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La Reconquista: construcción de

un mito identitario. Usos políticos y


discursivos de un concepto anacrónico

The Reconquista: the creation of an identity myth. Political and


discursive uses of an anachronistic concept

Andrea María Ordóñez Cuevas


Doctoranda de la Universidad Autónoma de Madrid

Resumen

En el siglo XIX se crea el concepto de Reconquista que se integra en la mentalidad


española. Durante las décadas siguientes se significa progresivamente con un conte-
nido político muy claro que permitía al nacionalismo centralizador y católico oponer la
idea de una España unitaria y predestinada desde sus orígenes frente a las tentativas
periféricas y los programas políticos federales. En los últimos años el panorama político
español ha recuperado gran parte de este discurso político para legitimar una nueva ola
de nacionalismo conservador. Sin embargo, la historiografía ha debatido y cuestionado
reiteradamente este concepto puesto que no se corresponde con la mentalidad medieval
ni aparece reflejado en las fuentes.

Palabras clave: Reconquista, Edad Media, historiografía, nacionalismo, restauratio.

Abstract

The notion of Reconquista began to enter the Spanish mentality in the 19th century. In the fo-
llowing decades, its growing political content allowed Spanish Catholic nationalism to counterpose
the idea of a Spain predestined from its origins to be unitary to peripheral attempts and federalism.
In recent years the Spanish political scene has recovered much of this political discourse to legi-
timize a new wave of conservative nationalism. However, historiography has repeatedly debated
and questioned the concept since it does not exist in medieval mentality nor is it reflected in the
sources.

Keywords: Reconquista, Middle Ages, historiography, nationalism, restauratio

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Dossier: Debates y mitos políticos y sociales de la Historia Medieval: el pasado presente

Introducción tionado en el ámbito historiográfico [4], el


concepto de Reconquista, aparece íntima-
Decía Julio Caro Baroja que «la mentira, mente ligado a la historia peninsular, como
poética y retóricamente hablando, resul- si de un dogma se tratase. Desde el currícu-
ta más justa que la verdad escueta y que, lum escolar hasta la prensa contemporánea
de acuerdo con lo indicado antes, inclu- se continúa haciendo referencia implícita
so parece más verosímil que la verdad, ya o explícita a un concepto que tradicional-
que mediante ella, los actos se redondean, mente se ha entendido como el proceso
los dichos se perfeccionan, las personas de expansión de la «España» cristiana en
importantes salen más airosas o mejor detrimento del mundo musulmán [5]. Poco
caracterizadas» [1]. El pasado ha sido, es y o nada ha preocupado a los grandes pro-
será una fuente de legitimación para mo- motores de este término, entre los que se
delos políticos e ideológicos de toda índole. encuentran algunos representantes de los
Más allá de la veracidad del conocimiento grupos políticos más reaccionarios, que las
histórico, de sus obvias limitaciones y de la fuentes medievales no hagan referencia al-
incapacidad del ser humano para acceder a guna a esa «reconquista», sino que, al inten-
esa «verdad», es el relato y sus protagonis- tar definir el proceso de expansión frente
tas quiénes —gracias a las instituciones y al mundo islámico lo más habitual sea en-
debido a sus intereses— perduran en la me- contrar los términos restauratio o salvatio,
moria colectiva construyendo una imagen cuya connotación está más cerca del provi-
del pasado que, imaginada [2], otorga cierta dencialismo que de la planificación militar
satisfacción a aquellos sectores que han y desde luego muy alejadas de una suerte
elaborado y difundido el relato. de identidad nacional o patriótica.
Discursos que en ocasiones han alcan- La mayor parte de los medievalistas con-
zado tanto éxito que se han transmitido al cuerda en afirmar que este enfrenamiento
conjunto social favoreciendo la creación de entre cristianos y musulmanes tuvo mucho
una identidad colectiva que descansa, entre más de oportunismo que de estrategia. En
otras cosas, sobre la creencia de que ese pa- aquellas ocasiones en las que el propósito
sado «común» es lo que define y garantiza del enfrentamiento se articuló siguiendo el
la existencia de la nación en sí misma. La argumentario religioso lo hizo en términos
Reconquista es uno de esos relatos exitosos de guerra santa, de cruzada o de restaura-
que por su actualidad y reiteración se man- tio [6]. El avance cristiano respondió funda-
tiene como debate vivo tanto en el mundo
4.– Un resumen extenso y documentado sobre el debate
académico como en el discurso político [3]. historiográfico existente, sus defensores y los distintos
A pesar de haber sido duramente cues- puntos de vista se puede encontrar en la obra de Francisco
García Fitz, La Reconquista, Granada, Editorial Universidad
1.– Julio Caro Baroja, El mito del carácter nacional. Medita- de Granada, 2010.
ciones a contrapelo. Madrid, Seminarios y Ediciones, (1970 5.– Ibid. p.11.
(1ª ed. 1968), p. 47.
6.– En relación con el desarrollo de la guerra santa en
2.– La idea de que los estados nación son construcciones la península ibérica destacan notablemente los trabajos
imaginarias al servicio de los poderes nacionales la del grupo de investigación dirigido por Carlos de Ayala
desarrolla Benedict Anderson, Comunidades imaginadas, Martínez que han publicado varias obras colaborativas al
Madrid, Fondo de Cultura Económica, 2006. respecto en los últimos años, entre las que cabe destacar
3.– Alejandro García Sanjuan, «La persistencia del discurso una de las más recientes, Carlos de Ayala Martínez,
nacionalcatólico sobre el medievo peninsular en la Santiago Palacios Ontalva, Patrick Henriet (dirs.), Orígenes
historiografía española actual», Historiografías: revista de y desarrollo de la guerra santa en la península ibérica,
historia y teoría, 12, (2016), pp.132-153. Madrid, Casa de Velázquez, 2016.

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La rendición de Granada, de Francisco Pradilla y Ortiz, 1882 (Fuente: Senado de España).

mentalmente a las necesidades —y opor- radigmático que a través de la propaganda


tunidades— que coyunturalmente fueron política se significa como acto fundacional
apareciendo en los márgenes de expansión del reino. Esta clase de mitos aparecen con
entre los diversos espacios. Así, en época gran asiduidad en la Edad Media y podemos
de debilidad islámica, especialmente tras la rastrearlos en la mayor parte de la Europa
descomposición del califato y la pérdida de occidental, baste pensar en ejemplos como
poder por parte de almohades y almorávi- el rey Arturo, Brian Boru o los taumatúrgi-
des, los reinos cristianos peninsulares fue- cos reyes de Francia.
ron capaces de ampliar significativamente En las siguientes páginas trataremos de
su territorio, mientras que en momentos de presentar brevemente los motivos por los
fortaleza islámica las fronteras retrocedie- cuáles el concepto de Reconquista ha resul-
ron significativamente en favor del bando tado tan útil en el paradigma político del
musulmán. siglo XX, cuáles son sus fundamentos y ba-
La justificación teórica y discursiva de ses y cómo se han utilizado para favorecer
estos enfrentamientos beberá de la tradi- el discurso político de lo que se ha venido
ción providencialista para poder legitimar a denominar «nacional-catolicismo [8]». Una
su expansionismo, convirtiendo el con-
flicto en un castigo divino. Permitiendo la analizado por Claude Lévi-Strauss, «Le temps du mythe»,
creación de lo que se ha venido a denomi- Annales, E.S.C. 26, (1971), concretamente en las pp. 534-535.
nar entre los investigadores un «mito de los 8.– En relación con el nacional-catolicismo y su
desarrollo en la España del siglo XX se puede consultar
orígenes [7]», un acontecimiento o hecho pa-
la obra de Jordi Muñoz Mendoza, La construcción política
de la identidad española: del nacional catolicismo al
7.– El concepto de mito de los orígenes viene definido y patriotismo democrático, Madrid, Centro de Investigaciones

