CES Cardenal Cisneros Joao Vitor Lima de Andrade | 2 D1

In uencia de los medios de

comunicación españoles en la
sociedad.
Los medios de comunicación están formados tradicionalmente por la televisión, los
periódicos y revistas, pero hoy en día las redes sociales se han añadido a este clan
comunicacional, sin embargo, las propias revistas, periódicos y canales de televisión usan
estas redes sociales, por lo que son solamente una extensión de los medios tradicionales
para llegar a más personas.

Estos medios desde siempre han tenido una gran influencia en la sociedad, ya que son los
responsables de informar a los ciudadanos acerca de los acontecimientos ocurridos en el
país y en el mundo. Entonces de cierta manera nos enteramos de lo que quieren que nos
enteremos y sabemos los quieren que sepamos. Es por eso que se les demanda y critica
tanto, porque el poder que tienen es enorme y deberían usarlo de la mejor manera posible
por el bien de todos, ya que como dijo el Tio Ben de Spiderman “Un gran poder conlleva
una gran responsabilidad”, pero por desgracia, en la mayoría de las ocasiones este poder no
se usa de una manera correcta.

En España vivimos una democracia, aunque es una monarquía parlamentaria,

supuestamente sigue siendo una democracia, y como tal, el pueblo es el que decide a través
de las votaciones los poderes legislativos y ejecutivos del país, y la misma sociedad es la
que forma sus propias opiniones, a partir del conjunto de variables (sobre todo ambientales)
que puedan haber. Dentro de este marco, podríamos razonar que la política y los medios de
comunicación deberían estar separados, para no condicionar a la población ni influenciarla
en el pensamiento, sino que solo debería exponer la realidad de la misma. Si pensamos de
esta manera, nos equivocamos, porque desgraciadamente desde el principio de los medios
de comunicación, han estado sumamente relacionados con la política y los mandatarios de
cada país en cuestión, siendo un arma más en las manos del gobierno.

En la historia de nuestro país se han vivido diversas manipulaciones por parte del gobierno
usando los medios de comunicación para llevarlas a cabo, pero una de las más significativas
y llamativas por su relativa recencia, es el caso de la autoría del atentado de los trenes de
Atocha y cercanías ferroviarias del 11 de marzo de 2004.
En este triste incidente donde murieron 190 personas, ocurrió algo inesperado en el ámbito
político. En aquella época, el presidente del país era Jose Maria Aznar, del Partido Popular,
y en el panorama terrorista todavía habían atentados de la banda terrorista ETA, los cuales
ya estaban disminuyendo significativamente por la lucha activa del gobierno y los cuerpos
de seguridad del estado. Cuando ocurrió este atentado, a los primeros que se les culpó
fueron a ETA, pero estos negaban haber sido los responsables, a lo que la prensa hacía oídos
sordos, y en un principio se pensó que era por las evidencias que se habían encontrado. Al
principio toda la población concordaba y se lamentaba con el suceso supuestamente

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provocado por los Vascos radicales, pero con el pasar de los días se fue viendo que la prensa
estaba siendo totalmente manipulada y usada por el gobierno para ocultar la información de
que el atentado ocurrido en Madrid había sido producido por la banda terrorista Al-Qaeda,
ya que Aznar ayudado en la guerra de Estados Unidos en Irak aun sin tener el apoyo de los
ciudadanos, y el atentado era una consecuencia justamente por esa ayuda brindada por el
presidente español. La razón principal por la cual el gobierno quería ocultar esta
información era porque 3 días después habían elecciones generales, entonces imaginar que
Aznar sería vinculado con el 11M, provocaría una clara pérdida de la presidencia. Aun
después de titulares como los de “El Mundo” y telediarios como los de “La 1”, no fue
suficiente para ocultar esa información, debido a la clara intervención de la oposición
(PSOE) que vio una oportunidad tremenda e inesperada para hacerse con la Moncloa.
Este es un ejemplo más del poder y la influencia que tienen los medios de comunicación,
donde aun dentro de una democracia son usados por el propio gobierno para manipular a la
sociedad y presentar propagandas engañosas para crear en los ciudadanos una aceptación de
una mentira como verdad.

