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BERNARDO SASTRE ZAMORA

Derecho Matrimonial y Procesal


5º curso de Teología (P.U.S.T. Angelicum)

INDICATIONS FOR THE EXAM

1. The last day of lesson the Students will receive a canonical sentence
along with five
questions of matrimonial and procedural law concerning the sentence itself.

2. The written work with a total length of up to three pages, should be sent
to the Professor three days before the chosen date to take the exam.

3. The day of the exam, every Student discusses the written work.

4. If the Student accepts the grade of the written work, the exam is
recorded, otherwise, the student can ask some oral question (among them
sent week by week during the semester) in order to raise the result.

Rome, 21st May 2021


(Prof. Francesco Ferone)
1) ¿Cuál es la causa de nulidad (o causas de nulidad) por la cual el matrimonio ha
sido declarado nulo? ¿A qué categoría de nulidad matrimonial pertenece(n)? ¿A
qué importantes declaraciones del derecho matrimonial hacen referencia?

1. La primera causa de nulidad por la cual el matrimonio ha sido declarado nulo ha sido el
«defecto de consentimiento por exclusión de la indisolubilidad y de la prole por parte de la
esposa según el canon 1101 § 2» (n. 2).
1101 § 2: «Pero si uno o ambos contrayentes excluyen con un acto positivo de la
voluntad el matrimonio mismo, o un elemento esencial del matrimonio, o una propiedad
esencial, contraen inválidamente».
La mujer no solo desveló su posición con las cartas enviadas a los tribunales, sino que
también declaró abiertamente que había excluido los bienes de indisolubilidad y de la prole.
«Los testigos confirman completamente que la mujer llegó al altar con firme propósito de
excluir los bienes de la indisolubilidad y de la prole» (n. 10).

2. Además, también se aduce como causa «el error por parte del hombre actor acerca de una
cualidad de la persona demandada» (n. 7). Según los documentos procesales, en el momento
del noviazgo el hombre actor consideraba a su mujer alejada de la fe cristiana desde la
adolescencia, creyendo que la aceptaba a su modo. Aun así, el hombre pretendía entregarse
solo si la mujer hubiera compartido los principios y valores que hasta entonces habían
animado su vida cristiana.
Sin embargo, el modo de pensar de la mujer demandada nunca cambió y tan solo un
año después de la celebración del matrimonio mostró su verdadero pensamiento al marido.
Parece ser que ella había fingido todo el tiempo, y estaba sorprendida de que él no lo hubiera
descubierto hasta el momento.
«Los testigos convocados por el hombre confirman que la demandada nunca aceptó los
principios de la fe, y de hecho nunca explicó al marido lo que pensaba para no poner en peligro
la boda» (n. 8).

2) ¿Qué medios de instrucción se han utilizado en los diferentes grados de juicio?


Describe brevemente cada uno de ellos.

En nuestro proceso tenemos hasta tres grados de juicio:

1. TRIBUNAL DE PRIMERA INSTANCIA: «Alberto [la parte actora] presentó un libelo en el


Tribunal Regional Etrusco en el que solicitaba la nulidad de su matrimonio. El tribunal
ante el que se presentó el libelo, tras su admisión el día 12 de diciembre de 2007, fijó el
dubio con la siguiente fórmula: Si resulta en el caso presente la nulidad del matrimonio por
defecto de consentimiento por exclusión de la indisolubilidad y la prole por parte de la
esposa» (n. 2). En cada diócesis y para todos los casos no expresados por ley, el juez de
primera instancia es el obispo diocesano, que puede ejercer poder judicial de forma personal
o a través de otros. Tanto el obispo como el metropolitano deben proceder a la erección del
tribunal diocesano.
En caso de que ya exista, pero no tenga competencia para casos de nulidad
matrimonial, el obispo emitirá un decreto para habilitar el tribunal para tratar casos de
nulidad. En cada tribunal diocesano, hay diversos actores en la escena de prueba más allá del
obispo diocesano: el vicario judicial y su adjutor, el juez, los asesores, el colegio, el auditor,
el promotor de justicia, el defensor del vínculo y el notario.
2. TRIBUNAL DE SEGUNDA INSTANCIA. «La parte actora recurrió entonces en apelación ante el
Tribunal Flaminio. Se llevó a cabo un suplemento de la instrucción, y la sentencia de
segunda instancia declaró la nulidad del matrimonio por ambos motivos» (n. 2).
Se trata del tribunal competente de juzgar sentencias emitidas por el tribunal de
primera instancia. Se trata de garantizar la justicia bajo distintos aspectos: 1) corrección de
errores y reforma de sentencias injustas; 2) ventaja de jueces distintos a quienes se someta el
asunto; 3) mayor autoridad con la que aparecen los jueces de grado superior.
Normalmente una llamada del tribunal de un obispo sufragáneo va al tribunal del
obispo metropolitano, pero un partido siempre tiene el derecho a apelar la sentencia de un
tribunal diocesano directamente a la Rota Romana1.
3. TRIBUNAL DE LA SEDE APOSTÓLICA. «La causa llegó a Nuestro Foro Apostólico, que el día
19 de junio de 2012 dictó sentencia negativa» (n. 2). Entonces la parte actora presentó una
instancia pidiendo el beneficio de una nueva audiencia, y esta le fue concedida por Decreto
del día 20 de diciembre de 2013. El dubio se aclaró fijándose con la fórmula: Si consta la
nulidad del matrimonio, en este caso, por exclusión de los bienes de la indisolubilidad y de
la prole por parte de la mujer demandada. En este grado se llevó a cabo un suplemento de
instrucción a través de la declaración de la mujer demandada y de dos testigos.

