechos, y
de absoluta entrega y admiración por la determinación y valentía de la menor, abren paso a la
esperanza.

TEORÍA QUEER

La Pedagogía Queer, desarrollada a partir de la Teoría Queer, constituye una respuesta


urgente y necesaria. El término Queer significa “friki” o raro, y fue utilizado en el pasado como
insulto hacia las personas sexualmente diversas, resignificándose posteriormente, gracias a la
actividad reivindicativa de este colectivo, en un término que refleja el orgullo de ser diferente.
Esta pedagogía se orienta a: i) denunciar la violencia que generan las rígidas normas de género;
ii) poner de relieve el carácter construido de los estereotipos de género, así como de la lectura
binaria del sexo, visibilizando la intersexualidad; iii) fomentar actitudes contrarias al sexismo,
la homofobia y la transfobia; y vi.) promocionar la valoración de la diversidad sexual.
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Los contenidos y objetivos destacables de esta propuesta no se orientan, por tanto, a


fomentar que los grupos hegemónicos (“el centro”) toleren a lxs otrxs (“lxs márgenes”), sino a
transformar el aula en un espacio que favorezca el cambio social, a través de una práctica
educativa transgresora y crítica con las estructuras autoritarias de la escuela, que cuestiona la
heterosexualidad normativa y que interroga seriamente las categorías sexo- género-orientación
sexual, más allá de las dicotomías, valorando otras posibilidades de ser y de posicionarse como
ser humano.

HAY QUE TENER EN CUENTA

+ LA ESCUELA ES UN ARMA PODEROSA que puede contribuir a la justicia social. Es


nuestro deber, hagámoslo posible.

- NEGAR Y DESATENDER LA SITUACIÓN DEL ALUMNADO sexualmente diverso


conduce al sufrimiento, al dolor y a la muerte, literal o simbólica.
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SEGUNDO ARTÍCULO

ENTREVISTA | Paul B. Preciado


"El colegio y el ámbito doméstico están idealizados pero son dos de los espacios más
violentos"
João França 06/02/2016 - 22:10 h.

Entrevista al filósofo Paul B. Preciado, que considera la escuela como un espacio de


reproducción de violencias y propone una "red de escuelas transfeministas y queer" que
permita superar este modelo

"No me creo que los docentes no experimentan cotidianamente los efectos de la violencia
sexual y de género en la escuela"

"El problema no es la silla de ruedas sino la arquitectura no accesible"

El filósofo feminista Paul B. Preciado

Paul B. Preciado (antes conocido como Beatriz Preciado) es un filósofo feminista dedicado
a los estudios de género y a la teoría queer, que entiende que la identidad sexual y de género de
las personas es una construcción social. El suicidio del joven trans Alan ha vuelto a poner
sobre la mesa la preocupación sobre el acoso escolar y la transfobia, y la semana pasada
los colectivos LGTBI se manifestaban en Barcelona para reclamar la implicación de la
comunidad educativa en la respuesta al acoso vinculado a cuestiones de identidad sexual y de
género. Preciado habla con El Diari de l’Educació sobre una escuela que considera un espacio
de reproducción de violencias y propone un modelo educativo que permita superarla.

¿La escuela reproduce conductas homófobas o transfóbicas?

Tenemos una visión todavía idealizada del colegio, como un espacio para el aprendizaje de
los niños, como si fuera realmente un espacio de libertad. No se trata simplemente de que el
colegio reproduzca conductas homófobas, transfóbicas o estereotipos machistas, sino que es
una de las instituciones claves donde se lleva a cabo el proceso de normalización de género o
de sexualidad. Y éste es un proceso violento. Curiosamente dos de los espacios más violentos,
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el doméstico y el colegio, son aquellos que están más idealizados en nuestro imaginario como
espacios de protección de la infancia. Hay que desmitificar estos espacios. En los años 60 se
inicia una crítica, desde los movimientos feministas, homosexuales y más tarde movimientos
transsexual y transgénero, de la violencia inherente a estos espacios pedagógicos, pero hay
todavía mucho trabajo por hacer.

Hoy la institución colegio está en una crisis profunda. Por una parte, la transformación
neoliberal ha supuesto un derrumbe de una institución que era fundamentalmente pública y
vinculada a la regulación estatal. Nos encontramos por tanto en una situación inédita. Por una
parte, tenemos que defender la institución colegio, como un derecho universal, pero al mismo
tiempo, necesitamos criticar las violentas normas de género y sexuales en las que
históricamente se apoya.

¿Y se está abordando este problema?

