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Oración de Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.

Oración de Ave María


Dios te salve, María, llena eres de gracia;
el Señor es contigo;
bendita Tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Oración Gloria al Padre


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

Oración La Salve (Salve Regina)


Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida y dulzura y esperanza nuestra: Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y,
después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Oración al Ángel Custodio
Ángel de Dios, que eres mi custodio,
pues la bondad divina me ha encomendado a ti,
ilumíname, dirígeme, guárdame.
Amén.

Oración al Ángel de la Guarda


Santo Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día,
hasta que me pongas en el cielo en paz y alegría, junto con todos los santos, con Jesús,
José y María a quienes doy el corazón y el alma mía. Amén.

Oración a la Sagrada Familia


Jesús, José y María,
os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María,
asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María,
con vos descanse en paz el alma mía.
Amén.

Oración Regina Coeli


V/. Reina del Cielo, alégrate; aleluya.
R/. Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.
V/. Resucitó según dijo; aleluya.
R/. Ruega por nosotros a Dios; aleluya;
V/. Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
R/. Porque resucitó en verdad el Señor; aleluya.
Oración:
¡Oh, Dios!, que te dignaste alegrar al mundo por la Resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor
Jesucristo: concédenos, te rogamos, que, por la mediación de la Virgen María, su Madre,
alcancemos los gozos de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Oración El Credo (Credo Niceno, o de Nicea Constantinopla)
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajo del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.

Oración Yo Confieso (Acto Penitencial)


Yo confieso ante Dios Todopoderoso,
y ante vosotros hermanos
que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Amén.
Oración Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.

Oración Acto de Contrición


Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío;
por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia,
propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme, y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración del Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
por el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Amén.

Oración al Señor de la Misericordia


Oh Señor mi dulce amigo
cuatro cosas hoy te pido
con mucha necesidad.
Paciencia para sufrir
Fuerza para trabajar
Valor para resistir
las penas que han de venir
y me han de mortificar.
Temperamento sereno
para poder resolver
las cosas con santa calma.
Y así tener en el alma
perfecta tranquilidad.
Esto tengo que pedirte
oh mi Jesús adorado
en este día consagrado
para adorarte y servirte
por siempre.
Amén.
Oración de la mañana
Señor, en el silencio de este día que nace,
vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza.
Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor.
Ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno.
Ver a tus hijos detrás de las apariencias,
como los ves tú mismo,
para así poder apreciar la bondad de cada uno.
Cierra mis oídos a toda murmuración.
Guarda mi lengua de toda maledicencia.
Que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mí.

Oración a San José


San José, custodio amante,
de Jesús y de María,
enséñame a vivir siempre
en tan dulce compañía.
Sé mi maestro y mi guía
en la vida de oración;
dame paciencia, alegría
y humildad de corazón.
No me falte en este día
tu amorosa protección,
ni en mi última agonía
tu piadosa intercesión.
Quiero ser tan bienintencionado y bueno
que todos los que se acerquen a mi sientan tu presencia.
Revísteme de tu bondad señor
y haz que en este día yo te refleje.
Amén.
Oración de Petición de la gracia del arrepentimiento
Mírame, oh mi amado y buen Jesús!
en tu presencia me postro de rodillas,
y con el mayor fervor de mi alma te pido y suplico
que imprimas en mi Corazón vivos sentimientos de fe,
esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados,
y propósito firmísimo de enmendarme,
mientras con gran afecto y dolor considero
y contemplo en mi alma tus cinco llagas,
teniendo ante mis ojos aquello que ya el Profeta David
ponía en tus labios acerca de ti:
«Han taladrado mis manos y mis pies,
y han podido contar todos mis huesos.»
Amén.

Oración a San Miguel Arcángel


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y las acechanzas del diablo.
Que Dios manifieste sobre él su poder, esa es nuestra humilde súplica;
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, con la fuerza que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos
que vagan por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.
Oración a Jesús Crucificado
Brazos rígidos y yertos
Por dos garfios traspasados
Que aquí estáis por mis pecados
Para recibirme abiertos
Para esperarme clavados
Cuerpo llagado de amores
Yo Te adoro y yo Te sigo
Yo, Señor de los Señores,
Quiero partir Tus dolores
Subiendo a la cruz contigo
Quiero en la vida seguirte
Y por Tus caminos irte
Alabando y bendiciéndote
Y bendecirte sufriendo
Y muriendo bendecirte
Que no ame la poquedad
De cosas que van y vienen
Que adore la austeridad
De esos sentires que tienen
Sabores de eternidad
Que sienta una dulce herida
De ansia de amor desmedida
Que ame Tu ciencia y Tu luz
Que vaya, en fin, por la vida
Como Tú estás en la cruz
De sangre los pies cubiertos
Llagadas de amor las manos
Los ojos al mundo muertos
Y los dos brazos abiertos
Para todos mis hermanos, amén.
Oración Quédate conmigo Señor del Padre Pio de Pietrelcina
Quédate conmigo Señor, porque es necesario tenerte presente para que yo no te pueda
olvidar, bien sabes qué tan fácilmente te abandono.
Quédate conmigo Señor, porque yo soy débil y necesito de tu fortaleza para no caer
frecuentemente.
Quédate conmigo Señor, porque Tú eres mi vida y sin ti yo estoy sin fervor.
Quédate conmigo Señor, porque Tú eres mi luz y sin ti yo estoy en la oscuridad.
Quédate conmigo Señor, para mostrarme tu voluntad.
Quédate conmigo Señor, para que yo pueda escuchar tu voz y seguirte.
Quédate conmigo Señor, porque yo deseo amarte mucho y que siempre me acompañes.
Quédate conmigo Señor, para que yo sólo sea fiel a ti.
Quédate conmigo Señor, para que mi alma encuentre su lugar de consuelo y yo encuentre
en Tu corazón tu nido de amor.
Quédate conmigo Señor, porque se hace tarde y el día está terminando y la vida pasa.
Quédate conmigo Señor, porque la muerte, el juicio y la eternidad se acercan y es
necesario renovar mi fortaleza para que yo no pare en el camino.
Quédate conmigo Señor, porque la muerte se aproxima y tengo miedo a la oscuridad, a las
tentaciones, al desierto, a la cruz y los sufrimientos.
Quédate conmigo Señor, acompáñame en todo momento y déjame reconocerte como lo
hicieron tus discípulos en la fracción del pan, para que la Comunión Eucarística sea la
fuerza que me sostiene y el único gozo en mi corazón.
Quédate conmigo Señor, porque a la hora de mi muerte quiero permanecer unido a ti en
comunión, gracia y amor.
Quédate conmigo Señor, para buscar tu amor, tu gracia, tu voluntad, tu corazón, tu Espíritu
y no pedirte otra recompensa que no sea el amarte más y más, con todo mi ser, mientras
me permitas vivir en esta tierra y cuando me permitas vivir en la patria Celestial
continuaré amándote eterna y profundamente, amén.
Coronilla de la Divina Misericordia
Empezamos con un Rosario en la mano y haciendo la Señal de la Cruz y después:
Padre Nuestro… Ave María… El Credo…
Al comenzar cada misterio decimos: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma
y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero.
En cada cuenta pequeña decimos: Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y
del mundo entero.
Al finalizar las 5 decenas del rosario, con las oraciones mencionadas, recitaremos la
siguiente oración final (3 veces): «Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero»
Acabaremos haciendo la Señal de la Cruz.

Oración del Ángelus


V. El Ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, María… Santa María…
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María… Santa María…
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María… Santa María…
V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Oremos:
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido
la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la
resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Oración a la Llaga del hombro de Jesús
“Oh amantísimo Jesús, Cordero mansísimo de Dios: Yo, pobre pecador, saludo y venero la
llaga sacratísima del hombro en que llevaste Tu pesada Cruz, que desgarró Tu carne y
descubrió Tus huesos, causándote un dolor mayor que el de cualquier otra llaga de Tu
sacratísimo cuerpo. Yo Te adoro, oh afligidísimo Jesús: Te alabo, Te bendigo y Te glorifico, y
Te doy gracias por esta sacratísima y dolorosísima llaga, rogándote por su excesivo dolor y
el enorme peso de Tu Cruz, que tengas misericordia de mí, pobre pecador, y me perdones
todos los pecados veniales y mortales que he cometido, y me conduzcas al Cielo por el
camino de Tu Cruz, amén.”

Oración de consagración a la Virgen María por San Maximiliano Kolbe (1)


“Dígnate recibir mi alabanza, oh Virgen bendita, Inmaculada Concepción, Reina del Cielo y
de la Tierra, Refugio de los pecadores y Madre amantísima a quien Dios quiso confiar todo
el orden de la misericordia. Heme aquí a tus pies, yo……, pobre pecador. Te suplico que
aceptes todo mi ser como bien y propiedad tuyos. Obra en mí según tu voluntad, en mi
alma y en mi cuerpo, en mi vida, mi muerte y mi eternidad. Ante todo, dispón de mi como
tú lo desees, para que se realice por fin lo que se ha dicho de ti: ‘La mujer aplastará la
cabeza de la serpiente’ y también: ‘Tú sola vencerás las herejías en el mundo entero’.
Que, en tus inmaculadas manos, tan ricas en misericordia, llegue a ser un instrumento de
tu amor, capaz de reanimar y de llevar a su plenitud a tantas almas tibias y extraviadas. Así
se extenderá sin fin el reino del Corazón divino de Jesús. Verdaderamente, tu sola
presencia atrae las gracias que convierten y santifican a las almas, puesto que la gracia
brota del Corazón divino de Jesús sobre todos nosotros, pasando por tus manos
maternales. Amén”.

Oración al Divino Niño Jesús

Niño amable de mi vida, consuelo de los cristianos, las gracias que necesito, pongo en Tus
Benditas Manos. Por los méritos de Tu Divina Infancia, oh Divino Niño, sé que no recurriré
a Ti en vano, amén.
Oración de Santa Brígida de 12 años
Oh Jesús, ahora deseo rezar la oración del Señor siete veces junto con el amor con que Tú
santificaste esta oración en Tu Corazón. Tómala de mis labios hasta Tu Sagrado Corazón.
Mejórala y complétala para que le brinde tanto honor y felicidad a la Trinidad en la tierra
como Tú lo garantizaste con esta oración. Que esta se derrame sobre Tu santa humanidad
para la glorificación de Tus dolorosas heridas y la preciosísima Sangre que Tú derramaste
de ellas. Amén
1. LA CIRCUNSICIÓN: Padre Nuestro, Avemaría, Gloria
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de
Jesús, Te ofrezco las primeras heridas, los primeros dolores y el primer derrame de Sangre
como expiación de los pecados de mi infancia y de toda la humanidad, como protección
contra el primer pecado mortal, especialmente entre mis parientes.
2. LA AGONÍA DE JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS: Padre Nuestro, Avemaría,
Gloria
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de
Jesús, te ofrezco el intenso sufrimiento del Corazón de Jesús en el Huerto de los Olivos y
cada gota de sudor de sangre como expiación de mis pecados del corazón y los de toda la
humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el amor divino y
fraterno.
3. LA FLAGELACIÓN: Padre Nuestro, Avemaría, Gloria
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de
Jesús, te ofrezco las muchas miles de heridas, los terribles dolores y la preciosísima sangre
de la flagelación como expiación de mis pecados de la carne y los de toda la humanidad,
como protección contra tales pecados y la preservación de la inocencia, especialmente
entre mis parientes.
4. LA CORONACIÓN DE ESPINAS: Padre Nuestro, Avemaría, Gloria
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de
Jesús, te ofrezco las heridas, los dolores y la preciosísima sangre de la sagrada cabeza de
Jesús luego de la coronación de espinas, como expiación de mis pecados del espíritu y los
de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el
reino de Cristo aquí en la tierra.
5. CARGANDO LA CRUZ: Padre Nuestro, Avemaría, Gloria
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de
Jesús, te ofrezco los sufrimientos en el camino a la cruz, especialmente la santa herida en
su hombro y la preciosísima sangre como expiación de mi negación de la cruz y la de toda
la humanidad, todas mis protestas contra tus planes divinos y todos los demás pecados de
palabra, como protección contra tales pecados y para un verdadero amor a la cruz.
6. LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS: Padre Nuestro, Avemaría, Gloria
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de
Jesús, te ofrezco a Tu Hijo en la cruz, cuando lo clavaron y lo levantaron, las heridas en sus
manos y en sus pies y los tres hilos de la preciosísima sangre que derramó allí por
nosotros, las extremas torturas del cuerpo y del alma, su muerte preciosa y su renovación
no sangrienta en todas las santas misas de la Tierra, como expiación de todas las heridas
contra los votos y normas dentro de las Órdenes, como reparación de mis pecados y los de
todo el mundo, por los enfermos y moribundos, por todos los santos sacerdotes y laicos,
por las intenciones del Santo Padre por la restauración de las familias cristianas, para el
fortalecimiento de la Fe, por nuestro país y por la unión de todas las naciones en Cristo y
su Iglesia, así como también por la diáspora.
7. LA LLAGA DEL COSTADO DE JESÚS: Padre Nuestro, Avemaría, Gloria
Padre Eterno, acepta como dignas, por las necesidades de la Santa Iglesia y como
expiación de los pecados de toda la humanidad, la preciosísima sangre y el agua que manó
de la herida del Sagrado Corazón de Jesús. Sé misericordioso para con nosotros. ¡Sangre
de Cristo, el último contenido precioso de su Sagrado Corazón, lávame de todas mis culpas
de pecado y las de los demás! ¡Agua del costado de Cristo; lávame totalmente de las
penitencias del pecado y extingue las llamas del Purgatorio para mí y para todas las almas
del Purgatorio! Amén.
Origen: Jesucristo en una de sus revelaciones otorga 2 juegos de oraciones a Santa Brígida.
Uno de estos juegos de oraciones se reza Durante un año, y otro juego de oraciones para
rezar durante 12 años. Esta devoción tiene la aprobación y recomendación del Sacro
Collegio de Propaganda Fidei y del Papa Clemente XII. Asimismo, El Papa Inocencio X
confirmó esta revelación como “venida del Señor”.

