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DUROSELLE, Jean- B.

“Europa de 1815 a nuestros días vida política y


relaciones internacionales”, Ed. Labor S.A., Barcelona, 1967; caps. 8 y 9

Capítulo VIH

Democracias y totalitarismos
Vimos cómo surgía de la gran guerra un régimen nuevo, bolche­
vique, en Rusia. Si exceptuamos los meses transcurridos entre marzo
y noviembre de 1917 —en los que, por otra parte, el desorden fue
extremo—, Rusia no conoció nunca la democracia liberal de tipo
occidental. Pasó de la autocracia zarista a la «dictadura del prole­
tariado». Entre estos dos regímenes no hay más que un punto en
común, pero de gran importancia: la libertad individual se sacrifica
a intereses superiores, a una razón de Estado. Después de muchas
vacilaciones, los comunistas acabarán por adoptar la expresión «de­
mocracia». No se tratará de «democracia liberal» sino de «democracia
popular».
Entre «democracia liberal» y «democracia popular» la contra­
dicción es total. La primera niega a la segunda el derecho a llamarse
democracia, ya que, para los liberales, la democracia es el régimen
que se esfuerza en asegurar la libertad y la igualdad; la democracia
debe basarse, pues, en la' voluntad popular, surgida del sufragio
universal. Y la libertad del sufragio es la garantía de que la voluntad
popular será realmente expresada. En consecuencia, el sufragio debe
ser secreto y la pluralidad de partidos y de candidaturas debe permitir
que se manifiesten todas las tendencias y todas las oposiciones. En la
democracia popular tan sólo el partido comunista presenta candidatos,
o bien se trata de una coalición de comunistas y de sus partidarios.
El elector no tiene facultad de elegir entre varias tendencias. En
general, su voto no es secreto. Teóricamente podría abstenerse. Pero,
¿qué sucedería si las autoridades se dieran cuenta? Semejante elec­
ción parece a los ojos del liberal como un enorme artificio cuya
finalidad consiste en asegurar a esta minoría todopoderosa la apa­
riencia de un apoyo popular unánime.
El partidario de la «democracia popular» denuncia inversamente
a la «democracia liberal» como un régimen «de clase» en el que
la burguesía capitalista detenta la parte esencial del poder.

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Es cierto que la libertad individual queda asegurada, pero tan de regímenes llamados con el denominador común de «fascistas».
sólo para aquellos que poseen los medios para aprovecharse de ella. El fascismo es una tendencia hostil a la democracia, a la que juzga
Los comunistas no creen en el valor de la mayoría como fuente del corrompida, ineficaz y remisa a recordar los verdaderos valores.
poder en una sociedad compuesta por clases enemigas. Si la finalidad Los verdaderos valores son el Estado y la nación, a la que debe sacri­
consiste en alcanzar el triunfo del proletariado, el poder debe perte­ ficarse todo, incluso la libertad y la vida de los ciudadanos. El fas­
necer no a la mayoría, poco consciente, poco informada, sino «a la cismo es, pues, más que una doctrina, una tendencia en favor de un
vanguardia consciente» del proletariado, es decir, al partido comu­ nacionalismo exacerbado, rehabilitador de las nociones de violencia
nista, minoritario en el país. Iluminado por el marxismo, enriquecido y de guerra.
por el leninismo, sólo el partido puede determinar el camino a seguir. Los elementos comunes entre fascismo y comunismo soviético
Como que, por definición, este camino es el bueno, las masas estarán son el partido único y la poca importancia concedida a las libertades
cada vez más convencidas de que el partido tiene razón. Sólo hay individuales. Los liberales tienen una palabra para designar a ambos:
verdadera democracia en un régimen que actúe en el verdadero in­ regímenes «totalitarios». Para los comunistas, los elementos comunes
terés de las masas populares, no en un régimen en que las masas, entre democracias liberales y regímenes fascistas son el ser unos y
engañadas por la burguesía, no dan siempre la mayoría de sus votos otros emanaciones del capitalismo, más o menos virulentas, pero
a sus verdaderos defensores. igualmente enemigas del proletariado.
■ Semejante contradicción nos es familiar hoy en día, pero no lo Y finalmente, a ojos de los fascistas, las democracias liberales
era en el momento en que acabó la primera guerra mundial. Hasta y los comunistas tienen la común particularidad de destruir el valor
entonces se creía que la evolución histórica conduciría casi inexora­ supremo de la nación y de la patria, ya dejándolas corromper, ya
blemente a todos los pueblos a una forma más o menos auténtica predicando un internacionalismo que debilita las fuerzas del Estado.
de democracia liberal. Wilson hablaba del World safe for Democracy Dicho de otra manera, entre regímenes liberales, fascistas y comu­
del mundo construido de tal modo que la democracia se desarrollaría nistas, las contradicciones, tomadas de dos en dos, son totales. La
libre e inexorablemente. Pero he aquí que aparecía concretamente, suerte de las naciones iba a dilucidarse en una especie de torneo
con la Rusia bolchevique, un régimen que, en nombre del progreso, triangular. ¿Era mejor, para un demócrata, aliarse con los fascistas
condenaba del todo lo que la mayoría de los pensadores había contra los comunistas o con los comunistas contra los fascistas?
llamado hasta entonces progreso. Por su parte, Stalin dudará entre la alianza con las democracias
El problema se había hecho aún más agudo a causa de la vocación o el acuerdo con la Alemania nazi. La situación se complicó, pues,
internacional del comunismo. El marxismo-leninismo, si se admitían por la existencia de tres estructuras hostiles. El mundo anterior a
los postulados iniciales, profetizaba una evolución del mundo en la 1914 no había mostrado nunca semejantes contradicciones, ni siquiera
que el comunismo triunfaría inexorablemente. Tan sólo seguía desco­ entre la República francesa y la autocracia zarista.
nociéndose la cronología de esta revolución y los procedimientos Es, por lo tanto, esencial demostrar aquí mediante qué proceso
que utilizaría —ocupación por el ejército rojo, revolución local, con­ se crearon regímenes fascistas en Italia (1922), en Alemania (1933),
quista pacífica del poder mediante elecciones dentro del marco del y con menor importancia en diversos países pequeños, y después des­
Estado burgués—. cubrir por qué subsistieron finalmente ciertas democracias liberales.
Quedaba también planteado el problema de saber si los primeros
éxitos tendrían lugar en los Estados industriales o en sus colonias.
El primer «Congreso de los pueblos de Oriente», reunido en Bakú 1. Establecimiento del fascismo en Italia
en 1920, se inclinaba por esta segunda solución. A fin de cuentas,
En sus orígenes encontramos los siguientes elementos, que obser­
por todas partes se constituían partidos comunistas y se comprometían
varemos también en Alemania: existencia de un régimen democrático
a combatir a los «regímenes burgueses».
La simple existencia de los partidos comunistas suscitaba reac­ inestable, ineficaz, falto de autoridad; existencia de poderosos par­
tidos de izquierda, en especial el comunista; existencia de un grupo
ciones. El fenómeno esencial de entreguerras en el plano de la estruc­
importante de ultranacionalistas (los ardili) que consideraban que
tura interior de los Estados fue que a los regímenes liberales y al
su país había sido tratado injustamente; desarrollo de una grave
régimen de la U. R. S. S., se añadió progresivamente un tercer tipo
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crisis económica; cristalización, en la persona de un dirigente de tríaco, y después al frente de Avanti, el gran periódico socialista. Hizo la guerra
masas, de los sentimientos nacionales y sociales. y fue herido. Asiduo lector de libros y de artículos, gran admirador de los após­
Al acabar la guerra, la situación económica de Italia era poco toles de la violencia, Nietzsche y Sorel, Mussolini se convirtió en un fanático
nacionalista. Desde 191'1 rompió con los socialistas y creó su propio periódico,
brillante. Los estadistas moderados —Giolitti, Nitti, Salandra— se el Popolo d'Italia. Mussolini fundó el primer fascio de Milán. Extiende el movi­
revelaban impotentes frente a la doble necesidad de reformas sociales miento gracias a sus dones de dirigente de masas y de orador. Crea un partido
y de rigor financiero. La autoridad del gobierno democrático se dis­ fascista que obtiene 35 escaños (sobre 520) en mayo de 1921. Pero no es nece­
gregaba frente a los movimientos sociales: huelgas, ocupaciones es­ sario tener la mayoría para conquistar el poder —Lenin lo había demostrado—.
