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En este sentido parece ser que Kierkegaard propone dos campos en lo cual el un “x” puede
situarse, en sí mismo y lo general, y que dicho “x” debe de transitar por lo que es general,
en donde se ubica inicialmente, para poder llegar a reivindicarse como un particular. Una
vez entendido eso, es importante comprender que “x” puede entenderse como una variable
cualquiera que puede ser tratada. Existen las instanciaciones universales en la lógica
cuantificacional, que es la señalización de un grupo con cierto dominio determinado, así
mismo, también existe la instanciación existencial: la señalización de un particular de un
dominio en específico. En este sentido es necesario que la variable se pose y pase
forzosamente por lo general para señalarse como particular, lo que en primera instancia
daría razón a lo ; pero existe un detalle en este caso: al final toda operación que conste de
instanciaciones termina por volver a generalizarse. Es decir que, basado en este análisis,
aquél particular no sobrepasa lo general en su totalidad, sí no, superficialmente para volver
a reposar en el mismo campo del todo, sin embargo, dicha posibilidad deja de serlo para
Kierkegaard y pasa a ser algo absoluto. Por esto concluido es que considero que resulta
absurdo pensar en que, basado en los conceptos lógicos, pueda prevalecer un particular por
encima de lo general, en este sentido, aun que con su conclusión positiva.
¿Qué implica la suspensión ideológica de la ética y qué relación disyuntiva
establece entre el héroe y Abraham?, resolvemos a continuación:
Para precisar en una respuesta válida, considero necesario recalcar que es lo ético
para Kierkegaard: “[…] es en cuanto tal lo general y en cuanto general válido para todos
[…]”. Lo anterior marca propiamente la disyuntiva entre el héroe y Abraham:
Resulta curioso pensar que Kierkegaard trata más como humano “de hueso y carne”
que padece la vida a su conceptualización del héroe y propiamente a Abraham, más que
aquellos que se han propuesto describir al hombre en todas sus facetas y peculiaridades;
ciertas características suelen predominar mucho sobre el ser humano: la razón, su capacidad
para razonar; el ser un ser sintiente –es importante destacar que se le categoriza así con una
connotación comúnmente negativa. Esto suele atribuirse a qué nuestros sentidos en
comparación con una aprehensión intelectual, suele dejar mucho que pensar ya que pueden
ser fáciles de engañar–, entre otras características.
Kierkegaard hace honor a su título: padre del existencialismo. El ser del hombre –
entiendase pluralemente–, es aquello que claro es: un sentir, un intelecto, una potencia y en
sí mismo un detrimento. Está señalización es lo que hace que discrepe de tantos
exponentes: él “zoon politikon”, él “potencia y acto”, él “pienso y luego existo” sólo ha
recalcado que las propias humanidades en su actuar filosófico se han alejado de si mismas –
una crítica que seguro puede ubicarse en distintos parámetros de la historia de la filosofía–.
Bibliografía.