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doctrina que se sirvió de algunos persona- bélica, política o electoral era necesaria
jes y hechos emblemáticos para justificar y para defender «nuestra frontera» frente a la
legitimar tanto el conflicto bélico como la alteridad [10]. Y qué mejor proceso histórico
«identidad española» entre los que destaca que una lucha secular frente a un enemigo
el ensalzamiento de figuras como Pelayo, el extranjero, invasor y herético para favore-
Cid o los Reyes Católicos y acontecimientos cer un discurso nacional, cristiano y liberal
como la batalla de Covadonga, las Navas de que se enfrenta a una profunda crisis eco-
Tolosa o la toma de Granada. Por último, in- nómica y estructural y que se ve obligado a
tentaremos plantear qué significado tenían reformularse teóricamente.
estos elementos en su contexto y cómo la El cuestionamiento de fondo no deriva
contemporaneidad ha forzado los límites tanto en la adecuación más o menos proble-
del relato historiográfico, mitificando o in- mática del concepto de Reconquista como
cluso falseando ciertos hechos con la inten- descriptor del periodo medieval, puesto
ción de favorecer un determinado programa que, aunque anacrónico, algunos sectores
ideológico que logra hacerse hegemónico a de la academia consideran adecuado para
través de las instituciones, el urbanismo, la resumir y concentrar el análisis de los en-
propaganda y la cultura popular. frentamientos bélicos entre cristianos y
musulmanes en la península ibérica [11].
Construir identidad a través del Si no que reside sobre los usos políticos e
lenguaje: el concepto de Reconquista ideológicos que han marcado el desarrollo
y significación del propio término [12].
El relato hegemónico sobre el que se Tal y como demuestra Martín Ríos Salo-
fundamenta el concepto de Reconquista se ma en numerosos artículos, el concepto de
lo debemos al esfuerzo consciente y conti-
10.– Eloy Benito Ruano, De la alteridad en la Historia,
nuado que hicieron los historiadores y polí-
Madrid, Real Academia de la Historia, 1988.
ticos decimonónicos cuando se plantearon
11.– Existen diversas posturas al respecto representadas
la necesidad de dotar de contenido al Esta- por investigadores como Derek Lomax, Thomas Deswarte
do-nación, partiendo de la construcción de o Abilio Barbero y Marcelo Vigil, cada línea interpretativa
una identidad común que debía fundamen- focaliza sobre un aspecto a destacar, aunque en su
mayoría exponen ciertas reticencias a poder interpretar
tarse sobre el pasado compartido [9].
todo el periodo de manera uniforme.
A partir de hechos significativos del pa-
12.– Sobre esta cuestión existe una amplísima bibliografía,
sado y de la mitificación de figuras recono- entre la que destaca la mayor parte de la producción
cibles se formaliza el discurso patriótico historiográfica de Martín Ríos Saloma, cuya tesis doctoral
cuyo objetivo era favorecer los intereses La Reconquista en la historiografía hispana: revisión y
deconstrucción de un mito identitario. (Siglos XVI-XIX)
de la burguesía liberal consolidados a tra-
era precisamente un análisis de los usos que se habían
vés del control de la opinión pública. Para dado a este concepto y que desde su publicación le ha
lograr la colaboración del pueblo debían permitido desarrollar una prolífica labor investigadora al
configurar una mentalidad común capaz de respecto incluyendo la publicación de dos monografías y
numerosos artículos (2005, 2007, 2008, 2011, 2017). Otros
transmitir la idea de que la participación
investigadores, especialmente entre aquellos dedicados
al estudio del mundo islámico en el medievo también
Sociológicas, 2012; y con una perspectiva historiográfica a han cuestionado duramente la tergiversación histórica
Stanley G. Payne, El primer franquismo, 1939-1959. Los años que se ha hecho del proceso para legitimar determinados
de la autarquía, Madrid, Temas de Hoy, 1999. programas políticos destaca el libro de Alejandro García
9.– Rafael Núñez Florencio, «La construcción de la Sanjuan, La conquista islámica de la península ibérica y la
identidad española: símbolos, mitos y tipos», La Albolafia: tergiversación del pasado: del catastrofismo al negacionismo,
Revista de Humanidades y Cultura, 5, (2005), pp. 171-190. Madrid, Marcial Pons, 2013.

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Reconquista, no aparece ligado a la histo- Partiendo de la construcción de una


ria medieval hasta finales del siglo XVIII y identidad fundamentada sobre la oposición
será durante la centuria siguiente cuando a una alteridad, la idea tradicional de un
las Historias Nacionales otorguen la carga «nosotros» que se enfrenta a un «ellos», se
ideológica y legitimista a este término. En- crea una relación de interdependencia en-
tre ellas destaca la Historia de España desde tre la religión y la localización geográfica;
los tiempos más remotos hasta nuestros días la nación y el catolicismo se convierten en
de Modesto Lafuente publicada en 1850, en pilares básicos de la identidad patriótica.
cuyo discurso preliminar el autor define la Una nación cuyo origen histórico reduce,
Reconquista como un «esfuerzo gigantesco» simplifica o elimina las diferencias y disen-
que permitió salvar la España cristiana de siones internas de los núcleos cristianos en
la «irrupción sarracena» [13]. Aprovechando favor de una lógica estatal y centralizada.
esta nueva significación del movimiento En esta lógica histórica y continuista la
expansivo cristiano incorporó nuevos deta- «invasión» islámica supone un paréntesis,
lles y reflexiones sobre los acontecimientos un obstáculo que debe ser superado para
medievales que no aparecían en las fuentes reforzar y fortalecer la identidad nacional.
anteriores como una teórica independencia La propia oposición conceptual entre
astur con respecto a los pobladores previos invasión islámica y (re)conquista cristiana
—romanos y godos— que permitía conver- se encuentra en el centro del eje de trans-
tir a Asturias en la cuna impertérrita de la misión de la Historia Nacional. La invasión
nación española [14]. entendida como una ocupación ilegítima
Menéndez Pelayo refuerza esta idea en del territorio peninsular atenta contra los
las décadas siguientes, resumiéndola de valores tradicionales y su legítimo gobier-
manera precisa en el epílogo de su Histo- no. La Reconquista, en cambio, se presen-
ria de los heterodoxos españoles en el que ta como una epopeya heroica de salvación
afirmaba «Si en la Edad Media nunca de- nacional, de defensa de los valores patrió-
jamos de considerarnos unos, fue por el ticos y de la cristiandad [16]. Dialécticamen-
sentimiento cristiano, la sola cosa que nos te la fuerza opositora entre ambos tér-
juntaba a pesar de aberraciones arciales, a minos es significativa y permite crear un
pesar de nuestras luchas civiles, a pesar de discurso nacional que —remontándose a la
los renegados y de los muladíes» [15]. Ligan- resistencia de Pelayo en las montañas as-
do en apenas una frase la identidad espa- turianas— configura una España unitaria,
ñola con el cristianismo, una identificación un destino predeterminado que termina
anterior, incluso, al sentimiento patriótico de configurarse en su máximo esplendor
y que se encuentra en la raíz misma del ser con el matrimonio de Isabel de Castilla y
español. Fernando II de Aragón como responsables
últimos de la culminación del proceso re-
13.– Modesto Lafuente, Historia general de España desde
los tiempos más remotos hasta nuestros días, Madrid, conquistador.
Imprenta de F. P. Mellado, 1850, p. IX. La correlación entre la conquista mi-
14.– Martín Ríos Saloma, «De la Restauración a la litar y la identidad cristiana se transmitió
Reconquista: la construcción de un mito nacional (Una siguiendo una lógica romántica y naciona-
revisión historiográfica. Siglos XVI-XIX)», En la España
medieval, 28, (2005), pp. 379-414. 16.– Eduardo Manzano Moreno, «La construcción histórica
15.– Marcelino Menéndez y Pelayo, Historia de los hetero- del pasado nacional», Juan S. Pérez Garzón, La gestión
doxos españoles, Madrid, Consejo Superior de Investigacio- de la memoria: la historia de España al servicio del poder,
nes Científicas, 1992 (1ª ed. 1880-1882), p. 1443. Barcelona, Crítica, 2000, pp. 34-62.

