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Dedicatoria y Agradecimientos

Al único que aguanta cada noche mis pesadillas con la


mayor paciencia del mundo, quien me abraza cuando tengo
frío y seca mis lágrimas cuando tengo miedo, a quien me
enseñó el valor del amor con cada beso, a mi compañero de
aventuras y el amor de mi vida… Jean.

A mis queridas amigas Elvia, Sarahi y Joselin por animarme


a escribir y sobre todo por leerme y corregir cada página,
son lo máximo.

A mi hija Emma, por ti quiero soñar y hacer realidad mis


sueños.

A mi familia, el motor de mi existencia y el mejor regalo del


cielo.

A Dios por regalarme una vida llena de cosas hermosas que


cada día agradezco y valoro con todo mi corazón.

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CONTENIDO

Capítulo 1 Siempre la misma historia


Capítulo 2 Miss Ejercicio 2018
Capítulo 3 ¿Ángel caído?
Capítulo 4 La pizza es mi comida favorita
Capítulo 5 ¡Cumpleañiiiios Felizzzzz…hip!
Capítulo 6 Dolor de cabeza nivel: me doy
contra las paredes
Capítulo 7 Becerro recién nacido
Capítulo 8 El paseo por el lago
Capítulo 9 Dos semanas de miseria
Capítulo 10 Negocios con la Mafia
Capítulo 11 El viaje
Capítulo 12 El cielo huele a limpio
Capítulo 13 ¿Dónde está ella?
Capítulo 14 La Carta
Capítulo 15 Hágase la Luz
Capítulo 16 Recordar es vivir ¿no?
Capítulo 17 ¡A dormir juntitos!
Capítulo 18 Trágame tierra y escúpeme bella
Capítulo 19 Mantén a tus enemigos cerca… y a
tus amigos a salvo
Capítulo 20 Todo por Ella
Capítulo 21 El Reencuentro
Capítulo 22 Pesadillas hechas realidad.
Epílogo.

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Capítulo 1
Siempre la misma historia

Todos tenemos una historia, momentos que definen


nuestra existencia para bien o para mal, ésta es la mía…

Era grande, su cabello dorado brillaba bajo la luz del sol, el


calor era abrasador, podía oler el aroma: animal, polvo,
arena y sudor, mi sudor, ya que de alguna manera terminé
dentro de la jaula y el enorme león se acercaba poco a poco
a mí, podía ver sus dientes a la distancia, sus grandes garras
caminando con seguridad en mi dirección, mientras que el
miedo me paraliza él se acerca un poco más, llegó a mí,
cuando ya podía oler su aliento, intente huir pero fue
demasiado tarde, sus fauces ya estaban sobre mi pierna,
dolor... sólo podía sentir el dolor cegador que me
desgarraba la pierna y justo en ese instante...desperté....

Mi piel sudorosa, lágrimas en mis ojos, mi cabello pegado a


mi piel, fue tan real como el palpitante dolor de mi cabeza
que me recuerda la intensa noche de pesadillas que he
tenido, es siempre la misma historia que cada día se vuelve
rutina, la diferencia es que a la rutina terminas
acostumbrándote, resignándote, pero ¿Cómo te resignas a
una constante tortura? yo no quiero y mucho menos
puedo.

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Mi nombre es Eva Rodríguez, soy una chica común y
corriente, de altura promedio, cabello castaño y ojos
marrones casi negros, de contextura media, yo podría ser
normal, pero eso no me haría única.

Es por eso, que a pesar de una muy movida noche tomo


fuerzas a diario para levantarme de la cama, secar mis
lágrimas, tomar una larga y relajante ducha e ir a la cocina
por una enorme taza de café, mi querido amigo quien me
mantiene despierta y alerta buena parte del día... al menos
una parte de el...

Luego de una noche como las mías, mi humor no es el


mejor, nunca he sido una persona mañanera pero sin duda
todo empeoró desde ese día, incluyendo la frecuencia de
las pesadillas... claro que nadie sabe las razones de mi mal
humor, para la mayoría sólo soy una persona que se levanta
de malas pulgas, nunca voy a pijamadas, no invito amigas a
dormir y sobra decir que mi vida amorosa es nula...patético
¡Lo sé! pero no dejaré entrar nunca a nadie en mi rutina
nocturna, al menos no hasta que encuentre una solución, y
¡vaya que he buscado una! y con ellos me refiero a buscar
en todos los sitios que existen en internet sobre trastornos
del sueño, -¡Ja! Qué especializada ayuda ¿No? - ¡Es que me
parece demasiado vergonzoso compartir con alguien más
que una chica de veintitantos -nadie necesita saber qué
tantos- tiene pesadillas como las niñas pequeñas, lo que
faltaría es buscar el monstruo debajo de la cama!

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En fin, luego de un desayuno reparador - ¡Sí cómo no! - es
hora de ir a trabajar, alguien como yo debería buscar un
trabajo nocturno, sino fuera porque el problema es al
dormir -A cualquier hora-. Vivo en un departamento tipo
estudio de una sola habitación -No necesito compañera de
habitación que se despierte espantada por mis gritos en la
madrugada- Mi vecina es la Sra. Donovan, está en sus 60s y
tiene esta mala costumbre de despertar de buen humor -Es
la envidia hablando- y de estar pendiente de todo Lo que
hago para cotillear con el resto de los vecinos -Ojalá mi vida
fuera así de interesante- salgo de casa y siempre está en el
pasillo y eso que para mí es de madrugada -8am-.

-Buenos días querida - Me dice.

-Le ando buscando lo bueno Sra. Donovan - Sí, soy


insoportable de mañana, pero mejoro cuando avanza el día
-Pero soy optimista - continúo diciendo.

-Querida todos los días tienen algo bueno - Dice ella - sólo
debemos prestar más atención.

-Quizás tiene razón - Me salió filosófica la vecina- Saludos al


Sr Donovan.

-Con gusto, que tengas un buen día - escucho mientras subo


al ascensor.

Una persona que no es mañanera, que suele decir lo que


piensa sin meditarlo mucho y no es muy sociable, ¿Dónde

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NO debería trabajar? en atención al público, claro está,
¡Justo donde yo trabajo! Pues cuando se necesita comer y
pagar las cuentas no se puede exigir tanto y encima de todo
he logrado mantenerme en el mismo puesto 3 largos y
exitosos años.

- ¡Buen día! Bienvenido a la estación de servicio "ToGo" -


Típico los latinos poniendo nombres en inglés a sus locales
que nadie sabe ni quiere pronunciar correctamente- ¿En
qué puedo ayudarle? - Digo tratando de forzar una media
sonrisa que mi jefe insiste en que usemos y que termina por
asustar a los clientes.

-Me gustaría llevar una revista, una soda de cola y goma de


mascar de menta - Me dice el cliente –un cuarentón medio
calvo que me guiña el ojo.

Luego de atender más o menos la misma cantidad de


pedidos en todo el día, aguantarme los indecisos que miran
todos los pasillos y no llevan nada, los ligones que creen que
tengo un cartel en la frente buscando novio y los pequeños
inquietos que vienen con sus padres y quieren que les
compren media tienda, miro el reloj como si fuera el santo
Grial perdido y le pido con fe que llegue pronto la hora de
salida.

-Anda relojito, si te mueves más rápido mañana prometo


traer unas velas y ponértelas debajo - El muy cínico creo que
se movió aún más lento -Sí, estoy loca, Lo sé- pero ya que

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prácticamente soy mi única amiga, excepto por Lucy, debo
tener una buena relación conmigo misma.

Salgo del trabajo y decido ir a comprar algunas cosas que


necesito, cuando suena mi teléfono miro la pantalla, Lucy
sonriendo...
-Hola extraña -Escucho en el otro lado de la línea.

-Extraña es un eufemismo en mi caso -Contesto - risa del


otro lado.

-Eres un caso perdido -Como si no lo supiera - ¿Ya has salido


del trabajo?

-Justo ahora, este día se me hizo eterno, quizás sea por eso
de que mientras no haces lo que te gusta te mueres de
aburrimiento - Le confieso.

-Pues con esta economía creo que somos varios los


aburridos nena -Me responde- ¿Qué te parece el cine para
variar?

-No lo sé, tengo compras que hacer -Sí la estoy evadiendo -


¡Soy la peor amiga!

-Aburrida me dice Lucy -De profesión, le contesto- risas


nuevamente.
-Quizás otro día ¿Vale? -Trato de suavizar las cosas.

-Bien, pero no lo olvidaré y lo sabes.

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-Sí, Lo sé, prometo solemnemente no ser tan aburrida
quizás un día de la próxima semana y acompañarte.

-Bien, feliz regreso a casa.

- ¡Gracias Lucy! -Silencio- Eres una buena amiga- Me pongo


sentimental.
-¡Lo sé! -Contesta la muy... modesta- ¡Hablamos! ¡Bye te
quiero!

Sé que soy rara, pero es mi forma de mantener a la gente a


raya, las amigas que salen mucho, se conocen muy bien,
hacen pijamadas, ¿Ya mencioné que odio las pijamadas?
No, la verdad no las odio, lo que, sí odio, es la cara de susto
de la gente cuando despierta a mi alrededor o al menos las
pocas veces que ha sucedido, lo he odiado y mientras pueda
¡Lo evitaré a toda costa!

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Capítulo 2
Miss Ejercicio 2018

Regresar a casa no es muy emocionante pero es lo mejor,


es la conclusión a la que siempre llego, saludo a Gaspar el
portero de la tarde y entro al edificio hacia el ascensor,
cuando recuerdo los kilos de más que me acompañan
decido que es hora de la escalera, supongo que 5 pisos son
suficientes para quemar algunas calorías, admiro esas
deportistas que veo en las plazas de la ciudad con su
impecable ropa deportiva, parece que trotan en cámara
lenta, porque además de que se ven todas glamorosas, no
veo una gota de sudor y el cabello flota en el aire como en
una de esas películas de Hollywood, en cambio yo, es otra
historia, tal como ahora mi ropa está empapada, pegada a
mi cuerpo, el cabello parece hiedra en mi cara, el corazón
bombea tan rápido que creo que me dará un ataque
cardíaco y me falta tanto el aire que casi no puedo respirar
-¡Por Dios Eva! son 5 pisos no es el maratón de Boston, me
digo a mí misma- Cuando logro llegar a mi piso me siento
un minuto en el pasillo antes de casi que arrastrarme
dentro, pero es uno de esos días en los que quieres llegar
rápido y sin que nadie se interponga, pero no es el destino
que sea así.

- ¿Estás bien querida? - Me dice la Sra. Donovan, parece que


te estuvo persiguiendo un ladrón -Sarcástica la doña.

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-Es... toy... bien... -Contesto entre jadeos buscando aire- Me
hacía falta el ejercicio.

-Oh, pero si yo te veo muy bien -Porque no me ha visto sin


ropa, pienso; o tratando de ponérmela ¡En todo caso!

-Nunca está de más, Ud. sabe es bueno para la salud.

-Bien si tú Lo dices… -Ya cuando pensé que podría entrar a


casa- Oh casi Lo olvido, el Sr Donovan y yo nos vamos a unas
cortas vacaciones de dos semanas, una pequeña luna de
miel para celebrar nuestro aniversario- Me dice.

-Me alegro -Le contesto y la envidio me digo a mí misma-


Debe ser lindo tener a alguien a su lado durante tanto
tiempo – Continúo-.

- Tiene sus ventajas y desventajas querida - Me responde –


el asunto es que no quiero dejar a Mimoso solo –Sí, ella
tiene un gato, que se llama Mimoso y no podría ser más
odioso -Así que he aprovechado que mi sobrino más
pequeño Juan Manuel estará en la ciudad para ofrecerle mi
departamento para hospedarse, debe llegar el día domingo,
sólo para que no te asustes de ver un extraño por ahí y
quería saber si es posible dejar la llave contigo.

-No se preocupe - Los adolescentes no me asustan, pienso


para mí misma - Claro que puedo entregársela, si me
disculpa creo que necesito agua y una ducha con urgencia.

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-Por supuesto, nos vemos, el sábado antes de irnos te daré
la llave- Responde.

- ¡No hay problema!

A la velocidad de la luz, entro a mi departamento y mientras


caliento algo de comer en el microondas, verifico que el
agua está tibia, me doy una ducha revitalizante y como
bocados de pasta al pesto mientras veo un episodio de mi
serie favorita y esa es más o menos toda mi vida, gracias a
Dios mañana es viernes, último día de trabajo de la semana
y llega el fin de semana.

Justo cuando decido ir a la cama, mi teléfono fijo suena,


hace tanto que no sonaba que por un instante creí que era
la televisión, levanto el auricular.

- ¿Hola? - Silencio–.

- ¿Hola? - Repito y escucho un suspiro–.

-Hola - Responde por fin esa voz... esa que no escuchaba


hace tanto tiempo.

-Hola Eva sé que estás ahí.

Puedo sentir cómo mi espalda se empieza a tensar y mi mano


aprieta tan fuerte el teléfono que mis nudillos están blancos,
no puedo hablar o más bien no quiero hacerlo y además creo
que no estoy respirando -Respira Eva- tomo aire.

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- ¿Para qué me llamas?, ¿Cómo conseguiste este número? -
Fue lo primero que pude decir -Necesitaba saber quién era el
o la traidora que le había dado mi número.

-Eso no importa, lo importante es que al fin pude localizarte,


debemos hablar.

-Yo no tengo nada que hablar contigo.

-Eva han pasado 5 años ya va siendo hora que superemos las


diferencias, somos familia.

- ¡La familia no te abandona cuando más la necesitas y una


madre con la mitad de tus instintos maternales menos! -Grito
al teléfono justo antes de empotrar la bocina a la base casi
rompiendo el aparato-.

Tengo la respiración acelerada y puedo escuchar mi corazón


en mis oídos -Estoy verdaderamente furiosa.

Me toma un minuto y un vaso de agua calmarme un poco, eso


que dicen: “No puedes huir del pasado” se estaba haciendo
tangible para mí en este instante, sé que no se puede huir para
siempre de tu propia madre, pero de verdad pensé que no
tendría la osadía de buscarme, no después de todo lo que
ocurrió hace tiempo atrás y gracias a esa llamada, estoy segura
que tendré una noche muy animada en manos de Morfeo…

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No puedo respirar, alguien está sobre mí, sus manos alrededor
de mi cuello, trato de quitármelo de encima, pero es inútil, es
más grande, más fuerte, pero está oscuro no puedo ver su
cara, no entiendo qué pasa, no sé por qué lo hace, sólo sé que
voy a morir, siento las lágrimas caer por mi rostro hacia mis
oídos, mis uñas se clavan en sus brazos en un intento de que
me suelte y justo cuando empiezo a perder la conciencia...

¡Alguien toca a la puerta!

Me despierto tratando de entender qué ocurre, siguen


tocando la puerta, eso es real, yo siendo asfixiada por un
extraño, definitivamente no lo es, camino hacia la sala y grito:
¡Voy!!!!

Paso frente al espejo del recibidor y me doy cuenta que llevo


pantalones de pijama a cuadros -Qué sexy- camiseta de
tirantes, unas hermosas ojeras -Ya que estuve intentando
permanecer despierta la mayor parte de la noche, si otras
noches estoy casi segura que soñaré, en esta no había lugar a
dudas- Y la cereza del pastel es mi cabello, parece que algún
ave salvaje anidó en él, casi sucumbo al impulso de peinarme
primero cuando empiezan a tocar con desespero -Más vale
que sea una guerra nuclear, o que alguien esté muriendo, o el
apocalipsis zombi para venir a despertarme un sábado a estas
horas de la madrugada -8am- .

Abro la puerta y justo delante de mí esta la Sra. Donovan lista


para tocar nuevamente -Es una Sra. Mayor, me digo; es tu
vecina Eva, me digo- Su mano cae a un costado y me dice:

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- ¡Querida te he despertado! -No, que va yo me visto así para
mis citas especiales de los fines de semana, y este es mi
peinado preferido- No se preocupe Sra. Donovan ¿Cuál es la
emergencia? -Tengo muchas ganas de saberlo, pienso.

- ¡Oh no! todo está muy bien, es sólo para darte la llave de mi
departamento, recuerda que te dije que me iría de viaje -Sí y
lo olvidé gracias a Morfeo- Aquí están -Pone el llavero en mi
mano -Y gracias por ofrecerte– quizás estoy más loca de lo que
creí porque no recuerdo haberme ofrecido y mucho menos
para despertarme un sábado a esta hora.

-No es nada Sra. Donovan -Si ella supiera lo que cuesta


levantarme por la mañana digo para mis adentros - ¡Buen
viaje!

Cierro la puerta y voy tras mi querido amigo ¡el café! mientras


me tomo la taza más enorme que encontré en la cocina, miro
por el ventanal de mi sala, vivo en las afueras de la ciudad y mi
departamento tiene una hermosa vista hacia la playa, fue una
de las razones por las que lo tomé, amo el mar, cuando tengo
tiempo suelo ir a caminar descalza por la arena, es una especie
de terapia y lo mejor es que sólo cruzo la calle que nos separa
para llegar a él, hace tiempo que no lo hago así que lo anoto
dentro de mi agenda mental de próximos eventos -Como si
tuviera muchos-.

Salgo de mis distraídos pensamientos cuando suena mi


celular, en la pantalla mi querida amiga Lucy.

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- ¡Hola! –Contesto.

- ¿Alguien decidió madrugar el sábado? ¿A qué o a quién le


debemos el milagro?

-Es una larga y triste historia que algún día te contaré -


Respondo.
-Bien, como estás despierta deberíamos aprovechar e ir de
compras.

-Lucy no sé si te has dado cuenta de que mi presupuesto no


está para comprar por gusto sino más bien por necesidad.

-Nena esas pantys tuyas de abuelita son una verdadera


emergencia.
-Ja...ja...ja... muy graciosa, pero tranquila iré, aunque sea sólo
para verte desgastar la cinta magnética de la tarjeta de
crédito.

Una hora más tarde voy camino al centro comercial donde


quedamos en vernos, es enorme, está lleno de miles de
tiendas, dudo que alguien pueda recorrerlas, a menos que ese
alguien sea Lucy, claro está. Después de visitar una buena
cantidad, ella decide entrar en una dedicada, única y
exclusivamente a la ropa interior, seguro por ahí cerca viene
la charla sobre mis pantys de abuelita.

-Oh por Dios -Dice emocionada- este debe ser el cielo de las
prendas sexys.

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-Dudo que las prendas sexys tengan un lugar en el cielo.
-En todo caso, tus pantys de abuelita sí deben tenerlo ¿No? -
¡Ouch strike 1! -.

- ¡Seguro! Además son súper cómodas y permiten que fluya la


circulación.
-De sangre nena pero no de chicos -Ya sabía yo que por ahí
venía la cosa-.

- ¿Quién te dijo que yo necesito uno o varios circulando por


ahí? -Ni yo me lo creo, andar más sola que la una no es
divertido-.
-Todo el mundo necesita a alguien Eva, aunque se empeñen
en negarlo –Me guiña el ojo mientras lo dice.

-Te tengo a ti Lucy qué más puedo pedir- Digo con la más
grande sonrisa-.

-Aunque me halagas; primero, no me van las chicas -Dice con


el tonito sarcástico- Y segundo, soy tu amiga, necesitas una
relación normal de pareja y no es normal que ni siquiera salgas
con alguien, no te digo que te andes acostando con cualquiera,
pero definitivamente necesitas siquiera socializar.

- ¡Lo sé! es sólo que siempre estoy ocupada o cansada –Qué


pobre excusa-.

-Eso no tiene sentido, eres joven y no haces tantas cosas como


para estar tan cansada.

-Es sólo que no duermo muy bien ya te lo he dicho.

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-Sí, pero nunca me dices por qué no duermes bien, es como si
tuvieras una vida secreta de madrugada y no me invitas.

Me quedé callada por un momento, la tengo, sólo que no es


tan divertida como ella cree, de hecho, es agotadora y sé lo
que la gente pensaría si les digo, que exagero, no es para tanto
o que estoy verdaderamente loca, así que mejor mantengo
mis madrugadas para mí misma, porque sólo yo sé lo que se
siente.

-Eva voy a creer que sí la tienes, ¡Te quedaste callada!

Sólo para distraerla y que deje de preguntar tanto, miro hacia


el primer perchero que consigo y tomo una prenda,
inmediatamente me arrepiento, tiene que ser la tanga más
diminuta que existe en el mercado, Lucy ve mis manos y de ahí
a mi cara y empieza a reírse a carcajadas.

- ¡Es sólo una tanga Eva no es una peli para adultos!

Estoy segura que en este punto mi rostro tiene más colores


que el arcoíris.

- ¡Es diminuta! ¡Esto no tapa nada! sin mencionar que ese


pequeño trozo de tela que va en el trasero debe ser
literalmente ¡"un dolor en el culo" como dice el dicho!

- ¡Pues la intención no es tapar! y una vez que te acostumbras


como a todo, no molesta y definitivamente te regalaré esa…

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¡Oh sí! lo que me faltaba, una diminuta prenda de ropa interior
que nunca usaré y me recodará desde mi cajón lo poco sexy
que soy, al menos la distraje y la estrategia funcionó, ella se
concentró en el pedazo de tela y dejó de preguntar.

De vuelta a casa mis pies duelen como si hubiese caminado


con el protagonista de la película de Forest Gump,
definitivamente necesito ejercitarme más seguido, me quito
mis tenis y de a poco la ropa para tomar una ducha caliente
después de la cual me enrollo en mis sábanas de algodón lista
para dormir y esperando que luego de tan ocupado día, el
cansancio pueda más que las pesadillas.

Huele a flores, pero no a cualquier tipo de flor, me toma un


segundo recordar, ¿Cuál flor tiene ese aroma? Las de los
funerales y es en ese instante que me doy cuenta dónde estoy,
es un cementerio, hay miles de lápidas con la misma forma
alineadas una al lado de la otra, el pasto es verde y está recién
podado, hay muchos árboles frondosos y a lo lejos se ve una
fuente de agua blanca, todo parece hermoso y pacífico hasta
que doy la vuelta y veo el cofre, es marrón con detalles
dorados, está posicionado sobre el agujero en el que supongo
que reposará para siempre y al levantar la vista están ahí,
vestidos de negro… los familiares de Lucy, su mamá llora
desconsoladamente mientras su papá la abraza, sus hermanos
están sentados en unas sillas a su lado con los hombros caídos
y la mirada perdida, entonces caigo en cuenta, Lucy no está
entre ellos, en el ataúd, está muerta, mi mejor amiga se ha ido,

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estoy sola… caigo de rodillas en el suelo y las lágrimas
empiezan a correr por mis mejillas, el dolor en el pecho no es
descriptible, no hay consuelo, no hay explicación, pero si la
hubiese en este momento no sirve de nada, la angustia me
ahoga, no entiendo ¿Qué paso?, tampoco ¿Cómo?, ni ¿Cuándo
llegué a este punto?, ¿Por qué no la vi por última vez?, y justo
cuando pareció que nada podría ser más confuso…de la nada
escucho un fuerte sonido, ¡pum! ¡pum! ¡pum! ¿Disparos? -Me
pregunto ¿Quién dispara en un funeral? Los sonidos se repiten
y entonces.... me despierto.

No son disparos, alguien toca nuevamente a mi puerta, pero


esta vez el sonido es fuerte, firme, controlado, paciente. Me
toma un momento secar mis lágrimas con el dorso de mi mano
y caminar hacia la puerta, esta vez llevo nuevamente mis
pantaloncillos de algodón ya que fue una noche calurosa y
camiseta de tirantes, mi cabello amaneció nuevamente con
libertad de expresión, pero estoy tan aturdida y triste por ese
sueño que me cuesta recordarme que no es real, pero la
sensación es tan real, me siento de luto, nada me importa,
hasta que abro la puerta...

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Capítulo 3
¿Ángel caído?

Botas negras, vaqueros azules, camiseta blanca con chaqueta


de cuero negra, piel morena con un leve bronceado, ojos
negros y profundos, cabello oscuro y alborotado, mandíbula
cuadrada y sonrisa deslumbrante, esos tienen que ser los
dientes más blancos y perfectos que he visto en mi vida y me
están sonriendo… ¡Un momento! No me están sonriendo, ¡Se
están riendo de mí!

-Creo que algo le pasó a tu cabello –Ok esa es la voz ideal para
el complemento- Siento haberte despertado.

Vamos Eva, di algo por Dios, ¡Concéntrate!

- ¿Puedo ayudarte en algo? - Es lo que atino a decir, mientras


cepillo mi desgreñado cabello con la mano- Aunque estoy casi
segura que te has equivocado de puerta –Bien, ahí está, lo dije,
sin pensarlo, ¿Mencioné que mis neuronas no funcionan bien
de mañana? -.

Otra vez esa sonrisa cegadora, podría jurar que hay que usar
lentes para mirarlo cuando sonríe.

- ¿Tú eres Eva? - Me pregunta y ¿Será posible que mi nombre


de abuela -Literalmente así se llamaba mi abuela- se escuche
tan bien en esa voz?

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-Sí, pero yo no tengo idea de quién eres tú- Ahí está mi lado
simpático mañanero.

-Soy Juan el sobrino de tu vecina, la Sra. Donovan, ella


mencionó que me dejaría las llaves de su departamento
contigo.

¡Desgraciada vieja, cuando dijo “sobrino pequeño” yo me


imaginé un adolescente de 16 años cuando mucho, flacucho,
despeinado, medio tonto, ¡No a este modelo de revista!

- ¡Ah! Tú eres su “sobrino pequeño” hago énfasis en las


palabras.

-Sí, soy el menor de sus sobrinos, por eso me dice así, aún me
ve como su consentido – Dice mientras esa sonrisa no me deja
concentrar en nada más- Ahora ¿Me podrías dar la llave o
debo mostrarte mi identificación de mayor de edad? - Dice en
tono de broma.

No me había dado cuenta de que mi poca concentración le


estaba dando tantas largas al asunto, así que me doy la media
vuelta para buscar las llaves cuando siento una mirada en mi
trasero, sí, tengo experiencia en el asunto, mi trasero es
enorme, parezco abeja reina, claro que, sin los súbditos, así
que sé muy bien cuando alguien me mira el trasero, y míster
sonrisa deslumbrante lo está haciendo ahora mismo, ¡Será
pervertido!, ¡Me acaba de conocer! Bueno los que me lo ven
en la calle ni me conocen y en su defensa yo lo examiné

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bastante bien antes de siquiera mirarle a los ojos…Tomo las
llaves de la encimera y me volteo rápidamente, justo cuando
él disimula lo que estaba haciendo –Te pillé, digo para mí-.

-Aquí están.

-Gracias y disculpa nuevamente, no fue mi intención


molestarte, te lo compensaré… ¡vecina!

- ¿Vecina?

-Sí, seré tu vecino por las próximas dos semanas -Dice


mientras camina a la puerta de la Sra. Donovan y yo poco a
poco cierro la mía y me apoyo de espaldas a ella y pienso en
que esa fue una excelente forma de olvidarme de mi sueño
después de todo, quizás las próximas dos semanas pueda
tener sueños más… “agradables”.

En cuanto vuelvo a la realidad, corro hacia mi celular y marco


el número de Lucy…

- ¿Hola? - dice con la voz ronca aún medio dormida- ¿Eva?


¿Eres tú? ¿Está todo bien?

En cuanto escucho su voz se me hace un nudo en la garganta,


pero me recupero a tiempo para contestarle.

-Sí, soy yo, está todo bien no te preocupes.

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-Ok ¿Qué te está pasando?, ¿Estás cambiando tus hábitos de
sueño del fin de semana?

-Digamos que sí, pero no por voluntad propia precisamente.

-Vas a tener que explicarle a tu vecina en qué horario puede


tocar tu puerta o en todo caso cambiar de vecina.

-Eh pues… creo que ya cambié de vecina, al menos por dos


semanas.

- ¿Se puede saber de qué estás hablando?, ¿Te fuiste de


vacaciones?

-Yo no, pero la Sra. Donovan sí… y ha dejado un…sustituto.

- ¿Sí? Y ¿qué tal es ese “sustituto”?

-Digamos que…te deja sin palabras –Y mis mejillas cambiaron


de color como luces de discoteca-

- ¡Wow! Y para que lo confieses debe ser deslumbrante.

-Esa definición le queda muy bien, créeme –Oh por Dios qué
descarada soy-.

-Ok, ¿Quién eres tú y qué has hecho con mi amiga Eva?

- ¡Sigo siendo yo Lucy!

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-Lo siento, sólo que me parece increíble que me llames sólo
para eso.

-No te llamaba sólo para eso, simplemente se dio la


oportunidad de darte la información.

- ¿Entonces a qué debo el honor de tu llamada a estas horas


de la madrugada?

-Digamos que… desperté pensando que nunca sabemos


cuándo será la última vez que veremos a alguien a quien
queremos, que escucharemos su voz o podremos abrazarle y
sentí la necesidad de saber que sigues ahí.

-Estás muy rara Eva, pero sí, sigo aquí y no pienso irme a
ningún lado.

-Lo sé y me alegra escucharlo.

-Bien, si ya terminaste con tu minuto de melancolía –Dice


bromeando- Pienso seguir en mi romance con la almohada.

Suspiro y sonrío antes de contestar.


-Ok, hablamos después.

-Saludos al nuevo vecino –Dice justo antes de colgar-.

Y así, pensando en mi nuevo vecino, decido que ya que estoy


despierta un domingo tan temprano y la cesta de mi ropa sucia

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está más llena que mi armario, es hora de lavar así que luego
de desayunar, cambiarme la pijama y tomar todo lo necesario,
subo a la lavandería que está en el piso 6, al llegar ahí, busco
una lavadora y secadora libres, empiezo a separar la ropa por
colores, y decido comenzar por mi ropa interior, la coloco
dentro, selecciono agua tibia, ciclo de lavado largo, un poco de
detergente e inserto una moneda para que comience, justo
cuando estoy a punto de presionar el botón de inicio, algo me
detiene.

Un aroma embriagador, ¿Gel de baño? ¿Perfume? pero con


fragancia de caballero, no de caballero no, de hombre, me
quedo en el sitio, no sé si huir o saludar, pero no me da tiempo
a pensar mucho porque ya está a mi lado, sí, el dios griego va
a lavar su ropa, ese lado oscuro que se despertó esta mañana
junto con su llegada, me hace pensar, en que en esa cesta, está
su ropa interior y no puedo dejar de imaginármelo con ella
puesta y mientras estoy así, perdida en mis pensamientos…

-Creo que si no presionas el botón la ropa nunca estará limpia


-Dice bromeando-.

Estaba tan concentrada en SU ropa que pensé haber


presionado el botón de inicio y pues no lo hice –¡Qué idiota te
ves Eva!-.

-Sí, creo que tienes razón, aún estoy medio dormida –Eso no
es tan falso, sólo no es completamente verdad-.

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-Entiendo, una vez más, te lo compensaré -No puedo esperar
a que lo hagas, pienso; ¡EVA! me regaño a mí misma.

-No te preocupes, ya tienes la llave, el próximo fin de semana


me las desquitaré hibernando todo el día.

-Supongo que no eres entonces una persona madrugadora –


Es bastante obvio diría yo-

-No, no lo soy, pero me despierto temprano si debo hacerlo


para trabajar, por ejemplo, con la infaltable ayuda de mi reloj
despertador.

-Entiendo, yo necesito menos horas de sueño para funcionar.

-Eres afortunado, créeme.

-Pues desde esta mañana me siento bastante afortunado -Y


esa respuesta me deja sorprendida, ¿Qué habrá querido
decir? -.