Basta con utilizar la violencia con habilidad. Ese es el objetivo de la «Marcha
pontáneas de tierras por los campesinos, sobre todo en el Sur. sobre Roma» que empieza el 27 de octubre de 1922. Miles de fascistas se dirigen
Las huelgas fueron particularmente numerosas en 1919 y 1920 desde todos los puntos hacia la capital.
y disminuyeron cuando se desencadenó, en verano de 1920, una crisis El ejército estaba capacitado para resistir y lo hubiera hecho pese a la sim­
económica que duró más de un año. La agitación fascista sustituyó patía de numerosos oficiales hacia el fascismo. Pero el rey Víctor-Manuel III
no se atrevió a dar la orden. El 29 de octubre encargó a Mussolini que formase
a las huelgas. gobierno.
El fascismo nació a causa de la necesidad de autoridad y del
ultranacionalismo, muy extendido entre los excombatientes y en la Mussolini llegaba al poder con grandes ambiciones, pero sin
pequeña burguesía, y muy bien expresado por el poeta Gabriele ninguna doctrina, sin ningún plan. Era, y lo habría de ser siempre,
d’Annunzio. Puesto que Italia había entrado en guerra por un «egoís­ un periodista ávido de «sensacionalismo». En eso difiere profunda­
mo sagrado», para llevar a cabo vastas ambiciones nacionales, todo mente de Hitler, doctrinario por excelencia. Por ello estableció su
cuanto frenase sus ambiciones, y en especial la acción de los Aliados, dictadura progresivamente. Empezó por crear un gabinete de coali­
de Wilson, era un insulto a la grandeza italiana. Los arditi multipli­ ción, después se hizo conceder amplios poderes, depuró la adminis­
caron las manifestaciones nacionalistas. Pero este movimiento, en tración y colocó a fascistas en los puestos claves. En 1924, unas
un principio espontáneo, se organizó después, ya que la miseria nuevas elecciones dieron 256 puestos a los fascistas contra 179 a la
aumentó la exasperación. Benito Mussolini creó, el 21 de marzo de oposición. Se ’aprovechó de ello para eliminar a los otros partidos,
1919, en Milán, el «fascio milanés de combate», con un programa cambiar la constitución y abolir las Cámaras, sustituidas por «un
de reformas sociales y de conquistas (Fiume, Dalmacia) y la volun­ gran Conseja fascista» y, como es lógico, por una especie de Cámara
tad de crear un gobierno fuerte, para eliminar a los partidos, respon­ corporativa, la «Cámara de los fascios y corporaciones», completa­
sables de todos los males. A este fascio se fueron añadiendo otros, mente adicta. A partir de aquel momento era el dictador todopode­
primero lentamente, y después, con el desencadenamiento de la crisis roso, el «Duce».
económica, a un ritmo acelerado: 190 fascios en octubre de 1920, Sin duda alguna, el nuevo régimen fue eficaz. No es sorprendente que el
1.000 en febrero de 1921, 2.200 en noviembre de 1921. fascismo se contagiase a los países donde la democracia no estaba sólidamente
implantada. En Polonia, Pilsudski «marchó sobre Varsovia» el 12 de mayo
Los fascios eran «activistas», es decir que actuaban por la violen­ de 1929 y estableció una verdadera dictadura. En Portugal tuvo lugar un golpe
cia, en especial contra los comunistas, los socialistas y los sindicatos. de Estado militar con una «marcha sobre Lisboa» el 21 de mayo de 1926. Del
Se manifiestan en expediciones de castigo: incendio de locales, des­ directorio militar se pasó a la dictadura paternalista del ministro de Hacienda,
trucción de las imprentas de periódicos de izquierda, represalias Oliveira Salazar. En España hubo, de 1923 a 1930, la dictadura del general Primo
de Rivera; en Yugoslavia, el 5 de enero de 1929, el rey Alejandro disolvió el
individuales (el vaso de aceite de ricino), pero también cometen Parlamento, suspendió la Constitución y estableció un gobierno dictatorial. Tam­
asesinatos. Al demostrar así su vitalidad, los fascios atraían parti­ bién se crearon regímenes autoritarios en los países bálticos.
darios en el ejército, en la clase media e incluso entre los obreros. Pero la mayor conquista del fascismo fue Alemania.
Muchos italianos patriotas contaron con ellos para restaurar la gran­
deza de Italia.
A la cabeza de este movimiento nacido de la exasperación nacio­ 2. El advenimiento del nazismo en Alemania
nalista y social, encontramos a un hombre: Benito Mussolini. El régimen imperial que se hundió en Alemania con la derrota
Nacido en 1883 en la Romagna, militante socialista primero, dejó la carrera de no era democrático en el pleno sentido de la palabra. La influencia
maestro de escuela que iba muy mal a su temperamento, para huir al extranjero. de los militares era muy grande. Pero existía una asamblea elegida
Se hizo periodista, trabajó especialmente en Trento, a la sazón en territorio aus­ mediante sufragio universal, el Reichstag, que votaba las leyes fede­
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rales y el presupuesto. La esperanza de los Aliados, y de Wilson, ramente en noviembre, tenían asegurada la toma del poder, mucho
al ver la instauración de la República, estaba en que al eliminar la más aún que los fascistas en Italia. No hubo necesidad de ninguna
«pandilla militar» Alemania se convertiría en un auténtico miembro «marcha sobre Berlín». El 30 de enero de 1933, el presidente de la
de la gran familia de las democracias. La «República de Weimar» República, el viejo mariscal Hindenburg, mal aconsejado por la ca­
(la constitución se votó en Weimar, Turingia) partió, sin embargó, marilla que lo rodeaba, nombró canciller a Hitler.
de bases desfavorables. Fue la República —y en particular los par­ Toda esta evolución, en un país que contaba con seis millones
tidos tradicionales, social-democracia y centro católico— quien debió de parados, estuvo acompañada por grandes trastornos. Las batallas
aceptar el tratado de Versalles, el Diktat. Había en Alemania, al entre «camisas pardas» (nazis) y comunistas eran cotidianas, a menu­
lado de una masa ávida de paz, importantes núcleos nacionalistas, do con efusión de sangre: el «activismo» es uno de los rasgos comu­
furiosos por la derrota, por los sacrificios territoriales, por las repa­ nes entre fascismo y nazismo.
raciones y por la limitación de armamentos. Se registró, pues, una Otro rasgo común es el carácter progresivo de la evolución hacia
pululación de «cuerpos francos» que combatían en el Este, de pe­ la dictadura. Simplemente, el movimiento fue más rápido en Ale­
queños partidos y grupos compuestos por parados, desmovilizados mania que en Italia. Una vez canciller, Hitler constituyó un gabinete
y oficiales sin sueldo. Los primeros años de la nueva República fue­ de coalición, en el que sólo había otros dos nazis. Al mismo tiempo,
ron muy agitados, los nacionalistas no vacilaron en asesinar a los aprovechándose del incendio del Reichstag —provocado por los
dirigentes moderados a los que consideraban como traidores (Erzber­ nazis— eliminó al partido comunista.
