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Resumen
Abstract
The notion of Reconquista began to enter the Spanish mentality in the 19th century. In the fo-
llowing decades, its growing political content allowed Spanish Catholic nationalism to counterpose
the idea of a Spain predestined from its origins to be unitary to peripheral attempts and federalism.
In recent years the Spanish political scene has recovered much of this political discourse to legi-
timize a new wave of conservative nationalism. However, historiography has repeatedly debated
and questioned the concept since it does not exist in medieval mentality nor is it reflected in the
sources.
doctrina que se sirvió de algunos persona- bélica, política o electoral era necesaria
jes y hechos emblemáticos para justificar y para defender «nuestra frontera» frente a la
legitimar tanto el conflicto bélico como la alteridad [10]. Y qué mejor proceso histórico
«identidad española» entre los que destaca que una lucha secular frente a un enemigo
el ensalzamiento de figuras como Pelayo, el extranjero, invasor y herético para favore-
Cid o los Reyes Católicos y acontecimientos cer un discurso nacional, cristiano y liberal
como la batalla de Covadonga, las Navas de que se enfrenta a una profunda crisis eco-
Tolosa o la toma de Granada. Por último, in- nómica y estructural y que se ve obligado a
tentaremos plantear qué significado tenían reformularse teóricamente.
estos elementos en su contexto y cómo la El cuestionamiento de fondo no deriva
contemporaneidad ha forzado los límites tanto en la adecuación más o menos proble-
del relato historiográfico, mitificando o in- mática del concepto de Reconquista como
cluso falseando ciertos hechos con la inten- descriptor del periodo medieval, puesto
ción de favorecer un determinado programa que, aunque anacrónico, algunos sectores
ideológico que logra hacerse hegemónico a de la academia consideran adecuado para
través de las instituciones, el urbanismo, la resumir y concentrar el análisis de los en-
propaganda y la cultura popular. frentamientos bélicos entre cristianos y
musulmanes en la península ibérica [11].
Construir identidad a través del Si no que reside sobre los usos políticos e
lenguaje: el concepto de Reconquista ideológicos que han marcado el desarrollo
y significación del propio término [12].
El relato hegemónico sobre el que se Tal y como demuestra Martín Ríos Salo-
fundamenta el concepto de Reconquista se ma en numerosos artículos, el concepto de
lo debemos al esfuerzo consciente y conti-
10.– Eloy Benito Ruano, De la alteridad en la Historia,
nuado que hicieron los historiadores y polí-
Madrid, Real Academia de la Historia, 1988.
ticos decimonónicos cuando se plantearon
11.– Existen diversas posturas al respecto representadas
la necesidad de dotar de contenido al Esta- por investigadores como Derek Lomax, Thomas Deswarte
do-nación, partiendo de la construcción de o Abilio Barbero y Marcelo Vigil, cada línea interpretativa
una identidad común que debía fundamen- focaliza sobre un aspecto a destacar, aunque en su
mayoría exponen ciertas reticencias a poder interpretar
tarse sobre el pasado compartido [9].
todo el periodo de manera uniforme.
A partir de hechos significativos del pa-
12.– Sobre esta cuestión existe una amplísima bibliografía,
sado y de la mitificación de figuras recono- entre la que destaca la mayor parte de la producción
cibles se formaliza el discurso patriótico historiográfica de Martín Ríos Saloma, cuya tesis doctoral
cuyo objetivo era favorecer los intereses La Reconquista en la historiografía hispana: revisión y
deconstrucción de un mito identitario. (Siglos XVI-XIX)
de la burguesía liberal consolidados a tra-
era precisamente un análisis de los usos que se habían
vés del control de la opinión pública. Para dado a este concepto y que desde su publicación le ha
lograr la colaboración del pueblo debían permitido desarrollar una prolífica labor investigadora al
configurar una mentalidad común capaz de respecto incluyendo la publicación de dos monografías y
numerosos artículos (2005, 2007, 2008, 2011, 2017). Otros
transmitir la idea de que la participación
investigadores, especialmente entre aquellos dedicados
al estudio del mundo islámico en el medievo también
Sociológicas, 2012; y con una perspectiva historiográfica a han cuestionado duramente la tergiversación histórica
Stanley G. Payne, El primer franquismo, 1939-1959. Los años que se ha hecho del proceso para legitimar determinados
de la autarquía, Madrid, Temas de Hoy, 1999. programas políticos destaca el libro de Alejandro García
9.– Rafael Núñez Florencio, «La construcción de la Sanjuan, La conquista islámica de la península ibérica y la
identidad española: símbolos, mitos y tipos», La Albolafia: tergiversación del pasado: del catastrofismo al negacionismo,
Revista de Humanidades y Cultura, 5, (2005), pp. 171-190. Madrid, Marcial Pons, 2013.
