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Reporte

de laboratorio
Práctica 2 - Regiones anatómicas

Materia: Anatomía I

Por María Elisa Tovar Macías - grupo 1


Entrega: 28/08/2023

Mtra. Norica Cardenas Rosas


ÍNDICE

Introducción
Introducción al tema y ejemplificación de
regionesanatómicas. 3
Revisión de la bibliografía
Marco teórico
4

Material y método
Metodología del modelo y sus regiones
anatómicas 5
Resultados
Resultados de la práctica con imágenes de la
misma 6

Discusión de resultados
Discusión de resultados
Conclusión
Referencias literarias 7
Introducción

Las regiones anatómicas, también referida como anatomía topográfica, al igual que la anatomía
general, se conforman por tres aspectos principales: nombre, localización y función (Anatomía
Veterinaria Básica, Comparativa y Clínica - Manual Moderno, Michael J. Shively 1993). Estas,
mientras que efectivamente están determinadas por la localización, son un aspecto base para
entender cualquier otro aspecto relacionado al estudio de la anatomía de cualquier especie.

La utilización de los nombres correctos de las regiones anatómicas no solo agrega formalidad y
profesionalismo, sino que desobstaculiza la comunicación entre colegas. El conocimiento de
estas vuelve mucho más claro y específico nuestro hablar para evitar confusiones al trabajar en
equipo. Además de clarificar la ubicación de distintas partes del cuerpo que puedan ser
confundidas en nombre.

Anatomía topográfica exterior

En el caso de las especies de interés en nuestro estudio veterinario, particularmente la parte


externa de las especies domésticas, aunque no exclusivamente, se establece que existen 7
regiones principales o mayores, a partir de las cuales se pueden formar subdivisiones mucho
más localizadas que dan nombres particulares a regiones específicas. Dichas regiones se
nombran a continuación de craneal a caudal para mejor entendimiento.

Estos 7 grupos son:

1. Región de la cabeza
2. Región del cuello
3. Región del dorso y tórax
4. Región del abdomen
5. Región de la pelvis
6. Región de la extremidad anterior
7. Región de la extremidad posterior

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Revisión de bibliografía

A fin de simplificar la cantidad de nombres que se utilizan coloquialmente para referir a la


misma estructura, se creó en 1968 un listado de terminología anatómica para homogeneizar
dichos términos: la Nómina Anatómica Veterinaria (NAV), la cual establece los nombres de
todas las estructuras anatómicas en latín, la cual debería después traducida por profesionales
al respectivo idioma en el que se requiriera. El problema que resultó de dicho listado es que
además de acusar a los autores de inventar nombres para referirse a ciertas zonas o
estructuras (esto gracias a su poco uso en el habla coloquial y por tanto el desconocimiento del
público de tales nombres), si no que hubo un número, aunque reducido, de estructuras cuyo
nombre “oficial” no era más corto o sencillo que su nombre coloquial, por lo que no se logró del
todo este nuevo uso de términos concisos.

Para el caso de las regiones anatómicas, varias normas que habían sido establecidas para el
NAV resultan bastante útiles, ya que contienen conceptos aplicables para la anatomía
topográfica externa. Estas son:

3. El término deberá ser lo más corto y sencillo posible

5. Las estructuras que topográficamente tienen una relación íntima deberán tener nombres
similares: por ejemplo región de la tuberosidad coxal y región de la tuberosidad ilíaca.

7. No deberán usarse términos derivados de nombres propios (epónimos).

Material y método

Los materiales requeridos para la práctica de laboratorio fueron:

● modelo anatómico plástico de animal a elegir (equino, canino, felino, bovino, ovino,
caprino)
● pinturas de diferentes colores
● pinceles

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Los pasos a seguir para la realización de la práctica (metodología):

1. Marcar ligeramente las secciones de las regiones anatómicas sobre el modelo de


acuerdo a la imágen de referencia incluida en el manual de prácticas de laboratorio.
2. Pintar cada una de las regiones con un color diferente
3. Delimitar las divisiones con color negro para volveras claras.

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Resultados

Al finalizar el resultado fue un modelo anatómico de un toro con sus respectivas regiones
anatómicas mayores o principales representadas con un color diferente, así como cada región
anatómica derivada de estas (regiones menores) delimitada con una línea negra.

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Discusión

Se determinó al observar las presentaciones de los modelos de los demás compañeros que
realmente los nombres establecidos de manera general vuelven su identificación muy clara.
Independientemente del animal en cuestión, las regiones topográficas mayores son
perfectamente identificables y se logró relacionar con las prácticas anteriores en las que se
discutió la existencia y clasificación de las mismas, así como su relación con las direcciones
anatómicas, ya que en el momento de la explicación de cada modelo, se utilizaron términos
como: craneal, caudal, dorsal, ventral, proximal y distal. Estos no solo fueron útiles para ubicar
las regiones de los modelos, sino que también se tuvo la oportunidad de repasarlos y de
perfeccionar su uso y entendimiento mediante la repetición a lo largo de la clase.

Conclusión

● Las regiones anatómicas están estrechamente relacionadas con las direcciones


anatómicas, ya que para la identificación de las regiones se requiere de manera casi
forzosa el uso de los términos anatómicos de dirección y de los planos anatómicos.
● Conocer las principales regiones anatómicas es clave, ya que mediante el uso de la
proyección, o imaginación, se pueden seleccionar y ubicar más fácilmente las regiones
anatómicas más pequeñas o específicas.
● Relacionando lo aprendido en clase con las demás materias, resulta ser conocimiento
sumamente aplicable en materias como zootecnia, donde aunque se le da importancia a
términos más coloquiales, se pueden comparar fácilmente y servir como recordatorio al
relacionar el uno con el otro.

Referencias literarias

● Shively, M. J. (1993). Anatomía Veterinaria Básica, Comparativa y Clínica. Manual


moderno.
● Dominique G. Homberger. (1980). [Revisión de Nomina Anatomica Avium, por A. S.
King, A. M. Lucas, H. E. Evans, J. J. Baumel, & Y. E. Breazile]. The Auk, 97(4),
912–914. http://www.jstor.org/stable/4085780

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