ger, Rathenau, etc.). El 5 de marzo, unas elecciones aún más o menos libres, pero que
La ocupación del Rhur por los franceses en 1923 para obligar se desarrollaron en una atmósfera tensa, dieron el 44 % de los votos
a los alemanes a pagar las reparaciones, acarreó una aceleración de a los nazis. El 24 de marzo, el Reichstag reformó la constitución y
la inflación, ya «galopante». El hundimiento de una moneda es fuente adoptó la bandera negra, blanca y roja con la cruz gamada. En las
de calamidades y trastornos. Se llegó a creer que Alemania iba a subsiguientes semanas desaparecieron los otros partidos. Hitler era
disgregarse. El jefe de uno de los pequeños partidos, Adolfo Hitler, el «Führer» de Alemania. Pero hubo que esperar la sangrienta de­
«Führer» del «Partido nacional-socialista alemán del trabajo» puración del propio partido nazi (30 junio 1934) y la muerte del
(N. S. D. A. P., nazi), trató entonces de tomar el poder con la ayuda viejo Hindenburg, cuyo cargo de presidente no fue cubierto, para
del general Ludendorff (9 noviembre 1923). - que Hitler, que disponía de todos los poderes, acabase de establecer
Hitler fracasó y fue a parar a la cárcel —donde escribió su célebre ' en Alemania su férrea y sangrienta dictadura.
libro-programa Mein Kampf—. Inmediatamente después, la creación Volvemos a encontrar pues, matizados, los diversos elementos del
de un nuevo marco, con el apoyo de los anglosajones, restableció fascismo. Lo esencial es el hombre. Aquí, el hombre era muy distinto
la situación. La República sería viable. En las elecciones de 1924, de Mussolini, a quien, por otra parte, admiraba sinceramente. Adolfo
el partido nazi tuvo 32 elegidos; en 1928 sólo 14. Los nacionalistas Hitler, hijo de un aduanero austríaco, nacido en 1889, cerca de la
preferían votar al partido «nacional-alemán», de Hugenberg, mucho frontera, no quiso ser funcionario como su padre. Tenía ambiciones
más violento en sus palabras que en su acción. artísticas, pero fracasó lamentablemente. Desde entonces llevó una
La crisis económica mundial que se desencadenó en octubre de vida oscura y miserable en Viena y después en Munich, leyendo con
1929 en los Estados Unidos es determinante para la ascensión del pasión y de modo desordenado, maldiciendo a los Habsburgo porque
nazismo, lo mismo que la crisis de 1920-1921 lo fue para la ascensión impedían la unidad del pueblo alemán, y aprendiendo, por razones
del fascismo. En las elecciones de 1930, los nazis tuvieron 107 dipu­ misteriosas, a odiar a los judíos que corrompían la sangre pura del
tados y su número de votos pasó de 801.000 a 6.409.000. Por su pueblo elegido e introducían la traición en su política. Fue soldado
parte, los comunistas también progresaron y lograron 4.592.000 votos. y después cabo del ejército alemán. Ante el estupor de sus camaradas,
Al igual que en Italia, los partidosdel centro, incapaces de yugular amaba la guerra. Este humilde y taciturno combatiente, que a veces
la crisis, fueron los grandes perdedores. El movimientose acentuó soltaba discursos apasionados, luchó heroicamente, fue herido dos
en julio de 1932; los nazis pasaron á ocupar 230 escañosde un total veces y escapó a la muerte de un modo que le pareció providencial.
de 607 diputados, con 13,7 millones de votos. Aunque perdieron lige­ Para él, Alemania no estaba vencida. Había sido traicionada por

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los revolucionarios que la apuñalaron por la espalda. Desmovilizado
y sin saber qué hacer, iba a encontrar su camino entrando en un 3. Las democracias
pequeño «Comité de trabajadores independientes». En octubre de 1919 Hemos visto las condiciones en que se desarrollaron el fascismo
tomó la palabra por primera vez. Orador extraordinario, capaz de y el nazismo. Si todas ellas fueron necesarias, no nos extrañará que
levantar temibles pasiones colectivas, se convirtió pronto en el jefe los pueblos relativamente satisfechos —y sólo ellos— hayan escapado
indiscutible del partido al que dio su nuevo nombre: nacional-socia­ a este fenómeno: Escandinavia, Países Bajos, Bélgica, Suiza, Francia,
lista. Como Mussolini, y también como Lenin, llegará al poder a Inglaterra y Checoslovaquia. Allí, pese a las crisis, triunfó le demo­
través del partido. cracia. Hubo movimientos fascistas: los rexistas en Bélgica, las «ca­
La originalidad de Hitler estriba en la combinación de una fe misas negras» de sir Oswald Mosley en Gran Bretaña, las «Ligas»
absoluta en su doctrina y en su carácter sin fisuras. Cumplirá cuanto en Francia. Pero estos grupos no calaron nunca en las masas. La
ha dicho, pase lo que pase, incluso si, al final, lo que llega es el verdadera razón del fracaso del fascismo radicó en la actitud popular.
desastre. Por considerables que fuesen la flexibilidad en la ejecu­ Sin embargo casi en todas partes, las condiciones políticas in­
ción y la astucia desplegadas, no deben hacernos olvidar que lo ternas eran mediocres. Francia conoció desde antes de 1929 graves
esencial estaba en Mein Kampf, Pero, ¿quién leía ese indigesto libro? crisis, en especial financieras. Pero se benefició de una gran prospe­
¿Y quién hubiera creído lo que en él se profetizaba? ridad, y el año 1929 fue hasta 1952 el de la máxima producción
Su doctrina, que es una simple e incluso simplista emanación de industrial, que, sin embargo, no significó más que la mitad de la
los escritores racistas, Gobineau, Vacher de Lapouge, Houston, Ste­ producción de 1962. Y si Poincaré, que se mantuvo tres años en el
wart, Chamberlain, puede resumirse así: las razas son desiguales. La poder (julio 1926-julio 1929), pudo restablecer la moneda, no trans­
raza superior es la de los grandes arios rubios dolicocéfalos (indo­ formó en absoluto las anticuadas estructuras industriales y sobre
europeos), mejor preservada en Alemania que en cualquier otra parte todo agrícolas, resguardadas por enormes barreras aduaneras. Ade­
del mundo. El pueblo alemán es, pues, un pueblo superior. Es pre­ más, la demografía se estancó. Francia parecía haber envejecido de
ciso depurarlo con más perfección, y para ello eliminar a los judíos. manera irremediable. «Muerta en el campo del honor», se decía de
Más tarde se tratará de eliminación física. Puesto que el pueblo ella piadosamente.
superior ha sido indignamente humillado por pueblos inferiores, hay Gran Bretaña, mejor gobernada según las normas, se hundía to­
que romper la argolla de desigualdad del tratado de Versalles. A con­ davía más. Nunca consiguió eliminar el paro crónico. Su vitalidad
tinuación hay que reagrupar a todos los alemanes, y sólo a ellos, en también parecía haberse debilitado. Inglaterra sería, por excelencia,
un «gran Reich». Y, finalmente, es necesario que este pueblo tenga hasta el sobresalto final, el país de las concesiones y del appeasement.
un Lebensraum, un espacio vital. El espacio vital no formará parte La gran crisis económica, que le valió a Alemania la dictadura
del gran Reich, sino que estará compuesto por protectorados: «pro­ nazi, produjo en Francia e Inglaterra resultados totalmente distintos y,
tectorado de Bohemia-Moravia», «gobierno general de Polonia», «go­ por otro lado, divergentes. En Francia fue la disgregación del ejecutivo.
bierno general de los territorios del Este». La inestabilidad ministerial, unida al exceso de poder del Parlamento
El resto de la «nueva Europa» será subyugado; se firmarán alian­ con relación al ejecutivo, tomó un,ritmo acelerado a partir de 1930.
zas, por lo demás desiguales, con los pueblos cuya raza no esté dema­ Los ministerios duraban algunas semanas e incluso algunos días'. La
siado mezclada: escandinavos, neerlandeses, flamencos, e incluso bri­ apariencia de autoridad concedida al ejecutivo por el Parlamento:
tánicos, que hablan lenguas germánicas, serán los aliados selectos. el derecho de realizar «decretos-leyes», acabó en una especie de semi-
Los húngaros, los griegos y los latinos ocuparán un rango inferior. dictadura completamente inestable y de una abrumadora ineficacia.