Oración del Santo Rosario


 En el Crucifijo del Rosario, haremos la señal de la cruz, y a continuación podemos
rezar el Credo o el Acto de Contrición.
 Para la siguiente cuenta, rezaremos un Padrenuestro.
 En las siguientes tres cuentas, rezaremos tres Avemaría.
 La quinta cuenta será para que recemos un Gloria.
A continuación, comienza lo que es propiamente el Rosario.
Primero, se debe anunciar el misterio que se va a rezar, y se comienza cada misterio con
un Padrenuestro, seguido de 10 Avemaría, al término de las cuales se rezará un Gloria
Patri, y la oración dada por el Ángel de la Paz a los tres pastorcitos de Fátima.
Ejemplo: «Primer Misterio Doloroso, La Agonía de Nuestro Señor en el Huerto –
Padrenuestro, 10 Avemaría, Gloria, oración de Fátima». Esto mismo se hará sucesivamente
hasta recorrer las cinco decenas del Rosario.
Una vez terminado el rezo de los cinco Misterios, pueden rezarse distintas oraciones, las
cuales son opcionales y pueden elegirse según se prefiera

LETANÍAS DE LA VIRGEN
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la misericordia,
Madre de la divina gracia,
Madre de la esperanza,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los migrantes,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN.
Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Oración de Santa Brígida de un año