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lista hasta el siglo siguiente [17]. Amparada refuerza esta concepción nacional de un
por algunos de los grandes y reconocidos proceso que considera transcendental en la
académicos de la época se consolidó como conformación de la conciencia histórica de
un dogma historiográfico. Colaboraron la nación. Llegando a afirmar que la Recon-
activamente con esta concepción figuras quista fue «clave para la Historia de España»
como Ramón Menéndez Pidal cuya labor puesto que «Ninguna nación del viejo mun-
investigadora y producción historiográfica do ha llevado a cabo una aventura tan difí-
nos han permitido tener acceso a un sin- cil y tan monocorde, ninguna ha realizado
fín de fuentes recopiladas junto a su esposa durante tan dilatado plazo de tiempo una
María Goyri. empresa tan decisiva para forjar su propia
Menéndez Pidal consideraba que ni tan vida libre» [20].
siquiera la invasión y presencia islámica se- Esta formulación historiográfica sirvió
cular logró borrar de la memoria hispánica como fuente de inspiración al nacional -ca-
el sentimiento de pertenencia a una iden- tolicismo para construir toda una formula-
tidad común que se reflejaba en la unidad ción retórica en la que se asociaban algunos
nacional. De alguna manera la ocupación aspectos de este proceso con el enfrenta-
había servido para fortalecer la conciencia miento bélico y algunos de sus protagonis-
patriótica y aunar los esfuerzos de los rei- tas, en especial Pelayo y el Cid, con el líder
nos medievales para recuperar el «suelo pa- del movimiento.
trio». En sus escritos la Reconquista se fun- A pesar de las reticencias y el debate
damenta sobre cuatro grandes pilares: la existente en la academia [21], la noción de
conciencia patriótica, la unidad de España, Reconquista sigue presente en las institu-
la participación colectiva y popular y, por ciones, el debate político, la cultura popu-
último, la unión entre el proceso militar lar y los temarios escolares. Un concepto
de recuperación territorial y la defensa del probadamente manipulado con una pre-
cristianismo a través de un catolicismo mi- tensión nacionalista centralizadora cuyo
litante que defendiera los valores patrios [18]. objetivo último era dotar de significación
De una manera semejante actúa otro de política a la unidad de España. Una unidad
los grandes representantes de la academia que difícilmente podía sustentarse en un
española de inicios de siglo, Claudio Sán- contexto político complejo y conflictivo se
chez Albornoz, cuya prolífica producción sustenta entonces sobre la Historia.
historiográfica sigue siendo objeto de dis-
cusión entre los investigadores [19]. En la La exaltación nacional-católica y el
misma línea que la producción pidaliana nacionalismo centralizador: mitos,
cabe destacar su obra Los orígenes de la Na- símbolos y referentes medievales
ción Española. El Reino de Asturias en la que
El concepto decimonónico se populariza
17.– Martí Ríos Saloma, «Restauración y Reconquista y difunde de manera significativa gracias al
sinónimos en una época romántica y nacionalista (1850- esfuerzo simbólico y propagandístico del
1896)», Mèlanges de la Casa de Velazquez, 35 (2), (2005), Franquismo y del partido del régimen. A
pp. 243-263.
18.– Ramón Menéndez Pidal, Los españoles en la Historia, 20.– Claudio Sánchez Albornoz, España, un enigma histórico,
Espasa, Madrid (1991 [1947]), pp.172-176. Edhasa, Barcelona, 2000, (1ª ed. 1956), pp. 723- 726.
19.– Destaca especialmente su obra Orígenes de la 21.– Un debate que ya plantearon en 1965 Abilio Barbero
Nación Española. El Reino de Asturias, Instituto de Estudios y Marcelo Vigil Abilio, Sobre los orígenes sociales de la
Asturianos, Oviedo, 1972. Reconquista, Urgoiti Editores, Pamplona, 2012 (1ª ed. 1965).

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través de las instituciones políticas y educa- expansión cristiana en la península [23].


tivas se difunde toda una lógica discursiva Entre estos elementos simbólicos des-
que permite que el proceso de Reconquista se taca el aprovechamiento de acontecimien-
estudie, enseñe y transmita como un hecho tos y referentes medievales como fuente
homogéneo, continuo y premeditado según de inspiración patriótica. De los múltiples
el cual «España» habría surgido gracias a la ejemplos existentes cabe destacar de ma-
resistencia cristiana en Covadonga y se ha- nera significativa la mitificación del rela-
bría conformado definitoriamente durante to de Covadonga y la toma de Granada, así
los ocho siglos siguientes hasta culminar como el uso partidista y discursivo que se
gloriosamente un 2 de enero de 1492 [22]. hizo de figuras como Pelayo, el Cid o los Re-
Con un simple término se consiguen li- yes Católicos, entre otros.
gar dos realidades diversas: la «nación es- La Reconquista se convirtió en fuente
pañola» y el «catolicismo», la unión de am- de inspiración para las tropas sublevadas
bos aspectos conforma los pilares básicos y en alegoría del enfrentamiento entre los
del Estado contemporáneo, heredero de valores de la «verdadera» España frente a
un heroico proceso de liberación y unifica- la deriva republicana. Intelectuales como
ción frente a la opresión islámica. A par- Enrique Esperabé Arteaga, rector de la
tir de esta idea se desarrolla una intensa y Universidad de Salamanca, que publicó en
prolífica campaña de adoctrinamiento que 1939 una obra titulada La guerra de recon-
marca la agenda propagandística del fran- quista española que ha salvado a Europa del
quismo durante los años posteriores a la comunismo; o Enrique Herrera Oria, funda-
victoria militar. dor de la Asociación Católica Nacional de
Contando con la colaboración de una Propagandistas, que entre sus múltiples
purgada academia y con las instituciones obras de carácter didáctico-histórico escri-
bajo control el Franquismo —mediatizado a bió en 1943 una Historia de la Reconquista
través del partido del régimen— lleva a cabo de España contada a la juventud. Epopeya de
una profunda labor de apropiación simbóli- siete siglos. Estos son únicamente dos ejem-
ca que le permite controlar y utilizar el rela- plos de la extensa producción bibliográfica
to histórico como fundamento legitimador que durante el Franquismo tuvo como tema
del nacional-catolicismo. Con la intención central la Reconquista.
de rentabilizar la Historia el régimen glo- Esta apropiación mítica del pasado se
rificó y ensalzó algunos hechos históricos puede rastrear también en el ámbito urba-
que se consideraban relevantes en la cons- nístico. El gobierno franquista promovió la
trucción del espíritu nacional. Un discurso creación de monumentos de corte históri-
programático que será respaldado por los co en diferentes ciudades españolas con el
investigadores, silenciando e ignorando objetivo de reforzar el discurso identitario.
aquellas voces discordantes, como la de Ra- Entre ellas destaca el conjunto estatuario
fael Altamira, que planteaban una interpre- conocido como «El espíritu del Cid» cons-
tación mucho más compleja del proceso de truido en Burgos en el año 1955 por orden
de Francisco Franco para ensalzar la figura
de Rodrigo Díaz de Vivar como ejemplo y
22.– Juan Pablo Dalgalarrondo, «La invención de una referente para las nuevas generaciones al
nación. La Edad Media en la «nación» franquista (1936-
1939)», en XI Jornadas Interescuelas/Departamentos de
Historia. San Miguel de Tucumán, Universidad de Tucumán, 23.– Rafael Altamira y Crevea, Historia de España y de la
2007. civilización española, Barcelona, 1909, vol. I.