No respondo nada, porque no sé qué decir, pero en ese


instante me percato que mira la lavadora como si fuera un
artefacto desconocido, no ha separado la ropa y no tiene ni
idea de que hacer, entonces me aventuro a decir:

-Si no metes la ropa tampoco estará limpia nunca –Digo


sarcásticamente-.

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-Lo sé, sólo digamos que esta no es una labor que hago muy a
diario –Seguro su mami aún le lava la ropa y eso me da risa-.

- ¿Dónde está lo gracioso? –Pregunta-.

-Tu cara de desconcierto es graciosa, sólo debes separar la


ropa por colores –Así- Y sin pensarlo me muevo delante de él,
puedo sentir su respiración en mi nuca, mientras separo la
ropa y el vello de mi piel se eriza –Qué atrevida, me acabo de
dar cuenta que no debería estar haciendo esto, él no me lo
pidió, y ahora muero de vergüenza, pero por dignidad y
orgullo, continúo- Luego la metes por separado a la lavadora,
escoges un ciclo, colocas la moneda y…

-Presiono el botón de inicio –Dice triunfante-.

-Al menos eso lo has entendido -Respondo riéndome-.

-En todo caso si tengo alguna duda, ¿Podrías darme una


segunda clase?

Estoy empezando a creer que me he imaginado esas


respuestas, pero siento un ligero rubor en mi rostro.

-No creo que la necesites- Y todas mis defensas vuelven a subir


al nivel ¡Alerta máxima! -Creo que dejaré esto andando
mientras resuelvo otras cosas en mi departamento, nos vemos

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por ahí y sin dejarlo contestar salgo huyendo hacia las
escaleras.

Después de pasar el día haciendo cosas en mi departamento,


revisando algunas en internet, decido dedicarle tiempo a uno
de mis pasatiempos favoritos, la fotografía, tomo mi cámara,
la cual es una cámara compacta, pero algún día sueño con
comprarme una profesional, y bajo a la playa, empiezo a
caminar y a tomar fotos de las cosas que llaman mi atención,
cosas cotidianas que considero son esas pequeñeces que
hacen de la vida algo mágico e interesante, una joven lleva
paseando a su amigable perro, una pareja de ancianos
sentados en una banca tomados de la mano.

Me gusta tomar fotos de momentos, situaciones espontáneas


en donde nadie posa con su mejor ángulo o con alguna sonrisa
falsa, esos momentos que no vuelven pero cuando pasa el
tiempo y miramos atrás, anhelamos volver a vivirlos,
exactamente como los vivimos una vez y con cada detalle,
pero esa, es una de las bellezas de la vida, te da momentos
únicos para que aprendas a saber disfrutarlos para después
recordarlos, fotografías de cerca, lejos, blanco y negro, juego
con algunos efectos, se me va la tarde mientras disfruto y no
me doy cuenta de que el tiempo ha pasado, así que decido que
es hora de regresar a casa, ya es casi la hora de la cena.

Regreso a mi departamento como agente encubierto, con la


cabeza baja, tratando de esconderme detrás de mi gorra y
lentes de sol y todo eso porque soy una cobarde, después de

29
mi encuentro cercano del 3er tipo con el vecinito nuevo
decido evitarlo, aunque de seguro no me hablará más, debe
pensar que soy el ser más extraño del mundo, como piensan
todos los demás… ¡Misión cumplida! Me doy una ducha rápida
para sacar toda la arena de la playa y voy a la cocina para
decidir qué haré de cena y justo en ese momento…tocan a la
puerta.

30
Capítulo 4
La pizza es mi comida favorita

Abro la puerta y justo frente a mí está él, viste vaqueros


negros, sudadera gris, el cabello mojado como recién salido de
la ducha, DE LA DUCHA, y en su mano lleva una caja de pizza,
huele bien, ¡Me refiero a la pizza! Y ahí en su lindo y
proporcionado rostro esta esa sonrisa, debería ser ilegal tener
una sonrisa así.

-Mi ofrenda de paz –Dice sonriendo y poniendo la cabeza de


lado-.

-No sabía que estábamos en guerra -Contesto y no puedo


evitar sonreír de vuelta-.

-Yo tampoco, pero debe haber alguna razón para que salieras
huyendo de mí está mañana.

-No huí, tenía otras cosas que hacer, creo haberlo mencionado
–Contesto mordiendo mi labio-.

-Sí y por eso tu ropa ya lista estuvo horas esperando que la


sacaras.

- ¿Cómo sabes que estuvo horas?

-Estuve esperando algunas, pero nunca llegaste.

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La verdad estuve en el pasillo cerca de la puerta de la escalera
esperando verlo salir de la lavandería para recoger mi ropa -
Sí, soy así de cobarde-.

-Si eso es para mí creo que va a enfriarse y sería una lástima


porque huele muy bien –Digo tratando de desviar el tema-.

-La verdad pensé que podría ser para ambos, pero eres la
primera mujer que conozco dispuesta a comerse una pizza
completa sin remordimientos.

-No pensaba comérmela toda –Sólo casi toda- puedo guardar


un poco para mañana.

- ¿Es decir que no aceptas mi oferta de compartir? –Dice


haciendo el puchero más adorable que he visto-.

Lo pienso un poco, la verdad es un extraño, pero es el sobrino


de mi vecina, ella me habló de él, no tiene cara de psicópata,
aunque no tengo idea de cómo luce uno, estoy exagerando, lo
sé, pero es mi terror a dejar que las personas se acerquen
demasiado; sin embargo, hay algo en él que me inspira
confianza, siento como si lo conociera, como si lo hubiese visto
antes o quizás es esa sonrisa que tiene algún poder hipnótico,
así que decido no ser tan antipática como siempre y por una
vez en la vida ceder un poco.

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-Bien, pasa adelante –Me muevo a un lado de la puerta para
que pueda entrar-.

-Puedes poner la pizza en la mesa, iré por vasos y algo de


tomar, ponte cómodo.

-Suena bien.

De camino a la cocina, pienso en que es la primera vez que hay


un chico en mi departamento de soltera y no es cualquier
chico, es guapo y me agrada, pero será mejor que respire
profundo y no me haga ilusiones, de regreso en la mesa pongo
los vasos y él destapa la pizza.

-No sabía cuál te gustaría así que la traje de sabores variados.

-Gracias así está perfecta.

-Es decir que ¿No te gusta algún sabor en específico?

-Cuando se trata de pizza solo tengo reservas con algunos


vegetales, pero en general me gustan casi todos.

-Es decir que ¿Hice una buena elección de comida?

-La comida italiana es mi favorita, cualquier cosa dentro de esa


rama estará bien.

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-Quizás la próxima vez me dejes invitarte a algún restaurant
italiano.

- ¿Quién dijo que habrá una próxima vez? –Digo a la defensiva.

-Pues, sólo trataba de ser optimista –Dice un poco


avergonzado, y ahora me siento culpable-.

-Lo miro seriamente mientras hablo -Creo que es importante


ser honesta contigo, en este punto de mi vida no estoy
buscando una relación romántica y para ser honestos sólo
estarás por aquí dos semanas y cuando decida tener una
quisiera que fuera más larga que eso.

-Tienes razón, lo lamento, no quería que me malinterpretaras,


tampoco busco una relación romántica –Ahora yo estoy
avergonzada- más bien acabo de llegar aquí y eres la única
persona que conozco y pensé que podríamos simplemente ser
amigos.

-Bien, supongo que ser amigos no le hará daño a nadie, me


parece una buena idea –En mi vida he tenido un amigo así de
sexy ¡ja!

-Perfecto, ahora que estamos claros, mejor comemos antes


que se enfríe ¿No?

-Correcto.

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Durante la comida aprendí algunas cosas, Juan está muy
estresado con su trabajo, el cual aún no menciona de qué se
trata, así que se ha tomado estas vacaciones para relajarse un
poco, tiene 35 años, pero según él su trabajo lo hace sentir de
50, le gustan las motos pero nunca ha podido comprarse una
porque no tiene el tiempo para manejarla, adora a su querida
tía pero tampoco puede verla tan seguido, le gusta apreciar el
arte aunque no se dedica a nada de eso, pudo notar mis
fotografías en las paredes y estuvo haciendo preguntas de
cómo lograr las tomas y los efectos, le llamó la atención que
nadie posa en ellas –Eso me gustó debo confesarlo- hablamos
casi por tres horas de todo un poco, le gusta más la comida
oriental aunque se adapta a cualquier tipo, no sabe cocinar, al
menos no nada complicado, le gusta la playa y los deportes
extremos, y no tiene miedo a compartir sus gustos con las
demás personas, es extrovertido y hablador, es tan opuesto a
mí, que no sé cómo llego a estar aquí sentado hablando
conmigo.

Mientras habla me pierdo en mis pensamientos y me doy


cuenta de que afuera hay un mundo lleno de personas por
conocer, y que mientras todo eso ocurre yo me escondo en mi
caja de cristal, donde me siento segura, donde sé que nada ni
nadie puede herirme nunca más, justo en ese momento suena
el teléfono de mi departamento, miro el identificador de
llamadas y me tenso, ese número otra vez, ¿Por qué ahora?,
no puede ser, esto sólo me pasa a mí.

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-Creo que deberías atender –La voz de Juan me trae de vuelta
a la realidad-.
-No, está bien, prefiero seguir hablando –No es totalmente
falso-.

En ese momento cae la contestadora, estúpida máquina,


olvidé que estaba encendida.

Hola, estás comunicado con Eva, deja tu mensaje después del


tono y te devolveré la llamada… ¡beep!: “Eva, cariño, soy yo
nuevamente, de verdad debemos hablar, no se trata de mí esta
vez, te lo juro, sólo déjame explicar…”

Tomo el teléfono de prisa, levanto el auricular y lo pongo de


golpe de vuelta en la base, me lo quedo mirando con mis
manos apretadas en puños y mis ojos se llenan de lágrimas
desesperadas por salir, pero trato de respirar regularmente y
las sacudo, doy media vuelta y Juan esta atónito mirándome –
Genial, como si no fuera suficiente, ahora sí debe pensar que
estoy oficialmente loca-.

- ¿Estás bien? –Dice y me parece que su tono es de


preocupación mientras se pone de pie.

-Sí, lo siento, es sólo alguien con quien no quiero hablar, me


trae malos recuerdos.

- ¿Quieres hablar sobre ello?

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- ¡No! –Digo casi gritando, tomo aire de nuevo- Lo siento, no
es tu culpa, estaba muy a gusto hasta hace un minuto, pero
creo que por hoy ya fue suficiente, deberías irte.

-Sí, tienes razón creo que te he robado más tiempo del que
pensé, pero también estaba muy a gusto, me iré, pero por
favor Eva, si necesitas algo, no dudes en llamarme- Dice con
ternura y mucha amabilidad en su voz.

-Gracias, por todo, la pizza, la compañía, lamento que esta


noche terminara así.

Lo acompaño hacia la puerta y me despido, mientras recojo


los platos de la mesa, maldigo el día en que alguien le dio mi
número de teléfono a mi madre, espero que no haya sido Lucy,
no quisiera quedarme sin la única amiga que tengo.

¿Para qué me llama? Creo que todo quedó muy claro 5 años
atrás, creí que después de lo que hizo, de lo que yo hice, no
me llamaría, no me buscaría jamás, no tiene sentido, mi vida
estaba finalmente encaminándose, me siento cómoda, soy
independiente y lucho todos los días con mis demonios
internos para seguir adelante, no necesito que el pasado
venga a oscurecer mi presente y menos si ese presente se
ilumina con la sonrisa de Juan, pobre, aún no sé definir qué
cara tenía al irse y me muero por saber que está pasando por
su cabeza, a qué conclusiones habrá llegado sobre mi
comportamiento, lo peor de todo es que a pesar de cómo lo
trate por la mañana, de las cosas que dije cuando llegó con la

37
comida, se quedó, habló conmigo, fue amable, divertido y
hasta preocupado al final, después de todo supongo que es
una buena idea porque hasta ahora parece ser un buen amigo.

Ya es hora de dormir y mañana no sólo comienza una semana


más, sino que además es un día de los que más odio en el año,
mi cumpleaños, no sólo me recuerda que cada año envejezco
más, que mi reloj biológico marcha a toda prisa, sino que
además siempre es un día común y corriente no pasa nada, no
hay nadie más con quien celebrar excepto por Lucy y casi
siempre termino en casa sola y triste…

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Capítulo 5
¡Cumpleañiiiios Felizzzzz…hip!

¡Ringggggggg!... ¡Ringggggggg!… ¡Ringggggggg!...

Juro solemnemente cambiar el tono de alarma del


despertador de mi teléfono…un momento… esa no es la
alarma, es muy temprano, está oscuro afuera, ¿Qué hora es?
¿Qué día es?, ¿Dónde estoy? Tomo mi celular de la mesita al
lado de mi cama y al mirar la pantalla, son las 5.30 am y no, no
es la alarma, es el tono de llamada y en la pantalla sonriendo
esta la foto de Lucy.

- ¿Cuál es la emergencia? –Contesto dormida.

-¡Feliz cumpleaños a tiiiii!!! ¡Feliz cumpleaños a tiiiii!!! ¡Feliz


cumpleaños querida Evaaaaa ¡Feliz cumpleaños a tiiiii!!! –Lucy
aplaude como mono esperando bananas-

-Gracias Lucy, pero podías esperar un poco para felicitarme,


sabes.

-Lo sé, sólo que quería ser la primera, no se cumplen…

- ¡Bah! no tienes que recordarme cuántos cumplo, y dudo que


alguien más me felicite hoy, eres mi única amiga ¿Recuerdas?

-Veo que ni en tu cumple cambias ese buen humor mañanero


tuyo –Responde riéndose-

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- ¡Tienes razón! ¡Lo siento! Gracias Lucy de verdad.

-Oye tenemos que celebrar.

-Bien, ¿Qué propones?

-Ya que estás medio dormida y tan accesible a nuevas


ideas…vamos a una noche de copas.

-Tú no tomas Lucy y yo menos.

-Pero por hoy podemos hacer una excepción Eva, es tu


cumple.

-Está bien, al salir del trabajo pasaré por casa a cambiarme y


me dirás dónde nos vemos.

-Perfecto –dice gritando de la emoción-

Decido dormir un rato más, hasta que mi teléfono me


despierta nuevamente, de más está decir que me duele la
cabeza y tengo la misma sensación de siempre aunque no
recuerdo haber soñado, que Lucy me despertara tan
temprano no ayuda tampoco pero aprecio el gesto, desde que
la conocí al poco tiempo de llegar a esta ciudad se convirtió en
una gran amiga, ahora es como mi hermana y durante todo
este tiempo ha sido como mi ángel guardián, Lucy es
enfermera, pero está estudiando medicina poco a poco espera

40
graduarse y convertirse en toda una doctora, así que sus ciclos
de sueño son variados y no le cuesta para nada sacrificar
algunas horas porque ama su trabajo y yo me siento muy
orgullosa de ella.

Salgo de la cama a mi rutina de todos los días, pero al salir por


el pasillo y caminar hacia el elevador, no puedo evitar mirar la
puerta vecina, ¿Estará despierto?, ¿Qué hará con todo este
tiempo libre?, ¿Aún querrá hablar conmigo? Después de todo
lo ocurrido anoche el pobre debe ser quien está evitándome
ahora.

El día en el trabajo pasa de lo más normal, no hay nada nuevo


o fascinante en acomodar artículos en las estanterías del local,
responder preguntas de clientes y facturar las compras en
caja, dentro de mi rutina me pongo a pensar en la llamada de
anoche, no entiendo ¿Porque ella me está llamando?, después
de todo este tiempo, ¿Por qué ahora? No puedo negar que me
mata la curiosidad, pero es más fuerte la rabia, la decepción,
todos esos sentimientos pueden más, sacudo los
pensamientos de mi mente, no quiero pensar en nada que me
entristezca hoy, un día decidí dejar el pasado atrás y no
permitiré que nada ni nadie cambie eso.

Regreso a casa de prisa para cambiarme de ropa y


encontrarme con Lucy, debemos salir temprano ya que
mañana es día de trabajo, paso directo a mi departamento y
corro a la ducha, salgo lo más rápido posible a mi closet y me
quedo frente a el tratando de decidir qué usar esta noche,

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Lucy no me ha dicho a dónde iremos, insiste que sea sorpresa,
me decido por vaqueros negros, botas negras, top azul con
brillo que supongo estará bien para la noche, me maquillo
contorneando mis ojos con delineador negro y seco
rápidamente mi cabello alisándolo con la plancha, me miro al
espejo y creo que no está nada mal para variar. Llamo a Lucy
mientras cierro la puerta del departamento, me da las
indicaciones para llegar al lugar las cuales transmito
literalmente al taxi y en media hora aproximadamente me
encuentro de pie frente a uno de los bares más frecuentados
de la ciudad, aún desde aquí afuera se ve que está a reventar,
¿Mencioné que no soy fan de las multitudes? Debí suponer
que cuando Lucy dijo que haríamos algo “diferente” se refería
precisamente a algo como esto, pero, en fin, ya que estoy aquí
y en cierto modo ella tiene razón, no me queda más que seguir
adelante. A la entrada del lugar el portero me pide mi
identificación y debo confesar que me siento halagada, quizás
esta noche no termine tan mal después de todo, dentro sólo
veo humo, cuerpos sudorosos frotándose unos con otros y el
volumen de la música es tan alto que estoy casi segura que mis
oídos están a punto de sangrar, dentro de la multitud en la que
no distingo quién es quién, ya que es una especie de revoltijo
de partes humanas moviéndose frenéticamente, distingo un
cuerpo menudo que se mueve como batidora descompuesta,
esa es Lucy, la que no teme en absoluto hacer el ridículo, tanto
en público como en privado, luego de que podría jurar que
alguien detrás de mí acaba de tantear mi trasero, le hago
señas para que se percate de que la agasajada; es decir yo,
estoy aquí.

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-Al fin has llegado, pensé que al final te habías arrepentido.

-No voy a negarte que lo pensé bastante pero no quise


plantarte.

-Pues me alegra que tu sentido de la amistad le haya ganado


a tu cobardía.

-Gracias por lo que me toca.

-Feliz cumpleaños Evaaaaa –dice mientras se abalanza sobre


mí en un gran abrazo.

-Gracias -digo medio inmóvil sin saber exactamente cómo


reaccionar a eso.

-Ahora vamos a divertirnos de verdad –Canturrea mientras me


arrastra hacia la barra, que, dicho sea de paso, está abarrotada
de brazos pidiéndole bebidas al bartender.

-Tardaremos toda la noche en conseguir algo de tomar aquí –


Digo mientras trato de buscar un lugar menos apretujado
donde ubicarme.

-No si puedo usar mis encantos –Dice Lucy mientras bate sus
pestañas rápidamente.

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Lucy logra hacernos un espacio en la barra y en cuanto dos
personas se levantan de las sillas al margen de la misma,
enseguida nos sentamos nosotras, primer paso de la misión
completado, entonces mientras el bartender se pasea
atareado de un lado al otro de la barra, observo cómo Lucy se
ubica más sugerentemente su blusa, cruza las piernas en su
súper corta mini falda y empieza a batir las pestañas
nuevamente mientras se inclina hacia adelante y con la mano
se abanica el rostro.

-Uff pero qué calor hace aquí –Dice con tono de sufrimiento y
al mismo tiempo me golpea la pierna con la punta de su
zapato.

-Ouch… cierto qué calor que hace –Digo tratando de


recuperarme del golpe y seguir la corriente.

Contrario a todas mis expectativas el chico pasa una vez más


frente a nosotras y queda hipnotizado mirando a Lucy, el trago
que preparaba en sus manos queda a medio camino y ella
aprovecha ese instante para lograr sus oscuros objetivos.

- ¿Habrá un alma piadosa que me dé algo para refrescar este


calor?

El chico reacciona a tiempo para decir:

- ¿Qué les puedo ofrecer a tan encantadoras señoritas? si me


permiten el honor de ser esa alma piadosa –Debo confesar

44
que me ruborizo al entrar dentro del halago que con tanto
esfuerzo Lucy se ganó solita.

- ¿Qué te parece algo dulce, frío y con mucho alcohol? –Dice


Lucy.

-Andando- dice el chico con una sonrisa de oreja a oreja,


mientras el resto de los clientes protestan por no ser
atendidos primero.

-Eso fue más fácil de lo que pensé -Dice la muy cínica-.

-Pues para mí fue hasta increíble –Le contesto-.

-Cualquier interacción humana para ti lo es cariño.

Ambas nos miramos y sabiendo que ella tiene razón no puedo


evitar comenzar a reírme y ella al verme me acompaña.

- ¿Qué es eso de dulce… frío… y con mucho alcohol?, ¿Te has


vuelto loca Lucy?

-No, te dije que veníamos a disfrutar y a hacer algo diferente,


así que eso pretendo hacer y te tomarás más de uno, de todos
modos, es más de lo que has tomado en toda tu vida.

-Aquí tienen señoritas- Dice el bartender mientras nos entrega


dos bebidas de un color lila y una rodaja de limón en el borde
del vaso- Vodka Nuvo para las damas.

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-Gracias cariño -Dice Lucy batiendo las pestañas nuevamente.

-Te va a dar parálisis en los párpados –Le digo mientras me rio.

-Muy graciosa, búrlate todo lo que quieras, pero mis pestañas


movedizas nos consiguieron estos ricos tragos.

Pruebo un poco de mi vaso, se siente caliente pasando por mi


garganta, pero tiene un gusto dulzón que me da sed y me
provoca seguir tomándolo como si fuera algún jugo de
naranja.

-Eh quieta -Dice Lucy- Tómatelo con calma, no quiero sacarte


a rastras de aquí.

-Pero no parece que tenga tanto alcohol y sabe bien –


Respondo.

-Pues ahí precisamente está el peligro –Créeme cuando te lo


digo.

Luego de tres vasos más de la misma bebida, Lucy me lleva a


la pista de baile y por alguna razón que no termino de
comprender, me resisto menos de lo que pensaba, ella
empieza a moverse y a estas alturas me parece que no lo hace
tan mal así que empiezo a imitarla, las personas a nuestro
alrededor se dividen entre las que nos miran atónitas, por lo
cual deduzco que no lo hacemos tan mal, y en otras que se

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ríen, supongo que les da envidia o ¿no? La verdad ya no lo sé,
y tampoco sé por qué, pero ya no me importa, empezamos a
bailar y a divertirnos como nunca en toda mi vida.

He perdido la noción del tiempo, creo que bailamos durante


algunas horas cuando Lucy me hace señas para salir de la pista
de baile, nuevamente en la barra tomamos algunos otros
tragos muy dulces y fríos recomendados por nuestro nuevo
amigo cuando el teléfono de Lucy empieza a sonar.

- ¿Hola? –Contesta ella, no sé qué dicen del otro lado de la


línea, pero ella responde:

- ¿En serio? Y ¿nadie más puede ir con alguna copia?

-Genial, entonces tengo que interrumpir yo mi noche libre


para solucionar, simplemente fantástico, llegaré en cuanto
pueda –Dice para luego colgar el teléfono-.

- ¿Qué sucede? –Pregunto y por alguna razón siento mi lengua


pesada y creo que estoy arrastrando las palabras.

-Debo ir al hospital a llevar la llave del armario de medicinas


especiales, la inútil enfermera del turno de hoy las perdió y la
otra persona que tiene las llaves no la han podido localizar –
Dice bastante molesta-.

-Uff eso suena mal y yo que estaba tan di-ver-ti-da.

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-Eva, creo que tomaste más bebidas de la cuenta, te dije que
con calma.

-Yo estoy perrera-fecccc-ta-men-te -¿Por qué rayos sigo


haciendo eso?.

-Sí claro, lo peor es que pensaba llevarte a casa para


asegurarme que llegues bien y ahora debo ir al hospital.

Poniéndome de pie, me acomodo la blusa y tomo mi cartera,


miro hacia la puerta y digo:

-Yo puedo llegar solita a mi casa, si la puerta deja de moverse


y este lugar deja de dar vueltas –Le digo mientras trato de
sostenerme del banquillo-.

-Nada se está moviendo Eva, tú estás pasada de copas cariño


y aunque debo confesar que eres más divertida y relajada así,
este es el peor momento para irte sola a casa.

Lucy me acompaña hasta las afueras del lugar y desde su


teléfono llama a un taxi mientras yo siento la necesidad de
abrazarla constantemente y de reírme como una histérica, me
pone en el taxi y luego de explicarle la dirección se dirige a mí.

-Eva, mírame, en cuanto llegues a casa llámame, necesito


saber que llegaste bien.

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-La miro y entrecierro mis ojos tratando de enfocar a una de
las tres Lucy que me hablan.

-Si hablan las tres al mismo tiempo no puedo concentrarme –


Digo firmemente-.

-Por Dios, estás peor de lo que pensé, juro por Dios que no
trataré de corromperte nunca más –Suena preocupada-.

Empiezo a reírme como histérica nuevamente mientras le digo


–Por mí puedes corromperme las veces que quieras, nunca en
mi vida me había sentido tan tan tan ¿Liviana?

-Eso no lo dirás mañana cariño, conocerás de primera mano el


poder de la resaca.

-¿Resaca? –Pregunto justo cuando el taxi arranca y me


despido de Lucy con la mano como reina de belleza.

En algún punto entre el bar y mi destino final me quedo


dormida y es el señor taxista quien muy amablemente me
despierta para anunciarme que hemos llegado a casa, abro la
puerta del auto y no logro enfocar muy bien el borde de la calle
así que, al poner el pie en la acera, tropiezo y caigo sobre mis
manos, me volteo rápidamente para cerrar la puerta del taxi
con mi pie, para luego levantarme agarrándome del farol que
está justo en la entrada del edificio.

- ¿Está usted bien señorita? –Pregunta el taxista.

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-Per-fec-ta-men-te - ¿Por qué sigo respondiendo así?

-Bien, que pase buena noche –Se despide-.

Voy hacia la puerta del vestíbulo y el camino frente a mí está


serpenteando, trato de seguir lo más derecha posible pero mis
pies no colaboran, eso y las ganas de hacer pis me están
matando así que junto mis rodillas no sea que no me aguante
más y termine como una niña de meses en plena calle, cuando
me estoy acercando a la puerta pongo una mano en mi
costado para sacar las llaves de mi bolso y…

-Maldición, dejé mi bolso en el taxi, junto con mis llaves y mi


teléfono –Empiezo a reírme como histérica nuevamente, ¿Por
qué esto me parece tan gracioso?

¿Qué probabilidades hay de que la única vez que decido hacer


algo diferente, no sólo terminé bastante borracha, olvidé mi
bolso y mis llaves en el taxi, maté del susto a mi mejor amiga
por nunca saber si llegué o el taxista me está desmembrando
en algún lugar oscuro de la ciudad, sino que además
probablemente terminé meada en el frente de mi casa para
que todos mis vecinos observen el espectáculo por la
mañana?

Me siento en el piso duro y frío de la entrada pensando en qué


puedo hacer, al mirar mi reloj son las 3 de la madrugada, no
se ve un alma por el lugar, no puedo molestar a mis vecinos

50
para que me abran la puerta y me presten algún teléfono,
encima de eso todo parece estar dando más vueltas, tengo sed
y las ganas de orinar no me dejan pensar claramente,
abrazando mis piernas coloco mi cabeza sobre mis rodillas y
trato de serenarme para pensar, en este instante siento que
hay alguien delante de mí y al levantar un poco la mirada veo
unas botas negras, vaqueros negros, camiseta azul claro y
chaqueta de cuero negra, y ahí esta esa sonrisa ilegal
mirándome divertido.

- ¿Alguien olvidó las llaves? –Me dice el dios griego en pleno.

-Ojalá fuera sólo eso, mi bolso, las llaves, el celular, el sentido


común – Digo arrastrando las palabras nuevamente-.

- ¿Eva?, ¿Estás bien? – Ahora ese hermoso rostro tiene el ceño


fruncido, ¿Podría ser más adorable?

-Sí, sólo me tome unos juguitos más de la cuenta –Digo un


poco avergonzada y tapando mi boca para no reírme-.

-Vamos te acompañaré a tu departamento.

-Pues no vamos a hacer nada ahí a menos que seas cerrajero


o tengas alguna cierra eléctrica –Digo riéndome nuevamente.

- ¿De verdad olvidaste tus cosas?, ¿Dónde?

-En el taxi me que trajo de regreso de mi súper celebración.

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-Supongo que había un buen motivo, no pensé nunca verte en
este estado.

-Pues sí, había un buen motivo, pero ya no me acuerdo cuál


era –Y ahí estoy riéndome de nuevo-.

-Anda, entremos, no te dejaré aquí sola toda la noche, adentro


al menos estarás caliente y podremos pensar en alguna
solución.

- ¿Caliente? Uff es tarde para eso amigo –Empiezo a reírme de


nuevo.

-Eva, divertida y pícara esto sí que es toda una novedad –Dice


mientras me toma de la mano para ponerme de pie-.

Siento que mis piernas son de gelatina y no sé si es el aroma


de su colonia, esa sonrisa perfecta o que estoy demasiado
borracha para seguir de pie lo que me hace volver al suelo.

-Creo que debo tomar medidas extremas –Dice Juan- Con tu


permiso.

Me vuelve a tomar de la mano y la pasa por su cuello, cuando


estoy justo delante de él, puedo sentir su respiración, su boca
está muy cerca de la mía y me mira divertido y luego
concentrado, no sé cuánto tiempo pasa mientras nos miramos
así, cuando coloca su mano debajo de mis rodillas, otra en mi

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cintura y me levanta, me sigue mirando y yo a él, hasta que
todo empieza a dar vueltas nuevamente y no puedo evitar
descansar mi cabeza en su hombro, se siente tan bien, tan
cálido, es como si yo perteneciera a ese lugar, es tan natural
que asusta, no sé en qué momento todo se vuelve oscuro y
sólo siento el balanceo de los brazos de Juan que me llevan a
algún lugar, no me pregunto a dónde, porque ahí, me lleve a
donde sea, me siento bien, me siento… segura.

53
Capítulo 6
Dolor de cabeza nivel: me doy contra las paredes

Camino por un túnel, es oscuro, está húmedo, estoy descalza y


el piso está frío, llevo mis manos esposadas, un vestido blanco
largo, andrajoso y sucio, tengo el cabello suelto y enredado,
alguien me toma por las esposas y me hala hacia la salida del
túnel, parece un guardia, no puedo ver su rostro pero le tengo
miedo, miro a mi alrededor pero está muy oscuro para
distinguir algo, al final las puertas se abren y la luz del sol me
ciega, cuando recupero mi visión, estoy en medio de una
especie de coliseo, en el medio está la arena, rodeada por
gradas en forma circular, está lleno de gente que miran en
silencio hacia una plataforma de madera en el centro del lugar,
mi acompañante me lleva hasta ella y me empuja de tal forma
que caigo al suelo, sobre mis manos unidas y frente a mí están
los zapatos de un hombre, levanto la vista pero tampoco
puedo distinguir su rostro, entonces el hombre se dirige a la
multitud y dice algo, al parecer se me acusa de haber cometido
algún crimen, pero ¿Qué es esto?, ¿Por qué no estoy en una
cárcel de verdad?, ¿Hace cuánto a alguien no se le juzga de
esta manera?, ¿Qué fecha es?, ¿Qué siglo es?. Tengo miles de
dudas y preguntas y no creo que deba hacérselas a este
hombre, así que sólo me quedo ahí petrificada por el miedo, la
gente aclama su propuesta, merezco según él, latigazos por mi
delito, amarran mis manos a un poste de madera con mi
espalda hacia la multitud y en este instante se me ocurre hacer
una única pregunta: ¿Le harán esto a una mujer embazada?...

