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https://www.elmundo.es/madrid/2021/10/10/61609256fdddff324a8b45aa.html
Madrid tiene memoria. No es una ciudad que olvida a sus víctimas. "El día de la
Comunidad recuerda a las de los ejércitos napoleónicos; hay placas a las
víctimas de ETA, como es lógico; tiene un monumento por las del terrorismo
islámico del 11-M...". Y una llama reluce ante Cibeles por los muertos del covid.
Por eso, "es inconcebible que no haya nada por las víctimas de los bombardeos
durante la Guerra Civil", lamenta Luis de Sobrón, coautor junto a Enrique
Bordes de Madrid Bombardeado. Cartografía de la destrucción, 1936-
1939 (Cátedra). Un libro recién publicado y ya en su segunda edición, que es ese
memorial pendiente, con su macromapa (60x88 cm.) detallado de los daños,
pura "empatía gráfica" del desastre.
Enrique, de quien partió la idea, y Luis han abordado ese periodo desde su campo, como
arquitectos y profesores de la Universidad Politécnica, aferrados a los datos del Archivo
del Cuerpo de Bomberos, partes de la Policía Urbana, imágenes de
fotoperiodistas (113 peinaron la capital), documentos de arquitectos de la época y
otras fuentes, como las imágenes de vuelo de la aviación americana en 1941 o
documentos del ejército sublevado.
Cuatro años recorriendo los anaqueles y los costurones de la ciudad que señalan la
destrucción urbanística infringida -en noviembre se cumplen 85 años del inicio del
asalto a Madrid de las tropas del general Franco-. Al plano actual, publicado en una
primera versión en 2019 con los puntos llameantes de 1.600 inmuebles afectados, se le
ha añadido un hallazgo en el Centro Documental de la Memoria Histórica de
Salamanca, que les ha permitido sumar hasta 2.203 edificios afectados. Sólo en el
término municipal del Madrid del 36, sin Vallecas, Entrevías o Tetuán, que también
fueron diana. Ofrecen cifras conscientemente conservadoras: "Como en España es un
tema artificiosamente polémico, queríamos andar sobre seguro. Sólo hemos
localizado en el plano lo que hemos logrado documentar". Y si la proporción de
edificios total o parcialmente destruidos no es alta, un 26%, sí estremece que el 84% sea
vivienda civil.
Porque hablar del "urbicidio" es también hacerlo de las víctimas, de sus habitantes. "La
destrucción es un síntoma. Viendo ese plano es fácil imaginarse las desgracias que
hubo detrás". Cayeron bombas con hasta 250 kilos de explosivo; sólo en el derrumbe
del edificio del número 11 de Marqués de Santa Ana, el 16 de noviembre, fallecieron 57
personas. Esa tragedia aflora del mapa, con sus zonas ardientes y la gradación del daño,
para revelar que el bombardeo contra la población fue un cimiento estratégico para
forzar la rendición. Eso lo convirtió en hito, "la obertura de una ópera trágica, con la
última tecnología y entrenamiento con fuego real", que desemboca en Berlín,
Hiroshima y Nagasaki.
En Madrid, los autores registran hasta 43 casos de vacíos urbanos, como en la zona del
Parque de las Vistillas, el Cuartel de la Montaña o áreas residenciales de las calles
Alcalá y Aduana. Hasta 500 edificios volvieron a levantarse tras la Guerra, como el
antiguo palacio de Marqués de Torrecilla, el extinto Teatro Cervantes -hoy un Dia y
viviendas, en Corredera Baja de San Pablo, 39- o buena parte del barrio de Argüelles, el
más cercano al frente. Por contra, el barrio de Salamanca apenas tuvo rasguños.