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Inauguración de la estatua del Cid, de Juan Cristobal Rodríguez de Quesada, en Burgos, con
presencia de Franco, 23 de julio de 1955 (Fuente: Archivo Municipal de Burgos).

que dedicó estas palabras en el discurso de es también resultado de las construcciones


inauguración: retóricas del siglo XIX con las que colaboró
Ramón Menéndez Pidal al dedicarle gran
«El Cid es el espíritu de España. Suele ser parte de su labor investigadora. Tal era su
en la estrechez y no en la opulencia cuan- compromiso con la figura cidiana que dedi-
do surgen estas grandes figuras […] Este ha có su luna de miel a recorrer la ruta del Cid.
sido el gran servicio de nuestra Cruzada, De este viaje y de su investigación posterior
la virtud de nuestro Movimiento: el haber nació en 1925 una de sus obras más recono-
despertado en las nuevas generaciones la cidas, La España del Cid [25]. En ella proyecta
conciencia de lo que fuimos, de lo que so- el enfrentamiento entre las dos identidades
mos y de lo que podemos ser» [24]. peninsulares, cristiana y musulmana, la vic-
toria del Cid en Valencia le convierte en el
Este discurso, además de encumbrar la representante máximo del espíritu nacio-
figura cidiana, que la historiografía ha des- nal. Rodrigo Díaz de Vivar, en palabras del
mitificado de manera reiterada, plantea la propio Menéndez Pidal «reafirmó la unidad
necesidad de utilizar la historia como re- hispánica, arrogándose la representación
curso retórico para crear identidad entre integral de ella para recobrarla tal como el
los sectores más jóvenes de la población. rey Rodrigo la perdió toda [26]».
Puesto que es en la conciencia de un pa- El personaje despertaba tanto interés
sado común y compartido donde reside la que incluso se planteó una adaptación ci-
proyección hacia un futuro glorioso. nematográfica que no llego a culminarse,
La imagen del Cid como héroe nacional
24.– Discurso de Francisco Franco el 24 de julio de 1955, 25.– Ramón Menéndez Pidal, La España del Cid, Madrid,
en la inauguración del Monumento al Cid Campeador en Espasa Calpe, 2 vols, 1929.
Burgos. 26.– Ibid. p. 636.

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quedando el proyecto en manos de Samuel tador y la construcción de la unidad nacio-


Bronston. El estudio americano eligió a nal. Un proyecto iniciado en las montañas
Charlton Heston como protagonista y la asturianas que finaliza gloriosamente con
producción contó con el asesoramiento del la toma de Granada por los Reyes Católicos
propio Menéndez Pidal y con el interés de dando comienzo a la época de mayor es-
Franco que se aseguró de que la cinta fuera plendor de la nación. En palabras de Falan-
rodada en España y de que el héroe fuera ge Española, Isabel y Fernando, mediante
tratado como merecía. A pesar de sus im- su matrimonio y conquistas habían alum-
precisiones históricas la película fue estre- brado el «imperio español, porque se dan
nada con bastante éxito en 1961. todas las características propias: estado
Otro de los grandes personajes encum- fuerte, poderío, autoridad, expansión terri-
brados por la propaganda franquista será la torial, cultura propia y fuerza vital para im-
figura de Pelayo, considerado por la histo- ponerla […]». Esta significación imperial y
riografía nacionalista como el primer mo- universalista servía como base para la difu-
narca «español». Tanto la españolidad de sión de la cultura española más allá de los
Pelayo como su categorización como rey límites temporales, ideológicos y físicos.
han sido rechazadas por la historiografía. Este imaginario imperialista se conso-
Al margen de estas consideraciones el ré- lida con la apropiación simbólica de cier-
gimen publicó una revista infantil titulada tos elementos asociados a los monarcas
Pelayos en la que se instaba a los niños a católicos [28]. Tanto el emblema del partido,
emular las hazañas de caudillo asturiano, compuesto por el yugo y las flechas, símbo-
identificado a su vez con Franco. Además, los personales de Isabel y Fernando, como
en 1964 se inaugura en Covadonga un mo- el escudo nacional, constituido a partir de
numento realizado por Eduardo Zaragoza, ciertos elementos que recuerdan a las ar-
en cuya base podemos leer una inscripción mas conjuntas de los Reyes Católicos es-
tomada del ciclo cronístico de Alfonso III tablecidas en 1475 tras la Concordia de
que reza: «Nuestra esperanza está en Cristo Segovia, son plasmaciones visuales de esa
que este pequeño monte será la salvación proyección unitaria que habría comenza-
de España». Este monumento fue elegido do a finales del siglo XV y que culminaría
en abril de 2019 por Santiago Abascal, líder con la victoria en la Guerra Civil. Entre las
de VOX, como sede de inicio de su campaña inclusiones ajenas al emblema medieval se
electoral [27]. Tanto la figura de Pelayo como encuentra el nuevo lema nacional «Una,
la Reconquista han sido una constante en grande y libre» que es quizás el elemento
los discursos de la formación política, aren- que más contradicciones supone con la po-
gándose en reiteradas ocasiones la misión lítica de unión dinástica llevada a cabo por
de culminarla. los monarcas, puesto que en ningún caso
Por último y quizás como ejemplo más pretendieron nunca una unión territorial
significativo encontramos la asociación en- o física de sus dominios, únicamente con-
tre la culminación del proceso reconquis- sagraron sus esfuerzos a garantizar su po-

27.–«Abascal apela al «simbolismo» de Pelayo 28.– Daniel Ortiz Pradas, «‘Tanto monta’ Apropiación de
en Covadonga», La Voz de Asturias, https://www. los símbolos e imagen de los Reyes Católicos durante el
lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2019/04/12/ franquismo», en Francisco J. Moreno Martín, El franquismo
abascal-apela-simbolismo-pelayo-covadon y la apropiación del pasado: el uso de la historia, la
ga/00031555083703799236199.htm 12 de abril 2019, arqueología y el arte para la legitimación de la dictadura,
(consultado: 2 de enero 2020). Madrid, Editorial Pablo Iglesias, 2017, pp. 253-269.