lista hasta el siglo siguiente [17]. Amparada refuerza esta concepción nacional de un
por algunos de los grandes y reconocidos proceso que considera transcendental en la
académicos de la época se consolidó como conformación de la conciencia histórica de
un dogma historiográfico. Colaboraron la nación. Llegando a afirmar que la Recon-
activamente con esta concepción figuras quista fue «clave para la Historia de España»
como Ramón Menéndez Pidal cuya labor puesto que «Ninguna nación del viejo mun-
investigadora y producción historiográfica do ha llevado a cabo una aventura tan difí-
nos han permitido tener acceso a un sin- cil y tan monocorde, ninguna ha realizado
fín de fuentes recopiladas junto a su esposa durante tan dilatado plazo de tiempo una
María Goyri. empresa tan decisiva para forjar su propia
Menéndez Pidal consideraba que ni tan vida libre» [20].
siquiera la invasión y presencia islámica se- Esta formulación historiográfica sirvió
cular logró borrar de la memoria hispánica como fuente de inspiración al nacional -ca-
el sentimiento de pertenencia a una iden- tolicismo para construir toda una formula-
tidad común que se reflejaba en la unidad ción retórica en la que se asociaban algunos
nacional. De alguna manera la ocupación aspectos de este proceso con el enfrenta-
había servido para fortalecer la conciencia miento bélico y algunos de sus protagonis-
patriótica y aunar los esfuerzos de los rei- tas, en especial Pelayo y el Cid, con el líder
nos medievales para recuperar el «suelo pa- del movimiento.
trio». En sus escritos la Reconquista se fun- A pesar de las reticencias y el debate
damenta sobre cuatro grandes pilares: la existente en la academia [21], la noción de
conciencia patriótica, la unidad de España, Reconquista sigue presente en las institu-
la participación colectiva y popular y, por ciones, el debate político, la cultura popu-
último, la unión entre el proceso militar lar y los temarios escolares. Un concepto
de recuperación territorial y la defensa del probadamente manipulado con una pre-
cristianismo a través de un catolicismo mi- tensión nacionalista centralizadora cuyo
litante que defendiera los valores patrios [18]. objetivo último era dotar de significación
De una manera semejante actúa otro de política a la unidad de España. Una unidad
los grandes representantes de la academia que difícilmente podía sustentarse en un
española de inicios de siglo, Claudio Sán- contexto político complejo y conflictivo se
chez Albornoz, cuya prolífica producción sustenta entonces sobre la Historia.
historiográfica sigue siendo objeto de dis-
cusión entre los investigadores [19]. En la La exaltación nacional-católica y el
misma línea que la producción pidaliana nacionalismo centralizador: mitos,
cabe destacar su obra Los orígenes de la Na- símbolos y referentes medievales
ción Española. El Reino de Asturias en la que
El concepto decimonónico se populariza
17.– Martí Ríos Saloma, «Restauración y Reconquista y difunde de manera significativa gracias al
sinónimos en una época romántica y nacionalista (1850- esfuerzo simbólico y propagandístico del
1896)», Mèlanges de la Casa de Velazquez, 35 (2), (2005), Franquismo y del partido del régimen. A
pp. 243-263.
