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El poder punitivo del Estado. Naturaleza jurídica de las sanciones administrativas. Distintos tipos de
sanciones: contractuales, disciplinarias, de policía y tributarias. Relaciones de especial sujeción.
Principios aplicables: legalidad, tipicidad, debido proceso, presunción de inocencia, non bis in ídem,
culpabilidad, proporcionalidad, reformatio in pejus. Principios incorporados a partir de la enmienda
constitucional de 1994. El caso de las personas jurídicas.
Los procedimientos especiales. Acceso a la información pública. Ley Nº 27.275. Decreto Nº
1172/2003. Fallo: “CIPPEC” (Yo despues resumo esta ley)
El Poder Punitivo del Estado o Ius Puniendi consiste en la facultad sancionatoria de que dispone para
imponer una pena a quien ha infringido una norma jurídica. Ello representa una emanación de su
soberanía, y no un mero derecho subjetivo de punir. Viene de un vínculo jurídico convencional
concertado en el marco del llamado régimen exorbitante.
Sanciones disciplinarias: se van a regir para sanciones administrativas. Reglamento de
sumarios administrativos, que tiene que ver con faltas en las que incurre el funcionario
público. Se tipifican las conductas y se establecen las sanciones. Son normas asimilables a
un procedimiento penal.
Sanciones administrativas
Las sanciones administrativas corresponden a los castigos impuestos por una Administración Pública
a los administrados por haber infringido la ley, al incumplir deberes jurídicos u obligaciones en la
norma jurídica administrativa.
El criterio para determinar si una conducta es delito o contravención dependerá de la opinion del
legislador.
Principios aplicables
La CSJN ha dicho que los principios y reglas del derecho penal resultan aplicables al ámbito de las
sanciones administrativas, siempre que la solución no este prevista en el ordenamiento jurídico.
® Legalidad:
Este principio emana de la cláusula constitucional que instituye la garantía de defensa, este
principio prescribe que toda pena debe fundarse en ley y se complementa con lo emanado
del art 19 de la carta magna “nadie se encuentra obligado a hacer lo que la ley no manda
ni privado de lo que ella no prohíbe”. Por ley se entiende solamente la material y formal,
por lo que las contravenciones de naturaleza penal no pueden establecerse por
reglamentos, ya que las autoridades administrativas carecen de competencia
constitucional para crear faltas o contravenciones.
® Tipicidad: La conducta u omisión debe estar descripta normativamente. (no debe estar
precisado con DETALLE). Asimismo, la graduación de la conducta y determinación de
las acciones.
® Culpabilidad: Nulla pena sine culpa. Principio que preceptúa que las personas no
puedan ser declaradas culpables por conductas ejecutadas sin dolo o culpa.
® Non bis in idem: nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo hecho. (Busca evitar una
reacción punitiva desproporcionada, viola la previsibilidad de las sanciones si sobre un
mismo hecho se aplica varias veces).
® Inocencia: quien es sometido a un procedimiento sancionador es inocente hasta que
mediante un acto administrativo firme se demuestre lo contrario. La Administración es la
que se encuentra obligada a acreditar la verdad material.
® Razonabilidad y proporcionalidad: Relación entre la pena y la conducta punible. Hace a la
razonabilidad.
® Debido proceso: las sanciones deben ser aplicadas cumpliendo con la garantía del debido
proceso previo y el derecho de defensa. (Derecho a ser oído, a ofrecer y producir prueba y
a una decisión fundada).
® Plazo razonable: la normativa que regula los procedimientos sancionatorios, establece los
plazos dentro de los cuales debe llevarse adelante. Una vez vencidos, estamos en supuesto
de incompetencia en razón del tiempo. Esta no ha sido la postura mayoritaria ya que
consideran a los plazos meramnte ordenatorios, pero la CSJN en el fallo Lociser
considero que en virtud de la marcada mora que había tenido el sumario promovido por el
BCRA, se había violentado el principio de plazo razonable (criterio que mantuvo en fallos
posteriores).
® Reformatio in pejus: cuando el interesado, ante la impugnación de un acto administrativo,
ve empeorada su condición jurídica como consecuencia del decisorio de quien resuelve el
recurso administrativo.
Clases de sanciones
➔ Multa: sanción pecuniaria que se aplica frente al incumplimiento de la normativa.
(incumplimiento fiscal). Es considerada la pena típica en esta materia. Consiste en una
obligación de dar sumas dinero cuyo pago impone la administración.
➔ Arresto: privación de la libertad del sujeto sancionado. Suele ser por plazos breves. Para que
tenga validez constitucional, debe justificarse a partir de la sanción cometida. (de lo contrario
viola el pcipio de libertad y razonabilidad – proporcionalidad).
➔ Inhabilitación: Consiste en la prohibición de desarrollar algún tipo de actividad. Suspensión o
cancelación. Viene también, a limitar la autonomía personal. Opera para el futuro protege a la
sociedad de que el sancionado pueda volver a cometer infracciones. También, se impone
como medida accesoria para castigar un delito penal.
➔ Amonestación: apercibir a quien ha incurrido en infracción. No es grave pero su reiteración
puede derivar en sanciones mayores.
➔ Clausura: Prohibición de apertura de un establecimiento donde se desarrolla la actividad,
hasta que se resuelva la culpabilidad del infractor.
➔ Retiro de la personería jurídica.
Principios:
-Transparencia y máxima divulgación: Sólo puede limitarse el acceso a la
información por las cuestiones previstas en la ley.
-Informalismo: El pedido de información no cuenta con requisitos formales o de
procedimiento.
-Máximo acceso: La información debe publicarse en forma completa y por la mayor
cantidad de medios posibles.
-Apertura: Debe ser accesible en formatos electrónicos para su fácil redistribución.
-Disociación: En el caso de que parte de la información se encuentre dentro las
excepciones para ser distribuida pero dicha parte no este exceptuada deberá
publicarse tachando u ocultando aquellas partes sujetas a la excepción.
-No discriminación: Se debe entregar a todas las personas que la soliciten y sin pedir
expresión de causa.
-Máxima premura: La información debe ser publicada con la máxima celeridad.
-Gratuidad: el acceso a la información debe ser gratuito
-Control: el acceso a la información será objeto de fiscalización permanente. Las
resoluciones que denieguen el acceso, la ambigüedad o el silencio podrán ser
recurridas ante el órgano competente.
In dubio pro petitor: La interpretación de esta ley será siempre efectuada en caso de
duda en favor al acceso a la información.
Excepciones:
1- Información expresamente clasificada como reservada o confidencial por
razones de defensa o política exterior.
2- Información que pudiera poner en peligro el correcto funcionamiento del sistema
financiero o bancario.
3- Secretos industriales, comerciales, financieros, científicos o tecnológicos cuya
revelación pudiera perjudicar el nivel de competitividad o lesionar los intereses
del sujeto obligado
4- Información en poder de la UIF tendiente a la investigación de activos
provenientes de ilícitos.
5- Información que comprometa los derechos o intereses legítimos de un tercero
obtenida en carácter confidencial.
6- Información protegida por el secreto profesional.
7- Información que pusiera en peligro la vida de una persona.
8- Información cuya divulgación estuviera vedada por otras leyes
Plazos: Toda información solicitada en los términos de la presente ley debe ser
otorgada en un plazo no mayor a 15 días hábiles, si se necesita tiempo para reunir la
información este plazo se puede prorrogar por 15 días más.
Denegatoria: Debe hacerse por auto fundado, por no estar obligado a brindar esa
información, por no tenerla o por estar incluida en el art 8 (excepciones). La falta de
fundamentación determinará la nulidad del acto denegatorio y obligará a la entrega
de la información requerida.
Fallo CIPPEC:
La administración le había negado al CIPPEC la información íntegra referida a la
entrega de fondos en concepto de “ayuda social” otorgados en 2006 y 2007
fundando su decisión en que se trataba de información sensible de los beneficiarios.
