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CÁPSULA

DIVERSIDAD SEXUAL
E IDENTIDAD DE GÉNERO

2021
AMPLIANDO MIRADAS DE ATENCIÓN

En este último apartado revisaremos modelos de atención que pueden aplicarse a personas
Trans y LGBTI en las atenciones en salud, con énfasis en los modelos afirmativos de la identidad.

1. Diferentes modelos de atención


Cuando un equipo de atención se enfrenta a personas LGBTI, puede enfocar la atención desde
distintas miradas. Dos de las más reconocidas, son las terapias reparativas o reconversivas de la
homosexualidad v/s las terapias con un enfoque afirmativo de la identidad.

La primera de ella, es un tipo de terapia que promete, o supone que puede “reconvertir” o
“reparar” la orientación sexual o identidad de género de las personas, por lo que podría hacer
que una persona deje de ser homosexual o transgénero. Las investigaciones al respecto, han
revelado que estas terapias, además de ser poco efectivas (a pesar de sus intentos, las personas
siguen siendo homosexuales o transgénero, pero reprimidos y más infelices luego del proceso),
generan daño en la identidad de las personas, por lo que son desaconsejadas por el Colegio de
Psicólogos de Chile, y son reprobadas a nivel internacional.
Dentro de las investigaciones que se han realizado, vamos a revisar una que se realizó en Estados
Unidos en el año 2018 donde se entrevistó a 245 personas adulto –jóvenes, que durante su
adolescencia ya se identificaban como personas LGBTI y sus padres intentaron que dejaran de
serlo, llevándoles a centros de apoyo, o con algún tutor, cura o pastor para que pudieran volver a
ser “heterosexuales”. A estas prácticas le llamaron SOCE, por sus siglas en inglés (Sexual
Orientation Change Efforts, es decir, Esfuerzos para el cambio de la orientación sexual).
Entre los resultados, al evaluar las implicancias de estas prácticas en la salud mental de estas
personas LGBT al llegar a la adultez joven, se encontró que:
• 50% de los y las participantes reportó SOCE en su adolescencia
• SOCE en adolescentes se asoció a robustos indicadores de menor nivel de salud mental y
menor nivel de adaptación en los y las adultos/as jóvenes.
• SOCE se relacionó con: mayores síntomas depresivos, menores niveles de
• satisfacción, apoyo social, impacto en dominios de auto-cuidado, bienestar y adaptación en
la vida adulta.
• El rechazo familiar de adolescentes LGBT se asoció a mayor riesgo de salud mental en estas
personas ya llegadas a la adultez.
Estos resultados, reflejan que el intentar que una persona “se repare, o reconvierta” de su
orientación sexual o identidad de género tiene un impacto negativo en ella, tanto en el momento
en que estos intentos de reconversión ocurren (pudiendo ser en la infancia, adolescencia o
adultez), como a largo plazo, en la vida adulta.

Lo relevante de esto para los equipos de salud, es que en muchas ocasiones va a tocar recibir o
brindar atención a Jóvenes LGBTI que sufren de estos intentos de reconversión por parte de sus
familias, negando su propia identidad, por lo que el equipo de salud podría ser el primer espacio
seguro para estos jóvenes, o bien ser los únicos adultos en quienes puede confiar para
desenvolverse plenamente.
En el texto “Nada que curar” (2019), citado previamente, se pueden observar ampliamente los
efectos de las prácticas reconversivas en personas LGBTI, su relación con los derechos Humanos y
la falta de sustento teórico para recomendar estas prácticas.