PRIMERA ORACIÓN
¡Oh Jesús mío! ¡Oh eterna dulzura para los que te amamos! ¡Oh gozo supremo que supera
todo gozo y deseo! ¡Oh salvación y esperanza nuestra! Infinitas pruebas nos has dado de
que tu mayor deseo es estar siempre con nosotros; y fue este sublime deseo, ¡Oh bendito
amor! El que te llevó a asumir la naturaleza humana. ¡Oh Verbo Encarnado!, recuerda
aquella Santa Pasión que abrazaste por nosotros, para cumplir con el divino plan de
reconciliación de Dios con su criatura. Recuerda Señor tu última cena, cuando rodeado de
tus discípulos, y después de haberles lavado los pies, les diste tu precioso cuerpo y sangre.
Recuerda también cuando tuviste que consolarlos al anunciarles tu ya próxima Pasión.
Fue en el huerto de los Olivos, ¡Oh Señor!, donde se escenificaron los peores momentos
de tu Sagrada Pasión: porque fuiste invadido por la más infinita de las tristezas y por la
más dolorosa de las amarguras, y que te llevaron a exclamar todo lleno de horror y de
angustia: «¡Mi alma está triste hasta la muerte!» … Tres horas duró tu agonía en aquel
jardín; y todo el miedo, angustia y dolor que padeciste allí, ¡fueron tan grandes!, que te
causó sudar sangre copiosamente. Aquello escapaba a toda descripción, hasta tal punto
que sufriste más allí que en el resto de tu Pasión, porque ante tus divinos ojos desfilaron
aquellas terribles visiones de los pecados que se cometieron desde Adán y Eva hasta
aquellos mismos instantes, y los pecados que se estaban cometiendo en aquellos
momentos por toda la faz de la tierra, y los que se cometerían en el futuro, ¡siglos
enteros!, ¡hasta la consumación de los tiempos!
Pero, ¡Oh amor que todo lo vence! A pesar de tu temor humano, así contestaste a tu
Padre: «¡No se haga mi voluntad, sino la tuya!» E inmediatamente, tu Padre envió aquel
precioso Ángel para confortarte… Tres veces oraste, y al final llegó tu discípulo traidor,
Judas. ¡Cuánto te dolió aquello!
Fuiste arrestado por el pueblo de aquella nación que Tú mismo habías escogido y exaltado.
Tres jueces te juzgaron, falsos testigos te acusaron, cometiendo el acto más injusto de la
historia de la humanidad, ¡condenando a muerte a su Autor y Redentor! ¡A aquél que
venía a regalarnos la vida eterna!
Y te despojaron de tus vestiduras y te cubrieron los ojos… e inmediatamente aquellos
soldados romanos comenzaron a abofetearte, y llenarte de salivazos, y golpes llovieron
contra tu delicado cuerpo. Y te retaban a que les dijeras quién era el que te lo hacía. De
repente, aquella corona de espinas te la incrustaron mutilando tu cabeza de mala manera;
¡rompiendo carne, venas y nervios! Para contemplar la mofa a tu condición de Rey, te
dieron un cetro: una vulgar caña que colocaron en tus sagradas manos.
¡Oh sublime enamorado de nuestras almas!, recuerda también cuando te ataron a la
columna. ¡Cómo te flageló aquella gente!… No quedó lugar alguno en tu maravilloso
cuerpo que no quedara destrozado bajo los golpes de los látigos. Otro cuerpo humano
hubiese muerto con menos golpes… La escena era terrible: ¡huesos y costillas podían
verse! ¡Cuánta furia desatada contra el Hombre-Dios!
Oh Jesús mío, en memoria de aquellos crueles tormentos que padeciste por nosotros
antes de la crucifixión, concédenos antes de morir un verdadero arrepentimiento de
nuestros pecados, que podamos satisfacer por ellos, que hagamos una santa confesión, te
recibamos en la Santísima Eucaristía, y así, alimentada nuestra alma, podamos volar hacia
Ti. Así sea. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
SEGUNDA ORACION
¡Oh salud y alimento de mi alma, libertad verdadera de ángeles y santos!, ¡Paraíso de
delicias! Recuerda el horror y la tristeza que sufriste camino al lugar donde te aguardaba
una cruz, cuatro clavos y los verdugos cuando toda aquella turba se apretujaba a tu paso, y
te golpeaba e insultaba impunemente, haciéndote víctima de las más espantosas
crueldades. Pero más te dolía la ingratitud de ellos, que los golpes que te infligían, pues
era precisamente por ellos y por todo el género humano, que llevabas aquella Cruz sobre
tus hombros destrozados.
Por todos aquellos tormentos y ultrajes, y por las blasfemias proferidas en contra de Ti, te
rogamos, ¡Oh dueño de nuestra alma! que nos libres de nuestros enemigos, visibles e
invisibles, y que bajo tu protección logremos tal perfección y santidad, que merezcamos
entrar contigo en tu Reino. Así sea. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
TERCERA ORACIÓN
¡Oh dueño de nuestra existencia! Tú que, siendo el Creador del Universo, del Cielo y de la
Tierra, de ángeles y hombres, a quien nada puede abarcar ni limitar y que todo lo
envuelves y sostienes con tu amoroso poder, sin embargo, te dejaste matar por tu obra
maestra, el hombre, para justificarlo ante Ti mismo.
Recuerda cada dolor sufrido, cada tormento soportado por nuestro amor, cuando los
judíos con enormes clavos taladraron tus sagradas manos y pies. ¡Qué espantosa escena
se produjo cuando con indescriptible crueldad, tu cuerpo tuvo que ser estirado sobre la
Cruz para que tus manos y pies llegaran hasta los agujeros previamente abiertos en el
madero! ¡Con cuánta furia agrandaron aquellas heridas! ¡Cómo agregaron dolor al dolor,
cuando tuvieron que estirar tus sagrados miembros violentamente en todas direcciones!
¡Oh Varón de dolores!
Recuerda cuando tus músculos y tendones eran estirados sin misericordia, y tus venas se
rompían, y tu piel virginal se desgarraba horriblemente, y tus huesos eran dislocados.
¡Oh Cordero Divino! en memoria de todo lo ocurrido en la colina del Gólgota, te rogamos
nos concedas la gracia de amarte y honrarte cada día más y más. Así sea. (Padre Nuestro,
Ave María y Gloria)
CUARTA ORACIÓN
¡Oh divino mártir de amor! ¡Oh médico celestial que te dejaste suspender en la Cruz para
que por tus heridas las nuestras fueron curadas! Recuerda cada una de aquellas heridas y
la tremenda debilidad de tus miembros, que fueron distendidos hasta tal punto que jamás
ha habido dolor semejante al tuyo. Desde la cabeza a los pies eras, todo llagas, todo dolor,
todo sufrías; eras una masa rota y sanguinolenta, y aun así llegaste, para sorpresa de tus
verdugos, a suplicar a tu Padre, eterno perdón para ellos diciéndole: ¡Padre, perdónalos
porque no saben lo que hacen!
¡Oh Cristo bendito! En memoria de esta gran misericordia que tuviste, que muy bien
pudiste lanzar a todo aquel mundo malvado a los abismos infernales con un solo acto de
tu poderosa voluntad, por aquella tan grande misericordia que superó a tu justicia divina,
concédenos una contrición perfecta y la remisión total de nuestros pecados, desde el
primero hasta el último, y que jamás volvamos a ofenderte. Así sea. (Padre Nuestro, Ave
María y Gloria)
QUINTA ORACIÓN
¡Oh Jesús, Oh esplendor de la eternidad! Recuerda cuando contemplaste en la Luz de tu
Divinidad, las almas de los predestinados que serían rescatados por los méritos de tu
Sagrada Pasión, también viste aquella tremenda multitud que sería condenada por sus
pecados. ¡Cuánto te quejaste por ellos! Te compadeciste, oh buen Jesús, hasta de aquellos
réprobos, de aquellos desafortunados pecadores que no se lavarían con tu sangre, ni se
alimentarían con tu Carne Eucarística.
Por tu infinita compasión y piedad, y acordándote de tu promesa al buen ladrón
arrepentido, al decirle que aquel mismo día estaría contigo en el Paraíso, ¡Oh salud y
alimento de nuestra alma! muéstranos esta misma misericordia en la hora de nuestra
muerte. Así sea. (Padre nuestro, Ave María y Gloria)
SEXTA ORACIÓN
¡Oh Rey muy amado y deseado por mi corazón ¡acordaos del dolor que sufriste, cuando
desnudo y como un criminal común y corriente, fuiste clavado y elevado en la Cruz. Cómo
te dolió el ver que tus familiares y amigos desertaran. Pero allí estaba tu muy amada
Madre y tu discípulo Juan, que permanecieron contigo hasta tu último suspiro. No
importando que su naturaleza humana, desmayando estaba, y para colmo de tu inmenso
amor por nosotros, nos hiciste aquel precioso regalo: ¡nos diste a María como Madre!
¡Cuánto te debemos Salvador nuestro, por este sublime regalo! Sólo tuviste que decir a
María: “¡Mujer, he aquí a tu hijo!” y a Juan: “! ¡He aquí a tu Madre!”
¡Te suplicamos, oh Rey de la Gloria! por la espada de dolor que entonces atravesó el alma
de tu Santísima e Inmaculada Madre, que te compadezcas de nosotros en todas nuestras
aflicciones y tribulaciones tanto corporal como espiritual, y que nos asistas en cada
prueba, especialmente en la hora de nuestra muerte. Así sea. (Padre Nuestro, Ave María
y Gloria)
SÉPTIMA ORACIÓN
¡Oh Rey de Reyes! ¡Fuente de compasión que jamás se agota! Recuerda cuando sentiste
aquella tremenda sed por las almas y que te llevó a exclamar desde la Cruz: «¡Tengo Sed!»
Sí, no solamente tenías sed física, sino sed insaciable por la salvación de la raza humana.
Por este gesto de amor por nosotros, te rogamos, oh prisionero de nuestro amor, que
inflames nuestros corazones con el deseo de tender siempre hacia la perfección en todos
nuestros actos, que extingas en nosotros la concupiscencia de la carne y los deseos de
placeres mundanos. Así sea (Padre nuestro, Ave María y Gloria)
OCTAVA ORACIÓN
¡Oh constante dulzura nuestra! ¡Oh deleite diario de nuestro espíritu! Por el sabor tan
amargo de aquella hiel y vinagre que te dieron a probar en lugar de agua, para aplacar tu
sed física, te suplicamos que aplaques nuestra sed por tu vivificadora sangre, y nuestra
hambre por tu Redentora Carne, ahora y siempre, y que no nos falte en la hora de nuestra
muerte. Así sea. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
NOVENA ORACIÓN
¡Oh Jesús, Virtud Real y gozo del alma! Acuérdate del dolor que sentiste, sumergido en un
océano de amargura, al acercarse la muerte. Insultado y ultrajado por tus verdugos,
clamaste en alta voz que habías sido abandonado por Tu Padre Celestial, diciéndole: “Dios
mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?” Por aquella angustia que padeciste en
aquellos momentos finales de tu Pasión, te rogamos oh nuestro Salvador que no nos
abandones en los terrores y dolores de nuestra muerte. Así sea. (Padre Nuestro, Ave
María y Gloria)
DÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús, que eres principio y fin de todo lo creado, Virtud, Luz y Verdad! Acuérdate que
por causa nuestra fuiste sumergido en un abismo de penas; sufriendo dolor en todo tu
Santísimo Cuerpo: En consideración a la enormidad de tanta llaga que te hicimos los
hombres; enséñanos a guardar por puro amor a Ti, todos tus Mandamientos; cuyo camino
de Tu Ley Divina es amplio y agradable, para aquellos que te aman. Así sea. (Padre
Nuestro, Ave María y Gloria)
UNDÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús mío!, abismo insondable de misericordia, te rogamos en memoria de tus
heridas, las cuales penetraron hasta la médula de tus huesos y hasta lo más profundo de
tu ser, ¡que nos apartes para siempre del pecado! ¡Que no te ofendamos más!
Reconocemos con bochorno que somos unos miserables pecadores y que te hemos
ofendido ¡tantas veces! Que tememos que tu divina justicia nos condene.
No obstante, acudimos presurosos a tu misericordia infinita, para que nos escondas
urgentemente en tus preciosas Llagas, y así, ocultados de tu indignado Rostro, pueda tu
amante Corazón una vez más, lavar nuestras culpas con tu Sangre liberadora. De esa forma
Redentor nuestro, tu enojo e indignación cesarán de inmediato. ¡Gracias Señor! Así
sea. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DUODÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús, eterna verdad, símbolo de la perfecta caridad y de la unidad! Te suplicamos que
te acuerdes de aquella multitud de laceraciones, de aquellas horribles heridas que te
hicimos la humanidad pecadora que querías salvar. Estabas hecho un guiñapo humano,
enrojecido por tu propia sangre. ¡Qué inmenso e intenso dolor padeciste en tu Carne
Virginal por amor a nosotros! ¡Oh dulzura infinita!, ¿qué pudiste hacer, que ya no hayas
hecho por nosotros? Nada falta. Todo-lo-has-cumplido. Ayúdanos, Oh Señor, a tener
siempre presente ante los ojos de nuestro espíritu, un fiel recuerdo de tu Pasión, para que
el fruto de tus sufrimientos se vea continuamente renovados en nuestra alma, y para que
tu amor se agrande en cada momento más y más en nuestro corazón, hasta que llegue
aquel feliz día en que te veamos en el cielo, y ser uno contigo, que eres el tesoro y suma
total de todo gozo y bondad. Así sea. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DÉCIMA TERCERA ORACIÓN
¡Oh dulce consuelo de nuestra alma, maravilloso liberador, Rey inmortal e invencible!
Recuerda cuando inclinando tu adorable cabeza, toda desfigurada por los golpes, la sangre
y el polvo del camino, exclamaste: «Todo está consumado» … Toda tu fuerza mental y física
se agotó completamente.
Por este Gran Sacrificio y por las angustias y tormentos que padeciste antes de morir, te
rogamos, oh buen Jesús, que tengas misericordia de nosotros en la hora de nuestra
muerte, cuando nuestra mente esté tremendamente perturbada; y nuestra alma
sumergida en inquietudes y angustias. Que no temamos nada, que te tengamos a Ti a
nuestro lado y dentro de nuestro ser. Así sea. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DÉCIMA CUARTA ORACIÓN
¡Oh doliente Jesús, oh incomprensible Segunda Persona de la Trinidad, esplendor y figura
de su esencia! Recuerda cuando con gran voz entregaste tu alma a Tu Padre Celestial
diciéndole: «¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!» ¡Tu cuerpo estaba
despedazado, y tu corazón destrozado, pero tus entrañas de misericordia quedaron
abiertas para redimirlos! Así expiraste, oh amor infinito…
Por tu Dolorosa Muerte; te suplicamos, Oh Rey de Santos y Arcángeles, que nos confortes
y nos ayudes a resistir al mundo con sus errores, a Satanás con sus pérfidas, y a la carne
con sus vicios, para que así, muertos a los enemigos de nuestras almas, vivamos solamente
para Ti Por eso te rogamos, Oh Dulce Redentor y Salvador, que a la hora de nuestra muerte
recibas nuestras pobres almas desterradas que regresan a Ti Así sea. (Padre Nuestro, Ave
María y Gloria)
DÉCIMA QUINTA ORACIÓN
¡Oh vencedor de la muerte! ¡Vid verdadera y fructífera! Recuerda a aquel torrente de
sangre que brotó de cada parte de tu Bendito Cuerpo, igual que la uva exprimida en el
lagar.
Desde el lugar de la flagelación y a través de las calles de Jerusalén, por toda aquella vía
dolorosa, hasta la colina sagrada, tu Sangre derramada escribía las bellas páginas de la
historia del Corazón que más nos ama… ¡El tuyo! Recuerda como la tierra agradecida, pero
a la vez espantada, recibía tu preciosa Sangre. Toda la naturaleza; de horror temblaba y los
Cielos se estremecían, los Ángeles y hasta los demonios se sorprendían ante ¡aquella
increíble escena! ¡Todo un Dios moría! ¿Qué era aquello? ¿Qué sucedía? Aquel primer
Viernes Santo, oh Jesús ¡Abrías el cielo para la humanidad pecadora!
Por tres largas horas tu Cuerpo colgó de la Cruz. Presentabas un aspecto doliente, triste,
todo lleno de dolor, Tu Sangre aún manando, recorriendo aquella que ya se había secado,
que ya había coagulado. Y a todo esto se adhirió el polvo y la tierra del camino… Qué
tristeza y dolor padecieron María y Juan al contemplar tus cabellos y barbas que ahora
daban la impresión que estaban compuestos de alambres, llenos de Sangre y de tierra. Tus
oídos y nariz tupidos estaban de sangre. ¡Hasta tus ojos y boca sangraban! En verdad que
todos tus sentidos fueron atrozmente atormentados.
Así inclinaste la cabeza y entregaste tu Espíritu…. Entonces vino Longinos y perforó Tu
costado, con tanta violencia, que la punta de la lanza casi sale por el otro costado. Tu
corazón te lo desgarraron, oh Jesús, ese Corazón que ¡tanto nos ama! Y de allí brotó
Sangre y Agua, hasta no quedar en Tu Cuerpo Gota alguna. Tu cuerpo era cual bulto
colgado, como un haz de mirra, elevado a lo alto de la Cruz, la muy fina y delicada Carne
tuya fue destrozada; la Sustancia de tu Cuerpo fue marchitada, y disecada la Médula de
tus huesos. Es entonces que el Sol y las estrellas negaron su luz, hubo terremotos y la
naturaleza y los elementos dieron amplio testimonio de que Aquel que negaron ¡era el
Hijo de Dios!
Por esta amarga Pasión, y por la Efusión de Tu divina Sangre, te suplicamos oh dulcísimo
Jesús, que recibas nuestra alma, cuando estemos sufriendo en la agonía de nuestra
muerte.
Oh maravillosa realidad, escándalo para los infieles, ¡gozo indescriptible para los que te
amamos! Ese tu infinito sacrificio pagó el rescate, y al resucitar y ascender gloriosamente
al Cielo, ¡dejaste bien abiertas las puertas para aquellos que quisieran seguirte! Oh Señor,
por tu amarga Pasión y preciosa sangre, te rogamos traspases nuestros corazones, para
que nuestras lágrimas de amor, adoración y penitencia, sean nuestro alimento noche y día.
Haz que nos convirtamos totalmente a Ti, que nuestros corazones sean tu perpetuo lugar
de reposo; que nuestras conversaciones te sean siempre agradable; y que al final de
nuestra vida merezcamos que graves, oh Dios de amor, el Sello de Tu Divinidad en nuestra
alma, para que tanto el Padre como el Espíritu Santo, te vean bien reproducido en
nosotros, y poder así ser contados entre tus Santos para que te alabemos para siempre
por toda la eternidad. Así sea. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
ORACIÓN FINAL
¡Oh Dulce Jesús! Herid mi corazón a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia me
sirvan de pan, día y noche. Convertidme enteramente, Oh mi Señor, a Vos. Haced que mi
corazón sea Vuestra Habitación perpetua. Y que mi conversación sea agradable. Que el fin
de mi vida Os sea de tal suerte loable, que después de mi muerte pueda merecer Vuestro
Paraíso; y alabaros para siempre en el Cielo con todos Vuestros santos. Amén.
Sea por siempre, Bendito y Alabado Jesús, que con su Sangre nos redimió (tres veces)

Devoción de los 7 Dolores de la Virgen


Meditar los siete Dolores de Nuestra Madre Santísima es una manera de compartir los
sufrimientos más hondos de la vida de María en la tierra.
Primer Dolor – La profecía de Simeón (cf. Lucas 2,22-35) Ave María
Segundo dolor – La huida a Egipto (Mateo 2,13-15) Ave María
Tercer dolor – El niño Jesús perdido en el Templo (Lucas 2,41-50) Ave María
Cuarto dolor – María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía
Crucis) Ave María
Quinto dolor – Jesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39) Ave María
Sexto dolor – María recibe el cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15,42-46)
Ave María
Séptimo dolor – Jesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19,38-42) Ave María
Oración Final
“Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi
alma con tu protección maternal a fin de que, siendo siempre fiel a la voz de Jesús,
responda a Su amor y obedezca Su divina voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente
unido a tu Corazón que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu
Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.”

Oración al Espíritu Santo


Oh Espíritu Santo,
Amor del Padre, y del Hijo,
Inspírame siempre lo que debo pensar,
lo que debo decir,
cómo debo decirlo,
lo que debo callar,
cómo debo actuar,
lo que debo hacer,
para gloria de Dios,
bien de las almas
y mi propia Santificación.
Espíritu Santo,
Dame agudeza
para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia para hablar.
Dame acierto al empezar
dirección al progresar
y perfección al acabar.
Amén.
Concluir esta Oración rezando un Padre Nuestro y un Ave María.
Oración por las Almas del Purgatorio
Padre Eterno, yo Te ofrezco la preciosísima Sangre de Tu Divino Hijo Jesús, en unión a
todas las Misas celebradas hoy en el mundo entero, por todas las benditas almas en el
Purgatorio, por todos los pecadores en la Tierra, por los pecadores en la Iglesia universal, y
por aquellos en la propia casa y dentro de mi familia, Amén.

