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EUSKAL HERRIKO UNIBERTSITATEA

El bombardeo de
Gernika
El conflicto historiográfico y Gernika como
simbolo
Naia Torrealdai Mandaluniz
20/05/2015
Durante la Guerra Civil española, la legión Cóndor bombardeo la villa de
Gernika. Dicha legión era unidad de aire perteneciente a la Luftwaffe Alemana.

La destrucción causada, fue uno de los acontecimientos que mas consecuencias


trajo durante la guerra, y después, en la posguerra; la polémica historiográfica (y
política, a caso) ha llegado hasta nuestras fechas.

"Hacia el mediodía empezamos a ponernos nerviosos porque había


mucho campaneo por el paso de aviones y, además, después de lo
acontecido en Durango teníamos más miedo"
Cava Mesa, Ma Jesús et Alii. 1

"Salir del refugio y ver aquello fue horrible. Todo el ferial ardiendo,
todo era incendio. Todos temblando. ¡Cómo nos íbamos a imaginar que
iba a suceder eso! ¡Todo un pueblo quemándose! ¡Ni hablábamos del
susto que teníamos!"
Cava Mesa, Ma Jesús et Alii.

Podemos decir que esta lucha teórica ha tenido diferentes etapas, y sobre todo,
versiones. Al día siguiente del bombardeo, el lehendakari José Antonio Agirre
denunció públicamente la autoría del bombardeo; los nacionales.

“Ante Dios y ante la Historia que a todos nos ha de juzgar, afirmo que
durante tres horas y media los aviones alemanes bombardearon con saña
desconocida la población civil indefensa de la histórica villa de Gernika
reduciéndola a cenizas, persiguiendo con el fuego de ametralladora a
mujeres y niños, que han perecido en gran número, huyendo los demás
alocados por el terror.

Los aviadores alemanes al servicio de los facciosos españoles han


bombardeado Guernica, incendiando la histórica villa, que tanta
veneración tiene entre los vascos. Nos han querido herir en lo más
sensible de nuestros sentimientos patrios, dejando una vez más de
manifiesto lo que Euzkadi puede esperar de los que no vacilan en destruir
hasta el santuario que recuerda siglos de nuestra libertad y de nuestra
democracia(...)”.2
José Antonio Aguirre. Presidente del Gobierno de Euzkadi.

1
Cava Mesa, Memoria colectiva del bombardeo de Gernika, Gernika Gogoratuz, Gernika-Lumo, 1996
2
Solé i Sabaté y Villarroya, “España en llamas. La Guerra Civil desde el aire”, Temas de Hoy, 2003, pág.
83
La declaración hecha por el Lehendakari pero, fue contestada por la propaganda
franquista cuya arma fue atribuir la destrucción de Gernika al propio ejercito de guradis
vasco.

Son completamente falsas las noticias trasmitidas por el ridículo


presidente de la República de Euzkadi relativas al incendio provocado por
las bombas de nuestros aviones en Guernica. Nuestros aviadores no han
recibido ninguna orden de bombardear esa población. Los incendiarios
son los que, el verano pasado, incendiaron Irún y ayer Éibar. En la
imposibilidad de contener el avance de nuestras tropas, los rojos han
destruido todo y acusan a los nacionalistas de hechos que no son más que
la puesta en práctica de sus criminales designios. ¡Miente Aguirre! Miente
vilmente. En primer término no hay aviación alemana ni extranjera en la
España Nacional. Hay aviación española. Noble, heroica aviación
española que lucha constantemente con aviones rojos que son rusos,
franceses y conducen aviadores extranjeros. En segundo lugar, Guernica
no ha sido incendiada por nosotros, la España de Franco no incendia. La
tea incendiaria es monopolio de los incendiarios de Irún, de los que han
incendiado Éibar, de los que trataron de quemar vivos a los defensores del
Alcázar de Toledo3

Esta versión fue oficial en España varias décadas, pero ha de decirse que la
veracidad de esta postura fue imposible a la luz de las declaraciones que incluso los ex
pertenecientes de la Legión Cóndor eran auto incriminatorias. A la luz de esto, “tanto
Talón como otros autores <<neo franquistas>>, […] absuelven de toda responsabilidad
a los dirigentes nacionales y, por supuesto, al propio Franco, tratando de demostrar que
la destrucción de Gernika fue obra exclusiva de os aviones alemanes”4. Siendo esta
postura la defendida por casi todos los autores políticamente favorables o pro-
nacionales, incluso, hasta nuestros días.

