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ENCUENTRO SOBRENATURAL DE SANIDAD INTERIOR Y LIBERACIÓN

TEMA 5: CONOCIENDO MI VALOR

Un cambio se produce por el valor de algo mejor. Tendremos un mejor cambio si estamos
conscientes de nuestro valor como personas y del valor que Dios quiere que nosotros veamos.
Conocer el valor de alguien es esencial para no creer que se ha perdido. El valor de una persona para
Dios nunca se ha perdido, pero no siempre se ha conocido.

¿Cuál es nuestro valor?

• Valemos porque somos, hechos a imagen y semejanza de Dios. No somos el producto de la


evolución de los monos ni de otro ser humano (Génesis 1.26)

• Valemos porque Dios así lo dijo: "Ustedes son mi especial tesoro" (Ex 19.5). Y si Dios así lo
dijo es verdad.

• Valemos porque Dios pagó un alto precio por nosotros: su Hijo Jesucristo (Juan 3.16). Dios no
hubiese dado tan alto por precio por una persona si no estuviere altamente persuadido del valor de esa
persona.

• Valemos porque somos únicos y no hay nadie igual, y tenemos características físicas,
temperamentales y espirituales que son únicas y no se repiten en ningún otro humano. Nuestras huellas
digitales son únicas, la retina del ojo y otros detalles que no podrán encontrarse en otros.

• Valemos porque Dios está en nosotros, y como el es el ser de mayor valor, es quien nos devuelve
el valor (2da Corintios 4.7)

Menospreciarnos es menospreciar al Dios que vive en nosotros. Mirarnos de menos es despreciar la


obra de Dios. No valorarnos es no valorar la vida del Hijo de Dios que murió y resucitó por nosotros.
Cuando creemos el valor que tenemos, entonces podremos valorar a otros y hacer sentir especial a las
personas.

Dios Mismo Me Formó

En el Salmo 139.13-14 leemos versículo por versículo que El fue quien me formó, me hizo
maravilloso y formidable, y que mi alma lo sabe muy bien. Las manos de Dios fueron las que me
formaron y me hicieron (Sal 119.73), y mi embrión vieron sus ojos (Sal 139.16). Por lo tanto soy único
e irrepetible, hermoso y deseable para Dios.

Somos hijos de Dios

Somos hijos de Dios, no jornaleros, y como tales tenemos dignidad de hijos (Le 15 la parábola del hijo
pródigo). Nuestro Padre celestial nos ama y anhela que pasemos tiempo con El. El nos estima
grandemente y le agrada escucharnos y hablarnos. Siempre está de humor para compartir, y tiene una
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gran disposición de guiarnos y consolarnos. Como hijos también nos ha hecho sus herederos
(Romanos 8.15-17)

Somos Una Perla De Gran Valor

Dentro de nosotros hay una perla de gran valor, un tesoro enterrado que el Señor desea desenterrar (Mt
13.44-46). No todos lo han visto, pero es real, y Dios lo traerá a luz. Cuando entregamos nuestras vidas
a Dios El saca lo mejor de nosotros, reluciendo el tesoro que El sabe que está dentro y que tal vez
nosotros mismos u otros no han visto.

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SANANDO HERIDAS DEL ALMA

Este es un tema muy importante durante el Encuentro y debe ser tratado a profundidad, procurando la
libertad de las personas. De éste depende mucho la renovación que recibirá el que asiste al encuentro.

Para este tema se dará un periodo para que sea ministrada la sanidad, tocando alguno o varios de los
puntos aquí incluidos: libre del rechazo, libre del pasado, el perdón: libre del rencor, dejando las
amarguras, sano de los abusos, mi valor, etc.

Jesús, Nuestro Sanador

Dice la Biblia que Jesús sufrió nuestros dolores (Isaías 53.4-5). Esto quiere decir que El mismo se hizo
uno con nosotros en las heridas emocionales, por lo que El nos entiende y nos puede consolar. Pero
también dice que el castigo de nuestra paz fue sobre El. Esta paz es el resultado de un corazón sano de
heridas. El pagó el precio de ello para que lo recibiéramos.

El Espíritu Santo derrama su unción sobre sus siervos para sanar corazones quebrantados (Lucas 4-18-
19). Como Jesús ya pagó por la sanidad, entonces el Espíritu hace efectiva esa sanidad con su tierno
toque de amor, brindando la paz que necesitamos.

Romanos 5.5 dice que el amor de Dios es derramado en nuestro corazón por el Espíritu que se nos ha
dado. Este amor es sanador.

Libre Del Rechazo

• Jesús y el leproso
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Leemos en Mateo 8.1-4 la historia de Jesús y un leproso que fue sano de su enfermedad. Pero más que
la sanidad física, éste hombre experimentó una sanidad interior: fue sano del rechazo del que había
padecido por mucho tiempo.

Mientras Jesús era alguien popular a quien seguía mucha gente, con autoridad para enseñar a
multitudes, el leproso era alguien olvidado y rechazado, a quien la gente marginaba por su aspecto.

Los leprosos no podían mezclarse con la sociedad, ni trabajar y eran separados de sus familias. La
lepra es una enfermedad muy dura: La piel se mancha y se cae, las manos y los pies se deforman y
hasta pueden quedar paralíticos, la nariz se deforma o se cae, quedando solo los orificios nasales; los
ojos se cierran, y hasta pueden perder la habilidad de hablar. Muchos creían que la lepra era
contagiosa, por lo que alejaban de sí a los leprosos.

Todos rechazaban a los leprosos: Nadie los tocaba ni se les acercaba, eran mantenidos en
campamentos fuera de la ciudad, no podían acercarse a alguien más y hasta usaban campanas en sus
vestidos paja anunciar su venida y así alarmar a los demás.

• Atrévete a acercarte a Jesús

En la actitud de éste leproso podemos aprender cómo alguien puede alcanzar la sanidad por la gracia
de Dios Veamos lo que él hizo:

• El leproso se le acercó a Jesús (Debemos buscarle pues El nunca nos rechaza)

• Reconoció que El lo podía sanar (Jesús sufrió nuestros dolores y el castigo de nuestra paz
fue sobre El)

• Jesús dijo que El quería sanarlo (Es su voluntad hacerlo con su amor, y pagó por eso)

• Jesús lo tocó: pudo haberlo sanado de otra forma, pero tocándolo le indicó que El no lo
rechazaba, sino que lo amaba. Nadie tocaba a los leprosos y nadie dejaba que se les acercara, pero
Jesús muestra amor con aquellos que no han sido amados. El hizo algo que otros nunca hicieron,
sanando la herida y la enfermedad.

Tú puedes ser como el leproso si otros te han rechazado. Pudiste haber sufrido:

• Menosprecio, subestima

• Falta de amor, de afecto, no han sido cariñosos •Abusos, violaciones, etc.

• Te han forzado u obligado

• No te han tomado en cuenta


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• Han preferido a otros antes que a ti

• Te han abandonado, traicionado o engañado.

Pero Jesús está aquí para abrazarte y sanarte. El te comprende, pues él mismo fué rechazado, pero a
pesar de ello, no quedó herido. ¡Tú puedes ser sano hoy!

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