Oración de Consagración a la Virgen María por San Luis Grignion de


Montfort (2)
¡Oh Jesús! Sabiduría eterna y encarnada, te adoro en la gloria del Padre, durante la
eternidad, y en el seno virginal de María, en el tiempo de tu Encarnación.
Te agradezco que hayas venido al mundo -hombre entre los hombres y servidor del Padre-
para librarme de la esclavitud del pecado.
Te alabo y glorifico porque has vivido en obediencia amorosa a María, para hacerme fiel
discípulo tuyo.
Desgraciadamente, no he guardado las promesas y compromisos de mi bautismo, no soy
digno de llamarme hijo de Dios.
Por ello, acudo a la misericordiosa intercesión de tu Madre, esperando obtener por su
ayuda, el perdón de mis pecados y una continua unión contigo, Sabiduría encarnada.
Te saludo, pues, Oh María Inmaculada, templo viviente de Dios: en ti ha puesto su morada
la Sabiduría eterna, para recibir la adoración de los ángeles y de los hombres. Te saludo, oh
Reina del cielo y de la tierra; a ti están sometidas todas las criaturas. Te saludo, refugio
seguro de los pecadores, todos experimentan tu gran misericordia.
Acepta los anhelos que tengo de la Divina Sabiduría y mi consagración total:
Consciente de mi vocación cristiana, renuevo hoy, en tus manos, mis compromisos
bautismales.
Renuncio a Satanás, a sus seducciones y a sus obras y me consagro a Jesucristo para llevar
mi cruz con Él, en la fidelidad de cada día a la voluntad del Padre.
En presencia de toda la Iglesia, te reconozco ahora por mi Madre y Soberana. Te ofrezco y
consagro mi persona, mi vida y el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y
futuras. Dispón de mí y de cuanto me pertenece para la mayor gloria de Dios en el tiempo
y la eternidad.
Madre del Señor, acepta mi oblación y preséntala a tu Hijo; si Él me redimió con tu
colaboración, debe también ahora recibir de tu mano el don total de mí mismo. Que yo
viva plenamente esta consagración para prolongar en mí la amorosa obediencia de tu Hijo
y dar respuesta vital a la misión que Dios te ha confiado en la historia de la salvación.
Madre de misericordia, alcánzame la verdadera sabiduría de Dios y hazme plenamente
disponible a tu acción maternal.
Oh Virgen fiel, haz de mí un auténtico discípulo de tu Hijo, la Sabiduría encarnada.
Contigo, Madre y modelo de mi vida, llegaré a la perfecta madurez de Jesucristo, en la
tierra, y a la gloria del cielo. Amén.

Coronilla de los no nacidos


El Rosario ha sido rezado desde el siglo trece.
Mientras se medita sobre la vida de Jesús, se recitan las oraciones que te llevan más cerca
de Él y de Su Madre, María.
Nuestra Señora pide que se diga el Gloria como "Toda la Gloria al…" y también que se
rece:
"Jesús, Protege y Salva a los No Nacidos” después de cada misterio.

+ Levantar el Rosario hacia el Cielo diciendo:


Reina Celestial, con este Rosario enlazamos a todos los pecadores y todas las naciones a Tu
Inmaculado Corazón.
+ Hacer la Señal de la Cruz
+ Rezar las siguientes oraciones:
- Padre Celestial, durante este tiempo de crisis mundial, permite que todas las almas
encuentren su paz y seguridad en Tu Divina Voluntad. Otorga a cada alma la gracia para
entender que Tu Voluntad es el Amor Santo en el momento presente. Padre Benévolo,
ilumina cada conciencia para que vea las formas en que no está viviendo en Tu Voluntad.
Concede al mundo la gracia para cambiar y el tiempo para hacerlo. Amén.
- Divino Niño Jesús, al rezar este rosario, te pedimos que quites del corazón del mundo el
deseo de cometer el pecado del aborto. Quita el velo del engaño que Satanás ha puesto en
los corazones, el cual presenta a la promiscuidad como una libertad; y revela lo que en
realidad es: una esclavitud al pecado. Coloca en el corazón del mundo un renovado
respeto por la vida desde el momento de la concepción. Amén.
+ Rezar el Credo de los Apóstoles:
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su
único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de
Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión
de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
Después de cada misterio, decir las siguientes jaculatorias:
+ Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
+ Jaculatoria de Fátima: Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu
Misericordia.
+ Jaculatoria de los No Nacidos: ¡Jesús, protege y salva a los No Nacidos!
+ Jaculatoria a María Refugio del Amor Santo: María, Protectora de la Fe y Refugio del
Amor Santo, ¡ven en mi auxilio!
+ Jaculatoria a los Corazones Unidos: Corazones Unidos de Jesús y María, ¡triunfen y
reinen!
“Te invito a comprender que cada una de estas intenciones es provida:”
“No. 1 piden Mi protección sobre los bebés no nacidos.”
“No. 2 rezan pidiendo Mi guía para todos los involucrados en la industria del aborto y las
madres que están considerando el aborto.”
“No. 3 rezan por la conversión de todos los que apoyan el aborto.”
“No. 4 rezan por los líderes de gobierno que respaldan el aborto.”
“No. 5 rezan por todo líder religioso que no se pronuncia en contra del aborto.”
“Así que comprende que todas las partes forman un rosario provida.”
Por la tarde, la Santísima Virgen se volvió a aparecer a la vidente y le dijo:
“Mi Hijo bondadosamente permite que Su Sacratísimo Corazón se conmueva por quienes
rezan el Rosario de los No Nacidos con el corazón. Por esta razón, y porque se compadece
mucho por la condición humana en estos tiempos, Él me permitió visitarte esta mañana
con las meditaciones o intenciones que te di.”
“En el primer misterio, rezan pidiendo Mi protección. Ésta puede ser Mi protección
Maternal sobre los bebés no nacidos.”
“El segundo misterio invoca Mi guía que sería inspiración para que las madres no aborten
a sus bebés, para que los líderes de gobierno se opongan al aborto y para que los líderes
religiosos actúen en su contra.”
“El tercer misterio es por la conversión de las almas. Nadie se puede convertir ni debe
creer que está convertido si sigue apoyando el aborto.”
“El cuarto misterio es por todos los líderes de gobierno. Es de suma importancia que se
revierta el aborto legalizado. El futuro del mundo depende de esto.”
“El quinto misterio es para que todos los líderes religiosos se opongan al aborto. No
oponerse al aborto es apoyarlo.”
MEDITACIONES PROVIDA PARA LOS MISTERIOS DEL ROSARIO
Por el padre Frank Pavone, Sacerdotes por la Vida*
*Con permiso de reproducción y distribución.
MISTERIOS GOZOSOS (lunes y sábado)
+ La Anunciación
María sintió confusión por el saludo del ángel, sin embargo, se regocijó por cumplir la
Voluntad de Dios. Oremos para que los que estén cruzando por penas o dificultades por
sus embarazos reciban la gracia de confiar en la voluntad de Dios.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ La Visitación
Juan el Bautista saltó de gozo en el vientre de su madre. Oramos para que la gente
comprenda que el aborto no se trata sobre niños que "pueden" venir al mundo, sino sobre
niños que ya están en el mundo, viviendo y creciendo en el vientre de sus madres y los
cuales serán asesinados.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ La Natividad
Dios Mismo nació como un niño. La grandeza de una persona no depende del tamaño,
puesto que el Rey de Reyes recién nacido es un pequeño. Oremos para que la amenaza de
aborto contra los no nacidos que no alcanzan tamaño adecuado sea eliminada.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ La Presentación
El Niño es presentado en el Templo porque el Niño pertenece a Dios. Los niños no le
pertenecen ni a los padres ni a un gobierno. Ellos y todos nosotros, le pertenecemos a
Dios.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ El Hallazgo de Jesús en el Templo
El Niño Jesús estaba lleno de sabiduría, porque Él es Dios. Oremos para que toda la gente
pueda ver la sabiduría de Sus enseñanzas sobre la dignidad de la vida, y podamos
comprender que sus enseñanzas no son una opinión, sino que son verdad.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.

MISTERIOS DOLOROSOS (martes y viernes)


+ La Agonía en el Huerto
Oremos por las madres y padres que se encuentran en agonía por la tentación de abortar
a un hijo. Que les den a ellos, la buena nueva de que existen alternativas al aborto, y que
hagan uso de toda la asistencia que tienen a su disponibilidad.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ La Flagelación
Así como el Cuerpo de Cristo era desgarrado por los instrumentos de los que lo flagelaban,
también los cuerpos de los niños en el vientre de sus madres, son desgarrados por los
instrumentos de los abortistas. Oremos para que los abortistas se arrepientan por asesinar
a los niños.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ La Coronación de Espinas
Jesús sufrió en silencio el dolor de las espinas que penetraban su cabeza. Oremos por las
madres y padres de los niños abortados. Hay tantos que sufren la pena, el dolor y el
arrepentimiento de haber tomado esa decisión que es irrevocable. Hay tantos que sufren
en silencio, porque otros les dijeron que era lo normal y que no era gran cosa.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ La Cruz a Cuestas
Jesús no fue condenado por el poder de la gente malvada. Él fue condenado por el
silencio de la gente buena. El silencio siempre ayuda al opresor, nunca a la víctima.
Oremos para que nosotros nunca guardemos silencio contra el aborto, sino que hablemos
efectivamente para salvar a los niños de la muerte.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ La Crucifixión
Al meditar sobre la muerte de Cristo, recordemos las muchas mujeres que han muerto por
causa de los supuestos "abortos seguros y legales." Pidamos perdón y misericordia por
ellas. Que su muerte sea, para otras mujeres, la salvación, para que no cometan ese error
trágico.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingo)
+ La Resurrección
¡Cristo ha resucitado! Por su Resurrección, Él ha destruido el poder de la muerte, y por
ende el poder del aborto. El resultado de esta batalla por la vida ya ha sido decidido: ¡La
vida es victoriosa! Oremos para que todos los que luchan por la vida puedan extender esta
victoria a cada rincón de nuestra sociedad.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ La Ascensión
Al ascender al Trono de Dios Padre, Cristo toma nuestra naturaleza humana, la cual nos fue
dada en el vientre de nuestras madres, y la lleva hacia lo más alto del cielo. Él nos
demuestra que los seres humanos hemos sido creados para ser elevados al cielo y no para
ser descartados al fondo de los basureros. Oremos para que el mundo entero comprenda
esta verdad y rechace el aborto.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ El Descenso del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es el Defensor: Él ruega por nuestra causa, ya que no podemos salvarnos
a nosotros mismos. Oremos para que Él nos convierta en defensores de los niños que no
pueden hablar o escribir, que no pueden votar ni protestar, ni tampoco orar.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ La Asunción
La Santísima Virgen María fue asunta en cuerpo y alma al cielo porque ella es la Madre de
Dios. Madre e Hijo son reunidos. La Asunción nos recuerda que ellos se pertenecen el
uno al otro. Oremos para que la sociedad vea que no puede amar a las mujeres mientras
mata a sus hijos, y no puede salvar a los niños si no ayuda a sus madres. Oremos para que
la gente sea tocada de manera muy especial por la pregunta que propone el derecho a la
vida "¿Por qué no podemos amarlos a ambos?"
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ La Coronación
Santa María es la Reina del Universo. Ella es la criatura más grande, segunda solo al mismo
Dios. La Iglesia defiende la dignidad de la mujer. Oremos para que la gente comprenda que
ser provida significa ser pro mujer, y que ser pro mujer exige ser provida.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
MISTERIOS LUMINOSOS (jueves)
El 16 de octubre del 2002, Su Santidad el Papa Juan Pablo II les recomendó a todos los
cristianos del mundo agregar un nuevo grupo de misterios al Rosario. A continuación, las
meditaciones provida de dichos misterios:

+ El Bautismo de Cristo en el Jordán


Cuando Jesús fue bautizado, la voz del Padre se escuchó decir: “Éste es mi Hijo amado, en
quien me complazco.” Todos hemos sido llamados a ser hijos adoptivos de Dios por medio
del bautismo. Oramos para que los niños en el vientre de sus madres sean protegidos,
para que puedan nacer y ser bienvenidos a la comunidad cristiana por medio del
bautismo.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ Cristo se da a conocer en las bodas de Caná
Jesús reveló su Gloria por medio del milagro en Caná. La pareja de recién casados es
bendecida no sólo con vino, sino con la fe en Cristo. Oremos para que los matrimonios
sean fortalecidos, enraizados en el Señor y abiertos al don de la nueva vida.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ Cristo proclama el Reino de Dios y llama a la conversión
“Arrepiéntanse y crean en la Buena Nueva.” Oremos para que estas primeras palabras de
Jesús en su ministerio público, puedan ser escuchadas por todos los que han cometido
abortos. Que sepan que el Señor los llama a la conversión y que puedan experimentar un
arrepentimiento de entrega a la vida.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ La Transfiguración
Cristo es transformado en el Monte, los discípulos ven Su Gloria. Que los ojos de todo el
mundo sean transformados y que puedan ver en cada vida humana el reflejo de la Gloria
del mismo Dios.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias.
+ Jesús nos entrega la Eucaristía
“Éste es mi cuerpo, entregado por ustedes.” La Eucaristía nos enseña cómo vivir y cómo
amar. Oremos para que los padres de familia, quienes sacrifican a los bebés por sus
propios intereses, aprendan a hacerse a un lado para el propio bienestar de sus bebés.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, jaculatorias
Oraciones para después del Rosario de los no nacidos
Ofrecemos las siguientes oraciones por las intenciones del Santo Padre y las necesidades
de la Iglesia.
Padrenuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu Nombre; venga a nosotros Tu reino;
hágase Tu voluntad, en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del
mal. Amén.
Dios te Salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto; en tus
manos encomendamos nuestra fe para que la aumentes; llena eres de gracia; el Señor es
contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de Tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
Dios te Salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima durante el parto; en
tus manos encomendamos nuestra esperanza para que la alientes; llena eres de gracia; el
Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de Tu
vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
Dios te Salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después
del parto; en tus manos encomendamos nuestra caridad para que la inflames, nuestras
almas para que las salves y nuestras necesidades para que las remedies; llena eres de
gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto
de Tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
Dios te Salve, María Santísima, Templo, Trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen
Concebida sin la culpa del pecado original.
Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia, Vida, Dulzura y Esperanza nuestra. Dios te
Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos gimiendo y llorando en
este valle de lágrimas. Ea pues, Señora Abogada nuestra, vuelve a nosotros ésos Tus ojos
misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto Bendito de Tu
vientre, Oh Clemente, Oh Piadosa, Oh Dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa
Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a Ti en este día, ya que fuiste
Tú la que dijiste "SI" a la vida. "Concebirás y darás a luz a un Hijo", dijo el ángel. Sin
importar la sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría, Tú dijiste "SI." "Hágase en mí
según tu palabra." Santa María, oramos hoy por todas las madres que tienen miedo de ser
madres. Oramos por todas las que se sienten amenazadas y abrumadas por sus
embarazos. Intercede por ellas, para que Dios les conceda la gracia de poder decir "si" y el
valor de llevar a plenitud su embarazo. Que reciban la gracia de rechazar la falsa solución
del aborto. Que puedan decir como Tú, "hágase en mi según Tu Palabra." Que puedan vivir
y sentir la ayuda de todos los cristianos y sepan que la paz viene al hacer la Voluntad de
Dios.

Letanía en respuesta al aborto


Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos. Cristo óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo escúchanos.
Ahora todos responden:.................................................................................Ten piedad de
nosotros.
Dios Padre, Creador del mundo...
Dios Hijo, por quien todo fue creado...
Dios Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida...
Señor Jesús, Principio y Fin...
Señor Jesús, Camino, Verdad, y Vida...
Señor Jesús, Resurrección y Vida...
Señor Jesús, Palabra Eterna de Vida...
Señor Jesús, que moraste en el vientre de la Virgen María...
Señor Jesús, Tú que amas a los pobres y a los débiles...
Señor Jesús, Defensor de los indefensos...
Señor Jesús, Pan de Vida...
Por cada pecado cometido en contra de la vida...
Por el pecado del aborto...
Por el asesinato diario de los niños inocentes...
Por el derramamiento de sangre en toda nuestra nación...
Por el clamor silencioso de todos Tus hijos...
Por el asesinato de Tus futuros discípulos...
Por el abuso de las mujeres por el aborto...
Por el silencio de Tu gente...
Por la indiferencia de Tu gente...
Por la cooperación de Tu gente en esta tragedia...
Ahora todos responden......................................................................Señor, atiende
nuestra suplica.
Por nuestras hermanas y hermanos no nacidos que son asesinados por el aborto...
Por los hermanos y hermanas no nacidos en peligro de aborto...
Por nuestros hermanos y hermanas que han sobrevivido al aborto...
Por las madres que han tenido abortos...
Por las madres que sufren la tentación de tener un aborto...
Por las Madres que sienten la presión de tener un aborto...
Por la madres que han rechazado el aborto...
Por los padres de los niños abortados...
Por las familias de los niños abortados...
Por las familias de los que han sido tentados por tener un aborto...
Por los abortistas...
Por los que asisten y cooperan con los abortos...
Por los doctores y las enfermeras, que puedan cultivar la vida...
Por los líderes de gobierno, que puedan defender la vida...
Por el clero, que puedan hablar a favor de la vida...
Por el movimiento provida...
Por todos los que hablan, escriben y trabajan por eliminar el aborto...
Por todos los que ayudan a proveer alternativas al aborto...
Por todos los que promueven la adopción...
Por los grupos provida nacionales y locales...
Por la unidad en el movimiento provida...
Por el valor y la perseverancia del trabajo provida...
Por los que sufren de rechazo y ridiculez por su posición a favor de la vida...
Por los que han sido detenidos por defender la vida...
Por los que han sido maltratados y lastimados por defender la vida...
Por los profesionales de leyes...
Por los jueces y las cortes...
Por los policías...
Por los educadores...
Por los profesionales de los medios de comunicación...
Ahora todos responden: ...............................................................................Te damos
gracias Señor.
En acción de gracias por los niños salvados del aborto...
En acción de gracias por las madres salvadas y sanadas del aborto...
En acción de gracias por los que antes apoyaban el aborto y ahora defienden la vida...
En acción de gracias por todos los que se oponen al aborto...
En acción de gracias por el llamado a ser parte del movimiento provida...
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo... Sálvanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo... Óyenos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo... Ten piedad y Misericordia de
nosotros.
Bajo Tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te
dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡Oh Virgen
Gloriosa y Bendita! Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de Cristo. Amén.
Oremos:
Dios todopoderoso, Tú has creado todo por medio de Tu Hijo Jesucristo. Él venció el poder
de la muerte por medio de Su Misterio Pascual. Que todos los que se confiesan ser
cristianos, promuevan la santidad de la vida y que te sirvan fielmente, por El mismo
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Coronilla a San Miguel Arcángel


Se comienza la Corona rezando la siguiente invocación:
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén (Hacer Petición o Agradecimiento).
I. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Serafines, que Dios Nuestro
Señor prepare nuestras almas y así recibir dignamente en nuestros corazones, el fuego de
la Caridad Perfecta. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías
II. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Querubines, que Dios
Nuestro Señor nos conceda la gracia de abandonar los caminos del pecado, y seguir el
camino de la Perfección Cristiana. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías
III. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Tronos, que Dios Nuestro
Señor derrame en nuestros corazones, el verdadero y sincero espíritu de humildad. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías
IV. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de Dominaciones, que Dios Nuestro
Señor nos conceda la gracia de controlar nuestros sentidos y así dominar nuestras
pasiones. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías
V. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de Potestades, que Dios Nuestro
Señor proteja nuestras almas contra las asechanzas del demonio. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías
VI. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de las Virtudes, que Dios Nuestro
Señor nos conserve de todo mal y no nos deje caer en la tentación. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías
VII. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Principados, que Dios
Nuestro Señor se digne llenar nuestras almas con el verdadero espíritu de obediencia.
Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías
VIII. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de Los Arcángeles, que Dios
Nuestro Señor nos conceda la gracia de la perseverancia final en la Fe, y en las buenas
obras, y así nos lleve a la Gloria del Paraíso. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías
IX. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Ángeles, que Dios Nuestro
Señor nos conceda la gracia de ser protegidos por ellos durante esta vida mortal, y nos
guíen a la Gloria Eterna. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías
Conclusión
En honor a San Miguel. (1 Padre Nuestro)
En honor a San Gabriel. (1Padre Nuestro)
En honor a San Rafael. (1 Padre Nuestro)
En honor a nuestro ángel de la Guarda. (1 Padre Nuestro)
O Glorioso Príncipe San Miguel, jefe Principal de la Milicia Celestial, Guardián fidelísimo de
las almas, Vencedor eficaz de los espíritus rebeldes, fiel Servidor en el Palacio del Rey
Divino, Sois nuestro admirable Guía y Conductor.
Vos brilláis con excelente resplandor y con virtud sobrehumana, libradnos de todo mal.
Con plena confianza recurrimos a vos. Asistidnos con vuestra afable protección para que
seamos más y más fieles al servicio de Dios todos los días de nuestra vida.
V. Rogad por nosotros, O Glorioso San Miguel,
Príncipe de la Iglesia de Jesucristo….
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor.
Omnipotente y Eterno Dios, os adoramos y bendecimos. En vuestra maravillosa bondad, y
con el misericordioso deseo de salvar las almas del género humano, habéis escogido al
Glorioso Arcángel, San Miguel, como Príncipe de Vuestra Iglesia.
Humildemente os suplicamos, Padre Celestial, que nos libréis de nuestros enemigos. En la
hora de la muerte, no permitáis que ningún espíritu maligno se nos acerque, para
perjudicar nuestras almas. Oh Dios y Señor Nuestro, guiadnos por medio de este mismo
Arcángel. Enviadle que nos conduzca a la Presencia de Vuestra Excelsa y divina Majestad.
Os lo pedimos por los méritos de Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Consagración a San Miguel Arcángel


Oh nobilísimo Príncipe de los Ángeles, valeroso guerrero del Altísimo, celoso defensor de
la gloria del Señor, terror de los espíritus rebeldes, amor y delicia de todos los Ángeles
justos, mi queridísimo Arcángel San Miguel: deseando formar parte del número de tus
devotos y siervos, hoy a tí me consagro, me ofrezco y me entrego. Coloco mi persona, mi
trabajo, mi familia y todo lo que me pertenece bajo tu poderosísima protección. Es
pequeño el ofrecimiento de mi servicio, siendo yo un miserable pecador, pero tú
aumentarás el afecto de mi corazón. Acuérdate que de hoy en adelante estoy bajo tu
amparo y debes asistirme durante toda mi vida. Alcánzame el perdón para mis numerosos
y graves pecados, la gracia de amar a Dios de todo corazón, a mi querido Salvador
Jesucristo, a mi Madre Santísima y a todos los hombres, mis hermanos, amados por el
Padre y redimidos por el Hijo. Obtenme los auxilios que me hacen falta para alcanzar la
corona de la eterna gloria. Defiéndeme de los enemigos del alma, especialmente en la
hora de la muerte. Oh Príncipe gloriosísimo, ven a asistirme en la última lucha, arroja lejos
de mí y precipita en los abismos del infierno al ángel soberbio y prevaricador que un día
postraste en combate en el Cielo. En esa hora, San Miguel Arcángel, condúceme ante el
trono de Dios para cantar contigo y con todos los Ángeles la alabanza, honor y gloria de
Aquel que reina por todos los siglos. Amén.