Y, por debajo de todo, los eslavos. En Inglaterra, la crisis acarreó, por lo contrario, un reflujo electoral
Ésta fue la Alemania de Hitler, basada en la desigualdad, la en favor de los conservadores que, junto con sus aliados, consiguieron
esclavitud y la violencia —a la que sólo se recurrió como medio—. el más formidable triunfo de su historia: 556 electos contra 59 de la
Al dedicar todos sus esfuerzos al armamento, Hitler reabsorbió el oposición. En Inglaterra se reforzó la estabilidad, pero no la eficacia
paro. Durante un cierto tiempo mejoró realmente la condición física ni la audacia. En Francia se intentó yugular la crisis mediante la
del pueblo alemán. Pero, ¿a cambio de qué degradación moral? deflación, en Inglaterra mediante el proteccionismo aduanero (1931),
que puso fin a ochenta años de librecambismo.

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La agitación se extendió por Francia al sumarse la inestabilidad
a la ineficacia. Diversos escándalos financieros motivaron que se de­
sencadenasen las pasiones. El descontento se puso de manifiesto en
el sangriento 6 de febrero de 1934, en que los movimientos de derecha
y la pequeña burguesía, se enfrentaron a la policía. La izquierda
contestó organizando una contramanifestación, también sangrienta.
Pero el «salvador» al que se recurrió, Gastón Doumergue, antiguo
presidente de la República, paternal, sonriente y totalmente desbor­
dado por los acontecimientos, no tenía nada de un Mussolini ni de Capítulo IX
un Hitler. Hablando del nuevo gabinete, Le Fígaro del 10 de febrero
de 1934 expresó este juicio: «Provocaba grandes esperanzas; provo­ La agudización de los peligros y la
cará grandes decepciones. Es una balsa construida dificultosamente
en medio de la tempestad. La maniobra ha quedado confiada... a segunda guerra mundial
veteranos, jóvenes de antes de la guerra o de 1900, cuyo regreso no
reclamaba la opinión.»
De 1919 a 1933 no se creyó en absoluto en la eventualidad de
El descontento, al no disminuir, tomó otra forma. Los electores
una nueva guerra. Alemania estaba desarmada. Se esperaba con tran­
se volvieron hacia la izquierda. En 1936 dieron la mayoría a un
quilidad que, una vez asegurada la paz, se pasaría del desarme de
«frente popular» en el que los comunistas adoptaron aires liberales Alemania al desarme general. Se había conseguido limitar los arma­
sin dejar de perseguir sus fines propios. Un equipo honesto, nuevo
mentos navales mediante las conferencias de Washington en 1921-22
en parte, llegó al poder bajo la dirección de León Blum, realizó
bellas e indispensables reformas sociales, abandonó la deflación, y de Londres en 1930. Se esperaba poder llegar igualmente a una
fórmula de desarme terrestre, y una conferencia mundial del desarme
devaluó el franco y aumentó los salarios; en suma, trató de reanimar
se reunió en 1932. Todo el sistema estaba «coronado» por la Sociedad
la economía. Pero, por desgracia, Francia no vivía en una campana
de Naciones, en la que creía con fervor la izquierda europea. En
de cristal. Hitler se había rearmado y llevaba a cabo sus primeros
1926 se había admitido a Alemania, y no quedaban más que dos
golpes de fuerza.
grandes potencias, los Estados Unidos y la U. R. S. S., fuera de esta
Mientras que los problemas exteriores adquirían prioridad sobre
los restantes, porque se hacían angustiosos, Francia se replegaba sobre organización que en principio garantizaba la «seguridad colectiva».
sí misma. Iba a llegar mal preparada al inevitable campo de batalla. Pero, por una idea piadosa se siguió también a ciertos ideólogos
americanos que, como Levinson y Borah, pretendían que se podría
Las democracias occidentales habían escapado al fascismo, pero a
cambio de un repliegue que aniquiló la audacia necesaria. Estaban abolir la guerra prohibiéndola mediante leyes internas en cada Es­
divididas: los Estados Unidos aislacionistas, Inglaterra dispuesta al tado, y, para empezar, casi todos los países del mundo, comprendidos
los Estados Unidos y la U. R. S. S., se adhirieron al «Pacto Briand-
apaciguamiento, Francia timorata. Para Hitler era la ocasión de lan­
Kellogg» de 1928 que ponía a la guerra «fuera de la ley», salvo en el
zar su ofensiva política, en espera del Blilzkrieg.
caso de sanciones previstas por la S. D. N.
Lo que es más, estas garantías o pseudo-garantías, seguridad co­
lectiva o «guerra fuera de la ley», habían surgido de realizaciones con­
cretas. Una política de apaciguamiento sucedió a la política de «eje­
cución» del tratado de Versalles que prevaleció hasta 1924. Poincaré
había ocupado el Rhur en 1923 para obligar a Alemania a pagar
las reparaciones. Su sucesor Herriot lo evacuó y adoptó el plan Dawes
de 1924 que suavizaba los pagos alemanes —facilitados, por otra
parte, por préstamos privados americanos—. Briand, ministro de
Asuntos extranjeros desde abril del 1925 a enero de 1932, símbolo
de este período y calificado de «apóstol de la paz», firmó el pacto
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de Locarno que garantizaba las fronteras franco-alemana y belga- nante, ya que Hitler, calculador frío en cuanto a la realización, era
alemana. en la concepción una especie de místico inspirado. Su frenesí le
Para Alemania eso significaba que no habría una nueva invasión convenció de que una oscura providencia de la raza le había encar­
del Rhur. Stresemann, que dirigía la Wilhemstrasse, obtuvo la sua- gado, a. él -—Adolfo Hitler— y a nadie más, la transformación de
vización de los controles, y en 1929, poco antes de su muerte, una Alemania «para el próximo milenio». ¡Qué desastre sería su desapa­
nueva atenuación de las reparaciones, gracias al plan Young, que rición! Por consiguiente, había que apresurarse.
fijaba los pagos a efectuar hasta 1988; también obtuvo la evacuación En octubre de 1933, Alemania abandonó bruscamente la S. D. N.
anticipada de Renania. y la Conferencia del Desarme. Como que estaba llevando a cabo
La crisis económica que conmovió al mundo, a partir del «jueves negociaciones bilaterales con Francia sobre el desarme, Hitler irritó
negro», 24 de octubre de 1929, en Wall Street, acrecentó los sufri­ a este país hasta tal punto que la ruptura, el 17 de abril de 1934,
mientos de los pueblos y, como consecuencia, las tensiones. No tuvo se. produjo por iniciativa francesa. Desde entonces se rearmó casi
efecto inmediato sobre las ilusiones pacifistas. Simplemente, dio una abiertamente. Pero esperaba, por así decir, el momento oportuno.
sombría coloración a la vida internacional y abrió la puerta a las En el instante en que se estableció en Francia el servicio militar de
inquietudes. Fue, en gran parte, responsable, tal como hemos visto, dos años —a causa de las «clases vacías»—, el Führer descubrió brus­
del advenimiento de Hitler, el 30 de enero de 1933, El drama se camente el 17 de marzo de 1935, su juego y anunció que rechazaba
perfiló en esta fecha. las restricciones del tratado de Versalles, restableció el servicio mi­
litar obligatorio y reconstituyó una poderosa aviación. Las potencias
no se atrevieron a reaccionar.