La corte determinó que no era información sensible ya que esta se encuentra
taxativa en la norma. Por lo que ordenó se entregue la información requerida.
UNIDAD N°7
Los límites jurídicos a la actividad administrativa: facultades regladas y discrecionales, Fallo:
“Consejo de Presidencia de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Bahía Blanca”.
Facultades regladas: distintos tipos. Regulación directa, indirecta, residual, técnica. Los conceptos
jurídicos indeterminados. Los límites a las facultades discrecionales: razonabilidad, desviación de
poder, buena fe, equidad.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA
Ø Potestades Discrecionales
● La discrecionalidad es la potestad del Poder Ejecutivo de elegir entre dos o más soluciones
igualmente posibles dentro del ordenamiento jurídico. Cualquiera de ellas es, entonces,
jurídicamente plausible e igualmente razonable.
● Es decir, cualquier solución es indiferente en términos jurídicos de valor.
● Así, el Ejecutivo puede optar por cualquiera de ellas, según su propio arbitrio o criterio es
jurídico, en tanto esté incorporado en el orden jurídico.
● Quiere decir, el criterio discrecional está contenido en el ordenamiento, pero no existen reglas
específicas predeterminadas que guíen su ejercicio y, por tanto, es libre.
Ø Potestades Regladas
Las potestades del Ejecutivo son regladas cuando su ejercicio depende de criterios casi automáticos;
es decir cuando éste debe, en el marco de un supuesto de hecho determinado, aplicar las
consecuencias prefijadas claramente por el orden jurídico. Es decir, en tal caso el operador (Poder
Ejecutivo) no puede optar entre dos o más consecuencias legalmente posibles e igualmente válidas en
términos de derecho, sino que debe limitarse a aplicar cierto consecuente preciso y predeterminado.
Ciertos aspectos deben estar regulados necesariamente por las leyes dictadas por el Congreso. (Ej. el
qué (aquello que el Ejecutivo puede o no hacer), es decir, las competencias del Poder Ejecutivo deben
estar regladas por la ley). En ningún caso éste puede reconocerse a sí mismo competencias, sin
perjuicio de que sí puede —respetando el principio de legalidad— decidir el cómo y cuándo en el
ejercicio de aquéllas.
La ley, entonces, dice necesariamente si el Ejecutivo puede actuar y sólo en tal caso puede hacerlo.
De modo tal que el Poder Ejecutivo no puede intervenir según su propio criterio o arbitrio, sino que
sólo puede hacerlo cuando el legislador le dé autorización en ese sentido. Este concepto es,
básicamente, el postulado de las competencias estatales.
a) si el Poder Ejecutivo puede o no hacerlo (el qué), pero puede reconocerle al Poder Ejecutivo
la facultad de decidir
b) en qué momento hacerlo (el cuándo) y, por último,
c) de qué modo hacerlo (el cómo).
Es decir que el punto (a) es necesariamente reglado y los puntos (b) y (c) pueden ser reglados o
discrecionales.
El cuándo es el tiempo en el que el Ejecutivo decide actuar, pudiendo elegir entre dos o más
momentos posibles (aspecto temporal). Por su parte, el cómo comprende la posibilidad del operador
jurídico de optar —en el marco de un mismo hecho— entre dos o más consecuencias posibles. Así, el
operador debe elegir entre varios caminos y, luego, justificarlo (motivarlo).
Las normas que regulan las actuaciones del Ejecutivo pueden incorporar esos otros aspectos sobre su
ejercicio (cómo y cuándo). Si el legislador así lo hace, esas potestades son regladas ya que el
ordenamiento prevé reglas específicas respecto de su ejercicio. En caso contrario, estamos ubicados
ante potestades libres o discrecionales del Ejecutivo ya que no existen reglas preestablecidas y de
alcance específico.
El ejercicio supuestamente libre por el Poder Ejecutivo, es decir el cuándo y el cómo (ya excluimos el
qué), nace del reconocimiento de ese ámbito de arbitrio por el propio legislador.
No existen potestades íntegramente libres porque, como mínimo, el aspecto puntual sobre qué puede o
no hacer el Ejecutivo debe estar reglado por el legislador. Esto es, el acto particular a dictar por el
Ejecutivo no es íntegramente discrecional —en ningún caso— porque al menos el Legislador debe
necesariamente regular el aspecto competencial.
Obvio es también que si el órgano competente reguló todos los otros aspectos (es decir, el cuándo y el
cómo hacerlo y —además— con densidad y profundidad) el asunto está reglado y, consecuentemente,
el acto que dicte el Ejecutivo es ciertamente reglado. El Poder Ejecutivo sólo debe comprobar el
supuesto de hecho previsto en la norma, y en caso de que sea cierto, aplicar la regla ya que no puede
actuar de otro modo.
Si el órgano competente sólo regló algunos de esos aspectos, entonces las potestades son en parte
discrecionales y el acto dictado en su consecuencia también reviste, al menos parcialmente, este
carácter.
Ejemplos:
En este contexto, el Legislador no reguló uno de los aspectos que hemos señalado en el desarrollo de
este capítulo, esto es, cómo el Ejecutivo debe ejercer sus potestades. Por tanto, el acto es en este
aspecto discrecional, pues el Poder Ejecutivo puede válidamente ejercer sus facultades de cierto modo
u otro, siempre en el marco del ordenamiento jurídico.
b) La ley dice que el agente público que no cumple con el horario de trabajo es pasible de las
sanciones de apercibimiento, suspensión por no más de treinta días o cesantía en el cargo.
En este contexto normativo, la Administración advierte que el agente no cumplió con el horario
reglamentario en dos oportunidades durante el último mes de trabajo y —además— de modo
injustificado. Consecuentemente, el Ejecutivo dicta el acto aplicándole la sanción de suspensión por
30 días.
Es decir, el elemento competencia es reglado (es decir, en caso de constatarse el incumplimiento del
agente, el Ejecutivo debe sancionarlo), y otro tanto ocurre con el antecedente (esto es, el
incumplimiento del horario) y, las consecuente (sanciones) es en parte reglado y —a su vez—
discrecional.
En efecto, el tipo de sanción y el límite máximo —en el caso particular de las suspensiones— son
elementos reglados.
Importante.
Actividad administrativa
● Actos jurídicos: son las decisiones, manifestación de voluntad con un fin jurídico que
producen un efecto jurídico
● Hechos jurídicos: conductas administrativas que traen consecuencias jurídicas ejecución de
actos, actuaciones
● Actos no jurídicos: actos de la administración en función del ejercicio de funciones
administrativas (ej: informes)
● Hechos no jurídicos: actuaciones materiales que no producen efecto jurídico (llevar un
expediente a otra oficina, estar de pie en una reunión)
● Reglamentos y contratos
● Actos de carácter general o individual
Acto administrativo
FACULTADES REGLADAS
Están regladas cuando una norma jurídica predetermina en forma concreta una conducta determinada
que el particular debe seguir, o sea cuando el orden jurídico establece de antemano que es
específicamente lo que el órgano debe hacer en un caso concreto.
Las potestades del PE son regladas, prefijadas por el ordenamiento: normas jurídicas determinan de
manera específica cual tiene que ser la respuesta de la administración frente a determinadas
circunstancias fácticas. Se fija que el pedido sea correlativo con la norma.
El administrador debe obedecer la ley y prescindir de su apreciación personal sobre el mérito del acto.
a. Regulación directa: Se trata de normas jurídicas que se refieren específicamente a la actividad
administrativa (ej: Ley de procedimientos administrativos). Los requisitos que establece el art
7 ley 19549 de Procedimiento son indispensables, la falta de alguno provoca la nulidad:
1. Competencia: dictada por autoridad competente.
2. Causa: sustentarse en los hechos, antecedentes y Derecho aplicable.
3. Procedimiento: cumplirlo junto a las normas especiales y los dictámenes de
asesoramiento jurídico.
4. Motivación: expresar en forma concreta las razones además de los hechos,
antecedentes y el derecho.