Coronilla de San José


 Señal de la Cruz
Invocación al Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo, envía tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones
espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le
faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida
en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus Siete Dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al
esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
Amén.
Credo
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su
único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de
Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto, y
sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y a muertos.
Creo en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón
de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
Rezamos:
 1 Padre Nuestro
 3 Ave María
 Gloria al Padre

1° Misterio: El anuncio del Ángel, de que lo concebido en María es obra del Espíritu
Santo
El Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar
contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un
hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»
2° Misterio: La búsqueda de posada en Belén
María se quedó tranquila mientras José buscaba inútilmente alojamiento entre las
primeras casas. Había muchos extranjeros y se veían numerosas personas yendo de un
lado a otro. José volvió junto a María, diciéndole que no era posible encontrar
alojamiento. Cuando llegaron a la entrada de otra calle, José iba de casa en casa; pero no
encontró ninguna donde quisieran recibirlos. Volvió lleno de tristeza al lado de María. Esto
se repitió varias veces.
3° Misterio: El nacimiento del Niño Jesús en Belén
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y
dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque
no tenían sitio en el alojamiento. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían
al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del
Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo:
«No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha
nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor"
4° Misterio: La presentación del Niño Jesús en el templo ofreciendo un par de tórtolas o
dos palomas
Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron
a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo
varón primogénito será consagrado al Señor.
5° Misterio: La huida a Egipto con Jesús y con María
El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño
y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar
al niño para matarle.» Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a
Egipto.
6° Misterio: El regreso de la Sagrada familia a Nazaret
Muerto Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel;
pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» Él se levantó, tomó consigo al niño
y a su madre, y entró en tierra de Israel.
7° Misterio: La pérdida y hallazgo del Niño Jesús en el templo
Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse,
pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero
creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los
parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y
sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los
maestros, escuchándolos y preguntándoles; su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has
hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: «Y
¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»"
8° Misterio: La gloriosa muerte de San José en brazos de Jesús y María
Cuando José murió, estaba María sentada a la cabecera de la cama y le tenía en brazos,
mientras Jesús estaba junto a su pecho. Vi el aposento lleno de resplandor y de ángeles.
José, cruzadas las manos en el pecho, fue envuelto en lienzos blancos, colocado en un
cajón estrecho y depositado en la hermosa caverna sepulcral que un buen hombre le había
regalado. Hubo José de morir antes que Jesús pues no hubiera podido sufrir la crucifixión
del Señor.
Repetir 7 veces en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José:
G: San José, custodio y protector de los corazones unidos y traspasados de Jesús y María.
R: Inflama mi corazón para que en él solo reine, mi Dios, Jesús, como reinó en tu Santo
Corazón.
Al final de cada misterio:
G: Jesús, José y María,
R: les doy el corazón y el alma mía.
Al finalizar todo el rosario, repetir 3 veces:
G: San José, modelo y Patrono de los amantes del Sagrado Corazón de Jesús.
R: Ruega por nosotros.
Oraciones finales:
San José, que tu poder se extienda sobre todas nuestras necesidades, tú puedes hacer
posible lo que parece imposible, protege con tu paternal amor nuestras familias e
intereses, Amén.
San José, padre adoptivo de nuestro señor Jesucristo y verdadero esposo de la Virgen
María, ruega por nosotros y por los agonizantes de este dia. Amén
San José, Varón prudente y justo, intercede por nosotros ante el Santo de los Santos, Amen.
Acordaos
¡Acuérdate! ¡Oh castísimo esposo de la Virgen María y dulce protector mío, San José, ¡que
jamás se ha oído decir que ninguno de los que han invocado tu protección e implorado tu
auxilio haya quedado sin consuelo!
Animado con esta confianza, vengo a tu presencia y me encomiendo fervorosamente a tu
bondad. No desatiendas mis súplicas, oh padre adoptivo del Redentor, antes bien acógelas
propicio y dígnate socorrerme con piedad. Amén.

Letanías de San José


Señor, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial
Ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo
Ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo
Ten piedad de nosotros
Santa Trinidad, un solo Dios
Ten piedad de nosotros
Santa María, ruega por nosotros
San José, ruega por nosotros
Insigne descendiente de David,
Luz de los Patriarcas,
Esposo de la Madre de Dios,
Custodio del Redentor,
Casto guardián de la Virgen,
Padre nutricio del Hijo de Dios,
Celoso defensor de Cristo,
Siervo de Cristo,
Ministro de la Salvación,
Jefe de la Sagrada Familia,
José justísimo,
José castísimo,
José prudentísimo,
José fortísimo,
José obedientísimo,
José fidelísimo,
Espejo de paciencia,
Amante de la pobreza,
Modelo de obreros y artesanos,
Gloria de la vida doméstica,
Custodio de las Vírgenes,
Amparo de las familias,
Apoyo en la dificultad,
Consuelo de los atribulados,
Esperanza de los enfermos,
Protector de los exiliados,
Protector de los afligidos,
Protector de los pobres,
Patrono de los moribundos,
Terror de los demonios,
Protector de la Santa Iglesia,
Padre de nuestra familia,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo
Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo
Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo
Ten misericordia de nosotros
Le nombró administrador de su casa
R. Y Príncipe de toda su posesión.
G. San José, protector nuestro
R. Ruega por nosotros
Amén
Oremos: Oh Dios, que en tu amorosa providencia elegiste a San José para ser esposo de tu
santísima Madre, concédenos la gracia de tener como nuestro intercesor en el cielo a
aquél que veneramos en la tierra como nuestro protector. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén.

Oración a San José conocida por no fallar nunca


Oh san José, cuya protección es tan grande, tan fuerte y tan inmediata ante el trono de
Dios, a ti confío todas mis intenciones y deseos.
Ayúdame, san José, con tu poderosa intercesión, a obtener todas las bendiciones
espirituales por intercesión de tu Hijo adoptivo, Jesucristo Nuestro Señor, de modo que, al
confiarme, aquí en la tierra, a tu poder celestial, Te tribute mi agradecimiento y homenaje.
Oh san José, yo nunca me canso de contemplarte con Jesús adormecido en tus brazos. No
me atrevo a acercarme cuando Él descansa junto a tu corazón. Abrázale en mi
nombre, besa por mí su delicado rostro y pídele que me devuelva ese beso cuando yo
exhale mi último suspiro.
¡San José, patrono de las almas que parten, ruega por mí! Amén.
Coraza de San Patricio versión corta
Cristo conmigo,
Cristo ante mí,
Cristo tras de mí,
Cristo en mí,
Cristo bajo mí,
Cristo sobre mí,
Cristo a mi derecha,
Cristo a mi izquierda,
Cristo cuando me acuesto,
Cristo cuando me siento,
Cristo cuando me levanto,
Cristo en el corazón de todo hombre
que piensa en mí,
Cristo en la boca de todo hombre
que hable de mí,
Cristo en todo ojo que me ve,
Cristo en todo oído que me escucha. Amén

Coraza de San Patricio versión larga


Me levanto hoy
Por medio de poderosa fuerza,
la invocación de la Trinidad,
Por medio de creer en sus Tres Personas,
Por medio de confesar la Unidad,
Del Creador de la Creación.
Me levanto hoy
Por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo,
Por medio de la fuerza de Su crucifixión y su sepulcro,
Por medio de la fuerza de Su resurrección y ascensión,
Por medio de la fuerza de Su descenso para juzgar el mal.
Me levanto hoy
Por medio de la fuerza del amor de Querubines,
En obediencia de Ángeles, En servicio de Arcángeles,
En la esperanza que la resurrección encuentra recompensa,
En oraciones de Patriarcas, En palabras de Profetas,
En prédicas de Apóstoles, En inocencia de Santas Vírgenes,
En obras de hombres de bien.
Me levanto hoy
Por medio del poder del cielo:
Luz del sol,
Esplendor del fuego,
Rapidez del rayo,
Ligereza del viento,
Profundidad de los mares,
Estabilidad de la tierra,
Firmeza de la roca.
Me levanto hoy
Por medio de la fuerza de Dios que me conduce:
Poder de Dios que me sostiene,
Sabiduría de Dios que me guía,
Mirada de Dios que me vigila,
Oído de Dios que me escucha,
Palabra de Dios que habla por mí,
Mano de Dios que me guarda,
Sendero de Dios tendido frente a mí,
Escudo de Dios que me protege,
Legiones de Dios para salvarme
De trampas del demonio,
De tentaciones de vicios,
De cualquiera que me desee mal,
Lejanos y cercanos,
Solos o en multitud.
Yo invoco este día todos estos poderes entre mí y el malvado,
Contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma,
Contra conjuros de falsos profetas,
Contra las negras leyes de los paganos,
Contra las falsas leyes de los herejes,
Contra obras y fetiches de idolatría,
Contra encantamientos de brujas, forjas y hechiceros,
Contra cualquier conocimiento corruptor de cuerpo y alma.
Cristo escúdame hoy
Contra filtros y venenos, Contra quemaduras,
Contra sofocación, Contra heridas,
De tal forma que pueda recibir recompensa en abundancia.
Cristo conmigo,
Cristo frente a mí,
Cristo tras de mí,
Cristo en mí, Cristo a mi diestra,
Cristo a mi siniestra,
Cristo al descansar,
Cristo al levantar,
Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí,
Cristo en la boca de todos los que hablen de mí,
Cristo en cada ojo que me mira,
Cristo en cada oído que me escucha.
Me levanto hoy
Por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad,
Por medio de creer en sus Tres Personas,
Por medio de confesar la Unidad,
Del Creador de la Creación. Amén

Oración ofrecimiento de vida


Mi amable Jesús, delante de las Personas de la Santísima Trinidad, delante de Nuestra
Madre del Cielo y toda la Corte celestial, ofrezco, según las intenciones de tu Corazón
Eucarístico y las del Inmaculado Corazón de María Santísima, toda mi vida, todas mis
santas Misas, Comuniones, buenas obras, sacrificios y sufrimientos, uniéndolos a los
méritos de tu Santísima Sangre y tu muerte de cruz: para adorar a la Gloriosa Santísima
Trinidad, para ofrecerle reparación por nuestras ofensas, por la unión de nuestra santa
Madre Iglesia, por nuestros sacerdotes, por las buenas vocaciones sacerdotales y por
todas las almas hasta el fin del mundo.
Recibe, Jesús mío, mi ofrecimiento de vida y concédeme gracia para perseverar en él
fielmente hasta el fin de mi vida. Amén.

Jaculatorias de arrepentimiento
Jesús mío, ¡Te amo sobre todas las cosas!
Por amor a Ti, me arrepiento de todos mis pecados.
Me duelen también los pecados de todo el mundo.
¡Oh Amor misericordioso!, en unión con nuestra Madre Santísima y con su Corazón
Inmaculado, Te suplico a Ti perdón de mis pecados y de todos los pecados de los hombres,
mis hermanos, ¡hasta el fin del mundo!
¡Mi amable Jesús!, en unión a los méritos de tus Sagradas Llagas, ofrezco mi vida al Eterno
Padre, según las intenciones de la Virgen Santísima Dolorosa.
¡Virgen María, Reina del Universo, Intercesora de la Humanidad y esperanza nuestra, ruega
por nosotros!

Jaculatorias varias
-Sagrado Corazón de Jesús en Voz Confío
-Jesús en Tí Confío
-Inmaculado Corazón de María se la salvación del alma mía
-Inmaculado Corazón de María ruega por nosotros que recurrimos a tí
-Inmaculado Corazón de María ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte
-Jesús, José, y María les doy mi corazón, y el alma mía
-Mi Dios, y mi Todo
-Paz y Bien
-Yo creo, te adoro, te espero, y te amo, te pido perdón por aquellos que no creen en Tí, no
te esperan, no te Adoran, y no te Aman.
-María Madre de Gracia, y Madre de Misericordia en la vida y en la muerte ampáranos
Madre Nuestra
- Oh Jesús mío perdona nuestros pecados libranos del fuego del infierno, lleva todas las
almas al Cielo y socorre especialmente a las más necesitadas de Tú Infinita Misericordia.