1. La era de los golpes de fuerza (1933-1939) Entre tanto, Hitler había cometido un error. Intentó realizar el
En el capítulo precedente hemos estudiado las ideas de Hitler Anschluss con Austria haciendo asesinar al canciller Dollfuss por
y su personalidad. Su doctrina racista tenía evidentes implicaciones nazis austríacos (25 julio 1934). La rápida reacción de Mussolini,
internacionales y su personalidad explica la aparición de métodos que envió tropas al Brennero, le obligó a retroceder sin dilación.
completamente' nuevos. De paso, había notado la actitud timorata de Francia e Inglaterra en
Hitler ejecutó su programa punto por punto. Confiando en el este asunto. No obstante, Francia, Inglaterra e Italia trataron de
espíritu timorato de las democracias debilitadas por la «plutocracia ponerse de acuerdo en la Conferencia de Stresa en abril de 1935.
judío-masónica», Hitler dividió su inmensa apuesta en sucesivas par­ En mayo, Francia firmó un pacto de asistencia mutua con la
celas y se dedicó a conquistar cada una de éstas disimulando cuida­ U. R. S. S., pacto preparado por un viejo realista, Louis Barthou.
dosamente las etapas posteriores. Para conquistarlas, se evitarían las Pero Barthou fue asesinado en octubre de 1934, y su sucesor,
negociaciones previas; se actuaría según planes minuciosamente ela­ Pierre Laval, quitó al pacto todo su mordiente. No obstante, parecía
borados, ejecutados con una brutalidad total, explotando al máximo que se estaba organizando una barrera contra Hitler. Frágil barrera.
el efecto de sorpresa. De este modo se ejercería una influencia terro­ El pacto de Stresa se desvaneció cuando Mussolini, persiguiendo sus
rífica sobre los países «decadentes» y se les acostumbraría a ceder. propias ambiciones, emprendió el 3 de octubre de 1935 la conquista
La política de appeasement, cuyas figuras más conocidas son Neville de Etiopía. Y el gobierno británico creyó pertinente, en junio de 1935,
Chamberlain y Georges Bonnet, consistía en prevenir la agresión ce­ autorizar a Alemania a reconstruir una flota de guerra, sin haber
diendo por adelantado al agresor. Para Georges Bonnet era quizás un siquiera consultado a Francia.
medio de ganar tiempo en espera de que Francia estuviese preparada Consciente de las debilidades de sus oponentes, Hitler, con el
militarmente. Para Chamberlain era una verdadera doctrina: reparar pretexto de que el pacto franco-soviético violaba el pacto de Locarno
las injusticias del tratado de Versalles aceptando las iniciativas alema­ —lo cual era falso—, volvió a ocupar la zona desmilitarizada de
nas y ahorrarse así la guerra. Queda claro que semejante punto de Renania, el 7 de marzo de 1936. Francia contaba todavía con supe­
vista sólo era racional si se creía que los objetivos de Hitler eran rioridad militar. Hubiera podido reaccionar, pero sus generales de­
limitados. clararon que en ese caso había que proceder a la movilización general.
El programa se desarrolló con una extraña simplicidad y —detalle Esta perspectiva, a dos meses vista de las elecciones de la primavera
característico del pensamiento hitleriano— con una rapidez fulmi- de 1936, pareció tan absurda al gobierno Albert Sarraut que éste

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I
prefirió no hacer nada. Ahora bien, la reocupación de Renania por y la violencia no se da sin riesgos». Sin embargo, Francia e Ingla­
la Wehrmacht significaba la ruina de las alianzas francesas con los terra no se decidieron a intervenir hasta el cuarto golpe de fuerza.
países del Este, ya que Hitler hizo construir febrilmente, sobre terri­ El primero, el Anschluss, se realizó sin ninguna dificultad el 12
torio renano, la «muralla del Oeste» que el ejército francés, poco de marzo de 1938. Hitler había exigido la sustitución del canciller
preparado para la ofensiva, en la práctica no podría franquear. Schuschnigg por el nazi Seyss-Inquart. Éste llamó a las tropas ale­
Por otra parte, la subida al poder del «frente popular» en Fran­ manas. La unión quedó ratificada mediante un plebiscito. Los occi­
cia distrajo la atención de los problemas exteriores. La legítima dentales presenciaron estos acontecimientos con estupor y se conten­
embriaguez de un pueblo que se emancipaba le hizo olvidar que taron con protestar.
ninguna conquista social iba a sobrevivir si el país era invadido por Al mismo tiempo, la prensa alemana empezó a hablar de la perse­
el enemigo. La política exterior del primer gobierno Blum no pudo cución que sufrían, por parte de los checos, tres millones de sudetes
ser más tímida. Por ejemplo, su ministro de Asuntos extranjeros, de lengua alemana que habitaban la zona montañosa —industrial y
Yvon Delbos, hizo que se adoptase la «no-intervención» en la guerra fortificada— del cuadrilátero de Bohemia. El jefe del Sudeten Deuts-
civil que los «nacionalistas» del general Franco desencadenaron en chepartei, Konrad Henlein, reclamó la autonomía de los sudetes
España en julio de 1936, Pero la no-intervención no era ni más ni
dentro del marco de Checoslovaquia. No era más que un subterfugio.
menos que el abandono del gobierno legítimo, que era además go­
Sabemos que el 30 de mayo Hitler ordenó al ejército que se preparase
bierno de «frente popular» como el de Francia.
para la ocupación del país de los sudetes el siguiente l.° de octubre.
La guerra de España fue beneficiosa para Hitler en todos los aspectos. Le Francia era aliada de Checoslovaquia, lo mismo que la U. R. S. S.,
demostró una vez más la falta de energía de las democracias. Le permitió probar pero ésta a condición de que Francia interviniese. Por otra parte, la
con toda comodidad el material de su nuevo ejército. Cuando acabó en 1939 con
la victoria de Franco, Hitler tuvo, en las fronteras meridionales de Francia, un U. R. S. S. no tenía frontera común ni con Checoslovaquia ni con
régimen amigo. La guerra de España fundamentó, mucho más que la guerra de Alemania. El presidente del Consejo francés anunció que Francia
Etiopia, la solidaridad entre la Alemania nazi y la Italia fascista. Ésta, al alejarse intervendría. Chamherlain le comunicó que no debía contar con el
de los acuerdos de Stresa, se inclinaba hacia el otro campo. En octubre de 1936
se firmó un vago acuerdo que Mussolini denominó enfáticamente el «Eje Roma- apoyo británico.
Berlín». Habrá que esperar al 22 de mayo de 1939 para que el Eje se convierta Chamberlain se entrevistó con Hitler el 15 de septiembre en Berch-
en una alianza, por medio del «Pacto de Acero». Sin embargo, Hitler contaba tesgaden. Hitler le hizo saber que su paciencia había llegado al límite
desde entonces con el apoyo diplomático del Duce. Pero lo más curioso estriba y que pretendía anexionarse el país de los Sudetes. A su regreso,
en que Mussolini envió a sus mejores tropas a España para ayudar a Franco y,
puesto que muchos otros soldados italianos estaban en Etiopía, a partir de este Chamberlain, dispuesto a aceptar, convenció a Daladier. Francia e
momento fue incapaz de impedir el AnscAluss. Así lo presintió, y disimuló su Inglaterra ejercieron una fuerte presión sobre Checoslovaquia, que i
fracaso afirmando que en lo sucesivo Italia se sentía mucho más interesada por se resignó, no sin indignación por el abandono francés. Chamberlain
el Mediterráneo, Mare Nostrum, que por la Europa danubiana. volvió a Godesberg, donde comunicó a Hitler lo que él consideraba ¡
De este modo, en 1937, mientras la Wehrmacht seguía armándose la solución del problema. Las exigencias suplementarias de éste, y
febrilmente —su ejército ya era entonces superior al francés—, no su prisa, consternaron a Chamberlain, que partió sin haber llegado a i
sucedió nada espectacular. ¿Acaso Hitler se había vuelto más pru­ ninguna conclusión. Se creyó que la guerra era inminente. Empezó
dente? Los occidentales se tranquilizaban con esta ilusión. El des­ la movilización. De hecho, la guerra no podía desencadenarse puesto
pertar iba a ser brutal. que se había cedido en lo esencial. Instigado por Chamberlain, Mus­
Desde el instante en que Hitler se sintió seguro de su preponde­ solini sugirió a Hitler una conferencia cuatripartita para resolverlo
rancia militar pudo pasar de la destrucción de las cláusulas de Ver- todo, la famosa conferencia de Munich, que se celebró los días 29 y j
salles a la etapa ulterior: la creación del Gran Reich. El peligro 30 de septiembre de 1938. A cambio de ciertas concesiones formales,
era mayor, y la guerra podía estallar, puesto que la modificación Hitler obtuvo el país de los Sudetes. El segundo golpe de fuerza había
del mapa europeo transformó también el tradicional equilibrio de triunfado sin que Hitler tuviese que ir más allá de la amenaza.