5. Finalidad: que no persiga otros fines sean públicos o privados diferentes de los que
justifiquen el acto. Adecuación de las medidas con el fin.
6. Forma: por escrito, con fecha, lugar y firma de la autoridad que lo emite.
b. Regulación indirecta: La ley no reglamenta la forma en que la administración puede actuar
frente a los particulares si no las condiciones bajo las cuales los particulares no pueden ser
molestados por la administración
c. Regulación residual: Principio de razonabilidad art 28. La ausencia de proporción hace que el
acto carezca de razón suficiente convirtiéndose en un acto irrazonable, que es en definitiva
una forma de arbitrariedad. Toda ley, reglamento o acto debe guardar una adecuada
proporción entre antecedente y consecuente.
Razonabilidad
El principio de razonabilidad hace que las leyes y actos estatales no puedan afectar los derechos de las
personas, es decir, es el que protege a los ciudadanos y sus derechos establecidos en la CN.
Control de razonabilidad
FACULTADES DISCRECIONALES
Son facultades discrecionales cuando el orden jurídico le otorgue al organo cierta libertad para elegir
entre uno y otro curso de acción, para hacer una u otra cosa, o hacerla de una u otra manera.
Es la potestad del PE de elegir entre 2 o más soluciones posibles dentro del ordenamiento jurídico,
elige según su criterio y el criterio discrecional está dentro del ordenamiento.
La ley permite al administrador que sea él quien aprecie la oportunidad o conveniencia del acto a los
intereses públicos. El órgano administrativo tiene elección.
Es una modalidad de ejercicio que el orden jurídico expresa o implícitamente le confiere a quien
desempeña la función administrativa con el objeto de que a través de una apreciación subjetiva del
interés público comprometido, complete, creativamente, el ordenamiento en su concreción práctica
seleccionando una alternativa entre varias igualmente validas.
- NO ES ARBITRARIEDAD
- NO ES LO IRRAZONABLE
- NO ES LA SOLA VOLUNTAD DEL FUNCIONARIO
Para algunos autores, es cuando está la posibilidad de elegir entre actuar o no actuar y si se opta por
actuar, la posibilidad de optar entre varias alternativas igualmente válidas.
Las normas que regulan las actuaciones del PE pueden incorporar el cuándo y el cómo, sí lo hacen son
regladas, sino discrecionales.
Básicamente, es la libertad de elección conferida por la norma a la Administración, para que esta
dentro de los límites que imponen los principios generales del derecho determine cuándo actuará, si lo
hará o no y en su caso con qué contenido.
Obligatoriedad de explicar qué motivó el acto: El PE debe explicar xq eligió entre las soluciones
posibles y el juez controlar si cumplió con los límites que prevé el ordenamiento jurídico, el acto será
arbitrario o no según la justificación del motivo, no es solo controlar los hechos y el derecho
aplicable.
El PE debe explicar: marco normativo, interés público comprometido, antecedentes del caso, opciones
posibles, según su criterio el nexo entre los antecedentes y el interés público y su decisión. Ambos
actos deben estar motivados, la diferencia es que en los reglados las razones las da la norma y en los
discrecionales el sujeto. Cuanto más discrecional es el acto más se lo debe motivar.
Revisión judicial
Parte de la doctrina sugiere que los jueces deben limitarse a ejercer un control jurídico no debiendo
interferir en los aspectos técnicos o políticos de la decisión administrativa. Que sólo pueden revisar el
carácter competencial, organizativo y procedimental
¿Qué sucede cuando hay violacion a los límites de las facultades discrecionales?
El Poder Judicial puede revisar y controlar la legitimidad de un acto administrativo pero no podría
revisar la oportunidad o conveniencia.
El acto será nulo: cuando no esté motivado o sea arbitrario. El juez puede modificar el acto pero no
sustituirlo (conversión de actos). Ej la Corte ante la nulidad del acto modifica el monto de las
sanciones. La modificación debe surgir del criterio que tuvo el PE.
Hay límites a la discrecionalidad, estas son más vagas e imprecisas que en el caso de la actividad
reglada. En el caso de los límites a la actividad discrecional se necesitara una investigación del caso
concreto. En cambio, en el caso de la actividad reglada basta la confrontación de la actividad con la
norma.
REVISION JUDICIAL.
El Poder Judicial puede revisar y controlar la legitimidad de un acto administrativo pero no podría
revisar la oportunidad o conveniencia.
Potestad de la administración:
1. La administración puede revocar por sus propios actos ilegítimos o meramente
inconvenientes.
2. El Poder Judicial, en su revisión judicial, solo por razones de ilegitimidad puede dictar la
nulidad del acto.
3. Desproporcionalidad.
4. Desviación de poder.
En el caso el Tribunal adujo que "mientras en algunos supuestos el ordenamiento jurídico regula la
actividad administrativa en todos sus aspectos —reemplazando así el criterio del órgano estatal para
predeterminar qué es lo más conveniente para el interés público y reducir su actividad a la
constatación del presupuesto fáctico definido por la norma en forma completa y la aplicación de la
solución que la ley agotadoramente ha establecido (poderes reglados o de aplicación legal automática)
—, en otras ocasiones el legislador autoriza a quien debe aplicar la norma en el caso concreto para que
realice una estimación subjetiva que completará el cuadro legal..."
Asimismo, la Corte dijo —respecto del alcance del control de los jueces sobre las competencias
regladas y discrecionales del Poder Ejecutivo— que "frente al reconocimiento de que no existen actos
reglados ni discrecionales cualitativamente diferenciables, sino únicamente actos en los que la
discrecionalidad se encuentra cuantitativamente más acentuada que la regulación y a la inversa
(Tribunal Supremo español, sentencia del 24 de octubre de 1962) al no poder hablarse hoy en día de
dos categorías contradictorias y absolutas como si se tratara de dos sectores autónomos y opuestos
sino más bien de una cuestión de grados, no cabe duda de que el control judicial de los actos
denominados tradicionalmente discrecionales o de pura administración encuentra su ámbito de
actuación en los elementos reglados de la decisión, entre los que cabe encuadrar, esencialmente, a la
competencia, la forma, la causa y la finalidad del acto.
La revisión judicial de aquellos aspectos normativamente reglados se traduce así en un típico control
de legitimidad... ajeno a los motivos de oportunidad, mérito o conveniencia tenidos en mira a fin de
dictar el acto -Fallos 315:1361-.
Historia
A. Epoca colonial: Se trataba, en definitiva, en dividir el poder del Estado en funciones y de
atribuir éstas a órganos diferentes, para que de este modo nadie pudiera imponer totalmente su
voluntad, ni fuera sometido a una voluntad diversa a la propia.
B. Periodo patrio preconstitucional: Se debe aguardar en nuestro país a la Revolución de Mayo
para que, al influjo de las ideas de Montesquieu, de la Revolución Francesa, y de la
independizada Estados Unidos de América, comience a desarrollarse la división de poderes y
surja el control jurisdiccional de la Administración.
C. La constitucion de 1853 y la reforma de 1860 y todas las posteriores reformas que
comenzaron a consagrar el control judicial de la administración.
La venia legislativa
El permiso. En el principio de nuestra vida institucional, el Estado era considerado irresponsable y no
se lo podía demandar. Hasta 1900, era necesario obtener una venia legislativa para demandar al
Estado. Es decir, el Congreso tenía que autorizar, mediante una ley, a quien quisiera iniciarle un juicio
al Estado. Ese año se dictó la primera ley referida a la responsabilidad estatal, que eliminó el requisito
de la venia legislativa, pero estableció el de la previa reclamación administrativa (LEY 3952).
ARTÍCULO 23.- Podrá ser impugnado por vía judicial un acto de alcance particular: (Efectos de
alcance particular, son interpartes, es individual)
b) cuando pese a no decidir sobre el fondo de la cuestión, impida totalmente la tramitación del
reclamo interpuesto. Ej la decisión de la administración cuando caduca el procedimiento( plazo
razonable)
ARTICULO 24.- El acto de alcance general será impugnable por vía judicial:
b) cuando la autoridad de ejecución del acto de alcance general le haya dado aplicación mediante
actos definitivos y contra tales actos se hubieren agotado sin éxito las instancias administrativas
(Reclamo indirecto) Principio de congruencia.