Bajo tu amparo
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.
Para pedir el Amor de Cristo
“No espere alcanzar misericordia de Dios quien ofenda a su Madre bendita”.
Para alcanzar de tu misericordia, una verdadera devoción hacia tu Santísima Madre y
difundir esta devoción por toda la tierra, concédeme amarte ardientemente y acepta para
ello la súplica inflamada que te dirijo con San Agustín y tus verdaderos amigos:
“Tú eres, Oh Cristo, mi Padre Santo, mi Dios Misericordioso, mi Rey Poderoso, mi Buen
Pastor, mi Único Maestro, mi Mejor Ayuda, mi Amado Hermosísimo, mi Pan Vivo, mi
Sacerdote por la Eternidad, mi Guía hacia la Patria, mi Luz Verdadera, mi Dulzura Santa, mi
Camino Recto, mi Sabiduría Preclara, mi Humilde Simplicidad, mi Concordia Pacífica, mi
Protección Total, mi Rica Heredad, mi Salvación Eterna…
¡Cristo Jesús, Señor amabilísimo! ¿Por qué habré deseado durante la vida algo fuera de ti,
mi Jesús y mi Dios? ¿Dónde me hallaba cuando no pensaba en ti?
Anhelos todos de mi corazón, inflámense y desbórdense desde ahora hacia el Señor Jesús;
corran, que mucho se han retrasado, apresúrense hacia la meta, busquen a quien buscan.
¡Oh Jesús! ¡Anatema quien no te ame! ¡Rebose de amargura quien no te quiera!
¡Dulce Jesús, que todo buen corazón dispuesto a la alabanza, te ame, se deleite en ti, se
admire ante ti! ¡Dios de mi corazón! ¡Herencia mía, Cristo Jesús! ¡Desfallezca el latir de mi
corazón! Vive, Señor, en mí; enciéndase en mi pecho la viva llama de tu amor, acrézcase en
incendio; arda siempre en el altar de mi corazón, queme en mis entrañas, incendie lo
íntimo de mi alma, y que en el día de mi muerte comparezca yo del todo perfecto en tu
presencia. Amén”.
Oración de confianza

Acepta, querida Madre y Reina mía, toda mi persona y cuanto con la gracia de tu querido
Hijo he podido hacer de bueno.
Yo mismo no soy capaz de conservarlo dada mi debilidad e inconstancia, ¡y la forma en
que me combaten continuamente mis enemigos espirituales!
Veo todos los días caer por tierra los cedros del Líbano, y convertirse en aves nocturnas las
águilas que volaban en torno al sol.
Mil justos caen a mi izquierda; diez mil a mi derecha… (Sal. 91, 7). Más yo confío en ti mi
poderosa y más que poderosa Madre:
Tenme que no caiga; conserva mis bienes, que no me saqueen; protege en mí la vida
divina.
¡Defiende a quien a ti se ha consagrado! Yo te conozco bien y en ti confío: eres la Virgen
fiel a Dios y a los hombres, que no dejas perder nada de cuanto a ti se confía; eres la
Virgen Poderosa: nadie podrá hacerte daño ni perjudicar tampoco a los que tú amas.
Amén.
Oración a Jesucristo
Gracias, Señor Jesucristo, por haberme concedido la gracia de consagrarme a María.
Ella será mi socorro, que, levantándome de mi propia miseria, me introducirá más y más
profundamente en tu amistad.
Ay, Señor, débil como soy, sin Ella ya hubiera naufragado en mis pecados. ¡Sí, María me
hace falta ante ti y en todas partes!
Con Ella, en cambio me libraré del pecado y de sus consecuencias y podré acercarme a ti,
dialogar contigo y agradarte en todo; aceptar radicalmente tu Evangelio, salvarme e
irradiar tu amor y salvación a mis hermanos.
¡Cómo quisiera, oh Jesús, publicar ante todas las criaturas tu gran misericordia a favor
mío! Y hacer que todo el mundo conozca, que, a no ser por María, hace tiempo estaría yo
condenado ¡y agradecerte dignamente este favor!
¡María está conmigo! ¡Qué tesoro tan precioso! ¡Qué alegría tan inmensa!
Pero Señor, amor con amor se paga: qué ingratitud la mía si no me consagrara a Ella
totalmente.
Salvador mío amadísimo: antes morir que vivir sin Ella mil y mil veces como, Juan ante la
Cruz (Jn 19, 27) he aceptado a María como tu don más precioso, y ¡cuántas veces me he
consagrado a Ella, aunque todavía con tanta imperfección!
Por ello quiero ahora, con la madurez y disponibilidad que esperas de mí, consagrarme a
Ella nuevamente.
Arranca de mi ser cuanto no pertenezca a tan augusta Reina: pues, si no es digno de Ella,
tampoco es digno de ti.

Oración al Espíritu Santo


Oh Espíritu Santo, ayúdame a cumplir mi compromiso, concédeme todas las gracias; planta
y cultiva en mí el árbol de la vida verdadera que es la amabilísima María para que crezca y
dé flores y frutos abundantes.
Oh Espíritu Santo, concédeme amar y venerar a María tu esposa fidelísima, apoyarme en
su amparo maternal y recurrir a Ella confiadamente en toda circunstancia. Forma con Ella
en mí a Jesucristo hasta la plena madurez espiritual (cf. Ef. 4,13). Amén.
Oración a María Santísima
¡Oh María, Hija predilecta del Padre, Madre admirable del Hijo, ¡Esposa fidelísima del
Espíritu Santo!
Tú eres mi Madre espiritual, mi admirable maestra y soberana, mi gozo, mi corona, mi
corazón y mi alma.
Tú eres toda mía por bondad del Señor y yo te pertenezco por justicia.
Más, aún no soy tuyo cuanto debo: por ello, hoy me consagro a ti en disponibilidad plena y
eterna, comprometiéndome a arrancar de mí cuanto desagrade a mi Dios y a plantar,
levantar y producir todo lo que tú quieras.
Que la luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu, que tu humildad profunda sustituya a
mi orgullo, que tu contemplación contenga a mi alocada fantasía, que tu visión no
interrumpida de Dios llene con su presencia mi memoria, que el fuego de tu ardiente
caridad incendie la tibieza y frialdad de mi pecho, que mis pecados cedan el paso a tus
virtudes y el fulgor de tu gracia me acompañe al encuentro con Dios.
Madre mía amadísima, alcánzame la gracia de no tener más espíritu que el tuyo para
conocer a Jesús y su Evangelio; más alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; más
corazón que el tuyo para amar a Dios como tú lo amas.
No te pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni consuelos aún espirituales.
Para ti, el ver claro sin tinieblas ni dudas; para ti, el saborear el gozo pleno; para ti, el
triunfar junto a tu Hijo; para ti, el dominar cielos y tierra y humillar los poderes del
maligno; para ti, el difundir como tú quieras los dones del Altísimo.
Esta es tu mejor parte, que no te será nunca arrebatada y me llena de gozo el corazón.
Para mí solamente gozarme en tu alegría, seguirte en tu camino, creer confiado
solamente en Dios, sufrir con alegría cerca a Cristo, morir al egoísmo cada día, colaborar
contigo para salvar al mundo.
Te pido solamente poder decir tres veces Amén, en todos los momentos de mi vida:
Amén a cuanto hiciste en este mundo, Amén a cuanto hoy haces en el cielo, Amén a
cuanto ahora haces en mi alma, para que en ella Cristo sea glorificado en plenitud, en el
tiempo y en la eternidad.
Ven, Espíritu Creador
Ven, Espíritu Creador, nuestras almas visita y tu gracia infinita infunde al corazón.
Tú eres el abogado, don de Dios, viva fuente, fuego y amor ardiente y espiritual unción.
Fuente de siete Dones, mano de Dios abierta, del Padre rica oferta, hálito inspirador.
Infúndenos tu lumbre y con tu viva llama el corazón inflama, dale fuerza y vigor.
Aleja al enemigo danos paz y victoria, guíanos a la gloria, Divino defensor.
Obtennos conocerte, Espíritu Divino vivir en ti, Dios Trino, y disfrutar de tu Amor.
Amén.

Oh Santa María
Oh Santa María de mares estrella, Virgen de Dios Madre y del cielo puerta.
Retomando el Ave que Gabriel te diera, la paz corrobora cambia el nombre de Eva.
Al ciego ilumina y libra al cautivo, ahuyenta los males da bienes Divinos.
Haz ver que eres Madre, por ti nuestras preces reciban el que es tuyo y ser nuestro
quiere.
Bendita Señora la más dulce y buena: borrando el pecado, endulza las penas.
Danos vida santa y recto camino para que en el cielo veamos a tu Hijo.
Gloria al Padre Eterno, y Gloria a Jesucristo, y Gloria al Santo Espíritu y Gloria a los tres.
Amén.
Coronilla de alabanza a María

V/. Dígnate aceptar mis alabanzas, Virgen Santísima.


R/. Dame fuerzas contra tus enemigos.
1. Corona de excelencia
* Padrenuestro.
* Dios te salve, María.
Bienaventurada eres, Virgen María, que llevaste en tu seno al Señor y Creador del mundo:
engendraste al que te formó, permaneciendo siempre virgen.
V/. Regocíjate, Virgen María.
R/. ¡Regocíjate mil veces!
* Dios te salve, María.
Oh Virgen Santa e Inmaculada, no sé con qué alabanzas honrarte dignamente, porque
llevaste en tu seno al que no pueden contener los cielos.
V/. Regocíjate, Virgen María.
R/. ¡Regocíjate mil veces!
* Dios te salve, María.
Muy hermosa eres, oh María, no hay en ti mancha alguna.
V/. Regocíjate, Virgen María.
R/. ¡Regocíjate mil veces!
* Dios te salve, María.
Hay más virtudes en ti, Virgen María, que estrellas en el cielo.
V/. Regocíjate, Virgen María.
R/. ¡Regocíjate mil veces!
Gloria al Padre, y al Hijo...
2. Corona de Poder
* Padrenuestro.
* Dios te salve, María.
Gloria a ti, Reina del universo, condúcenos contigo a la felicidad del Cielo.
V/. Regocíjate, Virgen María.
R/. ¡Regocíjate mil veces!
* Dios te salve, María.
Gloria a ti, tesorera de las gracias del Señor: danos participar en los dones de Dios.
V/. Regocíjate, Virgen María.
R/. ¡Regocíjate mil veces!
* Dios te salve, María.
Gloria a ti, mediadora entre Dios y los hombres:
haz que sea más íntimo nuestro encuentro con Cristo.
V. Regocíjate, Virgen María.
R. ¡Regocíjate mil veces!
* Dios te salve, María.
Gloria a ti, Triunfadora sobre las fuerzas del mal:
sé nuestra piadosa guía por los senderos del Evangelio.
V. Regocíjate, Virgen María.
R. ¡Regocíjate mil veces!
Gloria al Padre, y al Hijo...
3. Corona de bondad
* Padrenuestro.
* Dios te salve, María.
Gloria a ti, Refugio de los pecadores: intercede por nosotros ante el Señor.
V. Regocíjate, Virgen María.
R. ¡Regocíjate mil veces!
* Dios te salve, María.
Gloria a ti, Madre de los hombres: enséñanos a vivir como hijos de Dios.
V. Regocíjate, Virgen María.
R. ¡Regocíjate mil veces!
* Dios te salve, María.
Gloria a ti, Alegría de los justos: condúcenos contigo a las alegrías del cielo.
V. Regocíjate, Virgen María.
R. ¡Regocíjate mil veces!
* Dios te salve, María.
Gloria a ti, prestísima ayuda nuestra en la vida y la muerte; llévanos contigo al reino de los
cielos.
V. Regocíjate, Virgen María.
R. ¡Regocíjate mil veces!
Gloria al Padre, y al Hijo...
Oremos:
Dios te salve, María, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa del Espíritu Santo,
Templo augusto de la Santísima Trinidad.
Dios te salve, María, Señora mía, mi tesoro, mi belleza, Reina de mi corazón, Madre, vida,
dulzura y esperanza mía queridísima, –más aún– mi corazón y mi alma.
Soy todo tuyo, Oh Virgen benditísima, y todo lo mío es tuyo.
More en mí tu alma para engrandecer al Señor, more en mí tu espíritu para regocijarme
en Dios.
Oh Virgen fidelísima, ponte como un sello sobre mi corazón, para que en ti y por ti
permanezca fiel al Señor.
Concédeme, por tu bondad, la gracia de contarme en el número de los que amas,
enseñas, diriges, nutres y proteges como a hijos.
Haz que despreciando por tu amor todos los consuelos terrenos, aspire continuamente a
los bienes celestiales, hasta que, por medio del Espíritu Santo, tu Esposo fidelísimo, y de ti,
Esposa suya fidelísima, sea formado en mí Jesucristo, tu Hijo, para gloria del Padre
celestial.
Amén.

Oraciones de la novena de la Capa Santa de San José


Se debe rezar por 30 días seguidos todas las oraciones.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Jesús, María y José, yo les doy mi corazón y mi alma.