Hay que hacer gran referencia a las primeras notificaciones sobre el bombardeo
que aparecieron en la prensa republicana. “Eran dos notas oficiales, una de Agirre y otra
de la delegación gubernamental vasca ante el Gobierno de la República en Valencia
[…] se hacía recaer toda la responsabilidad única y exclusivamente sobre los alemanes,
disculpando a las autoridades nacionales en lo relativo a su posible participación en la
decisión de bombardear la ciudad”5. Tenemos como ejemplo la afirmación de Ricardo
de la Cierva en 1976 que al mismo tiempo que confirmaba la acción unilateral de los

3
Solé i Sabaté y Villarroya, “España en llamas. La Guerra Civil desde el aire”, Temas de Hoy, 2003,
págs. 83-84
4
Bernecker, Walther L., “Gernika y Alemania: Debates Historiográficos”, Historia Contemporánea ,35,
2007, pág, 515
5
Ibídem, pág. 508
alemanes, sin conocimiento de Franco ni de Mola, también atribuía la destrucción a “la
acción simultanea de los comandos de incendio del Ejercito republicano en retirada”6.)

Es importante también la presencia del periodista George Steer, que se


encontraba como corresponsal de guerra en Bilbao. Su crónica, el 28 de abril de 1937,
fue primera plana del Times y del New York Times. Conmocionó a la opinión pública
mundial al revelar la participación secreta del nazismo en el devastador ataque aéreo
de la ciudad, puso al descubierto que los aviones eran alemanes. Reveló al mundo la
activa intervención en la guerra civil española de la Alemania nazi, que luchaba al
lado de los nacionales.

"La declaración publicada por Salamanca según la cual Guernica ha sido


destruida por los rojos es absolutamente falsa. Personalmente hablé con
más de 20 refugiados de Guernica en los alrededores de la ciudad la
noche de la destrucción. Excepción hecha del número de aviones que la
bombardearon, todas las declaraciones coinciden en todos sus detalles.
[...] La evidencia neta que Guernica ha sido destruida por la aviación se
demuestra con lo siguiente: en toda la ciudad y en los techos que no
habían sido destruidos por el incendio se veían innumerables huecos de
bombas que no estaban a mediodía, cuando yo visité Guernica. árboles
arrancados de cuajo o con las ramas peladas por la metralla...Un
periodista recogió conmigo tres bombas, las tres alemanas, con fecha de
1936. Todo el mundo sabe que en el pueblo un gran número de mujeres y
niños han sido atacados en un refugio contra las bombas y es evidente que
éstos no habrían ido a refugiarse en un lugar que los rojos tenían
intención de incendiar... Yo estuve en Guernica hasta la 1,30 de la
madrugada y en ninguna parte podía sentirse el olor a petróleo... Una
gran parte de Guernica no es un montón de cenizas, sino un montón de
escombros." 7

George Steer, The Times, 6 de mayo de 1937

Basándose en los diferentes testimonios y acercándose a sus propias políticas, en


la versión inglesa de los hechos (y en la alemana) la responsabilidad de la destrucción se
reparte entre Richthofen y Vigón, esto es, entre los dos estados de Alemania y España,
mientras que en la castellana la decisión de destruir Gernika recae exclusivamente en el
teniente coronel alemán. Está claro que la clave en este tema es la gran diferencia de

6
Bernecker, Walther L., “Gernika y Alemania: Debates Historiográficos”, Historia Contemporánea ,35,
2007, pág, 512
7
George Lowther Steer, “The tragedy of Guernica town destroyed in air attack. Eye-witness’s account”
The times, 27 de abril de 1937, Texto en castellano en El bombardeo de Gernika,
http://www.eitb.eus/es/noticias/afondo/bombardeo-gernika/personajes/detalle/865246/george-l-steer/
versiones que se imponen, entreviéndose las implicaciones políticas y geográficas
(ligadas con la cultura histórica y teórica) al que cada uno responde.

