Está en la página 1de 4

Ondas cerebrales: Delta, Theta, Alfa, Beta y Gamma

La sincronización de la actividad neuronal en el cerebro produce oscilaciones denominadas ondas


cerebrales. A continuación, las detallamos.

Existen 5 tipos de ondas cerebrales que trabajan casi como notas musicales.

Unas actúan a baja frecuencia, otras a una más elevada. Sin embargo, en conjunto son capaces de
conformar una sintonía armónica donde nuestros pensamientos, emociones y sensaciones pueden
alcanzar un equilibrio perfecto.
Quizás hayamos escuchado a alguien decir aquello de que “quiero entrenar mi onda cerebral
Alpha para sentirme más relajado y alcanzar una adecuada serenidad y paz personal”.
Aún más, últimamente se habla incluso de máquinas de biorretroalimentación, capaces de
estimular ciertas ondas para permitirnos alcanzar con ellas determinados estados de consciencia.
Bien, la verdad es que conviene ser prudentes con estos datos.
“El ojo absorbe… El cerebro produce formas…”
-Paul Cézanne-

En relación con nuestras ondas cerebrales, la clave del auténtico bienestar está en que cada una
de ellas trabaje de forma adecuada, dentro de su frecuencia y en un nivel óptimo. Aún más,
tampoco podemos pasar por alto que estos ritmos cerebrales no son estables, sino que cambian a
medida que crecemos, maduramos y envejecemos.
El objetivo, por tanto, no está en obsesionarnos con potenciar las ondas Beta para mejorar la
atención o las Gamma para alcanzar un supuesto estado místico o espiritual.

Lo cierto es que no hay un tipo de onda cerebral mejor que otra o una más especial frente a las
demás. Todas son importantes, porque todas ellas son el resultado de la actividad eléctrica de
nuestras neuronas y de cada uno de nuestros estados mentales.

¿Qué son las ondas cerebrales?


Las ondas cerebrales son los impulsos eléctricos sincronizados de una cadena de neuronas . No
todas las ondas son iguales, ya que se distinguen en cuanto a velocidad o frecuencia, de ahí que
reciban diferentes nombres.
Las ondas cerebrales se miden mediante un electroencefalograma, que consiste en colocar
receptores de la actividad eléctrica en el cuero cabelludo. Todos los tipos de ondas cerebrales se
miden en hercios (Hz).
Las ondas cerebrales son el reflejo de la función del sistema nervioso central en ese momento.
Los distintos tipos de ondas cerebrales
Todos sabemos que el cerebro es un órgano electroquímico; de hecho, los neurólogos nos explican
que si todas nuestras células nerviosas se activaran al mismo tiempo podríamos obtener energía
suficiente para encender una bombilla.
A su vez, toda esa actividad eléctrica es la responsable de los distintos tipos de ondas cerebrales,
una suerte de proceso complejo, fascinante y perfecto. En este proceso, cada actividad, cada
estado mental y pensamiento se corresponde con un tipo de onda cerebral.
Por otro lado, es relevante matizar que, a lo largo del día, nuestro cerebro mantiene activos los 5
tipos de ondas cerebrales. Dependiendo de lo que hagamos en cada momento, serán unas ondas
las que mostrarán mayor actividad en determinadas áreas de nuestro cerebro y otras trabajarán
con menor intensidad en otras zonas, pero ninguna de ellas estará, por así decirlo,
“desconectada”.
Por ejemplo, puede que en un instante del día nuestra onda Alpha tenga una actividad intensa en
el lóbulo frontal, lo cual hará que sintamos cierta ansiedad. Sin embargo, esta misma onda Alpha
en el área occipital, implicaría un estado óptimo de relajación. Veamos a continuación cuáles son
los diferentes tipos de ondas cerebrales y cómo se caracteriza su efecto.

1. Ondas delta (1 a 3 Hz)


Las ondas delta son las que tienen una mayor amplitud de onda y se relacionan con el sueño
profundo (pero sin sueños). Asimismo, es interesante saber que son muy habituales en los bebés
y en los niños más pequeños, de manera que a medida que nos hacemos mayores y envejecemos,
tendemos a producir menos ondas de este tipo.
Este tipo de onda se relaciona sobre todo con actividades corporales de las que no somos
conscientes, como la regulación del ritmo cardíaco o la digestión. Un nivel adecuado de ondas
delta favorece y cuida del sistema inmunitario, de nuestro descanso y de nuestra capacidad para
aprender.
Cuando en un electroencefalograma aparece esta onda en picos muy elevados, puede indicar
alguna lesión cerebral, problemas de aprendizaje o incluso ser un indicador de un TDAH severo.
Por el contrario, si aparece esta onda en picos bajos es indicativo de sueño deficiente o problemas
para activar y revitalizar el cuerpo y la mente.

