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Reflexión:
No dejar que las acciones de los demás desgasten nuestras fuerzas y nos quite la paz
tratando de controlar las situaciones que no están a nuestro alcance, y que desvían nuestra
concentración de cambiar y controlar nuestros propios pensamientos y acciones. Nuestras
acciones y elecciones personales no deben comprometer nuestra vulnerabilidad ni
hacernos perder nuestra identidad y capacidad de defensa en busca de aprobación,
debemos encontrar un equilibrio de entre satisfacer las necesidades de los demás y
preservar nuestra propia integridad.
Estos hábitos nos llevan a considerar cómo la queja, la falta de control emocional, la
comparación, la procrastinación y el miedo al fracaso pueden afectar nuestra capacidad de
alcanzar nuestro máximo potencial.
Quitar estos malos hábitos nos lleva a una satisfacción plena de sentirnos realizado. El
esfuerzo, es lo que nos motiva a seguir vivos y virtuosos al alcanzar nuestros objetivos.