® Cualquier acción que considere con cualquier remedio que considere necesario
No normativo( se agota en el momento del acto) ej un bono para los trabajadores, porque se cumplio y
se termino el efecto
Contencioso Administrativo.
- Es un litigio entre el estado (en sentido amplio, cualquier persona jurídica estatal) y el ciudadano (o
un grupo de ellos). Se torna efectivo el control judicial en la actividad administrativa.
● En el poder judicial o judicialista : lo pueden realizar jueces especiales o jueces comunes. Los
jueces comunes actúan en lugares como Estados Unidos, sin haber una distribución de esta
competencia por materia. En Argentina luego de agotar la instancia administrativa uno puede
acudir al Poder Judicial, y el control lo ejercerán jueces especiales.
● En la administración: un ejemplo podría ser el control de Francia. En ese país lo realiza el
Consejo del Estado, formado con un objetivo de imparcialidad.
● Mixto : se realiza en Italia, ocupándose tanto la administración como el Poder Judicial,
dependiendo de si se afecta un derecho legítimo o uno subjetivo.
● Sistema de lista : se enumeran los temas que son objeto de la competencia administrativa. Es
el caso de España.
● Cláusula general : es el caso de nuestro país, donde no existe dicha lista de temas
administrativos. Todos los actos de la administración, sin identificación, son controlables por
un juez. Ejemplo: Argentina.
Habilitación de la instancia
· La reclamativa: se ejerce a través de un reclamo administrativo previo. El reclamo versará sobre los
mismos hechos y derechos que se invocarán en la eventual demanda judicial y será resuelto por las
autoridades citadas.
Artículo 25.- La acción contra el Estado o sus entes autárquicos deberá deducirse
dentro del plazo perentorio de noventa (90) días hábiles judiciales, computados de la
siguiente manera:
El cauce natural del proceso judicial demanda un tiempo considerable y son varias las etapas
procesales que deben recorrerse hasta alcanzar una sentencia definitiva.
Además, dependiendo de la complejidad del caso y del ofrecimiento de prueba realizada por las
partes, la etapa probatoria puede prolongarse por años.
En este escenario, surge una actividad preventiva que, por medio de una resolución temprana,
asegura en forma provisoria que el transcurso de tiempo que demanda la labor jurisdiccional no
perjudique o agrave el menoscabo sufrido al derecho que le asiste a la parte que acciona , situación
que, de no resguardarse, podría provocar que la sentencia que luego se dicte resulte ineficaz o ilusoria.
Ahora bien, en nuestro ordenamiento jurídico nacional existen distintas medidas cautelares, llamadas
también precautorias, que el administrado (actor en un juicio) puede requerir al juez, en orden de
satisfacer esa necesidad inmediata mientras tramita el proceso principal, conforme las particularidades
de cada caso concreto.
El fundamento de la garantía jurisdiccional cautelar está vinculado a una situación de urgencia que
requiere una solución inmediata, a los efectos de resguardar los derechos de los particulares frente a
las vicisitudes temporales del proceso judicial.
Esa urgencia conlleva el peligro de que la demora del proceso frustre la protección del derecho que
el ciudadano ha encomendado a la Justicia.
En ciertos casos, se trata de evitar que el particular sufra mayores daños, pero, en otros supuestos, la
cuestión radica en garantizar que el posterior reconocimiento de derechos no pierda virtualidad,
esto es, que la sentencia no sea ineficaz en el sentido de que, al haber transcurrido un tiempo, ya no
pueda ejercerse el derecho que ha sido reconocido.
Peligro en la demora
Pero el peligro en la demora también implica que se vea involucrado, a su vez, el principio de la
igualdad de las partes en el proceso, que se vincula estrechamente al principio antes señalado y que
apunta a resguardar la inalterabilidad de la cosa litigiosa y la consecuente inmodificabilidad del
objeto de la litis.
En efecto, si bien no es posible desconocer que las medidas cautelares persiguen la garantía objetiva
de la inalterabilidad del equilibrio de las partes en el proceso y, por ende, la eficacia y seriedad de la
Justicia, su fundamento también radica en la protección de los derechos subjetivos e intereses
legítimos de los particulares que pueden verse conculcados frente a la demora de la actividad
jurisdiccional.
Este presupuesto requiere la apariencia del derecho que le asiste al peticionante de la medida.
Es decir, resulta suficiente la comprobación de la apariencia del derecho invocado por el actor, de
manera tal que, de conformidad con un cálculo de probabilidades, sea factible prever que en el
proceso principal se declarará la certeza de ese derecho, suponiendo que el desarrollo de ese proceso
no resulte un obstáculo para alcanzar esa certeza
“…no exigen de los magistrados el examen de la certeza sobre la existencia del derecho
pretendido, sino sólo de su verosimilitud…
…Es más, el juicio de verdad en esta materia se encuentra en oposición a la finalidad del instituto
cautelar, que no es otra que atender a aquello que no excede el marco de lo hipotético, dentro del
cual, asimismo, agota su virtualidad” (CSJN, Fallos: 318:107; 326:4963; 327:305, entre otros.
Se requiere que sobrevenga un perjuicio o daño inminente que transformará en tardío el eventual
reconocimiento del derecho invocado como fundamento de la pretensión.
En este riesgo reside el interés procesal que respalda a toda pretensión cautelar y debe,
consecuentemente, responder a una objetiva posibilidad de frustración o estado de peligro de ese
derecho invocado.
Este peligro debe probarse de forma adecuada. En tal entendimiento, el requirente deberá exponer las
razones, provenientes de circunstancias objetivas o subjetivas, por las cuales es menester que el juez
le conceda el anticipo jurisdiccional.
Respecto de las medidas cautelares genéricas se estableció que “quien tuviere fundado motivo para
temer que durante el tiempo anterior al reconocimiento judicial de su derecho, este pudiere sufrir un
perjuicio inminente o irreparable podrá solicitarlas medidas urgentes que, según las circunstancias,
fueren más aptas para asegurar provisionalmente el cumplimiento de la sentencia” (Art. 232 del
CPCCN).
De modo que la irreparabilidad y la inminencia del daño son las condiciones requeridas para la con-
figuración del peligro en la demora.
El verdadero peligro que se pretende resguardar está vinculado a la posibilidad cierta de que se
produzca un daño inminente o irreparable.
Ø Contracautela
El peticionante de una medida cautelar debe prestar una garantía a los efectos de resguardar los daños
que pudiera ocasionar su otorgamiento ilegítimo.
El Art. 199 del CPCCN dispone que “la medida precautoria sólo podrá decretarse bajo la
responsabilidad de la parte que lo solicitare, quien deberá dar caución por todas las costas y daños
que pudiere ocasionar…”
En tal sentido, cuando se dispusiere levantar una medida cautelar por cualquier motivo que demuestre
que el requirente abusó o se excedió en el derecho que la ley otorga para obtenerla, debe ser
condenado a pagar los daños y perjuicios si la otra parte lo hubiese solicitado (Art. 208 del CPCCN).
Esta condición no es aplicable al peticionante que obtuvo un beneficio de litigar sin gastos, ni
tampoco en el supuesto de que sea la Nación, una provincia o un municipio quien solicitare la
protección cautelar.
Este requisito introducido por la jurisprudencia postula que la identidad del objeto de la pretensión
cautelar debe ser distinta a la de la pretensión que será objeto de la sentencia que se dicte en el
proceso principal.
La finalidad de este principio es evitar que el juez, al momento de resolver la cautelar, prejuzgue
sobre el contenido de la sentencia definitiva que luego deberá dictar.
Ø Competencia
El Art. 6, inc. 4 del CPCCN, dispone que resulta juez competente para conocer en las medidas
precautorias aquel que deba intervenir en el proceso principal y, cuando el conocimiento de la causa
no fuese de la competencia del juez, éste debe abstenerse de decretar la medida precautoria impetrada.