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Me siento de golpe en la cama, mi respiración está acelerada,
instintivamente pongo mis manos sobre mi vientre, escucho
los latidos de mi corazón en mis oídos, mi cabeza late como si
un pájaro carpintero estuviera martillando en ella y cuando
logro concentrarme me doy cuenta de dos cosas…

La primera, esta no es mi casa, no es mi cuarto y


definitivamente no es mi cama y la segunda, sólo tengo
puesta, mi ropa interior. Miro a mi alrededor y estoy sola,
busco por un lado de la cama y ahí está mi ropa, me la pongo
rápidamente y voy al baño de la habitación, mirándolo todo
bien se parece mucho a mi departamento, el baño está en el
mismo sitio que el mío con respecto a la habitación, sólo que
todo está decorado diferente, usando mi dedo y la crema
dental cepillo mis dientes y mi lengua, tengo un sabor extraño
y siento mucha sed, todo eso sumado al dolor de cabeza que
me está volviendo loca –Piensa Eva, piensa, ¿Cómo rayos
llegaste aquí?.

Salgo del cuarto de baño y huele a café, eso quiere decir que
hay alguien afuera, por Dios, pasé la noche con alguien y ni
siquiera lo recuerdo, que tan patético cumpleaños es ese,
alguien toca la puerta y escucho su voz.

- ¿Eva?, ¿Estás despierta? –Es Juan, ¡es Juan!, ¡Yo pasé la


noche con Juan! Mi súper sexy nuevo vecino, esperen un
momento eso quiere decir que esa es la cama de la Sra.
Donovan, eww creo que voy a vomitar.

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- ¿Eva? Escuché el agua del baño corriendo, ¿Estás bien?

-Ehh… yo… -No sé qué decir- Estoy bien.

-Ok, cuando estés lista tengo café y algo para desayunar aquí
afuera.

-Bien, en un momento estaré ahí.

Camino de un lado al otro de la habitación haciendo un nudo


con mis manos, en algún lugar por aquí deben estar mis
zapatos pero no los encuentro, voy hacia la puerta sabiendo
que ya es hora de enfrentar lo inevitable, si al menos pudiera
recordar qué fue lo que ocurrió sería un comienzo, separo un
poco la hoja del marco de la puerta y me asomo y ahí está él,
lleva pantalones de algodón de pijama grises, camiseta sin
mangas negra y está descalzo mientras toma la sartén por el
mango y revuelve lo que parecen ser huevos, podría admirar
el paisaje toda la mañana pero él levanta la vista y al verme
sonríe, miro en otra dirección para que no pueda ver mi cara
de vergüenza y pienso en algo qué decir pero él se me
adelanta.

-Buenos días bella durmiente.

-Eh…-tropiezo con las palabras- ¿Buenos días?, ¿Qué hora es?

-Las 11:00 am.

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- ¡Oh por Dios! No fui a trabajar, mi jefe va a matarme, ni
siquiera avisé, ¿Dónde está mi teléfono? ¿Dónde están mis
cosas?

-Lo último que supe es que lo habías dejado todo en el taxi que
te trajo de regreso a casa.

- ¡Genial! Ahora no podré si quiera oír a mi jefe despedirme


por teléfono –Digo mientras me siento en el sofá colocando
mis codos en las rodillas y mis manos cubriéndome el rostro.

Juan se sienta frente a mí en la mesa del centro y pone sus


manos en mis antebrazos mientras me mira a la cara.

-Al lado del sofá, hay un teléfono, úsalo para llamar a tu jefe–
Dice tomando un vaso con agua y una pastilla de la mesa-
Toma eso para el dolor de cabeza que debes tener en este
momento, llama a tu jefe y luego desayuna, todo va a estar
bien Eva.

De la misma forma en que se sentó, tomando el control de


toda la situación se levanta mientras yo me tomo la pastilla y
marco en el teléfono el número de la tienda.

-Estación de Servicio “ToGo” Buenos días, habla Linda.

-Buenos días Linda, soy Eva, ¿Está Harry por ahí?

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-Eva, ¿Estás viva? Todos nos hemos estado preguntando por
ti.

-Sí, estoy viva, sólo que no me siento muy bien.

-Ah ok, ya te comunico.

- ¿Diga? –Contesta mi jefe al otro lado de la línea.

-Harry soy Eva, disculpa por no haber ido hoy es que… no me


siento muy bien y perdí mi teléfono así que tuve que buscar
uno prestado para llamar.

-Eva, has estado trabajando con nosotros durante casi 4 años


y nunca habías faltado, me estaba empezando a preguntar si
eras humana –Mi cara cambia de color inmediatamente y al
levantar la vista, veo a Juan mirándome divertido-.

-Eh… bueno, sí lo soy, lo lamento de verdad, mañana estaré


allí temprano y prometo compensártelo.

-Tranquila no hay problema, espero que te mejores.

-Gracias Harry de verdad.

-No hay problema.

Hace 5 años que llegué a esta ciudad, no sabía hacer muchas


cosas y durante el primer año probé con varios trabajos en los

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que no duré mucho, era tan mala que a la semana ya estaba
desempleada de nuevo, cuando entré a la tienda estoy segura
que Harry vio mi cara de inexperiencia pero aún así me dio una
oportunidad “Aprendo rápido”; le dije, “Le juro que no se
arrepentirá” y desde entonces he tratado de que sea así, no es
el mejor trabajo del mundo, pero es algo que sé hacer y que
cada día me da de comer, además de que está muy cerca de
casa. Cuelgo el auricular y me quedo ahí sentada sin saber qué
hacer o qué decir, Juan pone los platos sobre la mesa y me
mira sugiriendo que vaya a sentarme.

-Un momento –Digo- antes de desayunar o de cualquier otra


cosa, necesito saber primero dónde rayos están mis zapatos y
segundo qué fue lo que ocurrió aquí anoche.

Me mira un poco sorprendido, supongo que ante mi loca


reacción.

-Tus zapatos están por un lado del sofá, te los quité anoche
porque supuse que no querrías dormir con ellos puestos –Y
entonces no puedo evitar preguntarme, ¿Qué más me quitaría
anoche?

-Y lo que ocurrió anoche es que estabas muy borracha, tanto


como para olvidar tus cosas en el taxi y quedarte afuera del
edificio sentada en el suelo, cuando traté de hacerte entrar no
podías ni mantenerte de pie, así que te cargué y te traje
adentro del departamento.

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-Y… ¿Qué más?

- ¿A qué te refieres? –Pregunta con cara de incredulidad.

- ¡Pues a que estaba sin ropa!

Juan empieza a reírse a carcajadas y yo me estoy molestando


bastante, no encuentro la gracia, y no me gusta que se rían de
mí.

-Pues, eso podrías decírmelo tú, yo te puse vestida en la cama


de mi tía– Dice cuando ya se recupera de su ataque de risa.

Cuando la gente toma como lo hiciste tú anoche, sin estar


habituado a ello, generalmente vomita, así que esta mañana
estaba preocupado por no saber nada de ti y al abrir la puerta
de la habitación estabas ahí en la cama en ropa interior, pensé
que podrías tener frío así que simplemente te arropé y me fui
de nuevo a mi habitación, no sé qué pudiste haber pensado,
pero te aseguro que cuando algo pasa entre una chica y yo
espero al menos que lo recuerde y no me aprovecho de la
situación ni de mis “amigas” hace énfasis en la palabra.

Ahora no sé si estoy más avergonzada que decepcionada, pero


como niña regañada tomo asiento en la mesa y empiezo a
comer procurando que Juan deje la conversación atrás y mi
vergüenza no siga en aumento.

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Mientras estamos ahí en silencio comiendo, él me mira de vez
en cuando y sonríe, y yo siento que mis mejillas arden, es justo
en ese momento que escuchamos la voz que viene del pasillo.

-Eva Isabel Rodríguez García, ábreme la puerta o voy a usar la


llave de repuesto –grita Lucy en mi puerta.

Me levanto corriendo de la mesa hacia el pasillo, Lucy golpea


frenéticamente mi puerta, pero al verme se detiene y se me
queda mirando, para después salir corriendo y abrazarme.

-Gracias a Dios, ¿Estás bien?, ¿Estás viva?, quieres explicarme


¿Dónde rayos tienes tu teléfono?, ¿Porque no me llamaste
anoche?, he estado muerta de la preocupación, pensé que te
había pasado algo, que no habías llegado a casa yo…

Lucy no me deja responder, mientras me examina de arriba


abajo y habla como loca, hasta que se percata de la escultura
que esta parada en el marco de la puerta de la que acabo de
salir, recostado sobre su hombro, de brazos cruzados y
sonriendo como siempre -¿Cómo hace para estar feliz todo el
tiempo? ¿No le duele la mandíbula de tanto sonreír?.

-Perdí mis cosas, las olvidé en el taxi anoche, Lucy él es juan,


Juan ella es Lucy.

-Hola, lo siento, no quería interrumpir.

-No interrumpes –Dijimos los dos al mismo tiempo-.

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-Juan sólo me ayudó anoche, ya que no tenía dónde dormir,
eso es todo, vamos a mi departamento, me alegro que trajeras
la llave de repuesto que te di –Digo tratando de huir lo más
rápido que puedo-.

-Gracias por todo Juan, te debo una.

-Pues te la cobraré –Me responde- Lo que hace que Lucy


ponga su cara más diabólica, yo la tomo por el brazo y la
arrastro a mi departamento antes que se le ocurra decir algo
más.

Luego de entrar a mi departamento, paso por el espejo que


está en el vestíbulo y al verme grito.

-¡Ahhhhhhh!!!

-¿Qué pasa? –Dice Lucy-.

-¿Por qué nadie me dijo que tengo cara de mapache drogado?.

-Bueno yo estaba más preocupada por saber si estabas viva y


si la escultura que tienes por vecino no te dijo nada, supongo
que es porque es todo un caballero.

En ese momento alguien toca a la puerta así que me regreso


para abrirla, sólo que al ver quién está detrás vuelvo a cerrarla
de golpe.

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-Eva, ¿Ahora qué ocurre? –Dice divertido-.

- ¿Por qué no me dijiste que tengo cara de mapache drogado?

-No tengo idea como luce un mapache drogado.

-Así –Digo mientras abro la puerta y señalo mi rostro con el


dedo.

-Bueno, lo noté, pero no tenía realmente con qué compararte


–Dice disculpándose- Supongo que eso se debe a dejarte
dormir con tu maquillaje, disculpa que no te lo quitara, pero
mis habilidades en esa área son nulas –Aww se está
disculpando por algo que él no tenía que hacer, no tenía que
ayudarme en primer lugar y yo sólo me he comportado como
bruja histérica-.

-No tenías que hacerlo, todo este desastre es mi culpa y mi


responsabilidad.

-Eva no te tortures por algo que mis amigos hacen casi que
todos los fines de semana, aquí, te traje tus zapatos, pensé
que los necesitarías –Dice extendiéndome mi par de botas-.

-Gracias nuevamente, de verdad.

Está a punto de regresar a su puerta cuando se da la vuelta y


pregunta:

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- ¿Qué era tan importante de todos modos, para celebrarlo un
lunes por la noche?

-Nada –digo; pero Lucy grita detrás de mí- Su cumpleaños.

-Oh, lo siento, no lo sabía, ¡Feliz cumpleaños!

-No te preocupes no es tan importante de todos modos.

- ¿Cómo puedes decir eso? No todos los días cumples…

-No pienso terminar esa oración –Digo decidida.

- ¿Por qué las mujeres le temen tanto a la edad? –Dice luego


de soltar una carcajada-.

-La lista es infinita, pero ahora si me disculpas tengo una cita


con mi desmaquillante.

-Espera –Dice poniendo la mano en la puerta- Dijiste que me


debes una, y en vista de que no supe de tu cumpleaños, qué
te parece si lo celebramos el viernes, yo invito.

Suspiro, relajo los hombros y me doy cuenta que estoy


cansada de evitar a la gente, así que contra todo pronóstico
accedo...

-Está bien.

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-Bien, es una cita –Dice- mientras regresa a su puerta ¡Ah!
Ahora que lo recuerdo, mencionaste algo anoche de estar
“caliente” –Dice con una mirada pícara- Eso probablemente
explique lo de tu ropa –A continuación, me guiña el ojo y
continúa su camino-.

Y me quedo petrificada frente a mi puerta, hasta que Lucy la


cierra por mí mientras baila diciendo.

-Alguien tiene una cita este viernes ¡Yeah!!!

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Capítulo 7
Becerro recién nacido

El resto de la semana fui una empleada modelo, además de


llegar temprano e irme tarde tratando de compensar mis
horas perdidas del lunes, Harry seguía repitiéndome que no
era necesario pero mi sentimiento de culpa es mucho más
grande así que hice todo lo que consideré necesario para
sentirme mejor, las jornadas de trabajo me distraían la mayor
parte del día pero en el minuto que tenía algún tiempo libre
no podía dejar de pensar en la “cita” que tenía con Juan el
viernes, eso sumado a que Lucy no dejaba de llamarme para
hablar sobre él, de más está decir que ella está encantada con
cada cosa que él hizo por mí, y yo pues, no sé cómo interpretar
exactamente los sucesos del lunes, resulta que hace tiempo
dejé de creer que las personas hacen cosas sin razón alguna o
sin querer algo a cambio, sin embargo no puedo entender qué
sería exactamente eso en este caso.

El viernes al salir del trabajo me encuentro a Lucy en la puerta


de mi departamento, en su mano lleva una maleta y me
empiezo a preguntar si ha decidido irse de viaje cuando ella
misma me aclara.

-Vine armada con mi mejor ropa para citas –Dice


orgullosamente- Estoy segura que tu closet no sabe lo que es
eso.

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-Por supuesto que lo sabe –Respondo ofendida- Sólo están un
poco pasadas de moda, pero estoy segura que están allí.

-¡Ja! Lo sabía, menos mal que ha llegado Lucy al rescate.

No puedo evitar reírme con sus ocurrencias, ella es la hermana


que nunca tuve y la amiga que llegó justo cuando más la
necesitaba y en cierto modo al ser mi lado opuesto me ayuda
a encontrar el equilibrio que a veces le falta a mi vida.
Entramos al departamento y Lucy empieza a sacar ropa y
zapatos de la maleta que parece un agujero negro ya que saca
y saca cosas y aún no le veo el fondo.

- ¿Cómo metiste todo eso ahí? –Pregunto asombrada.

-Nena cuando quieres viajar con estilo aprendes a hacerlo.

-Eso lo explica todo, yo siempre viajo cómoda –Digo


riéndome-.

-Sí, por eso no conoces a nadie cuando viajas –Dice burlona-.

-Gracias por el recordatorio –Saco la lengua como niña de


preescolar-.

-Bien, el plan es probar varias combinaciones y ver cuál te


favorece más ¿Tienes alguna idea de a dónde va a llevarte?

-No tengo la más remota idea, la verdad.

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-Bien eso complica un poco las cosas, pero empezamos por
tomar en cuenta el clima y los lugares más visitados de esta
ciudad y a partir de allí creo que podemos usar algo neutro
que sirva para la mayoría de los lugares.

-Suena bien por mí –Digo indiferente, la ropa y los zapatos no


son precisamente mi pasión, pero presiento que Lucy se
divierte jugando a “vestir a la muñeca”-.

Luego de cambiarme una incontable cantidad de veces y


pasear por el pasillo como si estuviera en una pasarela,
decidimos que unos vaqueros ajustados, y cuando digo
ajustados es que creo que tendré que usar tijeras para
sacármelos y que mi trasero parece el monte Everest, un top
un poco brillante que deja al descubierto uno de mis hombros
es lo más “cómodo” y con “estilo” que estuvimos las dos de
acuerdo para usar, recogiendo mi cabello en una trenza que
va desde mi coronilla hasta la punta y maquillándome un poco
más sobriamente que la noche del lunes, estoy lista para
verme al espejo.

-Bien, creo que estamos de acuerdo con que esto es suficiente


–Digo mientras me observo-.

-No, aún nos faltan los zapatos.

-Lucy no me pondré ninguno de esos que trajiste, juro por Dios


que parecen zancos.

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-No seas exagerada Eva, todas las mujeres con estilo usan
zapatos altos.

-Y creo que estamos de acuerdo con que yo no soy una de ellas


–Digo sonriendo y ondeando mis pestañas-.

-Esta noche lo serás nena, saldrás de aquí en bailarinas sobre


mi cadáver, pruébate estos -Me dice pasándome un par de
zapatos negros-.

Me los pongo y tengo que confesar que me veo estilizada y


bastante bien en mi reflejo, todo eso mientras me quede toda
la noche como una estatua sin moverme.

-Te quedan perfectos –Dice Lucy- Ahora camina por el pasillo.

Siempre me ha parecido curioso que los becerros recién


nacidos intenten caminar una vez que nacen y lo logran, sólo
que al principio se tambalean con pasos inseguros, pues esa
precisamente era yo en este instante, no hay forma de verme
más ridícula.

-Lucy esto es una locura, se supone que debía practicar antes


con estas cosas –Digo frustrada y aun tambaleándome por el
pasillo-.

-Sí, lo sé, pero olvidé que no lo usas tan frecuente como yo y


no los traje antes, pero Eva es una noche especial, debes estar

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de acuerdo conmigo en esto, y debes reconocer que tu
aspecto cambió mucho al ponértelos.

-Lo sé, pero tampoco quiero ir ahí afuera a hacer el ridículo.

-No lo harás, practica un poco más aquí dentro hasta que


llegue Juan por ti, y una vez afuera trata de caminar despacio
sin apuro, además ya sabemos que tu caballero de armadura
brillante te puede cargar en caso de que te caigas –Dice
poniendo su cara diabólica nuevamente-.

Me sonrojo y sigo intentando con los zapatos, pensando que


muy en el fondo me gusta cómo me veo y quisiera ser tan hábil
como ella para caminar con ellos.

Una hora más tarde tocan a la puerta y aunque ya tengo idea


de quién puede ser, no puedo evitar sentirme muy nerviosa.

Lucy sale corriendo para abrir la puerta y encontrar a Juan


arreglando las mangas de su camisa blanca, ella se le queda
mirando sin ningún disimulo y él lo único que hace es sonreír
hasta que yo aparezco detrás de Lucy y entonces él tiene una
expresión de… ¿Asombro? Mientras me escanea de arriba
abajo, para luego quedarse mirándome a los ojos fijamente,
por un instante me quedé hipnotizada con su mirada, me
olvidé incluso de que Lucy estaba en medio de los dos y miraba
de uno al otro alternándose.

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-Bien, es obvio que la que sobra aquí soy yo –Dice rompiendo
el encanto-.

-Gracias por todo –Le digo-.

-Por nada nena, disfruta la noche –Dice guiñándome el ojo-


Adiós guapo –Dice dirigiéndose a Juan.

-¡Adiós! –dice él.

-Iré por mi bolso, en seguida regreso.

-Tómate tu tiempo –responde.

Camino a mi habitación, lento, muy lento, un paso a la vez,


¡Por Dios! Esto será más difícil de lo que pensé, miro al piso y
veo mis bailarinas, sería tan fácil ponérmelas, pero sería
ridículo ya que Juan me vio con estos puestos y si Lucy se
entera me matará por aniquilar su proyecto de moda de hoy,
bien supongo que debo ser valiente y continuar, regreso al
vestíbulo, tomo mis llaves y voy a la puerta, Juan retrocede y
yo cierro, me doy media vuelta y ahí esta él frente a mí, como
siempre, sonriendo.

-Debo decirlo o me atragantaré con las palabras… te ves


hermosa.

Me sonrojo por el cumplido y sólo puedo decir –Gracias, tú no


te ves nada mal –algo así como un modelo de revista.

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-Hora de irnos –Dice, mientras me extiende el brazo para que
yo enganche el mío y lo hago.

Empieza a caminar y no puedo evitar tensarme, no quiero


hacer el ridículo, así que trato de buscar la forma de decir esto
que no suene tan tonto.

-No uso mucho estos amigos –Digo señalando mis zapatos-


podrías por favor ser paciente y si no es mucha molestia, por
favor, por favor, no me dejes caer –Casi hago un puchero en
esta última frase-.

-Te tengo, no te preocupes, jamás lo permitiría –Dice mientras


palmea mi mano en su brazo-.

Nuestro paseo en el auto de Juan no fue tan lejos, fue por el


borde de la costa hacia un restaurant que está en la orilla de
la playa, es hermoso, toda la estructura está hecha en madera,
incluyendo las sillas y mesas del lugar, la iluminación con velas
dentro de frascos de vidrio finamente decorados y la brisa del
mar mueve unas suaves y semi trasparentes cortinas
colocadas en toda la periferia del área de mesas, hay una
combinación de colores cálidos que están en perfecta armonía
con el entorno, es como si quisiera que fuera parte de el y no
precisamente resaltar, pero definitivamente han logrado el
efecto contrario, estoy maravillada, nos sentamos en nuestra
mesa para dos y comemos mientras tenemos una
conversación sobre vinos, Juan parece conocer una gran

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variedad, mientras que yo no conozco mucho del tema, pero
verlo y escucharlo hablar es simplemente cautivador.

-Creo que he hablado demasiado de mis gustos por esta


noche, ¿Qué hay de ti Eva?

-¿Yo? Soy la persona más aburrida que conocerás en tu vida.

-Excepto cuando estás pasada de tragos –Dice mientras se rie.

-Por favor, no me recuerdes esa noche, tiene que ser la más


vergonzosa de mi vida, juro que nunca más tomaré.

-Bueno no debes ser tan drástica tampoco, sólo no te pases de


la línea.

-Digamos que no tengo idea de cuál es esa línea –Digo


mientras que él se queda callado pensando.

-Me gusta la Eva relajada –suelta de pronto.

-Supongo –Suspiro- Que ella es más agradable.

-No puedo negar que me gustan todas tus facetas, pero esa
me permite conocerte, así que definitivamente es mi favorita.

No hay mucho que decir después de eso, así que simplemente


continuamos disfrutando de la exquisita comida, una vez
terminamos, paga la cuenta y cuando me preparo para

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dirigirme de nuevo al auto, me toma de la mano y me señala
una pequeña puerta trasera en el restaurant que lleva hacia la
playa, enseguida dirijo mi mirada hacia los zapatos y él nota
mi cara de preocupación.

-No te preocupes, lo tengo, ven.

Me dirige hacia la puerta y una vez la abre hay un descanso


con una silla de madera de dos plazas, al cruzar está una
pequeña escalinata que lleva hacia la playa, señala la silla para
que tome asiento y lo hago, cuando mi trasero toca el asiento,
mi mandíbula casi cae al suelo cuando Juan pone una rodilla
en el suelo, mirándome con sus largas y oscuras pestañas y sus
manos se dirigen a mis pies, son cálidas y suaves, desata las
correas de mis zapatos uno por uno y masajea mis pies,
¡Wow!, eso se siente, demasiado…bien, creo que sin darme
cuenta solté un suspiro de alivio, porque él está sonriendo de
nuevo, una vez termina –Tristemente- se pone de pie con mis
zapatos en una mano mientras me extiende la otra.

-Creo que así estarás más cómoda para disfrutar de la


caminata, aún no te desharás de mí –Como si yo quisiera eso.

-Gracias, eso fue, considerado y definitivamente…liberador.

-Si es una tortura usarlos ¿Por qué lo haces? –Me dice


mientras caminamos a la playa.

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-Porque muy en el fondo me gusta como luzco con ellos, pero
eso no los hace más cómodos en absoluto.

-Bueno debo confesar que a mí también me gusta cómo luces


en ellos –Dice mientras comenzamos a caminar por la playa-
pero también me gusta cómo te ves sin ellos.

-Amo el mar –digo tratando de cambiar el tema, hablar de mí


no me hace sentir cómoda -Es tan hermoso, de día o de noche.

-A mí también me gusta, por eso escogí esta ciudad para venir


de vacaciones.

- ¿Vives muy lejos? –pregunto curiosa-.

-Casi a dos horas de aquí, ¿Por qué?

-Me preguntaba si cuando acaben tus vacaciones volveré a


verte –Digo mientras juego con mis pies en la arena-.

-Pues eso depende –Dice mientras se detiene, se sienta en la


arena y me extiende su mano para que me siente a su lado.

- ¿Depende de qué?

-De si quieres volver a verme.

-Quizás sí quiero -Digo mirando al agua-.

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-Quizás venga de visita entonces –Responde- o puedas
visitarme.

Nos quedamos ahí mirando las olas ir y venir, disfrutando de


la brisa, de la luna, de la arena entre los dedos de los pies,
hablamos, reímos y eventualmente Juan pone su brazo a mi
alrededor para aplacar el frío y ¡Oh Dios! Funciona mejor que
una manta térmica…esto se siente definitivamente bien.

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Capítulo 8

El paseo por el lago

El pasar de los días fue una serie de eventos nuevos para mí,
no sé cómo, ni cuándo, pero Juan se ganó de a poco mi
confianza, algunas noches se apareció en mi departamento
con la cena, otras con películas y palomitas de maíz y en otras
ocasiones simplemente para hablar, este fin de semana es el
último que pasará en el edificio ya que su querida tía regresa
de viaje y el regresa a casa, así que me convenció de salir de
paseo, me aseguró que en el lugar hay suficientes cuartos y
tendríamos la distancia suficiente para sentirme segura,
llevamos algunas hora de viaje cuando finalmente llegamos a
una hermosa casa cerca de un lago, dijo que pertenece a la
familia y que generalmente la usan sólo en verano, es la
primera vez que viene en esta época del año.

-Y bien, este es el lugar, ¿Qué te parece?.

-¡Wow!, es hermoso, la casa, el paisaje, todo se ve muy bien.

-Tratamos de venir durante el año para revisar que todo esté


en orden y mantenerla en buen estado.

-Me parece una buena idea -Digo mientras abro la puerta del
auto y me bajo.

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-Sacaré las maletas, toma ésta es la llave puedes ir abriendo.
Tomo el llavero, me estiró un poco y camino hacia la puerta
frontal sin poder dejar de observar el paisaje, todo parece una
pintura de primavera, las flores, los colores, el aroma, es todo
perfecto, me alegro de haber traído mi cámara, estos son esa
clase de recuerdos que vale la pena conservar, finalmente
pongo la llave en la cerradura y abro, si la parte exterior es
hermosa la parte interna puedo describirla como acogedora,
los colores tierra, los sofás mullidos, la chimenea, hay puertas
francesas que dan hacia una terraza con balancín, el espacio
no es enorme pero es lo suficientemente grande para que sea
cómoda.

-Tú habitación esta al final del corredor -Dice Juan tan cerca
de mi oído que no sólo me saca de mis pensamientos, sino que
me estremezco-.

-Bien, supongo que iré a instalarme y refrescarme.

-Perfecto, yo haré lo mismo, después podemos ver alguna


película en el sofá, traje algunas o salir a recorrer el lugar como
prefieras estará bien.

-Recorrer el lugar suena perfecto.

Doy media vuelta tomó mi maleta y camino hacia la


habitación, recorriendo el pasillo puedo ver fotografías en las
paredes, de la familia supongo, todos se ven felices,

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disfrutando de los alrededores, al abrir la puerta de la que será
mi habitación, veo una cama matrimonial alta y con edredones
y almohadas suaves, un pequeño escritorio al lado izquierdo y
una cómoda con tv pantalla plana al frente, la alfombra que
rodea la cama es un arte y además la habitación tiene baño
propio, ¿Qué más puedo pedir?.

Luego de refrescarme y ponerme ropa más cómoda tomó mi


cámara y salgo en busca de Juan, lo encuentro en la terraza
con dos bebidas en mano sentado en los balancines, me
extiende una y me señala su lado para que me siente.

-Me ha gustado siempre este lugar, me hace sentir paz –Dice.

-Realmente es un lugar hermoso y relajante.

- ¿Que te ha parecido tu habitación?

- ¿Bromeas? ni en un hotel estaría tan cómoda, es perfecta.

-Como tú -Esperen, volvamos atrás, ¿él realmente acaba de


decir eso? Estoy segura que mis mejillas han alcanzado todas
las tonalidades de rojo existentes.

-Mm ¿Hace cuánto que tienen la casa? -Necesito cambiar de


tema y es todo lo que se me ocurre-.

-Hace algunos años es una manera de reunir a la familia.

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-Y ¿El lago?, ¿Es apto para bañarse?

-Por supuesto, mañana lo comprobarás.

- ¿Estás bromeando cierto?

-No lo estoy, si no es por tu propia voluntad, te lanzaré a él,


espero que sepas nadar -Contesta riéndose-.

-Hago lo que puedo, si no estoy segura que podrás rescatarme.

-Estoy seguro que lo haré y eso, será un placer - ¡Dios por qué
sigue dándome esas respuestas! -

Sonrío, levanto mi vaso y digo -Brindemos por eso- Mis


respuestas a esas afirmaciones tan...sexy son tan… tontas,
pero nunca nadie me había hablado así, me había tratado así,
es una situación nueva y la verdad me confunde, no sé qué
pensar al respecto, pero estoy tan cómoda aquí, así que la
verdad lo que menos quiero hacer este fin de semana es
pensar.

Pasamos el resto de la tarde caminando por los alrededores,


gracias a Dios por las cámaras digitales, tomo miles de fotos,
del paisaje, de las aves, de algunas flores con colores brillantes
y de él, de Juan, fotos sonriendo, mirando el lago mientras
caminaba descuidado, planos cerca de su rostro, cuerpo
entero, de frente, de espalda, es como si quisiera conservar
cada detalle de él, lástima que el sonido de su voz, de su risa,

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su aroma, nada de eso podía quedar inmortalizado en mi
cámara, hasta ahora me doy cuenta que se irá y que nunca le
volveré a ver o de ser así, probablemente será dentro de
mucho tiempo y la verdad es que esa idea me entristece, hasta
ahora estuve disfrutando tanto que no había pensado en ello,
en un descuido, él toma la cámara y empieza a hacer fotos de
mí.

-Debes tener miles de fotos aquí, unas cuantas mías, no creas


que no me he dado cuenta y no debe haber ninguna tuya –Y
me cega el flash-.

- No me gustan mis fotos, prefiero tomarle a los demás.

-Pues no es justo, tú belleza debería quedar para el recuerdo.

-No sé de qué hablas, no soy precisamente una top model.

-No, no lo eres, eres más real y eso te hace más hermosa.

Sonrío como una idiota y no puedo decir nada más ¿Qué


puedes responder a eso? parece que mi inteligencia o mi
léxico fluido se idiotiza cuando él dice esas cosas y lo peor de
todo es que siento que él lo sabe, en poco tiempo ha
aprendido a bajar mis defensas y eso me asusta, pero debo
confesar que, a la vez, me gusta.

Regresamos a la casa y preparo algo de cenar mientras Juan


me mira trabajar y hace muchas preguntas sobre cocina, no es

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que yo sea chef pero parece que en comparación, sé mucho
más que él, según lo que me cuenta lo único que sabe hacer
son huevos revueltos -Insisto debe seguir viviendo con su
mami- Y ahora que lo pienso no se mucho sobre eso y parece
buen momento para hacer preguntas.

-Entonces has cocinado poco en tu vida, supongo que aún lo


hace tu madre por ti.

-Sí, muy pocas veces en mi vida y hace tiempo que mi madre


no lo hace por mí.

-Entonces se puede saber ¿Cómo sobrevives?, ¿Comida rápida


tal vez? -Con esa contextura, que buen metabolismo.

-Digamos que alguien más lo hace por mí, mi madre vive con
mi padre y mis dos hermanos menores, ella aún cocina para
ellos y cuando la visitó tengo la fortuna de aprovecharlo.

-Así que son ¿Sólo chicos eh? -No debe ser fácil comprender a
las chicas.

-Pues al contrario mi madre se encargó de que siempre


tuviéramos claro cómo tratar a una dama.

-Pues no me queda de otra que confesar que hizo un buen


trabajo –Y ahí está esa sonrisa desconcentradora.