Por su parte, los modelos afirmativos de la identidad, se centran en las buenas prácticas y en
acompañar un proceso afirmativo de la identidad de las personas, considerando el respeto por su
orientación sexual o identidad de Género. La Terapia de afirmación es un enfoque terapéutico
que ve a las identidades lésbicas, gays, bisexuales y trans, como identidades y relaciones válidas,
así como también hace frente a las influencias que el heterosexismo, la homofobia y la transfobia
tiene sobre las personas LGBTI. Los programas de acompañamiento de la Ley, deben regirse por
estos modelos.
Por prácticas afirmativas, se entiende el desarrollo de una mirada y acercamiento empático
hacia las experiencias y procesos de socialización que inciden en la vida de personas LGBTI, lo
que involucra una capacidad de reflexividad, es decir, toma de conciencia sobre cómo las
personas LGBTI+ están situadas en el mundo y qué problemas enfrentan.
A continuación vamos a revisar un ejemplo de abordaje afirmativo, que es el texto “Salud y
adolescencias LGBTI”35, un documento muy completo elaborado como guía para los equipos de
salud.
Este texto, nos propone que existen algunas expresiones de discriminación que pueden operar
en el sistema de salud, a las cuales debemos estar atentos y atentas. En esta parte, mi sugerencia
es que puedan leer estas expresiones y examinar si han estado presentes en su propio trato con
personas LGBTI, en sus equipos o lugares de trabajo, y qué acciones se han realizado para
disminuir estas prácticas.
• Cuando se asocian identidades y prácticas LGBTI con lo antinatural o la anormalidad
• Cuando se experimentan sentimientos de rechazo, temor u asco durante la atención de
personas LBGTI
• Cuando tienen a lugar comentarios o conductas de estigmatización (asociar características
negativas a personas LGBTI), exposición (decir a todo el mundo que se trata de una persona
LGBTI sin que sea deseado por él/ella), o exclusión (negarle el acceso a algún servicio o
prestación por ser LGBTI).
• Cuando se consideran legítimas las expresiones de afecto heterosexual en los espacios
públicos mientras que las de afecto no heterosexual son cuestionadas y / o sancionadas. Este
ejemplo podemos verlo aún en colegios, donde el afecto heterosexual es permitido (que
niños y niñas pololeen, se besen, tomen de la mano, pero se sanciona o cuestiona cuando
son adolescentes del mismo sexo).
• Cuando las normas y el funcionamiento de las instituciones rechazan, invisibilizan y
discriminan sistemáticamente a las personas LGBTI.

Además, este texto coincide con la investigación en SOCE, indicando que la discriminación en el
ámbito familiar puede incrementar el sentimiento de inadecuación, vergüenza y culpabilidad,
terminando por vulnerar y limitar la capacidad de acción de los y las adolescentes LGBTI. Ante
esto, es importante considerar que la familia puede ser un factor protector o de vulneración de
los y las niños, niñas y adolescentes LGBTI, por lo que se debe estar atentos/as al funcionamiento
familiar y cómo se refieren a sus niños/niñas y adolescentes, pues finalmente, hemos de recordar
que el acceso a una salud competente y oportuna a sus necesidades, es precisamente, un
derecho.
Muchas veces en los espacios de consulta esto incluirá tomar las acciones necesarias para iniciar
un proceso de restitución de los derechos vulnerados. (Como se mencionaba en un apartado
anterior, establecer medidas de protección a niños niñas y adolescentes que vean limitada o
negada su orientación sexual y/o identidad de género).

Así, aparecen 4 barreras generales en la atención de adolescentes LGBTI dentro del sistema de
salud que podrían estar presentes en nuestros lugares de trabajo: Neutralización, evitación,
segregación y exotización. A continuación revisaremos cada una de ellas, nuevamente haciendo
la invitación a la auto-examinación de las conductas que pudiéramos haber reproducido que
actuaran como barreras para el acceso a la salud de estos adolescentes.