Sin embargo, esto se debe relacionar con la regla general de la prórroga de la competencia
territorial, que impide al juez inhibirse de oficio (cfr. arts. 1 y 4 del CPCCN), por lo que la limitación
de la competencia sólo rige en razón de la materia, valor o grado.
De todos modos, el Art. 196 del CPCCN indica que, si la medida fuese decretada por un juez
incompetente, será válida siempre que se acomodase a las prescripciones legales, con la
particularidad de que ello en manera alguna importase prórroga de la competencia.
Es decir que, salvo en casos de extrema urgencia que ameriten solución en contrario, el principio
expuesto precedentemente proscribe el dictado de medidas cautelares por parte de jueces
incompetentes.
Ø Apelación de las resoluciones cautelares
La resolución que dispone una medida cautelar queda sujeta a revisión por medio de los recursos de
revisión y apelación.
El Art. 198 del Código Procesal establece que, de admitirse la medida precautoria, el recurso se
concederá con efecto devolutivo; y, asimismo, de conformidad al art. 243, sólo se conceden
libremente los recursos de apelación contra las sentencias definitivas, lo que implica que el que se
interpone contra la resolución cautelar es concedido en relación.
Las consideraciones generales expuestas, propias de todas las medidas cautelares, adquieren ribetes y
matices diferenciados al verse influenciadas por las singularidades propias de la relación entre el
particular y la Administración.
El actor no es más cualquier sujeto, sino un administrado que tiene en frente a quien representa el
interés de la totalidad de los ciudadanos, el Estado.
De hecho, debe recordarse que el acto administrativo, tiene particularidades propias: los
denominados “caracteres del acto administrativo”, previstos en el art. 12 de la Ley de
Procedimientos Administrativos (LPA).
Sin embargo, la Administración podrá, de oficio o a pedido de parte y mediante resolución fundada,
suspender la ejecución por razones de interés público, o para evitar perjuicios graves al interesado,
o cuando se alegare fundadamente una nulidad absoluta”.
Ø Presunción de legitimidad
En virtud de éste, derivado de la presunción general de validez que acompaña a los actos estatales, no
es necesaria la declaración de legitimidad de los actos administrativos y, si no se encuentran afectados
por un vicio manifiesto, le corresponde a quien sostiene su nulidad alegarla y probarla en virtud de la
inversión de la carga probatoria.
Ø Ejecutoriedad
La ejecutoriedad, es la facultad atribuida por el ordenamiento a los órganos estatales que ejercen la
función administrativa para disponer per se la realización o el cumplimiento del acto administrativo,
sin necesidad de acudir a la intervención de la Justicia, empleando para ello, de ser necesario,
procedimientos de ejecución coactiva.
El Art. 12 de la LPA dispone que la "fuerza ejecutoria" del acto administrativo impide que los
recursos interpuestos por los administrados suspendan su ejecución y efectos, salvo que una norma
expresa preceptúe lo contrario.
Para contrarrestar este efecto no suspensivo de los recursos administrativos propio de esta
ejecutoriedad, la suspensión de los efectos del acto administrativo se erige como la medida cautelar
típica en contra de la Administración.
Esta medida precautoria, que puede ser solicitada y concedida ante la Administración o ante el Poder
Judicial, carecía de una regulación particularmente en el proceso judicial contencioso administrativo.
Este vacío quedó suplido por el mencionado Art. 12 de la LPA, que autoriza a la Administración a
suspender de oficio o a pedido de parte los efectos del acto administrativo, por razones: a) de interés
público; b) para evitar perjuicios graves al interesado; c) cuando se alegare fundadamente una nulidad
absoluta.
Se sostenía que la inclusión del interés público como criterio autorizador de la suspensión en sede
administrativa era el estándar de interpretación lógico, ya que se extendía a relación jurídico-
administrativa.
Asimismo, que el perjuicio grave al interesado como supuesto de suspensión es, sin duda, un
criterio superior al del "perjuicio irreparable", tradicionalmente empleado por las legislaciones
más antiguas.
En el orden general, la medida cautelar autónoma es aquella que se dicta con autonomía del proceso
principal.
El Art. 195 del Código Procesal permite al interesado solicitar una medida precautoria antes o después
de deducida la demanda.
Esta posibilidad permitió a los administrados solicitar tutela cautelar sin incumplir la exigencia de
agotar la instancia administrativa previa.
En efecto, se recurre a la Justicia a fin de que ordene de forma cautelar la suspensión de los efectos
del acto administrativo hasta tanto se agote dicha instancia.
Una vez agotada ―ya sea por medio del dictado del acto administrativo correspondiente, o
configurado el silencio del art. 10 de la Ley de Procedimientos Administrativos o el del art. 23 de esa
norma y el art. 83 y siguientes de su reglamento―, comienza a operar el plazo de caducidad de diez
días previsto en el art. 207 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
El plazo al que se refiere el art. 207 del CPCCN comenzaría a correr o se reanudaría a partir del
momento en el que, de conformidad con lo dispuesto en las disposiciones citadas de la Ley 19.549 —
arts. 23 y 25—, quedara expedita la vía judicial.
Ø La precautelar
Otra variante de tutela urgente fue la denominada medida “precautelar”, que implicaba la suspensión
provisoria de los efectos de un acto hasta que la administración remitiera las actuaciones
administrativas al Poder Judicial juzgado.
Otra posibilidad de “precautelar” se suscitaba en aquellos casos en los cuales el particular solicitaba la
suspensión de los efectos del acto en sede administrativa y, paralelamente, recurría a la Justicia a fin
de que suspendiera tales efectos hasta tanto la Administración se expidiera al respecto.
El Art. 1 diagrama un ámbito de aplicación amplio, comprensivo de todas “las pretensiones cautelares
postuladas contra toda actuación u omisión del Estado Nacional o sus entes descentralizados, o
solicitadas por estos”.
De ello se desprende, un alcance abarcativo de todas las variantes cautelares posibles, salvo las
concedidas en el marco de un proceso de amparo.
Si bien se mantiene la accesoriedad en la competencia cautelar del art. 6, inc. 4, del CPCCN (es
competente para la cautelar el juez que deba conocer en la pretensión principal), queda limitado el art.
196.
En efecto, la medida contra el Estado dictada por un juez incompetente resulta ineficaz, salvo que:
Importante
Ley exceptúa en esos casos diversas exigencias instauradas (v. gr. la necesidad de obtener un informe
previo del Estado antes de la resolución cautelar).
Decretada una medida por un juez incompetente, debe remitirla en el mismo acto al juez que
considere competente, quien, una vez aceptada la competencia atribuida, deberá expedirse de oficio
sobre el alcance y vigencia de la medida cautelar concedida en un plazo que no podrá exceder los
cinco días.
Ø Nuevos recaudos formales en la solicitud cautelar general. Contracautela
Se requiere, así, además de los recaudos de admisibilidad específicos para cada medida, indicar “de
manera clara y precisa” el perjuicio que se procura evitar, el interés que se busca proteger y el acto u
omisión estatal involucrado.
El art. 10 explicita un principio previsto en el Código Procesal (art. 199). Esto es, que la medida
cautelar resultará ineficaz hasta tanto se otorgue caución real o personal.
Por otro lado, se limita expresamente el alcance de la caución juratoria a los supuestos excepcionales
vistos en el punto 2.
Asimismo, el art. 12 prevé que en cualquier estado del proceso la parte contra quien se hubiere hecho
efectiva una medida cautelar podrá pedir que se mejore la caución, probando sumariamente que la
fijada es insuficiente, lo cual no es más que una reiteración de lo expuesto en el art. 201 del CPCCN.
Ø Reiteración de los límites de los jueces para decretar medidas contra el erario público
El art. 9 de la Ley repite textualmente el art. 195, tercer párrafo, del Código Procesal, que impide a los
jueces “dictar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino
o de cualquier forma perturbe los bienes o recursos propios del Estado, ni [imponga] a los
funcionarios cargas personales pecuniarias”, norma cuya aplicación ha sido prácticamente nula.