- ¿Y qué hay de ti?, ¿Hermanos?, ¿Padres?

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Suena la campana del horno y literalmente fui salvada por ella.

-La cena está lista -Digo con la más grande sonrisa que tengo
rogando por que no repita la pregunta, y no se dé cuenta que
no quiero hablar de ello-

Continuamos la cena hablando de todo un poco, a mí me gusta


el cine, a él los deportes y ambos sabemos poco de ambos
mundos así que empezamos a educarnos mutuamente al
respecto, al final los planes son ponerlo al día con las mejores
películas del cine y él mostrarme un partido, lo triste es que
no sé por qué estamos haciendo planes cuando deberíamos
estar despidiéndonos…

Me voy a la cama feliz, ha sido un día estupendo, me divertí y


disfruté, soy optimista, un día tan lindo no puede acabar con
pesadillas, no señor, esta noche dormiré como un bebé, lo sé…

Estoy en medio de la sala de una casa desconocida, no sé qué


hago aquí, ni cómo llegué, pero tengo la sensación qué
conozco a la persona que tengo a mi lado y cuando él señala y
comienza a correr, siento que debo hacer lo mismo y le sigo al
exterior de la vivienda, es una calle de casas unidas por las
paredes laterales, con pequeñas cercas una calle las separa de
una especie de parque o plaza, y hay autos en ambos lados de
la misma, él corre hacia la calle y yo voy detrás de él, no sé de
lo que huimos pero tengo el presentimiento que simplemente
debo correr y lo hago, como nunca en mi vida, corremos por la

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calle mientras que detrás los autos estacionados en ambos
lados empiezan a explotar, la primera explosión me detiene
pero él, a quien no logro verle la cara, me toma la mano y me
hace reaccionar para continuar corriendo y de pronto escucho
una alarma, el sonido me aturde, es insoportable me duelen
los oídos y empiezo a gritar, pero mi voz no se escucha por
encima de la alarma, los oídos me sangran, en medio de la
desesperación sigo gritando aunque no pueda escucharme,
alguien me sacude… él me sacude….

- ¡Despierta Eva! Por amor de Dios es sólo un sueño


¡Despierta! – Juan me mira con cara de preocupación-.

-Lo siento, ya estoy despierta, no es nada.

-Ahora lo sé, pero cuando escuché tus gritos, pensé que


alguien había entrado a la casa, a tú habitación, morí mil veces
mientras corría hacia acá.

-Lo siento, de verdad, no quería asustarte.

-Lo sé, los sueños no son algo que precisamente podemos


controlar Eva, así que estoy seguro que no fue a propósito,
menos mal que sólo soñamos de vez en cuando.

-Sí, tienes razón –Todo el mundo menos yo, quise decir, pero
no pude-.

- ¿Estás bien ahora? ¿Te traigo algo de tomar?

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-Ahora que lo mencionas mi garganta está un poco seca, agua
estaría bien.

Juan sale de la habitación hacia la cocina y al revisar la hora en


mi celular, son las 3 de la mañana, menuda nochecita le hice
pasar, apuesto que debe estar lamentándose de pasar la
noche despertando a una chica de sus pesadillas y no haciendo
otras cosas con alguna otra.

-Ten, está fresca, toma un poco.

-Gracias- Digo mientras lo tomo, me sigue mirando con


preocupación, supongo que, si yo escuchara a alguien gritar en
medio de la noche por nada, también pensaría que es un bicho
raro, menos mal que sólo será una noche, así no se dará
cuenta de mis aventuras nocturnas.

Juan me da un beso en la frente, me dice que si necesito algo


más estará en su habitación y sale de la mía en ese momento,
justo cuando sale me doy cuenta que él acaba de presenciar
una de las cosas más íntimas de mi mundo, para mí es como si
me viera desnuda, porque pudo ver lo que atormenta a mi
alma y en ese momento empiezo a llorar, las lágrimas corren
por mis mejillas, no las puedo controlar, lloro porque lo
desperté así, porque estoy cansada de esto, porque cuando
salió de mi habitación me di cuenta de lo sola que estoy y de
lo bien que se siente estar acompañada en un momento así,
pero ¿A quién quiero engañar?, ¿Quién sería capaz de

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aguantar esto cada noche?, es una cruz que debo llevar yo sola
y lloro porque mañana será la despedida, se irá y lo sé, no lo
veré nunca más y así, entre lágrimas en silencio y pequeños
sollozos, me vuelvo a quedar dormida, esta vez sueño, pero
agradezco a Dios que al menos no hubo más gritos y que como
probablemente fue algo desagradable, esta vez no lo
recuerdo.

Juan está en la cocina preparando café y lleva puesta una


camiseta sin mangas y un pantalón corto, se ve muy bien.

-Buen día dormilona –Dice sonriéndome.

-Buen día madrugador –Digo devolviéndole la sonrisa.

-Son las 10 de la mañana, eso no es madrugar.

-Lo es para mí un domingo –Respondo de vuelta.

-Ya veo con la cara de dormida que traes, pero tranquila que
eso se te quita pronto.

- ¿Qué plan maquiavélico estás maquinando?

-Ninguno que no sepas, ayer te lo advertí, nadarás en el lago,


así que, si le tienes mucho cariño a ese pijama te recomiendo
que vayas a cambiártela, si no nadarás con ella –Dice con esa
mirada pícara.

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Después de una taza de café, tomo muy en serio su
advertencia y voy a cambiarme, me pongo shorts de verano y
una camiseta de tirantes, nunca mencionó un lago así que no
tengo mi traje de baño, supongo que esto estará bien, de
camino al lago veo a Juan caminando cerca de la orilla,
siempre está algo pensativo y me muero por saber qué es eso
que ocupa tanto tiempo de sus pensamientos.

El tiempo pasa volando, jugamos y reímos en el lago como dos


infantes, hace tiempo que no me divertía tanto, él trata de
hundirme y yo hago lo mismo, usamos el agua para distraer al
otro y hablamos de miles de trivialidades y aunque parece
tonto, hacía tiempo que no pasaba un rato tan agradable,
sobre todo en compañía masculina. Cuando decidimos que es
hora de salir del agua, él toma mi mano y me ayuda a caminar
hacia la orilla del lago, es extraño pero allí, mientras me toma
de la mano, me siento protegida, plena, feliz, como si una
pieza que faltaba del rompecabezas finalmente está en su
lugar y en medio de mis pensamientos tropiezo y estoy a
punto de caer al agua cuando Juan me toma por el brazo y me
mantiene de pie y me acerca a él, demasiado cerca, me mira
directamente a los ojos sin decir nada, puedo sentir sus
manos en mis antebrazos y para estabilizarme coloco las mías
en su pecho, nos quedamos mirando fijamente por unos
segundos, siento su respiración muy cerca de mi boca y no lo
puedo evitar, todas sus respuestas, las veces que me ha
buscado y ayudado durante estas dos semanas, las risas, la
compañía, su mirada fija en mí, todo se junta y me da el valor
de acercar mi boca a la suya y en ese instante, en la casa más

87
hermosa y en medio del lago más romántico del mundo, nos
besamos, él responde a mi beso, no es algo apasionado o
desesperado, es lento y suave como cuando comes una fruta
y quieres disfrutar de su sabor, como cuando no conoces los
labios pero hacía rato que querías probarlos y todo parece
perfecto hasta que él se tensa y de pronto se aleja de mí, me
quedo mirándolo atónita, sorprendida.

-Lo siento, no debí hacer eso – Digo.

-No, no debimos –Me responde.

-Creo que iré a cambiarme- Respondo de vuelta.

-Sí, será lo mejor.

Salgo del agua a toda prisa, mirando hacia el suelo, tratando


de esconder mi cara de vergüenza y pensando en que no
entiendo qué sucedió ¿Malinterpreté yo las señales?, ¿Estoy
loca o el realmente respondió al beso?, ¿Por qué dice que es
un error?, ¿Por qué no me lo explica todo? Quizás debí
preguntar, pero no pude, me da demasiado miedo saber la
respuesta porque en mi cabeza hay miles de razones por las
cuales esto fue un error, entro de prisa a la casa y a mi
habitación, me doy una ducha fría por un largo rato mientras
mi mente es una maraña de pensamientos y conclusiones,
parece que este fin de semana que parecía ser tan perfecto, al
final del día no lo fue tanto.

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El resto de la noche fue extraña e incómoda, no hablamos del
asunto, vimos una película lo más lejos posible el uno del otro
en el sofá, no pude concentrarme en una sola palabra y me la
pasé mirando a Juan de reojo tratando de descifrar lo que
había sucedido, después que terminó, él se ofreció a preparar
algo sencillo de cenar, pero le dije que estaba cansada y me
dolía un poco la cabeza así que prefería ir a mi habitación a
empacar mis cosas para el viaje de la mañana siguiente y
dormir. Una vez terminé de preparar todo, me puse mi pijama
y me acosté sin poder dormir una buena parte de la noche
hasta que finalmente el sueño me venció.

Temprano en la mañana la rutina siguió igual, desayunamos


en silencio, nada de bromas o de indirectas, solo dos extraños
comiendo y haciendo las cosas automáticamente, recogíamos
nuestras cosas y cuando íbamos camino al auto Juan se detuvo
por un momento y yo hice lo mismo, me estaba mirando pude
sentirlo, pero yo miraba al horizonte, no quería verle a la cara,
de eso estaba segura.

-Eva somos dos adultos, esto no tiene sentido, tenemos que


hablar –Dijo-.

-No hay nada de qué hablar Juan, para mí quedó todo muy
claro ayer.

-Te debo una explicación.

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-Pero yo no quiero escucharla –Le temo demasiado - Así que
sólo te pido que con la poca dignidad que me queda me lleves
a casa.

Se queda pensando por un momento, parece angustiado y


confundido, pero no dice más, sólo toma mis cosas las pone
en el asiento trasero del vehículo y abre la puerta del pasajero
para mí.

El camino de regreso a casa fue tan distinto al viaje de ida al


lago, fue frío, silencioso y distante, ambos íbamos
ensimismados en nuestros pensamientos, no nos miramos, no
hablamos más de lo necesario, había una tensión palpable en
el ambiente y lo peor es que seguía sin entender qué había
ocurrido, ojalá pudiera devolver el tiempo y no lo hubiese
besado, porque no sólo acabo de perder a alguien que me
gusta como hombre sino a un amigo, durante dos semanas me
sentí tan bien y pensé que al menos el cierre de esta historia
aunque sería difícil tendría hermosos recuerdos y ahora todo
eso ha sido eclipsado por un solo momento.

Al llegar a casa ambos caminamos a las puertas de nuestros


respectivos departamentos, uno al lado del otro, tomo la
manilla de la puerta para introducir la llave y mientras Juan
está de pie frente a su puerta le escucho decir…

-Lo siento Eva, no quería que todo esto terminara así -Y por
primera vez desde que lo conozco, Juan no está sonriendo.

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-Créeme que yo tampoco -Respondo mientras abro la puerta
y entro a casa.

Una vez dentro y con mi espalda apoyada en la puerta me voy


deslizando por ella hasta quedar sentada en el suelo, mientras
las lágrimas corren por mis mejillas y mis hombros
convulsionan al ritmo de los sollozos, no sé si él me escucha,
no me importa, ya nada me importa, me siento tan tonta, por
eso mantengo mis defensas arriba, por eso no dejo acercar a
nadie, porque duele demasiado sentir el rechazo de alguien
que quieres, es tan triste y tan confuso a la vez, me juré a mí
misma que no volvería a suceder, qué nadie me heriría
nuevamente, qué no dependería de nadie y qué nunca amaría
lo suficiente para que alguien pueda dañar mi corazón y no me
di cuenta ni cómo, ni cuándo, lo dejé entrar lo suficiente para
hacerme sentir ahora miserable.

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Capítulo 9
Dos semanas de miseria

Las siguientes dos semanas soy un robot en automático, voy


al trabajo, regreso a casa, voy al trabajo, regreso a casa, eso es
todo, algunas noches Lucy está en casa, tratando de hacerme
sentir mejor, cocina para mí, aunque no tengo hambre,
comemos helado y vemos películas de acción, aunque
nuestras favoritas son las románticas, ella dice que sería
demasiado cruel hundir el puñal en la herida.

- ¿Has sabido algo del innombrable? –Pregunta de pronto-.

-Ha enviado flores, con notas que dicen: “Lo siento” unas
cuantas veces.

- ¡¿Qué?! Y ¿Dónde están?, ¿Por qué no las he visto?

-Porque las tiro en la basura una vez que las recibo, no tiene
caso mirarlas y recordar cuán estúpida soy.

-Yo insisto en que tiene que haber una explicación lógica y


racional para lo que ocurrió.

-La hay, fui una idiota que se enamoró de una ilusión cuando
él dejó muy claro desde el principio que quería una amiga.

-Pero las señales… -Dice Lucy al tiempo que la interrumpo-

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- ¿Las señales?, las señales las imaginamos tú y yo tonta, por
ser unas románticas empedernidas, porque muy en el fondo
sigo soñando con un príncipe azul que no existe.

-No Eva, no es así, yo estoy segura, yo vi cómo te miraba, la


forma en que te trataba, hay que ser muy ingenua para no
darse cuenta, deberías dejarle explicarte.

- ¿Y seguir abriendo la herida Lucy?, discúlpame por no querer


ser masoquista.

-No se trata de eso, se trata de darle un final a esto, si no lo


dejas explicarte estarás preguntándote el resto de tu vida,
¿Por qué las cosas ocurrieron así?

-Él trato de explicar y yo no lo dejé –Digo recostando mi cabeza


en el sillón de la sala-.

-Pues yo creo que aún podrías buscarlo y dejar que te dé esa


explicación.

- ¿No te parece que es demasiado tarde para eso?

-Pues yo creo que si el sigue enviándote flores es porque está


dispuesto a darte esa explicación y te la mereces, y después
de que él te explique sus razones, te despedirás, le dirás que
no más flores y podrás continuar con el resto de tu vida,
dejándolo a él atrás.

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Me quedo pensando por un momento, quizás Lucy tiene
razón, quizás sí necesito esa explicación, saber por qué me
rechazó cuando parecía tan cómodo como yo en medio de las
circunstancias.

-Aún si quisiera, no tengo cómo localizarlo, nunca me dio su


número y tampoco sé su dirección.

-Pues por suerte para ti, su tía es tu vecina, así que debes
preguntarle.

-He estado evitando a esa mujer desde que regresó, me


recuerda demasiado a él.

-Bien, creo que es hora de que le recuerdes a tu querida vecina


la falta que te hizo –Dice guiñándome el ojo-.

De pie frente al departamento de la Sra. Donovan sigo


dudando si debo tocar o no, desde la puerta de mi
departamento se asoma la cabeza con pelo castaño
alborotado de Lucy mientras me hace señas para que toque la
puerta, cuando estoy a punto de poner mis nudillos en ella,
ésta se abre de pronto.

-Eva, querida, qué sorpresa encontrarte aquí.

-Sra. Donovan, tiempo sin verla.

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-Sí, por un momento creí que te habías mudado, no te había
visto en un tiempo.

-He estado…ocupada –En mi triste y miserable existencia


gracias a su sobrino-

- ¿En qué puedo ayudarte? –Pregunta curiosa-

-Yo…he…bien…esta es la cosa… Juan olvidó algo… en mi


departamento y me gustaría saber su dirección para
enviárselo –Y la mentirosa más tonta del año es …Eva-.

- ¡Oh! Juan estuvo en tu departamento –Dice con una sonrisa


maquiavélica-.

-Sí…digo… ¡No!... no es lo que usted cree… él solo… -Por qué


mi cabeza es un enredo tratando de dar una explicación, ¡No
lo sé! -

-Tranquila querida, Juan me contó que se hicieron buenos


amigos.

- ¡Oh! Él le habló de… mí.

-Si, dijo que tengo la vecina más encantadora del mundo,


entre otras cosas.

Mi cabeza se quedó ahí… en ese “entre otras cosas”.

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-Espera un minuto –Dice la Sra. Donovan, mientras entra a su
departamento y sale con una hoja de papel-

-Ten, ésta es la dirección de su oficina, ahí está la mayor parte


del día, así tendrás más probabilidades de hacerle llegar tu
encargo.

-Gracias, es muy amable –Contesto mientras miro fijamente el


papel en mi mano-

Regreso a mi departamento donde Lucy toma el papel de mis


manos y examina con cuidado la dirección.

-Está a unas pocas horas de aquí, yo digo que tomemos mi


auto y nos vamos de excursión.

-Estás loca Lucy.

-No, no lo estoy, salgamos de esto de una buena vez Eva.

Lo pienso por un minuto Y… -Está bien, vámonos, déjame ir


por mi bolso, acabemos con esto.

-¡Sí! Esa es mi Eva –Grita Lucy, mientras voy por mi bolso-

Casi 3 horas de recorrido por carretera después estamos


frente a un edificio de oficinas en el centro de la ciudad, la calle
es muy concurrida y parece la zona de negocios, hombre y
mujeres de traje y con maletines caminan por todos lados, la

96
mayoría parece estar apurado y tiene el teléfono celular en su
mano o en su oído, no llevo ni 20 minutos aquí y ya estoy
estresada, aunque lo más probable es que mi estrés se deba a
una sonrisa deslumbrante con cabello negro que sé que veré
en pocos minutos.

-Estaré aquí si me necesitas –Me dice Lucy- ¿De verdad no


quieres que vaya contigo?

-No, supongo que debo enfrentar esto yo sola, pero aprecio


que estés aquí, espero no tardar mucho ¿Bien?

-Tómate tu tiempo –Dice mientras presiona mi antebrazo-

Salgo del auto y pongo mi mano en mi estómago, que no deja


de inquietarse por saber hacia dónde me dirijo, aún no estoy
segura de qué voy a decir o cómo voy a reaccionar cuando lo
vea, tampoco sé si él aún estará dispuesto a darme una
explicación sobre lo ocurrido, después de todo fui yo quien no
la quiso en esa ocasión.

Llegando a la recepción, recuerdo que nunca le pregunté a


Juan su apellido, sé que no es Donovan porque es el apellido
de casada de su tía, muerdo mi labio y me sigo acercando a la
recepcionista que me mira con cara de “no tenemos limosnas
hoy”.

-Disculpe Señorita, quisiera saber si se encuentra el Sr. Juan

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-Juan ¿Apellido? –Me pregunta mientras me mira por encima
de sus pequeños y alargados lentes púrpura.

- ¿Cuántos Juan hay en este edificio? –Pregunto sonriendo-

-Le sorprendería, es un nombre bastante común, digamos que


algunos Juan de este edificio son más importantes que otros,
pues hay desde un empleado de mantenimiento, hasta el
dueño.

Mi boca cae abierta mientras repito -¿El dueño?, ¿El dueño de


la compañía se llama Juan?

-Sí –Repite la mujer que ahora me mira con cara de “ésta de


qué manicomio se escapó” y de pronto mi cabeza se ilumina
con una idea brillante, no quiero alertar a Juan de que estoy
aquí, sea el dueño o sea el empleado de mantenimiento, pero
sea cual sea “mi” Juan -Sí claro sobre todo mío- estoy segura
que responderá a un nombre, así que lo intento.

-La verdad es –Digo mientras me muevo nerviosa- Que traigo


un recado de mi vecina que es su tía, pero yo soy buena amiga
de ella y pues conozco su apellido de casada no el de soltera
que debe ser el del Juan que estoy buscando –uff explicar eso
fue agotador- Así que si tan sólo pudiera decirle a ambos Juan
sobre un recado de la señora Donovan estoy segura que
acertaría con el que estoy buscando.

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- ¿Porque no me lo pone más fácil señorita, me da el recado y
yo me encargo de hacerlo llegar?

- ¡No! Digo casi gritando, debo decírselo en persona es muy


importante.

Luego de resoplar y darme una mirada asesina, la señorita


eficiencia, se contactó con varios números telefónicos y
resulto que al final “mi” Juan si es el dueño de la empresa, así
que me encuentro viajando en el ascensor directamente hacia
el piso 10 donde se encuentra el Sr. Presidente Juan Martinelli
que ahora tiene mucho más que explicar.

- ¡Buenos días! Mi nombre es Julia, ¿En qué puedo ayudarla?


–Dice la secretaria del Sr. Presidente, con una sonrisa tan
deslumbrante como la de él, supongo que eso sumo puntos a
la hora de contratarla-

-Buenos días, estoy buscando al Sr. Juan Martinelli.

-El Sr. Martinelli, se encuentra en una reunión de negocios en


la sala de conferencias, pero si gusta podría esperarle ya que
debe estar por salir, tome asiento por favor.

Tomo asiento en la sala de espera de la oficina, estoy rodeada


de alfombras y mobiliario de oficina, todo es una combinación
de colores entre blanco y gris con algunos toques de color, es
agradable, no se puede negar.

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Al cabo de 20 minutos, 10 mensajes de texto a Lucy, torcer mis
manos una cantidad incontable de veces, alternar mis piernas
cruzadas una y otra vez, darme cuenta de que no estoy ni lo
más remotamente bien vestida para este lugar, me desespero
y me pongo de pie, Julia quita su mirada del computador en el
cual estaba trabajando y me mira.

- ¿Está todo bien? –Pregunta amablemente-.

-Sí, es sólo que necesitaba estirar un poco las piernas.

- ¡Ah ok!, voy al cafetín por mi almuerzo –Me informa- el Sr.


Martinelli debe estar a punto de salir de la reunión.

-Bien –Consigo decir- Esperaré por aquí.

Una vez que Julia se sube en el ascensor, empiezo a fisgonear,


justo al lado del escritorio de Julia hay una puerta que dice
“Presidencia” en letras mayúsculas, y al lado de la oficina hay
un largo pasillo frente a este hay una serie de ventanales que
tienen vista hacia el exterior del edificio y al otro lado hay
varias puertas que supongo que también son oficinas, me
pongo de pie frente a los ventanales y mientras observo el
exterior la puerta al final del pasillo se abre y de ella salen
hombres y mujeres vestidos con trajes hablando entre sí,
pasan por mi lado y no parecen si quiera notar que existo y
entonces ahí, de último, sale él, Juan, el Sr Presidente y a su
lado una rubia espigada sobre la espalda de la cual él lleva su
mano, se quedan de pie frente a la puerta, ella dice algo y el

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baja su oído para que los labios de ella rocen su oreja, hace un
asentamiento y luego, justo antes de que mi cerebro
entendiera todo, ella le da un beso, en la boca, en esa misma
boca, que yo estúpidamente besé hace unas semanas atrás, él
no alarga el beso, pero tampoco se aleja, parece algo,
cotidiano, común, diario. En el momento que la rubia se aleja
y pasa por mi lado contoneando las caderas en sus zapatos
altos rojos de 15 cms, Juan se queda mirando el suelo por un
segundo y cuando levanta la mirada, sus ojos se agrandan y
van directo a los míos, pasa su mano por su cabello, el cual
hasta ahora estaba pulcramente peinado y dice.

-Eva…yo…

No sé qué más dijo, no alcancé a escuchar más, porque al girar


la cabeza las puertas del ascensor se abrían y mis pies
reaccionaron solos al salir corriendo hacia él, empujando a una
pobre Julia aturdida, mientras entraba y presionaba
frenéticamente el botón de cerrar las puertas y el de planta
baja alternativamente, la rubia y el resto de los ejecutivos que
faltan por subir al ascensor quedan estupefactos frente a éste
sin saber qué ocurre.

Una vez fuera del edificio giro mi cabeza de un lado a otro


tratando de aclarar mi mente y recordar dónde está
esperándome Lucy, mis ojos están nublados con lágrimas y no
me dejan ver claramente, pero no las dejo salir, se van a
quedar ahí, ni una lágrima más por ese idiota.

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Al fin localizo a Lucy y nuevamente emprendo la carrera hacia
el auto, abro la puerta y la cierro de golpe mientras le grito.

- ¡Arranca Lucy!, ¡Sácame de aquí!

-Pero… !¿Mujer qué diablos ha pasado allí dentro?! –Grita


Lucy de vuelta preocupada al verme-.

- ¡Te lo explicaré luego!, ¡Por favor Lucy! No hagas preguntas


sólo… ¡Sácame de aquí ahora!

En el momento que Lucy enciende el motor del auto y da la


vuelta al volante para adentrarse en el tráfico, mis ojos se
encuentran con un Juan desaliñado, con la corbata suelta, el
cabello enmarañado, la respiración entre cortada, tratando de
gritar mi nombre desde la entrada del edificio, pone sus
manos en su cabeza y luego las baja a sus rodillas tratando de
tomar aire y eso… es lo último que veo de él.

Estoy en una especie de cobertizo, es blanco pero el techo tiene


láminas transparentes por donde penetra la luz del sol, no
estoy en el suelo, hay una especie de entre piso que bordea el
edificio por dentro, está como a 3 metros del suelo y es
bastante angosto para mi gusto, además, se mueve
demasiado, estoy acostada de lado en el, así que me siento
para observar bien lo que me rodea, este camino lleva a una
ventana al exterior, y por ella empiezan a entrar millones de
insectos, cucarachas para ser más exactos, corren, caminan,

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vuelan y vienen hacia mí, me levanto lo más rápido que puedo
pero la pasarela se mueve demasiado, me volteo y detrás de
mí está mi madre, se ve demasiado tranquila y yo no me siento
sorprendida de verla aún después de tanto tiempo, sin
pensarlo pongo mis manos en sus hombros y le grito:

- ¡Vámonos de aquí!, ¿Conoces la salida?

- ¿A qué le temes Eva? –Responde demasiado tranquila-

-A eso –Digo señalando los insectos, hasta que me doy cuenta


que están subiendo por mi pierna.

Comienzo a sacudirme desesperadamente sin darme cuenta


de que al mismo tiempo la pasarela se sacude conmigo, uno
de los peldaños de acero de la base se desprende y yo a punto
de caer me sostengo de mi madre, ella me toma del brazo y
luego…me suelta…empiezo a caer, siento el vacío en mi
estómago, tengo miedo, sé que voy a morir, el golpe…el golpe
me despierta…

El suelo del piso de mi habitación es definitivamente duro, me


pongo de pie y me enredo entre las sábanas de mi cama que
están hecha una maraña en mis pies, casi me caigo de nuevo
–Genial, lo que me faltaba-

Me costó casi el brazo izquierdo convencer a Lucy de que fuera


a su casa, le dije mil veces que estaría bien, le expliqué, ambas

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insultamos con todas las palabras que una niña no debe decir
a Juan y le dije justo como ella me había dicho anteriormente.

-Tuve mi final Lucy, vi lo que necesitaba ver para entender,


caso cerrado, no hay nada más que hablar o que pensar.

Luego de darme una mirada escéptica mientras yo trataba de


parpadear las lágrimas para que me creyera –Bien, supongo
que hay batallas que debes librar sola ¿No? Pero ya sabes, si
me necesitas sólo llámame- Fue lo último que dijo mientras yo
salía del auto y entraba en el edificio hacia mi departamento.

Mientras recojo mi trasero del suelo duro de mi habitación,


suena la puerta. Me pregunto quién será, ya que son las 6 de
la tarde, luego de que Lucy me dejara y me cansara de
pretender que lo que vi no me importó, lloré hasta quedarme
dormida.

104
Capítulo 10

Negocios con la Mafia

De pie fuera de la puerta de mi departamento está Mario


Rossi, el hombre que fue socio de mi padre durante los últimos
años de su vida, sólo lo vi algunas pocas veces cuando mi él
pensó que era importante hacer visitas sociales para conseguir
algunos buenos negocios, nunca me gusto la forma en que
este hombre me miraba y ni decir el olor a tabaco constante
en su aliento.

-¿Sr. Rossi? -Mi voz suena ronca-

-¡Evita! Querida Evita… ¿No invitas a pasar a un viejo amigo?

-Disculpe –Digo algo avergonzada- No esperaba visitas, pase


adelante.

Me muevo a un lado de la puerta y le doy paso, mientras esto


ocurre tengo la sensación de que algo anda mal aquí, pero no
logro entender qué puede ser. Si, es extraño que este hombre
que nunca tuvo nada que ver directamente conmigo sepa
donde vivo, pero si mi madre tiene mi número lo más probable
es que también tenga mi dirección y que haya sido ella quien
se la dio.

105
-¿En qué puedo ayudarlo? –Digo directo al grano-.

-Querida Eva, tú y yo tenemos mucho de qué hablar.

-No sé a qué se refiere, Ud. tuvo sus negocios con mi padre, yo


nunca tuve nada que ver en ellos.

-Pues antes no, pero ahora sí –Afirma convencido-.

-Sigo sin entender, me gustaría que se explicara –Respondo


tomando asiento en la sala-.

-Te contaré una historia, querida Eva, sobre algunas cosas que
nunca llegaste a conocer acerca de tu padre.

-Creo que conocí bastante bien a mi padre –Digo ahora un


poco ofendida-.

-Eso crees tú querida, pero déjame decirte que no es así.

-Bien, entonces diga lo que tenga que decir –Ya estoy molesta-

-Eva, cariño –No soy su cariño, pienso para mí misma- Bien


sabes que tu padre siempre quiso lo mejor para ti y tu madre,
lamentablemente luego de trabajar durante mucho tiempo se
dio cuenta de que por más que se esforzara no lograba
obtener todo lo que quería para ustedes y así fue como nos
conocimos, le propuse algunos buenos negocios y está de
sobra decir que las ganancias de dichos negocios fueron

106
bastante atractivas para él, pronto tenían casa nueva, autos
nuevos, nueva escuela para ti y todos los gustos que tu madre
quisiera y que el dinero pudiera comprar, obviamente esos
negocios no eran lícitos…

- ¿Qué está queriendo decir? –Digo elevando un poco el tono


de voz-.

-Creo que lo dije muy claramente –Dice calmado y muy


cínicamente-.

-No creo ni una palabra de lo que está diciendo, mi padre fue


siempre una persona honesta y eso fue lo que me enseñó a
mí.

-No querida Eva, eso fue lo que él quiso que creyeras.

-No tengo por qué creerle o seguirle escuchando –Me pongo


de pie, mientras él sigue sentado sólo levantando la mirada
para verme a los ojos-.

-Sí, sí tienes, siéntate Eva, aún hay mucho más que debo
decirte –Su tono no me gusta y de algún modo me infunde
miedo, así que sin entender bien por qué, tomo asiento de
nuevo- Tu padre siguió con estos negocios y luego se hizo el
inocente, pretendiendo que no sabía porque eran tan
lucrativos, así que un día sin más ni menos decidió ser el
soplón de la policía y así salvar su pellejo de su participación
en nuestros negocios, por suerte para mí –Dice haciendo una

107
pausa y levantando una ceja- Ese tan terrible accidente que le
quitó la vida evitó que continuara con esa tarea.

He dejado de respirar y estoy segura que toda la sangre


abandonó mi rostro, mis manos están frías y siento unas
terribles ganas de vomitar, acabo de caer en cuenta que este
hombre es el responsable de la muerte de mi padre, fue quien
causo su accidente, no lo ha dicho explícitamente, pero lo ha
insinuado bastante bien, la ira se propaga por mis venas, así
que me pongo de pie nuevamente y al ver mi rostro y mi
expresión él se pone de pie conmigo, cuando mi mano se
mueve automáticamente y a toda velocidad hacia su rostro, él
la intercepta antes y la toma por mi muñeca con fuerza, me
jala muy cerca de él y con su podrido aliento me dice:

-No te atrevas a provocar mi ira querida Eva, creo que ambos


sabemos de lo que soy capaz.

Las lágrimas de impotencia amenazan con inundar mis ojos,


pero me trago el nudo que hay en mi garganta y lo miro con
todo el orgullo que me queda.