Como sostenía Walter Lippman, estas técnicas de propaganda que usa el gobierno para
manipular, no solo son una excelente idea, sino que es necesario para controlar a la sociedad
e imponerles pensamientos que en un principio no apoyan pero el estado si. Esta posición de
Lippman sigue siendo compartida y usada de manera cotidiana por prácticamente todos los
países, aunque hay que ser sinceros a la hora de analizar que no son todos los medios de
comunicación los que son usados por el estado, depende también de las ideologías
compartidas entre los medios de comunicación y el gobierno de ese momento.
Un ejemplo claro de esto lo podemos ver en el canal de televisión “La Sexta”, que también
es un periódico digital y de redes sociales. Esta cadena televisiva en 2013 culpaba única y
exclusivamente al presidente de España de aquel entonces que era Mariano Rajoy, del
Partido Popular, acerca de la subida de los precios de la gasolina, dejando de lado la guerra
que había en Siria y tensión en países cercanos con “petrodólares”. Pero ahora, sin embargo,
se pone de lado la responsabilidad del presidente Pedro Sanchez, del Partido Socialista
Obrero Español, a la hora de exigirle que baje los impuestos, ya que en sus titulares exponen
que es una causa multifactorial que depende sobre todo del efecto del coronavirus y la
guerra entre Russia y Ucrania, lo cual es una media verdad porque hacen ojos ciegos a la
hora de observar que el impuesto de la gasolina es mas del 50%, y eso el que lo controla es
el gobierno. Con esto podemos concluir que los medios de comunicación tienen la
capacidad de cooperar con el gobierno o hacerles la vida imposible, aunque se suele dar más
la primera.

Estas ideologías llevan siendo implantadas en la sociedad español desde la época de Franco,
donde los únicos canales de televisión que habían eran “La 1” y “La 2”, y el único periódico
relevante comercializado era “Arriba”, todos claramente falangistas y usados al 100% por la
dictadura de Francisco Franco. Podemos pensar que desde entonces ha llovido mucho y que
los medios ya no funcionan de esa manera, pero las ideas de Dewey respaldadas por
Lippman siguen estando muy presentes, donde se piensa que aun dentro de una democracia,
tiene que haber una “élite” intelectual que es la que dirige y comanda cuales son los mejores

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intereses comunes a la población y que a esta se le escapa por ser “imcopetente” o

“ignorante”.
Se ve claramente en el uso de la programación televisiva, donde empresas televisivas como
“Mediaset” son controladas por Silvio Berlusconi que ni siquiera es Español y da el visto
bueno para televisar ciertos programas y poner determinadas noticias cruciales en los
telediarios. También sabemos que hay una conjunción de intereses donde no solo la familia
Berlusconi es la que manda, sino que en cierta medida está la publicidad, que es lo que
genera ganancias y el gobierno del país que siempre va a querer tener un trozo del pastel.

El excesivo control por parte del gobierno y los medios de comunicación hacia la población
se da como fruto de un razonamiento al que llegaron esta clase de ciudadanos a los cuales
llamamos “elite”. El razonamiento es el siguiente, las personas son excesivamente estúpidas
como para entender las situaciones en las que viven y poder tomar decisiones resolutivas,
por lo que esa clase de ciudadanos “elitarios” tienen que tomar esas decisiones por nosotros,
por nuestro “propio bien”.
Estas influencias las hemos visto muy claras en la primera etapa de la pandemia, cuando
estábamos casi saliendo del confinamiento. Medios de comunicación como “El Periodico”
no apoyaban que se pudiera quitar del todo restricciones como que solamente se podía salir
a hacer ejercicio, exclusivamente en un horario específico y demás. Siendo que ya se veía
que la situación estaba mucho mejor y se podría empezar a liberar de una manera más
flexible para volver a la vida “normal”, pero en vez de apoyar la responsabilidad de cada
ciudadano, que si quiere salir y puede por ser población de riesgo que salga, y que si quiere
quedarse en casa porque sea población de riesgo que se quede. Ellos apoyaban las
restricciones más duras con la intención de seguir controlando a la población porque si se
acude a esa responsabilidad ciudadana según ellos estamos perdidos. Es verdad que hay
gente que no tiene ese sentido de responsabilidad, pero es una minoría y no podemos
generalizar. Pero por el mero hecho que no confíen en la responsabilidad de cada ciudadano,
da a ver que apoyan este razonamiento que hemos contado, en el cual los ciudadanos no
saben cuidarse por sí mismos, no tienen esa capacidad cognitiva de madurez como los niños
pequeños, por lo que el estado tiene que estar haciendo de mama y papa eternamente.