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Estatua de Pelayo de Eduardo Zaragoza, Covadonga, 1964. (Fuente: Wikipedia Commons).

derío compartido. Una unión dinástica que XV, pensado especialmente para reforzar la
Fernando estuvo más que dispuesto a rom- figura de Fernando en Castilla construyen-
per cuando a la muerte de Isabel contrajo do la conocida frase «tanto monta, monta
segundas nupcias con Germana de Foix con tanto, Isabel como Fernando», puesto que
el objetivo de dotar a Aragón de un here- Isabel no tenía ningún poder en la Corona
dero varón. De haber sido fructífero el ma- aragonesa a excepción de los que le corres-
trimonio del rey católico con la princesa pondían como esposa del monarca reinan-
navarra el destino de ambos reinos habría te. Sin embargo, la expresión se populari-
vuelto a separarse. Sin embargo, la propa- zó y terminó asociándose en el programa
ganda nacionalista tiende a omitir aquellos nacionalista con la unificación definitiva
detalles que suponen una ruptura con res- de España. Esta idea ha generado una con-
pecto al discurso nacional y unitario que se ciencia de unidad territorial tan poderosa
intenta transmitir. que numerosos políticos han afirmado rei-
Un tratamiento similar recibe el monu- teradamente que «España es una nación
mento «Tanto monta» dedicado a los Reyes de cinco siglos» en referencia a esa teórica
Católicos e inaugurado por el dictador en unificación territorial lograda por los Reyes
Valladolid en 1969 con motivo del V Cente- Católicos. A pesar de que desde la historio-
nario de su matrimonio. La máxima, tomada grafía es impensable hablar de «naciones»
del lema personal de Fernando de Aragón, entendidas en sentido contemporáneo an-
fue aprovechada políticamente por Elio tes del siglo XIX como queda demostrado
Antonio de Nebrija como parte del progra- en la obra de Benedict Anderson.
ma legitimador de los monarcas en el siglo Estos son sólo algunos ejemplos en los

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La Reconquista: construcción de un mito identitario. Usos... Andrea María Ordóñez Cuevas

que se puede observar un uso partidista del generación tras generación adecuándose a
relato historiográfico decimonónico creado las necesidades contextuales e ideológicas
y difundido como fuente de legitimación de de cada periodo.
los valores del régimen. Que sirvió, además, La producción cronística del medievo
como base para generar una conciencia de peninsular, aunque sostiene y reitera algu-
alteridad entre cristianos y musulmanes nos topos, es abundante y diversa, introdu-
que pudo extrapolarse al enfrentamiento ciendo aquellas modificaciones que consi-
entre el bando republicano y sublevado ge- dera necesarias, eliminando, sustituyendo
nerando una suerte de identificación mani- e incorporando diferentes versiones, pasa-
quea que se vio favorecida por las políticas jes y relatos de acuerdo con sus propósitos.
anti-comunistas y la difusión del denomi- Uno de estos grandes temas reiterados en
nado «terror rojo». la historiografía medieval tiene que ver con
De esta manera el régimen obtuvo un los orígenes del poder cristiano en la pe-
doble beneficio del discurso reconquista- nínsula. Nos referimos en concreto al relato
dor, por un lado la creación de una concien- de la Batalla de Covadonga que se configura
cia identitaria en la que el nacional-catoli- como un mito originario a través del cual
cismo, garante de los valores tradicionales, se legitima la monarquía astur-leonesa,
la religión y la patria lograba imponerse y un episodio que aparece también ligado
salir victorioso frente a la «anti-España»; al contexto navarro y portugués, mientras
por otro, establecer una serie de paralelis- que en el mundo aragonés y catalán el mito
mos históricos entre las principales figuras de los orígenes varia acercándose al mundo
del periodo medieval y el jefe del Estado franco y a la creación de la Marca Hispánica
además de convertir a estos personajes en en tiempos de Carlomagno.
referentes evocativos con los que identifi- No es casual que en un contexto de
carse, a los que aspirar. construcción de un nuevo poder político
fundamentado sobre la existencia de una
La restauratio medieval: génesis, nación unitaria se recurra al relato astur-
desarrollo y difusión de un mito leonés, obviando las realidades periféricas.
de los orígenes Este «castellanocentrismo» se reivindica ya
en la Edad Media, pero no se convierte en
El aprovechamiento de la Historia con un hecho hasta el siglo XVIII, cuando los
fines propagandísticos o legitimadores no Decretos de Nueva Planta impuestos por
es una innovación contemporánea. Tanto Felipe V hagan efectiva la centralización
en la Edad Media como en los periodos an- administrativa. No resulta extraño que en
teriores el relato histórico mitificado ser- los siglos XIX y XX ante un clima de inesta-
vía como fuente de legitimación del poder bilidad política en la que los nacionalismos
político y religioso. La creación de obras periféricos ganan importancia se recurra a
literarias al servicio de este fin puede ras- un relato castellano para reforzar las posi-
trearse hasta la génesis misma del conoci- ciones unitarias frente al federalismo.
miento histórico. Durante la Edad Media La batalla de Covadonga se magnifica en
se desarrolla y prolifera un género literario el discurso cronístico con claros objetivos
creado para este fin, la cronística. Las au- políticos. Sirviendo como fuente de legiti-
toridades políticas y religiosas se valieron mación de los monarcas del reino de León
de estas obras para difundir sus proyectos, a través de pilares como el providencialis-
que fueron transmitiéndose y copiándose

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Dossier: Debates y mitos políticos y sociales de la Historia Medieval: el pasado presente

mo, la victoria y la sangre [29]. Sin embargo, ninsular, especialmente en el reino de León
se trata de una construcción muy posterior y, posteriormente, en Castilla. La victoria
al acontecimiento histórico en sí mismo. militar, cuya magnitud también ha sido
Según las fuentes la batalla tuvo lugar en el cuestionada por los investigadores [30], sirve
722, sin embargo, las primeras referencias como aliciente para iniciar nuevas campa-
escritas por población cristianas sobre el ñas bélicas y se presenta como uno de los
proceso de conquista y ocupación islámica fundamentos del poder monárquico. La ca-
de la península ibérica se encuentran en la pacidad de conducir los ejércitos del reino
Crónica Mozárabe del 754 y en algunos tex- a la victoria militar será un argumento de
tos islámicos del mismo periodo. En ellas excepcional fuerza a la hora de fortalecer
apenas se mencionan los hechos de Cova- la posición del rey dentro del marco insti-
donga y cuando lo hacen se considera una tucional [31]. Los epítetos relacionados con
simple escaramuza sin importancia provo- esta militarización del poder político se
cada por un astur rebelde. Habrá que espe- sucederán durante todo el periodo, apare-
rar más de un siglo y medio para encontrar cerán reyes «conquistadores, magnos, ba-
referencias explícitas a este proceso enten- talladores», ensalzados por su capacidad
dido como una suerte de castigo divino por para combatir a los enemigos del reino, de
los pecados cometidos por los godos. manera particularmente significativa si se
El conocido como ciclo cronístico de Al- trata de musulmanes.
fonso III es la primera fuente que conoce- Para reforzar la magnificación retórica
mos en la que se presenta la batalla de Co- del relato se elaboró todo un argumenta-
vadonga como un mito de los orígenes. Este rio según el cual la victoria se debía a la
relato cumple un doble propósito, justificar intervención de Dios. Una perspectiva pro-
la creación del reino y reforzar la existencia videncialista que tendrá especial importan-
de una dinastía gobernante encabezada por cia para la legitimación de la monarquía,
Pelayo. De esta forma la figura de Alfonso puesto que los reyes pasan a presentarse
III aparece doblemente legitimada, por sus como «elegidos» de la divinidad para cum-
orígenes como descendiente del caudillo plir con una misión salvífica, casi mesiáni-
astur y como elegido de la divinidad para ca en ocasiones. Se trata de un argumento
completar el proceso de restauración y pur- excepcional y difícilmente cuestionable en
gar los pecados cometidos por los godos. un contexto altomedieval, ¿quién puede te-
Covadonga se convierte así en el núcleo ner mayores derechos que los elegidos por
de un relato que se transmite reiterada- Dios? Esta perspectiva aparece claramente
mente y sin apenas modificaciones durante en la Crónica Profética, en la que Alfonso
la mayor parte de la historia medieval pe- III se representa como el valedor divino
destinado a salvar a los cristianos del cas-
29.– En torno a la construcción discursiva de la batalla tigo recibido por los pecados de los godos.
de Covadonga como recurso legitimador del reino
de Asturias, véase Alexander, P. Bronisch, «Ideología y
realidad en la fuente principal para la historia del Reino 30.– Autores como Luis García Moreno, «Covadonga,
de Asturias: el relato de Covadonga», en Ignacio Ruiz de realidad y leyenda» Boletín de la RAH, 194, (1996), pp. 353-
la Peña, Cristianos y musulmanes en la península ibérica: La 380.
guerra, la frontera y la convivencia. XI Congreso de Estudios 31.– Sobre el desarrollo ideológico y político de las
Medievales, 2007, Madrid, Fundación Sánchez Albornoz, monarquías altomedievales destaca la obra de Carlos
2009. pp. 67-110; y Arsenio Dacosta Martínez, «Relato y Ayala Martínez, Sacerdocio y reino en la España Altomedieval:
discurso en los orígenes del reino asturleonés», Studia Iglesia y poder político en el Occidente peninsular, siglos VII-
Historica: Historia medieval, 22, (2004), pp. 153-168. XII, Sílex, Madrid, (2008).