Antes de la reforma dictada por el Papa Francisco, la sentencia que declaró por primera vez la
nulidad del matrimonio debía ser transmitida de oficio al tribunal de apelaciones. Tras
considerar las observaciones de las partes y las animadversiones emitidas por el defensor del
vínculo, este tribunal tiene dos opciones diferentes: a) confirmar la sentencia afirmativa original
mediante un decreto; b) no confirmar la sentencia, abriendo el caso a un examen ordinario en el
nuevo grado de juicio (como es nuestra situación).

Tras la reforma papal, realizada mediante el motu proprio de 2015, Mitix Iudex Dominus Iesus,
ha simplificado este procedimiento, estableciendo que la sentencia que declaró primero la
nulidad, una vez transcurridos los términos establecidos para impugnarla, pase a ser ejecutiva.
La parte que se considere agraviada, así como el promotor de justicia y el defensor del vínculo,
pueden denunciar la nulidad de la sentencia o apelar contra ella mediante recurso. Además, si se
alega un nuevo motivo de nulidad del matrimonio a nivel de apelación, el tribunal puede
admitirlo y juzgarlo como en primera instancia.
Si bien la denuncia y el recurso son medios ordinarios para impugnar una sentencia, el
derecho canónico, en lo que respecta a los casos de declaración de nulidad, proporciona un
medio extraordinario para impugnar la sentencia definitiva: la nova causae propositio. Por el
bien espiritual de las partes y de la Iglesia, la parte agraviada ya no disfruta del derecho de
simple apelación, sino que puede recurrir únicamente mediante una nueva presentación del
caso, como ha hecho Alberto en la Rota Romana.
Este desafío requiere que la parte agraviada esté preparada para presentar nuevos
argumentos: debe demostrarse que testigos adicionales u otras formas de prueba aporten
información significativa, para así arrojar nueva luz sobre la sentencia.

3) ¿Cuáles son los principios del derecho con respecto a la simulación parcial que
puedes encontrar en la sentencia? Ilústralos brevemente.

En primer lugar, se expone así la causa simulandi: «En la simulación parcial, que rechaza un
elemento o propiedad del matrimonio, se desea una unión conyugal, pero que, sin embargo,
es objetivamente diferente del verdadero matrimonio. Puede pasar que el contrayente tenga la
intención de contraer únicamente un matrimonio disoluble, de modo que, si la vida matrimonial
no se desarrolla bien, pueda recuperar su libertad» (n. 4).

De acuerdo con los criterios establecidos, en la jurisprudencia tradicional hay prueba de


simulación parcial cuando se cumplen juntos estos tres elementos (cf. n. 5):

1
La Rota Romana es el tribunal ordinario constituido por el Romano Pontífice para recibir apelaciones.
El Romano Pontífice es juez supremo para todo el orbe católico y dicta sentencia o personalmente, o
mediante los tribunales ordinarios de la Sede Apostólica (por ejemplo, el recién mencionado).
1. Una confesión judicial y especialmente extrajudicial del simulante, recibida de
testigos creíbles en tiempo no sospechoso.
2. Una causa simulandi grave y proporcionada (bien distinta de la causa contrahendi):
no es suficiente una causa remota, sino una causa próxima o concreta, que permite
conocer las razones intrínsecas de la presunta exclusión. No se trataría, pues, de una
causa remota, subjetiva y circunstancial, sino una causa-fin que informa todos los actos
jurídicos, de modo permanente e invariable.
3. Las circunstancias anteriores, concomitantes y posteriores que la simulación actuada
con mayor razón hacen que no solo sea posible, sino también probable y creíble.

Por otra parte, tienen que ser cuidadosamente sopesadas las actitudes, comportamientos,
contexto de la fe, condición psicológica, manera de pensar del supuesto simulante.