(Recitar un Gloria 3 veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber
exaltado a San José a una posición de dignidad tan excepcional.)
Ofrecimiento
Oh Glorioso Patriarca San José, yo humildemente me postro ante ti. Ruego al Señor Jesús,
a tu Esposa Inmaculada, la Virgen María, y todos los Ángeles y los Santos en la Corte
Celestial, que me acompañen en esta devoción. Te ofrezco este Manto precioso, mientras
que prometo mis más sinceras fe y devoción. Me comprometo a hacer todo en mi poder
para honrarte a lo largo de mi vida para probar mi amor por ti.
Ayúdame, San José. Asísteme ahora y durante toda mi vida, pero especialmente en el
momento de mi muerte, como tu fuiste asistido por Jesús y María, para unirnos un día en
el Cielo y allí honrarte por toda la eternidad. Amén.
II
Oh Glorioso Patriarca San José, postrado, delante de ti y de tu Divino Hijo, Jesús, te
ofrezco, con sincera devoción, este precioso tesoro de la oración, siendo siempre
consciente de las numerosas virtudes que adornan tu sagrado ser. En ti, Oh Glorioso
Patriarca, se cumplió el sueño de tu precursor del primer José, que de por sí parece haber
sido enviado por Dios para preparar el camino para tu presencia en esta tierra. De hecho,
no sólo te ha rodeado con el esplendor luminoso de los rayos del Sol Divino, de Jesús, sino
que también tú fuiste espléndidamente reflejado en la brillante luz de la luna mística, la
Santísima Virgen María. Oh Glorioso Patriarca, si el ejemplo del anciano Jacob, quien fue
personalmente a felicitar a su hijo predilecto, que fue exaltado en el trono de Egipto, sirvió
para traer a todos sus descendientes allí, acaso no, deben el ejemplo de Jesús y María, que
te honran con su mayor respeto y confianza, servirme para llevarme a mi tu fiel devoto,
que me presente a ti con este Manto precioso en tu honor.
Concédeme, oh Gran San José, que Dios Todopoderoso pueda a su vez dirigir una mirada
benévola hacia mí. Pues el ancestral José no rechazó a sus hermanos culpables y crueles,
sino más bien los acepto con amor y protección y los salvó del hambre y la muerte, te lo
suplico, Oh Glorioso Patriarca, a través de tu intercesión, que el Señor nunca me abandone
en este exilio de valle de dolores. Haz que él siempre me nombre como uno de sus fieles
siervos que viven tranquilos y seguros, bajo el patrocinio de tu Manto Santo. Haz que yo
pueda vivir siempre dentro de la protección de este patrocinio, todos los días de mi vida y
sobre todo en el momento en que respire mi último aliento.
Oraciones
Yo te saludo oh Glorioso San José, tú que estás encargado de invaluables tesoros del Cielo
y la Tierra y eres el Padre adoptivo de Aquel que nutre a todas las criaturas del universo.
Tú eres, después de María, el Santo más digno de nuestro amor y devoción. Tú solo, por
encima de todos los Santos, has sido elegido para ese honor supremo de la crianza,
orientación, de proveer la alimentación e incluso abrazar al Mesías, a quien tantos Reyes y
Profetas habrían deseado mirar.
San José, salva mi alma y obtén para mí de la Divina Misericordia de Dios la petición que te
ruego humildemente _________. Y para las almas del Purgatorio, concédeles un gran alivio
en su dolor.
(Recitar un Gloria 3 veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado
de San José a una posición de dignidad tan excepcional.)
II
Oh poderoso San José, tú fuiste proclamado patrono de la Iglesia Universal, por lo tanto,
yo pido tu auxilio, por encima de todos los otros Santos, como el mayor protector de los
afligidos, y te ofrezco bendecir incontablemente tu generosísimo corazón, siempre
dispuesto a ayudar en cualquier necesidad.
A ti, oh Glorioso San José, vienen las viudas, los huérfanos, los abandonados, los afligidos,
los oprimidos. No hay dolor, angustia o agonía que no hayas consolado. Dígnate, te ruego,
utilizar en mi nombre los dones que Dios te ha dado, hasta que a mí también me concedas
la respuesta a mi petición y que las almas benditas del purgatorio, recen a San José por mí.
(Recitar un Gloria 3 veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado
de San José a una posición de dignidad tan excepcional.)
III
Innumerables son aquellos que te han rezado a ti antes que yo y han recibido consuelo y
paz, gracias y favores. Mi corazón, tan triste y doloroso, no puede encontrar reposo en
medio de esta prueba que me acosa. Oh Glorioso San José, tú sabes todas mis
necesidades, incluso antes de que las pronuncie en la oración. Tú sabes lo importante que
esta petición es para mí. Me postro ante ti mientras suspiro bajo el peso del problema que
se enfrenta a mí.
No hay corazón humano en el cual puedo confiar mi dolor, y aunque me encuentre a un
ser compasivo que estaría dispuesto a asistirme, todavía no podría ayudarme. Sólo tú
puedes ayudarme en mi dolor, San José, y te ruego escuches mi súplica.
Acaso No ha dejado Santa Teresa escrito en sus diálogos que el mundo debe siempre saber
"Todo lo que pidáis de San José, lo recibiréis."
Oh San José, consolador de los afligidos, ten piedad de mi tristeza y compadécete de las
pobres almas que ponen en ti tanta esperanza en sus oraciones.
(Recitar un Gloria 3 veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado
de San José a una posición de dignidad tan excepcional.)
IV
Oh Sublime Patriarca San José, a causa de tu perfecta obediencia a Dios, intercede por mí.
Por tu santa vida llena de gracia y de méritos, escucha mi oración.
Por tu nombre dulcísimo, ayúdeme.
Por tus lágrimas santísimas, confórtame.
Por tus siete dolores, intercede por mí.
Por tus siete alegrías, consuélame.
De todo mal del cuerpo y del alma, líbrame.
De todos los peligros y desastres, sálvame.
Ayúdame con tu poderosa intercesión y obtenme, por tu poder y misericordia, todo lo
necesario para mi salvación y en particular el favor que ahora te presento con gran
necesidad _________.
(Recitar un Gloria 3 veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado
de San José a una posición de dignidad tan excepcional.)
V
Oh Glorioso San José, son innumerables las gracias y favores que has obtenido para las
almas afligidas. Asistes a los Enfermos de cualquier naturaleza, ayudas a los oprimidos,
perseguidos, traicionados, privado de todo consuelo humano, incluso aquellos que
necesitan del pan de vida- ---- todos los que implora tu poderosa intercesión son
consolados en su aflicción.
Oh querido San José, no permita que yo sea el único de todos los que has apelado a ti, a
quien niegues esta petición que yo tan ardientemente te suplico. Demuéstrame incluso a
mí, tu bondad y generosidad, para que pueda gritar en acción de gracias, "¡Gloria eterna a
nuestro Santo Patriarca San José, mi gran protector en la Tierra y el defensor de las Almas
Santas en el Purgatorio!"
(Recitar un Gloria 3 veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado
de San José a una posición de dignidad tan excepcional.)
VI
Eterno Padre, que estás en el cielo, por los méritos de Jesús y María, te ruego me concedas
mi petición. En el nombre de Jesús y María, me postro ante tu presencia Divina y te ruego
que aceptes mi súplica llena de esperanzas para perseverar en la oración para que pueda
ser contado entre la multitud de aquellos que viven bajo el patrocinio de San José.
Extiende tu bendición sobre este precioso tesoro de las oraciones que ofrezco hoy a él
como prenda de mi devoción.
(Recitar un Gloria 3 veces a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber exaltado
de San José a una posición de dignidad tan excepcional.)
Suplicas en honor de la vida oculta de San José con Jesús y María
San José, ruega para que Jesús pueda entrar en mi alma y me santifique.
San José, ruega para que Jesús pueda entrar en mi corazón e inspirarme con la caridad.
San José, ruega para que Jesús pueda entrar en mi mente y me ilumine.
San José, ruega para que Jesús pueda guiar mi voluntad y la refuerce.
San José, ruega para que Jesús pueda dirigir mis pensamientos y purificarlos.
San José, ruega para que Jesús pueda guiar mis deseos y dirigirlos.
San José, ruega para que Jesús pueda mirar mis acciones y extienda sobre mis sus
bendiciones.
San José, ruega para que Jesús me inflame de amor por él.
San José, solicita de mi parte a Jesús la imitación de tus virtudes.
San José, pide de mi parte a Jesús un verdadero espíritu de humildad.
San José, pide de mi parte a Jesús mansedumbre de corazón.
San José, pide de mi parte a Jesús la paz del alma.
San José, pide de mi parte a Jesús el santo temor del Señor.
San José, pide de mi parte a Jesús un deseo de perfección.
San José, pide de mi parte a Jesús una dulzura de corazón.
San José, pide de mi parte a Jesús un corazón puro y caritativo.
San José, pide de mi parte a Jesús la sabiduría de la fe.
San José, pide de mi parte a Jesús su bendición en la perseverancia de mis buenas obras.
San José, pide de mi parte a Jesús la fuerza para llevar mis cruces.
San José, pide de mi parte a Jesús el desprecio por los bienes materiales de este mundo.
San José, pide de mi parte a Jesús la gracia de caminar siempre en el camino angosto hacia
el Cielo.
San José, pide de mi parte a Jesús la gracia de evitar toda ocasión de pecado.
San José, pide de mi parte a Jesús un deseo santo de la felicidad eterna.
San José, pide de mi parte a Jesús la gracia de la perseverancia final.
San José, no me abandones.
San José, ruega que mi corazón nunca deje de amarte y que mis labios nunca dejen jamás
de elogiarte.
San José, por el amor que le tienes a Jesús, haz que yo pueda aprender a amarlo.
San José, amablemente acéptame como tu fiel devoto.
San José, yo me entrego a ti, acepta mis ruegos y escucha mi oración.
San José, no me abandones en la hora de mi muerte.
Jesús, María y José, yo les doy mi corazón y mi alma.
(Recitar un Gloria 3 veces, a nuestro Padre Celestial en acción de gracias por haber
exaltado a San José a una posición de dignidad tan excepcional.)
Invocaciones a San José
Acuérdate, oh purísimo esposo de María y mi amadísimo guardián, San José, que jamás se
ha oído decir que alguno de los que han implorado tu protección y pedido tu ayuda, ha
sido dejado sin consuelo.
Animado con esta confianza, acudo a ti con todo el fervor de mi espíritu, me encomiendo
a ti. No desprecies mi súplica, oh Padre Adoptivo del Salvador, antes bien, dígnate recibirla
favorablemente y concedérmela. Amén.
II
Glorioso San José, esposo de la Santísima Virgen María y virginal padre de Jesús, guárdame
y vela por mí, llévame por el camino de la gracia santificante, presta atención a las
necesidades urgentes que ahora te pido que envuelvas dentro de los pliegues de tu manto
paternal. Aparta de mi los obstáculos y las dificultades que se encuentran en el camino de
mi oración y concede que la feliz respuesta a mi petición puede servir para la mayor gloria
de Dios y mi salvación eterna.
Como prenda de mi eterna gratitud, me comprometo a difundir la noticia de tu fama,
mientras que dar gracias al Señor por tener tanta bendición de tu poder y maravillas en el
Cielo y la Tierra

Oración final de la Capa Santa


Oh Glorioso Patriarca San José, tú que fuiste elegido por Dios por encima de todos los
hombres para ser la cabeza terrenal de la más santa de las familias, te ruego que me
acepten en los pliegues de tu manto sagrado, que llegues a ser el guardián y custodio de
mi alma.
A partir de este momento, yo te elijo como mi padre, mi protector, mi consejero, mi
Santo Patrón y te ruego que custodies mi cuerpo, mi alma, todo lo que soy, todo lo que
poseo, mi vida y mi muerte.
Mírame como uno de tus hijos; defiéndeme de la traición de mis enemigos, visibles o
invisible, ayúdame en todo momento en todas mis necesidades, consuélame en las
amarguras de mi vida, y especialmente a la hora de mi muerte. Di tan solo una palabra a
mí favor al Divino Redentor a quien tú fuiste considerado digno de sostenerlo en tus
brazos, y ser digno de la Santísima Virgen María, tu castísima esposa.
Pide para mí las bendiciones que me llevarán a la salvación. Inclúyeme dentro de los más
queridos por ti y yo te demostraré que soy digno de tu especial amparo. Amén.

Oración de Santa Gertrudis (1000 almas del purgatorio)


Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las
misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas animas del purgatorio
por todos los pecadores del mundo.
Por los pecadores en la iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi
familia. amen.
Comunión Espiritual
Creo, Jesús mío,
que estás real
y verdaderamente en el cielo
y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas
y deseo vivamente recibirte
dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo
ahora sacramentalmente,
venid al menos
espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya os hubiese recibido,
os abrazo y me uno del todo a Ti.
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Alma de Cristo de San Ignacio de Loyola


Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
Amén.

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