Esta alteridad no solo se encuentra en la cuestión de la responsabilidad si no que


llega más lejos cuando también se pone entre-dicho la forma en la que el bombardeo se
efectuó y el número de víctimas que este causó. Salas Larrazábal afirmó, en 1981, que,
en contra lo que se dice y repite, la permanencia de los Junkers sobre Gernika tuvo que
ser de pocos minutos; según él, carece de fundamento la teoría de varias pasadas
sucesivas, con lanzamiento de bombas explosivas en las iniciales y de incendiarias en
las siguientes. Una de las fuentes más importantes del bombardeo es la descripción
hecha por el teniente coronel Richthofen en su diario; bajo la fecha 30 de abril de 1937,
son las cifras exactas, tanto de la población de Gernika como de las víctimas del
bombardeo. Según testimonios altamente contradictorios, a principios de 1937 Gernika
tenía entre 2.000 y 10.000 habitantes; la mayoría de los autores habla de unas 6.000
personas, a las que habría que añadir otras 4.000 entre refugiados y campesinos que
acudieron aquel día al mercado, por lo que unos 10.000 civiles estuvieron expuestos al
bombardeo. La población presente en la villa en el momento del bombardeo no podía
haber excedido, según esta versión, en ningún caso las 4.000 personas, según
Larrazabal. Castor de Uriarte, en su libro Bombas y mentiras sobre Guernica ha llegado
a la conclusión de que «pueden calcularse los muertos en 250 y los heridos en muchos
más»8. Debido a que los vencedores de la Guerra Civil nunca realizaron indagaciones
serias sobre el número de muertos y tampoco permitieron investigaciones por parte
extranjera, probablemente jamás se llegará a saber la cifra ni siquiera aproximada de las
víctimas.

Hay que remarcar de todas formas, que aunque el discurso sobre las cuestiones
ya mencionadas es muy diverso y chocante, el debate más intenso e interesante se da en
torno al porqué del bombardeo. Siempre, presentado como “accidente” no intencionado,
esta versión sigue siendo presentada por casi todos los alemanes que intervinieron en el
bombardeo, así como por gran parte del periodismo conservador alemán y
estadounidense. Según este argumento, la intención primordial consistía en destruir el
puente de Rentería. “Pero, si verdaderamente la finalidad principal era «atacar el
puente», cabe preguntarse si para destruir un puente era necesario ametrallar a la
población civil, movilizar durante tres horas aviones y lanzar bombas incendiarias”9.

Tras tres horas y media de bombardeo y tras haber lanzado entre 31 y 41


toneladas de bombas, el supuesto blanco principal del bombardeo, el puente de
Errenteria, de 20 metros de longitud, no fue ni tan siquiera tocado. Más aún, algunos de
los principales testigos del bombardeo se protegieron durante el bombardeo

