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Salmo 34

Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.


Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores. Este pobre clamó,
y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias.

Una victoria gloriosa


Sabemos que en el mundo hay mucha necesidad como en aquellos tiempos en donde
Pablo fue enviado a Macedonia para compartir del evangelio. El Espíritu Santo los había
guiado a aquel lugar porque Dios le había revelado la necesidad tan grande de aquella
ciudad.
Entrando a Filipos, una mujer creyó y se bautizó para después ofrecerles un lugar donde
descansar. Hermano, todos nos sabemos esta historia; el cómo Pablo y Silas fueron
encarcelados y cómo Dios los libró.
Cuando nosotros recibimos a Jesús en nuestro corazón, recibimos la salvación de parte de
Dios, pero también somos más atacados. Vivimos en constante guerra de parte de nuestros
enemigos. A veces decimos; “no voy a orar porque si oro e intercedo por tal persona, me va
mal”. Pablo sabía que él estaba haciendo la voluntad de Dios al ir y compartir del mensaje
de salvación, pero no se imaginó que iba ser encarcelado junto con Silas en aquel lugar,
pero sabe hermano, creo que si Pablo hubiera sabido que ocurriría tal cosa, habría querido
ir de todas maneras porque lo que pasó esa noche en la cárcel fue una victoria gloriosa.
Imagínese a un Silas cansado, exhausto; los habían azotado. La celda oscura, sucia y llena
de barro. Creo que todos en aquella situación tendríamos miedo, no dudo que ese haya
sido el caso para Pablo y Silas. Un escenario que no favorecía la fe de ambos, quiero
imaginarme que al ver esto, ambos cerraron sus ojos y comenzaron a alabar a Dios, ¡Qué
poderosa alabanza!, la palabra dice que vino un terremoto que sacudía toda la cárcel y que
rompió las celdas y todas las cadenas. Victoria tras victoria les iba a dar el Señor esa
noche, porque viendo el guardia que había pasado todo esto pensó en suicidarse porque
imagínese hermano, le habían encargado que custodiase la celda de los presos y pues,
¿qué cuentas iba entregar?, pero escuchó la voz de Pablo y se calmó y les dijo: “Señores,
¿qué tengo que hacer para ser salvo?” por supuesto, ellos le hablaron de la palabra para
después bautizarlo junto con todos los suyos.
Como crsitianos, pasamos muchas tribulaciones, lo mencioné al principio, estamos en
constante guerra. Creo que todos nos hemos llegado a sentir como Pablo; cansado,
exhausto de todo, pero recordemos que el compartir de la palabra vale la pena, siempre lo
fue. Para Jesús lo valió todo. Vale la pena hermano, porque cada alma para Dios es
sagrada, y es verdad, pasaremos angustias a causa de compartir la palabra, pero Dios
nunca nos dejará solos, ¡qué hermosa promesa!, nos fortalecerá porque somos
privilegiados, somos sus hijos. Su palabra dice que Dios defiende a todo los que le temen.
¿Qué aprendimos de este capítulo? que sólo basta levantar himnos, cantar a nuestro Dios
para que las puertas y cadenas sean rotas.
“Confiar en Dios quiere decir ver más allá de lo que podemos, hacia lo que Dios ve.”
Hermano, “¿Levantará su voz como Pablo y Silas para anunciar la victoria que viene en
camino?”

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