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La Reconquista: construcción de un mito identitario. Usos... Andrea María Ordóñez Cuevas

El rey tendrá la misión de restaurar el rei- expansión del espacio astur-leonés [35]. El
no y salvarlo de la amenaza sarracena. La marco de actuación y redacción es inme-
intervención divina es determinante en el jorable para los intereses del monarca, no
enfrentamiento, y antes incluso de que los sorprende que se elija su figura como repre-
cristianos puedan iniciar la ofensiva Dios sentante profético de la culminación de esa
aniquila a sus enemigos [32]. Tanto las cifras, misión salvífica que acompañaba al reino
como el relato del enfrentamiento ofrecen desde su creación.
claras reminiscencias bíblicas, de manera Uno de los elementos que con más asi-
que puedan establecerse paralelismos en- duidad se ha utilizado en el contexto con-
tre el origen del reino astur y las grandes temporáneo es lo que Claudio Sánchez
batallas veterotestamentarias [33]. Albornoz describió como neogoticismo, un
Dentro de este enclave legitimista y pro- planteamiento que se encuentra en el cen-
videncialista destaca la figura de Alfonso tro de un profundo debate entre los me-
III, monarca bajo el cual se redactan las dievalistas. Según este planteamiento, los
crónicas, y que se presenta como el elegido reinos cristianos creados tras la conquista
para restaurar el reino de los godos: «[…] islámica serían herederos del reino de To-
dicen que se restaurará el reino de los go- ledo y su destino providencial sería restau-
dos por este príncipe nuestro [...] el glorio- rar este espacio político y salvar España.
so don Alfonso, reinará en tiempo próximo A partir de la elaboración neogoticista se
en toda España» [34]. Es la primera vez que desarrolla uno de los grandes topos de la
un texto peninsular utiliza el concepto de cronística peninsular: la pérdida de Espa-
restauratio para referirse al enfrenamiento ña. Un recurso literario creado para justi-
entre cristianos y musulmanes. Este térmi- ficar el enfrentamiento militar y la expan-
no está profundamente relacionado con la sión cristiana que se convierte en el gran
perspectiva providencialista a la que hacía- argumento del nacionalismo patriótico
mos referencia y se entiende perfectamente para construir la idea de que la Reconquista
si lo situamos en su contexto de redacción. había sido planeada y proyectada desde los
Alfonso III, tras superar ciertos problemas orígenes mismos de los núcleos cristianos
internos al comienzo de su reinado, logra con la conciencia de pertenencia a una co-
asumir una posición de autoridad, mientras munidad dispersa cuyo destino era reunirse
que, a finales de ese mismo periodo, el emi- de nuevo.
rato entra en crisis permitiendo una rápida Si bien es cierto que tanto el ciclo cro-
nístico de Alfonso III como otras obras
posteriores hacen referencia a esta salva-
32.– Michael Schulze Roberg, «La mitificación bíblica de ción de España [36], se utiliza únicamente
la historia: los árabes y la batalla de Covadonga en la como recurso retórico con la intención de
Crónica de Alfonso III», Clara E. Prieto Entrialgo, Arabes in
patria Asturiensium, Oviedo, Universidad de Oviedo, (2011), 35.– Para cuestiones sobre el periodo histórico consultar
p.39-51. José I. Ruiz de la Peña, El reino de León en la Alta Edad
33.–Esta cuestión ha sido estudiada por Francisco J. Media, vol. 3. La monarquía astur-leonesa de Pelayo a Alfonso
Zabalo Zabalegui, «El número de musulmanes que VI (718-1109), León, Centro de Estudios e Investigación
atacaron Covadonga: los precedentes bíblicos de unas «San Isidoro», 1995.
cifras simbólicas», Historia, Instituciones y Documentos, 31, 36.– El tema aparece en la cronística castellana de manera
(2004). pp. 715-728. reiterada desde el siglo IX hasta el XV, pero también en
34.– Juan Gil Fernández y José I. Ruíz de la Peña, Crónicas la cronística aragonesa, especialmente en las conocidas
asturianas: Crónica de Alfonso III, Crónica Albeldense, Ovie- como Grandes crónicas catalanas y en la portuguesa,
do, Universidad de Oviedo, (1985), p. 262. heredera de las formas y modelos de origen castellano.

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Dossier: Debates y mitos políticos y sociales de la Historia Medieval: el pasado presente

fortalecer un determinado programa mo- en la lógica altomedieval, un rey que no es


