Está en la página 1de 4

Ten el Valor de levantarte otra vez

Un alto en el camino

¿Alguna vez te has preguntado por qué buscas


a Dios? ¿Por qué quieres hacer las cosas bien?
O ¿Por qué vas a la iglesia? ¿Será porque
esperas recibir grandes bendiciones? ¿Será
porque tu vida parece no tener sentido? O tal
vez ¿Por miedo a que si te alejas de Dios algo
malo te ocurra?

Con el pasar de los días todo se vuelve tan


cotidiano que olvidamos cuál debe ser nuestra
verdadera motivación, nos envolvemos en
nuestras necesidades, en lo que le hemos
pedido a Dios y queremos que cumpla o en lo
que tenemos y no queremos perder.

Pero qué sentido tiene vivir una vida buscando


a Dios detrás de todas esas arandelas que no
nos permiten verle realmente. Qué sentido
tiene buscarle si mis logros con él son tan
personales que ni siquiera le incluyen.

“Más buscad primeramente el reino de Dios y


su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.” Mateo 6:33. ¿Estás tú realmente
buscando primeramente el reino de Dios o son
esas cosas que serán añadidas las que están
motivando tu corazón?

Después de tantas preguntas, hoy te invito a


que más allá de responderlas, hagas un alto en
el camino. Es momento de agradecerle a todas
esas cosas que un día te motivaron a seguir a
Dios porque fueron utilizadas para que hoy
estés aquí.

Pero ya llegó la hora de empezar a buscar la


motivación correcta, llegó la hora de recibir el
Amor de Dios, porque “En esto consiste el
amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió
a su Hijo en propiciación por nuestros
pecados” (1 Juan 4:10) ¿Ves lo importante de
este pasaje? En ti nunca habrá un amor tan
grande que pueda igualarse al amor de Dios, es
por esto que tu motivación debe ser recibir el
amor que sin condición, él antes que nacieras
decidió entregarte. Es abrir tus brazos y dejar
que el amor que Dios tiene para ti llene tu vida.
No se trata de que tu corazón se llene de amor
para Dios, se trata de que tu corazón se llene
del amor de Dios, porque tu amor nunca será
100% sincero, nunca será 100% desinteresado
ni 100% incondicional, pero el amor de Dios si
lo será.

Hoy es un día para decidir recibir el amor de


Dios y hacerlo tu verdadera motivación

Otra vez has caído, quizá de un poco más alto


que antes, quizá un poco más duro que la
última vez. Te encuentras en la misma
encrucijada de Pablo cuando dijo en Romanos:
“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal
que no quiero, eso hago”. Estás tan consciente
y a la vez tan lejos de la realidad que, aunque
sabes lo que debes hacer simplemente no lo
haces, y crees haber intentado levantarte,
crees haber dado todo de ti, pero en el fondo
sabes que ha sido tu intento más pobre.

Querido amigo, yo no sé qué tan profundo has


caído, no sé si el barro te ha llegado a las
rodillas o quizá al cuello, pero hoy ha llegado el
día de dejar de pensar y a empezar a actuar. Ya
has pensado lo suficiente, tanto que te has
quedado sentado recordando e imaginando lo
que sería levantarte o quedarte en el piso, pero
nada sucede contigo y aunque parece sonar
algo duro, cuando el barro empieza a sentirse
cómodo es necesario que alguien desde afuera
te de algún grito de alerta.

Hoy es un día para dar Gracias por el


misericordioso amor de Jesús, en quien
tenemos una segunda, tercera y quién sabe
cuántas más oportunidades. Hoy es un día para
que tú tengas el suficiente valor de volver a
levantarte, es un día para tomar la mano de
Jesús escuchándole decirte “Ni yo te condeno;
vete, y no peques más”. Decide hoy levantar la
mirada y salir del barro que, aunque se ha
vuelto algo cómodo al final del camino solo
quedara su mal olor y quizá llegues tan
profundo que un día te quitara el aliento.

“Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no


pueda compadecerse de nuestras flaquezas;
sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).
Confía y recuerda que Jesús entiende tus
luchas y está esperando por tu decisión para
volver a enseñarte a caminar.

También podría gustarte