8
Uriarte, Castor, Bombas y mentiras sobre Guernica: acusa su arquitecto municipal cuando la guerra,
Gráficas Ellacuria, Bilbao, 1976, pág. 82
9
Bernecker, Walther L., “Gernika y Alemania: Debates Historiográficos”, Historia Contemporánea, 35,
2007, pág, 518
precisamente bajo este puente. Jesús Salas y Ferdinando Pedriali han apuntado que si
bien el puente de Errenteria era en efecto el objetivo principal de la aviación nacional,
debido a las limitaciones técnicas propias de los aviones de aquella época, no es extraño
que los bombarderos erraran el tiro10. De hecho, de acuerdo con Salas, de un total de 32
impactos de bombas de gran tamaño registrados en Gernika, 27 distaban más de 250
metros del puente11. Estos autores afirman que los bombarderos lanzaron sus bombas
desde las astronómicas alturas de 3.800 metros cuando el propio Richthofen afirmó en
mayo de 1937 que Gernika se había bombardeado a una altura de entre 600 y 800
metros.Si bien las fuentes oficiales franquistas y alemanas negaron que Gernika hubiese
sido bombardeada, algunos medios militares filtraron la noticia del ataque, haciéndolo
pasar por un bombardeo estratégico cuyo objetivo sería destruir el puente de Errenteria,
de alrededor de 20 metros de longitud y escasamente 10 metros de ancho12.

Fue el historiador alemán Klaus A. Maier quien avivo el interés entorno a la


pregunta acerca de la intención perseguida con el bombardeo, quien hizo uso exhaustivo
del diario de campaña del teniente coronel Freiherr Wolfram von Richthofen. Según
Maier, el ataque iba dirigido, en un principio, “a interrumpir las comunicaciones por
carretera entre el noreste de la ciudad y el puente de Rentería; pero el mando alemán
nunca desechó por completo la idea de bombardear la ciudad misma”13.
La explicación de Maier sobre el porqué no dieron las bombas en el objetivo cae
en el impedimento visual que por una parte causaron las primeras bombas, las malas
condiciones atmosféricas y las desfavorables técnicas de tiro. “Maier acepta como
verídicas las declaraciones de Richthofen relativas a la finalidad del ataque: la
obstrucción de la circulación por las carreteras adyacentes o la interrupción de las
comunicaciones con Gernika”14. Bien se advierte que el autor liga la destrucción de
Gernika por una serie de malas condiciones. Se ha afirmado posteriormente que “las
finalidades estratégico-militares del ataque […] fue la experimentación de un material
de guerra nuevo”15; esto es, se basa en la hipótesis de que la finalidad más importante
fue devastar moralmente a la ciudadanía, y esta forma de ataque o de guerra, dirigida a
los civiles, la villa misma, era un tipo de guerra que después se emplearía en la Segunda
Guerra Mundial, y posteriormente.

Lo que sí es evidente es el profundo trauma que causo el bombardeo de Gernika


en el seno de la ciudadanía vasca. La via para una reconstrucción, recuperación y
resolución moral comenzó finalizado el Franquismo, con los intentos de la Comisión de

10
Villa, Imanol, Gernika, el bombardeo, Idem4 & Expressive S.L., Bilbao, 2008, pág. 94.
11
Salas Larrazábal, Jesús, Guernica, Rialp, Madrid, 1987, p. 158.
12
Uriarte, Castor, Bombas y mentiras sobre Guernica: acusa su arquitecto municipal cuando la guerra,
Gráficas Ellacuria, Bilbao, 1976, pág. 44.
13
Bernecker, Walther L., “Gernika y Alemania: Debates Historiográficos”, Historia Contemporánea ,35,
2007, pág, 519
14
Ibídem
15
Ibídem.
Gernika en Alemania de conseguir una aceptación de la responsabilidad. Pero los
intentos del delegado de la Comisión fueros vanos, al igual que el Gobierno socialista
de Madrid no cooperó, el Gobierno de Bonn rehuyó de toda responsabilidad. A pesar de
la respuesta negativa, la Comisión no se dejó desanimar. Se dirigió a gran número de
organizaciones, recibió apoyo moral, pero también se encontró con reservas. Casi todos
los que estaban a favor del proyecto recalcaban no sólo la culpa moral de los alemanes,
sino además la importancia que una medida
de apoyo de este tipo tendría que tener para el afianzamiento de la joven democracia
española. “El carácter simbólico era evidente: Si la democracia de la Segunda República
había sido destruida también (y sustancialmente) por la intervención alemana, la ayuda
material a Gernika por parte de la nueva democracia alemana hubiera sido una señal de
solidaridad política con la nueva democracia española”16.