El Art. 3 establece con claridad que la solicitud cautelar puede ser efectuada de forma previa a la
interposición de la demanda. De allí se desprende el mismo principio que el establecido en el art. 195
del CPCCN, esto es, que pueden existir medidas cautelares autónomas del proceso principal.
El Art. 8 regula la medida cautelar autónoma propia del Contencioso Administrativo, recogiendo el
plazo de caducidad de diez días que se encontraba previsto en el art. 207 una vez agotada la instancia
administrativa.
Así, este artículo prevé no sólo la posibilidad de que la medida precautoria sea dictada una vez
agotada esta instancia, sino también encontrándose esta pendiente de agotamiento.
En el primer caso, la caducidad opera luego de los diez días desde la traba de la medida.
En cambio, “cuando la medida cautelar se hubiera dispuesto judicialmente durante el trámite del
agotamiento de la vía administrativa, dicha medida caducará automáticamente a los diez días de la
notificación al solicitante del acto que agotase la vía administrativa”.
Y, el Art. 5, que introdujo la regulación del “plazo razonable” en estos procesos de tutela urgente,
dispone que la cautelar dictada ─encontrándose pendiente el agotamiento de la vía administrativa
previa─ tendrá un límite de vigencia que se extenderá hasta la notificación del acto administrativo que
agotase la vía, sin perjuicio de la facultad del particular de solicitar una nueva medida.
El Art. 3, inc. 3 de la Ley recoge lo dispuesto en el art. 204 del Código Procesal.
Este artículo permite al juez, a fin de evitar perjuicios o gravámenes innecesarios al interés público,
disponer una medida precautoria distinta de la solicitada, o limitarla, teniendo en cuenta la naturaleza
del derecho que se intenta proteger y el perjuicio que se procura evitar.
Ello se condice con el art. 6, inc. 2 que permite solicitar el levantamiento de la medida “en cualquier
momento en que las circunstancias que determinaron su dictado cesaren o se modificaren”.
Asimismo, el art. 7 de la Ley reitera el 203 del Código, que habilita a las partes a solicitar la
sustitución o ampliación de la medida, reduciendo el plazo de la sustanciación (traslado a la contraria)
de cinco a tres días.
A diferencia del estado de incertidumbre existente con anterioridad a la Ley, en el cual algunos
tribunales y cierta doctrina proponía el dictado de medidas autosatisfactivas para situaciones de
vulneraciones graves de las garantías constitucionales, el nuevo art. 3, inc. 4 expresamente dispone:
“Las medidas cautelares no podrán coincidir con el objeto de la demanda principal”.
Así, no existen ya medidas cautelares contra el Estado que queden libres de una pretensión principal a
la cual accedan.
Esto se ve confirmado por los recaudos de admisibilidad de las tres clases de medidas cautelares
creadas por la Ley, entre los cuales siempre se exige que su dictado no provoque efectos irreversibles
para el Estado.
Quizás la modificación más importante del nuevo régimen de ordenamiento cautelar general radica en
la eliminación del carácter unilateral del proceso.
Dentro de la lógica de urgencia e inmediatez que lo caracteriza, se entendía, en general, que los plazos
no permitían el desenvolvimiento de un procedimiento contradictorio antes del dictado de la
precautoria.
Esta lógica es quebrada por la incidencia del interés público comprometido, por lo cual la Ley exige
en su art. 4 que, previo a resolver, el juez requiera a la autoridad pública demandada que,
dentro del plazo de cinco días, produzca un informe en el que “dé cuenta del interés público
comprometido por la solicitud”.
Sin embargo, la Ley parece ir un paso más allá, otorgando al Estado la facultad de “expedirse acerca
de las condiciones de admisibilidad y procedencia de la medida solicitada”, lo cual convierte al
informe en una auténtica contestación de la solicitud cautelar.
El sistema prevé:
a) la posibilidad de que el juez dicte una “medida interina” hasta tanto se presente el informe
por parte del Estado (o venza el plazo fijado para ello) siempre y cuando “circunstancias graves y
objetivamente impostergables” lo justificaran;
b) la exención del informe en los supuestos analizados en el punto 2 del presente Capítulo
(sectores socialmente vulnerables; se encuentre comprometida la vida, la salud o un derecho de
naturaleza alimentaria; o se trate de una cuestión ambiental);
c) la reducción del plazo para presentar el informe de cinco a tres días cuando la protección
cautelar se solicitase en juicios sumarísimos y en los juicios de amparo.
Así, el art. 6, inc. 1 establece que las medidas cautelares subsistirán mientras dure su plazo de
vigencia.
Debe tenerse en cuenta que el incumplimiento de este deber por parte del juez es sancionado con la
nulidad de la medida cautelar decretada.
La Ley recoge en forma amplia la posibilidad de requerir la suspensión de los efectos de un acto, una
ley, un reglamento o un acto de alcance general, previo cumplimiento de los siguientes requisitos de
admisibilidad:
c) la verosimilitud de la ilegitimidad;
Importante
Por otro lado, el sistema prevé la obligación para el interesado de solicitar previamente la
suspensión de los efectos del acto en sede administrativa, siempre que no se haya agotado esa
instancia.
Asimismo, se regula un supuesto especial de silencio administrativo diferente al del art. 10 de la LPA,
ya que se habilita la solicitud cautelar si han transcurrido cinco días sin que la Administración se
expida.
Por último, se modifica el principio general del art. 198 del CPCCN, que establece el efecto
devolutivo para el recurso de apelación contra las medidas cautelares: en caso de tratarse de la
suspensión de los efectos de una ley o reglamento con sustancia legislativa (v. gr. decretos de
necesidad y urgencia y decretos delegados), el recurso de apelación tendrá efecto suspensivo, salvo
que se tratase de los casos excepcionales mencionados en el punto 2.
La medida positiva es definida por el art. 14 como aquella cuyo objeto implique imponer a una
b) una fuerte posibilidad de que exista el derecho del solicitante a una prestación o actuación
positiva de la autoridad pública;
A diferencia de la suspensión regulada en el art. 13, esta es una medida de carácter general, que
procura evitar cualquier tipo de conducta material del Estado que pueda resultar lesiva de los
intereses del administrado. Es decir, no se está ya frente a los efectos de una norma jurídica
concreta, sino que se abarcan los hechos y conductas que, no necesariamente sustentados en un acto
y/o ley, puedan lesionar al particular. Es decir, se trata de medidas de carácter conservatorio del status
previo a la cautelar.
Tanto en la suspensión de los efectos de una norma u acto como en la medida de no innovar,
puede verse que el primer requisito sería asimilable al peligro en la demora en las medidas cautelares
generales, ya que esto es, en esencia, demostrar la posibilidad de que se ocasionen perjuicios graves y
de imposible reparación ulterior.
La idea subyacente implica que el portador de un derecho prima facie que merece ser tutelado no
puede obtener una cautelar contra una conducta y/o norma y/o acto y/u omisión que sea legítima;
mientras que una irregularidad estatal no puede justificar protección cautelar si quien la solicita carece
de un derecho subjetivo.
Esta categorización parece pecar de hipotética, en tanto desconoce que la valoración que lleva a cabo
el juez excede este tipo de razonamiento de carácter especulativo.
Acción de lesividad
La circunstancia de que una entidad pública aparezca como parte demandante no da de por sí lugar
al proceso de lesividad, sino que puede operarse a través del proceso ordinario o especial que
corresponda. La lesividad está reservada para los casos en que la Administración autora de algún
acto pretendiere demandar ante la jurisdicción contencioso administrativa su anulación.
La ACCION DE LESIVIDAD se equilibra con la estabilidad de los actos administrativos por cuanto la
Administración no puede revocar libremente sus decisiones y, en su caso, debe declararlas lesivas.
