Está en la página 1de 2

¿Costumbre o convicción?

Catholic.net

Hace días escuché a un padre decir que los seres humanos estamos acostumbrados a
hacer el bien o hacer lo correcto porque luego de eso hay una recompensa, que desde
pequeños fuimos alentados a hacer bien las cosas para obtener algo. Cómo ser buen
estudiante para que nos dieran un premio, arreglar el cuarto para obtener algún permiso
o comer vegetales para luego poder comer el dulce que mas nos gustaba.

¡Sí, todo ha sido una manipulación! Una manipulación de alguien que sabía que era lo
mejor para cada uno de nosotros, pero ¿qué hay detrás de todo esto y mi relación
con Dios?.

A medida que vamos conociendo el amor de Dios vamos entendiendo que hay algo más
allá que nuestra razón no tiene la capacidad de explicar, buscamos la manera de hacer
lo que está bien porque creemos que hay una promesa por cumplir por parte de
Jesús. Pero qué tan sinceros son mis actos y de qué manera hago las cosas… ¿lo
hago por convicción de que sí existe algo o lo hago por costumbre porque fue lo
que me enseñaron?

Toda relación tiene altos y bajos, a veces caemos en la monotonía de hacer siempre lo
mismo por miedo a dar un poquito más, nos quedamos en el mínimo indispensable,
damos lo necesario para sentirnos bien y “estar bien con Dios” y nos excusamos de
que somos buenos, hacemos las cosas bien y pensamos “yo voy a misa siempre”, “yo
voy de misiones”, y así otros pensamientos… Y cuando las cosas no van tan bien con
Dios creemos que tenemos el derecho de reclamarle solo porque esa “costumbre se
volvió un derecho”.

“Si aman a quienes los aman, ¿qué mérito tienen? También los pecadores aman a
quienes los aman”.

Lc 6, 32

¡Qué fácil es ser bueno cuando estás rodeado de personas buenas, de personas
que comparten tus mismos ideales! pero no siempre estas personas o el entorno

página 1 / 2
¿Costumbre o convicción?
Catholic.net

donde nos desenvolvemos será “nuestra zona de confort”.

Para saber si un metal es bueno y de calidad es expuesto al fuego, ese fuego que arde
pero que también purifica y luego lo hace brillar. Imagina que ese “fuego” son los
momentos donde se te ha hecho difícil actuar por convicción, donde te ha costado creer
y confiar en la voluntad de Dios y comienzas a dejarte llevar por tus emociones.

No tengas miedo de ser lo que Dios ha creado en ti, si has tenido una experiencia
cercana de su amor, demuéstralo, actúa de tal manera que se note que eso que viviste
conquistó tu corazón. Se es católico en todo momento, no en la comodidad de ver y
sentir la presencia de Dios en tu vida.

“No ocultes en la oscuridad lo que has visto en la luz”

Cuando se quiere algo o a alguien, se está en las buenas y no tan buenas, en los
momentos de alegría y los más difíciles también, es allí donde el amor se fortalece y
sacamos lo mejor de nosotros. ¿Has escuchado que es en los momentos de crisis
donde surgen las mejores oportunidades? Pasa lo mismo con Dios, en los momentos de
vacíos o sequía espiritual es donde Dios se aprovecha y derrama grandes gracias en
nuestros corazones para seguir adelante.

Lo que hagas, bien o mal, no determina la relación que llevas con Dios, esa
relación que has ido forjando con mucho esfuerzo y sacrificio, que sólo Él sabe lo
fuerte que ha sido, depende de cuánto ha sido el amor que has puesto en ello.

Haz las cosas bien no porque necesitas ser bueno para ser el mejor, ni porque necesitas
hacer lo correcto para ganar el aplauso del hombre. Haz las cosas bien porque el bien y
la verdad te harán libre y dentro de esa libertad serás capaz de descubrir la plenitud de
tu vida. No dejes que tus miedos te hagan esclavo de tus pasiones. Que tu amor por
Dios sea cada día una firme convicción de que lo mejor está por venir.

página 2 / 2

Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)

También podría gustarte