18.– Ramón Menéndez Pidal, Los españoles en la Historia, 20.– Claudio Sánchez Albornoz, España, un enigma histórico,
Espasa, Madrid (1991 [1947]), pp.172-176. Edhasa, Barcelona, 2000, (1ª ed. 1956), pp. 723- 726.
19.– Destaca especialmente su obra Orígenes de la 21.– Un debate que ya plantearon en 1965 Abilio Barbero
Nación Española. El Reino de Asturias, Instituto de Estudios y Marcelo Vigil Abilio, Sobre los orígenes sociales de la
Asturianos, Oviedo, 1972. Reconquista, Urgoiti Editores, Pamplona, 2012 (1ª ed. 1965).
Inauguración de la estatua del Cid, de Juan Cristobal Rodríguez de Quesada, en Burgos, con
presencia de Franco, 23 de julio de 1955 (Fuente: Archivo Municipal de Burgos).
27.–«Abascal apela al «simbolismo» de Pelayo 28.– Daniel Ortiz Pradas, «‘Tanto monta’ Apropiación de
en Covadonga», La Voz de Asturias, https://www. los símbolos e imagen de los Reyes Católicos durante el
lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2019/04/12/ franquismo», en Francisco J. Moreno Martín, El franquismo
abascal-apela-simbolismo-pelayo-covadon y la apropiación del pasado: el uso de la historia, la
ga/00031555083703799236199.htm 12 de abril 2019, arqueología y el arte para la legitimación de la dictadura,
(consultado: 2 de enero 2020). Madrid, Editorial Pablo Iglesias, 2017, pp. 253-269.
derío compartido. Una unión dinástica que XV, pensado especialmente para reforzar la
Fernando estuvo más que dispuesto a rom- figura de Fernando en Castilla construyen-
per cuando a la muerte de Isabel contrajo do la conocida frase «tanto monta, monta
segundas nupcias con Germana de Foix con tanto, Isabel como Fernando», puesto que
el objetivo de dotar a Aragón de un here- Isabel no tenía ningún poder en la Corona
dero varón. De haber sido fructífero el ma- aragonesa a excepción de los que le corres-
trimonio del rey católico con la princesa pondían como esposa del monarca reinan-
navarra el destino de ambos reinos habría te. Sin embargo, la expresión se populari-
vuelto a separarse. Sin embargo, la propa- zó y terminó asociándose en el programa
ganda nacionalista tiende a omitir aquellos nacionalista con la unificación definitiva
detalles que suponen una ruptura con res- de España. Esta idea ha generado una con-
pecto al discurso nacional y unitario que se ciencia de unidad territorial tan poderosa
intenta transmitir. que numerosos políticos han afirmado rei-
Un tratamiento similar recibe el monu- teradamente que «España es una nación
mento «Tanto monta» dedicado a los Reyes de cinco siglos» en referencia a esa teórica
Católicos e inaugurado por el dictador en unificación territorial lograda por los Reyes
Valladolid en 1969 con motivo del V Cente- Católicos. A pesar de que desde la historio-
nario de su matrimonio. La máxima, tomada grafía es impensable hablar de «naciones»
del lema personal de Fernando de Aragón, entendidas en sentido contemporáneo an-
fue aprovechada políticamente por Elio tes del siglo XIX como queda demostrado
Antonio de Nebrija como parte del progra- en la obra de Benedict Anderson.
ma legitimador de los monarcas en el siglo Estos son sólo algunos ejemplos en los
que se puede observar un uso partidista del generación tras generación adecuándose a
relato historiográfico decimonónico creado las necesidades contextuales e ideológicas
y difundido como fuente de legitimación de de cada periodo.