Este concepto de control parece digno de un estado totalitario como lo eran los reinos
medievales, y ahora las dictaduras militares. Pero la realidad es que sigue estando muy
presentes en la democracia, y lo que en el pasado se imponía a la fuerza ahora se impone
con los medios de comunicación.
El miedo por el COVID-19 transmitido por absolutamente todos los medios Españoles ha
sido en mi opinión realmente exagerado. Desde que llegó la pandemia, el contenido de los
telediarios ha sido prácticamente coronavirus y más coronavirus, donde en vez de dar la
información esencial para conocer en qué situación se está, el bombardeo de conteo de
casos, números de muertos, consecuencias de pasar en el virus, vídeos de hospitales llenos y
personas entubadas, ha sido tremendo y continuo. Todo esto solo ha creado temor y más
temor, para que así el gobierno pudiera controlarnos como les placiera con la excusa de que
lo están haciendo por causa de la pandemia, consiguiendo así imponer la idea de que nos
tenemos que quedar en casa por la salud pública. Derivado de esto, la consecuencia que
estamos viviendo ahora como sociedad de este país, es que nos hemos acostumbrado a que
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nos controlen, sin cuestionar el porque, si antes ya éramos borregos ahora lo somos mucho
más, y lo que es peor, somos más manipulables que antes porque siguen teniendo la excusa
de la pandemia, que por lo visto todo lo puede y nadie puede cuestionarla.

Una de las estrategias de los medios de comunicación para crear miedo en la población y
que no se desestabilice el orden social, es cortar de raíz la única manera directa de protesta
que tienen los ciudadanos, que son las manifestaciones. No lo hacen impidiendo que la
gente se manifieste, lo cual sería muy descarado, básicamente lo que realizan es criminalizar
a los que se manifiestan para que sea la propia población la que pare estas rebeliones.
Esto lo estamos viendo clarísimamente con la huelga de transportistas, que está causando
entre otras cosas, un pequeño desabastecimiento en supermercados, pero medios de
comunicación como “Cuatro” lo están vendiendo de tal manera que parece que no hay
comida en ningún mercado por su causa, culpándolos de las subidas de los precios, cuando
una de las razones por las que están protestando es por eso mismo, la subida de los precios,
específicamente de la gasolina, un tema por el cual gran parte los españoles deberíamos
estar manifestándonos y no solo ellos.

Otra de las estrategias que utilizan los periódicos es usar eslóganes vacíos con los que todo
el mundo debería estar de acuerdo, para no llevarles la contraria y seguirles la corriente. Un
ejemplo claro de esto es el eslogan que curiosamente creó el propio gobierno español y que
fue compartido por todos los periódicos importantes españoles en su portada, que dice así,
“Este virus lo paramos unidos”. Con plena cordura es casi imposible estar en desacuerdo
con esa frase, pues está claro que queremos parar al virus de una manera unida, pero la
intención del eslogan no es esa. Con ese eslogan quieren hacer creer a la población que son
junto a ellos partícipes de batallar contra el COVID-19, pero la pena es que no es cierto,
porque quienes toman las decisiones para restringir o liberar son ellos, no nosotros.
Entonces lo que consiguen con esto es hacer un número de ilusionismo, creando un
consenso en la población para no quejarse acerca de la gestión de los mandatarios en la
pandemia, y que no haya discrepancias y puedan mandar tranquilos.

Debido a la gran influencia que ejercen los medios de comunicación en la sociedad,

podemos llegar a la conclusión de que la separación de poderes existentes en una
democracia se dividen de la siguiente manera: el poder ejecutivo, judicial, legislativo y
mediático. Este último es el que estamos analizando y del que emana un poder
enmascarado, donde parece ser que es un control separado del estado y más debidamente
del pueblo, pero ya vemos que no es así, por lo menos en los grandes medios de
comunicación del país, donde los ciudadanos son meros espectadores y no tienen ni voz ni
voto en lo comunicado o presentado.