4) Considere el proceso argumentativo lógico seguido por el juez para decidir la


nulidad de este matrimonio. ¿Se prueba en este caso la llamada causa simulandi?
Justifica tu respuesta.

Respecto al objeto de exclusión, hemos de distinguir entre simulación total (rechazo del
matrimonio mismo) y la simulación parcial (exclusión de elementos o propiedades esenciales
del matrimonio). Veamos cómo el juez ha confirmado la nulidad del matrimonio por razón de
una simulación parcial del consentimiento matrimonial.

Apliquemos los principios del ejercicio 3 al caso que nos concierne:

1) Respecto al primer principio requerido (confesión del simulante), vemos que, según
las actas del juicio, la mujer confiesa profesar una ideología completamente adversa a la
doctrina de la Iglesia: tal sería la causa de simulación del bien de la indisolubilidad. «Confirmo
que excluía que el matrimonio fuese un verdadero sacramento y que, por ende, crease un
vínculo indisoluble entre los esposos» (n. 11). El actor y los testigos confirman ampliamente
esta causa.

2) Además, «existe también otra causa de simulación que creemos causa próxima. Se
trata de las dudas o de la inseguridad de la mujer respecto al éxito de su vida conyugal» (n. 11).
En las cartas enviadas al Tribunal hizo referencia a este estado de incertidumbre.

3) En cuanto a las circunstancias que confirman dicha causa, tenemos que los testigos de
la mujer aseguran completamente las incertidumbres de la mujer anteriores a la boda, hecho ya
sospechado por el marido en los momentos prenupciales. En Nuestro grado la mujer afirma que
no era segura de su relación con Alberto (cf. n. 12).
A menudo sucede que la exclusión del bien de la prole está relacionado con la exclusión
del bien de la indisolubilidad: también en nuestro caso. «La causa de simulación relativa a la
exclusión del bien de la prole estaba relacionada íntimamente con la causa de simulación del
bien de la indisolubilidad» (n. 12). El hombre actor declara también la existencia de un
concepto de vida totalmente negativo en la mente de la demandada: creía que no hay suficiente
comida debido a la o que la Iglesia de modo egoísta invita a la procreación sin límites. Los
testigos también aclaran el temor de la demandada acerca de la posible alternación de su aspecto
físico.
Los Padres de Turno consideran que la causa de contraer matrimonio fue muy débil: se
da «la inseguridad de la mujer respecto al éxito de la vida conyugal, que consideraba como un
mero experimento» (n. 13). La vida conyugal confirma claramente la intención simulatoria de
la mujer, especialmente en la conversación con el hombre actor (un año después de la
celebración nupcial). Además, Agnes utilizaba siempre medios para evitar la prole.
5) Si la sentencia hubiera declarado la validez del matrimonio, ¿podría el
procedimiento para la disolución del matrimonio in favorem fidei haber sido
iniciado?

El procedimiento especial in favorem fidei, regulado por la Instrucción Potestas Ecclesiae


(promulgada por la Congregación para la Doctrina de la fe en 2001) afirma que un matrimonio
celebrado por las partes, de las cuales al menos una no esté bautizada, puede disolverse por
parte del Romano Pontífice en favor de la fe, siempre que el matrimonio mismo no haya sido
consumado después de que ambos esposos hayan recibido el bautismo. Pertenece a la
Congregación para la Doctrina de la Fe examinar los casos individuales y, de ser oportuno,
someter la petición solicitando el favor al Supremo Pontífice.

Los requerimientos para la disolución del matrimonio in favorem fidei son:


 falta de bautismo en una o ambas partes;
 no consumación del matrimonio tras el bautismo eventual o de la parte bautizada;
 en el momento de la garantía entre los esposos, no hay posibilidad de restablecer la
cohabitación matrimonial;
 la parte que solicita la disolución no fue causa culpable, exclusiva o prevalente del fracaso de
la cohabitación marital y que la parte con que el nuevo matrimonio debe ser contraído o
validado no ha causado la separación de los esposos por cuenta propia.

En nuestro caso, fallaría el primer requerimiento: para contraer matrimonio canónico se requiere
el bautismo por parte de ambos contrayentes. Como la ausencia de bautismo no ha sido
invocada como posible impedimento en favor de la nulidad matrimonial, deducimos que la
señora sí ha recibido el sacramento bautismal, como parece evidente que también el marido, por
su concepción de la fe e Iglesia católicas.
Además, sabemos que el matrimonio ha sido consumado (y, de hecho, desarrollado
durante un cierto período de cohabitación matrimonial). Así pues, aunque la cuarta y última
condición se cumpla (pues fue la mujer quien abandonó el domicilio), no nos queda una
situación favorable para que dicho procedimiento in favorem fidei se pudiera haber iniciado.

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