los valores del régimen. Que sirvió, además, La producción cronística del medievo
como base para generar una conciencia de peninsular, aunque sostiene y reitera algu-
alteridad entre cristianos y musulmanes nos topos, es abundante y diversa, introdu-
que pudo extrapolarse al enfrentamiento ciendo aquellas modificaciones que consi-
entre el bando republicano y sublevado ge- dera necesarias, eliminando, sustituyendo
nerando una suerte de identificación mani- e incorporando diferentes versiones, pasa-
quea que se vio favorecida por las políticas jes y relatos de acuerdo con sus propósitos.
anti-comunistas y la difusión del denomi- Uno de estos grandes temas reiterados en
nado «terror rojo». la historiografía medieval tiene que ver con
De esta manera el régimen obtuvo un los orígenes del poder cristiano en la pe-
doble beneficio del discurso reconquista- nínsula. Nos referimos en concreto al relato
dor, por un lado la creación de una concien- de la Batalla de Covadonga que se configura
cia identitaria en la que el nacional-catoli- como un mito originario a través del cual
cismo, garante de los valores tradicionales, se legitima la monarquía astur-leonesa,
la religión y la patria lograba imponerse y un episodio que aparece también ligado
salir victorioso frente a la «anti-España»; al contexto navarro y portugués, mientras
por otro, establecer una serie de paralelis- que en el mundo aragonés y catalán el mito
mos históricos entre las principales figuras de los orígenes varia acercándose al mundo
del periodo medieval y el jefe del Estado franco y a la creación de la Marca Hispánica
además de convertir a estos personajes en en tiempos de Carlomagno.
referentes evocativos con los que identifi- No es casual que en un contexto de
carse, a los que aspirar. construcción de un nuevo poder político
fundamentado sobre la existencia de una
La restauratio medieval: génesis, nación unitaria se recurra al relato astur-
desarrollo y difusión de un mito leonés, obviando las realidades periféricas.
de los orígenes Este «castellanocentrismo» se reivindica ya
en la Edad Media, pero no se convierte en
El aprovechamiento de la Historia con un hecho hasta el siglo XVIII, cuando los
fines propagandísticos o legitimadores no Decretos de Nueva Planta impuestos por
es una innovación contemporánea. Tanto Felipe V hagan efectiva la centralización
en la Edad Media como en los periodos an- administrativa. No resulta extraño que en
teriores el relato histórico mitificado ser- los siglos XIX y XX ante un clima de inesta-
vía como fuente de legitimación del poder bilidad política en la que los nacionalismos
político y religioso. La creación de obras periféricos ganan importancia se recurra a
literarias al servicio de este fin puede ras- un relato castellano para reforzar las posi-
trearse hasta la génesis misma del conoci- ciones unitarias frente al federalismo.
miento histórico. Durante la Edad Media La batalla de Covadonga se magnifica en
se desarrolla y prolifera un género literario el discurso cronístico con claros objetivos
creado para este fin, la cronística. Las au- políticos. Sirviendo como fuente de legiti-
toridades políticas y religiosas se valieron mación de los monarcas del reino de León
de estas obras para difundir sus proyectos, a través de pilares como el providencialis-
que fueron transmitiéndose y copiándose
mo, la victoria y la sangre [29]. Sin embargo, ninsular, especialmente en el reino de León
se trata de una construcción muy posterior y, posteriormente, en Castilla. La victoria
al acontecimiento histórico en sí mismo. militar, cuya magnitud también ha sido
Según las fuentes la batalla tuvo lugar en el cuestionada por los investigadores [30], sirve
722, sin embargo, las primeras referencias como aliciente para iniciar nuevas campa-
escritas por población cristianas sobre el ñas bélicas y se presenta como uno de los
proceso de conquista y ocupación islámica fundamentos del poder monárquico. La ca-
de la península ibérica se encuentran en la pacidad de conducir los ejércitos del reino
Crónica Mozárabe del 754 y en algunos tex- a la victoria militar será un argumento de
tos islámicos del mismo periodo. En ellas excepcional fuerza a la hora de fortalecer
apenas se mencionan los hechos de Cova- la posición del rey dentro del marco insti-
donga y cuando lo hacen se considera una tucional [31]. Los epítetos relacionados con
simple escaramuza sin importancia provo- esta militarización del poder político se
cada por un astur rebelde. Habrá que espe- sucederán durante todo el periodo, apare-
rar más de un siglo y medio para encontrar cerán reyes «conquistadores, magnos, ba-
referencias explícitas a este proceso enten- talladores», ensalzados por su capacidad
dido como una suerte de castigo divino por para combatir a los enemigos del reino, de
los pecados cometidos por los godos. manera particularmente significativa si se
El conocido como ciclo cronístico de Al- trata de musulmanes.
