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El documento describe dos tipos de voluntad de Dios: la "significada", que implica cumplir normas y deberes, y la "de beneplácito", que implica aceptar cambios imprevistos. Señala que es importante encontrar un equilibrio entre los dos en lugar de inclinarse por uno u otro. También enfatiza la importancia de vivir el momento presente y discernir la voluntad de Dios a través de la oración para cumplirla con constancia.
El documento describe dos tipos de voluntad de Dios: la "significada", que implica cumplir normas y deberes, y la "de beneplácito", que implica aceptar cambios imprevistos. Señala que es importante encontrar un equilibrio entre los dos en lugar de inclinarse por uno u otro. También enfatiza la importancia de vivir el momento presente y discernir la voluntad de Dios a través de la oración para cumplirla con constancia.
El documento describe dos tipos de voluntad de Dios: la "significada", que implica cumplir normas y deberes, y la "de beneplácito", que implica aceptar cambios imprevistos. Señala que es importante encontrar un equilibrio entre los dos en lugar de inclinarse por uno u otro. También enfatiza la importancia de vivir el momento presente y discernir la voluntad de Dios a través de la oración para cumplirla con constancia.
Continúa hablándonos Chiara: “Con mucha alegría habíamos leído de San
Francisco de Sales que los verdaderos cristianos llevarán un nombre nuevo esculpido en el corazón”: “Yo soy la voluntad de Dios sobre mí”. Podíamos distinguir la voluntad de Dios y verla de dos modos, o sea, la Voluntad de Dios “significada” y la “de beneplácito”. La significada es aquella en la cual se busca cumplir fielmente las normas establecidas, los horarios de trabajo, de oración, de descanso, etc... En ella buscamos cumplir la Palabra de Dios, los Diez Mandamientos, los preceptos de la Iglesia, los deberes propios del estado de vida... La de beneplácito se entiende todo lo que puede suceder de improviso: un cambio repentino de programa, una desgracia, un llamado para atender a alguien, una enfermedad, la muerte de un ser querido, etc... Hay personas propensas para vivir más un tipo de voluntad de Dios que otra. En los dos casos podemos encontrar, en las personas, virtudes y defectos. Quien está más inclinado a seguir más la voluntad de Dios “significada” descuidando la “de beneplácito” pierde el contacto con la voz de la consciencia y puede no ver en las circunstancias del momento presente otra voluntad de Dios. Es aquel que es apegado a las normas y por esto, puede perder la intimidad con Dios que vela sobre nuestro corazón. Quien gusta más de seguir la voluntad de Dios “de beneplácito”, es inclinado, por la fantasía, a ser un aventurero o romántico. No sigue las normas establecidas y resta lo que tiene de más hermoso el Evangelio: la normalidad de una vida sobrenatural, simple, no artificial, ni excesiva, sino pura y armoniosa como es la naturaleza, como es María. Por lo tanto, las dos tendencias presentan cualidades y defectos y nosotros, tenemos que buscar un equilibrio y tener la consciencia recta de estar haciendo siempre la voluntad de Dios en el momento presente. Y cuando aparecen varias actividades en el mismo momento ¿cuál debo elegir? Es siempre aconsejable elegir aquella actividad que más nos cuesta y con toda seguridad, ahí está la voluntad de Dios para nosotros. A través de la oración podemos “discernir cuál es la voluntad de Dios” (Romanos 12,2; Efesios 5,17) y obtener “la constancia para cumplir la voluntad de Dios” (Hebreos 10,36). “Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí al que lo honra y cumple su voluntad”. (Juan 9,31). Siempre es aconsejable vivir el momento presente en nuestras vidas, pues el pasado ya fue, el futuro todavía no existe. Lo que queda en nuestras manos y lo que depende solamente de nosotros es el momento presente. Todo lo que Dios quería de nosotras era amor. Era siempre Él quien venía cada momento en su voluntad; ésta podía mostrarse triste o hermosa, pero en realidad era El, era su amor. ¿Y lo que El permitía? ¿Nuestras equivocaciones, nuestras debilidades? Nos ayudó desde los primeros tiempos Santa Catalina de Siena: “Todo lo que Dios quiere o permite es para nuestra santificación”. Era, pues, necesario no parar nunca. ¿Te equivocas? ¡No importa! Todo ello, puesto en la misericordia de Dios, no sólo ya no es inútil y dañino, sino que puede servir para la humildad, que es la base de la santidad. ¿No está también escrito que todo coopera al bien para los que aman a Dios? (Romanos 8, 28) Queríamos amar a Dios y se nos aclaró que todo concurre al progreso personal. Santa Teresita del Niño Jesús decía al respecto: “Aprovechemos nuestro único momento de sufrimiento, pensemos sólo en el momento que pasa. Un instante es un tesoro...” “Mi vida es un relámpago. Una hora que pasa es un momento que luego huye y se va. ¡Tú sabes, Dios mío, que para amarte sobre esta tierra, solo tengo el “hoy”! De minuto en minuto podemos soportar mucho”. “Sólo tengo el sufrimiento de este momento. Si pensamos en el pasado y en el futuro, perdemos el valor y nos desesperamos.” “No es como las personas que sufren por el pasado y por el futuro. Yo sufro en el momento presente, por eso no es un sufrimiento muy pesado”. En el día a día quien nos revela la voluntad del Padre es el Espíritu Santo en nosotros. Dios usa también de nuestros superiores, coordinadores, padrinos para revelarnos su voluntad en el momento presente, en cuanto esta es vista con Jesús en medio y es expresión del amor recíproco, porque si no se está en el amor se pierde la autoridad. Quien es fiel a la voluntad de Dios experimenta abundantes frutos de vida, tales como, la paz, la serenidad, la felicidad, el progreso espiritual, la fiesta perene y hasta la salud física.
PREGUNTAS PARA COMPARTIR
1. ¿Con cuál voluntad de Dios me siento más identificado, con la
significada o la de beneplácito? ¿Por qué?
2. "Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el
bien de los que lo aman, de aquellos que él llamó según su designio”. ¿Soy capaz de entender que todo mi pasado fue una permisión de Dios, para tener un encuentro personal con Él, aquí en la Fazenda?