las potencias. Hitler no buscaba la guerra. Pero, como explicó el Chamberlain firmó con él un pacto de no-agresión y regresó triun­
5 de noviembre de 1937 a sus generales («protocolo Hossbach»), falmente a Londres. «Es la paz para nuestra época», declaró profética-
«sólo la violencia puede aportar una solución al problema alemán. mente.

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7. Duroselle: Europa desde 1815.
Hitler se aprovechó de los meses que siguieron para ocuparse de se luchara. Esta extraña guerra desconcertaba a los occidentales, al
la disgregación interna de Checoslovaquia. El 15 de marzo de 1939, tiempo que la U. R. S. S. penetraba en su «zona de influencia» y
después de haber amenazado al presidente Hacha con el bombardeo llevaba a cabo la dura «guerra de invierno» contra Finlandia, y
de Praga, consiguió que éste llamase a las tropas alemanas. Por pri­ Hitler invadía Dinamarca y Noruega.
mera vez, Hitler se anexionaba un territorio donde sq hablaba una Después, bruscamente, el 10 de mayo de 1940, lanzó su ataque
lengua eslava y lo convertía en un protectorado. Pasaba de la fase por el Oeste, invadiendo, como en 1914, Bélgica y además los Países
del «espacio alemán» a la del «espacio vital». Era el tercer golpe de Bajos. Pero mientras que en 1914 el grueso de las tropas se encon­
fuerza. traba sobre el flanco derecho, los nuevos planes consistieron en reu­
Esta vez había ido demasiado lejos, incluso para Chamberlain,
nir 2.500 tanques en los desfiladeros de las Ardenas y en realizar el f
siempre seguido por Francia, cuya iniciativa en materia diplomática
ataque principal por el centro. El 15 de mayo, el frente estaba roto.
parecía truncada. Chamberlain y el gobierno británico advirtieron
Los alemanes se dirigieron hacia Abbeville y dividieron a los Aliados
que al próximo golpe de fuerza alemán —Mussolini, celoso, perpetró en dos partes.
el suyo el 7 de abril apoderándose de Albania— Inglaterra iría a
La que quedó al Norte pudo reembarcar en parte en Dunkerque
la guerra. Anunció que el gobierno británico «garantizaba» a un
cierto número de países, entre ellos Polonia y Rumania. Francia e
sin su material. La del Sur fue apresuradamente alineada, por
Weygand, desde el Somme a la línea Maginot. Hundida en seguida
Inglaterra iniciaron entonces negociaciones para obtener la alianza
de la U. R. S. S. Stalin, ultrajado por la Conferencia de Munich, se por fuerzas dobles, se batió en Retirada. Debido al desorden, las co­
preparaba para un amplio viraje cuyo indicio, entonces oscuro, fue municaciones con el mando general fueron progresivamente interrum­
pidas; el heroísmo de los grupos aislados no impidió el desastre.
la sustitución del ministro de Asuntos extranjeros, Litvinov, consi­
derado como pro-occidental, por un personaje más importante, miem­ Mussolini voló el 10 de junio en socorro de la victoria.
bro del Politburó, Molotov. El viraje consistió en la iniciativa de El 28 de marzo, Francia suscribió con Inglaterra un acuerdo por
unas negociaciones secretas con Alemania, mientras que las negocia­ el que ambos países se comprometían a no firmar ni la paz ni armis­
ciones con los occidentales se perdían en los detalles. El 23 de agosto ticio por separado. El presidente del Consejo Paul Reynaud quería
el mundo, despavorido, se enteró de que von Ribbentropp acababa mantenerse firme en esta actitud, trasladar el gobierno y lo que pu­
de firmar en Moscú un tratado de no-agresión con la U. R. S. S. Se diera salvarse de las tropas a África del Norte proseguir la guerra con
sabe por los documentos alemanes que se añadió a este tratado un las colonias y la flota intacta. Una creciente oposición, dirigida en el
protocolo secreto de reparto de zonas de influencia. seno del gobierno por el mariscal Pétain, ministro de Estado, conde­
Desde el mes de marzo se sentía pesar la amenaza sobre Polonia. naba esta solución que hubiera obligado al ejército a capitular. Pétain,
El coronel Beck, que estaba al frente del gobierno, había «flirteado» inspirándose en el «nacionalismo integral» de Charles Maurras, quería
imprudentemente con la Alemania nazi. De repente, Hitler le reclamó firmar el armisticio pese al acuerdo del 28 de marzo —pues, decía,
Dantzig, ciudad internacionalizada pero poblada por alemanes, y una la ayuda británica ha sido tan escasa que nos desliga de nuestra pro­
vía extraterritorial a través del «corredor». También allí enmascaraba mesa—. Francia dejaría de combatir, se daría a sí misma un gobierno
su juego. Hoy sabemos que desde el 3 de abril había dado la orden fuerte, y una «revolución nacional» restablecería el orden moral.
de invadir Polonia el l.° de septiembre. Respaldado por el acuerdo A pesar de las censuras de Churchill, que incluso llegó a proponer
germano-soviético, Hitler mantuvo la fecha y empezó el ataque. El 3 un plan de «Unión franco-británica», Paul Reynaud presentó su
de septiembre, Inglaterra, y después Francia, declararon la guerra dimisión el 16 de junio. Le sucedió Pétain, quien pidió inmediata­
a Alemania. mente el armisticio, que entró en vigor el 25 de junio. Una parte de
Francia estaba ocupada. La flota debía regresar a sus puertos metro­
2. La guerra europea politanos. Ahí estribaba la cláusula inaceptable para los británicos.
Como podía preverse, la «muralla occidental» impidió a Francia Su supervivencia dependía de su superioridad naval. Si los alemanes
socorrer a su aliado. Polonia fue aplastada en un mes, teniendo en. añadían a su marina y a la marina italiana los buques franceses, se
cuenta, además, que los soviéticos intervinieron el 17 de septiembre. convertirían en los dueños del Océano. Al mismo tiempo, los ingleses
Entonces, durante siete meses, la guerra continuó en el Oeste sin que se esforzaron, incluso por la violencia (ataques de Mazalquivir y de

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conquista de su «espacio vital». Éste era, ante todo, China. Tras haber
usurpado varias zonas de dicho país desde 1931, el Japón había lan­
Dakar), en neutralizar la flota francesa. Las relaciones entre Londres zado contra él una vasta ofensiva en julio de 1937. Pero, después de
y el «gobierno de Vichy» fueron muy tensas desde el principio. El 18 haber ocupado el valle medio del Yang-Tse-Kiang, se desalentaba.
de junio los británicos pusieron su radio y su dinero a disposición Chang Kai-Chek se había refugiado en el Se-Chuen, en Chungking,
de un brillante general, especialista en carros de combate, que consi­ protegido por los rápidos del curso alto del río, y grupos de guerri­
deraba que la lucha debía continuar, Charles de Gaulle. llas hostigaban a los japoneses en los campos. Para derrotar a China,
En la segunda parte de este libro estudiaremos las diferentes in­ era necesario asfixiarla cortando sus vías de avituallamiento.