fonso III es la primera fuente que conoce- Para reforzar la magnificación retórica
mos en la que se presenta la batalla de Co- del relato se elaboró todo un argumenta-
vadonga como un mito de los orígenes. Este rio según el cual la victoria se debía a la
relato cumple un doble propósito, justificar intervención de Dios. Una perspectiva pro-
la creación del reino y reforzar la existencia videncialista que tendrá especial importan-
de una dinastía gobernante encabezada por cia para la legitimación de la monarquía,
Pelayo. De esta forma la figura de Alfonso puesto que los reyes pasan a presentarse
III aparece doblemente legitimada, por sus como «elegidos» de la divinidad para cum-
orígenes como descendiente del caudillo plir con una misión salvífica, casi mesiáni-
astur y como elegido de la divinidad para ca en ocasiones. Se trata de un argumento
completar el proceso de restauración y pur- excepcional y difícilmente cuestionable en
gar los pecados cometidos por los godos. un contexto altomedieval, ¿quién puede te-
Covadonga se convierte así en el núcleo ner mayores derechos que los elegidos por
de un relato que se transmite reiterada- Dios? Esta perspectiva aparece claramente
mente y sin apenas modificaciones durante en la Crónica Profética, en la que Alfonso
la mayor parte de la historia medieval pe- III se representa como el valedor divino
destinado a salvar a los cristianos del cas-
29.– En torno a la construcción discursiva de la batalla tigo recibido por los pecados de los godos.
de Covadonga como recurso legitimador del reino
de Asturias, véase Alexander, P. Bronisch, «Ideología y
realidad en la fuente principal para la historia del Reino 30.– Autores como Luis García Moreno, «Covadonga,
de Asturias: el relato de Covadonga», en Ignacio Ruiz de realidad y leyenda» Boletín de la RAH, 194, (1996), pp. 353-
la Peña, Cristianos y musulmanes en la península ibérica: La 380.
guerra, la frontera y la convivencia. XI Congreso de Estudios 31.– Sobre el desarrollo ideológico y político de las
Medievales, 2007, Madrid, Fundación Sánchez Albornoz, monarquías altomedievales destaca la obra de Carlos
2009. pp. 67-110; y Arsenio Dacosta Martínez, «Relato y Ayala Martínez, Sacerdocio y reino en la España Altomedieval:
discurso en los orígenes del reino asturleonés», Studia Iglesia y poder político en el Occidente peninsular, siglos VII-
Historica: Historia medieval, 22, (2004), pp. 153-168. XII, Sílex, Madrid, (2008).
El rey tendrá la misión de restaurar el rei- expansión del espacio astur-leonés [35]. El
no y salvarlo de la amenaza sarracena. La marco de actuación y redacción es inme-
intervención divina es determinante en el jorable para los intereses del monarca, no
enfrentamiento, y antes incluso de que los sorprende que se elija su figura como repre-
cristianos puedan iniciar la ofensiva Dios sentante profético de la culminación de esa
aniquila a sus enemigos [32]. Tanto las cifras, misión salvífica que acompañaba al reino
como el relato del enfrentamiento ofrecen desde su creación.
