El razonamiento moral a menudo se aplica a teorías lógicas y éticas como

la deontología y el utilitarismo, o a situaciones o dilemas específicos. Sin embargo, las

personas no son muy buenas en el razonamiento moral. De hecho, el término "

estupefacto moral " describe el hecho de que las personas llegan

a importantes conclusiones morales que no pueden defender razonablemente. La

práctica muestra que el principio moral o la teoría elegida en muchos casos se

basa en las emociónes más que en la lógica. Sus decisiones están influenciadas

por prejuicios internos o presiones externas, como el sesgo de interés propio y el

conformismo social. Si bien nos gusta pensar que resolvemos los dilemas éticos de

manera lógica y racional, la verdad es que nuestro razonamiento moral está

influenciado por nuestras intuiciones y respuestas emocionales.