Fue en 1987, con motivo del 50 aniversario de la destrucción, lo que se conoció


como “Gernika 37-87”, el tema Gernika se politizó definitivamente. En abril, el Aberri
Eguna, con los actos del programa de cuatro días organizado por la plataforma “Gernika
37-87” donde La izquierda abertzale, en aquella época bajo las siglas de Herri Batasuna,
organizó una Convención para la Soberanía y la Paz, a la que acudieron personalidades
de todo el mundo, desde representantes sudafricanos, palestinos y saharauis hasta
miembros de Sinn Féin. La indiscriminada carga de la Ertzaintza, que produjo varios
heridos hizo evidente el malestar de la época.

Después de muchas polémicas entre los partidos en el Parlamento alemán, una


declaración oficial del ministro de Estado Helmut Schäfer concluía el debate en mayo
de 1988: “Debido a que existe el deseo del lado vasco de obtener ayudas financieras del
extranjero, una aportación alemana sería bien venida. Losabemos. Hemos tomado nota
de eso. Ahora vamos a esperar. No hay más que decir sobre este tema”17.

1994 que el Gobierno de Bonn finalmente garantizó una financiación parcial de


doce millones de marcos para un centro de formación profesional; a Gernika, no llego
nada de este dinero. Finalmente, en el sesenta aniversario del bombardeo de la villa
vasca, después de varios negocios en desacuerdo, el presidente federal Roman Herzog
envió al pueblo Gernika un mensaje asumiendo la culpabilidad y la empatía de
Alemania hacia la villa. Al mismo tiempo insistieron en la reivindicación del alcalde de
Gernika, Eduardo Vallejo, que exigía del Gobierno español de José María Aznar «que
se desprenda oficialmente de aquella gran mentira del dictador por la cual los vascos
hemos sido acusados de haber destruido nuestra propia villa».48 El Gobierno español,
sin embargo, no hizo ninguna declaración ni con motivo del sesenta aniversario de la
destrucción de Gernika ni después.

16
Bernecker, Walther L., “Gernika y Alemania: Debates Historiográficos”, Historia Contemporánea ,35,
2007, pág, 523
17
Ibídem, pág. 525
Se puede decir que el bombardeo de Gernika supone un antes y un después en el
imaginario vasco; de la concepción de Gernika como sitio “de la libertad y la
democracia vascas”18, la villa foral se convirtió “en la ciudad mártir que reflejaba las
crueldades y atrocidades de la guerra […] y el sufrimiento de las victimas, así como el
ansia de paz”19 Desde entonces, Gernika se ha convertido en un ingrediente
imprescindible del universo simbólico vasco. La aprobación del proyecto de Estatuto de
autonomía de 1979 en la villa foral confirmó y consolidó la presencia de este lugar de la
memoria en la cultura política vasca. Se ha convertido en metonimia, en icono e imagen
de las consecuencias de la Guerra Civil. Su expresión en el contexto artístico tanto
nacional como internacional ha hecho que se vuelva centro de memoria histórica, eje
simbólico e identificativo tanto de nacionalistas como republicanos. En palabras de
Ludger Mees, “Gernika es probablemente el lugar de la memoria vasca par
excellence”20; y esto se refleja claramente en la cita grabada en el Museo de La Paz de
Gernika, donde dice; “Ahaztu ez da eiten, barkatu ein be izaten da, baia ahaztu…ez da
eiten”.21

18
Mees, Ludger, “Gernika como símbolo”, Historia Contemporánea, 35, 2007, pág. 533
19
Ibídem
20
Ibídem, pág. 531
21
“No se olvida; perdonar, sí que se perdona pero olvidar…nunca se olvida”
BIBLIOGRAFÍA

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