claras reminiscencias bíblicas, de manera Uno de los elementos que con más asi-
que puedan establecerse paralelismos en- duidad se ha utilizado en el contexto con-
tre el origen del reino astur y las grandes temporáneo es lo que Claudio Sánchez
batallas veterotestamentarias [33]. Albornoz describió como neogoticismo, un
Dentro de este enclave legitimista y pro- planteamiento que se encuentra en el cen-
videncialista destaca la figura de Alfonso tro de un profundo debate entre los me-
III, monarca bajo el cual se redactan las dievalistas. Según este planteamiento, los
crónicas, y que se presenta como el elegido reinos cristianos creados tras la conquista
para restaurar el reino de los godos: «[…] islámica serían herederos del reino de To-
dicen que se restaurará el reino de los go- ledo y su destino providencial sería restau-
dos por este príncipe nuestro [...] el glorio- rar este espacio político y salvar España.
so don Alfonso, reinará en tiempo próximo A partir de la elaboración neogoticista se
en toda España» [34]. Es la primera vez que desarrolla uno de los grandes topos de la
un texto peninsular utiliza el concepto de cronística peninsular: la pérdida de Espa-
restauratio para referirse al enfrenamiento ña. Un recurso literario creado para justi-
entre cristianos y musulmanes. Este térmi- ficar el enfrentamiento militar y la expan-
no está profundamente relacionado con la sión cristiana que se convierte en el gran
perspectiva providencialista a la que hacía- argumento del nacionalismo patriótico
mos referencia y se entiende perfectamente para construir la idea de que la Reconquista
si lo situamos en su contexto de redacción. había sido planeada y proyectada desde los
Alfonso III, tras superar ciertos problemas orígenes mismos de los núcleos cristianos
internos al comienzo de su reinado, logra con la conciencia de pertenencia a una co-
asumir una posición de autoridad, mientras munidad dispersa cuyo destino era reunirse
que, a finales de ese mismo periodo, el emi- de nuevo.
rato entra en crisis permitiendo una rápida Si bien es cierto que tanto el ciclo cro-
nístico de Alfonso III como otras obras
posteriores hacen referencia a esta salva-
32.– Michael Schulze Roberg, «La mitificación bíblica de ción de España [36], se utiliza únicamente
la historia: los árabes y la batalla de Covadonga en la como recurso retórico con la intención de
Crónica de Alfonso III», Clara E. Prieto Entrialgo, Arabes in
patria Asturiensium, Oviedo, Universidad de Oviedo, (2011), 35.– Para cuestiones sobre el periodo histórico consultar
p.39-51. José I. Ruiz de la Peña, El reino de León en la Alta Edad
33.–Esta cuestión ha sido estudiada por Francisco J. Media, vol. 3. La monarquía astur-leonesa de Pelayo a Alfonso
Zabalo Zabalegui, «El número de musulmanes que VI (718-1109), León, Centro de Estudios e Investigación
atacaron Covadonga: los precedentes bíblicos de unas «San Isidoro», 1995.
cifras simbólicas», Historia, Instituciones y Documentos, 31, 36.– El tema aparece en la cronística castellana de manera
(2004). pp. 715-728. reiterada desde el siglo IX hasta el XV, pero también en
34.– Juan Gil Fernández y José I. Ruíz de la Peña, Crónicas la cronística aragonesa, especialmente en las conocidas
asturianas: Crónica de Alfonso III, Crónica Albeldense, Ovie- como Grandes crónicas catalanas y en la portuguesa,
do, Universidad de Oviedo, (1985), p. 262. heredera de las formas y modelos de origen castellano.
como Las Mocedades de Rodrigo [49] que sir- ballerescos, así como los retazos de huma-
vió como fuente de inspiración de la obra de nidad que demuestra le convierten en un
teatro de Guillén de Castro en el siglo XVII. personaje accesible y deseable cuya corres-
La fuente más antigua que se conoce so- pondencia puede ser buscada y enseñada.