La Neutralización ocurre cuando en los equipos y lugares de atención se considera que la


orientación sexual y/o la identidad de género son irrelevantes en la provisión de servicios de
salud, por tanto, no son temas importantes de abordar con los equipos, o con los pacientes.
Cuando esto ocurre se llega a ignorar la importancia que para el equipo de salud tiene atender a
personas LGBTI, y la necesidad de sentirse capacitados, llegando a limitar el acceso a derechos
por omisión.
La Segregación ocurre cuando se reconoce que hay necesidades especiales propias de la
diversidad sexual y las identidades de género, pero se hace desde los estereotipos y prejuicios
que les sitúan como personas «enfermas, peligrosas, poco confiables, inestables mentalmente,
promiscuas, etc.». Cuando esto ocurre, pueden llegar a haber turnos incluso en lo que se dice
“que se trilló” (se echó a perder) por el sólo hecho de que asista una persona LGBTI.

La Evitación ocurre cuando los equipos pueden sentirse desinformados o no preparados para
atender a personas LGBTI, por lo que evitan intervenir, o pueden evitar abordar cuestiones
relativas a la sexualidad y el género, privando finalmente del acceso a la salud a los y las
adolescentes por temor a hacer algo incorrecto, o no saber cómo intervenir.

Por último, la Exotización ocurre cuando hay una caricaturización de las personas LGBTI que les
caracterizan como alegres, raras, frívolas, liberales, artistas, etc. Puede llevar a tomarles como
objeto de broma, risa o frivolización, generando resistencias en los equipos de atención e
invisibilizando los reales riesgos a los que se enfrentan estas personas.
Una vez que hemos revisado si estas barreras están presentes en nuestros espacios de trabajo, el
texto entrega las siguientes recomendaciones para los equipos de salud, con el fin de reducir
estas barreras y apoyar el acceso a la salud de los y las adolescentes LGBTI:
1. Reconocer que todas las personas hemos sido educados/as en un sistema binario de dos
sexos-géneros que plantea la heterosexualidad como norma. Reflexionar sobre nuestros
prejuicios individual y colectivamente.
2. Es posible y comprensible que, debido a la histórica exclusión de la población LGBTI de los
sistemas de salud, nos encontremos con actitudes defensivas o elusivas por parte de ellos
(as), durante las consultas. Debemos recordar que esto no es personal y que en este
panorama, nuestra sensibilidad NO es la importante.
3. Quizás seamos la primera o única persona que ofrezca a los adolescentes LGBTI un espacio
seguro, y que brinde la contención que pueden no encontrar en su ámbito familiar, escolar y
social
4. El personal administrativo es generalmente el primer contacto que los y las adolescentes
tienen con el sistema de salud. Es importante considerarles parte del equipo de salud y
compartir estas reflexiones con ellos y ellas.
5. Conozcamos los estereotipos y el contexto social y cultural en el cual nos desenvolvemos
6. Demos el ejemplo: hacer que los espacios de salud sean accesibles y seguros es una
tarea de todas las personas involucradas. Ante comentarios y actitudes que puedan vulnerar
derechos, es importante intervenir siempre.
7. Consideremos la posibilidad de hacer que los baños sean inclusivos y no exclusivos
para hombres o para mujeres cisgénero.
8. No dudemos en solicitar el apoyo y asesoramiento de organizaciones de la sociedad
civil y referentes de la comunidad LGBTI.
9. Informemos a los y las adolescentes LGBTI sobre sus derechos.
10. Es posible que haya personas LGBTI dentro de nuestros equipos de salud. No hagamos
de ello un tabú, preguntémosles sus opiniones sobre estos temas y sus sugerencias para nuestro
lugar de trabajo.
11. Creemos espacios acogedores: colgando posters referidos a la diversidad sexual,
símbolos que la representen (la bandera del arcoíris) y declaraciones en contra de todo tipo de
discriminación
12. Anunciemos nuestros servicios en páginas de internet o perfiles en redes sociales
utilizados por las comunidades LGBTI locales para favorecer la accesibilidad a la salud de los y las
adolescentes LGBTI (Instagram, Tweeter, Tik Tok).