Sin duda, el justificado de la acción de lesividad es más razonable que el injustificado de la libre y
arbitraria revocación de los actos declaratorios de derechos
Unidad 10
- Hizo una responsabilidad del estado , el estado dentro de su actuar puede tener
responsabilidad contractual o extracontractual
- Nos interesa extra contractual puede hacer por cualquiera de las 3 funciones del estado
- Hace un antes o después q la res del estado , fue evolucionando ( daño o dolo ) a la
evolución ( del daño causal )
RESPONSABILIDAD DIRECTA O INDIRECTA los hechos comitods por los agentes del estado , antiguo
código civil ( hablaba de la res de los funcionarios públicos )
- Rubros por los que responde por el daño emergente ( por el daño q se cometió
- Daño ilegitimo
- Hechos o actos
Introduccion.-
Responsabilidad del Estado- Hay responsabilidad del Estado cuando un particular sufrió un daño
causado por aquél. La nueva ley 26.944 de Responsabilidad Estatal fue aprobada en julio de 2014.
El Estado es una persona jurídica integrada por sus órganos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), quienes
al ejercer sus funciones, pueden causar un daño a particulares (o cuando el daño es causado por
objetos de su propiedad).
Se aplican los principios de los contratos (ej: pacta sunt servanda, es decir que los contratos se hacen
para ser cumplidos) y de los efectos propios de cada uno (ej: seña, pacto comisorio, garantía de
evicción y vicios redhibitorios, etc.).
I- POR ACTIVIDAD LEGÍTIMA (art. 4).- Significa que los actos estatales son legítimos, por no tener
vicios ni defectos (tiene todos los requisitos exigidos por el ordenamiento jurídico vigente).
a) Daño cierto y actual, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero;
b) Imputabilidad material de la actividad a un órgano estatal (ej: es inimputable ante caso fortuito);
C) Relación de causalidad directa, inmediata y exclusiva entre la actividad estatal y el daño;
c) Sacrificio especial en la persona dañada, diferenciado del que sufre el resto de la comunidad,
configurado por la afectación de un derecho adquirido En la actividad legítima se repara
e) diario emergente pero no el lucro cesante, porque el administrado debe soportar ciertos
sacrificios por el interés público.
II.- POR LA ACTIVIDAD ILEGÍTIMA: La actividad ilegítima surge cuando hay un incumplimiento
irregular o defectuoso de la función o ella ejercida con irrazonabilidad o injusticia.
Requisitos Los requisitos para que haya responsabilidad por actividad e inactividad ilegítima son:
d) falta de servicio consistente en una actuación u omisión irregular de parte del estado; la
omisión sólo genera responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un deber
normativo de actuación expreso y determinado
La ley 26.944 de Responsabilidad Estatal aprobada en Julio de 2014 surge para regular l a
responsabilidad del estado por aquellos daños y perjuicios que tanto su actividad como su
inactividad causen en bienes o derechos de las personas.
ARTÍCULO 1° — Esta ley rige la responsabilidad del Estado por los daños que su actividad o
inactividad les produzca a los bienes o derechos de las personas. La responsabilidad del Estado es
objetiva y directa. Las disposiciones del Código Civil no son aplicables a la responsabilidad del Estado
de manera directa ni subsidiaria. La sanción pecuniaria disuasiva es improcedente contra el Estado,
sus agentes y funcionarios.
- Objetiva: significa que el estado no responde por la culpa ni el dolo del empleado o
funcionario. Es la que surge por obligaciones a terceros o por el riesgo causado por
personas o cosas subordinadas.
La ley establece que no son aplicables a la responsabilidad del estado (ni en forma directa ni
subsidiaria) las disposiciones de dicho Código. De todas formas los autores entienden que se podría
aplicar normas de derecho civil para cubrir lagunas existentes aplicando por ejemplo principios
generales. Con esta nueva disposición si un auto de un ministerio coca a un auto de un particular
tendríamos que demostrar la culpa de aquel, mientras que si se aplicara el antiguo 1113 del CC se
invertiría la carga de la prueba a favor del particular chocado.
Sanción pecuniaria disuasiva: pena o castigo que constituye una prestación de sumas de dinero,
pero también consistente en la disuasión de futuras conductas que puedan causar daños:- Según
esta ley no proceden las astreintes contra el Estado, sus agentes o funcionarios.
a) Por los daños y perjuicios que se deriven de casos fortuitos o fuerza mayor, salvo que sean
asumidos por el Estado expresamente por ley especial.
b) Cuando el daño se produjo por el hecho de la víctima o de un tercero por quien el Estado no debe
responder
Art. 3°- Son requisitos de la responsabilidad del Estado por actividad e inactividad ilegítima:
c) Relación de causalidad adecuada entre la actividad o inactividad del órgano y el daño cuya
reparación se persigue;
d) Falta de servicio consistente en una actuación u omisión irregular de parte del Estado; la omisión
sólo genera responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un deber normativo de actuación
expreso y determinado.
La ley enuncia los requisitos para la responsabilidad del Estado por su actividad e inactividad
ilegítima (art. 3) y por su actividad legítima (art. 4).
En el punto d) vemos que el Estado no sería responsable por omisión del deber de no dañar, salvo
que incumpla una obligación específicamente determinada (O no que incumpla la obligación
genérica de no dañar).
a) Daño cierto y actual, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero;
e) Sacrificio especial en la persona dañada, diferenciado del que sufre el resto de la comunidad,
configurado por la afectación de un derecho adquirido.
La responsabilidad por actuación ilegítima del estado tiene un carácter excepcional, el daño debe ser
cierto y actual (no se indemniza el daño futuro)-; no se repara el lucro cesante. El estado no es
responsable frente a omisiones legítimas debido a que en el Art. 4 párrafo b) no se menciona su
inactividad.
- Para la responsabilidad por actividad legítima, la causalidad debe ser directa, inmediata
y exclusiva.
Los daños causados por la actividad judicial legítima del Estado no generan derecho a indemnización.
En cuanto a la actuación ilegítima lo que se tiene en cuenta es que al estado se le atribuye la falta de
servicio, mientras que en la actuación legítima se tiene en cuenta el sacrificio especial.
Existen otros factores de atribución (ej: actividades o cosas riesgosas) que no fueron tenidos en
cuenta y de esta forma podría ocurrir que el estado no fuera responsable por no poder encuadrar
esa conducta dañosa en la figura que falta de servicio.
ARTÍCULO 6° — El Estado no debe responder, ni aun en forma subsidiaria, por los perjuicios
ocasionados por los concesionarios o contratistas de los servicios públicos a los cuales se les atribuya
o encomiende un cometido estatal, cuando la acción u omisión sea imputable a la función
encomendada.
El estado no tiene responsabilidad (ni directa ni subsidiaria) frente a los perjuicios causados por los
prestadores de los servicios públicos mediante acción u omisión imputables a la función
encomendada (ej: si ocurre un daño a un pasajero durante un traslado no habría responsabilidad
estatal porque a los concesionarios se les encomendó la acción de traslado).
Pero si los daños causados ya sea porque estos prestadores cumplen directivas o cláusulas
impuestas por el estado o si son porque por ejemplo los entes reguladores realizan su trabajo de
control y vigilancia en forma deficiente, en estos casos deberá responder.
De esta forma no existe posibilidad de demandar al estado nacional por culpa en la elección de sus
concesionarios o contratistas.
Los usuarios de servicios públicos solo pueden reclamar al concesionario, arriesgándose a no tener
reparación del daño en caso de insolvencia del mismo.
LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO ES OBJETIVA, LA DE LOS FUNCIONARIOS Y AGENTES PÚBLICOS ES
SUBJETIVA (POR DOLO O CULPA) Y EN AMBOS CASOS EL PLAZO DE PRESCRIPCIÓN ES DE 3 AÑOS
PARA INSTALARLA.
¿La responsabilidad del funcionario o agente es solidaria con la del Estado o concurrente? La ley no
lo establece.