bre el héroe castellano es una crónica bio- Como hemos visto, el uso literario de
gráfica, la Historia Roderici o Gesta Roderici los acontecimientos históricos, su ensalza-
Campidocti, redactada muy a finales del si- miento y mitificación no es una innovación
glo XII. Se considera que esta obra es la más contemporánea. Ya en época medieval la
historicista de cuantas se conservan sobre Historia se utilizaba y manipulaba con fi-
el Cid y que pudo servir como base para la nes políticos e ideológicos. Los monarcas
redacción del propio poema. A partir de los peninsulares, al igual que el resto de auto-
datos obtenidos en esta obra se pusieron en ridades europeas, elaboraron una serie de
cuestión los hechos narrados por el cantar recursos retóricos y legendarios que les per-
de gesta. Permitiendo a los investigadores, mitían reforzar su proyecto legitimador. La
tanto historiadores como filólogos y litera- sangre, las hazañas heroicas, las victorias
tos, recrear un esquema biográfico más cer- militares, la pertenencia a una dinastía o un
cano a la realidad histórica y reconstruir la linaje plagado de grandes figuras heroicas y
genealogía del Cid. Estos estudios permiten la elección divina fueron sustancialmente
acercarse a lo que pudo ser la figura histó- importantes para el fortalecimiento y man-
rica, reconstruyendo sus hazañas y permi- tenimiento del poder monárquico. Entre la
tiendo desmitificar aquellos episodios más nobleza también se construyeron grandes
novelizados como la jura de Santa Gadea figuras heroicas, destacables por sus virtu-
que convierte a Alfonso VI en un personaje des y valores caballerescos, especialmente
casi tiránico, el enfrentamiento con los in- a partir del siglo XII y con una remarcable
fantes de Carrión o la victoria en Valencia incidencia en los siglos XIII y XIV, puesto
tras su muerte. que se convertirán en los protagonistas de
Estos hechos sin ser veraces se entien- un sinfín de obras de carácter didáctico-
den perfectamente si se insertan en la ló- moralizante.
gica nobiliaria, en la que la aristocracia se Figuras como Pelayo, Alfonso III, Fer-
resiste a ceder sus espacios de poder, re- nando III sirvieron como prototipos del
sulta útil construir la imagen de un héroe monarca «ideal» que fueron imitados en los
capaz de forzar la voluntad regia y obligar siglos posteriores. Acontecimientos como
al monarca a cumplir su voluntad. El pre- Covadonga, las Navas de Tolosa o la Bata-
cio de su acción es el destierro, pero sirve lla del Salado fueron mitificados y ensalza-
también como excusa para iniciar un viaje dos para mayor gloria de sus protagonistas,
que le convertirá en leyenda, reforzando sirva como ejemplo el Poema de Almería
de nuevo el papel de la nobleza como líder que ensalza la figura de Alfonso XI. Héroes
bélico, cuya colaboración es imprescindible como Roldán, el Cid o los caballeros de la
para garantizar la seguridad de la corona y leyenda artúrica permitieron a la aristocra-
su victoria frente a los enemigos del reino y cia sentirse también protagonista del relato
de la fe. El halo de misticismo que le rodea, histórico y de la defensa del reino.
su carisma y sus incuestionables valores ca- Un proceso semejante se da en la prác-
tica totalidad de los mitos y héroes nacio-
49.– Matthew Bailey, Las Mocedades de Rodrigo: estudios
críticos, manuscritos y edición, Londres, University College nales. Construidos en diferentes periodos
of London, 1999. y por diferentes razones todos responden
a las necesidades discursivas del poder he- ciegamente en la veracidad de los hechos
gemónico. Sus usos y manipulaciones se- narrados, al igual que ocurre en el mundo
rán una constante en la construcción de los contemporáneo, la Historia en su vertien-
espacios políticos, puesto que configuran te más popular, educativa e institucional se
argumentos y referentes excepcionales que escribe —casi— siempre al servicio del po-
inspiran y alientan al pueblo en la culmina- der. No es extraño por tanto que los histo-
ción de los obstáculos a los que se enfrenta riadores nacionalistas y románticos del XIX
el reino, la nación o la patria. incorporaran algunos de los elementos de
las fuentes medievales a sus grandes obras
Conclusiones de historia nacional dotándoles de un sen-
tido de Estado, una intencionalidad y una
Resulta obvio que la mayor parte de es- continuidad que convierte a la nación es-
tos elementos utilizados por la cronística, pañola en una suerte de destino manifiesto
la propaganda y la literatura épica para en- proyectado y configurado ya en las monta-
salzar una serie de valores, características ñas asturianas del siglo VIII. Y esta cons-
y virtudes deseables y reproducibles son de trucción retórica fue el caldo de cultivo
naturaleza literaria. Creados para cumplir perfecto para el desarrollo de gran parte del
con un propósito político: sentar las bases marco simbólico del franquismo, desde los
de la legitimación de las diferentes reali- emblemas institucionales hasta el urbanis-
dades que se van desarrollando en el con- mo, de las altas esferas de la academia a la
texto peninsular desde la Edad Media hasta cultura de masas.