-Salga ahora mismo de mi departamento, no sé qué hace aquí


y mucho menos qué gana con decirme todo esto.

-No me has dejado llegar a esa parte –Suelta mi mano y yo me


alejo de él lo más que puedo- Tu padre sabía muy bien el riesgo
que estaba asumiendo, así que no fue tan tonto, contrató un
seguro de vida por un millón de dólares… a tu nombre –Mis

108
ojos se abren ante la mención de esa suma- Y fue lo
suficientemente inteligente para crear una cláusula que decía
que sólo podrías cobrarlos 6 años después de su muerte,
supongo que creería que ese tiempo suficiente para olvidarme
de ti y de tu madre –Una sonrisa siniestra se asoma en su
rostro- ¿Sabes cuánto tiempo hace que tu padre murió Evita?
–Pregunta intencionalmente-.

Ahora mi cuerpo cae en la silla por su propio peso, mientras


me doy cuenta que han pasado 6 años de su muerte, no salen
las palabras de mi boca, me quedo simplemente ahí mirando
al vacío.

-6 años, hice mis cálculos bien, en el momento en que mis


informantes me contaron de ese seguro de vida, entonces las
vigilé, vi aquella terrible escena con tu madre, qué desgracia
debo decir, a tan sólo un año de la muerte de tu padre –Y tiene
el descaro de sonar compadecido- Y luego la joven y valiente
Eva decide irse por su cuenta, tenía que saber a dónde, qué
harías y que estarías bien, al menos durante 6 años, hasta que
finalmente, tú mi querida y hermosa Eva, pagues la deuda que
dejó tu padre.

-¿Acaso no fue suficiente que le pagara con su vida? –Mi voz


sale como un susurro-.

-No, esa fue la solución para que dejara de delatarme, pero


tuve que mantener un bajo perfil durante muños años, así que
me hizo perder tiempo, dinero, inversionistas, en fin, cosas de

109
negocios que no entenderías, así que; hablemos de lo que
realmente nos interesa.

-Sí, diga finalmente qué es lo que quiere de mí y váyase –Trato


de sonar firme y valiente-.

-Siempre tan directa, me gusta eso de ti Eva, lo que quiero es


mi dinero, que vayas a casa, reclames la póliza y lo transfieras
a mi cuenta y nos olvidamos el uno del otro para siempre.

- ¿Y si no lo quiero hacer qué? –Mi corazón empieza a latir muy


rápido y mi cuero cabelludo pica-.

-Digamos que podría comenzar por ayudar a tu madre a


terminar lo que comenzó 5 años atrás y posteriormente algo
muy malo podría pasarte, digo, una joven sola en una ciudad
como ésta, las probabilidades no están a tu favor –Dice
sonando inocente-.

-Supongo que no tengo otra opción.

-No, no la tienes, deberías aprovechar tus vacaciones y hacer


un viaje a casa, mamá debe sentirse sola, incluso te ha estado
llamando.

- ¿Usted lo sabe no?, ¿Sabe para qué me ha estado llamando?

-Digamos que tu madre se ha enterado de algunas cosas,


incluso de tu seguro y de mi interés en él, está un poco

110
preocupada por tu seguridad, pero no te preocupes, la tengo
muy bien “vigilada”.

-Seguro que sí –Digo apretando los dientes- Ahora que sé qué


quiere de mí –Me pongo de pie de nuevo- váyase de mi casa.

-Esa no es forma de despedir a un viejo amigo Eva, me


sorprende y me decepciona esos modales.

-No tengo ninguna intención de que mi conducta sea


aceptable para usted, ya dejó claro qué quiere, no tenemos
más de qué hablar.

-Bien –Dice finalmente caminando hacia la puerta- Tienes una


semana Eva, para buscar “mí” dinero y hacer la transferencia,
después de eso, cualquier cosa puede ocurrir –Dice saliendo
por la puerta, mientras yo la cierro apresuradamente y pongo
el seguro con mis manos temblorosas-.

No puedo creer que todo esto esté ocurriendo, lo que éste


hombre ha dicho, de mi perfecto y modelo padre, él y yo
siempre tuvimos una relación muy cercana, él era el ancla
entre mi madre y yo, quizás fue por eso que cuando él se fue
todo se vino abajo.

Durante todo este tiempo creí que fue un accidente, eso fue
lo que la policía dijo cuándo nos dió la noticia, nunca hubo
investigaciones, supongo que no había razones para haberla,
él era un hombre de familia, intachable, su funeral estuvo

111
lleno de familiares y amigos, todos estuvieron ahí porque lo
querían, nadie tenía nada que decir de él, hasta el mismo Sr.
Rossi, apareció en el sepelio, incluso después fue a nuestra
casa a ofrecerse para lo que mi madre y yo necesitáramos,
hipócrita, durante ese tiempo nos hizo creer cuando lo sentía
por él, por nosotras y resulto que él es el culpable de todo.

él es el responsable del desastre que se volvió mi vida y la de


mi madre después de aquello y lo peor de todo esto, es que
aunque él mismo lo acaba de confesar, nunca pagará por
nada, no tengo pruebas y aún si las tuviera, si todo lo que dice
es cierto, si mi padre colaboro con sus negocios sucios, lo
único que lograría al intentar algo es manchar la memoria de
mi padre y aún de ser cierto todo eso, no podría, no tengo el
valor, no puedo aceptarlo, pero ya no sé qué creer, si tan sólo
él me hubiera dicho algo, si existiera la forma de que pudiera
explicarme, pero se ha ido, se fue para siempre y ahora esta
duda, que este malvado hombre ha plantado en mi alma, se
quedará conmigo, empañando el dulce recuerdo de sus brazos
a mi alrededor, de sus manos secando mis lágrimas, de su
amor y su protección durante toda mi niñez y parte de mi
adolescencia, en unos minutos ha destruido una relación de
años, ha destruido el recuerdo del hombre que más he amado
en mi vida.

Sin pensarlo mucho, tomo el teléfono y marco el número que


está grabado en mi mente porque es sinónimo de mi pasado,
de mi casa, del que alguna vez fue mi hogar, al tercer tono
contesta.

112
- ¿Hola? –Dice la voz apagada de mi madre-.

-Mamá, tenemos que hablar –Digo con voz firme-.

- ¡Eva!, finalmente… supongo que ya hablaste con Rossi, sino


no estarías haciendo esta llamada.

-Supones bien mamá, supones bien…

113
114
Capítulo 11
El viaje

Luego de gestionar mis apresuradas vacaciones, decido


encontrarme con Lucy, necesito pedirle un gran favor, Juan
no ha aparecido, ni llamado en dos días y eso no podría ser
mejor, supongo que no hay nada que decir y ya todo quedo
bastante claro.

- ¡Eva! Qué bueno verte, ¿Has dormido algo? Tus ojeras son
enormes –Observa Lucy-.

-He tenido días mejores.

- ¿Está todo bien?, ¿Has escuchado algo del innombrable?

-Todo está perfecto, precisamente porque no sé nada de él


–Miento descaradamente- Necesito pedirte un enorme
favor.

-Dime ¿de qué se trata?

-Necesito tu auto prestado por unos pocos días, te prometo


que lo traeré de vuelta lo más pronto posible.

- ¿A dónde vas?

-A casa.

115
- ¡Wow! En todo el tiempo que te he conocido, nunca has
hablado de casa y ahora vas hasta allá.

-Digamos que hay algo urgente que debo solucionar, te


contaré todo al volver, ahora sólo necesito terminar con
esto.

-Me estás preocupando Eva, debería ir contigo.

-¡No! Digo… no –Más calmadamente- No es necesario, es


algo que puedo hacer sola –Y no quiero arriesgar tu vida con
una pila de matones que quieren un dinero que nunca pedí
pienso para mí-.

-Ok, está bien, toma –Dice entregándome las llaves- Pero si


necesitas algo sólo dímelo y estaré allí lo más pronto que
pueda.

- ¡Gracia Lucy, eres la mejor!

-Lo sé.

-Creída.

-Yo también te quiero Eva, conduce con cuidado y llámame


en cuanto puedas.

-Lo haré –Y antes de irme la abrazo, noto la cara de


extrañeza de Lucy, pero no pregunta, supongo que es uno
de esos momentos en los que sabe que el silencio es lo
mejor-.

116
Tomando sólo un poco de equipaje, ya que no planeo
quedarme mucho tiempo, emprendo mi viaje a casa, son
aproximadamente 6 horas de viaje, lo tomo con calma y
hago algunas paradas, en mi cabeza hago planes de lo que
haré al llegar, lo primero será contactar al corredor de
seguros, el cual el Sr. Rossi muy “amablemente” se encargó
de hacerme llegar todos sus datos, el siguiente paso será
disponer del dinero para entregarlo lo más rápidamente
posible para olvidarme de esta pesadilla, si me toma más de
un día tendré que ir a casa a dormir y no me quedará otro
remedio que enfrentar a mamá, mis intenciones son
evitarla mientras esté a mi alcance.

El corredor de seguros, el Sr. Martínez es alto, delgado y su


pelo parece que emigró a los lados de su cabeza hace
algunos años, usa bigote y lentes que pasaron de moda
hace 20 años, me recibe muy amablemente y me muestra
los pasos a seguir para cobrar la póliza, luego de firmar una
serie de papeles.

-Bien Srta. Rodríguez creo que eso es todo por mi parte.

-Perfecto, ¿Cuál es el siguiente paso?

- ¿Ansiosa por ser millonaria? –Dice mirándome por encima


de sus lentes.

117
-Mmmm, digamos que sí –Sólo que no por las razones que
usted piensa, creo que seré la millonaria por el periodo de
tiempo más corto de la historia-.

-El siguiente paso es ir al banco, ésta –Dice entregándome


una pequeña llave- Es una llave; del par, de una caja de
seguridad, la póliza original está dentro, al firmarla
automáticamente podrá usted disponer del dinero y
transferirlo a su cuenta o sacarlo en efectivo.

-Bien -Digo poniéndome de pie- Gracias por su ayuda,


continuaré entonces.

Recorrer las calles de mi ciudad me vuelve nostálgica, no es


muy grande, así que la gente llega a conocerse bastante
bien, además aún existen esos lugares emblemáticos y que
hace que un sitio se sienta como casa, no esos cafés por
franquicias, ni los restaurants de comida rápida, sino las
panaderías artesanales y las calles de piedra. Realmente
amé vivir aquí, pero no puedo evitar ver a papá caminando
por alguna esquina o mamá haciendo compras en la tienda
más cercana, antes de que las lágrimas nublen mi visión, me
enfoco en lo que debo hacer para poder irme de aquí, mi
armadura se desvanece poco a poco con el sólo hecho de
haber regresado a este lugar.

118
Hace mucho frío en el banco, paso mis manos sobre mis
brazos tratando de entrar en calor mientras el encargado
me lleva por un largo pasillo lleno de pequeñas puertas en
las paredes, mi llave corresponde a la caja número 1105, él
introduce la llave del banco y yo la mía junto a esta última,
ambos las giramos y la pequeña puerta se abre hacia la
izquierda, de ella sale una larga caja metálica, caminamos
hacia una habitación con una mesa y el encargado sale para
dejarme sola con la caja, muchos pensamientos vienen a mi
cabeza, como el hecho de que mi padre sabía que iba a
morir cuando ideó todo este plan, como que este fue el
último objeto que nos conecta a ambos y que todo este
dinero sólo simboliza los errores que cometió antes de
morir.

Junto a la póliza de seguro hay un sobre blanco, en el frente


con la letra que claramente identifico como la suya, está mi
nombre “Querida Eva” supongo que en el están las
instrucciones de lo que debo hacer, pero ya no tiene caso
leerlas, ya que Rossi tiene muy claro los planes que tiene
para mí, así que decido guardarla en mi bolso junto con la
póliza y salgo por el largo pasillo hacia la zona de atención
al cliente, en ese momento suena mi nuevo teléfono.

-Querida Evita –dice la voz ronca de Rossi-.

-Aún estoy retirando la póliza, en cuanto tenga el dinero en


mi cuenta haré la transferencia, tiene que darme tiempo –
Digo a la defensiva-.

119
-Lo sé querida o ¿Es que creíste que te dejaría hacer todos
esos tan importantes trámites por ti misma? Algunos de mis
chicos te vigilan de cerca.

-Bien, entonces déjeme terminar para que salgamos de esto


de una buena vez.

-No te alteres conmigo Eva, no te conviene, además algunos


de mis chicos también vigilan a tu madre, sería tan trágico
que algo le ocurriera.

-Deje de amenazarme –Ya me tiene harta- Estoy haciendo


todo lo que me pidió.

-Lo sé, pero tenemos un pequeño cambio de planes -¿Ahora


qué? pienso con impaciencia-

-Vas a sacar el dinero en efectivo, y nos veremos en la plaza


de la ciudad, donde vas a entregármelo.

-Supongo que no tengo muchas opciones.

-Estás aprendiendo –Dice muy alegremente- Nos vemos en


cuanto lo tengas.

Bien –Digo colgando el teléfono y acercándome a una de las


chicas de atención al cliente sin entender este cambio de
planes-.

-Buenos días –Dice con una sonrisa- ¿En qué puedo


ayudarla?

120
-Necesito cobrar una póliza de seguros.

-Bien, ¿La póliza está a su nombre?

-Sí, aquí tengo todo el papeleo.

-Perfecto, déjeme buscar algunas planillas que debe llenar.

El tiempo en el que espero se me hace eterno, mi corazón


late como si estuviera corriendo un maratón y estoy segura
que no tengo uñas para este punto. Para cuando la señorita
regresa, respondo a todas las preguntas en las planillas y la
chica me pide el número de cuenta a la cual va a transferir
el dinero.

- ¿En efectivo? –Dice abriendo mucho sus ojos-.

-Sí –Digo algo avergonzada-

- ¿Está segura Srta. Eva? Es una gran cantidad de dinero –


insiste-.

-Sí, lo estoy.

Me mira un poco escéptica pero aun así hace la orden y


busca un bolso donde mete todos los billetes, supongo que
para este momento estoy bastante pálida.

- ¿Se encuentra bien? –Me dice entregándome el bolso-.

-Estaré bien –Le digo más para mí que para ella, tratando
de convencerme de que al entregar el dinero la pesadilla

121
habrá terminado, aunque no pueda tener garantías de que
será así-.

Mientras camino al auto miro a mi alrededor buscando a


“los chicos” que según Rossi me vigilan pero no logro ver a
nadie sospechoso, supongo que porque para empezar, no
tengo idea de cómo se ve un matón de la mafia, hasta ahora
Rossi parecía un hombre común y corriente de negocios
que resultó ser toda una caja de sorpresas y si vamos más
allá mi propio padre logró engañarme por un tiempo así
que, en definitiva, los matones y mafiosos no tienen un
estándar de rostro o ropa para usar más que en las películas
de ficción.

Una vez en el camino repaso cuál es el recorrido que debo


seguir para llegar a la plaza de la ciudad, continuar recto 3
cuadras, cruzar a la derecha hasta el semáforo y más o
menos una cuadra después de la estación de policía debe
estar la plaza.

A medida que me alejo del banco, noto que hay un auto


siguiéndome, es un clásico que parece estar en buenas
condiciones, nada nuevo ni extravagante o llamativo, más
bien algo que podría pasar desapercibido en el tráfico,
quizás estoy paranoica pero trato de hacer algunas vueltas
que no estaban en el plan del recorrido y el auto sigue
detrás de mí, ¿Y sí Rossi se arrepintió de hacer las cosas
como estaban planeadas y dio la orden de tomar el dinero
antes de llegar a la plaza?, ¿Y si todo lo que he hecho no

122
sirve de nada porque mi madre está muerta ya?, ¿Cómo
confiar en la palabra de un criminal?, ¿Por qué tengo la
sensación de que todo esto va a terminar mal, muy mal?.

Una cuadra antes del semáforo acelero y el auto detrás de


mí acelera también, esquivando el tráfico me acerco más a
la intersección y mis manos sudan en el volante mientras
miro por el retrovisor que el auto, ahora sin ningún disimulo
se acerca más al mío, a lo lejos veo la estación de policía y
decido que si van a matarme lo hagan justo frente a ellos,
así que pongo mi pie en el acelerador hasta el fondo sin
percatarme de que la luz roja del semáforo está encendida,
para cuando me doy cuenta es demasiado tarde, un camión
viene en la intersección a toda velocidad y se estrella contra
la parte lateral del auto de Lucy.

Me arrastra algunos metros sobre la calle y escucho autos


frenar y gente gritar, todo parece estar en cámara lenta,
cuando todo se detiene algo caliente y liquido corre por mi
pierna y el dolor es insoportable, una parte de la puerta
tiene atrapado mi brazo y trato de liberarlo pero es
demasiado doloroso, mi cabeza da vueltas y hay un sabor
metálico en mi boca, el dolor es tan intenso que no puedo
luchar más, me dejo ir, dentro del auto prestado de Lucy,
que ahora debe parecer alguna cosa deforme, ese es mi
último pensamiento cuando la oscuridad me arrastra y al
menos ahora, siento paz.

123
Capítulo 12

El cielo huele a limpio

Vuelvo a ser consiente de mi misma, pero no sé cuánto


tiempo ha pasado, dónde estoy o porque mis párpados
pesan tanto y no responden cuando quiero que se abran,
me duele cada músculo y estoy segura que alguno que otro
hueso de mi cuerpo, escucho algunas voces a mi alrededor
pero me cuesta identificarlas, cuando finalmente le gano la
apuesta a mis ojos y consigo abrirlos todo es blanco a mi
alrededor, al menos lo poco que mis ojos pueden ver ya que
no puedo mover el cuello, algo rígido lo rodea, cuando
quiero hablar hay un tubo dentro de mi boca que me lo
impide, mi mano izquierda esta inmóvil al igual que mi
pierna, todo duele, hasta respirar duele, siento
desesperación por ver algo familiar y cuando logro mirar un
poco hacia la derecha, no puedo creer lo que estoy viendo,
debe ser alguna especie de visión o engaño de mi
subconsciente, es Juan, tiene su mano sobre mi mano
derecha y su cabeza descansa en su brazo apoyado en el
borde de mi cama, parece estar, dormido, intento mover la
única mano que me queda libre y se despierta de un salto,
luce demacrado, barba de algunos días y despeinado, nunca
había visto ojeras en sus hermosos ojos, los cuales están
bastante rojos y esa sonrisa que parecía acompañarlo a
todos lados no está, me mira perplejo por un momento y al
siguiente empieza a besar mi mano y mi frente.

124
- ¡Oh Eva! Finalmente despertaste, estaba tan asustado,
pensé que nunca más te vería despierta, he pensado tantas
cosas, he sentido tantas cosas.

Aún no logro entender que hace él aquí, de todas las


personas en el mundo que imagine podrían estar a mi lado
en un momento como éste, él sería el último. Quizás mis
ojos me delatan o él puede leer mis pensamientos porque
comienza a explicarse.

-Debes estar preguntándote que hago aquí –Dice mientras


aún sostiene mi mano- Te daré una larga y detallada
explicación en cuanto le diga al médico que has despertado
y te revise –Suelta mi mano y camina hacia la puerta-.

Juan regresa con un médico y una enfermera, revisan las


maquinas a mi alrededor, colocan luces en mis ojos
mientras levantan mis parpados, mueven tubos y
mangueras a mi alrededor, me hacen preguntas y me piden
que respondan dando un ligero apretón de mi mano buena
y eso hago obedientemente.

-Bueno Eva, si todo sigue como va, mañana podremos


quitarte el respirador, sé que es un poco molesto, pero
quiero asegurarme que puedas respirar por ti misma antes
de quitarlo, te dejaré para que descanses, es unos minutos
la enfermera volverá con la siguiente dosis del calmante, no
te preocupes, cuidaremos bien de ti.

125
Usando mi mano buena levanto el dedo pulgar en señal de
que he entendido lo que me ha dicho, a continuación, sale
de la habitación seguido por la enfermera a la cual le da una
serie de indicaciones y me deja nuevamente a solas con
Juan.

-Nos has dado un susto de muerte –Dice mientras me mira


con sus manos en los bolsillos del pantalón, lleva las mangas
de la camisa enrolladas en sus brazos y se nota que no la ha
cambiado en algún tiempo.

-Supongo que el mejor momento para hablar contigo es


éste, aunque me duele verte con ese tubo en tu boca, es
quizás la única forma de que me permitas explicarme Eva –
Dice mientras toma asiento junto a mi cama nuevamente-
Como te conté una vez, tengo una familia, somos 3
hermanos, pero el hermano mayor de mi madre nunca se
casó, ni tuvo hijos, siempre fue muy amable y cariñoso con
nosotros y a medida que fui creciendo prácticamente me
adoptó como su hijo, crecí y fui educado para aprender de
sus negocios y tuve que madurar muy pronto y muy joven
cuando él enfermó y apresuró todo para que yo me
convirtiera en su heredero –Tomando mi mano, suelta un
suspiro- No disfruté de muchas cosas que cualquier joven
disfrutaría en la vida, porque debía asumir la
responsabilidad de dirigir una gran empresa con un montón
de gente que no creía en mi por ser tan joven e inexperto.

126
Me concentre en eso y me costó antes y después de
fallecer mi tío hasta que finalmente logré el respeto de los
que me rodean, pero me costó una vida, justo como a él,
me di cuenta qué todo mi camino iba en el mismo curso que
el de mi tío, no tenía alguien a mi lado para amar y tampoco
un heredero o simplemente un niño a quien cuidar, así que
observando dentro de lo que me rodeaba conocí a Megan,
ella parecía perfecta para mí, es joven, hermosa, inteligente
y es una ejecutiva, está dentro de mi ambiente de trabajo,
podría entenderme y además ir conmigo a todas esas
aburridas cenas de negocios, salimos y todo se dio sin
emociones pero parecía lo correcto, lo seguro –Empieza a
frotar el dorso de mi mano con su pulgar, mientras mira
hacia el borde de la cama-

Pero un día estaba muy cansado de todo, quería una vida


normal, una en la que pudiera lavar mi propia ropa porque
tuviera tiempo para ello, donde pudiera cocinar o
simplemente caminar por la calle pensando y disfrutando
del paisaje, disfrutando del momento, como la gente de tus
fotografías Eva –Por eso las miraba tanto en mi
departamento-

Entonces mi tía llamó y dijo que se iría de viaje, así que me


pareció perfecto, es un departamento común, en una zona
donde nadie me conoce, ser un vecino más, un tipo más, sin
pensarlo dejé la oficina y emprendí mi viaje hasta tu
edificio, tenía muchas expectativas al llegar pero jamás,

127
nunca, imaginé que la chica encargada de entregarme las
llaves, esa que me abrió la puerta despeinada y en pijamas
movería mi mundo y lo pondría de cabeza, tú tan natural,
sin trajes finamente planchados o peinados elaborados, ni
grandes tacones altos, eres perfecta porque eres tú misma,
ese natural que yo tanto quería –Una lágrima traicionera se
escapa por el rabillo de mi ojo, Juan levanta la mirada y la
seca con el dorso de sus dedos-

Seguías huyendo de mí y yo sabía que era mejor así, Megan


esperaba por mí de regreso a casa, pero dejaste claro que
sólo querías una amistad y me dije: ¿Por qué no? Al menos
tendré el placer de conocerte por algunos días y resultó que
todo en esos días fue perfecto, la Eva ebria que es divertida,
recién levantada que es malhumorada, la ocurrente de
nuestra cita, la adormilanada de la casa del lago, la atrevida
que me besó…

El beso… he besado otras bocas, pero ninguna me ha hecho


sentir lo que tú me hiciste sentir en un instante, quería
explicártelo todo, quería decirte que iría a terminar todo
con Megan y volvería a ti pero no me lo permitiste, te
cerraste nuevamente, así que pensé que quizás lo que tu
sentías por mí no era ni de cerca tan fuerte como lo que yo
siento y quizás lo mejor sería que cada uno volviera a su vida
y todo parecía ser así –Pasa su mano por su cabello
desordenado, ahora mirándome a los ojos continúa-

128
Y entonces apareciste en mi oficina, pensé que me estaba
volviendo loco, no podría creer que estabas ahí, pero fue
cuando comenzaste a correr que me di cuenta de lo que
habías presenciado y nuevamente cuando intento
explicarte huyes de mí, estaba… molesto, decepcionado,
confundido quise ir ese mismo día detrás de ti pero
necesitaba pensar, entonces caí en cuenta que quizás mi tío
nunca se casó no sólo porque estuviera tan concentrado en
su trabajo, sino porque nunca conoció a alguien que
moviera su mundo como tú lo hiciste con el mío, porque no
quiso conformarse con cualquier ejecutiva que llenara unos
requisitos, pero prefirió no sentir en absoluto a fingir sentir
algo, me di cuenta de que no quería estar con nadie más
que contigo, terminé mi relación con Megan y decidí que
lucharía por ti y si no lograba recuperarte, prefería
quedarme solo.

Fui a tu departamento y nadie respondió dentro, mi tía me


dijo que habías salido muy temprano con una maleta y a los
pocos minutos apareció Lucy hecha un manojo de nervios,
apenas podía sostener la llave para abrir y recoger algunas
cosas para ti y cuando le pregunté qué ocurría se echó a
llorar sobre mi hombro y me contó del accidente, sentí que
el peso del mundo entero caía sobre mis hombros, un dolor
en mi pecho que no podría explicarte y la necesidad
desesperante de abrazarte y protegerte, de tenerte a salvo,
así que de inmediato tome el primer avión para llegar al
hospital con Lucy, quien en el momento que recuperó la

129
compostura quiso echarme a patadas de aquí –Dice
forzando una media sonrisa-

Debo darle crédito, estuvo dos días enteros en esta


habitación sin comer ni dormir, decía que nadie cuidaría de
ti, y yo sólo espere porque sabía que tarde o temprano se
cansaría.

Fui a un hotel, compré ropa, me registré y luego de


ducharme volví, la encontré apoyada en tu cama,
sosteniendo tu mano, exhausta, cuando despertó esta
mañana logré convencerla de que fuera a cambiarse de
ropa y a reportarse en su trabajo que yo cuidaría bien de ti,
no tuvo otra opción que ceder, no antes de amenazarme
con golpear mi entrepierna si te causaba algún disgusto.

Durante el silencio incómodo que siguió al largo discurso de


Juan, no había mucho que pudiéramos hacer ya que yo no
podía responder, sólo podría mirarlo, queriendo creer que
todo esto que me ha dicho es cierto, entonces entró
nuevamente la enfermera a la habitación con una inyección
en una bandeja, luego de colocarla en el suero que está
colgado a un lado de mi cama y chequear algunas cosas
más.

-Esto te ayudará a descansar cariño, sentirás sueño pronto


y el dolor se irá por unas horas, volveré a chequearte
pronto, trata de dormir –Asiento con mis ojos y miro a Juan-

130
-Si crees que voy a moverme de aquí estás muy equivocada
–Deja una de sus manos en mi mano derecha y pasa la otra
por mi frente hacia mi cabello mientras continúa
mirándome- Duerme, que yo estaré aquí vigilando tus
sueños.

Y así mirándolo a los ojos y sintiendo la agradable sensación


de su mano en mi cabeza y de su compañía siento la
pesadez en mis párpados y me dejo llevar hasta quedarme
profundamente dormida.

131
Capítulo 13

¿Dónde está ella?

El dolor en mi cuerpo me trae de vuelta a la conciencia, lo


único positivo de todo este desastre es que mis pesadillas
se han ido por el momento, probablemente también
quedan sedadas con los calmantes que me dan para dormir
y no puedo explicar cuan agradecida estoy por ello,
haciendo un gran esfuerzo vuelvo a abrir mis ojos tratando
de enfocar lo que me rodea y en ese momento aparece Lucy
dentro de mi campo de visión.

-Miren quién decidió salir de su pequeña siesta –Dice con


una gran sonrisa-.

Sólo puedo parpadear y apretar la mano que ella tiene


entre las suyas y los recuerdos de que su auto debe estar
algo más que inservible viene a mi cabeza, así que las
lágrimas empiezan a fluir de mis ojos sin mi permiso.

-Oh Eva, es una broma, ¿Qué está mal?, ¿Te duele algo?
¿Quieres que llame al médico? Es tan frustrante ese tubo
en tu boca –Dice mientras trata de consolarme y secar mis
lágrimas-

El médico entra a la habitación seguido de una nueva


enfermera y entre los dos me explican que es hora de
quitarme el respirador, lo cual es un gran alivio.

132
-Bien Eva a la cuenta de tres debes soplar mientras yo
extraigo el tubo de tu garganta –Dice mientras inclinan un
poco la cama hasta quedar casi sentada y él toma el tubo
con sus manos luego de haberse colocado un par de
guantes de látex- ¿Lista? –Parpadeo en señal afirmativa-
¡Uno…dos…tres!.

Tosiendo al principio y posteriormente arqueando, el tubo


sale de mi garganta y ésta se siente seca, áspera y hasta un
poco dolorosa, me recuesto nuevamente en la cama
mientras intento recuperarme de la sensación y tomo un
poco de aire, el médico coloca una pequeña manguera con
dos orificios sobre mi nariz y me explica que es sólo por unas
horas por precaución, se supone que no debo hablar mucho
hasta que mi garganta se recupere, ordena otra dosis de
calmantes y posteriormente sale de la habitación
dejándome a solas con Lucy nuevamente.

- ¿Dónde está ella? –mi voz suena extraña.

- ¿Dónde está quién? –Responde Lucy confusa-.

-Mi madre, ¿Dónde está?

-No lo sé Eva, no la conozco y hasta hace poco no sabía ni


que existía ¿Recuerdas?

- ¿Qué pasó con el bolso que llevaba en el auto?.

133
-No lo sé, sólo me entregaron lo que quedó de tu ropa y tu
cartera cuando vine al hospital.

Lo más probable es que alguien haya visto el bolso con el


dinero en medio del caos del accidente y se lo haya llevado,
a estas alturas Rossi debe haber matado a mi madre y en
cualquier momento aparecerá por esa puerta a terminar lo
que el camión no logró conmigo.

-Quieres explicarme ¿Qué demonios está pasando aquí? –


Dice Lucy sacándome de mis pensamientos- Tú no conduces
de esa manera Eva.

-Lucy… yo… lamento lo de tu auto, te lo pagaré, como sea,


¡Lo juro!

-Me importa un bledo el auto –Dice enfáticamente- El


seguro y Juan se están encargando de él, sabes que puedo
recuperarlo, no podría decir lo mismo de ti –Ahora se cruza
de brazos y levanta una ceja-Ahora mismo vas a explicarme
por qué demonios conducías a esa velocidad y más aún por
qué cruzaste con la luz roja.

Justo cuando estoy pensado qué mentira inventarme para


no poner en peligro a Lucy, alguien abre la puerta de la
habitación, un hombre de traje, alto, de piel oscura lleva
una placa colgando de su cuello, entra y se presenta.

-Señoritas –Dice inclinando un poco la cabeza- Soy el


detective Sánchez, supongo que sé cuál de ustedes dos

134
cruzó la luz roja a toda velocidad –Dice mientras me mira,
mi rostro se enrojece mientras yo trato de esconderlo
detrás de mi mano buena-.

-Sí, creo que es bastante obvio –Confirma Lucy-.

- ¡Culpable! –Digo mientras extiendo mis manos hacia


adelante como para ponerme las esposas-.

-Bien, antes de llevármela a la comisaria, debería


asegurarme que puede caminar –Dice con una sonrisa
ladeada- Mientras tanto me gustaría hacerle algunas
preguntas –Saca una pequeña libreta de su bolsillo- A solas
–Mira a Lucy.