nárquico apropiándose del enfrentamiento capaz de liderar a sus tropas no puede go-
para imponerse sobre las demás realidades bernar [40]. Los personajes categorizados de
políticas [37]. manera semejante a Pelayo se encuentran
En este marco de construcción discursiva en diversos ejemplos internacionales como
la historicidad del relato se pierde en favor Brian Boru, arquetipo político de la monar-
de la relevancia simbólica. La victoria mili- quía irlandesa construido doscientos años
tar, aunque menor según las demás fuentes después de su muerte para legitimar a sus
del periodo, es un hito de gran importancia descendientes [41].
en la construcción ideológica del reino de En cuanto a su consideración como pri-
Asturias y se consolida como un referente mer rey de España, es prácticamente im-
identitario en la cronística durante los si- posible de rastrear en las fuentes. La do-
glos siguientes. Tanto es así que en el siglo cumentación regia previa a la redacción
XVI Ambrosio Morales incorpora al relato de las crónicas es escasa, pero en ningún
la idea de que los restos del propio Pelayo caso aparece acompañado de la nomencla-
descansan en Covadonga [38]. tura habitual en el mundo monárquico [42].
Para reforzar este planteamiento se cons- Lo más habitual es encontrar asociado a
truyen personajes antagónicos que personi- su nombre el cargo de prínceps, entendido
fican las dos posturas enfrentadas. Oppa, como primus inter pares, es decir, un elegido
representante del poder religioso, se somete por la comunidad para dirigirlos en tiem-
a la autoridad musulmana simbolizando la pos de dificultades. La primera referencia a
traición, mientras que Pelayo se presenta un rex en el periodo se encuentra en la obra
como un héroe salvador, capaz de enfrentar de Beato de Liébana asociada a Maurega-
a las tropas islámicas y salir victorioso. to [43]. Y la titulación no se hace permanen-
La creación de un personaje como Pe- te hasta bien entrado el siglo X durante el
layo, al margen de su historicidad, cumple reinado de Ordoño II. La consideración más
un cometido ideológico de importancia que aceptada para estos personajes es su aso-
permite vincular a la monarquía con el régi- ciación como caudillos militares, es decir,
men político anterior y reforzar la función con una función esencialmente bélica y no
militar de los monarcas. Pelayo es, primero monárquica [44].
y ante todo, un magister militum, un líder
40.– Sirva como ejemplo de la importancia del caudillaje
militar [39]. Una característica indispensable en el mundo altomedieval la retirada de los derechos
monárquicos de Sancho «el Craso» obligado a abandonar
el trono hasta ser capaz de dirigir a sus tropas en combate.
37.– Los orígenes del neogoticismo y su repercusión
se desarrollan y analizan en la obra de Adolfo Besca 41.–La obra se puede encontrar publicada por James
Marroquín, Orígenes hispano-godos del Reino de Asturias, Henthron Todd, J. Gogadh Gaedhel Re Gallaibh: The War of
Oviedo, Real Instituto de Estudios Asturianos, 2000. the Gaedhil with The Gaill, Londres, Rolls Series, Longmans,
1867.
38.– Ambrosio Morales, Corónica general de España que
continuaba Ambrosio de Morales, coronista del rey nuestro 42.– Susana Cabezas Fontanilla, Nicolás Ávila Seoane.
señor don Phelipe segundo de este nombre, Alcalá de «La intitulación en la documentación regia: de Pelayo
Henares, 1574. a Alfonso IV» en Alfonso García Leal, Ramón Gutiérrez
González, Clara E. Prieto Entrialgo, MC Aniversario de la
39.– Arsenio Dacosta Martínez, «Notas sobre las crónicas
muerte de Alfonso III y de la tripartición del territorio del
ovetenses del siglo IX: Pelayo y el sistema sucesorio en
Reino de Asturias, Oviedo, Trabe, 2010, pp. 263-312.
el caudillaje asturiano», Studia Histórica: Historia Medieval,
10, (1992), pp. 9-46; y «¡Pelayo vive! Un arquetipo político 43.– Obras completas de Beato de Liébana, Madrid, BAC,
en el horizonte ideológico del reino asturleonés» en 1195.
Espacio, tiempo y forma, ser. 3, 10, (1997), pp. 89-135. 44.–C. Ayala Martínez, Sacerdocio y reino... pp. 115-128.

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La Reconquista: construcción de un mito identitario. Usos... Andrea María Ordóñez Cuevas

La discusión sobre la figura de Pelayo El Cid responde a un modelo de cons-


ha sido una constante en la historiografía trucción discursiva semejante. La creación
medieval. Durante el primer franquismo y de su figura literaria tiene una escasa co-
con el apoyo de la obra de Claudio Sánchez rrespondencia con el personaje histórico.
Albornoz se mantuvo la idea de que había Sin embargo, el Cantar de Mio Cid se confi-
sido un líder de la resistencia visigoda res- gura en el siglo XIII como el gran referente
ponsable de las primeras victorias frente a épico de la literatura castellana [47]. En un
las autoridades islámicas [45]. Sin embargo, contexto coyuntural en el que los otros es-
medievalistas como Barbero y Vigil cues- pacios de su entorno están generando una
tionaron seriamente esta identificación amplia producción caballeresca, Francia
considerando que era imposible e improba- tenía a su Roldán, el Imperio a Sigfrido e
ble asociar a Pelayo con la monarquía goda, Inglaterra a Arturo y sus caballeros. Cas-
siendo más posible que estuviera ligado a tilla se incorporó a esta tendencia con una
las élites astures y resignificado posterior- amplia producción literaria que no abarca
mente con fines legitimistas [46]. únicamente la figura del Cid, sino también
La figura de Pelayo como mito heroico se a otros héroes como Fernán González; in-
haya intrínsicamente ligada a la Batalla de cluso la monarquía copió esta tendencia y
Covadonga. Se sustentan mutuamente en se presentó como protagonista de sus pro-
una construcción argumental en la cual Co- pios poemas épicos —es el caso del Poema
vadonga necesita de un líder providencial de Almería redactado al servicio de Alfon-
que salve España de la amenaza islámica, so XI.
mientras que Pelayo necesita una victoria El ensalzamiento de Rodrigo Díaz de Vi-
para poder ser reivindicado como líder. Esta var como héroe castellano se inserta en una
vinculación pretende convertir el relato en lógica didáctica y moralizante que tiene
un mito de gran fuerza legitimadora en el como objetivo el desarrollo de referentes y
que se combinan diversos elementos que prototipos virtuosos que puedan servir para
resumen las características deseables en un la legitimación de la nobleza y para reivin-
gobernante. dicar su posición en un contexto en el que
A partir de la categorización de Pelayo el poder monárquico tendía a reforzarse y el
como héroe carismático, entendiendo el feudalismo se retraía limitando las funcio-
carisma en el sentido planteado por Max nes de la aristocracia y reduciendo su capa-
Weber, se pueden realizar una serie de ex- cidad de intervención [48]. Los relatos sobre
trapolaciones que servirían a los propósitos el Campeador proliferaron en la Castilla de
programáticos del nacional-catolicismo. Si los siglos XIII y XIV, el poema fue prosifi-
Dios ha elegido a Pelayo en defensa de la cado junto a otros relatos en la cronística
Iglesia se puede considerar entonces que alfonsí e incluso en el siglo XIV se redac-
su pueblo en la medida en que participa y ta una obra, bastante tardía para el género,
contribuye a la victoria militar es también sobre la juventud del personaje conocida
parte de ese plan providencial de salvación
de España. Y sus herederos, encarnados en
los miembros del movimiento, no serán si 47.– Alan D. Deyermond, El Cantar del Mio Cid y la épica
medieval española, Barcelona, Sirmio, 1987.
no los sucesores de este plan secular.
48.– Ana M. Rodao, «Reflexiones en torno a la didáctica
(a través) de la ficción medieval», Marta Haro Cortés,
45.– C. Sánchez-Albornoz, España, un enigma… Literatura y ficción: estorias, aventuras y poesía en la Edad
46.– A. Barbero y M. Vigil, Sobre los orígenes… Media, Vol. 2, Valencia, PUV, 2015, pp. 809-821.

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Dossier: Debates y mitos políticos y sociales de la Historia Medieval: el pasado presente