la época contemporánea. La historicidad se La fuerza difusora y propagandística de
desvanece en favor de la argumentación, la este relato permite que aún hoy en día las
veracidad de los hechos pierde peso para referencias a Pelayo, Covadonga o el Cid
fortalecer los elementos simbólicos, el re- sean fácilmente reconocidas por el con-
lato se presta al servicio del discurso. La junto social. Por ello, cuando los partidos
historia se postra al servicio de la hegemo- políticos utilizan la Reconquista en sus dis-
nía, puesto que se narra a tal efecto, el de cursos ya sea como elemento retórico «La
favorecer la construcción de una identidad Reconquista no ha terminado» [50] o simbóli-
colectiva fundamentada sobre la conciencia co empezando sus campañas electorales en
de grupo y la oposición a la alteridad. Crear Covadonga, organizando manifestaciones
una «comunidad imaginada», el mito origi- o visitando determinados monumentos,
nario en la Edad Media, la nación españo- son perfectamente conscientes de la carga
la en la contemporaneidad, que sirva a los ideológica y significativa a la que hacen re-
propósitos de las clases dominantes. ferencia y la utilizan deliberadamente para
Sin embargo, es importante recordar que forzar una respuesta social que cumpla con
la Historia para ser correctamente leída y los objetivos programáticos del nacionalis-
analizada debe ser entendida en un sentido mo conservador. Reforzar la existencia de
crítico, cuestionando la intencionalidad que una «España» nacional, católica, centrali-
trasluce tras la elaboración retórica y dis-
cursiva. Entender las motivaciones y premi- 50.– Declaraciones del Secretario General de Vox el 2 de
sas de las que parte, para evitar caer en la enero de 2020 con motivo de la celebración del aniver-
sario de la toma de Granada. ABC, 2 de enero de 2020,
manipulación mediática e institucional.
https://www.abc.es/espana/abci-ortega-smith-asegura-
No debemos caer en la ingenuidad de reconquista-no-terminado-202001021657_video.html
pensar que los autores medievales creían (consulta: 2 de enero 2020).
zada y homogénea frente a las tentativas crítica y analítica del conocimiento históri-
separatistas, la inmigración, los movimien- co que se aleje de las mitificaciones y apo-
tos sociales o el laicismo que atentan di- logías diversas, que comprenda y analice
rectamente contra los principios y valores los procesos y estructuras en su contexto
fundacionales que estaban ya presentes en específico, tratando de acercarse a la men-
el origen mismo de la nación española. talidad de cada periodo. Evitando los pre-
Desde el mundo académico, tanto en la sentismos, los anacronismos y las falsifica-
investigación como en la divulgación his- ciones deliberadas. En definitiva, combatir
tórica debemos, por responsabilidad inte- desde el mundo intelectual los malos usos,
lectual, tomar conciencia de cuáles son las abusos y manipulaciones que desde las ins-
estrategias discursivas utilizadas por las tituciones, la cultura popular, la educación
instituciones políticas y ofrecer una visión y la política se hacen de la Historia.