-Está bien, de todos modos, ya debo irme, Juan quedó en


pasar por aquí a sustituirme, debe estar por llegar –Me da
un beso en la frente y pasando por un lado del detective
camina hacia la puerta, justo antes de salir por ella, se
voltea y puedo leer perfectamente en su boca: “Qué poli
tan buenote” aunque ningún sonido salga de ella,
posteriormente la cierra y se va y yo no puedo evitar poner
mis manos en mi boca para ahogar una carcajada. El
detective frunce el ceño mientras sigue estudiando su
libreta cuidadosamente.

-Voy a ir directo al grano Señorita Eva.

- ¿Cómo sabe mi nombre? –Contesto intrigada-.

135
-Conocí a su padre –Hace una pausa mientras evalúa mi
reacción- Trabajó conmigo en un caso, del que usted parece
ya saber algo, dado su encuentro con el Sr. Rossi.

- ¿Cómo sabe usted todo eso? –Si no estaba pálida por el


tiempo en el hospital, ahora sí debo estarlo por la sorpresa-

-La hemos estado vigilando Señorita Eva.

-Sólo Eva por favor –Digo interrumpiéndole-.

-Eva, tu padre fue un muy buen colaborador nuestro.

-Un buen soplón querrás decir –Miro en otra dirección para


evitar ponerme emocional-.

-Es cierto que tu padre cometió algunos errores, pero era


un buen hombre, que se dio cuenta a tiempo para rectificar
y que después arriesgó su propia vida para ayudarnos a
atrapar a Rossi, para que muchas personas dejen de ser
engañadas y estafadas por ese hombre, sólo que justo
cuando estábamos más cerca de atraparlo, cometimos el
error de descuidarnos lo suficiente para que tu padre
pagara las consecuencias.

- ¡Entonces sabe que fue él! –Ahora mi tono es acusador-


Entonces podrías explicarme ¿Por qué demonios no está
tras las rejas?

-Porque no tenemos pruebas, tu padre era el testigo clave


en todo esto y ahora no está, nadie más dentro de su

136
organización quiere hablar por miedo y menos después de
lo que le ocurrió a él.

-Perfecto, entonces ese hombre permanecerá en las calles


mientras mi padre está 3 metros bajo tierra –Suelto
indignada-

-No mientras yo sea policía, se lo debo a tu padre –Dice


solemnemente- Y ahora te lo debo a ti…

No sé si estoy sorprendida o conmovida cuando el detective


se queda mirándome.

-El caso es que, desde que tu padre murió sabía que en


algún punto Rossi iría por ti, así que te mantuvimos vigilada,
hasta que lo hizo, sabía a dónde ibas, qué ibas a entregarle
y el plan era que en ese momento lo atraparíamos, no te
dijimos nada porque no queríamos ponerte más nerviosa
aún, el problema fue que te subestimamos, nos descubriste
cuando te seguíamos a la plaza.

- ¿Eran…ustedes?, ¿Me seguía la policía?, ¿No eran los


matones de Rossi?

-No –dice moviendo la cabeza de un lado a otro- Éramos


nosotros, ¿Por qué habrían de seguirte los matones de
Rossi?

-Yo…pensé… pensé que Rossi había cambiado de opinión,


que había matado a mi madre, que simplemente me

137
quitaría el dinero y me mataría, así que vi la estación de
policía y pensé que lo más lógico era que lo hicieran ahí y
así los atraparían…

-Supongo que todo se volvió muy confuso ¿Eh?

No alcanzo a decir nada más, sólo asiento con mi cabeza.

-El problema ahora es –El detective hace una pausa


mientras se pasa su mano por el cabello y la deja descansar
un minuto en la parte posterior de su cuello- Que Rossi no
tiene el dinero y eso sí que lo molestó, tanto que…

- ¿Mató a mi madre? –Le interrumpo mientras siento que


las lágrimas se acumulan en mis ojos.

-No lo sé Eva, sólo sabemos que se la llevó.

-Y si, él no tiene el dinero ¿Dónde está?

-Nos encargamos de eso durante el caos del accidente,


ahora Rossi cree y debe continuar creyendo por ahora, que
estamos investigándote y averiguando el origen de ese
dinero antes de devolvértelo, y estamos seguros que en
cuanto lo hagamos él se pondrá en contacto contigo, esa
será probablemente nuestra última oportunidad de
atraparlo.

-Bien, entonces devuélvamelo, necesito hablar con él,


necesito que me libere a mi madre.

138
-No es tan sencillo Eva, él sabe que toma tiempo y no
queremos levantar sospechas, además, es obvio que
necesitas recuperarte, estoy seguro que no le hará nada a
tu madre, ella es su único seguro, para que tú le entregues
el dinero.

El detective Sánchez continúa poniéndome al tanto de lo


que ellos consideran es el mejor plan a seguir para rescatar
a mi madre y atrapar a Rossi, asiento tantas veces como
puedo y mi cabeza empieza a doler cuando la puerta se abre
nuevamente y por ella entra Juan. Se detiene en seco
cuando ve al detective y en su mano lleva un hermoso ramo
de las rosas más rojas que he visto en mi vida, de algunas
de ellas cuelgan pequeñas notitas que no alcanzo a leer
desde la distancia.

- ¿Interrumpo algo? –Dice mirando al Detective Sánchez-.

- ¿Se puede saber quién es usted? –Responde a la defensiva


el detective Sánchez-.

-Eso mismo podría preguntar yo –Contesta Juan y puedo


percibir algo de tensión en el ambiente-.

-Él –digo señalando a Juan- Es mi amigo Juan Martinelli, no


hay de qué preocuparse Detective Sánchez y él –Digo ahora
señalando al detective y mirando a Juan- Es el Detective
Sánchez, quien está aquí para hablar sobre mi accidente.

139
Ambos hombres relajan la postura mientras que Sánchez se
hace a un lado y Juan se aproxima a mi cama y pone el ramo
de flores en la mesita que está junto a esta.

-Éstas puedes verlas después – Dice mientras se pone a mi


lado - ¿En qué podemos ayudarle? –Dice mirando al
detective y tomando mi mano.

-Creo que la señorita Eva y yo ya lo tenemos resuelto – Dice


dándome una sonrisa que me hace sonrojar- Ahora debo
irme, ésta es mi tarjeta -Saca la tarjeta de su chaqueta y la
pone en mi mano- Estaremos en contacto –Le da un corto
saludo a Juan con su cabeza y da la vuelta para salir de la
habitación.

- ¿A qué se debe todo eso? –Dice Juan mirándome


inquisitivamente.

-Ya te lo dije, está investigando sobre el accidente –


respondo tratando de no hacer contacto visual con él-

-No soy tonto Eva, algo extraño está ocurriendo aquí, en


primer lugar, Lucy me ha dicho que no acostumbras a
conducir de esa manera y en segundo lugar un simple
accidente de tránsito no requiere de una investigación de
algún detective, así que o este tipo es algún ex novio
sicópata del que no me has hablado o algo muy malo está
ocurriendo aquí y estás tratando de esconderlo.

140
Me quedo en silencio por lo que parece una eternidad y
debo tener un cartel en mi frente con luces de neón que
dice “culpable” porque soy muy mala escondiéndole a Juan
y a Lucy todo lo que está ocurriendo, pero si hay alguien a
quien podría decirle es él, creo que Lucy correría mucho
peligro y ahora que estoy medio incapacitada necesitaré
ayuda.

-Eva -Él continúa mirándome- Estoy seguro que el tubo que


tenías en tu garganta no te permitía hablar, pero si te
permitió escuchar muy bien todo lo que yo tenía para
decirte, me abrí a ti, confié en ti, estoy aquí cuando debería
estar en alguna junta de trabajo tomando alguna
malditamente importante decisión de negocios, pero estoy
aquí porque mi cabeza no para de pensar en que necesito
protegerte, pero no podré hacerlo sino confías en mí.

-Bien –Digo después de un largo suspiro- Es una larga


historia Juan, así que será mejor que tomes asiento.

Busca alguna silla dentro de la habitación y la pone justo al


lado de mi cama, se sienta y a continuación vuelve a tomar
mi mano mientras me mira expectante.

141
Capítulo 14

La Carta

Tomando aire y un poco de agua me pongo cómoda sobre


la cama del hospital mientras trato de resumir mi historia lo
más que pueda, ya que se supone que no debería estar
hablando tanto.

-Hace 6 años atrás yo era una chica normal común y


corriente a punto de graduarse de la escuela secundaria –
Comienzo mientras miro a Juan a los ojos y él mantiene toda
su atención en mis palabras-.

-Mi vida era bastante buena, no puedo quejarme, desde


muy pequeña tenía una relación especial con mi padre, no
es que odiara a mi madre ni nada parecido, pero digamos
que él y yo siempre fuimos más parecidos, teníamos cosas
en común, lo que nos hacía más… compatibles por así
decirlo –Continúo mi relato mojando un poco mis labios
que se sienten resecos con el frío de la habitación- Él y mi
madre trabajaban mientras yo iba a la escuela, teníamos
una casa mucho más grande de lo que necesitábamos y
ambos tenían autos y yo todo lo que quería o pedía, mi
padre se encargaba de que no me faltara nada lo necesitara
o no, todo parecía estar perfectamente normal, hasta que
un día, uno de esos en los que la vida te cambia y la rutina
que llevabas a diario, que parecía ser la misma de cada día,
ya no lo es, la policía me fue a buscar a la escuela.

142
Estábamos celebrando el último día de clases y no podía
esperar para llegar a casa y contarle a papá cómo me había
ido, preguntaron por mí y cuando fuí hasta ellos pude leer
en sus ojos que algo andaba mal, pero nunca imaginé que
las noticias fueran tan devastadoras, me llevaron al pasillo
de la escuela y me dijeron que mi padre tuvo un accidente
automovilístico y que lamentablemente no sobrevivió.

Fue como si me hubieran hecho un agujero en el pecho,


como si me hubieran succionado el alma, nunca antes he
sentido un dolor como ese, lo siguiente que recuerdo fue
llegar a casa y encontrar a mamá desesperada llorando,
ambas nos fundimos en ese abrazo que quizás nunca antes
nos habíamos dado y lloramos hasta que no quedaban más
lágrimas –Empiezo a sentir mi rostro mojado cuando Juan
me extiende un pañuelo- El funeral fue… un borrón, sólo
recuerdo gente ir y venir, tocaban mi hombro y me decían
cuánto lo sentían para luego ir a sentarse a hablar, a reír, a
ponerse al día, en fin, a seguir con su vida, mientras que yo
sentía que la mía se acaba de derrumbar –Hago una pausa
para sorber mi nariz y tomar aire, Juan continúa mirándome
y prestando atención- Tuve que tomar muchas decisiones
en ese entonces, como qué diría la lápida de papá, porque
mi madre solo alcanzaba a llorar y asentir a lo que todos le
preguntaban.

143
Posterior a eso sólo parecía hacer las cosas por costumbre,
automáticamente, las más necesarias al principio hasta que
poco a poco comenzó a descuidarlo todo.

-Terminé la secundaria y no fui a mi graduación, estaba


ocupada tratando de conseguir un empleo, ya que mi
madre se quedó sin uno cuando decidió dejar de asistir,
también tuve que vender la casa, generaba muchos gastos
para nosotras solas y era demasiado grande, y en cierto
modo, me recordaba demasiado a él –Tragando el nudo en
mi garganta continúo- Nos mudamos a un departamento
pequeño pero funcionaba para ambas, sólo nos quedaba el
auto de mamá y el seguro del auto de papá reembolsó el
dinero, logré encontrar un trabajo de mesera en un
restaurant local y eso sirvió para mantenernos por un
tiempo, todos los días me decía a mí misma que tarde o
temprano mamá saldría de su depresión, la entendía,
perdió al amor de su vida y yo perdí al mejor de los padres,
supongo que todos reaccionamos diferente ante la pérdida,
mientras unos nos enfocamos en el día a día para
distraernos y continuar, otros se pierden en la miseria que
causa el dolor y ese fue su caso.

-Luego de 6 meses mientras debería estar en la Universidad


conociendo nuevos amigos y soñando con un gran futuro,
estaba atrapada entre cuentas que pagar y mi madre, a la
que en últimas instancias casi debía obligar a ducharse, se
pasaba horas pensando y mirando al vacío, traté de

144
convencerla de buscar ayuda, de ver algún doctor, pero no
hubo forma de persuadirla.

-Justo al cumplirse un año de la muerte de mi padre, supe


que algo andaría mal, todo comenzó con que después de
días de no hacer ni decir prácticamente nada, de obligarla a
comer o ducharse, mi madre hizo el desayuno, se duchó
sola, se arregló y parecía que todo había vuelto a la
normalidad, mi mente quería creerlo pero mi corazón me
gritaba que no era así, sin escucharlo me fui a trabajar, con
una sonrisa que hace meses no tenía, sentía que finalmente
mi madre me ayudaría a mantener el pequeño barco de
nuestra familia a flote, pero estaba muy equivocaba.

-Cuando volví a casa todo estaba muy silencioso, más de lo


acostumbrado, abrí la puerta y la luz de la sala estaba
apagada, mi pie pisó algo líquido y viscoso y de inmediato
dije “mamá creo que dejaste alguna llave abierta” justo
antes de encender la luz y verla a ella en el suelo, yacía en
una piscina de sangre, su piel estaba pálida, su mano
izquierda tenía una gran herida justo sobre la muñeca y en
su mano derecha tenía un cuchillo, no hay que ser muy
inteligente para entender lo que había sucedido.

Mi sangre abandonó mi rostro y estuve a punto de vomitar,


pero me recompuse lo suficientemente rápido para
quitarme mi chaqueta y presionar sobre la herida mientras
con mis manos ensangrentadas trataba de marcar el

145
número de emergencia –Mi voz suena más baja y rota a
cada minuto-.

-Eva yo…-dice Juan tratando de buscar palabras- No tenía


idea, sé cuán difícil debe ser para ti hablar de todo esto, si
prefieres podemos continuar otro día.

-No, necesito decirlo, necesito decírselo a alguien, necesito


sacarlo de mi pecho de una vez por todas y ahora mismo no
puedo pensar en nadie mejor que tú para escucharme.

Puedo ver el brillo en sus ojos mientras se pone de pie un


minuto para besar mi frente.

-Está bien, gracias por confiar en mí, te escucho.

-Milagrosamente, llegó con vida al hospital, después de una


delicada cirugía fue llevada a Cuidados Intensivos mientras
yo me quedaba sola en la sala de espera, no podía pensar,
no sabía a quién llamar, lo único que se venía a mi mente,
es que yo había tratado tan fuerte de seguir adelante, de
ser la hija comprensiva que ella necesitaba, sacrifiqué mis
sueños para que ambas nos ayudáramos a superarlo todo y
ella… ella sólo, renunció, mi único pensamiento desde
entonces es que, yo no era suficiente para ella querer vivir,
¿Tan mala hija era?, ¿Era tan malo quedarse conmigo? Ella
escogió morir a luchar, por ella, por mí, por lo que quedaba
de nuestra familia y entonces el dolor, la tristeza, el miedo,

146
todo, se volvió rencor, la odié Juan, por abandonarme, por
no luchar conmigo –Ahora me ahogo entre sollozos-.

-Tranquila…shsss… -Dice Juan mientras pasa su mano


suavemente por mi cabeza-.

-Llamé a una tía, la única hermana que tenía mi madre, le di


el número de su habitación una vez que ella estuvo fuera de
peligro, sin decir nada, me fui pasé por casa, empaqué lo
necesario, fui a la estación de buses y sin ver a mi madre
despierta después de lo ocurrido, yo también huí –Ahora
estoy mirando mis manos y sintiéndome miserablemente
culpable-.

-Hice una nueva vida, donde nadie me conociera, me cerré


al mundo y no dejé entrar a nadie más, porque no quería,
no quiero entregar mi corazón y que me abandonen
nuevamente, había funcionado bien hasta que, conocí a
Lucy, ella no acepta un no por respuesta y es lo bastante
terca para mantenerse en mi vida y soportarme –Trato de
sonreír un poco mientras seco mis lágrimas- Todo iba bien,
hasta que apareciste tú queriendo ser mi amigo, supongo
que ahora entiendes algunas cosas de mí.

-Algunas –Y ahí está esa sonrisa deslumbrante nuevamente-

- ¿Recuerdas el día que fuiste a mi departamento y mi


madre llamó?

-Sí, lo recuerdo, eso no te puso muy feliz.

147
-Fue la primera vez que se contactó conmigo desde que la
dejé en el hospital, ni siquiera sabía que ella tenía mi
teléfono.

Comienzo entonces a contarle a Juan el resto de la historia,


como Rossi le dio mi número a mi madre y la hizo llamarme
para extorsionarme, lo que se suponía que haría con el
dinero y el hecho de que mi madre ahora está desaparecida
y cómo todo esto me llevó al accidente.

- ¿Entonces tu padre colaboraba con la policía?

-Pues sí, eso es precisamente lo que me estaba explicando


el detective cuando llegaste, lo que me recuerda, ¿Sabes
dónde está mi bolso?

-Lucy mencionó algo de que tus cosas están en el estante


del baño –Me explica Juan-

- ¿Puedes buscar en él un sobre blanco y alcanzármelo?

Un minuto más tarde Juan sale del baño con dicho sobre
blanco en sus manos, me lo entrega y toma asiento
nuevamente.

Lo miro por un segundo, abro el sobre y le pido que, por


favor, lea la carta que está dentro para mí.

148
Querida Eva: Si estás leyendo estas líneas sólo significa una
cosa, yo ya no estoy con ustedes, no sabes cuánto lamento
que mi más grande temor se haya hecho realidad y cómo
quisiera que las cosas fueran de otra manera; sin embargo,
he hecho todo lo que pude, te estarás preguntando muchas
cosas, así que supongo que debo comenzar a contarte lo que
ha sucedido.

Siempre hemos gozado de una libertad económica


aceptable, pero desde el momento que empezaste a crecer
me di cuenta que quería darte mucho más a ti y a tu madre
de lo que podía, así que empecé a buscar negocios
alternativos para llevar a cabo dicho proyecto,
lamentablemente caí en manos de un hombre del que ya de
seguro has oído hablar y el cual seguramente no habló nada
bien de mí, él me prometió dinero rápido y fácil con un
negocio que parecía lógico y en medio de mi desesperación
por un mejor futuro le creí, así que comencé a trabajar con
él, pero durante ese tiempo me di cuenta de que nada de lo
que hacíamos podía generar tanto dinero siendo lícito.

Me di cuenta de que quería darte lo mejor y que lo mejor


era darte el mayor ejemplo de dignidad y rectitud posible,
así que fui a la policía con intenciones de denunciarlo y
entregarme, pero él se dio cuenta de mis planes y amenazó
con hacerte daño a ti y a tu madre.

Ustedes son mi bien más preciado y no podría soportar que


le hicieran daño por mi culpa pero tampoco podría soportar

149
ver la mirada en tu ojos el día que eventualmente me
llevaran ante la justicia por colaborar con este hombre, así
que lo primero que hice fue asegurarte un futuro mejor, fui
a un corredor de seguros y contraté una póliza, para que en
caso de que algo me pasara tengas con que recomenzar,
sólo que sabía que probablemente él lo averiguaría así que
decidí que ese dinero llegara a ti en un plazo de 6 años a
partir de mi muerte, sé que quizás es mucho tiempo nena
pero siempre has sido valiente e inteligente, sabía que lo
lograrías y que cuando el dinero llegara a ti, sería aún más
fácil de continuar.

Hecho esto, fui a la policía y me ofrecí como colaborador


para ellos y así rebajar mi propia condena, eso lo veríamos
después, por eso aún sigo trabajando para este hombre, él
debe creer que trabajo para él, cuando en realidad lo hago
para la policía, les doy pruebas que lo delaten para
eventualmente entregarlo, pero si estás leyendo esto
cariño, él debe haberme descubierto y tú debes estar
retirando el documento de la caja de seguridad, sé que es
mucho para que una joven pueda asimilar, pero confío en ti,
sé que tú eres el la indicada, que ayudará a tu madre a
seguir adelante sin mí y espero que este sacrificio ayude a
que me perdones por tomar tan malas decisiones

Recuerda cariño que tu madre y tú se tienen la una a la otra


y que pase lo que pase deben permanecer juntas para seguir
adelante, la familia falla, comete errores como yo mismo lo

150
he hecho ahora, pero si hay algo de lo que no debes dudar
es que nadie te amará tanto como tu madre y como yo…
espero algún día sepas perdonarme hija mía…

Siempre tuyo…

Papá

Juan termina de leer la carta y se queda mirando el papel


mientras inevitablemente nuevas lágrimas corren por mis
mejillas sin control alguno.

- ¿Es eso acaso un cuento de terror? –Pregunta confundida


la enfermera que entro a la habitación sin que alguno de los
dos lo notara.

-No precisamente – Juan me mira preocupado-.

-No deberías estar hablando –Dice en tono severo- Creo


que el doctor fue muy claro al respecto.

-Lo siento –Ahora me siento como niña regañada-.

-Te pondré algo que te hará descansar, se ve que lo


necesitas.

Juan se pone de pie y sostengo su mano con fuerza.

- ¡No! –Mi voz se eleva por un momento- No te vayas, no


quiero estar sola.

151
-No me iré, lo prometo, sólo me ponía de pie para dejar
trabajar a la enfermera.

-Está bien –A regañadientes suelto su mano-

La enfermera vuelve a colocar la cama en posición


completamente horizontal e inyecta algún líquido en la vía
intravenosa que está conectada a un suero.

-Eso debería ser suficiente –Revisa algunas conexiones más


y añade- Ahora a descansar, no más conversación por hoy.

-Entendido –Respondo-.

Juan se sienta nuevamente a mi lado y pasa su mano una y


otra vez por mi cabeza, no decimos nada más, sólo nos
miramos hasta que mis parpados se sienten pesados y
vuelvo a dejarme llevar por la oscuridad.

152
Capítulo 15

Hágase la Luz

La luz del sol brilla más que nunca y trato de abrir mis ojos
para adaptarme a ella, por un momento pensé que alguien
había sacado la cama de mi habitación al patio del hospital,
pero no, es Lucy abriendo las cortinas.

- ¡Despierta! Los pajaritos cantan, la luna se metió y tú me


tienes que dar todos los detalles de ese ramo de rosas y esas
pequeñas y hermosas notitas –Dice mientras da brincos y
aplaude-

Abro mis ojos para escanear la habitación -Sí en algún


momento me volví así de cursi-.

-Deja de buscarlo porque no está aquí –Y su sonrisa se


ensancha- Estuvo esperando que despertaras pero alguien
no dejaba de molestarlo a su teléfono, al parecer tenia
asuntos urgentes que atender en su trabajo, el pobre no
dejaba de caminar de un lado a otro por el pasillo mientras
trataba de solucionarlos a la distancia, al final se rindió y no
le quedo de otra que irse a regañadientes, no sin antes
hacerme prometerle que te explicaría y que te daría esta
cajita que me muero de ganas de saber que es.

Tomo la caja que está envuelta en un papel rojo brillante y


tiene un gran lazo en medio, abriéndola como niño en
navidad dentro hay un teléfono móvil de última generación,

153
está encendido y en la pantalla dice “EVA” y de fondo hay
una foto mía durmiendo en la cama del hospital en blanco
y negro, mis ojos no dan crédito a lo que veo y me pregunto
en que momento hizo esto.

- ¡Wow! El Señor Sonrisa Deslumbrante está intentando


impresionar a alguien –Ahora Lucy tiene mucha tela que
cortar-.

-Yo… estoy… impresionada.

-Oye, creo que tienes un mensaje de texto.

Reviso en la bandeja de entrada y efectivamente hay un


mensaje de texto en el remitente dice: Juan y a
continuación:

“Ya que nunca me diste tu número móvil y probablemente


lo perdiste en el accidente, necesitaba estar pendiente de ti
de algún modo, no te vas a deshacer de mi tan fácilmente”

Mientras leo este mensaje el teléfono vibra con otro que va


entrando.

“Lamento no estar ahí para verte despertar, espero que


Lucy te haya explicado, te veo pronto… Juan”

Tecleo un mensaje de vuelta.

“Te lo devolveré en cuanto pueda conseguir otro, gracias no


era necesario que te molestaras”

154
Enseguida me responde.

“No es ninguna molestia y de ningún modo lo aceptare de


vuelta”

-Esto se está poniendo interesante –Dice Lucy quien está


espiando desde mi hombro-.

- ¿Te estas divirtiendo? –La miro inquisitivamente-.

-Sí, esta es mejor que la última película de romance que vi.

-Muy graciosa.

De vuelta al teléfono escribo.

“Eso está por verse”.

Me responde de inmediato.

“¿Es eso un reto?”.

No puedo evitar sonrojarme y sonreír mientras tecleo de


vuelta.

“Tal vez”.

Juan responde:

“Me gustan los retos”.

155
Lucy suelta una carcajada y no puedo evitar reír con ella y
ya no sé qué más contestar, creo que por ahora he perdido
este duelo de mensajes de texto.

El doctor y la enfermera de guardia pasan por mi habitación


después de desayunar la comida más insípida que he
comido en mi vida.

-Bien señorita Eva, le tengo dos noticias, una mala y una


buena –Me mira por encima de sus anteojos- ¿Cuál le
gustaría primero?

-La buena –Decimos al unísono Lucy y yo-

-La buena es que mañana le daremos el alta del hospital.

Mi rostro se ilumina de felicidad.

-La mala es que no podrá viajar a su ciudad de residencia,


en unos días retiraremos el yeso de su brazo izquierdo, pero
el de su pierna debe permanecer allí por un tiempo más y
hasta entonces no puedo permitirle arriesgarse a un viaje
de varias horas.

Salir de aquí y no poder volver a casa es tan malo como


quedarme hospitalizada, eso sólo deja una opción y mis
hombros caen ante la idea… debo volver al departamento
que compartía con mi madre, ese que me trae tantos malos
recuerdos.

156
-Eh! Sonríe que la buena noticia es mejor que la mala –Dice
Lucy tratando de ser optimista-.

-No podré ir a casa ya escuchaste.

-Sí, pero podrás al menos salir del hospital.

-Otra cosa –Dice el médico- Mi recomendación es que


contrate una enfermera o busque alguien que la ayude en
sus rutinas diarias ya que no debe apoyar la pierna por el
momento y sólo cuando le dé más indicaciones
comenzaremos con algunas terapias físicas.

- ¡Genial! Por si fuera poco, necesitaré una niñera ¡Lo que


me faltaba! –Digo molesta y frustrada-.

-Lo resolveremos Eva, yo puedo viajar algunos días de la


semana y podemos ver quien te ayuda en el entretiempo.

- ¿Ayudarla a qué? –Dice Juan que va entrando por la puerta


de la habitación.

-Eva necesitará una niñera –Lucy se ríe de mi ceño fruncido-

-Una enfermera o alguien que la ayude –Corrige el médico-

-Creo que tengo a la persona perfecta para el trabajo –Dice


Juan triunfante-

- ¿Quién? –Preguntamos todos a la vez-.

-Yo –Dice encogiéndose de hombros-.

157
Supongo que en algún momento mi quijada casi cae al nivel
del suelo porque lo último que siento es la mano de Lucy
cerrando mi boca mientras con la otra mano se tapa la suya
para disimular la risa.

- ¡De ninguna manera! –Respondo enfáticamente- No


necesito niñera mucho menos niñero.

-Cariño creo que no tienes muchas opciones –Me recuerda


Lucy- Tu lista de amigos y familiares es bastante corta.

-Gracias por recordármelo-.

-Está decidido, prometo ser el mejor niñero del mundo –


Dice Juan sonriendo ampliamente-

-Que alguien me despierte de este sueño –Digo mientras


cubro mi cabeza con la sabana-

Cuando llega la noche Lucy se ofrece de voluntaria esta


noche y casi no puedo dormir pensando lo nerviosa que
estaré tan cerca de Juan lo cual me hará completamente
vulnerable, sólo los sedantes mágicos del hospital me
ayudan a caer en un largo y profundo sueño sin pesadillas.

158
Capítulo 16

Recordar es vivir ¿No?

A la mañana siguiente Juan se presenta muy temprano al


hospital y después de que Lucy le cediera la guardia y el
médico firmara el alta me lleva camino a casa, se apareció
con una silla de ruedas que por recomendación del médico
debo usar por algún tiempo, le doy las indicaciones de
donde se encuentra ubicado el departamento de mi madre
y vamos de camino hacia allá mientras miro por las
ventanillas del auto y contemplo la ciudad que una vez fue
mi hogar.

- ¿Está todo bien? –Puedo sentir su tono preocupado-

-Sí, sólo que es extraño estar aquí de nuevo.

-Lo puedo imaginar, dejando a un lado todo lo que ocurrió,


¿Te gustaba vivir aquí?

-Era normal; es decir, nunca he sentido que encaje


plenamente en algún sitio de todos modos, pero tampoco
me sentía fuera de lugar aquí.

El resto del camino es de pocas palabras, yo doy


instrucciones y él las sigue hasta que en pocos minutos
estamos allí.

Al llegar a la puerta Juan saca una llave y gira la cerradura,


lo cual me sorprende.

159
- ¿De dónde sacaste la llave?

-El detective Sánchez menciono que el lugar estaba abierto,


vine aquí para comprobar que todo estaba en orden para
recibirte y en realidad no lo estaba. Al parecer cuando se
llevaron a tu madre ella puso un poco de resistencia, me
encargue de organizar un poco aquí y por precaución
cambie las cerraduras –Me cuenta todo esto mientras
empuja la silla hacia el interior del lugar-.

Todo está justo como lo recuerdo a excepción de algunos


floreros y mesas que parecen haber desaparecido y otros
muebles que están en algún lugar diferente. Le señalo a
Juan cuál solía ser mi habitación y entrar a ella es como
sumergirse en alguna clase de portal hacia el pasado.

Mi pequeña cama sigue en el mismo sitio, el escritorio que


un día armó mi padre para mi sigue a su lado, mi closet con
sus puertas blancas en el mismo sitio de siempre y la mesita
justo al lado de mi cama con mi lámpara de noche y mis
libros favoritos para la época.

Me traslado a la cama con la ayuda de Juan y un objeto en


la mesa de noche capta mi atención, mi teléfono celular, el
que estuve usando años atrás esta justo ahí, lo tomo
sacudiendo el polvo y busco el cable de carga en la cajón de
la mesita, lo conecto y al encenderlo sorprendentemente
vuelve a la vida, Juan me observa sin decir una palabra
mientras yo me hundo en mis recuerdos, navegando por el

160
contenido del aparato, dentro de mis videos grabados,
encuentro uno de mis amigas de la escuela, nos reímos y
decido algunas tonterías que ahora me causan más
nostalgia que risa, un poco más abajo mi dedo se congela
sobre el teclado, el último video grabado somos mi padre y
yo en la pantalla, Juan nota mi expresión y se sienta a mi
lado mirando la pantalla.

- ¿Qué ocurre?

-Somos mi padre y yo –Digo mostrándole la imagen


congelada- Es un video – Y recuerdo bien de que se trata-

Las lágrimas amenazan con hacerse presentes así que trato


de evitarlas.

- ¿Puedo ver?

Sabiendo el contenido lo dudo por un instante, pero los ojos


suplicantes de Juan no me permiten negarme, le entrego el
aparato y el pulsa el botón de reproducir.

-Ves papá las ventajas de la tecnología moderna, ya no


necesitamos cámaras de video –Dice una versión de mi un
poco más joven-

-Si tienes razón cariño, así podemos captar momentos


inolvidables donde quiera que vamos mucho más
fácilmente –Dice mi padre quien me mira pensativo-

161
-Eso me hace pensar en una idea –Me arrebata el aparato
de las manos quedando sólo él en la pantalla-

- ¿Qué haces papá? –Se escucha mi voz en algún lugar a su


lado, pero sin aparecer ahora en primer plano-

-Grabando un mensaje para la posteridad- Me contesta mi


padre.