terpretaciones sobre la derrota francesa. Ahora, la Europa continental La derrota de Francia permitió la ocupación del Tonkín, cerrando
está ocupada. Inglaterra se ha quedado sola contra el Eje, con un así la vía férrea del Yunnan. Un tratado de no-agresión con los so­
pequeño ejército, una aviación que existe pero que es dramáticamente viéticos (abril 1941) produjo una disminución de sus aprovisiona­
insuficiente, y protegida tan sólo por su flota de un desembarco que mientos a los chinos. Quedaba la carretera de Birmania. Los dirigentes
se cree inminente, apoyado por la Luflwaffe. japoneses, en lugar de atacar a la U. R. S. S. tal como preconizaba
Matsuoka, ministro de Asuntos extranjeros, decidieron un plan de
Hitler firmó el 27 de septiembre de 1940 el «Pacto tripartito» con Italia y el conquista de todo el Sudeste asiático, incluidos los vastos archipiélagos
Japón. La adhesión de los pequeños países de la Europa oriental a dicho pacto
fue el símbolo de su adhesión a la «Nueva Europa», cuya mapa fue modificado de Insulindia y las Filipinas. Con ello, China quedaría cercada y se
por Hitler a placer, mientras Stalin se anexionaba los países bálticos y la Besa- dispondría de inmensas reservas de materias primas en la «esfera
rabia rumana. Para muchos observadores la victoria nazi era inminente, aunque de co-prosperidad de la gran Asia oriental». La ocupación de la
Churchill, primer ministro desde el 10 de mayo, hubiera anunciado que no se
rendiría jamás.
Cochinchina (julio 1941) fue un indicio de tales intenciones ofen­
En el transcurso del otoño de 1940, Hitler tuvo que resolver la mayor alter­ sivas. La subida al poder del jefe de los expansionistas, el general
nativa de su carrera: continuar la lucha principal contra Inglaterra o atacar Tojo (octubre 1941), demostró que la operación estaba próxima.
Rusia. Debe quedar claro que el acuerdo con la U. R. S. S., concluido con una Pero quedaban los Estados Unidos, quienes, pese a la fuerza de ।
finalidad perfectamente cínica, no significó jamás una renuncia al espacio vital las corrientes aislacionistas, respondieron a la invasión de Indochina
en Rusia. ¿Había llegado el momento de iniciar la conquista? Varias eircuns-'
tandas indujeron a Hitler a elegir la segunda solución, la más arriesgada. En mediante represalias económicas. El presidente Roosevelt, hostil de
primer lugar, Franco, en la entrevista de Hendaya (23 octubre 1940), se negó con todo corazón a los nazis y a los militares japoneses, era consciente
suma corrección a entrar en guerra. Ahora bien, puesto que Inglaterra no podía de la amenaza. Era indudable que una nueva agresión arrastraría a
ser reducida directamente, sólo era planteable asfixiarla tomando Suez, lo que América a la guerra.
suponía pasar por España y Africa del Norte. A continuación, Molotov se trasladó
a Berlín los días 12 y 13 de noviembre y aceptó la «zona de influencia» que le El gobierno japonés decidió entonces correr un gran riesgo. Ya que
proponía Hitler hacia el golfo Pérsico y el Irán, Pero reclamó que, además, se los Estados Unidos iban a entrar de todos modos en la guerra, ¿por
extendiera a Bulgaria y a los Estrechos. Hitler, indignado, dio entonces orden qué no cogerles por sorpresa y destruir su superioridad naval? En
de que la expedición «Barbarroja» se preparase para el l.° de mayo de 1941. este caso podrían conquistar sin dificultad el sudeste de Asia, y los
americanos, al ver lo sumamente difícil que sería una reconquista,
El inmenso ejército alemán no cruzó las fronteras soviéticas hasta acabarían por aceptar el hecho consumado. El peligro estaba en que
el 22 de junio; este retraso se explica por la necesidad de conquistar los americanos no se desanimasen. Entonces, su enorme capacidad
Grecia, contra la cual Mussolini había desencadenado una guerra de producción acabaría por darles la ventaja. Sin embargo, Tojo
imprudente en la que sufría derrota tras derrota, y también por la decidió afrontar el peligro. Después de enmascarar los preparativos
brusca negativa de los yugoslavos a adherirse al «Pacto tripartito», en unas últimas negociaciones, el 7 de diciembre de 1941, una fuerza
el 27 de marzo de 1941. Había que castigarles. Grecia y Yugoslavia aeronaval japonesa destruyó la mitad de la flota americana del Pa­
fueron conquistadas entre el 6 y el 30 de abril. Toda Europa estaba cífico en Pearl Harbour, mientras que flotas de invasión desembar­
en poder del Eje. Una vez vencida la U. R. S. S., sus inmensos recursos caban tropas en todo el Sudeste asiático. Tojo, al igual que Hitler,
en víveres, petróleo y minerales estarían al servicio de la dictadura había preferido la audacia o más bien la locura.
nazi. Hitler, ayudado por su satélite italiano y por su lejano aliado
japonés, dominaría el mundo.
Mientras que en las vastas llanuras de Rusia y de Ucrania se
jugaba la suerte de la humanidad, el Japón preparaba a su vez la 101

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3. La fase mundial de la guerra grado, los soviéticos resistieron con extraordinario encarnizamiento.
Llegó el invierno. Hitler, contra toda lógica, se negó a que el general
A partir del 7 de diciembre de 1941, se desarrollaron tres guerras von Paulus evacuara la zona de Stalingrado. Entonces se produjo el
paralelas, casi independiente la una de la otra. La primera, la más desastre. En enero de 1943 un poderoso ejército alemán fue cercado
dura y la más sangrienta, enfrentó a la Wehrmacht con el ejército y aniquilado. Fue una grandiosa victoria que los rusos consideraron
rojo en las llanuras de Rusia. La segunda, anfibia, dispersa, enfrentó legítimamente como el cambio de rumbo de la guerra.
a americanos y japoneses en el Pacífico. La tercera enfrentó a los En efecto, en 1943, la ofensiva alemana, rota inmediatamente, se
británicos y los americanos con Alemania e Italia. En efecto, Hitler vio seguida de una ofensiva rusa. Ucrania fue progresivamente recon­
y Mussolini declararon la guerra a los Estados Unidos casi inmedia­ quistada. Se aflojó el cerco de Moscú y de Leningrado.
tamente después de Pearl Harbour, intentando, en vano, arrastrar al En 1944, los rusos avanzaron en todos los frentes. De septiembre
Japón en la lucha contra la U. R. S. S. a octubre, obligaron a Finlandia, Rumania y Bulgaria al armisticio.
Los lazos entre estas guerras fueron muy relajados. Aparte el Prusia Oriental, territorio alemán, fue invadida. Budapest, sitiada. En
paso —puramente simbólico—• de unos pocos submarinos japoneses, enero de 1945, Hungría capituló a su vez. En abril de 1945 el ejército
Alemania y el Japón estuvieron absolutamente separados el uno del rojo estaba en Berlín. Era el derrumbamiento.
otro. Entre anglosajones y rusos los lazos fueron más estrechos en En el Pacífico, los japoneses, aprovechando su momentánea supe­
el sentido de que se extendió a la U. R. S. S. el «préstamo y arriendo» rioridad naval, ocuparon en cuatro meses una vasta zona que iba
americano. Cargamentos considerables de armamento y de material, desde Birmania a las Filipinas e Indonesia. Fueron detenidos en dos
transportados por convoyes que conseguían llegar en medio de grandes puntos: Nueva Guinea y Guadalcanal, al sur de las islas Salomón,
dificultades, se depositaron en los puertos del mar Blanco o en los del posiciones clave para la defensa de Australia.