Hay ya mucha gente que está llevando a cabo esta crítica, pero necesitamos hacer visibles
estas luchas y establecer alianzas. En el contexto actual del Estado español hay en cierta forma
un retorno a los valores normativos, que son invocados en algunas ocasiones por la iglesia
católica. El colegio es también espacio de fabricación de la identidad nacional, de
normalización racial y religiosa… Necesitamos un colegio más abierto a la crítica, porque ¿qué
significa una pedagogía que no acepta la crítica?

Tendríamos que hacer una marea de colegios para pensar colectivamente cómo queremos
ser educados y educar a nuestras generaciones futuras. Nos falta creatividad, imaginación
política cuando pensamos en el colegio. Me gustaría que hubiera un colegio que fuera
suficientemente plástico, capaz de trabajar con la riqueza de todas las subjetividades posibles.

¿Cuál ha sido su experiencia en la escuela?

Yo crecí en un colegio católico de Burgos sólo para niñas, en el que yo era un caso de
fracaso escolar. Gracias a una profesora que tenía un hijo autista y montó un grupo de ocho
personas con una educación experimental, con una atención personalizada, de mucho respeto,
yo pude salir adelante. Esa experiencia me cambió radicalmente la vida, no sólo porque en el
colegio tradicional hubiera fracasado a nivel académico, sino también porque quizás no hubiera
sobrevivido.

¿Lo que hacen falta son experiencias como esa?


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Ese ideario de género, sexual, nacional, no se acaba en el instituto, se sigue reproduciendo.


En el Programa de Estudios Independientes del MACBA que dirigí hasta el año pasado me
sorprendía ver a mis alumnos, que estaban en nivel de doctorado, y que eran sociólogos o
psicólogos pero nunca habían estudiado nada de feminismo ni de luchas anticoloniales.
Reivindico la posibilidad de crear una red de colegios, institutos, pero también de centros de
formación universitaria, donde se estudien el conjunto de tradiciones de resistencia minoritaria
que han hecho posible construir una sociedad más democrática. Necesitamos una pedagogía
radical para tiempos de crisis que nos ayude a construir un ciudadano crítico. Esta debería ser
la tarea del colegio y no tanto la de reproducción.

Es crítico con el modelo de escuela inclusiva por el que se viene luchando desde hace
unos años.

Hay iniciativas tanto pedagógicas como políticas muy respetables de aquellos que trabajan
con una voluntad de crear una escuela inclusiva, pero somos muchos los que venimos de
movimientos minoritarios y criticamos la idea de inclusión, porque supone tolerar al otro e
integrarlo con la condición de que sea marcado como otro. Esto es lo que Foucault llamaba la
“exclusión incluyente.” Uno de los grandes problemas de la escuela inclusiva es que el otro
queda como una nota a pie de página en una escuela que no cambia. Se sigue practicando la
misma pedagogía: se añade simplemente una silla para el “diferente”, el “discapacitado”, pero
no se pone en cuestión la epistemología normativa de la escuela.

Lo radical sería hacer una crítica a la norma como eje de la pedagogía, hacer una pedagogía
anti-normativa, en vez de incluir al que es diferente. En el caso de las normas de género y
sexuales, no se trata de “incluir” al niño homosexual o transexual, sino de cuestionar la norma
heterocentrada y machista del colegio que hace que toda disidencia de género y sexual sea
percibida como patológica.

El modelo de escuela inclusiva no evita un caso como el de Alan.

El caso de Alan no es puntual ni es único, es uno entre tantos. Ahora se está hablando más
de los casos de jóvenes trans, pero en el caso de niños y niñas queer, niños afeminados, niñas
masculinas, niños y niñas son objeto de acoso y vejaciones. ¿Qué significa hacer una escuela
inclusiva con una norma heterocentrada? Hace falta una pedagogía radical que incluya la
increíble heterogeneidad de todos los alumnos. No se trata de incluir al que es diferente, sino
de crecer en un ámbito pedagógico en el que la heterosexualidad no es la norma.
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Lo que me asusta con el planteamiento inclusivo son los tratamientos excesivamente


patologizantes o médicos de la diferencia: reducir la inclusión a la silla de ruedas o la
transexualidad a disforia de género. El problema no es ese, el problema es la arquitectura no
accesible y la normativa de género. Ahí está la diferencia entre una pedagogía inclusiva y la
pedagogía crítica. Y no hablo de acabar con toda disciplina, sino de pensar colectivamente
como construir un conjunto de contra-disciplinas críticas.

¿Hay escuelas que apuesten por un modelo así?

Como profesor en la New York University he tenido la suerte de conocer y he tenido


alumnos que han estudiado en el instituto Harvey Milk. Me contaban su experiencia, la
sensación de libertad, de por fin llegar a un lugar donde no tenías que sentirte diferente, fuera
de un ámbito heteronormativo en el que tenías que explicar quién eras.