-Mi nombre es Diego Rodríguez y soy el orgulloso padre de


Eva, si estás viendo este video mi hija debe tener alrededor
de unos 40 años que es para cuando tengo pensado exista
algún pretendiente en su vida –Mis risas se escuchan en el
fondo- Ella es la luz de mis ojos, lo más importante en mi
vida, es mi princesa a la que adoro con todo mi corazón, mi
mundo cambio el día que ella llegó mirándome con esos
redondos y hermosos ojos café, daría mi vida por verla
sonreír –Suelta un suspiro cansado- Y su alegría es mi mayor
recompensa así que no espero nada menos de quien
pretenda llevarse su corazón, si te atreves a lastimarla de
algún modo y aún estoy por aquí pretendo romperte todos
los huesos que existen en la anatomía humana y si… y si por
alguna razón no estoy por aquí –Hace una pausa y me mira-
regresare por las madrugadas y juro matarte de un susto
fantasmal –Termina sonriendo y mis carcajadas se
escuchan de fondo en el video-.

- ¿Qué haces papá? Esto es una locura –Ahora estoy dentro


del campo del visor de la cámara nuevamente-.

162
-Quizás sí, quizás no, hoy estamos aquí cariño, mañana no
sabemos –Fueron las últimas palabras de mi padre grabadas
en video.

La grabación termina y Juan me mira, mi visión de él es


borrosa ya que mis ojos se han inundado, pero respiro y
controlo mis lágrimas para mantenerlas a raya y trago el
enorme nudo que ya se ha hecho en mi garganta.

-Él lo sabía –Sólo atino a decir-.

- ¿Así que me darán un susto fantasmal eh? –Dice sonriendo


y sé que trata de hacerme sonreír y lo logra, él siempre lo
logra.

Juan me ayuda durante el día y Lucy se encarga de la tarde


y noche, todo está bajo control mientras las cosas sigan así,
él y yo no hemos hablado aún de todo lo que me dijo en el
hospital, de las cosas que sigue diciendo con sus gestos y
detalles, a parte del hecho que estoy realmente
preocupada por no saber nada de mi madre y depender de
los demás para cosas tan básicas como ir al baño no sé si es
que no ha habido la ocasión de hablar o es que sólo lo estoy
evitando.

Una semana después hacemos un rápido viaje al hospital


donde finalmente quitan mi yeso de la mano y el médico
hace una revisión de mi pierna, según él todo marcha bien
y muy pronto podre andar sobre mis pies nuevamente, no

163
puedo describir la felicidad que eso me hace sentir. Juan me
lleva de regreso a casa y justo cuando estamos esperando a
Lucy para el relevo ella llama con muy malas noticias.

-Lamento mucho no poder quedarme contigo hoy Eva, te


juro que intente cambiar turnos, pero después de unas
semanas nadie quiere hacerlo –dice ella disculpándose-
debo volver a casa.

-Todo está bien Lucy no te preocupes –Trato de hacerla


sentir mejor y de que Juan que está a mi lado no se entere
de lo que ocurre-.

-Creo que lo mejor será que Juan se quede contigo –Sugiere


ella-.

- ¡No!... digo… no… no he comido, pero lo hare pronto –Por


favor Lucy sígueme la corriente ruego en mi mente-.

-Estas tratando de que no se dé cuenta ¿Eh?

-Eh…si…claro.

-Estas completamente loca si crees que te dejaré sola toda


la noche sin poder valerte por ti misma –Reprende Lucy
seriamente- Pon a Juan al teléfono –Ordena-.

-Bien, te veré pronto –Digo en seguida y cuelgo el aparato


sonriéndole inocentemente a Juan-.

- ¿Todo bajo control? –Me pregunta-.

164
-Perfecto –Digo con una sonrisa tan grande que creo que
mis dientes están por congelarse-

El teléfono de Juan comienza a sonar y mira la pantalla y a


mi alternativamente.

- ¿Entonces podrías explicarme porque Lucy está


llamándome?

¡Rayos! No contaba con esa –Pienso para mí mientras me


encojo de hombros-.

- ¿Diga? –Contesta Juan-.

-No me digas –Continua él mientras voltea a mirarme-.

-No hay ningún problema –Ahora sonríe y contesta algunas


cosas más antes de colgar-.

-Parece que tú y yo, mi querida Eva, tendremos una


pequeña pijamada esta noche –Y ese brillo en sus ojos trae
a la vida las mariposas que pensé estaban muertas en mi
estómago-.

165
Capítulo 17

¡A dormir juntitos!

La cosa es así yo estoy sentada en mi súper vehículo


provisional de 4 ruedas mientras que Juan está en el mueble
de la sala de estar revisando algo en su computadora
portátil. Ninguno ha hablado mucho desde la llamada de
Lucy y por la ventana puedo ver como el sol empieza a
ocultarse en el horizonte.

No soy buena interactuando con personas en general y


puedo asegurar que me va mucho peor cuando esa persona
en cuestión es alguien que me gusta; que me gusta tanto
como él.

- ¿Qué te gustaría hacer? –Irrumpe en mis pensamientos-.

-No tengo muchas opciones, supongo que algo que pueda


hacer sentada –Digo forzando una sonrisa-.

- ¿Qué te parece si busco algo de cenar?

-Suena bien.

Cenamos prácticamente en silencio, no puedo dejar de


pensar en qué estará haciendo mi madre si, ¿La estarán
cuidando al menos un poco bien?, ¿Si comerá?, ¿Podrá
ducharse?, ¿La dejaran ver la luz del sol? Nunca me han

166
secuestrado así que básicamente lo poco que sé es lo que
he visto en las películas que seguramente no está muy lejos
de la realidad.

Sé que hace un tiempo que ella y yo no somos cercanas, sé


que me fui y la abandone tanto como ella a mí en el
momento que tomó su decisión, pero dentro de mí algo me
hacía sentir tranquila porque al menos sabía que estaba
bien, ahora no sé nada y lo poco que sé es que ese hombre
malvado la tiene y desde que la policía aún no me devuelve
el dinero que debo entregarle, no se han comunicado
conmigo para rescate alguno.

Sumergida en mis pensamientos me encuentro de pronto


en mi cuarto, en algún momento mientras me concentraba
en mis reflexiones Juan empujo mi silla hasta aquí.

-Planeta tierra llamando a Eva –Dice Juan sonriendo-.

-Lo siento –Le sonrío de vuelta- Estoy…preocupada.

-Déjame adivinar ¿Tu madre?

Asiento con mi cabeza. –A pesar de todo lo ocurrido no


puedo evitar querer que esté aquí y que esté bien-.

-Eso sólo demuestra que la quieres Eva, como cualquier


hija.

-Pero yo me fui –Interrumpo su argumento-.

167
-Porque estabas dolida y eras muy joven para entender lo
difícil que puede volverse la vida para algunas personas
cuando el destino les cambia todo de una forma tan brusca.

-Quisiera poder decirle que lo siento.

-Lo harás, estoy seguro que Sánchez llamará con noticias en


cualquier momento.

-Eso espero –Suelto el aire que estaba conteniendo y luego


Juan me ayuda a subir a mi cama-

-Lucy menciono que debo darte una de estas –Dice


extendiendo una pastilla hacia mí-

-Odio esa pastilla me hace sentir los parpados y la lengua


pesada, como si estuviera borracha.

-Entonces esto se pondrá interesante –Dice levantando una


ceja en mi dirección-.

-Tienes razón, mejor no la tomare –Y me cruzo de brazos-.

-Sí que la tomarás, es parte de tu tratamiento, lo dijo el


médico.

-No me importa que Lucy me vea así, pero contigo es


diferente.

-Lamento informarte que ya te he visto –Ahora se está


riendo con ganas-.

168
-Pues…yo… ¡Me jure que nunca más me verías! –Genial sólo
me falta hacer pucheros-.

-Pero en este caso es totalmente justificable, la tomarás así


tenga que amarrarte y hacértela tragar.

- ¡No lo harías! –Levanta su ceja a modo de interrogación


nuevamente-.

-Eva, Eva, Eva…haría cualquier cosa por tu bien.

Algo en su mirada me dijo que no estaba bromeando, así


que arrebato la pastilla de su mano y tomo un gran sorbo
de agua y me la trago inmediatamente.

-Buena chica –Sonríe nuevamente-.

Se sienta a mi lado en la cama y enciende la televisión.

-Veamos si hay algo interesante en las noticias.

Las noticias quizás sean algo interesantes, pero no son muy


novedosas, prácticamente es lo mismo de siempre en
cualquier parte del mundo, incluyendo mi pequeña ciudad
en la que aún no se sabe nada de mi secuestrada madre, así
que mientras cambia de canal siento su brazo alrededor de
mí y el sueño que empieza a envolverme me hace ceder
hasta que termino recostada a él cuando todo a mi
alrededor empieza a desvanecerse y ya no soy consciente
de donde estoy.

169
- ¡Pequeños sinvergüenzas! –grita Lucy desde la puerta de
mi habitación abierta de par en par.

Me despierto de golpe, creyendo que estoy en medio de


alguna de mis (estos días ausentes) pesadillas para caer en
cuenta que estoy acostada en la cama de mi infancia con un
cuerpo cálido y musculoso a mi lado que huele
extremadamente bien y que además tiene su brazo a mi
alrededor mientras yo apoyo mi cabeza y una de mis manos
muy cómodamente en su pecho. Mientras intento razonar
si esto es real o no, Lucy exclama nuevamente desde la
puerta.

-Yo seré la madrina de la boda, te lo advierto Eva, no


esperaré si quiera a que me lo pidas.

Me siento de inmediato en la cama para recordar porque


llevo un yeso en mi pierna.

- ¡Ouch! –Digo poniendo mis dos manos sobre mi pierna-

- ¿Qué está mal? –Dice un Juan despeinado y medio


aturdido-

-Lucy llegó haciendo un escándalo –le respondo mientras


trato de soportar el dolor. ¿Qué hace aquí de todos modos?

- ¿Qué sucede Lucy? –La mira mientras trata de peinarse y


sentarse en la cama.

170
- ¿Van a negarme que durmieron juntos?, ¿Acurrucaditos?,
¿Cómo los pollitos?

Me hace sonrojar con el estúpido comentario.

-Sólo dormir Lucy, no tiene nada de malo dormir.

-Eva se durmió sobre mi pecho y no quise despertarla.

-Ay si pobre alma piadosa –Le contesta Lucy a Juan


sonriendo-.

-No voy a negar que disfrute el favor –Dice Juan ahora


mirándome lo cual me hace caer de espaldas en mi cama y
taparme la cara con una almohada-.

- ¿Qué penitencia estoy pagando con ustedes dos? -Digo


con mi voz ahogada por la almohada-.

- ¿Qué haces aquí Lucy pensé que volverías a casa ayer?

-Iba de regreso cuando encontré sustituto.

- ¿Y por qué no volviste para quedarte conmigo?

- ¿Y alejarte de tu niñero estrella? Ni hablar.

Ambos se ríen y salen de la habitación. Aprovecho entonces


para atraer la silla de ruedas hacia mí y apoyando en un pie
me subo en ella dispuesta a ir al baño por mi cuenta y sin
necesitar ayuda de nadie más.

171
Ruedo la silla hasta la puerta del baño y al llegar a ella las
enormes ruedas golpean el marco de la puerta.

-Demonios, la bendita silla no cabe por la puerta del baño.

Me pongo de pie nuevamente apoyada en un pie y mido


con mis ojos la distancia de la puerta a la tasa del inodoro –
No es mucha, si doy algunos saltos con mi pie bueno seguro
llegaré- Dando saltitos mi pierna buena empieza a temblar
por el esfuerzo, pero logro llegar y sentarme.

Una vez lograda mi primera hazaña del día procedo a abrir


la llave que tenía contenida y siento un alivio enorme,
apresurándome para terminar antes que alguno de mis
vigilantes se dé cuenta escucho la puerta de la habitación
abrirse nuevamente.

- ¿Eva?, ¿Dónde estás? –Dice Juan y suena preocupado-

-Aquí, en el baño.

- ¿Se puede saber cómo llegaste hasta ahí?

-Me las ingenie –Respondo rápidamente orgullosa de mi


misma-.

- ¿Por qué te cuesta tanto pedir ayuda?.

-Me costó mucho ser independiente para volver a depender


de los demás.

172
-Siempre hay un momento en la vida en el cual nos toca
depender de alguien queramos o no –Y veo su sombra
acercarse por la puerta abierta del baño obstruida por mi
silla-.

-No te atrevas a entrar aquí –Advierto-

- ¿Y cómo piensas salir? Si se puede saber.

-De la misma forma que entre. Saltando en un solo pie-

-De ninguna manera –La silla se está moviendo de la puerta-

-Juan te juro que si entras por esa puerta gritare tanto que
los vecinos creerán algo más y llamarán a la policía.

-No te atreverías –Dice dubitativo-

- ¿Quieres apostar?

-Bien esperare aquí.

5 minutos.

10 minutos.

20 minutos.

30 minutos.

Me muero de calor, pero mi orgullo no me permite decirle


a Juan que no he podido terminar con mis necesidades
simplemente porque no hay un simple rollo de papel en mi

173
baño. ¿Dónde demonios está Lucy cuando uno más la
necesita?

- ¿Eva? –Dice Juan finalmente.

- ¿Sí? –Pregunto inocentemente-.

- ¿Estás viva?

-Sí… tengo necesidades.

-Mmmm ya veo, ¿Sabes que eventualmente tendrás que


salir de allí no?

- ¿Dónde está Lucy?

-Fue por algo de comida, las provisiones están algo escazas


aquí –Genial ahora tendré que esperar que vuelva-.

-Voy a entrar por ti Eva –Dice Juan en tono de advertencia-


sé que sólo estás haciendo tiempo para que no sea yo quien
te ayude-.

-No es eso –Realmente ya estoy cansada de estar aquí-.

- ¿Entonces?, ¿Estás enferma?

-No…es sólo que… supongo que mi baño no lo utilizaba


nadie así que…

- ¿Sí?

-No hay papel.

174
- ¿Eso es todo? Pudimos habernos ahorrado algo de tiempo
sabes.

Escucho la puerta de la habitación abrirse una vez más,


pasos por el departamento, puertas abrir y cerrar, pasos
que se acercan nuevamente y luego la silla es quitada de la
puerta del baño.

-¡No! –Exclamo con todo el aire de mis pulmones-

Juan se congela en el umbral de la puerta con el rollo de


papel en la mano.

- ¡Cierra los ojos!, ¡No mires!, ¡No me mires!.

Poniendo una mano sobre sus ojos y estirando el papel con


la otra dice.

- ¡Estás sentada!, ¡No es para tanto!

- ¡Lo es para mí! Estás invadiendo algo muy personal.

- ¡Eres complicada mujer!

Tomando el papel y haciendo todo lo que corresponde lo


más rápido posible le advierto a Juan todo lo que puedo ser
capaz de hacerle si quita su otra mano de sus ojos.

-Bien, he terminado –Me pongo en un pie- ahora ayúdame


a llegar a la silla.

175
-No dejaré que sigas brincando, estoy seguro de que eso no
le hace ningún bien a tu pierna.

Me toma en sus brazos sin que pueda poner resistencia y


me siento como la princesa rescatada por su príncipe azul -
¿En qué momento me volví así de romántica? - En ese
momento nuestras miradas se encuentran, mis brazos
alrededor de su cuello y justo en ese instante en el que
parece que el tiempo se detiene…

-Ahora traten de negarlo –Dice Lucy de brazos cruzados


junto a la puerta-.

Juan comienza a reírse al tiempo que me pone sobre mi


cama y mi rostro pasa por todos los colores del arcoíris
nuevamente.

176
Capítulo 18

Trágame tierra y escúpeme bella

Los días pasan sin muchas noticias o cambios dentro de lo


que se ha vuelto una rutina, la única emoción en estos días
y que a la vez se ha vuelto una distracción es la presencia de
Juan aquí, algunas veces vemos la televisión juntos como
una pareja que tiene años viéndose, comemos juntos, me
ayuda a movilizarme dentro de casa y hasta me llevó de
paseo para que dejara de pensar tanto y cambiara un poco
de ambiente.

Lucy no deja de hacer bromas acerca de lo bien que nos


vemos juntos o de cómo todo calza perfectamente entre
nosotros, pero yo aún no me atrevo a hacerme ilusiones y
tampoco le he hablado de mis sentimientos, tengo este
presentimiento de que este cuento de hadas va a llegar a su
fin pronto, que el príncipe se va a convertir en sapo y que

177
como ya es obvio yo no soy ninguna princesa, pero por
ahora me gusta disfrutar de esos momentos en los que
parece que todo se me olvida o el tiempo es sólo una
burbuja en la que estamos él y yo y el resto del mundo no
existe.

Esta mañana en particular es emocionante porque, aunque


aún no tenemos noticias de mi madre, Sánchez dice que
posiblemente me entreguen el dinero que llevaba conmigo
en el accidente, eso quiere decir que Rossi se pondrá en
contacto conmigo muy pronto, al menos eso espero, y
además vamos a mi visita con el médico quien
probablemente me quitará el odioso yeso de mi pierna y
podré caminar, con bastón, pero sola, al fin. Estoy
agradecida con Juan y Lucy por todas las molestias que se
han tomado por mí, pero es genial volver a recuperar mi
independencia y capacidad de ir al baño sin ser vigilada por
un Juan más que feliz de llevarme y sacarme del mismo
cargada.

Lucy se fue a resolver llamadas de trabajo, ha pedido sus


vacaciones para quedarse más tiempo y Juan llamo que se
ha retrasado un poco, pero vendrá por mí para mi tan
esperada cita. Con la ayuda de Lucy pude vestirme y
arreglarme lo más posible pero no quiero verme en el
espejo, no lo he hecho desde el accidente, estoy segura que
mi aspecto no es el mejor aún. Espero sentada en mi silla de
ruedas en la sala mirando por la ventana hacia el exterior y

178
a mi teléfono a la espera de noticias de mi madre o de Juan
cuando tocan a la puerta. Juan y Lucy tienen llave así que
no puede ser ninguno de ellos, muevo mi silla hasta ella
para abrir.

De pie frente a mi está la rubia espigada que vi una vez


besando a Juan en su oficina, esa cara es inolvidable, ese
momento aún está muy bien grabado en mi memoria a
pesar de la explicación que recibí sobre ello.

-Así que tú eres la razón por la cual Juan está tan distraído
–Dice esa sorprendentemente molesta voz-

- ¿Disculpa?, ¿Nos conocemos? -Digo mientras la rubia se


abre paso por un lado de mi silla y entra al departamento-.

-No, mi nombre es Megan, soy la prometida de Juan.

-Sólo sé que existe una ex “prometida” –Hago énfasis en la


palabra EX.

-Pues estás equivocada, Juan está algo… confundido, pero


se le pasará, él sabe muy bien lo que le conviene –Dice
mientras me mira de arriba abajo-.

-Y se puede saber ¿Qué es lo que le conviene?

-Una mujer a su altura por su puesto –Dice mientras suelta


una risita burlona- De pie para empezar –Mira mi silla-
Elegante por su puesto –Modela para mí- Con clase –Toca
un collar de lo que parecen ser perlas en su cuello- Que

179
entienda de sus negocios y de su estilo de vida –Saca una
polvera de su bolso y retoca su maquillaje-.

-Creo que él está bastante grandecito para poder escoger lo


que él quiera –Digo mirando al suelo, porque sí, me siento
muy inferior a ella-.

-Si querida, el caso es que a veces, los hombres se


confunden y hay que darles un empujoncito, hay que
recordarles que es lo mejor y sin duda no eres tú –Directa
al grano, directa a la herida, directo a mi muy baja
autoestima-.

-Y tú qué sabes – Le doy vuelta a mi silla para que no pueda


ver la inseguridad de mi rostro, pero mi voz estoy segura
que me traiciona-

-Veamos -Dice mientras empuja mi silla hacia la habitación


sin que yo pueda resistirme, se detiene frente al espejo que
le pedí a Lucy que cubriera con una manta y la quita de
golpe-.

En él se refleja una joven demacrada que alguna vez fue


morena y ahora está pálida debido a la falta de luz solar,
ojerosa, la herida en mi cabeza dejó una cicatriz en un lado
de mi frente que aún no termina de borrarse, he perdido
peso, mi cabello sólo está recogido en una cola detrás sin
mucho más, no tengo maquillaje lo que tampoco ayuda
mucho, me veo triste y enferma. Detrás de mí se refleja una

180
imponente rubia con un traje de ejecutiva gris, labios
finamente delineados en rojo, cabello largo suelto y
arreglado, el maquillaje de sus ojos resalta el color verde de
éstos y los zapatos de tacón alto la hacen ver mucho más
alta y poderosa de lo que yo jamás llegaré a ser.

Mis ojos están fijos en la imagen que contraste en el espejo,


mis manos se aferran a la silla como si fuera un salvavidas y
con ello trato de contenerme para no llorar, al menos no
frente a ella, pero no lo soporto más y desvío la mirada.

-Supongo que no tengo nada más que decir –Dice mientras


sonríe triunfante-.

-Me puedes explicar ¿Qué demonios haces aquí? –Dice Juan


desde la puerta.

Su mirada se alterna entre ella y yo y luego mira el espejo,


nuestras miradas se encuentran en él y puedo ver la lástima
reflejada en su rostro.

Tomando a la rubia del brazo sus ojos llamean, está furioso.

-Te hice una pregunta Megan.

-Necesitaba averiguar por mí misma que es lo que te tiene


tan alejado de la oficina y de mi –Le responde poniendo un
tono bastante inocente- Pero ya vi que es algo insignificante
–Dice mirándome nuevamente-

181
-Basta –Juan la zarandea- No te permito que hables así de
Eva.

-Sólo estoy diciendo la verdad.

-Cállate Megan –Dice Juan mientras me busca con la mirada


–Te llevare a tu auto, vuelvo en un momento Eva.

Sólo lo miro en el espejo mientras mis nudillos ya están


blancos de apretar tan fuerte los brazos de la silla.

Salen de la habitación, Juan lleva a Megan del brazo casi que


a rastras mientras que ella sólo se queja y sigue usando ese
tono de voz meloso con él, lo llama por nombres como esos
que usan las parejas que ya tiene una historia, querido, mi
amor, mi vida, osito ¡Ya por Dios!, esto parece una escena
sacada de alguna mala telenovela.

No sé si estoy más triste que molesta, furiosa conmigo


misma, porque en el fondo ella tiene razón, un ejecutivo
importante, el presidente de una empresa, necesita una
mujer a su altura, al menos una que tenga algún título
universitario que se compare con el de él, que tenga temas
de conversación con sus amigos en las reuniones de
negocios en las que los hombres llevan a su pareja, esa no
soy yo, esa no es la mujer que estoy viendo en el espejo.

Una lágrima se resbala por mi mejilla cuando siento a


alguien a mi lado, Juan se pone en cuclillas y con su mano

182
toma mi barbilla para que deje de mirar el espejo y le mire
a él.

-No llores –Seca mi lágrima con el pulgar- No vale la pena,


Megan es una cabeza hueca.

-Me pareció que es muy inteligente –Hago una pausa- Sabe


muy bien cómo herir a las personas.

-Es absurdo lo que dijo –Sé que trata de hacerme sentir


mejor-.

Volteo mi rostro al espejo donde nuestras miradas se


encuentran una vez más y mirándonos le contesto.

-No, no lo es, ¿Podemos irnos ya? Realmente necesito dejar


esta silla de una buena vez.

Juan no dice más nada, sólo se pone de pie y empujando la


silla me saca del departamento y me sube a su auto para
empezar un viaje a la oficina del doctor en el más grande de
los silencios que él y yo hayamos compartido.

La cita resultó tal y como la esperaba, una larga espera para


mi turno, revisión de algunas radiografías, me quitaron el
molesto yeso, mi pierna izquierda es ahora más blanca y
delgada que la derecha, lo cual no contribuye en nada a mi
aplastada autoestima, y debo caminar con un bastón
horrible que tiene cuatro patas en la parte de inferior
durante algún tiempo, además debo comenzar la terapia

183
física tres veces por semana para mejorar la movilidad de la
misma.

De regreso a casa Lucy espera en la sala revisando su


teléfono.

-Yo podía traerte más rápido hasta aquí –Dice Juan quien
insistía en cargarme nuevamente hasta el departamento-

-Perdona si quiero disfrutar finalmente de poder valerme


por mi misma después de todo este tiempo –Digo poniendo
una mano en el bastón horrible y otra en mi cadera-

-Sí, pero tampoco debes abusar, te acaban de quitar el yeso,


debes tomarlo con calma.

-Lo tomaré como quiera, no eres ni mi padre, ni mi


hermano, ni mi nada, para decirme como hacer las cosas –
Contesto furiosa-

-Perdóname por preocuparme por ti –Contesta exasperado


y levantando las manos en señal de rendición-

-Bueno ya te has preocupado suficiente, es tiempo que


vuelvas a tu sofisticada vida con tu espigada prometida –
Ataco de vuelta-

- ¡Que no es mi prometida!, ¿Cuántas veces tengo de


decírtelo?

184
-Pues deberías pasarle el memo a ella, porque obviamente
no está enterada.

-Está jugando con tu cabeza Eva, que ¿No te das cuenta?

-De lo único que me doy cuenta es que ya puedo caminar


por mis propios medios, así que no te necesito aquí, con
Lucy es más que suficiente, así que puedes irte –Ahora
estoy señalando la puerta-.

-Bien, ¿Sabes qué? Yo también tengo dignidad, no me


quedaré donde no me quieren –Se da la vuelta y sale por la
puerta y yo la cierro de un portazo-.

-Ok, creo que me perdí de la boda e iremos directo al


divorcio –Dice Lucy encogiéndose de hombros-.

185
Capítulo 19

Mantén a tus enemigos cerca… y a tus amigos a salvo

- ¿Podrías explicarme a que se debe todo eso? - Dice Lucy


en un tono entre la confusión y el reproche.

-Nada, es sólo que estoy cansada de depender de los demás


para todo.

-Eva, él ha sido todo amable, tierno, atento y paciente y tú


estás comportándote como toda una perra.

-Ya deja de defenderlo, eres mi amiga, se supone que estas


de mi lado.

-Soy tu amiga, pero también debo ser justa y en este caso


creo que Juan tiene toda la razón, no sé qué esperas de él,
o porque cuando estamos más cerca de ti nos alejas, a
todos, un día Eva vas a obtener lo que estás buscando,
quedarte completamente sola.

- ¿Ah sí?, pues no me importa –Digo mirando hacia otro


lado y poniendo mis manos en mis caderas-

-Estás colmando incluso mi paciencia, si eso es lo que tanto


deseas, pues bien, me iré y te dejaré con tu tan apreciada
independencia –Sale del departamento dando un portazo

186
mientras yo caigo sobre el mueble de la sala soltando el aire
que estaba conteniendo en mis pulmones.

Tomando mi teléfono pulso remarcar y al tercer tono


contestan.

-Ya está hecho –Digo con mi voz temblorosa- Estoy sola.

-Perfecto –Contesta Rossi- Así me gusta, que seas


obediente, ese par de idiotas no te dejaban ni a sol ni a
sombra y es contigo mi querida Eva con quien tengo
negocios pendientes, pronto escucharas de mi –Cuelga el
teléfono-

Rossi me llamo cuando veníamos de regreso de la cita con


el médico, dijo que estaba cansado de esperar que Lucy y
Juan se despegaran de mi para contactarme, que ya era
hora de encontrar una solución a todo esto y que
comenzaba con alejarlos de mí, a menos que, y fue muy
enfático en esto, quisiera que alguno de los dos resultara
herido. Me quedan muy pocas personas en el mundo a las
que considero importantes, no voy a correr el riesgo de
perderlos, aunque me pierda yo en el proceso.

Sí, fui toda una perra con Juan y estoy segura que también
saque de sus casillas a Lucy, pero funcionó, ambos se fueron
dejándome finalmente sola, así que de seguro Rossi hará
algún movimiento pronto.

187
Sánchez, como si fuera adivino, me llama unos minutos
después y para decirme que el dinero ya está disponible en
mi cuenta bancaria, sólo falta que Rossi haga contacto
conmigo y en ese caso debo de informárselo de inmediato,
debí decirle que ya lo había hecho, pero no pude, me gano
el miedo, las palabras estaban en mi cabeza pero no
salieron, supuestamente sólo debo entregarle el dinero y el
me dará a mi madre a cambio, supuestamente todo debería
salir bien, la parte inocente de mi cree que todo saldrá bien,
sin dañar a más nadie, sin involucrar a nadie más, pero otra
muy profundamente sabe, que quizás este sea el final.

Mientras espero por más instrucciones camino por el


departamento con el nuevo bastón, tratando de
acostumbrarme a andar con él, soy lenta y torpe y eso no
podría ser en un momento más inoportuno.

Algunas horas más tarde alguien toca a la puerta, me acerco


a ella y la abro, pero no tengo tiempo de mucho más, un
hombre alto, con cabello alborotado y grandes ojeras me
empuja hacia atrás hasta llevarme al interior del
departamento, detrás de él viene Rossi y otros dos hombres
quienes al entrar sacan de sus bolsillos armas y empiezan a
apuntarme mientras revisan cuidadosamente el
departamento.

-Le dije que estoy sola –Un impulso de valentía me hace


enfrentarme a este horrible hombre-.

188
-No soy tan tonto como para no asegurarme -Sonríe con
esos asquerosos dientes amarillos.

-Y bien, ya me tiene donde quiere, ahora vamos al banco le


daré su dinero y usted cumple con su parte del trato-.

-No tan rápido cariño, te sentarás en tu computador y harás


una transferencia a mi cuenta, luego te reunirás con tu
querida mamita.

Poniendo su mano sobre mi brazo me arrastra hacia la mesa


donde otro de sus hombres coloca mi computador portátil,
tomo asiento y entro en la página web del banco, hago el
procedimiento lo más rápido que lo que mis temblorosos
dedos me permiten y finalmente presiono la tecla Enter
para finalizar.

-Listo- Todo en su cuenta- Ahora vamos por mi madre-.

Justo cuando estoy por ponerme de pie, pone su mano


sobre mi hombro y me sienta de golpe en la silla.

- ¡Ouch! –eso envía miles de punzadas de dolor a mi aún


convaleciente pierna- ¿Era eso necesario? –Pregunto
mirándole con odio.

-No, pero esto sí.

No tengo tiempo de reaccionar, cuando levanto la mirada


para ver a qué se refiere, Rossi levanta su arma y con la
parte trasera de la misma me golpea en un lado de mi

189
cabeza, tumbándome de la silla. Caigo al suelo tratando de
amortiguar el golpe con mis manos y todo está borroso y el
dolor ahora de mi cabeza y de mi pierna no me permiten
pensar con claridad, algo líquido y caliente recorre mi rostro
y al tocarlo con mi mano distingo el color rojo de la sangre,
algunas gotas caen al suelo y la oscuridad se apodera de mí,
apoyo un lado de mi cabeza en el suelo y alcanzo a ver esos
zapatos negros brillantes delante de mí y lo último que
escucho me aterra aún más que cualquier golpe.

-Eso le dará a tu noviecito rico algo que pensar para cuando


lo llame, tendré el doble del dinero que planeaba en un
principio.

190
Capítulo 20

Todo por Ella

POV Juan

Eva sí que puede sacar de sus cabales a cualquiera,


realmente no logro entender a esta mujer, un momento
parece que todo está bien, me deja ayudarla, quedarme con
ella, cuidarla y al minuto siguiente, todo es un caos, le
molesta todo lo que hago, tuve que irme, necesitaba enfriar
mi cabeza.