2. Ondas theta (3,5 a 8 Hz)


El segundo de los tipos de ondas cerebrales va de los 3,5 a los 8 Hz y se relaciona sobre todo con
nuestras capacidades imaginativas, con la reflexión y el sueño. Como curiosidad, cabe decir que las
ondas theta suelen mostrar una elevada actividad cuando experimentamos emociones muy
profundas.
Un ejemplo sencillo en el cual podemos ser conscientes de en qué momento este tipo de onda
toma el control, es cuando terminamos de hacer un esfuerzo o una tarea que nos ha demandado
mucha energía. Justo en ese instante en que nos relajamos y dejamos “volar”
nuestra imaginación, las ondas theta adquieren mayor presencia en nuestro cerebro.
Otros datos ilustrativos son los siguientes: un pico elevado de ondas theta puede relacionarse con
algún trastorno depresivo o con falta de atención. Los picos bajos cursan con ansiedad, estrés y
baja autoconciencia emocional. Sin embargo, un nivel adecuado de ondas delta favorece la
creatividad, la conexión emocional e incluso nuestra intuición.
3. Ondas alfa (8 a 13 Hz)
Las alfas surgen en ese crepúsculo intermedio donde hay calma, pero no sueño, donde hay
relajación y un estado propicio para meditar. Lo podemos experimentar también cuando estamos
en el sofá viendo la tele o en la cama descansando, pero sin llegar a dormirnos.
De hecho, un nivel elevado de ondas alfa nos impediría poder centrar la atención o incluso
sentirnos con muy pocas fuerzas para realizar una tarea. Por el contrario, un nivel bajo cursa con
ansiedad, estrés e insomnio.
Como dato curioso, un estudio comprobó que el consumo de L-teatina (un aminoácido que está
presente en la hoja de té verde y en su infusión), eleva la generación de ondas alfa en las
regiones occipital y parietal; provocando así una sensación de relajación en las personas. Por
tanto, sugieren el consumo de este componente como nuevo tipo de ingrediente alimentario por
su efecto relajante.

4. Ondas beta (12 a 33 Hz)


Cuando se trata de las ondas beta, hablamos de estados muy interesantes, a la vez que
complejos. Estados que se relacionan con esas actividades cotidianas donde ponemos toda
nuestra atención, cuando nos mantenemos alerta y necesitamos a su vez estar pendientes de
múltiples estímulos.
Actividades tan comunes como conducir, realizar un examen, hacer una exposición, estar en una
reunión de trabajo presentando un proyecto, etc., son momentos de máxima activación. Sin
embargo, un exceso, una sobre activación neuronal, puede derivar en un estado de ansiedad o
estrés capaz de perjudicarnos.
Por otro lado, un nivel bajo de ondas beta, por su parte, nos conduciría a un estado demasiado
relajado, laxo o incluso depresivo. Un nivel óptimo de estas ondas nos ayuda a estar mucho más
receptivos, enfocados a mejorar incluso nuestra capacidad para resolver problemas.

La investigación en este ámbito sigue dando sus frutos. Un estudio publicado recientemente por
un equipo de neurocientíficos del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) ha
desvelado un gran descubrimiento acerca de las ondas beta.
En concreto, que cuando las personas ejecutamos tareas que requieren de la memoria de
trabajo, el cerebro usa esta clase de ondas de baja frecuencia para ir cambiando entre las
distintas partes de la información. Es decir, actúa como una compuerta reguladora que decide
cuándo se lee o se descarta la información almacenada brevemente en la memoria de trabajo, y
que nos permite poder pensar en otra cosa.
5. Ondas gamma (25 a 100 Hz)
Sabemos que al escuchar la palabra “gamma” nos viene de inmediato a la mente los famosos
rayos gamma, con su larga longitud de onda y su alta radiación electromagnética. Bien, en
realidad las ondas y los rayos gamma solo se parecen en un aspecto: su frecuencia
extremadamente rápida.
Cabe decir que los neurocientíficos están empezando a descubrir más datos sobre este tipo de
onda, pero hasta no hace mucho apenas se sabía demasiado. Es más, resulta muy difícil captarla
en los electroencefalogramas. Hablamos de un tipo de onda que se origina en el tálamo y se
mueve desde la parte posterior del cerebro hacia adelante y a una velocidad increíble.
Las ondas gamma se relacionan con tareas de alto procesamiento cognitivo. Tienen que ver con
nuestro estilo de aprendizaje, con la capacidad de asentar información nueva y también con
nuestros sentidos y percepciones.
Se sabe, por ejemplo, que las personas con problemas mentales o de aprendizaje tienden a tener
una actividad en la onda gamma menor que la media. Los estados de felicidad evidencian también
picos elevados en este tipo de onda.

La fase del sueño REM también suele caracterizarse por una alta actividad de este rango de
frecuencias.

Los diferentes tipos de ondas nos permite entender nuestros procesos mentales, nuestras
emociones, actividades y dinámicas generan un tipo de “energía” en nuestro cerebro. La clave,
por tanto, está en ser conscientes de ello, en aprender a relajarnos, en ser más receptivos,
intuitivos o en favorecer, por ejemplo, ese control emocional, donde nuestra ansiedad trabaja a
nuestro favor y nunca en nuestra contra.

También podría gustarte