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JESÚS SANA A LA SUEGRA

DE PEDRO
“Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de este
postrada en cama, con fiebre. Y tocó su mano, y la
fiebre la dejó;
y ella se levantó, y les servía”.
(Mateo 8:14-15)
La ciencia médica moderna ha
logrado avances realmente
extraordinarios. Muchas
enfermedades que el día de hoy
tienen tratamientos sencillos
gracias a la ciencia médica
moderna, antes podían ser
mortales.
Luego de realizar Jesús una serie de
milagros de sanidad en la sinagoga, un
sábado, en la ciudad de Capernaúm
(Mat. 8:1-13), Jesús se dirige con sus
discípulos a la casa de Pedro.
Siempre que las puertas de los hogares
son abiertas para permitirle a Jesús
ingresar, algo extraordinario puede
pasar.
En los tiempos bíblicos
la fiebre se consideraba
una enfermedad y no un
síntoma ocasionado por
alguna otra enfermedad.
Probablemente la fiebre que
tenía esta dama fuera
ocasionada por alguna forma
de malaria, este tipo de
fiebres eran muy comunes en
las zonas ribereñas del lago de
mar de Galilea. (Luc. 4:38).
Es posible que en este mundo
de dolor la enfermedad haya
llegado a tu vida, o a la de
algún ser querido. Aun los
hijos fieles de Dios podemos
enfermarnos. (2 Rey. 13:14; 2
Rey. 20:1; Hch. 9:36-37; Gál.
4:13; 1 Tim. 5:23)
El Señor Jesús se
deleitaba en tocar a los
enfermos, como un acto
de cercanía y compasión
(Mr. 1:41) en muchos
otros casos más donde
su toque compasivo trajo
sanidad plena (Mar. 5:41;
6:5; 7:32, 33; 8:23–25).
Sabes ¿por qué? Porque,
aunque la palabra de Jesús
es ¡toda poderosa! y puede
aun resucitar a los muertos
(Jn. 11:43-44; Mar. 5:41-42),

A Jesús le gusta ese


contacto personal con el ser
humano.
El médico Lucas describe en
su evangelio algo que sin
duda debe haberle llamado
su atención. Menciona que
“inclinándose a ella,
reprendió a la fiebre, y la
fiebre le dejó” (Lc. 4:39).
Al igual que hizo con las tempestades, el
viento y el mar, reprendiéndoles y
mandándoles a callar (Lc. 8:24), Jesús
reprendió a la fiebre y la dejó al instante
(Mat. 8:15).

No hay nada que su toque maravilloso no


puedan hacer.
¿Sabes lo que hizo la suegra de Pedro tras el
milagro de sanidad de Cristo en su vida? Quedó
tan llena de vitalidad y energía que “al instante”
dio un brinco de la cama, y comenzó a servir a
Jesús
La actitud de esta extraordinaria mujer es la
actitud correcta. Esta es la manera en que
todo ser humano que ha recibido el toque
sanador de Jesús debe responder en gratitud
y reconocimiento a Jesús, comenzar a
servirle, servir a otros de todo corazón
El toque sanador de
Jesús y su maravillosa
gracia salvadora siempre
buscan atraer nuestros
corazones a él. Cada ser
humano tocado por Jesús
es transformado para una
vida de servicio.
Si tú le entregas hoy tu
vida y le abres la puerta
de tu hogar, como lo hizo
Pedro para traer las
necesidades de su familia
a sus pies, él puede hacer
maravillas hoy en tu vida
y en la de tu familia, ¿le
entregas hoy tu vida?
Amén.

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