Suena mi teléfono y está Lucy en la pantalla, hemos


intercambiado números para estar al pendiente de Eva.

- ¿Está todo bien? - Respondo sin pensarlo-.

-Hola a ti también –Contesta ella-.

-Hola, lo siento, es que me fui de allí muy molesto, pero al


final me quedé preocupado por Eva.

-Como siempre, eres un buen chico Juan, sólo que lidiar con
Eva no es fácil, si lo sabré yo.

-Pero todo está bien ¿No?

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-Supongo, cuando la dejé todo estaba bien-.

Abro mis ojos en señal de alarma y tomo aire antes de


realizar la pregunta a Lucy.

- ¿La dejaste sola?

-Sí, soy la peor amiga lo sé, pero Eva está insoportable, no


sé por qué se puso así de pronto.

-Lucy, ese hombre está por ahí suelto esperando la


oportunidad para hacerse con ella y la dejaste sola.

- ¡Tú también la dejaste! –Me reclama Lucy-.

- ¡Pero estaba contigo! - Respondo de vuelta-.

-Bien culpándonos el uno al otro no vamos a resolver nada.

-Tienes razón, voy a llamarla mientras salgo para allá.

-Eh…Ese es el asunto… -Tartamudea Lucy- Ya la he llamado


y no me contesta.

Me quedo a medio camino de buscar las llaves de mi auto,


tomo asiento mientras Lucy continúa.

-No sé si está muy enfadada aún o algo más y he ahí mi


motivo para llamarte.

-Voy saliendo a su departamento Lucy y de verdad espero


que sólo esté enfadada, pero a salvo en casa.

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-Yo también, nos vemos allá –Dice antes de colgar-

Me meto en el tráfico mientras sigo marcando


frenéticamente el número de Eva, aún nadie contesta, Dios
por favor que sólo tenga un berrinche de niña malcriada,
que me lance algún jarrón cuando me vea, pero que esté a
salvo en casa.

Salto del auto y subo las escaleras del edificio de dos en dos,
no tengo tiempo para esperar el ascensor, al llevar al
departamento de Eva mi corazón se detiene, la puerta está
abierta, Eva nunca deja la puerta abierta. La empujo para
terminar de abrirla y entro cuidadosamente mirando a
todos lados.

- ¡Eva!, ¿Estás aquí? –La poca esperanza que me queda


ruega porque su hermosa voz me responda desde algún
rincón de su departamento o que su rostro que enmarca
esos grandes ojos marrones oscuros se asome desde algún
lugar en la cocina, pero todo permanece en silencio. Reviso
la habitación principal, los baños, nada, de regreso a la sala
está Lucy petrificada en la sala mientras con horror mira
hacia el suelo.

Me apresuro a donde está ella de pie y al seguir su mirada


entiendo la razón de su expresión, un poco de sangre está
esparcida por el suelo y algunas gotas hacen camino hacia

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la puerta principal. Lucy se voltea y me ve parado justo
detrás de ella y sin pensarlo se abalanza sobre mí en un
abrazo mientas llora desconsoladamente.

-Tenías razón, es mi culpa, se la llevaron, le hicieron daño –


Gimotea en mi hombro-.

-Tranquila Lucy la encontraremos, yo también la dejé sola.

-Ella se puso así de pronto, no entiendo qué sucedió –Seca


algunas de sus lágrimas-

-Ella hizo que los dos nos fuéramos Lucy, ¿No te parece
extraño? –Le pregunto mientras la alejo para mirarla a los
ojos-.

-Tienes razón, creo que Eva lo planeó, nos alejó de ella


porque sabía que ese cerdo vendría por ella.

-Ahora que lo pienso –Tomamos asiento en los muebles-


Ella recibió una llamada cuando veníamos de su cita con el
médico, se puso muy tensa después de eso, justo ahí fue
que comenzó a comportarse de forma muy extraña.

-Oh por Dios y yo le dije que dejara de comportarse como


una perra, soy la peor amiga del mundo –Dice Lucy mientras
pone su rostro entre sus manos y comienza a llorar de
nuevo-.

-Eva fue muy astuta, ninguno se dio cuenta –Trato de


consolarla pasando mi mano por su espalda- Solucionaré

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esto, lo prometo, ahora quédate aquí, te llamaré en cuanto
sepa algo.

- ¿Qué harás? –Lucy me mira con su rostro enrojecido y


lleno de lágrimas –Quiero ir contigo-.

-No, no podrás hacer nada conmigo y no necesito poner a


alguien más en peligro, además que Eva nunca me lo
perdonaría.

-Está bien, pero por favor, si sabes algo, házmelo saber.

-Lo haré, no te preocupes.

Dejando una Lucy más calmada, voy de regreso a mi hotel –


He tenido reservada una habitación desde el accidente de
Eva- para pensar qué hacer, cuando mi teléfono suena.

-Sr. Martinelli me temo que tengo algo que le pertenece –


Dice una voz ronca y burlona, nadie tiene que presentarse,
sé perfectamente quién es, aunque nunca hemos hablado
antes-.

-No se atreva a lastimar a Eva –Es lo primero que sale de mi


boca-.

-Creo que no está en posición de hacer exigencias o


amenazas –Dice el muy idiota y lo peor es que tiene razón.

- ¿Qué tengo que hacer para recuperarla? –Formulo la


pregunta, aunque ya sé la respuesta.

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-Veamos, si la madre vale un millón de dólares, la hija vale
dos… en efectivo.

Hago un escaneo mental de mis cuentas bancarias para


saber de dónde puedo conseguir el dinero mientras
pregunto.

- ¿A dónde tengo que llevarlo?

-Primero lo primero amigo, consigue mi dinero, después te


diré a donde debes llevarlo, no tardes, hay mucho que una
mente ociosa puede hacer con una chica joven y bonita
como Eva.

Cuelgo el teléfono y empiezo a golpear frenéticamente en


la cama de la habitación, mientras las lágrimas de
impotencia salen solas y ruedan por mi rostro. No recuerdo
cuándo fue la última vez que lloré o quizás sí, fue en el
funeral de mi querido tío, pero en ese caso no había nada
que yo pudiera hacer, me rehúso a perder a Eva sin luchar,
aunque eso signifique dar mi propia vida en el proceso.

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Capítulo 21

El Reencuentro

Camino entre una multitud de personas dentro de una casa,


todos están alarmados y discuten sobre algo, pero no
conozco a nadie, no tengo idea qué hago aquí y sólo pienso
en abrirme paso entre la multitud para llegar a la salida, me
siento angustiada y asfixiada entre tantas personas, el lugar
es demasiado pequeño para la cantidad de gente aquí
dentro, al fin logro llegar al exterior y en ese momento todos
empiezan a mirar hacia el cielo, pregunto a la primera
persona a mi lado.

- ¿Qué ocurre?

-Se estrelló –Me contesta distraída mirando hacia el cielo-.

- ¿Qué cosa? –Pregunto de nuevo-.

-El avión… en el que iba Juan…

- ¡No! –Pongo mis manos sobre mi boca para ahogar el grito


de terror- Tiene que ser un error.

-No lo es, compruébalo tú misma -Dice mientras señala al


cielo- Las últimas palabras de los pasajeros se leen en el
firmamento.

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Increíblemente en todo el cielo hay palabras reflejadas de
alguna forma que no puedo entender o explicar, pero están
allí, busco desesperadamente las palabras de Juan, pero
alguien llama mi atención mientras me sacude por el
hombro.

-Eva, cariño, por favor, despierta necesito saber que estás


bien.

Abro los ojos poco a poco y lo primero que sé es que tengo


un terrible dolor de cabeza, llevo mi mano hasta mi frente
y un vendaje cubre parte de la misma, está húmedo con lo
que supongo es mi sangre, estoy acostada de lado sobre las
piernas de alguien y al levantar la mirada, es mi madre
quien pasa su mano suavemente por mi cabello.

-Mamá –Digo tratando de sentarme en el suelo junto a ella.

-Oh Eva, al fin, me alegra tanto que despertaras, llevas


horas dormida o desmayada, no sé qué te hicieron, pero te
trajeron así.

-Ellos me golpearon –Escaneo la pequeña habitación donde


estamos, tiene una luz en el medio del techo, las paredes
están sucias y el piso también, las condiciones de mi madre
no son mucho mejores y en un rincón de la misma está mi
horrible bastón, qué considerados, pienso para mí-

-No tuvo suficiente con tenerme a mi aquí encerrada por


más de 4 semanas, también tenía que hacerte daño a ti.

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-Es un idiota mamá –Más que eso, pero no tengo energía
para pensar en insultos más creativos ahora mismo.

-Eva yo…

-Lo sé mamá, lo sientes tanto como yo –La interrumpo-


ambas tomamos decisiones equivocadas y en vez de hablar
tomamos la salida más fácil… huir.

-Lamento tanto lo que hice, eras una niña, debía estar ahí
para ti, pero tu padre, él siempre tenía el control de todo,
se preocupó por que no nos faltara nunca nada, perderlo
fue como perder una parte de mí y me enfoqué tanto en
eso que no me di cuenta de que una parte de él quedó
conmigo a través de ti.

Parpadeo las lágrimas que quieren formarse en mis ojos y


me acerco a ella para abrazarla.

-Te extrañé tanto mamá. Extraño tanto a papá.

-Yo también cariño.

-Él dijo que nos tenemos la una a la otra, que nunca


debíamos separarnos.

-Hemos perdido mucho tiempo nena, pero lo


recuperaremos, saldremos de aquí.

-Fui tan tonta, debí llamar a la policía, pero realmente creí


que Rossi cumpliría su palabra.

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-Si hay algo que he aprendido durante el tiempo que llevo
aquí, es que Rossi es un cerdo codicioso que nunca cumple
su palabra.

-Me di cuenta, demasiado tarde.

La única puerta de la habitación sin ventanas se abre y por


ella entra un joven delgado, pálido y bastante nervioso con
algo de comer para ambas, pone el plato en el centro de la
habitación, nos da un vistazo rápido y sale nuevamente.

- ¿Quién es él? –Le pregunto a mi madre.

-No estoy segura, supongo que algún aprendiz de Rossi, por


su nerviosismo se ve que no lleva mucho tiempo en esto y
–Hace una pausa mientas piensa- A veces creo que no le
agrada para nada verme aquí.

- ¿Por qué lo dices?

-Él a veces trae postre para mí, me lleva a un baño cercano


para asearme un poco cuando lo encargan de cuidarme y
cuando el trae la comida es algo, digamos, más… comible.

-Bien, si eso es cierto quizás podamos averiguar más sobre


cómo salir de aquí a través de él.

Unas horas más tarde mientras mi madre y yo nos ponemos


al día sobre los últimos 5 años entra nuevamente el joven
con otra bandeja de comida.

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-Van a venir por nosotras –Le digo cuando da la espalda
para irse- Tengo un amigo policía y sé que está buscándome
en este momento.

Se voltea lentamente mientras nos observa


detenidamente.

-No quiero problemas con la policía –Dice finalmente-.

-Entonces deberías ayudarnos, de esa forma podré decirle


a mi amigo que te ayude.

-Rossi nunca mencionó a la policía, dijo que todo estaba


bajo control.

-Es porque Rossi no sabe de mi amigo, pero él sí conoce


todos sus movimientos, así que en cualquier momento
deben entrar a este lugar.

Todo son conjeturas mías, supongo que a estas alturas Juan


o Lucy ya fueron a mi departamento y al no verme allí han
llamado a Sánchez, éste a su vez, debe imaginarse lo que ha
ocurrido y ya debe estar buscándome, aunque de seguro no
tiene la más remota idea de dónde estamos, justo como
nosotros, pero necesito sembrar la duda en este hombre,
algo me dice que él es la única esperanza que tengo para
salir de este lugar.

-Está bien, pero debes prometer ayudarme.

-Lo juro –Digo levantando mi mano derecha-

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-Bien, esta noche me toca hacer guardia a mí, por lo general
todos se van a dormir ya que dos mujeres no representan
mucho problema para nadie. Yo vendré por ustedes y
debemos ser muy cuidadosos para salir de aquí por la
puerta trasera, pero estamos muy lejos de la ciudad y tú –
Dice señalándome a mí- No puedes caminar muy de prisa,
así que debo pensar en qué haremos una vez salgamos del
almacén.

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Capítulo 22

Pesadillas hechas realidad.

Marcos, el chico que prometió ayudarnos regresa por la


noche, toma mi bastón y me lo entrega y nos da
instrucciones de caminar muy sigilosamente detrás de él.

Comenzamos nuestra salida caminando muy lentamente


por una serie de pasillos que en algunas ocasiones dan hacia
un gran espacio central abierto, algo parecido a un hangar,
no puedo detenerme mucho tiempo a ver y la iluminación
tampoco ayuda mucho, por lo que trato de caminar lo más
rápido que mi pierna me permite y de no tropezar con algún
obstáculo en el camino, lo último que querría en este
momento sería tropezar con algo y caer justo cuando
estamos a punto de salir de aquí.

Hacemos nuestro camino hacia la salida y el lugar parece


estar desierto cuando de pronto Marcos se detiene
abruptamente y pone un dedo sobre su boca para darnos a
entender que hagamos silencio. Afinando mi oído puedo
escuchar dos hombres hablando.

-El jefe dijo que está por llegar.

- ¿Quién? –Pregunta uno de los hombres-.

-El novio rico de la morena –Le contesta el otro-.

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Pongo mis manos sobre mi boca para ahogar un gemido,
están hablando de Juan, viene para acá.

-El jefe no fue tonto, pidió tres grandes por ambas chicas.

-Supongo que sí es rico, tiene de dónde pagarlos.

-En menos de una hora ya los tenía cuando llamó al jefe.

- ¿Y qué se supone que todos haremos en el hangar? –


Pregunta el primero-

-Vigilar la entrega del dinero, matar al ricachón y luego a las


chicas-.

Mi madre, Marcos y yo nos miramos alternadamente


mientras él dice en un susurro.

-Tenemos que salir de aquí ahora, no se supone que habría


nadie despierto, no sabía de la entrega de ese dinero –Dice
mientras toma la mano de mi madre y la jala hacia adelante-

Me quedo paralizada en el pasillo cuando escucho un gran


portón abrirse.

-Vamos –Dice Marcos- Todos están concentrados en el auto


que acaba de llegar, esta es nuestra oportunidad-

- ¡No! –Digo mirando a ambos- No dejaré que maten a Juan


–Miro a mi madre- ve con Marcos mamá, te encontraré
afuera.

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-No pienso dejarte aquí Eva.

-Mamá, por favor, te lo explicaré todo después, tengo que


hacer algo, él está haciendo esto por mí, no puedo dejarlo
aquí solo.

-Pero hija…

-Por favor –Le ruego- No puedo perderlos a ambos, si Juan


está aquí, lo más seguro es que esté el detective Sánchez,
cuéntale todo, no dejes que hagan daño a Marcos.

Mi madre se debate entre la indecisión de ir o quedarse


conmigo, así que insisto en mis ruegos hasta que finalmente
la veo alejarse con lágrimas en los ojos, mientras Marcos la
saca por una puerta trasera que se ha quedado sin vigilancia
por unos minutos.

Me quedo entre las sombras de los pasillos observando


desde lejos y pensando qué podría hacer alguien tan torpe
y medio lisiada como yo en estas circunstancias.

Juan se baja del vehículo con las manos en alto.

- ¿Dónde está mi dinero? –Pregunta Rossi altaneramente.

-En el asiento del auto, sólo déjame sacarlo.

Lentamente entra de nuevo al auto mientras saca un


maletín negro, lo pone sobre el techo del mismo y lo abre

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poco a poco, en el hay varias pacas de dólares una al lado
de la otra.

- ¿Dónde están las chicas? –Dice Juan.

-Todo a su tiempo, no seas impaciente.

Un disparo sale desde el techo del hangar y veo cómo uno


de los 4 hombres que rodeaban a Juan cae desplomado al
suelo. El resto de los hombres sacan sus armas mientras que
se desata el caos, todos apuntan hacia el techo buscando
frenéticamente la fuente del disparo, pero la oscuridad no
permite ver al tirador.

- ¿Has llamado a la policía? –Dice Rossi furioso a Juan.

-No sé de qué hablas –Contesta éste- Yo traje la parte del


trato, ahora dame a las chicas y simplemente me iré de
aquí.

- ¡No voy a darte nada idiota! –Dice gritando mientras le


apunta con un arma- ¡Nunca tuve intensiones de hacerlo!

Otro disparo irrumpe en la habitación y otro de los hombres


de Rossi cae al suelo, en medio de la confusión otro hombre
sale corriendo hacia la puerta para protegerse y desaparece
y un último hombre sigue mirando hacia el techo en busca
del tirador.

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-Voy a matarte –Dice Rossi a Juan- Te mataré y me iré de
aquí con mi dinero –Juan sólo tiene las manos en alto y lo
mira orgullosamente sin una pizca de miedo.

Lo siguiente que ocurre es todo en cámara lenta.

El último guardia cae al suelo y se desploma como los


anteriores, Rossi sigue apuntando a Juan cuando yo decido
salir de mi escondite cojeando con mi bastón a espaldas de
Rossi, la expresión de Juan cambia cuando me ve detrás de
ese monstruo, pero ya es demasiado tarde. Un disparo se
escapa del arma y atina justo en el pecho de Juan mientras
este cae al suelo, yo corro lo más rápido que mi estúpida
pierna me lo permite sin importar las punzadas de dolor que
ésta envía como cuchillas que se clavan al hueso. Me coloco
justo detrás de Rossi y toda la furia contenida durante todo
este tiempo se concentra en mis brazos cuando tomo el
bastón como un bate de béisbol y con todas mis fuerzas
propino un golpe contundente en su cabeza. El hombre cae
al suelo inconsciente mientras yo corro hacia Juan soltando
mi bastón y casi arrastrándome hasta él.

Tomo su hermoso rostro entre mis manos y él no se mueve.


Las lágrimas salen solas de mis ojos mientras golpeo su
pecho y gimo.

- ¡No, no, no, no!, ¡Tú no! Por favor, por favor, abre los ojos,
respira Juan, por favor, te lo pido, no me dejes, yo… yo te
amo, ahora lo sé, te dejaré ser mi niñero, no seré una perra

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nunca más, te besaré cada día de mi vida mientras tenga
aliento, pero no te vayas, por favor.

Poniendo mi cabeza sobre su camisa mientras mis lágrimas


la mojan, me olvido de todo lo que está a mí alrededor,
porque siento que una vez más… mi peor pesadilla se ha
hecho realidad.

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Epílogo

Respiro profundo, doy vueltas al anillo en mi mano


izquierda tratando de contener el revoltijo de emociones en
mi estómago mientras estoy de pie frente a la puerta de una
iglesia llena de gente esperando por mí.

- ¿Lista? –me pregunta el Detec… Eric, mi buen amigo Eric,


mejor conocido como el Detective Sánchez mientras me
extiende su brazo para que me apoye de camino al altar.

-Todo lo que puedo estar –Respondo mirando hacia la


puerta-.

-Sólo piensa en quien te espera adelante y no en todos los


que estarán mirándote.

-Sólo… no me dejes caer –Digo mirándolo a los ojos.

-Palabra de scout –Dice levantando su mano derecha con


una gran sonrisa.

Las puertas de la iglesia se abren a la vez que comenzamos


a marchar, delante de mí va Lucy con su hermoso vestido
de dama de honor y mientras camino hacia mi futuro no
puedo evitar recordar los últimos meses y todo lo que tuvo
que ocurrir para llegar hasta aquí.

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Me encontraba llorando en el pecho de Juan mientras el


yacía en el suelo inconsciente producto de un balazo
cortesía de Rossi cuando él puso sus manos sobre mis
hombros y me apartó diciendo.

- ¿Entonces tengo que morirme para que finalmente


reconozcas tus sentimientos por mí?

- ¡Oh Dios! ¡Estás vivo! ¡Estás vivo! –Es todo lo que puedo
repetir mientras me abalanzo hacia él una vez más
abrazándolo y besando su rostro por todas partes.

-Tranquila, con cuidado –Dice apartándome un poco una


vez más y poniendo una de sus manos sobre su pecho, hace
un gesto de dolor.

- ¿Estás herido?, yo vi la bala, fue directo hacia ti.

-Sólo un poco adolorido, gracias a esto –Señala un chaleco


negro dentro de su camisa.

-Pero… ¿Cómo? ¿Cuándo? –Pregunto confusa.

-Cortesía del buen amigo Sánchez –Dice mirando por


encima de mi hombro- ¿Lo tenemos? –Le pregunta.

-Sí –Responde Sánchez- Va de camino al hospital.

- ¿Atinaste?, buena puntería amigo.

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-Eh, no precisamente, alguien se interpuso en mi camino –
Responde mientras clava sus ojos en mí.

- ¿A qué te refieres? –Contesta Juan confundido.

-A que, si Eva alguna vez decide jugar béisbol, me apunto


como entrenador del equipo –Responde Sánchez
sonriéndome.

- ¿Podrías explicarme por favor?

-Digamos que… cuando se trata de defender a quienes amo,


soy capaz de muchas cosas –Respondo mientras mis
mejillas se llenan de color-.

-Voy a ignorar el hecho de que arriesgaste tu vida haciendo


una enorme tontería sólo porque acabas de reconocer una
vez más que me quieres –Dice con una enorme sonrisa en
el rostro mientras pasa su mano por mi mejilla.

Después de pasar por el hospital y verificar que todos


estábamos a salvo, era hora de volver a la realidad, una
realidad bastante agradable debo decir, mi madre y yo
recuperamos nuestra comunicación, ella adora a Juan y nos
visita bastante seguido, Lucy y Sánchez quien ahora insiste
en que le llamemos Eric, parecen llevarse muy bien y hemos
salido los cuatro juntos muchas veces.

Paso muchas horas de mi tiempo libre con Juan, hay


muchos abrazos, besos y cariño, paseamos de la mano,

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comemos helado y también hay muchas cenas de negocios
en las que me presenta como su novia, más de una vez mis
inseguridades me han ganado la partida y enloquezco
cuando las personas empiezan a compararme con su ex
Megan, hasta que él una vez más me convence de que soy
yo y sólo yo, todo lo que él quiere.

Unos días después de aquel incidente se apareció en mi


puerta con, según él, una súper idea.

-Cásate conmigo –Soltó de pronto en la puerta de mi


departamento.

- ¿Has perdido la cabeza? –Le pregunté rodando los ojos.

-Siempre que algo ocurre, que aparece Megan, que las


personas a mi alrededor te molestan, quieres huir de mí,
quieres acabar con todo, ya no sé qué hacer para
demostrarte que quiero estar contigo, así que tienes que
reconocer que es una súper idea –Dice mostrando esa
sonrisa de niño bueno.

-Es una pésima idea y es una muy mala razón para casarse,
además.

-No, yo quiero casarme contigo, desde que finalmente


reconociste que me quieres, pero sabía que enloquecerías
si lo pedía tan pronto, así que ya esperé suficiente.

-Qué largos seis meses Juan –Contesto sarcástica.

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-Los más largos de mi vida, tomando en cuenta que paso las
noches solo –Dice fingiendo dolor en el pecho.

-Sólo te estoy dando tiempo de arrepentirte –Digo


riéndome-.

-Pero ya tengo la solución, por favor di que sí.

-No y absolutamente no.

-Seguiré insistiendo ¿Sabes?

-Seguiré diciendo que no…

Y así fue, Juan insistía cada día durante el próximo mes, el


lunes al llegar al trabajo todo el que entraba a la estación
de servicio preguntaba ¿Quién es Eva? Y luego una sonrisita
nerviosa al saber que era yo, me cansé y cuando pregunté
cuál era el misterio todos insistieron en que debería salir y
verlo por mí misma.

Casi se me cae la quijada al salir y ver que todos los


automóviles que venían a reabastecer combustible llegar
con un escrito en el vidrio trasero en letras enormes que
decía:

EVA, ¿TE CASARÍAS CONMIGO?

La mayoría de los mensajes de texto que me enviaba en el


día terminaban con esa frase y un día al llegar a mi
departamento había una nota enganchada a la puerta con

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una rosa roja que al abrirla tenía la misma pregunta en
inglés:

EVA, ¿WILL YOU MARRY ME?

Aprovechando que estaba sola y no había nadie para


decirme awww por favor dile que sí, empecé a reírme como
una loca y le envié un mensaje a su teléfono.

-Realmente has perdido la cabeza. La respuesta sigue


siendo no, en cualquier idioma.

-Sólo tú puedes ayudarme a recuperarla. No perdía nada


con intentar nena ;)

No pude evitar sonreír, también tengo mi corazoncito.

Hay que darle crédito al hombre, tenía imaginación y


persistencia, envió niños con notas, que decían la misma
pregunta, caminamos por la playa y lo escribió para mí en
la arena realmente, aunque él lo supiera o no estaba poco
a poco destruyendo la enorme pared que había puesto
decidida a que ahí afuera, había alguien mejor que yo para
él y que era con ella con quien se merecía compartir el resto
de su vida.

Llegó mi cumpleaños nuevamente, ésta vez Lucy no llamó,


tampoco mi madre y debo reconocer que eso me dolió, se
olvidaron de mí, él único que se reportó con un feliz
cumpleaños y beso telefónico, después de todos los

214
detalles de los últimos meses, fue Juan, realmente esperaba
otra cosa, pero quizás finalmente, ya se estaba dando por
vencido –me dije a mí misma.

Al final de la tarde, cuando llegué al departamento me


esperaba una gran caja blanca con un laso rojo y una tarjeta.
Dentro había un hermoso vestido negro y la tarjeta decía:

“Podrías estar lista a las 8:00pm, alguien pasará por ti”

Te amo

Juan

Todo este misterio me tenía intrigada y a la vez


decepcionada, Juan no vino y tampoco fue él quien pasó por
mí, sino un elegante señor de traje y sombrero quien me
llevó en un auto negro a uno de los restaurantes más
exclusivos e importantes de la ciudad.

Un gran escenario al final del salón tenía una banda con


música en vivo, mientras un cantante muy talentoso
entretenía al público de las mesas a su alrededor con una
melodía románticamente suave. Me encontré en medio de
un cuento de hadas y mi príncipe seguía sin aparecer.

Cuando iba de camino a mi mesa, pude ver a lo lejos a Lucy


sentada al lado de Eric, mi madre, junto a ellas, la Sra.
Donovan y los padres de Juan, todos me miraban con
sonrisas en sus rostros mientras me aproximaba a ellos.

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Un pequeño golpe en el micrófono me sobresaltó y me hizo
volver la mirada hacia escenario, ahí estaba Juan, con un
esmoquin negro, su cabello perfectamente arreglado y
parecía…nervioso.

-Damas y caballeros –Dijo aclarando su garganta- ¿Puedo


tener su atención por un minuto?

Todas las personas en la sala miraron hacia el escenario.

-Esta es una noche muy especial para mí, la mujer más


hermosa del mundo, quien me ha concedido el honor de ser
mi novia, está de cumpleaños, así que quisiera por favor
que me acompañaran a cantarle cumpleaños feliz –Dijo
mientras me señalaba- A la dama de negro que acaba de
entrar en la sala.

Mis piernas empezaron a temblar y por un momento tuve


que sostenerme del mesonero que estaba más cerca de mí,
todas las personas en la sala acompañaron a Juan a cantar
el feliz cumpleaños y posteriormente irrumpieron con un
aplauso.

-Y ahora le he pedido a nuestro interprete de la noche, una


canción muy especial que dice un poco de lo mucho que
siento por mi querida Eva.

Juan baja del escenario y comienza a caminar hacia mí.

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- ¿Señorita Rodríguez, me concede esta pieza? –Dice
extendiéndome su mano.

-Por supuesto que sí, digo sonriendo.

-Bueno, al menos te he sacado un sí, esta noche –Dice


sonriendo mientras toma una de mis manos y me dirige al
espacio abierto en medio del salón.

De fondo comienzan las notas musicales suaves y la canción


es una de mis favoritas, Make you feel my love de Adele
suena a lo largo y ancho del salón, mientras las palabras de
la canción me envuelven como una manta caliente en
medio de una noche de frío, los brazos de Juan me guían en
un baile lento y suave, aún puedo sentir sus manos temblar
un poco y veo la angustia en su rostro sin entender por qué.

-No hay nada que no haría –Dice en mi oído, citando la


canción de fondo- Para demostrarte mi amor.

-Lo sé –Le contesto mirándolo a los ojos- Te amo.

-Yo más –Me responde mientras continuamos bailando


hasta que termina la canción.

Una vez que termina, Juan se aleja unos centímetros de mí


y pone una de sus rodillas en el suelo –Oh Dios Mío, no, aquí
no, por favor-

-Eva, no hay un día de mi vida, en el que no me despierte


anhelando que estés a mi lado, quiero compartir cada

217
minuto de lo que me resta de existencia contigo, quiero reír,
llorar, cantar, bailar, dormir, vivir cada segundo junto a ti,
por eso delante de todos estos testigos, una vez más, te
pregunto ¿Te casarías conmigo? –Pregunta mientras me
mira con esa cara de cachorrito abandonado- sé que es más
que probable que te sigas negando, pero yo seguiré
haciendo la misma pregunta las veces que sea necesario,
encontré el amor de mi vida y no pienso rendirme hasta que
un día me digas la respuesta que tanto anhelo.

Y ya no puedo negarlo más, ya no puedo negarme más la


oportunidad de ser feliz.

- ¡Sí! –Respondo con lágrimas rodando por mis ojos


mientras la sala estalla en aplausos y Juan se pone de pie
para ponerme un anillo en mi dedo y besarme como nunca.

------------------------------------- o ------------------------------------

-Cuida bien de ella –Le dice Eric a Juan mientras le da mi


mano- Recuerda que tengo un arma –Dice más bajo
sonriendo.

-Lo tendré en mente -Dice Juan guiñándole un ojo-.

El ministro comienza con la ceremonia y Juan y yo sólo


podemos mirarnos el uno al otro diciendo todo entre líneas,
quizás no seamos perfectos, vamos a cometer errores, eso

218
es seguro, el amor no es perfecto y a veces, no es para
siempre, pero si algo he aprendido en mi corta vida, es a
disfrutarlo mientras lo tenemos, sea el de la familia, como
en el caso de mi padre, a quien amé profundamente aunque
no lo pueda tener aquí conmigo o sea a quien decidas tener
como compañero de vida, amar intensamente, dure el
tiempo que dure, porque el amor te ayuda a seguir adelante
a pesar de las circunstancias, te hace ver el mundo más
bonito aunque tenga días grises, te hace sonreír aunque tus
ojos se quieran llenar de lágrimas y te llena ese gran vacío
que tienes en el pecho y que no sabías que existía hasta que
esa persona lo llena perfectamente, por eso cuando llega la
gran pregunta, sin dudas, sin inseguridades, sin miedos, ni
temores, puedo finalmente responder.

-Sí, acepto.

Las pesadillas se han ido, mi alma al igual que mi mente


están en paz, finalmente con ayuda profesional comprendí
que eran un reflejo de mi dolor, de mis miedos, de mis
traumas y que una vez cerrados los ciclos y perdonando las
heridas del pasado, mi cabeza puede descansar y yo puedo
dormir feliz al lado del amor de mi vida…

FIN

219
No se puede volver el tiempo atrás y volver a vivir lo que ya
fue, sólo queda disfrutar al máximo el hoy, recordar con
agradecimiento el ayer y esperar lo mejor del mañana…

Perdona, ama, sonríe y disfruta de cada día como si fuera el


último…

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NOTA CURIOSA: Aunque toda la historia es ficticia, todos y
cada uno de los sueños los tuve en la vida real, en algunos
sólo cambiaron nombres y personas, los demás fueron
escritos literalmente…

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