Pero son muy pocos los que tienen acceso a un colegio de este tipo.

Es un caso experimental, colegios singulares que pueden servir en un caso de emergencia


para alguien que está sufriendo una situación de violencia. Yo defiendo más bien la creación de
una red de colegios transfeministas y queer. No hablo de colegios que salgan de la nada, sino
de colegios que ya existen, que salgan, por así decirlo, políticamente del armario, que digan
que el alumno tiene derecho a experimentar con su propia subjetividad, colegios que se
declaren abiertamiente no-heteronormativos y feministas, colegios donde los alumnos tengan
derecho a procesos de cambio sin ser objeto de violencia por utilizar códigos masculinos o
femeninos, que no se castigue al niño que con 7, 12 o 16 años se pone una falda. Lo
pedagógico debería ser trabajar con esta plasticidad que es la base de la creatividad y la
transformación social.

¿Entonces su propuesta es que los colegios den un paso adelante en defensa de un


nuevo modelo?

Me parecería maravilloso que hubiera un conjunto de colegios que apostaran por una
pedagogía queer y dijeran que apuestan en su currículum por una educación feminista. ¿Qué
significa esto? Invocar las tradiciones feminista, anticolonialista, … Ahí radica el único cambio
político en el que creo realmente. ¿Dónde están los cuerpos pedagógicos, las escuelas, los
institutos, que decidan dar un paso al frente y decir que quieren constituir una red de colegios
transfeministas y queer? A veces pasa por incluir en el currículum pequeños elementos que
puedan hacer que se hablen de las cosas que no se hablan. Y si hay esta red podemos organizar,
por ejemplo, toda una serie de talleres de formación.
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Por ejemplo, en mi docencia de historia y teoría feminista en la universidad París VIII-Saint


Denis en Francia yo incluí una serie de talleres de género en los que los alumnos y alumnas
hablaban de su experiencia de normalización y experimentaban encarnando roles masculinos o
femeninos. Era mucho más difícil hablar con los alumnos chicos, que creían que las cuestiones
de feminismo y sexismo no les afectaban, hasta que se daban cuenta de que también se les
estaba imponiendo un determinado modelo de masculinidad. Pero en el caso de las alumnas
chicas, resultaba sorprendente ver que la mayoría de ellas hablaban de ser objeto de violencia.

La realidad es que la mayoría de docentes no ha oído hablar de teoría queer. ¿No les
queda muy lejos esta propuesta de una red de escuelas transfeministas y queer?

Lo que no me creo es que los docentes no experimentan cotidianamente los efectos de la


violencia sexual y de género en el colegio, porque son absolutamente transversales. Un docente
que esté atento es consciente que hay alumnos que son objeto de vejación constante, la niña
gorda, el tonto de la clase, el niño afeminado, la marimacho… Cualquier docente es consciente
de que es urgente, que hay que actuar, que lo que ha pasado con Alan está pasando
constantemente en todos los ámbitos de la educación. No puede ser como hasta ahora un acto
heroico de un profesor aislado que decide incluir un tema en su trabajo pedagógico, tiene que
ser una tarea colectiva.

La cuestión es que para llevar a cabo esta crítica el docente también tiene que criticar su
propio modelo de género. En Francia, donde he trabajado más, hasta los años 80 una persona
abiertamente homosexual no podía ser docente. Esto revela el alto grado de normalización
heterocentrada de la escuela. También requiere un examen de autocrítica de los docentes y un
examen de sus propias ideas heterosexistas o machistas.

Todo esto choca con un modelo escolar muy concreto. Lucas Platero nos recordaba en
una entrevista que desde la educación infantil el currículum evalúa si los niños y niñas
pueden identificar su género y el de otros.

En lugar de un espacio de reproducción de la norma hay que pensar la escuela como un


espacio de crítica. Puedes explicar que la sociedad funciona según estas normas, pero que
dentro de este espacio nos vamos a permitir cuestionar esta norma para imaginar otras formas
menos violentas de vivir. En mi caso la escuela permitió crear un mundo que era disidente con
respecto a mi propia educación familiar, mis padre pudieron acceder a muy poca educación, y
en cambio yo me convertí en un ávido lector, algo que no me aportaba mi entorno familiar. El
colegio debería ser un espacio de disidencia crítica, un espacio experimental. Luego sería ideal
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que el parlamento funcionara de la misma manera, que todas las instituciones pudieran
funcionar de este modo, en lugar de como dispositivos de reproducción de la violencia. ¿Cómo
se hace? Que el conjunto de profesores que no quieren seguir reproduciendo este tipo de
normas sociales y de género se unan para pensar cómo hacerlo de otra manera. Que den un
paso adelante para elaborar una pedagogía queer. Es utópico, pero no imposible. Si no
queremos que el caso de Alan se repita, no hay tiempo que perder, lo imposible es hoy lo
necesario.