Irán. Pero la coordinación de las ofensivas fue casi nula. Los anglo­ Mientras se desarrollaba una amplia guerra aeronaval, los ame­
sajones dudaron mucho tiempo antes de abrir el «segundo frente», ricanos obtuvieron de su industria los medios para vencer. En verano
que Stalin reclamaba con aspereza. Más estrechos fueron, en cambio, de 1943 entraron en combate portaaviones gigantes que acababan de
los lazos entre la lucha que los americanos sostenían en el Pacifico fabricarse. Desde entonces la flota japonesa iba a quedar diezmada.
y la que prepararon en Europa. La decisión esencial, tomada desde El almirante Nimitz en el Pacifico central y el general Mac Arthur
antes de Pearl Harbour, fue la de dedicar el esfuerzo principal a la en el sur del Pacífico, en lugar de reconquistar todos los archipiélagos,
derrota de Alemania —decisión lógica, por cuanto antes que nada fueron saltando de una isla a otra, utilizando a fondo la sorpresa, ya
había que aplastar al miembro más fuerte de la coalición—. Para que el enemigo no sabía nunca qué isla elegirían. Esta táctica fue
luchar en las islas, bastarían unas quince divisiones, mientras que en posible gracias a una notable organización de la «logística», ciencia
Europa iban a necesitar más de cien. Pero el grueso de la flota ame­ que consiste en llevar al punto determinado y en el momento deter­
ricana permanecería en el Pacífico, ya que en el Atlántico sólo se minado los hombres y los equipos necesarios. Los japoneses resis­
necesitaban unidades ligeras para escoltar a los convoyes. tieron hasta la muerte, pero, de isla en isla, los americanos se acer­
La guerra de Rusia, la «gran guerra patriótica», para emplear caron al Japón, que sufrió graves bombardeos, y reconquistaron las
la terminología soviética, es la que tuvo un esquema más simple. La Filipinas, donde quedó prácticamente destruido lo que quedaba de
enorme ofensiva alemana de junio de 1941 destruyó varios ejércitos la flota japonesa.
rusos, y permitió a Hitler conquistar toda la Rusia occidental. Pero En principio, los ejércitos de Chang Kai-Chek en China tendrían
tropezó con los obstáculos de Moscú y Leningrado. Detrás del frente que servir de apoyo. Pero éste prefirió reservarlos para luchar contra
se formaron grupos de guerrillas. Llegó el invierno, y los soldados los comunistas después de la guerra y, pese a los reproches del ge­
alemanes sufrieron terriblemente sus consecuencias. Una contraofen­ neral americano Stilwell que quería modernizarlos y enfrentarlos
siva rusa obtuvo éxitos tácticos y, sobre todo, morales: demostró con contra los japoneses, esperó sin moverse en absoluto a que los ame­
evidencia que la U. R. S. S. no estaba vencida. ricanos lograsen por él la victoria.
En 1942, Hitler desencadenó en Ucrania una ofensiva también En cuanto a la tercera guerra, la de Europa occidental, el pro­
formidable. Llegó al Cáucaso y se aproximó a los petróleos de Bakú. blema que se planteó a los dirigentes americanos e ingleses fue saber
Pero cuando en septiembre intentó atravesar el Volga por Stalin- dónde golpear y cuándo. Los americanos (Marshall) hubieran que-
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rielo sacrificar todas las operaciones secundarias a la preparación de Las relaciones a menudo tensas entre anglosajones y soviéticos
un gran desembarco, en 1943, en las costas de Francia, precedido por mejoraron de octubre de 1943 a febrero de 1945. En efecto, lo im­
un desembarco inferior en 1942 para aliviar a los rusos. Los ingleses portante era asegurar la victoria y preparar la paz. En Teherán
(Alan Brooke) no aceptaron. A la estrategia de concentración de los (diciembre 1943) y en Yalta (febrero 1945) se reunieron Roosevelt,
americanos, oponían la estrategia periférica o de «desgaste». Según Stalin y Churchill. Los únicos verdaderos acuerdos a los que se llegó
ellos, había que hostigar al enemigo allí donde era más débil, en fueron los concernientes a la creación de una «organización de las
especial en la «boca del estómago» que constituye el Mediterráneo. Naciones Unidas» y la promesa soviética de intervenir contra el Japón
Expulsar a Rommel y a los italianos de Libia, ocupar el /Vírica del tres meses después de la capitulación alemana. En cuanto a lo demás,
Norte francesa, de ahí saltar a Sicilia e Italia y continuar hacia la la oposición entre los occidentales, que querían favorecer en la
brecha de Liubliana, tal era su plan. Europa liberada la creación de regímenes democráticos libremente
Las tesis inglesas se impusieron. El 8 de noviembre de 1942 tuvo elegidos por los pueblos, y los soviéticos, que consideraban que en
lugar la operación «Torch» en Africa del Norte. En mayo de 1943 se las zonas ocupadas por el ejército rojo el partido comunista debía
reconquistó Túnez y el Eje quedó eliminado de /Vírica. En julio tuvo detectar el poder, era absoluta. En la primavera de 1945, poco antes
lugar el desembarco de Sicilia. Mussolini dimitió y fue arrestado de la muerte de Roosevelt (12 abril) y la capitulación alemana, la
(paracaidistas S. S. le liberarían y constituiría en Saló una «Repú­ tensión se hizo muy intensa. Una última conferencia tripartita, que
blica social italiana» totalmente dominada por Hitler). Su sucesor tuvo lugar en Potsdam en el mes de julio, no consiguió más que en­
Badoglio aceptó la capitulación mientras los Aliados desembarca­ durecer las posiciones soviéticas.
ban en el continente (septiembre). Todo eso retrasó el gran desem­ El Japón, víctima de las primeras bombas atómicas, atacado por
barco. los rusos en Manchuria y en Corea, capituló el 2 de septiembre. La
En 1944 se impusieron las tesis de los americanos, ya que ahora guerra al menos había aniquilado el nazismo, el fascismo y el ultra-
poseían los batallones más numerosos. No sólo se efectuó el desem­ nacionalismo japonés. Pero dejaba frente a frente a occidentales y
barco de Normandía (6 junio), sino que los ingleses tuvieron que comunistas, con sus ideologías contradictorias y todos los conflictos
resignarse después de la reconquista de Roma a no proseguir por el que ello implicaba. Progresivamente, los hombres se dieron cuenta
nordeste de Italia y a sacar divisiones para un desembarco de apoyo una vez más de que la victoria no lo era todo, y que la política inter­
que tuvo lugar el 15 de agosto.en Provenza. Gracias a estas maniobras, nacional no conseguía apartar de su destino la sombra espantosa de
Francia y Bélgica fueron liberadas entre agosto y noviembre. Pese a la guerra.
una contraofensiva desesperada en las Ardenas, los alemanes se re­
plegaron hacia el Rin, rechazados con prudencia por Eisenhower,
que lanzó a lo largo de todo el frente ataques a la manera de Foch.
Una vez franqueado el Rin, se produciría inmediatamente el hundi­
miento alemán; pero los rusos llegarían los primeros a Berlín, a
Praga y a los Balcanes.
La resistencia, comunista o no comunista, se organizó por todas
partes. En torno a los núcleos de los «fuera de la ley» (a menudo
jóvenes que se negaban a ir a trabajar a Alemania), se agruparon los
patriotas. Sus tareas eran múltiples: guerrilla de los «maquis», sa­
botajes, transmisión de informes a los Aliados, comunicaciones y
traslados de personas (en particular de aviadores derribados), trabajo
psicológico de la prensa clandestina.
En ningún país la resistencia obtuvo mayores éxitos que en Yugos­
lavia, favorecida por sus montañas y por el extraordinario talento del
jefe de los partisanos, el secretario general del partido comunista,
Josip Broz-Tito.

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