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El misterio del ático

Los ruidos
Hélène y su hermano pequeño André duermen en su habitación.
Hélène tiene nueve años y André seis.
De repente, André se despierta y llama a Hélène:
- ¡Elena, escucha! ¿Oyes?
- ¿Qué?
- ¡Ruidos! ¡Arriba en el ático! ¿Oyes?
- ¡Sí, tienes razón! ¡Deben ser ratones! ¡Duérmete!

El coraje
Son las tres de la mañana.
-¡Helene, despierta! Está sucediendo de nuevo, pero no son los ratones, ¡estoy seguro!
Hélène abre los ojos y escucha.
- ¡Tienes razón!
Hélène también tiene miedo, pero no quiere demostrarlo.
- ¿Qué pasa entonces, dijo Hélène? ¡Tengo miedo!

Hélène se levanta con aire decidido.


Se pone la bata sobre el camisón y las zapatillas.
- ¡Andrés, ven! ¡Ponte las zapatillas! ¡Miremos en el ático!
- ¡Sí, ya veremos! ¡No tengo miedo!

El miedo
Hélène y André se toman de la mano y suben con valentía las escaleras del desván.
Los ruidos aumentan.
André está muerto de miedo.
- ¡¡¡Helena!!! ¿Y si es un ladrón?
- ¡Ánimo, André!
¡Vamos hasta el final!
Frente a la puerta del desván, los dos niños se detienen aterrorizados.
El ruido es enorme.
Se oyen pasos, crujidos, crujidos, risas.
Los dos niños bajan corriendo las escaleras.
- ¡Y además, André, no podemos subir al desván!
¡Volvamos a la cama!
Hélène y André están en su habitación, con la cabeza escondida bajo la manta.
- Hélène, ¿llamamos a mamá y le contamos los ruidos detrás de la puerta?
- ¡De ninguna manera! ¡Mamá nos prohíbe subir al ático! ¡No podemos decir nada!
¡Intentemos dormir!
- No puedo dormir ...
- ¡Vamos, duerme de todos modos! ¡Mañana hay escuela!...

Investigación
A la mañana siguiente, Hélène y André están en la cocina: están desayunando.
El reloj marca las siete y media.
- ¡André, bebe tu leche! ¿Quieres mermelada, Hélène?
- ¡No tengo hambre, mamá!
- ¡Yo tampoco!
-¿Qué os pasa, niños? ¿No estás bien?
- ¡Sí, sí, estamos bien!
Hélène y André intercambian una mirada.
- Um... digamos..., mamá, ¿qué hay en el ático?
- ¿En el ático? En el ático hay objetos antiguos; No deberías ir allí: ¡está sucio!
- (Todo bajo) - Sí, sí... objetos viejos...
- ¡Vamos, apúrate, niños! ¡A la escuela!

Monstruos
Es medianoche. Hélène y André están en la cama.
En la casa el silencio es profundo. los dos niños están esperando...
-Hélène, si oímos ruidos, ¿vemos?
- Correcto.
- ¡Bueno, esta noche tengo mi espada...!
De repente oímos golpes, pasos rápidos y ligeros, un rodar continuo.
- Vuelve a empezar...
- Estás armado, no lo olvides. Yo, me quedo con este escándalo... ¡Vamos!

Suben al ático: todavía oyen los ruidos... abren la puerta, pero la bombilla no enciende,
está fundida. Con el corazón palpitante, los dos niños siguen adelante de todos modos.
Un solo rayo de luna ilumina un rincón de la habitación.
- ¡Qué oscuro está!
- Pero no, André, todavía podemos ver.
En la oscuridad, dos ojos brillantes miran fijamente a los niños.
- ¡Ah, por ahí, un monstruo mirándonos y soplando...!
- ¡Un fantasma viene hacia nosotros...!
- Ah, Hélène, me temo que nos está dando cuerda.
capturar...!
-¡Vamos! ¡¡¡Socorro!!!
Todo se explica
Por la tarde, Hélène y André confían su secreto a su abuelo.
- Te lo aseguro, Pépé, en el desván hay un monstruo soplando...
- ...y un fantasma que quiere atraparnos...
- ¡Pero, niños, los monstruos no existen, ni los fantasmas, especialmente entre nosotros!
- Pero, Pépé, los escuchamos todas las noches y... anoche...
El abuelo decide subir al desván con los niños. La luz del día ilumina la habitación.
- Mira, no hay monstruos, ni fantasmas...
- Pero esta noche...
- Ah... mira una manzana que ha caído al suelo; se come: seguramente es un ratón.
¡Ah, ah, aquí está tu primer monstruo...!
- Ah, por ahí, Pépé, escucha el monstruo que sopla...
- ¡Pero es Minou quien defiende a sus gatitos!
¡Mira qué lindos son!
- ...¿y el fantasma, entonces?
- Hum... eso... probablemente sea ese viejo impermeable que está en el perchero. Está
frente a la ventana abierta. el viento mueve las mangas. ¡Ahí está, tu fantasma!
El abuelo baja las escaleras y, sonriendo, repite que no hay que tener miedo de los
ruidos de la noche.
- ¿Usted ve? ¡Siempre hay una explicación para todo!
- Sí, es verdad... gracias, Pépé.
El gato, la manzana roída, el ratón, la gabardina, la ventana, el viento... pero... ¿y las
carcajadas...?

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