ARTÍCULO 10. — La responsabilidad contractual del Estado se rige por lo dispuesto en las normas
específicas. En caso de ausencia de regulación, se aplica esta ley en forma supletoria.
Este Art. 10, establece que si bien esta ley se aplica para los casos de responsabilidad
extracontractual del estado, se aplica supletoriamente a los casos de responsabilidad contractual del
estado en ausencia de una ley que los regule.
ARTICULO 11. — Invítase a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a los
términos de esta ley para la regulación de la responsabilidad estatal en sus ámbitos respectivos.
Como esta ley se aplica a la repsnsabilidad del estado nacional y funcionarios y agentes publicos y no
comprende a la de los estados provinciales ni Ciudad Autonoma de Buenos Aires (porque no se dicto
aplicando el 75 inc 12) se los invita a que se adhieran a esta ley. Ellos pueden aceptar, dictar su
propia ley de respnsailidad o no pronunciarse.
Ejemplos : cuando expropian bienes privados por causa de utilidad pública, la requisición de bienes
en tiempo de guerra, la ocupación temporánea de bienes de particulares, etc.
3) Actos judiciales.- Someterse a la justicia y acatar lo que ella decide en sus sentencias es
un deber de todo habitante. Si dicha sentencia no lo favorece debe igualmente soportar
ese daño
La Corte manifestó que el Estado no es responsable por actos judiciales cuando su actuación sea
legítima.
- Antes del caso DEVOTO (1933): el Estado era responsable por sus actos privados o de
gestión (porque había igualdad de derechos entre las partes y se aplicaba el derecho
privado) pero no to era por sus actos de autoridad o de imperio (porque había una
desigualdad de derechos, al haber relaciones de subordinación y poder en el derecho
público al que pertenecen estos actos de autoridad). Los Art. 36 y 43 del derogado
código civil establecen que las personas jurídicas no respondian por daños generados
por sus representantes -funcionarios- y el Estado era una persona jurídica.
Art. 1109 cc: “Todo el que ejecuta un hecho que por su culpa o negligencia ocasiona un daño a otro,
esta obligado a la reparacion del perjuicio…”
Art 1113 cc: “La obligacion del que ha causado un daño se entiende a los daños que causaren los que
estan bajo su dependencia, o por las dosas de que se sirve o que tiene a su cuidado…”
Art 1112 cc: “Los hechos y las omisiones de los funcionarios publicos en el ejercicio de sus funciones,
por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones que le estan impuestas, son
comprendidos en las disposiciones de este titulo”.
la critica a esta aplicación de la Corte era que encuadraba más el art. 1117(responsabilidad del
Estado por falta de servicio) que el 1109 y el 1113.
El Art. 1113 no se aplicaría porque el Estado no es empleador de los agentes públicos, sino que éstos
son órganos del Estado. (Ver capítulo 1). FI art. 1109 basaba la responsabilidad por la culpa (que no
es un presupuesto de la responsabilidad extracontractual del Estado) y no por la falta de servicio.
del Estado por actos y hechos administrativos ilícitos) y el 1112. Se critica este fallo porque se refería
a la responsabilidad indirecta que presupone culpa del Estado (subjetiva) cuando en realidad la falta
de servicio es un concepto objetivo que no presupone culpa del Estado, ni siquiera se exige la
individualización del funcionario público autor del daño.
- que exista un daño cierto al administrado (actual o futuro), individualizado y apreciable en dinero,
- imputabilidad objetiva del acto o hecho administrativo a un órgano del Estado en ejercicio de sus
funciones (ej: actos que realiza un funcionario público en estado de ebriedad que genere falta de
servicio),
3) Actos judiciales.- Daños surgidos del error judicial o arbitrariedad de las medidas tomadas por los
órganos que ejercen el poder judicial.
Ejemplos: cuando se realiza un secuestro o embargo pero no se toman las preVisiones exigidas y se
causa así un daño en el patrimonio de los particulares (se Encuentre otra cosa, o la rompen al
llevársela): cuando A través de una sentencia judicial se condena a una persona que luego resulta
inocente.
Teoría de la Responsabilidad Del Estado. Evolución-
1era etapa: IRRESPONSABILIDAD: En la época del absolutismo, el estado (en cabeza del monarca o
el rey), era irresponsable por los daños causados extracontractualmente en el ámbito público
(porque el rey era el soberano y no se concebía que pudiera dañar al pueblo) y era responsable
extracontractualmente en el ámbito privado.
Luego durante la revolución francesa el poder paso al estado y se dijo que en el ámbito publico
obraba soberanamente pero seguía siendo irresponsable.
Se criticaba que si al estado no se le podía responsabilizar por los actos públicos, las garantías que
protegian los derechos del pueblo, establecidas en las constituciones, no tenían sentido alguno. Hats
ese momento se aplicaba el CC para la responsabilidad del destacó por sus actos de gestión (de
naturaleza civil) pero para los actos de la administración ´publica no se aplicaba nada. Ante esto, los
damnificados empezaron a demandar indemnizaciones a la administración y frente a la negativa de
esta a abonarlas, se recurría a los tribunales judiciales.
No, porque este trataba las relaciones de particular a particular, con alcance general, en cambio la
responsabilidad del estado por daños causados por sus empleados al prestar servicios públicos, tiene
reglas especiales que cambian según las necesidades del servicio y de conciliar derechos del estado
con intereses privados.
- caso BLANCO: (franca año 1873). a partir de este fallo se diferenció entre
responsabilidad por falta de servicio y responsabilidad por falta personal.
a) Responsabilidad por falta de servicio : el Estado es responsable por daños causados por servicios
públicos irregulares o defectuosos. (Ver capítulo sobre servicios públicos).
No se exige dolo o culpa para que haya responsabilidad del Estado: cambia la noción de culpa,
indispensable para que en el derecho civil haya responsabilidad subjetiva (basada en el autor del
ilícito) por la noción del daño y su causalidad con el servicio público (responsabilidad objetiva basada
en el daño causado por el servicio real prestado, como no hacer nada, intervenir cuando no
corresponde, etc.).
El C. Civil lo trataba en el art. 1112 sobre responsabilidad directa del Estado por actos u omisiones de
agentes públicos que en ejercicio de sus funciones realizaren un servicio irregular o defectuoso.
b) Responsabilidad por falta personal: cuando el agente que realiza la fune ción comete con dolo o
culpa una falta due excede la falta de servicio, el es responsable frente a los administrados (y no el
Estado).
El C: Civil lo trataba en el art. 1109 sobre responsabilidad indirecta cuando había culpa.
Ejemplo: cuando se enriquezca en forma personal al prestar el servicio, cuando actúe con dolo o
falta grave inexcusable.
En el primer momento se aplicó la responsabilidad subjetiva pero luego se abandonó por la objetiva:
Luego la Corte declaro que el Estado podía ser responsable, dentro del derecho público, por los
ilícitos cometidos con culpabilidad por sus funcionarios a ejercer sus funciones. (Fallos Devoto y
Ferrocarril Oeste)
b) Objetiva: el Estado responde por los daños causados por actos lícitos e ¡ilícitos (sin necesidad que
los daños sean por culpa o dolo) realizados por sus funcionarios. (Fallos de Metalmecánica, Escuela
Germana, Vadel).
¿RESPONSABILIDAD DIRECTA O INDIRECTA? Este tema es importante a los efectos de atribuirle a la
responsabilidad extracontractual del Estado por los actos realizados por sus funcionarios, carácter de
directa o indirecta.
-Directa: es la responsabilidad que tiene una persona cuando realiza un hecho propio.
La Corte, en un principio manifestó que era indirecta (fallo Devoto: aplicó los arts. 1109 y 1113 del
derogado Código Civil), luego se inclinó por la directa (fallos Ferrocarril Oeste y Vadel: aplicaron el
art. 1112, C.Civil), basándose en la teoría del organo: los agentes o funcionarios públicos actúan
como integrates del órgano Estado (no como representantes o mandatarios, ya que no son sujetos
distintos del Estado).