• Despatologizar la diversidad, y las identidades Trans
Ya llegando al final de este curso, es importante reflexionar sobre la idea de no patologizar a las
identidades Trans y a las personas de la comunidad LGBTI. La invitación es a ampliar nuestras
miradas, conocer las experiencias de nuestras personas usuarias LGBTI, y facilitar el acceso a una
prestación que por muchos años ha sido considerada como un espacio hostil para ellos/ellas.
Despatologizar, en este punto, no es sólo saber que no están enfermos/as por ser lesbianas, gay,
bisexuales o Trans, sino que también comprender que no necesariamente sufren por ello, que no
necesariamente es sólo ESE su motivo de consulta, que son personas que tienen autonomía
sobre sus cuerpos, por lo que pueden tomar decisiones sobre ellos sin que otras personas
decidan por ellos/as, recibiendo un acompañamiento adecuado y especializado acorde a sus
necesidades. También resulta importante comprender la diversidad infinita de vivencias que
tienen las personas LGBTI, por lo que la curiosidad por la persona completa siempre será una
buena aliada en el proceso de brindarles atención. Los autores Planas y Missé, en su libro “El
género desordenado” abarcan ampliamente el tema de la despatologización, y se encuentra
también disponible un texto local de experiencias de personas Trans en el sistema de salud
chileno y el rol del profesional de psicología en estas atenciones, así como 3 expresiones
comunes de la patologización.
• Acciones Afirmativas aplicadas
¡Llegó el momento de despedirnos!
Espero este curso les haya permitido acercarse más a la realidad de los niños, niñas y
adolescentes LGBTI, y cómo podemos ayudarles desde las atenciones en salud. Recuerden que
una pequeña intervención puede ser un cambio muy significativo para una persona LGBTI en
apuros, o que no cuenta con una red de apoyo. A modo de ejemplo, puedo contarles que en mi
experiencia trabajando en un Programa de Identidad de Género hace 5 años, hemos vivido
infinitas experiencias que han cambiado la vida de nuestras personas usuarias. Ha habido
ocasiones en que el personal de Urgencias ha tenido la misión de recibir casos de violaciones
correctivas a mujeres lesbianas u hombres Trans (correctiva: que intenta corregir su sexualidad
‘desviada’ de la norma), requiriendo de gran coordinación entre los equipos para poder brindar
una atención empática entendiendo lo difícil del contexto. También hemos vivido experiencias en
Urgencias donde han llegado intentos suicidas, donde la validación del género de estas personas
que han decidido no continuar con su vida ha sido de vital importancia. Pequeñas acciones,
como que una paramédico haya decidido prestarle su maquillaje a una chica transgénero y
afeitarla para que pudiera trasladarse de manera digna a la sala de mujeres, pueden significar el
mundo para alguien, y en este caso, literalmente una diferencia entre la vida y la muerte.
• . Así mismo hemos recibido a cerca de 400 personas para realizar su transición de género, y
como equipo hemos logrado ver como sus vidas se van convirtiendo en lugares de mayor
plenitud. Hemos visto niñas transitar desde los 3 años, hasta personas que han decidido
iniciar su transición a los 60 años de edad. Hemos trabajado con adolescentes que han
decidido ser referentes positivos en sus colegios, realizando charlas y actividades de soporte
a la comunidad Trans, y hoy en día tenemos el privilegio de acompañarles ya en su vida
adulta, en sus carreras universitarias u oficios que han elegido. Como habrán podido apreciar
en este curso, ¡hay mucho trabajo por hacer, y mucho por reflexionar”. La invitación es a
crear espacios seguros, y a poner práctica lo aprendido.

• Autora: Ps. Patricia Casanova Bahamondes (MG. Psicología Clínica Mención Psicoterapia
Constructivista, Diplomada en Sexualidad Humana – ETSEX, Psicóloga en Policlínico
Identidad De Género HCVB). Documento revisado por la Refente Técnico Ministerial
Loretto Fuentealba Alvarado para el curso DIVERSIDAD SEXUAL E IDENTIDAD DE GÉNERO
EN SALUD. Este documento puede ser usado sólo para consulta.
Gracias.

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