como Las Mocedades de Rodrigo [49] que sir- ballerescos, así como los retazos de huma-
vió como fuente de inspiración de la obra de nidad que demuestra le convierten en un
teatro de Guillén de Castro en el siglo XVII. personaje accesible y deseable cuya corres-
La fuente más antigua que se conoce so- pondencia puede ser buscada y enseñada.
bre el héroe castellano es una crónica bio- Como hemos visto, el uso literario de
gráfica, la Historia Roderici o Gesta Roderici los acontecimientos históricos, su ensalza-
Campidocti, redactada muy a finales del si- miento y mitificación no es una innovación
glo XII. Se considera que esta obra es la más contemporánea. Ya en época medieval la
historicista de cuantas se conservan sobre Historia se utilizaba y manipulaba con fi-
el Cid y que pudo servir como base para la nes políticos e ideológicos. Los monarcas
redacción del propio poema. A partir de los peninsulares, al igual que el resto de auto-
datos obtenidos en esta obra se pusieron en ridades europeas, elaboraron una serie de
cuestión los hechos narrados por el cantar recursos retóricos y legendarios que les per-
de gesta. Permitiendo a los investigadores, mitían reforzar su proyecto legitimador. La
tanto historiadores como filólogos y litera- sangre, las hazañas heroicas, las victorias
tos, recrear un esquema biográfico más cer- militares, la pertenencia a una dinastía o un
cano a la realidad histórica y reconstruir la linaje plagado de grandes figuras heroicas y
genealogía del Cid. Estos estudios permiten la elección divina fueron sustancialmente
acercarse a lo que pudo ser la figura histó- importantes para el fortalecimiento y man-
rica, reconstruyendo sus hazañas y permi- tenimiento del poder monárquico. Entre la
tiendo desmitificar aquellos episodios más nobleza también se construyeron grandes
novelizados como la jura de Santa Gadea figuras heroicas, destacables por sus virtu-
que convierte a Alfonso VI en un personaje des y valores caballerescos, especialmente
casi tiránico, el enfrentamiento con los in- a partir del siglo XII y con una remarcable
fantes de Carrión o la victoria en Valencia incidencia en los siglos XIII y XIV, puesto
tras su muerte. que se convertirán en los protagonistas de
Estos hechos sin ser veraces se entien- un sinfín de obras de carácter didáctico-
den perfectamente si se insertan en la ló- moralizante.
gica nobiliaria, en la que la aristocracia se Figuras como Pelayo, Alfonso III, Fer-
resiste a ceder sus espacios de poder, re- nando III sirvieron como prototipos del
sulta útil construir la imagen de un héroe monarca «ideal» que fueron imitados en los
capaz de forzar la voluntad regia y obligar siglos posteriores. Acontecimientos como
al monarca a cumplir su voluntad. El pre- Covadonga, las Navas de Tolosa o la Bata-
cio de su acción es el destierro, pero sirve lla del Salado fueron mitificados y ensalza-
también como excusa para iniciar un viaje dos para mayor gloria de sus protagonistas,
que le convertirá en leyenda, reforzando sirva como ejemplo el Poema de Almería
de nuevo el papel de la nobleza como líder que ensalza la figura de Alfonso XI. Héroes
bélico, cuya colaboración es imprescindible como Roldán, el Cid o los caballeros de la
para garantizar la seguridad de la corona y leyenda artúrica permitieron a la aristocra-
su victoria frente a los enemigos del reino y cia sentirse también protagonista del relato
de la fe. El halo de misticismo que le rodea, histórico y de la defensa del reino.
su carisma y sus incuestionables valores ca- Un proceso semejante se da en la prác-
tica totalidad de los mitos y héroes nacio-
49.– Matthew Bailey, Las Mocedades de Rodrigo: estudios
críticos, manuscritos y edición, Londres, University College nales. Construidos en diferentes periodos
of London, 1999. y por diferentes razones todos responden

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La Reconquista: construcción de un mito identitario. Usos... Andrea María Ordóñez Cuevas

a las necesidades discursivas del poder he- ciegamente en la veracidad de los hechos
gemónico. Sus usos y manipulaciones se- narrados, al igual que ocurre en el mundo
rán una constante en la construcción de los contemporáneo, la Historia en su vertien-
espacios políticos, puesto que configuran te más popular, educativa e institucional se
argumentos y referentes excepcionales que escribe —casi— siempre al servicio del po-
inspiran y alientan al pueblo en la culmina- der. No es extraño por tanto que los histo-
ción de los obstáculos a los que se enfrenta riadores nacionalistas y románticos del XIX
el reino, la nación o la patria. incorporaran algunos de los elementos de
las fuentes medievales a sus grandes obras
Conclusiones de historia nacional dotándoles de un sen-
tido de Estado, una intencionalidad y una
Resulta obvio que la mayor parte de es- continuidad que convierte a la nación es-
tos elementos utilizados por la cronística, pañola en una suerte de destino manifiesto
la propaganda y la literatura épica para en- proyectado y configurado ya en las monta-
salzar una serie de valores, características ñas asturianas del siglo VIII. Y esta cons-
y virtudes deseables y reproducibles son de trucción retórica fue el caldo de cultivo
naturaleza literaria. Creados para cumplir perfecto para el desarrollo de gran parte del
con un propósito político: sentar las bases marco simbólico del franquismo, desde los
de la legitimación de las diferentes reali- emblemas institucionales hasta el urbanis-
dades que se van desarrollando en el con- mo, de las altas esferas de la academia a la
texto peninsular desde la Edad Media hasta cultura de masas.
la época contemporánea. La historicidad se La fuerza difusora y propagandística de
desvanece en favor de la argumentación, la este relato permite que aún hoy en día las
veracidad de los hechos pierde peso para referencias a Pelayo, Covadonga o el Cid
fortalecer los elementos simbólicos, el re- sean fácilmente reconocidas por el con-
lato se presta al servicio del discurso. La junto social. Por ello, cuando los partidos
historia se postra al servicio de la hegemo- políticos utilizan la Reconquista en sus dis-
nía, puesto que se narra a tal efecto, el de cursos ya sea como elemento retórico «La
favorecer la construcción de una identidad Reconquista no ha terminado» [50] o simbóli-
colectiva fundamentada sobre la conciencia co empezando sus campañas electorales en
de grupo y la oposición a la alteridad. Crear Covadonga, organizando manifestaciones
una «comunidad imaginada», el mito origi- o visitando determinados monumentos,
nario en la Edad Media, la nación españo- son perfectamente conscientes de la carga
la en la contemporaneidad, que sirva a los ideológica y significativa a la que hacen re-
propósitos de las clases dominantes. ferencia y la utilizan deliberadamente para
Sin embargo, es importante recordar que forzar una respuesta social que cumpla con
la Historia para ser correctamente leída y los objetivos programáticos del nacionalis-
analizada debe ser entendida en un sentido mo conservador. Reforzar la existencia de
crítico, cuestionando la intencionalidad que una «España» nacional, católica, centrali-
trasluce tras la elaboración retórica y dis-
cursiva. Entender las motivaciones y premi- 50.– Declaraciones del Secretario General de Vox el 2 de
sas de las que parte, para evitar caer en la enero de 2020 con motivo de la celebración del aniver-
sario de la toma de Granada. ABC, 2 de enero de 2020,
manipulación mediática e institucional.
https://www.abc.es/espana/abci-ortega-smith-asegura-
No debemos caer en la ingenuidad de reconquista-no-terminado-202001021657_video.html
pensar que los autores medievales creían (consulta: 2 de enero 2020).

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Dossier: Debates y mitos políticos y sociales de la Historia Medieval: el pasado presente

zada y homogénea frente a las tentativas crítica y analítica del conocimiento históri-
separatistas, la inmigración, los movimien- co que se aleje de las mitificaciones y apo-
tos sociales o el laicismo que atentan di- logías diversas, que comprenda y analice
rectamente contra los principios y valores los procesos y estructuras en su contexto
fundacionales que estaban ya presentes en específico, tratando de acercarse a la men-
el origen mismo de la nación española. talidad de cada periodo. Evitando los pre-
Desde el mundo académico, tanto en la sentismos, los anacronismos y las falsifica-
investigación como en la divulgación his- ciones deliberadas. En definitiva, combatir
tórica debemos, por responsabilidad inte- desde el mundo intelectual los malos usos,
lectual, tomar conciencia de cuáles son las abusos y manipulaciones que desde las ins-
estrategias discursivas utilizadas por las tituciones, la cultura popular, la educación
instituciones políticas y ofrecer una visión y la política se hacen de la Historia.

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