TERCER ARTÍCULO

Universidad Complutense Ofrecerá El Primer Máster En Estudios LGBTIQ De Habla


Hispana
MICHELLE RODRÍGUEZ.
Octubre 03, 2018, 12:53 Pm

La Universidad Complutense de Madrid se propuso profundizar, desde la academia, el


estudio de la importancia de los movimientos sociales en favor de los derechos de la
comunidad de gays, lesbianas y transexuales y las teorías y pedagogías queers.

Por ello, la casa de estudios abre el máster en Estudios LGBTIQ+, pionero en España y en
los países de habla hispana, una iniciativa impulsada desde laDelegación del Rector para
Diversidad y Medio Ambiente.

Después de obtener la aprobación, la Universidad Complutense de Madridinició


la tramitación oficial de la nueva titulación, que será remitida a laFundación para el
Conocimiento madri+d, para su proceso de acreditación. De hecho, el objetivo es ofertar el
máster para el curso académico 2019-2020.

Asimismo, la Universidad Complutense ha explicado a través de un comunicado que esta


titulación es pionera en habla hispana, ya que en el mundo anglosajónel estudio de los
movimientos sociales vinculados a favor del colectivo LGBTIQ+ ha tenido gran
importancia “tanto en términos académicos como profesionales”.

Además, destacó el hecho que hasta el momento no existía un máster especializado en


este ámbito, pese a que estos estudios “constituyen un área de gran relevancia en las
sociedades contemporáneas”.
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Lea también LesGaiCineMad inició la cuenta regresiva para su 23° edición

Contenido del máster en estudios LGBTIQ

Entre el contenido que ofrecerá el nuevo máster de la Universidad Complutense se


encuentran la construcción histórica, social y educativa de las diversidades sexogenéricas; los
fundamentos teóricos de los estudios LGBTIQ+; estudios y políticas trans; movimientos
sociales LGBTIQ+.

Además de las teorías y pedagogías queer; gestión de la diversidad sexual e identidad de


género en las organizaciones; y la perspectiva LGBTIQ+ en el ámbito artístico y cultural.

La Complutense también detalla que los estudios LGBTIQ+ incluyen los estudios gays y
los queer, que ponen en cuestión el modelo binario de la sexualidad o
la “identidad/orientación de género/sexual única” y dando visibilidad y reconocimiento a las
personas de la diversidad.

“Tendrá, por tanto, un muy marcado carácter multidisciplinar, lo que garantizará un


profundo conocimiento de los fundamentos de los estudios LGBTIQ+ y sus aplicaciones a los
diversos ámbitos profesionales”, destacó la universidad.

Asimismo, esta importante universidad asegura que los egresados en este máster contarán
con “atractivas perspectivas en el mercado de trabajo”.

Finalmente, este máster no solo inicia al estudiante en la investigación universitaria y a su


posible incorporación al doctorado, sino que también puede ser útil para especializarse en
Educación, Filología, Trabajo Social, Sociología, Cultura o Arte.
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Referencias

Carrera, M. (22 de Noviembre de 2017). Por una pedagogía Queer en la escuela, hacia una
educación verdaderamente inclusiva. La Región. Recuperado de:
http://www.laregion.es/articulo/xornal-escolar/pedagogia-queer-escuela/
20171122181511750144.html

Fromm, E. (2011). Psicoanálisis de la sociedad contemporánea, hacia una sociedad sana.


México: Fondo de Cultura Económica.

Kant, I. (1980). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Madrid: Espasa-Calpe.

Lepp, I. (1964). La comunicación de las existencias. Buenos Aires: Ediciones Carlos Lohlé.

Preciado, P. B. (2016 de Febrero de 06). El colegio y el ámbito doméstico están idealizados


pero son dos de los espacios más violentos. eldiario.es. Recuperado de:
https://www.eldiario.es/catalunya/educacion/espacio-domestico-idealizados-espacios-
violentos_0_479802838.html

Rodríguez, M. (03 de Octubre de 2018). Universidad Complutense Ofrecerá El Primer


Master En Estudios LGBTIQ De Habla Hispana. Segundoenfoque. Recuperado de:
https://segundoenfoque.com/universidad-complutense-ofrecera-el-primer-master-en-estudios-
lgbtiq-de-habla-hispana-2018-10-03
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